Post on 22-Oct-2020
Momoesunaniñaconundonmuyespecial:sóloconescucharconsiguequetodos se sientanmejor.Pero pronto la llegadade los hombresgrises vaacambiar su vida. Prometen que ahorrar tiempo es lo mejor que se puedehacer,ypocoapoconadietienetiemponiparajugarconlosniños.Momoeslaúnicaquenosedejaengañar,yconlaayudadelatortugaCasiopeaydelmaestro Hora emprenderá una aventura fantástica contra los ladrones detiempo.
Una novela única con la que redescubrir la importancia de la amistad, labondadyelvalordelascosassencillas.Endefinitiva,sobreloquedeverdadnoshacefelices.
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MichaelEnde
MomoePubr2.1
Titivillus23.07.16
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Títulooriginal:MomoMichaelEnde,1973Traducción:SusanaConstanteIlustraciones:FernandoVicente
Editordigital:TitivillusPrimereditor:Rintxo(r1.0ar1.1)Correccióndeerratas:mponpol,amo_cf&Danielgon21ePubbaser1.2
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Enlanochebrillatuluz.Dedónde,nolosé.
Tancercapareceytanlejos.Cómotellamas,nolosé.Loquequieraqueseas:¡luce,pequeñaestrella!
(SegúnunaviejacancióninfantildeIrlanda).
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PRIMERAPARTE:Momoysusamigos
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Unaciudadgrandeyunaniñapequeña
n los viejos, viejos tiempos cuando los hombres hablaban todavía muchasotraslenguas,yahabíaenlospaísesciudadesgrandesysuntuosas.Sealzabanallílospalaciosdereyesyemperadores,habíaenellascallesanchas,callejas
estrechasycallejuelasintrincadas,magníficostemplosconestatuasdeoroymármoldedicadasa losdioses;habíamercadosmulticolores,dondeseofrecíanmercaderíasde todos los países, y plazas amplias donde la gente se reunía para comentar lasnovedadesyhaceroescuchardiscursos.Sobretodo,habíaallígrandesteatros.Teníanelaspectodenuestroscircosactuales,sóloqueestabanhechostotalmentedesillaresdepiedra.Lasfilasdeasientosparalosespectadoresestabanescalonadascomoenungran embudo. Vistos desde arriba, algunos de estos edificios eran totalmenteredondos,otrosmásovaladosyalgunoshacíanunanchosemicírculo.Selesllamabaanfiteatros.
Había algunos que eran tan grandes como un campo de fútbol y otros máspequeños, en los que sólo cabían unos cientos de espectadores.Algunos eranmuysuntuosos,adornadosconcolumnasyestatuas,yotroseransencillos,sindecoración.Esosanfiteatrosno tenían tejado, todosehacíaalaire libre.Poreso,en los teatrossuntuosossetendíansobrelasfilasdeasientostapicesbordadosdeoro,paraprotegeralpúblicodelardordelsolodeunchaparrónrepentino.Enlosteatrosmáshumildescumplían lamisma función cañizos demimbre o paja. En una palabra: los teatroseran tal como la gente se los podía permitir. Pero todos querían tener uno, porqueeranoyentesymironesapasionados.
Y cuando escuchaban los acontecimientos conmovedores o cómicos que serepresentaban en la escena, les parecía que la vida representada era, de modomisterioso,másrealquesuvidacotidiana.Ylesgustabacontemplaresaotrarealidad.
Hanpasadomileniosdesdeentonces.Lasgrandesciudadesdeaqueltiempohandecaído,lostemplosypalaciossehanderrumbado.Elvientoylalluvia,elfríoyelcalorhanlimadoyexcavadolaspiedras,de losgrandes teatrosnoquedanmásqueruinas.Enlosagrietadosmuros,lascigarrascantansumonótonacanciónyescomosilatierrarespiraraensueños.
Pero algunasde esasviejasygrandes ciudades siguen siendo, en la actualidad,grandes.Claroquelavidaenellasesdiferente.Lagentevaencocheotranvía,tieneteléfonoy electricidad.Peropor aquí opor allí, entre los edificiosnuevos, quedantodavíaunpardecolumnas,unapuerta,untrozodemurallaoinclusounanfiteatrodeaquelloslejanosdías.
EnunadeesasciudadestranscurriólahistoriadeMomo.
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Fuera, en el extremo sur de esa gran ciudad, allí donde comienzan los primeroscampos,ylaschozasychabolassoncadavezmásmiserables,quedan,ocultasenunpinar,lasruinasdeunpequeñoanfiteatro.Nisiquieraenlosviejostiemposfueunodelossuntuosos;yaporaquelentoncesera,digamos,unteatroparagentehumilde.Ennuestrosdías,esdecir,enlaépocaenqueseiniciólahistoriadeMomo,lasruinasestaban casi olvidadas. Sólo unos pocos catedráticos de arqueología sabían queexistían, pero no se ocupaban de ellas porque ya no había nada que investigar.Tampocoeraunmonumentoquesepudieracompararconlosotrosquehabíaenlagranciudad.Demodoque sólodevezencuando seperdíanpor allí unos turistas,saltaban por las filas de asientos, cubiertas de hierbas, hacían ruido, hacían algunafotoyseibandenuevo.Entoncesvolvíaelsilencioalcírculodepiedraylascigarrascantaban la siguiente estrofa de su interminable canción que, por lo demás, no sediferenciabaennadadelasestrofasanteriores.
En realidad, sólo las gentes de los alrededores conocían el curioso edificioredondo.Apacentabanenélsuscabras,losniñosusabanlaplazaredondaparajugaralapelotayavecesseencontrabanahí,denoche,algunasparejitas.
Peroundíacorriólavozentrelagentedequeúltimamentevivíaalguienenlasruinas.Setrataba,alparecer,deunaniña.Nolopodíandecirexactamente,porqueibavestidadeunmodomuycurioso.ParecíaquesellamabaMomooalgoasí.
El aspecto externo deMomo ciertamente era un tanto desusado y acaso podíaasustaralgoalagentequedamuchaimportanciaalaseoyalorden.Erapequeñaybastanteflaca,demodoqueniconlamejorvoluntadsepodíadecirsiteníaochoañossólooyateníadoce.Teníaelpelomuyensortijado,negro,comolapez,ycontodoelaspecto de no haberse enfrentado jamás a un peine o unas tijeras. Tenía unos ojosmuygrandes,muyhermososy tambiénnegroscomo lapezyunospiesdelmismocolor, pues casi siempre iba descalza. Sólo en invierno llevaba zapatos de vez encuando, pero solían ser diferentes, descabalados, y además le quedaban demasiadograndes.EsoeraporqueMomonoposeíanadamásqueloqueencontrabaporahíoloqueleregalaban.Sufaldaestabahechademuchosremiendosdediferentescoloresy le llegaba hasta los tobillos. Encima llevaba un chaquetón de hombre, viejo,demasiadogrande,cuyasmangassearremangabaalrededordelamuñeca.Momonoquería cortarlas porque recordaba, previsoramente, que todavía tenía que crecer.Yquiénsabesialgunavezvolveríaaencontrarunchaquetóntangrande,tanprácticoycontantosbolsillos.
Debajodelescenariodelasruinas,cubiertodehierba,habíaunascámarasmedioderruidas,alasquesepodíallegarporunagujeroenlapared.AllísehabíainstaladoMomocomoensucasa.Unatardellegaronunoscuantoshombresymujeresdelosalrededores que trataron de interrogarla.Momo losmiraba asustada, porque temíaque laecharan.Peroprontosediocuentadequeerangenteamable.Ellos tambiéneranpobresyconocíanlavida.
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—Ybien—dijounodeloshombres—,parecequetegustaesto.—Sí—contestóMomo.—¿Yquieresquedarteaquí?—Sí,sipuedo.—Pero¿noteesperanadie?—No.—Quierodecir,¿notienesquevolveracasa?—Éstaesmicasa.—¿Dedóndevienes,pequeña?Momo hizo con la mano un movimiento indefinido, señalando algún lugar
cualquieraalolejos.—¿Yquiénessontuspadres?—siguiópreguntandoelhombre.Laniñalomiróperpleja,tambiénalosdemás,yseencogióunpocodehombros.
Lagentesemiróysuspiró.—No tengas miedo —siguió el hombre—. No queremos echarte. Queremos
ayudarte.Momoasintiómuda,nodeltodoconvencida.—DicesquetellamasMomo,¿noesasí?—Sí.—Esunnombrebonito,peronoloheoídonunca.¿Quiéntehallamadoasí?—Yo—dijoMomo.—¿Túmismatehasllamadoasí?—Sí.—¿Ycuándonaciste?Momopensóunratoydijo,porfin:—Porloquepuedorecordar,siempreheexistido.—¿Esquenotienesningunatía,ningúntío,ningunaabuela,nifamiliaconquien
puedasir?Momomiróalhombreycallóunrato.Alfinmurmuró:—Éstaesmicasa.—Bien, bien —dijo el hombre—. Pero todavía eres una niña. ¿Cuántos años
tienes?—Cien—dijoMomo,comodudosa.Lagenteserió,puesloconsiderabaunchiste.—Bueno,enserio,¿cuántosañostienes?—Cientodos—contestóMomo,unpocomásdudosatodavía.La gente tardó un poco en darse cuenta de que la niña sólo conocía un par de
númerosquehabíaoídoporahí,peroquenosignificabannada,porquenadielehabíaenseñadoacontar.
—Escucha—dijoelhombre,despuésdehaberconsultadoconlosdemás—.¿Teparece bien que le digamos a la policía que estás aquí?Entonces te llevarían a un
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hospicio,donde tendríascomidayunacamaydondepodríasaprenderacontaryaleeryaescribirymuchascosasmás.¿Quéteparece,eh?
—No—murmuró—. No quiero ir allí. Ya estuve allí una vez. También habíaotros niños. Había rejas en las ventanas. Había azotes cada día, y muy injustos.Entonces,denoche,escalélaparedymefui.Noquierovolverallí.
—Loentiendo—dijounhombreviejo,yasintió.Ylosdemástambiénloentendíanyasintieron.—Estábien—dijounamujer—.Pero todavíaeresmuypequeña.Alguienhade
cuidardeti.—Yo—contestóMomoaliviada.—¿Yasabeshacerlo?—preguntólamujer.Momocallóunratoydijoenvozbaja:—Nonecesitomucho.Lagentevolvióaintercambiarmiradas,asuspiraryaasentir.—Sabes, Momo —volvió a tomar la palabra el hombre que había hablado
primero—, creemosquequizá podrías quedarte con algunode nosotros.Es verdadquetodostenemospocositio,ylamayorparteyatenemosunmontóndeniñosquealimentar,peroporesocreemosqueunomásnoimporta.¿Quétepareceeso,eh?
—Gracias—dijoMomo,ysonrióporprimeravez—.Muchasgracias.Pero¿porquénomedejáisviviraquí?
La gente estuvo discutiendomucho rato, y al final estuvo de acuerdo. Porqueaquí,pensaban,Momopodíavivirigualdebienqueconcualquieradeellos,ytodosjuntoscuidaríandeella,porquedetodosmodosseríamuchomásfácilhacerlotodosjuntosqueunosolo.
Empezaronenseguida,limpiaronyarreglaronlacámaramedioderruidaenlaquevivía Momo todo lo bien que pudieron. Uno de ellos, que era albañil, construyóinclusounpequeñohogar.También encontraronun tubode chimeneaoxidado.Unviejocarpinteroconstruyóconunascajasunamesaydossillas.Porfin,lasmujerestrajeronunaviejacamadehierrofueradeuso,conadornosdemadera,uncolchónquesóloestabaunpocorotoydosmantas.Lacuevadepiedradebajodelescenariose había convertido en una acogedora habitación. El albañil, que tenía aptitudesartísticas,pintóunbonitocuadrode floresen lapared. Inclusopintóelmarcoyelclavodelquecolgabaelcuadro.
Entoncesvinieronlosniñosylosmayoresytrajeronlacomidaquelessobraba,unounpedacitodequeso,elotrounpedazodepan,eltercerounpocodefrutayasílosdemás.Ycomoeranmuchosniños,sereunióesanocheenelanfiteatrounnutridogrupo e hicieronuna pequeña fiesta en honor de la instalación deMomo.Fue unafiestamuydivertida,comosólosabecelebrarlaslagentemodesta.
AsícomenzólaamistadentrelapequeñaMomoylagentedelosalrededores.
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Unacualidadpococomúnyunapeleamuycomún
esde entonces,Momo vivió muy bien, por lo menos eso le parecía a ella.Siempreteníaalgoquecomer,unasvecesmás,otrasmenos,segúnfuesenlascosas y según la gente pudiera prescindir de ellas.Tenía un techo sobre su
cabeza, tenía una cama, y, cuando tenía frío, podía encender el fuego. Y, lo másimportante:teníamuchosybuenosamigos.
SepodíapensarqueMomohabíatenidomuchasuertealhaberencontradogentetan amable, y lapropiaMomo lopensabaasí.Pero también lagente sedioprontocuenta de que había tenidomucha suerte. Necesitaban aMomo, y se preguntabancómohabíanpodidopasarsinellaantes.Ycuantomástiemposequedabaconelloslaniña, tanto más imprescindible se hacía, tan imprescindible que todos temían quealgúndíapudieramarcharse.
AesosedebequeMomotuvieramuchasvisitas.Casisiempreseveíaaalguiensentadoconella,quelehablabasolícitamente.Yelquelanecesitabaynopodíair,lamandababuscar.Yaquientodavíanosehabíadadocuentadequelanecesitaba,ledecíanlosdemás:
—¡VeteconMomo!Estaspalabrasseconvirtieronenunafrasehechaentrelagentedelascercanías.
Igual que se dice: «¡Buena suerte!», o «¡Que aproveche!», o «¡Y qué sé yo!», sedecía,entodaclasedeocasiones:«¡VeteconMomo!».
Pero ¿por qué? ¿Es queMomo era tan increíblemente lista que tenía un buenconsejoparacualquiera?¿Encontrabasiemprelaspalabrasapropiadascuandoalguiennecesitabaconsuelo?¿Sabíahacerjuiciossabiosyjustos?
No;Momo,comocualquierotroniño,nosabíahacernadadetodoeso.Entonces,¿esqueMomosabíaalgoqueponíaalagentedebuenhumor?¿Sabía
cantarmuybien?¿Osabía tocarun instrumento?¿Oesque—yaquevivíaenunaespeciedecirco—sabíabailarohaceracrobacias?
No,tampocoeraeso.¿Acaso sabía magia? ¿Conocía algún encantamiento con el que se pudiera
ahuyentartodaslasmiseriasypreocupaciones?¿Sabíaleerenlaslíneasdelamanoopredecirelfuturodecualquierotromodo?
Nadadeeso.Loque lapequeñaMomosabíahacercomonadieeraescuchar.Esonoesnada
especial,dirá,quizás,algúnlector;cualquierasabeescuchar.Puesesoesunerror.Muypocaspersonassabenescuchardeverdad.Ylamanera
enquesabíaescucharMomoeraúnica.Momosabíaescuchardetalmaneraquealagentetontaseleocurrían,derepente,
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ideasmuyinteligentes.Noporquedijeraopreguntaraalgoquellevaraalosdemásapensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención ytodasimpatía.Mientrastantomirabaalotroconsusgrandesojosnegrosyelotroencuestiónnotabade inmediato cómose leocurríanpensamientosquenuncahubieracreídoqueestabanenél.
Sabíaescuchardetalmaneraquelagenteperplejaoindecisasabíamuybien,derepente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de súbito muy libres yvalerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y sialguiencreíaquesuvidaestabatotalmenteperdidayqueerainsignificanteyqueélmismonoeramásqueunoentremillones,yquenoimportabanadayquesepodíasustituirconlamismafacilidadqueunamacetarota, ibay lecontabatodoesoa lapequeñaMomo,y le resultabaclaro,demodomisteriosomientrashablaba,que talcomoerasólohabíaunoentretodosloshombresyque,poreso,eraimportanteasumanera,paraelmundo.
¡AsísabíaescucharMomo!
Unavezfueronaverlaalanfiteatrodoshombresquesehabíanpeleadoamuerteyqueyanosequeríanhablar,apesardeservecinos.Losdemásleshabíanaconsejadoque fueran a ver a Momo, porque no estaba bien que los vecinos vivieranenemistados.Losdoshombres, alprincipio, sehabíannegado,peroal finalhabíanaccedidoaregañadientes.
Ahíestabanlosdos,enelanfiteatro,mudosyhostiles,cadaunoenunladodelasfilasdeasientosdepiedra,mirandosombríosantesí.
Unoeraelalbañilquehabíahechoelhogaryelbonitocuadrodefloresquehabíaen la «salita» deMomo. Se llamabaNicola y era un tipo fuerte con unmostachonegro e hirsuto. El otro se llamaba Nino. Era delgado y siempre parecía un pococansado. Nino era el arrendatario de un pequeño establecimiento al borde de laciudad,enelqueporlogeneralsólohabíaunospocosviejosqueentodalanochenobebíanmásqueunsolovasodevinoyhablabandesusrecuerdos.TambiénNinoysugorda mujer estaban entre los amigos deMomo y muchas veces le habían traídocosasbuenasquecomer.
Como Momo se dio cuenta de que los dos estaban enfadados, no supo, alprincipio,conquiénsentarseprimero.Paranoofenderaninguno,sesentóporfinenel borde de piedra de la escena a la misma distancia de uno y de otro y mirabaalternativamente a uno y a otro. Simplemente esperaba a ver qué ocurría.Algunascosasnecesitansutiempo,ytiempoeraloúnicoqueMomoteníadesobra.
Despuésdequeloshombreshubieranestadoasíunbuenrato,Nicolaselevantóderepenteydijo:
—Yomevoy.Hedemostradoqueteníabuenavoluntadalveniraquí.Perotúves,Momo,loobstinadoqueesél.¿Aquéesperarmás?
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Y,efectivamente,sevolvióparairse.—Sí,¡lárgate!—legritóNino—.Nohacíaningunafaltaquevinieras.Yonome
reconcilioconuncriminal.Nicolagiróenredondo.Sucaraestabarojadeira.—¿Quiénesuncriminal?—preguntóentonoamenazadoryvolvióasusitio—.
¡Repítelo!—¡Lo repetiré cuantas veces quieras!—gritóNino—. ¿Tú te crees que porque
eresgrandeyfuertenadieseatreveadecirtelasverdadesalacara?Yomeatrevo,yte las cantaré a ti y a cualquiera que quiera escucharlas.Adelante, ven ymátame,comoyadijisteunavezqueharías.
—¡Ojalálohubiesehecho!—chillóNicolayapretólospuños—.Yaves,Momo,cómomienteycalumnia.Sóloloagarréunavezporelcuelloylotiréalcharcoquehay detrás de su covacha.Allí no se ahoga ni una rata—volviéndose de nuevo aNino,gritó—.Pordesgraciavivestodavía,comosepuedever.
Duranteunratovolaronenunayotradirecciónlospeoresinsultos,yMomonopodíaentenderdequéibalacosayporquéestabantanenfadadoslosdos.PeropocoapocofuesabiendoqueNicolasólohabíacometidoaquellasalvajadaporqueNino,antes,lehabíadadounabofetadadelantedealgunosdesusparroquianos.Aeso,porsuparte, lehabíaantecedidoel intentodeNicoladehacerañicos toda lavajilladeNino.
—¡Noesverdad!—sedefendióamargamenteNicola—.Sólotiréalaparedunasolajarraque,además,yateníaunagrieta.
—Pero la jarra era mía, ¿sabes? —respondió Nino—. Y, además, no tienesderechoaeso.
Nicolapensabaquesíteníaderechoaeso,porqueNinolohabíaofendidoensuhonordealbañil.
—¿Sabesloquedijodemí?—gritódirigiéndoseaMomo—.Dijoqueyonoeracapazdeconstruirunaparedderecha,porqueestababorrachodíaynoche.Queeraigualquemitatarabuelo,quehabíatrabajadoenlatorreinclinadadePisa.
—Pero,Nicola—contestóNino—,siesoeraunabroma.—¡Bonitabroma!—protestóNicola—.Notieneningunagracia.ResultóqueNinosólohabíadevueltounabromaanteriordeNicola.Porqueuna
mañanasehabíaencontradoconqueensupuertahabíanescritocongrandes letrasrojas:
GATOSYVENTEROS,TODOSRATEROS
Yeso,asuvez,nolehabíahechoningunagraciaaNino.Duranteunratosepelearon,muyenserio,sobrecuáldelasdosbromaserapeor,
yvolvieronaencolerizarse.Peroderepentesequedaroncortados.Momolosmirabacongrandesojos,yningunodelosdospodíaexplicarsebien,
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bien,sumirada.¿Esque,pordentro,seestabariendodeellos?¿Oestabatriste?Sucaranoselodecía.Peroalosdoshombreslespareció,derepente,queseveíanasímismosenunespejo,ycomenzaronasentirvergüenza.
—Bien—dijo Nicola—, puede ser que no debiera haber escrito aquello en tupuerta,Nino.Nolohubierahechositúnotehubierasnegadoaservirmeunvasodevinomás. Eso iba contra la ley, ¿sabes? Porque siempre te he pagado y no teníasningunarazónparatratarmeasí.
—¡Yalocreoquelatenía!—contestóNino—.¿Esqueyanoteacuerdasdeaquelasuntodel sanAntonio? ¡Ah, ahora te haspuestoblanco!Porqueme estafaste contodaslasdelaley,ynotengoporquéaguantártelo.
—¿Queyoteestaféati?—gritóNicola—.¡Alrevés!Túqueríasengañarmeamí,sóloquenoloconseguiste.
Elasuntoeraelsiguiente:enelpequeñoestablecimientodeNinocolgabade lapared una pequeña imagen de sanAntonio. Era una foto en color queNino habíarecortadounavezdeunarevista.
Un día, Nicola le quiso comprar esa imagen; según decía, porque le gustabamucho. Regateando hábilmente, Nino había conseguido que Nicola le diera, acambio, su vieja radio. Nino se creyó muy listo, porque Nicola hacía muy malnegocio.Sepusierondeacuerdo.
Perodespuésresultóqueentrelaimagenyelmarcodecartónhabíaunbilletedebanco,delqueNinonosabíanada.Derepenteeraélelquehacíaunmalnegocio,yesolemolestaba.ExigióqueNicolaledevolvieraeldinero,porqueéstenoformabaparte del trato. Nicola se negó, y entoncesNino no le quiso servir nadamás. Asíhabíacomenzadolapelea.
Cuandolosdosllegaronalprincipiodelasuntoqueloshabíaenemistado,callaronunrato.
EntoncespreguntóNino:—Dime ahora con toda honradez, Nicola, ¿ya sabías de ese dinero antes del
cambioono?—Claroquesí;sino,nohubierahechoelcambio.—Entoncesestarásdeacuerdoenquemehasestafado.—¿Porqué?¿Enserioquetúnosabíasnadadeesedinero?—No,palabradehonor.—¡Loves!Erastúquienqueríasestafarmeamí.Porque,¿cómopodíaspedirme
miradioacambiodeuntrozodepapeldeperiódico?—¿Ycómoteenterastetúdelodeldinero?—Dosnochesanteshabíavistocómounclientelometíaallícomoofrendaasan
Antonio.Ninosemordióloslabios:—¿Eramucho?—Nimásnimenosqueloquevalíamiradio—contestóNicola.
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—Entonces,todanuestrapelea—dijoNinopensativamente—solamenteesporelsanAntonioquerecortédeunarevista.
Nicolaserascólacabeza:—Enrealidad,sí.Siquierestelodevuelvo,Nino.—¡Quéva!—contestóNino,conmuchadignidad—.Loquesedanosequita.Un
apretóndemanosvaleentrecaballeros.Y de repente, ambos se echaron a reír. Bajaron los escalones de piedra, se
encontraronenmediode laplazoleta central, se abrazarondándosepalmadas en laespalda.Después,ambosabrazaronaMomoyledijeron:
—¡Muchasgracias!Cuando, al cabo de un rato, se fueron,Momo siguió diciéndoles adiós con la
manodurantemuchorato.Estabamuycontentadequesusamigosvolvieranaestardebuenas.
Otravez,unchicoletrajosucanario,quenoqueríacantar.EsoeraunatareamuchomásdifícilparaMomo.Tuvoqueestarse escuchándolo todauna semanahastaqueporfinvolvióacantarysilbar.
Momoescuchabaatodos:aperrosygatos,agrillosyranas,inclusoalalluviayalvientoenlosárboles.Ytodoslehablabanensupropialengua.
Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, sequedaba sola enelgrancírculodepiedradelviejo teatro sobreelque sealzaba lagrancúpulaestrelladadelcieloyescuchabaelenormesilencio.
Entonces leparecíaqueestabaenelcentrodeunagranoreja,queescuchabaeluniverso de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muyimpresionante,quelellegabamuyadentro,alalma.
Enesasnochessolíasoñarcosasespecialmentehermosas.Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que
pruebe,aversisabehacerlotanbien.
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Unatempestaddejuegoyunatormentadeverdad
eentiendequealescuchar,Momonohacíaningunadiferenciaentreadultosyniños,perolosniñosteníanotrarazónmásparaquelesgustaratantoiralviejoanfiteatro. Desde que Momo estaba allí, sabían jugar como nunca habían
jugado.Nolesquedabaniunsolomomentoparaaburrirse.YesonosedebíaaqueMomohicierabuenassugerencias.No,Momosimplementeestabaallíyparticipabaen el juego.Y por eso—no se sabe cómo— los propios niños tenían lasmejoresideas.Cadadíainventabanunjuegonuevo,másdivertidoqueelanterior.
Unavez,eraundíapesadoybochornoso,habíaunosdiezuonceniñossentadosenlasgradasdepiedraesperandoaMomo,quesehabíaidoadarunavuelta,segúnsolíahacer alguna vez. El cielo estaba encapotado con unas nubes plomizas.Probablementehabríaprontounatormenta.
—Yome voy a casa—dijo una niña que llevaba un hermanito pequeño—. Elrayoyeltruenomedanmiedo.
—¿Yencasa?—preguntóunniñoquellevabagafas—.¿Esqueencasanotedanmiedo?
—Sí—dijolaniña.—Entonces,igualtepuedesquedaraquí—respondióelniño.Laniñaseencogiódehombrosyasintió.Alcabodeunratodijo:—AlomejorMomonisiquieraviene.—¿Y qué? —se mezcló en la conversación un chico con aspecto un tanto
descuidado—.Aunasípodemosjugaracualquiercosa,sinMomo.—Bien,pero¿aqué?—Nolosé.Acualquiercosa.—Cualquiercosanoesnada.¿Alguientieneunaidea?—Yoséunacosa—dijounchicoconunaagudavozdeniña—:podríamosjugar
aquelasruinassonungranbarco,ynavegamospormaresdesconocidosyvivimosaventuras. Yo soy el capitán, tú eres el primer oficial, y tú eres un investigador,porqueesunviajedeexploración,¿sabéis?Ylosdemássoismarineros.
—Ynosotras,lasniñas,¿quésomos?—Vosotrassoismarineras;setratadeunbarcodelfuturo.¡Esoeraunbuenplan!Intentaronjugar,peronoconseguíanponersedeacuerdoy
el juego no funcionaba. Al rato, todos volvían a estar sentados en las gradas yesperaban.
EntoncesllegóMomo.
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La espuma saltaba furiosa cuando la proa cortaba el agua.El buque oceanográficoArgo cabeceabamajestuosamente en el oleajemientras avanzaba tranquilamente, atodamáquina,porelmardelCoraldelSur.Nadierecordabaqueunbarcosehubieseatrevidoanavegarporestosmarespeligrosos, llenosdebajíos,arrecifesdecoralymonstruosmarinosdesconocidos.Habíaaquí,sobre todo, loque llamabanel«tifóneterno»,unciclónquenuncadescansaba.Recorría incansableesosmaresbuscandovíctimas como si fuera un ser vivo, incluso astuto.Su camino era impredecible.Ytodoloquecaíaenlasgarrasdeesehuracánnovolvíaaaparecerhastaquequedabareducidoaastillas.
BienesciertoquelanaveexpedicionariaArgoestabamuybienpreparadaparaunencuentroconel«ciclónandarín».Estabahechaenteramentedeaceroespecial,azul,elástico e irrompible como una espada toledana. Y, merced a un sistema deconstrucción especial, estaba fundido enteramente de una pieza, sin ningunasoldadura.
Aúnasí,esdifícilqueotrocapitányotratripulaciónhubierantenidoelvalordeexponerse a estos peligros. Pero el capitán Gordon tenía mucho valor. Desde elpuentedemandomirabaorgullosoasusmarinerosymarineras,todosellosgrandesespecialistasensusrespectivoscampos.
Alladodelcapitánestabasuprimeroficial,donMelú,unlobodemardelosquequedanpocos;habíasobrevividoacientoveintisietehuracanes.
Un poco más atrás, en la toldilla, se podía ver al profesor Quadrado, directorcientífico de la expedición, con sus dos auxiliares,Mora y Sara, quemerced a suprodigiosamemoriasuplíanbibliotecasenteras.Lostresestabaninclinadossobresusinstrumentosdeprecisiónyseconsultabanensucomplicadajergacientífica.
Unpocomásalláestaba,encuclillas,labellanativaMomosan.Devezencuandoelprofesorlepreguntabaacercadealgúndetalledeesosmaresyellalerespondíaensuhermosodialectohula,quesóloelprofesorentendía.
Elobjetivode laexpediciónerahallar lascausasdel«ciclónandarín»y,deserposible, eliminarlo,paraqueesosmaresvolvierana sernavegablespara losdemásbarcos.Pero,demomentotodoseguíatranquilo,ynohabíaindiciodetempestad.
Derepente,ungritodelvigíaarrancóalcapitándesuspensamientos.—¡Capitán!—gritódesdelacofahaciendobocinaconlasmanos—.Sinoestoy
locoveoahídelanteunaisladecristal.ElcapitánydonMelúmiraroninmediatamenteatravésdesuscatalejos.También
elprofesorQuadradoysusauxiliaresseacercaron,interesados.Sólolabellanativasequedótranquilamentesentada.Lasmisteriosascostumbresdesupuebloleprohibíanmostrarcuriosidad.
Pronto llegarona la isladecristal.Elprofesorbajódelbarcoporunaescaladecuerdaypisóelsuelotransparente.Ésteeraenormementeresbaladizoyalprofesor
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Quadradolecostabamuchomantenerseenpie.Laislaeratotalmenteredondayteníaundiámetrodeunosveintemetros.Haciael
centro se levantaba como una cúpula.Cuando el profesor hubo alcanzado el lugarmásaltopudodistinguirclaramenteunaluztitilanteensuinterior.
Comunicósusobservacionesalosdemás,queesperaban,atentos,apoyadosenlaborda.
—Según eso —dijo la auxiliar Mora—, debe de tratarse de una Cestapuntiabriscatresia.
—Puede ser —dijo la auxiliar Sara—, pero también puede ser un Códuloleporífero.
ElprofesorQuadradoseenderezó,seajustólasgafasygritóhaciaelpuente:—En mi opinión, tenemos que vérnoslas con una variedad del Comodus
intarsicuscomún.Peronopodremosestarseguroshastanohaberlovistopordebajo.Al instante se echaron al agua tres de las marineras que eran, además,
submarinistasde famamundialyque,mientras tanto,ya sehabíanvestidocon sustrajesdeinmersión.
Durante un rato, no se vieron en la superficie del mar más que montones deburbujas,peroderepentesacólacabezadelaguaunadelasniñas,denombreSandra,quegritóconvozentrecortada:
—Esunamedusagigante.Lasotrasdossubmarinistasestánatrapadasentre lostentáculosynopuedensoltarse.Tenemosqueayudarlasantesdequeseademasiadotarde.
Dichoesto,volvióasumergirse.Inmediatamenteselanzaronalaguacienexpertoshombres-ranaalasórdenesdel
capitán Blanco, conocido por el apodo de «el Delfín». Bajo el agua comenzó uncombate increíble, y el mar se cubrió de espuma. Pero ni siquiera esos valerososmarinerosconsiguieronlibraralasdoschicasdelosterriblestentáculos.Lafuerzadelagigantescamedusaerademasiadogrande.
—Hayenesemaralgunacosa—dijoelprofesor,conlafrentearrugada,asusdosauxiliares— que provoca el gigantismo en los seres vivos. Esto es sumamenteinteresante.
Mientrastanto,elcapitánGordonysuprimeroficialdonMelú,quehabíanestadoconferenciando,habíantomadounadecisión.
—¡Atrás!—gritódonMelú—.¡Todoelmundoabordo!Partiremosalmonstruoendos,sino,nopodremoslibraralasdosmarineras.
ElDelfínysushombresvolvieronasubirabordo.ElArgoretrocedióunpocoyselanzódespuéscontodasupotenciaavante,hacia lamedusagigante.Laproadelbuqueeraagudacomounacuchilladeafeitar.Cortó lamedusaendosmitades,sinqueabordosenotaraapenasunpequeñotemblor.Lamaniobranocarecíadepeligropara las dos submarinistas presas entre los tentáculos, pero el primer oficial habíacalculado su posición con la mayor exactitud y pasó por medio de las dos. Al
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instante, los tentáculos delmonstruoperdieron toda su fuerzay las dosprisioneraspudieronlibrarsedeellos.
Fueronrecibidasjubilosamenteabordo.ElprofesorQuadradoseacercóalasdosmuchachasylesdijo:
—Ha sido culpa mía. No debería haberos enviado. Perdonadme por haberospuestoenpeligro.
—Nohaynadaqueperdonar,profesor—respondióunadelaschicasconunarisaalegre—.Alfinyalcabonoshemosembarcadoparaeso.
Aloquelaotrachicaañadió:—Elpeligroesnuestraprofesión.Ya no quedaba tiempo para más palabras. Durante los trabajos de rescate, el
capitán y la tripulación se habían olvidado de observar elmar.Demodo que sóloahora,enelúltimoinstante,sedieroncuentadequeporelhorizontehabíaaparecidoel«ciclónandarín»quesedirigíaatodavelocidadhaciaelArgo.
Llegóalbarcounaprimeraola,impresionante,loalzóensucrestaylolanzóporuna sima acuosa de cincuenta metros de profundidad, por lo menos. De habersetratadodeunatripulaciónmenosexpertayvalerosaqueladelArgo,enesteprimerembate lamitad habría sido arrastrada por la borda,mientras que la otramitad sehabría desmayado.Pero el capitánGordon estababienplantado sobre el puente demando, como si nohubierapasadonada, y toda la tripulaciónhabía aguantadodelmismomodo.Sólo la hermosa indígenaMomosan, no acostumbrada a los peligrosdelmar,sehabíarefugiadoenunbotesalvavidas.
En pocos segundos se oscureció todo el cielo. El torbellino se lanzó, ululante,sobre el barco, al que hacía saltar sobre las olas comoun corcho. Su furia parecíacrecerdeminutoenminutopornopoderromperlo.
Elcapitándabasusórdenesconvozsosegada,ysuprimeroficial lasrepetíaenvoz alta. Incluso el profesor Quadrado y sus auxiliares seguían junto a susinstrumentos.Calculabandóndedebíaestarelcentrodel tifón,pueshaciaallí teníaque ir el barco. El capitán Gordon admiraba en silencio la sangre fría de loscientíficosque,alfinyalcabo,noconocíanelmarcomoélysushombres.
Elprimerrayocayósobreelbuquedeacero,quequedócargadoeléctricamente.Haciacualquierpartequeseextendieralamanosaltabanchispas.Perotodos,abordodelArgo,sehabíanentrenadodurantemesesparaello.Anadieleimportabaya.
Loúnicomaloeraquelaspartesmásdelgadasdelbarco,cablesdeaceroybarrasde hierro, se ponían incandescentes como el filamento de una bombilla, y esodificultaba un poco el trabajo de la tripulación, aunque todos llevaban guantes deamianto.Quisolasuertequeesaincandescenciaseapagarapronto,porquecomenzóacaerunalluviatal,comonadiedeabordo—aexcepcióndedonMelú—habíavistojamás; una lluvia tan espesa que pronto desplazó todo el aire respirable. Latripulacióntuvoqueponersegafasyescafandrasdesubmarinista.
Un relámpago sucedía a otro, un trueno a otro. La tempestad ululaba. Se
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levantabanolasenormesyblancaespuma.ElArgo,conlosmotoresatodamáquina,avanzabametroametrocontralafuerza
incontenibledel tifón.Losmaquinistasy fogoneros,enelvientredelbarco,hacíanesfuerzos sobrehumanos. Se habían atado con gruesas sogas para que los bruscosmovimientosdelbarconoloslanzaranhacialasfaucesabiertasdelascalderas.
Porfinllegaronalcentrodeltifón.¡Quéespectáculoselesofrecióallí!Sobre la superficie del mar, liso como un espejo, porque la propia fuerza del
huracán barría las olas, bailaba un ser gigantesco. Se sostenía sobre una pata, seensanchaba por arriba y parecía realmente un trompo del tamaño de unamontaña.Dabavueltascontalrapidez,quenosepodíandistinguirlosdetalles.
—¡UnSum-sumgomalasticum!—exclamó entusiasmado el profesorQuadrado,mientrassesujetabalasgafas,quelalluvialehacíaresbalarunayotravez.
—¿Puede explicarnos esto un poco más? —refunfuñó don Melú—. Somossimplesmarinosy…
—No moleste ahora al profesor con sus observaciones —le interrumpió laauxiliar Sara—. Es una ocasión única. Esa especie de trompo animal procede,probablemente, de las primeras etapas de la evolución. Debe de tenermás demilmillonesdeaños.Hoynoquedamásqueunavariedadmicroscópicaqueavecesseencuentraenlasalsadetomatey,excepcionalmente,enlatintaverde.Unejemplardeesetamañoes,seguramente,elúnicosupervivientedesuespecie.
—Peronosotrosestamosaquí—gritóa travésdelululardelvientoelcapitán—paraeliminarlascausasdel«tifóneterno».Asíqueelprofesorhadedecirnoscómosepuedehacerpararesacosa.
—Nolosé—dijoelprofesor—.Laciencianohatenidotodavíaningunaocasióndeinvestigarlo.
—Estábien—dijoelcapitán—.Primeroledispararemosyyaveremosquépasa.—Esunapena—sequejóelprofesor—dispararsobreelúnicoejemplardeSum-
sumgomalasticum.Peroelcañóncontraficciónyaapuntabaaltrompogigantesco.—¡Fuego!—ordenóelcapitán.Delabocadelcañónsalióunallamaradaazuldeunkilómetrodelongitud.Nose
oyónada,porque,comotodoelmundosabe,elcañóncontraficcióndisparaproteínas.ElproyectilluminosovolóhaciaelSum-sum,perocayóbajoelefectodeltrompo,
se desvió, dio varias vueltas al monstruo y fue arrastrado hacia lo alto, dondedesaparecióentrelasnegrasnubes.
—¡Esinútil!—gritóelcapitánGordon—.Tenemosqueacercarnosmás.—Esimposibleacercarnosmás—respondiódonMelú—.Lasmáquinastrabajan
atodapotenciayloúnicoquelogramosesquelatempestadnonosempujemáslejos.—¿Tienealgunaidea,profesor?—preguntóelcapitán.Peroelprofesorseencogiódehombros,aligualquesusauxiliares,quetampoco
sabíanquéaconsejar.Parecíaquelaexpediciónhabíafracasado.
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Enesemomento,alguientiródelamangadelprofesor.Eralabellaindígena.—¡Malumba!—dijocongestoelegante—.Malumbaoisitu sono.Erbini samba
insaltulolobindra.Cramunaheubenibenisadogau.—¿Babalu?—preguntó sorprendido el profesor—. ¿Didi maha feinosi intu ge
doinenmalumba?Labellaindígenaasintiórepetidamenteycontestó:—Dodoumaufusulamatvafada.—Oi oi —respondió el profesor, mientras se acariciaba pensativamente el
mentón.—¿Quéesloquedice?—quisosaberelprimeroficial.—Dice—explicó el profesor—que en supueblohayuna canción antiquísima,
con laquesepuedehacerdormiral«ciclónandarín»,siesquealguienseatreveacantarla.
—¡Quéridículo!—refunfuñódonMelú—.Unananaparauntifón.—¿Quéopinaustedprofesor?—preguntólaauxiliarSara—.¿Esposibleunacosa
así?—Nohayquetenerprejuicios—dijoelprofesor—.Muchasveceshayunfondo
deverdaden las tradicionesde los indígenas.Quizáhayaunasvibracionessonorasdeterminadas que tienen alguna influencia sobre el Sum-sum gomalasticum. Nosabemosnadaacercadesuscondicionesdevida.
—Nopuedeperjudicarnos—decidióelcapitán—.Tenemosqueprobarlo.Dígalequecante.
Elprofesorsedirigióalabellaindígenaydijo:—Malumbadidioisafalhuna-huna,¿vafadu?Momosan asintió y comenzó a entonar una cantinela muy peculiar que se
componíadeunaspocasnotasqueserepetíancadavez:
Enimeniallubeniwannataisusurateni.
Seacompañabaconpalmadasysaltabaalcompás.Lasencillamelodíaylaletraeranfácilesderecordar.Pocoapoco,otrosfueron
haciéndole coro, demodo que, pronto, toda la tripulación cantaba, batía palmas ysaltabaal compás siguiendoel ritmo.Eraunespectáculobastante sorprendentevercantarybailarcomoniñosalviejolobodemardonMelúyalprofesorQuadrado.
Ysucedióloquenadiehabíacreído.Eltrompogigantescoempezóadarvueltasmásymáslentamente,separófinalmenteycomenzóahundirse.Conelruidodeuntruenosecerraronlasolassobreél.Latempestadacabóderepente,elcielosevolviótransparentey azuly lasolasdelmar se calmaron.ElArgo semecíaplácidamentesobrelastranquilasaguascomosijamáshubieraexistidounatormenta.
—¡Hombres!—dijoelcapitánGordonmientraslosmirabaalacara,unoauno
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—.¡Lohemosconseguido!—nuncahablabamucho,todoslosabían;poresopesabatantomáselqueahoraañadiera—.Estoyorgullosodevosotros.
—Creo—dijo lachicaque llevabaa suhermanito—queha llovidodeverdad.Yo,porlomenos,estoycalada.
Esverdadquemientrastantohabíadescargadolatormenta.Ysobretodolaniñaconsuhermanitosesorprendíadequehabíaolvidadotenermiedoalrayoyaltruenomientrashabíaestadoenelbarcodeacero.
Siguieronhablandoduranteunratosobrelaaventurayseexplicabandetalles,losunos a los otros, que cadaunohabía visto y vividopara sí.Entonces se separaronparairacasaysecarse.
Sólohabíaunoquenoestabadeltodosatisfechoconelcursodeljuego:elniñodelasgafas.AldespedirseledijoaMomo:
—Enel fondoesuna lástimaquehayamoshundidoelSum-sum gomalasticum.¡Elúltimoejemplardesuespecie!Mehubieragustadopoderestudiarlounpocomásdecerca.
Peroenunpuntoestaban todosdeacuerdo: enningúnotro lado sepodía jugarcomoconMomo.
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A
Unviejocalladoyunjovenparlanchín
uncuandoalguientienemuchosamigos,suelehaberentreellosunospocosalosquesequieretodavíamásquealosdemás.TambiénenelcasodeMomoeraasí.
Tenía dos grandes amigos que iban a verla cada día y que compartían con ellatodoloquetenían.Unoerajovenyotroviejo.
Momonohabríasabidodeciraquiéndelosdosqueríamás.
ElviejosellamabaBeppoBarrendero.Seguroqueenrealidadtendríaotroapellido,perocomoerabarrenderodeprofesiónytodoslellamabanasí,éltambiéndecíaqueéseerasunombre.
BeppoBarrenderovivíaenunachozaqueélmismosehabíaconstruido,cercadelanfiteatro,abasedeladrillos,latasycartónembreado.Eraextraordinariamentebajoeiba siempre un poco encorvado, por lo que apenas sobrepasaba aMomo. Siemprellevabasugrancabeza,sobrelaqueseerguíaunmechóndepeloscanosos,unpocotorcida,ysobrelanarizllevabaunaspequeñasgafas.
Algunos opinaban que aBeppoBarrendero le faltaba algún tornillo. Lo decíanporque ante las preguntas se limitaba a sonreír amablemente y no contestaba.Pensaba.Ycuandocreíaqueunarespuestaerainnecesaria,secallaba.Perocuandolacreíanecesaria,pensabasobreella.Avecestardabadoshorasencontestar,perootrastardaba todo un día. Mientras tanto, el otro, claro está, había olvidado qué habíapreguntado,porloquelarespuestadeBeppolesorprendía.
SóloMomosabíaesperartantoyentendíaloquedecía.Sabíaquesetomabatantotiempoparanodecirnuncanadaquenofueraverdad.Puesensuopinión,todaslasdesgracias delmundo nacían de lasmuchasmentiras, las dichas a propósito, perotambiénlasinvoluntarias,causadasporlaprisaolaimprecisión.
Cadamañanaiba,antesdelamanecer,ensuviejaychirriantebicicleta,haciaelcentro de la ciudad, a un gran edificio. Allí esperaba, con sus compañeros, en unpatio,hastaqueledabanunaescobayleseñalabanunacallequeteníaquebarrer.
ABeppo le gustaban estas horas antes del amanecer, cuando la ciudad todavíadormía. Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. Sabía que era un trabajo muynecesario.
Cuandobarría lascalles, lohacíadespaciosamente,peroconconstancia;acadapasounainspiraciónyacadainspiraciónunabarrida.Paso-inspiración-barrida.Paso-inspiración-barrida. De vez en cuando, se paraba un momento y mirabapensativamenteantesí.Despuésproseguíapaso-inspiración-barrida.
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Mientras se iba moviendo, con la calle sucia ante sí y la limpia detrás, se leocurrían pensamientos. Pero eran pensamientos sin palabras, pensamientos tandifícilesdecomunicarcomounolordelqueunoaduraspenasseacuerda,ocomouncolor que se ha soñado. Después del trabajo, cuando se sentaba con Momo, leexplicaba sus pensamientos.Y como ella le escuchaba a sumodo, tan peculiar, sulenguasesoltabayhallabalaspalabrasadecuadas.
—Ves,Momo—ledecía,porejemplo—,lascosassonasí:avecestienesantetiunacalle larguísima.Teparece tan terriblemente larga,quenuncacreesquepodrásacabarla.
Miróunratoensilencioasualrededor;entoncessiguió:—Yentoncesteempiezasadarprisa,cadavezmásprisa.Cadavezquelevantas
lavista,vesquelacallenosehacemáscorta.Yteesfuerzasmástodavía,empiezasatenermiedo,alfinalestássinaliento.Ylacallesigueestandopordelante.Asínosedebehacer.
Pensóduranteunrato.Entoncessiguióhablando:—Nuncasehadepensaren toda lacalledeunavez,¿entiendes?Sólohayque
pensarenelpasosiguiente,enlainspiraciónsiguiente,enlasiguientebarrida.Nuncanadamásqueenelsiguiente.
Volvióacallaryreflexionar,antesdeañadir:—Entoncesesdivertido;esoesimportante,porqueentoncessehacebienlatarea.
Yasíhadeser.Despuésdeunanuevaylargainterrupción,siguió:—Derepentesedaunocuentadeque,pasoapaso,sehabarrido toda lacalle.
Unonosedacuentacómohasido,ynoseestásinaliento.Asintióensilencioydijo,poniendopuntofinal:—Esoesimportante.OtravezsesentóalladodeMomo,callado,yellavioqueestabapensandoyque
queríadeciralgomuyespecial.Derepente,éllamiróalosojosyledijo:—Noshereconocido.Pasómuchoratoantesdequecontinuaraconvozbaja:—Eso ocurre, a veces… a mediodía…, cuando todo duerme en el calor… El
mundosevuelvetransparente…Comounrío,¿entiendes?…Sepuedeverelfondo.Asintióycallóunrato,paradecirenvozmásbaja:—Hayallíotrostiempos,allíalfondo.Volvióapensarunbuenrato,buscandolaspalabrasadecuadas.Peroparecióno
encontrarlas,puesderepentedijoconvoztotalmentenormal:—Hoyestuvebarriendojuntoalasviejasmurallas.Hayallícincosillaresdeotro
color.Así,¿entiendes?YconeldedodibujóunagranTenelsuelo.Lamiróconlacabezatorciday,de
repente,murmuró:—Lashereconocido,laspiedras.
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Despuésdeotrainterrupciónsiguióaempellones:—Esoseranotrostiempos,cuandoseconstruyólamuralla…Trabajaronmuchos
en ella…Pero había dos, entre ellos, que colocaron esos sillares…Era una señal,¿comprendes?…Lahereconocido.
Sepasólasmanosporlosojos.Parecíacostarleungranesfuerzoloqueintentabadecir,porquealseguirhablando,laspalabrassalíanconesfuerzo:
—Teníanotroaspecto,esosdos,enaquelentonces.Yenesemomentodijo,entonodefinitivoycasicolérico.—Peronoshereconocido,atiymí.¡Noshereconocido!NoselepuedetomaramalalagenteelquesonrieracuandooíahablaraBeppo
Barrenderodeesemodoy,asusespaldas,algunosseñalabanlasienconeldedo.PeroMomoloqueríayguardabatodassuspalabrasensucorazón.
ElotroamigodeMomoerajoveny,entodoslosaspectos,lomásopuestoaBeppoBarrendero.Era un guapomuchacho de ojos soñadores, pero una lengua increíble.Siempreestaba repletodebromasychistes,y sabía reírcon tal ligereza,quehabíaquereírconél,sequisieraono.SellamabaGirolamo,perotodoslollamabanGigi.
ComoalviejoBeppo lohemos llamadosegúnsuprofesión,haremos lomismoconGigi,aunquenoteníaningunaprofesiónprecisa.Lovamosallamar,pues,GigiCicerone. Pero ya queda dicho que la de cicerone sólo era una de las muchasprofesiones que ejercía según la ocasión, y no lo era, ni mucho menos, de modooficial.
Elúnicorequisitoqueteníaparaejerceresaactividaderaunagorradeplato.Selaponíaencuantoveíaaparecer,detardeentarde,algúngrupodeviajerosquesehabíaperdidoporesebarrio.Seacercabaaellosconlacaraseriayseofrecíaaguiarlosyexplicarlestodo.Silosforasterosestabandeacuerdo,sedisparabaylescontabaloscuentos de Calleja. Punteaba su relato de acontecimientos, nombres y fechasinventados, de tal manera que los pobres oyentes quedaban totalmente confusos.Algunossedabancuentaysemarchabanenfadados.PerolamayoríaselocreíayseloretribuíancuandoGigipasabalagorra,alfinal.
La gente de los alrededores se reía de las invenciones de Gigi, pero algunosponíancarascensorasyopinabanquenoestababienqueaceptaradineroacambiodehistoriasque,alfinyalcabo,habíainventado.
—Eso lohacen todos lospoetas—decíaaesoGigi—.¿Yacaso lagentenoharecibidonadaacambiodesudinero?Yoosdigoquehanrecibidoexactamenteloquequerían.¿Yqué importaque loqueyocuenteestéonoescritoenalgún libromuysabio?¿Quiénosdiceavosotrosquelashistoriasqueponenenloslibrossabiosnoseaninventadas,sóloquenadieseacuerdaya?
Otravezdecía:—¿Quién sabe lo que es cierto y lo que no? ¿Quién puede saber lo que ha
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ocurridoaquíhacemilodosmilaños?¿Losabéisvosotros?—No—reconocíanlosdemás.—¡Loveis!—exclamabaGigiCicerone—.¡Cómopodéisdecirvosotrosquelas
historiasqueyocuentonosonverdad!Puedeserque,casualmente,hayaocurridotalcomoyolocuento.Entonceshedicholapuraverdad.
A eso era difícil oponer nada. Sí, en lo que se refiere a locuacidad, Gigifácilmentepodíacontodosellos.
Lamentablementeveníanmuypocosforasterosquequisieranverelanfiteatro,porloqueGigiteníaquepracticarotrasprofesiones.Segúnlaocasión,eraguardadeunaparcamiento,testigodeboda,paseadordeperros,carterodeamor,participanteenunfuneral,traficantederecuerdosymuchasotrascosasmás.
Pero Gigi soñaba con volverse rico y famoso. Viviría en una casa de fábula,rodeada de un parque; comería en platos dorados y dormiría sobre almohadas deseda.Yseveíaasímismoenelesplendordelafamacomounsol,cuyosrayosyalocalentabanahora,ensumiseria.
—¡Loconseguiré!—exclamaba,cuandolosotrossereíandesussueños—.Todososacordaréisdemispalabras.
Peroniélmismohubierapodidodecircómopensabaalcanzarlafama.Porquenoleatraíandemasiadoelesfuerzoyeltrabajo.
—Esonotienemérito—ledecíaaMomo—,asísepuedehacerricocualquiera.Míralos, lo que parecen los que han vendido la vida y el alma por un poco debienestar.No,aesonojuegoyo.Yaunquemuchasvecesnotengadinero,nisiquieraparapagarunatazadecafé,GigiseguirásiendoGigi.
Sepensaríaqueeratotalmenteimposiblequedospersonasdeideastandiferentesacerca delmundo y la vida, comoGigiCicerone yBeppoBarrendero, se hicieranamigos.Sinembargo,asíera.Da lacasualidadqueelúnicoquenuncacensurabaaGigisu ligerezaeraelviejoBeppo.Ypor lamismacasualidaderaprecisamenteellocuazGigielúnicoquenuncasereíadelsorprendenteyviejoBeppo.
ProbablementefueraacausadelmodoenqueMomolosescuchabaaambos.Ningunodelostresintuíaqueprontocaeríaunasombrasobresuamistad.Yno
sólosobresuamistad,sinosobretodalaregión;unasombraquecrecíaycrecíayqueahoramismo,oscurayfría,seextendíayasobrelagranciudad.
Setratabadeunaconquistacalladaeinsensible,queavanzabadíaadía,ycontrala que nadie se resistía, porque nadie conseguía darse cuenta de ella. Y losconquistadores,¿quiéneseran?
NisiquieraelviejoBeppo,quesedabacuentadetantascosasquelosdemásnoveían,observabaloshombresgrisesquerecorrían,incansables,laciudadyparecíanestarsiempreocupados.Yesoquenoeraninvisibles.Selesveía,ynoselesveía.Dealgúnmisteriosomodoerancapacesdepasardesapercibidos,demaneraquenoselesobservaba o se volvía a olvidar, en seguida, su aspecto. Así podían operar en laclandestinidad,precisamenteporquenoseocultaban.Ycomonadiereparabaenellos,
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nadielespreguntabadedóndehabíansalidoydedóndesalían,porquecadadíaeranmás.
Circulabanporlascallesenelegantescochesgrises,entrabanentodaslascasas,se sentaban en todos los restaurantes. Muchas veces hacían anotaciones en susagendas.
Eranunoshombresvestidoscontrajesdeuncolorgristelaraña.Inclusosuscarasparecían ser de ceniza gris. Llevaban bombines y fumaban pequeños puros grises.Cadaunollevabasiempreunmaletíngrisplomo.
TampocoGigiCiceronehabíanotadoquevariasvecesalgunodeesoshombresgrises habían estado cerca del anfiteatro y habían apuntado muchas cosas en susagendas.
SóloMomohabíaobservadoqueunatardehabíanaparecidosusoscurassiluetaspor el borde superior del anfiteatro. Se habían hecho señas los unos a los otros ydespuéssehabíanreunidoadiscutir.Nosehabíaoídonada,peroMomo,derepente,habíasentidounfríomuyespecial,comonolohabíanotadonuncaantes.Nolesirviódenadaquesearrebujaramásestrechamenteensugranchaquetón,porquenoeraunfríonormal.
Después, los hombres grises se habían ido de nuevo y no habían vuelto aaparecer.
Esa noche,Momo no había podido oír, como otras veces, lamúsica callada ypoderosa.Peroaldíasiguiente,lavidahabíacontinuadocomosiempre,yMomonovolvióapensarenloscuriososvisitantes.Tambiénellaloshabíaolvidado.
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Cuentosparamuchosycuentosparauna
oco a poco, Momo se había vuelto totalmente imprescindible para GigiCicerone.Enlamedidaenquesepuedeafirmaresodeuntipotaninconstantecomo él, había cobrado un profundo cariño por la niña, y hubiera querido
llevarlaconsigoatodaspartes.Elcontarhistoriasera,comoyasabemos,supasión.Yprecisamenteenestepunto
se había operado un cambio en él.Antes, sus historias habían resultado de vez encuando, un tanto pobres, no se le ocurría nada interesante, repetía algunas cosas orecurríaaalgunapelículaquehabíavistooalgunanoticiaquehabíaleído.Pordecirloasí,sushistoriashabíanidoapie,perodesdequeconocíaaMomo,lehabíancrecidoalas.
Especialmente cuandoMomo estaba con él y le escuchaba, su fantasía florecíacomounpradoenprimavera.Niñosymayoresseapiñabanasualrededor.Ahoraeracapazdecontarhistoriasqueseestirabanenmuchoscapítulosa lo largodedíasysemanas, y nunca se le agotaban las ocurrencias.Élmismo, por cierto, también seescuchabaconlamáximaatención,porquenoteníalamásmínimaideadeadóndeleconduciríasufantasía.
Unavezquellegaronunosviajerosquequeríanvisitarelanfiteatro(Momoestabasentada,algoapartada,enlasgradasdepiedra),comenzódelmodosiguiente:
—¡Estimadas señoras y caballeros! Como acaso todos ustedes sepan, laemperatriz Basilisca Agustina emprendió incontables guerras para defender suimperiodelosconstantesataquesdelospitosyflautas.
»Tras someter una vez más esos pueblos, estaba tan irritada por la incansablemolestia que amenazó con exterminar a todos los atacantes a menos que su reyXaxotraxoluslecediera,comocastigo,sucarpadorada.
»Pues en aquella época, damas y caballeros, las carpas doradas todavía erandesconocidasaquí.PerolaemperatrizBasiliscahabíaoídodebocadeunviajeroqueelreyXaxotraxolusposeíaunpececitoque,encuantoquehubieraacabadodecrecer,se convertiría en oro puro. Y esa rareza quería poseerla a cualquier precio laemperatrizBasilisca.
»ElreyXaxotraxolusserióparasusadentros.Ocultódebajodelacamalacarpadorada, que efectivamente poseía, e hizo entregar a la emperatriz, en una soperaincrustadadediamantes,unaballenapequeñita.
»Bienesciertoque laemperatrizquedóun tantosorprendidaporel tamañodelanimal,puessehabía imaginadolacarpadoradaunpocomáspequeña.Peropensóque cuantomayor,mejor, pues tantomásoroproduciría, al final, el pez.Pero, porotrolado,esepeznoparecíadorado,yesolaintranquilizaba.Peroelemisariodelrey
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Xaxotraxolus ledeclaróqueelpeznoseconvertiríaenorohastahaberacabadodecrecer,noantes.Poresoeramuyimportantequenoseleestorbaraensucrecimiento.Coneso,laemperatrizBasiliscasedioporsatisfecha.
»Elpececitocrecíadedíaendíayconsumíaenormescantidadesdecomida.Perolaemperatriznoerapobreyelpezrecibíatodoloquepodíatragar,conloquesehizograndeygordo.Prontolasoperasequedópequeña.
»"Cuanto mayor, mejor", dijo la emperatriz Basilisca, y lo hizo trasladar a subañera. Pero al poco tiempo ya no cabía tampoco en la bañera. Crecía y crecía.Entonces fue trasladado a la piscina imperial. Eso ya era un transporte bastantecomplicado,porqueelpezyapesaba tantocomounbuey.Unode losesclavosqueteníaquearrastrarloresbalóylaemperatrizlomandótiraralosleones,porqueelpezloeratodoparaella.
»Todoslosdíassepasabamuchashorassentadaalbordedelapiscinayloveíacrecer. No pensaba más que en el oro, pues es sabido que llevaba una vida muyespléndidaynuncateníaorosuficiente.
»"Cuantomayor,mejor",murmurabaparasí.Esafraseseconvirtióenellemadelimperioysegrabóenletrasdeoroentodoslosedificiosestatales.
»Pero,hastalapiscinaimperialresultódemasiadopequeñaparaelpez.Entonces,Basiliscamandóconstruiresteedificio,cuyasruinas,señorasyseñores, tienenantesí.Eraunenormeacuario,totalmentecircular,llenohastaelbordedeagua,enelqueelpez,porfin,podíaestirarseagusto.
»La emperatriz, como ya hemos dicho, pasaba día y noche en este lugar yesperabaqueelpezgiganteseconvirtieraenoro.Yanosefiabadenadie,nidesusesclavosnidesusparientes,ytemíaquelefueranarobarelpez.Demodoqueahíestaba, adelgazaba más y más por el miedo y la preocupación, no pegaba ojo yvigilabaelpez,quenadabadivertidoynopensabasiquieraenconvertirseenoro.YBasiliscasedespreocupabamásymásdelosasuntosdelgobierno.
»Esoprecisamentehabíanesperadolospitosyflautas.BajoladireccióndesureyXaxotraxolus,emprendieronunaúltimacampañayconquistarontodoel imperioenun paseomilitar.No se encontraron con ningún soldado y al pueblo tanto le dabaquiénlogobernara.
»Cuando la emperatriz Basilisca se enteró, por fin, del asunto, pronunció lasfamosaspalabras:"¡Aydemí!Ojalá…".Elrestopordesgracia,nohallegadohastanosotros.Loquesísesabeconcertezaesqueselanzóaesteacuarioyseahogóallado del pez, tumba de todas sus esperanzas. Para celebrar la victoria, el reyXaxotraxolusmandómatar laballena,demodoque todoelpueblo recibió,duranteochodías,filetedepescadoasado.
»Asípuedenver,señorasyseñores,adóndeconducelacredulidad.Con estas palabras concluyóGigi su relato, y los oyentes estaban visiblemente
impresionados.Mirabanlasruinascontodorespeto.Sólounodeellosdesconfiabaunpocoypreguntó:
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—¿Ycuándodicequeocurriótodoeso?Giginuncadejabaunapreguntasincontestarydijo:—Como todo el mundo sabe, la emperatriz Basilisca fue contemporánea del
filósofoSínacaelViejo.Eldesconfiado,claroestá,noqueríareconocerquenosabíacuándohabíavivido
elfilósofoSínacaelViejo,porloquesólodijo:—Ah,muchasgracias.Todos los oyentes estaban sumamente satisfechos y decían que esa visita
realmente había merecido la pena, y que nadie les había explicado nunca, tancomprensiblemente,loshechosdelahistoria.EntoncesGigipresentó,modestamente,sugorra,ylagentesemostrógenerosa.Inclusoeldesconfiadoechóunasmonedasenella.Además,desdequehabía llegadoMomo,Gigino contabanuncadosveces lamismahistoria.Le habría resultadodemasiado aburrido.SiMomoestaba entre losoyentes, le parecía que en su interior se abríanunas compuertas por las que fluíanmásymásocurrencias,sinquetuvieranecesidaddepararapensárselas.
Al contrario:muchas veces tenía que intentar refrenarse, para no ir demasiadolejos,comoaquellavez,enquedosdamasamericanas,mayores,distinguidas,habíanaceptado sus servicios. Pues les había dado un buen susto cuando les relató losiguiente:
—Claroestáque inclusoensubellay libreAmérica,estimadasseñoras,sabránque el cruel tirano Marjencio Communo había concebido un plan de cambiar elmundo según sus ideas. Pero hiciera lo que hiciera, la gente seguía siendomás omenosigualynosedejabacambiar.Entonces,ensuvejez,MarjencioCommunosevolvió loco. Como ustedes saben, estimadas señoras, en aquel tiempo no habíatodavíapsiquiatrasquesupierancuraresasenfermedades.Conloquehabíaquedejarquelostiranoshicieranellococomoquisieran.Ensulocura,aMarjencioCommunoseleocurriólaideadedejarqueelmundosiguierasiendocomoquisierayhacerseotro,nuevo,asugusto.
»Así que ordenó que se construyera un globo que tenía que tener el mismotamañoquelaviejaTierra,yenelquehabíaquereproducir,contodafidelidad,cadadetalle:cadacasa,cadaárbol, todaslasmontañas,ríosymares.Todalahumanidadfueobligada,bajopenademuerte,atrabajarenlaingenteobra.
»Enprimerlugar,construyeronunpedestal,sobreelquedebíaapoyarseeseglobogigantesco.Laruinadeesepedestal,estimadasseñoras,eslaquetienenustedesantesí.
»Entonces se comenzó a construir el propio globo terráqueo, una esferagigantesca,delmismotamañoquelaTierra.Cuandoseacabódeconstruirlaesfera,sereprodujoconcuidadotodoloquehabíasobrelaTierra.
»Claro está que se necesitaba mucho material para ese globo terráqueo, y esematerialnosepodíatomardeningúnladomásquedelapropiaTierra.Así,laTierrasehacíacadavezmáspequeña,mientraselglobosehacíamayor.
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»Y cuando se hubo terminado de hacer el nuevomundo, hubo que aprovecharparaelloprecisamentelaúltimapiedrecitaquequedabadelaTierra.ClaroestáquetambiéntodosloshabitantessehabíanidodelaviejaTierraalnuevogloboterráqueo,porquelaviejasehabíaacabado.CuandoMarjencioCommunosediocuentadequetodo seguía igual que antes, se cubrió la cabeza con la toga y se fue. Nadie sabeadónde.
»Ven ustedes, estimadas señoras, este hueco en forma de embudo, que permitedistinguirlasruinasenlaactualidadeselpedestalqueseapoyabaenlasuperficiedelaviejaTierra.Asíquedebenimaginárselotodoalrevés.
LasdosdistinguidasdamasdeAméricapalidecieron,yunapreguntó:—¿Ydóndehaquedadoelgloboterráqueo?—Están ustedes en él—contestóGigi—.Elmundo actual, señorasmías, es el
globoterráqueo.Lasdosdamaschillaronhorrorizadasyhuyeron.Gigipresentóenvanolagorra.
Pero lo que más le gustaba a Gigi era contarle cuentos sólo aMomo, cuando noescuchabanadiemás.Casisiempreerancuentosque tratabande lospropiosGigiyMomo.YsóloestabandestinadosaellosdosyerantotalmentediferentesalosqueGigicontabaenotrasocasiones.
Unanochehermosaycálida, losdosestabansentadoscalladosenlosescalonesdepiedra.Enelcielobrillabanyalasprimerasestrellasylalunaseperfilaba,grandeyplateada,sobrelassiluetasnegrasdelospinos.
—¿Mecuentasuncuento?—pidióMomo.—Estábien—dijoGigi—.¿Dequién?—DeMomoyGirolamo,sipuedeser—contestóMomo.Gigireflexionóunmomentoypreguntó:—¿Ycómohadellamarse?—Quizá…¿Elcuentodelespejomágico?Gigiasintió,pensativo:—Esosuenabien.Veamosquépasa.PusounbrazoalrededordeloshombrosdeMomoycomenzó:—Érase una vez una hermosa princesa llamada Momo, que vestía de seda y
terciopeloyvivíamuyporencimadelmundo,sobrelacimadeunamontaña,cubiertadenieve,enuncastillodecristal.
»Teníatodoloquesepuededesear,nocomíamásquelosmanjaresmásfinosynobebíamásqueelvinomásdulce.Dormíasobrealmohadasdesedaysesentabaensillasdemarfil.Loteníatodo,peroestabacompletamentesola.
»Todoloquelarodeaba,laservidumbre,lascamareras,gatos,perrosypájaroseinclusolasflores,todo,noeranmásquereflejosdeunespejo.
»PorqueresultaquelaprincesaMomoteníaunespejomágicogrande,redondoy
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delamáspuraplata.Loenviabacadadíaycadanocheportodoelmundo.Yelgranespejoflotabasobrepaísesymares,sobreciudadesycampos.Lagentequeloveíanosesorprendía,sinoquedecía:"Eslaluna".
»Ycadavezqueelespejovolvía,poníadelantedelaprincesatodoslosreflejosque había recogido durante su viaje. Los había bonitos y feos, interesantes yaburridos, segúncomosalía.Laprincesaescogía losque legustaban,mientrasquelosotros los tiraba simplemente aunarroyo.Y los reflejos liberadosvolvíana susdueños,atravésdelagua,muchomásdeprisadeloqueteimaginas.Aesosedebequeveastupropiaimagenreflejadacuandoteinclinassobreunpozoouncharcodeagua.
»AtodoestoheolvidadodecirquelaprincesaMomoerainmortal.Porquenuncasehabíamiradoasímismaenelespejomágico.Porquequienveíaenélsupropiaimagen,sevolvía,porello,mortal.EsolosabíamuybienlaprincesaMomo,yporlotanto no lo hacía. De esemodo vivía con todas sus imágenes, jugaba con ellas yestababastantecontenta.
»Peroundía,elespejomágicoletrajounaimagenqueleinteresómásquetodaslas otras. Era la imagen de un joven príncipe. Cuando lo hubo visto le entró talnostalgia,quequeríallegarhastaélcomofuera.Pero¿cómo?Nosabíadóndevivía,niquiénera,nosabíanisiquieracómosellamaba.
»Comonoencontrabaotrasolución,decidiómirarseporfinenelespejo.Porquepensaba:"Alomejorelespejollevarámiimagenhastaelpríncipe.Puedequemirecasualmentehaciaelcielo,cuandopaseelespejo,yverámi imagen.Acasosigaelcaminodelespejoymeencuentreaquí".
»Asíquesemirólargamenteenelespejoyloenvióporelmundoconsureflejo.Peroasí,claroestá,sehabíavueltomortal.
»En seguida oirás cómo sigue esta historia, pero primero he de hablarte delpríncipe.
»EstepríncipesellamabaGirolamoyvivíaenunreinofabuloso.Todoslosquevivíanenél amabanyadmirabanalpríncipe.Unbuendía, losministrosdijeronalpríncipe:"Majestad,debéiscasaros,porqueasíescomodebeser".
»ElpríncipeGirolamonoteníanadaqueoponer,demodoquellegaronalpalaciolasmásbellasseñoritasdelpaís,paraquepudieraelegiruna.Todassehabíanpuestolomásguapasposible,porquetodasqueríancasarseconél.
»Peroentre lasmuchachas tambiénsehabíacoladoenelpalaciounhadamala,quenoteníaenlasvenassangrerojaycálida,sinosangreverdeyfría.Claroqueesonoselenotaba,porquesehabíamaquilladoconmuchocuidado.
»Cuando el príncipe entró en el gran salón dorado del trono, para hacer suelección, ella pronunció rápidamente un conjuro, demodo queGirolamo no vio anadiemásqueella.Yademáslepareciótanhermosa,quealmomentolepreguntósiqueríasersuesposa.
»—Conmuchogusto—dijoelhadamala—,peropongounacondición.
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»—Lacumpliré—respondióGirolamo,irreflexivo.»—Está bien —contestó el hada mala, y sonrió con tal dulzura, que el
desgraciado príncipe casi se marea—, durante un año no podrás mirar el flotanteespejodeplata.Silohaces,olvidarásalinstantetodoloqueestuyo.OlvidarásloqueeresenrealidadytendrásqueiralpaísdeHoy,dondenadieteconoce,yallíviviráscomounpobrediablo.¿Estásdeacuerdo?
»—Sinoesmásqueeso—exclamóelpríncipeGirolamo—,lacondiciónesfácil.»¿QuéhaocurridomientrastantoconlaprincesaMomo?»Habíaesperadoyesperado,peroelpríncipenohabíavenido.Entoncesdecidió
salirabuscarleellamisma.Devolviólalibertadatodaslasimágenesqueteníaasualrededor.Entoncesbajó,totalmentesolayensussuaveszapatillas,desdesupalaciode cristal, a través de las montañas nevadas, hacia el mundo. Recorrió todos lospaíses,hastaquellegóalpaísdeHoy.Aestasalturassuszapatillasestabangastadasytenía que ir descalza. Pero el espejomágico con su imagen seguía flotando por elcielo.
»UnanocheelpríncipeGirolamoestabasentadoeneltejadodesupalaciodoradoyjugabaalasdamasconelhadadelasangreverdeyfría.Derepentecayóunagotadiminutasobrelamanodelpríncipe.
»—Empiezaallover—dijoelhadadelasangreverde.»—No—contestóelpríncipe—,nopuedeserporquenohayniunasolanubeen
elcielo.»Ymiróhacialoalto,directamentealgranespejomágico,plateado,queflotaba
allíarriba.EntoncesviolaimagendelaprincesaMomoyobservóquellorabayqueuna de sus lágrimas le había caído sobre la mano. En el mismo momento se diocuentadequeelhadalehabíaengañado,quenoerahermosayqueensusvenassóloteníasangreverdeyfría.EraalaprincesaMomoalaqueamabaenverdad.
»—Acabasderompertupromesa—dijoelhadaverde,ysucarasecrispóhastaparecerladeunaserpiente—yahorahasdepagarlo.
»Introdujo sus largos dedos verdes en el pecho de Girolamo, que se quedósentado como paralizado, y le hizo un nudo en el corazón. En esemismo instanteolvidóqueeraelpríncipeGirolamo.Saliódesupalacioydesureinocomounladrónfurtivo.Caminópor todoelmundo,hastaque llegóalpaísdeHoy,dondevivióenadelantecomounpobreinútildesconocidoysellamabasimplementeGigi.Loúnicoquehabíallevadoconsigoeralaimagendelespejomágicoquedesdeentoncesquedóvacío.
»Mientrastanto,losvestidosdesedayterciopelodelaprincesaMomosehabíangastado. Ahora llevaba un chaquetón de hombre, viejo, demasiado grande, y unafaldaderemiendosdetodosloscolores.Yvivíaenunasruinas.
»Aquíseencuentranunbuendía.PerolaprincesaMomonoreconocealpríncipeGirolamo,porqueahoraesunpobrediablo.TampocoGigi reconocióa laprincesa,porqueyanoteníaningúnaspectodeprincesa.Peroenladesgraciacomún,losdosse
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hicieronamigosyseconsolabanmutuamente.»Unanoche,cuandovolvíaaflotarenelcieloelespejomágico,queahoraestaba
vacío, Gigi sacó del bolsillo la imagen y se la enseñó a Momo. Estaba ya muyarrugadaydesvaída,peroaúnasí,laprincesasediocuentaenseguidaquesetratabadesupropiaimagen.Yentoncestambiénreconoció,bajolamáscaradepobrediablo,al príncipe Girolamo, al que siempre había buscado y por quien se había vueltomortal.Yselocontótodo.
»PeroGigimoviótristelacabezaydijo:»—Nopuedoentendernadadeloquedices,porquetengounnudoenelcorazón
ynopuedoacordarmedenada.»Entonces, la princesa Momo metió la mano en su pecho y desató, con toda
facilidad,elnudoqueteníaenelcorazón.Y,derepente,elpríncipeGirolamovolvióasaberquiénera.Tomóa laprincesade lamanoyse fueconellamuy lejos,asupaís.
UnavezqueGigihuboconcluido,amboscallaronunratito;despuésMomopreguntó:—¿Ydespuéshansidomaridoymujer?—Creoquesí—dijoGigi—,mástarde.—¿Yhanmuertomientrastanto?—No—dijoGigicondecisión—.Esoloséexactamente.Elespejomágicosólo
hacíaaalguienmortal,cuandosemirabaenélasolas.Perosisemirandos,vuelvenaserinmortales.Yesohicieronestosdos.
La luna se veía grande y plateada sobre los pinos negros y hacía brillarmisteriosamente lasviejaspiedrasde las ruinas.MomoyGigi estaban sentadosensilencio el unoal ladodelotroy semiraron largamente en ella: sintieron con todaclaridadque,duranteeseinstante,amboseraninmortales.
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SEGUNDAPARTE:Loshombresgrises
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E
Lacuentaestáequivocada,perocuadra
xisteunacosamuymisteriosa,peromuycotidiana.Todoelmundoparticipadeella,todoelmundolaconoce,peromuypocosseparanapensarenella.Casitodosselimitanatomarlacomoviene,sinhacerpreguntas.Estacosaes
eltiempo.Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos
sabemosque,aveces,unahorapuedeparecernosunaeternidad,yotra,encambio,pasaenuninstante;dependedeloquehagamosduranteesahora.
Porqueeltiempoesvida.Ylavidaresideenelcorazón.
Y nadie lo sabe tan bien, precisamente, como los hombres grises. Nadie sabíaapreciartanbienelvalordeunahora,deunminuto,deunsegundodevida,incluso,comoellos.Claroqueloapreciabanasumanera,comolassanguijuelasaprecianlasangre,yasíactuaban.
Ellos se habían hecho sus planes con el tiempo de los hombres. Eran planestrazadosmuycuidadosamenteycongranprevisión.Lomásimportanteeraquenadieprestaraatenciónasusactividades.Sehabíanincrustadoenlavidadelagranciudadydesushabitantessinllamarlaatención.Pasoapaso,sinquenadiesedieracuenta,continuabansuinvasiónytomabanposesióndeloshombres.
Conocíanacualquieraqueparecíaaptoparasusplanesmuchoantesdequeéstese diera cuenta. No hacían más que esperar el momento adecuado para atraparle.Aunquehicierantodoloposibleparaqueesemomentollegarapronto.
Tomemos,porejemplo,alseñorFusi,elbarbero.Esciertoquenosetratabadeunpeluquerofamoso,peroeraapreciadoensubarrio.Noeranipobrenirico.Sutienda,situadaenelcentrodelaciudad,erapequeña,yocupabaaunaprendiz.
Un día, el señor Fusi estaba a la puerta de su establecimiento y esperaba a laclientela.Elaprendizlibrabaaqueldía,yelseñorFusiestabasolo.Mirabacómolalluviacaíasobrelacalle,pueseraundíagris,ytambiénenelespíritudelseñorFusihacíaundíaplomizo.
«Mividavapasando»,pensaba,«entreelchasquidodelastijeras,elparloteoylaespumadejabón.¿Quéestoyhaciendodemivida?Eldíaquememueraserácomosinuncahubieraexistido».
A todo eso no hay que creer que el señor Fusi tuviera algo que oponer a unacharla.Todolocontrario:leencantabaexplicaralosclientes,contodaamplitud,sus
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opiniones,yoírloqueellospensabandeellas.Tampocolemolestabaenabsolutoelchasquidode las tijeraso laespumade jabón.Su trabajo legustabamuchoysabíaquelohacíabien.Especialmentesuhabilidadenafeitaracontrapelobajolabarbillaeradifícildesuperar.Perohaymomentosenqueunoseolvidadetodoeso.Lepasaatodoelmundo.
«¡Todamividaesunerror!»,pensabaelseñorFusi.«¿Quésehahechodemí?Uninsignificantebarbero,esoestodoloqueheconseguidoser.Perosipudieravivirdeverdadseríaotracosadistinta».
ClaroqueelseñorFusinoteníalamenorideadecómohabríadeseresodevivirdeverdad.Sóloseimaginabaalgoimportante,algomuylujoso,talcomoveíaenlasrevistas.
«Pero»,pensabaconpesimismo,«mitrabajonomedejatiempoparaello.Porqueparavivirdeverdadhayquetenertiempo.Hayqueserlibre.Peroyoseguirétodamividapresodelchasquidodelastijeras,elparloteoylaespumadejabón».
En ese momento se acercó un coche lujoso, gris, que se detuvo exactamentedelante de la barbería del señor Fusi. Se apeó un señor gris, que entró en elestablecimiento.Pusosucarteragrisenlamesa,delantedelespejo,colgósubombíndel perchero y, sentándose en el sillón, sacódel bolsillo un cuadernode notas quecomenzóahojear,mientrasfumabasupequeñocigarrogris.
El señor Fusi cerró la puerta de la barbería porque le pareció que, de repente,hacíamuchofríoallí.
—¿Enquépuedo servirle?—preguntó trastornado—.¿Afeitaro cortar el pelo?—yenelmismoinstantesemaldijoporsufaltadetacto,pueselseñorclienteposeíaunacalvareluciente.
—Nilounonilootro—dijoelhombregris,sinsonreír,conunavozátona,quepodríamosllamargrisceniza—.Vengodelacajadeahorrosdetiempo.SoyelagentenºXYQ/384/b.Sabemosquequiereabrirunacuentadeahorrosennuestraentidad.
—Esomeresultanuevo—contestóelseñorFusi,másdesconcertadotodavía—.Sihedeserlefranco,nosabíaqueexistieraunainstituciónasí.
—Puesbien,ahoralosabe—respondió, tajante,elagente.Volvióalgunashojasdesucuadernoyprosiguió—.UstedeselseñorFusi,elbarbero,¿noesasí?
—Puessí,ésesoyyo—contestóelseñorFusi.—Entonces nome he equivocado de dirección—dijo el hombre grismientras
cerrabasucuadernodenotas—.Esustedcandidatodenuestrainstitución.—¿Cómo,cómo?—preguntóelseñorFusi,sorprendidotodavía.—Veráusted,queridoseñorFusi—dijoelagente—,segastaustedlavidaentre
elchasquidodelastijeras,elparloteoylaespumadejabón.Cuandoustedsemuera,serácomosinuncahubieraexistido.Situvieratiempoparavivirdeverdad,seríaotracosa.Todoloquenecesitaestiempo.¿Tengorazón?
—En eso precisamente estaba pensando —murmuró el señor Fusi, con unescalofrío,porqueapesardehabercerradolapuerta,cadavezhacíamásfrío.
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—¡Love!—repusoelhombregris,chupandoconsatisfacciónsupequeñocigarro—.Pero¿dedóndesacarel tiempo?Hayqueahorrarlo.Usted, señorFusi,gastaeltiempodemodototalmenteirresponsable.Selodemostraréconunapequeñacuenta.Unminutotienesesentasegundos.Yunahoratienesesentaminutos.¿Mesigue?
—Claro—dijoelseñorFusi.El agente nº XYQ/384/b comenzó a escribir las cifras, con un lápiz gris, en el
espejo.—Sesentaporsesentasontresmilseiscientos.Demodoqueunahoratienetres
milseiscientossegundos.Undíatieneveinticuatrohoras,esdecir,tresmilseiscientosporveinticuatro,loquedaochentayseismilcuatrocientossegundospordía.Unañotiene, como sabe todo el mundo, trescientos sesenta y cinco días. Lo que nos datreinta y unmillones quinientos treinta y seismil segundos por año.O trescientosquincemillones trescientos sesentamil segundos en diez años. ¿En cuánto estimausted,señorFusi,laduracióndesuvida?
—Bueno—tartamudeóelseñorFusi,trastornado—,esperollegaralossetentauochentaaños.
—Estábien—prosiguióelhombregris—,porprecaucióncontaremosconsetentaaños.Esosería,pues,trescientosquincemillonestrescientossesentamilporsiete.Loquedadosmildoscientossietemillonesquinientosveintemilsegundos.
Yescribióesacifracongrandesnúmerosenelespejo:
2.207.520.000segundos
Despuéslasubrayóvariasvecesydeclaró:—Éstaes,pues,señorFusi,lafortunadequedispone.ElseñorFusitragósalivaysepasólamanoporlafrente.Lacifraledabamareos.
Nuncahabíapensadoquefueratanrico.—Sí —dijo el agente, asintiendo con la cabeza, mientras volvía a aspirar su
pequeñocigarrogris—,esunacifraimpresionante,¿verdad?Perotodavíahemosdecontinuar.¿Cuántosañostieneusted,señorFusi?
—Cuarentaydos—farfullóéste,mientrasderepentesesentíatanculpablecomosihubieracometidoundesfalco.
—¿Cuántas horas suele dormir usted, de promedio, cada noche? —siguióinquiriendoelhombregris.
—Unasochohoras—confesóelseñorFusi.Elagentecalculóalavelocidaddelrayo.Ellápizvolabacontalrapidezsobreel
espejo,quealseñorFusiseleerizabaelcabello.—Cuarentaydosaños—ochohorasdiarias—,esodacuatrocientoscuarentayun
millones quinientos cuatro mil. Esa suma podemos darla ya por perdida. ¿Cuántotiempotienequesacrificardiariamenteparaeltrabajo,señorFusi?
—Ochohoras,másomenos,también—reconocióelseñorFusiconhumildad.
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—Entonceshemosdeasentarunavezmáslamismasumaenelsaldonegativo—prosiguióelagente, inflexible—.Peroresultaque tambiénse legastaalgún tiempodebidoalanecesidaddealimentarse.¿Cuántotiemponecesita,entotal,paratodaslascomidasdeldía?
—Noloséexactamente—dijoelseñorFusi,miedoso—,¿doshoras,quizá?—Esomeparecedemasiadopoco—dijoelagente—,peroadmitámoslo.Esoda,
encuarentaydosaños,el importedecientodiezmillonestrescientossetentayseismil.Prosigamos.Viveustedsoloconsuancianamadre,segúnsabemos.Cadadíalededicaalabuenaseñoraunahoraentera,loquesignificaquesesientaconellaylehabla,apesardequeestátansordaqueapenaspuedeoírle.Esoestiempoperdido:dacincuenta y cinco millones ciento ochenta y ocho mil. Además, tiene usted, sinningunanecesidad, unperiquito, cuyo cuidado le cuesta, diariamente, un cuartodehora,loque,alcambio,datrecemillonessetecientosnoventayseismil.
—Pero…—intervino,suplicante,elseñorFusi.—¡Nome interrumpa!—gruñóelagente,quecontabamásdeprisacadavez—.
Comosumadreestáimpedida,usted,señorFusi,tienequehacerpartedelastareasdelacasa.Tienequeirahacerlacompra,lustrarloszapatosyotrascosasmolestas.¿Cuántotiempolellevaesodiariamente?
—Acasounahora,pero…—Esodaotroscincuentaycincomillonescientoochentayochomil,quepierde.
Sabemos,además,quevaunavezalasemanaalcine,queunavezalasemanacantaen un orfeón, que tiene un grupo de amigos, con los que se reúne dos veces porsemanayqueavecesinclusoleeunlibro.Enresumen,quemataustedeltiempoconactividadesinútiles,yesoduranteunastreshorasdiarias,loquedacientosesentaycincomillonesquinientossesentaycuatromil.¿Noseencuentrabien,señorFusi?
—No—contestóelseñorFusi—,perdone,porfavor…—Enseguidaacabamos—dijoelhombregris—.Perotenemosquehablartodavía
deuncapítuloespecialdesuvida.Porquetieneustedunpequeñosecreto…Ustedyasabe…
AlseñorFusicomenzaronacastañetearlelosdientesdetantofríoquetenía.—¿Eso también lo sabe?—murmuró, agotado—. Creía que aparte de mí y la
señoritaDaria…—Ennuestromundomoderno—leinterrumpióelagentenºXYQ/384/b—,nohay
sitioparasecretitos.Veaustedlascosasconrealismo,señorFusi.Contéstemeaunapregunta:¿quiereustedcasarseconlaseñoritaDaria?
—No—dijoelseñorFusi—,esonova…—Precisamente—prosiguió el hombre gris—, porque la señorita Daria estará
todasuvidaencadenadaalasilladeruedas,porquetieneparalizadaslaspiernas.Apesardeeso,ustedvaaverlacadadía,durantemediahora,parallevarleunaflor.¿Aquévieneeso?
—Sealegratantosiempre—contestóelseñorFusi,apuntodellorar.
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—Pero visto fríamente —repuso el agente—, es tiempo perdido para usted.Exactamente veintisiete millones quinientos noventa y cuatro mil segundos, hastaahora.Y si a ello añadimos que tiene usted la costumbre de sentarse, cada noche,antes de acostarse, junto a la ventana, durante un cuarto de hora para reflexionarsobre el día transcurrido, podemos restar, una vezmás, la suma de trecemillonessetecientosnoventaysietemil.Veamosahoraloquequeda,señorFusi.
Enelespejohabíaahoralasiguientesuma:
sueño 441.504.000 segundostrabajo 441.504.000 "alimentación 110.376.000 "madre 55.188.000 "periquito 13.797.000 "compra,etc. 55.188.000 "amigos,orfeón,etc. 165.564.000 "secreto 27.594.000 "ventana 13.797.000 "TOTAL 1.324.512.000 segundos
—Estasuma—dijoelhombregris,mientrasgolpeabavariasveceselespejoconsulápiz,contalfuerza,quesonabacomotirosderevólver—,estasumaes,pues,eltiempoquehaperdidohastaahora,señorFusi.¿Quéleparece?
AlseñorFusinoleparecíanada.Sesentóenunasilla,enunrincón,ysesecólafrenteconelpañuelo,porqueapesardelfríoestabasudando.
Elhombregrisasintió,serio.—Sí,seestádandoexactacuenta—dijo—.Yaesmásdelamitaddesufortuna
inicial,señorFusi.Peroahoravamosaverquélehaquedadodesuscuarentaydosaños.Unañosontreintayunmillonesquinientostreintayseismilsegundos,comosabe.Yeso,multiplicadoporcuarentaydosdamiltrescientosveinticuatromillonesquinientosdocemil.
Escribióesacifradebajodeltiempoperdido:
1.324.512.000 segundos-1.324.512.000 "
TOTAL 0 segundos
Seguardóel lápiz ehizouna largapausaparaque lavistade la larga seriedeceroshicierasuefectosobreelseñorFusi.
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«Éstees,pues»,pensabael señorFusi,anonadado,«elbalancede todamividahastaahora».
Estaba tan impresionado por la cuenta, que cuadraba con tal precisión, que loaceptó todo sin contradicción. Y la cuenta en sí era correcta. Éste era uno de lostrucosconlosqueloshombresgrisesestafabanaloshombresenmilocasiones.
—¿Nocreeusted—retomólapalabra,entonosuave,elagentenºXYQ/384/b—,quenopuedeseguirconestedespilfarro?¿Noseríahora,señorFusi,deempezaraahorrar?
ElseñorFusiasintió,mudo,conloslabiosmoradosdefrío.—Si,porejemplo—proseguíalavozcenicientadelagentejuntoaloídodelseñor
Fusi—,hubieraempezadoaahorrarunahoradiariahaceveinteaños, tendríaahoraun saldo de veintiséis millones doscientos ochenta mil segundos. De ahorrardiariamente dos horas, el saldo, claro está, sería doble, es decir, cincuenta y dosmillones quinientos sesentamil.Y, por favor, señor Fusi, ¿qué son dosmiserableshoritasalavistadeestasuma?
—¡Nada!—exclamóelseñorFusi—.¡Unapequeñez!—Mealegraquesedéustedcuenta—prosiguióelagente—.Ysicalculamoslo
que habría ahorrado, en lasmismas condiciones, en veinte añosmás, nos daría laseñorialcifradecientocincomillonescientoveintemilsegundos.Todoestecapitalestaríaasulibredisposiciónalalcanzarlossesentaydosaños.
—¡Magnífico!—farfullóelseñorFusi,poniendoojoscomoplatos.—Espere—prosiguióelhombregris—,quetodavíahaymás.Nosotros,losdela
caja de ahorros de tiempo, no nos limitamos a guardarle el tiempo que usted haahorrado, sino que le pagamos intereses.Loque significa que, en realidad, tendríaustedmuchomás.
—¿Cuántomás?—preguntóelseñorFusi,sinaliento.—Esodependerádeusted—aclaróelagente—,segúnlacantidadqueahorraray
elplazoenquedejarafijossusahorros.—¿Plazofijo?—seinformóelseñorFusi—.¿Quésignificaeso?—Esmuysencillo—dijoelhombregris—.Siustednonosexigeladevolución
deltiempoahorradoantesdecincoaños,nosotrosselodoblamos.Sufortuna,pues,se dobla cada cinco años, ¿entiende? A los diez años sería cuatro veces la sumaoriginal, a losquinceañosochovecesyasí sucesivamente.Sihubieraempezadoaahorrar sólo dos horas diarias hace veinte años, a los sesenta y dos años, es decir,despuésdeuntotaldecuarentaaños,dispondríadeltiempoahorradohastaentoncespor usted multiplicado por doscientos cincuenta y seis. Serían veintiséis milnovecientosdiezmillonessetecientosveintemil.
Tomóunavezmássulápizgrisyescribiótambiénesacifraenelespejo:
26.910.710.000segundos
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—Como puede ver usted, señor Fusi —dijo entonces, mientras sonreía porprimeravez—, seríamásdel décuplode todo el tiempode suvidaoriginal.Y esoahorrandosólodoshorasdiarias.Piensesinomerecelapenaestaoferta.
—¡Ytanto!—dijoelseñorFusiagotado—.Sindudaquesí.Soyuninfelizpornohaberempezadoaahorrarhacetiempo.Ahoramedoycuenta,yhedeconfesarqueestoydesesperado.
—Paraesonohayningúnmotivo—dijoelhombregrisconsuavidad—.Nuncaes demasiado tarde. Si usted quiere, puede empezar hoy mismo. Verá usted quemerecelapena.
—¡Ytantoquequiero!—gritóelseñorFusi—.¿Quéhedehacer?—Queridoamigo—contestóelagente,alzandolascejas—,ustedsabrácómose
ahorratiempo.Setrata,simplemente,detrabajarmásdeprisa,ydejardeladotodoloinútil.En lugar demedia hora, dediqueun cuarto de hora a cada cliente.Evite lascharlas innecesarias. La hora que pasa con sumadre la reduce amedia. Lomejorseríaqueladejaraenunbuenasilo,perobarato,dondecuidarandeella,yconesoyahabráahorradounahora.Quítesedeencimaelperiquito.NovisitealaseñoritaDariamásqueunavezcadaquincedías,siesquenopuededejarlodeltodo.Dejeelcuartodehoradiariode reflexión,nopierda su tiempopreciosoencantar, leer,ocon sussupuestosamigos.Porlodemás,lerecomiendoquecuelgueensubarberíaunbuenreloj,muyexacto,parapodercontrolarmejoreltrabajodesuaprendiz.
—Estábien—dijoelseñorFusi—,puedohacertodoeso.Pero¿quéharéconeltiempo queme sobre? ¿Tengo que depositarlo? ¿Dónde? ¿O tengo que guardarlo?¿Cómofuncionatodoeso?
—Nosepreocupe—dijoelhombregris,mientrassonreíaporsegundavez—.Deesonosocupamosnosotros.Puedeestarustedsegurodequenoseperderánadadeltiempoqueustedahorre.Yasedarácuentadequenolesobranada.
—Estábien—respondióelseñorFusi,anonadado—,mefíodeustedes.—Hágalo tranquilo, querido amigo —dijo el agente, mientras se levantaba—.
Puedodarle,pues,labienvenidaalagrancomunidaddelosahorradoresdetiempo.Ahoratambiénusted,señorFusi,esunhombrerealmentemodernoyprogresista.¡Lefelicito!
Conestaspalabrastomóelsombreroylacartera.—¡Unmomento,porfavor!—lellamóelseñorFusi—.¿Notenemosquefirmar
algúncontrato?¿Nomedaalgúnpapel?El agentenºXYQ/384/b se volvió, en la puerta, ymiró al señor Fusi con cierta
desgana.—¿Para qué? —preguntó—. El ahorro de tiempo no se puede comparar con
ningúnotrotipodeahorro.Esunacuestióndeconfianzaabsolutaporambaspartes.Anosotros nos basta su asentimiento. Es irrevocable.Nosotros nos ocupamos de susahorros.Cuánto va a ahorrar es cosa suya.No le obligamos a nada.Usted lo pasebien,señorFusi.
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Conestaspalabras,elagentesemontóensuelegantecocheysaliódisparado.El señorFusi le siguiócon lamiradayse frotó la frente.Pocoapocovolvíaa
entrarencalor,perosesentíaenfermo.Elhumoazuldelpequeñocigarrodelagentesiguióflotandodurantemuchotiempoporlabarbería,sinquererdisolverse.
Sólocuandoelhumohubodesaparecido,comenzóasentirsemejorelseñorFusi.Pero del mismomodo que desaparecía el humo, palidecían también las cifras delespejo.Ycuandoseborrarondeltodo,seborrótambiéndelamemoriadelseñorFusielrecuerdodesuvisitantegris:elrecuerdodelvisitante,noeldeladecisión.Éstalaconsideróahoracomopropia.Elpropósitodeahorrartiempoparapoderempezarotraclase de vida en algúnmomento del futuro se había clavado en su alma como unanzuelo.
Yentoncesllegóelprimerclientedeldía.ElseñorFusileatendiórefunfuñando,dejó de lado todo lo superfluo, se estuvo callado, y, efectivamente, en lugar de enmediahoraacabóenveinteminutos.
Lomismohizodesdeentoncescon todos losclientes.Su trabajo,hechodeestamanera,nolegustabanada,peroesoyanoimportaba.Ademásdelaprendiz,contratódos oficiales y vigilabaquenoperdieranni un solo segundo.Cadamovimiento serealizabasegúnunplandetiemposexactamentecalculado.EnlabarberíadelseñorFusicolgabaahorauncartelquedecía:
Eltiempoahorradovaleeldoble
Escribióunacartitabreve,objetiva,a laseñoritaDaria,en laquedecíaqueporfaltadetiemponopodríairaverla.Vendiósuperiquitoaunapajarería.Envióasumadreaunasilobueno,perobarato,adondelaibaaverunavezalmes.Tambiénentodo lodemás siguió los consejosdelhombregris,pues los tomabapordecisionespropias.
Cadavezsevolvíamásnerviosoeintranquilo,porqueocurríaunacosacuriosa:de todo el tiempo que ahorraba, no le quedaba nunca nada. Desaparecía demodomisteriosoyyanoestaba.Alprincipiodemodoapenassensible,perodespuésmásymás,se ibanacortandosusdías.Antesdequesedieracuenta,yahabíapasadounasemana,unmes,unaño,yotro.
Comoyanoseacordabadelavisitadelhombregris,deberíahabersepreguntadoenserioadóndeibaapararsutiempo.Peroesapreguntanuncaselahacía,aligualque todos los demás ahorradores de tiempo. Había caído sobre él una especie deobsesiónciega.Ysialgunavezsedabacuentadequesusdíassevolvíanmásymáscortos,ahorrabaconmayorobsesión.
AligualquealseñorFusi,leocurríaamuchagentedelagranciudad.Ycadadíaeranmás losquesededicabana loqueellos llamaban"ahorrar tiempo".Ycuantosmáseran,máslosimitaban,einclusoaquellosqueenrealidadnoqueríanhacerlonoteníanmásremedioqueseguireljuego.
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Diariamenteseexplicabanporradio,televisiónyenlosperiódicoslasventajasdenuevos inventos que ahorraban tiempo, que un día, regalarían a los hombres lalibertadpara lavida«deverdad».En lasparedessepegabancartelesen losqueseveíantodaslasimágenesposiblesdelafelicidad.Debajoponíaenletrasluminosas:
Losahorradoresdetiempovivenmejor.Losahorradoresdetiemposondueñosdelfuturo.Cambiatuvida:ahorratiempo.
Perolarealidaderamuyotra.Esciertoquelosahorradoresdetiempoibanmejorvestidosquelosquevivíancercadelviejoanfiteatro.Ganabanmásdineroypodíangastarmás.Peroteníancarasdesagradables,cansadasoamargadasyojosantipáticos.Ellos, claro está, desconocían la frase: «¡Ve conMomo!». No tenían a nadie quepudiera escucharles y les ayudara a volverse listos, amistosos o contentos. Peroinclusosihubierantenidoaalguienasíesmásquedudosoquejamáshubieranidoaverle,amenosquesehubierapodidoresolverlacuestiónencincominutos.Sino,lohabríanconsideradotiempoperdido.Segúndecían,teníanqueaprovecharinclusolosratos libres, con loque teníanqueconseguircomofueraya todaprisadiversiónyrelajación.
Asíqueyanopodíancelebrarfiestasdeverdad,nialegresniserias.Elsoñarseconsideraba,entreellos,casiuncrimen.Peroloquemáslescostabasoportareraelsilencio. Porque en el silencio les sobrevenía el miedo, porque intuían lo que enrealidad estaba ocurriendo con su vida. Por eso hacían ruido siempre que losamenazabaelsilencio.Peroestáclaroquenosetratabadeunruidodivertido,comoelquereinaallídondejueganlosniños,sinodeunoairadoypesimista,quededíaendíahacíamásruidosalaciudad.
El que a uno le gustara su trabajo y lo hiciera con amor no importaba; alcontrario,esosóloentretenía.Loúnicoimportanteeraquehicieraelmáximotrabajoenelmínimodetiempo.
En todos los lugares de trabajo de las grandes fábricas y oficinas colgabancartelesquedecían:
Eltiempoesprecioso—nolopierdas.Eltiempoesoro—ahórralo.
Habíacartelesparecidosen losescritoriosde los jefes, sobre lossillonesde losdirectores, en las salas de consulta de los médicos, en las tiendas, restaurantes yalmaceneseinclusoenlasescuelasyparvularios.Noselibrabanadie.
Al final, incluso la propia ciudad había cambiado más y más su aspecto. Losviejosbarriossederribabanyseconstruíancasasnuevasenlasquesedejabadelado
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todoloqueparecíasuperfluo.Seevitabaelesfuerzodeconstruirlascasasenfunciónde la gente que tenía que vivir en ellas, porque entonces se tendrían que construirmuchas casas diferentes. Resultaba más barato y, sobre todo, ahorraba tiempo,construirlascasastodasiguales.
Alnortedelaciudadseextendíanyainmensosbarriosnuevos.Sealzabanallí,enfilas interminables, lascasasdevecindaddemuchospisos,queseparecíanentresícomounhuevoaotro.Ycomotodaslascasaseraniguales, tambiénlascalleseraniguales.Yestascallesmonótonascrecíanycrecíanyseextendíanhastaelhorizonte:un desierto demonotonía. Delmismomodo discurría la vida de los hombres quevivían en ellas: derechas hasta el horizonte. Porque aquí, todo estaba calculado yplanificadoconexactitud,cadacentímetroycadainstante.
Nadiesedabacuentadeque,alahorrar tiempo,en realidadahorrabaotracosa.Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, másmonótonaymásfría.
Losquelosentíanconclaridaderanlosniños,puesparaellosnadieteníatiempo.Peroeltiempoesvida,ylavidaresideenelcorazón.Ycuantomásahorrabade
estolagente,menostenía.
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