Post on 20-May-2015
Cuarto mandamiento
Honrarás a tu padre y a tu madre
INTRODUCCIÓN El comportamiento de Jesús con María, su Madre, y
con José, que hacía las veces de padre, debe ser
ejemplo a imitar por todos.
Lleva consigo una recompensa:
"Honra a tu padre y a tu madre, para que
se prolonguen tus días sobre la tierra que
el Señor,tu Dios, te va a dar" (Éxodo, 20,12).
El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los
esposos y a la procreación y educación de los hijos. Es la
célula fundamental de la sociedad e Iglesia doméstica
1. Contenido: deberes de los HIJOS hacia los padres
Amor: hay que rezar por ellos, darles satisfacciones y
alegrías, y ayudarles según las posibilidades, sobre
todo si están enfermos o son ancianos.
Respeto y gratitud: si se advierte que los padres
tienen algún defecto o rareza -particularmente cuando
son mayores-, o que no hacen lo que deben, hay que
rezar, comprenderlos y
disculparlos,
Justa obediencia, siempre
que no sea pecado lo que mandan.
Los padres han de amar, sustentar y educar a sus
hijos: cuidar de sus necesidades espirituales y materiales,
dándoles una sólida formación humana y cristiana.
Para conseguirlo, además de rezar por ellos, deben poner
los medios eficaces:
el ejemplo propio, los buenos consejos, elección de escuela...
Después de haberles aconsejado, han de respetar y
favorecer la vocación de los hijos cuando eligen el camino
de su vida, en lo humano y en lo sobrenatural.
2. Contenido: deberes de los PADRES hacia los hijos
Por extensión, el cuarto mandamiento incluye el respeto
y obediencia debidos a quienes están constituidos en
autoridad: profesores, autoridades eclesiásticas y civiles…
Son obligaciones de todos los ciudadadanos: derecho y deber del
voto, pago de impuestos, defensa del país…
Se debe obedecer a las autoridades civiles, salvo que
se opongan a la moral Papel del Estado ante la familia:
Proteger, respetar y favorecer: la naturaleza del matrimonio y la familia la moral pública Los derechos de los padres a la educación de sus hijos El bienestar doméstico
3. Autoridades civiles
Quinto mandamiento
No matarás
Introducción La vida humana es sagrada; desde el
comienzo es fruto de la acción creadora de Dios y siempre mantiene esa especial relación con el Creador, origen y término de nuestra existencia.
Sólo Dios es señor de la vida desde el principio hasta el fin; el hombre no es más que administrador, y debe cuidar de la vida propia y de la de sus semejantes.
1. Contenido del quinto mandamiento
Deberes con uno mismo:
Amor y respeto a sí mismo, sin egoísmo (YO) ni
soberbia (SOY LA MEJOR).
Usar bien de los talentos. La pereza es el pecado
que se opone a que los talentos fructifiquen.
Amor y respeto del cuerpo: se oponen a este deber
el suicidio, la mutilación, exponerse a graves peligros, la
gula, la embriaguez, las drogas.
Cuidado de la vida espiritual.
Contenido del quinto mandamiento
Deberes con los demás:
Respeto a la vida ajena: se oponen el homicidio,
eutanasia y el aborto.
El respeto a la convivencia: evitar todo lo que va en
contra de los demás (odio, envidia, enemistad, discordias,
riñas, venganzas, peleas, desear mal a alguien, …).
El escándalo: toda palabra, obra u omisión que incita a
otros a pecar. "Más le valiera que atándole una rueda de molino al cuello,
le arrojasen al fondo del mar” (Mateo 18,6).
En positivo: OBRAS DE MISERICORDIACORPORALES
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Vestir al desnudo. Visitar a los enfermos. Asistir al preso. Dar posada al
caminante. Sepultar a los muertos.
ESPIRITUALES Enseñar al que no sabe. Dar buen consejo al que lo
necesita. Corregir al que se
equivoca. Perdonar las injurias. Consolar al afligido. Tolerar los defectos del
prójimo. Rezar por los difuntos.
Profundizando Tratamientos médicos- eutanasia: los cuidados
necesarios no pueden ser interrumpidos; son legítimos: el uso de analgésicos, no destinados a causar la muerte, y la renuncia al «encarnizamiento terapéutico», tratamientos
médicos desproporcionados y sin esperanza razonable de resultado positivo.
Experimentaciones científicas: condiciones están al servicio del bien integral de la persona y de la
sociedad, sin riesgos desproporcionados para la vida
y la integridad física y psíquica de los sujetos, oportunamente informados y contando con su
consentimiento.
La guerra El uso de la fuerza militar está moralmente justificado si
se dan simultáneamente las siguientes condiciones: certeza de que el daño causado por el agresor es duradero y
grave; no hay alternativa pacífica; fundadas posibilidades de éxito en la acción defensiva y ausencia de males aún peores, dado el poder de los medios
modernos de destrucción.
Deben decidir si se dan las anteriores condiciones los gobernantes, a quienes corresponde el derecho de imponer a los ciudadanos la obligación de la defensa nacional, dejando a salvo el derecho a la objeción de conciencia y a servir de otra manera.
Exige: que sean tratados con humanidad los no combatientes, los
soldados heridos y los prisioneros.
Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes,
como también las disposiciones que las ordenan.
Se deben condenar las destrucciones masivas, el exterminio
de un pueblo o de una minoría étnica; hay obligación moral de
oponerse a quienes los ordenan.
Se debe hacer todo lo posible para evitar a toda costa
la guerra: evitar la acumulación y el tráfico de armas;
las injusticias, sobre todo económicas y sociales;
las discriminaciones étnicas o religiosas;
la envidia, la desconfianza, el orgullo y el espíritu de venganza.
Séptimo mandamiento
No robarás
Introducción Habla Jesús al joven rico:
“Ve, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme" (Marcos 10,21).
Marchándose el joven triste porque era muy rico, Jesús advierte: "¡Qué difícilmente entrarán
en el Reino de Dios los que tienen riquezas!".
Los bienes materiales hacen posible el desarrollo de las capacidades naturales del hombre, recibidos de Dios Creador.
Dios ha concedido al hombre un dominio relativo sobre la naturaleza, regulado por el respeto y la calidad de vida del prójimo.
Los bienes creados son de todos y para todos, y se consiguen principalmente mediante el trabajo.
El derecho a la propiedad privada es un derecho natural, querido por Dios, aunque el hombre es mero administrador: debe estar abierto a los demás.
Es legítimo servirse de los animales como alimento y vestido; pero no hacerlos sufrir inútilmente, sacrificarlos sin necesidad, o invertir en ellos sumas que podrían remediar necesidades de los hombres.
Contra el 7º mandamiento El séptimo mandamiento prohíbe actuaciones
que atentan contra el derecho del prójimo: El robo: quitar o retener una cosa contra la voluntad de su dueño
La usura: prestar dinero u otra cosa exigiendo un interés excesivo
El fraude: no dar lo justo
También prohíbe: Retener objetos perdidos Pagar injustamente Ignorar la necesidad ajena El trabajo mal hecho El despilfarro
Obligación de reparar el daño
Cuando se roba o estropea algo, produciendo un daño importante en los bienes de los demás, se comete un pecado grave. Se puede perdonar en confesión si se acompaña de la intención de devolver lo robado o de reparar el daño.
Si ya no se tiene lo robado, se devuelve de los bienes propios, o se compra y devuelve algo igual a lo robado.
Actitud ante los bienes Respecto a nosotros mismos:
Uso - desprendimiento de los bienes
más importante: amar a Dios y al
prójimo, con obras.
Respecto a los demás: compartir con los necesitados:
campañas, limosnas…
ayudar a la Iglesia en sus
necesidades, cada uno en la medida
de sus posibilidades
Octavo mandamiento
No dirás falso testimonio ni mentirás
INTRODUCCIÓN La verdad cuesta y exige esfuerzo, pero hay que ser
valientes para decirla siempre. Jesús dijo:
“Sea vuestro modo de hablar: sí, sí, o no, no. Lo que excede de esto, viene del Maligno” (Mt 5, 37)
Hay que ser sinceros y leales con: Dios, con nosotros y con los demás.
Motivos por los que se miente: miedo o vergüenza de ser descubiertos, para salir de un apuro o para gastar una broma.
Contra el 8º mandamiento Destruir la honra de los demás mediante:
La calumnia: exagerar faltas o decir algo malo que es mentira
La maledicencia: difundir injustamente defectos ocultos del prójimo
El falso testimonio: declarar en un juicio algo que no es verdad y que le perjudica
El juicio temerario: pensar mal de los demás sin justo motivo
Violación de secretos: manifestar lo que se debe callar El halago y la adulación, sobre todo si están orientados a
pecar gravemente o para lograr ventajas ilícitas.
Modo de actuar de un cristiano Un cristiano debe decir siempre la verdad Siempre se debe proteger (lo que exige callar en
algunas circunstancias): el bien común o particular. la defensa de la vida privada y el peligro del escándalo
Actuación del cristiano: No escuchar lo que se habla mal de los demás Defender con valentía y/o disculpar, cortando las crítica
y murmuraciones.
Restituir la honra: estamos obligados a reparar el mal hecho para que se pueda perdonar el pecado.
Corrección fraterna La caridad nos llevará a decir la verdad con nobleza, de
frente, nunca de espaldas. Decir las cosas con verdad y caridad es ayudar con la
corrección fraterna: “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te
escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no escucha, toma entonces contigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede
firme por la palabra de dos o tres testigos. Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la
Iglesia, tenlo por pagano y publicano” Mt 8,15-17
Condiciones: Motivo: caridad Modo: a solas, con cariño, con claridad y caridad,
explicando motivos por los que no puede actuar así, que la otra persona no se sienta herido, sin chistes...
Décimo mandamiento
No codiciarás los bienes ajenos
INTRODUCCIÓN Cuando impera la ley de Dios en el corazón,
sobresale el desprendimiento de los bienes creados, porque el amor de Dios lo domina todo. "Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque
de ellos es el reino de los cielos“ (Mt 5, 3).
El cristiano ha de orientar sus deseos hacia la esperanza teologal, buscar el amor perfecto.
Contra el 10º mandamiento
La avaricia, deseo desordenado de riquezas, y
también el deseo de cometer una injusticia que
dañe al prójimo en sus bienes temporales.
La envidia, tristeza que produce el bien del
prójimo, con deseo desordenado de poseerlo y
apropiárselo. De la envidia nacen el odio, la maledicencia y la
calumnia.