Post on 11-Mar-2020
EDITORIAL
Queridísimos hermanos. ¡Abril termina ya!, un mes lleno de noticias y de mucha actividad en nuestro grupo con los preparativos del retiro de información y anuncio para nuestros hermanos DVC y todos aquellos que desean y sienten la necesidad de acercarse a Dios y a nuestra Iglesia, un mes en el que el amor manifiesto de Dios nos tiene entusiasmados y revitalizados para transmitir el mensaje evangélico que nos da a través de Jesús nuestro Salvador. Con el mismo entusiasmo te traemos este nuevo número de Puertas Abiertas que esperamos te agrade. Este número está dedicado a hacer énfasis en la Convocatoria del Santo Padre, Francisco, para un “Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.” Te ofrecemos aquí una síntesis del mensaje de su santidad en referencia a este importante acontecimiento. El Padre Oscar Lomelín, nos compartió a propósito de este tema, un sensible artículo escrito por Severino María Alonso cmf (+) que detalla la expresión amorosa de la misericordia de Dios. De igual modo, nuestros hermanos Humberto y Claudia Gómez comparten su testimonio de encuentro frente a la devoción a la misericordia que profesamos los DVC. Monseñor Alfonso Miranda, siempre entusiasta, nos invita a través de sus homilías a ser misericordiosos como nuestro Padre Celestial. Aquí te traemos algunas de sus frases y su elocuente invitación. Por último, nuestro ya acostumbrado seguimiento a las noticias alrededor del Sínodo de las Familias que tendrá lugar el próximo mes de Octubre. Que María, nuestra amada madre celestial cubra de amor a sus familias; que ella, amorosa intercesora nuestra, ruegue y ponga a los pies de nuestro Dios misericordioso, todas nuestras necesidades y que el amor de CRISTO JESÚS RESUCITADO siga derramándose a través del Espíritu Santo que se nos ha dado, les enviamos un fuerte abrazo a todos ustedes.
Grupo DVC
«Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen
como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo
tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más
grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de
estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.”
(Mt. 18, 3)
EN ESTE NUMERO
La convocatoria del Papa
Francisco al año de la
misericordia.
3 Palabras bíblicas sobre la
misericordia
Un testimonio del amor
misericordioso de Dios para
los DVC.
Seguimiento al Sínodo 2015.
Conociendo el Cuestionario
Sinodal.
FC84 Es un órgano de comunicación e información del Grupo DVC de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Monterrey. Los comentarios y opiniones aquí vertidos son responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan la opinión de la Pastoral Familiar.
Todos los derechos reservados. México 2015. Publicación Periódica.
Puertas Abiertas
Órgano de Evangelización y Difusión, Grupo DVC Año III, Número 24, Abril 2015
SÍNTESIS BULA DE CONVOCACIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA Francisco, Obispo de Roma Siervo de los siervos de Dios
El pasado 11 de Abril, el Papa Francisco convocó a toda la Iglesia para el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. El discurso de convocatoria inicia describiendo a Jesucristo como el rostro de la misericordia del Padre. ”El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, «rico en misericordia» (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina”. Francisco, define el misterio de la misericordia como fuente de alegría, de serenidad y de paz como condición para nuestra salvación. “Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado”.
El anuncio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia es descrito por el Papa “como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes”. Este Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción para concluir en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016.
La fecha de inicio del año jubilar tiene un gran significado en la historia reciente de la Iglesia. La Puerta Santa se abrirá en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento.
El papa cita a santo Tomás de Aquino para mostrarnos la misericordia de Dios como signo de su omnipotencia: “«Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia». Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso.” El Papa indica que: “Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad. La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud. «Dios es amor » (1 Jn 4,8.16), afirma por la primera y única vez en toda la Sagrada Escritura el evangelista Juan. Este amor se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona gratuitamente. Sus relaciones con las personas que se le acercan dejan ver algo único e irrepetible. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia. En Él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión”.
El Papa Francisco aludió a las parábolas dedicadas a la misericordia - la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32) - en donde “Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia… Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”.
“«Dichosos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia» (Mt 5,7) es la bienaventuranza en la que hay que inspirarse durante este Año Santo” nos anima Francisco y afirma: “La misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros”. Al referirse al actuar de la Iglesia el Papa subraya que:”La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo” y reconoce que quizá ésta durante un tiempo se olvidó de
Misericordia es la vía que une
a Dios y el hombre porque
abre el corazón a la esperanza
de ser amados para siempre
no obstante el límite de
nuestro pecado.
señalar esta vía más señala que: “Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza”.
“La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno. En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo y con una renovada acción pastoral”. El Papa invita al cambio de actitud una vez más, hecho que es frecuente desde el inicio de su pontificado. Dios misericordioso permite que este mensaje vaya permeando en el corazón de muchos sacerdotes y religiosos para dar paso a este nuevo y determinante momento que vive la Iglesia.
“Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús: «Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso» (Lc 6,36)… Para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida”. “Misericordiosos como el Padre es el “lema” del Año Santo. En la misericordia tenemos la prueba de cómo Dios ama. Él da todo sí mismo, por siempre, gratuitamente y sin pedir nada a cambio. Viene en nuestra ayuda cuando lo invocamos. Es bello que la oración cotidiana de la Iglesia inicie con estas palabras: «Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme» (Sal 70,2). El auxilio que invocamos es ya el primer paso de la misericordia de Dios hacia nosotros. Él viene a salvarnos de la condición de debilidad en la que vivimos. Y su auxilio consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía. Día tras día, tocados por su compasión, también nosotros llegaremos a ser compasivos con todos”. El Papa cita a Lucas el evangelista (4, 16-30) donde señala que fue llamado para leer la Escritura y la comentara, para señalar lo que el Señor anuncia y lo que deseamos vivir en este Año Santo: “El paso era el del profeta Isaías donde está escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (61,1-2)… Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella. Francisco también hizo un llamado a los sacerdotes, nuestros confesores a que “sean un verdadero signo de la misericordia del Padre. Ser confesores no se improvisa. Se llega a serlo cuando, ante todo, nos hacemos nosotros penitentes en busca de perdón. Nunca olvidemos que ser confesores significa participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva. Cada uno de nosotros ha recibido el don del Espíritu Santo para el perdón de los pecados, de esto somos responsables. Ninguno de nosotros es dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios”. Las intenciones del Santo Padre durante la Cuaresma de este Año Santo incluyen también el envío de los Misioneros de la Misericordia como signo de la solicitud materna de la Iglesia por sus fieles y llevar “este misterio tan fundamental para la fe”. Indicó que serán sacerdotes a quienes dará la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica y sobre todo, “signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón”. “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma. Permanecer en el camino del mal es sólo fuente de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto. Dios no se cansa de tender la mano. Está dispuesto a escuchar, y también yo lo estoy, al igual que mis hermanos obispos y sacerdotes. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia”. Maravillosas palabras del Papa que nos invita a acercarnos al perdón y a la misericordia de Dios. No perdamos la oportunidad.
“La Iglesia tiene la
misión de anunciar la
misericordia de Dios,
corazón palpitante del
Evangelio.
El Papa también habló de la relación entre la misericordia y la justicia no como conceptos diferentes sino como expresión del comportamiento de Dios hacia el pecador. “Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón”… Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe Pablo para no caer en el mismo error que el Apóstol reprochaba a sus contemporáneos judíos: «Desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree» (Rm 10,3-4). Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia en razón de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva”. Indicó el Papa que la indulgencia durante el año jubilar, adquirirá una relevancia particular. “El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres. Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia. Así entonces, Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada… La misericordia de Dios... se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado”. El Papa, haciendo referencia a las revelaciones de la misericordia del Señor en el judaísmo y el islam deseó que este año vivido en la misericordia “pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”. La Madre de la Misericordia, nuestra hermosa Virgen María tiene un lugar vital para el desarrollo de este Año Santo. “Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor” refirió el Papa Francisco. “Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quien lo ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios. María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús”.
El discurso del Papa Francisco cierra con el deseo de que sea “para vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros” y la invitación para dejarnos “sorprender por Dios” que “nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida”. “En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos» (Sal 25,6).
Ninguno como María ha
conocido la profundidad del
misterio de Dios hecho
hombre
MISERICORDIA: 3 PALABRAS BÍBLICAS Severino María Alonso, cmf –
Jueves, 12 de febrero de 2009
En hebreo, existen, fundamentalmente,
tres palabras para expresar lo que, en
sentido bíblico, se entiende por
misericordia. Son tres palabras clásicas,
cuyas raíces etimológicas nos revelan
una gran riqueza de contenido con
numerosas resonancias humanas y
espirituales.
El sustantivo hen deriva del verbo hanan, que significa inclinarse. Y
expresa la actitud de una persona, supuestamente mayor y más fuerte,
que se inclina con bondad y cariño sobre otra -normalmente, más
pequeña y más débil-, para protegerla y ayudarla. Implica un profundo
sentimiento de benevolencia, de amor personal y gratuito, y un sincero
deseo de prestar ayuda y protección eficaz. Es la actitud de la mamá, que
con indecible cariño, se inclina sobre su bebé para manifestarle su
ternura y su solicitud maternal, haciéndole sentir su cercanía y presencia,
para defenderle de cualquier peligro, ampararle del frío y alentarle con su
propio aliento.
El mismo verbo hanan expresa también la idea de mirar con amor: Fijar
los ojos en alguien con gran cariño y, al mismo tiempo, con singular
complacencia. Y, para traducir, por parte de la persona que descubre esa
mirada amorosa y complacida, que se posa dulcemente sobre ella, esta
maravillosa experiencia, hay una expresión bíblica original: Hallar gracia
delante de uno ejemplo: María ante el Señor (cf Lc 1, 30).
El ángel, después de llamar a María "llena de gracia" (cf Lc 1, 28) -como
nombre propio que la 'nombra' y la define-, es decir, muy especialmente
agraciada por Dios, colmada de la benevolencia divina, le dice: "Has
hallado gracia delante de Dios" (Lc 1, 30). Que es como si le dijera: Dios,
por pura iniciativa suya, te ha mirado con cariño y se ha inclinado
benévolamente hacia ti con todo su amor, para colmarte de sus
bendiciones y para protegerte de todo peligro. ¡Déjate mirar
amorosamente por él! Reconoce y acepta esa mirada transida de inmensa
ternura. Dios te ama infinitamente y con el Don de Sí mismo te
transforma y te hace agradabilísima a sus ojos. Por eso, ha puesto en ti
sus complacencias. Consiente activamente en ese Amor infinito.
¡Si, incluso después de nuestro pecado, nos dejamos mirar por Jesús,
confiando infinitamente en su infinita misericordia, su mirada nos
salvará, sin posible duda!
La palabra hesed, está pasando ya -en su original hebreo- a nuestro
vocabulario teológico y espiritual. Es una palabra que desborda el
contenido y las resonancias que para nosotros tiene la palabra -latina y
Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola,
Obispo Auxiliar de Monterrey
Las frases de su homilia:
“La actitud del Buen Pastor no puede ser otra que la bondad, que la misericordia.”
“la Iglesia se juega su funcionamiento, la Iglesia puede ser acogida, entendida y vivida por los fieles.”
”¿Qué es la misericordia? es Dios que quiere acercarse a cada persona, en las situaciones concretas, en las que vive y quiere mostrarse compasivo, quiere comprender a cada ser humano, a todos sin exclusión de nadie.”
“No descuidar a los que están a punto de perderse”.
“En nosotros hermanos debe despertarse esa compasión de Jesús, del buen samaritano, del pastor que va por la oveja y debemos sensibilizarnos y debe tocarse nuestro corazón para ir tras el hermano, tras el familiar nuestro, o no, que está solo, que está necesitado, que esta triste, que vive sin familia, sin trabajo, sin nada.”
“¡Jesús el Buen pastor no quiere que nadie se pierda, nadie!”
Monterrey, N.L. Abril 26 de 2015
Cuarto Domingo de Pascua
española- misericordia. ¿No sería preferible explicarla, desde su primer sentido etimológico, comentando los
matices más profundos que contiene, y dejarla sin traducir?
Esta palabra designa la totalidad de deberes que incumben a quienes se hallan unidos por el vínculo de la
sangre, de la parentela, de la amistad, de la hospitalidad, de la alianza. El hesed lleva consigo la asistencia, la
fidelidad, la lealtad, la solidaridad, el amor que se deben entre sí miembros de una comunidad. El hesed no es
sólo un sentimiento; es también, y sobre todo, acción, bondad activa, comportamiento eficaz. Resume y
condensa el conjunto de relaciones y actitudes que constituyen y definen, por ejemplo, una verdadera amistad,
como la confianza recíproca, la mutua transparencia, la fidelidad a la palabra dada y al secreto, la disponibilidad
incondicional, el espíritu de servicio, el amor entrañable, la total gratuidad, etc.
El vocablo rahamim es el plural del sustantivo raham, que significa exactamente seno materno. La traducción
literal sería entrañas maternales. Pone de relieve esta palabra el carácter 'entrañable', 'maternal' y hasta
'femenino' del amor misericordioso de Dios. ¿No se ha comparado él mismo a una madre, que lleva a su hijo en
las entrañas? (cf Is 49, 15).
Las tres palabras -hen, hesed, rahamim-, y por este mismo orden, se encuentran justamente en el primer
versículo del salmo 50, conocido con el nombre de 'miserere'. Las traducciones de los distintos autores, todas
diversas, revelan la riqueza y variedad de contenido de esos mismos vocablos.
María es una expresión sacramental de la misericordia de Dios, es decir, del amor maternal con que Dios nos
ama. María nos expresa el amor del Padre. En María, Dios nos ama con amor maternal. María es como un
'sacramento' -signo visible y eficaz- del amor que Dios nos tiene. María es un don de Dios a los hombres, es amor
de Dios hacia nosotros.
Puedes leer el artículo completo siguiendo esta liga: http://www.ciudadredonda.org/articulo/la-misericordia-
las-3-palabras-biblicas
NUESTRO ENCUENTRO CON LA MISERICORDIA Claudia y Humberto Gómez
Al llegar al grupo DVC, conocimos que nuestro patrón es Jesús de la Misericordia, nos explicaron que, cuando
lleguemos con el Señor, nos acogeremos a su Misericordia, para que nos perdone los pecados, ya que no tenemos
acceso a los sacramentos de la reconciliación y de la comunión sacramental.
Poco a poco nos fuimos familiarizando con la Misericordia de Dios, nos
explicaban que nosotros no podemos comulgar sacramentalmente, pero
podemos hacerlo a través del hermano, visitando enfermos, a personas
privadas de su libertad, vistiendo al desnudo, dando de comer al
hambriento, ya que comulgar significa entrar en una común unión con
Dios y que mejor que ayudando al prójimo y amándolo como Él nos pidió.
Dios nos permitió vivir un encuentro íntimo con Él, sentir su amor, su misericordia; hasta las lágrimas hemos
llegado de felicidad al sentir el abrazo de Nuestro Señor, es tan grande que no lo puedes ocultar pero podíamos
quedárnoslo, nos quemaba y sentíamos la necesidad de transmitirlo, de ayudar a quien lo necesitara.
Empezamos con algo sencillo, cuando venían a pedir dinero para una soda o para comida, les regalamos la soda y
les preparamos un lonche, tacos o fruta, ya saben, los señores que viven en la calle, que con nosotros siempre van
a tener agua, refresco y algo que comer, es muy bonito verlos en la calle y te saludan con respeto y cariño. El
pasado 14 de febrero sentimos muy bonito porque uno de ellos nos llevó
unos chocolates, diciéndome que “usted es mi amiga”; se ponen a platicar con
nosotros, es maravilloso, ahí recibimos bendiciones.
Después buscando apostolados, nos invitaron a ser voluntarios en el Seguro
Social, para visitar enfermos y hablarles de Dios, ha sido maravilloso, en
Agosto pasado cumplimos 2 años. El Señor se hace presente cuando vamos al
hospital, en esos momentos comulgamos, ya que entramos en una común
unión con Dios.
El Espíritu Santo actúa y se vale de nosotros, para mostrar a los enfermos y a
sus familiares que el Señor está con ellos; nos conmueve sentir todo lo que
recibimos y sentimos a Dios en todo momento.
Decidimos decirle al Señor: “Aquí estamos muéstranos en que te podemos
servir” y Él se ha encargado de abrir caminos, quitar obstáculos, organizar los
tiempos para poder realizar sus obras de misericordia.
Para gloria de Dios, apoyamos como voluntarios en diferentes actividades
dentro y fuera de nuestros grupos parroquiales. Ha sido una bendición
decirle SI al Señor; Él nos muestra el camino que tenemos que recorrer y nos
acompaña de la mano día a día.
Sentir a Dios a través de las obras de caridad, nos ha cambiado la vida, Su
Misericordia es tan grande que nos abarca a todos; el que quiera puede
sentirla, solamente tiene que abrir su corazón y estar dispuesto a servir a
quien lo necesite porque ahí es donde nosotros también somos
misericordiosos.
¿Qué es para nosotros la misericordia? Es el amor que Dios nos demuestra
cada día a pesar de nuestros pecados, es sentir su abrazo cuando estamos
tristes o con dudas.
Nosotros como DVC comulgamos, a través del hermano y les podemos decir
que es hermoso, sentimos como Dios se hace presente con nosotros y nos
acompaña.
Si Dios fuera justo y no Misericordioso tendríamos problemas, pero Él es
Misericordioso nos ama a pesar de todo, solamente tienes que abrir tu
corazón para que entre y sentir su amor.
Grupo DVC
Medios de contacto con nosotros
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Pastoral Familiar de la Arquidiócesis
de Monterrey,
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cruz con Villagrán
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encontrarás artículos de interés,
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Cuestionario Sinodal. Respuestas desde el corazón DVC
3. Además de anunciar y denunciar, ¿cuáles son las modalidades elegidas para estar presentes como Iglesia
junto a las familias en las situaciones extremas? (cfr. núm. 8) Unidos Reconstruyendo Vidas, así como el
acompañamiento y apertura de grupos DVC ¿Cuáles son las estrategias educativas para prevenirlas? Platicas
prematrimoniales ¿Qué se puede hacer para sostener y reforzar las familias creyentes, fieles al vínculo?
Crecimiento, fortalecimiento y vivencia spiritual Procuramos que los miembros del grupo DVC hagan
oración, diaria, asistencia a misa, visita al Santísimo, leer biblia, hora santa Programadas: retiro más
frecuente, interpersonales para compartir espirituales, estudio bíblico. Practicar obras de misericordia,
caridad y solidaridad. Fomentar los valores cristianos Entendimiento de lo que la iglesia espera de un DVC y
porque (lineamientos de la iglesia) Programada: Kerygma a matrimonios DVC
Oración a la Sagrada Familia
Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del
verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de
comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y
pequeñas Iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias
episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido
herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos haga
tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la
familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica.
Francisco