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FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO I.A.P.
CUADERNOS DE
NEUROPEDAGOGÍA Y
NEUROCIENCIAS
”La vida será tanto menos inhumana cuanto
mayor sea la capacidad individual de pensar
y actuar”.
Simonne Weil
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FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO I.A.P.
Municipio Libre 141-2 Col. Portales. Del. Benito Juárez México, D. F. CP: 03300 Tel. y fax: (01)5672-9007
NIÑOS GENIO DESDE RECIEN NACIDOS
Joaquín Castelán Ramírez
INDICE
INTRODUCCIÓN 3
LA ESENCIA DE LA INTELIGENCIA 6
LA INFORMACIÓN MADURA EL CEREBRO 20
CODIFICACIÓN DE MENSAJES 27
CAMBIANDO LAS CONCEPCIONES DEL UNIVERSO 32
LA INFORMACIÓN FLUYE 40
REORGANIZACIÓN DE LOS MENSAJES EN EL CEREBRO 44
NIVELES SUPERIORES DE ACTIVIDAD INTELECTUAL 47
LA INTELIGENCIA EN LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE 52
LA INTELIGENCIA EN ACCION 56
BIBLIOGRAFÍA. 63
3
Le don d´intelligence nous éclaire en répandant
une lumière vive, pénétrante, extraordinaire sur l
sens de la vérité réveillée et en nous donnant la
certitude du véritable sens de la parole de Dieu.
INTRODUCCIÓN
Para muchas de las religiones la inteligencia es un don concedido por la divinidad. Así, en la antigua Roma
tener ideas significaba tener a la diosa Dea en el interior, en el alma; para los griegos la inspiración llegaba
de las musas y en la religión cristiana es un don divino que proviene directamente de Dios, recibido del
Espíritu Santo por todos los seres humanos. Para antropólogos e investigadores la inteligencia, aún cuando
no la definen, se considera hasta ahora una condición propia de la naturaleza humana, que apareció en
algún momento de la evolución de la especie, pero que en un futuro cercano, posiblemente, ya no será
tema exclusivo de estas disciplinas porque en los últimos años se habla ya de máquinas inteligentes y sobre
todo de la inteligencia artificial.
Tanto quienes consideran la inteligencia un don divino como aquellos que la atribuyen al resultado de la
evolución de la especie o que van más allá y se refieren a la organización del universo coinciden en que es
una característica exclusiva del ser humano, y también convienen en la importancia de contar con un buen
ambiente desde recién nacido para que se manifieste. Podría deducirse de este argumento una forma de
clasificar a grandes rasgos a los seres humanos, organizándolos en cuatro grupos, a saber: los pobremente
dotados con un ambiente pobre; los ricamente dotados con un ambiente pobre; los pobremente dotados
con un ambiente rico; los ricamente dotados que tuvieron un ambiente rico. Cabría aclarar a qué se refieren
cuando hablan de dotación genética y de ambiente rico antes de contemplar como deseable para toda la
humanidad a este último grupo, porque se han generado grandes controversias a partir del valor que damos
al ambiente por un lado, y a lo concebido como dotación trasmitida por medio de los genes por el otro,
pues partiendo de una base la inteligencia va construyendo por medio del lenguaje un ambiente muy
complejo, no son entidades separadas.
Si consideramos la inteligencia como un recurso inherente al funcionamiento del cerebro humano, no se
tiene más o menos de esta dotación en términos cuantitativos, no hay cerebros pobre o ricamente dotados
intelectualmente, sencillamente se cuenta con una función que se manifiesta en un proceso de desarrollo,
ligada a una velocidad diferente en la aparición de las estructuras cada vez más complejas y se hace uso de
ella, manejando ambientes cada vez más elaborados que gradualmente ella misma construye, y esos
ambientes, eminentemente lingüísticos, se limitan a favorecer o impedir que esta función sea ejercitada,
aplicada, usada y, en consecuencia, se haga más o menos eficiente, independientemente de los elementos
que maneje de acuerdo con ese nivel y velocidad de desarrollo en que se encuentre, sea niño, joven o
adulto, considerado retrasado mental o genio.
Pretendemos en este trabajo explicar lo que ocurre en el cerebro humano cuando observamos un acto
intelectual y por qué algunas personas parecen ser más inteligentes que otras, llegar a su esencia y señalar
la importancia del trabajo intelectual para favorecer la maduración cerebral. Al mismo tiempo enfatizar el
papel que desempeña la información, ese otro fenómeno tan complejo, en el proceso de organización de la
actividad cerebral, la participación de la inteligencia, para, de esta manera, ayudar a entender las
características de los elementos que tenemos que, proporcionar al cerebro del niño para que realice su
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trabajo intelectual, e impedir que se limite o se atrofie. Analizar la diferencia entre una acción inteligente y
un proceso exclusivo de memoria; cuáles son los cambios que se dan en el interior de la estructura
anatómica y funcional cuando decimos que se favorece su desarrollo y cómo influye nuestra acción
educativa para conseguir que alcance su máximo nivel de eficiencia.
¿Hasta dónde el ambiente intelectual en que se desenvuelven puede llevar o no a ejercitar ese mecanismo y
en consecuencia volverlo más eficiente o provocar que se atrofie por carecer de actividad como sucede con
los músculos cuando no se favorece su movimiento? ¿En que consiste ese ambiente intelectual? Todos los
seres humanos son inteligentes, realizan actos inteligentes desde recién nacidos, aunque difíciles de evaluar
cuantitativamente, en este sentido, sólo se puede hablar de individuos más inteligentes que otros si se toma
en cuenta que la diferencia entre los genios, las personas consideradas normales y los llamados retrasados
mentales consiste en la velocidad a la que su nivel de organización cerebral o estructuras mentales
construidas tratan de interpretar los fenómenos que suceden en la naturaleza.
He sentido la necesidad de hacer uso de los aportes que han hecho otras ciencias, en especial las llamadas
ciencias de encrucijada, como la biónica, la cibernética y la llamada inteligencia artificial, para entender
mejor el funcionamiento del cerebro y de los recursos que usa para llegar al conocimiento. Gracias a los
modelos propuestos por estas ciencias, al imitar el trabajo del cerebro, explicar funciones cerebrales
comparándolas con las de las maquinas contamos ahora con más elementos para explicar cómo se maneja
la información productora de la maduración cerebral o modificación anatomo-funcional de la estructura
neuronal como organizar los ritmos cerebrales, incrementar el flujo sanguíneo en ciertas áreas cerebrales y
como consecuencia, hacer crecer las neuronas y favorecer la aparición y crecimiento de nuevas fibras para
poder afinar los procedimientos educativos que con los aportes que hacen estas ciencias descubrimos que
son en buena parte parecidos a los utilizados en la introducción de mensajes a la estructura biocibernética
llamada cerebro, aunque de mucha mayor complejidad que cualquier máquina hasta ahora construida por el
hombre, pero que en buena medida se rige por los mismos principios descritos por la física, la mecánica
cuántica y la ciencia del caos, entre otras.
Si sabemos construir mensajes con impulsos motores, eléctricos, acústicos, visuales o químicos y
fundamentalmente por medio del lenguaje, podemos modificar la actividad bioeléctrica del cerebro y
llevarlo a condiciones que hasta ahora han sido consideradas paranormales o estados de conciencia
alterados como algo que podría ser de uso común o generalizado, modificar los ritmos bioeléctricos del
cerebro y aumentar el riego sanguíneo en ciertas áreas durante la actividad intelectual. Reflexionar sobre el
papel tan importante que tiene la educación en los cambios anatómicos y funcionales que se provocan en la
estructura, y a analizar la relevancia de aquellos conocimientos derivados de los descubrimientos de la física
actual que pueden ser correlacionados con los aportes de los grandes educadores en el terreno del
desarrollo de la inteligencia para entender mejor el papel que la pedagogía desempeña en la organización
de la actividad del cerebro humano y así hacer eficientes los programas educativos que se emplean con
niños y jóvenes sobre todo con los muy pequeños para no seguir anulando su deseo de saber, impidiendo
el uso del recurso llamado inteligencia para llegar a consagrar, como el primero de los derechos humanos el
derecho a la información concebido como el derecho a habitar en un ambiente rico lleno de mensajes que
provoquen conflictos que favorezcan la organización de la actividad cerebral eliminando las estructuras
castrantes del cerebro resultado de las relaciones de poder que se establecen en la familia la escuela y la
sociedad.
Transportarnos a niveles más profundos, más abstractos y, en consecuencia, más sencillos, más claros, en la
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explicación del funcionamiento cerebral, y del papel que ahí tiene la inteligencia nos facilitará descubrir su
empleo como un recurso del cerebro para interpretar los hechos de la naturaleza, así no entorpeceremos el
funcionamiento en una persona con daño cerebral al asumir que ya no puede aprender ni pensar lo mismo
que una persona que tiene el cerebro indemne. También nos ayudará a facilitar que los adultos descubran
las leyes que subyacen en su pensamiento cuando se forman los prejuicios que les impiden lograr grados de
eficiencia deseables para todos, independientemente de que su cerebro haya sido dañado o se esté
deteriorando por la muerte neuronal derivada del envejecimiento.
Es también propósito de este trabajo cuestionar al lector sobre algunos conceptos que ha venido manejando
a través de su historia personal sobre su inteligencia, sobre todo en las preguntas que se planteó de niño,
manifestadas en su curiosidad, en sus porqué, en esa necesidad de buscar explicaciones a fenómenos no
comprendidos y que en lugar de incrementarse al paso del tiempo disminuyeron hasta llegar a anularse.
Cuál fue el papel que desempeñó la escuela para llevarlo de adulto a moverse dentro de incongruencias
lógicas, anulando con sus métodos de enseñanza el deseo de saber e inhibiendo el uso de la inteligencia,
poder preguntarnos por qué hay alumnos que llegan a la escuela con un enorme deseo de saber y egresan
de ella creyendo que ya lo saben todo, con ese deseo de saber disminuido o anulado.
Más que dar respuestas, la intención es dejar dudas, plantear preguntas sobre la relación que se establece
con los niños muy pequeños, para que las mentes pensantes puedan resolverlas y elaborar otras nuevas,
pretendemos que se vea la inteligencia como algo vivo que se mueve a través del espacio-tiempo, no como
el privilegio de unos cuantos, pertenece a toda la humanidad y actúa constantemente en nuestra vida
cotidiana. Empleamos ejemplos con el propósito de hacer actuar la inteligencia del lector, en forma de
dudas al alcance de cualquier grado de preparación profesional, dirigirnos a los educadores profesionales o
no profesionales como los maestros, los padres y las madres de todos los niños, para convertirlos en
promotores del desarrollo intelectual, ya que estoy convencido de que sólo una mente inteligente puede
provocar el uso de la inteligencia del otro.
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Eppure se muove
GALILEO
LA ESENCIA DE LA INTELIGENCIA
***Definir la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o capacidad de entender, para algunos
autores está en desacuerdo con la realidad, si así fuera, dicen, habríamos de preguntarnos en el primer caso
quién plantea los problemas que resuelve la capacidad intelectual y en el otro caso ya el hombre lo habría
entendido todo desde un principio. Esta es la razón por la cual en vez de exponer una teoría o una definición
de la inteligencia prefiero hacer resaltar su manifestación través del desarrollo de la ciencia, y sus analogías
con el proceso de desarrollo del niño, donde se nota con mayor claridad otro fenómeno importantísimo al
que hace referencia Aristóteles (1980) al comenzar su Metafísica con esta frase “todos los hombres desean
por naturaleza saber” y lo describe más ampliamente Ortega y Gasset (1985) cuando menciona “el hombre
no tiene más remedio que intentar conocer, porque posee un afán de saber y para satisfacerlo moviliza
todos los recursos puestos a su disposición, uno de ellos es la llamada inteligencia”.
Las personas que en un momento dado hemos considerado con una inteligencia superior al resto de la
humanidad, Newton, Einstein, Hawking, entre muchos otros, no lo fueron cuantitativamente, no contaron
con una mayor cantidad de inteligencia, sino simplemente la usaron como recurso para satisfacer ese
innato afán de saber y fueron pioneros en la investigación científica, llegaron primero, más rápido y más allá
en la concepción de teorías para explicar fenómenos hasta ese momento incomprensibles. La diferencia
entre los considerados más inteligentes, los niños, quienes poseen un enorme deseo de saber, de explorar,
de experimentar, aunque a sus acciones se le llame “travesuras”, como parte de su naturaleza, y las demás
personas consiste en su capacidad de observar minuciosamente el ambiente a su alrededor, los hechos, y a
partir de sus propias ideas, inventar hipótesis, construir sistemas lógicos y llegar a conclusiones antes de los
demás, para después hacer experimentos permitiendo comprobar la veracidad de esas ideas para más
tarde el resto de la humanidad, al seguir sus pasos, pueda llegar a esas mismas conclusiones con cierta
facilidad, sin recorrer todo el camino con la misma velocidad de estas personas.
El papel desempeñado por el afán de saber intrínseco a la naturaleza humana se hace patente cuando en el
desarrollo del hombre nos encontramos con adultos como Sócrates o niños investigadores y preguntones,
terror de algunos padres y maestros porque no se sujetan a su poder, cuestionan el sistema educativo, sin
advertir la razón de esas preguntas, resultado del descubrimiento de un nuevo indicio que no concuerda con
el resto de los elementos de su estructura de la realidad, con su relación matemática, ese debería ser así
pero no lo es o por el contrario: no debería ser pero así es.
A estas personas seguramente se refiere Hofstadter (2008) cuando dice: “hay gente que ante un nuevo
mensaje enseguida se siente atraída por la idea de buscar patrones y son básicamente los aficionados a las
matemáticas”. “La búsqueda del orden en al aparente desorden alimenta sus almas e ilumina sus vidas”;
aquí podríamos extender la analogía a los niños donde es obvia la existencia de esa mente matemática ellos
siempre buscan el orden en el aparente desorden, por eso son siempre preguntones insatisfechos.
Escuchemos sus preguntas y encontraremos muchos ejemplos de este planteamiento: el maestro explica
cómo se formó el sistema solar a partir de una nebulosa y el niño le pregunta de dónde sacó esa nebulosa,
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descubre la falta de un dato para hacer congruente la teoría; Sonia, hija de Dalia cuestiona a su madre por
qué si ella usa sanDalias, a ella no le compran sanSonias. ¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna
si ésta gira sobre su propio eje? ¿Si usamos un sistema decimal, porque la semana tiene siete días, el día 24
horas y el año 12 meses? Es relativamente fácil resolver el teorema de Pitágoras o cualquier otro después de
ser construidos y explicados por sus autores, sin haber tenido que plantear todo el problema desde el
principio, en cambio, preguntarse ¿por qué en un triángulo rectángulo la suma del cuadrado de los catetos
es igual al cuadrado de la hipotenusa? como lo hizo Pitágoras, significa mantener insatisfecho el afán de
saber o satisfecho hasta cierto límite porque se planteará otra pregunta una vez resuelta la primera y así
sucesivamente
Recorriendo los mismos caminos seguidos por todos los seres humanos cuando tratamos de explicar el
mundo exterior, el niño se pregunta por los componentes del entorno, desea saber en el fondo cuál es la
estructura de la realidad, y en la antigüedad a la misma pregunta los más
sabios respondían diciendo que sus componentes básicos eran tierra,
agua, aire y fuego, pero los griegos ya consideraban llegar a una partícula
a la que no se le pudiera dividir y la llamaron átomo o indivisible; el
hombre siguió preguntando y siglos después creyó haberla descubierto y
llamó átomo erróneamente a una partícula divisible, porque ésta a su vez
está formada por electrones protones y neutrones, y éstos por otras
partículas más pequeñas llamadas bosones. Actualmente, la
indivisibilidad, se busca en la partícula de Higgs porque “bajo ella
subyacen fenómenos que pudieran aclarar por qué la fuerza de atracción
gravitatoria es muchísimo más débil que las demás fuerzas de la
naturaleza y quizá revele en qué consiste esa desconocida materia oscura
que llena el universo” (Quigg, 2008), de la cual parece ser está formada la materia. Aparecen otras muchas
preguntas hechas siendo niños o que nos hicimos cuando como especie salimos de la magia y empezamos a
hacer el análisis de nuestros pensamientos. Esos pioneros formularon las preguntas correctamente, lo
hicieron antes que sus contemporáneos, más encontrar las respuestas ha llevado siglos porque el afán de
saber no queda satisfecho y la estructura de la realidad no puede ser explicada todavía.
Partir de la idea de un entorno compuesto por cuatro elementos para llegar hasta la búsqueda de la
partícula considerada como el elemento básico del universo, en cierto modo, significa un gran avance, nos
demuestra que la realidad no es un regalo que los hechos hacen al hombre. Para Ortega y Gasset, (1934)
“siglos y siglos los hechos siderales estaban patentes ante los ojos humanos y, sin embargo, lo que estos
hechos presentaban al hombre, lo que estos hechos patentizaban, no era una realidad, sino todo lo
contrario, un enigma, un arcano, un problema ante el cual éste se estremecía de pavor”. Para J.M.Jauch
(citado por Hofstader 1982) “La naturaleza nos pone enfrente de una multitud de fenómenos que nos
impresionan principalmente por su arbitrariedad caótica, hasta que seleccionamos determinados hechos
significativos y los abstraemos de las circunstancias particulares y nada significativas que los rodean, de
modo de llegar a convertirlos en ideas y solamente así pueden exhibir su verdadera estructura en todo su
esplendor.” Lo confirma Doman G.( ) cuando nos dice: “démosle al niño los datos y él descubrirá las
bases sobre las cuales el sistema opera” hará uso de su inteligencia para satisfacer su afán de saber y
encontrar las leyes que rigen el fenómeno.
Para interpretar los hechos de la naturaleza, del universo, el cerebro humano debe organizarlos como un
mensaje o conjunto de mensajes, construirlos y advertirlos, de otro modo el mensaje no existe como tal. En
estos mensajes según Hofstadter (1982) podemos distinguir tres niveles distintos de información: (1) el
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mensaje marco, “advertir la necesidad de un mecanismo decodificador”, (2) el mensaje exterior, “construir,
o saber cómo construir, el mecanismo decodificador adecuado que debe aplicarse al mensaje interior”, y (3)
el mensaje interior, “haber extraído la significación pensada por el emisor”. Para satisfacer el afán de
conocer la estructura de la realidad hay que partir de que ésta no emite ningún mensaje que nos advierta la
necesidad del mecanismo decodificador, no piensa en alguna significación es una arbitrariedad caótica, la
mente matemática de la que hablábamos arriba, nosotros, nuestros cerebros los que advertimos esa
necesidad o decidimos que ahí existe un mensaje, y empleamos la inteligencia para construirlo codificarlo y
decodificarlo, por eso pueden ser diferentes la concepciones del mundo de un pueblo o una cultura a otro,
las de los niños y las de los adultos. Para el niño las palabras habladas o escritas representan esa
arbitrariedad caótica hasta que con o sin la ayuda del maestro selecciona los hechos significativos, los
abstrae y se “suelta” hablando, diciendo o leyendo, así como de todos las variaciones de tonos y matices con
que esta impregnados los objetos iluminados por el sol extrae la esencia y posteriormente lo asocia al
nombre del color mencionado por loes adultos.
Pensemos en como el niño descubre la aplicación correcta del nombre de un color, la percepción del reflejo
de la luz sobre el objeto por el órgano visual del observador asociada al nombre dado por la sociedad. El
color es la impresión creada por el conjunto de radiaciones que son visibles por nuestro ojo cuando la luz
blanca es descompuesta y se ubica dentro de una banda que abarca tanto la frecuencia de las ondas
luminosas incidiendo sobre un objeto como la intensidad con que se emiten esas ondas en la apertura de la
retina. Todas las que quepan en esa banda limitada de intensidad y frecuencia recibirán el mismo nombre
por su analogía con el color primario o secundario que se menciono primero asi surge el mismo nombre para
una gama amplia de matices y tonos del mismo. Según Hofstadter ( 2010) los significados surgen
espontáneamente gracias a la analogía, si le mostramos al niño diferentes objetos del mismo color, con
diferentes tonos y matices, descubrirá la analogía e identificara y aprenderá los nombres de los colores.
Para entender lo que son las analogías imaginémonos desplazándonos sobre un universo holográfico como
si los hiciéramos nadando en el mar, solamente que en vez de encontrarnos con peces similares nos
encontramos con conceptos análogos. Veremos que puede surgir de pronto un significado donde menos se
esperaba, una idea tan profunda como simple “nuestra rica actividad mental está hecha de millones de
analogías no muy trascendentes”. “Deberíamos tenerle un gran respeto a esas analogías en apariencia
triviales, ya que, si se examinan de cerca, a menudo provienen de lo más profundo de la cognición humana”
“Lo que ocurre es que esas pequeñas analogías nos resultan tan evidentes que cuando usamos la palabra
analogía parece sugerir algo más sofisticado”. Hofstadter, D. (2010).
Podemos examinar el papel desempeñado por el cerebro en su relación con el ambiente diciendo que es
quien construye los mensajes, afirmación congruente con la interpretación de Copenhague sobre la
estructura de la realidad basada en el principio de incertidumbre postulado por Bohr y Heisenberg donde se
explica que la función de onda describe todos los estados posibles de un objeto atómico porque este se
encuentra efectivamente en todos esos posibles estados simultáneamente, mientras no se observe, por lo
tanto, la realidad solo existe como consecuencia de nuestra acción de observar. Es entonces cuando se hace
patente el mensaje a cualquier nivel que lo queramos contemplar, desde la partícula atómica, el
descubrimiento por el niño de la invariancia de la cantidad hasta cuando escuchamos una opinión sobre
una persona o un acontecimiento y preguntamos según quien, esa opinión nunca será independiente de la
acción de observar, se pone énfasis en la inseparabilidad del sujeto observador y del objeto observado. La
estructura de la realidad siempre será contemplada según el punto de vista del observador, si no revisemos
como cambia en el proceso de desarrollo y crecimiento del niño el modelo de observacion de acuerdo con
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Piaget ( ). Los diferentes puntos de vista “Una noticia sensacional según usted, sensacional para
nosotros o sensacional en si”, pregunta uno de los personajes de: “La Compasión Divina” ( Jan Cau.)
En la naturaleza el llamado mensaje marco lo construye el cerebro, de acuerdo con su modelo de
observacion, como una respuesta al afán de saber innato en el ser humano que dispara, usando la
inteligencia, la necesidad de crear ese mecanismo capaz de advertir que ahí hay un mensaje, su modelo para
llevar a cabo la acción de observar, y la necesidad de una clave para poder descifrarlo, porque el universo no
nos envía mensaje alguno, el cerebro humano los construye a medida que va buscando formas de explicar
los fenómenos del entorno, por eso si bien los últimos avances obtenidos dentro de la física teórica, en
particular los relacionados con la física cuántica, la teoría del campo unificado y otros muchos temas,
podrían ser aspectos muy importantes a considerar en el planteamiento que han hecho los científicos acerca
de la teoría definitiva de la estructura de la realidad, paralelamente cabría preguntar por qué en cuanto
adquirimos nuevos conocimientos, surgen nuevas dudas y buscamos nuevas explicaciones, construimos
nuevos mensajes marco, cambiamos nuestra concepción del universo si este sigue siendo el mismo.
Podríamos preguntar si existe una relación entre el funcionamiento del cerebro, de ese afán por conocer y
de usar la inteligencia como recurso para satisfacerlo, si somos más o menos inteligentes unos de otros o
que nuestros antepasados, porque hemos avanzado en esa comprensión de la realidad, si existen pueblos
primitivos que usan esquemas que corresponde con las de nuestros niños o se trata de culturas con otras
concepciones del universo diferentes a la nuestra, tal vez, sólo somos capaces de manejar mayor cantidad
de información, entendida aquí como el conjunto de explicaciones o teorías y datos almacenados en el
cerebro por la humanidad en su devenir ya que seguimos sin entenderlo todo y buscando esa partícula
primaria, pieza base de la estructura de la realidad.
Pongamos unos ejemplos de cómo el cerebro en su afán de saber advierte la necesidad de crear un
mecanismo codificador para observar la estructura de la realidad. Supongamos que nos enfrentamos con la
siguiente imagen y contamos con la estructura capaz de analizar la congruencia de nuestro pensamiento.
1/16, 1/8, 3/16, 1/4, 5/16, 3/8, 7/16, 1/2, 9/16, 5/8, 11/16, 13/16, 7/8, 15/16.
Lo primero que hacemos es leerla varias veces tratando de memorizarla, hasta que nuestro cerebro advierte
la necesidad del mecanismo codificador, crea la conjetura e intenta subir de nivel; nos planteamos si no
tendrá algún orden, tal vez nos demos cuenta que una vez sí y una vez no aparece el número 16 como
denominador y que el numerador se incrementa aumentando 2 al anterior 1, 3, 5, 7, tanto con el 16 como
con el 8 y el 4, que en la parte central está escrito ½, seguimos conjeturando hasta que, repentinamente,
descubrimos que los números van aumentando progresivamente de 1/16 en 1/16 y a la vez se van
reduciendo a su mínima expresión, 1/16 + 1/16 = 1/8 y así sucesivamente. Recordamos toda la serie con
mucha facilidad cuando empleamos la regla que acabamos de descubrir porque hemos construido y
advertido el mensaje, ya podemos crear y memorizar series parecidas hasta el infinito.
Ahora, supongamos que queremos aprender a preparar un buen arroz y para ello solicitamos la receta a
quien creemos sabe hacerlo muy bien; nos llama la atención que el primer consejo es freír el arroz hasta
que tenga un color “cafecito” y una vez frito agreguemos los condimentos y más o menos dos tantos de
agua por uno de arroz. Nos preguntamos qué quiere decir “cafecito” y
cuánto significa “más o menos”, ¿por qué cuando lo hacemos la primera
vez no nos sale como quisiéramos, nos sale aguado o duro?, ¿por qué el
agua se pasó o no fue suficiente, quedó más dorado o crudo? Seguimos
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probando hasta que un día llegamos a descubrir qué nos quisieron decir y qué significa para nosotros o cual
es nuestro modelo de "cafecito" y «más o menos». Significa al mismo tiempo descubrir la clave de la
organización, el modelo, cuando introdujimos nuestras propias variables de utensilio que usamos para
cocinar: sartén o cazuela, el tipo de calor que empleamos, no es lo mismo estufa, parrilla, carbón o
microondas. Esto requiere contemplar el problema desde otro nivel y tener la impresión de que el cerebro
se ha organizado de otro modo, como si estuviéramos en otro universo., nos lleva a buscar otro modelo de
organización para interpretar la realidad.
En un contexto más amplio, el nivel más alto, el modelo actual al que hemos llegado para explicar en su
totalidad la estructura de la realidad, según los avances obtenidos en la física quántica, sugiere que “nuestro
universo, al que percibimos en tres dimensiones podría en realidad estar escrito en una superficie
bidimensional, como un holograma, de manera que nuestra percepción ordinaria de un mundo
tridimensional resultaría una profunda ilusión o sólo una de dos alternativas de ver la realidad” (Bekenstein
(2003) o “la realidad objetiva como la conocemos no existe, a pesar de su aparente solidez el universo es un
holograma gigantesco”, (David Bohn 1987). Preguntarse si esa partícula indivisible base del universo es de
materia o energía o un bit, la unidad básica de los sistemas de información, nos llevaría conclusiones
diferentes a las obtenidas hasta ahora y nos permitiría al explicar así la estructura de la realidad hacerlo
también con otros fenómenos hasta ahora incomprensibles como la telepatía, precognición y otros como lo
sugieren algunos investigadores.
Este nuevo modelo de observación, esta duda en cuanto a nuestra percepción de la constitución del
universo, ese ¿Por qué? mencionado antes surge cuando en 1982, Alain Aspect y sus colaboradores,
sometiendo partículas subatómicas, como los electrones, a determinadas condiciones, descubrieron su
capacidad de comunicarse instantáneamente unas con otras independientemente de la distancia que las
separa, sea de 10 m. o de 10 mil millones de kilómetros. Estas partículas actúan como si cada una de ellas
supiera lo que están haciendo las otras. Este fenómeno no puede explicarse con el modelo de un universo
contenido dentro de un espacio-tiempo como nos muestra la percepción tridimensional, porque con él se
violaría el principio sostenido por Einstein en la teoría de la relatividad según el cual la velocidad máxima a la
que puede viajar un objeto en el espacio tiempo es el de la de la luz (300,000 Km./s) y en este caso parecía
ser rebasada con mucho lo cual con este modelo de observación es teóricamente imposible, pero los hechos
existen “y sin embargo se mueve”, diría Galileo.
Ante este hecho el cerebro humano en su afán de saber, como en el caso del niño, se ve en la necesidad de
construir una nueva explicación, proponiendo otro modelo de observación, modificando el mensaje marco,
porque la explicación anterior ya no resuelve las nuevas conjeturas y no abarca este nuevo descubrimiento,
por lo tanto Aspect y sus colaboradores deducen que todas las partículas quedan en contacto instantáneo
independientemente de la distancia pues, según estos investigadores, su separación es una ilusión, en un
nivel de realidad más profunda no son partículas aisladas sino extensiones de un organismo fundamental.
Como si fuera una página escrita donde la trama pone en contacto el espacio tiempo de los personajes a
través de un universo holográfico.
Este modelo en el cual la física duda de la existencia de la realidad objetiva y construye uno nuevo basado
en la holografía donde los átomos del cerebro aparecen conectados a las partículas subatómicas del
universo coincide con la explicación del funcionamiento del cerebro hecha por Pribram (1980) el cerebro es
“un holograma compuesto por los datos que percibe en el universo” así “los recuerdos no son almacenados
en las neuronas o en pequeños grupos de neuronas sino en los esquemas de impulsos nerviosos que se
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entrecruzan en todo el cerebro” “Nuestros cerebros construyen matemáticamente la realidad concreta al
interpretar las frecuencias de otra dimension, una esfera de la realidad primaria significativa, pautada, que
trasciende el espacio y el tiempo”. “El cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico”. Es
con las frecuencias vibratorias que entran a través de los canales sensoriales, convertidas en impulsos
nerviosos, con lo que el cerebro construye el espacio y el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma;
explicación que como vemos coincide más con el concepto de holograma que con la de una estructura
tridimensional en el que la energía y la materia tienen un papel fundamental pero que no es suficiente
porque no permite construir un modelo paralelo para explicar sus funciones. Necesitamos un modelo virtual
donde la información se construye con la variabilidad de las frecuencias y la intensidad con que fluyen los
impulsos nerviosos como las imágenes en la pantalla del televisor.
En el proceso de enseñanza podemos examinar la congruencia de utilizar el modelo de cerebro holográfico
propuesto por Pribram comparándolo con el construido por una estructura tridimensional con masa y
energía manejado en la actualidad. Cuando queremos memorizar la serie de números antes vista, haciendo
uso de los dos modelos podríamos hacer la analogía entre el flujo de información por el cerebro y los viajes
espaciales descritos en las novelas de ciencia ficción, donde en un universo tridimensional sería imposible
viajar a otra galaxia o a los confines del universo conocido, porque aun alcanzando velocidades cercanas a la
de la luz estos viajes tendrían una duración superior a la de varias vidas humanas además de que, de
acuerdo con la teoría de la relatividad, la masa se incrementaría hasta alcanzar el tamaño mismo del
universo lo cual equivaldría a querer memorizar la serie con una cantidad infinita de componentes
grabándolos a una velocidad finita y con un límite también finito donde no cabria un sol componente más.
Por eso se en esos viajes espaciales se ha contemplado la idea de hacerlo a través de los llamados agujeros
de gusano, soluciones de las ecuaciones relativistas que permiten establecer puentes entre dos regiones
distantes del espacio-tiempo, un atajo por donde se puede llegar a otro espacio tiempo del universo o a otro
universo, al igual que un gusano cruza la manzana en vez de rodear su superficie suceso equivalente a
descubrir la regla que rige la organización de la serie, es decir asomarnos a otro universo o a otra región
lejana de este mismo,
Crear nuevas conexiones neuronales, presentando conflictos, dilemas o búsqueda de claves, por donde
fluyan los mensajes podríamos decir que se llega a otros universos virtuales en un nivel superior de
organización de la información viajando a través de esos agujeros de gusano. Las entradas a los agujeros de
gusano se localizan o aparecen en el momento en que algún nuevo indicio nos plantea la posibilidad de que
exista un modelo diferente de organización del entorno y del conocimiento, cuando el educador crea dudas
y propicia que el alumno formule preguntas y descubra las respuestas.
Esta explicación en la cual empleamos un modelo holográfico del cerebro nos permite incluir otros
elementos como el funcionamiento de un continuo circuito de retroalimentación en forma de espiral cuyo
final se contempla a sí mismo formando un bucle extraño porque se contempla a si mismo se refiere a
capacidad de autocrítica del cerebro humano o capacidad para juzgar sus propios pensamientos, auto
corregirse e impulsarse a un nivel más elevado de desarrollo: pasar del hablar al decir, del oír al escuchar,
del ver al observar. Vemos la analogía en la actitud del niño que pregunta impulsado por su deseo de saber y
está organizando su ambiente lingüístico, cuando se “suelta” hablando repite la última palabra que escuchó
para comparar los sonidos que está emitiendo con aquellos guardados en su memoria acústica escuchados
recientemente o cuando utiliza las paredes de la casa en su intento por codificar los mensajes que quiere
transmitir y cuyo código solo él conoce, cuando empieza a escribir.
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Con estos elementos propios de un holograma podemos pensar que la habilidad del cerebro consiste en
traducir el alud de ondas luminosas, sonoras, químicas, mecánicas u otras que recibe por los sentidos (en el
mundo concreto de nuestras percepciones visuales, acústicas, táctiles, olfativas, gustativas y de movimiento)
en la intensidad y la frecuencia de impulsos bioeléctricos y bioquímicos que viajan por las ramificaciones de
las células nerviosas para convertirlas en palabras y conjuntos de palabras, que se transforman en ideas y
pensamientos. La capacidad de codificar y decodificar frecuencias, de convertir la falta de sentido en una
imagen coherente nos permite contemplar la aparente solidez del universo y más tarde consolidarla en un
código llamado lenguaje volviéndola virtual más que objetiva.
Cuando decimos que un fenómeno debería o no debería manifestarse como lo percibimos, nos referimos a
la diferencia encontrada entre su manifestación y la concepción existente en el cerebro, No nos sirve
nuestro modelo de observación y surge la pregunta ¿por que? Hemos encontrado en el holograma cerebral
la entrada a un agujero de gusano. Desplazarnos por él, buscar la respuesta nos lleva a una nueva
explicación, a la construcción de un nuevo modelo de observación de la estructura de la realidad, que
abarque también los datos recién descubiertos, como lo hicieron Alain Aspect y sus colaboradores quienes
solamente concibiendo el universo como un holograma pudieron explicar la comunicación entre las
partículas a velocidades superiores a las de la luz; o Galileo a quien una Tierra fija en el universo no le
permitía abarcar muchas de sus observaciones, él no modificó el Sistema solar, se limitó a buscar, a partir de
los datos que descubrió, una explicación más simple, más coherente, que ayudaría a aclarar muchos otros
fenómenos de la mecánica celeste y los hacía más fáciles de entender a todos los humanos, por eso su “sin
embargo se mueve” o lo que hace el niño, quien para poder explicar un objeto tiene que colocarlo en más
de una categoría.
Antes del descubrimiento del holograma, hecho que sucedió cuando se proyectó sobre un objeto un haz
luminoso coherente mientras que con otro foco se proyectó un haz de electrones; y el conflicto entre ambos
tipos de ondas creó una imagen de ondas concéntricas que se producen antes de la difracción de la onda
luminosa asegurando de este modo un alto nivel de precisión, no era posible concebir este tipo de
explicaciones. Ahora sabemos que esta imagen hay que decodificarla y reconstruirla mediante un sistema
óptico que corrija las aberraciones de la óptica electrónica y la imagen que se obtiene es estereoscópica, una
fotografía tridimensional y en movimiento, en el espacio y en el tiempo, ya que la imagen reconstruida
restituye las diferentes fases de las ondas luminosas que inciden sobre el objeto, un proceso similar al que
realiza el cerebro con los datos de las frecuencias e intensidades que recibe de los receptores internos y
periféricos para la reconstrucción de imágenes e ideas.
Este descubrimiento sirvió para clarificar algunos fenómenos hasta ese momento difíciles de entender, no
teníamos elementos para explicar el fenómeno que se produce en el cerebro cuando el niño descubre que
ya sabe leer, ni los cambios cualitativos o aparentes saltos producidos en el desarrollo, porque no podíamos
hablar de una estructura carente de las tres dimensiones sobre la que nos informan nuestros receptores
nerviosos conteniendo un mensaje completo sin ser percibida por los sentidos, imagen hecha por el cerebro
con la información necesaria para reconstruirla o construir imágenes con contenidos visuales
tridimensionales, sonoras en períodos de tiempo, con peso, olor, sabor, pero que obviamente no es la
imagen misma del objeto, como la imagen en la pantalla del televisor es en realidad un fantasma, un
enorme holograma espléndidamente detallado, en resumen, una reconstrucción matemática, que nuestro
cerebro hace de la realidad como tampoco podíamos de la existencia de agujeros negros en el cerebro que
facilitan los saltos cualitativos en el aprendizaje y la organización de la actividad cerebral.
13
ºFigura 1.-HOLOGRAMA
Si de acuerdo con los investigadores Bohm, Aspect y Pribram entre otros, el cerebro usa las percepciones
holográficas para, mediante complicados cálculos matemáticos, convertir las frecuencias recibidas en
percepciones interiores, es decir, si el cerebro es una estructura que organiza la información que le llega del
ambiente para entenderla, este debe ser el nivel más elevado en complejidad dentro de la misma
organización del universo hasta ahora conocido, porque es el encargado de construir un modelo de
observación, es decir, de crear una estructura con la capacidad de descifrarlo. Si comparamos el cerebro con
una computadora u ordenador podemos decir que posee un sistema operativo que le permite procesar la
información proporcionada por los sentidos para así organizar y dar coherencia a las experiencias
sensoriales creando lo que con otro lenguaje llamaríamos funciones cerebrales
Sin referirse específicamente a la acción de observar del cerebro sobre el universo, para Ortega y Gasset
“todos llevamos en nuestra imaginación un diagrama del mundo a cuyos cuadrantes y regiones referimos
todas las cosas;” para Machado, ( ) poéticamente hablando, “todos llevamos en el pecho una máquina de
preferir”. y sobre el mismo tema Kant (1967) decía que “si bien todo nuestro conocimiento proviene de
nuestros sentidos de ningún modo puede inferirse que todo tenga su origen en la experiencia, existe una
estructura interna que organiza los datos del exterior”. Ahora sabemos que además es capaz de modificarse
a sí misma para modificar a su vez sus modelos de observación.
Esta idea del papel que el observador juega en la concepción del universo, de la estructura de la realidad, de
acuerdo con la interpretación de Copenhague, ha sido apoyada, también, entre otros, por Hawking (1988)
quien parafraseando la aplicación de lo que se conoce como principio antrópico (el argumento de que
nosotros vemos el universo tal como lo hacemos porque no estaríamos aquí, no hubiéramos sido creados
para observarlo, si fuera distinto), dice que “si vemos el universo en la forma que es, es porque nosotros
existimos”. Quizá esto signifique que si no fuéramos como somos, si no tuviéramos el papel de
observadores, si no pudiéramos tomar los impulsos que nos llegan del exterior transformándolos en
mensajes en el terreno de la frecuencia, incluso si aceleráramos o disminuyéramos la frecuencia con la que
viajan los impulsos nerviosos modificaríamos el mensaje y nuestro cerebro percibiría el espacio tiempo de
otra manera y no como lo hace actualmente, como lo ha demostrado el uso de algunas sustancias
psicotrópicas como el LSD, el análisis del desarrollo de la inteligencia hecho por Piaget ( ) otros seres
seguramente lo organizan en forma diferente, damos al universo coherencia y orden al entender su
organización y para ello requerimos la función definida como inteligencia, que usamos desde la creación de
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los mensajes marco advertidos hasta la decodificación del mensaje interior para satisfacer nuestro deseo de
saber y la capacidad para modificar nuestros modelos de observación.
La esencia de la inteligencia reside en la capacidad innata del cerebro humano, programada desde el bing
bang, u origen del universo, para modificar sus modelos de observación, plantear las preguntas y en la
capacidad de organizarlo en mensajes que advierte creando los mecanismos decodificadores para tratar de
entender, y codificadores para explicar el mundo que nos rodea y de encontrar la forma y la organización
que sea accesible a nosotros y nos permita explicarlo, independientemente de su estructura, la cual quizá
nunca lleguemos a comprender. Para Deustch (2002) uno de los atributos más valiosos, significativos y
útiles, del pensamiento humano, en general, es su capacidad para descubrir y explicar esa estructura de la
realidad y el objetivo de la ciencia, del cerebro humano diríamos nosotros, es encontrar en cada momento
una teoría que mejore toda las explicaciones existentes. Consideraríamos muy difícil, por no decir imposible,
alcanzar este objetivo si no contáramos con una estructura funcional cuyo actuar lo permita, pensamos que
esa estructura es la inteligencia como lo confirma Prigogine (1997) al afirmar que “independientemente de
lo que denominamos realidad, solo accedemos a ella a través de síntesis mentales” Para nuestros cerebros
la estructura del universo en un sistema macro desempeña el mismo papel que en lo micro la función de
onda de las partículas atómicas, está en todos los estados posibles y solo existe cuando ejercemos nuestra
acción de observar.
Hofstadter (1982) hablando sobre el tema de la inteligencia artificial dice que no hay quien pueda
establecer donde está la línea divisoria entre la conducta no inteligente y la conducta inteligente. Pero
insiste en que hay capacidades que son desde luego características de la inteligencia entre las que menciona
las siguientes: “responder muy flexiblemente a las situaciones, sacar provecho de situaciones fortuitas,
hallar sentido a mensajes ambiguos o contradictorios, reconocer la importancia relativa de los diferentes
elementos de una situación, encontrar semejanzas entre varias situaciones, pese a las diferencias que
puedan separarlas, descubrir diferencias entre varias situaciones, pese a las semejanzas que puedan
vincularlas, sintetizar nuevos conceptos sobre la base de conceptos viejos que se toman y se reacomodan de
nuevas maneras y crear ideas novedosas”, en fin se refiere a la capacidad de modificar sus modelos de
observación cuando encuentra un nuevo dato que no puede explicar con el anterior modelo
De estos recursos se vale el hombre para poder explicar la estructura de la realidad y entender su entorno.
Jauch (citado por Hofstader 1982) propone que cuando tratemos de comprender la naturaleza observemos
los fenómenos como si fueran mensajes que deben ser comprendidos. La naturaleza no es un emisor de
mensajes, aparecerán cuando sean construidos y advertidos por el cerebro y la inteligencia establezca un
código para leerlos. Este código adopta la forma de una abstracción, optamos por ignorar ciertas cosas a
causa de que no son pertinentes, y en consecuencia seleccionamos en parte el contenido del mensaje
mediante una elección libre.
Barlow (citado en Calvin, H. W. 1994), expone esto mismo en su concepto de inteligencia cuando dice que
“la inteligencia es todo aquello que nos permite crear una conjetura que nos lleve a descubrir un nuevo
orden ya existente”. La capacidad de modificar el modelo de observación de la estructura de la realidad cada
vez que no se puedan contemplar todos los datos en un solo contexto. La acción de la inteligencia advierte
el mensaje marco del universo, creando la pregunta, la conjetura, el dilema para elegir el modelo de
observación que nos llevará al conocimiento; provocar la acción de la inteligencia es despertar deseos de
saber en el otro, despertar preguntas, plantear cuestiones, no se pueden resolver problemas si estos no han
sido anteriormente planteados.
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Hacemos preguntas sobre cómo está construido y cómo funciona nuestro entorno, por eso desde muy
pequeños los niños, como cualquier investigador, primero elaboran las preguntas, derivadas de la falta de
congruencia que observamos entre la organización lógico-matemática de nuestro pensamiento y la realidad,
y después buscamos las respuestas que ya están en el ambiente, derivadas a la vez de las explicaciones
coherentes que coinciden con esa organización modificando el modelo y nuestra estructura, proceso al que
Piaget (1965 ) llama acomodación y lo contrapone al de la asimilación donde lo que se modifica es lo
externo.
Alentado por el deseo de saber el cerebro se ve en la necesidad de implementar un modelo de observación
nuevo cuando surge la pregunta y crea el nuevo modelo cuando aparece la respuesta. Por eso ahora
preguntamos: ¿puede llamarse educación la actividad realizada por la escuela si pretende que el alumno
repita lo más fielmente posible la información que recibió, por no decir que repita lo que el maestro dijo
contestando un cuestionario o examen?, ¿desarrolle lo que ahora se llaman competencias si estas no
consisten en la habilidad para crear conjeturas, de plantear preguntas? ¿Por lo tanto, no sería lo adecuado
que el maestro incrementara al deseo de saber en el alumno para provocar la creación de esos modelos y lo
condujera para encontrar las respuestas y explicaciones cada vez más complejas? El verbo latino educere,
educar, quiere decir conducir hacia el conocimiento, a advertir esos mensajes marco del entorno para poder
explicar la estructura de la realidad llevándolo a elaborar la pregunta y buscar posteriormente la respuesta.
Al adulto, en general, le es difícil modificar su modelo de observación, prefiere negar el hecho inminente
diciendo “esto es así” argumentando, por ejemplo, que así dice la ley que establece derechos por decreto
sin ocuparse si estos se respetan o no, creyendo que así va a dejar de presentarse el fenómeno solamente
porque ese es su deseo, o buscando respuestas simples, como decir que el niño puede pero no quiere, es
flojo, cuando hay algún problema en el aprendizaje. La atención se centra en un solo aspecto el llamado
“centraje” por Piaget refiriéndose a la dificultad de los niños pequeños y de muchos adultos para modificar
su modelo de observacion. Cuando no encuentran congruencia el niño y el científico preguntan y se
introducen en otro universo de conocimientos, los que no pueden hacerlo descalifican los argumentos
porque utilizan estructuras más primitivas del pensamiento, fenómeno que Piaget denomina decalage
vertical que se manifestaría, por ejemplo: cuando el adulto hace uso de la transductividad característica de
la etapa de las operaciones concretas. Ejemplos de este fenómeno los encontramos en la creatividad sujeta
a la técnica, la escritura a la letra bien hecha, el deber al querer, el deseo de saber al elaborar un proyecto
de investigación siguiendo las pautas marcadas por el otro, los conocimientos a la institución invisible, como
diría el hombre del Corbatón Said que nos proporciona títulos sin licenciado y nos hace carecer de
licenciados aunque sea sin título.
No explican claramente el fenómeno, no pueden plantear el dilema, la pregunta que les llevaría a una
respuesta más acorde con la realidad, ¿y si los niños no son flojos?, o ¿la letra bien hecha hará escritores?
¿Cuál es la explicación? Las preguntas de los niños y las investigaciones de los científicos no quedan
resueltas tan fácilmente, parten de esa falta de congruencia lógica que descubre su cerebro entre sus
observaciones y el proceso matemático que usa para organizar la información cuando encuentra un nuevo
indicio que no concuerda con la idea que tenía del fenómeno. Según Hawking (1999) “dentro de la física
teórica, este proceso ha sido siempre más importante para progresar que los resultados experimentales”,
“la teoría siempre viene primero alentada por el deseo de contar con un modelo matemático ingenioso y
consecuente”, “formula entonces predicciones que pueden ser comprobadas, si estas coinciden con las
predicciones no se prueba la teoría, pero la teoría sobrevive para formular predicciones ulteriores que
vuelven a ser comprobadas con las observaciones”. En la manifestación de la inteligencia del niño la
conjetura aparece alentada por el afán de saber del ser humano y en la física, y en todas las ciencias, por el
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afán de saber de la humanidad la estructura de la realidad, en eso deberían consistir los llamados trabajos
de investigación que se dejan de tarea a los niños, en la formación de teorías o conjeturas para ejercitar su
inteligencia, en la elaboración de preguntas.
En el proceso educativo es más importante llevar al alumno a la búsqueda de auto consistencia lógica en lo
expresado por el maestro, que repetir fielmente lo que el maestro dijo, por eso pregunta al alumno: ¿qué
piensas? y nunca ¿qué dije? Como se acostumbra en las aulas cotidianamente y específicamente en los
exámenes, por eso los alumnos copian o llevan acordeones. Cuando el análisis matemático para reconstruir
un elemento coherente no se puede llevar a cabo porque un dato no concuerda con el programa que tiene
el cerebro, se modifica el programa. El cerebro trata de organizarlo en un nivel superior para entenderlo y
aparece en el lenguaje cotidiano del niño pequeño a manera de pregunta: “Si lanzo una piedra hacia arriba
no se sostiene y cae, entonces, ¿por qué la luna no se cae?” ¿Se podría encontrar una explicación coherente
a este fenómeno sin tomar en cuenta la existencia de un equilibrio entre la atracción gravitatoria ejercida
por la Tierra sobre su satélite y el impulso dado a este hacia afuera causado por la gran explosión originaria
del universo y que sigue provocando su expansión y por lo tanto el alejamiento de un astro de otro?, en
lugar de hacer memorizar al alumno que la posición de la luna se debe al equilibrio entre la fuerza centrífuga
y la fuerza centrípeta sin explicar en qué consisten estas fuerzas, porque no ha quedado claro hasta ahora
en qué consiste esa fuerza llamada de gravedad.
La congruencia que busca el cerebro para manejar los mensajes que construye y advierte, requiere ajustar
sus componentes, a los patrones derivados de las características de su propia naturaleza, que el Dr. Nava
Segura ( ) define como características del arco reflejo, donde los impulsos nerviosos tienen que viajar
siempre en un solo sentido, disponen de un tiempo para ser enviados y registra los periodos de intervalo
entre impulso e impulso como parte integrante del mensaje en la discontinuidad de la estructura básica del
universo, estableciendo el contraste; para definir necesita incluir y excluir, afirmar y negar, para facilitar
necesita inhibir el paso de unos datos para que los otros resalten, en la lectura dejamos pasar los signos e
inhibimos la presencia del fondo para resaltar la forma, Ortega y Gasset (1964) llega a decir que “para
definir una época no basta con saber lo que en ella se ha hecho; es menester además que separemos lo que
no se ha hecho, lo que en ella es imposible, tal es la condición de nuestro pensamiento”. Cuando le
preguntamos al alumno ¿Qué vas a hacer?, implícitamente estamos preguntando ¿Qué no vas a hacer?
Para poder decodificar o codificar un mensaje el cerebro suma los datos tanto espacial como
temporalmente, los conecta unos con otros, los mantiene en un circuito reverberante para analizarlos
detenidamente, características que no se modifican y que por la tanto le permiten hacer coherente todo lo
que contempla, de hecho “existe una relación matemática que viene a ser el más poderoso instrumento
usado para explicar el mecanismo de los procesos que suceden alrededor del hombre y atraen su atención”
(Navarrete 1976). Esa relación matemática se refiere a la frecuencia e intensidad con viajan los impulsos
nerviosos. Con estos elementos frecuencia e intensidad se construyen los modelos para observar la
estructura de la realidad a cualquier nivel que queramos hacerlo.
Así, por ejemplo, a los mayas, siguiendo la proyección matemática de los números básicos, les fue posible
crear un sistema de redes o cuentas progresivas significativas, partiendo de las trece articulaciones del
cuerpo humano dedujeron que la suma del 1 al 13=91 es el periodo de cada estación del año, multiplicado
por dos corresponde al periodo de siembra y cosecha del maíz, multiplicado por tres, numero representativo
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de la familia se encuentra el 273 periodo de gestación del ser humano, multiplicado por cuatro el año
calcular 364. (Lara González, E. 1999)
Para percibir el volumen de un objeto, las ondas luminosas reflejadas en él viajan con diferentes intensidad y
frecuencia, por lo tanto las que vienen de la región anterior llegarán antes que las que vienen de la región
posterior y al realizar el análisis matemático de las frecuencias a las que se desplazan los impulsos nerviosos
en el sistema nervioso, debidas a los períodos de latencia y refractarios que les impone el funcionamiento
del cerebro, este concluye con una impresión de volumen y color. Para evitar ser atropellados tenemos que
calcular la velocidad a la que viene el vehículo y compararla con la velocidad a la que nos movemos en
fracciones de segundo con una simple regla de tres que el cerebro realiza rápidamente de manera
inconsciente.
En el terreno de los descubrimientos científicos, de la comparación
entre el tamaño de la sombra que producía su bastón y la que
produce la pirámide, Tales de Mileto hace 2,500 años descubrió
cómo medir la altura de la misma y la del perímetro de la Tierra;
Hubble a partir del corrimiento hacia el rojo que observó en las
estrellas, deduce la expansión del universo; a Laverrier ciertas
alteraciones en el desplazamiento de los planetas le llevan al
descubrimiento Neptuno, y Deustch (2002) nos explica cómo a través
de los indicios de un fenómeno que le pareció extraño pudo llegar a
la concepción de un multiverso en lugar de un universo al que
estamos acostumbrados: la interferencia de un fotón, al pasar por
una ranura, por una partícula virtual que no tiene masa ni energía
pero que produce un efecto, por lo que la llamó fantasma, algo
imposible de acuerdo con los datos reportados por los sentidos pero
que daba congruencia a los hechos; y así explicar, por ejemplo, entre
muchos otros problemas, cómo se podrían realizar los viajes en el
tiempo sin que se presentara la paradoja de matar al abuelo y evitar
el propio nacimiento que a la vez evitaría el asesinato del abuelo.
Según esta explicación podríamos viajar y llegar al pasado pero no de nuestro universo sino a un universo
paralelo donde nos encontraríamos con el abuelo de nosotros mismos en ese universo y no en el que
habitamos. Esta explicación responde a muchas preguntas, vuelve congruente la respuesta y crea otras
preguntas.
¿Acaso no encontramos una gran similitud entre estos universos paralelos, estos modelos de observación y
los puntos de vista desde los que enfocamos un problema, nuestros valores universales por medio de los
cuales jerarquizamos nuestros actos? Algo puede ser lógico pero carecer de ética, correcto pero falto de
estética, legal pero inmoral y así sucesivamente podemos pasar de un universo lingüístico a otro. ¿No lo son
también las cualidades y defectos que encontramos en un objeto o los aspectos favorables y desfavorables
que analizamos antes de tomar una decisión, esos diferentes universos lingüísticos en los cuales nos
movemos? Los resultados de tomar un solo camino serían similares a aquellos que se nos dan en un sólo
universo pero quedan recorridos los otros en el terreno de la posibilidad en un multiverso lingüístico
construido con información.
.
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Para que surja la intención de modificar el modelo de observacion, descubrir este nuevo orden, necesitamos
contemplarlo desde un nivel superior, clasificamos o establecemos categorías, empujados por el deseo de
saber, el ascenso de lo abstracto a lo concreto, limitamos o modificamos los sustantivos y los verbos con los
adjetivos y los adverbios subimos o bajamos de nivel, de dónde sería posible concluir que en una
contradicción ambos argumentos son correctos o que ambas partes tienen razón sino descubriendo desde
un nivel más alto que existe más de un punto de vista. Ese querer descubrir, acceder a estos conocimientos
de mayor nivel de abstracción y por lo tanto de mayores posibilidades hacia niveles concretos, ese afán de
saber, requiere poner en acción una estructura más compleja que se ha definido como una capacidad
intelectual superior, aunque la función intelectual es siempre la misma, Piaget ( ) les llama invariantes
funcionales. Cuando subimos una escalera realizamos siempre la misma acción pero desde el escalón
superior vemos un espacio del mundo más amplio que el que contemplábamos desde los escalones
inferiores.
Figura 2.-A medida que subimos vemos un panorama más amplio del paisaje
ABSTRACCION
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Cuando nos elevamos en un globo, vamos descubriendo un orden que ya estaba ahí, pero que la altura a la
que nos encontrábamos situados nos impedía contemplar. Para poder subir a ese nivel se requieren dos
condiciones: la primera es que la naturaleza misma tenga previsto que el globo ascienda y éste sube
impulsado por el gas, como sucede con el proceso propio de la maduración cerebral de los niveles más
sencillos a los más complejos, de la médula espinal a la corteza cerebral. A medida que aparecen
estructuras en el cerebro, también van apareciendo funciones nuevas que nos hacen contemplar el mundo
en forma diferente, el niño recién nacido que contempla el mundo en posición supina no puede concebir
atrás y adelante como el que está en la postura vertical, el que camina no tiene que esperar que le acerquen
el objeto si puede moverse, si sólo contempla una categoría no puede admitir que en cinco monedas y en
una moneda haya la misma cantidad de pesos que constituye otra categoría lo que Piaget ( ) considera
etapas de la inteligencia que nace en la actividad refleja y culmina en las operaciones sobre operaciones u
operaciones formales, se refiere a la modificación de los modelos de observacion programada por la
naturaleza en el desarrollo del niño. La segunda condición es que en ese instante sea creada la estructura
como producto de la interacción del ambiente con el cerebro, el mismo fenómeno de maduración cerebral
pero ahora en el sentido de construir una nueva red neuronal para modificar el modelo de observación y
equivale en el ejemplo del globo a que nosotros lo hagamos subir porque queremos descubrir algo en el
momento mismo en que vemos algunos indicios de ese todo que no entendemos, pero queremos entender.
Los conocimientos se pueden adquirir si se cuenta con una estructuración nueva de redes neuronales que
en el momento mismo del descubrimiento se construyen y quedan permanentemente sirviendo en el futuro
para adquirir otros conocimientos de la misma complejidad y de base para la construcción de otras
estructuras en la medida en que se necesiten por eso el objetivo de la educación es favorecer la creación de
esas redes neuronales no llenar al alumno de conocimientos en un proceso que Freire ( ) ha llamado
educación bancaria.
Es la inteligencia cuyo actuar facilita la formación de estas nuevas redes neuronales más o menos grandes,
más o menos complejas, de un nivel primario o secundario, redes y meta redes según la importancia de la
cuestión a la que se vaya a enfrentar el cerebro, a ese fenómeno de formación de nuevas redes se le llama
maduración cerebral.
Imaginemos a un niño que se queja de que un compañerito lo molesta en el salón de clases y le
preguntamos qué piensa hacer para evitarlo. O bien si tiene que decidir si compra un dulce o una galleta con
su “domingo”, el problema parece simple, pero existe un dilema, si compra el dulce se queda sin la galleta y
viceversa, equivale a lo que dice Kierkegaard (1976) si te casas te arrepentirás si no te casas te arrepentirás.
Es obvio que la respuesta a cualquiera de las dos cuestiones no existe de manera absoluta y que tiene que
construirse en ese momento, todo depende de la que hayamos elegido. Descubrir que se tiene que tomar la
decisión es algo que no se había contemplado, pero darse cuenta que todas las decisiones que tome
influirán sobre la calidad de su vida o aceptar, como dice Ortega y Gasset ( 1966) “se nos dio el poder de
elegir, pero no nos es dado el poder de no elegir”, que “cuando el hombre empieza a existir no trae
prefijado o impuesto lo que va a ser sino que por lo contrario, trae prefijada e impuesta la libertad para
elegir lo que va ser dentro de un amplio horizonte de posibilidades”, puede modificar toda su concepción de
su papel en el mundo, convirtiéndose en un ente activo y se compromete con la vida y la sociedad,
analizando el efecto de sus acciones en algo que puede parecer muy simple como la decisión de tirar o no
tirar basura en la calle, o el efecto contrario revertiría el resultado final. La toma de decisiones implica subir
a un nivel más alto, viajar en el holograma cerebral por los agujeros de gusano y descubrir otro universo
lingüístico.
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El niño que eufemísticamente se le llama “de la calle” se enfrentó a una decisión cuando partió de su casa o
se encontró abandonado por su familia atenido a sus propios recursos, tuvo que buscar la manera de
sobrevivir sin ellos o morirse hambre, para ello creó una red neuronal, nueva porque no la tenía, y ahora es
muy difícil, mas no imposible, deshacerlas y cambiarlas por otras de mayor complejidad para que manejen
elementos de un nivel superior, como descubrir que puede tener otra calidad de vida; o la pareja de recién
casados que por ahorrarse la renta de un departamento va a vivir casa de alguno de sus padres, cuando
descubren que existe un pago emocional que consiste en prolongar la dependencia paterna, aceptar
intromisiones en la educación de sus hijos, entre otras, tienen que tomar una decisión y asumir la
responsabilidad de la calidad de su propia vida. En el caso de tener un conflicto entre el uso de la
inteligencia racional y la inteligencia emocional existe un nivel superior ubicado en el lóbulo frontal del
cerebro humano encargado de inhibir al sistema límbico para decidir cuál camino elegir antes de hacer uso
de la violencia.
La inteligencia trabaja como una estructura automática empujada por el deseo de saber, primero trata de
organizar matemáticamente el entorno de acuerdo con su modelo interno para entender lo que sucede en
el ambiente y encuentra la respuesta cuando lo entiende formando una nueva red neuronal modificando su
modelo de observación de la estructura del la realidad. Crear una conjetura es pensar o partir de la idea de
que debe existir una organización del mundo diferente a la que contemplamos, otro de todos los estados
posible de un objeto atómico o de una situación, porque es descubierto un nuevo indicio que no concuerda
con los demás, pero nos permite tener explicaciones más coherentes de otros fenómenos similares,
relacionados con el mismo tema o con otros más complejos, y enseguida crear esa nueva organización con
los datos que se tienen para hacerla congruente a nuestro cerebro.
Intentar entender el entorno implica advertir, como un primer paso, que existe una organización
determinada y tratar de construirla usando diferentes modelos matemáticos hasta conseguir uno ajustado a
la idea preconcebida, la creación de la conjetura significa pensar al mismo tiempo que esa organización
contemplada pudiera estar hecha en otra forma, se construye la pregunta, como si el cerebro detuviera su
tiempo y el del universo para contemplar la organización que le ofrecen sus sentidos, jugara con todas las
imágenes mentales que puede construir y se diera cuenta de que hay una más coherente que las otras que
explica mejor el fenómeno, como la idea de que el universo pudiera ser un holograma nos explica la
comunicación instantánea entre las partículas a diferencia de la tridimensional . El fenómeno llamado
inteligencia, la aplicación del recurso, aparece simple y sencillamente cuando nos damos cuenta de algo que
no nos es congruente.
En la actualidad Hawking (1988), con el mismo universo de Galileo, se pregunta ¿por qué (Dios) eligió dejarlo
evolucionar (al universo) con leyes que nosotros podíamos entender? Sería –podríamos responder– porque
dentro del programa de evolución del universo estaría ya incluida la aparición de la inteligencia humana
como su resultado final según sugiere el principio antrópico. Que no bastaba con que se construyera el
universo sino que tenía que crearse una estructura que fuera capaz de tratar de comprenderlo, pero que ese
programa se fue construyendo en la medida que el universo se enfriaba, igual que el niño construye por
medio de sus circuitos de retroalimentación desde el modelo de acción con su constante actividad motriz
hasta los mecanismos para analizar su pensamiento, haciendo operaciones sobre operaciones u operaciones
formales de que habla Piaget (1965).
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Si, aparentemente, el universo permanece igual, si los datos perceptuales que llegan al cerebro son los
mismos, la información que estaba llegando al cerebro de Galileo tendría que seguir siendo la misma, qué
pasó con esos datos después de entrar a su sistema nervioso, cómo fue posible que se convirtieran en una
cuestión, de dónde salió su pregunta sobre la congruencia entre lo que estaba percibiendo y la realidad
matemática construida por su cerebro que lo llevo a cambiar su modelo de observación. Posiblemente fluían
por el mismo camino que acostumbraban pero en un momento dado llegaron a una bifurcación y cada dato
ahora convertido en impulso nervioso se enfrentó con la disyuntiva de seguir el mismo camino o tomar el
otro para encontrar la congruencia, pero este impulso nervioso estaba formado por una onda o por una
partícula pudo haber tomado todos los caminos, esto es posible porque según Deustch, (2002) de acuerdo
con las leyes de la teoría cuántica una partícula simple ocupa no sólo una sola posición en el espacio-tiempo,
sino que existe aquí y en muchos lugares, y si tomamos en cuenta su argumento de que las leyes de la teoría
cuántica deben cumplirse a todos los niveles, no vemos por qué la actividad del cerebro, el manejo que hace
de la información, deba apartarse de estos postulados. Alguno o algunos de estos elementos que viajaban
por las vías neuronales eligieron alguna de estas alternativas y así Galileo llegó a una conclusión diferente. El
proceso intelectual se puso en acción cuando la corteza cerebral, al descubrir un nuevo indicio, ordenó que
ése o esos datos que estaban fluyendo por el cerebro tomaran esa otra vía cuando se planteó la conjetura o
se hizo la pregunta: ¿no será de otra manera?, ¿no será que la Tierra gira alrededor del Sol y no lo que nos
hacen creer nuestros sentidos? ¡Y cuántas otras preguntas pudo haberse hecho Galileo antes de llegar a una
conclusión diferente!
Esas estructuras, esas redes neuronales se construyeron con proteínas, con sus aminoácidos, podríamos
afirmar que fue necesario proporcionarlos en los alimentos al órgano cerebral, a las células nerviosas para
que pudieran hacerlo, pero este hecho no fue suficiente, no bastaba contar con los elementos necesarios
para la construcción de esa red, se necesitaba enviar a la célula nerviosa un mensaje para que se modificara
a sí misma tanto en su anatomía como en su fisiología. Los factores que influyeron para que se llevara a cabo
esta modificación, constituidos por mensajes, partículas virtuales que recibió el cerebro desde el exterior o
desde su propio proceso de maduración, favorecieron la acción de la energía en la modificación de la
materia e hicieron crecer a la neurona e incrementar sus procesos metabólicos, actuaron tanto sobre la
anatomía como sobre la fisiología del sistema nervioso.
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Y la palabra le tomó prestado su aspecto y
Su naturaleza al hombre....y habitó entre nosotros
En tzeltal. Juan 1.1.3 Según Ignacio Morales Elizalde
LA INFORMACIÓN MADURA EL CEREBRO
Para algunos investigadores el universo está formado por materia y energía, para otros es importante también agregar, como un componente más del mismo, un fenómeno muy particular llamado información, cuyos componentes llamados mensajes están constituidos por partículas virtuales conocidas como bits, carentes de masa y energía pero cuya existencia se reconoce porque producen efectos en la materia y en la energía y evidentemente sobre la célula nerviosa. Estos investigadores dicen que no basta contar con la materia y la energía en la estructura del universo, sin la información contenida en el núcleo primigenio no hubiera sido posible construir el universo como lo conocemos actualmente de hecho, dicen algunos investigadores, el universo está construido con información constituyendo un enorme holograma. Parece coherente, lógico, que el universo al expandirse se enfriara favoreciendo la formación de átomos,
moléculas, estrellas, galaxias como lo explica Winnenber (2003), en los tres primeros minutos después de la
gran explosión que le dio origen. Quizá algún día podamos crear una conjetura igual acerca de la formación
de los seres humanos, el final del proceso evolutivo que conocemos. ¿Fue el enfriamiento del planeta
programado desde el origen del universo una de las causas de que se formara el caldo de cultivo que
menciona Oparin ( ) y que dio origen a la vida y al hombre? Sin ese elemento contenido en los genes
que, de acuerdo con Nicolini (1999), “equivale a la información químico estructural de las células que al ser
descifrada se traduce en una proteína o enzima,” no podríamos ser formados como individuos. En algunas
historias, películas, series televisivas de ciencia ficción se ha manejado la idea de tele transportación de
objetos e incluso de seres humanos, pero quizá deberíamos preguntarnos si se transportaría el objeto o el
programa para reconstruirlo, pero si es así tendríamos que plantearnos que sucedería con el original y
cuantas copias del mismo podemos sacar? ( Hofstader 2001) En otro contexto comenta Doltó F. ( )
que sin el nombre que nos dan nuestros padres no existiríamos como seres sociales, no existimos como
personas hasta que nuestros padres nos dan la vida por medio de la palabra. ¿Pensemos en cómo se
modifica el entorno personal y social cuando nuestros padres nos dan un nombre?
Si tenemos alguna duda sobre el papel de la información y su lugar en el universo, preguntémonos dónde está guardado el mensaje que recibimos a través de nuestro correo electrónico, si podemos consultarlo desde cualquier computadora que contenga el programa para abrirlo, dónde está guardada la imagen que tenemos en la pantalla de nuestro monitor a la que sólo tenemos acceso enviando un mensaje, cómo sabe un recién nacido que debe llorar cuando tiene hambre, como logramos que en una persona aparezca la función cerebral llamada lectura o por qué cierto tipo de música puede modificar la actividad eléctrica del cerebro (Fig. 3) como indica Campbel (1998).y cómo el cerebro humano reconstruye el mundo exterior sino es a través de mensajes, elaborados con las diversas frecuencias e intensidades con las que los impulsos bioelectricos fluyen por sus redes nerviosas y son organizados en forma de palabras, de ideas, de conceptos provocando modificaciones en su estructura material y en su funcionamiento. Obviamente, no son las ondas sonoras las que producen la modificación de la actividad eléctrica del cerebro, sino la forma en que han sido organizadas por el autor de la composición musical, la información, o por la organización que les da el propio cerebro, después del análisis matemático, la que construye los mensajes que llevan en su contenido la información, para que influya sobre la energía y modifique incluso la estructura de la materia, recordemos el propósito con el que fueron creadas las llamadas variaciones Goldberg por Bach, para curar del insomnio al conde-----. De todo el ruido que existe en el ambiente surge
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una pequeña señal que el cerebro es capaz de detectar para modificarse a sí mismo a tal grado que enviando el mensaje adecuado se logra, según refiere Hutchinson (1992) al mencionar los trabajos de Norman Dion, la sincronización del ritmo alfa con sus subarmónicos theta y delta en 10 hz, 5 hz y 2.5 hz u ondas por segundo cuando se hace un descubrimiento nuevo, cuando decimos encontré la respuesta al problema, lo que ha llamado momento “Eureka”, recordando la experiencia de Arquímedes. Por ejemplo, si al siguiente conjunto de letras “O P R G I O L S E” las colocamos en un orden diferente encontraremos una palabra en castellano; en la palabra ventana decimos al niño que hay varias palabras escondidas y le pedimos buscarlas y en la palabra ADORABLE encontramos el nombre de Abelardo, cuando descubrimos cuál es el orden en que se deben escribir, y lo que quiere decir ese orden, se alinean las frecuencias eléctricas del cerebro como lo descubrió Dion en sus investigaciones. Desde este punto de vista el proceso educativo podríamos definirlo como la posibilidad de crear situaciones similares constantemente en el ambiente escolar y familiar para provocar modificaciones en la energía y la materia del cerebro al ejercitar la inteligencia conseguir como resultado de la enseñanza que el cerebro lo haga por si mismo, sin necesidad de la ayuda externa.
Inicial Después de escuchar música de Mozart Figura 3.- Dos análisis cuantitativos de la actividad eléctrica del cerebro muestran cómo la música modifica la frecuencia y la intensidad de los impulsos. Si a través del control que tenemos en la mano enviamos una señal al televisor u otro aparato similar conseguimos que éste se encienda, si enviamos otra señal cambia de canal o activamos su memoria, con otra botamos los seguros de las puertas de nuestro carro o encendemos el motor. Para cada propósito necesitamos una señal diferente debido a que el aparato responde según la que reciba. En el caso del cerebro cuando se tropieza con una falta de congruencia o cuando enviamos dilemas, cuestiones o creamos conjeturas se obtienen brotes sinápticos porque el cerebro está organizado en tal forma que con las claves recibidas construye lo mismo imágenes que ideas y argumentos que le permiten cambiar de punto de vista, de modelo de observación de la estructura de la realidad. Anatómica y funcionalmente corresponde a desconectar millones de sinapsis y conectarlas en otro lugar o construir una nueva rama en la neurona y crear redes nuevas si son necesarias, para hacerle exclamar “¡no lo había visto de esa manera!”, ¡no me había dado cuenta”. Si nosotros respetamos al niño cuando dice que no y le preguntamos: ¿qué vas a hacer?, en lugar de imponerle nuestro criterio le estamos enviando un mensaje: la necesidad de crear otra ruta, enfocar el problema desde otro punto de vista, porque ese “no” es insuficiente. Pero cuántos adultos por miedo, pereza o comodidad se concretan a imponer prohibiciones, el clásico “no corras porque te vas a caer”, “no seas envidioso” o “no se le va a permitir que haga lo que quiera” cuando no quiere compartir. Cierran la posibilidad de abrir una ruta hacia lo que se debe o puede hacer, hacia la consecuencia lógica. Esta actitud de imponer la negación hace exclamar a Hofstadter (1982) “¡Qué mediocre y muerta es una mente
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que en una negación sólo ve una barrera opaca! ¡Una mente viva puede ver allí un mundo abierto de posibilidades!”. Eso sucede con el niño cuando se tropieza con un obstáculo al parecer insalvable, cuando los padres le dicen “no lo hagas” o aplican castigos, se le abre todo un mundo de posibilidades, los adultos las llaman travesura y las reprimen. En cambio a muchos adultos les es muy difícil descubrir que cuando el niño dice “eso ya lo sé” abre otra puerta cuyo significado es “a partir de lo que ya se enséñame algo nuevo para satisfacer el afán de saber. El trabajo coherente del cerebro facilita a unos receptores dejar pasar un impulso con determinada frecuencia y otros realizar la acción de impedirle el paso, el sí coexiste con el no, con esta unidad llamada bit en los sistemas de información se construyen los mensajes que se convierten en una imagen, una melodía o un argumento. A veces parece ser que desde el exterior se desajusta el modelo de observación, del análisis matemático realizado por el cerebro, invirtiendo su acción, facilitando el paso de los elementos inhibidos e inhibiendo el paso a los facilitados como sucede en el dibujo clásico en que vemos un florero o dos caras, la pintura “Cóncavo Convexo” de Escher, o cuando se pone en duda la congruencia lógica de un argumento, sin embargo no es así, el cerebro en todas sus estructuras , desde las que aparecieron primero, posee ya esa cualidad funcional: la capacidad de modificar el modelo de observación sobre cuya base realiza su trabajo.
concavo, convexo, Escher Dos caras o un florero
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Figura 4.- ¿Por qué inconscientemente decidimos si vemos dos caras o un florero o si es cóncavo o convexo? ¿La inteligencia toma la decisión? ¿Se realiza un análisis matemático diferente?
Con las variaciones de frecuencia e intensidad de las vibraciones trasmitidas por el tímpano a las fibras de la cóclea, el cerebro reconstruye el sonido producido en las cuerdas vocales de otra persona y por ende el mensaje verbal. En la naturaleza no existen sonidos derivados de la producción de una onda de frecuencia e intensidad determinadas, son una mezcla más o menos compleja de intensidades, alturas y timbres que el cerebro tiene que cifrar y descifrar después de percibir el mensaje interno. Esos sonidos llegados del exterior convertidos en mensajes por el cerebro, cada vez más complejos, e interpretados por el mismo cerebro como palabras y conjuntos de palabras, las ideas, nos hacen vivir en un ambiente fundamentalmente lingüístico más que físico como diría Doltó ( ) nuestro mundo, a diferencia del de los otros seres vivos, está formado por palabras, por ello es importante para el educador preguntarse cómo tiene que emplear esas palabras para construir el mensaje que envíe al cerebro del educando, para producir estos brotes, dicho de otra manera, cómo sembrar una idea y conseguir que crezca y se reproduzca como cualquier ser vivo según lo planteado por Dawkins (1988), o para comunicar, hecho que consiste, de acuerdo con Vilaroya (2002), en manipular puntos de vista, y conseguir situar al interlocutor, por medio de mensajes verbales, en
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nuestro punto de vista, o colocarnos en el suyo.
En un principio tenemos un mensaje construido empleando el sonido con sus características de intensidad, altura y timbre que al convertirse en palabra o en composición musical maneja todas las variables posibles dentro de esa limitación y es interpretado por el receptor examinando su congruencia. Por eso no es recomendable corregir al otro sino llevarlo a través del lenguaje, con argumentos lógicos, a que se dé cuenta de otros puntos de vista desde los cuales se puede contemplar el fenómeno nunca confundirlo con mensajes ambiguos, como la madre cuando le encarga vigilar la conducta de sus hermanos al hijo mayor y le pregunta como se portaron, si dice que bien es tapadera si dice que mal es chismoso. Tratemos de examinar la diferencia entre la reproducción de una sonata para piano ejecutada por un instrumento mecánico y la mano de un artista, si se están empleando las mismas notas, tocando las mismas teclas, ¿por qué el artista nos hace vibrar de emoción y no lo hace el instrumento mecánico?; por las modificaciones mínimas introducidas en la intensidad y la duración en el tiempo de la presión sobre la tecla para producir cada nota. Es así como el factor emotivo que agrega el artista al modificar la calidad de la interpretación modifica el mensaje, contemplándolo desde otra categoría. Si bien en el ejemplo de florero- caras o en el de “Cóncavo Convexo” de Escher el proceso es inconsciente e imposible de controlar como lo refiere Hofstadter (1982) Esa falta de congruencia que en un momento el cerebro encontró entre la concepción interna y la realidad exterior, en forma de dilema o conflicto intelectual, se convirtió en la influencia de la información sobre la actividad cerebral y produjo el crecimiento de las células nerviosas, de sus fibras o ramas así como el incremento en la velocidad de conducción en los procesos de codificación y decodificación de los mensajes. Un niño de dos años que intenta subir o bajar de un banco alto por primera vez, tiene que crear sobre la marcha el modelo motor para evitar caerse y a la vez construir el modelo en el cerebro siguiendo rutas no empleadas hasta ese momento.
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Niño trepando un banco. Los trabajos de Penfield (1972) demostraron que cada vez que el cerebro encuentra la solución a un problema donde el ambiente biológico, emocional o intelectual del individuo lo ha planteado. Cada vez que descubre la solución de un dilema o cuestionamiento se modifica la estructura de la neurona, surge en el ámbito de miles o millones de células nerviosas un nuevo brote sináptico que con el trabajo constante incrementa su tamaño y se conecta con otros brotes o cuerpos neuronales formando nuevas redes, enriqueciendo la eficiencia del cerebro. No hay otra forma de hacer crecer las neuronas y favorecer la maduración cerebral más que la de presentarle conflictos, dilemas al niño. Haciendo uso de los modelos holográficos propuestos para el universo por Aspect y sus colaboradores, y para el cerebro por Pribram, podríamos hacer la analogía entre el flujo de información por el cerebro y los viajes espaciales descritos en las novelas de ciencia ficción, donde en un universo tridimensional seria imposible viajar a otra galaxia porque aun alcanzando velocidades cercanas a la de la luz estos tendrían una duración superior a la de varias vidas humanas, por lo que se ha manejado la idea hacerlo a través de los
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llamados agujeros de gusano, donde pasando por uno de ellos se llegaría a otro lugar del universo o a otro universo, introducir datos a la memoria equivaldría a recorrer la superficie del cerebro para almacenarlos, en cambio creando nuevas conexiones neuronales por donde fluyan los mensajes se llega a otros universos en un nivel superior de organización, en el momento en que algún nuevo indicio nos plantea la posibilidad de que exista un modelo diferente de organización del entorno, una falta de congruencia entre el modelo que tiene el cerebro y el modelo externo y se descubre éste, de acuerdo con Hutchinson (1992 ) “se tiene la impresión de que el cerebro se ha ordenado de otro modo”, y es así porque se han creado nuevas redes neuronales que servirán para entender un mundo más complejo creado por el propio cerebro, estas redes tienen la característica de ser irreversibles porque son el resultado de la maduración cerebral.
Confirmemos este efecto al ver en la cara de satisfacción del niño cuando se da cuenta que ya sabe caminar. Tiene una perspectiva del mundo completamente diferente de cuando permanecía en posición supina, cuando miraba el techo de su habitación, ahora ya tiene un enfrente y un atrás, un antes y un después, ya puede desplazarse para tener los objetos en sus manos en el instante que lo desee. O cuando descubre que ya sabe leer y tiene a su alcance toda la información que el mundo ha codificado, al menos en su lengua materna. Hay más de un relato de ciencia ficción donde se describen la sorpresa que tienen los astronautas al emerger de un agujero de gusano en otro lugar del universo o en otro universo. .
MENSAJE ----------------x -----crecimiento neuronal
Figura 5. - Crecimiento de fibras en la neurona provocadas por la solución de un dilema.
Los descubrimientos de Hyden (1959) y de muchos otros investigadores coinciden en que la información madura el cerebro, es decir por medio de partículas virtuales se provocan cambios anatómicos y funcionales en el cuerpo de las neuronas, en sus procesos de conducción y desde luego en la construcción de redes neuronales nuevas y aparición de funciones. ¿Cómo se produciría este fenómeno si la información, la forma en que estructuramos el mensaje, no tuviera alguna influencia sobre la organización anatómica y funcional de la materia cerebral, en particular de la neurona?, podemos decir que el cerebro es una estructura biocibernética cuya organización anatómica y funcional es modificada por los mensajes que produce y por el análisis matemático que realiza de los recibidos del exterior. Rosenzweig y col. (1972) comprobó que los cerebros de las ratas sometidas a este tipo de ambiente cuestionador, que él llamó ambiente rico, producían mayor cantidad de mediadores químicos, los cilindroejes de las neuronas se cubrían con vainas de mielina, se incrementaba la actividad de su sistema ribosomal y como consecuencia había mayor velocidad en la conducción de los impulsos nerviosos y en la codificación y decodificación de la información. Paralelamente, encontró crecimiento del cuerpo de células nerviosas con el consiguiente aumento de sus ramas o dendritas y las espinas sinápticas para ampliar la superficie de conexión de unas células nerviosas con otras. Demostró con sus experimentos lo mismo que Penfield: las partículas virtuales modifican el funcionamiento y la materia de la célula cerebral Lo mismo sucede en los seres humanos cuando el ambiente educativo les permite crear conjeturas y enfrentarse a dilemas intelectuales, morales y de toda índole, se provoca la irreversibilidad de la maduración cerebral. Según Prigogine (1997) comprobamos que los fenómenos irreversibles conducen a nuevas estructuras y, desde el momento en que aparecen como consecuencia de la irreversibilidad, ya no nos está permitido creer que somos los responsables de la aparición de la perspectiva del antes y del después, la maduración cerebral es un fenómeno muestra de esa irreversibilidad. Ahora tenemos una visión del tiempo distinta: ya
Dilema:
¿Que harías
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no podemos pensar con Einstein, que la irreversibilidad del tiempo es una mera ilusión. El mundo sigue siendo idéntico pero nuestra concepción del mismo se ha modificado, nuestro cerebro ahora es capaz de ver con más claridad su complejidad, suceso no sólo atribuible a los grandes investigadores sino a todos los seres humanos en los actos importantes de su vida. Parecemos contradecir al maestro al decir que el niño se da cuenta que ya sabe leer cuando él dice que le enseña, pero su labor es más importante que el simple enseñar, diríamos que es trascendental en la vida del alumno, le siembra ideas que crecen y se reproducen igual que los seres vivos, según Pribram (1980) “lo más que puede hacer el maestro, es orientar al estudiante para que adquiera conocimientos libres de error, nunca podrá penetrar en su cerebro y establecer las conexiones necesarias para el aprendizaje”, sabemos que su relación con el alumno es muy valiosa porque esa orientación, la forma en que construya sus mensajes será la que facilite o entorpezca el establecimiento de esas conexiones y le ayudará a crear los programas para construirlas. El cerebro del alumno hace esa función gracias a la manera de introducir la información, el verdadero mensaje educativo es aquel que modifica la organización de la actividad cerebral no memorizado por el alumno y evaluado mediante un examen. En el caso de la lectura, el maestro primero envía mensajes para despertar el deseo de aprender a leer, lleva al alumno a descubrir que los signos que ve quieren decir algo determinado, luego le presenta un número indeterminado de palabras o frases, el niño las memoriza y almacena en su memoria visual sin saber cómo; después, si el maestro quiere, le ayuda a romper esas palabras en sílabas para descubrir cómo están formadas las palabras, favoreciendo por parte del niño la construcción de nuevas palabras o el descubrimiento de las mismas sílabas o fonemas en otras palabras; si el maestro no lo hace, el niño lo hará por sí solo, se preguntará si no existe una clave y al descubrirla aprenderá a leer en la misma forma en que creará muchas otras funciones. Cuando el niño dice que ya sabe leer y siente que el mundo se modifica quiere decir que ha descubierto esa clave de la lectura, no que el maestro la haya impreso en su cerebro. Para aprender a nadar primero tenemos que descubrir que nuestro cuerpo pesa menos que el agua y por lo tanto flota, para aprender a leer la lengua castellana, como un primer paso debemos descubrir que existen veintiocho letras, de las cuales veintitrés son consonantes y cinco son vocales, y que se combinan en sílabas que pueden ser simples cuando es una sola consonante con una sola vocal, o compuestas cuando son dos consonantes y una vocal; que pueden ser directas si la consonante va antes, inversas si la consonante va después o mixta si la vocal va en medio, que las sílabas compuestas sólo pueden formarse con l ò r en medio; el cerebro hace este proceso después de que ha visto muchas veces palabras, frases u oraciones que obviamente están sujetas a estas reglas. Algunos educadores descubrieron que el cerebro del niño es capaz de realizar este proceso, lo emplearon para que se le facilitara la adquisición de la lectura y lo llamaron método natural para la enseñanza de la lectura porque respeta la naturaleza del niño; no lo lleva a incongruencias lógicas como creer que una letra aislada dice algo. Este proceso que se da en el niño, a más tardar a los seis años de edad, es la demostración de que la inteligencia es el recurso que el ser humano tiene para interpretar la realidad, una función del cerebro que actúa ligada al deseo de saber, pero se demuestra y se va construyendo paso a paso en los momentos mismos en que repentina y aparentemente de forma espontánea se encuentra la solución de un problema, en que se descubre que el universo tiene formas de organización diferentes o más complejas de lo que habíamos contemplado; pero antes de que eso suceda, la inteligencia ha planteado ya la posibilidad de que ese orden existiera y se ha puesto en acción ante la necesidad de descubrirlo. El universo por sí mismo jamás plantea problemas, es el cerebro del hombre en su afán de conocerlo el que crea las conjeturas. Para entender la sensación ante este cambio, quizá sería conveniente recordar cómo aprendimos a andar en bicicleta. Posiblemente alguien nos hizo trepar a la bicicleta y, sosteniéndola fuertemente, corrió junto a nosotros mientras pedaleábamos, soltándonos cuando veía que manteníamos el equilibrio y sujetándonos cuando nos íbamos de lado. Nuestro cerebro inconscientemente estaba creando la conjetura: ¿cómo es posible que mantengamos el equilibrio sobre dos ruedas tan delgadas?, ¿cuál de todas las imágenes de nuestro cuerpo en movimiento sobre la bicicleta es la adecuada para mantenernos en equilibrio y evitar
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caernos? Cuando descubrimos esa imagen y pudimos mantenerla nos dimos cuenta que ya sabíamos andar en bicicleta, sentimos una oleada de placer y la necesidad de hacer partícipes a otros de nuestro descubrimiento, nuestro cerebro había secretado unas sustancias llamadas endorfinas, conocidas comúnmente como dadoras de placer. ¿Será por eso que las personas que hacen uso de su inteligencia tienen muy buen sentido del humor, se ríen hasta de sí mismas, porque fácilmente forman nuevas estructuras neuronales?
. Figura. 6.-Descubriendo como mantenerse en equilibrio.
Solamente una postura es la que lo mantiene en equilibrio.
Según Lightman (2007) una experiencia que comparten el físico y el novelista, de lo más extraordinario, es el momento creativo, “una gran parte de la actividad de científicos y artistas no es especialmente creativa, pero hay otros periodos, que podrían durar tan solo unos pocos segundos o quizás horas, en que sucede algo diferente, cuando el científico o el artista son presos de inspiración”. Él mismo nos refiere su experiencia personal en uno de sus primeros problemas de investigación, cuando era estudiante de doctorado, en estos términos: “Tras un periodo inicial de estudio y trabajo, yo había conseguido establecer las ecuaciones que había que resolver. Pero entonces di con un muro. Sabía que había cometido un error, porque un resultado intermedio no salía tal como debería, pero yo no podía encontrar ningún error. Y no podía seguir. Día a día comprobaba cada ecuación, pero no sabía que es lo que estaba haciendo mal. Esta confusión y este fracaso continuaron durante meses…Entonces, una mañana, me desperté hacia las 5 a.m. y ya no pude volverme a dormir. Me sentía muy excitado. Algo estaba sucediendo en mi mente. Quizás durante semanas mi mente había estado tomando caminos secretos, ensayando diferentes posibilidades y conexiones y ahora se desbordaba. Al cabo de un tiempo, yo había resuelto mi problema de investigación”. Podrían los maestros tomar este modelo como ejemplo al programar la actividad escolar, seguramente obtendrían mejores resultados.
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CODIFICACIÓN DE LOS MENSAJES EN EL CEREBRO En el mundo físico las entidades están constituidas por partículas formadas por masa y energía, no son cantidades mensurables continuas, por eso se llama cuantos de luz a los corpúsculos que forman un rayo luminoso, sin olvidar que existen partículas de espacio-tiempo entre uno y otro. En los sistemas de información las partículas virtuales no tienen masa, es la frecuencia y la intensidad con la que se envían los impulsos lo que constituye el mensaje. La cantidad mínima de información contenida que se puede enviar y ese sistema puede captar se denomina bit; los datos perceptuales sólo pueden viajar uno por uno a través de las vías nerviosas en forma de partículas de energía eléctrica, química o mecánica, hay un período mínimo de espacio-tiempo llamado por los neurofisiólogos período refractario entre cada dato, que también se codifica, pero como simultáneamente esos impulsos vienen de todos los receptores, no van aislados, se organizan por paquetes formados por todos los que llegan en un instante, la fracción mínima de información que se puede enviar en el mínimo de tiempo por todos los receptores al cerebro constituyendo la imagen de una instantánea, como la que vemos en la pantalla del cine, del televisor o del monitor de la computadora, que llamamos o consideramos virtual. Nuestro cerebro, acorde con la estructura de la materia también está formado por partículas de espacio tiempo, lo que lo convierte en un instrumento capaz de captar la discontinuidad del movimiento. Dos de las características del funcionamiento de la estructura matemática que posee el cerebro para analizar la información, se relacionan con el llamado espacio-tiempo fisiológico, su manera orgánica de percibirlo. Estas dos características están formadas por el período de latencia (en el que se envía información) y el período refractario (cuando se recibe información de que no se envía información). El primero se refiere al tiempo que tarda un impulso nervioso desde el receptor hasta la estructura final a la que está designado, y el segundo al tiempo que hay que esperar para que se pueda enviar otro impulso, equivaldría al tiempo que tarda un cuanto de luz desde la fuente que lo produjo hasta el receptor lo cual provoca su alargamiento y al espacio-tiempo aparentemente vacío entre uno y otro fotón. Esto nos confirma que los datos, las imágenes, los estados de fase tienen que ser enviados uno por uno y nos da la idea de la duración del instante en el cerebro, el cual debe ser una medida absoluta y a la vez nos dice que hay instantes en que la información está fluyendo por el sistema y hay instantes en los que no está fluyendo por lo que no se puede captar más información que esa, aunque parezca verdad de Perogrullo, estamos recibiendo la información de que no se esta enviando información porque se permanece en un período refractario, construimos un mensaje si lo enviamos en un periodo determinado de tiempo llamado presente. En un rayo de luz los fotones viajan uno por uno y mientras mayor es la distancia por recorrer, mayor es el espacio tiempo que existe entre uno y otro, entran al receptor del cerebro y lo activan en esa forma periódica, no continua, lo cual coincide con los períodos de latencia y refractarios del funcionamiento del cerebro, en el caso de los sonidos las ondas sonoras con sus variaciones de frecuencia e intensidad conforman el mensaje. Habría que reflexionar si, ¿el tiempo es una sucesión de eventos o es el trabajo de nuestro cerebro en el terreno de la frecuencia lo que nos hace captarlo de esa manera?
-1-0-1-0-1-0-1-0-1-0-
Figura 7.-. Un mensaje está formado por bits y en el cerebro se convierte en períodos de latencia y refractarios traducidos en el terreno de la frecuencia en facilitación e inhibición. Estos paquetes de datos se envían periódicamente al cerebro, cada uno de nuestros receptores se abre o cierra para dejar pasar o no la información de acuerdo a las órdenes que están recibiendo del centro de control maestro formado por la corteza cerebral, cada instante se envía un mensaje diferente, para ello basta que un solo receptor en lugar de dejar pasar la partícula de información se lo impida o viceversa para
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que el mensaje se modifique, si estuviéramos hablando de un ordenador o computadora diríamos que el mensaje ha sido codificado en lenguaje binario. Al conjunto de datos que vienen de todos y cada uno de los receptores y se presentan en un instante dado a esa primera codificación le llamaríamos estado de fase. Debe existir paralelamente un programa que reúna varios estados de fase enviados durante un tiempo mayor determinado por el propio funcionamiento del cerebro para distinguir entre pasado y futuro lo que constituye el presente, podemos llamar evento al conjunto de presentes y al conjunto de eventos acontecimiento y seguir así sucesivamente.
Figura 8.- Película.
transformada rápida de fourie Un estado de fase correspondería lo que los filósofos llaman Dazien, por ejemplo, a cada una las imágenes fijas de una película que se van sumando en el tiempo para dar al cerebro la impresión de movimiento, el conjunto forma un elemento menor a una escena, lo llamamos presente. A través de la visión nunca percibimos cuadro por cuadro, tampoco presente por presente, lo mismo que sucede cuando escuchamos una melodía, nuestros oídos sólo pueden oír los sonidos uno por uno, nuestro cerebro los suma para que escuchemos el conjunto. Con la información de todos y cada uno de los receptores del sistema nervioso podríamos, para ilustrarlo, construir una figura con guiones y cruces o 0 y 1 dibujados en una superficie cuyo volumen está medido en tiempo, un instante pero que están viajando a diferente velocidad por el sistema nervioso, basta un pequeño desfase en la llegada de un impulso para que la imagen se modifique. El cuadro de la película con imágenes, sonidos y las sensaciones que despierten en el cerebro, superpuestos uno sobre otro quedarían agrupados en un bloque tridimensional, largo y ancho, espacialmente, y la altura medida en tiempo constituyendo varios de ellos un presente, varios presentes construirían una evento y varios eventos harían un acontecimiento con los que se formarían los conceptos. Para poder examinar los estados de fase y construir los presentes y los conceptos y decidir hacia qué rama de la bifurcación debe fluir cada uno de los datos que los están constituyendo, el cerebro necesita detenerlos, examinarlos, reconocerlos agrupados en
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esos bloques espacio-temporales y después dirigirlos por una de las rutas determinadas. Estado de fase Presente: Varios estados de fase. Acontecimiento: La suma de varios presentes Figura 9.- Diagrama que presenta el estado de fase el presente y el acontecimiento donde el 0 y 1 representa la activación o no-activación de los receptores en el espacio tiempo. Para que aparezca en el cerebro la imagen de una postura en estado de fase, presente, acontecimiento o concepto de la misma, el medio ambiente interno y externo activa los receptores internos y externos de nuestro cuerpo, unos se abren para dejar pasar el impulso, otros se mantienen cerrados para bloquear el paso del impulso, esto tiene que codificarse en una clave que nos describe cuántos y cuáles están dejando pasar y cuántos y cuáles están bloqueados, en un sistema llamado binario que sólo utiliza dos posibilidades, presencias y ausencias, abierto y cerrado, facilitación e inhibición, pero que cambian constantemente porque la acción de la gravedad en este caso modifica constantemente la posición del cuerpo en el espacio. Durante un período limitado de tiempo se envían o dejan de enviar impulsos en cada receptor para constituir un mensaje. Al combinarse los dos fenómenos, receptores abiertos y cerrados, en esos mínimos de tiempo se constituye un mensaje, como los jugadores distribuidos en el campo de juego en un instante y cada uno de ellos moviéndose en el tiempo nos construyen un acontecimiento, un evento, la que Vilaroya (2002) llama una vivencia y para quien es la unidad del conocimiento y no el concepto como han dicho otros investigadores, para nosotros también existe una cantidad mínima de información anterior al concepto donde un evento se constituye por el conjunto de estados de fase generados en un tiempo determinado. Con otro enfoque, Javier Sampedro (2012) dice que nuestro cuerpo está representado en dos tiras verticales de cerebro, el famoso homúnculo somato sensorial, en justa proporción a las zonas de la piel que le mandan información sobre lo que tocan, su textura, temperatura y su capacidad para hacer daño. Pero como nuestro cuerpo es un objeto situado en el mundo físico, el homúnculo es en realidad un mapa del mundo. Representa la realidad tal y como la percibe el sentido del tacto nuestro contacto físico con las cosas. Nuestra mente es en parte una colección de mapas interiores de ese tipo aunque muchos no posean una topografía tan evidente. Lo primero que hace el cortex auditivo con la masa sonora que le llega del mundo exterior a cada instante es clasificarla pos sus secuencias acústicas, como notas en la escala musical; en el cortex visual los homólogos de las notas musicales son las inclinaciones de las fronteras entre la luz y la sombra. Redondeando un poco esos mapa encarnan toda la información que recibimos del mundo, se sigue
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forzosamente que el contenido de nuestra mente son las elaboraciones internas del cortex cerebral, resultados de un proceso en gran medida inconsciente que va interpretando los datos crudos del mundo integrándolo en una geometría coherente: una que sea compatible con el mundo, pero también con lo que ya habíamos aprendido del mundo. Lo que tienen en común estos procesos es un mecanismo de abstracción progresiva. Los fonemas se abstraen en silabas, raíces y sufijos, luego en nombres y verbos, oraciones simples dentro de una frase compuesta de mayor jerarquía.
1min.. 30seg. 49cts. 1min. 30seg. 50cts Figura 10.- En la actividad eléctrica del cerebro examinada a intervalos de 1/100 de segundo se observan modificaciones en el porcentaje del voltaje y la frecuencia ¿Cómo se entera el niño que su cuerpo se está moviendo si su cerebro no puede captar el movimiento, si sólo capta sus posturas, si sólo recibe la información sobre el grado de contracción de los músculos en todo momento? Esto es porque existe un límite de tiempo llamado presente para que cada uno de los receptores envíe la información a ser codificada, de otro modo tendríamos un continuo difícil de diferenciar e inexistente en la naturaleza. El conocimiento del movimiento, del caminar, se adquiere a través de la acción, de la manipulación del objeto, pero no con el objeto que tiene en las manos sino con la serie de imágenes que se tienen en el cerebro, de sus estados de fase, de sus posturas. Ahora el cerebro es capaz de descubrir la clave binaria, establecida en el tiempo, en que se han codificado los mensajes, contempla todas las imágenes, como si hubiera un observador externo que va descubriendo esas imágenes y las va sumando formando estas claves, determina cuáles estados de fase tienen mayor número de receptores prendidos y cuáles el mayor número de receptores apagados, y cuáles son en un instante determinado o en otro, clasificándolos en el sistema binario, dando a unos el 0 y a otros el 1 para poder identificarlos. “El movimiento es el fenómeno que proporciona y constituye el primer vocabulario del hombre” como dice Churchil E. M., (1965) pero son los múltiples estados de fase motores los que convertidos en presentes llegan al cerebro transformados en mensajes, tienen que codificarse para servir de modelo al lenguaje. Las combinaciones de facilitaciones e inhibiciones producidas por las contracciones y no contracciones musculares derivadas de la postura del cuerpo en el espacio, motivadas por la fuerza de la gravedad, fluyen a través de los nervios bifurcándose en las distintas interconexiones neuronales, aparentemente en forma aleatoria, pero determinada por procesos apriorísticos que se establecen en el cerebro a manera de una clave en el sistema binario de apagado, prendido, proporcionando una concepción del mundo en ese instante y la suma de una serie de instantes, de muchos estados de fase, de muchos presentes, constituyen un evento y posteriormente la primera palabra codificada en el cerebro.
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Al facilitar que el niño se mueva incrementamos los estados de fase y presentes motores tanto de recepción como de expresión y la posibilidad del lenguaje y después ayudamos a su desarrollo hablándole y dejando que hable para que auto corrija su habla, e introduciendo preguntas, cuestiones, dilemas para alimentar su producción de mensajes generadores del lenguaje. Antes de contar con un sistema universal de medida, el sistema métrico decimal, ¿cómo se pesaba y se medía?, ¿cómo sabemos ahora a qué equivale una libra, un galón o una yarda?, sin hacer referencia a gramos, centímetros cúbicos o lineales.
EL CEREBRO CONSTRUYE LOS MENSAJES DEL UNIVERSO.
Tratando de explicar cómo se cambian las concepciones que el hombre tiene del universo y se modifican los
modelos de observación con los que cuenta el cerebro, nos encontramos con que Hutchinson (1992) en otro
contexto pregunta “A qué se debe que el cerebro necesite siempre la aparición de un estímulo externo que
le espolee, impulse o dispare la creación de nuevas conexiones, la formación de nuevas ideas, la
experimentación de momentos Eureka?” como sucedió con Arquímedes “¿Por qué, en algunos casos, estos
estímulos pueden conducir a estados del cerebro que producen niveles superiores de orden, belleza,
complejidad, y en otros al desorden y a la destrucción?”. Pero también plantea si somos capaces de
contestar estas preguntas tal vez podamos descubrir algún procedimiento de consecuencias
trascendentales, cómo dirigir intencionalmente mensajes específicos directos a áreas específicas del cerebro
y activar nuevas ideas o momentos Eureka a voluntad”. Pero, ¿en qué consisten esos mensajes?, ¿vienen
forzosamente del exterior del cerebro? , o bien, ¿es el cerebro quien los construye?, ¿el cerebro advierte los
mensajes que le envía el universo o este es un ente pasivo y el cerebro, en su necesidad de organizar, los
advierte y construye? Podemos hacer válida la idea del principio antrópico mencionado anteriormente y
somos el resultado final de la construcción del universo, pero no somos la pagina final del texto sino que
estamos aquí para interpretarlo.
Apoyándonos en el principio de incertidumbre de Heisenberg, en la interpretación de Copenhague,
podemos afirmar que la concepción de la estructura de la realidad se modifica si cambiamos el modelo de
observación porque ésta a partir de la partícula se encuentra en todos los estados posibles. Contemplemos
la página escrita de un texto, si dejamos que resalten los espacios en blanco entre una palabra y otra
veremos aparecer una figura formada por nuestro sistema visual, si observamos las nubes les daremos
forma de figuras conocidas, sería imposible entender la organización de las estrellas sino las agrupáramos en
constelaciones. ¿Es la página escrita, el cielo con nubes o estrellas la que nos envía el mensaje y nosotros lo
advertimos o primero lo construimos y después lo advertimos?
Piaget (1965) en su teoría sobre el desarrollo de la inteligencia hace notar como los modelos de observación
de la estructura de la realidad se modifican de acuerdo con los esquemas mentales que se van formando en
proceso de desarrollo del niño, al principio de este se cuenta con un modelo al que se ajusta la realidad,
llamado repetición de esquemas reflejos. Pero Piaget mismo se pregunta porque dura el reflejo y porque
parece ejercitarse en el vacío, sin la presencia de algún estimulo externo que lo ponga en operación. En el
otro extremo, al final del desarrollo, aparece la capacidad de los esquemas formados para examinarse a si
mismos y quedar en libertar de modificarse al descubrir que hay otros modelos que le permiten con menos
datos obtener mayor cantidad de información. En el desarrollo del encéfalo se originan en la repetición de
los esquemas reflejos respuestas del tallo cerebral en cambio en las operaciones formales u operaciones
sobre operaciones, ejecutadas por la corteza frontal del cerebro, donde no basta con el pensamiento sino
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con una estructura capaz de realizar el análisis de la congruencia de ese pensamiento en su análisis de la
estructura de la realidad. Aun cuando los procesos que se utilizan para modificar los modelos de
observacion son siempre los mismos: asimilación y acomodación en los cuales si la realidad no se puede
absorber con la estructura que se tiene se modifica la estructura.
Para poder explicar estos hechos dentro del contexto educativo, tenemos que empezar por abandonar la
palabra estímulo cuyo significado es aguijón con él cual se obtiene siempre la misma respuesta y sustituirla
por la palabra mensaje, sabiendo ya que son los mensajes y no los estímulos los que modifican la estructura
y el funcionamiento de la célula nerviosa, construiríamos las siguientes preguntas, ¿En ese análisis de la
congruencia del pensamiento seremos capaces de descubrir cómo están organizados los mensajes que
provocan la maduración cerebral para usarlos de forma sistemática en la enseñanza dando prioridad a los
métodos educativos sobre todo con los discapacitados para llevar sus cerebros al máximo desarrollo de su
potencialidad? ¿Podremos en el futuro construir un mensaje de tal magnitud que produzca en la humanidad
niveles superiores de orden, belleza y complejidad?, ¿se encontrará en un futuro la humanidad con un
fenómeno similar al que se encontró Saulo de Tarso en el camino de Damasco? Las guerras mundiales, las
revoluciones, los fenómenos naturales devastadores o cataclismos han servido hasta ahora para producir
esos procesos en una parte muy pequeña de la humanidad y durante un corto tiempo, en cambio en algunos
individuos parecen producirse y mantenerse permanentemente como el caso de las personas que refieren
haber tenido cambios trascendentales o estados alterados de conciencia después de experiencias cercanas a
la muerte o atravesado por situaciones similares.
La capacidad de crear de conjeturas, característica fundamental de la inteligencia, descubrimiento de
entrada de agujeros negros, se fundamenta en que el flujo de mensajes en el cerebro sigue un proceso
aparentemente caótico por un camino que ya está determinado, por eso se le ha llamado caos determinista.
Determinista porque ya están trazadas todas las rutas posibles que puede seguir un mensaje como en el
caso de una ardilla trepando un árbol, y caótico porque no podemos predecir cuál de esas ramas seguirá la
ardilla o cada bit de información si tiene que elegir una de las alternativas que existen en cada bifurcación de
la red neuronal. En principio, el mensaje podría seguir el camino trazado, como una pelota que rueda por
una pendiente de las muchas que hay, como si fuera atraída por la hondonada que está al final o, en este
caso, por algún sistema más complicado, la corteza cerebral, que le guiará a través de uno de esos muchos
caminos posibles. Al cambiar de ruta un solo bit se modifica el mensaje y nuestro cerebro podría estar
contemplando, quizá, otro de los muchos universos que conforman el multiverso del que habla Deustch
(2002), porque lo entendemos en una forma distinta a como lo habíamos hecho hasta ahora.
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una ardilla trepando un árbol (figuras)
sabemos que tiene que subir por una de las ramas pero no sabemos por cual-
Este problema del caos determinista, según muchos investigadores, no había sido examinado a fondo hasta
que en 1963 Lorenz, queriendo explicar las dificultades que surgían en la predicción de los cambios
climáticos, descubrió lo que actualmente se conoce como el efecto mariposa y se ejemplifica diciendo que
una mariposa aletea en el Amazonas los cambios que desencadena ese movimiento tan ligero podrían
suscitar un huracán en las Indias Occidentales (Fig.10), lo que nos hace recordar aquel cuento que decía por
un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo…hasta que se perdió un reino. La
imagen que recoge la idea de que el más pequeño de los acontecimientos conduce a las consecuencias más
espectaculares y que su modificación nos puede llevar a resultados muy difíciles de predecir, por ejemplo,
tal vez no se hubiera producido la primera guerra mundial si el archiduque de Austria no hubiera muerto
porque su asesino tropezó antes de disparar y se modifico la trayectoria de la bala. Ekeland (2001) dice
“consideremos que una pequeña perturbación se duplica en dos días lo cual significa que en diez días se
verá amplificada por un factor de 1000 y por mil millones en un mes cuando llega a la escala microscópica”.
En un sistema de información tan complicado como el proceso intelectual que realiza el cerebro humano a
través de su trillón de interconexiones neuronales el resultado final puede ser modificado por el cambio de
ruta de un solo dato o bit de información por insignificante que parezca, como esa señal que hace exclamar
al niño pequeño ¿por qué? En el sistema binario tomamos 1-0-0-0-1 igual a 17 en el sistema decimal, si
cambiamos un número “1” de lugar el resultado se modifica así: 1-0-0-1-0= 18, en el sistema decimal el
cambio es poco significativo. El resultado de duplicar el primer número es 34 y del segundo es 36, si
seguimos duplicándolos a la décima vez los resultados serán 17 402 para el primero y 18 432 para el
segundo, amplificados por un factor de 1000 y luego por mil millones será más que evidente la perturbación.
En otro ejemplo, jamás podremos saber cuánto mide la superficie o el volumen de un objeto curvo, sea
círculo, esfera, cono, porque Phi es el número de veces que cabe el diámetro del círculo en el perímetro de
la circunferencia y por lo tanto no es exacto. Si aplicamos las conclusiones de Ekeland veremos la magnitud
de la alteración de los resultados en situaciones familiares, escolares sociales y llegaremos a conclusiones
similares a las de Lorenz.
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Figura 11.-Una mariposa aletea en el Amazonas y se produce un huracán en las Indias Occidentales.
El niño en sus intentos por caminar descubre la posibilidad de que exista una postura, equivalente a un
conjunto de presentes o eventos, que le permite mantenerse erecto y su capacidad de recobrarla cuando
realiza el acto de caminar, pero en ese juego anterior de encontrar y perder la postura erecta por la
atracción de la gravedad se plantea la conjetura de si no se podrá jugar ese juego de perder y recobrar la
postura erecta constantemente, si descubre esa posibilidad así también que ya puede mantener el equilibrio
en la forma dinámica de caminar, ese aparentemente insignificante descubrimiento modifica su concepción
del universo pasa de estático a dinámico.
Cuando llevamos a una persona a descubrir o descubre por sí misma que la “x” usada en la multiplicación
quiere decir “veces”, llega fácilmente a la respuesta correcta al problema del por qué cuando multiplicamos
fracciones el resultado obtenido es aparentemente menor, porque el resultado de ½ x ½ = ¼.o por qué el
resultado de la suma de 1+1 es mayor que el de la multiplicación de 1x1. Al revisar el procedimiento de
enseñanza nos encontramos con que para que el niño aprenda a multiplicar se le exige que memorice las
tablas de multiplicar diciendo la palabra “por” que para él seguramente no tiene significado alguno,
esperando que “se dé cuenta que” en ese caso quiere decir veces, lo cual difícilmente sucede. No vemos la
acción de la corteza cerebral para desviar el dato en las interconexiones, para descubrir la respuesta
correcta, como supusimos que sucedió en Galileo, hasta que no llega la pregunta desde el exterior no se
logra esa desviación, ¡el huracán se produce en otra parte y una devastación cuyos alcances no conocemos!
Se afecta todo el aprendizaje de la matemática. Algo parecido sucede cuando se emplea un método analítico
para la enseñanza de la lectura, donde la A, B o S aisladas o combinadas con una vocal sa se si so su no
tienen significado alguno, el niño no llega a descubrir el significado de la palabra y la frase, ni se produce la
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descarga de endorfinas que provoca el descubrir que ya sabe leer porque “el acto de leer no se agota en la
descodificación pura de la palabra escrita o del lenguaje escrito, sino que se anticipa y se prolonga en la
inteligencia del mundo” Freire (2005).
Pensemos si tiene razón Vargas Llosa cuando comenta, (1999) “la persona que no lee, o lee poco, o lee mal,
puede hablar mucho pero decir siempre pocas cosas porque dispone de un arsenal mínimo y deficiente de
palabras para expresarse. Esta limitación verbal es, al mismo tiempo, una limitación intelectual, una
indigencia de pensamientos y conocimientos, porque las ideas, los conceptos, no existen disociados de las
palabras a través de las cuales los reconoce y define la conciencia que los transmite... y hablar bien significa
estar mejor preparado para pensar, soñar, fantasear, sentir y emocionarse. Una pareja que ha leído a
Garcilaso y a Baudelaire ama más y goza mejor que otra de analfabetos semidiotizados por la televisión” No
existe esa versatilidad en el pensamiento porque han cesado todos los cambios. ¿Pero, no es el propósito
del sistema escolar actual y la mayoría de los programas de televisión idiotizar a la población en general y a
los niños en particular, atrofiando su lóbulo frontal, anulando su capacidad de decidir, de elaborar planes y
hacer autocrítica? ¿Los maestros se habrán preguntado por qué no despiertan el entusiasmo por leer sino
que creen que obligando al niño a leer todos los días 15 minutos van a lograr que el niño disfrute de de la
lectura y la utilice como medio para obtener información y plantearle cuestiones a su cerebro?
Este planteamiento nos lleva a reflexionar sobre una cuestión importante, si estamos hablando de un
sistema de información aun tan complicado como el cerebro humano, no quiere decir que esté a salvo de la
introducción de “virus” que degraden el sistema y aumenten la entropía, como en el caso de la palabra
“por” en lugar de la palabra “veces”, que dificulta descubrir la respuesta al problema anterior, primero se
enseña la suma de quebrados donde hay que realizar operaciones matemáticas tediosas y aburridas,
después se muestran la división y la multiplicación como muy fáciles de tal manera que el alumno no tiene
que reflexionar sobre la respuesta. En otros casos son situaciones que en algún momento producen en
ciertas persona traumas, como en los casos de algunos amputados de guerra y amputados del alma que no
pueden repararse por completo como ejemplifica Miller en alguna de sus obras(1984), en otras prejuicios,
pensamiento psicótico, relaciones enfermas, creer que se tiene siempre la razón y que los demás están
equivocados sobre todo si se tiene supuestamente un puesto de mayor jerarquía, ver a las mujeres en un
plano de inferioridad, dificultades en el aprendizaje que más bien serían dificultades para establecer nuevas
funciones cerebrales o para modificar las conexiones existentes, estarían amputados de la inteligencia,
pero lo más grave sucede cuando la escuela con su metodología de enseñanza mata el deseo de saber del
niño. Dentro de los recuerdos escolares de los adultos es más frecuente encontrar el miedo a que el maestro
les preguntara en clase y no supieran la respuesta o no llevar la tarea, que el deseo de llegar a la clase para
satisfacer su necesidad de aprender algo nuevo, por esa razón es más común de lo que se cree la negativa
de muchos niños a asistir a la escuela argumentando que les ponen a repetir lo que ya saben, no están
produciendo endorfinas.
La idea de que una persona no puede aprender matemáticas, convencerla de que hablar o aprender una
lengua indígena es ser “naco”, que no disfrute de la lectura o que ésta le produzca sueño no siempre viene
derivada de una discapacidad intelectual, sino de un mal proceso de enseñanza, las tareas escolares
inadecuadas acaban con el deseo de aprender del niño y hacen odiosa la escuela, el abuso de la televisión
anula los impulsos para planear del lóbulo frontal, equivale a decir que introdujeron un “ virus” que borró el
programa del disco duro y así se atrofian muchos programas que el niño tenía instalados, como el deseo
innato de aprender y la capacidad de realizar actos inteligentes. Sería conveniente que los educadores
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analizaran sus procedimientos de enseñanza y los padres y las madres las formas en que transmiten sus
valores para no introducir virus que dañen el proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes porque se les
están adelantando los especialistas en mercadotecnia al conseguir introducir mensajes que llevan a los
individuos a consumir indiscriminadamente, a dejar de distinguir entre lo correcto e incorrecto, lo bueno y lo
malo o entre un acto de corrupción y una actuación honesta, ¿es deshonesto o se comete un delito si se
compra mercancía “pirata” cuando se puede conseguir en cualquier puesto de la esquina?
Cuando a una pregunta se le da una respuesta que no corresponde, por ejemplo, cuando le preguntamos a
una persona dónde va y nos contesta diciendo con quien va; si quiere alguna clase de alimento y contesta
que le hace daño, o dice que se tiene la obligación de ayudar, cuando la ayuda se pide, tenemos que hacerle
reflexionar sobre la pregunta para que descubra la falta de congruencia con su respuesta tratando de
eliminar el virus que se introdujo. Y no hablemos de los prejuicios que son ideas que se introducen como
algo invariable; en muchos lugares, por ejemplo, sólo se concibe a la mujer como ama de casa, díganlo si no
los comerciales en la televisión en los que vemos mujeres lavando, planchando, cocinando, lavadoras de dos
patas las han llamado, pero difícilmente en una actividad profesional o política, mientras no desviemos el
dato, seguiremos teniendo el mismo efecto, el mismo prejuicio, como sucedió con los detractores de Galileo
que nunca cambiaron su forma de pensar, por lo menos hasta donde nosotros sabemos.
Cada vez que el impulso nervioso llega a una bifurcación tiene que elegir un camino, a esa crisis por la que
atraviesa ese impulso nervioso o la partícula de información antes de tomar una decisión es lo que llamamos
conjetura, decidir por dónde se sigue, pasar por ese momento crítico antes de tomar una opción. Como son
millones de impulsos los que están viajando por las vías neuronales el sistema se vuelve muy complejo,
caótico, y no podemos saber por dónde la inteligencia va a dirigirlo, aunque sí sabemos que seguirá una de
las rutas posibles.
Figura 13.- Bifurcaciones, ¿cuál de todos estos caminos posible seguirá el impulso nervioso?
Para explicar el control que ejerce la estructura superior sobre la inferior recurrimos a uno de los modelos
de funcionamiento encefálico de los tres que describe Magoum, (1964) donde nos muestra una serie de
estructuras sobrepuestas en la que la superior inhibe, analiza las posibles respuestas, y controla a la inferior.
Para que nos quede claro, pensemos ahora en una función primitiva pero que demuestra la maduración
cerebral, nos referimos al control de esfínteres. Cuando el niño nace este control ya existe, si no fuera así la
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orina estaría saliéndose constantemente, la vejiga se vacía hasta que
está llena, no antes, más tarde, gracias a que entra en función una
estructura superior, el niño se da cuenta que puede controlar el esfínter,
mantenerlo cerrado y abrirlo cuando así lo desee, las dos posibles
respuestas. En otro caso, el descenso del nivel de glucosa o el
incremento de la densidad de la sangre por la pérdida de agua a través
del sudor o la orina se registra en el hipotálamo y como consecuencia el
niño llora, más tarde su corteza cerebral registra estos cambios como
algo que nosotros llamamos hambre o sed y desencadena una conducta
que lleva al niño a solicitar el satisfactor o a buscarlo por sí mismo
cuando ya es mayor.
Consideraríamos que la estructura poseedora de las indicaciones de los
genes para crear la primera conjetura con la que se enfrenta el niño en
su desarrollo está en la región más primitiva de la corteza en relación con
el tallo cerebral. Deja fluir los impulsos convertidos en estados de fase
por las vías nerviosas hasta que después de haber tomado una
desviación, le llegan ya reestructurados en un nuevo estado de fase,
conjunto de presentes o en una nueva concepción de la organización del
universo construida con nuevos conceptos donde uno de los elementos
básicos es el control de la estructura inferior.
Corteza cerebral
Figura 14.- Niveles jerárquicos, la estructura superior inhibe y controla a la inferior.
Corteza cerebral
Médula espinal
Tallo cerebral
Centro del encéfalo
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En un momento dado la actividad refleja en el ser humano queda sujeta al control de una estructura
superior para servir de salida, más adelante, al movimiento instintivo, automático y voluntario, a diferencia
de lo que sucede en los animales donde permanece invariable no solamente en el individuo sino en la
especie. Salvando la distancia, estamos hablando de un proceso parecido al que se lleva a cabo cuando más
adelante damos al niño los datos de la matemática o de la lectura como sugiere Doman (1994) y el niño
descubre la clave en que están organizados, sólo que ahora se creará una nueva estructura que estará
preguntando sobre la organización de un universo de mayor complejidad, al que hay que dar un orden
lingüístico o matemático para poder entenderlo. Se creará porque la propia inteligencia del niño actuando
como un atractor dejará fluir los estados de fase, los eventos, acontecimientos o vivencias formados, las
palabras que le mostramos, y desviando algunos que a medida que recorren la ruta van construyéndola, de
ahí la validez de la propuesta del mismo Doman de enseñar matemáticas e introducir en la lectura al niño
desde recién nacido para facilitar la aparición de un proceso que obviamente ya existe.
LA INTELIGENCIA MODIFICA EL FLUJO DE LA INFORMACIÓN
En el proceso apriorístico llamado inteligencia cuando preguntamos ¿porque? al menos uno de los datos
que conforman el estado de fase en su fluir por las vías neuronales se desvían y modifican el resultado final,
como en el efecto mariposa demostrado por Lorenz. La información que se dirige al cerebro pasa por un
proceso matemático para poder ser entendida por este, pero qué queremos decir con la expresión “cómo lo
sabes” del investigador, que los resultados que estamos obteniendo no corresponden con la fórmula para el
análisis matemático que tiene nuestro cerebro y por lo tanto mediante ese proceso la modificamos y ahora
se nos hace la luz y entendemos el problema o descubrimos cómo llegamos a la solución. Este fluir y la
modificación de ese flujo se produce porque esos datos son atraídos hacia la corteza cerebral, que está
dirigiendo todo el proceso por medio de circuitos de retroalimentación que la mantienen informada
constantemente de lo que sucede dentro y fuera de ella y que por ese solo hecho se constituye en un
atractor que como un remolino que la jala hacia su vórtice, igual a la llamada fuerza de gravedad, el
movimiento de la tierra, la atracción de la Luna, que actúan en algunos fenómenos naturales y que son
conocidos como atractores del equilibrio.
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Figura 15.- Circuitos de retroalimentación positivos. Espiral
Estos atractores del equilibrio de acuerdo con Coveney y Highfield (1992) nos indican un punto final
importante del fenómeno del que se hable, una señal que declara “¡Aquí cesan todos los cambios! ¡Ya lo
entendí!”. Similar al proceso de incremento de entropía del que hablan otros investigadores, cuya fase final
es también cuando cesan todos los cambios, para que una sopa caliente se convierta en un caldo tibio que
ya no se modifica se requiere que las moléculas que lo forman ya no puedan moverse más rápido.
Según estos investigadores existen tres clases de atractores: puede tratarse de un atractor de punto fijo
como un embudo, sea cualquiera la posición inicial del líquido u objeto que ruede por la copa siempre
terminará en el fondo, de un atractor de ciclo límite en donde el objeto queda atrapado en un bucle o rizo
unidimensional hasta que sale despedido después de rebasar el límite de velocidad que le permitía
mantenerse rodando en ese circuito como si estuviera en el ala de un sombrero o en borde de un huracán,
procedimiento que sugiere usar Julio Verne para impulsar la nave que va a enviar a la luna aprovechando la
rotación de la tierra, y según Prigogine (1997) se ha descubierto hace poco que el punto atractor es, a
menudo, un conjunto de puntos y que el sistema es atraído primero por un punto, después por otro, y
todavía por otro. Se trata de algo impredecible porque si bien ya están trazadas todas las rutas posibles,
como ya dijimos en el caso del humo del cigarrillo y de las vías neuronales sobre las que fluye la información,
no sabemos cuál camino seguirá cada una de las moléculas que lo forman, lo que lo convierte en un atractor
extraño.
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Figura 16.- Atractores extraños
Hacia dónde se dirige cada uno de los trozos de ceniza que forman el humo de un incendio.
Kant (1967) propuso que en el entendimiento humano existen intuiciones, procesos apriorísticos o formas
universales que organizan los datos suministrados por los sentidos, entre los que incluye espacio, tiempo y
categorías. Todos los estados de fase, los primitivos paquetes de datos, transformados en impulsos
nerviosos siguen un flujo marcado por las conexiones neuronales, deslizados hacia o atraídos por la corteza
cerebral. Dentro de estos procesos apriorísticos incluiríamos el uso de la inteligencia por el afán de saber
cómo atractor de datos, con la diferencia de que cada uno de los datos que conforman el estado de fase
sigue una ruta que se va construyendo en cada una las bifurcaciones por lo que no podríamos predecir el
resultado, esa concepción final que tendremos de nuestro entorno, limitados como estamos por los datos
que nos ofrecen nuestros sentidos, nuestros receptores externos e internos, cómo se organiza la partida de
dominó, la columna de humo que produce una flama apagada o el humo de un cigarrillo, existe una enorme
cantidad de formas de organizarse, aunque ya todas están determinadas y la inteligencia elige las vías
posibles una por una.
Esos procesos apriorísticos enunciados por Kant quizá formen parte de esa clase de atractores más
complicados llamados extraños por lo difícil de predecir la organización de los datos que constituyen los
mensajes a través del espacio tiempo. Es fácil imaginarnos que la fuerza de la gravedad es la que atrae el
objeto que está rodando en la copa del embudo o en el ala de un sombrero pero en el cerebro es la corteza
cerebral la que atrae los impulsos nerviosos que forman el estado de fase que han activado a los receptores
con la diferencia de que a éstos no solamente los hace viajar por las vías neuronales ya establecidas, sino
que puede llevarlos a elegir una, cuando llegan a una bifurcación, viajar por todas como lo supone la teoría
cuántica o construir una nueva ruta difícil de predecir y que modificará el resultado final.
Pensemos en la posibilidad de predecir con certeza el resultado final de un partido de fútbol, una partida de
ajedrez o de dominó introduciendo en el ordenador o computadora los datos que estamos recibiendo a
medida que se desarrolla el juego. En el juego de dominó empezamos revolviendo las fichas hasta que ya no
podemos mezclarlas más, hasta que llega a su máximo nivel de entropía, hasta que hayan terminado todos
los cambios posibles, ese es el primer estado de fase que percibe el cerebro, después ponemos en el tablero
la primera ficha, que generalmente es la mula de seis, la siguiente que se pone tiene que tener también un
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seis de un lado y del otro cualquiera de las otras seis posibilidades. Si le preguntáramos a nuestro programa
en la computadora cómo se desarrollará el juego a partir de la colocación de esa ficha, nos mostraría todas
las posibilidades de organización de las mismas. Sin embargo, en el juego real, la ruta o posibilidad ganadora
se elige o construye a medida que se juega. Si comparamos esa posibilidad con las mostradas por el
ordenador veremos que coincide con alguna de ellas. Esto demuestra que el juego se dirige en un proceso
donde leyes precisas conducen a un modelo único que nos hace ganar, pero como no sabemos cuál es,
seguimos un comportamiento aparentemente aleatorio, caótico, para construir cualquiera de las
posibilidades, de hecho el juego está organizado minuciosamente, con un orden determinado aunque
aparentemente caótico.
No podemos saber en principio cuál de las seis posibilidades que existen en la primera jugada es la que se va
a elegir, ni en cada una de las jugadas siguientes, por lo tanto no podemos prever cómo van a quedar
colocadas las fichas al terminar el juego, porque cada jugada irá modificando su dirección y el posible
resultado final. A medida que avanza el juego el número de probabilidades será menor hasta agostarse la
posibilidad de cambios cuando termina y gana el que fue eligiendo el modelo adecuado de organización. Se
ha llegado al final de la partida, las fichas están colocadas ordenadamente sobre la mesa, el orden ha
surgido del caos gracias a esta desorganización y organización constante tanto del juego como de la
organización cerebral.
Figura 17.- Cualquier ficha que se tire modificara el resultado final de la partida y sólo podría describirse su
ruta por medio de un atractor extraño.
Hay sistemas mucho más complejos en su organización dinámica que un juego de dominó, como un partido
de fútbol, básquetbol o cualquier otro. Por ejemplo, tenemos la impresión de que el espacio que habitamos
es una superficie plana cubierta por una cúpula a la que llamamos cielo y de hecho creemos que hay un
lugar muy lejos donde se junta el cielo con la tierra, cuando estamos frente al mar y vemos alejarse un barco
esperamos que este se haga más pequeño cada vez hasta desaparecer de nuestra vista, sin embargo, vemos
desaparecer primero el casco y por último la parte superior, como si se hundiera en el océano. El mensaje
recibido por nuestro cerebro ha sido modificado, uno de los datos no concuerda con el modelo o esquema
que tenemos en nuestro sistema cognitivo por lo tanto hay que crear otro.
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Una democracia es precisamente un sistema en equilibrio dinámico donde cualquier acción, declaración o
comentario puede causar una polémica que como en el movimiento de una ficha o la realización de una
jugada en los juegos mencionados vayan modificando el posible final de la partida. Mientras más viejo es el
sistema más cerca está de que se cumpla la segunda ley de la termodinámica del cese de todos lo cambios,
pero estos sistemas abiertos siempre están dispuestos a recibir mensajes que al fluir modifiquen su
estructura constantemente, organizándose en niveles superiores de actividad.
A través de la escuela cualquiera que
sea su nombre habla una generación
de cabezas muertas.
Aída Vázquez
LOS MENSAJES REORGANIZAN LA ACTIVIDAD DEL CEREBRO
Hemos planteado dos cuestiones importantes en el desarrollo del niño a saber: su deseo de aprender y el
uso de la inteligencia para satisfacer ese deseo de aprender, contemplando al cerebro como un holograma
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construido con información en el cual los mensajes lo recorren a través de los agujeros de gusano que
vendrían a ser las rutas en las cuales se utiliza la inteligencia para viajar a estructuras superiores. Para
ejemplificarlo examinemos ahora qué sucede en el momento en que colocamos la ficha que consideramos
adecuada en el juego de dominó del que hablamos antes y comparémoslo con el momento en el que
Arquímedes se sumerge en el agua y contempla que el nivel de ésta sube desplazada por el volumen de su
cuerpo y descubre que son equivalentes y pronuncia la palabra “Eureka”, “lo encontré”, preguntándonos al
mismo tiempo qué quiso decir, qué fue lo que encontró cuando cesaron todos los cambios. Suponemos que
lo mismo que nosotros, encontró ese nuevo orden ya existente; por un lado que el universo ya estaba
organizado: los cuerpos desplazaban el mismo volumen de agua que los contenía, sólo que nadie se había
dado cuenta, un “no lo había visto” de parte de los demás, o por lo menos nadie lo había manifestado
corriendo mojado y desnudo por las calles como lo hizo Arquímedes.
Nosotros encontramos que las fichas tienen un orden determinado en el tablero para que podamos ganar
ese juego, orden que descubrimos paso a paso. Arquímedes o su cerebro encontraron que los impulsos
generados por la desviación de alguno de los datos a través de ese recurso funcionando como un atractor
extraño llamado inteligencia, habían conformado un nuevo estado de fase, un evento más congruente, más
acorde con la realidad, porque permitía explicar otros fenómenos.
La conjetura creada por el cerebro en su deseo de aprender había producido una serie de imágenes
mentales organizadas en acontecimientos, de una en una, cuyos datos habían seguido un flujo caótico
determinado hasta construir un nuevo nivel de organización que consistió en encontrar la respuesta al
problema que se desató desde la construcción de la conjetura. Qué sucede cuando el niño dibuja o pinta,
primero traza el dibujo en su cerebro y después pinta en la página en blanco una raya alrededor de él y hace
visible esa imagen que estaba en su cerebro, lo encontró, encontró la forma de comunicarlo a los demás. Si
en la escuela, donde a través de la cual según Aída Vázquez habla la generación de la abuela, con el pretexto
de mejorar su coordinación motriz obligan al niño a rellenar o colorear figuras, entorpecen su creatividad,
trasladan la representación que él puede hacerse de las figuras geométricas al papel y no descubre los
límites que debe dar a su movimiento. No nos imaginamos a Miguel Ángel tallando piedras pequeñas para
poder llegar a esculpir su David, su Moisés o cualquiera de sus esculturas, él encontraba el trozo de mármol
donde esta ya estaba escondida la escultura, había que quitarle lo que sobraba para que apareciera.
Piaget (1965) como ya hemos dicho, llama a éste proceso “acomodación” y sugiere que ese proceso
empieza a funcionar con la actividad refleja en su estructura más simple, el tallo cerebral y con ese mismo
modelo explica el trabajo de las estructuras superiores a medida que se van formando. Para analizarlo desde
un nivel más abstracto, diríamos que más que trabajar con actividad refleja para que aparezca ese
fenómeno, el cerebro trabaja con fracciones mínimas del espacio tiempo, con estados de fase, presentes y
acontecimientos que son más complejos a medida que aparecen las estructuras, porque manejan más datos
en más dimensiones.
¿Por qué el tiempo no es un continuo invariable a través del cual se mueven los objetos cómo creía
Newton?, a partir de Enstein sabemos que el tiempo se desplaza en relación con el movimiento y que
incluso puede curvarse por la atracción de la gravedad para darnos una concepción diferente del mismo. De
acuerdo con lo expuesto por Cassirer (1972) la concepción del espacio-tiempo por el hombre tiene tres
niveles de organización: puede ser orgánica, perceptual o abstracta según la capacidad de la estructura
organizada en el cerebro que maneje los datos, el tallo cerebral manejará estados de fase orgánicos
consistentes en los reportes que tenemos de nuestra anatomía y fisiología como la sensación periódica de
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hambre y sed que nos reporta nuestro cuerpo. La corteza cerebral en sus zonas receptoras lo hará con el
espacio-tiempo perceptual, sabemos que es de día cuando hay luz y de noche cuando está oscuro, qué está
más lejos o más cerca, si un conjunto es mayor o menor que otro, porque nuestros receptores lo reportan.
La zona ejecutora de esa corteza cerebral, el lóbulo frontal, encargado de la planeación de nuestros actos,
intentará comprender el espacio-tiempo abstracto que ahora está construido por un conjunto de instantes
formando un nuevo paquete en que además de datos perceptúales existe la combinación de éstos con la
proyección hacia el futuro, el pasado y la concepción del infinito en el tiempo y el espacio.
El cerebro maneja siempre información, la no-información ya en sí es información, por lo tanto las imágenes
se construyen basándose en presencias y ausencias, conexiones y desconexiones neuronales en el tiempo y
en el espacio. Espacialmente un receptor puede estar activado y otro no, temporalmente ese mismo
receptor puede estar en un momento activado y en otro no, por eso el resultado no se da en tres
dimensiones sino en el espacio tiempo, fenómeno que solo se puede explicar con el modelo del holograma.
Cuando al niño le preguntamos ¿Qué vas a hacer?, también le estamos preguntando que no vas a hacer. La
construcción del mensaje no puede concebirse en un universo tridimensional sino en uno que contenido en
el espacio tiempo.
Con los datos que tiene la corteza cerebral crea o descubre un estado de fase final o un presente
congruente, por lo que la primera conjetura y la parte más importante de la actividad intelectual o de esa
estructura funcional llamada inteligencia podría ser preguntarse si existe un estado de fase o presente en el
ambiente que se corresponda con la que ha construido interiormente. Por ejemplo, ¿debe existir y por lo
tanto existe una postura de mi cuerpo que me permite mantenerlo erecto? Debo descubrir cuál es de todas
las que adopto, o a qué estado de fase o presente corresponde esa postura. En el caso de Galileo la
pregunta que surgió de su proceso intelectual pudo ser: ¿debe existir, por lo tanto existe, en el universo una
organización que corresponde con la que ha construido su cerebro? ¿Qué sucede en el cerebro del niño
cuando “se da cuenta” que ya camina o, como dicen las mamás se “suelta caminando”? ¿Qué sucede en el
cerebro del adulto cuando se da cuenta de que el universo no está organizado como lo había concebido su
cerebro? Tiene que modificarse a sí mismo.
El movimiento es la sucesión de posturas que se dan en el espacio tiempo, cada postura corresponde a un
estado de fase, o conjunto de estados de fase organizados en un evento diferente que registra el cerebro,
como los cuadros de una película o como cuando dibujamos en cada página de la esquina inferior del
cuaderno una pareja de boxeadores en diferentes posturas y al pasar las páginas rápidamente tenemos la
impresión de que se mueven, igual que en el cine, cada página o cada cuadro de la película sería el símil de
un estado de fase y el conjunto de páginas una escena, un evento, un acontecimiento o una vivencia.
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Figura 12.- Retornando a la postura que nos mantiene en equilibrio.
Una postura y solamente una, permite mantener el equilibrio del cuerpo humano, de tal manera que el niño
gracias a su inteligencia la descubre, se da cuenta, intuitivamente y por fortuna, las madres ponen al niño a
hacer “solitos” para que descubra esa postura que lo mantiene en equilibrio, luego cuando lo hacen ellos
mismos “se sueltan caminando”. Y después nos la pasamos tratando de recuperarla para poder caminar o
mantenernos erectos, lo cual es muy complicado de hacer conscientemente por la gran cantidad de
músculos que hay que poner en acción para contrarrestar la fuerza de la gravedad, pero al mismo tiempo es
la más fácil y lo más conveniente porque nos permite desplazarnos por el mundo y tenerlo al alcance de
nuestras manos sin esperar a que él venga a nosotros.
ORGANIZACION DE NIVELES SUPERIORES DE ACTIVIDAD INTELECTUAL
Nos queda pendiente tratar de aclarar por qué alguno o algunos de los datos de los estados de fase que
llegan a los receptores del sistema nervioso puede, al llegar a una bifurcación neuronal, tomar la opción
alterna, y cómo se lleva a cabo este proceso en el cerebro, qué provoca ese desplazamiento que lo lleva a
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buscar ese nuevo orden, porqué podemos sacar conclusiones cada vez mayores de evidencias cada vez
menores, qué nos hace fijarnos en esas evidencias, cuál es la acción de la inteligencia que va modificando el
camino y nos hace exclamar como Arquímedes “Eureka”. Qué pone al sistema fuera del equilibrio dinámico
en que se encuentra, el de la ignorancia de la ignorancia, para construir una conjetura. A estas preguntas
podemos responder como sugiere Hutchinson (1992) comparando o buscando una similitud de los procesos
intelectuales, que manejan información, con lo que sucede en los fenómenos físicos y químicos, que
manejan energía y materia, desde el punto de vista de la segunda ley de la termodinámica aplicada a los
seres vivos, cuyos procesos evolutivos parecen contradecir su conclusión incuestionable: en cualquier
intercambio de energía, se produce una reducción de la energía disponible para realizar trabajo útil. Significa
que con el trabajo producido no se puede producir la misma cantidad de energía y por lo tanto llega un
momento en el cual ya no existe energía para producir trabajo, el universo formado por materia, energía e
información avanza hacia una decadencia y desorden creciente donde habrán cesado todos los cambios,
como en la sopa tibia.
Esta idea de que el universo se desgasta se conoce como ley de entropía creciente que se puede definir
como la medida de aleatoriedad o de posibilidad de cambio de un sistema, cuanto menor es la entropía de
un sistema mayor es la posibilidad de cambios y cuando mayor es la entropía menor es la posibilidad de
cambios, hasta que se llega a un nivel máximo cuando cesan todos los cambios. Partir de la idea de darles
cada vez menos a más, como sugirió un “brillante” político al hablar de reducir el tiempo de permanencia de
los niños en el sistema de educación preescolar, nos llevaría a la conclusión de darles nada a todos, sería un
buen ejemplo de este proceso aplicado al fenómeno de información donde se puede llegar a saber todo
sobre nada o nada sobre todo en el camino de la especialización.
Sin embargo, de acuerdo con los investigadores esto es válido solamente para los sistemas cerrados entre
los que podría estar incluido el universo y algunas mentes inertes, pero no son los únicos sistemas que
existen. Prigogine (1998) dice que “a diferencia de los sistemas cerrados, que de acuerdo con la segunda ley
de la termodinámica tienden a caer en un estado de máxima entropía, donde cesan todos los cambios,
existen sistemas dinámicos tales que ningún conocimiento finito de las condiciones iniciales permite prever
el resultado final y que esto lleva a una nueva visión de la materia en la que ésta ya no sea pasiva como la
descrita en el mundo del concepto mecánico, sino asociada a actividad aparentemente espontánea” como
sucede en los ejemplos del juego fútbol o la partida de dominó expuestas anteriormente, en los sistemas de
información.
Para esta clase de sistemas dinámicos, entre los que debe incluirse el trabajo del cerebro y su recurso
llamado inteligencia, ya que uno influye sobre el otro, basta que cambien infinitesimalmente las condiciones
iníciales que las aleje del equilibrio dinámico para que se produzca un suceso un tanto diferente como lo
observó Lorenz, a quien al incrementársele los datos con los que contaba para predecir el clima descubrió la
razón por la cual le era muy difícil prever cómo, en un sistema de información, iba a influir la modificación
de uno de ellos por insignificante que fuera. Como plantearle una duda o una cuestión a una persona puede
llevar al sistema fuera del equilibrio.
El sistema que en un principio está en un estado de equilibrio, de máxima entropía, si se le introduce
energía, materia o información se aleja de él, según el ejemplo que emplea Hutchinson (1999) como a una
máquina a la que le cambiamos las piezas gastadas o diríamos nosotros como a un niño a quien en el
proceso educativo le despertamos una duda, o facilitamos el descubrimiento de un nuevo dato, algo que no
sabía, que no coincide con el patrón que tiene en el cerebro, reorganiza las conclusiones a las que había
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llegado. En consecuencia la inteligencia está desechando entropía y la persona desechando información
alejándose de la etapa final donde cesan todos los cambios, ya que al reorganizarse se aleja de ese estado
del equilibrio dinámico en que se encontraba inicialmente.
A estas estructuras capaces de ir desechando entropía, Prigogine (1998) las llamó estructuras disipativas y
deben funcionar igual en ese órgano llamado cerebro cuando desecha la información que ya no le sirve. Cuál
sería la utilidad de la información de cada uno de los números anotados en el ejemplo de arriba si ya
sabemos la clave que nos permite crearlos todos en el momento en que los necesitemos, o en la adquisición
de la lectura el saber cómo suena cada sílaba en una palabra o aprendernos todas las palabras existentes en
nuestro idioma si ya descubrimos que donde quiera que encontremos la sílaba ésta se pronuncia igual y ya
sabemos leer.
Cuando se está jugando la partida de dominó, en el cerebro de cada uno de los jugadores se está llevando a
cabo un proceso similar a lo que sucede en el tablero, cada ficha que se coloca en él da al juego una
perspectiva diferente que lo pone fuera de equilibrio, excepto cuando lo cerramos donde cesan todos los
cambios, tanto el juego en sí como la actividad cerebral se ven obligados a reorganizarse y a reorganizar el
plan de acción con una pérdida de información, de entropía, de desorden, de aleatoriedad, para ganar, el
juego se reordena en cada tirada.
Si se aleja del equilibrio al tratar de decidir cuál de las fichas se va a tirar, la estructura disipativa en este
caso llamada inteligencia, va desechando la información y paralelamente energía que ya no le sirve,
disminuyendo la entropía, y absorbiendo nueva información para construir el nuevo plan de acción que
implica cada jugada. Sin embargo el hecho de decidir con cuál ficha participa en el juego tiene su
contrapartida lógica y material ya que al mismo tiempo significa decidir cuál no participa. El cerebro hace
una selección desde los receptores de los impulsos que se van a dejar pasar y de aquello a los que se les va a
impedir el paso para facilitar su decisión final.
Observemos un fenómeno cotidiano, lo que sucede con el agua que está a la temperatura ambiente, en un
máximo nivel de entropía, donde han cesado todos los cambios en estado de equilibrio, como una persona
que cree que ya sabe todo y no tiene ninguna duda, si calentamos el agua o logramos introducir una duda o
cuestión en el pensamiento de esta persona, es decir si introducimos energía o información, entonces las
moléculas, estructuras que manejan la información, empiezan a moverse cada vez con más velocidad, de
manera aleatoria tal que no podemos saber dónde está determinada molécula pero llega un momento en
que no se puede introducir más energía por las condiciones físicas del ambiente, no se puede calentar más,
entonces se convierte en vapor, pero éste también tiene un límite y el vapor se condensan en gotitas de
agua disipando parte de la energía que habíamos introducido.
Qué sucede cuando en lugar de materia y energía manejamos un sistema de información, es decir, partículas
virtuales. Para responder volvamos al ejemplo de la persona que cree que ya lo sabe todo pero que se
mantiene en un estado de equilibrio dinámico. A quien le introducimos mensajes en forma de preguntas, de
cuestiones le creamos dudas, le preguntamos ¿cómo lo sabes? Cuando al tratar de memorizar la tabla que
presentamos arriba nos preguntamos o preguntamos al otro si no tendrá alguna organización, buscando la
clave, proponiendo hipótesis, las posibilidades son cada vez más, hasta que la clave surge aparentemente de
manera espontánea y se ordena, en un nivel superior, la entropía que se estaba produciendo en forma de
información, merced a las preguntas, se disipa. Cuando a un bebé se le pone a hacer “solitos” se está
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introduciendo información, en un mayor número de estados de fase en forma de posturas y cuando
descubre la postura que lo mantiene en equilibrio, la información que se estaba almacenando para guardar
todas esas posturas posibles, también se disipa entropía cuando se ordena en otro nivel que generalmente
es superior, por eso se les llamó estructuras disipativas.
Lo importante es observar que cuando planteamos las cuestiones introducimos información al sistema
nervioso, rompemos el equilibrio dinámico de la estructura, y cuando el niño o el adulto se dan cuenta esto
es cuando descubren la respuesta, se reorganiza en un nivel superior de funcionamiento de maduración
cerebral disipando la información y disminuyendo la entropía y así se pueden producir cambios
nuevamente. Preguntamos al adulto, padre o maestro del niño, si sabe leer y nos contesta que sí, lo
ponemos fuera del equilibrio cuando le preguntamos cómo lo sabe, nos dice que por que ya se lo enseñó, lo
volvemos a poner fuera del equilibrio al decirle que el hecho de que se lo hayan enseñado no significa que lo
haya aprendido.
Si el niño es lanzado a la alberca llena de agua, en pocos segundos se da cuenta que flota, que su cuerpo
pesa menos que el agua, es decir, el sistema es enviado fuera del equilibrio cuando tiene que decidir si flota
o se hunde, sus movimientos están enviando al cerebro una enorme cantidad de estados de fase en forma
de posturas, hasta que descubre la que lo mantiene flotando. Cada postura en el agua que se mueve
representa un estado de fase, sólo uno lo mantiene flotando, pero si lo hacemos caminar en la alberca o lo
ponemos a patalear tomándose con las manos de la barra que está en la orilla, le costará más trabajo
porque no se han creado suficientes estados de fase y presentes dentro del agua y el equilibrio dinámico en
que se encuentra no se rompe con facilidad.
Si la enseñanza de la lectura se hace por fonemas se dificultará la comprensión de la palabra completa
porque un sonido, al carecer de significado, no puede romper el equilibrio, no se puede plantear la
pregunta, ¿qué dice ahí? Por que no dice algo. Si le habla en otro idioma sucede lo mismo, el cerebro trata
de encontrar la clave, lo que se quiere decir con esas palabras, pero si empezamos por enseñar la gramática
del otro idioma, la pregunta no se plantea. Hemos introducido un virus al sistema que hará muy difícil, por
no decir imposible, si se borró el programa, que se alcance la meta.
Cuando una persona al enfrentarse con el ambiente o con un problema, tiene la impresión de que no lo
comprende, que su cerebro no puede hacerlo congruente, que no entiende qué quiere decir la palabra
infinito o eternidad por ejemplo, o frases en sentido figurado como el “un horizonte de perros ladra muy
lejos del río” de García Lorca o “los besos sin futuro” de Saramago, se está rompiendo el equilibrio desde el
interior del sistema. Analicemos qué sucede en el cerebro cuando se presentan las preguntas de los niños y
descubriremos el motivo del niño pequeño cuando pregunta ¿por qué?, o el adolescente nos pregunta ¿de
veras?, lo traduce diciendo “en tus tiempos” ¿se corresponden las situaciones que vivieron sus padres con
aquellas que el adolescente está viviendo en este momento? Mientras no encuentra la respuesta el niño
parece seguir buscándola, hasta que descubre esa congruencia y se disipa la entropía, ahora tenemos la
impresión, dice Hutchinson, de que el cerebro se ha reorganizado en un nivel superior. Ese es el papel de la
educación, provocar que el cerebro se reorganice constantemente en niveles superiores provocando la
disminución de la entropía de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica aplicada a la actividad del
cerebro: a menor información mayor entropía y a menor entropía mayor información lo que evita la
degradación de los sistemas.
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Si bien todo este fenómeno se está llevando a cabo en el terreno de la información, al mismo tiempo se
están produciendo cambios bioeléctricos como bioquímicos estableciendo una nueva organización neuronal
del cerebro. Seguramente miles o millones de células neuronales están desconectándose de unas para
conectarse con otras, señal de que descubrimos que estábamos equivocados, que el universo no estaba
organizado como creíamos, no es congruente el modelo que tenemos con la realidad, no la podemos
explicar con los elementos que tenemos. A muchas personas les molesta estar equivocadas porque su
cerebro no es capaz de romper ese equilibrio. No pueden hacer esa desconexión y reconexión neuronal, han
perdido la flexibilidad natural del cerebro.
Algunas disfunciones cerebrales se manifiestan cuando se enseña al niño de manera inapropiada y
llevándolo a un estado en que cesan todos los cambios. La inversión de letras aparece hasta que al niño se le
enseña a copiar palabras escritas con la letra llamada script. El niño omite letras cuando se le hace dictado
porque escribe lo que oye, es más, no está escribiendo, lo hace el que dicta, en cambio si se permitiera al
niño poner sus pensamientos y sentimientos por escrito, la ruptura del equilibrio al tratar de buscar en su
cerebro cómo es la palabra que quiere decir lo que él piensa o siente en su memoria visual no cometería
errores porque está en un proceso de desarrollo, que gracias a los circuitos de retroalimentación se mueve
siempre hacia un nivel más complejo. Los niños aprenden, aprenden siempre, es una función de su cerebro y
una de sus características, pero cuando a un cerebro se le intenta enseñar algo que no puede asimilar, que
no puede romper el equilibrio, aparece la disfunción y se tiene la impresión de que ya no aprende, hace
años se decía que ya estaba saturado. Los deficientes mentales no nacen, se hacen igual que los genios
cuando se permite o no que su inteligencia funcione. Se está enviando la información por un camino
inadecuado y no pueden formarse las nuevas redes neuronales necesarias, se formaron otras y el niño
aprende a no aprender.
Existen muchas personas que se declaran incapaces de aprender otro idioma porque la metodología que se
empleó para enseñarles fue inadecuada, se introdujo un virus en el sistema, en el caso del inglés consiste en
empeñarse por empezar la enseñanza con las palabras de origen germánico en vez de hacerlo con las de
origen latino que por ser la lengua madre de la nuestra es mucho más fácil. Sin embargo en lugar de buscar
las deficiencias en la metodología de enseñanza de las lenguas extranjeras, se culpa al alumno por no
aprender en tres cursos de la secundaria, detenerse a pensar que el análisis matemático que realiza el
cerebro nos dice que ese fenómeno no puede presentarse al mismo tiempo en los millones de alumnos que
han asistido a clase durante tantos años de repetir el mismo curso, la comparación del debería ser con el no
es, no lleva a los educadores a plantearse la pregunta: ¿por qué?, ¿por qué niños más pequeños hablan
lenguas como el mazahua, otomí, mixteco, entre otras y el castellano? Para empezar a buscar la causa que
seguramente encontrarán en la metodología de la enseñanza de la otra lengua, se enviaría al sistema fuera
del equilibrio, sin embargo se mueve, diría Galileo.
LA INTELIGENCIA EN LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE
¿Cómo adquiere el niño el lenguaje? ¿Realmente se adquiere o el cerebro es un enorme procesador que
emite el mensaje al organizar los datos que recibe? ¿Qué quieren decir las mamás cuando dicen que el niño
ya habla todo? ¿Cómo es posible que un niño muy pequeño elabore una frase que no ha oído alguna vez?
¿Existe en su cerebro alguna clase de programa que organice los estados de fase, presentes, eventos o
acontecimientos en palabras o conjuntos de palabras? Para Platonov (1958) el lenguaje es la consolidación
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en palabras y conjuntos de palabras del conocimiento humano.
Examinemos el fenómeno a partir del principio de incertidumbre postulado por Heisenberg, por él nos
enteramos que es imposible saber al mismo tiempo la velocidad y el lugar en que se encuentra una
partícula porque al iluminarla actuamos sobre ella y modificamos su posición o su velocidad. En el mundo de
los átomos la realidad existe sólo como consecuencia de nuestra acción de observar las partículas atómicas,
en el mundo social de la acción de observar los hechos. Tanto las partículas atómicas como los hechos
existen en una superposición de todos los estados posibles mientras no se observan, estamos hablando del
principio de superposición de Niels Bohr y que choca con nuestro sentido común. Por eso olvidamos que el
cerebro, en última instancia, está formado por partículas y que por lo tanto debe estar sujeto a las mismas
leyes físicas. Aunque algunos hablan de él como si estuviera estático, el cerebro humano vive
constantemente bajo este principio de incertidumbre, no podemos examinarlo en ningún estado o
momento sin tomar en cuenta la influencia del ambiente interno y externo que lo modifica en todo
momento, que los mensajes que está recibiendo causan alteraciones sobre su estructura anatómica y
funcional y en consecuencia sobre la conducta humana. Está en constante movimiento y al igual que las
partículas elementales la influencia del ambiente, por muy pequeña que sea, de acuerdo con la ley del caos
modifica su comportamiento.
En el caso del sistema de comunicación humano Doltó ( ) nos dice que uno de los primeros indicios del
trabajo de este sistema se ve en la primera sonrisa del recién nacido que emite aparentemente de forma
espontánea y que repite una y otra vez si lo elogian, ¿cómo sabe el recién nacido que su gesto corresponde
a la palabra que está escuchando?, ¿es uno de los primeros eventos que se codifican en el cerebro en el
código binario para construir el lenguaje?
Nosotros mencionamos el nombre de un objeto nuevo o de una acción, el niño pequeño repite la palabra
que acabamos de pronunciar más de una vez, podríamos pensar que la graba en su cerebro para después
repetirla, pero si se observa con detenimiento el fenómeno nos damos cuenta que está ajustándola con la
clave que ya formó su cerebro y que también construyó el mecanismo o el archivo que le permite localizar el
contexto en el cual es utilizada, por eso le es tan fácil usarla posteriormente, ¿es ese el mecanismo que se
pone a trabajar para construir y adquirir el lenguaje?
Son todas estas preguntas difíciles de contestar, pero creemos que en caso de la adquisición del lenguaje
sucede algo similar que con la postura erecta y la ambulación, con la diferencia de que los estados de fase,
los presentes, los eventos, son muchos y más complicados, por eso es impresionante escuchar hablar a un
niño pequeño y tratar de explicarnos cómo construye la palabra mamá y todas las demás palabras que usa
correctamente construyendo frases y oraciones sin que nadie le haya enseñado la gramática. Igual que con
la postura el lenguaje se organiza mas no se aprende, se construye dentro del cerebro.
Para construir la palabra mamá se organizan los informes que el niño recibe de sus receptores tanto
internos como externos, no como algo que ve u oye, eso sería muy simple, un estado de fase plano, no un
evento, sino que participan como diría Kosik (1979) “todo su saber y su cultura, toda su experiencia viva o
arrinconada en el olvido que aflora en determinadas situaciones, pensamientos y reflexiones”, es verdad
que la situación la vive, quiere decir que la ve, la oye, la palpa, la huele, pero que cada uno de estos informes
tiene un matiz afectivo determinado que el niño transforma en una palabra, en una clave en su cerebro que
tiene una significación especial o una connotación particular que debe ser universal en un principio, pero
que con la influencia social se transforma en lenguaje.
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Para que nos quede claro cómo se construye el lenguaje con el sistema binario pensemos en el número 5,
este corresponde en ese sistema a la clave 101, equivale en el cerebro a prendido, apagado, prendido; en
este análisis espacial puede ser conectado-desconectado-conectado en millones de sinopsis y
temporalmente el impulso pasa-no pasa-pasa para descifrar la clave recordemos que empezando por la
derecha, al primer número le damos el valor de 0 ó 1, según sea, que al segundo le damos el valor de 0 ó 2 y
a partir de ahí le corresponde un 0 o un múltiplo de 2, puede ser 4, 8, 16 según el lugar que ocupe y
podemos hacer lo mismo con cualquier número, trasmitirlo en clave binaria. Si queremos enviar una imagen
en blanco y negro, le damos un valor numérico a cada uno de los matices de gris que vayamos a emplear,
tantos como queramos, después cuadriculamos la imagen y
transmitimos con su valor numérico en sistema binario el
matiz de gris que tocó a cada cuadrito. Tratemos ahora de
imaginar cómo podremos enviar una imagen en color, esto
nos agregaría una nueva dimensión, porque cada
cuadrícula de color hay que codificarla en la dimensión de
color, tono y matiz, ahora hablamos de tres dimensiones y
el problema se complica si enviamos imágenes en
movimiento porque introdujimos la variable tiempo,
limitado por períodos que llamamos presente. Podríamos
pensar que cada evento constituido por presentes o cada
conjunto de eventos forman una palabra y un conjunto de conjuntos de eventos coordinados, una frase.
Podemos decir que el conjunto de conjuntos de presentes muy similares o iguales constituirían un nombre
propio, muchos nombres propios forman un nombre común, las acciones construyen los verbos, los
nombres propios o comunes y las acciones tienen propiedades llamadas adjetivos y adverbios
respectivamente que limitan la extensión de los mismos. El niño codifica en su cerebro los fenómenos
cuando los descubre, en una clave multidimensional y universal, construye un holograma, una imagen que
se modifica a cada instante porque cambian los estados de fase que la construyen.
En el cine el evento está formado por una sucesión de imágenes visuales y sonidos, en cambio en la
concepción del mundo está formado por información visual, acústica, olfativa, gustativa, táctil, memoria,
sentimientos y todo lo que nuestros receptores corticales puedan captar para convertirlo en una clave
construida en un sistema binario y que debe corresponder con el estado de fase final cuando los impulsos
nerviosos llegaron a su último nivel en el cerebro, pero estos impulsos si bien llegaron simultáneamente,
como los cuantos de luz o las notas de una melodía, llegaron uno tras otro para poder agregar la dimensión
llamada tiempo al paquete de datos que ahora tiene cuatro dimensiones, por eso hablamos de concepto
espacio-tiempo en los acontecimientos que están constituyendo un evento.
De acuerdo con Pribram (1980), ni los programas ni las imágenes en cuanto tales residen en el sistema que
procesa la información, sino que son configuraciones que la constitución del sistema hace posible, por eso
ya no podemos admitir que en el cerebro se formen mapas de nuestro cuerpo porque el concepto no se
adecua a la realidad, los mapas son planos, si hablamos de un objeto que tiene tres dimensiones y posee
movimiento nos referimos a un holograma. ¿Cuántos estados de fase constituirían un paquete de
información para construir un evento o cuánto tiempo requerimos para enviar un mensaje y que no se
traslape con el siguiente?, y ¿cómo ese evento queda guardado en el cerebro constituyendo una palabra o
frase, a su vez engarzado con otras palabras, frases u oraciones? Humberto Eco (1993) dice “se va abriendo
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paso una teoría de los orígenes del lenguaje que según él podríamos definir como materialista-biológica,
como aptitud natural para transformar las sensaciones primarias en ideas y por tanto en sonidos a efecto de
conseguir una convivencia civil”. Esto sucede con la formación de las palabras, como lo demostró Psamético
según dicho de Heródoto, (1982) al niño le llevaría demasiado tiempo recapitular lo que hizo la especie por
eso aceleramos la estructuración del lenguaje haciéndolo escuchar las palabras que ya estructuró la especie,
se las decimos, le hablamos, pero la clave con la que está construida la palabra que empleamos al hablarle
coincide con la que ha estructurado su cerebro por eso podemos aceptar el ejemplo que nos muestra Doltó,
pero nunca le enseñamos el orden en que debe emplearlas, la gramática, ni le explicamos cómo usarlas
cuando no se refieren a un objeto, a algo que no tiene sustancia, al uso adecuado de verbos, adverbios,
adjetivos, entre otros componentes de la oración.
Al igual que el aleteo de la mariposa pone en movimiento las moléculas del aire y se va amplificando y
produce otros movimientos que pueden producir un ciclón en otra parte, como decía Lorenz, los bits de
información, los datos, que llegan al cerebro van poniendo en acción diferentes vías hasta convertirse en un
verdadero flujo caótico determinado para constituirse en el cerebro en una imagen que corresponde a una
palabra o conjunto de palabras, lo que constituye el origen del lenguaje tanto en la especie como en cada
ser humano. Las representaciones del mundo las tenemos en el cerebro en una serie de conexiones y no
conexiones neuronales, construyéndose y reconstruyéndose en el tiempo, en un holograma de datos.
En nuestro cerebro debe existir la concepción que en este momento tenemos del mundo en una larga serie
de conexiones y no conexiones neuronales, en un sistema binario que a fuerza de repetir se transforman en
claves universales que son el verdadero origen del lenguaje –la lengua madre que se hablaba antes de Babel
y que algunos lingüistas se han empeñado en encontrar. Los Drs. Elias y Meulemans (1992) a partir de una
ciencia creada por ellos llamada Endolingüistica explican claramente cómo se da este proceso en los
cerebros humanos. Todo este proceso de acuerdo con el Dr. Meulemans había de concentrarse en el
hemisferio derecho por el principio de simetría con el área de la Broca y que ahí, tenía que encontrarse una
zona que tuviera relación con el fenómeno lingüístico. Años más tarde el Dr. Elias, la Dra. C. Meulemans y el
Lic. Elias Meulemans descubrieron que “existe un punto o zona de Meulemans situada en la tercera
circunvolución frontal del hemisferio derecho en la que una de sus facultades es la captación del “lenguaje
simple” poniendo de relieve que las lenguas se generan a partir de estructuras binarias y que el modo de
conjuntarse los binarios y combinarse con los terciarios constituye un sistema lingüístico”.
Elias y Meulemans (1992) nos dan el ejemplo del binomio T-R que encontramos en la palabra tierra en
español, earth en inglés, erde en alemán, aard en neerlandés lo que nos plantea la duda de cómo se
construyo este binario en el cerebro del hombre y como se construye en el cerebro del niño al recapitular la
ontogénesis a la filogénesis. Esta consolidación del conocimiento en palabras o conjuntos de palabras como
considera Platonov al lenguaje (1958) se construye a partir del acto motor, del hecho de que un músculo
está contraído y el otro no lo está, de que uno esta facilitando el paso del impulso y el otro no, el 0 y el 1 del
sistema binario. Dado el programa contenido en los genes del ser humano el cerebro va construyendo
estructuras más complejas que toman el control de las ya formadas descubriendo su funcionamiento,
construyendo una clave de ese programa que acaban de descubrir y al dejar que se lleve a cabo este proceso
de descubrimiento por parte del niño.
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INCREMENTANDO EL DESEO DE APRENDER
EJERCITANDO LA INTELIGENCIA
Consideramos al cerebro como una estructura biocibernética, es decir, que
maneja información, cuya diferencia con sus similares, los sistemas de computo
mecánicos, radica en que los mensajes que se le envían modifican no solo su
configuración sino la estructura misma del sistema, en este caso, tanto el
funcionamiento como la anatomía de las células del cerebro. A este fenómeno
se le conoce como maduración cerebral y se refiere a la aparición de funciones
nuevas resultado del crecimiento neuronal, nacimiento de fibras en las células nerviosas y construcción
otras redes neuronales. Sucesos análogos a aquellos derivados de la programación genética modelo al que
imita.
La posibilidad de modificar la configuración nos da la pauta para construir una metodología educativa que
incremente el afán de saber del que ya hablamos con anterioridad y se ponga en acción la inteligencia para
satisfacerlo. Esta consiste en llevarle a la creación de conjeturas, dilemas, dudas, derivadas de experiencias
originales extraídas de la presentación de un ambiente cambiante, en el sentido de poder ser observado
desde diferentes ángulos para moverse de una concepción simple del mundo a otra u otras cada vez mas
complejas. Mientras mayor es el número de dimensiones que contempla y construye el cerebro, mayor es la
complejidad del mundo en que se mueve y por lo tanto se vive.
Un ambiente rico esta hecho de alternativas de las cuales el individuo tiene que escoger una, todas o
ninguna, ya que no se puede eludir la capacidad de decidir del ser humano, y asumir las consecuencias de
dicha elección preguntándose si no se habrá equivocado al hacerlo, para cerrar el circuito de
retroalimentación auto corrigiéndose y en las opciones subsecuentes obtener mejores resultados.
Para elaborar un mensaje que modifique tanto la configuración como la estructura del sistema debemos
recordar que la célula nerviosa solo nos ofrece dos posibilidades: dejar pasar el impulso y no dejarlo pasar.
Para seguir un orden programamos la información siguiendo el desarrollo del encéfalo empezando por su
nivel más primitivo llamado tallo cerebral, donde existe un sistema de información llamado vestibular que
apareció en el proceso evolutivo hace por lo menos 500 millones de años para resolver el problema del
equilibrio en los seres vivos. Su antigüedad y su ubicación en el tallo cerebral les proporciono la capacidad
de manejar mensajes menos complejos y por su diversidad de conexiones facilitar la construcción de un
ambiente rico en alternativas de movimiento y mas tarde, a partir de esas mismas capacidades de
facilitación e inhibición tan simples, su participación en las funciones de despierto y atención sobre todo del
cerebro humano.
Los receptores del sistema vestibular, del equilibrio, situados en los conductos semicirculares, ubicados en el
oído interno, están llenos de un líquido llamado endolinfa cuyo desplazamiento, propiciado por la acción de
la gravedad sobre este líquido, los activa organizando un mensaje con el propósito de enviar al encéfalo
información sobre la posición que guarda la cabeza y la ubicación del cuerpo en el espacio.
Continuando con el proceso evolutivo tenemos la aparición del sistema de información propioceptivo cuya
función es proporcionar los elementos suficientes para controlar las extremidades primero en el arrastre de
los reptiles y en el otro extremo, combinando su acción con la del vestibular, en la postura erecta y la
deambulación del hombre. Los receptores de este sistema son los husos musculares de Kûnne colocados en
el interior de los músculos y responden al estiramiento de los mismos, cuando se estira el músculo el
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sistema nervioso responde enviando la orden para que se contraiga parcialmente para mantener el tono
muscular o completamente para realizar el movimiento reflejo, instintivo o voluntario.
Cuando el niño tiene oportunidades para que se arrastre, ruede, gatee, nade, realice largas caminatas,
trotes, carreras, baile y otras, multiplica la cantidad de estados de fase, presentes y acontecimientos,
examina las posturas que adopta su cuerpo en el tiempo y en el espacio, eligiendo aquellas en las que
obtiene un mejor control de sus movimientos y enriquece en primer término su esquema corporal y
establece las bases para el desarrollo del cálculo y el lenguaje.
Realizar actividad física intensa construye mensajes no solo para poner en acción de forma inmediata los
sistemas vestibular y propioceptivo sino que se encadenan sistemas de información vegetativa y metabólica.
Son mensajes biológicos enviados al cerebro que propician el aumento de la frecuencia cardiaca y
respiratoria, las células de todo el cuerpo incrementan su metabolismo y el gasto de energía provoca
hambre y sed, las necesidades vitales a las que hace referencia el Dr. Decroly (1965) cuando a partir de ellas
propone la construcción de los Centros de Interés. Se facilita la estructuración de valores vitales, pilares de
la educación, así como de la maduración cerebral según se estipula en el Método Cinesiológico (Peláez, S.,
Castelán, R. J., el al. 1968).
Utilizando esos proceso de facilitación e inhibición se construye otro mensaje cuando se descubren los
límites entre lo que hay y lo que no hay, entre figura y fondo, dando origen al fenómeno de la atención
como función cerebral primordial, de la matemática originada en la secuencia y el orden y de la filosofía
cuando Parménides dice: lo que es, es y lo que no es, no es. Recibiendo mensajes por medio del cuerpo en
movimiento el cerebro del niño descubre pronto que puede construir sus propios mensajes si tiene
bloqueados unos canales de información para poder mantener abiertos otros cuando la exigencia es sobre
todo vital o instintiva, si está en riesgo su vida el proceso se mantiene por más tiempo, en el recién nacido
descubrir el límite más bajo del nivel de glucosa le hace advertir que tiene hambre y el incremento en la
densidad de la sangre que tiene sed y en consecuencia llora para pedir alimento y antes de utilizar el
lenguaje para alcanzar el mismo objetivo.
Paralelamente descubre que puede invertir el proceso abriendo el canal bloqueado o cerrando el canal
abierto, jugando con los dos canales, abriéndolos y cerrándolos, sin que se pierda la información y
construyendo otros mensajes en el tiempo y el espacio empleando el mismo sistema binario. Así, por
ejemplo, el niño que siente ganas de orinar o defecar y espera hasta encontrar el lugar adecuado para
hacerlo, mantiene abierto el canal que le está informando esa sensación para poder ordenar abrirse al
esfínter en el momento adecuado por medio de un circuito de retroalimentación. Emplea el mismo modelo
cuando en la escuela la actividad que realiza o que propone realizar la maestra es muy atractiva, él bloquea
los otros canales de información y mantiene la atención y la dirige hacia el tema propuesto. Pero cuando el
tema no es lo suficientemente atractivo la atención se dirige a otro tema y regresa al primero cuantas veces
sea necesario.
Esto demuestra que la corteza cerebral puede realizar esa actividad aparente de manejar dos actividades
simultáneas, reduciendo los periodos de atención e incrementando la concentración en el tema. Esta
actividad se puede practicar abriendo dos fuentes de información muy atractivas para que las funciones de
facilitación e inhibición se realicen más rápidamente y demos la impresión de que estamos atendiendo a los
dos temas. Podemos fácilmente realizar una actividad automática y otra cortical como manejar un
automóvil, caminar, nadar y mantener una conversación, también podemos hacerlo con dos actividades
corticales aparentemente de manera simultánea, suceso que se da en muchos niños distraídos que cuando
les preguntan el tema que se está tratando lo saben o que intervienen en una conversación que creíamos
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no estaban escuchando.
Reconstruyendo imágenes totales a partir de datos parciales, le sugerimos que observe los contrastes entre
las luces y sombras que entran por su sistema visual cuando sus ojos están cerrados, a partir de esos
contrastes el mismo cerebro construye una formas entendibles, más claras que cuando vemos figuras en las
nubes, lo cual es un buen ejercicio para practicar la imaginación, sin embargo su cerebro va más allá de ese
proceso, se activa totalmente, la actividad eléctrica se modifica, el voltaje aumenta principalmente en la
región occipital encargada del manejo de la información visual, porque el niño logra ver imágenes en
movimiento, puede llegar a percibir sonidos, olores, sabores, sensaciones táctiles, acciones, el cerebro está
interconectando todas las áreas, funcionando en su totalidad. Rescatar o impedir que desaparezca esta
cualidad en el niño incrementa la capacidad de organizar los datos en el proceso dinámico llamado escritura,
las formas más elevadas de organización cerebral que se atrofian cuando se le pone a copiar textos o se le
hace dictado para que mejore su letra.
Primero pedimos al niño que dibuje lo que ve su cerebro con los ojos cerrados y después que lo haga por
escrito respetando su imaginación y su forma de hacer las letras. Propiciar el aprendizaje de la lectura y el
cálculo lo más pronto posible, desde recién nacido desarrollando su interés por saber qué dice. Permitir que
el niño escriba desde los dos años sus propios mensajes, después aprenderá el código que utilizan los
adultos jamás se debe posponer la creatividad a la eficiencia.
La lectura no sólo incrementa los estados de fase al mostrarnos diferentes situaciones, diferentes mundos
reales o imaginarios, sino que ayuda a formar conjeturas haciendo pensar en la existencia de enfoques
diferentes a los que el autor plantea y en los cuales nos hace pensar. Cuando hemos logrado que el niño
disfrute lo que está leyendo y por lo tanto entendiendo la lectura podemos platicar con él sobre el tema, no
preguntarle qué entendió, sino abordar el tema tratado en el texto, aportando nuestras vivencias y
experiencias, así conseguir que participe en el intercambio de ideas para que se pueda contemplar desde
diferentes ángulos un mismo tema. La misma utilidad puede prestar la televisión y el cine. Ver películas o
series televisivas donde existan argumentos en los que se plantean dilemas, sobre todo de índole moral si
tenemos o tememos problemas de conducta más serios. En ellos
no damos respuestas, nos limitamos a plantear el dilema y a
discutirlo con el niño o el alumno para llevarlo a descubrir lo que
tienen en común dos argumentos que parecen contradictorios
para llegar a un nivel superior de abstracción.
En la vida nadie puede atribuirse el derecho a tener razón, al
menos no todo el tiempo y no en todos los lugares y
circunstancias. Analizar y respetar esas diferentes formas desde
los cuales se enfoca un problema nos lleva a tropezar con la
bifurcación con la que se enfrenta el sistema cuando ha
alcanzado su punto de crisis termodinámica. De aquí tomará el
material el alumno para construir su lenguaje que se incrementa
cuando los adultos facilitan el proceso de inhibición,
favoreciendo que hable; cuestionándolo, preguntándole ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿cómo va a
hacerlo?, ¿qué piensa? No basta con aceptar la negativa del otro, hay que plantear lo que se va a hacer, cuál
es el camino que se propone seguir.
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Las actividades artísticas buscan un nivel de organización superior y al hallar la congruencia favorecen el
trabajo del hemisferio derecho, hay que tener presente, como en las intelectuales, que la técnica debe estar
siempre sujeta a la creatividad y nunca al revés con el pretexto de que mejore su coordinación motriz o su
letra; de qué sirve saber pintar, dibujar o tener una buena letra si no se tiene creatividad o si no se sabe
escribir poesía o ensayo. La combinación de colores lleva a la producción de la pintura, la de formas a la
escultura, la de sonidos a la música y la de sabores a la cocina, por eso los pueblos más creativos tienen un
amplio desarrollo en esas ramas.
Tener la precaución de mantener la firmeza y enseñar al niño que “cuando es sí es sí y cuando es no es no”,
permite crecer con la convicción de que la naturaleza está regida por leyes universales, que hay que conocer
para poder dominarla. Una de esas leyes naturales y por lo tanto lógicas es lo que es, es y lo no es, no es.
Cuando se accede a la petición del niño después de haberse enojado, se le hace creer que la realidad se
maneja según nuestros deseos y acaba confundiendo la palabra debe con la palabra quiero o con la
expresión me gustaría, por eso no es extraño escuchar a muchos adultos decir no debe llover en vez de me
gustaría que no lloviera, debe entender en vez de me gustaría que entendiera, obviamente debe llover
puesto que está lloviendo o las condiciones climatológicas así lo están anunciando, lo entenderá cuando las
condiciones intelectuales o de maduración cerebral lo permitan. Las personas que dijeron que no les
gustaba que lloviera donde ellos estaban pararon la lluvia inventando el paraguas. Los adultos que dicen que
el niño debe entender tal o cual norma o conocimiento, si dijeran me gustaría que entendiera se dedicarían
a enseñarle y esperar el proceso de maduración en lugar de agredirlos y entorpecer el desarrollo intelectual
y emocional del niño. el pensamiento es dialéctico, si lo facilitamos puede contemplar los fenómenos en su
proceso de desarrollo, en su movimiento a través del tiempo y del espacio, darse cuenta que los niños
crecen, y en sus interconexiones, ningún fenómeno o ninguna persona está aislada, sino ligada con otras.
Vivir en un sistema familiar en el que se enseña una disciplina interna, basada en la autonomía y respeto a
los derechos de los demás, en el que no nada más el adulto tiene razón, genera que el niño adquiera la
capacidad de contemplar los otros puntos de vista desde los cuales se puede interpretar un fenómeno y
obliga a pensar que el otro puede tener razón o de hecho la tiene si vemos desde su lado. Así puede
detectar fácilmente cuando le ofrecen una venta a plazos sin intereses y un descuento si paga de contado,
que ya le están cobrando los intereses porque el precio real de la mercancía es el que tiene el descuento;
que si bien hay que capacitar a las personas para nuevos empleos o dar empleo a los discapacitados hay que
crear los empleos, y así ve que si hay una salida, debe haber una entrada, si un alto un bajo, si un nuevo un
viejo y si un derecho, una obligación, aunque no esté en la misma persona como sucede con los derechos de
los niños, ellos tienen los derechos y la sociedad las obligaciones. La llamada lucha y permanencia de los
contrarios.
En el proceso de socialización del niño, el adulto, llámese padre o maestro, regido por la ideología, se ha
confundido y ha creído que hay que someter al niño a ciertas normas sin saber exactamente lo que estamos
diciendo cuando hablamos de “libre albedrío”. No le ha quedado claro que la conducta de los individuos está
sujeta a las reglas del determinismo histórico y a la casualidad de las oportunidades que se le presentan de
las cuales él puede elegir una con entera libertad como explicamos anteriormente.
A los adultos que han sido educados bajo un sistema en el que se establecían luchas de poder entre padres e
hijos les es muy difícil llegar a entender que al renunciar al castigo se ven obligados a negociar con el niño y
aceptar que en un momento el niño puede tener razón porque se enfrentan argumentos con argumentos,
59
no se introduce quién es el más fuerte y puede golpear al más pequeño o quién puede suprimir un
satisfactor cuando se niega a obedecer una orden y ganar esa negociación, pero eso es lo que desarrolla su
inteligencia porque se ve obligado por la exigencia social a crear esas nuevas redes neuronales que harán
vivir en un mundo más complejo, en el qué está viviendo el niño o adolescente, no porque así sea, sino
porque así fue creado por su propio cerebro.
Lo más importante de este trabajo no es sólo permitir ejercitar a la inteligencia sino evitar que el proceso de
plantear conjeturas se entorpezca y se atrofie a través de la enseñanza inadecuada como lo hicimos ver al
principio cuando dijimos lo difícil que es descubrir por qué cuando se multiplican fracciones el resultado
parece ser menor.
Una de las razones por las que es tan difícil formar buenos maestros es porque las escuelas que los forman
les enseñan una teoría muy moderna sobre educación, pero el método de enseñanza, la práctica cotidiana,
es autoritario, si no que lo digan el exceso de tareas y las formas de evaluar lo aprendido que siguen usando
en la actualidad escuelas normales y universidades pedagógicas y que nada tienen que ver con la educación,
sobre esto estaríamos de acuerdo con Aída Vázquez (citada por Palacios) que a través de la escuela habla
toda una generación de cabezas muertas, la generación de la abuela.
El modelo de la escuela a la medida del niño, cualquiera que sea su nombre, no los lechos de Procusto que
tratan de ajustar a los niños a sus programas y cuando no se ajustan los reprueban o los reprimen si los
rebasan, propone enviar información al cerebro, misma que se almacena en las neuronas y en las
interconexiones neuronales, cambiando a cada instante, según el modelo holográfico de Pribran (1982). Los
programas y las imágenes son configuraciones que la constitución del sistema hace posibles pero a la vez
favorece que aumenten cuando propicia que el niño o el alumno descubra que un problema no es tan
sencillo como en un principio había pensado sino que puede ser contemplado desde diferentes puntos de
vista y que por lo que tanto puede tener respuestas diferentes.
Les llevamos a que descubran la permanencia y lucha de los contrarios cuando favorecemos que descubra
que en aquello que se dice está implícito lo que no se dice por ejemplo: ir a un lugar significa no ir a otro y
así hay muchos otros. Los trabajos de investigación que surgen de una conjetura planteada por el niño, de
sus porqués desarrollan en el niño el manejo del método científico, cuando dejamos que nos muestre su
curiosidad y nos limitamos a enseñarle a descubrir el método más fácil para encontrar la respuesta que le
planteará nuevas dudas. .
No hay ejercicios específicos para desarrollar la inteligencia, es la interacción con personas inteligentes, con
personas que cuestionan la organización del universo, que constantemente se están preguntando cómo se
producen los fenómenos, la que favorece que el niño desarrolle su habilidad para crear conjeturas. Por eso
tenemos que preparar maestros cultos con deseos de saber para poner en sus manos la educación de las
nuevas generaciones.
Consideramos al cerebro como una estructura biocibernética, es decir, que maneja información, cuya
diferencia de sus similares, los sistemas de computo mecánicos, consiste en que los mensajes que se le
envían modifican no solo su configuración sino la estructura misma, en este caso, tanto el funcionamiento
como la anatomía del sistema nervioso. A este fenómeno se le conoce como maduración cerebral que se
60
refiere a la aparición de funciones nuevas resultado del crecimiento neuronal, nacimiento de nuevas fibras
en las células nerviosas y construcción de redes neuronales. Sucesos análogos a aquellos derivados de la
programación genética modelo al que imita.
Esto nos da la pauta para construir una metodología que incremente el afán de saber del que ya hablamos
con anterioridad y se ponga en acción la inteligencia para satisfacerlo. Esta consiste en llevarle a la creación
de conjeturas, dilemas, dudas, derivadas de experiencias originales extraídas de la presentación de un
ambiente cambiante, en el sentido de poder ser observado desde diferentes ángulos para moverse de una
concepción simple del mundo a otra u otras cada vez más complejas. Mientras mayor es el número de
dimensiones que contempla el cerebro, mayor es la complejidad del mundo en que vive.
Un ambiente rico esta hecho de alternativas de las cuales el individuo tiene que escoger una, todas o
ninguna, ya que no se puede eludir la capacidad de decidir del ser humano, y asumir las consecuencias de
dicha elección preguntándose si no se habrá equivocado, para cerrar el circuito de retroalimentación para
en las opciones subsecuentes obtener mejores resultados.
Siguiendo el desarrollo del encéfalo el nivel más primitivo llamado sistema vestibular apareció en el proceso
evolutivo hace por lo menos 500 millones de años para resolver el problema del equilibrio, seguido por el
sistema propioceptivo cuya función es proporcionar los elementos suficientes de información para controlar
las extremidades primero en el arrastre y combinado con el vestibular la postura erecta y la deambulación.
Su antigüedad y su ubicación en el tallo cerebral les da la capacidad de manejar mensajes menos complejos
y por su diversidad de conexiones facilita la construcción de un ambiente rico en alternativas en este caso de
movimiento.
Los receptores del sistema vestibular son los conductos semicirculares situados en el oído interno, están
llenos de un liquido llamado endolinfa cuyo desplazamiento, propiciado por el movimiento de la cabeza y la
acción de la gravedad, los activa construyendo un mensaje para enviar al encéfalo información sobre la
posición de la cabeza y la ubicación del cuerpo en el espacio. Los receptores del sistema propioceptivo son
los husos musculares de Kûnne colocados en el interior de los músculos y responden a su estiramiento,
cuando se estira el músculo el sistema responde contrayéndolo parcialmente para mantener el tono
muscular o voluntariamente para realizar el movimiento.
Dar oportunidades para que el niño se arrastre, ruede, gatee, nade, realice largas caminatas, trotes,
carreras, baile, multiplica la cantidad de estados de fase, presentes y acontecimientos examinando las
posturas que adopta su cuerpo, eligiendo algunas obtiene un mejor control de sus movimientos,
enriqueciendo su esquema corporal.
Mencionamos que podemos considerar el cerebro como una estructura biocibernética que maneja
información, que a diferencia de un sistema digital que solo actúa sobre su configuración, este por medio de
mensajes construidos básicamente en forma de conjeturas modifica su estructura y funcionamiento en la
toma de una decisión después de una pregunta que nos formulamos a nosotros mismos o que nos ayudan a
formularnos otros, haciéndonos transitar una y otra vez sobre todo por el entorno lingüístico hasta que
llegamos a plantearla correctamente, por eso hemos querido dejar claro a lo largo de esta exposición que la
inteligencia no se desarrolla, el educador incrementa el deseo de aprender del alumno construyéndole un
ambiente rico en información, en mensajes, en estados de fase, en acontecimientos llenos de desafíos,
retos, contradicciones, donde existan experiencias originales lo lleven darse cuenta de la existencia de
niveles de organización superiores, llevándole a descubrir la respuesta y no dársela elaborada para que la
memorice.
61
Para ello lo ayudamos introduciendo mensajes convertidos en dudas como una actividad educativa
sistemática, así han sugerido los grandes educadores quienes han definido a la educación como el hecho de
pasar de la seguridad absoluta, hija de la ignorancia, a la duda razonada, madre del verdadero conocimiento.
Cada vez que de ese paso, el alumno se habrá movido de una concepción del mundo a otra más compleja, el
objetivo más importante para el educador quien modifica el funcionamiento de la estructura produciendo la
jerarquización de los ritmos cerebrales alfa en 10 hz theta en 5 hz y delta en 2.5 hz, como según Hutchinson
lo refiere Dion que sucede cuando se descubre la solución a un problema, provocando la aparición de
nuevos brotes en las células nerviosas como descubrieron Hyden Penfield y Rosenzweig base de la
maduración cerebral, para que sea más fácil para el alumno realizarlos en el futuro.
Un ambiente rico hecho ex profeso por los adultos, principalmente los maestros, tiene que construir los
mensajes en forma de alternativas entre las cuales se tiene que elegir alguna o algunas de ellas, todas o
ninguna, crear una nueva y asumir las consecuencias de dicha elección. El cerebro siempre va a tratar de
someter la información recibida a un esquema construido anteriormente, pero, plantear que existe una
alternativa es provocar en el nivel más desarrollado del encéfalo, la actividad inhibitoria de la corteza del
lóbulo frontal, misma que en la práctica permite preguntarnos si no estaremos equivocados, si no habrá otra
opción, la autocrítica. Como resultado de la maduración cerebral las alternativas son descubiertas por el
cerebro, no existen independientemente de él. El adulto no impone la respuesta, frente a cualquier
situación, en vez de decir al niño que hacer cuestiona con tres preguntas básicas: ¿qué vas a hacer?, ¿cómo
lo vas a hacer?, ¿en qué te ayudo?
Mientras mayor es el número de dimensiones en las que nos movemos mayor es la complejidad del mundo,
si dejamos que el niño elija entre dos o más platillos ya tiene un dilema, si más de uno le gusta el problema
se vuelve más complejo, ahora tiene que discernir entre mayor número de datos, el factor afectivo ha
complicado el ambiente, se mueve en un mayor número de dimensiones. El mundo en que vivimos es
directamente proporcional en su complejidad a la capacidad del cerebro que lo contempla, por lo tanto las
personas que hacen uso de su inteligencia tienen más dudas, más preguntas para plantear a la vida. La
cantidad de agua que te llevas del pozo no depende directamente del tamaño del pozo sino del recipiente
que empleas para acarrearla.
En todos los momentos de la vida una buena actividad a realizar para ejercitar la inteligencia es incrementar
los estados de fase, los presentes, los acontecimientos, que más adelante se convertirán en el lenguaje que
enriquecerá más el ambiente. Siguiendo el desarrollo del encéfalo, empecemos con los estados de fase
productos de la actividad motora actuando sobre dos sistemas de información muy primitivos, el vestibular
que apareció en nuestro proceso evolutivo hace 500 millones de años y el propioceptivo que se formó
cuando en otra etapa de ese proceso la especie dejó el mar y construyó extremidades para poder moverse
sobre la superficie dura de la Tierra. Esta antigüedad y su colocación en el tallo cerebral los hace muy
simples y capaces de manejar información menos compleja de ahí la preponderancia de un trabajo intenso
con ellos en personas con discapacidad intelectual o daño cerebral porque quedaron menos afectados.
Los receptores del sistema vestibular están situados en los conductos semicirculares, en el oído interno,
llenos de un líquido llamado endolinfa que se desplaza en estos conductos por influencia de la atracción que
la gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo, depende de la posición de nuestro cuerpo en el espacio y del
consecuente movimiento de la cabeza el desplazamiento del líquido y la construcción del mensaje que se
envía al cerebro acerca de este acto, la ubicación de nuestro cuerpo en el espacio.
62
Figura 18 Sistema Vestibular.
Favorecer que el niño ruede, se arrastre, gatee, nade, realice largas caminatas que le servirán para explorar
el mundo primero con su cuerpo y luego con su vista, su oído, su olfato, haciendo más variado el número de
estados de fase y acontecimientos, donde él pueda examinar las diferentes posturas que adopta su cuerpo
influido por lo que llamamos acción gravitatoria de la Tierra ayudarán a la construcción del lenguaje.
Figura 19. Niño bajándose de un banco.
¿Cuántas posibilidades tiene que tomar en cuenta el niño para evitar caerse?
El realizar actividad física intensa construye mensajes que ponen en acción de forma inmediata otros
63
sistemas de información, se construyen otros mensajes biológicos que propician el aumento de la frecuencia
cardiaca y respiratoria, las células de todo el cuerpo incrementan su metabolismo y el gasto de energía; se
provoca hambre y sed, las necesidades vitales a las que hace referencia el Dr. Decroly (1965) cuando a partir
de ellas propone la construcción de los Centros de Interés, los mensajes que se construyen con su método
educativo, como todos los de su clase, facilita la construcción de valores, pilares de la educación, así como
de la maduración cerebral según se estipula en el Método Cinesiológico (Peláez y Castelán, 1968).
Otro mensaje se construye cuando se descubren los límites entre lo que hay y lo que no hay dando origen al
fenómeno de la atención como función cerebral, de la matemática origen del orden y de la filosofía cuando
Parménides dice: lo que es, es y lo que no es, no es. Recibiendo mensajes por medio del cuerpo en
movimiento el cerebro del niño descubre pronto que puede construir sus propios mensajes si tiene
bloqueados unos canales de información para poder mantener abiertos otros cuando la exigencia es sobre
todo vital o instintiva, si está en riesgo su vida el proceso se mantiene por más tiempo, en el recién nacido
descubrir el límite más bajo del nivel de glucosa le hace advertir que tiene hambre y el incremento en la
densidad de la sangre que tiene sed y en consecuencia llora para pedir alimento y antes de utilizar el
lenguaje para alcanzar el mismo objetivo.
Paralelamente descubre que puede invertir el proceso abriendo el canal bloqueado o cerrando el canal
abierto, jugando con los dos canales, abriéndolos y cerrándolos, sin que se pierda la información y
construyendo otros mensajes en el tiempo y el espacio empleando el mismo sistema binario.
0-0-0-1-1-0-1-1
El niño que siente ganas de orinar o defecar y espera hasta encontrar el lugar adecuado para hacerlo,
mantiene abierto el canal que le está informando esa sensación para poder ordenar abrirse al esfínter en el
momento adecuado por medio de un circuito de retroalimentación. Emplea el mismo modelo cuando en la
escuela la actividad que realiza o que propone realizar la maestra es muy atractiva, él bloquea los otros
canales de información y mantiene la atención y la dirige hacia el tema propuesto. Pero cuando el tema no
es lo suficientemente atractivo la atención se dirige a otro tema y regresa al primero cuantas veces sea
necesario.
Esto demuestra que la corteza cerebral puede realizar esa actividad aparente de manejar dos actividades
simultáneas, reduciendo los periodos de atención e incrementando la concentración en el tema. Esta
actividad se puede practicar abriendo dos fuentes de información muy atractivas para que las funciones de
facilitación e inhibición se realicen más rápidamente y demos la impresión de que estamos atendiendo a los
dos temas. Podemos fácilmente realizar una actividad automática y otra cortical como manejar un
automóvil, caminar, nadar y mantener una conversación, también podemos hacerlo con dos actividades
corticales aparentemente de manera simultánea, suceso que se da en muchos niños distraídos que cuando
les preguntan el tema que se está tratando lo saben o que intervienen en una conversación que creíamos
no estaban escuchando.
Para que se manifieste la capacidad del cerebro de trabajar como un holograma reconstruyendo imágenes
totales a partir de datos parciales, le sugerimos que observe los contrastes entre las luces y sombras que
entran por su sistema visual cuando sus ojos están cerrados, a partir de esos contrastes el mismo cerebro
construye una forma entendible, más claras que cuando vemos figuras en las nubes, lo cual es un buen
64
ejercicio para practicar la imaginación, sin embargo su cerebro va más allá de ese proceso, se activa
totalmente, la actividad eléctrica se modifica, el voltaje aumenta principalmente en la región occipital
encargada del manejo de la información visual, porque el niño logra ver imágenes en movimiento, puede
llegar a percibir sonidos, olores, sabores, sensaciones táctiles, acciones, el cerebro está interconectando
todas las áreas, funcionando en su totalidad. Rescatar o impedir que desaparezca esta cualidad en el niño
incrementa la capacidad de organizar los datos en el proceso dinámico llamado escritura, las formas más
elevadas de organización cerebral que se atrofien cuando se le pone a copiar textos o se le hace dictado
para que mejore su letra.
Primero pedimos al niño que dibuje lo que ve su cerebro con los ojos cerrados y después que lo haga por
escrito respetando su imaginación y su forma de hacer las letras. Propiciar el aprendizaje de la lectura y el
cálculo lo más pronto posible, desde recién nacido desarrollando su interés por saber qué dice.
En los niños mayores o adolescentes y jóvenes se puede favorecer la creación de estados de fase y análisis
de acontecimientos al enseñar a contemplar la existencia de otros puntos de vista, la lectura no sólo
incrementa los estados de fase al mostrarnos diferentes situaciones, diferentes mundos reales o
imaginarios, sino que ayuda a formar conjeturas haciendo pensar en la existencia de puntos de vista
diferentes a los que el autor plantea y en los cuales no hace pensar. La misma utilidad puede prestar la
televisión y el cine. Ver películas o series televisivas donde existan argumentos en los que se plantean
dilemas, sobre todo de índole moral si tenemos o tememos problemas de conducta más serios. En ellos no
damos respuestas, nos limitamos a plantear el dilema y a discutirlo con el niño o el alumno para llevarlo a
descubrir lo que tienen en común dos argumentos que parecen contradictorios para llegar a un nivel
superior de abstracción.
En la vida nadie puede atribuirse el derecho a tener razón, al menos no todo el tiempo y no en todos los
lugares y circunstancias. Analizar y respetar esos diferentes puntos de vista desde los cuales se enfoca un
problema nos lleva a tropezar con la bifurcación con la que se enfrenta el sistema cuando ha alcanzado su
punto de crisis termodinámica. De aquí tomará el material para construir su lenguaje que se incrementa
cuando los adultos facilitan el proceso de inhibición, favoreciendo que hable; cuestionándolo,
preguntándole ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿cómo va a hacerlo?, ¿qué piensa? No basta con aceptar la
negativa del otro, hay que plantear lo que se va a hacer, cuál es el camino que se propone seguir.
Cuando hemos logrado que el niño disfrute lo que está leyendo y por lo tanto entendiendo la lectura
podemos platicar con él sobre el tema, no preguntarle qué entendió, sino abordar el tema tratado en el
texto, aportando nuestras vivencias y experiencias, así conseguir que participe en el intercambio de ideas
para que pueda contemplar diferentes puntos de vista sobre un mismo tema.
Las actividades artísticas buscan un nivel de organización superior y al hallar la congruencia favorecen el
trabajo del hemisferio derecho, hay que tener presente, como en las intelectuales, que la técnica debe estar
siempre sujeta a la creatividad y nunca al revés con el pretexto de que mejore su coordinación motriz o su
letra; de qué sirve saber pintar, dibujar o tener buena letra si no se tiene creatividad o si no se sabe escribir
poesía o ensayo. La combinación de colores lleva a la producción de la pintura, la de formas a la escultura, la
de sonidos a la música y la de sabores a la cocina, por eso los pueblos más creativos tienen un amplio
desarrollo en esas ramas.
Tener la precaución de mantener la firmeza y enseñar al niño que “cuando es sí es sí y cuando es no es no”,
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permite crecer con la convicción de que la naturaleza está regida por leyes universales, que hay que conocer
para poder dominarla. Una de esas leyes naturales y por lo tanto lógicas es lo que es, es y lo no es, no es.
Cuando se accede a la petición del niño después de haberse enojado, se le hace creer que la realidad se
maneja según nuestros deseos y acaba confundiendo la palabra debe con la palabra quiero o con la
expresión me gustaría, por eso no es extraño escuchar a muchos adultos decir no debe llover en vez de me
gustaría que no lloviera, debe entender en vez de me gustaría que entendiera, obviamente debe llover
puesto que está lloviendo o las condiciones climatológicas así lo están anunciando, lo entenderá cuando las
condiciones intelectuales o de maduración cerebral lo permitan. Las personas que dijeron que no les
gustaba que lloviera donde ellos estaban pararon la lluvia inventando el paraguas; las personas a las que no
les gustaba cómo actuaban los políticos acabaron diciendo que se vayan todos como en Argentina, no se
limitaron a decir que debían actuar de otra manera. Los adultos que dicen que el niño debe entender tal o
cual norma o conocimiento, si dijeran me gustaría que entendiera se dedicarían a enseñarle y esperar el
proceso de maduración en lugar de agredirlos y entorpecer el desarrollo intelectual y emocional del niño..
Si el funcionamiento del cerebro es un reflejo de lo que sucede en la naturaleza, el pensamiento debe ser
dialéctico, puede contemplar los fenómenos en su proceso de desarrollo, en su movimiento a través del
tiempo y del espacio, darse cuenta que los niños crecen, y en sus interconexiones, ningún fenómeno o
ninguna persona está aislada, sino ligada con otras. Vivir en un sistema familiar en el que se enseña una
disciplina interna, basada en la autonomía y respeto a los derechos de los demás, en el que no nada más el
adulto tiene razón, genera que el niño adquiera la capacidad de contemplar los otros puntos de vista desde
los cuales se puede interpretar un fenómeno y obliga a pensar que el otro puede tener razón o de hecho la
tiene si vemos desde su lado. Así puede detectar fácilmente cuando le ofrecen una venta a plazos sin
intereses y un descuento si paga de contado, que ya le están cobrando los intereses porque el precio real de
la mercancía es el que tiene el descuento; que si bien hay que capacitar a las personas para nuevos empleos
o dar empleo a los discapacitados hay que crear los empleos, y así ve que si hay una salida, debe haber una
entrada, si un alto un bajo, si un nuevo un viejo y si un derecho, una obligación, aunque no esté en la misma
persona como sucede con los derechos de los niños, ellos tienen los derechos y la sociedad las obligaciones.
La llamada lucha y permanencia de los contrarios.
En el proceso de socialización del niño, el adulto, llámese padre o maestro, regido por la ideología, se ha
confundido y ha creído que hay que someter al niño a ciertas normas sin saber exactamente lo que estamos
diciendo cuando hablamos de “libre albedrío”. No le ha quedado claro que la conducta de los individuos está
sujeta a las reglas del determinismo histórico y a la casualidad de las oportunidades que se le presentan de
las cuales él puede elegir una con entera libertad como explicamos anteriormente.
A los adultos que han sido educados bajo un sistema en el que se establecían luchas de poder entre padres e
hijos les es muy difícil llegar a entender que al renunciar al castigo se ven obligados a negociar con el niño y
aceptar que en un momento el niño puede tener razón porque se enfrentan argumentos con argumentos,
no se introduce quién es el más fuerte y puede golpear al más pequeño o quién puede suprimir un
satisfactor cuando se niega a obedecer una orden y ganar esa negociación, pero eso es lo que desarrolla su
inteligencia porque se ve obligado por la exigencia social a crear esas nuevas redes neuronales que harán
vivir en un mundo más complejo, en el qué está viviendo el niño o adolescente, no porque así sea, sino
porque así fue creado por su propio cerebro.
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Lo más importante de este trabajo no es sólo permitir ejercitar a la inteligencia sino evitar que el proceso de
plantear conjeturas se entorpezca y se atrofie a través de la enseñanza inadecuada como lo hicimos ver al
principio cuando dijimos lo difícil que es descubrir por qué cuando se multiplican fracciones el resultado
parece ser menor.
Una de las razones por las que es tan difícil formar buenos maestros es porque las escuelas que los forman
les enseñan una teoría muy moderna sobre educación, pero el método de enseñanza, la práctica cotidiana,
es autoritario, si no que lo digan el exceso de tareas y las formas de evaluar lo aprendido que siguen usando
en la actualidad escuelas normales y universidades pedagógicas y que nada tienen que ver con la educación,
sobre esto estaríamos de acuerdo con Aída Vázquez (citada por Palacios) que a través de la escuela habla
toda una generación de cabezas muertas, la generación de la abuela.
El modelo de la escuela a la medida del niño, cualquiera que sea su nombre, no los lechos de Procusto que
tratan de ajustar a los niños a sus programas y cuando no se ajustan los reprueban o los reprimen si los
rebasan, propone enviar información al cerebro, misma que se almacena en las neuronas y en las
interconexiones neuronales, cambiando a cada instante, según el modelo holográfico de Pribran (1982). Los
programas y las imágenes son configuraciones que la constitución del sistema hace posibles pero a la vez
favorece que aumenten cuando propicia que el niño o el alumno descubra que un problema no es tan
sencillo como en un principio había pensado sino que puede ser contemplado desde diferentes puntos de
vista y que por lo que tanto puede tener respuestas diferentes.
Les llevamos a que descubran la permanencia y lucha de los contrarios cuando favorecemos que descubra
que en aquello que se dice está implícito lo que no se dice por ejemplo: ir a un lugar significa no ir a otro y
así hay muchos otros. Los trabajos de investigación que surgen de una conjetura planteada por el niño, de
sus porqués desarrollan en el niño el manejo del método científico, cuando dejamos que nos muestre su
curiosidad y nos limitamos a enseñarle a descubrir el método más fácil para encontrar la respuesta que le
planteará nuevas dudas. .
No hay ejercicios específicos para desarrollar la inteligencia, es la interacción con personas inteligentes, con
personas que cuestionan la organización del universo, que constantemente se están preguntando cómo se
producen los fenómenos, la que favorece que el niño desarrolle su habilidad para crear conjeturas. Por eso
tenemos que preparar maestros cultos con deseos de saber para poner en sus manos la educación de las
nuevas generaciones.
BIBLIOGRAFÍA
Aristóteles.-Metafísica.-
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La traducción involucra la necesidad de contar con un modelo mental del mundo del cual se habla, y de
manipular los símbolos de ese modelo
Edemas, hay algo muy importante: la ontología de los sistemas y sus modos de funcionamiento
para trabajar con la información no son iguales en los sistemas físicos o biológicos que en los
sistemas de ingeniería del conocimiento. La ontología física de un sistema físico natural (vg. una
molécula) o de un sistema biológico (fundado en sensaciones y neuronas) no es ontológicamente
homogénea o similar a la ontología (forma de estar construido físicamente) de un ordenador. Un
átomo de hierro, o las macromoléculas que constituyen un determinado mineral tienen mucha
información sobre cómo es el universo (han aparecido evolutivamente adaptándose a las
propiedades que les permiten mantenerse en ese universo). Esto es lo que se ha conocido desde
hace años, en el marco de la biología evolutiva, como biología del conocimiento, o sea, la
escuela de Konrad Lorenz y su discípulo Rupert Riedl. Una célula, de la misma forma, contiene
una inmensa cantidad de información. Pero todavía hay más: los sistemas nerviosos de los seres
vivos producen la emergencia de sensaciones, percepciones, conciencia, y toda la actividad
psíquica, de tal manera que en el cerebro, animal y humano, aparecen formas nuevas de
producir una información sobre el medio consistente en sensaciones, percepciones, imágenes de
todo tipo, que pueden tenerse en tiempo real y reactualizarse por la memoria, pudiendo ser
registradas, procesadas, manipuladas…, dando lugar a toda la variedad de la actividad psíquica.
Dentro de nuestra realidad todo existe mediante una red interconectada de relaciones, y los
nodos de esta información son los bits de información. Procesamos, sintetizamos y observamos
esta información para construir la realidad que nos rodea. A medida que la información emerge
espontáneamente del vacío, la tomamos en consideración para actualizar nuestra visión de la
realidad. las leyes de la naturaleza son información sobre la información y fuera de ello no hay
más que oscuridad. Este es la única puerta de entrada a la comprensión de la realidad” (246).
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