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Carrera de Comunicación Social
Comunicador Social
Campo Profesional:
Producción Editorial
Origen del español bogotano, los espacios de informalidad, lo
coloquial en el lenguaje
y sus implicaciones
Reglamento de la Pontificia Universidad Javeriana,
Artículo 23 de la Resolución N° 13 de Julio de 1946
La Universidad no se hace responsable por los conceptos
emitidos
por los alumnos en sus trabajos de grado, solo velará porque no
se
publique nada contrario al dogma y la moral católicos y porque
el
trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales,
antes
bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la
justicia.
Gracias a la Pontificia Universidad Javeriana,
al Instituto Caro y Cuervo,
a las librerías
y a los buscadores de información por ser el vínculo.
Gracias a mi familia por ser mi seguridad.
Gracias a mis amigos por cambiar conmigo.
Gracias, Bernardo, Daniel, Xaibull, Sebastián (donde quiera que
esté)
y, sobre todo, a usted.
TABLA DE CONTENIDO
2 Sobre el español en américa latina 27
3 Sobre el habla bogotana: algunas de sus palabras, sus usos y cómo
se pudieron generar
37
4.1 El espacio formal 62 4.2 El espacio informal 70
5 Las implicaciones del lenguaje informal: La voluntad de
expresarse 77
Conclusiones 87
Bibliografía 93
9
INTRODUCCIÓN
Somos del lenguaje. Las razones que encabezan la creación de este
documento vienen
desde un punto de vista personal, el asombro y el placer de
analizar la lengua de una forma
particular, no porque la haga particular sino porque va a ser
analizada en unos casos específicos.
Y es exactamente esto lo que es fascinante, entender que lo escrito
necesariamente es para
un lector y lo dicho para los oyentes. Las muchas formas en cómo
nos comunicamos con las
personas hace que hayan interpretaciones de lo que se dice y estas
hacen que se deriven nuevas
formas de hablar.
Cada vez que hablamos se asoman un universo de representaciones,
imaginarios, teorías,
escepticismos, creencias, etcétera, en torno a lo dicho. Si se dice
‘piedra’ la misma palabra se
explota en fragmentos que adquieren sentido según lo que pueda
representarse, dígase; lo que
conoce el sujeto de la palabra o cómo juega con ella la mente del
mismo, porque podemos
generar entendimiento asimilando contextos. En este caso qué sería
esa palabra que se dijo.
Una palabra que en sí misma tiene una historia que nos antecede,
una significación regulada y
establecida (casi que mandatoria,) que, sin embargo, puede caer en
el coloquial “Qué piedra”,
sinónimo de “Qué rabia”, y ya dejamos de pensar la piedra como una
“sustancia mineral, más o
menos dura y compacta, que no es terrosa ni de aspecto metálico”1 y
todo lo que implica saber,
reconocer, asimilar… ese significado. Es curioso, y a la vez
hermoso, cómo se crean las palabras 1 Real Academia Española.
(2001). Piedra. En Diccionario de la lengua española (22.a ed.).
Recuperado de http://lema.rae.es/drae/?val=piedra
Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas,
pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no
es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la
tradición.
Jorge Luis Borges
10
porque ¿Qué necesidad tiene una persona de describir que alguien
tiene rabia de ésta manera
cuando ya existe una palabra normalizada y común? Porque no se hace
referencia a otro tipo
de rabia sino al mismo, lo cual haría válido el/la uso/creación de
otra palabra. O, de una forma
similar, el no tan discreto “qué empute”, que recae a lo mismo.
Un fin del lenguaje sería la
confrontación de dos perspectivas que puede que estén de acuerdo y
cuando no lo están usar
ese mismo lenguaje para hacerse entender, en el caso ideal. El
lenguaje es extremadamente
moldeable, es identidad y creación, es libertad y cadenas, el
lenguaje es para mandar y para
obedecer, para incitar y frenar.
Es curiosa la sensación de escribir, teniendo en cuenta todo lo que
representa este
documento, “empute” en el párrafo anterior porque dentro de
los formalismos propios que
se suponen que tienen que estar al pie de la letra, cumpliendo una
tradición, cumpliendo un
esquema, la forma debida y supuesta de presentar una idea… la forma
en cómo se cita, en
cómo tiene que estar el formato, la forma de narrar por el
propósito mismo de que “esto” es
una investigación cuando en la mayoría de momentos, alejándonos de
la formalidad, hablamos
de otras formas, con errores, con muletillas y groserías. Se habla
sin límite, sin condición,
quizás con valores, en los momentos informales, con las personas
cercanas. Lo primero que
hay que reconocer es que esa expresión hace parte de una forma
particular de habla que se da,
generalmente, en el contexto de los jóvenes del mundo.
Ser consciente del lenguaje como tal implica reconocer que somos
(fuimos y seguimos
siendo) vulnerables a tener que comunicarnos y tener que pensarnos
(a nosotros mismos)
en retrospectiva siguiendo toda una tradición hegemónica del habla,
sea el lenguaje que sea,
porque estamos determinados a nacer en el espacio que va a
condicionar lo que somos, lo que
creemos y cómo actuamos en grandes medidas. Con el lenguaje,
inevitablemente, se llevan
a cabo una serie de mínimas necesarias humanas, entre ellas la
capacidad de socializar. El
conocimiento humano depende de las prácticas que se han elegido
para hacerlo perpetuo
porque entendemos que estamos condicionados por nuestra mortalidad
y nuestra incapacidad
biológica de poder reproducir el conocimiento por medio de nuestra
descendencia, lo cual es
totalmente (y biológicamente) justo. La importancia que se le tiene
que dar al conocimiento,
entonces, como fuente para el desarrollo del humano es enorme. De
ello depende su
11
propia supervivencia y la capacidad que, a la vez, las nuevas
generaciones de individuos
tengan mejores posibilidades a la hora de enfrentarse con el
mundo en sociedad y continúen
generando soluciones a las crisis que se han quedado sueltas desde
que se comenzó la ardua y
agonizante tarea de entendernos como especie. Las formas en que se
puede hacer esto pueden
ser totalmente tradicionales, por medio de la transmisión cultural
y familiar o por medio del
aprendizaje formalizado.
Esto último en un mundo ideal, quizás. La humanidad es más (o como
muchas veces se ve;
menos) que esto pero eso es por lo que se esmeran las instituciones
y el Estado dentro de su
propia utilidad. Basta con ver cómo está organizado una ciudad, o
en general un país, para darse
cuenta de la importancia del conocimiento: estructuras enormes
dedicadas a la enseñanza, a la
acumulación de la misma, a la obediencia, al inevitable
moldeamiento del cuerpo y los hábitos,
para poder entrar en toda esta lógica formal del conocimiento (todo
puede llevarse al límite).
Nuestra primera herramienta es el habla, aprender a usar la boca,
desarrollar los músculos, la
fuerza en la lengua, en el esófago, el manejo y resistencia de las
cuerdas vocales. Sin mucho se
puede dar a cuenta de todas las lógicas que implican el tener un
lenguaje, reconocerlo como
poder, de lo más mínimo hasta su máxima expresión exorbitante;
desde la charla informal
hasta el comunicado gubernamental. El lenguaje, su cognición,
permite que se puedan abrir
las puertas del desarrollo, se le atribuye eso, a la forma en cómo
los símbolos lingüísticos, a la
hora de comunicarnos, generan la realidad, las experiencias y todas
las lógicas que implican
el uso del lenguaje. Darse cuenta que existen tiempos, acciones,
imperativos, hipérboles,
artículos, sustantivos, etcétera. Lo cual conduce a que el hombre
sea capaz, desde su principio,
a crear en comunidad una forma de ver y creer en su realidad.
Existe esta vía, la que permite a
la humanidad entender todo ese peso histórico, ancestral y
tradicional: la vida en sociedad, los
valores, los modelos y todas las relaciones que existen o que
pueden llegar a existir.
Las formas en cómo se genera una realidad parten de una dinámica
que está normalizada.
Es desde la informalidad. Piénsese desde el mínimo, la primera vez
que emitir un sonido
comenzó a significar algo: un alerta o un nombre. Hasta cuando se
comenzó a organizar una
comunidad que podía comunicarse con un sistema de sonidos, símbolos
y códigos ya más
complejos, con una jerarquía de poder establecida alejada de la
razón y más cercana a las
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habilidades y la destreza del cuerpo en función de una actividad
útil para la supervivencia,
cuando la forma de territorialización era tribal. En esos momentos
el lenguaje hacía que lo
que se establecía como legítimo era lo que era popularmente
aceptado, de forma mítica y/o
social, y era un discurso informal, del conocimiento adquirido de
un algo que se transmitía
oralmente. Tuvo que pasar mucho tiempo para que el conocimiento
informal se volviera en
conocimiento formal y por formal no se entiende como verdadero sino
como legítimo. Así
es tal dinámica. El documento por esto va a hacer referencia al
autor ruso Lev Vygostky, en
donde se va a demostrar, por medio de su conocimiento psicológico
qué es lo que permite que
hablemos.
El centro de este trabajo es ver el rol que tiene el lenguaje
informal en las conductas del
hombre. Cómo genera conocimiento a partir del lenguaje informal y
cómo, a partir del mismo,
el hombre es capaz de modificar un lenguaje establecido por las
propiedades intrínsecas del
lenguaje por medio de la pragmática, la resignificación, las
metáforas y los tropos con el fin
de estar dentro de un grupo o comunidad, revolucionarlo o
afectarlo. Para poder hacer esto
hay que definir qué se pretende entender con lo que es formal y lo
que es informal. Además
delimitar el trabajo a Bogotá, el centro urbano en donde se dieron
a cabo los procesos sociales
que hacen que se hable como bogotano. Revisar la historia de la
ciudad, cómo y por qué los
españoles tuvieron éxito en su conquista, los primeros pobladores,
el impacto de las lenguas
distintas al español como la muisca, la cual afectó específicamente
el habla en Bogotá. Hacer
un análisis que permita mirar cómo los bogotanos afectamos nuestro
lenguaje, el español,
con extranjerismos o por medio de uso colectivo y cómo se mueven el
flujo de las palabras
que vienen de la clase social baja, media y alta (cada clase tiene
sus palabras y formas de
hablar, esas mismas se colan en el vocablo de las otras), el uso de
palabras que actúan como
una resistencia, como un distanciamiento al “buen hablar” pero que
al fin y al cabo se colan
en el vocabulario de una gran mayoría de personas de toda índole,
quienes en los escenarios
formales hacen un esfuerzo por cuidar la forma en la que hablan
cuando lo hacen, con menos
tensiones, en un escenario informal.
Para los muiscas que habitaban en la sabana de Bogotá, antes de la
conquista, la forma
en cómo ellos concebían su sociedad estaba estrictamente ligada a
la capacidad que tenía su
13
lengua de generar una realidad, una mentira necesaria que se vuelve
hegemónica. El lenguaje
les daba las herramientas para crear un mundo, un estilo de vida,
unas creencias y por ende
unos efectos específicos, una reacción ideologizada y determinante:
el sonido de un rayo,
la lluvia que cae a la tierra, el animal que los caza, los
rituales, los sacrificios, todos hacen
parte de la realidad que crearon para mantener el orden y el flujo
de poder activo. También
elegían las formas en cómo perpetuar su conocimiento y se pueden
ver representadas en
todo su legado, aunque fragmentado, artesanal, arquitectónico,
mitológico, legendario y, más
que todo, como humanos. Para ello Armas, gérmenes y acero del
biólogo Jared Diamond
será una herramienta sustancial que dará las bases que demuestran
cómo fue la conquista y
una presunción de por qué el diminuto ejército español conquistó
terrenos gigantescos de
población americana y lo que afectó nuestro destino y nuestra
cultura como bogotanos, como
hispano hablantes. Con este autor se va a ver un determinismo
geográfico que fue necesario
para los procesos que ocurrieron pre y post conquista.
Basado lo anterior es necesario revisar las posturas que tiene, y
que ha tenido, el exponente
que regula el idioma español, la Real Academia Española. Revisar
sus comunicados históricos
frente al desarrollo del español en américa latina. Del mismo modo
ver las posturas y los
trabajos que existieron en américa sobre el desarrollo individual
de la lengua, en particular el
diccionario de mexicanismos hecho por Joaquín García.
Siendo consciente de que hablar implica la forma individual y
colectiva de percibir la
realidad, el rol que tiene el lenguaje en lo social es importante
porque es permisivo. Los
movimientos del hombre en la historia son azarosos pero apuntan
siempre a lo mismo, la
añorada libertad del ser. No se sabe en qué momento el humano
reconoce su vida o se reconoce
vivo, si recuerda esto cuando es un infante o cuando es un
adolescente pero reconocerse a sí
mismo como un sujeto implica de por sí pertenecer a una comunidad,
pertenecer al lenguaje,
no necesariamente al dado por el del país en el que se nace sino el
que aprenden en el núcleo
familiar. El lenguaje como se ha venido diciendo se puede generar
dependiendo el contexto
y las conexiones sociales que se tengan. Con respecto a este tema
la película Kynodontas2 del
director griego Yorgos Lanthimos. En la medida en que se deja de
ser un niño, la necesidad de 2 Lanthimos, Y & Mavroidis, I
(productores), Lanthimos, Y (director) (2009). Kynodontas (Canino).
Grecia, Boo productions y Greek film center.
14
ser social incrementa y el desarrollo cognitivo del hombre
juega un papel muy importante. El
sujeto comenzará a ser más receptivo, a manejar un lenguaje
distinto al primario, entiéndase el
familiar, para tener una aceptación dentro de la comunidad en la
que está siendo parte, el uso
dinámico del habla y los espacios de reunión juegan un papel
importante, pues, fuera de las
formalidades, el control del lenguaje dentro de una escuela o en el
hogar, por ejemplo, hacen
que entre en juego el lenguaje ordinario para la creación de la
realidad. La importancia de los
espacios informales está en la forma en como lo desarrollan Gilles
Deleuze, Felix Guattari y
J.L Austin en sus célebres trabajos: Mil Mesetas y Cómo hacer cosas
con palabras.
No se va a tomar una postura frente a lo formal o a lo informal. El
hombre moderno tiene
que vivir en ambos espacios y ese mismo hombre se da cuenta de las
limitaciones que existen
cuando se está en cualquiera de los dos espacios. Dentro del
desarrollo de la humanidad
el paradigma está ahí, en la necesidad de los dos espacios que
intentan coexistir con unas
propuestas muy distintas. Los espacios informales con la
coloquialidad del lenguaje y el azar
en las relaciones sociales y los espacios formales como
instituciones de formación de sujetos.
En todo caso, hasta que no haya una revolución, un cambio de
paradigma, esta generación va
a estar determinada por estos dos espacios.
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Cada sociedad encierra unas verdades que articulan su conexión
entre su ser y la realidad.
El hombre tiene la necesidad de ser social y las formas en cómo se
genera su lenguaje y su
comprensión encierra en sí mismo una forma de interpretar la vida
misma en un territorio: la
sociedad equis, su cultura, sus hábitos y sus prácticas que gozan
de un sinfín de mentiras que
concebimos como verdaderas porque son necesarias para entender y
actuar en una realidad
particular. “¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento
de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones
humanas que han sido
realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que,
después de un prolongado
uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes”
(Nietzsche, F, año, página). La
realidad del hombre en estos tiempos es muy parecida la una a la
otra en la medida que se
reconoce que el esfuerzo general de los Estado-nación en el planeta
consiste en tener unos
mismos principios que apuntan a tener unos fines muy específicos
como, entre muchos otros,
permitir la vida, la expresión del individuo en una sociedad, estar
identificado, estar apoyado
por su país y así mismo tener una cantidad de servicios que
pretenden garantizar que el
hombre pueda desenvolverse, esencialmente, dentro del territorio
político. Esto ha estipulado
que existan unas ideas, unas máximas, unos derechos, unas nociones
hegemónicas que están
muy adentro de muchas sociedades que han estado de acuerdo en
aplicarlas: los derechos
CAPÍTULO I ¿POR QUÉ HABLAMOS EL IDIOMA QUE HABLAMOS?
Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son;
metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas
que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como
monedas, sino como metal.
Friedrich Nietzsche
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humanos, los derechos fundamentales, el acato a las propuestas de
las distintas índoles de la
ONU...
Por medio de los medios de comunicación masivos se tiene la
capacidad de entender otras
realidades no tan distintas a las de un lugar específico. Se está
viendo, o escuchando, algo que
está sucediendo en otro país, un conflicto, un atentado, una obra
de arte sea un monumento
histórico o una muestra de arte local, un documental, una película,
un programa que sirve de
fondo para el quehacer cotidiano o doméstico, un blog de opinión en
un dominio de internet,
un vídeo hecho en Mongolia, en mongol, doblado al español. La
necesidad del hombre por
desplazarse se reduce a unos circuitos que están determinados por
las actividades e intereses,
si se puede decir libremente, del individuo o, casi siempre, por su
necesidad de estudiar,
trabajar, entretenerse y muchas otras actividades dispuestas al
ciudadano. Los medios masivos
de comunicación abren las puertas a conocer algo que probablemente,
en un pasado no tan
distante, hubiera requerido de la presencia de un cuerpo con la
cosa que quería conocerse.
Una zona de confort en donde dos perspectivas se entrecruzan, en
donde las mentiras más
poderosas germinaban encima de otras. El lenguaje, como orden,
permite conceptualizar
masivamente el entendimiento de una cosa, crear ideologías,
estamentos, ímpetu, poder,
dominio, equidad, justicia, derecho, etcétera.
Lo dicho hasta aquí supone todo un recorrido histórico, evolutivo y
conceptual. El hecho
que existan unas lógicas que se repiten de Estado-nación a
Estado-nación, en una aparente
armonía global (por lo menos en lo que se concibe como occidente)
viene precisamente
desde los determinismos que concibieron que unos hombres se
desarrollaran (en términos de
tecnología, herramientas, orden social complejo, sistemas
económicos...) mejor que otros o con
mayor facilidad. La historia nos muestra que, efectivamente, Europa
fue el gran conquistador
del mundo “Eventualmente casi todos los territorios del mundo
podían ser parcelados, y todo
el mapa mundial podía ser codificado en colores europeos: rojo para
los territorios británicos,
azul para los franceses, verde para los portugueses, etc.”. (Negri,
A y Hart, M. 2000. p.5) Y
este hecho no se puede dejar al azar. ¿Qué fue lo que hizo que los
humanos que habitaron
en Europa tuvieran, eficientemente, unas herramientas más
sofisticadas que los nativos de
América?
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Ya van 7 millones de años, aproximadamente, desde que los hombres
comenzaron a
desplazarse por la tierra adaptándose de formas increíbles para
poder sobrevivir. Ni en los
sueños más inentendibles se habrá imaginado algún humano en la
prehistoria las formas
complejas de civilización que se han logrado hasta el momento ni
todo lo que implica existir
en este tiempo. Tan solo en una de las proyecciones de los hermanos
Lumiere, Llegada de
un tren a la estación de la Ciotat, cuando no se tenía ninguna
noción generalizada, común, de
las imágenes-movimiento, se podía distinguir entre la realidad y
todo ese proceso simbólico
que significa interpretar imágenes en movimiento reproducidas en
una pantalla. El auditorio
entero salió corriendo del establecimiento porque pensaban que iban
a ser aplastados por un
tren. Se vive en un mundo que necesariamente se construyó encima de
los hombros de otros
hombres los cuales modificaron, de alguna manera, las formas en
cómo se concibe la realidad.
En este capítulo se va a hacer énfasis en que existe un
determinismo geográfico que permitió
que los humanos de Eurasia se desarrollaran de esa forma tan
distinta y más apta para la
conquista (acá es pertinente aclarar que el humano de Eurasia no
necesariamente evolucionó
mejor que los otros, pues, la vida puede limitarse a vivir de lo
básico), con unas estructuras
de sociedad más complejas a las que existieron en América y en
Australia e islas periféricas.
Tomando como base el libro Armas, gérmenes y acero de Jared
Diamond, en donde se sostiene
que las condiciones geográficas, y sus implicaciones, permitieron
un entendimiento distinto y
más oportuno de la realidad en Europa y Asia. Hechos que
permitieron que los conquistadores
fueran los Europeos y no, por el contrario, los americanos en una
posible guerra que fue más
amable con los invasores.
El primer ancestro del hombre que se desplazó afuera África fue el
Homo erectus
(Diamond, J. 1999. p.36). Éste se movilizó en pequeños grupos.
Desde África a Europa y
luego a Asia en donde consecutivamente llegó a Australia por medio
de las islas que limitan
con lo que conocemos como el Medio Oriente, por medio de Malasia,
Indonesia, las islas de
Salomón y Nueva Guinea. Para cuando se dio este desplazamiento,
alrededor de 40,000 años
antes de cristo, existía, evolutivamente, en vez del Homo erectus,
el Homo sapiens. Para el
12,000 antes de cristo los cromañones, un tipo de Homo sapiens que
habitó el espacio del
actual Siberia, cruzaron el estrecho de Bering y fue por este medio
que llegaron los primeros
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ancestros a América del norte, quienes se desplazaron por todo el
continente americano hasta
la Patagonia en aproximadamente un milenio.
Hay que hacer varias anotaciones con respecto al anterior resumen
del desplazamiento del
hombre por el globo terráqueo a través de millones de años. La
primera es sobre el Cromañón.
Este ancestro sin duda es la muestra de que se habían logrado
formas de sociedades un tanto
complejas. Estas sociedades se lograron por las herramientas que
comenzaron a redundar
en esa área, Siberia, Alaska y Canadá, por medio de excavaciones y
exploraciones: armas
hechas con huesos de animales como lanzas, arpones y arcos y
flechas (precursores de las
armas de fuego), utensilios para labores domésticos como agujas y
punzones, los cuales
son tan cotidianos, asentamientos con sitios para el almacenamiento
de la comida, etcétera
(Diamond, J. 1999. p.39). Pensar en lo que era Siberia, una tundra
con una temperatura
mayormente bajo cero, en esos momentos implicaba pensar también en
que la capacidad del
hombre para adaptarse era formidable. Usaban la piel de los
animales locales como abrigo
y aprovechaban el frío para conservar la carne, por ejemplo. La
segunda anotación es sobre
los procesos cognitivos. Se han encontrado casas con tumbas y
además piezas que dejaban
de cumplir una utilidad para la supervivencia como joyería. Esto
demuestra una revolución
en los desarrollos estéticos y espirituales, ideológicos, que
tenían los antepasados. También
se encontraron estatuas, dibujos rupestres en piedras y objetos
musicales considerados, aún,
como piezas invaluables en el arte de la humanidad (Ibidem). Estos
ritos y la frecuencia con
la que se encontraron las herramientas propias de los cromañones (y
que acompañaron a la
especie por más tiempo) son indicaciones de que existía ya un
lenguaje básico, coloquial, unas
formas de enseñanza y una tradición oral, por tanto cultural, en
esta forma de humanidad
predecesora. Esto presupone que el cuerpo del Homo sapiens
se ha desarrollado, o más
que esto, evolucionado, para poder comunicarse entre sí, cualidad
distintiva del humano, en
formas elementales. Aunque aún no se pueda saber a ciencia
cierta qué, ni cómo ni en qué
momento el humano comenzó a hacer uso de un lenguaje, está claro
que este problema es un
problema de evolución.
En la tercera parte del libro de Jared Diamond, El tercer
chimpancé, se intenta hacer una
analogía de cómo pudo haber existido un proto lenguaje comparándolo
con los gemidos de
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otros primates como el cercopiteco verde quien tiene unos sonidos
causales y de alerta que
generan un efecto en la manada frente a la forma de actuar cuando
avistan un depredador:
Cuando ven un animal felino de mediano tamaño hacen un sonido que
responde la manada
y éstos huyen, trepan a un árbol. Distinto cuando el llamado es por
el avistamiento de un
águila (diferente, digamos, a cuando ven un buitre volando, en
donde no hay alerta alguna) y
la manada responde huyendo a arbustos. Se data de esto gracias a la
investigación de Robert
Seyfarth and Dorothy Cheney (Diamond, J. 1991. p.128) quienes se
dieron cuenta que este
primate tenía por lo menos diez sonidos característicos los cuales
provocaban una reacción
causal en esos primates.
Aunque los sonidos del cercopiteco verde muestren, de alguna forma,
la capacidad de
tener una comunicación positiva entre ellos, no se puede afirmar si
es como tal un lenguaje.
Pasa así mismo con otros animales “Es sospechoso observar que
grupos gorilas salvajes se
sienten juntos por mucho tiempo gruñéndose los unos a los otros en
lo que parecen ser
murmullos ininteligibles hasta que todos los gorilas, de repente,
se levantan al mismo tiempo
y se mueven a la misma dirección. Uno se pregunta si hubo algún
tipo de comunicación en
todos esos gruñidos sin aparente sentido”3 (Diamond, J. 1991.
p.134). Puede ser que este tipo
de pseudo lenguaje, específicamente en los primates, pueda llegar a
evolucionar como el de la
especie humana. Se pregunta entonces Diamond sobre los gruñidos de
los cercopitecos “¿Los
sonidos de los cercopiteco verde realmente son ‘palabras’? ¿Cuán
extenso es el ‘vocabulario’
de los animales? ¿Será que el uso de estas vocalizaciones involucra
algún uso de ‘gramática’ y,
por ello, merecen ser llamados como lenguaje?”4 (Ibid. p.132). Las
observaciones al primate
son una analogía a lo que pudo haber pasado en la historia y cómo
se comenzó a generar el
lenguaje, pues, aunque el autor afirme que “No hay una correlación
entre lingüística y una
3 Traducción hecha por el autor. Texto en su idioma original: “It
is suspicious that wild gorilla troops may be seen sitting together
for a long time, grunting back and forth in seemingly
undifferentiated gibberish, until suddenly all the gorillas get up
at the same time and head off in the same direction. One wonders
whether there really was a transaction concealed within that
gibberish”
4 Traducción hecha por el autor. Texto en su idioma original: “Do
vervet sounds really constitute ‘words’? How large are animals’
‘vocabularies’? Do any animal vocalizations involve ‘grammar’ and
merit the term ‘language’?”.
20
sociedad compleja”5 (Ibid. p.137) existe una necesidad de, por lo
menos, tener una forma de
lenguaje básico para poder crear y trasmitir arte, arquitectura y
cultura. Estos proto humanos
de Siberia son la muestra de que la evolución del hombre (piénsese
siempre conjunta pero
determinada por el territorio) hacia formas de sociedades complejas
por medio de lenguaje
eran posibles aunque no hayan evidencias en sus ruinas, o espacios
en donde se encuentren
palabras escritas. Sí se encuentran, en vez, pinturas rupestres en
varias partes del mundo:
Uruguay, Perú, España, Sur África, Francia, etcétera. De alguna
forma, intentaban mostrar
el entorno en el que estaban, representaciones de cómo cazaban, del
animal y también de
ellos mismos. Esta acción que puede que parezca sencilla es
evidencia de que ya existía un
entendimiento entre la herramienta, como concepto, y el
pensamiento, como forma en la que
se expresa la pintura rupestre.
La unión que hace que los humanos sean tan distintos a los otros
seres vivos es precisamente
la del habla y el pensamiento, de este tema se hablará más adelante
en profundidad. Podemos
dar testimonio, recordando también el ejemplo del cercopiteco
verde, que muchos animales
pueden comunicarse por medio de señales, aullidos, gruñidos,
movimientos, hormonas… lo
cual no supone que éstos puedan generar intelecto por esos medios
ya que la decodificación
de estas formas de comunicación son causales e irracionales, como
ejemplificó Diamond. El
estudio realizado por Wolfgang Köhler sobre la inteligencia de los
chimpancés que recoge
Lev Vygostky en el libro Thought and Languaje está enfocado en
encontrar las raíces genéticas
que dieron lugar a la evolución del habla y el pensamiento como una
unión y no como una
forma separada haciendo una analogía con el proceso evolutivo que
tuvo que tener el humano,
por medio de la unión ya dicha, para generar las primeras muestras
de inteligencia. Esto
se logra porque la etapa pre intelectual de un humano, hasta los 3
años, aproximadamente,
tiene semejanzas a la capacidad intelectual de un chimpancé.
Observando sus posibilidades
biológicas para resolver problemas se sacaron varias conclusiones
“la falta de una ayuda
técnica invaluable (la del habla) y la gran limitación de esos
compuestos importantísimos
del pensamiento, que llamamos imágenes, van a prevenir, entonces,
que el chimpancé de una
5 Traducción hecha por el autor. Texto en su idioma original:
“There is no correlation between linguistic and social
complexity”.
21
muestra pequeña de algún tipo de desarrollo cultural”6 (como se
cita en Vygostky, L. 1986.
p. 69). En el momento en el que el chimpancé pueda hacer una
distinción intelectual, lo que
involucra nombrar una herramienta palo e imaginarla, pensarla y a
la vez transmitirla supone
la unión del habla y pensamiento. Ahora bien, de lo que se conoce
del lenguaje del chimpancé
se puede afirmar que trabaja separado del intelecto (Ibid, p.71)
pese a que tengan formas
de comunicación básicas tanto fonéticas como con gestos faciales y
lenguaje corporal. Los
problemas que solucionaban necesariamente tenían que ser enseñados
y a la vista obvia de
los primates para que los pudieran resolver: si veían un palo y una
fruta fuera de su alcance
(sin ningún contexto), no podían asimilar los usos que podía tener
la herramienta palo para
alcanzar la fruta. Además no ocurrió en ninguna generación el acto
de enseñanza por medio
de la tradición del uso de las herramientas para aplicarlas en
otros problemas o similares (ibid,
p. 72). La etapa pre intelectual de los niños es semejante a la del
chimpancé, con distinción
a las primeras palabras, pues el niño en un acto de mímesis
permitido por sus condiciones
biológicas va a poder reproducir palabras en vez de balbuceos,
lloriqueos, gruñidos, etcétera.
Después del tercer año las palabras adquieren un carácter
simbólico. Hay un deseo en el niño
por conquistar el lenguaje y es cuando hace el mayor descubrimiento
sobre el habla, cada cosa
tiene su nombre (Ibid, p. 82).
El lenguaje, o su imitación, no son necesariamente genera
intelecto, ni siquiera una chispa
comparable con el del humano. Si se piensa en los loros, capaces de
imitar fonéticamente una
cantidad abrumadora de palabras del lenguaje humano (los que están
en un entorno humano,
en su habitad la imitación de sonidos cumple otra función), no
implica que haya algún tipo
de raciocinio sino un lenguaje causal: si cada vez que dice comida
le dan comida es más un
condicionamiento que un acto de raciocinio. De la misma forma con
gorilas que aprenden
lenguaje de señas; en ningún momento vamos a ver que se hable solo,
el gorila, o a sí mismo
porque no existe evidencia de que puedan conectar ese lenguaje con
su pensamiento.
6 Traducción hecha por el autor. Texto en su idioma original: “The
lack of an invaluable technical aid (speech) and a great limitation
of those very important components of thought, so called ‘images’,
would thus constitute of causes that prevent the chimpanzee from
attaining even the smallest beginnings of cultural
development”
22
El humano logró, en algún momento de su evolución generar lenguaje
significativo y por
medio del mismo comenzar a solucionar problemas con el pensamiento
y las herramientas que
le daba el lenguaje, poder pensar imágenes para generar raciocinio.
Las muestras artesanales
recogidas a lo largo de los años por los arqueólogos muestran
claramente cómo por medio de
éstas se expresaba la realidad, las creencias, la subjetividad, de
lo que vivían. El pensamiento
tiene esa propiedad de poder ser expresado en el exterior ya sea
por medio del lenguaje o por
medio de objetos simbólicos.
Prosiguiendo con la distribución de los humanos sobre la tierra.
Los que habitaron y se
extendieron por américa eran cromañones que ya habían demostrado su
capacidad de vivir
en condiciones extremas, ya sea por la reacción genética, una
respuesta adaptativa, de vivir en
un lugar seco y caliente, como ha sido África, en su mayoría desde,
que existen los primeros
humanos o las tundras o los alpes helados en donde se establecieron
muchos de nuestra
especie durante la historia de la evolución, esto sin contar que la
condición geográfica de
Europa implica que haya cuatro estaciones. Los nuevos habitantes
humanos en américa ya
transmitían su cultura, así sea de una forma básica, tenían un
orden social visible, analizable,
y tenían habilidades sorprendentes a la hora de cazar animales por
alimento y conservarlo
(y quién sabe si por necesidad para crear herramientas o
vestimenta). Si se mira un mapa
se entiende que, tras el desplazamiento del hombre por el estrecho
de Bering a América y,
después, la incapacidad de poder volver por donde se vino, genera
intrínsecamente que estos
nuevos habitantes de América, según muestran evidencias ,
comenzaron a evolucionar según
su entorno aproximadamente en el 11,000 antes de cristo, siguiendo
la teoría del poblamiento
tardío (sin negar la teoría del poblamiento temprano, pero para
efectos de lo siguiente se
aplica la tardía) esto implica que las formas de generar sociedad,
las tecnologías que se estaban
dando en Europa, las condiciones con las que cazaban y se adaptaban
a su entorno fueron
nuevas y esta parte de la humanidad evolucionó y se adaptó
dependiendo de su condición
geográfica, aislado de todo proceso venidero de Europa. Según la
comunidad arqueóloga,
los nuevos habitantes de américa son los pre-Clovis y los Clovis,
una comunidad enorme
de humanos que habitaron en su mayoría por Nuevo México, alrededor
del 10,000 antes de
cristo.
23
A continuación hay que tener en cuenta que el hecho de que haya una
evolución segmentada,
unos en Europa, otros en Asia, América, Australia y África; hizo
que las formas en generar
conceptos, generar realidades, sociedades complejas, fuera distinto
en cada espacio. Es decir,
si tenemos en cuenta que, como tal, los pobladores de América
comenzaron a ubicarse en
este continente después del año 11,000 antes de cristo.
Desarrollaron agricultura, en vez ser
nómadas, tendencia que se vio en la especie humana de forma
general, a generar un centros
urbano, ideologías, mitologías, sistemas económicos y de trueque…
Civilizaciones con centros
de poder, idiomas para el mando, distribuciones jerárquicas,
etcétera. Para el año 1492, o
sea, 12,492 años después, aproximadamente, las formas en cómo se
había desarrollado la
humanidad fueron drásticamente distintas. ¿Qué hizo, entonces, que
los Europeos y Asiáticos,
en retrospectiva, fuesen capaces de tener mejores herramientas,
mejores vehículos, maquinaria
de guerra más avanzada, medios de transporte que, para algún
americano, eran inimaginables
para cualquier nativo americano? Pues bien, la respuesta es que
existió, por lo menos en casi
toda la historia del hombre, un determinismo geográfico que definió
la potencialidad las
capacidades del humano dentro de un espacio predeterminado: la
domesticación animal, el
manejo de los metales, el dominio de muchas herramientas aplicadas
a afinidades hechas para
la guerra y la agricultura, la evolución del metabolismo por
plagas, pestes, enfermedades que
no eran posibles en un mundo tan alejado e independiente como
fue América durante su
historia antes de la conquista.
Retomando lo que dice Diamond sobre la evolución del lenguaje como
un factor
independiente para que existan sociedades complejas hay que anotar
que, sin duda alguna,
tanto el lenguaje de los nativos americanos, como el de los nativos
africanos o el los nativos de
Nueva Guinea o de Australia, eran lenguajes complejos, con un
vocabulario extenso, códigos,
símbolos, sintaxis, gramática, etcétera que lograban representar la
realidad e interactuar
con ella. Sea que hayan logrado expresar en fonemas por medio de
jeroglíficos, en papiros
o grabados en piedras o estatuas o muros (no en libros o
pergaminos), el lenguaje de estos
humanos tomó un camino ideológico muy distinto al Eurásico. De
todas formas la riqueza
y el avance tecnológico de estas culturas americanas hicieron que
se construyeran grandes
civilizaciones, enormes, como la que deja en evidencia la
arquitectura Inca, Azteca y Maya.
24
Hay que hacer énfasis que, mientras en américa la manipulación del
metal era casi que
netamente ornamental, estético, en Europa y Asia el metal se usaba
con tendencia a la guerra:
lanzas y flechas con punta de aleaciones de metales, espadas (en
una variedad asombrosa)
de doble filo, armaduras, picas, palas, hoces, etcétera, las cuales
fueron cruciales para que,
en el caso americano y, realmente, también en el de todos los
espacios conquistados por los
europeos, el choque cultural e ideológico fuera exorbitantemente
poderoso y efectivo a la hora
de colonizar las tierras.
Lo anteriormente dicho no se debe al azar. Como bien lo resume el
título del libro, las
armas, los gérmenes y el acero fueron los elementos más cruciales
para que el desarrollo europeo
y asiático fuera mucho más tecnológico y eficiente que el americano
a la hora de enfrentarse
a su entorno y explotarlo de las formas tan distintas en como lo
hicieron. Los españoles
fueron superiores a los nativos americanos. Pero qué fue
específicamente esa supremacía.
Se conocen dos grandes eventos que definieron la conquista. El
primero, el combate entre
españoles y aztecas en México a cargo de Hernán Cortés, en 1519. El
segundo, en el que se
centra este capítulo, la captura del emperador Inca, Atahualpa, en
las planicies de Cajamarca
en 1532, encabezado por Fernando Pizarro. En ambos casos sucedió
algo parecido. Las tropas
españolas contra las que se enfrentaron tanto los Incas como los
Aztecas eran diminutas en
comparación con las nativas, sin embargo ambos salieron
victoriosos. Las sociedades Aztecas e
Incas también se vieron afectadas por una epidemia de viruela que
desestabilizó las jerarquías
y generó cambios en los tronos y guerras civiles entre americanos
(Diamond, J. 1999. p77).
De esto se puede dar veredicto histórico. Lo nuevo en esto son las
causas que van más
allá de lo que se sabe. Por supuesto, los españoles dominaban el
acero y la cantidad de cosas
que se podían hacer con él, en cuanto a calidad y capacidad en sus
herramientas y vestimenta,
El hecho de estar montados a caballo y dominarlo, siendo este un
animal desconocido e
intimidantes para los americanos (cuando lo más parecido que había
eran alpacas y llamas)
fue un factor decisivo en la lucha. El dominio de este animal viene
de la domesticación de
los animales alrededor del 4,000 antes de cristo (Diamond, J. 1999.
p77) al norte del Mar
Negro y lo que significó militarmente para la historia Europea fue
enorme, pues las grandes
civilizaciones dependieron del uso de los caballos como medio de
transporte, como animal
25
de carga, como animal de infantería. Otro factor crucial fue la
escritura y, ligado a ello, la
imprenta de Gutenberg. Existieron, tras el descubrimiento de
américa libros de Cristóbal
Colón u otros tripulantes con descripciones detalladas de las
tierras, información marítima,
etcétera. El primer reporte de Pizarro a la corona fue reproducido
masivamente en España y
fue fuente de inspiración para muchos otros navegantes (Diamond, J.
1999. p79).
En cuestiones del lenguaje como creador de realidad, esta guerra
entre nativos y españoles
es un colapso entre ideas, creencias, culturas, códigos, símbolos y
habilidades que se entrecruzan
generando resultados tan extremos como los que se leyeron.
Atahualpa era considerado como
un dios y la cadena de mando era limitada a las órdenes del él,
tras su captura vino una pérdida
de moral y una sumisión casi que total por parte del pueblo
americano. No se sabe cómo
se originó una particular creencia en las culturas americanas hacia
la tierra y la astronomía,
lo cierto es que tenían su forma mito, ese discurso, y éste
predominó como un sistema de
significaciones que daban sentido a la realidad de los nativos. No
se podría llegar a entender
todos los significantes que redondeaban al sujeto español, de tez
distinta, vestido casi siempre
con una armadura, con unas herramientas impensables y con unas
armas tan tecnológicas
capaces de generar un sonido aparatoso, similar a la de un trueno,
o cortar en el roce más fino
la piel de alguien cuando las armas y vestimentas del ejército de
Atahualpa eran de piedra,
bronces, mazos de madera o de hueso, caucheras, hachas de mano y
armadura acolchada. En
algún momento esa figura de español pudo representar un dios, o no.
Sí está claro que después
y durante la conquista de los españoles, los nativos tuvieron que
aprender a hablar español
o por lo menos aprender a interpretar un nuevo orden lógico de
palabras. Esto significó dos
cosas: que se entiende el lenguaje como política y como puente para
generar economía o
algún tipo de recompensa o trámite, pues era necesario poder
comunicarse por lo menos de
una manera básica con un lenguaje pidgin (antes de volverse una
lengua criolla como tal),
pues tuvo que haber un espacio neutral en donde tanto el español
como el inca entendieran
para poder interactuar. Y también que, tras ser colonizados con
todo el artificio religioso de
la época, su lenguaje materno quedara en un segundo plano, como se
ve en la sumisa carta
del monarca inca y sobrino de Atahualpa, Titu Cusi Yupanqui
(1526-1570) al Licenciado
don Lope García de Castro. “Por quanto; yo don Diego de Castro Titu
Cussi Yupangui”
26
(Early Americas Digital Archive. Instrucción del Inca Don Diego de
Castro Titu Cusi Yupanqui
al Licenciado don Lope García de Castro [en línea] Disponible en:
http://mith.umd.edu/eada/.
Numeral 1) comienza el inca quien tiene ahora un título, don, y un
nombre español, Diego. Y
continúa “Primeramente, que su señora me haga merced, llegado que
sea con bien a los reinos
de España, de dar a entender a su majestad el Rey don Felipe
nuestro señor, bajo cuyo amparo
yo me he puesto” (ibid. Numeral 3), dando a entender que en cierta
medida está renunciando
a su potestad como monarca para acatar a la corona española, pues,
como menciona en la
carta, los españoles habían matado a su padre, dueño de las tierras
y hermano del bastardo
Atahualpa (Ibid, numerales 4 y 5). En esta carta se lee cómo los
nativos llamaron de entrada
a los españoles como viracochas, término utilizado para nombrar al
creador de todas las cosas.
Pues los españoles montaban a caballo y tenían en su poder un arma
que era el trueno (ibid,
numeral 6). La carta prosigue con un relato más personal sobre la
captura de Atahualpa, del
por qué, cuando se reunieron con los españoles no iban armados para
la guerra y eso los hizo
más vulnerables al ataque español (ibid. numeral 8).
Desde la aparición del humano en el continente americano a la
adaptación segmentada que
vivió la especie en continentes separados para luego volver a
reencontrarse como seres racionales
en 1492, diez milenios más tarde, cuando comenzó la colonización de
los nativos americanos, se
pudo dar razón de lo siguiente: la especie humana tenía las
capacidades para ser lo que quiera,
cuando nace es una tábula rasa que depende de la crianza, pues, la
mente se adapta a las condiciones
culturales y lingüísticas que le proporcionan quienes lo rodean. En
el caso de los nuevos criollos
e indígenas, el español tomó el poder y las reglas de lo que se
hablaba, generó política, economía
y poder basado en el idioma de los conquistadores. Se pudo dar
cuenta de que lo que comenzó
a significar ser indígena fue devaluado y, por medio del poder
español, los nativos y los criollos
para lograr significancia social tenían que ser más castos y
adoptar las leyes y los mandatos de la
corona. En todo caso la superioridad circunstancial de los
españoles por sus herramientas y por
sus contenidos significativos, sus creencias, su cultura y su
lengua, durante la conquista fue mucho
más efectiva que la de los indígenas y sus formas de generar
realidad, lo cual determinó que hayan
hispanohablantes en una gran parte del continente americano por más
rebeliones que hayan
hecho en contra el birreinato español, los nativos americanos
siempre estuvieron en desventaja.
27
El lenguaje es poder y éste se generaliza y se expande, conquista,
se mezcla, se recrea,
evoluciona o se conserva. Se tiene que entender que lenguaje y
política, así mismo como
economía, van de la mano, pues los procesos, los espacios de
negocio, tienen que ser masivos
y autoritarios para lograr el flujo adecuado y próspero de un
espacio geográfico, político. Bien
reflexiona Diamond “(…) hay en este momento reverberaciones
lingüísticas— especialmente
la inminente desaparición de la mayoría de las 6000 lenguas
modernas sobrevivientes, las cuales
fueron remplazadas por, Inglés, Chino, Ruso, y algunas otras
lenguas que han incrementado en
su número de hablantes en el transcurso de unos siglos”7. (Diamond,
J. 1999. P.17). Hay una
notable distribución de los idiomas en el mundo. En esta medida el
lenguaje se torna un poco
más oscuro que pasivo: aniquila y rezaga otros idiomas los cuales,
en resistencia inútil, dejan
como un recuerdo nostálgico de algo que alguna vez existió, una
palabra propia, mezclada o
derivada. Nótese que tan solo que en el continente sudamericano
están los residuos de una
colonización francesa, holandesa, portuguesa, inglesa y española.
Sin olvidar otros lenguajes
que también estuvieron presentes en la colonización como el alemán,
que, como tal no está
presente en un país (como sí lo demuestran los franceses en la
Guyana Francesa, los ingleses
7 Traducción hecha por el autor. Texto en su idioma original: “In
addition to these current political and economic reverberations of
past collisions among peoples, there are current linguistic
reverberations— especially the impending disappearance of most of
the modern world’s 6000 surviving languages, becoming replaced by
English, Chinese, Russian, and few other languages whose numbers of
speakers have increased enormously in recent centuries”.
CAPÍTULO II SOBRE EL ESPAÑOL EN AMÉRICA LATINA
Tan difícil es, decía cierto lexicógrafo, fijar los límites de una
lengua en un diccionario, como trazar en la tierra la sombra de un
árbol agitado por el viento.
Joaquín García Icazbalceta
28
en la Guyana o la Patagonia o los holandeses en Surinam) pero
estuvo presente en pequeños
asentamientos que contribuyeron con la formación del idioma, la
raza y la cultura dominante
post conquista, como se ve en Santander, Colombia; Malleco o
Cautín, Chile; Satipo o Tingo
María, Perú o en Sao Jorge, Brasil. Cada idioma distinto al
dominante juega o jugó un papel
importante en el desarrollo del mismo.
Dado a lo anterior hay que reconocer que en ninguno de los lugares,
hay muchos más,
que se señalaron, el idioma se va a conservar de la misma forma en
cómo se conserva en
su país natal, por más esfuerzo que se haga, pues éste va a
comenzar a evolucionar por sus
propios medios, reaccionando a las condiciones en donde se
hace uso de su sistema fonético
para lograr comunicarse. En el momento que la lengua española, por
procesos históricos, de
conquista y poder, comienza a ser la lengua que se habla en el
territorio americano (centro
y sur), los nativos tenían su lengua vernácula propia. Sumisos,
indefensos, impotentes y
derrotados, como analizamos en el capítulo anterior, al sujeto
denominado indígena le tocó
someterse a hablar en español sin ninguna base, sin ningún dialecto
más que la intrínseca
forma en cómo habla, es decir, por lo que lo limita su voz y lo que
permite su propio idioma
conformado, como muchos, por vocales y consonantes. En el intento
de imitar la forma de
habla de los españoles y teniendo en cuenta que muchos nativos
americanos convivieron con
los conquistadores, el idioma tomó su propia forma de hablarse,
como sugiere Urbano de la
calle, lingüista español, quien da un ejemplo en el libro
Contribución al estudio bogotano.
Orientaciones metodológicas para la investigación del castellano en
américa, sobre un caso
en específico del español en Bogotá en donde se puede ver un
panorama mínimo pero
significativo sobre lo que se hablaba del español americano “Este
castellano no sólo presenta
claras particularidades [el bogotano en contraste con el de la
Península] en la pronunciación
de ciertas consonantes (s, c y z), de ciertas vocales (e en hiato,
v.gr), en la acentuación de
determinados grupos vocálicos (baúl, maíz) etc...” (De la calle, P.
1963. Página 11). Y continúa
con su anotación “particularidades que han sido y son en buena
parte con todo esmero
registradas, sino que acusa un tono general, un “acento” que
permite graduarle de especia
dialectal hispano americana perfectamente discernible y
diferenciada” (Ibid).
29
Esta es una de las formas en la que se puede dar una idea de lo
fútil que es conservar a la
fuerza un idioma que, si bien toma las bases del idioma mayor, el
español de la península y sus
reglas establecidas por la Real Academia Española, también es
modificado necesariamente
por el punto geográfico desde donde se habla. Sería también
obligatorio suponer que los
navegantes que llegaron a las américas fueron unos con profundos
conocimientos de la lengua
española, con una pronunciación impecable, con un uso más que
adecuado de las normas y sin
vulgarismos en sus expresiones. Se sabe que ocurría algo
distinto:
Al pasar a Indias conquistadores y pobladores, trajeron consigo el
lenguaje
vulgar que ellos usaban y le difundieron por todas partes,
aumentándole con
voces que solían inventar ellos mismos para suplir la parte
deficiente de su
propio idioma, de que nos habla el señor Cuervo, y con las que
tomaban
de las lenguas indígenas para designar objetos nuevos, o relaciones
sociales
desconocidas. El continuo movimiento de los españoles en aquellos
tiempos
daba por resultado que al pasar de unos lugares a otros llevaran y
trajeran
palabras tomadas en cada uno las comunicaran a los demás, y aun las
llevaran
a España, donde desde antiguo echaron raíces ciertas voces
americanas, en los
documentos oficiales primero, luego en las relaciones e historias
de Indias, y al
cabo en el caudal común de la lengua. (García, J. 1899. X)
Cada espacio generó su propia forma de percibir, hablar y crear el
idioma español apoyados
por las formas en cómo hablaban los hombres de España, como punto
de referencia. De esto
se puede dar cuenta si se conoce, aunque sea de una manera limitada
o imitada, la forma
en como hablan los chilenos, argentinos, peruanos, ecuatorianos,
mexicanos o colombianos
etcétera. Y en un grado todavía más bifurcado: las formas en las
que hablan dentro de cada
uno de esos países: el argentino de córdoba, el colombiano del
llano, el mexicano de los
altiplanos, por poner ejemplos. Anne Marie Savarín, en la
introducción al escrito Arcaísmos
y neologismos en las locuciones temporales en el habla popular
bogotana, en 1960, hace una
reflexión muy cercana a lo que se está haciendo caer en cuenta “En
la historia de toda lengua
30
tenemos dos clases de fenómenos: de conservación y de evolución,
que sea en fonética, en
morfología o en sintaxis”. Y afirma “La tendencia evolutiva siempre
tiene más poder, y es el
testimonio más concreto de la vida de un idioma” (Savarín, A. 1960.
P.1).
Después de la conquista, cuando ya estaba establecido el español
castellano, cuando
ya habían quedado en segundo lugar las lenguas de las tribus
indígenas originarias del
continente americano, la real academia española tenía una postura
fuerte y poco flexible,
ortodoxa, frente al nuevo español que se estaba desarrollando en el
continente americano.
Además de eso es necesario pensar en quienes tenían acceso al buen
uso del idioma, los cuales,
seguramente, intentarían de la mejor manera conservar las reglas
correctas a la hora de hablar.
Adicionalmente, el español iba ser hablado por personas analfabetas
que por sus condiciones
biológicas aprenden simplemente a hablar con cierta intuición por
las reglas del habla. Se le
llamaba vulgar a la forma general en como hablaban las gentes que
no eran de España, un
pensamiento al que Rufino Cuervo le hace debate a Leopoldo Alas
quien, como lo ilustra
González de la calle, proclama el español único de los españoles “Y
es también explicable
que hasta nuestros días haya podido transmitirse semejante
prejuicio [el de que todo español
americano es vulgar], con el que noblemente luchó el maestro
Cuervo al rechazar la tesis de
Leopoldo Alas: Nosotros (e.d., los españoles) somos los amos de la
lengua”. La Real Academia
Española (RAE), de hecho, tenía un diccionario dedicado a estas
nuevas formas de depurar
el idioma: el Diccionario Vulgar. Hay un evidente rechazo por parte
de la RAE en tanto se
consideraba una institución purista, desde sus atributos
ideológicos hasta el escudo que la
identifica y, también, su lema. La academia, establecida en 1713
por el marqués de Villena,
tenía en ese entonces como escudo un crisol en llamas y su
contenido evaporándose. Llevaba
como lema limpia, f ija y da esplendor. Esa fue la distancia creada
frente a lo que eran las nuevas
formas de hablar en español. El fuego evapora las impurezas. El
contenido queda limpio.
En cuanto al español en américa, el tiempo se encargó de cambiar la
ortodoxia. Hasta 1870,
según muestra la cronología de la RAE “El director de la RAE,
Mariano Roca de Togores,
impulsa el proyecto de creación de academias correspondientes
hispanoamericanas, creando
una comisión cuyo informe acuerda autorizar el establecimiento de
academias de la lengua en
las diversas repúblicas” (está en el portal de la RAE:
http://www.rae.es/la-institucion/historia/
31
siglo-xix). Uno de los países que más influyó en que el español de
américa fuera aceptado por
la RAE fue México. En 1899, Joaquín García Icazbalceta, director de
la academia mexicana y
correspondiente de la real academia española, escribe hasta la
letra G un diccionario que lleva
el nombre Vocabulario de Mexicanismos comprobado con ejemplos y
comparado con los
de otros países hispano-americanos. En el prólogo, en tono humilde
y esperanzador el autor
desea que el español que se habla en México sea valorado y añadido
al diccionario formal de la
RAE. Al parecer García Icazbalceta enviaba unas palabras como
postulados para hacer parte
del diccionario vulgar de la RAE y, tras el envío, la misma
academia se encargaba de aceptar
o no las nuevas palabras que tenían una doble función: “una, las
adiciones y enmiendas a las
palabras españolas; otra, los provincialismos mexicanos” (García,
J. 1899. V). Es de notar
que para el año en el que se publica el Vocabulario de
Mexicanismos, a un año del siglo XX,
habían pasado 19 años desde que Roca de Togores comenzara el
proyecto de crear academias
en Hispanoamérica. En todo caso, un cambio de esta índole se logra
a través de los años y,
aún sin sentirse con el mérito de ser castos y puros con su español
(el mexicano) García hace
que se infiera que hay una barrera aún grande para que sus modos de
hablar, considerados
vulgares, sean aceptados por la academia española “No habérsenos
abierto de par en par las
puertas, puede argüirnos de haber errado muchas veces, lo cual no
sería maravilla; pero puede
también significar, en ciertos casos, que esas voces españolas
desechadas, aunque corrientes
aquí y en otras partes, no tenían aún derecho a entrar en el cuerpo
de la Lengua”. (Ibid).
Hay que reconocer que la belleza del lenguaje español está en su
variedad. En que se
comenzó a nutrir por las colonias, aunque fuese interpretado como
algo antónimo a la nutrición,
los análisis filólogos y lingüistas que periódicamente enviaban a
España, a la Real Academia
Española, libros con recopilaciones de las nuevas incidencias en el
lenguaje: tropos, arcaísmos,
léxico y morfología de la lengua en, por lo menos, su ciudad o
recopilando generalmente los
de su país. El autor de los mexicanismos en su prólogo hace un
formidable pero angustioso
recorrido por los trabajos hechos sobre provincianismos en otros
países. “Penoso es haber
de confesar que en este camino casi ningún auxilio encontraremos
que nos alivie la jornada.
No existe obra en que expresamente se trate de los provincialismos
de México, mientras que
otras naciones o provincias hispanoamericanas han recogido ya los
suyos, si bien con diferente
32
método, varia extensión y desigual éxito” (Ibid, VI). Afirma que
para la fecha ya existen libros
que recojan las formas de hablar en otros países como en Colombia,
con Rufino Cuervo;
Chile, con Zorobabel Rodríguez; Perú, con Juan de Arona; Cuba, con
don Esteban Pichardo;
etcétera.
En España, aunque geográficamente pequeño, pasaba lo mismo que
pasaba en las
colonias. El español intentaba ser regulado, la RAE funcionaba como
una institución rigurosa
implantada en la academia española que tenía que controlar,
observar y compartir las nuevas
transformaciones de la lengua en su propio terreno. Si se observa
por medio de clasificaciones
se supone que el español que se habla en américa latina es el
español de Castilla (y de dónde:
¿castellano aragonés, churro, leonés o riojano?) cuando existen y
resisten los dialectos del
español de Andalucía, el andaluz; Extremadura, el castúo; el de La
Mancha, el manchego; el
de Murcia; el de las Islas Canarias, el canario; etcétera, esto sin
contar que dentro del país se
habla vasco, catalán, gallego, euskera… Sin duda el orgullo español
por el lenguaje se quedó
enfrascado en el famoso el lenguaje es la patria y tardaron casi un
siglo para darse cuenta que el
roll por el control de la lengua tenía que ser pasivo, pues, son
incontrolables las formas en cómo
el idioma puede cambiar, moldearse y ser generado. “Si de raíces
castellanas hemos formado
vocablos nuevos, según los procederes ordinarios de derivación que
el castellano reconoce, y
de que se ha servido y se sirve continuamente para aumentar su
caudal de voces, ¿qué motivo
hay para que nos avergoncemos de usarlos? Chile y Venezuela tienen
tanto derecho como
Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales
divergencias” (García, J. 1899. XI)
No hay que perder el foco en que lo que hace que existan, como tal,
diccionarios dedicados al
estudio de provincialismos, nuevas palabras en el español, un
español considerado como vulgar,
etcétera, es el hecho de que en el desempeño social, libre,
coloquial, del individuo que tiene un
habla materna, existe la necesidad de expresar sus realidades para
relatar experiencias, ideas,
creaciones, arte… y no va a ponerse a consultar, en el ejercicio
efímero de la coloquialidad,
cuando se habla entre amistades (estos temas se van a abordar
posteriormente) un diccionario
para referirse correctamente a un objeto, a una idea, a un
concepto, sino que va a optar por
la analogía, la metáfora, el tropo… la significación de la cosa que
desea hablarse no tiene que
33
estar limitada por reglas si, en un fin, lo que se quiere comunicar
es entendido por las personas
con las que se habla.
Fue un recorrido largo desde la propuesta de Mariano Roca, en 1870,
para que la RAE se
distanciara de las ideologías puristas por medio de la creación de
academias en Hispanoamérica,
con las que se manejaban rigurosamente las aceptaciones de nuevas
palabras o sus usos
pragmáticos de la lengua en lugares que no fuesen España e
identificaran, finalmente, el
idioma Español como uno global, propio de todos los
hispanohablantes. Esto casi cien años
después con el Real Decreto 1109/1993, de 9 de julio, por el que se
aprueba los Estatutos de la
Real Academia Española. En el cual se manifiesta que “La Academia
es una institución con
personalidad jurídica propia que tiene como misión principal velar
por que los cambios
que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las
necesidades de sus
hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el
ámbito hispánico” (Real
Decreto 1109/1993, de 9 de julio. Artículo 1). La RAE, siguiendo la
nueva postura, recalca la
importancia de las normas para lograr unas bases claras en cuestión
de los componentes que
conforman las interacciones comunicativas “se rigen por normas
sociolingüísticas, culturales
y conversacionales cuya violación puede provocar quiebras en la
comunicación más graves
que la transgresión de una regla del código” (RAE y ASALE. 2013.
p.1). En 2013 se lanzó al
público el libro de la Real Academia Española, El buen uso del
español, en donde se aprecia en
su introducción el esfuerzo que hace la academia por conservar las
normas, el cómo, y no las
palabras. Se unieron la RAE y la Asociación de Academias de la
Lengua Española (ASALE)
y en esta amistad recíproca aclaran que “La investigación académica
abandonó hace ya tiempo
la vetusta idea de la norma única. La razón es simple. La
percepción de los usos correctos varía
no solo de acuerdo con el tiempo, sino también en paralelismo con
otros parámetros como
la distribución geográfica, los niveles de lengua, las situaciones,
los géneros discursivos” (Ibid.
p.2). Ahora su fin es netamente informativo y normativo; el libro
está ahí para las dudas, está
simplificado y bien distribuido para el uso de todos los
hispanohablantes (ibid, p.3).
De hecho, en calidad de servicio la RAE ha modernizado sus modos de
acceso a sus
publicaciones o a sus servicios y ha digitalizado muchos de sus
libros de referencia como
el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) o el Diccionario
Panhispánico de
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Dudas. La ventaja de estos servicios en línea es que la consulta es
inmediata y se mantienen
actualizados los cambios conceptuales que se necesiten hacer
en una palabra. De una manera
circunstancial, la RAE se ha adaptado bien a las nuevas formas de
acceso a la información,
porque es más que una página web de consulta sino que cuenta con
aplicaciones compatibles con
los teléfonos inteligentes y tabletas y cuenta con presencia en
redes sociales (las RAEconsultas
en la red social Twitter y Facebook, en donde se aclaran problemas
específicos) lo cual genera
comunicación interactiva entre el público de forma educativa,
publicando artículos, modos
de uso correcto de una palabra o aclarando ambigüedades, como por
ejemplo las diferencias
entre apertura y abertura8. No hay duda de que la lengua se vuelve
más dinámica cada vez que
la realidad del hombre se vuelve más amplia y la postura de la RAE,
en este caso, ha sido el
de guía agrandando su diccionario a nuevos conceptos
provenientes de los muchos lugares
en donde se habla español.
Entre la aceptación de las palabras y la inclusión (o exclusión) de
las mismas por una
institución académica, en este caso, la gran institución reguladora
del español, la RAE, está
la primera evidencia de la lucha entre lo formal y lo informal. De
alguna forma la palabra
algarabía significa más en su uso coloquial que en su uso formal
“lengua árabe” (DRAE, 2014).
Es así, de la misma forma, que se puede mostrar muchas de las
maneras en cómo el español,
entre sus arcaísmos, neologismos y nuevas palabras, tiene en su
vocabulario, tan rico y amplio,
una cantidad de palabras que fueron las bases para la construcción
de la lengua. Como se dijo
anteriormente, de la informalidad, del coloquio, se comenzaron a
usar palabras que, pese a que
provenían de otras lenguas: el latín, el griego, el árabe,
etcétera, fueron tomadas como propias
en la dinámica histórica esperada de la evolución de la lengua.
Para traer a colación lo anterior
es necesario hacer mención al trabajo que ha hecho el autor
Uruguayo Ricardo Soca, en donde
por medio de una iniciativa llamada La palabra del día, la cual da
a conocer la etimología de
una palabra en español a diario en el portal web elcastellano.org,
se editaron y publicaron tres
libros en donde se recopilan centenares de palabras del español en
orden alfabético con la
historia que llevó a su uso en general.
8 El artículo está disponible en la web con el siguiente link:
http://lema.rae.es/dpd/srv/ search?id=CJz8553dcD6aXUq0Gx
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Particularmente, en Palabras Milenarias, aparece la palabra
antisemitismo y con ella una
reflexión sobre la misma en donde Soca se distancia de lo que
significa según la RAE y hace
una anotación perspicaz de ésta:
Según la definición de la Academia, antisemita es «todo enemigo de
la raza
hebrea, de su cultura o de su influencia». Esta definición es
anacrónica por dos
razones: 1) porque la ciencia no admite hoy que las diferencias
étnicas entre
los seres humanos alcancen el rango de raza: todos los hombres y
mujeres
pertenecen a una única raza, la humana y 2) porque la religión,
cultura y tradición
hebreas son compartidas por varios grupos étnicos. La definición
contiene aun
un tercer error: los semitas, que según la biblia serían los
descendientes de
Sem, hijo de Noé, no son sólo hebreos, sino también los pueblos
árabes. (Soca,
R. 2011, p. 22)9
De la misma manera existen muchas otras palabras que tienen una
reflexión similar
por parte del autor. No cabe la menor duda de que la gran mayoría
de palabras propias del
vocabulario español provienen de la distorsión de sus raíces:
griegas y latinas. Por parte
del latín, y hay que limitarse a dar estos ejemplos, pues hay una
gran cantidad de palabras
derivadas (cantidad ya viene del latín quantitas y “viene”,
respectivamente, del latín venire)
como Enfermo “es, etimológicamente, ‘el que no está firme’. En
efecto, la palabra proviene
del latín infirmus, compuesta por el prefijo privativo in- y el
adjetivo f irmus, o sea, ‘falta de
firmeza’” (Soca, R. 2011. p. 81)10 y del griego: gastronomía,
migraña o miopía. Esto sin dejar
de lado otras palabras de un uso frecuente en el español que vienen
directamente de otros
idiomas como los galicismos: Dama, chofer, carné, sabotaje,
comodoro, reclutar… del francés
o los anglicismos: monitorear, overol, tranvía, penalty, pijama,
jean… del inglés, entre otros.
9 Dado que la edición de dos de los tres libros consultados
(Palabras Fascinantes y Palabras Milenarias) fueron en el mismo año
y por el mismo autor las citas parecerían de alguna forma ambiguas.
Entonces se especifica: esta cita es del libro Palabras Milenarias.
10 Esta cita es del libro Palabras Fabulosas.
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También existen ejemplos que provienen del lado germánico, reno, o
árabe, ojalá, como se dijo
anteriormente.
Es curioso que el último rugido que dejó don Joaquín García
Icazbalceta en el prólogo de
su diccionario se haya demorado más de un siglo en ser escuchado.
El español unido
y aceptado en todos sus azares, evoluciones y usos, guiados por las
normas de la RAE; la
inclusión de los dialectos y las nuevas palabras. Un lenguaje
permisivo y rico en vocabulario
y en una gramática definida que debe su existencia a otras lenguas
que aún dejan su huella
dentro del hablar español, que delatan toda una historia detrás de
las palabras que, aunque
parezcan pertenecer a un orden formal del lenguaje, tuvieron que
haber pertenecido primero a
las habladurías del pueblo, a la coloquialidad, y luego a la
formalidad del lenguaje. Estas raíces
son las que hacen al idioma exquisito y las que generan una
sensación de pertenencia, pues, el
lenguaje antecede al hombre, sí, pero quiera donde quiera que el
hombre se encuentre con el
lenguaje se va a dar cuenta de que puede modificarlo, crear su
propia historia o hacer parte de
una en la creación de nuevas palabras que entrarán en el ciclo de
lo informal a lo formal. Quizá
un ejemplo fascinante, y más que un ejemplo es un fenómeno
lingüístico y morfológico, que
va de la mano con la forma en la cual se genera realidad, es lo que
pasó con la palabra Tomate,
la cual proviene del náhualt, el habla azteca. Ésta pasó al español
como tomate y al inglés
como tomato y continúa “Al llegar a Francia, se corrió la voz de
que el tomate era un poderoso
afrodisíaco, por lo que fue llamado pomme d’amour (manzana del
amor) y, más tarde, por el
color amarillo que muestra antes de madurar, se llamó pomme d’or o
pomme doré (manzana de
oro), que pasó al italiano como pomodoro” (Soca, R. 2011. p.181)11.
Cada idioma crea palabras
que expresan mejor o a gusto azaroso una realidad en la que viven y
a la que pertenecen, que
los determina y los identifica, como probablemente pasó con el
pomodoro italiano, ya sea en
una manera general, como los Hispanohablantes, o de una manera
específica como hablante
de español bogotano o, aún más específico, el español hablado en
algún barrio de Bogotá,
etcétera.
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Ya se está dejando en evidencia que, aunque este trabajo se esté
enfocando en el idioma
español, los idiomas no se pueden controlar, en cuestión de los
usos de las palabras, morfologías,
usos cotidianos etcétera, pese al gran esfuerzo de las
academias. El lenguaje permanece y
se transforma precisamente porque la realidad siempre se está
cambiando y las formas de
interpretar conceptos, cosas, movimientos, culturas... no es única
a través de la historia sino
por medio de paradigmas, de nuevos individuos, nuevas comunidades,
nuevas formas de
lucha, de resistencia, de interpretaciones. La cultura, teniendo en
cuenta que el lenguaje es
de la cultura, no preexiste al individuo y el individuo tampoco
preexiste a la cultura, son
conceptos que se generan el uno al otro, que dependen de su
desarrollo y de su cambio. Es de
esta forma que el lenguaje nos crea a nosotros y nosotros al
lenguaje. Se puede crear lenguaje
independientemente de que éste sea aceptado por una
institución o por un grupo social
pequeño.
Para poder entrar a hablar del español bogotano hay que tener en
cuenta varios factores:
a nivel sociocultural, a nivel gramático y a nivel histórico. Toca
entender que Bogotá es la
ciudad capital de Colombia, que los flujos humanos, económicos y
políticos se concentran
más allí que en otras ciudades de Colombia por las políticas
internas del país y, entonces, hay
que enfocarse en la diversidad regional que se reúne en esta
ciudad. También hay niveles altos
de migración y pobreza que se dan por medio de un proceso
voluntario de migración “Bogotá
puede ser descrita como una ciudad de migrantes; de acuerdo al
censo de 196412, el 71% de
12 La cita del censo del libro referenciado: “[nota 8] República de
Colombia, Departamento Administrativo de Estadísticas (DANE) censo
Nacional de población (1964): Resumen general, Bogotá 1967, tabla
14” (Simmons, A. y Cardona, R. (s.f ), p. 177).
CAPÍTULO III SOBRE EL HABLA BOGOTANA: ALGUNAS DE SUS PALABRAS,
SUS
USOS Y CÓMO SE PUDIERON GENERAR
38
los hombres entre los 15 y los 64 años eran migrantes” (Simmons, A
y Cardona, R, (s.f ),
p. 164). Pero no hay que ignorar que una gran parte de las
migraciones han sido generadas
por las épocas de violencia directa e indirecta que ha vivido y
sigue viviendo el país durante
décadas. Para 1998 una cantidad de 327.550 desplazados por la
violencia habían llegado a
Bogotá13. Estos factores se mezclan con la coloquialidad del habla
y hace que existan muchas
formas de hablar el español bogotano, de la forma más general a la
forma más específica, pues
no se puede asegurar que todos los habitantes de Bogotá hayan
aprendido a hablar por una
comunidad netamente bogotana, pues las migraciones a la capital
siguen siendo frecuentes
hasta esta actualidad. Si la mayoría de los habitantes de Bogotá
son provenientes de otras
regiones del país, el lenguaje bogotano, como tal, se verá
afectado, será reinventado por todas
las variables lingüísticas que vienen implícitas en las
migraciones. En resumen las variantes
diacrónicas, el cambio de la lengua con el tiempo; diatópicas, la
variación de la lengua según la
geografía; diafásica, la variación del lenguaje dependiendo del
espacio y el ejercicio lingüístico
(dígase, un escrito a un mensaje de texto); y diastrática, la forma
en como hablan las personas
que pertenecen a un grupo social, un barrio, un grupo de trabajo,
etcétera.
Antes de llegar al español propio de Bogotá, tan distinto que el de
otros espacios
geográficos, por acentos y estilos, hay que tener en cuenta su
fundación, pues las palabras y
las significaciones que se le da a varios objetos, expresiones y
sentimientos provienen de este
punto de origen, comenzando por Bogotá, que se piensa que fue
derivado de la ciudad muisca
Bacatá (Montes, J. 1998. p.10). Está datado que Bogotá se fundó en
un espacio de recreación
de un jefe muisca. Este espacio lo llamaban Teusacá y es muy
probable que los españoles hayan
cambiado ese nombre a Teusaquillo, queda más o menos entre la
Carrera 2a con calles 13 y
14 del actual Bogotá (Ibid). Algo parecido sucedió con
Cundinamarca: “Nombre empleado
en 1886 para bautizar la extensión territorial y la subdivisión
política de la que Bogotá es
capital. Al parecer fue el resultado de una deformación del quechua
‘kuntur marqa’, cuya
traducción aproximada al castellano sería “nido del cóndor” o
“lugar en donde habita el dios
Con (Cóndor)” (Ospina, A, 2011, p. 79). Con Jiménez de Quesada
llegaron, al tiempo o en
13 La fuente es de un cuadro de la Conferencia Episcopal
Arquidiócesis de Bogotá • Codhes, citado en: CODHES y UNISEF
Colombia (s.f ), Un país que huye, desplazamiento y violencia en
una nación fragmentada. Recuperado de:
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/despl/
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poco tiempo, 16 andaluces, 10 castellanos, 4 portugueses y 3
leoneses (Ibid). Los impactos que
iba a tener el español de Bogotá en estas instancias iba a ser
determinado por estos factores:
los gentilicios, la jerga y los dialectos de estos españoles que
venían de distintas provincias, un
tanto por los portugueses y, por supuesto, los muiscas de la zona.
Ahora bien, hay que contar
que la ocupación de un espacio geográfico, si es habitado, va a
suponer el desplazamiento de
otros individuos, en este caso los muiscas, los cuales no
fueron expulsados, desplazados, del
todo sino que, como aclara Montes “algunos indígenas pudieron
seguir viviendo segregados
de la ciudad española —con la que sin embargo debían tener
relaciones merced a instituciones
como la encomienda— muchos se fueron integrando a su ciudad” (Ibid.
p.11). Las relaciones
entre los españoles y los muiscas comenzaron como relaciones
socioeconómicas, porque los
españoles tenían interacción con los muiscas por medio de la
encomienda. Mucho antes de
que existiera el criollo, como lengua y como percepción natal,
existió un pidgin. El pidgin hace
referencia a una forma de lengua neutra que usan las partes que no
tienen conocimiento del
lenguaje del otro en donde por medio de términos y palabras clave
se logra una comunicación
básica, simple, dirigida casi siempre a trámites económicos (Klee,
C & Lynch. 2009. p.81).
Entonces, por parte tanto de los españoles como de los muiscas,
existió en primera instancia
un pidgin y luego una lengua criolla, hay que suponer que las
formas de comunicación entre
dos grupos de humanos que tienen un sistema lingüístico diferente
el uno del otro tienen que
entrar en un estado neutral del lenguaje para poder llegar a
comunicarse par