Post on 29-Jun-2015
description
Nuestra Materia Medica.
Por. Adolph Lippe M D.
(The Hahnemannian Monthly, Vol. 1. Filadelfia, Febrero, 1866.)
Traducción. Lic. Hom. Francisco Navarro Rincón.
El Alfa y Omega de nuestro arte curativo es, nuestra Materia Medica.
El Alfa porque, la primera experimentación de la primer medicina en una persona
sana, (China Off. En el mismo Hahnemann) estableció las pruebas de los primeros
principios en los que descansa nuestro arte. Omega, porque nuestra Materia
Medica provee abundante evidencia de que los principios homeopáticos y normas
practicas de Hahnemann incluidas, son correctas; sin la Materia Medica, no
podríamos probar su fiabilidad y veracidad. Con ella logramos estos propósitos.
Ha sido, en los últimos tiempos puesto de moda criticar a Hahnemann, su materia
Medica Pura, poner en duda su fiabilidad, y tacharla con multitud de errores con
los que se dice estar corrompida. Los que afirman estos errores claman también
ser considerados sus mejores amigos.
Estos amigos afirman que la Materia Medica, no es pura, de acuerdo a los
siguientes datos:
“Primero, que algunos de los remedios tienen síntomas atribuidos a ellos, que
fueron observados, no en personas sanas, sino en aquellos que sufrían de
enfermedad, bajo este punto también puede ser considerado aquellos síntomas
que fueron tomados de casos de envenenamiento (intoxicación) después de que
se hubieron dado antídotos.”
“Segundo, que algunos de los remedios no se dieron por separado sino en
combinación con una multitud de otros.”
“Tercero, que algunos de los experimentadores fueron incapacitados mentalmente
si no es que moralmente por su trabajo arduo y responsable.” 1
El primer cargo, “que algunos de los remedios tienen síntomas atribuidos a ellos
que no fueron observados en personas sanas sino en aquellas sufrientes de
enfermedades; bajo este punto también deben considerarse esos síntomas que
fueron tomados de casos de intoxicación después de que antídotos se hayan
administrado.” Podemos encontrar la solución en el prefacio de la Materia Medica
Pura, por Hahnemann,2 donde dice, en la página 5;
“Entre las observaciones de otros aquí añadidas, hay algunas anotadas de
personas ya enfermas. Pero como eran pacientes crónicos con síntomas ya bien
conocidos de su enfermedad, no fueron mesclados con síntomas observados de
las medicinas experimentadas. Como parece haberlo evitado cuidadosamente
Greding. Estas observaciones no son sin valor, sirven al menos aquí y allá, para
confirmar síntomas similares o los mismos síntomas que aparecieron en personas
sanas de una experimentación pura.”
“En mis propios experimentos y aquellos de mis discípulos, se tomo cuidado al
observar todo lo que podía confirmar su pureza, con el fin de que el verdadero
efecto de cada respectivo remedio pudiera ser expresado claramente a través de
los resultados de los observadores. Fueron instituidos por los medios más sanos,
y bajo perfectas y templadas circunstancias. Pero cuando se producía una
circunstancia extraordinaria externa mientras se experimentaban que por cualquier
motivo pudiera alterar el efecto, como por ejemplo; miedo, ira, una lesión externa
considerable, un exceso de cualquier tipo, u cualquier otra circunstancia
importante, no se anotaron mas síntomas después de ese tiempo todos fueron
suprimidos con el fin de que nada impuro se admitiera en los experimentos.”
1 Vide USA, Revista Médica y de Cirugía, Vol 1, pag,116
2 Lo traducimos directamente del trabajo original de Hahnemann.
Aquí tenemos una afirmación clara, o bien Hahnemann afirma la verdad, con esta
posición en su prefacio o no lo hace. Entonces se convierte en cuestión de
veracidad y nada más.
Hahnemann, no atribuye gran valor a los síntomas observados en aquellos que
sufren de enfermedad, y parece los acepta como la confirmación de los otros
observados en las personas saludables. Los mejores observadores siempre han
aceptado síntomas que aparecieron en los enfermos después de la
administración del remedio; y han anotado estos síntomas como tales, a ser
considerados dudosamente hasta que puedan ser confirmados por observaciones
posteriores. En la Materia Medica Pura original, de Hahnemann, los nombres de
los experimentadores, o las fuentes, por las que obtuvo cada síntoma son
anotados cuidadosamente. Esos libros no están fuera de impresión, como algunos
lo suponen. ¿Y si la distinción entre los síntomas obtenidos en personas
perfectamente sanas y aquellos tomados de las personas enfermas que
Hahnemann fue tan cuidadoso en preservar; -- no se encuentra en la edición
Americana, de la Materia Medica Pura, y Enfermedades Crónicas, y aun menos en
el Symptomen Codex, de quien será la culpa?
Declaradamente no de Hahnemann.
Hasta ahora, en lo que se refiere a su noble autor estas ediciones de sus trabajos
no requieren ninguna purificación sino rehabilitación.
El segundo cargo es; “Que algunos de los remedios no fueron dados por
separado, sino en combinación con una multitud de otros.”
Si los síntomas obtenidos a partir de la solución de Fowler, que era en el tiempo
de Hahnemann, el modo de moda para la administración de Arsenicum, no
corrobora los resultados de las experimentaciones puras, o si las
experimentaciones puras no corroboran los síntomas de la solución de Fowler,
entonces los amigos de la Materia Medica, no pueden hacer nada mejor mas que
señalar la discrepancia. Y así también con cualquier otra medicina, que puede ser
capaz de incluirse en esta categoría. Supongamos, por el argumento, de que
Hahnemann en realidad haya admitido algunos síntomas poco fiables, y que por la
traducción de dichos síntomas la edición estadounidense de sus obras se haya
corrompido, llena de errores y trucos.
¿Qué haríamos en tal caso?
La traducción debe ser expuesta. ¡Y supongamos que se ha hecho! Y bien, como
parecerá cuando vemos a través de la crítica muy capas del Dr. Wilson, en el
British Homeopathic Review, ¿Ahora que sigue? ¿Vamos a seguir citando frases
de esas traducciones? o ¿Debemos más bien de buscar algo más fiable? ¿Y si
hubo algunos síntomas erróneos en el original entonces qué?
Ya que es casi imposible, que entre los muchos síntomas observados por
Hahnemann algunos errores no hayan podido haber ocurrido, por lo tanto ¿A caso
debemos desconfiar de el por completo? Rechazar nuestra Materia Medica o
tamizarla o purificarla? ¿Y quién va a sentarse como jurado en tal caso?
Siempre y cuando aquellos que han probado medicamentos en estado de salud,--
Aquellos que por su devoción a nuestra causa han aumentado la Materia Medica, -
- que han añadido a la tienda del verdadero conocimiento y que rechazan todo que
no sea el juicio puro de la corrección de las experimentaciones de los resultados
obtenidos por experimentos clínicos,-- siempre y cuando estos sostengan o
afirmen que nuestra Materia Medica como legado de Hahnemann hacia nosotros,
y en la medida en la que sea aumentada en espíritu por aquellos que siguen su
ejemplo, no puede ser tamizada o purificada sin dañar nuestra causa, estemos
satisfechos con esta parte general de nuestra Materia Medica como Hahnemann y
sus discípulos nos la dejaron, y no dejemos que se pongan manos sucias sobre
nuestro tesoro sagrado.
El tercer cargo es; “Que algunos de los experimentadores estaban incapacitados
mentalmente, sino moralmente por sus arduos y responsable labores.”
Langhammer viene, con una parte del abuso, ---- es bueno para su memoria que
el Dr. Both encontrara, todas sus acusaciones contra él, tan profundamente
controvertidas por nuestro capaz contemporáneo, el Dr. Hering. Y solo tengo que
añadir aquí, que los síntomas del Dr. Langhammer han sido encontrados fiables y
que la prueba de la experiencia ha demostrado que lo son.
Y sin duda, muchos escritores sobre el tema que no tengan algo de práctica en
absoluto harán buen uso de los síntomas de Langhammer aunque no lo saben.
Cuando aparezca la exposición completa de la calumnia de Roth, esperamos que
los seguidores del perverso crítico hagan el debido reconocimiento de su
convicción, -- que los síntomas de Langhammer sean tan fiables como cualquiera
de los que Hahnemann incorporo a su Materia Medica Pura.
Si a los espíritus inquietos, que con Roth, hablan y escriben acerca de purificación,
les gustaría meter sus manos sobre ello, déjenlos darse por vencidos tratando con
generalidades, tomando un remedio a la vez, síntoma por síntoma, y así cabal y
justamente critiquen a ambos tanto al experimentador como ala patogenesia.
¿Acaso no, todas las re- experimentaciones de las medicinas originales de
Hahnemann tales como, ACONITE, BRYONIA, COLOCYNTH, NATRUM
MURIATICUM, SULPHUR, THUJA, CYCLAMEN, CHELIDONIUM, añaden nuevo
lustro a sus meritos?
¿No han confirmado todas sus observaciones?
¿O es que cualquier crítico de los que Roth es el más capaz, jamás ha producido
ni un solo síntoma, observado y anotado por Hahnemann cuyo examen clínico
haya mostrado su error o falsedad?
Si los amigos de la homeopatía y la Materia Medica, desean quitar las cubiertas
del error, tienen que regresar atrás a los trabajos originales del maestro, no a sus
traducciones imperfectas; encontraran en sus estanterías muchos trabajos
modernos sobre Materia Medica, que pretenden ser de nuestra escuela, pero
están repletos de perversiones y errores. Si somos homeópatas y hacemos
nuestra regla el individualizar no podemos prescindir de ni siquiera uno de los
síntomas de Hahnemann. Pero el clamor en moda ha sido el generalizar—añadir a
nuestra Materia Medica medicinas no experimentadas--- copiarlas de los
eclécticos, para subordinar a la homeopatía a las ramas de la ciencia médica.
Mientras que lo contrario debería de ser el verdadero objetivo. Los oponentes de
la homeopatía y de Hahnemann, han en todo momento y bajo cualquier
circunstancia expresado desconfianza a su gran obra, su Materia Medica, y
continuaran haciéndolo. En la actualidad los estudiantes de medicina de
Edimburgo la sede principal del aprendizaje medico en Gran Bretaña se les
enseña que el verdadero modo de determinar los efectos curativos de una droga
es probándola en ellos mismos, y lo hacen de este modo probando las medicinas.
Este es el primer paso inevitable hacia la adopción final de la homeopatía.
“Mientras que al mismo tiempo algunos profesos de la homeopatía tratan de
persuadir a sus hermanos de que la Materia Medica Pura que nos dejo
Hahnemann, está llena de errores y falsedades.
Este es el primer paso para destruir a la homeopatía.
La parte inherente de la homeopatía son sus “Verdades” y esto con la Materia
Medica, vivirá; sus verdades son los elementos esenciales de su vitalidad, sin lo
cual sus enemigos y calumniadores la habrían abrumado hace ya mucho tiempo.
Aquí se encuentra una de las diferencias características entre el homeópata y el
que no es homeópata.
El verdadero homeópata habla con la más alta veneración hacia Hahnemann,
hacia sus escritos, conocimientos, genio, honestidad, rectitud, hacia su don
superior de observación y de su incomparable éxito aplicando su nuevo método de
curación, de su conocimiento más intimo de la Materia Medica que el mismo creo.
Entre más viejo se vuelve el estudiante más admira el genio del maestro, porque
lo conoce mejor y confía más en él, cuanto más se asocia así mismo con sus
escritos poco a poco se identifica con su espíritu y es capaz de seguirlo por
experimentación. El que no es homeópata habla irrespetuosamente de
Hahnemann. Le llama hombre de paja, visionario, lo declara poco fiable en sus
observaciones, su Materia Medica una gran cantidad de paja, perfectamente inútil,
con la necesidad de ser modificada, remodelada o explotada. Entre menos la
conoce, más fallas le encuentra.
Si bien el propio Hahnemann sería el último hombre a reclamar infalibilidad en sus
obras, sus seguidores pueden no obstante con confianza, afirman que él era el
más cuidadoso y concienzudo experimentador y conductor de experimentaciones.
Y mientras que él le dio el nombre de Pura, en su bello ideal de lo que una Materia
Medica debe ser, estimo adecuado incorporar algunos síntomas declaradamente
no puros. Pero al hacerlo, fue con conciencia particular de mantener la distinción,
y por lo tanto de proporcionar a sus lectores con los datos necesarios para
permitirles juzgar a priori, la fiabilidad de los síntomas, de acuerdo con sus propios
principios, mediante la indicación de las fuentes donde los mismos síntomas se
derivaron.
Y cualquiera que haya sido o es ahora la opinión a priori, en cuanto al valor de
algunos de estos profesos, síntomas impuros, nosotros ahora afirmamos a
posteriori, su fiabilidad real ya que han sido ampliamente probados. Y al menos se
nos permita decir, que a pesar de que han sido sometidos a la prueba del
constante uso por muchos médicos diferentes, durante el curso de los años,
ninguno ha sido encontrado poco fiable. Y en todo este asunto, el sano juicio y
verdadera sabiduría de Hahnemann mismo, parecen haber sido completamente
vindicados.
El método seguido por Hahnemann de hecho, puede ser mejorado, quizás, por
aquellos que tienen la ventaja de su conocimiento básico para construir sobre. Y si
otro mejor método puede sugerirse para usarse en las presentes o futuras
experimentaciones, seguramente e inmediatamente debe ser adoptado por todos
los seguidores más devotos del gran fundador de la homeopatía.
Pero incluso entonces, aquellos cuyo talento y genio les permita lograr tal
resultado, serian los mismos hombres que aprecian en sumo grado el verdadero
valor de Hahnemann, y su abnegada dedicación a la causa de la humanidad. Un
profundo respeto por su grandeza intelectual y moral, está lejos de ser una
indicación de pequeñez para aquellos que así lo sienten.
La actual lamentable condición de nuestra Materia Medica en general, creemos
que hemos demostrado de forma concluyente que no es culpa de Hahnemann
mismo o del método que él siguió.
Dejemos por lo tanto de injuriar, a quien fue el autor, si no es que el consumador
de nuestra creencia medica, --dejen que nosotros individualmente y mediante la
combinación de todas nuestras fuerzas busquemos la mejora para la Materia
Medica, y como mas importante medio para este fin, no nos avergoncemos de
imitar el ejemplo y adoptar el método del ilustre Hahnemann, hasta que por lo
menos hayamos descubierto un mejor y más excelente camino como guía digna.
Adolph Lippe M. D.