Post on 09-Jul-2015
ALGUNAS PRECISIONES IMPRESCINDIBLES:
Oligarquía: forma de gobierno en la que el forma de gobierno en la que el poder está en manos de unas pocas personas. poder está en manos de unas pocas personas.
En la antigua Grecia empleaban el vocablo En la antigua Grecia empleaban el vocablo para designar la forma degenerada y negativa para designar la forma degenerada y negativa de la aristocracia de la aristocracia (literalmente, gobierno de los
mejores).
El caciquismo es una forma distorsionada de gobierno donde un líder político tiene un dominio total de los habitantes de un determinado territorio, ejercido en
forma de clientelismo político. El cacique es un hombre económicamente poderoso e influyente que se encarga
de dirigir el voto en función de sus intereses.
• El aragonés Joaquín Costa afirmaba en 1.898 que el régimen político existente – hace más de un siglo- en la España de la “Restauración” (llamada también “la España del Regeneracionismo”) era un régimen oligárquico y caciquil, y atribuía a tal forma de gobierno todos los males de nuestra nación.
Afirmaba Joaquín Costa, con absoluta rotundidad, que "no es nuestra forma de gobierno un régimen
parlamentario, viciado por corruptelas y abusos,… sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que
no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias." (El parecido con la actual realidad
española no es simple coincidencia…)
“Este régimen caciquil que, adopta una forma de monarquía parlamentaria, en vez de subordinarse los elegidos a los electores, son éstos lo que están sometidos a los elegidos. Además, tampoco la ley contempla o considera de forma ecuánime a todos los ciudadanos.”
Según Joaquín Costa, los elementos que definen la
oligarquía son los siguientes:
• Primero.- Los oligarcas, los llamados primates, prohombres o notables de cada bando, que forman su "plana mayor", residentes ordinariamente en el centro.
Segundo.- Los caciques, de primero, segundo o ulterior grado,
diseminados por el territorio.
Tercero.- El gobernador civil, que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento.
Joaquín Costa diferencia entre el cacique, hombre más influyente de la comarca, con enorme capacidad de
control político, social y económico y base del sistema caciquil y el oligarca, el político profesional de la
nación que se apoya en los caciques para ejercer su poder. El cacique realiza el trabajo sucio mientras el
oligarca ejerce de delincuente de cuello blanco... Según Joaquín Costa, "en las fechorías, inmoralidades u otros
crímenes que forman el tejido de la vida política de nuestro país, el oligarca es tan autor como el cacique, como el funcionario, como el alcalde, como el agente, como el juez, e igualmente culpable que ellos; pero no he dicho bien: esa culpa es infinitamente mayor, y sería si acaso el instrumento o el cacique quien tendría moralmente razón para negar el saludo al personaje o al ministro, que fríamente y a mansalva armó su brazo, haciendo de él un criminal cuando pudo y debió hacer de él un ciudadano."
El régimen caciquil descrito por Joaquín Costa posee otra característica: un elitismo perverso que, impide
"la circulación de las elites"; en el régimen caciquil los más capaces y los mejor preparados son apartados,
"es la postergación sistemática, equivalente a eliminación de los elementos superiores de la
sociedad, tan completa y absoluta, que el país ni siquiera sabe si existen; es el gobierno y dirección de los mejores por los peores; violación torpe de la ley
natural, que mantiene lejos de la cabeza, fuera de todo estado mayor, confundida y diluida en la masa del rebaño servil, “servum pecus”, la elite intelectual y moral del país, sin la cual los grupos humanos no
progresan, sino que se estancan, cuando no retroceden."
En la España caciquil, los oligarcas se reparten el país por áreas de influencia política. Cada oligarca disfruta
de su correspondiente feudo-taifa. Los oligarcas se agrupan en asociaciones o “bolsas de empleo” llamadas partidos políticos y hacen como que
deliberan en las Cortes. En España más que Cortes y partidos políticos existe una caricatura de ambas
cosas. Los grupos políticos no responden más que a intereses pasajeros y provisionales personales y
particulares de grupos de interés (lobbys, o grupos de presión se denominan hoy)
Por lo demás, el parlamento no representa a la nación. Las elecciones son organizadas por los que realmente
gobiernan para obtener el resultado electoral apetecido…
• J. Costa no condena el régimen parlamentario sino su corrupción oligárquica. En España, afirmaba, hay dos gobiernos: uno fantasmal, el sistema de monarquía parlamentaria, con constitución y elecciones y otro el real, efectivo y esencial que es el caciquismo oligárquico.
• Pero añade aún más: “la existencia de la oligarquía política compromete la unidad de España y fomenta el secesionismo político y territorial. Para que subsista España como Estado nacional es preciso que desaparezca la oligarquía. La oligarquía desnacionaliza España”. ¿No les resulta especialmente “familiar” la cuestión?
El caciquismo y la oligarquía política descritas afectan también, ¡cómo no! a la Administración de Justicia,
consiguiendo así una justicia corrupta y llena de parcialidades y partidismos caciquiles.
• El sistema seudo parlamentario denostado por Joaquín Costa, posee mayorías y minorías que son, al fin y al cabo, parte de un único partido gobernante. La representación es inexistente de facto.
• Los diputados representan a las diversas facciones dentro de la oligarquía. Por ello el consenso es fácil entre todos los oligarcas o caciques.
Igualmente llamativa (plenamente de actualidad en la España del siglo XXI) es la terrible acusación contra
las universidades españolas y contra sus funcionarios, los catedráticos como principales valedores
ideológicos del bastardo régimen de la Restauración:"Gran parte de la culpa alcanza a las Universidades: lo que
sobre organización política de España enseñan a la juventud es un solemne embuste de la Gaceta (Boletín Oficial del Estado): … Los catedráticos, con alguna rara
excepción quizá, son los principales responsables de que se perpetúe ese convencionalismo criminal que ha
postrado a la nación y la tiene en trance de expirar."
Otra consecuencia del régimen oligárquico es la ausencia de una
ciudadanía madura moral y políticamente: "España, como Estado
oligárquico que es, no puede tener ciudadanos conscientes; electores, ni,
por tanto régimen parlamentario, y porque no puede tenerlos no los tiene.”
Como el pueblo español carece de madurez política, el sufragio universal
también es una ficción…
De sus críticas tampoco se libran los medios De sus críticas tampoco se libran los medios de comunicación, la prensa dice Joaquín de comunicación, la prensa dice Joaquín Costa, es responsable de la postración de Costa, es responsable de la postración de
España.España.
• El periodismo hace que El periodismo hace que los ciudadanos los ciudadanos renuncien a su facultad renuncien a su facultad de pensar por sí de pensar por sí mismos. Como la mismos. Como la prensa está en manos prensa está en manos de oligarcas, entonces de oligarcas, entonces la prensa es la prensa es sumamente perjudicial sumamente perjudicial para el pueblo español.para el pueblo español.
• Y así ha resultado que eso que llamamos opinión…se forma en las redacciones de dos o tres periódicos.
• La renovación de la prensa pues, es algo que se impone, que urge para Joaquín Costa forzosamente.
El diagnóstico de Joaquín Costa respecto del régimen salido de la
Restauración Borbónica de 1876 puede serle igualmente aplicado al régimen de
la Restauración de 1978. El parlamentarismo de la Restauración se
ha convertido en un parlamentarismo de partidos. Los partidos no tienen
estructura democrática. Son órganos del Estado. Están subvencionados por el
Estado y están fuera del control de los
ciudadanos.
• La corrupción se ha instalado como forma de gobierno en España. El actual régimen se podría afirmar sin exageración que es un Estado corrupto. No es posible ejercer castigo electoral frente al gobernante corrupto. Existe una especie de servidumbre voluntaria del electorado. Además, las personas de los partidos se pueden sustituir, los partidos no.
• Los ingredientes de esa oligarquía son los partidos y su articulación gubernamental, parlamentaria, judicial, autonómica y local. Esta oligarquía posee en torno a sí organizaciones satélites: asociaciones, ONGs., sindicatos, etc. Las subvenciones estatales cuidadosamente concedidas impiden cualquier tentación de independencia y de “ataque” al régimen.
Generalmente, en las elecciones nada se decide. Los programas de los partidos se parecen cada vez más, y
por tanto las elecciones no responden a la voluntad popular. Las elecciones adquieren cada vez más un
creciente carácter plebiscitario y se convierten en un acto de adhesión inquebrantable al régimen. Los
electores se identifican sentimentalmente con el jefe del partido. La voluntad popular es una retórica vacía e incluso cínica, que expresa el dominio absoluto de los partidos sobre las instituciones y la sociedad. Estos
partidos designan los candidatos y se reparten el poder institucional del Estado así como sus territorios siguiendo cuotas electorales. El sistema lo deciden las
direcciones de los partidos políticos.
El sistema caciquil-oligárquico ha corrompido, también, a la función pública. El carné político
ha desplazado al mérito y la competencia profesional en sectores tan vitales para el
porvenir como la enseñanza y la sanidad, las empresas públicas, y las administraciones, el Estado y las autonomías. En el terreno de la
enseñanza (entre otras cosas) se ha destruido el bachillerato y se ha promovido la
clientelización de la universidad. Esta corrupción, la del saber es la más duradera.
En este paripé de régimen parlamentario, las Cortes ejercen casi de convidados de piedra.
Las principales decisiones las adoptan los jefes de los partidos en reuniones secretas
(asesorados por los diversos grupos de presión) y en negociaciones al margen del
parlamento. Una vez concluidos los acuerdos, el parlamento escenifica el acuerdo con una
votación. Es por tanto el parlamento cámara de manifestación no de reunión ni de debate. El
partido gobernante controla el poder legislativo y el ejecutivo, y el poder judicial a
través del Consejo General del Poder Judicial y mediante el Tribunal Constitucional. No hay
división de poderes…
CACIQUISMO Y MEDIOCRIDAD INOPERANTE
ACTIVA• España es una meritocracia a la inversa. El actual
régimen político selecciona a los peores y prescinde de los mejores individuos, de las personas componentes de la sociedad española. En el régimen caciquil oligárquico sólo triunfan los peores…
• Para que “triunfen los peores” es imprescindible que esté presente lo que los psiquiatras y psicólogos denominan “trastornos de mediocridad”,el defecto, la ausencia, o inhibición de la presión por la excelencia, en sus varios grados de intensidad.
La forma más severa de mediocridad es la denominada mediocridad inoperante activa
(MIA), es la forma más maligna, con exacerbación de las tendencias repetitivas e
imitativas, exagerada apropiación de los signos externos de creatividad y excelencia, ansia de notoriedad que puede llegar hasta la impostura, (pretender ser algo que no se es) y, sobre todo, intensa envidia hacia la
excelencia ajena, lo cual procura boicotear, o incluso destruir por todos los medios a su
alcance.
Mientras que el mediocre simple sigue razonablemente las directrices predominantes, sin
esforzarse más allá de las mínimas exigencias externas, en este segundo tipo están presentes
elementos pasivo- agresivos. Al darle todo igual, al traerle al fresco todo o casi todo, y no distinguir lo bello de lo feo, ni lo bueno de lo malo, el mediocre
inoperante no siente inclinación por propiciar progresos de ningún tipo, y todo aquello en lo que
interviene está condenado al estancamiento.
El mediocre inoperante produce y estimula maniobras repetitivas e imitativas, es más proclive al consenso que
al descubrimiento, y prefiere lo trillado a lo innovador.
En la mayoría de los casos, esta patología psicosocial no tiene grandes repercusiones sociales, excepto
cuando el mediocre inoperante ocupa puestos clave o de cierta responsabilidad (el mediocre inoperante suele estar bastante satisfecho de su inoperancia o pseudo
creatividad, siendo las personas de su alrededor quienes sufren las consecuencias de sus actos) la
organización que tiene la triste fortuna de tener a un mediocre inoperante en cabeza, empieza pronto a dar
muestras de parálisis funcional progresiva, generalmente acompañada de hiperfunción burocrática, con la que se intenta disimular la falta de operatividad…
El MIA (Mediocre Inoperante Activo) que tiene algún poder en puestos
burocráticos tiende a generar grandes cantidades de trabajo innecesario, que
activamente impone a los demás, destruyendo así su tiempo, o bien
intenta introducir todo tipo de regulaciones y obstáculos destinados a
dificultar las actividades realmente creativas/productivas.
Mientras que las formas menores de mediocridad inoperante presentan
simplemente incapacidad para valorar la excelencia, el MIA procura además destruirla por todos los medios a su alcance, desarrollando sofisticados
sistemas de persecución y entorpecimiento. Ni que decir tiene que
entre estas formas de actuación destructiva se encuentra lo que se
denomina “mobbing” o acoso institucional…
Cualquier organización gobernada por Mediocres Inoperantes Activos (o sea, “estúpidos”) acaba padeciendo miedo, odio y deseos de venganza… En una comunidad
en la que existe temor (el miedo es siempre absolutamente alienante, por más que algunos digan que “el miedo es libre”) todos sus miembros están procurando siempre proteger sus espaldas… y cuando se les ocurren ideas para mejorar o ayudar a la comunidad, se retraen por
miedo y no las suelen expresar… cuando la gente no se siente bien tratada, casi nadie está dispuesto a hacer
ningún “esfuerzo extra”, o implicarse de manera especial… Cuando la gente tiene el convencimiento de que quienes gobiernan son gente estúpida, pocas veces está nadie
dispuesto a “dejar lo que en ese instante está haciendo, para ayudar…”
En fin,… como decía Walt Whitman: “Rechaza todo aquello que insulte a tu alma”, es preferible evitar por todos los
medios pasar tiempo junto a gente estúpida, vivir junto a ellos, soportar sus acciones
desagradables, para evitar ser “envenenados por estupidez”…
La pregunta obligada es ¿Por qué es tanta la gente que aguanta, tolera, justifica e incluso alaba,elogia el comportamiento
denigrante de otras personas?