Orfeo y Euridice 6

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“EURÍDICE”, una mujer

perseguida por la desgracia y

la penuria.

Eurídice era una joven griega, hermosa y

deseada odiosamente por varones que

osaban a poder tener en sus manos a una

virgen llena de inocencia, que sólo tenía un

propósito en su corta vida, el amor.

Amor que consiguió capturar un deseado amado

Orfeo. Un hombre con destreza artística, ya que su único

desdén en la vida era un gran arma musical, la lira.

Llegó el gran día de

Eurídice y Orfeo, día en el

que su compromiso llegaría

a tener un fatídico final,

debido a un gran obstáculo

que nunca hubieran

imaginado que tenían a su

alrededor, Aristeo.

Eurídice, perseguida por Aristeo,

corrió por la orilla del rio, donde

fue a pasar a su oscuro final. En un

instante fue mordida por un

siniestro reptil, una serpiente.

Orfeo presenció la escena quedando

desolado. Su amada se derrumbaba

ipso facto ante la ribera del rio y este

corrió desencajado hacia el cuerpo

desfallecido de su amada.

Orfeo, viendo que había perdido a

Eurídice para siempre, se hizo un

juramento: “Haré todo lo que sea posible

para conseguir volver a ver con vida a mi

amada Eurídice.

.

Tal fue su pensamiento,

que bajó al inframundo

para reunirse con el dios del infierno

Hades, para que le devolviera a Eurídice.

Con la destreza musical y su lira

consiguió encantar a Hades y Persefore.

La condición que le

puso Hades a Orfeo

para retornar a

Eurídice a la vida

fue que no la mirase

hasta llegar al reino

de los vivos, ya que

Eurídice se

convertiría en una

figura rocosa.

Orfeo se encaminó hacia su navio

amarrado en la orilla del rio, donde

emprendería un camino hacia su

destino final.

Tanto amor había hacia Eurídice y la

desconfianza que tenía hacia Hades, que

no pudo contener su ansia antes de llegar

al reino de los vivos y su mirada se

volvió. Al volver su mirada, vio que

realmente era su prometida, y no pudo

contener su gran emoción ante ella.

Eurídice empezó a

ser recubierta por

piedras, y, tal fue el

asombro de Orfeo

que extendió su mano

para rescatarla, pero

no llegó a tiempo

siendo así los dos

envueltos por un

manto de piedras.

Desde la orilla y más allá, en la puerta

del inframundo el “ORCO” de Hades

constató cómo el navío surcaba rio abajo,

con Eurídice y Orfeo amándose para

toda la vida.

Alejandro López Ribas

Sergio, Fernando Torres

Samuel Sevilla Luengo

Agustín Manuel Muñoz Bermejo

Fabiana Montalt Custodio

Antonio Maya Martínez