Oración N º 31Mientras la mirada se pierde en la visión

de aquellos que tu elegiste, lamentablemente no te supieron amar

bastante:

… Los habías elegido a ser contigo ostia para el pecado…, pero ellos mismo se volvieron

pecado.

Los querías contigo muertos y crucificados, sedientos de extinguir junto a Ti el pecado: ese era tu don

de hermano, el más alto don inherente a su consagración, con el fin que, difundieran tu luz, negaran con todo su ser las tinieblas y el mal

que de ese deriva…

Eran tuyos y no del mundo, eran elegidos a fermentar la masa, pero cayeron y se confundieron entre el

polvo, tanto que solo tu los reconocías y los distinguías entre la gente y los

llamabas a superarse y a superar, porque los amas hasta el fin.

Cuento con tu amor: la osadía de ofrecerme, sustituirme en

aquella cruz que era el medio elegido insustituible de su misión

de sacrificio y gloria de ella.

A mi, indignísima y no llamada al sacerdocio, dóname tu llamada y ser crucificada en lugar de tus sacerdotes que han caído bajo el peso de la cruz

Acepto, con tu santa ayuda, de permanecer crucificada en su lugar en la espera que ellos puedan volver a subir, tanto que todavía puedan ofrecer el

sacrificio del altar, a ti, oh Jesús, y a si mismos contigo por la salvación del mundo.