Post on 23-Jan-2016
Palabra Palabra dede
VidaVida
Noviembre 2010
"Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios“ (Mt 5,8).
La predicación de Jesús comienza con el sermón de la montaña. Frente al lago de Tiberíades, sobre una
colina, en las cercanías de Cafarnaún, sentado como acostumbraban los maestros, Jesús anuncia las
bienaventuranzas a la multitud.
Muchas veces en el Antiguo Testamento resonaba la palabra “feliz” para exaltar a quien cumplía la Palabra
del Señor.
Las bienaventuranzas de Jesús eran, en parte, reflejo de las que los discípulos ya conocían; sin embargo, por primera vez escuchaban que los puros de corazón no sólo eran dignos de
subir al monte del Señor, como dice el Salmo, sino que podían ver a Dios.
¿Cuál era entonces la pureza que podía merecer tanto?Jesús la había explicado muchas veces en el curso de su predicación. Tratemos de seguirlo para beber de la
fuente de la auténtica pureza.
"Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios“ (Mt 5,8).
En primer lugar, para Jesús, hay un medio soberano de purificación:
“Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié”
No se trata de ejercicios rituales que purifican el alma, sino de su Palabra.
La de Jesús no es como las palabras humanas.
En ella está presente Cristo, como en la Eucaristía.
A través de ella entra en nosotros y, para poder actuar, nos libera del pecado y nos vuelve puros
de corazón.
La pureza es el fruto de la Palabra vivida, de todas las Palabras de Jesús que nos liberan de los llamados
apegos, en los cuales se suele caer si el corazón no está puesto en Dios y en sus enseñanzas.
Los apegos guardan relación con las cosas, las criaturas, con uno mismo. Pero si el corazón está orientado sólo hacia Dios, todo el resto
cae.
Para tener éxito en esta empresa, puede ser útil, durante el día, repetir la invocación del Salmo que
dice:“Señor, tú eres mi único bien”.
Tratemos de repetirlo a menudo, y en especial cuando los apegos quieren arrastrar nuestro corazón
hacia imágenes, sentimientos y pasiones que pueden cegar la visión del bien y hacernos perder la
libertad.
¿Estamos tentados a mirar ciertos afiches publicitarios, a seguir ciertos programas de televisión?
Digamos: “Señor, tú eres mi único bien” y éste será el primer paso para salir de nosotros mismos, volviendo a declarar nuestro amor a Dios. Así habremos adquirido
pureza.
¿Advertimos a veces que una persona o una actividad se interpone como obstáculo entre nosotros y Dios y contamina nuestra relación
con Él?.
Es el momento de repetirle:“Señor, tú eres mi único bien”.
Esto nos ayudará a purificar nuestras intenciones y encontrar la libertad interior.
"Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios“ (Mt 5,8).
Vivir la Palabra nos hace libres y puros.Con su fuego divino, el amor purifica nuestras intenciones y nuestra intimidad, porque el “corazón”, para la Biblia, es el
centro más profundo de la inteligencia y de la voluntad.
Hay un amor que Jesús nos pide y que nos permite vivir esta bienaventuranza. El amor recíproco, el estar
dispuesto a dar la vida por los demás, como Jesús.
Esto crea una corriente, un intercambio, un clima cuya nota dominante es precisamente la transparencia, la pureza;
porque sólo la presencia de Dios puede crear en nosotros un corazón puro.
Al vivir el amor recíproco, la Palabra actúa con efectos de purificación y santificación.
El individuo aislado es incapaz de resistir por mucho tiempo las solicitudes del mundo, mientras que en el
amor recíproco encuentra el ambiente propicio, capaz de proteger su pureza y toda su auténtica
existencia cristiana.
"Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios“ (Mt 5,8).
He aquí el fruto de esta pureza, siempre recuperada: se puede “ver” a Dios, es decir, comprender su acción en
nuestra vida y en la historia, sentir su voz en el corazón, captar su presencia donde está: en los pobres, en la
Eucaristía, en su Palabra, en la comunión fraterna, en la Iglesia.
Se saborea anticipadamente la presencia de Dios ya en esta vida, donde “caminamos en la fe y todavía no
vemos claramente”, hasta que lo “veremos cara a cara” en la eternidad.
“Felices los que tienen el corazón puro,
porque verán a Dios" (Mt 5,8).
“Palabra de Vida”, publicación mensual del Movimiento de los Focolares.
Texto de: Chiara Lubich, Publicada en Octubre de 1999.
Gráfica Anna Lollo en collaboración con Placido D’Omina (Sicilia, Italia)
Este comentario de la Palabra de Vida es traducido en 96 lenguas e idiomas,
llega a millones de personas en todo el mundo por medios gráficos, radio, TV
y por internet – más información www.focolare.org
Este PPS, en diversas lenguas, es publicado en www.santuariosancalogero.org
Traducido por Revista Ciudad Nueva www.ciudadnueva.org.ar
“Palabra de Vida”, publicación mensual del Movimiento de los Focolares.
Texto de: Chiara Lubich, Publicada en Octubre de 1999.
Gráfica Anna Lollo en collaboración con Placido D’Omina (Sicilia, Italia)
Este comentario de la Palabra de Vida es traducido en 96 lenguas e idiomas,
llega a millones de personas en todo el mundo por medios gráficos, radio, TV
y por internet – más información www.focolare.org
Este PPS, en diversas lenguas, es publicado en www.santuariosancalogero.org
Traducido por Revista Ciudad Nueva www.ciudadnueva.org.ar