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31 DE DICIEMBRE DE
1981
30 DE DICIEMBRE DE
1981
Así como nuestros compañeros, Juan Carlos e Hilda,
Claman libertad, para romper las cadenas,
Para que cada hombre sea libre,
para quitar la opresión
Para borrar la injusticia, para vencer la pobreza,
Debemos seguir el camino de ellos,
sin importarnos los sacrificios
Que tengamos que hacer, y seguir caminando
Para encontrar la luz. Sólo así lograremos
que cada hombre que lucha
No se sienta defraudado.
Sólo así lograremos que cada hombre
Nos estrechemos las manos y gritemos Libertad.
Compañeros
María Remedios Martínez
Enero de 1988
Para hablar de los desaparecidos y la “guerra
sucia”, antes que nada es importante entender
diversos contextos y establecer algunas
precisiones fundamentales. Lo primero es
explicarnos que entendemos por “guerra
sucia”. La palabra ha sido usada
constantemente de una forma incorrecta y
como tal oculta hechos de trascendente
importancia. Dentro de las luchas populares se
ha utilizado para definir un estado de cosas
donde el gobierno federal, fundamentalmente,
ha utilizado la represión y tortura de una forma
anticonstitucional, básicamente al intentar
destruir a las organizaciones revolucionarias
armadas surgidas en nuestro país, por lo
menos desde la década de los sesenta del
siglo pasado. Sin embargo, ese significado
utilizado constantemente por todos oculta el
verdadero carácter o la esencia de un
fenómeno político constantemente promovido
y poco entendido más allá de los propios
represores. En primer lugar, denominar guerra
sucia a la forma en que se combatió a la
insurgencia deja de lado el carácter estructural
de la lucha de clases, las formas en que se
manifiestas estos grandes conjuntos sociales y
las formas en que son aniquiladas las
resistencias de sus vanguardias. Segundo, la
culpa, por lo mismo, se diluye o se intenta
diluir, en responsabilidades individuales, en los
famosos excesos llevados a cabo por
funcionarios públicos, evadiendo la
responsabilidad estructural del Estado.
Tercero, mantener vigente el estado ilusorio de
derecho, el cual se sostiene hasta la saciedad
que el poder judicial, legislativo y ejecutivo se
encuentran equilibrados, en contrapesos,
evadiendo la responsabilidad estructural de la
forma en que se gobierna, del proyecto que se
sustenta.
LOS DESAPARECIDOS POLITICOS EN MÉXICO POR ALBERTO GUILLERMO LÓPEZ LIMÓN
Veamos con más atención. Señalar que
el problema en realidad fue causado por
funcionarios que se excedieron en el
cumplimiento de su mandato, es evadir
la responsabilidad del sistema político
como tal. Esos funcionarios no actuar a
la libre, solos, sin consultar con sus
mandos superiores. Fue un sistema,
como el actual, protector de la
impunidad, donde jueces, ministerios
públicos, policías y soldados actuaron
como uno solo, como un ente solidario
entre ellos que permitió el abuso del
poder, llegando al extremo de prácticas
aberrantes para el conjunto de la
humanidad.
Los grupos insurgentes fueron
aniquilados a través de la tortura, el
secuestro, la ejecución extrajudicial, la
desaparición; montando juicios sin
sustento, a consigna, permitiendo que
sus familias y amistades fueran, a su
vez, torturadas, violadas, masacradas,
ejecutadas; contando con la
complicidad de los medios de
comunicación masivos (TV, prensa y
radio), con todos los recursos
económicos y militares del Estado y de
la gran burguesía pro imperialista. La
guerra sucia intenta ocultar un hecho: el
Estado mexicano aplicó y sigue
aplicando una política terrorista,
consecuencia de una forma social
política sustentada en el autoritarismo,
embellecida a través de la educación, la
cultura y los medios impresos y visuales
que dan imágenes de lo que en realidad
ha sucedido y sigue sucediendo en
nuestro país. En los sesentas y setentas,
y hasta la fecha sigue aplicándose, es una
política terrorista, dependiente de una
estrategia contrainsurgente.
Para entender este concepto, es necesario que
aunque sea brevemente se señale que toda
política contrainsurgente tiene como su
característica principal ocultar sus verdaderos
fines, es decir ante la población civil, o sea, el
conjunto del pueblo mexicano, no se debe
entender su papel de inteligencia, de
penetración de las comunidades, grupos
sociales e individuos, en la finalidad de detectar
probables enemigos del Estado, entendiendo
por éste al grupo pro imperialista y entreguista
que nos gobierna y no a la institución, el
Estado, como tal, es decir, no se defiende a la
Patria sino a intereses de grupo, de los más
ricos del país y del mundo. Proveniente de la
forma en que se intentó detener las guerras de
emancipación de los pueblos asiáticos
(principalmente en Vietnam) y de liberación
nacional (como Argelia), actualmente
desarrollado por los Estados Unidos, en
particular por sus fuerzas armadas, la doctrina
o táctica contrainsurgente, a la cual nuestras
fuerzas armadas se encuentran totalmente
influidas, además de recoger la importancia de
obtener información a cualquier costo, es decir,
desarrollando todas las formas conocidas para
infringir tormento e imponer no respeto sino
temor ante la población a la cual se combate
como forma de restar base social a los
rebeldes. Se asienta en dos formas de
impulsarse.
En el campo se trata fundamentalmente de
aislar a los grupos revolucionarios quitándoles
base social, es decir, eliminar a las poblaciones
concentrándolas en las cabeceras municipales,
o, como sucedió en 1973 y 1974 en el estado
de Guerrero, arrasando, quemando y
ejecutando a sus pobladores. Para llegara está
fase, se tiene que penetrar en dichas
poblaciones para observar quienes son los que
apoyan a los rebeldes o quienes en potencia
pueden ayudarlos, para lo cual se
levantan censos de población para
tener una lista detallada de todos los
pobladores en zonas específicas. Para
ello, con anterioridad el Estado se ha
dividido en zonas prioritarias y a partir
de estas se trazan planes para que las
fuerzas armadas realicen su labor de
penetración, propaganda y cultura,
ocultando a través de campañas de
educación, de promoción de la salud y
sanidad, de apoyo en casos de
desastres naturales, sus verdaderos
fines. Cuentan con el apoyo de todo el
aparato del Estado, pues realizan
actividades que en realidad son
propias del aparato estatal y que se
dejan de lado para que las fuerzas
armadas las realicen. Además con ello
gana consenso social por su supuesta
labor humanitaria de las fuerzas
armadas. Los datos son incorporados a
computadoras o archivos, formándose
un gran directorio de candidatos a ser
reprimidos. Cuando se está seguro de
tener la información correspondiente,
se empiezan a realizar las detenciones
selectivas de la población, buscando
decapitar los principales cuadros
dirigentes de los poblados. Es una
operación quirúrgica. Sin embargo, si
sucede, como pasó en Guerrero con el
Partido de los Pobres, si la decisión
popular no es doblada, aniquilada, se
recurre a niveles mayores de represión.
Al uso sistemático de la tortura con el
fin de obtener información, la
ejecución extrajudicial, y la
desaparición. Es la etapa de
escalamiento donde se promueve el
terror dentro de las comunidades,
buscando que la opinión pública
estatal, nacional e internacional no se
dé cuenta, lo que se consigue
controlando o en complicidad con la radio, la
prensa y la Televisión. Comienzan a
desarrollarse abiertamente los escuadrones de
la muerte y se llega a aplicar una política
genocida, empleando un estado de guerra,
negado por todo el conjunto del gobierno federal,
estatal y municipal.
En las ciudades, como concentra grandes
conjuntos poblacionales, la táctica empleada es
distinta. A través de los documentos que se
expiden (pasaporte, acta de nacimiento,
credencial de elector, etc.), los grupos de
seguridad (policía y ejército) tienen a la mano un
gran banco de datos. Cuando se detectan
posibles focos rojos, se procede a la utilización
de prácticas ilegales, como las escuchas
telefónicas, violación de correspondencias,
apoyados en Telmex y las secretarías del ramo;
penetrando con agentes, infiltrados, para
obtener información, etc. Lo que se trata es de
tener la suficiente información para ubicar a los
cuadros insurgentes y poder desarrollar las
operaciones de aniquilamiento. Estas, a
diferencia del medio rural, son básicamente
quirúrgicas, pues el costo social de realizarlas
masivamente es muy alto, recuérdese el 2 de
octubre de 1968. En la contrainsurgencia
urbana juega un papel destacado el impulso de
la propaganda con fines ideológicos, para ocultar
la verdad, las raíces de la rebeldía popular,
presentando a sus promotores como terroristas,
desalmados; como criminales. Los movimientos
y luchadores sociales son criminalizados, al
compararlos como parte del crimen organizado.
Es la clásica versión de lo blanco y lo negro,
olvidando todos sus contrastes de grises.
Tratar de que el pueblo mexicano crea que lo
que existió en el pasado fue una política
democrática, basada en el estado de derecho
existente, y lo que sucedió fue el abuso de poder
de unos cuantos funcionarios, los cuales usaron
mecanismos anticonstitucionales e ilegales para
sus fines, es ocultar un hecho verídico: el uso
terrorista que el Estado, como tal, con todos sus
instrumentos represivos, de
comunicación, de movilización social,
empleados para contener y destruir a
un sector poblacional de nuestro
pueblo, encarnado en la rebeldía de
los grupos político militares: es decir,
la practica de una situación genocida;
lo que establece una política de
aniquilamiento lesiva a los intereses
del conjunto de la humanidad. Es
falsear la historia, pues al movimiento
insurgente, además del campesino,
estudiantil, magisterial, popular,
sindical, no se le contuvo con
métodos legales, como sucedió en
otros países, como Italia con las
Brigadas Rojas, sino con la ilegalidad,
utilizando sistemáticamente la
tortura, la ejecución extrajudicial, los
encarcelamientos por consigna, los
secuestros de familiares, amigos y
combatientes, la desaparición, todos
ellos crímenes de lesa humanidad.
El actual Presidente, junto con todo
su gabinete; las autoridades
municipales y estatales en sus
esferas correspondientes, así como
los del pasado, son responsables de
esos delitos, pues no han encarado el
problema, creyendo que con el tiempo
y la muerte de los sobrevivientes o de
la historia podrán evadir su
responsabilidad, pues son los
representantes de la Institución a la
que se dicen defender. Si no quieren
pasar a la historia al mismo nivel que
los que se vieron directamente
involucrados en actos de lesa
humanidad deben, además de
democratizar las estructuras
económicas, políticas e ideológicas
del país, responsabilizarse y pedir al
pueblo mexicano perdón por lo que
hicieron como poder público,
indemnizar a las víctimas, poner punto final al
problema de los desaparecidos presentándolos,
o, en los casos que no sean posible ubicando
sus tumbas para restituirlos a sus familias, a
través de sendos homenajes, reconociendo la
calidad de rebelde, de luchador social del
desaparecido, rescatando la historia,
castigando implacablemente a todos los que
participaron en violaciones a derechos
humanos en el pasado y hoy en día, y,
fundamentalmente, realizar las reformas
constitucionales, transformación del poder
judicial y el sistema de injusticia actualmente
existente, así como limitar realmente los
poderes del ejecutivo democratizándolo,
realizar una reforma para actualizar el derecho
castrense, eliminar de nuestra institución
militar la doctrina contrainsurgente, basada en
el dogma de la existencia de grupos enemigos
de la nación, ubicando a las minorías como
partes de esos enemigos, además de que es un
concepto ajeno a nuestra historia;
fundamentalmente, en reformar todo nuestro
derecho procesal y político para dar paso al
derecho humanitario internacional, reforzando
nuestras leyes para evitar cualquier tipo de
impunidad.
Por otro, lado, los detenidos-desaparecidos son
persona aprehendida en sus domicilios, centros
de trabajo o en la vía pública, por personal
armado, en ocasiones uniformada, en
operativos que por las condiciones en que se
llevaron a cabo y por las características, hacen
presumir fundamentalmente la participación en
los mismos de las fuerzas públicas (gobierno,
ejército, policía, cuerpos de seguridad y otros
organismos oficiales). Con posterioridad a estos
hechos, las personas detenidas"
desaparecieron", sin que se tenga noticia
alguna de su paradero. Se trata siempre de un
acto ilegal, perpetrado casi en todos los casos
al amparo de las sombras de la noche o en
otras circunstancias que aseguren impunidad a
sus autores. Es en realidad una forma de
secuestro.
Se perpetra mediante operativos
policíacos o para policiacos en los que
participan grupos armados cuyo número
varia. Se presentan en el domicilio,
centro de trabajo o en la calle por donde
transita la víctima, en vehículos
generalmente sin placas de
identificación, y con radios que les
permiten comunicarse entre sí y
coordinar sus acciones. En ciertos casos
están apoyados por cuerpos
adicionales.
Los autores materiales no corren
riesgos, menos los intelectuales. Operan
con rapidez y diligencia. Planean el
accionar hasta el detalle. Golpean por
sorpresa y sólo en condiciones
altamente favorables. Disponen de
todos los recursos: logísticos y de apoyo
material. Cuentan con la protección que
da todo el aparato del poder. Son
delincuentes que gozan no sólo con
impunidad, sino de premios (por
supuesto materiales) por sus "brillantes
acciones".
La “desaparición" es un acto cruel e
inhumano, pues es una rutina que
adjudica a la víctima una muerte
presunta y la deja en total indefensión. A
sus allegados les queda el dolor que
causa la incertidumbre. A la certeza
íntima de que se trata de una represión
ilegítima e injusta, se aúna la
incapacidad o indisposición del gobierno
y de su propio poder judicial para
responder a los reclamos que se
formulan. Estos rasgos configuran el
carácter ilícito de la "desaparición" y
definen su naturaleza de crimen contra
la humanidad, por ser una forma de
barbarie que no únicamente daña a la
víctima sino también a su familia, a la
sociedad ya la humanidad en general.
Esta práctica salvaje ha contaminado a varios países,
aterrando a sus poblaciones.
Evidentemente no se trata de actos aislados, ni
equívocos o errores. Es una práctica sistematizada,
con un estilo propio y una técnica refinada. El ánimo
de "desaparecer': es inseparable de la comisión del
secuestro. Se violan normas fundamentales,
universalmente reconocidas, ya que: a) Se detiene sin
orden escrita de juez u otra autoridad competente,
debidamente fundada y motivada; b) Se priva a la
víctima de asistencia legal. No se le explican las
causas de su detención ni las pruebas que hay en su
contra; c) No se sigue forma de juicio antes de
sancionarlo; d) Se omite escucharlo en defensa; e) El
asunto no se ventila en tribunales legalmente
establecidos; f) Se le recluye en lugar no público, en el
que pueda ser visitado por sus allegados; g) Se le
aplican torturas síquicas y físicas; h) Se degrada su
dignidad de ser humano; i) No se respeta su calidad
de ente protegido por las normas jurídicas
universalmente aceptadas.
Diciembre de 2011
Datos Biográficos de Juan Carlos Mendoza Galoz Por Alberto Guillermo López Limón
Juan Carlos Mendoza Galoz nace el 27 de octubre de 1958 en el seno de una humilde
familia, que a costa de múltiples dificultades y enfrentamientos, como ocurre en México con
miles de marginados, logra obtener una pequeña propiedad en Ciudad Netzhualcoyotl, Estado
de México.
Desde muy pequeño, debido a la difícil situación económica por la que atraviesa su familia,
para poder estudiar se vio en la necesidad de trabajar en diversos oficios. Así, su infancia
transcurre entre el trabajo, los estudios y, en el escaso tiempo que le queda libre, a jugar con
sus hermanos en las calles polvorientas, sin drenaje y pavimento de Ciudad Nezahualcóyotl.
Sus estudios primarios y secundarios los realiza en la Escuela “Nicolás Bravo”, ubicada en la
Ciudad de México. Posteriormente ingresa a la Escuela Normal de Maestros No. 7, de Ciudad
Netzhualcoyotl. Como dirigente estudiantil, dirigió el proceso democrático de esa institución
que culmina con la destitución de la corrupta directora que se enriquecía con las colegiaturas.
En esta fase de su vida, canaliza su inquietud política a través de la formación y desarrollo del
grupo de poesía coral “Genaro Vázquez Rojas”, donde prepara presentaciones con contenido
ético y social; recorre, en giras por el Valle de México, diversas colonias populares y barrios
marginales.
En 1977 interviene activamente en el movimiento urbano-magisterial que convierte cinco
basureros de Ciudad Netzhualcoyotl en otras tantas escuelas primarias. Por su preparación y
participación es nombrado director de la Escuela Primaria “Niños Héroes”.
El movimiento de primarias populares para familias marginadas de los barrios más pobres del
Municipio de Ciudad Netzhualcoyotl fue reprimido por las fuerzas de seguridad del gobierno
mexicano. Varios de sus principales dirigentes son secuestrados y trasladados al Campo
Militar No. 1. Como resultado de las torturas a las que son sometidos, “Agustín”, dirigente del
Frente Popular Independiente muere de un derrame cerebral días después de ser liberado.
Entre 1977-1978 funda y asesora diferentes Centros de Educación Básica para Adultos,
entre los que sobresale el CEBA “Francisco Villa”, ubicado en Ciudad Netzhualcoyotl. En ese
mismo municipio, colabora con la organización de colonos “Unión de Lucha”. Conoce y
comienza a colaborar con distintos movimientos político-sindicales y campesinos del Valle de
México. Por esas fechas ya se encuentra incorporado a la organización político militar
Movimiento de Acción Revolucionaria, donde, entre otros conoce a José Luis Martínez Pérez y
Elín Santiago Muñoz.
A mediados de 1978 crea junto con otros maestros y estudiantes del CCH Oriente y de la
Preparatoria Popular “Mártires de Tlatelolco” la Coordinadora Regional de Centros de
Educación Básica, uniendo el corredor Ecatepec Netzhualcoyotl, donde participan destacados
luchadores sindicales, como Misael Núñez Acosta, asesinado meses después por su
participación en la democratización del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la
Educación, y la organización nacional Unión Magisterial Independiente; ambas organizaciones
destruidas por la represión policial y militar desencadenada el abril de 1979, fecha en que es
detectada por la delación de Alejandro Peñalosa una reunión de la dirección nacional del
MAR; toda el Comité Ejecutivo Nacional cae en manos del ejército y la Brigada Blanca y José
Luis Martínez Pérez, Comandante en Jefe, y Elín Santiago Muñoz, dirigente nacional, mueren
acribillados. Los profesores Juan Carlos Mendoza Galoz y Ezequiel Reyes Carrillo desde
entonces fueron perseguidos por la Brigada Blanca.
Desde mediados de 1979 participa activamente en el movimiento Campesino de Michoacán
dentro de la Unión Campesina “Emiliano Zapata”. Meses después, colabora en la
construcción de la Coordinadora Nacional “Plan de Ayala”.
En 1980 regresa al Valle de México; comienza a trabajar en el sector obrero. Con la caída de
toda la dirección nacional, se reestructura una nueva dirección con los sobrevivientes. Juan
Carlos y Ezequiel pasaron a formar parte de ella. Junto a sindicalistas, crearon la
Coordinadora Obrera de Ecatepec fomentando la organización democrática sindical. En 1981
funda la Escuela para Trabajadores “Mtro. Rafael Ramírez”, en la colonia Urbana Ixhuatepéc,
Xalostoc, Ecatepec, Estado de México, promoviendo la educación abierta para adultos, desde
nivel de alfabetización hasta secundaria. Además, ese mismo año impulsa el movimiento
sindical que culmina en la huelga de las fábricas de Vidriera y Alumex pertenecientes en esa
época al poderoso Grupo Monterrey, ubicadas en Ecatepec.
El 30 de diciembre de 1981 Juan Carlos Mendoza Galoz, a los 21 años de edad, es detenido,
como resultado de una delación, junto con el profesor Ezequiel Reyes Carrillo cerca de la
Central Camionera del Norte por elementos de la Dirección General de Policía y Tránsito
(dirigida por Arturo Durazo Moreno), Dirección de Investigaciones para la Prevención de la
Delincuencia (cuyo Titular es Francisco Sahagún Baca), Policía Judicial del Distrito Federal
(comandada por Jesús Miyazawa) y Dirección Federal de Seguridad (bajo las ordenes de
Miguel Nazar Haro). Cuatro meses después Ezequiel recuperó su libertad no así Juan Carlos,
quien permanece hasta la fecha detenido-desaparecido.
Escobedo Ocaña Austreberta Hilda Por Alberto Guillermo López Limón
Enero de 2009
Austreberta Hilda Escobedo Ocaña fue
detenida después del 31 de diciembre de
1981 (se desconoce la fecha exacta) en
México, Distrito Federal, por elementos de la
Dirección Federal de Seguridad y División de
Investigación para la Prevención de la
Delincuencia [Comité Pro-Defensa de Presos,
Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados
Políticos de México (Eureka), 1977 ¡Diez Años
de Lucha por la Libertad! 1987, México,
1987].
Austreberta Hilda Escobedo Ocaña nace el 10
de marzo de 1958 en el Distrito Federal. Es la
tercera de doce hermanos. Hija de Acela
Ocaña de Escobedo y Mariano Escobedo
Badillo. A la edad de un año comienza a dar
sus primeros pasos. Toma sus propias
decisiones desde muy pequeña. Siente un
gran afecto y cariño a sus padres, en
particular a su papá. De él, en gran medida,
recibió una gran influencia en su desarrollo
físico e intelectual, desarrollando gran
capacidad de disciplina, seriedad y
responsabilidad en su que hacer cotidiano.
Por ello, era de un carácter serio, duro pero
bondadoso. “…, por decir, fue grosera por sus
decisiones que tomaba, es decir, quiero esto y
afirmándolo, porque ella así lo quería, así lo
decía.” De pequeña nunca le gustó que se
destruyeran las cosas “… al extremo de que,
por ejemplo, se enojaba cuando rompían
piñatas en las posadas.” “A la edad de tres
años ya tomó decisiones más grandes”, es
cuando su individualidad se comienza a
desarrollar armónicamente; corría el año de
1961 [Alberto G. López Limón, Entrevista con
Doña Acela Ocaña de Escobedo, 1987].
En 1962, a los cuatro años, se le
inscribe en el jardín de niños, ubicado
dentro de las instalaciones del Campo
Militar No. 1. Es en esta etapa de su
vida cuando empieza a definir su
inclinación por el teatro popular, ya que
le gustaba tanto actuar que no dejó de
hacerlo durante toda la primaria y
secundaria, participando en todos los
festivales y actos programados por las
autoridades educativas. Se destacó en
el estudio y siempre se supo ganar la
amistad de sus compañeros y maestros.
En 1964, a los cinco años y medio, fue
inscrita en el primer año de educación
primaria, en la Escuela “Eva Samano de
López Mateos”, clave XV-29-F-S-D-X-
008, ubicada dentro de las
instalaciones del Campo Militar No. 1,
en la colonia Guardias Presidenciales,
Naucalpan, Estado de México. En esos
tiempos, la familia Escobedo Ocaña
vivía en la calle de Olivar No. 57,
Naucalpan, Estado de México. Sin
grandes problemas, cursa los seis años
aprobando todas sus materias. “Es una
chica querida por todos sus maestros, porque se
dio a querer en todo, con unas calificaciones
muy buenas.” [Alberto G. López Limón, Entrevista
con Doña Acela Ocaña de Escobedo, 1987. Para
no citar frecuentemente, la mayor parte de los
datos de la presente biografía se toman de esta
entrevista y de documentos que la familia
facilitó].
En enero de 1965, casi por cumplir siete años,
ingresó al Segundo Año, Grupo B, bajo la
credencial número 9. Le tocó la maestra Norlsa
María Vega Lugo. En su boleta de calificaciones
podemos observar sus calificaciones definitivas,
demostrando la aplicación de Hilda: Protección
de la salud y el mejoramiento del vigor físico
ocho; Investigación del medio y aprovechamiento
de los recursos naturales nueve; Comprensión y
mejoramiento de la vida social nueve;
Actividades creadoras nueve; Actividades
practicas nueve; Lengua nacional nueve;
Aritmética y geometría nueve; Promedio general
nueve. Esto en cuanto al renglón de
aprovechamiento. Su interés desde pequeña por
el conocimiento se demostró cuando se enfermó
y por varios meses dejó de asistir a la escuela.
Austreberta se reincorporó a sus cursos y en tan
sólo tres meses se emparejó con sus
compañeros, iniciando el mejoramiento de sus
calificaciones.
Sin embargo, si en el renglón del
aprovechamiento no tuvo mayores problemas,
en lo que se refiere a la conducta, tuvo varios
problemas con sus calificaciones, las cuales,
aunque no fueron reprobatorias, si fueron bajas
(aseo seis; orden siete; cumplimiento en el
trabajo ocho -donde refleja sus hábitos
metódicos-; respeto a sus superiores y
compañeros ocho; cooperación social siete;
puntualidad seis; Promedio general siete).
Su vida transcurrió como la de cualquier otra
niña. En 1964 hizo su primera Comunión, a los
seis años y medio, en la Iglesia de
“San Esteban”, en el Municipio de
Naucalpan, Estado de México. En
diciembre de 1967, contando con
nueve años, comienza a cursar el
quinto año de educación primaria en
la Escuela “General Francisco Villa”,
clave XIV-F-U-M-X-077, igualmente
localizada en el Campo Militar No. 1.
Le tocó el Grupo A, con la Boleta
Credencial No. 35. Noemí Gómez
Gayosso fue su maestra. El director
de la escuela, el profesor Jorge F.
Negrete Hernández. Se observa,
comparando su desenvolvimiento con
respecto al segundo año, un
mejoramiento en sus calificaciones
en ambos renglones
(aprovechamiento y conducta). En
cuanto al aprovechamiento:
Protección de la salud y el
mejoramiento del vigor físico ocho;
Investigación del medio y
aprovechamiento de los recursos
naturales ocho; Comprensión y
mejoramiento de la vida social ocho;
Actividades creadoras ocho;
Actividades practicas nueve; Lengua
nacional ocho; Aritmética y geometría
ocho; Promedio general ocho. En
conducta: aseo nueve; orden ocho;
cumplimiento en el trabajo ocho;
respeto a sus superiores y
compañeros ocho; cooperación social
ocho; puntualidad nueve; Promedio
general ocho. En resumen, sus
estudios primarios los finalizó con
buenas calificaciones. Sus hábitos
metódicos la llevaron a simpatizar y
profundizar en las matemáticas. En
su casa fue fiel observante de que
sus hermanos siguieran su ejemplo.
Concluyó la primaria a los once años y
medio, en 1969.
A los doce años, 1970, comenzó sus
estudios de Educación Media Básica, en la
Secundaria Tecnológica Comercial No. 3,
“Profesora Celia Balcarcel”, perteneciente a
la Dirección General de Enseñanza
Tecnológicas Industriales y Comerciales, de
la SEP, ubicada en la colonia Tacubaya, Zona
Postal 18. Su número de control fue el
501115. Cursó estudios en el turno
matutino, de 7:00 a las 14:00 horas, de
lunes a sábado. Aprobó todas sus materias.
Poco se puede decir por los documentos
oficiales que obran en poder de sus padres,
ya que junto con la desaparición de Hilda, la
policía política se encargó de desaparecer no
únicamente sus cosas materiales, sino sus
papeles oficiales, incluso desapareció su
expediente de los archivos del Instituto
Politécnico Nacional, donde estudiaba la
Licenciatura en Economía. Sólo se cuenta
con su boleta que certifica el primer
reconocimiento semestral de las materias
cursadas el cuarto año: Organización de
oficinas nueve; Cálculos mercantiles diez;
Contabilidad de costos diez; Contabilidad de
sociedades diez; Derecho mercantil ocho;
Inglés diez; Contabilidad tercero diez;
Legislación fiscal segunda diez; Educación
física nueve; y Educación musical diez. La
directora del plantel es la profesora María de
Lourdes González y la subdirectora es la
maestra Carlota Nava Viuda de O. Hilda
se graduó en 1973, a los quince años,
como Técnico de Contabilidad. La
institución le otorgó una carta
recomendación para que pudiera
trabajar de inmediata; deseos que
pronto se ven frustrados por ser menor
de edad. Sin embargo, se esforzó tanto
que, por fin, logró conseguir un trabajo
de medio tiempo en una empresa
financiera, ubicada en mariano
Escobedo, cercana a la ONU.
Hace su solicitud y es aceptada en los
próximos seis semestres en el Centro de
Estudios Científicos y Tecnológicos,
Vocacional No. 5, ubicada en la
Ciudadela, Balderas, en la Ciudad de
México. Se inscribe en el Bachillerato de
Ciencias Económicas y Administrativas,
en la carrera de Técnico en Economía y
Estadística. Corre el año de 1973; tiene
15 años. Por iniciativa propia, buscó
trabajo, el cual encuentra por las tardes
en una mueblería de Puente de
Alvarado, llevando la contabilidad.
Estudia por las mañanas y en las tardes
trabaja. Esta situación se prolongó
durante los siguientes tres años.
Durante sus periodos vacacionales, se
inscribió en los cursos de natación del
Instituto Mexicano del Seguro Social,
hasta llegar a ser promotora de “Cursos
Vacacionales”.
Sus calificaciones en los primeros
cuatro semestres fueron: en el año de
1974, en el primer semestre,
Matemáticas I nueve; Contabilidad I
diez; Taller de lectura y redacción ocho;
Idioma extranjero diez; Prácticas
comerciales y archivo siete;
Mecanografía I nueve; Taller de estudio
e investigación nueve; Promedio general
ocho punto ocho. En el segundo semestre
obtuvo: Matemáticas II diez; Contabilidad II
diez; Taller de lectura y redacción nueve;
Idioma extranjero nueve; Cálculos
mercantiles I ocho; Mecanografía II diez;
Organización de oficinas ocho; Promedio
general nueve punto uno. En el tercer
semestre, 1975, Matemáticas III diez;
Contabilidad III diez; Derecho I ocho;
Historia I no presentada; Ecología nueve;
Cálculos mercantiles II diez; Nociones de
psicología diez; Promedio general ocho
punto uno. En el tercer semestre,
Matemáticas IV nueve; Contabilidad IV diez;
Derecho II diez; Economía I nueve; Filosofía
no presentada; Historia II nueve; Sistemas
mecánicos de registro nueve; Promedio
general ocho punto cero. Hilda concluyó sus
estudios vacacionales en 1976, a los
dieciocho años. Se cerraba así una etapa de
su vida básicamente formativa, en la que no
se diferencia claramente de sus demás
compañeros. Es a partir de su mayoría de
edad en que inició sus primeros contactos
con los sectores más marginados y
oprimidos del país.
Austreberta se inscribió en el ciclo escolar
1976-1977 en la Escuela Superior de
Economía del Instituto Politécnico
Nacional, con el número de boleta
7411985, Grupo G. Estudió en esa
institución del 30 de noviembre de 1976
hasta finales de 1977, fecha en que se vio
obligada a abandonar sus estudios debido
a su horario de trabajo, el cual,
formalmente, era de 9:00 a 17:30 horas,
sin embargo como pertenecía al
Departamento de Contabilidad, se veía
obligada a permanecer hasta después de
las 19:00 horas. En aquella época
trabajaba en “Muebles Castri”, S. A.,
ubicado en Sidar y Rovirosa No. 100,
colonia Merced Balbuena. La difícil
situación económica por la que atravesaba
la familia Escobedo Ocaña, compuesta por
quince personas, y siendo una de las más
grandes, empujó a Hilda a mantenerse
trabajando en esa tienda hasta el 6 de
septiembre de 1977. En el primer
semestre sólo presenta exámenes de las
materias de Sociología y Teoría
Económica. El 18 de septiembre de 1977,
a los 19 años, presentó ante el Consejo
Consultivo de la Escuela Superior de
Economía su solicitud de reingreso al
primer nivel, con lo que oficialmente se
reincorpora al IPN.
A los 20 años, en 1978, su vocación
artística la llevó al Foro Isabelino,
comenzando su participación activa en el
Centro de Libre Experimentación Teatral y
Artística (CLETA), ubicado en la calle de
Sullivan No. 43, colonia San Rafael, en la
Ciudad de México. En ese lugar, Hilda
comenzó un rápido proceso de
concientización democrática y una
necesidad cada vez mayor de unir su
práctica y conocimiento con los sectores
más oprimidos del país: los indígenas y
campesinos. Para poder atender sus
ensayos de teatro sin abandonar sus
estudios, decidió cambiarse al sistema
abierto. “… de ahí fue donde empezó a
iniciar sus ideas sobre ayudar a
campesinos, a ayudar a los indígenas, que
era lo que ella decía, tratar de ver por
ellos… poco fue lo que de ella supimos en
esa trayectoria, porque no nos decía todo
a fondo. Que ella nos hubiera dicho voy a
ayudar o voy a entrar a una organización,
voy a ir a esto o a otro, poco fue lo que
nosotros supimos nosotros hasta que en
algunas ocasiones nos informó que iba a ir
a unas reuniones, pero era en la noche,
donde nosotros no aceptábamos, por
cuestión de que era mujer y no saber uno
de esas ideas o cómo tratar de ayudarla,
pues en fin, sin una experiencia de
nosotros…” [Alberto G. López Limón,
Entrevista con Doña Acela Ocaña de
Escobedo, 1987].
Hilda se incorporó al CLETA porque era “…
una organización de trabajadores del arte,
dedicados a conocer, rescatar, difundir y
generar conjuntamente con los obreros,
campesinos y clases marginadas nuestros
valores culturales, contribuyendo al
desarrollo de la conciencia de clase y a la
organización política de grupos cuya lucha
se encamina al extermino de la
explotación del hombre por el hombre. No
somos brazo cultural de ningún partido
político, llevamos una política de frente,
entendiendo como tal la participación de
diferentes corrientes de izquierda que
adoptamos como objetivo común y
fundamental la construcción de la
revolución socialista.” [Principio central del
CLETA, mimeógrafo, 1979, México].
Hilda participó apoyando al Grupo de
Teatro Infantil Zumbón. Para 1978
comenzó a tener relaciones con la Unión
de Comuneros “Emiliano Zapata”. (UCEZ),
organización campesino de Michoacán. Entre
1979 y 1980 comenzó a colaborar con la
Tele secundaría de “El Molinito”,
manteniendo magnificas relaciones con los
maestros. Promueve diversas actividades
deportivas, como por ejemplo, torneos de
voleibol.
Para 1979 el país se encontraba en plena
efervescencia campesina. En varios estados
grupos campesinos y sus organizaciones
(semi y oficiales muchas de ellas), habían
realizado grandes movilizaciones
desembocando en tomas de tierras, de
oficinas de gobierno e incluso se habían
enfrentado contra las fuerzas públicas y el
Ejército Mexicano. En esas condiciones, el
gobierno federal, y más precisamente sus
organizaciones campesinas oficiales,
decidieron realizar una reunión con el
objetivo de influir a su favor en la creciente
insurgencia, pretendiendo consolidar su
ideología dominante, recuperando el
consenso perdido y volver a los viejos
esquemas autoritarios y caudillescos, para
ello se valió de los hijos del general Emiliano
Zapata.
El Congreso de Cuautla, celebrado el 6, 7 y 8
de agosto de 1979, conmemorando el
centenario del nacimiento de Emiliano
Zapata, dio origen a la idea de crear la
Coordinadora Nacional “Plan de Ayala”. La
rebeldía popular rebasa el acto oficialista y
se expresa, en su impotencia, por la
dispersión y sectarismo de las
organizaciones campesinas, en las rechiflas y
groserías que los campesinos hicieron al
presidente José López Portillo y a su
secretario de la Reforma Agraria, Antonio
Toledo Corro. Varias organizaciones, después
del evento, se percataron que para
solucionar sus problemas no bastaba con
tener algunos contactos entre ellos, sino de
la necesidad de mantener y fortalecer las
relaciones de coordinación nacional. Así,
nació el proyecto de realizar en Milpa Alta,
Distrito Federal, el Primer Encuentro Nacional
de Organizaciones Campesinas, los días 12,
13 y 14 de octubre de 1979, del cual surgió
la Coordinadora Nacional “Plan de Ayala”
(CNPA). Hilda, a través del CLETA, participó
activamente en la difusión y organización del
evento. Se dedicó a una labor de equipo de
recopilación de documentos y testimonios
sobre los problemas del agro. Dentro de las
actividades desarrolladas durante el evento,
participó en puestas de escena y en
representaciones de obras teatrales sobre
problemas campesinos de otros países. Hizo
tareas de mensajería y con un reducido
equipo de trabajo elaboró la Memoria del
Encuentro.
Para que se pudiera celebrar el Encuentro
Nacional de Organizaciones Campesinas
Independientes, se realizaron tres reuniones
preparatorias. La primera el 18 de agosto en
López 23, en la Ciudad de México, con la
participación de la Unión Campesina
Independiente (Puebla), la Unión de
Comuneros “Emiliano Zapata” (Michoacán),
“El Desengaño” (Oaxaca), el Consejo
Nacional Cardenista (CONACAR), Pueblo
Viejo, Venustiano Carranza (Chiapas), Milpa
Alta (D. F.), Valle Nacional (Oaxaca), San
Isidro de Alta Huerta (Michoacán),
Vanguardia CNCista de Izquierda, Región de
Playa Vicente (Veracruz), Consejo Nacional
de Pueblos Indígenas y Vanguardia Nacional
“José López Portillo” de Chalma (Estado de
México). La segunda reunión se realizó en el
mismo lugar de la primera, con la asistencia
de delegados de Michoacán, Chihuahua,
Oaxaca, Milpa Alta, ODECO, Punto Crítico,
Consejo Supremo Tlahuica, Conacar,
Cuajimalpa y la UCI. La tercera se realizó
el 22 de septiembre, en el mismo lugar,
definiéndose la idea central del
Encuentro Nacional: construir una
organización nacional campesina
independiente.
Dentro del evento fundacional de la
CNPA, el equipo de trabajo donde se
encuentra Hilda recopila las discusiones
en cassetts, para posteriormente
transcribirlas y finalmente presentar la
redacción final de la Memoria; en
particular, ella se responsabilizó de las
notas de trabajo. Fue un trabajo pesado
de transcripción y mecanografía.
Austreberta en las diferentes sesiones
de trabajo, estrecha sus relaciones con
la UCEZ y, en particular, con dos jóvenes
activistas: Javier Pérez Juárez (años más
tarde murió en un extraño accidente
automovilístico cuando se trasladaba
por la carretera de Texcoco a la Escuela
Superior de Agricultura de Chapingo,
Estado de México), quien por aquellas
fechas era el abogado de la UCEZ y
después del evento se convirtió en el
abogado principal de la CNPA, y, del
profesor Juan Carlos Mendoza Galoz,
delegado de la misma organización
campesina, con el cual establecerá
relaciones de noviazgo y matrimonio.
Hilda comenzó a participar en las
reuniones de la UCEZ.
Además del trabajo de recopilación,
trascripción y mecanografía, Hilda
promovió dentro del Encuentro
fundacional los trabajos artísticos del
grupo de teatro infantil “Zumboncitos”,
presentando la obra “Gringo el Dragón”.
“… es una obra a través de la cual se
representa a la comunidad, a los
trabajadores que laboran sin descansar
para Don Régimen y su hijo el PRI
-Principe, quienes los explotan y los tienen
dominados. Aparece la Revolución para
que los comuneros o campesinos la
quieran y la cuiden, pues los beneficiará; y
es entonces que aparece un personaje
que quiere tener muchos terrenos para
construir sus industrias transnacionales:
Gringo el Dragón. El personaje viene a
despojar de la tierra a los campesinos y,
además, sus perjudiciales productos
(refrescos, dulces, películas, discos, ropas,
etcétera). La obra “Gringo el Dragón”
demuestra a los campesinos que sus
enemigos son el PRI, el gobierno, los
gringos y otros desgraciados extranjeros,
así como los ricos que han tenido siempre
oprimido al pueblo; y que efectivamente
los campesinos quieren a la Revolución y
la desean tener en sus tierras.”
Los resultados, comportamiento y
relaciones fraternas que establece Hilda y
su grupo de trabajo les valen la invitación
a participar activamente en la CNPA,
dedicándose a actividades de enlace con
diversos grupos campesinos y a
introducirse en los problemas legales del
campo, canalizándolos al abogado general
de la Coordinadora.
A partir de ese momento, comenzó a
participar en encuentros y reuniones
regionales campesinas. Meses más tarde,
producto de su intensa actividad de apoyo
a la CNPA, abandonó la Escuela Superior
de Economía (IPN). En 1980 se retiró de
su casa. “…para poder continuar con su
lucha, porque era una lucha a la que ella
siempre había aspirado. Se retira de su
casa de sus padres para poder continuar
con sus compañeros. Continuamos
viéndola; no supimos más de la escuela…”
[Alberto G. López Limón, Entrevista con
Doña Acela Ocaña de Escobedo, 1987].
Hilda también se vinculó, apoyando y
visitando periódicamente a los
campesinos indígenas agrupados en la
Organización Campesina “Emiliano
Zapata”, de la comunidad Venustiano
Carranza, Chiapas, años más tarde una de
las zonas de influencia del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional. Con la
OCEZ Austreberta promovió las artesanías
que fabricaban sus mujeres y los ayudó en
la organización de sus finanzas. Participó
en 1980 en los eventos realizados en el
Encuentro Nacional Campesino de Santa
Fé, La Laguna, Michoacán.
A principios de 1981 Hilda empezó a
alejarse de la CNPA, aunque sigue
manteniendo relaciones constantes con la
OCEZ, estrechando, en cambio, sus
relaciones con maestros democráticos del
Estado de México. En junio, junto con un
pequeño equipo en el que se encontraba
Juan Carlos Mendoza Galoz, fundó la
escuela para Trabajadores “Maestro
Rafael Ramírez”, Unidad de Servicios de
Educación Básica, clave 310113, ubicada
en la colonia Urbana Ixhuatepec, Xalostoc,
municipiode Ecatepec, Estado de México.
Dicha escuela perteneció al recién creado
Instituto Nacional de Educación para los
Adultos, para cubrir el déficit educativo en
las poblaciones mayores de quince años
de edad. En el seno de la “Rafael
Ramírez” durante los siguientes cinco
años se impartieron clases en los niveles
de alfabetización, primaria y secundaria,
con algunos experimentos de
preparatoria abierta para adultos.
La Escuela para Trabajadores inició sus
actividades con un grupo de más de
sesenta gentes para el nivel de
secundaria; en las mismas instalaciones
funcionaron otros cuatro grupos (uno de
alfabetización y uno por cada nivel de
primaria), bajo la dirección de maestros
del turno vespertino, quienes
conformaban el grupo mayoritario de la
planta magisterial. La “dualidad” en el
proceso educativo llegó a su fin a
mediados del mismo mes de su
fundación, cuando tocó el periodo
vacacional de fin de año y los maestros
de la tarde abandonaron su compromiso
con los grupos de primaria y
alfabetización (Hilda y Juan Carlos
impartía los cursos de secundaria).
Inmediatamente se dieron a la tarea de
incorporar a nuevos maestros, aunque
Juan Carlos salió de la planta magisterial
para dedicarse a otras actividades. Así,
llegaron a colaborar Yolanda Calixto
García (21 años), Daniel Mendoza Galoz
(18 años) y Alberto Guillermo López
Limón (20 años), con los cuales se tenía
una relación de trabajo desde 1978 y
habían sufrido las consecuencias de la
represión de la Brigada Blanca, desatada
el 9 de abril de 1979 [El 9 de abril de
1979 casi un centenar de agentes de la
Brigada Blanca, Dirección Federal de
Seguridad, Judicial del estado de
Coahuila y soldados de la Zona Militar,
tomaron diversas casas de seguridad de la
organización político militar Movimiento de
Acción Revolucionaria. Casi toda la
dirección nacional fue detenida. José Luis
Martínez Pérez y Elín Santiago Muñoz
quedaron acribillados en las calles de
Zacatecas y Calle 19 en Torreón, Coahuila.
Desde entonces eran intensamente
buscados los profesores Ezequiel Reyes
Carrillo y Juan Carlos Mendoza Galoz,
militantes del MAR].
Gracias a la labor dedicada de Hilda,
Yolanda, Daniel y Alberto la escuela se
mantuvo viva. Al poco tiempo fue ampliando
su base magisterial. Se promovieron
talleres de lectura y comprensión, de dibujo
y serigrafía los fines de semana (sábados
por la noche y domingos por la mañana). La
Escuela se estructuró bajo una ordenación
democrática de autogobierno, donde
alumnos y maestros tenían los mismos
derechos y obligaciones, voz y voto. Las
decisiones se tomaban en Asamblea
General, donde se formaban las comisiones
de trabajo, las cuales, a su vez, trabajaban
en forma colectiva, aunque se
responsabilizaba al asesor o asesores de su
conducción y buen funcionamiento; se
reunían periódicamente. A su interior se
estructuraba un plan de trabajo de acuerdo
a la comisión determinada. Se decidía
colectivamente pero se daban tareas y
responsabilidades personales. Las
comisiones de trabajo impulsaron diversos
trabajos comunitarios y colectivos de
beneficio social, como pintar la escuela,
arreglo y aseo de los bancos y mesas que
se usaban, actos culturales educativos,
posadas y otras más. Pronto el esquema se
trasladó al entorno.
Para agosto la escuela se convirtió en un
lugar donde el movimiento obrero de la
zona encontraba un refugio, lugar de lucha,
centro de educación y difusión de las luchas
proletarias de Ecatepec y del país. En su seno
se realizaron diversas reuniones de la
Coordinadora Obrera de Ecatepec. La escuela,
sus participantes, alumnos y maestros,
marcharon al lado de los trabajadores en
diversas marchas y apoyos a varios
movimientos huelguísticos de zonas cercanas,
se apoyaron piquetes de huelgas, se
desarrolló la campaña del kilo, donde cada
alumno llevaba un kilo de producto
perecedero (arroz o fríjol) para solidariamente
aportarlo a los movimientos huelguísticos, se
apoyaron con elementos para reforzar a
sindicatos democráticos en los recuentos (en
esos días los charros movilizaban
contingentes armados y golpeadores para
reprimir la insurgencia proletaria, la cual
respondía de la misma manera).
Además, se promovieron actividades de
solidaridad nacional e internacional, charlas y
proyecciones de películas y un sin fin de
actividades educativas y culturales en una
zona tradicionalmente controlada por el PRI y
sometida por la policía y grupos para militares
sufragados por la iniciativa privada (la Urbana
era una colonia enclavada en la zona
industrial de Ecatepec).
Fruto de ese activismo político, en noviembre
se comenzaron a definir los futuros
candidatos a ser cooptados para el proceso
revolucionario. Esa actividad, sumamente
discreta, sólo fue conocida por Juan Carlos,
Hilda y Daniel. Los alumnos más combativos y
discretos fueron invitados a formar círculos de
estudio, en la idea, primero de desarrollar
temas generales de organización sindical y,
más tarde, de formación marxista leninista.
Era el primer paso para introducirlos en la
actividad revolucionaria de la Organización.
Juan Carlos se encargó de los círculos de
primaria y secundaria integrados. Con
los de primaria, seis elementos en su
mayoría obreros, impartió charlas los
días 7, 14 y 21 de diciembre de 1981.
En una ocasión junto con Hilda, las
demás sesiones sólo, hablaron de las
condiciones de trabajo. El círculo de
secundaria se estructuró con cuatro
personas, tres de ellas proletarias. No
se quien era el responsable pero Daniel
sabía de su existencia, por lo que de
alguna manera se encontraba
involucrado.
Por un problema de indisciplina y de
actitudes individualistas fue expulsado
de la Organización en diciembre Daniel,
hermano menor de Juan Carlos. El
último día que platique con Juan Carlos,
el 19 de diciembre, fecha en que
iniciaron las vacaciones escolares, me
comentó la decisión anterior y el
acuerdo de promocionarme a realizar
actividades de mayor responsabilidad
dentro de la Organización, comenzando
a integrarme a un naciente círculo de
estudios (por lo general el mismo se
transformaba con el tiempo y entrega en
una célula, pues el estudio iba de la
mano con la actividad practica,
valorándose mucho la entrega y
convicción de los participantes). Por
cierto, Juan acababa de accidentarse la
mano derecha. Su quemadura le
impedía por algún tiempo sostener
cualquier cosa con ella.
La última actividad conjunta que se
conoce de Juan Carlos y Austreberta
Hilda, fue su participación en un
convivió con alumnos celebrado el 20
de diciembre de 1981, en la Quinta
Cerrada de Miguel Hidalgo, Urbana
Ixhuatepec, Xalostoc, Ecatepec. Ninguno de los
participantes fumaba ni tomaba. Eran seres
optimistas, llenos de deseos y ganas de vivir. Se
despidieron de sus estudiantes sin saber que
jamás volverían a verse.
Juan Carlos Mendoza Galoz y Ezequiel Reyes
Carrillo de regreso de una reunión nacional de
reestructuración del Movimiento de Acción
Revolucionaria celebrada en Torreón, Coahuila,
donde ambos pasan a ser miembros de la
dirección nacional y el segundo, además, recibe
el cargo de comandante en jefe, son
sorprendidos y detenidos el 30 de diciembre de
1981 por agentes de la Dirección Federal de
Seguridad, División de Investigaciones para la
Prevención de la Delincuencia (grupo Jaguar),
Brigada Blanca, Policía Judicial del Distrito
Federal y Dirección General de Policía y Tránsito
[Uno de los patrulleros que se vieron
involucrados en la detención desaparición fue
Raúl González Mejía], en la Central Camionera
del Norte de la Ciudad de México. Ambos eran
intensamente buscados desde abril de 1979.
Ninguno de los dos portaba arma alguna y
dentro de la maleta que llevaban traían dos o
tres cajas con cartuchos (para armas de calibre
que no contaba la organización en el Valle de
México en esas fechas) y propaganda de
reclutamiento de personal de Veracruz
[Testimonio recabado por la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos del 21 de enero de
1993]
La versión difundida por los diarios, de que
habían intentado robar un banco en la Vallejo,
era una mentira. Juan Carlos con su mano
quemada no era un candidato optimo para
entrar a una operación de recuperación de
dinero, sencillamente porque no podía sostener
ningún objeto, mucho menos una arma, sin
embargo, sirvió para confundirnos, pues
nosotros no sabíamos que ambos venían juntos.
Los que sabían, los de la antigua dirección que a
la larga fueron precisamente los delatores,
guardaron un silencio vergonzoso
durante los siguientes nueve meses.
Como la versión periodística decía que
una pareja había logrado escapar,
creíamos, aunque en la incertidumbre,
que si se trataba en realidad de Juan e
Hilda se esconderían hasta que pasara
la presión y tarde o temprano
nuevamente establecerían contacto con
nosotros, así nuestro deber prioritario
era mantener la zona de trabajo hasta
que nos re contactaran ellos u otros
compañeros de la Organización.
Ezequiel herido de ambas piernas fue
trasladado a la Cruz Roja de Polanco
donde recibió las primeras atenciones
médicas. Hasta ese lugar llegaron los
agentes de la Brigada Blanca, mismos
que se lo llevan a una cárcel
clandestina. Ezequiel fue liberado el 15
de mayo de 1982 y presentado a los
medios de comunicación por el Jefe de
la Policía Judicial del Distrito Federal,
capitán Jesús Miyazawa Álvarez. Juan
Carlos Mendoza Galoz, desde el 30 de
diciembre de 1981 se encuentra
detenido-desaparecido.
En realidad se desconoce con exactitud
la fecha exacta de la desaparición de
Austreberta Hilda Escobedo Ocaña,
aunque formalmente se cree que el 31
de diciembre de 1981, un día después
de la detención de los profesores Juan
Carlos Mendoza Galoz y Ezequiel Reyes
Carrillo.
Una semana después de la desaparición
de Juan y Ezequiel, se trasladaron
Daniel y Alberto al domicilio habitado
por Hilda y Juan en la colonia San
Carlos, municipio de Ecatepec, Estado
de México. Alberto se quedó de
“vigilante”, mientras que su compañero
entró en el departamento, pues existía la
posibilidad de que el lugar fuera una
“ratonera” (estuviera ocupado por policías
esperando que alguien llegara para
detenerlo). Encontró una mesa con una
nota que más o menos decía que en toda
lucha revolucionaria siempre se producía la
caída de cuadros, que Juan Carlos había
sido detenido y que buscara refugio en otro
domicilio para evitar ser detenida. El taxi
que usaba para trabajar Carlos se
encontraba estacionado en la calle. Nada
sucedió. Días después repitieron la visita,
pero ahora se encontraron que el
departamento se encontraba vacío;
solamente permanecían las cortinas de las
ventanas en su lugar. Preguntaron a los
vecinos y les informaron que un para de
días antes, Hilda acompañada de dos
personas que no conocían sacaron todos
sus muebles y habían dejado la vivienda.
Esa fue la última vez que conocieron algo
del paradero de Austreberta. Cuando menos
pensaban se había puesto a resguardo.
Ezequiel fue “doblado”, entregó todas las
casas de seguridad (conduciendo a los
agentes) y militantes que conocía, sólo se
salvaron los que fortuitamente él no llegó a
conocer o por azares no fueron detenidos
en los siguientes días. Es muy probable que
Ezequiel Reyes entregara, entre otras
cosas, la casa donde se refugiaba Hilda; de
ser cierto, entonces existen más personas
detenidas-desaparecidas, las cuales hasta
la fecha, por las condiciones existentes de
la clandestinidad, se desconocen.
“La dejamos en la casa un fin de año, un 30
de diciembre de 1981; la invitábamos para
ir a Morelia. No quiso acompañarnos por
cuestión de que ella quería quedarse,
porque supimos que ella … daba clases en
la escuela “Rafael Ramírez”, enseñaba para
adultos y ella tenía que preparar un trabajo
para cuando se iniciaran las labores … fue
el último momento en que nosotros
logramos verla, (ya) que al regresar nos
informaron de que ella había salido a las
seis de la mañana (del 31 de diciembre) de
su domicilio de Gardenia No. 8,
Fraccionamiento Jardines del Molinito y
hasta la fecha no volvimos a saber más de
ella.” [Alberto G. López Limón, Entrevista
con Doña Acela Ocaña de Escobedo, 1987]
“Hasta unos cuantos días más supimos de
que ella había desaparecido, porque había
un muchacho que llamaba a la casa,
preguntaba por ella, diciendo que ella tenía
que entregar unos libros, porque a él le
urgían y constantemente se oían los
telefonemas a donde él siempre decía lo
mismo, pero sin ninguna otra respuesta que
él nos supiera dar. Porque se le preguntaba
si él sabía el paradero de ella y siempre
decía que nunca (la) había visto, nunca
sabía mas… porque habían quedado de
verse en un lugar para entregar sus libros
que a él le urgían. … con el tiempo una
compañera de ella nos informó que… (Hilda)
también tenía unos papeles de ella que le
tenía que… (devolver). Con el tiempo fue
cuando… empezó a decir “es posible que
Hilda este desaparecida porque hemos
buscado por lugares diferentes y no
sabemos nada de ella”.” [Alberto G. López
Limón, Entrevista con Doña Acela Ocaña de
Escobedo, 1987]. Así, se inició el peregrinar
constante de Doña Acela y Don Mariano en
la búsqueda de algún dato que los llevara a
obtener el paradero de su hija. Mientras
tanto, el pequeño grupo de maestros de la
Escuela para Trabajadores “Mtro. Rafael
Ramírez” inició una campaña de presión a
las autoridades gubernamentales, a fin de
rescatarla de su prisión clandestina. En
esos momentos, la lucha de sus familiares y
amigos de trabajo se encuentra
descoordinado, cada quien por su lado, a
medida de sus posibilidades. El gobierno y sus
cuerpos de seguridad intentaron desaparecer
todo rastro de la vida de Hilda, dedicándose a
poner todo tipo de obstáculos en el camino.
“Mi esposo… se encaminó a la Universidad, a
la Escuela de Economía, preguntando;
(regresa) sin saber nada… fue al Politécnico. Al
llegar a las oficinas le dijeron que ella era una
“grilla” dentro del plantel, que no sabían nada
de ella. Se regresó sin ninguna solución. Al
poco tiempo encontré algunos compañeros
que ella tenía. Me acompañaron a la misma
escuela y me dijeron que de ella no tenían que
decir eso (que era una grilla), porque era una
estudiante, que se comportaba como
cualquier estudiante, pero que no era ninguna
“grilla” dentro del plantel. Pregunté en las
oficinas por sus papeles, los cuales se los
habían enseñado a mi esposo el día que él
fue, y cuando yo llegué a esas oficinas me
negaron totalmente todo, que ellos no sabían
nada, que ningún papel existía de ella. Un
compañero me acompañó a ver al director de
la escuela y nos dijo… que los papeles de ella
en ningún momento podían desaparecer,
porque sus papeles tenían que existir dentro
del plantel. Nos estuvimos horas ahí para
poder lograr que al otro día nos prestaran los
papeles… exactamente nos enseñaron copias
de sus papeles… Lo único que nos regresaron
fueron una fotografías que eran las que
necesitábamos para hacer papeleo, para
poder seguir buscando.” [Alberto G. López
Limón, Entrevista con Doña Acela Ocaña de
Escobedo, 1987]
La familia buscó a Austreberta en la Cruz Roja,
en las delegaciones políticas, por Locatel,
etcétera, sin resultados positivos. “… se nos
negaba toda esperanza de saber de ella.
(Nos)… hemos encaminado a Gobernación, (le
escribimos) cartas al Presidente de la
República. Nos encaminamos por
medio de algunas personas con la
compañera Rosario Ibarra de Piedra, a
la cual se le entregaron todos los
papeles que podrían identificar a Hilda.
Hemos caminado con… (Rosario y el
Comité Pro Defensa de Presos,
Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados
Políticos de México) a algunos
lugares…”. [Alberto G. López Limón,
Entrevista con Doña Acela Ocaña de
Escobedo, 1987]
Con el transcurso de los meses, se
celebraron muchas actividades políticas
por su presentación y libertad, así como
las de los demás desaparecidos.
También se levantó un acta por su
desaparición en Naucalpan. Los padres
de familia, alumnos y maestros de la
secundaria El Molinito, donde Hilda
colaboraba, enviaron telegramas a la
Secretaría de Gobernación. La
respuesta única y sistemática de dicha
secretaría fue la contestación a cuatro
de ellos, donde se solicitaba a la familia
los mismos datos que con anterioridad
ya habían entregado.
La lucha por su presentación y libertad
ha continuado hasta la fecha. Se han
realizado festivales, pintas en paredes
(incluso en los alrededores de su
domicilio, fundamentalmente en las
colonias Cañada, Banito Juárez y San
Rafael Chamapa), pegas de carteles,
marchas, pegotes y un sin fin de
actividades y medios de difusión.
El gobierno y sus cuerpos de seguridad
arremetieron contra los centros de
enseñanza que más presionaban por
recuperar a Hilda. Los agentes de la
Policía Judicial Federal, adscritos a la
Procuraduría General de la República,
iniciaron una campaña de intimidación
contra asesores de la Escuela para
Trabajadores “Mtro. Rafael Ramírez”, en
1983 y 1984; la Secretaría de la Defensa
Nacional embistió contra la Telesecundaria
del Molinito. “… es cuando empiezan a
tener la fuerte presión (los maestros) por
parte del Campo Militar No. 1, porque les
mandaron maestros militares para…
(detenerlos) un poco, para que ya no
siguieran luchando por Hilda, (ya que)
estaban dispuestos a realizar cualquier
trabajo que se tuviera que hacer.” [Alberto
G. López Limón, Entrevista con Doña Acela
Ocaña de Escobedo, 1987].
La intimidación y presión llegó,
incluso, al seno de la familia. El
día cinco de junio de 1983, por
vía telefónica, se amenaza, con un
futuro secuestro, a una hermana
menor de Hilda. De inmediato, la
familia levanto una denuncia en el
municipio de Naucalpan, Estado
de México. La respuesta de las
autoridades competentes fue
negarse a realizar cualquier tipo
de investigación porque “no había
hechos concretos de amenaza”
hacia la hermana menor de Austreberta.
En el mismo sentido, la familia envió una
carta al Presidente Municipal de
Naucalpan solicitándole su ayuda; se le
responde indicando que la presidencia
solicitará información a la Secretaría de
Gobernación. No se supo más de dicha
“averiguación”. En cuanto a la policía
preventiva y judicial, el comandante del
estado de México les planteó que no se les
podía brindar ningún apoyo de vigilancia,
ni pagándolo, porque “es una cuestión
política y no podemos darle protección
policiaca”. Durante semanas, que se
transformaron en meses y años, las
autoridades competentes, unas tras otras,
siempre han respondido con evasivas,
tratando de eludir sus responsabilidades.
Doña Acela llegó incluso a platicar con
Ezequiel Reyes Carrillo. Semanas después de
salir de la cárcel clandestina dio varias
declaraciones verbales contradictorias. Hasta
el 18 de septiembre de 1982 presentó por
escrito una carta denuncia pública
reconociendo que había sido detenido junto
con Juan Carlos Mendoza Galoz. “… yo no lo
conocía. Por medio de un maestro de tele
secundaria de aquí (El Molinito), lo localizamos
en una secundaria… por el
lado de los Remedios y ahí
estuve platicando con él…
él me dijo que era
probable que Hilda hubiera
estado en el lugar que él
había estado (Ezequiel
nunca a dado ni a sus
antiguos compañeros ni a
los familiares ni autoridad
judicial competente
testimonio por escrito de lo
que vivió, vio y sufrió en la
cárcel clandestina, ni si
había visto o no a Hilda o
Juan Carlos o a otros desaparecidos
políticos)… la policía que a él lo torturaba le
decía “Ya tenemos a Juan carlos y tenemos a
Hilda también”… él (dice que) nunca se dio
cuenta en donde estuvo”… “él quedó de
comunicarse con nosotros, de decirnos algo,
o contarnos algo. Nunca se comunicó.” Doña
Acela se decidió platicar con Ezequiel para
ver si estaba dispuesto a hablar, aunque
fuera demasiado tarde. Corría el año de
1986. “… para saber más de Hilda, pero no
supimos más.”
Otro que también sufrió represalias fue el
director de la Tele secundaria de El
Molinito. Bajo su apoyo, maestros y
alumnos promovieron pintas, telegramas,
etcétera a favor de Hilda, incluso en los
pliegos petitorios y en cada oportunidad
que podía hacer llegar al gobierno
federal, exigía la libertad de la
compañera. En muchas ocasiones le dijo
a Doña Acela: “Ustedes deben sentir
orgullosos de que tienen una hija
decidida, y pocos padres logran tener una
hija como la que ustedes tienen.” “…
cuando fui a verlo me dijo… que él iba a
tener una reunión con los padres de sus
alumnos e iba a plantear toda la
situación que Hilda tenía, para que se
lograra la participación de los padres, y
los hijos mandaron una serie de
telegramas, porque fueron muchos los
telegramas que se mandaron al
Presidente. Me entregaron los tickets…
que mandaron; de todos ellos, el
gobierno sólo contestó dos, donde la
Presidencia solicitaba hechos más
concretos, que se informara más
ampliamente de su desaparición, de
cómo ella había sido secuestrada, si
sabíamos quienes la habían capturado...”
Los maestros fueron destituidos de sus
puestos y cambiados a otra escuela. Así
se perdió la relación con ellos. El único
que quedó, fue un maestro en silla de
ruedas que le decía a la familia de
Austreberta: “Yo estoy imposibilitado (por
su parálisis en las piernas, porque Hilda
merece que realmente nosotros nos
veamos obligados a ayudarla, a tratar de
rescatarla, porque Hilda no debe estar en
donde la tenga el Gobierno… estoy
dispuesto a ayudar, en otra cosa, en un
trabajo que se pueda realizar… para
poder difundirlo.”
La lucha de las madres, padres, hermanos,
familiares y amigos por recuperar a sus seres
queridos a contado también con la solidaridad
de familiares y organizaciones de derechos
humanos de otros países. La sección chilena
de Amnistía Internacional adoptó el caso de
Hilda. Desde Chile se enviaron decenas de
telegramas y cartas al gobierno mexicano. El
gobierno respondió a los chilenos diciendo
que “ellos iban ha hacer todo lo posible por
investigar y saber el paradero de ella, porque
ellos no tenían nada concreto de ella.”
Austreberta Hilda fue vista con vida años
después. En diciembre de 1983 y noviembre
de 1984. Presos políticos detenidos por
esas fechas, después de obtener su
libertad, confirmaron su presencia durante
las brutales sesiones de tortura a las que
fueron sometidos; los policías torturadores
trataban de involucrarla, como lo intentaron
hacer con los demás presos, con actividades
“subversivas”.
Austreberta fue vista con vida a mediados de
1984 en la cárcel clandestina en que la
mantienen, por Martín Arias detenido en su
casa por los acontecimientos del Primero de
Mayo de 1984 frente a Palacio Nacional
[http://www.eureka.org.mx/expedientes/pagin
as/511.html].
Austreberta Hilda Escobedo Ocaña y Juan Carlos Mendoza Galoz fueron vistos varias
veces por Ezequiel Reyes Carrillo, en esos momentos también detenido-desaparecido,
dentro de las instalaciones del Campo Militar No. 1. Durante ese tiempo los tres fueron
trasladados a una cárcel clandestina en Chilpancingo, Guerrero, y después regresados
nuevamente al Campo Militar No. 1, lugar último en que fueron ubicados Hilda y Juan
Carlos; ambos gozaban de vida y plena salud física [Testimonio de Ezequiel Reyes Carrillo,
obtenido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el día 11 de noviembre de
1992 y 16 de octubre de 1995].
SUS VOCES NUNCA FUERON SILENCIADAS,
SU EJEMPLO SIGUE PRESENTE,
SU LUCHA CONTINÚA HASTA NUESTROS DÍAS
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!