Post on 28-Dec-2015
ESCENA III
(La escena está desierta por unos instantes, por lateral izquierdo
ingresa Carlos y por lateral derecho don Jacinto, ambos llevan
varias vendas, magulladuras, etc.).
CARLOS: (Sale apenas, cojeando)
Ay caramba, qué paliza che, sin pensar, me han majado como Dios
manda… ¡Ay!... ¡ay…!
JACINTO: (Idem), ¡Achiquiu!, ¡ay atatauuuuuu!, ¡achiquiu…! ¡ay…! me duele
todo el cuerpo…
CARLOS: (Viéndolo). Buenas don Jacinto…
JACINTO: Buenas serán para ti Yocalla malentretenido, maleante, por tu culpa
casi me parten en dos mil.
CARLOS: Pero si toda la culpa la tiene usted, mire a ver, a mí más me han
pegado por su culpa…
JACINTO: (Quejándose siempre). (Imitándole). La culpa tiene usted… llocalla,
¿todavía vas a tener cara para hablar…? Vos tienes la culpa…
CARLOS: Pero si usted ha hecho todo el lío… ¿o no se acuerda…?
JACINTO: ¿Cómo no me voy a acordar, o crees que estaba borracho?
CARLOS: Pero si estaba siempre borracho…
JACINTO: Mentiroso, seguro que vos eras el borracho, pero vas a ver, me las
Vas a pagar todas… llocalla malentretenido, alberto, auterio,
Pitillero, narcotraficante, (imitándole), usted tiene la culpa… ¿crees
que soy como vos…? no me contestes…
CARLOS: Pero si usted nomás se ha inventado todo…
JACINTO: Y que querías, que un distinguido y honorable ciudadano dé a
pensar que estaba robando…
CARLOS: Pero eso siempre estaba haciendo… robando la bebida de la
casa de la señorita Graciela…
JACINTO: Cállese le digo… so llocalla…
CARLOS: ¿ Pero por qué quiere echarme la culpa de todo…?
JACINTO: Como no pues, ¿ o crees que voy a decir que yo armé todo el
jaleo…?
CARLOS: Pero es lo justo pues…
JACINTO: Justo… justo, como justo te va a quedar ahurita la jeta… aquí
manda la ley del más fuerte, del mayor, por respeto…
CARLOS: Eso sería en el tiempo de la colonia cuando había esclavos…
JACINTO: Y qué, vos acaso no eres esclavo, además si yo digo que usted
tenía la culpa, entonces usted tenía la culpa, y deje de discutir che…
CARLOS: Pero no me puede inculpar de algo que no he cometido, eso no es
democrático…
JACINTO: Democrático, ¡yaaa…! la democracia es sólo mamocracia, el más
vivo le mama al más gil y punto…
CARLOS: Pero de vivi usted no tiene nada (ríen ambos).
JACINTO: (Reaccionando). ¿Qué cosa, creo que me estás insultando? ¿creo
que me estás queriendo levantar la voz, llocalla agitador…?, mejor
es que te cuides, porque si no…
CARLOS: Sino qué, qué me va ha hacer… (humilde).
JACINTO: Te puedo estar relocalizando a patadas y puñetes…
CARLOS: Mejor será que me entre, porque con usted no hay caso de hablar
don Jacinto…
JACINTO: Nada señor, usted no se entra hasta reconocer su culpa…
CARLOS: ¿Culpa…? ¿culpa de qué?
JACINTO: De encontrarme masillado y vendado… sin poder ir a cumplir mi
deber de trabajador patriota…
CARLOS: (Irónico). ¿Trabajador? ya… y desde cuando trabaja usted pues…
JACINTO: Siempre… siempre hey trabajado, sobre todo cuando hay paros y
huelgas…
CARLOS: Cómo es eso, ¿usted trabaja cuando hay paros huelgas…?
JACINTO: Claro pues, esos son los días que más se trabaja…
CARLOS: Pero cómo, cómo trabajan…
JACINTO: En las manifestaciones empujándoles adelante a los llocallas e
imillas sonsas como vos, para que la poli los cargue, mientras
nosotros hacemos de la nuestra con vidrios de autos y casas.
CARLOS: Así que a eso se dedica.
JACINTO: Claro pues hay que ser revolucionario, y cambiar todo.
CARLOS: Hay don Jacinto, eso no es nada positivo…
JACINTO: Vos que sabes… como no va a ser positivo pues.
Mira, te acercas al dirigente campesino, y le dices que el dirigente
de los gremialistas está hablando mal de él, su mujer y de toda su
familia… entonces éste se levanta y cakc… le da un guaracazo, y el
otro como no se queda atrás, zass le mete otro y entonces de arma
la gorda, y la gente se arremolina, entonces tú empiezas a jugar a las
apuestas… y por la paliza que se dan, ganas varios morlacos… ¡ah!
qué te parece… le apuesta al uno, le apuestas al otro, y antes de
que termine la pelea, te haces gas con todo…
CARLOS: Pero eso no es legal, eso es robar a los demás…
JACINTO: (Molesto). Y a vos qué te importa, tu plata es, que te metes, o vos
has apostado… ja, cuánto has apostado, por quien has apostado,
por el campestre o por el comerciante, hablá pues, hablá llocalla
agitador… claro, ahora no vas a querer perder…
CARLOS: Pero don Jacinto, usted sin motivo lo enreda todo…
JACINTO: ¿Qué cosa lo he enredado? ¿si tú me estas discutiendo de la
apuesta?, seguro debes querer que te devuelva, pero no va a ser
posible che… has apostado y ahí se queda, si perdió se las chupa…
CARLOS: Sin motivo me mete en el lío de la apuesta, no tengo nada que ver…
o no se acuerda que solo me estaba contando el trabajo que
realiza…
JACINTO: (Reaccionando). Trabajo… vos qué sabes de mi trabajo, quién te ha
contado… de seguro que me has estado haciendo ahuaytear.
CARLOS: No don Jacinto, usted me contó
JACINTO: A la pucha che, que viejo más lengua larga… ¿ahora me vas a
copiar el método seguramente no?
CARLOS: Despreocupese, que es clase de empleo no me convence…
JACINTO: A un llocalla luntata como vos, que le va a convencer ganarse la
vida honradamente…
CARLOS: Otra vez ¿pero cuándo he robado yo…?
JACINTO: Ahora negate pues… negate… ¿acaso por tu culpa no nos
encerraron en la criminalística y nos han dado semejante paliza?
¿acaso por tu culpa no he tenido que hacer de hilacata en la celda
llocalla mal agradecido…?
CARLOS: Bueno, ya basta… (molesto), la culpa ha sido de usted, que estaba
robando
JACINTO: Ayyy… mírenlo pues a este chunchu… cómo vas a decir esas
cosas, mellando mi dignidad, honorabilidad y virginidad…
CARLOS: Deje de hablar estupideces… mejor ya me voy…
JACINTO: Un momento… usted tiene la culpa de todo y punto… y si digo que
estaba robando… entonces estaba robando…
CARLOS: No, eso no, don Jacinto…
JACINTO: (Ademán de golpearle). Se calla he dicho… a todo lo que dije en la
casa esa, usted solo tenía que decir sí y se acababa todo…
(imitándole). No, no, yo no soy, él era… llocalla vende patria…
CARLOS: Pero he dicho la verdad don Jacinto…
JACINTO: No me discutas indio larama… pero vas a ver, me sanaré un poco
y me vas a conocer… vas a conocer quien es don Jacinto Chutillo…
CARLOS: ¿Claro, como no tengo pies ni manos y soy guagua, me voy estar
haciendo pegar con usted, no…?
JACINTO: Ya cállese… mas bien vaya a comprar de la tienda una cuarta de
pisco y rapidito, porque no soy como usted para esperarle sus
ganas…
CARLOS: (En humilde), ¿Y plata, deme pues plata…?
JACINTO: Haista, eso más había querido, que le dé plata… con su plata
compre pues… yo no tengo porque pagar sus vicios… ocurrencia
del indio también…
CARLOS: A usted no le entiende nadie, mejor vaya a comprarse, yo me iré a
cocinar… (Mutis).
JACINTO: Y bien cocinadito, voy a entrar a probar, cuenta que esté salado, la
olla entera le voy hacer comer… ya ligerito… mal entretenido…
Estos alzados, uno les saca del corral, los trae a la civilización y se
creen la sotana del papa… (transición), mejor iré por mi almuerzo…
(saliendo del foro, se choca con el padre Alegría).
ESCENA IV
(Dichos entre Jacinto y el padre Alegría).
P. ALEGRÍA: Mis bendiciones y oraciones para este humilde hogar…
JACINTO: Amennnn… (transición). Pero qué le trae por estos lares tata
tristeza…
P. ALEGRÍA: Padre Alegría hijo, Alegría…
JACINTO: Sí, pero como siempre lo veo triste, yo decía…
P. ALEGRÍA: No decía nada… me apellido Alegría, un castizo y distinguido
apellido español, legítimo de la madre patria
JACINTO: Ahhh… ¿y su padre patrio qué se apellidaba pues…?
P. ALEGRÍA: Ay hijo… no eres más tapado, porque no eres más bruto…
dime… ¿viste por aquí a doña Concha…?
JACINTO: (Señalando el lugar donde están). No padre… porque aquí no la
he visto siempre… (Señalando la puerta de ella), más bien por
ella la he visto siempre todos los días…
P. ALEGRÍA: No hijo… lo que quiero decir… ay caramba, vos me sacas de
quicio… dime, ¿estaría ella en casa….?
JACINTO: Espéreme un ratito padre… ¿no se va a mover…? voy a ir a
preguntar… bueno…
P. ALEGRÍA: Hombre si puedo hacer eso…
JACINTO: Entonces para qué me pregunta pues…
P, ALEGRÍA: Dime hijo… ¿qué te paso, te atropello un tren?
JACINTO: Uuuu… peor que eso padre… si le contara, si le contara…
P. ALEGRÍA: Cuenta hijo, cuenta, estoy para eso, para escuchar…
JACINTO: (Exageradamente). Estaba arreglando el ascensor del Banco
Central, ahí en lo alto, en el piso 36, cuando de pronto, sentí que
que mis pies comenzaban a temblar… mis manos no me
sostenían más… por mi cara gruesos hilos de sudor no me
dejaban ver… No debo caerme dije… pero fue más fuerte que mi
y caí… caí… uno tras otro los pisos, como si fuera de ascensor
biónico, veía pasar los pisos, uno tras otro, el 30, luego el 20, el
el 10… el 5… planta baja… estaba a punto de llegar al suelo,
entonces puse los pies y caí parado…
P. ALEGRÍA: Caíste parado dices… ¿y de tan alto…?
JACINTO: Así es padre… cuando de pronto comencé a escuchar un ruido
encima de mi cabeza… miré ¡oh, Dios mío!, era el ascensor que
bajaba…
ESCENA V
(Mientras Jacinto relata, con un aguayo cargado, María, con
bolsas en las manos, el verlo, se para y escucha con atención).
P. ALEGRÍA: ¿Y qué hiciste hijo…?
JACINTO: Entonces pensé qué hacer… me recordé… ¿padre ha visto a
ese ñatito que está en Calacoto, donde el puente, agarrando un
redondo así…?
P. ALEGRÍA: Claro, en la plaza Humbolt, es Hércules, sujetando el mundo…
JACINTO: Ah, entonces dije, si ese ñatito puede agarrar su bola así, por qué
yo no… y me puse en posición, cuando llegó el ascensor, lo
sujete así…
P. ALEGRÍA: (Incrédulo). Bueno, pero dónde te hiciste todo esto…
JACINTO: A eso voy padre, recién estoy en la mitad del relato…
MARÍA: El relajo voy a armar yo, ahuritita con tu cuerpo, viejo
mentiroso…
P. ALEGRÍA: ¡Eh! qué… ah… doña María…
MARÍA: Padre Alegría… que bien que haya venido a visitarnos… pero no
le haga caso a éste mentiroso…
JACINTO: Cual mentiroso, cual mentiroso, sólo la verdad le estoy diciendo
al tata tristeza…
MARÍA: Ya, yayaya, ¿qué te pasa choy?, respeta al padre…
P. ALEGRÍA: Bueno, no es para tanto… ¿dígame señora María, ha visto a
doña Concha…?
MARÍA: Creyo que sí padre, en la esquina me ha parecido verla, donde la
panadera, creyo que está viniendo ya…
P. ALEGRÍA: Eso es… esperemos un instante (transición). Entonces don
Jacinto es muy fuerte, capaz de sujetar un pesado ascensor…
JACINTO: (Con seguridad). Así es en efecto tata…
MARÍA: No le creya padre, éste inútil, ni siquiera es capaz de sujetar sus
pantalones en su sitio…
JACINTO: Ya… sin insultar nomás, che…
MARÍA: Mejor, llevá estas bolsas, que yo tengo al privado que hablar con
el padre…
JACINTO: (Levantando). Pucha che, tan pesadas, qué nomás has
comprado…
MARÍA: ¿Cómo va a ser pesado…? Para un forzudo como vos, esto no
es nada…
JACINTO: (De mala gana). Hasta la próxima misa padre…
P. ALEGRÍA: ¿Pero si nunca te vi en la iglesia…?
JACINTO: Yo tampoco a usted padre… ¿qué raro no…?
MARÍA: Cómo pues lo vas a ver, o crees que el padre se las pasa las
horas como vos, en la cantina… so viejo huecoco…
JACINTO: Ay caray, esta mujer no me deja charlar… entraré nomás…
permiso tata…
P. ALEGRÍA: Es tuyo, hijo…
ESCENA VI
(Dichos, María, P. Alegría y luego Carlos).
MARÍA: Tome pues asiento padre, descanse usted un rato…
P. ALEGRÍA: Gracias hija, gracias
MARÍA: ¿No quisiera un refresquito padre…?
P. ALEGRÍA: Te agradezco, eres muy amable…
MARÍA: (Hacia la puerta de Carlos). Carloncho… Carlonchito… hijo,
hazme un favor…
CARLOS: (Saliendo). Dígame doña María… (viendo al cura). Ah, buenas
tardes padre…
P. ALEGRÍA: Buenas y santas hijo… (mirándolo), ¿qué te ha pasado hombre,
mira tu pinta…? (transición). Ah, no lo digas, seguro que has
chocado con un ascensor tu también…
CARLOS: No, padre… sabe… yo… yo…
P. ALEGRÍA: Bueno, bueno… imagino que ésta es la razón por la que no fuiste
por la iglesia… ¿verdad…?
CARLOS: Bueno, padre… este…
P. ALEGRÍA: Con tal de que repases bien lo que te dije… todo estará bien…
CARLOS: Sí, padre… (a María). ¿Qué me estaba diciendo doñita…?
MARÍA: Andámelo pues a la tienda… un refresquito compras para
invitarle al tata Alegría…
CARLOS: Sí doñita María… dame la plata… y la botella…
MARÍA: Ahí adentro, tras la puerta… Ay bien servicial es este chico…
P. ALEGRÍA: Servicial y voluntarioso… además inquieto, en pocos días ha
progresado mucho, los ratos libres, estoy haciendo que aprenda
a leer y escribir…
MARÍA: Que bueno padre… Ay, a propósito padrecito, yo quería
preguntarle si me lo ha averiguado algo…
P. ALEGRÍA: En realidad, estamos en eso hija…
CARLOS: (Saliendo del cuarto con una botella). Bueno, estoy yendo…
(mutis).
MARIA: Te vas a apurar ampe…
P. ALEGRÍA: Como le dije doña María, como el chico está aprendiendo a leer y
escribir, le encomendé la tarea, a manera de que practique,
buscar los libros de bautizos y confirmaciones de hace veinte
años…
MARÍA: (Sollozando). Ojalá encuentre algo padre… de esa manera, voy a
saber todo… qué habrá sido de mi hija… si vive, o a muerto, o
dónde está…
P. ALEGRÍA: Ten un poco de paciencia… verás que todo saldrá bien
MARÍA: Dios quiera padre… por eso todos los días le rezo a la mamita de
Copacabana…
ESCENA VII
(Dichos más doña Concha).
CONCHA: (Ingresa por foro, con bolsas, ida, ausente, llorosa). Buenas
tardes padre… buenas tardes doña María…
P. ALEGRÍA: Buenas y santas tardes hija…
MARÍA: Buenas tardes doña Concha… cómo está usted… no la veo muy
bien…
P. ALEGRÍA: Parece que no hubiera dormido bien… ¿le pasa algo…? me
dijeron que estuvo por la iglesia, queriendo hablar conmigo…
CONCHA: Sí padre, fui por allí, pero no ley encontrado… (se siente
desfallecer).
MARÍA: (Asustada, la sujeta). Ay pero qué le esta pasando… creyo que se
está queriendo desmayar…
P. ALEGRÍA: Un vaso de agua, hija, date prisa…
MARÍA: Si pagresito… ahuritita… (entra y sale), elaque, tome usted…
CONCHA: (Toma y agradece). Gracias… ya estoy bien…
P. ALEGRÍA: Mejor será que te hagamos echar en la cama…
CONCHA: No padre, aquí estoy bien, necesito un poco de aire puro…
MARÍA: Aquí siéntese mejor doña Concha… aquí…
P. ALEGRÍA: ¿Pero que es lo que le está pasando…?
CONCHA: (Sollozando). La desventura de todo, padre, los pobres
pensamos que Dios nos envía los hijos para alegría del hogar…
pero es todo lo contrario, en lugar de aquello, había sido un
sufrimiento, un verdadero calvario…
P. ALEGRÍA: ¿Por qué dices eso hija…?
CONCHA: Mi hija, mi Carla, a quien le he dado todo, por quien trabajo
tanto… me a decepcionado…
MARÍA: No es para tanto… joven es… ya va a estar sentando cabeza.
P. ALEGRÍA: Claro, no tienes que decir eso, hija… verás que sólo es un
momento de rebeldía y nada mas…
ESCENA VIII
(Dichos, mas Carla y luego Carlos).
CARLA: (Ingresa por foro, sonriente, juguetona). Te gané chacra… que
bobo eres hombre…
CARLOS: (Ingresando luego, cansado). Si… pero no olvides que estoy algo
golpeado y no puedo correr…
CARLA: Quien te manda ser tan gil para luego estar quejan… (observa al
trío). Ah, perdón, no me dí cuenta… cómo está padre… y usted
doña María…
P. ALEGRÍA: Estamos bien… pero quien no lo está es...
CARLA: Ya sé, la vieja… cuando no, otra vez con sus achaques, quejas…
P. ALEGRÍA: ¿Y tú sabes cabecita dura por qué es eso?
CARLA: Claro, por la edad… vea usted, sólo una vez se es joven y
mientras tanto, se debe hacer todo, realizar todo porque después
viene la decadencia y chaú París…
P. ALEGRÍA: Vaya, quieres decirme quien te enseñó esa filosofía…
CARLA: Nacida de mi inventiva, de mi experiencia propia…
P. ALEGRÍA: Ah caramba… no sabía que conocías tanto…
CARLA: Eso y mucho más… así que cuando guste, intercambiamos
ideas.
P. ALEGRÍA: Me parece que este es el momento adecuado… dónde podemos
conversar… señorita experta…
CARLA: Aquí, claro, aquí porqué no… al final los demás (por todos), no
cuentan, no tienen la suficiente capacidad intelectual, para
asimilar lo que tengamos que decir…
CARLOS: (Interrumpiendo). Aquí está el refresco doña María…
MARÍA: Pon sobre la mesa hijo, enseguida voy a servir…
P. ALEGRIÁ: Perfecto, nadie se mueva… que vamos a aprender mucho de la
dama intelectual, bueno a ver cuáles son tus argumentos..
CARLA: Argumentos con respecto a qué…
P. ALEGRÍA: ¿Y todavía preguntas? acaso no ves cuánto daño estás haciendo
a tu madre… acaso no te alcanza la vista, para ver tu entorno…
o no tienes la suficiente capacidad como para advertir que ella
está muriendo en vida… que es un ser humano, que vive para
trabajar… y que la causa de todo eres tú…
CARLA: No me venga con sermones, que los de la viaja son suficientes…
además no tengo porque escucharlo…
P. ALEGRÍA: Claro que me vas a escuchar… muchachita rebelde e
insensible… que no tienes corazón, ¿es que no te duele ver tan
enferma a tu madre…? ella te ha visto de pequeñita… desde que
viniste al mundo te ha criado con amor… con el mismo amor que
hizo que te concibiera… hasta que puedas ir por ti sola, caminar
por ti misma… ¿ahora no crees que es tu turno…? ¿No crees que
debes pagar tu deuda…?
CARLA: (Siempre en tono fanfarrón). ¿Qué deuda…? Mire padre… los
tiempos han cambiado… ya no se estila de esa forma… el mundo
ha revolucionado…
P. ALEGRÍA: Si, es cierto, pero no al punto de que los hijos se olviden de sus
padres, de respetarlos, quererlos, de cuidarlos, de vivirles
eternamente agradecidos, por haber dado una vida en beneficio
de los suyos… eso, entiéndelo, jamás de los jamases, cambiará,
porque así lo ha querido Dios Todopoderoso y así será por los
siglos de lo siglos…
CARLA: Amén… ya ha concluido el sermón o todavía…
MARÍA: (Interviniendo). Hija… no debes burlarte de lo que el padre te
dice… tiene razón…
CARLA: (Reaccionando). Y usted qué sabe… una chola ignorante, que
jamás ha pisado colegio, que puede saber, ¿con qué derecho
puede tomarse la libertad de inmiscuirse en lo que no conoce…?
MARÍA: Quizás tengas razón, soy una pobre ignorante, pero la vida me ha
enseñado mucho… los golpes del destino, han dejado profunda
profunda huella en mí…
CONCHA: Ve usted padre, ya no sabe ni respetar a sus mayores… si no
parezco su madre… viera anoche, con el plato de sopa me ha
arrojado… ¿y qué podía cocinar si no alcanza lo poco que gano
lavando ropa ajena…? si mis manos ya no son tan ágiles y mi
vista se nubla… qué más puedo hacer, si soy una vieja que
nunca ha tenido quien se preocupe de ella… si nunca he tenido
quien vea por mí, quien me diga lo que está bien o lo que está
mal…
CARLA: ¿Ah si? ¿ pero esa no es culpa mía verdad…? ¿o también me
van a echar la culpa de eso…?
CONCHA: No, claro, no es tu culpa… yo hubiera querido que mis padres me
sacaran de la ignorancia… que se preocuparan de que vaya al
colegio, que aprendiera… así como me he preocupado por ti…
para que no vivas lo mismo que yo… para que no pases las
mismas penurias, para que puedas desenvolverte con dignidad, y
no seas pisoteada por falta de instrucción… por todo ello es que
me he sacrificado… poniéndote a los mejores colegios, dándote
dinero, incluso quitándome de la boca el alimento… y ahora que
has crecido, ¿así es como me das las gracias…? ¿así es como
reconoces todo lo que he pasado…?
CARLA: Bueno, ¿pero de qué te quejas?, no ves que soy diferente, que
tengo instrucción y que no soy como las demás…
CONCHA: Sí, pero de que te sirve… si un pobre ignorante tiene más
educación… más respeto… más amor a sus padres… que tú.
CARLA: Dejemos las cursilerías y estupideces… no tengo mucho tiempo,
ya les he aguantado bastante… así que con su permiso, otro
día… continuaremos la plática… con permiso… (mutis).
P. ALEGRÍA: Espero que esto le haya servido de algo…
CONCHA: Gracias padrecito… iré a cocinar para la chica…
MARÍA: Más bien debería descansar… déjele sin comida…
CONCHA: No, pobrecita… se lo cocinaré nomás… (mutis).
P. ALEGRÍA: Bueno, yo me marcho, la iglesia reclama por mi presencia…
MARÍA: Pero un refresquito tomaremos padre… no se va ir así…
P. ALEGRÍA: Sea doña María… ¿dónde está el refresco…?
MARÍA: Por aquí padre… por aquí… pase, pase nomás… (mutis ambos).
ESCENA IX
(Carlos solo en escena, discusión interior entre Carla y su madre.
Voces, bulla, cosas que caen).
CARLA: Pero esto no se va a quedar así… querías que ese cura odioso y torpe me
humillara…
CARLOS: (Reaccionaba). ¿Pero Carla qué es lo que pasa…?
CARLA: ¿Carla…? Vaya, si hasta este cholito se toma la libertad de tutearme…
escúchame bien… sabes, puedo hacer lo que quiera, destruir, destrozar,
eso no te importa…
CARLOS: Si, pero no tienes derecho a tratar de esa forma a tu madre…
CARLA: Y tú qué sabes de tratar o no tratar, mejor metete en tu tambo y punto…
CARLOS: Es posible que no sepa nada… pero sí sé lo que es una madre, pese a que
nunca estuve en sus brazos, pese a que jamás mis oídos han escuchado
un arrullo, sé cuanto vale una madre… un mujer sacrificada, entregada el
trabajo, una mujer que se desvive por sus hijos… para que a éstos no les
falte nada… para que el frío no se apodere de ellos y el hambre los
consuma…
CARLA: Vaya, hasta que aprendiste los sermones del cura, claro, no en vano vas
todos los domingos a misa…
CARLOS: No, te equivocas… esto es lo que mi corazón siente, lo que mi solitario
espíritu en atormentadas noches ha podido comprender… eso
simplemente…
CARLA: Mira llocalla infeliz, mejor será que no te metas conmigo, porque no
respondo de mi… (levanta la mano).
CONCHA: (Saliendo de su cuarto). Carla hijita, no hagas eso…
CARLA: (Histérica). Yo no soy tu hija… no soy hija de una chola…
CARLOS: Déjela doña Concha… si ella se siente bien así, entonces déjela…
adelante… no te detengáis quieres golpearme… aquí está mi rostro,
hazlo… si de esa manera mitigas tu conciencia; mala hija…
CARLA: (Furiosa). Ya me tienen colmada aquí, por qué no me dejan en paz.
CONCHA: Cálmate hija… cálmate guagua… no te pongas así…
CARLA: (Histérica). No me toques… déjame en paz vieja bruja… (empuja a su
madre y quiere golpearle).
CARLOS: (Se pone en medio). No eso no… jamás golpearás a tu madre…
CARLA: (Empuja a ambos). Los odio… los odio, juro que me alegraré el día en
que se mueran… cholos… indios… los odio… nunca volveré a esto… y
tú olvídate que soy tu hija… olvídate, porque me avergüenzan tus
polleras. (Sale por foro corriendo).
TELÓN
TERCER ACTO
ESCENA I
(El escenario vacío, luego por foro, aparece llamando Calancha)
DR. CALANCHA: (Llamando). Por aquí, por aquí señorita Graciela… (en interior),
estoy confundido, ¿qué le voy a decir ahora?, justo se le ocurre
venir a conocer esta casa vieja… (saliendo). Aquí, aquí estoy
señorita Graciela… cuidado con esos huecos… (hacia adentro).
Ojalá no me pesque, pero alguien me parece que le dio el soplo…
con tal que no haya ningún testigo espero que mi pellejo se
mantenga intacto…
GRACIELA: Pero Calancha, por qué no vino a ayudarme, ¡qué lodazal, hombre!
DR. CALANCHA: Me adelanté, justamente para evitar que camine más; por ahí esto ya
no estaba donde lo dejé…
GRACIELA: Claro, como puede caminar, pudo haber cambiado de lugar…
DR. CALANCHA: Así es en efecto… digo… podía haberme confundido de casa…
GRACIELA: Mire, usted se confunde y le doy un baño en medio del barro de la
calle…
DR. CALANCHA: Discúlpeme señorita ¨Dominus¨ de esta mansión colonial…
GRACIELA: ¿Qué me dijo…?
DR. CALANCHA: DOMINUS… un término latino, que litigantes y abogados
conocemos, cuyo significado es dueño, señor de esto… en su
caso…
GRACIELA: (Cortando). Así que esto es lo que compró… suciedad… ratones…
malos olores, ¡ah! y cachivaches… ¿me falto algo… doctor
Calancha…?
DR. CALANCHA: Sí… le falto mencionar las paredes despintadas, este turril, los
vidrios rotos, las ventanas viejas, así como las puertas…
GRACIELA: (Alterada). Dr. Calancha… así que aparte de ser un vivo tinterillo…
es un payaso…
DR. CALANCHA: ¿Quién, yo…? me confunde usted señorita doña Graciela… déjeme
explicarle…
GRACIELA: Es lo que estoy esperando… comience…
DR. CALANCHA: (Temeroso, dubitativo). Bueno… ejem, ejem… resulta que
consultando con mi visión felina y olfato canino, pude llegar a este
costoso lugar… aunque su apariencia diga lo contrario; mi
respingada y escultural figura, llevada cual gacela inquieta y veloz,
en busca de parajes mejores, llego hasta el umbral de este sollado…
GRACIELA: Concluyamos de una vez y déjese de palabras tontas…
DR. CALANCHA: Lo único que hago, es explicarle al detalle todos los pasos seguidos
para realizar este negocio…
GRACIELA: No me interesa eso… a ver muéstreme los papeles…
DR. CALANCHA: (Sorprendido). ¿Los papeles…? ah… sí, los papeles… ¿qué
papeles… (busca en su maletín). Aquí…
aquí… ¿pero si estaban aquí… usted no los ha visto…?
GRACIELA: Mire Calancha, mi paciencia tiene un límite (amenazando) y usted
ha conseguido que llegue al máximo, su pellejo está en peligro…
y su cabeza a punto de redorar…
ESCENA II
(Por foro ingresa Carmen)
CARMEN: (Casi interrumpiendo). Buenas tardes… ¿desean algo, buscan a
alguien…?
GRACIELA: (A Calancha). ¿No dijo que la casa estaba deshabitada…?
DR. CALANCHA: (En vivo). Cierto, está deshabitada… (corretea) socorro, auxilio…
sálvese quien pueda, fantasmas… fantasmas… mejor vámonos.
CARMEN: (Asustada). Fantasmas, ¿dónde…? (reacciona), si aquí no hay
fantasmas…
GRACIELA: Mejor se calla y deje de alborotar como espantapájaros…
DR. CALANCHA: Pero ella, quién es ella, qué hace aquí…
GRACIELA: Pregúntele… ahí está…
CARMEN: Yo vivo aquí, en realidad esta es mi casa.
DR. CALANCHA: Calla mujer perjura… mentecata… no sabes lo que dices, cierra la
boca… (tratando de taparle la boca).
GRACIELA: Cállese usted… (a Calancha), ¿dijo que ésta es su casa…?
CARMEN: Así es… no es una maravilla, pero es mía, aquí están todos mis
ahorros…
DR. CALANCHA: Ah… con que esas tenemos no… aprovechándose de nosotros usted
vive gratis aquí…
CARMEN: Yo vivo gratis porque es mía, pero los demás me pagan alquiler…
DR. CALANCHA: Así que cobrando alquileres ajenos no… eso según el código penal
está tipificado como abuso de confianza, y tiene una pena de 10
años de cárcel…
GRACIELA: Tiene los papeles.
CARMEN: Indudablemente. ¿Quiere verlos…?
DR. CALANCHA: Deben ser falsos, seguramente son papeles falsificados…
GRACIELA: ¿Me los podría mostrar…?
CARMEN: Quiere venir por aquí… (mutis a su cuarto, seguida de Graciela).
DR. CALANCHA: Señorita doña Graciela, usted no puede hacerme esto, no puede ir
con ella… señorita… ¡Graciela!
ESCENA III
(Dichos con Ramiro)
DR. CALANCHA: Oh… estoy confundido… refundido… mis huesos se calcinarán en
el averno… oh… mi reputación por… los suelos… estoy perdido…
RAMIRO: (Por foro, molesto). Ah, éste aquí, pero quiere explicarse, ¿por qué
dejó dicho que viniera con urgencia…?
DR. CALANCHA: Oh… mi buen amigo Ramiro… estoy perdido, me han
descubierto… apareció la dueña de la casa, y está hablando con la
señorita Graciela…
RAMIRO: ¿Graciela, aquí…? pero cómo pudo ser tan tonto como para
traerla…
DR. CALANCHA: No quise que viniera, me negué, me hice el enfermo, el muerto…
pero de nada sirvió…
RAMIRO: Me parece amigo Calancha que está en un grave problema.
DR. CALANCHA: No… no puede ser… siento en mi garganta, como si estuvieran
jalando la soga…
RAMIRO: Amigo… esta perdido…
DR. CALANCHA: Ah… pero si caigo, usted caerá conmigo…
RAMIRO: Qué le hace pensar semejante estupidez…
DR. CALANCHA: Claro, señor don Ramiro, usted fue mi cómplice en este mal
negocio..
RAMIRO: Me parece que está desvariando… sí eso es… está algo
perturbado…
DR. CALANCHA: Nada de eso, recuerdo que la mayor parte del dinero se lo dí a
usted…
RAMIRO: ¿A mí?, realmente está loco…
DR. CALANCHA: No lo niegue… esa es la verdad…
RAMIRO: Y qué pruebas tiene.
DR. CALANCHA: (Seguro). Mi palabra, la honorable palabra de un digno y respetado
abogado…
RAMIRO: No me haga reír, después de esto piensa que le creerán…
DR. CALANCHA: No, ¿pero usted confesará la verdad… no…? (sacando del
bolsillo), mire tengo mucho dinero, le daré la mitad, le daré todo…
mire, le haré un cheque, ¿qué dice…?
RAMIRO: Es tentadora su propuesta… cuanto me daría…
DR. CALANCHA: Varios miles de Bolivianos…
RAMIRO: Bueno, el cheque…
DR. CALANCHA: Aquí lo tiene (le dá), así la responsabilidad será menor y el peso de
la ley no será tan grande…
ESCENA IV
(Dichos más Graciela y Carmen)
GRACIELA: (Sale por derecha con papeles que lee). Aquí están los papeles…
qué dice ahora Dr. … ¿Ramiro qué haces aquí…?
RAMIRO: (Sorprendido). Sabes mi vida, fui por tu casa y me dijeron que
estabas aquí y pensé, más que todo tuve un presentimiento, que
corrías peligro y decidí venir…
GRACIELA: Ah… eso es… ¿y quieres decirme, vida mía, ¿quién te dio la
dirección…?
RAMIRO: (Sorprendido). La dirección… me la dio… no recuerdo quien…
GRACIELA: ¡Ajá…! no recuerdas bien, luego arreglaremos cuentas contigo…
ahora estamos abocados a esto. ¿No es así Calancha…?
DR. CALANCHA: Doctor… Mamerto Casimiro de la Calancha, si me hace el favor…
GRACIELA: Bien doctor Mamerto Casimiro de la Calancha… ¿qué es lo que
tiene que alegar en su favor?
DR. CALANCHA: Mire, yo le voy a explicar… resulta que el señor Ramiro y yo…
habíamos…
GRACIELA: ¿El señor Ramiro y usted…?
DR. CALANCHA: Así es, reitero lo dicho, el señor Ramiro y yo…
RAMIRO: Mi amor… este hombre a querido embaucarme… fíjate que ha
tenido la sinverguenzura de darme este cheque, para que me hiciera
pasar por su cómplice…
DR. CALANCHA: Falso testimonio señor juez… solicito que ese alegato se retirado
del acta inmediatamente por carecer de pruebas… y fondos.
RAMIRO: Es cierto amor… mira su firma… fíjate el monto que me ofreció…
a cualquiera puede tentarle, pero no a mí… que te amo tanto… y
por ti sería capaz…
GRACIELA: (Soltándose). Capaz de vender a tu madre por salvarte…
DR. CALANCHA: Así es, en efecto… me consta…
RAMIRO: Pero vas a dudar de mi cariño, de mi lealtad, de mi profundo
amor…
GRACIELA: (Melosa). No de ninguna manera, cómo voy a dudar de un hombre
tan honesto… leal, trabajador, bueno, hogareño… vividor y
casado… sinverguenza… ¿crees que no sé toda la verdad…?
DR. CALANCHA: Vea señorita doña Graciela, este hombre es un timador, un ladrón,
un sinverguenza… ve…
GRACIELA: Usted se calla, que es el cómplice de este hombre, ya sabe la
policía, y los dos irán a la cárcel…
ESCENA V
(Por derecha e izquierda salen Jacinto, María y Concha).
DR. CALANCHA: El me indujo a entregarle todo, él me ha dicho que…
RAMIRO: No le creas Graciela, él fue quien me ofreció…
MARÍA: (Saliendo seguida de Jacinto). Pero qué escándalo es éste, que es
lo que está pasando aquí…
JACINTO: Quién osa perturbar el descanso de un hombre trabajador…
GRACIELA: (A María). ¿Tú aquí…? ¿ustedes…? ¿qué significa esto…?
MARÍA: (Sorprendida). ¿Señorita Graciela, pero qué es lo que está haciendo
aquí…?
JACINTO: Esta es nuestra casa… ya fuera… así como nos ha botado de la
suya… fuera de mi casa…
GRACIELA: Así que viven aquí… ahora me doy cuenta de todo… claro… cómo
pude ser tan imbécil… ustedes tramaron todo esto… ellos… (por
Ramiro y Calancha), son sus cómplices…
MARÍA: (Sollozando). Ay Dios mío, ¿pero de qué está hablando…?
GRACIELA: De la estafa que han hecho, ustedes cuatro…
JACINTO: Qué estufa… yo no he visto ninguna estufa… vos has visto
Maricay…
GRACIELA: Cuando estaban trabajando en casa, se pusieron de acuerdo y no
conformes con lo que me robaban, decidieron unirse todos y sacar
una tajada mayor…
MARÍA: Pero no entiendo de qué estás hablando niñita… de que tajada…
GRACIELA: No te hagas la inocente… chola ladrona…
JACINTO: No permito que a mi mujer la traten así, che.
GRACIELA: Usted se calla, pedazo de alcohólico… pero esto no se va a quedar
así…
CONCHA: (Sale de su habitación). Pero qué es lo que está pasando doña María,
quién está gritando tanto, o es mi Carla que otra vez…
MARÍA: No señora, no es ella, es… esta señorita que sin motivo nos acusa de
algo que no hemos hecho…
GRACIELA: Caramba… habían sido varios los cómplices… qué nido de
serpientes más grande…
CONCHA: (Sorprendida). No entiendo qué está pasando, ¿por qué dice usted
que somos cómplices, qué delito hemos cometido… a quién hemos
robado…?
GRACIELA: Todos son iguales… buenos para hacerse los inocentes… pero
conmigo, eso no va…
CONCHA: Pero señorita, a quién hacemos daño, si apenas podemos vivir con
lo poco que tenemos, sin molestar, trabajando honradamente…
RAMIRO: Graciela, no crees que has llegado muy lejos, éstas personas son
inocentes, no tienes porque ofenderlas y humillarlas sin razón…
GRACIELA: Defiéndelas… son de tu misma calaña, sinvergüenza…
RAMIRO: No necesitas ofender a nadie, yo te diré la verdad…
DR. CALANCHA: No, yo se la diré, el digno y respetable Dr. Calancha, abogado y
administrador de la familia desde hace varios milenios… sabe
señorita doña Graciela…
GRACIELA: (Cortante). Basta… estoy harta de escuchar absurdos… basta…
MARÍA: Pero señorita, (llorando casi suplicando), por qué se ensaña con
nosotros, que nomás le hemos hecho… si jamás hemos robado, en
todo el tiempo que hemos trabajado en su casa… ni un pedazo de
pan hemos alzado, sin que usted sepa…
GRACIELA: ¿Ah sí…? ahora te vas hacer la inocente, la que no es capaz de
hacer nada malo…
ESCENA VI
(Dichos más Carmen)
CARMEN: (Que vio la última escena). Pero que es lo que está haciendo, no
no tiene derecho a tratar así a mis vecinos, ya le mostré los papeles
de la casa, así que le ruego marcharse y dejarnos en paz…
GRACIELA: (Agarrando los papeles). El problema es otro, si bien ésta es su
casa… que de seguro se la hizo robando, he descubierto que aquí
viven muchos dueños de lo ajeno…
CARMEN: Su plata no le da derecho venir a ofendernos
GRACIELA: Mirá muchacha, no sabes con quién estas hablando.
CARMEN: Ellos son toda mi familia, todo lo que tengo, y si tiene algo en su
contra, considéreme parte de aquello…
GRACIELA: Si tú quieres… así será…
DR. CALANCHA: Bueno… iré a llamar a la policía, para que se lleve a todos estos
estafadores y maleantes…
RAMIRO: Usted no va a ninguna parte, el lío lo armamos nosotros y vamos a
solucionarlo…
DR. CALANCHA: Mejor que se los lleve a estos…
RAMIRO: Cállese de una vez… (A Graciela), mirá Graciela, vamos a tu casa
y arreglaremos todo, deja en paz a esta gente…
GRACIELA: Entérate, estoy dispuesta a llegar hasta el final con todo esto, así que
deja de abogar por ellos, que tu cuello está casi cortado…
CARMEN: Mejor será que vaya por la policía… (mutis por foro)
GRACIELA: No sabes cuanto te voy a agradecer…
JACINTO: Ya que vamos a esperar, que tal si voy a la cantina y compró una
botellita… para hacerle quite al frío…
DR. CALANCHA: ¡Ah…! esa no es mala idea, lo acompaño…
GRACIELA: Nadie se mueve de aquí (va hacia la puerta, saca un revolver del
bolso).
MARÍA: (Sorprendida como los demás). Pero, si nosotros no somos
delincuentes para que nos amenace de esa forma.
CONCHA: (Cae al suelo pesadamente).
MARÍA: Señora… señora… se ha desmayado, un vaso de agua… un vaso de
agua por favor…
JACINTO: Yo voy a traer… yo voy… (trata de salir).
GRACIELA: No crean que voy a caer en su absurda treta… quietos todos…
MARÍA: Pero no ve que está mal, andá Jacinto.
JACINTO: (Mutis corriendo y vuelve con un vaso… en tanto María trata
de darle aire a Concha). Aquí está, se la ve pálida…
GRACIELA: Ya de una vez, dejen de fingir…
MARÍA: (Sin hacer caso). Ayudame viejo, ayudame, hay que llevarla a su
cuarto… (la llevan)
GRACIELA: Dije que basta, dejen de fingir…
RAMIRO: ¿No ves qué es enserio…? deja que la atiendan…
GRACIELA: (Vacilante). Caramba, cómo los defiendes… claro no hay mucha
diferencia entre ellos y tú…
ESCENA VII
(Aparece Carla por foro).
CARLA: Hola Chavales, que relajo es este…
GRACIELA: ¡Carla…! ¿Carla qué haces aquí...?
CARLA: ¡Graciela…! hola vieja cómo estas… ¿pero quieres decirme qué
haces en este barrio y en esta casa…?
GRACIELA: Lo mismo te pregunto, ¿qué haces aquí?
CARLA: Ah… yo… vine… ah… sí, vine a buscar a mi cocinera… vive
aquí… si… sabes, hoy no fue a trabajar, y de seguro que le paso
algo… tu sabes, mis viejos se han acostumbrado a lo que cocina,
y me pidieron que la buscara… ves… por eso vine a este sucio
lugar… (por Ramiro y Calancha) ¿y quiénes son ellos… pero
qué haces con esa pistola…?
GRACIELA: Es una historia larga de contar… pero ayúdame, tienes que ir a
buscar a la policía…
CARLA: Claro hermana, por supuesto…
RAMIRO: Mas que ella, necesita ayuda la señora que se puso mal…
DR. CALANCHA: El señor don Ramiro tiene toda la razón, primero está lo primero…
hay que buscar ayuda para la señora…
CARLA: (A Graciela). ¿Dime, de qué señora están hablando estos dos…?
GRACIELA: De una chola, que haciéndose la enferma, quiere engañarme.
CARLA: (Como para sí). ¿Será mamá…?
GRACIELA: ¿Qué dijiste…?
CARLA: (Percatándose de lo que dijo). Mi mamá… decía que mamá debe
estar preocupada… y…
GRACIELA: Ve por la policía ¿si…? tienes que ayudarme…
CARLA: Claro, voy, pero primero quisiera ver si es la cocinera la que se
puso mal… ves, por la familia, se quedará sin comer…
GRACIELA: Pero Carla, primero estoy yo… esa gente puede esperar…
CARLA: Tienes razón… primero estamos tú o yo , al final… es solo una
chola… una empleada doméstica, bien… ya vuelvo… y cuida bien
a estos… (mutis).
GRACIELA: Eso es… apúrate… yo me haré cargo de los delincuentes…
ESCENA VIII
(María sale por izquierda).
MARÍA: Se está muriendo… se está muriendo… ayúdenme por favor…
ayúdenme… por favor señorita…
GRACIELA: Que se muera, pero de aquí nadie sale…
RAMIRO: (Reaccionando). Puedo ser todo, pero nunca cargaré una muerte
en la conciencia… yo iré por un médico…
GRACIELA: No te muevas, no te muevas o disparo…
RAMIRO: Hazlo si quieres… pero no me detendrás… (mutis violento).
DR. CALANCHA: Se escapa… se escapa… no puede dejarlo ir… él es culpable…
(aprovechando la confusión sale corriendo), no lo dejaré
escapar…no… alto, ladrón, delincuente, alto… (sale, antes de las
dos últimas líneas).
GRACIELA: Mira desgraciada… maldita… hiciste que se escaparan…
MARÍA: Pero señorita, se está muriendo… necesita que la atiendan, está
muy enferma…
GRACIELA: Y a mí qué me importa que se muera, no necesitamos gente como
ustedes, deberían desaparecer todos…
MARÍA: (Llorando). ¿Es que no tiene corazón… ó no es mujer… no tiene
una madre…? o piensa que nunca tendrá hijos…
GRACIELA: Cállate, cállate te digo, o no respondo de mi… (ademán de
golpearla).
MARÍA: Déjeme salir por favor, tengo que ir por un médico, déjeme salir…
GRACIELA: Tú… tú pagarás todo… dejaste que esos dos sinvergüenzas
escaparan… pero tú… tú no saldrás de aquí…
MARÍA: Entienda… necesito ir por un médico… acaso nuestra vida no
vale, como la todos… acaso no somos seres humanos… o por el
hecho de que somos pobres… somos pero que animales…
GRACIELA: No lograrás conmoverme con tu llanto…
MARÍA: (Siempre igual). Si Dios nos hizo por igual a todos, ¿por qué
tenemos que sufrir la maldad de los demás…? ¿acaso no tenemos
derecho a vivir… a ser felices…? ¿a quién hacemos daño, siendo
así, acaso la pollera nos hace tan diferentes?; por favor señorita…
por favor… déjeme ir…
GRACIELA: Haz lo que quieras, dí lo que te venga en gana, pero de aquí no
sales.
MARÍA: (Se para y forcejean ambas). Tengo que ir, tengo que ir, déjeme
salir… se está muriendo…
GRACIELA: (La golpea haciendo que caiga). Chola atrevida… cómo te
atreves… (la va a golpear otra vez).
ESCENA IX
(Por foro, Carlos seguido del cura y Carmen).
CARLOS: No… no haga eso…
GRACIELA: (Intenta golpearla). Yo le voy a enseñar a ésta, quién es su
patrona… india atrevida…
CARLOS: No… no… señorita Graciela… ella es su madre… (la escena
queda congelada, nadie se mueve por algunos segundos…
Graciela lentamente va reaccionando… levanta la vista hacia
platea… toda la escena es lenta, con música de suspenso de
fondo).
GRACIELA: ¿Qué… qué dijiste…? ¿qué has dicho…? ¡repítelo…!
(agarrándose de Carlos).
CARLOS: Ella es su madre… es el ser que le ha dado la vida… no la toque,
Dios la va a castigar…
GRACIELA: (Llorando). No… no… no puede ser, si mis padres murieron
cuando era pequeña…
CARLOS: Así es, pero la historia es otra… padre…
P. ALEGRÍA: (Se acerca, mientras Carmen va a donde está llorando en el
suelo María). Sí hija… después de tanto investigar hemos dado
con la verdad…
GRACIELA: (Agarrándose la cara con ambas manos se va a un lado,
llorando y repitiendo lo mismo). No es cierto… están
mintiendo… no es cierto…
P. ALEGRÍA: (Hacia María y junto con Carmen la ayudan a ponerse de
pie). Sí hija… después de tantos años… hemos llegado a la
verdad… ésta muchacha es tu hija, es aquella que te fue
arrebatada de pequeña, y por la que has sufrido tanto… sí, ella
es… Graciela… la niña por quien se consumió tu juventud y tu
vida..
MARÍA: Padre… padre… qué feliz me hace padre…
ESCENA X
(Ramiro en escena).
RAMIRO: (Apurado). Ya viene la ambulancia… ayúdenme a llevarla…
CARLOS: ¿A quién…? ¿qué ha pasado…?
MARÍA: Doña Concha se ha puesto mal… está en su cuarto con el
Jacinto…
CARLOS: (Entrando). Vamos, hay que llevarla…(tras él, Ramiro y
Carmen).
P. ALEGRÍA: (Se mueve inquieto). ¿Pero qué es lo que ha pasado…? ¿cómo así
se puso mal…? ¿Y dónde está Carla…?
MARÍA: No parece, desde ayer no ha venido…
P. ALEGRÍA: ¡Caramba, qué niña…! pobre señora, yo más iré a ayudar…
(tropieza con todos los que salen, llevando en una cama,
especie de camilla a Concha). Por aquí hijos, por aquí…
TODOS: Rápido, rápido, donde está la ambulancia… rápido, vamos con
cuidado…
P. ALEGRÍA: Yo voy con ustedes, pueden necesitar mi ayuda… (a María), doña
María, quiero que…
MARÍA: Vaya usted padre… eso es primero… atienda nomás…
P. ALEGRÍA: Dios bendiga la nobleza y buen corazón hija…(mutis).
ESCENA XI
(Han quedado en escena María, que se va reponiendo poco a
poco, secándose sus lágrimas, arreglándose lentamente cruza
la escena, hasta llegar a su puerta, Graciela, que ha
permanecido estática, con la cara entre las manos, al ver que
María cruza y se va entrar, entre llanto y sollozos se para y
estira la mano).
GRACIELA: (Quedamente). Mamá… mamá… no me dejes…
MARIA: (Al escucharla se detiene y voltea lentamente).
GRACIELA: Mamá, por favor, perdóname… yo no sabía, perdóname
perdóname mamá… te quiero… no me dejes así…
MARÍA: Hija… hija de mi alma… hija… (corren ambas al centro de la
escena y se abrazan ahogadas en llanto)
GRACIELA: (Trata de arrodillarse). Perdóname, no merezco pedirte esto
después de todo lo que te hice… pero siquiera tu perdón…
mamá, siquiera tu perdón…
MARÍA: Cómo una madre no va a perdonar a su hija, cómo una madre
después de haberla perdido chiquita, ahora la va a perder otra
vez…
GRACIELA: No merezco tu amor… no soy digna de ti, porque me tuvieron
sobre todo, pensé que era diferente, que era otra cosa… todo eso
me ha hecho humillarte…
ESCENA XII
(Dichos mas Jacinto, que viendo la escena se queda en la
entrada de foro, conmoviéndose por todo lo que pasa entre
las dos mujeres).
MARÍA: Tú no sabías hija… no sabías que tu madre era una chola, una
mujer de pueblo y tu padre, un artesano, un hombre amargado
por la crueldad del destino…
GRACIELA: ¿Pero qué pasó, cómo fue, qué hizo que me extraviaran…?
JACINTO: Yo te voy a contar hija…
GRACIELA: Papá… papá… (se acerca y lo abraza)
JACINTO: Sabes, muy jóvenes nos casamos… no teníamos nada… pero sí,
un gran anhelo, un gran deseo de superación, de trabajo, de llevar
adelante nuestro hogar… y así fue en principio, pero qué se yo…
los malos amigos, aquellos que te adulan cuando estás bien, que
te respetan cuando tienes algo, metieron cosas en mi cabeza, les
hice caso, me dediqué a lo que ellos querían… jugar, tomar, no
trabajar, andar de fiesta en fiesta y todo eso… entonces, viniste tu
al mundo y tu mamá, sin tener qué comer, tuvo que ir de puerta
en puerta buscando tu sustento… yo entre tanto, feliz, de cantina
en cantina, tomando, inconsciente, sin vivir la realidad… ¿te das
cuenta hija… te das cuenta de lo que hice…? (se ahoga en
llanto).
MARÍA: Había encontrado trabajo donde un familia buena, no tenían
hijos, por eso me aceptaron, además tu no molestabas, dormías,
dormías todo el día… hasta que una noche, muy tarde golpearon
la puerta y dijeron que tu papá había sufrido un accidente, como
era tarde, no quise despertar a nadie, y arropándote salí… la
lluvia era fuerte, volví al cuarto y te dejé… entonces bajé hasta el
hospital… habían estado operándolo, esperé, esperé muchas
horas… no sé cuántas, salió, y lo cuidé hasta que se recuperara un
poco, entonces volví a la casa… fui a buscarte y no te encontré,
pregunté a todos, caminé por todo lado… pero nadie dio razón de
esa familia ni de ti…
GRACIELA: Me encontraron llorando, leyeron al día siguiente sobre el
accidente, y como viajaban, viéndome sola me llevaron con
ellos… por eso dijeron, que mis padres habían muerto en un
accidente y me educaron, me dieron todo, sin ninguna
necesidad… pero muy dentro, me faltaban ustedes, algo me decía
que no estaban muertos… y ahora los tengo a mi lado…
JACINTO: Ves, fue mi culpa… por mi maldita manía de tomar… te
perdimos… y desde entonces el calvario de tu madre… el sufrir
por ti y por mí…
MARÍA: Ya no llores Jacinto, Dios ha querido que así sea, ahora, nos ha
devuelto a nuestra hija… y eso es lo que cuenta…
GRACIELA: Sí papá, verás que a partir de ahora, seremos felices… podrán
ambos perdonar mi arrogancia, mi complejo de superioridad, mi
querer ser diferente, sin saber que mi origen son seres sencillos,
humildes, gente honesta y digna, cuyo único pecado es ser
pobre…
MARÍA: (Abrazándola). Hija… hija de mi alma…
JACINTO: (Ídem). Hija… no hay nada que perdonar… mas bien olvidar…
GRACIELA: (En medio de ambos). Mamá… papá… no saben cuánto los
quiero…
ESCENA XIII
(Carla que ingresa por foro, sorprendiendo a los demás).
CARLA: (Desde afuera). Graciela, ya llame a la policía, están en camino…
pero que pasó, por qué ésta gente te abraza así, ¿qué tienes
Graciela… qué te han hecho?, suéltenla… (trata de hacerla
soltar).
GRACIELA: Cálmate Carla, soy la mujer más feliz del mundo
CARLA: Estas hablando pavadas… estás con temperatura, ven vámonos
de esta casa de cholas e indios…
GRACIELA: No Carla, no me voy de aquí… (transición). ¿Por qué sigues en
lo mismo, por qué quieres negar tu origen, dime por qué...?
CARLA: ¿Qué te han dicho…? no les creas, no conozco a esta gente…
no le creas…
GRACIELA: ¿Sabes…? ella, ésta mujer de pueblo que viste pollera, ésta
mujer simple… es mi madre… lo entiendes… mi madre… lo
ves. El, así como está, tan maltratado por la vida, es mi padre…
mi padre… los ves Carla, ellos son mis padres…
CARLA: (Sorprendida). ¿Qué estas diciendo, te ha vuelto loca…?
MARÍA: La verdad hija… solamente la verdad…
JACINTO: Aquella verdad que deberías aceptar, enorgulleciéndote por ser
hija de una mujer de pollera…
GRACIELA: Cuan ciega fuiste Carla, cómo pudiste negar lo tuyo.
MARÍA: Hija, tu mamá se puso mal y…
CARLA: (Desesperada). ¿Qué le pasó, dónde está?, ¿Dios mío dónde está
mi mamá…? (llanto). ¿Dónde está, qué han hecho con ella…?
¿Dónde está…? mamá… mamá… (gritando).
GRACIELA: No te exaltes, la llevaron al hospital… ven iremos contigo…
vamos papá, mamá…
JACINTO: (Sale primero). Iré a conseguir un taxi… taxi…
ESCENA XIV
(La escena queda desierta, por el lado opuesto de foro
aparecen Carlos y Carmen).
CARLOS: Mira, allá van,,, y con ellos Carla…
CARMEN: Sí… déjalos que vayan… ahora ellos tres son una familia…
CARLOS: Cómo es la vida… cómo da vueltas el mundo, ¿te imaginas ella,
la patrona, la señorita de la casa… hija de don Jacinto y de doña
María…
CARMEN: Parece una historia inventada en un sueño… pero ya ves, Dios, en
su infinita misericordia, se acuerda de todos… sobre todo de
aquellos que han sufrido mucho…
CARLOS: ¿Y Carla? ¿Qué será ahora de ella, qué hará sola…?
CARMEN: Acaso no ha querido eso… no humilló tanto a su madre… ya será
feliz, ya no tiene de quien avergonzarse… (llora).
CARLOS: No digas eso Carmen… (abrazándola), no llores, hay personas
que son felices como son y otras, pues otras…
CARMEN: A veces la vida es injusta… mírame, sola, en cambio Carla,
teniéndola muy cerca, sintiéndola a su lado, la ha despreciado,
hasta el punto de alejarse, sin importarle nada…
CARLOS: Ahora sentirá de veras, y ello la levará a madurar, para que en el
futuro, pueda ser una buena madre, responsable, seria, apegada a
su familia, dándole a sus hijos, lo que negó a su madre… verás
que será así…
CARMEN: Sí, es posible, pero a qué precio… acaso tenemos que esperar los
hijos que suceda algo así, para cambiar, para ser diferentes, para
ser como nuestros padres soñaron…
CARLOS: No sé… quizás… Dios dispone por algo…
CARMEN: Carlos, Carlos, siempre el mismo, solitario, sentimental, bueno…
tratando de justificar a todos… (abrazándolo), pobre Carlos...
mírate… toda tu vida, siempre siendo el mismo… y yo…
CARLOS: Tú… Carmen, tú, siendo la mejor mujer, la hija ejemplar, buena,
trabajadora, ¿sabes?, mereces un destino diferente, alguien que te
dé todo… alguien que te valore en tu verdadera dimensión…
alguien…
CARMEN: (Interrumpiendo). Alguien como tú… alguien como tú Carlos…
CARLOS: ¿Será posible acaso…? dos seres maltratados por la vida ¿podrán
encontrar la felicidad juntos…?
CARMEN: Dios va a querer que así sea… ya verás… (se abrazan).
TELÓN LENTAMENTE
FIN