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Proyecto pastoral
“Pequeños católicos”
Formación espiritual de niños entre los 2 a 6 años
Por
Cleotilde González
Arquidiócesis de Bogotá
Parroquia Nuestra Señora de Lujan
2015
TABLA DE CONTENIDO
Introducción…………………………………………………………………………………3
CAPÍTULO 1
LA IMPORTANCIA DE LA CATEQUESIS EN LA PRIMERA INFANCIA…….………5
1.1. NATURALEZA DE LA CATEQUESIS………………………………………………5
1.2. OBJETIVOS……………………………………………………………………………6
1.2.1. General…………………………………………………………………………….…6
1.2.2. Específicos……………………………………………………...……………………6
1.3. CARACTERÍSTICAS PROPIAS DE LA CATEQUESIS DE NIÑOS……………..7
1.4. FINALIDAD DE LA CATEQUESIS…………………………………………………..8
1.5. INTERLOCUTORES DE LA ACCIÓN CATEQUÍSTICA…………………………..8
1.5.1. Los padres……………………………………………………………………………8
1.5.2. La parroquia y la comunidad……………………………………………………….9
1.6. PERFIL DEL CATEQUISTA…………………………………………………….…..10
CAPÍTULO 2
DIDÁCTICA PROPIA DE LA CATEQUESIS EN LA PRIMERA INFANCIA…………11
2.1. CATEQUESIS DEL BUEN PASTOR EN NIÑOS (AS) DE 2 A 6 AÑOS………..11
2.1.1. Planeación…………………………………………………………………………..11
2.1.2. Ambiente de la catequesis……………………………………………………..…16
2.1.3. Ejecución de la catequesis…………………………………………………..……16
Bibliografía……………………………………………………………………………...…..22
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Introducción
La tarea de un catequista es hacer catequesis. A eso está llamado y para eso se forma
dentro de la comunidad cristiana. Quien quiere catequista, debe tener presente que la
catequesis es una tarea de vital importancia para una parroquia y, por supuesto, para
toda la Iglesia; llegando incluso a afirmar que la Iglesia del futuro, la que nosotros
puede que no veamos, depende en gran medida de la catequesis que hagamos hoy.
La catequesis no se puede definir de una forma concreta, puntual y aislada, sino dentro
de la globalidad de la misión de la Iglesia. Y por supuesto teniendo en cuenta que
abarca desde técnicas a sentimientos. Para poder entender que es la catequesis,
primero debemos tener muy claro qué es la evangelización, para qué sirve, por qué se
hace, quién la hace y cómo se hace (Qué es la catequesis, 2009).
¿Qué es evangelizar? Evangelizar es lo último que Jesús mandó a sus discípulos: “Id
por todo el mundo y predicad la Buena Nueva a todos los hombres”. Mucha gente lo ha
hecho durante la historia y por ellos nosotros creemos en Jesucristo. Si yo hoy creo es
porque otros que han creído antes que yo y han sentido la necesidad de transmitir su
experiencia de fe, su experiencia religiosa, incluso sus ritos y símbolos.
Lo anterior implica que Dios ha querido que los hombres seamos los instrumentos que
contribuyan eficazmente a la salvación de otros hombres. Dios nos necesita (porque el
quiere, no le gusta la magia) para la salvación de TODOS los hombres. Hemos
resaltado la palabra “todos” porque esa es una de las novedades que incorporó
Jesús: “Id por todo el mundo y predicad la Buena Nueva a todos los hombres”; esto es
una de las claves de la evangelización: la salvación que Jesús propone al hombre es
para todos, sin excepción, no para algunos elegidos. Y de aquí se deriva lo siguiente:
¿Cuál es la razón de ser de la Iglesia? La razón de ser de la Iglesia, la única razón de
ser de la Iglesia es: SER SACRAMENTO DE SALVACIÓN PARA TODOS LOS
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HOMBRES. Esa misión que encomienda Jesús implica el derecho de todo hombre a
ser evangelizado.
Lugares de la catequesis
La Familia. Los padres son los primeros catequistas, aunque no den,
generalmente, una catequesis sistemática. Los padres catequizan más con el
ejemplo que con sus palabras. El niño imita a sus padres en lo que hacen, no en
lo que hablan. En cuanto a los niños(as) mayores y a los jóvenes, ellos también
catequizan a los padres. En la familia tiene que haber diálogo, respeto mutuo,
deseo de aprender unos de otros. Las reuniones para los padres, hechas en la
parroquia, los cursos, movimientos etc., deberían influir en la formación religiosa
de los hijos y provocar que familia y parroquia siguiesen una misma línea
pastoral.
La Parroquia. Es otro lugar importante de la catequesis. En ella funcionan la
catequesis parroquial, los grupos de jóvenes, los movimientos, etc. La
catequesis contempla la entrada y la vivencia en una comunidad: la comunidad
parroquial.
La Escuela. Es también un lugar de formación religiosa que tiene aspectos
diferentes de la catequesis parroquial; la escuela puede y debe dar su
contribución a la educación religiosa de los alumnos.
En estos tres lugares hay un sujeto común, la niñez, que aparece como se mencionaba
al inicio, en el proyecto de una catequesis para la iglesia del futuro. Por tal razón, se
considera importante el fomento de bases en la fe cristiana a través de una catequesis
para niños entre los 2 a 6 años, momento en el cual “la tierra se encuentra fecunda”
para sembrar la semilla de una fe que ha de crecer con la persona, hasta su encuentro
definitivo con el señor.
Es básico hacer claridad que este proyecto no se presenta como una idea original,
dado que toma como referente principal la “catequesis del buen pastor” desarrollada
por Sofía Cavalletti desde la segunda mitad del siglo XX, siendo adaptada para los
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fines propuestos de formación con primera infancia en la parroquia Nuestra Señora de
Lujan.
CAPÍTULO 1
LA IMPORTANCIA DE LA CATEQUESIS EN LA PRIMERA INFANCIA
1.1. NATURALEZA DE LA CATEQUESIS.
En los niños menores de 6 años, podemos decir que es la “edad de oro” en la relación
con Dios. Por ser un periodo en el que se puede vivir este gozo sin preocupaciones. Es
evidente la alegría que el niño demuestra cuando es secundado en esta atracción hacia
Dios: Brota en ellos un sentido de alegría y dignidad nuevas.
Se puede decir que el niño se apasiona por muchas cosas que lo hacen feliz y es
cierto; pero existen muchas calidades de alegría, existe la alegría que acaba por poner
al niño nervioso y con frecuencia el niño que se ha divertido se vuelve caprichoso y la
alegría termina en llanto. No es esta la clase de alegría que siente el niño al acercarse
a Dios: se trata de una alegría que lo pone en paz y lo hace sereno y tranquilo. Las
mamás han observado que con frecuencia al volver a casa, después de una
catequesis, los niños están silenciosos y como recogidos en ellos mismos
(ACOFOREC, 2001).
La actitud religiosa no es una respuesta exclusiva a una necesidad, es la estructuración
de toda la personalidad que busca la relación y se satisface en particular en la relación
con Dios. No es por lo tanto en busca de una compensación que el niño se dirige a
Dios, sino por una profunda exigencia de su naturaleza. Es por esta razón que este
proyecto de catequesis, busca direccionar este deseo de los niños menores de 6 años
a través de la enseñanza de los principios religiosos de la iglesia católica, que nos
mueve a comprender que Dios, es sobre todo amor, expresado en el supremo sacrificio
de su hijo por nosotros. En consonancia con esta propuesta de la iglesia, observamos
que el amor es para el niño más necesario que el alimento. Esto ya fue probado
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científicamente, en el contacto con Dios él experimenta un indefectible amor. Y en el
amor con Dios encuentra un nutrimento que su ser requiere y del cual tienen
necesidad, para desarrollarse en la armonía.
A través de una catequesis que comprenda la características de los niños en esta edad
se está ayudando a estructurar la dimensión religiosa en la personalidad del niño, lejos
de imponerle algo que le es extraño, respondemos a una silenciosa petición suya:
“Ayúdame a acercarme a Dios por mí mismo”.
1.2. OBJETIVOS.
1.2.1. General.
Dar a conocer el mensaje de Cristo desarrollando una catequesis con niños
entre los 2 a 6 años, fomentando en ellos la dimensión religiosa, a partir de
elementos de su entorno cercano, permitiendo un acercamiento a Dios por sí
mismos y en su propio lenguaje.
1.2.2. Específicos.
Invitar a los niños a una experiencia espiritual, teniendo en cuenta los principios
que propone la Iglesia católica, acercándose a su forma de comprender el
mundo.
Realizar una catequesis en la cual los niños realicen por si mismos el
descubrimiento de la persona de Cristo, sin imposiciones de adultos.
Elaborar junto a los niños el material que se utilizará en la formación religiosa,
teniendo en cuenta su lenguaje e intereses.
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1.3. CARACTERÍSTICAS PROPIAS DE LA CATEQUESIS DE NIÑOS.
Frente al panorama abierto que presentan los niños en su formación, es necesario
incentivar la educación religiosa teniendo en cuenta aquellas capacidades que solo
pueden darse en las edades que presenta este proyecto, es así que podemos
mencionar:
Capacidad de ver lo invisible
Es también una realidad que el niño parece capaz de ver lo invisible, casi más tangible
y real que la realidad inmediata. Los niños penetran, sin el mayor esfuerzo, más allá del
velo de los signos, y ven con grandísima facilidad el significado esencial, como si no
hubiese barrera entre lo visible y lo invisible.
Capacidad de oración
Es una realidad que los niños tienen unas capacidades de oración extraordinarias, en
cuanto a duración y en cuanto a espontaneidad y elevación de expresión. Su oración
es de alabanza y de agradecimiento, y expresa al mismo tiempo la cercanía y la
grandeza de Dios.
Esencialidad
El niño no se contenta con elementos sin importancia. La vida interior del niño es
profundamente seria. Es esencial y lo demostrará a raves de la oración y de la
respuesta de gozo y contemplación cuando el anuncio le es dado de una manera
esencial, sin exagerar por su condición de niño. Entre más pequeños son los niños,
tanto más capaces son de captar cosas más grandes y esenciales.
Admiración
Junto con la esencialidad, la capacidad de admirarse por todo lo que lo rodea, de sí
mismo y del poder y el amor de Dios hace de esta una de las características
predominantes en el niño menor de seis años, que permite a este catequesis
profundizar en aspectos que se dificultan de enseñar en otra edad.
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Ritmo de aprendizaje
El ritmo de asimilación en general del niño pequeño es lento, Por esta razón regresa sin
cansarse sobre el mismo tema, en un movimiento del espíritu que parece ir cada vez
más hacia lo profundo. De esta manera procura asentar todo dentro de sí mismo.
1.4. FINALIDAD DE LA CATEQUESIS.
El objetivo esencial de la catequesis al niño en la experiencia de la comunión viva con
el Señor Jesús, por medio de la Palabra meditada amorosamente, por medio de los
signos sacramentales vividos con intensidad y por la vivencia de la fraternidad en el
Espíritu Santo (Cf DA 6.1.1), para ello, es necesario preparar un ambiente en donde se
haga posible el “ver, juzgar y actuar”.
Es necesario además la escucha de la Palabra de Dios con “carácter celebrativo” (Cf.
Gal. 5, 6) donde el único Maestro es Jesús. De tal manera que para preparar el
ambiente, se toma en cuenta el “periodo sensitivo” en el cual se encuentra el niño
según su edad, su desarrollo motriz e intelectual, todo esto para que aflore su potencial
religioso “ayudando al niño a descubrir a Dios por el mismo”.
1.5. INTERLOCUTORES DE LA ACCIÓN CATEQUÍSTICA.
1.5.1. Los padres
Preguntémonos, apelando a nuestra propia experiencia: ¿quién nos ha enseñado a
rezar? ¿cuándo y dónde y cómo hemos aprendido a creer en Dios, a amar a Jesucristo,
a invocar a la Virgen María? ¿quién nos ha enseñado a distinguir el bien del mal?
¿dónde hemos ido aprendiendo a vivir como cristianos? Una sencilla observación sobre
nuestra propia vida, por lo menos para los que tenemos ya una cierta edad, nos hace
caer en la cuenta de que la mayoría de nosotros hemos nacido a la fe y a la vida
cristiana gracias a la influencia de nuestra familia. Ellos nos llevaron al bautismo y ellos
se encargaron de que creciera en nosotros personalmente la fe recibida.
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Nuestros padres y abuelos, incluso nuestros hermanos, fueron quienes realmente nos
iniciaron en el conocimiento y en el ejercicio de la vida cristiana (Aguilar, 2008).
Pero a la vez, la fe así adquirida tiene unas características muy positivas que
difícilmente se pueden adquirir de otra manera. El niño, en su relación con los padres y
los hermanos, adquiere la imagen de su universo dentro del cual está Dios, Jesús, la
Virgen María, el cielo y el infierno, el bien y el mal, la Iglesia y los sacramentos. Todo
eso forma parte del mundo original en el cual situamos nuestra existencia. Y todo ello
queda avalado por el testimonio de los padres, participando de los mismos
sentimientos de confianza, cercanía, amabilidad que nuestros padres nos inspiran.
Dios, Jesús, los santos forman parte del mundo familiar, constitutivo, de las capas más
profundas de nuestra conciencia que configuran nuestra más radical identidad personal
y nuestra manera de estar en la sociedad y en el mundo.
Por tal razón en este proceso de catequesis la familia es fundamental, pues el mero
esfuerzo del catequista no puede rendir fruto si en la familia del niño no parecer un
ambiente que motive la continuidad del ejercicio de catequesis. Podemos decir que la
familia es una extensión del proceso catequético iniciado en este espacio propuesto
para la parroquia Nuestra señora de Lujan.
1.5.2. La parroquia y la comunidad
Nuestra sociedad como sabemos ha cambiado mucho en todo, también en lo que se
refiere al ámbito de la fe. Si nuestra propia infancia se desarrolló en un clima religioso
no es eso lo que ahora ocurre con muchos de nuestros niños. De ahí surge la
necesidad de pensar que este proyecto de catequesis requiere que se involucren todos
los miembros de la parroquia, y de una catequesis que tenga en cuenta la nueva
situación aunando esfuerzos de padres y catequistas.
En la acción pastoral de la comunidad activa en la parroquia, se da repuesta a la
petición de los padres que quieren una educación en la fe para sus hijos que
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principalmente se acercan a la comunidad con motivo de la Primera Comunión de sus
hijos; sin embargo, como lo propone este proyecto, se hace necesario empezar antes
ese proceso de fomento de unas bases en la dimensión religiosa de los niños. Con la
colaboración de laicos comprometidos y catequistas, se promueve el despertar
religioso y el crecimiento de los niños en la fe, tanto en la familia como en la parroquia,
dependiendo de la edad de los niños.
1.6. PERFIL DEL CATEQUISTA.
El adulto preparado, es el catequista formado que hace parte del ambiente y transmite
evidentemente el anuncio del Misterio de Dios que ha recibido, pero teniendo presente
ante todo que los receptores de este mensaje son niños. La actitud del catequista es la
del “siervo inútil” del Evangelio (Lc 17, 10), que se manifiesta en un profundo respeto y
en una manera de relacionarse con el catequizando, según la edad. Así mismo
propiciar un ambiente especial para que se dé el encuentro entre Dios, el Maestro
interior, y su criatura de una manera orgánica como lo recomienda el documento
“Catequesis para Nuestros Días”, de Su Santidad Juan Pablo ll Nº 18. El momento del
trabajo personal es el momento constructivo: es la escucha del Maestro interior y que
poco a poco le ayuda a descubrir cómo ser su discípulo.
Las tareas de la catequista incluyen:
Profundizar en el mensaje Cristiano a través del conocimiento de las fuentes
bíblicas y litúrgicas así como de las tradiciones vivas de la iglesia, incluyendo los
movimientos teológicos, sociales y ecuménicos que hacen de la Iglesia un
organismo vivo en la actualidad;
Preparar el ambiente y mantener el orden en ese ambiente para que promueva
la concentración, silencio y contemplación tanto en el niño como en el adulto;
Preparar, dentro de lo posible, personalmente los materiales, en colaboración
con otras áreas que estén más allá de las habilidades individuales de cada
catequista.
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CAPÍTULO 2
DIDÁCTICA PROPIA DE LA CATEQUESIS EN LA PRIMERA INFANCIA
2.1. Catequesis del buen pastor en niños (as) de 2 a 6 años
Fundamentada en el Catecismo de la Iglesia Católica y en los principios pedagógicos
de la catequesis del Buen pastor; tiene como objetivo el crear y poner a disposición del
niño un espacio de oración en el cual tanto el niño como el adulto escuchan, meditan y
celebran los misterios más esenciales de la fe Cristiana, tal y como se nos revela en las
Sagradas Escrituras y en la Liturgia (Cavalletti, El catequista del buen pastor, 2000).
El modelo catequístico del buen pastor adquirió su nombre por la parábola homónima
(Sn. Juan 10: 11-18). Esta parábola, además de ser un pináculo de la Cristología de
San Juan, también ha encontrado una acogida maravillosa entre los niños.
Desde 1955 en las experiencias de catequesis de Sofía Cavalletti, está documentado
que los niños hacían suya esta parábola de tal manera que a menudo podían utilizarla
en referencia a otros temas; por ejemplo con la misa, con la oración que dice "diste con
tu muerte vida al mundo" y con muchos otros temas más.
Se ha observado a través de muchos años de trabajo con niños en todo tipo de
entornos socio-culturales y en muchos países alrededor del mundo, que el aspecto que
le habla al corazón de los niños de manera inequívoca y directa, es que el Buen Pastor
"conoce a sus ovejas por su nombre", es decir, conoce de manera personal a cada
una. Una por una (Cavalletti, 2006).
2.1.1. planeación
La intención de formular estas pautas para el trabajo a realizar durante el proyecto, es
la de representar los aspectos principales de la Catequesis del Buen Pastor, tal y como
han surgido después de años de trabajo con los niños en diferentes países, culturas y
extractos socioeconómicos. De tal forma, y considerando las muchas variables,
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las pautas que se presentan a continuación son un esbozo general, que para su
aplicación debe tener en cuenta el plan parroquial de catequesis y las
orientaciones del párroco al momento de definir fechas, materiales, lugares de
catequesis, entre otros.
No se pretende encasillar con este proyecto un esfuerzo que, por su propia naturaleza,
se encuentra en constante evolución. Por el contrario, se pretende que sean utilizado
como punto de partida que siempre llevará a otras muchas consideraciones.
Calendario.
Es recomendable tomar en cuenta el número de sesiones con las que se contará en el
ciclo. Esto es muy importante para la comunicación con los padres de familia, el grupo
de catequistas y el párroco así como para el desarrollo del programa para el ciclo.
Horarios. Es importante establecer y dar a conocer los días y horarios por grupo desde
un principio. Para esto habrá que tomar en cuenta las siguientes variables:
Edad, número y necesidades de los niños a inscribirse. Si es el primer año, se podrá
hacer un plan previo que se ajustará una vez se conozca el número y edades de los
niños interesados. Es recomendable que las sesiones de catequesis duren 2 horas, y
que se cuente con un espacio o “atrio” con al menos una catequista entrenada y una
asistente.
Personal disponible (catequistas y asistentes), aquí es importante también tomar en
cuenta la disponibilidad de las personas que integran el equipo así como nuestra
propia disponibilidad siendo lo más realistas posible con respecto al tiempo que
podemos dedicarle con gusto a la catequesis (tiempo de preparación, tiempo de
transporte, tiempo de estar con los niños, reuniones con los papás) sin que interfiera de
manera excesiva con otras responsabilidades como la familia, los amigos y el trabajo.
Instalaciones disponibles (número de atrios o espacios para las reuniones y material
disponibles previo acuerdo con el párroco o responsable por el espacio).
Presupuesto de los recursos disponibles o necesarios para la compra de papelería
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básica para cada sesión, refrigerios (si es el caso), provisiones generales para las
actividades lúdicas. Esto determinará si será necesario pedir una cuota de
recuperación a las familias o recursos a la parroquia o comunidad.
Programa.
Una vez que se haya determinado el número de sesiones que se tendrán en el ciclo de
catequesis, es recomendable identificar las sesiones que se dedicarán a las
celebraciones del Adviento, Navidad, Epifanía y Pascua principalmente, así como las
fechas programadas para las primeras comuniones y otras fechas que se consideren
importantes para la comunidad.
Habiendo identificado estas fechas “ancla” para la vida del atrio, entonces podrá
elaborarse un programa tentativo de presentaciones según la edad de los niños. El
tener un programa tentativo ayuda a definir el material que será necesario, y el tipo de
presentaciones que debe preparar el grupo de catequistas; al mismo tiempo este
programa será lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades e intereses
de los niños como grupo y como individuos.
Ambiente.
El local y mobiliario deberán estar limpios y en orden de manera que permitan el
movimiento de los niños y de los adultos; el espacio deberá ser agradable, digno y
sencillo.
El material deberá estar siempre completo y en buen estado, invitando (por su
localización y apariencia) al niño a usarlo.
Lo más recomendable es que cada material tenga un lugar fijo en el atrio; esto es
especialmente importante para los niños más pequeños. Aún en los casos en los que
se tenga un atrio “móvil” o “portátil” deberá hacerse todo lo posible para que los niños
siempre lo encuentren igual sesión tras sesión.
Es necesario como equipo de catequesis: estudiar, repasar el calendario, el programa,
la distribución del espacio y la disponibilidad de materiales antes de comenzar las
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sesiones. Lo ideal es que el equipo se reúna al menos una vez por semana después
de cada sesión para compartir impresiones y experiencias.
Es importante comunicar con tiempo a la comunidad que la catequesis estará
disponible, así como cualquier tema que sea importante para el funcionamiento
armonioso y sustentable del atrio.
¿Cuándo
Comunicar?
¿Qué Comunicar? ¿Qué
datos
incluír?
¿Cómo Comunicar?
Con anticipación
—30 a 60 días
antes, y con
recordatorios 7
días antes.
Período de
inscripciones
Reuniones
programadas con
los padres de
familia
Celebraciones que
se tienen
programadas (de
esta manera las
familias pueden
planear con tiempo)
Fechas y horarios
de las sesiones
regulares.
Lugar,
Fecha y
Horario
Por escrito y
Verbalmente:
En misa con el permiso
del párroco.
En la escuela con el
permiso de la persona
que corresponda.
En cualquier lugar en el
que la comunidad
normalmente se
congregue.
Recordatorios 7
días antes de
cada fecha
importante
Calendario de
sesiones y
celebraciones
especiales.
Por escrito a cada
familia, además de
contar con un
calendario fijo y
actualizado en un lugar
visible en lugares clave
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(el atrio, la sacristía u
oficina de la Iglesia.
etc..)
Con anticipación,
de manera
positiva,
Cualquier tema
importante para el
funcionamiento
adecuado del atrio
Conocer a los padres de familia de manera personal antes de que comiencen las
sesiones.
Es importante integrar a los padres de familia desde un principio ya sea a través de
entrevistas individuales, así como en sesiones de grupo para introducirlos a los temas
generales de la Catequesis, conocer sus expectativas, y alinear conceptos con
respecto al funcionamiento del atrio, al método del Buen Pastor, a la visión del niño y
su riqueza espiritual.
Algunos temas importantes a tratar con los padres de familia en las primeras sesiones
son:
Fechas y horarios de las sesiones. Importancia y compromiso mutuo con
respecto a la puntualidad y constancia.
Plan de introducción gradual (si es necesario) para los niños, sobre todo los más
pequeños a veces requieren de sesiones más cortas las primeras 2-4 semanas;
y en grupos más reducidos de no más de cuatro niños al principio.
Datos generales del niño: nombre, edad, año que cursa en la escuela, nombre
de la escuela, número de hermanos, preferencias, temperamento, domicilio y
teléfono para contactar a los padres, y expectativas de los padres.
Conocer a los niños antes de que comiencen las sesiones.
Si es posible, es mejor que este primer encuentro del niño con la catequista sea en el
atrio y de manera individual. Así la catequista puede aprovechar para introducir al niño
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al espacio y a las reglas de convivencia que harán del trabajo de todos más agradable.
2.1.2. Ambiente de la catequesis
Es necesario hacer todo lo posible por construir y cultivar un ambiente de colaboración
con el equipo de catequistas, padres de familia, niños, párroco y la comunidad entera,
en el cual se haga énfasis en los siguientes aspectos:
Confiabilidad, Decir lo que vamos a hacer, y después hacerlo es la mejor
manera de construir confiabilidad. No haga promesas que no pueda cumplir.
Aceptación, A todos nos gusta ser aceptados por quienes somos. No juzgue,
critique o haga sentir inferior a nadie, sea cual sea la circunstancia del niño, la
catequista, o la familia.
Apertura, Todos podemos asimilar las buenas o malas noticias, pero nos cuesta
lidiar con elementos sorpresivos. Comunique de manera respetuosa y factual lo
que piensa, cómo se siente y cuáles son las prioridades para que la Catequesis
marche lo mejor posible a favor de los niños.
Congruencia, Predicar con el ejemplo, decir la verdad y decirla con el respeto
que la otra persona se merece. Alinear sus verdaderos sentimientos con sus
pensamientos y creencias. Sea aquello que quisiera ver en el atrio, en su
comunidad, en el mundo.
2.1.3. Ejecución de la catequesis
El modelo didáctico propio de la catequesis del buen pastor, gira en torno al ATRIO, un
ambiente preparado con el único fin de generar una experiencia significativa y
profundamente espiritual en el niño. Todo comenzó en Barcelona alrededor de 1910.
Montessori ya había mostrado al mundo la transformación del niño en el ambiente
preparado, en las llamadas Casas del Niño y sus ideas se habían extendido a España.
Fue allí que se preparó el primer Atrio, "la primera Casa del Niño en la Iglesia". Se le
llamó atrio como en las iglesias antiguas donde existía un ante-cuarto a la iglesia donde
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se preparaban los catecúmenos antes de estar listos para recibir los sacramentos y
participar de lleno en la celebración de la misa. Para este primer Atrio invitaron a
artistas destacados que la decoraron de blanco y oro, con asientos, fuentes de agua
bendita, pinturas y pequeñas estatuas especialmente hechas para los niños (Amador,
2009).
Cada uno de los materiales del Atrio ofrece al niño la oportunidad de pasar de lo
tangible a lo espiritual. La catequista o “guía” debe saber cuándo detener su
explicación. Las palabras son contadas y escogidas, reverentes y sugerentes del gran
misterio, pero el misterio es presentado al niño para que él mismo lo descubra, para
que él mismo reciba el alimento directamente de Dios en toda su riqueza, sin ser
digerido previamente por la catequista.
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La catequesis del Buen Pastor debe por tanto a María Montessori la disposición que la
caracteriza, la visión del niño y la metodología litúrgica, y además se vale todavía hoy
de algunos materiales, que vienen desde María Montessori y que se enlistan en
seguida:
Material litúrgico
La Misa:
Material para los pequeños:
Modelo del altar con su correspondiente nomenclatura, colores litúrgicos,
vestiduras del sacerdote. No utilizamos tarjetas con las explicaciones escritas de
cada elemento, porque este es un material con el cual trabajan los pequeños
que todavía no saben leer.
Calendario litúrgico. Las dos formas de material móvil nacieron en la catequesis
del Buen Pastor y fueron elaboradas por Gonzaga-Arredi, responsable del
material montessoriano, con la aprobación de María Montessori.
Además la necesidad de presentar este material a los niños, a partir de los 8 años, con
los cuales se encontraban dificultades. Nacieron así las 4 bases, correspondientes a
las 4 partes de la Misa, distinguiéndolas por colores atribuidos a María Montessori, en
el cartel que resume la Misa. En cada una de las bases, en la parte de arriba, están
unas palabras que guían al niño a colocar cada una de las partes de las oraciones en el
orden correspondiente. Esa guía fue objeto de muchas tentativas antes de llegar -
¡finalmente!- a la forma que tiene hoy, en la cual dicha guía sustituye a la numeración
por el revés, indicada por María Montessori. Los niños, con esta guía, aún a partir de
los 8 años, leen y releen las oraciones para colocarlas en orden y lo logran con mucha
facilidad e interés. Como saben ustedes también los niños comienzan el copiado del
Misal comenzando por la Oración o Plegaria Eucarística. Llegamos a esto observando
cómo, comenzando por la Liturgia de la Palabra, algunos Fundación Belén Educa 2009
niños se cansaban en un cierto momento y no llegaban al final. Pensamos entonces
que sería ya suficiente con que copiaran la Oración eucarística, porque en ella habrían
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tenido ya el corazón del mensaje cristiano en su forma litúrgica. Con sorpresa vimos
que haciéndolo así los niños copiaban todo el Misal, algunos sin rodeos, hasta tres
veces, sin que nosotros se lo hubiéramos pedido. Como saben ustedes, la entrega del
Misal al niño que lo ha elaborado todo completo es un momento muy importante en la
vida del Atrio.
Material bíblico.
Para la presentación de la historia bíblica nos hemos valido de dos materiales
montessorianos: la llamada “fettuccia” (cinta) y “la tira de las civilizaciones” o de los
pueblos, adaptándolos a la visión de nuestro tiempo y de la historia en la Biblia. Para
nosotros, la materia que conocemos como historia está constituida por eventos ya
realizados, y de algún modo documentados, de manera que podamos relatarlos. En la
visión bíblica, en cambio, habiendo llegado al día de hoy, se pasa y se sigue hacia el
futuro, proyectándose hacia un momento no preciso, que llamamos “parusía”. Este
término significa “manifestación”, e indica que el acontecimiento escatológico, hacia el
cual se orienta, aunque desde puntos de vista distintos, la esperanza de los hebreos y
de los cristianos.
Se trata evidentemente de un aspecto de primera importancia en la tradición hebreo-
cristiana, y por tanto no puede faltar en la catequesis. La visión bíblica de la historia, en
la cual la presencia continua de Dios en el tiempo, presencia que la guía hacia su meta,
con la colaboración de la criatura humana, ilumina el tiempo y los acontecimientos. Es
éste un mensaje de esperanza y en esas presentaciones de la historia hemos podido
observar en el niño, de 2 a 6 años, manifestaciones de aquella misma alegría especial,
que los niños expresan ante la parábola del Buen Pastor. Los niños de esa edad
parecen recogerse en un silencio encantado, acompañado del deseo de prolongar esa
experiencia, no por saber más, sino para poderla gozar hasta el fondo. El adulto que
pueda ser espectador de semejantes fenómenos tiene la emoción de asistir a la
maravillosa obra de la persona que se viene construyendo. Son aquellas
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manifestaciones que suceden cuando se impacta una exigencia vital propia de esa
edad (Muñoz, 2009).
¿CÓMO SE PLANIFICA LAS PRESENTACIONES?
Puntos para una presentación
1. Nombre: de la presentación
2. Edad: desde qué edad empiezo a dar la presentación
3. Tiempo Litúrgico: depende de la temporada en que se vaya a dar
4. Punto Doctrinal: que hay de fondo que me lleve a la comunicación con el Señor, el
contenido doctrinal
5. Material: todo lo que voy a necesitar
6. La presentación: puede tener pasos, enuméralos para acordarte como dar una
presentación (orden)
7. Ejercicios: que ejercicios puede dar el niño en esa presentación .Pueden ser
individuales o colectivos
8. Puntos de Interés: cuál va a ser el punto de interés en esa presentación
9. Objetivos: pueden haber directos e indirectos o uno solo, ambos se relacionan con el
punto doctrinal
10. Control de error: cada material va a tener un control de error
Ejemplo de una Presentación
Nombre: Fracción del pan Edad: 4 años en adelante
Tiempo Litúrgico: Cuaresma o después del gesto de la paz
Materiales:
Cáliz
Patena con hostia de papel
Mesa pequeña
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Presentación: El sacerdote en la misa toma la hostia y la parte a la mitad y de una de
las mitades parte otro pedacito y lo hecha al cáliz. ¿Qué hicimos? , ¿En donde lo
echamos?, ¿Qué hay en el cáliz?, ¿Qué hay en el vino? ,¿Qué es el agua?, ¿Qué hay
más, vino o agua? ¿Qué significa?
Ejercicios:
El niño (a) hace el gesto
Entre dos niños representan uno hace el gesto y el otro lee las palabras
Nota: las hostia se deben cambiar cuando los niños no lo vean, por respeto a ellos.
Punto de Interés: El gesto
Objetivo directo: Que el niño interprete el significado del gesto
Objetivo indirecto: Que el niño observe en la misa.
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