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MANUEL CERDÁN

Matar a Carrero:la conspiración

www.megustaleerebooks.com

Para María Victoria, Víctor y Nieves.Y para todas aquellas personas

que luchan para que la historia reciente deEspaña

no se escriba con renglones torcidoso páginas en blanco

El cerco se estrecha; elpoder sagaz de lossabuesos y de la muerteavanza de hora en hora.

JOHN DRYDEN1

Me voy sin saber si ETAcobraba en dólares o enrublos.

ADOLFO SUÁREZ,

presidente del Gobierno

Mi marido estorbaba a

alguien.

CARMEN PICHOT,

viuda de Carrero Blanco

Chico, hay tantos quequerían quitarse de enmedio a Carrero.

GUTIÉRREZ MELLADO,

teniente general del Ejército

INTRODUCCIÓN

La España delParkinson político

En diciembre de 2003,aprovechando el treintaaniversario de la muerte deCarrero Blanco publiqué en eldiario El Mundo una serie dereportajes sobre el atentado quele costó la vida al presidente delGobierno. Con el título«Objetivo: asesinar alpresidente», destaqué lo

sospechoso que resultaba queuna treintena de terroristas deETA se pasearan por Madriddurante un año y nadie delMinisterio de la Gobernación, delas fuerzas de seguridad, de losservicios secretos, de la Jefaturadel Estado, del Ejército o delGobierno se diera cuenta de losplanes asesinos de la bandaterrorista. ¡Increíble!¡Incomprensible! ¡E inaceptable!

Después de más de dosdécadas de investigación sobre elasesinato del almirante Carrero,estoy cada vez más convencido

de que el magnicidio se debió aun complot contra el delfín deFranco. La mano asesina fue lade ETA, pero otros le allanaronel terreno. Sin embargo, despuésde cuarenta años, nadie halogrado reunir las pruebas parademostrarlo, sobre todo porquedesde el principio lainvestigación nació viciada ycontaminada. Ni al Régimen ni,después, a los gobiernos de laTransición les interesó seguir lapista de la trama asesina.Finalmente, la amnistía de 1978dejó en libertad a todos los

encausados por el atentado. Lasospecha sobre un complot sedebe a un cúmulo de pruebas, ainfinidad de contradicciones, anumerosas conjeturas, atestimonios de muchos testigos yprotagonistas de la época, a unsinfín de indicios y, sobre todo, amucho olfato.

El magnicidio de Carrero esmuy similar al del general Prim,en 1870. El primer presidenteasesinado en España. En amboscasos, aunque las motivaciones,las circunstancias y la época sonmuy distintas, existieron dos

conspiraciones: una para acabarcon ellos y, más tarde, otra paratapar las pruebas. Para que asícesaran las pesquisas, se lograrala libertad de los autoresmateriales del crimen, quedaranimpunes los inductores ycolaboradores necesarios y sesoslayaran la ineptitud y laineficacia de las fuerzas deseguridad y de los serviciossecretos. Resulta más grave en elcaso de Carrero Blanco porque elmismísimo almirante acababa decrear los servicios deinformación del SECED, a los

que la oposición y en elextranjero calificaban de«temibles».

La verdad es que todo es muydiferente a como nos lo hancontado durante décadas. En1973, ni el SECED era tantemible, ni la Policía franquistatan omnímoda, ni el Régimen tanmonolítico. El Movimiento, quesalió victorioso de la GuerraCivil, atravesaba una graveenfermedad, como el propioFranco. El Parkinson delCaudillo no era sólo fisiológico,sino también metafóricamente

político. Esa ausencia del líder,que se quedaba dormido en losConsejos de Ministros, socavó lapropia existencia del sistema yprovocó una soterrada lucha porla sucesión. Carrero se movíaentre los tecnócratas del OpusDei, los franquistas másmoderados y los monárquicosque apoyaban la solución decontinuidad de la Coronarepresentada en la figura delpríncipe Juan Carlos.

En el otro bando sobresalíanlos más ultras del Régimen, losazules de Falange y el círculo de

El Pardo, el más próximo alCaudillo. Destacaban doñaCarmen Polo y el marqués deVillaverde, el yernísimo, quereivindicaban para España másmano dura. Para ello, siempre sepostularon a favor de donAlfonso de Borbón, el primo delpríncipe, y de Arias Navarro,entonces alcalde de Madrid.Todos ellos lograron convenceral Caudillo para que Carrero, encontra de su criterio, nombrara aArias ministro de laGobernación. Tras el magnicidiollegaron aún más lejos y lo

colocaron al frente de laPresidencia del Gobierno.

En medio de ese escenarioconspirativo, ETA cruzaba elárbol Malato y desembarcaba enMadrid con toda su artillería. Enel verano de 1973, llegaron areunirse hasta treinta dirigentes ymilitantes en un piso de Getafedonde celebraron una reunión desu Coordinadora antes de la VIAsamblea de Hasparren. Nadielogra entender cómo los Ezkerra,Txomin, Josu Ternera , Pelotas,Peixoto, Pertur, Pakito… sedesplazaron con total impunidad

desde el País Vasco y el sur deFrancia hasta la capital delEstado, sin que ningúnconfidente policial o los expertosen antiterrorismo descubrieransus movimientos. Además, lacúpula etarra tenía ladesvergüenza de reunirse enMadrid con los miembros delcomando Txikia, que preparabael secuestro del almirante.

Durante los últimos años hetenido la ventaja de poder hablarcon Pérez Beotegui, alias Wilson,quien, junto a Argala puso enmarcha la misión; Durán, el

sindicalista comunista queconstruyó el sótano de la calleHogar, donde se escondió elcomando tras el atentado;Espinosa, uno de los confidentesque avisó a sus jefes de lapresencia de etarras en Madrid;Ugarte, el delegado del SECEDen el País Vasco y jefe del PlanUdaberri; Mikel Lejarza, ElLobo, el topo más importanteque la Policía infiltró en ETA;Julen Madariaga, uno de losfundadores de la banda; EvaForest, intermediaria ycolaboradora necesaria en el

atentado; Stefano Delle Chiae, elneofascista italiano ycolaborador de los serviciossecretos del almirante; algunosde los agentes policiales queinterrogaron a Ezkerra tras sudetención; miembros de lasfuerzas de seguridad, espías yotros personajes de la luchaantiterrorista; políticos delfranquismo y de la Transición y,especialmente, Ricardo de laCierva, gran historiador y amigopersonal de Carrero Blanco.

Le atribuyo a De la Cierva unprotagonismo especial porque

fue el primer investigador enponer el dedo en la llaga con sulibro ¿Dónde está el sumario deCarrero Blanco? El ex ministrode Cultura en la primeralegislatura de la Democraciadenunciaba la falta de voluntadpara investigar el crimen, quequedó en una tarea inacabada yolvidada, tras la amnistía a losautores y colaboradores delatentado.

A Wilson lo conocí el 25 deabril de 2001 en Vitoria cuandopreparaba con otros compañerosel primer capítulo de la serie de

te lev is ió n Crónica de unaGeneración. En las dosreuniones que mantuve con él —durante una noche de copas porel casco viejo de la capitalalavesa y en un desayuno en unhotel de la cadena NH— meencontré a un personaje pasota yde vuelta de todo. Nada que vercon el temible Wilson de losaños setenta. El programa estabadedicado a la Operación Lobopor la que él había sido detenidoen Barcelona en julio de 1975. Yaunque, en un principio, pusoresistencia a entrar en las

profundidades del atentado deCarrero, finalmente deslizó deforma inconexa algún que otrocomentario que, en la habitacióndel hotel, anoté en un bloc.

Algunas de aquellasconfidencias las he incluido en ell i b r o . Wilson admitió supresencia en el hotel Mindanaopero me dijo que apenas vio almisterioso personaje que facilitóa Argala los datos sobre lacostumbre del almirante decomulgar todos los días y a lamisma hora en la iglesia de SanFrancisco de Borja, en la calle

Serrano de Madrid. Después tuveacceso a su declaración judicialen la que ya se extiende con másdetalles sobre el encuentro conaquel personaje sin rostro de laoposición al Régimen.

Wilson falleció en 2008 y sellevó a la tumba uno de lossecretos mejor guardados de laTransición: cómo obtuvieron losetarras en Madrid la informaciónpara matar al delfín de Franco.Desconozco si ha dejado escritossus recuerdos de aquellos añosen ETA, pero se me antoja pocoprobable que un activista se

dedique a redactar sus memorias.No me imagino a Pérez Beoteguirecopilando en una libreta susandanzas y fechorías terroristas.

Con las muertes de Argala yWilson desaparecían los dosúnicos testigos que habíanconocido al personaje anónimoque puso en la diana a Carrero.Es como el cuadro de Dalí, Elhombre invisible, que ocupa unade las paredes del Museo de ArteModerno de Nueva York. Unaimagen difuminada e incompletacon un cuerpo en forma decascada. Ése es nuestro hombre

invisible de la Transición.Posiblemente, también lo

llegaran a conocer Eva Forest yel etarra Kaskazuri. Pero muertala mujer de Alfonso Sastre, tansólo queda el etarra IgnacioUgalde Aguirresarobe, que llegóa ser responsable de mugas de labanda. En 1993 fue detenido porla policía y, tras pasar por lacárcel, quedó en libertad. En laactualidad se desconoce suparadero, aunque posiblementeresida en Francia.

Argala fue asesinado enAnglet por un comando del

Batallón Vasco Español,integrado por agentes ycolaboradores de los serviciossecretos del SECED, en el quintoaniversario de la muerte deCarrero. ¿Quisieron vengar alalmirante o quitar de en medio aun testigo incómodo queademás, en esos momentos,negociaba con el Gobierno? LaEspaña de la Transición tambiénguarda muchas sombras comolas del árbol Malato. Muchoshombres invisibles como los deDalí.

La banda jamás ha desvelado

la identidad de ese «elegantehombre de traje gris», como loretratan Carlos Estévez yFrancisco Mármol en su libroCarrero, las razones de unasesinato. Posiblemente sea,junto con Golpe mortal deIsmael Fuente, Joaquín Prieto yJavier García y con Todosquieren matar a Carrero deErnesto Villar, el mejor libroescrito hasta la fecha sobre latrastienda del magnicidio.También me gustaría destacar ellibro de Ángel Ugarte yFrancisco Medina, Un espía en

el País Vasco . Y en el apartadode obras escritas por políticosque conocieron al almirante,resultan imprescindibles losvarios volúmenes de lasMemorias de Laureano LópezRodó, quien fuera ministro delPlan de Desarrollo y de AsuntosExteriores.

Si los periodistas y algunoshistoriadores hemos pretendidodespejar las incógnitas sobre elatentado de Carrero no ha sidoasí por parte de las instanciasjudiciales y policiales. Desde unprimer momento, alguien de

«arriba» ordenó cumplir condecoro el expediente y pasar depuntillas sobre las incógnitas delcaso, tanto en los procesosciviles de los sumarios número3/73 del Juzgado número 21 deMadrid y 142/73 del Juzgado delo Penal. Y luego en el 73/75 delJuzgado Militar Especial.

Las indagaciones para desliarla madeja del caso Carrerosupusieron un coitusinterruptus. Un verdaderogatillazo jurídico-policial.Duraron tres años, cinco meses ysiete días. Las pesquisas tan sólo

ocupan 3.009 folios, cuando unsumario de esas característicaspuede alcanzar decenas de miles.La investigación quedóconcluida, el 11 de mayo de1977, por medio de un desoladorauto, dictado por el titular delJuzgado de Instrucción número21 de Madrid. En aquella fechasólo quedaban tres personas enla cárcel por el magnicidio:Wilson, Goiburu y Ezkerra.

Las declaraciones de Ezkerraante la policía, tras su detenciónen septiembre de 1975, tambiénhan sido una fuente documental

muy valiosa para la elaboracióndel libro. Pude acceder a ellas en2003, en el transcurso de miinvestigación ya citada para ElMundo. Entonces me detuve enlos movimientos del comandoTxikia en Madrid a partir de ladeclaración policial de JoséIgnacio Múgica Arregui, quepude leer en los archivospoliciales de la ComisaríaGeneral de Documentación, ensu edificio de Canillas. Me llamóla atención un datoverdaderamente surrealista yprovocador: todos los etarras

que se desplazaron a Madridtenían tras de sí una orden debusca y captura y se relacionabancon grupos vigilados por la todoexpeditiva Policía político-socialde un régimen dictatorial. LaPolicía franquista que a menudoefectuaba redadasindiscriminadas entre los gruposde la oposición.Incomprensiblemente, jamás setoparon con un etarra, y eso quel o s Argala y Cía cometieroninfinidad de errores; algunos deellos, impensables en una redclandestina. La dictadura de

Franco, presentada en Europacomo la más represiva, dejabaescapar a los asesinos del delfíndel Caudillo. Algo asombroso.

En 2003, como complemento ala información que habíarecabado de los archivospoliciales, solicité alDepartamento de Estadonorteamericano ladesclasificación de losdocumentos elaborados sobre elatentado por la Administraciónde Estados Unidos. Queríacomprobar si Washingtonrespondía con la misma

transparencia informativa a losperiodistas extranjeros queresiden a miles de kilómetros deWashington. Les remití una cartapara que me facilitaran una copiade los documentos que sepudieron generar en aquellasfechas tanto en la delegacióndiplomática de Madrid como enla antena de la CIA.

El 20 de octubre de 2003 enviéla misiva a Margaret P. Grafeld,la coordinadora del Informationand Privacy de la Office ofInformation ResourcesManagement Program and

Services del Departamento deEstado, con sede en Washington.Le solicitaba, acogiéndome a laFreedom of Information Act(FOIA), la desclasificación deuna serie de documentos:

—Los informes elaborados enla Embajada de Estados Unidosde Madrid sobre el atentado yremitidos al Departamento deEstado.

—La correspondencia de laEmbajada con las autoridadesespañolas.

—Los informes sobre la figura

política de Carrero.—Los informes de la CIA

sobre el asesinato y sobre la ETAde 1973.

Siete días después, el 27 deoctubre, recibí una carta delDepartamento de Estado, firmadapor Richard C. Devine, de laOficina de Programas yServicios. Contestaba a mirequerimiento de forma positiva.Me decía que había puesto enmarcha mi solicitud, pero que losdocumentos relacionados con laCIA tenía que pedírselos al

coordinador de la FOIA de esaagencia. Me convertía en elprimer periodista español queconseguía documentos secretosdesclasificados sobre la figura ylos hechos que rodeaban elatentado de Carrero.

Los funcionarios americanosme decían que la ley les obligabaa borrar todos aquellos datospersonales que pudieran afectar ala seguridad o la privacidad decolaboradores de laAdministración norteamericana yque disponían de cuarenta ycinco días desde la fecha de la

carta para comunicarme losdocumentos encontrados.

Con los documentos de la CIAno tuve ningún problema ya quela Agencia los habíadesclasificado con anterioridad ylos había volcado en su páginade internet.

Días después recibí un sobrede color amarillo con losdocumentos. Algunos de ellosme han servido para elaborar ellibro que tienen en sus manos yque reproduzco en los anexos.

En el proceso de esta obra hetenido, asimismo, la oportunidad

de acceder al sumario delatentado de Carrero. Me lo heleído con mucho detenimiento,folio a folio, y, comopresuponía, me he encontradocon muchísimas lagunas. Estáclaro que ningún profesional dela investigación, independiente yserio, habría realizado talpantomima. En los tres mil foliosde sus cinco tomos aparecen lasdeclaraciones de ciento sesenta ydos personas, pero susinterrogatorios están encauzadosmás a tapar que a descubrir.

El magistrado Luis de la Torre

Arredondo, en 1973 presidentede la Sección Cuarta de loCriminal de la AudienciaProvincial de Madrid, se hizocargo de la instrucción de lacausa. De la Torre desveló mástarde a la revista Interviú laspresiones que tuvo que sufrirpara no investigar una pista quele conducía a la CIAnorteamericana y a algunossectores del búnker. Asimismo,se quejó del poco interés quepusieron las administracionesArias Navarro y Suárez para quese llegara a descubrir toda la

verdad. Al parecer, algunasalfombras permanecieron sin serlevantadas. El magistrado revelóunas palabras de GutiérrezMellado que, como él, veraneabaen Suances: «Chico, hay tantosque querían quitarse de en medioa Carrero».

La viuda del almirante, Maríadel Carmen Pichot, también semostró contrariada por el modoen que se había llevado lainvestigación. Siempre estuvoincisiva sobre un supuestocomplot contra su esposo:«Acaso molestaba a alguien.

ETA fue la mano ejecutora».Todos los días, para acceder a

su despacho del palacio deVillamejor, donde estaba la sedede Presidencia del Gobierno, enel paseo de la Castellana, número3, Carrero atravesaba unaantesala interior en cuyas paredescolgaban unos retratos al óleo detodos los presidentes que leprecedieron. Aquellos cuadros lerecordaban a los cuatropresidentes asesinados enEspaña: Prim, Cánovas delCastillo, Canalejas y Dato. Elalmirante se convirtió en el

quinto. Fue víctima de uncomplot que sigue sinesclarecerse.

López Rodó, que durante unadécada fue su fiel ministro,denunció como algosorprendente que los «serviciosde seguridad del Estado notuvieran información acerca deuna galería subterránea que veníaexcavándose durante variassemanas bajo una calle por laque pasaba diariamente elpresidente del Gobierno». Serefería al semisótano de ClaudioCoello, número 104, donde los

terroristas horadaron un túnelpara colocar los explosivos.

Igualmente le sorprendía que«los servicios de inteligencianorteamericanos tampocohubieran detectado unaexcavación que se realizaba amenos de cien metros de laEmbajada días antes de la venidadel secretario de Estado, HenryKissinger».

Y quien suscribe estas líneasllega aún más lejos: es pococreíble que ni la Embajada ni lasfuerzas de seguridad del Estadose percataran de que, el mismo

día en que el hombre fuerte deNixon visitaba Madrid, losterroristas efectuaban con totalimpunidad un simulacro delatentado. Y eso que los tejadosestaban tomados por agentesfrancotiradores, las alcantarillaspor policías de seguridad delsubsuelo y los cruces pordotaciones policiales armadashasta los dientes. Un vergonzanteparipé que invita a cualquier tipode especulación. Y no digamosde una conspiración, comoanuncia el título del libro.

El responsable de la seguridad,

el ministro de la Gobernación,Arias Navarro, le confesó alministro de Justicia, FranciscoRuiz Jarabo: «Paco, no me quedamás remedio que marcharme acasa». Y no sólo no se fue a suchalé de Casa Quemada, a lasafueras de Madrid, sino que,aunque aquello olía achamusquina, fue condecorado ypremiado con el cargo depresidente del Gobierno. Pasó aocupar el despacho de Carreroen el palacio de la Castellana. Undisparate.

López Rodó, en el epílogo de

sus memorias, publicadas en1992, desvela una confidenciadel almirante: «Lo peor quepodría ocurrir en España sería ungolpe militar: supondría volver aempezar desde cero ¡y sinFranco!».

El general Manuel Monzón,que el día del atentado era agentedel SECED, comenta en su libroUna vida revuelta que quienesmás se beneficiaron del atentadofueron los del búnker: «Laprueba es que suben al poder,con Arias Navarro».

Como me aclaró un ex agente

del SECED, Argala fue el autordel atentado, la persona queapretó el detonador. Nadie puedenegar que sea el asesino delalmirante, pero otros sebeneficiaron de su desaparición.Quid pro quo. Algo a cambio dealgo. ¿Sabían o sospechaban enel Ministerio de la Gobernaciónlo que se venía tramando enMadrid durante todo un año?¿Quién sustituyó a Carrero?Quid prodest. ¿Quién sebenefició de su muerte? Sonalgunas de las incógnitas quepueden aclarar leyendo este

libro. Creo que he logradoplasmar en cerca de quinientaspáginas lo que llamo «la versióndefinitiva». Sé que puede ser untanto pretencioso, pero cuandoterminen de leer la obracomprenderán que no exagero.Ahora son ustedes a quienes lestoca juzgar. Mi deseo es que ellibro se convierta en un grito deprotesta para que la historia deEspaña no se escriba con páginasen blanco.

PREÁMBULO

Más allá del árbolMalato

Con el asesinato en Madrid delpresidente del Gobierno, LuisCarrero Blanco, el 20 dediciembre de 1973, ETA cruzapor primera vez la frontera delPaís Vasco y lleva la luchaarmada al kilómetro cero deEspaña. Es una novedad en laestrategia de la organizaciónarmada que, desde 1959, fustiga

al régimen franquista. La bandarompe uno de sus principios ytradiciones más arraigadas enEuskadi: la leyenda del árbolMalato. Según este arraigo, losproblemas del pueblo vasco sedefienden hasta la demarcaciónde dicho árbol. Pero ETA decideabandonar la sombra de tansagrado mito.

La fábula, originaria delSeñorío de Vizcaya, donde, enLuyando (en la actualidadpertenece a Álava), se levantabael árbol Malato, fue fabricadapor los nobles vizcaínos y, más

tarde, extendida al resto del PaísVasco. Tal ancestral plantaarbórea limitaba la demarcacióndel Señorío de Vizcaya desde elsiglo IX, cuando los oriundos dellugar expulsaron más allá de eseárbol a los leoneses, tras lasangrienta batalla de Padura.

Hoy en día, una cruz de piedrarecuerda el lugar donde selevantaba el mítico árbol con lainscripción: «Éste es el sitiodonde estaba el memorable árbolMalato del que hablan lashistorias y la Ley quinta del títuloprimero del Fuero del Muy

Noble y Leal Señorío de Vizcaya.Año 1730».

A partir de ese hito histórico,según sus fueros, los caballeros yescuderos lucharían gratis parasus señores siempre que nocruzaran el árbol Malato. Todo loque fuera más allá de esademarcación iría acompañado deun sueldo.

Once siglos después, la ETAde comienzos de 1972, tras laincorporación de José IgnacioMúgica Arregui, Ezkerra,procedente del ala radical de lasjuventudes del PNV, decide

traspasar esa marca, situar uncomando en Madrid y acabar conla vida del entonces presidentedel Gobierno y delfín de Franco,Luis Carrero Blanco. El propioEzkerra explicó las motivacionesde ese paso histórico: «Nuestroactivismo es más fácil fuera deEuskadi. Aquí somos muyconocidos, la policía está muyespecializada y nuestrosmovimientos tienen más riesgos.Hay que golpear en el corazóndel Régimen».

1La venganza

Cementerio de El Pardo, 18 dediciembre de 1978. Faltan dosdías para que se cumpla el quintoaniversario de la muerte delpresidente del Gobierno, LuisCarrero Blanco, el delfín deFranco, asesinado por ETA.Como todos los años, un grupode agentes y colaboradores delServicio Central deDocumentación (SECED)1 sereúne en torno a la tumba del

almirante. En esta ocasión hanadelantado la cita porque lesespera una misión de granenvergadura en Francia. Susacentos delatan una pluralidad deprocedencias. Es unaconcentración multinacional.Hombres curtidos que no tienenmiedo de las balas del enemigoni dudan cuando aprietan elgatillo de sus armas. Allí hayargelinos, italianos, franceses,argentinos y españoles. Muchosde ellos han sido integrantes dela red Gladio, constituida por laCIA en los sesenta para combatir

a los comunistas y a la izquierdaeuropea. Todos están unidos porun mismo fin: la venganza.

Forman parte de unacomunidad secreta que, año trasaño, ha revalidado ante la tumbasu juramento de vendetta paraacabar con la vida del asesino delex presidente. Quien apretó elbotón del detonador e hizo volarsu automóvil. Algunos de losetarras ya han probado sumedicina. Todos ellos ya hanparticipado en atentados,cometidos en el sur de Franciacontra otros miembros de la

banda que formaron parte delcomando Txikia2 en Madrid.

Pero los colaboradores delSECED, el servicio secretocreado por el propio Carrero,han reservado el quintoaniversario del magnicidio paraacabar con la vida de JoséMiguel Beñarán Ordeñana. Elmítico activista de la bandaterrorista, conocido por el aliasd e Argala («flaco» en español),es el líder del comando Txikiaque accionó la bomba que matóal almirante. Ese protagonismojustifica que los mercenarios de

los servicios secretos le reservenuna muerte similar a la de suprotector. Tienen previstocolocarle una potente bombadebajo de su coche el 20 dediciembre, en el quintoaniversario del atentado. Quierenq u e Argala también ascienda alos cielos, como el almirante, queacabó en la azotea de la iglesia deSan Francisco de Borja deMadrid. La diferencia es que eletarra, después del firmamento,descenderá a los infiernos, comoseñala uno de los mercenarios.

España, primero con Carrero y

después con su sucesor AriasNavarro, se ha convertido en elrefugio de los grupos másviolentos de la extrema derechainternacional, principalmente deAvanguardia Nazionale de Italiay de la Triple A3 de Argentina.Los neofascistas italianos deAvanguardia comienzan a llegara Barcelona y Madrid, endiciembre de 1970, huyendo dela acción de la justicia, tras elfallido golpe de Estado delpríncipe Valerio Borghese,conocido como el PríncipeNegro.

El ultra transalpino con máscarisma es Stefano Delle Chiae,quien, de inmediato, conoce aSan Martín, el jefe del SECED, ycomienza a trabajar para él. EnEspaña llegan a coincidir más decincuenta neofascistas italianos.4

Entre ellos destacan Calzona,Vannoli, Massagrande, Pozzan,Concutelli y Cauchi, entre otros.También se refugian otrosactivistas de la extrema derechaargentina como Berra, Morales,Casarsky, Almirón y Boccardo.Después se les une un grupo deex miembros de la Organización

del Ejército Secreto (OAS) y dela mafia marsellesa.

Entre los mercenarios yconfidentes policiales destacandos ultranacionalistas españolesque han participado en algunasde las acciones de guerra suciacontra ETA en el sur de Francia.Desde el primer atentadoparamilitar con muertos en suelogalo, perpetrado en mayo de1975, han colaborado en unadocena de operaciones secretascontra la banda terrorista. Sinembargo, la que ahora proyectanes sumamente especial y

responde a un impulsosentimental. Por fin, sussuperiores, liderados por unmarino, como el almirante, aquien llaman Pedro,5 se handecidido por ajustar las cuentasco n Argala. Ha sido difícil darcon su escondite, y si lo hanlogrado ha sido gracias a lacolaboración de policíasfranceses.

Argala es un tipo escurridizo,obsesionado con sus medidaspersonales de seguridad, hasta elpunto de que muy pocoscompañeros de la organización

conocen su domicilio. Desde queregresó a Francia, tras la muertede Carrero y sus dos escoltas,sabe que han puesto precio a sucabeza y que los servidores delalmirante nunca abandonarán sucaza.

No es el único integrante delcomando Txikia que forma partede una lista secreta, elaboradapor los servicios de información,con los nombres de todos losobjetivos que hay que abatir.Como en los carteles del LejanoOeste americano, sobre la cabezade muchos de ellos pende una

millonaria recompensa. Eseprecio es el revulsivo que hamovilizado a hampones ymercenarios de los bajos fondosfranceses. Desde el mismo día dela muerte del almirante todos sehan juramentado para descabezarla serpiente de ETA.

Los mercenarios del SECEDhan adoptado el mismo eslogande la banda terrorista. El queaparece en el escudo de ETA:Bietan Jarrai, que en castellanosignifica «seguid en las dos». Esdecir, seguir en la sinuosidad dela serpiente y en el golpe seco del

hacha. O lo que es lo mismo:adoptar una estrategia quecombine la negociación política yla lucha armada. Sin embargo,los asalariados e idealistas de losservicios secretos se conformancon la segunda consigna del lemade la organización vasca: la delgolpe cortante con el filo de unastral, que es como llama alhacha uno de los mercenarios dela OAS que vive en Alicante.

En esos días de diciembre de1978, el general etarra trabajacon Txomin en una operación defalsificación de billetes del Banco

de España, para lograr unacantidad de entre cientocincuenta y doscientos millonesde pesetas. El plan pasa porapoderarse de un cargamento depapel oficial con la marca deagua de la Fábrica de Moneda yTi m b r e . Argala se encargapersonalmente de establecer loscontactos con una organizaciónde delincuentes de la mafiamarsellesa. ¿Coincidencias?¿Celada? Los mismosmalhechores que se ofrecen alGobierno español para acabarcon la banda de manera

violenta.6

Argala, todo un catedrático dela clandestinidad, defendía queen la vida de un activista lasconfluencias siempre eran muysospechosas. Sin embargo, enesta ocasión, el maestro nocumplió sus enseñanzas y pagósu error con un precioelevadísimo, con su propia vida.

Jesús G. y Arturo R.7 seconocen sólo de vista. Elprimero es piloto militar e hijode un oficial de la Marina; elsegundo, un colaborador de losservicios secretos españoles con

una amplia experiencia en lalucha antiterrorista. La diferenciade edad entre ambos esconsiderable pero les une unameta común: la venganza. Nosólo odian a ETA y todo lo quela banda representa, sino queademás polarizan esaanimadversión, casi enfermiza,en la figura de Argala. Duranteaños, su grupo ha llevado a cabouna frenética persecución sindarle tregua. Y, por fin, hallegado el gran día. Tras elabandono del etarra de suconfinamiento en la isla de Yeu 8

por orden del Gobierno francés,los mercenarios lo han localizadoen un edificio de apartamentosde clase media, conocidos comoDous-Bos, en la poblaciónfrancesa de Anglet, a mitad decamino entre Biarritz y Bayona ya unos treinta kilómetros de lafrontera.

Argala ocupa un pequeñoapartamento en la primera plantade un inmueble de cinco alturas,situado justo a las espaldas delsupermercado Casino. El asesinode Carrero vive con su esposa,Asunción Arana, Asun,9 con

quien ha contraído matrimoniodurante la deportación de ambosen la isla gala. Su compañera esviuda del también etarra JesúsMaría Markiegi, muerto en unenfrentamiento con la GuardiaCivil en mayo de 1975.

La célula paramilitar sigueconectada al CESID, el reciénestrenado servicio deinformación del Estado —hasustituido al SECED de CarreroBlanco, pero ha mantenidointacta toda su infraestructura—y, cómo no, también a los grupossecretos parapoliciales. Los

agentes siguen unidos en torno ala figura del capitán de corbetaPedro el Marino, uno de losmuñidores de la operación enFrancia.

La visita al cementerio de ElPardo propicia que, tras elhomenaje a Carrero, loscolaboradores de los serviciossecretos se reúnan en torno a unamesa de uno de los muchosrestaurantes que se prodigan enla zona. En esta ocasión, aunquelos planes obligan a una salidainmediata hacia la fronterahispano-gala, adonde una parte

del grupo se ha desplazado pararealizar labores de cobertura einformación, los agentes secretosno pierden la oportunidad deprobar la especialidad de la casa,los platos de caza mayor. Comola batida que todos ellos piensanefectuar en territorio francés.Argala es una pieza de cazamayor, pero en lugar de serabatido por un proyectil, lostécnicos del atentado hanplaneado para él su peor muerte.

—Está todo preparado paraque su cuerpo quededescuartizado. La bomba

colocada debajo el coche haráque salte en pedazos por losaires. Tiene que morir consufrimiento, como él hizo con elalmirante —comenta Jesús G.

Es el miembro más joven delcomando. Ha nacido y crecido enuna familia de militares. Supadre tiene una hoja de servicioy una progresión en los ascensosque lo convertirán en almirante.Eso a él no sólo le enorgullecesino que le da fuerzas para seguircombatiendo a ETA. Su culto ydevoción a la figura de Carreroson tan fuertes como su

desprecio e ira contra los etarrasque planearon en Madrid elasesinato de quien fueracompañero y amigo de su padre.Tanto que, antes de que sedecidiera por la opción de labomba lapa,10 él se ofreció comovoluntario para asesinar a Argalaa tiro limpio. Con un disparo enla nuca, como suelen hacer losactivistas de la banda con susvíctimas. Sin embargo, losantiguos jefes del SECEDpreferían un final como el delpresidente: una buena carga dedinamita debajo de su automóvil.

Es la quinta comida de grupo ala que asiste Jesús G. En los añosanteriores siempre se hacelebrado el 20 de diciembre,pero en esta ocasión el adelantoestá justificado. Dentro de un parde días, posiblemente, organicenotra para brindar con champánpor la muerte del asesino delalmirante.

El joven ultraderechista estásentado a un extremo de la mesajunto a un compañero mayor queél, a quien apenas conoce y dequien sólo sabe su nombre depila. Se llama Arturo R. y es un

estrecho colaborador del serviciosecreto español, curtido en milbatallas, casi todas acaecidasfuera de España.

Arturo es un tipo fibroso, altoy delgado. Muy versátil. Con unamirada puede irradiarhumanidad, pero tambiénprovocar terror. Lo mismosucede con su talantecampechano y humorístico que,en cuestión de minutos, puedetransmutarse en un arrebato decólera. Esa condición depersonaje impredecible loconvierte en un elemento

peligroso. Sobre todo,excesivamente mortífero paraquienes pretenden destruir lo quepara él debe ser algo sagrado einmutable: una España, única,grande y libre. A lo que sueleañadir: «Soy franquista despuésde Franco, apostólico romano,anticomunista, falangista y delReal Madrid».

Con este discurso, Arturopronto congenia con su joveninterlocutor. Le confiesa que éltambién se ha ofrecido comovoluntario para asesinar con suspropias manos a Argala, pero

que sus jefes lo han frenado.—Me da lo mismo. Casi

prefiero que su muerte sea unaobra colectiva. Todos tenemosderecho a la misma satisfacción.Vamos a conseguir lo que esteGobierno felón11 nunca se haatrevido: hacer justicia por lamuerte de nuestro presidente.Sus asesinos, tras ser indultados,siguen en libertad, aunquealgunos del comando Txikia yahan recibido su justo castigo.

El agente secreto se refiere aetarras como Domingo IturbeAbasolo, que también colaboró

en los preparativos de la misióncontra Carrero en Madrid, y queya ha probado el plomo de laguerra sucia contra ETA.Txomin, como se le conoce enETA, ha salvado su vida inextremis frente a varias accionesparamilitares en el sur deFrancia. El 10 de noviembre de1975, una bomba colocadadebajo de su coche dejó herida auna de sus hijas. Un añodespués, sufrió otras dos nuevastentativas, pero sólo resultóherido de levedad.

José Antonio Urrutikoetxea,

Josu Ternera , y Tomás PérezRevilla también salieron ilesos desendos atentados, como sucediócon Jesús Zabarte Arregi,Garratz, que logró escabullirsede un intento de secuestro. Lostres habían participado en elatentado contra el almirante. Susnombres, como los de JoséManuel Pagoaga Gallastegui,Peixoto, Mikel Lujúa o JavierLarreategui Cuadra, Atxulo,12

entre otros dirigentes etarras,están escritos con sangre en unalista negra de los serviciossecretos españoles.

—Es algo humillante para lafamilia y amigos del almiranteque nadie se haya sentado en elbanquillo de los acusados y, adía de hoy, sus asesinos sepudran en la cárcel. ¿Quiénpuede así confiar en lo quellaman Democracia? ¿Dónde estála Justicia? Y eso que quedanmuchos enigmas sobre la muertede nuestro presidente sindespejar. Tenía muchosenemigos, algunos inclusodentro del Régimen, que estabaninteresados en su desaparición.Sin olvidar a los servicios de

información americanos.Arturo se refiere a los agentes

de la CIA de la Embajada deMadrid, que montaban vigilanciaen el entorno de la delegacióndiplomática y pudieronfotografiar durante días a unosjóvenes sospechosos. Lasfotografías de todos ellos en laparada de autobús se las pasarona la Policía española.13

Retoma las quejas el jovenJesús G.:

—Es vergonzoso que unEstado de Derecho indulte y dejeen libertad a dos asesinos

confesos como Wilson oEzkerra.14 Ahí los tienes, dos delos generales más peligrosos deuna banda terrorista, paseándosepor Europa como si fueran doshombres de paz. Y ya lo de LaTupamara, lo de Eva Forest,15

clama al cielo. La responsable dela infraestructura de ETA enMadrid, la que señala con sudedo los objetivos (la muerte delalmirante y la masacre de la calledel Correo), va de heroína,dando lecciones de libertad y dederechos humanos.16

—Chaval, estoy de acuerdo

contigo, pero eres muy joven yya comprenderás que en políticano todo es negro, ni todo esblanco. A veces los tonos seconfunden y, entonces, surgenlas dudas y algunos argumentosse hacen débiles. Es difícilseparar la verdad de la mentira.Es como esos espejos cóncavo-convexos en los que sedistorsionan las imágenes y nopodemos ver la realidad de lascosas.

Arturo, un viejo zorro, intentafrenar los impulsos de su jovencompañero. Él tiene una visión

mucho más compleja delatentado de Carrero y lo que hasupuesto para la historia recientede España su desaparición.Adopta el papel de un maestroque quiere impartir sumagisterio, que ha aprendido enun mundo de sombras.

—Jesús, no te conozco, pero siestás aquí con nosotros esporque eres de los nuestros y telo has ganado a pulso. Nocualquiera puede estar sentado aesta mesa. Pero no te obcequessólo con ETA y con la UCD.Todo es más complejo. A veces

la realidad responde a unpoliedro con muchas facetas.Como un caleidoscopio. Esetubo luminoso que inventó haceun siglo un escocés, que contienetres espejos que forman unprisma triangular del que semultiplican unas imágenes muybonitas. De ahí su nombre delgriego, kalós, bello. Pero en elatentado de Carrero las imágenesno tienen nada de hermosas.Prevalece la oscuridad y seproyectan las sombras. Argalaapretó el detonador, pero otrosse beneficiaron de su muerte.

Han transcurrido cinco años ysiguen muchas preguntas sinresolver. Y lo más grave: quienesestán en el poder, sus excolaboradores, no quierenrespuestas.

Jesús escucha atentamente laplática de su correligionario. Nose siente ofendido ni se da poraludido tras un discurso tanpaternalista. Coincide en losplanteamientos de Arturo, sobretodo en la parte conspirativa.

—No me confundas. Teentiendo y comparto plenamentetu exposición. Aquí se han

tenido que orillar muchascuestiones para poder legalizar alPCE y negociar con el PNV.Todos sabemos que loscomunistas, o algunoscomunistas como el matrimonioForest y Sastre, estaban metidoshasta las cachas en lospreparativos del atentado y luegose han ido de rositas. Tambiénsospechamos de las connivenciasde un sector de los nacionalistasvascos con ETA. Un dato quequizá desconozcas: propusimos anuestros superiores acabar conEzkerra, el jefe del comando

Txikia, cuando abandonó lacárcel, tras ser indultado por elGobierno centrista, y nos loprohibieron.

Arturo asiente con la cabezadando la impresión de que está altanto de la información.

—Ya lo sé. Cuando leí porprimera vez el interrogatoriopolicial, en la sede de la DGS enla Puerta del Sol, a MúgicaArregui, a quien llamas Ezkerra,me quedé sorprendido por lavileza de sus declaraciones.Jamás me habría imaginado quealguien que se presentaba como

u n gudari, un soldado de lacausa vasca, llegara a delatar contanta precisión a sus compañerosde viaje. Después me enteré deque gozó de un trato preferencialen la cárcel.

Jesús, que es un tipo viajadoen su condición de piloto deaviación, con muy buenasrelaciones con los servicios deinformación de Estados Unidos yFrancia, llega aún más lejos:

—A mí siempre me han dichoque era un topo del PNV y de laCIA en ETA. No es unaelucubración. Sus protectores

nacionalistas, que vivíanexiliados en Francia desde laGuerra Civil, eran colaboradoresde los servicios secretosamericanos y del Pentágonodesde mucho antes de que seconstituyera la CIA. Los orígenesde Ezkerra son muy tenebrosos.Es el único jefe de la banda queactúa con plena impunidad. Elúnico que no está en la lista quetú y yo conocemos. Unaprovocación.

Arturo pronto intuye queaquel joven es impulsivo, perointeligente. Es un idealista,

dispuesto a entregar su vida porEspaña, pero no un integristairracional.

—Veo que entiendes lo que tequiero decir. No dejes nunca quela hojarasca de los interesespolíticos oculten la realidad delos hechos. No te fíes de quieneste rodean. Ni de mí. Puede queen algún momento nuestrosintereses sean antagónicos. Y esosucedió con la muerte de nuestropresidente. Yo nunca me fié deciertos sectores de la Seguridad,que jugaron en contra de losintereses del SECED y de

Carrero. No lo olvides. Pasadomañana conseguiremos ejecutara Argala. Podremos dar porcerrada una de nuestras másansiadas metas. Brindaremosdespués con champán. Pero…

Arturo da un sorbo a su copade vino, mira a su alrededor, vecómo el resto de los comensalesestán entretenidos enconversaciones más prosaicas yprosigue:

—Pero las piezas del puzle delcomplot siguen sin ajustarse. Ylo más gracioso: aunquesecuestremos a Argala y lo

torturemos, él tampococonocería su engranaje. Estoyconvencido de que en esa tramapolítica ETA no resultó la másbeneficiada. Al revés, tras laeuforia del atentado y los efectosperniciosos de la matanza de lacalle del Correo,17 Ezkerra pudocomprobar cómo sedesmoronaban los polimilis y losmilis daban el golpe de gracia. Sehacían con el control de laorganización. Estamos ante unlaberinto. Al margen de lavenganza, he llegado a laconclusión de que una mano

negra, entre bambalinas,pretende que Argala desaparezcapara que nunca sepamos toda laverdad.

Jesús duda si permanecer ensilencio y escuchar expectante lasintrigas de aquel avezado agentede pelo canoso o si secundarlepor el camino de lassuposiciones. Se decide por lavía de la conspiración.

—¿Te refieres a su entrevistacon el personaje misterioso delhotel Mindanao?

Comete el error de interrumpira su interlocutor, algo que Arturo

R. detesta.—Déjame que concluya mi

exposición, por favor. Sí, merefiero a ese personaje espectral,pero también a otros muchosasuntos que siguen sinesclarecerse. Cuando estábamosa punto de dar con la identidadde ese intermediario y con elgrupo al que representaba nospidieron desde arriba que lodejáramos. ¿Sabes cuántosetarras llegaron a coincidir enMadrid en la primera fase de laoperación, en la que se pensabasecuestrar al almirante?

Jesús se hace el despistado yprefiere no contestar a lapregunta porque intuye quepuede equivocarse. Arturoespera unos segundos, perodecide resolver su interroganteretórica:

—Treinta. Más de treintamilitantes de la banda. Todosellos con antecedentes policiales,fichados y en los carteles de losmás buscados. ¿No te pareceextraño? ¿Te imaginas hoy en díaen Madrid a treinta etarras, entreellos a Txomin, Josu Ternera oPérez Revilla moviéndose

libremente por sus calles? ¿Telos imaginas, mes tras mes, condocumentación falsa, comprandoen el supermercado, yendo alcine, comiendo en restaurantes,alquilando y adquiriendo pisos,asaltando armerías, construyendou n zulo en el sótano de unavivienda, robando coches,haciendo práctica de tiro en laCasa de Campo, atracando unacomisaría del DNI o viajando sinser molestados en los trenes quecomunican San Sebastián yBilbao con la capital? ¿No teparece un tanto sospechoso? Un

año así, sin que nadie losdescubra. Sin que un portero, deprofesión policía nacional,sospeche nada; sin que unconserje quisquilloso y curiosónmeta la nariz donde nadie lollama; sin que un sereno los veaentrar en una vivienda a unahora intempestiva; sin que nadiedetecte un DNI o un carnet deconducir burdamentemanipulado; sin que un maderoo guardia civil de barrio les sigala pista por su acento vasco…

Jesús también dispone de unaversión muy particular sobre el

personaje enigmático del hotelMindanao, el que condujo aArgala hasta San Francisco deBorja, en la calle Serrano. En laiglesia de los Jesuitas, elalmirante Carrero comulgabatodas las mañanas18 a la mismahora, antes de desayunar en sucasa de Hermanos Bécquer y deiniciar su jornada laboral enCastellana, número 3, sede de laPresidencia del Gobierno. Desdeentonces se refiere a él como LaSombra.

—Sabemos que La Sombraera un político de la oposición

liberal-conservadora que semovía con plena libertad dentrodel Régimen y en los círculospolíticos de don Juan, en Estoril.Era amigo o conocido deGenoveva Forest y de un etarraque vivía en Madrid, conocidoc o m o Kaskazuri, un tiporelacionado con los serviciossecretos del PNV. Es a lomáximo que pudimos llegar haceun par de años, tras losinterrogatorios a Ezkerra y aWilson, después de su detenciónen la Operación Lobo.19

Arturo renuncia a su pose de

espía aguerrido y duro yreconoce los méritos de quien,en un principio, hamenospreciado. A partir de eseinstante deja de llamar a Jesús«chaval» y «joven».

—Tengo que reconocer quesobre ese asunto dispones demás información que yo. Dentrode unas horas, cuando Argalaquede reventado, el rastro sobreese traidor, La Sombra, como túlo llamas, el que facilitó a ETAlos datos para asesinar alalmirante, quedará eliminadopara siempre. Fue el único etarra

que se sentó con él, frente afrente, porque Wilson lo vio derefilón a la salida del hotel. Y nocreo que el jefe militar de unabanda terrorista haya dejadoescritas sus memorias con laspistas para dar con él.

Tras la comida, Arturo y Jesússe acoplan en un mismoautomóvil para desplazarse a SanSebastián, donde el comandopiensa pernoctar en diferenteshoteles. El 19 de diciembre seunirá al resto del grupo, ya en elPaís Vasco francés, para cerrartodos los aspectos de la

«ejecución», como en todomomento ellos denominan,eufemísticamente, al atentado.

El 20 de diciembre todo estáprevisto para vengar a Carrero.La noche anterior, a última hora,colocan el artefacto fabricadocon explosivos franceses, debajodel Renault 5 de Argala. Unosagentes esperan apostados cercadel aparcamiento de laurbanización. Otros deambulanpor los alrededores, pero el planfracasa. El objetivo no da señalesde vida.

Ese día el dirigente etarra

rompe su rutina. La espera sehace larga y tensa, porque elobjetivo varía sus hábitos de díasanteriores, en los que ha sidosometido a una severa vigilanciapor policías franceses yespañoles. El general de ETA,como hacía Carrero, comete elmismo error de salir de su hogara la misma hora, sobre las 9.30.El grupo teme lo peor: que lohaya descubierto un servicio decontravigilancia de la banda, oalgo más alarmante, que se hayaproducido una filtración o unadelación.

Los agentes y colaboradoresdel antiguo SECED sufren unaprofunda decepción, pero ladesmoralización dura unas pocashoras. Al atardecer, ven cómo eletarra abandona su casa paraquedar a cenar con su esposaAsun Arana y Javier LarreateguiCuadra Atxulo, el falso escultorque alquiló el estudio de ClaudioCoello donde colocaron labomba, y su mujer.20

Las dos parejas suelen quedara cenar todos los años el 20-Dpara celebrar el aniversario de lamuerte de Carrero, pero esa

noche no utilizan el vehículo deArgala para desplazarse hasta elrestaurante. Si hubiera sido así,habrían caído dos miembros delcomando Txikia, en lugar deuno, para sorpresa de losparamilitares.

A Atxulo le persigue la suerte,como durante el tiempo quepermaneció en Madrid. Se librade la muerte por los pelos.Aquello provoca otra frustraciónentre los agentes secretos. Perono importa. Toca esperar. Hastaterritorio francés se hadesplazado lo más granado de la

guerra sucia: Cherid, Boccardo…Está la plana mayor del BatallónVasco Español, una organizaciónfantasma cuya marca se utilizapara reivindicar los atentadosantiterroristas.

—Hay que esperar. Tenerpaciencia. No es la primera vezque pasa algo similar. Hasucedido antes con Txomin y conJosu Ternera . Es una pena queno coincida la ejecución con el20 de diciembre, pero ya tendránecesidad de usar su coche. Notiene escapatoria. Mañana opasado se reencontrará en el más

allá con el almirante, pero él irádirectamente al infierno —comenta Arturo, apoyado en lacristalera del supermercadoCasino.

La venganza se demoraveinticuatro horas, pero losmiembros del comando venrecompensada su espera. A las9.30, Argala sale de su bloque deviviendas y se dirige hacia suRenault 5, color naranja. Ese díatiene una reunión con ladirección de la banda. Introducela llave en el contacto, arranca elmotor y cuando introduce la

primera marcha estalla unartefacto colocado en la partedelantera del vehículo, junto a larueda izquierda, la más próximaal volante.

Los cables del artefacto hansido conectados con pinzas demadera de tender la ropa paraque se desprendan cuando elcoche se ponga en movimiento.El capó y el techo del R-5 salendespedidos y el cuerpo mutiladodel dirigente etarra salta por losaires. Las piernas y parte de losbrazos se achicharran entre unamasijo de chatarra en llamas.

Argala fallece al instante y otraspersonas que se hallan próximasal lugar de la explosión resultanheridas.

Enterados del éxito de lamisión se produce la grandesbandada. Todos losmiembros del comando regresana España por diferentes puestosfronterizos, algunos por París yBurdeos. Saben que losfranceses van a colocar undispositivo de seguridad en lafrontera de Hendaya y noconviene tentar a la suerte.Muchos de ellos están fichados

en Francia y son unos objetivosfáciles para los gendarmes, queestán presionados por elcolectivo de refugiados vascos.

Arturo R., además departicipar en tareas de cobertura,ha sido elegido para reivindicarel atentado en nombre delBatallón Vasco Español. Suexcelente francés le facilita lamisión.21 Al día siguiente, sobrelas 14.30, llama al diario LaGaceta del Norte de Bilbaoreivindicando la acción ennombre de una supuestaorganización antiterrorista de

extrema derecha. Horas despuésllama a la delegación del diarioDeia de Pamplona y asume elatentado en nombre del BatallónVasco Español.

Ya en la capital de España, losmiembros del grupo vuelven areunirse en un restaurante paracelebrar el éxito de la operación.Nadie les va a impedir quebrinden con champán laeliminación del asesino delalmirante. Arturo R. prefierepasarse antes por el cementeriode El Pardo. Quiere ofrecer eléxito de la misión a quien creó y

creyó en el Servicio Central deDocumentación. El agente de losservicios secretos, pieza clave enun sinfín de operacionesantiterroristas clandestinas, se veimpotente para contener sussentimientos ante la tumba de sulíder y derrama unas cuantaslágrimas. Excitado, en posiciónde firme y con la mano en elpecho, su estado emocional no leimpide pronunciar unas frasesentrecortadas: «Almirante,regreso a su sepultura con eldeber cumplido. Lo juré hacecinco años en su lecho de muerte

y lo he cumplido. Losconspiradores, como ya sucediócon Prim,22 se han esfumado,pero el ejecutor, Argala, harecibido la misma muerte queusted. Ha volado por los aires.Se ha hecho justicia. Descanse enpaz».

El asesinato del dirigente deETA provoca una fuerteconmoción al otro lado de lafrontera. Al parecer, Argala enesos momentos manteníacontactos con emisarios delGobierno español para abrir unproceso de negociaciones.23

Txiki Benegas, entoncesconsejero de Interior delGobierno vasco, declara concierta hipocresía: «La bomba quemató a Argala en Angletresponde exclusivamente a unareacción visceral de venganza yno a una estrategia positiva desolución al problema vasco».

Cínicas declaraciones delentonces secretario general de lossocialistas vascos, partido queaños después se convirtió en unode los progenitores de losGrupos Antiterroristas deLiberación. Los GAL causaron

veintisiete muertos entre 1983 y1987.

L a guerra sucia contra ETAculmina con la llegada de FelipeGonzález a La Moncloa enoctubre de 1982 a petición, entreotros, del Partido Socialista deEuskadi.

2Argala aprieta el botón

«Josu, Josu me ha dado fuerza»,grita Argala mientras camina apaso ligero en dirección al cocheen el que le espera Atxulo alvolante. El miembro ilegal1 deETA acaba de accionar eldetonador de la potente cargaexplosiva, acumulada en un túneldel semisótano de la calleClaudio Coello. El etarra pasapor un trance místico. No anda,levita. Su mente sólo tiene cabida

para la imagen de su amigo Josu,un etarra que ha muerto en unenfrentamiento con la GuardiaCivil en el País Vasco.

Argala se siente orgulloso desu hazaña. Realizado. El atentadoque acaba de perpetrar tiene paraél una doble finalidad: satisfacerlos intereses estratégicos de ETAy saciar su sentimiento devenganza personal. Con lamuerte del presidente redimetodo su odio hacia el Régimenfranquista. En ese impulso derevancha, el cerebro delcomando Txikia reivindica

asimismo la memoria de sutambién amigo EustaquioMendizábal, fallecido en otrotiroteo con la Guardia Civil.Txikia, de quien el comandoadopta su nombre de guerra, erael aguerrido jefe del FrenteMilitar de ETA, a quien elflacucho Argala siempre quisoimitarle.

En la huida del escenario delcrimen se le une su compañerode comando, Jesús ZugarramurdiHuici, Kiskur, el ojeador que algrito de «ahora» le ha dado laorden para accionar el

detonador. Los dos etarras seresisten a correr para no levantarsospechas. Aunque en medio detanta confusión los viandantesno reparan en ellos. Van vestidoscon monos azules y pasandesapercibidos. Ése ha sido eldisfraz del que se han servidopara hacerse pasar porelectricistas y tender un cablehasta el sótano del número 104de la calle Claudio Coello. Estáfrente a la fachada trasera de laiglesia de San Francisco de Borjapor donde pasa todos los días y ala misma hora la comitiva del

almirante. El plan etarra se haconsumado y el coche oficial enel que viaja el presidente hasalido despedido hasta la cornisade las dependencias religiosas delos jesuitas.

Los etarras se alejan, poco apoco, de la calle Claudio Coellogritando «¡Gas, gas!», paraconfundir a los vecinos. CruzanDiego de León y se suben en unSeat 124, conducido por Atxulo,que el comando ha alquilado undía antes. Y se dan a la fuga, sintener que desenfundar sus armasni pegar un tiro. ¿Destino? En

contra de lo que sospecha lapolicía, no se dirigen a un pasofronterizo de España o Portugal.Se quedan en los alrededores deMadrid; en Alcorcón, donde hanconstruido un piso franco en losbajos de una casa. Allípermanecen más de un mes,hasta que se despejen loscontroles policiales en lascarreteras.

Pero ¿quién es ese joven vascoque acciona el detonador de labomba y pone patas arriba alRégimen de Franco? Se llamaJosé Miguel Beñarán Ordeñana,

pero en la banda lo conocen porel seudónimo de Flaco (Argala,en vascuence). Tan sólo tieneveintitrés años y es un lampiñotímido y muy reservado. Argalano es un simple apodo sino lapura descripción de sufisonomía: un joven enjuto, deextrema delgadez, piel cetrina ynariz aguileña.

Ha crecido en el seno de unafamilia nacionalista que, en casa,se comunica en euskera. Éltambién lo habla, pero despuésde asistir en su pueblo, demanera clandestina, a un curso

nocturno. Llega a aprenderlo, demanera lenta, sirviéndose de unmétodo un tanto rudimentario:cantando canciones tradicionalesy populares. Nunca alcanza unnivel alto, pero sí lo suficientecomo para defenderse en lasreuniones clandestinas de labanda terrorista en las que sóloestá permitido el vascuence. Unode sus profesores es RamónEtxeberría que, como él, acabacruzando la frontera paraingresar en ETA. En aquel cursode euskera conoce a JoséAntonio Urrutikoetxea

Bengoetxea, Josu Ternera , conquien labraría una gran amistady, como él, escalaría puestos deresponsabilidad en la estructurade mando ETA.

El asesino de Carrero esapocopado y retraído. Sumarcada timidez la arrastra desdesu época de seminarista. Estáclaro que la religión es unamarca que identifica a la mayoríade los militantes de la bandaterrorista, como sucede conTxikia, Pertur o Ezkerra.

Argala, a pesar de suenfermiza idealización del odio y

la venganza, del ojo por ojo, esun joven de fuertes conviccionesreligiosas. Durante años, hacolaborado con los curas de laparroquia de Arrigoriaga, supueblo natal, y ha sido miembrode La Legión de María.

En 1960, cuando era unmonaguillo de once años, viviómuy de cerca un conflictopolítico que le afectóprofundamente en aquel períodohistórico de dictadura yrepresión. Más de trescientoscuras vascos fueronrepresaliados tras enviar una

carta a los obispos de su diócesisen la que denunciaban la torturay los malos tratos contra losdetenidos en Euskadi. Enaquellos días ETA tan sólocontaba con un año de vida.

Tiempo después, Argalaabandona la parroquia paradedicarse a obras sociales. Eljoven vasco se ha radicalizado yorientado su vida a otroscometidos. Ya no quiere influiren las almas sino cambiar lasociedad. Para él la religión notiene sentido sin libertad yjusticia social. Deja sus estudios

de ingeniería y, como se le damuy bien la contabilidad, sepresenta a unas oposiciones paraun puesto de trabajo en el Bancode Vizcaya. Las gana y, al igualque su amigo Josu Ternera ,obtiene una plaza en la sede de laentidad bancaria en la Gran Víade Bilbao. Desde entonces,Argala y Ternera se conviertenen dos amigos inseparables.

Con el dinero que gana en elbanco se matricula en el turno denoche en la Universidad deSociología de Deusto al tiempoque inicia sus primeros escarceos

con la banda terrorista. Ya hacumplido los veinte años eideológicamente se sitúa en lacorriente marxista-leninista.Desde el primer momento,Argala se pronuncia a favor deuna división de la IV Asambleadesde sus perspectivasideológicas socialista y abertzale.ETA pasa por una crisis interna,de identidad y de operatividad, yél está decidido a participar en elreflotamiento de la organización.Desde el principio apuesta por lalucha armada y por laindependencia de Euskadi. Y

para ello está convencido de quehay que cruzar el árbol Malatopara golpear al Régimen en lasentrañas de la capital.

3El inicio de la cuenta

atrás

Los prolegómenos de laoperación contra Carrero Blancoarrancan dos años atrás, en unprimer viaje de Argala a Madridpara mantener una serie dereuniones exploratorias congrupos de la oposición deizquierdas. ETA quiere sondear alos círculos que luchan contra laDictadura para ver si están

dispuestos a ofrecerle coberturade cara a futuras accionesarmadas en el corazón del Estadofranquista. La banda ha decididocruzar la demarcación del árbolMalato.

Quedan unas semanas parallegar a las Navidades de 1971.1

Es media tarde. Argala y eltambién activista de ETA JoséLuis Navarro Lecanda, conocidopor su nombre de guerra deAceituno,2 caminan a paso firmepor la Gran Vía de José Antoniode Madrid. Ambos se vensuperados por las dimensiones

de la capital de España. Se les veincómodos, no por su temor a laPolicía sino por no dominar elescenario en el que sedesenvuelven. Ninguno de losdos conoce Madrid, pero otroscamaradas les han prevenido dela inconveniencia del acentovasco en una ciudad en la que lasfuerzas de seguridad estánobsesionadas con los estudiantesoriginarios de las provinciasvascongadas, principalmente deVizcaya y Guipúzcoa. Argala yAceituno además tienenantecedentes y figuran en los

archivos policiales. Cualquierdescuido o control callejero delos muchos que se practican enMadrid pueden ponerlos en unasituación comprometida. Peropara sortear a las fuerzas delorden, los activistas disponen dedocumentación falsa, de unosDNI elaborados por los mejoresfalsificadores y copistas de laorganización, que son difíciles dedetectar.

Argala está impresionado porlos neones de los cines de Callaoy por la multitud que caminaaceleradamente con la mirada

perdida por las anchas aceras deuna de las arterias másconcurridas de la ciudad. Eso sí,no le agrada que lleve el nombredel fundador de Falange. Se fijaen que la gente entra y sale de lasbocas del metro y corre detrás delos taxis. El etarra y sucompañero deambulan por laciudad sin perder el vértigo. Lapolución del centro de Madridtampoco ayuda a la oxigenaciónde sus pulmones. El miembro deETA soporta desde hace añosuna tos que se ha convertido encrónica. Además, él es oriundo

de un pueblo con una atmósferamás saneada, de Arrigorriaga,una pequeña pero históricalocalidad vizcaína que no llega alos diez mil habitantes y que estásituada a tan sólo seis kilómetrosde Bilbao, con la que comparte elrío Nervión. Arrigorriaga, que eneuskera significa «piedras rojas»,es como se rebautizó a Padurapor el derramamiento de sangretras la histórica batalla.

Al jefe del comando de ETA lellama la atención lo acicalada queviste la gente.

—¿Te has dado cuenta de que

todos van vestidos como sifueran maniquíes? Mira quéabrigos y qué bufandas. ¡Y esossombreros parecen de película deBogart! —comenta Argala aAceituno.

—Ya lo veo. El personal vamuy arreglado, mucha chaquetay mucha corbata. Pero a mí loque más me llama la atenciónson esos bigotillos recortados defachilla que lucen los hombres.Ya nos lo dijo Txabi. Oye, todosme parecen policías oconfidentes… —le respondeAceituno con sorna, lo que

provoca la carcajada de su jefe.Argala no llega a Madrid de

vacío. No es una personaacostumbrada a dar tumbos. Suexcelente capacidad memorística—porque es impensable porseguridad que un terrorista anoteen un bloc los pasos que piensadar— le facilita poder acumularen su cabeza números deteléfono, direcciones y un sinfínde citas y contactos. Su misiónestá muy definida por ladirección: levantar en la capitalde España una punta de lanza deETA. Está en Madrid para

familiarizarse con la ciudad ypreparar futuras operaciones enel corazón del poder. Cruzar elárbol Malato. Tiene que realizarun sondeo sobre el terreno yfamiliarizarse con el transporte,las calles, los edificios oficialesde la Administración y delGobierno… Sus jefes le hanencargado asimismo que localiceal periodista Alfredo Semprún,especializado en asuntosrelacionados con el País Vasco y,especialmente, con ETA.Quieren darle un escarmiento. Elreportero del diario ABC es uno

de los objetivos armados de labanda, que no soporta elcontenido crítico de susinformaciones.

A Argala también lo hancomisionado para contactar conlos movimientos culturalesprogresistas y con los dirigentespolíticos que se enfrentan a laDictadura. Y de todos ellos tieneque establecer lazos,principalmente, con quienesreivindiquen la libertad paraotros pueblos del mundo y seansensibles a las causas cubana,vietnamita, argelina y china. Y,

cómo no, A la causa vasca. Lasorganizaciones con las que entreen contacto además deben estarrelacionadas con los guerrillerosde los países del Cono Suramericano, como los montonerosargentinos o los tupamarosuruguayos.

Argala comenta con Aceitunoel chasco que se ha llevado a supaso en taxi por la avenida delGeneralísimo desde donde sedivisa la columnata y losedificios de los NuevosMinisterios. Llega a la capital conel encargo de la organización de

valorar un atentado en esasinstalaciones gubernamentales dereciente construcción. Según susjefes, significaría un duro golpe ala nueva imagen deldesarrollismo franquista.

El tren, procedente de SanSebastián, les ha dejado en laestación de Chamartín y un taxilos ha acercado hasta la plaza deCallao. Antes él ya se hapreocupado de pedirle al taxistaque los lleve por la plaza deCastilla y la Castellana endirección a Cibeles. Así hapodido divisar desde el coche los

nuevos edificios de colorcemento y de arquitecturafascista, levantados por elRégimen.

—Vaya mole de cemento. Túsabes cuánta dinamitanecesitaríamos para derribar estasólida estructura —le confiesaArgala a Aceituno cuandocaminan por la calle del Carmenen dirección a la Puerta del Sol yhacia la cafetería Hontanares, enla calle Sevilla, donde tienenconcertada una cita.

Podrían haber escogido untrayecto más corto, directamente

por la calle de Alcalá, pero elactivista de ETA quiere antesdetenerse frente a la puerta de laDirección General de Seguridad,en el kilómetro cero de Madrid.

—Sólo por morbo —le dice asu colega.

—Ahí es donde torturan a losnuestros —comenta Argala convoz emocionada y señalando conel índice de la mano derecha lafachada en la que destaca la torrecon el popular reloj deNochevieja.

Su observación sobre losNuevos Ministerios, donde el

Régimen ha concentrado losministerios de Obras Públicas yde la Vivienda, no es gratuita.Preparar un plan para lacolocación de una bomba en esecomplejo de edificios es inviable.De vuelta a Francia, tienepensado elaborar un informepara persuadir a la dirección dela operatividad de esa misión.Para él es perder el tiempo y asíse lo hace saber a su compañero.

—No tiene sentido que ledediquemos ni un solo minuto aese plan. El edificio es la hostia.No tenemos ni medios ni

dinamita para hacerlo volar porlos aires.

—Ni ése ni cualquier otroedificio de las mismascaracterísticas. Esas cosas pasanporque quienes cursan lasórdenes no han salido nunca desus pueblos. Están allí, metidosen el agujero, y se creen queMadrid es un pueblo comoHendaya o San Juan de Luz.

Los etarras caminan por laacera de la calle de Alcalá. Hansuperado el hotel París y bordeanel edificio del Banco Español deCrédito hasta llegar a la calle

Sevilla. A la vuelta, enfrente, sehalla la cafetería donde Argalaha quedado con un matrimoniodel mundo de la cultura deizquierdas, el formado porAlfonso Sastre y GenovevaForest. Sastre es un autor dereconocido prestigio en elmundo de la intelectualidadantifranquista y, aunquepertenece al PCE, no oculta suenemistad con Santiago Carrillo,a quien tacha de revisionista.Desdeña sus posiciones deacercamiento a otras fuerzaspolíticas, en lo que ya comienza

a conocerse comoeurocomunismo.3 Su mujer,Forest, es una psiquiatra catalanaque vive entregada almovimiento castrista con el queha establecido unas excelentesrelaciones. En esa época, Argalase ocupa también del FrenteCultural de la banda en laprovincia de Vizcaya.

Argala y Aceituno entran en lacafetería Hontanares unosminutos antes de la horaacordada para la cita. Argalaocupa una mesa del fondo yAceituno se coloca en la larga

barra que hay a la derecha dellocal.

ETA cuenta con informadoresen Madrid, que hacen de puenteentre la dirección de la banda ylos movimientos revolucionariospero, por un interés estratégico,no desdeña cualquier otracolaboración. La banda, entresus objetivos prioritarios, valorauna acción de considerablemagnitud en la capital. Los jefesde la organización, radicados enel sur de Francia, tienen comoreferente el atentado perpetradoen 1946 por la organización

nacionalista judía Irgum en elhotel Rey David de Jerusalén,sede de una de lasadministraciones coloniales, queprovocó la muerte a noventa yuna personas, entre ellasveintiocho británicos.

Uno de esos informantes deETA en Madrid es el militantelegal Ignacio UgaldeAguirresarobe. Kaskazuri,4 ElPelirrojo, como lo apodan en laorganización porque tiene elcabello de color panocha, hagestionado una entrevista entreArgala y el matrimonio de

intelectuales.Kaskazuri, que se llama igual

que el personaje de la novela dePío Baroja, La nave de los locos,vive en Madrid pero, a la vez, esun experto en el cruceclandestino de militantes de ETApor la frontera hispano-francesa,lo que en el argot de la banda seconoce como mugalari. Para elloutiliza rutas de contrabandistas,pastores y antiguos combatientesde la Guerra Civil.

Ugalde es un legal de laorganización, pero no presentaun pasado inmaculado. Esos que

viven integrados en la sociedadcivil, con un trabajo estable ygeneralmente bien situado, y nisus propios compañeros conocensu pertenencia a ETA. Pero,como la mayoría de la militanciaetarra, ha sufrido una relacióntormentosa con la justicia militarfranquista. En 1969, junto conotros compañeros, tuvo queenfrentarse a un consejo deguerra, abierto en Burgos, sedede la Capitanía General de la VIRegión Militar, por un delito derebelión militar e injurias alEjército. El ministerio fiscal pidió

para él una condena de doceaños de prisión, pero resultóabsuelto por falta de pruebas.Esa mácula en su expedientesignificaba una peligrosa pistapara la seguridad franquista, yaque su nombre podría figurar encualquier redada policial de lasmuchas que se efectuaban en lacapital. Ni que decir tiene queKaskazuri figuraba en losarchivos de la Policía político-social.

Finalmente, al encuentro sóloacude Genoveva Forest, a quienconocen en la clandestinidad

co m o La Bruja. La mujer deSastre se presenta ante Argaladisculpando la ausencia de suesposo. Es ella la que ha sidodesignada como responsablepara establecer con el emisariode ETA las relaciones futuras. Sumarido, aunque comparte elmismo espíritu revolucionario yestá a favor de un País Vascoindependiente de España, vive enotra órbita, encerrado entre suslibros y sus musas. Se disculpaForest.

Argala se halla incómodo y lecuesta ocultar su decepción.

Habría preferido un primerencuentro con el dramaturgo,todo un mito para su generacióndesde que en 1966 ingresara enprisión por participar en unasjornadas contra la represión.Sastre, además, ha sido miembrodel Comité Central, órgano queabandonó al rechazar la políticade reconciliación nacional delPCE desde una posición, segúnél, revolucionaria. Alintermediario de ETA también ledelata, en parte, su componentemachista, un lastre de la sociedady la tradición vascas. En la

organización terrorista existe laversión conservadora de que laprimera línea es cosa de hombresy la mujer debe permanecer en laretaguardia. Por ello, lesorprende tener frente a él a unamujer tan liberal e independiente,que incluso apoya el sexo libre.

Argala se fija en los ojosazules y fieros de aquella mujer.La Rubia, como también se laconoce a Forest en los círculosde la clandestinidad, tiene unamirada penetrante y fría como eltiempo que hace fuera de lacafetería. Esos días gélidos del

invierno madrileño que invitan asus viandantes a degustar unabuena taza de chocolate calientecon churros.

Forest, que sobrepasa enveinte años la edad a Argala, nopuede ocultar por su acento suascendencia catalana. Nacida enBarcelona en 1928 en el seno deuna familia de anarquistas,estuvo a punto de ser enviada aRusia con otros niños de laguerra tras la muerte de su padreen la contienda civil. Le confiesaa su interlocutor que reside enMadrid desde hace más de veinte

años cuando decidió trasladarsea la capital a estudiar Medicina,Y que lleva viviendo con Sastremás de quince. El etarra está altanto por Kaskazuri de que hapermanecido un año en la cárcel,con su hija recién nacida, algoque no olvida y que ha marcadouna personalidad con unexacerbado sentimientoantifranquista. Conforme vadiscurriendo la conversación, eletarra se percata de que su odiohacia el sistema es muy superioral suyo; enfermizo, incluso. Laexistencia de un mismo enemigo

provoca en ellos un estrecho lazode unión.

Argala también descubre queForest profesa la mismaanimadversión de su esposohacia la cúpula del PartidoComunista de España, en el quemilitó desde muy joven y del quese apartó por discrepancias conlos «antiguos» de París, comoella define a Carrillo y susecretariado. El activista vascosabe por su gente que Genovevaha vivido exiliada en París y que,tras varios viajes a La Habana,mantiene contactos con

dirigentes y guerrilleroscastristas. La mujer de Sastre nopuede ocultar que es unaagitadora revolucionaria que tocatodos los palos: precursora delMovimiento Democrático deMujeres Españolas y fundadoradel Comité de Solidaridad deVietnam. Pero si está con ella enuna cafetería madrileñasorbiendo una taza de café esporque La Rubia desde hacemeses está vinculada alindependentismo vasco trasfundar en Madrid el Comité deSolidaridad con Euskadi. Eva

Forest5 es una más de losmilitantes de extrema izquierdaque se han dejado seducir por elProceso de Burgos contradieciséis militantes de ETA.

Argala se desplaza a la capital,con el riesgo que ello conlleva,porque está convencido de queel matrimonio Sastre-Forest es elmejor salvoconducto paraestablecer relaciones con el restode la oposición al franquismo.En principio, no renuncia aentablar conversaciones conrepresentantes de otros gruposideológicos, siempre que apoyen

la causa vasca. Y así se lo hacesaber a La Rubia:

—Ya te habrán adelantadopara lo que he venido a Madrid.Necesitamos vuestro apoyo ycobertura para poder instalar anuestra gente en la capital. Laorganización considera que tú yAlfonso podéis echarnos unamano para facilitar nuestroaterrizaje en Madrid.

—Sabes que podéis contar connosotros, como bien conoceIñaki —se refiere a Kaskazuri—.Alfonso me ha dicho que te lotransmita. Estamos

definitivamente por laindependencia de Euskadi. Pero¿ayuda de qué tipo? —quieresaber Forest.

—Necesitamos que nos abráispuertas y nos acerquéis a otrosantifranquistas, como vosotros.A vuestros amigos. Es muyarriesgado que nosotroscompremos viviendas oalquilemos pisos o coches.Estamos fichados y, aunquedisponemos de todo tipo dedocumentación, es peligrosopara algunas cosas.

Argala da un respiro y, antes

de que su interlocutora leinterrumpa, prosigue con suexposición:

—Eso por un lado. Peroresulta igual de importante quenos presentéis a dirigentes de laizquierda antifranquista para queles expongamos nuestrosplanteamientos, y a funcionariosque trabajen para el Régimen.Tenemos nuestro propio serviciode información en el Ejército yen varios departamentos de laAdministración.6

Pero La Rubia, una mujer deimpulsos y pronunciada

personalidad, no está allí sólopara escuchar las peticiones delactivista vasco. Ella quiere que seproduzca un feedback, unaintercomunicación entre ambos.Ha oído hablar de las hazañas yde la importancia de Argala enETA, y lo último a lo que no estádispuesta es a desaprovecharaquel momento con un generalde la banda. Aquel joven, desilueta frágil y nariz aguileña, esun pozo de sabiduría, pero a ellano le supone ningún esfuerzointerpelarle. Es evidente queentre ambos ha surgido una

buena química, que persistirádurante años.

—Después del Proceso deBurgos dicen que habéisquedado muy tocados.Queremos saber cuál es lasituación de ETA en estosmomentos —se atreve apreguntarle Eva.

ETA, meses antes, habíaquedado casi desmantelada traslas redadas policiales y laapertura del Proceso de Burgos.El sumario 31/69 ha llevado a lacárcel a dieciséis dirigentes de labanda, al Biltzar Ttipia en pleno,

al mismo tiempo quepermanecen en prisión uncentenar de militantes. ElRégimen ha activado todos losmecanismos del Estado paraacabar con los cachorrosterroristas. A la Ley de Bandidajey Terrorismo se le suman losconsejos de guerra sumarísimos.Y el acoso policial ha provocadoel exilio hacia Francia de unmillar de activistas ycolaboradores.

La banda sufre un duro golpepolicial. Sus activistas no lleganen aquellos momentos a los

cuatrocientos. El Frente Militar,el responsable de los comandosespecializados en accionesterroristas, tan sólo estáintegrado por unas treintapersonas que no superan lamedia de los veintidós años.

Argala, uno de los jóvenesetarras nacidos en el umbral delos años cincuenta, es unapersona con recursos y una grancapacidad de análisis. Por ello sedispone a resumirle a Forest laencrucijada por la que atraviesasu organización. Su caso es unclaro reflejo de la transición en la

banda. Él, que tiene una hondaformación marxista por habernacido en una zona obrera y esmuy proclive a la creación de unpartido de clase, en cambio optópor pasar de ETA VI Asamblea aETA V.

—En estos momentos, tras losgolpes policiales y el acosodesestabilizador del Régimenfranquista, el control de laorganización está en manos de laV Asamblea. Te podría decir quenos hemos quedado con la marcaETA. Somos los únicos quepodemos echarle un pulso a la

Dictadura. Hemos recompuestolos diferentes frentes y, entreellos, el Militar, el responsable detodos los comandos armados.Estamos dispuestos a llegar hastael final. No te voy a ocultar queseguimos enzarzados entrenacionalismo y marxismo y entrelucha armada y lucha de masas yque todo ello provoca muchastensiones, pero la Asamblea hadecidido que reanudemos lasacciones militares. Por eso estoyaquí. Madrid para nosotros es unenclave importantísimo. Peronecesitamos vuestra ayuda. Sin

vuestra colaboración veo difícilque nos podamos instalar aquí.El próximo año tenemos previstoempezar a pegar duro en Madrid.

Argala no miente ni exagera.ETA V, mientras él permaneceen Madrid, lleva a cabo unacampaña de atracos, lo que ellosllaman «requisas» o«abastecimientos». Con esosfondos adquieren en el mercadointernacional del tráfico de armasquinientas pistolas FirebirdParabellum para armar a suscomandos. Los activistas másavezados ya lucen un arma en el

cinto.El dirigente de ETA puede leer

en la prensa madrileña que laestadística de la criminalidad haaumentado en España en 1970 un11,77 por ciento. Los datosoficiales hablan de cerca dedoscientas mil infraccionespenales, según la memoria de laFiscalía General del Estado. AArgala le llama la atención unacifra tan desproporcionada y lepreocupa que esos índicesdisparen las alarmas delMinisterio de la Gobernación yextremen las medidas de

seguridad en la capital.Se entera por los periódicos de

que el delincuente común máspopular es un gitano a quienl l a m a n El Lute. EleuterioSánchez tiene veintiséis años y,tras ser condenado a treinta añosy pasar por la cárcel, se acaba defugar por segunda vez. Está enparadero desconocido y es pocoprobable que caiga en las redespoliciales. El Lute levanta tantaexpectación popular como lasmisteriosas caras de Bélmez,cuya curiosidad ha llegado aconcentrar una cola de cinco mil

personas en el pueblo jienensedel mismo nombre.

Mientras él busca anexiones enMadrid, Eustaquio Mendizábal,el jefe militar de la banda,prepara los comandos enEuskadi. Conocido en laorganización por el nombre deguerra de Txikia,7 es un tipobajito y bizco, pero decomplexión fuerte y muyvalorado entre la militancia porsu audacia. Tiene veintiochoaños, está casado y vive con suesposa y sus dos hijos enFrancia, aunque de manera

clandestina pasa la mayoría deltiempo en territorio español,aunque nunca ha participado enoperaciones fuera del PaísVasco. Es otro de los militanteshistóricos envuelto por laleyenda y un modelo de activistapara los cientos de jóvenes queingresan en la organización. Elhecho de haber estado a puntode tomar los hábitos de monjebenedictino en el monasterioguipuzcoano de Lazcano añadeun plus a su imagen carismática.

La Rubia escucha conatención la soflama del joven

Argala. Conforme va digiriendosus palabras siente una mayoratracción intelectual por él. Esuna persona decidida y conpoder de convicción. Se imaginaa aquellos frailes medievales quecombinaban el uso de la espadacon la lectura de los librossagrados. Y no se equivoca.Argala aparenta ser un jovenretraído y apocopado pero al queno le tiembla el pulso a la horade tomar drásticas decisiones.

El activista resume a Forestcon trazo grueso las dificultadespor las que atraviesa la banda.

Él, aunque lleva poco tiempomilitando en ETA, haconseguido el respeto de todossus correligionarios y se haconvertido en una pieza clave enla maquinaria de la banda. PeroArgala, ante la sorpresa de LaTupamara, no dirige todas susquejas hacia las políticascentralistas de Madrid.

—La dictadura y elimperialismo no son las únicastrabas para alcanzar elindependentismo vasco. Notodos los problemas nos llegande El Pardo. No podemos

olvidarnos del conformismo dela sociedad burguesa y pudientede Euskadi y de laincomprensión de los partidosobreros vascos.

A Eva Forest se la notainquieta. Se ha sentado deespaldas a la puerta de lacafetería, algo que nuncaacostumbra a hacer. Quizárelajada porque en esta ocasióncuenta con la experiencia en laclandestinidad de su compañerode mesa. Mira de reojo el reloj depulsera. Ya ha anochecido ybusca el momento para

despedirse.—Tienes que verte cuanto

antes con Alfonso. Te va a decirlo mismo que yo. Que queremosestar con vosotros y participar envuestro movimientorevolucionario. Hay que pegarduro. Y en Madrid podemoscolaborar con vosotros paraconseguir todo lo que necesitéis.

A Eva la delata su radicalismopolítico. Es lo más alejada a unaprogresista de salón, nada quever con la gauche divine. Losuyo es la acción y aquelvisitante despierta las

sensaciones que experimentó ensu viaje a Cuba, dondepermaneció unos meses yescribió el libro Los nuevoscubanos.8 Le propone a Argalaotra entrevista para dentro deunos días y el etarra le da el vistobueno. A ese encuentro yaasistirá Alfonso Sastre.

—Pienso regresar a Bilbaoantes de Navidad para estar conla familia. Enero va a ser un mesmuy activo. Tenemos previsto elsecuestro de un empresario queestá puteando a los trabajadoresy esa acción la quiero controlar

yo. ¿Podemos vernos la semanaque viene?

El emisario de ETA, durante eltiempo que permanece enMadrid, no pierde la oportunidadde reunirse en repetidasocasiones con el matrimonioSastre-Forest. Las citas cada vezduran más tiempo y son muchomás intensas. A algunos de esosencuentros también acuden losmiembros del círculo más íntimode la pareja. Dos de ellos sonmilitares: Bernardo Vidal,capitán del Ejército, y BernardoVadell, que más tarde es

trasladado al Sáhara.9

Sastre recomienda al dirigenteetarra la lectura de varias obras yle regala un ejemplar deMinimanual del guerrillerourbano, escrito por el brasileñoCarlos Marighella, el fundadoren Brasil del grupo marxistaAcción Liberadora Nacional(ALN). En una de las veladas enel hogar del escritor le recita unpoema que acaba de escribirsobre la problemática vasca: «Laley del embudo, en fin. Así lavan componiendo: orden es sime dan palos, violencia si me

defiendo».El joven vasco se emociona al

escuchar las palabras de Sastreen su primer encuentro: «EnEuskadi se está produciendo unalucha revolucionaria. Es comoun pulmón por el que algunoscomenzamos a respirar, como hasucedido en Vietnam. Es unaforma de restañar misfrustraciones en el PCE, cada vezmás alejado de la realidadantifascista».

4El ideario de Carrero

Mientras los terroristas organizansu plataforma en Madrid, en elRégimen, el Gobierno franquistapasa por una situación convulsa.Las disensiones internas apenastienen eco en la prensa, sometidaa la censura previa. No hace faltaformar parte del núcleo de poderdel sistema para saber que elfranquismo navega en dosdirecciones: quienes están afavor de una tenue apertura a

través del asociacionismovinculado al Movimiento, yquienes, treinta y cinco añosdespués de la Cruzada, siguendefendiendo las esencias de laDictadura. Entre los defensoresde la segunda opción destaca elministro de Obras Públicas,Fernández de la Mora.

Esa doble sensibilidad política,para nada traumática porquetodo se cuece dentro delMovimiento surgido de la GuerraCivil, se refleja en una carta queFernández de la Mora remite amediados de septiembre a

Torcuato Fernández-Miranda,secretario general delMovimiento. La misiva ocupatres largos folios y en ella elministro, uno de los amigos queCarrero conserva en el Gabinete,se despacha contra el proyectode asociaciones políticas:

Las asociaciones políticas son elembrión de los partidos políticos o unaficción legal, una cuadratura del círculo. Sison un embrión de los partidos, éstos son,por definición y lógica, incompatibles conel Estado del 18 de julio. Habría quemodificar esencialmente nuestraConstitución, en mi opinión algoabsolutamente indeseable.

El ministro de Obras Públicasse queja ante el garante de losPrincipios del Movimiento deque las asociaciones puedensignificar un caballo de Troyacontra el Régimen:

Sólo interesa a algunosbienintencionados de la minoría política ya toda la oposición. Demuestra que losdisidentes ven en las asociaciones, conexpresiva unanimidad, una ocasión paradesvirtuar el sistema y derivarlo haciaesquemas demo-liberales.

De la Mora traslada a sus

cuartillas un mensaje en el quecoinciden Carrero y Franco,

como ya se han pronunciado enmás de una ocasión en losconsejos de ministros:

Las asociaciones políticas tienen losinconvenientes de los partidos políticos: alprovocar la división de los gobernantesdebilitan la autoridad, la disciplina y elorden; al dar estado oficial a los conflictossociales disminuyen la productividad, y alcrearse situaciones de tensión se dificultala aplicación de la justicia.

El ideario de Carrero está

plasmado en un voluminosoinforme que redacta en marzo de1970 sobre la planificación de laacción de Gobierno.1 En él, el

almirante proyecta todos susfantasmas ideológicos, quedesprenden un cierto tufo anaftalina política:

Un Gobierno desunido es un Gobiernodébil y un Gobierno débil es, fatalmente,un mal Gobierno… Su misión es la deconsolidar una sociedad unida, en orden yen paz; sana de cuerpo y de espíritu,orgullosa de sus tradiciones y fiel a susgestas del pasado.

Para Carrero, los enemigos del

Régimen son: el comunismo, quepersigue transformar la sociedaden una masa de esclavos sin dios;la masonería, que aspira a un

dominio exterior a través de unsistema de partidos políticos quebusca la desaparición de laauténtica independencianacional, y la democraciacristiana, que farisaicamente ennombre de Dios pretende crearun sistema inspirado por eldiablo.

El almirante está convencidode que los males morales de lasociedad española provienen dela novela inmoral, la literaturamarxista, los traficantes dedrogas y los intelectualesliberales:

¿Qué es peor, que nos critiquen nuestros

enemigos o que les dejemos en nombredel aperturismo, y de todas esas zarandajas,lograr su objetivo de corromper la moralde nuestro pueblo por lo que, además, Diosnos habría de pedir un día estrechascuentas?

Carrero, que en algunos

momentos juega al aperturismocon ministros como López Rodó,Fraga o López Bravo, no seesconde cuando ofrece suopinión sobre las asociacionespolíticas:

Tan deseadas por los filoliberales, entanto tuvieran carácter político no podrían

considerarse incluidas dentro de lasentidades de representación… yresultarían ilegales.

Ese ideario involucionista del

número dos de Franco tambiénse refleja en el discurso quepronuncia ante las Cortes enoctubre de 1970 en el queexpone una línea argumentalcontraria a la corriente másliberal de su Gabinete.2

Carrero se muestra obstinadoen su política de orden público,sobre todo a raíz de la revueltaestudiantil en Madrid y otrasuniversidades españolas tras los

sucesos del Mayo francés, en1968. También fue el propioCarrero quien convence a Francopara que nombre comoresponsable de Gobernación algeneral Camilo Alonso Vega,uno de los hombres más durosdel Régimen.

Su obsesión por el ordensocial y por vigilar de cerca a losenemigos del Movimiento llevaal almirante a constituir laComisión Delegada del Gobiernopara el Orden Público, tambiénconocida como Comisión deUniversidad, a la que están

convocados los ministros de laGobernación, Hacienda,Educación y Ciencia, Ejército,Justicia y el secretario general delMovimiento. El equipogubernamental suele reunirse losmiércoles después de laComisión de AsuntosEconómicos y, por espacio deunas dos horas, se tratanprincipalmente los asuntosrelacionados con la Universidad.A Carrero le persigue la idea deque los marxistas se haninfiltrado en el campusuniversitario, que se ha

convertido en un peligrosubversivo para el sistemafranquista.

Tal preocupación lleva alsubsecretario de Educación,Monreal Luque, a pedirle alEstado Mayor del Ejército apoyopara controlar a loscontestatarios. A partir de ahínace una unidad destinada a laobtención de información sobreestudiantes y profesores quequeda al mando de José IgnacioSan Martín. Los componentesdel grupo son reclutados entre laoficialidad de los tres Ejércitos y

los fondos para su financiaciónproceden del Ministerio de laGobernación y de la SecretaríaGeneral del Movimiento. Estegrupo es el germen de un planque, más tarde, desembocaría enlos servicios secretos dePresidencia del Gobierno,conocidos por las siglas SECED.

Pero al margen de lasconsideraciones del sectorfranquista, en Madrid sífuncionan de facto los partidospolíticos de izquierdas queoperan desde la clandestinidad.Argala, el emisario de ETA, no

pierde el tiempo en la capital.Asiste a actos culturales y entablacontactos con grupos de extremaizquierda como la Organizaciónde Marxistas LeninistasEspañoles (OMLE), la antesaladel Frente RevolucionarioAntifascista y Patriota (FRAP).

Argala también se entrevistacon universitarios del Frente deLiberación Popular (FELIPE),que simpatizan con ETA pero nocomparten sus postuladosnacionalistas y separatistas. Conel Partido Comunista de Españasucede lo mismo. El PCE ha

renunciado a la lucha armada yes reacio a mantener vínculoscon aquellos jóvenes vascos.Sastre, que está con un pie fueradel partido, lo hace a títulopersonal.

El Partido Comunista deEspaña es la única formaciónpolítica en la clandestinidad que,además de ETA, tiene acceso aarmas ligeras y dispone de unaamplia y coordinadaorganización dentro del Ejércitofranquista. La mayoría estáformada por alféreces decomplemento, en su período del

servicio militar, suboficiales uoficiales. El número decomunistas militares llega asuperar los doscientos. Muchasde las informaciones que llegan aETA a través del matrimonioSastre-Forest proceden de estegrupo de antifranquistas.3

5¿El amigo americano?

La Embajada americana enMadrid no permanece inactivasobre los cambios que seavecinan en España. Washingtonha desplazado a la capital a unamplio y activo equipo decolaboradores del Departamentode Estado y de la CIA que siguencon lupa los movimientos delRégimen. Los servicios deinformación americanosconsiguen en Madrid

informaciones relativas alRégimen y a la oposición, peroen los dossieres secretos queremite periódicamente al AltoEstado Mayor (AEM) español, enfunción de un pacto de buenaentente, sólo recogen las migajas.Los datos más exclusivos quedanreservados para los ojos de losfuncionarios de la Embajada dela calle Serrano y la Casa Blanca.

El embajador Robert Hill, queestá destinado en Madrid desde1969, remite a Washington afinales de año un informe secretosobre los partidos políticos en

España. La Embajada se centraen el Partido Comunista deEspaña, del que valora sudistanciamiento de Moscú y suacomodación a los nuevostiempos. La CIA trabaja para queun PCE renovado yoccidentalizado no quede almargen del futuro democráticoen España. Algo a lo que seopone sistemáticamente elRégimen.

Franco está informado porSan Martín, el jefe del SECED,de todos estos movimientosnorteamericanos y la elección de

España como otro de sus patiosde operaciones. El Caudillo tieneuna visión muy especial de losespías: «Los espías se venenvueltos en sus redes y ya nopueden salir de ellas, no teniendoa veces otra solución que pegarseun tiro… Los agentes se dedicana explotar las debilidades de cadapersona que conviene que seaespía, como se les tiende la redde la complacencia y mediospara que disfruten de ellas, y alfinal se cierra el cerco y ya notienen remedio».1

Así se lo hace ver el Caudillo a

su primo Francisco FrancoSalgado-Araujo. Este incide en elpapel que está desempeñandoclandestinamente la CIA en Italiay en otros estados europeos:

—Los servicios americanosconstituyen un estado dentro deotro. No podemos olvidar que elGobierno español también esblanco de sus tiros.

Franco no permanece mudo yresponde a su primo, con quienmantiene una excelente relaciónde confianza:

—No cabe duda, Paco, creoque hay interferencias de este

organismo [la CIA] en la políticainterna de los países europeos,pero es difícil concretar susactividades, sobre todo si salen,como se dice, de los servicios dela Embajada americana enMadrid. Pero esta actuaciónhecha en beneficio de EstadosUnidos no consigue supropósito.

La cabeza del Régimen tienesus reservas sobre las actividadesde quienes se presentan comosocios de España:

—Opino que todas lasactividades que en el mundo

occidental se han llevado a cabocontra nosotros han sidorealizadas por organismos querecibían fondos de la CIA, peromás que nada con el propósitode implantar en España unsistema político a estiloamericano el día en que yo falte.2

Las confidencias del Caudilloa su primo sobre el papel de laCIA en España no cesan. No hayninguna duda de que elGeneralísimo sigue de cerca losintereses de la Embajada deEstados Unidos en Madrid y quedispone de información de

primera mano.Franco Salgado-Araujo sigue

empecinado en la influenciapolítica de los chicos de Langley,la sede de los servicios secretosnorteamericanos en Virginia:

—La CIA está obsesionada enque nuestro Estado tolereprimero y legalice después laacción de dos partidos, uno decarácter socialista y otrodemocrático, que deberían tenersu expresión en dualidad similaren el campo universitario y en elsindical. Para conseguirlo novacilarán en financiar

sistemáticamente a grupos deactivistas. Por ahora noproponen como objetivo derribarel Estado, sino importunarlo,preocuparlo, no dejarle en pazpara que se arranque al Partido elcompromiso de una coexistenciaentre lo legal y lo ilegal, conaspiraciones de suceder alRégimen una vez desaparezcas.

Franco Salgado-Araujo leinforma al Caudillo de que laCIA, «con toda tranquilidad y ala luz del día», financia lashuelgas de Asturias o lostumultos de Madrid y Barcelona.

Franco ni se inmuta.Permanece hierático, esa pose deindiferencia que suele adoptarcuando quiere transmitir unasensación de seguridad:

—No te preocupes. Ya te hedicho. El Gobierno está bieninformado de estas actividadesque sigue de cerca. La CIA,según mis informes, dice ser unaagencia para la seguridad delGobierno de Estados Unidos ycreo que actúa de acuerdo con ély con la Administraciónamericana.3

El Caudillo está plenamente

informado porque conanterioridad el embajador deEspaña en Roma, AlfredoSánchez Bella, ha remitido unacarta al ministro de AsuntosExteriores, Castiella, en la que lecomunica que «muchos de losmovimientos contra el Régimenespañol tienen como motor eldinero norteamericano». Segúnel diplomático español, «la CIA,para combatir a los comunistas,ha ayudado en todas partes a lossocialistas favoreciendo lacreación de sindicatos libres».

Sánchez Bella no deja ninguna

sospecha en el tintero: «La CIAestá patrocinando y pagandotodas las acciones contra elrégimen español. Han derribadolas dictaduras patrocinandoregímenes de corte liberalsocialista y laico. Alguien lo hallamado la tiranía de lalibertad».4

Cuando se acercan las fechasnavideñas, Argala y Aceitunoregresan al País Vasco y sereintegran en sus actividadesclandestinas dentro de laorganización. En el informe quepresentan a la dirección de ETA

destacan los puentes que hantendido en Madrid y ladisponibilidad del matrimonioSastre-Forest y de otrosmilitantes antifascistas parafacilitar cobertura a loscomandos de la banda. Argalamantiene que los próximosactivistas de ETA que viajen a lacapital podrán hospedarse sinproblemas en domiciliosfacilitados por los nuevoscolaboradores.

Y así ocurre: la joint ventureformada entre ETA y laoposición antifascista de Madrid

comienza a dar sus frutos. Acomienzos de 1972, Eva Forestinvita a comer5 a su casa aKaskazuri y a otro compañero dela banda. Les agasaja con unapaella que encarga en unrestaurante próximo a su hogar.A los anfitriones les acompañaun amigo que milita en la LigaComunista Revolucionaria(LCR). Cuando el diálogo secentra en los numerosos erroresque cometen los jóvenesrevolucionarios para preservarsu seguridad en laclandestinidad, el militante de la

LCR comenta que lasautoridades del Régimen sonmucho más chapuceras. Parapotenciar su tesis revela el casode Carrero Blanco, a quienpresenta como los ojos y oídosdel Régimen:

—Los ministros se muevenpor Madrid sin escoltas y hasta elmismísimo vicepresidente delGobierno, Carrero Blanco, segúnme cuentan, repite todos los díasel mismo recorrido para asistir amisa y siempre va a la mismaiglesia. Incomprensible.

Los etarras allí presentes no

reaccionan y dejan pasar el temade discusión, pero a la salida dela casa de Forest se quedanmirando y comentan:

—Has oído lo de Carrero.¿Será verdad? Hay que ponerloen manos de la organización.

Kaskazuri, el militanteliberado de ETA, que reside elmayor tiempo de su vida enMadrid, se desplaza a Francia ydesvela lo averiguado a Argala,entonces miembro del ComitéEjecutivo de la banda. A partirde ese momento el general etarracoloca al almirante en su punto

de mira. Comienza la cuentaatrás del plan más ambicioso dela organización terrorista, quesupone cruzar la línea del árbolMalato.

Kaskazuri siente un odioenfermizo hacia el almirante. Esun sentimiento enraizado desdeque llegó a Madrid. Pero esafobia se acrecienta a partir deleer en la prensa unas palabrassuyas sobre la naturaleza deETA. Pertenecen a un discursopronunciado en un pleno de lasCortes, en la línea de la oratoriaparlamentaria del vicepresidente:

«Bajo la aparente filiaciónpolítica de separatismo vasco,encubre la realidad de suverdadera función de agentesterroristas al servicio delcomunismo… España es noble ygenerosa si se la trata con elrespeto que se merece, pero notransige ni transigirá ante la másmínima presión de fuera, vengade donde venga, que atente a sudignidad o su soberanía».

Pero antes de emprender sumisión en Madrid, Argala tieneotros compromisos que cumplir.El 19 de enero de 1972, el

dirigente de ETA, acompañadopor Domingo Iturbe Abasolo,Txomin, secuestra en lapoblación vizcaína de Abadianoal industrial Lorenzo Zabala, decuarenta y cuatro años, uno delos máximos accionistas de lasociedad Precicontrol. Lostrabajadores de esta empresaestán en huelga desde hace unmes en protesta por la falta deacuerdo en el convenio laboral.

La patronal responde con eltraslado de la actividadempresarial a Lizarra (Navarra) ycon el despido de ciento setenta

trabajadores de las factorías deÉibar. Tras cuatro días decautiverio, Zabala es liberadobajo el compromiso de asumirlas reivindicaciones de lostrabajadores. El 28 de enero, ElDiario de Navarra revela elnombre de Argala como uno delos integrantes del comandosecuestrador. Según los testigos,es quien ha pronunciado en elmomento del secuestro laspalabras: «Zuzen, zuzen»(«Rápido, rápido»).

Pero el dirigente de ETA nosólo no se ve incomodado por la

Policía, sino que además sepermite el lujo de organizar otroviaje a Madrid. Está muyinteresado en los datosfacilitados por su compañeroKaskazuri.

Argala se entrevista una vezmás con Forest, quien tambiénestá al tanto de la informaciónsobre Carrero. La Tupamaraestá dispuesta a trabajar con ETAen un proyecto todavía sindefinir pero en el que elvicepresidente del Gobierno essu objetivo. El almirante es paraella una pieza de caza mayor y no

piensa renunciar al plan quepuede suponer un duro golpecontra el Régimen.

6Más franquista que

Franco

Carrero es una pieza clave parala subsistencia del sistemafranquista y todo un dintel paraaguantar el equilibrio de poderesde las diferentes familias dentrodel Régimen. El primer contactoentre Franco y Carrero seestablece en 1925. El Caudillo,entonces coronel-jefe del Terciode Extranjeros, conoce al marino

cuando España prepara el grandesembarco en Alhucemas, en lacosta africana, contra las fuerzasde Abd-el-Krim. Carrero tieneentonces el grado de alférez denavío en el guardacostas Arcila.Él es un desconocido, peroFranco ya está encumbradocomo un héroe de la guerra deÁfrica. En aquella travesíamarítima se dirige al frente almando de dos banderas delTercio que ocupan seis lanchasde desembarco tipo K, que hansido adquiridas por el GobiernoMaura tras el desastre de

Annual. Antes del desembarco,Carrero le ofrece a Franco unplato de sopa de ajo. Ellegionario rechaza elofrecimiento alegando que tienepor costumbre no ingeriralimentos antes de entrar encombate desde que resultógravemente herido en El Biutz:«Salvé la vida porque estaba enayunas. Desde entonces meabstengo de comer, pensando enlo mismo».

Ese encuentro, aunque Franconunca lo recordó, supone elinicio de una larga amistad entre

ambos militares. El reencuentrose produce quince años después.Carrero es capitán de corbeta yestá destinado en el EstadoMayor de la Armada como jefede la sección de operaciones. Porsu especialidad es convocado aparticipar en la elaboración de uninforme sobre la conveniencia dela entrada de España en laSegunda Guerra Mundial, comoaliada del Eje. Franco acaba deentrevistarse con Hitler enHendaya y necesita la opinión detodos los estamentos del Estado.Al almirante le toca elaborar el

informe de la Marina. Eldictamen de Carrero se aleja delas posiciones germanófilas delresto de los participantes, queson partidarios de laparticipación de España en laguerra. Aquel trabajo supone elpunto de partida de una relacióncon Franco que perdurará másde treinta años.

Poco después, el almirante,gracias a las influencias deSerrano Súñer, el cuñadísimo delCaudillo, es nombrado consejeronacional, a pesar de no estarafiliado a Falange. Pero su

espaldarazo definitivo llega enmayo de 1941, cuando elGeneralísimo lo nombrasubsecretario de la Presidenciadel Gobierno, que la ostentaba elpropio Caudillo.

Carrero se convierte así enuno de los hombres másinfluyentes y poderosos delRégimen; no sólo disfruta de unarelación directa con Franco, conquien despacha todas lassemanas, sino que además estáen disposición de hacerle llegarinformes técnicos y notas decarácter político.

Pero el almirante no seconforma con ese poderlimitado. En 1942 consiguedesembarazarse de la únicapersona que le hacía sombra anteFranco, Serrano Súñer,declarado germanófilo yantimonárquico. A raíz de unincidente violento —conocidocomo «crisis de Begoña»— entrefalangistas y carlistas, conposturas enfrentadas sobre laconstitución de un régimenmonárquico en España, SerranoSúñer es relevado de sus puestosde ministro de Asuntos

Exteriores y de presidente de laJunta Política.

A partir de ese día, losfalangistas se convierten en labestia negra de Carrero. Jamás leperdonan ese golpe de timón conla consecuente pérdida de poderde Falange EspañolaTradicionalista (FET) y de lasJuntas de Ofensiva NacionalSindicalista (JONS). El almiranteno volvería a granjearse tantosenemigos hasta que añosdespués, en 1967, repite unaoperación de las mismascaracterísticas. Consigue de

Franco la destitución delvicepresidente Muñoz Grandes.El capitán general del Ejército yhéroe de la División Azul es suprincipal rival para ocupar elpuesto de valido de Franco.

Una vez conquistada lavicepresidencia, es obvio queCarrero se perfila como elconductor de la que, sin dudaalguna, es la operación políticamás importante para el futuro deEspaña: la del franquismo sinFranco. El decreto de sunombramiento precisa queCarrero sustituiría al presidente

del Gobierno en caso de vacante,ausencia o enfermedad. En lapráctica supone converger enuna sola persona todo el poderdel Estado.

En todo este tiempo, Carrerodemuestra la virtud de interpretarfielmente los deseos delCaudillo. Se puede admitir quees su fiel escudero; en unprincipio, un simple secretariosin poder político. El almirantese esfuerza por eludir el más leveroce con el dictador. Despacha adiario con Franco, pero como lohacen los súbditos con sus

próceres. No se prodigan lasreuniones privadas ni lascomidas familiares. Eso sí, enalguna ocasión se permite el lujode acompañar al Caudillo decacería por El Pardo, perosiempre junto a otros invitados.1

El 28 de septiembre de 1942,Carrero entrega a Franco uninforme sobre la restauración dela Monarquía y dirige duraspalabras a sus detractorespolíticos: «La manera de ser delos españoles, un tanto especial ycaracterizada por tanto exceso deimaginación como impaciencia e

inconstancia para toda laborcontinua y abnegada, y tambiénla consecuencia de actividadesmaquiavélicas y desleales hastalos más graves límites, han traídocomo consecuencia un estado deabsurdo divorcio entre el Partidoy el Ejército, y un ciertoalejamiento de parte de éste de lapersona de V.E., quizá porcreerla más afecta al Partido queal Ejército».

Carrero escribe el informe desu puño y letra en un estilo queya caracteriza al nuevo valido deFranco: servil, vulgar y

adocenado cuando se dirige a suprotector, pero incisivo, aceradoy cáustico, como si manejara unestilete, cuando juzga a suscontrincantes políticos.

Como cuando el 17 de julio de1943, siguiendo instrucciones deFranco, remite a los capitanesgenerales y a los tres ministrosmilitares una orden «personal yreservada» del Caudillo, peroredactada por el subsecretario dela Presidencia. En la nota sealerta de una conspiraciónmonárquica en el Ejércitomotivada por «un vasto plan de

acción, urdido por la masoneríainternacional…» para conseguir«un viraje a un régimendemocrático como salto parapasar luego a la república deizquierdas».

La masonería es otra de lasobsesiones enfermizas deCarrero. Para él, los masonesestán empeñados, con apoyosinternacionales, en acabar con lagran obra de la Cruzada y elrégimen franquista.

Cuando estalla la SegundaGuerra Mundial, Carrero entregaal Caudillo un informe en el que

califica la contienda como unaconflagración entre «el poder delmal encarnado en la coaliciónanglosajona-soviética quemanejan los judíos» y un frentegermano-nipón que, pese a servigoroso, no está regido por losprincipios de la cristiandadcatólica».2

El almirante escribe:

El frente anglosajón soviético que hallegado a constituirse por una acciónpersonal de Roosevelt al servicio de lasLogias y los Judíos es realmente el frentedel poder Judaico donde alzan sus banderastodo el complejo de las democracias,masonería, plutocracia y comunismo, que

han sido armas clásicas de que el Judaísmose ha valido para provocar una situación decatástrofe que pudiera cristalizar en elderrumbamiento de la CivilizaciónCristiana.

Tras la conferencia de

Potsdam, en agosto de 1945, enla que los tres grandes —EstadosUnidos, Gran Bretaña y la UniónSoviética— condenan al régimenfranquista, Carrero entrega aFranco un memorándum de trecefolios en el que plasma su visiónde la España del 36 al 45.Nuevamente, arremete contra losmonárquicos del Régimen,reunidos en torno a don Juan:

Una minoría, aunque selecta, que está

enfrente del Caudillo y que quiere unarestauración monárquica sin él, nada pesa.Se trata de algunos generales con vanidad ysin prestigio a los que no seguiría ni elasistente y que están cegados por susapetencias y envidias… La instauración dela Monarquía contra el Caudillo es la ruinadefinitiva de la Monarquía…

Desde el primer momento

Carrero pone todo su empeño enque Franco asuma una Ley deSucesión que es, finalmente,sometida a referéndum en 1947.Se trata de una fórmula paraacallar y orillar a los generalesmonárquicos que pretenden una

restauración para colocar a donJuan en el trono.

Federico Silva Muñoz haceuna reflexión sobre la sucesiónque es compartida por Carrero:«Al acabar la guerra mundial ycomenzar el asedio contraEspaña, el Generalísimo hapensado en dos hipótesissustanciales: muerte violenta oretirada forzosa de la Jefatura delEstado, de ahí la granimportancia que tiene en estosmomentos una Ley de Sucesiónpara evitar un vacío de poder».

De esta manera, Franco puede

contentar a los monárquicos conuna Monarquía tradicional,católica y representativa, y a losmilitares los aleja de la amenazade una nueva república como ladel 31.3 Todo queda atado parauna Monarquía encabezada pordon Juan Carlos.

Cuando Carrero se entrevistapor primera vez con don Juan enEstoril en 1947 le dice:

—Señor, lo mismo que mecrié católico, me criémonárquico.

Pero el entonces subsecretariode la Presidencia oculta que es

un acérrimo monárquicoantijuanista. Sabe que don Juanno sólo se enfrenta a la políticadel Caudillo sino que ademásnunca se plegaría a sus órdenes.La animadversión entre ambos esrecíproca. El heredero de losBorbones también desprecia alalmirante.

No es de extrañar pues el lemadel Régimen es el siguiente: «Sila Monarquía ha de venir, ha devenir con Franco o no venir».Así lo acuña el presidente de lasCortes, Esteban Bilbao.4

Posiblemente, el odio que

siempre profesó Carrero a donJuan le viene condicionado poruna frase despectiva que elheredero de Alfonso XIII deslizósobre el almirante tras sentirsetraicionado por el emisario deFranco en una de sus visitas aEstoril:

—Ese cabrón de Carrero haestado aquí para ver si me callo.5

El calificativo es poco acertadoporque, al parecer, don Juandesconoce los rumores quecorren por Madrid sobre la vidaprivada del almirante y las tensasrelaciones con su esposa.

Cuando el comentario le llega alalmirante se lo toma al pie de laletra y está a punto de provocarla ruptura matrimonial y ungrave contencioso entre loshombres. La hábil y rápidaintervención de López Rodó, quese mueve en el Gobierno comoun príncipe veneciano, lograatemperar los ánimos y salvar elvínculo Luis Carrero-CarmenPichot.

Es cierto que el matrimonio nopasa por sus mejores momentos.La crisis la arrastra desde suépoca de inquilinos en un piso

en la calle Montesa, donde vivencon una enorme sencillez. Algoque no concuerda con el talantede doña Carmen Pichot. A laseñora del almirante le gustan lasfiestas. No para en casa porquesu esposo no tiene otradedicación que su trabajo, al quese entrega en cuerpo y alma. Laseñora no duda en responderafirmativamente cuando unamigo de la familia, el consejeronacional del Movimiento Calviñode Sabucedo y Gras, la invita apasar con su familia unatemporada en su residencia de

Barcelona. La esposa delsegundo hombre más poderosode España viaja a la CiudadCondal para una semana, y alsexto mes sigue sin la necesidadni la intención de regresar aldomicilio conyugal. El almirante,harto de promesas incumplidas,envía a dos de sus agentes delSECED, Peñaranda y Monzón, aBarcelona como si fueran dosalguaciles para recuperar a laseñora, que le ha cogido el gustoa los sabores de la alta sociedadcatalana. Los espías se presentanen el despacho del almirante jefe

del sector naval de Cataluña,Pascual Cervera, quepreviamente ha convenido consu amigo Carrero el interpretar elpapel de mensajero. Cervera sedirige al domicilio de la familiaSabucedo y Gras y, tras unosminutos de espera, entrega aCarmen Pichot a los funcionariosllegados de Madrid. En un viajepor carretera, sin paradas y sinque la señora les dirija la palabra,la devuelven al domiciliofamiliar, en la calle HermanosBécquer.6

El almirante pasa por unos

malos momentos. Se le notacrispado y abatido; sin embargo,al margen de los rumores y lasinvectivas sobre sus relacionesmatrimoniales, en política semantiene impasible al desaliento.Es una roca indestructible. Enuna cena ofrecida a Carrero y suesposa Carmen por el Gobierno,en el palacio de Viana, paracelebrar el treinta aniversario desu nombramiento comosubsecretario de la Presidencia,el almirante pronuncia sinrencores unas palabras deagradecimiento a su mujer: «He

de reconocer que para toda latarea que llevo realizando enestos treinta años, he tenido a mifavor la ayuda de Dios en dossentidos muy importantes: uno,mi magnífica salud, que me hapermitido trabajar y queresbalasen sobre mí tantasincomprensiones y, a veces,ataques y calumnias, y dos, laayuda de mi mujer que me havenido descargando de muchosdeberes, con una comprensión yun compañerismo que nuncapodré agradecerle bastante».

Al margen de consideraciones

personales, los dos primerosencuentros entre don Juan yCarrero demuestran que hay muypoca química entre ambos. Elpadre del entonces príncipeconsidera «inaceptable» elproyecto de Ley de Sucesión alque tacha de «absurdo ymonstruoso».

—Atenta el principiohereditario, algo básico para losmonárquicos.

Carrero escucha coneducación las palabras del jefe dela Casa Real de los Borbonesespañoles, pero se muestra

contrario a sus postulados:—Franco es el adalid de una

España católica, anticomunista,antiliberal y libre de toda tutelaextranjera en su vida políticainterior y exterior. Sepa usted,Excelencia, que en unaselecciones probablemente nosaldría la Monarquía, y si saliera,nacería tan débil que al segundosufragio caería con estrépito,como cayó la de vuestro augustopadre.

Don Juan tiene claro quenunca llegará a un acuerdo conaquel emisario del Caudillo.

—Mire usted, la Monarquía demi padre cayó porque laabandonaron los monárquicos.

—Creo que lo más acertadosería que Su Excelencia seentreviste con el Caudillo, es laúnica persona que puedeexplicarle cuál es hoy en día larealidad de España. Undesacuerdo público podría serperjudicial para España y muchomás para la dinastía.7

Don Juan no le promete naday, afablemente, se despide conun:

—Hasta otra vez.

Antes de acabar la entrevista,don Juan le devuelve alalmirante unas fichas que éste leha entregado en las que aparecenlos nombres de los miembros desu Consejo, que han sidosometidos a una operación deespionaje por los hombres delservicio secreto.

—No quiero quedármelas. Haycosas escritas en las que no creo.

El incidente delata queCarrero, aunque todavía no hafundado el SECED, está llamadoal arte del espionaje y de laconspiración, pero que don Juan

se niega a entrar en ese terrenotan viscoso.

A partir de todas esasexperiencias, al almirante le tocavivir de manera intensa lasconvulsiones entre don Juan y suhijo Juan Carlos. En marzo de1966, aprovechando elveinticinco aniversario de lamuerte de Alfonso XIII, elConsejo del Jefe de la Casa Realdecidió organizar en Estoril unacto público de lealtad a donJuan. El príncipe, que ha sidoinvitado y que ha confirmado supresencia, hasta el punto que

tiene comprado el billete deavión a Lisboa, declinafinalmente la invitaciónaludiendo una indisposición. Enrealidad, la indisposición se debea las presiones que recibe delpropio almirante y de su entorno.Intentan convencerle de que elacto en honor a su padre escondeuna encerrona a su persona. Laamenaza del Régimen se traduceen chantaje:

—Cualquier paso en falsopuede desembocar en queFranco se decida por su primoAlfonso de Borbón Dampierre

como futuro rey —amenazaCarrero al príncipe.8

Tras diez años ostentando elcargo de subsecretario, Francoeleva el listón y en 1951 nombraa Carrero ministro-subsecretariode la Presidencia.

Cuando el Generalísimo llamaal almirante para anunciarle sudecisión de ascenderlo aministro, le dice:

—Mire usted, haciéndoleministro me ahorro tener quecontarle cada viernes cómo sehan desarrollado los Consejos.9

Franco siempre valora su

labor y lo quiere junto a él máscomo un jefe de Estado Mayorque como un primer ministro aluso. Carrero es el ejemplo deburócrata entregado en cuerpo yalma a su señor. Es un hombrede la mar pero sus ascensos losobtiene en tierra, sin pisar unbarco. Ocupando un despachofue ascendido a contraalmirante,en febrero de 1957, y aalmirante, en 1966.

En ese mismo año, unreferéndum refrenda la LeyOrgánica del Estado que pone aldía todas las leyes fundamentales

del Régimen, entre ellas la deSucesión. La Ley Orgánica,asimismo, deja el caminoexpedito para que Carreroalcance la mayor cota de poder.Contempla la separación depoderes entre la Jefatura delEstado y la Presidencia delGobierno, las dos en manos deFranco.10

El referéndum y la ampliaparticipación del pueblo español(más del 90 por ciento), comoocurre en las dictaduras, hacevislumbrar a los reformistas delRégimen una luz aperturista, que

pronto se apaga. Manuel FragaIribarne, ministro deInformación y Turismo loexplica a sus colaboradores:

—No se dan los pasosnecesarios. Creo que el principalresponsable es Carrero Blanco ylos grupos que se apoyan en él.No desea las reformas. Los quelo rodean, aparte de no llevarle lacontraria, sólo quieren reformasadministrativas y planificacióneconómica. No quieren que sedesplace el centro del poder enotra dirección y mucho menosque una crisis replantee el

reparto de ministerios, sobretodo los económicos. Entoncesse torpedea toda idea de nombrarpresidente del Gobierno hastapoder lograr que lo fuera elpropio Carrero. A partir de ahípuede hacerse muy poco en laaceleración de las reformas.11

La maquinaria gubernativa eslenta y está dividida. Una parteimportante del Consejo,principalmente el sector másunido a Carrero, está convencidode que ahora (1972) más quenunca Franco debe renunciar a laPresidencia y delegar en el

almirante. El ministro de AsuntosExteriores, Gregorio LópezBravo, así se lo hace saber. ElCaudillo se resiste:

—Todavía, no. Antes hay queresolver unos problemaspolíticos.

¿Y cuáles son esos problemas?La división interna entre todaslas familias del Régimen. Francolo sabe y prefiere seguir con supolítica de paños calientes. Aúnle quedan algunas piezas delpuzle por colocar, si no quieretoparse con reaccionescontrarias. Incluso, en su propia

casa. La Señora no renuncia aArias y los Martínez-Bordiúsiguen conspirando con donAlfonso.

Ya en 1969, siendo Carrerovicepresidente, Franco lepropone su ascenso a lapresidencia. El almirante,haciendo gala de su entreguismoal Generalísimo, rehúsa.

—El mejor presidente quepuede tener España es su propioGeneralísimo —le contestacuando es llamado a El Pardo.

7Los espías de Carrero

Franco sigue contrariado por elfenómeno etarra. El que haderrotado al más fierocomunismo en España noentiende cómo una pandilla dejóvenes separatistas puede poneren jaque al Régimen. El Consejode Ministros del 7 de abril de1972, presidido todavía porFranco, se convierte en unmonográfico sobre la banda. ElCaudillo toma la iniciativa. Se

queja de que el Estado no estápreparado para combatir elterrorismo. Y se lo echa en cara aCarrero, el vicepresidente:

—No se trata de operacionesaisladas. Tienen un EstadoMayor que las dirige desdeFrancia. Hay que darles a loshechos la importancia quetienen. No disponemos de unaorganización para hacer frente aesta guerra terrorista.

Franco pide la complicidad desus ministros para no bajar laguardia y adoptar medidasantiterroristas:

—Necesitamos un mandoúnico para combatirla. LaGuardia Civil y la PolicíaArmada no deben actuarseparadamente, porque ¿dóndetermina lo rural y dónde empiezalo urbano en Guipúzcoa?

El Generalísimo presiona latecla adecuada: el enfrentamientosecular entre guardias y policías.La descoordinación propicia unamayor operatividad de la banda.

—Hay que hacerse a la idea deque la lucha contra ETA va adurar, se ha hecho crónica. Esinexplicable que no haya habido

reacción popular frente a losactos de terrorismo. Esto denotaun vacío político. ¿Qué ha hechola Organización Sindical?Necesitamos tener información;no es tan difícil saber en SanSebastián quiénes son capaces decometer actos terroristas yquiénes no.

La arenga del Caudillo cundeefecto y sirve para sentar lasbases de una nueva política anti-ETA. Carrero invita a esa fiesta aotro protagonista que Franco noha mencionado: los serviciossecretos de San Martín, un

militar que ya se ha convertidoen uno de los hombres máspoderosos del Régimen.

En marzo de 1972, Carrerocrea el SECED,1 el nuevodepartamento de informaciónvinculado a la Presidencia delGobierno. Su nacimiento no estáamparado en el peligro etarra,sino por los movimientossindicalistas y obreros,principalmente, aunque elalmirante aprovecha e incluyeentre sus otros objetivos a losdetractores del interior delRégimen. A los enemigos

políticos del franquismo que leplantan cara.

Los agentes del SECEDocupan parte de la primera plantade Castellana, número 3, y de unedificio anexo en la calle AlcaláGaliano, donde tiene sudespacho su jefe, el tenientecoronel José Ignacio San Martín.El almirante tiene plenaconfianza en él para quecoordine con la categoría dedirector general los primerosservicios secretos profesionalesdel franquismo. Esteencumbramiento de San Martín

provoca envidias y recelos en lacúpula del Ejército y del AEM,que lo reciben con las uñasafiladas. En lugar de facilitar lastareas antiterroristas, lasemponzoñan aún más. Losmilitares de las tres armas nocomparten la decisión de Carrerode que un oficial de esagraduación esté al frente delservicio más poderoso delRégimen. Por tanto, el SECEDnace ya con una primera rémoraque afecta a su funcionamientointerno y a su propia eficacia.Queda formado por militares de

prestigio y de personalidadacentuada aunque sus gradosmilitares quedan por debajo de lacategoría de comandantes.2 SanMartín está arropado en ladirección por Federico QuinteroMorente y José Ramón Pardo deSantayana.3

La misión del SECED, enprincipio, según el decretopublicado en el Boletín Oficialdel Estado, consiste en realizar ydifundir informes y estudios,prestar asistencia técnica ycoordinar la documentación enrelación con la protección de

materias clasificadas. Sinembargo, los espías de SanMartín se convierten en lagestapo del almirante con plenospoderes para investigar a susenemigos. Su papel es el de unapolicía política. Sus objetivos secentran en los estudiantesuniversitarios y sindicalistas deComisiones Obreras, sin olvidara políticos de la oposición y loscuras rojos. Asimismo, elSECED queda abierto a cuantastareas y servicios le encomiendeel vicepresidente. Una de ellas esla puesta en marcha del Plan

Udaberri («Plan Primavera»)para frenar la corrienteseparatista y la propagación deETA en el País Vasco y Navarra.

El primer servicio secretoespañol queda constituido pordoscientas personas de plantilla yunos cinco mil colaboradores, deellos unos dos mil directos yquinientos informadores.4 ElSECED en su composicióninicial está organizado en dosdivisiones —información yoperaciones— y dividido en tressectores: educativo, laboral yreligioso-intelectual. ETA queda,

en un principio, fuera de susobjetivos porque en esosmomentos no supone un peligroreal para el sistema.

Los agentes de San Martínponen en marcha la elaboraciónde un fichero de personalidadesdel Régimen, de dirigentes de laoposición y de los grupos depresión del Régimen. Las fichasestán mecanizadas en un 90 porciento e, internamente, se conocecomo «Archivo Jano», en honordel dios romano bifronte, conuna cara mirando el pasado yotra el futuro.5 También realizan

un estudio de todos los grupos yorganizaciones clandestinas.6 Detodo ello, San Martín informapuntualmente a Carrero, conquien mantiene siempre un hilodirecto.

Reclutar a los primeros cientocincuenta agentes para elServicio resulta una tarea arduapara San Martín. No cuenta conla colaboración ni del Ejército, nide la Guardia Civil ni de laGuardia de Franco. Comoalternativa, el jefe del SECEDacude a su amigo Blas Piñar paracontratar a los nuevos espías de

entre las filas de Fuerza Nueva.Por tanto, el primer curso básicode formación y adiestramientoque organiza el Servicio estácompuesto, en su mayor parte,por seguidores de Blas Piñar.Además, el políticoultraderechista, amigo personalde Carrero, hace las gestionespara conseguir una casa deejercicios espirituales de unconvento, situado en losalrededores de Madrid, parausarla como sede del curso.

Algunos aspectos de laestructura interna del SECED

obtiene San Martín del libroServicio Secreto escrito por elgeneral Gehlen, el que fuera jefedel BND —el espionaje alemán— hasta 1969. El director delespionaje español regala unejemplar del libro a Carrero yéste le comunica que quiere unacopia del modelo germano paraEspaña.

San Martín es un encantadorde serpientes que, como RichardSorge, el rey de los espías, reúnelas tres virtudes más importantespara convertirse en un agentesecreto: la paciencia, la

capacidad de adaptarse a lassituaciones adversas y el coraje.7

Sin embargo, los contactos delnuevo Servicio deDocumentación de Carrero consus colegas extranjeros se hacena través del AEM del Ejército, laúnica institución que dispone decompetencias para desarrollaresas funciones y, en teoría,actuar fuera de España. Pero SanMartín viaja a París y, utilizandode puente al delegado del AEM,se entrevista con unrepresentante de los serviciosgalos del SDEC8 en su sede del

boulevard Mortier y con otro dela DST, aunque el tema ETA nofigura entre sus prioridades.Meses después nombra un enlacepermanente de su departamentoen Roma ante el SID e inicia lasrelaciones con el BND alemán.Todos esos pasos en elextranjero vuelven a provocarrecelos y enfrentamientos consus colegas los militares.

Por esas fechas, el Domingode Resurrección de 1972, comosi ETA pretendiera potenciarse yasí contrarrestar el poder delnuevo servicio secreto, se

produce otro hecho en vísperasdel Aberri Eguna (día de la PatriaVasca), que va a serdeterminante en la operacióncontra Carrero Blanco. Se iniciael proceso de fusión entre ETA yEuzko Gaztedi Indarra (EGI)-Batasuna. La Fuerza JovenVasca, conectada al PNV, vienereivindicando atentados ennombre de ETA desde 1970 y,por fin, decide integrarse en laorganización armada con la queguarda una mayor afinidad.

La banda terrorista, tras lamuerte de Joseba Rezola, jefe de

acción de las juventudes delPNV y vicelendakari delGobierno vasco en el exilio,recibe una inyección de cerca dequinientos nuevos militantes. Ypara su resurgimiento resulta devital importancia la llegada de unjoven militante, Ignacio MúgicaArregui, Ezkerra, que pronto sehace con el control de laorganización. A sus veintisieteaños es todo un referente para elseparatismo vasco.

EGI había sido fundada en1945, curiosamente, porPrimitivo Abad, un histórico del

PNV que en aquel año yatrabajaba como agente de la CIA.Ezkerra no sólo sabe esto sinoque, además, Abad y otrospeneuvistas como Joseba Rezola,Pepe Mitxelena, Joseba Emaldi,Pello Ordoki, todos ex miembrosdel Euzko Gudarostea, han sidoinstruidos militarmente porfuncionarios de los serviciossecretos norteamericanos enEuropa.

8Un plan para acabar con

ETA

A finales de abril de 1972, elGobierno, preocupado por laoperatividad de ETA en el PaísVasco y Francia, pone en marchaun plan antiterrorista conocidoc o m o Plan Udaberri. Nacedesde las entrañas del reciéncreado SECED, dirigido por elteniente coronel San Martín enquien Carrero ha depositado

plenos poderes. Con estainiciativa se pretende implicar ycoordinar todos los efectivos delAlto Estado Mayor y delMinisterio del Interior paraperseguir a ETA en su propioterreno.

El equipo responsable de lanueva misión está dirigido porun militar de prestigio, EduardoFuentes Gómez de Salazar,conocido entre los suyos con elsobrenombre de Napo, y dentrodel Servicio, en clave, comoFlórez. La nueva unidaddepende orgánicamente del

SECED pero cuenta con unasinstalaciones propias en la calleOrfila y opera de maneraautónoma.

El agente Fuentes lleva untiempo trabajando sobre ETAdesde que Sánchez Bella,entonces ministro deInformación y Turismo, harequerido sus servicios para quele elabore un informe sobre elnuevo fenómeno terroristavasco. Fuentes le entrega unprimer informe demoledor:

—La información quemanejan los diferentes

ministerios sobre ETA, ademásde ser estanca, a menudo escontradictoria.

Sánchez Bella reacciona conprontitud y envía a sucolaborador a entrevistarse conel subsecretario del Ministerio dela Gobernación, el catalánSantiago Cruylles, hombre detotal confianza del ministroGaricano Goñi.

El número dos deGobernación lo recibe condesgana, como si por obligaciónse limitara a cumplir un trámite,ya que va recomendado por el

ministro. Fuentes le expone suscriterios de organización y derentabilidad de la informaciónpara lograr una coordinación detodos los departamentos de lalucha antiterrorista. Elfuncionario se esfuerza, pero deinmediato se da cuenta de quesus palabras chocan contra unmuro. Es cierto lo que lecomentan algunos de suscolaboradores, que el Régimenestá contaminado por unpeligroso virus que contagia atoda la Administración delEstado los peores vicios de los

españoles: el desdén, la desidia,la apatía, el conformismo, elsectarismo y la envidia. Todo unsigno del desgaste del sistemafranquista, que pasa por unaimparable descomposición.

Cruylles deja a descubierto suprepotencia y se aprovecha de suestatus para ridiculizar a sucompañero de armas:

—Ustedes creen que coninformación se consigue todo.Son ustedes unos milagreros dela información. Pues bien, lesdoy cuarenta y ocho horas: enese plazo prepárenme un plan

para acabar con el terrorismo.1

Napo, en lugar de dimitir, quees su primer pensamiento,elabora el informe y lo presenta asus superiores, a la espera de serrechazado. Se equivoca porquelogra colocar los cimientos de loque luego sería el Plan Udaberricontra ETA. Al cabo de unosdías, la secretaria de Cruylles sepone en contacto con él yconcierta una cita en el despachodel ministerio. ¡Sorpresa! Elsoberbio y puntillososubsecretario ha cambiado deopinión y se lo hace saber a su

subordinado:—He leído su propuesta y me

parece razonable todo lo queusted comenta aquí. Encárguesede que se ponga en marcha.

Cuando Fuentes ficha aUgarte2 para que se haga cargodel Plan Udaberri en el PaísVasco, con sede en Vitoria, semuestra muy crítico con elsistema:

—La información que seproduce ahora sólo sirve paradetener a cuatro desgraciados.Hay un montón de servicios deinformación: de la Policía, de la

Guardia Civil, del Movimiento,de cada delegación ministerial…Pero toda esa información quellega a los gobernadores y la quellega aquí a Madrid es unaporquería. Ni sirve para nada, nise aplica para nada. Comomucho se utiliza paraoperaciones de orden público.Lo que necesitamos es saber loque está pasando en las calles delPaís Vasco.3

Ugarte se desplaza con sufamilia a Vitoria y pone enmarcha el plan. El equipo estáformado por oficiales

diplomados de Estado Mayor,guardias civiles y policías. En unprincipio, la estructura deloperativo se limita a una oficinade enlace en cada provinciavasca y Navarra, más la centralen la capital alavesa. Desde allíse mantiene hilo directo con laoficina de Fuentes en Madrid,que se encarga de hacer llegar losinformes al Gobierno y a ladirección del SECED. El planecha a andar, definitivamente, enel verano de 1972, fecha en laque ETA trama su operacióncontra Carrero en Madrid.

Paralelamente, un equipo delSECED bajo el mando de Navasdistribuye a su gente por laszonas calientes del País Vasco.Poco a poco, consiguen fuentespropias fiables que compartencon Ugarte. Pero a los espías deMadrid les cuesta infiltrarse enlas entrañas de la bandaterrorista, que se siente arropadapor las clases populares vascas.Sus militantes logran recibircobijo y ayuda en los caseríos ysus efectivos cada vez son más.

Las fuerzas de seguridadcuentan también con la

colaboración de agentes de laextinta OAS francesa. LaOrganización del Ejército Secretoestá formada por un grupo dereputados militares que desde1961, después de laindependencia de Argelia, seenfrentó al general De Gaulle porlo que definía como un acto detraición a Francia. El ministro dela Gobernación, Garicano Goñi,acaba de firmar un pacto con suhomónimo francés, RaymondMarcellin, por el que Madrid secompromete a sujetar a losmiembros de la OAS refugiados

en territorio español, si Paríscolabora en la lucha contra ETAen territorio galo. Se llega a unacuerdo pero Francia no locumple. Nunca incomoda a ETA,cuyo cuartel general se sitúaentre Hendaya, San Juan de Luz,Biarritz y Bayona. España, comorespuesta, recupera a lo másgranado de la OAS.

Ésa es también la percepciónque tiene del problema el agenteUrbieta, como conocen en clavea Ugarte. Las veces que cruza lafrontera y viaja al País Vascofrancés para mantener entrevistas

con sus contactos o sondear elambiente entre los refugiadosvascos, se percibe que semueven con plena impunidad.Los gendarmes galos ni actúancontra los ilegales ni se esfuerzanen responder a las requisitoriasespañolas. Así es difícil rodear yacosar a una banda terrorista, sequeja una y mil veces el espía delSECED ante sus superiores. ¿Larespuesta?:

—Nosotros no damos más desí. Son los políticos quienesdeben conseguir de París unacolaboración sincera y efectiva.

La única manera para poderfrenarlos es cruzar la fronterailegalmente y acabar con ellosutilizando sus propios métodos.

Es una solución que nadiedescarta pero que, por elmomento, sólo recibe el vistobueno de un pequeño sector delRégimen. Y entre los valedoresno se halla Carrero Blanco.

De todas formas es difícil quelos agentes del SECED obtenganla excelencia ya que, aunquesuperan a los de la Policía y laGuardia Civil, carecen de dineroy medios para desarrollar

eficazmente su trabajo. Duranteaños se desplazan en sus coches—Ugarte en un Seat 850 depropiedad— y realizan muchosde los servicios en el sur deFrancia acompañados de susesposas. Son una excelentecobertura para dar la aparienciade una pareja de turistas. En esosaños, en el servicio secretotodavía no se ha dado entrada alas mujeres.4 El SECED cuentacon pocas funcionariasfemeninas dedicadasexclusivamente a tareasadministrativas.

9Un comisario da la voz

de alarma

El Plan Udaberri contra ETA setraslada al País Vasco, pero losagentes secretos no imaginan quela banda, cruzando las raíces delárbol Malato, ha trasladado susbases a Madrid. El peligro realcontra el Régimen se desplaza almismísimo corazón de laDictadura.

El comando, encabezado por

Argala, trabaja al ralentí. Notiene prisa porque sabe que, sinuna buena infraestructura, pocopuede avanzar en una ciudadtomada policialmente. Al menoseso es lo que presupone ETA amediados de 1972. ¿Se equivocaen sus previsiones? La realidades que el Régimen, día a día, sedesmorona y no logra superarsus reyertas internas que tambiénafectan a las fuerzas deseguridad.

En medio de ese escenario deacoso a ETA por parte de lasfuerzas de seguridad desplazadas

al País Vasco, Txikia, el jefemilitar de la banda, en contra dela posición del Frente Obrero,que aconseja frenar las acciones,jura ante los suyos una respuestaarmada de gran envergadura.Desde ese momento, Madridpasa a ser el centro deoperaciones de la organización.

En la capital, los grupos deoposición al Régimen tampocoatraviesan sus mejoresmomentos. El franquismo hasacado carta y mandan bastos. El24 de junio, un centenar deagentes de la Policía Nacional

toman posiciones cerca delconvento de los padres oblatosen Pozuelo de Alarcón, en lasproximidades de Madrid. A laorden de la superioridad, entranviolentamente en susinstalaciones y arrestan a losmiembros de la CoordinadoraNacional de ComisionesObreras. Son detenidos, entreotros, Marcelino Camacho, queya conoce las cárcelesfranquistas, el sacerdote GarcíaSalve, Eduardo Saborido yNicolás Sartorius.

En agosto, después de un

período de luchas intestinas, secelebra en Francia el XIICongreso del PSOE, al que eldirigente histórico, RodolfoLlopis, ya no acude. En él seproduce un cambio radical: elpartido fundado por PabloIglesias pasa de las manos de losexiliados a las de los militantessocialistas del Interior. Lamutación está avalada por WillyBrandt y la InternacionalSocialista.1, 2

Los planes de ETA no pasandesapercibidos para los hombresdel comisario de Bilbao. José

Sáinz, conocido entre los suyoscomo Pepe el Secreta o Pepe elGordo, lleva al frente de laJefatura de la capital vizcaínadesde 1970. Ha cumplido loscincuenta y cinco años y sólomencionar su nombre desata elterror entre los detenidos de labanda. Como Carrero, nació enCantabria, en una aldea próximaa Reinosa, pero en el seno deuna familia de campesinos.Antes de recalar en la ciudad delbocho fue comisario en SanSebastián donde sustituyó aMelitón Manzanas, asesinado por

ETA, al frente de la BrigadaPolítico-Social.3

Pepe el Secreta es un tipometódico y exigente, a quienpocas cosas se le escapan delsubmundo etarra. No es deextrañar que disponga de unaamplia red de confidentes y deinfiltrados en la organizaciónterrorista. No todos los que élquisiera, pero por algo seempieza. «Puedo asegurar quetengo más informantes en ETAque la Guardia Civil y losservicios secretos de SanMartín», llega a afirmar.

Suele jactarse el comisarioSáinz ante sus superiores cuandopretende convencerles de que labanda, mes a mes, va ganandoterreno: en lo social, en lopolítico, en lo laboral y en looperativo. Cuatro frentes que elsuperpolicía, poco a poco, vaagujereando con su red deconfidentes, al mismo ritmo queprogresa ETA. Aunque amenudo suele quejarse de que enMadrid están ciegos y no valoranlos peligros en ciernes de esos«chicos de chapela y pistolón encinto».

Y, por enésima vez, Sáinz estáante esa tesitura. Hantranscurrido unos meses desdeque envió una nota a Madrid enla que alertaba a sus superioresdel peligro etarra, y sigue a laespera de una respuesta. Comonadie le contesta, insiste en unanueva comunicación en susaugurios poco favorables para laseguridad si no se adoptanmedidas urgentes:

Me permito, una vez más, llamar laatención de los más altos poderes del paíssobre el latente problema separatista yterrorista en las provincias de la regiónvasco-navarra, esperando no suceda como

en anteriores ocasiones en que, alproducirse un período de calma o detranquilidad a raíz de una intervenciónpolicial eficaz, o tras el breve período detoma de unas insignificantes medidas porlas autoridades francesas se presuma queel problema ya está resuelto.4

El supercomisario de Bilbao se

resiste a la postura acomodaticiaque se extiende por la capital. Élno comparte ese estado derelajación. Todo lo contrario,define a la banda terrorista comouna organización pertrechadacon armas, dinero y explosivossuficientes para intentarcualquier acción en la capital de

España. El tono de su notainformativa es alarmista peroestá basado en las pesquisas desus subordinados:

Todos los síntomas anuncian lainminencia de una importante escalada enla práctica terrorista y para desarrollarladisponen de grupos de hombresespecializados en sus distintos cometidos:abundancia de dinero, armas y explosivos,y un recuperado optimismo creciente enestos momentos en proporción a losúltimos éxitos conseguidos.

Se refiere, principalmente, al

secuestro de Zabala, que haservido para engordar lasfinanzas de ETA en varios

millones de pesetas y paraacrecentar y extender supopularidad entre la clasetrabajadora. La banda, desde elProceso de Burgos abierto avarios de sus militantes, haganado peso entre losciudadanos vascos. La cúpula dela organización ha explotado almáximo el victimismo frente alas arbitrariedades judiciales delRégimen, lo que le ha servidopara engrosar sus filas connuevos militantes que han huidodel País Vasco a Francia.5

Pepe el Secreta sigue

desgranando en su informe a lasuperioridad lo que para él es devital importancia en la luchaantiterrorista. Sólo busca cortarlos múltiples tentáculos de lahidra etarra:

Hay que ir decididamente a potenciar lainvestigación al más alto grado de eficaciae imponer un dominio en las carreteras yen las zonas fronterizas a base detransformarlas en zonas investigadorasespeciales, para lo que es indispensablecontar de medios adecuados de todaíndole.

El experto antiterrorista insiste

en que los apoyos de ETA son

cada vez mayores,principalmente provenientes delclero y de los sectoresrepublicanos y nacionalistas de laGuerra Civil: «No existe unjoven en toda esta zona rural, yapenas de la urbana, que seoponga a la idea separatista,cargada de rencor y de odio».6

El responsable de la Jefaturade Bilbao acompaña su informecon los dossieres de los activistasde ETA más peligrosos. En larelación de fichados no faltanJosé Ignacio Múgica Arregui,Ezkerra, Pedro Ignacio Pérez

Beotegui, Wilson, y José MiguelBeñarán Ordeñana, Argala. EnMadrid no le hacen caso. Enprincipio, la desidia desde lacapital no se entiende, perosucede que la Brigada Político-Social, a cuya cabeza estáSaturnino Yagüe, con apenasochenta agentes, se dedica aperseguir y detener militantes deizquierdas, sindicalistas, curasrojos y activistas universitarios.Además, los agentes destinados ainvestigar el terrorismo de ETAse pueden contar con los dedosde una mano.

Lo mismo sucede con laBrigada Central de InvestigaciónSocial, dirigida por VicenteRegüengo, que tiene autonomíapara operar en toda España. Estaunidad sólo dispone de unaveintena de agentes, que sededican principalmente aperseguir a militantes deizquierdas.

Por último, el reciénconstituido SECED dispone deunos doscientos agentes, en sumayoría militares y, en unnúmero menor, una treintena deguardias civiles. En este Servicio

sucede lo mismo que en losanteriores: en Madrid no lespreocupa el peligro terrorista.

Pero las rémoras del sistemasacan a la luz sus propiasmiserias. Las instituciones de laDictadura se ven indefensasfrente a las ofensivas de ETA. Elfranquismo comete el error deaplicar, para combatir elterrorismo, los mismos métodosque con anterioridad hanresultado eficaces para golpear almovimiento maquis. Pero suceguera le impide ver que lascondiciones políticas y sociales

han cambiado diametralmente enEspaña. Los servicios policialesestán especializados en otroscometidos, que no resuelven losproblemas que acucian en 1972.La Policía tiene fichada a lamayoría de los sindicalistas ylíderes estudiantiles y hademostrado ser mucho másexpeditiva contra ComisionesObreras que contra aquellosjóvenes separatistas de ETA.

Los más realistas se percatande que España carece de unalegislación penal, procesal ypenitenciaria, y de un sistema de

investigación e informaciónidóneo, con unidadesespecializadas, que cercene elnuevo fenómeno terrorista.Además, Carrero y Franco hancometido un sinfín de errorespara frenar el espectroindependentista en el País Vasco:han abusado del estado deexcepción y han hecho recaer lalucha antiterrorista sobre laGuardia Civil. Los estados deexcepción han desencadenadosituaciones de malestar popularpor su carácter indiscriminado ypor los abusos policiales.7

Los expertos en materia deseguridad recomiendan alalmirante que se importe elsistema alemán. Según éstos, sonmás prácticos y directos. Estánresolviendo sus problemas, enmedio de una escalada deterrorismo urbano, con otrasfórmulas más resolutivas. Lasfuerzas de seguridad hanreaccionado a tiempo. Se hancentrado en la investigaciónpormenorizada; el seguimiento,uno a uno, de cada terroristafichado. Y tras dos años deinvestigación y de persecución

policial, los planes antiterroristashan logrado sus objetivosbuscados. Es detenido enFrankfurt, tras un intenso tiroteo,Andreas Baader, uno de losfundadores de la Fracción delEjército Rojo, organizacióntambién conocida como BandaBaader-Meinhof, y la militanterevolucionaria Ulrike Meinhof.

Los alemanes, al mismotiempo, se ven golpeados por unnuevo fenómeno terrorista, elinternacional. Durante lacelebración de los JuegosOlímpicos, un comando de la

organización palestinaSeptiembre Negro asalta la VillaOlímpica de Munich y asesina aonce deportistas israelíes.

Pero en aquellos meses tanconvulsos en Europa, ETA noestá para grandes esfuerzos. Labanda comienza a tener susprimeras bajas. Entre agosto yseptiembre, tres militantesmueren en enfrentamientosarmados con la Policía y laGuardia Civil. Benito Múgica, deveintidós años, y Mikel Martínez,de veintisiete, son abatidos atiros por agentes de la

Benemérita en Lekeitio(Guipúzcoa). Otro comandoformado por Jonan Aranguren,Iharra, Javier María Larreategui,Atxulo, y José Ignacio Abaitúa,Marquín, es interceptado enUrdax (Navarra), cuandopretende cruzar la frontera, pormiembros del instituto armado.Tras un intenso tiroteo caemuerto Iharra, el amigo íntimode Ezkerra. Los otros dos logranhuir a Francia.8 En esos dosmeses de redadas policiales, lasfuerzas de seguridad lograndetener a más de setenta

miembros de la organización.ETA queda mermada, pero nodescabezada. El golpe tampocoafecta a sus planes en Madrid.Sólo los retrasa.

10El futuro del príncipe

Mientras tanto, Franco logra condificultad mantener el equilibriodentro de su Gabinete. Cada vezlas diferencias entre losevolutivos y los inmovilistas sonmayores. La herida se hace másgrande y comienza sangrar. Y lopone de manifiesto la carta queel 11 de septiembre le entregapersonalmente a Franco elministro de la Gobernación,Tomás Garicano, en el palacio de

Ayete de San Sebastián, en larecta final de las vacacionesestivales. El responsable delorden público denuncia unaconspiración dentro delRégimen:

La campaña obedece a un concierto devoluntades y personas, militares y civiles,que pretenden imponer a la políticaespañola un determinado rumbo que en elconcepto general está calificado como«ultrismo», «línea dura» o por términossimilares. De otra parte, no se oculta aV.E. la gran disparidad efectiva de criteriosque existe entre distintos miembros delGobierno.

Paradójicamente, son los

ministros más próximos aCarrero quienes reclaman alCaudillo una mayor apertura enel Régimen. Así lo rubricaGaricano:

En opinión de muchos, entre los cualesme encuentro, es preciso que nuestraactuación política esté dirigida a facilitareste cambio y relevo… Es preferible cederalgo de nuestras convicciones nofundamentales, de nuestros gustos yhábitos, para que los jóvenes, tan distintosa nosotros, puedan en su día, no lejano,gobernar sin traumas y con la mayorcontinuidad con nuestro Régimen.

Garicano, que ha servido en la

guerra al lado de los generales

Mola y Martín Alonso, sabe queesa carta es su sentencia demuerte, pero prefiere serrelevado antes que consentir laguerra silenciosa que handesatado los falangistas.1

Por esas fechas, López Rodómantiene una larga charla conCarrero sobre el futuro delRégimen. En la entrevista leentrega un documento de oncefolios en los que ha plasmadosus impresiones sobre lasituación política en España. Elministro del Plan de Desarrollole lee en voz alta al

vicepresidente, párrafo a párrafo,sus comentarios:

—El Gobierno que convendríaa España para el momentodoloroso y delicado de lasucesión es un Gobierno muyunido en torno a ti, formado porhombres del Movimiento de losmás diversos matices, dereconocida valía, capacidad detrabajo y probada lealtad alpríncipe.

Carrero escucha con atencióny asiente con la cabeza. Sabe queese día tiene que llegar y él estállamado a ser el guía y garante de

una transición pacífica con JuanCarlos de rey. López Rodó siguecon su exposición:

—Otro tema a considerar decara a la sucesión es la existenciade grupos organizados deexaltados, a los que se lesconsiente tener armas y que, enun momento de ofuscación,podrían colocarse en actitud derebeldía, llegando a atentarcontra la vida del príncipe o ladel presidente del Gobierno…Hay más de un ejemplo de estasactitudes fanáticas, movidas aveces por manos ocultas, que

arrastran incluso a personas debuena fe…¿No sería prudenteretirarles las armas?

La cara de Carrero es todo unrictus. Está claro que no leagrada ese apartado de laexposición de su ministro.Supone enfrentarse a una parteimportante del Régimen, y ni élni Franco están por esa labor.Creen que en una situaciónextrema de riesgo esos exaltadosserían los más incondicionalesque saldrían en su auxilio. Elvicepresidente, no obstante, semuestra complaciente con lo

escuchado.—Estoy completamente de

acuerdo con tu exposición —ledice a López Rodó—. Hemoscometido un error nombrando algeneral Iniesta director de laGuardia Civil y el ministro delEjército debería llamarle alorden. Ahora bien, de momentote pido que no hables con nadiede este documento.

López Rodó observa que elalmirante está agotado y bajo demoral. Nunca ha apreciado en sujefe un estado anímico tandepresivo. No le comenta sus

percepciones, pero, días después,el propio Carrero se lo reconoce:

—Laureano, los años pesan.Estoy cansado.2

El almirante le confiesa aLópez Rodó que ha tomado notade sus quejas y ha hablado con elgeneral Castañón de Mena,ministro del Ejército, para quenombre a Iniesta capitán generalde Madrid. Carrero busca unafórmula que no provoquerechazos.

—En febrero pasa a la reservael capitán general de la PrimeraRegión Militar y es una buena

ocasión para que deje laDirección General de la GuardiaCivil.

Las relaciones entre el príncipey Carrero no pasan por susmejores momentos. Don JuanCarlos se muestra renuente sobrelos planes de Carrero acerca deuna transición dentro delMovimiento. El futuro rey así selo expone al embajador francésM. Gillet con quien mantiene unaentrevista secreta el 19 deoctubre.3 Don Juan Carlos leconfiesa al diplomático galo quetiene una gran estima por el

general Franco pero que «en losmomentos actuales representa unobstáculo para un acercamientode España a los otros estados deEuropa occidental». Y tal cual,literalmente, recogen losfranceses las palabras delheredero en un documentoreservado.

El príncipe reconoce asimismoal embajador que sus ideas sonliberales pero que eseaperturismo nunca ha podidohacerlo prevalecer dentro delRégimen. El futuro rey cada vezque se entrevista con un

representante extranjero o viajaal exterior aprovecha parapredicar su alejamiento de lasideas trasnochadas y caducas deCarrero. El documento redactadopor la diplomacia francesa lorefleja tal cual:

Los demócratas cristianos, que conocenmi manera de pensar, me han hecho saberque estarían satisfechos de jugar de algunamanera el papel de oposición de SuMajestad. Los socialistas han declaradoque me concederían la confianza durantevarios meses, seis meses o un año. Encuanto a los comunistas, no creo quepuedan ejercer una acción determinante ycomo mínimo, una gran parte de ellosdesearía que no se cree una atmósfera dedesorden.

Si Juan Carlos pronuncia esas

palabras es porque, previamente,sus intermediarios hanmantenido encuentros secretoscon todas las fuerzas políticas dela oposición y a espaldas delalmirante, que jamás consentiríaese coqueteo con sus peoresenemigos.

Sobre los rumores del futuronombramiento de CarreroBlanco como presidente delGobierno, valorado por elembajador galo, como unendurecimiento del Régimen, el

príncipe tiene su versión:

Se evitaría así el nombramiento de untitular en las condiciones difíciles queseguirán inmediatamente a la muerte delgeneral Franco… Después, cuando lascosas se hayan calmado, tras unas semanas,pediré al almirante Carrero su dimisión yestoy seguro de que me la dará al instante.

El futuro rey no tendrá la

oportunidad de comprobar susprevisiones porque ETA se loimpedirá. El plan contra elalmirante avanza en la capital.

11El personaje misterioso

Para la banda terrorista, Carrerosigue siendo el heredero deFranco, el delfín quecondicionará el futuro de Españay frenará sus interesesindependentistas. En susestrategias, el príncipe, a quienconsideran un resorte más delRégimen, no cuenta. Tras unpequeño paréntesis, ETAreanuda sus planes en Madrid.

En octubre de 1972, Argala

pisa de nuevo las calles de lacapital. Es su segundo viajedesde que ETA coloca el puntode mira en Madrid. Esta vez llegaacompañado de uno de los pesospesados de la banda y uno de losactivistas más buscados por lapolicía: Iñaki Pérez Beotegui,más conocido por elsobrenombre de Wilson.1

La dirección de ETA quiereverificar de primera mano si elalmirante sigue asistiendo adiario a misa a la misma hora ysin apenas escoltas. Viajan denoche en tren desde San

Sebastián, y desde la estación deChamartín se dirigen en taxidirectamente hasta la cafeteríaManila de Callao, en el chafláncon la Gran Vía, donde lesespera Eva Forest.

Argala ha concertado la citapor teléfono, a media mañana,desde una cabina telefónica antesde abandonar el País Vasco.Wilson no conoce a LaTupamara en persona, pero sucompañero le ha puesto enantecedentes. Según suspalabras, es «una mujer de armastomar». También le ha

adelantado que van a Madrid aconseguir una información muyimportante para ETA. Esevidente que Forest es una nashde la organización en Madrid.Lo s nash («los nuestros») eranlos espías soviéticos infiltradosen el Gobierno británico.

Pero a Wilson le sorprendeque ETA asuma un riesgoinjustificado poniéndose enmanos de una militante deizquierdas que está quemada antela policía. Su indignaciónaumentaría si supiera que enjulio el Tribunal de Orden

Público (TOP)2 la ha procesadopor asociación ilícita ypropaganda ilegal. Nadie reparaen que la policía podía seguirlesus pasos.3

—Si lo que dice Kaskazuri escierto, creo que podemosproporcionar un gran servicio ala organización. Tenemos amano la llave que puede abrir lasceldas de nuestros compañerosque están entre rejas.

Argala se muestra eufórico.No es ése su carácter. Más bienpeca de retraído, pero depositatodas sus esperanzas en su cuarto

o quinto viaje a la capital. EvaForest es para él uno de susgrandes descubrimientos. Hatenido tiempo para instruirla ysabe que no le va a fallar. No letiene gran estima pero lodisimula para obtener de ella loque persigue. La Rubia esdisciplinada y eficiente y le hademostrado que domina elmundo de la clandestinidadmadrileña. A donde ella no llega,se sirve de su esposo AlfonsoSastre, a quien respeta toda laoposición antifranquista. Antesde casarse, La Tupamara

formaba parte de una tertuliaantifranquista, conocida como«Gambrinus», a la que asistíanSastre, Xavier Domingo, MiguelSánchez Mazas, un ciudadanoiraní llamado Hussein y JulioCerón, entre otros. Eva, bella einteligente, «rompió muchoscorazones» cuando decidiócasarse con el dramaturgo.4

Forest les está esperando en lacafetería. Se saludan de maneraefusiva, algo que sorprende aWilson, que se muestra máscomedido y se presenta con elnombre falso de Javi. El jefe de

los comandos armados de ETAen el Interior (en España)desconoce las buenas relacionesque ha trazado la pareja en elúltimo año. Sin consumir nada,salen del local y se dirigen haciael coche de Forest, un Seat 600,que está aparcado en una de lasaceras de la calle Jacometrezo,tras la Gran Vía. La activista lescomunica que se dirigen hacia elParque de Lisboa, donde le hanfacilitado un piso en la avenidade Lisboa, número 6.

—Es de un colaborador queme ha dejado las llaves. Una

tercera planta. No vive nadie yestá amueblado. Y es seguro.Muy seguro. No hay riesgo.Podéis estar todo el tiempo quequeráis siempre que adoptéisunas mínimas medidas deseguridad. Tenéis que llevar unavida discreta y, lo másimportante, que no os vean elportero y los vecinos entrar ysalir a deshoras —les advierte LaRubia cuando les entrega unjuego de llaves.

En esa vivienda, Argala yWilson permanecen de maneradiscontinua seis meses, aunque

durante ese tiempo se mueven ypernoctan en otros pisos delcentro de la capital porseguridad. Los gastos de lavivienda corren a cuenta deGenoveva, que nunca lesreclamó un céntimo.

Los terroristas dejan suspetates en el piso y, pasadosunos minutos, regresan a Madriden el coche de la colaboradora.Comen en un restaurante delcentro y pasan juntos toda latarde. Cuando empieza aanochecer, Argala y Wilson seseparan de La Rubia con el

pretexto de que tienen otra cita.Y no mienten. Tienen unencuentro con una persona queva a cambiar el devenir de lahistoria de España. La reunión hasido fijada por Kaskazuri con uncontacto que Argala no conoce.

Los terroristas paran un taxi ypiden que los lleve hasta la plazade Isaac Peral, «junto alClínico», precisan, como sialguien les hubiera instruido. Noquieren dejar pistas por si algosale mal.

—Los taxistas siempre se vande la lengua. Y sobre todo en

Madrid, que son todosconfidentes de la txacurrada.5

Así no sabe adónde vamos. Detodas formas es mejor caminardurante un rato para ver si nossiguen —advierte Argala.

—Tú has visto muchaspelículas, compañero —leresponde Wilson, que tiene unsentido del humor con retrancaalavesa.

Son las 19.00 horas, pasadas.Caminan por la acera de laizquierda por San Francisco deSales hasta el número 15, dondese detienen. Un enorme cartel

vertical les avisa que allí está elhotel Mindanao. En uno de sussalones les espera la fuentemisteriosa.

—¡Vaya lujazo de hotel!¿Sabes que ahí dentro nospodemos encontrar concualquier cosa? ¿Y si es unaencerrona? —le increpa Wilson asu colega.

—No seas paranoico. Calla.Está todo controlado. Ya te hedicho que es un contacto deKaskazuri. El que ve muchaspelículas eres tú. Espera aquífuera y controla la entrada.

Los dos van armados. Wilsonse toca el bulto, que destaca en laespalda, a la altura de su cintura,como si quisiera cerciorarse deque lleva encima el hierro, comoél llama a su pistola.

Argala echa un vistazo alexterior del hotel. Se fija en lasdistintas salidas por donde poderhuir si, como le advierte sucompañero, puede toparse conuna celada. Se siente incómodoporque, además de la entradaprincipal, no encuentra otrasalida. Sólo, en la parte lateral,hay una escalera que comunica a

un restaurante, al aparcamiento ya una discoteca. En el peor de loscasos, puede abrir fuego contrala cristalera que cubre toda lafachada, detrás de la zona derecepción, y salir corriendo poruna de esas ventanas que estácasi a la altura de la calle.

Al dirigente de ETA, pocoacostumbrado al lujo, también lellama la atención la decoracióndel hotel, mientras camina haciael salón del fondo, donde leespera su cita a ciegas. Es élquien tiene que darse a conocerpor medio de una contraseña

convenida con anterioridad conel personaje anónimo. Argala loidentifica inmediatamente. Estásentado al fondo del salón enuno de esos sillones bajitos y conel respaldo en formasemicircular.

El etarra pronto observa queencima de la mesa hay unacartera con cremallera, igual quelas que usan los militares. Es laseñal que le ha facilitadoKaskazuri. El emisario de ETAva directo hacia él y se presenta:«Soy el mensajero». Alarga elbrazo y le ofrece su mano. Su

interlocutor se levanta, se laestrecha y le invita a sentarse. Esun tipo alto, de 1,75 a 1,80 deestatura, entre treinta y treinta ycinco años, cabellos muyarreglados, vestido de maneraelegante y con gafas que parecengraduadas.6

Sin apenas mediar palabra, elpersonaje anónimo descorre lacremallera de la cartera y saca unsobre cerrado que se lo entrega aArgala.

—Esto es lo que le prometí anuestro amigo. Creo que os va aser de gran utilidad.

Se levanta y, sin apretones demanos, se despide con un:

—Que tengáis suerte. Mitrabajo acaba aquí.

—Gracias, pero la suerte hayque buscarla y trabajarla —lecontesta Argala desde su asiento.

El encuentro ha durado tansólo dos o tres minutos. Cuandoel informador le da la espalda yencara la salida del hotel, eldirigente de ETA se levanta ysigue sus pasos a una distanciaprudencial. Una vez en la calle,señala con su dedo a Wilson a lapersona que acaba de pasar junto

a él y le dice:—Quédate con su cara. Es él.7

Caminan unos metros paraalejarse de la fachada del hotel yse detienen en una parada deautobús de San Francisco deSales. Argala rasga un lateral delsobre y extrae una cuartilla conuna nota manuscrita.8 Le echa unvistazo, observa a su alrededor,comprueba que no hay nadie ydirige su mirada cómplice aWilson. Sabe que ese momentova a marcar el resto de sus vidas.Por ello lee el contenido del folioen voz alta con una cierta

solemnidad:—Iglesia de los Jesuitas, frente

a la Embajada de EstadosUnidos. El almirante CarreroBlanco asiste a misa todos losdías, a las nueve de la mañana,sin apenas escolta.

Wilson escucha atentamente asu compañero con ciertaincredulidad.

—¿Qué te ha parecido el tipo?Con esa pinta parece un militar.

—No estoy convencido deltodo. Me inclinaría más por unantifascista moderado.

—¿Monárquico? ¿Demócrata-

cristiano?—No lo sé. Pero no me cuadra

que sea del círculo de Sastre y sumujer.

No es la primera vez queArgala tiene conocimiento de esaexcelente información sobre elheredero del franquismo, tanimportante para los interesesestratégicos de la banda. Peroalgo tan crucial hay queverificarlo. Wilson, que por sueducación anglosajona —de ahísu apodo— es más pragmáticoque el vizcaíno, insiste en lanecesidad de verificar la

filtración antes de regresar aEuskadi.

—No podemos volver a casacon el cuento sin comprobarloantes. Hay que aprovechar losdías que nos quedan en Madrid.Comulgar en la iglesia…Pasaremos desapercibidosporque tú y yo tenemos pinta decurillas. Tú más que yo.9

Esas frases humorísticas quetan inteligentemente sueledosificar el etarra provocan unasonrisa en Argala. Sirven paraaliviarle la tensión a la que haestado sometido en el hotel

Mindanao.—Por supuesto. Mañana antes

de las nueve estaremos en laiglesia de los Jesuitas. Notendremos ningún problema.Como sabes, soy de lacongregación —le respondeArgala, que ha estudiado en losjesuitas, con el mismo sentidodel humor.

Los dos activistas deambulanpor Madrid, una ciudad todavíadesconocida para ellos. Les gustapasear e ir caminando a las citas.Entran en un bar, piden doscervezas y un pincho de tortilla.

Mientras, Wilson permanece enla barra con la mirada siemprepuesta en la puerta de entrada. Esuna de sus manías; él lo llamadeformación profesional y nocree que sea una tara, más bienuna garantía de seguridad. «Oye,que no somos fontaneros, quesomos de ETA», suele contestarcuando sus compañeros se metencon él.

Argala se dirige al teléfonopúblico del establecimiento, quefunciona con fichas y está al otroextremo de la barra, sujeto a lapared y en un habitáculo medio

cubierto por una raída cortinaque delata los años del local.Extrae de un cajetín la guíatelefónica de Madrid e inicia labúsqueda. Se sobresalta cuandolee: «Carrero Blanco, Luis.Hermanos Bécquer, 6».

Alcanza otra guía, la de colorazul, la de los teléfonos porcalles, y busca «HermanosBécquer». ¡Eureka! En elnúmero 6 aparece una vez más elnombre de Carrero.

Repite la misma operación conel número y el domicilio de laEmbajada americana y aparece

en las dos guías. Argala tomanota de todo en un pequeñocuaderno.

—Los buenos activistas nosólo van armados, también vanprovistos de bloc y bolígrafo —le espeta a Wilson cuandoregresa a la barra; el corazón lepalpita a una velocidad deinfarto. Y continúa—: No te lovas a creer. En las guías deteléfonos de Madrid aparecehasta el domicilio de Carrero. Heperdido la apuesta contigo. Nadade secreto y nada de oficial. Ahíestá, al alcance y a la vista de

cualquiera: la casa y el teléfonodel segundo hombre máspoderoso de la Dictadura. Eso síes facilitar el trabajo. ¡Increíble!

—¿Qué te dije? No me hacescaso. Son unos chapuzas y secreen intocables. No se imaginanlo que se les viene encima.

Wilson habla modulando lavoz. Se preocupa de que losclientes del bar no se enteren desu conversación. Sigue con laobsesión de que Madrid estálleno de confidentes,colaboradores, topos y chivatos.

—Pero aquí no. Hablemos

fuera. Bébete la cerveza queprefiero hablar contigocaminando por la calle.

Durante dos días, a la horaseñalada por el personajemisterioso, los dos etarrasacuden a la iglesia y constatan lainformación: el vicepresidente sebaja de un coche y, tras asistir amisa, se sube en el mismoautomóvil que toma la calleSerrano y más adelante gira a laizquierda en la siguiente manzanapor Juan Bravo en dirección aClaudio Coello y a su domicilio,en Hermanos Bécquer.

Esa mañana de octubre,Argala se levanta pronto. Haquedado con Wilson y Forest enla parada de autobús frente a laiglesia de los Jesuitas, construidaen 1951 por el arquitecto EnriqueFort. Su imitación al estilobarroco le da una aparienciamucho más antigua. Los dosetarras, para pasardesapercibidos, van vestidos desacerdotes con un traje tipoCleryman, que ya en España seimpone como la vestimenta demuchos jóvenes clérigos. Losdos van armados con sendas

Firebirds Parabellum, que ya hanprobado en el monte en lasprácticas de tiro. Para pasardesapercibida, Eva Forest se hacolocado un pañuelo negro en lacabeza, a modo de toca, comouna beata madrugadora.10

Argala entra en el templosobre las nueve menos cinco. Lellama la atención sumajestuosidad —propio de losjesuitas, piensa—. Se colocahacia la mitad de la bancada, enla parte derecha. Se fijadetenidamente en unainscripción circular que recorre

el tambor de la cúpula, porencima del altar. No se reprime yla lee en voz alta:

—«Venid a mí todos los queandáis agobiados con trabajos ycargas, que yo os aliviaré (Mt-XI28)».

El etarra hace suyo el texto delEvangelio de san Mateo y locompleta:

—«Llevad mi yugo sobrevosotros… porque mi yugo esfácil y ligera mi carga».

El etarra compara el textoevangélico con la tarea que lequeda por hacer en Madrid. No

desdeña de su formaciónreligiosa ni cuando en su puebloera monaguillo y formaba partede los Hijos de María.

Wilson tiene instrucciones deentrar más tarde en el templo ysituarse detrás de él para vigilar alos escoltas. Accede por laderecha, dejando a su espalda uncuadro de san Francisco deBorja, que vivió entre 1510 y1572, y los restos calcinados delsanto que allí descansan. SanFrancisco, el tercer prepósito dela Compañía de Jesús, eratambién duque de Gandía.

Wilson se mueve con másdiscreción que Argala. Es unactivista con sobrada madurezpero sospecha que elvicepresidente puede disponer deun dispositivo de seguridad decontravigilancia, con agentes depaisano repartidos entre losfeligreses. Ésa es su únicapreocupación. Que un policíasecreta los detecte. Por lo demás,la situación está controlada. Conuna simple mirada decomplicidad se lo hace saber a sucompañero. Dan las nueve yCarrero sigue sin presentarse. Se

pone nervioso y comienza adudar de la informaciónfacilitada por el personajemisterioso.

Argala, como un turista, sigueinspeccionando el interior delrecinto religioso. Las tres puertascentrales del templo, debajo deun descomunal órgano, estáncerradas y sólo se puede accederpor las laterales o por otrasituada junto al altar pero que noda a la calle Serrano. El etarratiene grabada la imagen deCarrero de los documentales enblanco y negro del No-Do y de

una foto, en un primer plano,que le ha facilitado laorganización. El activista muestramás atención al altar cuandollega el momento de la epíclesisen la que el celebrante extiendesus manos sobre el pan y el vinoy evoca al Espíritu Santo.

Argala, que ha vivido laeucaristía cientos de veces, sabemuy bien que en ese instante seproduce la transformación en lasangre y el cuerpo de Cristo. Enese momento, cuando losfeligreses comienzan aabandonar sus bancos para

dirigirse al altar a comulgar, sepercata de la presencia al fondode un tipo con unas cejassuperpobladas que se dirigehacia el sacerdote. No hay duda:¡es Carrero!

Tras la bendición del párrocoy el fin de la misa, ve cómo elalmirante se levanta de su bancoy acompaña hacia la salida a otroanciano de unos setenta años,con el cabello blanco. Gira haciala izquierda y abandona el tempopor la puerta de ese lado. A lasalida se despide de sucolaborador y se mete en el

coche con otra persona, queporta una cartera negra, y quetiene toda la pinta de ser suayudante. El conductor arranca yconduce por Serrano hasta JuanBr a v o . Argala sigue a unadistancia prudencial todos estosmovimientos, pero aun así lecuesta ocultar su euforia. Elinformante anónimo del hotelMindanao no se haequivocado.11 Tiene a tiro alvicepresidente, al número dos deFranco.

Se le acerca Wilson y, pocodespués, La Rubia, que se ha

desprendido del pañuelo. Seapartan de la entrada de la iglesiay, sin dirigirse la palabra,caminan unas decenas de metros.Ninguno se cree lo que hapresenciado y lo fácil que esllegar hasta el almirante. Argalaes el primero en abrir la boca:

—Os habéis fijado. ¡Vayacejas! Parece un ogro. ¡Vayapinta de bruto! Esos pelosimponen.12 Ahí lo tenéis: elhombre fuerte del Régimen, elsucesor de Franco, a punta depistola.

Wilson se muestra igual de

exultante:—Nuestro hombre misterioso

tenía razón. Me he fijadodetenidamente entre losasistentes y no he detectadopolicía de paisano. No hecontado más de treinta personasen el templo. Si ésa es la tónica,creo que podremos ejecutar elsecuestro sin problemas.

Eva Forest escuchaatentamente a sus invitados. Se lanota más tensa. Argala y Wilsonplanean un secuestro, pero ellaes mucho más radical que losterroristas.

—Y si no se le puedesecuestrar, se le pega dos tiros ya otra cosa. Hoy mismo nos lopodíamos haber cargado y haberofrecido un gran servicio a losespañoles.

Al día siguiente, Argalaregresa al escenario de la accióny, ante su sorpresa, se topa, caraa cara, con Carrero Blanco.Wilson se queda en la parada deautobús, justo enfrente de laiglesia y al lado de la Embajadade Estados Unidos. Coincide enla misma marquesina con unosgrises,13 pero él pasa

desapercibido con su hábito decura. Es una vestimenta que usaa menudo para sortear lacuriosidad de los agentesfranquistas, que siempreincomodan a los jóvenesexigiéndoles la documentación.El etarra no luce pelo largo nibarba —las dos característicasque figuran en los manualespoliciales para atribuir a unciudadano la categoría depeligroso— pero su simpleapariencia de universitariotambién le confiere su condiciónde sospechoso.

A las nueve contempla cómoaparca el Dodge negro en doblefila y desciende de él Carrero y elacompañante del día anterior conla misma cartera de mano. Esuna persona morena, con gafas,de mediana estatura ycomplexión fuerte. Los vedesaparecer por la puertap r in cip al . Wilson, para nolevantar suspicacias, se sube alprimer autobús que se detiene enla parada y se baja en lasiguiente, para regresar andandohasta la iglesia, donde la misa vapor la mitad. Se coloca en la

parte de atrás, junto a la pilabautismal.

Desde allí divisa a Argala, queestá situado en uno de los bancosintermedios, el mismo en el quese ha sentado en un extremo eltipo de la cartera. Carrero destacaen primera línea, en el segundo otercer banco.

Argala sigue con atencióntodos los movimientos delvicepresidente y los memorizapara cuando tenga que elaborarel plan de acción. Compruebacómo Carrero se levanta y seacerca al presbiterio a comulgar.

El etarra acelera el paso y secoloca detrás del almirante. Sesitúa a menos de un metro,experimentando un subidón deadrenalina. Por un momento sesiente tentado a sacar su pistola,que lleva en el cinto, y dispararlepor la espalda, pero lasintenciones de ETA son otras:planea un secuestro para canjearal vicepresidente por los presosvascos. No obstante, Argala notael aliento muy próximo dealguien por la espalda. Serevuelve y se percata de que untipo musculoso y alto de unos

treinta años lo vigila de cerca, yno con muy buenas intenciones.Su mirada es penetrante. Él seaparta y se retira a su banco.

A partir de esa experiencia, detener al mítico almirante alalcance de las yemas de susdedos, Argala olvida la lecciónque le han impartido en ETAsobre la inmortalidad einaccesibilidad de personajespolíticos de la Dictadura, comoFranco o Carrero. Esa teoría yano tiene sentido para él. Es unaleyenda sin valor. El almirante sele presenta como una pieza fácil.

No termina de digerir que acabade tener a tiro al número dos delRégimen y delfín del Caudillo yle ha perdonado la vida. No lomata por el interés estratégico dela organización, pero su espíritule pide la acción. Valora másvengar a sus compañeros caídosen operaciones policiales que losintereses de la dirección etarra.

Con el secuestro del almirantelos dirigentes de la banda nopersiguen únicamente laliberación de sus presos. ETAansía, además, unos réditospropagandísticos y políticos de

mayor alcance. Wilson se loexpone con claridad a EvaForest:

—Es una manera de romper lapolítica continuista practicadapor el franquismo, destruir elmito de la invulnerabilidad de lasprimeras figuras del Régimen yvengar la muerte de algunoscompañeros. Carrero ha dejadoen claro ante los responsables delorden público que no quiere máscapturas de militantes de ETA yverse obligado a otro nuevoProceso de Burgos. O lo que eslo mismo: les está invitando a

que practiquen la Ley de Fugas.El almirante es el hombre másfuerte del sistema, incluso porencima de Franco. Nadie tienetanto poder como él. Hastadispone de un servicio deinformación propio para espiar asus enemigos y a los servidoresde la Dictadura.14

Terminada la misa, Carrero,como ya hiciera el día anterior,se dirige a su coche oficialacompañado por el señor de lacartera y de un corpulentoguardaespaldas de unosveinticinco años. Elige el mismo

camino que el día anterior: lasalida de la parte izquierda.Argala, según lo convenido, seencuentra con Wilson en lamisma parada de autobús, la queestá junto a la Embajadaamericana. Llega sin apenasaliento y su agitada respiraciónapenas le permite articular unafrase:

—Es increíble.Expulsa con violencia una

bocanada de aire y retoma eldiálogo:

—No me lo creo. Hecomulgado junto al Ogro y me

ha entrado ganas de sacar lapipa15 y meterle dos balas en lanuca. Sólo he visto a un policíade escolta. No puede ser cierto.

—Yo he visto entrar alministro López Bravo, tambiénsin escolta. Esto es un filón —lecomenta Wilson.

—Sí. Estaba dentro. Lo hevisto. Ha comulgado con él.También un militar de altagraduación se ha acercado alalmirante y lo ha saludado. Y nodeben de ser los únicos. ¡Es lahostia!16

12El delfín Carrero

Los terroristas llegan a Madridcuando en los medios decomunicación se abre un debatesobre la sucesión a Franco, queen ese año de 1972, el 4 dediciembre, cumple los ochentaaños. El diario monárquico ABC1

reclama que entre en vigor unaparte de la Ley de Sucesión porla que deben adquirir derechosconstitucionales los herederosdel príncipe. Con esta fórmula, si

fallece don Juan Carlos, su hijoFelipe podría acceder al tronoautomáticamente. En cambio,Pueblo,2 perteneciente a lossindicatos del Movimiento, sepronuncia a favor de que todosiga igual. El diario, dirigido porEmilio Romero, se alinea con losplanteamientos de un sector delRégimen, próximo a Franco yenfrentado a Carrero, que nuncaha renunciado a que Alfonso deBorbón ocupe la línea sucesoriasi su primo Juan Carlos fallecierao renunciara a los derechosdinásticos instaurados por

Franco.Se da la circunstancia de que

don Alfonso, casado conCarmen Martínez-Bordiú Franco,acaba de hacer bisabuelo alCaudillo, perpetuando su estirpe.

La línea monárquica franquistase debe a la insistencia personaldel almirante Carrero, que ya enla década de los cuarenta luchabapor la restauración de la Corona,encabezada por don Juan.Después se posicionó a favor desu hijo Juan Carlos, aunquetampoco le disgustaba que laCorona recayera en la figura de

Otto de Habsburgo, aunque esasolución habría supuesto laruptura dinástica.

La política de Carrero, desdeque en 1956, tras las revueltasestudiantiles de febrero, se hacecon el control del poder desde supuesto de ministro-subsecretario,siempre se ha sustentado en trespilares: la instauración de unaMonarquía tradicional con saltodinástico en la persona de donJuan Carlos, el patrocinio de unafuerte corriente tecnócrata conministros del Opus Dei y la tuteladel continuismo del Régimen.3

Sin embargo, un sector delRégimen no renuncia a lainstauración de una nuevadinastía relacionada con lafamilia del Caudillo. Y esacampaña comienza a reflejarse enlas prensa de Madrid más adictaa los intereses de los círculos deEl Pardo. Los periódicoscomienzan a encontrarlesantepasados con linaje heráldicoa los Polo y a los Martínez-Bordiú. Una revista afirma que laestirpe de la familia de la esposadel Caudillo procede deGuillermo el Conquistador, que

reinó en Inglaterra en 1066. Porotra parte, también asegura quelos Martínez-Bordiú desciendende Fernando III el Santo, rey deCastilla y León y de Alfonso X elSabio.4

Madrid es en esas fechas unnido de conspiraciones dentrodel Régimen. Y el comando deETA aprovecha losenfrentamientos entre lasdiferentes familias delfranquismo para avanzar, paso apaso, en su plan.

El futuro del Régimen sedebate sobre la conveniencia de

aprobar las asociacionespolíticas. Sin embargo, esesimple planteamiento mantienedividido a las diferentes familiasfranquistas. Además, el Procesode Burgos a dieciséis militantesde ETA y el indulto concedidopor el Gobierno a loscondenados a muerte, mantienerevueltas a las filas falangistas.En una de sus muchas marchasreivindicativas exhiben pancartascon las leyendas «¡Viva Franco!»y «¡Abajo los Gobiernosdébiles!». Es un destello más dela lucha soterrada entre los más

adeptos al Movimiento y losministros tecnócratas nombradospor Carrero, a quien estándispuestos a llevarse por delante.

Sobre este asunto, el ministroLópez Rodó, uno de los másfieles colaboradores delalmirante, declara en unaentrevista al diario parisinoFrance-Soir: «Esta gente, simañana convocaran por sucuenta una manifestación nollenarían ni una plazuela deMadrid».

Son las palabras del ministrodel Plan de Desarrollo y amigo

de Carrero, que ha logrado elavance económico de España.Pero López Rodó desconoce quelos sectores más involucionistasdel Gobierno se han puesto deacuerdo para iniciar unaconspiración contra elvicepresidente Carrero y sus másestrechos colaboradores delOpus Dei, de imprevisiblesconsecuencias.

Para frenar la corriente liberalde un sector del Gobierno quepropugna un leve aperturismo através de unas asociacionesdentro del Movimiento, los

puristas del Alzamiento Nacionallogran la composición de unacomisión mixta entre el ConsejoNacional y el Ejecutivo deCarrero. La primera reunión seproduce el 20 de diciembre de1972. El vicepresidente defiendeun diálogo entre todos losfrentes, pero le dedica mástiempo a los problemas que,según él, más acucian al país: lasrevueltas universitarias y lashuelgas. España viene perdiendoen aquellos años más de nuevemillones de horas de trabajo enparos laborales, cifra que triplica

a la de Francia.El choque de trenes dentro del

Régimen viene produciéndosedesde meses atrás, propiciadopor el lobby de la SecretaríaGeneral del Movimiento. Enagosto de 1971, sus mentorespublican el folleto titulado«Concurrencia de pareceres.Coincidencias y discrepancias enel Movimiento». Se trata de unnuevo ataque contra lospromotores del asociacionismopolítico. Los representantes delmás puro franquismo no ocultansu oposición frontal a los planes

de un sector del Gobierno: «Elasociacionismo político no haconseguido formularse demanera suficientementediferenciadora de los partidos y,por tanto, se ha llegado a laconclusión de su inviabilidad yaque, no diferenciándose en larealidad de los partidos, resultaincompatible con el sistemainstitucional vigente».

El mismísimo Franco sedeclara uno de los más fervientesdefensores de esta corrienteantiliberalizadora. Lo deja claroen la apertura de la décima

legislatura de las Cortes, que vana ser las últimas de la era Franco.El Caudillo dedica un discursode cincuenta minutos a eseasunto y se despacha a lo grande.Dice cosas como: «Sería un errorconfundir lo que hay de legítimoen las diferentes opiniones con laposibilidad de encuadramientosdogmáticos preconcebidos engrupos ideológicos que, de una uotra forma, no serían más quepartidos políticos».

Y en esa misma línea, másadelante sentencia: «En nuestrosistema caben ciertamente las

asociaciones, organizaciones yhermandades que intentanpromover ese bien común, perotan sólo en la medida en queestén integradas en elMovimiento… Todo movimientoasociacionista que, marginandola organización del MovimientoNacional, albergue la esperanzade volver, antes o después, a lasformaciones de gruposideológicos que nos conduciríana los partidos políticos, nuncaserá posible».5

13«Un saco lleno de ratas»

Mientras los etarras lo someten auna estrecha vigilancia, sindespertar ninguna sospecha en elalmirante y su séquito, elvicepresidente sigue con su vidamonótona diaria. Suscolaboradores lo tildan de animalde costumbres. No varía suspasos de un día a otro, ni por elinterés de su seguridad. Esaconducta facilita el trabajo de losterroristas.

Carrero es un personaje muyespecial. Tiene muy pocosamigos y es reservado, muyfamiliar y campechano. Yextremadamente religioso, comoconstatan los etarras.1 Un tipoaustero que rehúye los lujos.Basta con ver su mesa de trabajopara comprobar su condiciónespartana: un bloc de notas y unbolígrafo roto, reparado con unatira de papel adhesivo.2 El cristalque cubre su escritorio estárayado y así se mantiene duranteaños. Es extremadamenteordenado y meticuloso. Su

carácter está muy marcado porsu mentalidad plenamentecastrense. Cuando tiene quetratar asuntos relacionados conlos sueldos, siempre preguntaantes como referencia el salariode un capitán, un coronel o ungeneral para equilibrarlos.

Es también una persona deorden. En uno de los cajonesguarda una carpeta en la queclasifica los documentos según laprocedencia ministerial. Su mesasiempre está limpia de papeles;sólo destaca en uno de susextremos un libro forrado en piel

marrón claro de las LeyesFundamentales del Estado, al queacude a menudo para resolversus dudas políticas y legales.Algunos de sus colaboradores locomparan con un pasiego de sutierra, Cantabria, que cambia elprado por la moqueta. Esreceloso y se deja rodear sólo delas personas en las que confía,sobre todo valorando el tiempoque trabajan para él.

En sus tareas administrativas,el vicepresidente se escudaprincipalmente en sus secretariosLuis Acevedo, que lo acompaña

desde 1934 desde la EscuelaNaval, y Enrique Pichot, sucuñado. Para consultar asuntosjurídicos y legales, sus dosgrandes asesores son LópezRodó, Fernández-Miranda,Pedro García Pascual y JoséMaría Gamazo, su directorgeneral de Servicios y ministrode la Presidencia, en los pocosmeses que duró el últimoGobierno. Entre sus más asiduosvisitantes a su despacho dePresidencia destacan Ricardo dela Cierva, Julio Rodríguez, aquien nombró ministro de

Educación, el padre Peyton,3

Blas Piñar y Adolfo Suárez.Carrero es un poseso del

trabajo. Su jornada laboral tieneuna duración de diez horas y elresto del tiempo se lo dedica a lafamilia, la lectura o a sus dosgrandes aficiones: la escritura yla pintura. De ahí su amistad conel pintor Juan Antonio Morales.4

Le gustan las novelas policíacasy las históricas modernas.5 En sutiempo libre raramente participaen actos sociales. Le apetecepasear a menudo con su esposapor el Campo del Moro, junto al

Palacio Real, o ir al cine.Algunos fines de semana sedesplaza a la finca La Viña de losArburúa, en las afueras deMadrid, donde también suelenacudir José Lladó y MarcelinoOreja.6

El almirante es muy reservadoen las relaciones sociales, peromuy duro y convencido en susmensajes políticos: «Que nadie,ni desde dentro ni desde fuera,abrigue la más mínima esperanzade poder alterar en ningúnaspecto el sistema institucionalporque, aunque el pueblo

español no lo toleraría nunca,quedan en último extremo lasFuerzas Armadas».7

Ese estilo de brusquedad,presente en todos sus discursos,es la imagen que llega delalmirante a los etarras que semueven por Madrid. Suideología y su entrega a la causadel Movimiento quedanplasmadas en sus declaracionesal periodista Emilio Romero,director del diario Pueblo.8

Habla sobre el comunismo dela Unión Soviética: «De pocovale que se evite la guerra que,

evidentemente, sería terrible sino se contiene la subversiónpolítica, porque mejor es morirdesintegrados por una explosiónnuclear que seguir viviendoformando parte de una masa deesclavos sin Dios».

El mensaje del almirantecoincide con unas palabraspronunciadas por Franco sobreel comunismo: «Un saco lleno deratas, que si no se le mantiene encontinuo movimiento y se lasdeja trabajar tranquilamente,empieza una rata a abrirsecamino a través del saco, las

demás la siguen y pronto habrándevastado toda la casa».9

El almirante también tiene muyclaro lo que debe ser elcontinuismo del sistemafranquista: «España haestablecido, con nuestrosPrincipios del MovimientoNacional y Leyes Fundamentalesdel Reino, una democraciamoderna peculiar, que asegura laconvivencia, promueve elprogreso y establece la justicia…Es un traje a nuestra medida,castizo y español. Para losespañoles el liberalismo ha

demostrado ser el másdemoledor de los sistemas».10

Carrero es un tipo muy austerocon los fondos del erariopúblico. Muy ahorrador. Esaausteridad, rayana en los límitesde la miseria, provocacomentarios entre suscolaboradores. Jamás hanpresenciado en el almirante ungesto de derroche. Sólo sepermite el lujo de fumar cigarrosnegros, que paga de su bolsillo, yun par de cafés con leche a lolargo de la mañana. Se los sirveun camarero de la cafetería

Toronto, que está cerca delpalacio de la Presidencia.

«El almirante paga de subolsillo los tres duros, conpropina incluida, al camareroque se lo sube a su despacho»,comentan sus ujieres.11

Otro ejemplo deirresponsabilidad en las medidasde seguridad en torno alpresidente del Gobierno. Uncamarero con una bandeja y unataza de café, entrando y saliendopor la puerta principal en elpalacio de Villamejor, sin ningúntipo de control. Otra

extravagancia que deja alvicepresidente expuesto acualquier complot asesino. Susenemigos podían aprovechar esacircunstancia para introducirveneno en la bebida y acabar consu vida sin grandes esfuerzos.Aunque parezca demencial, ésees el escenario en el que semueve el segundo hombre máspoderoso de España y susenemigos políticos lo saben. YETA también. Todos juegan conventaja.

Como si se tratara de unapremonición, Carrero adquiere

en el cementerio de El Pardo unaparcela de cuatro metroscuadrados para levantar sutumba. El almirante, que es unapersona muy reservada, locomenta con orgullo entre susíntimos. El que es una personamodesta en lo personal y en loeconómico llama a eseminúsculo terreno «mifinquita».12 Entre sus bienesmateriales sólo disfruta de unapartamento en la playa deCampoamor en Alicante,comprado a plazos y del que lefalta por pagar la mitad de su

precio. El piso de la calleHermanos Bécquer es dealquiler. Tenía suscritos unosbonos pero se los ha cedido asus hijos. El saldo de su cuentaen el Banco de Santander nollega a las quinientas mil pesetas.

14La presión de los azules

El almirante pasa su mayortiempo en su despacho de laplanta principal, la segunda, delpalacete de Villamejor, enCastellana, número 3, sede de laSubsecretaría de Presidencia y,más tarde, de la vicepresidencia.Fue uno de los primeros palaciosmadrileños en el que seinstalaron ascensores. Se trata dela misma estancia que antesocuparon el general Primo de

Rivera y Manuel Azaña.El palacio fue construido a

finales del siglo XIX por Ignaciode Figueroa, el marqués deVillamejor y, más tarde,adquirido por el Patrimonio.Desde 1914 es sede del Consejode Ministros que se reúne en elSalón de la Música, que luce ensus techos la Alegoría de laMúsica, pintada por ManuelArroyo en 1892.

El despacho de Carrero estárodeado de salas con paredestapizadas con telas de seda, conarañas de cristal que cuelgan del

techo, cuadros, grandes espejos yuna colección de muebles quelucen allí desde que ManuelAzaña, en la Segunda República,ordenara su traslado desde elpalacio de Riofrío. También luceuna colección de valiosísimasalfombras de la Real Fábrica deTapices. Desde que pasa a ser ellugar de reuniones del Consejode Ministros, la decoración nocambia. Sólo su espíritu político.Carrero amplía sus instalaciones,adosando parte del jardín delpalacio de Egaña, que tiene suentrada por la calle Génova, y

adquiriendo los edificios deCastellana, número 5, y AlcaláGaliano, número 8. Elvicepresidente también aumentael número de funcionarios bajosus órdenes y amplía lascompetencias de laVicepresidencia del Gobierno.

El almirante se considera unfiel servidor del Estado y de laobra de Franco pero, sobre todo,atesora un concepto de la moralque se aproxima al integrismoreligioso. Continuamente semuestra muy crítico con elMinisterio de Información,

regido por Manuel Fraga, por supolítica aperturista y depermisividad con los medios decomunicación. Así se locomunica a Franco en un escritoenviado a El Pardo: «Lasituación de la Prensa y otrosórganos de información debe sercorregida a fondo. Estáproduciendo un positivodeterioro moral, religioso ypolítico… Todas las casetas de laFeria del Libro están abarrotadasde obras marxistas y de lasnovelas de erotismo másdesenfrenado. El daño que se

está haciendo a la moral públicaes grave… Así no se puedeseguir. Primero porque Españaes un país católico y, segundo,porque el quebrantamiento de lamoral del pueblo es la mejormanera de favorecer la acciónsubversiva que el comunismofomenta».1

Para dejar todo atado y bienatado, el Régimen aprueba, el 14de julio de 1972, las Leyes dePrerrogativa, por la que sifalleciese Franco, elvicepresidente del Gobiernoasumiría automáticamente su

jefatura hasta que el príncipefuera coronado rey y decidierasobre la suerte de éste, según laprerrogativa que le confiere elartículo 15 de la Ley Orgánica.

En 1972, Carrero sigue con elmismo Gobierno constituido enoctubre de 1969, en el queincorpora a trece nuevosministros de su cuerda. Anteslogra apear en el camino a losopositores al proyecto de la LeyOrgánica del Estado y ladesignación del príncipe comosucesor de Franco. En la lista deagraviados destacan Muñoz

Grandes, Nieto Antúnez, Solís yDíaz-Ambrona. Tal estrategiaprovoca un duro enfrentamientocon el ala azul del régimen, queorquesta una dura campaña paradesgastar al Ejecutivo y losestamentos del Estado.2

La presión de los azulesconvierten 1969 en un añohorribilis para el almirante.Tiene que soportar los efectos deuna gran campaña internacionala raíz del Proceso de Burgoscontra varios militantes de ETA yel fuego amigo del escándalo delcaso Matesa, que salpica a sus

ministros de la Obra. El propioCarrero corre el riesgo de serprocesado por autorizar unaorden ministerial por la que seadjudica a la industria textilcatalana la categoría de«exportadora de primeracategoría».3

Y Carrero, como el Caudillo,también detesta a los liberales,como es el caso de Areilza, aquien quiso nombrar ministro deInformación en 1951 pero ahorale recrimina su evoluciónpolítica. La opinión delvicepresidente sobre los liberales

queda reflejada en un artículopublicado en el diario falangistaEl Alcázar, titulado «Un poco deformalidad». Lo firma con unode sus seudónimos másrecurrentes: Ginés de Buitrago.

El almirante consideraba a losservidores del Régimen que hanvirado hacia el liberalismo comotraidores. Responsabiliza a esemovimiento político como elcausante de los males de Españay de la Guerra Civil. Un sectordel Régimen, el más influyente,sigue convencido de que Franconunca autorizaría las

asociaciones mientras tuviera unúltimo soplo de vida. Tambiénestaba convencido de que haríatodo lo posible para que éstas noresurgieran tras su muerte. Y esamisma posición la abrazanalgunos de sus colaboradoresmás próximos como Fernández-Miranda y Fernández de la Mora.

Por tanto, se podría concluirque el almirante ejerce la políticade la contradicción: por un lado,apuesta por el desarrolloeconómico de los tecnócratasaperturistas del Opus Dei, conLaureano López Rodó a la

cabeza, y, por el otro, yugula eldesarrollo político delasociacionismo. Una paradoja:España comienza a ser unapotencia económica mientrasmantiene el «enanismo político»del inmovilismo.4

Todo ello contribuye a que elGobierno de Carrero atraviese sumás profunda crisis al carecer deunidad. Son fechas en las que elalmirante se deja agasajar porpersonalidades que estánllamadas a un mayorprotagonismo político en sunueva etapa. El almirante

intensifica sus encuentros conJulio Rodríguez, perteneciente alOpus y que aspira a entrar en elGobierno, con Rafael Orbe, aquien le reserva TelevisiónEspañola, con Adolfo Suárez, enquien piensa para ocupar lacartera de Información yTurismo, o con Fernando deLiñán, a quien quiere colocar alfrente del Ministerio de laGobernación.

Si algunos de los miembrosdel Gobierno guardan laesperanza de un ciertoaperturismo, las palabras del

almirante llegan como un jarrode agua fría. Pero no se agotanlas contradicciones, pues unsector del búnker está tananclado en la extrema derechainmovilista que califica a CarreroBlanco y su Gobierno como unpeligro para el futuro de losprincipios del Movimiento.

15España, cortijo de la

CIA

ETA desconoce ladescomposición interna delRégimen. Sin esa informacióncarece de juicio político paravalorar que su misión en Madridpuede acarrear unasconsecuencias mucho másimprevisibles. Argala y Wilson,tras el descubrimiento, durantediez días1 siguen dedicando todo

el tiempo a organizar la logísticapara establecer en la capital subase de operaciones y planear elsecuestro del vicepresidente. Adiario asisten a misa de nueve enlos Jesuitas para luego tomarnotas sobre el plan que debenejecutar. Se turnan para nollamar la atención. Eseseguimiento tan próximo eintenso les sirve para hacerse unacomposición de lugar. Ya sabenque suele ir acompañado por dosguardaespaldas, pero siguen sinesclarecer si les asiste de cercaalgún otro policía de paisano,

mezclado entre los feligreses.Para llevar a cabo la misión esimprescindible resolver esaincógnita. Los etarras tambiéncomprueban la estrictapuntualidad del vicepresidente:todas las mañanas llega a laiglesia a la misma hora y sale a lamisma hora y siempreacompañado por un chófer y unescolta.

A menos de veinte metros deSan Francisco de Borja selevanta el edificio de laEmbajada de Estados Unidos.Por la puerta trasera del edificio,

que da a la calle Serrano, entrany salen a diario decenas defuncionarios. Una buena parte deellos pertenecen a la seguridad yotra, a los servicios secretos de laCIA que tiene sus oficinas en laséptima planta, en los despachos709 a 713. La sede diplomáticanorteamericana se asemejaexternamente a cualquier otroedificio de oficinas del barrio deSalamanca, pero sus entrañascontienen los más modernossistemas de comunicación y susarchivos guardan documentos dealto voltaje informativo sobre la

situación política en España yEuropa.

Aunque Estados Unidos es unpaís amigo y aliado, los interesesde los agentes de la CIA enMadrid se acercan más a los deETA. Washington tampocoquiere ver a Carrero en lapoltrona. La más favorablesituación para los interesesestratégicos norteamericanospasa por la desaparición delalmirante de la escena política.Prefieren candidatos del perfil delos generales Díez Alegría oCastañón, mucho más proclives

a la línea atlantista de la CasaBlanca. Así se lo ha hecho ver laCIA, meses atrás, al secretario deEstado William Pierce Rogers.2

Durante años ésa es la consignaque circula por el edificiodiplomático de la calle Serrano:defenestrar al almirante delpalacio de Villamejor. Para ello,no escatiman ni en medios ni enesfuerzos.

La Embajada en Madrid se haconvertido en una pieza clave enla política internacional deWashington en Europa. Desdehace años, el Pentágono, Langley

—la sede de la CIA— y la CasaBlanca han trazado un plan paraincorporar a España en losorganismos democráticos delmundo.

Manuel Fernández Monzón esun joven capitán ambicioso ycon aspiraciones para ascenderen el escalafón militar. Es unexperto en contrainteligencia quetrabaja en los servicios secretosde la Presidencia del Gobierno,bajo las órdenes de San Martín.Al poco de crearse el SECED,recibe de sus superiores la ordende viajar a Washington, en una

misión de hermanamiento entrelos servicios secretos de ambospaíses. Entre sus muchasentrevistas, lo recibe en elPentágono un coronel que ocupaun alto cargo en el Departamentode Defensa. Tras losprolegómenos de rigor, el mandomilitar norteamericano despliegasobre la mesa un mapa enorme.Mientras lo sujeta con susmanos, se vuelve hacia su colegay le espeta:

—¿Qué ve usted?Monzón, un tanto sorprendido

y aturdido por la pregunta de su

anfitrión, lo mira fijamente y leresponde con cierta desgana:

—Un mapamundi. Veo unmapa del mundo.

—Sí, un mapa, pero qué hayen el centro.

Monzón se acerca más a lamesa, se inclina, mira el mapa ysigue con el juego:

—Hombre, en el centro estáEspaña.

El americano sonríe, retira susmanos de los extremos del mapa,que provoca que éste se enrolle,muestra una cara de satisfacciónpor la respuesta y sentencia:

—Pues por eso está ustedaquí.3

El coronel no le miente. YMonzón tampoco se sorprende.Conoce la importancia paraEstados Unidos de las bases ensuelo español y su importanciaen la ruta entre Norteamérica yOriente Medio. En los últimosmeses se ha producido untrasiego de militares entre Españay Estados Unidos. Desde losviajes a Madrid de Eisenhoweren 1959 y Nixon en 1970 y lafirma del Convenio deBilateralidad, que contempla la

instalación de bases militaresestadounidenses en Torrejón,Rota, Morón y Zaragoza. La CasaBlanca se ha implicado en elfuturo de España, encarnado enla figura del príncipe JuanCarlos.

El papel de España en ladefensa de Occidente tambiénsuscita un interés en la prensanorteamericana. Nuestro paíscomienza a aparecer en lasnoticias de la sección deinternacional de los másprestigiosos diarios americanos.Periódicos como The

Washington Post ponen aldescubierto los contenidos de lasconversaciones secretas entreEspaña y Estados Unidos. Hablande unas exorbitantes demandasde Madrid para seguir cediendolas bases y destacan que losnegociadores de Franco estánsacando de sus casillas a losexpertos del Pentágono y de laSecretaría de Estado.

Madrid y Washingtonmantienen la firma del Conveniobilateral y la continuidad de lasbases, pero en el fondo, aunquese llaman aliados, no existe una

buena sintonía entre laAdministración Nixon y elRégimen franquista. Al mismotiempo, el Senado presiona a laCasa Blanca para que obtengadel Caudillo gestos de aperturademocrática y considere laimplantación del sistema departidos.4

En todas las reunionesbilaterales destaca la figura de unmilitar, alto y corpulento, con lastres estrellas de cinco puntas degeneral en sus hombros, y conuna simpatía embaucadora. Sellama Vernon Walters y es

director adjunto de la CIA desdemayo de 1972,5 nombradopersonalmente por Nixon. Suanterior destino había sido el deagregado militar en la Embajadade París, pero toda su carreramilitar ha estado vinculada a losservicios de información.

Él mismo suele comentar quela labor de inteligencia siemprefue muy valorada por los padresfundadores de la Nación,incluido el presidente GeorgeWashington, que siempre apostópor el espionaje. Lo mismo queLincoln durante la guerra de

Secesión.Al general Walters también se

le comisiona para que intercedaante Franco por la persecuciónque sufren los masonesespañoles, algunos de los cualescumplen condenas en lascárceles.

En Madrid, donde el generalha ejercido algunas misionesoficiales de alto nivel —haacompañado una vez aEisenhower y dos a Nixon—, loshombres del Régimen y losagentes de San Martín saben quelo suyo son los juegos de espías

y que el papel desempeñado porWalters tiene una granimportancia para el futuro delpaís. Habla perfectamente elespañol —fue durante años elintérprete de Truman en susreuniones con los jefes de Estadosudamericanos—, profesa ungran amor hacia España y apreciaa Franco.

Con esa tarjeta depresentación, Walters seconvierte en el amigo americanopara la Península. Su plan:recuperarla para el mundo libre ypreparar una transición pacífica

para cuando le llegue la hora alCaudillo. Ya ha desempeñadouna labor similar en Italia, através de la red Gladio, en apoyoa la Democracia Cristiana, dondeha logrado desembarazarse delauge de los comunistas y no leha ido nada mal. La ultraderechaitaliana asimismo está controladapor los agentes de la CIA y,raramente, desconocen susacciones y movimientos, comocuando deciden desembarcar enEspaña.

En 1971, Walters hamantenido una entrevista de alto

nivel con Franco en El Pardo.Las conversaciones entre ambosdignatarios son fluidas debido aque ambos proceden de lamilicia y congenian. El generalnorteamericano, siguiendo elencargo de su presidente, quiereconocer por boca delGeneralísimo sus impresionessobre la situación políticaespañola. El dictador le recuerdaal enviado de Nixon, un expertoen espionaje militar y eninterrogatorios a prisioneros deguerra, las palabras que hapronunciado durante el acto de

designación de Juan Carloscomo su sucesor para cuando élfalleciera.

—Cuando, por ley natural, miCapitanía llegue a faltar, queinexorablemente tiene que faltaralgún día, es aconsejable ladecisión que hoy vamos a tomar,que contribuirá, en gran medida,a que todo quede atado y bienatado para el futuro.

También le pide a Walters quele transmita al presidente Nixonque el orden y la estabilidadestán garantizados en España.

El Caudillo aprovecha la

oportunidad para mandarmensajes a navegantes:

—España avanzará ciertotrecho por el caminopreconizado por losnorteamericanos, pero no llegaráhasta el final de dicho camino,por cuanto España no esNorteamérica, ni Inglaterra, niFrancia. Es España. La FuerzasArmadas jamás permitirán quelas cosas se salgan de su cauce.

El americano recibe en silencioy con respeto las palabras de unanciano de ochenta años.Entiende que hasta que no llegue

su hora en España puedencambiar muy pocas cosas. El«atado y bien atado» retumba ensu mente. Y tal cual se lo piensaexponer al presidente Nixon.

Antes de despedirse, en elmomento de estrecharle la mano,Franco con voz apagada, casiininteligible, para reforzar suspalabras sobre el orden y laseguridad, le dice al emisario dela Casa Blanca:

—Mire usted, mi verdaderomonumento no es aquella cruzen el Valle de los Caídos, sino laclase media española. Cuando

asumí el gobierno no existía. Lalego a la España de mañana.6

Y Franco no le miente. En diezaños, la renta per cápita de losespañoles, que era de 474dólares, se sitúa en 1.841, existepleno empleo, la repercusión delos salarios en la renta nacionalse eleva del 50 al 64 por ciento,las exportaciones se multiplicanpor diez, las reservas de divisaspasan de 1.147 millones dedólares a 6.800, y la industrianaval se coloca en el puestonúmero uno del rankingmundial. En 1972 se construyen

336.304 viviendas y lasinversiones procedentes deEstados Unidos alcanzan los 800millones de dólares. Y loshogares españoles disfrutan deun utilitario o un televisor. Esedesarrollo económico es lo quealgunos comienzan a llamar el«milagro español» (como elalemán o el japonés).

Pero los franquistas y lostecnócratas no se paran a pensarque todo desarrollo económico ysocial conlleva otro tipo dereivindicaciones de libertad ydemocracia. Franco es ya un

octogenario que ve cómoavanzan sus problemas deParkinson. Las cuatro jefaturasque soportan sus espaldas ya lesvienen grandes. El Caudilloaglutina la del Gobierno, la de lasFuerzas Armadas, la delMovimiento político y la delEstado. Además, los ministrosejercen como fieles servidores,que se preocupan más enmantener la poltrona que entrabajar por España.

La economía avanza peroCarrero se enroca en elinmovilismo. También coincide

con Franco en la idea de que lospartidos políticos siempre estaránproscritos en España.

El general Walters, decincuenta y tres años,neoyorquino de nacimiento yexcombatiente en la guerramundial como soldado raso, seresiste a regresar a Washingtonsin antes entrevistarse conCarrero Blanco y con el jefe desus servicios secretos, el tenientecoronel San Martín. Es un tipoinsistente y pocas veces recibe elno como respuesta.

Carrero lo recibe en su

despacho de Castellana, número3. El almirante no se reprime ydespliega toda su artilleríaanticomunista. Para él todos losmales de la humanidad pasan porla Unión Soviética: «En esa líneade acción contra Moscú creo quelos servicios de información desu país deberían entenderse conlos militares, nombrados por mí,que van a encargarse delSECED».7

Carrero se refiere a su círculode confianza. Su carácterretraído, que odia relacionarsecon la gente y le incomoda las

citas fuera de su despacho,propicia que se organice en tornoa su persona, eso sí, dentro de laestructura de los servicios deinteligencia, un equipo especialformado por los capitanes PeñasPérez, Peñas Varela, Peñaranda yFernández Monzón. Los cuatrooficiales son los ojos y oídos delalmirante. Se dedican aelaborarle informes y a hacer depuente entre él y suscolaboradores políticos yeconómicos.8

Ya en Washington, el generalWalters saca conclusiones sobre

su viaje a Madrid: «Una Españahostil, dueña del estrecho deGibraltar puede dificultar lapresencia de la VI Flota deEstados Unidos en elMediterráneo y, por ende, elapoyo a Italia, Grecia, Turquía eIsrael. Tanto si quiere como sino, entonces al igual que hoy, laposición estratégica de España escrucial, más aún, indispensablepara todo tipo de defensa deEuropa y Oriente Medio».9

Sus colegas norteamericanosde la Embajada tampoco pierdenel tiempo. Nunca la oficina de la

CIA de Madrid ha estado tanconcurrida desde su creación en1947. En esos momentos laantena de la capital está formadapor una docena de agentes bajoel mando de Nestor DanielSanchez. Además, los espíasyanquis logran captar losservicios de muchos militaresespañoles de contrainteligenciadel Alto Estado Mayor delEjército, que tiene su sede en unpiso de la calle MenéndezPelayo, frente al Retiro, y estánenfrentados a San Martín.

Por ese domicilio entran y

salen con plena libertad losagentes de la CIA y del Mossadisraelí. La célula de informaciónmilitar, cuya misión consiste encontrolar e investigar a losagentes extranjeros que residenen Madrid, mantiene un pulsopor el poder con sus colegas delSECED, que provocadescoordinación ydesinformación. De esa rivalidadse beneficia ETA para moversecon plena impunidad porMadrid.

Los miembros del comando,desde que la fuente anónima les

ha colocado al almirante en eldisparadero, visitan laHemeroteca Nacional y diversasbibliotecas para obtenerinformación sobre elvicepresidente. Carecen de datossobre su personalidad einfluencia política, pero el propioCarrero a través de sus discursosles facilita el trabajo. Laspalabras del almirante, tras elConsejo de Ministros del 7 dediciembre, provocan en Argalaun sentimiento de rechazo que leda alas para plasmar el secuestro.

«Nuestra guerra no fue una

guerra civil. Fue una guerra deliberación y una Cruzada», sientacátedra el vicepresidente.

16Ezkerra, más sombras

que luces

Argala y Wilson se hospedanadoptando extremas medidas deseguridad en el piso del Parquede Lisboa y quedan a comervarias veces con Sastre y Forest.Con La Rubia la relación es másestrecha; se ven a diario y ella lossaca a cenar y los acompaña alcine. Siguiendo susrecomendaciones, apenas se

dejan ver en la zona del Parquede Lisboa. Ambos tienenexperiencia en sobrevivir en laclandestinidad y sólo entran yabandonan el piso a horas quedifícilmente pueda aparecer untestigo incómodo o una miradafisgona. El resto del tiempo lopasan en el centro de la capital.Están sorprendidos de lo fácilque les resulta acercarse alalmirante y a su domicilio, pordonde se pasean todos los días.

—Esto es insólito. El domiciliofamiliar del vicepresidente alalcance de todo el mundo.

¡Sorprendente! —comentaWilson a Argala.

Y la sorpresa aún es mayorcuando, después de variasvueltas por la calle HermanosBécquer, se percatan de que laresidencia del segundo hombremás poderoso del país carece deuna protección a la altura delpersonaje. Ni un coche patrullani un jeep de la policía militar.

—Si nosotros disponemos demás protección en Francia —apostilla Argala.

Y no se equivoca el activistadel Frente Militar de ETA. Tiene

sólo veintitrés años pero ya estodo un referente dentro de labanda.

Cuando llega a Madrid parareactivar la presencia de la bandaterrorista en la capital de España,ya se ha ganado el respeto delresto de sus compañeros dearmas. Es un miembro ilegalfichado por la policía que,conforme transcurren los meses,va adquiriendo una mayorradicalidad. Puede que, en suetapa madrileña, se veainfluenciado por las consignasextremistas del matrimonio

Sastre-Forest, aunque el activistaetarra dispone de una sólidaformación marxista. Procede deuna zona obrera donde desdehace años se organizan lospartidos de clases.

Antes de que lleguen lasNavidades de 1972, Wilson yArgala regresan a San Sebastián.Quieren pasar esos días con lafamilia y, al mismo tiempo,entregar su informe a ladirección de la organización.Pueden presumir que su guía,Eva Forest, los lleve en suautomóvil, un Seat 127 en

período de rodaje. El viajesupone toda una aventura por losnumerosos controles en lacarretera que superan, uno auno, sin dificultad. Los tres estánfichados, pero nadie losincomoda. Una vez en el PaísVasco, Forest regresa a Madrid yellos fijan una cita en Lasarte conEustaquio Mendizábal, Txikia, elresponsable de los comandosilegales de ETA. Sin entrar endetalles, le ponen enantecedentes y le dicen quenecesitan hacer llegar al ComitéEjecutivo una información de

gran importancia que hanconseguido de Madrid.

Todo transcurre con rapidez y,días después, vuelven a quedaren un bar de Vergara con Txikia,quien llega acompañado de JoséManuel Pagoaga Gallastegui,Peixoto, el dirigente que hadesignado la dirección pararecabar tan importanteinformación. Peixoto tiene lamisma edad que Txikia,veintiocho años, y ha sidomisionero en Ecuador. Hapasado por la cárcel y acaba dereingresar en la banda donde es

miembro del Comité Ejecutivo.También forma parte del aparatodel Interior, junto a Txikia,Domingo Iturbe Abasolo,Txomin, y José AntonioUrrutikoetxea Bengoetxea, Josu.1

Cuando se acerca Peixoto,Txikia se aparta de la mesa y losdeja a solas con el dirigenteetarra. Así es como funciona unaorganización secreta: lainformación siempre debe fluiren compartimentos estancos.Todos están expuestos a serdetenidos por la policía y decuanto menos datos dispongan,

menos daño se inflige al grupo.Argala toma la iniciativa y

desvela a su jefe la informaciónrecabada sobre Carrero Blanco.

—Creo que es un objetivoidóneo para un secuestro —ledice—. Debes trasladar al Comitéque, con el vicepresidente ennuestro poder, podremos exigiral Gobierno la liberación detodos nuestros compañerospresos.

—Por lo que hemoscomprobado sobre el terreno,creo que no sería tan difícilejecutar el secuestro en la misma

iglesia. Y asegurarnos que no seproduzcan ni tiros ni bajas —interviene Wilson.

Peixoto cierra la conversación:—Hablaré con el Comité.

Transmitiré vuestra informacióny vuestras impresiones y, si seaprueba la ekintza,2 pediré quenombren a un responsable delcomando.

Transcurren unos días hastaque Peixoto se pone nuevamenteen contacto con Argala.Establece una cita en el bar ElCojo de Amorebieta. Allí, junto aTxomin, Mamarru y Josu

(Ternera), le comunica ladecisión de la dirección: IñakiMúgica Arregui, conocido en laorganización como Ezkerra,3

sería el responsable de la accióny el coordinador entre ladirección y el comando que sedesplace a Madrid. Argala notiene la oportunidad de opinarsobre la elección porque en unaorganización terrorista comoETA las órdenes no se discuten,son irrebatibles y se cumplen arajatabla. Pero en su fuerointerno rechaza el nombramientod e Ezkerra. Para él es un

advenedizo y le suscita muchasdudas.

A la reunión de Amorebieta lesigue otra en los cines de la plazade Zabálburu, a la que ya asisteEzkerra por primera vez. En eseencuentro, Wilson entrega a ladirección una lista con losmedios necesarios para poderllevar a cabo el secuestro: unautomóvil, un conductor, unmillón de pesetas, laparticipación de diez o docemilitantes y, a ser posible, quealguien en Madrid les facilite unchalet o piso adecuado donde

poder alojar al secuestrado.4

A Argala no le sorprende ladesignación de Ezkerra porqueel nuevo coordinador delcomando, cuatro o cinco añosmayor que él, aunque lleva pocotiempo en ETA, es toda unaleyenda en el movimiento deliberación del País Vasco. Notiene dudas sobre su capacidadlogística ni sobre su coraje, perohay algo en él que no le gusta.Quizá su proximidad a losdirigentes del PNV en el exiliofrancés.

Militante de EGI desde 1966,5

las juventudes radicales del PNV,Ezkerra acaba de desembarcar enla organización con más detrescientos militantesnacionalistas. El joven vascopretende inocular a ETA unosprincipios y unos objetivosnuevos a los que ya imperan enla organización armada. Es undiscurso que repiteinsistentemente: «Nuestraobligación es consolidar unpartido Socialista de Euskadi yconstituir un Frente NacionalVasco con residuos milis,discrepantes de EGI, algunos

cabras, elas, y otros grupos detendencia social demócrata, entrelos que se cuenta Anai-Artea yBranka».6

Múgica Arregui se ha ganadoel prestigio a pulso, a golpe deacciones guerrilleras, desde queorganizó un grupoindependentista en la EscuelaSuperior de Técnica Empresarialde San Sebastián, con JavierBelza Ayerbe y José ManuelPeña Garmendia. Proyecta sucarisma entre la comunidadetarra porque ha demostrado elarrojo suficiente para

encaramarse en una de las torresde la catedral de Burgos paracolocar una ikurriña con tanmala suerte que resbaló y serompió las piernas. Trasrecuperarse del accidente,regresó al mismo escenario ylogró colocar la banderanacionalista.

Ezkerra es uno de los pocosactivistas que ha recibidoinstrucción militar en la banda.Siendo militante de EGI, él yvarios compañeros recibieron uncurso de adiestramiento de armasen Beyris, en el País Vasco

francés, dirigido por JosebaEmaldi, El Indio, un activista delPNV que previamente había sidoadiestrado por la CIA.

Sus continuas acciones contrael Régimen propician que pasevarias veces por la cárcel; inclusollega a permanecer diez meses enlos calabozos de Caballería deBurgos y en las prisiones deBurgos y de Valladolid mientrascumple el servicio militar. En labanda se corre la voz de que hasuperado con dignidad el durointerrogatorio al que lo hasometido el entonces inspector

Manzanas, tras la colocación deuna ikurriña en la plaza deGuipúzcoa de San Sebastián.

Sin embargo, el currículoantifranquista de Ezkerrapresenta unos antecedentespoliciales que levantan ciertassuspicacias en un círculoreducido de ETA. No entiendenque, entre 1966 y 1970, seadetenido tres veces y otras tantaslo pongan en libertad. Algoverdaderamente sorprendente enplena dictadura. La primera, enoctubre de 1966, se presentavoluntariamente en Madrid ante

el TOP por estar en busca ycaptura por propaganda ilegal,pero tras cuarenta y cinco díaspreso en la cárcel deCarabanchel, queda en libertad.La segunda, dos meses mástarde, es detenido por la policíade San Sebastián, pero liberadoen setenta y dos horas. Y latercera, en agosto de 1970, unavez más es detenido porpropaganda ilegal e,inmediatamente, puesto enlibertad.7

Desde 1970, Ezkerra vive mástiempo en Bayona y San Juan de

Luz que en su ciudad deresidencia. Trabaja intensamentepara ver cumplir una de susobsesiones: conseguir la uniónde todos los independentistas yformar un Frente NacionalVasco, a imagen de los gruposnacionales argelinos yvietnamitas. Por todo ello, sucomando de las juventudes deEGI, conocido como Aintzina(«Antepasados»), ha colaboradocon ETA en varios atracos asucursales bancarias y en el roboy compra de armas. Su símboloes una «A», la primera letra de

los vocablos vascos abertzale(«patriotas») y askatua(«libertad»).

Poco tiempo después de laescisión de la banda en la V y VIAsamblea y tras varias reunionescon Eustaquio Mendizábal,Txikia, decide integrarse en laorganización terrorista. A partirde ese momento, su ascensodentro de la organización esvertiginoso. Durante el tiempoq u e Argala y Wilsonpermanecen en Madridorganizando la logística en lacapital, Ezkerra pasa de ser un

simple responsable del FrenteMilitar en Basauri a formar partede la Mesa del Exterior de ETAjunto a Ansola Larrañaga, Pello.

Argala conoce a Ezkerradesde su participación en unareunión de alto nivel entre ETA yAintzina para tratar lascondiciones de la integración.Por parte de ETA, además de él,as is ten Txikia, Íñigo Jaca yMiguel Echaburu. Enrepresentación del otro gruposeparatista se presentan Ezkerra,Abaitúa Gomeza, Marquín,Ganchegui y Aranguren Múgica.

Entonces Txikia era el jefe delFrente Militar, Wilson del FrenteCultural y Argala el responsabledel Comité de Redacción.

Argala no olvida que MúgicaArregui es el miembro de laorganización con mayorexperiencia en el manejo de lasarmas y explosivos. Sólo enagosto de 1972, llega a ejecutardoce golpes y dirige a uncomando que roba cien kilos denogalita. Los sábados ydomingos, además, celebracursillos de adiestramiento en elmonte Orbea. Se da la

circunstancia de que Ezkerra esuno de los pocos dirigentes quetiene permiso de la organizaciónpara portar armas. No todos losetarras pueden decir lo mismo.Una pistola es entonces un bienescaso y valioso en la banda.

El mes de agosto de 1972 tieneuna gran importancia para elfuturo de ETA y del propioEzkerra. La policía rodea a ungrupo de etarras entre quienes seencuentra. En medio de unintenso tiroteo, en el que falleceun policía municipal, Ezkerralogra huir. Durante la refriega

uno de los etarras pierde unaagenda con los domicilios ynúmeros de teléfono de muchoscolaboradores, militantes ysimpatizantes. Se inicia una granredada y la mayoría de loscomandos de la organización seven obligados a cruzar lafrontera francesa. En el«Interior», como la bandadenomina a España, sólo quedanArgala, Wilson y El Chato. Losdos primeros se desplazan aMadrid, más tarde, aentrevistarse con Kaskazuri, y ElChato cae en manos de la

policía. Puede afirmarse queETA queda desactivadaoperativamente en territorioespañol.8 De ahí el importantepapel que desempeña Ezkerra enla nueva reorganización de labanda terrorista.

Y Wilson lo sabe. Tambiénconoce de sobra a su nuevo jefeporque ha pasado con él unadura prueba de fuego. Antes desu viaje a Madrid ambos se hanvisto involucrados en un tiroteocon la Guardia Civil. MúgicaArregui resulta herido peropuede escapar, ser atendido por

un médico y esconderse en casade la colaboradora Lidia PérezGallego. Cuando se recupera,huye con su esposa a Franciadonde se refugia en el domiciliode Sabino AtxalandabasoBarandika, Sabin. De allí pegaun salto con su esposa, que estáembarazada, a Bélgica dondereside su hermano José Antonio.

Es el segundo golpe que sufreEzkerra en unas semanas. Suíntimo amigo y número dos deEGI, Aranguren, que como él seha pasado a ETA, es interceptadopor la Guardia Civil en Urdax,

cuando intentan pasar a Franciapor la frontera y, en medio de untiroteo, recibe un disparo mortal.Ezkerra, que lo espera al otrolado de la frontera, recibe lanoticia con una fuerte sensaciónde dolor e impotencia porqueconsidera que la muerte de suhermano es culpa del aparato deCultura de la banda que hapreparado el cruce de la muga.Ezkerra personaliza laresponsabilidad de taldesaguisado en Argala, a quienlogra relevar de todos sus cargos.A partir de ese incidente se

establece un enfrentamientoentre ambos dentro de la bandaque sólo es aparcado durante lospreparativos de la operacióncontra Carrero.9

Mientras el comando enMadrid da los primeros pasos,los militantes de ETA están másque nunca en manos de Forest.La esposa del dramaturgo Sastrees quien los acomoda en lospisos de los miembros de sucélula comunista. Argala es elúnico contacto con ella. Seproducen situacionesverdaderamente surrealistas. En

cierta ocasión, Argala sepresenta en el domicilio deForest con un compañero deETA, que acaba de llegar deBilbao, y le dice que necesita unahabitación donde poder alojarlo.La Tupamara le pide al etarraque la acompañe en su coche. Sedirige al domicilio del abogadoGarcía Trevijano, en el paseo dela Castellana, donde se encuentrasu amiga, la actriz Mari PazBallesteros. La Rubia entra en elinmueble donde reside elabogado republicano, mientras elactivista la espera en el

automóvil. Al cabo de unosminutos regresa con las llavesdel domicilio de Ballesteros yconduce al etarra hasta la calleFernandO VI. En ese piso,donde la actriz vive con supareja, ya ha pernoctado Argalaen sus comienzos en la capital.10

Diciembre de 1972 es otro mesconvulso y de cambios dentro deETA. Argala y Wilson no tienenla oportunidad de vivirlosactivamente porque se hallan enMadrid. A ambos se les hanunido en la tarea los etarrasZigor y Kokotxa. En una pre-

Asamblea, a la que ellos nopueden asistir, se crea unaCoordinadora en la que Ezkerraadquiere todo el protagonismo.Pasa a formar parte, junto aTxikia, Txomin y Peixoto, delComité Ejecutivo, enrepresentación del Frente Militar.El Frente Obrero y Político estáintegrado por Itxilla y Pertur. Asu regreso a Euskadi, un díaantes de Nochebuena,11 Argala yWilson se enfrentan a suscompañeros del Frente Obrero yresuelven pasarse al FrenteMilitar.

El día 4 de diciembre Francocumple ochenta años, pero no seorganiza ninguna recepciónoficial. El estado de salud delGeneralísimo no está paraexcesos. Incluso el Gobiernoactúa con prudencia y espera alsiguiente Consejo de Ministrospara celebrar la efeméride. Elayudante del Caudillo, Ucelay, lecomenta a uno de los ministrosque Franco tiene las piernashinchadas y que apenas daseñales de vida por su despacho.Tampoco juega a golf, una desus actividades preferidas.

Extraño en él, la mayoría de lashoras las pasa frente al televisor.

Tres días después se reúne elConsejo de Ministros en ElPardo, como suele ocurrir todoslos viernes. Carrero felicita alCaudillo en nombre delGobierno y pronuncia unaspalabras, ayudado de unos foliosque lee con emoción. Elvicepresidente se remonta a losaños de la Guerra Civil: «En laEspaña roja se arrasaron lostemplos, en una segunda edicióncorregida y aumentada delsistemático incendio de iglesias

con que se inauguró la SegundaRepública española; se prohibiótoda manifestación y, por el solohecho de creer en Dios, fueronasesinados 13 obispos, 7.933sacerdotes, religiosos yreligiosas, y muchos millares deseglares, sin que, felizmente ypara gloria de estos mártires, nilos pelotones de ejecución ni lostormentos de las checassoviéticas fueran capaces deproducir ni un solo caso deapostasía, no ya en los religiosossino tan siquiera en los seglares,entre los que se encontraban

mujeres, ancianos y muchachoscasi niños».

Los ministros intuyen que laspalabras de Carrero no sonhuecas y que vaticinan un duroalegato contra un sector de lacuria española. No se equivocan.El almirante se gana nuevosadversarios cuando destaca losesfuerzos del Estado a favor dela Iglesia. Afirma que, desde1939, se ha gastado trescientosmil millones de pesetas en laconstrucción de templos,seminarios, centros de caridad yenseñanza, sostenimiento del

culto… Y denuncia unaingratitud por parte de lajerarquía eclesiástica: «Eslamentable que algunos, entre losque se encuentran quienes por sucondición y carácter menosdebieran hacerlo, hayan olvidadoesto, o no quieran recordarlo».

Carrero con sus palabrasañade a su larga lista deenemigos al frente vaticanista,con quien ya mantiene fuertesdiscrepancias. La ConferenciaEpiscopal y el nuncio no esperany remiten sus palabras, para ellosofensivas, a la Santa Sede. La

diplomacia vaticana se muestracontrariada y emite una nota deprotesta.

La información sobre esteconflicto llega a los terroristas através de las páginas del diarioPueblo, que titula: «El mazazoCarrero». También se enteran deldiscurso pronunciado por elvicepresidente antes delcomienzo del Consejo deMinistros. Unas palabrasdirigidas a ensalzar la figura deFranco: «Ningún gobernante, enninguna época de nuestrahistoria, ha hecho más por la

Iglesia católica que VuestraExcelencia, y ello, y esto es muyimportante, sin otra mira que elmejor servicio de Dios y de laPatria, al que habéis consagradovuestra vida con ejemplarentrega».

Carrero se refiere a la parte dela curia española que se alineacon las reformas de Juan XXIIIen el Vaticano y a los sacerdotesespañoles —a los que llamandespectivamente curas rojos—que apoyan también los cambiospolíticos en España. Argala y suscompañeros de comando se

alegran por el mensaje delalmirante, ya que de esa manerase acercan más a un sector de laIglesia vasca que apoya susreivindicacionesindependentistas. Loscuras-gudaris dan cobertura yrefugio a los ilegales de la bandaque operan a este lado de lafrontera. En Francia cuentan conla plena colaboración del obispoPierre Larzabal.

17Los topos policiales en

ETA

Javier es uno de los másvalorados colaboradores de laGuardia Civil. Vive infiltrado encírculos próximos a ETA enBayona, a tan sólo treintakilómetros de la fronteraespañola. En la capital de lasLandas los generales de la bandadisfrutan de la hospitalidad delGobierno francés, por todo ello

popularmente se conoce la zonacomo «el santuario francés». Losterroristas gozan de plenalibertad de movimientos y soninmunes a los policías galos,mientras él se ve obligado allevar una doble vida. Estásometido al mismo riesgo frentea los terroristas que a losgendarmes.

El infiltrado, que se juega lavida cada paso que da, hasolicitado una entrevista urgentecon su enlace en el Cuerposiguiendo el procedimientoacordado. Una nota con la fecha

y la hora de la cita, lanzada díasatrás por la ventanillaentreabierta de un automóvilaparcado en el estacionamientode la misma estación deHendaya. Ese tipo de encuentrosno pueden prodigarse pormedidas de seguridad, pero losdatos que tiene que proporcionara su jefe merecen el riesgo.Afectan a la seguridad de lasprimeras personalidades delEstado. Es la única justificaciónpor la que él está en Francia,jugándose la vida entre enemigosdel Régimen: adelantarse a sus

movimientos.El topo espera a su

interlocutor, sentado en uno delos bancos de la estaciónferroviaria francesa. Ha llegadocon unos minutos de sobra paradarse un volteo y cerciorarse deque no le siguen. El más mínimoerror puede costarle la vida. Si lateoría del caos se basa en losaleteos de una mariposa en lacosta japonesa, la suerte deJavier depende de un mal guiño,un gesto equivocado o unarespiración agitada. La vida deun topo transcurre en el filo de

dos objetivos: obtenerinformación y salir vivo de lainfiltración.

La hora escogida para la cita esla más segura ya que a las 11.30de la mañana hay poca actividadpor los andenes de la estación.La gente ya ha llegado a suscentros de trabajo y la terminalestá casi vacía. Además, sucontacto sabe de antemano quetan sólo van a poder hablar cincominutos, lo suficiente paraponerle en antecedentes yentregarle un sobre con una notainformativa. Hace más de dos

meses que no tiene un encuentrocon él, por lo que se le notainquieto. Quizá ese estado deintranquilidad se deba a laimportancia del contenido de lainformación que le va a facilitar.

Javier fija sus negros ypequeños ojos en el gran reloj dela gare —lleva menos de un añoen Bayona y algunas palabrasfrancesas ya han contaminado subrusco castellano—. Sin apenaspercatarse, el mando de laGuardia Civil se desliza sobre elbanco como una salamandra.

—Javier, ¿dónde están tus

reflejos? Te has confiado. Sifuera uno de los malos yaestarías criando malvas.

—Anda usted listo si cree queno lo he visto llegar. No mejuegue a Pimpinela Escarlata.

—Bueno, ¿tan importante es loque tienes que contarme? Me hepegado una paliza en coche desiete horas con un brevedescanso en El Landa de Burgos.

—Más de lo que usted seimagina. Quieren secuestrar alvicepresidente Carrero.

—¿Cómo? Eso es imposible.ETA nunca ha cruzado las

fronteras del País Vasco y carecede infraestructura en el interiorpara una operación de tal calibre.

El infiltrado menciona enprimer lugar al almirante porque,entre los objetivos de la banda,es la persona que más peso tieneen el Régimen. Las otras dos —el príncipe y el director de laGuardia Civil, Carlos IniestaCano—, que también figuran enlos planes de ETA, están para élen un segundo escalón.

—Tiene usted razón. Ésa es laprimera idea del plan. Pero haceunos días se han reunido en

Toulouse con directivos del PC yhan puesto en marcha unoperativo al que llamanNavidades Negras y TurrónNegro. Como creen que Carreroy el resto de personalidades estánfuertemente protegidos porescoltas, han decidido unasolución alternativa: secuestrar ala esposa del vicepresidente, alos hijos del príncipe y a laseñora de su director general.Una vez en su poder los posiblessecuestrados, piensan exigir laliberación de todos sus militantesactualmente en prisión, incluidos

los del Proceso de Burgos.—Es una temeridad. El Estado

nunca cederá a poner en la callea todos esos asesinos. ¿Sabeusted la gente que necesitan enMadrid para llevar a cabo unsecuestro de esas características?

—Ese apartado, por lo que hepodido saber, ya lo tienenresuelto. Han logrado introducircinco comandos en distintospuntos de la Península, uno deellos en la capital, y estándispuestos a actuar ya. Deinmediato. Como le digo.Cuentan con apoyos de

militantes de la izquierda y delPCE.1

El militar recoge con disimuloel sobre que le deja en el bancosu colaborador y mira a derechae izquierda. Nada ha cambiadoen el andén de la estación, quepermanece vacío, pero prefiereno asumir más riesgos. Debelevantarse y marcharse cuantoantes para prevenir cualquiersorpresa. Él sabe de antemanoque va a costarle convencer a sussuperiores para que tengan encuenta las filtraciones de su topo.Al menos deberían ser valoradas

para aumentar las medidas devigilancia sobre las personasmencionadas. Antes de suretirada, da instrucciones a suinfiltrado:

—Javier, necesitamos másinformación sobre estos planes.No te arriesgues, pero pon másque nunca la oreja y agudiza eloído. Tenemos que conocercuándo piensan dar el golpe. Y,sobre todo, cómo pasaninadvertidos en Madrid.

Ese mismo día, el agente de laSeguridad del Estado redacta otranota, igual o más preocupante

que la anterior. Su título noanticipa nada bueno para losintereses del Gobierno: «Reuniónde elementos separatistas deETA-ENBATA con miembros dela dirección del PCE deToulouse». Insiste en loinformado verbalmente: laexistencia de un plan etarra aejecutar en diversos puntos deEspaña, conocido comoNavidades Negras o TurrónNegro. La operación terroristaincluye secuestros y accionessubversivas encaminadas alograr la liberación de presos de

ETA.El general Iniesta Cano es uno

de los pilares de la seguridad delRégimen. Próximo a Franco ymáximo exponente delinmovilismo franquista, sepresenta como un visceralanticomunista. Con prestigio enla vida política, no en balde esconsejero nacional delMovimiento y procurador enCortes por Ceuta, influye en loscírculos más integristas delRégimen. Está considerado unhéroe de guerra y Franco lorespeta. Con el grado militar de

teniente general, lleva tan sólodiez meses al frente de laDirección de la Guardia Civil ymanda sobre más de sesenta milhombres repartidosestratégicamente en toda España.Todo un estado dentro delEstado. De ahí su gran poder.

Nacido en Madrid en 1908,tiene una hoja de servicio defidelidad y entrega al Caudillo yal Movimiento. Tras ocho añosdestinado en Marruecos en launidad de Fuerzas Regulares deTetuán, donde participa en laguerra del Rif, pasa a ser uno de

los tenientes más activos de laLegión. Forma parte de ladivisión conocida como «LaMano Negra», que lucha cuerpoa cuerpo en la conquista deMadrid durante la Guerra Civil.Por su valor es premiado con elascenso a comandante y connumerosas condecoraciones. Susméritos en la milicia le sirvenpara convertirse en unimportante colaborador delEstado franquista en los años depaz: agregado militar en lasembajadas de Washington yArgel, director de la Academia

Militar de Zaragoza y gobernadormilitar en Huesca y Madrid. Elempleo de la mano dura contralos universitarios mientras es jefemilitar de Madrid lo catapulta ala jefatura de la Guardia Civil,donde sigue aplicando la mismapolítica de orden público.

El general Iniesta lee condetenimiento las notas del agenteen Francia que le entregan sussubordinados. El grado depreocupación se refleja en surostro. No porque él y su esposafiguren entre los objetivos de labanda, sino por el simple hecho

de que los terroristas se atrevan aactuar en la capital. Mientrasotros mandos en seguridaddesprecian e infravaloran a labanda, como sucede con lacúpula de la Seguridad delEstado y del Ministerio de laGobernación, Iniesta Cano se hapronunciado en más de unaocasión a favor de la necesidadde extremar las medidas devigilancia. Desde que recibe demanera verbal la primeracomunicación sobre los planesde ETA no sabe cómo entrarle alvicepresidente.

Sospecha que Carrero no va aconsiderar la información que leproporcione, pero su debercomo director del institutoarmado es precisamente ése, almargen de la reacción delalmirante. Es su obligación. Losdocumentos que tiene encima desu mesa son preocupantes, perosi finalmente su contenido esexagerado, pueden dejarlo enevidencia. Las luchas internasentre las familias del Régimen ylos rumores sobre un nuevoGobierno no están para falsasalarmas. Además, como su

nombre también aparece entrelos objetivos de ETA, teme queel almirante confunda un fielservicio con una subida del egopatrio.

Tal es su confusión que decidecompartir sus cuitas con elteniente coronel San Martín, eljefe de los servicios secretos dePresidencia y fiel colaboradordel almirante, con quienmantiene una excelente relación.El espía no lo duda y le aconsejaque debe trasladar lainformación a Carrero a travésde su conducto, y cuanto antes.

Iniesta llama a su secretario yle pide que redacte a máquinauna carta dirigida a Carrero, queél le dicta. El subordinadocompleta su contenido en tansólo unos minutos:

Mi respetado y querido vicepresidente yalmirante:

Por estimar su contenido muyinteresante, me permito remitirle con SanMartín dos notas relacionadas: una, con laentrada en España de comandos mixtosETA-ENBATA con fines terroristas; y otra,sobre la reunión celebrada entre elementosde ETA-ENBATA y miembros activistas dela dirección del Partido Comunista deToulouse el día 15 de los corrientes, en laque se especifican los acuerdos tomadosen ellos. Esta información nos ha sido

facilitada por un colaborador de absolutagarantía, que ha confirmado su veracidad.

—Y ahora termina con la

consabida despedida —le espetael teniente general a susubordinado—. Pon algo así:«Con el mayor respeto y cariño,le envía el más cordial saludo susubordinado que mucho lorespeta, admira y quiere».

Iniesta espera a que susecretario complete el texto. Selo pide, lo lee, medita duranteunos segundos, desenrosca elcapuchón de una pluma y escribeuna anotación de su puño y letra:

«…Y siempre queda a susordenes [sic]».

Seguidamente, estampa sufirma: «Carlos Iniesta».

Maldice la tinta de la plumaporque la «C» y la «l» de Carlosno se aprecian bien.Seguidamente, despide a susecretario con una orden:

—Mete esto en un sobre conlas dos notas informativas yenvíaselo a San Martín.

El subordinado sale deldespacho del general y en sumesa estampa en la cabecera dela carta con sendos tampones de

caucho: «PERSONAL» y «SECRETO».El vicepresidente recibe, horas

después, en su despacho delpalacete de la Castellana la notade Iniesta. Se la entrega en manoel mismísimo San Martín.

La reacción del vicepresidentees de total indiferencia. Trasleerla, sin pestañear, escribe condesgana en la cabecera:«Guardar».

Horas después le comenta aljefe del SECED:

—José Ignacio, no tieneningún sentido todo estedespliegue para preservar mi

seguridad. Como tú bien sabes,desde el otro lado de laCastellana con un rifle con miratelescópica sería un objetivofácil. Estoy todos los díasexpuesto ante un francotirador,sin tantas gaitas.

—Señor, tiene usted razónpero, por eso mismo, habría queextremar las medidas deseguridad sobre usted y sufamilia.

—Vivimos ante la fatalidad…y lo que quiera Dios.

—Pero hay que impedir quelos enemigos del Régimen se

salgan con la suya… Al menos,pongámoselo difícil.

—Mire usted, todosdependemos de la DivinaProvidencia. En este país lasdemocracias liberales yparlamentarias siempre hantraído el caos. Es cierto que conel régimen liberal han asesinadoa cuatro jefes de Gobierno —Prim, Cánovas, Canalejas y Dato—, pero también han acontecidootras desgracias irreparables:quince cambios de régimen,cinco destronamientos, dosdestierros de regentes, cuatro

atentados regios, ochoconstituciones, dos dictaduras,ciento nueve gobiernos y más deveinticinco revoluciones…Comparado con todo eso, lo queme pase a mí es irrelevante.2

La insistencia de Iniesta Canoy San Martín únicamenteconsigue del almirante unrefuerzo en la protección de suesposa, pero declina cualquieraumento en el número deescoltas de su seguridadpersonal. Una vez más, suprofunda religiosidad alía susuerte a la Divina Providencia.

Al margen de la reaccióndisplicente de Carrero sobre losplanes contra su integridad física,reservados a la fatalidad divina,la Dirección General de laGuardia Civil remite las notas desus informantes a sus serviciosde información, al SECED, a laPolicía y a las antenas militaresdel Alto Estado Mayor. Les poneal día de la supuesta operaciónterrorista, conocida yaoficialmente como NavidadesNegras. Sin embargo, esetrasvase de datos, poco corrienteen el sistema que impera dentro

del franquismo entre losdiferentes servicios, es recibidocon escaso entusiasmo por lacúpula del Ministerio de laGobernación, todavía en poderde Garicano Goñi, y por losdistintos poderes militares.3

Pero, paradojas de la vida, unasemana después la mismapreocupación llega por conductode la Policía. Los hombres delcomisario José Sáinz informande que «miembros de los másdestacados de ETA hancomentado hace unos ocho díasque están preparando una acción

fuerte en Madrid sin precisar enqué iba a consistir ni tampococuándo piensan llevarla acabo».4

Pepe el Secreta remite,urgentemente, las investigacionesde sus colaboradores alMinisterio de la Gobernación,pero sólo recibe como respuestael silencio.

El supercomisario de Bilbaodispone de pocos medios paracombatir a ETA en su propioterreno pero ha logrado reunirun equipo compacto. LuisPinillo, el jefe del grupo

antiterrorista, tan sólo cuenta enBilbao con once agentes y conveinticinco en todo el PaísVasco. Pinillo es un tipo consobrepeso, quizá porque salepoco de la oficina y hace pocoejercicio. Eso es, al menos, loque le critican sus subordinados,pero su labor de puertas adentrono tiene precio. Con muchaperseverancia, día a día, vaengrosando y actualizando unarchivo con fichas y fotografíasde los activistas más peligrososde ETA.5 Él y Sáinz han logradoextender una red de

colaboradores y confidentes que,poco a poco, va dando susfrutos. El objetivo final es queETA no pueda dar un paso sinque ellos se enteren. Y los logrosvan llegando.

El inspector José Villar,6 unode los agentes más jóvenes en lasunidades antiterroristas, escordobés, tiene tan sóloveintitrés años y vive a caballoentre Madrid, el País Vasco y elsur de Francia. Forma parte deun equipo especial formado pornueve agentes7 que depende dela Dirección de Seguridad. Villar

es uno de los pocos que cuentacon la autorización para cruzar lafrontera. Viaja en su propiocoche y paga la carta verde delseguro con dinero de su bolsillo,que suele cobrar con seis mesesde retraso. Así funciona en 1972y 1973 la lucha contra ETA. EnBayona le esperan dos contactos—el cónsul y el subprefectofrancés— que le ponen al díasobre los movimientos de losrefugiados. En más de unaocasión también acompaña aPepe el Secreta al casco viejo deBayona, a un bar de la rue

Panneceau, donde el comisariose entrevista con un contacto delentramado de Txomin.

Además, Villar, por su cuenta,ha logrado infiltrar en elentramado terrorista a un vascode su misma edad. Se llamaIgnacio María Iturbide Alcain yle paga, siempre en mano y enmetálico, tres mil pesetas.

«La verdad es que se gana eldinero a pulso», es una frase quesuele repetir una y cien vecescada vez que sus jefes se quejande que es mucho dinero. «Los dePresidencia ganan mucho más y

no se comen una rosca», es otrafrase manida a la que recurre elinspector para justificar lospagos. Se refiere a los hombresde San Martín que, tras la puestaen marcha del Plan Udaberri,están extendiendo sus tentáculospor el País Vasco. El propioVillar recibe una oferta queduplica su salario para cambiarde equipo, pero prefiere seguircon la Policía. Ese desaire lesaldría caro más tarde en esalucha sin cuartel, soterrada ydemoledora, entre la Policía, laGuardia Civil y el SECED, que

da ventaja a los terroristas.La Policía comienza a

agujerear a ETA, pero losdiferentes cuerpos no cruzan lainformación. Además de noexistir colaboración, se extiendeel cáncer de la rivalidad. Algunosprefieren que fracase unaoperación antes de que el rival seapunte un tanto. Y ese estado dehostilidad lo sufre Villar en suspropias carnes. No se dejacomprar, pero los agentes de SanMartín logran arrebatarle a suconfidente pagándole másdinero.8 Ese desliz provoca el

traslado del joven inspector aMadrid. El juego sucio entremiembros de las fuerzas deseguridad, entre grises, verdes ymarrones, una vez más,contribuye a que el comando deArgala trabaje con máscomodidad en Madrid.

18El Caudillo no es

inmortal

Los etarras se permiten el lujo detomarse unos días de vacacionesnavideñas. El 23 diciembre,fecha en la que el comando deETA regresa a Euskadi, LaureanoLópez Rodó, ministro del Plande Desarrollo y hombre fuerte enel Gobierno de Carrero,mantiene una entrevista con donJuan Carlos en el Palacio de la

Zarzuela, para presentarle unbosquejo de la situación política.

—Alteza, su papel ha subidomuchos enteros no sólo por susviajes al extranjero, en los que harepresentado a España a granaltura, sino por no haceraspavientos ante los delicadosproblemas surgidos en El Pardo.Como bien debe saber VuestraAlteza, ha surgido un conato derompimiento de la líneasucesoria. Algunos han queridoutilizar el matrimonio de la nietadel Generalísimo para conseguirque don Alfonso sea segundo en

el orden sucesorio, si a VuestraAlteza le sucediera algo.1

El ministro de Carrero repiteinsistentemente el término«alteza» cada vez que se dirige adon Juan Carlos. Lo hace conrespeto. El discurrir de laconversación denota que existebuena química entre ambos.López Rodó es uno de los másfervientes valedores del príncipecomo sucesor de Franco y donJuan Carlos le corresponde consu respeto:

—Mira, Laureano, estoy altanto de todos esos movimientos

y no creo que prosperen. Yo nome quedo quieto. A través delgeneral Castañón2 he logradoque Franco no ponga reparos alnombramiento de «soldadohonorario» a mi hijo Felipe. Deesta forma, poco a poco, se vaconsolidando la sucesión. Conrespecto a mi primo, anocheLópez Bravo cenó en casa de losVillaverde para comunicarlesque Alfonso sería un granembajador en Buenos Aires,desde donde podría impulsar lapolítica exterior de España enSudamérica. Cuanto más lejos

esté de Madrid, mejor paratodos.

Sin embargo, la familia deFranco y el propio Alfonso deBorbón reaccionan de maneradesabrida. La cena es presididapor Carmen Martínez-Bordiú aquien el servicio la atiende enprimer lugar, antes que a sumadre, la marquesa deVillaverde, otorgándole así eltratamiento de Alteza Real.Alfonso de Borbón se muestrareacio a abandonar Madrid.Según él, su estancia en la capitales de vital importancia. Lo

escuda bajo el argumento de queasí puede limar losmalentendidos que puedan surgirentre el príncipe y El Pardo. Elmatrimonio se siente protegidoporque, tras hacer bisabuelo aFranco, han recibido de éste eltítulo de duques de Cádiz.3

López Rodó no se olvida delotro frente abierto contra elpríncipe, en el círculo de donJuan en Estoril. Al heredero lollaman Juanito.

—Estoy de acuerdo conVuestra Alteza pero tampocodebemos olvidar las

complicaciones que a diario nossometen los seguidores de supadre desde Estoril, que siguensin digerir que el sucesor seaVuestra Alteza.

—No se preocupe. Ése es unasunto que tengo que resolver yocon mi padre.

—Alteza, la salud del Caudilloes preocupante y deberíamosprepararnos para un fataldesenlace. No estaría de más queVuestra Alteza fuera pensandoen los integrantes de un futuroGobierno. En ese sentido loaconsejable sería que estuviera

formado por personas dediferentes procedencias paraasegurarnos de su unidad. Enestos tiempos un Gobiernodividido sería lo peor.4

La salud de Franco es muyprecaria. Los ministros comentanque en los Consejos se mantienecallado y que se duerme enmedio de las deliberaciones.López Rodó se lo comenta alpríncipe y éste se muestraresolutivo. Don Juan Carlos tienemarcados sus propios planes porsi se produce un fatal desenlace:

—Ya lo he hablado con

Carrero. Me ha dicho que losmiembros del nuevo Gobiernodeberán contar de mi confianza,ya que será, sin duda alguna, elprimer Gobierno de laMonarquía. Yo ya le he dicho aFernández-Miranda que debecolocarse en la línea evolutivadel asociacionismo.

El futuro rey de España hadiseñado ya su hoja de ruta parala nueva etapa política y sabe queen cualquier momentocomenzará a echar lastre de losviejos fantasmas del pasadofranquista. Y en ese cargamento

pesado que dificultaría latransición a un Estadodemocrático también incluye alalmirante.

—En ese nuevo Gobierno detransición —le aclara el príncipea López Rodó— deberíandistinguirse dos tipos deministros: unos que esténdispuestos a quemarse en unperíodo que puede durar entreseis meses y dos años, y otros,los más jóvenes, que convienepreservar para el primerGobierno de la Monarquía.

López Rodó mira al príncipe

con cierta incredulidad. El quesiempre ha estado remando afavor de la consolidación de laMonarquía no entiende cómo sualteza le pide que se haga elharaquiri.

En el Gobierno de Carrerosobresalen algunos ministros,como López Rodó, que luchanpor una apertura. En cambio, laimagen internacional de todo elEjecutivo es la de un grupo deintegristas y retrógados. Losultras que arropan a Carrero hanconseguido implantar sus tesisinvolucionistas. Don Juan Carlos

se percata del estado deturbación en el que se encuentrael ministro y matiza sus palabras:

—Bueno… Quiero decir quehabrá que hacer una renovación,aunque será necesario conservara algunos de los anteriores paraque no sean todos nuevos.

Cuando la reunión seaproxima a los cincuentaminutos, Juan Carlos se levanta yla da por concluida.

En el mensaje de Fin de Año,el Generalísimo le dedica alpríncipe unas palabras frías y sincontenido, que le han escrito sus

más íntimos colaboradores. Unsector de El Pardo no está por lalabor de entronizar a don JuanCarlos: «Los hechos confirmanplenamente el acierto de lapropuesta que en su día hice alas Cortes, así como laaprobación por la Cámara de laLey que le designó sucesor en laJefatura del Estado a título deRey».

La lucha subterránea discurrede manera sórdida entre lospoderes fácticos del franquismo.Eso sí, sus efectos no lleganhasta la población. La censura

cercena cualquier posibilidad defiltraciones periodísticas. Asimple vista, se da la apariencia,tanto a escala nacional comointernacional, que el Régimen escomo un portaavionesindestructible, pero, como ilustrauno de los ministros de Carrero,«algunos han descerrajado unavez más las facas».

19Primer plan: el

secuestro

En medio de ese escenariocomienzan los preparativos paraejecutar la operación contra elalmirante. Es una informaciónsupersecreta que tan sólo conoceuna minoría en la banda. ElFrente Militar ilegal convoca aEzkerra a una reunión en Sierrade Urbía, a la que acudenMamarru, Garratz, Txomin,

Txikia, Peixoto, Fangio, JosuTernera y el propio Ezkerra.1

Toma la palabra Peixoto, quelleva la voz cantante desde elprimer momento:

—Te hemos elegido para quecoordines una importante misiónen Madrid. Vas a viajar allí conArgala y Txomin. Es unaoperación de envergadura que teserá comunicada cuando lleguesa la capital.

Ezkerra conoce de sobra queése es el procedimiento deseguridad y no pregunta sobre sucontenido. Asume su papel con

disciplina y obediencia. En ETA,como entre los militares, lasórdenes no se discuten, seejecutan. No obstante, saber queArgala y Wilson van a participarcon él en la misión le tranquiliza.Es toda una garantía de éxito.

El año 1973 comienza conunas perspectivas económicasinmejorables. Lo mismo sucedecon la política internacional, enla que España se abre al mundocon la ayuda de Estados Unidos.Sin embargo, un importantesector del Gobierno se muestrapreocupado por el discurrir de la

política interior. El papel deFranco no contribuye a disiparesos recelos. Su mal deParkinson cada vez está másavanzado y su imagen no causabuena impresión a losembajadores que le presentancredenciales ni a los hombres deEstado que lo visitan en ElPardo. Desde hace semanasapenas abandona el palacio y semantiene mudo en los Consejosde Ministros.

Las aguas bajan sucias en elseno del Régimen. Y lo máspreocupante: Carrero no tiene el

carisma de Franco para ponerorden en las luchas intestinas.Tampoco demuestra carácter. ElGobierno está agotado y suvicepresidente, presidente defacto, no logra su cohesión. Losministros sólo se preocupan desu promoción personal. Urge unacrisis gubernamental, que se pidea gritos en los cenáculospolíticos. Mientras, los enemigosdel Ejecutivo se reúnen ensecreto y alimentan los planes deacoso y derribo. Su objetivo:defenestrar a Carrero.2

Uno de los barones del

Régimen que manifiesta suoposición a la política de CarreroBlanco es José Antonio Girón deVelasco. El ex ministro deTrabajo es el más significativorepresentante del búnker. Y nolo oculta en sus reunionespolíticas. A comienzos dediciembre es invitado a unacomida en casa de Juan GarcíaCarrés, a la que asistenFernández de la Mora, ministrode Obras Públicas, y LaureanoLópez Rodó, ministro del Plande Desarrollo. Durante elalmuerzo se pronuncia partidario

de una política gubernamentalcon autoridad y palo tieso:

—Hay que restablecer lacensura de prensa, losencausados del Proceso deZaragoza han de ser ejecutados yhabrá que exigirresponsabilidades a los ministrosque voten a favor de la Ley deAsociaciones.

Pero las embestidas delconocido como León deFuengirola por su espíritucombativo y ultranacionalista noacaban ahí. Expone ante loscomensales una muy particular

política para acabar con losactivistas de ETA:

—Con los terroristas no hayque hacer detenidos, hay quematarlos.3

Pero en ese fuego cruzado,quien lleva la voz cantante esETA. Su plan es desenfundarprimero, como en un duelo devaqueros, pero con la ventaja demover sus alfiles desde lassombras de la clandestinidad.

Tras pasar las Navidades consus familias, los miembros delcomando llegan a Madrid, el 15de enero de 1973. Ezkerra,

Wilson y Argala se desplazan ala capital en un coche conmatrícula inglesa, conducido porun amigo de Argala.4 Sehospedan en el piso de laavenida de Lisboa, en Aluche.Las llaves las conserva Argaladel viaje anterior. La viviendadispone ahora de una trampa5

que está vacía y en la que puedenocultar por un tiempo a cualquiersecuestrado.

El mismo día que llegan a lac a p i t a l , Argala ya tieneorganizada una reunión con LaRubia. Le presenta a Ezkerra

como el coordinador de laoperación y, por primera vez,desvela a ambos los pormenoresde la misión que les ha confiadoel Comité Ejecutivo. Elencuentro se produce en el pisode Aluche y la propia Forest leenseña a Ezkerra el refugio y sumecanismo de apertura. Elresponsable del comando quedaimpresionado por el sistemamecánico a base de poleasideado por uno de los miembrosdel grupo de Forest.

—Tenemos la orden desecuestrar al vicepresidente del

Gobierno. Para eso estamos aquí,para diseñar la cobertura y elplan de acción. Wilson y yo nosestableceremos en Madrid,mientras Ezkerra estará yendo yviniendo a Euskadi.

Múgica Arregui tiene unapequeña noción de cuál va a sersu cometido y de que Carreroestá en el punto de mira de laorganización, pero desconoceque se hubiera aprobado unsecuestro. Ese operativo suponedesplazar a mucha gente a lacapital y conseguir unainfraestructura para más de

veinte personas. Si tenía algunad u d a , Argala aclara lasmotivaciones de la que va a serla acción más importante de labanda desde su creación:

—Vamos a secuestrar aCarrero y lo vamos a canjear portodos los presos políticos deETA con condenas superiores adiez años.6 Es la mejor manerapara obtener el apoyo de lamilitancia en esta nueva etapa dela organización.

Wilson toma la palabra:—También se ha acordado

que debemos exigir al Gobierno

que todos los medios decomunicación publiquen y leanun manifiesto de la organizaciónsobre la lucha del pueblo vasco ysus objetivos.

Ezkerra mueve los hombrosante tanta determinación porparte de sus compañeros, comoqueriendo exteriorizar sudesconocimiento. Sabe deantemano cuál es el objetivo,aunque calla, pero no está altanto de los detalles de laoperación. Tampoco conoce condetalles la valiosa informaciónque le ha facilitado a Argala el

personaje misterioso del hotelMindanao.

—Sabemos que el almirantetiene la costumbre de ir todos losdías a misa de nueve y comulgar,menos los sábados y losdomingos. La ausencia deescoltas facilita el secuestro yminimiza los riesgos.

Ezkerra, como antes hicieranArgala y Wilson, decidecomprobar por su cuenta lasrevelaciones de sus compañerosy, al día siguiente, se atreve acomulgar junto al almirante.

Esa misma mañana el

comando se entera por eltelediario de que la organizaciónha secuestrado en Pamplona alindustrial Felipe Huarte, decuarenta y seis años, casado ycon tres hijos. La acción laejecuta un comando dirigido porTxikia y formado por Garratz,Fangio, Kofri y Pérez Revilla.Los etarras esperan a que suscompañeros abandonen el PaísVasco para no entorpecer suviaje a Madrid con controlespoliciales. La banda logra que lafamilia pague en Bruselas y Parísun rescate de cincuenta millones

de pesetas. La primera entrega larecoge Miguel Isasi y la segunda,Ramón Sagarzazu.7 Todoresponde a un mismo plan: conese dinero ETA busca financiarla operación contra Carrero.

Días más tarde, como la bandaha acabado con las existencias dedinamita, el propio Txikia lleva acabo de madrugada un asalto a lafábrica de explosivos EpelekoEtxeberri, en Hernani, de la quese lleva tres mil kilos de Goma-2,que esconde en una lonja deLasarte.8

Ezkerra permanece sólo doce

días en Madrid. Verificado elobjetivo y la viabilidad del plan,el responsable de la célulaconsidera que su estancia enMadrid ya no tiene sentido.Regresa solo a San Juan de Luzpor el paso de Larrum, mientrasArgala y Wilson permanecen enla capital buscando pisos deseguridad. Los etarras cuentan entodo momento con la ayuda deEva Forest y su grupo derevolucionarios.

Antes de cruzar la frontera seentrevista en San Sebastián conPeixoto y Txikia, quien lo

acompaña a Francia.A su regreso, Múgica Arregui

comunica sus observaciones a ladirección de ETA. No lograentender la imprudencia deCarrero, que todos los días seexpone, sin una escoltaapropiada, a una acción armadade cualquier grupo. Según suscomentarios, su temeridad poneen evidencia la idea extendida enETA de que España es un Estadopolicial. Al menos, el númerodos del Régimen comete el errorde pasearse por Madrid sinapenas adoptar medidas de

seguridad:—No me lo podía creer.

Caminaba delante de mí,totalmente ajeno a su entorno.Esperé a que abandonara eltemplo y sólo lo acompañaba unescolta. Podemos secuestrarlodentro de la iglesia y salir por laparte de atrás o asaltarlo a lasalida. Lo sorprendente es quesólo lo espera un coche con otroescolta.

Ezkerra relata su experiencia aPeixoto, Txikia y Txomin, quecomienzan a dar un mayorcrédito a las revelaciones de

Argala y Wilson. La pareja, enesas fechas, no atraviesan poruna buena relación con ladirección de ETA. Desde Franciales recriminan que actúan a suaire y que cualquier decisiónadoptada por ellos debe pasarantes por el Comité Ejecutivo dela organización. Ni que decirtiene que los comentarios deEzkerra contribuyen a esa actitudhostil de los gerifaltes de labanda hacia su comando enMadrid. Si el Régimen pasa poruna división interna, ETAtampoco es ajena a las luchas

intestinas.Una vez obtenido el permiso

para ejecutar la operación,Ezkerra cruza la frontera por elmonte Le Rhune y se traslada aFrancia acompañado por Txikia.De allí pega el salto a Bélgicadonde su esposa ha dado a luz.Apenas tienen tiempo paracelebrar su paternidad porque esreclamado con urgencia por ladirección. En el seno de la bandase ha producido un problema:Zigor, que ha residido un tiempoen Madrid dando cobertura algrupo, es apartado de la

operación y obligado a dimitircomo responsable de Interior delos comandos que operan en laPenínsula. El dirigente etarraresponsabiliza de sus desgraciasa Ezkerra, que cada vez tienemás poder dentro de ETA. Otrode los miembros del comandoque recibe órdenes para regresara San Juan de Luz es RamónEcheverría Garitazelaya.9

Entretanto, Wilson y Argalasiguen con sus tareas en lacapital. Se mueven con sigilo,aunque pronto se convierten endos personajes populares en el

entorno del matrimonio Sastre.Aprovechan el viaje parareactivar un posible atentadocontra Alfredo Semprún, a quienya tienen localizado. Inclusollegan a presentarse en sudomicilio en las inmediacionesdel Retiro, pero no dan con él. Elperiodista del diario ABC sesalva de milagro.

Argala se aloja durantesemanas en el piso de Mari PazBallesteros10 en la calleFernando VI. La actriz, una delas más populares del teatroespañol porque participa en

muchas de las obras teatrales queretransmite TVE, desconoce laverdadera identidad del etarra nilos motivos de su viaje a Madrid.En el mismo domicilio tambiénllegan a alojarse Juan ManuelGalar r aga , Zaldibi, Potxolo,Arruabarrena Esnaola, Tanke, yTupa. El etarra la conoce de unviaje anterior cuando le fuepresentada en el hogar delmatrimonio Sastre. Cree que elcambio de piso es una buenamedida de seguridad porque enesa época se deja ver mucho enactos sociales. Sin embargo la

actriz, que es compañera de viajedel PCE, aparece en la lista deobjetivos de la Policía Político-Social.

Argala y Wilson diseñan unplan de acción. Primero,familiarizarse con la ciudad.Segundo, hacer un seguimiento alos movimientos delvicepresidente, sin serdetectados. Tercero, estudiar laslíneas y las paradas del metro yautobús. Y cuarto: profundizaren la figura de Carrero Blanco,para elaborar un perfil político ypsicológico del personaje.

Wilson se encarga de controlarel tiempo que tarda el almiranteen recorrer sus sucesivostrayectos: de su domicilio a laiglesia de los Jesuitas, de allí acasa y de su hogar a sudespacho, situado en Castellana,número 3. El etarra compra unplano de Madrid en una librería yva trazando líneas por las callespor las que circula el Dodgenegro de Carrero. Asimismomarca las posiciones de laEmbajada de Estados Unidos ydel Colegio de Huérfanos de laGuardia Civil. También anota el

tiempo que tardan los semáforosde la calle Serrano, Juan Bravo,Diego de León, Claudio Coello yHermanos Bécquer en ponerseen verde y rojo.

En otro plano señala lascomisarías de Madrid y concifras numera las capitales deprovincia del norte de España.11

Argala dedica su tiempo a unatarea más intelectual. Vuelve avisitar las sedes de la Biblioteca yde la Hemeroteca Nacional paradibujar el perfil político delvicepresidente. Ningún dirigentede la banda conoce en

profundidad la importancia delpersonaje. Sólo de haberlo vistoen el No-Do en el cine en lassesiones continuas de losdomingos. Argala y Wilsondedican muchas horas a discutirsobre la importancia de Carreropara el futuro del Régimenfranquista. Los activistas seadentran en una especie depsicoanálisis por el quepretenden justificar un secuestroque, si sale mal, puede acabarcon la vida del almirante y la deellos mismos. En ese debate,Argala destaca por sus

posiciones mucho más radicales:—Iñaki, a mí sólo me

preocupa que el secuestro salgabien para lograr la libertad denuestros compañeros. Si lascosas se tuercen te puedoasegurar que no me temblará elpulso para vaciar el cargador enel almirante. Descuida que nuncate pediré que lo hagas tú.

Los miembros del comandovan escenificando en voz altacuál puede ser el plan más viabley menos arriesgado para ejecutarel secuestro, siempre que laorganización lo autorice.12

—Creo que la acción tiene quehacerse dentro de la iglesia. Lazona está muy complicada paraejecutarlo en la calle a plena luz.Hay demasiadas embajadas conpolicías en la puerta y muchotráfico. Tampoco veo viableactuar cuando salga de su casa enHermanos Bécquer. Podríamoshacer una operación a lamarsellesa, con un coche que secruza por delante y otro pordetrás, pero si el coche esblindado y el guardaespaldas vaarmado, pueden hacerse fuertes.El conductor puede embestir el

automóvil contra uno de losnuestros y liarla. Además, a esahora todas esas calles estrechasdel barrio de Salamanca estánrepletas de furgonetas ycamionetas de reparto quepueden convertirse en unatrampa. Creo que un secuestrofuera de la iglesia puede resultarun fiasco.13 —apuntilla Wilson,que se ha encargado de lalogística.

—Además, si se escapa algúntiro, en la calle puede ser másestruendoso. Dentro de la iglesia,los muros, las puertas y las

cortinas que las cubren puedenamortiguarlo —le secundaArgala.

—Por todo ello —prosigueWilson— el secuestro hay queejecutarlo dentro de la iglesia,que reúne todas las condicionesfavorables. Para empezar,dispone de tres salidas a distintascalles: Serrano, Claudio Coello yMaldonado. Tengo anotadas susituación en un plano. El rellanode la entrada por Serrano puedeser el sitio adecuado. Esperar aque acabe la misa, salga la gentey abordarlo en la zona de las

cortinas. Como te habrás dadocuenta, el almirante entra y salesiempre por la puerta de laderecha. El chófer queda fuera ya él le sigue un escolta, quecamina a unos pasos por detrás.Sólo tendríamos que reducir aeste policía y, eso sí, estarpreparados para repeler unareacción de los policíasnacionales que vigilan laEmbajada americana. Siactuamos con rapidez ydiscreción no tienen por quéenterarse.

Wilson mientras habla hojea

un bloc que sujeta con susmanos. Ha dibujado lo queparece un croquis del templo ysus accesos por las otras dospuertas. Ha estudiado otrasalternativas.

—También hay otra solución:secuestrarlo cuando se siente enel banco o vaya a comulgar ysacarlo por la puerta que da aClaudio Coello. Así nos libramosde que se enteren los policías dela Embajada. Habría que reducirantes al escolta y vigilar la puertade entrada por Serrano para quenadie salga a pedir auxilio.

También se corre el riesgo que,entre los feligreses, existanpolicías o militares de paisanoarmados y hagan uso de susarmas. Se resolvería colocando anuestra gente de maneraestratégica dentro de la iglesia.14

Podemos salir y escapar por unacalle amplia como es Diego deLeón.

Esta opción la descubreWilson de improviso mientrascamina un día por la calleClaudio Coello con Argala, parainspeccionar los alrededores dela iglesia. Se percata de la

existencia de otra entrada y sepregunta adónde puedeconducir. Se adentra, desciendepor unas escaleras de mármol,lee un cartel con los horarios delas misas y abre otra puerta. Eldescubrimiento lo atenaza: aunos metros divisa el bancodonde se suele sentar Carrero.

Los terroristas buscanrespuestas a todas sus dudas. Noestán dispuestos a dejar flecossin resolver ni cabos sueltos.Como sucede con la presencia deuna ambulancia bastante viejacon la que se cruzan todos los

días. Siempre aparcadas en lacalle Claudio Coello, en la partede atrás del edificio de losjesuitas. Le hacen unseguimiento durante días pero nologran entender cuál es sucometido, aunque descartan quetenga nada que ver con elsistema de seguridad delvicepresidente.

Entre las distintas opciones, seles presenta una tercera: la de lapuerta de la calle Maldonado, ala que se accede a través delclaustro. Tal posibilidad esdesechada por Wilson:

—Es la más arriesgada. Lacalle Maldonado es de direcciónobligatoria a Serrano. Porcojones, salimos frente a laEmbajada americana. Creo queimplica muchos riesgos.

Finalmente, Argala y Wilsondiseñan un plan de acción:15 elsecuestro se ejecutaría sobre las9.10 y tendría que durar dosminutos, más otro para la fuga.El comando, que dispondría derelojes sincronizados, estaríaformado por tres grupos yactuaría a mitad de la misa. Elprimer grupo, formado por

cuatro activistas, se situaríadentro del templo antes de lallegada de Carrero. Dos de susmiembros se colocarían detrásdel escolta para maniatarlo en elmomento de la acción y los otrosdos, junto al confesionariopróximo a la entrada porSerrano. La misión de éstosconsistiría en impedir la entradade la gente en la iglesia una vezque irrumpiera el gruposecuestrador. Este comandoestaría formado por otras cuatropersonas que penetrarían por laentrada del claustro, tres de ellos

se harían cargo delvicepresidente mientras el cuartocubriría esa entrada. Otros dosmilitantes armados conmetralletas entrarían por ClaudioCoello, la puerta más cercana alaltar: uno para abrir el camino dela huida al grupo secuestrador yel otro para tapar esa entrada.Wilson valora las excelencias delplan:

—Entrar por una puertacorriendo y salir por la otrafacilita la acción. Es un recorridolimpio, porque en ese camino sele empuja hacia la salida. Ya me

he fijado que existe espaciosuficiente entre los bancos.

Los terroristas tienen tambiénprevisto el plan de fuga. Sevaldrían de tres automóviles quepermanecerían aparcados en lacalle Claudio Coello, un lugarque no está a la vista del chóferde Carrero ni de los vigilantes dela Embajada. A Carrero lointroducirían en el primer coche,el de tamaño más grande, concapacidad para seis personas,que esperaría con el motor enmarcha y un etarra al volante. Enél se alojaría el comando

secuestrador. Durante elrecorrido a la jaula donde tienenprevisto mantener recluido aCarrero, cambiarían de coche ys ó l o Argala y Wilsoncontinuarían con elvicepresidente. Ellos dos son losúnicos que conocen el zulo. Deesa manera evitan el riesgo deque, si alguien cae herido odetenido, pueda irse de la lengua,aun siendo torturado.

El etarra que cubra esa puertade Claudio Coello montaría en elsegundo vehículo, también enmarcha y con otro conductor, y

haría labores de apoyo durante lafuga.

Los cinco miembros restantesdeberían permanecer en la iglesiabloqueando las puertas deSerrano para salir disparadosinmediatamente en el tercercoche, en el que les esperaríaotro chófer con el motor enmarcha. Se dirigirían a otro pisofranco donde permaneceríanescondidos hasta que acabaratodo.

Este último comando sólo sepertrecharía en el lugar de loshechos y haría uso de las armas

si se presentaran fuerzaspoliciales hostiles. Sería el gruposacrificado ya que, en todomomento, su objetivo seríaimpedir a toda costa lapersecución y reducción delgrupo secuestrador. Si alguienpretendiera seguirles, tenían laorden de cruzar el vehículo enmedio de la calle y resistir hastael final.

—Si ejecutamos la ekintzacomo está todo previsto —destaca Argala— creo que nohará falta pegar ni un tiro yponer en riesgo a nuestra gente.

Si todo sale bien, como espero,la misión puede estar acabada encuarenta y ocho horas o a losumo en setenta y dos. Si elGobierno no cede a nuestraspretensiones, las cosas cambian:nos llevamos a Carrero a undescampado en el mismo cochede la huida, le pegamos dos tirosen la cabeza con una pistola consilenciador, abandonamos elcadáver y nos largamos a otropiso de seguridad. Desde allí,cuando llegue la calma, salimospitando para Euskadi.

Wilson comparte las

previsiones de su compañero.—Si conseguimos que no nos

encuentren en los dos o tresprimeros días y si se resuelvenlas condiciones del secuestro enese tiempo, tenemos muchasopciones de escapar. Si elsecuestro se retrasa estamosperdidos. Es imposible aguantarmucho tiempo en una ciudadtomada policialmente.

El comando también decideinspeccionar la calle Diego deLeón, de doble dirección, por laque el coche oficial conduce aCarrero a su casa en Hermanos

Bécquer. Quieren ver si existealguna posibilidad de llevar acabo el secuestro durante eserecorrido. Pero no es una víasegura. Detectan a dos grisesvigilando un banco y a otroscuatro o cinco montando guardiaen los inmuebles vecinos al delvicepresidente, algunos conplacas en sus fachadas delcuerpo diplomático.

Argala y Wilson calculan quepara efectuar con cierta garantíade éxito el operativo necesitantrasladar a Madrid, comomínimo, a una docena de

miembros de la organización ycompletar una amplia red depisos. Se requiere una casa porcada cuatro militantes. Por tanto,les queda por alquilar dos pisosy, sobre todo, uno con una celdapara esconder al vicepresidente.Wilson, que demuestra sus dotesde gran estratega, expone losacontecimientos con muchaclaridad:

—Lo difícil no es el secuestro,sino mantener oculto alsecuestrado y que nuestroscompañeros puedan abandonarMadrid sin problemas. La batida

policial va a ser tan frenética quepara enfrentarnos a esecontingente de policías debemosactuar con mucha inteligencia.Madrid va a quedar bloqueada yla Policía y el Ejército van arevisar todos los pisosalquilados, uno a uno. No hayque precipitarse. Tenemos queconseguir viviendas que resistanun registro y que sus propietariossean militares o funcionarios delRégimen. No estamos ante elsecuestro de Zabala o Huarte.Esto es la hostia.

«Hostia» es una palabra que

Wilson suele repetir en susconversaciones cuando quieredescribir algo de gran altura.16

Los estrategas de la operaciónterrorista más ambiciosa de lascometidas hasta ahora en lacapital17 ajustan todas las piezasporque saben de antemano que,una vez encerrados en el piso-cárcel, van a quedarincomunicados con el exterior,sin información sobre el resto delos comandos. Para garantizaruna adecuada coordinaciónechan mano de Kaskazuri y deEva Forest, que conocen las

direcciones de casi todos lospisos.

La esposa de Sastre es la queactúa de embajadora de la bandaen la capital con mucho máspoder que algunos de loshistóricos de ETA. Su papel esimprescindible para que laorganización terrorista logreasentarse en los distintos barriosde Madrid. Ella tiene, además, elcometido de facilitarles elregreso al País Vasco, evitandolos controles policiales. Muchosde los militantes etarras que sedesplazan a la capital para

participar en la accióndesconocen el objetivo final delplan y las infraestructuras de laorganización, por lo que sehallan mermados en susmovimientos. La Tupamara,desde el primer momento, estáseñalada como el único contactodel comando con el exteriormientras el vicepresidente semantenga secuestrado.

Argala, siguiendo el guión,alquila una vivienda en laavenida del Mediterráneo alteniente coronel Alberto Serrano,nieto de un general con

influencia en el Régimen. Por elalquiler pagan doce mil pesetasmás una fianza de la mismacantidad. El contrato lo firma elpropio Argala a nombre falso deFernando Llanos Ruiz, condomicilio en Bilbao.

Con el oficial del Ejército eletarra llega a establecer unabuena relación. Aprovecha esaconfianza para preguntarle por lalínea política de los militares deFranco. El oficial le explica cuáles el reparto del poder en esemomento en el Ejército:

—Existen tres generales de los

l lamad o s azules, entre ellosIniesta Cano, que son los másinfluyentes en el sectorconservador. Después están losoficiales más jóvenes,encabezados por Díez Alegría,que podíamos definir comoapolíticos o profesionales queestán dispuestos a defender alGobierno de turno que ostente elpoder. También tienen a gala serpro republicanos.

Argala intuye que con esaamistad puede meterse en la bocadel lobo pero controla coninteligencia la situación. Tiene

claro, como ha acordado conWilson, que cuanto mayor sea elnivel de los propietarios de lospisos, más desapercibidospasarían los miembros delcomando.

La otra vivienda la alquilaWilson. Es la que sale más caraporque está ubicada en una zonaresidencial de Madrid. Losinquilinos del inmueble poseenun alto nivel social y económicoy muchos de ellos responden aapellidos que les resultan muyconocidos. La vecina del piso dearriba es una marquesa y el de

abajo, un conde.18

20Un yernísimo masón

El 17 de enero de 1973, LópezRodó vuelve a entrevistarse condon Juan Carlos en La Zarzuela.Es uno más de los muchosencuentros entre el príncipe y elhombre de confianza de Carrero.Durante la reunión nuevamentesurgen los comentarios sobre losenfrentamientos y los cambios enel Gobierno, como los delsubsecretario de la Gobernacióny del vicesecretario general del

Movimiento. Tampoco searrinconan las evidentes disputasentre el ministro de Informacióny Turismo, Sánchez Bella, y eldirector de Televisión Española,Adolfo Suárez. En la ComisiónDelegada del Gobierno, Francollega a protestar por loscontenidos del programa Españas i g l o XX, al que califica depropaganda republicana.

La esposa del Caudillo no sequeda atrás en sus críticas aSánchez Bella y al Gobierno.Doña Carmen está preocupadapor la situación por la que

atraviesa España, en la que lalibertad roza el libertinaje. Enesos primeros días del año, a laconsorte del Generalísimo se lave un tanto desaforada. Lapropia princesa Sofía también lodetecta. Nunca la ha visto igual.Y así se lo hace saber a unapersona de su confianza:

—La veo nerviosa. Con miedopor el futuro de España al verque Franco se debilita. De seruna persona discreta y serena, hapasado a ser una mujerintrigante.1

Doña Sofía tiene motivos para

verbalizar esas sospechas. Y es alpropio Carrero, al alter ego de suesposo, a quien le toca soportarese cambio de humor tan radicalde doña Carmen.

En una de sus semanalesaudiencias del almirante conFranco en su despacho de ElPardo, una vez en el palacio, sele acerca uno de los ayudantesdel Generalísimo y le dice quedoña Carmen Polo quiere hablarcon él y que lo espera en una delas salitas contiguas. Elvicepresidente mira el reloj, secerciora de que tiene tiempo de

sobra para no hacer esperar aFranco y se dirige al lugar deencuentro. Saluda con respeto ala esposa del Caudillo y ésta, sincircunloquios, entra en materia:

—Carrero, estoy muypreocupada. No duermo de lopreocupada que estoy. Las cosasvan cada vez peor. Ese ministrode la Gobernación [GaricanoGoñi] me quita el sueño. Y elministro de Asuntos Exteriores,López-Bravo, no es leal. Ya se lodije otra vez. En la Embajada deParís habló mal de Paco, contotal indiscreción. Habló delante

del embajador Cortina, que sí esleal, que me lo contó todo. Llegóa decir que Paco ya no pintabanada. Que si él no estuvierapresente en las entrevistas conlos extranjeros y losembajadores, Paco no sabría quéhacer y qué decir. ¿Qué se puedeesperar de un ministro así?Usted, Carrero, es el único quepuede ayudar a Paco, tiene queconvencerle de que haga lacrisis. Yo se lo digo siempre: esteGobierno está lleno de incapacesy traidores.2

Carrero escucha con respeto a

doña Carmen y no sabe cómoreaccionar, sobre todo porquetodas las personas a las quedesprecia la esposa del Caudillohan sido nombradas por él. Sesorprende por su tono de voz ypor la agresividad de suspalabras; algo extraño porquenunca se había inmiscuido enasuntos políticos. Él hacambiado impresiones con ellaen otras muchas ocasiones, perojamás se había mostrado contanta inquina hacia los ministrosni nunca la había visto tancrecida. El almirante está

aterrado por las repercusiones yel rumbo que puede tomaraquella incursión de la Señora enla vida política del país. Más quelas palabras y los ataques dedoña Carmen, le preocupaquiénes la han lanzado al ruedocontra él y quiénes buscan losréditos de las gestiones de tanvaliosa intermediaria. No tienetiempo para averiguarlo pero,tras su desaparición, susenemigos pronto emergerían deese círculo próximo a El Pardo ya los Martínez-Bordiú.

Doña Carmen se aprovecha de

que la salud de Franco no pasapor sus mejores momentos.Cuando el Caudillo estaba en suplenitud física jamás consintióque su esposa se inmiscuyera enasuntos de política.

—Calla, Carmen, que tú deeso no sabes nada —lerecriminaba Franco con ciertadisplicencia.

A finales de 1972, Carrero estácada vez más cerca de suinvestidura como presidente delGobierno, pero ni aun así logradesembarazarse del acoso y delas insidias del círculo más

próximo al Caudillo. Día a díadesde El Pardo se propaganchismes e invectivas sobre elalmirante. En cierta ocasiónCarrero llega a las manos con elyernísimo del Caudillo, que loacusa de deslealtad a su suegro.Cristóbal Martínez-Bordiú sehace eco de las acusaciones deciertos militares que han exigidola ejecución de las sentencias demuerte contra los acusados deljuicio de Burgos.3 El almirante,contrariado, lo saca a empujonesde su despacho. La afrenta nollega a más porque Martínez-

Bordiú, posiblemente aconsejadopor su familia, le pide disculpas.El almirante, que estáconvencido de que el marquésestá siendo manejado por «gentedesaprensiva», no lo denunciapor desacato para no disgustar alCaudillo.4

El patio de El Pardo andarevuelto. El propio médico delGeneralísimo, el doctor VicenteGil, llega a recriminar a losministros:

—No levantan el brazo juntoal Caudillo en el balcón delpalacio de Oriente. ¿Qué les

pasa? ¿Es que tienen el brazoanquilosado?

Son momentos de grantensión. Los odios se disparan.Algunos mentideros no descartanla hipótesis de un posible golpede Estado ultra a cargo de losgenerales de la vieja guardiafalangista, apoyados por losparamilitares de Blas Piñar,fundador de Fuerza Nueva y losGuerrilleros de Cristo Rey. Tal esel estado de crispación, queLópez Rodó recomienda a lossuyos que se abstengan de darpasos que puedan provocar a los

violentos.5

El vicepresidente compruebacómo se le agita su entorno y lecrecen los enemigos dentro delRégimen, incluso desde elestamento clerical que él tanto seesfuerza por mimar. Intuye queel círculo de El Pardo no sólo nova a bajar la guardia sino que leva a hacer la vida cada día másincómoda. Está claro que buscanposicionarse en el poder paracuando el Caudillo falte, yCarrero no está entre suselegidos. Sobre todo porquejamás ha consentido que la

familia del Generalísimo seentrometiera en las tareas de suGobierno y en los asuntos deEstado. Además, siempre haimpedido que sus miembrosdisfruten de privilegios.

El marqués de Villaverde, araíz de la boda de su hija conAlfonso de Borbón, comienza aconspirar contra Juan Carlos eimpedir que éste se corone comorey de España. El marqués, confama de playboy, oportunista yvividor, arrastra a su yerno haciaun proyecto comúnconspiratorio. Al almirante no

tardan en llegarle, a través de losespías de San Martín, lasmaniobras del yernísimo. Lesoplan al oído las salidasnocturnas de suegro y yerno,algo que no cuadra porque lospersonajes son como el agua y elaceite. Pero a Carrero lo quecomienza a preocuparle son losinterlocutores de la pareja deinstigadores. En las comidas ycenas en los más lujososrestaurantes de Madrid aparecenjunto a ellos comensalesfranceses, belgas y portugueses.Inmediatamente le surge la

pregunta: ¿qué traman contraJuan Carlos?

¿La solución? El tenientecoronel San Martín, el jefe de losespías de Presidencia. Suhombre para todo. Elresponsable del SECED recibeinstrucciones directas delalmirante:

—Pon a trabajar a tus mejoresagentes. No escatimes ni gastosni horas de trabajo. Esto afectamuy arriba, a la cumbre delEstado. Algo se cuece y quieropruebas. Hay que desactivar susplanes cuanto antes.

—Bien, almirante, pero ¿québuscamos? —le pregunta SanMartín.

—Sus relaciones con lamasonería. No es que yo veamasones por todas partes, perohaberlos, haylos. Y el Caudillopuede tener alguno en casa.Tengo indicios de que elmarqués de Villaverde se trae untejemaneje oscuro con gente dela francmasonería para respaldara su yerno. No afirmo que elmarqués sea masón, aunque nome extrañaría.

—¿Cuáles son sus órdenes? —

insiste San Martín ante susuperior, como buen militar.

—Tenéis que rastrear a todaslas personas que contacten conellos. Sabemos que hay de todo:militares, notarios, financieros,políticos, hombres de negocios ycaballeros de la Orden deSantiago. Primero hay queaveriguar el nexo que une atodos ellos y después si hay entreellos mandilones.6 Y quépretenden.7

Para San Martín, una orden deCarrero es como unmandamiento bíblico. Daría la

vida por su protector, que lo hacolocado, aun sólo ostentando elgrado de teniente coronel, en lacúspide del poder. Susenemigos, que son muchos,afirman que el responsable delservicio secreto de Presidenciadel Gobierno es el funcionariomás poderoso de España despuésde Franco y Carrero.

San Martín, inmediatamente,se pone manos a la obra.Convoca a sus hombres de másconfianza en una base secreta delSECED, ubicada en un chaletpróximo a Alfonso XIII, para

encargarles el caso. Allí sepresentan Leandro Peñas y loscapitanes José Manuel CaleroTorrens y Ángel Abia Gómez.

Los agentes ponen en marchalo que desde el primer díadenominan Operación Esmoquiny despliegan todos sus efectivosen los mejores restaurantes deMadrid: Zalacaín, Jockey, MayteCommodore, Las Reses y ElCenador, entre otros, y en varioslocales de alterne. Tambiénpinchan los teléfonos y asaltanlos buzones de los investigados.En el operativo llegan a fichar

hasta veinticinco objetivos.Pero entre todos ellos destaca

un personaje misterioso al que serefieren de las más diversasjergas: Georges, el amigo Jorge,mi hermano Jorge, Danton. Unalias que destilaba para los espíasel azufre de los masones.Después de varios meses, con laayuda del servicio secretofrancés llegan hasta El Havre, enNormandía. Allí dan con eldomicilio de un francés, de razajudía y francmasón. Tambiéndescubren que el español quecontacta a menudo con él y con

el marqués de Villaverde esAntonio Villar Massó, quetrabaja en el bufete de Garriguesy mantiene unas excelentesrelaciones con socialistas de latalla de Luis Solana o JoséFederico de Carvajal. En unaocasión lo siguen hasta Estorildonde se entrevista con donJuan, el padre del príncipe, enVilla Giralda.

Los espías de San Martínpronto se enteran de que estácasado con la hija de un granmaestre de la masonería belga. Élmismo es francmasón del Gran

Oriente Español, que sólo puedeoperar fuera de España,principalmente en Francia yMéxico.

Una vez concluido el trabajode campo y reunidas todas lasevidencias, Leandro Peñas sesienta delante de una Olivetti yredacta un informe de sesenta ynueve líneas. En esos dos foliosy medio condensa un alegatodemoledor para los intereses delmarqués de Villaverde. Tras serrevisado e ilustrado por elteniente coronel San Martín,llega al escritorio del

vicepresidente Carrero en enerode 1973.

El almirante lee condetenimiento las cuartillasmientras toma notas en un bloc.Los agentes han realizado unexcelente trabajo. El arranque deltexto ya justifica los meses y eldinero que ha costado laoperación: «Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde,está en relación y trato con altosdignatarios de la masoneríaespañola y de la francmasonería.De esta secta requiere apoyospara que el futuro rey de España

sea don Alfonso de Borbón».Se detiene en uno de los

párrafos y se le escapa unamueca de satisfacción: «Ofrece acambio un compromisopermanente del titular de laCorona española con el GranOriente Español, lafrancmasonería, al igual que lotienen los Windsor con la GranLogia Unida de Inglaterra, lafreemasonery».

Ahora el mohín de Carreroadquiere un toque de maldad.Sabe que con ese informe va adesactivar ante Franco cualquier

nueva conspiración de su yerno,el marqués de Villaverde.

Cuando Franco lee el escritodías después, no sólo quedaanulado Cristóbal Martínez-Bordiú sino también donAlfonso. Uno de los párrafos leresulta al Caudillo, además deinsultante, verdaderamentevomitivo: «Se les garantizatambién algo hasta ahoraprohibido en las logias deEspaña: la apertura de lamasonería al femíneo sexo en lapersona de la que sería futurareina —su propia hija, María del

Carmen— y en susdescendientes mujeres».8

A Franco, que no supera laenfermedad y últimamente llorapor todo por su estadodepresivo, no se le saltan laslágrimas. Para quien la luchacontra la masonería ha sido unode los estandartes de su cruzada,aquello le provoca ira y rechazo.Llega a comentar:

—Si mi nieta se hace masona,por muy nieta mía que sea, jamásserá reina de España.9

21Un triángulo mortal:ETA, PNV y CIA

A finales de enero llega a Madridde visita oficial el ministrofrancés de Desarrollo, AndréBettencourt. El Caudillo lo recibeen El Pardo. Franco anda esosdías inquieto con la problemáticade los jóvenes terroristas vascos.Para él el problema estáalcanzando una dimensiónmayor de lo que presuponía años

atrás. El dictador, que secaracteriza por ir directamente algrano, se queja ante elmandatario galo de lasfacilidades con que cuentan losterroristas al otro lado de lafrontera. Y le espeta:

—La actitud de su Gobiernorespecto de la ETA esincompatible con las relacionesde buena vecindad entre dospaíses amigos.

El ministro francés escuchacon atención la arenga deFranco, que no le da laposibilidad de defenderse:

—Además, la política francesade benevolencia con losterroristas y separatistas vascosse puede volver contra la propiaFrancia, porque si hoy lacuestión vasca es un problemapara España, mañana puede serlopara Francia. Dígaselo usted demi parte al presidente Pompidou.

El representante del Gobiernofrancés, que sólo se ocupa deasuntos económicos, no sabecómo reaccionar. Finalmente,opta por una solucióndiplomática:

—Tiene mi palabra. No dude

que le haré llegar suscomentarios al presidente de laRepública.1

Las quejas de Franco logransus efectos y pocos días después,el Gobierno de París expulsa deFrancia a uno de los fundadoresde ETA, a Julen Madariaga, quese refugia en Chile.2

La atmósfera fría ydesangelada que se respira en lareunión de El Pardo es la mismaque cubre el cielo de Madrid.Son días invernales, muy gélidosy de heladas. Los etarras, que sehan desplazado a la capital sin

equipaje y muy poca ropa, tansólo con un simple jersey delana, deciden tomar el Talgo yregresar a San Sebastián.Además, se les está acabando eldinero y con el trabajo casihecho poco más pueden avanzarsin el visto bueno de ladirección. Han concluido susegundo informe y carece desentido permanecer más tiempoen la capital. En todo caso sepuede poner en riesgo el plan.

Entretanto, Franco se recuperade su letargo y vuelve a embestircontra ETA en la primera sesión

del año del Consejo deMinistros. Se nota que elCaudillo ha preparado suintervención y que ha recabadoinformación sobre los terroristas.Sus palabras son una invitación ala mano dura:

—¿No estaremos demasiado ala defensiva? Deberíamos pasar ala ofensiva. Los terroristas nostendrían que tener más miedo anosotros que nosotros a ellos. —Y añade en tono de queja—: Enestos días han intervenido enactos de terrorismo niños. Estoindica cómo está el ambiente.

Hay que cuidar la delincuenciade menores. Va progresivamenteen aumento y hay que ponerlecoto. Hay que apartarles de loscentros de corrupción.

A Franco le delatan susimpulsos de estratega militar y,de nuevo, se remonta a lacontienda civil para analizar unhecho actual:

—Durante la guerra logramoshacer descarrilar trenes quellevaban armas al enemigo ohacer que vinieran las armas anuestra zona. Hay que desarmara los terroristas.

Pero Franco se niega una vezmás a entrar en el polémicodebate de la crisisgubernamental. Él se sientecómodo con el patio revuelto. Esuna manera de que unosministros neutralicen a otros y sedepuren internamente lasconspiraciones. En todo caso, laúltima palabra la tendrá él. Hausado este sistema otras veces ysiempre le ha dado resultado.

En el edificio de la Embajadaamericana, tan próximo alescenario elegido por losterroristas para el secuestro, los

agentes de la CIA trabajan a unritmo frenético sobre losmovimientos políticos enEspaña. Tienen órdenes deWashington de no dejar escaparel más mínimo detalle. La CasaBlanca apoya una solución decambio sin traumas, liderada porel príncipe Juan Carlos, y sinrémoras del franquismo. LaSecretaría de Estado apuesta poruna transición con políticos delperfil de Areilza, Garrigues oDíez Alegría, en este caso siprospera la opción de un militaral frente del Gobierno. En todo

momento rechaza la presencia deCarrero.

La Casa Blanca pretendecolocar al frente del Gobiernoespañol a uno de los suyos, en elque puedan depositar toda suconfianza. Nixon quiere partidospolíticos a la usanza de cualquiersistema liberal. Los dólarescomienzan a llegar desdeWashington para proteger ypromocionar a sus candidatos ypartidos de cara a una transicióndemocrática.3

En los despachos de la séptimaplanta de Serrano, número 75,

donde se ubica la sede de la CIAen Madrid, una quincena deagentes secretos trabajan sindescanso, bajo las órdenes deNestor Daniel Sanchez. El espíaDonaldson teclea en su máquinay no deja dudas acerca de ladirección de sus investigaciones:

Ellos quieren para España un sistema departidos, pero entienden que no hay queforzar la máquina, hay que ir con calma.Les inquieta que haya tanta vida políticaclandestina sin cauce y sin voz. Temen elefecto olla a presión, que todo estalle depronto y se produzca un caos. Ven que unainiciación gradual y moderada hacia lademocracia podrían ser las asociacionespolíticas. Pero Carrero Blanco tiene

bloqueada esa ley. ¡No quiere ni olerla!4

Una vez más el nombre de

Carrero aparece en un informede la CIA. El almirante es una delas obsesiones de la antena deMadrid y del Departamento deEstado en Washington.

La clandestinidad es una de lasconstantes de esos días enEspaña. No sólo se desenvuelvenen la clandestinidad la oposiciónde izquierdas al Régimen sinotambién los enemigos deCarrero. Están prohibidos lospartidos políticos y la masonería,

pero nadie duda de que loscomunistas hacen política desdeel PCE y que sectores falangistaso de la extrema derechafuncionan y se organizan comolos movimientos masónicos. EnMadrid las conspiraciones bullencomo las sociedades secretasdurante el Trienio Liberal de1820 contra la Monarquía deFernando VII. Todo ello debilitaal franquismo y a sus próceres,aparentando un grave estado dedescomposición.

La dirección del PNV en elexilio tampoco se mantiene al

margen en su actividadconspiratoria. Nunca ha dejadode presionar en Washington parael desarrollo de una política queasfixie al Régimen y propicie suregreso a Euskadi para laconstitución de un Estadoindependiente. Los nacionalistasdesde el inicio de la SegundaGuerra Mundial mantienen unasexcelentes relaciones con la CIAy el FBI.5 Hasta entonces, el alamás progresista del nacionalismosiempre se había mostrado máspróxima a Londres, perodespués, quizá bajo el impulso

del lendakari Aguirre, queincluso pretendía instalarse enNueva York, se inclinó porWashington. Y no le fue mal.Los peneuvistas recuperaron suvisión atlantista, desde queSabino Arana felicitara alpresidente McKinley por suvictoria ante España en la guerrade Cuba.

Los nacionalistas comenzarona colaborar con la antiguaOficina de Servicios Estratégicos(OSS), la precursora de la CIA, acomienzos de los cuarenta.Aguirre elaboró entonces a

petición del Departamento deEstado un informe de ochentapáginas sobre la situaciónpolítica española, que entregó alembajador en Madrid, CarltonHayes. Esos inicios supusieronunas excelentes relaciones con elmítico Allen Dulles, jefe de laOSS y más tarde director de laCIA, cuando se montó laAgencia.6

Uno de los primeros agentesdel PNV fichado por la CIA fuePepe Mitxelena. Su eficaz labor yla de otros veintiséis agentesvascos fue reconocida por

Estados Unidos en un certificadode agradecimiento expedido en1944. El PNV puso al servicio dela CIA todas las casas vascasrepartidas por América yFilipinas. Agentes vascos quecolaboraron con la CIA y elServicio Especial de Inteligencia(SIS) del FBI fueron JesúsGalíndez, Antonio Irala y ManuSota. Otros significados espíasvascos fueron Pedro Beitia,Antton Zugardi, Errasti yBarrutia, todos ellos de fuertesconvicciones anticomunistas.

Irala negoció con Jerome

Doyle, del SIS de Nueva York,el contenido del compromiso deacuerdo. Pasaban a espiar paraEstados Unidos los vascosexiliados y los que seembarcaran en barcos del Eje yotros a los comunistas. Vigilaríanlos materiales estratégicos que setransportaran en barcosespañoles.

La sede de los espías vascosestaba ubicada en París, en elnúmero 5 de la rue QuentinBouchard, un inmueble muypróximo a la sede del Gobiernovasco. El edificio era conocido

como «la casa de los curas»porque allí no entraban lasmujeres.7 En esas dependenciasse instalaban los hermanosMitxelena, Faustino Pastor eIñaki Mújica, que se encargabade la Oficina de Prensa deEuskadi. Los agentes vascoscomenzaban a ser conocidoscomo los tenebrosos.

Entre otras acciones, con laayuda de la OSS norteamericana,el PNV llevó a cabo en 1946 lavoladura de una estatualevantada al general Mola en ElArenal de Bilbao y la colocación

de dos bombas en elAyuntamiento de Guernica. Losexplosivos fueron tambiénproporcionados por un capitándel servicio secreto americanoconocido como Plastic. El oficialtambién se comprometió a hacerla entrega de una tonelada dedinamita y cinco mil carabinas.

Los jóvenes radicales del PNVserían, por tanto, el embrión dela futura ETA. En ese ambientede conspiraciones, armas yexplosivos es en el que se mueveIñaki Múgica Arregui, Ezkerra,antes de pasarse con sus

trescientos a ETA. Sus maestrosson espías del PNV que están enla nómina de la CIA. La SegundaGuerra Mundial terminó pero losagentes mundiales del PNVseguían colaborando conLangley durante la Guerra Fríahasta que decidieron regresar aEspaña o afincarse en el sur deFrancia.

ETA, por tanto, en suscomienzos, no se halla muyalejada del escenario de lasturbias relaciones entre losnacionalistas vascos y la CIA.Los padres fundadores de la

organización terrorista —Benitodel Valle, Etxabe, Txillardegi yMadariaga—8 se sirven de losgudaris espías del PNV,exiliados en Francia, para poneren marcha la nueva organización.Sus herederos, comoEtxebarrieta y Ezkerra, tambiénviajan a menudo, ya a finales delos sesenta, a San Juan de Luzdonde se entrevistan con AntónIrala. El ex agente de la CIA lospone en contacto con otros excolaboradores de los servicios deinformación norteamericanos. Yen ese grupo destacan: Elías

Gallastegui, Trifón Etxebarría yel sector más radical del PNV,vinculado a Aberri y Jagi Jagi.

Los jóvenes activistasnacionalistas reciben instrucciónmilitar de agentes secretos delPNV y de la CIA como JosebaRezola, Pepe Mitxelena, JosebaEmaldi, Primitivo Abad y PelloOrdoki.9

Pepe Mitxelena, un tipo frío ytranquilo, como el personaje dela película de John Ford, desdesu residencia parisina de lostenebrosos es quien mantiene loscontactos con los más radicales

del PNV que, finalmente, acabancreando ETA. Irala, por su parte,es el intermediario conWashington y con la oficina de laOSS en Madrid, ubicada en unapequeña oficina de la calle AlcaláGaliano, cercana al edificiodonde se establece más tarde elSECED. Después, con Francoaliado de Washington, losnuevos servicios secretos de laCIA se instalan en un edificiomás moderno y con mejorestelecomunicaciones.

Otros dos vascos en el exiliofrancés, Perico Aguirrezabalaga y

el padre Olaso, disponen deinformación puntual sobre losmovimientos de los etarras.Aseguran a Ugarte, el agente delSECED y responsable del PlanUdaberri, que siguenmanteniendo hilo directo con laCIA y los servicios secretosisraelíes.

Pero la curva de inflexión seproduce tras la muerte deAguirre. Ajuriaguerra seconvierte en el hombre fuerte delPNV y en el máximo opositor delos tenebrosos. Mitxelena cae endesgracia y, con el permiso del

Régimen franquista y la ayuda delos norteamericanos, en 1965 fijasu residencia en Irún. Otrosespías del PNV, como Murua,Abad, Emaldi o Irurita, regresana España y se integran en laorganización EKIN-EGI, añosantes de que Ezkerra se pase aETA con todo un ejército demilitantes. Otros espías vascossiguen trabajando para la CIA yla mayoría se retira.

Quienes no están jubiladoss o n Ezkerra y Kaskazuri. Elprimero por su condición dedirigente de EKIN-EGI, primero,

y jefe del aparato militar de ETA,d es p u és . Ezkerra vive mástiempo en Francia que en Españay mantiene contactos habitualescon la red del espionaje del PNV.Algunos de sus integrantes sonsus valedores. El segundo,experto en mugas, mantieneasimismo una excelente relacióncon el grupo de Mitxelena. Viveentre Madrid y Francia y debe alos mugalaris nacionalistas todossus conocimientos sobre lospasos fronterizos.

Esas relaciones especiales deEzkerra con los espías del PNV

que, a su vez, trabajan para laCIA, levantan sospechas en unafacción de la banda. Les cuestacreer que los agentes vascosproamericanos no estuvieran altanto de lo que se cocía enMadrid. También deja algunassombras sobre la actitud de laantena de la CIA en la Embajadamadrileña. Es poco probable queno le llegaran las filtracionesdesde el sur de Francia. Elsecuestro de Carrero sedesenvuelve entre un juego deespías.

22Las bases de la guerra

sucia

Los servicios secretos dePresidencia siguenreorganizándose en medio de lasluchas palaciegas, mientras ETAplanea el secuestro. A mediadosde marzo de 1973, el tenientecoronel San Martín se entrevistacon el general Gutiérrez Mellado,entonces jefe del Estado Mayordel Ejército y experto en

espionaje, para lograr una fusiónentre ambos servicios. Carreroya ha llegado a un acuerdo con elteniente general Díez Alegríapara que la contrainformacióninterior y exterior dependa deSan Martín. El SECED quedaautorizado para montar«organizaciones pantallas»,mientras el Alto Estado Mayor seencarga única y exclusivamentede la información exterior deíndole militar y relacionada conla Defensa.1

El servicio de información delos militares, creado por Franco

en 1939, conocido en el argot delos espías como el Alto, cuentaen esos momentos con cerca detrescientos funcionarios, lamayoría oficiales. De ellos, uncentenar —los integrantes de laTercera Sección— estándestinados exclusivamente a lascomunicaciones y criptografía. Elresto se reparte en las seccionesde Interior, con los grupos deContraespionaje, Síndico-Laboral y otros, Exterior yTécnico. La naturaleza de lasactividades de sus agentes, portanto, chocan con el nuevo

departamento de San Martín. Enteoría los cometidos de losdistintos servicios no debíanprovocar fricciones con elSECED montado por Carrero,pero en la práctica no sucede así.

Sin embargo, todos esosacuerdos no pasan de ser unapura pretensión a causa de lasrivalidades entre los dosdepartamentos. Desde el primerdía se desatan las luchas cainitasque restan operatividad a losservicios. El mando del AltoEstado Mayor no soporta losprivilegios y los salarios de los

hombres de San Martín, la mayorparte procedentes del espionajemilitar. El propio jefe del SECEDha pertenecido al grupo del AEMque investiga a los sindicalistas ydirigentes laborales.

Al SECED y al AEM hay queañadir, además, otrosdepartamentos que tienencompetencias en información.Son una decena y la mayoríaestán dirigidos por militares: laSegunda Sección BIS o CESIBE,dependiente del Estado MayorCentral del Ejército de Tierra, elServicio Especial de Inteligencia

Naval (SEIN) y el del Aire; elAlto Estado Mayor y el dePresidencia del Gobierno(SECED). Otras institucionesciviles disponen también de suspropios servicios: MovimientoNacional, Organización Sindical,Guardia de Franco yExcombatientes, y Ministerio deInformación y Turismo —creadopor Manuel Fraga—. Sin olvidarla poderosísima DirecciónGeneral de Seguridad con losservicios de información de laGuardia Civil y la Policía.

El poder de San Martín

comienza a ser omnímodo. Muypoca gente como él puede tenerhilo directo con El Pardo. Ya seha entrevistado tres veces con elCaudillo y siempre tiene abiertala puerta de su despacho. Al jefedel SECED no le importa talbatiburrillo de siglas en elmundo del espionaje porque,desde su etapa de alumno enFrancia, sabe que la ineficacia nodepende de la cantidad dedepartamentos con competenciassimilares. Los francesesdisponen de tres servicios deinteligencia en el Ministerio del

Interior, cinco en Defensa y unoen Presidencia, pero demuestrandía a día una mayor eficacia quesus colegas del sur. En el paísvecino funcionan lacoordinación y la unidad deacción. En España es unaentelequia. A San Martín sólo lepreocupa que esa dispersiónhaga que los enemigos alRégimen salgan victoriosos ensus fechorías. Y ETA está en lalista de facinerosos.

El 14 de febrero, San Martínacaricia una cuarta oportunidadpara despachar con Franco,

siempre con el visto bueno deCarrero. El jefe de los espías seencuentra en El Pardo, una vezmás, cara a cara, con el Caudillode España. ¿El objetivo?:informarle de la situación delorden público en la España quesigue dirigiendo el Generalísimo,eso sí, ahora con mano dura perotemblorosa por culpa delParkinson. Por culpa de laenfermedad, a Franco le cuestamantener una larga reunión consus interlocutores, por lo queéstos antes son instruidos paraque sean breves y no le agoten.

Por todo ello, el jefe del SECEDrealiza un esfuerzo de síntesispara exponer a Su Excelencia lasituación separatista en el PaísVasco:

—Excelencia, salvo en laregión de las Vascongadas, lepuedo asegurar que tenemosbajo control a todos loselementos subversivos. Elaparato propagandístico de laoposición puede ser interceptadocuando queramos y sin un granesfuerzo.

San Martín no le dice toda laverdad porque, aparentemente,

desconoce la presencia de unacélula de ETA a un par dekilómetros de El Pardo,preparada para secuestrar alnúmero dos del Régimen.

El Caudillo atiende con interésla exposición de su subordinado.En esos días habla poco peromantiene la perspicacia desiempre. Por ello, elGeneralísimo no puede pasar poralto una de sus obsesioneshistóricas:

—¿Y los marxistas qué, SanMartín? ¿Los tiene ustedcontrolados?

—Siguen sin arrastrar a lasmasas, excelencia, pero no nospodemos confiar como estásucediendo. La sociedad se estáapartando del poder. Los éxitosque obtienen en Granada, Vigo oEl Ferrol son más por nuestrosfallos que por sus méritos.Tienen gran incidencia enalgunas familias, el clero y losuniversitarios y se reponen conprontitud de los golpes recibidos.

—San Martín, todo se explicapor la falta de autoridad desde elpoder y las familias.

—Tiene usted razón,

excelencia. Han disminuido lossentimientos patrióticos y, parte,porque los jóvenes no reciben laejemplaridad de la clase políticay los mayores. Cuanto másavanzamos económicamente,mayor es el distanciamiento, sinque el Movimiento sea capaz deimpedirlo.

—Y usted qué me propone.—Excelencia, entre otras

medidas, hay que rejuvenecer alos líderes sindicales y que losmedios de comunicaciónestatales orienten a la opiniónpública.

—¿Hemos avanzado en lalucha contra el separatismo?

—Creo que las fuerzas deorden público no estánadiestradas para ese tipo delucha. Hace falta informaciónsobre las interioridades de ETA yeso sólo se consigue medianteinfiltrados. Nosotros lo hemosintentado y vamos avanzando.Pero sería conveniente creargrupos especiales que puedanllevar a cabo accionesarriesgadas contra sus bases.

Cuando San Martín habla de«bases» se está refiriendo a las

guaridas de la banda en el sur deFrancia, donde sus espías seencuentran con muchasdificultades para poder realizarsus labores de captación dedatos. Y cuando habla de«acciones arriesgadas» estáhablando de actuaciones deguerra sucia a espaldas de lasautoridades galas.

Al Caudillo le convencen lasobservaciones del jefe delSECED y le anima:

—¿A qué espera? ¡Adelante!Franco comparte los puntos de

vista del máximo responsable de

los servicios de información ycon una sola voz de ánimo leconcede el plácet para desarrollarlos planes policiales en territoriofrancés. No obstante, auncontando con el permiso delGeneralísimo, al teniente coronelle queda una ardua tarea pordelante: poner de acuerdo atodos los departamentos de laseguridad nacional. En aquellosaños ese objetivo resultaba másdifícil que controlar a laoposición o que fustigar a ETA.

La figura de San Martíncomienza a ganar enteros en el

Régimen. Hay sectores que no lorespetan, pero sí le guardanmiedo. Por todo ello, no pareceextraño que una publicaciónitaliana, Il Tempo , dedique unamplio artículo a San Martín y suservicio secreto. Su autormantiene que el SECED es elservicio de informacióngubernamental más eficaz deEuropa y que su responsable haelaborado un proyecto similar alPlan Solo de Italia o Prometeode Grecia, financiados por laCIA y encaminados a hacersecon el poder. La revista italiana

califica al militar español deinteligente, brillante, ambicioso yfascista.2

Mientras, la cúpula de ETA —el estrecho círculo que está alcorriente del plan— se esfuerzapara no correr riesgos. En aquelmomento, apuesta más por unduro fuerte golpe que propicie lasalida de sus presos de la cárcel,antes que un magnicidio. Losbeneficiados son cientocincuenta de sus militantes quesufren condenas superiores adiez años, a quienes acompañanotros activistas de formaciones

políticas de izquierdas que llevanmucho tiempo entre rejas. Laintención de ETA es que lossuyos y el resto de presos logrenla libertad. Está convencida deque un plan que logre el canje depresos por Carrero es de por síuna buena apuesta. Suficientecomo para echarle un pulso alRégimen.

Sus dirigentes también prevénque se exponen a un riesgo deimprevisibles consecuencias; si elRégimen no cede y se ven en lanecesidad de matar alvicepresidente, la persecución

contra la banda puede serimplacable. Los más sesudosesgrimen otro argumentocontrario al atentado: ladesaparición de Carrero puedesuponer una ruptura en elequilibrio gubernamental y, porconsiguiente, que ganen máspoder los halcones delfranquismo.

En medio de esa tesitura, elgrueso del comando quedefinitivamente va a ejecutar elsecuestro desembarca en Madrid.Sus integrantes —Argala,Wilson, Zigor y Marquín— se

dividen en dos grupos y sealojan en distintas viviendas,facilitadas por la red de Foresthasta que alquilen los pisosnecesarios que sirvan decobertura al resto del operativo.En febrero alquilan un piso enuna calle transversal a OnésimoRedondo, sin el conocimiento deLa Tupamara. Es una manera desalvaguardar aún más laclandestinidad. Lo alquilanfacilitando la dirección de lavivienda del Parque de Lisboa,por lo que este domicilio quedaya quemado para su uso.

A finales de mes, losterroristas asisten a unespectáculo inenarrable: Francoy el presidente de Argentina,general Lanusse, se pasean encoche descubierto por las callesdel centro de Madrid. Perónsigue viviendo en la capitalpendiente de su regreso aArgentina. Argala y Wilson,perdidos entre el público, siguende cerca el movimiento de lacomitiva. Les impresionan loscaballos blancos y los jinetesuniformados de gala quepreceden al automóvil

presidencial. Argala, cuando seaparta junto con Wilson de lamuchedumbre que vocifera afavor de los dos jefes de Estado,comenta a este último:

—Nosotros volviéndonoslocos en los preparativos parasecuestrar al número dos ytenemos a tiro al jefe de labanda. ¡Qué fácil sería meterleuna bala en la cabeza desdecualquiera de las ventanas deesos edificios con un rifle conmira telescópica!3

Ezkerra también se mueve porMadrid pero va por libre. Argala

y Wilson desconocen sus pasos.Tampoco conocen sus contactosen la capital. Sólo a Kaskazuri, aquien ellos se lo presentan. Eljefe militar de ETA tampoco losnecesita para contactar con LaRubia, con quien entabla unabuena relación. Argala en esaépoca ya comienza a llamarla LaLoca y a hacer comentariospocos favorables hacia ella:

—Esta mujer cada vez estámás ida. Sólo la respeto porquesin ella no podríamos alcanzarnuestros objetivos.

Múgica Arregui viaja con total

libertad desde el sur de Franciahasta Madrid cuantas vecesquiere y lo cree conveniente.Nadie se lo impide, y muchomenos la Policía, que, a pesar deestar fichado y recaer sobre éluna orden de busca y captura, nologra interceptarlo en más de unadecena de desplazamientos.

Mientras tanto, en Madrid nocesan las conspiraciones. ¿Laúltima? Torcuato Fernández-Miranda, ministro secretariogeneral del Movimiento, lesugiere al príncipe que si lograrala formación de un Gobierno

más duro, con Arias Navarrocomo presidente, posiblementeFranco se retiraría en vida y ledaría paso a él como rey. DonJuan Carlos se muestra reticentey le da largas.

El nombre de Arias Navarroestá en boca de todos losfranquistas que conspiran contraCarrero y sus ministros delOpus, como se refieren a ellosdespectivamente los azules deGirón. El nombre del alcalde deMadrid y ex director deSeguridad, tan sólo cuatro añosmás joven que Carrero —el

almirante cumple setenta el 4 demarzo—, empieza a sonar comoalternativa al almirante. Tiene laventaja de contar con el apoyodel entorno de Franco. Esteaspecto no tendría tantaimportancia si el Caudillo no sehallara tan disminuido por suenfermedad.

Arias, madrileño denacimiento, presenta uncurrículo mucho más brillanteque el almirante. Doctor enDerecho por la UniversidadComplutense, fue número unode su promoción en la oposición

al cuerpo técnico del Ministeriode Justicia, llegó a trabajar paraManuel Azaña en los años de laRepública y, más tarde, ganó lasoposiciones a fiscal. Fuedestinado a la AudienciaProvincial de Málaga donde lecogió el Alzamiento Nacional yla Guerra Civil. Tras la contiendafue destinado a Madrid ynombrado gobernador civil yjefe provincial del Movimientoen León.

Su suerte política, sinembargo, siempre ha estadoligada a la amistad con el general

Camilo Alonso Vega. De Leónpasó a Tenerife y de allí aNavarra. Pero el nombramientode Alonso Vega como ministrode la Gobernación lo catapultó ala política, como responsable dela Dirección General deSeguridad. Su amistad con elgeneral, y sobre todo con laesposa de éste, doña Ramona, ycon Felipe Polo, cuñado deFranco, lo convierten en uno delos asiduos de El Pardo y dedoña Carmen.

Arias, no obstante, tambiénpresenta otras cualidades que le

unen con Carrero: la mismadevoción hacia Franco y unprofundo sentimiento religioso,acorde con el radicalnacionalcatolicismo. Como elalmirante, no oculta suanticlericalismo surgido a raíz delConcilio Vaticano Segundo, alque califica de «judeomasónico».Además, mantiene algún queotro devaneo con el Opus Dei,algo que también lo acerca alalmirante.

Pero al candidato gironista lepersiguen los fantasmas delpasado. De su participación en la

sangrienta represión en Málagatras la contienda civil, le viene elmote de Carnicerito de Málaga.Arias, que durante la guerraperteneció, como GutiérrezMellado, al Servicio deInformación Militar, se veasimismo salpicado por elcrimen del comandanteGabaldón. Éste era un guardiacivil miembro de ese servicio, enel que se encargaba de losarchivos de la masonería y elcomunismo, que apareciómuerto en extrañascircunstancias nada más terminar

la guerra. El suceso fue señaladocomo un «crimen masónico».4

Arias es retratado por susenemigos como un tipo gris yrencoroso. También «unmediocre, un tipo cruel yciclotímico que guardaba haciaFranco una lealtad casi lírica,como sacada de una óperaromántica».5

23Guarida con nombre de

ave

La búsqueda de pisos francos noresulta tan fácil para los etarras.Los miembros no puedenpresentarse ni como estudiantesuniversitarios ni comotrabajadores. Como estudiantes,porque los arrendadoresdesconfían de ellos ya queorganizan muchas fiestas yprovocan desperfectos en las

viviendas. Y como trabajadores,porque pueden levantarsospechas ya que los miembrosdel comando no tienen previstocumplir un ritmo de vida conhorarios fijos. Por todo ello,necesitan presentarse ante lospropietarios de los pisos comoprofesionales liberales. Sedeciden por las profesiones deperitos y economistas.1

Los miembros ilegales de labanda se mueven por Madridcon total impunidad. Un díacenan al aire libre, en la terrazade la cafetería Morrison

Arapiles,2 en la glorieta deQuevedo; otro, en el Vip’s de lacalle Fuencarral. Y así, día trasdía, en multitud de restaurantes ybares. Se desenvuelven concierto relajo e, incluso, llegan ahacer comentarios sobre laincapacidad de las fuerzas deseguridad. El propio Argala,como le confiesa a Wilson, nolas tiene todas consigo. Para él,aquella bonanza le huele achamusquina.

—¿No crees que todo esto estáresultando demasiado fácil? Yate lo he comentado varias veces:

sigo con la mosca detrás de laoreja. ¿Dónde está la eficaz eimplacable Policía franquista?Además, algunos de los nuestrosse mueven como un elefante enuna cacharrería. Hay queextremar más las medidas deseguridad. Percibo mucho relajo.

Wilson asiente con la cabeza,pero prefiere tranquilizar a sucompañero en lugar de añadirmás hierro:

—No seas paranoico. Hemoscometido algunos fallos pero nopara llevarnos las manos a lacabeza. ¿Crees tú que alguien en

la Puerta del Sol3 puedeimaginarse que media docena demilitantes de ETA se mueven porMadrid para secuestrar aCarrero? ¡Es de locos! Por eselado, debes estar tranquilo. Esosí, creo que hay que controlar aAtxulo, está metiendo demasiadola pata. Es en una de las pocascosas que coincido con Ezkerra.

Cuando habla de Atxulo, serefiere a su compañero JavierMaría Larreategui, que en más deuna ocasión los ha situado alborde del abismo por sudesprecio a las medidas de

seguridad. Larreategui, deveintisiete años, es el miembrodel comando de mayor edad,pero el más irresponsable.Pertenece, como ellos, al FrenteMilitar de ETA, y vive en laclandestinidad desde 1969.Atxulo posee más experienciaque ellos como activista, perodesprecia las medidas deseguridad. Un sábado por lanoche, que salen a cenar alcentro de Madrid, se topa conunos conocidos de Bilbao. Otrodía tropieza en plena calle conJavier María Salutregi,4 un joven

vasco que estudia periodismo enMadrid y a quien conoce deBilbao. El problema es que supaisano está al tanto de lapertenencia de Atxulo a ETA.Además, el etarra le confiesa queestán preparando algo gordo enMadrid.

Es evidente que el nuevointegrante del comando despreciala clandestinidad o no estápreparado para ella. Resultasospechoso que lasindiscreciones, que corren elriesgo de traducirse enfiltraciones o delaciones, no

lleguen a los oídos de los milesde confidentes policiales queexisten en Madrid. Quizá una delas mayores barreras ideológicasdel Régimen: porteros, conserjes,serenos, guardas jurados,ordenanzas, ujieres, auxiliares,barrenderos, carteros,quiosqueros, estanqueros… Unalista interminable de actividadesmuy conectadas con lossindicatos verticales.

Para afrontar ladescoordinación antiterrorista, el9 de febrero, el Gobiernonombra al comisario José Sáinz

delegado especial del Ministeriode la Gobernación en la luchacontra ETA en Navarra y en lastres provincias del País Vasco.Pepe el Secreta pasa a dependerdirectamente del ministro y deldirector de la Seguridad, elcoronel Blanco, aunque tiene quedar cuenta de sus gestiones a losgobernadores civiles.

El nombramiento del azotepolicial de ETA enciende lasalarmas en el interior de labanda. A partir de ahora se van atener que enfrentar a un enemigomucho más poderoso y

preparado. La dirección de laorganización armada comienza asospechar de que la mirada delos infiltrados sigue de cerca suspasos. Se vuelve más exigente enel manejo de la información yredobla las medidas de seguridadpara detectar a los confidentes.Sabe que es la única manera depoder perpetrar sus planes en lacapital y otras acciones que hapuesto en marcha. Hatranscurrido poco tiempo desdeque ETA ha ampliado sumilitancia, cada vez másnumerosa, y la banda está

convencida de que a través de lanueva hornada de seguidores lehan colocado a los topos. Suoperatividad y eficacia hancrecido, pero también losmárgenes de riesgo.

En el Consejo de Ministros del2 de marzo, Franco sigueexteriorizando su preocupaciónpor ETA. En esta ocasión semuestra mucho más expeditivo,según un comentario que lerepite hasta tres veces al ministrode la Gobernación, TomásGaricano:

—No dude usted. Creo que si

fuera preciso las fuerzas deseguridad deberían entrar enterritorio francés para no dejarescapar a los cabecillas de ETA,a toda costa.

El Generalísimo se pronunciaenojado por la carencia deeficacia en las operacionesantiterroristas:

—Asombra la libertad demovimiento de que gozan losetarras. No se tropiezan con laGuardia Civil, ni con la PolicíaArmada, ni con los alcaldes nicon nadie. Se mueven comoPedro por su casa. La

organización defensiva nuestrano está a la altura de lascircunstancias. Los ciudadanosestán a merced de lacriminalidad.

Y no se equivoca el Caudillo.Los etarras siguen avanzando ensus planes expansivos. El 25 demarzo alquilan el piso de la calleMirlo, número 1, una estrechaarteria que confluye en lacarretera de Carabanchel aBoadilla del Monte, en el barriode Campamento. La vivienda, deciento treinta metros cuadrados,dispone de dos balcones desde

donde se divisa toda la Casa deCampo. Está en la letra C de laplanta doce. El inmueble, deconstrucción modesta, con lafachada de obra vista, se ubicaen un barrio de clase trabajadora,que les va a permitir pasardesapercibidos entre sus vecinos.Aunque en esta previsión seequivocan. Además, en suinterior pueden alojarse entrecuatro y cinco activistas.

La vivienda es espaciosa ymuy luminosa. Está amueblada ydispone de tres pequeñosdormitorios, cada uno con un

camastro, y un salón comedorcon un sofá cama. El salón,donde el comando fija su centrode operaciones en Madrid,dispone de varios sillones ymuebles de formica. Una ampliamesa les da un doble juego: lessirve para comer y comosuperficie donde extender losmapas de la capital y realizar susejercicios estratégicos. Una zonaversátil: comedor y base demando.5

El piso lo descubre GenovevaForest tras leer un anuncio en eld ia r io Ya, el periódico más

usado en aquellos días paraencontrar una vivienda dealquiler. A Wilson le tocaencabezar las negociaciones y esquien, finalmente, firma elcontrato con documentaciónfalsa a nombre de FranciscoRivera López. En el DNI figuracomo nacido en Valladolid perocon domicilio en Bilbao. De esamanera soluciona el problemadel acento vasco, algo queobsesiona a los terroristas. Elpiso es propiedad de ÁngelCuezva, un español residente enAlemania, a quien representa en

la firma del contrato su hermano.Los etarras se comprometen apagar durante el primer añomensualidades de ocho milpesetas, que al mismo tiemposirven de anticipo en lamodalidad «contrato con opciónde compra» y el resto, hastacubrir la cifra de un millón ymedio, en el segundo año. Pocole importa a Wilson suscribir eseacuerdo o cualquier otro, porqueen unos meses habrá cumplidosu misión y regresado a Francia.

La vivienda está apartada delcentro, como han pedido los

terroristas a Eva Forest. El hechode estar ubicado en un barrio alas afueras de la capital les apartadel riesgo urbano, pero le sumaotro peligro, el de loscomentarios de su reducidovecindario. Desde el primer díaen que el comando comienza afrecuentar los bares y las tiendasdel barrio, pronto pasan a serconocidos en la zona como «losvascos». Algunos, incluso, enplan de broma, los llaman «losde la ETA». Algo que pone lospelos de punta a los miembrosdel comando. Si supieran cuáles

son los cometidos de aquellosjóvenes comprenderían que noestán para ese tipo de bromas.

Los activistas de ETA seintegran en la vida del barriocomo el resto del vecindario. Laportera Isabel Díaz Plaza, quetrabaja en el inmueble desdehace seis años, mantiene unabuena relación con los jóvenes yasí se lo hace saber a una vecinaque le pregunta por ellos:

—Hacen una vida muy casera.Salen por la mañana temprano,vuelven a la hora del almuerzo yluego ya no suelen salir, excepto

a tomar algo por los bares delbarrio.

Los etarras compran a diariovarios periódicos de la prensamadrileña y algún que otrorotativo vasco en los quioscosdel centro de la capital. Y cuandono, los leen en las decenas decafeterías a las que concurrenpara desayunar o comer.Generalmente, suelen leer el ABCy el Ya. También suele caer ensus manos Pueblo y Arriba paraseguir de cerca el «espíritu delRégimen», como suele comentarWilson, siempre con su sentido

del humor tan british.Argala devora los artículos de

fondo de los columnistas deldiario monárquico ABC. Lellama la atención uno titulado«La generación del silencio»,firmado por un tal Luis MaríaAnson, que además figura en lamancheta del diario comosubdirector. El etarra desconoceque Anson pertenece al Consejode don Juan, el padre del rey, yque defiende la restauración dela Monarquía en España.

Al líder del comando etarra lesuscitan curiosidad los

planteamientos del periodista,que habla de la existencia de trescategorías de generaciones deespañoles: la de la guerra, la delsilencio y la novísima. Laprimera está formada por losmayores de cincuenta años y susmiembros son quienes ostentanel verdadero poder del Régimen.Según Anson, «derrochóheroísmo, derramó muchasangre generosa, se encaró a lamuerte por nobilísimos ideales ypeleó con el patriotismoenroscado a las entrañas paraevitar el desplazamiento de la

España herida…». Y sigue: «Escierto que con los años, algunos,los menos, olvidaron el cieloraso para preocuparse más de losfestines y los restos desabridosdel banquete».

Sobre los miembros de lageneración del silencio y eldebate sobre la participacióndemocrática, apunta que«prefiere callar, dentro de la ley,antes que, fuera de ella, elegir laclandestinidad», propugnandouna evolución de las leyesconstitucionales y los principiosdel Movimiento, frente a la

generación «novísima», queprefiere la protesta y «larevolución radical».6

A Argala, que saborea un cafécon churros en el bar Chiquito,muy próximo a la iglesia de SanFrancisco de Borja, donde juntoa Wilson sigue con lasvigilancias, le choca ese lenguajeperiodístico tan críptico instaladoen el franquismo. Conformeavanza en la lectura del artículolo comenta con su compañero decomando:

—Kepa, creo que se haolvidado de nuestra generación

de vascos. La cuarta. La de losrevolucionarios que no nosconformamos con la protesta yreivindicamos la lucha armada.Tanta palabrería para ocultar laviolencia de la Dictadura y delpoder institucional, que somete aun pueblo con la censura y larepresión.

24Tras la pista del

comando

El primero de marzo Carreropresenta su informe político alConsejo Nacional delMovimiento. Sus palabras, quedenotan una influencia de lamarca Fernández-Miranda,vienen a constatar que lasreformas no están tan cercacomo creían algunos miembrosdel Gobierno. El almirante se

muestra contundente en torno alos principios del Régimen enese tono apocalíptico que deslizaen sus discursos: «Hay quecomenzar eliminando todoenmascaramiento de partidismodisgregador, para poder abordarcon decisión y sinceridad elrefuerzo de la auténticaparticipación… El Gobiernoproclama la necesidad de evitarcon el mayor rigor todo intentode institucionalizar la disensión,la negociación y la discrepanciade las normas permanentes yconstantes, lo cual obliga

claramente a no aceptarorganizaciones autónomas comoinstrumento minoritario para laconquista del poder».

El mensaje del vicepresidentedel Gobierno supone un golpecertero a quienes defienden elproyecto del asociacionismopolítico.

Una sección del ConsejoNacional, presidida por UtreraMolina, elabora un amplioinforme sobre la situación de lajuventud española. Una de lasmayores preocupaciones deCarrero en la dirección de que se

está alejando de los principios dela Cruzada. El informe escontundente: «Los ideales quehicieron nacer el nuevo Estadono se han desarrollado en losjóvenes universitariosespañoles».1

Pero cada día que transcurre,al vicepresidente se le notamucho más cansado. Como lesucede a su mentor, atraviesa unagotamiento mental y físico, y asíse lo hace saber a su confesor,Laureano López Rodó:

—Los años pasan. Estoycansado y tengo la cabeza como

un bombo.Carrero ve fantasmas por

todas las esquinas. A losmasones y los comunistas, añadecomo enemigos a los demócrata-cristianos, a un sector deFalange, al entorno de don Juan,a varios militares y a losintelectuales. ¿Se olvida de ETA?

El 20 de marzo, el tenientecoronel San Martín remite aCarrero un dossier sobre lasituación de la banda terrorista.El jefe del SECED se queja unavez más de la ausencia de planescoordinados, de medios, de un

mando conjunto y de lainoperancia de los controles detráfico de la Guardia Civil en elPaís Vasco. Y pide al almiranteque se adopten medidas cuantoantes.

Carrero pasa la mayoría de sutiempo encerrado en sudespacho, revisando papeles oredactando informes. Nunca se leha visto tan aislado. Tiene unaexcelente salud y ello contribuyea afrontar la crisis que atraviesasu Gobierno. Franco debe cuantoantes resolver esa situación dedescomposición. Hay ministros

que no se hablan y unos pocosque aspiran a un cambio detimón al frente del Ejecutivo. Elalmirante saca de un cajón unacarpeta azul con los sellos de«RESERVADO» y «SECRETO». Extraeunos folios mecanografiados einicia una lenta lectura, de la quehace anotaciones en una libreta.El entrecejo de Carrero delataque no le gusta lo que le cuentasu amigo San Martín: «Los éxitosque se habían logrado con ladetención reciente de activistasde ETA y la recuperación de lagran parte de los explosivos

sustraídos en su día, en la zonade Hernani, pudieran inducir amostrarse optimistas respecto ala evolución de losacontecimientos en la regiónnorteña. Hay que salir al paso decualquier versión triunfalista, noya sobre la situación delmomento sino sobre el futuro,máxime si hay factores técnicos ymorales que incidennegativamente sobre la eficaciaen la lucha contra el terrorismo yel separatismo».

La indignación del almiranteaumenta conforme avanza en su

lectura. Se entera de que elcomando que ha secuestrado aZabala ha logrado sortear trescontroles de la Guardia Civil ylos secuestradores de Huarte hancruzado sin problemas por otrostantos. Su subordinado leinforma de que esos controlescarecían de barreras y de focosluminosos y que los agentes tansólo se auxiliaban con unapequeña linterna. Y lo mássangrante: el robo de trestoneladas de explosivos nuncahabría podido perpetrarse siGobernación hubiera puesto en

marcha un plan de control dedinamita en las minas y canteras.

La carpeta contiene otroinforme realizado por el SECEDsobre las ikastolas en las que yacursan estudios unos veinte milniños vascos. Carrero no puededisimular que le enerva lo queestá leyendo: «A través de lasikastolas pretenden laeuskarización del País Vasco,una manera de distanciarse ydistinguirse de España paraalcanzar la plena independencia».

El almirante extrae del mismocajón otro informe

gubernamental,2 que resulta aúnmás crítico sobre la eficacia delas fuerzas de seguridad. Lo leecon preocupación y se detiene enun párrafo demoledor: «LaPolicía dispone de menosautomóviles que la ETA y hastaencuentra dificultades paraconseguir autorización para eluso de matrículas usadas. Losmedios de comunicación sonmuy defectuosos y faltandispositivos de seguridad y decomunicación rápida».

Y el jefe del SECED insiste ensus nefastas valoraciones: «No

hay unidad de mando ni entre laPolicía y la Guardia Civil, nisiquiera entre cualquiera de estoscuerpos en cada una de lasprovincias afectadas por elproblema».

Y la realidad es tozuda. Cadavez más, ETA provoca unamayor alarma social con mayorasiduidad. Como en esta ocasión:tres jóvenes gallegos —JoséHumberto Fouz, Jorge JuanGarcía Carneiro y FernandoQuiroga Veiga— que trabajan enIrún cruzan la frontera para pasarun día en San Juan de Luz, pero

nunca regresan.3 ETA losconfunde con policías españolesde paisano y los asesina a sangrefría. En la masacre estánimplicados Manuel MaríaGarmendia Zubiarrain y TomásPérez Revilla, uno de loshistóricos de la banda terrorista.Sus restos nunca sonencontrados.

El almirante sigue sinpercatarse de que se enfrenta aun nuevo enemigo del Estado. Lainseguridad ya no se limita a losmasones y a los rojos. Esaamenaza que le llega desde el

norte puede desestabilizar alEstado central, pero Carrerocomete el error de minusvalorarsu potencial. Su contribución esdefinitiva, sobre todo, porque lasmedidas para aportar eficacia a lalucha antiterrorista dependenpersonalmente de él.

Y ahora más que nunca, conFranco postrado por suenfermedad, el poder seconcentra en esas cuatro paredesde su despacho en el palacio deVillamejor. En el último desfilede la Victoria el Caudillo hadado muestras de cansancio,

incluso ha tenido que apoyarseen un sillín para mantenerse enpie. Pero ése no es el problemamás importante: Francocomienza a despreocuparse delas cuestiones de Estado.4

Carrero, la eminencia gris delCaudillo, que acaba de cumplirsetenta años, treinta de ellosjunto a su valedor, comosecretario y consejero, ante laausencia mental del fundador delRégimen, se convierte en el guíade los designios de España. Hadejado de ser el jefe del EstadoMayor de El Pardo para disponer

de una cierta autonomía, aunquela ambición no sea uno de susatributos.

Sin embargo, el almirante, quecarece de la habilidad política ydel caudillaje de Franco, se niegaa admitir lo que está pasando enel País Vasco. Sus dioptríaspolíticas acerca de la capacidadde ETA motivan que no restañealgunos de los fallos del sistema,a pesar de que los expertos se loreclamen.

El ministro López Rodó yTorcuato Fernández-Miranda sereúnen más de una hora con el

futuro monarca en La Zarzuela.5

Insisten en la imperiosanecesidad de que se aborde uncambio de Gobierno y hablan delas asociaciones políticas, paracuya discusión Franco ha dadoluz verde al Consejo Nacional.

En España en aquellosmomentos existen 336asociaciones inscritas en laDelegación Nacional de AcciónPolítica y Participación. De esacantidad, 179 pertenecen aexcombatientes nacionales de laGuerra Civil, de la DivisiónAzul, del Frente de Juventudes y

de las Hermandades de losTercios Requetés y de AlférecesProvisionales, entre otros.Además, el órgano que controlay regentaba el registro pertenecea la Secretaría General delMovimiento. Pero ésas no sonlas únicas asociaciones a las queaspiran el príncipe y el sectormás liberal del Ejecutivo. InclusoCarrero, pero con muchas máslimitaciones.

Sin embargo, el almirante semueve en otra onda. Su misiónes ir cerrando frentes. Por esollama a Manuel Fraga, con quien

mantiene una tensa relación porla posición reformista delpolítico gallego. El almirante yaconoce que Franco lo va anombrar presidente y le hace unaoferta política a quien ya hadesempeñado la cartera deInformación y Turismo.

—Manuel, quiero que seaprocurador en Cortes. Francoestá de acuerdo —le confiesaCarrero a Fraga.

—Se lo agradezco, pero suofrecimiento creo que esincompatible con mis postuladosreformistas. No puedo aceptar.

Carrero lo escucha condetenimiento y le espeta:

—Usted bien sabe que yotambién deseo introducircambios pero, ya lo hemoshablado en otras ocasiones,dentro de unos límites muyestrechos.6

El almirante se muestrasincero. Sigue cerrado en bandasobre la creación de asociacionespolíticas, quizá influido por lapostura negativa del Caudillo. Ytampoco confunde con pañoscalientes a sus ministros másreformistas, como en esta

conversación con LaureanoLópez Rodó.

—No tiene ningún sentidopedir más participación. En lospaíses con partidos políticos sólola hay cuando los ciudadanosacuden a las urnas. Las Cortesson el órgano de participacióndel pueblo español y representana la nación entera. Todo españolque quiera puede presentarse aprocurador y opinar libremente,sin estar sujeto a la disciplina deun partido.

López Rodó, en cambio,insiste en la conveniencia de

desarrollar algunos aspectos dela Ley Orgánica del Estado, en laque se contemple la participaciónde los ciudadanos.

—También hay que valorar elpapel de la opinión pública comosucede en otros sistemaspolíticos.

El almirante corta de raíz losargumentos de su ministrocuando se refiere al contraste depareceres que, según él,prevalece a través deasociacionismo.

—¿La opinión pública? ¡Ahíradica el problema! ¿Qué es la

opinión pública? ¿Acaso esopinión pública lo que dice laprensa? La prensa dice lo quequieren sus dueños. Losperiodistas pretenden ser el ecode la opinión, pero en realidadson ellos los que la fabrican. 7

Por su parte, Argala sigue consu costumbre diaria de leer laprensa madrileña, la misma quedetesta el vicepresidente.Principalmente, se detiene en losdiarios más influyentes delRégimen. El 1 de abril, elaniversario de la Victoria,mientras desayuna en una

cafetería del barrio deCampamento, hojea el diarioArriba, que pone el punto demira en los nuevos enemigos delMovimiento: «Los enemigos yano son quienes derrotamos hacetiempo y que ya es sólo literaturamás o menos resentida, sino loque con mucha autoridad se hacalificado de nuestros demoniosfamiliares».

Los miembros del comandosuelen pasar muchas horas en lacafetería Domaica, en la mismacalle Mirlo, que lleva pocotiempo abierta. Ese día se les

nota jubilosos: Amaya yMocedades, el grupo de Bilbao,han logrado el segundo puestoen el Festival de Eurovisión, atan sólo cuatro puntos de lacanción ganadora deLuxemburgo. El dueño delestablecimiento, JavierDomaicas, también vasco denacimiento, se fija en que uno deellos —desconoce que se llamaJosé Ignacio Abaitúa Gomeza—lleva tatuado el número 13 en sumano izquierda, entre los dedospulgar e índice.8

—Esos tatuajes se ven poco

por aquí —le comenta elbarman.

Marquín le quita importanciaal asunto:

—Es un recuerdo. Una tonteríade juventud.

Pero su marcado acento vascodelata su procedencia.

La anécdota no pasadesapercibida para un guardiacivil que está destinado en elservicio de información de la 111Comandancia y reside, comoellos, en el barrio. Cuando losetarras abandonan el bar, lepregunta a uno de los

empleados.—¿Estos tíos de dónde han

salido?El camarero, que conoce a

todo el vecindario, contesta sindarle apenas importancia a lapregunta:

—Son buena gente. Llevanunos días en el barrio. Sonvascos. Unos trabajan y otrosestudian.

El agente de la Beneméritaque, como destacan las normasescritas por el duque deAhumada en la Cartilla delGuardia Civil, nunca deja de

estar de servicio, se interesa poraquellos jóvenes vascos que sereúnen en el establecimiento parajugar al mus. Inicia por su cuentauna investigación y, como suelenhacer los guardias de base, sepatea toda la calle. Habla con elportero de Mirlo, número 1, losvecinos del edificio, loscamareros de los bares, la cajeradel supermercado y losdependientes de algunas tiendas,como la panadería y la tintorería.

Otro día se sienta cerca de lamesa que ocupan en el bar ycomprueba cómo se les escapan

algunas palabras en vasco.¡Imperdonable! Sobre todo enuna época en la que en Madrid eluso del vascuence va unido a lacondición de separatista.

—Son gente un poco rara.Muy suya. Desaparecen yaparecen durante días sinninguna explicación. Nuncacuentan nada de sus vidas —lecomenta el portero de uno de losinmuebles próximos.

El de Mirlo habla bien deellos:

—Son buenos pagadores.Nunca se retrasan en la

mensualidad.Con los datos acumulados, el

agente elabora un informe, hablacon su superior, un capitán delservicio de información, yambos se presentan en eldespacho del jefe de laComandancia de Madrid, elteniente coronel FranciscoAguado. Éste lee con atenciónlas sospechas que susubordinado recoge en unascuartillas, Y al mando delinstituto armado también se ledespierta la curiosidad. Detectaalgo extraño en el

comportamiento de aquellosjóvenes.9

—Resulta un poco raro queunos estudiantes universitarios sebusquen una vivienda tan alejadadel campus y de la zona debullicio estudiantil. No mecuadra porque pagan por esavivienda la misma cantidad queen la zona de Princesa o CuatroCaminos. Extraño. Muy extraño.Creo que hay que pasar a laacción.

—Deberíamos iniciar unavigilancia y hacerles unseguimiento —le sugiere el

capitán.—No, todavía no. No nos

precipitemos. No vale la penaarriesgarse. De momento, conecharle un vistazo al interior delpiso nos basta. Esa inspecciónnos dirá si hay que seguir o no.Que el portero os diga cuál es lamejor hora para efectuar unapenetración.

El agente se adelanta a sucapitán y toma la palabra:

—Mi teniente coronel, ya hehablado con el portero y me diceque suelen estar todas lasmañanas fuera del piso. Él tiene

una copia de las llaves de lavivienda. No necesitamos ni alcerrajero.

El jefe se queda mirándolo, segira y se dirige al capitán:

—De momento, no hagannada hasta recibir nuevasórdenes. Y no hablen de ello connadie. Lo que aquí se ha dicho,que no salga de este despacho.Podemos estar ante algo muyserio. Pueden retirarse.

Pero el teniente coronelAguado pronto se da cuenta deque aquello lo supera. Le tocapasar por una experiencia jamás

vivida desde que está destinadoen la Comandancia. Traslada sussospechas a la superioridad, perorecibe instrucciones desde laDirección de que se quedequieto. Lo que para él aparentaser, a todas luces, una operaciónrutinaria, como cientos de otrasanteriores, se complica demanera extraña. Por víatelefónica, algo inusual en lalínea de mando, sus jefes leordenan que no se mueva. Quesuspenda el servicio y no entreen el piso. Sin más explicacionesni razones.

—Aguado. Sin preguntas. Laorden viene de muy arriba. Nopuedo decirte nada más. Yasabes cómo funciona esto. Ladisciplina obliga —le conmina susuperior.10

Una vez más, la providenciasalva al comando Txikia de serdesarticulado. Una somerainspección del equipo delservicio de información de la 111Comandancia de Madrid habríasido suficiente para dar con laspruebas necesarias quedemostrarían que en el piso oncede la calle Mirlo, número 1, se

cocía algo grave. Los terroristas,previendo cualquier rastreopolicial, ocultan todos losdocumentos en el interior de lascajas donde se acoplan lostambores metálicos de laspersianas. Allí esconden losplanos con el recorrido deCarrero y un mapa con lalocalización de todas lascomisarías madrileñas.11

Quizá es el peor momento porel que atraviesa el comando enMadrid y sin que sus integrantesse percaten de ello. La recogidade huellas dactilares en botellas y

en vasos y platos de cristal de lacasa habría conducido a laGuardia Civil a la verdaderaidentidad de sus inquilinos,todos fichados por la Policía.

Pero los etarras siguen con surutina diaria y no perciben elpeligro. Tal es el grado deintegración del comando en labarriada que se llega a comentarque uno de ellos mantiene unarelación sentimental conAntonia, una joven soltera quetrabaja en la lavandería. Se les vejuntos tomando una copa en lacafetería Domaica.

El portero de Mirlo, número 1,tampoco reacciona alarmadoporque presupone que laspreguntas inquisitorias delguardia civil se deben a una falsaalarma y sus inquilinos son gentecorriente.

Una vez resuelto el asunto deldomicilio principal del comando,que se convierte además en labase de operaciones, losterroristas necesitan con urgenciaotra vivienda que sirva de cárceldel pueblo,12 en su argot, paraocultar a Carrero. Pero esehabitáculo, por cuestiones de

operatividad, debe estar ubicadoen las proximidades de la iglesiade los Jesuitas de la calleSerrano.

Wilson extiende sobre la mesaun plano a escala de Madrid,colocan la punta de un tiralíneasencima del templo y traza uncírculo de medio kilómetro deradio. Se queda mirando a suscompañeros y les dice:

—Ésa es la zona ideal parabuscar el local que sirva decárcel. Preferentemente, uncomercio en un bajo para podersocavar el zulo.

Argala observa con atenciónel interior del círculo trazadosobre el mapa y con un lápizmarca la zona del SantiagoBernabéu.

—Prefiero este barrio. Tienenivel, vive gente joven, muchosextranjeros y es donde podemospasar desapercibidos másfácilmente.

Y no le falta razón; es unazona comercial y residencial aambos lados de la avenida delGeneralísimo y del paseo de laCastellana.

En la vivienda de la calle Mirlo

se aloja todo el comando que, enese momento, está formado porcuatro activistas: Wilson, Argala,Atxulo y Kiskur.

Wilson se hace pasar porperito montador sin horario fijo,por lo que puede entrar y salir decasa a la hora que quiera sinlevantar sospechas.

Argala pasa por ser uneconomista que trabaja para elBanco de Bilbao, pero que acabade ser destinado de la capitalvizcaína a Madrid para realizarunos cursillos de investigaciónde mercados. Es una media

verdad pues, efectivamente, eletarra ha trabajado conanterioridad en la sede central deese banco junto a la ría bilbaína.

Atxulo se busca la tapadera deperito industrial, que trabaja parael Ministerio de Industria. Segúnsu versión, en casa realiza planosque le encargan desde eldepartamento ministerial.

Y Kiskur adopta el papel deestudiante que prepara una tesispara presentarse a unasoposiciones.

Son las coartadas perfectas porsi algún vecino o el portero de la

finca les preguntan. Tambiénadoptan todo tipo deprecauciones cuando se muevenpor el barrio, en comercios obares. Dan la imagen de gentecon oficio y acomodada, aunquela interpretación de esos papelesno les resulta nada fácil. Todosellos han crecido en pequeñaslocalidades vascas, apenas hansalido de Euskadi y sólo se hanrelacionado con gente de laorganización. Además, se venobligados a cambiar devestimenta y hasta mudar de piel.Su marcado acento vasco delata

su procedencia. Están hartos deque los graciosos siganpreguntándoles si son «de laETA».

El comando tiene diseñado elplan de secuestro pero continúatrabajando en otros frentes. Paraellos, Madrid sigue siendo unpozo sin fondo en la obtenciónde medios para la banda.Acopian para otras misionesmaterial de artes gráficas, comotintas, sellos, papel… Todo loindispensable para lafalsificación de documentos.Todo ese equipo es impensable

poderlo adquirir en Bilbao o SanSebastián sin levantar sospechasde los vendedores.

Los etarras se hacen con unsinfín de esposas, indispensablespara los secuestros, queadquieren en una tienda próximaa la Puerta del Sol, especializadaen artículos policiales. Bientrajeados, se presentan ante eldependiente y le piden unasesposas. Éste les exige quemuestren la placa de policíapero, ante la contestación de queno la llevan encima, les reclamael número de identificación de

agente. Contestan que no seacuerdan y el dependiente,finalmente, se conforma con laexhibición de un DNI. Asíconsiguen comprar las esposas.Sin más. Con un documento —por supuesto falso— quedeposita sobre el mostradorArgala.

Pero los terroristas no se dancuenta de que no están solos enla tienda. En uno de losextremos, un policía de paisano,que por su edad e indumentariaaparenta ser más un jovenuniversitario, se mantiene

apartado del mostrador pero nopierde el hilo de la conversación.Cuando los etarras abandonan ellocal los sigue a distancia y vecómo se les acercan otrosjóvenes. Aquello le suscita todaclase de sospechas. Estáconvencido de que forman partede un grupo de malhechores oson activistas de la extremaizquierda. Los sigue hasta unbarrio de la periferia de Madrid,cerca de la Casa de Campo y,desde el teléfono de un barpróximo, pide refuerzos a su jefecuando comprueba que todos

ellos ingresan en un mismodomicilio. Al cabo de unosminutos, recibe respuesta:

—Quédate quieto. Eso es cosade los servicios secretos.

En otra ocasión, un agente delos servicios de información dela Policía reconoce a variosetarras en una cafetería deMadrid. No pierde ni un minuto.Llama desde una cabina a su jefey éste lo tranquiliza:

—No te preocupes. Sigue turutina. Están controlados.13

25«María Cristina mequiere gobernar»

La unidad de acción en lamaquinaria etarra contrasta conlas divergencias en elfranquismo. Un incidente entreTorcuato Fernández-Miranda yAdolfo Suárez en los pasillos delCongreso confirma laindisposición de algunos sectorescon las políticas de Carrero.

Fernández-Miranda se cruza

con Suárez, entonces director deTelevisión Española y uno de losniños mimados del almirante, sesaludan y el viejo político, sinvenir a cuento, le dice con ciertasorna:

—En Asturias después de laguerra se cantaba una canciónque decía: «María Cristina mequiere gobernar». Y yo no medejo gobernar por nadie más quepor el Caudillo, que lo sepas.

Suárez, siempre ágil en susrespuestas, le contesta:

—Pues yo me dejo gobernarpor el Caudillo, por el Príncipe y

por el Almirante.Torcuato, contrariado, como si

le hubieran quitado la cartera, aél que tiene fama de ser el oradorcon el estilete más afilado delfranquismo, le replica:

—Bueno, yo tambiénobedezco a estas tres personas,pero a nadie más. Ya puedesdecirlo por ahí.

Suárez gesticula con loshombros, carraspea y vuelve asuperar en ingenio al númerouno de la oratoria. Responde consequedad:

—Sigo sin entender nada. No

sé a qué viene eso. Supongo queno querrás que el telediario delas tres de la tarde diga que elministro secretario general delMovimiento no se deja gobernar.

El procurador FranciscoLabadie Otermin sigue de cerca,como testigo mudo, el cruce depalabras entre ambosmandatarios del Régimen, sinllegar a entender qué sucede.

El incidente queda ahí, pero alfinalizar la sesión matinal de lasCortes, Torcuato invita a Suáreza pasar al despacho delpresidente Rodríguez de

Valcárcel. El asturiano seesfuerza en puntualizar susinsinuaciones:

—Adolfo, no quiero que memalinterpretes. Quiero aclarartemis palabras. Cuando te digo queno me dejo gobernar va por elSan Martín y pretendo que, através de Labadie, le llegue laonda.1

Fernández-Miranda se refiere aEduardo San Martín. Como elresto de los políticos, sospechaque el jefe del SECED disponede un archivo con las fichas detodos ellos en las que se anotan

todas las miserias del Régimenfranquista.

El secretario general delMovimiento, don Torcuato, noanda mal encaminado. En esasfechas, un informe de la antenade la CIA en Madrid alerta aWashington de que el almirantedispone de un servicio deespionaje —el SECED— quevigila hasta los militares delGobierno que él controla. Segúnla CIA, Carrero «tiene un brazode inteligencia propio» parasupervisar la pureza ideológicade políticos y funcionarios.2

Los agentes de Estados Unidosseñalan que el SECED cuenta enaquellos días con doscientosfuncionarios y cinco milcolaboradores y está dividido entres secciones: «Una se ocupa delos funcionarios de nivelsuperior, incluyendo losministros; otra de los de nivelintermedio, y una tercera unidades la administrativa. San Martín,ahora teniente coronel, tiene elrango de director general en laPresidencia y él y sus agenteshan logrado introducirse conéxito en el Ministerio de

Información, en el MovimientoNacional y en el Ministerio deEducación».

Los espías de la Embajadadestacan que los hombres de SanMartín no han logradointroducirse en la Guardia Civilni en la Dirección General deSeguridad del Ministerio delInterior, donde el coronel Blancolos mantiene alejados de laPolicía y del problema vasco,que él asume bajo suresponsabilidad. La CIA señalaque los tres pilares de laseguridad en España son San

Martín, el coronel Blanco y elgeneral Iniesta.

26La impunidad de los

asesinos

Mientras el SECED se dedica ainvestigar a los suyos, la bandase consolida en la capital. Sóloles queda construir la cárcel delpueblo para ocultar alsecuestrado. La operación decompraventa recae en Ezkerra,que se entera en un anuncio deprensa de la venta de una tiendade ropa en las proximidades del

estadio Santiago Bernabéu, en lacalle Padre Damián, número 18,un lugar perfecto para perforar elsubsuelo.

El jefe del comando, una vezmás, como el resto de suscompañeros, se esfuerza pordifuminar su pronunciado acentovasco. La propietaria del local,que asiste a la entrevistaacompañada de su hermano, encambio cree haber dado con laprocedencia del supuestocomerciante.

—Habla como los de SanSebastián. ¿Usted es vasco, no?

¿Qué casualidad? Yo tengofamilia allí.

Ezkerra se pone nervioso. Unavez más con el cuento del acentovasco. Y eso que se esfuerzacada día en ocultarlo. Lepreocupa porque el carnet deidentidad que ha facilitado pararedactar el contrato de alquilerpone que ha nacido en Valencia.

—Que no, señora. Que ya selo he dicho. Soy de Valencia.

—Pues no lo parece. Juraríaque habla como los de SanSebastián.

Sea como fuere, el comando

necesita una vivienda o unatienda1 en una zona residencialde Madrid para socavar un zulodonde esconder a Carrero.Ezkerra, su esposa MaríaRosario Lasa, María EsperanzaGoikoetxea,2 Pedro Ereño,Pelos, que se hace pasar poresposo de la anterior, Wilson y elalbañil Antonio Durán Velascoparticipan en ese operativo.3

La banda paga quinientas milpesetas en concepto de traspasoy por el stock de artículos quereposan en el almacén. La mujerde Ezkerra usa un documento de

identidad fraudulento que hasido falsificado unos días antesen el piso de la calle Mirlo. Lasgestiones, que ocupan la mañanay la tarde del sábado 26 de mayo,se entablan con el abogadoFernando Carratalá, el hijo delpropietario del local.4

Los falsos comerciantes leentregan ciento diez mil pesetascomo anticipo, y paracumplimentar el contratofacilitan como domicilio dereferencia un piso del paseo de laHabana, que acaban de contratarcon un alquiler de doce mil

pesetas al mes. Pero hastaentonces, las dos parejas sehospedan, por espacio de tresdías, en una pensión de la calleDoctor Esquerdo, muy cerca dela avenida del Mediterráneo.

Sin embargo, cuando todo estánegociado y acordado, sucede unimprevisto. El comando seenfrenta al primer revésimportante desde su llegada aMadrid, que le obliga a retrasarel secuestro y a modificar susplanes. Unos cacos entran demadrugada a robar en elcomercio. El sereno los descubre

y se acerca al inmueble. Losladrones se ponen nerviosos,efectúan varios disparos al aire ysalen corriendo de la escena delcrimen. Al menos ésa es laversión oficial que da el sereno yque se recoge en el atestado de laPolicía. Pero ¿son realmenteladrones quienes pretendenentrar en el comercio etarra? ¿Ose debe a una operaciónencubierta de los serviciossecretos o de la Policía?

Tras el revuelo provocado enel inmueble por el atraco fallido,los vecinos avisan a la

propietaria del local. Ésta intentalocalizar sin éxito a los etarras,que ya han alquilado el inmueblee incluso han trasladadopaquetes y enseres, en ladirección que le han facilitado enel paseo de la Habana.Entretanto, presenta unadenuncia ante la Policía, pero enla comisaría le dicen que losdenunciantes deben ser losnuevos inquilinos.

En medio de tal desbarajuste,Ezkerra, su esposa y el resto delos etarras se presentan en latienda, sin tener conocimiento de

lo que ha sucedido la nocheanterior. Se encuentran la puertadel local abierta, lo que lesprovoca cierto desconcierto. Lasituación empeora cuando,minutos después, undesconocido pregunta por ellosdando voces desde la entrada.Ezkerra se alarma y un escalofríorecorre todo su cuerpo desde lospies hasta la cabeza. Él y suscompañeros permaneceninmóviles en la trastienda parano ser descubiertos.

El jefe de la banda decide queZigor y el albañil Durán Velasco

den la cara. Es la única forma deenterarse de lo que sucede. Elvisitante es un vecino que lesinforma de lo sucedido y lescomenta que tienen quepresentarse en comisaría. Anteesa tesitura, deciden deinmediato abandonar el local,que ha quedado quemado aligual que el piso del paseo de laHabana, y poner los pies enpolvorosa. El contratiempo lesobliga a aplazar el secuestro almenos un par de semanas hastaque consigan una nueva jaula.

La mujer de Ezkerra habla con

la propietaria para recuperarparte del dinero invertido. Lallama por teléfono desde unacabina y le pide que le devuelvala fianza de dos meses. Lapropietaria se niega tajantementey le replica:

—Si quieren ustedes irsepueden marcharse cuando les déla gana, pero la fianza me laquedo yo. Es un problema deustedes. No mío. Para eso estánlas fianzas.

Ante tanta rotundidad, la únicareacción posible por parte de losetarras es renunciar al dinero

adelantado. ¿Qué más puedenhacer unos ilegales yclandestinos? ¿Presentar unadenuncia por estafa?, leargumenta, más tarde, Wilson aArgala.

Si las operaciones paraconseguir propiedades en Madridacarrean un peligro añadido,moverse por la capital sin serdescubiertos es otra aventuradiaria. A veces hasta un riesgoextremo. En más de una ocasióntropiezan con conocidos deBilbao que ponen en peligro laoperación. Por ello deciden

cambiar los lugares de cita.Saben que, una vez secuestradoel almirante, la Policía va adesarrollar fuertes redadas entrelos círculos universitarios deizquierdas. Cualquier deslizpuede poner en peligro laoperación. La solución másrecomendable es relacionarse lomenos posible con los vascosque vivan en Madrid. Y ni aunasí. Un día, Argala se cruza conun paisano de Bilbao y tiene quequitárselo de encima con todotipo de disculpas.

Otro de los riesgos que deben

evitar es la curiosidad de losporteros de las fincas queactuaban como espías. Losetarras conocen que muchos deellos son o han sido policías yejercen como confidentes de lasfuerzas de seguridad. Además,los etarras están aleccionados porForest. Ya les ha avisado de queno se fíen de los porteros y delos serenos. Argala en ciertaocasión descubre a uno de ellosvigilándole desde la portería conlas luces apagadas. Lo detectapor la muesca de un cigarrilloque fuma en la penumbra.

A todo ello hay que añadir losaccidentes y percances, quepueden poner en peligro mesesde trabajo. Es lo que le sucede enabril a Atxulo. Los etarrascompran unas pistolas de gas deaire comprimido para hacerprácticas de tiro en las zonasdespobladas de Aluche. AAtxulo, el más torpe del grupo,se le escapa un tiro y se leincrusta un balín en la mano. Laherida no es grave ni sangrademasiado, pero corre el riesgode infectarse si no se cura atiempo. El comando se ve

impotente ante esta situación. Nosólo no conocen a nadie enMadrid sino que además están demanera clandestina. No puedenir ni a hospitales ni a centros desalud. La solución es viajar a SanSebastián en busca de unsanitario amigo.

Pero ése no es el único errord e Atxulo. Los etarras, comohace tanto calor en Madrid, quesoporta uno de los veranos mástórridos de la década, vanvestidos con camisas. Si quierenpasearse por Madrid armados,tienen que hacerlo portando un

bolso de mano. Eso provocamuchos olvidos en los bares yrestaurantes. Generalmente, antesde salir del local se percatan desu ausencia y vuelven a retirar elarma. Menos en una ocasión enla que Atxulo tarda en regresar ala barra y comprueba que subolso de mano ha desaparecido.Pregunta al camarero y éste lecontesta que lo guarda él. Mete lamano en un cajón de detrás delmostrador y se lo acerca, sinpoder evitar un comentario decomplicidad.

—Pesa un montón. A saber lo

que lleva dentro…Atxulo se queda cortado sin

saber cómo reaccionar. Sólo sele ocurre decir:

—Ya se lo imaginará usted.Está convencido de que el

camarero lo ha abierto y ha vistosu Parabellum, un calibre depistola que sólo usa ETA.

—No se preocupe. Sé que estáen buenas manos. Pero llevecuidado que no caiga en manosde los malos.

El barman confunde a Atxulocon un policía secreta de servicioy no le da mayor importancia.

Pero ¿y el etarra y sus colegas?¿No es suficiente un incidente deese calibre para abortar unaoperación? Sin embargo ETA nodesiste y continúa con susplanes.

¿Y los agentes de paisano de laPolítico-Social? La temibleSecreta de la Puerta del Sol.¿Dónde están?

Eso se pregunta tambiénWilson5 y lo comenta con suscompañeros de piso:

—Esto no es normal.El miembro del comando

sigue preocupado por tanta

tranquilidad.—Hemos cometido una

cadena de errores y nadie nos dael alto. Va a ser cierto que a lospolis sólo les preocupan losuniversitarios y los sindicalistas.¿Sabéis una cosa? Aun así estoymosca, muy mosca. No me quitola mosca de la oreja.

No hay duda de que ETA tieneel viento a favor en Madrid. Sulema puede asemejarse al delanuncio sobre el estreno de lapelícula El halcón y la flecha. Elcartel publicitario de este filmede aventuras, que luce en Callao,

es premonitorio: «Ningúnejército podía detenerlo. Ningúnenemigo podía vencerlo…».6

Ni Argala ni Wilson son BurtLancaster, el protagonista delfilme, pero como al personaje aquien encarna el actor, tienen lasuerte de su lado. El destino estácon los etarras, si no, no seexplica tanta buenaventura.

Una vez más surgen lasparadojas. La Policía logradetener a Eleuterio Sánchez, ElLute, al que han convertido en elenemigo público número uno,mientras Atxulo, fichado y en

busca y captura, se pasea aescasos metros delvicepresidente del Gobierno.Elevan a mito popular a unsimple quincallero, mientras unpeligroso activista de ETAprepara con total impunidad unplan para secuestrar a Carrero.

De nuevo se ven envueltos enotro grave incidente en el centrode la capital, que una vez másresuelven de manera favorable.

El Primero de Mayo se celebraen España la fiesta franquista deSan José Artesano, la equivalentea la Fiesta del Trabajo en el resto

del mundo. Desde hace años lossindicatos verticales celebran enel estadio Santiago Bernabéu unamanifestación de coros, danzas ymúsicas. Ese día se conmemorala XVI Demostración Sindicalcon la presencia de Franco, lospríncipes, el Gobierno y losdirigentes de la OrganizaciónSindical. En el espectáculoparticipan más de cuatro miltrabajadores y mil doscientosatletas de toda España.

La jornada se presenta máscaliente que años anteriores. Lasadvertencias de la Seguridad del

Estado son desoídas y se repitenlas algaradas populares en lacalle. Los sindicatos y miembrosde la izquierda se manifiestanpor el centro de Madrid. La zonade los Austrias y el Madridborbónico está tomadapolicialmente.

A la misma hora que los actosoficiales discurre unamanifestación de cientos demilitantes de la oposición deizquierdas por la plaza de SantaIsabel, en dirección a AntónMartín. Los manifestantesreivindican la libertad sindical.

Como otras veces, se producenuna serie de incidentes einterviene la Policía. En mediode la refriega, un activista delFRAP empuña un cuchillo ydegüella al inspector JuanAntonio Fernández. El agente vadesarmado como el resto de lospolicías, siguiendo las órdenesdel ministro de la Gobernación,Garicano Goñi. Esa decisión,previamente, ha provocado unaprotesta colectiva de la PolicíaArmada y otros cuerpos de laSeguridad.

Pero la jornada agitada del

Primero de Mayo no concluyeahí. No muy lejos, unos jóvenesincontrolados, pertenecientes a laorganización ultraderechistaGuerrilleros de Cristo Rey, selanzan contra un grupo desacerdotes que acompañan alobispo auxiliar VictorianoOliver, y lo agreden con unainusual violencia. La Policía nointerviene. Las malas relacionesentre El Pardo y el Vaticano seproyectan también en la calle.

La capilla ardiente con elcadáver del policía se instala enla Dirección General de

Seguridad, en la Puerta del Sol,donde se acumula una granpresión. El 7 de mayo tiene lugaren la basílica de San Francisco elGrande el funeral por el policíamuerto. Carrero y sus ministrosasisten al entierro delfuncionario, pero la ultraderechaaprovecha la ocasión paracriticar a la Iglesia y al Gobierno.Blas Piñar lanza una dura arengaa sus seguidores, megáfono enmano, en el mismo lugar dondeha sido asesinado el policía. Ellíder de Fuerza Nuevaresponsabiliza a Garicano Goñi

del altercado y reclama los viejostiempos del ministro de laGobernación, Camilo AlonsoVega. Lo acompaña en el mitin elgeneral Carlos Iniesta Cano,director de la Guardia Civil.

El ataúd con el cadáver delagente asesinado es conducidopor el centro de Madrid porcientos de compañeros queexigen, a viva voz, la dimisióndel ministro Goñi. Al finalizar elsepelio en San Francisco elGrande, más de trescientospolicías se manifiestan depaisano por la Gran Vía y otras

calles adyacentes del centro deMadrid. Exhiben su placaprofesional en señal de protestapor el asesinato. Los asistenteslanzan gritos contra el ministroGaricano y contra el Opus Dei.

En respuesta a todos estosincidentes, el ministro de laGobernación remite una carta alCaudillo en la que critica elcomportamiento de algunos delos próceres del Régimen ycompañeros de Gabinete. En unode sus párrafos se muestra muybeligerante:7

Sería fatal que ganasen los ultras pero

van tomando cada vez más fuerza. El ordenno se sostiene sino al servicio de unosprincipios. A este fin no sirve estaentelequia en que, en los últimos años, seha convertido el Movimiento-Organización, sin una participaciónefectiva de todos los españoles.

El ministro, que presenta su

dimisión, se queja de que elGobierno se está contaminandode dureza. Recuerda que la ordenfirmada y cursada por él paradetener a los Guerrilleros deCristo Rey, acusados de malostratos, ha provocado críticas enel seno del Ejecutivo contra él.

En el siguiente Consejo de

Ministros, el vicepresidenteCarrero se muestracontemplativo y prefiere obviarel fondo de la cuestión. Sobre eldeplorable espectáculo de laspancartas ofensivas hacia elGobierno, exhibidas poragitadores ultras durante lamanifestación frente a la iglesiade San Francisco el Grande, unavez más, se escuda en el peligrobolchevique:

—Está claro que se haninfiltrado elementos marxistaspara convertir la manifestaciónen un acto subversivo.

El ministro Sánchez Bella,indignado por esa justificación,puntualiza a Carrero:

—No se engañe, almirante, losmanifestantes no eran marxistas,eran de los nuestros.

Otro ministro, López-Bravo,sentencia:

—Bueno, ¿de los nuestros?Dudo que sean de los nuestrosaquellos que adoptan talesactitudes. Es un error hacer unadiscriminación entre activistas dela extrema derecha y de laextrema izquierda. La autoridaddebe ejercerse frente a todos.8

Otros miembros del Gobiernocritican abiertamente la políticade Orden Público del ministro dela Gobernación.

Las protestas de laultraderecha contra el Gobiernode Franco son calificadas comolas más duras desde el final de laGuerra Civil, en 1939. Losbastiones del búnker seaprovechan de la situaciónpersonal del Caudillo quien, enun estado de descomposiciónfísica y mental, va perdiendo elcontrol sobre los resortes delpoder. El franquismo, con un

Franco pasivo y ausente, estáencallado y, en medio de luchasinternas por hacerse con el timóndel Régimen, se desata una luchaferoz entre las diferentesfamilias. Carrero es el enemigo abatir por todos losconspiradores.

Ante las proporciones queestán tomando las divisiones enel seno del Gobierno, el príncipele comenta a López Rodó que yase vislumbra un nuevoGobierno. Según el heredero,Carrero le ha comentado tras unaaudiencia en El Pardo que el

cambio será pronto y amplio. Lehabla de las carteras deGobernación, Educación,Ejército, Información, AsuntosExteriores y Vivienda. Don JuanCarlos le confiesa al ministro delPlan de Desarrollo que, en esehipotético Gobierno de Carrero,debía garantizarse la lealtad delos titulares de las carteras deEjército, Gobernación eInformación.9

Los etarras no permanecenajenos a esos vaivenes sociales.La mañana del 7 de mayo,mientras se mueven por el centro

de la ciudad, se ven atrapados enmedio de la manifestaciónpolicial. En un principio se vendesbordados. No saben cómoreaccionar, pero logran sortearaquella avalancha de agentesrefugiándose en la cafeteríaManila de la Gran Vía. Desde suinterior no dan crédito a lo queven sus ojos. Un espectáculoinsólito e inusual en una ciudadcomo Madrid. Wilson, elmiembro del comando con mássentido de humor del grupo,pronuncia una de sus fraseslapidarias:

—Si no nos han detenido hoy,si hemos logrado esquivar acientos de agentes de la Político-Social, hay que concluir quesomos inmortales. Es la hostia.

Garicano Goñi, tras soportarsu humillación y serdesautorizado por elvicepresidente, solicita unaentrevista personal con elCaudillo. Es evidente que enmedio de tal guirigay en elnúcleo del sistema, el ministro dela Gobernación no tiene lacabeza despejada para perseguira etarras. Está más preocupado

por el movimiento de los másinvolucionistas del Régimen quepor el peligro exterior.

En el seno del Gobierno es desobra conocida la rivalidad delministro Garicano Goñi conTorcuato Fernández-Miranda, acausa de la Ley de RégimenLocal, y con Iniesta Cano, eldirector de la Guardia Civil. Eltitular de Gobernación, contreinta y siete años de entrega alos principios del Movimiento yalejado de la masonería, laizquierda o las corrientesliberales o centristas, muestra su

preocupación ante el Caudillopor las actuaciones callejeras delos elementos ultraderechistas.

—Hoy mi preocupación esmucho mayor al ver cómodentro del Gobierno hay clarasposturas de complacencia contales actividades sin que seponga ni se permita poner coto alos auténticos desmanes que ennombre de un supuestopatriotismo se desarrollan.

Garicano no quiere abandonarel Gobierno sin antes decirle alCaudillo, de viva voz, lo quepiensa sobre el futuro político de

España. La entrevista no duramucho tiempo, lo suficiente paraexponerle en unos minutos suspesimistas previsiones:

—Excelencia, el problemaentre duros y aperturistassubsiste en el seno del Gobiernoy así no se puede conducir unpaís. El triunfo de los primerossería fatal para España, y larealidad es que cada vez vantomando más fuerza. La mayorproximidad del hecho sucesorioles aterra… Mal veo al príncipesi la organización estatal ypolítica continúa cerrándose.

Hoy es más urgente y necesariodefinir los principios que han deregir la actuación del Gobierno…

Franco, haciendo gala de suflema gallega, recibe conindiferencia las palabras de su yaex colaborador. Las quejas vandirigidas contra las personas queél más protege y que, en aras deun equilibrio de poderes, utilizapara contrarrestar a los másliberales del Régimen.

Sin embargo, es tal ladescomposición interna y eldesgobierno, que el Caudillo, el9 de mayo, le comenta a Carrero

que piensa nombrarlo en brevepresidente del Gobierno. Elalmirante mantiene en secretohasta un mes después laconfidencia de Franco. Pero elpríncipe, que está al tanto deesos planes, desvela en su propiointerés a sus hombres deconfianza la intención delCaudillo.10 El primero de juniose entrevista por espacio de unahora con López Rodó en LaZarzuela:

—Laureano, Carrero me haconfesado que se va a producirun inminente cambio de

Gobierno. Yo el próximo lunesen mi reunión con Franco le voya pedir que nombre ya a Carreropresidente del Gobierno.

Pasa el tiempo y el príncipe,en la reunión que mantiene conFranco todos los lunes, lepregunta al Generalísimo por loscambios. Y éste le contesta:

—No voy a esperar más. Voya dictar una Ley separando laJefatura del Estado y laPresidencia del Gobierno.Nombraré a Carrero presidente.Además, quiero realizar uncambio profundo de hombres y

mentalidades.El príncipe escucha, por fin, lo

que tanto ansía: un nuevoGobierno que sirva para prepararel inicio de su reinado. La saludde Franco sigue siendo precariay, en cualquier momento, puedeabdicar a favor de la Monarquíajuancarlista.11

—Mi general, ¿me permite quele dé un abrazo? Estoy contentocon lo que me dice comoespañol, como joven y comopríncipe.

España se abre paso a unanueva mentalidad, aunque la

maquinaria del Estado es lenta.El primer Gobierno de Carreroha tardado más de un año enfraguarse por las reticencias delCaudillo. El salto escualitativamente importanteporque desde 1936 la Jefatura delEstado y la Presidencia delGobierno están regidas por unamisma persona: Franco. Sinembargo, la idoneidad de queCarrero ocupe la Presidenciaviene tratándose desde la crisisde octubre de 1969. Además, esecambio viene a reforzar la figuradel príncipe.

Cuando, definitivamente, elCaudillo le comunica a Carrerosu nombramiento, uno de losayudantes de Franco, el capitánde fragata Ucelay, a su salida deldespacho, le dice:

—¿Se le puede felicitar,almirante?

Y Carrero le contesta con vozserena y ese rictus de losAustrias que le caracteriza:

—¿Cree usted que esto esmotivo de felicitación? Recenustedes por mí.

La esposa del almirante,Carmen Pichot, se entera por su

marido de su nombramientocomo presidente del Gobierno.Enseguida llama por teléfono asu hija Carmen a Sevilla, dondereside tras casarse con elpresidente de la Diputación, paracomunicarle la noticia. Lo haceentre sollozos, en lugar demostrarse contenta.

—¿Por qué lloras, mamá? Si alfin y al cabo todo va a salir bien,es una buena noticia. —La hijase esfuerza por quitarle hierro alas preocupaciones maternas.

—Lloro porque a todos lospresidentes del Gobierno les han

matado. Y a tu padre le ocurrirálo mismo.12

No se equivoca doña Carmen;en tan sólo cincuenta y un añoscuatro presidentes han sidoasesinados en España: Juan Prim(1870), Antonio Cánovas delCastillo (1897), José Canalejas(1912) y Eduardo Dato (1921).

Es una premonición de laesposa del futuro presidente,porque el comando etarra sigueteniendo la suerte de cara. Todassus tareas en torno al secuestroavanzan sin sobresaltos. Aunqueresulte paradójico, a sus

compañeros en el País Vasco lesva mucho peor. Txikia nodisfruta de la misma baraka. Eljefe militar de ETA, un tipoaguerrido, poeta en vascuence,defensor a ultranza del euskera,natural del Goyerri guipuzcoano,sigue expuesto a la presiónpolicial. Hace días que haescapado a tiros de un control enZumárraga pero, a mediados deabril, el pequeño EustaquioMendizábal cae en otraemboscada en Algorta cuando sedispone a organizar un nuevocomando en la zona.

Al descender de un tren,Txikia y su compañero Peixotoson recibidos a tiros. Logranhuir, pero los agentes consiguencercar al jefe militar de ETA, aquien realmente les interesa enaquella redada, no en balde hasido condenado en rebeldía porasociación ilícita por el TOP.Malherido, sustrae unamotocicleta a punta de pistolapero cae acribillado a tiros, aquemarropa. El activista con máscarisma de ETA fallece mientrases conducido al hospital máscercano.

Txikia solía decir que «parahacer la revolución se necesita,sobre todo, ser poeta». No seequivocaba, pues su muerteviolenta lo catapulta a lacategoría de héroe y en un iconopara la lucha que predicaba.13

Tanto es así que, a partir de esemomento, el grupo de Madridcomienza a denominarsecomando Txikia.

La operación policial contra elgeneral etarra nace de unchivatazo de madrugada alinspector Francisco Gómez,conocido entre sus compañeros

como Koldo,14 mientras cubre suturno de noche en el retén decomisaría. Los datos de la fuenteanónima son muy precisos, deahí que las unidadesantiterroristas esperen al númerouno de ETA a pie del andénferroviario:

—Txikia viajará el juevespróximo en tren de Bilbao aPlencia. Se verá con alguienantes, posiblemente, en laestación de Matiko. Iráacompañado por otro liberado.15

El que llama, por su timbre devoz, es un hombre joven y con

acento vasco. No muestra ningúnnerviosismo. Todo lo contrario,se presenta como un tiporesolutivo. Una vez pronunciadoel mensaje que le interesa, con elmenor número de palabras, cortala comunicación dando ungolpazo al teléfono.16

La Policía valora la filtración.Aquella información, de sercierta, sólo puede proceder de lasentrañas de la propia banda. Deun confidente que prefiereocultar su identidad, o de uncompañero del mismísimoTxikia. La Policía, para

cerciorarse del chivatazo,investiga la procedencia de lallamada y descubre que se harealizado desde una cabina deSan Juan de Luz. Además,Matiko es uno de los lugaresdonde ETA realiza contactos concierta asiduidad. El comisarioJosé Sáinz ordena un ampliooperativo que se despliega desdetres días antes de la fechaseñalada.17 El superpolicía tieneel pálpito de que aquello va enserio, y por nada del mundo va aconsentir que se le escape eldirigente más importante de la

banda, el responsable de todoslos comandos operativos deETA.

Txikia tenía otra cita esamisma tarde con Elkoro enBilbao, pero nunca se presenta.El etarra compartía un pisoclandestino con Peixoto yEzkerra en la ciudad del bocho.Peixoto ha logrado huir deAlgorta, pero nadie sabe quéhacía a esas horas el otrocompañero de piso, Ezkerra.

La caída de Txikia supone unduro golpe para la estructura demando de la organización

armada y deja a ETA al borde dela división. La banda quedadescabezada de su dirigente máscarismático. Ante esta situaciónde inestabilidad interna, losresponsables militares se reúnenen un caserío de Vizcaya dondese concluye realizar una reuniónde mayor calado en territoriofrancés. A partir de esemomento, la Mesa Militar pasa aestar formada por Peixoto,Txomin, Josu Ternera y Ezkerra,que además pasa a ser miembrode la Coordinadora.

El ex fraile benedictino abatido

a tiros, reconvertido en terrorista,era uno de los pocos que, graciasa su carisma y a la defensa de susplanteamientos de unidad,mantenía compacta a laorganización.

El propio padre Larzabal, elprotector de los jóvenesterroristas en Francia, lo dejapatente en las palabras quepronuncia durante el funeral deTxikia:

—Vascos, démonos la manopara hacer frente. Impongamos,entre todos, silencio a la voz dela discordia. Nuestras divisiones,

que siempre fueron desgraciadas,constituyen hoy un crimen.Unámonos, sí. Es el lenguaje denuestros muertos.18

En el seno de ETA se desatauna caza de brujas paradesenmascarar a los delatores. Eldiscurso de Larzabal reconoceentre líneas que ha existido ladelación. También se extiendecomo el aceite el rumor de lainfiltración. La direcciónsospecha de la existencia detopos. En una de las reunionesinternas de la banda se intentabuscar una explicación a las

constantes caídas que se estánproduciendo como nunca antes.Los dirigentes de la cúpula llegana una conclusión y recogen porescrito los más importanteserrores en un documentointerno:

Primero: Por la escalada y laespecialización de la policía (extensión dela red de chivatos, militantes sueltos perovigilados, aumento del potencial de laGuardia Civil…). Segundo: Por los errorespropios de ETA (gente liberada muyquemada, falta de clandestinidad, pocapreparación de los militantes, demasiadamilitarización…). Y tercero: Porprolongar la acción más de lo necesariosin frenar a tiempo para dedicarse a lasinaplazables tareas organizativas. Ése es el

error y no la acción misma.19

El análisis de la dirección

debería servir de orientación alcomando de Madrid. Comete unerror tras otro, pero laefectividad de las fuerzas deseguridad no aparece por ningúnsitio. Los confidentes repartidospor la capital tampoco se gananel salario pues, aparentemente,siguen sin detectar a losterroristas.

La muerte del jefe del FrenteMilitar, responsable de loscomandos ilegales de la banda,

provoca una conmoción en elseno de ETA y la deja huérfanade su mejor activo. El comandodestinado en Madrid apenasmantiene contactos con ladirección. Argala se entera de lamuerte de su amigo por mediode la televisión e intuye que estecontratiempo en nada va abeneficiar a la organización. Lacúpula de la banda, sin másdilaciones, tras el entierro deTxikia, se reúne en un caserío deVergara y, más tarde, en el sur deFrancia para nombrar los jefesde los distintos aparatos.

El nuevo hombre fuerte de labanda despliega toda sucapacidad de gestión ynegociación para colocar a sietede los suyos en el nuevoorganismo de ETA. Allí están: elp r o p io Ezkerra, Pertur, SabiAtxalandabaso, Serrano Izco,Gohierri, Esperanza Goikoetxea,Peixoto, Gantxegi (El General),M u r u a Melenas, AranzabalBalzátegi (Txinua), SuescunJáuregui (Itxilla) y FernándezPalacios (Britos).

El 20 de abril, el presidente dela Generalitat en el exilio, Josep

Tarradellas, viaja a Biarritz paraentrevistarse con el socialistavasco Juan Iglesias Garrigós.Una vez allí, el miembro delGobierno vasco en el exilio lecomunica que el encuentro se vaa celebrar en el domicilio deTelesforo Monzón, en San Juande Luz, y que va a asistir tambiénel lendakari, Jesús MaríaLeizaola. Cuando Tarradellasllega a Villa Mendi-Berri seencuentra con que se haproducido una nueva variaciónen los planes. Entre los asistentesse hallan cinco de los más

significados dirigentes de ETA,entre ellos el jefe del aparatomilitar Múgica Arregui, Ezkerra,que ha sustituido al fallecidoTxikia. Tarradellas no oculta suincomodidad ante aquellaconcurrencia, y mucho máscuando los jóvenes gudaris sepermiten el lujo de enfrentarse alos dirigentes históricos del PNV:

—Ustedes viven en un sueño.Esperan que Franco se muera enla cama para ver qué pasa. UnGobierno en el exilio no tieneningún significado. Deben darpaso a la juventud —increpa a

Leizaola uno de los activistas dela banda.

La conversación entre losvascos deriva, como no podíaser de otra manera, hacia laestrategia de la lucha armada.Los etarras piden a losrepresentantes del Gobiernovasco en el exilio el apoyo a susacciones terroristas contra elRégimen. Se escudan en quetodos han nacido de un troncocomún. Ezkerra les recuerda queél y varios cientos de militanteshan abandonado las juventudesEGI del PNV para engrosar las

filas de ETA y que todos ellosbuscan un mismo fin: laindependencia de Euskadi.

Concluida la reunión, quedura más de una hora,Tarradellas recrimina a Leizaolaaquella encerrona y le hace verque no comparte losplanteamientos de «liberaciónnacional» y muchos menos laviolencia:

—El Gobierno vasco no debemezclarse con esa gente. Si setransige, el nacionalismo acabarásiendo prisionero de los gruposfanáticos.

El lendakari mantiene otraversión:

—No tiene por qué ser así.¡Pero si son buenos chicos!20

Los miembros del comandoTxikia desconocen lasinterioridades del PNV y de loque traman a sus espaldasalgunos de sus dirigentes. Ellosse limitan a recibir órdenes,tienen una misión que cumplir yse juegan el pellejo por laorganización. Viven en elextrarradio de Madrid pero suvida se desenvuelve por el centrode la capital, principalmente en el

barrio de Salamanca, algo queles provoca rechazo, pues hanestablecido una relación entre esazona de Madrid y elestablishment del Régimen. Paralos etarras, el distrito donde viveCarrero y preparan su secuestroes «zona nacional».

El 24 de abril, a última hora dela mañana, el comando detectaun mayor movimiento policial enesa zona. Sobre todo de agentesde la Policía Municipal, que sedispone a cortar el tráfico en lascalles Maldonado y GeneralPardiñas. Ellos caminan por

Serrano ya de vuelta a subarriada de la Casa de Campo.De repente, escuchan unaestruendosa explosión. Vencómo una mezcla de polvo yhumo sobresale por encima delos edificios. Wilson, alterado, segira hacia Argala y, con una vozenmudecida, exclama:

—¡Son los nuestros! ¡Se noshan adelantado!

—Imposible. Para nosotrossería un suicidio. Estaríamossentenciados —reaccionaArgala.

Wilson se acerca a un guardia

de tráfico y le espeta:—Estoy muerto de miedo.

¿Qué ha pasado?El agente, sin inmutarse, lo

tranquiliza.—No se preocupe. Está todo

en orden. Es la voladuracontrolada de un edificio. El deldiario Madrid, que fue cerrado.

Los etarras no han leído nuncaese diario y desconocen que untal Calvo Serer, tras lapublicación del artículo«Retirarse a tiempo: no al generalDe Gaulle», en alusión a lasituación de Franco, y del cierre

temporal del diario por ordengubernativa, se ha exiliado enParís. El edificio del periódicofue luego vendido a unainmobiliaria que procedería a suvoladura controlada para laconstrucción de un bloque deviviendas.

27Carrero, al fin,

presidente

Atxulo tiene la necesidad dedesplazarse al centro de Madridpara hacer unas compras. Elsofoco de un junio más parecidoal típico agosto mesetario loempuja a entrar en un bar abeberse una cerveza. Escucha enla radio algo relacionado conCarrero Blanco y pide al barmanque suba el volumen del aparato:

—«Su Excelencia el jefe delEstado ha nombrado presidentedel Gobierno al almirante donLuis Carrero Blanco».

Atxulo no da crédito a susoídos. Aquella noticia puedecambiar todos los planes de laorganización.

«¿Presidente? ¡Vaya putada!Seguro que aumentan losescoltas. Lo tenemos claro.»

Se muerde la lengua el etarrapara que su pensamiento no seconvierta en exclamación.

Después de comer, se acerca aun quiosco y compra un diario

de la tarde para verificar si loque había escuchado en la radioes cierto. Efectivamente, enportada grandes titularesanuncian el nombramiento deCarrero y poco más. Desde unacabina llama al domicilio de lacalle Mirlo y le comunica lapésima noticia a su compañeroKiskur:

—Esto puede ser la puntilla.Han nombrado al Ogropresidente. Me he enterado en unbar por la radio. Pon el parte delas siete de Radio Nacional deEspaña y entérate bien de la

noticia.Atxulo regresa al piso del

comando y expone todas susdudas al compañero:

—Hay que seguir con lavigilancia. A partir de ahora todopuede cambiar. A saber si secambia de casa y se va a vivir aPresidencia…

—No tengo ni puta idea dóndepuede estar la residencia delpresidente,1 ni si la tiene. Seguroque amplía la escolta. Esotrastoca los planes de Argala.

—Pues yo tampoco, peroseguro que este nombramiento

no es bueno para nosotros.Esperemos a que regresenArgala y Wilson.

Pero Atxulo no se queda debrazos cruzados. Al día siguientese levanta temprano y, a lasnueve en punto, está sentado enuno de los primeros bancos de laiglesia de los Jesuitas. Ve entrar aCarrero y suspira. El Ogro siguecon sus costumbres. Además, leacompaña una mujer rubia, suhija, de la que va cogida de lamano una niña que,aparentemente, pude ser la nietadel presidente. Lo que Atxulo ve

con sus propios ojos es unabuena noticia para cuandoregrese de Euskadi, en unos días,el resto del comando.

Argala y Wilson, que se hanenterado de la noticia durante suestancia en el País Vasco,vuelven a Madrid coninstrucciones de la dirección yasí se las transmiten a suscompañeros:

—Tenemos que darnos prisapara ejecutar el secuestro. Hemosfijado la fecha antes del 18 dejulio. Es la fecha tope —diceArgala.

—Vamos a establecer unosturnos de vigilancia paraverificar si han aumentado losescoltas. Mañana sigo yo —comenta Atxulo.

El sábado 9 de junio, elBoletín Oficial del Estadopublica la ley sobre laPresidencia del Gobierno con unúnico artículo:

Queda en suspenso la aplicación delpárrafo primero del artículo 16 de la ley de30 de enero de 1938 por el que seestablece la vinculación de la Presidenciadel Gobierno a la Jefatura del Estado.

Esa misma mañana Carrero

jura el cargo de presidente ante elCaudillo y, por la tarde, vallamando a su despacho de laCastellana a los nuevosministros. Aunque es elmomento más importante de suvida, ese día los allegados yamigos del almirante tienendificultad para dar con él yfelicitarlo. El presidente, cuandoel cuerpo le pide desaparecer dela escena política, suele recluirseen el domicilio de sus hermanas,en la calle Montesa, que suponepara él una especie de retiroespiritual. Tal es su aislamiento

que quienes tienen la necesidadde contactar con él se venobligados a llamar al mismísimojefe del SECED para que haga depuente.2 El lunes el Gobierno enpleno es recibido por Franco enEl Pardo.

Las páginas de opinión de losperiódicos reciben la designaciónde Carrero con disparesi n t e r p r e t a c i o n e s . Cambio16destaca los nombramientos comoministros de López de Letona,Barrera de Irimo y Cruz MartínezEsteruelas y valora su«dinamismo en el terreno

económico». La Vanguardia :«Un gran paso adelante en laevolución homogénea delRégimen». ABC defiende lacreación de asociacionespolíticas para evitar que laparticipación política quede enmanos de la plutocracia. Pueblo:«No es un Gobierno deconcentración». Mundo da comovencedor en una hipotética crisisde Gobierno a TorcuatoFernández-Miranda. En general,los comentarios son favorables alnuevo Gobierno del quedestacan su compromiso para

mantener con firmeza el ordenpúblico.

A los etarras no les cogen porsorpresa esas llamadas a la manodura, pues ya se han aproximadoen la Hemeroteca de Madrid alideario político del almirante enuna entrevista concedida a LaVanguardia, en febrero de 1968.Conocen la defensa que hace elalmirante del ejercicio de laautoridad: «La salvaguardia de lajusticia, del orden, de la pazinterior y la tutela del biencomún, cumpliendo y haciendocumplir las leyes, que es la

función básica de todoGobierno, exige el ejercicio de laautoridad, y ello entraña fortalezay energía, sobre todo en losmomentos actuales del mundo,caracterizados en no pocosaspectos por claros síntomas decrisis de autoridad».

La designación del almirantecomo presidente, que por elestado de salud de Franco leconfiere la potestad deconvertirse en el timón de la eraposfranquista, es recibida encambio con frustración no sóloen la oposición sino también en

numerosos despachos delRégimen. A Carrero, en teoría,sólo lo sostienen los tecnócratasdel Opus y unas pocas familiasdel establishment económico. Enlos cuarteles militares, asimismo,es recibido con indiferencia. Esun militar sin carisma que haalcanzado el grado de almirantesin tripular una nave en treintaaños. Y, sobre todo, sunombramiento cae como unalosa entre la familia de El Pardo,en sectores falangistas, en lacuria, en las embajadasextranjeras, en el Cuartel General

de la OTAN y en la Casa Blanca.El nuevo presidente se pone

manos a la obra y, tras consultarcon Franco y el príncipe,constituye un Gobierno que porprimera vez va a ser presididopor él, aunque teledirigido desdeEl Pardo por el Caudillo, cuandola salud se lo permita.

A don Juan Carlos le preocupade entre todos los ministros,principalmente, el designadopara ocupar la cartera deGobernación. Teme, como luegosucede, que Arias Navarro sehaga con ella. El príncipe

defiende para ese cargo lacandidatura del general Bosch dela Barrera y como subsecretario,a Rafael Orbe. Tambiéndefiende, por su fidelidad a laCorona, la continuidad en elGobierno del general Castañónde Mena.

En esa lucha para ocuparcargos en el nuevo Gobierno,Carrero le confiesa a LópezRodó que de los carlistas y los«camisas viejas» de Falange sevan a quedar muy pocos.

—No se puede formar unGobierno con ellos. Es como si

quisiéramos formarlo con losque lucharon en la guerra de laIndependencia.

La lista de los nuevosmiembros del Gobierno se hacepública el día 12. Carreronombra vicepresidente aTorcuato Fernández-Miranda,que a su vez asume la cartera deministro secretario general delMovimiento y la Vicepresidenciadel Consejo Nacional. Sustituyea Sánchez Bella en Informaciónpor Liñán, a quien considera másdiscreto y menos conflictivo.Finalmente, Carrero se ve

obligado a renunciar a su equipode tecnócratas del Opus y serefuerza con hombres delMovimiento. Franco, aunqueoctogenario y debilitado por suenfermedad, no renuncia a que elRégimen se mantenga indemne.

En el nuevo Ejecutivo sólopersisten dos miembros de laObra: López Rodó, que esnombrado ministro de AsuntosExteriores, y López de Letona, enIndustria.

De los miembros del Consejosólo uno es impuesto a Carreropor el Caudillo: el ministro de la

Gobernación, Carlos AriasNavarro. El ya ex alcalde deMadrid tiene sesenta y siete añosy está considerado como unhombre de confianza de ElPardo, principalmente del círculode doña Carmen Polo, que acabade cumplir sus bodas de oro conel Caudillo.

José María de Areilza, el condede Motrico, que no sólodesprecia, intelectual ypolíticamente, a Carrero sinotambién a Arias, comenta a unalto miembro de laAdministración:

—Este Arias es un personajeenigmático. Siempre está ahí.Consigue un protagonismo deresponsabilidad histórica porquesiempre está en el sitio y lugaradecuado, en el puesto clave delos acontecimientos.

—¿Qué quieres decir? ¿Tanlisto es?

—No quiero decir eso. Su tallade gobernante es cuestionable.Su autoridad, nula. No conoce afondo los problemas políticos,económicos ni sociales del país.Su experiencia es esencialmentepoliciaca y represiva. Su pasión,

los servicios secretos. Sucamarilla es de escaso relieve yde ninguna proyección en la vidanacional.3

Areilza no oculta suanimadversión hacia el nuevoministro de la Gobernación. Lotacha de retrógrado y lo comparacon Carrero, aunque ellos dos nohagan buenas migas. No lesperdona que sistemáticamente senieguen a recibir a su buenamigo, el periodista de The NewYork Times, Cyrus Sulzberger.

—Dicen de él que es masón,judío, liberal, rojo y antiespañol

—se queja el conde de Motrico.4

A Arias también habría queañadirle su condición deantimonárquico. Eso es, almenos, lo que le dice Carrero aFranco cuando éste le anunciaque ha pensado en Arias paraocupar la cartera deGobernación.

—Excelencia, pero si Arias esrepublicano —resalta elalmirante, que lleva añosluchando, junto al Caudillo, paralograr la instauración de laMonarquía en España.

—Pregúntele si aceptaría al

príncipe como rey —le sugiereFranco.

Carrero, siguiendo larecomendación del Caudillo, nose demora y tal cual de lopregunta a Arias. Éste tampocoduda y le responde condesvergüenza:

—Por supuesto que aceptaré alrey, y por supuesto que no soyrepublicano.5

El nuevo ministro de laGobernación presenta una hojade servicios al Régimen que noolvidan los militantes comunistasy el resto de la oposición al

franquismo. Su paso por laDirección de Seguridad delEstado, desde 1957 hasta 1965, leha servido para dejar una huellaimborrable de autoritarismo. Enesos años instala el teléfono 091y los coches radiopatrullas, sepromulga la Ley de OrdenPúblico y el nuevo reglamentotaurino, pero se producen ladetención de los asistentes aMunich —los del contubernio—,la ejecución de Grimau y elestallido de una bomba en lasección de pasaportes de laDirección General de Seguridad

en la Puerta del Sol que provocamuchas muertes. Sus ocho añosal frente de ese cargo le sirvenpara catapultarse a la alcaldía deMadrid.

Arias, hijo de un empleado delMatadero de Madrid y nacidomuy cerca de la castiza plaza deLa Cebada, es ese tipo deservidor del Estado con laimagen de franquista y hombreduro. Dureza que ya ha mostradocuando, como capitán honorariodel Cuerpo Jurídico Militar, fuedestinado a la Fiscalía delEjército en Málaga. Desde ese

destino emprendió una intensarepresión contra los cenetistasmalagueños. Fue tal su sañacontra los rojos andaluces quelas fuerzas italianas queparticiparon con Queipo deLlano en la toma de la ciudadprotestaron ante Franco por susmétodos.6 Cuando Carrero lollama para anunciarle sunombramiento, Arias le da lasgracias y el almirante le contesta:

—No me las des a mí. Ha sidoel Generalísimo quien te hanombrado.

Arias es un fiel seguidor de los

modos y la práctica de AlonsoVega, el teniente general que hasido compañero de Franco en laAcademia Militar de Toledo ensus años de cadetes y duranteaños ministro de la Gobernación.Sus palabras en la toma deposesión no dejan margen a laduda: «Todo lo que esmanifestación de la dificilísimamanifestación del mando pudeyo admirarlo en aquelinsuperable maestro a cuyasórdenes tuve el inmerecidohonor de servir. Me refiero,todos lo habréis adivinado, al

inolvidable capitán general,Alonso Vega».7

Pero ¿cuál es la adscripciónpolítica de Arias Navarro enquien Carrero no se fía paradesignarlo ministro por sucuenta?

«¿Opus? ¿Falange? Carlos esespañol y católico practicante.Que ya es bastante cuando estasdos cosas se ejercitanauténticamente. Tiene granaprecio por Franco y por elpríncipe», comenta en público suamigo Emilio Giménez Millas.8

«Es imposible atribuir una

etiqueta política distinta, añadiday más precisa que la de hombredel Movimiento y de Franco»,comenta Gabriel Cisneros en larevista Blanco y Negro.

Lo que queda claro es queArias Navarro, el ministroencargado de la seguridad delnuevo presidente, no es unhombre de Carrero. Tiene famade hombre leal y fiel servidor,pero no con el almirante. En sutoma de posesión no lo oculta.Ni una palabra de admiración ode gratitud hacia su presidente.

Para esa cartera Carrero había

pensado en Fernando de Liñán,que conoce bien el Ministerio alhaber sido director general dePolítica Interior. Se ve obligadoa trastocar sus planes ynombrarlo ministro deInformación y Turismo,departamento que estabareservado para Adolfo Suárez.Éste, finalmente, se vedesplazado del Gobierno y sequeda sin cartera.

No es la primera vez que losenemigos del almirante lopuentean ante Franco y tiene queverse las caras con Arias

Navarro. El nuevo ministro de laGobernación viene conspirandocontra su presidente desde haceaños. Nunca ha renunciado aocupar la Presidencia delGobierno y ha luchado desde lasombra. Ya meses antes, cuandosurge la posibilidad de que elCaudillo abandone laPresidencia, un sector delRégimen conspira para que elelegido sea Carlos Arias. Elgrupo formado por Solís, Fraga,Castiella y Silva Muñoz mueveficha para aupar al despacho deCastellana, número 3, al entonces

alcalde de Madrid. Lacandidatura cuenta también conel plácet de la esposa de Francoque, mientras tanto, consigue suascenso desde la alcaldía hasta elMinisterio de la Gobernación.Pero la conspiración contra elalmirante fracasa.9 Al menos enesta ocasión, porque las espadassiguen en alto.

Un buen amigo de Carrero,Luis Martínez de Irujo, duque deAlba, presidente del Instituto deEspaña y consejero del Reino, leconfiesa al almirante que loscandidatos preferidos a

presidente para la Señora y lahija de Franco son AlejandroRodríguez de Valcárcel y CarlosArias Navarro.

López Rodó, que además desu estrecho colaborador es amigode Carrero, se lo comenta alCaudillo en uno de sus muchosdespachos. Franco desvía laconversación quitándoleimportancia, pero el ministro deDesarrollo insiste en laconspiración abierta contra elvicepresidente. Sus quejas danen la diana:

—¿No sería mejor que hubiera

un presidente que seresponsabilice de la políticanacional? El Gobierno no sólono está unido sino que además lefalta adhesiones personales.

El ministro de Agricultura, enuno de sus despachos con elCaudillo, tampoco oculta lasdivergencias internas:

—Así como el año pasado ledije a V.E. que había unaverdadera conspiración contra elalmirante Carrero, ahora puedoasegurarle que las cosas hancambiado totalmente y, a mijuicio, es el momento de

nombrarle presidente delGobierno.10

Carrero jura el cargo de jefedel Ejecutivo el sábado 9 dejunio, por la mañana. La tarde ladedica a ir llamando a los nuevosministros, uno a uno, parainformarles de la hora en que elCaudillo los recibiría en El Pardoa lo largo del lunes. El almirante,algo inusual en política, sigueocupando el mismo despachodurante tres décadas en el que hasido subsecretario, ministro,vicepresidente y ahorapresidente.

La media de edad de losministros del nuevo Gobierno esde cincuenta y tres años. Ochoson mayores de cincuenta años yel resto está entre los cuarenta ylos cincuenta.

El sempiterno candidatoalcanza la Presidencia en mediode una España zarandeada porlas huelgas y los desórdenespúblicos. Las fuerzas de laoposición agitan las calles y laUniversidad y estallanimportantes conflictos laborales.Veinte mil mineros se declaranen huelga en Asturias, se

paralizan los astilleros y laconstrucción y el metro sedetiene en Madrid. Comorespuesta, la Policía del Régimenactúa con una inusitadaviolencia.

El 14 de junio se reúne porprimera vez el Consejo deMinistros con el Caudillo in situ.Carrero presenta su programa deactuaciones y traza cuál deberíaser la conducta de los nuevostitulares de las carteras:

—Se puede discutir y no estarde acuerdo pero condeportividad, evitando siempre

el querer imponer la imposiciónde uno y las friccionespersonales, porque un Gobiernoen cuyo interior hay tensionespermanentes entre sus miembrosy se producen banderías, quefatalmente acaban captándose enla calle, es un Gobierno débil yun Gobierno débil es siempre unmal Gobierno.11

Franco responde convaguedades, agradeciendo lasmuestras de lealtad de los allípresentes. Se percibe que elCaudillo no atraviesa uno de susmejores momentos. Tal es así

que sus intervenciones en lospróximos Consejos son escasas.

El almirante logra suavizar lastensiones y encauzar las aguasdespués de una larga tormentapolítica dentro del Régimen. Noolvida que algunos le hanquerido remover la silla, inclusodentro del Ejecutivo, pero estábien protegido por el reducidosector de los tecnócratas delOpus Dei.

A los norteamericanos, paraquienes España es un enclaveprioritario en su política exterior,les coge por sorpresa el

nombramiento de Carrero, sobretodo porque el Caudillo, en suúltimo discurso de Fin de Año,había insistido en que supretensión era seguir en laPresidencia mientras Dios lediera vida. En una nota interna,secreta, remitida a Kissinger, losanalistas de la Embajada deMadrid se centran en lapersonalidad de Carrero y alertanal Departamento de Estado de loque supone su designación parael futuro de la democracia enEspaña:

Carrero garantiza el franquismo después

de Franco. Carrero Blanco, que durantemás de treinta años ha sido el ayudante,colaborador y mente gris de Franco, es, sinduda alguna, leal a Franco y estáabsolutamente comprometido con elfranquismo. Como hombre de visiónextremadamente conservadora, cree en lasuperioridad del sistema político españolactual y en la necesidad de preservarlointacto en la era post-Franco.

La valoración de los expertos

en política española sobre elnuevo presidente —ellos localifican, según la nomenclaturaanglosajona, «primerministro»— se aleja del lenguajediplomático de los brindisprotocolarios:

Ha adquirido una reputación de

favorecer una línea dura en el ordenpúblico que incluye medidas represivas enla resolución de las disputas conestudiantes y trabajadores.

En cuanto a la posición de

Carrero sobre los intereses deEstados Unidos, los diplomáticosamericanos no se reprimen:

Sin lugar a dudas ha sido anti-EstadosUnidos en el pasado, y continúa,aparentemente, desarrollando una ciertaantipatía intelectual por las instituciones ypor la política americana. Eso sí, apruebacualquier muestra de fuerza contra elcomunismo y, en ese sentido, admira a lapolítica de Estados Unidos.

Los analistas de la Secretaría

de Estado no pierden laoportunidad de esbozar unretrato robot del almirante:

De complexión fuerte y cuello grueso,Carrero Blanco mide alrededor de 1,78. Sucara morena, con las grandes cejas negrasy una mandíbula fuerte, le confieren unaspecto generalmente serio. Con unapersonalidad bastante gris, evita las charlasy raramente sonríe. Es un hombremodesto, que huye de la publicidad tantopor razones personales comoprofesionales. Sin una brillantez niimaginación reputada es, sin duda, unadministrador dedicado, experimentado einteligente, cuyo trabajo monopoliza susintereses.

Para conocer la biografía del

segundo hombre más poderosode España es necesario cruzar elAtlántico. Los analistasnorteamericanos también seadentran en su vida privada. Trasseñalar que es «un hombreimparcial e incuestionablementehonesto», deslizan los rumoressobre sus intereses financieros enFernando Poo, en GuineaEcuatorial, y sus ambiguasrelaciones con su mujer CarmenPichot:

Se rumoreó que la esposa de Carrero leestaba avergonzando en su vida oficial. Sedice que el supuesto affaire con uncoronel de la Armada española en 1951casi le obligó a presentar su dimisión de lavida pública. Se cree que ella tambiénrecibió tratamiento psiquiátrico.12

En otra biografía secreta de

Carrero, elaborada por la CIA,los espías norteamericanosinforman a la Casa Blanca del«pasado claramente pro nazi» delnuevo presidente de España.

28La suerte acompaña a

ETA

La suerte acompaña a la bandaterrorista desde el año anterior.Como si no tuviera bastante conel secuestro de Carrero, elcomando decide asaltar unacomisaría de Madrid. Algorealmente insólito. Los activistasde ETA, tras varios meses en lacapital, se sienten tan crecidosque no dudan en poner en riesgo

su plan mayor. Wilson comenta asus jefes, en uno de sus muchosviajes a Francia, de que cerca deldomicilio de Eva Forest, en laplaza Virgen del Romero delbarrio de la Concepción, existenunas dependencias policialesdonde se expiden los DNI y quecarece de medidas de seguridad.Esa falta de protección facilitauna acción rápida y segura parahacerse con originales en blancode los documentos nacionales deidentidad, material de gran valorpara falsificar la documentaciónde sus comandos. El Comité

Ejecutivo de la banda decide queArgala, Wilson, Juan BautistaEizaguirre (Zigor) y RamónEchevarría (Okotz) ejecuten elasalto.

La operación se ejecuta el 22de noviembre de 1972.Previamente, los miembros delcomando han visitado lacomisaría varias veces y hanelaborado un croquis de lasinstalaciones. El comando sesiente seguro porque va bienpertrechado: una metralleta enpoder de Argala y tres pistolasde calibre 7,65 empuñadas por el

resto del grupo, aunque nonecesitan pegar ni un disparo.1

Para ejecutar la operaciónutilizan un Renault 8, conducidopor Zigor, que han robado en lacalle Princesa, unos días antes.

Los cuatro etarras penetran enlas dependencias policialesconfundidos entre el público yreducen a punta de pistola a losfuncionarios policiales. No esnecesario abrir fuego y, portanto, no se producen heridos.En unos minutos, lo que dura laoperación, la banda se hace conun preciado botín.

Wilson reduce a punta depistola a un ordenanza y tresfuncionarias que se hallan en laplanta baja, mientras Okotz vigilala puerta de entrada. Argala yZigor suben a la primera plantadonde desarman a un policía queatiende al público. El comandose hace con unas quinientastarjetas en blanco, otras yaimpresas, un tampón, unfechador y los útiles para laconfección de los DNI.

Tras la operación abandonanel automóvil cerca de la boca demetro de Ciudad Lineal y usan el

suburbano para desplazarse alpiso de la avenida de Lisboa.Zigor introduce todo el material,incluida el arma sustraída alpolicía, en una bolsa. Horasdespués, Argala se la entrega aForest para que la haga llegar aETA. El lote también incluye dosde las tres pistolas 7,65 que leshabía facilitado La Rubia.

—Las necesito para otra genteque está por Madrid. Vosotrosno sois los únicos2 —se jacta laintermediaria de la organizaciónterrorista, una pieza clave en lamaquinaria de ETA.

Para confundir a las fuerzas deseguridad, el asalto a la comisaríaes reivindicado en nombre de ungrupo radical de izquierdas. Noes conveniente que se sospechede la autoría de ETA porquepodría entorpecer la otra granoperación que la banda planea enMadrid.

Para algunos dirigentes deETA, como hace ver el propioWilson, aquella acción es todoun disparate que pone en riesgoel secuestro de Carrero. Y no lefalta razón: uno de los miembrosdel comando, el inefable Zigor,

comete el error de dejar una desus huellas en las instalacionespoliciales. Los expertos endactiloscopia llegan hasta laidentidad del etarra, que tieneantecedentes y, por tanto, sushuellas figuran en su fichapolicial. Sin embargo, la cúpulapolicial desdeña los datos y sedespreocupa de la autoría deETA y de la presencia de susactivistas en Madrid.3

En Francia, la direcciónreconoce que el éxito de laoperación se debe a Eva Forest,que ha señalado el objetivo. La

ex militante comunista, poco apoco, gana enteros en laorganización armada. Entre otrosc o m e t i d o s , La Tupamaratambién se dedica a impartir uncurso de caracterización entremiembros de la banda y otrosactivistas de extrema izquierda.

—Creo que la dirección ya haasumido que es de vitalimportancia tener conocimientosde camuflaje para cambiar defisonomía y así poder eludir a laPolicía y a los chivatos —lecomenta La Tupamara a Argala.

Al curso asisten varios

miembros de ETA, entre ellos,Karmele Cólera Herrero. Argalase resiste pero no puede ocultarque es un personaje camaleónicoque, a menudo, también cambiade fisonomía. Suele disfrazarsede cura y de militar y enrepetidas veces se tiñe el pelo derubio.4

La Tupamara está en todomomento en contacto con losterroristas y conoce todas lasinterioridades del plan. Por eso,para establecer un vínculoseguro les facilita un número deteléfono del piso de una célula

comunista que ella controla yque está ubicado en el número13 de la calle Alonso Heredia.5

La vivienda es propiedad deÁngel Santos Miret, padre delmilitante comunista, residente enGinebra, Fernando SantosFontenla. Éste, aunque milita enel PCE, suele entrevistarse ensecreto en París con el policíaManuel Ballesteros Prieto, unexperto en informaciónantiterrorista.6

ETA se preocupa de no usaresa vivienda porque en ella secelebran reuniones clandestinas

entre seguidores y simpatizantesdel PCE y sospecha de que estéagujereada por la Policía.

Wilson, que ha entrado en unafase de enfrentamiento con ladirección de la organización, alno estar de acuerdo con losmúltiples riesgos que se estánasumiendo en Madrid, eleva eltono de sus críticas. Y eso quedesconoce la pista que ha dejadoZigor en la comisaría:

—No tiene sentido que losmismos militantes que preparanel secuestro del almiranteparticipen en otros operativos. Es

muy arriesgado y no se respetauna de las normas sagradas de laorganización, la de loscompartimentos estancos. Portanto, alguien tiene que asumir elerror y dimitir.

El dardo va dirigido haciaEzkerra, con quien no hasuperado sus discrepancias, perofracasa en sus intencionesporque el responsable delcomando Txikia ostenta máspoder que Wilson en el seno dela organización. Finalmente, lacúpula de la banda zanja lasdisputas internas con el

procedimiento habitual en unasociedad secreta, manu militari:Wilson debe regresar a Francia.

Las críticas de Wilson habríansido mucho más virulentas sihubiera conocido lo que se cocíaen la trastienda policial delnuevo equipo antiterroristamontado por Sáinz en Bilbao.Desde hace semanas, los agentescuentan con una lista, con fotosincluidas, de los veinte dirigentesde ETA más peligrosos queviven refugiados en Francia.

La lista la han confeccionado,principalmente, para remitirla a

la Dirección en Madrid. Así, conesa herramienta de trabajo, suscompañeros de la BrigadaPolítico-Social podránenfrentarse con más informacióna la banda terrorista. En eldossier figuran los nombres yapodos de todos los terroristasque se han desplazado a lacapital. La lista está encabezadapor los cuatro jefes del ComitéDirectivo de ETA ( Josu Ternera ,Peixoto, Txomin y Ezkerra) y losintegrantes del comando Txikia:Wilson, Argala, Atxulo y Zigor,entre otros colaboradores. La

relación también incluye losnombres de 41 liberados de labanda entre quienes destacanKiskur y Marquín, todos ellos yaen la clandestinidad en Madrid.7

Atxulo, que lleva poco tiempoen la capital, es la antinomia delbuen terrorista. Va dejando unreguero de pruebas por dondepasa. Se relaciona con dosamigos, Juan Antonio Aramburuy José Ignacio Uriarte Ugarte.Incluso, una noche se queda adormir en la casa del tío deAramburu en la calle Castelló,número 120.

En esas relaciones, el etarra seva más de la lengua de lo quecuenta a sus compañeros decomando. Está obsesionado conlocalizar al periodista AlfredoSemprún y encarga esa tarea asus dos amigos. No sólo intentanlocalizarlo a través de la guíatelefónica, como hacen conCarrero, sino que les pide quevigilen los talleres y la redacciónde ABC.8

Atxulo peca de ser unpeligroso lenguaraz. Además derevelar a sus amigos sucondición de ilegal de ETA, se

jacta ante sus paisanos de susrelaciones con las autoridadescubanas:

—Un ministro de Cuba me hainvitado a visitar la isla para serinstruido en actividadesarmadas.9

El activista etarra vive sinlimitaciones y se ve desbordadoen sus relaciones sociales. Quedaa menudo con el cineasta AntónEceiza, que acaba de dirigir unanuncio publicitario conFernando Rey; con una talCharo, a la que pretende captarpara sus intereses; y acude a

menudo a un piso quecomparten un grupo de jóvenesuniversitarios en FernandoSilvela, número 54, que estávigilado por la Policía.

Sorprendentemente, Atxulo,que es nuevo en Madrid, juegacon fuego, pero siempre logralibrarse de las ascuas. La mayoríade sus compañías están fichadaspor la Brigada Político-Social —muchos de ellos son estudiantesde la Facultad de Ciencias de laInformación—, pero Atxulosiempre se zafa de la presiónpolicial.

El etarra se ve también muy amenudo con Aramburu, unamigo de Bilbao, que permaneceunas semanas en Madrid parasometerse a una cura deadelgazamiento y asistir a uncurso técnico. Es nacionalistapero no milita en ETA. Suabuelo, un prestigioso arquitectobilbaíno, fue uno de losconstructores del «cinturón dehierro» que protegió Bilbaodurante la Guerra Civil. Su noviaes la hermana del también etarraEscubi Larraz.

El joven vasco se sorprende

por el ritmo de vida y eldesprecio a las medidas deseguridad de su amigo en lacapital. Con él se ve en variascafeterías del centro —Manila,Derby…— y va a los cines de lacalle Fuencarral como el Roxy B,donde una noche se cruzan conel ministro López Bravo y suesposa.10 Atxulo reacciona comoun activista desaforado:

—No hay que perderle elrastro. Voy a seguirle paraobservar sus costumbres porquea partir de este momento puedeser un potencial objetivo para un

secuestro. Su cabeza vale mucho:podemos conseguir la puesta enlibertad de muchos compañerosque están presos en la cárcel.

Atxulo y Aramburu conocen aun grupo de chicas —Maribel,Esperanza y María del Mar— quecomparten un piso en la calleFrancisco Silvela. El etarra sepresenta como Carlos y a suamigo, como Juan. Las visita amenudo y mantiene con ellas unalarga relación, que está a puntode hacer fracasar la misióncontra Carrero, que por entoncestodavía es el secuestro.

Atxulo se mueve por Madridcomo un matón, con un nuevelargo en el cinto. No le importaque a veces la pistola lesobresalga de su pantalón ypueda ser vista por undesconocido. Su carácter depersona despreocupada y suespíritu aventurero lo colocan ensituaciones extremas.

El etarra se encapricha de unade las chicas del piso, deEsperanza, una joven deveintitrés años nacida enMondragón. Comienza a salircon ella y con su amiga María.

Una noche las invita a cenar y lepide a esta última que le guardeen su bolso su pistola, que sesaca de la parte de atrás de lacintura. Atxulo se la entrega a lajoven como si se tratara unpaquete de cigarrillos.

—No os asustéis. Voy armadoporque tengo problemas con laPolicía y sospecho que andanbuscándome. Pero no osalarméis, está todo controlado —les dice para tranquilizarlas.11

Todo es así de descabellado entorno a Atxulo y lo extraño esque ningún policía se cruce en su

camino. Su amigo Aramburu sesorprende cuando un día le pideque lo acompañe a la viviendadel Parque de Lisboa, la primerasede del comando. Para él es unasituación de riesgo. Incluso pasamiedo. Cuando llegan a lavivienda donde se hospedanArgala y Wilson, toca el timbrey, al no responder nadie, deslizaun sobre por debajo de la puerta.Dentro hay una nota coninstrucciones. Aramburu sesorprende que un ilegal de ETA,clandestino en Madrid, abandoneasí una comunicación de la

dirección, que puede ser captadapor la Policía y poner en unasituación extrema a todo elcomando.

En mayo de 1972, durante dosmiércoles seguidos, el jovenbilbaíno acompaña a Atxulo auna supuesta cita en la cafeteríaManila de Callao. El etarra ledice que tiene que verse con unliberado de ETA que se hadesplazado desde Francia paraquedar con él. No es otro queAbaitúa Gomeza, Marquín.12 Elcontacto no aparece el primermiércoles y el segundo, tras una

larga espera, Atxulo creereconocerlo y se acerca a unjoven. Habla con él unossegundos y regresa junto aAramburu.

—Me he equivocado. No es él.A Marquín no lo he visto nunca,pero por los rasgos que mehabían facilitado la dirección,éste se le parecía.13

Otro día, tiene fijada una citaen una cafetería de Colón con elabogado Echeverrieta. Perocuando va a cruzar la puerta delestablecimiento se percata de queel lugar está tomado por la

Policía. No lo duda: echa acorrer y se da la fuga. Se pierdepor la boca del metro situadajunto a la cafetería Riofrío. Sinpoder superar el susto, seencierra en su piso de GeneralPerón, número 25, durante unasemana hasta que las aguasvuelven a su cauce.14

Cuando lo comenta con suscolegas, uno de ellos seenorgullece de su pericia pero lerecrimina su torpeza:

—¡Pero a quién se le ocurrequedar en la zona más vigiladade Madrid! A menos de cien

metros del despacho de Carrero,del TOP y de los serviciossecretos. Y seguro que llevabasla pipa encima. Es para matarte.

29¡Increíble! La cúpula de

ETA en Madrid

La cúpula de la banda cierra filasy apuesta decididamente sobre elobjetivo señalado por Argala.Tal es el convencimiento de suestrategia en la capital que, antesdel verano de 1973, se desplazana Madrid todos los responsablesde la Coordinadora. Lo másgranado de la banda: Pertur,Serrano Izco, Goiburu

Mendizábal, EsperanzaGoikoetxea Elorriaga, Icharro yEzkerra. Este último se hospedaen el piso de la calle Mirlo,número 1, que el comandoTxikia ha alquilado. Conviveunos días con Argala, Wilson yZigor, que ha sido rehabilitado.Los demás se reparten en laamplia red de viviendas quetienen en la ciudad.

Aunque resulte insólito ytemerario, por la condición deilegales de la mayoría de losasistentes, la Coordinadoracelebra una reunión clandestina

en un piso de Getafe, que LaTupamara ha proporcionado aJuan Miguel Goiburu (Gohierri)y Pelotas. Allí acuden todos losfichados de la banda: Peixoto,Ezkerra, El General, JuanMiguel Echaguibel Murúa(Cristo Melenas), VíctorAranzábal Balzategui (Txinua),Íñigo Suescun Jáuregui, Pertur,Sabin, Roberto FernándezPalacios (Britos) y JavierSerrano Izco.

La presencia de Goiburusupone otro grave desliz de laorganización. El hombre de

confianza de Ezkerra está bajo elpunto de mira de la GuardiaCivil. No hace mucho que hasido detenido en Ordizia por elsecuestro de Huarte. Tras unintenso interrogatorio por partede los agentes logró quedar enlibertad por falta de pruebas peroseguía vigilado. Argala no pierdela oportunidad para torpedear aEzkerra. Le comenta a Wilson,que también tiene susdiscrepancias con el nuevohombre fuerte de ETA:

—Es incomprensible quePelotas esté en Madrid. Está bajo

una intensa vigilancia y pone enriesgo la operación. ¡Qué pintaaquí!

Wilson pone la nota de humor:—Está aquí por pelotas. Como

muchas de las cosas que sehacen en esta organización. ¡Quéme dices de Peixoto, que saliópor piernas en la redada contraTxikia! ¡Está superfichado! Nosé para qué tenemos el cerebro.

ETA llega a concentrar enMadrid a una veintena de susmás peligrosos activistas, sinenfrentarse a contratiempospoliciales. Muchos de ellos

llegan a la capital en tren desde laestación de Irún, después decruzar la frontera francesa portierra o mar. Uno de ellos esEzkerra, el terrorista másbuscado por la Policía, desdeque se encaramó en lo alto de lacatedral de Burgos y se rompiólas piernas. Otro de losproscritos, una buena pieza decaza para los agentesantiterroristas, que ha logradoescabullirse en la operacióncontra Txikia, es Peixoto.

Durante días, todos ellos sepasean por Madrid con total

impunidad. Incluso llegan aencontrarse con conocidosvascos mientras visitan el centrode la capital. Por problemas delogística, incluso, algunos de losdirigentes se ven obligados apernoctar con documentaciónfalsa en pensiones del centro dela ciudad. Algo que incumple lasmás elementales normas deseguridad.

Finalizado el encuentro de lacúpula etarra, todos susdirigentes regresan al País Vasco,e x c e p t o Argala, Wilson yEzkerra, que permanecen en el

piso de la calle Mirlo. Lesacompaña Juan BautistaEizaguirre, Zigor, de veinticuatroaños. Poco después se les une unquinto miembro de la banda:Javier María Larreategui, Atxulo.

La reunión de ETA en unabarriada de la localidadgetafense, al sur de Madrid, esalgo que no tiene precedente enla historia de ningunaorganización terrorista:concentrar a todo su ComitéEjecutivo en la boca del lobo. Lomás llamativo es que elencuentro se convoca en unas

fechas en las que la Policía haextremado, en mayo, susprotocolos de vigilancia tras elasesinato de un policía armadapor un miembro el FRAP. Peroni aun así, ninguno de losasistentes de la Coordinadora dela banda se ve incomodadopolicialmente durante su estanciaen la capital. ¿Incompetenciapolicial? ¿Estulticia? ¿Desidia?¿Instrucciones de lasuperioridad?

Ni los etarras ni la Policíacontestan a estas preguntas. SóloEzkerra, el impulsor del

encuentro en Madrid, justificaante sus compañeros tal decisión,aunque parezca una decisiónarriesgada:

—Algunos de vosotros no mevais a creer, pero os puedogarantizar que estamos másseguros aquí que en nuestratierra o en Francia. Tras lamuerte de Txikia, la Policía y laGuardia Civil han aumentado loscontroles en las calles, lascarreteras y la frontera. Hastaextremos agobiantes. Loshombres y los topos delcomisario Sáinz son capaces de

reventar a la Coordinadora.Aquí, con la ayuda de nuestrosamigos madrileños —se refiere aForest, Sastre y su grupo—, sisomos discretos, podremosregresar ilesos a nuestras casas.

Y Ezkerra, una vez más, no seequivoca. Durante el tiempo queestán en Madrid ninguna fuerzade seguridad los incomoda.Aunque la banda muestradurante esos días una ciertarelajación en sus movimientos,no repite el mismo error en loreferente al manejo de lainformación. Para evitar

filtraciones e indiscreciones, laCoordinadora delega toda suautoridad en Suescun Jáuregui,Itxilla («mudo» en español),dirigente del sector obrerista, quesigue compatibilizando ese cargocon el de jefe del aparato dePropaganda de ETA.

Las sesiones de laCoordinadora en Madrid sirvenpara exteriorizar una vez más lastensiones entre los dos frentes dela banda, el Obrero y el Militar.Se trata de una crisis de fondoque la organización trata dezanjar. Los militantes que

apuestan por el Frente Obrerodesean comprometerse con laestrategia de ETA pero rechazanla actividad armada, mientrasque el Frente Militar defiendeque, sin lucha armada, jamás selogrará la independencia deEuskadi. Los obreros, que handetectado un importantemovimiento de milis en Madrid,también se quejan de que losmantengan a ellos al margen ysigan sin conocer los planes de laorganización en la capital. Portodo ello, Itxilla recibe entoncesd e Peixoto y Ezkerra la

información sobre el planiniciado contra Carrero.

La Coordinadora aprueba lasasignaciones económicas para elfuncionamiento de cada frente ydecide celebrar la Asamblea enagosto.

Pero una vez más la GuardiaCivil se cruza en el camino deETA. Dos semanas después de lareunión de la Coordinadora enMadrid, los agentes del institutoarmado detienen en el PaísVasco, en medio de una granredada, a los etarras VicenteSerrano Izco y Roberto

Fernández Palacios, Britos. Trasduros interrogatorios, los dosliberados de ETA declaran queacaban de llegar de Madriddonde han participado en unareunión con otros compañerosde la dirección.

Los detenidos confiesan que labanda dispone de infraestructuraen la capital. No desvelan ningúndato sobre los planes contraCarrero porque, siguiendo lacostumbre de la organización deconservar la información encompartimentos estancos,desconocen lo que se trama

contra el presidente. Losorprendente es que las fuerzasde seguridad, a partir de esasrevelaciones, no emprendan unaintensa batida en la capital paradescubrir el lugar de la reunión ylas viviendas donde se hanhospedado. De esa manerapodrían haber dado con la basede operaciones del comandoTxikia. Pero, una vez más, losagentes antiterroristas dejanpasar una gran oportunidad y noactúan. Una mano negra losolapa todo.

E l comando Txikia entra en

una fase de espera. Estápendiente de la orden de ladirección para señalarle la fechadel secuestro. Tienen todoorganizado, por lo que lesquedan muchas horas libres. Laespera se hace tensa y aburrida.

Argala dedica todo el tiempolibre a la lectura. Vuelve a leer ElCapital de Carlos Marx, queanaliza párrafo a párrafo. Otrolibro que llega a sus manos esOperación Estrella, que luego seconvertiría en una de sus obrasde cabecera. En él se narra lahuida, en julio de 1971, de un

grupo de mujeres tupamarasrecluidas en el penal de Cabildoen Montevideo. Los autoresnarran con verdadero primorcómo horadan un túnel, con laayuda de militantes delMovimiento de LiberaciónNacional (MLN), para conectarcon el alcantarillado deMontevideo. Argala desconoceen ese momento que aquel librova a servirle de gran ayuda en unfuturo.

Sucede lo mismo con uno delos avatares que le tocó vivir ensus inicios en la organización

armada: su paso por el grupo deETA, conocido como Los Topos ,encargado de la excavación detúneles para la fuga de militantesde la organización quepermanecían encarcelados.Como miembro de ese comando,participó en la conocida comoOperación Botella, diseñadapara lograr la fuga de losdieciséis dirigentes encarceladospor el Proceso de Burgos antesde que se celebrara la vista oral.La misión, finalmente, tuvo queser suspendida y fracasó.

Argala también relee las obras

de Charles Dickens y otrosautores consagrados. Susfavoritos son los clásicos rusosy, entre sus obras, Crimen yCastigo de Dostoievski. Pero almargen de las largas sesiones delectura, también dedica algunastardes a la actividad social. Algoun tanto inusual: un general deETA, que sobrevive en laclandestinidad, acompaña enMadrid al matrimonio Sastre-Forest a actos públicos yestrenos de teatro. Incluso,forzando las más elementalesmedidas de seguridad de alguien

que siempre se mueve condocumentación falsa, se atreve aasistir a una recepción en laEmbajada cubana.

En esa espiral de osadía seatreve a asistir a una lecturapública de la obra Hölderlin, dePeter Weiss, adaptada por Sartre.El dramaturgo suele estarvigilado por secretas de laBrigada Político-Social de laPolicía, por lo que Argala asumeun riesgo inexplicable. Duranteel acto cultural uno de losfotógrafos enfoca su objetivo ala zona donde está Argala y con

un clic inmortaliza al activista deETA. El líder del comandoTxikia se da cuenta del desliz yreacciona con celeridad. Seacerca hasta La Tupamara y lecuchichea al oído:

—Eva, uno de tus invitadosme ha cazado con una cámara defotos. No puede marcharse conmi imagen en el negativo. Estoyperdido. ¿Qué hacemos?

—No te preocupes. Todos sonde confianza. Yo lo resuelvo.

Eva otea a su alrededor paradar con el fotógrafo. Lo localizay se acerca hasta él. Tras unos

minutos regresa y tranquiliza aArgala:

—Ya está resuelto. Todo tienesolución. —Abre su manoderecha y le entrega un carrete—. Es de los nuestros. Asuntoresuelto.

Argala no se reprime y siguecon su amplia agenda deactividades sociales en la capital,mientras la dirección de ETAestudia la fecha de la operación.El terrorista, que durante años hasido el responsable del FrenteCultural de Vizcaya, es un forofode la zarzuela. Aprovecha su

larga estancia en Madrid para iral teatro a ver obras del génerochico.

El dirigente etarra tampoco seolvida de su forma física, quizáinfluenciado por los monjes de laEdad Media que se dedicaban ala lectura pero también a lae s p ad a . Argala defiende unestilo de vida que traslada a suscompañeros de reclusión:

—Las largas esperas sonpeligrosas. Sirven para mermarlas condiciones físicas que, endefinitiva, son igual deimportantes que las intelectuales.

Para alcanzar ese estado deequilibrio físico-mental, elactivista dispone de unostensores y un juego de pesas, queejercita a diario. Es tal la masamuscular, que llega a conseguirque sus compañeros del piso deMirlo comiencen a llamarlePopeye, por los músculos delpersonaje de las tiras cómicas. Elresto del comando, que nodisfruta de un monitor detelevisión en la vivienda —sólouna radio—, suele ir a menudo alos cines de la Gran Vía y de lacalle Fuencarral.1

En esas semanas de espera,Argala realiza varios viajes alPaís Vasco para reunirse con sufamilia. Dos de los encuentroscon su hermana Mayte losorganiza en el casco viejo deBilbao, en el interior de lacatedral de Santiago. El etarra esun personaje versátil que sedesenvuelve en la clandestinidadcon inteligencia y destreza. Esmuy dado a las técnicas delcamuflaje. A una de las citasacude caracterizado de sacerdote,con sotana y alzacuello. Otrasveces acude a sus encuentros

vestido de militar, con peluca ocon los cabellos teñidos. Noobstante, su nariz aguileña lodelata, como se destaca en todoslos documentos policiales.

Otros compañeros delcomando Txikia dedican eltiempo a actividades más solaces.Es el caso de Jesús ZugarramudiHuici, Kiskur, que sale a menudode copas con el también etarraAya Zulaica por la zona deArgüelles. Conduce unafurgoneta DKW que aparca cercade los bares Flandes, Finisterre,Roncesvalles y El Quinto Toro.

A Kiskur todo el mundo loconoce como El Rubio deVitoria.2 Una vez más, losprofesionales de la banda danmuestras de poca seriedad, sobretodo si están fichados por laPolicía, como es el caso deZugarramudi.

Wilson, por su parte, dedica lamayoría de su tiempo a elaborarun informe sobre la violenciarevolucionaria.

En cuanto a las actividadesparamilitares, el comandoejercita prácticas de tiro en laCasa de Campo. Se entrenan con

pistolas de aire comprimido,pero los fines de semana seescapan a zonas despobladas deSegovia o Ávila, a un par dehoras de Madrid, para practicarcon sus pistolas Parabellum, lasque realmente van a usar el díadel secuestro. En esa época, elcalibre Parabellum es ya todauna seña de identidad de labanda terrorista.

Wilson permanece en el pisode la calle Mirlo hasta agosto,que se ausenta de la capital y noregresa hasta septiembre. Loacompañan en su estancia

Atxulo, Villar Gurruchaga(Fangio), Aldasoro Artola(Piper) y Mikel Lujúa.3

30El zulo de la calle

Hogar

Genoveva Forest no participadirectamente en las actividadesdel comando, pero tampoco semantiene muy alejada de susmovimientos. Sigue siendo supuente de platino para muchasde sus operaciones. Es lasolución final a la que acudencuando ellos se ven impotentes.Tras el fracaso del alquiler de la

boutique de Padre Damián,Ezkerra entrega cuatrocientas milpesetas a La Rubia1 para quecompre una vivienda de plantabaja donde se pueda construir enel sótano lo que él llama lacárcel del pueblo. Allí es dondepiensan trasladar a Carrero trassu secuestro y donde seesconderá el grueso del comandohasta que se resuelva la misión.

La Tupamara se pone deinmediato manos a la obra paracumplir el encargo de la banda.Y pronto lo consigue. Pero,como suele hacer en la mayoría

de sus gestiones, utiliza a otrapersona para no dejar rastro desus actuaciones. Por eso comprauna vivienda en la calle Hogar,en Alcorcón, a nombre deRemedios Pérez López, esposadel albañil Antonio DuránVelasco.

Durán es un obrero de laconstrucción que milita enComisiones Obreras2 y antes,hasta 1971, ha estado afiliado alPCE. A petición de Forest, seencarga de construir el zulo. Elsindicalista comunista conoce aLa Rubia desde que, unos años

antes, le pintara su casa tras serdespedido de la empresa Pegasoy quedarse en paro. Necesitabatrabajo y el matrimonio Sastre-Forest salió en su ayuda.Entonces, todos ellos militabanen el PCE.

Tras esa faena, Forestcomienza a encargarle a AntonioDurán Velasco 3 la construcciónde zulos en diferentes pisos y ensu propio hogar para ocultarpropaganda y armas. En unavivienda de la avenida deBruselas, utilizada por la célulacomunista del matrimonio

Sastre-Forest, levanta en laterraza un doble tabique paraconseguir un habitáculo de 90centímetros por 60. A él seaccede por una puerta con cercometálico que se abre con unsistema de bisagras. La parteexterior queda enlucida con unaslosetas de plástico.

En una vivienda de la calleAlfambra, propiedad del suegrode Durán, construye otro refugiodonde se recluye cada vez que lobusca la Policía Político-Social.Se accede por una trampilla quese abre mediante un sistema de

pesas y está cubierta consintasol.4

El sindicalista de ComisionesObreras es un tipo duro y norehúye el peligro. Es unantifranquista radical y despreciaa la Policía porque ha sido variasveces torturado. De ahí que seauna presa fácil de convencer enmanos de La Rubia. Ella apela asu fibra ideológica más débilpara que construya el refugio dela calle Hogar:

—Necesito un zulo paraesconder a una alta personalidaddel Régimen que va a ser

secuestrada para, luego, sercanjeada por presos políticos.

Forest no necesita máspalabras para persuadirlo. Unpaso adelante por la causa. Peroel albañil sindicalista no tarda endarse cuenta de que quienes leayudan en las labores dedesescombro son jóvenesvascos. Necesita saber poco máspara comprender que detrás deaquel trajín está ETA. Pero no leimporta. Todo lo que sea lucharcontra el franquismo está dentrode sus planes.5

El piso franco construido en el

subsuelo de la casa número 4 dela calle Hogar, 68, de Alcorcón,sólo mide 12 metros de largo por4 de ancho y 1,90 de altura. A élse accede por una trampillaubicada debajo de una de lascamas de la vivienda. Dispone deuna pequeña cocina y una simplebombilla como único elementode alumbrado.6

Las obras comienzan en juniode 1973 y en el desescombroparticipan varios colaboradoresdel grupo de Forest. Paraconcluir los trabajos, la banda seve forzada a desplazar desde el

País Vasco a una decena deactivistas, la mayoría conantecedentes y buscados por laPolicía. Vestidos con monosazules y con pico y pala, losetarras realizan el desescombrodel sótano clandestino acuatrocientos kilómetros de sutierra. Allí se esfuerzan en latareas, en horarios intempestivosy bajo un calor sofocante,Argala, Mitxelena Loyarbe, JoséMaría Aldasoro (Piper), JoséAntonio Garmendia Artola(Tupa), Pérez Revilla, ArrietaZubimendi (Azkoiti), Villar

Gurruchaga (Fangio) y MikelLujúa. Todos ellos dirigidos porel albañil Durán Velasco. 7 Losetarras desplazados se hospedanen los pisos de General Perón,avenida del Mediterráneo yAlberto Aguilera.8 Todos ellos serefieren al zulo con el nombre enclave de La Granja.

Una vez más, ETA juega confuego. Se sirve de Durán, unmilitante sindicalista, fichado porla Policía y a quien las fuerzas deseguridad lo someten a menudo,cuando realizan redadas contra elmovimiento obrero, a duros

interrogatorios. Se da lacircunstancia de que losterroristas se relacionan con élpoco después de salir de lacárcel. Tras ser detenido por laGuardia Civil había permanecidodos meses entre rejas. Losterroristas por enésima vez seexponen a un riesgo absurdo. Lomismo que sucede con Forest,toda una asidua de cuartelillos ycomisarías por sus antecedentesantifranquistas.

Las obras se inician en junio yconcluyen en septiembre.Aunque las dirige Durán, es Eva

Forest quien supervisa todo elplan. Ella es la encargada deproporcionar los enseres, entreellos las camas literas para elcomando. Su participación llegaaún mucho más lejos. Un día sepresenta en el sótano con unosbultos, grandes y pesados, yvarios paquetes alargados. LaRubia, una vez en el interior dellocal, le muestra su contenido aDurán: un auténtico arsenal conrifles, pistolas, escopetas ymunición.9

Ezkerra, antes de acabar lasobras, le deja las cosas muy

claras a La Tupamara:—La existencia y la dirección

de esta casa no deben conocerlasnadie. Ni tu marido. Si caemosalguno de nosotros, el pasosiguiente es la tortura. Y por esosmedios es difícil negarse a cantaren los interrogatorios. Por mediode la violencia van a arrancarnostoda la información. Pero tu casoes muy distinto. Nadie va asospechar de ti, ni va a poderseguir tu rastro.

—Eso espero, que no medelatéis. Lo negaré todo10 —lecontesta con cinismo La Rubia.

Muy pocos conocen laexistencia del zulo de la calleHogar. La obra de la adaptaciónde su sótano se lleva en unestricto secreto, aunque EvaForest demuestra poca discreciónen la correspondencia que cruzacon su hijo Juan Sastre Forest,que reside en La Habana. Elvástago se ha desplazado a lacapital cubana, aprovechando loscontactos de su madre, paraimpregnarse en la causa de larevolución. Madre e hijo juegan,humorísticamente, en suscontactos epistolares sobre las

obras clandestinas en la viviendade Alcorcón. Algo poco seriopara una compañera de viaje deETA que planea secuestrar oasesinar a un presidente delGobierno.

Juan Sastre, el mayor de treshermanos, que se dirige a suspadres como «queridísima yhorrible familia», aunque seencuentra a miles de kilómetrosde Madrid, sigue de cerca elambicioso plan de suprogenitora. Sólo tiene dieciséisaños, pero por sus cartas quedade manifiesto que conoce la

ambiciosa misión contra elalmirante. Si no, no se entiendeel texto de una de sus misivas,un mes antes del atentado: «¿Quétal esos asuntillos madrileños?¡Y de otras partes de laPenínsula! ¿Qué tal estánustedes?».11

El hijo insiste en suscomentarios en otra carta:«Nuestros horribles padrestrabajando en sus horribles yrespectivos trabajos deconstructores: Imaginación».12

Una semana después, JuanSastre envía una nueva epístola a

su madre. En el encabezamientoescribe: «Año del XXAniversario». Se refiere a lacelebración de la segunda décadadel asalto de Fidel Castro y suEjército revolucionario a loscuarteles de Moncada, enSantiago de Cuba.

«Me alegra saber que las“cosas” [entrecomillado en eloriginal] marchen, que la granjase terminó.»

Con la firma: «Juan».13

Antes de que acabe el mes denoviembre, el vástago de losSastre-Forest sigue con sus

referencias a las obras deAlcorcón, mientras el comandode ETA extrema sus medidas deseguridad para no serdescubierto: «Madre, ¡vivan lostrabajos granjeriles en todo elmundo!».14

A mediados de diciembre,cuando el plan entra en su rectafinal, Juan Sastre nuevamente serefiere a La Granja y en undibujo escribe: «¡Dabuten!».15

Conforme se acerca la fecha delatentado, utiliza cada vez másexpresiones en vasco como:«Iraultza Edo Hil!!!».16

Es la terminología que utilizaGenoveva Forest17 en lacorrespondencia que mantienecon su hijo Juan. La influenciade ETA en la familia Sastre-Forest no sólo afecta almatrimonio sino también a partede su descendencia, como en suotro hijo Pablo.18

Argala no sólo bautiza a lavivienda de Alcorcón con unnombre en clave, La Granja,sino que también se sirve de esanomenclatura secreta paradenominar al resto de los pisosque ETA cuenta en Madrid. Por

ejemplo, llama Holanda a unpiso que alquila entre los mesesde junio y julio, y cuya direcciónsólo la conocen él y LaTupamara.19

Esas semanas de veranotambién son muy activas para LaRubia, que está entregada a lacausa etarra. No duda en realizarcontinuos viajes al sur deFrancia, la mayoría de las vecesen su propio vehículo. Eva semueve entre Madrid y San Juande Luz con total impunidad. Seconvierte en el correo entre elcomando y la dirección de ETA.

El hecho de tener una casa enFuenterrabía le facilita sucoartada. Ahora ya no sólomantiene una estrecha relacióncon Argala, sino que también haestrechado los lazos con Ezkerra.A La Tupamara le gusta elpoder. Todo le resulta tan fácilque se relaja a la hora de adoptarlas más mínimas reservasexigidas en la clandestinidad. Ensu agenda anota: «Noviembre,16. San Juan de Luz. Hendaya».Días después, incurre en elmismo error: «8.30. Metro-Moro». «Moro» puede

corresponder al alias de uno delos etarras, posiblemente, ArriagaIntxausti.20

Algo similar sucede conAtxulo, que sigue haciendo de lassuyas, como si la clandestinidadestuviera reñida con él. Asumedecisiones que ponen en peligroel plan contra Carrero, aun asabiendas de que está fichado yes uno de los primeros objetivosde la Policía. En julio alquila uncoche Seat 124-D en la agenciaAutos España, ubicada en la calleGeneral Sanjurjo. Cuando rellenael contrato escribe su auténtico

nombre y también su domicilioen Bilbao, en la calle LicenciadoPoza. Presenta su carnet deconducir a su nombre y aclaraque en esos momentos resideprovisionalmente en Castelló,número 120, el domicilio de losfamiliares de su amigo JuanAntonio Aramburu. A la semanasiguiente devuelve el coche conun recorrido de mil seiscientoskilómetros, una distancia quepuede coincidir con un viaje deida y vuelta a Francia.

La estancia de los etarras enMadrid es sosegada pero, desde

Bilbao, el comisario Sáinz hacejusticia a su calificativo demartillo de ETA. No da muestrasdel más mínimo retroceso en latarea que le ha encargado elGobierno: estrangular a la banda.El 21 de julio remite una notainterna por el conducto oficial alcoronel Blanco, el directorgeneral de la Seguridad. Es unaviso. Una alerta sobre lapresencia de etarras en Toledo.El jefe de la Policía de Bilbao noutiliza los verbos en optativo:«Ha sido detectada la presenciaen Toledo, el día 20 de julio de

1973, del destacado liberadoJosé Miguel Lujúa. Dichapresencia coincide con la visitaefectuada por el príncipe deEspaña y el presidente deParaguay».

¿Es pura coincidencia? Pocoprobable. Los etarras se hanenterado días antes por la prensade la visita del futuro rey a laciudad del Tajo y organizan unviaje de sondeo. Quieren sabercuáles son las medidas deseguridad que envuelven a JuanCarlos, de cuántos efectivoscuenta su servicio de escolta.

Lujúa confirma sus sospechas: lavigilancia es muy inferior a la delpresidente Carrero. Para esev i a j e , Atxulo alquila otrovehículo en Autos España, unSeat 850, con su verdaderaidentidad. Lo devuelve en laagencia un día después y abonacuatrocientas cuarenta y seispesetas por un recorrido denoventa y dos kilómetros. Ladistancia, ida y vuelta, entreMadrid y Toledo.

La versión oficial sobre lapresencia del etarra a escasosmetros del sucesor de Franco,

que los agentes de Madridrecogen en sus informespoliciales, es un insulto a laeficacia policial. Basan susargumentos en una puracoincidencia. Para losfuncionarios, el etarra se hallaallí disfrutando de una jornadaturística.

Sáinz hace un comentariojocoso cuando se entera de laversión poco creíble de sussuperiores:

—No me lo puedo creer. ¡Deturismo! Sólo les falta decir quellevaba boina.

31La seguridad del

presidente

Las elucubraciones del comandono son gratuitas. Tras someter alalmirante, ya investidopresidente del Gobierno, a unanueva vigilancia, compruebanque no va todos los días a misa yque su rutina ha cambiado.Ahora, en su nuevo cargo, viajamucho más que antes. Además,en verano, a causa del calor, la

parroquia abre de par en par laspuertas centrales de acceso altemplo. Esto dificulta elsecuestro porque deja el interiora la vista de todos y se puedeescuchar desde fuera lo quesucede dentro. Pero ni aun así elcomando desiste y sigue a laespera de que finalicen las obrasen la vivienda jaula. Sabe que seacerca la fecha de las vacacionesoficiales del almirante pero norenuncia a la operación. Sinembargo se produce la grandecepción: Carrero deja de asistira diario a misa como hacía hasta

entonces. Pasa el 18 de julio y elcomando decide regresar al PaísVasco.

Tras su nombramiento comopresidente, Carrero transige yadmite un reforzamiento de suprotección. Sólo acepta unsegundo vehículo con unconductor y un escolta. Elespíritu monacal del almirante lolleva a ahorrar hasta la másmínima peseta. Para él todo loque no sea imprescindible setraduce en un dispendio absurdo.Eso sí, el almirante no puedequejarse de su vehículo

blindado, con matrícula PMM-16.416, que está valorado enmedio millón de pesetas, aunqueya ha rodado más de cincuentamil kilómetros. El vehículooficial, adjudicado a laPresidencia, es uno de los pocosde la Administración que estáequipado con aireacondicionado, un radioteléfonoy un equipo de radiotransmisión.El servicio de escoltas delGobierno sólo está dotado demedio centenar de policías paracubrir los turnos de escoltas deuna veintena de ministros.

Pero al margen de laobstinación del presidente sobresu sistema de seguridad, elMinisterio de la Gobernaciónmuestra poca —ninguna—preocupación por la seguridaddel número dos del Régimen. Lavigilancia del domicilio delalmirante, que se limita a lapresencia de un guardia en lapuerta, choca con la que disfrutael Caudillo: mil quinientossoldados del Regimiento de ElPardo, una compañía de laGuardia Civil con cientocincuenta efectivos y una brigada

del Cuerpo Nacional de Policía.El Regimiento de El Pardotambién da protección al futurorey.1

Agustín Herrero, elresponsable de la escolta delpresidente, no está convencidode que con ese dispositivo sepueda garantizar la inmunidaddel almirante. En repetidasocasiones se dirige a sus jefesinmediatos y al jefe superior dePolicía de Madrid, FedericoQuintero, para extremar losmedios, pero nunca recibe unarespuesta convincente.

Cuando ETA decide secuestrara Carrero, el almirante eravicepresidente pero mantenía lasmismas medidas de protecciónque le habían asignado en 1951,tras ser nombradoministrosubsecretario de laPresidencia. Dispone de un soloescolta, el inspector AgustínHerrero, que más tarde se turnaráen su función con el tambiéninspector Antonio Bueno.

Tras su nombramiento comopresidente, el séquito de escoltas,dirigido por Herrero, que ya haascendido a comisario, está

compuesto por Bueno y otrossiete policías, que se turnan engrupos de tres. El equipo utilizados vehículos del Parque Móvilconducidos por dos policías depaisano, a veces sustituidos porconductores del Parque Móvil.La esposa de Carrero dispone deuna escolta de dos policías.

La protección del presidentedel Gobierno tan sólo cuesta alerario público veinticincomillones de pesetas anuales, eincluye los sueldos defuncionarios, gasolinas y dietas.2

Aun así, con tan bajo coste,

nadie se preocupa en reforzarla.Destinar tan sólo dos millones almes para el servicio de escoltadel hombre más poderoso deEspaña después del Caudilloparece algo verdaderamenteridículo,3 sobre todo viendo loque se prepara a sus espaldas.

Los servicios de informaciónestadounidenses comparten lamisma visión del problema.Anteriormente a estos hechos, ycon motivo de la visita a Españadel vicepresidente Spiro Agnew,su equipo de protección hace uncompleto estudio sobre las

medidas de seguridad de la sedede la Presidencia del Gobiernoen el paseo de la Castellana.Llegan a la conclusión de queson inexistentes y que colocan enuna situación de riesgo almandatario de su país. ElDepartamento de Estado elaboraun duro informe sobre laineficacia de los servicios deinformación españoles. Para losexpertos de Washington, eldiagnóstico es demoledor: sepreocupan más por la represióninterna que por la seguridad yestán todo el día compitiendo

entre ellos.4

El jefe de la escolta delvicepresidente americano,Soliman, subdirector de FBI, trasinspeccionar desde la balconadade un salón las ventanas lejanasde los hoteles Sanvy y Fénix, alotro lado de la Castellana, yrevisar las instalaciones delpalacio, pregunta a LuisAcevedo, secretario particulardel vicepresidente, a quienacompaña Joaquín Bardavío, jefede los Servicios Informativos dePresidencia del Gobierno:

—¿Cuáles son los efectivos

humanos de la seguridad delvicepresidente Carrero?

Los presentes cruzan susmiradas y dudan en dar unarespuesta.

El funcionario de la comitivade Agnew insiste:

—¿Cuáles son las medidas deseguridad del vicepresidente?

Se hace un largo silencio.—¿Se refiere usted al escolta?

—balbucea Acevedo.—Tiene dos: un día está de

servicio uno, y el otro día otro.Soliman se queda mirándolos

con cierta resignación y

desaparece por el fondo delpasillo.

Acevedo, que tiene la mismaedad del almirante y lleva junto aél más de treinta años, menea lacabeza dando a entender que nocomprende nada. Suelta unacarcajada y con ciertacomplicidad y en voz bajaconfiesa a Bardavío:

—¡Tanta seguridad y despuésles matan a Kennedy, y al otroKennedy y al negro aquél, y allíno hay más que crímenes…! Sinembargo, aquí, ya ve usted,treinta años lleva el vice con un

escolta. Y a veces se vienenjuntos andando por la calle… ¡Sies que estos americanos!5

Carrero sabe por los serviciossecretos de que ETA dispone degran apoyo en el País Vasco,pero que también cuenta enMadrid con cómplices de laextrema izquierda. Estáinformado de que el etarra Izkode la Iglesia, uno de loscondenados a muerte en elProceso de Burgos y luegoindultado, viaja con frecuencia ala capital a visitar a su madre.Los espías del Servicio de

Documentación lo siguen en susmovimientos por Madrid y estánal tanto de los apoyos con quecuenta. Pero las investigacionesno van más lejos. No logranllegar hasta Argala, Wilson oEzkerra.

En esa época ETA también seha externalizado. Las sombrasdel árbol Malato incluso lleganmás allá de las fronterasespañolas. Establece contactoscon organizaciones terroristasinternacionales y algunos de susactivistas han recibidoadiestramiento militar en Yemen

y Argelia.El 20 de julio de 1973, con los

ecos de la celebración del treintay siete Aniversario delAlzamiento Nacional, Carrerocomparece en las Cortes parapedirles a los procuradores sulealtad y su eficaz colaboracióncon el Gobierno. Carrero,aunque no lo necesita, se definepolíticamente ante sus señorías:«Soy un hombre totalmenteidentificado con la obra políticadel Caudillo, plasmadadoctrinariamente en losPrincipios del Movimiento

Nacional y en las LeyesFundamentales del Reino. Milealtad a su persona y a su obraes total, clara y limpia, sinsombra de ningún íntimocondicionamiento ni mácula dereserva mental mía con la obrapolítica del Caudillo. Declaroigualmente mi lealtad, con lamisma claridad y la mismalimpieza, al príncipe de España,su sucesor, a título de rey, en laJefatura del Estado… Soy unhombre del Movimiento».

Carrero no engaña a nadie.Todos los procuradores saben

cuáles son sus principios.Siempre ha sido un servidor delEstado vinculado a la obra delCaudillo. Y si persiste algunaduda, él lo aclara: «Soy unhombre del Movimiento; si entrela enorme masa de españoles queaceptan sus principios, que sonpermanentes e inalterables, y lasleyes que integran nuestrosistema institucional sin reservasmentales de ninguna especie, seadmite la posibilidad deexistencia de matices, sectores ogrupos, o lo que se ha dado enllamar “familias políticas”, quede

bien claro igualmente que estoycon todos en general y conninguno en particular».

El almirante no dice la verdad.Desde hace años vienepromocionando a unageneración de políticosvinculados al Opus Dei, lo cualha propiciado durosencontronazos con los baronesdel Régimen. Sobre todo a raízd e l caso Matesa que salpica aalgunos miembros de suGobierno. Franco no profesa lasmismas inclinaciones religiosasque su subordinado pero no le

hace ascos a la Obra. El Caudillose adapta a los equipos detecnócratas opusianos de Carreroporque está convencido de queson los mejores servidores paraesa etapa.

Franco suele recibir a menudoen El Pardo a monseñor JoséMaría Escrivá de Balaguer, elfundador del Opus. Además, suesposa, doña Carmen, tienesiempre a mano en su mesita denoche, como libro demeditaciones, la obra delfundador del Opus, Camino.Esto exaspera al yernísimo

Cristóbal Martínez-Bordiú, unode los mayores detractores deCarrero y del Opus. Él y suesposa no se reprimen enpúblico y lo consideran «unasuerte de masonería católica».6

Por eso Carrero insiste en sudiscurso que nadie puederecriminarle intereses de otraíndole: «Ni he tenido el másmínimo interés en entidad oempresa de ningún tipo, niagrícola, ni industrial ni deservicios. Todo mi interés estáconcentrado en la gran empresade todos que se llama España».

El último Gobierno de Carrerocomo vicepresidente, con LópezRodó al frente de la Comisaríadel Plan de Desarrollo, con nivelde Ministerio sin cartera, ha dadoun vuelco espectacular a laeconomía española. La Españadel racionamiento y el estraperloexperimenta un gran cambio,situándose en niveles debienestar similares a los demuchos de los paísesoccidentales.

Con un Caudillo diezmado porlas enfermedades, el almiranteexpone ante sus señorías su

declaración de principios que sediferencia poco de la de susúltimos años comovicepresidente: «El nuevoGobierno luchará por un ordensocial más justo y representativo,seguirá con el desarrolloeconómico con pleno empleo yprotección social a lostrabajadores, extenderá laeducación a todos los españoles,modernizará nuestras FuerzasArmadas, mantendrá unarecíproca independencia entre laIglesia y el Estado, establecerámayores relaciones con la

Comunidad Europea y noreducirá su firmeza en lareivindicación de Gibraltar».

Sobre el orden público, quetrae de cabeza al Gobierno, nosólo por la movilización detrabajadores y universitarios enla calle, sino también por lapresencia cada vez más activa deETA, el presidente hace un guiñoal sector más intransigente de lasCortes apelando a la mano dura:«En lo que afecta al ordenpúblico, tenemos las ideas muyclaras: donde la autoridad no seejerce, la libertad se destruye en

la anarquía».Las cifras son de escándalo.

En la Universidad se han perdidodurante el curso 1971-1972 casiun 10 por ciento de días lectivos,se han producido 179 protestascolectivas y 80 enfrentamientoscon las fuerzas de orden, se hanexhibido 1.285 carteles y muralessubversivos, se han celebrado954 asambleas no autorizadas yse han repartido 1.276 octavillasdiferentes.

Durante la visita de Nixon aEspaña, en otoño de 1972, lacomitiva presidencial había

asistido a un hecho inimaginableen España: cómo caía sobre suscabezas, mientras cruzaba laplaza de Callao, una lluvia depanfletos comunistas contra elfranquismo, lanzados por losmilitantes del PCE desde laazotea del edificio de GaleríasPreciados.

Carrero pide a losprocuradores su colaboraciónpara sacar adelante proyectoscomo la Ley Electoral y unamayor participación de laOrganización Sindical.

Manuel Fraga, el enfant

terrible del Movimiento ybrillante profesor de Teoría delEstado, que no se esconde en supolítica aperturista, finalmente esnombrado embajador enLondres. El Régimen lo prefierelejos del escenario político. Elpropio Fraga entiende lospropósitos: «Llego a laconclusión de que debo aceptarporque con Carrero, presidente,y Fernández-Miranda,vicepresidente, es evidente queno habrá cambios políticos. Séque no podré crear ningúnmovimiento importante mientras

viva Franco».Con el nuevo Gobierno,

Carrero pone en marcha unsistema diferente en lasrelaciones con sus ministros.Prefiere reunirse personalmentecon ellos antes de la celebracióndel Consejo de Ministros, a losque Franco sigue queriendoasistir. Pero su presenciaprovoca que sean breves yexcesivamente protocolarios.Antes de las vacaciones estivalesse celebra el último Consejo,bajo la presidencia del Caudillo,que continúa sin superar su mala

salud.En esas fechas, a finales de

julio, el comando Txikia tieneque enfrentarse a otroinconveniente, que obliga a otroretraso en su misión. Ladirección de ETA convoca enSan Juan de Luz una reunión delFrente Militar a la que estáncitados todos los ilegales de labanda y los miembros de la MesaLegal. Por los ilegales asisten,entre otros, Txomin, Peixoto,Ezkerra y Garratz.Representando a los legales,acuden siete activistas.7

Agosto se echa encima y elCaudillo, como todos los años,se desplaza al Pazo de Meirás, enGalicia. Allí se dedica a pescar enun coto de salmones del ríoEume y juega al golf en el campoLa Zapateira de La Coruña.También realiza viajes a lo largode la costa gallega a bordo delyate Azor. Así discurre el mes dela canícula veraniega hasta quese instale, en septiembre, en SanSebastián.

Franco llega a la capitaldonostiarra el 10 de septiembre.El Azor fondea en la bahía de la

Concha y a bordo de una motorase traslada al muelle. Ni elCaudillo ni su séquito dudan desu seguridad, a pesar de laamenaza etarra, porque todo elrecorrido va abrigado pordecenas de embarcaciones,engalanadas con banderasespañolas y de la ciudad y porciudadanos donostiarras quelanzan vítores y proclamas afavor del jefe del Estado. Ya entierra, desde un podio instaladopara la ocasión, él y laconcurrencia escuchan en unsilencio espectral el himno

nacional. A continuación,acompañado por el alcaldeFelipe Ugarte, se dirige en uncoche descubierto hasta elpalacio de Ayete, donde disfrutade su residencia estival.

N i Argala ni Ezkerra estánpresentes para comprobar enpersona las ovaciones delpúblico que se agolpa en lascalles por donde pasa la comitivaoficial. Días después, Francocelebra un Consejo de Ministrosen uno de los salones de suresidencia.

Carrero también tiene

organizadas sus vacaciones, peroantes de su marcha mantiene ensu despacho una entrevistasecreta con un misteriosopersonaje. El encuentro ha sidopropiciado por los hombres delteniente coronel San Martín, eljefe de los servicios secretos dePresidencia.

El interlocutor del almirante esun corpulento militar francés queviste de paisano. Sus modalesson rudos pero domina ese saberestar de los oficiales galoseducados en la Academia Militarde Saint-Cyr. Sus surcos en la

frente y las gruesas arrugas en lacara delatan que está curtido enmil batallas. Una de sus últimasexperiencias militares, aunquefrustrante, ha sido en Argelia,donde el presidente francés DeGaulle ha renunciado a la coloniaentregándosela a losnacionalistas argelinos. Él y suscolegas de las fuerzas especialesparacaidistas no se lo perdonan ycrean unos batallones de lamuerte conocidos como OAS, laOrganización del EjércitoSecreto, que curiosamente habíasido constituida en Madrid, en

octubre de 1961, por el generalSalan y otros altos oficiales.Carrero, entonces subsecretariode Presidencia, les había echadouna mano.

Francia y Argelia, cada unomotivado por interesesparticulares, nunca perdonarían aFranco la cobertura que facilitó alos sublevados de extremaderecha. Durante años, losfranceses y argelinos se lohicieron pagar ofreciendo a ETAun trato de favor. Francia fue susantuario, su lugar de refugio yreposo, mientras el Ejército y los

servicios secretos argelinos lesfacilitaron adiestramiento militaren el uso de armas y explosivos.8

Esa experiencia es lo queanima al oficial a presentarseante el hombre más fuerte deEspaña. Piensa exponerle unplan especial. Según susprevisiones, puede acabar conETA aplicándole los mismosmétodos de la guerra sucia yausados contra los rebeldes delFLN argelino. La ley del Talión:ojo por ojo y diente por diente.

El oficial francés, tras lossaludos protocolarios,

permanece firme y de pie, comosi se cuadrara militarmente anteun superior. Entra en materia yse dirige a Carrero no comopresidente, sino por su gradomilitar:

—Almirante, imagino que susasesores ya le han puesto enantecedentes de cuál es nuestraoferta de colaboración. Sabemosque, conforme pasan los días,cada vez le preocupa más lafuerza que va tomando elseparatismo vasco. Nosotrosvivimos algo similar en Argeliay… —No termina la frase—.

Bueno, ya sabe a qué me refiero.Para que no suceda lo mismo,estamos dispuestos a colaborarcon su Gobierno para exterminara esa banda de asesinos.

El presidente se sienteincómodo pero no rehúye laconversación:

—¿Y cómo piensan ustedesacabar con una banda tanestructurada, que se beneficia delapoyo del Gobierno francés, si laPolicía española se veimpotente…?

—Almirante, nos limitaremosa utilizar sus mismas armas.

Frente al terrorismo organizadono sirven los métodos policialestradicionales ni el Estado deDerecho… Sobran las normas ylas leyes… Sólo vale la acciónclandestina… Sus dirigentesdesaparecen o mueren y seacabó.

—¿Y qué necesitan ustedespara emprender esa ofensiva?

—Dos cosas imprescindiblesantes de llegar a un acuerdo:libertad absoluta de actuación yla suma de quinientos millonesde pesetas… Entienda que laenvergadura de la misión acarrea

muchos gastos.Carrero prende con su mano

derecha un bolígrafo Bicdesgastado que, como únicoutensilio de escritura, hay sobresu mesa, anota algo en unalibreta y retoma la palabra:

—Lo entiendo, lo entiendo…Mire, agradezco infinitamente suofrecimiento para colaborar en ladestrucción de esa banda deasesinos, sin embargo consideroque se trata de un pleito internoespañol. Corresponde,exclusivamente, a los españolesacabar con estos grupos de

indocumentados que trabajanpara separar una región del restode la unidad ibérica y que losvascos dejen de ser españoles.Pero sepa usted que mi Gobiernoganará antes la batalla.

El oficial francés hace elademán de querer intervenir,pero con un gesto de las manosel presidente se lo impide:

—Déjeme que concluya.Repito que agradezco muchísimosu ofrecimiento de colaboración,pero no me perdonaría dejar quela historia recordara que siendoyo responsable del Gobierno

empleara a elementos extranjerospara combatir a estos separatistasvascos.

Carrero se levanta de su sillón,se dirige al oficial galo, y sindarle la oportunidad de continuarla conversación, le alarga lamano y se despide:

—Espero que podamoscolaborar en un futuro en otrosasuntos. Gracias.

Los escrúpulos morales delalmirante sirven para frenar laintervención antiterrorista delgrupo de mercenarios galos, perola puerta se abre para los

servicios secretos.9

Una vez despedido el militarfrancés, Carrero llama a SanMartín para que lo visite en sudespacho. Quiere conocer deprimera mano en qué situaciónse halla el plan de acción contraETA que el jefe del SECED leentregó semanas atrás.

El almirante abre un cajón desu mesa y saca un dossier con laleyenda «SECRETO» y el título«Escuela de comandosantiterroristas». El dossier apenasocupa tres o cuatro folios. Nofigura la leyenda «SÓLO PARA SUS

OJOS», pero sólo existen doscopias del proyecto: la delpresidente y la de San Martín.Carrero arruga sus espesas cejasy comienza a leer el primer folio:«Entre las diferentes actuacionespara contrarrestar el terrorismode ETA debería crearse unaescuela de técnicas especialescon capacidad para organizarcomandos que luchen contraETA en su propio terreno. Losgrupos deberían depender delMinisterio de la Gobernación».10

El presidente habla a solas conel jefe del SECED en su

despacho.—San Martín, cómo va ese

proyecto de la escuela detécnicas especiales.

—En una fase incipiente, deestudio, no hay manera decoordinar a Gobernación y elAlto Estado Mayor.

A Carrero no le gusta larespuesta de su hombre deconfianza.

—Cometemos un grave error.Hay que estar preparado para lopeor. Mientras otros se organizanel Gobierno sigue inerte.

—Ya lo sé, presidente. Sabe

que pienso como usted. Nuestropaís está siendo víctima delcomunismo internacional, quepretende el cambio de nuestroorden institucional. Ya se lo digoen el informe, el servicio estápara apoyar a la clase rectora delpaís para sostener la lucha en losplanos políticos extramilitaresmediante el asesoramiento, lainformación y la realización deacciones técnicas. Pero algunosno quieren verlo, presidente.

Carrero escribe unas líneas enun cuaderno y despide a SanMartín:

—Tomo nota. Ya me encargoyo. Puede retirarse.

32Peleas entre espías

Eduardo Blanco Rodríguez es eldirector general de la Seguridaddesde 1963, dependiente deGobernación. Por las manos deeste ex legionario y hombre de fepasan todos los expedienteselaborados por la PolicíaPolítico-Social sobreuniversitarios, sindicalistas,sacerdotes antifranquistas yterroristas de ETA. Es uno de lospocos servidores del Gobierno

que sobre su mesa tiene unteléfono que lo comunica contodos los ministerios.

Blanco, un sevillano decincuenta y nueve años,fervoroso falangista y miembrode Acción Católica a quien laGuerra Civil truncó sus estudiosde Filosofía y Letras en laUniversidad de Madrid, es unenfermo de la información queadministra y dosifica a su antojo.Su cabeza es un disco duro demuchos gigas. Guarda todos losdatos en su memoria y no olvidani un nombre ni una fecha. Pero

a mediados de 1973 se encuentraagotado y decepcionado por unGobierno al que ha servidofielmente durante muchos años yno ha respondido con la mismalealtad.

El coronel está al tanto de lasmaniobras de Arias Navarro parasustituirlo por San Martín y nocomparte los métodos que utilizael jefe del SECED porque, segúnél, interfiere las investigacionesde su departamento. Estassuspicacias provocan unencuentro entre ambos altosmandos, el 6 de septiembre.

El mismo día en que elcomando de ETA renuncia allevar a cabo el secuestro delalmirante y se decide por elmagnicidio, Blanco y San Martínmantienen un cara a cara en unrestaurante del centro de lacapital. El responsable de laSeguridad del Estado quieresaber si los hombres del SECEDestán realizando operacionessecretas contra ETA, unaactividad que es exclusiva de sucompetencia.

Blanco toma la palabra enprimer lugar:

—José Ignacio, hace muchosaños que nos conocemos. Creoque fue en 1953 cuandocoincidimos en aquella travesíanáutica entre Ceuta y Algeciras.Yo era comandante y estabadestinado en el tercio Duque deAlba II de la Legión. Despuéscoincidimos en el CongresoEucarístico de Barcelona. Sabesque te aprecio y que, si metuviera que sustituir alguien enmi cargo, te recomendaría a tipara ese puesto. Te aprecio yvaloro tu profesionalidad, perootra cosa es que no juegues

limpio conmigo. Me dice migente que tus colaboradoresestán realizando operacionessecretas sobre materias que sonde mi incumbencia. Desdenuestra amistad y confianza,quiero que me lo aclares.

Blanco es una personapaciente y cerebral y no eleva eltono de voz en ningún momento,pero es certero y directo en sumensaje. No es amante decircunloquios ni palabrerías. SanMartín lo sabe y, sobre lamarcha, busca una respuestaconvincente:

—Eduardo, creo que te haninformado mal. Nosotros sóloactuamos y limitamos nuestrasacciones a una zona determinada,que está dentro de mi plenacompetencia, según se acordópor el Plan Udaberri. Eso estodo.

—Bueno, eres un hombre depalabra y te creo, pero, eso sí, tepediría que, con carácter general,evitarais cualquier tipo deactuación que no fuera antesconvenida por todos. Es lo mássensato para un buen servicio afin de no provocar

interferencias.Blanco le pide al jefe de los

espías que se ajuste al protocoloacordado y que su equipoincumple sistemáticamente. LaPolicía y el SECED viven deespaldas y ello se deja sentir enla lucha contra ETA. Los recelos,rencillas, envidias, ansias deéxito, los premios por losoperativos colocan a losservicios de seguridad en unasituación de precariedad. Y labanda terrorista se beneficia deello.1

Blanco es un hombre del

Régimen que antepone la razónde Estado por encima decualquier otro valor. Su principalcometido es defender laintegridad de España. Susdeclaraciones a un periodistasobre sus principios resuelvencualquier duda: «Nosotroslibramos una guerra exterior yotra interior contra los enemigosde España. Mi misión es la dederrotar a esos enemigos, queson un mismo enemigo. ¿Quién?El Partido Comunista de Españaactuaba causando grandesperturbaciones de orden público,

como en Francia en el mayo de1968, y había que frenarle, por loque conseguimos yugular esemovimiento subversivo aquí…Nuestro cometido es garantizar elorden público, el cortar todas lasbases de subversión. Tenemos alPCE infiltrado, al PSOEsuperinfiltrado… Sabemos cadavez que van a actuar».

Las fuerzas de seguridad danprioridad a sus investigacionessobre los militantes del PCE en laclandestinidad. Pero sus tareas sehacen siempre a espaldas de losmilitares de los servicios

secretos. El Alto Estado Mayor,la Secretaría General delMovimiento, los tres Ejércitos, laGuardia Civil y la Policíamanejan informacióndeslavazada y carecen decoordinación y, mucho menos,de transversalidad.2

A esa panoplia de servicios seles viene a sumar el SECED, queinicia la guerra por su cuenta einterfiere las actuaciones de otrosdepartamentos, aunque es elprimer servicio que percibe lospeligros que acechan por culpade los jóvenes etarras. Pronto

articulan una estrategia parafrenar el sentimiento separatistaen el País Vasco, fenómeno queno estalla en Cataluña.

Los servicios secretos deCarrero, el SECED, llevan mesesintentando infiltrar a varios desus agentes en Navarra, PaísVasco y Francia. Desde abrilfunciona para el País Vasco unaoperación que ha sido llamadaen vasco Plan Udaberri,Primavera en español. Elcomandante Ángel Ugarte es elmilitar encargado en coordinar elplan. En esta misión, tanto los

servicios secretos como elalmirante Carrero han puestotodas sus esperanzas.

Ugarte es un militar que carecede experiencia en asuntosantiterroristas y de informaciónsobre la banda pero que, en untiempo récord, logra estableceruna red de colaboradores en elnorte de España. Sus superioreslo destinan a Vitoria para que,desde allí, extienda el plan entodo el País Vasco y Navarra, sinolvidarse del sur de Francia.

Su primera misión consiste enaleccionar a los gobernadores

civiles para que colaboren conlos servicios del Estado. Ugartepronto se da cuenta de queaquello es una utopía. En lasprovincias del norte losdelegados gubernamentalesfuncionan como reinos de Taifasy la Guardia Civil y la Policía seniegan a intercambiar lainformación. Entretanto, elenemigo, la banda terrorista,actúa monolíticamente y conférreos criterios. El ComitéEjecutivo de la organizaciónarmada marca la estrategiaterrorista y la militancia ejecuta

las órdenes con disciplina.Además del factor de laclandestinidad, los comandosfuncionan con compartimentosestancos, desconociendo lageneralidad de las misiones, deahí que cuando son detenidossólo pueden arrancarles datosmuy parciales.

Carrero y San Martín apruebanel Plan Udaberri para acabar conesa descoordinación entre lasfuerzas de seguridad y con laplena convicción de que a ETAsólo se la puede combatir desdela unidad de acción.

Ugarte, tras un período deadaptación, logra implantar unatelaraña de colaboradores ymejorar las relaciones delSECED con los gobernadoresciviles del País Vasco y Navarra,que ostentan un gran poderdentro del sistema administrativofranquista. Resulta difícil y lentoporque todos responden conrecelo y animosidad. «Estosespías de Madrid creen quepueden venir a mi casa amanejarme», es la inmediatareacción de la mayoría de losgobernadores, que por lo demás

son unos tipos duros de fuertepersonalidad. Por otro lado,como los procónsules, todosdisfrutan de un poder omnímodopero no lo traducen en unbeneficio para la luchaantiterrorista.3

Lo mismo sucede con elcomisario Sáinz. Desde sullegada a Bilbao coloca a losagentes del SECED en su lista deenemigos. Ugarte habla variasveces con él pero no logradisipar sus recelos. El jefe delPlan Udaberri informa a sussuperiores de Madrid de que

Pepe el Secreta actúa en lasVascongadas como si fuera sucoto de caza. Mantieneposiciones muy personalistas enla lucha contra ETA.

—Vosotros llegáis de Madrid,hacéis cuatro pirulas, os marcáisel tanto y después, de vuelta a lacapital, os colocáis las medallas—le increpa en cierta ocasión aUgarte.

Pero ese estado deincomunicación y de unaconcepción patrimonialista delpoder no ocurre sólo con laPolicía. La Guardia Civil

funciona igual y considera a losagentes de San Martín comoenemigos que hay que batir.4

De ahí que el servicio secretose vea obligado a recorrer sucamino bajo los mismosparámetros. Parte de cero, sinconocimientos y sin archivospropios sobre la banda. De todoello se aprovecha el comandoTxikia para extender sustentáculos en Madrid, mientraslos agentes del SECED se venimpotentes para mediatizarlo;sobre todo, viendo la pericia y latemeridad de los integrantes de la

avanzadilla etarra.

33VI Asamblea en

Hasparren

Dentro de esa estrategia de huidahacia delante, la dirección de labanda convoca para la segundaquincena de agosto de 1973 elinicio de la VI Asamblea, laBiltzar Nagusia, y decideparalizar la misión en Madridhasta después del verano. Ellugar de encuentro es la ciudadfrancesa de Hasparren, de unos

cinco mil habitantes, muy cercade la frontera. ETA atraviesa unasituación delicada que puedeacabar en ruptura. El FrenteObrero lleva semanas insistiendoen que no piensa acudir a laAsamblea porque no se haavanzado en los debatespreparatorios sobre lascuestiones de fondo. Según susdirigentes, en esta situación notiene sentido convocar unaAsamblea que, a todas luces, vaa resultar estéril. Los obreristastemen que los milis bloqueen susaspiraciones de convertirse en un

referente para la izquierdanacionalista que no participa enETA. Los representantes del alamilitar los convencen de que estarde y que no se puede demorarla convocatoria.

Finalmente, la VI Asamblea secelebra en Hasparren, en elCollège Saint Joseph, en Routedes Missionnaires, lugarfacilitado por el padre PierreLarzabal, a la que acuden treintaactivistas de la banda. Larzabal,obispo y escritor prolífico envascuence, es conocido por darrefugio a los militantes de ETA

que huyen de España. La MesaIlegal1 al completo y variosmilitantes de los frentes Obrero yCultural. El encuentro viene aconfirmar el desencuentro entrelas dos facciones. Tanto es asíque, ante la falta de consenso enlos debates, se decideposponerla. El Frente Obrero sequeja de la obligatoriedad delconocimiento del euskera paraocupar los cargos de la dirección—Comité Ejecutivo, BiltzarTtipia y Área de RelacionesInternacionales— que lespretenden imponer los milis y

del reparto no equitativo de losfondos. En cambio, sí se llega alacuerdo de responder a cadamuerte de un militante de laorganización con una acciónarmada contra un representantedel Régimen.

Se nombra una MesaPresidencial integrada por dospolíticos —El General eItxilla— y dos milis —Peixoto yEzkerra—. Itxilla sale nombradopresidente y Ezkerra, secretario.

Múgica Arregui da el golpedefinitivo en la banda. Con tansólo dos años en la organización,

se hace con el control. Además,en la nueva Biltzar Ttipia,consigue el mando del aparatomilitar, el más importante deETA. Wilson, que ha dejado elcomando de Madrid por susdiferencias con Ezkerra y por nocompartir la estrategia de laOperación Ogro, se encarga,junto a Sabino AtxalandabasoBarandika, Sabin, del aparatointernacional.

Paradójicamente, su mayormentor es el propio Ezkerra. Estávisto que el dirigente etarra loquiere mantener apartado de

Madrid y lejos de las operacionesmilitares. Ambos mantienen unvínculo de amor y odio y ciertosrecelos sobre relacionesinconfesables de cada cual fuerade ETA. ¿Con la CIA? ¿Con laPolicía? Son dos figurasantagónicas que se sospechanmutuamente. Wilson, al menos,no tiene nada claro quiénes sonlos valedores de El Zurdo —como él se refiere a Ezkerra, encastellano y despectivamente—fuera de la banda. Pero sussospechas no son infundadas.2

En un Manifiesto la banda

plasma su línea ideológica:«Somos una organizaciónsocialista revolucionaria vasca deLiberación Nacional. Somossocialistas y nacionalistas vascos.Nuestro objetivo estratégico es laconstitución de un Estadosocialista vasco dirigido por laclase trabajadora… Somosindependentistas. Nuestraliberación como clase podría serviable en el marco de una Españao Francia socialista. Luchamospor una independenciaseparatista con respecto alimperialismo y los estados

capitalistas. Somos partidarios dela lucha armada del proletariadoy del resto de los pueblos quecomponen el Estado español».

La banda no deja ningúnresquicio ideológico sobre suspostulados a favor de la luchaarmada. Se entiende, pues, queen ningún momento piensarenunciar a una acción contra elpresidente Carrero. En sudeclaración de agosto defiende laviolencia como respuesta alRégimen y, aunque no lo dice,tiene decidido cruzar lasfronteras históricas del árbol

Malato: «Somos partidarios de lalucha armada. La oligarquía nova a ceder sin resistencia.Concebimos la lucha armadacomo forma suprema de la luchade la clase trabajadora.Impulsamos desde hoy undispositivo armado queincremente su envergadura atenor de la radicalización de lasluchas del pueblo vasco.Extender y ampliar la luchaarmada es tarea imperativa detodos los revolucionarios».

Insiste ETA sobre sus nuevospostulados. En el texto subyace

la pluma de Pertur y la ideologíade Ezkerra.

ETA reconoce que, en esosmomentos, sus comandosdisponen de unos efectivos queoscilan entre cincuenta o sesentaactivistas. Cada comando estáintegrado por cuatro o cincomilitantes. Con estos datos labanda asume que tienedesplegada en España unadocena de grupos dispuestos aactuar.3 Muchos de ellospermanecen durmientes en suelofrancés, aunque París lo niegaante innumerables evidencias.

Ya a un nivel operativo, enHasparren, la dirección tambiéndecide la designación de losresponsables de ocho comandosen activo que, cada uno, estáintegrado por cinco o seisactivistas. Todos ellos recibenórdenes de adentrarse en elinterior de España. El comandoTxikia, a partir de ese momento,pasa a ser dirigido por JoséAntonio UrrutikoetxeaBengoetxea.4

Urrutikoetxea, nacido en laciudad vizcaína de Miravalles,como la mayoría de sus

compañeros, pertenece a lageneración de inicio de loscincuenta y es un importanteelemento del Frente Militar.Desde mayo de 1971, vive en laclandestinidad en Francia, desdedonde cruza a menudo lafrontera para perpetrar accionesarmadas. Participa en los atracosa la factoría Orbegozo deHernani, con un botín de cuatromillones de pesetas; en el asalto aun furgón del Banco de Vizcaya,en Pasajes, de donde se llevadoce millones; en el atentado a laCasa Sindical de Hernani, y en el

robo a un polvorín de estamisma localidad guipuzcoana.Conoce el piso de la calle Mirloen donde ya se ha alojado paraparticipar en la reunión de laCoordinadora.

Al tiempo que ETA comienzaa inclinarse por el magnicidio enlugar del secuestro de Carrero, el4 de julio, el SECED le entrega alnuevo presidente un informetécnico jurídico sobre laposibilidad de conceder elindulto a refugiados vascos queresiden en el extranjero: «Lamayoría de ellos se encuentran

cansados y humillados, sobretodo los que viven en Francia,que sienten verdaderos deseos deretornar siempre que se lesofrezcan garantías. Desde 1960han huido al extranjero unascuatrocientas personas de toda laregión vasconavarra para eludirla acción de la justicia. De ellas,doscientas setenta y una estánenjuiciadas por la jurisdicciónmilitar».

Los funcionarios de lainteligencia española estánconvencidos que de esa manerase puede provocar una división

entre el colectivo vasco y, lo másimportante, el alejamiento de labanda de algunos militantes.

Los estrategas del serviciosecreto sugieren al presidente lanecesidad de imponer unascondiciones previas paraconcretar su retorno, tales comoromper la desconfianza hacia laAdministración Civil, fuerzas deorden público y autoridadespolíticas. El almirante nunca diotraslado a este informe ni locontestó.

En agosto visita España elministro de Asuntos Exteriores

francés, Michel Jobert. Sedesplaza a San Sebastián dondeFranco pasa sus vacacionesestivales. Ese día se reúne con suhomónimo español, LaureanoLópez Rodó. Entre los muchostemas que discuten dedican unapartado a la impunidad con laque ETA se mueve en Francia.Es un tema tabú para losfranceses, pero la dimensión queestá adquiriendo el fenómenoseparatista vasco preocupa alGobierno español. Aun siendoun tema espinoso, López Rodóse queja ante el mandatario

francés del rechazo de Francia ala concesión de la extradición delos secuestradores del industrialHuarte y de las facilidades quelos terroristas disfrutan en supaís.

—Los cuarteles generales deETA están en Francia y en mediahora los etarras pasan la frontera.Sin la colaboración francesa esimposible combatir el terrorismoen España.

—Sería más fácil detenerlos enmi departamento del Loira —lecontesta Jobert—. Pero es difícilhacerlo en los Pirineos

Atlánticos, que está poblado porvascos que les prestan ayuda.

La conversación entre los dosministros va subiendo de tono ylas respuestas del representantefrancés en algunos momentossuperan los límites delesperpento. Se queja de que seha tomado con interés lasreivindicaciones españolas peroque en París no le hacen caso.

—He hablado varias veces conel ministro del Interior,Marcellin, cuando yo estaba en elElíseo, pero lo haré de nuevo.

López Rodó le recrimina:

—Nosotros les ayudamosmucho a ustedes cuando ustedestenían el problema de la OAS, yahora les pedimos reciprocidad.

—Es muy difícil. Sonrefugiados políticos y sólo se lespuede expulsar si ponen enpeligro la República. A mí metiene dicho el ministro delInterior que en los PirineosAtlánticos existen mil trescientosrefugiados vascos y de ellos sóloun centenar son agitadores. Elresto no presentan ningúnproblema y viven en paz.

La respuesta, con el sinónimo

«agitadores» en lugar de«terroristas» provocaindignación en el ministroespañol:

—Realizan actividades contraun Estado vecino y amigo queafectan al orden público y a suintegridad territorial y queconstituyen delitos comunes, locual es muy distinto de las merasideas políticas.

El titular de Exteriores decideconcluir una reunión que haalcanzado un elevado grado detirantez.

Franco pasa una parte de sus

vacaciones en San Sebastiáncomo todos los años pero, en1973, por primera vez abrevia suestancia. Desde siempre destinala mitad de sus vacaciones aGalicia y la otra mitad a Euskadi,pero desde la irrupción de ETAen la zona prefiere extremar susmedidas de seguridad. AlCaudillo le gusta surcar en barcola bahía de la Concha y dedicaralguna de sus jornadas a la pesca;sin embargo, tras las primerasacciones violentas de la banda enel mismísimo San Sebastián,decide cambiar sus planes.

Franco comienza a exponer antesus familiares y allegados laamenaza del separatismonacionalista vasco.5

34Objetivo: matar al Ogro

El nuevo presidente delGobierno reemprende su vidaoficial, después de agosto, trasasistir a un Consejo de Ministrosen San Sebastián, presidido porFranco.

En esas fechas el grupo deetarras regresa a Madrid ya comocomando Txikia. Lo deciden porunanimidad en recuerdo delcompañero EustaquioMendizábal. Al operativo se les

une, definitivamente, Kiskur,como uno de sus responsables.En esos días, Argala se hacenotar más que nunca en eldomicilio de Eva Forest y Sastre.Coincide con el golpe de Estadode Pinochet contra Allende enChile y el domicilio de los Sastrese convierte en un hervidero dela oposición. El «amigo vasco»,1

como lo presenta La Tupamaraa su hijo Juan y a un grupo deamigos del Instituto Simancas, semueve por la casa como si setratara de un miembro más de lafamilia.

Se produce una sonrojanteparadoja. El comando mejorpreparado de ETA se instala ensus bases madrileñas para acabarcon Carrero, mientras queFranco pasa sus últimos días devacaciones en San Sebastián,alejado de todo peligro. Desde lacubierta del Azor sigue de cercael discurrir de la regata detraineras en la bahía de laConcha. El propio Caudilloentrega el trofeo al vencedor dela prueba y permanece variashoras expuesto a tiro de un riflecon mira telescópica. Una presa

fácil para un buen tiradorapostado en la costa o encualquier edificio del paseomarítimo.

Pero, respondiendo a unaestrategia insólita, ETA prefierearriesgar muchas vidas enMadrid para asesinar alpresidente del Gobierno.Sorprendente. Porque, además,el propio Carrero y su esposa sedesplazan a la capital donostiarraa mediados de septiembre paraasistir al Consejo de Ministrosque preside el jefe del Estado.Eso sí, el almirante, los días que

pasa en San Sebastián, extremasus medidas de seguridad y sealoja en el palacio de la Cumbre,en lugar del hotel María Cristina,como en años anteriores. Aúnasí, la banda,incomprensiblemente, prefiereMadrid a San Sebastián paracometer el atentado. Juega, enapariencia, con el elementosorpresa.

Ante esta nueva cobertura deseguridad, Argala considera quees inviable ejecutar el secuestrosin que se produzca un tiroteo.Además, las vigilancias

comienzan a ser un peligro.Demasiados ojos para los cuatroetarras que se van turnando a finde no ser detectados.

La dirección de ETA tampocomuestra ningún prejuiciocuando, tras una larga reunióndel Comité Ejecutivo, se inclinapor el magnicidio. El cambio deplanes se decide tras intensasdeliberaciones entre suscomponentes. Los argumentosbarajados por todos ellos sonpara la banda concluyentes:«Carrero es un hombre sinescrúpulos, que ha montado su

Estado dentro del Estado, conuna red de informadores yconfidentes en los Ministeriosmilitares, en Falange y hasta enel Opus Dei. Sus agentes delServicio de Información dePresidencia se han infiltrado entodo el aparato franquista. Se haconvertido en el elemento clavedel sistema y en la piezafundamental del juego políticode la oligarquía. Para Franco esinsustituible por su capacidad demaniobra a la hora de mantenerel equilibrio interno en elfranquismo».

La banda insiste en una mismadirección: «Carrero es la llavepara perpetuar el franquismo sinFranco y quien selecciona ypatrocina la entronización deJuan Carlos. La jugada esmaestra: promocionar al jovenrey de cara a la opinión públicamientras Carrero ostenta el poderdesde la sombra».

Y saca conclusiones telúricas:«Eliminando a Carrerodejaremos coja la maniobra dedesdoblamiento y, sobre todo,privar a la oligarquía del únicoelemento capaz de asegurar la

continuidad del Régimen, unavez desapareciera el viejodictador».2

En San Juan de Luz seproduce una nueva reunión dealto nivel. Ezkerra, Txomin yPeixoto tienen que decidir sidesisten definitivamente delsecuestro. Para los generales másimportantes de la banda no valela pena arriesgar la vida de sugente. Toma la palabra Txomin:

—No creo que estemos encondiciones de ejecutar con éxitoel plan. Es muy arriesgado. Esimposible que el secuestro se

realice con limpieza. Va a haberun tiroteo y los nuestros puedenser acorralados en una ciudad sinescapatoria. Sin tiempo parallegar a los pisos francos. Hayque desistir y barajar otrasopciones.

Ezkerra se pronuncia con máscontundencia que su compañero:

—No tiene ningún sentido.Veo difícil la consecución del finúltimo de nuestro plan: secuestroa cambio de la liberación denuestros presos políticos. En lar ef r iega, Argala, si se veacorralado, va a vaciar el

cargador en Carrero. Por tanto,para qué arriesgar las vidas delcomando. Creo que lo másviable sería matar directamente alOgro. Dar un buen escarmientoal Régimen. Que se entere de loque se le viene encima. De quecon el pueblo vasco no se puedejugar.

—Estoy de acuerdo convosotros —sentencia Peixoto—.Hay que suspender el plan delsecuestro y pasar a la ejecución.Que el mismo comando prepareun atentado.

Por esa época, el jefe superior

de Bilbao, el comisario JoséSáinz, avisa a la superioridad deque sus hombres han perdido lapista a tres de los máscualificados miembros de ETA.Según el mayor experto de lalucha antiterrorista de la Policía,la banda puede estar preparandoalgo sonoro en Madrid.3

La información es de primeramagnitud. Procede de los toposque tienen infiltrados en labanda. De entre sus confidentes,destacan dos, a quienes seconocen por sus nombres deguerra: El Palomo y Puerto.4 El

mérito de Sáinz con estos dosinformantes es que lograsituarlos en el entorno medio deETA más allá del río Bidasoa.Puerto pasa como liberado de labanda y mantiene relaciones conotros militantes del escalafónintermedio. Estos vínculos lepermiten sondear el estado deánimo de la organización y rascardatos sobre sus comandos.

Puerto es quien, gracias a suscontactos, más se aproxima a losplanes que ETA desarrolla enMadrid, y tal cual lo comunica.Se da la circunstancia de que

todos los desplazados a la capitalfiguran como militantes de ETAen los archivos de la Jefatura deBilbao y están declarados comoilegales.

El supercomisario se limita atrasladar sus averiguaciones asus superiores, que se resisten aredoblar las medidas deseguridad en torno a las másaltas personalidades del Estado;entre ellas, el almirante y hombrefuerte del Régimen, Luis CarreroBlanco.

Sáinz se queja a menudo deesa sensación de desidia e

indolencia con la que funciona lamaquinaria administrativa deMadrid. Se lamenta ante su gentede que él, periódicamente,manda a sus mensajeros aMadrid, a la Dirección Generalde Seguridad, con informaciónde primera mano sobre losmovimientos de ETA pero que,sistemáticamente, sus esfuerzospoliciales se pierden entre losanchos muros del palacioneoclásico de la Real Casa deCorreos, en la Puerta del Sol.Como si aquel edificio,levantado a mediados del siglo

XVIII, padeciera los efectos deunas termitas destructoras, losfantasmas del pasado quefagocitan los dossieres einformes llegados desde Bilbao.Esa sensación de autodestruccióny descomposición contrarrestacon la efectividad de las fuerzasde seguridad en el norte.

El otro confidente, El Palomo,que desconoce la existencia dePuerto, es un activista de labanda que cayó detenido en unaoperación policial durante elatraco a un banco del comandode José Luis Zalbide. Sus

captores «le dieron la vuelta»durante los interrogatorios en loscalabozos policiales y loconvirtieron en confidente.

Algunos sectores de la Policíano entienden que la seguridadpersonal de Carrero y losservicios secretos de San Martínhagan oídos sordos a la voz dealarma. Al mismo tiempo, elministro de la Gobernación,Arias Navarro, se resiste aredoblar la seguridad delpresidente.5

Algo se cuece en las calles deMadrid y nadie se esfuerza por

evitarlo. Lo más llamativo es queel Régimen cuenta con resorteslegales y autoritarios para frenarcualquier avance de losterroristas. Al estado de guerra,que ha sido abolido en 1948, losustituyen otros mecanismosrepresivos como los estados deexcepción y la Ley de OrdenPúblico de 1959. Ésta, a su vez,fue reforzada con la creación delTribunal de Orden Público, en1963.

El sistema franquista, portanto, disponía de medios legalessuficientes para contrarrestar los

ataques de la subversión. De ahíque, para acallar a losuniversitarios, sindicalistas ymineros, se decretaran de manerasucesiva los estados deexcepción, que anulan cualquiergarantía jurídica, y el Fuero delos Españoles, en los años 56, 58,62 y 68. El último afectó sólo a laprovincia de Guipúzcoa tras elasesinato de Melitón Manzanas.Los incidentes en la Universidad,en enero de 1969, provocaron unnuevo estado de excepción.

El comando ve cómotranscurre el tiempo desde su

piso de la calle Mirlo, pero nopierde el tiempo ni permaneceocioso. Si primero fue el asalto ala comisaría del DNI, ahora letoca el turno a la armería RamónAlonso, situada en la calle SanFrancisco de Sales, número 8,muy cerca del hotel Mindanao.Argala tomó nota de suexistencia cuando se paseó poresa zona el día de la entrevistacon el personaje misterioso. Losetarras necesitan armas nuevas ydeciden que ya es hora dehacerle una visita. Más bien, deatracarla. Y así sucede en la

última semana de septiembre.En el salón del piso de la calle

Mirlo, Argala anota en una delas páginas de un ejemplar delABC del 18 de septiembre, unaserie de datos precisos sobre eloperativo: «M-706615. Hora9.50. 124 rojo sangre. RamónAlonso. Hora 10.15. Princesa, 57.General de Tierra. ET 51.605-4-490529».6

La matrícula pertenece a JoséRamón Alonso Doadrio, elpropietario de la armería.7

El comando somete elestablecimiento a una intensa

vigilancia desde una cafetería deen f r en te . Argala, Atxulo yMarquín toman nota de loshorarios y de los movimientos delos dependientes que trabajanallí. Varias veces se hacen pasarpor clientes y compran balinespara la pistola de airecomprimido. Se percatan de queel dueño es una anciano que casinunca está. En la tienda se turnanel hijo del propietario, unaseñora rubia, que puede ser suesposa, un dependiente de unoscuarenta años y un mozo de unosdieciocho. Para perpetrar el

atraco roban un Simca 1200 de lamisma calle Claudio Coello, enla que desempeñan labores devigilancia de la iglesia de losJesuitas. Al mismo tiempo,alquilan otro vehículo y lo dejanaparcado en la CiudadUniversitaria para hacer eltraslado de las armas y darse a lafuga.

El día convenido, el 25 deseptiembre de 1973, asaltan ellocal a las 9.30. La armería sueleabrir normalmente media horamás tarde, pero esa mañana lohace antes. Esta novedad juega a

favor del comando porque lapuerta metálica está mediosubida y a esa hora no haycompradores. Las instruccionesson hablar lo menos posible paraque no identifiquen el acentovasco y abstenerse de usarpistolas Parabellum. De esaforma no se delatan comomiembros de ETA. Pero ni aunasí: el acento revela laprocedencia de los asaltantes,como comenta después eldependiente Alberto González. Elprimero en entrar en el local esArgala, que se dirige

directamente hasta la trastienda,dejando el mostrador a laizquierda. Al hijo del dueño, queestá hablando por teléfono, loacompañan la mujer rubia y eldependiente. Se preparan paraabrir el negocio pero se quedanmudos al ver al etarra empuñaruna pistola. Todos callan menosel hijo del propietario, quereacciona inteligentemente:

—¿Qué es esto? ¿Es unatraco? Ya le adelanto que nohay dinero en la caja.

De esa manera pone en aviso asu interlocutor, que escucha al

otro lado de la línea, de lapresencia de un hombre armado.

Argala se da cuenta de quealguien lo está escuchando y deun manotazo cuelga el teléfono.

De la armería se llevan armascortas, escopetas para recortar,munición, fusiles de caza mayor,un subfusil naranjero, revólveresy pistolas y un buen lote dedocumentación en blanco parafalsificar guías, permisos dearmas y carnets de la FederaciónEspañola de Tiro. Atxulo seencarga de hacer un abultadopaquete con todo el material.

Antes de abandonar el local,los etarras echan mano de unbolso y lanzan unas octavillasque han impreso con unasupuesta proclamarevolucionaria. Están rubricadaspor unas fantasmagóricasFuerzas ArmadasRevolucionarias Españolas(FARE). Es una buena maniobrapara confundir a la Policía, a finde que dirijan el punto de mirade la investigación hacia otrasorganizaciones extremistas.

La estratagema etarra consiguelos resultados deseados: la

Policía se presenta en el lugar delos hechos pero realiza unasimple inspección de rutina. Nipreguntan en profundidad sobrelos asaltantes ni les muestran unálbum policial con las fotos delos atracadores o terroristas máspeligrosos y fichados. Al menos,las octavillas que los asaltanteshan lanzado sirven para descartara los quinquis como lossospechosos del atraco.8

35Asalto a la Capitanía

General

ETA sigue campando a susanchas en Madrid sin que lasfuerzas de seguridad,aparentemente, detecten susmovimientos o localicen susparaderos. La banda cuenta conuna amplia red de pisos en lacapital y en sus alrededores paradar cobijo a todos sus militantes.Sin embargo, los planes de ETA

no pasan desapercibidos para uncolaborador policial llamadoJosé Espinosa. El confidente, deunos cuarenta y cinco años, hijode un comisario de policía deSan Pedro del Pinatar, enMurcia,1 se mueve infiltrado encírculos de la oposiciónfranquista en Argelia y Francia yutiliza los seudónimos deGustavo y Ahmed. Es uno de losmás preciados informantes delcomisario Roberto Conesa.2 Paraél trabaja desde 1964, tambiéncomo topo en los gruposextremistas FRAP. Espinosa

escucha repicar de campanassobre un atentado de ETA degran envergadura en Madrid,pero sus enlaces policiales no loquieren escuchar. Aun así,informa por escrito. Lainformación no está muy clarapero el colaborador estáconvencido de que los terroristasdisponen en la capital de una reden la que participan elementosexternos a la organización y quevan a por una alta personalidad.Nadie lo toma en serio. Perotodo queda en eso, en unaalarma sin destino. Una vez más.

Al otro lado de la frontera,ETA sigue reorganizándose enmedio de una fuerte divisiónentre los dos frentes. En el IIBiltzar Ttipia, reunido el 12 deoctubre, la dirección se enzarzaen un agrio debate sobre elnombramiento de un nuevoresponsable de propaganda. ElFrente Militar reprocha al FrenteObrero su incapacidad paraponer en marcha el aparato demakos, como llaman los etarras alas cárceles. Le censuran la faltade relación política con lospresos, de quienes se acumulan

las cartas en la dirección sincursar las respuestas. Losrepresentantes del Frente Obrero,molestos con las críticasdesaforadas, abandonan lareunión y amenazan con dejar laorganización armada.

Mientras tanto, los terroristassiguen a lo suyo con una totalimpunidad. Wilson regresa a lacapital. Trae noticias frescas dela dirección sobre El Ogro: elcomando tiene quedesentenderse del secuestro ypasar a la ejecución. Y Argala esel único capacitado para decidir

la fecha del atentado.En una nueva reunión

celebrada en Francia, el FrenteMilitar de la banda se reúne parapreparar con más detalles ela s e s in a to . Txomin, Peixoto,Trepa y Ezkerra discuten lospros y los contras. No necesitandedicarle mucho tiempo aldebate pues en una carta recibidadías atrás de Madrid, Argala yAtxulo plantean la mismasolución: matar a Carrero. Traslas deliberaciones, el FrenteMilitar anuncia lo acordado aJuan Miguel Goiburu, miembro

del Comité Ejecutivo, quetambién da su conformidad.

Días después, Ezkerra sedesplaza a Madrid y se presentaen el piso de la calle Mirlo paratrasladar la decisión de ladirección al comando. En elcuartel general del comandoTxikia se produce una acaloradodebate entre Wilson, Argala yEzkerra sobre la convenienciadel magnicidio.

Wilson3 es partidario delsecuestro de Carrero, pero nuncade su asesinato. Y se lo hace vera sus compañeros en una

crispada conversación:—Creo que cometemos un

error. La reacción del Régimenpuede ser demasiado dura ypodemos vernos como en laépoca del juicio de Burgos,acosados por la Policía y laGuardia Civil y con decenas decompañeros en la cárcel. Eljuego de los revolucionarios deMadrid no va con nosotros. Ellosquieren derrocar al Régimenpero nosotros lo que buscamoses la independencia de Euskadi.Le vamos a hacer el trabajo sucioy ellos obtendrán los réditos.

¿Qué conseguimos nosotros acambio?4

—¿Qué conseguimos acambio? ¿Te parece poco vengarla muerte de Txikia? Loremataron como a un perrocuando estaba indefenso en elsuelo. Fue un asesinato a sangrefría. La venganza, en estosmomentos, es suficiente para mí—le contesta Argala conagresividad, recordándole lasmuertes de tres compañeros.Pero esos argumentos vengativosno convencen a Wilson.

—Te vuelvo a repetir que creo

que les estamos haciendo eltrabajo a otros y que nosotrosnos llevaremos todos los palos.¿Y qué hacemos con nuestroscompañeros en prisión? ¿Nosolvidamos de ellos? Al menos, elsecuestro nos posibilitaba suliberación.

—Tendrán que esperar.Tenemos a este fascista a tiro yno podemos renunciar aejecutarlo. ¿Para qué, si no,llevamos casi un año esperandoen esta ciudad infernal? ¿Y elpremio?

Ezkerra interviene y, con su

carácter abroncado, sentenciaque ya no hay marcha atrás, quela decisión está tomada. Señalacon el dedo pulgar hacia abajo,como si se tratara de un césarromano:

—Si no hay secuestro hay queejecutarlo. Es una operación muyfácil, pero nos va a dar a conoceren todo el mundo. Que seenteren que el País Vasco quiereser independiente y estádispuesto a todo. Carrero merecela muerte5 —razona Ezkerra conun odio que no puede ocultar.

Estos argumentos son

secundados por Argala:—Creo que las consecuencias

son las mismas, con secuestro ocon ejecución. En cualquiera delas dos soluciones se produciráun giro a posiciones másextremistas.

Ezkerra sigue con susplanteamientos más próximos ala guerrilla subversivasudamericana que a un grupoindependentista.

—Hay algo que no permitedudas: siempre podremosdemostrar al pueblo que la luchaarmada es una solución para

destruir el Estado español.Y sin permitir que nadie le

interrumpa, continúa con el usode la palabra:

—Está claro que el Régimenno quiere más procesos deBurgos. Está por el métodoexpeditivo. Matarnos como afieras antes de cazarnos vivos. Eslo que ha ocurrido con Mikelon,Iharra y Txikia. Los remataroncuando estaban malheridos en elsuelo.6

Wilson pide la palabra pero sujefe le hace un gesto con lamano, advirtiéndole de que no

ha terminado.—Si Carrero logra salir vivo

de ésta, seguirá siendo el desiempre, el mayor defensor delfranquismo puro. Tiene tantopoder que ha logrado colardentro del Régimen al Opus y asu policía política. Ése esCarrero. Una pieza clave deljuego político de la oligarquíaespañola. Seguirá siendo elguardián del franquismo sinFranco y para mantener eseestatus juega con la opción JuanCarlos. Una manera de mover loshilos desde la sombra. Ése es

Carrero. Prefiero la ejecución alsecuestro. Si queremos pegar unduro golpe en la línea deflotación del Estado, hay queacabar con el delfín. Si nopodemos liberar a nuestroscompañeros, hay que matarlo.

A Argala le traiciona laideología de su época en elFrente Obrero de ETA:

—El sistema es tan represorque ha logrado hacer creer a lostrabajadores la imposibilidad delibrarse del dictador por mediode la lucha armada de lostrabajadores. Que es un Estado

invencible y que la violenciachoca con sus fuerzas represivas.Así ha logrado convencertambién a los grupos deizquierdas de que la únicamanera de avanzar es desdedentro del sistema y pactandocon él.

Respira y descansa unossegundos a la espera de quealguien retome susplanteamientos pero, ante elsilencio de los interlocutores,sigue vapuleando a los gruposliberales y de izquierdas de laoposición al Régimen. No tiene

en consideración que uno deesos grupos le ha facilitado lainformación sobre CarreroBlanco:

—El Pacto por la Libertad esuna maniobra de la izquierda queno nos lleva a ningún sitio. Larealidad es que favorece a laDictadura cuando la únicasolución es pegarle duro.Impedir que el pueblo seduerma.

Argala tiene su propio criteriopero repite muchas de las ideasque le ha imbuido AlfonsoSastre en las cenas y encuentros

que ha compartido con él. Eldramaturgo acaba de romper conCarrillo y de abandonar el PCEpor los mismos argumentosesgrimidos por el etarra.

Ezkerra, por su parte, tienefama de duro dentro de laorganización; sin embargo, ésano es la imagen que tienen de éllos servicios de información deCarrero. Sus informes sonconcluyentes: «Es un tipo devalía media. Tiene prestigio perose ve superado por personajescomo Iñaki Martínez o Ezkerra.No es un líder aguerrido. Eso sí,

un gran estratega y con fuertesdotes de comunicación».7

Wilson sale muy decepcionadode la reunión e intuye que tienelos días contados en Madrid. Yno se equivoca. Permanece sólodos semanas. El tiemponecesario para participaractivamente en otro golpeorganizado por la banda. En estaocasión contra la CapitaníaGeneral, en el antiguo palacio dela Duquesa de Uceda, donderesidió doña Mariana de Austria,la segunda esposa de Felipe IV ymadre de Carlos II, levantado en

el Madrid de los Austrias. Unaacción que surge de manera muyespontánea.

Un día, paseando por el centrode la capital, observan que loscentinelas del edificio, en elnúmero 79 de la calle Mayor,hacen guardia muy confiados ysin un reforzamiento. Decidenque son un buen objetivo paraobtener más armas. El 12 deoctubre, el día de la Hispanidad,se ponen manos a la obra. Esedía los etarras sustraen unRenault 12 (M-899J-I), de coloramarillo, propiedad de José

María Casas Blanco, para llevar acabo la operación.8 Aparcan elcoche en la calle Segovia dondeAtxulo permanece al volante.Argala y Wilson tan sólo tienenque caminar cincuenta metros,9

bordeando el edificio por unasescaleras, para situarse frente alos soldados, al mismo tiempoque otro coche circula por lacalle lentamente, a la espera de lacarga.

Los dos activistas disimulancomo dos turistas frente almonumento en homenaje a lasvíctimas del atentado contra

Alfonso XIII en ese mismolugar, en mayo de 1906. De reojovigilan la puerta de Capitanía. Derepente empuñan sus armas y seabalanzan sobre uno de losmilitares que hace guardiadespreocupadamente. Le obliganal soldado Antonio FernándezGómez a tumbarse en el suelo yle arrebatan su fusil Cetmer e g la m e n ta r io . Argala lotranquiliza:

—No te preocupes que no tevamos a matar. Sólo queremostu fusil. Si te mantienes quieto ycallado no pasa nada.

En sólo un minuto, los etarrasejecutan su operación. Suben enel coche que los acompaña ytoman dirección hacia otro quelos espera en la calle Segovia ylos lleva hasta el piso de la calleMirlo.

Por tercera o cuarta vez elcomando Txikia tienta a lasuerte. Sobre todo porque laoperación se perpetra cerca de laDGS, en la mismísima calleMayor, siempre muy concurridade militares y policías. Wilson,cuya participación en el asalto ala Capitanía supone su última

acción en Madrid,10 sigue sincreerse la buena suerte que losacompaña en todas sus acciones.Regresa a sus comentariossuspicaces:

—Compañeros, esto esincreíble. Primero, la comisaríadel DNI; después, la reunión delComité Ejecutivo y el robo en laarmería de San Francisco deSales y, ahora, la mismísimaCapitanía General… Y nada. Nopasa nada. Dónde se mete lapolicía en esta puta ciudad.¿Dónde está la represiónfranquista? ¿No os preocupa a

vosotros? ¿No nos estaránmirando por una mirilla?11

Wilson no puede mencionarotro grave contratiempo ocurridoal comando porque él ya habíaabandonado Madrid. A finales deoctubre, se le escapa a Atxulo untiro de una Star del nueve largo,sustraída en el atraco a laarmería. Se hallan en un pisoalquilado a una marquesa y elincidente se produce mientras eletarra, limpiando su arma, sedeja una bala en la recámara. Alprobar el martillo se le disparauna bala. Ésta rebota varias

veces en el suelo, paredes ytecho ocasionando variosagujeros. Hasta que pierde fuerzay se incrusta en una pared.

Aquel accidente,sorprendentemente, no provocaninguna pregunta molesta nitampoco levanta sospechas entrelos vecinos a pesar de que elarma ocasiona un ruidoestruendoso. Los etarras,asustados, abandonan esavivienda y regresan a la calleMirlo.

Los integrantes del comandologran solventar tan delicada

situación, pero desconocen otroincidente que ha estado a puntode trastocar todos lospreparativos y tumbar los planespara asesinar a Carrero. El 26 deseptiembre, los agentes delcomisario Sáinz detienen enBilbao a uno de los duros deETA, a Jesús María ZabarteA r r e g i , Garratz, que hasustituido a Txikia al frente delaparato militar.

Los agentes le tienden unaemboscada en el barrio deIndautxu. En medio de un tiroteocae herido y es capturado. El

etarra lleva encima un paquetecon un montón de documentosde identidad falsos, quepertenecen a oficinas policialesde diferentes provincias. En unduro interrogatorio, el avezadoterrorista se derrumba y declaraque se los ha entregado JoséIgnacio Abaitúa Gomeza,Marquín. El miembro delcomando Txikia, según Zabarte,disponía de un amplio lote detarjetas de DNI, sustraídas de unacomisaría de Madrid, que habíallegado a sus manos a través deEzkerra.12

Marquín, de veintitrés años, esotro de los miembros delcomando Txikia, fichado y de losmás buscados. Natural deGuernica (Vizcaya) y estudiantede Minas, lleva cinco años en laorganización, a la que llegóprocedente de las filas de EGI,con el grupo de Ezkerra. Vive enFrancia donde disfruta delprivilegio de refugiado político,aunque con la prohibición deresidir en los docedepartamentos de sudoestefrancés. Es un activista curtidoen varios tiroteos con la Guardia

Civil y la Policía. En Madrid sedeja ver en multitud de ocasionespor lo que, en principio, nodebería ser tan difícil dar con él.

Zabarte Arregi confiesa queotro compañero, Atxulo, tambiénse ha instalado en «el Interior» yque pretende pasar desapercibidocon unos bigotes postizos, alestilo mexicano. Otro etarrapeligroso de quien la Policía seolvida a pesar de la informacióndel interrogado. Además, Zabartereconoce que le acaba deentregar doscientas cincuenta milpesetas por orden del Comité

Ejecutivo de ETA.13

Las revelaciones de Zabarte,sin que él lo pretenda, ya quedesconoce los planes de Madrid,pone en peligro la granoperación de la banda. A lospolicías de Bilbao sólo les habríabastado coordinarse con los deMadrid, cruzar los datos yprofundizar en lasinvestigaciones para completar elgran servicio de su vida. Con lamás mínima gestión habríanllegado al robo de la comisaríamadrileña del barrio de laProsperidad y, posiblemente, al

piso de la calle Mirlo. Un nuevodespiste policial alimenta laimpunidad de la banda queavanza en su misión contra el yapresidente del Gobierno. Lavivienda del extrarradio deMadrid está plagada de huellasdactilares en vasos y botellas delos miembros del comando. Unasomera incursión policial habríaservido también para dar con losactivistas y abortar su violentoplan.14

La Policía, tras el asalto a lacomisaría, descubre una huelladel etarra Zigor. Los agentes, a

partir de este dato, despejan lasdudas sobre los autores delatraco. Ya no es ni el FRAP nicualquier otro grupoultraizquierdista. Se trata, sinduda, de ETA. Pero se olvidande las pesquisas y nadie insisteen la investigación para aclarar lagran pregunta: ¿qué pinta unactivista como Zigor en Madrid?Los policías tampoco semolestan en averiguar si el etarrasigue en la capital y si sólo se hadesplazado para atracar unacomisaría. Algo poco probable.

El comisario Sáinz sigue

insistiendo en la lucha desigualentre las fuerzas de seguridad ylos comandos de ETA. Adviertea sus superiores de que noincurran en la ya acostumbradadesidia, principalmente, en todolo que concierne a la bandaterrorista. Les recuerda uno desus errores más habituales:

—Durante un período decalma se presume que elproblema está resuelto y se pasaa un período de relativoabandono hasta que se produceun nuevo hecho grave.

Pero sus palabras rebotan en el

vacío y se olvidan.Wilson tampoco tiene tiempo

para verificar sus suspicacias acerca de la ineficacia policial. Ladirección le obliga a regresar alPaís Vasco y lo retira deloperativo en Madrid por susdiferencias con Argala y el restodel grupo.15 Argala es el únicoactivista insustituible en lamisión. Sin su participación elplan sería inviable. Controlatodos los detalles y es el puentecon los grupos de la oposición alRégimen. Ahora estáacompañado por Kiskur y

Atxulo.Aunque todo está atado,

Ezkerra, Txomin y Gohierri sedesplazan a Madrid en elautomóvil de éste parasupervisar la misión. Los jefes dela banda se dispersan en distintospisos de la infraestructura en lac a p i t a l . Txomin, que estábuscado por la Policía, seesconde en el domicilio de unlegal, que vive en la calle Prim.Se llama Francisco MuzasAguirreurreta y hace de correode la banda entre Madrid y elPaís Vasco.

Muzas recibe un nuevoencargo. Tiene que viajar aBilbao para comprar uninterruptor de precisión paraefectuar explosiones a distancia.El etarra posee conocimientos deelectrónica y tiene fama en elseno de ETA de ser el elementomás capacitado en ese tipo deactividades. Pero, una vezcomprada la mercancía, se dacuenta de que el aparato no sirvepara ese operativo. Sufredemasiadas interferencias por eltráfico de la zona de Serrano.Por tanto, se ve obligado a

conseguir otro mejor en Madridde fabricación casera. Otro pasoque la banda realiza sin ningúntipo de cortapisas.

La pericia de los etarrasresidentes en Madrid no tienelímite. Otra vuelta de tuerca:Ezkerra, Txomin, Trepa, Atxuloy Argala prueban a las afuerasde la capital, en un descampado,el funcionamiento del detonador.Quedan contentos de losresultados y dan el visto bueno.Ahora sólo les faltan losexplosivos.

36Palabra de Dios:

vulgares delincuentes

En septiembre, la Embajadaamericana aumenta su númerode espías con la incorporacióndel veterano agente Dean J.Almy Jr., que figura en eldirectorio de Serrano comodiplomático. España sigue siendopara la CIA un enclaveestratégico y, ante la situaciónprebélica desencadenada en

Oriente Próximo, necesita unreforzamiento de sus servicios deinformación en la capital. Y nose equivoca: el 6 de octubre de1973 comienza en Israel la guerradel Yom Kippur, nombrada asíporque ese día los judíoscelebran su festividad religiosa,al igual que los árabes elRamadán. Se produce un ataquesorpresa de tropas sirias por elnorte, en los altos de Golán, yegipcias que cruzaron el canal deSuez. La contienda se mantienehasta el 25 de octubre y finalizacon un saldo de quince mil

muertos. Durante el tiempo quedura el conflicto, el almiranteCarrero se opone a que losnorteamericanos, aliados de losisraelíes, utilicen sus bases ensuelo patrio. Los precios delpetróleo se han disparado en elmercado internacional y Españanecesita más que nuncaconservar su amistad con lospaíses árabes para obtener elcrudo a un precio de aliado. ElRégimen tampoco puede negarque es antisemita. En esas fechasel vicepresidente de Irak, un talSadam Husein, viaja a Madrid y

se entrevista con Franco paracerrar un acuerdo.

Otro viaje, el de los príncipesa París, sirve para estrechar lasrelaciones entre ambos países.Más bien, las relacionespersonales entre don JuanCarlos, que recibe los honores dejefe de Estado, y el Elíseo. Elheredero, en quien París confíapara que sus vecinos del surrecobren la democracia, seentrevista con el presidentePompidou y otras altaspersonalidades galas.

España sigue presionando a

Francia para que colabore en lalucha antiterrorista contra ETA,pero los resultados son muylimitados. Invitado por elpresidente galo, los príncipesdon Juan Carlos y doña Sofíapasan cuatro días en la capital delSena. No ocurría algo similardesde la anterior visita deAlfonso XIII. El 23 de octubre,el príncipe almuerza conPompidou en el salón de fiestasdel palacio del Elíseo. JuanCarlos entrega al presidente galoun mensaje personal de Franco yen los brindis manifiesta que

«una Europa sin Españacarecería de profundidad».

Pero, ya fuera de protocolos,don Juan Carlos se entrevista enel palacio de Lauzun con elministro del Interior, RaymondMarcellin. El príncipe reclama almandatario galo una másestrecha cooperación en losasuntos de seguridad ciudadanay de terrorismo. No obstante, esel ministro de Asuntos Exterioresespañol, Laureano López Rodó,quien le dice a Marcellin que leva a remitir un informe con losnombres de los terroristas de

ETA que residen en suelofrancés:

—Tienen que impedir ustedesque preparen desde Francia actosterroristas para cometer enEspaña.

Las palabras del responsablede Exteriores y hombre deconfianza de Carrero dejanentrever que el Gobierno está altanto de algunos de losmovimientos de ETA que ponenen peligro la seguridad deEspaña. López Rodó cumple consu amenaza y entrega a suhomónimo francés, Michel

Jobert, un dossier con losnombres de los más importantescabecillas de ETA, con susdomicilios en París y en otraspoblaciones del sur. Entre losproscritos figuran Ezkerra,Peixoto y Txomin, todos ellosimplicados directamente en laOperación Ogro. Ezkerra enesos momentos sigue en Madrid,atando cabos con el comandoTxikia.

Pero, claro, lo que no intuyeLópez Rodó es que loscomandos de ETA no operansólo desde el país vecino, sino

que se mueven en el corazón delEstado, en la mismísima capital.Y eso ya no es cometido de lasfuerzas de seguridad francesas,sino de la Policía y de la GuardiaCivil.

Tras el verano, las fuerzas deseguridad han logrado infiltrar aotro guardia civil en las entrañasde ETA. Se llama ManuelPastrana y tan sólo tieneveintidós años. No es vasco nihabla euskera; en teoría, doscondiciones indispensables parapoder acercarse a la banda. PeroPastrana, nacido en Cuenca y de

aspecto rechoncho y cetrino,elige el camino más difícil. Undía irrumpe de manera violentaen la Librería Mugalde, enHendaya, una de las muchastapaderas de ETA, y se encaracon Domingo Iturbe, Txomin.Antes de que el general etarraempuñe su pistola, Pastrana yaha depositado la suya encima deuna mesa, junto con su carnet delServicio de Información de laGuardia Civil de San Sebastián.

—Soy guardia civil peroquiero entrar en ETA —le espetaa bocajarro. Y añade—: Estoy

hasta los cojones. No aguantomás. Los mandos sólo hacen queputearte. Te tratan peor que a losperros y yo soy hijo decomunistas. No aguanto más.

Txomin duda si tiene ante sí aun guardia loco o se enfrenta aun intento de infiltración. Entodo caso, argumenta, si es unperturbado, tiene un par decojones. La valentía del agentehace que se interese por él. Ymucho más cuando Pastrana,que lleva aprendido de memoriaun guión, le dice que estádispuesto a someterse a todo tipo

de pruebas. Y lanza el anzuelo:—No os podéis imaginar lo

que se puede hacer con estaplaca.

Txomin, que en ningúnmomento aparta su mano de lapistola que lleva en el cinto,pone a prueba la osadía de aqueljoven:

—¿Puedes convencerme delinterés que puede tener una placade la Guardia Civil para ETA?

Pastrana se sabe la respuestade memoria, la ha recitadocientos de veces:

—Muchas. Puedo pasar

cuantas armas quiera por lafrontera. Puedo entrar y sacarcomandos… ¿Quién va asospechar de un miembro de laBenemérita?1

Pastrana finalmente cumple supromesa y pronto se gana laconfianza de la organización. Sucoraje lo convierten en el másimportante topo en laorganización. El agente tiene laoportunidad de detectar losmovimientos internos en labanda en la recta final de laOperación Ogro, pero noobtiene información precisa

sobre la gesta de Madrid y, portanto, se ve impotente paraabortarla.

Mientras, el comando cada díasupera sus despropósitos, peronadie les da caza. A mediados denoviembre, el sacerdoteServando Escanciano,2 un leonésde sesenta y tres años, vecino deCampamento, conoce y entablauna animada conversación condos jóvenes en la pollería delbarrio, entre los números 28 y 32de la calle Carballino, un lugarbastante concurrido por losvecinos, situado muy cerca de la

calle Mirlo. Uno de ellos esMarquín, inquilino del cuartelgeneral etarra, y el otro, unamigo que vive en Madrid. Es unjoven de unos veintitrés años, decabello rubio castaño, liso oligeramente ondulado, peinadohacia atrás, de 1,68 metros,mentón recogido y boca grande.Luce un anillo de casado y visteuna gabardina de color beige.

El compañero de Marquín esel primero en tomar la palabra.Le dice al sacerdote que éltrabaja en la Editorial Católica,en la sección de libros de la

Biblioteca de Autores Católicos.—A mí me gusta la Biblia —le

contesta el cura de manera untanto cortante.

—Hay otros muchos libros ybuenos —le aclara el joven.

—Bueno. Lo que no me gustaes el diario Ya. Ha tomadopartido en contra de losincidentes de la cárcel de Zamora—le replica el sacerdote.

Se refiere a un incidentesucedido en la prisión de Zamoraen la que seis sacerdotes, allípresos por motivos políticos, hanincendiado sus celdas y se han

declarado en huelga de hambre.3

La conversación deriva a laproblemática de los presosetarras y al uso de la violenciacontra el Régimen.

—Los miembros de ETA sonunos vulgares delincuentes.Comunes o vulgares —sentenciael cura, la palabra de unrepresentante de Dios, ante lasorpresa de su interlocutor.

Éste le aclara:—Tenga usted cuidado, que

éste es vasco —dice refiriéndosea Marquín.

Antes de que el sacerdote

reaccione, el etarra responde,conteniéndose:

—Creo que usted está malinformado de lo que es ETA. Ysi lo desea le explico en quéconsiste la organizaciónclandestina.

Abaitúa le invita a tomar unacopa, pero el cura declina lainvitación alegando que estáacatarrado. Además —lerecuerda— que son ya más delas nueve de la noche.

—Bueno, si ahora no puede,deme su dirección y yahablaremos. Me cae usted

simpático.El sacerdote le dice que vive

en la calle Cariñena, muy cercade allí. Quedan para otro día,pero nunca más se vuelven aencontrar. El etarra está en otraonda.

—Está bien. Nosotrostampoco tenemos mucho tiempo.Nos esperan en una reunión.

El sacerdote Escanciano nooculta su antipatía hacia ETA.Acaban de llegar a sus manosunas fotocopias de un ejemplarde la revista italiana Política,editada en Florencia, en la que

tres etarras sin identificar,invitados por el Comité italianode Solidaridad con Euskadi,definen cuáles son los objetivosde la banda terrorista: «Noslimitamos a acciones que,además de radicalizar el procesorevolucionario, sirven paradescubrir a nuestros enemigos,atacar a las fuerzas del orden y alos medios de comunicaciónoficiales, robo en los bancos,atentados contra losmonumentos y contra losnegocios de propiedad dequienes actúan como

colaboradores de la Policía».La organización terrorista está

más crecida que nunca. En elotro lado de la moneda, Francoagota la poca energía que lequeda. El Generalísimo celebraen el Salón del Trono del PalacioReal el día del Caudillo… Y vantreinta y siete años desde suascenso a la Jefatura del Estado.Lo acompañan Carrero y elpríncipe. Los tres son laspilastras donde descansa todo elpeso del Régimen.

Los aplausos y los vítores enla plaza de Oriente a favor de

Franco sirven para revitalizar laconspiración del círculo de ElPardo, encabezado por elmarqués de Villaverde. Losantijuancarlistas siguen sinrenunciar a las pretensiones deAlfonso de Borbón deconvertirse en el segundo en elorden sucesorio de la nuevaMonarquía. Por delante del hijovarón de Juan Carlos, el futuropríncipe de Asturias, don Felipe.Carrero, malhumorado, se loconfiesa a López Rodó:4

—Tienes que congelar demomento tu estudio sobre la

transmisión de la Jefatura delEstado y la sucesión del príncipe.La familia del Caudillo no harenunciado a las pretensionessucesorias de don Alfonso y loestán removiendo en El Pardo.Habrá que esperar.

Fernández-Miranda vivecentrado en sus trabajos sobrelas reformas del Estado. Carrerole ha encargado la difícil tarea deencajar la participación de losespañoles en la vida pública5 delfranquismo, a través de unafantasmagórica Ley deAsociaciones. El recién

nombrado vicepresidente delGobierno, ministro secretariogeneral del Movimiento,preceptor del príncipe y «elhombre de las camisas blancas»,por fin presenta al almirante y asus compañeros de Gabinete unestudio de treinta y siete folios.

El informe, un bosquejo delproyecto de la Ley deAsociaciones del Movimiento,defiende que las instituciones yno los partidos políticos son lasque deben ejercer larepresentación popular, a los quecalifica de «entes artificiales».

Fernández-Miranda defiende quepara que la representaciónorgánica pueda ser democrática,como reclaman algunosministros, entre ellos el grupo deLópez Rodó, es necesariofacilitar el voto en el interior deesas instituciones.

Con tan leve reforma no serequiere modificar laconstitución de las Cortes, endonde se mantendrían loscuarenta procuradores dedesignación directa, pero no losrepresentantes de los sindicatos,ayuntamientos o academias, que

sí podrían presentarse a unaselecciones a través deasociaciones.

Fernández-Miranda, que halogrado desplazar a López Rodócomo «eminencia gris» delGobierno, con el apoyo del alamás derechista del Régimen,tranquiliza a los suyos:

Este sistema de asociaciones rechazalos partidos políticos y supera losencuadramientos del partido único. Aceptael pluralismo, que surge de la riqueza delas ideas, bienes y aspiraciones de nuestrosistema, pero se niega a su falseamientopor grupos ideológicos o de partido. Semueve en el marco doctrinal delMovimiento Nacional. Rechaza toda

representación paralela como contraria alpunto VIII de nuestros principios.6

Entretanto, el operativo de

ETA en Madrid, aunque centradoen Carrero, no se desentiende deotros personajes claves delRégimen. Sus militantes tienentiempo de sobra para dedicarlo aotros objetivos. Y elvicepresidente del Gobierno,Fernández-Miranda, tras elalmirante, también aparece en elpunto de mira de la organización.Los etarras desconocen la valíareal del vicepresidente para elRégimen, pero como ven todos

los días aparecer su nombre enlos diarios madrileños, locolocan en el disparadero. Trasel almirante, Fernández-Mirandase convierte en la presa máspreciada de los terroristas.

Prudencio Calzado Ruiz,7 unmanchego de cincuenta y tresaños, es el portero del inmueblede General Oráa, número 23.Lleva ya años trabajando en laportería y conoce a todo elvecindario. Enfrente de su portalvive un personaje ilustre, elvicepresidente y ministrosecretario general del

Movimiento, a quien todos losdías tiene la oportunidad dedesearle los buenos días. DonTorcuato es un tipocampechano, que se deja verpoco, pero que conecta con laclase media.

El portero Prudencio llevavarios días inquieto porquedesde hace unas cuantas noches,sobre las ocho y media, se cruzaen la calle con un joven de unosveinte años que, según presume,está realizando un estudio sobrelos edificios de la zona. Lointuye porque nunca se han

saludado ni cruzado mediapalabra. Las sospechas delconserje se disipan cuando aqueldesconocido desaparece de suvida a partir del 12 de diciembre.Pero lo que desconoce es queaquel desconocido es el etarraAbaitúa, alias Marquín, y quesus intenciones nada tienen quever con el urbanismo y laconservación de edificios. Susplanes son otros mucho másletales: elaborar un informesobre la viabilidad del secuestrode Fernández-Miranda, que no selleva a cabo porque el comando

se concentra en la recta final dela Operación Ogro.

Por otra parte, en el Gobiernosigue abierto el debate sobre lasucesión y el papel de la Coronaen la nueva etapa política enEspaña, tras la muerte de Franco.El 14 de noviembre se celebrauna reunión en Presidencia delGobierno para tratar el asunto delas asociaciones políticas. Noestá el horno para bollos. Acabande celebrarse las eleccionesmunicipales y, a decir por losresultados, para los ministrosexiste una preocupante

desafección de los españoles conel sistema. En Madrid se lograuna abstención del 70 por ciento.Los electores no acuden a votarporque no transigen que elalcalde se elija a dedo.

Y este resultado no favoreceen nada al prestigio de AriasNavarro en el seno del Gobierno.El ministro de la Gobernación yex alcalde de Madrid incluso seha servido antes de las pantallasde TVE para pedir el voto a laciudadanía. Pero, a tenor de losresultados, no parece que suplática haya entusiasmado a los

españoles ni a los madrileños,donde hasta hace muy poco hadirigido el consistorio de lacapital. Está visto que en latelevisión pública tienen máséxito las series Kung-Fu y LosChiripitifláuticos de Valentina,Locomotoro, el capitán Tan ylos Hermanos Malasombra, queel discurso de Arias Navarro.

La reunión en Presidencia sedesarrolla en medio de unaacalorada discusión. Pide lapalabra el vicepresidenteFernández-Miranda:

—Algunos aduladores al

príncipe le hablan de la fuerzaque por sí misma tiene laMonarquía pura. Le tienden unatrampa al rey incitándole a que,tras un período prudencial,prescinda del Movimiento. UnaMonarquía sin Movimiento sevendría abajo. Hay que organizarel Movimiento del rey que es unMovimiento franquista por susorígenes, pero que entonces yaserá del rey. No quiero que elMovimiento se quede en uncallejón sin salida.8

En el nuevo Gobierno prontosalta a la luz que el

vicepresidente Fernández-Miranda y el ministro LópezRodó, el más fiel colaborador deCarrero, mantienen posicionesdiscrepantes sobre la velocidadque hay que imprimir alasociacionismo. Conforme pasanlas semanas el vicepresidenteacapara un mayor protagonismoque el ministro de AsuntosExteriores. Su cercanía alpresidente cada vez se apreciamás en la posición política deCarrero. El almirante sabe que elMovimiento atraviesa por unmomento de estancamiento, pero

esa coyuntura, según él, no tienepor qué conducir a España a unapartitocracia a través de unsistema de asociaciones.

Fernández-Miranda ya ha dadopor sentado que las asociacionesdeberían ser controladas por elConsejo Nacional delMovimiento. Nunca ha estadotan claro que el asociacionismono forma parte de los planes dela esfera política de Franco yCarrero. En las actas del últimoConsejo de Ministros, quepreside Carrero, tan sóloaparecen unas breves líneas

sobre este asunto. A unaintervención del ministro de laGobernación, Arias Navarro, quecalifica de «asociación ilegal» alPCE, Franco le corrige:

—No. Nada de eso. Es decarácter subversivo.9

Aunque para mantener uncierto equilibrio en las diferentesposturas dentro del Gobierno, elConsejo de Ministros aprueba «laoportunidad y conveniencia depresentar a las Cortes unproyecto de ley sobre laparticipación política de losespañoles».10

Los más aperturistas delGobierno sospechan que se tratade un brindis al sol y que, enaquellas condiciones, elasociacionismo es ya unproyecto estéril. Y su mayorenemigo es el propio Carrero.

37Los panchitos de Josu

Ternera

En noviembre, ya sin Wilson enel grupo, el comando comienza aplanificar lo que ellos llaman,eufemísticamente, «la ejecuciónd e l Ogro». En las largas einterminables conversaciones delpiso de la calle Mirlo surgen aborbotones un sinfín de ideaspara ejecutar el plan. La vozcantante la lleva Argala:

—Podemos ametrallarlo desdeun coche cuando se disponga aentrar en la iglesia. Podemoscolocar dos vehículos cargadoscon explosivos y accionar lascargas al paso de su automóvil.Podemos hacer saltar la cúpulade la iglesia y que los cascotes loentierren. Podemos… buscardecenas de acciones, pero todasellas nos conducen a la muertede gente inocente. Ésta debe seruna acción limpia. Sólo la caídadel presidente. Bueno, deCarrero y, si es necesario, de susescoltas.

Atxulo está de acuerdo:—Debe ser una acción limpia.

Que no deje margen de crítica alos teóricos de la organización,que están en contra de la luchaarmada. Que vengan a darnoslecciones de estrategia. No puedesalir mal y nosotros tenemos laobligación de regresar a Euskadisanos y salvos.

A partir de este planteamiento,e l comando Txikia comienza ainspeccionar, una vez más, lazona del barrio de Salamancapara perpetrar un plan encondiciones. Se conocen de

memoria el distrito y ya tienenlos mapas con el plan de fugamarcado. Sólo queda localizar unlugar desde donde poder acabarcon Carrero. Las opciones sonvarias pero sólo se decidirán porla menos gravosa, tanto paraellos como para los transeúntes.

El mes de noviembre esbastante agitado para el grupo. Alas prisas de preparar el atentadose les une la necesidad urgentede desmantelar toda lainfraestructura montada para elsecuestro. Hay que deshacerse delos pisos y de los locales

alquilados. Anular todos loscontratos y recuperar las fianzas.Levantan todo menos lasviviendas en las calles Mirlo yHogar. Han decidido que, tras elasesinato, se ocultarán en el zulode la La Granja, que ha sidofinalizado.

El piso de Mirlo es unhervidero de idas y venidas. Porallí pasan todos los miembros delcomando aunque esténrepartidos por otras viviendas dela capital. Tanto trasiego pone enriesgo la operación en más deuna ocasión. Los miembros de

ETA son muy populares en lazona, sobre todo en la fábrica depatatas fritas de esa zona deCampamento. El domingo 4 denoviembre, a última hora de latarde, los atiende Joaquín Arias,su propietario, cuando estaba apunto de bajar el portón decierre.1

En el comercio entran Atxulo,Marquín y Josu Ternera , esteúltimo un asiduo cliente dellocal. Compran lo de siempre:cacahuetes, patatas fritas,panchitos y otros frutos secos.Se gastan cien pesetas, le dan las

buenas noches y regresan a sumorada de la calle Mirlo. Eldueño del negocio sabe que sonvascos y que viven cerca de suestablecimiento. Cada vez que seentera de una nueva acciónterrorista de ETA sus jóvenesclientes siempre aparecen en sumente. En más de una ocasión hameditado si comentarlo con unamigo guardia civil, perosiempre desiste en susintenciones por apatía.

Josu Ternera permanecevarias semanas en el barrio y yaes popular entre el vecindario.

No logra ocultar su procedenciay le toca soportar los yarecurrentes comentarios sobre«los de ETA». No le preocupaporque sólo le quedan unos díaspara regresar a la clandestinidaden Francia.

El comando se conjura parainiciar una nueva etapa. Ahoratoca poner el contador a ceropara la cuenta atrás de un plandistinto, el del asesinato.Necesitan de todo; lo primero,vehículos. Y como cada vezresulta más arriesgado alquilarvehículos en Madrid por los

controles policiales en lasagencias, Argala decide que secompre un automóvil. Díasd esp u és , Kiskur compra unAustin Morris 1300 de colorcrema y número de matrícula M-893.948. Con papeles falsos, sehace pasar por Javier GoñiOzcoidi, con domicilio enPamplona. Entrega comoresidencia de referencia ladirección del piso de la avenidadel Mediterráneo, número 30, 1.ºC, que ha alquilado Argala, peroque ya han abandonado. Laoperación de compraventa la

materializa en la empresaRiomiño, de Alberto Aguilera, 3.En un principio, parece unvehículo potente, pero prontocomienza a crearles problemasporque pierde aceite y tienefugas en el manguito de lagasolina.

Otra vez. ¡Cuántas! La suerteles viene de cara. En la segundasemana de noviembre reapareceen escena nuevamente elpersonaje misterioso del hotelMindanao. Su presencia esprovidencial para que la bandase sirva de nuevo de un valioso

puente de oro.2 Por segunda vez,los salones del hotel madrileñosirven de lugar de encuentroentre el supuesto colaborador delGobierno franquista y unintermediario de ETA. En estaocasión acude a la cita el propioEzkerra.

El encuentro, para el que se haconvenido una contraseña, hasido organizado por Kaskazuri.Como con Argala, la entrevistadura tan sólo unos minutos, eltiempo justo para que Ezkerrareciba de manos del mensajeroun sobre cerrado. En su interior

guarda una cuartilla con unadirección —Claudio Coello, 104—, el nombre de su propietario—Francisco Fernández Villalta—y la observación de que está enventa. Se trata de un sótano,ubicado frente a la fachadatrasera de la iglesia de Franciscode Borja. Suponen que elinformante anónimo está al tantode la renuncia de la banda alsecuestro y pretende facilitarlesel otro plan alternativo: elmagnicidio. Con aquellos datos,pone en su conocimiento el lugaridóneo desde ejecutar el

atentado.El local, un semisótano con un

ventanuco que da a la calleClaudio Coello, es un pequeño ylúgubre habitáculo. Sólo disponede una estancia con un camastroy un pequeño retrete. Nimuebles, ni enseres. La puerta deacceso da a un pequeño pasilloque comunica con la zona de laportería. No es un lugar quefacilite la convivencia, pero esopoco les importa a los etarras. Suintención no es pernoctar allísino horadar un túnel para mataral presidente.

Una vez de vuelta a Euskadi,Múgica Arregui bosqueja antesus compañeros la descripcióndel emisario anónimo:

—Es un hombre de unostreinta años, con el pelo moreno,echado para atrás. Vestía trajegris y corbata. Elegante. Tienetoda la pinta de ser unfuncionario del Estado, concierta jerarquía. No llegaba aministro pero tampoco es unfuncionario cualquiera.3

Uno de los etarras de nivel,que se desplaza a Madrid ennumerosas ocasiones para

colaborar con el comando, pecade incontinencia verbal ycomenta a un militante de baselos planes secretos que ETA setrae entre manos:

—La cosa es muy importante.Importantísima. Y será enMadrid.

—¿En Madrid, dices? —pregunta el compañero.

El jefe militar de ETA duda siseguir o no, pero su interlocutorle garantiza una total confianza.

—Sí, en Madrid.Y enmudece en seco.—¿Pero no se ha dicho

siempre que ETA no salía delPaís Vasco?

—Sí, pero los cerebros hancambiado la estrategia… Sepreparan unas navidadessangrientas.4

Esos días de noviembre, elGobierno también se muestramás agitado que nunca a causadel proyecto de la Ley deAsociaciones. Los días 4 y15 sereúne en dos sesionesmaratonianas de cuatro horaspara abordar exclusivamente esteasunto: la conveniencia o no deaprobar un nuevo sistema de

asociaciones políticas. Elpresidente Carrero escucha, unoa uno, las posiciones de losmiembros del Ejecutivo pero, alsuscitarse un debate tanacalorado, decide posponer lasconclusiones hasta el 20 dediciembre. Ese día se celebraríael último Consejo antes de lasvacaciones navideñas. Elalmirante ya tiene en su poder unborrador que no vislumbraningún avance aperturista.5

José Ignacio San Martín es elcolaborador más fiel y eficaz delalmirante. Tanto, que ha creado

todo un sistema de espionajepara seguir de cerca a susenemigos. Carrero estáplenamente convencido de sufidelidad, y a menudo seconfiesa ante su más preciadoservidor:

—Si se pretende que lasasociaciones políticas sean latapadera de los partidospolíticos, a eso no juego… ysencillamente me marcharía a micasa.6

Carrero se puede permitirhacer esas revelaciones a SanMartín porque dirige su guardia

pretoriana. Utiliza a los serviciosde información para investigar asus enemigos y a los políticosmás críticos con su Gobierno. Ensu lista de enemigos no haborrado el nombre de José Maríade Areilza, el conde de Motrico,a quien tacha de desagradecidocon el Régimen. El SECED leinforma puntualmente de susreuniones fuera de España conrepresentantes de la oposición alsistema.7

Tampoco le agradan lasrelaciones externas que mantienecon la democracia cristiana el ex

ministro Ruiz Giménez. ParaCarrero se trata de toda unatrama hostil a su Gobierno. Elalmirante se refiere a este grupocomo «la otra Internacional» y loresponsabiliza de los roces quemantienen él, personalmente, y elGobierno de España con elVaticano. No le tiene apreciopero tampoco «quiere que seemprenda ninguna acción hostilcontra él, para evitar que seconvirtiera en un mártirpolítico».8

Mientras el Régimen sigueenfrentado, la dirección de ETA

encuentra su caballo de Troya. Elsótano —más bien unsemisótano— del 104 de ClaudioCoello es el lugar idóneo desdedonde perpetrar el atentado.Imposible dar con nada mejorporque ese local les facilita laposibilidad de horadar un túnelhasta el medio de la calle y hacerestallar una buena carga deexplosivos al paso del vehículooficial de Carrero. La alternativadel túnel ya la ha barajado elcomando varias veces, perojamás podía imaginarseencontrar un lugar de acceso tan

idóneo. La suerte, aunqueasistida, se presenta una vez máscomo aliada de los terroristas.

Las gestiones para alquilar elsemisótano recaen en LarreateguiCuadra, Atxulo. El grupo decideque sea un solo miembro delcomando el que dé la cara ante elportero y los propietarios. Así, niArgala ni Kiskur pueden seridentificados y quedan librespara otras actividades en la zona.

Atxulo, en una primeratentativa, se presenta ante JoséMaría Clemente López, el porterodel 104, caracterizado con unas

cejas y un bigote postizo, y lepide que le enseñe el local.

—Estoy buscando un pequeñoestudio para mis tareas. Soyescultor y creo que este sótanome puede servir de taller. Claro,siempre que no sea muy caro.

El portero —un tipo pococomunicativo— se le quedamirando fijamente, mientrasintroduce la llave en la cerraduradel local y abre la puerta, y leespeta:

—Puede hacer lo que quieramientras pague el alquiler. A loque usted se dedique es cosa

suya. El dueño me tiene dichoque nunca va a ser menos decuatro mil quinientas pesetasmensuales. De ahí me dice queno baja un céntimo.

—Un poco caro, ¿no creeusted? —dice Atxulo, señalandocon el dedo el interior del local,que presenta un aspectodesolador.

Se trata de un habitáculo desiete metros por cuatro con unwáter, una minicocina, doscamas y una mesita con unarmario encima, como únicosmuebles. Es una pocilga pero el

lugar perfecto para los planes delos terroristas. Nadie piensaorganizar fiestas o vivir allí. Sóloejecutar lo antes posible el planque los ha conducido a Madrid.

El miembro del comandoTxikia se fija en un ventanucoque da a la calle Claudio Coellopor donde entran los únicosrayos de luz que iluminan elestudio. Por ahí —cabila— sepodría dar salida al cable queserviría de detonador, como yatenían planeado.

—Es lo que hay —insiste elportero.

Atxulo se hace el remolón:—Bueno, yo creo que lo mejor

sería que contactara directamentecon el propietario para llegar aun acuerdo económico. Esmucho dinero para tan pocacosa. ¿No cree usted? ¿Mepodría facilitar el teléfono deldueño?

Unos días después, el etarraqueda en Claudio Coello, 104,con el abogado José Furones,que representa los intereses delpropietario, para ver el local. Eltrato sigue adelante.9

El etarra queda con el

propietario Francisco FernándezVillalta, el 15 de noviembre, ypara impresionar al casero seviste con un traje que le hacortado un sastre, a medida,exclusivamente para tal ocasión.También se anuda una corbata,posiblemente la primera que secoloca en su vida. Quiere causaruna buena impresión. Pero elarrendador le pide un preciosuperior. Un alquiler de cincomil quinientas. Además, le exigeun contrato de compraventa,previo anticipo de ochenta milpesetas. Además, le comenta que

todo tiene que gestionarse anteun notario. Según este acuerdo,la vivienda pasaba a supropiedad después de seis años,tras el pago final de cien milpesetas.

—Mire usted, yo tenía esesótano ahí olvidado, sin pensaren venderlo ni en alquilarlo, perohace cosa de una semana recibíuna llamada de una personainteresándose por él. Me hizouna oferta muy buena, muchomás de lo que le pido ahora austed. Esperé unos días y, comono volvió a llamar ni dio señales

de vida, me decidí a poner elletrero… Y ahora viene usted 10

—le confiesa el propietario aletarra sin cortarse un ápice.

El alquiler tan elevado y lascondiciones del contratocomplican la operación, peroAtxulo ha recibido instruccionesde hacerse con el local acualquier precio. No puederegresar a Mirlo sin el estudio.Poco le importa a ETA esascondiciones leoninas si no piensacumplirlo nunca. ¡Si en menosde dos meses van a abandonar elestudio y lleno de cascotes! A

Atxulo sólo le fastidia el tenerque hacer el papeleo por loarriesgado. Le duele que laorganización tenga que depositartodo ese dinero, con lo quecuesta conseguirlo. Se quejará deello después a sus compañerosde comando.

—Bueno, me parece una rentaexcesiva, pero como lo necesitopara trabajar aceptaré suscondiciones —le reconoce eletarra al propietario conresignación. No hay otra salida.11

Sin embargo, las exigenciasdel dueño no se limitan sólo a

los aspectos económicos.Cuando todo indica que el locales ya suyo, el casero da otravuelta de tuerca:

—Bueno, ahora lo quenecesito es una recomendación oel aval de un banco.

El negociador del comandoTxikia se queda pálido. Aturdido.¿Aval bancario? Pero lograreconducir la situación:

—Mire usted, acabo delicenciarme en peritaje industrialy no tengo relación con losbancos. En mis ratos librestrabajo como escultor y para eso

necesito su estudio. Tambiénhago planos para el Ministerio deIndustria. Si quiere ustedreferencias mías, puede contactarcon el portero de la calle Mirlo,1, donde vivo ahora con unoscompañeros de estudios.

La coartada del terrorista, quese hace llamar Roberto FuentesDelgado,12 soltero y vecino deMadrid, con domicilio en Mirlo,número 1, es convincente. PeroAtxulo comete un errorimperdonable: al facilitar ladirección donde reside parte delcomando deja ese piso quemado

para futuras operaciones.Además, hasta que se lleve acabo el atentado coloca a suscompañeros en una situación deprecariedad.

—Quién te dice a ti que losequipos de seguridad delpresidente no efectúen controlesaleatorios sobre alquileres en lazona —le recrimina Argala a sucompañero por tan imperdonabledesliz—. A partir de ahora,estamos en manos de un notario,un abogado, el portero y eldueño del estudio. Además,vamos a facilitarle el trabajo a la

Policía. Tras la acción, cuando laPolicía ponga en marcha lamaquinaria de la persecución,encontrará este piso en cuestiónde horas.

Atxulo se muestra contrariadopero no se calla. Saca pecho ydefiende su gestión:

—Mira, no te ralles. Busca ellado positivo. Si no les doy ladirección como referencia nohay estudio. Y sin estudio, nohay túnel. Y sin túnel, no haybomba. ¡No me jodas! ¡Si mepedían el nombre de unbanquero y la hostia! ¿Qué

quieres? ¿Que le diera ladirección de Ezkerra en SanJuan de Luz?

Con el contrato, Atxulo sepresenta ante el portero deClaudio Coello para que lefacilite las llaves de la vivienda.El guarda le presenta a su esposa,una mujer que derrochasimpatía, y le dice que ambosestán a su disposición para loque necesite. Un trato muydiferente al del primer día que sepresentó en el inmueblepreguntando por el local.

El etarra acude solo a la cita.

Ése es el plan. El resto delcomando permanecerá en elanonimato; entrará y saldrá delestudio en horas en las que elconserje no esté en la portería.Los etarras comienzan a entrar enel edificio antes de la siete de lamañana o a salir por la noche,siempre después de las diez yveinte.13 A esa hora el serenotampoco está merodeando por lacalle porque cumple su horario arajatabla en señal de protesta porsus condiciones laborales, que serigen por un Real Decreto deseptiembre de 1834, firmado por

la reina gobernadora doñaCristina.

Para cerciorarse de que no haytestigos incómodos, Atxulo, antesde entrar o salir, echa un vistazode manera disimulada sobre laportería. En esos días elcomando desconoce que elconserje es un policía armada enactivo. Y, posiblemente, esedesconocimiento proporciona algrupo un mayor relajamiento,ajeno a todo tipo de paranoias.

38El que avisa no es

traidor

A unas decenas de metros delsótano de Claudio Coello, el jefede seguridad de la Embajadanorteamericana contacta con elcoronel C.S., miembro de losservicios de información del AltoEstado Mayor del Ejército, conquien mantiene una buenarelación. No sólo por sucondición de agente de la CIA

sino también porque el tiempoque lleva en Madrid hanentablado una buena amistad. Ledice que necesita verlo conurgencia pues tiene quetransmitirle algo de vitalimportancia para los intereses deambos países. La entrevista secierra en el bar de un hotel de lazona.1

El agente norteamericano,N.D.S., le transmite supreocupación por losmovimientos de gente extrañaque sus hombres han detectadoen las inmediaciones de la

Embajada.—A nosotros nos preocupa la

Embajada, que alguien estépreparando una acción contranosotros, pero no hay quedescartar que el objetivo seavuestro. No os puedo asegurarnada, pero yo de vosotrosextremaría la vigilancia en lazona.

El agente de la CIA evitapronunciar el nombre de Carreroy su costumbre de comulgar adiario en la iglesia de enfrente,que el americano suele divisardesde el edificio de la legación.

En más de una ocasión hacomentado con sus agentes laexigua escolta del presidente, encomparación a la que utilizan losmandatarios de su país. Pero elcoronel, un tipo incisivo, le pideque comunique susobservaciones por escrito y se lohaga llegar por el conductoordinario. Conoce el absentismode sus jefes y prefiere darle lacategoría de oficial a aquelencuentro.

—Tienes que oficializar lo queme has contado. Una cosa es uncomentario personal a un amigo,

pero yo quiero que la CIA nospase por escrito todo lo que havisto tu gente y cuáles sonvuestras sospechas. Una cosa esque tú y yo tengamos lacostumbre de intercambiarnosinformación para nuestrosrespectivos servicios, y otra muydistinta es la superioridad.Necesito un papel. Si no, estoyperdido.

—Sin problemas. Lo tendréis.Te lo haré llegar —sentencia elfuncionario norteamericano.

Aun así, el coronel no espera aque llegue ese comunicado y

traslada personalmente lasaveriguaciones a sus superioresdel Alto Estado Mayor. Además,contacta con el jefe superior dePolicía de Madrid y le pone alcorriente de las sospechas de losamericanos.

Pero ni por escrito. Todoqueda en papel mojado. Ni uncoche celular de refuerzo en lazona, ni una vigilancia estáticafrente a la Embajada, ni unreforzamiento de la seguridad dela iglesia de San Francisco deBorja, ni una patrulla de calle, niuna mínima contravigilancia…

Nada, absolutamente nada. Ni undestello de preocupación o deprevención. No sucede así desdeel bando norteamericano, querefuerza la seguridad del edificio,temiendo por la integridad de susconciudadanos. Les preocupa laescalada de violencia en OrientePróximo y las amenazas árabes.

La CIA, en esos momentos, yadispone de informaciónreservada de la participación deciudadanos vascos en cursillosde adiestramiento miliar enArgelia y Yemen. ETA está en elpunto de mira del Departamento

de Estado, sobre todo por losdatos que le llegan de sus agentessecretos del PNV, que colaborancon la CIA desde hace décadas.Los espías nacionalistas están altanto, porque ellos lo hanpropiciado y han sido testigos dela entrega de dinero a ETA porparte del servicio secretoestadounidense.2 Al principio,tras el nacimiento de la banda en1959, la CIA apostó por laorganización armada con elconvencimiento de que asípresionaba a la Dictadura deFranco.

No muy lejos de la Embajadanorteamericana, los agentes delKGB, infiltrados entre losmiembros de la delegacióncomercial de la Unión Soviéticaen España, también disponen deinformación privilegiada. EvaForest y otros comunistasprosoviéticos, que hanabandonado el PCE tras rompercon Carrillo, mantienenentrevistas con ellos a menudo.La URSS carece de embajador enMadrid desde que en 1936abandonara la delegación MarcelRosenberg.

Tras la Guerra Civil, Francorompió las relaciones conMoscú, pero a mediados de loscincuenta se reanudaron lasrelaciones económico-comerciales entre ambos países.En mayo de 1969 se instaló en lacapital la representación de laMarina Mercante soviética,Morflot, y en 1972, los dospaíses firmaron en París unconvenio comercial que dieronforma a las RepresentacionesComerciales en Madrid y Moscú,que desempeñaban las funcionesconsulares.3

Ese escenario de marinosmercantes y delegadoscomerciales es el ámbito en elque se mueven los agentessoviéticos del KGB, queestablecen contactos periódicoscon la oposición al franquismo, ala que financian con importantescantidades de dinero. Tambiénreciben información puntual desus socios los cubanos, quetienen a La Rubia como una desus mejores agentes. La esposade Sastre ha vivido un año en LaHabana y su hijo Juan reside enCuba.

Los agentes del KGB no tienencontactos con los espías del PNVpero sí mantienen hilo directocon los responsables del aparatointernacional de ETA,principalmente con Sabino Eubay Eloy Uriarte, Señor Robles,que ya empiezan a moverse porlos países del área soviética enbusca de ayuda. La banda sedefine en todas sus asambleascomo un grupo de ideologíamarxista-leninista. Necesitaninfraestructuras, refugios, armasy rublos, contantes y sonantes. Silos terroristas ya se mueven

libremente y reciben instrucciónarmada en Yemen, Cuba oArgelia es porque cuentan con laanuencia de Moscú.

El comando sigue ajeno atodas estas conspiraciones. Suobjetivo se limita a acabar con ElOgro. Es la única orden que harecibido de la dirección. Si semantiene alejado del magmapolítico de la oposición siemprebeneficiará esos intereses yreducirá los márgenes de riesgo.La Policía política tiene siemprela antena puesta en el círculo deSastre. Por eso Argala reduce

sus contactos con La Tupamaray renuncia al ritmo de vida de suprimera etapa en Madrid. Ya nose dedica a hacer sondeos o acaptar adeptos sino a preparar unatentado contra el presidente delGobierno. Y la Policía puedepisarle los talones.

39La policía de Franco

Argala, Atxulo y Kiskur, comode costumbre, mientras degustanun café en el bar Chiquito,hojean el diario ABC ypronuncian comentarios jocosossobre las noticias y los titularesde portada. Pero ese día, el diariomonárquico publica unainformación que los pone enalerta: «Una red de pistolerosprofesionales venidos delextranjero preparaban para el día

12 una jornada subversiva enEspaña. La policía ha conseguidodesarticular el comando,deteniendo a sus integrantes». Laredada, si se ha producido talcual se cuenta en las páginas delperiódico, les provoca alarma. Sila Policía es capaz de desactivar auna organización internacional,cómo es que ellos, unos jóvenescon pinta de estudiantes y acentovasco, pueden moverse porMadrid con total impunidaddurante meses.

—O todo esto es un montaje,o nada tiene explicación. Hemos

alquilado ya más de seis pisos yno hemos levantado ni un halode sospecha —comenta Atxulo.

—Mejor para nosotros.Mientras se dediquen a investigaral peligro amarillo no repararánen nosotros —sentencia Argala.

Todo resulta incomprensibleporque, entretanto, los etarrasestán a punto de horadar el túnelen el 104 de Claudio Coello, sinque nadie les eche el guante. Losservicios secretos del Estadosiguen perdidos en la marañaburocrática del franquismo.

Tal es así, que el 13 de

diciembre de 1973, el jefe delSECED, teniente coronel SanMartín, se entrevista con elalmirante para trasladarle susquejas. Los diferentes serviciosde seguridad son un galimatías.Nada ha cambiado desde lasúltimas reuniones en el despachodel presidente. Cada uno actúapor su cuenta sin facilitarinformación al resto. La Policía yla Guardia Civil no sólo no seentienden sino que se ponenpalos en las ruedas.

La Comisión Nacional deCoordinación de la Información

para la Seguridad del Estado, queha sido constituida en septiembrey está presidida por Carrero, noha generado ningún resultadopositivo. Aunque en ella estánrepresentadas las instancias másimportantes del Estado, desde elAlto Estado Mayor al Ministeriodel Interior o de Información,pasando por los ministrosmilitares, jamás ha celebrado unareunión ni ha aprobado unamedida. Arias Navarro y elministro de Información,Fernando de Liñán, son quienesmás objeciones ponen. Nadie en

el Régimen puede ocultar queexiste un duro enfrentamientoentre el ministro de laGobernación y los serviciossecretos de Presidencia. Lacúpula ministerial recrimina aSan Martín, entre otras muchasobservaciones, su obsesión porlos altos cargos ministeriales.

—Más vale que se dediquen abuscar a los de la ETA que aespiar a los ministros1 —leincrepan en más de una ocasión.

Pero San Martín, que tienehilo directo con el almirante, leexpone cuáles son las lacras que

arrastra su Administración en lalucha antiterrorista:

—Señor, ETA ha logradocrear una organización cerrada,nutrida por una legión dejóvenes activistas y con el apoyode una parte de la población,más la benevolencia de lasautoridades francesas queconsienten que monten sus basesen su territorio. Allí hacen susprácticas de tiro yadiestramiento, realizan susreuniones y cobran los rescatesde los secuestrados, sin quedesde aquí actuemos

resolutivamente. Nosotros encambio pecamos de confianza yfalta de organización.

Al teniente coronel no le faltarazón. En los últimos cinco añosde vicepresidencia y presidenciade Carrero, ETA ha asesinado asiete personas, ha cometidociento treinta y siete sabotajes,cuarenta y dos robos a manoarmada y diez robos de armas yexplosivos, ha efectuado cuatrosecuestros y ha perpetrado otrasciento doce acciones varias.

El comando Txikia es todo unejemplo de la operatividad etarra.

Sigue agotando etapas antes delatentado y cerrando flecos.Como si Argala, siempreentregado a la lectura comunista,conociera la teoría delsalchichón de Mátyás Rákosi,teórico marxista y fundador delPartido Comunista de Hungría,en afrontar y resolver losproblemas poco a poco, o lo quees lo mismo, loncha a loncha,como si se cortara un embutido.Además del túnel, los etarrastienen que organizar un plan dehuida con plenas garantías. Esdecir, llegar hasta Francia sin ser

detectados por los controles decarretera que la Guardia Civilcolocará en la Nacional Uno.

Por todo ello, Atxulo y Kiskurse acercan a una sastrería en lacalle Hileras, próxima a la plazaMayor, especializada enuniformes militares. Se hacendos uniformes a medida dealférez de Infantería. Adelantanuna fianza de mil pesetas delcoste total de los trajes, queasciende a diez mil ochocientas.Los etarras utilizandocumentación falsa pero dejancomo referencia el domicilio de

la calle Mirlo, un piso que ya estám u y quemado pero que losetarras siguen utilizando hasta lamisma mañana del atentado.

Una vez cerrada lainfraestructura para el atentado,el primer fin de semana libre, amediados de noviembre, elcomando en pleno decidedesplazarse a Francia parapresentar su plan a la dirección.Han cometido algunos errores enla capital pero la operación siguesiendo secreta en el seno de labanda. En esos días sólo están altanto del magnicidio una decena

de activistas. El grupo disfruta enMadrid de plena autonomía —nonecesita el permiso de laorganización para adquirir pisos,vehículos o cualquier otro tipode medios—, pero requieren deinstrucciones sobre la fechaconvenida para ejecutar elatentado. Los integrantes delcomando Txikia exponen cómohan diseñado el operativo. Quientoma la iniciativa es Atxulo:

—Esto ya no puede esperar.Venimos para recibir el permisode la dirección. Está todoestudiado. Tenemos previsto

hacer un túnel, colocar debajo deClaudio Coello unas cargasexplosivas y hacer saltar la calleal paso del automóvil de Carrero.

Argala se muestra preocupadopor la demora en la fecha delatentado, que tiene pendiente pordecidir la dirección de ETA.Ezkerra, el responsable de laoperación, desde hace semanasrehúye la respuesta.

—Necesitamos saber la fechade la acción para iniciar laconstrucción del túnel. Nopodemos comenzar las obras ydejarlo acabado a la espera de

una resolución. Correríamosmucho riesgo. Nosconvertiríamos en un blancofácil para la Policía. Con el túnelacabado, la calle puede ceder porel tráfico rodado o alguien sepuede dar cuenta por la fuga degases. Y por otra, si recibimos elaviso con menos margen detiempo, posiblemente nolleguemos a la fecha convenida.Lo ideal sería que la direcciónseñalara ya este fin de semanauna fecha en el calendario.

Pero los argumentos delcomando no prosperan. Los

cuatro activistas regresan aMadrid con la orden del atentadopero sin un día concreto. Laúltima palabra de la dirección escontundente:

—Hay que tenerlo todopreparado pero a la espera delmomento más oportuno. Anteshay que analizar muchosfactores.

Sin embargo, la jefatura de labanda en ningún momento lesaclara cuáles son esoscondicionantes. Y si los hay sóloestán en la mente de Ezkerra.

Ya en la capital, el comando

Txikia inicia los últimospreparativos de la misión. Latarea no es fácil y reviste muchoriesgo. Argala recuerda al restodel grupo lo que él denomina las«paranoias» de Wilson.

—Ahora sí que necesitamostoda la suerte de nuestro lado. Elmás mínimo error puede echar altraste el éxito de la operación.

—¿Te da a ti el pálpito de quela poli pueda tener alguna pista opueda seguir nuestros pasoscomo sospechaba Wilson? —lepregunta Atxulo.

—Lo dudo. Si fuera así ya

habría actuado. El Régimennecesita éxitos contra ETA y quémejor propaganda que cazarnoscon las manos en la masa. Sobretodo cuando coincidió en Madridtodo el Comité Ejecutivo. ¿Teparece poca excusa ésa paraactuar? Pillarnos a todos con loscalzones colgando.

—Yo también sigo con lamosca detrás de las orejas —lerebate Atxulo.

—Pues tendrás que esperar aver los resultados. Si no nosdetienen cuando comencemos aagujerear el túnel, quédate

tranquilo. Te aseguro que notienen ni puta idea de quellevamos más de un año enMadrid. ¡Que ya es bastante!Comprendo vuestras suspicacias.Entiendo vuestros temores. Loque sucede en torno a estaoperación no es normal, perotampoco lo es cruzarte concientos de policíasmanifestándose por el centro deMadrid contra su ministro de laGobernación. Así es elfranquismo, un Régimen endescomposición y en sus últimosestertores.

La preocupación del comandoTxikia sería aún mayor siestuviera al tanto de que otrocomando de ETA planea enMadrid otra misión al margen deellos. Tiene el encargo de ladirección de secuestrar al exministro de Comercio AlbertoUllastres. La banda se fija en élpor ser un representante delOpus en los gobiernos Carrero ypor ser el encargado de lasrelaciones de España con laComunidad Económica Europea(CEE). ETA pretende tambiénque su secuestro suponga un

aldabonazo internacional. El 7 denoviembre intenta su capturapero el diplomático se encuentraen esas fechas fuera de España.Un grave error de logística que,sin duda alguna, jamás le habríasucedido a Argala o a Wilson.

Pero el comando aún recibiríaotro duro golpe en su ánimo. Susmiembros se enteran por la radiode que dos compañeros de ETA,José Etxeberría, Beltza, y JoséLuis Pagazaurtundúa, han saltadopor los aires en Getxo mientrasmanipulaban unos explosivospara preparar un atentado. Los

activistas fallecidos mantienenuna estrecha relación con losinquilinos de la calle Mirlo, enaquellos momentos Kiskur,Atxulo y Argala. Todos ellos seven sometidos a una profundadepresión que sólo logransuperar cuando se les presentanen el piso sin avisar Ezkerra,Txomin y Trepa. Están allí paratransmitirles la última palabra dela dirección:

—La acción se ejecutará antesde que los trabajadorescomiencen a negociar losconvenios con las empresas, es

decir, antes de enero.El intermediario de la banda

razona esta decisión, adoptadapor unanimidad por el ComitéEjecutivo:

—Desce hace unos meses lospaíses capitalistas han entrado enuna crisis mundial, agravada porla subida de precios del petróleoadoptada por las nacionesárabes. La zona más afectada esEuropa, que va a soportar unainflación elevadísima. Y comoEspaña se va a ver arrastrada porel mismo fenómeno de lainflación, las reivindicaciones

salariales de los representantesde los trabajadores van a sertambién elevadas. Y ahíentramos nosotros. Una accióncontra Carrero, ¿perjudica obeneficia ese proceso sindical?Lo hemos analizado y creemosque favorece. Por eso hemosdecidido que se ejecute antes.Con el secuestro de Huartevimos que favoreció la huelgageneral en Pamplona. Ahoraconsideramos que la acciónarmada va a animar a la luchaobrera y, por tanto, puedefavorecer la negociación de esos

convenios. Sin duda alguna, lacrisis que se va a levantar en elRégimen va a potenciar lasreivindicaciones de lostrabajadores.

El discurso político de Ezkerracala hondo en los componentesdel comando. La acción ya nosupone para ellos la simpleeliminación del «tirano Ogro» ola venganza, sino también lasolidaridad con todos lostrabajadores de España. Esalectura política, esgrimida porMúgica Arregui, sin duda algunael cerebro de ETA desde

comienzos de los setenta, sirvepara disipar las dudas de algunosdirigentes de la organización,principalmente los quepertenecen al movimientoobrero. La acción ya no suponesólo cruzar físicamente el árbolMalato, sino un vuelco en laestrategia de los milis de ETA,siempre obcecada en la luchaarmada para lograr laindependencia de Euskadi.Ahora, según esas tesis, dedicauna parte de sus esfuerzos afavorecer las reivindicacionesobreristas.

Para levantar la moral a losmiembros del comando Txikia,ya que Beltza era uno de losmiembros de ETA con másproyección entre suscompañeros, Ezkerra decide quelos seis etarras realicen unaexcursión por las montañas deSegovia y Ávila para hacerprácticas de tiro y de explosivos.

Se desplazan en dosautomóviles y en tierrasabulenses, sin testigos próximos,prueban detonadores y parte dela dinamita sustraída en Hernanipara verificar si se halla en buen

estado. Los terroristas tambiénaprovechan el tiempo paraprobar el cochinillo en un asadorpróximo al acueducto deSegovia.

El comando comprueba consus jefes que todo está listo parala acción. Queda el túnel.

40Un túnel próximo a la

Embajada de Estados Unidos

Una vez la dirección ha fijado lafecha límite del atentado, elgrupo se pone manos a la obra ycomienza los trabajos del túnel.Una galería que, según suscálculos, debe medir unos sietemetros para poder llegar hasta elcentro de la calle. La parte finaltendría una forma de T para

colocar tres cargas explosivas enesa zona transversal: una en elcentro y las otras dos en cadauno de los extremos de la T. Lasituación del sótano les obliga ahoradar un túnel estrecho paraevitar los desprendimientos yprofundo para eludir las tuberíasde agua, gas y cualquier otrasorpresa.

Reunido todo el comando enel piso de la calle Mirlo, el quesigue siendo su cuartel general,extienden sobre la mesa un planotrazado por Argala, el únicomiembro del comando que tiene

experiencia en la construcción detúneles tras su participación en elg r u p o Los Topos en suscomienzos en ETA.

El activista dibuja un croquisde la galería con las medidasexactas. Y en una hoja anota loselementos más simples ynecesarios para poder socavar eltúnel: herramientas para picar —como picos cortos y cinceles— ypara sacar la tierra —palas— ybolsas para retirar la tierra ypoder amontonarlas en un rincóndel estudio.

Las bolsas son unos simples

envases de plástico, de los que seutilizan para guardar la basura,que compran en una mercería delbarrio de Aluche. Tambiénutilizan tres sacos que habíanadquirido en El Rastro, duranteel verano, para trasladar unosenseres. En la superficie exteriorestán grabados con la inscripción«USA», porque proceden de labase de Torrejón.1

Con esos elementos en supoder, que trasladan por lanoche desde la calle Mirlo encoche al estudio para no serdescubiertos por el portero, el

comando comienza la obra deltúnel el 7 de diciembre. Esemismo día empiezan a darsecuenta de que la tarea resulta másdura de lo que esperaban. A lasmedidas de seguridad —no hacerruido ni ser descubiertos a suentrada en el edificio— se lesuma la dificultad de perforar elprimer tramo de la pared. Hayque taladrar un muro que, endefinitiva, forma parte de loscimientos del edificio, pues ellocal se halla en la parte más bajadel inmueble. El local dispone deun ventanuco que está a ras de la

calle, a un metro setenta delsuelo, y debajo de esa ventanaestán los muros de carga de laconstrucción. Por lo tanto, es enla parte más sólida de las paredesdonde tienen que comenzar aexcavar.

Los tres etarras, Argala,Atxulo y Kiskur comienzan apicar un agujero de unoscuarenta centímetro de alto ydirigen sus primeros golpes aunos diez centímetros porencima del suelo. Antes sepreocupan de tapar con unamanta, verde a cuadros, el

ventanuco que da a la calle, asícomo la ventana y lacontraventana que comunicancon el patio interior. De esamanera evitan los riesgos de lasmiradas indiscretas. Y no seequivocan, pues la mujer delportero, Avelina Durán Oreja, enmás de una ocasión se acerca aambas ventanas para curiosear,pero el paño se lo impide.2 A laesposa del conserje le suscita lacuriosidad las quejas de la vecinadel entresuelo derecha sobre losruidos que provienen del sótano.

Los etarras, que se van

turnando en la tarea, se sirven deun mazo y un cincel para superarla primera capa de obra, ya quesu consistencia provoca que lospicos reboten. La primerajornada resulta agotadora porqueno logran atravesar elrevestimiento de los pilares.Inician las tareas a las nueve dela mañana y dedican todo el día ala labor de picar, excepto undescanso para comerse unbocadillo. Los turnos son de treshoras, pero los etarras yerran ensus cálculos: pretenden atravesarel muro por la mañana y seguir

trabajando por la tarde y parte dela noche. Según sus previsiones,a ese ritmo el túnel estaríaacabado en dos o tres días.Pronto se dan cuenta de que hanpecado de optimistas.

Además de los pilares, seencuentran con unas capas deladrillo macizo y pasta dehormigón. Por lo tanto, tardan endar con la tierra de la calle. Losactivistas de ETA se quejan entreellos de que lo suyo son laspistolas y no los picos. En elprimer día sólo avanzan unosveinte centímetros. Se les ve

intranquilos porque a ese ritmonecesitan más de un mes parafinalizar la galería, lo que lossituaría en una fecha posterior a1973. De esa maneraincumplirían las instrucciones dela dirección: había que matar aCarrero antes de Año Nuevo.

En tan sólo unas horascomienzan a presentar golpes yllagas en las manos y antebrazos,al no utilizar guantes deprotección. Esta contrariedadprovoca que se retrasen aún máslos trabajos. Por fin, a mediamañana del siguiente día logran

perforar el muro y dar con laprimera tierra. Pero aquelboquete sólo mide unoscentímetros de diámetro.Necesitan toda la tarde paraensancharlo hasta la medidaprevista. Por la noche el agujeroya permite que pueda penetrar elmás delgado del grupo. Eseprotagonismo recae en Argala.

En el interior de aquelboquete, el dirigente terrorista,gran seguidor de la novelapsicológica desde sus primeraslecturas de Dostoievski, recuerdalas palabras del joven

protagonista de la obra deErnesto Sábato, El Túnel: «…Había un solo túnel, oscuro ysolitario, el mío».3

El portero del edificio, quecompatibiliza esa función con lade policía armada, no recibeninguna protesta de los vecinospor el ruido que sale del sótano,pero él a título personal sípregunta a Atxulo por los golpes.

—Es por mi trabajo —contestael etarra—. Estoy esculpiendo enpiedra una figura y eso provocamucho ruido. Pero no siempreva a ser así. En unos días he

acabado y pasarán semanas hastaque me ponga con otra.

La excusa es suficientementeconvincente y al portero no lequeda más remedio queadmitirla. Así se lo hace ver:

—Entiendo. Pero le pido quebusque para sus tareas las horasque menos molesten a lavecindad.

Al tercer día, el comandodecide replantearse el plan deobras. Sólo harían turnos decuarenta y cinco minutos ynunca más de cuatro, dos por lamañana y dos por la tarde. El

hedor de la humedad, de lasfiltraciones de gas y de losalcantarillados no les permitemantenerse demasiado tiempo enel agujero, aun tapándose la bocacon un pañuelo húmedo. Latierra está mojada y grasienta ydespide un olor repelente. Lasconducciones de gas quedan porencima del túnel pero para notropezar con ninguna tubería,una vez superado el muro decarga, comienzan a horadar pordebajo del nivel del suelo delsemisótano.

Conforme transcurren las

horas y los días, alcanzan unamejor coordinación. Mientrasuno avanza con el pico, otroretira la tierra en las bolsas deplástico. Pero como éstas serasgan por el peso de la tierra, seven obligados a comprar unacesta de mimbre a la que colocandos tablas por debajo parafacilitar su deslizamiento. El quepica la llena con una pala y elayudante la arrastra hacia fueratirando de una cuerda.

Pero cuando llevan más decuatro metros de galería sepresentan otros problemas.

Surgen los primerosdesprendimientos de tierra deltecho, algo que habría previstocualquier experto en minas. Lapreocupación es mayor porque,entre las piedras, comienzan acaer trozos de asfalto.

—Ya suponía yo que algodebía de pasar. Demasiadatranquilidad —comenta Atxulocuando se produce el primerdesprendimiento del techo ycomienzan a caerle algunaspiedras sobre su cabeza.

El comando teme lo peor: undesprendimiento puede

enterrarlos en el túnel. Argalaintenta aliviar el pánico de sucompañero con su sentido delhumor:

—Sí. Un día nos podemosencontrar sobre nuestra cabezaun automóvil o un peatón.

El incidente, bromas aparte,provoca tal preocupación entrelos miembros del comando que apartir de ese momentocomienzan a trabajar con unapistola al cinto por si,efectivamente, les sorprende unaavalancha de tierra. La únicalectura posible es que prefieren

pegarse un tiro antes que morirasfixiados por la presión de latierra.

Las obras del túnel van muyavanzadas. Están por debajo dela calle, hasta el punto de quesienten por encima de suscabezas la circulación de loscoches y hasta el taconear de losviandantes. No hay marcha atrássi quieren cumplir los plazosasumidos con la organización. Sehallan ante una huida haciadelante. Cualquier día puedepresentarse en el local el porteroo su propietario y descubrirlo

todo. Los miembros delcomando barajan qué opcionesles quedan para superar esee s c o l lo . Kiskur ofrece unaalternativa:

—Parar las obras y viajar aEuskadi a buscar un técnico entúneles no es una solución. Nonos queda tiempo. El problematenemos que resolverlo nosotroscon nuestros propios medios.Propongo que dos de nosotrosnos acerquemos a la Casa delLibro de la Gran Vía yconsultemos algún libro sobreconstrucciones de minas.

La solución les parece a todosmuy acertada. Acuerdan queKiskur y Argala se acerquen a lalibrería y que Atxulo regrese alpiso de la calle Mirlo adescansar. Como es media tardey el portero siempre estádeambulando por el vecindario,Atxulo busca el momento másoportuno y da la señal a suscompañeros para que salgan delsótano sin ser vistos.

Ya en la Casa del Libro, sedirigen a las estantería demanuales técnicos para consultarlos métodos más fáciles para

poder apuntalar una galería. Parasu desgracia comprueban que lassoluciones expuestas noresuelven sus problemas. Todolo contrario, ya que si tienen queentibar el túnel con maderas yvigas, como indica uno de loslibros, ninguno de ellos podríamoverse por el agujero.

Ante estos imponderables elcomando decide, a su pesar,seguir horadando el túnel pistolaen cinto. El otro impedimentoque les hace más costoso sutrabajo es la emanación de gas.La tierra desprende unos efluvios

asfixiantes que les provocan aveces mareos, dolores de cabezay hasta vómitos. Conforme vanavanzando el tufo es mayor y lascondiciones son menossaludables, hasta el punto de quesólo pueden aguantar dentro delorificio unos minutos.

La situación se hace másinsoportable cuando comienzan ahoradar los brazos de la T.Aquella atmósfera tancontaminada se agrava por laimposibilidad de abrir la ventanaque da a la calle o la puerta quecomunica con la escalera. Al

revés, a causa de aquel apestosoolor se ven obligados a tapar contrapos las rendijas para que nopase a la zona del portal.

Finalmente, el comandosolicita la ayuda de Trepa paraque se una a ellos en las obras afin de poder finalizarlas antes dela fecha convenida. Trepatambién tiene que soportar esasensación de ahogo debido a laemanación de gas.4

Sobre esas fechas vuelve acaer en manos del director de laGuardia Civil, Carlos IniestaCano, un nuevo informe secreto

de su servicio de información.Una vez más, los confidentes dela Benemérita alertan de queETA tiene previsto secuestrar demanera inminente a Carrero y asu esposa. Iniesta Cano, queconoce cómo trabajan sushombres y sabe que si ese papelha llegado hasta él es porquetiene un elevado grado deverosimilitud, se toma en serio laadvertencia.

El director de la Guardia Civildecide consultar la informacióncon el teniente general AlfonsoPérez-Viñeta,5 uno de los

militares azules más radicales delfranquismo, no en balde ha sidojefe de las Milicias Falangistas.Siendo capitán general deCataluña llegó a organizar en laplaza de la Universidad unaceremonia para reparar losinsultos allí profesados contraFranco y la bandera española.

Los dos generales se citan enel bar de las Cortes6 dondeIniesta Cano le pone al tanto delas investigaciones y sus quejassobre las reticencias de Carreropara aumentar sus medidas deseguridad. De regreso a casa, el

teniente general hace el siguientecomentario:

—Me ha dicho Iniesta Canoque sus servicios secretos handetectado que van a matar alnúmero dos del Régimen.

Cuando habla del «númerodos» se refiere, sin duda alguna,a Carrero Blanco, sobre quienprofesa una mayor estima que alentonces príncipe Juan Carlos.Aunque, en realidad, elverdadero número dos delRégimen es el futuro rey deEspaña, según las leyesespañolas y por la propia

voluntad de Franco.La preocupación de Iniesta

Cano le lleva también a informardel asunto al teniente coronelSan Martín, jefe del SECED. Elresponsable de los serviciossecretos de Carrero transmite lainformación al almirante, quien,por enésima vez, sigue sin darlecrédito. Para él son merosrumores y bulos, que no van ahacerle flaquear su entrega a lapatria:

—Mire usted, San Martín, siasí se queda más tranquilo,traslade la información al

ministro Arias y que él adopte lasmedidas oportunas. Porque paramí, la vida de un hombre está enmanos de Dios.

41Los explosivos llegan a

Madrid

Diciembre es un mes muy activopara ETA. Como si todorespondiera a un planprogramado, la banda emprendeuna serie de atentados en el PaísVasco, dentro de las fronterasdel árbol Malato. El día 6 colocauna bomba en el Club Marítimodel Abra, en Bilbao, donde sereúnen representantes de la más

selecta clase social vizcaína. Enel hotel Orly de San Sebastiánestalla otro artefacto. En Beasainvuelan un coche de un guardiacivil, y en Oyarzun estalla otrabomba en un bar propiedad,según ETA, de un confidente.1

Son los primeros platos de ungran menú que tiene previstopara finales de año.

Tras ocho jornadas deinfatigable trabajo, entre los días7 y 15 de diciembre de 1973, elcomando culmina su empresa.Envía un mensaje a la direcciónde la banda utilizando el

procedimiento habitual de unapartado de correos, convenidopreviamente: «Todo está listopara el momento que seconsidere oportuno».

El comando pide una fechapara ejecutar la acción, pero larespuesta de Francia es lacónicay ambigua: «En cuanto sepueda».2

Argala dispone, comoEzkerra, de un apartado postalen el edificio de Correos deCibeles donde ambos suelenacudir a menudo cuando estánen Madrid para retirar la

correspondencia de la banda.Después de muchasdeliberaciones, los activistasllegan a la conclusión de que esel método más seguro paracomunicarse. Mucho más seguroque exponer a un emisario de labanda a los controles policialesen fronteras, carreteras yestaciones de tren.

El 13 de diciembre de 1973 esun día especial para losactivistas. Ezkerra se desplazanuevamente a Madrid. No lopuede hacer antes porque losdías 8 y 9 se ha celebrado en San

Sebastián la reunión del BiltzarTtipia,3 en la que las discusionesentre los frentes Obrero y Militarse han desarrollado fuera detono.

Una parte de sus miembrospresentan la dimisión y ladirección de ETA sólo encuentrauna salida: convocar una nuevareunión para finales de año, estavez en Francia. El Frente Militarjuega con ventaja porque susdirigentes más significadosconocen lo que se trama enMadrid. Para esa fecha, elcomando Txikia habrá

completado su misión.—¿Quién del Biltzar Ttipia

tendrá los cojones, tras elatentado, de enfrentarse anosotros? —se consuela Ezkerra.

Aunque también presuponeque se ha convertido en unavíctima de los plazos. Todotranscurre contrarreloj. Y a partirde ese momento, tanto él comolos suyos, están expuestos a unainexorable cuenta atrás.

Ezkerra cruza la fronteraacompañado de Txomin,dispuesto a transmitir nuevasinstrucciones al comando. La

dirección ha decidido que elatentado debe perpetrarse cuantoantes. La cúpula etarra proponecomo fecha más conveniente el18 de diciembre. Ezkerra sugiereun día antes, pero el comandoecha cuentas y le contesta que esimposible acabar el túnel y hacerlos preparativos. Txomin le dicea Argala que tiene en su poderun nuevo mando a distancia defabricación casera, que le hapreparado el dueño de la casadonde vive en Francia. Sólo faltaprobarlo. Y listo.

Antes de su partida de tierras

galas, un compañero de ladirección le expone a DomingoIturbe sus dudas acerca de laviabilidad de la misión. Txominlo mira con indiferencia y leespeta con cierto sarcasmo:

—Mira, quédate tranquilo,hombre. Cojo a Argala,cantamos unas rancheras ydespués lo hacemos.

Es la fórmula a la que acudenlos generales de ETA pararesolver sus problemas: muchatesticulina y una buena dosis deretranca vasca.

Ezkerra no pasa por sus

mejores momentos, a pesar de lagran operación de la que esresponsable. Está tocado y no sedebe exclusivamente a losenfrentamientos con suscompañeros de dirección.Existen otras motivaciones queoculta a su avanzadilla enMadrid: un comando, dirigidopor él, acaba de fracasar enBruselas en otro intento desecuestro de Alberto Ullastres, elrepresentante de España ante laCEE. Sobre todo porque es lasegunda vez que se frustra unplan contra el ex ministro de

Comercio de Carrero.4

Ezkerra, que se mueve por lacapital como un ciudadano más,aprovecha su estancia en Madridpara hacer una serie de gestiones.Llama desde una cabina de unlocutorio de Telefónica, esos quefuncionan pasándole antes elnúmero a la operadora para queella marque y un reloj marca laduración y el importe de laconferencia. Después se acercahasta la oficina de Correos enCibeles para recoger lacorrespondencia en un apartadode correos y dejar otras notas en

buzones de sus intermediarios.También tiene una cita con EvaForest en la misma zona. Desdeque Argala se dedica en cuerpoy alma a la preparación delatentado es el dirigente etarraquien mantiene los contactos conla esposa de Sastre. La Rubia seha convertido en una pieza clavede ETA en Madrid, y aunqueArgala suele reírse y hablar deella de manera despectiva, ladirección de la banda laconsidera su mejor activo entresus «quintacolumnistas».

Los dirigentes de la banda han

esperado a que transcurra el 12de diciembre, fecha en la que elentonces sindicato ilegalComisiones Obreras haconvocado una granmanifestación para protestar porlo que se conoce como «Proceso1.001». Se trata del número delsumario judicial abierto contrauna serie de dirigentes sindicalesque han sido detenidos yencarcelados, entre ellosMarcelino Camacho y NicolásSartorius. El juicio contra lossindicalistas españoles haprovocado una fuerte reacción

en el exterior de España contra lapolítica represiva delfranquismo. El cantante yactivista pro derechos humanosPete Seeger compone y dedicauna de sus canciones a losprocesados utilizando la músicadel frente de Gandesa.5

ETA, aunque nadie se lotransmite a Argala, ha optadopor retrasar la fecha del atentadopara no interferir en la protestadel sindicato comunista. Lo quesucede es que, finalmente, losparos y las movilizaciones noobtienen los resultados previstos.

Son un fracaso y la banda decideretomar su plan.

El 14 de diciembre, comotodos los viernes, se celebra enEl Pardo el Consejo de Ministrosbajo la presidencia de Franco. ElCaudillo se muestra másdinámico y participativo que enlas anteriores reuniones, en lasque apenas había intervenido.Durante el encuentro, el ministrode la Gobernación, AriasNavarro, anuncia inminentesacciones terroristas de ETA, peroen ningún momento hace alusiónal plan que están a punto de

culminar los etarras en Madrid.6

Sus agentes, aparentemente,desconocen que un comandohorada en el subsuelo de Madrid.

Las obras, como prevé elcomando Txikia, concluyen el 15de diciembre, y ese mismo díaTxomin y Ezkerra se desplazande Madrid a Burgos a recoger losexplosivos, que unos militantestrasladan en tren desde el PaísVasco.7

Se dirigen a la capitalburgalesa con el Austin Morris1300. Durante el camino, logransortear los controles policiales en

la carretera, pero se venobligados a realizar una paradatécnica porque el automóvil lesfalla. Ezkerra, que conduce elcoche, nota cómo losrodamientos del vehículo sefrenan cuando se disponen asuperar el puerto de Somosierra.Kilómetros después se venobligados a parar en unagasolinera, cerca de la carretera,porque el coche echa humo porel capó del motor. Un mecánicode un taller próximo les repara laavería. El manguito de lagasolina tiene un poro por donde

supura el carburante y la tapa deldelco se mancha de aceite.Aprovechan la parada pararepostar combustible, que acabade sufrir una subida de precio.Un litro de gasolina súper cuesta13,50 pesetas; la normal, 11,50, yel gasoil, 7,40.

Txomin maldice a Kiskur, quehabía comprado el automóvilsemanas atrás condocumentación falsa, y alvendedor avispado que le haendosado un automóvildeteriorado. Pero no es elmomento para lamentarse. Si no

se dan prisa llegarán tarde a lacita con los colegas que sedesplazan desde Guipúzcoa paraentregarles los explosivos.

Al fin se presentan a la horaconvenida en un descampadopróximo a la estación deferrocarril de Burgos. Deinmediato ven a lo lejos la figurade Antonio Elorza, Willy.Segundos después aparecenotros dos etarras, DanielAnsoategui y José RamónLequerica, miembros de sucomando que lo acompañan enla misión. Los dos jóvenes

etarras han realizado un largo eincómodo recorrido para sortearlos controles policiales: enautobús desde Mondragón hastaVitoria, donde los recoge encoche Elorza y los acerca a laestación de RENFE, y de allí entren hasta Burgos, donde leentregan a Txomin las tres bolsascon los explosivos. Elorza se hadesplazado en su coche, por sucuenta, desde la capital alavesa.8

Es una fórmula de seguridadpara diversificar el riesgo.

Desde allí, cada grupo con sucoche se dirige a un local que

Ezkerra ha alquilado en la calleAlfareros. El dirigente conducepor delante indicando el caminoal otro automóvil. Willy y sushombres descargan del maleterodos bolsas y dos maletas con lapesada carga. Son sólo ochentakilos de dinamita. El comandoTxikia ha pedido una cantidadmayor pero la organización creeque esa cantidad es más quesuficiente. También le entregandos rollos de cable de cienmetros cada uno que les va aservir de alargador para eldetonador, así como una docena

de detonadores, unos eléctricos yotros normales. La dinamitaprocede del polvorín asaltado enHernani. No todo es Goma-2.Sólo cincuenta cartuchos de unkilo cada uno. Los restantes, máspequeños, pesan menos y sonotro tipo de explosivos. Lospaquetes van envueltos en unosplásticos especiales para que nose estropeen.9

Por la noche, aprovechandoesa hora muerta entre la retiradadel portero y la presencia delsereno, Txomin aparca el cochecerca del 104 de Claudio Coello

y recibe la ayuda de suscompañeros para trasladar lasmaletas hasta el sótano. Losetarras deciden que el explosivopermanezca en el interior de lasmaletas hasta que se dispongan acolocar las cargas en el interiordel túnel. Tal decisión es la másacertada porque, finalmente, sedecide retrasar el atentado hastael 20 de diciembre. El día 18surge un problema técnico y el19, Henry Kissinger visitaMadrid. Esa jornada, con tanamplio dispositivo policialalrededor de la calle Claudio

Coello, es la menos aconsejablepara perpetrar un atentado. Y,sobre todo, para darse a la fuga.

Argala mantiene unaacalorada discusión con Ezkerraa cuenta de la calidad de ladinamita cuando se entera de suprocedencia.

—Iñaki, esto no es serio. Nosvamos a cargar al Ogro, alsegundo hombre más poderosode la Dictadura, y vosotros nostraéis una mierda de explosivos.Esa Goma-2 está ya vieja. Novale.

Ezkerra escucha con aplomo

las quejas de su compañero y,aunque sabe que tiene razón, tirade galones:

—Eso es lo que hay. Nada delamentos. Es lo que me handado. Toca jodernos, apretar losdientes y tirar para adelante.

—Pero, si además yo te pedíochenta kilos y sólo llegancincuenta y cada cartucho es desu padre y de su madre.

—Te he dicho que no hay otracosa. Creo que es suficiente, si lacolocáis bien en el agujero.

—Iñaki, tú lo sabes, ¿cuántodura la Goma-2 sin estropearse?

¿Un año? ¿Seis meses? Es comolas medicinas, tiene fecha decaducidad.

—Tiene una duración de cincoo seis meses. Ya lo sé. Pero nohay otra cosa. Hace unos díasprobamos unas muestras yfuncionó. No te preocupes, queCarrero subirá a los cielos.

42El atentado se retrasa

El comando comienza la fase deretirada. La mañana del lunes 17se dedica a empaquetar la ropa,libros y otros enseres, queEzkerra y Kiskur entregan enAranda de Duero a otrocomando de la organización paraque los transporte al País Vasco.Uno de los militantes que sedesplaza desde Francia a laciudad burgalesa es José AntonioTorre Altonaza. Viaja en su

propio vehículo, un Renault decolor amarillo. Su contacto en ladirección de ETA es MikelLujúa. Éste le había confesado,meses antes, en una llamadatelefónica a su domicilio, de queiban a ejecutar «una granoperación» en Madrid.1

Los etarras retiran casi todassus pertenencias del piso de lacalle Mirlo pero abandonan (¿seolvidan?) una serie de artículos:la chaqueta del traje que se hizo amedida Atxulo para alquilar elsótano, las pesas y tensores deArgala-Popeye y toda la ropa de

cama. También se despreocupande borrar un sinfín de huellasdactilares en vasos y botellas ydocumentos internos de laorganización. Algunas de lashuellas pertenecen a Atxulo,Wilson y Argala, y las másrepetidas corresponden a Zigor—pulgar derecho e índicederecho—, que aparecen en untarro de mermelada y en otro deNescafé.

El comando tambiénprescinde, incomprensiblemente,de una serie de documentospersonales y otros pertenecientes

a la organización armada.Algunos tienen un cierto valorestratégico.2

El portero del inmueble de lacalle Mirlo sigue con atención ycuriosidad los movimientos delos terroristas mientras colocanlos paquetes en el interior delcoche, hasta que decideintervenir:

—No sé dónde van ustedes,pero saben que no me hanpagado la renta del mes y faltandos días para el 20. ¿No se iránde viaje? No quiero problemas.

—No se preocupe. Faltan unos

días. Además, ya sabe usted quele entregamos por adelantadodos meses como señal. Con esedinero bastaría, pero lepagaremos mañana o pasado —leco n tes ta Atxulo con buenosmodales.

Mientras mantienen laconversación se les une al grupola mujer del portero, quien lesentrega la típica tarjeta defelicitación navideña para recibirel aguinaldo. Uno de losmiembros del comando se metela mano en el bolsillo, sacacuatrocientas pesetas y se las

entrega.A partir de ese momento cesan

los malos modos del matrimoniode porteros.

Mientras sus compañeros sedesplazan a Aranda de Duero,Atxulo y Argala se trasladan auna oficina de alquiler decoches, situada junto a la plazade España. Hacen las gestionespara alquilar un utilitario. Elcontrato de alquiler lo firmaAtxulo con un documento deconducir falso; una chapuza decarnet porque está a nombre deun hombre de veintiocho años,

una edad superior a la suya. Traspagar cuatro mil quinientaspesetas, el dependiente les diceque el coche está aparcado en ungaraje de la concesionaria en lacalle Alcántara y que lo tienenque retirar de allí.

Los miembros del comando secruzan una mirada depreocupación cuando escuchanal empleado decirles que elautomóvil está en otro local. Seapartan del mostrador y farfullanentre ellos. Argala, el másreceloso del comando, hace ver asu compañero el riesgo al que se

exponen:—Esto no lo esperaba. Nos

sitúa en una posición muypeligrosa. Imagina que cuandollegamos allí, está la Policíaesperándonos.

—Si descubren que lospapeles son falsos, nos puedenpreparar una encerrona mientrasllegamos —coincide Atxulo conél.

—Tienen tiempo de sobra.¿Qué hacemos? Ya hemosfirmado y han hecho una copiadel carnet.

—Pues apretar el culo y que

sea lo que Dios quiera. No nosqueda otra salida. Cruza losdedos.

Los dos etarras llegan a la calleAlcántara, entre las plazas deFelipe II y Roma, y antes dedirigirse al garaje para retirar elcoche, revolotean por la callepara asegurarse de que no haypolicías en la zona.

—¿Has visto a algún pasma?—le dice Atxulo a Argala.

—No. He puesto bien lasantenas, pero prepara la pipa porsi hay que salir echando leches.

Nuevamente, desde que llevan

en Madrid, las paranoias delcomando Txikia siempre acabanen falsas alarmas. Y van ya másde una decena. Aunque parezcaincreíble, nadie les pisa lostalones, a simple vista, y nadieestá preocupado por ellos, almenos en la versión oficial.

La vida del almirante corre unpeligro extremo y los etarras sedesenvuelven a su antojo porMadrid, sin limitaciones deningún tipo. En esta ocasiónconsiguen alquilar, en AutosPereda, un Seat 124D de colorblanco para darse a la fuga, tras

el atentado. Es un automóvilnuevo, con tan sólo cuatro milkilómetros. Con el coche en supoder, los dos etarras regresan alcuartel general de la calle Mirlo.

Esa noche, Ezkerra se presentauna vez más en el piso. Traenuevas instrucciones, según él,de la dirección.

—La operación se aplaza unpar de días. Han surgidoproblemas de última hora.

—¿Qué problemas? Está tododispuesto —responde Argala,que insiste en que les revelecuáles son esas dificultades.

Ezkerra se hace el despistadoy elude entrar en los detalles.Atxulo y Kiskur esperan a queArgala le replique.

—Muy grave debe de ser elproblema para poner en riesgotoda la misión. Tirar a la basuralos meses que llevamos detrabajo. ¿No os habéis dadocuenta de que el túnel puedeceder en cualquier momento? Ya tomar por culo. ¡Sois la hostia!

Ezkerra comprende las quejasde su compañero pero, en estaocasión, las causas sí son defuerza mayor. Y así se lo hace

saber:—¿Nadie se ha parado a

pensar en que justo el día quehemos señalado llega a Madrid elcabronazo de Kissinger? Y que laEmbajada americana está a cienmetros. Todas esas manzanasvan a estar tomadaspolicialmente. Incluida lanuestra. ¿No os dais cuenta deque así no puede salir bien? Nosarriesgamos demasiado.

—¿Cómo que viene ese díaKissinger? Estás confundido. Yoleo la prensa todos los días yestoy informado. El ABC publicó

el martes pasado en portada, confoto incluida a toda página deKissinger riéndose, que su visitaestá programada para el 21 dediciembre —le rectifica Kiskur.

—Esa información es vieja.Hacedme caso a mí. Yo sí estoyal día y sin necesidad de tenerque leer los periódicos —puntualiza Ezkerra con un toquede soberbia y misterio.

Argala no pierde laoportunidad para meter baza consarcasmo:

—Bueno, tú sabrás de dóndesacas esa información tan

restringida. Sabes más que losperiodistas y que el diario másimportante de Madrid.

Argala, Kiskur y Atxulocomprenden y asumen lasexplicaciones de su jefe. Paraaliviar la tensión de tan acaloradaconversación, deciden tomarseunos potes en el bar Domaicas.Ezkerra se disculpa y les diceque prefiere retirarse a su zulo,que el resto del comandodesconoce. Es el único quedecide sobre su seguridad.3

Txomin y Trepa siguen enMadrid después de haber

trasladado los enseres a Arandade Duero. Están en la capital paradar cobertura al comando. Semueven por Madrid con elrenqueante Austin y se encargande llevar algunos paquetes a LaGranja de la calle Hogar, enAlcorcón, donde los asesinospiensan esconderse tras elatentado.

La Tupamara, que se ve amenudo con el albañil Durán, leinforma de que ETA harenunciado al secuestro porrazones logísticas. No obstante,le desvela que el presidente va a

ser «ejecutado» por los mismosmiembros del comando, que élconoce. Le pide las llaves de lavivienda de la calle Hogar y leconfiesa que los autores delmagnicidio se van a ocultar en elrefugio tras la acción. Y leaconseja que, a partir de esemomento, no se deje ver por LaGranja por medidas deseguridad. Sólo ella estáautorizada a ser el enlace de losterroristas con el exterior duranteel tiempo que dure la reclusión.4

Kiskur traslada a sus doscompañeros en su flamante Seat

124D a la zona de Argüellesdonde los espera Ezkerra. Van adespedirse porque el responsabledel operativo sale esa noche enun tren hacia Barcelona,acompañado por Txomin yTrepa. En la estación deChamartín les aguarda un talde5

de apoyo integrado por JuanManuel Galarraga (Zaldibi),Francisco Múgica Garmendia(Pakito) y Arruabarrena Esnaola(Tanke). Todos ellos armadoshasta los dientes.

De la Ciudad Condal hanprevisto cruzar la frontera por la

zona pirinaica catalana, muchomenos vigilada que el paso porHendaya. Logran cruzar lafrontera con un taxi quecontratan en la población dePrats de Molló y que los llevahasta Perpiñán. De allí, un trenlos traslada a Narbona y, mástarde, otro a Hendaya, dondellegan el día 18.6

A partir de ese momento, enMadrid sólo quedan tres etarraspara culminar la OperaciónOgro: Kiskur, Atxulo y Argala.Incluso, el legal Kaskazuri seausenta durante un par de

semanas.El día 17 la operación está a

punto de naufragar una vez más.La Policía detiene en Bilbao aletarra Juan Antonio AramburuAraluce. Los agentes delcomisario Sáinz lo someten a unduro interrogatorio. Insisten, unay otra vez, en recabarinformación sobre sus relacionescon Atxulo y Zabalondo Loidi, aquienes relacionan con la muertede un policía municipal enGaldácano, abatido por ETA elpasado mes de agosto.

Aramburu sabe por el propio

Atxulo que, últimamente, semueve por Madrid, dondeprepara algo importante. Aunqueaguanta el tipo ante la insistenciade los agentes, finalmente sederrumba y facilita algunosmovimientos del etarra en lacapital, como cuando durmióuna noche en casa de su tío ocuando lo acompañó a un pisode la calle Francisco Silvela.Pero no delata los planes de suamigo etarra ni la dirección deldomicilio.

Para contentar a los policíasaporta una serie de nombres de

las amistades del integrante delcomando Txikia en Madrid.También desvela la obsesión deAtxulo por asesinar al periodistaSemprún. El colaborador deETA pasa a disposición judicial,pero queda en libertad en unosdías.

Lo que sucede a continuaciónes digno de aparecer en unmanual sobre el absurdo. Losexpertos antiterroristas renunciana seguir el rastro a LarreateguiCuadra en Madrid. Al menos, nodejan constancia documental deque se interesen por ellos ni por

contrastar los datos con suscolegas de la Brigada deInformación. En este caso es elsupercomisario Sáinz quien pegael resbalón porque ninguno delos amigos de Atxulo en la capitales incomodado, y el propioetarra agota sus últimos días enMadrid con total impunidad. Esuna bomba de relojería y nadiehace nada por desactivar elmecanismo.7

43«Sólo ocurre en las

películas»

Los últimos días de la vida deCarrero son apacibles y alejadosde la crispación. Se aproximanlas fechas de Navidad y tieneprevisto pasar unos días deasueto con su familia, lo que másaprecia el almirante. Sus treshijos son un fiel retrato delpresidente y, como él, hombresde armas; los tres marinos. Su

hija Carmen está casada con elpresidente de la Diputación deSevilla, Mariano Borrero, yAngelines vive en Madrid.

El 17 de diciembre, Carreroculmina un deseo que ansíadesde hacía años. Logra reunirlos ahorros suficientes para larestauración de la iglesia delpueblo, en la que fue bautizado.Ese día transfiere a una cuentadel párroco de la poblacióncántabra de Santoña lasdoscientas cincuenta y dos milpesetas para la financiación delas obras.

Carmen, la mujer delalmirante, lo considera unexceso:

—Luis, ¿no crees que esdemasiado dinero? Son todosnuestros ahorros.

—No te preocupes, todavía mequeda algo para el turrón deestas fiestas.

Carrero es uno de los pocosmiembros del Gobierno querechaza la tradicional cesta deNavidad, que se reparte entre losfuncionarios y cargos de laAdministración.

Ese mismo día, San Martín

vuelve a entrevistarse con elcoronel Blanco, que sigue en supuesto. Al encuentro asisten dosespías del SECED destinados enel País Vasco y ejecutores delPlan Udaberri. El director deSeguridad está molesto por unincidente provocado por loshombres de los servicios secretosen la zona y el jefe de los espíasestá allí para aclarárselo:

—He traído conmigo a dos demis colaboradores para que denen persona su versión de loshechos. Todo se debe a un malentendido. En medio de una

operación de propaganda negra,cuando mis hombres estabanlanzando unos panfletos, hasurgido el incidente con lospolicías. Querían detenerlos perolos míos se han resistido. Eso estodo. Para nosotros el asuntoqueda zanjado.

—Pero para mí, no.Convenimos en que nosconsultaríamos las operaciones—le contesta Blanco, cuyaposición es la misma del ministroArias, que se opone al poderatesorado por San Martín.

Para el titular de Gobernación

y sus compañeros de Gabineteno es nada nuevo de que elSECED dispone de un archivosecreto, conocido como Jano,con fichas de todos ellos. SanMartín mantiene informado aCarrero de todos los pasos ynegocios de los ministros. El jefede los espías españoles selimitaba a ejecutar lasinstrucciones de su presidente, yasí se lo hace saber a suinterlocutor:

—Eduardo, desde el primerdía, tu casa se ha opuesto al PlanUdaberri y nos ha culpado de ir a

nuestro aire, incluso nos haacusado de prepotencia. Como túbien sabes, Udaberri es un plan,aprobado desde las más altasinstancias del Gobierno, que sededica a la inteligencia, no a laoperatividad. Está montado pararecuperar las Vascongadas yNavarra, que se nos están yendode las manos. Es una decisiónpolítica que fomenta la unidad deacción. Y eso no ocurre desde laPolicía. El jefe superior deBilbao no colabora con nosotros.Sólo pone problemas eimpedimentos. Dime tú cómo

vamos a acabar así con ETA.En esa época el SECED ya ha

alcanzado la mayoría de edad: hacrecido y dispone de docedelegaciones regionales, sietesubdelegaciones provinciales yoficinas de enlace en variosministerios. La joya del Servicioes un departamento de «asuntosespeciales», controladopersonalmente por San Martín.Se dedica a ejecutar misionesencargadas por Carrero sobrepersonajes de la vida política ycontra los enemigos delalmirante. Sus estrechas

relaciones con el presidentehacen muy difícil que pueda serdesplazado del poder.

Pero la lucha antiterroristasigue inmersa en una vorágine deconfrontación. Cada servicioactúa a su aire y no existetransversalidad. Así, como sequeja el comandante Ugarte,coordinador del SECED en elPaís Vasco, es imposibleacorralar a las hienas de ETA.1

El mismo 18 de diciembre,cuando Ezkerra ya ha regresadoa su refugio vasco-francés, elcomando realiza un simulacro

cronometrado de la operación.Lo inician a las 9.30, a bordo delSEAT 124D y a la misma hora enla que tienen previsto perpetrarel atentado contra Carrero.Estudian todo el recorrido: ellugar en el que van a estacionarlos vehículos para la fuga ydónde piensan hacer el cambiode automóvil.

Por Serrano llegan a JuanBravo y toman dirección hacia elpaseo de la Castellana. Lo cruzanpor el paso elevado y acceden ala plaza de Rubén Darío.Después giran a la derecha y

toman Miguel Ángel. Se detieneny hacen el cambio de cochefrente a la Escuela de la Policía.El automóvil de la huida lo dejanallí aparcado, en el hueco dejadopor el otro coche. Miran el relojy el cronómetro marca tresminutos. Ése es el tiempo quevan a necesitar para salir delatolladero. Lo único que puederetrasar la huida es el semáforoen el cruce de las calles JuanBravo y Serrano. Si lo pillan enrojo hay que sumar unosminutos de más. Sin embargo,los activistas saben que tienen

margen de sobra para lograr lafuga, pues los controlespoliciales en medio de tantaconfusión tardarán más tiempoen ser colocados. Y no seequivocan.

Realizadas las pruebas conéxito, el comando en pleno sededica a hacer las compras delúltimo material que les falta parael operativo. Los monos azulesde electricistas y las herramientas(destornilladores, tijeras, alicates,cable, bombillas, cinta aislante)los compran en una ferretería dela calle Magdalena en Tirso de

Molina; el cable —cientocincuenta metros—, con ungrosor especial porque era parautilizarlo en el exterior, locompran en una tienda de la calleMayor, y la cartera de cuero decolor oscuro, como la que usanlos técnicos de las compañíaseléctricas, la buscan y la hallanen El Rastro.

Por último, les queda poradquirir la escalera de madera,de las de guillotina que tambiénusan muchos operarios de otrosoficios. Pero esa tarea se lesresiste. Se dan cuenta de que la

escalera de marras no la vendenen cualquier sitio. Sólo enlocales muy especializados y porencargo. Resulta que la oferta sereduce a ese modelo porque unafija no puede ser trasladada enun coche. Finalmente, en la calleLuna, número 18, localizan a uncarpintero que las fabrica ycompran una, que transportan enun taxi hasta la calle ClaudioCoello.

La escalera está tan relucienteque para envejecerla necesitanaplicarle una refriega denogalina. Con el resto de los

artículos les pasa lo mismo. Losrestriegan contra la suciedad delsuelo para darles un aspecto dedesgastados. Los monos losmojan y los llenan de barro. Noestán dispuestos, como comentanentre ellos, que el electricista quetienda el cable por la fachada dela calle Claudio Coello se parezcaa un modelo de Cortefiel.

La antevíspera del atentado esla primera vez que Argala accedeal semisótano sin tener queesconderse. Atxulo le comenta alportero que van a pasarse por lacasa unos electricistas a quien les

ha dejado las llaves. Pero éldesaparece durante toda lajornada para que no puedan servistos juntos. La coartada de losetarras es comprensible: losoperarios están allí para levantaruna nueva acometida eléctricaporque, según ellos, el escultornecesita más potencia para susherramientas eléctricas.

Los falsos electricistas sóloabandonan el local para comeren un restaurante próximo. Nopueden dejarse ver muchoporque la zona está tomada porla Policía. Ese día llega Kissinger

a Madrid. Los etarrascomprenden que tal desplieguemilitar justifica la demora delatentado. Los tejados estánocupados por grises con fusiles,las bocas de los metros estánvigiladas y en cada cruce seaposta una pareja de policíasnacionales. Varios vehículosmilitares patrullan la zona y en laesquina de Diego de León conSerrano hay estacionado un jeepcon agentes armados. Aquelescenario es el menos apropiadopara cometer un atentado ymucho menos para lograr una

fuga con éxito. Atxulo no sereprime y hace ver su estado depreocupación:

—Kissinger, llegando aMadrid. Ayer, los palestinosasaltan un avión en la pista delaeropuerto de Roma y secuestranotro. Y llega a la capital IsabelMartínez de Perón, rodeada defuertes medidas de seguridad. Laciudad está tomada por la Policíay nosotros, aquí, vestidos conmonos azules, jugando a la ruletarusa. ¿Creéis que así podemosregresar a casa?

Cuando los miembros del

comando están valorando losúltimos flecos de la operación,sentados en la cama delsemisótano, a la espera de quellegue la hora convenida parapoder abandonar sin riesgo ellocal, escuchan cómo alguienaporrea con fuerza la puerta. Elmiedo recorre sus cuerpos.Aquel lugar apesta a gas y acieno más que nunca y algúnvecino ha podido protestar porun escape. Atxulo se levanta yresponde a los golpes.

—¿Quién es?—Perdone, soy el portero.

Tengo una nota para usted.Los etarras se miran en

silencio y sus caras delatan latensión acumulada durante tantosdías. El portero de la finca puedeser el caballo de Troya quepretende introducir en su guaridaa los agentes de la Político-Social. De manera instintiva, losmiembros del comando se llevanla mano a la cintura ydesenfundan sus pistolas. PeroAtxulo, que es el único quepermanece de pie tras la puerta,les hace gestos con sus manospara que se mantengan quietos.

—Ahora no le puedo recibir.No puedo dejar el trabajo.Échemela por debajo de lapuerta.

—Es sólo un momento. No lerobo ni un minuto —insiste elportero.

La insistencia del conserjeaumenta el nerviosismo. No eslógica tanta persistencia enalguien que no les ha molestadoen quince días.

—Bueno, le meto el sobre pordebajo de la puerta.

Los miembros de ETApermanecen en silencio, sin

moverse, esperando lo peor, queaquella puerta salte por los airese irrumpan con fuerza un grupode agentes armados hasta lascejas. Pero no, nada de esoocurre. La suerte sigue de sulado. Escuchan cómo el porterose aleja. Atxulo recoge el sobre,lo abre y descubre que es unacitación de la junta de vecinospara el día siguiente en la que seva a tratar el tema de unas obrasen la fachada. De repente, laspatas de la cama ceden y elsomier choca contra el sueloprovocando un ruido

estruendoso. Escuchan laspisadas del portero que regresahacia la puerta. Pero el falsoescultor reacciona coninteligencia:

—Cariño, estate quieta. Nohay manera. Todas las mujeressois iguales.2

El portero se detiene y, sinabrir la boca, da media vuelta yse retira. Transcurridos unosminutos, ellos también decidenabandonar el local. Caminan porSerrano hasta la plaza de laIndependencia. Se fijan en que laPuerta de Alcalá está recubierta

por un cañizo, mientras se lepractica una limpieza. Y de allí sedirigen hacia la avenida JoséAntonio. Esa noche han decididover en el cine Palacio de laMúsica de la Gran Vía la películaChacal, que rivaliza en lacartelera española con variosfilmes de producción nacional,instalados en la moda deldestape, como Un casto varónespañol y Lo verde empieza enlos Pirineos, esas produccionesque tanto odia Carrero ypretende impedir.

Chacal es otra cosa. Dirigida

por Fred Zinnemann, está basadaen la novela del mismo título deFrederick Forsyth y suargumento es muy recurrentepara ellos: un grupo paramilitarfrancés de la OAS contrata a unmercenario para asesinar alpresidente De Gaulle. Elargumento del filme les damotivos para hacer una serie decomentarios sobre la operacióncontra Carrero y la lucha armada.Son conscientes de que lesseparan tan sólo treinta horas deconvertirse en un grupo dejóvenes que van a cambiar la

historia de España. Argala sacasus conclusiones y, comosiempre, orienta el diálogo:

—Nosotros no necesitamosmercenarios para conseguirnuestros objetivos. Para mí todoesto ha sido muy importante. Haservido para romper muchosmitos y para darme confianza. Heaprendido que no existe nadainalcanzable. Nunca podíaimaginar que una personalidadcomo Carrero estaría al alcancede nuestras manos. Incluso queaquella mañana en la celebraciónde San Francisco de Borja, a

pesar de estar rodeado de tantosescoltas, mi pecho rozara con suespalda mientras hacíamos colapara besar la reliquia del santo.Todo eso le rompe a uno losesquemas.

Tras la película, los etarrasregresan a su barrio, pero comono pueden dormir, paseanfumándose un puro por las callesque acaban en la carretera aBoadilla del Monte. La tensiónno les deja conciliar el sueño,sobre todo porque saben que hallegado la hora final. Cualquierminúsculo error puede costarles

la vida o llevarlos una largaestancia a la cárcel. Atxuloretoma las típicas reflexiones dela antesala de una accióncriminal:

—A mí hay algo que meimpresiona muchísimo: ver alOgro, ahí comulgando, comouna persona sencilla, sonriendo asu hija y a su nieto. Perodespués, cuando abandona eseescenario y se dirige al Pardo aver a Franco, cómo cambia supersonalidad. No le tiembla elpulso cuando tienen que firmarsentencias de muerte. Es un

contraste. Y lo dice alguien conexperiencia, que ha sido detenidoy torturado.

Los etarras no son los únicosque han visto Chacal. Días antesse les ha adelantado el propioCarrero. A la salida del cine,sobre su argumento, elpresidente comenta a susescoltas:

—Eso sólo ocurre en laspelículas.3

Esa noche el comandodescansa muy pocas horas. Seretira a las tres de la madrugada yse levanta muy pronto. Después

de desayunar y realizar susejercicios de gimnasia matinal, alas nueve ya están dispuestos enel sótano para hacer las últimascomprobaciones. No lo teníanprevisto, pero deciden repetiruna vez más el plan de fuga yrealizar el recorrido con el cochehasta la calle Miguel Ángel.Todo sale igual como en lasveces anteriores.

La tarde la dedican a pasearpor la Gran Vía. Prefierenalejarse de la calle Serrano en laque la Policía lleva a cabocontroles rutinarios. Kissinger

aterriza esa tarde en Madrid y,aunque se dirige desde elaeropuerto directamente a laEmbajada americana, lasdotaciones de seguridad tienentomada la zona. Los etarrasagotan el tiempo libredeteniéndose ante los escaparatesde los almacenes Sepu y GaleríasPreciados, que están adornadoscon los motivos navideños,visitan la Casa del Libro y venlas carteleras de los cines delTimes Square español. DesdeCallao caminan por la callePreciados hasta Sol y, desde allí,

acceden a la plaza Mayor.

44La CIA, una fábrica de

golpes

El martes 18 de diciembre, a lascinco de la tarde, el Boeing 707-VC137, con el fuselaje pintadode azul y oro, que traslada aHenry Kissinger desde Lisboahasta Madrid, aterriza en elaeropuerto de Barajas. Regresade una larga gira por variospaíses de Oriente Próximo,donde ha visitado a las primeras

autoridades de Egipto, Siria,Jordania, Líbano e Israel. Enmedio de la guerra del YomKippur, el secretario de Estado seesfuerza por conseguir la pazentre judíos y palestinos, pero lasespadas siguen en alto. La CasaBlanca se alinea con los interesesde Tel Aviv.

A pie de la escalerilla lo recibeel ministro de AsuntosExteriores, López Rodó, conquien mantiene unas excelentesrelaciones desde el día después asu nombramiento comoconsejero de Estado. Aquella

mañana del 23 de septiembre de1973, aprovechando la AsambleaGeneral de la ONU, ambosmandatarios sostuvieron unaconversación en un reservadodel hotel Waldorf Astoria paratratar la renovación de losacuerdos bilaterales. Les unía lacondición de ser nuevos en lacartera de Exteriores de susrespectivos países.

Los asesores del secretario deEstado han instruido,previamente, a Kissinger sobre elperfil político del jefe de ladiplomacia española. A López

Rodó lo presentan como untecnócrata del Opus Dei, alejadodel falangismo, soltero ypersonaje de confianza deCarrero.

La visita a Madrid está rodeadade improvisaciones y reajustes.En un principio, prevista para losdías 21 y 22 de diciembre, hasido modificada con tan sólocuatro días de antelación.1 Loscambios solicitados a lasautoridades españolas por elDepartamento de Estadotrasladan la visita oficial a losdías 18 y 19. El programa, tras

las gestiones del embajadornorteamericano, Horacio Rivero,ante el Ministerio de AsuntosExteriores, queda así: lunes 17,Lisboa; 18 y 19, Madrid, y 20,París, donde Kissinger tieneconcertada una entrevista con elpresidente Pompidou y el generalvietnamita Le Duc Tho.

Ni que decir tiene que, almargen del embajador, losprimeros en ser avisados detodos estos cambios son el jefede la antena de la CIA enMadrid, Nestor Daniel Sanchez,y los delegados de las agencias

Nacional de Seguridad (NSA) eInteligencia de Defensa (DIA).Ocupan el primer lugar de la listaporque se ven obligados aadelantar setenta y dos horastodo el operativo de seguridad entorno al número dos de laAdministración de EstadosUnidos.

Por parte española tambiénson alertados el presidente delGobierno, el ministro de laGobernación, Arias Navarro, y eldirector de la Seguridad,Eduardo Blanco.

De ese laberinto de

comunicaciones internas y degestiones diplomáticas sale lainformación, confidencial yreservada, que le llega a Ezkerray que aconseja aplazar dos díasel atentado. Sus fuentes en laCIA o en el Ministerio deAsuntos Exteriores le adelantan,antes de que se comuniqueoficialmente, los cambios en elviaje de Kissinger. El domingo16 de diciembre cuando élcomunica al comando el trasladodel atentado de la mañana del 18a la del 20, solamente conocenlas modificaciones del viaje un

ramillete de personas. Desde quese lo comunican al embajadorRivero, al amanecer deldomingo, hasta que Ezkerrainforma al comando, por lanoche, en una visita al piso de lacalle Mirlo, tan sólo transcurrenunas doce horas. El jefe militarde ETA recibe el soplo casi almismo tiempo que el Alto EstadoMayor del Ejército, El Pardo y laSecretaría del príncipe.

La nota de prensa anunciandolos cambios en el viaje a Madridde Kissinger no es cursada por laOficina de Información

Diplomática hasta el lunes 17, amediodía, cuando se ha cerradola agenda de manera oficial. Labaraka del comando de ETA setraduce en informaciónprivilegiada. Argala no mientecuando afirma que colegas deETA disponen de un «servicio deinformación» en Madrid.¿Agentes de la CIA? ¿De ladiplomacia? ¿Del Ejército? ¿Dela Seguridad del Estado? ¿De laIglesia? ¿Del entorno de donJuan? ¿De la Embajadasoviética? Lo importante no esde dónde emane esa fuente, sino

que el receptor siempre es lamisma persona: José IgnacioMúgica Arregui, Ezkerra.

Tras el comunicado oficial quetrastoca su agenda, Carrerorecibe en su despacho a AdolfoSuárez, el director de TelevisiónEspañola. Ambos mantienen unaestrecha relación desde la etapade Suárez como gobernador civilde Segovia. Los contactosaumentan a raíz de sunombramiento al frente de latelevisión pública por el ministroSánchez Bella. Carrero conoce lainfluencia de la pequeña pantalla

en la opinión de los españoles ya menudo cita a Suárez en sudespacho para transmitirleconsignas políticas. En losúltimos años, el almirante llega areunirse en Presidencia con él enveinticinco ocasiones.2

El secretario de Estado llega ala capital de España con tan sólotres meses en su nuevo cargo, enel que ha sustituido a WilliamRogers. El profesor de Harvardha pasado de ser uno de losasesores áulicos en materia deseguridad nacional de RichardNixon a ocupar el puesto más

importante de la política exteriornorteamericana. El presidente nopasa por sus mejores momentosa causa del escándalo Watergate,en el que se cierra el cerco sobreel mandatario republicano. Lossenadores Howard Baker y SamErvin acaban de pedirle queentregue las cintas con lasgrabaciones de su despacho, alque Nixon contesta, en principio,negativamente con un alegato detreinta y tres folios.

Kissinger, nacido en Alemaniay de ascendencia judía, tienecincuenta años y es uno de los

personajes más maquiavélicos dela diplomacia internacional. Estáen posesión de la nacionalidadnorteamericana desde 1943cuando se enroló en el Ejércitoen el Departamento deContraespionaje. Su fama depolítico sin escrúpulos esconocida en todas las cancilleríasdel planeta. Se le señala comouno de los instigadores del golpede Estado en Chile por el que elgeneral Pinochet ha derrocado alpresidente Salvador Allende.Una de sus soflamas en políticaexterior marca escuela: «Es más

fácil cambiar de político quecambiar de política». Pero conPinochet los chilenos también seven obligados a cambiar unademocracia socialista por unadictadura militar. Todo fruto dela conocida realpolitik deKissinger.

Su viaje a España es una desus primeras salidas deWashington como secretario deEstado. Su objetivo final esconvencer a Franco y Carrero deque se sumen con EstadosUnidos a una política favorable aIsrael. Su otra meta es que

Madrid renueve sin renuencias elacuerdo militar sobre las basesque caduca en 1975.

La Casa Blanca ha estudiadoun plan para presionar a Madriden sus propuestas sobre OrienteMedio. Los analistas de laSecretaría de Estado elaboran el30 de octubre un informe en elque detallan las claves paraacorralar al Régimen franquista.Esa presión pasa, principalmente,en su postura sobre lasreivindicaciones españolas sobreGibraltar frente al Reino Unido:«Podemos rechazar con más

firmeza de lo que lo hemoshecho en el pasado la solicitudespañola de que hablemos conlos británicos para apoyar laposición española razonable».

También contempla apoyar alos árabes en la Asamblea de lasNaciones Unidas en suspretensiones sobre el SáharaOccidental: «En pasadasvotaciones de la Asamblea noshemos abstenido u opuesto a lasiniciativas árabes elaboradas paraavergonzar al Gobierno españolsobre el asunto del colonialismoen el Sáhara… Esto enfurecería a

los españoles, que estánparanoicos en lo referente a laposibilidad de que los árabesocupen el Sáhara, con elresultado de la pérdida de lasinversiones españolas allí y de laamenaza potencial a las islasCanarias».

Otra medida de presión es laretirada del apoyo de la entradade España en la OTAN. Ellosupondría un «golpe al prestigioespañol y a las aspiraciones delograr una mayor respetabilidadinternacional».

También contemplan la

retirada de ayuda militar, recortarel número de tropas en España yadoptar un freno a «laimportación de zapatos, que es laprincipal exportación de Españaa Estados Unidos».

El informe de los expertosvalora todas estas iniciativas consus contras, pero es evidenteque, finalmente, todo queda enmanos de la sabiduría personaldel secretario de Estadoestadounidense, todo unencantador de serpientes y unpersonaje embaucador.

Kissinger ya conoce Madrid de

su época de estudiante y, aunquetiene cubiertas las treinta y seishoras de su estancia en la capitalcon entrevistas con Franco, elpríncipe Juan Carlos y con elpresidente Carrero Blanco ysendas recepciones en laEmbajada de Estados Unidos y elMinisterio de Asuntos Exteriores,ha reservado unas horas paravisitar el Museo del Prado.

En su maletín, el número unode la diplomacia norteamericanaguarda varios informes sobrecada una de las personas con lasque tiene que entrevistarse en

Madrid. Especialmente sobreCarrero, con quien tiene queencararse sobre algunos de lostemas pendientes, como el usode las bases durante el conflictoárabe-israelí. En uno de losdocumentos que ha releído en elavión se dice de él que no «esdemasiado inteligente». En otro,los agentes de la CIA lo pintancomo un político gris,reaccionario, ultracatólico,antimasón, antiamericano, másfranquista que Franco y unestorbo para el futurodemocrático de España.3

Kissinger también guarda ensu portafolios un informe de laEmbajada, elaborado un añoantes por el ex embajador RobertHill, de quien Carrero se creeamigo. El diplomático califica alpresidente de arcaico yretrógrado. Dice de él que estáobsesionado con los comunistas,hasta el punto de considerar lapolítica de Nixon hacia Moscú dedemasiado dócil. Sobre la esposadel presidente afirma que es«guapa pero indiscreta» y depersonalidad desagradable. Delalmirante sólo valora la virtud de

ser propicio a los intereses deWashington.4

No obstante, el embajador Hilles un personaje muy especial queprovoca un fuerte rechazo en unimportante sector del Régimen.Se le recrimina de actuar comoun procónsul y de permitirse laosadía de impartir directricesentre los ministros de Franco.5

Sobre todo con los másaperturistas. En el otro bando,los dirigentes en el exilio delPCE están siempre expuestos alas directrices de la UniónSoviética.

Kissinger también está al tantode las disidencias dentro delRégimen. Él las resume de unamanera maniquea entreinmovilistas y reformistas. Losque atraviesan palos en lasruedas del cambio y quienes sonarrinconados por Carrero por susideas liberales. Entre susdocumentos destaca un informeelaborado por el ex embajadorHill, en 1971, tras una entrevistamantenida en su despacho conManuel Fraga, entonces ministrode Información y Turismo y yaconocido en los círculos

políticos como el enfant terribledel franquismo. Según Hill,Fraga se le presenta como lapersona idónea para ser el futurohombre fuerte en España. Losamericanos sacan la conclusiónde que las últimas generacionesdel Régimen comienzan a buscarposiciones para cuando seproduzca la muerte de Franco.

El secretario de Estado,asimismo, ha dedicado atenciónal contenido de un buen númerode cartas y telegramas deabogados y representantes delmundo de la cultura española

que se han recibido en la CasaBlanca y en la Secretaría deEstado. En todas ellas se protestapor el inicio en Madrid del juicioal Proceso 1.001 y se le pide queinterceda ante el Generalísimo.Pero Kissinger tiene decididoque sobre ese asunto interno deEspaña piensa pasar de puntillas.Tampoco piensa hacer ningúncomentario sobre el contenido deuna carta que le han incluido enel dossier, facilitada por la CIA,en la que sus espías vascos delPNV y del Gobierno de Leizaolaen el exilio le advierten del

sentimiento antiisraelí yantisemita del Gobierno deCarrero. Es un contrasentidoporque el Mossad, los serviciossecretos de Tel Aviv en elexterior, desde hace mesescolaboran de manera estrechacon los hombres del tenientecoronel San Martín en el nuevoSECED.

El mismo martes 18, a las19.30, sin tiempo para descansar,Kissinger se dirige directamentedesde el aeropuerto de Barajas aEl Pardo donde lo espera elCaudillo. Lo acompañan el

embajador de Estados Unidos,almirante Rivero, y el directorgeneral de Europa delDepartamento de Estado,Stoessel, que acaba de sernombrado embajador en Moscú.A Franco lo secundan el ministrode Asuntos Exteriores, LópezRodó; el embajador de España enWashington, Sagaz, y el directorgeneral de América del Norte yLejano Oriente, el marqués dePerinat.6

Toda la reunión gira en tornoal conflicto de Oriente Próximo yla influencia que la Unión

Soviética está adquiriendo en lazona. Franco se explaya sobrelos peligros del comunismo y seabstiene de hacer comentariossobre la revisión de los acuerdoscon Estados Unidos.

El encuentro es másprotocolario, pues tan sólo duraunos minutos. A las 20.00 horas,Kissinger y el mismo séquito yase hallan en el despacho delpríncipe Juan Carlos en elpalacio de la Zarzuela, situadomuy próximo a El Pardo. Ellenguaje y la disposición delsecretario de Estado cambia

cuando se ve frente a don JuanCarlos. Ha dejado a un ancianoal que desprecia e inicia unareunión con un joven queencarna el futuro de España. Poreso se esfuerza en explicarle lacrisis de Oriente Próximo y suempeño en alejar a Israel deposiciones belicistas y a losárabes de la influencia soviética.El discurrir y el tono de laconversación demuestran queKissinger respeta más alpríncipe, con quien se sitúageneracional e intelectualmentemás próximo.

Lo que desconoce el secretariode Estado es que ha sido elpríncipe quien ha llegado a unacuerdo con la familia real saudípara que, dentro de una buenaentente entre casas reales, Españapueda recibir el crudo árabe aprecio de amigo y aliado. Peroese compromiso verbal entrecoronas obliga a España a seramigo de Riad también en épocade guerra contra Israel. Algo queno cuadra con los interesesnorteamericanos.

A la buena comunicación entreJuan Carlos y Kissinger ayuda el

excelente conocimiento que tieneel príncipe del inglés, que facilitasu comunicación con el amigoamericano, sin necesidad deacudir a un intérprete. Losinformes que le han elaborado aKissinger sobre el heredero altrono son todos muy positivos.Nadie puede ocultar que EstadosUnidos se está volcando a sufavor y que necesita su reinadocuanto antes para que Españaingrese en la OTAN y en la CEE.El futuro rey ya ha viajado aEstados Unidos en una visitaoficial en 1971 y su instructor de

kárate es un coronelnorteamericano que le haproporcionado la Embajada.

La primera jornada delsecretario de Estado en la capitalconcluye a la hora de la cena. Ala mañana siguiente, según elplan de visitas, tiene suencuentro con el almirante.

Kissinger ha obviado en susentrevistas con Franco y elpríncipe el asunto de laprohibición española del uso delas bases para repostar en la rutade sus aviones a OrientePróximo. Los norteamericanos

siguen contrariados porque elveto les supone un esfuerzoañadido en sus operaciones.Aunque, en la práctica, lavigilancia de los militaresespañoles no es tan exhaustiva.Hacen la vista gorda cuandoaterrizan los aviones de la USAFo repostan en el espacio aéreoespañol por medio de avionescisternas.

Al margen de la permisividadde las autoridades españolas,Kissinger lleva anotado esteasunto en el orden del día quepiensa tratar con Carrero.

El 19 diciembre, a las 10.30, elpresidente del Gobierno recibe alsecretario de Estado enCastellana, número 3, en eldespacho que ha ocupadodurante sus últimos treinta y tresaños. Kissinger se desplaza a lasede presidencial desde el hotelPalace, donde se hospeda. Unosminutos antes, cuando el cocheblindado del secretario de Estadoy toda la comitiva se dirige porRecoletos a la plaza de Colón, enla estación de la CIA de Madridse recibe una llamada urgentedesde Langley, en Virginia, el

cuartel general de los espíasamericanos. El director WilliamE. Colby tiene que transmitir unmensaje personal al embajadorRivero, que en esos momentosse encuentra con Kissinger y notiene previsto regresar a laEmbajada hasta la hora de lacomida. Colby pide hablar con eljefe de la CIA en Madrid. Lepasan con el agente NestorDaniel Sanchez y le transmite unmensaje urgente:

—El secretario de Estado debeabandonar España lo antesposible. Debe concluir su visita

oficial tras el almuerzo en laEmbajada. El doctor Kissingerbajo ningún pretexto debe pasarla noche en Madrid.7

Sanchez toma nota de laspalabras de su jefe supremo ybaja corriendo por las escalerasde la Embajada hasta el despachodel consejero político de ladelegación diplomática, Axelrod,que también forma parte delséquito de Kissinger y se hallafuera del edificio. El agentesecreto habla, finalmente, conWilliam E. Nelson, el director deOperaciones de la CIA, que

desde el día anterior se encuentraen Madrid dentro de la coberturade seguridad del secretario deEstado. Nelson suele trabajardesde su despacho en Virginia,pero en esta ocasión se hadesplazado a la capital de Españapara abordar un asunto deimportancia.

Carrero no se imagina que lasfotografías de esa recepciónjunto a Kissinger van a ser lasúltimas instantáneas oficiales desu vida. El presidente delGobierno saluda al embajadorHoracio Rivero con más

afabilidad. El inquilino de lacalle Serrano es, como Carrero,almirante y habla correctamenteespañol por haber nacido enPuerto Rico. Además, no puedeocultar su ideología muyescorada a la derecha y sussimpatías por el Régimen deFranco.

Kissinger inicia laconversación abordando el temaque le ha traído a Madrid. Porencima de cualquier otro, ocupael primer lugar de la lista.

—Si logramos que comiencela conferencia de paz sobre

Oriente Medio entonces hay unagran posibilidad de progreso.Seguimos recibiendo informesde que los sirios pueden empezarla guerra de nuevo. Eso seríaterrible.

Carrero escucha con atención,pero cambia de tercio. Recurre auna de sus mayores obsesiones:el peligro de la URSS.

—Si le hablo con todasinceridad, creo que el factormás peligroso en todo esto es elcomunismo. Creo que loscomunistas son iguales hoy quehace cincuenta años. Están

intentando debilitar a los paísesno comunistas para su propiobeneficio.

En un momento de laentrevista, Carrero se levanta desu butaca, colocada junto al sofáque ocupaba Kissinger, y sedirige a su mesa. Toma un blocde notas y dibuja un mapa. Elalmirante, que es un excelentedibujante, traza una serie delíneas para explicarle alsecretario de Estado los diversostipos de guerra que amenazan,según él, a Occidente. Le dedicaun apartado especial a la lucha

subversiva. Y le espeta alsecretario de Estadonorteamericano:

—Es la más peligrosa y demayor actualidad. Frente alpeligro de guerra nuclear está lasuperioridad atómica de EstadosUnidos. Frente a la guerraconvencional existen planesdefensivos conjuntos. Encambio, no sabemos aunaresfuerzos frente a la acciónsubversiva, que es la principalarma del comunismo.8

Y el almirante plantea aKissinger los peligros de una

eventual penetración soviética enla Europa occidental, algo quedurante los años de Guerra Fríanunca se han descartado.

—La OTAN, sin España,carece de una línea de defensa ensegundo escalón y delcorrespondiente apoyo logístico.Las fuerzas soviéticas llegaríanhasta los Pirineos y las fuerzasnorteamericanas tendrían queapoyarse en la península Ibéricacomo indispensable baselogística.

Estados Unidos sabe deantemano que España nunca

solicitará su ingreso en la OTANa menos que antes los paísesmiembros le garanticen suentrada. Así se lo hace saberdurante la entrevista López Rodóa Kissinger, lo que Carrerosecunda:

—Es una cuestión de dignidady, además, no podemos entrar enuna organización que no estáorganizada correctamente.

Kissinger disipa todo tipo desuspicacias, al margen de losinformes previos de susasesores:

—En relación con la

pertenencia de España a laOTAN, no hay objeción desde ellado de Estados Unidos.

Carrero tiene como meta enesa reunión lograr que EstadosUnidos asuma con España unaalianza formal y equitativa quesustituya a unos simplesacuerdos de defensa. ElGobierno acaba de aprobar laLey de Defensa Nacional, quecontempla un Ejército menosnumeroso pero más eficiente ypreparado para una guerra dealcance limitado. Los expertosmilitares españoles convencen al

almirante de que hay que pasardel acuerdo de amistad ycooperación a un tratado conEstados Unidos de defensamutua, que evitaría que losenemigos de España seatrevieran a intervenir en losasuntos internos. Carrero lo hadejado claro en un Consejo deMinistros: «Las bases deutilización conjunta serían unestorbo y no una ayuda si seprodujeran acciones guerrillerasen la frontera con Francia, oMarruecos decidiera invadirCeuta y Melilla».

Por todo ello, Carrero piensaseguir con firmeza la negociacióncon aquel hombre que tiene antesí, a quien señalan como elparadigma de la diplomacia.Tiene claro que los pactos consus amigos del Atlántico debenformar parte de la Ley deDefensa Nacional.

Sobre la mesa de caoba delalmirante descansa una copia deun memorándum con una seriede instrucciones, que le hanredactado sus asesores, paraseguir las conversaciones con elsecretario de Estado. Otra copia

está en posesión del Caudillo,que le ha dado el visto bueno.

Carrero repasa con disimulo elcontenido de ese documento yalgunas de las anotaciones queha escrito de su puño y letra.Tiene subrayadas una serie delíneas:

Si no es posible Tratado de DefensaMutua ir a una alternativa prioritaria a basede: acuerdo con alguna especie deaprobación o conocimiento del Congreso,alianza contra la amenaza más que a unaumento de contrapartidas, no es posiblerenovación automática sin más, últimasolución, prórroga provisional de dos años,debe desaparecer concepto actual deutilización de bases y facilidades contra

simple pago o ayuda económica, alianza enla defensa sobre todo.9

Los pactos militares bilaterales

entre Estados Unidos y España sefirmaron en Madrid, el 26 deseptiembre de 1953. Eran unosacuerdos que no requerían laaprobación del Congresonorteamericano, pero suponíanuna bocanada de aire a escalainternacional para el Régimen. Elacuerdo, suscrito por elembajador de Estados Unidos yel titular de Exteriores Martín-Artajo, se limitaba a la concesiónde una ayuda militar y

económica a cambio del alquilerde las bases militares enTorrejón, Morón y Zaragoza. Elapoyo no llegaba a los 2.000millones de pesetas, mientrasotros países como Turquía(4.800), Grecia (3.600) oYugoslavia (2.600) recibíancompensaciones superiores.

Para Carrero la políticainternacional debía apoyarse entres principios: la defensa de ladignidad, la soberanía eindependencia de las naciones yla construcción de un muroideológico que impidiera el

desembarco del comunismo enEspaña.10 Y así se lo hace sabera Kissinger a su estilo: tonomilitar y moral inquebrantable.

Lo que desconoce el almirantees lo que piensan de él losnorteamericanos. Aunque, atodas luces, lo intuye. Desdehace meses circularestrictivamente un documentosecreto por los despachos delDepartamento de Estado y en laCasa Blanca con el título«España, la próxima transición»,en el que se bosqueja un perfildemoledor sobre el presidente

del Gobierno. Para los analistasnorteamericanos, Carrero es unestorbo para los intereses deEstados Unidos en la Península ypara su modernización.

La Embajada estadounidenseen Madrid transmite siempre unaimagen negativa sobre Carrero,así como su papel errático enpolítica. Lo refleja en untelegrama enviado a Washington.Según las manifestacionesobtenidas de un funcionario dealto nivel del Régimen, «el mejorresultado que puede surgir deesta situación es que Carrero

Blanco desaparezca de la escena,con la posible sustitución delgeneral Castañón de Mena».11

La Casa Blanca, con Nixon a lacabeza y con asesoramiento deKissinger y del ex embajadorHill, se pronuncia a favor de ladesaparición de Carrero y selamenta de que Franco lo hayanombrado presidente. Elalmirante es un objetivoprioritario para los serviciossecretos norteamericanos, que lollevan investigando másexhaustivamente desde sudesignación como vicepresidente

del Gobierno, a raíz de lainclusión en el Gabinete devarios ministros pertenecientes alOpus Dei.

El director de Inteligencia eInvestigación del Departamentode Estado elaboró entonces unexhaustivo dossier, que culminóen mayo de 1969, sobre lasrelaciones de Carrero con laObra de Escrivá de Balaguer y suimportancia en la políticaespañola.12

Los servicios secretos deEstados Unidos afirman que laorganización religiosa, a la que

también denominan en español«Trabajo de Dios», tiene cierta«aura de conspiración a sualrededor», pero sin llegar a seruna sociedad secreta: «Parece seruna organización de élite,generalmente limitada aintelectuales y profesionales. Enlo referente a su celo yentusiasmo, sus miembros separecen algo a los jesuitas,quienes, no obstante, son susmayores enemigos, en parteporque ellos han perdido suantigua preeminencia en favordel Opus».

Los espías norteamericanosque investigan a Carrero afirmanen su informe secreto que elOpus es conocido entre susenemigos como «la masoneríablanca» y que «escolaboracionista con elRégimen». Para el Departamentode Estado, según sus fuentesconsultadas en España: «El OpusDei busca el control político,económico y educacional deEspaña. Tienen habilidad paramantener a sus oponentes fuerade las principales posiciones enlos campos de la educación y la

cultura, y evitar su penetraciónen los niveles más altos delGobierno».

Los gobiernos de Carrero, ensu etapa de vicepresidente ypresidente, llegan a reunir hastauna decena de ministrospertenecientes al Opus Dei y uncentenar de sus miembros en lossegundos escalones ministeriales.

Los investigadores deWashington aseguran que elnúmero de integrantes del Opusestá entre cincuenta mil y sesentamil, que son dueños del BancoPopular, con intereses en Banco

de Bilbao y Banco de Urquijo yque aglutina «el 40 por ciento delos facultativos de lasuniversidades españolas».

Tras entrevistarse con Carrero,Kissinger hace una visita rápidaal Museo del Prado y desde allíse desplaza al palacio de SantaCruz, sede del Ministerio deAsuntos Exteriores. A las 12.30mantiene una reunión de pocomás de una hora con el titularespañol y con el teniente generalManuel Díez Alegría en el salónde embajadores de ese palacetedel Madrid de los Austrias. En el

encuentro también participa elgeneral norteamericano Baldwin.

A Kissinger se le nota cansadoy con la cabeza en otro sitio. Sumirada se desvía hacia los tapicesgoyescos y al cuadro de AlfonsoXII junto a María Cristina,pintado por Sorolla.

Las reuniones en Madrid nohan discurrido como a él lehabría gustado. España insisteante Kissinger en la necesidad dela firma de un nuevo AcuerdoGeneral de Cooperación quereemplace al de 1970, mientrasque Estados Unidos insiste en

una renovación automática sincambios. El secretario de Estado,que está de acuerdo con todas lasreivindicaciones defensivasespañolas, se mantiene en que elSenado norteamericano jamásratificaría un modelo de tratadocon España y que había queacudir a una fórmula intermedia.

España defiende el acuerdo dedefensa conjunta, pero paraKissinger la solución más viablees la entrada de nuestro país enla OTAN. A esa propuesta,Madrid sólo está de acuerdo sipreviamente se le asegura una

votación favorable a su solicitudde ingreso.13

A última hora de la mañana,cuando el doctor Kissinger ya seencuentra en el palacio de SantaCruz, un emisario de laEmbajada logra pasar un mensajeal embajador Rivero quien, enun momento del encuentro, pideque la reunión debería irfinalizando porque les esperauna recepción en la Legaciónnorteamericana.

Terminado el encuentro a las13.50, López Rodó acompaña alsecretario de Estado a un

almuerzo en la residencia deRivero en la Embajada. Lacomitiva entra en la sede por lacalle Serrano. El ministroespañol de Asuntos Exteriores noentiende tanta prisa porque eltiempo está pactado. Y se lo hacenotar a sus anfitriones:

—Tenemos tiempo de sobra.Pero los americanos no

comparten las cuentas delministro. El propio Kissinger,una persona que siempretransmite sosiego, se contagia dela misma aceleración:

—Ministro, me veo obligado a

suspender mi paseo por elMadrid de los Austrias. Losiento. Se me han acumulado unmontón de entrevistas y tengoque saludar al personal de laEmbajada. Me dicen que el avióndespega para París a las cuatrode la tarde. Y mira qué hora es.

López Rodó sigue sin entendertanta precipitación porque elprotocolo ha sido cerrado paraque el profesor disponga de latarde libre a fin de visitarMadrid.

Antes del almuerzo, el que hagenerado tantas prisas, Kissinger

se disculpa ante López Rodó y lepide unos minutos paradespedirse de los funcionarios dela delegación diplomática. Perodonde se dirige es a la séptimaplanta del edificio paraentrevistarse con losrepresentantes militares y de laCIA.

El encuentro se produce en lacámara Faraday,14 totalmenteaislada y protegida degrabaciones externas, y vigiladapor marines.15 En realidad setrata del búnker de la CIA enMadrid. Allí, entre otros, están

los espías Nelson y Sanchez. Laagencia estadounidense tambiéncuenta con un piso secreto en lasproximidades de la calle SantaCruz de Marcenado.16

La comida ofrecida por elembajador que, según él, es laque provoca tanta prisa,finalmente resulta ser un frugalrefrigerio.

Tras el ágape, durante losbrindis, el secretario de Estadovalora positivamente su viaje aEspaña:

—Mientras contemplaba elMuseo del Prado me olvidé de

las bases españolas y pensé queciertamente no es un paísdecadente.17

La comitiva oficial abandonala Embajada en dirección alaeropuerto sin que Kissingerpueda pasar por el Palace aretirar sus pertenencias. Suequipo lo lleva directamente alembarque desde la Carrera deSan Jerónimo. Llega a BarajasEspaña en medio de una intensalluvia, que mantiene encharcadala pista del aeropuerto. Antes deque despegue su Boeing 707 conrumbo a París, le sobra tiempo

para dirigir unas palabras a laprensa en el pabellón deautoridades. Cuando el avión seeleva en medio de los rayos ytruenos del cielo de Madrid, uncolaborador de López Rodócomenta:

—Ministro, no entiendo nada.Nos cambian de maneraprecipitada las fechas del iniciode la visita y nos acortan elhorario de salida. Cuandoadelantaron la agenda nosdijeron que las entrevistas conPompidou y Le Duc Tho noserían hasta el 20 y que la

Conferencia de Ginebra estabaconvocada para el viernes 21,por tanto tenían toda la tardelibre. Sigo sin comprender lasprisas de última hora. ¿Entiendeusted algo de todo esto? Incluidala actitud del embajador,pasando notitas.

—Yo tampoco lo entiendo.Hemos llegado a Barajas a lascuatro, de milagro. Y sobre todoporque el doctor Kissinger measeguró que, como alemán, teníamucho interés en pasear por elMadrid de los Austrias.

Se da la circunstancia de que

la hoja de la agenda deactividades para la tarde del día19 está vacía. La primeraentrevista de Kissinger en Parísno figura anotada hasta el día 20,un desayuno en la Embajada deEstados Unidos con Giscardd’Estaing, ministro de Economíay Finanzas.

Kissinger se siente desairadopor la negativa española al usode las bases. Y tal cual lo hacesaber a su equipo decolaboradores:

—Aunque España no esmiembro de la OTAN, está

ligada a Estados Unidos por elTratado de Amistad yCooperación, pero el 11 deoctubre el Gobierno españoldeclaró que no permitiría aEstados Unidos utilizar las basesespañolas en ningún momento,de ninguna forma, directa oindirecta.18

En París, un sector del PNVcumple su función de lobby paraque Kissinger apriete las tuercasa Franco. Ambiciona que elsecretario de Estado apruebepara España acciones secretascomo las desarrolladas por la

CIA en algunos paísessudamericanos y europeos,donde quita y pone gobiernos.Un ejemplo reciente es la caídade Allende en Chile. Desde laspolíticas intervencionistas delpresidente James Monroe, quemaquilló su intrusismo enpolítica internacional con laleyenda «América para losamericanos», y más aún desde elinicio de la Guerra Fría con laUnión Soviética, Washington sedesenvuelve como el gendarmedel mundo.

William Egan Colby, que

acaba de ser nombrado porNixon director de la CIA y no esajeno al golpe de Estado enChile, transmite a los inquilinosde la séptima planta de laEmbajada de la calle Serranocuál es la filosofía de Langley:

—Estados Unidos tienederecho a actuar ilegalmente encualquier región del mundo, aespiar y acumular informaciónsobre otros países, y a realizaroperaciones como la intromisiónen los asuntos internos deChile.19

45Los espías de ETA

Carrero, tras entrevistarse conKissinger, recibe en su despacho,primero, a Fernández-Miranda y,más tarde, a don Alfonso deBorbón. El marido de la nieta delCaudillo se entrevista con elalmirante por tercera vez en unmes y medio. Ya ha visitado alpresidente en su despacho losdías 7 y 14 de noviembre. Elprimo del rey, que ha sidonombrado presidente del

Instituto de Cultura Hispánica,acaba de renunciar al segundopuesto en el orden sucesorio dela Corona.

Carrero regresa a casa sobrelas diez de la noche. Se le notacansado. Ha tenido un día muyajetreado por la visita deKissinger. Encima de la mesapresidencial deja para su lecturaal día siguiente en el Consejo deMinistros un informe de dieciséisfolios sobre las amenazas queacechan a España. El texto, quepuede ser considerado sutestamento político, está escrito

de su puño y letra. Carece demembretes oficiales y de título yestá incompleto.

En esas cuartillas póstumas serefleja el lado más oscuro einmovilista del almirante.Supone un regreso por el túneldel tiempo a sus escritos máslúgubres de tres décadas atrás,firmados con el seudónimo deJuan de la Cosa. El presidente,una vez más, identifica a losenemigos de España con elcomunismo y la masonería.Nuestro país está, según él, ensus puntos de mira porque es

antiliberal y anticomunista:

El comunismo y la masonería sontotalitarismos extranacionales quepretenden someter al mundo logrando quelas naciones queden en sus manos. Españaera un país vasallo cuando tambiénobedecía al poder de esa secta. Lamasonería para España quiere un régimendemoliberal y el comunismo no se oponeporque así se enfrentaría a un sistema másdébil donde imponer su tiranía.

Él, que está llamado a ser el

tutor de la transición tras lamuerte de Franco, por suspalabras no reúne el perfil dealguien que tiene que luchar poruna apertura. Eso sí, en todo

caso, se pronuncia a favor deunas famélicas asociaciones,insustanciales y carentes decontenidos:

El comunismo se ha infiltrado en laIglesia y la Universidad principalmente,pero también entre los trabajadores, losórganos de información, los sectoresintelectuales y también lo pretenden en laPolicía y las Fuerzas Armadas. Si cedemosal avance de la masonería, que esanticatólica, y del marxismo que loscomunistas tratan de imponer, nosveríamos ante un suicidio.

¿Y cuál es la solución y la

respuesta a todos estos peligros?,según Carrero:

La guerra subversiva, que trata de

debilitar a los países atacados aniquilandomoralmente el elemento hombre… sedestruye en el hombre sus sentimientosreligiosos, su patriotismo, su sentido deldeber y del honor, si se matan en él elrespeto a las tradiciones y, de ser unportador de valores eternos, se leconvierte en una pequeña bestia anarquista,que sólo aspira a satisfacer sus apetitosmateriales y si, además, se le arruinatambién físicamente con vicios y drogasserá muy fácil que se convierta en unesclavo.

Carrero insiste en su

testamento político en que elcomunismo se ha infiltrado en laUniversidad y en la Iglesia:

Seríamos unos ciegos si no

reconociéramos estos peligros y si nodestacáramos de ellos, como los másgraves, los que afectan a la Iglesia y laUniversidad.

El almirante mantiene en su

escrito, que piensa leer ante losministros, su ideología ypensamiento político ya expuestoen otros Consejos y ante susamigos íntimos. Sigue en la líneapolítico-filosófica que un díaantes ha resumido a uno de suscolaboradores:

—Defender el Régimen conpasión y a toda costa. Para ello

hay que fomentar la propagandade nuestra ideología y prohibirde manera absoluta lapropaganda de las ideologíascontrarias. El pueblo español esbueno, pero no lo formamoscomo debiéramos. Hay queofrecerle formación, educación yejemplo. Contra esa minoría quehemos perdido hay que aplicar larepresión y una represión quesea dura.

En esa conversación, elpresidente no plantea ningunaduda sobre cuál es suposicionamiento, político, social

y generacional:—Se trata de formar hombres,

no maricas, y esos melenudostrepidantes que no sirven para unfin formativo. La Televisióndebe defender el espíritu denuestro Movimiento, la virilidad,el patriotismo, el honor, ladecencia…

Pero el presidente y guardiándel Régimen alcanza su clímaxpolítico cuando escribe sin que letiemble el pulso:

La represión tiene que ser dura. Alhombre que ha perdido los frenos morales,o que ideológicamente está envenenado,

no se le frena más que con el miedo alcastigo, y este miedo sólo existe cuando elcastigo es duro. La represión requiere:Fuerzas de Orden Público bien dotadas yadiestradas; códigos penales duros; juecesenérgicos que sirvan fielmente al Estado yregímenes penitenciarios también duros.1

Carrero esgrime un concepto

del tercer pilar del Estadobastante autocrático y totalitario:

Los jueces deben tener una formaciónespecial, en una escuela especial donde seaprecie, tanto o más que susconocimientos profesionales, su espíritu ysu lealtad al Estado al que sirve… Un juezque en el fondo de su conciencia se sientaliberal o marxista siempre será un maljuez, así sepa más leyes que Papiniano.2

Ese mismo día, el presidente

aprovecha un hueco en suagenda y recibe en su despacho aFederico Silva Muñoz. El exministro de Obras Públicas, unavez más, le recuerda a su amigoque los servicios de seguridad desu despacho y de su domiciliofamiliar siguen sin adoptar unasmedidas adecuadas a la altura desu categoría.

—Luis, siempre me contestasque sí, pero luego se te olvida.Tienes que entender que eresobjetivo prioritario de los

terroristas.Y Silva Muñoz da en la diana.Carrero hace como que lo

escucha pero su mente sigueobcecada en las reuniones conKissinger y cuál va a ser lapolítica que el Gobierno españolva a adoptar ante la crisis enOriente Próximo. Dirige sumirada a Federico Silva Muñoz yle contesta con cierta desgana:

—Te entiendo. No tepreocupes. Te prometo quepronto toda mi familia y yo nostrasladaremos a la Quinta de ElPardo.3

¿Conoce ETA a través de suintermediario misterioso delhotel Mindanao ese cambio tanradical en la vida y lascostumbres del presidente? ¿Sutraslado pone en peligro su plan?¿Motiva esa coyuntura ladecisión de la banda de ejecutarel atentado cuanto antes? Larealidad es que Carrero agota lasúltimas horas de su existencia yningún Ángel de la Guarda loprotege.

Carrero, que ese día viste untraje oscuro de raya diplomáticay un abrigo gris, aprovecha un

descanso para acercarse a últimahora de la mañana a lapeluquería del hotel Palace acortarse el pelo. Es unacostumbre que viene repitiendodesde los años cuarenta. Cadados o tres semanas procura quese lo corte a tijera el peluqueroManuel García Meana, el padredel director de cine José LuisGarci. Gracias a esa relación hapodido colocar a su hijo en elBanco Ibérico de la Gran Vía.

El carácter distante y reservadodel almirante impone. Por eso elpeluquero sólo se dirige a él

cuando el presidente le da pie.Pero ambos suelen entablar undiálogo fluido cuando hablan deuna afición común: la pintura.Carrero no oculta que detesta aPicasso, a pesar de que conocelas preferencias del peluquerohacia la pintura cubista.

Finalizado el corte, elalmirante se introduce la manoen el bolsillo derecho delpantalón y saca un billete marrónde veinte duros. Son ochenta ycinco pesetas por el servicio yquince de propina. Antes de salirdel establecimiento pronuncia

una frase de despedida:—Ya, hasta después de

Reyes.4

La concurrencia hace lareverencia y les desea unasfelices fiestas.

El almirante almuerza en sucasa, como casi todos los días, alas 14.30. A esa hora prefiereestar con los suyos y ni que decirtiene que odia las comidas detrabajo. A las 17.05 regresa a sudespacho.

Por la tarde, sobre las ocho, elpresidente recibe a su segundo,al vicepresidente Fernández-

Miranda, para preparar elConsejo del día siguiente. Lareunión dura cerca de una hora.Habla también con López Rodó,que se presenta en su despachotras acompañar a Kissinger alaeropuerto, y con José MaríaGamazo, ministro-subsecretariode la Presidencia, para ultimar lalista de las condecoraciones de laPascua Militar. A las 21.30,Gamazo acompaña al almirantehasta la puerta del ascensor.

Carrero esa tarde, la última desu vida, no puede ocultar suintranquilidad por dos

acontecimientos que marcan lajornada: los preparativos deljuicio del Proceso 1.001 y laselecciones a la Presidencia delColegio de Abogados de Madrid.

Sobre las previsiones y laseguridad de la vista oral contralos sindicalistas comunistas hablapor teléfono con el ministro de laGobernación, Arias Navarro. Esel único ministro de su Gabinetea quien no soporta y tampoco seesfuerza por ocultarlo. Lasrelaciones entre ambos son fríasy distantes, pero la razón deEstado está por encima de lo

personal. El ministro aclara a supresidente las medidas adoptadaspara el operativo policial. Y entrelas preocupaciones de Arias noaparece la amenaza etarra. Almenos, no comenta nada sobre labanda terrorista con su jefe deGabinete.

Para corroborar lainformación de Arias, Carrero sepone en contacto con uno de loshombres de máxima confianza.Mantiene una corta conversacióntelefónica con el teniente coronelSan Martín, a quien le preguntapor el proceso contra los

sindicalistas. El jefe de losservicios secretos del SECED letranquiliza, haciéndole ver queestá todo controlado por lasfuerzas de seguridad del Estado.Tampoco aparece por ningúnsitio la sombra de ETA.

A continuación, también hablapor teléfono sobre estos temascon el ministro de Justicia, RuizJarabo, y con el de RelacionesSindicales, Enrique García-Ramal. Con este último conversatelefónicamente por la líneaoficial, poco antes de salir parasu domicilio, sobre las 21.30. El

ministro le aclara cómo están lascosas en las elecciones de losabogados madrileños a las que sepresentan dos candidaturasantagónicas, representadas porAntonio Pedrol Rius y JoaquínRuiz Giménez.

No cabe duda de que elEjecutivo está volcado conPedrol Rius, la lista del cualdefiende sin ningún tipo derubor. La mayoría de losabogados de la Administración yde la organización sindical tieneninstrucciones de depositar suvoto a favor del letrado de Reus.

Finalmente gana la candidaturaoficialista pero el almirante notendrá la oportunidad deenterarse.

El presidente llega a su casa alas 21.45. Esa noche del 19 dediciembre cena en familia ydespués escucha música en untransistor que le ha regaladoKissinger. Sigue con atención entelevisión la serie del detectiveCannon, algo que le apasiona,como la lectura de novela negra.Seguidamente, inicia su sesiónde lectura, como todas lasnoches, sentado en el sofá del

salón. Entre sus manos sostieneun libro grueso con tapas decolor verde y blanco: La vueltade los Budas, de Jesús Fueyo. Sequeda en la página 149.5

Antes de retirarse a descansar,la esposa del almirante, CarmenPichot, que lleva varios díaspreocupada por la seguridad desu marido, le pregunta:

—Luis, mañana comienza elProceso 1.001. ¿Está todocontrolado? ¿No ocurrirá nada?

—No te preocupes, el ministrode la Gobernación me ha dichoque no ocurrirá nada. Que están

tomadas todas las precauciones.Carrero apaga la luz de la

lámpara de la mesita de noche yrepite la frase de todas lasnoches:

—Un día más, un día menos.El almirante se equivoca. Para

él es el último.

46La antesala del

magnicidio

El miércoles 19 de diciembre esuno de esos días gélidos delinvierno madrileño: oscuro, fríoy lluvioso. Los miembros delcomando madrugan y realizansus ejercicios diarios con pesas ytensores. Desayunan y ajustan laagenda para los preparativos delatentado. Kiskur es el primero enabandonar la vivienda. Se dirige

a una de las bocacalles queconfluyen con la carretera deBoadilla. Allí tiene aparcado elcoche. Lo deja todos los díaslejos de Mirlo, número 1, parazafarse de una hipotéticavigilancia. Arranca el motor y sedirige por el paseo deExtremadura a Claudio Coello.Argala y Atxulo se enfundan losmonos azules y cruzan un largotrecho por la Casa de Campohasta llegar a la boca de metro.Cogen la línea 5 hasta la estaciónde Rubén Darío. De allí caminana paso rápido hasta el sótano de

Claudio Coello. Aceleran el pasoporque saben que Kissingersigue en Madrid y prefiereneludir los controles policialesantes de que avance la mañana.Aun así piensan realizar otrosimulacro, como el del díaanterior, para corregir lasimprecisiones.

A media tarde antes de queanochezca, Argala y Kiskur secolocan los monos que ya hanperdido el apresto y se dirigen ala calle Claudio Coello con laescalera y el maletín con lasherramientas a tender el cable

por fuera del local. Los etarras seponen de acuerdo previamentepara dar la misma versión por sipregunta un vecino o algúnpolicía: el escultor delsemisótano necesita más vatiospara sus trabajos y ellos le estáninstalando una nueva línea conun cable más resistente. Laexplicación es simple yconvincente para quien muestrecuriosidad por su presencia.Subido en la escalera, Kiskur,poco a poco, va tendiendo elcable con la ayuda de Argala, deforma paralela a la línea

telefónica. Como la fachada es,en su mayor parte, de mármol, eletarra tiene dificultad para clavarlas grapas de dos puntas queusan los electricistas. Pero no leimporta porque la instalación estan provisional para ellos que loresuelve sujetándolo al otro cablecon cinta aislante. Una chapuzapero válida para tan sólo quincehoras.

Entretanto, Atxulo, el falsoescultor, mantiene la vigilanciaen la esquina de arriba, en laconfluencia con Diego de León,desde donde divisa las unidades

policiales que dan protección a laEmbajada de Estados Unidos.Pero lo sorprendente es quedesde la sede diplomática éltambién puede ser visto. Aun así,nadie se acerca para verificar losmovimientos de los falsoselectricistas. Kiskur de vez encuando se acerca hasta la esquinacon Maldonado para vigilar esazona. La misión de ambos esintervenir de manera armada antecualquier incidente.

La vigilancia en el barrio deSalamanca comienza a disiparse.El avión de Kissinger ha

despegado hace tres horas yconforme avanza la tarde vandesapareciendo los controles.

Son las siete de la tarde. Comoya han previsto los terroristas,los porteros de los diferentesinmuebles se muestraninteresados por su trabajo en undía tan desapacible y de noche,cuando se agota la jornadalaboral.

Vicente Cotarelo, un gallegode Ribadeo de cincuenta y unaños, y que lleva media vida deconserje del inmueble del 106, esuno de los primeros que se

interesan por la presencia de doselectricistas con monos azules aunas horas tan intempestivasmanipulando unos cables en eltramo de su edificio. Sobre todoporque el Gobierno haanunciado que se van a producirrestricciones de energía en todaEspaña excepto el día deNochebuena, Fin de Año y lavíspera de Reyes, y quierecerciorarse de que el trabajo deesos electricistas no afecte a suvecindario. Uno de los operariosestá subido en una escalera a laizquierda de su portal, entre la

entrada y una peluquería:1

—¿Me pueden decir qué hacenustedes a estas horas trabajandoen mi portal? Nadie me haavisado.

—Estamos tirando un cablepara una corriente trifásica paraun escultor que trabaja en elsótano de al lado.

La rápida respuesta deArgala,2 que soporta la lluvia aldescubierto, es suficientementeconvincente, por lo que elportero da media vuelta ydesaparece por la puerta de suinmueble. Eso sí, poco después

le comenta a su mujer que nuncahabía visto a electricistas trabajarbajo la lluvia. Pero, bueno, essólo tender un cable sinmanipular la electricidad.

La lluvia arrecia y a Argala sele ve cada vez más empapado deagua. Su compañero, que lesujeta la escalera, tiene mejorsuerte pues se protege debajo delos balcones y marquesinas delos edificios. La sangre fría llevaal falso electricista a pedirle alportero del inmueble 110 que lodeje resguardarse y calentarseunos minutos en su portal. El

conserje lo mira con indiferenciay le da permiso. Hablan de lasnecesidades del escultor y de lasprisas del cliente para que seacabe esa tarde la instalación.Por eso siguen trabajando auncon lluvia.

A la altura de ese número, casien la esquina, Argala decide queya sobra cable y deja caer el caboencima de un saliente de uncomercio que hay en la esquina.El alambre queda oculto y él losuficientemente apartado para noverse afectado por la hondaexpansiva de la explosión ni ser

visto por los escoltas de Carrerocuando giren por Juan Bravo aClaudio Coello. La instalación esperfecta para sus planes: trascolocar la carga en el túnel,descolgaría el cable y loconectaría a la batería paradetonar la explosión.

Ya de noche concluyen eltrabajo y el comando decidedarse un homenaje en unamarisquería de la Gran Vía.Están hartos de bocadillos, ypara algunos de ellos es suúltima noche en Madrid.Desconocen si puede ser también

su última cena, en este mundo oen libertad. Atxulo lleva tiempoqueriendo comerse un plato deangulas, y tras una discusión consus compañeros, que le pidenque las reserve para cuando hayaque celebrar el atentado, noperdona la oportunidad dedeglutirlas.

—¿Y si no tengo otraoportunidad de probarlas? —farfulla socarronamente el etarra.

Al final la cuenta la pagaKiskur, quien lleva el control delos gastos.

Los etarras no tienen

problemas de fondos. Disponende una economía saneada. Elpresupuesto de la organizacióndurante toda la Operación Ogroha sido muy ajustado, pero elloshan medido hasta la últimapeseta. Incluso tienenjustificados todos los gastos conrecibos. Por tanto, les quedanunas miles de pesetas en caja. Yase encarga Kiskur de llevar lascuentas al día.

Argala, que es un tipo austero,no cesa de repetir una máximapara la lucha armada:

—Hay que ser comedido y

gastar lo imprescindible. Otroscompañeros se juegan la vidaentrando a bancos osecuestrando a empresarios.Nosotros no podemosderrocharlo. Es dinero ganadocon sangre.

Pero esa noche, tras la cena, élque es un individuo poco dadoal alterne, ve el momento deinvitar a sus colegas a unwhisky. Tal vez dos, pero laverdad es que pronto están derecogida en el piso de la calleMirlo, bastante apartado delcentro de Madrid.

47Las últimas horas

El día 20 de diciembre, jueves,amanece también nublado, frío ycon amenaza de lluvia. El centrode Madrid está tomadopolicialmente, pero los etarrassaben que no es por ellos. Lasmedidas de seguridad son por elinicio de la vista oral del Proceso1.001. A las siete de la mañana,los diez dirigentes de la proscritaComisiones Obreras sonconducidos desde la cárcel de

Carabanchel al Palacio deJusticia en la plaza de las Salesasde Madrid. Una hora después,sus familiares y simpatizantes yahan formado una larga cola paraasistir a un juicio que sepronostica histórico.

A esa hora, el comando, queabandona muy temprano el pisode Campamento, se dirige alsótano de Claudio Coello. A losterroristas sólo les queda colocarlas cargas en el interior del túnel,aparcar el coche Austin Morrisfrente al 104, efectuar lasconexiones de los cables y

realizar las últimascomprobaciones. Una vez másesperan el mejor momento paraacceder al local sin ser vistos porel portero. Son menos de lasocho y Carrero debe de estar yapreparándose para asistir a lamisa de la iglesia de SanFrancisco de Borja. Hoy elcomando no tiene tiempo paraleer la prensa, que informa sobrela visita de Kissinger a España ylas elecciones en el Colegio deAbogados. Los medios apenashacen mención al inicio deljuicio por el sumario 1.001.

Cuando se aproximan al portaldel semisótano, Atxulo se fija enun automóvil que permaneceaparcado en la esquina conMaldonado. Los miembros delcomando se miran y rememoranaquellas palabras recurrentes deWilson: «Estoy con la mosca trasla oreja. No puede ser que todovaya saliendo tan bien». Pero deinmediato supera la paranoia. Nohay marcha atrás. No quedamargen para el derrotismo. Seponen manos a la obra, sobretodo porque queda una hora paraque el coche del presidente pase

por allí.Atxulo aparca el automóvil

Austin Morris frente alventanuco del estudio de talforma que sirva de marca paraaccionar el detonador al paso delconvoy oficial y, al mismotiempo, para que el conductordel vehículo oficial de Carrero sevea obligado a conducirarrimado a la derecha, porencima de la T del túnel. Elterrorista saca una maleta condiez kilos de explosivos delsótano y la coloca en el maleteropara que explosione por

simpatía. Así los efectos de laexplosión serían mayores ymucho más letales para elpresidente. Da vueltas a lamanivela de la ventanilla delconductor y coloca el cristal amedia altura para dar laimpresión de que el propietariode ese coche se halla cerca. Antesu sorpresa, y muerto de pánico,comprueba que el vehículo de laesquina ha cambiado de lugar yahora está aparcado junto alAustin. Le entran las dudas. Selleva la mano a la pistola, peroinmediatamente ve cómo una

joven sale de un portal, sube alauto y desaparece. Una falsaalarma, la tensión motivada portantos días de estrés yclandestinidad.

Mientras, el resto del grupo seencarga de colocar las cargas enla galería. Tres paquetes dedinamita de veinte kilos cadauno en los extremos y en elcentro. Necesitan tanta cantidadporque la dinamita, al haber sidorobada un año atrás, ha perdidola mitad de la potencia.1 Loscartuchos los aprietan concordón detonador para conseguir

una explosión más efectiva y losenvuelven con cinta aislante.Extiende el cable hacia fuera deltúnel para conectarlo más tardecon el que se había colocado enla calle. Seguidamente, cubren laentrada con tierra y con los sacosllenos de cascotes que habíanreservado en un rincón de laestancia. Llegan a cubrir dosmetros del agujero para que laonda expansiva sea expulsadahacia la calle y no hacia laportería.

Pasadas las ocho, Argala yKiskur, vestidos con el mono

azul de electricistas, se disponena introducir el cable por elventanuco del edificio que da aClaudio Coello para sujetarlo alcordón detonador. En el otroextremo de la calle, Argala unela otra punta del cable a unabatería de uno y medio cada una.El cable del interior del estudiolo conectan a una bombilla, quese ilumina cuando el etarraacciona la batería. Tras lacomprobación, hacen laconexión real porque aquellofunciona correctamente y estálisto para el atentado. Toda esta

operación dura unos cincominutos, pero al comando se lehace una eternidad. Siguentemiendo lo peor. No se les va dela cabeza la idea de que la Policíahaya seguido de cerca sus pasose intervenga a última hora.

Argala tranquiliza a Kiskur:—No le des más vueltas. No

hay marcha atrás. Ya hemosllegado muy lejos. Si conocierannuestros planes nos habríandetenido ayer, con Kissinger enMadrid. Un gran éxitointernacional para el Régimen.

El etarra hace la lectura en

función de los intereses delcomando. ¿Y los réditos que vana obtener otros con ladesaparición de Carrero?

Antes de abandonar elsemisótano del 104, Kiskur mojaun pincel en un pequeño bote depintura y escribe en la paredsituada a la derecha de la puertadel estudio: «ETA».2 Encimadibuja un rombo que envuelve auna cruz y, a la derecha, la vocal«A». ¿El símbolo de Aintzina?¿El grupo con el que desembarcóEzkerra en ETA y al quepertenecía Kiskur?

Es evidente que se trata de unamarca reivindicativa delatentado.3 Sus miembros dejanuna señal inequívoca de que sonellos quienes han pasado por allí.No quieren dejar margen deduda porque saben de antemanoque algunos van a intentarningunearlos. Argala tiene en lacabeza al PNV y al PartidoComunista de España.4

A las 8.30, Kiskur y Atxulodan una vuelta con el SEAT 124alquilado para calentar el motor.Al volante va Atxulo, que es elúnico miembro del comando

Txikia que sabe conducir.5 Elcoche ha dormido toda la nocheen la calle a temperaturas bajocero y lo más sensato es ponerloa punto. Media hora más tarde sedirigen hacia la calle HermanosBécquer para realizar el mismorecorrido que Carrero. Losterroristas lo ven salir de su casaa la hora de siempre caminohacia la calle Serrano.Afortunadamente para ellos,todo sale como lo han planeado,ya que nadie descarta que ese díaa Carrero se le presente cualquierotro compromiso y no asista a

misa. Pero no, el almirante esuna persona de costumbres fijasque no renuncia a su comunióndiaria en San Francisco de Borja.

Atxulo lo sigue de cerca ycomprueba que se detiene en laentrada de la iglesia. Él, encambio, continúa hacia ClaudioCoello. Kiskur se baja del cochey se coloca en su zona decontrol. Atxulo, que se esfuerzapara no ser visto por el porterodel 104 o su señora, continúa alvolante, pasa por delante de suscompañeros, les hace una señal yse dirige hacia la confluencia de

Lagasca con Diego de León, laesquina convenida para recogeral resto del comando en suhuida. Argala y Kiskur ya sabenque El Ogro está en la iglesia yque, muy pronto, completará surecorrido diario.

A esa hora, las dos máximasautoridades de la Seguridad delEstado ya están en susrespectivos despachos. Elcoronel Blanco, director generalde Seguridad, se levanta comotodos los días a las siete de lamañana. Desde su domicilio enel paseo de las Melancólicas,

frente al estadio VicenteCalderón, hasta su despacho enla primera planta del palacio deEl Correo en la Puerta del Sol, setardan unos minutos. Inclusotiene tiempo de sobra paradetenerse en la iglesia de NuestraSeñora de Atocha y comulgar. Alas 8.30 ocupa su lugar detrabajo.

El general Iniesta Cano, elmando supremo de la GuardiaCivil, acaba de llegar a laDirección General. Iniesta, quese encuentra en posesión de doscruces laureadas, no hace mucho

que ha avisado al almirante porsegunda vez de un nuevo plan deETA contra su persona. Lasinformaciones del director delinstituto armado son viejas, yaque hablan de un secuestro, perono ajenas a las intenciones de labanda de golpear a laPresidencia.6

El ministro de la Gobernación,Arias Navarro, llega media horamás tarde a su despacho delMinisterio en Amador de losRíos. Ese día llueve en Madrid yse produce un gran atasco en lazona del Hipódromo, en la

entrada a la ciudad. Suele tardarmedia hora en su recorridodiario desde su casa de ElPlantío, en la carretera de LaCoruña, al barrio de Chamberí.Va apurado pues a las 10.30 tieneConsejo de Ministros con elpresidente Carrero y antes tieneque repasar los informes sobre laseguridad montada en torno aljuicio 1.001 y otros documentosque esperan encima de suescritorio.

48«Hemos vencido»

El presidente repite todos losdías, como un autómata, losmismos pasos. Antes, durante suetapa de vicepresidente, inclusodespués de comulgar solía ircaminando hasta el edificio deCastellana, número 3. Deja a suesposa en la cama para cuandollegue a casa media hora mástarde desayunar con ella. Ese díasu hija Angelines tiene previstoacompañar a su padre al oficio.

Está ya vestida para comulgarcon él pero, finalmente, decidequedarse en casa. Está agotadadel día anterior en el que hanoperado de amígdalas a un hijosuyo.1 Carrero le comenta queestá deseando que llegue elsábado para irse de vacacionesde Navidad a Sevilla, donde vivesu otra hija, María del Carmen.Acaba de mudarse a la ciudaddel Guadalquivir tras elnombramiento de su maridocomo presidente de laDiputación. Ese día los hijosvarones del almirante, los tres

oficiales en la carrera de armas,se hallan fuera de Madrid en susrespectivas unidades.

A las 8.55 horas, Carrero salede su casa en Hermanos Bécquer,número 6. Carrero tienependiente una reunión a las10.00 horas con Fernández de laMora, ministro de ObrasPúblicas,2 para tratar el tema delas asociaciones políticas. A las10.30, así lo ha anotado en supequeña agenda de marcaLoewe, tiene convocada unareunión del consejillo que secelebra todos los jueves, en la

víspera del Consejo de Ministrosen El Pardo, bajo la presidenciade Franco. En su maletíntambién guarda un documentosobre la masonería que piensapresentar a los ministros de suGobierno. De sobra es conocidala obsesión de Carrero sobre lospeligros de la masonería y elcomunismo que, para él, acechana España. No en vano, los espíasdel teniente coronel San Martíndedican buena parte de sutiempo a investigar a todos lospersonajes del Régimenrelacionados con la masonería.

De esas pesquisas no se libran niel entonces príncipe Juan Carlosni los familiares próximos alCaudillo.

En el orden del día para lareunión con sus ministrosdestaca un tema: las directricespolíticas del nuevo Ejecutivo,que había tomado posesión amediados de junio pero queapenas se ha reunido a causa delparón estival. El encargado deexponer la nueva directiva esTorcuato Fernández-Miranda, elvicepresidente y secretariogeneral del Movimiento, que

defiende el proyecto de lacreación de las asociacionespolíticas.

El número dos del Ejecutivoya ha asumido que es elmomento de «renovar elMovimiento. El único medio desuscitar adhesiones alMovimiento es desde la libertad.Ha de haber asociaciones libres,abiertas a todos los españoles».3

Estas palabras corresponden alConsejo del 14 de noviembre,cuando todos los ministros sepronuncian sobre lo queFernández-Miranda llama

«ofensiva institucional». El únicomiembro del Gobierno que semuestra reticente es José UtreraMolina, el ministro de laVivienda.

El almirante viste un abrigogris y un traje del mismo color.En el coche oficial lo espera,sentado frente al volante, elchófer José Luis Pérez Mogena,de treinta y tres años, que llevatres años al servicio dePresidencia del Gobierno. Estácasado y tiene dos hijos de cortaedad. Juan Antonio BuenoFernández, inspector del Cuerpo

Nacional de Policía, de cincuentay dos años, abre la puerta traseradel automóvil para dar paso a sujefe. Bueno es como de lafamilia, pues lleva escoltando alalmirante desde 1957.

El policía ocupa el asientojunto al conductor. Detrás delDodge-Dart, modelo 3700,negro, con matrícula oficial delParque Móvil, también espera enlabores de vigilancia un cochepolicial ocupado por un policíaarmada que conduce y por losinspectores Rafael Galiana yMiguel Alonso, que hacen de

escoltas. El vehículo no luce elbanderín distintivo del cargo depresidente, pues tienen orden deCarrero de retirarlo cuando va amisa.

La comitiva presidencial girapor López de Hoyos y se dirige ala calle Serrano, donde Carreroasiste a diario a misa de nueve.Es la iglesia más cercana a suhogar y la parroquia de lafamilia. El almirante no cambiaSan Francisco de Borja porque,además de mantener una buenaamistad con sus sacerdotes, lesha ayudado a construir la propia

iglesia. La de Serrano hasustituido a otra anterior que selevantaba en la Gran Vía,conocida como la iglesia de laFlor y que fue incendiadadurante la Guerra Civil.

La costumbre de comulgar allía diario viene de una promesa,tras una operación realizada a sumujer por el doctor Hidalgo.Carrero mantiene el compromisode la comunión diaria porque,según revela a su mujer, de esamanera afronta con más ánimo eltrabajo, después de recibir alSeñor.4

Carrero suele confesarse en lamisma iglesia, aunque tambiénen la basílica de San Miguel,cerca de la plaza Mayor donde,vestido con su uniforme dealmirante, hace cola y espera suturno como el resto de losfeligreses. El padre FedericoPérez Verdaguer, uno de losinstructores del príncipe, lo visitaa menudo en su despacho paratomarle confesión.

Ninguno de los ocupantes delcoche que escolta al Dodge delpresidente sospecha lo que se lesviene encima. Aunque uno de

ellos suspira como en díasanteriores.

—Otro día más. Superado lopeor. De camino a casa y aldespacho.

Ese suspiro tiene sujustificación. El garante de laseguridad del presidente estáobsesionado por la integridad desu jefe y no comparte la mismarutina a diario, con el mismorecorrido y el mismo horario. Nole convencen las paradas en SanFrancisco de Borja. Aquello lesigue oliendo a encerrona ycualquier día se pueden llevar un

buen susto. No es la primera vezque se lo ha comentado a suscompañeros:5

—No pierdo de vista losconfesionarios. El día menospensado pueden colocar en unode ellos una carga explosiva yaccionarla a distancia cuando elpresidente se siente en un bancocercano. ETA no opta por eseatentado porque provocaríademasiadas bajas civiles.6

Los confesionarios en gruposde tres están ubicados a amboslados de la nave. Los escoltassuelen colocarse en el sector de

la izquierda, cerca de dondesuele arrodillarse Carrero en lafila número seis.

Otro de los compañeros de laescolta está obsesionado con elcoro del templo, al que no pierdede vista. Teme lo peor:

—Que un día asome la cabezaun kamikaze con una metralleta ynos fría a todos a balazos.

A pesar de todas esas reservas,nadie se preocupa de peinar esazona ni en inspeccionar elinterior de los confesionarios.Parece incomprensible, pero larealidad es ésa. El segundo

hombre más fuerte de España,sobre el que recae todo el pesode su política, ya que Francovive en otro escenario, se exponea diario a una acción armada y,lo más grave, quienes le danescolta lo sospechan.

El almirante se coloca en eloctavo banco de la bancada de laizquierda y sigue con exageradaatención la liturgia ofrecida porel párroco Javier de Santiago,que oficia la misa. El jesuita le dala comunión, al igual que aGregorio López-Bravo, quien,aunque vive en Somosaguas, a

las afueras de Madrid, sedesplaza a diario a la mismaiglesia que el presidente.

A las 9.00 horas, el hijo delportero del 106 vuelve a cruzarsecon los electricistas con monosazules. Arturo Pedro Escobar, elhijo del portero de ClaudioCoello, incluso llega a pisar elcable que manipulan losoperarios.7

Mientras Carrero asiste a lamisa, se produce un hechoinsólito. Una voz anónima llamaal agregado de prensa de laEmbajada de Canadá y le

comunica que se va a cometer unacto terrorista en un lugarimportante de Madrid. Elinformante le ruega que llame ala Policía y al diario Pueblo ycuelga. Y así lo hace pero nadiele comenta después si suadvertencia ha sido transmitida ainstancias superiores. Aunque espoco probable que esa voz dealerta anónima pueda evitar loque ya se avecina.

Los dos etarras, Argala yKiskur, están en el ojo delhuracán, pero es quizá Atxulo8

quien peor lo pasa a la espera de

la explosión. A diferencia de suscompañeros, carece devisibilidad sobre el escenario delatentado y se le hace la esperamucho más larga. Además, notacómo le sube la adrenalinacuando un Seat 1600 da marchaatrás, aparca en una zona vedadade un garaje y permanece endoble fila. Aquel extrañomovimiento no le gusta al etarra.

Minutos después se detieneuna furgoneta y aparca junto a élobligándole a hacer variasmaniobras para poder salir deallí. Atxulo no se deja intimidar y

saca el morro del coche para noquedar bloqueado. Es la únicamanera de tener el automóvildispuesto para la fuga.

Las manecillas del relojmarcan las 9.10. Argala y Kiskuresperan en la esquina de ClaudioCoello con Diego de León. Estánvigilantes y expectantes. Argalapermanece inmóvil con la carterade electricista bajo el brazo a laespera de que Kiskur le dé laseñal. Éste no pierde de vistatodos los vehículos que giran porJuan Bravo hacia donde ellosestán ubicados. Tiene una ayuda

inconfundible que le facilita laelección del momento de dar laorden: la colocación del Austin,aparcado en doble fila frente a laventana del sótano.

El momento final se acerca. Eletarra introduce sus manos en elinterior de la cartera y manipulalos cables: hace una conexiónentre el que baja por la pared y labatería formada por dos pilasplanas de linterna de 1,5 voltios,enlazadas en serie. Separa el finaldel cable en dos y los une encada uno de los polos. Entreambos hay un interruptor de los

normales utilizados eninstalaciones eléctricas, quecierra el circuito. Las manos nole tiemblan pero un calambre lerecorre todo su cuerpo. Faltanunos segundos y todo puede irseal traste. Cree que ha valido lapena esperar un año para llegar aun momento como ése. A las9.28, Kiskur ve desde lejos cómoel automóvil Dodge se detiene enJuan Bravo, ya que los cochesque circulan por la derecha endirección a Serrano tienenprioridad, y se encamina paraentrar por Claudio Coello. A su

derecha deja unas obras deCubiertas y Tejados de dondeentran y salen camiones. En elcruce con Maldonado vuelve adetenerse para que crucen lacalle una señora y una niña. Elvehículo del presidente circuladespacio, como si sus ocupantesintuyesen lo que se les vieneencima y pretendiesen agotar laúltima bocanada de aire de suvida. Detrás le sigue de cerca elotro coche con los escoltas. Alpaso junto al Austin aparcado endoble fila, Kiskur grita:

—¡Ahora! ¡Ahora!

El reloj de pulsera del etarramarca las 9.36 minutos.

En una fracción de segundo latierra se abre, sus oídos quedantaponados por un ruidoensordecedor y una nube dehumo y polvo ciega sus ojos. Nopueden ver si la explosión se hallevado por delante el coche delpresidente, pero se imaginan lopeor. El vehículo vuela treinta ycinco metros por encima de lacasa convento de los jesuitas ycae sobre una cornisa del patiointerior. La onda expansivaprovoca graves daños en el

edificio. Destroza más de cuatromil tejas y un centenar decristaleras. Asimismo, provocadesperfectos en una veintena deautomóviles aparcados en lasinmediaciones. La intensidad dela explosión es tal que tambiénafecta de lleno al coche de losescoltas. Los inspectores Galianay Alonso y el conductor resultanheridos. El primero de caráctergrave.

Justo entonces, los dosactivistas de ETA, como yatienen previsto, comienzan agritar:

—¡Gas, gas! ¡Ha sido unescape de gas!

Lo que pretenden es sembrarconfusión entre los viandantes,mientras ellos se alejan del lugardel crimen. Argala deja caer lacartera en la acera de ClaudioCoello y se une en la huida a sucompañero Kiskur, que ya está asu altura. Los dos comienzan acaminar a paso ligero por laacera de los números pares deDiego de León hacia el cocheque les espera en la confluenciacon Lagasca. Tardan tan sólounos segundos en llegar hasta el

automóvil. Los falsoselectricistas se desprenden delmono mientras suben alautomóvil. Argala se sienta en elasiento del copiloto y Kiskur,d e t r á s . Atxulo conduce. Elsemáforo de Juan Bravo conSerrano les coge en rojo, pero nilos transeúntes ni las fuerzas deseguridad tienen conocimientode lo que ha ocurrido. En mediode la confusión, la versión másextendida apunta a un escape degas ciudad.

En el interior del automóvil,Argala se gira hacia su

compañero del asiento trasero ypregunta:

—¿Ha salido bien?—Ha sido terrible —contesta

Kiskur.—¿Pero ha continuado el

coche del Ogro? ¿Ha logradosalvarse? —insiste el etarra.

—Imposible. Le ha cogido delleno.

Argala fija su mirada en lanube de humo que sobresale delos edificios de la manzana deClaudio Coello y exclamaexultante.

—Josu me ha dado fuerza.

Josu está vengado.9

Argala no olvida a su amigoJosu Artetxe, un liberado deETA de veintiún años, nacido enCeberio y electricista deprofesión que, dos semanasantes, según la versión de ETA,ha muerto acribillado a sangrefría en un enfrentamientoarmado con la Guardia Civil enun piso del barrio de Alza, enSan Sebastián. Sin embargo, laversión real de su muerte es muydistinta: Josu aparece tendido enel suelo del piso con un impactode bala en la cabeza que le entra

por el parietal derecho y le salepor el izquierdo.

Según los forenses, su pistolaaparece manchada de sangre eimpregnada de restos de masaencefálica. El informe oficial delos expertos no deja lugar adudas: Josu se ha quitado la vidaantes de ser detenido. Se trata deltercer activista de la banda quemuere en menos de un mes, altiempo que otros catorceingresan en prisión. ETA cierrael año con la peor estadística desu historia, sólo compensada conel magnicidio de Madrid.

Argala ha apretado eldetonador pensando en Josu yen Txikia. Al final, la venganza yel recuerdo de los suyos se haantepuesto a las reivindicacionesy las estrategias políticas. Para él,El Ogro simbolizaba la violenciade la Dictadura y debía morircomo sus amigos. Al final, lajusticia bíblica del ojo por ojo ydiente por diente es la que haprevalecido por encima decualquier otra motivación de losetarras.

Detrás de sí dejan un escenariodantesco: un cráter de una

profundidad de más de dosmetros y del tamaño de uncírculo oval de diecinuevemetros por nueve. Además, unode los tabiques del estudio sederrumba sobre la cama de unade las habitaciones de la viviendadel portero y provoca a su hijamayor, de cuatro años, unafuerte conmoción cerebral. Estáen un tris de convertirse en lacuarta víctima mortal delmagnicidio.10 La primeraimpresión para los peritos es queun desastre de tal magnitud sólolo ha podido provocar un

artefacto con al menosdoscientos cincuenta kilos dedinamita.11

En la plaza de Rubén Darío losterroristas giran a la derecha yaparcan justo enfrente de laEscuela de la Policía. Allí hadejado aparcado La Tupamarasu Seat 127 de color amarillo. Hamadrugado para encontrarhueco. A partir de ese momento,el comando se esconde en el zulode la calle Hogar, controlado porEva Forest.12

Antes de despedirse, Kiskurabraza a Argala y le dice:

—Hemos vencido.13

El hermano Esteban Turpin,que reza en su habitación de lacongregación de los jesuitas, sealarma por el estruendoso ruidode la explosión y se acerca a laventana que da a un patiointerior. Mira hacia arriba y no secree lo que sus ojos contemplan:un coche se asoma por los aires,unos metros por encima deltejado. Pega en la cornisa delpatio, da tres vueltas de campanay cae sobre éste. Quedaenmudecido y, tras superar laconmoción, sale al pasillo donde

tropieza con los padresWenceslao y Hellín. Los tresbajan al patio y se encuentrancon Jiménez Berzal y con GómezAcebo. Al grupo se les suma elpárroco Javier de Santiago, queal ver la matrícula del coche,exclama:

—¡Es el coche de CarreroBlanco!14

El padre jesuita Gómez Acebo,que durante la Guerra Civilestuvo destinado en la Legión, seacerca al vehículo y al ver aCarrero agonizante le da laextrema unción.15

Uno de los asistentes comenta:—¡Qué desgracia! Menos mal

que el patio estaba desierto, sinalumnos correteando. Si no ladesgracia habría sido aún mayor.

Ese día los casi trescientosalumnos del colegio de losjesuitas disfrutan de su primerajornada de vacaciones navideñas.Si el atentado se hubieracometido unos días antes, comoestaba previsto, la caída delvehículo en el mismo patiohabría provocado una verdaderamasacre. Lo cual desmontaba laversión etarra de evitar víctimas

civiles.Carrero presenta el maxilar

inferior fracturado, las clavículasdislocadas, un aplastamientotorácico, la tibia y el peronéderecho partidos, el pie derechoaplastado y epistasis traumática.El presidente fallece en elhospital a las 10.15.

Uno de los primeros policíasque llegan al lugar de los hechosrepara en una señal de color rojopintada en la pared del edificiode los jesuitas, a medio metro delsuelo y en sentido vertical, frenteal 104 de Claudio Coello. Era la

marca del crimen. La versiónsobre una explosión por unafuga de gas carece de sentido.

No muy lejos de allí, el jefe delAlto Estado Mayor, tenientegeneral Manuel Díez Alegría,cuando se entera de que ha sidoETA la autora del magnicidio,comenta con finura:

—¿Para qué queremos tantosservicios de información?16 Sonmuchos y malos. Se dedican alchismorreo. Aquel señor quetiene querida y ha dicho esto oaquello, y aquel otro que esliberal o masón. Una pena.17

Nada más enterarse delmagnicidio, el comisario Sáinzllama por la línea interior alteléfono de la Dirección deSeguridad. Pregunta a latelefonista de su sede en laPuerta del Sol por el coronelBlanco. Le dicen que no sepuede poner porque ha salidoprecipitadamente de sudespacho. El jefe de Bilbaoentonces pregunta por Conesa, elsegundo responsable deldepartamento. Sin darle losbuenos días, le espeta:

—Ha sido ETA. Es un

atentado de ETA.Conesa murmura algo sobre

un supuesto escape de gas, perosu subordinado insiste:

—Ha sido ETA. No le deismás vueltas.18

El comisario de Madrid leresponde fríamente y le censurapor un veredicto que consideraexcesivo:

—Pepe, no te embales. Puedesestrellarte. Espera a ver quédicen los artificieros y losperitos. El ministro apuesta porel escape de gas.

—Pues dile al ministro que se

equivoca. Como os habéisequivocado no haciéndome nipuñetero caso a los informes queos llevo enviando desde hacemeses.

Conesa, un tipo siniestro, conun perfil oscuro pero siempremuy disciplinado con la escalade mando, elude entrar endetalles y da por concluida laconversación.

—Bueno, Pepe, contrólate.Creo que lo más juicioso esesperar al informe de lostécnicos. Ya te llamaremos.

—Lo que tú digas, pero todo

lo que sea esperar supone unapérdida de tiempo y darle ventajaa los terroristas —concluye eljefe superior del País Vasco.

Horas después, Conesa llama aBilbao a su subordinado y leconfirma las primerasaveriguaciones. A su pesar, leconstata que tiene razón.

—Pepe, has dado en la diana.Ha sido un atentado conexplosivos. Uno de lossospechosos es de estaturamedia, delgado, ojos oscuros ynariz agui…

Sainz le interrumpe a gritos:

—… Aguileña. ¡Es Argala!¡Ése es Argala!

—¿Estás seguro?—¡Cómo no voy a estarlo! Es

uno de los jefes de los comandosilegales de ETA. Lo tenemosfichado. Y desde hace meses nosabíamos nada de él. Se lo habíatragado la tierra.

—¿Me puedes enviar susfotos?

—No. Lo vamos a hacermucho mejor. Te mando a dosde mis mejores hombres con lasfotos de todos los fichados.Seguro que aparece alguno más.

El comisario Sáinz se reclinaen su butaca y analiza el modusoperandi de lo que para él es, sinduda alguna, un atentado. Perono le cuadra que ETA utilicepara matar al presidente unsistema tan complicado yarriesgado. La banda hanecesitado en Madrid medios ymeses de preparación, alquilar elsótano, horadar un túnel, hacersecon una importante cantidad deexplosivos… En definitiva, laexposición a un riesgo ilimitadoal que no están acostumbradoslos dirigentes de la organización

terrorista.—¡Increíble! Una demora de

un segundo en la explosiónhabría echado al traste susplanes. ¿Quién se expone a eseriesgo cuando existen otrosprocedimientos igual deexpeditivos?19

Horas después el ministro dela Gobernación, Arias Navarro,sigue insistiendo en que elsuceso ha sido provocado poruna explosión de gas, aunquedesde las 12.30 conoceconfidencialmente la versión delatentado. Los ministros Utrera y

Ramal, indignados por la posturadel compañero de Gabinete,además de responsable de laseguridad de Carrero, leresponden que es obra deterroristas.

Hasta las 17.30 los servicios deinformación no certifican que lamuerte del presidente se debe auna explosión controlada. ETAno reivindica el atentado hastalas 23.00 horas en uncomunicado remitido a RadioParís. Casi una hora después,Fernández-Miranda aparece en lapequeña pantalla y confirma que

el presidente ha sido asesinado.Dice que el orden es completo entodo el país y pronuncia sucélebre frase: «Nuestro dolor noturba nuestra serenidad».

En su comunicadoreivindicativo, ETA califica laacción terrorista como unarespuesta a las muertes de variosde sus militantes y que elatentado va a servir para acelerarlas contradicciones delentramado de poder de laDictadura. La dirección de labanda insiste en sus yaconocidos planteamientos.20

Desde primera hora de lamañana, la Dirección General deSeguridad cursa una serie decables ordenando21 controlespoliciales en las carreteras quecomunican la Meseta con el PaísVasco y la frontera. La viuda deCarrero, en cambio, denuncia laausencia de controles encarreteras, fronteras yaeropuertos.22

Tras el asesinato surgen laspreguntas. Y se extiende lasospecha de una conspiracióncontra el presidente del Gobiernoy delfín de Franco. Nadie puede

negar que todos los enemigos delalmirante se benefician de sumuerte. De todos los colores:azules, rojos, verdes, marrones ycaquis.

EPÍLOGO

Las claves de laconspiración

Tras el atentado se producen unaserie de declaraciones depersonalidades de la vidapública. Unas son acertadas.Algunas muy cínicas. Otrassinceras. Y la mayoría,insustanciales. Destacaré las queconsidero más significativas.

El almirante Pedro NietoAntúnez, a quien el Caudillo

llama cariñosamente Pedrolo, esuno de los militares del mismorango que Carrero en hacer lasprimeras declaraciones. Eltambién almirante, quien duranteunas horas fue su sustituto ypresidente del Gobierno inpectore, estaría en el grupo delos sinceros: «El Gobierno nocejará en el empeño de buscar ycastigar ejemplarmente no sólo alos ejecutores materiales, sino, ymuy principalmente, a losinductores».

El amigo de Franco, con quienpesca en el yate Azor en los

veranos gallegos, murió al cabode dos años sin ver cumplidossus deseos.1 Cuarenta añosdespués, sus descendientestampoco tienen noticias de «losinductores». Un pacto de silencioha mantenido durante laTransición el crimen sin castigo.El Gobierno de UCD aprobó unaamnistía en 1978 que supuso lalibertad de los miembros de ETAque participaron en lapreparación del atentado, entreellos Wilson y Ezkerra, y loscolaboradores necesarios, Durány Forest.

Como en los asuntos de laCosa Nostra, al final haprevalecido la ley de la omertá.Ni ETA ni Múgica Arregui, unode los pocos integrantes delcomando Txikia que sigue vivo,jamás han desvelado la verdadde los hechos. Se han negado arevelar la identidad del personajemisterioso del hotel Mindanao.La Sombra sigue oculto entre laspenumbras de la Transición.

En Estados Unidos, después demás de treinta años de silencios,la opinión pública tuvoconocimiento de la identidad de

Garganta Profunda , elfuncionario que puso a losperiodistas Bernstein yWoodward tras la pista delWatergate. El informanteanónimo, que propició la caídade Nixon, era el subdirector delFBI, William Felt. En Españaseguimos a la espera de quealguno de los protagonistas —lamayoría están muertos— cuentela verdad del complot. Comosucede con los documentospúblicos, la memoria de losprotagonistas también deberíadesclasificarse transcurridos

unos años. Por el bien de laHistoria y de la verdad.

Tras el magnicidio, no tardanen difundirse las primerasversiones de las fuerzas másimportantes de la oposición en elexilio: PNV y PCE.

El Gobierno vasco emite uncomunicado desde su sede enVilla Endara, en San Juan deLuz, sobre su sorpresa ante lamuerte del almirante y sus dudassobre la autoría de ETA: «Unacto violento como un asesinatopremeditado y perfectamenteorganizado repugna a la

naturaleza misma del hombrevasco… Si ETA fuera la autorade esta ejecución, el señorLeizaola, como presidente delGobierno vasco en el exilio y,por tanto, primer representantepolítico del pueblo vasco, estaríaal corriente del acontecimiento, yno lo ha estado».

El lendakari Leizaola llega aúnmás lejos y adjudica el atentado a«elementos aislados».

¿Se coloca el PNV la vendaantes que la herida? ¿Quiénpuede entender que ETA,agujereada por EKIN-EGI dé un

paso sin el conocimiento de losjelkides?2 El comunicado suena auna excusatio non petita.

El PCE emite otro comunicadoen el que también manifiesta susdudas sobre la autoría delatentado. Llega a decir que susautores son «profesionalesexperimentados». Como elRégimen intenta implicar a loscomunistas en el crimen, susecretario general SantiagoCarrillo, desde París, expresa susreservas por medio de laspáginas de Euskadi Roja, elórgano de prensa de los

comunistas vascos: «Rodean laexplosión de Madrid demasiadascircunstancias oscuras ysospechosas para que, pese a lasversiones dadas, resulte evidentela personalidad de sus ejecutoresy, sobre todo, de susinstigadores. Un día, quizá, sesabrá la verdad. Por el momento,lo que está fuera de toda duda esque la inspiración nada tiene decomún con los intereses delpueblo vasco».

Más tarde diría: «No meexplico cómo unos vascos, quesiempre tienen cara de vascos y

que generalmente llevan unaboina vasca, no fueran detenidosen ningún momento, nimolestados, ni interrogados porla muy eficaz policía franquista,que era infalible cuando setrataba de infiltrados comunistas,que eran verdaderosprofesionales que conocíantodos los trucos del oficio».3

Tiempo después, SantiagoCarrillo se mostraría mássensato, pero muy críptico: «Esincuestionable que el comandode ETA fue el brazo ejecutor,pero los interesados en su

muerte, los que señalaron aCarrero y guiaron a ETA hasta lacalle Claudio Coello fueronotros. ¿Quiénes? Ahí ya no digonada».4

En un segundo comunicado,tras el atentado, la bandaterrorista sale al paso de lasdudas del PCE y del PNV. Insisteen que su organización es laúnica responsable del crimen:«Tal actitud refleja, a nuestroentender, una grave falta dehonradez política incomprensibleen quienes se autodenominanlíderes de la oposición al

Régimen franquista».En otro manifiesto, ETA

esgrime cuáles han sido lasmotivaciones de su acciónterrorista en la capital: «Ladesaparición de Carrero noequivale a la entrada en barrenadel franquismo… Tampoco escierto que su muerte norepresente nada políticamente…Mantenía el equilibrio entre lasdiferentes tendencias fascistas yentre éstas y otras másliberales… evitando que sedesarrollasen peligrosamente lasdivergencias que dentro del

Régimen y sectores circundantesse incubaban».5

Está claro que ETA habíallegado a Madrid en 1971 conuna mano detrás y otra delanteen lo que concierne a supreparación política, pero en dosaños habían cursado un mástersobre la Dictadura.

Kissinger, que un día antes delatentado había estado en Madrid,posiblemente nada más enterarsede la muerte del almiranteinforma al presidente Nixon: «Lamuerte del presidente Carreroesta mañana elimina la mitad de

la doble sucesión que Francohabía organizado para sustituirle.Carrero iba a continuar como eljefe del Gobierno y el príncipeJuan Carlos iba a convertirse enjefe del Estado después de lamuerte o incapacidad deFranco».6

La Embajada americana facilitaa Kissinger un memorándumsobre el magnicidio para que selo entregue a Nixon. El secretariode Estado norteamericanocorrige de su puño y letra unaparte del trabajo. Entre otras,tacha una frase que no le

convence. Dice así: «No hayninguna indicación de que elasesinato guarde relación con lavisita del secretario de Estado eldía anterior».7

El embajador Rivero, además,el mismo día 20 de diciembreremite una nota confidencial aWashington a la Secretaría deEstado, con copia a lasdelegaciones diplomáticas deGinebra, Francia y Lisboa. Eldiplomático señala que, segúnsus fuentes, el atentado puededeberse a un ataque de laoposición. Afirma que las calles

están llenas de gente que sededica a las compras navideñas yque la delegación norteamericanaha extremado sus medidas deseguridad.8

Aunque ése no es el ambienteque se respira en los pasillos delTribunal de Orden Público,donde se celebra el juicio delProceso 1.001, según lapercepción de la Embajada deEstados Unidos. El embajadorRivero, en otra nota confidencialremitida a la Secretaría deEstado, afirma que los«abogados falangistas» insultan

por los pasillos a los letrados dela defensa. Según las fuentesnorteamericanas, gritaneslóganes como «Arriba España»y «now we will throw those redlawyers out» («ahora vamos aechar a los abogados rojos»).También informan de que hasido detenido el hijo de JoaquínRuiz Giménez.9

ETA, viendo que algunosdudan de su autoría, a pesar dehaber dejado pistas de su huella,emite una nota a fin de despejarlas ambigüedades que algunospropician: «Consideramos que

nuestra acción contra elpresidente del Gobierno españolsignificará sin duda un avance enla lucha contra la opresiónnacional y por el socialismo enEuskadi y por la libertad detodos los explotados y oprimidosdentro del Estado español».

El contenido de este texto llevael cuño de dos de los mássignificados dirigentes de ETA:Ezkerra, el responsable delcomando Txikia y jefe militar dela banda, y el ideólogo Pertur.

Y no contenta con estareivindicación, con la anuencia

del Gobierno galo, organiza unshow para hacerse ver.

El 23 de diciembre es uno deesos días en que los parisinoshacen las últimas compras deNavidad y organizan lospreparativos para la cena deNochebuena. Édouard Bailby,redactor de la revista francesa deinformación política L’Express,no es diferente al resto de susconciudadanos. Sin embargo,una inesperada llamadatelefónica cambia por completosus planes.

—¿Señor Bailby?

—Sí, soy yo. Dígame.—Soy un portavoz de ETA.

Mañana, a las siete menos cuartode la tarde, le esperamos en elbuffet de la estación deferrocarril de Burdeos. Se leacercarán unos vascos.

Se trata de una voz anónimaque se dirige al periodista francéscon brevedad y contundencia.

—Y no se le olvide. Vengacon un fotógrafo.

Bailby relacionainmediatamente la llamada con elatentado de Madrid y organizalos preparativos a pesar de que el

día de la cita es Nochebuena.Pero un periodista de raza nopuede dejar escapar unaexclusiva de tal magnitud.

Ya en la ciudad del vino, esrecogido por unos etarras que, agran velocidad, lo trasladan a unpunto desconocido. Antes lecolocan unas gafas con loscristales pintados de negro.

—Por si usted tenía algunaduda sobre los hombres quemataron a Carrero, pronto losverá —le dicen para abrirle elapetito informativo.

En veinte minutos llegan a una

zona del extrarradio, al barrioresidencial de Talance, y lointroducen en un chalet dondeesperan otros periodistas. Setrata de la casa del ingenieroIgnacio Arregui Liciaga, familiarde José Manuel PagoagaGallastegui, Peixoto, uno de losdirigentes de ETA.

Le quitan las gafas y elperiodista ve una habitaciónvacía con las paredes pintadas deblanco. Sólo hay una mesa conuna gran bandera nacionalistavasca. Al fondo, en la pared,destacan nueve fotos de los

etarras muertos en accionesterroristas. Allí estánEtxebarrieta, Goikoetxea, MújicaZumeta, Martínez de Murgia,Aranguren Múgica, ArtetxeAyesta, Etxeberría Sagastume,Mendizábal y Pagazaurtundúa.Un póster con la imagen deTxikia sobresale dentro de labandera para diferenciarlo de losdemás caídos.

Tres encapuchados de labanda, dirigidos por Trepa,armados con metralletas, cacheana los periodistas de arriba abajopara que no entren en la sala con

armas. Pasada media hora,cuatro nuevos encapuchadosentran en la sala. Los periodistas,que han sido convocados porWilson y Barandika, semantienen expectantes. Uno delos embozados, alto y decomplexión fuerte, rompe elsilencio de la habitación con vozautoritaria y anuncia en francés:

—He aquí el comando quemató a Carrero Blanco. Puedenpreguntar cuando quieran…

El portavoz de ETA les mienteporque el comando sigueencerrado en el zulo de la calle

Hogar de Alcorcón, pero a ellosles interesa divulgar la versión deque ha logrado huir por Portugalpara que la Policía se relaje yrenuncie a su búsqueda. De esamanera, pronto, cuando seretiren los controles, podráregresar a Francia con másgarantías de éxito.

Los encapuchados sonEzkerra, Apala, que hace deintérprete, Txomin, Isidro MaríaGa r r a l d e Mamarru y JoséAntonio Garmendia Artola.10

Los supuestos miembros delcomando hacen una narración de

los preparativos del atentado ycontestan en euskera a laspreguntas de los periodistas,mientras Wilson traduce al inglésy Apala, al francés.

—¿Por qué mataron a CarreroBlanco? —pregunta unperiodista británico.

—ETA quiso demostrar sucapacidad de respuesta por lamuerte de varios de susmilitantes. Nosotros sabemosque no podemos hacer frente alEjecutivo español y por esohemos elegido este método, conel fin de crear crisis políticas.

¿Venganza? ¿Estrategiapolítica? El portavoz de la bandase contradice, tal comocuchichean los periodistas. Perosigue exponiendo su particularversión de los hechos:

—Para nosotros, la muerte deCarrero Blanco no supone unfin. Es, simplemente, un episodiode una lucha cotidiana quecontinuará de diferentes formas.Carrero Blanco era la personamás importante por ser elsímbolo de la continuidad delsistema político de Franco.

¿Cotidianidad? ¿Continuidad

del sistema? Más contradiccionesy más murmullos entre losperiodistas.

Entretanto, los guardaespaldasencapuchados juegan con susarmas y explican a los periodistasel manejo de las metralletas.

—Buen material, ¿eh? —señala uno de ellos mientrasgolpea suavemente la culata delarma.

Uno de los encapuchadosafirma que tenían pensadoasesinarlo antes a raíz de sunombramiento como presidentedel Gobierno, pero decidieron

posponerlo:—Estudiamos matarlo a base

de otro procedimiento, perollegaron las vacaciones deverano y contó con una mayorprotección policial. Ésa fue larazón para aplazar nuestrosplanes.

¿Matar a raíz de sunombramiento? Máscontradicciones. ¿Y los planes desecuestro?

Tan inusual rueda de prensaante pistoleros encapuchadostermina sin la presencia de laPolicía francesa. El show de la

dirección de la banda dejaindiferentes a los periodistasinternacionales. Losconferenciantes no logran losresultados propagandísticosdeseados, pero sí consiguenconfundir a la Policía españolasobre la fuga del comando, quesigue escondido en Madrid ylogra cruzar la frontera francesaa finales de enero.

Sin embargo, el magnicidiotambién se ve salpicado por otrasescenas de opereta como las deBurdeos. Tras el sepelio en SanFrancisco el Grande, el ministro

de Educación, Julio Rodríguez,le pide a su chófer que lo lleve ala Dirección General deSeguridad. Una vez allí, preguntapor Federico Quintero y le haceuna propuesta un tantodemencial:

—Abre una lista con minombre, ya que somos muchoslos españoles dispuestos a irdonde la Policía, como talPolicía, no puede. Los franceseshan dado buen ejemplo, tras losagentes de la OAS, dondequieraque estuviesen… El honor de losespañoles está en juego y ciertas

cosas son inadmisibles.11

El ministro, que no controlasus emociones, se hace estasreflexiones en voz alta:

—¿Podemos admitir losespañoles que exista sobre lasuperficie del planeta un solocentímetro cuadrado dondepuedan cobijarse los asesinos deCarrero? En las montañas o enlos desiertos, qué más da. Losespañoles fuimos al Amazonas ya los Andes. Y dimos la primeravuelta al mundo. ¿Qué lugarpuede haber seguro para estosmagnicidas?

No he encontrado ningúndocumento en el que el exministro Julio Rodríguez figurecomo un perseguidor implacablede los asesinos y conspiradores.

El 31 de diciembre, como enaños anteriores, Franco entra enla casa de todos los españoles através de la pequeña pantalla deTVE y de las emisoras de radio.Son las diez en punto de lanoche, cuando las familias sepreparan para cenar enNochevieja. El Caudillo, queviste un traje de paisano, lee untexto de ciento veinte líneas,

demasiado largo para sudemacrado estado físico, que elmaquillaje no puede ocultar.Franco tiene unas palabras derecuerdo al presidente delGobierno asesinado: «…Demostró su permanentefidelidad a los Principios delMovimiento Nacional y sulealtad acrisolada hacia la Patria.Su muerte ha sido, como fuetoda su vida y obra, un acto deentrega a España…».

Un conciso y vulgar epitafiopara un hombre que haentregado su vida al Caudillo, en

cuerpo y alma, durante losúltimos treinta y tres años. Unmilitar que, como en el final dela laguna Estigia, se haconvertido en el cancerbero delfranquismo, quien escribía losdiscursos al Caudillo, pergeñabalas leyes y eliminaba a losincómodos del Régimen condossieres elaborados por supoderoso servicio secreto dePresidencia. Por tanto, unrecuerdo pobre y cicatero.

Pero el mensaje delGeneralísimo, en teoría, loatoriohacia su hombre de confianza,

no termina ahí. A continuación,el jefe del Estado da lectura a unpárrafo escalofriante: «Es virtuddel hombre político la deconvertir los males en bienes. Noen vano reza el adagio popular“que no hay mal que por bien novenga”. De aquí la necesidad dereforzar nuestras estructuraspolíticas y recoger los anhelos detantos españoles beneméritos,que constituyen la solera denuestro Movimiento».12

¿Quién le escribe ese discursoa Franco? ¿Quién se aprovechade ese momento histórico para

ajustar cuentas con el almirante?¿Quién da sentido político alaforismo del «por bien novenga»? Cuarenta años despuéshe intentado llegar hasta el finalpero no he logrado que nadie déla cara.

A José María Álvarez deSotomayor le toca enfrentarse auna de las peores experiencias desu existencia. Este diplomáticode carrera, con una dilatadaexperiencia en Marruecos, el díadel magnicidio se encontraba enla Embajada de España de Paríscomo ministro plenipotenciario.

Sotomayor sabía que ETAutilizaba el sur de Francia comosantuario con la anuencia delGobierno de Francia, situaciónésta que había provocadomuchas notas de protesta porparte española. Por lo tanto, sureacción fue de total sorpresacuando, un día después delatentado, se presenta en ladelegación española uncomisario galo para ofrecer aEspaña la entrega de tresdirigentes etarras. Todos elloshabían participado en elmagnicidio. Se trata de Ezkerra,

Wilson y José María EscubiLarraz.

El funcionario francés, AlainBotariga, le informa, además, deque su Gobierno está dispuesto aentregarles a los dirigentes deETA de manera extraoficial a la«policía paralela española», queopera en París desde hace años yque el comisario tienecontrolada.

Sotomayor, sin salir de suasombro por tan sorprendenteoferta, se lo comunica alembajador Pedro Cortina paraque éste hable con Madrid y se

adopten las medidas oportunas.Pero el número dos de laEmbajada obtiene de su jefe unarespuesta desconcertante:

—¿Ha perdido la razón? Esoes una tontería. No me hagaperder el tiempo. No quierosaber nada de esa propuesta.

Ante la insistencia deldiplomático, Cortina se digna arecibir en su despacho unosminutos al comisario francés.Pero tan sólo se debe a un gestoprotocolario pues se lo quita deencima sin prestarle ningúninterés.

Sotomayor se siente tancontrariado que convoca, por sucuenta, en la sede de la Embajadaa todo el cuerpo diplomáticoespañol en París y a los tresagregados militares. CuandoCortina los ve allí a todosreunidos, desata toda su iracontra su ministroplenipotenciario,13 pero eldiplomático reacciona con mayorrapidez que su jefe: llama aldirector de la Seguridad francesay le pide que repita delante desus compañeros la propuestatransmitida por el comisario. Y

así lo hace. Ante una situacióntan tensa, logra del embajador lafirma de un télex que es remitidoa Madrid con los datos de losterroristas, facilitados por lasautoridades galas. Sin embargo,tal comunicación no tiene ningúnefecto porque, días después, elpresidente Arias Navarro nombraministro de Asuntos Exteriores alembajador Cortina. Significa unarúbrica a otro de los grandesdespropósitos en torno a lainvestigación sobre elmagnicidio.

La realidad es que, a partir de

la muerte del presidente, elcírculo del Caudillo luchadenodadamente contra lamemoria del almirante y lograque no quede rastro de su obrapolítica.14 El primer paso esnombrar un sustituto para laPresidencia que se ajuste a susintereses.

De ahí que la defenestraciónde los tecnócratas sea valoradapor Navarro Rubio, un hombrepróximo al binomio Carrero-Rodó, como una caza de brujas.Se produce «la revancha de laFalange, humillada por el éxito

del Plan de Estabilizaciónrealizado por sus oponentesllamados tecnócratas».15

Carrero, en los años dedecadencia de Franco, seguíasiendo su alfil pero también lapersona del Régimen que ostentaun poder absoluto. Al mismotiempo, no renuncia a interpretarel papel de comodín de laTransición, con un solopensamiento: la perduración delfranquismo sin Franco. Todo unoxímoron. El almirante habíacomentado en cierta ocasión alpolítico santanderino Fernando

Benzo16 que su deseo, en sushoras finales, era el de morir deun infarto a la salida de misa ytras haber comulgado.

López Rodó, quizá el ministroque más había conectado con elalmirante, y que acuñó la frase«después de Franco, lasinstituciones», se descuelga conotra solemne frase lapidaria: «Lamuerte de Carrero pone fin alRégimen de Franco».

José Antonio Girón deVelasco, la cabeza más insignede Falange, manifiesta: «ETA hadado un tiro de gracia al

Régimen».Pero en El Pardo y en el

entorno del Caudillo no loquieren ver así. Al revés,pretenden sacar a toda costa unabuena tajada de la situación deconfusión. Todo ese lobby seconvierte en un nido deconspiración. Ahora juegan conventaja porque no está Carrero,que los mantenía a raya ynivelaba la balanza de suexcesivo poder. Con el almiranteen la tumba, siguen sin renunciara la figura de don Alfonso deBorbón como futuro rey, lo que

convertiría a la esposa de éste, lahija del marqués de Villaverde ynieta del Caudillo, en reina. Esosí era un atado y bien atado.

E l yernísimo de Franco sabeque juega con ventaja, y desdehace tiempo ha escogido a ungrupo de médicos de suconfianza para que nunca seaparten del Generalísimo. Losespecialistas intentan convencera todo el mundo de que Francoha superado la tromboflebitis yestá en su sano juicio. Algoincierto.

Al mismo tiempo, los

defensores de CristóbalMartínez-Bordiú le hacen ver aFranco, disminuido mental yfísicamente por la enfermedad,de que existe un complot entre elconde de Barcelona y su hijo donJuan Carlos para emprender uncambio político para cuando élfallezca. Insisten en que eseacuerdo va a dejar en peligro losfundamentos del Régimen, queel futuro monarca está obligado apreservar.

Tras la muerte de Carrero sedesata una conspiración desde ElPardo, encabezada por doña

Carmen Polo y el círculo másíntimo de Franco, para colocaren la Presidencia a AriasNavarro. Pretenden neutralizar lavoluntad del Caudillo, que tieneen mente la designación de suamigo Nieto Antúnez.

La Embajada americanatambién señala a Nieto Antúnez17

como el elegido para ocupar laPresidencia del Gobierno junto aotros militares como Díez Alegríao Castañón de Mena.

Franco, incluso, ha citado alalmirante gallego a palacio paracomunicarle en persona su

decisión. Esa noche, elGeneralísimo se mete en la camacon esa determinación: Pedroloserá presidente del Gobierno. Yal día siguiente se levanta con lamisma idea, a pesar de que sumujer y todo su equipo se hanconjurado para promocionar aArias.

Nieto Antúnez espera en elantedespacho de Franco paracumplir el procedimientoprotocolario, ya que elnombramiento está decidido.Sólo falta que el Generalísimo selo comunique con un abrazo y

un fuerte apretón de manos. Peroel encuentro se demora porqueFranco parlamenta con otrapersona, que se ha colado en sudespacho. No es otro que suayudante, el general AntonioUcelay. A requerimiento de laSeñora, atosiga al Caudillo paraque cambie de opinión. Estávisto que no están dispuestos atirar la toalla hasta el últimomomento. Y en el últimosegundo consiguen darle lavuelta a un Franco decrépito.

El almirante Pedro NietoAntúnez, por fin, entra en el

sancta santorum delGeneralísimo, henchido desatisfacción, pero cuando loscolaboradores de El Pardo lo vensalir minutos después, se asemejamás a una piltrafa humana: se leve anonadado y derrotado.Intuyen que algo malo hasucedido entre aquellas cuatroparedes cubiertas de tapices ytestigo de la historia. Por lo queluego trasciende, Francodespacha a su amigo con lassiguientes palabras:

—Gracias, Pedrolo, por todostus consejos.

Y así acaba el intento deascensión de otro almirante a laPresidencia del Gobierno. Elsector más duro del Régimen,liderado por Girón de Velasco ycon la ayuda de doña Carmen,acaba de ganar una importantepartida. Sorprendentemente,queda nombrado presidente elmáximo responsable de laseguridad de Carrero, el mismoque horas antes del atentado lehabía asegurado que todo estababajo control. Franco se decidepor Arias Navarro sinconsultarlo con nadie ni

comunicárselo, previamente, alpríncipe. El sábado 29 dediciembre, a media tarde, se hacepública la designación de Arias.El diario Pueblo lo presentacomo el presidente de «lacontinuidad».

El día de su nombramiento,Carmen Polo no puede ocultarsu satisfacción y, con una ampliasonrisa, se lo reconoce enpúblico:

—Menos mal, Carlos, que tehan nombrado a ti. Ahora yapuedo dormir tranquila.18

Ese pensamiento no es nuevo

para los integrantes del círculode El Pardo. Tras el asesinato deCarrero, doña Carmen le insiste asu esposo, que da muestras deflaqueza por su Parkinsonavanzado, que tiene queenderezar la situación deabandono provocada por losgobiernos del almirante. ElCaudillo está afligido y, enprivado, no deja de llorar. LaSeñora, en cambio, no baja laguardia:

—Paco, tienes que nombrar aalguien que aplique mano dura.

Y ese hombre granítico es, sin

duda, Carlos Arias Navarro. Paramuchos esa apuesta no suponeuna sorpresa, pues la familiaFranco-Martínez Bordiú vienepromocionándolo desde hacemeses. Su elección es una vueltaal franquismo más furibundo.Nadie puede ocultar que, tras ladesaparición de Carrero, los másbeneficiados, quienes suben alpoder, son los defensores delbúnker.

Esos días se publica en laspáginas de los periódicos unafotografía de Arias con doñaCarmen en la que ambos

aparecen partiéndose de risamientras se dan la mano. Elnuevo presidente va vestido conun chaqué de pingüino y laesposa del Caudillo, como casisiempre, luce un vestido recatadoy de tono oscuro. La carcajadaresulta improcedente para losseguidores del almirante pues elGobierno todavía guarda lutopor su muerte. Algunos ven en lainstantánea la exteriorización dela alegría del clan de El Pardotras colocar al frente delEjecutivo a su hombre duro.

Arias no desentona ni

decepciona a sus protectorescuando difunde a través de laradio y la televisión su primerdiscurso como presidente: «Lavitalidad de nuestras leyesfundamentales ha respondido almantenimiento de la paz ydisciplina internas, y a laconfianza que en ella se teníanpuestas… Ni siquiera se hatenido que acudir a las medidasde excepción que las leyescontemplan, porque del orden yde la paz respondieron el anhelode todos los españoles».19

En el extranjero, la reacción

ante el ascenso del ministro de laGobernación a presidente es desorpresa y de desaprobación.Todas las cancillerías señalan aArias Navarro como el hombrede la represión.

En la Embajada de EstadosUnidos en Madrid tienen otravisión del personaje. Elembajador Rivero valorapositivamente su nombramiento.Remite una nota informativa a laSecretaría de Estado señalandoque Arias es un excelente amigode Estados Unidos y que siempreestará abierto a colaborar con

Washington.20

Incluso, una vez muertoFranco en noviembre de 1975, elrey se ve obligado a aguantarlomás de medio año, hasta julio de1976, porque, según Arias, laLey Orgánica del Estadoestablece que los períodos demandato de los presidentes sonde cinco años. Al nuevo rey nole tiembla el pulso y se decidepor Adolfo Suárez. Porque, sihubiera sido por Arias, habríaagotado el quinquenio.21

Don Juan Carlos, tras ladesignación de Arias y la caída

de López Rodó, confiesa al ya exministro de Asuntos Exteriores:

—Ahora resulta que los queme van a proclamar rey son losque antes no me querían.22

Sobre el nombramiento deArias Navarro comenta:

—Franco ya había escogido alhombre que debía de suceder aCarrero: el almirante NietoAntúnez, un viejo amigo y sucompañero de pesca cuando sehacían a la mar con el Azor.Aquella vez, sin embargo, quizáporque estaba más enfermo de loque se creía, Franco cedió a la

presión de su entorno inmediatoy nombró, en lugar de NietoAntúnez, a Carlos AriasNavarro.23

—Con quien Vuestra Majestadtendría las mayores dificultades—le puntualiza Vilallonga.

—Algunas, José Luis, algunas.El círculo del marqués está

convencido de que Carrerojamás habría plantado cara alnuevo monarca, pero sucandidato Arias, sí. Don JuanCarlos piensa lo mismo, perocon un enfoque diametralmenteopuesto:

—Pienso que Carrero nohubiera estado en absoluto deacuerdo con lo que yo meproponía hacer. Pero no creoque se hubiera opuestoabiertamente a la voluntad delrey. Simplemente hubiesedimitido… Arias no tenía lavisión necesaria a largo plazopara hacer frente a los cambiosradicales que exigían losespañoles.

Don Juan de Borbón, el padredel futuro rey, realiza unaspolémicas declaraciones en Parísque desagradan a la camarilla de

El Pardo:—La muerte de Carrero

cambiará el conjunto de la vidapolítica española. Está claro quemi hijo no ha tenido nada quever con la constitución ycomposición del nuevoGobierno.

Y no le falta razón. Don Juandemuestra que está plenamenteinformado de lo que ocurre enMadrid. Sabe que Carrero era «elgarante de la sucesión» y elprotector del nuevo rey. Con sumuerte don Juan Carlos quedabadesplazado. El nuevo presidente,

además de odiar a los Borbones,comienza a ningunear a SuAlteza desde el primer día. Elpríncipe intuye que Ariaspretende desplazarlo y, paraexteriorizar su cabreo, se ausentatres días de Madrid en las fechasque coinciden con la formacióndel nuevo Gobierno. Para darlemás valor a su desaire, sedesplaza a Portugal y seentrevista con su padre en VillaGiralda.24

Fernández-Miranda desvelaque Franco en enero le dijo losiguiente: «Carrero era para mí

mucho más difícil, pero me eraleal, era de verdadmonárquico… Arias no lo sé». Ysobre el nombramiento de Arias,señala: «Cada vez veo cosas másturbias».25

Luis María Anson, en aquellasfechas subdirector de ABC ymiembro del Consejo de donJuan, comenta: «¿Conocía o no,el falangista antimonárquico,antijuancarlista y ministro de laGobernación, Carlos AriasNavarro, que un comando deETA trabajaba en la calle ClaudioCoello? He aquí una pregunta

que difícilmente encontrará unarespuesta en la Historia…Fernando Herrero Tejedor, fiscaldel Tribunal Supremo, abrió unainvestigación. Fue apartada deella por Arias, que le nombróministro, falleciendo al pocotiempo en accidente».26

Sainz Rodríguez llegó aconfesarle a Anson:

—Temo por la vida delpríncipe.27

Y el académico lo razonó:—Valenzuela, Sanjurjo, José

Antonio, Mola, Yencken, JuanBautista Sánchez, Ruiseñada,

más tarde Carrero, HerreroTejedor, parece como si el noviode la muerte tuviera a la amadainmóvil a su lado para despejarleel camino de obstáculos a él o alos suyos… Nos despertaremosun día con la noticia de que donJuanito ha muerto enaccidente.28

El futuro rey está informadode todos estos movimientos ensu contra, pero está convencidode que nadie puede frenar loscambios en España.

—Las cosas comienzan paramí a partir del asesinato de

Carrero Blanco —le confiesa aJosé Luis de Vilallonga, y da enla diana. El futuro rey, aunqueFranco no fallece hasta dos añosdespués, comienza a levantar elvuelo tras la muerte delalmirante.

Vilallonga le pregunta alpríncipe por los asesinos delalmirante:

—¿Se supo por fin quiénesfueron los asesinos de Carrero?

Don Juan Carlos lo contemplaperplejo.

—Pero… ETA, naturalmente.¿No lo sabías?

—Sé, como todo el mundo,que ETA fue el brazo ejecutor.Pero ¿quién estaba detrás de losvascos? ¿Quién manipuló a suvez a la organización terrorista?

Don Juan Carlos le lanza unade esas miradas ausentes.

—No lo sé —responde con eltono de quien se ha planteadocien veces la misma cuestión. Yrepite—: No lo sé.

Vilallonga realiza mentalmenteuna reflexión: «Lo creo, porquesi no hubiera querido respondera mi pregunta se habría callado,como ya lo ha hecho en varias

ocasiones cuando mi curiosidadle ha parecido inconveniente». Ycomenta:

—No deja de ser un extrañocrimen.

—Y que lo digas —sentenciadon Juan Carlos.29

Pero la opinión del rey sobreel atentado es mucho másdescarnada:

—La gente de ETA habríapodido disparar muy bien sobreel almirante cuando entraba osalía de misa cada mañana. No lohicieron. Prefirieron asesinarlo adistancia. Esos tipos son unos

cobardes. No les gusta jugarse lapiel.30

Cuarenta años después, siguesin respuesta la incógnita de sifue ETA la que eligió la fórmuladel atentado con la bombadebajo de la calle ClaudioCoello, o alguien se lo sugirió.

Un sector de la banda siemprese cuestionó si ETA salióbeneficiada del magnicidio, y unnúmero importante de susdirigentes nunca quedaronsatisfechos con la operación. Esel caso del ideólogo de la banda,Moreno Bergaretxe, Pertur, que

siempre se mostró muy críticosobre los beneficios que pudoobtener su organización con elatentado: «La capitalización delos resultados de la muerte lahicieron sectores políticoscompletamente ajenos e, incluso,totalmente opuestos a ETA».31

Una de las primeras decisionesde Arias, tres días después delatentado, es adscribir alMinisterio del Ejército losservicios secretos del SECED ydestinar a su jefe, el tenientecoronel San Martín, a unregimiento de artillería

autopropulsada de la DivisiónAcorazada, con base en el SáharaOccidental. El destino másapartado de Madrid que existíaen el Ejército. Entonces no sehabía abierto la base española enla Antártida. ¿Miedo? ¿Castigo?¿Venganza?

El teniente coronel San Martínnunca ocultó el poco afecto quele tenía a Arias ni se calló sobresu bajo perfil político: «Elalmirante habría ofrecido másresistencia al harakiri delRégimen… No le hubieseimportado que las Fuerzas

Armadas, en caso de deteriorograve de la situación, se hubieranhecho cargo del poder, e inclusoles habría abierto el camino».32

Tras la llegada de Arias, losservicios secretos de Carrero, loscustodios del «Archivo Jano»,quedan desactivados. Paracontrolarlos, Arias coloca alfrente del SECED a una personade su confianza, a JuanValverde, que había sido duranteaños gerente de Urbanismo delAyuntamiento de Madridmientras él era alcalde.33 Parafrenar el asociacionismo, Arias

se saca de la manga una supuestaregeneración política, que seconoce como el «Espíritu del 12de Febrero», fecha en la que elpresidente anuncia sus reformas.Sin embargo, ese pretendidoaggiornamento no dura ni dosmeses. Se mantiene sólo hasta el1 de abril. Ese día, Girón publicaun artículo incendiario en eldiario Arriba —lo que se conocecomo el «gironazo»—descalificando a quienes él llama«enanos infiltrados» en alusiónal aperturista Pío Cabanillas,ministro de Información y

Turismo. Con su artículo, Girón,el más importante baluarte de losfalangistas, logra reactivar a losmás furibundos adeptos alRégimen.

Es una muestra de que elespíritu de Arias es un espejismoy todavía está muy lejos delasociacionismo democrático.Además, su Gobierno ya ha dadomuestras de aquella mano duraque reclamaba a Franco suesposa. Dieciocho días despuésdel anuncio del Espíritu del 12-F,Arias autoriza, el 2 de marzo, laejecución a garrote vil del joven

anarquista catalán Salvador PuigAntich, en la prisión deBarcelona.

La onda expansiva de atentadoprovoca cambios en algunospartidos de la oposición alfranquismo. Quince díasdespués, la InternacionalSocialista reconoce al nuevoPSOE, dirigido por jóvenesmilitantes en el Interior frente alos históricos de Rodolfo Llopis.El partido fundado por PabloIglesias pasa a ser dirigido porFelipe González y AlfonsoGuerra, en Andalucía; Pablo

Castellano, en Madrid, y EnriqueMúgica Herzog, en el País Vasco.

En la primavera se produceotro importante movimiento enlas fuerzas de la oposición. EnParís, Santiago Carrillo y RafaelCalvo Serer, uno de los mássignificados defensores de donJuan de Borbón, logran unir elaceite y el agua con laconstitución de la JuntaDemocrática. Republicanos ymonárquicos en una mismadirección con el objetivo final depropiciar una ruptura contra lastesis continuistas de otros

sectores de la oposición contra laDictadura.34

Meses después, ya con elnuevo Gobierno de AriasNavarro, los etarras recibennuevamente de Kaskazurinoticias de gran valor estratégico.E l legal sigue reuniendo lacondición de fuente deinformación inagotable paraETA. Sus relaciones con losintermediarios del Régimen sonde altísimo nivel. Con los datosque ha proporcionado la bandasabe que, ese verano de 1974,van a pasar por la Costa Azul el

marqués de Villaverde y unanieta del Caudillo. Al mismotiempo, se espera que el yate delconde de Barcelona atraque en elpuerto francés de Cannes.

En agosto, la Mesa Militar,todavía controlada por Ezkerra,da la orden de secuestrar a todosellos. El jefe de ETA, que semueve por Francia con plenalibertad a pesar de carecer delestatuto de refugiado, busca en elextranjero una acción tanimpactante como la de Carrero.Para diseñar el plan se desplazana Cannes Txomin, Mamarru y

otros etarras. Los mismos que yaparticiparon en el atentado contrael almirante. Allí contactan conuna joven portuguesa, quemantiene una relación conPeixoto, y con su ayuda preparanu n a cárcel del pueblo paraesconder a los secuestrados. Perocuando todo está en marcha,Franco ingresa por enfermedaden el hospital y el marqués deVillaverde y su hija suspenden elviaje. Como sólo les queda laopción don Juan, concentrantodas sus fuerzas en el secuestrodel padre del príncipe,

curiosamente una persona quedetestaba a Carrero y que, desdesu base de Estoril, se opone a laDictadura de Franco y a lacoronación de su hijo.

Ezkerra se traslada en personaa Cannes para dirigir el secuestrodel padre del futuro rey pero,una vez en la capital de la CostaAzul, de manera sorprendente, seentera por la radio de que lasfuerzas de seguridad hanabortado un intento de secuestrode don Juan de Borbón y otraspersonalidades.

El jefe militar de ETA no sale

de su asombro. La Policía se lesha adelantado sin que todavía sehubiera puesto en marcha elplan. Todo el comando regresa aSan Juan de Luz tras cerrar elpiso trampa.35 Durante años lacúpula de ETA se preguntócómo los agentes antiterroristaspodían haber desactivado algoque no se había puesto enmarcha. Se producía unasangrante paradoja: ¿con donJuan sí, y con Carrero no? ¿Conel presidente del Gobierno, quetodo había sido mucho másdifícil, no? Nadie lo entendía, a

no ser que las cartas estuvieranmarcadas desde el primer día.

Pero las sorpresas no acabanahí. A ETA le sucede lo mismocuando, semanas después,pretenden secuestrar en Zarauz,en su yate, a Gómez Acebo y asu esposa, una de las hijas dedon Juan. La operación tambiénfracasa; Trepa y Goyenechea,que viajan en otro barco, se venobligados a regresar a Franciatras mantener un tiroteo con laGuardia Civil. Garmendia Artolay Tanke son detenidos en otrocontrol policial.36

Luis de la Torre Arredondo,uno de los magistrados civilesque instruyeron el sumario142/73 del asesinato de Carrero,se queja ante un periodista deque el Régimen lo colocó deflorero para aparentar unaimagen de normalidad en torno ala investigación delmagnicidio.37

Según él, el Gobierno se valede su prestigio y solvencia paraque los franceses concedan laextradición de los asesinos queresiden en el sur de Francia. Peroel juez, que ya había cumplido

los setenta años, pronto se dacuenta de que todo es unmontaje y de que el GobiernoArias está poco interesado en laconclusión del sumario y muchomenos de que las pesquisasculminen en un juicio oral. Elmagistrado dedica a lainvestigación poco más de unaño pero, cuando se percatan deque quiere llegar hasta el fondo,se lo arrebatan para desviarlo a lajurisdicción militar.

El magistrado De la Torre, el20 de diciembre de 1973, ocupala presidencia de la Sección

Cuarta de lo Criminal en laAudiencia Provincial de Madrid.El entonces ministro de Justicia,Francisco Ruiz Jarabo, queconoce al magistrado desde lainfancia, lo designa juez especialcon jurisdicción en toda España.La investigación pasa de AntonioCarretero, titular del Juzgadonúmero 8 de lo Penal de Madrid,a manos de De la Torre, aunqueel primer juez que se persona enel lugar de los hechos tras laexplosión de la bomba es AndrésMartínez Sanz, que practica lasprimeras diligencias.

Éste es el titular del Juzgadode Primera Instancia eInstrucción, pero once díasdespués, como estaba previsto enuna reordenación judicial, seconsuma la división en dosjuzgados, uno civil y otro penal.Fue cuando la instrucción pasa amanos de Carretero, que seconvierte en juez del número 8de lo Penal.

Paralelamente, el fiscal generaldel Estado, Fernando HerreroTejedor, nombra fiscal de lacausa a José Raya, unprofesional de su plena

confianza.De la Torre inicia las

investigaciones en un despachoque le habilitan en el Juzgadonúmero 8 de Madrid, aunquepoco después, como si se tratarade una premonición sobre elfuturo de la causa, lo trasladan aun sótano húmedo yenmohecido. Aun siendo un casode interés de Estado, elmagistrado carece de medios yde la colaboración de sussuperiores para completaralgunas pesquisas. Si la causaavanza es gracias a su propio

ímpetu personal, pero pronto seda cuenta de que una manonegra entorpece sus logros y quea nadie del Gobierno le interesala verdad sobre el magnicidio.

La presión sobre él aumentadesde el momento en que sepercata de que, detrás delatentado contra el almirante, hayalguien más que ETA. Intentailuminar las sombras desospecha pero se ve impotenteporque pronto se da cuenta deque el menos interesado endescubrir la verdad es el propioGobierno. Y a la cúpula judicial,

siempre mediatizada por el poderpolítico, sólo le interesa que losfocos se proyecten hacia labanda terrorista.

Conforme avanza en susinvestigaciones, al magistrado loponen sobre la pista de la CIA.Sus fuentes le aseguran que laantena de los servicios secretosestadounidenses en la Embajadaen Madrid habían manipulado alos jóvenes vascos. Elmagistrado aprovecha que tienebajo sus órdenes a FedericoQuintero, entonces jefe superiorde Policía de Madrid, para

preguntarle sobre esa pista. Elcoronel, que fue el número dosde San Martín en el SECED, loniega y, como puede, echabalones fuera. Ni que decir tieneque el magistrado se gana unpeligroso enemigo.

Esta respuesta negativa tanresolutiva del superespía le damás alas al juez para orientar suinvestigación en la línea delcomplot. Pero, a partir de esemomento, De la Torre se tieneque enfrentar a Quintero, uno delos funcionarios policiales conmayor poder en España que,

curiosamente, se ha formado enEstados Unidos. El magistradodefine a Quintero como unhombre con voz metálica y narizaguileña que impone respeto ymete miedo.

En medio de tanta presión, eljuez decide acudir a GutiérrezMellado, jefe del Estado Mayordel Ejército, a quien conoce através de su cuñado, el militarFelipe Laplaza. Sin embargo elgeneral, experto en serviciossecretos, también se muestrareticente. Le comenta sussospechas sobre la CIA pero sólo

consigue arrancarle unas parcaspalabras:

—El rumor me ha llegado a mítambién; ahora, te puedoasegurar que yo no sé nada.Chico, aquí hay tantos quequerían quitarse de en medio aCarrero…

El magistrado se hace lamisma pregunta:

—¿A quién podía beneficiar ladesaparición de Carrero?

A todos los que querían evitarque la Dictadura de Franco seprolongase. Y ésa es la sospechaque había en el ambiente.

El juez De la Torre no ceja ensu objetivo, a pesar de las trabasque le ponen en el camino.Quiere averiguar si los agentesde la CIA alertaron a la Policíaespañola de la presencia deetarras en la capital y de que éstase cruzó de brazos. Cada veztiene más claro que losinductores del magnicidioseguían emboscados en lassombras, pero no logra resolverel sudoku.

El propio fiscal general, LuisHerrero, también llega a señalarpúblicamente que no se descarta

la participación en el atentado deorganizaciones ajenas a ETA.38

¿Se refería Herrero sólo al PCE oa los rusos, en quienes elRégimen pretendía desviar lamayor parte de las sospechas? Elresponsable del ministerio fiscalentregó en mano un informe aFranco con sus averiguacionesen torno al atentado, pero dichodocumento desapareció despuésdel archivo personal delCaudillo. Nunca vio la luz ninadie supo su paradero. Sulocalización supondría un pasodefinitivo para esclarecer la

verdad sobre el magnicidio.39

Para la elaboración de suinforme, el entonces fiscal delTribunal Supremo se habríaservido de una investigación deocho folios procedente de losservicios secretos franceses, quele fue facilitada por el espíaespañol Ángel Alcázar deVelasco. Según este personajetan peculiar de la España de lossetenta, los franceses creían queETA iba a atentar contra eltodavía príncipe Juan Carlos.40

Entre los papeles personalesde Herrero Tejedor jamás

apareció dicho informe. Sinembargo, el fiscal en la Memoriade 1973 sobre los delitoscometidos en España, dedica unapartado al atentado de Carrero.En él insinúa que existiócolaboración extranjera en lapreparación del atentado.

El magistrado De la Torre nose atreve a dirigir susinvestigaciones hacia laEmbajada americana porqueprefiere eludir una confrontacióndiplomática y seguir suspesquisas paso a paso. Perosigue considerando esa sospecha

durante el tiempo que se halla alfrente del sumario.

—Carrero era un hombreduro, la única persona en la queFranco confiaba. Si hubierasobrevivido a Franco, lo únicoque hubiera hecho es abrir unpoco la mano para ponernosbien con el extranjero y, claro,¿qué organización más interesadaen que esto no sucediera, porquesabían que era la puñalada aFranco? Pues la CIA. Sonintereses tan grandes…

Así se pronuncia el juez anteun periodista.

Pero, finalmente, De la Torrese convierte en un instructorincómodo para el poder. A laprimera de cambio, cuandoFrancia se opone a la extradiciónde los etarras, esgrimiendo que lacondición de «juez especial» esincompatible con las leyes galas,el Gobierno y la Fiscalía decidenque la causa pase a lajurisdicción militar.

Tal decisión supone un graveerror, un atropello a la cordura yuna manera de orillar la causa.De la Torre se opone a ello y seenfrenta al ministro de Justicia, a

su amigo Ruiz Jarabo, perocomo castigo pierde su destinoen el Tribunal Supremo. Y ahíacaba su carrera judicial.

De la Torre era un juez quesiempre se había negado a entraren política y, finalmente, fueronlos políticos franquistas quienesacabaron con él. ¿Se acercabademasiado a una verdad quealgunos pretendían ocultar?¿Podían poner sus pesquisaspatas arriba al Régimentardofranquista? La solución másexpeditiva: el descabezamientodel juez.

Antes de su marcha, el 29 deenero de 1975, el juzgado declaraconcluso el sumario 142/73 y lotraslada a la Audiencia Provincialde Madrid. Sin embargo, un mesdespués, la Audiencia acuerdaremitirlo al capitán general deMadrid y la causa pasa alJuzgado Militar Especial con elnúmero 73/75. Pero los cambiosno terminan ahí; a principios de1977, vuelve a la jurisdicciónordinaria civil, al Juzgadonúmero 21 de Madrid, con elnúmero 3/77, hasta que losencausados son amnistiados.

El teniente general DíezAlegría, ex jefe del Alto EstadoMayor y uno de los candidatos asustituir a Carrero, años despuésdel magnicidio no necesitaba quenadie le explicara lo querealmente sucedió:

—Fallaron todos los serviciosde información y de seguridad.Creo que, a todos los niveles, sepecó de un exceso de confianza,incluido el propio presidente. Melleva usted a recordar que tres ocuatro días antes del atentado,despachando con el almirante,surgió el tema de su seguridad

personal. El propio CarreroBlanco me indicó lo fácil queresultaría a un buen tirador,situado en el hotel Fénix,eliminarle de un disparo,ayudado por la pantalla de pieque, situada a la izquierda de lamesa, iluminaba plenamente elrincón elegido por él paratrabajar, uno de cuyos ángulos loformaba un amplio ventanal deldespacho… Y me lo comentósonriendo y absolutamentetranquilo.41

El KGB, el servicio secretoexterior de la antigua Unión

Soviética, aprovechó los libros42

del espía español Luis GonzálezMata, conocido como Cisne,para abundar en la versión deque sus homónimos de la CIAestaban tras la conspiración delmagnicidio. De esa manerarespondía a las palabras delsecretario de Estado AlexanderHaig, que acusaba a Moscú derespaldar «al terrorismointernacional».

El espionaje ruso afirmaba,según sus informaciones, que«los agentes de la CIAsupervisaron los preparativos del

atentado y tomaron todas lasmedidas para que no fallara».43

La agencia oficial soviética,con información del KGB,insistía en que los espías deLangley querían matar a Carreroporque «ese político franquista,de tendencia nacionalista, seoponía a la entrada de España enla OTAN y a cumplir ciegamentelas consignas que le llegaban delotro lado del Atlántico».

El KGB compara el atentadocontra Carrero con otras dosacciones promovidas por la CIAen Europa: el asesinato de Aldo

Moro, en Italia, en 1978, y laintentona golpista en Portugal, en1975, de los seguidores delgeneral Spínola.

Eugenio Etxebeste, Antxon, elque fuera número uno de labanda y negociador en Argel ySanto Domingo con el Gobiernode Felipe González, sólo quierever la mano de ETA tras elatentado. Es una constante de laorganización terrorista que nuncaha aclarado algunos aspectos delatentado, como el del personajemisterioso que le facilitó lainformación. Antxon adscribe la

acción a un problema vasco: «Ladenominada Operación Ogro nosólo respondía a pautasestratégicas de socavar laDictadura en aras a la edificaciónde un proceso democrático en elEstado español; tambiénrepresentaba, y demostrabainequívocamente, la firmevoluntad de la resistencia vasca acontestar con todos los medios asu alcance al genocida Régimenque persistía en la herenciaimperial de negar al pueblovasco su legítimo derecho aconstituirse como único e

indiscutible sujeto de susoberanía nacional».44

A raíz de unas declaracionesde la viuda de Carrero se haextendido todos estos años laidea de que, tras el magnicidio, laDirección General de Seguridadno dispuso controles en lascarreteras, aeropuertos yfronteras para dar con losasesinos.

Carmen Pichot desvela, seismeses después del asesinato, sussospechas sobre la autoría:

—El atentado fue demasiadoperfecto. Todavía hay gente que

se pregunta cómo pudieronprepararlo todo tan bien… Creoque los vecinos de ClaudioCoello protestaban por los ruidosy que algunas personas se habíanextrañado de aquellos cables quependían por la calle. Me llamó laatención que no tomaranmedidas en las carreteras, ni enlas fronteras ni en losaeropuertos. Creo que seescaparon por Portugal.45

La viuda de Carrero tambiénse muestra irónica sobre losautores y el móvil delmagnicidio:

—No lo sé. Murió, acasoporque estorbaba a alguien. No,no lo sé. ETA fue la manoejecutora… Mis hijos, como yo,sabemos que un día se aclararátodo y que resplandecerá laJusticia.

Carmen Pichot,incomprensiblemente, se muestrademasiado optimista sobre elresplandecimiento de la verdad.Después de lo vivido, noentiendo cómo le quedabanfuerzas a la pobre viuda paraseguir depositando su confianzaen la Justicia española. Porque

cuarenta años despuéspermanecen algunos nubarronessobre el atentado, aunquemuchos otros han idodisipándose. La masonería,siempre tan recurrente en elcorolario de enemigos delfranquismo, también provocasus recelos en la viuda:

—Recuerdo, eso sí, que depronto se me vino a la cabeza lode la masonería. A mi marido selo había oído tantas veces… Lamasonería no es un cuento delsiglo XIX como piensan muchos.La masonería… A Luis le

preocupó siempre lamasonería.46

Entiendo, comprendo ycomparto todas las suspicaciasde la viuda de Carrero sobre elasesinato de su marido, pero seequivoca cuando afirma que nose habilitaron dispositivos decontrol tras el atentado. En losarchivos policiales existesuficiente documentación quedemuestra lo contrario.47

El mismo día 20, a las 16.50,48

la oficina de enlace de laComisaría General de OrdenPúblico, de la Dirección General

de Seguridad, remite una circulara los jefes superiores de Policíade toda España, a los delegadosespeciales, Fronteras, Aeropol deBarajas, Brigada Móvil y GuardiaCivil que no deja lugar a dudas:«Se interesa detención deRoberto Fuentes Delgado, de 23-24 años, mide 1,70, complexiónnormal, cara redonda, pelonegro, no muy abundante nilargo, usa bigote y tiene los ojoscolor castaño. Difúndaseplantillas su demarcación concarácter urgente». En eldocumento hay impreso un sello

con la leyenda «URGENTÍSIMO».Claro. A esa hora la Policía

desconoce que Roberto Fuenteses el nombre falso de Atxulo, porlo que difícilmente pueden darcon una persona que responda aesa identidad. Además, el etarraya se ha refugiado en La Granjade Alcorcón.

A las 18.00 horas se emite otracircular, «MUY URGENTE», sobreotro de los posibles autores:«Dijo ser electricista y manipulóla instalación de la luz. Es alto,delgado, nariz muy larga, pelocastaño, que peina hacia un lado,

más bien feo. Llevaba monoazul».

La comunicación se refiere aArgala, aunque los agentessiguen desconociendo a esa horasu identidad.

En otra nota,49 de carácter«URGENTÍSIMO», emitida a las18.40 horas, se reitera el máximointerés en la detención de MúgicaArregui, a quien califica dedirigente de ETA V Asamblea:«Puede conducir un automóvilmarca Seat 1430, matrícula B-722.801, color amarillo, con eltecho negro [la matrícula

corresponde a una motocicletaDucati]… Extrémese control desalida y entrada puestosfronterizos, especialmente salida,dando cuenta urgentemente aeste Centro Directivo».

Al día siguiente, a las 22.15, laPolicía da cuenta de laidentificación de uno de losetarras del comando Txikia:50

«El individuo que utiliza elnombre de Roberto FuentesDelgado es José Ignacio AbaitúaGomeza, alias Marquina. Nacidoel 7-7-50 en Guernica (Vizcaya),estudiante de minas. El otro es

José Miguel Beñarán Ordeñana,El Argala, nacido el 7-3-49 enAguirroriaga (Vizcaya)».

Los expertos antiterroristas seequivocan en la identidad deFuentes, el falso escultor quealquila el sótano de ClaudioCoello. Confunden a Abaitúa—Marquín, no Marquina— conAtxulo.51

El mismo día 20 de diciembre,los agentes ya cuentan con unaamplia ficha de folio y medioque contiene varias notas de laBrigada de Información sobreEzkerra.52 Ya disponen de un

largo historial del dirigenteetarra. Los atentados en los queparticipó, su condición deliberado y responsable militar,su participación en el suministrode armas y explosivos, elasesinato de un policía municipalen Galdácano, mediador en elsecuestro de Huarte, su huida aFrancia en 1970 y su largarelación de apodos: Urtain,Bigotes, Ezkerra, Roberto, Johny Peli.

La Comisaría General deInvestigación Social elabora,cuatro días después del atentado,

dos dibujos a plumilla de lossospechosos de participar en laacción, con el enunciado de:«Foto robot de individuosimplicados en el atentado contraS.E. el presidente del Gobierno».La dirección de la Policía remitea sus unidades un informe sobrelas pesquisas:53 «Se acompaña lareproducción de dos fotos robotque se ha obtenido de dosposibles participantes en elatentado de que ha sido objetoen el día de ayer, S.E. elpresidente del Gobierno».

Los agentes antiterroristas

también disponen para lalocalización de los sospechososde una serie de notas internas54

sobre Javier Larreategui Cuadra,Atxulo, según un informepolicial, fechado en Zaragoza el22 de diciembre.Sorprendentemente, señala quehuyó a Francia en 1969 pero queregresó nuevamente al Interiorhasta septiembre de 1972. Diceq u e Atxulo «sale y entra deFrancia a España» de maneraperiódica, pero no lo sitúa enMadrid durante su participaciónen el comando Txikia.

Otro informe55 adjudica aArgala la categoría de ser «elelemento liberado del FrenteMilitar más peligroso que resideen el departamento de losPirineos Occidentales».

La nota no se equivoca en lascualidades del asesino deCarrero, pero sí su ubicación enla fecha en la que está redactada.Se hallaba más allá del árbolMalato, a quinientos kilómetrosde Francia, paseándoselibremente por las calles deMadrid. Pero los archivos de laPolicía están desfasados.

Especialmente en lo referente alas actividades más recientes deArgala: «Desde hace un año,aproximadamente, junto a PedroIgnacio Pérez Beotegui—Wilson, Lor, Inglés…— hatenido desavenencias con elFrente Militar de ETA Vhabiéndose supeditadorecientemente a la disciplina delmismo. Con frecuencia se le veen Bayona y localidades de lazona vasco-francesa, pasando lafrontera en misiones orgánicas.Huyó a Francia en 1970.Miembro de un comando ilegal

en el exterior. Muy peligroso.Siempre va armado. El 30 deseptiembre de 1971 tomó parteen el atraco a la sucursal delBanco de Vizcaya en la localidadde Vergara (Guipúzcoa). El 10 dediciembre de 1971 intervino en elincendio del caserío Sosoka enUrnieta. El 19 de enero de 1972intervino en el secuestro deZabala».

Una nueva circular,56 decarácter urgente, de la DirecciónGeneral de Seguridad contradicela denuncia de la viuda deCarrero sobre la desidia policial

en la búsqueda de los asesinostras la muerte de su marido.Recoge un comunicado de laJefatura de Bilbao sobre lasinstrucciones impartidas a todassus unidades policiales: «Seprocederá a examinar con lamayor meticulosidad todos lospasaportes, en especial atencióna los que hayan sido expedidosen cualquiera de las cuatroprovincias antes citadas ycorrespondientes a personas deedad comprendida entre los 18 y45 años, ambos inclusive, queresidan en las mismas o que,

siendo de otras, resultenevidentemente sospechosas,procediendo a su recogida entodos los casos en que a juicio delos controladores no merezcagarantía suficiente lapersonalidad auténtica yconducta de los portadores,evitando con ello su salida deEspaña en tanto no seadebidamente cotejada y revisadasu documentación».

La Policía pronto comienza aatar cabos sobre el atentado yotras actividades armadas de losterroristas en Madrid, algo sobre

lo que hasta entonces habíamostrado una totaldespreocupación. En un informeelaborado por la Jefatura deMadrid57 se hace saber que susagentes han encontrado en elinterior de un coche dos monosazules manchados de tierrasimilar a la del túnel de ClaudioCoello. El vehículo había sidoalquilado el día antes delatentado con un DNI a nombrede José María Casas Blanco, elpropietario del Renault 12sustraído en octubre para laacción contra el centinela de

Capitanía.Sin duda alguna se trata del

automóvil que, conducido porAtxulo, utilizaron los terroristaspara la huida y que poco despuésabandonaron en la calle MiguelÁngel.

La maquinaria del Estadofranquista no permanece inerte.En las horas posteriores a lamuerte del almirante, en mediode una gran confusión ydescoordinación, las fuerzasvivas del Régimen sedesenvuelven como si el reloj sehubiese parado en España.

El jefe superior de Policía deZaragoza dirige una carta a lasuperioridad en cuyo contenidodelata sus inclinacionesultraderechistas: «Durante el actodel solemne funeral en la basílicadel Pilar, llama la atención laactitud del actual presidente de laDiputación, don Pedro BaringoRobinach, que no cantó el Caraal Sol, no saludó al estilofalangista, ni contestó a los gritospronunciados por el Excmo.gobernador civil de laprovincia».58

Todos estos informes

complican aún más lasmuchísimas incógnitas sobre elmagnicidio. A priori no se hacenada. Pero, a posteriori, se da laapariencia de que se despliegatoda la maquinaria para dar conlos asesinos. ¿Era ya tarde? Laverdad es que el aparato policialfranquista fracasa en la búsquedade los terroristas, al margen delos privilegios que disfrutaban enFrancia. La estulticia policial, ladescoordinación entre lasdiferentes fuerzas de seguridad,la falta de preparación en lalucha antiterrorista, la raquítica

escolta del presidente o elmenosprecio hacia laoperatividad de los comandos deETA pueden ser algunos de losmotivos que desencadenaron latormenta perfecta para que labanda consumara su plan enMadrid. Más allá del árbolMalato. Pero en los casi dos añosde la presencia de los etarras enla capital de España se sucedenuna serie de acontecimientos quesólo pueden responder a unadoble explicación: el esperpentoo la conspiración.

Ni en la mente más cartesiana

cabe la posibilidad de que nadiedetectara los planes de ETA enMadrid, en la capital de laDictadura, a la que la oposiciónal franquismo pintaba como elenclave de la represión, lasredadas y la tortura. Bajo esosparámetros hay algunassituaciones que no se entienden.Tampoco la displicencia de losterroristas, quienes a veces dan aentender que actúan con plenaimpunidad.

– ETA manda a Madrid aun comando de

activistas fichados, conórdenes de busca ycaptura y perseguidospor la Policía.

– Los etarras, desde elprimer día que llegan ala capital, se relacionancon miembros de laoposición que estánfichados y son unoshabituales de loscalabozos de la DGS dela Puerta del Sol.Todos ellos soportan amenudo redadas ydetenciones.

– Desde el primermomento, los topos dela Policía y la GuardiaCivil avisan de que seenteran de que ETAplanea algo gordo enMadrid, pero no seredoblan las medidasde seguridad. Y menoslas que afectan alpresidente. Susescoltas, en repetidasocasiones, alertan a sussuperiores de que laiglesia de SanFrancisco de Borja es

un desfiladero rodeadode comanches, peronadie pone coto a esaamenaza.

– Tras el asesinato de unpolicía en pleno centrode Madrid, el Primerode Mayo, por unmilitante de extremaizquierda, la Político-Social despliega unsinfín de redadas peroninguna de ellas sirvepara socavar el jointventure Forest-Argala.

– Los miembros del

comando Txikia, yainstalados en el piso dela calle Mirlo, en elbarrio de Campamento,donde los conocencomo «los de la ETA»,emprenden variasacciones en Madrid,mientras preparan elatentado, todas ellascon éxito. Atracan unacomisaría, asaltan unaarmería y roban unfusil a un centinela deCapitanía y,sorprendentemente,

nadie les molesta.Además, rizando elrizo, realizan prácticasde tiro en la Casa deCampo y pruebanexplosivos en la Sierrade Madrid.

– Algunos de losintegrantes delcomando desatiendenlas mínimas garantíasde seguridad y declandestinidad para unaorganización terrorista.La estancia en Madrides un cúmulo de

despropósitos: sufrenun robo en la boutique,se les dispara unapistola en uno de lospisos alquilados, seolvidan una cartera conun arma en la barra deun bar… Y se dejanver a diario en lasinmediaciones de laEmbajada americanacuando se dedican avigilar a Carrero.

– El comando alquila yadquiere una decena depisos y locales sin que

ningún portero,conserje o sereno dé elcante a la Policía.

– La dirección de labanda decide celebraruna reunión de suComité Ejecutivo en unpiso de Getafe, una delas zonas obreras en lasque la Policía vigila decerca a los dirigentessindicalistas. Por allípasan casi una veintenade terroristas y nadie sepercata de ello.

– El comisario de Bilbao

facilita a Madrid unalista con las fichas yfotos de los etarras máspeligrosos, en las queaparecen la treintena delos terroristas que semueven por Madrid;pero el comando, apesar de las luces dealarma, siguedisfrutando de plenaimpunidad.

– Las fuerzas deseguridad detienen enel País Vasco a uno delos generales de ETA,

quien en suinterrogatorio confiesaque acaba de llegar deMadrid, donde hamantenido una reunióncon otros militantes dela banda. Asimismo,declara que en lacapital ha entregadouna fuerte suma dedinero a un compañerode la organización. Noobstante, lasrevelaciones seapolillan en un cajón.

– Los etarras se mueven

por España con plenalibertad. Viajan enTalgo, armados, de SanSebastián a la estaciónde Chamartín deMadrid, hacen turismoen Toledo en medio deuna visita del entoncespríncipe Juan Carlos,alquilan y compranautomóviles, sedesplazan a Burgos aretirar los explosivosque han sido robadosen un polvorín deHernani, salen de copas

por la noche, confiesana desconocidos sumisión capitalina, dejanhuellas dactilares ypistas en todas lasviviendas arrendadas…Todo ello condocumentación falsa y,en algunos de loscasos, de muy bajacalidad. Y nadie detectanada ni da un leveaviso.

– …Y, por último, eltúnel construido en elsótano del número 104

de la calle ClaudioCoello. Una vez más,los terroristas sonteledirigidos por genteajena a la organizaciónpara dar con ese lugarcon un gran valorestratégico. Todos losdías la comitiva deCarrero pasa por allí.Los terroristas, en lugarde ametrallar el cochedel presidente en uncruce o en unsemáforo, algo quepodía dificultar su

huida, escogen unaopción mucho máscomplicada: laconstrucción de untúnel desde el sótano ypor debajo de la calle.Mucho más enrevesadaporque, en el plazo deejecución de la obra,podían ser descubiertosy echar por la bordatoda la misión. Pero,aunque a causa de lasobras la atmósfera delinmueble apesta a gas,nadie decide intervenir.

Y eso que el portero estambién policíaarmada. Y eso que laEmbajada de EstadosUnidos está ubicada amenos de doscientosmetros. Y eso que elsecretario de Estadonorteamericano, HenryKissinger, transita porla calle Serrano enaquellas fechas y lazona está tomadapolicialmente.¡Inaudito!

Tan sólo me he centrado enuna docena de despropósitos,pero tras la lectura del libroconvendrán conmigo que la listade oprobios, agravios ycontradicciones es interminable.Por todo ello, no conozco anadie, con quien haya hablado,que no tenga sus dudas sobre elatentado de Carrero Blanco.Todos señalan a ETA como lamano ejecutora, pero despuésdesvelan sus sospechas sobreuna conspiración y losinductores.

Tomás Garicano Goñi, quien

fuera el penúltimo ministro de laGobernación con Carrero, sequejó ante la viuda del almirantede los contrastes entre sudimisión y el ascenso de AriasNavarro:

—A mí me matan a un policía—el de la manifestación delPrimero de Mayo— y me cuestael puesto. A Arias Navarro lematan al presidente delGobierno, y no sólo no lo cesansino que le ascienden.59

En esa percepciónconspiratoria coinciden unimportante número de primeras

personalidades de la vida políticaespañola y la familia Carrero enpleno.

José Mario Armero, expresidente de Europa Press, bienrelacionado con los servicios deinformación y uno de losespañoles mejor informados dela época, tiene sus dudas sobre siETA fue manipulada:

—Estoy convencido de que noactuó en solitario. Hay muchascosas que están todavíaencerradas en el cajón de losmisterios. El día en que nosenteremos de la verdad, si es que

nos enteramos, nos llevaremosgrandes sorpresas. ¿Es laizquierda la que liquida a CarreroBlanco? No, no lo creo, ni lo hecreído nunca. Si realmente hayalgo detrás de todo esto, hayindicios de que pudiera ser laextrema derecha la que manipulóa ETA.60

José Solís, ministro secretariogeneral del Movimiento conCarrero y Arias Navarro, no semordió la lengua cuando elperiodista le preguntó en 1985sobre la muerte del almirante:

—Hay manos ocultas en

muchas cosas que ocurren enEspaña. He llegado a pensar queen la muerte de Herrero Tejedorhubo alguna mano oculta…Alguien pudo abatir un peón quepudo hacer la Transición deforma diferente. Pudo ser lamisma mano que mató a Carrerola que mató a Herrero Tejedor.

Adolfo Suárez dejó laPresidencia del Gobierno sindespejar algunas incógnitas,según confesó a sus allegados:

—Me voy sin saber si ETAcobraba en dólares o en rublos.

La familia de Carrero no ha

dejado pasar la oportunidad cadavez que le han preguntado porlas incógnitas y los misterios delmagnicidio. La viuda, CarmenPichot, desde el primer día hadestacado que su marido«estorbaba a alguien».

Su hijo José Enrique tambiénha expuesto sus dudas:

—Los etarras estabantelegrafiados, pero no sé porquién. Es imposible que nadietuviera información de lo queestaban haciendo, a cien metrosde la Embajada de EstadosUnidos. No me lo puedo creer.

Y más recientemente se hapronunciado con una mayorcontundencia:

—Estoy casi seguro de quealguien de dentro del sistemaestaba involucrado. Alguien delRégimen, no necesariamente delGobierno, o puede que algúnmiembro de los ServiciosSecretos. No se le ocurrió sólo aETA. Eso seguro.61

La hija del almirante, CarmenCarrero, también se hapronunciado con claridad:

—De Franco para abajo nosalvo a ninguno. Incluido Arias.

Soy creyente y a lo mejor estoycometiendo pecado mortal, peroes lo que pienso.

Luis comenta que a su padrelo mataron por «una falta total deinterés en su vigilancia».62

La mujer de Carrero leconfiesa a la esposa del ministrode Educación:

—Han matado a mi maridoporque estorbaba… Y tambiénmatarán al siguiente.63

Y no se equivoca. También lointentaron varias veces conAdolfo Suárez. Aunque, comoacuñó el primer presidente de la

Democracia, seguimos sinconocer la divisa que llevaban ensus carteras los conspiradores:francos, dólares, rublos… opesetas. ETA, para llegar aMadrid, cruzó la frontera delárbol Malato, pero no sabemos sitambién atravesó el Atlántico o elTelón de Acero.

ANEXO

DOCUMENTO 1

Un año antes del atentado, eldirector de la Guardia Civil, elgeneral Carlos Iniesta, remitióesta nota secreta a Carrero sobrelos planes de ETA contra elalmirante.

DOCUMENTO 2

Nota elaborada con lainformación facilitada por untopo de la Guardia Civil en ETA.En la misma se alerta de laentrada de comandos de la bandaen España.

DOCUMENTO 3

Un infiltrado de la Guardia Civilen ETA avisa de una operaciónque la banda ha puesto enmarcha con los nombres«Navidades Negras» o «TurrónNegro». Asimismo, informa de lareunión celebrada entredirigentes de la banda ymiembros del PC de Toulouse.

DOCUMENTO 4

Informe de la Policía, tras elatentado de la calle del Correo,en el que relaciona a GenovevaForest con la matanza de Sol ycon el atentado de CarreroBlanco.

DOCUMENTO 5

Nota de Henry Kissinger, de1970, cuando era el consejero deSeguridad de Richard Nixon, enla que destaca las negociacionescon España sobre las basesmilitares.

DOCUMENTO 6

ETA emite un comunicado elmismo día 20 reivindicando elatentado. Califica al almirantecomo un «hombre duro yviolento» y lo presenta como la«pieza de la continuidad» delRégimen.

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Franco, cuando se hallaba devacaciones en San Sebastián, se

reunía con su Gobierno en elpalacio de Ayete. En la primera

fila aparece rodeado, deizquierda a derecha, por López

Bravo (Industria), García-Moncó(Comercio), Carrero Blanco

(vicepresidente), CamiloMenéndez (Ejército) y López

Rodó (Plan de Desarrollo). Lafotografía es del 13 deseptiembre de 1968.

Carrero y su esposa, CarmenPichot, asisten a la reapertura delTeatro Real el 13 de octubre de

1966. En aquellas fechas lapareja no atravesaba uno de sus

mejores momentos.

ETA decidió atentar contraCarrero en Madrid mientras

Franco pasaba sus vacaciones deverano en San Sebastián. En la

fotografía, asiste a uncampeonato de traineras el 9 de

septiembre de 1962.

Durante una audiencia en ElPardo en julio de 1969, Francosaluda efusivamente a su yernoCristóbal Martínez-Bordíu, quefue investigado por Carrero porsus relaciones con la masonería.

El embajador de Estados Unidosen Madrid, Robert Hill,

consideraba que Carrero era unpolítico «arcaico y retrógrado».

En la fotografía, entrega alCaudillo en El Pardo unamuestra de roca lunar enpresencia del ministro de

Asuntos Exteriores, GregorioLópez Bravo. (7 de abril de

1970.)

Carrero jura en El Pardo sucargo de presidente del Gobierno

el 9 de junio de 1972 ante suvaledor, Francisco Franco.

Carrero contó con plena libertadpara formar su primer Gobierno

como presidente, con laexcepción del ministro de la

Gobernación, Arias Navarro (enla fila de abajo, el cuarto por laderecha), que le fue impuesto

por El Pardo. TorcuatoFernández-Miranda (debajo de lafoto del almirante) fue nombrado

vicepresidente.

Carrero lee un discurso, en suépoca de vicepresidente, anteFranco, el Príncipe y AntonioMaría de Oriol y Urquijo, el 11

de julio de 1972.

Franco y el Príncipe, en primerplano, el 20N de 1972, en la

visita a la tumba de José Antonioen el Valle de los Caídos,

seguidos por Carrero y TorcuatoFernández-Miranda.

Funeral por el inspector depolicía Juan Antonio Fernández,asesinado en el centro de Madridel 1 de mayo de 1973. En primerplano, Eduardo Blanco, director

general de la Seguridad. Elteniente general Díez Alegría

aparece en el cuarto puesto de lafila y Carlos Arias Navarro,

entonces alcalde de Madrid, en el

sexto.

Carrero fue uno de los mayoresimpulsores de la Corona como

fórmula para la sucesión deFranco. Siempre apoyó a don

Juan Carlos, un gran aficionadoal deporte de la vela. En la

fotografía en el Campeonato deEspaña de clase Dragon en

agosto de 1973.

Franco reunido, en el palacio deAyete de San Sebastián, con el

último gobierno de la era Carreroel 14 de septiembre de 1973.

Carrero y doña Sofía saludan a laprincesa heredera de Japón,

Michiko, a su llegada a Madrid el13 de octubre de 1973. Fue unode los últimos actos oficiales en

los que participó el almiranteantes de su muerte.

Carrero recibe en su despachodel paseo de la Castellana, 3, al

secretario de Estadonorteamericano Henry Kissingerel 19 de diciembre de 1973, la

víspera del magnicidio.

Maqueta del patio interior de lacasa convento de los jesuitas

fabricada para la películaComando Txikia. En ella se

muestra el lugar por donde, trasla explosión, se precipitó el

automóvil de Carrero, a treinta ycinco metros de altura.

Los bomberos de Madrid retiranuno de los vehículos calcinados

por la potente explosión. Laonda expansiva provocó daños a

una veintena de automóviles y aun centenar de cristaleras.

La bomba, que abrió un cráterdel tamaño de un círculo oval de

diecinueve metros por nueve,destrozó las conducciones de

agua y gas.

Estado en que quedó el vehículodel presidente. El amasijo de

chatarra voló por encima de laresidencia de los jesuitas y cayó a

una cornisa del patio interior.

La capilla ardiente con el cadáverde Carrero fue instalada en elpalacio de Villamejor, sede de

Presidencia del Gobierno.

Tumba del cementerio de ElPardo donde descansan losrestos de Carrero Blanco. El

entonces príncipe Juan Carlosarroja tierra sobre el féretro del

almirante.

Franco, en su tradicionaldiscurso de Navidad ante las

cámaras de TVE, transmitió unacierta confusión cuando,

refiriéndose a la muerte delpresidente, dijo aquello de: «Noen vano reza el adagio popular

que “no hay mal que por bien novenga”».

Carmen Polo da el pésame aCarmen Pichot, viuda de Carrero

Blanco, durante el funeralorganizado por Patrimonio

Nacional el 4 de febrero de 1974.

Torcuato Fernández-Miranda,vicepresidente en el Gobierno deCarrero y presidente interino tras

su muerte.

Jesús María Leizaola, presidentedel Gobierno vasco en el exilio,negó en un primer momento la

autoría de ETA con un frágilargumento: si hubiera sido labanda, él tendría que estar altanto de tal acontecimiento.

El escritor Alfonso Sastre,esposo de Eva Forest, dio cobijo

al etarra Argala en Madrid einfluyó en él con sus ideas

revolucionarias.

El teniente coronel José IgnacioSan Martín, director del SECED,

el servicio secreto fundado porCarrero, mantenía informado alalmirante de las maniobras de

sus adversarios políticos.

Rueda de prensa de ETA enBurdeos el 29 de diciembre de1973. La dirección de la bandareivindica el atentado y mientecuando afirma que el comando

ha huido por Portugal.

ETA adoptó el nombre deEustaquio Mendizábal, Txikia, eljefe militar de la banda muerto

en un tiroteo con la Guardia

Civil, para bautizar al comandoque perpetró el atentado.

Las fotografías que distribuyó lapolicía sobre quienes para ella

eran los autores del atentado. Deizquierda a derecha y de arriba

abajo: Abaitúa Gomeza,Marquín; Larreategui Cuadra,

Atxulo; Beñarán Ordeñana,Argala; Urrutikoetxea

Bengoetxea, Josu Ternera; PérezBeotegui, Wilson y Eizaguirre,Zigor. En un primer momento

confunden a Marquín conKiskur.

Genoveva Forest, la esposa deSastre, conocida como La

Tupamara y La Rubia, ayudó aETA en los atentados de Carrero

y de la calle del Correo.

Carmen Polo de Franco felicitaen el Palacio del Pardo a CarlosArias Navarro tras su juramentocomo presidente del Gobierno.

(2 de enero de 1974.)

Huella del dedo índice de lamano derecha de Argala, hallada

en el piso de la calle Mirlo deMadrid.

La Policía halló un arsenal dearmas en el sótano de la viviendade la calle Hogar, en Alcorcón,donde Argala, Kiskur y Atxulose ocultaron tras el atentado.

Piso franco de la calle Hogar, enAlcorcón. A la derecha se ven las

literas donde durmieron losetarras durante más de un mes

tras la fecha del atentado.

El albañil de Comisiones ObrerasAntonio Durán realizó las obrasdel sótano secreto de la viviendade la calle Hogar, en Alcorcón, e

ideó una trampa hidráulica parapoder acceder a él sin ser

detectado desde el exterior.

Estado en que quedó elsemisótano de la calle Claudio

Coello, 104 tras la explosión. Alfondo, la ventana que daba a un

patio interior.

La entrada del túnel por el quelos terroristas colocaron las

cargas de dinamita debajo de lacalle Claudio Coello.

Envase del medicamentoBuscapina encontrado en el pisode la calle Mirlo, 1. Los etarrashabían escrito en él un número

de teléfono que resultó ser el delpiso donde se escondía elcomunista Simón Sánchez

Montero.

Carátula del Rollo VIII delsumario 273/75, en el que

aparecen, junto a Forest y DuránVelasco, los nombres de los

terroristas que participaron en elatentado. Ezkerra, Wilson yGoiburu permanecían en esemomento en prisión, mientras

que el resto de los encausados seencontraba en rebeldía.

Ficha policial de Argala.

Acta de defunción de CarreroBlanco.

Documentos de identidad falsosde Múgica Arregui, Ezkerra. Las

cartulinas fueron robadas enblanco de una comisaría de

Madrid.

Cartera con herramientas deelectricista que fue abandonada

por Argala en la esquina deClaudio Coello con Diego de

León tras accionar el detonadorde la bomba.

Carta enviada a Eva Forest porsu hijo desde Cuba en la que le

pregunta por «la granja». Serefiere en clave al zulo de la calle

Hogar, en Alcorcón.

Uno de los planos de Madrid,donde se traza un plan de fuga

alternativo, que la Policíaencontró en el piso de los

terroristas.

Croquis policial de la escena delcrimen. A simple vista destaca la

proximidad entre el sótano deClaudio Coello, 104, y la

Embajada de Estados Unidos.

Recorte de una página de undiario de Madrid encontrado en

el registro de la calle Mirlo.Aparece escrita la fecha del

atentado.

Uno de los folios del borradordel libro Operación Ogro, con

información de los miembros delcomando y escrito por Genoveva

Forest. Fue publicado por ETApara aportar su versión particular

y sesgada de los hechos.

Antes de abandonar elsemisótano de la calle Claudio

Coello los terroristas pintaron enla pared las siglas de ETA.

En el sumario queda acreditado

que ETA tenía la intención desecuestrar a Gregorio López

Bravo. Así se lo confiesa Atxuloa un amigo.

ETA cometió infinidad deerrores en Madrid, que nunca

fueron detectados por la Policíay, si lo fueron, la banda actuó

con plena impunidad.

Tres días antes del atentado, unamigo de Atxulo fue detenido e

interrogado en Bilbao sobre lasactividades del dirigente de ETA

y nadie reaccionó tras lasinformaciones sobre su presencia

en Madrid.

El albañil Antonio Durán habíasido detenido varias veces por laPolicía y la Guardia Civil, tenía

antecedentes y era objeto deinterrogatorios sorpresa por sus

actividades sindicales, pero nadiese interesó por sus contactos con

los terroristas.

La participación de Forest fue devital importancia para que los

terroristas pudieran cumplir susplanes en la capital.

Wilson en su declaración ante laPolicía, tras ser detenido en juliode 1975 en Barcelona, confiesalos nombres de los autores del

atentado.

Forest manifiesta a Durán quelos autores del atentado

pensaban ocultarse en el sótanosecreto de la calle Hogar, en el

que ya guardaban rifles,escopetas y pistolas.

El juez Gómez Chaparro, en elauto de procesamiento de 12 defebrero de 1977, señala en su

escrito que los terroristas«hicieron explotar una mina de

gran potencia».

Otro de los objetivos de ETA erallevar a cabo el secuestro en

Bruselas de Ullastres,

representante de España ante laCEE. Previamente, lo habían

intentado en Madrid yfracasaron.

Según la declaración de Wilson,Eva Forest realizó varios viajes a

Francia y mantenía excelentesrelaciones con Ezkerra.

Wilson hace en el sumario ladescripción del personajemisterioso con el que se

entrevistó Argala en el hotel

Mindanao de Madrid y al que élsólo vio al salir.

El embajador de España en Paríssolicita a las autoridades

francesas la extradición de losautores del atentado.

Antecedentes de Josu Terneraque obraban en los ficheros delMinisterio de Justicia el 20 de

septiembre de 1974.

Notas

1. En esa época el SECED de CarreroBlanco ya había sido reconvertido enCESID, tras la llegada de Adolfo Suárez alGobierno.2. ETA llamó así al comando que asesinó aCarrero en recuerdo de su jefe del FrenteMilitar Eustaquio Mendizábal, Txikia,muerto en abril de 1973 en un tiroteo conla Guardia Civil.3. La Triple A (Alianza AnticomunistaArgentina) fue un grupo paramilitarconstituido en 1973 por José López Rega,entonces ministro de Bienestar Social,durante el Gobierno interino de RaúlLastiri. Uno de sus dirigentes, RodolfoEduardo Almirón, se refugió en Españaacompañado por un nutrido grupo depistoleros. Almirón, ya fallecido, me

confesó en una entrevista que mantuve conél en 1999 que había colaborado con losservicios secretos españoles. Era la tónicaen aquellos años: ultra que recalaba enEspaña huyendo de la justicia de su país,ultra que comenzaba a trabajar para elSECED.4. Entrevista mantenida en Roma conStefano Delle Chiae por el autor del libroen el verano de 2001. El dirigenteneofascista italiano me reconoció susbuenas relaciones con Carrero y con elteniente coronel San Martín.5. Se trata, según todos los testimonios yfuentes consultadas, del capitán de corbetadel SECED, ya fallecido, Juan ManuelRivera Urruti. Miembro de los serviciossecretos de Carrero desde su creación,conocido como Pedro el Marino.6. Diligencias de 2 de noviembre de 1979.«Falsificación de billetes del Banco deEspaña por parte de ETA.» Aparecen

implicados Carlos Catalán Sánchez y JuanJosé Molinero Medina. Catalán, entoncesmilitante carlista, seguidor de Carlos Hugode Borbón, declara a la policía que laimpresión de los billetes la va a realizar lamafia marsellesa. La operación se debe aun plan de ETA supervisado por Txomin yArgala.7. El autor conoce las verdaderasidentidades de los colaboradores delSECED y ha mantenido variasconversaciones con ambos. Sobre lasdiferentes materias tratadas conservo notasy documentos. En la actualidad vivenretirados de los servicios secretos y de lalucha antiterrorista. Los dos tuvierondespués problemas con la justicia españolapero lograron solventarlos.8. El Ministerio del Interior francés, enoctubre de 1976, confinó a Argala y otroscinco etarras en una isla situada al nortedel país. Lo acompañaban Maite Arana,

Miren Guridi, Lázaro Arandia, RobertoEtxeberría y Pedro Ereño. Un año despuéspudo regresar a San Juan de Luz.9. En la actualidad reside en Caracas ytrabaja para la Administración venezolana.10. En la terminología de ETA, se llama asía los artefactos explosivos que se colocanadheridos debajo de un vehículo y queestallan al accionar el motor del coche ocon un mando a distancia.11. Es el discurso recurrente de la extremaderecha contra el primer Gobierno deAdolfo Suárez, que ha legalizado al PartidoComunista de España (PCE), ha convocadounas primeras elecciones democráticas enjunio de 1977 y ha conseguido laaprobación en referéndum de laConstitución de diciembre de 1978. Todoello frente a la resistencia del conocidocomo «búnker franquista».12. Peixoto sufrió un atentado y perdió unojo. Lujúa se libró de un secuestro cuando

el comando interceptó por error alciudadano francés Segundo Marey y PérezRevilla fue asesinado por los GAL.13. Ramón Garriga, Los validos deFranco, Planeta, Barcelona, 1981, p. 399.Esta información nunca se ha demostradodocumentalmente.14. El Real Decreto-Ley de 14 de marzode 1977 amplió la concesión de laamnistía a todos los actos deintencionalidad política, dejando fuera alos que hubieran producido lesiones en lavida o en la integridad de las personas.Pero el derecho de gracia culminó con laLey de 15 de octubre de 1977. Sedeclararon amnistiados todos los actos deintencionalidad política, cualquiera quefuera su resultado, con anterioridad al 15de diciembre de 1976, fecha de laaprobación por referéndum de la Ley parala Reforma Política. La nueva amnistíadejó en libertad a todos los etarras

condenados o en espera de juicio pordelitos de sangre. También sirvió paraexcarcelar a Durán y Eva Forest. Quedaronexcluidos los militares de la Unión MilitarDemocrática (UMD) y los del Ejército dela República.15. Se refiere a la esposa del dramaturgoAlfonso Sastre que hizo de intermediariade ETA en Madrid facilitandocolaboradores y pisos para que sehospedaran los miembros de la bandaterrorista. Se la conocía por estesobrenombre debido a sus relaciones coneste grupo guerrillero sudamericano. Eva,o La Rubia, fue captada por Argala.16. Tras ser amnistiada, llegó a sersenadora por Herri Batasuna y se paseó portodo el mundo, como activista de derechoshumanos, denunciando torturas de laPolicía franquista cuando fue colaboradoranecesaria para que se perpetraran losatentados de Carrero y de la calle del

Correo de Madrid, con una docena demuertos.17. En noviembre de 1974, ETA colocóuna bomba en la cafetería Rolando de lacalle del Correo frente a la DirecciónGeneral de Seguridad (DGS), en la Puertadel Sol, y provocó una matanza con docemuertos y decenas de heridos. La bandanunca se atrevió a reivindicar la acción,pero el propio Ezkerra en susdeclaraciones policiales asumió la autoría.18. Véase sumario número 142/73 sobreel atentado. Declaración de Wilson. Elautor ha tenido acceso al documentojudicial, como se demuestra en el anexo.Está compuesto por doce tomos y dospiezas separadas. En total, más de tres milfolios. La investigación duró tres años ymedio. En mayo de 1977, el juez la dio porconcluida. En octubre se aprobó la Ley deAmnistía y los etarras encausados, entree l l o s Wilson y Ezkerra, quedaron en

libertad.19. Gracias a la infiltración en ETA deljoven vasco Mikel Lejarza, El Lobo, laPolicía detuvo en Barcelona a Wilson, enjulio de 1975, y en Madrid a Ezkerra, enseptiembre del mismo año.20. Florencio Domínguez, Josu Ternera,una vida en ETA, La Esfera de los Libros,Madrid, 2006, p. 78. Existe otra versiónque afirma que Argala no abandonó sucasa el 20 de diciembre porque se hallabaen la cama con fiebre, a causa de una gripe,pero Domínguez lo desmiente. Se basa entestimonios directos de los protagonistas.21. Conversaciones del autor con elprotagonista de la historia.22. El general Prim, ministro de la Guerray héroe de la guerra de África, fue elprimer presidente de Gobierno asesinadoen España. Lo acribillaron a trabucazos enla calle del Turco de Madrid en 1870. Susasesinos y los conspiradores del

magnicidio nunca fueron condenados.23. Confesiones al autor del militar Ugartequien, junto al periodista FranciscoMedina, ha escrito el libro Un espía en elPaís Vasco , Plaza & Janés, Barcelona,2005. Ugarte fue el jefe en Euskadi delSECED, primero, y del CESID, después,entre 1972 y 1979.

1. Así se conocen a los etarras que estánfichados por la Policía, en contra de loslegales, que pasan desapercibidos ydesarrollan una actividad a favor de ETA,integrados en la sociedad.

1. Argala Amigo, Txalaparta, p. 100 enadelante.2. Declaración de Wilson ante la Policíatras su detención en 1975. Sumario,pp. 1.603 y ss.3. Cuando en agosto de 1972 se celebra enParís el VIII Congreso del PCE, Sastre,que había formado parte de la Ejecutiva, yahabía roto con la dirección.4. Fue detenido el 16 de octubre de 1993por la Policía francesa junto a otrosmilitantes de la organización armada. Se leacusaba de ser uno de los responsables delaparato de mugas de la banda. Tras cumplirsu condena, quedó en libertad. En laactualidad se desconoce su paradero.5. Xavier Domingo, «El Viejo Topo», DeCarrero Blanco a Eva Forest , EdicionesAndré Balland, París, 1975. Forest sebenefició de una campaña internacional dela oposición en el exilio que calificaba de«monstruosa» la investigación policial

contra ella. El texto, firmado por XavierDomingo, duda de que ETA recurriera enMadrid a Eva, a la que presenta como unmirlo blanco. En contra de todas laspruebas y testimonios acumulados, el libroduda de su implicación en los atentados deCarrero y de la calle del Correo.6. Julen Agirre, Operación Ogro. Cómo ypor qué ejecutamos a Carrero Blanco ,Hórdago, San Sebastián, 1979. Según ladeclaración policial de Ezkerra, el librofue ideado por él, Argala, Atxulo y Kiskuren su primera parte. La segunda laescribieron Argala y Atxulo. Todo eltrabajo fue supervisado por Pertur ycorregido por Eva Forest. Fue redactadodurante una semana del mes de marzo de1974 en la villa del anarquista abertzaleMarc Legasse, en la calle Ravel deCiboure, cerca de San Juan de Luz, y fueentregado en la Editorial Ruedo Ibérico deParís por Pedro José Ereño, Pelos. ETA

recibió por el trabajo cien mil pesetas, quefueron ingresadas en una cuenta de laLibrería Mugalde. Una copiamecanografiada, con anotaciones a manoen los márgenes, le fue hallada a Forestpor la policía en su casa. Ocupa los folios1.722 a 2.051 del sumario.7. «Pequeño» en vascuence.8. Eva Forest, Diario y cartas desde lacárcel, Éditions des Femmes, París, 1975,p. 4.9. Lidia Falcón, Viernes 13 en la calle delCorreo, Planeta, Barcelona, 1981, p. 144.

1. Javier Tusell, Carrero. La eminenciagris del régimen de Franco, Temas deHoy, Madrid, 1993, pp. 370-373.2. Intervención en las Cortes, 21 deoctubre de 1970. Discursos y escritos deCarrero, pp. 234-248.3. Rafael Fraguas, Espías en laTransición, Oberon, Madrid, 2003, pp. 43y 52. Todo el aparato durmiente de loscomunistas fue desmontado por Carrillotras sus pactos con Suárez y el rey.

1. Francisco Franco Salgado-Araujo, Misconversaciones privadas con Franco,Planeta, Barcelona, 1976, p. 12.2. Ibidem, pp. 497-498. La conversaciónentre los primos se desarrolla el 13 demarzo de 1967.3. Ibidem, conversación mantenida el 29de mayo de 1967, p. 507.4. Jesús Palacios, «Franco. Los archivossecretos» (y IV). La CIA financió a laoposición antifranquista. Revista Tiempo,14 de diciembre de 1992, Madrid, pp. 102-105. Conversaciones mantenidas con elautor.5. Ismael Fuerte, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe mortal, El País, Madrid,1983, p. 101.

1. Jesús Palacios y Stanley G. Payne,Franco: Mi padre , La Esfera de losLibros, Madrid, 2008, p. 110.2. Javier Tusell, Carrero, op. cit., pp. 61-64.3. Federico Silva Muñoz, MemoriasPolíticas, Planeta, Barcelona, 1993,p. 226.4. Carlos Fernández, El almiranteCarrero, Plaza & Janés, 1985, p. 112.Declaraciones del 7 de junio de 1947.5. Rafael Borràs, El Rey de los Rojos,Vergara, Barcelona, 2005, pp. 235-236.6. Manuel Fernández Monzón y AlfredoGrimaldos, Una vida revuelta , Península,Barcelona, 2011, pp. 148-149.7. Rafael Borràs, El Rey de los Rojos, op.cit., p. 238.8. Ibidem, pp. 300-301.9. Testimonio de Carrero. Ricardo de laCierva, Historia del Franquismo, vol. II,Planeta, Barcelona, 1979, p. 100.

10. Hay que esperar ocho años para que seaplique esta normativa. Las convulsionesinternas del Régimen aconsejan a Francoretrasar su decisión hasta julio de 1973,cuando ya el Caudillo ha entrado en sugrave enfermedad.11. Manuel Fraga Iribarne, Memoria brevede una vida pública, Planeta, Barcelona,1983, pp. 187-188.

1. Decreto 511/72 publicado en el BOE de3 de marzo de 1972.2. Ricardo Pardo Zancada, 23-F. La piezaque falta, Plaza & Janés, Barcelona, 1998,p. 111. Pardo Zancada formó parte delequipo de San Martín entre 1973 y 1988.3. Fernando Rueda, La Casa, Temas deHoy, Madrid, 1993, pp. 377-379. Muchosde los colaboradores de San Martínalcanzaron durante la democracia elentorchado de general: Santiago Bastos,José Faura, Gilberto Marquina, AntonioMartínez Teixidó, Luis Oliver, JuanPeñaranda, José Peñas, Juan PérezCrussells, Manuel Monzón y AndrésCassinello, entre otros.4. José Ignacio San Martín, Servicioespecial. A las órdenes de CarreroBlanco, Planeta, Barcelona, 1983, p. 46. Eljefe de los servicios secretos desvela lasinterioridades del SECED.5. Manuel Cerdán, El informe Jano, Plaza

& Janés, Barcelona. 2010.6. José Ignacio San Martín, ServicioEspecial, op. cit., p. 46.7. Rafael Fraguas, Espías en laTransición, op. cit., p. 207. Declaracionesde Markus Wolff, conocido en el mundodel espionaje por el sobrenombre deKarla, jefe de los servicios secretos de laRepública Democrática Alemana durantedécadas.8. SDEC: Servicio de DocumentaciónExterior y Contraespionaje; DST:Dirección de Vigilancia del Territorio;SID: Servicio de Información de Defensa;BND: Servicio Federal de Inteligencia.

1. Ángel Ugarte y Francisco Medina, Unespía en el País Vasco , op. cit., pp. 50 y51.2. Más tarde pasaría a ser jefe del SECEDy del CESID en el Norte durante toda laTransición hasta el día de Reyes de 1979,dos semanas después del atentado contraArgala. Su vida corría peligro ya que ETAhabía puesto precio a su cabeza. Durante untiempo sirvió de enlace con ETA parainiciar un período de negociaciones siendoMartín Villa ministro del Interior.3. Conversación con Ángel Ugarte, 28 demayo de 2012.4. El gran despliegue de dinero y mediostécnicos no llega a los servicios secretoshasta la época del CESID bajo el mandodel teniente general Emilio AlonsoManglano.

1. Ángel Ugarte, Espía en el País Vasco ,op. cit., p. 302. Un año después, entre losdías 11 y 13 de octubre, se celebra en elteatro Jean Vilar de Suresnes, una ciudadpróxima a París, el XIII Congreso de lossocialistas en el que eligen secretariogeneral a Felipe González. Asisten elalemán Willy Brandt, François Mitterrandy el presidente de la InternacionalSocialista Bruno Pitterman. Agentes delSECED, entre quienes se encontraba elpropio Ugarte, facilitaron a González,Guerra, Gómez Llorente, Redondo, Rubial,Múgica y López Albizu pasaportes para quepudieran salir de España y los condujeronhasta la frontera francesa. Los pasaportesestaban expedidos para sólo ese viaje y lossocialistas tenían que devolverlos a lavuelta. Lo hicieron todos menos González,que exigía tener pasaporte como cualquierotro español. Los hombres del Servicio setuvieron que emplear a fondo para

convencer al ministro Carro y a AriasNavarro que aquella operación erafavorable para el Régimen, ya que lospolíticos carecían del documento por susantecedentes.2. Manuel Fernández Monzón y AlfredoGrimaldos, Una vida revuelta , op. cit. Elgeneral Monzón, que también formó partedel SECED, comenta que en «Suresneshabía más espías que militantessocialistas».3. En 1979 fue nombrado por AdolfoSuárez director general de la Policía. Ochoaños después falleció en Madrid a la edadde setenta años.4. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, Libros Libres, Madrid, 2011,p. 69. Extracto literal de las memorias delcomisario Sáinz (Testimonios de unpolicía español, Madrid, 1993), editadaspara consumo familiar.5. Varios Autores, Violencia política en la

España del siglo XX, Taurus, Madrid,2000. En 1974, de los 168 miembros deETA que habían pasado a la clandestinidaden Francia, el 62,5 por ciento se habíansumado a la banda en los tres añossiguientes al Proceso de Burgos.6. José Sáinz González, Testimonios, op.cit., 1993, p. 203.7. Rodolfo Martín Villa, Al servicio delEstado, Planeta, Barcelona, 1984, p. 159.8. Después participarían en el atentadocontra Carrero.

1. Laureano López Rodó, La larga marchahacia la Monarquía , Noguer, Barcelona,1977, p. 305.2. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, Plaza & Janés, Barcelona, 1992,pp. 310-311.3. Su transcripción íntegra, clasificada de«muy secreta», se encuentra en losArchives Georges Pompidou de París.

1. Declaración de Wilson ante la BrigadaRegional de Investigación Social de laJefatura Superior de Policía de Barcelona,1 de agosto de 1975. Sumario, folios1.620 y ss.2. El TOP es un tribunal que viene asustituir los tribunales militares y alTribunal Especial de Represión deMasonería y Comunismo. Según su diseñolegal, el TOP persigue los delitos que«subvierten los principios básicos delEstado, perturban el orden público ysiembran la zozobra en la conciencianacional».3. Declaración de Forest tras su detenciónen noviembre de 1974. Sumario calle delCorreo, p. 62.4. Xavier Domingo, De Carrero Blanco aEva Forest, op. cit., pp. 10-11.5. En español txakurra se traduce por«perro». Los etarras llaman así a lasfuerzas de seguridad.

6. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., p. 27. El comisario deBilbao, José Sáinz González, señala queeste individuo es de Madrid y antiguoconocido de Kaskazuri, segúninformación de unos infiltrados en labanda. Los datos físicos del personajeanónimo fueron aportados por Wilson ensu declaración sumarial.7. Wilson declara en el sumario que porese detalle podía aportar la descripción dedicho individuo al que pudo ver sólodurante unos segundos.8. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.621.9. Entrevista del autor con Wilson enVitoria, abril de 2001.10. Lidia Falcón, Viernes 13 , op. cit.,p. 211. Aquella escena fue reproducida porGillo Pontecorvo en la película OperaciónOgro. Aparece una mujer como Eva.11. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,

p. 20.12. Ibidem, p. 22. A partir de ese momentolos terroristas se refieren a Carrero comoOgro y denominan así la operación queejecutarán.13. Así se llamaba a los policíasnacionales porque iban uniformados contrajes de color gris.14. Ramón Garriga, Los validos deFranco, op. cit., p. 349, y conversacióncon Wilson en Vitoria, año 2001.15. «Pistola», en el argot de losdelincuentes.16. Sumario. Declaración de Wilson, folio1.602.

1. Ejemplar de 21 de diciembre de 1972.2. Ibidem.3. Rodolfo Martín Villa, Al servicio delEstado, op. cit., p. 48.4. Sábado Gráfico, 18 de febrero de1972.5. Discurso de Franco. Diario de Sesionesde las Cortes de 18 de noviembre de 1971.

1. En cierta ocasión le dijo al cardenalTarancón: «Ha de saber, señor cardenal,que para mí es más importante ser hijo dela Iglesia que vicepresidente delGobierno». José Ignacio San Martín,Servicio Especial, op. cit., p. 73.2. Joaquín Bardavío, La Crisis, Sedmay,Madrid, 1974, p. 24. Trabajo para Carreroen la Presidencia del Gobierno.3. Sacerdote irlandés, afincado en EstadosUnidos, que promocionó una campañainternacional conocida como «Cruzada deOración», que promocionaba el rosario enfamilia.4. Pintor e intelectual antifascista durantela Guerra Civil. Pasó por la cárcel perodespués se convirtió en el pintor de cámarade la alta sociedad madrileña, realizandoincluso retratos a Franco.5. Diario Pueblo, entrevista con EmilioRomero, 7 de febrero de 1968.6. Diario, ABC, entrevista de Pedro J.

Ramírez a Guillermo Carrero-Blanco, hijodel almirante, 20 de diciembre de 1975.7. Discurso pronunciado en la Escuela deEstado Mayor, 24 de abril de 1968.8. Ramón Garriga, Los validos de Franco,op. cit., pp. 330-331.9. Carlos Fernández, El almiranteCarrero, op. cit., p. 127, 4 de diciembrede 1951.10. Ramón Garriga, Los validos deFranco, op. cit., pp. 330-331.11. Manuel Campo Vidal, Información yservicios secretos en el atentado delpresidente Carrero Blanco , ArgosVergara, Barcelona, 1983, p. 72.12. Ramón Garriga, Los validos deFranco, op. cit., p. 351. El terreno locompra a comienzos de 1973.

1. Nota del 10 de julio de 1968.2. Laureano López Rodó, La larga marchahacia la Monarquía, op. cit., p. 432.3. Idem, Memorias III, op. cit., p. 151.4. Rodolfo Martín Villa, Al servicio delEstado, op. cit., p. 48.

1. Declaración ante la Policía de Wilson.Sumario, folio 1.603.2. En el telegrama confidencial número700 enviado desde la Embajada en Madrid,en enero de 1971. Véase AlfredoGrimaldos, La CIA en España, Debate,Barcelona, 2006, p. 126.3. Ibidem, p. 18. Confesiones de Monzónal autor del libro sobre los serviciossecretos estadounidenses.4. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., pp. 207-210. El autorcita un telegrama del embajador español enWashington y una carta al general DíezAlegría; ambos documentos están en laFundación Nacional Francisco Franco.5. Ocupó este cargo desde mayo de 1972hasta julio de 1976; incluso, entre julio yseptiembre de 1973 llegó a ser jefeinterino, hasta el nombramiento deWilliam Egan Colby, que aguantó en supuesto durante los años más difíciles de la

Transición.6. Vernon A. Walters, Misiones discretas ,Planeta, Barcelona, 1981, pp. 327 y ss.7. El SECED, el sucesor de laOrganización Contrasubversiva Nacional(OCN), bajo el mando de San Martín, seconstituye en marzo de 1972 cuando losactivistas de ETA ya estaban instalados enla capital de España.8. Alfredo Grimaldos, La CIA en España,op. cit., p. 127.9. Vernon Walters, Misiones discretas ,op. cit.

1. En esa época sólo se le conoce por eseapodo. Años más tarde, sus compañerospasan a llamarle Josu Ternera.2. «Acción», traducción del vascuence alespañol.3. Era zurdo y de ahí su apodo, en vasco.También utiliza en la clandestinidad losseudónimos de Urtain, Roberto, Baserri,Bigote y Zurdo, entre otros.4. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.622.5. Boletín Informativo n.º 1 del 20 deenero de 1976. Comisaría General deInvestigación Social. Documento 21133del Archivo Histórico de la DirecciónGeneral de la Policía. Ficha de Ezkerratras su detención en septiembre de 1975.6. Cabras son los seguidores del activistaZumalde, conocido como El Cabra, querompió con ETA. Con elas se refiere a losseguidores del partido ELA-STV (EuskoLangileen Alkartasuna-Solidaridad de

Trabajadores Vascos), escindido de labanda. Anai-Artea y Branka sonasociaciones que se dedicaban a darcobertura a los refugiados vascos enFrancia. La primera estaba dirigida porTelesforo Monzón. Los etnolingüistas deETA, como Txillardegui, Garmendia oJáuregui, editaban la revista Branka. Estegrupo estaba alineado ideológicamente al o s milis en defensa del puritanismoabertzale.7. Informe de la Comisaría General deInformación. Brigada Central. Diligencias910 de 5 de agosto de 1980, tras ladetención de Ezkerra, entonces miembrodel Comité Ejecutivo de EIA. Lo acusan de«estar implicado con miembros de ETAPM», pero es puesto en libertad.8. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.603.9. Gregorio Morán, Los españoles quedejaron de serlo. Cómo y por qué

Euskadi se ha convertido en la granherida histórica de España, Planeta,Barcelona, 2003, p. 405. Las diferenciasentre ambos se mantuvieron hasta que seprodujo la división de la banda, en octubrede 1974, en ETA Militar y ETA Político-Militar.10. Declaración de Eva Forest ante lapolicía. Sumario, folio 1.007. En ese pisose refugiaron también los terroristas quese desplazaron en 1974 para realizar lospreparativos del atentado de la calle delCorreo.11. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,p. 18.

1. Nota informativa redactada por unagente especial en Francia el 17 dediciembre de 1972. Tiene el título:«Entrada en España de comandos de ETA-ENBATA con fines terroristas». El autorconoce la identidad del topo pero prefiereque siga manteniéndose en el anonimatopor cuestiones de seguridad. El nombre deJavier, por tanto, es ficticio, pero guardarelación con la operación.2. José Ignacio San Martín, ServicioEspecial, op. cit., p. 81.3. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero. Las razones ocultas de unasesinato, Temas de Hoy, Madrid, 1998.4. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., p. 89. A partir de lasmemorias de Sáinz.5. Luis Pinillo es el policía que se desplazaa Madrid, siguiendo instrucciones de sujefe, la misma tarde del atentado con dosálbumes con fotografías de miembros de

ETA, que luego sirven para identificar a losintegrantes del comando.6. Entrevista con el autor para laelaboración del libro.7. Sólo han logrado sobrevivir cinco deellos. ETA asesinó a los otros cuatro.Algunos de ellos acompañaban alpresidente de la Diputación de Guipúzcoa.8. Iturbide fue condenado en 1985 por laAudiencia Nacional a 231 años de cárcelpor la autoría de siete asesinatos y dosfrustrados. El colaborador de los serviciossecretos, de treinta y cinco años, estabaconsiderado el miembro más activo delBatallón Vasco Español (BVE) en laprovincia de Guipúzcoa. De ideologíaultraderechista, era un fiel exponente de laguerra sucia contra ETA y siempre fueayudado en todos sus crímenes porLadislao Zabala, que también fuecondenado. Los asesinatos fueroncometidos entre 1979 y 1981, antes de

que apareciera en escena los GruposAntiterroristas de Liberación (GAL). ElBVE y los GAL fueron dos franquiciasantiterroristas utilizadas por los serviciossecretos y la Policía para luchar con suspropias armas. En el asesinato de Argalaparticiparon miembros del BVE, que mástarde formaron parte de los GAL.

1. Laureano López Rodó, La larga marchahacia la Monarquía, op. cit., p. 434.2. Castañón de Mena, ministro del Ejércitoy uno de los hombres fuertes del Régimen.3. Jesús Palacios y Stanley G. Payne,Franco: Mi padre, op. cit., pp. 652-653.4. Laureano López Rodó, La larga marchahacia la Monarquía, op. cit., p. 435.

1. Declaración de Ezkerra. Sumario, folio1.414.2. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, Plaza & Janés, 1992, p. 342.3. Ibidem, p. 342.4. Ése es el dato que aporta en sudeclaración Ezkerra. Puede tratarse deKaskazuri, un experto en mugas y enlaced e Argala en Madrid. Sumario, folio1.414.5. Se conoce así a los habitáculos ocultosde una vivienda que utilizaban los gruposrevolucionarios.6. De los condenados por el Consejo deGuerra de Burgos, 14 superaban los 10años de condena: Jokin Gorostidi, XabierIzco de la Iglesia, Eduardo Uriarte, MarioOnaindía, Javier Larena, José MaríaDorronsoro, Jon Etxabe, EnriqueGuesalaga, Gregorio López Irasuegui,Itziar Aizpurúa, Julen Kalzada y JoséAntonio Karrera.

7. Declaración de Ezkerra. BoletínInformativo n.º 1, 20-1-1976. Documento21133 del Archivo Histórico de laComisaría General de Investigación Social.8. En la investigación policial se mantieneque los setenta y cinco kilos utilizados enel atentado procedían de ese cargamentosustraído de la fábrica de IgnacioGuruceaga, el 30 de enero de 1973.9. Declaración de Ezkerra. Sumario, folio1.415.10. Lidia Falcón, Viernes 13 en la calledel Correo, op. cit.11. Boletín Informativo n.º 7 del 14 defebrero de 1974. Comisaría General deDocumentación. Archivo Histórico de laComisaría General de Investigación Social.Registro de Salida 1772.12. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,pp. 53-60 y conversación del autor conWilson.13. Ibidem, p. 26.

14. Conversación del autor con Wilson.15. Ismael Fuerte, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe Mortal, op. cit., p. 115.16. El autor contabilizó varias «hostias» enla conversación que mantuvo con él en2001 en Vitoria en los preparativos dellibro Lobo, un topo en las entrañas deETA.17. En Madrid habían sido asesinadoscuatro presidentes del Gobierno —Canalejas, Cánovas, Eduardo Dato y Prim—, pero jamás nadie de ese nivel habíasido secuestrado.18. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,p. 62.

1. Pilar Urbano, La Reina, Plaza & Janés,Barcelona, 1996, p. 115.2. Diario ABC, 20 de diciembre de 1983.Diario de Fernández-Miranda.3. Philippe Nourry, Juan Carlos, un reypara los republicanos , Planeta,Barcelona, 1986, p. 180.4. José Ignacio San Martín, ServicioEspecial, op. cit., pp. 50-51. El tenientecoronel saca de dudas sobre este incidenteaclarando que se lo contó Carrero.5. Philippe Nourry, Juan Carlos, op. cit.,pp. 180-181.6. En un argot popular, sinónimo de masón,por el mandil.7. Pilar Urbano, El precio del Trono ,Planeta, Barcelona, 2011, pp. 413-417.8. Ibidem. Según Pilar Urbano los datos dela operación le fueron facilitados por losagentes del SECED, José Manuel Calero yÁngel Abia.9. Ibidem, p. 416.

1. Laureano López Rodó, Memoria, vol.III, «El principio del fin», Plaza & Janés,1992, Barcelona, p. 237.2. Conversación del autor con JulenMadariga. San Juan de Luz, junio de 2012.3. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit., pp. 36-37. Declaracionesde Eduardo Blanco, el responsable de laSeguridad, a los autores del libro.4. Pilar Urbano, El precio del Trono , op.cit., p. 438.5. Memorándum dirigido por H. GregoryThomas, de la Office Of Strategic Services(OSS), la antesala de la CIA, al coronelWilliam J. Donovan, sobre las gestiones deJosé Antonio Aguirre, presidente delGobierno vasco en el exilio.6. Mikel Rodríguez, Espías vascos,Txalaparta, Tafalla (Navarra), 2004, p. 109.7. Ibidem, p. 249.8. Entrevista del autor con Madariaga enSan Juan de Luz, mayo de 2012. El

histórico y fundador de ETA confirmóesos vínculos con los espías del PNV.9. José Díaz Herrera, Los mitos delnacionalismo vasco, Planeta, Barcelona,2005, p. 520.

1. José Ignacio San Martín, ServicioEspecial, op. cit., p. 50. El 26 deseptiembre de 1973, dos meses antes delasesinato, queda constituida la ComisiónNacional de Coordinación de laInformación.2. J. I. San Martín, Servicio especial,Planeta, 1983, p. 49. El jefe de SECEDcalifica el artículo de fantasmagórico. Sinembargo, nueve años después se erige enuno de los cerebros del golpe militar del23-F por el que es condenado. Su númerodos en el Servicio, Quintero, también seríaseñalado como uno de los promotores deotra intentona golpista conocida como el«golpe de los coroneles».3. Argala no hablaba en falso. Añosdespués, ETA intentó esa operación contrael rey en Palma de Mallorca.4. José María Manrique y Matías Ros, Elmagnicidio de Carrero Blanco , EditorialAKRON, Madrid, 2010, p. 30.

5. Revista Tiempo. Suplemento «LaTransición». Comentario de su directorJosé Oneto.

1. Julen Agirre, Operación Ogro , op. cit.,p. 39.2. Lidia Falcón, Viernes 13 en la calle delCorreo, op. cit., p. 153.3. En el edificio del Correo estaba la sedede la Dirección General de Seguridad y loscalabozos donde conducían a los detenidospor cuestiones políticas. Allí eraninterrogados y algunos, torturados.4. Veinte años después llegó a ser directordel diario abertzale Egin y fue condenado adoce años de cárcel por colaboración conbanda armada.5. Comando Txikia: Muerte de unpresidente. Primera película sobre elatentado, dirigida en 1977 por José LuisMadrid, producida por Servifilms y con unguión de Rogelio Baón, el diputado yafallecido del Partido Popular. Fue rodadaen los escenarios reales, tales como elpiso de la calle Mirlo. El sótano de la calleClaudio Coello fue reconstruido a partir de

la distribución original.6. Fernando Vizcaíno Casas, 1973. El añoen que volaron a Carrero Blanco ,Planeta, Barcelona, 1993, pp. 60-61.

1. «Estudio Especial sobre la Juventud,Criterios para una política de Juventud.»Consejo Nacional del Movimiento.2. Javier Tusell y Genoveva Queipo deLlano, Tiempo de incertidumbre , Crítica,Barcelona, 2003, p. 13. Los autores hacenreferencia al informe: «Consideracionessobre el problema de la ETA y delseparatismo vascongado».3. Sumario, folio 1.618. Wilson, ademásde Pérez Revilla, señala a Mikel Lujúacomo otro de los asesinos. Los GALtambién pretendieron secuestrar a Lujúa,pero logró escapar.4. Vicente Gil, Cuarenta años junto aFranco, Planeta, Barcelona, 1981.5. Laureano López Rodó, La larga marchahacia la monarquía, op. cit., p. 437.6. Manuel Fraga, Memoria breve , op. cit.,p. 293.7. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 368.

8. Véase la declaración sumarial. Puedeque confunda a Marquín con Atxulo ya queen esa época es poco probable queestuviera en Madrid.9. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit. Los autores recogen lasdeclaraciones del teniente coronelAguado, que falleció en el año 2000.10. Ibidem, pp. 105-106.11. Véase el informe de la BrigadaRegional de Investigación Social, en el quese recogen los documentos y enseresencontrados en el piso de Mirlo, 1.Diligencias n.º 6.038, en el sumario.12. Así llamaban, tan eufemísticamente,los subversivos sudamericanos al lugardonde escondían a sus secuestrados.13. José María Manrique y Matías Ros, Elmagnicidio de Carrero Blanco , op. cit.,p. 57.

1. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 362.2. Documento A-192 de la Embajada deEstados Unidos en Madrid de 26 de agostode 1973.

1. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.505.2. María Esperanza Goikoetxea es hermanadel terrorista Txapela, que fue asesinadopor los GAL a finales de 1983.3. Declaración de Ezkerra ante la Policía.Informe 21133, titulado «OperaciónOgro».4. Declaración de Fernando Carratalá antela Policía. Sumario, folio 1.590.5. Confidencia al autor.6. Anuncio publicado por el diario ABC el10 de abril de 1973. El Diario del siglo XX.El Mundo. Año 1973, p. 15.7. Nota del 7 de mayo de 1973,reproducida en el libro de Laureano LópezR o d ó , La larga marcha hacia laMonarquía, op. cit., pp. 440-442.8. Idem, Memorias, vol. III, op. cit., p. 380.9. Ibidem, p. 440.10. Ibidem, p. 442.11. No ocurriría hasta dos años después,

tras la muerte de Franco el 20 denoviembre de 1975. El Caudillo se resistea abdicar en todo ese tiempo aunsoportando una grave enfermedad.12. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., p. 182.13. José María Portell, Los hombres deETA, Dopesa, Barcelona, 1976, p. 83.14. Fue uno de los policías, colaboradordel SECED, que participó en la captaciónde El Lobo e hizo de enlace suyo.15. Pilar Urbano, El precio del Trono , op.cit., pp. 450 y 898. La autora afirma que lainformación le ha sido facilitada por lospolicías que estaban entonces destinadosen el País Vasco y que participaron en laoperación: Francisco Gómez, ÁngelOrtega, José Ubach y Julio Hierro Moset.16. ETA asesina después a un taxista aquien acusa de la delación de Txikia.17. José Sáinz González, Testimonios deun policía español, op. cit., pp. 636-637.

18. José María Portell, Los hombres deETA, op. cit., p. 169.19. Ibidem, p. 80.20. Antxon Sarasqueta, revista Blanco yNegro, enero de 1978. Tarradellas cuentaal autor de la entrevista que tras elasesinato de Carrero, leyendo la prensafrancesa, comprobó que, entre las fotos delos sospechosos de haber perpetrado elmagnicidio, destacaban tres de los etarrasque asistieron a la reunión de San Juan deLuz. Uno de ellos, sin duda alguna, eraEzkerra.

1. Carrero mantiene su despacho enCastellana, número 3, y continúa viviendoen su domicilio particular de HermanosBécquer.2. Manuel Fernández Monzón y AlfredoGrimaldos, Una vida revuelta , op. cit.p. 147.3. José María de Areilza, Diario de unministro de la Monarquía , Planeta,Barcelona, 1977, p. 216.4. Areilza, secretario del Consejo Privadode don Juan de Borbón, fue nombrado porArias ministro de Asuntos Exteriores, ensustitución de Pedro Cortina, durante elprimer Gobierno de la Monarquía.5. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., pp. 255-256. A partir delrelato que le hace Carmen Carrero Pichot.6. Ramón Garriga, Los validos de Franco,op. cit., p. 354.7. Carlos Fernández, El almiranteCarrero, op. cit., p. 245.

8. Rafael Borràs, El día en que mataron aCarrero Blanco, op. cit., p. 256.9. Laureano López Rodó, Memorias, vol.I I I , op. cit., pp. 230-231, «Todos losintentos contra el Almirante CarreroBlanco resultaron vanos: en junio de 1973fue nombrado Presidente. Sólo la ETAconsiguió su eliminación, lo que abrió lapuerta de Castellana 3, contra toda lógica,a Carlos Arias Navarro».10. Ibidem, p. 233.11. Javier Tusell, Carrero, op. cit., p. 417.12. Eduardo Martín de Pozuelo, Lossecretos del Franquismo ,LibrosdeVanguardia, Barcelona, 2007,p. 314.

1. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.622.2. Declaración de Wilson ante la Policíatras su detención en junio de 1975.3. José María Manrique y Matías Ros, Elmagnicidio de Carrero Blanco , op. cit. Lainvestigación fue archivada y no se tomóningún tipo de medida contra Zigor. Losautores lo corroboran con un documento alque han tenido acceso: el BoletínInformativo n.º 7 del 14 de febrero de1974 de la Comisaría General deInvestigación Social.4. Iker Casanova y Paul Asensio, Argala,Txalaporta, Tafalla (Navarra), 2006, p. 123.Los autores reproducen una entrevistamantenida con un miembro de ETA en1998, que en 1972 se había cruzado conArgala en la estación de Atxuri en Bilbao:«Llevaba el pelo teñido de rubio, que se lohabría puesto para que no se lereconociera, pero le había quedado de un

color muy llamativo. Era horroroso.Llamaba la atención a kilómetros. Argalasiempre respetaba las normas de laclandestinidad y, aunque me vio, me ignorópor completo».5. El número telefónico 2755570 aparecióanotado en una caja de supositoriosBuscapina debajo de un teléfono en una delas mesitas de noche del piso de la calleMirlo, 1, que la Policía inspeccionó tras elmagnicidio. Estaba registrado en unavivienda de Conde de Peñalver, 47, ycompartido por otro piso, en AlonsoHeredia, 13. Informe del 24 de diciembrefirmado por el comisario jefe. Sumario,folio 191.6. Ballesteros fue nombrado un añodespués, en 1974, comisario de SanSebastián y, en 1979 sustituyó alcomisario Conesa al frente de laComisaría General de Información. ConUCD fue jefe del Mando Único de la

Lucha Contraterrorista (MULC) y con elPSOE, jefe de Operaciones Especiales.Todo un encantador de serpientes.7. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., p. 119.8. Declaraciones ante la Policía deAramburu y Uriarte Ugarte. BoletínInformativo n.º 7 del 14 de febrero de1974. Comisaría General de InvestigaciónSocial. Registro de Salida 1772. Además,sus declaraciones en el sumario el 29 dediciembre de 1973, folios 252 y 255.9. Confesión de Atxulo a Aramburu, segúnla declaración policial de éste.10. Sumario, folio 252. A preguntas delpolicía Juan Antonio González, elconocido comisario de la cacería de laOperación Gürtel y de la entrega deRoldán en Bangkok.11. Boletín Informativo n.º 7, folio 13.María señala en su declaración a losagentes que no comentó nada antes porque

las amenazó con que «iría a por ellas sidecían algo».12. En la declaración sumarial figura comoEl Marquina, folio 253.13. Esta declaración demuestra que,aunque Marquín no participa directamenteen el atentado, como al principio creen losinvestigadores, sí colaboró en lospreparativos para el secuestro de Carrero yque, de manera intermitente, estuvo enMadrid.14. Sumario, folio 254.

1. Iker Casanova y Paul Asensio, Argala,op. cit., p. 142.2. Declaración de la camarera MaríaTeresa Piña, que salía con Aya Zulaica.Sumario, folio 839.3. Declaración de Wilson. Sumario, folio1.504. Dice que los miembros de ETA enMadrid suelen quedar en bares y que en esaépoca la banda disponía de tres pisos en lacapital: avenida Mediterráneo, AlbertoAguilera y Mirlo. Él estuvo el mes deagosto en Inglaterra y regresó enseptiembre a Madrid, donde sólopermaneció dos semanas.

1. Declaración de Ezkerra ante la Policía.2. En su declaración policial afirma quepermaneció en el sindicato hasta 1974.Sumario, folio 2.714.3. En su declaración sumarial Duránmiente cuando afirma que compra lavivienda con el dinero que ha recibido deuna indemnización por un accidente.También miente cuando dice que en la obratrabajan con él sólo dos jóvenes vascos yque sólo puede identificar a Argala.Sumario, folio 2.715.4. Un producto muy conocido en aquellaépoca. Era una lámina de plástico que sepegaba en la superficie de manera simple.Se usaba mucho en las viviendas deprotección oficial.5. Conversación mantenida por el autorcon Durán en 2003 con el objetivo deelaborar un reportaje para El Mundo conocasión del treinta aniversario delatentado. Posteriormente, el periodista

Ramón Rubiales entrevistó al albañil parael programa Objetivo de Telemadrid,dirigido por el autor del libro.6. En un cuadernillo gráfico reproducimoslas imágenes del interior del zulo, quefueron tomadas por la Policía.7. Declaración de Ezkerra. Sumario, folio1.416.8. Ibidem.9. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit, p. 101. Tras la detenciónde Eva Forest y Durán, la Policía encontróun verdadero arsenal en el sótano.10. Así sucedió cuando fue detenida yprocesada en 1975 por el atentado de lacalle del Correo y de Carrero. Lo negótodo, a pesar de las cuantiosas evidencias,pruebas y testimonios, incluido el delpr o pi o Ezkerra, hasta que quedó enlibertad tras ser amnistiada en 1977. Nuncase sentó en el banquillo y se salvó de unalarga condena.

11. Carta enviada desde La Habana yfechada el 16 de noviembre de 1973.Sumario, folio 2.091.12. La Habana, 17 de noviembre de 1973.Sumario, folio 2.092.13. La Habana, 23 de noviembre de 1973.Sumario, folio 2.093.14. La Habana, 30 de diciembre de 1973.Sumario, folio 2.095.15. La Habana, 15 de diciembre de 1973.Sumario, folio 2.105.16. Esa leyenda, que en castellanosignifica. «Revolución o muerte», apareceen varios de sus escritos. Sumario, folio2.148. Tras el atentado, el hijo de Forestacaba una nueva misiva, fechada el 1 deenero de 1974, con la expresión: «Gora tiomaromak-familiak!!, jo, jo, jo, Juan».Sumario, folio 2.108.17. Ángel Ugarte y Francisco Medina, Unespía en el País Vasco , op. cit., p. 262. Elagente de los servicios secretos cuenta

que, durante las negociaciones con ETA,l o s polimilis presionaron para lograr laexcarcelación de José Antonio Garmendia,Trepa, y Genoveva Forest. Según Ugarte,esa insistencia dejaba muy clara laimplicación de la mujer de Sastre en losatentados de Carrero y de la calle delCorreo. Ella lo negó siempre y propicióuna campaña internacional contra España,mientras estuvo en la cárcel, pero elsumario está atiborrado de pruebas en sucontra.18. Declaración del etarra José IgnacioAramayo Egurola ante la Policía el 24 demarzo de 1980. Conocido como Satorra yJuan, era el responsable de ETA enAndalucía y Levante. Confiesa queparticipa en un cursillo en un caseríofrancés en febrero de 1976 en el queestaba presente Pablo Sastre Forest.19. Declaración de Eva Forest ante el juez,tras su detención en septiembre de 1975.

Sumario, folio 1.165.20. Sumario, folios 2.354 y 2.357.Corresponden a parte de la agenda deForest del año 73 que encontró la Policíaen su casa cuando fue detenida. La GuardiaCivil, aunque no consta en el sumario,también se hizo con la agenda telefónicade la colaboradora de ETA, quereproducimos en estas páginas. Archivopersonal del autor.

1. Cuando Arias Navarro es elegidopresidente crea el Servicio de Seguridad dePresidencia, aumenta su escolta hasta docepolicías y destina un destacamento de laGuardia Civil, con un cabo y cinco agentes,para proteger el chalé donde vive en ElPlantío.2. El presupuesto para cubrir las medidasde seguridad del presidente Adolfo Suárez,una vez instalado en La Moncloa en juliode 1976, ascendía a más de mil millonesde pesetas.3. Joaquín Bardavío, «Un blancoindefenso», artículo publicado en LaVanguardia el 20 de diciembre de 1983,p. 11.4. Antonio M. Díaz Fernández, Losservicios de inteligencia españoles,Alianza Editorial, Madrid, 2006.5. Joaquín Bardavío, La Crisis, op. cit.,p. 21.6. Jesús Palacios y Stanley G. Payne,

Franco: mi padre, op. cit., p. 510.7. Ezkerra facilita a la Policía en sudeclaración los nombres de todos ellos:José Agustín Orube (El Catalán), JoséLuis Pagazaurtundúa, José AntonioZubeldia (Ankas), Juan José Zubimendi(Abodi), Miguel Ángel Apalategui (Apala),Antón Elorza (Willy) y Simón Loyola(Mendi).8. Conversación con Madariaga en junio de2012. El fundador de ETA me contó susprimeros viajes a Argel vía Italia donde, enel puerto de Brindisi, junto con otroscompañeros, viajaron a la capital argelinapara pedir ayuda al régimen deBoumédiène.9. Meses después, tras su muerte, un grupode soldados de fortuna de la OAS ymilitantes de la InternacionalUltraderechista, con la cobertura delSECED y de la Policía española,comenzaron a golpear a ETA en el sur de

Francia.10. Meses después, cuando Arias Navarrose hizo con la Presidencia, el Gobiernopidió al jefe de los servicios secretos queorganizara comandos antiterroristas parafustigar a ETA. Era la antesala del BatallónVasco Español.

1. José Ignacio San Martín, ServicioEspecial, op. cit., p. 192.2. Rafael Fraguas, Espías en laTransición, op. cit., pp. 178 y 179.Entrevista a Eduardo Blanco, directorgeneral de la Seguridad. «Desde mi puntode vista, que era el de saberlo todo, nohubo conexión ni de los falangistas…Hubo, sí, la tolerancia del PCE, que sabíaque algo se preparaba pero no participóactivamente en ello.»3. Entrevista del autor con Ugarte el 28 demayo de 2012.4. Ugarte recrimina al jefe de la GuardiaCivil en el País Vasco la manera como susagentes resuelven la redada que provoca lamuerte de Txikia, a quien disparan abocajarro cuando estaba cercado y sinposibilidad de huir.

1. Ezkerra, Txomin, Peixoto, Trepa, JosuTe rne ra, Kofri, Zigor, Pello Ansola,Garratz y Mikel. Según la declaraciónpolicial de Ezkerra.2. Conversaciones con el autor en Vitoriaen 2001. Wilson, como otros ex militantesde la banda, no ocultaron su sorpresacuando, tras la llegada de la democracia aEspaña, Ezkerra montó una imprenta contecnología punta, además de costosísima.La procedencia era estadounidense.3. Según las declaraciones de un portavozde ETA al diario francés France Soir endiciembre de 1973.4. Boletín Informativo n.º 7, folio 27.Hace referencia al contenido de un boletínanterior, n.º 2/74.5. Jesús Palacios y Stanley G. Payne,Franco: Mi padre, op. cit., p. 526.

1. Ismael Fuente, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe Mortal, op. cit., p. 137.2. Julen Agirre, Operación Ogro , op. cit.,pp. 27 y 28.3. Carlos Fernández, El almiranteCarrero, op. cit., p. 277. Entrevista conJosé Luis Meilán, secretario generaltécnico de Presidencia con Carrero.4. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., pp. 45 y 46, a partir delas memorias inéditas del comisario Sáinz,que ocupan 750 folios.5. Literalmente, pasaba de todo. Adoptabauna postura de repudio hacia su jefe deGobierno. Lo mismo que el generalSerrano hacia Prim cuando éste fueasesinado en diciembre de 1870. Algunosno lo entendían.6. Este ejemplar con las anotaciones fueencontrado por los agentes en el piso de lacalle Mirlo. Boletín Informativo n.º 7. Elnúmero que aparece tras las letras «ET»

nunca fue aclarado en el sumario. Puedepertenecer a «Ejército de Tierra» y elnúmero, a la filiación de un militar.7. En su declaración policial reconocecomo asaltantes a Argala, quien leamenaza con una pistola, Atxulo yMarquín.8. Diligencias policiales. 1 de enero de1974. Sumario, folios 338-345. Lospolicías encuentran en el piso de la calleMirlo el recorte de un periódico con losdatos de la armería escritos por Argala.Los agentes, ahora sí, muestran a lospropietarios de la armería un álbum defotos de etarras. Ramón Alonso identificaa Argala como la persona que le apuntócon la pistola y, con ciertas dudas, a Atxuloy Marquín. Su mujer reconoce a Argala yAtxulo, a quien señala como la persona quemetió las armas en una bolsa. Eldependiente Alberto González señala queuno de ellos tenía acento vasco.

1. José Díaz Herrera e Isabel Durán, Lossecretos del Poder , Temas de Hoy,Madrid, 1994, pp. 126-133.2. Varias entrevistas del autor conEspinosa en 1999, mientras realizaba laserie Crónicas de una Generación en laque el confidente participa en el capítulosobre el atentado en Argel alindependentista canario Cubillo, en el queEspinosa reclutó a los agresores.3. En el libro Operación Ogro lopresentan como Txabi y a Argala comoJon.4. Conversación del autor con Wilson enVitoria, en 2001.5. Julen Agirre, Operación Ogro , op. cit.,p. 27.6. Iharra era uno de sus mejores amigos.7. Cuando fue detenido en septiembre de1975, se vació en el interrogatoriopolicial. Él achacó luego su derrota a latortura, pero los agentes que participaron

en el interrogatorio aseguran al autor que«cantó la traviata sin tener que ponerleuna mano encima». Cabe imaginar queEzkerra sabía desde su detención quetendría que acabar delatando a los suyos.«No habríamos tenido ninguna duda niprejuicio en darle una somanta de palospara que confesara si no hubiesecolaborado desde el primer momento»,comenta uno de los inspectores. Lo queresulta sorprendente es la cantidad dedatos que proporciona en susdeclaraciones, algunos sin la necesidad dequemarlos. ¿Fruto del miedo o laobligación de un pacto? También provocacierta suspicacia el trato que recibió en lacárcel y la rapidez con la que fueronamnistiados él y Wilson. Son otras de lasmuchas dudas que persisten cuatro décadasdespués.8. Dirección General de Seguridad.Jefatura Superior de Madrid. Circular

urgente de 23 de diciembre de 1973.9. Sumario, folio 1.609.10. Así lo reconoce en su declaraciónpolicial, Sumario, folio 1.609.11. Conversación del autor con Wilson enVitoria, en 2001.12. Declaración de Zabarte en el sumariode Carrero. El etarra fue detenido después,en 1982, en San Sebastián, y sentenciadopor varios atentados a una larga condena,que lo mantiene en prisión.13. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit., p. 130.14. Sumario. Diligenias 6038. Cuando laPolicía hace la inspección en Mirlo, 1, trasel atentado encuentra un plano de Madridcon anotaciones para la fuga, un mapa conlos pasos fronterizos, huellas en vasos yplatos Duralex. Los etarras guardaban losdocumentos enrollados en las cajas de laspersianas.15. Declaración de Wilson. Sumario, folio

1.505.

1. José Díaz Herrera e Isabel Durán, Lossecretos del Poder, op. cit., pp. 458-460.2. Declaración policial. Reconoce sinreservas entre las fotos que le muestran aMarquín. Dice que su acompañante, por elacento, no era vasco. Sumario, folio 273.3. Los curas que se oponían a la Dictaduraeran trasladados a un módulo especial de lacárcel de Zamora, conocida como «prisiónconcordatoria». Por allí pasaron uncentenar de sacerdotes, la mayoríacondenados por delitos políticos ysindicales. Religiosos como MarianoGamo, Vicente Couce, García Salve,Carlos García Huelga, Luis María Xirinacso Xabier Amuriza.4. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 456.5. Luis Suárez, Francisco Franco y sutiempo, tomo VIII, Azor, Madrid, 1984,p. 336.6. Ibidem, p. 342. Luis Suárez hace

referencia al texto del informe deFernández-Miranda, fechado el 26 deoctubre de 1973. Archivos de la FundaciónFrancisco Franco. Legajo 96, foliO 63.7. Declaración ante la Policía el 28 dediciembre de 1973. El testigo reconoce aMarquín, sin duda, como el joven quemerodeaba el domicilio de Fernández-Miranda. En diciembre Marquín continúaen Madrid. Sumario, folio 270.8. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 456.9. Javier Tusell, Carrero, op. cit., p. 426.10. Acta del Consejo de Ministros de 2 denoviembre. El estudio en las Cortes de esaposibilidad, que enfrentaba al Gabinete, fuetruncada por el asesinato de Carrero.Nunca pudo saberse cómo habrían actuadoel Gobierno y las Cortes en aquel año de1973.

1. Declaración de Joaquín Arias ante laPolicía, el 27 de diciembre de 1973,folios 271-272. Identifica a los etarras enlas fotos que le muestra la Policía tras darcon el domicilio de la calle Mirlo.2. Jorge Cabezas, Yo maté a un etarra ,Planeta, Barcelona, 2003, p. 62. En susmemorias, un comisario antiterroristacuenta que los datos fueron desvelados porEzkerra en sus interrogatorios de la Puertadel Sol, pero que luego no fueronrecogidos en su declaración. El autor haleído todas las declaraciones del líder deETA y no figura en ninguna de ellas. Escreíble la versión del comisario. Entradentro de lo normal. Es lógico que elamigo de Forest y Kaskazuri siguieran encontacto con la banda para que seperpetrara el atentado.3. Ibidem, p. 62.4. José María Portell, Los hombres deETA, op. cit., p. 242.

5. José Ignacio San Martín, Apuntes de uncondenado por el 23F, Espasa, Madrid,2005, p. 41. El almirante, desde sunombramiento como vicepresidente en1967, tomaba notas de sus reuniones enuna agenda particular, a la que tuvo accesoel ex jefe del SECED.6. Ibidem, p. 42.7. El jefe del SECED afirma que el condede Motrico se ofreció para espiar a favordel SECED pero que este organismo a suvez se opuso por el recelo que despertabaAreilza.8. Ibidem, pp. 55-56.9. El letrado se confunde cuando, tras elatentado, identifica ante la Policía al falsoescultor con Abaitúa Gomeza, que noparticipa en el magnicidio. Sumario, folio178.10. Paul Asensio e Iker Casanova, Argala,op. cit., p. 121.11. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,

p. 114.12. Es un ciudadano de Burgos que habíaperdido el DNI hacía cuatro años.13. Julen Agirre, Operación Ogro, op. cit.,p. 116.

1. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit., pp. 139-140.2. Ángel Ugarte y Francisco Medina, Unespía en el País Vasco, op. cit., p. 112.3. España y la URSS, tras la muerte deFranco, acordaron establecer relacionesdiplomáticas a partir del 9 de febrero de1977.

1. José Ignacio San Martín, op. cit., p. 104.

1. Esa marca «USA» sirvió después paraalimentar las especulaciones sobre elempleo de unas minas procedentes de labase norteamericana de Torrejón.2. Declaración de Avelina Durán. Sumario,folio 180. La mujer del portero reconocehaber intentado mirar en el interior delsemisótano pero las cortinas se loimpidieron.3. Ernesto Sábato, El Túnel, EditorialCátedra, Madrid, 1948.4. Ésos son los datos que aporta Goiburuen su declaración ante la Policía. Sumario,folio 1.364.5. Fue uno de los cincuenta y nueveprocuradores que el 18 de noviembre de1976 votó en las Cortes en contra de laLey para la Reforma Política, que derogabalos Principios Fundamentales delMovimiento, del que era consejeronacional.6. Ernesto Villar, Todos quieren matar a

Carrero, op. cit., p. 142.

1. Luigi Bruni, ETA: Historia política deuna lucha armada, Txalaparta, Bilbao,p. 162.2. Iker Casanova y Paul Asensio, Argala,op. cit., p. 157.3. Declaración de Ezkerra en la cárcel, 2de diciembre de 1975. Sumario, folio1.564.4. Boletín Informativo n.º 50 del 6 dediciembre de 1973.5. Victoria Prego, Así se hizo laTransición, Plaza & Janés, Barcelona,1995, p. 29. Está inspirada en una canciónque cantaban los milicianos durante laGuerra Civil. La nueva letra dice: «En estatierra de vino y olivas, diez bravas personasestán en prisión, el único crimen cometidoha sido organizar un honesto sindicato». Enla versión inglesa, en lugar de «sindicato»se utiliza el término anglosajón «Union».6. Ricardo de la Cierva, ¿Dónde está elsumario de Carrero Blanco? ARC

Editores, Madrid, 1996.7. Declaración ante la Policía de Ezkerra.8. Declaración de Daniel Ansoategui, Iker,el 30 de abril de 1975. Sumario, folio1.348.9. En su auto de procesamiento del 12 defebrero de 1977 contra los etarrasGohierri, Wilson, Marquín, Argala,Atxulo, Zigor, Josu Ternera , Kiskur yLujúa, el juez Gómez Chaparro afirma que«hacen explotar una mina de gran potenciaque habían situado a la altura del 104 deClaudio Coello». El magistrado se suma auna hipótesis, de la que no consta ni undato en el sumario, sobre la utilización enel atentado de unas minas de procedencianorteamericana, que habían llegado aMadrid a través de la base de Torrejón. Sinpruebas, sin testimonios y sin documentos,responde a una especulación sinfundamento. Algunos, como el espíaGonzález Mata, El Cisne, mantienen que

las minas fueron colocadas en el túnel lanoche anterior al atentado, sin elconocimiento de ETA. Lo más probable esque el comando usara los explosivosrobados en Hernani, versión de la que síexiste abundante información en la causa.Sumario, folio 2.946.

1. Declaración policial de José AntonioTorre tras ser detenido el 21 de diciembrede 1978.2. Boletín Informativo n.º 7, folios 6 y 7.La Policía se encuentra en el piso de lacalle Mirlo, entre otros: un cuaderno desiete folios dirigido al Comité Ejecutivodel Frente Militar de ETA con elencabezamiento «Euskadi Sur» y fechadoel 30 de enero de 1973; un cuaderno de 11folios con el título «Estado deExcepción», del 25 de mayo de 1979; unacarta manuscrita de cinco cuartillas,firmadas por Patxi, con el título «A laMesa Militar»; un cuaderno de varias hojasmanuscritas relativas a seguridad, refugio,revisión de materiales, disciplina,tratamiento de explosivos y detonantes, yun sobre transparente, con fragmentos depapeles en los que se advierten algunasanotaciones y números de teléfonos.3. En septiembre de 1975, cuando se

desplazó a Madrid engañado por El Lobo,también disfrutaba de un piso diferente aldel comando.4. Durán declara al juez que esaconversación se produce sobre el 17 o 18de diciembre, dos días antes del atentado.Sumario, folio 2.715.5. Término en vasco que se refiere a losgrupos de apoyo de un comando.6. Declaración de Ezkerra. Sumario, folio1.564.7. Declaración de Aramburu. «Asesinatode Carrero por terroristas de ETA VAsamblea.» Boletín Informativo n.º 7 del14 de febrero de 1974. Comisaría Generalde Investigación Social. Registro de Salida1772.

1. Varias entrevistas con el autor en 2008,2010 y 2012.2. Julen Agirre, Operación Ogro , op. cit.,p. 151.3. Ismael Fuente, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe Mortal, op. cit., p. 21.

1. Pilar Urbano, El precio del Trono , op.cit., pp. 520-521.2. Véase Diario de Despachos delalmirante. Suárez es uno de los últimosvisitantes del presidente, ya que el 18 dediciembre tiene la agenda en blanco y el 19lo dedicó a la visita de Kissinger.3. Eduardo Martín de Pozuelo, LaVanguardia, 24 de agosto de 2005.4. Anna Grau, De cómo la CIA eliminó aCarrero Blanco y nos metió en Irak ,Destino, Barcelona, 2011, pp. 30 y 51.5. Ricardo de la Cierva, ¿Dónde está elsumario de Carrero Blanco? , op. cit.,p. 127. El ex ministro De la Cierva diceademás del embajador que «era unaespecie de simio».6. Anna Grau, De cómo la CIA eliminó aCarrero, op. cit., pp. 54-55.7. Pilar Urbano, El precio del Trono , op.cit., pp. 551-553. La autora basa suinformación en conversaciones mantenidas

a lo largo de 1996 y 1997 con el exministro de Asuntos Exteriores, LaureanoLópez Rodó, y con Luis GuillermoPerinat, entonces director general deNorteamérica y Lejano Oriente delMinisterio de Asuntos Exteriores.8. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 457.9. Luis Suárez Fernández, FranciscoFranco y su tiempo, tomo VIII, Azor,Colección de Estudios Contemporáneos,pp. 352-353.10. Charles Powell, El amigo Americano,Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2011.Memorándum de la conversación entreKissinger y Carrero en el despacho deéste, el 19 de diciembre de 1973, a las10.30 horas.11. Eduardo Martín de Pozuelo, Lossecretos del Franquismo , op. cit., p. 310.Telegrama 700. Confidencial 05802291946Z. Enviado al secretario de Estado

William Rogers en enero de 1971.12. Ibidem, p. 252.13. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., pp. 509-510.14. Las embajadas suelen disponer deestos habitáculos para poder eludir elespionaje de los servicios de informaciónde otros países. Está construida conpaneles blindados y a prueba de fuego,gases, inundaciones, radiaciones yperturbaciones electrónicas, entre otras.15. Mark Owen, Un día difícil. El relatode un miembro de las fuerzas especialesque mataron a Bin Laden , Crítica,Barcelona, 2012, p. 109. Hoy en día estetipo de salas se usan en casi todas lasunidades militares norteamericanas. Elagente del SEAL cuenta una reunión en unaplanta llamada Instalación de InformaciónCompartimentada y Confidencial (SCIF, ensiglas inglesas), para procesar informaciónclasificada y secreta, con las paredes con

revestimiento de plomo que impidenaparatos de escuchas electrónicas.16. Rafael Fraguas cita como fuente al exagente de la CIA Phillip Agee. El autorconoció a este espía en la redacción deInterviú a finales de los años setenta. Yahabía abandonado la Agencia y no sereprimía cuando relataba las operacionessecretas que llevó el servicio secretoamericano en Madrid. Tenía sus dudassobre la limpieza de sus ex colegas entorno al atentado de Carrero.17. El 19 de julio de 1974, finalmente, elpríncipe, que asumía interinamente laJefatura del Estado por enfermedad delCaudillo, firmó en Madrid, y el presidenteNixon en Washington, la DeclaraciónConjunta hispano-norteamericana dePrincipios. El acuerdo no cubría laspretensiones de Carrero. Estaba claro quesu desaparición y la enfermedad de Francofacilitaban la firma.

18. Henry Kissinger, Years of Upheaval ,Boston, 1982, p. 709. Segundo volumen delas memorias del secretario de Estado.19. Stella Calloni y Adolfo Pérez Esquivel,Los años del lobo: operación Cóndor,Peña Lillo y Ediciones Continente, BuenosAires, 1999, p. 18.

1. Pilar Urbano, El precio del Trono , op.cit., p. 464.2. Emilio Papiniano fue un jurisconsultoromano y prefecto del emperadorSeptimio Severo.3. Ricardo de la Cierva, ¿Dónde está elsumario de Carrero Blanco? , op. cit., yconversaciones del autor con el exministro de UCD.4. Ismael Fuente, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe Mortal, op. cit., p. 161.5. Julio Merino, Los pecados del poder,G. del Toro, 1974, pp. 217-223, yentrevista personal con el autor.Reproducción de la primera entrevista conCarmen Pichot, viuda de Carrero, seismeses después del asesinato.

1. Declaración del portero VicenteCotarelo. Sumario, folio 167.2. Lo identifica como tal, entre otros,Avelina Durán Oreja. Sumario, folio 179.

1. Boletín Informativo n.º 7, folio 22. Elinforme de los peritos concluye que no sepuede determinar con exactitud la cantidadde explosivo utilizado en el atentado. Pero,con fines orientativos, señala que «seprecisan doscientos kilos de trilitacolocados en cinco cargas de cuarentakilos cada una, para obtener un embudo delas características análogas al existente.Dicha carga, transformada en explosivoplástico, equivaldría a unos ciento noventakilos del XP utilizado en el Ejército o atrescientos cuatro kilos de dinamitanormal».2. La instantánea con las siglas forma partedel lote de fotografías que aparecen en elsumario.3. Se reproduce la foto que figura en elsumario. Extraña que la Policía tardaratanto en identificar a ETA cuando encontróen el sótano esa pintada. Por tanto, lahipótesis del escape de gas no tenía ningún

valor desde el primer momento.4. No se equivoca. Tras el atentado, lasprimeras declaraciones de los máximosdirigentes del PNV y el PCE vanencaminadas a negar la autoría de ETA.5. Declaración de Ezkerra. Sumario, folio1.416.6. Carlos Iniesta Cano, Memorias yrecuerdos, Planeta, Barcelona, 1984,p. 218. El general se sorprende de que«algunos pudiesen preparar tranquilamenteel atentado, excavando un túnel… Alparecer, trabajaron por espacio de dosmeses sin que nadie levantase la más levesospecha». Cabe suponer que cuando dice«nadie» también se incluye él, quien en esemomento era el director de la GuardiaCivil. Y lo que resulta más extraño es queun hombre de armas y una de las primerasautoridades de la Seguridad del Estadoutilice la expresión «al parecer» parareferirse a algo totalmente probado.

1. Julio Merino, Los pecados del poder,G. del Toro, Madrid, 1974.2. En la agenda que llevaba encima cuandolo asesinó ETA había escrito «M.º deO.P.».3. Laureano López Rodó, Memorias, vol.III, op. cit., p. 516.4. Julio Merino, Los pecados del poder,op. cit., pp. 215-224.5. Manuel Campo Vidal, Información yservicios secretos, op. cit.6. Por eso mismo no se entiende cómoautorizó un año más tarde la masacre de lacalle del Correo, aunque luego se negó areivindicar y convenció a un sinfín deperiodistas de que los autores eran gruposincontrolados de la extrema derecha.Muchos profesionales picaron.7. Sumario, folio 176.8. Declaración de Wilson en la cárcel deBurgos, en 1975. Dice que tras su marchade Madrid el comando queda formado por

tres personas: Argala, Atxulo y Kiskur.Sumario, folio 1.504.9. Documento redactado en Washingtonpor la Secretaría de Estado. Lasautoridades norteamericanas lodesclasificaron para el autor en noviembrede 2003. El documento, citando a laagencia Reuter, informa a la Casa Blancasobre las tres motivaciones de ETA paramatar a Carrero: «Para ayudar en la luchacontra la represión en España, en señal devenganza por la muerte de nueve militantesvascos en manos del Gobierno español» ypara eliminar «la llave» del Régimen. Eldocumento está numerado: 248672 yfechado el 20 de diciembre.10. Marco Besas y José Antonio Pastor,De Madrid al Infierno, Ediciones LaLibrería, Madrid, 2010, p. 217. Capítulo«Matar al Ogro».11. Boletín Informativo n.º 7, folio 4, del14 febrero de 1974. Comisaría General de

Investigación Social.12. Declaración ante la Policía deEzkerra. ETA, en su versión del libroOperación Ogro , miente como en otrosaspectos del plan. Mantiene que elcomando huye de España hacia Portugal.La verdad es que el comando permaneceencerrado en el zulo montado por Duránen la vivienda de la calle Hogar, con EvaForest como único contacto exterior. Afinales de enero de 1974, cuando se hanlevantado los controles, La Tupamara sepresenta en San Juan de Luz ante Ezkerracon una carta de Argala en la quecomunica «que preparen el paso alcomando cuanto antes». Señala el día, lahora y un punto de contacto en la Ría deFuenterrabía. Forest los traslada a lafrontera en su propio vehículo, donde lesespera José Ramón Arrizcorreta Salaberríacon una lancha motora que los lleva hastala playa de Hendaya. El propio Ezkerra se

persona en la playa para darles labienvenida. Una vez más, los etarras actúancon plena impunidad en territorio españoly francés. ¿Y la Policía y los serviciossecretos? ¿Tan fácil era cruzar la Ría enuna zona supervigilada? Surgen preguntashasta para la huida. Genoveva Forestreconoce en su declaración (folio 1.010del sumario) que después realizó otros dosviajes a Francia para entrevistarse conArgala, uno a mediados de febrero y otro afinales. La Tupamara se queda corta, puesesos desplazamientos son muchos más, yaque sólo la elaboración del libroOperación Ogro le supuso cuantiososencuentros.13. Sumario, folio 217. Dos testigos,Dolores Cavestany, vecina del 110 deClaudio Coello, y Josefa Mota Sánchez,empleada de hogar de la anterior, declaranante la Policía por separado que reconocena Argala como una persona que se situó

junto a ellas cerca del cráter provocadopor la explosión después del atentado.Según las testigos, iba acompañado deMercedes Alcorta Arzac, a quienidentifican también en una plancha de fotosde etarras fichados. Durante años, encírculos próximos a ETA siemprecomentaron al autor que Argala tuvo laosadía de regresar al lugar del crimen paraverificar la muerte de Carrero. Pudo serasí, pero el que escribe nunca lo haadmitido porque ponía en riesgo su huida yla de sus compañeros que estaban a buenrecaudo en el piso franco de Alcorcón. Sinembargo, viendo las barbaridades yexcentricidades que los terroristasprotagonizaron, todas ellas contrarias a lasmás mínimas normas de la clandestinidad,los testigos podrían hasta tener razón.14. Diario El Periódico de Cataluña.Separata especial, «Nuestros temas». 18 dediciembre de 1983, p. 35.

15. José Purcalla Muñoz, Cien años deatentados políticos, Círculo de Lectores,Barcelona, 1974, p. 273.16. En España en esos momentos litigabanpor el poder una docena de serviciossecretos, pertenecientes al Estado Mayordel Ejército, Marina, Guardia Civil,SECED de Presidencia, Policía,Sindicatos, Secretaría General delMovimiento…17. Ismael Fuente, Joaquín Prieto y JavierGarcía, Golpe Mortal, op. cit., p. 43.18. Carlos Estévez y Francisco Mármol,Carrero, op. cit., p. 153.19. Tres años después, el 4 de octubre de1976, ETA decide asesinar en SanSebastián al presidente de la Diputación deGuipúzcoa, Juan María Araluce. La bandaemplea un procedimiento más sencillo ymenos arriesgado para su asesinato, el delconductor y tres de sus escoltas. Tresterroristas, que logran darse a la fuga,

acribillan a balazos con ametralladoras a lacomitiva cuando el presidente llega acomer a su casa. La Policía recoge en ellugar de los hechos noventa casquillos.ETA podría haber elegido unprocedimiento similar para matar alalmirante.20. El informe de la CIA-00305/73,emitido el 21 de diciembre, con el título«Spain: Killing of Prime Minister Blancoconfuses succession question», señala quela muerte del presidente —en el argotnorteamericano «Prime Minister»—complica la sucesión a Franco y añadeincertidumbre a la era posfranquista.21. Documentos de la Policía. Aquí sereproducen todos estos documentosobtenidos en los archivos de la ComisaríaGeneral de Documentación, en septiembrede 2003, en las instalaciones de laDirección General de la Policía, sita en elmacrocomplejo madrileño de Canillas,

para desmentir una «verdad histórica» quealgunos han pretendido asentar en losúltimos años sobre la ausencia dedispositivos policiales a lo largo de lascarreteras que comunicaban Madrid con elPaís Vasco y la frontera. Esa versión esinexacta.22. Véase Julio Merino, Los pecados delpoder, así como las conversacionesmantenidas por el autor con él para laelaboración de este libro. Merino insisteen que las autoridades facilitaron la huida alos miembros del comando. Ocurre quelos tres activistas de ETA quepermanecieron en Madrid no abandonarone l zulo en la calle Hogar hasta un mesdespués. Los controles existieron perosirvieron de poco.

1. Manuel Campo Vidal, Información yservicios secretos , op. cit., p. 3. CampoVidal hace referencia a la edición deldiario Informaciones del 21 de diciembrede 1973, p. 5.2. Es así como se conocen a losseguidores del PNV. Procede de JEL(acrónimo del lema nacionalista:«Jaungoikoa eta Lege Zaharra» («Dios y laLey Vieja») y kide («miembro» o«socio»).3. José Luis de Vilallonga, El Rey, Plaza &Janés, Barcelona, 1993, p. 208.4. Comentario que me hizo Carrillo endiciembre de 2009. Sus palabras venían aponer un poco de orden en sus primerasversiones tras el atentado. En las primerashoras, en medio de la sorpresa y laconfusión, es normal que llegara amanifestar sus dudas y recelos.5. Revista etarra Hautsi, n.º 5.6. Memorándum secreto 6720 de 20 de

diciembre de 1973.7. Anna Grau, De cómo la CIA eliminó aCarrero, op. cit., pp. 25 y 41.8. Documento confidencial 07595202043Z del 20 de diciembre de 1973.Me fue desclasificado por elDepartamento de Estado norteamericanoel 20 de noviembre de 2003.9. Nota desclasificada 07591 201754Z. LaEmbajada mandó copias a la Secretaría deEstado y a las embajadas norteamericanasen Bonn, Copenhague, Lisboa, Londres,Ottawa, París, Roma, Estocolmo y Viena.En esta ocasión aumenta el número dedestinatarios porque observadores detodos esos países seguían en Madrid eljuicio contra los dirigentes sindicalistasdel Proceso 1.001. La Embajadanorteamericana los llama «CarabanchelTen» (los «Diez de Carabanchel», elnúmero de acusados que se sentaban en elbanquillo).

10. Declaración de Ezkerra ante la Policíatras ser detenido en septiembre de 1975.Confirmado por Wilson en una entrevistaque mantuve con él antes de su muerte.11. Julio Rodríguez, Impresiones de unministro de Carrero Blanco , Planeta,Barcelona, 1974, p. 86.12. Fernando Vizcaíno Casas, 1973. Elaño en que volaron a Carrero Blanco ,op. cit., p. 298.13. Cortina comenzó a insultarle, segúnme declaró Sotomayor en una entrevistaque mantuve con él en 2003 en sudomicilio madrileño de la Gran Vía deMadrid. Uno de esos lugares de altostechos, lleno de recuerdos y obras de arte.El diplomático seguía sin salir de suasombro treinta años después del incidentey, lo peor, reconocía al periodista quenunca había encontrado una respuestalógica a la reacción del embajador. Para él,la muerte de Carrero continuaba envuelta

de muchas sombras, como la que le tocóvivir en la capital francesa. Y hacía sulectura sobre aquellas contradicciones:«Llevábamos años quejándonos porqueFrancia no colaboraba en la lucha contra labanda terrorista y, cuando nos llega laoportunidad de pegar el primer aguijonazo,Cortina y el nuevo Gobierno se lavan lasmanos. Se echan para atrás.Incomprensible». La entrega de Ezkerra yWilson a España en aquellos momentoshabría dado un vuelco al futuro de ETA.Todo habría sido distinto en la banda. Ycon el comando Txikia todavía escondidoen el zulo de la calle Hogar en Alcorcón.Pero ése sería un ejercicio de cienciaficción. Un intento baldío de reescribir lahistoria con cimientos de mampostería.14. Laureano López Rodó, La largamarcha hacia la Monarquía , op. cit.,p. 460.15. Laureano López Rodó, Memorias,

vol. IV, Claves de la Transición , Plaza &Janés, Barcelona, 1993. Capítulo dedicadoal caso Matesa.16. Carlos Fernández, El almiranteCarrero, op. cit., p. 254.17. Documento que me fue desclasificadoen 2004. Número 07709 290912Z. Fueronenviadas copias a Bonn, Lisboa, Londres,París, Misión de la OTAN y a la Secretaríade Estado de Washington. Está firmado porel embajador Rivero, que era almirantecomo Nieto Antúnez.18. Revista Tiempo, Cuadernillo «LaTransición», 1973-1974. Victoria Prego.19. Francisco Narbona y Enrique de laVega Viguera, De Prim a Carrero Blanco.Cien años de magnicidios en España(1870-1973), Planeta, Barcelona, 1982,p. 212.20. Nota confidencial, desclasificada, delembajador Rivero. Número 07714311503Z con copias a Bonn, Lisboa,

Londres, París, OTAN Bruselas. Dice queArias está dispuesto a colaborar con losmandatarios de la Administración deEstados Unidos. Está visto que la Embajadaprefiere a Arias antes que a Carrero.21. Manuel Fernández Monzón y AlfredoGrimaldos, Una vida revuelta , op. cit.,pp. 146-147.22. Laureano López Rodó, Memorias,vol. IV, op. cit., p. 24.23. José Luis de Vilallonga, El Rey, op.cit., p. 211.24. Javier Tusell y Genoveva Queipo deLlano, Tiempo de incertidumbre , op. cit.,p. 67.25. Pilar Fernández-Miranda y AlfonsoFernández-Miranda, Lo que el Rey me hapedido. Torcuato Fernández-Miranda yla reforma política , Plaza & Janés,Barcelona, 1995, p. 117.26. Luis María Anson, Don Juan, Plaza &Janés, Barcelona, 1994, p. 385.

27. Luis Suárez, Los caminos de lainstauración, Actas, Madrid, 2007, p. 884.Mantiene: «El atentado no fueimprovisado… La policía recogió datosque permitían afirmar que algo importantese estaba preparando y resultaba fácilcolegir que los dos objetivos esencialeseran el Príncipe y Carrero, ya que deambos dependía la transición… Lanegligencia de los servicios de seguridades un dato que no debe ser descartado… Elobjetivo señalado por los autores delatentado fue alcanzado: cambiar el rumbode la transición».28. Luis María Anson, Don Juan, op. cit.,p. 380.29. José Luis de Vilallonga, El Rey, op.cit., p. 206. Reproducción literal de laconversación que mantiene el marqués deVilallonga en La Zarzuela con don JuanCarlos cuando éste ya es rey de España.30. Ibidem, p. 209.

31. Gregorio Morán, Los españoles quedejaron de serlo , Planeta, Barcelona,1982, pp. 350-351.32. José Ignacio San Martín, Servicioespecial, op. cit., pp. 184-185.33. Tras convertirse el SECED en CESID,después de que Adolfo Suárez llegara a laPresidencia del Gobierno, los nuevosmandatarios de los servicios deinformación de la democracia noencuentran en sus archivos secretos ningúninforme sobre el atentado de Carrero. Asíme lo ha confirmado uno de los hombresde confianza del teniente general EmilioAlonso Manglano.34. El 26 de marzo de 1976, la JuntaDemocrática se fusionó con la Plataformade Convergencia Democrática, avalada porel PSOE post-Suresnes, MovimientoComunista, democratacristianos ysocialdemócratas, dando lugar a laconocida como «Platajunta», que negoció

con Adolfo Suárez la reforma política.35. Declaración de Ezkerra.36. Ibidem.37. Revista Interviú. Declaraciones deljuez Luis de la Torre al periodista EnriqueBarrueco. Número 411, de 8 de marzo a 3de abril de 1984, pp. 6-12.38. Discurso de apertura del año judicial,16 de septiembre de 1974.39. Gregorio Morán, Adolfo Suárez.Historia de una ambición, Planeta,Barcelona, 1979, pp. 285-286. FernandoHerrero Tejedor falleció después, el 12 dejunio de 1975, en un extraño accidente decirculación en el que el automóvil dondeviajaba el ministro secretario general delMovimiento se empotró contra un camióncuando se dirigía a Madrid desde Palencia.El camión Pegaso iba conducido porGermán Corral Gómez, que fue amnistiadoy que motivó que nunca fuera procesado.40. Manuel Campo Vidal, Información y

servicios secretos , op. cit., p. 96. Hacereferencia al libro de Alcázar de Velasco:«Carrero Blanco ha muerto. MueraCarrero Blanco».41. Revista Blanco y Negro , del 12 dediciembre de 1979, pp. 6-10. AlfredoSemprún, a quien ETA intentó asesinar enMadrid antes que a Carrero, entrevista alteniente general.42. Luis M. González Mata, Cisne, Yo fuiespía de Franco, Argos, Barcelona, 1977;idem, Terrorismo Internacional. Laextrema derecha, la extrema izquierda ylos crímenes de Estado, Argos Vergara,Barcelona, 1978.43. Despacho de la Agencia Tass. Moscú,9 de febrero de 1981.44. Eugenio Antxon Etxebeste, Veinteaños después, HIRU Ensayo, Hondarribia(Guipúzcoa), 1994, p. 13.45. Julio Merino, Los pecados del poder,op. cit., Epílogo, pp. 215-224. El

periodista Merino recoge en su libro laentrevista que le hizo a la viuda de Carreroen su domicilio, en junio de 1974. Lasdeclaraciones son importantes porque tansólo ha transcurrido medio año desde elatentado. En una entrevista que mantuvecon él me dijo que el asesinato se decidiótras una reunión en Estoril y que, cuandoasesinaron al padre de Cortina —ex jefe delos servicios operativos del CESID y exagente del SECED—, los autores iban enbusca de unos papeles que hubieranaclarado el atentado de Carrero. Merinomantiene que Cortina chantajeó al tribunaldel juicio del 23-F con desvelar esos datossi era condenado en la causa del golpemilitar de 1981 por el que fue procesado yluego absuelto en la sentencia.46. Julio Merino me comenta que, segúnle confesó la viuda, el almirante estabaestudiando días antes del atentado uninforme que le habían presentado varias

instituciones del Estado sobre lamasonería en España. Era una de susobsesiones.47. Véase el documento: «Atentado alpresidente del Gobierno Sr. CarreroBlanco». Legajo 868, Año 1973,Expediente 6349. Dirección General deSeguridad. Contiene una serie decirculares del mismo día 20.48. Véase el documento 1144 de laDirección General de Seguridad.49. Número 1145. Va dirigida a los jefessuperiores de Policía de Barcelona, Bilbaoy Zaragoza, así como puestos fronterizoscon Francia.50. Circular n.º 26062, de 21 de diciembrede 1973.51. Marquín, no Marquina, como lollama la Policía, fue después procesadodurante la instrucción judicial, pero losdatos actuales indican que es pocoprobable que participara en el atentado. Sí,

en los preparativos. Ni Ezkerra ni Wilsonse refieren a él en sus testimonios ante laPolicía, que han sido utilizados paraelaborar este libro.52. Boletines Informativos (BI) n.º 11 (10-4-1972), 37 (25-10-1972), 38 (30-10-1972), 4 (5-2-1973), 15 (6-4-1973), 50(6-12-1973), 46 (16-11-1973). JoséMaría Manrique y Matías Ros, autores dellibro El magnicidio de Carrero , afirmanen la p. 51 que todos esos boletines, quetranscribo en el libro, «fueron mandadosquemar, ante notario, en los primerosmeses de la Transición». Tengo quedesmentirlo pues pude consultarlos en elArchivo de la Comisaría General deDocumentación de la Dirección Generalde la Policía en septiembre de 2003.53. Comisaría General de InvestigaciónSocial. Secretaría General. Registro deSalida 16292 (24-12-1973).54. Notas BI 37 (25-10-1972), BI 3 (29-

1-1973), BI 46 (16-11-1973) sobreAtxulo.55. Nota BI 46 (16-11-1973). Época en laque el terrorista acometía la recta final delos preparativos del atentado.56. Número 1150, del 22 de diciembre.Emitida a las 17.15 horas.57. Circular Urgente. Dirección Generalde Seguridad. 23-12-1973, a las 14.45horas.58. Dirección General de la Policía.Comisaría General de Documentación.Archivos de Canillas. Nota dirigida a laComisaría General de Investigación Social.28-12-1973.59. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit., p. 255. Se lo confiesauno de los hijos de Carrero. Y yo añado:Además, en su Gobierno nombra ministrode Asuntos Exteriores a Pedro CortinaMauri, quien fuera embajador en Paríscuando Francia se negó a detener y

extraditar a los autores del atentado, antesu complacencia, extraña resignación,oscurantismo y falta de diligencia.60. Ibidem, p. 262.61. Diario La Gaceta, Separata especial,18 de diciembre de 2011, p. 100.62. Ernesto Villar, Todos quieren matar aCarrero, op. cit. p. 262.63. Julio Rodríguez, Impresiones de unministro, op. cit. p. 26.

1. Graham Greene, El poder y la Gloria,Edhasa, Barcelona, 2001, p. 9. Epígrafe delescritor británico John Dryden que utilizaGreene en la presentación de su novela.

Manuel Cerdán nació en Aspe(Alicante) en 1954. Doctor enCiencias de la Información por laUniversidad Complutense deMadrid, se inició en elperiodismo en 1974 en el diarioInformación de Alicante.Después formó parte de lasredacciones de Personas,Interviú y Cambio 16. Fue autorde la serie de TVE Vietnam, paísdel sur, coautor de la serie deAntena 3 sobre la Transición,Crónica de una generación ydirector de Objetivo enTelemadrid. Ha trabajado en Tele

5 y RNE, entre otros medios. Fueredactor jefe de investigación deEl Mundo y director de la revistaInterviú.

Sus trabajos han marcado enmás de una ocasión el compás dela actualidad política: GAL,fondos reservados, la fuga deRoldán, escuchas y papeles delCESID, los «papeles de Laos»,caso Zabalza, casos decorrupción en Marbella,localización de Paesa en París...En la actualidad, colabora en LaNoche en 24 horas, Losdesayunos de TVE y El gato al

agua en Intereconomía. Tambiénes responsable de los reportajesde investigación enelconfidencial.com y profesor enel departamento de Criminologíaen la Universidad Camilo JoséCela. Ha publicado con granéxito en Plaza & Janés los librosLobo. Un topo en las entrañasde ETA y Paesa. El espía de lasmil caras, además de la novelaEl informe Jano (Plaza & Janés,2010).

Edición en formato digital: octubre de 2013

© 2013, Manuel Cerdán Alenda© 2013, Random House Mondadori, S. A.Travessera de Gràcia, 47-49. 08021Barcelona© de las imágenes: Agencia EFE y archivopersonal del autor Diseño de la cubierta: Gemma Martínez /Random House Mondadori, S. A.Fotografía de la cubierta: © EFE Quedan prohibidos, dentro de los límitesestablecidos en la ley y bajo losapercibimientos legalmente previstos, lareproducción total o parcial de esta obra porcualquier medio o procedimiento, así comoel alquiler o cualquier otra forma de cesiónde la obra sin la autorización previa y porescrito de los titulares del copyright. Diríjasea CEDRO (Centro Español de Derechos

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Índice

Matar a Carrero: la conspiraciónIntroducción. La España delParkinson políticoPreámbulo. Más allá del árbolMalato1. La venganza2. Argala aprieta el botón3. El inicio de la cuenta atrás4. El ideario de Carrero5. ¿El amigo americano?6. Más franquista que Franco7. Los espías de Carrero8. Un plan para acabar con ETA

9. Un comisario da la voz dealarma10. El futuro del príncipe11. El personaje misterioso12. El delfín Carrero13. «Un saco lleno de ratas»14. La presión de los azules15. España, cortijo de la CIA1 6 . Ezkerra, más sombras queluces17. Los topos policiales en ETA18. El Caudillo no es inmortal19. Primer plan: el secuestro20. Un yernísimo masón21. Un triángulo mortal: ETA,PNV y CIA

22. Las bases de la guerra sucia23. Guarida con nombre de ave24. Tras la pista del comando25. «María Cristina me quieregobernar»26. La impunidad de los asesinos27. Carrero, al fin, presidente28. La suerte acompaña a ETA29. ¡Increíble! La cúpula de ETAen Madrid30. El zulo de la calle Hogar31. La seguridad del presidente32. Peleas entre espías33. VI Asamblea en Hasparren34. Objetivo: matar al Ogro35. Asalto a la Capitanía General

36. Palabra de Dios: vulgaresdelincuentes37. Los panchitos de JosuTernera38. El que avisa no es traidor39. La policía de Franco40. Un túnel próximo a laEmbajada de Estados Unidos41. Los explosivos llegan aMadrid42. El atentado se retrasa43. «Sólo ocurre en laspelículas»44. La CIA, una fábrica degolpes45. Los espías de ETA

46. La antesala del magnicidio47. Las últimas horas48. «Hemos vencido»Epílogo. Las claves de laconspiraciónAnexoBibliografíaImágenesNotasBiografíaCréditosAcerca de Random HouseMondadori