Post on 27-Dec-2015
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PASTOR DE PERROS
DOMINGO DE RAMOS
“Sólo gracias a aquellos sin
esperanza nos es dada la esperanza”
W. Benjamín
I
Y me sumergí en mis recuerdos hoy que es otoño
con aquel silencio quieto de la altura
los temblores de la huida que sacudió mi pelo
yo al abrazarte mis recuerdos se me revelan suavemente
como una hoja remarcando mi distancia
entre tú y yo vuelto y encrespado
de este calor que me falta a los pies
a esta tiesura desmesurada que aborda solitaria
en mi cama pesadumbre de humo tiznando
el papel que no grita ni chilla que se abre
y se cierra ciclos de hierro festoneando
mi puerta al pie de las aguas más oscuras
Tú me vienes a desvelar el camino
una historia que busca y busca
una boca un vicio una mano
la curvatura la dulce colina la faz umbría
el repuje de los pelos tu sordo resplandor
vacía llama escarpada como abismo al atardecer
me traga yo que voy y vengo desde entonces
por otra puerta por otros cinco que huyo
confundido entre las matas indecisas y copiosas
por un viento ríspido cortado en cuerpo
te oigo decirme como una lepra estruendosa
“Oh noche que me guiaste / oh noche más amable que la alborada
oh noche que juntaste / amado con amada
amada en el amado... abrazados”
Oh noche en que disuelves tus largos brazos
como un gran hocico arrumbándome contra la melaza
tendida que es esta cama que me aprisiona
difusa como un lindero entre el sueño y la sombra
Yaces insegura desmazalada lluvia que goteas en mis ojos
no eres frescor ni ardor sino este fluido obsesivo
despanzurrado como un trozo de mar en las ayunas
Fuiste y serás diferente a mi espada a mi puente
a mi extremada compostura nocturnal perra desdibujando
la luz de mi esqueleto de este mundo que yo ya perdí
cálido y ovalado como tu rostro y tu boca aguanosa
aguanosa rumoreando suavemente como un violín
bajo mi cuello y mi inocencia de sabueso esquilmado en el camino
Dejo mi realidad mi más profunda desnudez
y veo la arena como calma la leche la sombra
con un horizonte clavado en la espina
y te dije “El amor es el infinito puesto al alcance de los perros
y yo tengo mi dignidad”
Para entonces un viento feyo y bronco me atravesaba hacia el
extravío en medio de dos caminos como gemelas campanas
doblándose en el desierto. Yo era aquel indigesto frejolero
de puertos y calles enjutas y carretillas al paso
Yo vivía de ti para huir a impalpables e infranqueables cuartos
donde tú me abrías a toda esa locura inalusiva y pura
aceptando tu apariencia del que desayuna sin rostro
bajo la luna como un niquelado bulto que se desangra
a un instante a un llamado habitable e insidiosa
del que viene a acantilarme a desaguarme
El es una punzada táctil que te consume
Yo un denegado con mis tubos pantalones inflándose
de pétreos olores sostengo un incendio a media asta
desde la noche trotando de vacío aborregándome
entre la vereda de tu pelo tu breve cadera blanca
que repueblan mis manos condenados instrumentos de decapitación
con que te alejo con que te seduzco cuando me oyes llegar
como salto de lluvia son mis pasos en tu calle
y silban como vieja ventisca bajo tu cuello
rompiendo el oscuro nudo con que me zafaste
y fresco y salvaje me despedazo en tu voz
modulándose en mi quejido
de animal corrupto y vasto
solo inexacto feroz
como un cuello crispado y seco a bocinazos
y todo lo que no eres lo que no soy
ciegos pájaros hostiles ciegos pájaros de la leña
que van errados en las noches como relejes oscilando
entre la hierba bloqueando la orilla
la orilla de tu pelo la tela durmiente el paño de tus ojos
horizontal
cuando no me miras ya no sé del odio
ya no sé del cuerpo que esculpo como una rueda
ya no sé de la muerte de tu muerte
de estar loco y sucio
diverso reconciliado atronado omiso omiso omiso
para ti en esta incachable luz restaurándome
en la pista carbuncosa de tus labios
abriéndose como una horca
Tú ya no puedes saber después del vacío
el vacío del pecho el vacío del vientre
el destierro de los huesos bajo la arena
de tu cuerpo que olvido envejecido
lujurioso tiempo que mis años no alcanzan
ni esa blancura secreta de tus manos
ni ese bosquejo que fueron las líneas de tu rostro
que ahora arden pálidos en mi tela
Otoñal mi corazón yace desolado
entre las sábanas engañosas mar y arena
Imposeíble lecho donde ya nadie se levanta
II
“El amor nos envuelve en una vorágine interminable
donde el pasado es sólo cenizas
por donde los pies caminan inexorablemente hacia el olvido”
Dije esto y acurruqué la cabeza en el desgano
entre garras blancas que me zaleaban por incesantes aguas
que violineaban mis nervios como retazos
como un insecto pulmonado temblando bajo la luna
lloviznando rojas sombras sobre los techos
y relumbrando primitiva entre las junturas de las puertas
la fresca neblina de mayo escoceándome en sueño
tu presencia de perla de ombligo
arenosos y castaños son tus muslos carbonados tus ojos
que se motean al ponerse el sol sobre las esteras
y lo que miro
y lo que palpo
y lo que siento
no eres tú
sino ese aguado rumor de piedras
alzados por aleteos de aves y me detuve en medio del camino
desolado polvo tragando mis horas repicando mis palabras
en tu cemento en tus brazos de escoba que armé en cruz
para no pensar en la cocina o cuando me mira Sarita
desde su cuadro sin vela pareciera que el pasado le hedía
al verme y yo ya no sé llegar a mi casa minuciosamente
fragmentado como un robachancho pustulento
me he hermanado al miedo
me he retumbado entre perros entre muros de caña
membranoso viento que va marchando y yo en ella
ladeándome fecal y arcilloso mientras una turba de niños
me ondean desde los cerros y feroces hacedores de antiguas señas
han desviscerado en mi pecho un conejo blanco
Derramé sudor y laminillas de oro se extendieron al sur
y fulgió un rostro como una costilla rota
y la niña coja me dijo semi-enterrada en mi brebaje
con su cuerpo valvado palabras imprevistas
“Así se rompe se troza se aja
sonámbulas zarpas me lamen el cuerpo
es tiempo de pérdidas y peregrinaje
aquí y allá el fuego se atiza
viciado el espejo en su redondez
no veo la preñez sino el extenso mar desgarrado
turbulencia de sangre vibración quejumbrosa
la bestia de la cúpula se cierne alada en el silencio
y tu cuerpo se confunde entre pezuñas y pelos
no hay abertura no hay salida entonces
tómame tómame hazme el amor por nuestra continuidad
con la escritura de mi lengua con el hueso de tu pelvis
porque ya no es tiempo de alardear es tiempo de guerrear”
Y me senté sobre una tapia derruida
la noche se derrumbaba como un pálpito
los muerteros bajan al fondo de su pozo a mirarse a mearse
Lívidas las cinturas se golpean
y comban el vacío se hoya la arena del mar
Desnóchese / las brumas sumergen mis rodillas
mi acumulación hedonista
la de mis parientes oliendo a cuyada
hasta que acabé pálido como una rata
hasta que acabé en la noche en el entresuelo
al pie del muro harto de la cama deseada
de sus pellejos tibios resquemado por el sudor del catre
cadavérica luna desciende en mi aliento
donde un sol y la noche vaguean bajo la nuca
con tu cuerpo y tu voz que me decía y me deshacía
que me decía y me deshacía
hay veces en forma de perra de huaca de niña ondulante
yendo de trecho en trecho por entre mis dedos
A esa hora mi cabeza era un emplasto negro y derretido
me hedía el barro que se resentía por mi fiebre
el sudor moldeaba diminutas criaturas
Embriaguez ahuecándome en ron con tibias campanadas dentro de mí
que turba mi líquido
que resaquea furiosa mi juramento la del olvido
subiéndose revelándome la risa
después del cansancio el roto suelo el viento redoblando
en mis oídos restañándome en las esquinas
bajo el socavón de las playas
donde una niña duerme resequida sobre cajas de cartón
con la cal de sus ojos tantea al perro la muñeca manca
mi retrato inasible y estos recuerdos vívidos
en este mes de otoño que no garúa maculoso en la soledad
del parque observando la calle que se ensancha
a cada paso que dejo que grabo o repujo como un pasado inesperado
sobre mis hombros y sin ningún acontecimiento a favor
despistado transeúnte desaparecido a cada encendido del semáforo
Me adelanto al dolor Batallo mancomunadamente para estar en paz
con mis perros con el rojo con el sudor del muerto
la oración maneada de mi bestia
el tráfago con que paqueteo y me alimento diariamente
con un suelo inafectivo con raras esferas arrugadas
Y les digo adiós cagándome dulcemente en mis presagios
en el camino en que estos labios arrojados del mar
impresos en este papel como un beso para quien lo lea
y haga Uso del beso por donde mejor le plazca
Les digo adiós en este mes de otoño en que los recuerdos
se me suben suavemente a la cabeza como un tabacazo para
el olvido.
13.EL VIAJE... PRIMER ENCUENTRO
I
Al borde del cansancio casi jadeantes como mulos de entierro
llegamos al mal frío que pasamos para este viaje sin viaje
con la arena resbalándose de los pantalones
la hoz del sueño cortándose en piltrafas de cal y noche
el invierno nos acecha y nos espera
hubo veces que queríamos regresar pero el camino estaba lleno
de obstáculos de gente fofa perros gruñones y mujeres calvas
hubiéramos preferido la fábrica que este hueco lanoso y asfixiante
pero es aquí donde se vende lo mejor donde se hornea y se seca
el queso se fragua pájaros blancos que el Pastor de perros
los moldea a la altura de la cabeza / El es flecha y bandera blanca
en medio de la hondonada
Ha tomado vuelo y viene como un techo renegrido flotante
cianótico se asoma bajo una sábila sarnosa que se descuelga
y verdea la puerta con su cara y su gesto creciente
entenebrecido por un astro insolente y nos mira y no es más
que un injerto pernicioso tristemente desprendido desde el olvido
y con vaga sobriedad habló en soledad su áspera boca
“No me digan nada ya sé quién los mandó
esto es lo que tengo lo compran o lo dejan
y no me busquen más no los quiero volver a ver
porque ya los conozco a todos
la misma angustia los ojos aplastados
las palabras babeantes atados locamente al precipicio”
Se estremeció la arena removida por una manada de perros y pezuñas
que se hunden fierrosos y sangrientos contra la tierra
Se precipitaron cerro abajo
Su espalda parecía una hecatombe al lado de sargazos peludos
que azotan la noche Y no hubo palabras las pistolas
iban disparándose una por una como casquetes tibios y humeantes
noche atosigada bajo un árbol cojo bebemos y huye el arroyo
a la mar y la mar resoplando una melodía cadenciosa y amarga
aburrida por instantes nefasta en el ahogo de sus aguas
Descendimos antes de tiempo descendimos como un día
de la Anunciación sin trompetas ni estrellas como quien va
al cadalso solo y desnudo con la noche de arriba
con la noche de abajo
Un gato blanco salta por el techado
y llegamos a una hilera de puestos de periódicos
y triciclos pardos donde hierve el caldo se cuecen las tripas
y el pescado herido
Con el humilde tufo de cebollas trinches y palas
con que despedazamos vorazmente el mendrugo
para luego echarnos sobre barbechos de alfalfa oliendo a alfalfa
lilas en el pelo rocío y verdor de aguardiente
trozamos rocas de sal los abatidos pies que se quiebran
sobre la espuma cerrando con las manos las aguas mansas del otoño
y durmiendo de pie sin cobijo cantamos
“Ansiedad de tenerte en mis brazos murmurando
Ansiedad de sentir tus encantos musitando
Ansiedad de buscarte en mi pasado
ignorándome con celo dejándome sin nada
es entonces que prefiero tus brazos
tu más promiscua soledad”
Amanece y un disco se raya ante nuestros ojos
calienta nuestra frente con una jarra de chicha ennatándose de frío
dimos nuestros últimos sorbos con una penumbrosa frescura
salimos de este hueco donde la Tía es una amarga descomposición
en el día con su gentío que nos sonríe cínicamente
es una amenaza constante como el besuqueo de los cabros
y el levante de las putas
y nada es sereno ni aquí ni allá entre esta vereda y la otra
hay brazadas inútiles grupadas de luz colores desquiciados
brotan y corren escombrosos y alargados por las esquinas
bajo un barullo de sedosos mosquitos y vimos
la rosa del viento que nos guía hacia el Humo
Agita el estío su cola gallinácea y morada
que nos toca malolientes sudor y alquitrán
Vaporosos por un camino de vuelta
sin otra luz que la blancura de los ojos
o el sol trepando los muros para caer como paja sobre el pavimento
Acallando todo Mes del silencio Huariques que se levantan
y el calor del cuerpo que se yergue con sus pestes y sus pelos
descalabrados en la diversidad de las sombras El cielo esculpe
su inextinguible plumaje donde se reposa y de duerme
sin ningún tiempo sin oráculos
ni curas...
II
Llovizna de otoño Se descorre el día con sus criaturas eléctricas
frescas radiaciones manaban de las paredes de los bronces de los troncos el parque...
La pólvora que se enciende como una calabaza en los cerros
aroma y muerde la madera dormida de las bancas
La avenida (nemorosa visión del caos contra las calles puras y solitarias)
donde soñolientos paseamos la bajeza del cielo
algo grasientos y humorosos mientras el rumor del gentío
nos ahoga hasta taparnos la boca del estómago
y arrojar arrojar lo sucio inimaginable de la noche que se avecina
que nos atrae a sus ojeras a sus oscuras azoteas a su sagrada floración
que nos desnuda los pulmones
y el trozo de fuego que nos llevamos a la boca
navegamos madurando las formas del asalto
agazapados bajo un toldo de agua y colectores de basura
pasa uno pasan dos y saltaron las puntas como una cicatriz elástica
sobre la espalda entrecerrándonos los ojos
como rasguño de chaira deslineando la calva calma del estanque
desfalleciente las piernas se doblan sobre un charco de grasa
un hilillo albo corre hacia los huecos y una sarta de filtros
cae sobre la noche bajo el dulce resplandor de las luciérnagas
más allá nuestras mentes turbulentas confluyendo con el viento
que se inclina en el mar y en el pecho que vuela devorado por la luna
Rosa y verde son las calles y sus bombas
con perros empalados al inicio del crepúsculo
berridos subterráneos con remezones rojos y negros
bajo un fango de vidrios relucen los miembros blancos
de las torres tranquilas Mostaza y orín
Fríos goterones grasientos resbalan sobre estas piedras aromáticas
que nos llegan como ombligos y serpientes que nos perforan
y nos llagan que nos limpian de estas ramas que crecen inexplicablemente
en las axilas a una incierta temperatura de las cuatro
mientras presurosos y desconfiados gatos se alejan
carros y triciclos vagan fantasmales por el asfalto
y entre magros edificios se eleva el Humo
tropezamos con fronterizos vigías y tranqueras eléctricas
pasivas fieras que aguardan el día para huir y dejarnos
caminar solos contra la marea
por las esquinas abordadas y repletas de cuerpos sudorosos
la calle se hinca a la hora de la imagen
profanos negros danzan sobre el mando morado
frente al templo pasan las rezadoras de octubre
interminables con sus gruesos cirios alumbrando el paso redoblado
de la muchedumbre profusas y cínicas lágrimas caen en las túnicas
como una columna de cera se derraman sus pies al amanecer
oliendo a cieno a hierbajo puro
Avanzamos con los pies morados y la cabeza caliente
con el pecho abollado y el color de la bandera
de los que jamás vuelven incomprensiblemente del miedo
de aquellos que hacen parajes en los pueblos
con sus días inexplicables y su mutismo sanguíneo
de piedra y plomo quebrados por rodajas candentes
cortando campánulas de humo con esos ojos
que allanan los profundos cuencos de los topos
y nos detuvimos bajo la cruz del cerro Hora del contacto
de estos billetes que serán dados a cambio del Humo
el Pastor nos llama para estar reconciliados con nuestra angustia
oh tú que tomas el timón del vuelo nítido y sabio
condúcenos por estos caminos para estar tranquilos y aparejados
con la brisa marina idénticos como un país en ciernes
anochecidos y abrumados sin más señal que tenues brasitas entre los dedos
A la bajada sueltos como botadura de un sueño
el Pastor y sus perros nos envuelve en una larga conversación
arisco ininteligible paciente nos invita
a la choza de la Tía donde todos lo abrazan y los perros esperan
hay algo bajo el efecto de la bebida que los emparentan
zamboshijos chinocholos noteconozco santos y beatas pintadas de coloretes
cuarterones quinterones grifos sacatrás sebosos íncubos desnudos
el Patrón del infinito vírgenes del acasito octavotes y melchoritas
el Señor de la vela y de la paja
y en medio el pastor proxeneta el repartidor de claveles
el que nunca acaba como una ola de fondo
que no sabe qué arrastra si una ciudad o una invasión
o nada rodeado de perros y hermosas perras haraposas y violentas
resuelto y altivo en sus palabras hay otras voces otras sombras
que se colisionan que defecan se desaliñan al instante que se abisma
sobre una almohada de clavos y se desuella el cuerpo como cascajos
y sentimos el suelo como corredores de plumas
o cuchillos como pájaros tajándonos las piernas
Es el fin Es el comienzo de las desfiguraciones
atrás están los rayos los temblores los ekekos borrachos
los ángeles levitando con sus esqueletos desprendiéndose entre las llamas
perros apocalípticos racimos de credos carniceros seccionando repollos
genios y madrastras rodando el mundo grutas de incienso y mirra
abovedando el cielo salino espiritistas y chamanes thimolina
y agua de rosas flores y cartuchos de hostias cántaros fundiendo el rostro
de la zozobra la avaricia de un sueño halcón rasgando la altas copas
de donde se empieza o se acaba como el filo del hacha
siempre un comienzo siempre un final
una nueva choza nos protege
una nueva estación donde pasar las noches
con una llovizna diáfana un agosto tranquilo lejos de septiembre
con sus viejas horas cayéndose a pedazos
sin ninguna referencia de volverse atrás
sólo el gentío en un bloque de sal corroe el camino
y barridos por un viento que presagia esta dicha o desdicha
de volcarnos año tras año con toda nuestra escuadra
brutos por el Humo quemándonos bajo la suave ala de la noche.
14. A LA HORA DEL PAY
I
A LA HORA DEL PAY caminamos bordados y transparentes por el sol
arrastrando desde la cintura un remolino de piedras que se
agiganta y purga nuestros cigarros alzándonos por encima
de las casas bajo una luna frígida que arroja sus suaves fulgores
sobre la pista que nos esqueleta y nos hace frotar los huesos
contra las bancas boyando entre el sueño y el viento
escarbamos el fuego el humo entrando flojo y turbio
con brazas que se acuden para danzar y tocar entre los dedos
en los pulmones la boca bebiendo agua seca
rocío de orín y la ventruda luz del cielo acarbonando
nuestras sombras con extrañas tinturas por las esquinas
las calles arrojadizas embrionan su desolado huevo
el acto callejero El grito de Munich eco que se deshace
en el verdor del césped donde una jaba de niños tiemblan
con desparramados brazos como botellas rotas
La máquina avanza con las luces apagadas El corazón se contrae
el pecho se despuebla un hueco en la noche
A la hora del pay cuando todo se despeña en volutas de Humo
se tronchan los dedos la noche que no imagina no graba no recuerda
y cenagoso bala el río una mentada de madre y un coro receloso
de piedras de troncos caen como nuestros pies sinuosos sobre el cemento
Se acoda el humo frondoso en la madrugada Es el himno nuestro himno
Humo fértil que roe el muro el faro las columnas
y el viento hambriento se aferra como pedúnculo en los postes
cansados foviando las ruinas las calles las almas se mimetizan
en tachos de basura en obreras de limpieza en casas abandonadas
refugios y huecos candentes de las 12 Vadeamos la noche como
un microbús atestado de cuerpos pelos y sangre y motores calientes
que se van diluyendo en ruinosas hojarascas como lluvia de coleópteros ardiendo
en fosas en pequeños días en pequeñas noches nuestras cabezas
desgarradas en el espasmo del cemento y vimos al Pastor
yendo y viniendo por calles musgosas con veredas suturadas
avenidas colgadas de harapos y viejos murciélagos suspendidos
y las antenas que nos deslizan con sus ondas nuestras sombras
que se contornean entre paredes blancas de adobe alargándonos
en los patios en senderos intransitables que se cristalizan
con el frío donde florece el fresco blancor de las manos
la palma como volutas de yerba hundían su perfume en los pulmones
y el Pastor de perros nos guía en medio del apagón por extraños
linderos como un reloj de cuerda migrábamos de un lugar a otro
entre los altos pastizales y la llana vereda donde no hay colores
ni olores negras corrientes se llevan las bastas de los pantalones
y se vicia el aire se puebla y hay uno que se agujerea la camisa
otro pegado al edificio se retuerce con su perfil desnudo y otro
bruto por el alcohol Los perros que a la distancia hurgan las nucas
de los locos quietos arqueados toráxicos abiertas las bocas
como un socavón arrastra el pulso el flujo... Penetramos sin sexo
en otras calles en otras zonas punk-metal-chicha-bocacalles
confusas con casas nupciales y ventanas rotas y el Pastor nos dice garrs
garrs sin respirar en codeína en trance “Habrá escasez dura represión
la sucia represión terruca realidad terruca salida” y una pistola
para toda la noche acabará con nuestros desvelos Brumosas aves
nos abren los párpados y el Pastor de perros nos vuelve a decir
“Una mariposa vaga por la noche
al compás del rondín de la medianoche
va y viene de polvo en polvo
de rosa en rosa de rojo en rojo
ágil y risueña desaparece en el día
en el crepúsculo me dice ciega y olvidada
un tabacazo para la soledad
soledad para el tabacazo”
El pastor de perros sobre un promontorio derruido se aleja
empantanado en medio de la jauría su sombra se alarga y crece
en el edificio impregnado de aceite brillando como el pelo parado
de la banda y recorremos acelerándolo todo contra todo
porque apresamos el rencor de la luz contra el pecho
hombres babeantes sumisos por el esplendor del acero
y bajo ella los hijos de la herrumbre pilosos cetrinos
constantemente segregados por las leyes de tránsito
Y ya no confiamos en nadie hastiados como un ciclón a volarlo todo
Este sucio reino que nos raja los pies nos exilia nos dopa
desde sus gordos edificios las ratas mordisquean los muslos
de la gente de las muchachas de apretados dientes y tetas crepusculares
Oh sagrados culos del incesto con su olor corrompido en esta noche
blanca donde somos potros desorejados irrumpiendo en las naves
los patios más antiguos de la Urbe En esta hora en que se alarga
el destierro y volvemos ya absueltos por el mismo camino
mas nuestros corazones están condenados y ardiendo por el Humo
y nada nos detiene el cerro es alto y grave
los perros suaves y fosforosos el cráneo angosto contra el mal viento
afeamos hermosamente el rostro
y en la hora de la llovizna destartalamos carros tiendas
abarrotadas de angustia de vinosos cuerpos austeridad
y la pólvora con que quemaremos el blando papel el suave tejido
de Dios con sus dulces palabras oliendo a yerba a pinchazos
y embalarnos por una moto o una hembra la más temida bajo las sábanas
las perras con que el Pastor nos dice hagan el amor con la cola
en alto y una camada de niños nos morderán hasta el cansancio
Este peregrinaje memorioso feriado pegoteado en papel manteca
ordenando los pasos la premonición de los encuentros
de los relámpagos donde hemos escrito no sabemos por qué ni para qué
la misma imagen el mismo cielo labios pastosos la mierda pastosa
alucinados a que nos estalle todo anillados vertiginosos lerdos dedos
entrelazándose uno tras otro sin parar se detiene el aire desasimiento
y el cuerpo sin amarras retornamos a nuestras súplicas quebrados y
blancos al llegar a esta cuadra larga y tibia que nos invita a morarla
y hacerla nuestro territorio suelo chancroso que a la luz de la luna
reconocemos como nuestros cuerpos prolongación de nuestras pisadas
un hueco donde derrumbarse donde caerán también los filtros los palitos
que la noche encenderá ante la negra calma del viento Pero no es la hora
de doblarnos es la hora del pay las chozas oscuras el megáfono silencioso
los troncos rajados las esteras abiertas y bajamos como se inclina
el padre al besar el hijo calmados pero rocosos
La ciudad se sube a nuestra mente
escoltados de cocodrilos reflectores y púas cercado por su pestilencia
Templos y palacios asediados por aves de presa
y su sombra cayéndonos encima desmembrándonos con su torpeza
nuestra transparencia de andar solos y puros
solos y frágiles ante el candor del silencio
mesándonos el cuerpo como vieja corteza contra los muros
gravándonos en su puta lengua en sus libros en sus señales de tránsito
Somos demasiado cristalinos y analfabetos yendo de balde al día
con nuestra bruta inocencia como una palmada en la suave nalga del niño
como un dios nocturno mojándonos la sangre hemos llegado
principiantes de las tinieblas más claras de los cerros
Y todo esto se rompe en pleno lomo gibosos pávidos
muertos y arrollados por nuestros propios fantasmas
ahuevados y gramputeados mencionados en las paredes
acribillados y desaparecidos molidos a palos
como un primero de mayo Ron y Soledad
Oh los escombros de toda la realidad Hastío Estío
Ellos son la otra margen de otra Cosa eso que no somos
sino rendidos ante la noche enfangados en el Humo
azulando el pecho y el obús de estas calles agrietadas y húmedas
respirando la dura bruma que se desvanece a cada ronquido
y escupitajos Ardor y violación rapándonos la cabeza
Ansiedad tirándose rojo rojísimo contra las venas y el alcohol
que lava nuestros riñones y nos recuerda esta sed que viene
que gira que acaba como una epidemia al frente de un vaso blanco
ardiendo de amargura contra estas leyes de tránsito
La ciudad apesta las flores exhalan su último perfume
resollante nos engulle y sin embargo habitamos sus grandes
parques sus bermas tranquilas sus monumentos encacados
con sus cocodrilos rondantes y su luna rayada orejuda escuchando
el lento pálpito de los perros
Alguien se acerca con su rostro maquillado con la violencia
hasta las sienes tiene la forma de la mente
es un gran frío que nos encoge las rodillas
vaga hoy se suelta dulce y etérea viene jalando su carruaje
con su espalda negra y sus botas relucientes sus espuelas
doradas sus condones y su risita de lodo
Lo sentimos claramente y puede fulgir esplendorosa nadando a
contraluz a boca de jarro Ahora es su noche y es también
la nuestra es azul o rojo es blanca por encima de todo
así se precipite la locura como tarascadas en la nuca
nos desplazamos algo arrugados de indiferencia
cuando por detrás viene el Benjamín
el desflorado el de los ojos de volutas
el afrocholeado que nos invita su amarillento cigarrillo
y turbio del cielo arrojó un penacho charamuscado que alumbró
la herrumbre de su pelo que se balanceaba en su rostro
y nos dio el mensaje del Pastor
Son testigos el mastín moteado flaco y legañoso
el mendigo frío como una palabra Y así se vence la noche
se vence solitaria río abajo donde hacemos rodar
nuestros ojos como piedras rugosas bajo el agua.
II
La ciudad 7 p.m. en la pampa donde corren los toros con su embestida
ilusoria contra la paja En la pampa del Ángel bajo la sombra
del floripondio las agujas del San Pedro y el olor de las amapolas
crecieron estos pies estos niños claros y rotundos
asfixiados en terokal embolsados en un cielo núbil
con hervores de colores que se despanza añil y fugaz
como un estruendo plumoso Ellos esperan al Pastor
Oxidadas se mecen las hojas oxidados los pelos
recién engrasados titilando como gajos de luz en el agua
Una sombra alargada que viene desde el oeste se nos acerca
lobezno en su mirada y en su andar
llega el Pastor de perros enfundado en su guardapolvo y su bufanda
le abrimos la boca como una escopeta y nos dice
“estaba donde estaba, iba donde iba, nunca más lejos”
Se embute extraño desparejado obstinado caos que perturba y suaviza
la desmarejada llovizna y en ese mismo instante ascendiendo
hacia abajo enterrándonos los zapatos sobre la marisma
hundiéndonos en agudas punzadas en la noche
pero él nos mira desconociéndonos con horribles movimientos nos apunta
“La vida es un hueco y la noche amanece
no hay tiempo para esto ni para otra cosa
no hay tiempo más oscuro que su propia corrupción
la verdad hiede la duda hiere la luz envejece
la noche nos transparenta nos envilece
nos desgarra la máscara de los gestos aburridos
demasiado humana demasiado cuerva
perro que pierde el camino perro que pierde el olfato
Hacia donde van? Hacia dónde llegan?
Oh estas míseras hordas con quienes me rebelo
quienes matan a mis perros como las señales
de tránsito y sus rampas y sus trampas
sus cocodrilos y sus luces
en qué reino habitan insomnes pútridos sueños?
este cielo rapaz con sus máquinas y sus credos
bandas hieráticas que acampan y desnudan mis parajes
mis estrellas mi norte y esta soledad canina
con que vivo porque cuando soy libre y siento
el perfume de mis huellas voy siempre más lejos
de donde voy”
Y se esfumó en un caminar tranquilo y se ha vuelto con toda su noche
con todas sus sombras a sentirse solo con su ir ahuaynado
que levanta polvo por debajo de sus pies trizando el cascajo
con sus botas orugadas y su cuello torcido
y vuelve la monotonía a tenderse sobre nosotros
imantados en el vacío como colgadas vísceras de los columpios
paseamos pedaleando contra el fuego
tenso que es este cielo bajo y fofo que nos coge desde los pantalones
y nos flota hasta enflaquecernos de blancura proyectándonos
contra el suelo como una enorme cabeza sin aliento
que el viento huesudo despeina
Así ya misios sin ninguna cosa que dar u ofrecer
carburando a sabiendas que ya todo está perdido sumisos ante esta batahola
Asaltamos como seres con cola
cuadrúpedos pelándonos a la hora del pay
cortando degollando golpeando estos cuerpos temblorosos tinieblosos
Mierda y luz Y todo viene a ser lo mismo el fuego nos embelesa
renacemos acabando con la cola del mundo
y nos deslizamos paquidermos creciendo como vértigo en la noche
pujando el humo los huesos la luna
Acampando en pesticidas falderíos que nos soplan y nos levitan
como ramajes tibios de arena
Ahora el Pastor de perros nos sigue
y hemos aprendido estos versos a su llegada
“Acaba de pasar el que vendrá proscrito y negado
por nosotros mismos / acaba de pasar criminalmente religioso
con sus vestidos con sus meses de ausencia”
y allí viene bermejizo filudo apenas un bostezo
y nos derrama imágenes y el pálido ventarrón que arranca
nuestra osadía nuestra rebeldía y nos escopetó
“Vencer es cosa de todo hombre nacido
mas maldad y pecado es vencer al desvalido
el vencedor se honra por el valor del vencido
así su loor es tanto cuanto es abatido”
Hemos vencido esta angustia y bien lo sabes
a pesar del tiempo y el mes de agosto de la estrechez y el gentío
de la polución y el acabóse del viento
como el agua y la pintura con que hemos de retratarnos todos los días
para salir descabezados por horrendos silbatos y el gran frío
que nos afloja las mandíbulas pero incrustados en este suelo
venimos a verte
“Se que vienen por mí, míseras almas
me repugnan los hijos que doy de comer
me repugna lo que viene de ustedes
pero son mis hijos tienen un puñal podrido en el alma
mi joven corazón se anciana al verlos
hijos de diferentes razas que como yo
son injertos mal habidos en este país astroso
y salado hasta sus columnas
donde mis perros se mean y se cagan con soltura
y vagan por estos cerros hacinados
diestros y elásticos para sentir la carroña
que nos azota como nerviosas alas en la arena
Y ya no soy de ninguna estirpe
Y es por eso que todos me respetan
los negros me temen los blancos también
los cholos me odian los chinos me adulan
estas son mis fronteras mis intuiciones mis desvelos
y mi desgano
a dónde voy?
mi lengua es falsa
impostada mi voz
mis drogas adulteradas
mis perros
fieles
Es esta mi imagen o quizás la bordadura
de un rostro que se retuerce alargado y curtido sobre este manto húmedo?
Ese es mi tiempo breves llamaradas
sobre el pasto blanco
redimo a cada momento
Oh río alto río dulce fluye dentro de mí
límpiame de ramas y hojas secas desmaráñame los huesos
resuena solamente para mí / humilde bajo mi sombra bajo las piedras
Lávame el cráneo háblame de mis pies y aniega mis sueños
Lávala a ella con voluptuosa ternura
abrázala sin sentido oriéntala en su fobia
dale de beber y dadme de comer
desenrédame de mis confusiones con tu sabia corriente
despéjame el pecho con tu soplo con tu pequeña ola y tu cascada
Evócame en tus ratos grises tú mi dios tú mi hermano
llévame y deja mi cuerpo sobre la orilla que natura
sabrá qué hacer con ella porque tú eres el Retorno
El ángel de mis soledades”
Y marchóse violento muerto de trampas
en el fondo acabado a mordiscos por sus perros
Y no hay nadie / ciegos y callados
el gentío atraviesa las calles
la vida en sus carnes
desgarrados en sus dolores
se vuelven hacia el día
como a la noche mugrientos y rutinarios
obedeciendo a las señales de tránsito
y turbio el sol se desparrama se fragmenta macizo
como una madeja de agua bajo los pies
MIENTRAS YO AGONIZO
*
15. MIENTRAS YO AGONIZO
Ellos tratan constantemente de arrebatarme
de talarme
----------------------------
-------------------------------------------- así en el corazón
Homúnculos magreados
΄
΄
΄
΄
΄
΄ cayendo
Cayendo baldados corren-Tíos
tras los grumos de Humo ( )
( )
( )
=
Partido el timón viene el desenfreno
Circundo se tiende chaveteado el tronco de la noche (pesadez y bochorno)
He cogido al viento tratando de envolverlo sobre un soplo
de otoño como un manso lobo volviéndose desde una madrugada
salvaje que tundió mi opaca inmovilidad de estos años
en que ando en retiro
religioso y obsceno
caído en mi cuerpo
me siento arrodillado como un plomo erigiendo tu palabra
Como una columna verrugosa Me he purgado de viejas ideas
y una atmósfera tierna me socava Una salva de Humo en mi memoria
Y no siento desaliento ni furor solo el desgajamiento de las aguas
remotas y distantes Peregrinaje al fin para alcanzar el polvo
y la inocencia Anhelo mis grados de cansancio Un poco de ternura
en las noches Tus palabras no existen en mis vigilias
tampoco en mis palabras
Ellos tratan .............................................................................................
Así me llenen de monedas y semillas ranuradas
No soy esto Oh tuerto santo me aflijo de tu comarca de tu armadura
de tu impostada arrechura de tu visión loca
de María tu madre
De Aniceta tu tía que reposa en una turba
de floresta y agua
como tú sobre un pedestal vacío
donde he de hallarte llamarte esperando acaso tu luz redentora
como vino agrio lavando mis pies?
Esta es mi muerte (humilde y benévola) ¿Y tú a quién has hurgado?
Me he vestido de ti // gemelo en mis temblores
Pecador de Onán
΄
΄
΄
΄
΄
΄ sobre tu imagen lo derramo
Axial como para mover al mundo
aunque no dure aunque no piense
mi indolora llama bordeará mi noche
a tu ajena y alienante
presencia
Ellos tratan constantemente de quebrarme..............................................
“sueño de humanoides bajo una lluvia aplanada”
Leo tu sentencia
Mientras agonizo como si quisiera hacerlo en dialecto
bajo la rojez del Humo desciendo desciendo aún más que ayer
cuando te sentí corroído viudo humano y las fauces de los perros me parecen
dulces hoces talando mi cuerpo dolorosa flama sobre un cuerpo
convulso de imágenes que me vuelven y revuelven
Ah San Clotaldo ¿Cuál es tu milagro más abyecto?
mis quebrados aros se han esponjado se han oxidado mis dedos
y todo se deteriora ya no sé nadar con mis llaves brazudas
Quisiera tu imagen Sara Sarita como una plantita recién cortadita
¿podrías con tus venas helar las mías? ¡Oh San Mamani estás
azogado en oro! ¿Cómo podré yo Urraca que paso por aquí
por no pasar por allá
Sentarme
--------en plata en un banco para esperar
el milagro mi cauce de Humo mi fiereza de Humo?
“Yo soy el siervo silvestre corriendo por tus venas”
¡Oh habla habla impávido mudo Cera de Octubre
Plúmbeas cejas herrumbrosas has de caer con tus espinas
sobre este rostro acaso incrédulo en su hora final?
Te he hablado ante todos los santos ante todos los fuegos
y mi suerte está echada
Ellos tratan constantemente de acosarme........................................
Encarnado acorazado ya no soy el poder de las yerbas
Ya no sostengo mi casa las leyes de mi arquitectura
y se han quemado mis alas mis cabellos se enredan y aúllan
bajo un horcón donde yacen las tripas de los viejos santeros
Ya no valgo nada soy pasto de tu creencia “Cree o te abomino”
y me lleva la turbulencia de tus palabras
Enclenque viro el rostro hacia el último semáforo
como si fuera abigarrados astros pasmados en los ojos de los perros
olvidándome de lo que soy Consumación Expiación Homeldemente
Eso El verdugo de mí mismo Oh esqueleto voluptuoso
Divivno terror me hundo en tu orgía
Ellos tratan constantemente de forzarme........ellos tratan.
16. VIENTO DE KASTRACIÓN
Viento de Kas Amarga es la ribera Tus pasos mis pasos
en la vereda rota del malecón yendo mudos
apartados de toda pasión / ojos fríos
El dolor y la angustia como la espuma del mar nos traga
Evítalo evítamelo rásgate el vientre con el tenedor en el pecho
Solitarios uno del otro Irreconciliables
Hermana la palabra híbrida juega con tus manos blancas
como un golpe de naipes No interpretes nada
Sueña suéñame conflúyeme Estas son mis aguas terrosas perfectas
Inundo tu cuarto alto y limpio como una estocada
lanzo un bramido –muchacho desconocido orinando en el piso-
Sollozo en la oscuridad Tu blancura me atemoriza me espanta
Un tenedor en el pecho arrancará la noche mi coche tu noche
Una voz viene como un moribundo muchacho a despedirme
-mi primer encuentro con la realidad- Hiere fatiga
Ondas negras sacuden mis sienes Irrumpe el Deseo
Te veo iluminada desde la nuca hay una brillantez tenebrosa
hasta su espalda más abajo tus caderas son suaves caídas
rotando como remolinos de arena hasta el oasis rojo-rosa
fresca tibia Posesión y locura es un tenedor en el pecho
Lunares que flotan al roce de la piel
La rara impotencia como la llovizna en el verano nos aja la piel
Así el corazón arda y se voltee leve en la noche
Al mirarnos acometo débilmente y me desplomo
escarchado con un sin fin de sombras ante un jacinto blanco
que fueron tus manos tus piernas que nunca conocí Hundí
inmundo el corazón en tus ojos pardos como la noche
Estas estrellas se arrojan contra la ventana Fogonazos
en la penumbra La amarilla queja de Van Gogh desgarra las cortinas
El pecho que estaba alto yacía bajo la almohada contra el piso
abrupto espinoso La luna enrojece los maceteros
La hora álgida Abstinencia abstinencia
el sudor chorreante del ascensor En la pared
extraños animales hacen el amor Hieden se trastocan
Golpes rabia ausencia gas gas gas
El azul de las 6 bajo los párpados agoniza
las hojas húmedas se repelen se entrechocan sus murmullos
en mi rostro duro desencajado Veo relampaguear tu cuarto
Vomito sobre el estanque tranquilo Penetro insalubre
bajo las sábanas
el día atrás me pudre la espalda.
17. INSEPULTO
Reflujo de arena bajo la lividez nocturna
sobre el cemento viajo escamando mis huesos
brilla la juntura con dóciles gusanos que atraen
de los ladrillos mis ojos bruscos sobre la opacidad
se aferran musgos de mi cráneo / se levantan
que trepan la sombra estas piedras que me aplanan
de la cruz y cubre que me cubren mis partes
la suave túnica de la digeribles infectas / No soy este
noche envolviendo tiempo / me asomo hasta perder mi vista
al sin nombre / un olvidado Hasta contemplar el polvo
verdor de la orilla con que se impregna la yerba
donde sobresale flotando que se bifurca como mis brazos
una quijada blanca y siento la carnosidad del tiempo
bajo las patas de los perros Resumo la tierra / me creo ver
nublando mis temores de echarme
andar como antaño sobre
esta fría y solitaria piedra
que se escama como el vacío
en mis ojos cuando los niños duermen
Aquí lejos secularmente
mis despojos advierten tu presencia
¡Oh flama océano mío! Me he puesto
esta camisa al revés para ordenarme
en tu orden con mi humilde viaje
del San Pedro Yo te bendigo
humeando husmeando...
18. LOS PERSEGUIDOS
Habiéndome ruteado con aquella miralarga
me eché andar con ropas simples sobre ejes de Humo
por las latas paredes rezó su voz gangrenosa
Llamó y lavó mi aliento rastreó en su PC la volición de mis músculos
pesó mi arena chancáronse como huesos mis huesos
delineó mis paisajes con blanda mano de ejército
Desde su encierro de vidrio desde su pérfida melodía
Sopló su aire y me desvive y me ajena en esa nocheazuli
que quebró mi inmutez mi impavidez armada
resguardado por la noche de su pelo Ella discó el número
Como labiosfrescos me inundó la garúa Las quebradas aguas del verano
Ella atravesada y dura gobierna sus piernas mas no su corazón
y cae de tumbo en tumbo sindiós y sin ley mi cuerpo no es más
que placas movedizas cuando anda y se despierta a la hora
del colgado de la picana entre paredes medrosas y primitivas
Sólo silencios y palabras que no pertenecen a nadie
claustrofóbica quietud rabia de músico desmirriado
que canta para ti para que no me olvides mientras estos tibios
repollos que modelan y abandonan mis sueños sean mis escudos contra mi locura
Y yo amanezco invernadero en que cosí mis sienes contra el techo y colgué mis manos
desposadas como arañas en tus ojos. Ahora los pasos me siguen me buscan
(buscar y ser buscado como la vieja memoria de un río Pasar y morir)
Te debo este horizonte
las manzanas salvajes la sombra de la piedra encerrada
Huelo su corazón perdido que no fue para mí
yo que soy un amargo rencor en tus sienes Me di talado
frente a tu hermosura Como aquella vez en que hundí mi hedor
en tu hedor al lado del parque junto a un quiosco de naranjadas
sin ofrecimientos ni despedidas sin nada que imaginar
Oh el zodíaco del solitario Se movían a lo lejos las estrellas
a lo lejos la hermosura del mar quieto y pacífico
y haré mi cama en las tinieblas
Ya que me delataste ya que obraste por descubrir y recordar mi mal
con un trato benigno entre las rejas
pero golpeando por la mancada de supirucos y duendes
que han techado los cerros han desplegado las banderas
más incendiarias que ese ajeno sol cardinal cercenado
que viene y relojea sus hélices sobre mi estampada cabeza
¿Qué hacer? Mes de Octubre frente a esta multitud sin herramientas
ni sosiego y todo tiende hacia su forma perdida
y tú has vuelto a las fuentes has vuelto a grabar las leyes en madera y yo aquí complaciente
silencioso suturo esta cicatriz
esta nostalgia de quien está echado sobre unos rayos
y desde un jardín infantil tabaqueo una canción para ti
19. EL INICIADO
“Allí donde forjan la desolación
dicen que han hecho la paz”
Tácito
Aquí me vuelto rapado y olvidado
en este mes gaseado en que lloviznan ciertas cosas núbiles y sombrías
Veo lo que me rodea Tanto que huelo llego y me detengo
Afilo los huesos Deshago mis fronteras No soy ciudadano de nadie
Hacia mis pies la arena Las señas del bautizo Temblequean
las piedras las cañas los odres de arena el cántaro de agua
Se alzan y silban las cruces y latones de carros
alambrones de luz hoyan los faldones de mar
cortan las ligaduras de los muelles
Se encienden las ventanas abiertas en el fresco nocturno de las huesas
El cernícalo sol se embruma Los perros ramonean los árboles lechosos
Me impele la hermosura del viento el aire cálido y pardo de la arena
Esta imprecisa envoltura humana donde duermo en odio a un costado
de todos y como calles distantes atardecen mis sueños de maltrechas
ciudades de cacerías de levantamientos o de grandes ausencias
Llego como si fuera a arrebatarle la calidez de sus bancas
el plumaje de sus aves o tu misma morbidez de viejo Pastor perseguido
Atávico y devoto de una misma noche
Doy mi forma doy mi llama –Sol y gas- Azulinos como no fueron tus ojos
Es lo que heredo es lo que heredo Tu palabra tu vida dilusoria
en mi mente tu imagen predilecta adecuadamente moderna
cuando vi por enésima vez con estas sombras que aún nos cubren
a pesar de la explanada de tu romanza a medio modular
quebrada en finísimas lluvias quejosa para cachorros
aquellos que jironeaban tu noble tela enterraban tu rostro
cromado y negro con cánticos desaforados de los de abajo siempre los de abajo
se mezclan se apedrean se acuchillan se atropellan cabezas cóncavas
se arrastran caen sus leyes los trajes desolados cristianos
se estrujan los tragos el humo estrangulan oh virgen mía
tu altivo cuello sangra sobre el vaso y desgarran al Pastor
Me inmolaba ni sabio ni poeta ni maestro ni aprendiz te elegí
Y heme aquí con esta coraza abierta al infinito
con esta manera de sentir y quemar por lo inexistente
este desdichado terror al mundo al látigo porfiado los cueros
este dolor de la sabiduría que se desmorona en rondallas
de míseras casas cuya belleza es la simpleza de sus trenzas
de sus ropas y su silencio su destierro y su astucia
Oh es lo que heredo es lo que heredo Un cráneo mi dulce cráneo
un manojo de nombres un país vetusto una porción de carne
este mapa donde me encuentro iluso y neutro con quebradiza
mano de asir el pensamiento Se abate mi corazón sinmemoria
(al otro lado los nudillos flojos el polvo de la sordera)
Oh la inesperada marea que rabia cuyo song continuo vidrea mi voz
alcoholiza mis palabras y tu boca noctámbula hablándome
de los rigores de la biblia tu estoica mirada
no es más que la poca creencia que hay en ti o yo que no soy
más que la pobre aventura del hombre en el vacío
¿Hacia donde nos conducen estas voluntades solubles?
estos golpes de pared esos tubos de sangre malasombras
que entibian los barrotes de un sol irredento mordido entre las peñas?
Porque tú sigues oliendo detrás de las puertas
detrás del mediodía a veces como un pasado o un presente
que puñeteo con un fresco de torres derribadas
y viene el caos debajo de las pistas viene el tiempo como un muñeco
que me ata las manos dulce e infante domina mis sentidos
Oh rebúlleme rebélame que el cierzo de tu aliento al despertar
desmugra mi esqueleto
Oteo y no hay mujer posible para este país arrecho
y esa sordina de siempre Levántate MATA y Come
Y todo fue ocultado cercado de alambrados en medio de una luz
cavernosa Como espectro de cielo un lago
Donde la edad tiene muchos perfiles el presente es un movimiento
impreciso y la realidad es una sola y única marejada que pasa
Silenciosa a encanecer las rocas los mascarones del mar
tu propia mirada sólidamente pura Yo vi tu danzaq en el destierro vi
las llamas de los semáforos sumergidos en ideas de muerte y sangre
y lo atesoré y me pudrí y me consumí ahora cristalino
y vertical asumí mi nueva indumentaria
la benigna claridad de la madre Yo heredé esto yo heredé esto
Las canciones que fluyen me hablan y regresan
bajo un cielo de Humareda que muestra su misterio
donde un peruano diserta entre ruinas su largo agravío
su desnudez rocosa ante el espacio poblado de criaturas xenófobas
de blanco de hule de cobre y sobre una pared cagada de moscas
tus huellas dactilares escurriéndose como un río fijo de las
esquinas hacia donde van los rostros ya roídos por el insomnio
a reconfortar las calles en paisajes de semáforos
Oh el largo y húmedo tren sofocado por el Humo
Cielo ciclo Oh la dicha vampiresca y el venado de diminuta arena
pasta mirando el horizonte tieso sobre la tela del moribundo
Ya nada conmueve ya nada gira No obstante la vigilia del agua
Oigo caer las riberas al igual que las monedas del cielo de estaño
y el pie maltrecho hurgando el trazo de la demencia
Es lo que heredo es lo que heredo La Plaza de Armas
a una década de los derrumbes al principio del caos
Un hombre de camisa camina hacia su plena confesión
ideó la forma de la raza sobre volúmenes pastosos
la urbe del arco iris le sobrevive la frente la tez cetrina
de las águilas incita al vuelo con avidez de tiempo se descuaja
del cuerpo y toma una nación la lengua de los hombres lo que corre limpiamente
hacia lo hermoso y llevado de la mano lo siniestran y lo esparcen
por todos los rincones geológicos su ruinosa quijada
está sepultada por una lunacha aguardentosa
Oh estos ojos tigres que ya no ven la orilla desierta
los casos quiméricos las coces del invierno
o tu invierno que se detiene a una pared de mi sordera Se cosen
se suman Odio Odio irreparable sesgo en el cuerpo
Es lo que heredo es lo que heredo El certero aborto en el corazón
que aniebla vidrioso el desdén de las olas que amuebla y eriza
el pecho de flechas y desvíos hacia carreteras tragadas de arena
abruptas por falderíos y chozas ardientes que se inclinan al precipicio
En el culo del mundo tengo un nombre y una pistola
Y vienes tú al que a veces temo más que al hijo más que al padre
como una madre aunque ya no eres ni padre ni madre sino madera
dulce de las bancas de los barcos náufragos en muñones de agua
como de Odio y calles y calles donde te vi y me dijiste
“Nací como un lirio en el jardín, ansí fui criado y como vino mi edad
envejecí y como habrá de morir, ansíe me sequé y morí”
Los aborrecí y los destruí cuando toqué las hebras del manzano
tus palabras me negaban y te negaban y les dije
“Antes de que tú existieras, yo soy”
Ah el tiempo que ya nada conjura que ya nada aquieta
ni el racimo agraz del corazón Oh si te oigo el furor que daña
mi sordera el ansia de los párpados viador vesánico agónico de perros
cobre la cruz de tus alas vuela tu noche lavada y oxidada
relumbrando en páginas oscuras de pueblos oscuros
que no es más grande que las alas del colibrí
zumbando entre ruinas de flores y porcelana
y tú no estabas ni dentro ni fuera
sólo aquí 7 pm. sobre el reverdecido San Juan con huellas y túnicas
a la hora del ángelus yendo a comprar
camotes fritos y sangrecita con papas
alguna col para embotar la mesa y un rosario de cocos
con que se inicia el noveno día del reposo indecible
expatriado con una paz que nunca llega que no le invento
y no alojé este mundo ni coseché estos tambores
no gormé tu criatura este pedazo de polvo
donde ya no hablo ni bebo sino huyo de todo lo que dicen de ti
Tozuda soledad Llamas de la insolación Afiébrate de mí
veo la hozadura de la noche delineando en el agua
tu fría e impía anatomía como barca sin remo
¿A dormir? ¿A viajar? ¿Hacia dónde va tu espolón
tu eslora lúcida envuelta en un cendal de aire?
Noche de aceite sobre tu quilla reposa la mujer desnuda
y enamorada y con alisia zarza alimenta tu frente tu fuente
¿Acaso tu deshecha casa? Oficiaré el silencio
Maestro de los remos 4,000 vírgenes para cantar tu gesta pido
mas perros son lo que tengo una amante un cadete de pita
y estas regiones pobladas de púas y estacas sobre mi cabeza
un vecino sombrío a cuya hija seduje
aquella del fusilamiento la que hablaba a mi sordera
pétrea y melancólica Su rostro era como un pocillo hondo
con relámpagos que asustan cuando me hablaba de la guerra
cuando cantaba a la carne cuando dormía y se acostaba con el alba
y su abrazo yermo y salvaje reanudaba esta manera de vivir
si no es soñar con una horca que disimulaba el día
con vagos campos de huesos olas y nubes ferias de párvulos violentos
y asesinos de corbatas el joven rostro del rádium que se asoma como un péndulo sobre
estas calles abiertas
¿Y tú con qué me has trazado? Yo hombre torcido entre la noche y el día
entre cosas libres y no libres no tengo un animal semejante
a mi cráneo que me inquiete o me llame para abolir a tiempo
mi horrorosa carne Sólo el canino instinto de un corazón puro
me devuelve el aro el trinche la pala mi vómica manera de sobar
mi andar solitario por calles primitivas con este desprecio
al sol del mediodía que me quita el sueño el asombro de ser sombra
¿Voy por donde cae el hilo que tantea su abismo?
Memorioso y caústico recorto mi paisaje
este país largo y tendido como trenza de ríos que se rechazan entre sí
me devuelven una convivencia fallida
y así partido en repugnante suelo me ostré peregrino
adonde el movimiento va voy donde me fabulan perverso y sucio
voy entre el boquerío de la gente y linchamientos anónimos
voy con los ojos mojados molinetes mis brazos para hambrienta hoguera
donde quemar mi nombre o mi sola voluntad de tejedor iluso
de intrincados mundos a perder voy para volver y equivocarme
otra vez y me armo de estas abigarradas costumbres de hombres
de lobos Mi indígena mula corre a enseñorearse sobre el pasto
y yo sobre ella que al torcer sus cabellos apaga el infierno
y su cuerpo yesoso y su alma yesosa Oh que trunca fue la noche
de ebrias caderas como piedras y el exceso me abruma
y tú tocado de algún misterio me ves hurgando tus cartas
tu rosa de viento tus astros del 30 o tu sepultada oreja
que ya no me escucha soy tan austral esponjado por desérticos vientos
Icónico hasta nuestros días ritual ayunado
Y te proteges de las puertas de aquellas al final de la espera
donde se abate la arenilla que cae a tus pies que han desandado
las tardes las furias el lugar que no es lugar
mi propia mirada en el tendedero
Hecho pedazos.
20. DEL PADRE
Irremediablemente Faustino quebró su arco
Rebuznándose en la mar en su pequeño bote
orlado de anchovetas que le ceñían el pecho
mientras la espuma subía como alcatraz torpe
sobre las rocas y se fue partiendo percudiendo
como dos alas la ambarina luz del sol
gimiendo una imprecación inaudible
a modo de soplo como viene el hombre después de inundar
a la hembra a destrozarse con las aguas un día antes
en las resecas playas en que por primera vez
vi su negra elegancia /
y ya no tengo memoria de él con su arco quebrado
sobre las hélices que suben y bajan en su pecho
Y que ahora duermen para siempre Fue mi padre un buen tiempo
en que no creía en ellos Oh consolá consolá me decían antes
los yerros de los vientos al dibujar mi sombra
Qué falsía qué fachada qué cacharro Esa la mía la venérea alta
con que se cubre el rostro de aquel que más quiero
Y qué sentido tienen ya las cruces del camino
qué de los pies áureos resplandeciendo incivilizados
bajo la tierra?
Ya su nombre no resuena no gotea. Y yo ya aprendí a cortar redes
a ser juerte como esposa y deslomado de oficios
golfeando en esta barca las entrañas de la luna
como un animal montaraz escupiendo a la multitud
No sé más que inclinarme en el largo viaje que me espera
Irremediablemente Faustino fue mi padre Irremediablemente
Yo lo Sentencio.
21. DEL HIJO
Cuartos y cuartos
Una casa en medio del lago
Arena
Ancla la noche en el patio
La puerta abierta como ojos profundos
el sueño quebrado por violenta brisa me lleva salobre
remece los párpados nocturnos
el perfil humoso de las sombras se agita
Yacentes puntiagudas aseteaban las moscas en las paredes blancas
y me tumbé contra la niebla de tu aliento
El grito del niño que fui y este otro que es
busca la puerta abierta disuelta en sus pasos
Camina fatigado Se deshiela se desencalla Mas no hay amarras
en el viaje Y ya no responde a la leche marina que se enmallotan
bajo las catres Niebla niebla
Cuartos con ventanas abiertas y puertas ocultas
en el umbral un cuerpo se balanceaba contra el ocaso
El niño que era yo o el niño que es cuando el trompo
se descuelga con un haz entre las púas como un zumbido
prensil de las moscas fuera acaso mi suicidio materno?
Y ya no me halla ya no lo encuentro
El era el padre y yo una palabra hosca en su pecho
¿Qué amarga paja es ésta?
¿Qué incendio pequeño e imposible trapea tu sombra?
¿Qué de mi edad de mi lividez celeste?
Nombres de calles cicatrices que la marea deja
Cuartos de tigres al acecho de tu sueño
Aquí es larga la infancia ancha la calle
la luz punza y ablanda el aire oscuro del niño
con que habita la rósea calzada del sueño
mientras crecen en mis brazos tus dedos como ramas flacas
y ese lento ronroneo que son los mismos ronroneos
con que me oyes cuando descalzo me inclino
a beber charcos de rocío entre las hojas
y veo las uñas deleitosas de la luna que arrastran
la soledad de los mares
Como yo en tu soledad
Soledad tanteando en la noche un pedazo de fuego
un intento callado de reconocernos
de llevarnos o pararnos y rompernos
esta transitoriedad de la carne
Cuartos ventanas y puertas abiertas
que se incendian sobre caminos cenagosos
Yo mi hijo él mi padre
Oh mi retrato impresionista Río y soledosos bosques de caña
por donde roza mi esqueleto que va despacio
Yo te acompaño como una linterna con que miro la cavidad de tu pecho
yendo a que me abandone toda pulcritud
silenciosa abnegación con que el tiempo me toma
tú vas pasando yo voy quedando como un espíritu ventoso
Me anudo al tallo de esta soledad incierta
Amanece con bandadas de pájaros
orejean los árboles al poniente
la luz del sol siniestra los hoyuelos del techo
mientras voy a lo lejos veo degollado el humo
auguro el día y bebedizo me resbalo en un pilón tibio
profeticé en aguas transparentes tu advenimiento
El fresco de ciertas casas oscuras me levanta para acariciar
las desfallecientes construcciones del día
al frente sobre una tosca luz mi padre el israelita
prende la leña y arde la sangre como golpe de mar contra las rocas
Oh el cielo lava sus ojeras y me dice alabado sea el Señor
Mas yo ya no veo a nadie Sólo a ti que me revistes de frío
cuando te ausentas y suenas a hojas muertas y arrojo
un botellazo para la noche de los Quistes y abriré un
forado a tu locura Te infundiré mi miedo y tú me hallarás
ardido y desgarrado por no defraudarte
a esta rebelión de la sangre que ahora me tumba contra ti
Oh la insolencia de los jóvenes músculos
El sopor alcohólico me desfonda Como una brusca revuelta de luz
me llegas solitaria mano que busca la puerta un rostro tenso
en la ventana y esto que no soy que perdí tantas veces
como tú ahora tomas mis viejas costumbres de padre de lo que ya
no soy Hijo silencio y seña y por ahí se erige una ciudad
a contranatura En las afueras mis padres comen borregos
en días feriados bajo la sombra sedosa del arco iris
Leen y vomitan sobre un vellón quemado
de Sol y salitre al fondo
El hijo que se unta de grasa en los pies camina sobre las brasas
Llora sobre un muñón de sangre Mientras el viento alza las
túnicas celestes Mi casa se ondula como túmulo de arena
Eso fue hace mucho tiempo Y te pido perdón Ya he perdido bastante.
Ya no hay hechizos para el recuerdo tu glauco pecho explosivo como un
ventarrón me arroja sobre hediondos lirios que aplasto con los
pies ¿Y habré de ser otra vez sembrado?
Oh la muerte es tan fácil y tan difícil Ya no quiero recordar Los cuartos
las puertas la habitación insomne donde aún caen cabezas sordas como velos
y se desvanecen roncamente sobre el piso y hacen tiritar las puertas
Ya no quiero recordar y así me voy erguido sindiós
cuando yo destrozo la orilla la casa el origen mi orgasmo...
este peñón de lobas en medio del océano.
22. DE LA MADRE
Bendijese oh sí el altar de este catre desnudo
Allí entre velas que calentaban las arrugadas manos de la madre
Vacié todo mi aliento y sobre un puñal de cenizas recordé
La nervuda arena que entraba hasta taparme los pies
torciéndome en un lado diurno y otro oscuro en esta pared
de esteras como plástico barroso que el invierno apaga
y me hablasen de aquella que sobre el polvo me ha hecho
Ella me transida bajaba ululando su tordilla cabellera
por la pendiente haciendo trazos torpes por el peso de la tardanza
O por el sol lastimando sus pómulos su frente sudorosa
Como creí verla al ser arrojado sobre unas sábanas
blancas que amortiguaban mi caída En ese lejano
sembrío de viñas y yo como un recién llegado recibí
estos ecos como si me aserrase el pecho lentamente
entre el rumor de los primus y voces que se cuelan
y hachan las sombrosas telas que aún apañan las hendiduras
del tiempo y ella se levantase y yo en el sitio donde no debo
y me dijiste como un arrebol curtido racha y silente
con que me despierta y aún cegado por lo inesperado
me levanto a tientas a danzar alrededor de su falda
y ella cavilosa y runa contempla el paisaje
donde dirigió su rostro limpio hacia todos los aires
¡Oh ya no será más el aceite tierno de las madrugadas violáceas
ya no seré el hijunagramputa que se incendia falcado
en su regazo y me abrace con su chompa podrida sus cerezos
sus agujas su jardín metálico en que el padre se arrecuesta
como un ocaso mi arrobamiento ante sus palabras necias y dulces
como machacados ajos me llega su llanura sus manos
sus consejos escayolados sobre mi mente que se acrece y se arruga
en tiempos en que me devoran estas faenas impuras y sangrientas
que partían mis noches oh la oscura y china noche como diría
el padre al cerrarse el bar al borde del estribo
una mujer como el día me golpea en la nuca y yo quisiera
al voltear mi tristeza en su tristeza
y bendijese oh sí el altar de este catre desnudo me dé
su inextirpable sonrisa que me azula.