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LOS TOROS DE LA MEDIALUNA DE MAIPÚ
Antiguas esculturas en el centro de la comuna
Claudio Jorquera Aceituno. Julio de 2013
Al terminar la construcción de la antigua medialuna de Maipú, en 1940, el alcalde José Luis
Infante, para ornamentar el nuevo recinto, adquiere dos esculturas de hierro que
representaban a dos grandes toros. La sugerencia fue del vecino e integrante del Club de
Huasos, don Leonidas Rosende, quien había visto esas figuras abandonadas en una feria
ganadera de Santiago, ubicada en la calle Exposición1. Desde esa fecha, las esculturas han
estado presentes en el imaginario maipucino, transformándose en parte de la identidad de la
comuna.
En medio de las transformaciones urbanas, que han hecho desaparecer espacios
significativos del viejo pueblo, los toros se han mantenido como símbolo de la herencia
cultural de las antiguas generaciones de vecinos. Para los nuevos y antiguos habitantes de
Maipú, esas esculturas han estado “desde siempre” en el centro del pueblo. Han admirado
su gran tamaño, la fuerza que expresan y el movimiento de sus formas. Sin embargo, para
muchos, el origen de estas obras es una incógnita, aun para los más entendidos.
La procedencia y el valor de artístico de esos toros, más allá del significado simbólico para
los habitantes de Maipú, se encuentra en Francia, en la Fundición Val d'Osne, la más
1 Esta información fue entregada por la señora Victoria Rojas viuda de Rosende. Esta misma vecina cuenta
que la primera medialuna de Maipú estuvo ubicada cerca del sector donde actualmente está la población
Independencia de Chile, detrás del Templo Votivo.
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importante del siglo XIX y de gran parte del XX. Llegaron a Chile junto a muchas obras
que ornamentaron parques, paseos, jardines y otros espacios públicos de Santiago y de
otras ciudades. Los “aires franceses”, que impregnaban la mayoría de las actividades del
país, impulsaron estas adquisiciones. Muchas de esas piezas han desaparecido por el
deterioro natural, por los robos y por las destrucciones intencionales. Sin embargo, todavía
quedan algunas para admirar. Un par de ellas son los toros de la medialuna.
LA FUNDICIÓN VAL D’OSNE
Las obras de esta fábrica de objetos de arte están presentes en casi todo el mundo. En la
mayoría de las capitales y ciudades importantes -en parques, iglesias, avenidas,
cementerios- la firma de esta empresa está estampada en numerosos objetos de
ornamentación urbana.
Los inicios de la fundición
se remontan a 1830. Ese
año el ingeniero Jean-
Pierre Víctor André
empieza a desarrollar la
idea de la creación de una
fábrica destinada a la
producción de obras de
arte y de ornamentación.
Después de un periodo de
planificación y de
búsqueda de un lugar
adecuado, André adquiere
en 1835, en la región de
Champagne - Ardenne,
París, un ex convento de
monjas benedictinas con
un galpón y un horno para
fundición. De esta forma da origen a las "Fonderies D´Art du Val D´Osne" (Fundición de
Arte del Valle de Osne), que en 1836 entregaría las primeras obras. Pronto se convierte en
una importante industria con gran cantidad de obreros y con más de 200 artistas de la
calidad de Mathurin Moreau, Mourice Bouval, Pierre Rouillard, Louis Sauvageau. El
chileno Nicanor Plaza también figuró entre los escultores que reprodujeron sus obras en
hierro en los hornos de esta fundición.
Entrada a la Fundición de arte del Val d’Osne. Francia.
Fuente: Arte de la fundición francesa en Chile. Municipalidad de Santiago
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Después de la muerte de André, en 1851, se hace cargo de la compañía su viuda. En 1855
la vende a Gustave Barbezat, discípulo del fundador, quien construye nuevas bodegas en el
Boulevard Voltaire de París. A partir de ese año la obra fueron firmabas como "Barbezat &
C. Val D´Osne" o "Barbezat et Cie./ Val D´Osne" y en sus catálogos e inscripciones
aparece la dirección de las nuevas bodegas.
A partir de 1851 empieza a mostrar sus productos a través de catálogos. Esto permite
ampliar su oferta hacia lugares distantes de Francia. Uno de ellos fue Chile.
Páginas de uno de los catálogos de la fundición. Muchas imágenes son reconocibles y ubicables en determinados lugares
del mundo y de Santiago.
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EN CHILE
También a Chile llegaron los catálogos de la Fundición Val d’Osne. Esto hizo posible el
conocimiento de gran cantidad de objetos que podrían adornar diversos espacios de
Santiago y de otras ciudades.
Matías Cousiño adquirió muchas obras para el Campo de Marte, actual Parque O'Higgins,
en 1858, aproximadamente. Asimismo, estatuas, jarrones y fuentes ocuparon la Alameda de
las Delicias, los jardines del ex Congreso Nacional y otros lugares de la capital. La estatua
de la Virgen María en el Cerro San Cristóbal es, tal vez, la obra de mayor tamaño
proveniente de Val d’Osne. Corresponde, de acuerdo al catálogo de la fundición, a la
llamada “Virgen de Roma”, del escultor Mathurin Moreau.
Vicuña Mackenna, para ornamentar el Cerro Santa Lucía, adquiere figuras de dioses,
personajes mitológicos, animales, jarrones. El intendente usó los catálogos de los productos
y encarga a Francia gran parte de la ornamentación en hierro fundido que todavía se puede
apreciar, a pesar de la desaparición de muchas piezas.
Otras imágenes religiosas producida por esa fundición están en el Cementerio General de
Santiago. Una de ellas es la Virgen Doliente, que fue instalada como homenaje a las
víctimas del incendio de la Compañía, en 1873, en el lugar de la tragedia (Compañía con
Bandera) y luego trasladada frente a la entrada del cementerio.
Algunas de las obras adquiridas por Vicuña Mackenna para ornamentar el
cerro Santa Lucía.
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LOS TOROS DE LA MEDIALUNA
Las esculturas de los toros de la medialuna de Maipú fueron creadas en 1873 por el escultor
francés Isidore Jules Bonheur (1827 -1901). Fueron moldeados en la fundición francesa
Val d´Osne para ser exhibidas en la Exposición Universal de Viena de ese año, en el
Pabellón de Agricultura de Francia. Posteriormente, en 1890, en el Matadero Cureghem
Anderlecht de Bruselas, Bélgica, se instalan dos ejemplares más. En el catálogo N° 2 de la
fábrica de objetos de arte aparecen representados y descritos en sus características
principales: largo: 2,60 x 0,90 m.; peso: 1.600,00 kg. No se menciona la altura.
Llegan a Chile, junto a otras esculturas, para ser exhibidos en el Pabellón de Francia en la
Exposición Internacional del año 1875, realizada en la Quinta Normal. Aparecen en una
ilustración publicada en el número tres del periódico “El Correo de la Exposición”, medio
oficial del evento. Seguramente, después del término de la exposición, las figuras
imponentes de estos toros fueron adquiridos para ornamentar la feria ganadera donde, en
1940, don Leonidas Rosende las vio abandonadas.
Imágenes del catálogo publicado por la fundición Val
d’Osne.
Toros de la medialuna de Maipú.
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Pabellón de Francia.
Fuente: Exposición Mundial. Viena. 1873.
Editorial Museo Técnico de Viena.
Matadero Cureghem Anderlech.
Fuente: Fotografía exhibida en internet bajo licencia Creative Commors.
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Pabellón de Francia en la Exposición Internacional de 1875. Ilustración publicada en “El Correo de la Exposición”.
Fuente: Memoria chilena. Biblioteca Nacional de Chile.
El Correo de la Exposición. Medio oficial de
la Exposición Internacional de 1875.
Fuente: Memoria Chile. Biblioteca Nacional
de Chile.
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Al parecer, la promoción hecha a través de los numerosos catálogos que la fundición
francesa puso a disposición de sus potenciales clientes, surtió efecto. Fueron muchas las
piezas adquiridas en diversas partes del mundo.
Actualmente, además de las obras ubicadas en Maipú, existen esculturas similares en
parques de otros países. Las siguientes son imágenes de algunos de esos toros.
EN SÍNTESIS…
Las figuras de los toros de la medialuna, que vigilan el centro de Maipú desde 1940,
pertenecen a un grupo de obras de arte producidas por la Fundición Val d’Osne, de Francia.
Son parte de una tradición ornamental y artística surgida en la segunda mitad del siglo
XIX. En Chile fueron exhibidas en la Exposición Internacional de 1875. Después,
probablemente, fueron adquiridas por algún recinto vinculado a la ganadería y la
agricultura. A Maipú llegaron en 1940.
Frente a intentos por ornamentar el centro de la comuna con objetos que para los vecinos no
tienen ninguna significación y que están, además, mal expuestos, las esculturas de los toros
son obras que sí son apreciadas y recordadas por los maipucinos. Aunque no corresponden
a una estatuaria conmemorativa, sino ornamental, estas obras han llegado a ser elementos
verdaderamente patrimoniales y significativos en la identidad de Maipú.
Toro de las Delicias. Caracas, Venezuela
Escultura en el
Cerro del Toro en
Piriápolis, Uruguay
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FUENTES DE REFERENCIA
Dirección de Bibliotecas Museos y Archivos (s/a). “El Correo de la Exposición (1875-
1876)”. Memoria Chilena. Recuperado el 25 de julio de 2013, de
http://www.memoriachilena.cl
Municipalidad de Santiago (2005). Arte de fundición francesa en Chile. Santiago de Chile:
Impreso en Andros Productora Grágica Ltda.
Réseau international de la fonte d'art (s/a). Catalogue Val d'Osne n° 2. Recuperado el 15 de
julio de 2013, de http://www.fontesdart.org
Salazar Naudón, Cristian (2009). Founderies d'art du val d'osne à santiago du chili.
Urbatorivm. Recup. el 8 de julio de 2013, de http://urbatorium.blogspot.com.
Voionmaa, Liisa Flora (2005). Escultura Pública: Del Monumento Conmemorativo a la
Escultura Urbana, Santiago, 1792-2004. Santiago de Chile: Ocho Libros Editores.