Post on 18-Apr-2021
PRESENTACIONN adie sabe cuántos son los viajerosque llegaron a las costas uruguayasy dejaron sus apuntes sobre la viday el paisaje de estas regiones encartas, memorias, diarios, derroteros, informes,· crónicas o ensayos.
A partir del texto enigmático dela "Newen Zeitung ausz PresilligLandt", considerado el impreso másantiguo que se conoce sobre el Riode la Plata, seguido por los relatosde Francisco Antonio de Pigafetta,Francisco Albo, Luis Ramírez, Alonso de Santa Cruz, Roger Barlow .JIPero Lopes de Souza que nos consagró una admirativa estampa delpaisaje montevideano, hay quienesafirman que, en el periodo que vadesde los tiempos del descubrimiento hasta nuestros días, pueden registrarse más de quinientas visíones distintas de este territorio ysus habitantes.
Esos testigos de nuestra realidadconstituyen riquisimos elementos deinformación para reconstruir nuestra peripecia histórica en la épocahispano-luso-indígena, especialmente para conocer los. principalesacontecimientos en los siglos XVIy XVII, en cuyo periodo son, muchas veces, la única fuente documental de determinados sucesos denuestra historia.
En etapas sucesivas, los viajerosde los siglos XVIII, XIX y XX,son particularmente valiosos, en sumayoria, para el estudio de la flora y la fauna, rasgos fisiográficosy toponimia regionales, aspectosedilicios, urbanísticos y económicos, hechos sociales y politícos,usos y costumbres, evolución denuestros pueblos.
De la segunda mítad, y, másajustadamente, del tercer cuartodel síglo XVIIl, resaltan las des-
cripciones de integrantes de comísiones cientificas demarcadoras delimítes con las posesiones lusitanasen América, que reconocieron minuciosamente nuestras costas, pueblos y campaña orientales. Hombres de acción y de relevantes dotes intelectuales como FranciscoMillau, Félix de Azara, Andrés deOyarvide, José Maria Cabrer, Diego de Alvear y Juan Francisco deAguirre, entre otros, escribieronvaliosos estudios geográficos, astronómicos, físicos, etnográficos y dehistoria natural. Aportan asimísmoimportantes informaciones los diarios de la expedición de las corbetas "Descubierta" y "Atrevida",comandada por el capitán Alejandro Malaspina -y su colaborador inmediato José de Bustamante yGuerra.
Ante la vasta bibliografia existente sobre viajeros llegados aMontevideo, en este trabajo de divulgación limitaremos sus evocaciones al siglo XIX. Hasta hacerelativamente pocos años estos testimonios permanecían en su mayoria en las bibliotecas de particula-
res, quienes con patriótico afán losfueron reuniendo pacientemente.Los montevideanos tuvieron oportunidad de observar, en la Exposición del Libro Antiguo realiza.daen 1946, algunas de estas joyas bibliográficas que hoy alcanzan opulenta cotización en el mercado internacional. Muchos de estos instrumentos de estudio y de interéspúblico no han sido todavía vertidos de su idioma original al español, por cuyo motivo la gran mayoria de nuestros compatriótas aúnignora su mensaje.
En la actualidad, en las Bibliotecas Nacional, del Museo Histórico Nacional y del Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades puede el estudioso de nuestropasado tomar contacto con granparte de estas obras, que son periódicamente consultadas, estudiades puede el estudioso de nuestrovestigadores procedentes de Argentina, Brasil y Estados Unidos.
Importa destacar la obra divulgadora, en nuestro medio, del Instituto Histórico y Geográfico delUruguay, del ex Concejo Departa-
mental de Montevideo y por supuesto la contribución fundamentalde Horacio Arredondo. Desde otroenfoque, el prólogo de Ariosto González a la Iconografia de Montevideo. Recién en 1965 el Dr. CarlosReal de Azúa, en su penetrante estudio "Viajeros y observadores extranjeros del Uruguay", puso aldia un repertorio de visitantes delsiglo XX, del que se carecía. Cuatro años después, en la introducción a su selección de textos deviajeros del periodo 1850-1914, Rosanna Di Segni y Adela Pellegrinoaportaron observaciones de indudable interés sobre las fuentes escogidas para su trabajo sobre la formación urbana de Montevideo.
El inglés es la lengua dominantede los viajeros del siglo XIX, aunque los hay también franceses, italianos, alemanes, holandeses, belgas, suecos y suizos. Entre elloshay quienes han dedicado librosíntegros al Uruguay, como el italiano Giosué E. Bordoni, el belgaVan Bruyssel y el alemán OttoWonfch, que aún no han sido traducidos al español.
Además de observadores de mercados o de quienes llegaron a establecer contactos comerciales enAmérica del Sur, son autores deesta literatura testimonial, naturalistas, colonizadores, botánicos,periodistas, literatos, politicos, científicos, geógrafos, educacionistas,directores de orquesta, misioneros,diplomáticos, técnicos, mineralogistas, militares, jefes de escuadra,especuladores, pintores, cirujanos,ingenieros, publicistas, escritores,impenitentes viajeros y, por cierto,también exiliados.
La mayoría de sus libros fueronleídos con avidez y entusiasmo en
Europa. Algunos autores alcanzaron el privilegio de reíterar su primera edición ante el creciente interés de su obra; un libro como"Viajes por la América Meridional ..¡." de Félix de Azara -uncaso excepcional- fUe dado a conocer no en el idioma original enque fue escrito, sino en versiónfrancesa. Lüego fue publicado enprensas de Alemania, Austria eItalia.
Algunas veces fueron importantefuente de información para gobiernos que se interesaban por conocerla dinámica del escenario sudamericano y los hombres que lo habitaban, a través de testimonios personales directos. Seguramente también habrán inspirado y decididoel viaje de muchos inmigrantes quevislumbraron, a través de coloridosrelatos, el porvenir halagüeño delas regiones rioplatenses.
Anota con acierto S. Samuel Trifilo que hoy, sentados cómodamente, podemos ver el mundo a travésde noticieros, traveloques, películasde largo metraje o en la pantallade televisión. Pero para el europeodel siglo diecinueve la literaturade viajes era sumamente importante y no pocas veces aquellos librosconstituian la única fuente de información sobre estas tierras v suspueblos. -
Es cierto, como dijimos algunavez, que el cristal de colores deuna cultura refinada les impidió,en ocasiones, ver las potencias delprimitivismo social, la gravitaciónde las injustas apropiaciones económicas, el peso de una naturalezacasi virgen. Pero no es menos verdadero que descubrieron, por lafuerza de los contrastes, rasgos peculiares de la sociabilidad, del ser
y del existir de los pueblos trasplantados y mestizados, que enriquecen la visión de los historiadores y proporcionan el color anecdótico, el detalle imprevisto, laambientación precisa. Además tienen el encanto de la contemporaneidad respecto al fria dato cronológico, y el sabor que brinda lainformación de un testigo ocular,con todos los peligros de lo subjetivo y todo el atractivo de lo temperamental.
La brevedad de la visita de quienes se dirigian a otros paises deAmérica del Sur como Argentina,Chile, Bolivia, Paraguay y Perú, ode los que llegaban a nuestros muelles en rápida recorrida del mundo,obviamente les impidió captar unaimagen cabal del Uruguay, y a veces complementaron sus observaciones superficiales con las espigadasen libros de otros autores. En general, la errónea interpretación delos hechos -principalmente políticos-- se debe al hecho de aceptarcomo articulo de fe la opinión dequienes frecuentaban su trato. Faltó en otros la sensibilidad necesaria para apreciar los matices delos móviles que condujeron al prócer José Artigas a tomar alguna desus decisiones históricas. En cuantoa los aspectos religiosos, lógicamente privó la propia creencia del 'viajera.
Deben tomarse asimismo con reserva las afirmaciones de aquellosque pudieron sentirse resentidos porel trato recibido entre nosotros.aunque tanto John Mawe comoJullien Mellet, que fueron aprisionados, nos juzgan con objetividady desapasionamiento. La circunstancia de escribir tiempo despuésde los sucesos determinó a su vez
QIW a1"'unos incurrieran en erroreshistóri~s. Deben ser corregidospor quienes tengan a su cargo laanotación de las versiones españolas de los textos originales.
La mayoria de los visitantes de-.jaron descripciones de Montevideo.Sólo alrededor de una veintena deellos llegaron por la vía fluvial delUruguay hasta nuestros pueblos dellitoral oeste. Destacamos la visita,en 1815, del escocés Juan ParishRobertson al general Artigas, enPurificación, por habernos legadola divulgada semblanza del caudí110. Los que arriban después de laGuerra Grande -los más- reiteran sus impresiones sobre los saladeros, principalmente del Liebig'sfraybentino. Colonia ejerce también atracción sobre los viajeros,que la observan con mirada escudriñadora y retrospectiva.
A nuestro juicio fue Auguste deSaint-Hilaire, que recorrió íntegramente nuestros litorales del Platay del Uruguay, el más brillanteobservador de nuestra vida rural.Pero también brindan relatos degran utilidad entre otros, ArsEmeIsabelle, Friedrich Sellow, W. R.Kennedy, Thomas Woodhine Hinchliff, Augustus Peabody, L. H.Murray, E. R. Pearce Edgcumbe,atto Wonfch, L. B. Mackinnon, W.H. Hudson, Robert B. Cunninghame,Grahame, A. G. Hall, William Hadfield, EugEme de Robiano y EnricoHillyer Giglioli.
En el siglo XIX, con excepciónde autores que relataron la invasión inglesa y los conocidos JullienMellet y Charles Darwin, pocosson los que visitan Maldonado.Son contados también los que describen nuestros pueblos mediterráneos.
4
Sólo ha llegado a nuestro conocimiento la impresión sobre Monte-.video de tres mujeres: Rose DeSaulces de Freycinet, a través desu Diario; Lina Beck-Bernard, queobservó el "aspecto oriental" deMontevideo desde la cubierta delbarco que la transportó al Plata,y Eva Canel, que describió los candombes de los negros de 1874.
No es de extrañar que en losrelatos de los viajeros se expongancon reiteración aquellos aspectosque han despertado su más vivointerés.
Los que llegan a Montevideo enel período hispánico, formulan ineludibles referencias del puerto, delas defensas de la ciudad, del Ce-.rro, del teatro, del mercado, delas chácaras, de la opulentaalimentación de los habitantes, delabandono en que se encontraba lahigiene pública (abundancia de ratas en los primeros años del siglo,de perros, de desperdicios en lascalles, del mal estado del pavimento, del vestir lujoso de las mujeres y su afición por fumar y porla música (sólo un viajero, soldado del regimiento 71 o de Glasgowdurante las invasiones inglesas, noelogia su belleza y las considerafeas), de la indolencia del hombre, su inclinación por el juego ysus frecuentes disputas, de su principal elemento de movilidad, el caballo, de los huecos que servianpara apilar cueros, producto básicode las exportaciones, de la fertilidad de las tierras de la región yde su brillante porvenir económico,de la celeridad con que se iba levantando la ciudad desde sus primitivas viviendas de cueros hasta lasde material, en su mayor parte depiedra y de ladrillo. En épocas pos-
teriores, además de los aspectos politicos comunes a todas las épocas,en la Cisplatina llamaba la atención de los viajeros la excelentesituación geográfica de Montevideo,el viento pampero que reina frecuentemente, la disminución de supoblación en los primeros años, susfiestas y diversiones, las figurasdel general Lecor y del vicarioDárnaso Larrañaga, los arrabalesen ruinas; en los primeros tiemposdel Uruguay independiente, las tertulias, los saladeros y la caza decaballos salvajes, detalles del comercio de importación y de exportación; durante el Sitio de Montevideo, lógicamente sus principalesincidencias, su esfuerzo bélico, elcampamento del general ManuelOribe, la influencia extranjera, lavida social, el ambiente periodisticuy literario.
Los viajeros registran una realidad distinta después de la Guerra
la ciudad murada de San Felipe de Montevideo, luego de haber sido .tomada por 105 ingleses.
Grande. Adela Pellegrino y Rosanna Di Segni han señalado puntualmente los principales aspectos observados por casi todos los llegados en épocas posteriores: su situación geográfica de privilegio, laimportancia del puerto, su caracteristica de ciudad cosmopolita yen expansión, sus viviendas con miradores y patios interiores (algunos la comparan con Andalucia,otros con Cádiz en particular yhay quienes nos hablan de su aspecto oriental), las alternativas denuestra política, el grado de desarrollo comercial, la vida social ycultural, las diversiones, las comodidades que ofrecen los ferrocarriles, el telégrafo, los barcos devapor, las ventas de tierras a plazo, los barrios y su constante desarrollo, la quinta de Buschental,. lafulgurante época de Reus, la paralización durante la llamada crisisdel noventa.
Carlos Real de Azúa, refiriéndose a los viajeros ingleses, señalaque todos sabian gustar tanto dellujo de un hotel de ciudad, de unaconversación inteligente o de unamesa bien servida como de la destreza y elegancia de un jinete gaucho, de un horizonte vacio o de unsoleado silencio campesino... Habitantes del mundo de la máquina,el tiempo tenia un valor para ellos.Es con la ironia y no con la diatriba que enfrentan la deliciosalentitud sudamericana.
Tampoco estaban expuestos agrega- al espejismo y magnificación de la perspectiva aldeana. Sabian entonces reducir a su verdadera medida nuestros próceres,nuestros estrategos, nuestras batallas, nuestras pasiones, nuestrasarengas, nuestras frases. Es poreso que el mundo en pantuflas quenos han dejado, aunque puede carecer a veces de la inteligencia de
las proporciones es siempre másverdadero que el de la hagiografíanacionalista y partidaria.
Hechas estas advertencias, podernos aproximarnos, por el sistemadel muestreo, a una selección depáginas escritas sobre Montevideopor algunos viajeros que llegarona sus doradas costas en el sigloXIX. Aun cuando conforman unavisión parcial y limitada, puedenbrindar la pauta de otros testimonios que omitimos.
Vienen por oleadas, eclipsándoseen las épocas de mayor actividadbélica o de decadencia económica.El lector advertirá de inmediatoel estilo nitido, sin literatura, yciertamente ameno y comunicativoque los individualiza y a la vezlos diferencia de las páginas deIsidoro de María, Antonio N. Pereira y Daniel Muñoz, nuestrosmás conspicuos memorialistas yevocadores de ese siglo.
5
EN TIEMPOS DELINVASOR INGLES
Es sumamente caudaloso el material publicado por testigos ocularesy actores en los sucesos rioplatenses relacionados con las expediciones militares británicas en los años1806 y 1807.
La mayoría de las obras sonanónimas; entre ellas se distingue,por su claridad expositiva y susabundantes observaciones sobre laciudad de Montevideo, "Notes onthe Viceroyalty of La Plata inSouth America ... ", libró publicado en Londres en 1808.
Juan Parish Robertson nos hadejado esta emocionada remembranza de su llegada al Río de laPlata en 1806, cuando sólo contaba 14 años de edad. Fue difundida años después, en 1838, integrando las páginas de "Letters onParaguay".
EL BOMBARDEO Y ASALroA LA CIUDAD
"Pronto tomamos fondeaderofrente a Montevideo, entre cientosde barcos que se encontraban ennuestra misma condición. Oiamosel estampido del cañón y veíamoslas baterías que arrojaban balasy granadas mortíferas a las casasde los atemorizados habitantes.
"Montevideo es plaza fuerte yregularmente fortificada. En elpuerto se veían botes atareadosyendo de un barco a otro; se veíanbergantines de guerra navegandocerca de las murallas y bombardeando la ciudadela; los cañoneseran dirígidos con certera puntería a la parte de la fortíficaciónelegida para abrir brecha; y elmortero descargaba en parábolamortífera sus bombas destructoras.
6
"Miles de espectadores desdelos barcos escudriñaban, en ansiedad afanosa, el efecto producidopor cada granada en la ciudad ypor cada bala en la brecha. Lasfrecuentes sálidas de las tropassitíadas y los rechazos que ínvariablemente sufrían, daban animadopero nervioso interés al espectáculo.
"Una mañana, por fín, antes delalba, el trozo de muralla en queestaba «la inminente brecha mortah, fue envuelto, como se vio desde los buques, en una poderosaconflagración. El estampido del cañón era incesante y la atmósferauna densa masa de humo impregnada de olor a pólvora. Percibíamos, con auxilio de anteojos nocturnos, y del fogonazo de los cañones, que se desarrollaba una lucha a muerte en las murallas. Después se produjo una pausa tremenda, una tristeza profunda y solemne. La 'carniceria tocó a su fin; yluego la aurora nos dejó ver labandera británica desplegada y flameando orgullosa sobre los bastiones. Un grito triunfal simultáneose elevó de la flota entera; y mi-
les que habían estado ayer suspendidos entre la duda y el temorvolvieron a dar libertad ilimitad~a la perspectiva del feliz y próspero resultado de su empresa.
"Desembarcamos aquel dia paraencontrar que nuestras tropas estaban en completa posesión de laplaza. i Qué espectáculo de desolación y miseria se presentaba a cadapaso ante nuestros ojos! La carnicería habia sido terrible, en proporción al valor desplegado porlos españoles, y al valiente e irresistible empuje con que las masasfueron dominadas y los cañones silenciados por el inglés.
"Primero la compañia de granaderos del N' 40, llevando el primerasalto, erró a la brecha y, con excepción del capitán Gillies y unospocos hombres, fue aniquilada porlos cañones que la flanqueaban.Entonces siguió el bravo coronelVassal1 al frente del regimiento 38.Descubrió la brecha, la trepó, ymientras blandía su espada y animaba a sus hombres al ataque, recibió una bala en el corazón. Se·siguió un espantoso conflicto. La
brecha estaba repetidamente barricada con pilas de sebo en cueros ycon cueros vacunos. Éstas, cuandodieron paso, echaron a nuestros soldados dentro de la ciudad dondeeran recibidos por los sitiados.Además, cuando marchaban las columnas de refresco por afuera delas murallas, para reforzar a losque escalaban la brecha o estabansobre los bastiones, y cuando éstasseguían a los grupos que habíanentrado primero en la ciudad, lamortandad por ambos lados era terrible y sin interrupción. Montonesde heridos, muertos y moribundosse veían por doquier, y a cada pasoencontrábamos literas llevando pacientes a los dístintos hospitales eiglesias. Podíais ver aquí la hermana infeliz buscando desesperadaa su hermano; y allí la viuda-abandonada en busca del marido. Después de cerciorarse de que no estaban entre los vivos, procurabantributarles. con la solemnidad conveniente, los últimos rezos requeridos por la muerte aquende latumba.
"Un mero campo de batalla nopuede contener la mitad de los horrores de una ciudad tomada porasalto. En este caso el dormitorioconyugal y el circulo de familiaestán igualmente expuestos a laviolencia; los parientes más cercanos, los amigos más queridos sonseparados por la espada de la muerte en presencia unos de otros; mien_tras, para aumentar el horror delespectáculo, la lascivia, el pillajey la ebriedad adquieren dominiosin control en los corazones reciosde los vencedores. Tales espectáculos, aunque no pudieron evitarsedel todo, fueron relativamente escasos en la toma de Montevideo;
v esa minoración de las consecuen~ias naturales que siguen a la toma de una ciudad por asalto, después de obstinada resistencia, sedebió no menos a la admirable disciplina de los soldados británicosque a la energía y filantropía deSir Samuel Auchmuty.
"En una o dos semanas habiandesaparecido los más prominentesestragos de la guerra, y un mesdespués del asalto, los habitantestenían tanta confianza en los invasores como era posible esperar dela alterada posición relativa en queambos se encontraban.
"Esta confianza relativa se atribuyó principalmente al espíritu ygobierno equitativo del comandante en jefe. Permitió que las instituciones civiles del país permaneciesen inalterables y se condujo conla más grande afabilidad para todos los habitantes.
"Éstos empezaron gradualmentea cambiarse reciprocas atencionescon los ingleses; y cuando yo consideraba no solamente la manera hostil en que cayeron sobre ellos, sinola diferencia de religión que a menudo engendra pasiones más violentas que la guerra misma, eraimposible escatimar a los españoles el elogio por haber sacríficadoal decoro exterior los sentimientosenconados de orgullo humillado yesperanza desvanecida que debenhaber abrigado.
"De cómo los soldados, comerciantes y aventureros extranjerosde todas clases encontraron alojamiento en la ciudad, no es fácildecir. Se acomodaron en todos losángulos y rincones; de manera quepronto tuvo más apariencia de colonia inglesa que de fundación española. El número de habitantes,
en tiempos de la captura, era alrededor de diez mil; cría mezcladade españoles, criollos y, proporcionalmente, numerosos negros y mulatos, en su mayoria esclavos. Aesta población se agregaron después de la toma de la ciudad unosseis mil súbditos ingleses, de losque cuatro mil eran militares, dosmil tratantes, comerciantes y aventureros y una banda sospechosa queescasamente revistaría aun en laúltima denominación."
Ya están enseñoreados de la plaza fuerte de Montevideo, en el verano de 1807, los ingleses comandados por Sir Samuel Auchmuty,que sustituyeran en el ataque a laciudad a "la expedición filibustera"de Sir Home Popham.
Dejemos que Robertson sueñecon la esperanza de que pronto lostesoros de las ciudades de la América española y los rebaños y ganados de sus llanuras quedarían adisposición de sus compatriotas.
AQUEL MONTEVIDEODE 1807
Un Diario de la expedición delbrigadier Craufurd, llegada posteriormente al Plata con destino a laconquista de Chile, proporciona unaminuciosa descripción de la ciudady de las plácidas y primitivas costumbres de sus habitantes.
"La Ciudadela -dice su anónimo autor-, aunque fuese un puesto de honor, resultó un cuartel sinimportancia: no había habitacionessino sótanos construidos a pruebade bomba, y los hombres no estaban provistos de nada más que deuna manta. De los oficiales habíacuatro, cinco y aun seis, en un solocuarto, y las aberturas de las pa-
7
redes, que hacian el oficio de ventanas, no teniendo vidrios, nos dejaban ya en la oscuridad, ya expuestos a las inclemencias deltiempo."
" ... La ciudad está erigida sobreuna lengua de tierra en uno de lospuntos de la bahía, y está construída como Buenos Aires; elevandolas construcciones en calles estrechas con intersecciones de ángulosaltos y rectos; muchas de ellas están pavimentadas en el medio (pero muchas se mantienen empedradas), algunas aceras embaldo- •sadas aquí y allá; aquí la gente sepreserva por partes colocados aiguales distancias, de los asaltos ycrímenes, y de noche por buenasluces. No hay una sola calle queno tenga nombre del santoral, correspondiendo en algo a las de Buenos Aires, y también las casas;muchas de ellas son excelentes. Están numeradas como en Inglaterra,fuera de los característicos balcones, y de las ventanas del piso bajofuertemente avanzadas hacia el exterior; los sobretechos (-aleros) dana la ciudad una sombra aparente,necesidad exigida por -el clima, ydebido a los residuos arrojados ala calle es necesario vivir conuna entera ventilación manteniendoabiertas las ventanas; lo que si noseria sombrío y duro de soportar ...Las sillas, mesas, etc., son, por locomún, muy viejas y de formasanticuadas; pero se trata de unpueblo reacio a todo progreso, yles hace falta encontrar por sí mismos la ocasión. El gran patio, interior en cualquier casa, de formacuadrangular, tiene muchos pequeños depósitos o canteros en el centro, y están adornados con vasos,con aromatizadores llenos de per-
fume, y rodeados por naranjos yviñas
"Lá ciudad está defendida haciael mar por fuertes baterías, provistas de hornos y las necesarias máquinas para lanzar bombas, y porel pequeño fuerte de San Felipe.La bahía está también protegidapor el islote de Ratones, o isla deRatas, la cual tiene montados pesados cañones. La Ciudadela mirahacia el continente, está regularmente fortificada, tiene bastionesen sus flancos, apoyados por unrebellín, y separada por úna zanjaprofunda. Está protegida del ladode la ciudad por un puente levadizoa prueba de bomba."
usos y COSTUMBRES DELOS HABITANTES.SU CULTURA
John Mawe, que dedicara su vidaal estudio de las ciencias naturales,especialmente de la mineralogía,llegó a Montevideo en viaje de negocios en junio de 1805. Suponiéndolo espía, las autoridades españolas lo confinaron en una estanciadel departamento de Lavalleja.Mawe, que cultivó amistad con elnaturalista Pbro. Dámaso AntonioLarrañaga, fue liberado durante lainvasión inglesa y acompañó la expedición de Whitelocke a BuenosAires en 1807. Dice el autor, mencionando algunos de los rasgos máscaracterísticos de los criollos: "Sonhumanos y bien dispuestos, cuandono actúan movidos por los prejuicios políticos o religiosos. Sus hábitos de vida son muy parecidos alos de sus hermanos de la viejaEspaña y parecen de la misma notable unión de dos cualidades opuestas pero no incompatibles, la indo-
lencia y la templanza. Las damasson generalmente afables y atentas,sumamente aficionadas a ataviarse,muy limpias y aseadas en sus personas. Adoptan en el hogar vestimentas inglesas pero cuando salenvisten de negro, siempre cubiertasde un largo velo o mantilla. Cuando van a misa invariablemente lohacen con vestidos de seda negra,ribeteados. Deleitan con su conversación, qUe se distingue por su vivacidad, y son muy corteses conlos extranjeros."
Amables recuerdos tiene parauna de las mujeres montevideanas-Maria de Parides- un soldadodel Regimiento 719 de Glasgow,quien después de la toma de la ciudad permanece en ésta durante siete meses. Precisamente en casa dedicha joven viuda -cuyo esposofue muerto en el primer ataquea la plaza- y de su anciano padre,fue alojado este autor anónimocuyo libro fue reeditado en el mismo año de su primera impresión:1819.
"Era de talla pequeña pero deelegante aspecto. Era muy moren&,como las demás mujeres del país;sus brillantes ojos eran negros como el azabache y sus dientes blancos y parejos. Cuando se engalanaba llevaba su propio pelo -queera muy largo y de un negro lustroso-- en trenzas que le caían alo largo de la espalda, a la usanzadel país. Su traje era sumamentesencillo: un negro velo cubría sucabeza y su mantilla se anudaba,de la manera más graciosa, debajodel mentón. Así era el atavío general de todas las mujeres: la únicadiferencia consistía en el color desus mantillas y de su calzado; éste
Aselto de Montevideo por las fuerzas britónicas, a las dos de la madrugada del 3 de febrero de 1807.
9
era frecuentemente de todos los colores y, a veces,el velo era' blanco."
Muy intensos deben de haben sidoJos sentimientos que le inspiraraMaria de Parides, o quizá Paredes,a este soldado inglés, pues es elúnico viajero en todo el siglo XIXque desestima, como ya dijimos, lareconocida belleza de las demás representantes del sexo femenino:
"Las mujeres nativas era las menos graciosas que jamás hubierayo contemplado. Tienen anchasnarices, labios gruesos, y son demuy pequeña estatura. Su cabello,que es largo, negro y áspero altacto, lo llevan rizado y levantado~obre la frente'. dl' la manE'ra más
horrible, mientras cae por detrásde sus espaldas hasta más abajode la cintura. Cuando se engalanan, entrelazan en él plumas yflores y se pasean en la plena ostentación de su fealdad."
Agrega que su pollera era cortay angosta, "permitiendo ver bienlos tobillos; sólo un abanico protege sus rostros de los ardores delsol; nunca salen sin ir acompañadas por sus esclavas, y cuando vana misa, éstas llevan el libro y unaalfombrita para que su señora searrodille, pues no hay asientos enla iglesia".
" ...Rara vez están fuera de lavista de su madre antes del matrimonio y a menudo se las sacrificaa la avaricia, vejez y decrepitud;esto, naturalmente, las hace desearmás la sociedad de uno cuya almacongenie más con la suya, y si llegaran a encontrarlo, la intriga, queE'~ parte de la composición de lamujer española, todas las invenciolles del geen eved monster, no podrian nada contra las estratagemasde una bella."
No podía faltar en sus comentarios el concepto que le merecen losmontevideanos, que deja así trazado en su Diario:
"Los hombres son de corta esta1ura, fornidos y de fuertes coyunturas. Son valerosos, pero indolentl'S hasta el exceso. Los he vistogalopar aquí y allá sobre sus caI:R110S, casi en cueros, con espuelasde plata en SUs desnudos talones,y ~i acaso una raída manta sobresus espaldas. No tienen miedo aldolor; los he visto con heridas horribles de mirar, aun cuando nuncaparecían preocuparse de ellas. Enlo que respecta a su indolencia, los¡Ji' visto permanecer extendidos du-
rante un dia entero, contemplandoel río, y a sus mujeres traerles susalimentos y si no estaban conformes con su cantidad, llegar hastaa golpearlas furiosamente. Éste esel único esfuerzo que síempre hacen con prontitud: descargar su furor sobre sus mujeres. Prefieren lacarne a cualquier otro alimento, yla comen casí cruda y en cantidadque un europeo creería imposible.
"Pocas oportunidades tuve de verla mejor clase de pobladores españoles, pues todos ellos habían abandonado la plaza antes de que nosotros la tomásemos; aquellos quetuve oportunidad de conocer durante la ocupación eran de la clase máspobre, que solían visitar a Maríade Parides y a su padre, don Santanos" [¿ o Santana?].
En cuanto a algunas costumbres,nos señala estos aspectos que losjóvenes de hoy deben considerarinsólitos:
"Conforme me familiaricé con elidioma, observé muchos rasgos decarácter singulares. Cuando Maríao el viejo Santanos bostezaban, hacían con la mayor premura la señalde la cruz sobre sus bocas, paraimpedir que el diablo se les metiese dentro por sus gargantas. Si Santanos estornudaba, María exclamaba «¡Jesús!»; la respuesta de élera: «Muchas gracias». Cuando llaman a una puerta, dicen : «AveMaría purísima),,, y al punto lesabren, pues piensan que nadie quellevase mala intención usaría estadevota frase. Cuando se encuentran con una mujer, dicen: «A suspies, señora», o «Beso los píes deusted),;; al separarse él dice: «Metengo a sus pies de usted)>, o «Bajode sus pies), y ella responde: «Besoa usted la mano, caballero». Cuan-
Brecha localizada por el capitón inglés Renny. Fue herido de muertemientras la trepaba. En el asalto murieron también los te,nientes coroneles Brownrig9 y Vassall.
do se despiden de cualquiera, dicen:"Vaya usted con Dios», o «con laVirgem. Cuando están de mal humor, es en ellos frase común: «Vaya usted con cien mil demonios>'.
" ... Poco tiempo antes de la evacuación del pais, muchas de lasfamilias volvieron a la ciudad, y elgeneral Gorver ofreció un baile a~us relaciones. que empezó con unminué dirigido por el dueño de la('asa. general Balbiani, a su pedido
especial, pues estaba notablementeorgulloso de su modo de bailar ... "Robertson nos cuenta sobre las tertulias de la época, reviviendo elpasado en sus recuerdos:
"Fui invitado a varias de estasreuniones vespertinas y encontrélasentretenimiento combinado de música, baile, café, naipe, risa y conversación. Mientras las jóvenes vaLsaban y hacian la corte en mediodel salón. las mayores, sentadas en
fila sobre lo que se. llama estrado,eharlaban con todo el esprit y vi\'acidad de la juventud. El estradoes una parte del piso levantado enel testero del salón, cubierto conestera fina en verano, y, en invierno, con ricas y hermosas pieles.
"Los caballeros se agrupaban endistintas partes de la habitación;unos jugaban a los naipes, otros hablaban y otros bromeaban con lasdamas mientras los más jóvenes,alternativamente, se sentaban juntoal piano, admiraban al cantor obailaban en fantásticas puntas de)Jie con graciosisimas compañeras."\!fe pareCÍa encantador cada pasor figura y pirueta. Todas las damas que vi en Montevideo valsabaH y se mO\ian en las intrincadasIiguras de la contradanza con grad;¡ inimitable, como resultado desol rUfa y refinamiento naturales.I,uego eran tan dadas a corregirla~ pequeñas faltas en español delus extranjeros sin reirse de ellos,qLle mostraban con el ejemplo almismo tiempo buenos sentimientosy buenas maneras."
Retornando al "Diario de la expedición del brigadier general Craufurd", nos advierte que "sus modos son francos, y su pasión escomo la llama que ha estado pormucho tiempo oculta sólo esperando la oportunidad para estallar conmayor ardor; poseen buen humor,mucha vivacidad y pronta inteligencia". Agrega que "el sexo femenino es amante del baile y valsan deun modo exquisito; muchas sabenmúsica, y con frecuencia se oye alpasar el sonido del piano o los tonos de la guitarra; pero sus adornos raras veces pasan de esto; yaun se diee que pocas saben escribir antes de casarse y son muy
11
poco inclinadas a los libros y lecturas; sólo hay aqui una librería[la de José Fernández CutiellosJy en ella ,habrá sólo 20 ó 30 volúmenes",
LAS DIVERSIONES.LOS JUEGOS
No funcionaba la Casa de Comedia, fundada en 1793, que segúnLauro Ayestarán constituyó, parael montevideano de entonces, verdadera pasión.
El autor que citamos nos diceque el Teatro estaba ocupado poralgunos comerciantes, como almacén y casa de almoneda, "Allí vi-acota- mercaderías de pacotilla,azúcar, cabezas de cerdo, etc." Lue_go consigna su descripción en estaslíneas:
"La casa era enteramente buena,pero sus dimensiones escasas; estaba dividida en diversos puntos,al igual que los sitios de diversiónde esta ciudad; pienso que sea como el Teatro de la Ópera y otrosmuchos teatros extranjeros; la cabeza del apuntador aparece por unapuertecita abierta en el piso. Aquino hay galerias y los palcos bajosestán al ras del suelo. Presumo queen el área del patio, en la cual losasientos están divididos, los asientos de palco son sillones para ochopersonas, y que habrá un límitepara la admisión de asistentes, puessi esto no interesa tanto a los propietarios, en cambio ha de importar mucho a los espectadores, yconviene proteger a éstos de losempujones, apretones y pinchazos,según enseña la experiencia en lossalones de fiesta de Inglaterra,
"La techumbre está soportada porpilastras de grandes dimensiones.
las cuales, sin perjuicio de su agradable estructura, quitan la vista degran parte de la audiencia con laúnica ventaja de ofrecer un hermoso conjunto."
Refiriéndose a otras diversionesy juegos escribe el observador inglés:
"Constituyendo las corridas detoros la diversión favorita de losnativos, es superfluo decir que también hay aquí un Anfiteatro."
" ... Mi opinión respecto de la indolencia de las costumbres, la cualestá infiltrada en todas las categorías sociales, vióse plenamente confirmada. Los hombres, envueltos ensus largos mantos o capas, dejanpasar el tiempo sin abandonar elcigarro de los labios, matando lashoras en el billar, en la caja y enotras parecidas díversíones.
"Por la noche es de rígor asístiral café, y así esos sitios se venatestados de gente, y los hay entodas direcciones. Allí se juega confuror toda la noche y los doblonescirculan en profusión.
"A través del juego se percibe suconducta liberal, pUes son leales enél. Algunos de mis paisanos introdujeron el cubilete de dados, ocasiónque sirvió para juntar a los parroquianos, quienes adoptaron el sistema con entusiasmo, lo cual diopie a que fueran asaltados con avidez por la mayoría de los mercaderes, quienes habiendo dejado Inglaterra con fines de especulación,determinaron entonces quedarse para arriesgar su suerte al azar delos dados. Enormes provechos obtuvieron, llenando de dinero susbolsillos. sin que hubiera uno queno quedase satisfecho por haberel negocio colmado las exigenciasde grande y espléndido porcentaje."
EL COMERCIO,LAS PULPERIAS,LA ALlMENTACION
Nos sigue diciendo el autor: "Lastiendas, con la sola excepción deaquella de los Mercantes, son miserables, y contienen muy pocosarticulos que no sean ingleses. Lade los plateros o joyeros es bastante buena; fabricaba varias chucherías pero el arte era de lo más malo, y además nuestra partida le quitó toda importancia y el mérito denuestras libras esterlinas. La avidez con que fue vendida aquellaplata, al paso que fue para los plateros una solución, les llevó a mezclarla formando una liga como esfama que en su itinerario hícieronlos israelitas.
" ...Al pasar por las artesas decasi todas las calles de la ciudadllegan al olfato los perfumados vapores del chocolate que salen de laspulperias centrales y en una de éstas llaman y atraen los ojos de unamujer joven y bonita. en cuya casase juega también al billar.
"Hay dos casas que tienen buenas comodidades y tolerable comida hecha a la española, para losforasteros, y son: la de los TresReyes y la de las Cuatro Naciones.Los oficiales se aposentaron allí yme dicen que están satisfechos.
"Las clases inferiores del ejércitotenían casas de comida en abun-dancia. '.
"Cuando recibí licencia pude cerciorarme de que las casas de bebidas son pocas: pero abundan loscafés, donde uno puede desayunarse."
John Mawe, a su vez, nos ofrece el siguíente comentarío: "Losviveres sonaqui baratos y muy
Otra versaon gráfic:a del asalto de Montevideo. Autor del grabado original: Edward Orme (dibujo deGeorge Robinson J.
13
litAN/A
PLANODE LAS OPERACIONESDEL EJERCITO INGI..ES
EII UIiS lIUIDIE_S /lE
abundantes. La carne de vaca enparticular es muy abundante y hace excelente sopa. Las mejores partes de la carne pueden considerarsepasables, aunque no son muy tiernas. El cerdo no es comestible. Estal la abundancia de carne que enla ciudad y sus proximidades hastados millas a la redonda, se da elespectáculo de huesos y restos acada paso, que sirven de alimentoa bandadas de gaviotas, y que enverano crian miles de moscas, conlas consiguientes molestias de loshabitantes que se ven obligados, enla mesa, a tener continuamente unoo dos sirvientes empleados en espantar con plumas a estos intrusosde los platos."
14
RATAS Y BASURASEl ambiente aún rudo y primitivo
de principios del siglo XIX se sigue reflejando en estas observaciones del relato del Diario de la expedición del brigadier generalCraufurd:
"Lo que más me disgustaba eranlas basuras que se echan por losportales de la calle y que apestaninsoportablemente a pesar de quelas arrojan en bolsas hechas decuero de buey, y algunas veces,
muy pocas, sobre el tejado de unapieza destinada a carnear los animales y a depositar la carne delconsumo. Como consecuencia deesto existe una enorme cantidad deperros ordinarios, por 10 que sedestina una habitación especial donde se les mata, mientras otros siguen a los convoyes en busca dedesperdicios, o bien se asilan entres los escombros de~gún edificio o en la pampa, dotl'de su apetito los hace temibles. Y sin embargo, ningún país como éste más
Plano de las operacionesdel ejército inglés,publicado por Roberts.
apropiado para el aseo y la pulcritud, en calles, casas y habitaciones.He recorrido los muros de la ciudady he visto a los esclavos que hacianla guardia con sus trajes característicos, mientras otros lavaban laropa en e.qtanques. Estos esclavosse cuhrian con vestidos de variosculores, azul, amarillo y encarnado;ilparentaban alegria, y la escenaera ..l..11Ímada."
Ciertamente el cuadro que presenta Robertson, al escribir con
franqueza sobre el mismo asunto,también es elocuente:
"El único descuento que tengoque hacer a la manera deliciosa enque ahora pasaba mis noches, erala necesidad de volver a casa porcalles estrechas, tan. infestadas deratas voraces que algunas veces erapeligroso hacerles frente. No habiamás higiene pública en la ciudadque la producida por los aguacerosque, a intervalos, sacaban de lascalles los montones de basura. Alrededor de las sobras de carroña,legumbres y frutas podridas, queen grandes masas se acumulabanallí, las ratas absolutamente pululaban en legiones. Si intentaba pasar cerca de esos bandidos formidables o interrumpir sus comidasu orgias, hacian rechinar sus dientes como lobos nocturnos. Tan lejos estaban de correr asustadas asus numerosas madrigueras que sedaban vuelta, lanzaban un grito decuervo y se precipitaban contramis piernas de modo que me helaba la sa.l1gre. Entre ellas y yo ocurrieron muchas riñas peligrosas; yaunque algunas veces me abri camino hacia mi casa a bastonazos,otras me vi forzado a huir por alguna caprichosa y estrecha sendao calles, dejando a las ratas dueñasy señoras del campo,"
"DESGRACIAS DE LANATURALEZA HUMANA"
Otra caracteristica de las clasesmás humildes de la población señala el citado Diario anónimo: lade ajustar sus frecuentes divergencias con resultados muchas vecestrágicos.
"Las clases pobres suelen diriIn.il"por sus propios medios sus coIlS-
tantes disensiones y su último recurso es el estilete corvo, para locual se ponen de acuerdo paraaguardar a la victima, pero a menudo ambos contendientes vari alsacrificio de un modo rápido e intempestivo, fieros de venganza.
"He visto cuerpos con la cabezacasi separada del tronco, y numerosas heridas en varias partes delmismo, demasiado horribles paraser descritas; un espectáculo deesta clase, en Inglaterra, hubieraatraído a una porción de espectadores, pero aquí pasan sin llamarla atención o se habla de ellos comode un tópico natural del dia; delradiante sol, de la nube que pasa.No pude nunca saber si el que perpetraba tan horribles hechos erallevado a la justicia o si hacianaveriguaciones para saber quiénera."
Con criticp. mordaz, apunta: "ElCampo Santo es una gran plazallena de sepulturas, donde las clases pobres duermen el sueño de superegrinación. Los hijos de las clases acomodadas descansan en·. laiglesia y tienen apartado un sitioespecial para ellos, cuya distanciadel altar es convenida mediante estipendios; y suponen que el estadode sus almas en el Purgatorio deo'pende de la situacion que ocupanen el templo."
EXTRAMUROSA pesar de la fertilidad del suelo,
a juicio de Mawe,que de paso equivoca algún topónimo, las quintasde los montevideanos no -parecentener, en la época, la misma,.proporción que la quei surgege laleetura de las sagaces "Ob§ervacionessobre agricultura!' de nuestro en-
15
El Cnel. Otorgllés al entrar en Montevideo con Sil división, en 1815,para aSlImir el 1er.'GobiernoPatrio de la plaza..
tusiasta 'agricultor Pbro. José Manuel Pérez Castellano, quizá porque muchos de sus propietarios seencontraban aprisionados en losnavios ingleses anclados en labahía.
"Los alrededores de Montevideose ven agradablemente diversüica-
dos por pequeñas colinas en suavependiente y por extensos valles regados por hermosos riachuelos; peroel aspecto que ofrecen raramentese ve animado por los cultivos. Pocos cercados Se ven, excepto losjardines de los principales comerciantes. El inismo defecto se ob-
serva hacia el noroeste de la ciudad, donde predominan similaresvariedades de colinas, valles yaguadas, y sólo falta la belleza delescenario boscoso para completarel paisaje. Varios árboles, por supuesto, crecen a las orillas del Riachuelo [el Miguelete, seguramente),cuyas maderas se utilizan para la'construcción de chozas y como com_bustible. Hay un agradable río aunas' diez leguas de Montevideo,llamado el Louza [Santa Lucia),cuyas orillas parecen invitar a laplantación de los agricultores, ydeben de producir abundantes maderas, por cierto. Debe destacarseque la casí absoluta falta de esteartículo, ocasiona aquí grandes gastos e inconvenientes: la maderapara trabajos mecánicos es sumamente escasa y las planchas sontan caras que apenas se ven conpisos de madera."
EL ORIGEN DE ALGUNASFORTUNAS
El mismo Mawe escribe larga'"mente sobre los procedimientosaplicados por muchos montevideanos para enriquecerse antes y después de la rendición inglesa:
"El comercio principal de Montevide·) consiste en cueros, sebo ytasajo; los dos primeros son exportados a Europa y el último es enliado a las Indias Occidentales, especialmente a La Habana. A vecesse embarca también cobre en brutode Chile en trozos cuadrados,asícomo una hierba llamada Mate delParaguay, cuya infusión es una bebida tan común en estas partescomo el té en Inglaterra.
"Los habitantes no estaban en laopulencia antes de que los ingleses
tomaran la ciudad, pero luego deldesastre de los últimos en BuenosAires y las pérdidas de nuestroscomerciantes aventureros, motivadas por malos cálculos e imprudentes especulaciones, aquéllos seenriquecieron considerablemente.Las grandes perspectivas imaginadas en Inglaterra, antes de la expe-
-dición al Plata, de inmensos beneficios en el comercio rioplatense,terminaron, por lo general, en ruina; muy pocos especuladores, porcierto, escaparon sin pérdidas considerables. Muchas mercaderias fueron confiscadas, luego de los pleitos consiguientes; otras, que habían sído depositadas a la esperade alguna decisión, pudieron serrestituidas tras la pérdida de la mitad. Sucedió con frecuencia quemercaderías detenidas en las aduanas o en las tiendas y almacenesprivados fueron abiertas y grandescantidades sustraídas. Parece razonable hacer recaer las sospechas enlos consignatarios, que aun con pocos cargamentos podían enríquecerse rápidamente. No contentos conlos beneficios de su comisión, notenían escrúpulos en aprovecharsede las ventajas que les daba la posesión de las mercaderias consignadas, y en favorecer SUs propiosintereses a expensas de su correspondiente. El temor de un procesolegal no podía ser sino un débilobstáculo para detenerlo, en virtudde que ante la justicia española,como ante las otras, un nativo yun foráneo raramente están en piede igualdad. Otras circunstanciashan concurrido a enriquecer a loshabitantes de Montevideo. Un hecho que he podido verificar es quelas exportaciones inglesas de mercaderíaascendíeron a la suma de
Lo~ c.abildantes de Monteviáeopresentan su saludo al ejército dela Provincia Oriental Autónoma.
un millón y medio de esterlinas, delas cuales solamente una pequeñaporción fue reembarcada al Cabode Buena Esperanza y a las IndíasOccídentales, cuando se devolvió laplaza a los españoles. El resto fueen su mayor parte sacrificado a
cualquier precio que los españolesquisieran dar. Sus ganancias se elevaron en la proporción de nuestraspérdidas, y los especuladores ganaron considerablemente. Los poseedores de mercaderias inglesaslas vendieron con un benefício delcincuenta por ciento, inmedíatamente después de la evacuación dela plaza."
EL FIN DE UNA AVENTURAIMPERIALISTA
Finalmente, las cartas de Robertson nos ofrecen un vívido e intensorelato de los últimos días de losingleses en Montevideo, luego de lacapitulación en Buenos Aires:
"«Ponga», dijo ÁlZaga, alcalde deprimer voto, que tomaba parte enla redacción de los términos de lacapítulación, «ponga que evacuarátambién Montevideo». «¡Oh!» dijoel virrey Liníers, «eso está fuerade cuestión y echará a perder todoel asunto». «Pongámosle», replicóel resuelto e influyente ciUdadano:«si se objeta, podremos retirarlo».Fue puesto y no fue objetado.
"El descamado Whitelocke asintióa todo, y pocos días después contemplamos para nuestro desaliento,en Montevideo, los transportes ybarcos de guerra que, un mes antes,habían transportado nuestrq magnífico ejército para triunfos tenidospor seguros, volviendo con aquelejército derrotado y su general irre_parablemente en desgracia. Los hos_pítales se volvieron a llenar de enfermos, heridos y moribundos. Tresmil valientes camaradas habíanatestiguado con la muerte su indomable valor en las calles de Buenos Aires; y todavía el generalWhitelocke, único causante de la
17
imperdonable catástrofe, se pavoneaba en la azotea de la Casa deGobierno, o cabalgaba por las calles de Montevideo, único indiferente, al parecer, en medio de lavergüenza y desgracia que habíaacarreado a las armas británicas.
"De verlo en el momento en queestaba por entregar la plaza al general Elio, lo supondríais, por suaire, un Wellington o un Wolf. Eraimposible, por ninguna demostración externa, imaginar que teníaconciencia de la aterradora y criminal pérdida de vidas que su estupidez brutal habia traido sobresus valientes compañeros de armas,o de la derrota que su incapacidadsupina había causado a un ejércitoque, mejor dirigido, habría conquistado y conservado la mitad delnuevo mundo. Con la máxima indiferencia nos vio abandonar un suelo que, a no ser por su tonteria ylocura, hubiera sido nuestro parageneraciones todavía no nacidas.
"Lo que era de admirar más, eneste terrible revés, fUe la conductamodesta, en verdad, la deferenciaaumentada de los españoles hacialos íngleses. Nunca aludían a laderrota de Whitelocke y cuando hablaban de nuestra partida era siempre con expresión del pesar con queestaban a punto de perder tantosamigos personales. No puedo menosde creer que tal conducta era muydemostrativa de cortesía y buenossentimientos; sumamente magnánima en un pueblo vencedor de susrecientes invasores.
"Vagué por la ciudad hasta elúltimo momento y luego, con elcorazón acongojado, me despedí deM. Godefroy y su famUia. La despedida fue más la de un hijo consu padre y madre, y de un hermano
18
con sus hermanas, que del extranjero y enemigo con gente cuyo conocimiento no habia disfrutado másde cinco meses.
"También tuve la mortificaciónde ver la bandera española flameando en la ciudadela y en laCasa de Gobierno. Elío y su estadomayor ya habían recibido las llavesde la plaza; los últimos tunantesingleses se apuraron para tomarlos botes; y en pocos dias la flotaentera de doscientos cuarenta barcos zarpó del Río de la Plata"
A su vez, Alejandro Gillespie,que actuara en la invasión inglesa,primero como combatiente y luegocomo comisario de prisioneros españoles, durante la ocupación británica de Buenos Aires, refiere asísus últimos instantes en Montevideo:
" ... Unos, pocos de nosotros volvimos a tierra antes de llegar eldía 7 de setiembre, para compraralgunos viveres en la plaza del mercado, pues la bandera británica ibaa ser reemplazada por la españolaesa tarde, en la ciudadela y lasmurallas. -
"El populacho estaba inclinado ainsolentarse, y solamente se mantenía dentro de los límites por lapresencia de nuestros soldados quemarcharon a sus botes respectivosdesde la mañana hasta después demediodia, pero sin música, pues nopodia producir cadencia ni en suspasos, ni en sus corazones."
" ...Montevideo fue abandonadoantes de las dos de la tarde el 7 desetiembre; las tropas españolas entraron a las tres, en medio de aclamaciones populares, y la noche seseñaló por grandes regocijos, quepodíamos presenciar desde nuestrofondeadero, así como por fuegos
artificiales en la ciudadela, FuerteSan José y las líneas de la guarnición."
La evocación de su regreso a laGran Bretaña, arranca estas conmovidas expresiones -al nostálgicoRobertson:
"Entonces miraba la gran flotacuyos barcos me rodeaban; veiaaquella flota llevando un ejércitodescorazonado y derrotado; veía acientos de comerciantes y especuladores que volvian a Inglaterra, empobrecidos o arruinados, de camposdonde habían esperado recoger verdaderas cosechas áureas; y, acercándome a mi tierra, encontrabamis esperanzas que creía, pocas ybreves semanas antes tan brillantes, ahora nubladas y oscurecidas."
El fracaso inglés, que sin dudaalguna dio confianza en el propiovalimiento a los españoles y criollosdel Rio de la Plata, trajo entre susconsecuencias la actitud de rebeldia de Montevideo ante ciertas actitudes virreinales, entre otras, lade no haber querido canjear losingleses que fueron cautivados enla reconquista de Buenos Aires porsetecientos prisioneros de la tropay la milicia, que conjuntamentecon el gobernador Pascual RuizHuidobro y oficiales de alta graduación fueron llevados a los navíos de guerra británicos surtosen la bahía de Montevideo, luegodel asalto a la ciudad. Como se recordará, se condujeron posteríormente a Inglaterra a muchos deellos, entre otros, al propio gobernador.
Esta situación, en la que en elorden económico tanto incidían lasantiguas rivalidades portuarias yla acción del Consulado bonaerensepor impedir el auge de Montevideo,
Chácaras de los vecinos montevideanos en 1813. Fragmento del plano del Presb. Bartolo~.DoroteoMuñoz. Copio por C. Natiello.
. 19
como lo ha subrayado Pablo Blanco Acevedo, culminó en el plano político el 21 de setiembre de 1808,al crear dicha ciudad su propiaJunta, a raiz de los sucesos napoleónicos. A pesar de su corta dUración, importa destacar que el rompimiento con el gobierno de Buenos Aires fue el precursor de losmovimientos independentistas deesta parte de América.
EN MAL MOMENTOLLEGAN LOS FRANCESES
Precisamente en 1808 fue enviadopor Napoleón en misión diplomática al Plata, en el bergantin "LeConsolateur", el Marqués de Sasse-
nay, quien en épocas anterioreshabia entablado relaciones amistosas en Buenos Aires con Santiagode Liniers, en la época virrey interino.
Con él llegó Jullíen Mellet, queluego volcaría sus observaciones ensu libro "Voyages dans l'AmeriqueMeridional" , impreso en París en1824. Pero días antes de su llegadaa Montevideo, una goleta venidadesde Cádiz fue portadora de lanoticia de que las tropas francesasse habían apoderado de la capitalde España, y que el rey y su familia estaban prisioneros en Francia.
"Tan pronto como el pueblo supode este acontecimiento -dice Mellet-, cayó sobre nosotros y nos
escupió en la cara prodigándonoslos epítetos más injuriosos. Yo nosé hasta dónde habría llevado suvenganza y su furor, si el gobernador don Francisco-Xavier Elíono se hubiera hecho el deber deprevenir las contingencias seguidasque podía ocasionar este suceso imprevisto. De tal manera, sea paralibrarnos del peligro con que nosamenazaba un populacho irritado yávido de sangre de una cuarentenade desgraciados franceses a los quemiraba como traidores, sea parallenar los deberes que su cargo leimponía, él nos hizo arrestar y tratar como prisioneros de guerra."
Este viajero francés, después decinco meses y medio de un cautiverio no muy estricto, pues comoél lo señala tenía la libertad de salir tres veces por semana seguidopor un guardia, desertó de la ciudadela, para dirigirse a Buenos Aires. Esas circunstancias le dieronoportunidad de dejarnos sus impresiones directas sobre Montevideo yespecialmente sobre dos "aldeas","situadas en una campaña tan riente como fértil": La Aguada, desdedonde se transportaba s¡.z agua "deliciosa" a Montevideo, y el Miguelete, que estaba rodeado de plantíosque producían "toda especie de frutas, tales como manzanas, peras, ciruelas, duraznos, naranjas, limonesy melones en abundancia, todos deun gusto delicioso". Es la aldea másencantadora que yo haya visto agrega M~Ilet- tanto por su agradable posición, como por su felizfecundídad. Ella goza, por así decirlo, de una primavera continua.
El juicio favorable para la regióndel Miguelete reflejaba los dias depaz que vivía Montevideo a la llegada de MeIlet, que nos deja este
Soldados paulistas vistos en la puerta de una pulpería de Montevideo,en 1817. Acuarela pintada por E.E. Vidal.
comentario optimista sobre su comercio y los oficios de más porvenir en su ámbito:
"Es una de las mejores comarcasque existen y yo oso adelantarme[al decir] que un hombre activo ylaborioso, cualquiera que sea el género de comercio que él abrace,puede en poco tiempo llegar a unestado de opulencia: en mi opiniónlos relojeros, los armeros, los ebanistas, los sombrereros, los curtidores, los panaderos, los confiteros,los cerveceros, los tallistas, los zapateros, los toneleros y los tejedores, son aquellos que no tardarán aquí en prosperar. Además elcomercio de cueros no es menosconsiderable que aquel que se hacesobre las mulas de los portuguesesbrasileños, que los llevan a cambio de café, de tafia y de otrasproducciones del Brasil, que pasande verdad por contrabando, perocuya ganancia es muy considerable; en una palabra, es el comercioel que enriquece esta ciudad; verdaderamente los habitantes tienencapacidad para los negocios y unaactividad no igualada en esta parte.Es una lástima que el orgullo queellos tienen sea la base de su carácter; es muy raro encontrar enla clase baja un hombre bastantecalmo que no salga con su puñalpara agujerear si puede a su adversario por la más ligera contrarie·dad.
"Las mujeres en general son encantadoras; hablan el castellanocon mucho gusto y corrección; perolo que más inflUye en su atractivoes la inclinación irresistible que tie.nen por toda suerte de bebidas ypor el tabaco; han contraído en talgrado el hábito que no lo abandonan más que en la tumba."
21
EVOCACIONES DELA EPOCA
LUSOBRASILEÑA
L a lucha que desde 1811 se sostenia entre el medio rural y la ciudad, culminó con el triunfo de larevolución popular artiguista: Peroen esta época de la Patria Vieja,en la que el gobierno del prócer,radicado en Purificación, debióabocarse al estudio y solución dearduos problemas politicos y socioeconómicos, Montevideo estuvoprácticamente ausente de las descripciones de los viajeros. Reaparecerán después de' que el invasorportugués hace su entrada bajo palio en la ciudad, por el antiguoPortón de San Pedro.
Tiempos sombríos de nuestra historia, en los que la oficialidad lusitana no provoca resistencia en lasclases dominantes de Montevideo,especialmente entre los representantes del comercio portuario, losque al pacificarse el pais acrecentarán rápidamente su patrimonio.A muchos de los otrora florecientes hacendados la revolución los haempobrecido, pero otros se veránfavorecidos por las suertes de campo otorgadas por Lecor.
En este período los viajeros enjuician generalmente con dureza alos patriotas y con lenidad el régimen de Lecor. Época en la quealgunos influyentes personajes, como lo advierte Mario Falcao Espalter, son protagonistas de una tramaoscura en torno de la obra del fanal de la isla de Flores, cuya confirmación documental hemos tenido en nuestras manos.
En' 1820 Montevideo recupera supoder y lo proyecta sobre todo elterritorio nacional. Lo restringirácinco años después la cruzada libertadora, que levanta nuevamentela campaña. Luego de la paz de1828 y del desalojo de las tropas
22
imperiales, Montevideo recobrarásu hegemonia.
Un inglés y un estadounidensenos han dejado sus impresiones sobre la ciudad de 1817. El primerode ellos, Emeric Essex Vidal, acuarelista londinense que cultivaraamistad con Pedro Trápani, uno delos organizadores de la cruzada lavallejista, pintó temas en el Uruguay, Brasil y la Argentina de altovalor documental, complementadosen ocasiones con comentarios descriptivos.
Se expresa en los siguientes términos acerca de las caracteristicasfisicas de Montevideo: " ... La ciudad ofrece una hermosa aparienciadesde la bahia, por estar construidaen una pendiente, y las casas entremezcladas con árboles y jardines Pocas de las casas tienen másde un piso; son de piedra y ladrilloy tienen techos chatos, sin chimeneas, pues el fuego se enciende generalmente en el patio o en una cocina separada, trayéndose a las habitaciones en braseros especiales,cuando el tiempo es frio o húmedo.
Las calles son anchas y se cruzan,unas con otras, en ángulos rectos,pero están sin pavimentar."
y agrega este cuadro que reflejael deterioro de la región: " .... Lasrevoluciones politicas que han convulsionado a casi toda la Américaespañola, llevaron a Montevideo ala ruina.
"La ciudad misma ha decaido, ya pesar de que los portugueses, queen los últimos tiempos se habianposesionado de ella, han realizadoalgunos adelantos, aun asi, y comoel perturbado estado del pais hapuesto fin a todo comercio, los medios para llevar a cabo cualquierplan, con esos propósitos, son extremadamente limitados. Antes habiaun suburbio muy extendido, conmuchas casas quintas elegantes pertenecientes a los comerciantes españoles de la ciudad, pero ha sidotan comoletamente asolado durantelas guerras de la independencia,que todo lo que ahora queda de loque en un tiempo albergaba a unapoblación de seis mil almas, son algunos muros rotos y parte de una
capilla. Antes de esta lucha habíacatorce mil habitantes dentro desus muros; este número se ha reducido ahora a cinco mil."
E. M. Brackenridge, que viajó aAmérica del Sur por orden del gobierno estadounidense en 1817 y1818 en la fragata "Congress", coincide en dejarnos una opinión desfavorable sobre la situación de Montevideo durante su visita en el añocitado en primer término, pero añade otras interesantes observaciones.
RASGOS FISICOS DE LECOR"De conformidad -dice Bracken
ridge-, nos dirigimos al alojamiento del general portugués, que ocupauna de las grandes y mejores casasde la ciudad. Entrámos en un espacioso patio con corredores en¡ contorno por entre una guardia de soldados negros, con caras lustrosasy grasosas, y vestidos con un uniforme vistoso. En estos países seprefieren los negros para guardiasy centinelas cerca de las personasde los oficiales de distinción. Después de atravesar varios departamentos, pasando centinelas y conoficiales de servicio mostrándonostoda la pompa y parada de la instalación de un gran jefe militar,entramos ,en una habitación dondese-nos invitó amablemente a tomarasiento. Apenas habíamos tenidotiempo de recobrarnos de las impresiones producidas por esta, paranosotros, inusual escena, cuando elmismo general hizo su aparición,que nos dejó muy sorprendidos. Es'de figura notablemente hermosa,alto y erguido, con natural dignidadde maneras, sin afectación. Su edades de más de cincuenta y cincoaños, su tez demasiado rubia para
un portugués; en efecto, despuéssupimos que es de ascendencia flamenca. La reputación de este oficial no contradice la impresión favorable que su aspecto imparte. Sufama es la de un soldado valiente yhombre fino y afable. Según todoslos informes, sin embargo, no debeexclusivamente a estas buenas cualidades su elevación desde un rangoinferior en la vida."
"ESTRAGO Y DESOLACION"" ... Por todas partes -escribe
el observador norteamericano-- sepresentaban trazos de la rapidísimadecadencia de esta ciudad últimamente populosa y floreciente. Lascasas, en su mayor parte desmoronándose o desocupadas, callejas enteras deshabitadas, excepto loscuarteles. En las calles más frecuentadas eran pocos los que seveían que no fueran soldados, oacaso una mujer solitaria vestidade negro, escabulléndose hacia alguna capilla para rezar el rosario.Parecia que alli se hacían pocoso ningún negocio en ninguna parte, ni aun en las pulperias o tiendas. La ciudad realmente pareciaque hubiere experimentado la visitade una plaga. Durante la mayorparte de nuestro paseo, al comienzode la siesta (a eso de la una deldía), el silencío de la ciudad podíaatribuirse en algo a esta circunstancia. Vimos numerosas personas
-del pueblo bajo acostadas de espaldas, atravesadas en las veredas dellado de la sombra de las casas, conun poncho extendido debajo; nosveíamos obligados a hacer un rQdeopues no deseábamos pasar por encima de ellos por la misma clasede aprensión que sentiríamos. ~nte ,
un mastín bravo o perro de presa."" ... Esta gente de quien se estabahablando, parecía tener una mezclaconsiderable de sangre indígena, ajuzgar por su tez y su lacio cabellonegro, casi tan basto como crinde caballo.
"La ciudad todavia retiene todaslas señales de haber sido antes floreciente. Las calles son trazadas acordel y mucho más espaciosas quelas de Río, así como menos sucias,aunque poca o ninguna atención seles presta; los edificios en generalson también construidos con mejorgusto. Las calles están pavimentadas, pero las aceras son angostasy pasables .. , El rápido crecimientode este lugar debe atribuirse a lacircunstancia de tener mucho mejor puerto que Buenos Aires, sipuede decirse que este último lugartenga puerto. El puerto de Montevideo, en efecto, es el único del ríoque merezca tal nombre. Esta ciudad se convirtió en emporio de loque se llama Banda Oriental, vastacomarca situada entre el rio Uruguay al oeste, los dominios portugueses al norte, el océano por eleste y el Río de la Plata al sur,con el mismo número de millas quelos estados de Mississippi y Alabama. . .. Las principales expoctaciones de esta ciudad y provinciaconsisten en i;:Ueros, tasajos, sebo,etc., en monto muy considerable."
" ... La ocupación de esta ciudadpor el general Lecor, con la división principal de cinco mil hombres, que desde erttonces ha sidoreforzada, puede considerarse comoel golpe final. En ocho años la población se ha reducido por lo menos en dos tercios, muchos de losprincipales habitantes se han ido,la propiedad -hasta un monto in-
23
menso-- en los encantadores suburbios, que contenían mayor población que la ciudad, ha sido destruida, y el valor del remanente, reducido a una simple bagatela. Enrealidad no hay más que una guarníción con algunos pocos habitantes hambrientos que son vejados yhostilizados por los militares. Medijeron que no obstante esta miseria, hay aquí un teatro, y que lastardes se pasan en bailes y danzas,quizá por falta de otras preocupaciones: actos exteriores que nosiempre son indicio cierto de corazón. Cuando consideramos la estagnación de los negocios, la depreciación de la propiedad y la deficiencia de las provisiones, fácilmentepodemos conjeturar lo que debe deser la condición de un pueblo. Pocaduda hay de que si este lugar hubiera permanecido agregado a BuenosAires, los portugueses no lo habrían molestado; pero la revueltade Artigas y su sistema desorganizador, les dio una oportunidad demasiado propicia para hacerse dueños del territorio que habían codiciado durante más de siglo y medio."
LOS ALREDEDORES DEMONTEVIDEO
..... Por la mañana traspusimosuna de las puertas, para dar unvistazo al país [a la zona] de extramuros y dentro de las líneasportuguesas que se extienden, entorno, unas tres millas... Prontonos encontramos rodeados de ruinas, con un aspecto mucho mástriste que las de la ciudad. Casitoda la extensión que he mencionado antes estuvo cubierta conagradables moradas y jardines ane-
24
xos muy bien cultivados: ahora esuna escena de desolación. El terreno apenas muestra huellas delos sitios donde se alzaron, o delos jardines, exceptuando aquí yallá los fragmentos de setos de tunas con que antes habían estadocercados. Los árboles frutales y deadorno habían sido cortados paraleña, o quizá por entretenimiento.En la superficie de esta extensa yfértil llanura, que pocos años hacontenia tanta población como laciudad, actualmente no hay másque una decena de familias quealojan soldados, y unas pocas construcciones deshabitadas y destruidas. Éste es el resultado de losmalhadados medios que han reducido la población de esta ciudad ysuburbios de treinta mil a poco másde siete. Por esto puede formarseidea del estrago hecho. Cabalgandoa lo largo de la bahía hallamos,sin embargo, sobre la ciudad, unlindo jardín que había escapado alnaufragio común. Nos apeamos yfuimos recibidos con hospitalidadpor el dueño, que nos llevó por susterrenos y nos mostró sus frutalesy legumbres. Desde este lugar esque Lecor se provee. Las frutas,duraznos, uvas, higos, naranjas,manzanas, etc., son extraordinariamente finas. En este clima encantador, con excepción de algunasfrutas tropicales, las que son másapreciadas maduran perfectamenteal aire libre. En efecto, creo queel clima no es superado por nínguno del mundo, ni aun pare! deItalia o sur de Francia. No se experimenta ni calor sofocante en verano, ni el soplo helado del invierno. El aire es tan puro que casi nopuede decirse que produzca putrefacción; notamos las osamentas de
la ciudad se va proyectandohacia afuera de su puerta exterior(año 1836).
varios anímales que parecían haberse secado, en vez de descomponerse. Se dice que las heridas enla carne humana se curan con dificultad por la misma causa.
Dejando este lugar continuamosnuestra cabalgata en otro rumbo:el aire fresco y tónico. El terrenogradualmente se eleva al alejarsede la ciudad. Me recordaba la magnífica ubicación de nuestra capital,la ciudad de Washington. Pero nadaocasionaba tanta sorpresa como laasombrosa fertilidad del suelo. Esuna tierra ligera, rica, negra, superior aun a nuestros mejores lechos de río; y éste es su carácter
general en todo el país. Algodón,caña de azúcar, maíz y toda clasede granos, serían igualmente adaptables a este suelo y clima, dondeel pastoreo ha sido hasta ahoracasi el empleo exclusivo y que resulta imposible para un país populoso. Esta sola província puede contener tanta población como Franciay, sin embargo, el número de habitantes nunca excedió de sesentao setenta mil. Notamos, mientrasadelantábamos por llanuras o colinas, grandes cantidades de cardo,que se corta, seca y ata en manojospara combustible, a consecuencia dela escasez de leña. Las osamentasde caballos, ovejas, etcétera, se utilizan con el mismo fin, particularmente en la quema de ladrillos. Estoes lo que ha dado lugar a la leyenda de que arrojan los animalesvivos a las llamas, con el fin dealimentar sus fogones. Muchos delos cuentos extravagantes relatadospor los viajeros no han tenido mejor origen."
LOS GAUCHOS DEOTORGUES
" ... En llegando al terreno altocerca {le las líneas, el panorama eraverdaderamente deleitoso. [ ... ]Mientras mirábamos con mezclade pena y placer este espectáculo,súbitamente nuestra atención fueatraída por la {letonación de varios fusiles, y por la aparición dealgunos jinetes que galopaban adistancia de media milla allendelas líneas. Pronto se les reconociócomo una partida de gauchos, nombre que se da a la gente campesinaen general y por el que aqui sonconocidos los partidarios de Artigas, por estar casi todos los gau-
chos de su lado. La partida trataba de arrear algunos caballos portugueses, y ejecutaron esto conasombrosa destreza; primero hicieron galopar a los caballos que intentaban arrear, y luego parecíandarle la dirección que deseaban,cabalgando a veces de un lado uotro, o arreándolos por delante.Los caballos que montaban estoscentauros parecían manejados máspor la inclinación del cuerpo quepor la mano del jinete; tan excelente es su manera de cabalgar.Esta escena, según se nos informa,se repetía casi todas las mañanas;y parecía por parte de los gauchosmás bien un asunto de diversiónque de provecho, pues los caballosson tan abundantes y baratos quelos mejores pueden conseguirse porpoco dinero, y el propietario a vecessuelta un caballo para librarse delgasto y molestia de mantenerlo. Lapérdida de los caballos, sin embargo, se sentirá probablemente porlos portugueses, qUe están confinados en un espacio reducido, que difícilmente suministra suficiente pas_taje para mantener los que tienen.Los observábamos atareadamenteempeñados en recoger su ganadopor estar bajo la protección de lastropas acantonadas, a intervalos alo largo de la línea A pocos dentas de yardas de nosotros, apareció un cuerpo de cuarenta o cincuenta en un reducto, que no hacían otra cosa que mirar las hazañas de los gauchos. Nadie los persiguió; se hicíeron varios tiros largos con esperanzas de espantarlos;tal es la clase de sitio que se llevaadelante, por 10 que casi se consideraría una fuerza invisible. Esuna' especie de anomalía en la historia militar. Todos los estacíona-
dos aquí con tal fin, se supone noson más de trescientos hombres, almando de un jefe llamado Otorgués, apareciendo y desapareciendocomo lobos de la llanura, y llenando su propósito con tanta eficaciacomo si su número subiera a cincomil."
A esta vivida y admirativa estampa de los jinetes prodigiosos delcoronel Fernando Otorgués, cabeagregar este elocuente retrato delcaudillo artiguista escrito por elmarino estadounidense George Frac.ker, a quien visitara en un ranchosituado en las cercanías de Toledo,donde se le había brindado hospitalaria acogida luego de su naufragio en nuestras costas en setiembre de 1817:
"El amable general volvió a visitarme aquella noche, acompañadopor varios soldados y al retirarse,ante nuestra ansíosa súplica, dejóa tres de guardia, bien armados,para que nos defendieran. Este oficial militar, cuyo nombre era Ortugués, parecía uno de nuestros chacareros, exceptuando ~ formidableespada en vaina de hierro. Su vestimenta se componía de una chaqueta de tosco azul.. sobre la quellevaba el poncho Q capa cuadrada,"breeches" de terciopelo pardo yaltas botas; parecía un hombre benévolo y bien intencionado; pero deninguna manera capaz de ma.T!daruna horda de merodeadores vagabundos, a quíenes estaba organízando en un ejército para la defensa del país, contra las incursionesde los portugueses."
MONTEVIDEO EN 1821Alexander Caldc1eugh, otro esta
dounidense, que llega a Montevi-
25
deo en febrero de 1821 en VIaJe aBuenos Aires, descubre su aspectocomo sigue. De paso nos dice queen la época tenia unos diez milhabitantes, comprendida la escasapoblación negra.
"Tiene buena edificación; las casas son de azotea y muchas estánconstruidas con piedra y ladrillococido. Las ventanas ostentan rejas de hierro, muy fuertes. Las calles han sido empedradas últimamente por las tropas portuguesasa expensas de los vecinos. Habiaen las calles un ambiente de desolación que no está de acuerdo conel grado de prosperidad alcanzadopor Montevideo. El aspecto de lacatedral es poco importante; sehallaba repleta de señoras, vestidastodas de negro según la moda dela ciudad, y era dificil permanecerindiferente a sus encantos y atractivos personales, sobre todo paraquien venía del Brasil. Estaban haciendo sus oraciones, arrodilladassobre alfombras pequeñas traidasex profeso por sus sirvientes. Estoera ya una prueba de que habia-
. mas llegado a una dudad más limpía, porque la costumbre de la alfombra no ha sido introducida todavía en el país del norte; también resultaba una novedad el número de mujeres bien vestidas quese veían en las calles. .
"Concurri al teatro por la noche;un oficial del gobierno me presentóa las bellezas más celebradas, quese mostraron conmigo muy finasy amables hasta obligarme -deacuerdo con la costumbre -a comer más dulces y confituras de loque hubiera deseado... El teatroera pequeño, mal arreglado y losactores -como era de suponerno de lo mejor."
26
Detalle de la iglesia Matriz y sus aledaños en 1836. Dibujo deBarthélemy Lauvergne.
Menciona Caldcleugh que el suelo de Montevideo era fértil y producía trigo excelente, frijoles, maíz,melones y frutas europeas en abundancia, como manzanas y duraznos.
En el mismo año -a fines deoctubre-- llega un notable observador de nuestra campaña: el naturalista francés Agustín FrancíscoCésar de Prouvensal, más conocidopor Auguste de Saint-Hilaire.
Visita al general Lecor, al presbítero Dámaso Larrañaga -"unhombre de unos cincuenta años, derostro largo pero lleno, con narizdesmesuradamente prolongada; unasonrisa muy agradable y unos ojosque anuncían la espirítualidad"-,a Nicolás Herrera, que le presentaa las señoras Oribe, a Juan Martín de Pueyrredón, radicado en laépoca en Montevideo. De MiguelBarreiro nos dice que era "un hombre pequeño, muy delgado, de unostreinta y cinco años; SUs cabellosnegros' y espesos, son naturalmenteondulados; su rostro es pequeño ypuntiagudo; su tez de extrema palidez; sus ojos negros y ardientemente hundidos en su cabeza; seexpresa fogosamente y con vivacidad, demostrando instrucción y espiritualidad".
Concurre a un baile en el Cabildo, luego a un espectáculo teatralen la Casa de Comedias, visita losalrededores y el hospital civil, ynos informa que "desde que losportugueseS' están en Montevideo,se ha formado -dentro del hospital- un establecimiento para losniños expósitos". Le atrae la atención la biblioteca pública, situadaen una de las salas del Fuerte,edificio cuya construcción habíasido comenzada en tiempos de ladominación hispánica. En él tam-
bién se encontraban "las cajas públicas y el tribunal de apelaciones,creado por el gobierno portugués".
Anota Saint-Hilaire: "La salaque encíerra la biblioteca es pequeña pero ornada con gusto. Lacantidad de libros no se eleva amás de dos mil y varias obras estánincompletas por robos que se hancometido en distintas épocas, durante los desórdenes que este paísha sufrido. La biblioteca ha sidoformada después de la revolucióny los sueldos del bibliotecario fueron asegurados por un legado. Enestos momentos está i::errada; peropronto será abierta al público."
Observa que las murallas estánen mal estado y son a su juiciobastante insignificantes. "Del ladode tierra, están flanqueadas por laciudadela y [ ... ] del lado del rio,son poco elevadas y están defendidas por baterías." Advierte la extrema suciedad de las calles, quenunca son barridas, y percibe quelas aceras que las bordean son escasamente elevadas y separadas delmedio de la calle "por bornes demadera que se han reemplazado-en algunos lugares- por viejaspiezas de cañón".
y prosigue: "Las casas no poseen jardín, pero i::ada una tieneen su patio algunos parrales, rosales u otros arbustos" [ ... J. "Lagente se apasiona por las flores yson pocos los que no las cultivan-en macetas o en cajas- sobre eltecho de sus casas."
"La mayoria de los habitantesson comerciantes y se observa unagran cantidad de tiendas sumamente provistas; los articulos de consumo son baratos, pero la mano deobra extremadamente cara. Todaslas mañanas. se lleva a cabo un
mercado de legumbres y flores delante de la ciudadela, y los hombres blancos no tienen ningún escrúpulo en proveer alli" [ ... ]. "Lapresencia de la división portuguesaen Montevideo anima, accidentalmente, al comercio; pero luego dela destrucción del ganado, comoresultado de la guerra, las exportaciones -que eran ínmensas- handisminuido bastante. La administración portuguesa ha tomado lasabia medida de prohibir la fabricación de i::arnes secas, a fin dedejar al ganado tiempo de multiplicarse y, mientras que otras veceséste entraba en la ciudad anualmente -para ser enviado en' seguida al e,,-terior- en cantidadesde hasta un millón quinientos milcueros (sin hablar de los que pasaban de contrabando), ahora sóloentran unos dieciocho a veinte mil,que es el monto del consumo delpaís."
Por supuesto, no deja de consignar sus impresiones sobre las mujeres montevideanas: "Lejos de encerrarse en el interior de sus casas,reciben visitas, se visten con gustoy limpieza y salen a la calle ycompran en las tiendas. Tienen,por lo general, la piel fina, bellosojos, rasgos delicados y son bienblancas. Su primer tratamiento esbastante frío, no se levantan pararecibir a los hombres y se contentan con hacer una ligera inclinación de cabeza; demuestran pocavivacidad pero poseen un excelentetono; i::onversan con mucho placer;parecen animadas por el deseo deagradar y, sin embargo, no .demuestran ninguna afectación. Nosreunimos en varias casas para conversar y baílar. Pocas de ellas sonmúsicas, pero casi todas saben to-
27
Desembarcadero al fondo de la actual calle Treinta y Tres (1838).
car en el piano valses y contradanzas y no se hacen rogar parahacerse oir. No se observa, entrelas mujeres de distinta clase, laenorme distancia que existe entrenosotros. Las mujeres de todos losrangos poseen dulzura y agradabIes. modales. Hay en Montevideomuchas mujeres públicas, pero jamás abordan a un transeúnte, comopasa en las grandes ciudades europeas."
Evidentemente, los montevideanos le impresionan menos; "Están
28
-nos dice Saint-Hilaire-, en sumayoria, bien vestidos; son serios,bastante menos afectuosos que losbrasileños y tienen una cortesiamás fria; empero, sus modales tienen -en cierto modo- más nobleza y distinción.
" ...Los ·pobres son raros. Estaclase, desgraciada y envilecida, ala cual damos nosotros el nombrede populacho, no existe; por debajode los artesanos, que en su mayoríaganan mucho y viven en la abundancia, no existen más que escla-
vos. Éstos son generalmente mejortratados, alimentados y vestidosque los del Brasil, y poseen, también, un porte de libertad y desatisfacción que no tienen estosúltimos."
y mientras el visitante francésrecorre las calles polvorientas delMontevideo de la Cisplatina, sorprendido matiza sus sagaces observaciones con esta nota de color local; "La leche se vende en formaasaz peculiar. Niños a caballo latransportan por la ciudad -en ba-
tellas de cerámica~ atadas a los extremos de un cuero, cuya mitad estáapoyada sobre su montura, y lapregonan a los compradores con elmismisimo tono con que nuestrosdeshollinadores de chimeneas ofrecen sus servicios al público."
LA VOZ DE UNROMANTICO MARINO
Un teniente de la Marina RealInglesa -L. Boutcher Halloranllega en cinco oportunidades a
Montevideo durante los años 1823y 1824.
Dinámico, cordial, extrovertido, poeta, inflamable y pio (todoa un mismo tiempo), como lo califica Carlos Real de Azúa, considera dicho prologuista de la versiónespañola de su obra, que llega enun momento de excepcional importancia, dado que se iniciaba en élla consolidación del Imperio delBrasil, se preparaba el reconocimiento diplomático de las. nuevasrepúblicas y se incubaba.la ÍJ:'Iminente lucha por las márgenes delPlata.
Con los fragmentos que transcribiremos, el lector, seguramente, nopodrá aquilatar la originalidad deeste viajero que penetró el ritmomontevideano de la época. Los hemos elegido porque explican otrosmatices de las características esenciales de la ciudad.
Según Boutcher Halloran: "Losartículos más costosos entre los queusan las damas Videanas son losabanicos y los zapatos - un surtido permanente de los primeros esnecesario para el uso constante deestos hechiceros auxiliares de laconversación; y se enorgullecen enespecial de la belleza de SUs pies;los zapatos son invariablemente deseda o raso, tan livianos, finos yestrechos como sea posible.
"Hay pocas mujeres más graciosas en un carruaje que las españolas; esto tal vez sea debido, enparte, a que no usan corsés rígidos.'Me han dicho que consideran suficiente, para sostenerse, un ligerocorsé sin ballenas. Algunos cordones ajustados y cinturas alargadasle quítan toda elegancia a la partemás atrayente. de la creación.
"-¿ y qué me dice usted de lasgorras? -Oh, yo le hago la guerra a todos y cada uno -gorros,bonetes y turbantes-o Admiro elvelo, la mantilla, etc. Con excepción de dos personas, no he vistoaquí una sola cabeza cubierta, elcabello aparece simplemente rizado o partido a la Madona con unao dos flores entrelazadas (en general naturales)."
Nos revela el autor, seguidamente, un evocador recuerdo de la gracia femenina: "La costumbre derecibír una flor de las bellas manos de las jóvenes, cuando se lasencuentra o se las visíta, es muycomún aquí; y la más delicada galanteria que Ud. puede tener es lade conservarla y mostrarla en su.próxima visita."
y agrega: "Remontar cometasparece ser casi la úníca diversiónde niños y niñas, en esta tierra. LasAzoteas son buenos lugares de recreo para ellos, y un paseo agradable para sus padres: se las vellenas todas las tardes cuando sereúne la familia y sus visitas, gozando del aire fresco. El techo detodas las casas llamado la Azotea.es plano, rodeado de una barandabaja; muchas tienen una torre cuadrada por encima de todo; no seve chimenea alguna."
Los esclavos son mencionados eneste comentario que documenta datos de ínterés sobre su fiesta tradicional del 6 de enero, que también describirá d'Orbigny:
"En este día, los esclavos y losnegros libres eligen anualmente unrey, que, de paso, hace las vecesde un magistrado inferior en todassus disputas insignificantes: en estaocasión hay una especie de saturnal, habíéndoles prestado sus amos
29
y empleadores rícos trajes, uniformes, espadas, etc. (pues en ese momento están todos armados)."
-"¡Ah! ¿es buena politica entregarles armas ?"."1.os esclavos sonescasos en Montevideo, y son tratados bondadosamente; en verdadmás bien parecen humildes amigosy sirvientes confidenciales; no puede haber peligro alguno. -Creoque el otro dia Ud. hablaba, conno pequeña indignación, del tratamiento cruel que soportaban losesclavos. -Eso era de los brasileños y otras naciones, no de los Videanos; pues en ninguna parte sontratados con más suavidad y bondad que aqui. El rey electo vestiahoy un llamativo uniforme _-azuly oro con dos charreteras, etc.- ysu corte estaba igualmente guapa.La reina y las damas de honor estaban ataviadas con elegancia yguSto, habiéndoles permitido Susamas que usasen sus adornos."
El desembarcadero es otro. de loscentros de interés en las descripciones de Boutcher Hallaran: "Esuno de los mejores que conozco. Secompone de un inmenso entarimadoo plataforma, construida sobre pilares macizos, dentro del agua; está rodeada por una barandilla ybancos (gran parte está techadacomo refugio contra la lluvia) yde noche está iluminada con lámparas de vidrio. Poleas y grúas están colocadas en varios lugares,para la comodidad de cargar ydescargar barcos; y hay tres subidas por otros tantos tramos de escalera. El total de esta útil construcción está conservado en buenestado, y bien pintado: se descienden desde la plataforma unos pocos escalones hacia el muelle o
30
desembarcadero, defendido hacia ellado del río por algún éañón olvidado; dejándolos atrás, según creo,a los Aduaneros y en parte a laGuardia Nacional: otro Cuartel deGuardia (un cobertizo miserable ysücio) aparece enfrente; si dejáisal tal un poco hacia la izquierda,estaréis andando por la calle principal arriba, «Calle San Felipe»[actual Misiones]."
De regreso de. un viaje al PoloSur, adonde fuera en misión de exploración y en procura de pielesde foca, llega al puerto de Montevideo, el 3 de abril de 1824, el inglés James Weddell, en tiempos enque dominan la ciudad los imperiales brasileños.
Observa que "muchas de las calles están tan deshechas que resultan intransitables" y nos dice que"todo el conjunto, en este entonces,expone la ruina acumulada de unaserie de años agitados por contiendas domésticas y ajenas, casiperpetuas".
Los comerciantes ingleses formaban un grupo de importancia y últimamente habia sido nombrado uncónsul brítánico para velar por susintereses. El autor participa de unbanquete con el que celebrabananualmente el cumpleaños del reyJorge IV, el que fue amenizado poruna banda portuguesa. Era notable -dice Weddell- cómo un viejoespañol frotaba uno con otro dosplatos de postre, a. cada chocar devasos, y luego los arrojaba sobresu espalda.
Refiriéndose a las exportacionesde la plaza, comenta el viajero:"Consisten principalmente en caballos, novillos, cueros y cuernos. Es-
tos animales han disminuido considerablemente durante los últimosquince años, o sea desde la épocaen que nuestras tropas tomaronposesión de la plaza, y por consiguiente aumentaron de precio. Memostraron un montón de huesos decaballos que cuando fueron muertos, hace quince años, más o menos, los trajeron al matadero pordos chelines cada uno. Un buencaballo cuesta ahora dos libras es-
Carr~ta accidentada en las afueras de Montevideo (años 30 del siglo XIX).
terlinas. No hay duda de que losnovillos todavia abundan en el interior, pero en la vecindad de laciudad escasean. En este momentoun novillo bien gordo cuesta cercade dieciocho pesos, y hace una docena de años se le mataba sólopor su cuero y sebo. Las verdurasestán a precios exorbitantes y todolo demás que produce el campo haaumentado su precio en igual proporción."
LA MISION MUZIRecuerdos numerosos y amenos
dedica a Montevideo José Sallusti,secretario de la Misión Muzi a estas regiones de América del Sur,en la cual venía· el entonces canónigo Mastai Ferreti, luego SumoPontífice Pío IX. Corresponden especialmente a su permanencia desde diciembre de 1824 a febrerode 1825.
Entre otras prolijas observaciones, describe así el atuendo de loscapitulares: "Cuando el Cabildo deMontevideo ejerce en cuerpo funciones públicas, cada uno de susmiembros va vestido con traje cortode paño negro muy fino, y con unagran faja encarnada atravesada alpecho, con hebillas de oro en elcinturón y en los zapatos, sombrero de militar con bordados uniformes, y en la mano la insignia del
31
El fuerte, levantado en la actual plaza Zabala. fue residencia de losgobernadores españoles. Acuarela de Vincent.
mando, que es una larga caña deIndia, negra y muy flexible, quesimboliza la justicia, administradapor el Cabildo. Le precede siempreun ordenanza, de gran parada,.elque dan el nombre de Portero[Pregonero( ? );), porque lleva la vozdel Cabildo. Lleva delante de sí untrompetero y a los lados dos maceros vestidos de ríco manto talarde terciopelo encarnado, con bordados y grandes flecos de sedaroja, que les caen de varías partescon elegante dístríbución. Un sombrero . redondo del mismo terciopelo, con flecos de seda roja, pendedel brazo izquierdo, y sostienen conla mano derecha la insignia delCabildo, que consiste en una ricaasta de plata, coronada por ungracioso grupo del mismo metal,formado por una flor, en cuyo centro se ve una torre: con esta inscripción: Muy fiel y Reconquistadora."
Otra referencia dedica al comercio de pieles de jaguares, "muchosde los cuales son tan grandes comoel cuero de un buey": "Aquellosvalientes aldeanos -dice Sallusticuando van a la caza de esta fierase arman de fusil y de un macizogarrote; y como el tigre es muydébil de lomo, si en lugar de caeral disparo, ataca al cazador, éstele descarga sobre la espina dorsal,hasta matarlo, y, una vez extraíday disecada la piel, la venden hastaen cuatro o cinco pesos."
Recuerda también ciertos díasdel año en los cuales se reúnenlos negros de Montevideo para celebrar sus fiestas: "Los del Congocelebran su fiesta en el día de San·Benito Moro, en el cual eligen unjefe, a quien dan el título de Rey;y todos en aquel año le obedecencon mucho respeto. Lo mismo hacen los de Bengala, en el día dedicado a San Baltasar, uno de los
tres Santos Reyes Magos. Personas también de mucha consideración y respeto entre los negros deMontevideo son los compadres y losque les sirven de testigos en susmatrimonios; y en todas las diferencias que nacen entre los cónyuges se acude ordinariamente auno de los dos padrinos, y él consu autoridad y prudencia, los arregla amigablemente, sin que ningunose oponga a sus decisiones."
"Dignas de citarse -agrega elsecretario de la Misión Muzi- meparecen otras dos costumbres quehe notado en Montevideo. La primera es que cuando quiere hacerseun funeral solemne al cadáver dealgún noble o de alguna persona deestima en la ciudad, se toma suataúd desde el medio de la iglesia,y acompañado del clero, se da conél una vuelta por el interior deésta, depositándolo tantas veces entierra, cuantas ordena el que preside, hasta llegar al sitio de dondefue tomado. En cada estación seinciensa y se cantan las acostumbradas preces litúrgicas. Cuantasson las estaciones que se hacen,otros tantos son los estipendios, demedio escudo cada uno, que se pagan a cada asistente, y un escudopor la misa."
Un almuerzo en la hermosa quinta que sobre el Miguelete poseiaFrancisco Juarucó, con motivo decelebrarse allí el cumpleaños delVicario Apostólico Larrañaga, pondrá en aprietos a los viajeros antelas intencionadas interpretacionesde artistas italianos de Montevideoy otros traídos de Buenos Aires,incluso una bailarina francesa, quecompartían la mesa ricamente preparada, los generosos licores y losexquisitos vinos europeos.
32
Llegada del Gral. Fructuoso Rivera a Montevideo en 1838. El edificioembanderado es la Casol de Comedias.
En 1825 llega un apresurado inglés, el capitán Andrews, comandante del ''Windham'', que observa murallas arruinadas, calles abandonadas, habitaciones sucias y deterioradas Y una población taraceada con toda variedad de colores, "desde el negro azabache almestizo y de allí al pálido tintecriollo". La fugacidad del viaje nole impide admirar en nuestras mujeres, con palabras de Byron, sus"ojos negros de profeta".
Otro inglés, J. A. B. Beaumont,que arriba en 1826, descubre quea pesar de la ruina y desolaciónen la que se encuentra Montevideo,el bloqueo' de Buenos Aires le hadado cierta vida. "El número depresos llevados a la ciudad -nosdice- y los pasajeros y tripulaciones alojados en ella, contribuyen mucho al movimiento de la capital yle aportan beneficios. Peroen este beneficio local -agregano participa la campaña: las estancias están en ruinas porque los ganados han sido arreados lejos porlos propietarios o les han sido arrebatados a estos últimos por losejércitos enemigos" (léase, por lospatriotas) .
Beaumont incluirá en sU obra esta breve alusión a la excelente situación geográfica que tiene Montevideo para el comercio:
"Es punto céntrico para reunirlos productos de la provincia y para exportarlos desde alli,así comopara distribuir las mercaderias importadas de vuelta. Es también superior a Buenos Aires como puertointermedio para el transporte demercaderias desde los barcos másgrandes que llegan de otros paísesdistantes, a los ba.rcos más pequeños que pueden navegar por el Pa-
raná y el Uruguay, porque el canalde aguas profundas va sobre lacosta norte del río de la Plata, ysiguiendo este canal se evita el peligro de la navegación por aguas
.poco profundas hasta Buenos Aires."
El general Miller -uno de losmuchos oficiales ingleses que lucharon a las órdenes de los libertadores de los países americanos-,que en 1826 desembarcara en Montevideo, advierte con sagacidad que"la política del general Lecor, promoviendo el matrimonio en sus tropas, había producido un efecto ab-
solutamente opuesto al que se propuso, pues las mujeres que son naturales del país, catequizaron bienpronto a sus maridos, los cuales,tanto oficiales como simples soldados, se hicieron un objeto de desconfianza para el gobierno de Ríode Janeiro, el cual hasta manifestóuna cierta falta de confianza haciael general Lecor, que es hombre excelente, y a quien habrían removido si el emperador hubiese podidohallar un sucesor de igual talentoy merecimientos."
En 1827, cuando llega su connacional Roberto Gibson, en pleno
33
Un aguatero y lavanderas en los alrededores de La Aguada. Fragmentode una litografía de D'Hastrel l1840 l.
bloqueo a Buenos Aires, se encuentran en la bahía de Montevideo"cuatro o cinco fragatas" británicas. Camina por sus calles, desiertas en horas de la siesta, y refiereque la catedral es un edificio construido de ladrillos y que sus torres,situadas una a cada extremo delfrente del edificio, "están cubiertas en la parte superior, con piezasele barro cocido, china o porcelanalabrada o de .yo no sé qué, de máso menos pie y medio cuadrado".
ALCIDES D'ORBIGNYDESCRIBE EL CAMPAMENTODE LOS PATRIOTAS
Basta de viajeros presurosos quesólo advierten la epidermis de los
34
hechos ciudadanos. Llega en 1827 aMontevideo el naturalista francésAlcides Dessalines d'Orbigny, enmisión oficial del Museo de París,para estudiar la fauna y la florade los países de la cuenca del Plata.Atraviesa llanuras "en las que nadalimíta la mirada" y tras una horade andar en carreta llega al campamento patriota.
Emociona la lectura del retratoque nos dejara de aquel ejércitocampesino, sufrido, fuerte y glorioso, al cual debemos principalmente nuestra tan preciada libertad, para bien de los uruguayosque fueron, de los que vívimos enesta hora fugitiva y de los aúnincreados:
"Para hacerse una idea de estecampamento, es preciso' concebíruna reunión de gentes vestidas entodas las formas posibles, acostadas todas al aire libre. i Cuánto admiré entonces la simplicidad de esosvalientes, consagrados a la defensade su patria! Nunca tuvieron pan;carne, por todo alimento; expuestosdia por día '·al fuego de un sol ardiente y sin otro lecho, de noche,que el cuero (recado) que oficiade montura durante el día y queextienden en el suelo por la noche,sirviéndoles el cuerpo de la propiamontura de cabecera y su ponchode cobertor. Nunca pueden desvestirse. Cae el rocío sin impedir queesos bravos militares, hasta ayerpacíficos pastores, descansen esperando el dia, que pasan vigilandosus fronteras y combatiendo a losusurpadores de su tierra. Apenasun galón en la gorra distingue alos oficiales de los soldados rasos.La vestimenta de los soldados gauchos consiste en un calzón blancoo calzoncillo, unchiripá de colorazUl o rojo escarlata, pieza de telaque les envuelve la cíntura y laspiernas; un poncho azul orlado derojo, que pliegan sobre sus hombros, lo que presenta un contrastede colores bastante subido. Por calzado gastan botas de potro, es decir botas hechas con cuero peladosin curtir, de la pata de un caballo,y cuyo codo forma el talón. Se tocan con un sombrerito en formaidie pan de azúcar, cubierto 'Casísiempre por un pañuelo de coloratado a la cabeza de manera queflote sobre sus hombros y los refresque mientras galopan. Comoarmas tienen un sable, una carabina y 'a veces pistolas; pero todosestán munidos del terrible lazo del
que más de una vez tendré ocasiónde hablar, asi como de las no menospeligrosas bolas. No existe algomás elegante que un gaucho al galope, alzado el poncho,con la tercerola apoyada en el muslo y enactitud oblicua."
El dibujante y pintor de Chambéry, Carlos Enrique Pellegrini,que vivió en 1828 en Montevideodurante unos seis meses, dirá encarta dirigida a su madre el 28 deabril de ese año que la ciudad tienede quince a veinte mil habitantes,entre los cuales un diez por cientoeran franceses.
"Por las veredas mal enlosadas--le escribe-- pasean las damas al
atardecer, visitando los negocios delos europeos, que aquí como 'alláse esmeran en la brillante presentación de sus vid:rieras. No hay¡.quizá, lugar tan preocupado por ellujo en el vestir de las mujerescomo esta ciudad de América. Todolo sacrifican al engalanamíento desus personas y muchas que duermen en un mal lecho y apenas tienen qué comer, salen' más elegantemente vestidas que una dama derango.
"Pero, en cambio, ¡qué pobreza,qué desnudez en el interior de suscasas! Cuatro muros blanqueadoscon habitaciones de un solo píso,un techo de tirantes groseramente
cortados, sobre el que reposa unasuperficie de ladrillos llamada terraza; el pavimento también deladrillos, unas sillas de maderaconfeccionaqas en Estados Unidos,una mesa, un lecho, en los murosni papeles pintados, ni cuadros.Rara vez una alfombra ... Mosquítos, ratas, hormigas."
Recién llegado de Paris, Pellegríni, que según SUs palabras disponiade SUs pinceles para abrir todaslas puertas montevideanas "hacia"las más bellas mujeres sobre todo",no se adaptaba, indudablemente,con sus 28 años y su titulo de ingeniero, a la sencillez de sus viviendas.
Persp,ectiva del Oeste 'de la ciudad (año 1848). Autor: Besnes e Irigoyen.
Detalle de la acuarela de Besnes e Irigoyen "Vista del muelle viejoy bóvedas" laño 1848).
36
A mediados de 1828 tomabapuerto en Montevideo la corbetaChanticleer. El principal objeto desu viaje era descubrir la verdaderaforma de la tierra mediante unaserie de experimentos con péndulo.En ella llegó el cirujano; inglésN. H. B. Webster, que luego recogióen un libro sus recuerdos de lalarga travesía.
Webster comenta que las callestienen solamente una lámpara decuando en cuando; que el comerciante que está interesado en losnegocios marítímos tiene su mirador, una especie de torre de observación, donde con su largavista observa el distante horizonte haciael este, ansioso por el esperadoarribo de algún velero; que lostenderos son españoles; que en elmercado se venden gran cantidadde caracoles que Se utilizan parahacer sopa; que la ópera, cuyasfunciones se efectúan los domingosy jueves, es el único entretenimiento público, .excepto en la temporadaveraniega, cuando las carreras decaballos atraen a un público entusiasta; que en las intrincadas evolucíones de un "minuet" no es rarover a una niña de ocho años, conla gravedad e importancia de unaadulta; qUe pese a la abundanciade vacas se importa manteca irlandesa; que tan pronto se trasponen las murallas de la ciudad, sepresenta la mísma escena de repugnante suciedad que apuntancasi todos los viajeros.
Aún los ímperiales brasileños sondueños .de Montevideo, pero el l'de mayo de 1829 el gobierno patriohará su entrada en la ciudad porel viejo Camino Real, hoy avenidaAgradada, recibiendo el fervorosohomenaje popular.
El mercado, observado desde el mirador de Juan M. Pérez (Sarandí y plaza Independencia actuales).
37
EN LOS PRIMEROSTIEMPOS DEL URUGUAY
INDEPENDIENTE
En momentos en que el generalFructuoso Rivera asciende a laprimera presidencia de la I República, veinte años de guerra 'habianreducido al máximo los recursoseconómicos del pais.
El antagonismo que distanciabaa los hombres de Montevideo y dela campaña también se hacía visible entre quienes habian sido. en elámbito de la ciudad, aportliguesados, abrasilerados o portl:ñistas.Las clases dirigentes --doctoJ:es, comerciantes, grandes hacendados-cuando no repudiaban abiertamenteel sistema artiguista lo sepultabanen un total olvido, actitud que postergó por largos años el juicio definitivo de la historia.
No obstante este esencial cambiopolitico en la vida nacional, Se sucederían los choques entre los caudillos que habian posibilitado nuestra vida independiente -Lavallejay Rivera- y luego la dilatada ydevastadora lucha por el derechode dominio del país entre nuestrosdos primeros presidentes -Riveray Oribe- con la asistencia y, porsupuesto, poderosa influencia dealiados extranjeros,
Cabe recordar el juicio de Eduardo Acevedo, en sus "Anales". refiriéndose al primer conflicto: "Siempre, invariablemente, el mismo móvil de predominio personal, Cadauno de los dos grandes caudillosprocuraba poner el pie encima delotro, Rivera a titulo de su mayorvolumen político y militar durantelas campañas de Artigas; Lavalleja por su Cruzada de los Treintay Tres en momentos en que Riveratodavia continuaba adherido a ladominación portuguesa. Del país enque ambos habian sacrificado todocuanto tenían y todo cuanto valían
38
y por cuya ventura volverian a sacrificarse una y cien veces, porqueeran grandes patriotas; del pais seolvidaban en absoluto frente alproblema de cuál de ellos dos ocuparia la Presidencia y tendria subyugado al otro."
NUESTRAS FESTIVIDADESVISTAS POR UN SUECO
Con el sueco Carlos EduardoBladh retomamos la voz de los viajeros. Es tipica su descripción delas bulliciosas celebraciones aue serealizaban en carnaval y durantelas fiestas mayas, en las que se conmemoraba, durante tres dias, elcomienzo del movimiento revolucionario bonaerense de 1810:
"Los dias 25, 26 y 27 de Mayose festejan anualmente con variadas diversiones, Entre otras pudever [1831] una especie de calesita.instalada en la plaza mayor de laciudad. Un grupo de jóvenes debuenas familias se habian disfrazado de gauchos y andaban a caballo a toda carrera con las lanzas
en pOSlClOn de a la carga, en unapista cercada, a los efectos de ensartar con las lanzas la sortija colgada en hilera al través de la pista.Estaban presentes jueces competentes, quienes entregaban los premios a los ganadores, mientras quegrupos de espectadores vestidos conropas coloridas y llamativas, llenaban el aire con algarabía. A pocadistancia se veía un joven gauchomontando un caballo chúcaro quehacia toda clase de saltos a loscostados y hacia arriba [corcoveas]a los efectos de librarse del jinete,pero éste estaba como clavado enel lomo del bagual sin tener recado alguno. Otra diversión que mellamó mucho la atención era la entrada de un toro salvaje, tambiénjineteado por un gaucho. El torohacia lo indecible en sus piruetaspara líbrarse del jinete, a veces tirándose al suelo con fuertes bramidos, en cuyo momento el jinetemomentáneamente dejaba el toro,para en seguida montarlo cuandoéste se levantaba.
"El carnaval se festejaba aquí enla mísma forma que en BuenosAires, con bailes de disfraz, juegosde agua y arrojando huevos, etc.Especialmente se tiraban huevoscontra las casas en las cuales vivían muchas mujeres. Éstas se refugiaban en las azoteas, pero allíestaban de nuevo expuestas a losataques de los vecinos, porqueenormes pilas de huevos llenadoscon agua habían sido acumuladosen las azoteas; siempre había suficientes hombres y jóvenes, quienescon gran fuerza tiraban las bombitas traidoras. En estal? fiestas participaban todas las clases socialesen los entretenimientos públicos;se Ve en estos momentos en lascalles y en las plazas una multitudde gente mejor y peor, gauchós,negros e indios.
"Los negros, de los cuales unagran parte son libres, el resto esclavos, son especialmente dados alos placeres. En un lugar abierto,afuera de la parte sur de la muralla, se les ve todos los domingosde tarde en grupos, según cadanación, cantando sus canciones ybailando sus bailes tipicos."
Escapando apenas a un temporaldel sudoeste, arriba nuevamente aMontevideo, el 12 de octubre de1834, Juan Parish Robertson. Lanavegación del Plata seguia siendoarriesgada y se perdian muchos barcos a causa del pampero y de losfrecuentes cambios de situación delos bancos de arena. De ahí el nombre que le daban los españoles alrio: "el infierno de los marineros."
Atento observador de la realidad,registra asi la situación de la ciudad a su llegada, con claras y discretas expresiones:
"Al presente, las causas políticas,así como otras, le dan superioridada la Banda Oriental, cuyo comercioaumenta diariamente, mientras elde Buenos Aires declina. Bajo lamediación de Inglaterra, el territorio de la Banda Oriental forma unEstado integral. Brasil y BuenosAires fueron a la guerra y agotaron mutuamente sus recursos, conla esperanza de redondear sus territorios anexándose estas llanuras.Por lo tanto, Inglaterra se ha hecho, en cierta medida, guardianade la independencia de Montevideo;bajo los mismos auspicios, los limites de los dos Estados quedan porser ajustados, de acuerdo con lostérminos de un convenio hecho entre ellos al finalizar la guerra. Laciudad está protegida todavía, aleste, por sus fortificaciones; perode acuerdo con el tratado brasileño,éstas deben ser destruidas."
EL PROGRESO EDILICIOSE ACELERA
Montevideo va cambiando rapldamente en su aspecto edilicio, proyectándose -fuera de las murallasque se empezaron a abatir en1829- en la Ciudad Nueva, delineada entre las calles Ciudadela yEjido por el coronel de ingenierosJosé Maria Reyes.
Robertson presenta este esperanzado cuadro: "La cantidad de edificios nuevos y las masas de ladrillos y argamasa que obstruyen eltránsito por las calles, son evidencias seguras del mejoramiento yensanche progresivos de la ciudad;mientras que el estancamiento totalde todas estas obras en BuenosAires presenta un contraste impresionante, en nada favorable a las
perspectivas de esta última ciudad."En poco tiempo, las casas de
ladrillos, pequeñas y bajas de Montevideo, serán suplantadas por edificios espaciosos y elevados, de gusto europeo, que ya se están construyendo por el lugar."
Muy poca gente caminaba por lascalles cuando las recorre Robertson. Casi todos eran jinetes querealizaban compras, vestidos conponchos rojos y multicolores, de loscuales nos brinda este retrato:"Usan espuelas extraordinariamente pesadas que resuenan contra elsuelo cuando caminan y, en lugarde botas, introducen sus piernas enpieles de patas de caballo estiradas, las que llegan hasta un parde anchos pantalones bajo la rodilla: esto deja el pie casi desnudo.Sus estribos son de madera o bronce, de forma triangular, y tan chicos que, en lugar de admitir todoel pie, son enganchados en los dedos grandes -operación penosa para cualquiera-, excepto para ungaucho. Cuando desmontan, arrojan las riendas sobre el pescuezodel caballo, el que no Se mueve desu sitio hasta que el jinete vuelvea saltar sobre su lomo."
El impenitente viajero italianoGaetano Osculati no demuestra elinterés de Robertson por los gauchos, a su paso por las mismas calles, a mediados de 1834, pero damos fe de que dirigió su atenciónhacia el interior de las moradas.
De su relato extraemos este comentario. hecho al referirse a lascasas, "siempre abiertas de par enpar, porque las opulentas familias(... ) gustan hacer ostentación de suslujosos mobiliarios." "Los transeúntes pueden por tanto ver a cadapaso, desde la calle, las más ricas
39
-c
Revista de la guarmclon de Montevideo por el ¡ comandante en jefeCésar Díaz, el 19 de agosto de 1851.
doncellas recostadas perezosamentesobre el sofá. con el abanico y conla guitarra en la mano, o con elcigarrillo en los labios, con floresen sus trenzas y en poco recatadoatavio, muy poco celosas de losbrazos o del seno, siempre risueñas, alegres y amorosas."
A fines de 1834 llega en el barcode S. IVI. "North Star" otro observador inglés, P. Campbell Scarlett,quien destaca que el mayor comercio de exportación. en trueque demercaderias de Glasgow y Manchester, son los cueros. Un connacional, comerciante de Montevideo,a via de ejemplo, habia obtenidolicencia del gobierno para matar
40
3.000 caballos para aprovechar sucuero.
"El modo de cazarlos, según meha informado -dice Campbell Scarlett-. es extremadamente cruel.Los cazadores los persiguen conmachetes afilados y los desjarretanen el mismo instante en que sonenlazados. Sin pararse para evitar-
les sufrimientos, con un rápido golpe mortal, continúan su abominable deporte durante varios dias, yluego regresan a desollar las víctimas, que han sufrido una existencia penosa, o se han desangradolentamente hasta morir en el lugarque cayeron."
Agrega estos conceptos, que rei-
Vista desde el Cerro, captada a 'mediados del siglo XIX por Dulin.Litografía de Sabatier.
teran, en su mayoría, los visitantes:"Como los habitantes de la Bandano tienen manufacturas ni agricultura que atender, no hay gente másociosa, excepto las que tienen laocupación de embarcar cueros y
sebo en Montevideo." Seguidamente escríbe: "Exceptuando barcos decabotaje de pequeña carga, el comercio de este rio se lleva a caboen bodegas extranjeras, invariablemente."
SE SUCEDEN LOSMOVIMIENTOSANARQUICOS
Gobernaba eÍ general ManuelOribe en momentos de la llegadade Campbell Scarlett, que opinaasi de los aspectos politicos: "Enesta República, un partido ambicioso sucede rápidamente a otroen el timón de los asuntos públicos,y, como en todos los estados del
Típica ~scena de mediados del siglo XIX en las azoteas montevideanas.
42
Nuevo Mundo, la conspiraclOn ylas revueltas son atributos eternosdel republicanismo. Asi la implantación de cualquier medida buenay permanente es detenida en suscomienzos, y la única probabilidadde que un partido nuevo alcanceel poder, se presenta cuando lagente, injuriada por muchos abusos del mismo, no le aguanta pormás tiempo.
"En Montevideo hay un presidente que es un mero instrumento delgeneral más popular que recientemente ayudó a echar el gobiernoanterior y que, como Rosas en Buenos Aires, probablemente será presidente él mismo en cuanto se leantoje."
Los movimientos anárquicos loshabia iniciado Rivera en 1826. enla época que Lavalleja ejercia elcargo de Gobernador y CapitánGeneral de la Provincia, actitudque reiteró en visperas de los comicios de 1830. Lavalleja a su vezhabia depuesto a la Junta de Representantes y al Gobernador De-.legado Joaquin Suárez y se habiaerigido en dictador en 1827. Se alzará en armas en 1832 y 1834,durante la primera presidencia deRivera, quien movilizará sus partidarios en 1836 y 1837, sublevándosecontra Oribe. Auscultando sin dudala opinión pública o la del cónsulinglés Samuel Hood, a fines <le1834, Campbell Scarlett intuia lossucesos sobrevinientes que culminarian con la renuncia del 2- Presidente Constitucional.
En 1838 los franceses hicieronalianza con Rivera contra Rosas.Una de sus consecuencias fue ellargo bloqueo a que fue sometidaBuenos Aires. El comercio se centralizó en Montevideo y la ciudad
En lo zona de lo Aguado. Fragmento de una acuarela de José A.Héquet (década de los años 60 del siglo XIXI.
43
adquirió un vigoroso impulso conel incremento del potencial humano. Tendrá unos 50.000 habitantesal producirse en 1843 la invasióndel ejército argentino comandadopor Oribe.
EL ALUD COSMOPOLITA"Hay pocos lugares en el mun
do -escribe el viajero inglés W.WhittIe, que llegara al Uruguay el13 de junio de 1842-, diría ninguno de su tamaño, donde la comunidad se forme de tan diferentesnaciones. Aqui se pueden encontrarespañoles, brasileños, italianos,franceses, ingleses, portugueses,hamburgueses, suecos, prusianos ya veces rusos; también americanosy sardos." Las circunstancias politicas rioplatenses habían decidídoesta densa corriente de inmigrantesque desplazaban, con su laboriosidad, al habitante autóctono de laciudad, pero que al afincarse enella y formar su hogar, luego contribuyeron á su rápido progreso.
Refiriéndose a los vascos, muynumerosos por cierto, díce VlhittIe
"Se supone que son cerca de diezmil. Ellos traen y retienen consigosus costumbres y forman un pequeñomundo. Tienen sus propios lugaresde esparcimiento, como los billares, cafés, salones de baile, etc., yen domingos y feriados los jóvenesde Montevideo concurren a jugara la pelota vasca, cuando tienendeseos de jolgorio.
"Muchas de las mujeres son extremadamente bonitas y muy vivaces. Generalmente hablan tantofrancés' como español, puesto quesu región de origen está entre ambos países; pero ninguno de losdos con acento puro, como puedeimaginarse. Tienen varias buenas
44
bandas de mUSlca y realmente noconozco gente que parezca divertirse tanto como ellos. Muchos sehan hecho bastante ricos en pocosaños, debido a la gran demandade casas, construidas por ellos enla parte alta de la ciudad. Constituyen una clase inteligente, moderada e industriosa. Superior enmuchos aspectos a nosotros, aunque, ciertamente, muy lejos delmaquinismo; pero eso debemos esperar [que lo logren.]"
La mayoria de las calles montevideanas seguían teniendo en laépoca un solo piso, pero en la zonacomercial había edificios de dos yde tres, cuyos patios estaban, engeneral, rodeados de galerias.
Dichos patios estaban comúnmente pavimentados de mármol, encuadrados o rombos blancos y negros. Plantas con flores, naranjos,a veces en jarrones de mármol, yfiguras colocadas aquí y allá ledaban a las residencias, una hermosa y amena apariencia.
El presidente Rivera, qUe se encontraba en campaña, hizo su entrada a la ciudad el 20 de juliode 1842, escoltado por un cuerpode guardia formado por caballeríade soldados guaraníes. El advertido Whittle describe así la escena:"Es un hombre de aspecto impresionante, de cutis oscuro y queaparenta cincuenta años de edad.Estaba vestido con uniforme degeneral, con profusión de encajesdorados y charreteras de oro; lastropas presentaron armas cuandopasó."
Una serie de bailes y entretenimientos se programaron a su llegada. El embajador británico vinode Buenos Aires para ratificar untratado de comercio y navegación
con nuestro gobierno. y en su honor los comerciantes ingleses dieron una gran cena y baile a losqUe asistió el presidente. Con suaguda vista observa WhittIe: "Elbaile tuvo lugar en la mansión másgrande de la ciudad. Todos los«patios» fueron cubiertos y las paredes adornadas con colgaduras estriadas. Los diferentes salones presentaban un aspecto soberbio; todolo qUe pudiese agradar a los ojosy agregar belleza a la escena, sehabía escogido sin reparar en elgasto. En el baile se debían veralgunas de las más bellas mujeresde Sud América, y no eran pocas;estaban todas espléndidamente vestidas, y parecian disfrutar muchísimo. Los franceses, sardos y unospocos brasileños, contribuyeron ala alegría de la noche.,. Esta tenida nunca se habia dado en estaparte del mundo y no será fácil deolvidar. Costó a las casas británicas más de mil libras,"
Al comienzo de enero de 1843,había 113 embarcaciones en elpuerto de Montevideo, excluyendolos buques de guerra, y 43 en Buenos Aires. Pero durante el últimoperíodo de la residencia de Whittleen el país -partió de regreso a supatria el 2 de diciembre de dichoaño-- su comercio estaba en un estado deplorable y no se vendíanmercaderías. Ante el asedio delejército de Oribe, no tuvo otra alternativa WhittIe que abandonar laciudad. "Espero que antes de mucho -nos dirá al partir- amanecerán días más brillantes, cuandoen vez de cortarse el cuello unos aotros, la gente vuelva su atencióna promover las artes de la paz, elcomercio y la civilización,"
Matanza de ganado. Dibujo de D. Maillard, según un croquis.
45
TESTIMONIOSDEL SITIO
En horas de la tarde del 16 defebrero de 1843, el ejército de Oribedesplegaba sus banderas' y anunciaba con una salva de veintiúncañonazos su llegada al Cerrito,iniciando así el llamado Sitio Grande de Montevideo.
"El día era hermoso", nos diceIsidoro de María en sus Anales."Los puntos más dominantes de laciudad, como la plaza Cagancha,estaban llenos de gente, con la vista fija en el Cerrito."
Dos años después Inglaterra,·aliada a Francia, decidió abrir porla fuerza la navegación' del río
. Paraná, para auxiliar a la· provincia de Corrientes que había hechoalianza con la provincia independiente del Paraguay contra Rosas.El suceso dio lugar a que Oribeconfinara en Durazno a los franceses e ingleses radicados en elinterior uruguayo, especialmente enlas costas del Plata y del Uruguay.
Uno de dichos prisioneros, Benjamín Poucel, establecido en laconfluencia del arroyo Pichinangocon el Rosario, con establecimientodedicado preferentemente a la explotación de lanares merinos, nosrelata así, 18 años después, el siguiente diálogo sostenido con elgeneral Manuel Oribe en oportunidad de una entrevista que le concediera en su cuartel general, adonde acudiera para interceder por losdetenidos en Durazno.
" ... «He aquí, dijo [Oribe], nuestro criador de merinos que me predica agricu1tura e inmigración, j como si nosotros los orientales nofuéramos capaces de hacer bastantes niños para poblar nuestropaís!»
"Yo no vi en esta salida más queuna ocurrencia, y respondí en el
46
mismo tono: «Cierto, general, ustedes los harán, pero con la diferencia de que una buena inmigracióndará al país en diez años, un número de agricultores que los orientales no podrán fabricar en cienaños, y mientras tanto el país desierto continuará sufriendo los males que 10 agobian.»
"Varios de los asistentes, desconocidos para mi, parecieron chocados por mi respuesta, y sin dudaOribe lo percibió, porque replicó entono brusco: <<¡Tanto mejor! estaremos más a gusto.»
"Evidentemente esta respuestaera de circunstancia, y en efecto,ella concitó la aprobación unánimede todos ...
"Yo no me desconcerté y repliqué sin vacilar: «No es menos cierto que hasta que esas doce millanzas (mostrando el campamento)no se cambien en otros tantos arados, la pa,tria de Su Excelencia nohabrá entr1iQ.o en las vias del progreso social.»
"Oribe me interrumpió bruscamente, y dirigiéJ1...dose a sus visitan-
tes, dijo: «Uds. no conocen al señor Pouce!. Él tiene la manía delarado.»"
En agosto de 1846, al ser liberado, se dirige a Montevideo y amediados del año siguiente partehacia Europa. Levantado el sitio,regresa al Uruguay a trabajar ensu establecimiento coloniense. Desu estada en Montevideo nos hadejado, entre otras, esta sabrosapintura de ambiente.
LA VIDA SOCIAL DE LACIUDAD
"En un país donde las diversiones públicas son casi nulas, le hacia falta al carácter afable y conversador de los habitantes del Plata, una idiosincrasia que compensara la ausencia de estas distracciones. De ahí ha nacido una costumbre desconockia-en -el norte deEuropa, pero trasmitida por la península española a su antigua colonia. Esta clase de divertimientosse llama la tertulia. Las ~hay dedistintas clases: la tertulia de baile.
que representa nuestra velada danzante o el baile, es la grande; latertulia de canto, nuestra veladamusical; la tertulia de los hombres,que se reúnen periódicamente, cada24 horas, en el mismo lugar, parahacer la partida de naipes -sobrela misma mesa, ésta muy simple-;pero la que lo es menos, es la tertulia de fundación, o sea de familia, la verdadera tertulia hispanoamericana. Ahi los intimos de lacasa, parientes o extraños a la familia, se reúnen cada noche por elplacer de estar reunidos. Las damas rodean la mesa de trabajo,las personas jóvenes alternan entrela labor, la lectura o la música, ylos hombres -si no están en lamesa de juego-- mariposean entrelas dos mesas o alrededor del piano. A las diez se trae el té que esservido por la señora de la casao una de sus hijas, indistintamente.Ésta es ayudada en este trajin poruno de sus galantes convidados;luego se separan, poco a poco, salvo que un impulso repentino noarrastre los jóvenes al salón, parabailar un galop o ejecutar unasvueltas de valse, para' disponer elcuerpo al descanso. Así es cómo sepasa la tertulia cotidiana.
Fuera de la tertulia como tal,o más bien otra fase de esta misma tertulia familiar, consiste enpasar la velada delante de lasventanas -'-generalmente enrejadas-, pero abiertas en toda sUamplitud y sin luz en el salón. Esla tertulia que hay que llamar decotorrear, o sea de conversar. charlar, de la palabra cotorra (perruche). He aquí un fuego graneado depropósitos, un caos de ideas superpuestas, en fin, una verdadera escaramuza (guerrilla) de palabras
que se entrechocan a las carcajadas repetidas de una risa que seeleva, a veces, a proporciones homéricas. Los entreactos de ese vodevil, entre el patio y la calle, sontan numerosos como variados; pero10 más frecuente es un impulsorepentino que arrastra a los asistentes al patio, para recoger -€nel claro de luna- los ramilletesde flores, de los cuales las damasson pródigas para con los caballeros. Si la concurrencia es numerosa, varias damas de la casa serlóparten la galante faena, pero,cuando se encuentra un recién venido o una persona de categoria,es generalmente la dama de casala que ejerce la galanteria del ramo, entregándole el primero alpersonaje ... "
"Así se pasa una noche de verano -agrega Poucel"':- tan bellaen esos países, a menos que los ardores del dia no hayan dado eldeseo de pasar la velada en elagua, pues es un placer muy corriente el baño nocturno en lascostas del río. A los asistentes seles ruega acompañar a las damas;se va al baño con el paseo."
UNA VOLUNTAD DESUPERVIVENCIA
Aunque, contestando a los panegiristas de Rosas, el general Melchor Pacheco sostenía en Pai:ís queen nuestras guerras se moria comoen todas las guerras, éste es el comentario que le sugiere al generalTomás Iriarte en sus Memorias elSitio de Montevideo, a los treintameses de iniciado:
-" ... Aunque parezca incomprensible, los agresores han estado a ladiligencia, y los bloqueados los que
se han presentado casi siempreprovocándolos; esto es verdaderamente un mérito, y no es nuestroánimo defraudar de él a los defensores; pero téngase presente queen treinta meses de asedio el ejército enemigo ni una sola vez haintentado un ataque formal; es decir que jamás nos ha puesto aprueba; sin que por esto pretendamos establecer que comprendiéndolo nos habría vencido, bien quehemos abundado en explicacionespara probar el riesgo que' habíamos corrido; ·no por falta de valor,que por el contrario ha sido bienprobado, sino por incuria y por lainexactitud y abandono Con quecasi siempre se ha hecho el servicio.... Convengamos, pues, que ponderar tanto la resistencia de Montevideo es exagerar y desfigurarlos hechos, salir de la esfera de larealidad, y vestirse de una pompapostiza, qUE;!rerse rodear de unaaureola de gloria más radiante quela que verdaderamente se ha adquirido. Porque es cierto, Montevideo ha adquirido gloria; peroésta únicamente consiste, no en lasangre que se ha derramado a purapérdida, puesto que no ha tenidopor objeto rechazar un solo ataquesino satisfacer, la mayor parte delas veces, el capricho y la cruelvanidad personal de los jefes queestaban obligados a economizarla;la gloria que Montevideo ha adquirido consiste esencialmente en laconstancia, en el tesÓn con quesiempre han estac;lo sus defensoresdispuestos a morir antes que abandonar el puesto, si los enemigosintentasen forzarlo, consiste en lasprivaciones que con resignación hansufrido, en la lealtad con que sehan mantenido firmes cuando nin-
47
Escena de los salones ciudadanos de Montevideo. Fragmento de un óleo de Pedro Figari.
48
guna esperanza tenian de salvarse,cuando no había uno solo que nocalculase que a la larga los enemigos tríunfarían."
Allí, dentro de las murallas de"la Nueva Troya", como la llamaraDUmas, convívieron en las redacciones de los diarios y en los puestos de lucha los poetas proscríptosde la Argentina. Hombres comoFlorencia Varela, el joven artílleroBartolomé Mitre, Esteban EchevelTia, Juan María Gutiérrez, JuanCruz Varela, José Rivera Indarte,Hilaría Ascasubi, Luis L. Dominguez, José María Cantilo y JuanThompson, y otros que no fueronpoetas pero sí grandes figuras desu tiempo, como López, Alberdi,Sarmiento.
Precisamente a Domingo Faustino Sarmiento corresponden estaspenetrantes impresiones: " ... Sorprende esta unidad de las dos rí-
beras, de manera de hacer sospechar que su independencia respectiva es una <:reación bastarda i contraria a la naturaleza de las cosas.Un ejército arjentino sitiaba laplaza a las órdenes de un montevideano; i la plaza había improvisado i sostenido su resistencia a lasórdenes de un jeneral arjentino.La prensa del Cerrito redactábanlamontevideanos i la de Montevideolos arjentinos; i en ambos ejércitosi en ambos partidos, sangre i victimas de una i otra playa, <:onfundian sus charcos o sus ayes en lalucha que fomenta el rio que losune en lugar de dividirlos."
Agrega este juicio que vale lapena recordar: "No son ni arjentinos ni uruguayos los habitantesde Montevideo, son los europeosque han tomado posesión de unapunta de tierra del suelo americano. Cuando se ha dicho que los
estranjeros sostenian el sitio deMontevideo, deCían la verdad, cuando han negado derranlar su sangre en Montevideo, Como en su patria, por sostener sus intereses, suspreocupaciones de espírítu i su partido, se ha pretendido una de lasmaldades mas flagrantes, aunquetenga el apoyo de la concienciade todos los americanos. Sé que lavieja ojeríza española animada ennuestros corazones, i fortificadapor el orgullo provincial de estados improvisados, se irrita i exaspera a la idea solo de dar a losestranjeros en nuestro suelo todala latitud de acción que no tenemos nosotros; pero hace ya tiempoque el guante está echado entreella i yó, i cuando el curso de unavida entera no lograra mas quemellarla un poco, me daría porbien pagado de los desagrados quepuede acarrearme. La historia toda
Ei teatro de Solís y lo Pasivo laño 18561. Dibujo de H. Bertet.
Perspectiva tomada desde el campamento de la igle sia del Reducto}en 1884. Fragmento. de una litogrefia de A. Godel.
50
Lo calle del 18 de Julio, un lejano día de feria de 1885.
entera de estos bloqueos i de estasintervenciones europeas en el Riode la Plata, que traen exasperadoslos ánimos españoles-americanospor todas partes, la leo escrita sobre el rio mismo, en las calles j
alrededores de Montevideo. Cubrenla bahía sin número de bajeles estranjeros; navegan las aguas delPlata, los jenoveses como patronesi tripulación del cabotaje; sin ellosno existiria el buque que ellos hancreado, marinan i cargan; hacenel servicio de changadores, robustos vascos i gallegos; las boticasi droguerias tiénenlas los italianos;franceses son por la mayor partelos comerciantes de detalle. Parísha mandado sus representantes enmodistas, tapiceros, doradores i peluqueros, que hacen servidumbreartistica de los pueblos civilizados;ingleses dominan en el comercio deconsignación i almacenes; alemanes, ingleses i franceses, en las artes manuales; los vascos con susanchas espaldas i sus nervios defierro, esplotan por millares lascanteras de piedra, los españolesocupan en el mercado la plaza derevendedores de comestibles, a falta de una industria que no traencomo los otros pueblos en su bagaje de emigrados; los italianoscultivan la tierra bajo el fuego delas baterías, fuera de las murallas,en una zona de hortaliza surcadatodo el día por las balas de ambosejércitos; los canarios, en fin, siguiendo la costa, se han estendidoen torno de Montevideo en unafranja de muchas leguas, i culti"van cereales, planta exótica no hace diez años en aquellas praderasen que pacianga!1ados hasta lasgoteras de la ciudad. Todos lOEidiomas viven, todos los trajes se
perpetúan, haciendo buena alianzala roja boina vasca, con el chiripá.Descendiendo a las estremidades dela población, escuchando los chícuelas que juegan en las calles, seoyen idiomas estraños, a veces elvascuence que es antiguo fenicio, aveces el dialecto jenoves que noes el italiano. Hé aqui el orijen dela guerra del Plata tan porfiada!"Estos hechos de 1843 daba' el padron estos curiosos resultados:
Habitantes de la ciudadOrieIi'taies-------- --m3iAmericanos 3.170Europeos 15.252Africanos (libres) 1.344
Mucha parte de los vecinos nacidosen la ciudad, habían emigrado huyendo de los horrores del sitio;pero otro tanto habían hecho losinmigrados, puesto que desde 1835
51
la mujer uruguaya luce su elegancia en esta salida de misa de 1887.
a 1842, habian introducídose 33.136de ellos. La ausencia de los primeros no altera en manera ningunalas proporciones, tanto mas que setuvo en cuenta a los ausentes altomar razon de sus familias. Tenemos, pues, que Montevideo, nurnericamente hablando, se compone deestas proporciones, de las cualesdos i medio son arjentinos, 11 montevideanos, 15 europeos."
Esta perspectiva de la situaciónde Montevideo corresponde a laestada de Sarmiento en la ciudad desde el 14 de diciembre de1845 al 25 de enero de 1846.
Este último año, en agosto, seencuentra en Montevideo el tenien-
52
te Lauchlan Bellíngham Mackinnon, que en 1848 relatara, en unlibro publicado en Londres, aspectos de la llamada intervención armada de Inglaterra y Francia enel Rio de la Plata.
"En este periodo --dice Mackínnon-, la ciudad de Montevideo sehallaba en un estado de discordiay de caos que superaba todo loimaginable. Los altos funcionariosde los dos paises más poderososdel mundo eran, de facto, los gobernl;l.ntes de la ciudad, porque losgobernantes nominales dependianenteramente de ellos. Y, en consecuencia, las autoridades localesestaban dispuestas a expedir pro-
clamas y 'a hacer leyes o no hacerlas, a hipotecar rentas, o llevar acabo cualquier resolución que lefuera ordenada por los dichos gobiernos.
"Los habitantes de la ciudad estaban divididos en diversos bandos.Primero estaban los exportadores,cUYos negocios en algodón, lana,quincalla, etcétera, permanecían eStancados por las acciones de guerra. Este bando condenaba la guerra en alta voz como inútil por elningún efecto que producia y como¡'uinosa para ellos; también se lamentaban de que, por la confianza puesta en la intervención armada
Vendedor de pescado. El dibujode Miguel J. Bosch documento unaescena cotidiana en los callesmontevideanas hada 1887.
La Aduana, La Bolsa, la· sociedad "La Lira" y el teatro Politeama(Colonia y Paraguay actuales), en 1890.
de Inglaterra, habían amplíado elcrédito al extremo, y por ese motivo perdían grandes sumas de dinero. Después venían los abastecedores de los buques. Éstos ganaban dínero por la extensa circulación de la moneda de John Bully estaban cobrando a precios muyexcesivos todo lo necesario parala provisión de los buques inglesesy sus tripulaciones ... " "Los nativos de la ciudad -agrega el oficialbritánico- eran pocos y todos erantenderos y dependientes de casasinglesas, cuyas opiniones nadie tenia en cuenta. El resto de la población estaba formada por vascos,por italíanos y negros líbertos."
A mediados de 1853, el artistainglés Robert Elwes, que durantedos años viaja alrededor del mundorealízando un recorrido total de36.000 millas, llega a Montevideoy en su líbro publícado poco tiempo después en Londres reitera conceptos de otros viajeros: "El pueblo necesita un gobierno establepara ser el más rico del mundo.No hay limite para el número devacunos, caballos, etc., que puedenproducir; pero no hay ninguna seguridad para que alguien inviertadin~ro en tal pais." Elwes abandona pronto Montevideo pues ambosejércitos convertian su permanencia alli, según sus propias palabra~.
"en cualquier cosa menos en agradable". "Los de afuera -nos dieedisparan si ven a alguien cerca delas lineas, y los de adentro tienenla costumbre de enlazar a la gentey robarla, si uno se aGerca aldesembarcadero por la noche."
Robert Elwes nos dejará este juicio tajante y realísta: "Montevideo no sólo está sufriendo la desolación de un largo asedio, sino que
se ha convertido en una especie derefugio para los vagabundos descontentos de todos los países deEuropa. Ingleses, franceses, italíanos, alemanes, vascos, van allí cornomercenarios, se llaman a sí mismospatriotas, y consideran que están
luchando por la libertad del país.Las naves de guerra también vana proteger el lugar; los francesesdesembarcan sus tropas, los ingleses, sus marinos, pero apenas saben por qué están luchando, o aquién están apoyando."
53
DESPUES DE LAGUERRA GRANDE
y como todo tiene. su tiempo, laGuerra Grande dio paso a la anhelada paz, el 8 de octubre de 185l.Con ella se iniciaba una etapa degravitación fecunda en el desarrollo de Montevideo y, por supuesto,de todo el pais.
Se abre asi a la curiosidad denubes de viajeros, lo que ha dadoen llamarse el Uruguay moderno.Llegan asi, a Montevideo, en loque resta del siglo, para citar algunos nombres, ingleses como C. B.Mansfield, William Hadfield, Woodbine T. Hinchliff, W. Parker Snow,Thomas J. Hutchinson, H. C. RossJohnson, T. H. Murray, Richard F.Burton, G. Morand y W. R. Kennedy; alemanes como Paul WilheimWurtemberg, Otto Grashoff y Hermann Burmeister; el estadounidense Frank Vincent; el sueco C.Skogman, los italianos Dr. PaoloMantegazza y Angelo Scalabrini;los franceses Edmon Cotteau, Eugene de Robiano, Edouard Montet.Comte de Saint-Foix, Ernest Michel, Charles d'Ursel y TheodoreChild; los españoles Manuel Llorente Vázquez, Fernando Villamily Fernando Resasco; el argentinoSantiago Estrada; el paraguayoJuan Vicente Ramírez y quien nosrelata desde Buenos Aires las reuniones de los jóvenes montevideanosdel 1870, el nostálgico Manuel Muñoz y Maines.
El corto espacio de que disponemos y la rica concurrencia de visitantes que arriba a nuestras costas.nos impide continuar las precedentes transcripciones que iluminan elperiodo en que aquel Montevideoencerrado en la peninsula pierdesu pasado tradicional ante la incesante llegada de inmigrantes, extendiéndose de manera incontenible
54
RETRATO DE GIROVisité al presidente de la Re·
pública, don Giró, quien me re·cibió en su aposento oficial dela Casa de Gobierno [ ... ]. Eraun salón bastante amplio, llenode escudos de lr[ontevideo. En lasala contigua se hallaba el gabi.nete del jefe de gobierno. Elpresidente es un bello ancianode noble porte, distinguido ca·ballero en toda su persona, hom·bre amigable y sencillo y suma·mente prudente en su razona·miento [ ... ]. El presidente mepidió que recorriera la Repúbli.ca, ofreciéndome su asistencia ytoda clase de recomendaciones.Este anciano señor me conmovió,al llegar caminando con la mástorrentosa lluvia a la casa de go·bierno, ya que no vive en el cenotro ni posee medio de locomo·ción.
Duque PAUL FRIEDRICH IVII.HELMVON IVURTTEMBERG.
al fuerte impulso de una florecien"te economía.
Época ésta de la segunda mitaddel siglo XIX, de promotores infatigables del ahorro y de la pe·queña propiedad como FranciscoPiria, de las "alucinantes" operaciones económicas de Samuel Lafone, de Irineo Evangelista de Souzay de Emilio Reus.
Tiempos en los que la clase altamontevideana levanta sus suntuosas residencias que embellecen elPrado, el Paso del Molino y Atahualpa, mientras se suceden, por laconquista del poder politico, motines, revoluciones, levantamientos e,incluso, muertes violentas de presidentes.
Ya en nuestro siglo, a partir delcese de nuestras guerras civiles, seinicia una nueva etapa politica queemprende reformas sociales que innovan fundamentalmente la estructura jurídica del país.
Florecen las artes y la arquitectura: poetas, literatos, educadores,estadistas, políticos, científicos, nacidos en Montevideo. proyectan sus
Detalle de la Casa de Góbierno y su cuerpo de guardia (año 1891)
obras y realizaciones en el mundoamericano.
De los 268.334 habitantes que sele asigna a la ciudad en 1900, pasaa tener 435.000 (en números redondos) en 1926 Y 1.154.465 en 1963.Se redescubren sus maravillosasplayas sobre el Río de la Plata,cuyas costas son modificadas aprincipios del siglo por las obrasdel puerto y años después por laRambla Sur.
Montevideo -que salva, incorporándolos a la comunidad, jardinesmagníficos y parques privados quefueron gala de la pasada centuria-, adquiere prestigio internacional como ciudad balnearia. Y, desde luego, sigue intensificándose lallegada de viajeros calificados quedifunden puntualmente sus observaciones en libros, diarios o revistas; entre ellos, "El Tigre" Georges Clemenceau, Anatole France, elpríncipe Louis de Orleáns-Bragance, José Vasconcelos, José MariaPemán, Waldo Frank ...
Quizá algún dia se pueda ofrecer, en un libro, una compilaciónde textos de viajeros de diferenteslenguas y de todos los tiempos. Unlibro de imagen múltiple y no parcial y fragmentada como la que hemos ofrecido. Un libro tan sorprendente como curioso e insólito, conalgunas inexactitudes y desenfoques, claro está, pero siempre apasionante, en el que junto a los relatos de los piratas que llegarona nuestras costas, leeriamos el texto valioso de Murray, la crónicarimada de Martin del Barco Centenera, el belicoso testimonio deManuel Llorente Vázquez y la prosaaguda y punzante de TheodoreChild.
55
"EL DIA DE LOS CUCHILLOS LARGOS"
56
Los partidos políticos del país hanestado divididos durante mucho tiem·po en dos facciones, los blancos ylos colorados. El partido Blanco ha·bía '-¡;ramado una conspiración den·tro y fuera de la ciudad para expul·sar a los Coloradoes [sic], y colocara SIL propio representante, estándoseI'ntonces por elegir un nueL'O presi.dente. Una semana antes de mi arri·bo habían llegado secretamente ru·mores de este tipo, al Gobierno, ycomo Flores, el presidente, los ha·bía desechado por no creerlos, suhijo Eduardo decidió 'tomar el fuertepara proteger a su padre del partidoenemigo. Es a esto a lo que me refiero al mencionar la apariencia excitada de la ciudad en mi primerdesembarco.
El plan de los conspiradores fuerade la ciudad (encabezados por Berro,un presidente anterior, cuando losBlancoes [sic] estllvieron' en el po,del') era asesinar a Flores y tomarel Gobierno. Su intento comenzó pri.mero tirando cohetes como señal,fuera de la ciudad y asesinando atodos los comandos colorados en lazona inmediata. El partido blancoluego procedió a tomar el cabildo,en el lado de la Plaza. Parte de laguarnición del fuerte estaba comopuesta por soldados paraguayos; yhabían sido sobornados por los Blan·cos para que se levantaran y se lesunieran. Pero el gobierno, habiendooído esto, los había trasladado aotro lugar la noche anterior. Cuandoel gobernador Flores, que estabaen el fuerte, se enteró que el cabildohabía sido tomado, partió solo en sucarruaje hacia allí. 'Se habían empla-
zado tres grupos de asesinos merce·narios distribuidos en cada uno delos tres caminos por los que Floresdebía aproximarse al cabildo, comoimaginaron que él 'haría. Una de lasemboscadas era una casa sin termi·nar por la que yo había pasado cincominutos antes. Y cuando Flores seacercó, los conspiradores se precipi.taran afuera, dispararon contra elcochero y los caballos, y lo apuña.learon hasta matarlo en su carruaje.
Berro, el líder de los Blancos, fuecon una docena de sus partidarioshacia el 'fuerte para tomarlo, espe·randa que los soldados paraguayosque estaban allí desertaran inmedia·tamente y se le unieran. Mató a dosde los soldados que se le opusieronpero pronto fue dominado con susacompañantes, aunque algunos deéstos lograron escapar en un botehacia algún velero en el puerto. Elhijo de Flores, Eduardo, que eramuy joven, se enfrentó a Berro enel fuerte; no pudo soportar queéste se excusara diciendo que "siél no se hubiere adelantado, los desu propio partido 'lo habrían asesina·do", ni permitió que divulgara quié·nes eran sus aliados. Entonces, pri.mero abrazó a Berro, que era un estu·pendo hombre canoso de mirada apa·cible, . y que había sido su primeramigo; luego, retrocediendo, sacó surevolver y lo mató. Muy en 'el estilode la tragedia española.
El presidente Flores era muy ama·do por sus soldados' y respetado porel pueblo. La noticia' de su muerteenfureció a la guarnición del fuerte,que inmediatamente marchó hacia elcabildo para tomarlo [. .. J.
Cuando las -tropas llegaron a laplaza, dispararon -andanadas sobre lamultitud para dispersarla. La catedralestaba a un costado y el cabildo enel otro. Durante toda una semana alos partidarios blancos de 'la ciudadse los sacó de sus casas y se los cazóy asesinó en las calles por todas par·tes, tal era la furia de 'la soldadesca,hasta que apareció una proclama púoblica prohibiendo la matanza y arde·nando que el partido culpable fuesejuzgado justa y legalmente. Veintecadáveres yacian en la prisión e iTi.sospechables inocentes sufrieron. Unpequeño ejército de los blancos fuecompletamente destrozado fuera dela ciudad. Todos los comerciantesingleses cerraron sus casas y el ca·mercio estaba completamente parali.zado. Todos se armaban con un re·vólver. .A nadie se le permitia estaren la calle después de las ocho de lanoche. No se veia nada en ella sinolos serenos --como nuestro "viejoCharlies"- con linternas y un esto·que, gritando las horas de la noche.Veintinueve de los ciudadanos prin.cipales -uno de ellos hermano delgeneral Flores- permanecieron en elcabildo toda la noche para guardar·lo, y por la maña/l(l fueron encontra·dos todos muertos por el cólera. Asi,con crímenes al por mayor y con ¡elcólera rugiendo por. todas partes,[Montevideo] resultaba una variantemuy desagradable respecto de In·glaterra.
Rev. T. H. MURRAY.(Traducción del ingléspor Hortensia Campanella)
1 8 6 8 - 6 9: R,I Ñ A S Y P EL EA S
Fragmento del boceto paro elcuadro titulado "La muerte delGeneral Venancio Flores" por JuanManuel Blanes.
La riña de gallos es todavía fa·varita de algunas clases, especial·mente entre los caballeros de lal'ieja escuela, el militar r el clérigo.Todos van annados, con un cuchillo por lo menos, más a menudocon un revólver. Al local lo llaman acá Reñidero de Gallos; enCorrientes, Circo de los Gallos;en Lima, Coliseo, r en otras. par·tes Arañadal de Gallos. Generalmente es un anfiteatro de maderaprecariamente construido, con treso cuatro hileras de bancos levantándose en tomo de un redondelcubierto de aserrin. Tiene la formade una bañera de quince pies dediámetro, con paredes de dieciséispulgadas de alto levantadas obli·cua o perpendicularmente, de lata,madera o esterilla. Las dos filasmás bajas están en su mayoría reservadas, lo que demuestra que sonprivadas. Las que 'están a nivel delpiso son a la vez "boxes" que contienen, cada uno, el ave entrenada;a los gallos que no se utilizan enel. momento se los ata por unapata, desperdigados por el local,que resuena con su belicoso caca·reo. Son pequeños, comparados conlos de sangre inglesa; su alimentohabitual es trigo y carne cocida, y.'on entrenados con baños y masa·jes y ocasionales encuentros depráctica. Los argentínos en estamateria están muy por detrás de10'< españoles, y los 'l1Joslems dela India están una centuria másavanzados que ambos: pueden en·
trenar un gallo para atacar a unhombre o a un perro. El espolónno es tan artificial como el nuestro o el de los hindúes; es de me·tal y ahuecado para que ajuste sobre el arma natural, cuya curvatura imita. Se demuestra escasahabilidad en la elección del ángulo y las aves, en vez de ser alzadas, simplemente son arrojadasal pozo. El entretenimiento es muylento y a menudo pasan horas antes de que se -concerte una buenapelea. Como regla para los extraños: "apostar al Colorado", o galloro jo; y si hubiera dos, apostar almás rojo.
El ,pugilismo [el aUlor se refierea peleas por las que se intercam·biaban apuestas], expulsado delViejo Mundo, parece llamado a encontrar un hogar en el Nuevo. Recientemente una pelea por $ 2.000de cada lado tuvo lugar en elCerro entre un individuo de Manchester y un "Americano". Muchosnativos la presenciaron con gran"engoument"; por las referenciasestaban preparados para encontrarel espectáculo más brutal de loque es, y quedaron encantados consu juego limpio. Antes de que yodejara el Plata se habia \concertadootra pelea entre el Profesor Coxy Mr. Jack Turner; la apuesta erade 200 libras y el campo neutral.
Capitán RICHARD F. HURTON(Versión española porHortensia CampaneUa)
57
58
EL GENERALMAXIMO SANTOSEN EL TEATRO SOLlS
Por la noche fui a la ópera, ungran edificio con un atrio y unpar de alas ovales de un efectoimpresionante, que ocupa en con·junto toda una manzana [ ... ].
Voldendo a la ópera, era unasuperficial pieza de Offenbach,cantada por una compañía espa·ñola, acompañada por una orquesta de treinta instrumentos.Lamento no poder alabar a ningún ejecutante ~'ocal o instrumental. Cuando salía me llamóla atención un curioso palco ce·rrado por celosías. Me informaron que estaba reservado parael uso de personas de duelo, quedesearían tal vez oír una óperasin ser vistas en tal función, es·tanda en esas condiciones. Es unacostumbre de la que me parecepuede llegar a abw;arse. Mientras estaba parado en la puertapara ver pasar a la "crema" meseñalaron al general Santos, en·tonces presidente de la Repúbli.ca -un hombre muy pequeño,delgado, con una cara despejada,inteligente, vestido con sencillasropa civiles, y seguido por unenorme negro correctamente uni.formado-. Me dijeron que el ge·neral probablemente estaba acompañado por media docena deguardaespaldas, pues el fantasmadel asesinato siempre planea so·bre las repúblicas de Américadel Sur.
FRANK VINCENT.(Versión española porHortensia Campanella j
El Prado Oriental, cita de familias que llegaban junto al estrépito deltranvía, a su mundo de paz '( 1895) .
BIBLIOGRAFIA
ARECHAVALETA, J. - Naturalistas en' el Uruguay, en RevistaHistórica de la Universidad, tomo I, Montevideo, 1908.
ARREDONDO, Horacio - Civilización del Uruguay -Bibliografíade viajeros- Contribución gráfica, tomo II, Montevideo, 1951.
Un relato sobre nuestra vida rurala fines d'el siglo XIX y comienzos del XX. [Permanencia deArturo Guillermo Hall en el Uruguay], en 'Revista del InstitutoHistórico y Geográfico del Uruguay, tomo XXI, Montevideo,1954.
Viajeros visitantes del Uruguay.Trabajo en equipo con la colaboración del coronel RolandoA. Laguarda Trias, profesoresEduardo de Salterain Herrera,Flavio Garcia v Simón Lucuix yDr. Carlos B~sabe Castellanos,en Revista de la Sociedad Amigos de la Arqueologia, tomo XV,Montevideo, 1957.
Estampas del viejo Montevideo Usos y costumbres montevideanas - La vieja crónica espigada
y come,ntada en relatos de viajeros visitantes de la ciudad - Si_glo XVIII, en Anales Históricosde Montevideo, tomo m, Montevideo, 1959.
Estampas del viejo Montevideo La Cisplatina portuguesa, enAnales Históricos de Montevideo,Tomo IV, Montevideo, 1961-1962.
BARRIOS PINTOS, Anibal - Cronistas de la Tierra Purpúrea El Uruguay entre 1805 y 1852.Selección de... Traducción delinglés por Hortensia CampanellaComesaña, Montevideo, 1968.Jorge Augusto Peabody - Diarios sudamericanos, 1858-1859.Prólogo y notas de ... Versiónespañola por Hortensia Campanella en Revista de la Biblioteca Nacional N9 3, Montevideo,marzo de Hilo. .E. R. Pearce EdgcumbeUn banquero inglés en el Uruguay de 1886. Presentación de ...Traducción del inglés por Hortensia' Campanella, en Fuentespara la Historia Social y Económica del Rio de la Plata NQ 10
secclOn Historia de la. Cultura - Universidad de la República - Facultad de Humanidades y Ciencias, Montevideo,1971. (En prensa)
BRITO STIFANO, Rogelio - Elrelato del viaje de William Tolle,ral Río de la Plata en 1715, enRevista Histórica, año XLIX,Nros. 67-69, Montevideo, 1955.
DI SEGNI, Rosanna - PELLEGRINO, Adela - Bosquejos e impresiones de Montevideo - Selección de viajeros, 1850-1914, Montevideo, 1969.
DUPREY, Jacques - Voyages auxOrigines Frangaises de l'Uruguay,Montevideo, 1952.
FALCAO ESPALTER, Mario El Diario de viaje, de un inglés,en 1797 [John Constance Davie],en "Entre dos siglos _ El Uruguay alrededor de 1800", Montevideo, 1926.
FERNÁNDEZ, David W. - Montevideo en 1810 - Advertenciade ... , en Revista Histórica, añoLX 2~ época t. XXXVII Nros.109~111. Montevideo, diciembrede 1966.
FURLONG CARDIFF, Guillermo La misión Muzi 'en Montevideo(1824-1825) , en la Revista delInstituto Histórico Y Geográficodel Uruguay, tomos XI, 1934-1935y XIII, Montevideo, 1937.
GARCÍA, Flavio A. - John Maween el Río de la Plata, en BoletinHistórico del Estado Mayor General del Ejército, N° 92-95, Montevideo. 1966.
GONZALEZ. Ariosto D. - Un campo de concentración en Durazno( 1845), en Revista del InstitutoHistórico y Geográfico del Uruguay. 1. XVI. Montevideo, 1941-
59
contribucionesperiódicos y
42. Iconografía de Montevideo.Prólogo de ...• Montevideo. 1955.
GRUNWALDT RAMASSO. JorgeEl viaje de Gaetano Osculati a laAmérica Meridional durante los'lños 1834-1836, en Revista Nacional. 2' ciclo, año XI, tomo XI,N' 228-29, Montevideo, abril-setiembre de 1966.
MEZZERA. Ba1tasar Luis - Traducción del sueco y noticia de ...Brasil, Uruguay y Argentina en1923, por YNGVE NAUMANN yMATS HAEGER, 1969.
PENDLE. George - Primeros viajeros ingleses en el Uruguay.Antología de los años 1688-1838,en "Marcha". año XIV, Ng 628.Montevideo, 27 de junio de 1952.
REAL DE AZÜA, Carlos - El último de los viajeros ingleses, en"Marcha", año XVII. N' 811,Montevideo, 4 de mayo de 1956.
Parish y Mackinnon - Los lúcidosbritánicos, en "Marcha". Año XX,N' 919. Montevideo, 11 de juliode 1958.
Viajeros y observadores extranjeros del Uruguay _ Juicios e impresiones (1899-1964), Montevideo, 1965.
Un testigo de la Cisplatina _ L.Boutcher Halloram, en RevistaHistórica, Año LVI, (2~ ép.) T. XXXIII, Nros. 97-99, Montevideo, diciembre de 1962.
RODRÍGUEZ PARDIÑAS, Bernardo N. - Las memorias del Teniente Samuel Walte,rs (R. N.).Traducción, selección, notas ycomentarios de... en BoletínHistórico N9 108-111. Montevideo. 1966.
RUBIO EGUSQUIZA, Carlos Fragmentos del "Diario de unsoldado del Regimiento 71' deGlasgow", etc. Publicado en 1819.Pró~og~. not!'!s y traducción de...•
60
en Revista de la Sociedad "Amigos de la Arqueología". tomo III,Montevideo, 1929. .
RUSSELL. Dora Isella - Un Barco de Guerra Inglés en la PlayaCapurro, en Suplemento Dominical de EL DíA. 2 de diciembrede 1962.
SOLÁ. Miguel - Diario del viajerealizado desde Liverpool al Ríode la Plata por Roberto Gibsonen 1826-1827, en Revista del Instituto Histórico y Geográfico delUruguay, tomo XV, Montevideo,1939.
VAZ FERREIRA, Raúl - Viaje deWilliam Toller a la Banda Oriental y Río de la Plata 'en 1715.Estudio preliminar de. .. Advertencia de Edmundo M. Narancio,en "Documentos para la· Historiade la República Oriental del Uruguay" t. n, editado por el Instituto de Investigaciones Históricas y Laboratorio de Zoologíade la Facultad de Humanidadesy Ciencias, Montevideo, 1955.
Otros artículos ydocumentales enrevistas:
MARCHA - Señoras y Misioneros,Prostitutas y Convictos Inglesesen Montevideo colonial. [Anóni.mo], Año XVIII, N' 844, Montevideo, 21 de diciembre de 1956.
REVISTA HISTÓRICA:Diario de la expedición del brigadi'er general Craufurd, por unoficial de la misma. Publicadopor el Dr. José Salgado, tomos I,II, V, VI, VIII y IX, Montevideo.Pernetty, Abate de Descripción de Montevideo durante lagobernación del Mariscal don
José Joaquin de. Viana (17631764). Noticia preliminar y traducción por Pablo Blanco Acevedo, t. VI, Ng 16, Montevídeo,4' trimestre de 1912.Relato de un naufragio en elRío de la Plata en 1817. Noticiapreliminar por Juan E. Pivel Devoto, t. XXXIX, Nros. 115-117.Montevideo, 1968.Fragmento del Diario de viajede don Francisco de Paula Martínez y Sáez en la expediciónespañola al Pacifico realizada en1862. Noticia preliminar por JuanE. Pivel Devoto, t. XL, Nros. 118120. Montevideo, 1969.
REVISTA NACIONAL:Una fugitiva visión de Montevideoen 1857 [por Lina Beck-BernardJ.Año n, N' 17, Montevideo, mayo de 1939.Una visión de Montevideo en1867 [por Santiago Estrada).Año II, N' 19. Montevideo, julio de 1939.
Las ilustraciones: que integran estevolumen fueron obtenidas directamente de los originales o copiasque se encuentran en los MuseosHistóricos Nacional y Municipal yen la BiblioteGO Nacional.
,
1
I1