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Cuando lo que solía ser un monólogo se convirtió en diálogo
Publicado el 1 de mayo de 2015
http://preethamsai9.hubpages.com/hub/When-what-used-to-be-a-Monologue-became-a-Dialogue
Era una muy auspiciosa mañana de Ugadi, el 21 de marzo de 2015; íbamos en auto hacia Sathya Sai Vihar, Alike, donde pasé seis memorables años de mi escolaridad. Durante dos semanas yo había esperado ansiosamente este día. Swami iba a visitar el campus para colocar la piedra fundamental del bloque PU. Yo estaba emocionado ante la perspectiva de “verlo”. Había oído que la Fundación Sri Sathya Sai Saraswati, recientemente establecida bajo la guía divina, financiaba el proyecto. Alike no veía desde hacía mucho tiempo un proyecto tan grande, y yo estaba naturalmente emocionado ante la perspectiva de que se le diera un lavado de cara a mi escuela.Siempre hay una sensación de alegría al ver que alcanza nuevas alturas la escuela que le ha hecho a uno ser lo que es.
Nuestro auto pasó por el arco en Padibagilu, y mi madre me hizo recordar la canción que cantaba mi hermano menor (cuando niño), al llegar a Alike, cuando venían a verme los domingos, hace casi 20 años, mientras yo estudiaba allí: “ANNA SHALE BANTHU … ANNA SHALE BANTHU …”
Había una atmósfera festiva cuando llegamos al lugar del encuentro. Sin embargo, como la gente, excepto los activos en los medios sociales, prácticamente no conocía el fenómeno de la forma “sutil”, no me pareció que estuvieran allí para tener el Darshan de Swami como tal. De todos modos, la multitud era enorme, la estimé en no menos de 5.000 personas.
Para entonces la caravana de Swami había partido de “SAI NIVAS”, Su residencia en Alike, y avanzaba lentamente hacia el lugar. Mi corazón latía aceleradamente. Dado que se trataba de mi tercer encuentro con Swami en forma sutil, ya me había acostumbrado a las costumbres y la etiqueta. Al acercarse el Mercedes blanco de Swami, el sentimiento era inefable; la misma alegría que yo solía tener corriendo tras el Toyota Porte.
Después de la ceremonia de colocación de la piedra fundamental, Swami se dirigió al sitio del encuentro público. Todo el tiempo yo observaba atentamente el lenguaje corporal del hermano Madhusudan Naidu y Sri B. N. Narasimha Murthy, ya que sólo había transcurrido una semana desde el “desenmascaramiento” en TV9. Quería ver si ellos estaban temerosos, nerviosos o petrificados al enfrentar al público. No hubo ningún signo de esto, en absoluto. De hecho, el hermano Madhusudan estaba tranquilo; Narasimha Murthy Sir rebosaba confianza.
Sobre el estrado, el hermano Madhusudan se sentó en el suelo detrás de la silla de Swami, como lo haría cualquier muchacho de los que asistían a Swami en Su forma. Cuando llegó el momento del Discurso Divino, el hermano Madhusudan se puso de pie frente al micrófono para comunicar el mensaje de Swami. Y el Discurso fue pura gracia líquida, el típico ingenio de Swami, humor, ejemplos, anécdotas y una oratoria brillante. Swami incluso declaró que próximamente encargaría un auditorio para el campus, cuando se hubiera completado la construcción del bloque preuniversitario.
Después del programa, Swami se trasladó a la residencia, y yo fui corriendo junto al auto, el ejercicio que más amaba durante los días físicos de Swami. Esto me dio una euforia como no hay otra.
Después de una magnífica comida, el sofocante clima había cansado a mis padres, pero vacilaban en preguntarme si podíamos partir; sin embargo, dieron un sutil indicio. Yo le
había impedido a mi madre que invitara al programa a su vecina, no devota de Sai, porque no quería ningún tipo de distracciones del propósito principal de nuestra presencia allí, que era Swami.
Para entonces el campus parecía desierto, casi todos se habían retirado. Traté de averiguar por intermedio de varias personas cuál era el siguiente programa, pero nadie lo sabía. Llamamos a un amigo de la familia, quien pensábamos que lo sabría, y no contestó la llamada, lo cual significaba que había llegado el momento de partir. Viajamos unos 5 ó 6 kilómetros alejándonos de Alike, y entonces llegó una llamada del mismo amigo de la familia. Al preguntarle, me enteré de que tendría lugar una reunión de ex alumnos a las 4 de la tarde, y Swami hablaría a los asistentes. Di una cerrada vuelta “en U”, y llegamos a la Sala Principal de Oración con más de 20 minutos de anticipación.
Cuando entré había muy pocas personas sentadas. Podía haberme sentado en primera fila, pero preferí hacerlo en la tercera, al borde de la alfombra roja por donde Swami vendría caminando. Estaba un poco nervioso ante la perspectiva de estar frente a Swami. A mi lado se sentó mi hermano. Para el momento en que llegó Swami, el salón estaba lleno, con unos 300 asistentes. El hermano Madhusudan trataba de caminar por el borde, para no pisar la alfombra roja puesta para Swami. Cuando Él llegó cerca de mí, miró a mi hermano y me preguntó: “¿Hermano?” Respondí “¡Sí!” ¡ESA FUE LA PRIMERA VEZ QUE ÉL ME HABLÓ! ¡Se me había deparado una agradable conmoción!
Comenzó el programa. Agradecí a Swami por tenerme de nuevo (en marcha) y por hablarme. Un orador reiteraba lo que transcurría en mi cabeza: NADIE PUEDE ESTAR AQUÍ SIN SU VOLUNTAD. ¿Quién puede dar fe de esta afirmación mejor que yo, que conduje 6 kilómetros alejándome de Alike, sólo para retornar y que Él me hablara? El encuentro concluyó con un Discurso Divino y el Arathi.
Swami comenzó a regresar por la alfombra roja. Para lucir presentable, sequé rápidamente mi transpirado rostro con el pañuelo, que ya estaba mojado, gracias al húmedo clima. Él llegó hasta mí y llamó: “Preetham”. Ante la mirada del vicepresidente de DELL (sentado en diagonal frente a mí), también ex alumno de la institución de Alike, ¡SWAMI ME HABLÓ DE NUEVO!. Me puse de rodillas. Él me preguntó: “¿Qué haces?”, “¿Dónde está tu padre?”, “¿Cómo está su salud?” Y luego dijo: “Ven a Muddenahalli el domingo. ¡Trae también a tu padre!”. Le pregunté: “¿Cualquier domingo?”. Él dijo: “¡Este domingo!”. ¡Yo estaba en el séptimo cielo!
Todos nosotros compramos ropa nueva; yo me conseguí una kurta blanca para “la entrevista” de nuestras vidas. Llegamos a Muddenahalli el sagrado día de Rama Navami, sábado 28 de marzo. Swami había dispuesto en SAI DHAM un hermoso hogar, con cocina, salón y dormitorio, para nuestra estadía dentro del campus Muddenahalli. Rápidamente nos refrescamos para los actos vespertinos de Rama Navami, programados en el auditorio. Yo y mi hermano Uttam Sai nos ubicamos estratégicamente, de modo tal que Swami supiera que estábamos allí, al pasar en auto hacia el auditorio. Muddenahalli es el Prashanti Nilayam de la década del 60, con una concurrencia limitada, por el momento. Swami nos miró e indicó por señas: “¡Mañana!”. Después de una conmovedora delicia musical en el auditorio, Swami salió para subir al auto. Me miró, y nuevamente dijo: “¡Vengan mañana!”.
Llegó el día D, domingo 29 de marzo de 2015. Ansiosos, emocionados y nerviosos, estuvimos en la puerta de Anandam a las tres de la tarde, esperando a que se nos “llamara” adentro. A las cuatro, los “hermanos de Alike” (el nombre que Swami usó para mí y mi hermano) fuimos llamados al interior, para que esperáramos en el salón de cantos de Anandam. El salón se fue llenando, mientras esperábamos con gran expectación. Sin embargo, una pregunta persistía en mi mente, mientras esperaba. ¿Por qué Swami me había llamado a mí, ENTRE TODOS? El adicto a los medios sociales que soy, también pensaba cómo sería mi publicación en Facebook, después de mi “entrevista”. ¿A quién agradecer esta bendición? Luego me pareció correcto dedicársela a mi abuelo y mis padres. Fueron sus buenas acciones las que me llevaron a Swami, y me mantuvieron fascinado todos estos años, a pesar de los altibajos de la vida. Mientras el reloj corría, yo
esperaba pacientemente el gran momento, hasta que a eso de las 5:35 p. m. un muchacho bajó las escaleras de Anandam, preguntando por los “hermanos de Alike”. Ambos nos precipitamos a las escaleras, mientras mis padres nos seguían, junto con nuestra empleada doméstica, que ha estado con nosotros durante casi cinco décadas. La emoción que yo sentía era incomparable, casi surrealista. El primer piso de Anandam tiene la opulencia de un palacio, y la vibración es tan intensa que temí terminar viendo a mi Swami allí mismo, en carne y hueso. Llegamos al cuarto de entrevistas, donde el hermano Madhusudan esperaba para recibirnos; la simplicidad del Muchacho Sai es digna de mención.
Mi primera entrevista fue cuando yo estaba en sexto grado, en el año 1993, como estudiante en Alike. Swami había llamado a los muchachos de mi clase para una entrevista grupal. Swami había materializado el diamante Kohinoor, y sentimos una gran emoción al ver el espectáculo. Sin embargo, en esa ocasión no me habló. De hecho, nunca me habló, a pesar de que tuvimos numerosos momentos de mirarnos a los ojos, Padanamaskars, etc. En el año 2002 tuve la gran oportunidad de servirle en Trayee Brindavan como “muchacho Trayee”. Nuestra tarea era mantener limpios los terrenos de Trayee, y extender la alfombra azul para Swami cuando Él salía para el Darshan de la mañana y la tarde. Una semana de hermoso Darshan a escasa distancia, durante el cual Él nos miraba, sonreía y bendecía. Él me había obsequiado tela para un traje safari, junto con 200 rupias y una bendición poniendo Su mano sobre mi cabeza: el tesoro de toda una vida. Esa semana me cambió la vida para siempre. Aunque yo había nacido en una familia devota, la verdadera adicción a Swami comenzó después de esa semana en Trayee.
Allí estábamos, para nuestra primera entrevista familiar. El hermano Madhusudan nos pidió a los cinco que nos sentáramos en el suelo, y él también se sentó en el suelo con nosotros. El piso estaba cubierto por una gruesa alfombra de lana. Una majestuosa silla adornaba el cuarto, donde Swami estaba sentado en Su forma sutil. El entorno era el de un palacio real, con las paredes de cierto tinte turquesa y los muebles de estilo victoriano. El hermano Madhusudan, el comunicador, nos hizo saber que Swami estaba sentado en la silla, vistiendo túnica ocre, y espléndido. El hermano Madhusudhan mantenía la mirada en la silla, mientras comunicaba las palabras de Swami. Lo primero que Le pregunté fue por qué me había llamado a mí ENTRE TODOS, cuando abajo había tantos sentados, que esperaban por Él, y que habían hecho mucho servicio. Y Swami respondió: “Lo que te ha traído aquí fueron las buenas acciones y el servicio que tu abuelo hizo para Mí, viajando por todo el estado”. Exactamente lo que yo había pensado mientras estaba sentado abajo, esperando para la entrevista. ¡Eso me asombró! Él reveló algunos asuntos privados de nosotros, que yo nunca había compartido con nadie, y el comunicador no podía conocer de manera alguna. Esto significó que en mí ya no puede tener ningún impacto la lógica de “Swami no se comunica a través de mediums”.
Swami es mucho más de lo que uno puede comprender en base a lo que Él dice. Uno no puede tomar selectivamente Sus palabras para sostener una idea preconcebida acerca de Él. Siempre tuvo un mensaje a la medida de cada persona. No se Le puede hacer coincidir con nuestro prejuicio. La FE en Swami estaba basada puramente en experiencias personales, pero para evaluar la forma sutil, tomamos el camino de la lógica. ISKCON (International Society for Krishna Conciousness) proclama que Sathya Sai Baba no es “Bhagavan”, porque no se hace mención de Él en el Bhagavatam. Uno sabe que ellos no están bien informados, porque uno ha experimentado Su divinidad. Pero luego usamos esa misma lógica para juzgar la veracidad de la “Forma Sutil”. Tenemos demasiado miedo de ir a ver por nosotros mismos. Hay muchas calumnias en contra de Muddenahalli. La mayoría de los críticos están estupefactos: “¿Cómo pudo Swami aposentarse en Muddenahalli sin el permiso de ellos?” Este episodio ha hecho que los habitualmente sobrios “devotos Sai” se pongan agresivos. No reaccionaron cuando la BBC hizo falsos cargos contra Bhagavan, ni cuando se lanzaron absurdas acusaciones contra la Fundación Central Sri Sathya Sai y su querido Satyajit. Aquellos que no quisieron pelear la BATALLA DE DIOS están alzados en armas. Habiendo dicho esto, tanto los partidarios como los detractores de Muddenahalli hacen lo que hacen por amor a Swami. Roguemos que Él nos dé claridad.
Fueron unos 20 ó 25 minutos de “diálogo” con Bhagavan. Nos llamó Rama y Lakshmana, y después preguntó jovialmente cuál de los dos es Rama y cuál Lakshmana. Luego dijo que nos conocía desde hacía largo tiempo, y que no éramos nuevos para Él. Le comuniqué mi deseo de conducir Su auto y llevarlo a dar un paseo, para lo cual me aseguró que alguna vez me daría la oportunidad. Me pidió que fuera a Alike en la siguiente ocasión en que Él estuviera allí. A mi vez, invité a Swami a visitar nuestro hogar en Mangalore, a lo cual accedió. Al final de la entrevista Él dijo también que yo podía ir a Muddenahalli toda vez que estuviera libre. Swami materializó una cadena de oro con un pendiente grabado con su hermoso rostro, para mí y para mi hermano; luego les dijo a mis padres que no se preocuparan por nada, y les aseguró que nos seguiría llamando de la misma manera, para guiarnos. Le pregunté si podíamos tomarnos una fotografía, y Swami replicó: “No puedes verme, ¿a qué dispararías?” :) Tal vez sabía que yo iba a difundir rápidamente la foto en Facebook. De esta manera, lo que solía ser un monólogo se convirtió en diálogo.
Me gustaría entregarme a Él, y rogarle que nos mantenga en Su redil para siempre. No hay nada que me interese más que Él.
Jai Sai Ram.
Con amor y luz,
Preetham Sai P V
La historia de nuestra reunión, después de haberla puesto por escrito, entregada a Bhagavan el 26 de abril de 2015, antes de publicarla en internet.
Traducción: Ricardo Gutiérrez