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PRACTICAS DE AUTOCUIDADO FRENTE AL TRATAMIENTO NO
FARMACOLOGICO EN PERSONAS CON DIAGNOSTICO DE INSUFICIENCIA CARDIACA, CLASE FUNCIONAL I, II Y III, HOSPITALIZADAS EN UNA
INSTITUCIÓN DE CUARTO NIVEL DE ATENCIÓN DURANTE EL PERIODO COMPRENDIDO DE ENERO A JULIO 2008
PRESENTADO POR ANDREA PAOLA VARGAS CANO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA DEPARTAMENTO DE ENFERMERIA CLÍNICA
FACULTAD DE ENFERMERIA BOGOTA DC 2008
PRACTICAS DE AUTOCUIDADO FRENTE AL TRATAMIENTO NO
FARMACOLOGICO EN PERSONAS CON DIAGNOSTICO DE INSUFICIENCIA CARDIACA, CLASE FUNCIONAL I, II Y III, HOSPITALIZADAS EN UNA
INSTITUCIÓN DE CUARTO NIVEL DE ATENCIÓN DURANTE EL PERIODO COMPRENDIDO DE ENERO A JULIO 2008
PRESENTADO POR ANDREA PAOLA VARGAS CANO
TRABAJO DE GRADO COMO REQUISITO PARA ADQUIRIR
EL TITULO DE PROFESIONAL DE ENFERMERIA
ASESORAS DIANA MARCELA ACHURY
MAGÍSTER EN ENFERMERIA CON ENFASIS EN EL CUIDADO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
SANDRA MÓNICA RODRÍGUEZ
ESPECIALISTA EN ENFERMERIA CARDIORESPIRATORIA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA DEPARTAMENTO DE ENFERMERIA CLÍNICA
FACULTAD DE ENFERMERIA BOGOTA DC 2008
AGRADECIMIENTOS
Si bien, la realización de esta tesis ha requerido de un gran esfuerzo y mucha
dedicación por parte de la autora y de las asesoras que hicieron parte de ella, sin
su colaboración y cooperación desinteresada no hubiese sido posible su
finalización y también quiero darle mis sinceros agradecimientos a cada una de las
personas que a continuación citaré y muchas de las cuales han sido un soporte en
momentos de angustia y desesperación.
Primero que todo, dar gracias a Dios, por acompañarme en cada paso que doy en
mi vida, por fortalecerme e iluminar mi mente cada día y por haber puesto en mi
camino a aquellas personas que han sido mi compañía durante todo mi proceso
de formación profesional.
Quiero agradecerle a mi familia y especialmente a mi mami Luz Marina por
brindarme su apoyo incondicional en cada momento, trasmitiéndome su fortaleza
para seguir adelante en los momentos difíciles.
De igual manera mi más sincero agradecimiento a Diana Marcela Achury y Sandra
Mónica Rodríguez, mis asesoras de tesis, a Celia Blanco, Zuly Bibiana Suárez,
quienes me ayudaron en su momento lo cual me ayudo bastante para superar
muchas dificultades y me acompañaron durante el proceso de elaboración de la
tesis.
Así mismo, quedo totalmente agradecida con las Jefes de Enfermería de Medicina
Interna del Hospital Universitario San Ignacio, quienes me colaboraron durante el
proceso de recolección de datos.
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………...10 1. DESCRIPCION DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACION.....………………………13 1.2. DEFINICIÓN OPERACIONAL DE CONCEPTOS…………...…………...........20 1.3. OBJETIVO GENERAL…………………………...……………....………....….....22 1.3.1. OBJETIVOS ESPECIFICOS……………………………………………...…….22 1.4. PROPÓSITOS……………..………………………………………………………..22 2. MARCO TEORICO…………………….……………………..…………………...….24 2.1. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO……………………………………...…….31 2.2. TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO.……………………………..............35 2.3. PRACTICAS DE AUTOCUIDADO AUTOCUIDADO…………………….…….43 2.4. AUTOCUIDADO EN LAS PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA..49 2.5. ESTUDIOS QUE MIDEN EL AUTOCUIDAO FRENTE AL TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO EN PERSONAS CON INSIFICIENCIA CARDIACA…...51 3. DISEÑO METODOLÓGICO……………...………..……………………….............53
3.1. TIPO DE ESTUDIO………………………………………………………………...53 3.2. POBLACIÓN……………………...………………………………………………...53 3.3. TIPO DE MUESTREO……………………………………………………………..53 3.5. CRITERIOS DE INCLUSIÓN………………………………….…………..……...54 3.6. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN………………………...…………………………..54 3.7 PROCEDIMIENTO…………………………………………………………………..54 4. ASPECTOS ÉTICOS…………………...…………………...………………............56 5. MARCO DE ANÁLISIS…………………………………………………………...….58 5.1. PRESENTACIÓN Y ANALISIS DE RESULTADOS……….…….....…….……58 5.1.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LA POBLACIÓN ESTUDIADA…………………………………………………………………………..….59 5.2. NIVEL DE AUTOCUIDADO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA EN RELACIÓN A LAS VARIABLES DEL INSTRUMENTO APLICADO ………………………………..……………………………....................…65 5.3. NIVEL DE AUTOCUIDADO GENERAL ENCONTRADO EN EL ESTUDIO..78 6. CONCLUSIONES…………………………………………………………...………..81
7. RECOMENDACIONES………………………………………………………………84 8. ANEXOS…………...………………………………..……………….………………..86
8.1. ANEXO A. ESCALA DE AUTOCUIDADO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA………………………………...………………………...86 8.2. ANEXO B. CONSENTIMIENTO INFORMADO PARA LA APLICACIÓN DE LA ESCALA DE AUTOCUIDADO…………………………………………………….87 8.3. ANEXO C. FOLLETO EDUCATIVO………………………...…………………...88 BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................90
CONTENIDO DE TABLAS
Pág.
Tabla Nº1. Mecanismos de adaptación de la función cardiaca……………..….25
Tabla Nº2. Síntomas y signos clínicos de la insuficiencia cardiaca......…...…26
Tabla Nº3. Métodos diagnósticos de la insuficiencia cardiaca…...…………...28
Tabla Nº4. Grados de recomendación según la evidencia científica…………32
Tabla Nº5. Niveles de evidencia………………………...……………….………….32
Tabla Nº6. Características definitorias según el nivel de autocuidado, en personas con diagnóstico de insuficiencia cardiaca. ………………..………...56
Tabla Nº7. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la edad, género y estado civil …………………………..……………...60
Tabla Nº8. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la escolaridad, estrato y ocupación……………………………….…..62
Tabla Nº9. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la clase funcional y asistencia a programas educativos…….........63
Tabla Nº10. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación al número de ingresos y el tiempo de diagnóstico………..………64
CONTENIDO DE GRÁFICOS
Pág.
Gráfico Nº1. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al control de peso diario……………………………………………...………………….65 Gráfico Nº2. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el médico o enfermera al aumentar 2kgrs de peso en una semana……………………………………………………………………………...……66 Gráfico Nº3. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al descanso en presencia de disnea………………………………………………….67 Gráfico Nº4. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al reposo durante el día…………………………………………………………………..68 Gráfico Nº5. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el médico o enfermera en presencia de disnea progresiva…...69 Gráfico Nº6. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con médico o enfermera en presencia de fatiga……………….……..69 Gráfico Nº7. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al consumo de una dieta baja en sodio…………………………………………...….71 Gráfico Nº8. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación con la limitación del consumo de líquidos (no más de 1,5-2 l)………………..…….72
Gráfico Nº9. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el médico o enfermera en presencia de edema………….………73 Gráfico Nº10. Distribución porcentual del nivel de autocuidado indicado por médico o enfermera en el consumo de medicamentos…………………...…….74 Gráfico Nº11. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación a la aplicación de la vacuna de la influenza………………………………..………..76 Gráfico Nº12. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación a la realización de actividad física………………………………………...…………..76 Gráfico Nº13. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en personas con diagnóstico de insuficiencia cardiaca………………………………..……….78 Gráfico Nº14. Nivel de autocuidado de personas con insuficiencia cardiaca relacionado con el tratamiento no farmacológico……………….……………….85
10
INTRODUCCIÓN
Las Enfermedades Cardiovasculares se constituyen en un problema de Salud
Pública a nivel mundial, puesto que “el mayor porcentaje dentro del grupo de
Enfermedades crónicas, corresponde el 30% a las Enfermedades
Cardiovasculares” [1], siendo este un alto índice de morbilidad y considerándose
como “la primera causa de muerte en los países en vía de desarrollo” [2], lo cual
ha representado un problema creciente de salud a pesar de las diversas
estrategias que se han implementado en varios países con el fin reducir los
factores de riesgo cardiovasculares y prolongar la supervivencia en los mayores
de 65 años. En especial en esta edad, porque la edad es considerada como un
factor de riesgo para presentar enfermedades cardiovasculares y por que se prevé
un incremento de la enfermedad con el envejecimiento progresivo de la población.
[3]
También se ha “estimado que 4,9 millones de norteamericanos sufren de
Insuficiencia Cardiaca, y se diagnostican aproximadamente 400.000 casos nuevos
cada año” [7]. Además, “se ha convertido en uno de los síndromes más frecuentes
en EEUU, y es actualmente el responsable de más de un millón de
hospitalizaciones anuales. A nivel Nacional, las enfermedades del aparato
circulatorio corresponden al “55.8% [6], siendo la mas prevalente la Insuficiencia
Cardiaca, la cual ha sido considerada actualmente como un problema de Salud
Pública en Colombia. Sin embargo, aunque en la última década “la investigación
clínica sobre la Insuficiencia Cardiaca se ha centrado básicamente en la búsqueda
de nuevos tratamientos, no se ha logrado disminuir la morbimortalidad por esta
causa” [3].
Al mismo tiempo, no solo es considerada como un problema de Salud Pública,
11
sino que también esta entidad patológica genera implicaciones en el estilo de vida,
causando limitaciones y cambios a nivel físico y psicosocial, dado que los
síntomas en las personas en clase estado funcional alto, es decir, en clase
funcional tres o cuatro, influye de manera significativa en las actividades diarias
que realizan los individuos que tienen esta enfermedad.
Por lo tanto, el manejo de la Insuficiencia Cardiaca requiere de una adherencia
adecuada al tratamiento no farmacológico, lo cual permite el control de los
síntomas, teniendo en cuenta que durante el proceso de un tratamiento las
personas deben adherirse a las actividades establecidas para ejercer control de su
enfermedad y por ende ejercer su autocuidado. Por esta razón, se hace necesario
mejorar el autocuidado en estos pacientes en relación con el tratamiento no
farmacológico, pues esta clase de tratamiento es considerado como uno de los
pilares para el control de la enfermedad y de esta manera lograr influir en el
mantenimiento de la salud y optimizar la calidad de vida de estos individuos. El
manejo del tratamiento no farmacológico es competencia del Profesional de
Enfermería, siendo el directo responsable en promover el autocuidado en cada
individuo y en este caso especialmente en los pacientes con Insuficiencia
Cardiaca, para que logren un adecuado autocuidado frente al manejo del
tratamiento farmacológico y aún más en el tratamiento no farmacológico, puesto
que por medio de este último es posible la disminución de complicaciones y
reingresos, mejorando la calidad de vida de esta población.
Por tal motivo, es conveniente determinar cuales son las prácticas de autocuidado
frente al tratamiento no farmacológico en personas con diagnostico de
Insuficiencia Cardiaca. Por consiguiente, esta investigación se realizó por medio
de un estudio descriptivo de corte transversal en pacientes adultos hospitalizados
en un servicio de medicina interna de cuarto nivel en el periodo comprendido de
Enero - Julio 2008, con el fin de comprender las acciones de autocuidado en este
grupo de individuos.
12
Para la recolección de datos se utilizó como herramienta el cuestionario
denominado “Escala Europea de Autocuidado en Insuficiencia Cardiaca” [7], la
cual fue validada en 19 hospitales de países bajos, identificando que la población
estudiada tiene un nivel de autocuidado medio en relación al manejo y control de
la enfermedad, puesto que los participantes del estudio, no realizan un óptimo
control de los signos y síntomas, sin embargo, se presenta un nivel de
autocuidado bajo en relación al control de peso diario, a descansar en presencia
de disnea, vacunarse anualmente, y a tener contacto con el Médico o Enfermera
en presencia de disnea, fatiga (cansancio) y edema, en cambio tienen un nivel
medio de autocuidado en los aspectos que contemplan la limitación del consumo
de sodio, de líquidos de 1.5 a 2 litros diarios, en realizar actividad física
regularmente y en reposar durante el día, considerándose de gran importancia
estos resultados puesto que permite concluir que la población requiere ser
intervenida por medio de actividades educativas y formativas, con el fin de mejorar
el nivel de autocuidado en relación a la enfermedad.
Al identificar el nivel de autocuidado en esta población y al realizar intervenciones
que permitan mejorar las prácticas de autocuidado, se ayudar a optimizar e
incrementar el autocuidado frente al tratamiento no farmacológico para controlar
eficazmente los signos, síntomas y progresión de la enfermedad, mejorando de
esta manera la Calidad de Vida.
Finalmente, se quiere contribuir ha aumentar la validez del instrumento y
simultáneamente, favorecer a la Profesión, al brindar una herramienta específica y
validada que permita identificar las prácticas de autocuidado en pacientes con
diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca y a desarrollar estrategias para promover y
enriquecer la calidad del autocuidado.
13
1. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACIÓN
Las Enfermedades Crónicas se definen como “un trastorno orgánico funcional que
obliga a la modificación de los estilos de vida de una persona y que tiende a
persistir a lo largo de su vida” [8], en el cual se consideran ciertas entidades
patológicas como las enfermedades no transmisibles (patologías cardiovasculares,
reumáticas, pulmonares, diabetes, cáncer, etc), enfermedades transmisibles
persistentes (el SIDA o la hepatitis B, entre otras), ciertos desórdenes mentales
(depresión y esquizofrenia) e impedimentos o minusvalías como por ejemplo las
amputaciones y ceguera.
A nivel mundial, “el mayor porcentaje del grupo de Enfermedades Crónicas,
corresponde en un 30% a las Enfermedades Cardiovasculares” [1], representando
un alto índice de morbilidad y considerándose “la primera causa de muerte en los
países en vía de desarrollo” [2]. También se ha “estimado que 4,9 millones de
norteamericanos sufren de Insuficiencia Cardiaca, y que se diagnostican
aproximadamente 400.000 casos nuevos cada año” [4]. Además, “se ha
convertido en uno de los síndromes más frecuentes en EEUU, donde es
responsable actualmente de más de un millón de hospitalizaciones anuales” [5].
En Colombia, en el año 2005, el 55.8% de la mortalidad por enfermedades
crónicas por cada 100.000 habitantes fue atribuido a enfermedades del aparato
circulatorio, puesto que en personas de 45 y más años se presentó 25.3% de
enfermedades isquémicas, 12.9% en enfermedades Cerebro vasculares, 6.9% a la
Diabetes Mellitus y el 1.9% correspondió a la cirrosis y a otras enfermedades
crónicas del hígado en personas de 35 y más años de edad” [6]. Ante estas
alarmantes cifras, llama la atención que una de las principales enfermedades
corresponde a los trastornos cardiovasculares, entre los cuales se puede
14
encontrar la Insuficiencia Cardiaca, considerada actualmente como problema de
salud publica. Además, según el sistema de información RIPS del Ministerio de
Protección Social, la Insuficiencia Cardiaca se relaciona en un “6% de las
hospitalizaciones en adultos, con un promedio de estancia hospitalaria de 5,8 días,
el 7% corresponde a consultas al servicio de urgencias y el 2% a una de las
causas de mortalidad global, teniendo en cuenta que en estas cifras no se
identifican otros diagnósticos como la Enfermedad Coronaria y el Cor Pulmonale,
los cuales corresponden a las enfermedades cardiovasculares y se ubican
globalmente como la primera causa de muerte actual en nuestro país” [9]. Sin
embargo, a pesar del tratamiento proporcionado a las personas con Insuficiencia
Cardiaca, “la tasa de mortalidad a un año se sitúa en un 36% en pacientes con
tratamiento, a los 2 años en 40% y a los 5 años en 50%” [9].
A nivel Nacional, una de las poblaciones más afectadas con esta enfermedad es la
de adultos mayores de 65 años: “aproximadamente entre el 6% y el 10% de la
población mayor de 65 años tiene insuficiencia Cardiaca, y entre los hospitalizados
el 80% son mayores de 65 años. Así mismo, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), se espera una epidemia de enfermedad cardiovascular en los
países subdesarrollados” [4].
Por otro lado, en la Institución de salud donde se realizó el estudio, se encuentra
una considerable población de personas atendidas por Insuficiencia Cardiaca,
cuyo promedio de consulta es de 9 personas por mes, relacionándose
directamente con el grado de autocuidado que tienen estas personas frente a su
salud y al manejo de las implicaciones que conlleva la enfermedad, ya que se
conoce que uno de los aspectos importantes de esta entidad patológica como
problema de salud pública, tiene que ver con “la gran cantidad de implicaciones
físicas y psicosociales, las cuales surgen de las respuestas individuales de los
pacientes, las familias, los amigos y la sociedad, frente al diagnóstico, tratamiento
y pronóstico” [10].
15
En cuanto a las implicaciones físicas y personales se ha encontrado que “los
síntomas severos como la disnea y el edema aumentan la intolerancia de los
aspectos o actividades importantes en la vida de una persona” [11], refiriéndose
estos aspectos a una serie de acciones de baja complejidad como lo es el
caminar, comer, hablar, entre otras, en el cual “las personas a menudo tienen que
ajustar su estilo de vida adhiriéndose a un régimen de medicación complejo,
cambiando su dieta, adaptando sus actividades y controlando los síntomas que
empeoran la enfermedad” [11], consideradas estas actividades como medidas o
acciones que se llevan a cabo dentro del marco del tratamiento no farmacológico,
las cuales son de gran valor, puesto que existen estudios que muestran la
importancia de este tipo de tratamiento frente a la disminución de la progresión de
los síntomas mas frecuentes de la Insuficiencia Cardiaca [12, 13, 14].
Por otro lado, ésta situación crea en algunas personas un proceso necesario para
aprender a vivir y a sobrellevar la enfermedad, generando la adquisición de
nuevos conocimientos para tener un mayor control de la enfermedad y al mismo
tiempo poder “tolerar una discapacidad grave, y aún así, algunas personas pueden
sentirse afortunadas de recibir una terapia, sin embargo, en otras personas, se
presenta todo lo contrario, al surgir sentimientos de insatisfacción total con una
disfunción mínima” [10].
A nivel social, la enfermedad implica que las personas se aíslen de su entorno
social al conocer que se padece de una enfermedad crónica como la Insuficiencia
Cardiaca; posiblemente se muestra ésta reacción, debido a la presencia o
conocimiento de padecer Insuficiencia Cardiaca, generando algún grado de
depresión en la persona, lo cual dificulta la continuidad y el manejo adecuado del
tratamiento farmacológico, no farmacológico y el apoyo de la familia, amigos,
allegados o personal de salud. Sin embargo, este aislamiento social puede ser
considerado como mecanismo de defensa para afrontar la enfermedad,
16
imponiendo barreras a causa de la percepción que tiene la persona acerca de la
misma.
Finalmente, no pueden pasar inadvertidas las implicaciones económicas que
genera la insuficiencia Cardiaca puesto que, si bien “no se han publicado estudios
integrales sobre el costo de las Enfermedades no transmisibles en América Latina
y el Caribe, lo único que se sabe es que en Estados Unidos el costo de las
enfermedades cardiovasculares es del orden de un 2% del producto interno bruto.
Otro estudio realizado en Canadá sobre el costo de la enfermedad, arrojó que
21% de todos esos costos son atribuibles a las enfermedades cardiovasculares
como la Insuficiencia Cardiaca, por un total anual de US$ 12.000 millones, en
incluyendo el tratamiento, las consultas y los costos indirectos, como la pérdida de
ingresos por discapacidad y muerte [15], lo que indica que la carga económica de
la enfermedad es muy alta.
El éxito en el manejo de la enfermedad y la disminución del impacto generado a
nivel físico, social, emocional y económico, depende del manejo adecuado del
tratamiento, en especial del tratamiento no farmacológico, es aquí donde el
autocuidado se convierte en una práctica de actividades, que las personas inician
y llevan a cabo en determinados periodos de tiempo, fundamentándose en la
práctica constante de cuidar de sí mismo, refiriéndose no solamente a una actitud
de autoconciencia, sino de autoconocimiento y empoderamiento del individuo
sobre su salud, por iniciativa propia, para mantener su funcionamiento y
bienestar.
Al ejercer el individuo su autocuidado, debe cumplir dos requisitos: Primero, el
control de los síntomas que dificultan el funcionamiento humano, para mantener la
salud y el bienestar personal, y segundo, el realizar la acción más adecuada
encaminada al manejo de esos síntomas” [16], lo que convierte a las prácticas de
auto cuidado en un aspecto fundamental, que se debe tener en cuenta durante el
17
manejo de la Insuficiencia Cardiaca, ya que si se llevan a cabo las actividades o
medidas generales para el control de los síntomas de la Insuficiencia Cardiaca, se
aumenta la posibilidad de que se presenten menos complicaciones, reingresos, se
aumente la supervivencia y se mejore la Calidad de Vida. Siendo de esta manera,
que el cuidar representa una serie de actos que tiene como objetivo la promoción,
prevención y el mantenimiento de la Salud. Además porque “El autocuidado de la
salud se convierte en un camino a seguir por cualquier persona, familia, grupo
social y centros laborales para que se preserve, mantenga o recupere la salud de
un individuo en forma integral, a un menor costo que bajo cualquier otro sistema”
[17].
Ante la importancia de estos pilares, al hacer revisión bibliográfica, se encontraron
algunos estudios a nivel mundial acerca del autocuidado en general y el
autocuidado en pacientes con enfermedades crónicas [17, 18, 19, 20, 21, 22, 23] y
especialmente con Insuficiencia Cardiaca [7, 11, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32].
A nivel Nacional, se encontraron algunos estudios de auto cuidado relacionados
con la Hipertensión, Diabetes, VIH [18, 19, 22, 23, 33]; igualmente, existen
estudios relacionados con la Insuficiencia Cardiaca [3, 4, 5, 7, 12, 34, 35, 36, 37,
38, 39, 40, 41, 42], los cuales tratan el manejo, la influencia económica y los
efectos de la educación; pero en Colombia se encontraron muy pocos que
permitan identificar el auto cuidado en estos pacientes [43], por lo tanto, es de
gran importancia realizar más investigaciones en relación a las prácticas de auto
cuidado que permitan un análisis del fenómeno en diferentes poblaciones (tamaño
y características) en personas con Insuficiencia Cardiaca, con el fin de determinar
las prácticas de autocuidado, la influencia de las intervenciones realizadas por el
profesional de enfermería y la necesidad de aportar herramientas que permitan
diseñar estrategias que ayuden a motivar y a comprender a la persona en su
autocuidado. Además, durante la práctica que he desarrollado como estudiante de
Enfermería, he identificado muchos reingresos en pacientes con Insuficiencia
18
cardiaca por presentar complicaciones, seguramente porque el autocuidado que
ejercían estos pacientes no era el mejor, y es por esta razón que me surge la
siguiente pregunta:
¿Cuáles son las prácticas de autocuidado frente al tratamiento no farmacológico
en personas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca hospitalizadas en una
institución de cuarto nivel de atención durante el periodo comprendido entre Enero
2008 - Julio 2008? Este estudio se realizó con personas que tiene diagnóstico de Insuficiencia
Cardiaca y que son atendidas en un Hospital de Cuarto Nivel, para poder
determinar las prácticas de autocuidado en estas personas.
Además, es un estudio novedoso, puesto que se encontraron muy pocas
investigaciones en Colombia dedicadas específicamente a la descripción de las
prácticas de autocuidado en personas con Insuficiencia Cardiaca, y a que tampoco
se ha realizado en la población Colombiana estudios liderados por las(os)
Enfermeras(os), que permita en primer lugar, identificar la capacidad de auto
cuidado de estos pacientes para que en un futuro próximo se puedan desarrollar
estrategias centradas en mejorar y en segundo lugar fortalecer las prácticas de
autocuidado de las personas con Insuficiencia Cardiaca, logrando de esta forma
mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Por tal motivo, es de gran importancia para los profesionales de la Salud en
especial para las(os) Enfermeras(os), identificar las prácticas de autocuidado,
reconociendo cuales son los limitantes que intervienen en sus prácticas para que
no se presente un óptimo control de la enfermedad; y de tal manera mejorar el
proceso de educación ya que se ha encontrado que “la educación al paciente y el
apoyo, son esenciales para reforzar las habilidades del auto cuidado, mejorando
los resultados y disminuyendo las hospitalizaciones innecesarias” [18]. Además, el
19
Profesional de Enfermería tendrá directrices para identificar el autocuidado en
pacientes con Insuficiencia Cardiaca, lo que contribuiría a la realización de nuevas
investigaciones, lo que permite identificar aspectos concretos de la práctica clínica
asistencial y del propio paciente los cuales son susceptibles de mejorar, por medio
de la implementación de nuevas técnicas y estrategias de auto cuidado con el fin
de obtener mejores resultados en cuanto al control de los síntomas del paciente.
No obstante, también se beneficiaría a las personas que padecen de la
enfermedad, se les brindaría elementos más eficaces y fáciles de seguir para
evitar incurrir en procedimientos que demandan bastante tiempo y costos. Se ha
encontrado que “el incumplimiento potencial de los consejos y el fracaso para
buscar la asistencia médica cuando ocurren los síntomas, se relaciona con
frecuentes hospitalizaciones” [36], lo que indica que posiblemente el paciente no
conoce la importancia del autocuidado o no tiene los conocimientos suficientes
que le permitan mejorar su autocuidado.
Otras de las razones por las cuales es importante identificar las prácticas de
autocuidado especialmente en personas con Insuficiencia Cardiaca, es el de
contribuir a la reducción de costos en las Instituciones de Salud y mejorar la
calidad en la atención, puesto que en la medida en que se fortalezca el
autocuidado, se disminuye la morbi-mortalidad, los reingresos y las
hospitalizaciones, además se ayudaría a cumplir con las actuales políticas de
salud basadas en la Ley 100, las cuales evalúan permanentemente con el sistema
de auditoria, los resultados, el costo y el consumo de los recursos en las
Instituciones de Salud. Además de contribuir con la validación de la Escala
Europea de autocuidado desarrollada por Jaarsma et al [25]
Finalmente, en el estudio se utilizó el diseño descriptivo de corte transversal,
puesto que se recogió y analizó datos o información cuantificable para describir el
fenómeno estudiado en un periodo determinado, que en este fueron las prácticas
20
de Autocuidado en las personas con Insuficiencia Cardiaca en un Hospital de
cuarto nivel de atención durante el periodo comprendido entre Enero a Julio 2008,
lo cual facilitó la comprensión de las acciones de las personas respecto al
autocuidado de la salud.
PREGUNTA: ¿Cuáles son las prácticas de autocuidado frente al tratamiento no farmacológico
en personas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca hospitalizadas en una
institución de cuarto nivel de atención durante el periodo comprendido entre Enero
2008 - Julio 2008?
1.2. DEFINICIÓN OPERACIONAL DE CONCEPTOS:
Prácticas de Autocuidado:
Para este estudio, las prácticas de autocuidado se definen como comportamientos
o acciones ejecutadas de manera conciente frente al tratamiento no
farmacológico, relacionadas con la dieta, actividad física regular, el control de
peso, reposo durante el día, restricción de líquidos, descanso en presencia de
disnea, inmunización, la identificación de los signos de alarma como fatiga
(cansancio), edema, disnea, aumento de peso y acudir al Médico o Enfermera en
presencia de los mismos, de acuerdo con la Escala Europea de autocuidado en
Insuficiencia Cardiaca, realizada por Jaarsma et al [25], traducida al español por
Gonzáles et al [7].
Personas con insuficiencia cardiaca:
Son aquellos pacientes hombres o mujeres adultos hospitalizados, en el servicio
de Medicina Interna de un Hospital de cuarto nivel, en el periodo de Enero a Julio
21
2008 que presentan signos y síntomas de Insuficiencia Cardiaca, tales como:
“Sobrecarga de volumen intravascular e intersticial manifestándose con disnea,
estertores, edemas e ingurgitación yugular y/o manifestaciones de perfusión tisular
inadecuada [37], y en clase funcional I (no hay presencia de disnea, fatiga ni
palpitaciones), II (presencia de disnea, fatiga, palpitaciones al realizar actividad
física ligera), III (presencia de disnea de pequeños esfuerzos) lo cual dificulta las
actividades de la vida cotidiana.
Institución de Cuarto Nivel de Atención: Una Institución asistencial de Cuarto nivel de Atención se caracteriza por que sus
servicios se enfocan en el “manejo de las Enfermedades Ruinosas o catastróficas
(alto costo)” [44], entre las cuales se encuentra, VIH, Cáncer, las enfermedades
cardiovasculares como la insuficiencia Cardiaca, entre otras.
Estas Instituciones, cuentan con las mejoras instalaciones, equipo necesario y de
alta tecnología para la atención de enfermedades de alto costo, y con suficiente
personal asistencial altamente calificado y capacitado para suplir las demandas de
atención de las personas hospitalizadas.
22
1.3. OBJETIVO GENERAL:
Describir las practicas de autocuidado frente al tratamiento no farmacológico
en personas con diagnostico de Insuficiencia Cardiaca hospitalizadas en una
institución de cuarto nivel de atención durante el periodo comprendido de enero
a julio 2008
1.3.1. OBJETIVOS ESPECIFICOS:
Identificar las características sociodemográficas de las personas hospitalizadas
con diagnostico de Insuficiencia Cardiaca.
Identificar las prácticas de autocuidado que hacen parte del tratamiento no
farmacológico relacionadas con la dieta, actividad física regular, el control de
peso, reposo durante el día, restricción de líquidos, descanso en presencia de
disnea, inmunización, la identificación de los signos de alarma como fatiga
(cansancio), edema, disnea, aumento de peso y acudir al Médico o Enfermera
en presencia de los mismos, en personas hospitalizadas con diagnostico de
Insuficiencia Cardiaca.
1.4. PROPÓSITOS:
Beneficios para la persona
Incrementar y optimizar las prácticas de autocuidado de las personas con
diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca para controlar eficazmente los signos y
síntomas de la enfermedad, la progresión de la misma y consecuentemente
mejorar su Calidad de Vida.
23
Beneficios para las Instituciones de Salud
Incentivar, apoyar y generar un manejo adecuado de la enfermedad, lo que
contribuye a la reducción de costos de hospitalización y a mejorar la Calidad en la
Atención.
Beneficios para la Profesión Dar a conocer a la profesión herramientas específicas y validadas, aplicables a
nivel hospitalario y ambulatorio, que permitan identificar el autocuidado en
personas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca, para promover y enriquecer la
calidad del mismo.
24
2. MARCO TEORICO
La Insuficiencia Cardiaca es “la incapacidad del corazón para expulsar una
cantidad suficiente de sangre, que permita mantener una presión arterial
adecuada para perfundir de oxígeno a los tejidos del organismo, que puede
deberse a una ineficiente contracción miocárdica o daño intrínseco de la miofibrilla
por una carga hemodinámica excesiva”[39].
Los Factores de riesgo para presentar Insuficiencia Cardiaca incluyen la debilidad
del músculo cardíaco como resultado de un ataque cardiaco (infarto, angina de
pecho), arritmias, problemas en las válvulas cardiacas, exceso de alcohol, la inactividad física, colesterol alto, diabetes, obesidad o sobrepeso, la presión
arterial alta y el tabaquismo, haciendo que el corazón tenga que esforzarse para
bombear sangre [48].
La función del corazón está regulada por 4 factores determinantes que mantienen
el equilibrio hemodinámico del corazón, estos comprende el estado de
contractilidad del miocardio, la Precarga del ventrículo, es decir, el volumen
diastólico final y la longitud resultante de la fibra de los ventrículos antes del inicio
de contracción, la Postcarga aplicada a los ventrículos y la Fuerza cardiaca.
Cuando algunos de estos factores se alteran, se genera un desequilibrio
hemodinámico que desencadena una Insuficiencia Cardiaca. En situaciones de anormalidad de la función Cardiaca, el corazón dispone de
varios mecanismos de adaptación con el fin de mantener su función de bomba.
(Tabla Nº1)
25
Fuente: Escobar José Antonio. 2000. Insuficiencia cardiaca. Primer Congreso Virtual de Cardiología.
Sin embargo, en algunas ocasiones cuando hay anormalidades de la función
cardiaca, y esta ha respondido o no a los mecanismos compensatorios, la
Insuficiencia Cardiaca se puede clasificar en: Insuficiencia Cardiaca Compensada
e Insuficiencia Cardiaca Descompensada. La primera se caracteriza por el
desarrollo de los mecanismos compensatorios, que regulan el estado
hemodinámico, para que haya un adecuado gasto cardiaco y en Insuficiencia
cardiaca descompensada, los mecanismos compensatorios antes mencionados,
no son suficientes para lograr un adecuado gasto cardiaco. Debido a esta
condición, se presentan una serie de síntomas y signos clínicos propios de la
misma. (Tabla Nº2)
Tabla Nº1. Mecanismos de adaptación de la Función Cardiaca La dilatación ventricular, consecuencia del efecto del aumento de la precarga,
producido por la retención hidrosalina, sobre el alargamiento de las fibras miocárdicas
de acuerdo con el mecanismo de Frank-Starling. (Relación entre la longitud inicial de
las fibras musculares y la fuerza miocárdicas)
La hipertrofia del miocardio, que aumenta la masa de tejido contráctil.
La liberación de catecolaminas por el sistema nervioso simpático del corazón y por las
glándulas suprarrenales.
La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona.
26
Tabla Nº2. Síntomas y signos clínicos de la Insuficiencia Cardiaca La falta de aliento particularmente durante actividades o cuando esté acostado o en reposo.
Tos seca y constante, y que puede empeorar durante la noche.
Inflamación de las piernas y los pies, la cual puede extenderse hasta el abdomen.
Despertarse en la noche tosiendo o sin respiración.
Cansancio o debilidad.
Disminución de la orina o tener que levantarse frecuentemente durante la noche para
orinar.
Aumento de peso-generalmente repentino (un kilo al día o más de 3 kilos en una semana).
*Aumento de la presión venosa yugular y la hepatomegalia indican retención de líquidos.
*La auscultación de taquicardia, estertores y de un ritmo de galope por tercer ruido
usualmente indican Insuficiencia Cardiaca severa. (su ausencia no lo descarta,
especialmente en pacientes tratados con beta-bloqueadores).
*Los signos clínicos de hipoperfusión sugieren una reducción abrupta del gasto cardíaco.
(extremidades frías, presión de pulso disminuida, taquicardia en reposo, alteraciones del
estado mental, respiración de Cheyne-Stokes (disminución de la sensibilidad del centro
respiratorio a la PCO2 arterial, donde disminuye la PO2 arterial y aumenta la PCO2 arterial,
produciendo hiperventilación e hipocapnia, seguidas posteriormente de apnea) e
incremento desproporcionado del nitrógeno ureico sanguíneo con relación a la creatinina).
*El latido apical debe estar por dentro de la intersección de la línea media clavicular y del 5º
espacio intercostal izquierdo. En la IC se encuentra desplazado.
*Los estertores crepitantes se localizan en las bases pulmonares y son consecuencia de la
extravasación de líquido en los alvéolos.
*El edema simétrico, especialmente en pies y tobillos, es muy útil cuando aparece, sobre
todo si se acompaña de otros signos de IC. En los pacientes encamados debe buscarse en
la región sacra.
Pueden aparecer otros signos como son: fibrilación auricular, taquicardia, hipertensión
arterial, hipotensión, derrame pleural. *No sensibles en el diagnóstico de la Insuficiencia Cardiaca Fuente: -Dagnovar Aristizábal O. et al. Tópicos selectos en Enfermedades Cardíacas y Vasculares 2006. Cardiología
Clínica Medellín.
- De Mora Martín Manuel, Pérez Boluda María Teresa, Nieves Hevia Ceva, Guerado Zorrilla Carmen. Enero
2002.Guía para el paciente con Insuficiencia Cardiaca.
- López Castro José. 2003. Archivos de medicina. La Insuficiencia Cardiaca: Epidemiología y abordaje
diagnóstico.
27
Por otro lado, la New York Heart Association estableció una clasificación funcional
de las personas, según el nivel de actividad tolerado o el esfuerzo físico requerido
para producir los signos y síntomas comunes de la enfermedad, clasificándolos en
4 clases funcionales:
Clase funcional I. Es la menos grave, no hay limitaciones. La actividad física
habitual no produce fatiga excesiva, disnea ni palpitaciones.
Clase funcional II. Se presenta una limitación ligera de la actividad física.
Clase funcional III. Se manifiestan los mecanismos compensatorios y el gasto
cardiaco es normal, disnea de pequeños esfuerzos, se presenta congestión
venosa sistémica.
Clase funcional IV. No permite esfuerzo mínimo, disnea en reposo y ortopnea.
Y según la evolución de la Insuficiencia Cardiaca, esta se divide también en 4
estadios:
Estadio A: Son pacientes con alto riesgo de desarrollar Insuficiencia Cardiaca,
debido a que presentan factores asociados al desarrollo de la enfermedad, estos
pacientes no tiene anormalidades estructurales o funcionales identificables del
pericardio, miocardio o valvulares y nunca han tenido signos y síntomas de
Insuficiencia Cardiaca. Por ejemplo, pacientes con hipertensión arterial, diabetes
mellitus, enfermedad coronaria, terapia con drogas cardiotónicas, historia personal
de fiebre reumática e historia familiar de cardiomiopatía.
Estadio B: El paciente presenta enfermedad cardiaca estructural asociada
fuertemente con la presencia de Insuficiencia Cardiaca pero que nunca han
mostrado signos y síntomas de IC. Por ejemplo, pacientes con Hipertrofia
28
ventricular izquierda o fibrosis; dilatación ventricular izquierda o menor
contractilidad; valvulopatía asintomática; infarto de miocardio previo
Estadio C: Denota al paciente con síntomas actuales o pasados de Insuficiencia
Cardiaca asociados con enfermedad estructural cardiaca subyacente. Por
ejemplo, hay presencia de Disnea o fatiga por disfunción ventricular izquierda
sistólica; pacientes asintomáticos que están bajo tratamiento por síntomas previos
de Insuficiencia Cardiaca.
Estadio D: Designa al paciente con enfermedad cardiaca estructural avanzada y
síntomas marcados de Insuficiencia Cardiaca en reposo a pesar de terapia médica
óptima. Estos pacientes son frecuentemente hospitalizados por Insuficiencia
cardiaca descompensada y requieren medidas terapéuticas especiales, tales
como soporte circulatorio mecánico, infusión continúa de inotrópicos, terapia de
resincronización cardiaca y trasplante cardíaco.
Evaluación Clínica y Métodos Diagnósticos Complementarios: Los síntomas y signos son importantes para determinar la posibilidad de
Insuficiencia Cardiaca. La sospecha clínica de Insuficiencia Cardiaca, debe ser
confirmada por exámenes dirigidos especialmente a analizar la función cardiaca.
(Tabla Nº3).
Tabla Nº3. Métodos diagnósticos de la Insuficiencia Cardiaca
Test no Invasivos Test no Invasivos Adicionales Test Invasivos Electrocardiograma Ecocardiografía de estrés Angiografía coronaria Radiografía de tórax Cardiología Nuclear Monitoreo hemodinámico con
catéter de arteria pulmonar Ecocardiografía Doppler Imagen de Resonancia
Magnética Biopsia Endomiocárdica
Hematología/bioquímica Test de Ejercicio Péptidos Natriuréticos Fuente: Dagnovar Aristizábal O. et al. Tópicos selectos en Enfermedades Cardíacas y Vasculares 2006.
Cardiología Clínica Medellín.
29
En el electrocardiograma, se realiza un registro de la actividad eléctrica del
corazón, por lo tanto, en personas con Insuficiencia Cardiaca se observan
cambios frecuentes en la misma; por ejemplo, “el valor predictivo negativo de un
ECG normal para excluir disfunción sistólica del ventrículo izquierdo excede el
90%. Además, la presencia de ondas Q en la pared anterior y un patrón de
bloqueo completo de rama izquierda en pacientes con enfermedad coronaria son
predictores de una disminución de la fracción de expulsión. Una amplitud del
complejo QRS > 120 ml o el hallazgo de bloqueo completo de rama izquierda
sugieren disincronía cardiaca” [12].
En cuanto a la Radiografía de Tórax, “el aumento del tamaño cardíaco, evaluado
por una relación cardiotorácica > 0.50 y la presencia de congestión venosa
pulmonar, sugieren falla cardiaca sistodiastólica (fracción de expulsión disminuida
y aumento de la presión de llenado)” [12] además, los signos de derrame pleural,
edema pulmonar alveolar o intersticial sugieren disfunción severa del ventrículo
izquierdo también son hallazgos frecuentes.
La Ecocardiografía Doppler se usa para evaluar las estructuras y el
funcionamiento del corazón, con el fin de determinar el tipo Insuficiencia cardiaca,
la cual puede ser sistólica o diastólica, considerándose una función sistólica
izquierda preservada, con una fracción de eyección en reposo mayor del 50%.
Además, del cálculo de la fracción de expulsión, la ecocardiografía evalúa otros
índices de función sistólica como la fracción de acortamiento, el índice de función
sistodiastólica (índice de Tei), el Doppler de tejidos, el índice de movimiento de la
pared ventricular izquierda (wall motion score index) y el grado de desplazamiento
del anillo AV” [12].
El estudio de la función diastólica generalmente se realiza con la evaluación
ecocardiografía Doppler del flujo diastólico transvalvular mitral, el flujo venoso
pulmonar y el Doppler tisular. La disfunción diastólica se caracteriza por trastornos
30
de la relajación y/o de la distensibilidad ventricular. Durante el seguimiento de los
pacientes, solo se justifica repetir el ecocardiograma en casos de deterioro o
mejoría significativa de la función cardiaca.
Los exámenes de laboratorio recomendados en la evaluación diagnóstica de los
pacientes con Insuficiencia cardiaca crónica incluyen el hemograma completo,
electrolitos séricos, nitrógeno ureico y creatinina, glucosa sérica,
aminotransferasas, hormona estimulante de la tiroides (TSH) y citó químico de
orina. En exacerbaciones agudas es importante solicitar enzimas cardíacas
(creatin kinasa y/o troponinas) para excluir infarto agudo del miocardio” [12].
Respecto a los métodos no invasivos, encontramos la Ecocardiografía de estrés
que es una técnica de imagen mediante ultrasonidos la cual es “utilizada en el
diagnóstico de la cardiopatía isquémica miocárdica permitiendo valorar las
anomalías regionales que se producen en la contractilidad del ventrículo izquierdo
y también es usada para la valoración de la función sistólica y diastólica” [49]
Otro de los métodos empleados en el diagnostico de la Insuficiencia Cardiaca es
la Cardiografía nuclear, ya que el manejo de la angiografía con radionucleótidos es
posible medir la fracción de expulsión ventricular izquierda y de los volúmenes
cardíacos.
En cuanto a la Imagen de Resonancia Magnética, se considera como una de las
herramientas útiles en el diagnóstico inicial de la enfermedad coronaria, ya que
permite evaluar la morfología, función y tamaño de las cámaras cardiacas y de los
grandes vasos de forma no invasiva, además de valorar la extensión del daño
miocárdico causado por un infarto, con el fin de establecer precozmente un
tratamiento adecuado [50].
31
El test de ejercicio, tiene una “aplicación es escasa en el diagnostico de
Insuficiencia Cardiaca y la indicaciones principales son la valoración de la
capacidad funcional, la presencia de isquemia miocárdica y el pronóstico,
especialmente mediante la determinación del consumo de O2 durante el ejercicio”
[41]. Por lo tanto, “un consumo pico de oxígeno (VO2) menor de 10 ml/kg por
minuto identifica pacientes de alto riesgo, y un VO2 mayor de 18ml/kg por minuto
identifica pacientes de bajo riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovasculares”
[12].
Y finalmente encontramos los test invasivos para el diagnóstico de la Insuficiencia
Cardiaca como la Angiografía Coronaria, la cual se utiliza con el fin de “observar y
registrar imágenes de las arterias coronarias para saber si los vasos sanguíneos al
corazón están obstruidos” [51], el test del catéter de arteria pulmonar, “sirve para
determinar la presión auricular derecha, las presiones sistólicas, diastólicas y
media de la arteria pulmonar y capilar pulmonar además también es útil para la
medición del gasto cardiaco, determinación de la saturación de oxígeno en arteria
pulmonar y la medición de la temperatura central” [52], entre otros.
Con el fin de tener un adecuado manejo y control de los signos y síntomas de la
Insuficiencia Cardiaca, se han implementado dos clases de tratamiento para lograr
mejores resultados, reflejados en la mejoría de la salud de las personas que
padecen de Insuficiencia Cardiaca, como lo es el tratamiento farmacológico y el no
farmacológico.
2.1. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Los Medicamentos más utilizados en la actualidad para el manejo de la
Insuficiencia Cardiaca, comprende a los siguientes grupos de medicamentos,
descritos según el Grado de Recomendación (Tabla Nº4) y el Nivel de Evidencia
(Tabla Nº5).
32
*La ESC desaconseja el uso de la Clase III Fuente: Swedberg Karl, Cleland John et al. Actualización 2005.
Guías de Práctica Clínica sobre el diagnóstico y tratamiento de la Insuficiencia Cardiaca crónica.
Fuente: Swedberg Karl, Cleland John et al. Actualización 2005.
Guías de Práctica Clínica sobre el diagnóstico y tratamiento de la Insuficiencia Cardiaca crónica.
Los Diuréticos de Asa, Tiazídicos y Metolazona (Furosemida, Hidroclorotiazida,
Espironolactona), son esenciales para el tratamiento en presencia de
sobrecarga de líquidos. “El uso de diuréticos resulta en un rápida mejoría de la
disnea y en un aumento de la capacidad de ejercicio (grado de recomendación
I, nivel de evidencia A). No se han realizado ensayos clínicos aleatorizados y
controlados para probar los efectos de estos agentes sobre los síntomas y la
supervivencia. Los diuréticos siempre se administrarán en combinación con
IECA y bloqueadores beta, si son tolerados (grado de recomendación I, nivel
de evidencia C).” [40]
Vasodilatadores (Enalapril, Captopri). ”No hay un papel específico para los
agentes vasodilatadores de acción directa en el tratamiento de la Insuficiencia
Cardiaca Crónica (grado de recomendación III, nivel de evidencia A), aunque
Tabla Nº4. Grados de recomendación según la evidencia científicaClase I. Evidencia y/o acuerdo general de que un determinado procedimiento diagnóstico/tratamiento es beneficioso, útil y efectivo Clase II. Evidencia conflictiva y/o divergencia de opinión acerca de la utilidad/eficacia del Tratamiento Clase IIa. El peso de la evidencia/opinión está a favor de la utilidad/eficacia Clase IIb. La utilidad/eficacia está menos establecida por la evidencia/opinión Clase III. Evidencia o acuerdo general de que el tratamiento no es útil/efectivo y en algunos casos puede ser perjudicial
Tabla Nº5. Niveles de evidencia Nivel de evidencia A. Datos procedentes de múltiples ensayos clínicos aleatorizados o meta-análisis Nivel de evidencia B. Datos procedentes de un único ensayo clínico aleatorizado o de grandes estudios no aleatorizados Nivel de evidencia C. Consenso de opinión de expertos y/o pequeños estudios, estudios
33
se pueden utilizar como tratamiento coadyuvante para la angina o la
hipertensión concomitante (grado de recomendación I, nivel de evidencia A).
Digitálicos (Digoxina, Valsartán, Lorsantán), reducen la frecuencia cardiaca, y
con ello mejoran la función ventricular y los síntomas (grado de recomendación
I, nivel de evidencia B).
Betabloquedores (Carvedilol, Metropolol, Bisoprolol), reduce los ingresos
(todos, los cardiovasculares y por IC), mejora la clase funcional y conduce a un
menor agravamiento de la IC. Este efecto beneficioso se ha observado de
forma consistente en subgrupos de diferente edad, sexo, clase funcional,
fracción de eyección ventricular izquierda y etiología (isquémica o no) (grado
de recomendación I, nivel de evidencia A).
Antiarrítmicos (Propafenona, Amiodarona, Flecainida, Ibutilide, Quinidina,
Sotalol y Propafenona más Verapamilo (grado de recomendación I, nivel de
evidencia B).
Anticoagulantes (Warfarina, Heparina de bajo peso molecular), entre otros.
Debido a la gran cantidad de opciones farmacológicas [3, 34, 40, 13, 14, 53, 54],
es indispensable que los profesionales de Salud, especialmente los profesionales
de Enfermería, expliquen y recuerden a cada uno de las personas que estén con
manejo farmacológico de la Insuficiencia Cardiaca, la forma en que se usa cada
uno de los medicamentos formulados por el médico tratante, teniendo en cuenta
que es necesario que cada persona conozca para que sirve cada medicamento,
como debe ser administrado y los reacciones adversas del mismo, fortaleciendo
no solo el conocimiento farmacológico, sino también el tratamiento no
farmacológico en donde se incluye medidas dietarias, mantenimiento y control del
34
peso, reconocimiento de signos y síntomas y el ejercicio, entre otros [33], siendo
estas las primeras causas de reingreso [53].
Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta es una patología crónica donde el
paciente debe apegarse al tratamiento farmacológico y no farmacológico, puesto
que existen estudios que incluye la importancia del cumplimiento y/o adherencia al
tratamiento farmacológico para alcanzar una mejor calidad de vida [13, 55, 56, 64],
los factores precipitantes del incumplimiento terapéutico como por ejemplo la
edad, nivel de escolaridad, conocimiento de la enfermedad y el tratamiento,
cantidad de medicamentos y frecuencia de administración ya que en la
Insuficiencia Cardiaca se suele utilizar regímenes terapéuticos complejos, debido
a una importante comorbilidad propia de la edad avanzada, lo que provoca que
sean con frecuencia pacientes polimedicados [56], y algo de gran importancia que
también interviene en la adhesión, es la satisfacción con la atención en el servicios
farmacéuticos y la frecuencia de visita Médica, lo cual influye en el control de los
síntomas y a la necesidad de hospitalización [55], sin embargo según Despaigne,
en su estudio afirma que las causas más relevantes del incumplimiento del
tratamiento farmacológico y no farmacológico referidas por los participantes fue el
olvido y el alivio de los síntomas [55].
Por lo tanto, es necesario la presencia de una adhesión óptima frente al
tratamiento farmacológico, así como a unos hábitos de vida saludables, que
corresponde al tratamiento no farmacológico, con el fin de controlar los signos,
síntomas y mejorar la calidad de vida de estas personas, pues se ha demostrado
que el incumplimiento terapéutico, es una de las principales causas de
desestabilización o complicación de la enfermedad y del ingreso hospitalario en
las personas con Insuficiencia Cardiaca [57]
35
2.2. TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO Las medidas no farmacológicas son fundamentales en el tratamiento de la
Insuficiencia Cardiaca, porque ayudan al control de los síntomas y evolución de la
misma, es muy importante que los profesionales de Enfermería realicen acciones
pertinentes por medio de la Educación y formación para la salud mejorando de
esta manera el nivel de autocuidado y adherencia al tratamiento farmacológico y
en especial el no farmacológico. Se hace necesario incorporar las actividades
educativas dentro del marco del tratamiento de cualquier enfermedad crónica
como lo es la Insuficiencia Cardiaca, porque se requiere que las personas realicen
cambios comportamentales [58], en las que se incluyen llevar a cabo ciertas
medidas dietéticas, control de peso, restricción de líquidos según necesidad o
clase funcional, realización de actividad física regular, inmunización,
reconocimiento de los signos de alarma, buscar ayuda por medio de la consulta al
profesional de Enfermería o médico en caso de presentar los signos de alarma,
entre otros, los cuales influyen de manera directa en el proceso patológico,
considerándose fundamental enseñarle al paciente en un lenguaje sencillo los
principales cuidados o actividades de autocuidado para lograr el control y prevenir
la progresión de la enfermedad.
Por lo tanto, la educación se convierte en una herramienta y estrategia que
permite operacionalizar estos componentes del tratamiento, considerándose
necesario llevar a cabo actividades informativas y educativas, de forma continua y
progresiva por parte de Enfermería, ya que no solo se ayuda a brindar información
sino a formar a las personas para que estas logren y mantengan un estilo de vida
saludable, ”instruyendo al paciente sobre la importancia de respetar rigurosamente
las indicaciones médicas, con el fin de mejorar el conocimiento acerca de la
enfermedad, lograr actitudes y conductas o comportamientos positivos que
conlleven un beneficio para el control de la enfermedad” [58], evitando
36
complicaciones y potencializando el autocuidado en este grupo de personas.
(Grado de recomendación I, nivel de evidencia C para el manejo no farmacológico,
excepto cuando se indique lo contrario) [40].
Por otro lado, no se debe dejar a un lado el papel tan importante que juega la
familia como apoyo social en la personas con Insuficiencia cardiaca en el
cumplimiento terapéutico, no solo en lo farmacológico sino también lo relacionado
a cambios en hábitos, los cuales proporcionan un gran beneficio en el control de la
enfermedad, por lo tanto debemos potencializar la participación de la familia [58],
ya que esta contribuye a la generación de mecanismos para adaptarse a las
nuevas condiciones de salud, y puesto que se encontró un estudio que indica que
algunos de los beneficios de un adecuado apoyo social se relaciona con la
disminución la depresión, del estrés y la rehabilitación, generándole a estas
personas una mayor seguridad, estima y motivación para adaptarse a nuevos
comportamientos saludables [59], mientras que la presencia de un inadecuado
apoyo social (escasa red social, vivir solo, poco contacto con familiares, amigos o
vecinos, carecer de confidente) y la enfermedad en si, como lo menciona Guallar
Pilar y otros autores se relaciona con el aumento de la morbilidad y por lo tanto
con los reingresos hospitalarios en este grupo de individuos [60, 61].
Finalmente, para reconocer cuales son las practicas de autocuidado que deben
llevar a cabo las personas con Insuficiencia Cardiaca, las cuales corresponden al
tratamiento no farmacológico, a continuación se profundizará en cada uno de los
componentes de este tratamiento.
Dieta Hiposódica Una de las recomendaciones con mayor importancia en el tratamiento de la
Insuficiencia Cardiaca, es el control de la ingesta de sal [12, 57, 62], un mineral
necesario en pequeñas cantidades para algunos procesos del cuerpo, por lo tanto,
37
demasiado aporte de sal produce un aumento de la presión arterial disminuyendo
el diámetro de las arterias, lo que hace que el corazón tenga que trabajar con más
dificultad. Además, también provoca la retención de líquidos, el cual es
manifestado por medio del edema de miembros inferiores. Debido a su gran
importancia en el control de la enfermedad, es recomendable orientar a las
personas con Insuficiencia Cardiaca, en sustituir la sal por otros condimentos
como el ajo, plantas aromáticas (tomillo, laurel, albahaca, perejil, romero, cilantro),
para mejorar y realzar el sabor de las comidas, evitar comidas con alto contenido
de sal como alimentos enlatados, congelados, embutidos, salsas tipo Ketchup,
queso, leche en polvo, leche condensada, comidas rápidas y beber agua del grifo,
debido a que las aguas minerales embotelladas tienen, en general, alto contenido
en sal. Actualmente, se recomienda una ingesta limitada a 2 a 3 gramos de sal al
día y en los casos más graves puede ser necesaria la restricción hasta alcanzar
cifras inferiores a 2 gramos de Sodio [3, 4, 13, 14, 40, 53, 54, 63].
Es de gran importancia realizar un seguimiento estricto de la dieta en las personas
con insuficiencia cardiaca puesto que se ha encontrado que al tener un mayor
control y adhesión a la dieta se aumenta la calidad de vida y se reduce las
hospitalizaciones por descompensación ya que en el estudio realizado por
Grancelli en el 2007, se evidenció en las personas que recibieron intervención
educativa acerca del tratamiento en general, cambios en la dieta con un 64,9 % en
comparación con el 20,2% del grupo control (p<0,001) [64], lo cual favoreció la
disminución de los ingresos hospitalarios. Por tal motivo, se considera que una de
las causas más comunes de ingreso hospitalario por inestabilización de la
Insuficiencia Cardiaca es el mal cumplimiento de la dieta [53]. Sin embargo,
también se ha encontrado que a pesar de la realización de las intervenciones
educativas, es difícil adherirse a una dieta baja en sodio puesto que en el estudio
elaborado por Lupón en el 2005 [65] se evidencia que al inicio del estudio, en la
primera visita solo el 33%, es decir, 98 de 298 personas, realizaban una dieta sin
sal en comparación a los resultados obtenidos al año, segunda visita, 21.5% que
38
corresponde a 62 personas, lo que da a entender que se presentan dificultades en
la adhesión de una dieta hiposódica, y “si a ello se adiciona la gran cantidad de
limitaciones o dificultades para la realización del trabajo cotidiano y para tener
relaciones sexuales, la progresiva falta de autonomía, los efectos secundarios de
los medicamentos y los ingresos hospitalarios recurrentes, es fácil darse cuenta de
la mala calidad de vida de las personas que padecen de insuficiencia Cardiaca
[66], por no llevar a cabo las indicaciones terapéuticas.
Restricción de líquidos Para prevenir la retención de líquidos en el cuerpo, evitar el edema y posibles
complicaciones, como medida general deben limitarse [62] de 1,5 a 2,0 litros por
día [12, 13, 14, 40, 57, 63]. Sin embargo, en casos de Insuficiencia Cardiaca
grave, en los cuales la concentración de hormonas diuréticas circulantes puede
estar aumentada y la capacidad de eliminación de agua alterada, la restricción
hídrica se aconseja para evitar que la concentración de sodio plasmático
disminuya a niveles inferiores de 130 m Eq/L. Por otro lado, es muy importante
reconocer que la restricción hídrica causa sed, convirtiéndose en uno de los
síntomas menos tolerados por los pacientes con Insuficiencia Cardiaca moderada
a grave. [3, 42]
Un estudio, realizado por Holst et al. [67] en el cual determinan la utilidad de la
restricción de líquidos diaria de 1.5 litros en las personas con Insuficiencia
Cardiaca, los autores indican que la ingesta hídrica basada en la necesidad
fisiológica, mejora la sensación de boca seca y de sed, y no se convertiría en un
stress del tratamiento no farmacológico para este grupo de personas.
Consecuentemente, es de gran importancia concienciar, educar y fomentar esta
práctica, puesto que en el estudio realizado por García en el 2002, demuestra que
hasta un 50% de las personas incluidas en el estudio, “no consideraban
39
importante el control de la diuresis ni el de ingesta hídrica” [68], es por esto que al
no ser reconocida la importancia de esta medida como parte de la prevención de
las complicaciones de la Insuficiencia Cardiaca, se generarán mayores ingresos
hospitalarios por retención de líquidos.
Alcohol Se permite el consumo moderado de alcohol, es decir, de 1 cerveza ó 1-2 copas
de vino al día. Según Bryson [69], el consumo moderado de alcohol se asocia a un
menor riesgo de insuficiencia cardiaca entre adultos mayores, excepto en los
casos de miocardiopatía alcohólica, en los que el consumo de alcohol está
prohibido. [40, 12, 13, 53, 54, 62], Ya que se ha demostrado a nivel experimental
que la ingesta de alcohol de forma aguda, tiene un efecto inotrópico negativo, es
decir, causa una disminución de la contractilidad cardiaca [54], lo cual esta
relacionado de forma significativa con el número de ingresos hospitalarios por
Insuficiencia Cardiaca en un estudio publicado por Rejane en el 2000 [42].
Se ha encontrado otro estudio en el cual hacen referencia en que la persistencia
de altas dosis de consumo de alcohol se traduce en deterioro de los músculos y la
función cardiaca, con una elevada mortalidad, debido a arritmias y la progresión
de la insuficiencia cardiaca [70]. Sin embargo, según Rubin en su estudio donde
comprueba los efectos del etanol, concluye que el efecto del mismo es reversible,
puesto que a los 5 minutos de retirar el alcohol se comprueba una total
normalización de la contractilidad [71]. Aunque en general, “estos efectos tienen
poca importancia en las personas abstemias o en los alcohólicos con una función
cardiaca normal, pero en los pacientes con cardiopatía de diferentes etiologías y
en los alcohólicos con miocardiopatía, una sobreingesta aguda de etanol puede
desencadenar una insuficiencia cardíaca” [72]
40
Por lo tanto, al tener esta evidencia es muy importante que las personas con
Insuficiencia cardiaca conozcan los beneficios de consumir dosis bajas de alcohol
(menos riesgo de arritmias por disminución del efecto inotrópico negativo), lo cual
se puede realizar por medio de la educación por parte de enfermería, para mejorar
conductas de riesgo en esta población.
Control de peso Las personas con Insuficiencia Cardiaca deben pesarse regularmente, por lo
menos una vez al día o dos veces por semana, y en caso de ganancia de peso
rápida mayor de 1kg en un día ó mas de 3Kg en una semana, debe avisar a la
enfermera o médico para que este aumente la dosis del diurético, de acuerdo a las
necesidades del paciente. [12, 13, 14, 40, 53, 62, 63], puesto que el aumento en el
peso habitual debe alertar sobre la posible retención de líquidos, que se reflejaría
en una sobrecarga de volumen al ventrículo y consecuentemente la
descompensación del paciente.
Además, el paciente obeso debe controlar su peso con medidas dietéticas, ya que
el sobrepeso y la obesidad aumenta la disnea y disminuyen la tolerancia al
ejercicio [12], en consecuencia, la reducción del peso nos indica la pérdida de
agua y se acompaña de la disminución de los síntomas [73], por este motivo hay
que insistir en que es necesario realizar el control de peso todos los días a la
misma hora y con la menor ropa posible, para obtener datos confiables [74].
Por lo tanto, es necesario que estos pacientes adopten el control del peso ya que
en un estudio realizado por García, se evidenció que la mayoría de los pacientes
sabía perfectamente que el control de su peso era una medida necesaria para el
manejo de su enfermedad y reconocían como beneficioso la realización de
ejercicio en grado moderado y el uso restringido de sal, pero sin embargo, un
adecuado nivel de información sobre el control de peso, realización de ejercicio
41
moderado y hábito dietético con restricción de sal, no siempre implicaba que
llevaran a cabo estas medidas [68].
Actividad Física y Reposo El reposo absoluto sólo está indicado en casos de descompensación cardiaca. En
el paciente estable, es decir en clase funcional I, II y III se recomienda el ejercicio
aeróbico y regular como por ejemplo el caminar o montar bicicleta de 30 a 60
minutos, 3 a 5 veces por semana, con la única limitación de la aparición de
síntomas [12, 13, 62]. Sin embargo, en clase funcional IV hay restricción total del
mismo [63]. Se considera que el reposo en cama y la sedación, contribuyen en el
tratamiento, puesto que ayuda a disminuir la frecuencia y el esfuerzo o trabajo
cardiaco. Por lo tanto, se aconseja motivar al paciente a permanecer sentado
mientras lo tolere con el fin de disminuir el retorno venoso [14, 40].
Igualmente, el realizar un ejercido regular es recomendado debido a su gran
cantidad de beneficios, en los que se incluyen prevenir el desacondicionamiento
muscular, mejorar los síntomas, disminuir el estrés, la tensión arterial, controlar el
peso, estimular el entusiasmo y el optimismo, lo cual mejora la calidad de vida [3,
4, 40]. Además, esta indicado en todos los pacientes estables, para evitar la atrofia
muscular y la debilidad por desuso, que pueden condicionar una progresiva
disminución de la tolerancia al ejercicio por causa no cardiaca [53], por lo tanto, es
muy importante que las personas continúen con su actividad laboral, adaptándola
si es preciso a su capacidad física, para contribuir al mantenimiento de la calidad
de vida [53].
Por otro lado, algunos estudios muestran que la actividad física mejora el
pronóstico sintomatológico, aumenta la sobrevida y reduce las hospitalizaciones
por Insuficiencia cardiaca [75, 76]
42
Finalmente, la evidencia científica ha demostrado que los Programas de
rehabilitación cardiaca repercuten positivamente en la calidad de vida del enfermo
coronario, como consecuencia de la atención integral donde se incluye el control
de los factores de riesgo, entrenamiento físico programado, ayuda psicológica y
asesoramiento de los familiares [77].
Reconocimiento de los signos de alarma Es de vital importancia realizar educación y formar a la familia y al paciente, de
forma progresiva y continua con el fin de que tengan una clara comprensión
acerca del reconocimiento de los signos de alarma, puesto que al enseñar a estas
personas a reconocer los signos y síntomas de la Insuficiencia Cardiaca, se
contribuye a que ellos puedan solicitar ayuda cuando sea necesario, favoreciendo
a la disminución de las complicaciones y hospitalizaciones innecesarias por esta
causa [14, 54, 62, 63]. Considerándose unas de las complicaciones más
importantes las arritmias y el edema pulmonar agudo, puesto que ponen en peligro
la vida [78].
Este aspecto, tiene un gran valor en el manejo de la Insuficiencia Cardiaca puesto
que en el estudio publicado por Achury en el 2007, se encontró que muy pocas
veces el paciente conoce muy bien la enfermedad, generando limitaciones en la
capacidad de reconocer los signos de alarma (disnea, edema, fatiga (cansancio),
aumento de peso) y la forma de actuar frente a los mismos, retardando las
consultas y empeorándose el diagnostico [33]. Además, según Martínez, el
reconocimiento y la corrección temprana de síntomas o signos de alarma pueden
mejorar los resultados en los pacientes reduciendo la incidencia de eventos
adversos [79].
Así mismo, Lupón en el 2003 [80], hizo un estudio en el cual se aplicaba una
intervención educativa a cargo de enfermeras especializadas, el cual evidenció
43
mejoría en el conocimiento de los signos de alarma presentándose al inicio de la
intervención 66%, en comparación con el conocimiento al final de la misma 86% y
por lo tanto al presentarse una mejor capacidad para el reconocimiento de los
síntomas por medio de la intervención educativa, se contribuía a mejorar la
adhesión al tratamiento y las medidas de autocontrol, aumentar la calidad de vida,
reducir el numero de hospitalizaciones por descompensación y lograr un cuidado
con una mejor relación coste-beneficio.
Inmunización
Los adultos mayores son susceptibles a algunas de infecciones que se pueden
prevenir por medio de la vacunación. De hecho,” las complicaciones a causa de
influenza y neumonía, son la sexta causa principal de muerte entre los adultos
mayores” [81]. Afortunadamente, tener las vacunas recomendadas puede reducir
ampliamente el riesgo de infecciones que se pueden prevenir por vacunación y por
ende reducir la incidencia de infecciones respiratorias que podrían descompensar
al paciente con Insuficiencia Cardiaca. [4, 40, 12, 14, 53, 54, 63]
Por otro lado, en un estudio referenciado por Domínguez en el 2007, se demostró
que el seguimiento de las indicaciones por los pacientes fue del 68%, siendo que
los ancianos y mujeres son los que mas siguen las prescripciones [42]. Sin
embargo, lo ideal seria aumentar la adherencia a este tópico para evitar
descompensación por enfermedades o situaciones prevenibles.
2.3. PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO
El autocuidado es un punto importante como pilar en el manejo de la Insuficiencia
Cardiaca, tanto en el tratamiento no farmacológico como en el farmacológico. El
autocuidado, es definido como comportamientos o acciones que permiten a los
individuos utilizar la razón para estar dispuestos y concientes a desarrollar
44
acciones operacionalizadas frente al tratamiento no farmacológico (dieta, actividad
física regular, control de peso, reposo, restricción de líquidos e identificación de los
signos de alarma como edema, disnea, aumento de peso y buscar ayuda
profesional en presencia de los mismos), en el cual existe una práctica constante
de ocuparse de sí mismo, refiriéndose no solamente a una actitud de
autoconciencia, sino también de autoconocimiento y empoderamiento del individuo
sobre su salud, por iniciativa propia, con el interés de mantener su funcionamiento
y bienestar.
Además, también el autocuidado es descrito como una contribución que hace el
individuo a su propia existencia, por medio de actividades aprendidas, orientadas
hacia un objetivo, para regular los factores que afectan su desarrollo y
funcionamiento, lo que da a entender que el autocuidado es una acción que tiene
un patrón, una secuencia y cuando se realiza de manera correcta, contribuye a la
integridad estructural, al desarrollo y al funcionamiento humano [96].
Por otro lado, la noción de autocuidado ha sido una construcción social puesto que
muchos años atrás los griegos manejaban una visión integral de lo que debía ser
el cuidado propio, ya que “se enfatizaban en la necesidad de cuidar no sólo el
cuerpo sino también el alma. Para ellos, el cuidado incluía los cuidados del
cuerpo, los regímenes de salud, los ejercicios físicos sin excesos y la satisfacción
mesurada de las necesidades y otras actividades en general” [20].
Así mismo, el concepto de autocuidado se vio influenciado, puesto que “la
Medicina diseñó un sistema de salud para curar la enfermedad y no para
promover la salud y por la división que hace el modelo biomédico del cuerpo, sus
funciones y la separación entre cuerpo y espíritu” [20], generando confusión en
cuanto a las acciones que pertenecían al cuidado y las acciones pertenecientes al
tratamiento, por lo tanto hablar de tratamiento era igual que hablar de cuidado.
45
Y es de aquí donde surge el concepto de cuidado anticipado, “el cual implica el
desarrollo de actividades dirigidas a prevenir la aparición de determinadas
enfermedades actuando sobre factores de riesgo y detectando los que están en
fase presintomática” [20], en consecuencia a esta ideología, el autocuidado se ha
reforzado mediante procesos de educación para la salud con el fin de influir y
modificar estilos de vida que no contribuyen en el mantenimiento de la Salud. Sin
embargo, esta estrategia se ha basado en frases de prohibición, imposición,
generación de miedo ante las complicaciones, y de la advertencia hasta la
represión.
Es así que el cuidarse se convierte en una serie de actos esenciales para las
personas y la sociedad, ya que son propios y necesarios para la supervivencia de
todo ser vivo. Por lo tanto, todo individuo esta en la capacidad de ejercer su propio
cuidado, ya que este es aprendido por medio de “las comunicaciones que ocurren
en las relaciones interpersonales, durante nuestra vida” [21]. Por cual es muy
frecuente, que sean aprendidas en el entorno más cercano como lo es la familia y
el círculo de amigos.
Puesto que las acciones son aprendidas de personas cercanas, estas tienen un
componente fuertemente arraigado a un sistema de creencias, ritos muy
complejos, que han sido “heredados” de generación en generación, razón por la
cual las personas no reemplazan fácilmente sus creencias por conocimientos
nuevos.
Sin embargo, la situación de enfermedad obliga a los individuos a realizar
modificaciones en sus estilos de vida, para controlar los síntomas evitando
posibles complicaciones. Es necesario que el individuo desarrolle un autocuidado
a partir del hay conocimiento de la enfermedad; sin embargo, el conocer la
enfermedad no asegura que el individuo se apropie de su autocuidado.
46
Así mismo, debido al gran interés de conocer las implicaciones del autocuidado,
se ha desarrollado la Teoría General de la Enfermería, mencionada por Orem, la
cual describe la esencia del actuar enfermero. Esta teoría comprende la Teoría del
Autocuidado, Teoría del déficit de Autocuidado y la Teoría del Sistema de
enfermería, las cuales se relacionan entre sí.
En cuanto a la Teoría del autocuidado, Orem dice que el autocuidado permite a los
individuos utilizar la razón para estar dispuestos y concientes a desarrollar
comportamientos o acciones en pro de su bienestar. Y que el autocuidado no es
innato, sino que es aprendido a lo largo de la vida, a través de las relaciones
interpersonales y la comunicación en la familia, la escuela y amigos. De igual
forma, Orem define al Agente del Autocuidado como a la persona que lleva acabo
las acciones de autocuidado, es decir, cuando las acciones van desde la persona
que las realiza hacia personas sin capacidad de autocuidado, por ejemplo niños,
ancianos con discapacidad, enfermos en coma, etc. [97]
Igualmente, para llevar a cabo la práctica de autocuidado, son necesarios tres
requisitos importantes mencionados por Orem, en los que se incluyen los
requisitos universales del autocuidado, los requisitos de autocuidado para el
desarrollo, y los requisitos del autocuidado en el caso de desviación de la salud;
los cuales determinan acciones concretas para lograr la salud y el bienestar
propio.
El primero de los requisitos, se relaciona con la satisfacción de las necesidades
básicas o vitales de todo ser humano, en las que se incluyen mantener un ingreso
suficiente de aire, ingesta adecuada de agua y alimentos, efectuar cuidados para
asegurar la eliminación urinaria e intestinal, equilibrio entre las actividades
realizadas y el descanso, interacción social, la prevención de accidentes y daños
[98, 99]. Todas estas necesidades son medidas realizadas por voluntad propia, en
forma deliberada y racional, pero que muchas veces no nos damos cuenta que las
47
realizamos ya que se han convertido en actividades de la rutina diaria. De igual
manera cada uno de esos requisitos están relacionados entre si, pero también
cada uno es logrado de acuerdo a una serie de factores condicionantes básicos,
los cuales determinan el estado de salud de todo individuo. Estos condicionantes
básicos tienen que ver con la edad, el sexo, el estado de desarrollo o etapa del
ciclo vital en que se encuentre, el medio ambiente, el entorno familiar, los factores
sociales y culturales, la orientación sociocultural y religiosa, los recursos
económicos, el sistema y el estado de salud, y la percepción de la salud,
independientemente si se esta enfermo o no.
En cuanto a los requisitos de autocuidado para el desarrollo, estos varían según
el ciclo vital de la persona, garantizando el crecimiento y desarrollo normal,
desde la concepción hasta la senectud y el enfrentar situaciones que pueden
afectarlo, es decir existen cuidados especiales durante el embarazo, la lactancia,
infancia, adolescencia, edad adulta, la menopausia y la andropausia y el
envejecimiento. Por ejemplo para nadie es desconocido que una alimentación
inadecuada, no sólo afectará el crecimiento del niño, sino que tendría
repercusiones en la etapa de adulto mayor [98].
Finalmente, los requisitos de autocuidado en el caso de desviación de la salud o
enfermedad, corresponden a otros tipos de demanda específicos según la
alteración. Estos requisitos generan una secuencia de acciones que le permiten al
individuo desarrollar prácticas de autocuidado dirigidas al mantenimiento de la
salud. Por ejemplo, existen cuidados concretos para el control y el manejo de
cada entidad patológica, como es el caso de la diabetes, la hipertensión y la
Insuficiencia Cardiaca, lo que lleva a las personas a buscar asistencia médica, a
seguir una terapia, atender los efectos molestos de la alteración en el estado de
salud; a aceptar una nueva imagen corporal y los cuidados necesarios para
fortalecer el autoconcepto o a aprender a vivir con la patología [99].
48
Ahora bien, con estos tres requisitos, subyace la teoría del Déficit de autocuidado,
de esta Teoría surgen tres conceptos claves que son: la demanda de autocuidado
terapéutico, la agencia de autocuidado, y el Déficit de autocuidado [99]. El primero
hace referencia a la cantidad y el tipo de acciones o actividades que la persona
debería realizar para alcanzar los requisitos de autocuidado, de aquí se deriva la
agencia, en que el individuo por medio de sus capacidades lleva a cabo las
acciones de autocuidado y cuando estas demandas no se suplen en su totalidad,
se genera un déficit de autocuidado, es decir, el individuo por medio de sus
acciones no logra alcanzar el bienestar esperado, siendo en este momento en el
cual la acción de enfermería debe estar presente para compensar la demanda de
cuidado a través del sistema de Enfermería.
El sistema de Enfermería hace referencia al momento en que las personas que
demandan autocuidado y el Profesional de Enfermería establecen una relación
terapéutica para compensar el desequilibrio existente en el autocuidado,
presentándose una secuencia de acciones deliberadas que llevan a cabo las(os)
enfermeras(os) con sus pacientes para conocer y satisfacer los componentes de
las demandas de autocuidado. Esos componentes dependen de las capacidades
del paciente para autocuidarse, en el cual se identifican el sistema de Enfermería
totalmente compensatorio (todos los cuidados son asumidos por el personal de
enfermería), parcialmente compensatorio (se comparten las acciones de
autocuidado entre la persona afectada y el profesional de enfermería) y el de
apoyo educativo (la persona realiza las acciones de autocuidado con la orientación
y supervisión del profesional de enfermería para perfeccionar el mismo) [97]. Así,
el sistema de Enfermería muestra y ubica la forma en que el profesional de
Enfermería contribuye a superar el déficit de autocuidado del paciente, por medio
de la orientación y el control de las acciones realizadas por el individuo, con el
objetivo de recuperar y mejorar su autocuidado.
49
En este orden de ideas, se puede reconocer que el autocuidado es una conducta
que aparece en situaciones concretas de la vida, el cual contribuye a regular los
factores que afectan el desarrollo, la salud y el bienestar de la persona. De aquí
que existan tres etapas vitales para adoptar un completo autocuidado. En la
primera etapa, la persona se hace consciente de que requiere algún tipo de
acción, en la segunda etapa, la persona toma la decisión de seguir un curso
particular de acción y finalmente en la tercera etapa, la persona realiza la acción
[99] demostrando el verdadero empoderamiento y conciencia de su condición de
salud
Finalmente, el autocuidado implica asumir la responsabilidad de escoger un estilo
de vida adecuado, por lo tanto, una persona que ejerce su práctica de
autocuidado, es aquella que se percibe como un ser valioso en su condición de
ser humano y que está en capacidad de construir su propio proyecto de vida en
las mejores condiciones posibles, por medio de acciones consientes y adecuadas.
2.4. AUTOCUIDADO EN LAS PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA
Debido a la alta complejidad que abarca el autocuidado frente al tratamiento no
farmacológico en personas con insuficiencia cardiaca, es importante reconocer
que si se desea que el autocuidado sea efectivo en relación al tratamiento no
farmacológico, las personas deben asumir una serie de cambios y pautas de
comportamiento, para mejorar y controlar su proceso de enfermedad; sin
embargo, estos cambios de comportamiento no son fáciles de realizar, puesto que
se presentan dificultades para cambiar los estilos de vida muy arraigados, por
falta de conocimiento del entorno o a falta facilidades socioeconómicas de cada
persona, generando un gran impacto en la vida de las personas que se les
diagnostica, ya que no solo demanda cambios en el estilo de vida del individuo,
sino también al interior de la familia, la cual es considerada como un componente
fundamental para motivar el autocuidado en personas con Insuficiencia cardiaca.
50
Por otro lado, el autocuidado se concibe como “clave en la Insuficiencia Cardiaca y
como uno de los principales objetivos de la labor educativa” [94], haciéndose
énfasis en este caso en el tratamiento no farmacológico, ya que se hace necesario
que las personas hagan cambios en cuanto al estilo de vida y en que reconozcan
los signos de alarma, siendo necesario reforzar constantemente los conocimientos
de estas personas para que tengan claro como debe ser el control de los
síntomas, sin embargo, no solo se trata de brindar conocimientos acerca de la
enfermedad, sino también de formar y motivar a las personas a que sean
consientes de su condición de salud, con el fin de que participen activamente en el
tratamiento, mejoren su estilo y calidad de vida y afronten las limitaciones que le
impone su actual estado de salud en su diario vivir.
En consecuencia, ya que el autocuidado es un valor inherente a cada ser humano
y es percibido por el individuo como un deber y un derecho para consigo mismo,
con las personas que lo rodean y como objetivo del Profesional de Enfermería, es
muy importante realizar acciones dirigidas a promover el autocuidado,
reconociendo la influencia de los factores culturales, socioeconómicos y
educativos que determinan el desarrollo del mismo en las personas,
especialmente en las personas que tienen como diagnostico Insuficiencia
Cardiaca, enfocándose en que cada individuo mejore su autocuidado y se
empodere de su salud, mejorando su nivel de conocimientos con el fin de realizar
acciones pertinentes y eficaces orientadas al tratamiento no farmacológico, de tal
manera que permita el control de síntomas propios de la enfermedad,
contribuyendo al mismo tiempo a disminuir el número de ingresos, las
complicaciones, a mejorar el pronóstico y lo mas importante, a mejorar la calidad
de vida de las personas con Insuficiencia Cardiaca.
51
2.5. ESTUDIOS QUE DESCRIBEN EL NIVEL DE AUTOCUIDADO FRENTE AL TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA
El autocuidado en los pacientes con Insuficiencia Cardiaca ha sido un fenómeno
estudiado sobretodo en países desarrollados, por consiguiente, existen estudios
cuyo tema de interés ha sido el diseño de herramientas que permitan medir el
nivel de autocuidado personas con insuficiencia Cardiaca; estos estudios tuvieron
como propósito desarrollar y validar una escala que permitiera evaluar el manejo
del tratamiento farmacológico y no farmacológico. El principal estudio,
corresponde al realizado por Jaarsma et al. en el año 2003 [25], puesto que no
existía ningún instrumento válido ni confiable para medir el nivel de autocuidado
en personas con Insuficiencia Cardiaca, siendo motivo para la creación de la
Escala Europea de autocuidado, con el fin de valorar el autocuidado de las
personas en relación al tratamiento farmacológico y no farmacológico. Esta escala
fue validada en 442 pacientes, en 6 centros europeos de Holanda, Suecia e Italia,
y posteriormente, fue traducida a varios idiomas para ser aplicada en otros países
como Japón, España; de esta manera se ha contribuido con la validación de la
misma. [7, 25, 26, 27, 28, 29, 30]. Durante la validación de la escala en cada
estudio, se llevó a cabo 3 fases así: revisión de los primeros análisis de
construcción, revisión de los temas, respuestas y el formato de puntuación, y
realización de pruebas de la nueva escala. Cada estudio que contribuyó con la
validez de la escala, concluyó que es un instrumento válido, confiable y práctico,
que permite medir el nivel de autocuidado en personas con Insuficiencia Cardiaca,
además, sirve para gestionar programas educativos y medir su impacto en el
mejoramiento del autocuidado.
Otros autores en sus estudios han concluido que el éxito en el manejo del
tratamiento no farmacológico relacionadas con la dieta, actividad física, restricción
52
de líquidos, entre otras, como pilar central en el control de los síntomas, depende
de la intervención del profesional de enfermería, por medio de estrategias
educativas [7, 30, 32, 64], con el fin de prevenir complicaciones [24], por lo tanto,
las estrategias educativas, no solo deben iniciarse a nivel hospitalario sino
también a nivel ambulatorio y domiciliario, puesto que se ha encontrado evidencia
en algunos estudios como el realizado por Jaarsma, Stromberg [11, 24],
concluyendo que una intervención educativa de forma integral, es eficaz en la
mejoría de las habilidades de autocuidado.
En otros estudios, se ha encontrado que el efecto positivo del las estrategias
educativas sobre el tratamiento no farmacológico y la identificación temprana y
oportuna de las prácticas de autocuidado, reducían el numero de ingresos en este
grupo poblacional [11, 24, 31, 64, 80], pues la identificación de los signos de
alarma y el cumplimiento del régimen terapéutico mejoraba las habilidades de
autocuidado, lo que significa menos contacto con el médico y menos días de
estancia hospitalaria.
Finalmente, la promoción y realización de las prácticas de autocuidado no solo
depende de las intervenciones educativas por parte del profesional, sino también
de los factores sociodemográficos de la persona, tales como el nivel educativo y el
nivel de ingresos [43] además de otras variables que influyen en la adherencia y
en un adecuado autocuidado, como es el caso del régimen terapéutico en donde
se incluye la duración y complejidad del tratamiento relacionado con el numero de
medicamentos, puesto que a mayor numero de medicamentos, menor adherencia
al tratamiento, lo cual hace mas difícil un óptimo autocuidado [63].
Además del nivel educativo y el nivel de ingresos, otra de las variables que influye
de manera significativa en la realización de un adecuado autocuidado, es el difícil
acceso a los servicios médicos en relación con los horarios y disponibilidad de
especialistas y profesionales de la salud [11].
53
3. DISEÑO METODOLÓGICO:
3.1. Tipo de estudio:
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal, aplicado a los personas
adultas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca, en clase funcional I, II y III,
hospitalizadas en el periodo de Enero a Julio 2008, puesto que se pretendía
recoger y analizar información cuantificable para describir las prácticas de
autocuidado, realizadas por personas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca, lo
cual facilitó la comprensión de las acciones de autocuidado en este grupo de
individuos.
3.2. Población: La población estuvo constituida por 100 personas adultos con diagnóstico de
Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I, II y III, hospitalizados en el periodo de
Enero a Julio 2008.
3.3. Tamaño de la Muestra El tamaño de la muestra fue constituido por 30 personas con diagnostico de
Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I, II y III, hospitalizadas en el periodo de
Enero 2008 a Julio 2008, asumiendo que el evento del estudio tiene una
distribución normal y se acoge al teorema de limite central.
3.4. Tipo de Muestreo: En este estudio, se escogió la muestra que corresponde a 30 personas, por medio
del muestreo no probabilístico, en donde cada uno de los participantes cumplía
con los criterios de inclusión especificados en el protocolo del estudio.
54
3.5. Criterios de Inclusión:
Hombres y Mujeres adultos con diagnostico de Insuficiencia Cardiaca
atendidos en un Hospital de 4º nivel
Personas que se encontraban en clase funcional I II y III de la Insuficiencia
Cardiaca.
Personas con capacidad de comprensión y adecuado estado mental.
3.6. Criterios de Exclusión:
Personas con alguna discapacidad física (lesión medular, parálisis cerebral,
distonía muscular, discapacidad motora) que les impida el empoderamiento de
su autocuidado.
Personas que dependan totalmente de su cuidador principal
3.7. Procedimiento:
El trabajo de investigación se realizó en 2 fases así:
En la primera fase, se solicitó en un Hospital de cuarto nivel datos estadísticos
relacionados con el número de hospitalizaciones de personas con diagnóstico
Insuficiencia Cardiaca durante el periodo comprendido entre enero a julio del
2007, con el fin de determinar la demanda del servicio de salud a la institución por
parte de este grupo poblacional para poder seleccionar la muestra. También se
solicitó autorización a la Institución, al Departamento de Enfermería y
coordinadores de piso para la recolección de datos, y se hizo entrega del
anteproyecto, el cual tuvo el aval del Comité de Ética y de investigación de la
facultad y de la Institución de Salud.
55
En la segunda fase, se realizó la recolección de datos usando como herramienta
la “Escala Europea de Autocuidado en Insuficiencia Cardiaca"[7], traducida al
español y utilizada por González, Lupón, Parajón, Urrutia, Herreros y Valle en el
año 2006, la cual fue aplicada en este estudio a las personas hospitalizadas con
diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I, II y III, en un Hospital de
cuarto nivel durante el periodo de Enero a Julio del 2008, con previo
consentimiento informado para que de esta forma cada participante tuviera
conocimiento de lo que se pretendía lograr con la investigación. La duración de
aplicación de la escala en cada persona fue de aproximadamente 45 minutos y fue
diligenciada por la autora de la investigación en un ambiente adecuado,
generando un espacio de comunicación e interacción con el paciente y con la
familia del mismo en lo posible.
La escala de autocuidado aplicada fue elaborada por “Jaarsma Strömberg,
Martensson y Dracup en el año 2003” [25], para medir el nivel de autocuidado de
personas con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca en relación al tratamiento no
farmacológico. Esta escala se validó inicialmente en 19 hospitales de países
bajos, posteriormente se aplicó a “442 pacientes de 6 centros europeos de
Holanda, Suecia e Italia y fue traducida a varios idiomas en el 2003.
La Escala Europea de Autocuidado, cuenta con 12 preguntas, formuladas como
afirmaciones, distribuidas así: 1 pregunta evaluando el autocuidado frente al
tratamiento farmacológico y 11 preguntas relacionadas con el tratamiento no
farmacológico. Las respuestas se dan en una “escala tipo likert” [45], la puntúa de
1 a 5, donde 1 significa siempre, 2 casi siempre, 3 ocasionalmente, 4 casi nunca y
5 nunca. La puntuación global en la escala es de 12 a 60 puntos, y los valores
inferiores indican un mejor autocuidado así: alto (12 a 27 puntos), medio (28 a 43
puntos) y bajo (44 a 60 puntos) (tabla Nº6), y se define como nivel, a una
valoración cuantitativa y objetiva como una forma de medir el autocuidado en
personas con Insuficiencia Cardiaca. [7]. (Anexo A).
56
Durante la entrevista, se identificaron muchas dudas en cuanto al tratamiento no
farmacológico, por lo que se decidió en entregar a cada participante, después de
la aplicación de la Escala Europea de Autocuidado, un folleto (ANEXO C) como
estrategia educativa para contribuir al mejoramiento de las prácticas de
autocuidado de cada persona.
Tabla Nº 6. Características definitorias según el nivel de autocuidado frente al tratamiento no Farmacológico, en personas con
Diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca. NIVEL DE AUTOCUIDADO CARACTERISTICAS DEFINITORIAS
ALTO (12 a 27 puntos)
Es aquel nivel de autocuidado en que las personas con Insuficiencia
Cardiaca mantienen un óptimo control de los signos de alarma (fatiga,
disnea, aumento de peso, edema), por medio de acciones propias
dirigidas al control de los mismos, es decir, las personas cumplen a
cabalidad con cada una de las acciones o actividades recomendadas
para prevenir y controlar los síntomas de la enfermedad.
MEDIO (28 a 43 puntos)
Es aquel nivel de autocuidado en que las personas con Insuficiencia
Cardiaca mantienen un adecuado control de los signos de alarma
(fatiga, disnea, aumento de peso, edema), por medio de acciones
propias dirigidas al control de los mismos, sin embargo, no llevan a
cabo todas las recomendaciones brindadas para prevenir y controlar
los síntomas de la enfermedad.
BAJO
(44 a 60 puntos)
Es aquel nivel de autocuidado en que las personas con Insuficiencia
Cardiaca se les dificulta mantener un óptimo o adecuado control de los
signos de alarma (fatiga, disnea, aumento de peso, edema), al no
realizar acciones a favor del control de los síntomas de la enfermedad.
4. ASPECTOS ÉTICOS: Uno de los aspectos fundamentales en el estudio, es el respeto y mantenimiento
de la autonomía de los pacientes que participaran, considerándose necesario
emplear los principios éticos y morales de la Profesión de Enfermería, los cuales
57
están relacionados con el trato y los derechos que se merecen los individuos que
participan o hacen parte de un estudio.
En este orden de ideas, según El Tribunal Ético De Enfermería, la ley 266 de 1996
y la Resolución 13437 de 1991, en una investigación, se deben contemplar los
principios éticos de la Práctica Profesional, los cuales se basan en la
“confidencialidad, integralidad, dialogicidad” [46], “Justicia, Veracidad, Solidaridad,
Lealtad y Fidelidad” [47] entre otros. Por lo tanto, en ésta investigación, se velará
por la conservación de estos principios, puesto que el nombre del participante no
va a ser revelado en ningún momento, el paciente tendrá el derecho de decidir si
quiere ser parte de la investigación o de su permanencia en la misma y los
resultados de cada encuesta no serán modificados.
Además, por medio de la investigación se orientó el proceso de autocuidado al
participante y familia, generándose un ambiente de interrelación entre enfermera-
paciente, familia, puesto que es un elemento esencial del proceso del cuidado de
enfermería asegurar una comunicación efectiva y respetuosa, basada en
relaciones interpersonales simétricas, convenientes para propiciar un diálogo
participativo, en el cual la persona, la familia y la comunidad, expresan con libertad
y confianza sus necesidades y expectativas de cuidado.
Por otra parte, se utilizó el formato de consentimiento informado, el cual se aplicó
a los pacientes antes de iniciar la recolección de datos, en donde se informará
acerca de los riesgos y beneficios del estudio, por lo tanto, el proceso del
consentimiento informado debe basarse en una relación de confianza y
honestidad, en donde el investigador brinda información clara y precisa, con las
explicaciones pertinentes y necesarias que garanticen el entendimiento del
paciente. (ANEXO B).
58
5. MARCO DE ANALISIS
5.1. PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS
Este trabajo de investigación consideró la caracterización de la población objeto
utilizando las variables edad, género, estado civil, escolaridad, estrato, ocupación,
y otras variables como la clase funcional, número de reingresos, tiempo de
diagnóstico y la asistencia a programas educativos, las cuales se describieron por
medio de la estadística descriptiva como las frecuencias absolutas y las
frecuencias relativas (%).
Las variables que se tuvieron en cuenta para medir el nivel de autocuidado en esta
población, fueron descritas mediante la aplicación de la Escala Europea de
Autocuidado y los datos obtenidos fueron procesados en el programa estadístico
SPSS versión 15.0 para Windows, y presentados en tablas y gráficos para una
mejor comprensión del fenómeno estudiado.
En primera instancia, se identifican las características sociodemográficos de las
personas que participaron en el estudio, luego se describen las prácticas de
autocuidado en relación con la dieta, actividad física regular, el control de peso,
reposo durante el día, restricción de líquidos, descanso en presencia de disnea, la
identificación de los signos de alarma como fatiga (cansancio), edema, disnea,
aumento de peso y acudir al Médico o Enfermera en presencia de los mismos,
como actividades que hacen parten del tratamiento no farmacológico en las
personas con Insuficiencia Cardiaca, y finalmente se describe el nivel general de
autocuidado encontrado en la población objeto.
59
5.1.1. CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE
LA POBLACIÓN ESTUDIADA
El análisis respecto a la variable edad, mostró que los pacientes presentaron
edades entre los 38 a 83 años, obteniéndose el mayor número de personas entre
los 57 a 65 años de edad (26.7%), muy similar respecto a otras edades que
comprenden los 75 a 83 años (23.3%), lo cual se relaciona con lo mencionado por
la revista Argentina de Cardiología “el incremento de la edad contribuye al
desarrollo y la progresión de la Insuficiencia Cardíaca” [100], puesto que con la
edad se generan cambios estructurales y funcionales a nivel cardiaco,
aumentando así la mortalidad por esta causa. Sin embargo, se pueden encontrar
personas más jóvenes con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca como las
personas de 38 a 56 años encontradas en el presente estudio, indicando que
posiblemente fue este grupo de edad tiene factores de riesgo como la
hipertensión, estilos de vida inadecuados y otras cardiopatías que los hacen
vulnerables para presentar esta enfermedad en edades más tempranas. Así
mismo, en estudios internacionales se encontraron resultados similares, se
evaluaba el autocuidado en personas con Insuficiencia Cardiaca y se identificaba
a la población estudio en el mismo rango de edad, como por ejemplo el estudio de
Gonzáles, Caldwell, Jaarsma, Bastidas y otros [7, 11, 24, 25, 27, 28], lo que da a
entender que independientemente de los estilos de vida y las características de las
poblaciones, es mas frecuente que se presente la Insuficiencia Cardiaca en
personas que se encuentran en la adultez intermedia (40 a 65 años) o en la
adultez tardía (mayores de 65 años) del ciclo vital humano.
60
Tabla Nº 7. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la edad, género y estado civil.
DATO SOCIODEMOGRAFICO CATEGORIAS FRECUENCIA PORCENTAJE
EDAD
38 - 47 3 10,0%48 - 56 6 20,0%57 - 65 8 26,7%66 - 74 6 20,0%75 - 83 7 23,3%
GÉNERO Femenino 9 30,0%Masculino 21 70,0%
ESTADO CIVIL
Soltero/a 5 16,7%Casado/a 19 63,3%
Separado/a 2 6,7%Viudo/a 3 10,0%
Unión Libre 1 3,3%FUENTE: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel en Bogotá. Enero a Julio 2008.
Con relación al género, se encontró un predominio del género masculino (70%)
(Tabla Nº7), al igual que en otros estudios realizados por Gonzáles (73%),
Caldwell (58%), Jaarsma (63.4%) y otros [7, 11, 24, 27, 28, 30, 31, 21, 43], lo que
indica que es una enfermedad predominante en los hombres, puesto que la
prevalencia de enfermedad coronaria es mucho mayor en los hombres que en las
mujeres en cualquier edad, por lo tanto ha influido en que se considere la
enfermedad coronaria como una enfermedad predominante del género masculino
y porque su incidencia entre los 40 y 60 años, es mayor en hombres en
comparación con las mujeres [43]. Además, al realizar la comparación del nivel de
autocuidado entre el género femenino y el masculino, se evidenció que las
mujeres tienen un mayor nivel de autocuidado (36.67 puntos) respecto a los
hombres (40.29 puntos).
Culturalmente, se ha presentado un mayor autocuidado en mujeres, dado que hay
mayor riesgo de enfermar, debido a sus características anatomofisiológicas
(osteoporosis, infecciones urinarias, depresión), presentándose un mayor número
de consultas en las mujeres a los servicios de salud para tener atención sanitaria
cuando lo necesiten, y de esta manera adquirir control y/o manejo de la
enfermedad que cursan. Sin embargo, a pesar de la connotación cultural que se
61
ha construido a lo largo de la historia acerca del autocuidado, es muy importante
mejorar este aspecto en el sexo masculino. pues al tener un mayor nivel de
autocuidado, se van a mejorar muchas conductas que son pilares en el manejo de
la Insuficiencia Cardiaca, creando una mayor conciencia de la importancia de
realizar actividades en beneficio de la salud, para el control de los signos y
síntomas de la Insuficiencia Cardiaca, asumiendo que estas actividades no solo
están encaminadas a tratar los signos y síntomas, sino también están orientados a
prevenirlos, lo que permite un mejor manejo de la enfermedad, reflejándose en la
disminución de la incidencia de complicaciones y hospitalizaciones por esta causa.
Por otro lado, predominó en la muestra el ser casado (63.6%), siendo un indicador
dominante en la gran mayoría de los estudios realizados a personas con
Insuficiencia Cardiaca [11, 24 ,28 ,31 ,32] (Tabla Nº 7) y muy relevante, puesto
que al tener una red de apoyo social y la presencia del cónyuge en particular,
favorece a una mejor y mayor adherencia de adecuadas prácticas de autocuidado
en las personas, a generar una atmosfera de comprensión, acompañamiento y
ayuda a quien padece de Insuficiencia Cardiaca, estimulándola a realizar acciones
o actividades para conservar la salud, en comparación con las personas que no
tienen una buena base de apoyo social o son solteros (33.4%), lo que genera
aislamiento, desinterés en la realización de acciones que promuevan el control y/o
manejo de los síntomas, puesto que no hay mecanismos que motiven
emocionalmente a las personas con Insuficiencia Cardiaca, para que haya un
mejor empoderamiento de la salud y conservación de la misma, por lo tanto se
hace de gran valor que los profesionales de enfermería motiven a estas personas
a empoderarse de su salud por medio del acompañamiento, educándolos para
que adquieran un mayor conocimiento y habilidad en el manejo de la Insuficiencia
Cardiaca.
62
Tabla Nº 8. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la escolaridad, estrato y ocupación.
DATO SOCIODEMOGRAFICO CATEGORIAS FRECUENCIA PORCENTAJE
ESCOLARIDAD
Primaria 15 50,0%Secundaria 2 6,7%Universitario 12 40,0%
Maestría 1 3,3%
ESTRATO
1 1 3,3%2 7 23,3%3 15 50,0%4 5 16,7%5 1 3,3%6 1 3,3%
OCUPACION Labora 19 63.1%No Labora 11 36,6%
FUENTE: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III, hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel en Bogotá. Enero a Julio 2008.
Respecto al nivel de escolaridad y el estrato socioeconómico, se encontró que el
50% de la población realizaron sus estudios hasta básica primaria, y el 50% de las
personas hacen parte del estrato socioeconómico 3 (Tabla Nº8). Estas dos
variables son consideradas como aspectos importantes a tener en cuenta en la
adopción de conductas adecuadas de autocuidado, puesto que hay una relación
estrecha y asociación significativa entre la educación y el estrato socioeconómico,
porque a un mejor nivel educativo, mayores ingresos, más posibilidad de participar
en comportamientos adecuados para la salud y menos riesgo para enfermar [43].
En relación a la ocupación desempeñada por cada participante, se observó que el
63.1% laboran, con un nivel de autocuidado de 40 puntos y solo un 36.6% no
laboran, nivel de autocuidado de 37 puntos (Tabla Nº8), es decir que las personas
que no laboran tienen un mejor autocuidado, lo que indica que hay mayor
disponibilidad de tiempo para realizar actividades a favor de la conservación de la
salud, como realizar actividad física y/o buscar asistencia médica en el momento
en que identifiquen o consideren un cambio en el estado de la salud, en
comparación con las personas que laboran, quienes ocupan la mayor parte de su
tiempo en actividades laborales y les queda muy poco tiempo disponible para la
63
realización actividades recreativas o visitar al médico o enfermera en presencia de
signos y síntomas, entre otras.
Tabla Nº 9. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación a la
clase funcional y asistencia a programas educativos.
VARIABLE CATEGORIAS FRECUENCIA PORCENTAJE CLASE FUNCIONAL
(NYHA) I 13 43,3%II 10 33,3%III 7 23,3%
ASISTENCIA A PROG. EDUCATIVOS
NO 27 90,0%Si 3 10,0%
FUENTE: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III, hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel en Bogotá. Enero a Julio 2008.
En cuanto a la clase funcional y la asistencia a programas educativos, el 43.3% de
las personas se encontraba en clase funcional I, a diferencia de otros estudios
donde predominó la clase funcional II y/o III [7, 24, 27, 28, 30, 32] y el 90% de la
población no asisten a programas educativos (Tabla Nº9). La razón por el cual no
asisten a ningún programa educativo, es porque no saben de la existencia de
estos programas o por falta de tiempo, dando a entender, que si no se interviene
pronto en mejorar el nivel de autocuidado de personas en clase funcional I, por
medio de actividades educativas y formativas, va a progresar la enfermedad hasta
llegar a clase funcional II, III y IV, presentándose mayor deterioro de la salud de
forma significativa. El deterioro de la salud se puede prevenir al realizar
seguimiento y actividades educativas de forma continua, pues la educación, es
considerada como herramienta y estrategia que permite operacionalizar de forma
adecuada las prácticas de autocuidado, y lograr conductas positivas que conllevan
un beneficio para el control de la enfermedad” [58].
64
Tabla Nº 10. Distribución porcentual y de frecuencia de la población estudio en relación al número de reingresos y tiempo de diagnóstico por Insuficiencia Cardiaca.
VARIABLE CATEGORIAS FRECUENCIA PORCENTAJE NUMERO DE
REINGRESOS POR INSUFICIENCIA
CARDIACA
<10 28 93,3%10 - 29 1 3,3%30 - 49 0 0,0%
>50 1 3,3%
TIEMPO DE DIAGNOSTICO
<1 año 19 63,3%2 – 10 años 7 23,3%11 – 20 años 3 10,0%21 – 30 años 1 3,3%
FUENTE: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III, hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel en Bogotá. Enero a Julio 2008.
En cuanto número de reingresos y al tiempo de diagnóstico (Tabla Nº10), son dos
aspectos fundamentales en el tratamiento de la insuficiencia Cardiaca, y aún mas
en este estudio, se identificó en la mayoría de personas un tiempo de diagnóstico
menor de un año (63.2%) y en clase funcional I, lo cual permite influir por medio de
procesos educativos en los estilos de vida y en los comportamientos de
autocuidado en este grupo poblacional, para que adquieran conocimientos y
habilidades acerca del control, manejo y reconocimiento de los signos de alarma
como parte del tratamiento no farmacológico, con el fin de mejorar las prácticas de
autocuidado y prevenir el aumento de las complicaciones por Insuficiencia
Cardiaca o por enfermedades que la exacerban como la Enfermedad Pulmonar
Obstructiva Crónica y el Infarto agudo de Miocardio. Por esta razón es
conveniente incidir en realización de actividades educativas, formativas, brindando
espacios de esparcimiento para compartir las experiencias en cuanto al manejo y
control de la enfermedad, lo que brinda pautas a cada persona para mejorar sus
habilidades y prácticas de autocuidado. Otro punto importante, fue al realizar la
comparación del nivel de autocuidado entre la clase funcional I, II y III, se encontró
que las clases funcionales II y III tenían un mejor nivel de autocuidado (37 puntos),
en comparación a los de clase funcional I (42 puntos), posiblemente porque ya hay
un mayor tiempo de convivencia con la enfermedad por lo tanto tienen una mejor
habilidad para reconocer y prevenir los signos de alarma.
65
5.2. NIVEL DE AUTOCUIDADO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA EN RELACIÓN A LAS VARIABLES
DEL INSTRUMENTO APLICADO
Grafico Nº1 . Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al control de peso diario
7% 10%
13%
27%
43% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Respecto a cada una de las variables estudiadas en la escala de autocuidado en
personas con Insuficiencia Cardiaca, se evidenció que el 7% de la población
estudiada realiza siempre el control de peso diario, esta cifra es muy alarmante,
puesto que existe un porcentaje muy bajo de personas que controlan su peso
como medida preventiva de complicaciones relacionadas con la enfermedad
(Gráfico Nº1), lo que da a entender que el resto de la población conoce muy poco
acerca de la importancia del control de peso periódicamente o que posiblemente
no le encuentren relevancia a este aspecto y no aplican sus conocimientos en el
manejo de la enfermedad, sin embargo, algunas personas referían no tener un
acceso fácil a una báscula o los suficientes recursos económicos para un control
mas estricto o seguido de su peso.
Al comparar los resultados con otros estudios [25, 28, 30, 32], se observa que el
nivel de autocuidado en este ítem es bajo lo que puede significar que
independientemente de la disponibilidad de los recursos económicos como
66
limitante para acceder a una báscula, y mantener un mejor control del peso, las
personas no han adquirido aún la conciencia de la importancia de este aspecto
como parte del reconocimiento de los signos de alarma, lo cual puede generar
alguna complicación orgánica si no se detecta a tiempo.
Gráfico Nº2 . Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el Médico o
Enfermera al aumentar 2Kgrs de peso en una semana.
7%
0%
3%
3%
87%
1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Al evaluar el segundo ítem de la escala de autocuidado, se encontró que solo el
7% de la población estudiada siempre contacta al Médico o Enfermera al
aumentar 2Kgrs de peso en una semana (Gráfico Nº2). Es claro, que si existe
dificultades en el control de peso de forma continua, es difícil tener una referencia
exacta del peso aumentado en una semana, por lo tanto, no hay reconocimiento
de este signo de alarma y no se genera ningún contacto con los profesionales de
la salud, para el manejo del mismo. No obstante, en otros estudios, se presentó un
mayor contacto cuando se aumentaba de peso, en comparación con los
resultados en el ítem de este estudio, como los estudios realizados por Jaarsma,
González, Lupón [7, 25, 30]. Por lo tanto, se define que la población de este
estudio tiene un bajo nivel de autocuidado en relación a este aspecto.
A partir de este análisis, se debe intervenir no solo por medio de la educación para
la identificación de este signos de alarma, sino también, se hace necesario que en
67
las Instituciones de salud haya disponibilidad de básculas de uso gratuito, con
prioridad a personas con Insuficiencia Cardiaca, lo que permitiría el contacto
oportuno con el médico o enfermera para identificar tempranamente
complicaciones de la enfermedad y actuar de forma inmediata.
Grafico Nº3 . Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al descanso
en presencia de disnea
33%
10%20%7%
30%1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Otra variable estudiada, evidenció que el 33% de las personas descansaban
siempre en presencia de dificultad respiratoria, eso quiere decir gran parte de la
población estudiada, no descansa siempre en presencia de disnea, y referían no
hacerlo, por cumplir las actividades laborales o porque no lo consideraban
necesario, ya que la dificultad para respirar era solo por un lapso de tiempo muy
corto, comparativamente, se encontraron mejores resultados en los estudios de
Gonzáles, Jaarsma y Lupón [7, 25, 30], reflejándose que la población de cada
estudio mencionado, tenía mayor reconocimiento de la presencia de disnea como
signo de alarma y decidían suspender las actividades que se estaban realizando
para descansar, mientras cedía la dificultad para respirar. Por lo tanto, es
necesario enfatizar acerca de la dificultad para respirar como un signo de alarma,
con el fin que cada persona la reconozca y le de la importancia para actuar de
forma adecuada, es decir descansando, en el momento en que se presente la
disnea.
68
Gráfico Nº 4. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al reposo durante el día
40%
17%20%
10%
13% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
En relación al cuarto ítem de la escala, solo el 40% de los participantes refirieron
reposar siempre durante el día, (Gráfico Nº4), hallándose mejores resultados, con
un nivel alto de autocuidado en los estudios de Gonzáles, Jaarsma y Lupón,
siendo algunas de las razones de no reposar durante el día en la población
estudiada, el cumplimiento de las actividades laborales y domésticas, por tal
motivo, es muy importante influir tanto en personas con Insuficiencia Cardiaca que
tienen un nivel de autocuidado adecuado u óptimo, como las que tienen un
inadecuado autocuidado en este aspecto, explicándoles la importancia de
descansar algún tiempo durante sus actividades diarias, para que no
experimenten fatiga física, lo cual podría afectar en la calidad y productividad del
trabajo realizado por cada persona. Finalmente, el nivel de autocuidado
identificado en relación al reposo durante el día fue medio.
69
Gráfico Nº 5. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el Médico o
Enfermera en presencia de disnea progresiva.
30%
0%
13%27%
30% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Gráfico Nº 6. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con Médico o
Enfermera en presencia de fatiga (cansancio).
17%
13%
24%23%
23% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Según los resultados obtenidos en el ítem 5 y 6, no son motivos para este grupo
de personas encuestadas el consultar siempre al médico o enfermera en
presencia de disnea: el 30% consulta siempre en presencia de disnea, y tan solo
(Gráfico Nº5). En cuanto a consultar con el Médico o Enfermera en aumento de
fatiga (cansancio) solo el 17% consulta siempre (Gráfico Nº6), generando dificultad
en el control y manejo de los signos y síntomas, complicaciones por la no
identificación y tratamiento oportuno de la disnea y/o fatiga (cansancio). Aunque el
nivel de autocuidado en este aspecto fue medio, la mayoría de la población
70
estudio, no tiene una adecuada identificación de la disnea y la fatiga como
síntomas de alarma, probablemente porque no conocen muy bien la enfermedad
ni la forma de actuar frente a esos síntomas, por tal motivo se hizo énfasis durante
las encuestas en la identificación de la fatiga (cansancio), edema, disnea, aumento
de peso y tos como signos de alarma, y como motivos para consultar al médico o
enfermera.
Al comparar la puntuación media de cada ítem con otros estudios se encontró que
hay una gran similitud [7, 25, 28, 30], pero es muy claro que las personas del
presente estudio consultan más cuando hay dificultad respiratoria que cuando
sienten fatiga (cansancio). Sin embargo, estos resultados dan a entender que hay
muy poca consulta en presencia de disnea, fatiga (cansancio), lo que dificulta e
influye de cierta manera en que estas personas no acudan a tiempo a los servicios
de salud antes de presentarse cualquier otra complicación, obstaculizando la
atención oportuna del personal de salud y empeorando el pronóstico. No obstante,
algunas personas referían que cuando se dirigían a urgencias, no eran atendidos
rápidamente puesto que la fatiga y disnea no era considerada como una urgencia
y por tal motivo no volvieron acudir a este servicio, lo cual genera desinterés por
parte de este grupo poblacional, para acudir al médico o enfermera en presencia
de disnea y fatiga aplazando las consultas y el tratamiento oportuno de estos
signos de alarma conllevando a futuras complicaciones.
A partir de los resultados obtenidos en los cuatro últimos ítems, es muy relevante
que el un alto porcentaje de la población estudiada no esta realizando siempre
pausas o descansos en presencia de disnea (Gráfico Nº 3), lo que genera un
esfuerzo del corazón para mantener un adecuado aporte de oxigeno al organismo,
produciendo la sensación de cansancio durante el día, por lo tanto se considera
que es necesario darles a entender en forma clara y en términos sencillos, las
razones por las cuales se presenta dificultad para respirar, y la importancia de
buscar ayuda médica y de los profesionales de enfermería para la prevención de
71
complicaciones, como por ejemplo los infartos agudos de miocardio, arritmias y
embolias.
Según el rango para determinar el nivel de autocuidado en este estudio, se define
que la población muestra, tiene un nivel de autocuidado bajo en relación al
descanso en presencia de disnea, a buscar ayuda profesional o buscar al medico
o enfermera en presencia de disnea, fatiga (cansancio) y un nivel de autocuidado
medio para descansar durante el día.
Grafico Nº 7. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al consumo
de una dieta baja en Sodio
36%
20%17%
17%10% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
También, se determinó el consumo de sodio en las comidas diarias,
presentándose que el 36% hace siempre el control del consumo de sodio (Gráfico
Nº7). Se encontraron resultados similares en relación a la limitación del consumo
de sodio, en los estudios de Jaarsma, Gonzáles, Naoko [7, 25, 28]. Para la
población estudiada es difícil no adicionarle sal de mesa a las comidas por que
sienten que el sabor de la comida es muy simple si no se le agrega este
condimento. Durante la encuesta, fue posible evidenciar que reconocen muy poco
de la variedad de hierbas o alimentos que realzan el sabor de las comidas, por lo
tanto fue necesario darles a conocer los diferentes alimentos como por ejemplo la
cebolla, ajo, tomillo, limón, laurel, como ingredientes que ayudan a este fin y no
72
producen ningún efecto adverso al sistema cardiovascular, tanto a los que realizan
el control del consumo de sodio como a los que no. El nivel de autocuidado en
este aspecto fue medio.
Grafico Nº8. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación con la limitacion del consumo
de liquidos (no más de 1,5-2 l)
20%
23%30%
10%
17% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
En cuanto a la limitación del consumo de líquidos de 1.5 a 2 Litros diarios, el 20%
de las personas hacen esta limitación siempre, 23%. Por lo tanto, son muy pocas
las personas que saben y tienen en cuenta la restricción del consumo de líquidos
diario. Se indagó la razón por el cual no realizaban siempre la limitación en el
consumo de líquidos, refiriendo que desconocen este aspecto como un factor para
prevenir los signos y síntomas, y porque el médico o enfermera en ningún
momento les recomendó limitar la ingesta de líquidos a este grupo de estudio.
Otra razón identificada fue la procedencia o el lugar donde residencia, ya que si
viven en un clima cálido, es más difícil controlar la ingesta de líquidos puesto que
referían sentir mucha sed. Finalmente el nivel de autocuidado encontrado en
relación con el consumo de líquidos diario fue medio.
Se sugiere que independientemente de la clase funcional en que se encuentre la
persona con diagnostico de Insuficiencia Cardiaca, se de a conocer la importancia
73
de la limitación del consumo de líquidos para la prevención de edemas y en
presencia de edema, lo cual beneficia la corrección más rápida del balance de
líquidos.
Gráfico Nº9. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación al contacto con el Médico o Enfermera
en presencia de edema.
13%0%
13%
13%61%
1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
En cuanto al nivel de autocuidado, en relación al contacto con el medico o
enfermera en presencia de edema, tan solo el 13% siempre realiza el contacto con
el personal de salud (Gráfico Nº9). A partir de este resultado, se evidencia que el
nivel de autocuidado en relación al contacto en presencia de edema es bajo,
debido a que no hay conocimiento de las implicaciones de este signo de alarma,
incluyéndose la dificultad respiratoria, puesto que a mayor grado de edema, mayor
dificultad para el retorno venoso y oxigenación de la sangre, generando dificultad
para respirar.
De esta manera, se encuentra una estrecha relación entre la dieta, el control del
consumo de líquidos, y la presencia de edema, porque un consumo alto de sodio
produce retención de líquidos generando edema, inicialmente en miembros
inferiores, y al no haber un adecuado control de líquidos, el edema puede
empeorar hasta ascitis y edema pulmonar. Por esta razón, se hizo conveniente en
este grupo estudio insistirle a cada participante en realizar un consumo de sodio
74
moderado y a brindarles varias alternativas para reemplazar este condimento por
otros, para realzar el sabor de las comida, explicándoles adicionalmente que un
consumo alto de sodio generaba sed y por ende consumo de líquido, lo que
favorecía la presencia de edema por un inadecuado control de líquidos.
Gráfico Nº10.Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación con la forma como le han
indicado la medicación
56%20%
10%7% 7% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
En cuanto al consumo de los medicamentos según las indicaciones o
recomendaciones brindadas por el médico o enfermera, se encontró que el 56%
de las personas seguían siempre las indicaciones, es decir, un porcentaje bajo de
la población no tenía en cuenta siempre todas las recomendaciones dadas por el
personal de salud, como por ejemplo tomar el medicamento a la misma hora, con
un espacio mínimo de 30 a 45 minutos entre la toma de cada medicamento
(Gráfico Nº10). Dos personas 7% refirieron no tomar los medicamentos prescritos
por el médico. Se encontraron mejores resultados en los estudios de otros autores
como el de Gonzáles, Jaarsma y Lupón [7, 25, 30].
A partir de la respuesta de estas dos personas, fue importante y necesario
conocer el motivo por el cual no tienen una adecuada adherencia a las
recomendaciones ofrecidas por el médico o enfermera en relación al tratamiento
farmacológico, y al indagar, se encontró que la concepción de estas personas
75
respecto al consumo de los medicamentos formulados era que “eso no sirve para
nada, yo no se para que me mandan eso”, y por lo tanto decidieron no
consumirlos. A pesar de esta idea se les dio a conocer la importancia de cumplir
con las recomendaciones, considerando los beneficios de los medicamentos
formulados, sin embargo con uno de ellos fue realmente difícil hacerle entender
que al cumplir con el tratamiento farmacológico iba a tener un mayor control y
manejo de la enfermedad y por ende iba a evitar las complicaciones y las
hospitalizaciones, motivo por el cual estaba un poco apático por lo que refería “no
quiero estar aquí, me quiero ir”.
Se recomienda para próximas investigaciones, en donde se establezcan planes
educativos para mejorar el nivel de autocuidado en cuanto al tratamiento
farmacológico en personas con Insuficiencia Cardiaca, brindarles una herramienta
útil para que cada persona recuerde la toma del medicamento, por medio de una
tabla que contenga el nombre del medicamento, la dosis y la hora en que se debe
consumir, con el fin de hacerles un recordatorio para que no olviden la toma de los
medicamentos y hacerles énfasis en el tiempo mínimo que debe transcurrir entre
las dosis de los diferentes medicamentos, aconsejándolos que dejen esta tabla en
un lugar visible. También es muy importante, que este grupo poblacional conozca
los posibles efectos secundarios de cada medicamento además de la importancia
de no consumir medicamentos no prescritos, puesto que puede haber
interacciones medicamentosas lo cual puede empeorar el cuadro clínico de la
Insuficiencia Cardiaca.
76
Gráfico Nº11. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación a la aplicación anual
de la vacuna de la Influenza.
0%0% 7%17%
76%
1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Respecto a la vacunación anual contra la influenza, se determinó un nivel bajo de
autocuidado, encontrándose que ningún participante realiza siempre esta práctica
(Gráfico Nº 11). En otros estudios el resultado fue mejor [7, 25, 28, 30], mientras
en este estudio, predominó la clase funcional I. Sin embargo, a pesar de esto, se
les recomendó la aplicación de la vacuna de la influenza, explicándoles que por
medio de esta, se previenen problemas respiratorios, ya que son un grupo
susceptible a las infecciones, las cuales en algún momento pueden empeorar la
Insuficiencia Cardiaca, generando una mayor dificultad respiratoria y por lo tanto
descompensación de la enfermedad.
Gráfico Nº12. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en relación con realización
de actividad física regular.
17%
23%
20%
23%
17% 1. Siempre
2. Casi siempre
3. Ocasionalmente
4. Casi Nunca
5. Nunca
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
77
Finalmente, se consideró en la escala de autocuidado, la actividad física como
parte del tratamiento no farmacológico, encontrándose que solo el 17% realizan
actividad física siempre, es decir, que muy pocas personas realizan esta práctica
siempre (Gráfico Nº12). Datos similares fueron encontrados en los estudios de
Gonzáles Jaarsma, Lupón [7, 25, 30].
Durante la evaluación de este ítem fue posible determinar que en la mayoría de la
población estudiada predomina el sedentarismo puesto que se confunde salir a
hacer compras o caminar unas pocas calles, con realizar actividad física
constante durante un periodo de tiempo, y en adecuadas condiciones, haciendo
referencia a llevar ropa cómoda, tenis y salir dispuestos solo a realizar ejercicio
cardiovascular, teniendo en cuenta la capacidad de cada persona para realizar
una actividad especifica sin hacer un esfuerzo que demande mucho consumo de
oxigeno o energía. La población estudiada tiene un nivel de autocuidado medio en
relación a la práctica de actividad física periódica. Se cree necesario brindarles
una rutina de ejercicios, especificando cuales actividades físicas pueden realizar
con el fin de que cada persona tenga una guía para la realización de ejercicio
físico, puesto que muchas veces no salen a realizar actividades porque no saben
que hacer o que ejercicios les favorece sin que se les presente alguna clase de
inconvenientes, como por ejemplo fatiga, disnea.
78
5.3. NIVEL DE AUTOCUIDADO GENERAL ENCONTRADO EN EL ESTUDIO
Gráfico Nº 13. Distribución porcentual del nivel de autocuidado en personas con diagnóstico de
Insuficiencia Cardiaca.
3%
74%
23%
Alto
Medio
Bajo
Fuente: Encuesta realizada a personas con Insuficiencia Cardiaca en clase funcional I a III,
hospitalizadas en una Institución de cuarto nivel. Enero a Julio. 2008.
Según el análisis de datos de cada ítem especificado en la escala de autocuidado
en personas con Insuficiencia Cardiaca, los participantes en este estudio tuvieron
una puntuación media de 39.20 puntos, (Grafico Nº13), según la clasificación
mencionada con anterioridad, el tener entre 12 a 27 puntos significa un nivel de
autocuidado alto, 28 a 43 puntos, nivel medio y de 44 a 60 puntos, nivel bajo; la
población estudiada tuvo un nivel de autocuidado medio, ya que realizaba algunas
de las recomendaciones brindadas por el médico o enfermera para prevenir y
controlar los síntomas de la enfermedad como por ejemplo el uso moderado del
sodio en las comidas diarias, la limitación de líquidos, el control de peso, realizar
ejercicio físico regular, tomar los medicamentos recomendados adecuadamente y
buscar ayudada profesional en caso de disnea, fatiga, edema, entre otros.
Considerándose estas actividades esenciales para mantener el control de los
signos y síntomas de la Insuficiencia Cardiaca.
Solo un 3% de la población (Grafico Nº13), tiene un óptimo o alto nivel
autocuidado, sin embargo, no se excluye la necesidad de seguir reforzando en
79
este pequeño grupo las habilidades y conocimientos de autocuidado, para lograr
una mejor calidad de vida.
A partir de los resultados obtenidos, fue posible identificar que a pesar de tener un
nivel medio de autocuidado, fueron muchas las personas con falencias en relación
al conocimiento de la enfermedad, pues no realizan constantemente ciertas
acciones de autocuidado en relación al control de peso diario, de limitar el
consumo de sodio y de líquidos, lo cual se manifiesta con episodios de edema por
falta de reconocimiento del aumento de 2 Kgrs de peso en una semana como
signos de alarma.
Siendo muy importantes estos aspectos mencionados, ya que una de las
principales causas de descompensación encontradas en el grupo estudio fue la
presencia de edema en miembro inferiores, motivo por el cual este grupo
poblacional consultó a la Institución de salud. Tampoco reconocen la importancia y
el beneficio de la realización de actividad física, no por falta de conocimiento sino
porque no lo aplican a la vida diaria, por tiempo o porque no les gusta, además no
acuden oportunamente al médico o enfermera cuando inician los síntomas sino
cuando estos se han exacerbado, por lo tanto, es necesario en darles a conocer
que el acudir oportunamente al Médico o Enfermera, contribuyen a mantener un
buen pronóstico ya que no se dejaría avanzar la enfermedad.
Algo significativo en el tratamiento o manejo de la enfermedad es la motivación y
el apoyo emocional que se le puede bridar a estas personas, por tal motivo es
recomendable incluir a la familia del paciente en el proceso de educación para que
contribuyan en el mantenimiento de la estabilidad clínica de la Insuficiencia
Cardiaca, brindándole apoyo moral y motivación.
En este orden de ideas, para las personas que tienen diagnóstico de Insuficiencia
cardiaca mejoren su autocuidado y estilo de vida, es muy importante la labor de
80
los profesionales de Enfermería, puesto que son un medio de motivación en estas
personas y porque además de transmitir sus conocimientos, son una fuente de
compañía durante el proceso de enfermedad, lo que facilita dar un manejo integral
al paciente y su familia, es decir, a nivel no solo biológico sino espiritual y social.
Por lo tanto, es muy valioso que para alcanzar un óptimo autocuidado en estos
pacientes haya un control y seguimiento frecuente que permita evaluar las
capacidades del individuo en el mantenimiento de la salud, reforzando en cada
encuentro o contacto con la Enfermera los conocimientos y habilidades.
Al promover el autocuidado, el individuo no solo contribuye al mantenimiento de su
salud sino que aprende a manejar el síntoma que presenta, por ejemplo, contactar
al médico o enfermera en caso de aumento de peso, disnea, edema o fatiga, sino
también de esta manera ayuda a regular los factores que afecta su desarrollo y
funcionamiento, por medio de la ayuda profesional.
Finalmente al brindar un manejo integral y con un mayor seguimiento, se logrará
compensar el desequilibrio existente en el autocuidado, contribuyendo a superar
este déficit autocuidado por medio de la orientación y control de las acciones
realizadas por cada individuo, mejorando su estilo y calidad de vida., sin embargo,
es importante reconocer que si se desea que las acciones frente al tratamiento no
farmacológico sean efectivas, las personas deben asumir cambios y conductas
óptimas para mejorar y controlar su proceso de enfermedad, las cuales no son
fáciles de realizar por las personas con Insuficiencia Cardiaca, puesto que se
presentan dificultades para cambiar los estilos de vida muy arraigados, por la falta
de conocimiento y por dificultad socioeconómicas de cada una de las personas
que presentan esta enfermedad, generando un gran impacto en el estilo de vida
no solo de la persona con diagnostico de Insuficiencia Cardiaca, sino también a la
familia que lo acompaña durante el proceso de enfermedad.
81
6. CONCLUSIONES
En la población estudio predominó la edad mayor a 55 años, ser hombre
masculino y casado, tener un nivel de escolaridad primaria, estar en estrato
socioeconómico 3, ser de clase funcional I y con un tiempo de diagnóstico menor a
un año, tener menos de 10 reingresos en el año y no asistir a programas
educativos.
El nivel de autocuidado identificado en la población estudio en relación al
tratamiento no farmacológico fue medio, puesto que los participantes del estudio,
no realizan un óptimo control de los signos y síntomas, sin embargo, se presenta
un nivel de autocuidado bajo en relación al control de peso diario, a descansar en
presencia de disnea, vacunarse anualmente, y a tener contacto con el Médico o
Enfermera en presencia de disnea, fatiga (cansancio) y edema, en cambio tienen
un nivel medio de autocuidado en los aspectos que contemplan la limitación del
consumo de sodio, de líquidos de 1.5 a 2 litros diarios, en realizar actividad física
regularmente y en reposar durante el día, lo que refleja la necesidad de influir por
medio del proceso educativo para aumentar el nivel de autocuidado en cada uno
de los aspectos del tratamiento no farmacológico.
En cuanto a los resultados obtenidos en relación a los aspectos
sociodemográficos, se puede concluir que la Insuficiencia Cardiaca se presenta
más en personas mayores de 55 años y en el género masculino.
Más de la mitad de los participantes eran casados lo que posiblemente pudo haber
influido en que se presentara un nivel de autocuidado medio, porque al tener una
red de apoyo social y la presencia del cónyuge en particular, genera una
atmósfera de comprensión, acompañamiento y ayuda.
82
Se identificó un número considerable de personas que no asisten a programas
educativos y aunque se obtuvo un nivel medio de autocuidado en general, se cree
útil y de gran valor la realización de talleres educativos y formativos dirigidos a
este grupo poblacional, el cual proporcione las herramientas necesarias para el
control de la Insuficiencia Cardiaca, con el fin de mejorar la calidad de vida,
prevenir complicaciones y disminuir la progresión de la enfermedad. Sin olvidar la
importancia de la motivación y el apoyo familiar para mejorar y fortalecer las
prácticas de autocuidado.
Hay poco reconocimiento de la importancia del control y aumento de peso
periódico, como medida de control de las complicaciones de la Insuficiencia
Cardiaca, al igual que la presencia de edema, disnea y fatiga, lo cual retrasa el
contacto oportuno con el Profesional de la salud.
Se presenta un inadecuado autocuidado en relación al reposo durante el día y a
buscar ayuda profesional en presencia de disnea, fatiga; puesto que son muy
pocas las personas que realizan constantemente estas acciones para el control de
la enfermedad.
La población objeto refiere el consumo de una dieta baja en sodio, sin embargo,
es muy importante incidir más en este en este aspecto porque no conocen
exactamente otras formas de realzar el sabor de las comidas, lo cual es muy
importante, porque el éxito del tratamiento se relaciona con la dieta.
No hay reconocimiento de la cantidad de líquido que hay que limitar para evitar la
aparición de edemas y demás síntomas como la disnea.
La mayoría de la población estudiada maneja un control adecuado en el consumo
de los medicamentos de acuerdo a las recomendaciones brindadas por el médico
o enfermera.
83
No se reconoce la importancia de la vacuna de la influenza como un medio para
evitar enfermedades respiratorias y por ende complicaciones de la Insuficiencia
Cardiaca.
Las personas a pesar de reconocer los beneficios del ejercicio físico, no tienen la
suficiente disposición para generar esta acción ya sea por falta de tiempo o porque
no les agrada, además de confundir la actividad física con ir de compras o solo
caminar pero sin una adecuada ropa o zapatos para que haya mayor comodidad.
Finalmente, cuando la persona se apropia de su autocuidado, asume la
responsabilidad del mantenimiento de su salud y contribuye por medio de sus
acciones a generar un óptimo proceso en el curso de la enfermedad, favoreciendo
en que haya un mejor pronóstico, porque construye su proyecto de vida en las
mejores condiciones posibles, con acciones consientes y adecuadas, las cuales
son propias de un óptimo autocuidado.
84
7. RECOMENDACIONES
- Se recomienda continuar con la aplicación de la Escala Europea de autocuidado,
para contribuir con su validación, puesto que ha demostrado que es una
herramienta útil para identificar el nivel de autocuidado en personas con
Insuficiencia Cardiaca, y permite conocer las necesidades de autocuidado de cada
individuo, con el fin de orientar las intervenciones de Enfermería para mejorar las
prácticas de autocuidado en este grupo poblacional.
- Es muy importante que a partir de la identificación del nivel de autocuidado, se
implementen c estrategia educativa, que permitan mejorar la compresión de las
recomendaciones brindadas para el manejo y control de la enfermedad.
-Es necesario, tener en cuenta el contexto económico y social de las personas,
con el fin de brindar un abordaje integral al paciente y la familia, para favorecer la
suplencia de la demanda de autocuidado.
85
A continuación, se presenta el resumen general de los resultados de la escala de
autocuidado aplicada a personas con Insuficiencia Cardiaca, en la cual se ve
mejor reflejado el autocuidado entre cada una de las variables estudiadas (Gráfica
Nº 14).
6,7 10 13,3 26,7 43,3
33,3 10 20 6,7 30
30 0 13,3 26,7 30
13,3 0 13,3 13,3 60
6,7 0 3,3 3,3 86,7
20 23,3 30 10 16,7
40 16,7 20 10 13,3
16,7 13,3 23,3 23,3 23,3
36,7 20 16,7 16,7 10
56,7 20 10 6,7 6,7
00 6,7 16,7 76,7
16,7 23,3 20 23,3 16,7
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Gráfico Nº14. Nivel de autocuidado de personas con Insuficiencia Cardiaca relacionado con el tratamiento no farmacológico.
1. Siempre 2. Casi siempre 3. Ocasionalmente 4. Casi Nunca 5. Nunca
86
8. ANEXOS
8.1. ANEXO A. ESCALA DE AUTOCUIDADO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA
ESCALA DE AUTOCUIDADO EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDIACA
DATOS SOCIODEMOGRAFICOS
GÉNERO: M__ F__ EDAD: ESTADO CIVIL: ESCOLARIDAD: CLASE FUNCIONAL: I__ II___ III__ Nº REINGRESOS: TIEMPO DE Dx:
ASISTENCIA A PROGRAMAS EDUCATIVOS: ESTRATO: OCUPACION:
PREGUNTA 1 2 3 4 5 1. Me peso cada día 2. Si siento ahogo (disnea), me paro y descanso 3. Si mi dificultad respiratoria (disnea) aumenta, contacto a mi Doctor o Enfermera
4. Si mis pies/piernas comienzan a hincharse más de lo habitual, contacto con mi doctor o enfermera
5. Si aumento 2 kg en una semana, contacto con mi doctor o enfermera 6. Limito la cantidad de líquidos que bebo (no más de 1,5-2 l) 7. Reposo un rato durante el día 8. Si experimento aumento de fatiga (cansancio), contacto con mi doctor o enfermera
9. Realizo una dieta baja en sal 10. Tomo toda la medicación como me han indicado 11. Me vacuno contra la gripe todos los años 12. Hago ejercicio regularmente
87
8.2. ANEXO B. CONSENTIMIENTO INFORMADO
CONSENTIMIENTO INFORMADO PARA APLICACIÓN DE LA ESCALA DE AUTOCUIDADO
Estimado participante: Soy estudiante de octavo semestre del programa de enfermería en la Pontificia Universidad Javeriana, como parte de los requisitos para recibir el Titulo de Enfermera se debe llevar a cabo una investigación. La misma trata sobre la aplicación de una escala de autocuidado en pacientes con diagnóstico de insuficiencia cardiaca. Usted ha sido seleccionado para participar en esta investigación la cual consiste en contestar un cuestionario que le tomara aproximadamente 30-45 minutos. Usted puede contestar solamente las preguntas que así desee. La información obtenida a través de este estudio será mantenida bajo estricta confidencialidad y su nombre no será utilizado. Usted tiene el derecho de retirar su consentimiento para la participación en cualquier momento. El estudio no conlleva ningún riesgo, pero lo va a beneficiar ya que se pretende incrementar y optimizar las prácticas de autocuidado para controlar eficazmente los signos y síntomas de la enfermedad, la progresión de la misma y consecuentemente mejorar su Calidad de Vida. Yo __________________________ identificado ______________ de _________ He leído el procedimiento descrito arriba. La investigadora me ha explicado el estudio y ha contestado mis preguntas. Voluntariamente doy mi consentimiento para participar en el estudio de. He recibido copia de este procedimiento. ___________________________ Firma del participante Fecha
88
8.3. ANEXO C. FOLLETO EDUCATIVO
LADO A
89
8.3. ANEXO C. FOLLETO EDUCATIVO
LADO B
90
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