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LA PROTOARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA. JEREZ DE LOS
CABALLEROS (BADAJOZ) Y EL INFORME DE 1777
ACERCA DE UN SEPULCRO VISIGODO EN LA DEHESA
DE ALCOBAZA
Rogelio Segovia Sopo
Presidente de Xerez Equitum. Asociación histórica
rogeliosegovia01@gmail.com
RESUMEN: El interés del ser humano por su antigüedad se remonta a la
propia existencia del hombre racional. El acercamiento de un individuo o un grupo
de individuos a los restos materiales dejados por sus antepasados era entendido
como el mejor modo de acercarse a sus ancestros, imbricando sus huellas con las
realidades de su presente. La ciencia de la arqueología sistemática no es muy
antigua, sus principios metodológicos no se remontan más allá de mediados del
siglo XIX. Sin embargo, algunas actuaciones anteriores forman parte de la génesis
de la arqueología, la protoarqueología, siendo muy escasos los ejemplos a
cuantificar de estas primeras actividades casi arqueológicas. El hallazgo de un
sepulcro visigodo en la dehesa de Alcobaza, en Jerez de los Caballeros, en 1777, y
su estudio sistemático por una “comisión científica” formada por el alcalde mayor
de la ciudad, un administrador de fincas, un abogado de los Reales Consejos, dos
párrocos, un guardián de monasterio, un síndico del común, un noble militar y dos
escribanos públicos, supone un hito singular entre los escasos y más antiguos
ejemplos de la protoarqueología española.
PALABRAS CLAVE: Historiografía, protoarqueología, arqueología, Jerez de
los Caballeros, Extremadura, Badajoz, Epigrafía, Visigodos, Sepulcro, siglo XVIII.
SEGOVIA SOPO, Rogelio (2017), “La Protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el Informe de 1777 acerca de un sepulcro visigodo en la Dehesa de Alcobaza”, en SEGOVIA SOPO, R.
(coord.): Arqueología e Historia en Jerez de los Caballeros y su entorno. I Jornadas de Historia en Jerez
de los Caballeros, Xerez Equitum y Diputación de Badajoz, pp. 19-59.
ISBN: 978-84-617-9082-1
Rogelio Segovia Sopo
20 Xerez Equitum, I. 2017
PROTO-ARCHAEOLOGY IN SPAIN. JEREZ DE LOS CABALLEROS
(BADAJOZ) AND THE REPORT OF 1777 ABOUT A TOMB VISIGOTHIC
IN THE DEHESA DE ALCOBAZA.
Rogelio Segovia Sopo
Presidente de Xerez Equitum. Asociación histórica
rogeliosegovia01@gmail.com
ABSTRACT: The human has the desire to see his past from its origin as a
rational animal. Knowing the past was the best way to learn about the life of their
ancestors, understanding the present time from the last time. Archaeological science
was born in the mid-19th
century. However, some works archaeological earlier
formed part of the so-called proto-archaeology. These pre-19th
century works are
very few. Thus, the finding of a Visigothic grave in the Dehesa de Alcobaza, in Jerez
de los Caballeros, in 1777, and its work archaeological by a Commission of
intellectual is an event important by its antiquity, and because is an old example of
Spanish proto-archaeology.
KEYWORDS: Historiography, proto-archaeology, archaeology, Jerez de los
Caballeros, Extremadura, Badajoz, epigraphy, Visigoths, grave, 18th
century.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 21
I. INTRODUCCIÓN
La definición aportada por la Real Academia de la Lengua
Española para el término “arqueología” es bastante escueta
y sencilla al indicar que ha de entenderse como «Ciencia
que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la
antigüedad, especialmente a través de sus restos».
Efectivamente, y aunque basada en su origen etimológico –
del griego “αρχαίος” −archaios−, viejo o antiguo, y
“λόγος” logos, ciencia o estudio–, es una definición
demasiado difusa como para que se ajuste a la realidad de
la arqueología en sí, pues en ese estudio del pasado a través de los restos
falta añadir que debe existir un trabajo de campo, una extracción de restos
materiales de los sedimentos que los contienen. En caso contrario otras
ciencias, es decir, otras disciplinas con método de trabajos propios o
adaptados a las necesidades de la investigación, también serían arqueología
como por ejemplo la numismática, la paleografía o la historia del arte y
obviamente, aunque ligadas con mayor o menor cercanía a la arqueología,
son campos de estudios y trabajo diferentes al tema aquí tratado en su
sentido pleno.
Indicaba Martín Almagro Basch en su clásica obra publicada en 1960
que «incomprensiblemente, se intenta separar la Prehistoria de la Historia
sólo por las diversas técnicas con que trabaja el prehistoriador y por el
carácter especial de sus fuentes»1, afirmando además que la investigación
histórica tiene como objeto poner en claro las relaciones genéticas de los
hechos y, por tanto, la relación causal de los fenómenos que, por cualquier
motivo sean socialmente importantes en el acaecer humano. Sin duda tiene
razón, pero en el mismo título de su obra se adentra en otro concepto de
interés para este estudio y es que, como defendíamos más arriba, la
arqueología posee intrínsecamente una relación directa con el “trabajo de
campo”, pues al entender del mismo investigador citado:
1 ALMAGRO BASCH, Martín (1960): Introducción al estudio de la Prehistoria y de la
Arqueología de campo, Madrid, Guadarrama ed., p. 18.
Rogelio Segovia Sopo
22 Xerez Equitum, I. 2017
La importancia de los restos materiales como fuente histórica
de la cultura humana (…) ha de estar en conexión con el rigor de
inventario y conservación que supone cualquier hallazgo
arqueológico; y cómo todo arqueólogo debe comportarse al
excavar un yacimiento2.
Al incidir en el modus operandi de la Arqueología nos está
informando que esta ciencia tiene un modo particular de actuar que la
diferencia del resto de disciplinas históricas. Reconoce que llegar a esta
especificidad no es sencilla porque establecer un modo propio de actuación
no ha sido sencilla y él mismo, reconocido internacionalmente como un
eminente arqueólogo, se confiesa «culpable y negligente muchas veces en su
trabajo», al mismo que imponer líneas directrices inamovibles para todos los
profesionales era difícil de establecer pues «nos parecía algo petulante dar
normas a los demás»3.
Esta sorprendente afirmación, superada parcialmente en la actualidad
pues a los modos de trabajo arqueológico –sistemas Wheeler o de Harris,
Mike Morwood sobre arte parietal, Manuel Pérez Ripoll sobre manipulación
de restos óseos…4–, establecen normas comunes de trabajo, al mismo tiempo
que son muchos los nuevos métodos de trabajo y las nuevas herramientas
que se incorporan a la labor arqueológica, (georradar, informática, satélite,
ADN, etc.). Consecuentemente, la ciencia arqueológica no es un trabajo
estanco y sí susceptible de evolución.
En este mismo sentido, la arqueología no surgió de modo espontáneo
totalmente formada. Al contrario, hubo de producirse un periodo de
formación antes de que se redactasen unas mínimas normas de actuación que
debían ser aceptadas y asumidas por todos lo profesionales de la materia en
el ámbito internacional. Hasta ese momento de regularización, el periodo de
trabajo arqueológico no sujeto a un homogéneo modo de actuar en el
tratamiento de campo y sobre los restos materiales agrupa el término
denominado como “Protoarqueología”.
Al no estar constituida una reglamentación básica, los modos de
actuar, aunque intentasen sistematizarse, eran diversos, siendo muchos de
ellos contraproducentes con uno de los fines básicos de la arqueología que es
la preservación de los restos materiales. Sin una financiación óptima, sin
2 Ibídem, p. 222. 3 Ídem. 4 DOMINGO, Inés y BURKE, Heather (2007): Manual de campo del arqueólogo, Barcelona,
Ariel.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
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fines divulgativos o sin cobertura legal –todos ellos pilares elementales de
esta ciencia–, la actuación sobre los objetos de la antigüedad destruía en la
mayor parte de los casos el contexto estratigráfico y espacial en el que se
encontraban desde su depósito.
Los trabajos protoarqueológicos, aquellos que intentaban acercarse al
conocimiento histórico a través de un tratamiento algo sistemático sobre los
restos materiales y guiándose en la mayor parte de las ocasiones por buenas
intenciones, son muy escasos en cualquier país, más limitados fueron en
España y aún más en Extremadura. Por esta razón, hemos de congratularnos
de que se produjera una de estas escasísimas actuaciones protoarqueológicas
en Jerez de los Caballeros, concretamente en la lejana fecha de 1777. Pero
además, y esto es de suma importancia, tenemos constancia de estas
actuaciones a partir de los informes que una “comisión local”, creada ex
profeso para este fin, tuvo la deferencia de redactar. Para ello se desplazó
hasta el yacimiento, lo describió añadiendo detallados dibujos e intentó
obtener información a partir de lo observado a pie de campo y los
conocimientos, más o menos acertados, que tenían de la Antigüedad.
II. LA PROTOARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA
Se hace necesario establecer una fecha que distinga la
protoarqueología de la arqueología científica en España5. A partir de la
reglamentación de esta labor y la institucionalización de esta disciplina, ese
momento de separación se establece en 1844, enclave cronológico donde
coinciden la fundación de las Comisiones Provinciales de Monumentos
Históricos, la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia
y la fundación de la Academia de Arqueología y Geografía del Príncipe
Alfonso. De este modo, el trabajo “arqueológico” realizado en Jerez de los
Caballeros en junio-julio de 1777 constituye una de las escasas muestras de
la protoarqueología española.
5 La protoarqueología en España y en el resto de países europeos va pareja, aunque la labor de
las primeras excavaciones dedicadas al mundo romano es más amplia en Italia, por ejemplo,
que en España, mientras que Francia fue pionera en las investigaciones en Prehistoria, aunque
la riqueza española en estos períodos sean igualmente de gran riqueza. Nuestros deseos por
enlazar la labor de la comisión de Jerez de los Caballeros en 1777 con su entrono más
inmediato nos obliga a centrarnos en la protoarqueología española. no olvidaremos, no
obstante, enlazar de continuo este devenir con las novedades y avances ejercidos en este
campo en los países vecinos.
Rogelio Segovia Sopo
24 Xerez Equitum, I. 2017
Hasta llegar a 1844, las maneras de acercarse a la Historia fueron muy
diversas, y más diversos fueron los modos de estudio de los restos
materiales, hallados mayoritariamente de forma casual, sobreviviendo a
estos encuentros fortuitos muy pocos y menos fueron los que dejaron huella
escrita por parte de sus descubridores o personas interesadas que quisieron
dejar constancia en su afán por desentrañar los misterios, entiéndase como
símil de desconocimiento, del pasado.
El interés por la “Historia de la Arqueología” ha tenido en España
especial fuerza en los últimos tiempos6, interesando también este estudio en
Extremadura, al menos centrando los estudios de la arqueología de mediados
del siglo XIX en adelante; así la abundante labor escrita del profesor Pablo
Ortiz7. Puede parecer que son muchos los estudios relacionados con la
protoarqueología en la Edad Moderna, pero comprobamos, tras la lectura de
los trabajos presentados en los congresos citados, que la realidad nos
presenta una extrema escasez de manifestaciones arqueológicas sistemáticas
6 ARCE, Javier y OLMOS, Ricardo (coords.), (1991): Historiografía de la arqueología y de
la Historia antigua en España (siglos XVIII-XX), Madrid, Ministerio de Cultura; MORA,
Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.), (1997): La cristalización del pasado: génesis
y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España, Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Universidad; BELÉN, María y BELTRÁN, José (coords.), (2002):
Arqueología fin de siglo. La arqueología española en la segunda mitad del siglo XIX. I
Reunión Andaluza de Historiografía Arqueológica, Spal Monografías, III, Sevilla,
Universidad de Sevilla; DÍAZ-ANDREU, Margarita (2002): Historia de la Arqueología.
Estudios, Madrid, Ediciones Clásicas; CABRERA VALDÉS, Victoria y AYARZAGÜENA,
Mariano (2003-2005): “El nacimiento de la Prehistoria y de la Arqueología científica”,
Archaia, 3-5, Madrid, Sociedad Española de Historia de la Arqueología; AYARZAGÜENA,
Mariano y MORA, Gloria (comisarios), (2004): Pioneros de la arqueología en España (del
siglo XVI a 1912), Madrid, Museo Arqueológico Regional; DÍAZ-ANDREU, Margarita;
MORA, Gloria y CORTADELLA, Jordi (coords.), (1997): Diccionario histórico de la
Arqueología en España, Madrid, Marcial Pons Historia… 7 ORTIZ ROMERO, Pablo (2003-2005): “Epítome de la crisis y agonía de las Comisiones de
Monumentos en la Baja Extremadura”, Archaia: Revista de la Sociedad Española de Historia
de la Arqueología, vol. III-3, pp. 294-303; (2006): “El guardián abnegado: la Real Academia
de San Fernando en la crisis de las Comisiones de Monumentos durante el Sexenio
Revolucionario”, en LORENZANA DE LA PUENTE, Felipe y MATEOS ASCACÍBAR,
Francisco J. (coords.): Arte, poder y sociedad y otros estudios sobre Extremadura. VII
Jornadas de Historia en Llerena, Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, pp. 119-136;
(2007 a): “Breve crónica sobre traficantes y falsarios en la arqueología extremeña”, Norba.
Revista de historia, 20, pp. 109-127; (2007 b): “Editar y sufrir: la crisis de la Comisión de
Monumentos de Badajoz y sus publicaciones”, VIII Congreso de Estudios Extremeños, pp.
2133-2151; (2008): “La cicuta del extravío. Textos inéditos, perdidos y frustrados de la
Arqueología extremeña”, Nonnullus. Revista digital de Historia, 3, pp. 42-62; (2013): La
quimera del libro. La Comisión de Monumentos de Badajoz y el patrimonio bibliográfico,
Badajoz, Centro de Estudios Extremeños, Diputación Provincial de Badajoz.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 25
anteriores a mediados del siglo XIX, destacando como testimonio anterior
las excavaciones oficiales promovidas por los reyes Carlos III y Carlos IV en
lugares muy concretos y señeros, por ejemplo en Mérida8. Precisamente por
esta circunstancia en cuanto a la ausencia de ejemplos protoarqueológicos, el
acontecer jerezano de junio de 1777 se nos hace aún más importante y digno
de darlo a conocer.
La búsqueda de los inicios de la arqueología se halla en los anticuarios
del mundo clásico, medieval y renacentista, sin dejar de lado un principio
importante, fundamentado en que estos anticuarios, aquellos interesados por
lo antiguo, no solían ser historiadores, sino más bien “coleccionistas de
artefactos curiosos del pasado”9. El concepto “arqueología” aparece por
primera vez en escritos relacionados con los Sofistas atenienses del siglo V
a.C., exactamente en el diálogo Hipias mayor de Platón10
, donde se nos dice
que los espartanos escuchaban con entusiasmo y deleite las historias de sus
antepasados: las leyendas y cuentos de las cosas antiguas, o archaiología.
Los modos de “hacer historia” también han evolucionado con el paso
del tiempo. El historiador clásico redactaba un listado cronológico de hechos
(“Anales11
”), mientras el anticuario trataba buscaba el pasado más lejano a
partir del conocimiento de éste por erudición y por cotejo con los restos
materiales a los que tenía acceso12
.
Entre los griegos, por ejemplo, siguieron este modelo Dionisio de
Halicarnaso (Antigüedades romanas), Diodoro de Sicilia (Biblioteca) o el
caudillo hebreo Flavio Josefo que, una vez derrotado, deportado a Roma y
protegido por la familia Flavia, trató en sus Antigüedades judías cuestiones
de las campañas romana en Judea y buscó informaciones del pasado de la
8 CANTO Y DE GREGORIO, Alicia-Mª. (2001): La arqueología española en la época de
Carlos IV y Godoy los dibujos de Mérida de Don Manuel de Villena Moziño (1791-1794),
Madrid, El Viso ed. 9 AYARZAGÜENA SANZ, Mariano (2006): “Principales obras para la Historia de la
Arqueología en España”, Gazeta de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología, 1. 10 fr. 285b-286c. 11 Recuérdese la obra Anales de Tito Livio; una sucesión de hechos históricos en el que se cita
el hecho pero no se analizan causas, desarrollo o consecuencias, es la inclusión de
acontecimientos o noticias históricas sobre un eje cronológico. Tito Livio murió a inicios del
siglo I d.C. (59 a.C.-17 d.C.) pero su modo de redactar los hechos históricos perduró durante
muchos siglos. El ejemplo más cercano en cuanto a Historia de Jerez de los Caballeros,
siguiendo la estela del autor latino, lo hallamos en la famosa “Minuta de Núñez Barrero”. 12 MOMIGLIANO, Arnaldo (1950): “Ancient History and the Antiquarian”, Journal of the
Warburg and Courtauld Institutes, vol. 13-3/4, pp. 285-315.
Rogelio Segovia Sopo
26 Xerez Equitum, I. 2017
zona conquistada para ensalzar la dignidad judía frente a la cultura
grecorromana.
Propiamente latino, Marco Terencio Varrón se alzó como la máxima
figura de la anticuaria con el objetivo de presentar el espectro más completo
del modo de vida romano13
. Por esta razón se convirtió en la fuente y espejo
que utilizaron los eruditos y anticuarios del Renacimiento para sus tratados
históricos.
El ser humano comparte multitud de rasgos que lo caracterizan como
ser racional. Uno de ellos es el de la curiosidad y sus deseos por “Saber”.
Estas inquietudes le conducen a preguntarse por el origen de las cosas,
razonando e investigando para llegar a alcanzar un conocimiento que antes
no poseía. Otro de los rasgos es el de la generosidad, entendido en este caso
por los deseos de compartir con sus congéneres, y como herencia de futuro,
tanto el proceso de investigación como los resultados de la misma. En ese
proceso por desentrañar lo desconocido, en un principio el apoyo en la
religión fue fundamental, pues ante lo ignorado y de difícil explicación se
recurría a una causa de origen sobrenatural. El uso de la razón, obviando la
casuística teológica, condujo a la filosofía, pero la imposibilidad de
demostrar empíricamente lo razonado desembocó necesariamente en la
ciencia. La Historia, como ciencia y como elemento difusor de un pasado
necesario para entender el presente, fue de inmediato aprovechada por los
gobernantes para apuntalar el poder establecido o imponer determinadas
conductas morales y sociales. La interpretación subjetiva de la Historia se
convirtió en un importante elemento de la legitimidad política14
, de tal modo
que la Historia podía ser “creada” por los historiadores en función a intereses
políticos concretos15
.
13 Antigüedades humanas y divinas. 14 SALAS ÁLVAREZ, Jesús de la Ascensión(1997): “Excavaciones arqueológicas de época
ilustrada en la Campiña sevillana”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita
(coords.): La cristalización del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la
arqueología en España, Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 100. 15 Esta reflexión nos interesa especialmente porque en el expediente del hallazgo del sepulcro
visigodo de la dehesa jerezana de Alcobaza no solo se realizó un estudio arqueológico del
yacimiento, sino que se elucubró sobre la persona inhumada relacionando arbitrariamente
datos del pasado con la realidad del enterramiento de Alcobaza, naturalmente con un claro
sentido pragmático que reforzaba el poder de la Iglesia católica en Jerez de los Caballeros
desde los tiempos más antiguos. Téngase en cuenta que en la comisión que después
analizaremos, formada por 9 personas de la que tenemos constancia de sus nombres, 3 eran
eclesiásticos: los párrocos de San Bartolomé y Santa Catalina más el guarda del Convento de
Aguasantas; es decir, el rector de este establecimiento monacal franciscano jerezano.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 27
Si Homero era cenit de la historia como mito, la desconfianza de la
veracidad de los datos aportados por los mitos permitió la aparición de la
Historia, con sus interrogantes sobre las actuaciones de los hombres16
. En
este mismo sentido, el Renacimiento supuso el nacimiento de la crítica hacia
las narraciones literarias del pasado tradicionalmente admitidas como las
únicas válidas, comenzando a recurrir a nuevas herramientas de estudios y a
su cotejo e interrelación: Epigrafía, Numismática y Arqueología. Estas
ciencias afines servían como medio de corroborar o refutar la información
heredada y aceptada desde antaño17
.
También otra disciplina, la Prehistoria, como ciencia sobre el origen
de la humanidad, surgió como una reflexión en la que observamos rasgos de
la filosofía, de las ciencias naturales y de la historia18
.
Es posible que en la Edad Antigua también se buscasen restos
materiales arcaicos por su valor crematístico y simbólico, aunque este
sentido se acrecienta en la Edad Media. Los objetos del pasado eran
codiciados por el valor e influencia que contenían, ya un supuesto
documento auténtico, la Donatio Constantini, que quería servir como
legitimador del poder terrenal de la Iglesia de Roma, y por sus poderes
sobrenaturales: las reliquias.
Unir en el mismo contexto Constantino y reliquias es muy apropiado
al hablar de arqueología. La conversión al Cristianismo del emperador
Constantino tras el sueño anterior a la Batalla del Puente Milvio, que acabó
con su enemigo Majencio19
, fue firmemente apoyada con posterioridad por
su madre Elena. Las fuentes medievales relatan el viaje de Elena Augusta a
Palestina en el 326 para visitar los lugares por los que deambuló Jesucristo.
Los 300 años transcurridos desde que se produjeron los hechos que la
emperatriz rastreaba físicamente, la ausencia de datos fiables y la escasez de
testimonios materiales indudables, le hicieron contactar con los rabinos del
lugar, y con ellos pudo “reconstruir” los lugares donde se desarrollaron los
16 Así se comprueba en las obras de Herodoto y Tucídides. 17 En este contexto, aunque unos siglos después ha de situarse la figura de Heinrich
Schliemann y el descubrimiento de Troya. El prusiano no era ni historiador ni arqueólogo, era
un empresario del oro y banquero, pero dedicó su fortuna y su vida a demostrar que la Ilíada
relataba hechos históricos ciertos y por tanto existía la ciudad de Troya. 18 Necesariamente hay que referirnos a los estudios primigenios y vanguardistas de Charles
Darwin: (1859): On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation
of Favoured Races in the Struggle for Life, Londres, y (1871): The Descent of Man, and
Selection in Relation to Sex, Londres. 19 VEYNE, Paul (2008): El sueño de Constantino: el fin del Imperio pagano y el nacimiento
del mundo cristiano, Barcelona, Paidós ed.
Rogelio Segovia Sopo
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acontecimientos de la pasión de Jesucristo y que eran relatados en la Biblia.
De este modo “localizó”, entre otros espacios, el que debió ser el Gólgota o
Monte Calvario y allí, tras ordenar la excavación de la zona, halló la que fue
denominada “Vera Cruz”. Objeto lignario que después ha dado lugar a tantas
reliquias. Su labor de excavación y localización de restos antiguos hacen que
Santa Elena sea considerada la “patrona de los arqueólogos” (Fig. 1).
Fig. 1. Excavaciones promovidas en
el año 326 en busca de los restos
arqueológicos de la Pasión de
Jesucristo. Trabajo promovidos
por Santa Elena, madre del
emperador Constantino y patrona
de los arqueólogos.
El Renacimiento representó una ruptura significativa con la Teología
anterior. Frente a la comunidad de devotos, el pensamiento renacentista
ensalza la figura individual de la persona, del mismo modo que a la unidad
bajo la fe se ofrecen opciones nacionalistas apoyadas en la diferenciación de
un espacio frente a los aledaños. En la Baja Edad Media y en el
Renacimiento, el deseo de trascender en el tiempo de modo personal se
observa, por ejemplo, en la magnificencia de edificios papales en los que,
junto a la copia de los modelos arquitectónicos grecolatinos, se inscriben con
toda la claridad los nombres y cargos del promotor, a imagen de los edificios
romanos imperiales, como el famosísimo Panteón de Roma. El caso de la
“Capilla Sixtina”, llamada así por ser el papa Sixto IV quien ordenó su
construcción y decoración, es un ejemplo muy ilustrativo.
En un ámbito individual, ese deseo de trascender a la historia y en el
recuerdo de modo independiente de apellido o comunidad podemos
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 29
comprobarlo en el interesante retrato de un joven pintado por el alemán
asentado en Brujas Hans Memling (1423-1494), el cual quiso retratarse junto
a un objeto de la Antigüedad de la que era orgulloso poseedor: un sestercio
de Nerón (Fig. 2).
Fig. 2. Retrato de joven con moneda, de
Hans Memling (Koninklijk Museum de
Amberes). La moneda es un sestercio del
emperador Nerón.
La Antigüedad fue uno de los recursos principales elegidos para esta
nueva forma de expresar la cambiante situación política20
. Un nuevo acceso
a la historia a través de los restos materiales se estaba imponiendo. Así, el
jurista romano Cola di Rienzo (1313-1354), ha pasado a la historia como el
fundador de la epigrafía. A sus dotes eruditas se sumó su implicación
político-social. En 1347 la recién descubierta Lex de Imperio de Vespasiano
fue utilizada por él como ejemplo legitimador del poder del pueblo –
Senado–, por encima de la soberanía de los emperadores, justificando en su
tiempo la preponderancia de la República sobre la Monarquía y el Papado.
Su éxito personal, por este nuevo modo de hacer historia, multiplicó la
aparición de anticuarios protegidos por mecenas políticos en la segunda
mitad del siglo XIV y a lo largo del XV en Italia empezó a surgir un número
cada vez más abultado de anticuarios. Ahora bien, no pretendían convertirse
en historiadores, pues se consideraban intérpretes de la verdadera historia
heredada por Tito Livio, Tácito o Suetonio. Ellos se limitaban a comentar la
20 PAYNE, Alina; KUTTNER, Ann y SMICK, Rebekah (coords.), (2000): Antiquity and its
Interpreters, Combridge, Cambridge University Press.
Rogelio Segovia Sopo
30 Xerez Equitum, I. 2017
historia o rectificarla en los casos que la situación lo requiriese. Eran muy
pragmáticos y se escudaban en los escritos antiguos no implicándose de
modo personal en sus propios pensamientos21
.
En las colecciones de anticuarios abundaban objetos del periodo
clásico (Grecia y Roma), sumando algunos materiales del Antiguo Egipto
debido a que los romanos se habían interesado por él. También comienza el
interés por los restos materiales prehistóricos, aunque reunidos no como
antigüedades sino como objetos curiosos.
El prestigio que mostraba la nobleza italiana a través de sus
colecciones se extendió por el resto de Europa, en un proceso de mímesis de
las elites monárquicas y religiosas de Italia. Paralelamente, casi todos los
estudiosos de la Antigüedad procedían de Italia –Ciríaco de Ancona (c.
1390-1455), Enea Silvio Piccolomini, Paolo Emilio, el mismo Petrarca…22
–,
y poco después los modos de actuar en historia se copiaron en el resto de
países europeos que deseaban ser cada uno de ellos una Italia desde el punto
de vista arqueológico, de ahí el interés por la búsqueda de restos romanos. Es
en este momento cuando comienza la Arqueología humanista en España,
surgiendo las primeras recopilaciones de epígrafes y antigüedades españolas
las cuales, y curiosamente, fueron realizadas por humanistas italianos que
por razones diplomáticas o de otra índole se encontraban en España.
Mariangelo Accursio, poeta y embajador ante Carlos V, se convierte en el
precursor de la protoarqueología de la Península Ibérica al redactar entre
1525 y 1529 un corpus de antigüedades hispanas, transcribiendo multitud de
lápidas epigráficas. Corpus de inscripciones que sirvió de modelo a las
posteriores labores histórica y protoarqueológica23
. Entre los peninsulares
destacaron a finales del siglo XV Jeroni Pau, como epigrafista, y Elio
Antonio de Nebrija, mientras que a mediados del siglo XVI la Crónica
General de España de Florián de Ocampo (1553 y reediciones posteriores),
es un alto exponente de la nueva manera de redactar la historia.
Los dibujos topográficos constituyen otro documento importante para
el estudio de las antigüedades. Entre 1562 y 1570 el dibujante flamenco
Antón Van den Wyngaerde realizó siete viajes por la Península comisionado
por Felipe II para hacer una colección de “vistas” de las ciudades más
21 SCHNAPP, Alain (1993): The Discovery of the Past: the Origins of Archaeology, London,
British Museum Press; véase el capítulo 2. 22 Ibídem, pp. 114-115 y 132. 23 FABRE, Georges von (1984): “Accursius, Hübner et l‟épigraphie de Conimbriga”,
Épigraphie Hispanique. Problèmes de méthode et d’édition. Actes de la Table Ronde
Internationale du CNRS, (Bordeaux-1981), pp. 61-67.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 31
importantes del Reino. El incendio del Real Sitio de El Pardo destruyó la
mayoría de esta obra, aunque conservamos algunos bocetos de yacimientos
arqueológicos: Tarragona, Itálica, Mérida, Sagunto… (Fig. 3).
Al poco, Ambrosio de Morales, Cronista real, comenzó en 1575 la
redacción una Historia General de España utilizando para la misma las
noticias y copias de inscripciones romanas que las ciudades habían remitido
al rey Felipe II dentro de las llamadas Relaciones Topográficas de los
Pueblos de España (Fig. 4), las cuales no pasaron finalmente por las cajas o
galeras24
. Sí salió de imprenta en 1587 el trabajo del arzobispo de Zaragoza,
don Antonio Agustín, Diálogos de medallas, inscripciones y otras
antigüedades, convirtiéndolo en el padre de la Numismática española.
Por el contrario, el coleccionismo de escultura carecía de este sentir,
limitado a copiar los modos de hacer de la aristocracia italiana, valorando
más lo estético a la información que pudiera aportar, incluso obviando si
estaban ante una obra auténtica o una falsificación contemporánea. Estatuas,
cerámicas, bronces o joyas actuaron de signos de prestigio social e
intelectual, identificando a sus propietarios con los antiguos senadores de la
Roma clásica y con la élite italiana renacentista25
. No obstante, debemos
tener en cuenta que paralelamente convivió esta postura social con una
sincera admiración humanista por la Antigüedad y sus objetos26
.
Los autores y las obras citadas hasta aquí contribuyeron decisivamente
a la gestación de la Arqueología como ciencia en época posterior27
. Sin
embargo, hay que decir que, al menos hasta mediados del XVIII, no se
hicieron excavaciones con el propósito explícito de hallar restos de la
antigüedad28
. Las monedas y los epígrafes atesorados y estudiados por
coleccionistas del XVI, como Antonio Agustín, Vincencio, Juan de
Lastanosa o Rodrigo Caro, procedían de hallazgos fortuitos, donaciones o
regalos29
.
24 AYARZAGÜENA y MORA (2004): Pioneros de la arqueología…, pp. 18-19. 25 MORA, Gloria (1998): “Historia de mármol. La arqueología clásica española en el siglo
XVII”, en Anejos de Archivo Español de Arqueología, XVIII, Madrid, CSIC y Polifemo ed.,
pp. 48-51. 26 Ibídem, p. 25. 27 GIMENO, H. (1997): Historia de la investigación epigráfica en España en los siglos XVI y
XVII a la luz del recuperado manuscrito del Conde de Guimerá, Zaragoza, Instituto Fernando
el Católico. 28 Carlos Jesús Morán Sánchez ha publicado varios libros y artículos que analizan el estudio
que hicieron los eruditos desde el siglo XVI de los yacimientos más señeros de Extremadura. 29 CACCIOTTI, Betrice y MORA, Gloria (1995): “La moneda ibérica en las colecciones y
tratados de numismática españoles de los siglos XVI a XIX”, en GARCÍA BELLIDO, Mª-Paz
Rogelio Segovia Sopo
32 Xerez Equitum, I. 2017
Fig. 4. Inscripción enviada por la
población de Arganda del Rey en
contestación a las “Relaciones
Topográficas de los Pueblos de
España (1575).
Fig. 3. Dibujo a carboncillo de Antón van
Wyngaerde (1562-1570): arco de Bará.
La Arqueología de la Ilustración reforma definitivamente el método
histórico como consecuencia de los enfrentamientos dialécticos entre
ilustrados e Iglesia. Se podía dudar de un texto antiguo, transmitido por una
tradición manuscrita incierta o por la interpretación de un número
desconocido de “padres”, ya de la Iglesia o de la Historia, pero ¿cómo dudar
del testimonio material auténtico conservado desde la Antigüedad?
Surgieron así los primeros tratados modernos de Numismática, Epigrafía e
Iconografía. El objetivo final consistía en alcanzar una nueva historia de
España «purificada y limpia de leyendas que la deslucen», tal y como pedía
el rey Felipe V a la Real Academia de la Historia en el decreto de su
fundación30
. Así, el establecimiento de la nueva dinastía borbónica en
España tras la Guerra de Sucesión (1701-1713), supuso un cambio drástico
en la situación del país a causa a las reformas introducidas por Felipe V y sus
sucesores en múltiples aspectos relativos al gobierno de la nación. A lo largo
del siglo los Borbones intentaron legitimar su presencia en España mediante
la consulta constante al pasado grecorromano en campos como la Historia, el
Arte o la Iconografía, hecho que se refleja también en la promoción de
diversas actividades de carácter arqueológico31
.
y CENTENO, Rui Manuel Sobral (coords.): La moneda hispánica. Ciudad y territorio. Actas
del I Encuentro Peninsular de Numismática Antigua, Madrid, Anejos de Archivo Español de
Arqueología, 13, pp. 351-359. 30 La documentación original pueden consultarse en web: http://www.rah.es/wp-
content/uploads/2015/01/Real_Cedula_Fundacional.pdf. La expresión se halla en el f. 1v. 31 Cuento en mi biblioteca con un magnífico y raro libro escrito por el doctor don Francisco
Xavier Manuel de la Huerta y Vega, titulado España primitiva. Historia de sus reyes y
monarcas desde su población hasta Christo, publicado en Madrid en 1740 y que Consagra al
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 33
Una de las primeras medidas de los Borbones en España fue dar
impulso y protección oficial a las sociedades de carácter histórico o literario,
elevando algunas a la categoría de academias32
: en 1714 se crea la Academia
Española o de la Lengua, en 1733 la de Medicina, en 1738 la de Historia, en
1742 la Valenciana, entre 1744-1752 la de Nobles Artes de San Fernando, en
1751 la de Buenas Letras de Barcelona, en 1752 su homónima de Sevilla, el
mismo año que se fundó la Histórico-Geográfica de Valladolid…
Además de los “académicos de número”, que en el caso de la
Academia de la Historia habitaban mayoritariamente en Madrid, para
acrecentar el circuito común de información e integrar todos los lugares de
España a una idea uniforme de trabajo, por una parte se nombraron
“académicos honorarios”33
, término que hoy se conoce como “académicos
correspondientes”, que podían ser extranjeros de relevancia o nacionales
cuyo nombramiento distribuido por la mayoría de las poblaciones servían
para mantener un continuo enlace entre los municipios de cierta entidad y la
Academia34
. Y por otra parte, la Real Academia de la Historia cernía los
trabajos que consideraba oportunos de publicar de aquellos que consideraba
obsoletos en su forma de redacción, añadiéndole a un académico el cargo de
“censor”, el cual velaba por la calidad de las afirmaciones de los autores que
quisieran publicar sus trabajos a través de la institución35
.
Rey N.S.D. Felipe V el Animoso. Excepcional ejemplo de este tipo de libro de historia en el
que se mezclan los conocimientos antiguos, los mitos y la erudición a favor de legitimar el
poder de una dinastía en una nación. 32 MORA, Gloria (1997): “Los primeros pasos en la institucionalización de la Arqueología: el
siglo XVIII”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización del
pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España, Málaga,
Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 37. 33 MORA, Gloria (1997): “Las academias españolas y la Arqueología en el siglo XVIII: el
modelo francés”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización
del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España,
Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 42. 34 Veremos más adelante que en Jerez de los Caballeros don Vicente Rodríguez Medrano era
“académico honorario” de la Real Academia de la Historia. 35 Veremos cómo don Vicente Rodríguez Medrano presentó un escrito a la RAH para su
publicación y fue rechazado al tildarlo el censor de «basado en falsos cronicones».
Rogelio Segovia Sopo
34 Xerez Equitum, I. 2017
Fig. 6. Dibujo a plumilla de las impostas
decoradas e inscripciones del Templo de
Marte de Mérida. Esteban Rodríguez en la
Comisión del Marqués de Valdeflores (RAH,
Cartografía, BAVIe82).
Fig. 5. Boceto de Luis José
Velázquez, Marqués de Valdeflores,
fruto de su viaje para registrar las
antigüedades de España. Dístilo de
Zalamea (RAH, Ms. 9/4131/44).
Paralelamente, la realización de los llamados “Viajes literarios”, o
“pintorescos”, financiados en gran parte financiados por Fernando VI y
continuados por Carlos III y Carlos IV, se desarrollaron por parte de
comisionados reales y miembros de la Real Academia de la Historia con el
fin de recoger documentos de toda clase, dedicando especial atención a los
restos arqueológicos, y entre estos a las inscripciones. Se enmarca aquí la
obra de 67 tomos manuscritos de don Luis José Velázquez Velasco, Marqués
de Valdeflores, entre 1747 y 1765 para registrar todas las antigüedades de
España36
(figs. 5-6), y muy especialmente los 18 volúmenes fruto del viaje
36 CEBRIÁN FERNÁNDEZ, Rosario; SALAMANQUESES PÉREZ, Virginia y SÁNCHEZ
MEDINA Esther (2005): “La documentación sobre las „Memorias‟ del Viaje del Marqués de
Valdeflores por España (Real Academia de la Historia, Ms. 9/7018)”, SPAL, 14, pp. 11-57.
Por otras parte el Marqués de Valdeflores anotó y publicó noticia de la inscripción sepulcral
visigoda, también de Jerez de los Caballeros, de “Teodomiro”: VELÁZQUEZ, Luis José:
Observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León, citado por BARRANTES,
Vicente (facsímil de 1999): Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura, Badajoz,
UBEX, t. II, p. 38. CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, Enrique (2016): “El viaje de Luis
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 35
de don Antonio Ponz (1772-1794): Viaje de España. Estos recorridos
culturales incentivarán otros en el siglo XIX, como el conocido viaje
pintoresco de Alexandre de Laborde37
. Sin duda, Extremadura fue lugar de
visita obligada para estos viajeros anticuarios protoarqueológicos38
.
Dado el éxito e implicación real en estos proyectos, el Marqués de la
Ensenada, ministro de Estado, emite el 8 de abril de 1752 la Real Orden
sobre Instrucciones sobre la protección y conservación de antigüedades. Se
determina con esta instrucción qué proyectos serían financiados por la
entidad, existiendo interés por catalogar con descripciones y dibujos los
restos arqueológicos visibles, quedando relegada a un segundo plano la
opción de dedicar importantes sumas de dinero a excavar en el subsuelo sin
seguridad de rentabilizar la operación con una apreciable recogida de
“artefactos”39
.
Los proyectos más codiciados y aceptados en ese momento consistían
en ampliar el registro de “inscripciones” y la catalogación “numismática”40
,
pues consideraban que las grafías insertas en ambos soportes constituían la
verdadera ventana al pasado al no requerir interpretación y al estar
suficientemente clara la información que los epígrafes legaban.
Comprensiblemente, la interpretación de una cerámica, de una fíbula o de
una sucesión estratigráfica aún quedaba lejos de sus posibilidades41
.
Aunque los anticuarios y académicos se esforzaron por mantenerse al
tanto de las novedades llegadas de la frontera traspirenaica, siempre existió
José de Velázquez a Extremadura: la encuesta sobre antigüedades de Cáceres y su Partido
(1753)”, Revista de Estudios Extremeños, LXXII-3, pp. 1489-1516. 37 Voyage pintoresque et historique de l’Espagne, París, De l'imprimerié de Pierre Didot
l'ainé, 1806-1820. 38 MARCOS ARÉVALO, Javier (1995): La construcción de la antropología social extremeña
(cronistas, interrogatorio, viajero, regionalistas y etnógrafos), Cáceres, Editora Regional. 39 TORTOSA, Trinidad y MORA, Gloria (1996): “La actuación de la Real Academia de la
Historia sobre el patrimonio arqueológico: ruinas y antigüedades”, Archivo Español de
Arqueología, 69, pp. 191-217. 40 Dentro de las grandes investigaciones de síntesis de numismática destacó la obra de Luis
José Velázquez Velasco (1752): Ensayo sobre los alfabetos de las letras desconocidas que s
encuentran en las más antiguas medallas y monumentos de España, a pesar de no lograr
descifrar las escrituras “desconocidas”, y sobre todo la monumental obra del agustino Enrique
Flórez, Medallas de las Colonias, Municipios y Pueblos de España (1757), (Fig. 7), y la
España Sagrada, que reunían todas las noticias literarias y arqueológicas conocidas. 41 Para el alemán Emil Hübner, que por encargo de la Academia de Berlín recorrió la
Península entre 1860 y 1862 para elaborar el tomo II del Corpus Inscriptionum Latinarum,
CIL II (Berlín, 1869), fue de inmensa ayuda contar con la ingente labor realizada por los
españoles del siglo XVIII en la recopilación de las inscripciones romanas.
Rogelio Segovia Sopo
36 Xerez Equitum, I. 2017
en el siglo XVIII una clara obsesión por la búsqueda de antigüedades
romanas en suelo español, y son pocos los casos de estudios de otros
periodos. Como excepción hemos de citar la labor del llerenense y
académico de Bellas Artes don José de Hermosilla, quien es autor de “Las
Antigüedades Árabes de España” (1775)42
, en la que también trabajaron
personalidades de la talla de Juan de Villanueva y Juan Pedro Arnal.
Fig. 7. Mapa de los
pueblos que batieron las
Medallas de España, de
Enrique Flórez, obra
publicada en Madrid en
1757.
La tendencia hacia lo romano hay que entenderlo en la herencia
cultural recibida desde el Renacimiento y, más cercanamente, por la inercia
ejercida por los trabajos impulsados por el rey Carlos III de España cuando
aún era Carlos I de Nápoles y VII de Sicilia.
La relación de Carlos III con el mundo italiano y a su vez con las
antigüedades romanas puede juzgarse predestinada en cierto modo desde su
nacimiento, pero ante todo por su herencia materna. Su madre y segunda
esposa de Felipe V; Isabel de Farnesio (1692-1766), descendía de una
nobilísima familia de Orvieto asentada en Roma, que había pasado a ostentar
el ducado de Parma cuando éste fue instituido, en 1545, por cardenal
Alejandro Farnesio –de nombre papal Paulo III– para un hijo natural. El
apellido Farnesio está vinculado así desde el Renacimiento a algunos
edificios y piezas clásicas más conocidas: el “Palazzo Farnese”, la “Villa de
42 RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín (1992): La memoria frágil. José de Hermosilla y Las
Antigüedades Árabes de España, Madrid; LORENZANA DE LA PUENTE, Felipe y
MATEOS ASCACÍBAR, Francisco J. (coords.), (2016): El Siglo de Las Luces. III
Centenario del nacimiento de José de Hermosilla (1715-1776). XVI Jornadas de Historia en
Llerena, Llerena, Sociedad Extremeña de Historia.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 37
la Farnesina”, el “Toro Farnesio”, la “Taza Farnese” y tantos otros. Además,
de niño disfrutó de las importantes esculturas compradas por sus padres a la
reina Cristina de Suecia, y reunidas en Roma.
En 1738 contrajo matrimonio con la princesa polaca María Amalia de
Sajonia, la cual también había sido educada entre las esculturas clásicas que
contenían los palacios de Dresde. Este bagaje compartido por el rey Carlos
III y su esposa explican sobradamente que ambos estuviesen más que
predispuestos a promover la búsqueda “arqueológica” de objetos entre las
ruinas de ciudades romanas aledañas a Nápoles, en concreto Pompeya y
Herculano; aquellas que habían sucumbido tras la erupción del volcán
Vesubio el día 24 de agosto del año 79 d.C.
Indicamos que estas búsquedas fueron “arqueológicas”, entre
comillas, porque no eran excavaciones sistemáticas que intentaran
reconstruir estratigráficamente los espacios excavados, o situar estos
hallazgos dentro de un mapa de excavación con un intento de reconstruir el
pasado que exploraban mediante las excavaciones, una de las finalidades
básicas de la arqueología. Por el contrario, el fin primigenio consistía en
buscar objetos, “encontrar alhajas” en la línea de actuación de la desarrollada
por los anticuarios, monarcas, y papas desde el siglo XVI. Un personaje
contemporáneo a los trabajos sobre Herculano decía del Rey a partir de los
hallazgos logrados: «El nombre de Carlos III será inmortal en los fastos de
la literatura y mientras dure el estudio de la antiquaria vivirá en bocas y
plumas de los eruditos el restaurador de Herculano y Pompeya enterrados
por tantos siglos»43
.
Las excavaciones en Herculano (la moderna Resina) comenzaron a
mediados de octubre de 1738, con sólo dos o tres obreros. No obstante,
aquella exploración era el comienzo de la más famosa y duradera de todas
las empresas de protoarqueología modernas. Dado que las calles, casas,
plazas templos y mercados están bajo 6 metros de ceniza, no de lava
obviamente, fue extraordinaria la dificultad de su excavación, desarrollada
por mineros que avanzaban cavando galerías y buscando “filones” de objetos
y estatuas. No interesaba preservar las casas o los habitáculos donde se
encontraban estas piezas de la antigüedad, de tal modo que las galerías
atravesaban muros destruyendo las pinturas que sobre ellos había.
Las excavaciones fueron dirigidas hasta su muerte por el ingeniero
militar aragonés Roque Joaquín de Alcubierre, junto a Francisco de la Vega,
43 ANDRÉS, Juan (1791): Cartas familiares del abate a su hermano Carlos Andrés, Madrid,
Imprenta de Sancha, t. II, carta XIV.
Rogelio Segovia Sopo
38 Xerez Equitum, I. 2017
ampliándose progresivamente en 1748 con el inicio de las excavaciones de
Pompeya, y en 1750 con trabajos en Stabia. Los impresionantes hallazgos
llevaron a extender en los años siguientes las exploraciones, tentativas y sin
continuidad, por todo el golfo de Nápoles, a Sorrento, Pozzuoli, Cumas,
Fusaro, Boscotrecase, Baia o Capri, hasta descubrir otra famosísima ciudad,
griega esta vez, la célebre Paestum, al sur de Nápoles.
En 1755 fundó el Rey español la Academia Herculaneme, una más
dentro de la Europa ilustrada. Los trabajos académicos son dirigidos desde el
comienzo por Bernardo Tanucci44
.
La publicación de libros sobre estos trabajos, los grabados de las
maravillas encontradas que se extiendes por toda Europa, el presumir de
estas magníficas obras de la cultura grecolatina ahora recuperadas para
disfrute de todos (recuérdese que estamos en el período de la Ilustración y
que todo se hace para bien y felicidad del pueblo, aunque no se contase con
el pueblo), se acrecienta en España cuando a la muerte del rey Fernando VI,
en 1759, le sucede su hermano menor Carlos III, quien hasta ese momento
había sido Rey de Nápoles.
Carlos III acepta la Corona española, pero trae hasta España mucho de
la cultura napolitana, como la costumbre de montar belenes en Navidad o el
juego de la Lotería. Nos interesa especialmente que aumentó entre los
españoles el gusto por localizar, estudiar, describir y conservar restos de la
Antigüedad.
La parroquia de San Miguel contiene aún restos de esta afición por el
patrimonio romano surgido de las excavaciones de Pompeya y Herculano. Se
dio a conocer que la mayoría de las casas romanas de estas localidades
sepultadas en el siglo I d.C. estaban ricamente pintadas con motivos
humanos, animales, vegetales y arquitectónicos, utilizándose en todos ellos
un color rojo muy llamativo que se denominó “Rojo Pompeyano”. Pues bien,
las bóvedas interiores de San Miguel se pintaron con motivos geométricos y
vegetales con este color “Rojo Pompeyano” ya en el siglo XVIII, prueba
inequívoca de que el sentir arqueológico llegado desde Nápoles había
alcanzado las tierras jerezanas45
. Hoy estas pinturas de las bóvedas de San
44 CALLE MARÍN, Sonia (1997): “Tanucci y su vinculación con el nacimiento de la
Arqueología”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización
del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España,
Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, pp. 63-69. 45 Curiosamente investigaciones del año 2011 han llegado a la conclusión que la famosa
tonalidad “rojo pompeyano” de las domus romanas de la bahía de Nápoles eran
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 39
Miguel están ocultas bajo capas de pintura blanca, pero podemos
vislumbrarlas cuando estas capas blancas superficiales caen en
desconchones. Entonces podemos observar algunos preciosos motivos del
rojo pompeyano que hasta hace poco eran perfectamente visibles (Fig. 8).
Fig. 8. Postal de los años 50
del siglo XX del interior de la
iglesia parroquial de San Miguel
(Jerez de los Caballeros), en la
cual puede observarse la
decoración a base de motivos
vegetales y geométricos, con el
color denominado “rojo
pompeyano”, extendida por
bóvedas, pechinas, intradós de
los arcos y contrafuertes del
lienzo de la nave principal.
Si bien en el siglo XVI se realizaron algunas excavaciones entre las
ruinas del teatro romano de Mérida en búsqueda de tesoros46
, los primeros
originariamente de color amarillo ocre, pero que por efectos del calor de la erupción del
Vesubio en el 79 d.C. fueron modificadas químicamente hasta dar lugar al rojo que
observamos en la actualidad. Investigación de Sergio Omarini, del Istituto Nazionale di Ottica
del Consiglio Nazionale delle Ricerche de Florencia, presentado en la VII Conferencia
Nacional del Color, Facultad de Ingeniería de la Universidad La Sapienza, Roma. Aunque
originariamente el color de los murales romano fuera anaranjado, el color que se observa
desde su descubrimiento y excavación en el siglo XVIII es rojo, y así se imprimió en la
decoración de la iglesia parroquial de San Miguel de Jerez de los Caballeros, a modo de
pintura “a lo romano”. 46 «La ciudad (…) ha tenido noticias que en una de las siete sillas antiguas [restos de las
caveas del teatro] está un tesoro (…) y porque podría salir cierto y tener derecho la ciudad a
lo que apareciese (…) se ha hecho diligencia y pidió se pusiesen guardas para que no se
pudiese sacar nada» (Archivo Histórico Municipal de Mérida, Libro de Acuerdos
Municipales, 1597, 15 de septiembre, f. 427), citado en SEGOVIA SOPO, Rogelio y
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ, Agustín (2011): “Un inédito tesorillo de moneda emiral
Rogelio Segovia Sopo
40 Xerez Equitum, I. 2017
sondeos promovidos desde la Corte se produjeron en época de Carlos IV47
.
Son el verdadero germen de la arqueología española, aunque algunas
manifestaciones ya estaban presentes en todos los círculos intelectuales e
ilustrados; como el formado en Jerez de los Caballeros por la “comisión”
que dejó constancia escrita y con dibujos “arqueológicos” ante el hallazgo de
una tumba en los terrenos del denominado “Monasterio de Alcobaza”.
III. EL EXPEDIENTE DEL REGISTRO DE UN SEPULCRO, 1777
Tanto para la protoarqueología como para la arqueología, el hallazgo
de un enterramiento humano siempre ha suscitado expectativas e interés.
Mejor que otros, estas tumbas se interpretaban como el espacio idóneo para
conocer el pasado de los ancestros. Un alto porcentaje de noticias que han
llegado hasta nosotros acerca de localizaciones fortuitas de yacimientos
antiguos citan sepulcros. Así entre 1769 y 1769 en territorios de La Luisiana
(Sevilla) «… se halló (…) un sepulcro de gran magnitud, todo guarnecido
por todas partes de grandes lápidas y fuertes piedras que aún se conservan.
Y dentro de dicho sepulcro algunos huesos del cadáver que allí se
enterró»48
. No hay dudas que el descubrimiento de tumbas incitaba a realizar
una observación más minuciosa que otros espacios arqueológicos. Para el
caso extremeño, como ejemplos, tenemos el folleto de Juan Tamayo Salazar
titulado “Notas a la inscripción sepulcral de Saturnino, hallada en Mérida”,
(1650), o aquel otro de Cristóbal Zambrana de Villalobos con título
“Inscripción del sepulcro de Saturnino penitente, que se halló en la ciudad
de Mérida, año de MDCL”…49
En el siglo pasado y en la dehesa de Alcobaza, término municipal de
Jerez de los Caballeros (Badajoz), unos trabajadores que estaban realizando
una zanja para extraer piedras con las que hacer un muro delimitador
descubrieron un sepulcro «de dos varas y media de largo, solado de ladrillos
y reforzado por fuerte pared de argamasa». En su interior se localizaron los
huesos de un cadáver en su mayor parte destruidos. Este hallazgo se produjo
el día 17 de junio de 1777, y así se indica en el grabado que se realizó en la
independiente hallado en el teatro romano de Mérida”, XIV Congreso Nacional de
Numismática, Valencia-Nules (Castellón), Madrid, pp. 791-812. 47 CANTO (2001): La arqueología española en la época de Carlos IV…, op. cit. 48 SALAS ÁLVAREZ (1997): “Excavaciones arqueológicas…”, p. 99. 49 Estos opúsculos son citados en BARRANTES (facsímil de 1999): Aparato bibliográfico
para la Historia…, t. II, pp. 474-475.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 41
inspección desarrollada por la comisión jerezana que se personó en el lugar
del descubrimiento fortuito.
Conocemos este descubrimiento, por dos documentos, estando
dedicado esta investigación a uno de ellos, el redactado por D. Vicente
Rodríguez de Medrano, académico honorario de la Real Academia de la
Historia de España, y visitador de las Rentas de su Majestad de la ciudad de
Jerez de los Caballeros, el cual escribió una obra manuscrita llamada
Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un
cuerpo humano hallados en la Dehessa nombrada de Alcobaza, término de
esta ciudad de Xerez de los Caballeros, el día 18 de junio de 177750
. Hasta
hace muy poco ha permanecido perdida la localización de este manuscrito,
siendo por tanto imposible su acceso y análisis.
Fig. 9. Primera página del
manuscrito redactado por don
Vicente Rodríguez Medrano
relatando el hallazgo y análisis
de un sepulcro visigodo hallado
en la Dehesa de Alcobaza, Jerez
de los Caballeros (Badajoz), en
el año 1777.
50 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano
hallados en la Dehessa nombrada de Alcobaza, término de esta ciudad de Xerez de los
Caballeros, el día 18 de junio de 1777, Sevilla, Biblioteca de la Universidad de Sevilla, f. 1r.
Rogelio Segovia Sopo
42 Xerez Equitum, I. 2017
A pesar del título indicado en el manuscrito, el hallazgo se produjo un
día antes, el día 17 de junio, como se data en el precioso grabado que
acompaña el mencionado expediente51
, produciéndose al día siguiente, 18 de
junio de 1777, la visita por parte de la comisión jerezana.
El expediente consecuente, se finalizó de redactar el día 7 de julio de
1777, tal y como se indica en su última página52
. La espacio cronológico que
dista entre el hallazgo por los obreros, la visita y la finalización del expediente
explican la sencilla confusión en la precisión de fechas.
Esta obra manuscrita no ha permanecido en el anonimato desde que se
realizó, pues fue objeto de análisis por parte del insigne historiador Matías
Ramón Martínez y Martínez, incluyendo noticias sobre este escrito en su
obra El Libro de Jerez de los Caballeros publicado en 189253
. Cuando al
inicio de su obra detalla las fuentes bibliográficas que ha tratado para la
elaboración del libro sobre Jerez de los Caballeros, en su página 26 y
numerada como nota 36 nos informa que consultó el Discurso de título antes
señalado. Describe esta obrita como:
Es un folleto manuscrito que posee la Biblioteca de la
Universidad Literaria de Sevilla, con una lámina a la aguada que
representa la parte superior del sepulcro a que el folleto se refiere,
y la inscripción visigótica que en él había. Por no encontrarse hoy
dicha inscripción, se ha hecho una reproducción fotográfica de la
lámina dicha, que verá el lector en este libro54
.
Es posible que M.R. Martínez realizara la fotografía que expresamente
cita en el párrafo transcrito, pero finalmente no la incluyó en la obra final. Sí
realizó una copia a mano alzada de las letras de la placa epigráfica visigoda
del sepulcro, aunque en un orden de palabras por línea diferente al
manuscrito original, presumiblemente más veraz al copiar el epígrafe a pie
de campo. Esta diferencia no es baladí, pues dará lugar a varias propuestas
de cómo estaba estructurada la mencionada lápida, con sensibles diferencias
entre unos autores y otros; como tendremos oportunidad de comprobar.
51 Ibídem, f. 7r. 52 Ibíd., f. 6v. 53 Sevilla, Imprenta de Enrique Rasco. Con motivo de la conmemoración del V Centenario del
Descubrimiento de América se realizó una reimpresión en 1993, Badajoz, Junta de
Extremadura, Programa Extremadura Enclave 92. 54 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, Matías Ramón (1892). El Libro de Jerez de los Caballeros,
Sevilla, Imprenta de Enrique Rasco, p. 26.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 43
Teniendo en cuenta que este folleto está encuadernado junto a otra
documentación que no está relacionada con Jerez de los Caballeros, que
Martínez y Martínez no aportó signatura alguna donde localizar el
manuscrito y que la Biblioteca de Sevilla es la tercera en importancia por
volumen de libros al contener más de 1.500.000 obras escritas, nada tiene de
extrañar que desde 1892, y tras ser analizada por María Ramón Martínez,
esta documentación no se haya vuelto a consultar por desconocerse el lugar
donde estaba ubicada, no siendo citada en libros posteriores que sobre la
historia de Jerez de los Caballeros se han escrito.
Considerado perdido este manuscrito, en febrero de 2008 recibí
llamada de mi buen amigo Salvador Hernández González, Doctor en
Historia y profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla,
avisándome que en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, dentro de
otros muchos documentos de diversa índole, había encontrado un manuscrito
relacionado con un hallazgo arqueológico en Jerez de los Caballeros allá por
el siglo XVIII.
Inmediatamente sospeché que podría ser el escrito que Martínez y
Martínez citaba en su libro y que desde entonces, 1892, se encontraba en
paradero desconocido. Le pedí que le realizara fotografías digitales a todas
las hojas cosidas y que me enviara el expediente completo, lo cual hizo
enviándome por correo un compact disc repleto de imágenes, demostrando
así, una vez más, su gran generosidad.
Compartido entre los folios 1r. y 1v. de este escrito se dice que:
Descubrimito
de el sepulcro
En la ciudad de Xerez de los Caballeros, a 18 días del mes de
junio de 1777, el licenciado D. Miguel Antonio Bernabé, Alcalde
Mayor en ella, Teniente de Gobernador por ausencia de el
propietario, con noticia que le dio D. Jayme Pedro de la Rocha,
Administrador apoderado deel Marqués de Matallana, a quien
pertenece la dehessa [de Alcobaza], de que en ella, y sitio, que
llaman de el Monasterio, havía descubierto por unos obreros, que
estaban haciendo varias excavaciones para sacar piedra, una losa,
al parecer sepulcral, con ciertos caracteres que suponían guardar
algunas cenizas cathólicas de grande antigüedad.
Rogelio Segovia Sopo
44 Xerez Equitum, I. 2017
IV. LA “COMISIÓN ARQUEOLÓGICA” DE JEREZ DE LOS
CABALLEROS DE 1777
Haciéndose trabajos de excavación en los campos aledaños a la finca
de alcobaza, un grupo de obreros estaban realizando una zanja de la que
extraer piedras con las que hacer un muro delimitador. Mientras se
desarrollaban estas labores, los operarios descubren un sepulcro y avisan de
inmediato a don Jaime Pedro de la Rocha, Administrador de la dehesa por
nombramiento de su propietario, el Marqués de Matallana. Este apoderado
podría haber ordenado cerrar la tumba y continuar con los trabajos de
extracción pétrea, pero con una actitud digna de alabar, recorrió los
kilómetros que distan entre la finca y el Ayuntamiento de Jerez de los
Caballeros para, una vez llegado, informar de lo acontecido al Alcalde
Mayor de la ciudad, don Miguel Antonio Bernabé. Tampoco quedó ahí la
noticia ni el Alcalde la consideró indigna de atención, todo lo contrario,
avisó de inmediato a don Vicente Rodríguez de Medrano, Visitador de todas
las Rentas de Su Majestad en Jerez de los Caballeros, el cual apreciaría en su
totalidad la información recibida, pues era Académico Honorario de la Real
de la Historia, con sede en Madrid.
Obviamente, se percató de la importancia del feliz hallazgo y por esta
causa, fundamentada en sus conocimientos y bagaje intelectual, avisó a otros
vecinos convencido que estarían muy satisfechos de organizar un viaje hasta
la Dehesa de Alcobaza, situada a unos pocos kilómetros de Jerez en
dirección Oliva de la Frontera, hasta 1836 Oliva de Jerez55
.
De este modo como nació la “comisión protoarqueológica jerezana”,
en la que formaron parte tanto personal civil como eclesiástico. Una pequeña
élite intelectual a semejanza de las formadas en otras ciudades de España y
que hemos podido analizar al tratar sobre la protoarqueología y las
academias en la España de la Edad Moderna e inicios de la Contemporánea.
La presencia de eclesiásticos no es de extrañar, primeramente porque
formaba parte de la escasa población con una formación académica al menos
de medio nivel sino de más calidad, y en segundo lugar porque en la España
de la Ilustración siempre hubo interés por conciliar la ciencia y la teología, y
todos los miembros de la comisión pensaron que esos restos humanos
pudieran ser susceptible de constituir reliquias católicas. Es perfectamente
55 Profundizar en el espacio geográfico o histórico de la Dehesa de Alcobaza no es susceptible
de este trabajo porque sería repetir lo ya comentado en otros trabajos anteriores y citados,
como el escrito por Matías Ramón Martínez, base bibliográfica de obligada consulta para
cualquier trabajo histórico acerca de Jerez de los Caballeros, y porque aún no se han realizado
excavaciones arqueológicas que pudieran dar luz sobre su riqueza patrimonial.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 45
comprensible que el humano en su propio devenir no está sujeto a las
divisiones histórico-cronológicas que se establecen para dividir la Historia
en periodos. Es decir, que el hombre, inserto en su propia realidad, no
cambia de mentalidad de inmediato al recibir la noticia de haber haberse
producido la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, no se siente a partir
de entonces “hombre de la Edad Contemporánea” dejando de ser “hombre de
la Edad Moderna”. Por el contrario, los cambios mentales son graduales, y
más ralentizados en espacios geográficos periféricos, como era Jerez de los
Caballeros respecto a Madrid y a Europa, de tal manera, y que aunque el
siglo XVIII fue el siglo de la Ilustración, la herencia cristiana mantenía un
gran peso en la mentalidad y sociedad española; mucho más si una
comunidad concreta estaba situada en un encalve eminentemente rural56
.
Las primeras “sociedades eruditas” comenzaron a surgir en Europa a
fines del siglo XV y proliferaron a lo largo de los dos siguientes siglos,
especialmente en los grandes centros del saber –Florencia, Roma, Bolonia,
Nápoles, París…-. En esencia estaban compuestas por intelectuales, lo que
después se llamó “hombres de profesiones liberales”, que se reunían al
margen de las instituciones oficiales, creando y ofreciendo una nueva oferta
de formación. Al concedérsele un carácter exclusivo, pronto aparecieron
nobles mecenas que quisieron rodearse de un cierto ambiente cultural a
través de estas comisiones que en muchos casos se reducían en principio a
meras reuniones informales. No obstante, fueron el impulso para muchos
56 Acerca de esta peculiar concepción histórica de continuidad y cambio en el ámbito español
consúltese el interesante artículo de MARTÍNEZ SHAW, Carlos (2016). “El Despotismo
ilustrado en España. Entre la continuidad y el cambio”, en LORENZANA DE LA PUENTE,
Felipe y MATEOS ASCACÍBAR, Francisco J. (coords.): Arte, poder y sociedad y otros
estudios sobre Extremadura. XVI Jornadas de Historia en Llerena, Llerena, Sociedad
Extremeña de Historia, pp. 11-39. Para la historia de Jerez de los Caballeros en el siglo XVIII
consúltese además de las fuentes documentales de los archivos histórico y parroquial, este
último de difícil acceso en el tiempo presente, la siguiente bibliografía: MARTÍNEZ Y
MARTÍNEZ, Matías-Ramón (1892): El libro de Jerez de los Caballeros, Sevilla, Imprenta E.
Rasco; CORREA Feliciano, CARRASCO, Antonio y GONZÁLEZ, Genaro (1994): Los
jerezanos del siglo XVIII. Las Ordenanzas Municipales de Xerez de los Caballeros de 1758,
en Colección “Libretillas jerezanas”, nº 2, Badajoz; GORDILLO MORENO, Beatriz y
MONTERO FERNÁNDEZ, Ismael (2008): “Perspectiva de Jerez de los Caballeros en 1753 a
través del catastro del marqués de la Ensenada”, en XXXVI Coloquios Históricos de
Extremadura: dedicados a la memoria de Inés de Suárez [en el V centenario de su
nacimiento], Trujillo, vol. 1, pp. 271-309; SEGOVIA SOPO, Rogelio (2013): “Jerez de los
Caballeros y el memorial de 1789 suplicando a la Corona recuperar el Voto en Cortes”, en
LORENZANA, F y IÑESTA, F. (coords.): La representación popular. Historia y
problemática actual. XIII Jornadas de Historia en Llerena, Sociedad Extremeña de Historia,
pp. 107-119.
Rogelio Segovia Sopo
46 Xerez Equitum, I. 2017
estudios, y el germen de instituciones o academias que después se crearon y
consolidaron como núcleos científicos de referencia internacional.
Estos encuentros de intelectuales, hombres cultos o con cierta
formación, que tenían inquietudes y deseaban satisfacer sus deseos de
conocimiento uniéndose en esta misión a otros convecinos que tenían una
formación intelectual y anhelos similares, quisieron crear una “cultura
multidisciplinar organizada” a partir de contactos directos, discusiones,
trabajos en equipo y divulgación de resultados mediante publicaciones57
.
Partiendo del bagaje recibido desde el Renacimiento, proliferaron en muchas
ciudades durante el Siglo de las Luces, uniendo en su saber Ciencia y
Teología. Su permanencia en el tiempo dependió de multitud de factores:
iniciativas personales, carisma de los integrantes, apoyos o presiones por
parte de los poderes públicos, e incluso la consecución en mayor o menor
medida de los objetivos “académicos” planteados. Precisamente, muchas
“Academias” de tanto renombre hoy en día surgieron de estas comisiones
ciudadanas, pero cuya influencia en la sociedad llamó la atención de tal
manera a los gobernantes que quisieron controlar estas asociaciones
acogiéndolas dentro del patronato regio que suponía la fundación de
“Academias”. Estas contenían una serie de estatutos cuyo fin era regular sus
actuaciones.
Aunque estas comisiones fueron más numerosas en Francia en el siglo
XVIII, cuna de la Ilustración, la tradición española de celebrar reuniones
eruditas particulares tiene un origen antiguo similar al del resto de Europa.
El mejor ejemplo lo encontramos en el círculo formado por el anticuario
Vicencio Juan de Lastanosa en Huesca, al que asistían personajes de
reconocido mérito como Juan Andrés de Uztárroz y Baltasar Gracián58
, o la
del también famoso anticuario Rodrigo Caro en Sevilla59
; no olvidando las
tertulias del metellinense Hernán Cortés en Castilleja de la Cuesta (Sevilla)
en el siglo XVI60
, y también las desarrolladas en Sevilla, y seguramente en
57 MORA (1997): “Las academias españolas y la Arqueología…”, p. 34. 58 ARCO Y GARAY, Ricardo del (1934): La erudición aragonesa en el siglo XVII en torno a
Lastanosa, Madrid. 59 GÓMEZ CANSECO, Luis María (1986): Rodrigo Caro: un humanista en la Sevilla del
seiscientos, Sevilla. 60 RUIZ MATEOS, Aurora (1987): “Hernán Cortés y Castilleja de la Cuesta”, en Actas del
Congreso “Hernán Cortés y su tiempo, V Centenario (1485-1985), celebrado del 25-30 nov.
de 1985 en Guadalupe, Cáceres, Medellín, vol. 2, pp. 752-758.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 47
Jerez de los Caballeros, siglos después, por el jerezano don Manuel Pérez de
Guzmán y Boza, Marqués de Jerez de los Caballeros61
.
Por proximidad geográfica a Jerez de los Caballeros, y por otros lazos
intelectuales como hemos podido comprobar en el párrafo anterior, el papel
de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras influyó poderosamente en
las poblaciones del sur de Badajoz. Aunque su andadura no fue muy larga,
fundada en 1752, el asalto francés del Alcázar en 1808, donde tenía su sede,
destruyó todo su importante archivo y la dañó de tal modo que languideció
los años siguientes hasta desaparecer definitivamente en 182062
. Como
decíamos antes, esta academia también nació de reuniones semanales de
anticuarios y eruditos. En las tertulias en la casa de don Luis Germán y
Ribón, académico supernumerario de la de la Historia, en 1779 se reunían
políticos, religiosos y académicos que formaban en sí un grupo de poder
fáctico, cuyo fin era: «contribuir a la ilustración y gloria de la Nación, al
honor de la misma y adelantamiento de las “buenas letras” (…) mediante el
estudios de los abundantes restos antiguos de Andalucía: monumentos de
venerable antigüedad»63
. Los académicos sevillanos predican el
acercamiento a las academias europeas para estar al tanto de los nuevos
conocimientos científicos. Están al corriente de lo que ocurre en el resto de
países, académicamente hablando, y hacen gala de saber hablar y leer
francés, además de contar en sus bibliotecas con libros de este país;
vanguardia de la Ilustración.
Frente a la tradicional opinión que defendía un aislamiento cultural de
España frente a Europa, todo apunta a que en el siglo XVIII, centuria
cronológica que nos interesa por los hechos ocurridos en cuanto al
descubrimiento de un sepulcro en la Dehesa de Alcobaza y su estudio por
una comisión jerezana, las relaciones con Europa eran fluidas y
enriquecedoras. Es necesario poner en entredicho afirmaciones tópicas como
la redactada por El Marqués de Valdeflores, que recorrió Extremadura entre
el 17 de septiembre de 1752 hasta el 8 de mayo de 1753 buscando restos
arqueológicos para su catalogación y dibujo, como ya comentábamos más
atrás, al lamentarse de «… la poca afición, q hai en Extremadura a las
61 RODRÍGUEZ-MOÑINO, Antonio (1989): El Marqués de Jerez de los Caballeros:
semblanza de un gran bibliófilo, Badajoz, Departamento de Publicaciones, Diputación
Provincial. 62 AGUILAR PIÑAL, Francisco (1966): La Real Academia Sevillana de Buenas Letras en el
siglo XVIII, Madrid, CSIC. 63 Memorias, I, 1773, p. 172.
Rogelio Segovia Sopo
48 Xerez Equitum, I. 2017
Letras, i por consiguiente a las cosas de la antigüedad»64
. De ser cierta esta
aseveración, no habría sido posible ni la creación de la comisión jerezana
para el estudio del sepulcro visigodo aparecido en una de sus dehesas, ni la
redacción del magnífico expediente que explicaba y describía
pormenorizadamente este hallazgo arqueológico, allá por la lejana fecha de 1777.
Esta inquietud no permitió que la localización fortuita de esta tumba
pasara desapercibida para nadie, y así «muchos vezinos» acompañaron a la
comitiva para observan la tumba. Textualmente, el informe nos informa de
estos detalles en el siguiente párrafo:
… entre seis i las siete de la mañana de este dho día [formada
por don Vicente Rodríguez Medrano] acompañado de el Lic. D.
Manuel Antonio de Figueroa, abogado de los Reales Consejos, i
cura proprio de la Parroquia de Sta Catalina, a cuya feligresía
corresponde dha Dehessa; De D. D. Juan Antonio [Núñez]
Barrero, cura proprio y Beneficiado de la de S. Bartolomé, de esta
ciudad65
; De el Rmo Padre Guardián de el Colegio Seminario de
N.S. de Aguas Santas, observancia la más estrecha de N.P.S.
Francisco, extramuros de esta ciudad; De D. Jayme Pedro de la
Rocha, de Pedro Pérez Lima, síndico de este común, como
también de D. Felipe Tragia, caballero de la Orden de S. Tiago,
Ayudante mayor de caballería de el Regimto
i Escuadra de
Voluntarios de esta Provincia de Estremadura, que se halla de
Quartel en esta ciudad, con otros muchos vezos
de ella, asitidos de
nosotros, Pedro Miguel Moreno y Josef García Vellarino, ssnos
de
el Rey N.S. públicos y de la Guvernación de esta Ciudad66
.
64 RAH, Ms., CAG/9/7980/5/42 (8). 65 Autor de la famosa “Minuta histórica”, obra que puede se compone de una sucesión de
breves datos referentes a la historia de Jerez de los Caballeros. Esta “minuta” fue estudiada
por D. Feliciano Correa en una de sus “Libretillas Jerezanas”, en concreto la nº 7 (1998). 66 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano
hallado en la Dehessa…, ff. 1v.-2r. El expediente no está firmado, pero precisamente por el
párrafo transcrito sabemos que el autor de dicho manuscrito es don Vicente Rodríguez
Medrano. Lo sabemos no solo porque era quien tenía la formación académica necesaria para
elaborar un informe protoarqueológico de la calidad de este que tratamos, sino además porque
en el párrafo indicado señala que en el viaje de inspección iba “acompañado de…”.
Desconocemos las razones exactas por las cuales este manuscrito acabó en la biblioteca de la
Universidad de Sevilla, aunque los más posible es que este manuscrito pasase a propiedad de
don Juan Pérez de Guzmán Boza, Duque de T‟Serclaes, conocido coleccionista de libros y
manuscritos históricos. Su magnífica biblioteca, famosa por sus excepcionales obras reunidas
por adquisición en subastas y compras, se repartía entre Jerez de los Caballeros y Sevilla,
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 49
V. LA LABOR PROTOARQUEOLÓGICA DE LA COMISIÓN
JEREZANA
Habiendo llegado al sitio hacia las 9:30 de la mañana, la comisión se
dispuso a realizar una inspección ordenada y rigurosa, no solo desarrollando
una mera inspección ocular, sino que procedió a elaborar y redactar un
amplio informe de lo encontrado. Gracias a este expediente
protoarqueológico sabemos que se reconoció un hoyo excavado en el que
había un sepulcro de dos varas y media de largo (2,15 metros) y una de
ancho67
, con escocias en sus cuatro ángulos salientes del pavimento donde
estaba formado el sepulcro, el cual estaba sellado por ladrillos que estaban
bastante erosionados por el paso del tiempo, además de arrancados parte de
los mismos por la trabajos de los obreros.
En la cabecera de dicho sepulcro, embutida dentro de la escocia, y
sobresaliente de la misma, se halló una lápida blanca, con una dimensiones
de tres cuartas68
, es decir 63 cm., y dos pulgadas69
(5 cm.)70
, con una cruz en
la parte superior, «a la manera de San Benito»71
. Esta lápida se hallaba
asentada sobre un «argamazón de ladrillo molido y cal»72
, sin duda
observaron el conocido opus signinum que utilizaron romanos y visigodos
con la finalidad de hacer impermeable una solera73
, material que utilizaron,
según la comisión descubridora para recubrir toda la superficie superior de la
tumba para proteger el interior de humedades exteriores.
finalmente dispersa por la venta de sus lotes entre coleccionistas, instituciones académicas
españolas y extranjeras en a fines del primer tercio del siglo XX. Me siento orgulloso de ser
poseedor de un volumen de la famosa biblioteca de este ilustre jerezano. En concreto, se trata
de un interesante libro relacionado con la numismática de Felipe II. 67 Vara castellana: 0,83590 metros (ADAME VIERA, Mª de los Ángeles, et alii (2000):
Instrumentos y unidades de medida tradicionales en Extremadura, Badajoz, Sociedad
Extremeña de Educación Matemática “Ventura Reyes Prósper”, p. 99). Un canon-medida de
“vara castellana” puede observarse en el fuste de una de las columnas que forman parte de las
arcadas de la “Plaza Chica” de Zafra. 68 La mediad de longitud “cuarta” también era denominada como “palmo” y tenía una
dimensión cifrada en 0,20890 metros; casi 21 cm. (ADAME VIERA, Mª de los Ángeles, et
alii (2000): Instrumentos y unidades de medida tradicionales en…, p. 99). 69 Pulgada: 0,02320 metros; casi 2,5 cm. (Ídem). 70 Al parecer esta lápida epigráfica era cuadrangular con 68 cm. de lado. 71 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano
hallado en la Dehessa…, f. 2r., columna 2. 72 Ídem. 73 AMORES CARREDANO, Fernando (1986): “Pavimentos de Opus signinum en Itálica”,
Habis, 17, pp. 549-564.
Rogelio Segovia Sopo
50 Xerez Equitum, I. 2017
La escocia o borde exterior del sepulcro sobresalía del pavimento por
sus cuatro lados hasta tocar por igual el solado de ladrillo.
Dicho sepulcro estaba dentro de un círculo de pared que por la cabeza
y pies casi tocaba el lucido, estando bruñido del mismo argamazón que antes
se citó, estando desviada esta pared por los lados mayores y menores del
sepulcro rectangular74
. Se indica que esta pared estaba muy destruida en
muchos lugares, llegando su destrucción a los cimientos de la tumba.
Sobre el sepulcro podía verse otro muro también destruido
parcialmente, de una altura y anchura de dos pies75
(55 cm.), distante un pie
de la cabecera (27 cm.), pared que estaba siendo desmontada por los obreros
para reutilizar estas piedras en otras construcciones, lo que implica que era
costumbre destruir restos arqueológicos, en este caso un muro del antiguo
monasterio visigodo para reutilizar sus piedras. Por la descripción, todo
apunta que el sepulcro al que hacemos referencia en este estudio estaba
74 Paralelos a este tipo de sepulcro visigodo se puede detectar en multitud de espacios de la
Península Ibérica. A modo de ejemplo citaremos algunas referencias bibliográficas:
MOLINERO PÉREZ, Antonio (1969): “Guarniciones de carteras en sepulcros visigodos
segovianos”, X Congreso Nacional de Arqueología, pp. 463-475; ALONSO ÁVILA, Ángeles
(1984-1985): “Aproximación a la época visigoda en el territorio de al actual provincia de
Segovia”, Studia historica. Historia antigua, 2-3, pp. 271-290, en la que se citan multitud de
necrópolis de esta provincia. En Extremadura citamos MOLANO BRÍAS, Juana; CASTILLO
CASTILLO, Jesús; ALVARADO GONZALO, Manuel y MATEOS ROMERO, Trinitario
(1991-1992): “Excavación de urgencia en la necrópolis de la ermita de Santa Ana (Monroy)”,
Norba. Revista de historia, 11-12, pp. 143-172, donde se citan muchas otras necrópolis
extremeñas; CALERO CARRETERO, José Ángel y ORTIZ ALESON, Manuel (1986):
“Notas sobre la cerámica funeraria de la necrópolis hispano-visigoda de “El Caballar”
(Usagre, Badajoz)”, Revista de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro
Regional de Extremadura-Mérida, 5, pp. 31-48; del primer autor “Avance de estudio de la
necrópolis del Carballar (Usagre)” (1980); la multitud de trabajos arqueológicos desarrollados
por los arqueólogos integrados en el Consorcio Ciudad Monumental Histórico-Artística y
Arqueológica de Mérida y que podemos consultar al estar publicados en la revista científica
Mérida, excavaciones arqueológicas. Por último, respecto a Jerez de los Caballeros se hace
imprescindible citar algunos trabajos de José Ángel CALERO CARRETERO “El Plan del
Sudoeste: Excavaciones de urgencia en “El Guijo de San José” (Brovales)” (1984); “El Plan
del Sudoeste: Cuatro nuevas piezas de arquitectura decorativa visigoda procedentes de “La
Mata de San Blas”. Jerez de los Caballeros” (1985); “El Plan del Sudoeste: relaciones
hispano-portuguesas en época visigoda a la luz de los materiales arqueológicos de La Mata de
San Blas, Brovales-Jerez de los Caballeros” (1987), y muy especialmente el artículo que
contiene este libro (“Las excavaciones arqueológicas en yacimientos tardoantiguos y
visigodos de Jerez de los Caballeros”), pues realiza una importante síntesis de los yacimientos
y necrópolis visigodas conocidos en el agro de Jerez de los caballeros. 75 El “pie”, o “tercia”, era una medida de longitud que alcanzaba los 0.2786 m. (ADAME
VIERA, Mª de los Ángeles, et alii (2000): Instrumentos y unidades de medida tradicionales
en…, p. 99).
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 51
soterrado bajo construcciones posiblemente de la misma época, y que ese
muro, efectivamente pertenecía a espacios del monasterio/ermita visigoda, al
modo de las tumbas que se excavaron el la iglesia de Santa Eulalia de
Mérida.
Fig. 10. Dibujo a plumilla que la comisión de Jerez de los Caballeros realizó ante
su inspección al sepulcro visigodo de la Dehesa de Alcobaza. Presumiblemente debió
hacer el expediente analizado D. Vicente Rodríguez Medrano, pues era académico
correspondiente de la Real Academia de la Historia, y quien tenía especial interés de
dejar constancia para su conocimiento y legado al futuro de este hallazgo, junto al
administrador Jaime Pedro de la Rocha, que por su parte también envió un informe
sobre este hallazgo a la Real Academia de la Historia. El dibujo a plumilla tiene un
altísimo valor por cuanto el detalle y el rigor en su trazado se asemeja y supera
muchos de los informes protoarqueológicos que se estaban realizando a finales del
siglo XVIII en yacimientos de gran porte, como Mérida, y con la cobertura legal y
financiera de la Corona. Esta realidad aumenta aún más el valor del trabajo
arqueológico realizado en Jerez de los Caballeros en 1777.
Rogelio Segovia Sopo
52 Xerez Equitum, I. 2017
Levantada la parte superior del sepulcro por el vivo del mismo, y
extraído el pie y medio de tierra, no sin antes destruir la capa superior de
ladrillos y las piedras del muro que atravesaba la tumba, encontraron que su
interior estaba solado con piedra de pizarra, y sobre este enlosado se halló un
cadáver humano en decúbito supino cuyos huesos estaban muy deteriorados
por el tiempo, a excepción del fémur, la tibia y el peroné –en el manuscrito
las describe como las «canillas» de piernas y muslo–, estando el resto de
huesos tan deteriorados que se desmoronaban simplemente tocándolos.
Describe también el cráneo, revelando que los huesos de la cabeza estaban
muy dañados, no así los dientes, pues las mandíbulas contenían todos sus
dientes, al menos la mandíbula inferior en la que contabilizaban todas las
muelas, no así la superior. Destaca el párrafo en el que nos informa que en el
lugar donde se hallaba la mano izquierda –redactada como “siniestra” en el
manuscrito–, se encontró un anillo de plata76
. Finalmente, Todos los huesos
se recogieron dentro de una tela, así como el anillo, volviéndose a sellar la
tumba descubierta con las piedras de pizarra desmontadas y cubriéndolas
con la misma tierra que antes se había sacado. La inscripción, que estaba
partida en su ángulo izquierdo superior, aunque completa, se llevó a la casa
de la finca de Alcobaza, mientras los huesos se trasladaron hasta la ciudad
Jerez de los Caballeros.
Por diligencia del Alcalde Mayor de la Ciudad, se ordenó que este
material recuperado de la finca Alcobaza se depositara dentro de una caja en
la Parroquia de Sta Catalina; caja que costeó D. Jaime Pedro de la Rocha,
posiblemente porque al ser administrador de la Dehesa en la que se había
localizado el sepulcro sentía la necesidad de implicarse en la conservación
de lo encontrado. Por otra parte, y aunque pudiera parecer lógico que una
copia del expediente, o la propia información del hallazgo, relato y dibujo
explicativo fueran remitidos a la Real Academia de la Historia, en Madrid,
por el académico don Vicente Rodríguez Medrano, la realidad es que la
información llegada a esta institución el 24 de junio de 1777, siete días
después del hallazgo, está firmada por el administrador don Jaime Pedro de
la Rocha, tal y como puede consultarse en el archivo de la Academia bajo la
signatura RAH, CAIBA/9/3931/0577
.
76 Sobre distintos modelos de anillos de esta época consúltese REINHART, Wilhem (1947):
“Los anillos hispano-visigodos”, Anejos Español de Arqueología, XX, pp. 167-178, o
ESPINAR MORENO, Manuel; José AMEZCUA PRETEL, José y QUESADA GÓMEZ,
Juan José (1994): “Medina Elvira, 4. Anillos romanos y visigodos de la Necrópolis de
Marugán y alrededores”, Cuadernos de arte de la Universidad de Granada, 25, pp. 149-164. 77 Esta signatura reúne tres documentos diferentes: CAIBA/9/3931/05(1), que es una somera
descripción de lo acontecido los días 17 y 18 de junio de 1777; CAIBA/9/3931/05(2), que es
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 53
VI. LA INSCRIPCIÓN SEPULCRAL VISIGODA DE MACONA
La inscripción estaba inscrita cobre una piedra de mármol, o al menos
de piedra caliza, pues es descrita como «piedra blanca»78
. El epígrafe ha
sido descrito en varias ocasiones desde su descubrimiento, siendo la primera
de ellas la que realizaron los miembros de la comisión jerezana formada el
año 1777. Se realizaron dos expedientes distintos, uno elaborado por don
Vicente Rodríguez Medrano y otro por don Jaime P. de la Rocha79
.
El expediente sobre el que gira este estudio fue manuscrito por don
Vicente Rodríguez Medrano, el cual se titula académico honorario de la
RAH. Su nombre se halla en documentos de la Academia de la Historia
como autor de un opúsculo de 7 hojas y 46 páginas en 4º que lleva por título
“Real Omenage, por el Señor D. Fernando VI, Rey de las Españas,
aclamado assi en treinta de Octubre de 1746, por la M.N.M.L. Ciudad de
Jaén, a cuyo respeto ofrece la recopilación de sus mayores Obras, y
públicas aclamaciones”, Madrid, Imprenta de la RAH; la Academia data su
publicación en el año 174680
. Tras consulta de hemeroteca también
conocemos que este folleto tiene anuncio de venta en la Gaceta de Madrid
del 2 de Mayo de 1747. Don Vicente Rodríguez se tilda de Académico
honorario y efectivamente lo era, pues en la signatura RAH, Gabinete
Numario, 1751/1(1), que recoge una carta a los académicos honorarios de
una carta de presentación de don Jaime de la Rocha al académico don Antonio Cortés, y
CAIBA/9/3931/05(3), formada por una lámina con un dibujo a plumilla de la inscripción
hallada en el sepulcro. Difiere de la mostrada en el expediente conservado en la Universidad
de Sevilla, cuestión que explicamos al tratar la inscripción visigoda de Macona. 78 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano
hallado en la Dehessa…, f. 1v., columna 2. 79 El número de inscripciones visigodas es sustancialmente menor a las realizadas en época
romana, de ahí la importancia por dar a conocer cualquier manifestación epigráfica de este
periodo: RAMÍREZ SÁDABA, José Luis y MATEOS CRUZ, Pedro (2000): Catálogo de las
inscripciones cristianas de Mérida, en Colección Cuadernos Emeritenses, 16, Mérida, Museo
Nacional de Arte Romano de Mérida. 80 HERNÁNDEZ ANDRÉS, Juan Manuel (1967): Archivo documental español publicado por
la Real Academia de la Historia. Catálogo de una serie miscelánea procedente del Convento
de San Antonio del Prado y de Casas y Colegios Jesuíticos, Madrid, RAH, t. XXIII-1:
Impresos (1510-1823) p. 332, ficha bibliográfica 859. Por el libro del Padre Ángel VINAGRE
ALONSO (1895): Ensayo bibliográfico-histórico de la Provinca de Jaén, Jaén, Tipográfica
de El Industrial, p. 7, también sabemos que Vicente Rodríguez Medrano escribió otra obra
que tituló “Crisis histórica de la Santa Verónica de Jaén”, la cual presentada a la RAH el 6
de diciembre de 1748 para su publicación fue rechazada al considerar el censor que «si bien
la obra está escrita con toda erudición de que es susceptible el asunto, presenta como prueba
deste á los phseudos cronicones». Tras este dictamen don Vicente Rodríguez suprimió todas
las citas y se autorizó su publicación.
Rogelio Segovia Sopo
54 Xerez Equitum, I. 2017
fecha 6 de agosto de 1751 solicitándoles remitan a la Academia de la
Historia monedas y medallas de España, su nombre aparece en esta lista.
Debió realizar un boceto in situ en el yacimiento, plasmando en
afirmaciones que desarrolla también por escrito en el texto. Por ejemplo, en
el f. 2r., columna 2 nos dice que la inscripción está fracturada en su ángulo
superior izquierdo, y de este modo se representa en el dibujo “arqueológico”
del f. 7r. No obstante, el expediente informativo incluye dentro del texto otra
representación de la inscripción (f. 2r., columna 1), la cual no contiene la
rotura indicada y las letras y palabras alusivas a la fallecida están en un
orden sensiblemente diferente a la ilustración final. No obstante, este
expediente no fue enviado a la Real Academia de la Historia en Madrid, en
su lugar acabó en la Biblioteca Literaria de Sevilla, hoy Biblioteca de la
Universidad de Sevilla donde lo hemos localizado tras estar “perdido” desde
que lo vio Matías Ramón Martínez en 1892.
Otro miembro de la comisión que también decidió realizar un boceto
de la inscripción fue don Jaime Pedro de la Rocha, el administrador de la
Dehesa de Alcobaza, quien finalmente quedó como custodio del epígrafe en
la casa de la finca. El dibujo que ejecutó lo conocemos porque fue enviado
dentro de una carta a la RAH, Madrid, como ya hemos indicado, donde está
custodiado y donde puede consultarse. Lo extraño de este nuevo boceto
radica en que no es exactamente igual al boceto de su compañero Vicente
Rodríguez, como puede comprobarse en las figs. 11-14.
Determinar cuál de las dos inscripciones es la correctamente copiada
no es tarea fácil. Vicente Rodríguez, académico, tenía una mejor formación
para acometer este bosquejo, pero hubo de hacerlo a partir de las notas que
tomó a pie de campo el día 18 de junio de 1777, terminando su labor el 7 de
julio. Paralelamente, Jaime Pedro de la Rocha envío su informe a Madrid de
inmediato, con fecha 24 de junio, con la ventaja de tener consigo el epígrafe.
Después del siglo XVIII, los estudiosos que quisieron registrar esta
inscripción no pudieron hacerlo de modo directo, al no conocerse su
paradero. Así, el padre Fita recurrió al escrito de la RAH81
, al igual que Emil
Hübner que utilizó la carta de don Jaime Pedro de La Rocha, para completar
su “Inscriptiones Hispaniae Christianae” de 187182
, mientras que Matías
Ramón Martínez, que tampoco pudo acceder al epígrafe físico, tomó notas
81 FITA, Fidel (1897): “Nuevas inscripciones romanas y visigóticas”, Boletín de la Real
Academia de la Historia, 30, pp. 333-360. 82 IHC, 51 y suplemento p. 41.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 55
del expediente de Vicente Rodríguez Medrano que aquí tratamos83
. Todas
las ediciones posteriores han recurrido a lo escrito por De la Rocha o por
Martínez84
.
83 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ (1892): El Libro de Jerez…, p. 26. 84 CEBRIÁN FERNÁNDEZ, Rosario (2002): Comisión de Antigüedades de la Real
Academia de la Historia: Antigüedades e Inscripciones, Madrid, Publicaciones del Gabinete
de Antigüedades de la RAH, p. 200.
Fig. 11. Dibujo de la inscripción
realizada por don Jaime Pedro de la
Rocha y enviado a la RAH.
Fig. 12. Dibujo de la inscripción
realizada por don Vicente Rodríguez en el
interior del texto del expediente.
Fig. 13. Dibujo de la inscripción
realizada por don Vicente Rodríguez
en la lámina a plumilla del sepulcro.
Fig. 14. Dibujo realizado por don M. R.
Martínez y Martínez e incluido en su Libro
de Jerez de los Caballeros, p. 46.
Rogelio Segovia Sopo
56 Xerez Equitum, I. 2017
La Inscripción tiene labrada la siguiente leyenda: «MACONA
DEVOTA FAMVLA DEI VIXIT ANNOS LII REQVIEVIT IN PACE SVB
DIE XIII KAL MARTIAS ERA DLXII, vivió cincuenta y dos años:
descansó en paz el día 13 de las Kalendas de Marzo, era 552»
Todos los estudiosos la transcriben como:
“Macona, devota sierva de Dios, vivió cincuenta y dos años: descansó
en paz el día 13 de las Kalendas de Marzo, era 552”, a excepción de Matías
Ramón Martínez, que seguramente por un lapsus gráfico olvidó en 1892
añadir una cifra más al día del fallecimiento, considerando que el epigrafista
labró “XII” en lugar de “XIII”; esta última cifra se repite en los tres bocetos
de 1777 y por lo tanto no existe duda alguna en cuanto a la grafía correcta.
Corresponde esta fecha al día 18 de febrero, aunque encontramos de nuevo
una clara controversia entre los estudiosos por determinar de modo
fehaciente el año de la Era que el epígrafe indica. Martínez determinaba que
el año inscrito, siguiendo a Jaime Pedro de la Rocha, era el 514; el estudioso
alemán Hübner la data en el 522; Fidel Fita en el 552… una variedad de
fecha pues todos se ven obligados a recurrir a los bocetos señalados, los
cuales son susceptibles de interpretación, dado que el soporte material sobre
el que podría hacerse un análisis más detenido y riguroso está perdido.
El descubrimiento del expediente aquí tratado también tiene su
importancia como establecedor exacto de la fecha de hallazgo y redacción
del expediente, pues la anterior publicación a este presente estudio lo realizó
la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, doña Alicia María
Canto en 199785
, la cual opina que la localización de la tumba visigoda de
Alcobaza se produjo poco antes de 1774, es decir en diciembre de 1773,
suponiendo un claro error, pues el expediente de don Vicente Rodríguez
Medrano incluye como fecha cierta del hallazgo el año 1777.
VII. EL ANÁLISIS BÍBLICO-ARQUEOLÓGICO
La composición heterogénea de profesionales que compusieron la
“comisión arqueológica”, unido a la controversia suscitada dentro de la
propia Ilustración entre los pensamientos teológicos y científicos, que
intentaban aunar la nueva era de Las Luces con la fuerza de la religión,
explica que el expediente que hemos redescubierto en la Universidad de
85 CANTO Y DE GREGORIO, Alicia-Mª (1997): Epigrafía Romana de la Beturia Céltica
(E.R.B.C.), Madrid, Universidad Autónoma, pp. 63-64. Remitimos a este cita bibliográfica
para el análisis de la inscripción a partir de las fórmulas epigráficas inscritas.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 57
Sevilla contenga una parte menos arqueológica y más “hagiográfica”. Se
desarrollan varios folios en los que, sin base alguna, intentan demostrar que
los huesos hallados en la tumba pertenecían a una santa católica que había
muerto posiblemente mártir a manos de los arrianos, a imagen de
Hermenegildo a manos de su padre Leovigildo. Esta idea un tanto
trasnochada y fútil gira sobre un tema nada convincente, y así el estudioso
Matías Ramón Martínez describió estas elucubraciones del expediente como:
… indigesta disertación encaminada a demostrar que la difunta
era santa, fundándose en la locución “fámula dei”, sin tener en
cuenta que este calificativo se ponía en todos los sepulcros
cristianos (…). Se comprende, –seguía Martínez–, que el autor
estaba imbuido en las lecturas de los falsos cronicones, y así todos
los nombres antiguos se le antojarían santos86
.
Ya teníamos noticias de la abrumadora erudición de don Vicente
Rodríguez de Medrano, la cual desplegó en la obra que sobre Santa Verónica
de Jaén presentó en la Real Academia de la Historia para su publicación.
Recordemos que un principio no se aceptó su publicación al considerarla
basada en los “falsos cronicones”87
. No obstante, ese rechazo oficial a su
modo de escribir más propio de los siglos XVI, XVII y principios del
XVIII88
, parece que no le supuso un cambio de actitud ni se adaptó a los
nuevos modos de hacer historia que partían desde las academias ilustradas.
Coincidimos en considerar un ejercicio baladí y contraproducente los
folios dedicados a justificar la posible santidad del lugar y de la fallecida en
la Dehesa de Alcobaza, pues únicamente pavonea una erudición
“culteranista” que oculta una verdadera falta de conocimientos sobre los
temas tratados.
VIII. CONCLUSIONES
Sin duda el hallazgo del sepulcro visigodo de la Dehesa de Alcobaza,
en Jerez de los Caballeros (Badajoz), allá por la lejana fecha del 18 de junio
de 1777 no pasó al olvido porque una comisión de hombres cultos y
preocupados con la historia de su localidad, con deseos de dejar en legado la
86 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ (1892): El Libro de Jerez…, p. 46. 87 Vide nota 74. 88 Recuérdese la nota incluida en este trabajo en relación al un libro que poseo de don Manuel
de la Huerta y Vega, fechado en 1740 y que despliega una erudición absolutamente rechazada
por los nuevos académicos ilustrados desde mediados del siglo XVIII o de Las Luces.
Rogelio Segovia Sopo
58 Xerez Equitum, I. 2017
suerte de este descubrimiento, redactaron un interesantísimo expediente en el
que se relataba no solo el contexto de la localización de la tumba sino la
descripción pormenorizada de la misma. Como perfecto complemento de
este expediente, se añadió un boceto de la inscripción que encontraron sobre
la lápida superior y un bello dibujo a plumilla del mencionado sepulcro,
detallando con rigor “arqueológico” cada una de sus partes, materiales
utilizados, dimensiones y estructuras, dejándonos una fiel noticia de un
enterramiento visigodo de cierto porte y que, si no fuera por el trabajo
realizado por esta comisión de ilustrados, habría quedado hoy en el olvido89
.
El año de 1777 es una fecha muy lejana para el devenir de la Historia
de la Arqueología, cuyos trabajos sistemáticos comienzan a mediados del
siglo XIX. No obstante, la labor desarrollada por los comisionados, y
especialmente por don Vicente Rodríguez Medrano y don Jaime Pedro de la
Rocha, nos dejan una magnífica muestra de los escasísimos ejemplos de
trabajo protoarqueológico en España. Por esta razón, la presente publicación
les rinde sincero homenaje con su estudio y divulgación.
89 La difusión de los informes de don Vicente Rodríguez Medrano y don Pedro Jaime de la
Rocha, ambos de 1777 como hemos analizado, tuvo tal calado que, en la inmediata fecha de
1779, el padre Juan Mateos Reyes Ortiz de Tovar, O.F.M., anotó en su manuscrito titulado
Partidos triunfantes de la Beturia Túrdula noticias acerca del descubrimiento del sepulcro
jerezano de “Macona” (este manuscrito se conserva en el Archivo de Real Monasterio de Sta.
María de Guadalupe, A. Mon. G. Barrantes, signatura Manuscritoss 13/70, pp. 76-77). Una
reciente edición impresa fue coordinada por fray Sebastián García y publicada por Ediciones
Guadalupe en 1998. La descripción de Jerez de los Caballeros y su historia se extiende entre
las páginas 59 y 60.
La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…
Xerez Equitum, I. 2017 59
Cuadro 1.
Esquema cronológico de la protoarqueología de España, con algunas noticias
clave del periodo arqueológico
AÑO Acontecimiento
1525-1529 -Mariangelo Accursio realiza el primer corpus de inscripciones romanas de
España.
1562-1570 -El pinto flamenco ven del Wyngaerde realiza bocetos de los restos
arqueológicos españoles visibles.
1575 -Felipe II encarga la realización de las “Relaciones topográficas de los pueblos
de España”.
1578 -Felipe II encarga la realización de “Las antigüedades de las ciudades de
España”.
1587 -Antonio Agustín publica “Diálogo de medallas, inscripciones y otras
antigüedades”.
1738 -Felipe V funda la Real Academia de la Historia.
1743-1754 -Anticuarios viajan por España recopilando datos de la Antigüedad.
1752 -El Marqués de la Ensenada publica unas someras normas para la conservación
de las antigüedades en cada ciudad, pueblo y lugar.
1757 -El padre Flórez publica su obra sobre numismática antigua española.
1777
-Se descubre un sepulcro visigodo en la Dehesa de Alcobaza de Jerez de los
Caballeros (Badajoz). Una comisión redacta un informe
protoarqueológico describiendo pormenorizadamente dicho hallazgo.
1772-1794 -Antonio Ponz publica “Viaje por España”.
1791-1794 -Manuel Villena realiza excavaciones en Mérida por orden del rey Carlos IV.
1803 -Real Cédula que da la supervisión de cualquier excavación de antigüedades a la
Real Academia de la Historia.
1761-1807 -Minuta de Núñez Barrero.
1833 -Gregorio Fernández Pérez redacta su “Historia de Jerez de los Caballeros”.
1844
-Creación de las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos y
Artísticos.
-Fundación de la Academia de Arqueología y Geografía “Príncipe Alfonso”.
1867 -Fundación del Museo Arqueológico Nacional…