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8/22/2019 Mariani Cuentos
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Cuentos de laofiCina
Sereproduceacontin
uacinlaprimeraedicindeestelibro:Bueno
sAires,Claridad,
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Balada de la ofiCina
Entra. No repares en el sol que dejas en la calle. El sol estcado en la calle como una blanca mancha de cal. Est lamien-
do ahora nuestra vereda; esta tarde se ir enfrente. Entra. Norepares en el sol. Tienes el domingo para bebrtelo todo y golo-samente, como un vaso de rubia cerveza en una tarde de calor.Hoy, deja el perezoso y contemplativo sol en la calle. T, entra.El sol no es serio. Entra. En la calle tambin est el viento. Elviento que corre jugando con fantasmas. Fantasma l tambin,pues no se ve con los ojos de la cara, y se le siente. El viento estjugando; ya corriendo una loca carrera por en medio de la calle;
ya golpendose las sienes contra las paredes de las casas; ya des-hilndose en las copas de los rboles f f f f El vientoes juguetn como un recental; esto no es serio. T, entra.
Deja en la calle sol, viento, movimiento loco; t, entra.Qu podras hacer en la calle? No tienes vergenza, estpi-
do sentimental, regodearte con el sol como un anciano blanco,y esqueletoso, y centenario? No te humillas, en tu actual situa-
cin de muchacho fornido, dejarte forrar por el viento comouna hoja dentro de un remolino?
Y la lluvia! No te avergonzar recordndote que los otrosdas estuviste tres horas, tres horas!, contemplando tras lavidriera del caf, caer y caer y caer, montonamente, estpida-mente, una larga, montona y estpida lluvia. Entra, entra.
Entra; penetra en mi vientre, que no es oscuro, porque, mira cun-
tos Osram flechan sus luminosos ojos de azufre encendido como pupi-
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las de gata! Penetra en mi carne, y estars resguardado contra el sol quequema, el viento que golpea, la lluvia que moja y el fro que enferma.
Entra; as tendrs la certeza que dar paz a tu espritu, deobtener todos los das pan para tu boca y para la boca de tus pe-queuelos. Tus pequeuelos, tus hijos, los hijos de tu carne y detu alma y de la carne y del alma de la compaera que hace contigoel camino! Yo te dar para ellos pan y leche; no temas; mientras tests en mi seno y no desgarres las prescripciones que t sabes,jams faltar a tus pequeuelos, los pobres!, ni pan, ni leche, para
sus vidas bocas. Entra; acurdate de ellos; entra.Adems, cumplirs con tu deber. Tu Deber. Entiendes? El
trabajo no deshonra, sin* que ennoblece. La Vida es un Deber.El hombre ha nacido para trabajar.
Entra; urge trabajar. La vida moderna es complicada comouna madeja con la que estuvo jugando un gato joven. Entra;siempre hay trabajo aqu.
No te aburrirs; al contrario, encontrars con qu matizar tuvida. (Adems de que es un Deber). Entra. Sintate. Trabaja. Soncuatro horas apenas. Cuatro horas. Pero, eso s; nada de engaa-rifas ni simulaciones ni sofisticaciones. A trabajar! Si tu labor eslimpia, exacta y voluntariosa, voluntariosa sobre todo, losjefes te felicitarn. T ests sano; puedes resistir estas cuatro horas.Has visto cmo la* has resistido? Ahora vte a almorzar. Y vuel-ve a hora cabal, exacta, precisa, matemtica. Cuidado! Porque si
todos se atrasaran, se derrumbara la disciplina, y sin disciplina nopuede existir nada serio. Otras cuatro horas al da. Nadie se mueretrabajando ocho horas diarias. T mismo, dime; no has estadoremando el domingo once o doce horas, cansando tus msculosen una labor con el agua que me abstengo de calificar por el ningnrendimiento que se obtiene? Ves t? Y con inminente peligro deahogarte! Yo slo te exijo ocho horas. Y te pago; te visto; te doy de
comer. No me lo agradezcas! Yo soy as.Ahora vete contento. Has cumplido con tu Deber. V a tu
casa. No te detengas en el camino. Hay que ser serio, honesto,sin vicios. Y vuelve maana, y todos los das, durante 25 aos;durante los 9.125 das que llegas a m, yo te abrir mi seno demadre; despus, si no te has muerto tsico, te dar la jubilacin.
Entonces, gozars del sol, y al da siguiente te morirs. Pero
has cumplido con tu Deber!