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¿QUIÉNMATÓAALEX?
Elmisterioquenosune
JANETHG.S.
Serie¿QuiénmatóaAlex?1#QMAA
¿QUIÉNMATÓAALEX?
V.1:marzo,2017
©JanethG.S.,2017©deestaedición,FuturboxProject,S.L.,2017Todoslosderechosreservados.
Diseñodecubierta:TallerdelosLibrosImagendecubierta:Bowie1/Freepik
PublicadoporOzEditorialC/Mallorca,303,2º1ª08037Barcelonainfo@ozeditorial.comwww.ozeditorial.com
ISBN:978-84-16224-62-3IBIC:YFDConversiónaebook:TallerdelosLibros
Cualquierformadereproducción,distribución,comunicaciónpúblicaotransformacióndeestaobrasólopuede ser efectuadacon la autorizaciónde los titulares, conexcepciónprevistapor la ley.Diríjase aCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitautilizaralgúnfragmentodeestaobra(www.conlicencia.com;917021970/932720447).
¿QuiénmatóaAlex?
ElfenómenoquearrasaenWattpad.Másde37millonesdelecturas.
PremioWattys.
Hannahesunaadolescentededieciséisañosenganchadaalasredessociales.PeroundíarecibeunasolicituddeamistaddeFacebookdeunchicollamadoAlexCrowell.Alaceptarla,descubreenelmurodeAlexqueestámuerto.Y luegopasaalgo todavíamásescalofriante: recibeunmensajeprivadodeljoven donde él le pide ayuda para averiguar quién lomató. En una trepidante investigación, Hannahdescubrequehaymuchaspersonasinvolucradasensumuerte.Perocontaráconunaayudainesperada,ladelfantasmadeAlex.
CONTENIDOS
PortadaPáginadecréditosSobre¿QuiénmatóaAlex?
Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25
¿QuiénmatóaAlex?ElsecretodesveladoSobrelaautora
Capítulo1
Cuandodesperté, undolorme consumiópor completo.Lahabitación empezó a dar vueltas, así quepestañeé un par de veces. El mareo no tardó en llegar y el estómago se me revolvió. Lo veía tododistorsionado.Teníalavagasensacióndeestarenellugarequivocado,sinningúncontrolsobreloquesucedía.Eltechocomenzóadesplomarsesobremicuerpoflácido.
Gemídedolor.Teníaun saboramargoen lagarganta.Meestabilicéal cabodeunos segundosy,pocoapoco, el
espacioempezóatomarforma.Lassombrassetiñerondecolor.Cuandoelmareocesó,comprobéqueestaba en mi habitación. Una sábana blanca me cubría de los pies al cuello y, extrañamente, estabahúmeda.Supedeinmediatoquealgonoibabien:teníalafrentemojada,loshuesosmedolíanycualquiermovimientoloempeorabatodo.Notardéendarmecuentadequeestabaempapadaensudor.Maldijeenvozbajacuandoeldolorsevolviómásintenso.
—¿Hannah?—dijoalguiendesdeelrincón.Lavozsonabalejana.Micabezapalpitabamientrastratabadecomprenderquéhabíasucedido.Loúltimoquemicerebro
alcanzabaaevocareraunvagorecuerdodelinstituto.Sinembargo,soloeranmomentosefímeros,piezasincompletas.Nadaquepudieraayudarmearesolverlaincógnita.
—¿Quéhapasado?—preguntéalvacío.Mivozsonócomosihubierabebidoalcohol.Eraáspera,ronca.
—Unaccidente—respondióalolejoslavozmasculina—.Nadagrave.Nohaydequépreocuparse.Me sobresalté. Sentí pánico al escuchar a un hombre enmi habitación.Nome sentía segura.Me
incorporérápidamenteymefrotélacabezaconlasmanos.Apretélosojos.Mitorturafísicaseguíaenaumento.
—Notepreocupes,eldolorsetepasaráenunosminutos.Tehedadounapastillaquetealiviará—explicó—.SoyeldoctorRichard,Hannah.
Saberquesetratabadeunmédicomeayudóarelajarme,peronolosuficiente.Seguíamareadayconfuertes palpitaciones en la cabeza, por nomencionar la inquietudqueme causabano recordar lo quehabíapasado.
Movíloslabioseintentéhablarconcoherencia.—¿Quéclasedeaccidente?Pronunciar esas palabras fue un reto.Me dolían todos los músculos del rostro. Era como si me
hubierangolpeado conunbate en la cara.Por supuesto,mi vozquebrada revelabami sufrimiento: si
habíatenidounaccidenteyunmédicoseencontrabaenmihabitación,setratabadealgopreocupante.—Noesnadagrave—insistió.Sutonoerasuave,tranquilizador.Inclusopercibíunasonrisaamable.
Guiémivistahaciael rincóndesdeelqueprovenía lavoz.Elhombre teníaunadentadura totalmenteblanca y sus labios eran delgados y viejos. Tan arrugados y gastados como el pantalón que llevabapuesto—. Fue en el instituto,mientras jugabais a fútbol. Te golpearon con una pelota en la cara y tedesmayaste.Perocomohedicho,nohaynadadequépreocuparse.
Dudé.Yonoeraprecisamenteunachicadistraída.Eracuidadosaconloquehacíaydefinitivamentenoera tandespistadacomoparaacabarenuncampode fútbolenplenopartido.Podía serpeligroso.Además,nosemedababiendarpatadasaunbalón,semedabamejorjugarabaloncesto.
Examiné al hombre unos segundos.Me sostuvo lamiradamientras sonreía. Vi que guardaba unajeringa vacía en el bolsillo de su bata arrugada.Era un hombre con el rostro surcado por cientos delíneas.Parecíaquesededicabaauntrabajoqueloapasionabadesdehacíamuchotiempo.
Comonopestañeó,decidíapartarlavista.Yentonceslahabitaciónvolvióadarvueltasduranteunossegundos.
—¿Dóndeestámimadre?Mepresionédenuevolacabezaconlosdedos.—Estoyaquí.—Lavozsonócerca.Talvezprocedíadelapuerta,queestabacercadelacama.Oírla
metranquilizó.Labusquéconlamiradarápidamente.—Mamá—dijeadormilada—.¿Quéhapasado?—Yatelohadichoelmédico,unaccidenteenelinstituto.—Suvozeraapaciguadora,formal,como
laqueutilizabaconlosestudiantes.Sehabíaacostumbradotantoahablardeesamaneraque,aveces,seolvidabadequeyoera suhijaademásdeunaalumna—.Afortunadamente todoestábien, esdecir, túestásbien.YsegúneldoctorRichard,eldolordecabezasetepasarápronto.
—Esosignificaquenohayexcusaparalibrarmedeiraclasemañana,¿verdad?—Afortunadamente,misentidodelhumornomehabíaabandonado.Lohabíapreguntadoconlaesperanzadequemedieranalmenosundíadedescanso.Serlahijadeladirectoradelinstitutonoeranadafácil.Ysialguiencreíaqueteníaprivilegios,estabamuyequivocado.Dehecho,teníamásobligaciones.
Escuchésurisasuave.—Exacto.Asíquepontealdía,hepedidoalosprofesoresqueteenvíenporcorreolasactividades
deayerydehoy.—¿Cómo?¿Perocuántotiempollevoaquí?—Estabaconfundida.Ahoraentendíaporquémedolía
todoelcuerpoyporqué teníauncardenalenelbrazo.Había tenido lasvacacionesmás largasdemividaynisiquieralashabíadisfrutado.Noerajusto.
—Dos días.—Lavoz del doctorRichard resonó en la habitación.De nuevo, todo dio vueltas—.Necesitabasdescansar.
Intenté recordar el accidente, pero fui incapaz. No había más que oscuridad. Los recuerdos noexistían,sehabíanperdidoenalgúnlugardemicerebro.
—Norecuerdonada—comenté.Teníalavozronca—.¿Porquénolorecuerdo?Memolestabanosaberquéhabíasucedido,quemimentenopudieradarmeunarespuesta.Mesentía
comoelabuelodeCara,queolvidabalascosasmássimples,como,porejemplo,quesehabíapuestolasgafasenlacabezaodóndehabíaestadoelfindesemana.Eraabrumador.SimplementenecesitabacrearunaimagenconlopocoqueeldoctorRichardymimadremehabíandicho,yresultabamuyfrustrante.
—Loharásensudebidomomento,Hannah.Losrecuerdosnomuerenniseocultanparasiempre—
respondióconseguridad.Tuvelasensacióndequelodecíaconunasonrisa.Talvezmeestabaponiendoun poco paranoica, pero es queme asustaba no recordar el accidente, y elmartilleo constante enmicabezameatormentaba—.Ahoranecesitasdescansar.
—¿Todavíamás?Noqueríavolveradormir,nitampocoestarenlacama.Queríalevantarmeysalircorriendo,hacer
algo.—Loqueseanecesario—dijomimadre,firme.—Tu madre tiene razón, necesitas descansar y recuperar fuerzas. Eres una chica sana. El dolor
cesará pronto y los recuerdos volverán tarde o temprano. Solo estás en shock.—La cálida voz deldoctorllenólahabitacióny,dealgúnmodo,empecéaconfiarenél.Mimadreparecíahacerlo.
Asentíligeramente.Susonrisa,tanserenaypura,meinspirabaseguridad.Eraunhombrecorpulento,labatablancaseajustabaasucuerpofornidodemodoqueunpardebotonesparecíanestarapuntodesalirdisparados.Susojosseveíancansados;habíamanchasoscurasdebajodeaquellascanicasgrisesquedejabanentreversuedadysuexperiencia.Teníaelcabellomáscanosoquehabíavistoenmivida.Cuandolosrayosdelsolsefiltrabanporlaventanaycaíansobreél,creabanlasensacióndeuncabelloplateadobrillante, comoeldeunanciano.Seguroquehabíaestadoen situacionesmuchopeoresyyoestabaquejándomeporunsimpledolordecabeza.
—Muchas gracias doctor —dijo mi madre—. Sé que tiene mucho trabajo y necesita volver alhospital.Vengaconmigoyleprepararéunchequeporsushonorarios.
Eldoctorasintióysedispusoaguardarsusutensiliosdetrabajoenunmaletínnegro.—Esperoqueterecuperespronto—dijoconfranqueza.Luegosegiróhaciamimadre—:Margaret,
tienesminúmero,yasabesque,sipasacualquiercosa,estoydisponible.Ysienalgúnmomentonomelocalizas,algunodemiscolegasteayudarásilodeseas.
—Muchas gracias, de verdad—respondiómimadre con una sonrisa. Sus comisuras se elevaronrápidamenteylosojoslebrillaron—.EstoyseguradequeHannahnotardaráenrecuperarse.Comprarélosmedicamentosqueharecetadoyesperaremosaquesurtanefecto.
—Porsupuesto—aseguró,dispuestoasalirdelahabitación.Senotabaqueteníaprisa.Apesardesu edad,mostraba la energíadeun joven.Susmovimientos eran rápidosy enérgicos, nodudabay suseguridaderapalpablecuandohablabaohacíaalgo—.Hasidounplacerconocerte,Hannah.Yno tepreocupes,todoirábien.
Laspalabraseransinceras.—Muchasgracias—contestéporeducaciónenunsusurro.Mesentíadébilycansada.Eldoctorrecogiósumaletínycerrólamanoenunpuño.Secolocóbienunodesustirantes,quese
caíadevezencuando.Elmaletínestabaperfectamentelimpioyordenadoencomparaciónconsubataysupantalón.
Se despidió con unmovimiento de cabeza y sonreí sin saber qué decir.Entoncesmi estómago serebelóytuvequecontenerlasganasdevomitar.
Mimadresaliódelahabitaciónyeldoctorsiguiósuspasos.Elsonidodeloszapatossealejó,aligualquelasvoces.Depronto,bajolassábanashúmedas,mesumergíenunsueñollenodetormentas.
Afuera,lasgotashabíanempezadoacaer.
***
Latormentamedespertóalcabodeuntiempo.Unasucesiónderelámpagosiluminólahabitaciónduranteunos segundos, y el trueno que llegó después hizo temblar las ventanas.Me estremecí demiedo. Laoscuridadnotardóenvolverateñirdenegrocadarincón.Seguíasudandoyconlassábanasempapadas.
Loúnicoquealcanzabaavereransombras.Micuartosehabíaimpregnadodeloloratierramojada,yestabaseguradequeenlascasasdelosalrededoresserespirabaelmismoaroma.
Me incorporéymequedésentadaen lacama, tratandodeencontrarle sentidoa todo loquehabíasucedido.Latormentanocesaba.Lostruenosresonabanconfuerza,comosilastripasdelcielogruñeran.Lacamatembló.Unossegundosdespués, laluzvolvióeiluminódenuevoeldormitorio,ytalycomollegó,sefue.
Lasgotasgolpeabanconfurialoscristalesdelasventanas.Nosedetenían,eranpersistentes.Parecíaque quisieran entrar en el dormitorio. El cielo oscuro y nubloso seguía rugiendo, cada vez conmásintensidad.Lostruenospeleabanporserlosmáspotentes.Ylasgotas,quedanzabanenlatormenta,leshacíancompañía.Erangrandes,comopiedras.
Porunmomentocreíqueloscristalesacabaríanrotosenmilpedazos.Apesardeloslargosintervalosdesueño,mesentíaagotada.Cadamiembrodemicuerpopesabael
dobledelohabitual.Conesfuerzo,medeslicéporlacamahastasentarmeenelborde.Teníaelpelograsiento,sentíalos
mechonessuciospegadosenmismejillas.Nohacíafaltaquenadiemedijeraquenecesitabaunaduchaurgente.Sinpensarlo,mepuseenpie.Misdedosentraronencontactoconelsuelofríoydiunospasos.Busqué la lámpara de mi escritorio en la oscuridad. A tientas, reconocí papeles que había dejadoesparcidos.Palpéconcuidadoportemorahacermedaño,perosoloalcancéatocarlápices,untecladollenodebotones,unabotelladeaguavacía, librosgruesosyunbotedeplástico.Hiceunmovimientorápidoy,alinstante,algocayóbruscamente.Oíquecientosdepequeñaspiezasdehierroseesparcíanpor el suelo. Corría el riesgo de pisar con los pies descalzos mis clips de colores. A oscuras, erapropensaahacermedaño,asíquenecesitabaencenderlaluzenseguida.
Un relámpago volvió a iluminar el cielo y me permitió ver, durante unos escasos segundos, lalámpara color crema que mi madre me había regalado por mi duodécimo cumpleaños. Actué deinmediato,antesdequelanochevolviera,ytirédelacadenadelalámpara.Lahabitaciónseiluminó.
Elcalorempezabaaasfixiarme.Micuartoerademasiadohúmedo.Recogí hasta el último clip y los guardé en el bote. Lo dejé en el escritorio y algome llamó la
atención:elmonitordemiordenadorsehabíaencendidoderepente,sinqueyohubierahechonada.Lapuertademihabitaciónestabacerrada,ymeinvadióunatentaciónirresistibledeconectarmea
las redes sociales. Probablemente Cara, mi mejor amiga, me habría mandado un mensaje o habríapublicadoalgoenmimurodeFacebook.Comomimadreno lahabíamencionado, supusequenomehabríavisitadomientrasestabainconsciente.
Apartélasilladelescritorioparasentarme.Almoverelratón,lapantallaganóbrilloalinstante.Memordílasuñasenungestoinconscienteymastiquéunbuenratounpequeñopedazoquehabíaarrancado.Teníalabocaseca.EmpecéateclearrápidamenteparaescribirunmensajeaCara.Alterminar,pulséelbotóndeenviar.Alcabodeuninstanterecibíunanotificación.Seríasurespuesta.Vaya,quérápida.
PeronosetratabadeCara.Eraunmensajeconunremitentecuyonombrenomedecíanadaenabsoluto.AlexCrowell.Untruenobramóconfuerza.¿QuiéndemonioseraAlexCrowell?
Abríelmensajeyloúnicoquedecíaera:«Hola».Como había llegado a un trato con mi madre, no podía aceptar ninguna solicitud de amistad de
desconocidos.Acambio,podíatenerelordenadorenmihabitación,sinqueellamecontrolara.Erauntratojusto.
Perolacuriosidadmeconsumíapordentro,asíquehiceclicensunombreyaccedíasuperfil.Eraunchicoguapo.Demasiado,adecirverdad.
Fueentoncescuandoelángelyeldemonioaparecieronsobremishombros.¿Romperlaúnicareglaqueteníaconmimadre?¿Operderalchicoguapoquemeacababademandarunmensaje?Unadifícilelección,porsupuesto.Escupíeltrozodeuñamasticadaqueseguíaenmibocayguiéelcursorhastaelbotónquedecía«Agregaramigo».
Podríamosseramigos.Perolavozdemiconcienciaseabriópasoymeregañéamímisma.Nopodíaagregarlo.Nosabía
quiéneraniquéquería.Sinembargo,podríaaveriguarlo.Melevantédelasillaycomencéacaminarporlahabitación.Enunabrirycerrardeojoslaspalmas
demismanosestabanbañadasensudor.Ledivueltas.Mimadrenuncaseenteraría.Entoncespenséquetalvezleestabadandodemasiadaimportanciaaunchico.Asíquemevolvía
morderlasuñas;ahoraletocabaaldedoíndice.Enunimpulso,apretéelbotónyloagreguéamisamigos.Cincosegundosdespués,lasolicitudfue
aceptada.Estabatanintrigadaquevolvíafisgarensumuro.Fueronlossegundosmáslargosdemivida.Mequedéquieta,inmóvil,conlosojosclavadosenla
pantalla.Describirelmiedoylaangustiaquesentíeraimposible.Lasangresehabíaacumuladoenmirostro
fríoypálidoporlaluzdelmonitor.Derepente,mehabíaquedadohelada.Permanecí quieta frente al ordenador.Un cosquilleo en la nucame tentó a rascarme y sacudir la
cabeza.Aquelloerademasiadoinquietante.Unescalofríomerecorrióelcuerpodepiesacabeza.Sentíqueahoralasangrecirculabapormismejillasconmásintensidad.
LaspublicacionesqueleíenelmurodeAlexmedejaronhelada.«Eresunángelquedecidióregresarasuhogar»,o, laqueparecíaescritaporsuhermano:«Elmejorhermanosobre la fazde la tierra, tequiero.Siempreterecordaremos,descansaenpaz».
Sentíunnudoenelestómagoeinmediatamentemeentraronganasdevomitar.Yestaveznoeraporelmedicamentoquehabíatomado.
Alexmeenvióotromensaje,ahoraconunsmiley.Peroesacaraparecíaamenazante,nofeliz.Traguésalivacondificultadymedispuseaescribirunarespuesta.Losdedosmetemblaban,yyono
eraunapersonanerviosa,perohabíaalgoentodoeseasuntoquemehacíareaccionarasí.Tenermiedoeralapeordelassensaciones.«¿Esunabroma?»,escribí.Subílospiesalasillaenungestoinvoluntario.Elcuartoestabaoscuroylaluzdelmonitorerala
únicaque lo iluminaba.Norecordabahaberapagadola lámpara, inclusomecuestionési realmente lohabíahecho.Lanucamevolvióapicar.
LapantallaindicóqueAlexestabaescribiendo,peroluegosedetuvoynopasónadamás.«Si es una broma y tratas de asustarme, no funciona y no tiene gracia. Si lo que pretendes es
molestarmeeintimidarme,tesugieroquelohagasmejor»,escribírápidamenteenelteclado.Error,Hannah,error.Estaba de espaldas a la cama cuando un ruido espeluznante me sobresaltó y tuve que girarme.
Procedíadedebajodelacama.Quiseencenderlaluzconunmovimientorápido,peromicerebroestababloqueadoporelmiedoynoenviabalasórdenescorrectamente.Tansoloeracapazdeconcentrarmeenuna cosa: aquel sonidomonstruoso.Me hice un ovillo y llevé las rodillas ami pecho para sentirmeprotegida.Unavozenmicabezameadvirtió.Sibajabalospiesalsuelo,algomeagarraríaynoseríaagradable.
El ruido me recordaba al sonido de los rasguños en el suelo, como si un gato lo arañaraincesantementedesdeabajo.Queríagritar,peronadasalíademigarganta.Estabapetrificada.¿Dóndeestabamimadrecuandolanecesitaba?
Cuandoreuníelvalor,mepuseenpiey,conpasolento,meacerquéaverquéprovocabaelruido.Roguéporquefueraungatoquesehabíacoladoenmihabitación.Sabíaqueeraimposible,perotratédeconvencermedequeesaeralaúnicaexplicación.Conlaspiernastemblorosasyconlasmanostodavíasudadas,caminéunpocomás.Semepusolapieldegallina.Lamaderadelsuelocrujíaacadapasoquedaba.Cuandoestuvelosuficientementecercadelacama,mearrodilléysentíquealguienmeobservaba;alguienoalgoestabadetrásdemí,sentíasupresencia.Y,fueraloquefuera,sabíaqueyoeraconscientedequeestabaahí.Peronomegiré.Nomeatrevíahacerlo.
Tomélasábanaentremisdedos,conunafuerzaquenosabíaquetenía.Latormentanocesaba.Elimpactodelasgotassobreelcristalresonabaportodalahabitación.
Enunsegundodeinfarto,levantélasábanarápidamente.Encuanto lohice, losrasguñoscesaron.Debajode lacamanohabíanada,absolutamentenada, lo
cualeratodavíamásinquietante.Regreséalordenadoryviunnuevomensajedeél.«Podríahacerlomejor,perotequierodemiparte»,respondió.«¡Basta!Quienquieraqueseas,déjameenpaz».Semehizounnudoen lagarganta.Si alguiendel institutooalgúnvecinomeestabagastandouna
bromapesada,melapagaría.Noseiríaderositas.Meestabanasustandodeverdad.«Hannah,necesitoquemeayudesaaveriguarquiénmemató»,escribió.—Estonotienegracia,¡déjameenpaz!—jadeé.Mecostabarespirar.Yentoncessentíquealgome
soplabaenlanuca.¿Quéestabapasando?Iba a levantarme de la silla para salir corriendo, pero antes de poder hacerlo recibí un nuevo
mensaje:«¡Corre!».Yentoncesalguiengolpeólapuertatresveces.
Capítulo2
Elpicaportede lapuertacomenzóamoverserápidamentedearribaabajoenungestoaterrador.Sinpensarlo,saltédelasilladeunbrinco.Retrocedíunpaso,yluegootro,paraalejarmedelapuerta.Mispiernasflaqueabanysupequeencualquiermomentomedesplomaría.Elpicaporteseguíaagitándoseysentílanecesidaddecorrer.Pero¿haciadónde?
Nohabíasalida.¿Porquétemíaalgoquenopodíaver?Respirécondificultad.—¿Hannah?—exclamaronalotroladodelapuerta.Eraunavozdulceytiernademujer.Unavozque
reconocí de inmediato. Era mi madre—. ¿Por qué cierras la puerta? —gritó, luchando por hacerseescucharapesardelruidodelalluvia.
Suspiré.Bien,eramimadre,todoibabien.Todoibabien,merepetí.—Meestoycambiandoderopa,unmomento—mentí.Corríhastaelarmarioyagarréloprimeroquevi.Mesaquélaropahúmedaquellevabayenrápidos
yaceleradosmovimientosmepuse loquehabía cogido, incluidasmis zapatillasblancas.Mealisé lacamiseta con lasmanos temblorosasy apaguéelordenador.Respiréprofundamente.Lomásprofundoquepudehastaquemedolieron lospulmones.Soltéelairepor laboca,ymi respiraciónvolvióaunritmonormal.
Lasmanosmesudabaninvoluntariamenteylospiesestabantotalmentedescoordinados,olvidécuáleraelderechoycuálel izquierdo.Eraextrañosentirseasí, incapazdepensarconclaridad.Teníaquetranquilizarmeoencualquiermomentoacabaríadebrucesporlossuelos,yentoncessíquetendríaunabuenaexcusaparafaltaraclase.Perolaverdaderaquequeríavolveralinstitutolomásprontoposible.Disietepasoshastallegaralapuerta.Elpicaporteestabainmóvil,totalmenteenreposo.
Aúnnotabalaadrenalinaenelcuerpo,peronopodíahacerlaesperarmás.Teníaqueabrirlapuerta.—Losiento…—dijecuandoviamimadre.Estabadebrazoscruzadosyconelceñofruncido.Traté
desonreíryaparentarnormalidad.Penséenlojovenqueeramimadre.Eraidénticaamí,peroconunosañosmás.Susbrillantesojos
memirabanconinquietud.Sucabello, tannegrocomoelmío,estabarecogidoenunacoletaalta,ysupieleratanblancacomolamía.Éramosigualesentodo,exceptoenlosojos.Lossuyoserandecolor
miel,mientrasquelosmíoseranazules,comolosdemipadre.Unpadrealquenoconocía.—¿Estásbien?Tienes lacaramuypálida—dijo.Sudelgadabocasemovía rápidamentemientras
hablabayelbrillorosadesuslabiossepegabaydespegabasuavementecuandolohacía.—¿Todavíamáspálidadelonormal?—bromeéyellasonrió.Intuíqueyanoharíamáspreguntas.Su
rostrosesuavizóylucióinclusomásjoven.—Caraestáaquí,dicequehabéisquedado—explicómimadre.—¿Cara?Perosiyacasieslahoradedormiryhayunatormentahorrible.¿Quéhabríapasado?¿Y si era ella quien me había gastado la broma de Alex? No sería de extrañar. Cara era tan
ocurrente…Conocíaacasi todos losalumnosdel institutoycualquieraharía loquefueraporella, lacapitanadelasanimadoras.
YoeratodolocontrarioaCara.—Alomejorhoysequedabaadormirynolorecuerdas.Dudé.NoeraconscientedehaberhabladoconCaraenlaúltimasemana,exceptoporelmensajeque
le acababa de enviar por Facebook. Y no recordaba haber planeado una fiesta de pijamas para esanoche.
—Sí,esposible.Losexámenesyestedolordecabezameestánvolviendoloca.—Sonreíyentoncesvi que no había soltado el picaporte desde que había abierto la puerta. Mi mano sudorosa seguíasujetándoloconfuerza.
Mimadre se limitóanegarcon lacabezamientras sonreía.Semarchóporelpasillodel segundopiso,dondeestabannuestrosdormitorios.Encasasolovivíamosellayyo.Lapuertadesuhabitaciónestabajustoenfrentedelamíayerablanca.Todalacasaestabaordenada,limpiaybrillante.Exceptomihabitación.Yporsupuesto,mimadrenoqueríaquepegarapósteresocualquiercosaenlasparedesoenlaspuertasdelacasa.
Solté el picaporte, que estaba completamentemojado, igual quemismanos.Me las limpié en elpantalóncaquiycerrélapuerta,dispuestaasalir.
Cuandobajélasescalerasmesorprendíalveraunapersonaenlasala,deespaldasamí.Eraaltoy,porcómomovíalacabeza,parecíaestarbuscandoalgo,comosihubieraperdidoalgunacosaenlacasa.Fruncíelceñoymedetuveenunodelosúltimosescalones.
Mepermitíunossegundosparaexaminarlo.Tenía el cabello castaño y revuelto, con pequeños rizos aquí y allá. Su espalda, amplia y fuerte,
mostrabaunosomóplatosentensión.Parecíaalguienenforma.Teníaunamanoapoyadaenelcostado,ycon losdedosde laotrasegolpeabasuavemente lapierna,comosiestuvieranervioso.Luego,supiederechoempezóaseguirelmismoritmoquesusdedos.Aunquenoleveíalacara,apostabaaqueestaríaapretandolamandíbula.
Lospantalonesnegrosquellevabaseajustabanasuscaderasyasuspiernas.Parecíaellookdeunjoven.Yaunqueseguíadeespaldas,estabaseguradequeeraapuesto.
—¿Hola?—pregunté,perountruenoamortiguómivoz.Elchiconomeescuchó.Meaclarélagargantayesperéaquelostruenosmedieranunatreguaparahacerotrointento.Estabatotalmenteabsorto.—¿Hola?—Ahoramivozfuefuerte,segura.Hubounsilencio.Sentíuncosquilleoenlaspiernas.
Entonces, el joven se giró lentamente, como si le costara procesar lo que estaba pasando. Susmovimientoseraninseguros,titubeantes.
Alzólavistaparamirarme.Susojosestabanllenosdemiedo,poralgúnmotivoleaterrabaverme.Peroluegoperdieronbrillo,
sehicieronprofundos,negroscomolanoche.Ymeobservaroninterrogativos,comosimisojostuvieranlasrespuestasqueélparecíaestarbuscando.
Unescalofríomerecorrióelcuerpo,erizandocadacentímetrodemipiel.EraAlex.Elmismochicoconelquehabíaestadohablandounosminutosantes.—¿Qué haces aquí?—Mi voz tembló, igual que mis piernas, y esta vez no fue culpa de ningún
trueno.Elchiconohabló.Sus labios seabrieron,peronopronunciópalabraalguna.Ni siquiera salióun
grito,ounsusurro.Sellevólasmanosalosojosysacudiólacabezaconrudeza.Apartólasmanosparalevantarlavista
denuevoynegóconunmovimientolento.Parecíaroto.Susojosvagaronportodalasalay, luego,seposaron en mí, para observarme con confusión. Fruncía el ceño, sus labios tiritaban. Todo en éltemblaba.
—¿Quéhacesaquí,Alex?—insistí,conlaesperanzadequemereconocieraodijeraalgo.Altenerlojustodelantedemí,sentíunaconexiónconél.Algofuerte.Tanfuertequepenséquenadie
podría romperlo.Eraextraño.Losentícercademicorazón,y luegoseexpandiópor todomicuerpo.Después algo despertó enmimemoria. EraAlexCrowell, iba ami instituto. Lo conocía y habíamoscruzadounpardemiradasytímidossaludos.
Afueravolvióatronar,estavezmásfuertequelasúltimas.Fuecomosieltruenosehubierageneradocercademioído,golpeándoloydejándomeunzumbidomolesto.Lapotente luzdel relámpagoque loprecediófueloquemásmeaterró,comosifueraloúltimoqueibaaverenmivida.
Teníafrío.—Alex Crowell. —Las palabras habían salido de mi boca involuntariamente. Él estaba tan
sorprendidocomoyo—.¿Esunabroma?Estabaapuntodedeciralgo,perootravozrespondióporél.Unavozfamiliaryenérgica.—¡Hey!—saludóCaraalverme.Veníadelacocinaconunvasollenodeagua—.Esperoquenote
importe,mehequedadosinaguaenlabotellaymeestabadeshidratando—explicómientraslevantabaelvasodecristal.
Girélacabezaensudirección.Caranovacilóysedejócaerenunodelossillones.Teníaelcabellonegrosueltoyunpequeñoy
delgadomechóncaíasobresusojos.Llevabaunpantalóndemezclillayunablusablancadeencajequehabíacompradoenunmercadillo.Recuerdoque insistió tantoencomprársela…Lablusadejabaa lavistasushombrosdesnudosyblancos.Laspalpitacionesvolvieronamicabeza.
—¿Esquenopiensassaludar?—gruñó.Entoncesreaccioné.Sacudílacabeza.Misojosseabrierondeparenparybuscaronportodalasala
aAlex.Yanoestaba,sehabíaesfumado.Apretélabarandilladelaescalerayapoyétodomipesoenella.Lamaderaestabafría.Otalvezerayo.
—¿Dóndeestá?Carafruncióloslabios.
—¿Dóndeestáquién?—Seacomodóenelsillónymemirómuyseria.—Él—dijeenunsusurro—.Elchicoqueestabaaquíhaceunmomento.—Hannah,aquínohaynadie,soloestamostúyyo.—Depronto,surostrosetiñódemiedoyelvaso
quesosteníaenlasmanosempezóaresbalarsedesusdedossudorosos—.¿Seguroqueestásbien?—Estabaaquíhaceunossegundos,nohapodidodesaparecercomosinada.Estabaaquí.—Hannah,nohaynadiemás apartedenosotras.—Sepuso enguardiay se levantódel sillón.Su
rostropasódelterroralapreocupación.—Cara,deverdad.—Mivozsequebró—.Estabaaquí.—Hannah…—dijo en un susurro—. Voy a llamar a tu madre, pero necesito que te calmes, ¿de
acuerdo?—No.—Sacudílacabeza.Teníalapieldegallina.Derepentemequedéhelada,sentílosprimeros
escalofríosenlaespalda.Misdedossehabíanentumecido—.Estoybien,solo…mehaparecidoveraalguien.
Caraestabadesconcertada.Peroparatranquilizarlaañadí:—Las pastillas tienen efectos secundarios, he dormido demasiado y esome habrá provocado una
alucinación.Notepreocupes,mepondrébienenseguida.Caraasintió,sincomprenderdeltodoquésucedía.Noqueríaasustarla.Aunqueyoloestaba.Bajélosúltimospeldañosconlaspiernastemblando,peroloocultéconunasonrisaforzada.¿QuéhacíaAlexCrowellenmicasa?¿Queríarobaralgo?¿Oseescondíadealguien?ToméaireymeacerquéaCara.Aunquemicorazónamenazabaconsalirsedelpecho,erabastante
buenacontrolandomisemociones.Pocoapococonseguíquemiritmocardíacoseestabilizara.—¿Quéhacesaquí?¿Nodeberíasestarentucasa,durmiendo?—bromeé.—Noqueríallegartempranoacasa.Mimadremepidióquelaacompañaraaunacenafamiliaryya
sabesqueodio aLuke—dijo con tonomolesto, torciendo laboca.Me reí y, poco apoco, empecé aolvidarloquehabíapasado.
CuandoCarausabalapalabra«familiar»enalgunadesusfrases,sereferíaaLukeyasusdoshijas,ambasmayoresqueella.CaraysumadrehabíanestadomuyunidashastaquellegóLuke,elprometidodelaseñoraJulieyfuturopadrastrodeCara.Loaborrecíatotalmente,elmerohechodepronunciarsunombrelaponíademalhumor.Yesonoerabueno.Talvezloodiabaporquehabíareemplazadomuyrápidoellugarquehabíadejadosupadre.Nofuefácilsuperarlo.YoestuveconCaratodoesetiempo.
—Y has mentido con la excusa de que tenías trabajos pendientes y que vendrías a mi casa aacabarlos.
Mesentéenotrosillónfrenteaella.Caraasintió.—¿Yhasvistolatormentahorriblequehayahífuera?Quémiedo.Asíquehevenidoparahacerte
una visita sorpresa. Además, llevo casi una semana sin saber nada de ti y, antes de que te enfades,déjamedecirtequeheestadomuyocupadaconlasanimadorasynohepodidoveniravertehastahoy.—Chasqueólalenguaysonrió—.Perollaméparavercómoestabas.Tumadremecontócómoibatodo,asíquecuandomedijoquehabíasdespertadonodudéenvenir.
Seestabadisculpando,algohabitualenCara.Le gustaba bromear acerca de ser la capitana de las animadoras y decía que se haríamillonaria
cuandograbasevideoclipsconartistasfamososocuandoganaseconcursosinternacionales.—Nohacíafaltaquevinierashastaaquí.Además,mañanavolveréalinstituto.—¿Tanrápido?Asentí.—Mimadre—respondíponiendolosojosenblanco.—Nodesearíaestar en tu lugar,Hannah, tienesa lamadremásdulceya lavezestrictaquehaya
conocido.Volvíaasentir.—Losé.Nosquedamosensilencio.Caraseperdióensuspensamientos,conlamiradafijaenunadelastazas
quehabíaenlamesadecentro.Sehabíapuestoseria.Habíaalgomásquenomehabíacontado,apartedelodeLuke.Habitualmente,loinsultabahastalasaciedad,yhoy,nadadenada.
—Hey—dije—,¿quésucede?Seencorvóyresopló.—Nada—selimitóaresponder.—Cara,hacecincoañosquenosconocemos.Nopuedesmentirmeaestasalturas.Resopló.—¿Esquenotehasenterado?—susurró.Sutonodespertómicuriosidad.Seacercóunpocoamíy
levantóunaceja.—¿Quées?¿Algúncotilleonuevo?ACara se le dababien enterarse de todo lo que ocurría a nuestro alrededor.Aunque esta vez no
parecíaseralgodignoderisa…perosídeasombro.Yporlotensaqueestabaylapalidezqueteñíasurostro,noeraalgobueno.
Caracogióairemientrasnegabaconlacabeza.Susmanos,inquietasytemblorosas,recorrieronsuspiernasdearribaabajo,perofinalmentesecruzódebrazos.
—EsAlexCrowell.—Hizounapausaytragósaliva.Susojosmostrabanterrorpuro—.Murióhacedosdíasymañanaessufuneral.Imaginoquenolosabías.
Porenésimavez,mipielsepusodegallina.Escucharesenombremeponíalospelosdepunta,mehacíaperderlacabeza.Sinembargo,meacerquéaella.Queríasabermás.
—Lohanasesinado—prosiguió—,perolomásinquietanteesquenosesabequiénfue,nicómolohicieron.
Me estremecí. Aunque había intuido que Alex había muerto al leer las frases en su muro deFacebook,quealguienmeconfirmaraquelohabíanasesinadofueespeluznante.
—Bromeas,¿no?—reaccionéconunarisanerviosa.Volvióanegar.Esperabaquesoltaraunacarcajadacapazdeapaciguarelsonidodelalluvia.Pero
nolohizo,ylalluviafueloúnicoqueescuché.Nohuborisas.LamuertedeAlexCrowellnoeraunabroma,erareal.Todoerareal.Semequedólabocaseca,peroapenasmedicuentaporquemimenteestabacentradaenotroasunto
demayorimportancia.—¿Quémássabes?Caraparecía turbada.Noera lachicaalegreybromistadesiempre.Algoenellahabíacambiado
drásticamente. Lo notaba en sus ojos apagados. Su labio tembló ligeramente, pero intentó ocultarlo
aclarándoselagarganta.—Soloséquemañanasecelebrarásufuneral.Todoelmundoestaráallí—explicóconvozlentay
pesada,arrastrandolaspalabras—.Esdecir,yotambiénquieroir.Caramemiró.—¿SabesHannah?Deberíamosirjuntas—afirmó.YoneguéybebíunpocodeaguadelvasoqueCarahabíadejadoenlamesita.—¿Paraqué?Nuncallegamosahablarconél,noformábamospartedesucírculodeamigos.Eraunaexcusaparanoaccederdeentrada.Serpartedesucírculodeamigosnomepreocupaba.En
elfondo,medabamiedovolveraveraAlex,conelquehabíaestadohablandoporFacebookyalquehabíavistohacíaunosminutosenmicasa.
Yesaeralarazónquemeempujabaair.Comounpresentimientodequedebíaestarahí.—Unos cuantos alumnos del instituto asistirán al funeral —anunció—, así que no seríamos las
únicas.Alexteníamuchosamigos.Unrelámpagoiluminópartedelasala,ydespués,elcielomanifestósuenfadogruñendo.Mismanostemblaronmientrassujetabanelvaso.—Estábien—accedífinalmente—.¿Aquéhoraserá?Me arrepentiría de ir, estaba segura, pero todavíame arrepentiríamás si no lo hacía.Un intenso
deseointeriormepedíaagritosqueacudieraaaquelfuneral.Mivozsevolvióacamuflarcon la lluvia.Elvientosoplabaconfuerza,agitando lashojasde los
árbolesconsusonidobrumoso,amenazandoconarrancarlasyenviarlasacualquierlugar.—Porlatarde,despuésdeclase.Fruncíelceñoysuspiré.—Iréconlacondicióndequevengasconmigoynomedejessola—afirmé.Ellaasintió.—Tratohecho.Cara y yo nos despedimos en la puerta demi casa. Le presté un paraguas negro para que no se
empapasemientras corríahasta sucoche.Sedespidióagitando lamanodesdeel interior.Al cabodeunossegundos,laslucesdesucochedesaparecieroncalleabajo.
Cerrélapuertaymesentéenelsillóndondehabíaestadoella.Suaromahabíaimpregnadotodoelcomedor.
Mi madre probablemente estaría dormida. No había bajado desde que había llegado Cara y eraextraño,porquesolíaquedarseahablarconnosotras,aunquefuerasolounosminutos.
Parecía que mi mundo había cambiado drásticamente en dos días. Incluso el olor en casa meresultabararo,losmueblesnoestabandondesesuponíaquedebíanestaryelclimaeradistinto.
Cerrélosojosconfuerzaylosvolvíaabrirrápidamente.Porprimeravezenmivida,tuvemiedodeestarsolaenunahabitación.
PenséenAlex.¿Deverdadseestabacomunicandoconmigo?¿Porescritoyenpersona?Vamos,Hannah,esoesridículo,pensé.Debíadeestaralucinando.Losfantasmasnoexistían.Yono
creíaenesascosas.Ynoibaahacerloahora.Eraunaconsecuenciadelosmedicamentos,estabasegura.Measeguraríadenovolveratomarnadadeesojamás.Elruidodeunacajadecerealesalcaeralsuelomesobresaltó.Melevantésigilosamenteycaminé
hacia la cocina arrastrando un poco los pies. Llegué hasta el umbral y vi la caja en el suelo. La
contemplé unos segundos.Afortunadamente, no se abrió y los cereales no se esparcieron por toda lacocina.Elparquéseguíalimpio.Meagachéyrecogíelpaquete.Maldijeenvozbaja.
Cuandomelevanté,mipesadillahabíavuelto.Otravezesasensación.Algoestabadetrásdemí.Fueinvoluntario,miréporelreflejodelaalacenayviunasombra.Algotocómihombroy,porel
tactoylaforma,supequeeraunamano.Gritéy,enunactoreflejo,soltélacajaqueacababaderecoger.Estavezloscerealessederramaronporelsuelo,peronomeimportó.Mequedéenshockcontemplandolasombra.Aligualqueloscristalesconlostruenosylashojasdelosárbolesdelexterior,micuerpotembló.Nopodíamoverme,estabapetrificada,yseguramentetambiénenpeligro.Inspiréyreuníelvalorparacorrerescalerasarriba.
Fui todo lo rápido que pude y, como sabía que no había nadie más en mi habitación, sentía lanecesidad de refugiarme allí cuanto antes: si me detenía, unas manos me agarrarían los pies y mearrastraríanhaciaabajo.Estoerapeorqueunapelículademiedo,estabahorrorizada.Micorazónlatíacontantafuerzaque,encualquiermomento,podríasalirsedemipecho.Peronecesitabaquesiguieraensulugaralmenoshastallegaramicuarto.
Un escalofrío se originó en mi nuca. Me quedaban pocos escalones, pero, desafortunadamente,tropecé.Miréhaciaabajoychillé,séquelohice.Unosdientesinvisiblescrujieroncercademí.Lavistasemenubló.Megolpeélasrodillasyloscodos,perologrélevantarmeyseguícorriendohastallegaralpasillo.Tressegundosdespuésestabafrenteamicuarto.
Entréycerrélapuerta.Apoyélaespaldaenlamaderaymedeslicéhastaelsuelo.Queríallorar.Estabaasustada.Lapielmeardía.Metemblabanlasmanos.Erainsoportable.Esanochenopudedormir.Esperéaquepasaranlashorasyaqueelsolvolvieraasalir.
Capítulo3
Unashorasdespués,elsolaparecióenelcielo.Todoparecíaestarenorden.Mihabitacióndeparedesblancasse llenódevida,y todosloscoloresclarosdemiscuadrosresplandecieronconlosrayosdelsol.
Nolecontaríaanadielosucedido.Mehabíapasadolanochedándolevueltas,pensandoquéhacerocon quién podría compartirlo. Pero al final llegué a la conclusión de que todo había sido un efectosecundario de los medicamentos. Y aunque una parte de mí pensaba que era absurdo, queríaconvencermedeello.
Bajéalacocina,perotodoestabaensilencio.Miréelrelojdelapared.Eratemprano,las7.45.—¿Mamá?—llamé,buscándolaportodalacasa—.¿Hola?¿Mamá,dóndeestás?En lamesaencontréunpequeñopapeldoblado.Losdobleceserancuidadosos,elpapelestabaen
perfectoestado,inclusoolíaaperfumedemujer.Loabríyleí.
El doctor ha dicho que sería conveniente que descansaras un díamás, yme ha parecido bien.Úsaloconsabiduría.
Tequeire:Mamá.
Sonreí.Esaúltimafrasede«úsaloconsabiduría»eraunabromaentrenosotras.Eraunchistemaloque habíamos escuchado en el instituto cuando íbamos caminando por el aparcamiento para volver acasa.Unoschicosdeúltimocursoestabanpasándosecigarrillosilegales,peroalveramimadreunodeellosdijoesaspalabrasparasonarprofesional.Mimadreyyonosreímosporloingeniosoyloridículoquehabíasonado.Desdeentonces,avecesusábamosesafrase.
Volvíadoblarelpapel.Porsupuestoqueaprovecharíaeldía.
***
Alascincodelatardesonóeltimbredecasa.Bajélasescalerasconpasoapresurado.Elestruendodemispasosenlamaderaanunciómillegada.Eranormal,setratabadeunacasaviejayaunqueeraalgomolestoescucharesoscrujidos,amimadrelegustabalaubicaciónporqueestabacercadelinstituto.
EsCara,tanpuntualcomosiempre,pensé.—¡Yavoy!—grité.Lasrodillasmedolíanunpococuandolasflexionaba.Teníaunrasguñoconcostraenlasdos,fruto
demicaídadelanocheanterior.Cadavezquemeveíalasheridasomedolían,nopodíaevitarrecordaraquellasombra,aquellamanotocándome,aquellaterroríficaangustia.Aquellacruelalucinación.
Abrílapuertay,efectivamente,eraCara.—¡Hola!—saludócongracia.Unasonrisaaparecióensurostroymeguiñóunojo.Mereí.—¡Hola! ¿A qué esperas? ¡Pasa!—dije, y la agarré del brazo para animarla a entrar. Fingió una
muecadedolor.Llevabaunvestidonegroyunos zapatos a juegodelmismocolor.El cabello estabarecogidoenunmoñoyelflequilloletapabatodalafrente.Llevaba,comosiempre,loslabiospintadosdeunrojobrillanteylosojosexcesivamentedelineados.Suspestañasbañadasenrímelerantanenormesquemepregunté,incluso,sipodríacerrarlosojosparadormir.
—Excelente,¿estáslista?—preguntó.Levantóunacejamientrasmeobservabadearribaabajo.Mequedéquieta.
Eldolordecabezaaúnpersistía,aunquenoeratanfuertecomoeldíaanterior.Cara apoyó un dedo en sus labios chillonesmientras torcía un poco la boca y comenzaba a dar
vueltasamialrededor.Yo tambiénmehabíapuestounvestidonegro.Elmío, sin embargo, estabahechodeuna tela fina
semejantealasedayformabaunvolantealrededordemicuello.Encima,habíaotracapadeencajedeflorespequeñas.Uséunpequeñosuéterdemangalarga,quemellegabaunpocomásabajodelpecho,paraocultarmispálidosbrazos.Medejéelpelosueltoyatédosdelgadosmechonesdemicabelloenlapartedeatrás.Llevabalaspiernasalavistay,graciasaDios,elvestidomellegabaunoscentímetrospordebajodelasrodillas,ocultandolosarañazos.
—Sí, Cara. Lo estoy, tenemos que irnos ya—dije con tono seco, aunque en realidad no estabaenfadada.Ellapusolosojosenblanco.
—Muybien.
***
Carayyocaminábamosporlaaceraconelvientoencontra.Nosgolpeabaconfuerzaenelrostroynosalborotabaelpelo.Unmechóndepelosememetióenlaboca,asíquelosaquéenunrápidomovimientoymelocoloquédetrásdelaoreja.
Cara me dedicó una sonrisa cálida y luego volvió a agachar la mirada. Supuse que se estabapreparandomentalmenteparaacudiraltristelugaralquenosdirigíamos.
Cara era mi mejor amiga desde que llegué a la ciudad. Era la persona en la que podía confiarplenamente,ynosoloporquemehubieraofrecidosuamistad,sinoporqueademásmelademostrabadíaadía.Cualquiersecretoquecompartiéramossequedabaentrenosotras.
MedivertíaconCara,eraunachicamuyalegre.Aveces,llegabaalpuntodecontagiarmesuenergíaymehacíacometeractosnodeltodoéticos.Erasimpáticayamable,unadeesaspersonasquecaíabienatodoelmundo.Laverdadesquenuncalehabíapreguntadoporquépasabatiempoconmigoynoconlasdemásanimadoras.Porqueyonoerapopular,yellasí.
—Hannah, ¿quiéncreesquepudocometer tal atrocidad?—dijoCara—.Me refieroa lodeAlex.Quierodecir…haymuchaspersonasquepodríanhabersido.Pero¿sospechasdealguienenespecial?
SabíamosqueAlexCrowellhabíanacidoenunafamiliapudiente,aunquenoeraeltípicochicoquepresumía de dinero, ni de lujos. SiAlexCrowell era alumno de nuestro instituto, era por la sencillarazóndequesuspadresconfiabanplenamenteen laeducaciónpública.Ahoramis recuerdossobreélcobraban luz y, poco a poco, iban volviendo. Sabía desenvolverse en cualquier lugar. Era seguro,carismáticoyguapo.Suactitudysuformadehablarlohacíanespecialydiferentealosdemáschicos.
—No,notengonilamásremotaidea—respondímientrascaminábamos.Loúnicoqueseoíaerannuestrospasosyelviento.Elcementotodavíaestabahúmedoy,aquíyallá,
encontrábamoscharcosdeagua.Veíaelreflejodemiszapatos.Lashojassemovíanalmismoritmoyenlamismadirección.Caravolvióabajarlamirada,perdidaensumundo.Eltiempohabíarefrescado.
Unaráfagadeaire fríonoscongeló loshuesosyerizó lapiel.Nosmiramosporunsegundo,peroningunadelasdosdijonada.Caraseestabacomportandodeunamaneramuy,muyextraña.Lepasabaalgomás.
Accedimos a la urbanización donde residíaAlex, y las diferencias saltaban a la vista. Las casashacíangaladeunospatiosenormes,conuncéspedexageradamenteverde.Losjardines,dedimensionesmuygenerosas,seextendíanalolargoyanchoconhermosasfloresypuntiagudospinosqueseagitabanal compás del viento. Las viviendas eran grandes, espaciosas e indudablemente lujosas. La mayoríatenían las fachadas blancas y el marco de las ventanas pintado de color azul. Todas eran de estilovictoriano.Eranpreciosas,meencantaban.Lostejadosterminabanenpequeñostriángulosdetejasazulesqueapuntabanalsol.Supusequecadaunadeellastendríaporlomenosseisosietehabitaciones.Yunoscuantosbaños.Seguroquenoexageraba.
—¿Esporaquí?—pregunté.Caraasintió.—Bien.—Cogíaire—.¿Quévamosadecir?—Laverdad.—Seencogiódehombros—.SomoscompañerasdeAlexdelinstituto.Recorrimosotrastresmanzanasygiramosalaizquierdaparaentrarenunacallequenohabíavisto
nunca.Sentíunhormigueoenlaspiernas,ylateladelvestidomerozabalasheridasdelasrodillas.Eldolordecabeza,queduranteeldíahabíamejoradomucho, ahoravolvía amolestarme.El cráneomeempezabaaretumbar.
Mesacudísindarlemayorimportanciaytratédedisfrutardelasvistasdeaquellascasasdeensueño.Todas las viviendas de la zona eran imperiales y hermosas. Las calles eran tan anchas que cabríanperfectamentecuatrocoches,otalvezmás.Losjardinesverdesdesprendíanoloreshúmedos.Elaromaafloresllegóhastamí.
Inspiré.Eranrosasrojas,definitivamente.Alolejosvigentevestidadenegro.LoasociéautomáticamenteconelfuneraldeAlex.Eraahí.Memordílauñadeldedoíndiceenunactoreflejo.Sabíaquemorderselasuñaserademalgustoe
infantil, pero era un tic nervioso que había adquirido cuando era pequeña.Así que seríamuy difícildeshacermedeaquelhábito.
Amedidaquenosacercábamos,mepreguntésiestabalistaparaveraAlexenunataúd.Verloallíacostado…conlasmanoscruzadassobreelpecho,unrosarioentrelosdedos,vestidoconuntrajenegroconunlazodelutoatadoalcuello,losojoscerrados,lapielblancayapagada,yloslabiosmoradosysecos…sinesperanzasdevida.
Muerto.
Laesperanzameinvadiócuandopenséque,talvez,eseAlexnoeraelAlexCrowellquelanocheanteriormehabíaenviadounmensajeaterrador,sinoqueerandospersonasdistintas,doschicosquesecruzaronenmidestinoporerrorypuracoincidencia.Perolalógicamedecíaqueesoeraimposible.
Yahíestábamos,atrescasasdelasuya.Ajuzgarporlacantidaddegente,Alexnosolocontabaconmuchosamigos,sinoquetambiénteníaunagranfamilia.
Miteléfonosonóylosaquédelbolsillo.Enlapantallaseleía:«Tieneunmensajenuevo».Deslicéeldedoparadesbloquearlo, ralentizandounpocoelpasoparanocaerme,yautomáticamenteseabrióelmensaje.Eradeunnúmerodesconocido.Loleíymequedédepiedra.MiréaCarayvolvíafijar losojosenlapantalladelmóvil.Laspiernasmeempezaronatemblar.
Elmensajedecía:«Manténlosojosabiertos,nuncasabesquiénpuedeestarmirándote.Noconfíesennadie.Tenemosmuchoquehablar,HannahReeve».
Diunavueltacompletaparaversihabíaalguienamialrededor,paranoica.Lasangreseacumulóenmirostroyenmisorejashastaquelassentídemasiadocalientes.Elteléfonoresbalabaentremismanossudorosas.Observéconalertacualquiermovimientoenelentorno.Caramemiróconpreocupación.
—¿Hannah?¿Vatodobien?—Sí,nopasanada—disimulé,tratandodesonreír.—¿Estumadre?—preguntó,arqueandounadesusdelgadascejas.AveceserafácilmentiraCara.—Sí,meheolvidadodedejarlaropaenelcestodelaropasucia,estáenfadada—mentídenuevo,
rascándome la nariz. Fingí estarmolesta para darlemás credibilidad ami excusa, y funcionó porqueCaranohizoningunapreguntamás.
Guardéelteléfonoenelbolsilloymepreparéparalopeor.Entoncesmearrepentí,queríadarmediavuelta,volveracasayseguirconmividanormal.Peromis
piesnosedetuvieron,siguieronavanzando.CaminamosporelcéspedverdeycuidadodelacasadeAlexCrowell.Ungrupodeniñosdeunos
seisosieteañoscorríapor todos lados, lejosdeentender loqueestabapasando.Trasellos,unaniñapequeñarubiatratabadeseguirleselpaso.Enunmomentodedescuido,laniñachocóconmigo.
—¿Estásbien?—meapresuréadecirmientrasmeagachaba,peroellarechazómiayuda.Tansolodiounpasoatrásymemiró.Susojoscolormielmemiraronfijamente,comosiquisieranvermiinterior.Aquella mirada me estremeció. Me hice a un lado y la niña volvió a correr con su vestido negroondeandoconlabrisadelviento.Segiróunaúltimavezparavolveramirarme.
Quéextraño.Intentémantenerlacalmaynopermitirqueelrostrosombríodelaspersonasvestidasdenegroyla
tensióndelambientemeafectaran.Sinembargo,notardéenpercatarmedequenoeraunfuneralaluso:esteteníaalgodiferente.
Losasistentes,apesardeirvestidosdenegro,nomostrabannostalgianidoloralguno.Masbienalcontrario,erapalpablequeestabanallíparapresumirdeeleganciaydinero.Suquietudyfrialdadhacíaquesepareciesenmásaestatuasomaniquíesqueapersonas.Ysusojos…estabanocultosporgafasdesol.Algunasmujeresprevisoras,quizáporlaslluviastorrencialesdeldíaanterior,llevabanunparaguasensusmanosyhabíanacertado:elcieloseestabanublando.Nadiedemostrabatristeza,aexcepcióndedospersonas:sullantoseescuchabadesdeeljardíndelaenormecasa.
Me encontré con algunos rostros conocidos, como el deKate, una chica rubia de cabello largo yondulado,conloslabiosrojoscomolasangre,igualquelosdeCara.Parecíaaburridayalaesperade
cualquiercosa jugosaque fueraapasar,para luegoexagerarloaldíasiguiente.Kate también formabaparte del equipo de las animadoras, junto conCara, y era una de las chicasmás odiadas y a la vezamadas del instituto. Se preocupaba demasiado por lo que los demás pensaran de ella, e inclusomeatreveríaadecirqueeseeraelmotivoporelquehabíaacudidoalfuneral,parahacersequererporsusupuestacompasión.Aveces lascosas lesalíanbienymuchoscaíanensus redes.PeroasíeraKate,calculadora y creída, aunque se esforzaba por aparentar ser la más dulce, guapa e inteligente delinstituto.Karen, sumejor amiga y sumano derecha, estaba junto aKate. También era rubia, pero nonatural, llevaba el cabello suelto, demasiado liso y perfecto, y la hacía destacar entre todos losasistentes.Lasdoshablabanentresusurros.
Kateteníalosojosazules,perolossuyoseranespeciales:demasiadointensos,demasiadofuertes,deunazulinquietante.Intimidabanacualquiera,inclusoamí.Teníalascejasdelgadas,igualquesucuerpo.Conlosbrazoscruzadossobreelpecho,suvestidonegrocondemasiadoescoteparalaocasiónmarcabasuscurvas.CuandohablabaconKaren,viqueKateponíalosojosenblancoamenudo,levantandolascejasdesinteresadamente.Karennodejabadehablar,movía lasmanos,haciendoseñasenelaire.Mepreguntécómoalguienconunabocatanpequeñapodíahablartanto.
También reconocí a Tom, un chico de mi curso. Era alto, corpulento, con músculos demasiadodesarrolladosparasuedad.Eraelchicomásdeseadodelinstituto:decenasdechicasibandetrásdeél,caíanrendidassoloconversudentadurablancayresplandeciente.Noteníaniunamarcadeacnéenelrostro,ysucabellooscurobrillantesehabíapeinadocondemasiadoímpetu,lograndounlookperfecto.AtodoestohabíaquesumarloquemásllamabalaatencióndeTom:susgrandesojosverdeesmeralda.Parecíandesesperadose inquietos, talvez incómodos,moviéndosedeunladoparaotro.Hastaquesetoparonconlosmíos.
Apartélavistadeinmediatoymiréaotrolado.AunqueTomeraguapo,popularyrico,tambiéneramiserable,detestable,odiosoeirritante.PuedequefuerainclusopeorqueKateyKarenjuntas.
Reconocíotrosrostrosentrelosasistentes.Frenteaunárbolpequeñohabíaungrupo,enelcualviaClar,Lily,Sam,Liz,LucyyWill.Tambiénhabíaotrachicamorena,peronolareconocí.
Elcuartetode la famadeKate,KarenyTomlocompletabaRyan.Caminémásdespacioentre losadultos,buscándoloconlamirada,peronolovi.
—¡Cara!—exclamóalguien.Maldijeporlobajo.Kate.Oh,no.Noquierounaconversaciónestúpida.—¡Kate!¡Hola!Unasmiradasseposaronsobrenosotras.Carasonrióyyotratédehacerlomismo.—¡Hannah! ¡Qué alegría verte! —dijo Kate. Se acercó hasta mí, me tomó suavemente de los
hombros,meatrajohaciaellaymebesóenlamejilla.KarensaludóaCaradelamismaforma.—HolaKate,¿cómoestás?—Recordélaeducaciónquemehabíadadomimadreytratédesonreír
todavíamás.—Estoybien,graciasporpreguntar.Asentí.EraelmomentodemarcharmesinoqueríaescucharloperfectaqueeraKate.—¿Yquéhacéisaquí?¿ConocíaisaAlex?—preguntóKaren.CuandopronuncióelnombredeAlex
me puse rígida y nerviosa. Pensé en la noche anterior y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.Meabracé,temblandoinvoluntariamente.
—Unpoco—respondióCara—.Hannahyyosoloveníamosadarelpésame.¿Vosotrasquéhacéisaquí?
—Tambiénveníamosadarelpésame.Alexibaanuestrocursoyqueríamosestaraquíparaapoyarasufamilia—dijoKate.
—Porsupuesto—reconocióCaramientrasasentía—,esunanoticiaterrible.CaranoeracomoKateyKaren,perodadoqueeralacapitanadelasanimadoras,teníaquehablar
con ellas en algunas ocasiones.Y cada vez era una tortura, por nomencionar las horas que pasabanensayando.Lacompadecíaenormemente.Caradecíaqueerabuenoqueestuvieranenelequipoporqueeranguapasypopulares,y,graciasaeso,enlospartidoshabíamásbulliciocuandoestabanellas;portanto,mássilbidos,másventasymásperritoscalientesenlasgradas.
—¿Sabéiscómomurió?—preguntóCara.Meacerquéunpocomásparavermejorsusrostros.—No.—Karenfuelaprimeraencontestar.Eradeesperar,conesabocaquenodejabadepronunciar
palabras—.Nadielosabe,esmuyraro.—KarenseacercódemasiadoaCara,comosifueraacontarleunsecreto—.DicenquefueSeth.
TodaspusieroncaradeespantoyasombroymiraronhaciaSeth.Yonosabíaquiéneraocómoera,asíquemelimitéaseguirsusmiradasparaidentificarlo.
Resultóserunchicomoreno,decabellolisoyguapo.Eraalto,noteníamuchosmúsculos,peroeralosuficientementeguapocomoparasuperaraTom.Teníaunosojospacíficosyestabadebrazoscruzados.Parecía estar pensando, con lamirada perdida en la nada. Llevaba un pantalón de vestir y un suéteroscuro de estudiante, del cual sobresalía el cuello de una camisa blanca. El cinturón le apretaba lacinturaymimenteimaginóuncuerpodemasiadoperfecto.Suszapatosnegrosresplandecían,igualquesusprofundosojoscolorcafé.Estabaaunosseismetrosdenosotras.
Al percibir nuestrasmiradas, Seth levantó la vista. Sus ojos se encontraron con losmíos. Fueronunas décimas de segundo interesantes. Lomiré con actitud desafiante y élme sostuvo lamirada.Meestabaretando.Perounmomentodespués,yalnotarlapresióndelaschicassobreél,diomediavueltaysefue.
—¿Quédiantreshasidoeso?—dijoKate.—Pareceasustado.Pero…nosé…Talveznofueél—comentóCara.Notéuntonodedesconfianza
ensuvoz.Nosquedamoscalladas,sinsaberquédecir.—¿Yquéhaydesusfamiliares?¿Cómoestán?—volvióahablarCara,rompiendoelsilencio.—Sumadreeslaqueestámásafectada.Losdemássoloestánaquíporcompromiso,alparecerson
sociosdelpadredeAlex—explicóKaren.Caranegóconlacabeza,desaprobandolasituación.—¿Yquéhayde sunovia?Hacepocoescuchéque salíaconalguien.Aunquenoestoy seguradel
todo,eranrumores.KarensellevóeldedoíndicealabocaparaqueCaraguardarasilencio.Luegomiróconcompasión
aKate.Susojossellenarondelágrimas.Entoncesatécabos.—¡¿TúestabassaliendoconAlex?!—gritéconfundida.
Capítulo4
SiKateestabaactuando, lohacíamuybien.LlorabadesconsoladamenteenelhombrodeKaren,quetambiénmeestabafustigandoconlamirada.
Observéalagentedemialrededor.Lamayoríadelaspersonasmemiraban,exigiendoconlascejaslevantadas y caras arrogantes que guardara silencio. Me disculpé en un susurro, prácticamente sinescucharmivoz,comosihubierapedidoperdónenunlenguajemímico.
—Sí, yo estuve saliendo con Alex—confirmó Kate con su voz chillona. Seguía apoyada en elhombrodeKaren,quelaanimabadándolesuavesmasajesenelhombro.
—¿Desdecuándo?—preguntéconinterés.—No hacía mucho, empezamos a salir en agosto, pero lo dejamos hace menos de un mes, en
septiembre —dijo mientras sacaba un pañuelo de su pequeño bolso. Se limpió las lágrimasdelicadamenteymemiró—.¿Porqué?
—Curiosidad—respondíconvozcasidesafianteymisteriosa.Alobservarlamepercatédequeteníaunasmanchasoscurasalrededordelosojos.¿Ojeras?¿Kate
tenía ojeras? Lamiré más a fondo. Llevabamás maquillaje en comparación con otros días, parecíacansaday…triste.Yyonomelocreía.
—¿Curiosidad?—Sí—afirmé.Katecasiechabafuegoporlaboca.—¿Ycómoestás,Kate?—quisosaberCara,mirándolaconlástima.Leagradecímentalmentequehubieravueltoaintervenirpararomperlatensión.—Estoybien,Cara—respondiósinmás.Trasconseguiresainformación,fueelmomentodeapartarmeunosminutos.—Tengoqueiralbaño—dije—.Nosvemosmástarde.Y,¿Kate?—¿Sí?—Losientomucho,deverdad.Seríaunapersonahorrible sinodabaelpésamea la exnoviadeAlex.Medespedí casi conuna
sonrisa,comosimeestuvieraliberandodeunacadenaquemehabíamantenidoprisioneraduranteaños.—¿Teacompaño,Hannah?—preguntóCara,suplicándomeconlamirada.Tampocoqueríaquedarse
ahablarconKate.
—Claro—respondí.Nosdespedimosdelasdoschicasrápidamenteynosmarchamos.—¿Tú sabías que Kate y Alex estuvieron saliendo?—pregunté a Cara una vez nos alejamos lo
suficienteparaqueKatenonosescuchara.—Mellegóalgúncomentario.Perosoloduróunassemanas,nofueunarelaciónoficial,porloquesé
—respondió.Estabasituadaamiizquierda.Me crucé de brazos.Me daba rabia no recordar absolutamente nada de los últimos dos días,me
estaba perdiendomuchas cosas.Miré fijamente el césped para forzar ami cerebro y tratar de hacermemoria.Peronodioresultado.
EstábamosfrentealaentradadelacasadeAlex.Lapuertaerablancaybrillantecomolademicasa,pero esta era el doblede ancha.Habíaque subir tres escalonesy luegodar trespasospara llegar alumbral. El marco era de cristales con detalles coloridos. De la parte superior, en forma de arco,colgabandosmacetasdecoloresclarosy,aunladodelaentrada,habíaunpequeñocolumpiodedosplazasquecolgabadeltechoconcojinesazulesyblancos,ajuegoconlacasa.
Entramos en la enormemansión. El suelo era de un blanco brillante, y la superficie resbalaba alcontactodelzapato.Entrabamuchaluz,locualeracomprensibledebidoalosenormesventanalesquehabíaacadalado.Unafinacortinatranslúcida,tambiénblanca,loscubríaligeramente.
Olíaalimón.Amedidaquecaminamos,lascoronasdeflorescombinabanelolordesusrosasconelaromacítrico
queseimpregnabaennuestrasnarices.Observé con detenimiento la espaciosa habitación, que probablemente era la sala de estar. En el
centrohabíauna lujosa lámparadecristaly, juntoa lapared,unasmesitasconmantelesdeencajedetonosblancosycremaconunacafeteray tazasdecaféencima.Tambiénhabíaunplatocongalletitascuadradasy redondas rellenasde fresaypiña; lo sabíaporquealguienhabíadadounmordiscoaunagalletaylahabíadejadoahí.Supusequefueunodelosniñosquecorreteabanporeljardín.
Caranotardóenacercarsealamesitaytomarunagalleta.Neguéconlacabeza.Escuchamosunossusurros.Caminéunpocomásymeacerquéaunapuertaentreabierta.Habíaunataúdconcuatrovelasenlas
esquinasyunacoronade flores sobre la tapa.El calor repentinoque sentímeestremeció.Aunqueelataúd tenía la parte superior abierta, no lograba ver el interior desdemi posición. Las personas quehabía en la sala bloqueabanmi campodevisióny noquería acercarmedemasiadopara no llamar laatención.
—Cara…—la llaméenunsusurro.Seguíacomiendogalletitas.Lavolvía llamar,haciendoseñasparaqueseacercara.Pusolosojosenblancoyseguardótresenelbolso.Lamiréconreproche.
Seacercóamí,arrastrandolospies.Leseñalédiscretamenteelataúdconunmovimientodecabeza.Carallevósumiradahastaelinteriordelasalaylovio.
—¿Deberíamosacercarnos?—preguntó.—No losé, talvez,peroestagentemedamalaespina.Ynoqueremos llamar laatención—dije,
observandoalaspersonasquehabíaanuestroalrededor.—Acerquémonos,detodasmanerasnohaynadiemirando.—Suvozsonabaemocionada.Estudiélaescenayviquelaspersonasnoprestabanimportanciaalataúdymuchomenosalosquese
acercabanaél;tansoloselimitabanahablarconquienestuvieranallado.Dehecho,yanisiquieraescuchaballantos.
—Deacuerdo.Elairemeempezóafaltar.Caminamosdirectashaciaelataúdconpasoscortosysilenciosos,tratandodepasardesapercibidas.
Nosdetuvimosensecocuandollegamosalapartesuperiordelataúd.Vimossucabezaymiramossindecirnada.Ya había visto a otras personasmuertas anteriormente, comomi abuelo, que había fallecido siete
añosantesporcausasnaturales,oaSara,unacompañeradelinstitutoquehabíamuertoenunaccidentedecoche.Noeralaprimeravezqueestabafrenteaunféretro.Peroahoramesentíainquietaconelataúdtancercademí.Measustaba la ideadeacabarahíalgúndía.O talvez loqueme inquietabaeraquefueseAlexquienocupabaeseataúd.
Caraintervinopararomperelsilencio.—Quélástima.Eratanjoven…—Luegoseaclarólagarganta.—Todaunavidatruncada.Quéinjusticia.Esperoqueatrapenalcriminal—añadí,furiosa.ContemplélapielmortecinadeAlexysentíunescalofrío.Observésurostro,queerajustocomolo
habíaimaginado.Untrajeblancocubríasupielpálida,yunlazofúnebredelmismocolorseanudabaalrededordesu
cuello,pordondesobresalíaunacamisaabotonadahastaarriba.Teníalasmanosjuntassobreelpecho,sostenían un rosario demadera. Su cabello castaño estaba ligeramente despeinado, pero limpio. Loslabios no estabanmorados, como esperaba, aunque sí un poco blanquecinos. Sus ojos, cerrados,meparecieron un pocomás grandes de lo normal. Su nariz delgada y fina era la partemás pálida de sucuerpo,uncuerpototalmenteinerte.
Estabatranquilo,comosiestuvieradurmiendo.Lomiréconunpocomásdedetenimientoparaobservarcadadetalledesurostro,cadacentímetrode
piel.Teníaunascejasgruesasyunaspestañasenormes.Habíaundiminutolunarjuntoalacejaizquierda.Lucíalapiellimpiay,porloquesepodíaverdesdemiposición,eralisaysuave.Elrostro,además,estabalibredecualquiermarcadeacné.
Semehizounnudoenelestómago.—¿Hannah?—dijoCara.—¿Sí?—¿Creesquehabráunbañoporaquícerca?—dijoalgodesesperadamientrassetocabaelvientre.
Sucaradenotabasufrimiento—.Creoquelasgalletasnomehansentadobien.Lehiceungestoparaqueesperaraunmomento.Estabaamiladodandosaltitosmientrascruzabalas
piernas.Mealegrédenohabercomidoningunagalleta.—DescansaenpazAlexCrowell,ydéjameenpazamítambién—sentenciéenunsusurromientras
mirabaelrostrodeAlex.—Hannah…—insistióCara,mirandoanuestroalrededor.Asentíymirédereojoelataúdunaúltimavezantesdeseguirla.Cara y yo salimos de la sala y fuimos en busca de un baño. Subimos unasmajestuosas escaleras
curvas,deaquellasquesebifurcanpara llevarteaunmismopiso.Alfinalde lasescalerashabíaunamesaconunmanteldetelagruesabeigey,enelcentro,descansabaunfloreromulticolordevidriodediseñojaponés.Nopodíadistinguirelestampado,parecíaundibujoabstracto.Aunque,claramente,erabastantecaro.Enel interiorhabíaunmontónderosasblancasconpétalosenormes,peroelaromanollenabalaenormehabitación.Olíaalimón,igualquelaotrasala.
EncontramosunbañoyCaraentrócorriendo.Suspiestrastabillaronyestuvoapuntodecaerse.Presentía que esa noche tendría pesadillas si no me iba pronto de allí. La mansión en sí no me
aterraba,peroloquepodríahabersucedidoenellasí.—¿Cara?—Llaméalapuertadelbañoysonreícuandolohice.Queríadistraermeychincharlaun
poco.—Dejademolestar,Hannah.Noesgracioso.¡Novolveréacomerenmivida!—gruñódesdeelotro
ladodelapuerta.Neguéconlacabezamientrasseguíasonriendo.—Temorirías.Erairónicohaceraquellaadvertenciaenaquelmomentoyenaquellugar.Esoerainapropiadoyde
malaeducación.Peronolopudeevitar.Lodijesinpensarlo.—Peronosufrirédedolorestomacal—selamentó.Yomereíyvolvíamiraralpasillo.Algomepicóenelcuelloymeestremecí.Merasquélanuca
frenéticamenteydespuésmiréamialrededor,conlaesperanzadeveraalgúnniñolanzandopiedrasobolitasdepapel.Peroenelpasillonohabíaabsolutamentenadieytodoestabaensilencio.
—¿Vasatardar?—pregunté,rompiendolacalmadellugar.—¡Yacasiestoy!¡Salgoenseguida!¡Notevayas!—gritó.Esosignificabaquetardaría.Unminutodespuéscomencéainquietarmeyaponermenerviosa.Caminédeunladoaotrojugando
conlosdedos,hastaquemimiradasefijóenunapuertablancaquehabíaalfondo.Algomegolpeódenuevo,estavezenelrostro.Loignoré.Despuéscayóalgodesdeunadelashabitaciones.Mepicólacuriosidad.TalvezpodríadecirleaCaraquevolveríaenunmomento,perofinalmente
opté por no decirle nada. Sabía lo que era estar sufriendo en el baño y que temetieran prisa.Habíapasadoporeso.
Caminéhacialallamativapuertaconpasossilenciososyalcabodecincosegundosestabafrenteaella.Giréelpicaporte.
Afortunadamentelapuertanohizoningúnruido,nisiquierarechinó.Entrédespacioconlaesperanzadenoencontraranadiedentro.Y,porsiacaso,cerréelsegurodesdedentro.
Capítulo5
Mesorprendíalentrar.Eraunahabitacióngrandeconbañoensuiteyestabaimpecable.Habíaunacamaconedredonesde
color verdemilitar, hecha y sin ninguna arruga. En las paredes había tres pósteres de coches.Yo noentendíamuchodecoches,perosí sabíadecolores:unoera rojo,elotroamarilloyelúltimo,negro.Parecían serbastante carosyde colección.Sinduda se tratabadeldormitoriodeunchico.El aromamasculinoestabaportodaspartes.Nisiquieramicuartoestabatanordenadocomoeste.Sentíunpocodevergüenza.
Seguíconlaexploración.Habíadosestantesblancosquecolgabandelapared,unoencimadelotro.¿Esquesonfanáticosdelblanco?Sobrelasrepisashabíauntapetey,encima,fotografíasenmarcadasyloqueparecíaserunacoleccióndecochesenminiaturadedistintoscoloresytipos.
Reconocíalapersonaqueestabaenlafotografía.EraAlex.Toquélafotoconlosdedostemblorosos.Lamiréduranteunossegundos.Nopodíacreerquealguien
tan jovenhubieramuerto, tenía tantavidapordelante.Nohabía idoa launiversidad,nohabía tenidocitaselsábadoporlanoche,nosehabíacasado,nohabíaviajado…¡Habíacientos,milesdecosasquenohabíatenidotiempodehacer!Seguroqueteníamuchossueños,comotodojovenaventurero.
Alexeraguapo.Novestíacomoloschicosmalos,concazadorasdecueroypendientesenlasorejas.Tampocoeraunchicoproblemático,ode aquellosqueconducíanmotocicletas a todavelocidad.TansoloeraAlex,unchicoqueparecíadivertidoybonachón.NoentendíacómohabíaacabadosaliendoconKate.Eranmuydistintos,eraevidente.
Enlafoto,losacarameladosojosdeAlexresaltabanconelsuéterquellevabapuesto.Parecíaunainstantáneaquehabíansacadoenelinstituto.
—¿Hannah?—Minombreresonóenlahabitación.Eraunavozlejana,comounsusurro.Fruncí el ceño. Al entrar en la habitación había cerrado la puerta. Esmás, había esperado unos
segundosenelumbralparaasegurarmedequenohabíanadieenelinterior.Loignoré.O,almenos,esointenté.Devolví la fotografía a su lugar en la repisa. Elmarco de fotos tembló involuntariamente enmis
dedos.—Hannah.—Minombresonódenuevo,peroestavezmuycercademioído.Unescalofríorecorrió
mi cuerpo de arriba abajo. La sensación de tener a alguien justo detrás demí era aterradora.Debía
girarmeyhacerle frente.Dealgúnmodo,supequese tratabade lamismapersonaqueeldíaanteriorhabíaestadoenmicasa.
Meaferrabaamimundodementirascontaldenoenfrentarmealaverdad.Perosabíaperfectamentequeélestabadetrásdemí,quenofueronalucinacionescausadasporlosmedicamentos,queélfuereal,queélesreal.Latensióndemicuerpoyunacorrientedeairefríoenlahabitaciónmelodecían.Queríaquepasara.Queríaqueesahorriblesensacióndesapareciera.Peronolohacía.
—Porfavor,Hannah,séquepuedesoírme—suplicó.Las piernas me temblaban y en cualquier momento fallarían. Pensé que estaba a punto de
desmayarme.Centré lamiradaen la fotoy,porel reflejodelcristal, lovi.Estaba justodetrásdemí.Sentía la
presión de su cuerpo sobre elmío. Tal vez podría girarme y echar a correr. O tal vezme quedaríaparalizada,enshock,siesqueaúnnoloestaba.Laadrenalinanomedejabapensarconclaridad.
Teníalosnerviosaflordepiel.Peroentoncessucedió.Mearmédevalorparaempezaragirarlentamentesobremistalones.Sentíasumiradaclavadaenmí.
Abrílosojoscomoplatos,sinatrevermeapestañear.Todosmissentidosestabanalerta.Talvezseríabuenaideaecharacorrer.Esdecir,seríabuenaideasimispiernasreaccionaran.Peroenesemomentoestabaninmóviles.Acabédedarmelavueltaymepercatédequelapersonanosehabíamovidoniunsolocentímetro.
Tampocohabíadichonada.Yonogrité,nocorríytampocomequedéenshock.Simplementemelimitéaobservarlo.
TeníadelantealmismísimoAlexCrowellencarneyhueso.Oesoeraloquecreía.Lejosdetenerlaaparienciadeuncadáver,parecíaunapersonanormalycorriente.Nisiquieraincitabaalmiedo.
—Porfavor,notevayas,séqueestoparece…Apenas escuché su voz cuando todo enmudeció. Lo único que oía era un zumbido enmi cabeza.
Resonaba sin parar. No escuchaba aAlex, solo veía sus labiosmoverse rápidamentemientras decíacientosdepalabrasenpocossegundos.Teníaloslabioshúmedosysurostroestabaligeramentepálido,peronotantocomoeldeuncadáver.
Empecéaverdestellosdecoloresy,pocoapoco,micampodevisiónsefuetiñendodenegro.Alexagitabalasmanosenelaire,comosimeestuvieraexplicandoalgo.Susmovimientoseranapresurados,ansiosos.Teníalosojostanabiertoscomolosmíosy,aligualqueyo,parecíaasustado.
Dejódehablarporunosmomentosymeobservó.Negóconconfusióny luegoesperóunmomentoparavolveraabrirsuslabiosrojos.
Leleíloslabiosysupequehabíapronunciadominombre.Entoncestodosevolviónegroysupequeibaadesmayarme.Meagarrédeltapetedelaestanteríaparaevitarcaerinconscienteenelsuelo,peronosirviódenada.Lasfotografíasenmarcadasquehabíavistohacíaunosmomentosy lacoleccióndecochesenminiaturaseabalanzaronsobremicuerpo.
Acámara lenta,viqueAlexdabadospasosparaacercarseamí.Susmovimientoseranvelocesydecididos.
Abrí los ojos y estaba tumbada en el suelo, condecenasdevidrios y cochecitos de colores amialrededor.Aunque quería llorar y gritar, ni las lágrimas ni la voz salían demí.Las palabras estabanatascadasenmigarganta.
Alexsearrodillóami lado.Sucuerpoocultaba los rayosdesolqueentrabanpor laventana.Sus
manos se acercaron amis hombros yme sacudió con fuerzamientrasme gritaba algo.Quería que sefuera.Lacabezamedabavueltasymicorazónlatíacontantafuerzaque,encualquiermomento,podríasufriruninfarto.
Nopodíacreerloqueestabapasando.Alexmeestabatocando.Estabaaescasoscentímetrosdemídiciendoogritandopalabrasquenoescuchabamientrasmesacudíaymemirabaconsusojosprofundosyllorosos.
—Novoyahacertedaño.Esofueloprimeroqueescuché.Nomelocreídeltodo.Pero entonces se aclaró la garganta, separó las manos de mis hombros y dejó una distancia
prudencialentrenosotros.Diounpasoatrásyeloxígenovolvióamispulmones.Retrocedióunospasosmásyla luzdelsolvolvióa iluminar lahabitación.Talvezerahoradelevantarmeysalircorriendo.Peroyoseguíaahí,inmóvilenelsuelo,alaesperadealgomás.Volvíasentirlamismaconexiónquehabíatenidolanocheanterior.Ycadasegundoquepasabasevolvíamásintensa.
—Novoyahacertedaño,Hannah—repitió.Su tonodevozparecía sincero—.Confía enmí,porfavor.
Loshombros,dondeélmehabía tocado,ardían.Loscristalesesparcidosporelsueloamenazabanconclavarseenmispiernasyenlaspalmasdemismanos.
Todavía sentía su contacto físico. Sin embargo, él ya estaba en pie, a dos metros de mí yescrutándomeconlamirada.
Lomiréytraguésaliva.—¿Qué?—Fue lo primeroque logrédecir.Luegopenséuna frase razonable y coherente—. ¿Qué
eres?Te he visto hace unosminutos en un ataúd.Y tú… ¡estabas allímetido! ¡Muerto! ¡Cadáver!—Tartamudeabaylaspalabrassalíanentrecortadasconvoztemblorosa.
Alexasintióalcomprendermistemores.—Lo sé, sé que parece increíble.—Sepasó los dedos por el pelo revuelto e inspiró con fuerza,
angustiado—.Yotambiénlopienso.Peronodebestemerme.—¿Estásmuerto?¿Oesquenosestáisgastandounabroma?Apesardehabervistoelcuerpoenelataúd,todavíateníaunamínimaesperanzadequenofueramás
queunabromademalgusto.—Sí—dijo,cogiendoaire—.Estoymuerto,Hannah.Surespuestamedejóhelada.Pocoapocome levantédel suelo.Eldobladillodelvestidosehabíaquedadoporencimademis
rodillas,porloquemisheridasquedaronalavista.Bajérápidamentelatela.—¿Quétehapasadoenlaspiernas?—preguntóconelceñofruncido.—Mecaí—respondírápidamenteconvozáspera—.¿Eresunfantasma?—meatrevíadecir.Esas
palabrasenvozaltasonabanridículas,peroteníaquepreguntarlo.Alexnoparecíaincómodoporelinterrogatorio,perosíconfundido.—Esoparece.—Mostróunapequeñaydébilsonrisa—.Sí,soyunfantasma.Lomiré perpleja, estaba justo enfrente demí, a dosmetros de distancia. Su aromame resultaba
familiar.Elmodoenquemehablabaeraextraño.Girélacabezayvisualicélapuerta.Eracomoverlaluzalfinaldeltúnel.Eramisalida.
—Necesitasrecuperarlacalma—dijoAlex—.Cuentadespacio,uno…dos…tres…cuatro…EscuchéaAlexypenséenusaresacuentaparasalircorriendoa ladecinco.Peroa laquediel
primerpaso,unamanopresionómibrazo.Alexnoqueríadejarmeir.—Bien,respiraycálmate.Yonomemarcharéytútampoco.—¿Eresunfantasma?—logrévolveradecir,horrorizada.Mesoltóelbrazoysesentóenlacama.¿Y entonces cómo había logrado tocarme? ¿No se suponía que los fantasmas eran incorpóreos y
atravesabancosas?—Sihasmuerto,¿nodeberíasestarenelparaísooalgoasí?Pocoapoco,mivozrecuperabalanormalidad,aunqueseguíainquietaporqueunfantasmamehabía
tocado.—Yo también me lo pregunto —respondió con una media sonrisa mientras se rascaba la ceja
izquierda. Noté cierta confianza en su tono, y en él. Ciertamente, no parecía querer hacerme daño oasustarme.
Inspiréyespiré.—Túmeenviastelosmensajes,¿verdad?—pregunté.—Sí.—¿Porqué?—inquirí—.Esdecir,¡¿porquéamí?!—exclamé.—Nolosé,ereslaúnicapersonaquepuedeverme…esextraño.Me di la vuelta.Los cristales crujieron bajomis pies.Discretamente,me pellizqué el brazo para
confirmarquenoestabasoñando,ymedoliócuandolohice.Asíqueno,noestabaenunsueño,yunamarca rojiza apareció enmi brazo, justo dondeme había pellizcado.Volví a darme la vuelta yAlexseguíaahí,sentadoenlacamaconlasmanosentrelazadasyapoyadassobrelaspiernas.
—Hannah…tenemosquehablardemuchascosas—dijoconseriedad.Yomelimitéaasentir.Mi ritmocardíacose ibaestabilizandopocoapoco.Noobstante, lasensacióndemiedonohabía
desaparecidodeltodo.Almenosahorapodíapensaryhablarconmásclaridad.—¿Porquéyo?—¿Porquétú?—respondióconotrapregunta.—Sí—contesté.—Yo…—Alextomóaireyesperóunossegundosantesdecontestar.Respirólentamente.Supecho
se infló, haciéndoleparecer todavíamás fuertey alto.Después sedesinflóvolviendoa su apariencianormal.Sehabíaencorvadoligeramentealexhalar.
—¿Túqué?—preguntédesesperada.Queríarespuestas.Norespuestasconpreguntas.—Nolosé.Noséporquétú.Nisiquieraséporquéyo.—Colocóloscodosenlaspiernasyapoyó
la barbilla sobre los dedos, todavía enlazados.Agachó lamirada y se detuvo en sus zapatos, que seveíanlimpiosyrelucientes.
—¿Quéquieresdecir?¿Esquehasvistomiperfilyhasdecididoporinspiracióndivinaqueyoeralaindicada?—repliqué con indignación—. ¿Has pensado que debías torturarme amí ya que tú no haspodidoalcanzartudescansoeterno?Porquelohaslogrado,nohepodidoconciliarelsueñoytededicasaasustarme.Estonoesjusto.
Estabamolesta,mivozlodecíatodo.—No,Hannah—negóylevantólacabezaparamirarmedenuevo—.¿Sabes?Hacetresdíasdesperté
comode costumbre,meduché ymevestí para ir a clase.Hicemi rutina diaria, ya sabes, desayunar,preparareluniforme,dejarlistalamochila,saludaramimadreytodoeso.Peroocurrióalgoraro:ellanomesaludó.Ylohacesiempre.Siempremedalosbuenosdías.—Tragósaliva.Lecostabahablar—.
Penséqueestabaenfadadaconmigo,quehabíatenidounmaldía,oquehabíadormidomal,nolosé…Talvezhabíallegadotardelanocheanterioryyonolosabía,talvezhabíabebidodemasiadoenalgunafiestayporesoteníaundolordecabezainsoportable.Asíquesimplementemefuialinstituto,caminéunas cuantas calles y cuando llegué todos parecían… diferentes. Yo los saludaba, sonreía por lospasillosytratabadehablarconalguien…perotodoelmundomeignoraba.Eracomosiyonoestuvieraahí.—Rioirónicamente.Tuvoqueserhorribledespertarydartecuentadequeyanoexistes,dequehasmuerto.
—Losiento—respondí.Sonrióunpoco,casipudeversusdientes.—Eslaprimeravezquealguiendice«losiento»aunmuertoyenpersona.Losdosreímos,eraunarisatensaydolorosa.Losientodeverdad,Alex.—Notengounarespuesta,Hannah,noséporquétú.Escomosihubieraunaconexiónentrenosotros.
Tengolasensacióndequetúpuedesayudarme.—¿Ayudar?¿Aqué?—pregunté,confusa.¿Enquépodíaayudaraunfantasma?—Sí,ayudarme—confirmó—.Ayerestuvehablandoconalguienyél…Deprontosentíescalofríos.—¡Espera!¿Hablasteconalguienmás?¿Puedescomunicarteconotraspersonas?—lointerrumpí.Él
negóconlacabeza.—Esotrofantasma.Nopuedocomunicarmeconningunapersonaviva,exceptotú.—Susojosnose
despegaban de los míos—. De algún modo, hay un vínculo entre nosotros, Hannah. Deja que te loexpliqueparaqueloentiendas,¿deacuerdo?
Mecostabaprocesartantainformación.—¡¿Haymásfantasmas?!¡¿Quéquieresdecirconquehayunvínculoentrenosotros?!Terefieresa
que…¿soycomounimánytúunapiezademetal?No…noentiendonada.—Juguéconlosdedos,queestabanbañadosensudor.
—Sí,hayunmontóndefantasmasportodaspartes.Peroesonoimportaahora—hablórápidamentemientrasselevantabaycaminabahaciamí—.Unodeellosmeexplicóquecuandoalguienmuere,quedaconectadoconloquesiemprequisooconloquenuncapudoconseguir,osimplementesevaalparaísooalinfierno.Dependedelapersona.Alprincipiomeparecióunatontería,perodespuésmelocreítodo.
—¿Porqué?—Élestabaconectadoaunárbol, unárboldonde solía sentarse cuando salía el sol.Medijoque
llevabavariasdécadasahí, sin saberquéhacer.No recuerdaporquéestáahíyporquénoha idoalcielo.—Parecíaexcitadocon la información.CuandoAlexhacíaunapausa,pasabasu lenguaporsuslabiosrojosparahumedecerlosyseguirhablando—.Lleguéalaconclusióndequeestoyvinculadoaticonunpropósito.Esefantasmateníaunoqueprobablementehaolvidado,seguramenterelacionadoconelárbol,y,ahora,esunalmaperdida.Estácondenadoapermanecerenestemundohastacumplireseobjetivoohastaquedejedeestarencadenadoaalgoquedejópendiente,¿seentiende?
Asentí.—¿Ytúquieresqueyo…?—Quiero que me ayudes. Le he estado dando vueltas y ya sé cuál es mi propósito—dijo casi
saltando,comosihubieraganadolalotería.
Podría ayudarlo, probablemente se trataba de buscar algún tesoro que había dejado por aquí, oqueríadespedirsedesumadreodeKate.Erasencillo,podíahacerlo,pancomido.
—¿Ycuálestupropósito?—pregunté,dandoporsentadoquemepediríaalgunadelasopcionesquehabíabarajado.
Memiróseriamente.Surostroseguíapálidoy,atravésdesusojos,supequetemíaalgo.Sulenguavolvióapasarporsuslabiosytragósaliva.—Quieroquemeayudesaaveriguarquiénmemató.Entréenpánico.Neguéconlacabezaunayotravez.—¡Ohno,no,no!¡Yono!¡Nopuedoayudarteconeso!¡Búscateaunmalditodetective!—exclaméy
medirigíhacialapuerta.Alexmesiguió.Noseibaarendirtanfácilmente.—Porfavor,Hannah—rogóconvozdedesesperación.Nopodíaayudarlo.Nopodíainvolucrarmeenunasesinato.Definitivamenteno.—¡Nopuedoayudarte!—Estabamuycercadelapuerta—.¡Losiento!—No puedo hablar con nadiemás, no hay ninguna otra persona que pueda verme o escucharme.
Estoydesesperado,nopuedoserunfantasmaelrestodelaeternidad,noquieroolvidarmipropósitoyquedarmecondenadoenestemundoparasiempre.
Megiréymeenfrentéaél.—¿Peroesquenolorecuerdas?¿Norecuerdasquiéntemató?Alexnegóconlacabeza.—Hannah,esto también tienequevercontigo, tengoelpresentimientodequeestás involucradade
algúnmodo.Sí,claro.Ahoraresultaqueyoteníaalgoqueverconsumuerte.—Tienesqueayudarme,porfavor—suplicódenuevo.Poruninstantesentílatentacióndedecirlequesí,peronopodía.Nosabríahacerlo.¡Yonoeraun
detective!—Veamos.¿Creesquepresenciétuasesinato,queparticipéenéloalgoasí?—pregunté.Nuevasdudasaparecieronenmimente.¿Nosesuponíaquelosfantasmasatravesabancosas?¿Yque
no podían tocarnos? Descarté mis ideas preconcebidas sobre los fantasmas. Comprendí que no erancomolosdescribíanenloslibrosoenlaspelículas.Asíquedistabanmuchodecomolosimaginabadepequeña.
—Creoqueestabasenel lugarequivocado,enelmomentoequivocado.Peroalgomediceque túestabasallí.
—Alex…—Séque todoestoesdifícilpara ti.—Tratabadecomprendermis reticencias—.Asíque tómate
tiempoparapensarlo.Esperaréturespuesta,Hannah,sealaquesea.Sentíaqueestabaenunapesadillade laque jamáspodríadespertar.¿Cómodemonioseraposible
quehablaraconunfantasma?Queríavolveratrásenel tiempoynoconocerdenadaaAlexCrowell.Quería regresar a mi habitación y pasar horas frente al ordenador, ignorando el mundo exterior. Noquería tener nada que ver con un asesinato, un asesinato del que no recordaba nada y en el que,supuestamente, estaba involucrada.Deseabaquemividavolviera a la normalidad, recuperarmividadiaria,mirutina,pormuyaburridaquefuera.
Pero, como cualquier ser humano, sentía curiosidad. Todo era demasiado extraño. Aunque me
costaba reconocerlo, yo también tenía ese presentimiento. Sabía que, de algún modo, estabainvolucrada.
Además,norecordabanadadeloquehabíapasadoenlosdosúltimosdías.Segúnmimadre,habíatenido un accidente en el instituto y había necesitado dos días para recuperarme. Pero ahoramismo,despuésdeescucharaAlex,micorazónymimentecoincidíanconél.Yoteníaalgoquever.
—Nonecesitotomarmeuntiempoparapensarlo—empecéahablar—.Teayudaré.—VayaHannah—dijoaliviado—,¿deverdad?—Estabacasisonriendo.—Sí—afirmé—.Yotambién tengounvagopresentimientodehaberestadoallí.Lamentablemente,
no recuerdo nada de los dos últimos días, están en blanco, no hay absolutamente nada, ni siquierapequeñaspiezasquemeayudenamontarunrompecabezas.Mimadredicequetuveunaccidenteenelinstitutoyquealgomegolpeóenlacabeza,medesmayéyestuvedosdíasinconsciente.Esunalocura.Tiene que haber algomás porque yo no soy tan despistada…¿Tú tampoco recuerdas nada de lo quepasó?Me refieroa tumuerte—pregunté.Los rayosde sol iluminaban su rostro,mostrándolo todavíamásblanco.
Elaromaalimónllegóhastamí.Luego,meinvadióunoloratabaco.Estábamostanconcentradosenlaconversaciónque,sialguienseacercara,nonosdaríamoscuenta.—No,norecuerdonadadeesedía.Soycapazdecontartequécomíhaceunasemana,loquehiceya
quéhoralohice.Recuerdohaberidoalabibliotecahacedossemanas.Pero…esedía…imposible,escomo si intentara recordar algo que nunca he vivido, como cuando recuerdas que has olvidado algo,aunquenosabeselqué.Eshorrible.
Locomprendía.Mesentíaexactamenteigual.Empezabaacreerenesodelaconexión.—Sí, es horrible. —Hubo una pausa cuando ninguno de los dos dijo nada más, pero no fue
incómodo.Habíaalgoenélquemellamabalaatención,peronosabíaquéera.Penséenquiénharíaalgoasíy
conquéintención,yaquenadieasesinabaaunapersonaporquesí.Nisiquierasabíapordóndeempezar.¿Cómo iba a descubrir al asesino si Alex no recordaba nada? Sin una lista de sospechosos, ¿cómopodríaaveriguaralgosilapolicíanolohabíahecho?
Meaclarélagarganta.—¿Cómopuedoayudarte?Yonosénadadecriminología.Nosénipordóndeempezar.—Mivoz
sonabadecaída.Éltorciólabocamientrasreflexionaba.Eraunamisiónimposible.Nololograríamos.¿Cómo una chica de dieciséis años y un fantasma al que apenas conocía podrían investigar un
asesinatoydescubriralresponsable?—Encontraremosunamanera.Siemprelahay.LlevábamosunosquinceminutoshablandoysabíaqueCaraestaríabuscándomecomounaloca.Me
concentréenlaconversaciónconAlex.Carapodíaesperarunosminutosmás.SentíescalofríosalpensarenelAlexdelataúdyenelAlexqueestabafrenteamí.—Podríamosempezarporhaceruna listade laspersonascon lasque tuvistecontacto losúltimos
días.Seráunpuntodepartida.Tambiéndeberíamos investigara laspersonasque teodiaban…—Memirósorprendidoyluegocambiósuexpresiónporotraquedenotabaofensa.
—¿Qué?—pregunté,levantandounaceja.Eloloratabacovolvióaenvolvernos.Nodijenada,porqueAlextampocolocomentó.Talvezno
erabuenaideaseguirhablandoensucasa,contodasufamiliapresentey,posiblemente,elasesino.
Soltóunapequeñacarcajada.—¿Túcreesquealguienmeodiabatantocomoparamatarme?—Caminónerviosoporlahabitación,
conlosojosmuyabiertosylamiradapensativa.—Sí.Pormásquetratesdecaerbienalaspersonas,siemprehabráalguienqueteodietantocomo
paramatarte.Silencio.Alexserelajóunpoco,peroyoestabacadavezmásnerviosa.—Alex,nopuedoquedarmemástiempoaquí,deboirme.—Bien—asintió—.Teverémástarde.—¿Dónde?—Entucasa—dijo,cruzándosedebrazos—.Después.Recuerdaquesoyunfantasma,ytumadreno
puedevermeniescucharme.Solotú.—Estábien—accedí.—Intentaréinvestigarunpocoporaquí,talvezalguiencomentealgo.—Deacuerdo—asentí.Luegomiré loscristalesrotosy loscochesenminiaturaesparcidosporel
suelo—.¿Yquépasacontodoesto?Alexseencogiódehombrosyrecorrióconlamiradabuenapartedelahabitaciónenbuscadeuna
respuesta.—Notepreocupes.—Fuehastaunadelasgrandesventanasylaabrióporcompleto.Enseguidanoté
labrisa,quesellevóeloloratabaco—.Hasidoculpadelviento.—Meguiñóunojo.—Sientohaberrototusfotografíasyhabertiradotucoleccióndecoches—medisculpé.—Notepreocupes.—Sonrió,mostrandounosdientesblancos—.Nosvemosluego.—Ladireccióndemicasaes…Alexmeinterrumpióconungesto.—Hannah,sédóndeestá.—Claro,yahasestadoallí.Nosvemosluego,entonces.Medi lavuelta,caminéhasta lapuertayquitéelseguro.Alexmeestabamirando.Abrí lapuerta.
Sentíunaligeraráfagadeaireenelrostroy,acontinuación,eloloracigarro.Megiréunaúltimavez,paraecharunvistazoalahabitaciónydespedirme,perocuandoabrí labocaparahablar,yanohabíanadie.
SalídeldormitoriopensandoenelrostrodeAlex.Cerrélapuertaymefui.Justoentonces,escuchéunavozfamiliar.—¡Hannah!¿Dóndetehabíasmetido?¡Llevounbuenratobuscándote!—dijoalguiendetrásdemí.
EraCara.Avancéhastaellaconlaesperanzadequemiritmocardíacoseestabilizarapronto.—Heestadodandovueltasporahí—respondí.Mivozhabíasonadonatural.Y,aunqueenparteera
mentira,tambiénhabíaalgodeverdadenmiafirmación.PeroCaranisiquieraprestóatenciónamirespuesta.—¿Aquenosabesaquiénmeheencontrado?—Seacercóamí.Surostrodenotabasorpresa.Arrugué lanarizynegué.Prácticamentenoconocíaaningunode losasistentes, soloaunospocos
alumnosdelinstituto.
—¿Aquién?—preguntéconinterés.Supusequelarespuestatendríaqueverconalgúnchico.Parecíaansiosaporcontármelo.El suelo del pasillo estaba forrado con una alfombra blanca y brillante impoluta.Ni siquiera las
suelassuciasdenuestroszapatosquedabanmarcadas.Losrayosdesolempezaronacolarseportodoslados,iluminandocadarincónydándoleunpocomásdevidaalamansión.
—¡Nadamásynadamenosque…!—Hizounapausadramática,lamiréimpacienteyabriólabocapararesponder—.¡Atumadre!—exclamó.
Abrílosojoscomoplatos.—¿Qué?¿Metomaselpelo?—Entrecerrélosojos.—Habloenserio—afirmó—.Estáporaquí.Lahevistoantes,cuandoteheidoabuscar.—¿Enserio?—preguntédenuevo.No creía quemimadre conociera a losCrowell. Lomás probable es que hubiera acudido como
directoradel instituto,en representacióndelclaustrodeprofesores.Peroaunasí,era raropensarqueestabaporaquí.
—Sí—confirmó,asintiendovariasvecesconlacabeza.Fruncíelceñoyvolvíanegar.Erademasiadoextraño.—¿Notepareceraroquehayavenido?—comenté.Misojosbuscaronlossuyos.—Sí,hepensadolomismo.Peroyasabes,comoesladirectora,talvezelprotocolorecomiendaque
asistaaestosactos,¿nocrees?Detodosmodos,meparecequeyasehaido.Yentonces,¿porquénomehabíadichoquevendría?—Sí,esposible—dije,tratandodejustificaramimadre—.Supongoqueloconocía,¿no?—Sí,loconocía.Yocreoquehabrávenidoadarelpésame.Esaeralaexplicaciónmásplausible.Peroseguíasincomprenderporquénomehabíadichonada.
Mimadreyyohablábamosmuchoyprácticamentenoteníamossecretos.Alllegaralfinaldelpasillo,cuandovilabarandilladelaescalera,miréaCaracondiversión.Ella
medevolvióelgesto.Luego,susonrisaseensanchó.—¿Unacarrera?—preguntócuandonosencontrábamosenelcentrodelasdosbarandillascurvas.Sonreí.—Sabesqueteganaré—dijeconsuperioridad.Eraunfarol.Caraeralachicaatléticayambaslosabíamos.Nosmiramosfijamentemientraslevantábamosunacejaparadarlemásdramatismoalaescena.Lo
habíamoshechodecenasdeveces,competirenalgonosdivertíaynoshacíareír.—¿Esunreto,HannahReeve?—Entrecerrólosojosyapretólospuños,listaparalapelea.—Esunreto,CaraCarter—confirméconunasonrisadeorejaaoreja.Antesdeecharacorrerporlasescaleras,noscercioramosdequenohubieranadieallícerca.Me saqué de la cabeza la imagendeAlex y traté de olvidar durante un rato la locura que estaba
viviendo.Lacarreraporlasescalerasmeayudaríaaliberarestrés.Carasonrió.—Aladetres…—Uno—conté.
—Dos—dijoCara,mostrándomesudedomedio.Secolocócomouncorredorprofesional,apoyólasmanosenelsueloylevantósutraserolomáximoquepudo.Sacudílacabezaentrerisas.
—¡Tres!—gritamosalunísono.Nadienosescuchó.Bajamoscomounrayolasescalerasporlasquehabíamossubidoantes,yoporladerechayellapor
laizquierda.Corrílomásrápidoquepudemientrasbajabadedosendoslosescalones.Mispiernaseranrápidas
y delgadas, estaba segura de que iba ganando aCara.Miré hacia la izquierda y vi su cabello negroagitándosemientrasbajabaatodaprisa.EstasescalerasteníanporlomenostreintaycincopeldañosyCaraapenashabíabajadodiez,mientrasqueyollevabaunosquince.Ladiferenciaerasustancial.
«¡Chúpateesa,Cara!».Sonreíparamisadentros.Entreescalónyescalónhabíaunosdosmetrosdedistancia,y, al final, lasdosescaleras seunían
formando un pequeño balcón.Los peldaños y pasamanos estaban hechos de unmaterial que reconocíenseguida:eramármol.Labarandaparecíadeaceroforjadoartesanal,conespiralesenformadeflores.
En lasmansiones solía haber una alfombra roja en los escalones, pero en esta no había ningunaalfombra,porloquelaescaleraparecíamáselegante,atractivayresbaladiza.
VolvíamiraralfrenteparaseguircorriendoyganaraCara.Peroalgomeloimpidió.
Capítulo6
EncuantogirélacabezaparaseguirbajandolasescalerasyllegarantesqueCara,choquécontraalgoviolentamente. Reboté hacia atrás y mi cuerpo tembló. Había topado con algo grande, oscuro y quedesprendíaunfuertearomavaronil.
Metambaleéybusquéalgodondeapoyarme.¿Quéhabíasidoeso?¿Quéhabíapasado?Micampodevisiónseoscurecióduranteunossegundos;estabaaturdidaporelgolpe.Peroparpadeé
ymerecuperérápidamente.Menosmal.Conelceñofruncidoobservéquémehabíaimpedidoelpaso.Eraunhombrealto,deunoscincuentaaños.Teníaelcabellonegroconalgunascanas,yunanariz
delgadayafilada.Susojosazulesseveíancansados,arrastrabanacualquieraquelosmirarahastalasprofundidades de un mar oscuro. Sus labios, que apenas se veían, estaban secos y partidos, y lascomisurasdelabocaestabanmásbajasdelonormal,comosielhombrenuncahubiesesonreído.Teníaunas pocas arrugas en la frente y en los párpados. Seguro que usaba alguna crema para camuflar elenvejecimiento.
Sumiradaerafríayterrorífica.Algoenélmeincomodóenseguida.Supresenciaerapotente,intensa.Vestíauntrajenegroconunacamisaazulcieloabotonadahastaelcuello.Llevabaunacorbatacolor
azulcobalto.Memiróconunrostroinexpresivo.—¿Tehasperdido,niña?—preguntóconvozgrave.Laspiernasmetemblaron.Parecíaenfadado.—No,esqueestaba…—titubeé.—¿Es que no te han enseñado que no se debe correr por las escaleras? —me interrumpió sin
escucharmirespuesta.Sutonomehacíasentirinferior.Depronto,mevicomounahormigaapuntodeseraplastadaporunzapato.
Ellabiometemblócuandotratédehablar.Elhombremeasustaba.Estabaadospasosdemíyeracorpulento.Olísualientoatabacocercademirostro.Quisetoserytaparmelanariz,peronolohice.
—¿Tehacomidolalenguaelgato?—preguntóconindiferencia.Nomegustóeltonoqueusó.—Enrealidadestababuscandoamimadre—respondíconunhilodevoz.Elhombrefruncióelceño.
—¿Quiénestumadre?—EmmaReeve—respondíinmediatamente.—¿EmmaReeve?—Cuandohablabasolomovía laboca,nohabía señalesdevidaenningúnotro
músculodesurostronidesucuerpo.Eracomosiestuvieracongelado.—Sí—confirmé.Memiródereojo,comosibuscaraalgomásenmí.—Entonces,túdebesdeser…—HannahReeve—anunciéantesdequeterminarasufrase.Como si se tratara de un estimulante, oírmi nombre cambió por completo su expresión. Se puso
nervioso y volvió a fruncir el ceño,mostrandomás arrugas en la frente.Memiró como si fuera unapersona…especial.
—HannahReeve—repitióenunsusurroapenasaudible.Asentí.—Señor,lolamentoperodeboirme.Élnegó.—Me gustaría hablar contigo.—El tono frío que había utilizado antes se suavizó.Dejó caer sus
hombros, como si hubiera estado soportando un peso inconmensurable en ellos.Miré hacia la plantabaja,porencimadesuhombro,paraversiCarameestabaesperando,peronolavi.Sehabíaido.
Al percatarse demi gesto, se giró para ver hacia dóndemiraba, pero al comprobar quenohabíanadievolvióaconcentrarseenmí.
—Midespachoestáenlaprimerapuertaaladerecha.Noterobarémuchotiempo.—Comprobólahoraensureloj.
Siteníaundespachoenlacasa,¿seríaelpadredeAlex?Suformademirarmeyhablarmemeintimidaban.Nome apetecía, pero asentí.Dimedia vuelta y subí los escalones por los que acababa de bajar
mientrasescuchabasuspasosdetrásdemí.Subió los tres últimos escalones tan rápidoqueme alcanzóy fue el primero en llegar a la planta
superior.Peroluegosupeporquélohacía:queríaabrirmelapuertadesudespacho.—Adelante.—Gracias.Elhombreentródetrásdemíylapuertasecerró.Alentrar,mequedéboquiabierta.Eraunahabitaciónenorme,comotodaslasestanciasdelacasa.Al
fondohabía tresventanasgigantescasconcortinasgruesascolorcrema,cadaunadeellasatadaenelcentroconunacintaroja.Estabanabiertas.Laslucesseencendieronytodosevioconmásclaridad.
En el despacho hacíamucho frío y olía a cigarrillomezclado conmadera. También se notaba elaromaalibrosviejos.Habíaunpocodepolvoymepicabalanariz,estuveapuntodeestornudar.Lasvistaseranespectaculares.Inclusoveíavariosmetrosdecéspedjuntoalosárbolesverdesyfrondosos.Másalládelosárboles,alfondo,habíaotramansión.Eraunaimagenpreciosa.
Frentea lasventanashabíaungranescritoriodemaderabrillante,conunasilladepielnegra.Mellamólaatenciónquelamesateníatreslados.Delantedelescritoriohabíadossillonesdelmismocolor,peroeranunpocomáspequeños.
El sueloerademaderay los listonesestabancolocadosverticalmentedesdemiángulodevisión.Esedespachoeramejorqueeldespachooval.Talveznoera tangrandeyno tenía labanderade los
EstadosUnidos,perodisponíadetodoloqueunaestanciadetrabajorequería.Enlasparedeslateraleshabía unas estanterías enormes con tantos libros que parecía que iban a explotar. Vi algunos librosantiguos sobre historia, economía, enciclopedias…es decir, había ejemplares de todo tipo y tamaño,exceptode losquemegustaba leer amí.Los estantes eran tangrandesque cubríanpor completo lasparedes,aunqueintuíqueseríandecolorblanco.
—Vaya,estoesenorme—comentéconemoción.—Es un lugar tranquilo,me gusta porque puedes pensar sin que hayamucho ruido.—Suspiró—.
Siéntate,porfavor.Yonosolíarecibirórdenes,ymuchomenosdeundesconocido,peromelohabíapedido«porfavor»
yestabafascinadaconel lugar,asíquemesentéenunode lossillones.Élseacomodóensusilladepiel.
—Mi nombre es George Crowell —se presentó. Estiró la mano para estrecharla con la mía.Reaccionéymepuseenpieparadarleunapretóndemanossuave.Pareciótensarseconmicontacto.
Ahoraquesabíasunombre,yotambiénmepusetensa.—Yaconoceminombre,señorCrowell—dijeconeducación.¡EraelpadredeAlex!¿Quédebíadecirle?¿Quésesuponíaqueteníaquehacer?—SientomucholodeAlex.—Fueloprimeroquedije.Lopensabadeverdad.—Gracias—respondió.Ahoraqueloveíamásdetenidamenteydecerca,parecíaagotadoytriste.Peronolodemostraba;no
teníalosojosrojosnihinchados.Paraél,eracomoundíacualquiera.Perosabíaqueenelfondonoloera.
Recordé que cuando tenía cinco años, estaba sentada en un pequeño sillón rosa que me habíanregaladoenmicuartocumpleaños,peinandoaunademismuñecas.Mimadreentróenmihabitación,seacercó poco a poco y me preguntó cómo estaba. Respondí que bien mientras seguía peinando a mimuñeca.Lepreguntécómoestabaella.Sonrióligeramente.Ymedicuentadequenohabíabrilloensusojos.Dejé lamuñecaenelsueloyprestéatenciónamimadre,porqueaunqueerapequeña,sabíaquealgoibamal.
Memiróunossegundossindecirnada.Esedíamedijoquemipadrehabíamuertoyquetendríamosquemudarnos,yaquelacasanoeranuestra.Ellaparecíafuerte.Enaquellaépocayotodavíanosabíaloqueeralamuerte.Asíquemedijoquesehabíaidodeviajeaunlugarllamadocielo,peroqueseríaunviajelargoydelquenuncavolvería.
Peroque,noobstante,eselugareramuybonito.Ymealegréporél.Porqueaunqueloecharíademenos,élestaríaenaquellugartanbonito.Yole
dijequenosepreocupara,queyolacuidaría,peroqueextrañaríaapapá.Mimadrenodijonadayselimitóaabrazarme.
Recuerdo que no lloró aquel día, ni el siguiente, ni el otro, ni una semana después. Nunca lloródelantedemí.
Conel tiempocomprendíporqué lohizo.Noqueríamostrarsedébilyvulnerableante losdemás.Queríaserfuertedelantedesuhija,unaniñaquetodavíanosabíanadadelasleyesdelavida.
—¿ConocíasaAlex?—LavozdelseñorCrowellmedevolvióa la realidad.Las imágenesdemiinfancia se disolvieron como una tormenta de arena que llega a su fin. Echaba demenos tanto amipadre…Apenas recordaba sumirada o sus rasgos físicos, o cualquier cosa de él.Yo era demasiadopequeña cuando sucedió, y no tenía ninguna foto suya.Había desaparecido por completo demi vida,
perocadavezquerecordabaaqueldía,mientraspeinabaamimuñecaymimadremecontabaquemipadrenovolvería,elsentimientoeraelmismo.
Meremovíenmiasiento.—Nomucho.Habíamoscoincididoenelinstituto,perolociertoesquenuncallegamosahablar.Yeraverdad.Alexyyosolonoshabíamossaludadotímidamenteconungestodelacabeza.Éramos
doscompletosextraños.Hastaesedía.PorqueunosminutosanteshabíahabladoconAlexmásqueentodamivida.
—Yaveo.Penséqueteníaisunarelaciónmásestrecha.—No, en realidad solo he venido al funeral porque una amiga mía iba a su clase y quería
acompañarla.Elhombreasintió.—¿Quéhaydetumadre?—Surostrocambió,yensusojosviundestello—.Emma,¿verdad?—Sí—confirmésunombre—.Haestadoaquíhaceunosminutos,creo.Lediréquehapreguntado
porella.—Noesnecesario—respondió—.Mehandichoqueesladirectoradelinstituto.—Sí,señorCrowell.Desdehaceunpardeaños.Alprincipiofueunpocoduro.Peroahoranosva
bien.—Lasmanosmeempezaronasudar.Melaslimpiédiscretamenteenlafaldadelvestido.—Mealegroporvosotras.—Gracias—respondí.—¿Cuántotiempohacequevivísaquí?Su pregunta me incomodó porque era algo personal y, además… ¿cómo sabía que nos habíamos
mudado?—Desdehacecincooseisaños—afirmé—.¿Porqué?—Heoídoaalgunosalumnoshablardevosotras…noesnadapersonal,Hannah.—Deacuerdo,señorCrowell.—PuedesllamarmeGeorge.—George.Bien—dije.ElpadredeAlexsoltóunarisaexagerada,elevandounpocolascomisuras
desuslabios.Mereíconél.¡Lehabíahechoreír!Entonces su risa se silenció y la oficina volvió a parecer un lugar frío. Contempló los estantes
duranteunossegundos,comositrataraderecordaralgo…Yenunrápidomovimientodecabeza,apartólamiradadeloslibrosylacentróenmí.
—Supongoquetepreguntarásporquéqueríahablarcontigo…Traguésaliva.Selevantódelasillaymepusetensa,cadamúsculodemicuerposevolviódepiedra.Loshombros
mepesaban.ElseñorCrowellsequitóelabrigoylocolgóenelrespaldodelasilla.Despuésmemiróconojosinterrogativos,igualquemimadre.Sesentódenuevo,sedesabrochólosbotonesazulesdelamuñecaderechadesucamisaydoblólamangahaciaarriba.Luegohizolomismoconlaizquierda.Enunlentomovimiento,subiólaspiernasalescritorio,dejandoalavistalassuelasdeloszapatos,ycruzólaspiernas.Suspiró.Enlazólosdedosyviquellevabaunanillodematrimonioeneldedoanular.
Seaclarólagargantaymemiróalosojos.Denuevo,mostrabaunrostrofríoeinexpresivo.—¿PorquéestabasenlahabitacióndeAlex?—Suvozhizoecoenmimente.«HabitacióndeAlex».
«HabitacióndeAlex».«Alex».«Habitación».Mehabíametidoenproblemas.Micerebroprocesólapregunta,perofueincapazdeofrecerunarespuesta.Noabrílaboca.ElseñorCrowellestabamolesto,teníaelceñofruncidoyesperabaunarespuestaquenopodíadarle.—¿Ybien?—insistió—.¿QuéhacíasenelcuartodeAlex?Mesentíacomoenunexamenenelquemehabíaolvidadoporcompletodeestudiar.Dijelaprimera
excusaquemevinoalamente.—Semecayóelpendiente,rodóysecolópordebajodelapuerta,asíqueentréparabuscarlo.No
sabíaqueeraeldormitoriodeAlex.—Todosmismúsculossetensaron.Deseécontodasmisfuerzasquecreyeramimentira.¿Oesqueacasoesperabaqueledijeralaverdad?«Estabahablandoconsudifuntohijo,señorCrowell».
—¿Yloencontraste?—Seapretólosnudillos,comosiestuvieralistoparagolpearmeencualquiermomento.
Dios,nodeberíahaberentradonuncaahí.Estonodeberíahaberpasado.Mesudabanlasmanos.—Sí,yo…loencontré—dijeconvoztemblorosa.Nuncamehabíapuestotannerviosa.—Mealegrodequeloencontraras.Esperoquenovuelvaasuceder.Asentícon laesperanzadeque laconversación terminaracuantoantesypudiera irmedeallí.Me
relajéunpoco,mishombrosdejarondepesartanto.—Novolveráasuceder.Losientomucho.PeroelseñorCrowellnoparecíaconvencido,habíaalgomás.Parecíapreocupado.—Estoysegurodeello.Retirólaspiernasdelasuperficiedelescritorioyseparólasmanos,quehabíanestadoentrelazadas
hastaentonces.Selevantósinapartarlavistademí.Seacercóyescuchécadapasoquedaba.Noqueríaquesemovieraniuncentímetromás.Colocósusmanostrasélysupusequelasvolvióaentrelazar.Esperélopeor.Peronopasónada.
Diounpasomásyquedófrenteamí.Parecíamásalto,másfuerte,yeloloratabacoinundódenuevominariz.Alcélamiradaysusojosazulesmemiraroninsistentemente.
—¿SabesHannah?—Caminóalrededordelsillón.Tenerlodetrásdemímehacíasentirvulnerable.¿Quémeharía?Volvíaponermetensa,apretéinconscientementelospuñostodoloposible.Notaba su respiración detrás de mí. Yo no quería mirar hacia atrás, así que me centré en las
ventanas.Susdedossedeslizaronpormicabello.Estabantanfríos…Derepente,tomóunmechónylopuso
detrásdemihombroparadejaraldescubiertomioído.Contuvelarespiración.Elsilenciodeldespachoeraensordecedor.—Notecreo—susurrócercademioído.Mequedéinmóvil.Quería salir corriendo, o retractarme, o decir cualquier otra excusa estúpida. Pero de nuevo todo
saliómal.Yonousabapendientes,¡nisiquierateníaelagujero!Eraevidentequehabíamentidoyéllosabía.
¡Malditasea!—Yo…esque…yo…—tartamudeésindecirnadaquetuvierasentido.Sealejódemí,triunfanteporhaberdescubiertomimentira.Caminóhacialosestantesdelasparedes
laterales.—Quieroquemedigaslaverdad.¿Quéestabasbuscandoenlahabitacióndemihijo?—Suvozera
desafianteeinquietantementetranquila.Negué,frenética.—¡No estaba buscando nada! —grité mientras soltaba todo el aire que había contenido en los
pulmones.Megiréparamirarlo.Estabaojeandounlibrorelajadamente.—¿Yentonces?—Suvozpausadameponíatodavíamástensa,másincómoda.—¡Noesloqueustedcree!—volvíagritar.Segiróbruscamenteparavolveramirarme.Ellibrovolóporlosairesygolpeóelsueloconfuerza.Saltédelsillóncomosiunmuellesehubiesedisparado.—¿Yquésesuponequecreo?—explotó.—Ustedcreequeyo…—Nopodíadecirlo,eraincapazdeencontrarlaspalabras.—¿Túqué?—SeñorGeorge,creoqueestámalinterpretandolascosas.—Tratédecalmarme.—Entonces acláramelo, Hannah. Soy todo oídos. Dime qué hacías en la habitación de mi hijo.
¡Ahora!—exigió.—¡Deacuerdo!—aceptésinpensarenloquedecía.Inspiréprofundamenteytraguésaliva.—EstabaesperandoamiamigaCara.Habíacomidogalletitasylehabíansentadomal,asíquetuvo
queiralbañoyestuvounbuenratoallídentro.—Penséenloquedecía;sonabademasiadoestúpido,peroeralaverdad—.Luegomeentrócuriosidadporsaberquéhabíatraslapuertayentré.Peronohicenada,nosabíaqueeralahabitacióndeAlexysoloestuveallídentrounmomento.
Noapartélamiradadelasuya.Todoesoeraverdad.YsabíaquesicontabalodelfantasmadeAlex,sonaríacomosiestuvieraloca.
—Tellevaréacasa—dijofinalmente.Noparecíaconvencidodemipobreexplicación.—¡No!—Medirigíhacialapuerta.—Insisto, te llevaré. Está oscureciendo y no irás sola por la calle.—Caminó hasta la silla para
cogerelabrigo.—Seloagradezco,deverdad,peromicasaestásoloaquinceminutosdeaquí—meexcusé.—Emmanopermitiría que anduvieras sola por la ciudad a estas horas.—Sepuso el abrigoy se
apretó el nudo de la corbata. La tensión pareció desvanecerse, pero su rostro seguía congelado ymolesto.
—HevenidoconmiamigaCarayellatienecoche,asíquemeiréconella—añadírápidamente.Se acercó hasta mí y me tomó del brazo para arrastrarme hasta la puerta. Al menos no apretó
demasiado.—Señor,noesnecesario,deveras—dijemientrastratabadedeshacermedesuagarre.Estabalista
parapelear,sihacíafalta.Entoncesescuchéunospasosalotroladodelapuerta.Unasombrasedetuvo.
Depronto,lapuertaseabrióligeramente.—George…—pronuncióunavozfemenina.Algorechinó.ElseñorCrowellreaccionóalinstante.Conocíalavoz.—Rosie, ¿qué pasa? —preguntó tajante mientras una mujer asomaba la cabeza por la pequeña
aberturadelapuerta.Susojoslobuscaronyluegosecentraronenmí.Fruncióelceño,desconcertadapormipresencia.
—¿Quiénesestachica?—preguntómientrassusojosverdesmeobservabanconrecelo.Georgemesoltóautomáticamenteyfuehastalamujer,queseguíaenlapuerta.
—EsHannahReeve, teacuerdasdeella,¿verdad?—Lamujermemiróysonrió.Quécambiomásradical.
Teníaunospómulosprominentesycubiertosdecolorete.Sucabellorubioestabaatadoenunmoñomalhechoyunmechónlecaíaporlamejilladerecha.Teníalanarizmásdelgadayperfectaquehabíavisto jamás.Surostroestaba ligeramentemaquilladoy llevaba los labiospintados.Vestíaunpantalónnegro y una camisa de tirantes blanca, con un abrigo negro por encima. Tenía un aspecto elegante yamable,aunqueelblancodesusojosestuvieratotalmenterojo.
—Hannah—dijo sonriendo—. Por supuesto queme acuerdo.Mira qué grande estás, han pasadotantosañosdesdeque…
NoterminólafraseporqueGeorgelacallóconlamirada.Misojosseabrierondeparenpar.—Disculpe,pero¿nosconocemos?Lamujerasintió.ElseñorCrowellparecíaincómodo.—Claro,ereslahijadeladirectoradelinstituto—dijoconvozcansada.Parecíademasiadoamable.
Susonrisaseensanchó—.¿CómoestáEmma?—Estábien,gracias.¿Dequéconoceamimadre?Georgeempezóainquietarse.Movíaelpieaunritmoansioso.Parecíamolestoynervioso.Susojos
oscilabandeRosieamí.—Emmayyonosconocemosdesdequetú…Élsemovió.—Rosie,voyallevaraHannahasucasa.Emmadebedeestarpreocupada—interrumpióconvoz
fría.Rosieasintió.—Hasidounplacer,Hannah.Volveremosavernos,¿verdad?—Sonómásbiencomounapregunta
paraGeorge.Comosiéltuvieralarespuesta.—Hannahvendráenotraocasión,Rosie.Hoyesunmaldía—contestóél.Todoaquellomedabamalaespina.Queríahacermáspreguntas,peroelpadredeAlexnocooperaba
mucho.—¿UstedeslamadredeAlex?—meatrevíadecir,ignorandoaGeorge.Ellaasintió,conunasonrisaenloslabios.Estabaorgullosadesuhijo.Losojosseleinundarondelágrimas.—Tenemosqueirnosya.—Georgemeagarródelbrazosuavemente.LebrindéunasonrisarápidaaRosieyellameladevolvió.Georgeseacercóylediounbesoenlos
labiosparadespedirse.
—Hastaluego—dijo.—Hastaluego.Conduceconcuidado—respondióRosieconcariño.Élasintióyfueelprimeroensalirdeldespacho.Antesdequevolvieraapormí,meapresuréahablar.—SientomucholapérdidadeAlex.Sinecesitaalgo,puedecontarconmigo.—Meofrecíporqueella
medababuenasvibraciones.Parecíamuybuena.—GraciasHannah,mehagustadoverte—dijo.Tuveelimpulsodetomarladelamanoparadarleunpocodeconsuelo.Ylohice,sinpensarlo.Sus
manoseransuavesycálidas…mientrasque lasmíasestaban ligeramentesudadas.Sentíunaconexiónespecial, más fuerte que la que había experimentado con Alex. Cientos de rayos atravesaron miorganismo.Notabalaenergíafluirpormisvenas.Fueunasensaciónmaravillosa,inexplicable.
—Todoirábien—dijeamododedespedida.Rosiesonriódenuevoyunapequeñaycálidalágrimasedeslizóporsumejilla.—Hannah…—mellamóGeorgedesdeelpasillo.SoltélamanodeRosieylaconexiónsefue.Estabaconvencidadequeellatambiénlahabíasentido.
Capítulo7
—De verdad,George, no es necesario.Vivomuy cerca, a solo quinceminutos andando—insistímientrasbajabaporlasescalerasdemármol.
Élibadelantedemí,caminabaconpasosapresurados.Queríahacerlecambiardeopiniónmientrasnuestroszapatosresonabanportodalasala.
—Insistoenllevarte—sentenció.Tenía la espalda encorvada y tensa mientras bajaba con cuidado, apoyándose en la barandilla.
Parecíaqueteníaalgúnproblemaderodilla.Devezencuando,teníaquehacerunapequeñapausaparatomaraireyapoyabalamanoenlarodilla.
Negué,peroélnopodíaverme.Amimadreno legustabanadaquehablaraconextraños,asíquesimepresentabaencasaconel
señorCrowellseenfadaría.Aunque…porloscomentariosquehabíanhechoantesélyRosie,talvezlaconocían.
MepreguntédóndeestaríaCaraysisehabríaido.A mi pesar, seguí al hombre. Asintió e hizo gestos o movimientos fríos a las personas que lo
saludaban y le daban el pésamemientras se dirigía a la entrada de la casa.No se detuvo en ningúnmomento,alcontrario,acelerósupaso.Estrechóalgunasmanos,peronosedetuvo.
Cuando salimos al jardín me pareció más grande que a mi llegada. La extensión del césped meparecíaeldobledegrandequelaprimeravezquelovi,ytambiénmásverde.Laspersonasqueantesestabanaquíafuerasehabíandispersadoporlacasaosehabíanmarchado.
Lalunahizoactodepresenciaesanoche.UnosrostroscuriososnosobservaroncuandocruzamoseljardínparallegaralautomóvildeGeorge.
Escuchéunclic,yluegootro.Unamultituddepersonasseacercóalaparqueseabríanycerrabanlaspuertas de unas camionetas grandes. Con movimientos agitados, cientos de cámaras aparecieron anuestroalrededor,gritandoelnombredeAlexydeGeorge.Lucesde flash ibanyvenían.Unode losreporterosmemiróunossegundosymetomóunafotografía.Luego,losflashesaterrizaronsobreGeorgeytodoloqueestuvieraasualrededor.
Aprovechando la intromisión de los cámaras, me alejé poco a poco de él. Era la oportunidadperfectaparairme.
Choquécontraalgunoshombrosy,cuandoestuveapuntodesalirdelaaglomeracióndereporteros,algomeagarródelbrazoconfirmeza.
—Notepierdas.ElseñorCrowellempujóaalgunosfotógrafosparaquemedejaranpasar.—¿Quiénesestajoven?—preguntabanagritos.Plantarondosmicrófonosdelantedemiboca.—Aléjate—respondióelseñorCrowell.—¿Tieneunaaventuraconunamenor?¿Losabesuesposa?—Lavozmeresultabafamiliar.ElpadredeAlexsoltóunacarcajada.Oh,no.¿Cómopodíanpensareso?—Porfavor,déjennosenpaz.Alejó losmicrófonosdemicara.Las lucescegadorasnomedejabanverpordónde iba.El señor
Crowellmeguiaba,sinsoltarmedelbrazo.Susuñasseclavaronenmipiel.Meestabaasustando.Alguienme seguía de cerca, olía su aliento y su desagradable sudor. Empecé a sudar yme puse
paranoica.Moriríaasfixiada.Todoaquelloerahorrible.Rodeamosuncochecondificultad.ElpadredeAlexmetió lamanoderechaenelbolsillodesupantalónysacóunplásticoovalado.
Apretóunbotóndeldispositivoyelcochepitóylosintermitentesparpadearon.—¿Yasevan?—preguntóunodeellos.—SeñorCrowell,¿quépasaráconsuempresa?¿Quiénseráelnuevoheredero?Otravezesavoz.Lareconocí.EraJohnPage,unodelosreporterosestrelladelprogramamásvisto
delpaís.Eraunhombrecapazdetergiversarcualquierdeclaración.Erainteligenteypolémico.Nopodíacreerqueestuvieratancercademí.Noeramiperiodistafavorito,peromesorprendíaquealguientanimportanteestuvieraaquíparaentrevistaralpadredeAlex.Meentraronganasdesaludarle,peronoeraelmomentoadecuado,asíqueagachélamiradapararesguardarmedelosfocosdelascámarasyseguiraGeorge,quemeacompañóhastalapuertadelcopiloto.
—SeñorCrowell,serumoreaquevaadivorciarse.¿Escierto?¿Estajovenessuamante?¿Creequelamuertedesuhijoeslaoportunidadqueestabaesperandoparadejarasuesposa?
Nomelopodíacreer.—Déjenos pasar—pidió amablemente a un hombre de cabello oscuro que obstruía la puerta del
copiloto.Eltipopareciónooírlo.O,simplemente,loignoró.ViqueelseñorCrowellapretabalosdientes,luegoinspiróprofundamente.—Señor,apártese.El hombre se movió solo un paso. El señor Crowell reaccionó y lo empujó lejos de la puerta.
Finalmente,abriólapuertaymemetióenelvehículo.Actoseguido,cerrólapuertaconfuerzayyomequedé quieta. Mi fantástica idea de irme caminando o en el supuesto coche de mi amiga ya no eraposible.Nopodríasalirdeallísincausarelmenorrevuelo.Además,estabaseguradequesisalíadelcoche,elpadredeAlexvendríadenuevoapormí,aunquehubieracientosdereporteros.
Eraunhombreimponente.Algunoscámarasibantrasélyotrossequedaronamilado,tomándomefotos.Alcabodeunminuto
quesehizoeterno,yconsumadificultad,pudoentrarenelvehículo.Cerrólapuertaylossegurosseactivaron.Ningunodelosdoshabló.Arrancóelmotoryaceleró.
Susmanosseagarrabanconfuerzaalvolante.—EsunBMW428iCoupé—dijosinqueyohubierapreguntadonada.Dejamosatráslamansiónyatodosaquellosreporteros.—Esmuybonito—dijedesinteresadamente.Definitivamente, los hombres estaban enamorados de sus coches. Si pudieranmantener relaciones
sexualesconellos,seríanlaparejaperfecta.Dios,tansoloimaginarlomeprovocabarisa.—Lamentotodoesto—dijoentredientes—.Cuandoquierenmolestar,loconsiguen.Essutrabajo.—Noesculpasuya—respondí—.Nodebedisculparse.Asintiósinañadirnadamás.Condujo unos minutos con la vista clavada en la carretera. Estaba pensativo. Yo tenía muchas
preguntas.—¿Cuándoseráelentierro?—meatrevíadecir.—Rosiehacambiadodeopinión.—¿Enquésentido?—pregunté,confusa.—CreequeesmejorincineraraAlex.—Élnoparecíafelizconesaidea,perointentabasonarcomo
si no le importara. Sus ojos estaban centrados en la carretera. Me miró de reojo, manteniendo unavelocidadconstante—.¿Emmatedejaestarfueradecasatantarde?
—No.Solosisetratadealgoimportanteodeunaemergencia—respondí.—¿Dóndevives?—preguntóconlavistaalfrente.Soloentoncesmepercatédequehabíaestadoconduciendosinrumbofijo,quizáparaevadirse,otal
vezporquenecesitabapasarunosminutosmásasolasconmigo.—EnlacalleDummont.¿Sabedóndeestá?—Sí.Prosiguiórectoyluegogiróaladerecha.Reconocíelbarrioporelquecirculábamos.Estabacerca
decasa.—¿PorquéquierenincineraraAlex?Pareciómeditarlarespuesta.Alfinrespondió:—Enterrarlono tienesentido.Rosiecreequeesmejoresparcirsuscenizasporalgún lugarbonito
que dejar que su cuerpo se pudra bajo la tierra. Y estoy de acuerdo con ella. Además, así ya notendremosquedarmásexplicacionesylaprensanoestarápresente,serámásprivado.Estamoshartosdesuspreguntasinútiles.
—¿Inútiles?—Sí,sondemasiadoinútiles.—Hablóconuntonoenojado—.Esosmemosseatrevieronadeciren
unaentrevistaendirectoqueRosieyyohabíamostenidoalgoqueverensumuerte,quequeríamosdarlepublicidad a mi empresa. En otras palabras, me acusaron de haber matado a Alex.—Su voz roncaresonóportodoelautomóvil.
Unsilencioabrumadorseadueñódelvehículo.Semerevolvióelestómago.—¿Estásbien?—preguntóalvermicaradeasco.—Sí—dije,ymiestómagoserevolviótodavíamás.—¿Túcreesqueyoseríacapazdemataramipropiohijoparadarlepublicidadamiempresa?
Memiródereojo.Viquenohabíaningúnotrocochecirculandoporallícerca.Maldición.—¡Quéva,menudatontería!—dije,tratandodecreermipropiarespuesta.Asintió,deacuerdoconmigo.Tratéderelajarme.Enelfondo,Georgenoeraunextraño.Esdecir,conocíasucasa,sunombre,asu
hijomuertoyasuesposa,queconoceamimadre.Y,además,mimadreyCarahabíanestadoallí,aligualqueKate,Karen,TomySeth.
Noeraunextrañoapesardequesolohabíahabladoconélunosminutos,¿verdad?GeorgecondujoporlacalleCrasteyluegogiróaladerecha,despuésdeunosmetrosmásvolvióa
torceraladerechayentróenlacalleDummont.Nuncamehabíaalegradotantodellegaracasa.—Esaquellacasa,laquetienelaslucesencendidas—indiquéalvermidulcehogar.Elvehículodisminuyólavelocidadysedetuvojustoenfrentedemicasa.—Graciasportraerme.Asintióenformaderespuesta.Accionéeltiradorparasalirlomásrápidoposible,peroelcocheseguíaconlossegurosactivados.—Losiento—dijo,yenseguidalapuertasedesbloqueó.Salídelvehículoymegiréparacaminarapresuradamentehastacasa.—Hannah—mellamóelseñorCrowell.—¿Sí?—Megirédenuevo.—Noquieroquepiensesmaldemí,peromegustaríavertedenuevo.Esdecir,nosgustaríaverte—
dijoapresuradamente.Micaradenotóconfusión—.ARosieyamí,merefiero.Siesquetúquieres.—¿Porqué?Surostrosecongelóyluegomiróporencimademihombro.—Teloexplicaría,perotumadreacabadeasomarsealaventanaynocreoquelegustequehayas
llegadoacompañadaporunextraño.Megiréy,efectivamente,mimadresehabíaasomadoporlaventana.Meibaamatar.LedilarazónaGeorge.—Deacuerdo.Sonrió.—Seráunplacervolveraverte.Caminé hacia la puerta de casa. Las piernas me temblaban. Era peor que tener diez llamadas
perdidas.Oinclusopeorquesuspenderunexamen.Abrílapuertaymeencontréconelrostroescrutadordemimadre.Mesorprendíporquenoestaba
enfadada,ninadaporelestilo.Otalvezloestabaperonolodemostraba.—¿George teha traídoa casa?—preguntó conun tonodevozneutro.Se sentó enel sofáde tres
plazasconunatazadecaféenlamano.Elaromallegabahastalapuerta.—Sí,seofrecióatraerme,dijoqueestabaoscureciendoyquenodeberíaandarsolaporlacalle.Cerrélapuertaymerelajé.Comosinadahubierapasado.—Quéamableporsuparte.—Diounsorboalataza.Amimadreleencantabaelcafé.—Sí,aunqueinsistíenquenoeranecesario.—Medejécaerenotrosofá.
—¿YCara?¿Noestabacontigo?—Dejólatazasobrelamesitadecentro.—Esunalargahistoria.—Mivozsonabacansada.Estabaagotada.—¿Quéhapasado?Cuéntamelo.Cerrélosojosyabrílaboca.—MejorcuéntamequéhacíastúencasadeAlex.Caramehadichoquetehabíavisto.Busquésusojosconlamirada.Cuandolosencontré,intentaronromperelcontactovisual.—Sí,paséunmomentoporallí,peronoteviporningúnlado.—EstabaeneljardíntraseroyacompañéaCaraalbaño—expliqué.—¿Tienenjardíntrasero?—preguntó,curiosa.—Bueno…—Tragué saliva—. No es exactamente un jardín con flores, es como un lugar para
desayunarytodoeso,yasabes,cosasdegentecondinero.Esonoeracienporcienverdad.—No sabía que tenían un jardín trasero—rio suavemente, y volvió a coger la taza de café para
llevárselaaloslabios.Mimadreeralapersonaenlaquesiemprepodíaconfiar.Eralamejordetodas.Mecontabatodolo
que le pasaba, y viceversa.Era la personamás dulce y generosa que había conocido.Rosie tambiénparecíaunamujerenlaquepoderconfiar.
¡Oh,Rosie!—¡Mamá!—exclaméydioun respingo.Unasgotitasdecafécayeronen su falda.Gruñómientras
contemplaba el desastre que había afectado a su ropa—. Lo siento, no quería asustarte. Es que heconocido a una mujer y me ha dicho que te conocía —afirmé apresuradamente, conteniendo larespiración.
—Cálmate,Hannah.¿Quémujer?—Suvozpacíficaytranquilameayudóarelajarme.—SellamaRosie.Alprincipioparecióconfundida,perodespuésfuecomosihubieraatadocabos.Seremovióenel
sillóneintentólimpiarlasmanchasdesufalda.—¿Ycómoestá?Hacemuchoquenolaveo—comentó.Parecíacontentaporsaberdeella.—Puesdiríaquebien.PerolodeAlexlehaafectadomucho.—¡Es normal! ¡Yo no podría vivir sinmi hijita!—Se levantó del sofá y se dejó caer ami lado.
Colocóelbrazoencimademihombro.—¡Mamá! ¡No soy un bebé! ¡Y no cambies de tema! —Me separé unos centímetros de ella
aguantándomelarisa.—Deacuerdo,¿quéquieressaber?Aquítienesatuenciclopediaquelosabetodo.—Bueno ya que te ofreces… ¿De qué conoces a Rosie? ¿Desde cuándo? ¿También conoces a
George?¿Eraisamigasdepequeñas?¿TambiénconocíasaAlex?¿Porquéella…?—Oye,pocoapoco.—Memirabaconcuriosidad—.PuesconozcoaRosiedesdesiempre,laconocí
dondenaciste—respondió,tratandoderecordarmásdetalles.—¿EnBrette?—Sí,exacto.Mimadreyyohabíamosvividoendiferentesciudadesypaíses.Nofuefácil.Cuandoteníaseisaños
ylaNavidadseacercaba,nosmudamosaAlaska.Casimorícongelada,ynoeraunaexageración.Habíapasadodeunclimahúmedoaunoexageradamentefrío,peromeadaptéalcambiorápidamente.Elprimeraño tuve un par de enfermedades, peromimadreme cuidaba bien con vitaminas ymuchos alimentos
nutritivos.A los siete años ya estaba acostumbrada a mudarme cada seis meses. Sabía que no podía tener
amigasdelalma,porqueseríamuydolorosotenerquedespedirmedeellas.Además,seismesesnoerasuficientetiempoparaconoceraalguienenprofundidad.Conocíamuchagenteendiferentespartesdelmundo,ylogrécomunicarmeeninglésoenespañolconlascompañerasdeloscolegios.
Amimadreleapasionabaviajar,yleencantabateneruntrabajoquelepermitíaejercersuvocaciónendiferentescolegioseinstitutos.Eradivertido,porqueundíapodíaestarabrigadadelacabezaalospies,cercadelfuego,observandocómoseconsumíanlasramasyconunchocolatecalienteenlamano,yal cabo de unas semanas podía encontrarme al otro lado delmundo vistiendo faldas y sandalias conblusasdetirantes,talvezbebiendounalimonadaalairelibreypasandocalor.
Abandonéelrecuerdodelosveranosylosinviernosparacentrarmedenuevoenlaconversación.—¿Ydesdecuándolaconoces?Rosiehamencionadoalgo,peronohaterminadolafrase.—¿Qué?—Abriólosojos,interesada—.¿Quétehadicho?—Pues no sé, solo ha dicho que me recordaba y que habían pasado muchos años, pero no ha
terminadolafraseporqueGeorgeestabaponiendomalacara.Ymeentrólacuriosidad.Parecíaaturdida.—Nolosé.Noséporquélohadicho,talveztehaconfundidoconotraHannah.Ellanotellegóa
conocernunca.—Puesparecíamuyconvencida—tratédeinsistir.—Nosé,esmuyraro,¿no?—Demasiado—respondímientraspensabaenlostresúltimosdías.—Hasmencionado algo sobreGeorge, ¿quépasa con él?—Flexionó sus piernas para subirlas al
sillón.—Sí,¿tambiénloconoces?—Claro. ¿Te ha dicho algo?—preguntó. Negué con la cabeza; en realidad no quería hablar de
nuestradelicadaconversación—.¡¿Tehahechoalgo?!—exclamóhorrorizada.Volvíanegar.—¡No!—respondí enseguida. Se tranquilizó y la sangre que se había acumulado en susmejillas
volvióasulugar—.Soloqueríasabersiteníasalgunarelaciónconellos.—Sí,peroexclusivamenteporasuntosescolares.—Tomóotrosorbodecafé.Nosemeocurríaningunaotrapregunta.Soloqueríadescansarypensarenloquehabíapasadoenlas
últimashoras.TambiénteníapreguntasparaAlex.—Bueno,puesahoraquehasresueltoalgunasdemisdudas,meiréadormir,estoycansada.Noparecióimportarle.—Buenasnoches,cariño.—Buenasnoches,mamá.Melevanté,rodeéelsillón,caminéhastalasescalerasysubíarrastrandolospies.Contabalospasos
quedaba,mientrasquemispiernasmepedíanunmasajeagritos.Cuandolleguéalúltimopeldañomeinvadióunescalofríoterrible.Mipielseerizóyunapicazónen
micuerocabelludomeobligóagirarme.Teníalasensacióndequealguienmeobservaba.Peroaldarmelavueltasoloviamimadre.—¿Quépasa?—preguntóysepusoenpierápidamente.—¡Nada!—gritécuandoviquecaminabahaciamí—.Estoybien,soloqueríadartelasgraciasporlo
dehoy—mentí.Aprovechéparamirarporlasala,conlaesperanzadeveraalguien.Mimadreasintió.Megiréyseguímirumbo.Mispiernasparecíandegelatina.Caminéporelpasillo
enpenumbraylogréencontrarelpicaportedelapuertademicuarto.Abrítanrápidocomopudeparaentrarcuantoantes.Laslucesestabanencendidasyunasiluetasentadaenlasillademiescritorio,deespaldasamí,casi
mehizogritar.Loreconocídeinmediato.—¡Alex!Quésustomehasdado.
Capítulo8
Sediolavueltasobrelasillademiescritorioysusojoscolormielmeobservaronfijamente.Meponíanerviosa.Unescalofríomerecorriódenuevoelcuerpo.Curiosamente,teníaelordenadorencendido.Norecordabahaberledichomicontraseña,ymuchomenoshaberledadopermisoparausarla.
—Hola,denuevo—saludóconvozgrave.Parecíaaturdido.Cerrélapuertaydejéelteléfonoenlamesitadenoche.Volvióacentrarlaatenciónenlapantalla
delordenador.—Hola—respondí.Sentí curiosidad cuandoempezóa escribir rápidamente, presionando las teclas con fuerza.Estaba
concentrado.—¿Quéhaces?—preguntéymesituétrasél.—Buscarpistas—respondiósindespegarlamiradadelmonitor.Observélapantallabrillanteyvi
queestabaleyendosusmensajes.—¿Buscarpistas?¿Yesoquétienequevercontusmensajes?Tardóunossegundosenresponder.—Talvezpodríahaberalgoporaquí.—¿Algo?—Algúnmensajeraro—dijomientrassalíadelapáginayentrabaenotra.Losmensajessecargaban
rápidamenteyseleccionóuno—.Alguienpodríahabermemandadounmensajeconundoblesentidoynomedicuenta.Merefieroaalgunapalabraclave,oalgo.Tengoesepresentimiento…—Seencorvóunpocoy leyómásdespacio, fijándoseencadapalabrayencada letra.Comosibuscaraunsignificadodiferente.
—Alex—lo llamé.Peronosegiró,sumiradaseguíaen lapantalla—.Estabapensandoqueseríabuenoquemehablarassobretuvidacomofantasma—sugerí—.Estasituaciónnoesmuynormaly,comopuedesver,tengodudasynecesitoquemelasrespondas…Séquenoesfácil—meadelantéadecir—,peronocomprendoporqué.Porquéestásaquí,porquéteinteresatantosaberquiénfue,esdecir,¿deverdadimportatanto?
Girólasillaysequedómirandosuszapatosnegros,pensativo.Mesentéenelbordedelacama,elcolchónsehundióconmipeso.Esperéunarespuestaporsuparte,porquelamerecíaylanecesitaba.Nopodíaayudarlosinosabíaquéeraloquerealmentequería.
Nuestrasrodillasrozaronsuavemente.Estábamosfrenteafrente.
Alexasintióalcomprenderaquémerefería.—¿Quéquieressaber?Noesperémuchoparahacerlaprimerapregunta.Elvientosoplabaconfuerzaenlacalle.Laventana
demihabitaciónestabaentreabiertaylascortinasondeaban.Lalunaeraunpequeñoarcoblancoyestaveznoiluminabalosuficiente,asíqueAlexhabíaencendidolalámparademiescritorio.
Surostroteníauntonoamarilloporlaluzdelabombilla.—¿Quéeres?—Unfantasma.Neguéyfruncíelceño.—¿Unfantasmaquepuedetocarcosas?—Soyunfantasmaquepuedetocarcosascuandoquierehacerlo.—¿Yquéhaydelaspersonas?¿Puedestocarlas?¿Puedenverte?Sonrió ante el encadenamiento de preguntas. Agachó la mirada, todavía sonriendo. Pensó la
respuestaduranteunos segundosyvolvió a levantar la vista.Susdientesblancos resplandecían en laoscuridad.Mepercatédequesehabíahumedecidoloslabios.
—Laspersonas,engeneral,nopuedenverme.Lasúnicasquepuedenhacerlosonaquellascon lasque tengounaconexiónpoderosa,como tú,porejemplo.Esnecesarioquehayaunvínculomuyfuerteparaquepuedanverme.—Sepasólalenguaporloslabiosyprosiguióconlaexplicación—.Tampocopuedotocarlas,soloati.
Migargantasesecóderepente.Alexobservabamiexpresióncondetenimiento.—¿Porquéquieresinvestigaresto?—Verás…—comenzóadecir, inseguro—.Hasconocidoamipadreytehabrásdadocuentadela
fortunaquetiene.Creoquemiasesinatotienequeverconesedinero.Sospechoquehayunsecretoquenopuedesalira la luzporquealguiennoquierequesesepa.Ysiestá relacionadoconeldinero,metemoquehabrámásmuerteshastaqueesapersonahayacumplidoconsuobjetivo.
—¿Unsecreto?¿Cuál?—Esoesloquenecesitamosaveriguar—afirmó.—¿Tienesunsospechosoenmente?Negóconlacabeza.—No.—Sumiradaseencontróconlamía.Supequenomeestabacontandotodalaverdad—.Mi
padreesmuyreservadocon losnegocios,ni siquieraconozco losnombresde losaccionistasodesuasistente personal. Así que no puedo sospechar de nadie, pero creo que podría tratarse de alguienrelacionadoconlaempresa.
Decidíhacermáspreguntas.—¿YquéhaydeKate?Fruncióelceñoantemispalabras.—¿Kate?—Sí.—Semehizounnudoenelestómago.—Kateesminovia.—Alexpestañeó—.Bueno,loera—secorrigióasímismo.Asentí. ¿Por qué había preguntado precisamente por Kate? Podría haber mencionado a cualquier
persona…—Sí,pero¿nosospechasdeella?—insistí.—¿Qué quieres decir?—Sonaba ofendido. Estaba molesto, como si mis palabras hubieran sido
venenoparaél.Meenderecéymeaclarélagarganta.—Noestoyculpándola—dijeenseguida—.Pero¿noseríamejornoconfiarennadie?—¿Estásdiciendoquenodeboconfiarenella?—Sutonosonabamásmolesto.Apretólosdientesy
unamuecaaparecióensurostro.—¡No!Loquequierodeciresquenohayqueconfiarennadie—dijefrustrada,conlaesperanzade
queloentendiera.¿Esqueestechiconohabíavistopelículasyseriesdetelevisión?¿Nosabíaquelapersonamenos
sospechosa resultaba ser la más sospechosa? ¿Que la persona más dulce y cercana, podía ser elculpable?
—¿Quéhaydeti?—Selevantódelasillaconbrusquedad.¿Qué?¿Nosesuponíaqueestábamosjuntosenesto?—¿Quéhaydemí?¿Aquédemoniosterefieres?—reaccionédeinmediato.Lasangremehervíaymi
piel ardía. No entendía a dónde quería ir a parar. Yo no había acusado a Kate, simplemente habíasugeridoquenopodíaconfiarennadie,yesolaincluíaaella.Deunbrinco,melevantédelacama.Lasangreseacumulóenmismejillas.
Alexmedabalaespalda.Sehabíaapoyadoenunodelosmueblesmáscercanosyparecíatenso.—Meacuerdodeti—confesóenunsusurro.—¿Qué?¿Dequéhablas?¿Aquéserefería?¿Noshabíamosvisto?Maldita sea, solo quería que esto terminara cuanto antes. No quería estar involucrada en un
asesinato.Hubo un silencio tenso. Alex no decía nada, y yo estaba tan nerviosa que me daban ganas de
golpearlo para que hablase. Ojalá fuera Sherlock Holmes o C. Auguste Dupin. Estaba dispuesta arenunciaramiviajeaCanadásolopararesolverestemalditoasuntoloantesposible.Lacabezamedabavueltas.
Segiróyvolvióamirarme.Aunquesusojoserandelmismocolormiel,habíaalgodistinto,unbrilloespecial.
—Tevilamañanadeldíademimuerte—afirmó.Eraotrosusurroqueparecíaungritoenmisoídos.La última palabra resonó enmi mente. Las piernas me fallaron y un cosquilleome recorrió todo elcuerpo.
—¿Qué has dicho? —pregunté con voz entrecortada. Tal vez me vio porque íbamos al mismoinstituto.Claro,noeratangrandeypudohabersetopadoconmigo—.Quizáfueunacoincidencia.
—Hoyherecordadoalgunascosasdecuandotevi—comenzóahablar.Caminórápidamenteporlahabitaciónparavolverasentarseenlasilla.Suaromaquedóflotandoeneldormitorio,comounabrisaotoñal.Erademasiadomasculino—.Hablamosunpoco, fue comoun flash,me sonreíste ymedijistealgo.Yasentí.Despuéstefuiste.Ynorecuerdonadamás.
Meinquieté.Yonorecordabanadadeeso.—¿Quétedije?—preguntéconunhilodevoz.—Nolosé,solohevistolasimágenes,peronohabíasonido.—Esomedesconcertó,lasmanosme
sudabanylacabezamepalpitabaalmismoritmoqueelcorazón.Medejécaerenlacama.Estabadevastada.Pormásquetratabaderecordarlo,nopodía.—¿Estásbien?—Seacercórápidamenteymesostuvoelbrazo.
—Sí.Apesardelarespuesta,élnomesoltó.Porsupuestoquenoestababien,lahabitacióndabavueltas.—¿Tú lo recuerdas? —me preguntó esperanzado, y en ese momento quise mentir e inventarme
cualquierhistoria,porridículaquefuera,peronosemeocurriónada.Nisiquierapodíaresponder.¿Porquénolorecordaba?Eramuyfrustrante.¿EsqueteníaAlzheimer
precoz?—Hannah, ¿lo recuerdas? —insistió. Su rostro se llenó de terror. Incluso noté que sus dedos
temblaban—.Hannah,porfavor,dimequelorecuerdas.Traguésalivaymearmédevalorparahablar.—¿Ysifueraproductodetuimaginación?¿Ysinuncahablamos?Me soltó el brazo. Alex se sentó ami lado. Su cuerpo tenso parecía una losa de piedra, duro y
pesado.—Nopodríainventarmealgoasí.—¿Creesqueyotuvealgoquever?—meaventuréapreguntar.—Nolosé.Sondemasiadascoincidenciasenunsolodía.—Alex—dijesunombreysesobresaltó.Comencéahablardescontroladamentesindarmecuentade
loquedecía—.Tuspadresymimadre…—¿Quépasaconellos?—preguntóconinterés.—Alparecerseconocen,ynoporasuntosescolares.—¿Cómolosabes?Lecontéprácticamentelomismoqueamimadre,queRosiehabíadejadounafraseamediasporque
su padre la había incitado a callar, que ella había dicho que me había visto antes… Alex pareciósorprendido.Tenía lamiradabajay jugabacon susdedosmientrasescuchabaatentamente.Fruncíaelceñodevezencuando,comosiestuvieraanalizandolasituación.
—Sonvariascoincidenciasymuyextrañas—confirmóconvozclara.Coincidíconél.Penséduranteunosminutos.¿QuéqueríadecirRosie?¿Mehabíavistoantes?¿Meconocía?¿Porqué
mimadreyellayanomanteníanningunarelacióncuandosesuponíaqueeranamigas?Muchaspreguntasinvadíanmicabeza…
Preguntassinrespuestas.Mimadreerasociable,peronoteníaamigasportodoslados.Laúnicapersonaconlaquecharlaba
eralaseñoraSarah,unavecina,tambiénprofesora,queavecescenabaocomíaconnosotras.Eraunamujerqueoscilabaentreloscincuentaylossesentaaños.Aunqueseteñíaelpelodecolorcastañoparadisimular las canas, era difícil ocultarlas del todo.Tenía arrugas en el rostro y en lasmanos y en elúltimoañonosehabíamolestadoencamuflarlas.Noesquehubieraaceptadoentrarenlaterceraedad,sinoquesuesposo,elseñorBen,habíamuertoelotoñopasado.Habíasidounadelassituacionesmásdifícilesalasquemehabíaenfrentado,porquelaseñoraSaraheracomootraamigamía,yverlallorarycompletamenterotamepartióelcorazón.ElseñorBennoshabíaobsequiadoenmásdeunaocasiónconpostresdemanzanaquehacíaélmismo.Erandeliciososyperfectosparalatemporada.Mimadrenoeraunagranamantedelacocina,asíqueyomealegrabaderecibirpostresgratis.Eraungranhombre,peroelcáncerlehabíaganadolabatalla.
Lamuertedesumaridonohizoquenuestravecinacambiaradeactitud,seguíasiendounamujerdurayfirme.Podíaserunencantosiseloproponía,pero,aveces,sacarsuladomásdulceeraunamisión
muycomplicada…Mimadreyellasellevabanalaperfección.Mamálaadmirabaporsuedadysuexperienciaenlas
aulas,ylaseñoraSarah,asuvez,mehabíadichoqueadmirabaamimadreporsuvalentía.Decíaqueelvalienteeraelqueganaba,noporelpremio,sinoporlaacción.
Podíanhablardurantehoras.LaseñoraSarahnuncallegóadarmeclasesymimadreinsistíaenqueerahoradequesejubilara,peroellaqueríaseguirtrabajandoenloquelaapasionaba.Eraexigenteygruñona,aunquecuandoestabaconmimadre,eradiferente,demasiadobuena.Conocíanalamayoríadepadresdelosalumnos,aunquemimadreselimitabaahablarconellosdeasuntosescolaresynadamás.
AsíquemesorprendiómuchísimoquemimadreconfirmaraqueyaconocíaaRosie.Aunque,claro,nomehabíadadomuchosdetalles.
Meaclarélagargantaparaseguirhablando.—Alex,hesentidoalgocuandoheconocidoatumadre.Merefieroacuandoheestrechadosumano.
Hasidoextraño.—¿Algo?¿Aquéterefieres?—preguntó,mirándomedenuevo.Parecíainteresado.Necesité reflexionarunossegundos.¿Deverdadhabía sentidoesecalor?¿Lasangrepicándome…
como si estuviera viendo a alguien que conocía desde hacía mucho tiempo? ¿A alguien cercano? Ydespuésdudé:¿selodigoono?¿Servirádealgo,silohago?
—Es que…—comencé a decir, insegura. Luego inspiré profundamente y proseguí—.Nos hemosdadounapretóndemanosycuandolahetocadohasido…raro.Hesentidounafuerzamuyintensa,comosiunacorrienteeléctricamerecorrieraportodoelcuerpo.Micorazónhalatidoconfuerza,másdelonormal.Hesentidoalgocuandolahetocado,amor,seguridadtalvez.Nolosé.Esdifícildeexplicar—dije,tratandoderelatarloquehabíasentido.
—Estoesmuyextraño—selimitóacomentar.—Sí.Miteléfonovibró.Melevantérápidamenteyleíenlapantalla:«Llamadaentrante:Cara».Deslicéeldedoporlapantallayelcontadordesegundosqueindicabaladuracióndelallamadase
pusoenmarcha.Alexmemiróconfundido,mepreguntóentresusurrosquiéneraeloportunista.RespondíqueeraCara.Asintió.
—HolaCara—saludé,esperandoescucharlavozdemiamiga.—¡Hey!¿Dóndeestabas?¡Hasdesaparecido!—exclamó.—MehequedadocharlandoconelpadredeAlex—dijerápidamente.PodíaconfiarenCara,yellaenmí.Nuestraconfianzaeramutuaynosapoyábamoslaunaenlaotra
pasaraloquepasara,aunqueyanoestábamostanunidascomoantes.Yaunqueavecessolonosveíamosen el instituto, últimamente estaba muy pendiente de mí, como si estuviera al acecho de cualquiermovimientomíoydelaspersonasdemientorno.Otalvezmeestabavolviendoparanoica.
—¿Qué?¿ConelpadredeAlex?Alexmehizouna señaparaque lopusieraenmanos libres.Dudé,porqueCarapodía soltarcada
estupidezobromapesada…NeguéconlacabezamirandoaAlex,aferrándomealteléfonoytapandoelaltavozparaamortiguarsuvoz.
—Sí—confirmé.Hablabaensusurros.—¿Quétehadicho?¿Quéhapasado?¡Cuéntame!—rogóconsuvozchillona.—Nada importante—respondí cuandoAlexme reprendió con lamiradaparaquenodijeranada.
Aunquenoentendíaporqué.Peroluegolocomprendí.Noconfiarennadie.—Hannah,nosoytonta.Simeocultasalgoesporquehapasadoalgoimportanteograve.Cuéntamelo
—suplicó.PensélarespuestaduranteunossegundosyAlexvolvióapedirmequepusieraelmanoslibres.—Nohapasadonada.Simplementesehaenfadadoporqueestábamoscorriendoporlasescaleras—
dije,recordándolequenoshabíamosretadoparaverquiénllegabaprimeroalaplantabaja.Alexmefulminóconlamirada.Finalmente,cedíasupeticiónypuseelaltavoz.—Mentirosa—respondió.Suvozresonóentodalahabitación.Noseoíanadamás.—Eslaverdad—contesté.Mivozdenotabaseguridad.—Confiaré en ti, Hannah.—Su tono de voz parecía distinto, pero luego se aclaró la garganta y
resopló.Mela imaginéponiendolosojosenblanco,frustradapormisrespuestas.YesqueCara,porsupuesto,noeratonta—.¿Yaestásentucasa?
—Sí,¿dóndeestástú?—Tambiénestoyencasa.Alex parecía no preocuparse por nuestra conversación, así que se dio la vuelta para volver al
ordenador.—Genial.Entoncesnosvemosmañana.—¡No! —exclamó. Cambió inmediatamente de intensidad, era un tono fuerte y emocionado—.
Seguroquenosabesloquehapasado.—¿Qué?—EncuantoCaradijoaquellaspalabras,laalarmaseactivóenmicabeza.ACaranosele
escapabanada.—EssobreKate—soltó,excitada.—¿Kate?—Alescucharsunombresemerevolvióelestómago.Katepodíahaberhechocualquier
tontería.AlextambiénescuchóelnombreyvolvióaacercarsealacamaparaprestaratenciónaloquedecíaCara.Sucuerpoestabademasiadocercadelmío.Élsequedóinmóvil,alaesperadequelavozsalieradelaltavoz.
—Sí.—¿Quéhahecho?—preguntéconvozcalmada,ocultandomiansiedad.Agradecíaquenoestuvieradelantedemí.Estabadesesperadaporsaberquéhabíahecho.—EstabahablandoconSeth.Mepreguntécómopodíahabersucedido,ydóndesesuponíaquehabíanhabladosiSethsehabíaido
cuandolomiramosdeformaacusadora.Alexyyonosmiramosconcuriosidad.Susojosestabanmásoscuros.—¿Dónde?¿Quéhandicho?¿Túloshasvisto?—Despuésdequedesaparecieras,meheido.Yantesdequetequejes,déjamedecirtequepensaba
quetehabíasidoacasa—explicó—.Decaminoacasa,mientrasibaporlasiguientecalle,hevistouncocheaparcadoenlaesquina.Mehaparecidoraro,porqueeraidénticoaldeSethycreíaquesehabíaido.AsíquemeheacercadodisimulandounpocoyhevistoaKateenelasientodelcopiloto.
Mientras Cara hablaba, miré de reojo a Alex. Parecía dolido. Su ex novia en el coche de otrapersona.Debíadoler,ymucho.
—¿KateySethestabanhaciendoalgo?—KateparecíaenfadadayleestabagritandoalgoaSeth.
—¿Elqué?Micorazónlatíaconfuerza.—Loúnicoqueheescuchadohasidoalgoasícomo:«¿Enserio?¡Eresunestúpido,Seth!¿Cómono
lovasasaber,sitúestabasahí?Telodijeunmillóndeveces,lohemoshabladohacesolounashorasyparecequenohasentendidonadadeloquetehedicho»—imitólavozdeKateconuntonotodavíamáschillón.
—¿Estássegura?—Segurísima.EraKate—respondió.Alexmirabahaciaabajoynodecíanada.Tampocosehabíamovido.—¿Quémáshandicho?¿QuéharespondidoSeth?¿Dequémáshanhablado?—KatesoltabapalabrotasySethnocontestaba,parecíaestarenotromundo,seveíatristeycansado,
conlamiradaperdida,yasabes…—dijoyasentíaunquesabíaquenomepodíaver.MeimaginéaKateenelcochedeSeth.LuegoaSeth,consucabellocastañoysusmanchasrojasalrededordelosojos.Yfinalmente,imaginélopeor—.DespuésKatehasalidodelcochemuyfuriosa,hadadounportazoysehamarchado.Sethnohaabiertolaboca.Nosehamovido.
—Oh.—Eraloúnicoquepodíadecir.—¿Oh?—Suspiró,frustrada—.¿Tecuentoalgomuyextrañoy«¿Oh?»esloúnicoquedices?Parpadeé,tratandodeprocesarloqueCaramehabíadicho.Toméunadecisión.—Cara,tellamomástarde.—Ycolgué.Alexteníaelrostromásblancoqueunfantasma,literalmente.Estabademasiadopálido.—Alex—dije—,¿necesitasmáspruebasparaconvencertedequenodebemosconfiarenKate,nien
nadie?—preguntémientrasletocabaelhombroderechoparallamarsuatención.Alexestabatensoydemasiadorígido.Cuandoletoquéelhombro,unasensaciónextrañamerecorrió
todo el cuerpo; empezó por las manos y después se extendió como una corriente eléctrica. Retirérápidamentelamano.
¿Quéhabíasidoeso?—No—contestóenunmurmullo.Kate.Sabíaquehabíaalgoraroenella.—¿TúcreesqueKatetienealgoquever?—pregunté.Élparecióreaccionar.—¿Quéquieresdecir?—respondió,máscalmado,perosindejardeapretarlamandíbula.—Quealomejorellasabealgo—respondíindiferente,mordiéndomelalenguayevitandoinsultarla.—Talvez.Lomirémolesta pero, desgraciadamente, no lo notó. Así quememolesté todavíamás. ¿Por qué
confiabatantoenKate?¿Enserio?¡¿EnKate?!Soloconescucharsunombre,meentrabannáuseas.Alexnodijonada,asíquetomélainiciativa.—VoyahablarconSeth—solté.—¿Qué?—VoyahablarconSeth—repetí.—Sí,loheentendido,pero¿porqué?Y¿paraqué?Nisiquierayomismapodíaresponderesaspreguntas.SolosabíaquedebíahablarconSeth,asíque
dijeloprimeroquesemeocurrió.
—Mira, ya hemos escuchado la versión de Cara, pero ¿qué hay sobre la versión de Seth? ¿Y laversióndeKate?¿Notegustaríaescucharloqueellosdicen?—razoné,dandounpocodelógicaamirespuesta.
—Porsupuestoquesí.Perosupongamosqueescierto,queKateySethhanestadohablandoenelcoche.¿Quécreesquedirán?—comentóconelceñofruncido.
—Dejadesertannegativo—reaccioné.—Noestoysiendonegativo,sinorealista.Noteníanadaqueobjetar,Alexllevabarazón.Sihabíancometidoundelito,noloconfesaríanasí
comoasí.—Deacuerdo.—Mecrucédebrazos—.Entonces,¿pordóndeempezamos?Hastaahoralosúnicos
sospechosossonKateySeth.¿Quésesuponequedebemoshacer?¿Esperaraqueelasesinoseentregue?Medejécaerenlacama.Alexsequedóensilencio,dándolevueltas.Suspiré,impaciente.—Deacuerdo—accedióalfin.Quisedarsaltosenlacama.¡Sí!—Vendrás conmigo, ¿verdad?—pregunté esperanzada y emocionada al mismo tiempo. No podía
hacerloyosola,¿ysimepasabaalgo?Meestremecí,temblandoinvoluntariamente.Detodasmaneras,siAlexmeacompañaba,¿quéharía?¡Eraunfantasma!
YencuantoaSeth,nosabíanadadeél,nisiquieradóndevivía.Loúnicoqueconocíaerasunombre.—Sí,teacompañaré.Ahoramismomiagendanoestámuyocupada—bromeó.—Genial.Decidísentarmeenlasillayleíloqueaparecíaenlapantalladelordenador.—¿Alex?—lollamé.—¿Sí?—Suvozdetrásdemímesobresaltó.Noteníaniideadequeestabaamiespalda.—Nosabíaqueteníashermanos.—Meconcentréenelcomentarioynoensuintensoaromavaronil.
Unolorfuerteydeliciosoquemehacíaquererinhalarmásymás.¡Concéntrate!—Notengohermanos—respondió.Sualientohizoquemicabelloondearaligeramente.—Leí una publicación en tu muro. No recuerdo quién la escribió, pero te mencionaba como su
hermano.—¡Ah,sí!FueIsaac.—Unoloramentameinvadió.—¿Isaac?—pregunté, tratandode recordaraalgún Isaacdel instituto,peroningunomeveníaa la
mente.ElúnicoIsaacquerecordabaeraunantiguovecinoquehabíaconocidoenotraciudaddelacualignorabaelnombre.Poraquelentoncesyotendríaunossieteaños.Nuncaolvidaríaaaquelchico.Eradelgadoy rubio,conel rostrocubiertodepecas.Muy inquietoyactivo,aveces jugabaconmigoa lapelota o nos columpiábamos durante horas.Vivía enfrente de nuestra casa, y enNavidadme lanzababolasdenievetangrandescomounbalóndefútbol.Unavezmetiróunatanfuertequemegolpeóenlafrenteyestuveinconscienteundíaentero.Mimadreseenfadótantoqueobligóasufamiliaaquepagaralosgastosmédicos.Yluegonosfuimosdeahí.
Soloconrecordarlomedolíalafrente.MalditoIsaac.—Sí,eraunamigodemianteriorciudad.AntesvivíaenColddes—asintió.SabíadóndeestabaColddes, se encontraba al nortedel país.Eraun lugar extremadamente frío, a
cinco o seis horas de aquí. Tenía una foto hecha allí, debajo del letrero de bienvenida a la pequeñaciudad. Mi madre la tomó cuando era pequeña, tendría unos seis años. Según decía, fueron unasvacacionesdemasiadocortasyporesonolasrecordaba,peroyoestabaconvencidadehaberpasadoallímuchomástiempodelqueelladecía.Dealgúnmodo,teníalasensacióndequeColddeseracomomihogar.
—Oh,pensabaqueerasdeaquí,deSeattle.—Puesno.NacíenColddes.Pasélamayorpartedemiinfanciaallí.Asentí.Eloloramentamevolvióadistraerdemispensamientos.—Entonces,¿notieneshermanos?—preguntédenuevo.—No—confirmó.—Ah.La conversación terminó. Nadie comentó nada más y nos quedamos en silencio, aunque era un
ambiente cómodoy tranquilo.Leí las conversacionesy losmensajesdeAlex.Peronadame llamó laatención.Noencontrénadasospechoso.
Miréelrelojdelordenadorymarcabalasdosdelamañana.Bostecé.—¿Porquénotevasadormir,Hannah?—sugirióAlexalvermibostezo.Estabatancansadaquelehicecaso.—¿Ytú?¿Novasadormir?—Sí,peromástarde.—¿Losfantasmaspuedendormir?—mesorprendí.—Hannah,soyunfantasma,nounvampiro—bromeó.—Ah,claro,tiendoaconfundirlascaracterísticasdelosseresparanormales.Surostroseiluminócuandosonrió.—Teacostumbrarás.—Meguiñóunojo—.Buenasnoches,Hannah.Bostecédenuevoycaírendidaenlacama.
Capítulo9
Me desperté cuando los rayos de sol tocaron mi rostro. Abrí los ojos poco a poco y los frotésuavemente,paraqueseadaptaranalaluzdelahabitación.Afortunadamente,eldolordecabezadelosúltimosdíashabíadesaparecidoyahorasimplementeteníamuchahambre.
Busqué con lamirada aAlex, pero no estaba en la habitación. El ordenador y la lámpara demiescritorio estaban apagados. Recordé poco a poco lo que había sucedido el día anterior. Estaba tancansada que me había quedado dormida con el vestido puesto. El cuello y la espalda me dolíanligeramente.Me senté en la cama e hice algunos estiramientos.Los huesos crujieron.Apesar de quehabíadormidoenunamalapostura,yanomesentíatansoñolienta.AlcerrarlosojosyreproducirlasimágenesdelrostrodeAlexydesupadre,mesentícomosiestuvieraenunsueño.Micuerpoflotaba,losentíaliviano.
Peroentoncesescuchéunsonido.Abrílosojosyviamimadreenlapuerta.—Estarde,pensabaqueyaestaríasvestida—dijomientrasseacercabaamicama.—Creoqueanochemequedédormida.Melevantédeunsalto.—¿Y el despertador?—preguntó mientras caminaba por la habitación, lo que, extrañamente, me
poníanerviosaytensa.—Meolvidédeactivarlo—respondí,sinsaberquéhaceroadóndeir.Algomeinquietaba.—Estásmuynerviosa,¿quépasa?—preguntómimadre.—Nada.Mehequedadodormidayséqueestarde—respondíatodavelocidad—.Losientomucho,
sé que debemos dar ejemplo y que la puntualidad esmuy importante.Novolverá a pasar—prometí,aunqueeraalgoqueacabaríaincumpliendo.
Medirigíalarmarioybusquéeluniforme.—No te preocupes, cariño. —Sus pasos se alejaron y enseguida me sentí mucho mejor. Seguí
fingiendounossegundosmásquebuscabamisuéter.Mishombrosserelajaronymismúsculosvolvieronalanormalidad.Estabaapuntodesonreír,triunfante—.Hannah…¿Quéesesto?—Suvozsonabadetrásdemí.
Porfavor,quenoseanadamalo.Porfavor.Megirélentamente.Unatelacolgabadesumano.Malditasea.EraelsuéterdeAlex,lohabríadejadoaquí…¿Losfantasmaspodíanhacereso?—Esmisuéter,mamá—dijeintentandosonarconvincente.
—Noesverdad,yono tehecompradoeste suéternunca.Ni siquiera tegusta la ropaamarilla—replicó,molesta.Tratédepensarenalgunaexcusa,peromequedéconlabocaabierta,incapazdedecirnadaantesdequemeinterrumpiera—.EstesuétereradeAlexCrowell,¿sepuedesaberquéhaceaquí?
—Nolosé.—¿Lorobastedesucasa?—exclamó,apretandolosdientes.—¡No,mamá!¿Cómopuedespensaralgoasí?—meindigné.Yonuncarobaríanada.—Hannah, deja dementir. Estásmuy rara últimamente. ¿Qué te pasa?—Estrujó el suéter con los
dedosdelamano.Latelasearrugóbajosuagarrefirmeyfurioso.—Mamá,¿acasoinsinúasquesoyunaladrona?¿Esquenomeconoces?¡Soytuhija!—¡Mihijanomementiría!—respondiógritando.—¿YporquécreesqueesdeAlex?—preguntémientrassonreíaparamisadentros.Esperabaquela
preguntalapillaraacontrapié.Intuíquemimadremeocultabaalgoporquetardóenresponderyserascólanarizfrenéticamente.Y
esosignificabaquehabíaalgoquenoqueríacontarme.—Sé que es suyo porque… porque… —Las palabras no tenían sentido, estaba cada vez más
nerviosa—.¿Quémásda?Estamoshablandodeti,¿dedóndelohassacado?—preguntódenuevo.—¿ConocíasaAlex?—susurré.—Claro,ibaalinstituto.Fruncíelceño.—¿Enserio?—Uséuntonomásmisteriosoylamiréfijamente—.Supadremecontóalgomás.—¿Qué te contó? —Sin duda, estaba horrorizada. Presionó el suéter todavía más, ansiosa por
escucharloqueestabaapuntodedecir.Clavólasuñasenlateladealgodón.Hizounamuecaquemostróconclaridadlasarrugasdesurostro.
—¿Porquénomelocuentas tú?—respondí.Y,porunmomento,mipropiamadremeparecióunadesconocida.
—NoséquétehapodidodecirGeorge,Hannah.—Tragósalivaydejóelsuéterenmicama—.Peronocreasenél.NienRosie.—Suexpresiónfacialsesuavizó.
¿Porquénodeberíaconfiarenellos?Últimamenteyanopodíaconfiarennadie,nisiquieraenmímisma.Todo esto era surrealista: undía todoparecía normal y, al día siguiente, todosparecían estarrelacionadosconunasesinato.
—Georgemeloregaló—mentí.Surostrovolvióacambiarrápidamente.—¿Georgehizoeso?—Habíasarcasmoensuvoz,noparecíacreérselo.Eramuydifícilmentirami
madre,meconocíademasiadobien—.¿Porquéteregalaríaunsuéterdesudifuntohijo?—Nolosé,simplementemeloregaló—respondírápidamenteparanodespertarmássospechas.—Porfavor,Hannah.—Teestoydiciendolaverdad—contestéymecrucédebrazos.Deboreconocerquehastayomisma
mecreímiactuación.Talvezdeberíadeconsiderarlaideadetomarclasesdeteatro.Seguroquenosemedaríamal.
—Nomeparecebienqueaceptesregalosdeotraspersonas,sobretododeGeorge.—¡¿Porqué?!—estalléenungrito.Era injustoquemeprohibieracosas sindarmeunmotivo.¿Porquénodeberíaaceptarun regalo?
Aunqueloquemásmemolestabaymeponíafuriosaeraquenomecontaraelporqué.Todoteníaunaexplicación,unmotivo,yyoqueríaaveriguarcuáleraenestaocasión.
—Porquelodigoyo.Yquieroquemedigasahoramismoporquételoregaló—exigió.—¿Sabesqué,mamá?¿Porquénoselopreguntaspersonalmentesitantoteinteresa?Pídelequevaya
a tu despacho y deja de molestarme, ¿quieres?—dije de mala gana. Cogí mi uniforme y salí de lahabitaciónechandohumoporlasorejas.Lasmejillasmeardían.
—¡Hannah!—gritó—¡Vuelveaquí!¡Novoyapermitirtequemehablesenesetono!Caminéporelpasilloatodaprisaparaentrarenelbaño,ignorandosusgritos.Diunportazo.Abríel
grifodellavamanosyelaguasalió.Juntémismanosformandouncuenco,dejéquesellenarandeaguaymelaechéenlacara.Mevestílomásrápidoquepudeymecepilléelpelo.
Nisiquieradesayuné.Mepuselamochilaymefui.Mimenteempezóaburlarsedemíporquenoeracapazderesolverunmisterio.¿DóndedemoniosestabaAlex?,mepreguntémientrascaminabadesesperada.Estabamuyenfadada.
Derepentesentíunarespiraciónagitadamuycercademioreja.Eraunarespiraciónpesada,ruidosayexageradaquemeestremeció.Acelerémispasos.
Mearmédevalorymegiré,peroallínohabíanadie.Seguíandando.Nome tranquilicédel todoporqueteníalasensacióndequealguienmeobservaba.
Pero,depronto,alguientocómihombro.Diunrespingo,aterrorizada.¿Quiénmehabríatocado,sinohabíanadiedetrásdemí?
Mequedéparalizada.Comosisetrataradedosimanesquesesientenatraídosynopuedensepararseel uno del otro, la mano no se despegó de mi hombro. Su contacto era intenso, y las piernas meempezaronatemblar.Lasmanosmesudaban.Teníaganasdegritar.
—¿Me has llamado?—dijo una voz que reconocí al instante. La sangre de mi cuerpo volvió acircularconnormalidadymegirérápidamente.
Alex.Suspiré,dejandosalirmifrustración.—¡Nunca,nunca,nuncavuelvasahacereso!—chillémientraslegolpeabaelpechoconlasmanos.
Élintentódefenderse.—¿Hacerqué?—preguntócuandodejédegolpearlo.—Asustarmedeesamanera.—Estabamuyenfadada.—Oh,losiento.—Tuveganasdegolpearlodenuevo.¡Menudosustomehabíadado!—Porcierto,genio,teolvidasteelsuéterenmihabitación—dijeconsarcasmo.—¿Y?—¿Cómoque«y»?Heacabadodiscutiendoconmimadreyahorapiensaquesoyunamentirosa,una
ladrona y que estoy muy rara. ¿Y a ti no se te ocurre nada mejor que decir«y»? —negué, todavíaenfadada.
—Bueno,iréconmáscuidado—prometió.—Esoespero,yameencargaréyo.—¿Noeresunpocoexagerada?—¡Mimadrepensaráqueestoylocasilecuentoquehabloconunfantasma!—Peronoselovasacontar.—Sonrió.Neguéconlacabeza.Seguimoscaminandoporlacalle.Pocoapoco,mientrasloanalizabaabsolutamentetodo,olvidéla
discusión.Cuandollegamosfrentealinstitutoy,despuésdecerciorarmedequenadiemeveía,lehabléalfantasmadeAlex.
—¿Echas de menos el instituto? —pregunté tímidamente, esperando que mi pregunta no loincomodara.Mepuseunamanodelantedelaboca;noqueríaquepensaranqueeraunalocahablandosola.
—Enrealidad,sí—respondióconunarisitanerviosa.Despuéssequedócallado.—¿Quépasa?—susurré,tratandodeseguirsumirada.—Seth—dijoconvozronca.Meestremecí.—¿Dónde?—Intentéencontrarlo,peronoloveía.—EstáapoyadoenelcochedeKate—indicó.BusquéelflamanteautomóvilrojodeKateentretodosloscochesaparcados.Notardémuchoenencontrarlo.Efectivamente,ahíestabaSeth.Llevabaeluniformeyparecíadesconcertado,comosinosupieradóndeestaba.Susojosibandeun
ladoaotro.Sellevólasmanosalosbolsillosdelanterosysequedóobservandolanada.Estabajuntoalcoche de Kate, pero ella no estaba, o eso me pareció. Yo me encontraba a unos cuantos metros dedistanciaynoloveíamuybien.
—Voyahablarconél—anunciéycaminéensudirección.—Espera…¿qué?¡No!¡Hannah!—gritódesdeatrás.Perosuvoznomedetuvo.AhoraestabaapocosmetrosdeSethyveíamejorloquehacía.—¡Seth!—lollamécuandoestuvelosuficientementecercaparaquemeescuchara.Levantólamiradaybuscólavozqueloreclamaba.Susojossemovíanconagilidad,hastaquese
cruzaronconlosmíos.Aceleréelpaso.Pero en cuantome vio, se colgó lamochila al hombro y se fue tan rápido como una liebre. Iba
despavorido.Teníaelpelohúmedo,porloquesupusequeacababadeducharse.Sinembargo,surostroperdidoledabaunaspectotriste.
—¡Espera,Seth!—grité,llamandolaatencióndealgunasmiradascuriosas.Sethapretóelpasoyempezóacorrer.Micorazónseaceleró.—DéjaloHannah.Hoyno—dijoAlexdetrásdemí.Loignoré.Sinoerahoy,¿entoncescuándo?¿Cuandoélquisiera?¿Ynuestrasdudas?¿Ysuasesino?¡Queseaguantesihoynoeraeldíaadecuado!Empecéacorrertrasél.Sethteníaunaspiernaslargasydabaunaszancadasenormes.Acadapaso,
ladistanciaquemesacabaaumentaba.Deberíaconsiderarlaideadehacerejercicio,mecansabamuypronto.Sethmedejóatrásyseperdióentrelamultituddealumnos.
Entonces,corrímás.Sethsegiróunmomentoy,alverme,sehorrorizó.Surostropalideció.¿Porquéhuía?¿Porquéestabaaterrorizado?Estaba cerca de él, a unos cuatro metros, cuando alguien se interpuso en mi camino y me hizo
retrocederunpardepasos.Elgolpemedejótanaturdidaquecerrélosojosinvoluntariamente.Y,cuandolosabrí,mipesadilla
estabajustoahí.—Kate—murmuré,desorientada.
Lacabezamedabavueltas,elpasillodabavueltas,tododabavueltas.MenosKate.Ellaparecíaunaestatua.
—Hannah,¿estásbien?—preguntóconciertosarcasmo.—No, en realidad no —contesté mientras regresaba a la realidad. Todo se estabilizó en unos
segundos.—¿Quépasa?HevistoqueseguíasaSethy…—…y tehasmetidoenmedio—completédemalagana.Elgolpemehabíaenfadadomásque la
discusióndeesamañanaconmimadre.YveraKatemeponíatodavíadepeorhumor.—Oh,¿enserio?—Parecíaconfusa.Lasmanchasoscurasylahinchazóndelaslágrimasquehabía
derramado en el funeral de Alex seguían visibles. Afortunadamente, sabía maquillarse bien—.Discúlpame,por favor—seexcusó,pero suvozera irritanteymolesta.Sonaba tanhipócrita…OíraKatemeponíamala.
—Notepreocupes—respondícasisonriendo.MiréporencimadesuhombroySethyanoestaba.Katesepercatódemigestoysegiróparaver
quéestabamirando.Alcomprobarquenohabíanadie,volviósumiradahaciamí.—¿Puedoayudarteenalgo?—preguntó.Por primera vez en mi vida, y aunque dolía aceptarlo, necesitaba la ayuda de Kate. De hecho,
necesitabasutestimonio.—Sí.Creoquepuedesayudarme—contestéconunasonrisadulceyfalsa.—Hannah… para. Kate no servirá—dijo Alex. Su voz era clara y fuerte. Yme dio miedo.Me
asustabaquenadiemáslopudieraveroescuchar.Comosinoestuvieraahí,continuémiconversaciónconKate,ignorándoloporcompleto.
—¿Enquétepuedoayudar?—preguntóKate.—SetratadeAlex.En cuanto pronuncié su nombre, el rostro de Kate se puso blanco y sus dedos se movieron
rápidamente,temblorosos.
Capítulo10
Los ojos azules deKate trataron de evitar losmíos. Semovían rápidamente, de un lado a otro, sinparar.Alospocossegundospareciódarsecuentadesutic.Centrólamiradaenlastaquillasdelinstituto,comosifueranlomásinteresantequeveía.Kateestabamuyrara,yunaalarmaseencendióenmicabeza.Tal vez exageraba, pero el instintome llevaba a pensar así. El comportamiento deKate era extraño,sobretodoporquesetratabadelachicamásseguradelinstituto.
—NoquierohablardeAlex—respondióalfin.Yanosonreía,nisiquierahablóconvozchillona.Sutonoerafríoycalculador,parecíamedircada
palabraquedecíaapesardesusmovimientosnerviosos.—Déjala,Hannah—sentencióAlex.Sonaba disgustado. Pero no iba a detenerme ahora, debía acabar esta conversación. Los latidos
acelerados de mi corazón indicaban que algo andabamal, y Kate sabía de qué se trataba. Tan solonecesitabapresionarlaunpoco.
—¿Porqué?¿PorquénoquiereshablardeAlex?—Porfavor,nopuedo—negó,bajandolamirada—.Noinsistas,Hannah.Noquierohablardeél.No
quierosabernadadeAlex.Asíquesimedisculpas…—Volvióalevantarlamiradaypusolaespaldamásrectadelonormal,recuperandolacompostura.Tragósalivacondificultadypasópormiladosintocarme.
Megiré.—¿Quéocultas,Kate?—exclamécuandomedabalaespalda.Noseinmutó—.¡Hasdichoqueme
ayudarías! ¿Te está amenazando alguien? —le grité enfadada. A pesar del viento, su cabello rubiopermanecíaquietodetrásdesushombros.Cadapeloestabaensusitio.Todoerademasiadoperfecto.
Alescucharme,Katesediolavuelta.Susojoshabíanperdidobrilloysusonrisabrillantesehabíaesfumado.
—Teayudaréconloquenecesites,siemprequenotenganadaqueverconAlex—afirmó.Mesorprendiósutonosincero,noerasuclásicavoz.EracomosituvieradelanteaotraKate.—Perotú…—empecéadecir.—¡Yabasta!—megritóAlexaloído.Suenfadomepillóporsorpresaydiunbote.MiréaAlexconfuria.Despuéshablaríaconél,peroahoranecesitabainterrogaraKate.Yaunqueledoliera,yanoerasu
novia.
DidospasoshaciaKate,dejandounadistanciaprudenteentrenosotras.Queríainsistir,aunqueAlexsemolestara,necesitabasonsacarlealgo,loquefuera.
—¿YhablaríassobreSeth?—insistí,desesperada.—¿Quépasaconél?—Dímelotú—respondí,mirándolaalosojos.Ellamedevolviólamirada,yesperamosaverquién
cedíaprimero.Porsupuesto,Alexseguíadetrásdemí,murmurandoinfinidaddecosasquenolograbaentender.EstabaconcentradaenKate.
Mirésusojosconatenciónyobservéquesulabiosuperiorempezabaatemblar.Acadasegundoquepasaba,parecíaponersemástensaynerviosa.Escondíaalgo,susojoslogritaban,perosubocanodecíanada. En cualquier momento explotaría. Aquellos ojos azules se volvieron un mar profundo. Eraimposibledescifrarloqueocultaba.
Finalmente,Kateserindió.Sediolavueltademaneratanbruscaquecasichocócontraunataquilla.Se alejó de allí. Caminaba deprisa y con torpeza, como si estuviera aprendiendo a dar sus primerospasos.
—¿Porquéerestanterca?—mesoltóAlex,detrásdemí.Lomiré.Tenía lamandíbula apretada, las facciones de su rostro estaban tensas y una vena de su
frentesehabíahinchado.Parecíamuyenfadado.Inclusoteníaelceñofruncido.Perosuaspectonomeafectóenabsoluto.—Porqueeslaúnicapistaquetenemos—respondí.Larespuestaeraobvia.—Hassidomuydura—lamentó,enfadado.—Solotratodeencontraralgunapistaquenosayude.NoquierohacerledañoaKate,Alex.Yeracierto,nopretendíamolestaraKate.Elhechodequenomecayeraespecialmentebiennome
dabaderechoahacerledañoo a incomodarla.Yonoera así.Solopretendía apremiarlaparaquemedijeraloque,aparentemente,escondía.
—Lapróximavez intenta sermenosdura.Lascosasestánpeorde loquepensaba—meaconsejóAlex.
—Estábien,lointentaré.Alexasintió.Medirigíaclase.Seguroquellegabatarde.Lospasillosestabancadavezmásvacíosylosgritosde
anteshabíandadopasoatímidossusurros.Saludéaalgunoscompañerosdeclaseyfuihastaelaulaquemecorrespondía.
Conocíaelinstitutocomolapalmademimano,asíquesabíaquenecesitabamenosdedosminutosparallegaralaula.Visualicéalprofesorconsuvasodecafé.Yahíestaba:elaromaacafeínallegóamíantesinclusodecruzarlapuerta.Cuantomásmeacercaba,másintensoeraelolor.Hoyhabíaoptadoporuncaféamargoyfuerte.
CuandomegiréparadespedirmedeAlex,yanoestaba.Pocoapocomeacostumbraríaaqueaparecieraydesaparecierasinavisar.Comohabíacalculado,lleguéaclaseenmenosdedosminutos.Y,afortunadamente,nolleguétarde.
Algunosalumnosseestabansentandoensusmesasmientrassesaludaban.Habíasonrisasblancaspordoquier. Escuché risas y algunos teléfonosmóviles. El profesor no estaba, pero su termo de café sídescansabasobreelescritorio,expulsandovapor.Meencantabaeloloracafé,peroesteerademasiadofuerte.Estabaconvencidadequesololeponíaunacucharadadeazúcar,nomás.
—Hola.—Alguienpusounamanoenmihombroypresionóligeramente—.¿Cómoestás?
Dejécaerlamochilaenlasillaysonreídeinmediato.—Hola,Cara—saludé—.Muybien,¿ytú?—Estupendamentegenial.Estoymuyansiosaporlodelpróximoviernes.Seacercaelgrandía.El equipo de fútbol americano del instituto tenía un partido y las animadoras jugaban un papel
importante.Caraylaschicashabíanpreparadounacoreografíanuevay,parasersincera,eraincreíble.Hacíanunaseriedeacrobaciasenelaire, flexionabanlaspiernasyalzabanlasmanoscerradasenunpuño,paradespuéscaerenlosbrazosdeloschicosyseguirconlacoreografía.Caraeralaanimadoraconmejorritmo,nadiepodíanegarlo.Sedecíaqueelequipodelinstitutoteníamuchasposibilidadesdeganar el partido. Yo estaba de acuerdo. Este año tenían al mejor grupo de animadoras y a lamejorcapitana.ACaralefascinabaestarenuncampo,ymássipodíahaceracrobacias.Leencantaba.Todosesperábamosqueelviernesnolloviera,porquecuandolasgotascaían,lohacíanconfuerza.
—Todoirábien,loharásgenial.—¿Vendrás?Asentí.Ellasonrió,satisfechapormirespuesta.Cuandomesenté,seoyeronunospasosapresurados.—Losiento—dijoelprofesor.Porsurespiraciónagitadadiríaquehabíallegadocorriendo—.He
tenidoquevolveralaparcamientoporquemehabíaolvidadounascarpetas.Peroyapodemosempezar.Porfavor,tomadasientoysilenciadvuestrosteléfonosmóviles.
—¿Nosvemosalasalida?—dijoCaraantesdequelaclaseempezara.Melopenséduranteunossegundos.TodavíanosabíasiAlexestaríaporaquí.—Noestoysegura—mentí—.Mimadrequierequelaayudeconalgo.Hizounamuecadedesagrado.—Vale,notepreocupes.—Cara…—Intentédeciralgoparaarreglarlo,peroellayasehabíadirigidoasupupitre.Miré a la pizarra. El profesor estaba escribiendo algunos apuntes de la lección. Sus trazos eran
gruesos y hacía ruido con la tiza. Lo único en lo que podía pensar era en Kate y Seth. Había algosospechosoymisteriosoenellosyensuformadereaccionaresamañana.¿Ysitodohabíasidounplanorquestadoporellos?¿Ysiintentabanserlacoartadadelotro?
Pormásvueltasquelediera,mecostabapensarqueKateestuvieradetrásdelamuertedeAlex.Esdecir,ellanoseríacapazdeasesinaraunapersona,¿osí?
Y Seth… a él ni siquiera lo conocía. Pero investigaría todo lo que estuviera enmimano. En elfuneraldijeronquehabíasidoél.TalvezfueelúltimoenveraAlexconvida.
Mis pensamientos se interrumpieron cuando alguien me llamó por mi nombre y me golpeó consuavidadelhombroderecho.
—Hannah.Megirésigilosamente,conlaesperanzadequeelprofesornomepillara.Sarah,unachicapelirroja
yconelrostrollenodepecas,mepasóunabolitadepapel.Estabaarrugada.Latomésinpreguntarnadayledilasgraciasenunsusurroantesdevolveragirarme.Elprofesorseguíaescribiendoenlapizarraytodosmiscompañeroscogíanapuntes.
Bajé lasmanosparaponerlassobremi faldayabrí labolitapocoapocoparanohacer ruido.Elpapelcrujióenmisdedos.Lahojaconteníaunmensajeespeluznanteyamenazador.
«Dejademeterteenlosasuntos
delosdemásosufriráslasconsecuencias».
Abrílosojoscomoplatos,tratandodeasimilarelmensaje.«Dejademeterteenlosasuntosdelosdemásosufriráslasconsecuencias».Lorepetímentalmente.¿Quiéndemonios…?Lasletrasnegrasestabanmarcadasconfuerzaentrazosdeplumadescuidados.Notéunhormigueoen
laspiernasymicuerpotemblóligeramente.Mequedéinmóvilunossegundosyesperéaquemicuerpofueracapazdereaccionar.Aquelpedazodepapelvibrabaentremisdedos.Formédenuevolabolita.
Pestañeévariasveces.¿Ysielmensajeeraparaotrapersona?¿Ysihabíasidounerror?Observéamialrededor,conlaesperanzadepillaraalguienmirándome,peronadiemeprestabaatención,todoelmundoescribíaensuslibretas.
—¿Tienealgúnproblema,señoritaReeve?—mepreguntóelprofesorconlosojosentrecerrados.Ahorasí.Todaslasmiradasestabancentradasenmí.—No—respondí,negandoconlacabeza.Rápidamente volví a centrarme en mi cuaderno. Fingí estar escribiendo algo para evitar más
preguntas.Arranquéuntrozodepapelyescribíenél.«¿Quiéntehadadolanota?».Lancédiscretamente aSarah el papel.Lo abrióy luego escribió algo en él.Oí el trazode cuatro
letras. ¿SeríaKate, después del encontronazo de esamañana? ¿O tal vez Seth?Me incliné sobremipupitreyfingítomarapuntes.
Esperé…Esperé…Yesperé…Teníalosnerviosaflordepiel.Laplumaquesosteníaentrelosdedosresbalabaporelsudor.Unosminutosdespués,unabolitadepapelaterrizósobremilibreta.Meapresuréaabrirla.«Cara».Nopodíaser.Elaireseacumulóenmipecho,sentíaqueibaaexplotarencualquiermomento.Escribídenuevo:«¿CaraCarter?»,ylelancéelpapelaSarah.Estavezmelodevolvióenseguida.Estabaseguradequeloslatidosdemicorazónseoíanportodo
elinstituto.Abríelpapelsinvacilar.«Sí».Oh,Diosmío.MiréaCaradereojo.Parecíaabstraída,concentradaensucuaderno.Rápidamentesepercatódeque
alguienlaestabaobservando,segiróymevio.Sonreíduramente.No.Carano.Mehizoseñasparapreguntarmesihabíaalgúnproblema.Teníalascejasarqueadas.Viqueteníaun
lápiz en lamano y suspiré aliviada. Rápidamente negué con la cabeza y, para evitar malentendidos,sonreí,comosiempre.
Cara pareció entender que no pasaba nada, así que se dio la vuelta para acomodarse en su silla.Entoncesviacámaralentaqueunaplumadetintanegracaíaalsuelodesdesumesa.Elsonidoresonóentodalaclase.Colisionócontraelsuelo,rebotó,sequedósuspendidaenelaireunasdécimasdesegundoy,finalmente,volvióacaer.Carahizounamuecadedisgustoyseagachópararecogerla.Suslabiosse
movieron para maldecir en un susurro. No me miró en ningún momento. Volvió a sentarse y siguióescribiendo.
Meconcentréenmisapuntesymeperdíen lahojaenblancodemi libreta.Nisiquierasabíaquéhacer.
—Señorita Reeve. —Alguien dijo mi nombre a lo lejos—. Me parece que hoy está demasiadodistraída.Supongoqueyahaterminadosuensayo,¿verdad?¿Porquénonoslolee?
—No,enrealidadyo…—Penséenunaexcusaquesonaracreíble—.Hoynoestoynadainspirada,profesor.
Huborisas.—Nonecesitainspiración,coneltemarioquehemosvistoenclaseessuficiente—respondióconsu
vozgraveeirritada.—Sí,profesor—susurré—.Voyaconcentrarme.Entonces comencé a garabatear sobre la libreta. No escribí nada relacionado con el ensayo, al
contrario;automáticamenteescribíelnombredeAlexenlapartesuperiordelahoja,yasualrededorpuselosnombresdetodoslossospechosos.
Cogí un bolígrafo rojo y primero puse a Kate, resaltando cada una de las letras de su nombre.DespuésañadíaSeth.Porahora,ellosdoseranlosprincipalessospechosos.Latintarojamehizopensarenlasangre.Elrestodelosnombreslosescribíalazaryporinercia.
Karen, que era lamano derecha deKate, podría haber sido su cómplice. Cara, con su bolita depapel,tambiénfuedirectaalalista.Yahoraqueteníaunapista,lleguéapensarqueCarapodríahabermentidoacercadeKateySeth,pero,silohubierahecho,KateySethnoestaríantancompinchadosynoactuaríandeunaformatanextraña.AsíquelerestéimportanciaalaideasobreCara,aunque,detodosmodos,laincluíenlalista.
Últimamente,lapalabraqueacaparabamispensamientosera«sospechoso».Despuésañadíalapelirrojaconpecas:Sarah.Ellamehabíaentregadolabolitadepapel,asíque
tambiénsemerecíaacabarenelpapel.¿Ysimintióaldecirquese lahabíaentregadoCara?¿Ysi laescribióella?Pero¿quéteníaqueverSarahcontodoesto?
Ledivueltasduranteunbuenrato.Tenía la mente en blanco.Me esforcé y repasé los acontecimientos otra vez por si se me había
pasadoporaltoalgúndetalle.Peronada.Nohabíanada.Elúnicoelementoencomúneraqueíbamosalamismaclase,peroSarahnocuadrabaenestahistoria.Noteníanadaquever.Además,estabaconvencidadequenisiquierahabíahabladoconAlex.Noibanalmismocursoynoteníanningunaclaseencomún.
Mehundíenlasilla.Afortunadamente,elchicoquesesentabadelantedemíerabastantemásaltoycorpulentoqueyo,asíquesuespaldameocultabadelcampodevisióndelprofesor.
Mepasélasmanosporlacara,frustrada.LoúnicoraroquerecordabadeSaraherahaberlavistoenelbañotomandounmontóndepastillasde
distintoscoloresytamaños.Segúnmehabíadicho,estabaenfermaydebíatomarmuchosmedicamentos.Yonodijenadamásymefui.Eramuydifícilconseguirtalcantidaddepastillassinunarecetamédica,así que supuse que ella la tenía. No me pareció raro. Yo también tomaba varias pastillas cuandoenfermaba.Recuerdoquedijo:«Mipadremehacetomarestaporqueríacadadiezhoras».Yoasentíycoincidíconella:«Mimadretambiénmeobliga,eshorrible».Ydespuésmefui.Fueunaconversacióncorta.
¡Oh!¡Yaestá!¡Yasabíaquéera!¡Diablos!¿Cómonolohabíapensadoantes?¡Eratanobvio!
Maldición.Maldición.Maldición.¡ElpadredeSaraherapolicía!—Sarah…—lallaméensusurros.Lacarameardía,elcalormerecorríatodoelcuerpo.Y,depronto,escuchéamiotrapesadilla.—Hannah, por favor, ¿podrías venir a la pizarra con tu ensayo? —El profesor me reclamaba.
Entrecerrélosojosehiceunamuecadedisgusto.Comomehabíagirado,tuvequedarmelavueltaparamirarlo.Suexpresióneradura.
—Noheterminado—respondí.Todoslosalumnoshabíandejadodeescribirynosmirabanamíyalprofesor.Teníanganasdever
unadiscusión.—¿Puedestraertucuaderno?Megustaríaleerloquellevasescrito.—Estabamuyserio.—Yo… en realidad…—No tuve tiempo de terminar la frase. Se levantó de la silla y caminó
directamentehaciamí.Susojosnosedespegaronde losmíos.Giré lahojade la libretaantesdequellegarahastamí.
Sepusoamilado.Enunmovimientorápido,tomómilibretaylahojeó.Vioqueapenashabíaescritominombreylafecha.Lasmejillasmeardían.
—Porfavor,Hannah,cogeunahojadeamonestaciónyhazquelafirmeNora.—¿Amonestación? ¡Pero sinohehechonadamalo! ¡Nopuedemandarmea la saladecastigo!—
grité.Todosmemirabanconcuriosidad.—Sí,síquepuedo.Cogelahojadeamonestación.Suspiré,frustrada,yguardémiscosasenlamochila.MirérápidamenteaCara,quemeobservabasin
entenderquésucedía.Lehiceseñasparaindicarlequeluegoseloexplicaríatodoyasintió.DespuésmedisculpéconSarah,yellasonrió.
Por un ladome alegraba de poder irme de aquella estúpida clase.Ni siquiera tenía ánimos paraseguir disimulando.Cuando terminé demetermis cosas en lamochila,me levanté de un salto y casigolpeéelhombrodelprofesor.Medirigíasuescritorioyrecogílahojadeamonestación.Yateníaminombreescrito,asíqueyateníapensadoexpulsarmedelaclase.Salíporlapuertalomásrápidoquepude.
Estabamuycabreada…Estabasiendounodelospeoresdíasdemivida.O,másbien,elpeor.Caminé por los pasillos vacíos. Mentalmente, soltaba una palabrota tras otra. Golpeé varias
taquillas.Meentraronganasdearrugarlahojaytirarlaalabasura,pero,paramidesgracia,teníaquequedarmeenunaulaconotrosalumnoscastigados,yNorateníaquefirmareldocumento.
Genial.Estaba muy enfadada.Me hervía la sangre. Quería golpear a alguien o a algo, había acumulado
muchafuriayestrés,yesqueestabanpasandotantascosas…Yteníatantoenloquepensar…Noqueríaimaginar cómo estarían los detectives, la policía o el FBI. Debía de ser peor que una clase dematemáticasdevariashorasseguidas.
Medijequenuncaestudiaríaalgorelacionadoconloscrímenes.Absolutamenteno.Cuandogiréaladerechaparadirigirmealauladecastigo,todosevolvióborroso.Meapoyéenla
paredytoméunabocanadadeaire.Derepente,todomicuerpoperdiófuerza.Nopodíamoverme.Unabrumadehumomeenvolvió,yentoncesmecaíalsuelo.Oílahojadeamonestacióncaercercademí,
peronoveíanada.Luego,unospasosseacercaron.Quisegritar,peronopude.Perdíporcompleto lavisiónytodoamialrededordesaparecióenlaoscuridad.Alguientratabadelevantarme.Sentíaelcalordesucuerpoysuaromaahombre.
Luego,nadamás.
Capítulo11
Abrí los ojos y vi una luz blanca cegadora.Era demasiadobrillante y apuntaba directamente amispupilas.Cerrélosojosylosapretéconfuerza.Losvolvíaabrir,estavezparpadeando,paratratardeacostumbrarmea la luz.Estabaenunacamaconsábanasblancas.Dehecho, todoparecíablanco: lasparedes, los muebles, los frascos demedicamentos, la puerta… ¿Frascos demedicamentos? ¿Dóndeestaba?
—¡Hannah!¡Porfindespiertas!—exclamóunavozfemenina.Lacabezamedabavueltas.—¿Dóndeestoy?—preguntédesorientadamientrasmiraba ami alrededor tratandode recordar lo
quehabíapasado.Pocoapocomeincorporéalarealidadymesentéenlacamilla.—Enlaenfermeríadelinstituto—respondiólamismavoz.Echéotrovistazoalahabitaciónmientras
tratabadeacomodarme,yluegolorecordétodo.Elensayodelprofesor.Laamonestación.Alguienintentandolevantarmedelsuelo…—¿Mehedesmayado?¿Quéhapasado?—Sí, un estudiante que pasaba por allí te ha encontrado inconsciente y te ha traído aquí —
respondió.Miré a la persona que hablaba.Me sorprendí al ver a unamujer joven de ojos color café y con
ojeras,aunqueelmaquillajelasocultabaunpoco.Teníaloslabiosrojoscomolascerezas,ysupieleratanblancaqueapenassedistinguíadesuuniformedeenfermera.
—¿Unestudiante?—pregunté.Todoparecíaestarensulugar:miropa,lamochila,lahojadeamonestación…absolutamentetodo.
La mujer se acercó y me abrió un ojo, estirando el párpado superior mientras proyectaba una luzbrillanteparaexaminarlo.
—Sí.—Teníaganasdepestañear—.¿Cómoloves?—Muybrillante—respondí.Luegorepitióelprocedimientoconelotroojo.—¿Yconeste?—preguntó.—Igual.Muybrillante.Apagóla linternaysediolavuelta.Caminóhacia loscajonesdesuescritorio.Aprovechéqueno
podíavermeparaplancharmelaropaconlasmanosyretocarmeelcabello.Mesentéenlacamilla,conlospiescolgandoenunlateral.
—¿Quiénmehatraído?—preguntéconcuriosidad.Todavíarecordabaaquellasmanossobremí.
La enfermera guardó la linterna que acababa de utilizar para examinarme en el cajón. El ruidochirriantemepusonerviosa.Cerróelcajónysedirigióhacialasmedicinas.Comprobóalgunasdeellas.Todavíamedabalaespalda.
—No creo que lo conozcas, es un alumno de último curso.—Sus manos buscaban un frasco enconcreto—.Tumadremehacomentadoqueestástomandomedicamentosporunaccidentequetuviste,¿escierto?
—Sí—confirmé—.¿Sucedealgo?—Puedequeelmedicamentoseamuyfuerteyqueesohayaprovocadoeldesmayo.Asentí.Elmedicamentoahoranoerarelevante.—¿Quiénmehaencontrado?—insistí.—Unchico.—¿Ysabesunombre?—preguntéconinterés.Seguíadeespaldas,estabaleyendoloscomponentesdeunfrascoblancoconetiquetaazul.—Hum…—dijo,pensativa—.Nolorecuerdo,eraunnombreraro…—¿Raro?—Noentendíanada.Ellaselimitóaasentirdesinteresadamente.Tomóotrofrascoconla
otramanoyloscomparóleyendoambasetiquetas.—¿Eresalérgicaaalgúnmedicamento?—Sediolavueltaparamirarme.Teníaelceñofruncido.Neguéconlacabeza.—¿Ynorecuerdanadadelnombre?¿Suinicial,talvez?—insistí,denuevo.Sediolavueltaparadejarunodelosfrascosyluegovolvióamirarme.Parecíacansadaeirritada,y
enrealidadnosabíaporqué,sicasinadieentrabaenlaenfermería…sepasabalamayorpartedeldíasolaysinenfermosalosqueatender.Losúnicosqueveníanconmásfrecuenciaeranlosdeportistasolas animadoras. Cara se rompió la mano una vez, y tuvo que llevar un yeso enorme durante variassemanas.Casitodoslofirmamos.
—EraalgocomoCat…¿oeraTate?—seinterrogóellamisma.¿Cat?¿Tate?,norecordabaaningunapersonaconesenombre.Talvez tenía razónyno loconocía—.No,espera, eraalgoasí comoZat…Seth…¡Ohsí!Eso,¡Seth!
—¡¿Seth?!—grité.Mequedédepiedra.Esonopodíaser.—Sí, ha dicho que te había encontrado tirada en el pasillo y te ha traído hasta aquí en brazos.
Deberías agradecérselo…—Me tendió una de las pastillas del frasco con etiqueta roja—. Hum…tómateestoydespuéscomealgo—dijo,cambiandoradicalmentedetemamientrasmedabaunacápsulablancayroja.Tomélapastillaymelatraguésinbeberagua.
—Gracias—dije,ymeapresuréarecogermiscosas.Perosuvozmedetuvodeinmediato.—¿Quéhaces?—Tengoclases—meexcusé.Ellanegómientrassonreía.—Notepreocupesporeso.Tumadre,esdecir,ladirectora,mehadichoquenotedejarair…Así
que,siguiendosusindicaciones,debesquedarteaquí—mecomunicó.Se sentóen suescritorioy comenzóa teclear loquehabía en la etiquetadel frasco.Escribía con
velocidad. Dejé caer mi mochila en la camilla y traté de inventarme alguna historia para podermarcharme.Afortunadamente,semeocurrióunaexcusaconrapidez.
—¿Y podría almenos ir al baño?—Fingí desesperaciónmoviendo uno demis pies, como simivejigafueraaexplotar.
—Sí,perodejatumochilaaquí.Ynotardes—meadvirtió.Yoasentíysonreí.Salté de la camilla casi de un brinco.Mientras caminaba hacia la salida, una silueta que estaba
inmóvil en el pasillo llamómi atención. Estaba apoyada en la puerta, y claramente se trataba de unhombrefornidoyalto.Cuantomásmeacercaba,másclarasevolvíasuforma.Mispasoserancortosysigilosos.Élnosemovía.Laenfermeranosehabíapercatadodenada,sumiradaseguíaconcentradaenlapantalladelordenador,ajenaatodoloquesucedíaasualrededor.Elsuelorechinóconmispasosylasilueta se giró rápidamente enmi dirección. En cuanto comprendió queme acercaba, giró sobre sustalonesydespués,comounrayo,sefue.
Abrílapuertadegolpe.Salícorriendoparaseguiralasilueta.Quienquieraquefueraparecíamásrápidoqueyo,perocuandogiróporelpasillo,logréreconocerlo.
—¡Seth!—gritémientras corría detrás de él. Seth parecía acelerar el paso. El pelome rebotabacontralacara, impidiéndomeverconnormalidad,yloapartérápidamente.Eraimposibledealcanzar,eramásrápidoqueyo.
—¡Seth!¡Espera!¡Porfavor!—Tuvoquedetenerseporquellegóalfinaldelpasilloyunaparedleobstruíaelpaso.Noteníaescapatoria,estaveznopodríaevitarme.
Sethsevioacorralado.Casisonreí.Meacerquémás,conlarespiraciónalteradamientrasmedeteníaytratabaderecuperarmedelacarrera.Mipulsoestabaacelerado.
Cuandoestuvimoscaraacara,subocaseabrió.—Hannah—dijofinalmente.Suvozgraveresonóenmisoídos.Fruncíelceñoysentíunescalofríoenlaespalda.Intentéocultarlo.—¿Cómosabesminombre?Palideció.—Eres…ereslahijadeladirectora.—Tomabaaireencadapalabraquepronunciaba—.Nopasas
desapercibida.Susojosseoscurecieron.Teníaquecentrarmeenmiobjetivo.Sethmeintimidaba,meponíanerviosaconaquellamiradatan
potente.Peronopodíarendirme.Debíacontrolarmeynocaerensujuego.Setheramásgrandequeyofísicamente,peroestabaseguradequetendríaundefecto,algunadebilidad,yloencontraría.
—¿Porquéhuyesdemí?Estabasudandoyunapequeñagotadesudorsedeslizóporsurostro.Riosuavemente.—Noestoyhuyendo.—Sí, estás huyendo —insistí—. Cada vez que quiero hablar contigo, te vas. Simplemente
desapareces.—No,noesverdad—repitió,segurodesuspalabras.—¿Porqué?—preguntéenunsusurro.—¿Porqué,qué?—Parecíaconfuso.Teníaelceñofruncidoyunrostroqueparecíacongelado.Su
aspectomehacíadesconfiardeél.Especialmenteenunlugarcerradoysinsalida.—¿PorquéKateytúestáistanunidosúltimamente?¿Quéocultáis?—soltéderepente.IgualqueKatecuandomencionéelnombredeAlex,Sethtambiénsepusotenso.Sabíaperfectamente
aloquemerefería.Susmanostemblorosaslodelataban.Habíadescubiertosupuntodébil:Kate.—¿Kateyyo?—respondióconotrapregunta,para restarle importanciaa lamía—.Nosédequé
hablas.—Sabesmuybiendeloquehablo.Porsupuestoquelosabía,peroeramásfácilvivirensupropiamentira.—Hannah,creoqueteestásmontandounaspelículasquenotienennadaqueverconlarealidad.—Ysegúntú,¿quépelículasmeestoymontando?—repliqué.Apretólamandíbulaymiróporencimademihombroparacomprobarsihabíaalguienporallícerca.
Cuandosecercioródequenadienospodíaescuchar,memiróconfiereza.Nopodíaapartarlavistadeaquellosojos.
—Solo tú lo sabes, Hannah, pero ve con mucho cuidado, hay gente que quiere hacerte daño. Aalgunaspersonaslesgustaheriralosdemásporqueeldolorajenolossatisface,independientementedequiénseas.Nodejesqueganenlapartida.Nolesdeseseplacer.
Traguésalivaymeobliguéahablar.—¿QuéhaysobreAlex?—leinterrogué.Sethhundiólasmanosensusbolsillosdelanteros.Desviósumiradaparafijarseenotracosa.—Noquierohablardeeso.—¿Porqué?—lopresioné—.¿Porquénoquieres?¿Quésucede?—Tansolo…no…nopuedo.—Seveíavulnerable,dolido,tristeydecepcionadoconsigomismo.—¿YquéhaydeKate?¿Porquépasáistantotiempojuntos?—meentrometí.—¿Quéquieresdecir?Kateno…—sedetuvo.Seenderezómientraspronunciabalaspalabrasyse
pusoenguardia.Susojosbrillaronylaintensidaddelcolorsehizomásvisible—.Nuncapresupongascosas,Hannah.Es lopeorquepuedeshacer.Kateyyono somosnada,y, sino te importa, tengoqueirme.
Caminóenmidirecciónparamarcharse,peromemovírápidamenteyobstaculicéelpaso.—Enrealidad,símeimporta.—Basta—pronuncióenunsusurro.Estabademasiadocerca.—Seth,puedesconfiarenmí.—Simplemente…aléjate—dijo,mirándomealosojos.Parecíasincero,yteníalasmejillasrojas—.
Aléjateantesdequeseademasiadotarde.—¿Antes de que sea demasiado tarde? —musité, mordiéndome la lengua para no formular más
preguntas.Seth se acercó todavía más. Su boca estaba muy cerca de mi lóbulo. El olor de su cabello era
sensacional,estabalimpioybrillante.Juraríaqueusabaunchampúconaromaauva.—Hazmecaso.—Suvoz sonaba amenazadora—.Dejademeter las narices en los asuntosde los
demás.Semehizounnudoenelestómago.Seth se marchó. Me quedé sola en el pasillo, con las piernas temblando. Cuando fui capaz de
reaccionar y pensar con claridad,me encaminé de nuevo a la enfermería. Caminé tan rápido que enmenosdeunminutoyahabíallegadoalahabitaciónblanca.Alabrirlapuertaviamimadresentadaenunasillademadera.Surostromostrabapreocupación, tenía losbrazoscruzadosysemordíaunauña,exactamenteigualqueyocuandoestabanerviosa.Encuantoentré,selevantódeunsaltoymemiróalosojosconexpectación.Esperabaqueme regañasepor laamonestación,porhaberdiscutidoconellay,además,pornodesayunarcuandoeraunaobligación.
—¡Hannah!—Corrióhaciamí.Loúnicoquefuicapazdeverensusojosfueangustia.Cuandollegóhastamí,oísurespiraciónagitada.Metocólacaraansiosamente,teníalosdedosfríos.Suscariciaseranrápidasybruscas—.¿Cómoestás?
—¿Bien?—dije,confundida.Nohuboningunareprimenda.Quéraro.—Pero¿quétehapasado?¿Dóndeestabas?—Mehedesmayadomamá,nadagrave.Acabodeiralbaño,notienesquepreocuparte—mentí—.
Laenfermerahadichoquepodríaserconsecuenciadelosmedicamentosqueestoytomando.Peroyahapasado—respondí,tratandodesonarconvincente.
—Mehepreocupadomucho.—Susmanosseguíanenmirostro—.Escucha,estaspeleastienenqueacabarse.Yrecuerdaquetienesquedesayunar,sabesquecomeresimportante—añadióconunhilodevoz.Nomegustabaverlatanalicaída.
—Sí,mamá,losiento.Noqueríaquetepreocuparas—medisculpé,nosoloporlapreocupaciónquelehabíacausado,sinoporlapeleadeesamañana.Mesentíamalporhaberlegritadoytratadodeesamanera.Nopodíaseguircomportándomeasíconlagentedemientorno.
—Podríahabertepasadoalgopeor.—Mamá…—respondí.A veces lasmadres podían sermuy exageradas, aunque, en el fondo, esa
exageraciónnoshacíaverlascosasdeotramanera.—De acuerdo, de acuerdo. —Se alejó un poco de mí para darme espacio. Ahora parecía más
tranquila,yesomecalmabaamítambién—.Tedoypermisoparaquetevayasacasaadescansar.Casiestabasonriendo.—Peroconunacondición:nadadeordenador,detelevisiónodetecnología.—Sepasólasmanos
por el cabello. Ahora se parecía más a mi madre: responsable, cariñosa, atareada, desesperada ycontroladora.
—¡¿Porqué?!—exclamé.—Porquenecesitasdescansaryalimentarte.Latecnologíasoloconseguirádistraerte,asíquenohay
másquehablar.Nadadetecnología,¿deacuerdo?—repitió.Asentísindiscutir.Meatrajodenuevohaciaellaymediounbesoenlafrente.Fuiabuscarlamochilaymelacolguéenelhombroderecho.—Nos vemos luego, ¿de acuerdo? —dije mirándola. Ella asintió. Se acomodó la blusa
delicadamenteyborrócualquierarrugaquehubieraenella.—Tequiero,Hannah,noloolvides.—Yotambiéntequiero—respondí.Medespedíycaminéhastalapuerta.Antesdequemedieratiempoaabrirla,alguienlohizopormí.
Unachicadecabellolargoentró.Notardéenreconocerla.Cara.¿Quéhacíaallí?Susojosazulesseencontraronconlosmíos.—Dios,estabapreocupadaporti—dijocuandoestuvimoslosuficientementecerca.—Solohasidoundesmayo.Estoybien.Susmúsculossedistendieronytodalatensióndesucuerposeesfumó.Relajóloshombros.—¿Porquénoestásenclase?¿Quéhacesaquí?—pregunté.—Hum,bueno,verás…veníaavercómoestabas,yentoncesladirectora…—Miróamimadre,que
estabadetrásdemí—.Quierehablarconmigo.—¿Dequé?—lepreguntéaCara.—Nolosé.—Seencogiódehombros.—¿Dequéquiereshablarconella?—pregunté,girándome.—Asuntosescolares—respondiómimadre.MiréaCarayellamemiróconconfusión.Tampocoparecíasabernada.Labolitadepapelaparecióenmimente.—De acuerdo, entonces os dejo para que podáis hablar—dije—. Por cierto, Cara, ¿me podrías
prestartucuaderno?Mipreguntafueunasorpresa.Viquedudaba.—¿Quécuaderno?—Eldelaclasedeliteratura.Paracopiarmelosapuntes.Susojossemovieronportodalahabitación.—Oh. Hum, claro. —Se quitó la mochila rápidamente y me entregó la libreta con las manos
temblorosas.—¿Estásbien?—mepreocupécuandoviquecomenzabaaponerseamarillenta.Caraasintióymiró
paraotrolado.Observéamimadre,quetambiénestabatensayrígida.—Teladevuelvomañanamismo—dije.—Hastamañana,entonces—contestóCaraconlavozentrecortada.Salídelaenfermeríaycerrélapuertadetrásdemí.La adrenalina corrió por todomi cuerpo;me debatí entre los valores éticos ymi curiosidad. Por
supuesto,einmediatamente,ganómicuriosidad.Peguélaorejaalapuerta, intentandonohacerningúnruido.Apenasoíaalgunosmurmullos.
—Espera—dijounavozadulta.Mimadre.Peguélaorejatodavíamásalapuerta.Meconcentréencualquier sonido que procediera del interior—. Hannah, ¿es que no te he enseñado a respetar lasconversaciones ajenas? —Me ruboricé por completo. Afortunadamente no había nadie cerca,observándome.
—¡Yameiba!—gritédesdeelpasillo.Caminéunoscuantospasosydespuésmequité loszapatosparavolvera laenfermería.Sabíaque
podríanvermisombrapordebajodelapuerta,asíquememantuvelomáscercaposiblesinsituarmedelantedelapuerta.Mequedéensilenciodurantevariossegundos;recéparaquenadiemedescubriera.Dentrodelahabitación,laconversacióneramásclara.
—Nosvaadescubrir—dijounadelasdos.Hablabacasiagritos.Cara.—Nolocreo—respondiómimadre.—¡Sevaadarcuenta!¡Sehallevadomicuaderno!—gritóCaradesesperada.—Notepreocupes,deesomeencargoyo.—¿Alguienmássabealgodeesto?Mimenteestabaconcentrada.—No.—Escuchéunmurmulloquemecostódescifrar.—Entonces,nohaynadadeloquepreocuparse.Unaespadaseclavóenmicorazón.¿Lohabíaoídobien?¿Todoesohabíasidoreal?Lasangreme
hirvió,mesalíahumodelasorejas.Medilavueltaycorríhastamiúnicorefugio:mihabitación.Salíde
laescuelaconunsinfíndeemocionesencontradas.Eracomosimehubierangolpeadovariasdocenasdehombresalmismotiempoycomosimedispararanporlomenosdiezveces.Eraundolormuyintenso.
Laslágrimasnotardaronenaparecer.Lentamente,mismejillassefueronhumedeciendo.Mehabíantraicionadolasdospersonasquemásqueríayenquienesmásconfiaba.Ynosolotraicionado,sinomentido.Ysehabíanaliado.Antes de salir a la calle,me volví a poner los zapatos.Nome había dado cuenta de que estaba
bañadaenmispropiaslágrimas.Erantancálidas…Caíanunatrasotra,sindetenerse.Mepuseenpieyseguímicamino.Mientrascorríaporelaparcamientosentílapresenciadealguien
detrásdemí.—¡Eh!—mellamó.Loignoréolímpicamentesiguiendomirumbo.Suvozsonabaalolejos—.Oye,
¿quépasa?—mevolvióapreguntar.Aceleróelpasoysepusoamiladoenmenosdecincosegundos—.¿Quieres,porfavor,detenerteunmomento?—mepidióconamabilidad.
—Déjameenpaz,Alex.—¿Estásllorando?—preguntó.Memirabaconinquietud.—No—susurré.—Sí,estásllorando.—Susmanosfueronhastamisbrazosymedetuvoalinstante.Sepasólalengua
porloslabiosyfrunciólascejas—.Hannah,dimequépasa.¿Porquétehaspuestoasí?—¡Ha sidomimadre!—exploté, haciendomuestra de la ira y el dolor que sentía. Su expresión
cambióporcompleto.—¿Qué?Estabatanmolestayenfurecidaquelorepetíconrabia.—¡MimadreyCara!—¿Peroquéhanhecho?Micabezatrabajabaalavelocidaddelaluz.Todoibatanrápido,quenopodíapensarconclaridad.
Simimadremehabíamentidoenalgoqueparecía tangrave…Nomeesperabaque lamujerquemehabíadadoaluzmedecepcionaradeesamanera.
Alexsellevólasmanosalacabezaycerrólosojosduranteunmomento.—Hannah,¿quéhapasado?—preguntóconvozahogada.Sucabellosehabíadespeinadoyapuntaba
atodaslasdireccionesposibles.Exhaléconpesadezymetraguéelnudoquesehabíaformadoenmigarganta.Mesalióunavozaguda
ychillona.—Mi madre… —Me costaba pronunciar las palabras, porque entonces se convertirían en una
realidaddefinitiva.Mesentíadecepcionadaporlasdos,pormimadreyporCara.Mecrucédebrazosycarraspeé para evitar cualquier chillido vergonzoso—.Mi madre estaba con Cara. Le he pedido elcuadernoaellaparacopiarlosapuntesdeclasedeliteraturaysehacomportadodeunaformamuyrara,noqueríaprestármelo.Eracomosiquisieraocultaralgo.
—¿Comoqué?—quisosaber.Me limpié las lágrimas de lamejilla con unmovimiento brusco ymequité lamochila.La abrí y
saqué la bolita de papel que había recibido en la clase de literatura. Sumirada se desplazó hasta elpapelarrugado.
—¿Quéesesto?—Laherecibidoestamañana,enclase.—Selaentreguéparaquelaleyera.Susmanostemblorosas
latomaronconreceloyprocedióadesenvolverla.Leyóelmensajeenvozbaja.Lomirémientrasleía.
Suvozeraunsusurrolejanoparamisoídos.—¿YestoquétienequeverconCara?¿Lohaescritoella?—Esoesloquequieroaveriguar.Parecióentenderlotodo.—Entonces,¿poresolehaspedidoelcuaderno?¿Paracomprobarsiessuletraysihanusadoeste
papel?Asentí.—Deacuerdo,serámejorquevayamosaunasalavacía—dijocondecisión.Caminóenbuscadeunlugaradecuadoyyoloseguí.Misojostodavíaderramaronunpardelágrimas
más,perome las limpiéde inmediato.Entramosal institutoyoí el ecodemiszapatosporelpasillovacío.Nohabíanirastro,porsupuesto,dequeAlexestuvieraallí.
Entramosenunaula.Alexcerrólapuerta.—Salgamosdedudas.¿Medejaselcuaderno?Asentímientrascaminabaconpesadezhastaelescritorio.Dejécaerlamochilaencimadelamesay
saquéelcuadernorosadeCara.Seloentregué.Estabaansiosayatemorizadaalavez.Esperabaquenofueralamismacaligrafía.Alextomólalibretaysesentóenlasilladelpupitre.Hojeóunpardepáginasyluegolascomparó
conelmensajeque lehabíadado.Observócondetenimientocadapalabraycada letra,comprobandocualquierposiblecoincidenciaentreambascaligrafías.
Alcabodeunbuenrato,porfinhabló.—La«a»parececoincidir,perolasdemásno.Sondoscaligrafíasdistintas,muydistintas,diríayo.—¿Ysilafalsificó?Esdecir,cualquierapodríaescribirconunaletraunpocodiferentealapropia.—Talvez—concordó,chasqueandolalengua.Meacerquéaélpordetrásyviambascaligrafías.Eran totalmente diferentes: la nota amenazadora estaba escrita con letras sumamente redondas y
amontonadas,yenelcuadernodeCaratodoestabaordenado,conunaacentuaciónperfectayconletracursiva,asíque,asimplevista,noteníancasinadaencomún.
Alexechóunvistazoal restodehojashasta llegaral finaldelcuaderno.Talvezpodríaencontraralgunapáginarota,restosdealgunahojaarrancada,ocualquierpistaimportante.
NomedicuentadequeAlexhabíadejadodemirarlalibreta.Ahorameestabamirandoamí.—¿Qué?¿Quépasa?—pregunté.Sentíamisojoshinchadosy adormecidos.Mealejéunpocode él.Mihombro se estaba frotando
involuntariamenteconelsuyo.—Nolosé,¿notepareceextraño?—Todomepareceextrañodesdequeaparecisteenmivida—respondíconsinceridad.Susojosbrillaroncomosifueranestrellaslejanas.—Esdecir…¿porquéCara?—dijo.—Esome gustaría saber amí. Si ella envió la nota, ¿por qué te habría hecho algo?—sugerí, en
busca de una respuesta coherente. Era aquí cuando CSI, las películas de acción y las de misteriodeberíanacudiramicerebroparaayudar.¡Series,porfavor!¡Serviddealgo!
Alexresopló.
—Hannah,talvezdeberíamosdejaresto.Teestáafectandodemasiado.—Yo… —No podía objetar nada. Alex tenía razón, todo esto me estaba afectando. Tenía una
perspectiva distinta de las cosas, sospechaba de las personas que amaba… No debería habermeinvolucradonunca.
No podía seguir metida en algo fuera de mi control y que me acabaría haciendo daño tarde otemprano, lo sabía.Alex observómi expresión y supe que llevaba razón. Se levantó de la silla y yoretrocedíunpardepasosparadarleespacio.Susdedossujetabanlanotaconfuerza.
—Tehanamenazado—susurró.—Esoparece,enrealidadyo…Estoesdemasiado.Parecequesihagocualquiermovimiento,todo
sedescontrola.Enlosúltimosdíasmehesentidovigiladay,poralgúnmotivo,sientoquetodoloqueocurrealosdemásesculpamía,pormiempeñoymiinsistencia—dije,confesandoloquepensaba.
—Eh,Hannah, todoestoesculpamía,no tuya.—Diounpasoal frente—.¡Nodebesculparte!—Luegodiootropaso.Micuerposepusoenalertaantesucercanía.Oíasurespiración,olíasuperfumevaronil,yveíaloperfectoqueeradesdetancerca.Diootropasomás,yyanonosseparabaelespacio.Sinpreverloyporsorpresa,meacariciólamejilla.Meruboricédeinmediato.Élnoparecíanotarloylimpióunadelaslágrimasquesurcabanmirostro.
¿Cuándohabíavueltoallorar?Noeraconscientedeello.—Alex.—Serámejorquedejemosesto.Neguéconlacabeza.—¿Esquenoquieresquetodoestoseaclare?¿Noquieressaberquiénestuasesino?—lereproché.—Sí,peronoquieroquesufraspormiculpa.Lahojalivianaydébilcayóalsuelo.Ymientrastanto,sentíenmiotramejillasusdedosfríos.Tenía
lasdosmanosenmirostro,acariciándomesuavemente.Noloalejé.Megustabasutactoenmipiel.Uncosquilleoinvadiótodomiestómago.—Noquiero rendirmeporquenoquiero alejarmede aquí.Eres loúnicoquememantiene en este
mundo—confesó.Me quedé sin aire unos instantes. Nos estábamosmirando directamente a los ojos, sin pestañear
siquiera.Estabahipnotizadaconsumirada,tancansadayaturdida,perotanhermosa…—Alex…—Siquieresquetodoestotermineahoramismo,loentenderé—respondió.—Noquieroquetermine.Esdecir,noquieroquetevayas,todavíano.—Hannah, yo…—comenzó a decir cuando una voz femenina lo interrumpió. Instintivamente me
alejédeél,peroyanoestaba.Nohabíanadiemásenelaula,apartedemí.—Hola,Hannah.—Reconocílavoz.EraKate.—Hola—respondífríamente.Estabaaunoscuatrometrosdedistancia.Antesdequepudierasospecharalgo,recogícondisimulo
elpapelconelmensajeymeloguardéenelpuño.—¿Quéhacesaquí?—Heestadoenlaenfermería—contesté.—¿Estásbien?—Seacercóamí,preocupada.—Sí.—Mecolguélamochilaenloshombros.
—¿Qué hacías aquí… sola? —La señorita policía había llegado. Era ridículo que me pidieraexplicacionescuandoellanomehabíacontestadoantes.
—Mimadremehadichoquemeespereaquí.Vaallevarmeacasa—dijesinofrecerdetalles.—Oh—respondió.Hubounsilencioydecidíaprovecharlo.—¿Kate?—lallamé.—¿Sí?—¿QuéclasederelacióntienesconSeth?—¿ConSeth?—Sí.Serascólanucaysesentóenunasilla.Sepusomuynerviosaantemipregunta.—NotengoningunarelaciónconSeth—respondió.Y,lamentablementeparamí,percibísinceridad
ensuvoz.Mesentéenotrasillay,condiscreción,meguardélanotadeamenazaenunbolsillodelpantalón.
Katenosediocuentaporqueseestabamirando lasuñasconnerviosismo.Las llevabapintadasdeunrojobrillante.
—¿Deverdad?—Levantéunaceja—.Yopensabaquesí.—¿Quéinsinúas?—Sepusoaladefensiva,torciendounpocolaboca.—Noinsinúonada.Simplementepensabaque,comocompartísalgunasclases,tendríaisunaamistad
sólidaoalgoasí—meapresuréadecir.Suexpresiónsesuavizóunpoco,peronobajólaguardia.—Sethyyonisiquierahablamos.NotenemoscontactodesdequeAlexmurió—dijo.Katemiróhacialamesaenlaqueestabasentada,cruzólaspiernasyconeldedocomenzóahacer
dibujosimaginariosenella.Sentíunaintensamiradasobremí,ymiréhaciaelfondodelasala.Nohabíanada.Perolaintensaeinquietantemiradaseguíaahí.Aquellomeponíanerviosa,mehacíasentirvulnerable.VolvíagirarmeyvielcuerpodeAlexapoyadoenelmarcodelapuerta.Lehiceseñasconlaboca
parapreguntarlesiellapodíaverlo.Élsacudiólacabeza.—Kate,tevihablandoconSeth—dije,mintiéndole.En realidadquien loshabíavistoeraCara,peroconesapreguntapodríamatardospájarosdeun
tiro.SiCaramintiósobreKateySeth,ahoralosabría,ysiKaterealmenteestuvohablandoconSethenelfuneraldeAlex,tambiénlosabría.
—¿Qué?—respondió,aturdida—.¿Cuándo?—EnelfuneraldeAlex.—Fuidirectaalgrano.MiréhacialapuertaybusquélaaprobacióndeAlex
conlamirada,levantandodiscretamenteunaceja.Élasintió.Estabadeacuerdoconmigo.Noteníanadaqueobjetar.PodíaseguirinterrogandoaKate.
—Tehabrásconfundido.Noerayo.—Talvez.—¿Quéquieresdecir?—VamosKate—dije—,estabasconSeth.—No,teequivocas,Hannah.Katehabíadejadodehacerdibujosimaginariosenlamesa.
—No,metemoqueno.Osvi—insistí.—Entodocaso,siestuveensucocheono,¿quémásda?Mis ojos buscaron rápidamente aAlex. Se cruzó de brazos y bajó lamirada.Detectó el error de
Kate.Laobservédenuevo.Noparecíatenerniideadequesuexnovioestabaenlamismasalaqueella.—Yonohedichoqueestuvierasensucoche…Sepusopálida.¡TepilléKate!EchéunvistazorápidoaAlexcondisimulo.Queríaversuexpresióny,claramente,loqueviensus
ojosfuedecepción.Estabadespeinadoy,honestamente,muyguapo.¿Quéestabapensando?¡Alexnoeraguapo!Bueno,sí.¡Eramuyguapo!¡Concéntrate,Hannah!—¿Nolohasdicho?—preguntó.Laspupilasdesusojosazulesbrillaronintensamente.—No,nolohemencionado—respondí,obligándolaaconfesarlaverdad.—¡EstuvehablandoconSeth!¿Deacuerdo?¡Peronoesloquepiensas!—exclamó.Estabaunpoco
alteraday,aunquenomegustabaestarasolasconKate,ahoranomeimportabatantoporqueellaeraladébilymentirosa.
—Pregúntaledequéhablaron—dijoAlexconvozfríaycalculadora.DeberíasentirmesatisfechaporqueAlexfinalmentesehabíadadocuentadequeKatenoeracomo
pensaba.Peroenrealidadmesentía tristeyapenadaporél.Enel fondo,yoeraquienhabíametidoaKateentodoesto.
—¿DequéhablasteisSethytú?—pregunté.Mesentícomosifueraundetectiveenuninterrogatorioconelsospechoso.
—Esonoteimporta.¡Vaya!¡Kateserebelaba!—¡Tienesrazón!¡Nomeimporta!—grité.Katememirósincomprendernada.Melevantédelasilla
y me puse delante de ella. Levantó los hombros en un acto reflejo y se puso rígida—. ¡Sé de quéhablasteis!¡Loescuchétodo!
—No,esimposible.Mientes.Sethyyonotenemosnadaqueverconesto.—Diríaquehayalgoquenomequierescontar.—Hannah,porfavor,no.—¿Porqué?Tragósaliva.Parecíaunaniñapequeñaalaqueestabanregañando.—Sethnoquierequenadie losepa.—Esomepillóporsorpresa.Ungolpebajoysuave, talvez.
Alexseacercóamí,estabainteresadoeneltema.—¿Saberqué?—insistícondesesperación.—Dios, no.—Se frotó el rostro con lasmanosy sedespeinó; adiós a supeinadoperfecto—.No
puedocontártelo.Susojossellenarondelágrimasyseruborizó.¿Kateibaallorar?¡¿Enserio?!—Kate…—dije,peroAlexmeinterrumpió.
—Pregúntaledóndeestabaeldíaquememataron—dijo,mirandoaKate.Derepente,elestómagomeempezóadoler.Sentíunardorrepentino.—¿DóndeestuvisteeldíaquemataronaAlex?—preguntédelicadamente,tratandodesonarafable.—Yo…—tartamudeó—.Estuve enmi casa conKarenhaciendo el proyecto de biología.Aquella
mañanahabíavistoaAlex…—Lorecuerdo.Fueenlacafeteríadelinstituto—dijoél.—Tomamosun té, fuemuy rápido.Él parecía feliz.Hablamosunpocodel institutoydespuésme
llevóacasa.Sethestabaallí.—Sethyyonosfuimosamicasa—confirmóAlexconvozronca.MealegrédequeAlexrecordaraalgo.Eraunapartedelahistoriay,alparecer,eracierta.—¿AlexySethsefueronjuntos?—preguntéparaconfirmar.—Sí.—Yanoparecíatantensanipreocupada,eracomosisehubiesequitadounpesodeencima.Se
levantódelasillamientrassepeinabaelcabellorubioconlosdedos—.Tengoqueirme.Sesuponíaquesoloibaunmomentoalbañoyyadebendehaberpasadoquinceminutosomás.
—Kate,antesdequetemarches.—Mivozsonabaamable—.¿QuéesloqueSethnoquierequesesepa?
—Hannah,eresdemasiadoinsistente.—Esimportanteparamí.—YparaAlextambién,pensé—.Porfavor.—TalvezSethpuedacontártelo—concluyó.Ysefue,dejándomehechaunlíoconnuevaspreguntas.Enresumen,sesuponíaqueAlexestuvocon
Kate, tomaron un té y después la llevó a su casa, donde encontraron aSeth, para, seguidamente, irsejuntosacasadeAlex.
Esoeratodo.Pero…Y después de eso, ¿qué pasó? ¿Qué hicieron Seth y Alex? ¿Cómo era posible que Alex hubiese
muertosinquenadiesedieracuenta?Y,sobretodo,¿cómoeraposiblequenohubieseunaexplicacióncoherentedesumuerte?¿Quiénquerríamatarlo?¿Yporqué?
Teníaquehaberunaexplicación.—DeberíashablarconSeth—dijoAlex,interrumpiendomispensamientos.—Losé.Pero…metemoquenoquerráhablarconmigo.
***
Nomeequivocaba.DurantelasemanasiguienteSethmeignoróymetratócomounabasura.Nisiquierame dejaba terminar las frases.Lomáximoque llegué a decir fueron frases del estilo: «OyeSeth…»,«Seth,tenemosquehablar…»,«¡Dejadeignorarmeyháblame!»,«Seth,deberíamoshablar»,«¿Podríasresponderme unas cuantas preguntas?». Pero lo único que recibí por su parte fueron groserías ymaldiciones.Élsabíaqueestopasaría.Loestuvepersiguiendoduranteunasemanaysenegóenredondoa hablar o a cruzarmedia palabra conmigo. Y fue realmente deprimente y desesperante; a vecesmedabanganasdeempujarlocontralastaquillasygolpearlohastaqueconfesaralaverdad.
Inclusoseatrevióapresentarseeneldespachodemimadreyledijoqueloestabaacosando.¡¿Enserio?!Mimadremepusounaamonestaciónymepidióexplicacionessobremicomportamientohostigador
haciaSeth.Porsupuesto,nolecontélaverdad.TodoelmundoparecíahaberolvidadolamuertedeAlex
yhabervueltoalanormalidad.Nisiquieraoímáscomentariossobresumisteriosamuerte.Caraestabatranquilayserena.Comosiempre.Kateparecíamásnerviosadelonormal.ParaSeth,iralinstitutoahoraeraunapesadillagraciasamí,peronomerendiríahastahablarconél.YmissospechassobreSarahaúnseguíanvivas.
Capítulo12
Eraincreíble.Habíapasadounasemanaynohabíamosaveriguadoprácticamentenada,tansololoqueKatehabíadichosobreSethy laconversaciónquehabíaescuchadoentremimadreyCara.QuienmepreocupabaespecialmenteeraAlex.Mecontóquehabíaolvidadoundato importantedesuvida,algoqueningunapersonaensusanojuicionunca,nuncaolvidaría.
Sucumpleaños.Ynoeraelúnicodatoquehabíaolvidado,asíquenosalarmamosalinstante.SabíamosqueSethnohablaríaconmigo,nisiquieraparacruzarunpardepalabras.Ymuchomenos
mehablaríadelamuertedeAlex.Asíque,definitivamente,seríacomplicadosacarconclusionessobreelcaso.Osaber,almenos,quépasóaquellatarde.
Losdíashabíanpasadoyyaeraviernes.Todosdeseábamosqueeldíaterminaracuantoantes.Losexámenesnosestabanmatando,parecíamoszombiscaminandoporlospasillosdelinstituto.
—¿Sabes?Tengoquereconocerqueteenvidiounpoco—dijeaAlexmientrascaminábamosporelcéspedhúmedodelinstituto.Estabamásverdedelohabitualparaestaépocadelaño.
—¿Porqué?—Serioconcautelaalaesperademirespuesta.Observé a mi alrededor y no había absolutamente nadie mirando, cosa que era normal. Algunos
hablabanenlospasillos,ohacíancualquierotracosa.CadavezquequeríahablarconAlex,debíasermuycuidadosa.
—Eresun fantasma,nohacesexámenes,nideberes,ninada.¿Sabes laenvidiaque ledaríaesoacualquiera?
Susonrisaseensanchó.—No es tan bonito como parece. No puedo comer, por ejemplo. Es decir, no necesito hacerlo,
aunquequiera.—¿Tratasdedecirquenoesfácilserunfantasma?—Esmásfácilserhumano,tienestodoloquenecesitasatualcance,aunqueavecesnoloveasono
seasconscientedeello.—Bueno, entonces mi conclusión después de esta interesante conversación es que es fácil ser
humanosiempreycuandotengascomida—exclaméconciertooptimismo.—Estoydeacuerdocontigo—dijosonriendo.Nosquedamosensilenciomientrasnosacercábamosamicasa,peroeraunsilenciocómodo.Las
callesestabanllenasdegente,sobretodoahoraqueseacercabaelfindesemana.Peroamedidaquenos
alejábamosdelinstituto,todoparecíadispersarse.MirédereojoaAlex.Mesorprendíaquevistieraropadiferentecadadía,perotodolequedababien.
Demasiadobien.Aunquenopodíahacermeilusiones.MegustabaestarconAlexporquemehacíasentirbienymedabaciertaseguridad.Eraunchicopacíficoybromista,apesardeencontrarseensusituación.
—Alex,¿quépasaconKate?—pregunté.—¿ConKate?—Hum,sí.—Nolosé.Talvezdeberíadejarlair…—dijo,confundidoporsupropiocomentario—.Esdecir,
ellatienequecontinuarconsuvida,¿no?—Sí—respondí.Unapartedemíqueríadarsaltosdealegríaporesecomentario,peromecontuve.—Además, tengo la sensación de que ya no puedo confiar en ella.Hay demasiadas cosas que no
encajan…—añadió—.Detodosmodos,yaestoymuerto,no tengoesperanzas—dijo,conunasonrisaamarga.
—Esonuncasesabe—comentéparaanimarlo.Sindarmecuenta,habíamosllegadoamicalle.Habíauncocheblancoaparcadofrenteamicasa.Era
lujosoy,asimplevista,parecíaserdealguiencondinero.¿SeríaGeorge,elpadredeAlex?Medetuveparaobservarelvehículo.—¿Yesecoche?—preguntéaAlex,conlaesperanzadequeloreconociera.—Esdemimadre.¿Quéharáaquí?—Vamos.—Espera,Hannah.—Metomódelamanoymedetuvo.Mepusenerviosa,perotratédeevitarquese
notara—.Tenemosqueescondernos.Comprendí enseguida lo que pretendía. Si entraba en casa, seguramente dejarían de hablar y
cambiaríandetema.Asíqueoptamosporespiar.—Deacuerdo,vayamosaescondernosdetrásdelosarbustos—indiqué.Alexmesoltólamano.Unacorrientedeairesustituyóelcontactodesusdedosfríos.Nosacercamosalaventanaquedabaalsalónprincipal.Losarbustosnosocultaban.Tuvimosmucha
suerteporquelaventanaestabaabierta.Nosmovimosdespacio,almenosyo,yacercamoslascabezasdiscretamentealaventana.
—Shhh—reprendí a Alex cuando pisó una rama. Se disculpó levantando las manos. Luego lasvolvióabajar.
—Noeslaprimeravezqueveoesto—dijoAlex.Puselosojosenblanco.—Puesclaroqueyalohasvisto,estumadre.—No,nomerefieroaeso.Estumadre,vinovariasvecesamicasaparahablarconmipadre.—Bueno,esladirectoradelinstituto,esnormalquetenganasuntosacadémicosdelosquehablar.—No,yocreoquenohablabandenadarelacionadoconelinstitutoporquemimadrenuncaestaba
presente,eracomosilaquisieranevitar.—¿Y estás seguro de que era mi madre? Tal vez te confundiste—susurré mientras buscaba una
posicióndesdedondeobservarelsalón.
Alexnegóconlacabeza.—Conozcoperfectamentealadirectoradelinstituto.Séqueeraella.—¿Insinúasalgo?—No.Almenosporahora—respondió.Vi que ambas estaban sentadas en el sofá. Estaban tomando un café. Rosie vestía de formamuy
elegante.—¿Quéquieres,Rosie?—preguntómimadrefríamente.Lamirabafijamente.Nunca lahabíaoído
usaresetonodevoz,tanduroycasiirrespetuoso.—Queríaverte.Hapasadomuchotiempo—respondióRosieconvozdulceytranquila.MiréaAlex.Éltambiénmemiróconfusoyseencogiódehombros.—Bien,yamehasvisto,¿algomás?—Emma…—dijoRosie,conlaintencióndehacerreaccionaramimadre.—Porfavor,Rosie,vete.Noeresbienvenidaenmicasa.Ylosabesmuybien—respondiómimadre,
malhumorada.Vaya,eracomounaextraña.Noparecíamimadre.—Emma,porfavor—dijoRosie.MirédereojoaAlex,queestabatanconcentradocomoyo.Rosienoparecíaperderlacompostura.
Mimadre,alcontrario,parecíatensayapuntodeperderlapaciencia.Latensiónflotabaenelambiente.—No—sentenciómimadre.Rosienoparecíadarseporvencida—.Noinsistas.—¿YquéhaydeHannah?—Rosietomóunsorbodecafé.—Olvídalo.—Quierohablarconella,quiero…—¡Te loadvierto,Rosie!—gritómimadremientras se levantabadel sofádeunbrinco—. ¡No te
acerquesaHannah!—Sonabaamenazante.—¡Necesitodecirlelaverdad!—gritóRosie,quetambiénselevantó.—¿Quéverdad?¡Hannahnonecesitamásproblemas!—Emma,¡sabesperfectamentedequéhablo!¡Hannahtienederechoasaberlaverdad!—estalló.Por unmomento odié todo lo que estaba pasando. Sentía rabia por cómomimadre le hablaba a
Rosie,medesesperabanoentenderaquésereferían.MelevantéparainterrumpirlaconversacióndemimadreyRosie,peroAlexmedetuvo.
—Hannah,no.—Necesitosaberdequéhablan—respondíensusurros.Lasangremehervíapordentro.—Esperemosunpoco.Talvezsiseguimosescuchando,averiguaremosaquéserefieren—sugirió.
Meagarródelbrazoparaquevolvieraaesconderme.Estábamosmuycercaelunodelotro.Yesomegustaba.
—Deacuerdo—concedí.PrestéatenciónamimadreyaRosie.TeníaqueevitarpensarenAlexyennuestroscuerposjuntos.—¡Nohayningunaverdadquecontarle,Rosie! ¡Teprohíboque te acerquesaHannah!—gritómi
madre.Rosiesepreparóparacontraatacar.—¡Túnopuedesprohibirmenada!¡VoyahablarconHannah,tegusteono!
—Lárgate,Rosie.Mimadreseñalólapuerta.—Emma,compréndeme.—Basta,Rosie.Nonecesitocomprenderte,¡estásloca!—¡Emma,porDios!¡Hannahtienederechoasaberlaverdad!¡Algúndíatendráquesaberlo!—¿Porquéahora,Rosie?¿YporquéquieresdecírseloaHannahsinoselodijisteaAlex?Alexsequedópetrificado,atónito.Mequedéparalizada.—LediréaGeorgequevengaarecogerte—dijomimadre,ysedirigióhaciaelteléfono.—¡No!—¡Entoncesveteahoramismo!—Emma,noseaslamaladelapelícula—suplicóRosieconvozquebrada.—Tú…yAlex.TodoslosCrowell.Noquieroqueosvolváisameterenmivida,noquierosaber
nadamásdevosotros.¡Dejaquetuhijodescanseenpaz!—exclamómimadre,queempezóarespirarcondificultad.
—Noestoydescansandoenpaz—bromeóAlex.Soltéunarisita.Alexestabahaciendoloposibleporrebajarlatensión.Peroensusojossenotabala
inquietud.Laspiernassemeestabandurmiendo,notabaunhormigueo.—Serámejorquenoscalmemos,¿deacuerdo?—dijoRosieantesdesentarsedenuevoenelsofá.
Mimadrehizounamueca;estabadesesperadayqueríaquesefuera.Laconocíaperfectamente,peronoentendíaelporquédesuactitud.
—Quieroquetevayas,Rosie—insistiómimadre.—SéqueestuvisteconGeorge…—dijolamadredeAlex.Parecíadolida.Nuevaspreguntasmeinundaroncomounalluviaincesante.¿Dequéestaríanhablando?¿Aquéverdadsereferían?—Rosie,porfavor—dijomimadreconunarisasarcástica—.¿Solohasvenidoparaesto?—Contéstame.¿EstuvisteconGeorge?Mimadrenisiquierasepensólarespuesta.—Sí—afirmó.Ambassemirabanalosojos.—¿Porqué?—Georgequeríahablardetemasescolares.MiréaAlex.Élmedijoentredientes:—Telodije.Miente.Sacudílacabeza,incrédulaanteloqueestabaescuchando.Mimadre,Dios.Nomelopodíacreer.—Ambassabemosquenopuedesercierto.MeresultasumamenteextrañoqueGeorgeytúosveáisa
misespaldas.¿Quéocultáis?—dijoRosieconeleganciamientrasfruncíaelceño,untantofuriosa.—Nodeberíaparecerteraro.Túyyosabemosporqué.—¿Lequieres?—preguntóRosie,convozapagada.—¡PorDios!¡No!—gruñó.¿Cómo?¿MimadrequeríaaGeorge?¿Eranohabíansidoamantes?—Emma…
—LosasuntosentreGeorgeyyonoteincumben.—¿Quenomeincumben?—exclamóRosieconsarcasmo—.Porsilohabíasolvidado,Georgeesmi
esposo.—Loséperfectamente.—Bien,veoquenoquieresquehagamosestoporlasbuenas.TendréquehablarconHannah,quieras
ono—dijoRosie,quese levantódel sillón.Sealisó la faldablancaysepuso recta,conaspectodeestarmuyseguradesímisma.
—Hannahnovaahablarcontigo…—Mimadretambiénselevantó.Sentí un dolor punzante en la pierna.Me rasqué con fuerza.Mehabía picado algún bicho, quería
gritar.—Malditasea—murmuré.—¿Estásbien?—preguntóAlexalvermigestodedolor.—Sí.—Merasquétodavíaconmásfuerza—.Creoquemehapicadounahormiga.Volvíalaconversación.—…asíqueteprohíboqueteacerquesamihija—continuómimadre,haciendoénfasisenlaúltima
palabraconunavozmáspotente.—Hannahtienederechoasaber…—¡Vete!—Escupiómimadredesesperada.Rosiesesorprendióconesaúltimaorden.Cogiósubolsoy lamiróconrencor.Se locolgóenel
hombroymimadreseadelantóparaabrirlelapuerta.Nocruzaronmáspalabras,peroconlosojossedijeronmásdemilcosas.
Atodoesto,yapodíaañadirunanuevadudapendientederesolver.Aunque,conociendoamimadre,teníamásposibilidadesdedescubrir al asesinodeAlexquede saberdequéestabanhablandoellayRosie.
Rosiesaliódelacasaconpasorápidoy,alparecer,estabamuyfuriosa.Sesubióasucocheysefueenseguida,acelerando.
—Nuncaenmividahabíaestadotanconfundido—resoplóAlex.—¿Notepareceextraño?—comenté,todavíaescondidaenlosarbustos—.Escomositodoelmundo
tuvieraunsecreto.—Muyextraño.Peronosotrosdescubriremosqueestápasando,yaloverás.Suspiré.—Todaslaspersonasdemientornoparecenmentirme.—Hannah,recuerdaqueavecesmentimosparaproteger.Mimadre había cerrado la puerta de un portazo y había subido las escaleras a paso rápido, casi
corriendo,comosiestuvierapreocupadaporalgo.Ahoraquetodoparecíatranquilo,salídelrefugiodelosarbustosymesacudíellodoquemehabíamanchadoelpantalón.Alexhizolomismo.
—¿Creesquedeberíamosentrar?—Sí,supongo.—Bien,puesadelante.Entramos en el salón tratando de hacer el menor ruido posible.Me dejé caer en el sillón. ¿Qué
debería creer después de todo lo que había escuchado? Cerré los ojos y me dejé llevar por mispensamientos.
Mi madre no me ocultaría algo muy grave. Siempre habíamos tenido una relación basada en la
confianzaylasinceridad.PerotodoindicabaqueenelcasodeAlexeralaexcepción.Alex.Dios.Alexme había cambiado la vida.Y, al parecer, de forma negativa. Todo parecía volverse enmi
contra.Todas laspersonasen lasquecreíaconfiarmeestabandefraudando.Esta situaciónmeestabavolviendoloca.Caramehabíamentido,esolosabíaconcerteza.Ymedolía.Medolíaquetuvieraquetraicionarme de esa manera, sobre todo porque estaba convencida de que Cara era cómplice de mimadre.Tenía tantasdudasquenosabíapordóndeempezar.Deunmodouotro, teníaqueaveriguarlo,encontrarunarespuestaparatantosinterrogantes.
Pero¿cómo?YKate.¿QuiénhabríapensadoqueKateacabaríasiendosospechosadeunasesinato?Katenoeraamigamíay,portanto,nomeafectabaloquehicieraniloqueocultaranellaySeth.Pero
siKateresultabaserlaasesina,nosabríaquépensardeella.Todoelinstitutoopinabaqueeraadorable.¿Alguien habría creído alguna vez queKate era una asesina?Y, sobre todo, ¿por quéKatemataría aAlex?No tenía sentido.Lahistoriaparecía implicaraKatedealgúnmodo,aunquealgunaspiezasnoencajaban.
Pero¿ySeth?Noteníanadasobreél.Esdecir,sabíaqueguardabarelaciónconelcaso,peroeratandifícilentablarunaconversaciónconél,laúltimapersonaenveraAlexconvida…Elúnicomododesaberloeraobligarloahablar,síosí.
¿En quién debía confiar? ¿En las personas que quería? ¿O en mi peor enemiga? Todos acabantraicionando,¿noeracierto?
Talvezdeberíaabandonartodaestalocura.Poralgoexistíaeldicho«Lacuriosidadmatóalgato».—Peromuriósabiendo—dijeparacompletarelrefrán.—¿Qué?—preguntóAlex,quenoentendíaaquéveníamicomentario.Abrílosojosyviqueestaba
sentadoamilado,mirándome.—Nada,solopensabaenvozalta—respondí.—¡Oh,nomelopuedocreer!—exclamóAlex,sobresaltándome.Brinquédelsusto.—¿Qué? ¿Qué pasa?—pregunté asustada.Mi corazón se aceleró tanto que me llevé la mano al
pecho.Mislatidoseranrápidos.Alexselevantódelsillón,casisonriendo.—Esto.—Caminóhacialacocina.Seguísumiradaycomprendíquélohabíafascinadotanto.Rosquillas.—Qué raro,mimadre no hace rosquillas—comenté.Me sorprendí al verlas en una caja blanca.
Menosmalquenose tratabadeningúnproblema,asíqueme relajé.Laangustiadesaparecióenunospocossegundos.
—Tumadreno,perolamíasílashace—dijoAlexmientrascogíaunaservilleta.—¿Peronodecíasquenonecesitabascomer?—comenté.—Yono,perotúsí.Las rosquillas estaban cubiertas por un glaseado blanco y rosa, con una especie de cereales de
coloresporencima.Teníanmuybuenapinta,conuncolorvivoyfresco.Parecíanreciénhechasylabocasemehizoagua.
—¿Tumadrecocina?
—Sí,yseledamuybien,peropuedesjuzgarlotúmismadespuésdeprobarestasrosquillas—dijosonriendo.Susojosbrillaban—.Yoadorolosrosquillas.
Asentí.Amítambiénmegustaban.—Mira,vienenconunanota—dijoAlex.Ensusdedossosteníaunpedazodepapel.—¿Quédice?—«ParaHannah, espero que las disfrutes, como solías hacerlo antes. Con cariño, Rosie»—leyó
Alexenvozalta.—¿Antes?—pregunté.Élseencogiódehombros,sinsaberquéresponder.—Talvezsehaconfundido.—Sí,esposible.—Serámejorquepruebesuna.—Alexsonreía.Tomélarosquillaquemeofrecióylediunmordiscosinpensarlodosveces.Confirmado,estaban
riquísimas.Elglaseadosedisolvióenmiboca,ymispapilasgustativassaborearonconplacerlarosquillacon
gustoafresa.Eraunsaborextraño,perosumamentedelicioso.—Estándeliciosas…—Eraloúnicoquepodíadecir.—¿Ves? Te lo he dicho. Lo que daría por comerme una —comentó Alex al ver mi cara de
satisfacción.Cerré los ojos y di otro mordisco. El sabor a fresa parecía ahora más intenso. De algún modo,
mientrasladegustaba,viajéconlamenteauntiempoyunlugarquedesconocía,perodondepresentíaqueyahabíaestado.Elaromayelsabormeresultabanvagamentefamiliares.
Losrecuerdosvinieronamícomounatormentadearena.Fueundéjàvu.Tuveunvagorecuerdodecuandoeraniña,mientrascomíaunarosquillaconelmismooloryelmismoaroma.Todoresultabatanfamiliar…
Enmenosdeseisbocadoslarosquillahabíadesaparecidoenmiestómago.Ladeliciosarosquilla,queríadecir.
—Esta rosquilla no es algo nuevo para mí—le hice saber mientras tomaba una servilleta y melimpiabalascomisurasdelaboca.
—¿Qué quieres decir? ¿Ya las habías probado?—preguntó con satisfacción y, a la vez, un tantodecepcionadoporquenoeralaprimeravezquelascomía.
—Sí, tengoelvagopresentimientodequeya lashabíaprobado.Perono lo recuerdomuybien—respondí,frunciendoelceño.
—Vaya.—Fueloúnicoquedijo.—¿Hannah?—exclamóunavoz.Megiréyviamimadrebajandolasescaleras.Sumiradaestaba
clavadaenmisojos.—Sí, soyyo.—Me reí, intentandono sonar nerviosa.Nopodíadar a entenderquehabíaoído la
conversaciónentreellayRosie.—No te he oído entrar, ¿acabas de llegar?—Bajó el último peldaño y se comportó como si no
hubierapasadonada.—Sí,hacemenosdeunminuto—respondí.Mismúsculossetensaronantesupresencia.Sabíapor
quémelopreguntaba:noqueríaquesupieraqueRosiehabíaestadoaquí.—Oh.—Resopló,irritada.
—¿Yestasrosquillas?—pregunté.Teníalaesperanzadequemecontaralaverdad.Eraunaprueba,queríaversimentía.—Las he hecho yo. Pero nome han quedadomuy bien.Ya sabes que la cocina no es lomío—
bromeó.Seacercóalacajadelasrosquillasylacerró,impaciente.—¡No,espera!Noteníaniideadequesabíashacerrosquillas.Parecendeliciosas—dijeparadarle
falsosánimos,avercómoreaccionaba.Sus ojos brillaron de una forma extraña y casi podría jurar que había golpeado la caja
disimuladamente. Parecía furiosa. Apretaba los dientes. Alex estaba a mi lado, y no me habíainterrumpido en ningún momento ni había objetado nada. Sabía perfectamente de qué iba todo esteinterrogatorio.
—Nococino—confirmó—.Queríahacerunpostreparalasdos,peronohaquedadobien.¿DóndeestáCara?
—Nohaqueridovenirhoy.Heaquíunrepentinocambiodetema.Mimadrecogiólacajablancadelasrosquillasysedirigióalcubodelabasura.—Mamá—lallamé—,¿quéhaces?Tirólacajaymequedémuysorprendida.Diungritoahogado.—Esto…—dijoindiferente,sacudiéndoselasmanos—.Serámejorquelastire,opodríamosacabar
enfermando.—Peroestabandeliciosas—repliqué.—¿Lashasprobado?—Sedio lavuelta.Susojos estaban fuerade lasórbitasy le temblaban las
manos.Notardéendarmecuenta.Algonoibabien.Yesoeramalo.—¿Quépasa,mamá?Estástemblando.—Notepreocupes,esquemeduelelacabeza.—Noescierto—lareprendí.Semovióotravez,inquieta.Caminabaporlacocina,sinsaberadóndeiroquéhacer.Sepasólas
manosporelcabello,desesperada.Abrió laalacena, sacóunas latas sin fijarseencuálescogía,y semoviótantoqueestuveapuntodemarearme.
—Mamá…—Ahorano,Hannah.—Porfavor.Dimequépasa—lepedí,desesperada.—NoquieroquehablesconRosie—logródecirenunmurmuroqueapenasescuché.Miré aAlex.Con lamirada,me alentó a que continuara. Estaba analizando cuidadosamente ami
madre.—¿Quéhasdicho?—¡TienesprohibidoveraGeorgeyaRosie!—¡¿Qué?!¡¿Porqué?!—exigí.Nocomprendíanada.TendríaquedarmeunaexplicaciónlógicaparanohablarconRosie.—Yalohasoído,lotienesprohibido.—¿Peroaquévieneesto?¡Mamá,dimedeunavezquépasa!—Estabamuyalterada.Mientrasme
dabalaespalda,mimadreabrió laalacenadenuevo.Susmanossemovieronnerviosamenteentre laslatasylospaquetesdecomida.Apretóloslabiosconfuerza.
—Nosongentedeconfianza.Asíque,teloadvierto,niseteocurravolverahablarconellos.—¿Oqué?—Fruncíelceño.Seguíasinentendernada.¿Porquénomeloexplicabadeunavez?¿Por
quétantomisterio?¿Porquéactuabadeesamanera?—Hannah,teloprohíbo—insistió.Entoncesvolvióaguardarenlaalacenatodoloquehabíasacado.Eraunaestrategiaparadistraerme.
Peroestaveznololograría.—Muybien.Sitúnomedicesquépasa,tendréquehablarconRosie—merebelé.Mimadresegiró
rápidamenteparamirarmealosojos.Estas peleas no me gustaban. Nunca habíamos discutido así. Pero ahora parecía fuera de sus
casillas…Encualquiermomentoibaaexplotar.Noeraella.Susojosbrillabandeunaformadiabólica.—Hannah,porfavor…Nomehabíadadocuentadequemimadrehabíapuestolateteraenelfuego.Empezóasilbaryel
vaporsalíasinparar.Mimadreseacercóyapagóelfuego.Memiróotravez,peronodijonadaysefuecabizbaja.Subiólasescalerasconrapidezynohicenadaparadetenerla,simplementelaobservé.
—Odioesto.—Mecubrílacaraconlasmanos.Todoeratandeprimente,exasperanteeirritante…Ylos últimos acontecimientos no ayudaban.En cuanto descubría algo, la bomba explotaba y surgía unanuevapistayunnuevosospechoso.
Tratédeubicarlaspiezasqueteníadelenormerompecabezas.Peroparecíanserdeotropuzle,nadaencajaba.Nosabíacómoseguiradelante.
Eraunlaberintosinsalida.Yseguroquelasrespuestasestabanporallí,perotendríaquerecorrereselaberintoparaencontrarlas.
—Sientolareaccióndetumadre—dijoAlex.Leagradecísuspalabras.—SerámejorquehablemosconSeth.—Meapartélasmanosdelrostroyagitélacabeza;mipelose
movióparatodoslados.Alexmemiróconexpectación—.Nomeimportasiquierecooperarono.—Teayudaré.Estarécontigo—seofreció.Estabaagradecidoporloqueestabahaciendoporél.PeroyanosetratabasolodelasesinodeAlex.Nosoloeraporél,sinoqueahoratambiénerapor
mí.—Ydespués,hablarécontumadre—dije,decidida.—¿Ytumadre?Sevaaenfadarmuchísimo.Yalahasoído.—Noseenterará.—¿Ysiseacabaenterando?—Medaigual.Estoydecididaaaveriguarcomosealaverdadalaquesereferían.Depronto,miteléfonovibróenlamochila.—Unmomento—ledijeaAlex,disculpándome.Rebusquéenlamochila,revolviendotodoloquehabíaenelinterior.Despuésdeencontrardecenas
decosasquenonecesitaba,meguiéporelsonidodelavibracióny,finalmente, loencontré.Saquéelteléfonode lamochila.El aparato nodejabadevibrar.Esperabaque fueraCara, pero en la pantallaaparecióotracosa.Eraunnúmerodesconocido.
—¿Quépasa?—preguntóAlexalvermiexpresión.—Esunnúmerodesconocido—dijeconlavistafijaenlapantalladelteléfono.—Contestayponelaltavoz—meordenó.Noobjeténadaehiceloquemepidió.Alexseacercóamí.
—¿Hola?—dije.Alotroladodelalíneaseescuchabaunarespiración.—Hannah…—Minombreresonóportodoelsalón—.Notevasadarporvencida,¿verdad?Eraunavozterrorífica.Erapotenteyronca.Hiceunrepasomentaldelasvocesdelaspersonasque
conocíayningunaparecíacoincidir.Noconocíaesavoz.Mequedétotalmentequieta,sinmoverunsolomúsculodemicuerpo.Eltiemposedetuvo.—¿Quiénes?—preguntéaterrorizada.Lavozmefallabayellabiometemblaba.Enunactoreflejo,
miréamialrededor.—Tranquila—susurróAlex.—Esonoesloimportante—respondiólavozalotroladodelalínea.Meconcentrémásenella.Era
unavozgrave,porloquesupusequeseríadeunhombre.Micuerpoflaqueó.
Capítulo13
—¿Quiénhabla?—volvíapreguntar.Laspiernasmetemblaban.Mivozsequebró.—Veoque insistesmucho.¿Siempreeresasíde terca?—preguntó lavoz,cínicaydesvergonzada.
Escuchésurespiraciónagitadaytratédevisualizarellugardesdeelquepodríaestarllamándome.Noseoíaningúnruidodefondo,nitráficoniotrasvoces,tansolounchasquido—.Respóndeme—insistió.
Lavozdeaquelhombreeraterrorífica.—No…—alcancéadecir.Deberíahablarmás,entablarunaconversaciónparaganartiempo.—Perfecto. Mira, Hannah, a partir de ahora debes saber tres cosas importantes. —Sonaba
autoritario. Se aclaró la garganta y después fingió disculparse con cierto sarcasmo. Alex estaba tanpetrificado como yo—. Número uno: nunca, escúchame bien, nunca vas a saber quién soy. Te estásmetiendoconlapersonaequivocadaynoteimaginasloquesoycapazdehacerte.Unaniñitacomotúnomedetendrá.Nomevanadescubrir,asíquedéjatedejueguecitos,Hannah.Noeresundetectiveyaquí,laúnicapersonaquesaldráperdiendoerestú.
Elpánicocorriópormisvenashastallegaralcorazón.—Noestoyjugando—respondícontodaslasfuerzasquetenía.Yotambiénqueríadejarclaroque
estonoeraunjuegoparamí.Loslatidosdemicorazónmegolpeabanelpechoconfuerza.—Porsupuesto—dijo.Juraríaqueseburlabademí.Estabacongelada.¿Quésesuponíaquedebía
hacer?—.Númerodos:lapersonaquebuscasestámuycercadeti.Sabesaloquemerefiero,¿verdad?—Hizounapequeñapausa,acompañadadeunincómodosilencio.
Sabíaaquéserefería.AlasesinodeAlex.Pero…¿cómosehabíaenterado?Norespondí,esperéaquecontinuara.—Serémásclaro:estáshablandoconelasesinodeAlex.¡Madremía!¡EstabahablandoconelasesinodeAlex!Enunacto reflejome tapé labocacon lasmanos,yAlexabrió losojoscomoplatos.Ambosnos
habíamosquedadoaturdidosconlanoticia.Sorpresa.—¿Quiéndemonios…?—logrédecir,perosuvoztoscameinterrumpió.—Númerotres.—Ignoróporcompletomipregunta.Yluegosemeocurriólabrillanteideadeinterrumpirlo.Yotambiénpondríamiscondiciones.—Unmomento—dije.Recuperélaposturaymeacerquéelteléfonoaloído.
—¿Quéhaces?—mepreguntóAlex.—Hayqueserinteligentes—susurré,tapandolabocinadelteléfonomientrashablaba.Mispiernas
seguíantemblando.—Quienquieraqueseas,estonoesjuegolimpio—dije,tratandodeparecerconvincenteydesonar
normal,comosilallamadanomehubieraafectado.—¿Quiéndijoquelosería?—rio.—Nadie.Peronomeparecejustoqueunapersonamellameymeamenaceconsuscondiciones.Hubounsilencioalotroladodelalínea.—¿Túquieresponermecondiciones?—dijoconunacarcajada.Meruboricé.Mesentíaimpotentey
patética.—Tevoyahacerunaadvertencia.—Adelante.—Hablabaconseguridad,nohabíatemblorensuvoz.Suspalabraserancuidadosasy
exactas.Yotambiénpodíajugaraesejuego.Sieraloqueéldeseaba,jugaríamos.—Dateporvencido.Nomevoyarendir.Novoyadesistirytúnomevasadetener.Tedescubriré.
Soloquieroquelosepas—puntualicé.Mesorprendíantemispropiaspalabras.—Nodeberíasestartansegura.Alexmeagarródelbrazo,peroloignoré.—Novasadetenerme—loreté.Esperabaque,enundescuido,revelaraalgunapista.Loquefuera.Alexmezarandeóelbrazo,desesperado.—¿Qué?—preguntéensusurros.Lacarameardía.—Eldispositivo—dijoansioso,comosifueralasolución.—¿Qué?—preguntédenuevo,sincomprendernada.¿Aquédispositivoserefería?¿Quéteníaque
verenesto?—Ellocalizador—dijoconentusiasmo.Mirélapantalladelteléfono;llevábamostresminutosydiezsegundoshablando.Sinpensarlo,sonreí
aAlexyconectéellocalizador.Lasmanosmetemblaban.¡Claro!¿Cómonolohabíapensado?Ellocalizadorpodíadetectardesdedóndellamaba.¡Bingo!Ellocalizadorempezóatrabajar.Lasmanosmetemblabantodavíamás.Micuerpoexpulsabasudorfríoyteníalosmúsculostensos.
Solo pensaba en el maldito localizador. Un círculo ocupaba toda la pantalla, y luego se hizo máspequeño, tanpequeñoque apenas seveía.Acto seguido, sedesvaneció.Estuve apuntodedarmeporvencida,pero,paranuestrasorpresa,elcírculovolvióaaparecer.
Medesesperé.Enesascircunstancias,unsegundosemehacíaeterno.¿Ysisedabacuenta?¡Alcarajo!Comencé a mover las piernas involuntariamente. Estaba muy nerviosa. Alex se mordía el labio
inferior.Elcírculodellocalizadorsiguiócambiandodetamañoyderepente…Error.—¡No!—grité y rápidamente me tapé la boca. Esperaba que no hubiese escuchado mi grito de
frustración.
Ladecepcióncayósobremicuerpocomounalosa.Alexsedejócaerenelsillónmáscercanoysecubrióelrostro.—¿Estabaslocalizandolallamada?—dijolavoz.Sonabaágil.Norespondíylapersonaserio,lo
cualmeenfureciómás.Volvíaactivarellocalizador.Peronoaparecíanada.Estababloqueado.—Cobarde—dijeconira.Élseriomásfuerte.No,noeralarisadeSeth.Niladenadiequeconociera.—Juguemos,Hannah.—Malditocobarde—repetí,peroestavezmásfuriosa.Sentíardorenmisorejas.—Esperoqueseasrápida…—dijo—.Mipedidoestarálistoencincominutos.¿Pedido?¿Dequéhablaba?—Noloentiendo—respondí.—Telodigoytelorepito,ytelodeboavisar,quepormásquetelodiga,nolovasaadivinar.—¿Qué?¡Estonoesgracioso!—grité.—Cincominutos,Hannah—sentenció.Ydespuéscolgó.—¡No!¡No!¡No!—gritédenuevo.¿Quésignifica?¿Qué?—Cuatrominutos—anuncióAlex.Empecéacaminardeunladoaotro,sindetenerme.—Telodigoytelorepito…—pronunciélaspalabrasenvozalta.¿Quédemoniossignificaba?Noleencontrabalalógica,nohabíasolución.Habíaperdido.—…ytelodeboavisar,quepormásquetelodiga,nolovasaadivinar.Reviséelúltimoversoynada.Lorepetídenuevoenmimente,ydenuevo…nada.Y,luego,meiluminé.—¡Alex!—gritémientraslegolpeabaelhombrobruscamente.—¿Qué?¡PorDios!¡Estábamosenplenosigloxxi!—Esunaadivinanza—dije.Élnopareciósorprenderse.Fuidirectaalgrano—.¡Alex!¡Internet!Alexselevantódelsillóndeunbrinco.—¡Demonios!¡Sí!Tecleólaadivinanzaenelteléfonomóvilparabuscarlaeninternet.Labúsquedafuerápidaytodas
laspáginascoincidían:larespuestaeraelté.—¿Elté?—pregunté,frunciendoelceño.Alexsonrió.—Sédóndeestá—respondióconsatisfacción,orgullosodesímismo.Mirémireloj.Tresminutos.Apenaspodíapensar.Habíaesperadoaquelmomentodurantemuchotiempo.Yahora…nosabíaqué
hacer,niquépensar.SalícorriendodecasayAlexmesiguió.—¿Seguroquesabesdóndeestá?—preguntémientrascorría.Noqueríaperderesaoportunidad.Micorazónseacelerabaconcadapasoquedaba.—Sí, sé dónde está. Ya he estado allí —me confirmó. Su voz sonaba agitada. Ambos íbamos
corriendo.—¿Haciadónde?—preguntécuandonosaproximábamosaunaesquina.Alexmemiróy,rápidamente
ysinaliento,respondió.—Derecha—dijo.Mispiernassemovíanaunavelocidadquedesconocía.LoszapatosdeAlexgolpeabanelsuelounayotravez.Megiréylovi.Meseguíaelpaso.Volvía
mirar al frente. Mi cabello volaba por encima de mis hombros, esta vez sin azotarme la cara. Laadrenalinacorríapormisvenas.
Teníaquedarmeprisa.Teníamosquedarnosprisa.¿Ysisoloeraunabromapesada?¿Ysirealmentenoeraél?¿Ysinoestabaahí?¿Ysi…?¡Basta,
Hannah!,meregañéamímisma.Nopodíaseguirhaciéndomepreguntasquenotendríanrespuestahastaquellegáramos.
Peroerainevitable.Nolograbaimaginarquiénestaríadetrásdetodoesto.—Estamoscerca—dijoAlex,interrumpiendomispensamientosconvozagitadamientrasmirabasu
reloj.Mesorprendíalversuasombrosacoordinación:correrymirarelrelojalavez.Asentí.Noqueríahablarparanocansarmemás.Alexestabamuypálido.No…Estabaamarillo.Un
amarilloapagadoycálido.—Derecha—dijoantesdequepreguntaradenuevo.Habíamosllegadoaotraesquina.Unaesquinaqueconocíaperfectamente.Enlaaceracontrariaala
nuestrahabíaunmontóndelocales,restaurantes,tiendasderopa,bibliotecasyunascuantascasas.Micorazónlatíaconfuerza.Teníaelpulsomuyacelerado.—¿Dóndees?—preguntéinsegura.Mivozapenaseraaudible.—Elcafé.—Señalóunlocalconsombrillasrojasysillasdemadera.Elexteriorestabapintadode
marrónoscuro.Afuera,enelletrero,habíaunastejasenformadecascadacolorcafé.Aquellugarteníaunasventanasenormes,conunosmarcosdemaderamaciza,yelvidrioeraprácticamenteloúnicoqueseparabaelinteriordelexteriordelrestaurante.Eraunlugargrandey,alparecer,concurrido.
Susojosbrillabancomodosluciérnagas.—¿Hemosllegadoatiempo?—pregunté.Alexmiróelrelojyasintióconamargura.Tragósaliva.Su
nuezsehizomásgrandey,después,volvióasuestadonormal.—¿Estásbien?—preguntéalversugesto.Unmechóncastañole tapabaunapartedelafrente.De
nuevo,estaba tenso.Enunmovimiento rápidomepusedelantedeél.Nuestroscuerpos sepegaron—.¡Eh!¡Todosaldrábien!—Puselasmanosensurostroyapartéelmechóndesufrente.Teníalapielfríaysuave.Deslicémisdedosporsumejillaylosdejéahí.Algonomedejabaapartarlas.
—Graciasporesto,Hannah—dijoAlex.Susmanossemovieronrápidamenteylaspusoencimadelasmías.Estabanfrías.
Afortunadamente,nadienosveía.Estábamosenunaesquinaylagentenopodíavernos.Diunpasoatrás.Noqueríaalejarmedeélydesuaromavaronil,peromeobliguéahacerloporqueeltiemposenosestabaacabando.Caminéhaciaelcafé;mispiernasparecíandegelatina.Amedidaquemeacercaba,viclaramenteelletreroverdeconletrasblancasqueindicaba:«Elté».
Vaya.Ralenticé el paso.Mi respiración se normalizópoco a poco.Corrermehabía afectado. ¿Ohabía
sidoporacercarmetantoaAlex?No,no,no.Seguroquehabíasidoporlacarrera.Estábamosasolounpardelocales,bastantecercadenuestrameta.—Oye,Hannah—mellamóAlex—.Tencuidado.Asentí.Estabaaunpasodeentrar,peromedetuve.A travésdelvidriovia laspersonasquehabíaenel
interior.Habíamuchagente,sobretodojóvenes.¿Noeraextrañoquenoshubieracitadoaunlugartanconcurrido?Entréalcaféyobservéconunpocomásdeatenciónynovinadaninadiefueradelocomún.Solo
habíapersonasconversando.Enlaprimeramesahabíadosjóvenes,unchicoyunachica.Ellavestíaunpantalóndemezclillay
unablusarosadetirantes.Llevabamuchomaquillajeysereíaexageradamente.Erarubiayconelpeloliso.Teníalaspiernascruzadas.
Luegomefijéenelchico.Nadafueradelonormal.Cadavezquelachicasegirabaosedistraíaconalgo,élaprovechabaparamirarsuescote.Tambiénerarubio.Cuandodivisésurostro,loreconocí:ojosazules,narizdelgadayfina,bocapequeñaylabioscarnosos,cuerpofornidoymusculoso…
Ryan.—Mira,eseesRyan.—Sethtambiénestá—comentóAlex.—¿Seth?—pregunté,frunciendoelceño.¿QuédemonioshacíaSethaquí?—Sí,enlaúltimamesa,alfondoaladerecha.¿Loves?Busqué al fondo del local.Memoví en silencio.Me puse de puntillas; unos chicos altos nome
dejabanvernada.—Noloveo—respondícondecepción.Algoenmívibró.Sentíelrocedeunamano.Alexmetocólacinturacondelicadeza.Susdedosse
deslizaronporellaysequedaronquietosunpardesegundos;después,mientrasuntornadodemariposasrevoloteaba pormi interior, presionó un pocomás para desplazarme a la derecha. Sentía su contactosuaveyenloquecedorenmicintura.Teníaunosdedosdelgadosygrandes,perfectospararodearme.
Contuvelarespiración.Micuerposehabíavueltocomounapiedra.Pesadoeinmóvil.Lasangreseacumulóenmirostro.Menosmalquenoestábamosfrenteafrente.Vaya.Todosecalentódentrodemí.Absolutamentetodo.—¿Lo ves ahora?—susurró con su melodiosa voz, interrumpiendomis pensamientos. Sus dedos
seguíanenmicintura.Suspirécondisimulo,soltandotodoelairequehabíacontenido.Mirémásallá,concentrándome.
Vi a un chico idéntico a Seth. Tenía el cabello revuelto, llevaba unos tejanos ajustados, cinturónnegroyunacamisatambiénnegraquemarcabasusmúsculos.Calzabazapatosdelmismocolor.Estabatensoy atento a todo loquepasaba a su alrededor.El chico sujetaba con fuerzaunbatido.El cristalexplotaría si lo seguíahaciendo.Susojos ibandelbañoa labebidaque teníaen lamano.NoeraunchicoidénticoaSeth.EraSeth.
Parecíanerviosoydesesperado.—Nopuedocreerlo—murmuré.Alexretirósumanodemicintura.Elairemeenvolviódenuevo.—Ahoraonunca.Vamos.—Lafuria seapoderabadesucuerpo.Tenía losojosclavadosenSeth.
Fruncióelceñoconenojoyseadelantó.Olíaafresasyachocolate.Cuandoestábamosadosmesasdedistancia,Alexsegiróconbrusquedad.Lairaeraevidenteensu
rostro.Medetuve.Sumiradaoscuramedesconcertó,memirabadirectamente,contantaintensidadcomoleeraposible.
Yluegovitemorensusojos.—Perdónameporesto,Hannah—dijoAlexconvozgraveycasiinaudible.Nisiquieralareconocí,
eraunavoz…diferente.Ibaarespondercuandosucuerpocorrióvelozmentehaciamí.Cerrélosojosenunactoreflejo.Algomegolpeócondurezaentodoelcuerpo.Perdílafuerzayme
debilitérápidamente.Porunmomento,todoenmudecióysevolvióoscuro.Un dolor indescriptible se expandió dentro de mí, pero todo sucedió tan rápido que apenas lo
percibí.Laoscuridadsehabíaadueñadodetodo…hastaquemisojosseabrierondegolpe.Lasluceseran
comolatigazosymeobligaronaentrecerrarlosojos.Queríamoverelbrazoparaevitarlaluzcegadora,peronopodía,unafuerzamayoralamíameloimpedía.
El temor se apoderó de mí al ver que no podía mover ni un solo músculo de mi cuerpo. Meestremecí. Un escalofrío me recorrió desde la cabeza hasta las plantas de los pies. Mi cerebro loprocesótodo:habíamosvistoaSeth,Alexvinohaciamí…
Micuerpotemblabayestabasufriendounaseveracrisisdepánico.Sentíalasemocionesquecorríandisparadasdentrodemí:terror,miedo,pánico,nerviosismo,desesperaciónyansiedad.Eracomosimicuerpoestuvierasedado.Comosi,endefinitiva,micuerponofuesemío.
Intenté cerrar los ojos, pero era imposible. Traté de tranquilizarme y aclarar mis pensamientos.Observé mi alrededor sin moverme. Seguía en «El té». Las personas, por suerte, seguían en susrespectivos lugares, ignorándome por completo. Vi a Seth con su batido en la mano. No se habíapercatadodemipresencia.Sumiradadivagabaporellocal,comosiesperaraaalguien.
Apartirdeaquí,losacontecimientosseprecipitaronytodosucedióenpocossegundos.Mibocaseabrióinesperadamente.Tambiénmispiernassemovieronporsorpresa.Sinsabercómo,
avancéhaciaSeth.—Oye,Seth.—Mivozhabíasalidodemíinvoluntariamente.Estabaentrandoenpánico.Teníaelcorazónenelestómago.Ibaavomitar.«¡¿Quéestápasando?!»,gritéenmimente,yaquenopodíahablar.«Tranquila,Hannah,soyyo,Alex»,respondióunavoztranquilaenmimente.Intentédarunbrincoen
cuantoescuchélavoz,peromicuerponoreaccionaba,yesohacíaqueelmiedoaumentaratodavíamás.Micuerposiguióavanzandoconlentitud.«¿Cómopuedeshablarme?¡¿Quéestápasando,Alex?!»,tartamudeéensusurros,comosialguienmás
pudieraescucharnosenmimente.«Teloexplicarédespués».«¡No!¡Saldemicuerpo!Esto…Estonopuedeser»,dijeindignada,sinpodercreerlo.¿Eraestoposible?¡Diosmío!«¡Alex!», grité, pero no hubo respuesta por su parte. Luché de nuevo e intenté parar de caminar.
Intentéconvenceramicuerpoparaquenoprestaseatenciónalafuerzamayorquesehabíaapoderadodemí.Perofracasé.Lafuerzaeraimparable.Alexeraimparable.
Sethgirólacabezaysetopóconmisojos,asustado.—Hannah,¿cómoestás?—preguntónervioso.Mi cuerpo seguía moviéndose sin previo aviso y sin pedirme permiso. Era extraño que Sethme
hablaray,sobretodo,quemepreguntaracómoestaba.Entoncesmisdedosagarraronsucamisaconunafuerzaextraordinaria.
—¿Quédemonios…?—dijoSethmientrasintentabazafarsedemiagarre.O,másbien,delagarredeAlex.Misnudillossehabíanvueltoblancoseinclusoamarillosporhacertantafuerza.UnademismanossoltólacamisadeSethyviajóporelairehastachocarconsumandíbulaenunpuñetazobrutal.
Sushuesoscrujieron.—¡Hannah!—gritóalguiendesdeelotroladodelrestaurante.Alexyyonosgiramosyvielrostro
pálidodeCaraymuchasmiradassobremí.Tenía losojosabiertoscomoplatos,nocomprendíaquéestabahaciendo.Asuspies,unbatidose
había esparcido por todo el suelo. Probablemente se le había caído de lamano. Sus ojos azulesmedesconcertaban.
—¿Quédemonioshaces,Hannah?—dijoSeth,tocándoselamandíbula.Alexvolvióagolpearlounpocomásarriba,ysulabioempezóasangrar.
«¡Alex!»,gritécondesesperación.PeroAlex no se detuvo.Utilizabami cuerpo para atacar a Seth. Era listo: sabía que Seth nome
golpearía.Denuevo,mismanoslotomaronporelcuelloylolevantaronconfuerza,empujándolocontrala pared. Su cuerpo chocó con dureza y rebotó ligeramente. Los huesos de su columna vertebralcrujieron.Hubo algunos gritos en el local.La sangre del labio caía por la barbilla, hasta llegar a sucuello.
Hubomásgritosahogadosenellocal.Mimentesecongeló.«¡Alex,para!»,supliqué.«¡Detente!».PeroparecíaqueAlexhabíaentendido todo locontrario.Mimanoderechavolvióaviajarporel
aire hasta chocar contra la nariz de Seth. Oí el estruendoso crujido que mis nudillos provocaron alchocarcontraél.
«¡Alex!».—¡Hannah!¡¿Quédemoniostesucede?!—gritabaCara,queseacercóanosotros.Alexlepropinóotropuñetazoenlamejilla.Estavezfuiyoquiendioungritoahogado,yesolohizo
parar.—¡Hannah!—Caraestabaamilado.IntentabasepararmedeSethparaprotegerlo.Vieltemorensus
pequeñosojos.«¡¿Quéhashecho?!»,gritéconsollozosahogadosaAlex.«Hannah,noloentenderías»,respondióconlavozentrecortada.Sonabadolidoyvulnerable.—¡¿Quédemonios tepasa,Hannah?! ¡¿Porqué lehaspegado?!—gritóCara, escupiéndomeenel
rostrocontodosuodio.Sethselimpiólasangreconsucamisaymemiródereojo.Fueunamiradaasesina.—Tú,afuera—ordenóAlexaSeth.Caramemiróconconfusiónyelceñofruncido.Mivozsonabadiferente,roncaeinestable.Sethse
retorcióy,pormotivosindescriptibles,hizoloquemivozlehabíapedidoysalióafuera.—¿Peroquétepasa,Hannah?—dijoCara,queretuvoaSethantesdequesalieradelcafé—.¿Crees
quepuedesveniraquíygolpearamichico?«Oh,no»,dijementalmente.«Loarreglaré,Hannah.Teloprometo»,merespondióAlexantesdequeseexcusaraconCara.«Espera…¿hadichomichico?»,pregunté.«Sí»,confirmóAlex.«Malditasea»,exclamé.
—Hablarécontigomástarde,Cara.—Ysindecirmás,AlexagarróaSethdelcuelloyloarrastróalasalida.Todoelmundomeestabamirando.InclusoRyanmehabíavisto.Estonoibaaacabarbien.
Salimos por la puerta de emergencia, que daba a un callejón totalmente vacío y lleno de basura.Habíacáscarasdeplátanotiradasporelsueloyeloloraranciopredominabaenellugar.Tuveganasdevomitar.Lahumedadylasratasquecruzabandeuncontenedoraotrohicieronqueelestómagosemerevolviera.
«¿Estoesseguro?»,preguntéconmiedo.«Sí».«¿Quéledirás?»,quisesaber.«Notengoniidea».—Hannah,noesloquetúcrees—dijoSethcuandoestuvimoslosuficientelejosdelcaféydelos
oídosdelagente.Ahorapodíamoshablar,aunqueloscontenedoresdebasuradesprendíanunolormuydesagradable.
—¿Yquéesloquesesuponequecreo?—preguntómivoz.Sonabacasisarcástica.—YonosénadadeAlex—respondióensusurroscasiinaudibles.Sucabellosemovióconelviento.
Teníalosdientesmanchadosdesangre,igualquesucamisa.Sellevólamanoalpelocondesesperación.—Túestuvisteconmigoeldíaqueyo…«¡Alex!¡Estásenmicuerpo!»,lerecordéantesdequedijeraalgoquenospusieraenpeligro.—Tú estuviste conAlex antes de quemuriera—se corrigió. Alex se tensó enmi cuerpo y sentí
escalofríos.Nisiquierasabíacómosentirme.Parecíaquefueraunalma.—¡No!—Dejócaerlosbrazosaloscostados,intentandoparecerracional—.Bueno,sí,pero…—Tienesquedecirmequépasó—exigíaSeth.—Hannah,nosé…Nosépordóndeempezar.—Porelprincipio—dijoAlexconironía.Mientras tanto, yomedediqué a observar aSeth, que semovía con sumonerviosismo, apretando
constantementelamandíbula.—Alexyyosomosbuenosamigos.—Sedetuvo,sellevódenuevounamanoasucabellocastañoy
se apartó un pequeño mechón que le caía en los ojos. Volvió a apretar la mandíbula y continuó—.Éramos,mejordicho—corrigió—.Aqueldíasalimosahacerlomismodesiempre.Erancomolasdosdelatardeymedijoqueteníaunacita.Parecíafeliz.Entoncesfuimosasucasayestuvimoshablandodevideojuegos,dechicasydelúltimopartidodefútbol.Nadafueradelonormal.Estuvimosunratojuntos:comimos,jugamosaunvideojuegoybromeamosunrato…Peroderepente,lacaraselepusoamarilla.Parecíadébil,enfermo.
—¿Enfermo?—Sí—confirmó.Lomirédirectamentealosojosyprestéatenciónacadaunadelaspalabras.No
queríaperdermeningúndetalle—.Entoncesmepidióquemefuera.Dijoqueseríamejorquevolvieraamicasa,yyo…estuvedeacuerdo.Fuilaúltimapersonaquelovio,alparecer.
—¿Yquépasódespués?—Alexloinvitóacontinuaratravésdemivoz.—Volvióamencionarsucita.«Nolorecuerdo»,comentóAlex.—¿Dijoelnombredelachica?—No.—¿Quémáspasó?—insistióAlex.Nopodíacreerloquemisoídosescuchaban.
—¿Porquéquieressaberlo?—Sepusoaladefensiva.Chicolisto.—Esonoteimporta—respondióAlex.—Mehasestadopersiguiendocadavezquemehasvisto.¿Porqué?Alexapretómimandíbulaysepreparóparahablar.—Escucha.Notevasa irdeaquíhastaquemecuentesdeunavezpor todasloqueestápasando.
¿Entendido?—Micuerposepusorígidoytambiénaladefensiva.—¿Quésesuponequeestápasando?—preguntóSeth,confundido.—TúyKate.¿Porquéosestáisprotegiendomutuamente?—Nosédequéhablas.Alexsoltóunsuspirodefrustración.La tapaderadeuncontenedor secayóymesobresalté.Una ratagris saliódeallí conun trozode
pizzaentrelosdientes,ydespuésseperdióentrelabasuraesparcida.Miestómagoserevolvió.—PorDios,esevidente,Kateytú…—¡No!—negó—.EstoysaliendoconCara.—¿Qué?—preguntóAlex.—Precisamentehoyteníamiprimeracitaconellaylaacabasdearruinar.Gracias,Hannah—dijo
conamargura.Losojoslebrillabanporladecepción.«¡¿Qué?!»,dijementalmente.—¿Yquéhaydelallamada?—Alexnoqueríaandarseporlasramasniabandonareltema.—¿Quéllamada?Dios,Hannah,estásmuyraraúltimamente—comentóSeth.—Nosoyidiota.—Yotampoco—meretó.Omásbien,retóaAlex.—Dametuteléfono.«Bien,Alex»,ledije.—¿Qué?Nopiensodártelo.—Y,otravez,lafuerzaextraordinariavolvióamíy,denuevo,estrelló
elcuerpodeSethcontralapared.Ungemidodolorososaliódesuslabios.—Ahora dame tu teléfono—ordenó Alex. Me sorprendía que no me temblara el labio. Alex lo
controlabaalaperfección.—¡Deacuerdo!¡Deacuerdo!—Susojosmostrabanmiedoypánico.Mismanosseguíanalrededorde
su cuello, a la espera. Con dificultad, Sethmetió lamano en su bolsillo y sacó un pequeño teléfononegro.Alex lo tomó con brusquedad y lo encendió.El teléfono estaba bloqueado, pero no supuso unproblema;Alexconocíalacontraseña.
—¡Oye, oye! ¡¿Cómo demonios sabesmi contraseña?! Alex era el único que la sabía—protestóSeth.
—Teviponerlaeneldesayuno.Deberíassermáscuidadoso—respondióAlexconrapidezantesdequequedaraaldescubierto.Seríaunacatástrofe.
Sethfruncióelceño.Noacababadecreérselo.—No lo hagas,Hannah—suplicó—. Por favor—dijo con temor y, por primera vez, sus ojos se
llenarondelágrimas.Seleestabanponiendorojos.Alexpulsóalgunosbotonesylapantallasevolvióaencender.Presionóeliconodellamadas,luego
eldellamadasrealizadasyreconocíelúltimonúmeroalquehabíallamado.
«Esminúmerodeteléfono»,dijeenunsusurro.—Asíquenosabíasaquéllamadamerefería.—Apretélosdientesconfuerza.Seth,Seth…¡Habíasidoél!—Puedoexplicarlo.—¿Ahsí?Esperoqueseaunaexplicacióncoherente.—Mivozsonabamolesta.Tambiénsentía la
furiadeAlexdesatándoseportodomicuerpo.—Hannah.—¡Dímelo!—exigióAlex.Sethselimpiólasangrequebrotabadesulabioconelantebrazo.—¡Tumadre!—gritó—. ¡Ellamehizo jurar…!¡Mierda!—Se tapó labocacon laspalmasde las
manos.Claramente,selehabíaescapado.
Capítulo14
Me quedé congelada.Mimente no procesaba la información que Sethme había dado. Solo podíavisualizarelrostrodemimadre.Esonopodíasercierto.Seguroquehabíamentidoparasalirseconlasuya.
—¿Quétehizojurar?—FruncíelceñoalaesperadeunarespuestadeSeth.Afortunadamente,Alexpodíahablardeformacoherente.
LosojosdeSethsevolvieronoscuros,parecíanestarperdidosyesperandoencontrarunarespuestaen los sucios contenedores de basura. Su labio seguía sangrando. Su cuerpo se puso rígido y losmúsculosdelosbrazossehicieronmásvisibles.Viquesusomóplatossetensaronjuntoalapared.
—EscuchaHannah,nopuedodecirtenada.Solo…—Cerrólosojosconfuerza,comosiesopudieraremediarloqueacababadesuceder—.Fingequenohasoídonadadeloquehedicho,¿deacuerdo?—propusoconnaturalidad.
Elcalordelafuriameinundó.Estabacansadadetodoesto,nopodíafingirquenohabíaescuchadoloquehabíadicho.Nopodíaseguirfingiendoquenopasabanada.
—¡¿Cómoteatrevesapedirmeeso?!—Yo…—Últimaoportunidad,Seth—sentencié convoz dura.Estaba segura de que veríamis ojos arder.
Queríaquesupieraqueestonoeraunabroma—.¿Quétehizojurarmimadre?—exigísaber.Apretóloslabios,perofinalmentecedió.—Quenoteenterarías.—¿Dequé?—Hiceunapromesa.Nopuedocontártelo,Hannah—dijodisculpándose.Suspiré con frustración. Ahora me sentía otra vez yo. Estaba en paz y no había ninguna fuerza
obligándomeahacercosasoadecirlas.Habíarecuperadoelcontroldemicuerpoydemimente.Estabafuriosaytodoslosmúsculosdemicuerpomerespondían.
¿DóndeestabaAlex?«¿Alex?»,lollamémentalmente.Esperé.Nohuborespuesta.Entoncesloentendí.HabríasupuestoqueestoeraunasuntoentreSethyyo,yque,porlotanto,no
debíaentrometerse.
—Seth.Porfavor…—supliqué.Élnegóconlacabeza.—Losiento—selimitóadecir.—¿Porquémehasllamadoantes?—grité.Sentíatantafrustraciónquemeentraronganasdellorar.—Yo…No.Nopuedo.—Sacudíalacabeza,mordiéndoselalengua—.Telorepito:dejadehacerlo
queestáshaciendo,aléjatedetodoesto.—¿Porqué?—insistíconunhilodevoz.—Espeligrosoparati—dijoescuetamente.Parecíacuidadosoconsuspalabras,medíaexactamente
loqueteníaquedecir.Eralisto.—Perodameunamalditarazónparaentenderlo—supliqué.Laspiernasmetemblabantodavía.Semeformóunnudoenlagarganta.Nopodíatragar.SiSethlonotaba,esomeharíaparecerdébily
dolida,ynopodíapermitirlo.Queríaparecerfuerte,comositodoaquellonomeafectara.Unalágrimasedeslizó por mi mejilla. Era cálida, o tal vez mi piel estaba demasiado fría. Rápidamente, y con unmovimientosalvajeybrusco,mepasélamanoporlacaraparalimpiarla.
—Teperjudicaríasatimisma.—¿Quéestásdiciendo?—preguntéconconfusión.Merodeéelcuerpoconlosbrazos.Esomehacía
sentirprotegida.—Hannah, dejemos este asunto. Tarde o temprano lo sabrás. Pero, por ahora, no es tarde ni
temprano.—Esquenopuedoesperar—confesé.—Paciencia—dijo con voz quieta, como si nada de lo anterior hubiese pasado. Seth estaba tan
normal.Porunmomentoloenvidié,envidiésupacienciaysutranquilidad,elmodoenelquehablabaycómoactuaba.
Sethsedisculpóconlamiradaysediolavuelta.Empezóacaminarconpasolentoy,porextrañasrazones, lodejé ir.No impedíque se fuera.Sucabello castañoy rizado semovió ligeramentecon labrisadelviento,loquelohizoparecermásrebelde.Guardósuteléfonomóvilenelbolsillocontotalnaturalidadluegosemetiólasmanosenlosbolsillosy,cuandodoblólaesquinaparaentrardenuevoenelcafé,desapareciódemivista.
Yasolaenelrepugnantecallejónconoloravómito,lospensamientosmevolvieronaazotar.Ymiconcienciatambién.Avecesmegritabaqueeraunaexageradayqueestabamolestandoalagenteconmisestúpidasteoríassobreellos.Peroluegoledabavueltasymedecíaquemispensamientosnopodíansertanestúpidos.
Kate y Seth no mantenían ninguna relación sentimental, eso había quedado claro. Aunque lo deCara… ni siquiera ellame lo había contado, y eso eramuy extraño y sospechoso. Entonces recordéhabervistosusojosazulesbrillandocuandoSethaparecióenel funeraldeAlex.Casidabasaltosdefelicidad,yyonomehabíadadocuenta;habíaestadotanmetidaenmispensamientosquenomehabíadado cuenta de la auténtica realidad. Estaba descuidando e ignorando cosas importantes y que nospodríanservirdeayuda.
Cara…¿Yahoraqué lediría?¿CómomedisculparíaconellaporhabergolpeadoaSeth?¿Cómopodríahablarconella?¡Estabaofendida!¡Caranopasaríaporaltoalgoasí!
TratédereproducirlaescenadelcafépararecordarlareaccióndeCara.Lavisualicé:veníadelabarraconunbatidodefresaenlamano.Recordéelestruendodelvasodevidrioalestrellarsecontraelsuelo.Ydespuésvielterrorensusojosalbordedelaslágrimasdesdeelotroladodelcafé,corriendo
haciamí,intentandosepararmedeSeth.Susojoschispeabanporlaconfusiónyelmiedo.Peronotardéendarmecuentadequenosolohabíaterrorensusojos,sinootracosamásimportantequenuncahabíanotadohastaentonces:amor.
CaraestabatotalmenteenamoradadeSeth.Yentonces, lahistoriay lossospechosossedisolvían.Cadavezeramásdifícildarconunapista
certera.Cada segundoquepasaba se volvía un infierno.Cualquier teoría se arruinaba en cuestióndedías,deminutos…desegundos.
YKate…Dios.Conellanoacertabaennada.Ellanoeraunacabezahueca,tambiéneralista.Peromeresultabadifícilpensarporquéseinvolucraríaenunasesinato.Esdecir, teníatodoloquealguienpodríadesear:belleza,popularidadyunabecaparaunauniversidadprestigiosa.Eraunadiva,loteníaabsolutamentetodo,inclusoaAlex.Yahínacíalasospecha:KatequeríaprotegeraSethdealgunacosa.¿Porquéeratansolidariaconél?¿Quéqueríamantenerensecreto?Y,porsupuesto,nopodíaolvidarlaconversaciónentreKateySethdespuésdelfuneraldeAlexquemencionóCara.PortodosesosmotivosteníaundilemaconKate.
—Hannah…—dijo alguien. Sacudí la cabeza para regresar a la realidad. Levanté la vista ymeencontréconlosojosdeAlex.
—Hablaréconmimadre.Tengoquehaceralgo.—¿Cómoestás?—Supreguntamesorprendió.¿Cómoestaba?Me sentía frustrada, decepcionada, intrigada e incondicionalmente enojada con las personas que
quería.—Bien—respondí.Empecéasentirunterribleardorenlosnudillosqueseexpandíaportodalamano.Hiceunamueca
dedolor.LosgolpesquehabíapropinadoaSethmehabíandejadoheridasabiertas.Lamanoseestabaempezandoahincharyaponerseroja.
—¿Teduele?—Seacercósinvacilar.Sinpedirmepermiso,metomólasmanos.Unescalofríomerecorrió el cuerpo. Tenía las manos muy suaves—. Es culpa mía… He actuado sin pensar —dijo,apenado.Susdedossedeslizaronpormisnudillos,queestabanadoptandountonomorado.Medolíanmucho.Eracomosihubieragolpeadounarocacienvecesseguidasyconunafuerzabrutal—.Losiento—añadióconsinceridad.
—¿Cómohashechoeso?—preguntéantesdeperdermeensusojosalmendrados.—¿Aquéterefieres?Mesoltólasmanosynosmiramosalosojos.—Has entrado enmi cuerpo,me has poseído—expliqué en un susurro. En cuanto pronuncié las
palabrasvieldoblesentidoqueteníaneinmediatamentemeruboricé.Oh,esperabaqueelcolordelosladrillosdelcallejóncamuflaraeldemismejillas.
—Yo…Enrealidadnolosé.Hesentidolanecesidaddehacerlo.Hasidocomo…Yasabes…—Sellevólamanoalanucayserascóconindecisión.Supusequeestababuscandolapalabracorrecta.Miróhaciaarriba,comositrataraderecordaralgo.Y,finalmente,lologró—.¡Algoinstintivo!—exclamó.
—¿Yporquécuandohassalidodemínohasidocomocuandohasentrado?¿Porquénohahabidooscuridad?
Laheridadelosnudillosmeenvióunapunzadadedolor.Empecéamasajearloscondelicadeza.—Porquetúeresluz—bromeó.Unasonrisaaparecióensurostro,memostrósusperfectosdientes
blancosy,poruninstante,eldolordelosnudillossefuehastaelestómagoyluegosubióamipecho.Lediungolpesuaveenelhombro.Sonreíporelhalago.Silencio.—¿Quévamosahacer?¿QuépasaconSeth?—pregunté.—CreoqueSethyanoshaayudadobastante.Ahora tenemos laversióndeKatey ladeSeth,y…
parecencoincidir.—¿Ysiselahaninventadoyhabíanpactadocontarlamismahistoria?—meadelantéapreguntar.—No…ConozcoaSeth.Élnomentiría—respondiócontotalseguridad.—¿Ymimadre?¿YRosie?¿Ytupadre?¿Quépasaconellos?—Tendrás que estar más pendiente de tu madre, ver y escuchar todo lo que hace. Deberías
convertirteensusombra.—¿Ytuspadres?Yahasoídoatumadreyalamía.Ocultanalgo.Sequedóensilencio.Parecíapensativo.Teniendoencuentatodoloquehabíasucedido,yanosabíaenquiénconfiar.—¡Alex!—exclaméparadespertarlodesuspensamientos.Diounrespingoymeofrecióunasonrisa
—.¿Ysiestamosdetrásdelapersonaequivocada?—Elasesinoaparecerá.Presientoqueestamoscerca—meanimó.Peroensusojoshabíapreocupación.Depronto,miteléfonoempezóavibrarenelbolsilloderecho.Metílamanoparasacarloy,cuando
misnudillosrozaronlateladelpantalón,eldoloraumentó.—Dejaqueteayude,puedohacerloyo.Alexmeatrajohaciaélymetiólamanoenelbolsillodelanterodemipantalón,sujetándomepara
quepermaneciéramoscerca.Nuestroscuerposcasisetocaban.Susdedossemovieronlentamenteporelbolsilloenbuscadelteléfono.
Traguésaliva.Sucontactoerasuaveycuidadoso.Alexatrapóelteléfonoylosacódeuntirónsinhacermedaño.—Voyacurarteesaherida—dijomirándomedirectamentealosojos—.Teloprometo.Apenastuvefuerzasparaasentir.—Númerodesconocido—mehizosaberAlexcuandomeloentregó.Descolguéy,enmenosdeunsegundo,unamujerpronunciabaminombrealotroladodelalínea.Me
peguéelaparatoaloídoyunavozdulceempezóahablar.—¿Hannah?¿Hola?—Automáticamenteyporextrañoquepareciera,sonreí.Reconocílavoz.—HolaRosie.—DijesunombreenvozaltaparaqueAlexsupieraquiénllamaba.Fruncióelceño.Juraríaqueestabaceloso.—Oh, llevo toda la tarde tratando de conseguir tu número—dijo pesadamente—. ¡Pero al fin lo
tengo!—Podríahabérmelopedido—dijedulcemente.Merelajé.LamadredeAlexsoltóunarisitaalotro
ladodelalínea.—Claro,¿cómonosemehaocurridoantes?—sedisculpó—.Y,Hannah,puedestutearme.MiréaAlex.Definitivamente,estabaceloso.
—Deacuerdo.¿Vatodobien,Rosie?—pregunté,intentandoaveriguarelmotivodesullamada.—Sí—confirmó—.Verás,mepreguntabasipodríasvenirelpróximoviernes.Georgeyyoqueremos
verte.—Yo…Laspalabrasdemimadreresonaronenmicabeza.Memordíunauña.Yoeraunachicaqueseguía
lasreglas.Respetabaamimadre,peroahora…lacuriosidadmecarcomía.—Por supuesto, si no te supone un problema… —se adelantó a decir antes de que pudiera
responder.IgnorélaprohibicióndemimadredehablarconRosieoGeorge.Cuandomedieraunabuenarazón,
talvez,solotalvez,memantendríaalejadadeellos.—¡Enabsoluto!¡Allíestaré!—respondíemocionada.—¡Genial!—exclamó—.Entonces,hastaelpróximoviernes,¿teparecebien?—dijoconanhelo.—¡Porsupuesto!Nosveremosentonces—dije,ydespuéscolgué.
***
Regresamos a casa con lasmanosvacías, los rostros blancosy conuna expresiónquedenotabapuradecepción. Todavía no estaba segura de si debía llamar a la policía o seguir hasta averiguar lo querealmentesucedía.Meteralapolicíaenestopodríaserungraveerror,sobretodoporqueelpadredeSarah,mi compañera de clase, lo era y podía contarle a su hija lo que estaba pasando. Y Sarah noformabapartedemilistadepersonasdeconfianzadesdelamuertedeAlex.Debíaserextremadamentecautelosaporqueseguramentealguienmeestaríasiguiendo.
Cuandoentramos,lacasaestabatotalmenteensilencio.Loúnicoqueseoíaeraelsonidodenuestroszapatos.Nisiquierahabíaunamoscazumbandoanuestroalrededor.TansoloestábamosAlexyyo.
—¿Mamá?—preguntéalanada.Dejéelmóvilcercadelacocina—.¿Hola?¿Hayalguien?Laestufaestabaapagadaynohabíaningunaseñaldequemimadreestuvieraencasa.—Parecequeno—respondióAlexdetrásdemí.—¿Mamá?—insistí.Soloqueríaasegurarmedequerealmentenoestabaencasa.Cuando laúnica respuesta fueel silencio,medirigíalbañodelprimerpiso.Misnudillosseguían
ardiendoy ahora, ademásde estarmorados, sehabíanhinchado todavíamás.Acabaría llorando si eldolor no remitía. Alex tendría que esforzarse para que lo perdonara. Y mi perdón no era fácil deconseguir.
Seguroquemirostroreflejabamienfado.—Hannah,tengoqueexplicarteloquesucedió…—Porsupuesto.—Entréalbaño, tratandodemoverlomínimoposible lasmanos—.Yesperoque
tengasunamuybuenaexplicación.Encendílaluzyelbañoseiluminócompletamente.Elolorajabónllenómispulmones.Fuidirectaallavamanos.—¿Quéhaces?—preguntóAlex.—Voyadesinfectarmelasheridas.Elcuartodebañonoerademasiadogrande;latazadelváterestabacercadeladuchayellavamanos
estaba al lado de la puerta. Pero era lo suficientemente amplio para que los dos estuviéramos allídentro.
—Dejaqueteayude,hasidoculpamía.Negué.—Estoybien,puedoabrirelgrifoyosolita.Enseguida,Alexseacercó.Estabadetrásdemí,yseencontrabalosuficientementecercaparaque
nuestrasropassetocaran.Abríelgrifomientrasconteníalarespiración.Noentendíacómoeraposibleque sucercaníamepusiera tannerviosa.Esperabaqueno sediera
cuenta.—¿Vasalavarlasconagua?—preguntócercademicabello.Sualientomepusoelvellodepunta.—Sí.Porelespejoviquenegabaconlacabeza.—No.—Pasólamanopormiladoderechoycerróelgrifo.Elaguadejódecaeryelbañorecuperó
elsilencio—.Conaguanoserásuficiente,tendremosquedesinfectarloconalcohol.—Alex,agradezcotuayudaperonocreoque…—Siéntate—meordenó, señalando el inodoro.La tapa estababajada, así quepodía sentarme sin
ningúnproblema.—Medoleráyvoyallorar,ynoquieroquemeveasllorarotravez.—Laspalabrastemblaronenmi
boca.Enrealidadnoeraesoloquemepreocupaba,sinoqueteníaunnudoenelestómago,yAlexeraelcausante.Sentíalaspiernascadavezmásdébiles.
—Serélomáscuidadosoquepueda—aseguró—.Sinotelocurascorrectamente,laheridasepuedeinfectar.Y,créeme,esodolerámás.
Resoplé.Nopodíaseguirmintiéndomeamímisma.Unapartedemíqueríairdirectahacialatazadelvátery
hacerloqueélmepedía.Peromiparteracionalmerecordabaquedeberíaestarmolestaconélporloque había hecho.No lo perdonaría tan fácilmente, ni siquiera aunqueme ayudara a desinfectarme laherida.
—Porfavor,Hannah—dijoansioso—.Déjamehacerlo.Meregalóunasonrisasuaveynopuderesistirme.—Estábien—dije.Diunospasoshastaelinodoroymedejécaer.Alexsonreía.—Loharéconcuidado—prometió,yyoasentí—.Tedoleráunpoco,esosí,perotratarédequeel
dolorseamínimo,¿deacuerdo?Novoyahacertedaño,confíaenmí.Sabíaqueyanohabíamarchaatrás.—Esperoquealmenossepasloqueestáshaciendo.Alexsediolavuelta,loquemepermitiótenerunabuenavisióndesuespalda.Fuehastaelbotiquín
deprimerosauxiliosqueteníamosenuncajón,cercadelastoallaslimpias.—Porsupuesto.—Estabaanimado—.Lohehechounmontóndeveces.—¿Conquién?Mipiegolpeabaelsuelounayotravez.Estabanerviosa.—Conmigo—respondió.Mereí.—Esperoqueseaverdadyquesepasloquehaces,entonces.Alex sonrió, sacóunalgodóndeunabolsitadeplásticoy luegounabotelladealcohol.Alver el
envasemedieronescalofríos.Lasheridaspalpitabanenmisnudillos.Seríauninfiernocuandoellíquidocayeraenmismanos,losabía.
—Confíaenmí—repitió.Suvozresonóporcadarincóndelbaño.Luegosediolavueltayvolvióaestarfrenteamí.Susojosmemirabanconatención.Fingítosercuandosequedóobservándomeunossegundos.Estabademasiadograciosoconunpedazo
dealgodónenlamanoyconlabotelladealcoholenlaotra.Sonreía.Intuíquemearrepentiríadeesotodalavida.—Estoylista—anuncié.—Muybien,comencemos.Alex se acercó y, antes de dar otro paso para quedar frente amí, bañó el pedazo de algodón en
alcohol.Loexprimiócuandovioquesehabíapasadoconlacantidad.Mesorprendiólaseriedadconlaqueactuaba.
Alexsearrodillóparaestaramialturaydejólabotellaenelsuelo,cercadeélparavolverausarladespués.
—Damelamano.Intentéaparentarnormalidad.—¿Derechaoizquierda?—Empecemosporladerecha.Asentí.Teníalasmanosapoyadasenlaspiernas,asíquelevantélamanoderecha.Temblóalinstante.Mis
mejillas ardieron. Esperaba que él no lo notara, pero estaba demasiado cerca de mí, así que seríaimposiblequenosedieracuenta.
Teníaquecontrolarme.—Losiento—dije,fingiendounquejidocreíble—.Dueledemasiado.Alexsonrió.Tomómimanoy los tembloressedetuvieronal instante.Cuandosupiel tocó lamía,
hubouna conexiónmuy intensa entre nosotros.O, almenos, eso era lo que yo sentía, una especie decorrienteeléctricaqueviajabaporcadacentímetrodemipiel.
Alexexaminólaheridaypasóelalgodónpormisnudillos.Conunamanososteníalamía,mientrasquecon laotrapasabasuavementeelpequeñotrozodealgodónpormipielherida.Alprincipiosentíardor,perodespuéseldolornofueamás.Dehecho,pareciódisminuir.
Cuandoelalgodónsetiñóderojo,lotiróalcubodebasuraquehabíajuntoalinodoro.Sinsoltarmimano,cogióotrotrozoylomojóconalcohol.Repitióelprocedimiento:tocabaconsuavidadylimpiabacada milímetro de herida. Yo observaba lo concentrado que estaba. Fruncía el ceño y sus ojosexaminabancondetenimientomisnudillosparalimpiarlotodocorrectamente.
Medistrajeobservandonuestrasmanosunidas,enconstantecontacto.Alexteníalosdedoslargosyfinos.Eranlasmanosmásbonitasysuavesquehabíaacariciado.Me
gustaba que no las apartara de lasmías, ni siquiera para cambiar de algodón. Enseguida comencé asudar,peroafortunadamenteAlexseguíapendientedelacurayprobablementenisepercató.
—¿Teduele?—preguntósinapartarlamiradademimano.—Unpoco—melimitéadecir.Siguiólimpiandohastaquemipielpareciómáslimpia.Estabarojiza.—Losientomucho,Hannah—dijonegandoconlacabeza—.Nohepodidocontrolarme.—Losé—respondí.
—Nosécómohapasado,todohasidomuyrápido…YosoloveíaaSethconsucaradeniñobuenoynopodíadejardepensarenlofalsoymentirosoquehabíasido.—Susdedospresionaronelalgodón—.Estabatanfuriosoquedeprontohetenidoesaideadeposeerte.Lohabíaleídoenlibros,peronoestabasegurodequefuncionase.Asíqueheactuadoporinstinto.LarabiaquesentíahaciaSethmehahechoactuarasíyséquenotengoexcusa,peroeranecesario.Apartedequelehemosdadounabuenapaliza,¿nocrees?
Enmimentesoloserepetíalapalabra«poseerte»unayotravez,asícomolaimagendesuslabiosrojosmoviéndosecuandolapronunciaba.
—Meodiarámásqueantes—comenté.Alexnegó.—Sethnoteodia.—Dejódelimpiarlaheridaysusojossecentraronenmí—.Nadiepodríaodiara
unachicacomotú.Sonreí.—Estarámuymolestoconmigoelrestodesuvida.—Esonopuedonegártelo.ASethnolegustanlosimprevistos.Esdemasiadoordenado,quiereque
lascosassalgancomoélhabíaplaneado.Peroesbuenchico.—Alex…—comencéadecir—.Seaonobuenchico,nopodemosconfiarenél.Alexasintió.Locomprendía.—Losé.Despuésprosiguióconmimanoizquierda.Yahabíamosgastadotodoelalgodónquehabíaenlacaja
ynoestabaseguradesiseríasuficienteconelquequedaba.—Entonces,¿estoyperdonado?—No—dijedeinmediato.Surisallenóelbaño.—Eresterca,Hannah.Ahorafuiyoquienrio.—No—dije—.Simplementenopuedoperdonarteporquenomehasjustificadonada.Alextiróelúltimotrozodealgodónalabasura.Mismanosestabanlimpiasylosnudillosyanose
veían tanrojos.Después,sacóunpedazodevendayenvolviómisheridas.Tendríaqueevitarquemimadremevieralasmanos.Unadiscusiónmásyseríaelfindelmundo.
Cuandoterminódevendarme,noapartólasmanosdelasmías.—¿Quépuedohacerparaquemeperdones?—susurró.Tembléligeramente.Deseabaquesucuerposeacercaratodavíamás.¿Podríabesarme?Esdecir,sabíaquepodíatocarme
yestardentrodemicuerpo.Asíque,¿podríabesarmetambién?Luego, como si hubiera leído mi pensamiento, se acercó. Me quedé quieta y no me moví ni un
centímetro. Deseaba permanecer aquí para siempre; no me importaba el olor a pasta de dientes, nitampocoeldeljabóndecanelaqueutilizabamimadre.Nuestrosojosnodejabandemirarse.Estábamosconectados. Lentamente, su mano llegó hasta mi oreja y, cuando las suaves yemas de sus dedos meacariciaronellóbulo,mipielseerizó.
—Hannah—pronuncióminombrecercademiboca.Sualientoamentaexplotabaentodomirostro.Eramásguapodeloquehabíapensadohastaentonces.Aquellosencantadoresojosalmendradoshacíanquemeperdieraenellos.
—Alex—dije.Se acercó todavía más, apenas un par de centímetros separaban nuestros rostros. Contuve la
respiración.Sentíunnudomuyfuerteenelestómago,yestabaseguradequemipechoexplotaría.¿Porquétardabatanto?Quería tener sus labiospegados a losmíosybesarle hasta quemedolieran.Era extraño, pero lo
deseaba.—¿Cariño? ¿Estás aquí?—Lavozdemimadre hizo que nos apartáramosdel otro.La puerta del
bañosecerródegolpe,ynofueprecisamenteporunacorrientedeaire,sinoquehabíasidoAlex.—Sí—respondí,peronolosuficientementefuertecomoparaquemeoyera.—¿Hannah?¿Cariño?—insistió.Mimadreeraunapersonamuypaciente,peroavecesllegabaasupuntomáximoyexplotaba.Aun
así,perdonabaconfacilidadypodíavolvera lanormalidadrápidamente.Mehubieragustadoheredaresacaracterística.Yopodíasermuytercayrencorosa,nocomoella,quesolíatomarlainiciativaparahacerlaspaces.Lobuenodetodoestoeraquealfinalyoaceptabalatreguaporquelaquería.Siemprelohacíamosasí.
—Sí—dijeconmásfuerza—.Estoyenelbaño,estoyaquí.Escuchéqueseacercabaalapuertadelbaño.Menosmalqueestabacerrada.—He salido unmomento a tomar el aire—gritó desde el otro ladode la puerta para explicar su
ausencia—.Peroahoraunprofesormehallamadoyquierequelosustituyaestatarde,asíquetendréquesalirotravez.Tehedejadocomidaenelhorno.Novolverétarde,peronomeesperesparacenar,¿deacuerdo?
—Estábien,mamá.Pasaronunossegundos.Susombraseguíaahí,seveíapordebajodelapuerta.—Ysipasacualquiercosa,llámame.Asentí,aunqueellanopodíaverme.—Claro,nosvemosmástarde.—NopodíaapartarmisojosdelosdeAlex.—¿Vatodobienahíadentro?Eran los ojos más bonitos y cautivadores que había visto. Podría mirarlos todo el día y no me
cansaría. Incluso estaría dispuesta a quedarme despierta durante horas solo para admirar ese brilloencantador.
No.Noibabien.Estabaperdiendolacabezaporunchicomuerto.Yesoeraunproblematerrible.—Sí,todovabien,notepreocupes.Pareciódudar.—Tendréelmóvilconectado.Recuerdacerrarconsegurotodaslasventanas.—Deacuerdo,mamá.Luegosealejódelapuertaypocodespuésoíelmotordesucoche.—Muybien—dijoAlex,resoplando—.Laheridaestádesinfectada.Meremovíinquietasobreelinodoroyasentí,tragandosaliva.Depronto,tuvefrío.—Gracias,Alex.
Capítulo15
Aldíasiguiente,todofuehorrible.Enelinstituto,elsuelodelospasillosresbalaba.Seguramentelaseñoradelalimpiezahabíausado
algúndetergentejabonosoynolohabíaenjuagadodeltodobien.Afuera,elvientosoplabaconfuerza,perodentrodelasaulaselcaloreraterrible.Lasventanasvibrabanylosárbolessemovíanligeramente.Segúnelhombredeltiempo,seesperabanlluvias.Peroelcalorallídentro…erainsoportable.
Caminépesadamenteporelpasillosinhacerruido,peromispiesnoeranlosúnicosquevagabanporallí.Habíaunmontónde estudiantesyendoyviniendo, de aquípara allá, chocandoconmishombrosaccidentalmente,mezclándoseenelalborotoqueellosprovocabanconelestruendode los taconesdeaguja de las chicas, que golpeaban el suelo con tanta fuerza como les era posible. Su perfume demanzanainundabatodoelpasillo,perosedisolvíaalentrarencontactoconotrosjocososolores.
Cuandoabrílapuertaparaentraraláreadepenúltimoaño,losmurmulloscesaronytodoslosojosseposaronsobremí.Fueponerunpieenelpasilloylasinquietanteseincesantesmiradasdeadmiracióndelosalumnosmepusieronnerviosa.
¿Quépasaba?Miréamialrededor.Todosmesonreíanymeadmirabancomosifueraunaheroína.Sethnoestaba
ahí,tansoloviaTomapoyadoenunadelastaquillas,aKate,consucabellorubiorizadotanperfectocomosiempre,yaKaren,asulado,conunamuecaensuslabiospintadosderojo.Ryantambiénestabaallíy,alcontrarioqueKateyKaren,nodejabadereír.Kateledioungolpeenelestómagoparahacerlocallar.
Apenasseoíaelzumbidodeunamosca.Todoelmundoestabaensilencio.Lagentememirabaconrostrosasombrados.Mequedéenshock.
—¡Asombroso,Hannah!—exclamóunapersonaquenoalcancéaver—.Nosabíaquepracticarasboxeo.
Notardéendarmecuentadeloquehablaban.Seth.—Nolohago—respondí.Mivozsonabaagudayasustada.Laspiernasme temblaban.Alcé lavistaparamiraral fondodel
pasilloydescubrídequiéneralavoz:Sarah.Sucabellopelirrojolahacíaresaltarentrelosestudiantesy,enesemomentoenconcreto,graciasalaluzdelinstituto,sumelenabrillabaconmásintensidadysunarizpecosaparecíamáspequeñayfina.Llevabaunablusablancayestabacruzadadebrazosmientras
mesonreía.Seríalaúnica,porqueKatenosonreía,yahoratampocolohacíaRyan.Dehecho,parecíanmolestos.BusquéaCaraentrelamultitud.Estabanerviosaylasaxilasylasmanosmeempezabanasudar.No
megustabaserelcentrodeatención.Mepusedepuntillasparabuscarla,peronoestabaallí.—OyeHannah,tienesqueenseñarmecómodarunbuengolpe—gritóunavozmasculina.Algunosasintieron,gritandoconemoción.—No…Nosédequéhabláis—contestérápidamente.Varias personas tenían los móviles en las manos y murmuraban cosas como si debería entrar al
equipodeboxeoolobuenaqueeradandogolpesaloschicos.Porunapartemehalagaban,pero,porotra,noqueríaquenadieseenteraradeloquehabíasucedidoenelcafépordosrazones:mimadreyCara.
—Esevídeoesfalso,nosoyyo—meadelantéadecir.EsperabasonarconvincenteeintentarsalvarlapocareputacióndeSeth.Peronadieparecíacreerme;sabíaqueeralaexplicaciónmástontaquehabíadadoenmivida,peroestabatannerviosaquenosabíaquéinventarmeparaocultarlotodo.Mimadrememataría,estabasegura.Siesevídeosehabíavueltoviralenelinstituto,noqueríaimaginarquépasaríasialguienlosubíaaFacebookoaYouTube,siesquetodavíanolohabíanhecho.
—Yonotengoesafuerzasobrehumana—dijeenunúltimointento.Observé sus rostros confusos. El pasillo no tardó en estallar en murmullos que, poco después,
pasaronasercasigritosmientrasvolvíanavisualizarelvídeo.Alparecer,yaloteníantodos.Peroseme olvidaba algo: Ryan había estado allí, fue testigo de lo que pasó, y también Cara. Ellos vieronabsolutamentetodoloquesucedió.Tendríaquedecirlesalgo,darlesunarespuestacreíble.Pero¿cómoles explicaría lo sucedido? ¿Cómo les diría que fui poseída por un fantasma? Solo con pensarlo yasonabaalocura.
AsíquebusquéaRyanentrelamultitud.Losalumnosseguíancomparándomeconlachicadelvídeo.Elpasilloyanoestabaensilencio,ahorahabíavocesportodaspartes.RyanestabahablandoconKateyKaren;noparecíanfelices,sinomásbienpreocupados.Élsepercatódeque loestababuscandoymemiróconintensidad.Lesupliquéconlamirada,intentandoconvencerlodequenodijeranada,dequemesiguieralacorrienteyqueseloexplicaríatodomástardesilodeseaba.Ryannoasintió,peroalmenospareciónodecirnadaenmicontra.MicuerposerelajócuandosiguióhablandoconKate,ignorándomeolímpicamente.
Suspiréconpesadez.Todoseestabadescontrolando.Mepasélasmanosporelrostroydespuésporelcabello,desesperada.¿DóndeestabaCara?¿Estaría enfadadaconmigo?Suponíaque sí,porquenomehabíahabladoen
todoelfindesemana.¿Quélediría?Eramimejoramigaynopodíamentirle,perotampocodebíacontarlelaverdad.Nolo
entendería.—Hannah—susurróalguien.Miré a mi alrededor, pero nadie me estaba mirando. Todos estaban charlando con alguien,
concentradosensumóviloabriendolastaquillas.Medijequedebíadesermiconciencia.Teníaquedejardementiryasíviviríaenpaz.Talvez…Meencaminéhaciael aulaantesdequemehicieranmáspreguntas.Yasacaríanellos suspropias
conclusionesapartirdeloqueleshabíadicho.—Hannah—dijoalguiendenuevo,estavezmásclaro.Peroelaulaestabavacía,nohabíanadiemás
apartedemí.Loignoré.Dejécaer lamochilaenel suelomientrasmesentabaen lasilla.Saquéelmóvily teníaunnuevo
mensaje.EraelvídeodeSeth.Seguroqueaestasalturasyaestaríaentodaslasredessocialesposibles.Gemí.Dejécaerlacabezaenlamesa,cerrélosojosymepreguntéquéseríalosiguientequepasaría,aqué
tendríaqueenfrentarmeacontinuación.Enesteaspecto,mesentíaigualqueAlex.Escuché un ruido sordo al fondo de la clase.Alguien estaba arrastrando una silla sin tomarse la
molestiade levantarla.Mesobresalté.Alguienhabíaentrado.Levanté lacabezaymeencontréconelrostromolestodeCara.
—Hola—saludé.Nome contestó. Se sentó en su pupitre y me ignoró. Su cabello negro brillaba extrañamente, lo
llevabasueltoysusojosmeevitaban,mirandohaciaotro ladoo jugandoconelpeloentresusdedosparadistraerse.
—Cara,porfavor—lerogué.Nosabíacómoseloibaaexplicar.Medebatíaentrementirleodecirlelaverdad.—Lohasconseguido,Hannah—comentósinmirarme.Sumiradaeraprofundayteníalamandíbulatensa.—¿Qué?—Fruncíelceño.Noentendíasuspalabras.Caraseguíasinmirarme,conlamiradaclavadaenalgúnsitio.Estabavisiblementemolesta.—Felicidades.—Sonabasarcástica.—Cara…—Siempre lo has querido, ¿no?—volvió a hablar.Esta vez lo hizo en unmurmullo, todavíamás
furiosa.—Cara,nosédequéhablas—respondísinapartarlavistadeella.Su rostro seguía inmóvil. De repente, desvió la mirada y sus ojos azules me observaron con
expectación.—Notehagaslavíctima.Misojosseabrieronporelasombro.—Nosédequéhablas—insistí.—Teconsiderabamiamiga.—Sentíunpinchazoenelcorazónaloíraquellaspalabras.Sutonode
vozeraindiferenteysurechazomedolió.¡Erasuamiga!«Unaamiganomienteaotra»,merecriminómiconciencia.—¡Soytuamiga!—exclaméconvozdolida.Nolohabíanotado,perollevabaloslabiospintadosdeunrojoextravaganteymuyseductor.—Sí, claro.—Percibí sarcasmo en su voz. Cruzó los brazos sobre lamesa y de nuevo evitómi
mirada.Teníaquepensarenalgo.—Vale,sí,¡golpeéaSeth!¡Peronoporloquetúcrees!—espetélevantandolasmanosenelaireen
formaderendición.Seloibaacontar.Loharía,perosoloporella—.Ysobreloqueheconseguidoyloquesiemprehequerido,nosédequéhablas—insistí.
—Siemprehasqueridoserpopular,pero¿porquésiguesaSeth?¡¿Quétehahecho?!—exclamócon
furia.Apretólospuños.Sumandíbulaseguíatensa.—Yonoqueríaser«popular».—Hiceunascomillasconlosdedospararemarcarestaúltimapalabra
—.YsobreSeth…noestoysiguiéndolo.Peroesquemegastóunabromamuypesaday…estabafuriosa.Esoestodo.
«Mentirosa».—¿Québroma?—preguntó.Dudé.—Bueno,telovoyadecir,peronopuedescontárseloanadie,¿deacuerdo?—Meacerquéaellay
Caraasintiócon interés,prestándometodasuatención—.Mehizouna llamadademuymalgusto.Meamenazóparaquedejaradeseguirlo,cosaquenuncahehecho—mentí.
—¿Élteamenazó?—Susojosseabrierondeparenpar.—Sí,perofueunabroma—dijeantesdequelomalinterpretaraytodosevolvieraavenirabajopor
miculpa.—Perotúnoeresagresiva—mecontradijo.—Esquememolestómuchísimoyactuésinpensar.—¿Y por qué nome lo contaste antes? Todo esto se habría evitado—dijo poniendo los ojos en
blanco.—Losé.Perdón.Eltimbresonóylaclasesellenódealumnos.SarahentródetrásdeKaren;ambassereían,comosi
les hubieran contado un buen chiste. Luego entró Tom; como siempre, destacaba su cabello castañoondulado,perotambiénsusojoscaídosycansados.Nadiesabíasiestabaenfermooquélepasaba.Lasojeraserancadavezmásvisiblesy,aunqueenelinstitutohacíacalor,llevabaunatremendachaquetadecuero negra y una bufanda del mismo color en su cuello. En cuanto estornudaba, todo el mundo sealejaba.Pobrechico.
Yluegoentrómipesadilla.Ycómono,sesentójustoamilado.—Hola,Hannah—mesaludóehizoungestoconlacabeza.—Ho…—Antes de que pudiera contestar, me interrumpió un fuerte alarido. Tom estornudó de
nuevo,estavezconmásfuerza.Pequeñasgotasdesusalivacayeronenmimesa.Mequedémirándolasfijamente,peronodijenada.
—Losiento—sedisculpóTom,ylimpiómimesaconlamangadesuchaqueta.—Nohayproblema.Losalumnosseguíanentrandoconlasmochilascolgadasdesushombrosoconelmóvilenlamano.¿DóndeestabaKate?¿Nosesuponíaqueíbamosalamismaclase?¿YRyan?¿Dóndeestaban?MegirédenuevoparabuscarelrostrodeCara.—¿Estoyperdonada?—Aúnno.—¿Yqué pasó cuando quemastemi camisa favorita?—dije, y le recordé lo que había pasado el
veranodelañoanterior.Ellanegóconlacabeza,tratandodenoreír.—Deacuerdo,estásperdonada—dijoconunamediasonrisa.Asentíconunaalegríaenorme.Pero
fueunaeuforiaefímeraquesefueenseguida.—Hannah—mellamólaprofesora.Estabadetrásdemí.¿Yahabíaempezadolaclase?Megiré.LaprofesoradeFísicamemirabadeformaacusadora.Susgafasparecíanmásgrandesde
lonormal,talvezporqueestabademasiadocercademí.Losalumnosguardaronsilencio.—¿Sí?—pregunté.—Ladirectoraquierequevayasasudespacho.—¿Qué?Laclaseestallóenun«uh…».—Ahora—ordenó.Melevantédelasillaconpocasganas.Seguroqueelvídeoyahabríallegadoamanosdemimadre.
Debíadeestarmuyfuriosaparahacermeperderunaclase,ymássieraFísica.MepuselamochilaymiréaCaraconconfusión.Ellaseencogiódehombrosamododerespuesta.
Salídelaulaconpasorápidoycerrélapuertadetrásdemí.Desdeelpasillo,losmurmullosdelaclasetodavíaseoían.Caminéendirecciónaldespachodemimadre.Estavezelruidodemiszapatoseraloúnicoquemeacompañaba.
—¿Tehanpuestounaamonestación?—susurróunavozjustodetrásdemí.Mipielseerizóydiunrespingo.
Ahoguéungrito.Megiréymeencontréconunrostroconocido.Alex.—¡Novuelvasahacereso!—Legolpeéconelbrazo.—Eraunabroma—respondióconunasonrisa.¿Cómopodíaseguirsonriendoapesardetodoestecaos?—Mehasasustado.—Metoquéelpechocomosihubieratenidouninfarto.—Losiento—sedisculpó,todavíaconesasonrisa.Peroalvermirostromolesto,susemblantese
pusoserio—.¿Quépasa?—preguntóparaponersealdía.—Todoelinstitutohavistoelvídeo—leinformémientrascaminabaconpasolento.—¿Quévídeo?—Elvídeo en el que supuestamente estoygolpeandoaSeth—dijepara recordarle la pelea en la
cafetería.—Oh,mierda.—Yahoramimadrequierevermeensudespacho—añadí.—Doblemierda.Seguícaminandohaciaeldespachodeladirectorasindecirnada,yéltampoco.Supusequelosdos
estábamos bastante concentrados en nuestros pensamientos. No tenía ni idea de qué le contaría amimadre.Ellameconocíaalaperfección,nosetragaríatanfácilmentemismentiras.Tendríaquehacerlomuybienparaquemecreyera.
—Hannah,losientomucho,perotengoqueirme—dijoAlex,rompiendoelsilencio.—¿Qué?¿Adónde?—pregunté.Sedetuvoysemetiólasmanosenlosbolsillos.Yotambiénmedetuve.Noséporqué,peroenese
momentopenséenlolimpioquesiempreestabaAlex,aunqueyanosepudieraduchar.Nisiquieraolíamalninadaporelestilo.Parecía,másbien,queacabaradesalirdeunasesióndefotos.
—Despuésteloexplicaré.—Vale.—No insistí. Sabía que me lo contaría, ambos confiábamos en el otro. O, al menos, yo
confiabaenélyesperabaqueélconfiaseenmí.Alexdesapareciósindejarrastro.Yovolvíacaminarporelpasilloconpasomáslento,sufriendoun
amagodeinfarto.Deseaba que las continuas discusiones con mi madre terminaran, ni ella ni yo merecíamos esto.
NuestrarelaciónhabíasidoperfectahastaquelosCrowellaparecieronennuestrasvidas.George. Él era un tipo agradable, aunque podía ser intimidante cuando quería. Su presencia y su
fluidezalhablarmeponíande losnervios,mehacíansentir inferiorcuandoestabaconél;aunasí,enciertomodo,eraagradable.YluegoestabaAlex.Eraguapoydivertido.Susonrisabrillanteylosojosalmendrados deslumbraban a cualquiera.Y lomás importante: era un fantasma.Me habría encantadoconocerlomejorantesdequemuriera,ovolveralpasadoyadvertirledesumuerte…Peroesaopciónnoexistía.
EncuantoaRosie,eralamujermáscariñosaytiernaquehabíaconocido.Mimadrepodíallegarasercariñosa,peronotantocomoRosie.LamadredeAlexteníaesealgoquehacíaquelaquisieradeinmediato. Era extraño cuando pensaba en ello, porque nunca encontraba unmotivo coherente que loexplicara.
MepreguntabasiRosietendríaotrohijoenelfuturo,ytambiénporquéAlexerahijoúnico,sisufamiliateníatodoeldinerodelmundoparaalimentarotrasbocas.Esdecir,mimadremetuvoamíyerahijaúnicaporquemipadremuriócuandoerapequeña,ynotuvolaoportunidaddetenermáshijos.
Supuseque,despuésdetodo,mipadrenoeraunbuentipo,yaquenisiquierateníasuapellidoynosabíanadadeél.O,mejordicho,sabíamuypocascosasdeél.Mehabíancontadoquehabíamuertoenun accidente de coche y, según la versión de mi madre, iba borracho y conducía con exceso develocidad.Nosepercatódequeuntráilerseacercabaensudirección.Mipadreacabóenelotrocarrilychocóconelcamión.Findelahistoria.
También sabía que él no tenía familia, solo a nosotras dos.Así que cuandomurió, fue imposiblecontactarconparientes.Entonces,paraevitarmalosentendidosyrecuerdosdolorosos,mimadredecidiócambiarmeelapellidoymepusoelsuyo.
HannahReeve.Despuésdetodo,nopodíaquejarme.Megustabacómosonaba.Ahoraque lopensaba,mehubieragustado tenerunahermanaounhermano.Aunque, a veces,me
alegrabadeserhijaúnica.Megustabaelsilencio,latranquilidad.Pormásvueltasquelediera,losCrowellnomeparecíantanmalos.Noentendíaporquémimadre
insistíaenquemealejaradeellos.Estaba tan perdida en mis pensamientos que había pasado de largo del despacho de mi madre.
Tendríaquehabergiradoa laderechaunpasilloantes,perohabía tantosqueera fácilperdersesinoconocíaselinstituto.Eracomounlaberinto.
Ibaadarlavueltayregresaralpasilloanteriorcuandoescuchéunosmurmullos.Avancéconpasomáslentohacialasvoces.
Losmurmullossehacíanmásclarosamedidaquemeaproximaba.Miszapatoshacíanruido,asíqueenunmovimientorápido,melosquitéymequedéencalcetines.Quéridiculez.
Guardé los zapatos en lamochila. Como no quería hacer ruido, ni siquiera cerré lamochila.Noqueríaquemedescubrieran.
Missospechasempezaronatomarformacuandomicerebrojuntólaspiezasdelrompecabezas.KateyRyannohabíanentradoenclaseytodoslosdemássí,asíque…¿quiénmáspodríaser?
Bien,cerebro.UnpuntoparaHannah.Nodoblélaesquinadelpasilloparaevitarservista.Ahoralosmurmulloseranmuchomásnítidos.—¿Cómoestás?—preguntóunavozmasculina.Intentéasomarmeligeramenteparamirarunpoco.—Mal…Nopuedoseguirconesto—respondióunachica.EralavozchillonaeirritantedeKate.Micerebronotardóenponerlenombrealchico:eralavozgraveycautelosadeRyan.¿Quéhacían allí juntos? ¿Y la chicade la cafetería? ¿Quéhabíapasado con la chicay su rosado
escote?—¿Conqué?—Hubounsilencioyluegounsuspiro.Cuandohablaban,lohacíanensusurrosynolograbaescucharalaperfecciónloquedecían.Además,
elvientoquesoplabaconfuerzaenelexteriorapaciguabasusvoces.Mequedépegadaenlapared,tratandodenohacerruido.—ConlodeAlex.Nopuedo—susurróKatecondolor.Sonabatancreíblequehastalacompadecía
porsutonodevoz.—Kate…—dijoRyanconvozcontundente,pronunciandosunombrecomosifueseunaoración.Kategimióysellevólasmanosalrostroparaocultarlo.—Venaquí.Yoloarreglaré.Asoméunpocomáslacabezaylaescenaquepresenciéfueincreíble.Ycuandodigoincreíble,merefieroarealmenteincreíble.Ryan se movió para quedar frente a Kate. No dejó ni un mínimo espacio entre ellos. La tenía
acorraladaconsusbrazosmusculosos,rodeándolayprotegiéndoladelexterior.Susrespiracioneseranagitadas.LoslabiosdeRyanbuscaronlosdeellacuandocerrólosojos.Katesequedóinmóvilcuandoéllabesóconunadesesperaciónapasionada.
Uh…AAlexnolegustaríaesto.DospuntosparaHannah.Sindarmecuenta,mequedéobservandolaincómodaescena.Ryanmoviólasmanosporelcuerpode
Katehastasituarlasensucintura.Nodejabadebesarla;suslabiossemovíanaunritmofrenético,llenosdedeseo.Katerespirabacondificultad,supechosubíaybajaba.Alprincipioellaparecíatensa,perodespuéssusmanosysucuerpocedieron.Alcabodeunossegundos,ycuandoRyanprofundizótodavíamáselbeso,ellalerodeóelcuelloyconunamanoleacaricióelcabello.
Ryanhizounapausapararelamerseloslabiosymirarlaa losojos,yluegosiguióbesandoaKateconunadesenfrenadaexcitación.
Mesentíacomounaintrusa.Estoerademasiadoíntimo.RyanacaricióelcuerpodeKatepordebajodesudelgadablusayellareaccionóenunmovimiento
incómodo,comosiquisierazafarsedesuagarre,peronodejarondebesarse.ViaKatemorderellabiodeRyan.
Élinsistiódenuevo,moviendolasmanosmásrápidohaciasuspechos.Katediounbrinco,asustada.¿Porquéparecíatansorprendida?Seguroqueyaselohabíanhechoantes.KateempujósuavementeaRyanparasepararsedeélytomóvariasbocanadasdeaire.—Estonovaaayudar—dijoKateconvozagitada.Ryannosemolestó,alcontrario,sonreía.—Puedohacerlomejor—respondióconpicardía,levantandounadesusdelgadascejas.Ella negó con la cabezamientras se acomodaba la blusa. Cuando vio que Ryan le prestabamás
atenciónasuescotequeaella,Katesecruzódebrazosyfingióestarofendida.
—Ryan,porDios,esachicaacabarásufriendo.Noquieroseguirmetidaenesto.Suspiróyasintió,recuperandolacompostura.—Yotampoco.—Ryansecruzódebrazos.Ahorahablabaenserio,ymesorprendió.Suseriedadera
bruta.Parecíaenfadado,peronoloestaba.ElrostrodeKateestabapálido.Nuncalahabíavistotanpreocupada.—¿Quévamosahacer?—preguntóella.—Hannahnodebesaberlo—dijoRyanhaciendounamueca.Mesobresaltécuandomencionaronminombre.Lasangresemeacumulóenelrostro.Unescalofrío
inquietantemerecorriótodoelcuerpo,comosimehubieseninyectadounaextrañasustancia.Uncalorintensomeinvadió.Nopodíacreerloqueestabandiciendo.AcababandemencionarelnombredeAlexyelmío.Lapielsemepusodegallina.
—Hayquedecirlelaverdad—dijoKatecondesesperación.Se rascó lanucay sumirada semovió intranquilapor todoelpasillo.Seguramentepresentíaque
alguien losobservaba.Meocultédenuevorápidamente tras laesquina. Inclusoaguanté la respiraciónparaquenohubieraningúnruido.
—¿Estásloca?¡No!—¡Ryan!¡Hannahestáinvestigando!—exclamóconfrustración.Measomédenuevo,perounpoco
menosqueantes.Noqueríaquemedescubrieran.Elairequehabíaacumuladoenlospulmonesqueríasalirdemipecho,asíquelosoltépocoapoco,delamaneramássilenciosaquepude—.Sabesmuybienlopeligrosaquepuedeserunapersonaquepiensa.
—Eh,tranquila.Haremosloquehagafalta.—Intentabamantenerelcontroldelasituación—.¿Cómosabesqueestá investigando?—Ryanseacercóy leacarició lasmejillascondelicadeza.LosojosdeKatesellenarondelágrimas.
—Estáhaciendopreguntas.Meestásiguiendo…Nos está siguiendo—secorrigió.Una lágrimasedeslizóporsumejillayRyanlalimpióconeldedo.
—Tranquila,cariño—lesusurró.Ellarompióallorar.Oh,Diosmío,¡KateyRyanerannovios!Claro,¿cómonohabíacaídoantes?Pero¿dequéestaban
hablando?—Sethmecontólodelacafetería,lodelallamada…todo—dijoKate—.Éltambiéntienemiedo.
Caramedijoqueleenvióunanotaamenazándola,peroellanolehacomentadonada,aunquesospechaquelepidióelcuadernoparacomprobarlasimilituddelasletrasyeltipodepapel.Noséquésabedemíode ti.—Cogióaire—.PeroHannahseestáacercandoy lodescubrirá todo,Ryan,escuestióndetiempo.Tenemosquehaceralgo,debemosdecírseloantesdequelasituaciónempeore.Novaaparar…
Ryanmiróhaciaeltecho,comosilarespuestaatodossusproblemasestuvieraescritaallíarriba.—Deberíamosreunirnos.Seth,Cara,Karen,Sarah,túyyo.—Losnombróatodosmientraslimpiaba
laslágrimasdeKateamedidaqueibancayendo—.NuestrasversionesdebencoincidirlapróximavezqueHannahpreguntealgo.Pensaremosunplanylaobligaremosaabandonartodoesto.
TraguésalivayobservéaKate.Ella asintió, estaba de acuerdo con la propuesta deRyan.Ni siquiera podía hablar, no dejaba de
llorar.Nuncalahabíavistoasí.Rota.—Tequiero,Kate.Estoacabarápronto,teloprometo—aseguróRyan.Sus ojos reflejaban sinceridad.Era imposible quemintiera cuando su cuerpo temblaba al verla o
cuandosemoríaporbesarlaintensamenteparasentirlaentresusbrazos.Estabaenamorado.Talvezeraunholgazán,yunchicodemasiadoaficionadoal alcohol los finesde semana,ypuedeque sacase laspeoresnotasdetodoel institutoysiempretuvieseproblemasconlapolicía,peroporKate…haríaloquefuera.Loharíasindudarloosinqueellaselopidiera.Porqueeraella,yellalomerecíatodo.
—¿DóndeestáSeth?—Ibaa reunirseconella—balbucióKate.Apenasentendía loquedecía.Suvozgimoteabacomo
unaniñapequeñaysuspalabrasseentrecortaban.¿Quiénera«ella»?—HablaréconSeth.Esperaunminuto,cariño.—Mesentíunpocomalporcómolehablaba.Decidí
quenoselocontaríaaAlex.Deestonoseenteraríapormí.Podía imaginar el dolor queAlex sentiría cuando le dijera queKate estaba saliendo con alguien
desde(suponía)hacíamuchotiempo,muchoantesdequeestuvieraconél.Noqueríaserlacausantedeesedolor,noibaaserlamaladelapelícula.SiAlexseguíaamandoaKate,sumundosevendríaabajocuandolosupieray todas lasesperanzasdeencontrarasuasesinoseesfumarían.PorquesuponíaqueKateeraloquemotivabaaAlexparaquererdescubrirasuasesino.
EraelefectoKate.Ryansacósumóvildelbolsillo.Katesuspiróyvolvióagimotear.—¿Seth?—dijoRyan, con elmóvil pegado a la oreja.Hubo un silencio y luego él asintió—.Es
Hannah,debemosreunirnos.¿Estásconella?—Hubootrapausa.Trasunpardesegundos,élvolvióahablar—. El viernes… Sí… Perfecto… Yo me encargo de avisarlos… Seth… No… No, no tepreocupes.Estáconmigo…Bien,elviernesentucasa.¿Alascuatro?Perfecto.—Yluegocolgó.
—¿Quéhadicho?—preguntóKatemientrassesecabalaslágrimas,quenodejabandebrotar.—Elviernesalascuatroensucasa.Algocayóalsuelocausandoungranestruendo.Probablementealguienhabíatiradounasillaenalgún
aulasinquerer.Elruidollegóhastaallí,haciendoeco.RyanyKatesesobresaltaronysusojosbuscaronporlospasilloslaprocedenciadeaquelsonido.Yallíestabayo.
¡Maldición!¡Mehabíanvisto!—¡Oye,tú!—gritóRyan.Mispiessemovierontanrápidocomopudieron.Corrísinmiraratrás.Sidejabaquemevieranla
cara,medelataríayosola.Graciasalaadrenalina,nomepercatédelofríoqueestabaelsuelo.GiréporelpasillodondeestabaeldespachodeDirecciónycorrícomounrayo.
Entrédentroycerrélapuertadeunportazo.—¿Quéesesealboroto?—preguntómimadre,queestabadeespaldas,trabajandoenelordenador.—Losiento.Soyyo—respondíconvozagitada.Segiróenlasillayfruncióelceño.—¿Porquévasdescalza?Memirélospies.Seguíaconloscalcetinespuestosyconloszapatosguardadosenlamochila.Maldición.—Estabaapuntodeempezarunpartido—mentí—,ymehandichoquemehabíasllamado.Asintió.—Sí,peroantesdeempezarponteloszapatosocogerásunresfriado.Sin decir nada y conmovimientos bruscos y apresurados,me aventuré a buscar los zapatos en la
mochila,lossaquédeuntirónymelospuse.
—¿Estásenfadada?—meapresuréapreguntar.—Bastante—selimitóadecir—.Siéntate.—Noeraunasugerencia,sinounaorden.Paranoenfadarlatodavíamás,mesentéenlasillaquemeseñalaba.—Supongoquehabrásvistoelvídeo…—dijeenunsusurro.«EncasadeSeth.Alascuatro.Noloolvides.Alascuatro.CasadeSeth».Unareunión,¿paraqué?
¿Dequéquerríanhablar?Teníaquecolarmecomofuera.Nomeexplicabacómoeraposiblequetodosestuvieranmetidosenel ajo,niporquéestaban tanpreocupadospormi supuesta investigaciónyquedescubrieraalgo.
—¿Hannah?¿Meestásescuchando?—Mimadremovióunamanofrenteamirostroparadevolvermealarealidad.
—¿Qué?—pregunté—. ¡Sí! ¡Sí!—dije, fingiendo haberla escuchado después de que me miraseenfadada.
Volvióanegarconlacabeza,desaprobandomiactitudymidistracción.Seacomodóunmechóndepelotraslaoreja.
—¡Suficiente!—explotó—.Explícamequépasó.Yquierounamuybuenajustificación.—Sí.Bueno,yo…—Penséenunaexcusa,perono semeocurríanada.Abrí labocaparahablar,
peronodijenada.—¡¿Quélehashechoamihija?!—meinterrumpió.Suinterrogantemesorprendió.¿Dequéhablaba?Yoerasuhija.—Mamá…¿Quéquieresdecir?¡Soyyo!¡Hannah!¡Tuhija!—Mihijanomentiría.—Mamá…Luegomemirócomosinomereconociera,comosifueraunapersonadistinta.—Mihijanosepelearíaasíenunlugarpúblico,mihijaacataríamisreglas—dijo—.Mihijame
respetaría,seguiríaunosvaloresydaríaejemplodelabuenaeducaciónqueharecibido.—Terespeto,mamá—susurré.—¡Déjamehablar,Hannah!—megritóydioungolpeenelescritorio.Mesobresaltéyabrílosojos,sorprendida.Peronodijenada.Porprimeravez,mimadremedaba
miedo.Estabafuriosa,dolidayfrustrada.—Mamá,escúchame…—Amihijanolepondríanunaamonestación—balbució.Lavozseleentrecortaba.Ignorabaloque
yodecía.Susojossellenarondelágrimas.Mehundíenelasiento,esperandounbofetónporsuparteoalgoquelaaliviaradeaquellarabiaquellevabadentro—.TúnoeresmiHannah,¡devuélvemeamihija!—chilló.
—Mamá…—Mivoztambiénsequebró.Sumiradahizoquetodomimundosedesmoronaraenunsegundo.Suspalabrassemeclavarondirectamenteenelcorazón.Yonopodíaser lacausantedeesedolor,nomepermitiríaellujodehacersufriraalguienquenolomerecía.
—Elvídeoesfalso—mentí.Mimadreserio.Nomecreía,estabaclaro.—Estáscastigada,dametumóvil.—¡¿Qué?!No,nolohagas,porfavor—supliquémientrasaplastabamimochilacontramicuerpo.—Dámelo—sentenció,estirandosubrazoparaqueleentregaseelteléfono.—¿Noconfíasenmí?—repliquémientrasunalágrimasedeslizabapormimejilla.
—Esquesetrataprecisamentedelaconfianza,Hannah.Mehasengañado.Laconfianzasesustentaenlasinceridad,elafecto,lademostración,ytúnohashechonadadeeso.
—Nolohagas—roguéentrelágrimas.Alverquemissúplicasnoservíandenada,meresignéyledielmóvil.
—Nosaldrásduranteunmes—anunció.¡No!¡Elviernesalascuatro!¡No!¡Loibaaarruinar!—¡Nopuedescastigarmeporeso!—grité.—Sípuedo.Soytumadre—dijoconamargura.Teníarazón.Podíahacerlo,¡peronodebía!¡Noerajusto!Misangrehervía.Melevantédelasillaylaempujélejosdemí.—¿Quieressaberdóndeestátuhija?¡Puesestasoyyo!¡EstaeslaverdaderaHannah!—Cálmate,Hannah—susurróunavozmasculina.Miréhacialaderecha,dedondeprocedíalavoz.EraAlex.¿Cuántotiempollevabaallí?Mimadreniseinmutó.—Deacuerdo,vete—meordenó.Medilavueltaensilencio.—Espera—mellamócuandoestabafrentealapuerta.Antesdegirarmemelimpiélaslágrimascon
lamangadelablusa.Nollorabapordebilidad,sinoporenfadoyrabia.Yesoeraloquemásdolía.Megirédemalagana—.Dametusllaves.
—¡Mamá!¡Teestáspasando!¡Esinjusto!—¿Tú hablando de justicia?—Me señaló con el dedo índice—. PorDios, ¡esto debe de ser una
broma!—exclamó—.Hedichoquemedestusllaves.Algúndíaloentenderás.Abrílamochilaconfuerza,introdujelamanoysaquémillavero.Estabatanmolestaque…—Nolohagas…—susurróAlexdemasiadotarde.Levanté lamano con las llaves y las lancé contra la pared.El llavero chocóy cayó al suelo.Mi
madrechilló,asombrada.Susojosseabrieronalmáximo.—¡Hannah!—exclamó.—¡Teodio!—legrité.—¡Hannah!¡Vuelveaquí!Pero ya estaba de camino a la puerta.Giré el pomo con toda la rabia delmundo y salí comoun
cohete.Porsupuesto,cerrédeunportazo.Despuésdeeso,seríandosmesesdecastigoenlugardeuno.
Capítulo16
Eramiércoles y estaba encerrada enmihabitación.Llevabadosdías sinmóvil, sin televisióny sinsalir a la calle. Ni siquiera me había dignado a bajar a comer mientras mi madre estuviera en elcomedor; mi orgullo estaba por encima de todo en estos momentos. Verla sería muy tenso y eratotalmenteinnecesario.Sesuponíaqueyoeralavíctima,asíqueesperaríaunadisculpaporsuparte.Elcastigonohabíasidodemasiadojusto,dadaslascircunstancias.
Lasvisitasestabanprohibidas:niCara,niSam—unachiquillaconpecasdeonceañosquevivíaaunascuantascasasdelamía—podíanveniraverme,ymuchomenosRosie.Sintelevisión,sinteléfonomóvil,sininternetysinnada.Elcastigonoselevantabanisiquieraparairalabibliotecaoparahacerun trabajo con alguien.Era como si estuviera presa.Nome encontraba a gusto en ningún lugar ymepreocupabanopoderseguirinvestigando.Aestepasonoaveriguaríanada.Desdeelcastigo,mirutinahabía sido ir al instituto conmimadre, volver a casa con ella y pasar horas tumbada en la cama operdiendoeltiempoencosasinútiles,comocontemplareltechodemihabitación.
Pero no todo era malo. Había un montón de libros viejos en el ático, libros de autores que noconocía. Y como ahora tenía mucho tiempo libre, opté por ponerme al día. Los libros aliviaban midesesperación y me ayudaban a evadirme de la realidad y a dejar de lado por unos minutos losproblemasyelcaosenelquemehabíasumido.
Estabaapuntodecerrarellibroquehabíaestadoleyendodesdeeldíaanterior,peromedicuentadeque el marcapáginas no estaba donde lo había dejado. Lo había puesto en el escritorio junto alordenador,peronohabíani rastrodeél.Lobusquédebajode lacama,porsi sehabíacaídoohabíavoladoconelaire,peroantesdecerrarel libroydejarloencimade lacolcha,procurémemorizar lapáginaporlaqueiba.
Página215.Debajodelacamanohabíanada,nienlamesitadenocheniningúnlugaralavista.Simplementeno
estaba.Mifrustraciónporelencierroypornoencontrarelmalditomarcapáginasmellevaronautilizarunrecursoinesperado:uncalcetín.
Locogíylopuseenlapáginapara,ahorasí,cerrarellibroyvolveradejarlojuntoalosdemás.Toméotro: erade tapaduray tenía la cubierta roja.Estabacubiertodepolvo.Habíaunapilade
librosdeesemismoformatoycolor,asíquetalvezpodíatratarsedeunaenciclopedia.Abríeltomoyelpolvoviajóhastaminariz.Nopudeevitarempezaratoser.
Laprimerapáginaestabaenblancoy las siguientes estaban llenasdemapasconnombres rarosy
poco conocidos. Ojeé cada página con la esperanza de encontrar algo interesante, pero el libro noparecía cooperar. Solo había imágenes de estados o islas que nunca había visto o conocido. Sinpensarlo,locerréylodevolvíasupila.
Accidentalmente,ellibrocayóalsuelo.Seoyóungranestruendoportodalahabitación.Hiceunamuecadeterror.Melevantédelacamaparaverquéhabíapasadoyviqueellibroestabaenelsuelo,abierto.
Mesorprendí.Noeraunmapaloqueviestavez,sinounaimagen.Toméellibroentremismanosycomprobéqueeraunafotografíaantigua.Eraencolor,sinembargo.Elpapelestabamaltratado,perolaimageneraclara.Noformabapartedellibro,sinoqueestabaguardadaentrepáginas.
—Hola.DiunrespingocuandoescuchélavozdeAlex.—¿Algúndíadejarásdeasustarmedeesaforma?—Mellevélamanoalpecho,asustada—.¿Podrías
llamaralapuerta?¿Olaventana,talvez?—dijeentonomolesto,aunquebromeando.Últimamente, Alex entraba por la ventana sin demasiado esfuerzo. ¿Es que además de fantasma
tambiéneraelhombrearaña?Escondílafotografíadebajodelaalmohada.NoqueríaqueAlexlavierahastaqueestuvierasegura
dequiéneralapersonaqueaparecíaenella.Talvezsetratabasimplementedeuncientíficolocoquesecolóenellibroequivocado,perosentíamuchaintriga.Meestiréyabríuncajóndelamesitadenocheparaguardarellibroenelinterior.Alexnomostrómuchointerésporloqueyohacía,estabaocupadoacabandodeentrarporlaventana.
—¿Paraquéllamaralapuertasipuedoentrarporlaventana?—Serio.—Tienessuertedeserunfantasma—dijemientrasmeincorporabaenlacama.Mesentéydoblélas
piernas,poniendolasrodillascercademipecho—.Oyomismatehubieramatadoporentrarasí.—Sitúlodices—respondióconunasonrisa.Mesentímal.AlexnosabíaabsolutamentenadadelarelaciónentreKateyRyan,ynoqueríaseryo
quienledieraladesafortunadanoticia…perotampocoqueríaocultárselo.—¿Enquépiensas?—preguntómientrasseacercabaalacama.—En nada—dije, y traté de fingir una sonrisa.Alex negó con la cabeza.Necesitaba cambiar de
tema, así queme aclaré la garganta—: ¡Eh! ¿Tú no piensas ducharte o algo así?Hueles horrible—bromeéymereí.
—¡Oye,estoymuerto!¿Cómosesuponequedeberíaoler?—mesiguiólacorriente.Tomóuncojínymelolanzócondelicadeza.Yointentécubrirmemientrasmereía.
Alexyyohabíamosestadohablando losúltimosdías.Mecontósusmejores recuerdos,porsi losllegabaaolvidar.DijoquesurecuerdofavoritoeracuandosereuníaconsusfamiliaresenNocheBuena.Tambiénteníaalgunosprimosytíosqueacudíanalacelebración,perocuandocumpliólosnueveaños,nuncavolvieronavisitarlo.Eracomosilatierraseloshubieratragado.
Mecontóquécosaslehubieragustadohacersisiguieravivo,comoiraunpartidodefútbol,oalgotansimplecomopasarelratojugandoconsusamigosavideojuegosocaminarporelparquejuntoasumadre.Inclusodecíaqueextrañabaelestrésdelinstituto.
—Estáspensativaotravez—insistió.Meremovíenlacama.—Estabapensandoensalirdeaquí.—Peroestáscastigada.
—Losé.Memiró.—¿Quéeseso?—dijo,ymisojosnopudieronevitarmirarsuslabios.—¿Quéesqué?—Eso.—Señalóhaciaelescritorio.—Ah,eso.Esunlibro—respondí.—Yaséqueesunlibro.—Seofendió—.Pero¡noescualquierlibro!—¿Loconoces?—pregunté.Melevantéylepaséellibrodetapasazules.Susojosbrillabancomo
unniñoconsuprimerjuguete.—PorDios,esmilibrofavorito—dijoconentusiasmo.Susojosnodejabandebrillar.—¿Tegustaleer?—Nomeloesperaba.—Meencanta.—¿Yese librodequiénes?—preguntécon interésalvercómomirabacadapáginadel librocon
emoción.—EsdeAllanPoe.—¿Quién?—Fruncíelceño.—EdgarAllanPoe—repitiósinprestarmemuchaatención.—¿Quélibroes?—Enrealidadnoesunlibroensí…—explicóentusiasmado—.Esunarecopilacióndesuscuentosy
poemas.Tienesqueleerlo.Susescritossoncortos,peromuy,muybuenos.—Oh.Nuncahabíaoídohablardeél.—Miraesto,esunaediciónespecial.Alguienconmuchodineropagóporesteejemplar.—Mirabael
libroconsorpresa,examinandocadapartedeél,girándoloyobservándolodesdedistintosángulos.—Pues…—Dudésimencionarlodelafotografíaono.—¿Quépasa?—Despególamiradadellibroparaobservarmeconatención.Hiceunamueca.Nadadesecretos.—Habíaunafotografíaentrelaspáginasdeunodeesoslibros.—Señalélapila.—¿Unafotografía?—preguntó.—Sí.—Retirélaalmohadaparadejaraldescubiertolafotografíaquehabíaescondido.Selamostré.
Éllacogióyfruncióelceñodeinmediato.—¿Eric?—preguntóextrañado,mirandolafotografía.—¿Eric?—repetíintrigada.¿Eric?¿Quiénera?¿Unescritorfamoso?¿Unartista?¿Unactor?¿Uncantante?—Sí.EricCrowell.—Hizounapausaysusojosseposaronsobrelosmíos—.Esmitío,elhermano
demipadre—añadió.—¿Cómo?—tartamudeé.Abrílabocadeparenpar.¿EricCrowell?¿Enserio?¿Quédemonioshacíaunafotografíasuyaenmicasa?—Esmi tío—repitió—.Murióhaceunmontóndeaños.—Mirabalafotografíaconcuriosidad—.
¿Dóndedicesqueestaba?—preguntómientrasledabalavueltaalafotografía.—Enunlibro.¿Hasdichoquemurió?—pregunté.—Técnicamente, sí—murmuró. Entrecerró los ojos mientras intentaba leer unas pequeñas letras
negrasquehabíaenelreversodelaimagen.Apretabaelpapelcondelicadeza,sinmaltratarlapocatintaquetenía.Debíadellevarmuchosañosahíguardada.
—¿Técnicamente?—preguntéhaciendounamueca.CrucélaspiernassobrelacamaparaestarmáscómodayprestarmásatenciónaAlex.
—Esunalargahistoria.—Dejólafotografíaamilado.LacogíyanalicélassimilitudesquehabíaentreAlexyelhombredelaimagen.
Enrealidad,eranmuydiferentes.Alexteníalosojosdeuncolorcarameloconalgunostoquesmásoscuros,yEricno.Élteníalosojosdeunazulprofundo,tanprofundosymisteriososcomoelmar.Susojosbrillantesyredondosmirabandirectamenteacámara.Teníaunasonrisatanimpecablequepodríaserladeunactoroladeunmodelo,incluso.Erajovenymuyguapo,peronotantocomoAlex.Quierodecir,noeratanjovencomoAlex.Ericprácticamentedoblabasuedad.Enelmomentodelafotografíatalveztuvieraunostreintaycinco.
Observésusrasgos.Sus labioscarnosossecurvabanenunapequeñayatractivasonrisaquehacíaque sus dientes blancos resplandecieran. Eric tenía el cabello negro y brillante y lo llevaba peinadohaciaatrás;Alex,encambio,lollevabasiemprealborotadoysucabelloeramásbiencastaño.
Ericerajoven,sí,aunquedebajodesusojosyaseapreciabanunasdelgadasyfinasarrugas,aligualque en la frente.Pero esono lo envejecía, sinoquemásbien ledaba ese toquedemasculinidadqueresulta tan atractivo a las mujeres. En cuanto a la constitución física, Alex estaba extremadamentedelgadoencomparaciónconél.Ericestabaenformay teníaunosmúsculos trabajadosy, juntoconeltrajenegroysucorbata,resultabatodavíamásmasculino.Aunqueesosí,teníalamismapresenciaqueGeorge,ysuposturademostrabaautoridadypoder.Sinembargo,esasonrisabrillante…ocultabaalgo.
Pero no encontraba muchas similitudes con Alex: no tenían ni las mismas cejas, ni las mismaspestañas,nimuchomenoslosmismospómulos.Erantotalmentedistintos.AunqueGeorgesíseparecíamásaEricqueAlex.Teníanelmismocolordeojos,lamismamiradapenetranteymisteriosay,sobretodo,lamismaformadedemostrarseguridadydominiosobrelaspersonas.
—EricveníaacasacadaNavidadytambiénpornuestroscumpleaños.Lorecordaba,AlexmehabíacomentadoquelasmejoresNavidadesdesuvidafueronlasquehabía
celebradoconsusfamiliares.—¿Yquépasódespués?—pregunté,intrigada.Mellevéundedoalabocaymemordíunauña.—Comoteconté,élymisotrostíosdesaparecierondenuestrasvidas.Fuederepente.UnaNavidad
estabanreunidosconnosotrosy,alasiguiente,nadamássesupodeellos.—¿Nada?—meaventuréapreguntar.Élnegó.—No.Fuemuyextraño.—Tragósaliva—.MispadresmedijeronquemitíaCarolinehabíadejado
elpaísportemasdenegociosynuncalavolvíaver.Hastahaceunosaños.—¿Caroline? —pregunté. Su nombre me resultaba familiar, me recordaba a alguien. Pero
rápidamentedesechélaidea,yonoconocíaaningunaCaroline.—Sí,eslahermanademipadre,erandoshombresydosmujeres—aclaró.George,Eric,Caroliney…¿quiénmás?—¿Quiéneralaotra?—preguntéconcuriosidad.Miuñaeracadavezmáspequeña.—Hayquetenerencuentavariascosas:númerouno,aellanolaconocímucho.Númerodos,nunca
estabaconnosotros.Ynúmero tres, no asistía a las reuniones familiaresynopermitíaque suhija sepusieraencontactoconnosotros.—Levantólosdedosconcadaunadesusenumeraciones—.Eramuy
reservada,porloquerecuerdo—dijo.Susojosbuscaron losmíosy,cuando losencontraron, losapartó rápidamente.Sedejócaerenmi
cama y se acostó ami lado. Su peso hizo que el colchón se hundiera ligeramente.Alex se acomodóponiendolasmanosdebajodelacabeza,comosifueranunaalmohada.Sucamisetaseelevóunpocoydejóaldescubiertosuvientreplanoyblanco.Unaremarcadalíneareflejabalosincipientesabdominalesquetenía.Miboca,comomisojos,volvieronaabrirse.
Sentíquesemecaíalababaporlabarbilla.AntesdequeAlexsedieracuenta,aprovechélaocasiónparamirarlounpocomás.Teníalosojoscerrados,peronoestabadurmiendo,sinopensando.Desdeeseángulo, sus pestañas eranmás pronunciadas de lo que parecían, eran gruesas, abundantes y grandes,incluso más que las mías. Podría pestañear y ese mero gesto me cautivaría. Como las de un chicoatractivo,suscejasgruesasybienformadasmehacíansuspirar.Yluegomirésuslabios,rojos,carnososyapetecibles,adiferenciadelosdeGeorge,queeranincoloros.
PorunmomentoenvidiéaKate.Meaclarélagargantaparavolveraltema.—¿Cómosellama?—Mivozsonabaextraña.Estabanerviosa.—Rebecca.RebeccaCrowell—dijosinabrirlosojos.—Tupadreeselmayor,entonces.—Sí,Rebeccaeralasegunda,seguidaporCarolineydespuésEric.Supongoqueesoinfluyóenque
Rebeccasefueradecasatanjoven.—¿Sefuedecasa?—Sí.Sequedóembarazada,creo—respondió.Abriólosojosysuspestañasrecuperaroneltamaño
habitualdesdemiperspectiva.—¿Yquépasódespués?—preguntétodavíamásintrigada.Seguímordiéndomelasuñas.Alextomóunrespiro.—Bueno,yocreoqueeramentira.Ellateníadieciséisaños.Entonces,miabuelomurióymipadre
quedóacargodetodo.Segúntengoentendido,ellaeralaconsentidadelafamilia,asíque,cuandomiabuelomurió,ellasabíaquelascosascambiarían,asíquecogiósuscosasysefue—dijo—.Claro,nosinllevarsesupartecorrespondiente.
—Pero dices que tenía una hija y que no permitía que estuviera con vosotros. ¿Qué sucedió,entonces?—quisesaber.Volvíasubirlasrodillashastamipechoymeabracéamímisma.Elpijamahacíaquemesintieramáscómodacuandomeestiraba.
—Sí,yoacababadenacercuandoella se fue,perovolvióunosañosdespués.Cuandocumplí loscinco,ellavinoamicumpleañosymeregalóuncocheteledirigido.—Sonrióilusionado—.Yvinoconunaniña,supongoquemiprima.Peronotendríamásdetresaños,erapequeñayrubia,conunosrizosqueparecíandeoro,yerapreciosa.Mesorprendequelarecuerde,eramuypequeño.Séqueeramuychillonayencimatuvequecompartirmischucheríasconella,¿telopuedescreer?
Mereí.Élmeimitóysoltóunacarcajadaquellegóhastamisoídos.—¡Oh, tuve que compartir mis chuches enmi fiesta de cumpleaños!—Fingió dolor mientras se
llevabaunamanoalcorazón.Hizounamuecaextrañaygraciosaquemehizoreírtodavíamás.—¡Alex!—exclaméentrerisas.Cuandonoscalmamos,élcontinuó.—Poresodigoquenocreoque lodel embarazo fueraciertoporque suhijahabría tenidocasi la
mismaedadqueyo.
—¿Rebeccatambiéndesapareció?—Sí.Erajovenyguapa,probablementesecasóconunfrancésyseolvidóporcompletodenosotros.—¡Vaya!—exclaméimpresionada—.Unfrancés.—Ynuncavolvió—concluyóconrecelo,ignorandomisorpresaporlodelfrancés.Nopudeevitarsonreír.—¿Ysuhija?—Nosesabenadadeellas.SoloséquelaRicitosdeOrorobachuchessellamabaAnna—dijo.—Oh.¿YEric?¿Caroline?¿Quépasóconellos?—Ericeramitíofavorito.Siempremetraíaregalos,golosinasocualquiercosaycadafindesemana
veníaavernos.Jugabaconmigoymecontabahistoriasincreíbles.Eraelmejor.Peroderepentedejódevenir.LatíaCarolineerabuena,aunquenoteníahijos,perosímarido,yveníandevezencuando.
—Vaya,ahoracreoquemividanoestanmala.—Suspiréymecoloquéunmechóndepelodetrásdelaoreja.
—Ericteníaunahija—dijoderepente,comosiloacabaraderecordar.—¿Y?¿Teacuerdasdeella?—Claro,teníamiedad,creoqueeraunosmesesmáspequeñaqueyo.—¿Cómosellamaba?—pregunté.Élnegóconlacabeza.—Nolorecuerdo—reconocióconvozdolida.Cerrólosojosyarrugósupequeñanariz.—¿Nolaveíasmucho?¿Tambiénteprohibíanverla?Sacudió la cabeza. Su mandíbula parecía tensa. Lo observé mientras esperaba su respuesta. Él
resoplóy,sinabrirlosojos,respondió.—No. Ella y yo éramos… ¿Cómo explicarlo? —Se movía nervioso—. Estábamos muy unidos,
éramoscomounosolo,siempreestábamosjuntos.Esextraño,peroconelpasodeltiempoheolvidadosunombre—dijoenunsusurro.
—¿Porqué?—Hannah,cuandounapersonadesaparecedetuvida,aveceslosrecuerdostambiénsevanyesmuy
difícilquevuelvan.Esdifícilrecordaraunapersonaqueyanosabesquéestáhaciendoahoramismooquépasóconella.Simplemente,cuandoteabandonan,tútambiénlosdejasir.Ylosrecuerdosbuenosymalossevan.
—¿Tambiéndesapareció?—Sí.Ellaysumadre.Sefueronsindespedirseytodossufrimosconsupérdida.EltíoEricnome
hablóenmeses,yocreíquehabíasidoculpamía;eldíaanterioryolehabíaquitadolaschuchesyellasehabía llevado un collar que me gustaba mucho. Nunca volvió. Mi tío Eric parecía desesperado yaturdido.Pasómuchotiempollorandoymipadreomimadresiempreestabanconél.Nadiemedecíaquépasaba.Ellaeraloúnicoqueyotenía,Hannah.—Suvozsequebró.Entendíporquéteníalosojoscerrados.Noqueríaquelovieralloraroconlosojosalbordedelaslágrimas.Ylorespetaba.
—¿Porquésefueron?—Nolosé.Yoteníasieteañosporaquelentonces.Tuvieronqueingresaramimadreenelhospital,
poraquellaépocasufríaataquesdepánicomuyseverosdevezencuando.Inclusotuvoquehacerterapiapsicológica. Las queríamos demasiado, su marcha fue triste. Todos estábamos dolidos.—Su voz secortó.Despuésinspiróaireporlanarizysetragóelnudoqueteníaenlagarganta.Sentíunpinchazoenelcorazónalverloasí—.Eldolorsigueahí,nuncaseirá.Heaprendidoadejariralaspersonasque
amo.Esduro,peroesmejorhacerloquesentirundoloreternoyunvacíoenelestómagoquesoloteharámásdaño.Mira,sisabesqueesapersonaseráfelizenotrascondiciones,conotraspersonasylejosdeti,entoncesloaceptasyladejasir.Yolollamofelicidadmerecidaacambiodeinfelicidad.
—Alex,yo…losiento—eraloúnicoquepodíadecir.Élselimitóaasentirenformadeagradecimiento.—Ericmurióenunaccidentedosañosdespués.Fuemuyduro.Nadieasistióasufuneral,nisiquiera
yo,ynoséporqué.Mipadrenome lopermitióynomedieronexplicacionesdenada.Eracomounfantasma, Hannah, yo no existía en mi casa. Mi opinión y mis palabras no importaban y nadie lasescuchaba.Nofuejusto,¿sabes?—continuó.
—Losiento—volvíadecir.Supechosubíaybajaba.Parecíaqueencualquiermomentoexplotaría—.Esunalástimaqueapreciemosyvaloremosaunapersonacuandoyalahemosperdido.
—Losé.—Tomóunlargorespiroycerrólosojos,sacudiendoaquellaslargasynegraspestañas—.Graciasporestaraquí,Hannah—murmuró.
Vilatristezaensurostroy,porinercia,meacostéenlacama.Elmovimientofuerápido,élnoseloesperaba,asíquecuandoyaestabacercadeél,sesobresaltóymemiróconcuriosidad.Dejécaermicuerpoasulado,suspirandoeimaginándomeloduroquehabíansidotodosesoshechosenlavidadeAlex.Yohabíaperdidoamipadre,yesedolorerasuficienteparahacermesentirsolayvacíacuandomáslonecesitaba.Aveceshabíasidodifícilnoteneraalguienquemecontrolaseoquemecastigaracuandollegabatardeacasa,yaunqueestabamimadre,noeralomismo,noteníaesecalorpaternal.
LosojosdeAlexseabrieronconsorpresayyolesonreí,esperabaqueesoledieraánimos.Talvezera loquenecesitaba,quealguien leapoyarayqueestuvieraconélparasobrellevaraqueldolorquetantodaño le causaba.Cualquieraque lohubieravisto en ese estado sabríaquenecesitabaunabrazourgente,queenesemomentonecesitabamásquenuncaaalguienasulado.
Sin pensarlo,me apoyé en su pecho.Mimano vagó por su vientre con torpeza, sin saber dóndeapoyarse.
—Hannah… ¿Qué haces? —Sonaba nervioso, con voz inquieta. Parecía un poco incómodo pornuestro acercamiento. Pero no pensaba retroceder, sobre todo ahora, que deseaba darle un abrazo.Cuandoalgosememetíaenlacabeza,nadiepodíadetenerme.
—Darteunabrazo—dije,ymeacerquétodavíamásasupechofríoycubiertoporunatelagruesa.Aunquenopodíaverlelacara,sentíquesonreíaconsatisfacción.Mibrazosemovióporelabdomen
deAlexyfinalmentelorodeó,mientrasquemicabezadescansabaensupecho.Sucuerposetensó.—¿Quieresquememueva?Porquepuedohacer…—dije.—No—meinterrumpió—.Quédateahí—respondióconvozroncaysensual.Sumanosemoviópor
encimademicabeza.¿Quéhacía?Suolormasculinollegóhastamiolfatoycerrélosojos,aspirandosumaravillosoeincreíblearoma.
Sumanoseapoyóenmibrazoy,cuandosupielentróencontactoconlamía,meestremecí.Mequedéquieta,nonecesitabaapartarmedeél.Estabatranquila,mesentíaenpaz,protegidaporAlex,aunquenoestuvieraaquífísicamenteylosdemásnopudieranverlo.Eraextraño,ensusbrazossentíaquenadameimportaba.Megustabasucontactocontramipiel,erarelajanteytranquilizador.Supechovolvióasubirydespuésresopló,liberandotodoelairequehabíacontenidoennuestroincómodoytensomomento.Susdedos helados acariciaron mi brazo hasta llegar casi al hombro. Sus caricias hacían que mi cuerpovibraracomounacorrienteeléctrica,oalgopeor.Apenaspodíarespirar.
Éltambiénmeestabaabrazando.Subrazomerodeabay,porunmomento,mesentísegura.
Nos quedamos así durante varios segundos, o quién sabe si minutos; el tiempo se detuvo paranosotros.
—Alex…—lollamé.—¿Sí?—contestó en un susurro queme hizo suspirar.Nome había dado cuenta de lo sensual y
agonizantequeerasuvoz.Lomiré.Eratanguapo.—Tengoquecontartealgomás—murmuré.Estaba decidida a explicarle lo deKate yRyan. En un gesto involuntario,memordí una uña con
nerviosismo,esperandoquenosemolestaraporhaberleocultadoalgotanimportante.Ahorasabíaquedebíaexplicarleloquehabíavisto.Teníaderechoasaberlo,eralomásjusto.
Nadadesecretos.Alexseremovióenlacamayvolvióaponerserígido.—Yotambién.—Surespuestamepillóporsorpresa.—¿Tú también vas a contarme algo?—pregunté. Creo quemi voz sonó decepcionada.Mimente
automáticamentelointerpretócomodesconfianzaporsuparte.—Sí,bueno,yahabíaintentadodecírteloantes…—comentómientrassupechoseelevaba.Megustabaestarasí,megustabatenerlacabezaensupecho.—Oh,bueno,entoncescuéntame—loincité.Élmoviólacabezahacialoslados,negando.—Túprimero—dijoconvozronca.Porunaextrañarazón,miestómagodiounvuelco.Suvozerademasiadovaronilymelodiosa.Podría
escucharlaelrestodemividaynomecansaríajamás.—Pero…—Medetuve.Sabíaque,detodasformas,selocontaría—.Bueno,peroantestienesque
prometermequenotevasaenfadar.MicabezasedesplazóunpocoparaencontrarunlugarmáscómodoypoderverlosojosdeAlex.Él
tambiénseacomodó.—¿Esmuymalo?—preguntó,haciendounamueca.Desdeestaposiciónloveíamejor.ConlapresenciadeAlex, lasparedesdemihabitaciónhabían
dejado de ser vacías y blancas para pasar a ser unas paredes brillantes y refrescantes. Incluso lascortinas estaban abiertas y recogidas a ambos lados de la ventana, abierta, cosa que nunca hacía.LabrisafríaqueentrabaeraunaexcusaparaaferrarmealtorsodeAlex.
Veía sus pestañas revolotear como las alas de una mariposa mientras parpadeaba. Sus pómulosestabanrosadosyparecíansuavescomoelalgodón.Noteníaningunacicatriznimarcasdeacnéenelrostro,quenoparecíahabersevistoafectadoporlainfanciaymuchomenosporlaadolescencia.
—No—dije—.Bueno,sí—mecorregídeinmediato.Alexlosabríaenbreveylomejoreraqueélmismojuzgaselagravedaddelasunto.
—Suéltalo.—Prométemequenoteenfadarás.Soltóunsuspiropesado.—Loprometo—respondiósinvacilar.Toméunabocanadadeaireymepreparéparahablar.Estoledoleríamucho.—Bueno, el otro día estaba caminando por el instituto, ya sabes… Y escuché una conversación
extrañaentreKateyRyanenlaquedecíanquesereuniríantodoselviernes,¿recuerdas?
AquelmismodíalecontéaAlexlodelareuniónydijoquemeacompañaríayquenoscolaríamosdealgúnmodo,sinimportarquenonoshubieraninvitado.Seríareconfortantesentirsupresenciaaunquenopudierahacermucho.Esdecir,Alexeraunfantasma,¿quépodríahacersipasaraalgo?¿Espantarlos?¿Aparecer?
Peronoleconté laparte íntimaysentimentalquehabíapresenciadoentreKateyRyan.Noqueríacontárselo.Peroahoradebíahacerlo.Teníaqueconfiarenélynoocultarlenada.Yoesperabalomismopor suparte,queconfiara ciegamenteenmíyqueme locontaraabsolutamente todo.Éramosamigos,¿no?
—Sí,lorecuerdo—respondióconinterés.Inhalé.—Notecontétodalaverdad.Exhalé.—¿Cómo?—Selevantórápidamenteyseapartódemí.Mearrastróunaoladetristeza.Megustaba
supecho.Megustabaestarahí.Alexselimitabaafruncirelceño,estabaconfundidoy,porsuexpresión,tambiénmolesto—.¿Laverdad?¿Nomecontastetodalaverdad?—remarcólaúltimapalabra.
Estonoibabien.—Tecontélaverdad—respondímirándoloalosojos.Esonoleconvenció—.Peronotecontétoda
laverdad.Omitíalgo.—Apartélamiradaparaevitarsusojosinterrogativos.—¿Cuálesesaparteomitida,Hannah?—Arqueó lascejasa laesperadeuna respuestacoherente
pormi parte.No podíamentir aAlex, era demasiado difícil tenerlo cerca y decir algo que no fueracierto.Lodescubriríaenunsegundopormiactitud.Nopodíafingir,noconél.
—KateyRyanestabanjuntos—dijeenunsusurro.—¿Qué?—Noparecióentenderloohaberloescuchado.—KateyRyanestabanjuntos—repetí,estavezmásfuerteymásclaroparanotenerquevolvera
decirlo.Mivozsonabaportodalahabitación,haciendoeco.Entoncespareciócaptarlo—.Sebesaron,Alex.
Examinésuexpresión.Susojosseguíancomoantes,normalesyprofundos,nadahabíacambiadoenellos,nisiquieraesebrillotanespecialqueteníancuandoalgolemolestabaoleagradaba,ysuslabiosestabancerrados.Nodijonada,tampocobajólamiradaniintentóevitarquemisojosseclavasenenlossuyos.
Nolehabíapilladoporsorpresa.—¿Losabías?—preguntéalnoobtenerrespuestaporsuparte.—No.—Noparecessorprendido.—Noloestoy.—¿Entonces?—Miestómagoseencogió.—Kate…—mencionósunombreconpesadez.—¿Quépasóconella?Lasorprendidaerayo.Alexsedebatió,primeroparecíaqueibaahablaryluegoqueselehabíacomidolalenguaelgato.—Medijoqueestabasaliendoconalguienmás.—¿Mientrassalíacontigo?Susojosseguíansobremí.
—Sí.Entoncesya losabía.Sabía lodeKateyRyan, ¡yaunasínosehabíadadocuentadequeesoera
todavíamássospechoso!Lamuertelehabíaafectadounpoco.—¿Yquésucedió?Tuvoqueserungolpebajoparaél.—Ladejéir.—¿Cuándo?—Unasemanaantesde,yasabes…otalvezalgomás.Entendíaquémomentoserefería.—Alex,¿túcreesqueesotuvoquevercontumuerte?—cuestioné,esperandoquenosemolestara
pormipregunta.—No—afirmóconsequedad.Suslabioshabíanpasadodeunrojobrillanteauntonopálidoyseco.Lo miré incrédula. Seguro que se había dado cuenta de lo sospechoso que era todo eso. Yo no
confiaríaenmiexnoviosisupieraquehabíaestadosaliendoconotrapersonamientrassalíaconmigo.Además,¿noeraextrañoqueunosdíasdespuésdequeseenterasedequesunoviaestabasaliendoconotrochico,misteriosamenteysindejarningunapista,lomataran?¿Noerairónico,extrañoysospechoso?
—Alex,¿porqué siguesconfiandoenella?—quise saber.Élcerró losojosduranteun segundoyluegoapartósumiradadelamía—.Temintió.
—Tienes razón.—Su respuesta me pilló desprevenida y por sorpresa—. No debería confiar ennadie,soloenti.Porqueereslaúnicaquemeestáayudandoynosabescuántolovaloro.
Mi corazón recibió cientos de pinchazos y emociones contradictorias almismo tiempo.Un doloragridulcemerecorriólasvenas.¿Esodeberíaalegrarme?
—Yoconfíoenti,poresoteloestoycontando—dijecontodalasinceridaddelmundo.Las comisurasde suboca se elevaron en formade agradecimiento.Meestremecí con esadébil y
pequeñasonrisaquemebrindaba.—Hannah,nolaquería.Noséporquéestabaconella.Miestómagosehundió.Eracomosimehubiesenlanzadouncañonazo.Nosabíaquéresponder.—Kateesbuenachica—añadióalverqueyonodecíanada—.Noestabaenamoradodeellaynosé
quépasabaenmicabeza.NoqueríaestarconKate,noeraelamordemividaycreoquenoloseríajamás,sinembargo,séqueellanomeharíanadamalo.Losé,Hannah.
—Sitemintióunavez,¿nocreesquepodríahaberlohechoenotrasocasiones?—Nolosé.Lasmujerespuedenllegarasermuypeligrosas.—Niteloimaginas.Hubosilencio.—¿Noestásmolesto?—No.—Su respuesta fue tajante—.Ya lo suponía y no sabes cuántome alegro de que esté con
alguienmás—respondióconunamediasonrisa.Suspiré.—Bueno,tetoca.Tútambiénqueríascontarmealgo—leespeté.Encuantopronunciéaquellaspalabras,susonrisadesaparecióyelpococolorqueteníaseperdió.—Sí.
—¿Esbuenoomalo?—Malo.—¿Muymalo?Alexasintió.—Prométemequenoteenfadarás—dijo,mirándomeconesosojosinocentes.Asentísinpensarlo.—Teloprometo.—Laspalabrasseescaparondemibocaantesdequepudieradetenerlas.—El día del restaurante, cuandogolpeaste aSeth…—Sedetuvo.Luego cambió de postura y sus
mejillasadoptaronuncolorrosado.Parecíaapenado—.Esdecir,cuandoestuveentucuerpoygolpeéaSeth…¿Lorecuerdas?
—Claro,lorecuerdoperfectamente—respondí,rememorandoaquelmomento.Eloloravómitoyadesperdiciosregresóamícomosiestuviesedenuevoenelcallejóndelcafé.
—Bueno,aqueldíanomedejasteterminar.Laspersonaspuedenverme,perosolocuandomesientovivo,cuandomesientohumano.Yesosucedemuyamenudocuandoestáscercademí.
—¿Meestásdiciendoquenoeresun fantasma?—preguntéconelcorazónmartilleándome.Semesecólabocaymesorprendíadequetodavíafueracapazdehablar.Esdecir,estoerademasiado,deberíaestarenshock.
Alexnoeraunfantasma.—Noexactamente.Esdecir,soyunfantasma—dijoconvoztemblorosa.—¿Yporquétepuedenver?—Seguíaconfundida.Nolograbaentenderlo.—Comotedije,estuvehablandoconotrosfantasmasysí,fuemuyextraño—confesó.Subocahizo
unapequeñamuecadedisgusto—.Mecontarontodoloquedebíasaber.Asentímientrasescuchabaconatencióncadapalabraquedecía.Noformuléningunapreguntaparano
interrumpirlo.Suspestañasibandearribaabajo,yviceversa.—Untipomayorqueyomecontóqueéltambiéneranuevoenesto,asíquemeexplicóquetodavía
tengoesapequeñailusióndevivir.Porlotanto,cadavezquesientaqueestoyvivo,puedohacerquelaspersonasmemirenypuedoparecermomentáneamenteunhumano,peronolosoy.
—¿Túeligesquiéntepuedever?—Solo a veces. Por eso puedo tocar algunas cosas, sentirlas y olerlas. Puedo ser un humano sin
serlo,¿loentiendes?Asentí.—Estabatanacostumbradoarespirarcadasegundodemividainconscientemente—continuó—,que
nomedicuentadequeyanonecesitabahacerlo.Nonecesitooxígenoparavivir,perolacostumbrehacequesucedaesto…
—Que parezca que estés respirando, que estés agitado y que te embriaguen otras emociones,¿verdad?
—Sí.—¿Yporquénotemuestrasantelasdemáspersonas?Negó.—No,ellosnomevenasí,ydetodasmanerassigosiendounfantasma.¿Sabesporquésucedeeso?
—Tragósalivayprofundizósumirada.Susojosseoscurecieronhastavolversecasinegros—.Cuandolaspersonasdicenquehanvistounfantasma,esverdad.Perolociertoesquelohanvistoatravésdeunaaparienciahumana.Ladiferenciaestáenelcolordeojosdelapersona;estossevuelventanoscuros
comolaprofundidaddelmarylapupilaseagrandamuchomásdelonormal.Lasensacióndeestarcercadeunespíritunosepuededescribir,elúnicosinónimoquesemeocurreesterroryangustia.Soloasísepuededistinguiraunfantasma.Esporestoquelaspersonaslospuedenver.
—Porquelosfantasmaspermitenquelosveanatravésdeotros—terminélaoración.Alexparecióestardeacuerdoconmifraseyasintió.¿Quésesuponíaquesignificabaeso?Memordíellabioinferior.Porsupuesto,nomeibaaquedarconladuda.Teníaotraspreguntasmás
interesantesyquemeafectaban.—¿Quépasaconmigo?—preguntéderepente.Alex se sorprendió conmi pregunta. Sus ojos se abrieron un pocomás. Se relamió los labios y
despuéssemordióconsuavidadellabioinferior.Cogióunpocodeaire.—Bueno,esalgodifícildeexplicarperofácildecomprender—dijorápidamente.Pasósusdedos
por su cabello para despeinarlo todavíamás.Ahora apuntaba a todas las direcciones posibles—.Túpuedes verme por una razónmuy extraña. ¿Sabes?Estos últimos días le he estado dando vueltas, sinlograr entender por qué tú, y no alguien más. Entonces he formulado hipótesis y he llegado a laconclusióndequeesporunaconexión.
—¿Conexión?—pregunté.—Sí.Bueno,¿hasvistoesapelículaenlaqueunachicanollegaasucitaconunhombreporquetiene
unaccidente?—Neguéconlacabeza.Éltragósaliva—.Lacosaesqueellaseconvertíaenunfantasmaysetopabaconélmientrassualmavagabaporsuantiguacasa.Almismotiempo,sucuerpoestabaenelhospitalyestabaencoma,oalgoasí,yresultaquehabíaunaconexiónentrelachicayél.Ellosdebíanconocerseantesdequeaellaladesconectarandeestemundo.
Nosabíadequépelículahablaba.MicerebrobuscabainformaciónrelacionadaconloqueAlexmedecía,peronohabíanada.
—Es solo una película, Alex.—Me reincorporé.Mi voz ya sonabamás tranquila. La habitaciónemanabaunsilenciocómodoparaambos,aunqueelsuspenseloinundabatodo—.Supongamosquesí,quelonuestrotienequeverconeso:¿quéesloquenosquedópendiente?
—Estáclaro—respondióconunamediasonrisa,esperandoquesuemociónmecontagiara.—Noloentiendo.—Sonabatanfueradelugar,estabatanperdida…—Aquelrecuerdoborrosode túyyohablandoesedía…¿noesextraño?¿Ylacitaquemencionó
Seth?¿Quépasasiescierto?¿Ysitúyyoteníamosunacita?—Alex… —murmuré, rechazando por completo su teoría. Sin embargo, en mi mente aquellas
palabrasempezaronacobrarsentido,yunposiblerecuerdo.—¡Vamos,piénsalounmomento!—pidióconentusiasmo.—¿Yquétendríaqueverlacita?—pregunté,tratandodeevitarsonrojarmefrenteaél.Sisupuestamentehabíamos tenidounacita,eraporquedíasanteshabíasucedidoalgo.Yesealgo
revoloteabaenmiestómago.Pero¿porquénolorecordaba?EracomosiAlexhubierasidoborradodemimemoria.
—Laconexión.Y,sobretodo,elhechodequetúnorecuerdesnada.Locualmehacepensarque…—No lo digas—lo interrumpí.Mi voz sonabamás fuerte. La suya se apagó esperando a que yo
continuara.Alverquenolohice,comenzóahablar.—¿Decir qué?—Sonaba ingenuo. Él sabía perfectamente a qué me refería, así que ¿por qué lo
preguntaba?—Esque…tuteoríatienealgoderazón—dije,yélsonrió—.Sinembargo,haymuchaspiezasque
noencajan,comoKateyRyan—resalté—.OcomoSethyCara.—Sí, le he estado dando vueltas y no he llegado a una conclusión sobre ellos. Necesitaríamos
averiguarloelviernes.—Susojosparpadearonunpardeveces,casidisimuladamente.Sugestotorcidoy confundido hacía que sus facciones fueranmás claras: sus ojos color caramelo, sus labios rojos ygruesos,ysunarizpequeñayfina.
Se pasó las palmas de lasmanos por el rostro, algo desesperado. En unmovimiento rápido, lasapartóydenuevosusencantadoresojosmeestabanmirando.
—Pero,Dios,Hannah…¡estádemasiadoclaro!¡Túyyoteníamosunacita,esoexplicalaconexión!—Essolounapelícula—repetímurmurando.Mispalabrasarrastrabansuemoción.—Nocreíasenlosfantasmas,¿verdad?—No—dijesinvacilar.Yonocreíaen losfantasmas,nienesascosasparanormales.AsíquecuandoAlexaparecióenmi
vidaesperabaentrarenunshockterrible,oquemedieseuninfarto,ocomomínimoquemedesmayase.Peronadadeesosucedió.Measusté,sí,perofuemássuavedeloquemehabíaimaginado.
—Ahorameves amí.Soyun fantasma, así quedime, ¿vas a fingir quenoves algo en loquenocrees?
—Estábien—accedí.Eracierto,algunascosasqueparecíannoserreales,síloeran—.Teníamosunacitayesoexplicaestaconexión.¿Yahoraqué?Túnoestásencoma.
—Heestadoviendoquetomasmedicamentos,¿paraquéson?—preguntó.—Tuveunaccidente…Encuantolodije,mivozsefueapagando.Amboscruzamosnuestrasmiradasynosobservamosen
silencio,diciendoconlosojosloquenopodíamospronunciar.—¿Quétipodeaccidente?—Fueenelinstituto,peronocreoquetenganingunarelación.Medieronconunapelotaenlacara,
esoestodo.—¿Estásseguradequesolofueeso?Nocontesté,melimitéaasentir,apesardequenoestabasegura.—Debedeserunacoincidencia—respondí,finalmente.—Yonocreoenlascoincidencias.Creoenloquehaces.—Tendremosqueesperaralviernes—dije.Alexseacostódenuevoenlacamaydudésivolvermeaacurrucarensupechoono.Ahorasería
demasiadoincómodoestarencimadeélylaexcusadelabrazoyanovalía,asíquesolopodíatumbarmeenelotroladodelacama.
Meacomodé,procurandodejarunadistanciaprudencialentrenosotros,evitandoelmínimocontactofísico con Alex.Me golpeé la frente con las palmas de las manos, lo que rompió el silencio de lahabitación.Estabadesesperada.
—Noséporquénolorecuerdo.—Esextraño…—Alexsecolocólasmanosdebajodelacabeza,formandounaalmohada,otravez.—¿Ysimeborraronlamemoria?—Imposible—respondióconunamediasonrisa.Seguroqueseestababurlandodemí.
—¿Ysiperdílamemoria?—sugerí.—Probablemente,sí—dijoconsinceridad,denuevousandounavozronca.—Esundesastre.—Searreglaráantesdequetedescuenta.—Meanimóconunsuavecodazoenelestómago.Estaba
sonriendodenuevo,susdientesblancosseveíanincreíblementelimpiosybrillantes.Suscomisurasseelevabanconciertasensualidad.
—Esoespero—respondíresoplando.Después,caíenunprofundosueño.
***
Nosoñéabsolutamentenada.Misubconscienteestabavacíoyoscuro.Nohabíaimágenesnivocesenelfondo.Parecíaquemicerebronofuncionabadeltodo.Otalvezerayolaquenolohacíafuncionarcomodebería.
Noeraalgoextraño.Casisiempreteníasueñosllenosdeoscuridad,silencioyvacío.Sin embargo, unas voces empezaron a hacerse presentes. Escuché aAlex llamándome desdemuy
lejos.Suvozapenasseoía.Queríagritarlequeestabaahí,peronopodía,elsueñoseguíasiendooscuro,nohabíanada.
Alex volvió a gritarmi nombre, esta vezmás claro. Intentémoverme, pero no pasó nada, yo noestabapresenteenelsueño,sinomialma…micuerponoexistíaenesosmomentos.Nopodíaabrirlaboca,locualmedesesperaba.Elpánicosedeslizabapormipiel,sentíamicuerpollenodesudor.Estonomehabíapasadoantes.Unterribledolorseexpandíapormibrazo,ygemísinpoderevitarlo.
Luego,mi cuerpo se sacudiódeliberadamente: alguienmeestaba zarandeando,me sosteníade losbrazosymeapretabaconfuerza.Lavozsehizomásclara,hastaelpuntodequepodíaescucharlaenmioído.Intentézafarmedelagarre,peroeraimposible.Losdedosdeaquellapersonaseincrustabanenmipiel yme sostenían violentamente. Eran unasmanos grandes y fuertes.Volví a gemir con frustración,sacudiéndome para apartarme. Quería gritar y golpear a aquella persona sin rostro, pero no podíaliberarme.
—Hannah—dijolavozdeAlexdenuevo.Apretélosojos.—Despierta.—Entonceslosabrípocoapocomientrasescuchabalavozsusurrarenmioído,más
cercatodavía—.Hannah.—Seescuchóenunmurmullo.Cuandomisojosseabrieronporcompletoyanohabíaoscuridad,sinotodolocontrario.Habíaluz
por todas partes, haciendo quemis pupilas se encogieran y los párpados se entrecerraran. Parpadeévariasvecesparaacostumbrarmisojosalresplandecientebrillodelalámparadelamesitadenoche.Aquellonohabía sidounapesadilla…había sido algomás.Loprimeroquevi fue aAlex.Su rostropálidomesonreía.
—Hasidoun sueño—resoplé conpesadez,murmurandoparamí.Medolía todoel cuerpoy,porextrañoquepareciera,mesentíacomosihubiesecorridounmaratón.
—¿Hasidounapesadilla?Llevohorasllamándote—dijo.Alexseguíaenelmismolugardelacama,sinacercarsedemasiadoamí,ofreciéndomeespacio.—No…yo…¿Quéhoraes?—preguntésoñolientayconlavozronca.Fingíunbostezoparaintentar
cambiardetema.Lasmejillasmeardíanporlavilmentira;definitivamente,eraunamalaactriz.—Sonlasdos—dijo.
—¿Delatarde?—preguntéconfusa.Todavíasentíadolorenelbrazo.Alexserio.—Delamadrugada—respondió,mostrándomeunasonrisa.Misojosseabrieroncomoplatos.¡Lasdosdelamadrugada!Encuantolaspalabrassalierondesu
boca,me levantédeunbrinco.Nohabíacomido,ni cenado. ¿Porquénomehabíadespertadoantes?¿Cuántotiempollevabadormida?
—Duermesmuchoytieneselsueñopesado,hetocadoaquímismounasinfoníaynotehasmovidoniuncentímetro—seburlódemí.
Melevantéymepuselaszapatillasazulesconformadeoso.Estabancalentitasyayudaronaquemisdedosfríosentraranencalor.
—Claroqueno.Teheescuchado—respondí.Yeraverdad,habíaoídoquemellamabaenmisueño,comosiestuvieseenunlugaramediocaminoentredormidaydespierta.
—¡Yademásroncas!¡Quépulmones,Hannah!¡Roncaspeorqueunleón!—bromeómientrassereía.Legolpeéconlaalmohadayélsevolvióareír.Seloestabapasandomuybienamicosta.—¡Yonoronco!—medefendí.Le di la espalda mientras sacaba un coletero para atarme el cabello. El silencio reinaba en la
habitación.Lalunaparecíaestarenlomásalto,resplandeciendoconsuluzblanca.Ymimadredebíadeestardormida.
Mistripasgruñeronenmediodelanoche.—Esquenotehasoído—siguióburlándose.—Voyalacocina,¿quieresalgo?—Intentécambiardetema.—Yonopuedocomer,Hannah—merecordó.—Cierto.Ahoravuelvo,entonces.Encuantolaspalabrassalierondemiboca,salídisparadahacia lapuerta.Bajélasescalerascasi
corriendoy,apesardelaescasezdeluz,mispiernassemovíanconagilidad.Todoestabaoscuroenlaplantabaja,peroconocíaperfectamentemicasaysabíadóndeestabacadacosa,asíqueloprimeroquehicefueiralacocinayencenderelinterruptor.Encuantolohice,laluzdiocoloryformaatodoslosobjetosquehabíaallí.
Conlacocinailuminada,comprobésihabíaalgoenelmicroondas.Pormuchoquediscutieraconmimadre,nodejaríadealimentarmeyestabasumamenteagradecidaporello.Cuandoloabrí,unpocodesaliva resbaló por las comisuras demis labios y rápidamenteme pasé la lengua para limpiarla.Mistripasgruñeronotravez.Undeliciosopolloensalsaconunesponjosoarrozanaranjadomeesperaba.Laboca seme estaba haciendo agua. El aroma de la comida, aunque estuviese fría, hizo quemis tripasvolvieranarugirdesesperadas.
Sinpensarlo,encendíelmicroondasyesperéaquelacomidasecalentara.MeservíunvasodeaguadeJamaica, ignorandoelcantodealgunosgrillos.Noesquemedieramiedoestar solaen lacocina,perounescalofríoterriblemerecorriódepiesacabeza.
Bien.Había un fantasma enmi habitación, un asesino andaba suelto y yo estaba sola en la plantabaja,¿quémáspodríapasar?Aunqueantesmeparecíaimposibleyunaleyendaurbana,ahoracreíaquelosfantasmasexistían,perodesdequehabíaconocidoaAlex,eltemordeveraunohabíadesaparecido.O,másbien,disminuido.
Eltimbredelmicroondasmedevolvióalarealidad.Saquélacomidayladevorécomosinohubieseingeridonadaenaños.Miestómago,insaciable,pedíamásymás.Dios,norecordabahaberestadotan
famélicajamás.Eljugosopollosedisolvíaenmibocaconrapidez.Elarrozqueloacompañabatambiénestabaexquisito.Estoeraelparaísoparamispapilasgustativas.
Cuandoterminé,recogíelplatoyelvasoylospuseenelfregaderoparalavarlos.Elaguasalíaenchorrosheladosymecongelabalosdedos.Tratédefregarlosplatosevitandotocarla,perofracasé.Asíquelohicelomásrápidoquepudeyluegomedirigíamihabitaciónconelestómagofeliz.Ahorasí,podíaseguirdurmiendo.Apaguélaluzdelacocinayvolvióalaoscuridaddeantes.Subílasescalerasensilencio,conpasoslentosypesados.Quizáshabíacomidodemasiado.
Cuandolleguéalpasillo,antesdeentrarenmihabitación,mesorprendióverquelaluzdelcuartodemimadreestabaencendida.Seveíadesdelapequeñarendijaquehabíadebajodelapuerta.Derepente,unosmurmullosprocedentesdesudormitoriohicieronquemedetuviesedeinmediato.
¿Conquiénhablabaalasdosdelamañana?¿Noeramuytardeparaestardespiertaaesashoras?Lapuertaestabacerradaacalycantoyelpasilloestabaensilencioycompletamenteaoscuras.Eso
eraunpuntoami favor,asíquemimadrenopodríavermisombradesdedentro.Pegué laorejaa lapuertaparaescucharconmásclaridadloquepasabaenelinterior.
—George… —Escuché que pronunciaba su nombre en un susurro apenas audible. Mis ojos seabrieronymioídoseagudizó,esperandocaptaralgomás—.No,Hannahno.Noquiereveros,noquieresabernadadevosotros,asíquetepidoquenosdejesenpaz.—Estabahablandoporteléfonoynotabalapreocupaciónensuvoz.¿PorquéestabatanobsesionadaconalejarmedelosCrowell?¿Quépasaba?
Derepente,micerebroseiluminó.Sieraunallamada,debíadeestarusandoelteléfonofijodecasa,porque no creía que le hubiera dado su número de móvil. Sin hacer ruido, abrí la puerta de mihabitación,queestabaenfrentedelasuya.Debidoalaadrenalina,mirespiraciónestabaagitada.
—¿Quépasa?¿Estásbien?—Alexdiounbrincodelacamaycaminóhaciamíconpasorápido.Melimitéaasentir.
—Elteléfono—balbucí.Alexarqueólascejasconconfusión,esperandoverlarespuestaenmisojos—.Mimadre está hablando con tu padre por teléfono, hay que escuchar la conversación—expliquémientrasme acercaba a lamesita de noche para conectar el teléfono.Mimadreme había quitado elmóvil y los cables del teléfono fijo que tenía enmi cuarto, pero estabapreparadapara una situacióncomoesta.Teníauncablederepuestoguardadodebajodelcolchón.
—¿Creesquedeberíamoshacerlo?—Sí —me apresuré a contestar mientras levantaba el colchón. Alex se acercó y me ayudó a
sostenerlo.Conelcableenlamano,loconectérápidamentealteléfonoyalapared.Alexseencargódedejarcaerelcolchóncondelicadezasinhacermuchoruido.
—Acabo de ver condones debajo de tu cama—comentó con una sonrisa. El brillo en sus ojosapareciódenuevo.
—¿Qué?No,hum…—Mivozsonabanerviosa.Penséenunarespuesta.Esoscondonesestabanahíporquemimadremehabíadado«lacharla»yerademasiadovergonzosotenerunacajadepreservativosenelcajóndelamesitadenoche.Yoerauntantoreservada—.Mimadremelosdio,porque,hum,yasabes…—Meruboricéysumiradamehizosentirincómoda.Meponíanerviosacuandomemirabaasí,ytodavíamásahora.
—Vamos allá—dije y presioné el botón de descolgar llamada. La pantalla azul del teléfono seiluminó.Inspiréypresionéelbotónnúmerodos.Lallamadaseempezóaprocesar.Todavíameardíanlasmejillas.Alexsesentóamilado,nuestrasropasestabanencontacto.Intentéconvencermedequesucercaníasedebíaaquequeríaescucharmejorlallamada.
Nosabíasinoshabíamosperdidograncosa.Nohabíapasadomásdeunminutoyesperabaquela
conversaciónnohubieraterminado.—Novuelvasa llamarmeMargaret.—Seescuchódesdeelaltavozdel teléfono.Era lavozdemi
madre—.SoyEmma,¿estáclaro?Algo hizo clic en mi cabeza. El médico que me atendió después del accidente también llamó
Margaretamimadre.Enaquelmomentoestabamuyaturdidaynolediningunaimportancia,penséqueel doctor ya eramayor y podría haberse confundido. Pero ahora el padre de Alex también la habíallamadoMargaret. Dos personas podían equivocarse de nombre, pero no podían equivocarse con elmismonombre.NopodíaserunacoincidenciaqueamboslahubieranllamadoMargaret.
—Emma…—LavoznossorprendióynosdejósinrespiraciónysinpalabrasaAlexyamí.LavozdeGeorge,gruesaytolerante,llenabatodalahabitación.Elteléfonoestabaenmanoslibres.
—Escúchame.Nosigáisconesto,nitú,niRosie.Niningunodevosotros.Novaisalograrnada—sentenció. Su tono era irreconocible—.Hannah y yo no os debemos nada. ¿O tal vez sí?Quiero quedejéisenpazamihija.
—Estássiendoegoísta.¿Norecuerdascuando…?—Porfavor…—leinterrumpió—.Dejadestodeunavez.Túsabesmejorquenadiedeloquesoy
capazdehacerporHannah.Esmihija.Ynoquieroqueosacerquéisaellaylehagáisdaño—sentenció.Mesorprendíalaformaenlaquemimadrelehablaba.
—Emma, por lomenos déjanos contarle la verdad, decirle qué pasó.Merece saberlo. ¿O es queacasoyalohasolvidado?
Altoahí,¿quésesuponíaqueyodebíasaber?¿Quéverdaderaesa?¿Quépasóconqué?Noentendíanada.
—Noloheolvidado,George.Perotenéisqueentenderqueellanoosnecesita.Nonecesitavuestracompasión,nivuestralástima—murmurómimadre.
Mipechosubíaybajabacomonunca.Meesforcépornointerrumpirlaconversación.MiréaAlexyélmesonrióypusosumanoenmihombroparaapoyarme.Lesonreídenuevo,pero
mipreocupacióneracadavezmayor.—Nosetratadecompasiónodelástima.Siempreestáspensandolopeordenosotros.—Ambossabemosporqué—respondióellaconfrialdad.Georgeparecíavulnerablealhablarcon
mimadre,aunquetambiénsemanteníafirme.—Sinoselodicestú,Rosieyyotomaremoscartasenelasunto.Losabrádeunaformauotra.—
Hubounapausayluegounlargosuspiro—.¿Quieresqueteodiepornodecírselo?—PuesyonorecuerdoquetúlecontaraslaverdadaAlex.MiréaAlex.Sucuerposetensóencuantoescuchósunombre.Teníalosojosmuyabiertos.—NosetratadeAlex.EstamoshablandodeHannah.—Noselovoyadecir,George,nointentesconvencerme.—Entoncesselodiréyo—replicóGeorge,decidido.Latensiónaumentóenlalínea.—Teloprohíbo—amenazómimadre.—Tengoderechoadecírselo.—Noloharás.—Sabesquesí,Emma.Lalíneasequedóensilencio.—¡Estábien!¡Estábien!¡Yoselodiré!—accediómimadre,gritando.Soltóunsuspiro,frustrada,y
melaimaginéconlamanoenlafrentemientrascerrabalosojosconfuerza.Noeraunamujerquesolía
perder.Unsuspirocansadoseescuchóalotroladodelalínea.—Prométemelo—lainstóGeorge.—Teloprometo,peromellevaráuntiempo—respondió.—EsporelbiendeHannah—lerecordó—.Necesitasaberlo,Emma.—Bien.Peroteexijoquenoledigasnadahastaqueyonolohaga.—Lavozdemimadresonaba
preocupada,mientrasqueladeGeorgesehabíasuavizadoyparecíamástranquila.—Bien.—Novuelvasallamar—leinformómimadreconairepesado.Mibocaseabrióporcompleto.¿Quiéneraestapersonayquéhabíahechoconmimadre?El silencio se instaló entre los dos. Lo único que se oía eran respiraciones agitadas y la tensión
flotabaenlaatmósfera.—Emma…—dijoGeorge,rompiendoelsilencio—.Mehagustadohablarcontigo.—Hastaluego,George—dijoella,ydespuéscolgó.Lallamadafinalizó.MirédereojoaAlex.Élmeobservó.Colgué el teléfono para que mi madre no sospechara que habíamos estado escuchando la
conversación.—Eslomásextrañoyconfusoqueheoídoentodamivida.Rápidamente,unalluviadeideassobreesaverdadcomenzóainundarmimente.—ElviernesiremosacasadeSeth—leinformé.Élasintió—.Ydespuéspasaremosporcasadetus
padres,noesperarémásdías—murmuréconpesadez.—Teacompañaré.Ibaaresponderlecuandolapuertadelahabitacióndemimadreseabrió.Escuchéelrechinardela
puertaysuspasosenelpasillo.—¡Malditasea!¡Escóndete!—gritéensusurrosaAlex.Élserio.—¿Vaenserio?—Suvozestabacargadadesarcasmo—.Alguienhaolvidadoquesoyunfantasma.Loignoré.Noeraunbuenmomentoparapelear.—¿Hannah?—Seescuchóalotroladodelapuerta.—¡Lasluces!—Saltécomounninjasobrelacamaypresionéelinterruptor.Conlaluzapagada,me
echéenlacamaymetapéconlacolcha.Alexsereíaenvozbajapormiindescriptibleactitud.Yluegorecordéquehabíaolvidadoalgo.Elteléfono.—¡Alex!—susurré—.¡Eltelé…!—Yalohedesconectado—respondió,comosimeleyeralamente.Sipudieraverenlaoscuridad,juraríaqueAlexestabasonriendo.Suspirédealivioyseloagradecí
mentalmente.Lapuertaseabriólentamente.Cerrélosojosynonecesitéfingirqueestabadormida.Encuantomispárpadosbajaron,mequedésumidaenunprofundosueño.
Capítulo17
El sol había salido por completo, los finos rayos luchaban por atravesar las esponjosas y blancasnubes.Hacíacasiunasemanaquenoseveíaunsoltanbrillanteyundíatancálido.Eracurioso,porquepodíaestarnevandounasemanaenteray,aldíasiguiente,hacerunsolde justicia.Eso,porsupuesto,creabatambiénproblemasgraves.Elcambioclimáticoeracadavezmásextraño.
Porotraparte,estabaemocionadaporquefinalmentemispreguntastendríanrespuesta.Loteníatodoabsolutamenteplaneado.Antesdeirmealinstitutohabíabloqueadolapuertademicuartoparaquemimadre no pudiera entrar. Incluso si lo hacía, había recurrido al típico engaño de los fugados: habíapuestoalmohadasbajolassábanasblancasparaimitarelbultodemicuerpotendidoenlacamayhabíahechounovilloconblusasfinasenlapartesuperior,paraquesimularanmicabeza.Laverdaderaquehabíaquedadomuchomejordeloquepensaba.Parecíaqueestabaahírealmente.
Medirigíalinstituto.—Buenos días—saludé a Cara, que ya estaba sentada en su silla, pintándose los labios.Nome
contestó.Meignoraba,yparecíadisfrutarhaciéndolo—.¿Siguesenfadadaconmigo?—Sí—contestósinvacilar.—Losientodeverdad,Cara.Nodijonada,guardóelpintalabiosrojoysacósucuadernoparaignorarmedeunaformaaúnmás
descarada.Aunquelaclasenohabíaempezadotodavía,simulabaestarocupadagarabateandoalgoensulibreta.Cuandocomprendíquenomehablaría,megiréparamirarlapizarra.
A medida que se acercaba la hora de salida, me puse cada vez más nerviosa. Para intentartranquilizarme, repasé mi plan. En cuanto sonase el timbre, seguiría a Seth hasta su casa; tenía queencontrar una manera de entrar sin que me vieran antes de que todos llegaran. Iba preparada paracualquier cosa: llevaba en lamochila una pequeña cuerda, gas lacrimógeno, un pasamontañas por siteníancámarasyunagrabadora.Seguramenteestabaexagerando,perosabíaqueeramejorserprecavidayllevartodoesoqueserdescubiertayecharlotodoaperder.
Miré aCara de reojo. Estábamos en la última clase del día y, por suerte paramí, todos estabancomparandolosresultadosdesusexámenes.Habíamuchoruidoenelaulaporquelagentehablabamuyaltoyalgunosnolohacíansobreelexamen,sinosobreunafiesta.
—Cara…—la llaméentre lasvocesdemiscompañeros.Apenas semeoía, asíque lo intentédenuevogritandounpocomás—.¡Cara!
Porfinmeescuchóysegiróhaciamí.Susojosazulesmemiraronconintensidad.
—¿Qué?—dijomuyseca.Denuevohabíaadoptadoesegestomolestoensurostro,consusdelgadascejasfruncidasysuboca
roja torcida. Estaba enfadada, enfadada de verdad. No me había sonreído ni una sola vez ni habíabromeadoconmigo.Estabaperdiendoamimejoramigadelapeormanera:pormiculpa.
—¿Enserio?¿Siguesenfadadaconmigo?¡Yateloexpliqué!—dije,unpocoexaltada.Suactitudmesacabademiscasillas.Loqueestabahaciendonoerajusto.Lleguéapensarquesolo
quería ridiculizarme frente a los demás y hacerse la dura conmigo. Y yo no podía meterme en másproblemas.Noqueríaquelosdemásmevieranenfadadaycorrierannuevosrumores.BastanteteníaconlapeleaconSeth.
—Fuemuygroseroportupartehacereso—justificó,refiriéndoseaSeth.—Loséylosiento,peroyateloexpliqué,subromaconlaamenazafuedemuymalgustoytúsabes
quecuandomeenfadonopienso,poresoactuéasí.—Vale,tienesrazón—sedisculpó.Sinembargo,noparecíasincera.Tuvelasensacióndequesolomedabalarazónparaqueladejara
enpaz.—¿Estamosbien?—Sí—respondió.Una vez queme había perdonado, decidí poner a prueba su amistad.Recé para queme dijera la
verdad.Noqueríavolveraperderaalguiendeconfianza.Caraeramimejoramigaysuabandonomedoleríaespecialmente.
—¿Quéharásdespuésdeclase?Podríamosiralcineoacomer—propuse.—Nopuedo.—¿Porqué?—pregunté.«Dilaverdad.Dilaverdad,porfavor.DiquevasacasadeSethconlosotros».—Tengoentrenamiento.Yasabes,lasanimadorastenemosqueensayarparaelpróximopartido.—
Hizounademánconlamano.Sushombrossetensaronporunmomento,peroserecuperaronmuyrápido.Sentíunpinchazoenelcorazón.Sinohubierasabidolaverdad,lahabríacreído.
Mepreguntécuántasvecesmehabríamentidodeesaforma.Y,sobretodo,sirealmenteeramiamiga.—Bueno,entonceslodejamosparaotrodía.Mivozsonabadolidaynomeesforcéenocultarlo.—Losiento,nopuedosaltarmeelensayo.—Loentiendo,notepreocupes.—¿Tehasenfadado?—dijo,alverladesilusiónenmirostro.Carameconocíamuybien.Conocíacadapartedemí,sabíacuándoestabafeliz,cuándoestabatriste
ycuándoestabaenfadada.—No.Yaquedaremosenotraocasión.—Intentésonreír.Eltimbresonóparaindicarquelaclasehabíaterminado.Melevantédeunbrincosindespedirmedenadie.Mepuselamochilaalaespaldaymeapresuréa
salir.Choquécontravariaspersonasyenocasionesmedisculpé,perootrasvecessimplementeignorésusquejasysuscaraslargas.Noestabadehumorparaseramable,teníacosasmásimportantesenlasquepensar.DebíaencontraraSethyseguirloasucasa.
—¡Eh,Hannah!—mellamóalguien.No,ahorano.Caminémás rápido, tratandodeevitara lapersonaquemehablaba.Simedetenía,
Sethsemeescaparía.Yesoeramuy,muyimportante.—¡Hannah!—dijolavoz,gritandomásfuerte.Aceleré el paso. No pensaba detenerme por nada delmundo. Quienquiera que fuera, tendría que
esperar.Entoncesalguienmeagarródelbrazoymesujetó.¡Malditasea!—Eh,que teestoyhablando—medijounavozgruesamientras tirabademíconmás fuerzayme
obligabaagirarmeparamirarlo.EraRyan.Estabasoloy,alparecer,mehabíaseguidodesdelaclase.Teníaelpeloembadurnadode
gominayparecíahaberseesforzadoenpeinárseloconlaspuntashaciaarriba.Nomehabíadadocuentahastaahoradeque teníaun tatuajeenelbrazo.Podíaverloporquesucamisetanegrademangacortadejabaaldescubiertosusmusculososybienformadosbíceps.Erauntatuajepequeñoynodistinguíquéforma tenía.Lo cierto es queRyan era realmenteguapo.Era el chicoperfectoparaKate, hacíanmuybuenapareja.
—Suéltame—dije.—Tehedichoqueteestoyhablando.Suvozeradurayronca.Estabafurioso.—Ah,¿eraamí?—pregunté,fingiendoingenuidadyhablandotanrápidocomopodíaparazafarme
prontodeRyan.Sethdebíadeestarapuntodesalir.—No tehagas la tonta,Hannah—susurró.Suvoz sonabaamenazanteehizoqueunescalofríome
recorrieraelcuerpo.—¿Quéquieres?—tartamudeé.Mesoltóelbrazoalverquenooponíaresistencia.Siestuviéramossolos,mesentiríavulnerable,así
que di las gracias mentalmente a todos los alumnos que caminaban por los pasillos. Observé a mialrededorconlaesperanzadequealguiennosvieraparapoderzafarmeeirme.Peromisuertenoeratanbuena,todosibanalosuyosinrepararennosotros.
—QuieroquedejesdemolestaraKate.Suvozerafríaycortante.—Yono…—Escucha, sea lo que sea, tienes que seguir con tu vida—me interrumpió.Memiró con rudeza,
comosiencualquiermomentofueraagolpearme.Sumandíbulaestabatensa—.NopuedesseguirconlodeAlex.
Mehirviólasangrecuandomencionósunombre.—Nosédequéhablas.—Intentépareceringenua,perosurisallenadeironíamehizoentenderque
miactuaciónnohabíatenidoéxito.—Porfavor…—Apesardequesonreía,suexpresiónseguíasiendoamenazadora—.Todoelmundo
sabequeestásinvestigando.Deberíasparar,novasaconseguirnada.Nosabesconquiéntemetes.—¿Ytúsí?—repuse.Ryanselamióloslabiosymiróaamboslados.Alcomprobarquenadienosmiraba,seacercóamí,
demasiado, parami gusto. Tomó unmechón demi cabello y sonrió dulcemente, como si coquetearaconmigo.Dio un pasomás, y se pegó amí, sin dejar ningún espacio entre nosotros.Acercó su bocamentoladaamiorejaymeagarródelbrazoconrudeza.
Chillé.
—Sí—susurróenmioído.Intentésoltarme,peroeramásfuertequeyo.Aunasí,meesforcépornoparecerdébil.Meagarró
todavíamásfuerte.—Suéltame—repetí.—Luegonodigasquenoteloadvertí.Gemíporeldolor.Mesoltóysefue,nosinanteslanzarmeunamiradaamenazadora.Cuandosegiró,
memiréelbrazo.Teníaunaenormemarcaroja.Estabacasiseguradequeunmoratónocuparíasulugar.Medolíamucho.Ryansehabíaaprovechadodelasituación.
—¿Hannah?¿Estásbien?—preguntóunavozdetrásdemí.Ocultéelbrazo.—Sí,yo…—dije,mientrasmegiraba—.¡Alex!—exclaméalversurostropálidoysonriente.—¿Nosvamos?Alparecer, nohabíavisto loquehabía sucedido entreRyanyyo, así quemepuse el suéterpara
ocultarlamarcaroja.Estoyasehabíavueltomáspersonal.—Sí.Sethdebedeestaryaenelaparcamiento.Élasintióynosencaminamoshaciaallíconpasorápido.Cuandollegamosexaminétodosloscoches,esperandoencontrareldeSeth.—¿Loves?—preguntéaAlexmientrasmeponíadepuntillas.—No—dijo,negandoconlacabeza.—¿Sehabráidoya?—Nocreo.Mepusedepuntillasotravezyluegodiunsaltoparavermejor.—¡Allíestá!—exclamé,señalandoelvehículodeSethalfondodelaparcamiento.Yonoteníacoche,perounavecinamehabíaprestadoelsuyo.Noeraprecisamenteunajoya:estaba
viejoyoxidado,peroelmotor funcionabayestabasumamenteagradecidapor tenerlo,yaque,peseatodo,podían llevarmeacualquierpartecon total seguridad.Nosabíadequéañoera,niquémodelo.Peroalmenoslosneumáticosnoestabantanmalyteníanaire,nohabíadequepreocuparse.
Elinterior,encambio,estabaenperfectascondiciones.Eraelexterior,conlacapadepinturaazuldescascarillada,loqueestabahechounasco.TodolocontrarioaKate.
—¿Nohaspodidoconseguiralgomejor?—preguntóAlex,haciendounamueca.Nomesorprenderíaquesetaparalanariz.—Oye,notequejes.Elcochefunciona—respondímientrassacabalasllavesdemimochila.—¿Yesseguroconducireso?—preguntó,preocupado.—Porsupuestoquesí,noestanmalocomoparece.Vamos.Abrílapuertadelconductorysubíalcoche.Unavezdentro,metranquilicéalcomprobarqueelolor
noerahorrendo.Aquellamañana,antesdeiralinstituto,elinteriordelcochedesprendíaunaromamuypocoagradable.Pertenecíaaunaviejaviudaqueteníacuatrogatosyelasientodeatrásestaballenodepelosdegatoyolíaacuerosucio.Afortunadamente,mehabíaayudado:sabíacómoeramimadreysehabía ofrecido a ayudarme a saltarme el castigo.Nadamás recibir el coche, lo había limpiado tantocomohabíapodidoyhabíapuestounambientadorpara combatir el olor.El aromaa lavanda llegabaahoraatodoslosrinconesdelcoche,endurocombatecontraelhedor.
Alexresoplóysepreparómentalmenteparaentrarenlachatarra.—Dios,nopuedocreerquemevayaasubiraesto.
—VamosAlex,noseasexagerado—dijeponiendolosojosenblanco.Insertélallaveparaencenderelvehículoydespuéslagiré—.Noestátanmal.
Encuantopronunciéesaspalabras,elcochepetardeócon tantasganasquehizoquevariosrostrosmiraranennuestradirección.Cerrélosojossoltandounsuspiro.
—Gracias,Bertha—murmuréparamímisma.Mi vecina había bautizado al automóvil con el nombre de Bertha, así que tenía que llamarlo así
cuandome hacía unamala jugada. Después del estruendoso estrépito, elmotor se fue tranquilizandohasta emitir el ronroneohabitualdeuncoche.Tenía suertedequenohiciera aquelpetardeomientrascirculaba,oSethsedaríacuentadequeloestábamossiguiendo.
Alexseacercóalaventanilladelcopiloto.—¿Estásseguradequeestoanda?—preguntó,nervioso.—Puesclaro.Además,¿quémástepuedepasar?¿Esquepuedesmorirdosveces?—bromeé.Alex
noselotomóamal,todolocontrario.—Tienesrazón.Despuésdetodo,yaestoymuerto.—Primerosonrió,luegoseriounpardesegundos
y,finalmente,abriólapuertayentróenelvehículo.—Aquíapesta—dijo,haciendogestosdeasco.Elolorapescadoestabaganandoalalavanda.—Estuolordiario,yameheacostumbrado—bromeédenuevo.—Muygraciosa,Hannah.SonreíydespuéspuseenmarchaaBertha.Elcocheavanzósinhacerruidosextraños.—¿Puedespasarmelasgafasdesolylabufandadeatrás?—pedíaAlexmientrasconducía.—¿Paraquéquiereseso?Puselosojosenblanco.—Sethmereconocería,voyadisfrazarme.Alexserio.—¡Eh! No hace gracia —dije, dándole un golpe en las costillas sin despegar la mirada del
aparcamiento.—Síquehacegracia—respondiósonriendo.—Pásamelascosasycállate.Lofulminéconlamiradaunossegundosydespuésvolvíaposarlavistaenelcamino.Elcochede
Sethseguíaallí.Alexlevantólasmanosengestoderendiciónysegiróparacogerlascosasdelasientodeatrás.Teníalasrodillasenelasientodelcopilotoysutraseroestaba,literalmente,aunpalmodemicara,loquemepermitíadisfrutardeunasvistasespléndidas.Intenténomirar,perotodoesfuerzoeraenvano;sutraseroeramuytentador.Loobservéduranteunossegundos.
Mequedéboquiabierta.Teníael traseromásredondoybienformadoquehabíavistonunca,ysustejanosayudabanaquesevieralotonificadoqueestaba.Alestirarse,selehabíalevantadounpocolacamiseta, revelando parte de su espalda. Sinceramente, lo quemásme gustaba de un hombre era suespalda,yAlexteníaunaespaldaperfecta.
—Noloencuentro—dijoAlexsinaliento,mientrasseguíarebuscandoenlapartedeatrás.—Estoy segura de que estaban ahí.—Aproveché la distracción deAlex y volví a contemplar su
traseroysuespalda.Unaspequeñasyfinaslíneasdefiníansusmúsculos.—EsperoqueestésatentaalcochedeSeth.—Suvozmesacódemiensueñoymiréenladirección
dondeSethhabíaaparcado.¿Mehabríavisto?¿Sehabríadadocuenta?
—Toma.—Melanzólabufandaylasgafas.Lasatrapéenelaire—.Dimequenoestabasmirándomeeltrasero.
Memiródirectamentea losojosyyome limitéasonreíryaponermeroja.Noconseguíaquemesalieranlaspalabras.
—Entonces,lasmujerestambiénnosmiráiseltrasero,¿eh?—Surostrosesuavizóymesonrióconpicardía.
Estabaperdonada.—Algoasí.Meardíanlasmejillas.—¿Yquétehaparecido?—preguntó.—¡Novoyadecirteloquepiensodetutrasero!Sutraseroestabamuybien,peronoteníaintencióndedecírselo.Miréalfrente,tratandodeevitarsu
mirada.—Porfavor,lohasvisto,debesdeteneralgunaopinión—insistió,todavíasonriendo.—Notelovoyadecir.Mismejillasestabanalrojovivo.—Melodebes—bromeó.—Yatelohedicho,novoyaopinarnada.ElcochedeSetharrancóynospusimosenmarcha.—Dímelo—ordenóconesavozsuspicazquetenía.Suspiré.—Estábien,Alex—respondíconunamediasonrisa,casiavergonzada.—¿Estábien?¿Esoestodo?—dijocondecepción.—¿Quémásquieresquetediga?—Mereí—.Estábien.Éltambiénserio.Surisaerasuaveytranquila,nadaexageradanigrotesca.Mepuselasgafasdesolylabufandaalrededordelcuello,tapándomelabocaypartedelafrente.—Estásridícula.Melimitéaenseñarleeldedocorazón.SalimosdelaparcamientoparaseguiralcochedeSeth.Alparecer,ibasolo.Mirémirelojdereojo.
Eranlastresenpuntodelatarde.Solofaltabaunahoraparalareuniónensucasa.Muyenelfondo,presentíaquealgomaloibaapasar.Recorrimosvariascallesydimosunmontóndevueltas.NocreoqueSethsedieracuentadequelo
seguíamos,puesnosmantuvimosaciertadistanciaparaquenomevieraymereconociera.—Hannah,creoquenovasolo—dijoAlex,curioso.—¿Qué?¡No!Lohevistosubiralcoche,nohabíanadiesentadoasu lado—respondí, intentando
parecermásseguradeloqueestaba.—Hevistoaalguien,deverdad.—No,nohaynadieensucoche,soloSeth.—Miseguridadmesorprendía.Alexnoinsistió,perosucuriosidadnosedetuvo.Sacólacabezaporlaventanillayestiróelcuello
parapodervermejor.—Alex,para,nohaynadie.—Tejuroquehevistoaalguien—dijo.
Miréhaciaelotrocoche,perolosvidriospolarizadosdeSethnomepermitíanvernadadelinterior.Seguíconduciendo,intentandonopensarenlalocuraqueeraperseguiraSeth.
—Alex,¿ysiesunfantasma?—No,nolocreo—respondió—.Séloquehevisto.Seth giró por una calle por la que ya habíamos pasado. No se detenía, solo seguía avanzando.
Salimosaunbulevaryélaceleró.Yohicelomismo,manteniendoladistanciaprudencial.Eraunasuertequefueselahorapuntayresultasefácilocultarseentreloscoches.Creíqueseguirloseríafácil,perono.LossemáforosparecíanestarenmicontraySethibamásrápidoqueuncochedecarreras.
Despuésdedejaratráselestresantebulevar,giramosalaizquierdayllegamosaunazonadecasasenormes.
YonoconocíaalospadresdeSeth.Niasushermanos,siesquelostenía.Sololoconocíaaél.Sindetenerme,seguíelcochedeSeth.Élaparcóenunacasablancaycolorcafédedosplantas.Enelsegundopisohabíaunbalcónconuna
puerta de vidrio. La casa era grande, propiedad de alguien que claramente vivía sin preocupacioneseconómicas.Inclusoeljardíneragrandioso:elcéspedestababiencuidadoynohabíafloresenél.Enestebarrio,lascasasestabanseparadasporvallasdemaderaformadasporlistonesqueculminabanenpico.Elgarajeestabaaunladodelacasayparecíalobastantegrandeparadoscoches,porqueteníadosenormespuertasblancas.
Eltejadodelacasaeraespectacular:teníaformadecascadaylastejaserandecolorcafé.Adecirverdad,ycomparadaconlamía,lacasadeSetheratresvecesmásgrande.
—Muybien,genio,dimecómovamosaentrar—preguntóAlex.Medetuveenlaesquina.Desdeahípodíamosverlotodosinserdescubiertos.—Esotetocaati.Túyahashechoestoantes—respondí.Seth se bajó del coche sinmolestarse en guardarlo en el garaje. Lo observémientras cerraba la
puerta. Vestía pantalones oscuros ajustados y un suéter rojo de cuadros. Los pasos de sus zapatillasnegras resonabansobreelpavimentode lacalle.Después, inesperadamente, lapuertadelcopiloto seabrió.
—Dimequeestásviendoeso—dijoAlex.—Estoyviendoeso.Ambos tragamos saliva. No podíamos despegar la mirada del coche de Seth. El suspense nos
consumía,necesitábamossaberquiénestabasentadoenaquelasiento.NoteníaniideadequiénpodríaacompañaraSeth.
¿Porquénolohabíavistohastaahora?Alexteníarazón.—Vamos,baja—murmuróAlexenvozmuybaja.Lapuertaseguíaabierta,peronosalíanadie.ApostabaaqueseríaKateoCara.—¿Quépasa?¿Porquénobaja?—preguntóAlex,desesperado.Ambosestábamosnerviosos,noscomíaelsuspense.Repentinamente,asomarondelvehículounaslargaspiernasconzapatosdemujer.—Kate—susurrérápidamente.—No,esCara—respondióAlex,sinapartarlamiradadelcochedeSeth.Cuando lamujer salió del automóvil,mis ojos se abrieron como platos yme quedé con la boca
abierta.
NoeraKate.TampocoCara.Eraunamujerqueconocíaalaperfección.Ladirectoradelinstituto.Mimadre.—EsEmma—balbucióAlex.Ambosestábamosenshock.Observé cómo la brisa agitaba su cabello.Llevaba lamisma ropa que aquellamañana: una falda
negrayunbolsodelmismocolorsepegabanasudelgadocuerpo.Sufiguraresaltabamásconesecolor.Nollevabagafasdesolninadaquelacubriese.
—¡Hostia!—exclamé.Mimadre cerró la puerta del vehículo y lo rodeó para ir junto aSeth.Caminaron juntos hasta la
entradadelacasa,tancercaelunodelotroquesushombrosserozaban.Micaraardía.Estabafuriosaymesentíatraicionada.Noentendíaquéhacíamimadreahí.
Sethabriólapuertaymimadreentróprimero.Eraevidentequeélnoestabacómodo.Noparecíanamantesoalgoasí,aunque,adecirverdad,esofueloprimeroquesemeocurrió.
Sethentrótrasmimadreycerrólapuerta.—¿Yahoraqué?—Tenemosqueentrar—dije.Mequitélabufandaylasgafas.—Laúnicaentradaeslaprincipal.Yserácomplicadoaccederporahí—contestóAlex.Ambossalimosdelcoche.—Traigounacuerda,entraremosporelbalcón,nadienosverá—espeté.Abrílapuertatraseraycogílamochila,dondehabíaguardadolascosas.—Malaidea—comentóAlex.—Esnuestraúnicaopción.Vamos,estamosperdiendoeltiempo.—Sacudílacuerdayechéaandar
hacialacasa.—No, Hannah. No lo hagas.—Se detuvo detrás de mí. Me vi obligada a hacerlo yo también y
girarme—.Esmuypeligroso.—Porfavor,Alex.Eselúnicomododesaberquéestápasando.Debemosaveriguarporquétanto
misterio,quéhayentreellos,porquémimadreestáaquíy,sobretodo,debemosdescubrirquiénestuasesino.Estoyseguradequehoylosabremos,lointuyo—dije,sinretroceder.
—Tengounmalpresentimientocontodoesto,serámejorquenoentres—dijoconangustia.Surostroexpresabapreocupación.
—Tengoqueentrar—dije,decidida,yseguícaminando.—DetenteHannah—meinstóAlex.Meneguérotundamenteadarmeporvencida.Mehabíaestadopreparandomentalmenteparaesto,así
queseguícaminando.NotardéenescucharlospasosdeAlexdetrásdemí.Meadelantóymecortóelpaso.
—Apártate—leordené.—Novayas.Vaapasaralgomalo.—En ese caso, debo entrar.Mimadre está en esa casa y yo no voy a quedarme aquí cruzada de
brazos—dije,molesta.MiréaAlexdirectamentealosojos,sacandochispas—.Muévete,Alex.Élnegóconlacabezayseapartó.—Hayunaescaleradeemergenciaenellateraldelacasa.Estáocultaporunosmatorrales,podrías
subiralsegundopisoasí.Perodebestenercuidado,nosehausadoenmuchotiempo—dijo,tratandode
reducirlatensión.Asentíy,conlacuerdaenlamano,medirigíhaciadondemehabíaindicadoAlexyatraveséunos
matorralessinhacermuchoruido.Efectivamente,ahíestabalaescalera,pegadaalapareddemodoquesecamuflabaconelblancodelacasayapenasseveía.
—Tencuidado—dijoAlex.Empecéa subir.Lamaderaestabaenmuymalascondicionesyparecíaqueencualquiermomento
podíaromperse.Mediounvuelcoelcorazóncuandounescalóncrujióalponerelprimerpiesobreél.Alexteníarazón,nosehabíautilizadoenmuchotiempo.Subíotroescalón,agarrándomeconfuerzaallateraldelaescaleraantesdedejarcaertodomipeso.Unavezcomprobéqueelescalónresistía,seguíascendiendo.Cuandoestababastantearriba,hicelopeorquepodíahacer:miréhaciaabajo.Notardéensentirlanecesidaddevomitar.Lacabezamedabavueltas.Desdeabajo,laescaleranoparecíatanalta.
—Tefaltapoco,Hannah—meanimóAlexdesdeelsuelo.Asentíyseguísubiendo.Laventanaestabacerca.Respiréhondoysubíelúltimopeldaño,perouna
rama se enredó en mi pierna. Como no podía agacharme para soltarla, tiré con fuerza, intentandodesprendermedeella,peroestabamásatascadade loquepensaba,ycuandotiré, la ramamehizounarañazoenlapiernaquemearrancóunpequeñogrito.
—¿Hannah?—preguntóAlex,asustado.—Estoybien.Memiré la pierna de reojo.El pantalón se había roto un pocoy tenía una buena herida desde la
rodillahastaeltobillo.Antesdequepudieradesmayarme,subíelúltimopeldaño.Alhacerlo,sentíuncalambreenlapierna.
Gemídenuevo.Unavezarriba,medejécaerenelbalcóndecasadeSethymemirélapiernacondetenimiento.Uf.Definitivamente,teníamalaspecto.Noeraunsimplerasguño,sinoqueparecíaquemehubieran
pasadounanavajapor toda lapierna.La sangre salióenseguida.Unagota finaydecolorcarmesí sedeslizólentamentepormipielhastallegaramiszapatos.Melevantécojeando,repitiéndomeamímismaquenoera tanmalo,que soloeraunaherida.Pero luegopasópormimente la terrible imagendemipiernaensangrentadaysentíunpocodepánico.
Sinhacerruido,peguélaorejaalapared,justoaunladodelaventana,ocultándomeparaquenosevierami siluetaa travésdelvidrio.Noescuchénada, asíquemeaventuréamirar adentro.Nohabíanadie.Sinpensarlomás,decidíentrar.
Elmarco de la ventana estaba descuidado, lleno de tierra y demoho.Olíamal, pero la brisa sellevabapartedelolor.Sinhacerelmásmínimoruido,diunsaltoyapoyéunapiernaenelmarcoparadespués impulsarme y entrar en casa de Seth. Tuve suerte de que la ventana estuviera abierta. Sethdeberíasermáscuidadoso,nuncasesabequiénpodríaentrarentuhabitaciónparahusmear,sobretodositienessecretosquenoquieresquenadiedescubra.
Cuandoestuvedentro,elperfumevaronildeSethinundómiolfato.Elaromaerafuerteypotente.Eraun dormitorio grande, no tanto como el deAlex, pero símás grande que elmío. Tenía una cama dematrimonioconsábanasrojasylasparedesestabanpintadasdecolorblancoycasiocultasporpósteresde videojuegos y de galaxias. Era una habitación demasiado limpia, con el suelo de madera y unaalfombracolorcremadebajodelacama.
Había un televisor colgado en la pared y, debajo de este, un estante con videojuegos. Entre eltelevisor y la camahabíados sillonesde espuma, unoverdeyotro rojo.Todoparecía combinar contodo.
Enelladoderechohabíaunarmarioqueabarcabalatotalidaddelapared.Erademaderaoscurayteníacajonesypuertascorrederas.Desdemiposiciónveíadospuertas:unaami lado izquierdo,quesuponíaqueeraelbaño,yotraalfrente,queeralaentrada.
Sigilosamente, y tras asegurarme de que nadie andaba cerca, entré al baño, con la esperanza deencontrarunbotiquíndeprimerosauxilios.Cuandoabrílapuerta,todolomaravillosodelahabitaciónfue reemplazado por un absoluto desastre: había ropa desperdigada allá dondemirara, incluso en labañera,habíacamisasarrugadasycáscarasdeplátanotiradasenelsuelo.Lasbolsasdepatatasfritasylasenvolturasdediversaschucheríasestabanenelcubodebasuraofueradeél,indistintamente.Elbañoeragrandeymuylujoso,peroelcaosquehabíaallídentroledabaunaspectohorrendoyviejo.Olíaapodrido,estabaseguraquehabríaunsándwichtiradoporahídesdehacíamuchotiempo.Comosiempre,Sethsepreocupabadefingirunabuenaapariencia,perolascosascambiabancuandounaprofundizabaunpoco.
Busquéelbotiquínenelarmaritoconespejosobreel lavamanosy loencontré.Saquéunpocodeaguaoxigenadayuntrozodealgodón.Eraincreíble:cadadíaacababaconunaheridadiferente.
Mojéelpedazodealgodónconaguaoxigenada,ydespuéslopresionécontramiherida.Elefectofuerápido,comencéasentirescozorportodalapierna.
Estavez,unalágrimacalientesedeslizópormimejilla.Oíunruidoenlahabitacióneinstintivamentequiseesconderme,perocuandomegiréymiréporla
rendijadelapuerta,viqueeraAlex,quehabíaentradodeunsalto.—¿Hannah?—susurró,preocupado.—Estoyaquí—anuncié,todavíalimpiándomelaherida—.Estoyenelbaño.Terminé, guardé el botiquín en su lugar yme fui, dejando todo como estaba. Algunas envolturas
tiradasporelsuelocrujieronbajomiszapatos.Intenténopisarlaropaesparcidaportodoelbañoparanodejarhuellas,perofueinevitable,pisasedondepisase,habíaunpedazodetela.
Cerrélapuertadelbañoycuandoibahacialaentradaparaexplorarmás,elpomocomenzóagirar.Alexyyonosmiramos.MisojosfuerondelapuertadelbañoalacamadeSeth.Eranmisdosúnicasopcionesparaesconderme.Nohabíanadamás.
Dudé. Sime iba al baño, no podría esconderme en ningún sitio, y nome daría tiempode abrir ycerrar la puerta antes de que abrieran la de la habitación, así que me lancé al suelo y rodé paraescondermedebajodelacama.LacolchadeSethllegabahastaelsueloymeocultabaporcompleto.Lapuertarechinóyluegooívoces.
Unpardezapatossemovieronporelsuelo.Escuchéquealguiensacudíaalgunascosas,despuéssegiróysepusoarevolverentre laropadel
armario, sacó algunas prendas y entró al baño. Suspiré. Si me hubiera escondido allí, me habríadescubierto.Rápidamente,lapersonasaliódelbañoyabandonólahabitación.Dejólapuertaabierta.
Soltétodoelairequehabíaestadoconteniendo.Escuchéqueunapuertaalolejosseabría.Rodédenuevoymelevantédeunsalto.Alexestabaenla
ventana,contemplandoelexterior.—Semarcha—dijoconlavistaclavadaenmimadre.Miréporlaventanayotambién.Mimadreseibadelacasa.Sethledijoalgoyellanegóconlacabeza.Despuésmimadreestiró lamanoparaestrechárselay
Sethpareciócorresponderle, tomósumanocondelicadezay laapretó.Semirabandirectamentea los
ojos.Sedieron lamanoagitando losbrazosenunmovimientofrágilysutil.Luegomimadresonrióysaliódelacasa.
MesorprendítodavíamáscuandosubióalcochedeSeth.Élsedespidiódeellaagitandolamano.Mimadrearrancóysefue,dejandounafinaesteladehumogristrasella.Eh…¿quéacababadepasaraquí?Sethentródenuevoenlacasa,peroviqueotrovehículoseacercabaalaresidencia.Eraelcochede
Cara.Bueno,noerasuyorealmente,sinodesumadre.Sethvolvióasalir,casitrotando,paraabrirlapuertaaCara.Ellasacósuspreciosasylargaspiernas
delcocheytomólamanoquelebrindabaSeth.Sehabíacambiadoderopa,llevabaunpantalónrosaconunasudaderablancayunasdeportivas,tambiénblancas.
Sethcerrólapuertadelcocheyambossedispusieronaentrarenlacasa.De nuevo, dudé si bajar o quedarme en la habitación, peromi duda se resolvió pronto. Escuché
pasosprovenientesdelaescalera.Alparecer,subían.Medejécaerotravezymeocultédebajodelacama.
—¿Teduele?—escuchédeciralatraidoradeCaramientrasseacercabanalahabitación.—Unpoco,laverdad.Hannahpegaduro—respondióSeth.Lospasosseoíancadavezmásfuerteyentraronenlahabitación.Carasedejócaerenlacama.Su
pesohizoqueelcolchónsehundierayluegovolvieraasuestadonormal.Habíamuchaconfianza,porloqueseveía.
—¿Hannah?—dijoAlex,queestabatendidoamilado—.Estoesmuypeligroso.Mellevéeldedoíndicealabocaparasilenciarlo.—Tranquila, ellos no pueden oírme. —Luego tragó saliva, se notaba en su mirada que estaba
asustado—.Peroatisí.Aparté losojosdeélyrespiréprofundamente.Todosaldríabien,nomeharíandaño.Caraerami
mejoramigaynopermitiríaquenadieseatrevieraaponermeunamanoencimaestandoellapresente.Meayudaría.
—Medijoquelehabíasgastadounabroma.—Sí,yasabes,teníaquehacerlelallamada.—Sethfuehastaunodelossillonesdecoloresysedejó
caer—.Penséqueesolaconfundiríaylaalejaría.—Peronoentiendoporquétepegó.Nodeberíahaberlohecho,Hannahnoesasí.—Fuemuy raro.Susojosechabanchispas. ¿Sabes?PorunmomentocreíqueeraAlexelqueme
pegaba.Élsolíagolpearasí,sabíacuáleramipuntodébil,yHannahfuecomounaflechaadestruirlo.—Tedejóbastantemagullado,hayqueaceptarlo.—Directoamiegoyamireputación.SethsoltóunarisitayCaraseleunió.MiréaAlex.—Losiento—dijoél.Luego, sin poder evitarlo, sonrió debajo de la cama. A pesar de que estábamos en una posición
incómoda,élestabadivirtiéndoseallíabajo.—Perosabes—continuóAlex—quehicemuybien.Selomerecía.Asentí,tratandodenoreírme.ViqueelrostrodeSethestabarojoysumandíbulatodavíaamoratada.—Ledijisteaquello,¿verdad?
¿Cómo?¿Caralosabía?—Sí,justoloquetúmedijiste.Peronuestroplanfracasó.Seth se levantó y se dejó caer en la cama a un lado deCara.Veía sus zapatos juntos.Me quedé
quieta,sinhacerruido.Allídebajohacíaunpocodecalor.—KateyRyanyavienen—anuncióCaraconunavozadormiladaysensual—,tendremosquepensar
otroplan.Mientrastanto…—Mientrastanto,nosotrosvamosabesarnos—leinterrumpióSeth,convozmelosa.Tenía el presentimiento de queCara estaba sonriendo comouna loca. Sus labios se juntaron y oí
cómosebesaban.Oh,no.Nopodíacreerquefueseapresenciareso.YahabíasucedidoconKateyRyan,yahoracon
CaraySeth…¡Ibaavolvermelocasiseguíaviendoesassituacionestandesagradableseíntimas!¡NoqueríaveramimejoramigaconsulenguadentrodelabocadeSeth!¡Ibaavomitar!
Losbesoshacíanunruidoatronador,asíquemetapélosoídos.Alexserioamilado.Surisaestabaaescasoscentímetrosdemioreja,mecausabacosquillas.
—Seth…—dijoellasinaliento.—Ereshermosa—ledijoSeth,convozentrecortada.Ambosrespirabandeformamuyagitada.Me
preguntéquétipodebesohabíacausadotalemoción.Denuevo,mesentíaunaintrusa.Soloesperabaquelaotraparejallegaracuantoantesparaqueesta
deaquípudieraarreglarsusasuntospersonalesenotromomento.Caraserio.—Ytúeresguapísimo—comentóella.Sus labiosvolvieronaunirsey,no lonegaré, sentícelosdemiamiga.Nopodíacreerquenome
hubieracontadonadasobreSethyella.¿Quépasaba?¿Acasoyanoconfiabaenmí?Sonóeltimbreyloagradecí.—Ahoravengo—dijoSeth,queselevantódelacamaysaliódelahabitación.Carasuspiró.Unossegundosdespués,seoyeronvocesporelpasillo.Alparecerveníanvariaspersonas.Levanté
unpoco la colcha sinquemevieran.El espejoquehabíadelantede la camamepermitíaver loquesucedíaentodalahabitación.
Cuatroparesdezapatosentraroneneldormitorio,seguidosporotromás.Visualicéporelespejoyreconocílosrostrosqueentraban.Larubiadeojosazulesestabaallí,con
elcabellohúmedoysedoso.Kateparecíapreocupada,nisiquierasonreía.AlcontrarioqueRyan,quenodejabademostrarsusmúsculosysusdientesperfectamenteblancos.Karen,SarahyTomentraronenlahabitaciónriéndose.
¡¿Tom?! ¿QuéhacíaTomallí? ¿Yporquévestía ropa tanprimaveral? ¿No sé suponíaque estabaenfermo?
Cuántasmentirashabíadetrásdeesassonrisas.DespuésentróSeth,casisonriendo.Todosseacomodaronenalgunapartedelahabitación.KarenySarahsesentaronenlossillonesy
RyanyKatesepusieronenlacama,juntoconCara.Sethsequedódepieapoyadoenelmarcodelapuerta,observandoaCara.Tom,encambio,sedejó
caerenelsuelo,conlaespaldaapoyadaenunadelasparedes.Noparecíaqueleimportasehacerlo.—Muybien…—dijoKate—.Empecemos.
Agucéeloídoparaescucharcadapalabraquedijeran.—¿Quédemonios ledijiste,Seth?—preguntóRyan frunciendoelceño.De todosellos,eraelque
estabamásmolesto.Yanosonreía.—Fueraloquefuera,laalterómás.Parecequelapersuadisteparaquesiguieraconesto.Ytenías
quehacerlocontrario—concordóKate,peinándoseelcabellonerviosamente.—Oye,hizolocorrecto—intervinoCara,defendiendoaSeth.Tambiénfruncióelceño.—Ledije loquevosotrosdijisteis.La llaméy leadvertídequenoseacercara,deque lodejase
estar, pero ella me retó y puso condiciones —explicó Seth—. Le dije que el asesino estaba en lacafetería.
—Eresunestúpido,Seth—dijoKaren.—Dejaquetermine—contestóTom—.¿Porquéaceptastesuscondiciones?—Suvozeradurayno
parecíanadaenfermo.Alcontrario,seleveíafuerte.—Ryanyyoestábamosallí,creíqueesolaconfundiría—respondióSeth.—Dios,Seth—dijoSarah,lachicapelirroja—.Eraobvioqueiríahaciati,yasospechabaantes.¿Es
queeresidiota?—Ybastanteestúpido—completóKate.—Muybien,noestamosaquíparainsultarymuchomenosparabuscarculpables.Almenos,élhizo
algo,mientrasque losdemás, ¿quéhicisteis?—Karen, lamanoderechadeKate, los fulminóconesamiradaasesinaquelacaracterizaba—.Tenemosquebuscarunasolución—añadió.
—EstoydeacuerdoconKaren,elproblemayaestáahí,yahorahayqueencontrarunasolución—dijoCara.Luegosusojosbuscaronalosdelatemblorosarubia—.Kate,¿nocreesquetútambiéntienespartederesponsabilidad?
—¿Dequéhablas?Ambassefulminaronconlamirada.—Estámuyclaro.EstáshaciendoqueHannahsemetamásenesto.—¡Esonoescierto!—respondióKate,quesepusodepiedeunsalto.—Escuchad,siosvaisapelear,yomelargo.—Tomcomenzóalevantarse.—CállateTom—dijoSeth, impidiendoque se levantara del suelo—.Nadie va a pelearse aquí y
nadievaairsehastaqueestoseresuelva.Asíquesiéntateytranquilízate.Y,porfavor,calmaostodos.Tomsedejócaerdenuevoyseacomodóotravezcontra lapared.Ryanpusosusmanossobreel
brazodeKateyconun toquesuave laayudóavolverasentarse.Lacamaestaba temblando,Katenoteníabuenacara.
—Muybien,entonces,¿quéhacemos?—preguntóKaren.—Vamosaidearunplan«B»—respondióSarah.—¿Unplan«B»?Esabsurdo—dijoRyan—.¿Porquénoledecimoslaverdad?—¿Seosocurrealgomejor?—dijoSarah.Todossemiraronincrédulos,sinarticularpalabra—.Ya,
esomeparecía.—Hayquecontarlelaverdad—dijoKate.Todoslamiraronconlosojosmuyabiertos.—¿Estásloca?—preguntóKaren.—¿Quémierdaestásdiciendo,Kate?¿Tehasfumadoalgooesquetedrogasconalgomásduro?¿O
ambascosas?—laofendióSarah.—Callaos—dijoRyan, defendiendo aKate—.Kate tiene razón, nopodremosocultarle la verdad
muchomástiempo.Detodosmodos,loacabarásabiendo.—No—intervinoSeth—.Nohemoshechotantosesfuerzosparaocultarlotodoyahoraconfesarlela
verdad.Sarah,KarenyTomasintieron.—Hannahnodebesaberlo—respondióKaren.—Siguevigilándola,Karen,ellanosehadadocuenta—dijoTom,queparecíaellíderdelgrupo.¡¿Qué?!¿Habíaoídobien?¿Mehabíanestadosiguiendo?¡¿Cuándo?!—Bueno,esmuyfácil,lachicacasinosale—seburló.Mehervíalasangreynotabamismejillasrojasdeira.Queríasalirdedebajodelacamayhacerles
confesar.Queríagolpearacadaunodeellosporhabermementidoyocultadocosasimportantes.—Tranquila, Hannah—me calmó Alex, al ver que mi pecho subía y bajaba. La rabia se estaba
apoderandodemí,yesonoerabueno.Yonopensabaconclaridadcuandomontabaencólera.Nomedíamispalabrasyeraimpulsiva.
—Sarah,dileatupadrequelamantengaalejada,espolicíaypodráhacerlo,yasabes,quelaasusteunpoco.Losdemássigamosactuandocomosinada.Sinembargo,vamosa tratardecuidarlaunpocomás,deestarpendientesdeloquehace.
—¿Unsusto?—preguntóSarah.—Sí, algo como…que el asesino esmuy peligroso y que no es la primera vez que sucede algo
similar,sobretodoconlafamiliadelosCrowell—dijoTom.—Queirónico…—respondióSarah—.Elasesinoespeligroso…suenabien.—Ryan,túacósalamás—dijoTom.—¿Acosar?—interrumpióKate,apretandosupequeñayfinamandíbula—.¿Sabéiseldañoquehace
unamentira?¡Vaisadestruirla!¡Cuantomástiempopasesinquesepalaverdad,másvaasufrir!¡Nosvaaodiarpornodecírselo!¿Esquenoloveis?¿Noosdaiscuentadelagravedaddeldaño?
—Lamentiranosiempresedescubre,Kate—seadelantóadecirTom—.Ysilaverdadsellegaasaber,esqueunodenosotrosnoshatraicionado,ypagaráporello.
—¿Meestásamenazando?—gruñóKate,molesta.—Kate,cálmate—ledijoRyan,acariciandosucabellohúmedo.—Eresunidiota,Tom—gruñóKate—.Todossoisunosmentirosos.—Bueno,yabastaKate,tengoalgoimportantequecontaros—dijoSeth,queparecíamástranquilo
—.¡HoyhavenidoEmma!Todoslomiraron.—¿Qué?—dijeronvariasvoces—.¿Quéhadicho?Toda la habitación se quedó en silencio, esperando la respuesta de Seth. Incluso yo contuve la
respiración.—Quevaadecírselo.—¿Qué?—exclamarontodosalunísono,mirándoselosunosalosotrosconconfusión.—Hannahsabrálaverdad—repitióSeth.—¿Ynosotrosqué?—preguntóCara—.Emmaestásiendoinjusta.—Esoha sido loquemehadicho—respondió sindarmásexplicaciones—.Nohaañadidonada
más.—Hannahestáenferma,¿cómoselovaadecir?—dijoSarah.
¿Enferma?¿Cuándomehepuestoenferma?¡Yonoestabaenferma!—Hannahloolvidó,loolvidótodo—tercióCara.¿QuéhacíaSarahahí?¿Quéteníaqueverellacontodoesto?—¿Deverdadloolvidótodo?—preguntóSeth,frunciendoelceño.—Sí.Ni siquiera recordaba aAlex, y un día antes de su funeral dijo que lo había visto. Estaba
alucinando,parecíaquerealmentelohubieravistodeverdad—contestóCara.Justoenesemomentosentídenuevounasganasirreprimiblesdegolpearla.MiréaAlex.Estabadelosnervios.TeneraAlex tancercademíyestarallí,oyendocómometíannuestrosnombresenuna fraseque
dabamiedodeescuchar,mehacíaquererlloraryabrazarloconfuerza.—Tranquila—mesusurró,calmándome—.Todosaldrábien.Erandemasiadasmentiras.Nopodíaaguantar la rabiaquehabíaenmí.Cuandoestabaapuntode
levantarmeyenfrentarmeatodosellos,oíalgoquemeparalizóporcompleto.—¿Cómo le vamos a decir que fue ella?—Me pareció que quien hablaba se estaba alejando—.
¿Cómolevamosadecirquetieneamnesia,quefueellaquienmatóaAlex?Noidentifiquéalapersonaquehabíahablado,nitampocoescuchéloquedijoacontinuación,yaque
todomi cuerpo se quedó en shock.No podíamover ni un solomúsculo. Todo se había detenido. Lahabitaciónsehacíacadavezmásgrandeyyomásymáspequeña.
Elairemefaltaba.
Capítulo18
Nopuedodescribirloquemicuerposintióenesemomento.Nosabíasimehabíadesmayado,simehabía muerto, o si me había quedado completamente congelada o anonadada. O si, simplemente, micuerposehabíadesmontadocomounvidrioroto,dejandoencadatrozounaemocióndiferente.
Suponíaquemehabíadesmayadoydespuésmehabíamuerto,yaquehabíadejadoderespirar.Semehabíasecadolabocaymicerebroapenaseracapazdehacerfuncionarmisistemanerviosocentral.Loúnicoquemeveníaalamenteeraqueteníaqueestarmuerta,porquenosentíaelairefluirdentrodemí,nopodíarespiraryeloxígenodelexteriornoentrabaencontactoconmispulmones.Pero,porotrolado,sabíaqueestabaviva.Escuchabalasvocesenlahabitacióncomomurmulloslejanos.Miestómagoseretorcíacomosituvieraalgúntipodeinfección,haciéndomegritarpordentrodedolor.Sentíacomosiunalosaaplastaramipecho,causándomeundolorindescriptiblequesacudíatodomicuerpo.Nopodíamoverme,nopodíaescucharclaramenteloqueellosestabandiciendo,eracomosisusvocesestuvierandistorsionadas,lejanasyapenasaudibles.
Laspalabrasserepetíanenmicabeza.Amnesia.Verdad.EllamatóaAlex.EllamatóaAlex.«Hannah,túmatasteaAlex».Podíaescucharenelfondodemimenteamiconcienciagritándomelo
unayotravez.Micorazóndiounvuelcoymeestremecí.—Hannah…—susurróAlexmientrasmesacudíaconcuidado.Meagarrólosbrazosymezarandeó
sinhacerruido,peroaunasíseguíasinpodermoverme.Micerebrosenegabaaprocesaroaceptarlasúltimaspalabrasquehabíanquedadograbadasenmimente.
Sentíel impulsodeapartaraAlexyalejarmedeél tantocomofueraposible.Noquería tocarloymuchomenosmirarloa losojos.No teníaelvalordemiraraquellascanicascolormielque tantomegustaban.Semepartiríaelcorazónenmillonesdepedazosalvereserostropálidoyconfuso.
Nopodíahacerlo.—Hannah—volvióallamarme—,escúchame…—susurrótodavíamáscercademioreja.Cuandocomencéavolveralarealidad,elpánicoseapoderódemí.No.No.No.Nopodíasercierto.Yonoeracapazdehaceralgoasí.Yojamásmataríaaunapersona.Nomataríaa
Alex,esonoteníasentido.Esoestabamal.Teníaqueserunsueño,ounaespeciedebromademalgusto.Yono…
—Dimequeesunsueño—logrédecir,ensususurro.Mivozsonabaentrecortadayaguda.Teníaunnudoenlagargantaquenopodía tragar,ymeardía—.Dimequeestoysoñando,porfavor—supliquéconvoztemblorosa.
Enesemomentocrucialdemividanopodíadistinguirentreloqueerarealyloqueno.Nosabíasiestabadespiertaodormida.Deseabadespertarydescubrirquetodohabíasidounapesadilla.
AlverqueAlexnomerespondía,mepellizqué.Eldolorfueinsignificanteencomparaciónconloqueestabapasando.Mesorprendíalverqueseguíaenelmismolugar,debajodelacama,conelolorapolvoinundandominarizyconunaincertidumbrequemeestabamatandolentamente.Mirémimanoyvilamarcarojadelpellizco.
Mepellizquéotravez,ahoramásfuerte.Siemprequeteníaunapesadillasolíahacereso.Ysabíaqueeraunapesadillaporqueeltiempofuncionabadeformadistintacuandoestabasoñando.Enuninstanteestabacorriendoy,alsegundosiguiente,estabaescondidaenunarmario.Deesemodosabíaqueestabasoñandoyqueunpellizcoloresolveríatodo.Noobstante,noteníapesadillasconfrecuencia,nisiquieratenía por costumbre soñar; mis sueños solían ser meros vacíos, sin imagen y sin sonido. Ladesesperación combinada con el pánico hizo quemi corazón se acelerara precipitadamente, como siestuvieracorriendounmaratónenundesierto.Loquemeestabapasandoerareal.
Me aparté con rabia unmechón de cabello de lamejilla. Estaba desesperada.Me sorprendía nohaberempezadoamordermelasuñas,algoquesolíahacerenmomentoscomoeste.Sinembargo,semehabíansaltadolas lágrimas.Nomehabíadadocuentadequehabíacomenzadoa llorar.Sentíqueunalágrimarecorríamimejillayluegootra,yotra,descendieronpormismejillasyempaparonmisdedos.¿Porquéestaballorando?¿Porenojo?¿Rabia,talvez?¿Oportemor?
¿Temoralarealidad?Sí,definitivamente.Teníamiedo,terrorypánico.Todoalavez.Mepellizquévariasvecesmás,cadavezmásfuerte.Elpániconoremitía,ynoayudabaestaroculta
debajo de la cama de una de las siete personas que había en la habitación. El pánico nome dejabacontrolarmisnerviosy,paramimalasuerte,tambiénmeestabaponiendonerviosa.Yesoeraalgoquemicuerponotoleraba.
—Basta,Hannah.—Alexme tomóde lamano con la queme estabapellizcando, evitandoque lovolvieraahacer—.¡Basta!
—Dimequenoescierto…—susurréparaAlexyparamí.Sinodeteníaesto,micorazónsaldríavolandodemipecho.—Tranquila—medijoconsuvozcalmada.Élestabamuytranquilo,demasiadonormal.Todoaquellonoparecíahaberleafectado.Sinembargo,
sus ojos resplandecían de nuevo con ese brillo especial. No podía evitar dejar de mirar en laprofundidaddesusojos.Estabadolido,loestabaperonoqueríaadmitirlo.Eraconscientedelacrudarealidady,aunasí,laomitíaparahacermesentirbien.
Encambioyo…estabahechaunlío.—Inspira y espira.Cálmate.Todo va bien.—Suvoz era serena.Me apretó lamano con dulzura,
intentandotranquilizarme.Sumanoestabacalientecuandotocólamía;eracurioso,lasmanosdeAlexsolíanestarfríasysuaves,peroesedíano,otalvezloestaban,perolasmíasestabanahorahechasdehielo.Susdedos,secosyfuertes,presionaronmipalma.Losmíosnodejabandetemblarymesudabalamano. ¿Por qué estaba tan tranquilo? ¿Acaso no lo había escuchado? ¿No había escuchado que tenía
amnesia?¡¿Esquenohabíaoídoqueyolohabíamatado?!Definitivamente,debíadeparecerunalocaoalgoinclusopeor.Peroahora,esonoeralorelevante.
¿Porquémehabíanocultadoalgotanimportante?¿Acasomeestabanprotegiendo?¿Estabanintentandosalvarmeelculo?¿Esaeralamisteriosaverdad?¿Yoteníaamnesia?¿Todosetratabadeeso?¿DequeyohabíamatadoaAlex?
Bien, estaba claro que nadie iba a responderme, que tenía que calmarme, dejar de hacermemáspreguntas y de parecer una loca ante Alex. Darle vueltas al asunto solo servía para ponerme másnerviosa,yloquenecesitabaerapensarconclaridad.Necesitabacalmarme.
—Espira…—merepitióAlexporenésimavez.Sumanonohabíadejadolamía,yseloagradecíainfinitamente—.Inspira…Tranquila,Hannah.Tranquila.
Poco a pocomi pulso se normalizó y volví a escuchar con claridad las voces de la habitación.QueríamiraraAlexalosojosypreguntarlesihabíaoídolomismoqueyo,perosimplementenopodía.Mesentíaunatraidora,otrapersona,alguienaquiendesconocía.
NisiquierapodíaimaginarmematandoaAlex.Yonopodría…Noseríacapaz…—¿Hasoídoeso?—balbucí.Mimenterezabaporquesurespuestafueranegativa,quenolohubieraescuchado.—Sí—respondió.Micorazónsintióunapresiónmomentáneaquedolióinsoportablemente.Élnoparecíaestartanmal
comoyo.Lehabíapilladoporsorpresa,sí,peroseguíafirme.—Loheoído—dijo—,peroantesdequeentresenpánico,debemosseguirescuchando.Séquees
difícildeasimilar,perocabelaposibilidaddequeseaunabroma.Haymuchaspreguntasquetendremosquehacernosdespuésdeestaconfesión,peroserádespués,cuandoestésmáscalmada,cuandopodamospensarconclaridadparaatarcabos.Esteesunrompecabezasquealgúndíasevaacompletar,solohayque tener paciencia.No dejes que te afecte tanto, ¿de acuerdo?Recuerda que estoy contigo,Hannah.Pase lo que pase, estoy contigo.—Su voz hacía eco enmimente. Sus ojos, inundados de ese brilloespecial, me miraban con compasión y ternura. Sus labios se separaron y comenzó a moverlos—.Estamosjuntos,¿deacuerdo?
Memordíellabio,intentandocontenerlaslágrimasynodecirnadaestúpidoquearruinaratodavíamásesemomento.Micorazónlatiódenuevo,peronoporterrorniporpánico,sinoporotracosa,peroerantantasemocionesencontradasquenopodíadescifrarcuáleralacausa.Eracomounrevoloteoenelestómago,peronoeranmariposas…Eraalgo todavíamás fuerte,más intenso.Tantoqueno lopodíadescribir.
—Alex… Gracias. Y lo siento, lo siento de verdad —dije, con el corazón oprimido por laculpabilidaddemisdichososactos.
—No lodigas,Hannah.Túno—respondióparadespués apartar susmanosdemí condelicadezamientrasmesonreía.
Susonrisaysuformadeactuarhacíanquetododolieradentroyfuerademí.—¡Queréiscallaros!¡PorDios!—exclamóalguienconfrustración.Micabezasegiródenuevoparamirarporelespejo.Elcorazóntodavíamelatíaconfuerza.Ibaacalmarme.Esoibaahacer.Teníaquetranquilizarme.—Yo creo que no deberíamos decírselo. Tu padre estaba ayudando, ¿verdad, Sarah? ¿Ya lo ha
solucionadotodo?—dijoKaren,mirandoaSarah.
—Sí—contestóella.Suvozeraquedaysucabellozanahoriadestilababrillopordoquier.Nuncahabíaodiadotantoelcolornaranja—.Mehacontadoloquevaadecir.
—Perotupadreespolicía,nodetective—interrumpióSeth.—¿Y qué? —respondió ella, indiferente, encogiéndose de hombros. Sus pecas desprendieron
desinterésysupequeñanarizapenasselenotaba.Loslabiosincolorosseabrierondenuevo—.Puedehaceruninforme.Lohaestadopreparandoestosúltimosdías,yyoloheleídoyescreíble,esdecir,todoloquediceparecereal.Podemosconesto.
—Hayquedecírselo—intervinoCara.Suvozeraamarga.Enestemomento,mesentíatraicionadaydecepcionada.Podíaperdonarsucartaamenazante,incluso
había aceptado su actitud y su alianza conmi madre. Había intentado darle el beneficio de la dudaporqueeramiamiga.Ymedolía,medolíadecir«era»,enpasado.InclusotambiénhabíaperdonadosurelaciónconSeth.PeroestomehabíahechodarmecuentadecómoeralaauténticaCara:unamentirosa.
—Yonoledirénada—dijoTomconrudeza.—Estoydeacuerdocontigo,noquieroserlapringadaqueselodiga—afirmóKaren,excusándose.—Seguimosconelplanyyaestá—dijoRyan.Katenegóconlacabeza.—Quieroirme,quierosalirdeesto—anuncióconunhilodevoz.Las palabras se le entrecortabany apretaba los labios tanto queparecía que le iban a temblar en
cualquiermomento.Teníalosbrazoscruzadosdescansandosobresupecho.Noqueríamostrarsedébil,deesoestabasegura.
—Nadiesaledeestohastaquenotermine—intervinoTom,fulminandoconlamiradaaKate.Ellaentrecerró los ojos y parpadeó un par de veces. Después volvió a posar su mirada sobre Ryan,pidiéndoleayuda.Élselimitóaencogerloshombrosyahacerunamueca.
KateledevolviólamiradaaTom,yélnosolonolaapartósinoqueselasostuvocondesafío.Erantodolocontrarioelunodelotro:Kateerabelleza,dulzura,amorymoda;yTom,bueno…éleraguapo,pero hosco. No era unamala persona, sino de ese tipo de chicos que no soportaban a las personassuperficialesy atractivas.Erademasiado inteligenteparadejarse embaucarpor todoaquello.Pero loqueélnosabíaeraqueKatetambiéneralista.Lachicanoeralarubiacabezahuecaqueaparentabaser.Aunqueodiaseinfinitamentedecirloyaceptarlo,lociertoesqueeramuchomásqueeso.
—Puesmiracómomevoydeaquí—dijoKate.Agarrósubolsodediamantesfalsosyseloechóalhombro.Caminócondecisiónhacialapuerta,
sustaconeseranelúnicoruidoquehabíaenlahabitaciónenesemomento.KateestabaapuntodesalirytodospresionaronaRyanconlamirada.
Élapretóloslabiosyalzóunbrazocondecisión.—DetenteKate—ledijo.Nofuenecesarioquegritaraniqueinsistiera.Suspalabrasbastaronparallamarsuatención.—Notevayas.Nadiesevaair.Igualmente,Hannahsabrálaverdaddeunmomentoaotroynosotros
seremoslibres.—¿Libres?—Katesoltóunarisitasarcástica.Todoslamiraban—.Estáismaldelacabeza.Estáis
haciéndoosdañoavosotrosmismosyalapropiaHannah.Ytú…—SeñalóaCaraconrabia—.Túnoeressuamiga.¡Eresunatraidora!¡Todossomosunostraidores!
—Kate…—lallamóRyan,poniéndosedepie—.Tranquilízate—ledijomientrasseacercabaaella.Cuandoestuvolosuficientementecerca,letocóelbrazo,peroellaseapartó.
—¡Nometoques!—gritó—.¡Estoycansadadeesto!Nomeimportaloquetúotúvayáisahacerme—dijo, señalando a Tom y después a Sarah. Tom sonrió con hipocresía cuando lo señaló.Definitivamente,laestabaprovocando.LavozdeKatesonabacadavezmásagudayempezóaquebrarse—.¡Nomeimporta!¿Meescucháis?¡Novoyaseguirconestejueguecitoestúpido!—exclamó,ysaliódelahabitaciónconlacabezabienalta.
Mequedéboquiabierta,nopodíacreerloqueestabaviendoyoyendo.—Elplanseguirá.Ytú,Ryan,hazmejortutrabajo—leordenóKaren.—Túnomedasórdenes,¿deacuerdo?—Lelanzóunamiradadespectiva—.Nosvemosdespués—
dijoenojadomientrassalíadelahabitaciónparaintentaralcanzaraKate.MequedéensilenciomirandoaAlex,esperandoquemedijeraquéhacer.Élcaptómimensajeyme
sonrió.Dios,teníaquedejardehacereso.—¿Estásmejor?—preguntóacariciandomicabelloparaapartarlodemirostrollenodelágrimas.—Sí,gracias—respondí.¿Cómosesuponíaquehabíapasadoeso?¿Yporqué,siteníaamnesia,nomelohabíandicho?¿Por
qué ocultármelo? No lo podría superar. El trauma y el pánico seguían ahí. No podía olvidar esaspequeñaseindiscutiblespalabras.«EllamatóaAlex».
MirédenuevoaAlex.Estabaamilado,bocaabajo,observandolahabitaciónatravésdelespejo.No llevábamosmás de veinteminutos ahí, peromi cuerpo empezaba a sentirse incómodo en aquellaposición.Depronto,sentíuncalambreenlapiernaenlaquemehabíahecholaherida.
Unardienteeintensodolormerecorriódesdelapiernahastaeltobilloymearrancóungemidocasiinaudible.Laheridateníamalaspecto,peronoqueríamirarlaahora.Esoharíaquemedolieratodavíamás.
—Maldición—mascullécondolor.Primero, Alex me miró sin entender nada, pero rápidamente comprendió mi expresión. Sus ojos
bajarondesdemipiernahastamitobillo,y,mientrasrecorríaneláreadañada,losabriódeparenpar.—¡Hannah!—susurró,conexpresióndepánico,mientrasmirabamipiernallenadesangre—.¿Qué
tehapasado?Sutonodevozconfirmabaelterrorquehabíaensusojos.—Hasidounmatorral.Semehaenredadoenlapierna,hetiradoparasoltarmeyesteeselresultado.
Noesnadagrave,Alex—leexpliquémientraspresionabalosbordesdelaheridaconsumocuidadoysinmirar.Metemblabaellabio—.Estoybien—dije,antesdequemelopreguntara.
Acontinuación,escuchamospasosenlahabitación.CarasepusoenpieySethhizolomismo.—Yomevoy.Mimadre debe de estar esperándome—dijoCara, encaminándose hacia la puerta.
Cuandoestabaenelumbral,segiróparasonreírconcomplicidadaSeth.Éllamiróehizolomismo.ConocíabastantebienaCara.Esasonrisasolopodíasignificaramor.CuandoCarasehubomarchado,Sarahselevantóyseacomodóelcabelloanaranjadodetrásdela
oreja. Tenía un aspecto bastante diferente al del instituto: ahora, su mirada era fría y calculadora.Empecé a ver que quizá llevaba una doble vida, que podía ser a la vez una persona tierna y lamásmalvadaquepodíaexistir.
—Vanajoderlotodo—dijoSarahconfastidio.Apretó los dientes y se cruzó de brazos. Parecía descontenta con algo. Había algo que la había
enojado.—¿Quiénes?—preguntóKarensinentendernada.LevantólamiradaylaclavóenlosojosdeSarah.—Cara y Kate, lo están arruinando todo—respondió sin vacilar mientras resoplaba. Su cabello
estabaquietoysuslabiosvibrabanconunafacilidadincreíble.—No.Nonosharíanalgoasí,nonostraicionarían—defendióSethconfirmeza.—Esolodicesporqueestunovia—interfirióTom—.PeroSarahllevarazón,lovanajodertodo.—¿Yquémásda?—dijoSethcasigritandomientrasmirabadesafianteaTom.Todosenlahabitaciónsabíamosquiénganaríasihubieraunapelea:Seth.—Hannahlosabrádetodosmodos—concluyóSethconrabia.—Yanonospodemosfiardeellas—dijoKaren.—Hayquedarles tiempo.Cara es su amigayKate es supeor enemiga, nodebemosquitarlasdel
mapa.Sonpartedeestoytodoslosabemos.YomeencargodequeCaramantengalabocacerrada.RyanseencargarádeKate.
—Esoespero.Confianzaesloquemenostengo.Yotambiéntengoqueirme.—Tomsuspiróyluegosepusoenpie.Habíaalgomaloensumirada.Siguióhablandomientrascaminabahacialapuertadelahabitación—.Quepaséis unabuena tarde—dijo con sarcasmo,y salió con lasmanosmetidas en losbolsillosdelanterosdelpantalón.
Luego,KarenySarahsedespidierontambiéndeSethysemarcharon.RezabaporqueSethnohicieraalgoindebidoquepudieraincomodarmeysefuesedeunavez.Queríasalircorriendoeirmeacasa,allorarenunrincóndemihabitación.Notabaquelasangremecirculabatodavíaconrapidezportodoelcuerpoymicorazónseguíalatiendoconfuerza.Noentendíacómonomehabíadesmayadoalenterarmedelanoticia.
—¿Quéeseseolor?—sepreguntóSethasímismomientrasolisqueabaelarmario.Fruncióelceñoyyomequedécompletamentequietayensilencio.Elpánicoseapoderóunavezmás
demí.Simeveíaaquíyenestascondiciones,memataría;estabasegura.—Joder…—añadió.Seth empezó amoverse y a olisquear por toda la habitación.Entró al baño para comprobar si el
extrañoolorproveníadeahíydespuéscomenzóahusmearentreloscojinesylascolchas.Definitivamenteestabasufriendounataquedepánico.Parecíaqueelcorazónsemeibaasalirdel
pechodeunmomentoaotro.Sentíalaadrenalinaportodoelcuerpo.Recorrió la habitaciónde arriba abajo.Al ver queno conseguía averiguar de dóndeprocedía, se
dispusoaacercarsealacama.Caminabalentamentey,acadapasoquedaba,micuerposeestremecíacomonuncalohabíahecho.
Suspisadashacíanquetodosycadaunodemismúsculostensostemblaran.—No te muevas —dijo Alex en un susurro casi incomprensible. Pero yo ni siquiera intentaba
moverme.Micuerposehabíaquedadoparalizadodeformaautomática.Parecíaunenormeiceberg.LospasossigilososdeSethmesobresaltaban.Sinadielodetenía,estoseríaelfin.Cerrélosojoscuandoloescuchéatansolounoscentímetrosdelacama.Todoestabaensilencio.Depronto,unvideojuegocayódelaestanteríadeSethyestesediolavueltabruscamente.Giréla
cabezayviqueAlexyanoestabaamilado.Sethseacercónuevamentealacama,sininteresarseporelvideojuego.Aquellomehizoodiaresosmalditosjuegosconmásfuerza.
Entoncescomenzóalevantarlasábanaconsumocuidado.Soloeracapazdecerrarlosojosyesperaraquemedescubriera.—¡Seth!—gritóalguien.Abrílosojosylasábanacayóantesdequedaralavista.Exhaléelsuspiromásprofundoquehabía
soltado en todami vida. La voz había detenido a Seth. Estaba segura de que era una voz femenina.Parecíavenirdelaprimeraplanta.
—¡Seth!—volvióagritaralguien.Enesaocasión,reconocílavoz.EraCara.Pero¿nosesuponíaquesehabíaido?¿Quéhacíatodavíaaquí?Fueracualfuerasuexcusa,seloagradecía.Caraentrócorriendoalahabitación,respirandoagitadamente.—¿Quépasa?—preguntóSeth,preocupado.Caratomóunabocanadadeaireylanzóunvistazorápidoalespejo.Noestabaseguradequéhabía
vistoreflejadoenél.—Micoche…—respondió,todavíaacelerada.Apenasseentendíaloquedecía.—¿Quépasacontucoche?—Noarranca.¿Puedesayudarme?—Claro,vamos—respondió,ehizoelademándetomarladelamano.—Antesnecesitoiralbañounmomento.Tealcanzaréenunsegundo—contestóella.SethfruncióelceñoydespuésasintióconlacabezamientrasalejabalamanodeladeCara.—Vale.Algonoibabien.ElcochedelamadredeCarafuncionabaperfectamente.Aesacosanolefallaba
nada,eranuevo.Yademás,yosabíacuándoCaranecesitabairdeverdadalbaño.Siemprequesemoríadeganasdeir,hacíaunbaileridículo,peroenestaocasiónnohabíahechonada.
Sentíunapresenciaamiladoymegirédenuevo.Alexhabíavuelto.—He intentado distraerlo—dijo, refiriéndose al videojuego que había caído, y yo asentí con la
cabeza.Medolíaverlo.Medolíaqueactuaraasídespuésdehaberescuchadotodalaconversación.CuandoSethsaliódelcuarto,Caracerrólapuerta.—Muybien—dijo—.Saldeahí,Hannah.Estabasorprendida.Nopodíarespirar.Abrílosojosdeparenparymequedéboquiabierta.Debía
deestarhablandoconsigomisma.Caraseaclarólagarganta,peroyonomemovíniunsolocentímetro.—Séqueestásescondidadebajodelacama.Saldeahí.Yatehevisto.En esemomento no supe qué hacer. Era evidente que sabía que estaba ahí. Juntó lasmanos y se
agachóparalevantarlasábanaquecubríalaparteinferiordelacamadeunsolotirón.Mimayortemorsehizorealidad.—Hola.—Fueloúnicoquepudearticular.Mivozsonóagudayparecíasorprendida.Caramelanzóunamiradapenetrante.Odiabaquesusojosazulesmeobservarandeesaforma.—¿Cuántotiempollevasescondidaahí?—preguntó.—Nomucho—mentí,aunqueellayasabíalaverdad.Caranegóconlacabeza.
—Sal—ordenó,yporalgunaextrañarazónlehicecaso.Alexsaliótambién.Semantuvoamilado,sinservisto.Mecomenzóaarderlapiernaencuantolaestiré.—¿Quétehapasado?—Derepente,laexpresióndeCaracambióyreflejópreocupación.—Unmatorral—respondí,mientrasuninmensodolormecontraíalosmúsculos.—Hayaguaoxigenadaenelbaño.Voyaporella.—¡No!—lainterrumpíantesdequedieramediavuelta—.Yameheechado.—Lohasescuchadotodo,¿verdad?—preguntóconcuriosidad.—Sí.Absolutamentetodo.—Nocreasnadadeloquehasoído.—¿Porqué?—Hazmecaso.—Entonces,¿escierto?¿Tengoamnesia?—Mivozsequebró.Necesitabaquemeconfirmarasimis
sospechaseranciertas,siloquehabíaescuchadoeraverdad.—Sí,Hannah.Sientoque te enteresde estamanera.—Tenía losojos llorosos—.Me…me…me
habríagustadocontártelopersonalmente,peronoasí.Escomplicado…—Loentiendo.Notienesporqué…¡Claroqueteníaquejustificarse!¡Teníaquecontarmelaverdad!—Tengoqueirme,ytútambién—dijodecaminoalapuerta.Entonceslainterrumpí:—¿Novasaexplicarmenada?—¿Explicartequé?—Fruncióelceño.—QuematéaAlex…—Mecostópronunciaraquellaspalabras.Eradifícildecirloenvozalta.Me
sentíaunaasesina,unserinhumano.Noeraunasensaciónagradable.—Telocontarémástarde,Hannah.—Mehasmentido.Creoquealmenosmerezcounaexplicación,¿noteparece?—Mástarde—repitió.Memiraba con compasión, pero sus dedos ya estaban apoyados sobre el pomo de la puerta.Mi
corazónnohabíadejadodelatiraunritmofrenético.—Telodiránasudebidomomento.—¡¿Entonces es cierto?!—Nome había dado cuenta de que había empezado a gritar—. ¿Maté a
Alex?—preguntéconlavozrota,esperandoquedijeraquetodoeraunabromapesada.—Sí,fuistetú.Entonces,Carasaliódelahabitaciónsindecirnadamás,comosifuéramosdospersonastotalmente
desconocidas,sininteresarseenabsolutopormí.Suspalabrasfueronfrías,calculadasybreves.Lapuertasecerróencuantosalióyyocomencéallorar.—¿Lohasescuchado?—pregunté,mientrasmesentabaenlacamaydejabacaertodomipeso.—Sí.Traguésaliva.—Yotematé,Alex—balbucímientrasmeperdíaenmispensamientosretorcidos.—Novuelvasadecireso.—Estábamos buscando las pistas incorrectas, investigando a las personas equivocadas, cuando la
únicaculpablesoyyo.—Unalágrimacálidasedeslizópormimejilla.Nopensabadetenerelllanto.Noloaguantaba,erademasiadodoloroso.Habíasufridoungolpetremendo.
Lamejormaneradedesahogarmeerallorar.Siemprelohabíasido.—Dejadedecireso,Hannah—suplicómientrasmemiraba.Teníaloslabiosfruncidos.—Yotematé.¡Fuiyo!—insistíentreunmardelágrimas.Mismejillassehumedecíanrápidamente.
Laslágrimasnocesaban.—Basta—rogóenunsusurromientrassellevabalasmanosalacabeza.—¡Yotematé!—grité,invadidaporunterriblesentimientodeculpa.Mesentíalapeorpersonadel
universo.—¡No!—gruñó—.Cállate,Hannah.Cállateya—murmuróconlosdientesapretados.Leempezóa
temblarellabio.—¡Yotematé!—Hedichoquetecalles.—¡Fuiyo,Alex!¡Yosoylaúnicaculpable!—Dejadedecirlo.—¡Losiento!¡Losiento!—Hannah…Reacciona.Tranquilízate,joder.Había entrado en pánico. No podía detenerme, parecía no tener ningún control sobre mi propio
cuerpo.—¡Yotematé!—Cállate.—¡Yote…!Yentonces,seacercóamí.Metomódelcabelloconfuerzaymeatrajohaciaél.Involuntariamente,
cerré losojosymispalabras fueronsilenciadas.Presionó los labioscontra losmíoscon fuerzaymehizo callar.No hice ningúnmovimiento y él tampoco.Tan solo posó los labios sobre losmíos, perotodavíanomebesaba.Meestabavolviendoloca.
Alex se alejó de mí unos centímetros, lo bastante como para que nuestros labios se separasen.Parecíaqueteníamoslasfrentespegadas,unocontraelotro.
Tenía todavía la boca abierta, a la espera de que acercara de nuevo sus labios. Sentía su alientocercademiboca.
—He dicho que te calles —me repitió en un susurro ronco, con esa voz que lo caracterizaba,mientrassealejabatodavíamásdemislabios.
Apenaspodíaprocesarloqueocurríacuandosuslabioscarnososvolvieronapresionarlosmíos.Nopudereaccionar.Alsentirelcontactoconsupiel,meestremecí.Elvellosemeerizóy lasmanosmeempezaronasudar.
Sus labios eran tan suaves que no quería apartarme de ellos. Parecía que nuestras bocas estabanhechasparaunirse.Erancomolasdosúnicaspiezasdeunperfectoypreciosorompecabezas.Nuestrosdientesnochocaronniunasolavez.Teníaunadesusmanosapoyadaenminucaymeagarrabadelpeloconfuerzaparaquenomeescapara.Semovíalentamenteyaumentabalaintensidaddelbesocuandoeranecesario.Teníaelsabormásdeliciosoquehabíaprobadoenmivida,noqueríaqueparase.Entoncesmeempezaronadolerloslabiosymirespiraciónseentrecortó.Elcorazónmepalpitabaagitado,comonuncaanteslohabíahecho.Meapartédeélligeramenteeinhaléoxígenoantesdecontinuarelbeso.
Alabrirlosojos,metopéconsuspreciososojosalmendrados.
Esemomentometendríaenveladurantemuchísimasnoches.—Alex…—balbucí.—Cállate,Hannah.Nodigasnadamás—murmuró.Apenaspodíacreerlo.AlexCrowellmeestababesando.Sus labios eran demasiado suaves y encajaban con losmíos a la perfección. Semovían con una
lentitud extraordinariamente exquisita mientras mi respiración se hacía cada vez más pesada. Desdeluego,sisepudieramatarconunbeso,élhabríaacabadoconmigoencuantoposósuslabiossobrelosmíos.
Enrealidadnomeimportabamorirporfaltadeoxígeno.LameraideadesepararmedeloslabioscarnososdeAlexnomeespantaba.Queríaquedarmejuntoaélelrestodemivida,noqueríaqueestemomentoacabaranunca.Duranteunossegundos,nosupequéhacernicómomoverme,nitampococómomoverme para que él disfrutase con mi boca tanto como yo lo hacía con la suya. A partir de esemomento,loslabioshúmedosdeAlexsehabíanconvertidoenmiadicción.Eranmidrogafavorita.
Porunmomentomeasusté.NoporqueAlexfueraunfantasma;teníamiedodequeelprimerbesonofuera tan fantástico como se contaba en los libros o como se veía en las películas. Sin embargo, fuemagnífico.Muchomejordeloquemehabíaimaginado.
AlexCrowellmehabíadadomiprimerbeso.Noqueríaqueterminara.Pero,desgraciadamente,eltiempopasabaynosedeteníapornada,nipornadie.Tuvequesepararmedesusapetitososlabios.Necesitábamostomarunpocodeaire.Losdosrespirábamoscondificultadcuandonosseparamosy
nuestrasbocassequedarontancercalaunadelaotraquesentíala tentacióndebesarlomás.Peronotodoeradecolorderosa.Lainseguridadseapoderódemí.
¿Ysisolomehabíabesadoparacallarme?¿YsitodavíaqueríaaKate?¿Porquémehabíabesado,entonces?¿Yolegustaba?
—Hannah—dijoenunsusurro.Sualientomentoladoestabamuycercademiboca…—¿Sí?—Mivozsonabatemblorosa.Alexsonrióvictorioso.Estabaseguradealgo…—Yo…—comenzóadecir.MegustabaAlexCrowell…unfantasma.—¿Estásbien?Parecequevayasadesmayarteencualquiermomento—dijoconciertoegocentrismo.
Tenía una sonrisa triunfante, con las comisuras bastante elevadas, y mostraba sus perfectos dientesblancos.Susprofundosojoshabíanrecuperadoesebrillocaracterístico.
—Sí—logrédecir.Elhechodequeestuvieratancercahacíaquemecostasemásrespirar.—Perdón.—¿Porqué?—Porbesarte.Oh.—Nopasanada…Mmm…Teníaquecallarme—concordéconél.Elcorazónbombeabasangrecon
unarapidezincreíble.Inclusomedolía.—Sí…—Seseparódemí,lobastantecomoparaquemesintieracadavezmásdesilusionada.Me
enderecé, esperando parecer lomenos afectada posible por el beso. Él se alejó unos pasos demí y,mientrasmedabalaespalda,soltéunabocanadadeaireyvolvíarespirarconnormalidad.
—Sí…suelohablarmucho…Mepasadesdepequeña,ya sabes…—expliquécon rapidez—.Eraunaniñaalaqueleencantabacomunicarseymegustabahablarmuchísimoconlaspersonas.Mimadresiempremedecíaquedejaradehablartantoporquealgúndíasemeacabaríalasalivaysemegastaríanlascuerdasvocales,perocreoquenuncalocomprendíporquetodavíahablosinparar,yaveceshabloinclusosinpensarosueltoloprimeroquemevienealacabezay,estoesmuydifícildeexplicar…
—Hannah…—meinterrumpió.Eraevidentequenohacíamásquedecirtonterías.Deberíacallarmedeunavez.
—¿Quépasa?—pregunté,sinaliento.Alex se quedó un momento en silencio, dudando si debía decirme algo o no. Parecía que iba a
hacerlo,peroderepentecambiódeparecer.Superfectasonrisasedesvaneció.—Tenemosqueirnos—dijofinalmente.Micorazónvolvióadesilusionarse.—Sí—respondí.Caminéhacialaventana.Eldolordelapiernaderechamegritabaqueparara.Cadavezardíacon
másfuerza.Eraterrible.Estabaapuntodedarotropaso,perocuandolevantélapiernaparahacerlo,sentíuncalambreygemí
dedolor.Antesdecaerme,Alexyaestabaamiladoymesosteníaenbrazos.—¿Estásbien?—preguntóconseriedad.Eldolorseexpandióportodomicuerpoyungruñidoinvoluntarioquisosalirdemiboca,perome
mordílalenguaentrelosdientes.Enlugardequejarme,hiceunamuecadedolor.—Sí,essolouncalambre—aseguré,eintentéponermeenpie.Alexmesosteníaporlacintura.Elcontactoconlasyemasdesusdedoshizoqueunescalofríome
recorrieratodoelcuerpo,tantopordentrocomoporfuera.Alexasintióconlacabeza.Nosabíacómodemonioshabíasucedido,pero,entonces,medesmayé.Oalmenosesoera loque
recordaba.
***
Cuandoabrílosojos,estabatendidaenmicamaconlaropayloszapatospuestos.Nohabíanadafueradelonormal,apartedelcortequeteníaenlapierna.Teníaunenormeyfinocorteseco,aunqueyaestabacurado.Entrecerrélosojos.
Elsilencioinundólahabitación—¿Alex?—preguntéalanada.Micuartoestabavacío,peroentonceslorecordétodo.Nopodíaabrirlosojosconnormalidadporalgunaextrañarazón.Sololosabríunpardemilímetros.
Eracomosiestuvieradrogada.Mesentíadébilyestabasudorosa.—Alex…—lollamésinpensar.Mivozapenaseraunmurmulloroncoytenue.Norecibíningunarespuesta.Intenté levantarme, pero el cuerpo no me respondía. Era como si estuviera completamente
desconectadodemicerebro.Niunsolomúsculodemicuerpoparecíamoverse.
—Que alguienme ayude…—supliqué con debilidad. Puse todasmis fuerzas en pronunciar esaspalabras.
—Tranquila,tehesedado—dijounavozdesdeelbaño.—Mmm…—Apenas podía hablar. Me sentía cansada y era como si mi cuerpo estuviera hecho
añicos—.¿Quéhapasado?—pregunté,arrastrandolaspalabras.—Nohables,tecansarásmás—meordenólavozdesdeelbaño.Mivisiónsenubló.Lapersonaquemehablabaaparecióantemídistorsionada.Noeramásqueuna
siluetadesdibujada,nodistinguíaquiénera.Diounospequeñospasoshacialacamayseacercóamísinvacilar.
—Alex…—lollaméinconscientemente.Lapersonaqueestabaenlahabitaciónsonrió.—¿Alex?—preguntó,confundido.Lafiguradeformadadiopasoaunasombraoscura.Todosevolvióblancoynegro.Lacabezame
dabavueltas.Teníalafrenteempapadaensudorylassábanasquemecubríanestabanhúmedas.Porelcalorquedesprendían,dedujequellevabaunbuenratometidaenlacama.Unasgruesasgotasdesudormecayeronporelrostro.
—Alex…—balbucísinfuerzas.—¿TegustaAlex?—preguntóconvozgrave.—Yolomaté—respondí.Meaventuréapensarquemehabíaninyectadoalgúntipodesuerodelaverdad.Entoncessentíunretortijón,comosituvieraunnudoenelestómago.—¿Qué?—preguntólavozlejana.—Yo maté a Alex. —Mi subconsciente no dejaba de repetirlo una y otra vez. Pronunciaba las
palabrasdeformainvoluntaria,eraincapazdedetenerme.—Eso es mentira. Él no cree que sea cierto—contestó la voz—. Eres inocente, Hannah. Tú no
mataríasniaunamosca.Eresdemasiadobuena.Cerrélosojos.—¿TegustaAlex?—volvióapreguntarlavoz.Entonceslosabrídenuevo.Lasiluetaseaproximóunpocomásymeobservófijamente.Comotenía
losojosentrecerrados,todoestabamásoscuroyborroso.Respondísinvacilar:—Sí.Elcorazónmelatíaconfrenesí.—Tútambiénmegustas—dijo.Luego,lasiluetaseacercódemasiadoamíymeinyectóalgoenelhombroderecho.Nisiquierasentí
la aguja penetrar en la piel. Solo noté que un líquido irreconocible se adentraba enmi cuerpo ymeadormecía.
Capítulo19
Abrílosojos.Loveíatodoconclaridad.Aunque…noestabaenmihabitación,niteníalaheridadelapierna.Elvientosoplabaconfuerzayelpelomecubríalacara.Sentíaelcementofríobajolospies.Notardéendarmecuentadequeeraunsueño.
Estuveapuntodepellizcarme,pero,cuando levanté lamirada,el sueño tomóforma.Estabaen laentrada del instituto. Caminé unos pasos hacia la puerta, pero antes de que llegara, sonó el timbre.Rápidamente,lapuertaseabrióyunosalumnosquenoconocíacomenzaronasalir.Todoeranormal:noeranzombis,nitampocohacíannadafueradelocomún.
Memiré las piernas, asustada. Falsa alarma. Llevaba los pantalones puestos y no seme estabancayendolosdientesnihabíaaparecidoningúnpayasoaterrador.Siemprequesoñabaconelinstitutomefaltabaalgunaprendaderopa,lamochilaometocabapresentaralgúntrabajoquenohabíahecho.
Suspiré,aliviada.De pronto, un chico de cabello castaño salió por la puerta principal con lamochila colgada del
hombro. Tenía una sonrisa radiante y los dientes perfectamente limpios y rectos. Dos o tres chicasdesviaronlamiradaparaverlo.Sinembargo,elchicomiróenmidirección.
Alex.Loreconoceríaencualquierparte.Eraél.Aunqueteníaelpelomuydespeinado,lucíaunaspectoincreíble.Pero¿quéhacíaenmisueño?El chico con el queAlex hablaba también tenía el pelo castaño, aunque cuidadosamente peinado
haciaarriba.Vestíaunpantalónnegroajustadoyunachaquetadecuerodelmismocolor.Sabíaquiénera.SethHutton.Seth dejó de hablar ymiró hacia otro lado,mientras queAlex todavíamiraba atentamente enmi
dirección.¿Memirabaamí?AlexlediounsuavecodazoaSethparallamarsuatención.Cuandosegiró,Alexseñalóconlacabezahaciadondeyoestabayesbozóunagransonrisa.DespuéscontestóalgobreveySethasintió.
Enunactoreflejo,mearregléelcabellodisimuladamente.Alexmemiróalosojosycomenzóacaminarenmidirecciónconpasolento.Mesaludóconlamano
yyohicelomismo,aunquenoestabaseguradesielsaludoeraparamí.—¡Hola,Hannah!—gritó,emocionado.Estabaapuntodesaludarlocuandosedetuvoaunpardemetrosdemí.Entonces,seintentóarreglar
elcabello,sinobtenerbuenosresultados,ydiounpardepasosmás,indeciso.Mequedéparalizada.
Estabaincreíblementeguapo.Comenzóacaminary,alverquenosedetenía,lollamé.—Alex…—susurré.Siguióandando,conunagransonrisaenlacara.El temorseapoderódemicuerpoenuninstante.
Cuandoestabalobastantecerca,pronunciésunombreunavezmásparallamarsuatención.PeroAlexnosedetuvo;eracomosiyonoestuvieraahí.
Seencontrabaasolounpardecentímetrosdedistancia.Ibaachocarconmigo,asíque,porinstinto,mecubríconlasmanos.Alexpareciónopercatarsedemireacciónycontinuóavanzando.
Gritécontodasmisfuerzas.Sentíqueunacorrientedeairefríomeatravesabaelcuerpo,peronosucediónadamás.Levanté la mirada y vi que Alex ya no estaba delante de mí. Entonces me giré y lo vi. Había
atravesadomi cuerpo sin ningún esfuerzo.Me quedé boquiabierta al ver a unaHannah idéntica amíhablandoconAlexatansolounpardemetros.Escuchéloquedecían.
¿Quéclasedepesadillaeraesta?Midoblesonreíadisimuladamente.—Hola—dijoAlex,conlasmanosenlosbolsillos.Actuabacontimidez.—Hola—respondiómidoble,conunasonrisadeorejaaoreja.Alexsemovió,nervioso.Busquéun lugaradecuadoparaobservar todossusmovimientos.Elsueñomeresultabavagamente
familiar…comosiyalohubieravivido…—Hannah,yo…—titubeó.Entonces,sellevóunamanoalanucapararascarseyañadió—:Quería
invitarteasalir,siquieres,claro.Midoblesequedóquietaydespuésasintió.—¡Claro!Meencantaría—contestóconunatímidasonrisa.Alexsonrió.Estuvoapuntodesoltarunsuspirodealivio.—¿Enserio?—preguntó,sorprendido.Nodabacrédito.—Sí, claro, no tengo nada que hacer hoy.—Mi doble esbozó una sonrisa fugaz y cómplice con
disimulo.—¿Tevabienquedaralascinco?—preguntó,conlamiradapuestaensurelojdepulsera.Meacerquéaellosypaséunamanoentreambos,peroningunopareciódarsecuentadequeestaba
ahí,observandosucoqueteo.Parecíainvisible,comounfantasma.—Alascincomevagenial—respondió,visiblementeemocionada.—¿Tegustalacomidamexicana?¿Oprefieresir…?—Sí,me encanta la comidamexicana—lo interrumpiómi doble.Almenos no fingía: la comida
mexicanaeramipreferida.Fijé la vista en los rostros pálidos y juguetones de ambos, que parecían muy nerviosos. Por un
momento,sentícelosdeesaHannah.Teníaganasdegolpearla.Alexflirteabaconelladescaradamente,conesasonrisaencantadorasuya.
—Entoncesnosvemosalascinco.—Vale,perfecto.—¿Hayalgúnproblemasipasoarecogerte?—preguntóAlexconelceñofruncido.Lebrillabanlos
ojos;seleveíaemocionado.—No,seguroqueamimadreleparecerábien—respondiómidoble,conunamediasonrisa.
Vestíaunablusarosapastel idénticaaunaqueyotenía…Yesosvaquerosrasgados…Teníaunosexactamenteiguales.
—Genial,puesterecojoalascinco.—Muybien.—¡Hastaluego!—dijo,ysealejó.Unmomento…Estonoeraunsueño…—¡Alex!—exclamé,perotodosevolvióborroso.Gritéunavezmás,peroelsonidodemivozse
perdióenelvacíoyel institutosedistorsionóhastadesaparecerporcompleto.Todoseperdióenunaespeciedetormentadearena.
Esonoeraunsueño,eraunrecuerdoquehabíaolvidado.
***
Pestañeé un par de veces e intenté reincorporarme. La luzme cegó de inmediato yme vi obligada acerrar losojosparaacostumbrarmeal cambio.Volví apestañear.Al cabodeunos segundos, abrí losojos.
La lámpara demi escritorio estaba encendida e iluminaba los papeles que tenía esparcidos en lamesitadenoche.Alrecorrerlahabitaciónconlamirada,mepercatédequeestabasola.Lapuertaestabacerradaconpestilloylamanillaestabaatrancadaconunasilla,talycomolahabíadejadoantesdeirmea casa de Seth. El estremecedor e inquietante silencio hizo que un escalofrío me recorriera todo elcuerpo.
Noestabasola.Alguienmeobservaba.Temblé.Mepasé los dedospor el rostro.Tenía la cara sucia y pegajosay la frente húmedapor el sudor.
Intentélevantarme,perolapiernameloimpedía.Sentíundoloragudoygemí,desesperada.Sinpensarlodosveces,presionéconlasmanoslazonadealrededordelaheridaparasentiralgodealivio.
Funcionó.Eldolordisminuyóynosedispersó.—Porfintedespiertas—medijounavozcercana.Mesobresalté—.Notemuevas,todavíatienesla
piernamalherida—añadióantemievidentesufrimiento.—¿Alex?—pregunté.Una ráfaga de aire frío me recorrió todo el cuerpo cuando el viento invadió la habitación. Las
cortinasseagitabantempestuosamente.Meestremecí.—Estoy aquí. —Una figura se asomó desde la puerta del baño. Alex. Era obvio que estaba
preocupado.SemeencogióelcorazónalrecordarlaspalabrasdeCarayelmiedovolvióainvadirme.¿YsiAlexestabamolestoconmigo?¿Ysimeodiaba?¿Ysisehabíapuestoasíporelbeso?Traguésalivacondificultadymeaclarélagarganta.—¿Quépasa?—pregunté.Elmiedomehizotitubear.Alexcaminóenmidirecciónconlasmanosenlosbolsillos.Mientrasseacercaba,retirélasmanos
delaheridaparalimpiarmeelsudorquemehumedecíalacara.Estabamuysofocada.—Esto…Mmm—titubeó.Tenía losojosmásoscurosde lonormal—.Noqueríacontártelo,pero
dijimosquenohabríamássecretosentrenosotros,¿verdad?—Letemblóellabio.Claramente,algolo
preocupaba.—Sí—respondíenunsusurro—.¿Quépasa,Alex?—Nosécómoexplicarlo,porquetienequevercontigo.Semedetuvoelcorazón.—¿TienequeverconloquedijoCara?Se quedó en silencio y luego negó con la cabeza. Exhalé el aire que inconscientemente había
contenido.—Prométemequenotealterarás—contestó,dándomeaentenderquesetratabadealgomalo.Aúnno
mehabíacontadonada,peroloslabiosletemblabanligeramente.—Alex,meestásasustando.—Unavezmás,unacapadesudormecubriótodoelcuerpo.Estabamuy
confusaypreocupada.Sequedóunossegundosensilencio,pensativo.Respirabaconpesadezysusojosdejabanentrever
desesperación.Ambosestábamostensos.Queríasoltarlotodo,peroalgoseloimpedía.Seaclarólagarganta.Entoncesclavólamiradaenmisojosydijo:—Es…essobreEmma.Elcorazónmediounvuelco.Nosabíasialegrarmeporquenoestabaenfadadoconmigoomostrarme
sorprendidaporquemimadreestabametidaenelajo.—¿Qué?—pregunté,ymeincorporéenlacama.Meestremecíduranteunsegundocuandomispies
entraronencontactoconelairefrío—.¿Quéhapasado?¿Estábien?—meapresuréapreguntar.Alextragósaliva.Susilenciohacíaquemepreocuparacadavezmás.—Alex… —lo insté. Él me miró, inquieto—. Cuéntame qué ha pasado —ordené con una voz
temblorosa.—LaescuchéhablarconCara—susurró.Alexestabadepie,juntoalacama.Sesacólasmanosdelosbolsillosyserascólanuca.Dabala
sensación de que no sabía cómo continuar y movió los dedos con aparente nerviosismomientras seaclarabalagarganta.
Recéenmimenteporquetodofueraunsueño.Nosabíasiestabapreparadaparaoírloqueteníaquedecirme.
—Tie…—titubeó—.Tienenunplan.—¿Qué?¿Cómoqueunplan?—respondí.Lacabezamedabavueltas.Todoesto teníamuymalapinta.Rápidamente, recordéelcuadernode
Cara,lanotaamenazante,lareuniónconmimadreensudespachoysuextrañocomportamiento.Entonces recordé lavozdeCara:«Hayquedecírselo.Hannah lo sabrá tardeo temprano, sedará
cuenta». Nunca supe a qué se referían. El suspense y las preguntas sin respuesta estaban acabandoconmigolentamente.Laconfusióneracadavezmayor.YahoraquesabíalaverdadsobreelasesinodeAlex,dudabadetodo,inclusodemímisma.
Elrestodepiezasdelrompecabezasnoencajaban.—Segúnheentendido,elplan…—Esperaunmomento…—lointerrumpíantesdequecontinuara—.¿Cómolosabes?—Carahaestadoaquí.—¿Carahaestadoenmicasa?—dije.Hacíaratoqueeldolordelapiernahabíamitigado.Oquizá
eraporquemimenteestabacentradaenotrascosas.
—Sí,aunquesolounpardeminutos.—¿Yquéhandicho?—preguntérápidamente.Mesudabanlasmanos.—Antesquenada,quieroque sepasquenoestoydeacuerdocon loquehandichoyqueno te lo
tomescomoalgopersonal.—Alexhizounapausayseenderezó—.Ytambiénquieroquesepasqueyonocreoenlaspalabras.Creoenloshechos.Ylomásimportante:creoenti,Hannah.
—Dímelodeunavez,Alex.Sesentóenlacama,amilado,ymerozólaspiernasconlassuyas.Nometocaba,perosucercanía
hizoquemepusieramástensadeloqueyaestaba.Dejócaerlasmanossobrelosmuslosysefrotólaspiernas.
Despuésdeunlargosuspiro,comenzóahablar:—Lohaconfirmado.—¿Quéhaconfirmado?¿Dequéhablas?Alexmemirófijamenteyrespondió:—Tienesamnesiapostraumática.Me derrumbé por completo. Sentí un nudo en el estómago y tenía la sensación de que unas olas
oscuras y frías me agarraban del corazón y me arrastraban hasta las profundidades de un mar deemociones.Notabacomolasolasmegolpeabanelpechoyelrostroymehundíanenunasaguasnegras.Metorturaban;mehacíancumplirmimerecidacondena.
—Entonces,escierto…—susurré,mirandoalvacío.—Sí,esoparece.—Alexsemoviósobre lacama, intranquilo—.Perohayalgoquenoterminode
comprender.—¿Amnesiapostraumática?—repetí.Nodabacrédito.—Tucasoesmoderado—explicó—.Hebuscado informaciónen internet.Por lovisto, tuvisteun
accidentey,araízdeeso,hasolvidadotodoloquetepasóenlasquincehorasanteriores,másomenos,noestáclaro…Alparecer,esalgonormalcuandosesufreunalesiónenlacabeza.Laduracióndelaamnesiaserelacionaconelgradodeldañocausado,segúnloqueheleído.
—Eldañonohasidotangrave,soloheolvidadoloquesucedióundíaantesdetumuerte…—Yocreoquehasolvidadotodoloqueocurrióesemismodía—meinterrumpió.—Alex,entoncesescierto.—Yonolocreo.Notienescicatricesnihaynadaqueindiquequetediesesungolpe.Sifueracierto,
habríasestadoalmenosunasemanaenelhospital,oalguiendelinstitutohabríamencionadoalgosobreelaccidente,¿noteparece?
—Sí,alguienhabríahechoalgúncomentario.Losrumoresvuelanenelinstituto.—Sí—coincidióconmigo—.Lástimaquehayapersonasquesepanguardarmuybienunsecreto.—¿Dequéhablas?—pregunté.Noentendíaaquéserefería.—Seth, Cara, Kate… Todos pudieron estar involucrados y ninguno quiere contar qué sucedió
realmente.Poresosereunieron.—¿Creesquemienten?—Nolosé,Hannah.—Pero¿porquéloharían?¿Quémotivotendríaparamatarte?—Alomejorerasunanoviamuycelosa—bromeó,ymehizoreír.Latensióndesapareciódurante
unossegundos.
—Nomefijaríaenti.Almenosnodeesemodo—mentí.—Mmm,esonohasidoloquehasdichohaceunosminutos—murmurócasideformainaudible.—¿Qué?—Nada,nohedichonada—mintió.—Estoesmáscomplicadodeloqueimaginaba—dije,intentandocambiareltemadeconversación.—Demasiado.—Hasdichoqueteníanunplan.—Sí.Quierenayudarte—confirmó.—¿Ayudarme?¿Cómo?—Déjame terminar—dijo—. Están protegiéndote. Te lo han ocultado todo porque te quieren, al
menosesoesloqueheescuchado.YdespuésdequeCaratevieraencasadeSethysupiesequehabíasescuchadolaconversación,handecididocontártelo.
—¿Ocultarmelaverdadeslaformaquetienendedemostrarsuamor?—Sonreíirónicamente—.Enesecaso,preferiríaquenomequisieran.¿Porquénomelohandichoantes?¿Quévanacontarme?¿Másmentiras?¡Yamehancontadobastantes!
—Tranquila—mecalmóAlex—.Sinceramente,nocreonadadeloqueheoído,Hannah.Hayalgoquenocuadra.
—Todoestátomandoforma,Alex—contesté—.Nointentesengañarte.—Algomedicequeaquíhaygatoencerrado.—¿Túcrees?—Sí. Honestamente, no creo que me mataras —respondió con naturalidad. Entonces me miró
fijamentealosojos,sinnisiquierapestañear—.Notienesentido.—Selopreguntaremosamimadre.—Traguésalivacondificultad—.Ysifuiyo…tendréquepagar
porloquehice.—Noseasridícula—contestó.Alexpasólasmanosporencimademishombrosparaatraermehacia
élcondelicadezayabrazarme.Latenuecalidezdesucuerpoeraapaciguadora.Mesentíaseguraensusbrazos.Luego,tensólamandíbulayañadió—:Yonolopermitiría.
—Pero…—Todavíahaymás.—¿Más?—Meardíanlasmejillas.Alexselimitóaasentirconlacabeza.Meapartéunpocoparamirarloalosojos.—Alparecer,tumadreconoceamitío—respondióconcautela.—¿AEric?—pregunté,conelceñofruncido.—Sí.Ycreoqueseconocendesdehacemuchotiempo.Resoplé.—¿Creesqueeranamigos?Yasabes,porloquedijoRosie.—Creoqueeranmásqueamigos.—Chasqueólalengua,yluegomemiró—.Norecuerdasnadadetu
padre,¿verdad?—preguntóderepente.Dabalasensacióndequedisfrutabaviéndomeconfundida.—Murió—respondísinmás—.Esloúnicoquerecuerdo.—¿Porquénolepreguntasatumadresobreél?—Porquemimadreparecemuydolidacuandosacoeltema.
—¿Ynocreesquetienesderechoasabermásdeél?—Claroquesí,soloque…—Medetuve—.Mesientomalcuandolepreguntoporél—confesé.—Losé,Hannah.Losé.Alexnohizomáspreguntas.Sabíaquéinsinuaba,peroningunodelosdosseatrevióadecirloenvoz
alta.—¿Cómo puedes dirigirme la palabra después de lo ocurrido? —pregunté—. ¿Por qué sigues
haciendocomosinohubierapasadonada?—Porquenomelocreo.—Volvíaamirarmefijamenteconsusojosalmendrados—.Yporque…—
Suvozseapagóderepente,comosisearrepintieradeloqueestabaapuntodedecir.—¿Qué?Viundestelloensusojos,unbrilloquenohabíavistoantes.—Porquemegustas,Hannah—respondióconunamediasonrisa.Meobservómientrasesperabauna
respuestapormiparte.Meruboricéyelcalorseapoderódemicuerpo.Nopodíarespirar.—Yo…—Eraincapazdecontestar.—NomepreguntesporKate,porfavor.—Susonrisadesapareciópocoapoco.—¡Oh,no!—Sonreía tantoquemedolíanlasmejillas,peronomeimportaba.Estabatanfelizque
podríahaberempezadoadarsaltosenlacamaygritar.Sentíamariposasenelestómago.Queríatenerlomás cercademí.Ansiaba tantobesardenuevo sus labios rosados.Tenía la sensacióndequehabíanpasadosiglosdesdelaúltimavezqueloshabíasaboreado—.Tú…tútambién…tútambiénmegustas.
Nopodíacreerqueestuviesediciéndolequemegustaba.Poresohabíadadoélelprimerpaso.¡Sehabíaaprovechadodequeestabaadormecida!
Yderepente,lorecordé…—Hetenidounsueño…—empecéadecir—.Bueno,enrealidaderaunaespeciederecuerdo.Losaceleradoslatidosdemicorazónresonabanportodalahabitación.Despuésdeunossegundosintensos,lecontéloquehabíaexperimentado.—¿Hannah?—preguntóalguienalotroladodelapuerta.Eramimadre.Dejédesonreírysentíquelaangustiameinvadíadenuevo.—¿Estásahí?Porfavor,abre—dijo.Mecostómucholevantarmedelacama.Laheridatodavíamedolíaymeardíamuchísimo.Casino
podíadoblarlarodilladerecha,asíquecaminécondificultad.Teníaelpantalónligeramentemanchadodesangre.Deberíahabérmelocambiado,peroAlexestabaenlahabitación…
Mimadrevolvióallamaralapuerta.—¿Hannah?—preguntódenuevo.Parecíamáscalmadaynotanmolestacomolasúltimasvecesque
habíamosdiscutido.Sinembargo,yotodavíaestabaenfadada.Noeraunacuestióndeorgullo.Medolíaquenoconfiaraenmíyquemehubiesementido.
—Estoyaquí—respondísinabrirlapuerta.Meparecióoírlasuspirar.—Yo…Mmm…Quierohablarcontigo.—¿Hablar? ¿Sobre qué?—pregunté con el ceño fruncido, aunque sabía que nome veía.Miré de
reojoaAlex,queseguíasentadoenlacama,escuchandotodoconatención.—Teloexplicaríamejorsiabrieraslapuerta—contestó,frustrada.
—Ahoraibaaducharme—mentí.Mimadreresoplóeintentómantenerlacalma.—Vale,¿puedesbajarcuandotermines?Sutonodevozmehizodesconfiar.¿Paraquépedírmelocuandopodíaordenármelosinmás?—Sí,mamá—respondíenunsusurro.—Hannah,esmuyimportante—añadió—.Deverdad.Tengoquehablarcontigo.—Estábien,bajarécuandoacabe.—Vale.Alcabodeunossegundosvolvióallamarme.—¿Hannah?¿Quéqueríaahora?—¿Qué?—respondídemalagana.—¿Hayalguiencontigoahídentro?—preguntó.Abrílosojoscomoplatos.—N-no —tartamudeé. En ese instante, deseé que algo me golpeara de nuevo—. ¿Por qué lo
preguntas?—Mehabíaparecidooírquehablabasconalguien—contestóconcalma.Semeocurriódecirlequeeralatelevisión,peroluegorecordéqueestabacastigadaydescartéesa
ideadeinmediato.—Estabaleyendoenvozalta—dijeencuantosemeocurriólarespuesta.—Esoespero.Recuerdaqueestáscastigada.Puse losojosenblancoysuspiré, frustrada.Ahíestaba laEmmadesiempre,aunqueparecíamás
tranquila,máspacífica.Me quedé en silencio. Entonces, mi madre suspiró resignada y vi que su sombra se alejaba
lentamentedelapuertademihabitación.Relajéloshombrosycomencéacaminardenuevohacialacama.—Esonohasonadonadabien—comentóAlex.—¿Quécreesquequieredecirme?—Quetienesamnesia—dijo,resoluto.Lasfaccionesdesurostroseendurecieron.—Nosé…—Medejécaerenlacama—.Hasdichoqueteníanunplanparaprotegerme.—Sí,ytambiéntehedichoquetumadretelocontaría—merecordó.—Noentiendonada.¿Cómosesuponequeintentanprotegerme?¿Ocultándomelotodo?—Quizá…—Esanoeslamejorformadeayudarme.—Hannah…—pronuncióminombrelentamente—.Tengounateoría.Entonces,Alexsepusoenpie.Semetiólasmanosenlosbolsillosycomenzóacaminardeunladoa
otro.Parecíainquieto.Devezencuando,semordíaellabioinferiorligeramente,sinhacersedaño.—¿Unateoría?—Volvíasentarme,aunqueapenaspodíadoblarlapierna.Hiceunamuecadedolor
involuntariaal intentarlo.Eraunaheridapequeña,perotenía lasensacióndequeibaamorirmedeunmomentoaotro.Meardía.
—Sí…—comenzóadecir—.Dicesquecuando tocasteamimadresentistealgoextraño…Yquecuando estaba a punto de contarte algo que parecía importante, mi padre la interrumpió. Hizo un
comentariosobrealgoquehabíaocurridohacemuchotiempo,¿noescierto?¿Perocuántotiempo?Tumadrediceque ellaymimadre eran amigas…Pero ¿desde cuándo?—Alexhablaba conuna fluidezincreíblemientrasplanteabatodosaquellosinterrogantes.
—YlafotodeEricenellibro…—Hannah…¿Quépasaríasitúyyo…?—Entonces,dejódehablarynegóconlacabeza.—Sitúyyo…¿qué?—Daigual,esunateoríaabsurda,olvídalo—respondió.Serestrególacaraconlaspalmasdelas
manos.Nodejabadepestañear.—Soloesunateoría,¿verdad?—Sí—respondióenvozbaja—,essolounateoría.—Entonces,cuéntamela.—Semehaocurridoque tú y yopodríamos ser…—Laspalabras se quedaron suspendidas en el
aire.Alexdejóescaparunsuspiro,resignado,yrelajóloshombros.Luego,posósumiradaenlamía.Parecíaestarhechizado,noapartabalavistademí—…quetúyyopodríamosserfamilia.Dehecho,mediohermanos.
—¿Estásdebroma?—preguntéentrerisasnerviosas.No,esonopodíasercierto.—No—contestóconseriedadmientrasnegabaconlacabeza.—Esoesabsurdo.Emmaesmimadre.Y,además,yatehedichoquemipadremurióenunaccidente.—¿Ynosabescómosellamaba?—gruñó.—No,mimadrenoquierehablardel tema,yyo tengoque respetar sudecisión—dijeenun tono
tedioso.Yaempezabaasonarcomomimadrecuandolepreguntabapormipadre.LateoríadeAlexnoteníanipiesnicabeza.Puedequehubiesealgunasincógnitasqueaquellateoríapudieraresponder,peromenegabaaaceptarquepodíasersumediohermana.Situvieraunhermano,lorecordaría.Losabría.
Alexsuspiróconfrustración.—Hannah,essolounateoría—dijo—.Nadadeloquehedichoestácomprobado.—¿Insinúasquemimadretuvounaaventuracontupadre?—¡No!¡RespetoaEmma,Hannah!—gritóconfuerza—.¡Peroesunaposibilidad!—No—respondí,mientrasnegabaconlacabeza—.Nolocreo,notenemosnadaencomún.Note
habíavistoantes,nitampocoaningunodelosCrowell.LoqueocurrióconRosienovolveráasuceder.Estoysegura.
—Vale—respondióylevantólasmanosamododerendición.—Eh,Alex—dije—,noteenfadesconmigo.Essoloquetodoestomepareceunalocura.Escierto
queno sé cómo se apellidabamipadre, peromimadreno sería capazdeocultarmeuna cosa así.Situvieraunhermano,aestasalturaslosabría.
—No estoy enfadado contigo… Únicamente quiero que veas que hay cosas que parecen estarconectadas.
—Losé,pero…—Hannah,tengolasensacióndequenosoloestoyaquíparaaveriguarquiénmeasesinó.—Meparecequeesetemayahaquedadoclaro—lerecordéconbrusquedad.Alexsuspiró,exasperado,yrelajóunavezmásloshombros.—Pues,sinceramente,yocreoqueno—confesó—.Esdecir,¿quémotivohayparaocultártelo?Site
lohubierandicho,todoseríamásfácil,¿nocrees?Además,Emmanohasidodeltodosinceracontigo…
—Yotampocohesidodeltodosinceraconella—contesté,defendiéndola.Mi madre podría castigarme durante un mes, podría quitarme el ordenador y el teléfono, podría
prohibirmesaliroveramisamigos,oinclusomentirme,comotodaslaspersonashacenaveces,peronoporesodejabadesermimadre.
—Hannah,porfavor,¡intentaverlodesdemipuntodevista!¡Laspiezasdelrompecabezasencajanalaperfección!
—Peroesridículo.Georgenopuedesermipadre.TalvezRosiedijoesoporquemimadreyellaeranamigas,yhacíabastantetiempoquenomeveía.MiteoríaesquesehicieronamigasenColddes—contestéconfirmeza.
—Estábien,hagamosalgo.—Derepente,Alexcomenzóacaminarpor lahabitaciónconaparentenerviosismo.
—¿Quéproponeshacer?—pregunté.—Pídeleatumadretucertificadodenacimiento.Estoysegurodequenuncalohasvisto—respondió
conresolución,comosisupiesequeestabaenlocierto.Alexteníarazón.Nuncahabíavistomicertificadodenacimiento,ycomomimadreeraladirectora
del instituto, siempreera ellaquien se encargabade todoelpapeleo.De todasmaneras,nuncame lohabía enseñado porque yo nunca se lo había pedido. En las listas escolares siempre aparecía como«HannahReeve»,yesomebastaba.
—Sitienesdudasytienestantasganasdeaveriguarlo,estábien,selopediré.Perotúyyonosomosmedio hermanos.No somos familia.No tiene ningún sentido—dije con frialdad—.Y ahora, si no teimporta,voyaducharme—añadí,ymegiré,dándolelaespalda.
Teníaqueadmitirqueloqueacababadecontarmemehabíapuestofuriosa,tantoquemehervíalasangre.Al formular esa teoría,Alex estabaofendiendo amimadre indirectamente, y yono estabadeacuerdoconloquedecía,pormuchoquemegustara.
—Hannah…—dijoAlex.Fingí no escucharlo, entré al baño y cerré la puerta de un portazo. Entonces recordé que había
olvidadolaropaylatoallaenlahabitaciónymeviobligadaasalirdelbaño.Encuantoabrílapuerta,Alexesbozóunasonrisa.—Sabíaquetetomaríasestocomounapersonamadura.—Solohesalidoaporlaropa—respondíeintentéignorarlocontodasmisfuerzas.Unmomento…Meacababadellamarinmadura.—¿Enserio?—preguntóconciertosarcasmo.Entoncesseleescapóunarisita.—¿Enserioqué?—respondíconaparenteindiferencia,aunquerealmentemeinteresabasaberaqué
serefería.Mientrastanto,empecéarevolverlaropaqueteníaguardadaenloscajonesdelarmario.—¿Estásenfadadaporloquehedicho?—¡No!Simplementeestoyalgoconfundida.—Escierto.Nadieentiendealasmujeres—contestó,ysepusoenpie.—Nadienosentiendeporquesomoslobastanteinteligentesparaocultarque…—medetuveantesde
seguirhablando.Alexmemirófijamenteconcuriosidad.—¿Ocultarqué?—preguntóinteresado,ydiounpasomáshaciamí.Meapresuréasacarlaropaycogíloprimeroquevi.Unablusafinademangacortaconundibujode
unedificioestampadoyunosvaqueros.
—Nada—respondímientrascerrabaloscajonesdelarmario.—Te estás comportando como una niña pequeña—respondió sin despegar la mirada de mí.Me
incomodaba,porqueenesemomentoteníaquebuscarmiropainterior.—Hedichoquenada—repetí.—Dímelo—ordenó.—Eh,túnoeresnadieparadarmeórdenes.—Lofulminéconlamiradacuandopaséjuntoaél.—Dijimosquenadadesecretos,¿teacuerdas?Creoqueyotehecontadoabsolutamentetodoloque
pienso.—Alexempezóa caminardetrásdemí.De repente, volvía a arderme lapiernay el calornotardóeninvadirelrestodemicuerpo.
—Noesnadaimportante—repliqué.—Peroquierosaberloquepiensas—susurróconciertamelancolía.¿De veras quería saberlo? Vale, bien. Estaba enfadada porque Alex estaba actuando como si no
pasaranadadespuésdehabermedichoque legustaba.Estabadolidaporquemehabíapedidoperdóndespuésdehabermebesado.Yel simplehechodepensarquepodíamosserhermanosdestruía loquefueraquetuviésemos.Esoeratodo.
—Nopasanada,enserio.Olvidaloquehedicho,deverdad.Alexbalbució algoque no logré entender y entonces sus pasos comenzaron a resonar por toda la
habitación. Caminó tan rápido que no tuve tiempo de girarme para ver qué hacía. Antes de que medecidieraadarmediavuelta,Alexyaestabadetrásdemí,lobastantecercacomoparahacermesentirvulnerable.
Entoncesmetomódelbrazoconsuavidadymegiróconunrápidomovimiento.Yafrenteaél,medicuentadequenuestrosrostrospálidosestabanatansolounoscentímetrosdedistancia.Posólasmanossobremishombrosymeacorraló.Susojoscolorcaramelomemirabanfijamente;meestabahaciendosentirincómoda.
Derepentenosabíacómorespirar.—Porfavor…—murmuró.Suslabiosestabanmuycercadelosmíos—.Dimequépiensasyporqué
estástanfuriosaconmigo.Haréloquesea—selamentó.Desprendíaunaromadeliciosoquehacíaquetodomicuerpovibrara.—Hannah…dímelo,porfavor—suplicó.Entoncesacercólabocalentamentealamía.Loúnicoquepodíahacereracerrarlosojos.Teníaun
nudoenelestómago.Cuandonotéquesuslabiosentraronencontactoconlosmíos,Alexgirólacarayposólabocaenmicuello.Unavezahí,comenzóaascenderpocoapocoysentíqueunescalofríomerecorríatodoelcuerpo.Alnotarsurespiraciónenelcuellosemeerizóelvello.Tuvequecontrolarmecontodasmisfuerzasparanohacerningunatontería.
Sus labios siguieron subiendo hasta llegar a la altura de mi oreja y entonces se detuvieron, lobastantecercademibocacomoparahacermesufrir.
Estabaclaro;definitivamentenoibaabesarme.—Porfavor—mesusurróaloído,ysuvozenvióunaseriedecorrienteseléctricasportodomidébil
cuerpo.Sentíaquemeprecipitabaalvacío.—Estoyenfadadacontigo—dijeenunsusurroantesdepoderdetenerme.Alexnosemovió.Sequedódondeestaba.Lasensacióneraagonizante.Entonces,seacercótodavía
más.—¿Qué he hechomal?—Su voz se apagó lentamente—. ¿Estás así por lo que he dicho hace un
momento?Negué con la cabeza. Entonces abrí los ojos y volví a cerrarlos. Su voz sonaba más melodiosa
cuandonoveíanada.—Hannah…—me susurró al oído. De repenteme abandonaron las fuerzas—.Quiero besarte—
añadió.—Peroacabasdedecirquesomosmediohermanos—contestédeformajuguetona.Intenténoreírme
ypronunciélaspalabrasconunafrialdadcalculada.Talycomomehabíapropuesto.Entonces, Alex suspiró con frustración. Luego se aclaró la garganta y comenzó a hablar con voz
ronca.—¡Alamierdamiteoría!Estoycontigo;nosomoshermanos,notieneningúnsentido.—Tragósaliva.
Parecíanervioso—.Ahora…¿puedobesarte?—mesuplicócongentilezaaloído.Mequedésinrespiracióndenuevo.Elfrenesíquesentíaal tenersus labios tancercade losmíos
aumentabacadavezquepronunciabaunapalabra.Sicontestabaqueno,mearrepentiríaelrestodemivida.Pero si accedía,Alex sabríaque eraunapersona a la que sepodíamanipular fácilmenteyqueestabalocaporél.
En esemomento, descubrí que el incesante revoloteodemariposas que sentía en el estómago eraamor.
Meaclarélagargantadisimuladamenteymeapartéunpocodeél.—Yo…—dijeagitada,sinpoderterminarlafrase.Alexseacercómásymeempujóconcuidadocontraunadelasparedesmáscercanas.Sentíaelfrío
muroblancoenlaespaldaynuestroscuerposapenasestabanaunoscentímetrosdedistancia.—Yo…mmm…—Tomaréesocomounsí—dijo.Yantesdequepudieradetenerlo,mebesó.
Capítulo20
Respirabacondificultad,teníalaspupilasdilatadas,sentíaescalofríosynotabaqueunacorrientemerecorríatodoelcuerpo,delacabezaalospies.EseeraelefectoqueteníanlosbesosdeAlexsobremí.
—Alex…—Apenaspodíarespirar—.Acabasdebesaratusupuestahermanastra.—Sonreí,conlabocatodavíasobresuslabioshúmedos.
—¿Qué teparece si nosolvidamosdeesa teoría?—Olía su alientomentolado—.Además, tienesrazón,esunaideaabsurda—añadióconunasonrisa.
—Ahoraestoytodavíamásenfadadacontigo.—¿Porqué?—preguntó,encogiéndosedehombros.Nuestroscuerposestaban tancercaqueniuna
mínimacorrientedeairepodríapasarentreellos.Megustabalasensación.—Porque…—Nosabíasidebíadecirlelaverdad—.Alex,yo…—Loquemás deseo en estemomento,Hannah, es que confíes enmí—respondió, con los labios
posadosenlosmíos.El rostrodeAlexno tenía imperfecciones.No teníaningunamarcani cicatrices,por loquehabía
supuestoquenohabíacometidoningunalocuradepequeñonihabíatenidoningúnaccidentedegravedad.Teníalapielsuaveyclara,ylasmejillasseleenrojecíancuandoestabacercademí.
Avecesmedabalasensacióndequesucuerpodesprendíacalor.Lamayorpartedeltiempoteníalapielgélida, perootrasveces…sucuerpoardía.Podíapasardel frío al calor enunparde segundos,aunquesiempremequemaba.Lasyemasdesusdedosmeprovocabandolorymeincendiabanlapielencuantometocabaoacariciaba.
—Lohago,confíoenti—meapresuréadecir.Me dolían los labios y la herida de la pierna volvía a molestarme. El dolor era cada vez más
insoportable. Sentía como si alguien le echara sal y, aunque no eramás que una pequeña y delgadaherida, apenas lo soportaba. Afortunadamente, los rasguños que me había hecho en los nudillos alpelearme con Seth se habían curado al cabo de dos o tres días, así que, al menos, no tenía quepreocuparmedeeso.
—¿Entonces?Suspiré.—Mehamolestadoquemehayascontadotuteoría.—Memordíellabioinvoluntariamente—.¿Por
qué tenías que decírmelo? ¿Nopodías haberlo hecho en otromomento?Ahora no puedo evitar sentirremordimientos.
Alexsonrió.Entendíaaquémerefería.—Lascosasprohibidassonsiemprelasquemásplacerdan—comentó.Meapartédeél.—¿Sabesquédicemimadre?—comencéadecirconseriedad,dandovueltasporlahabitación.—¿Qué?—Alexsegiróparaseguirmeconlamirada.—Mi madre dice que el infierno existe pero que nadie habita en él. Dice que los verdaderos
demoniosvivenenlatierra,entrenosotros.Susonrisasehizomásgrande.—Tienerazón.—Entoncesmeseñaló—.Ytúeresunodeellos.Reí.—Creoquedeberíaducharme.—Volvíacogerlaropaquehabíasacadoantesdelarmarioycaminé
rápidamentealbaño.—Hannah,esperaunmomento.Lomiréexpectante.—Creoquepodríafuncionar.—¿Quéquieresdecir?—preguntédesconcertada.Noentendíaadóndequeríairaparar.—Lonuestro—respondió, al fin—.Creo que funcionaría.No seríamos una pareja normal, desde
luego,peropodríamossersolotúyyo—murmuró.Entoncessedetuvo,sinmoverniunsolomúsculo.Nuncahabíaestadotanconfundida.—Peroacabasdedecirque…—Olvidaloquehedicho—meinterrumpió—.Avecesmecomportocomounidiota.Sonreídisimuladamenteymemordíellabioparaevitarquemisonrisafueratodavíamásevidente.
Estabatanfelizquepodríahaberempezadoadarsaltosportodalacasa.Finalmentelascancionesconletrasrománticascobrabansentidoparamí.Nomeibanlascursiladas,
aunquepodríasercursiconAlex.Escribiríacientosdepoemassobrecómolebrillabanlosojoscuandoveíaalgoquelegustabaosobrecómosonreíacuandohacíaalgoquelodivertía.Nomecansaríajamás.Escucharía canciones melancólicas y recordaría su cara al hacerlo. Vería películas de amor y nosimaginaríaalosdossiendolosprotagonistas,aunquenuestrahistoriafueramejor.
Loimaginabaconmigoentodaslasestacionesdelaño.Veríamoscrecerlasplantasylascoloridasflores de los grandes jardines que visitaríamos o de los parques por los que pasearíamos. Seríamosfelicescontemplandolasnubesblancasconformasdeanimalesodepersonas.
Enverano,tomaríamoslimonadaconhielo.Elecodelosgritosdelosniñosmontadosenbicicletasresonaríaanuestroalrededor.Yen losdíasmáscálidos,cogeríamosunamangueraynosmojaríamosparadivertirnosunrato,y,después,nosabrazaríamosyobservaríamoselintensobrillodelsolqueraravezaparecía.
Enotoño,leeríamoslibros,saldríamosapaseareiríamosalparquedelcentrosoloparaoírcrujirlashojasdebajodenuestroszapatos.Usaríamosgorrosgraciososparacubrirnosdelvientoy,alllegarelinvierno, beberíamos café o chocolate caliente cerca de un fuego que haríamos. Cuando nevara,saldríamosahacermuñecosdenieveyenNavidadadornaríamoslacasaconlucesdecolores.
Suspiré,todavíaconunasonrisaenlacara.Habíaalgoenélquemeatraíacomoun imán.Ni siquierayomismaeracapazdeexplicarlo.Las
cosasestabansucediendomuyrápidoymissentimientoshabíancambiadoradicalmentedelanochealamañana…
Todoeraextrañoymisterioso.Aligualquesuasesinato,meintrigabasaberquépensaba.—Tienesrazón—contesté,devueltaenelmundoreal.—¿Enqué?—preguntó.—Enqueavecestecomportascomounidiota—respondí.Alexrioyasintióconlacabeza.—No voy a negarlo. Soy un idiota, pero sería elmayor idiota delmundo si no te hubiese dicho
esto… —dijo con seriedad y, a pesar de que todavía sonreía, no bromeaba—. ¿Por qué no lointentamos?—preguntórápidamente.
Mequedéparalizada.—¿Hannah?—No sabes las ganas que tengo de pegarte por ser un idiota, Alex Crowell—contesté con una
sonrisadeorejaaoreja.—Lomerezco.Pégametanfuertecomopuedas—respondió,conunamiradadivertida.—No…—dijeentrerisas—.Serámuchopeor.—Hazmesufrir,Hannah—contestóconunasonrisa.Suspreciososojosvolvíanatenersuhabitual
brilloencantador.Entonces caminé hacia él y lo abracé. Recorrí su cuerpo con lasmanos y hundí la cabeza en su
cuello.Inhalésuaromamientrasmisdedossetocabandetrásdesuespalda.Elabrazopareciótomarloporsorpresa,peroAlexdeslizólasmanospormishombros.Y,deestaforma,nosquedamosabrazadosdurante unos segundos. Luego, me separé rápidamente de él y acerqué los labios a los suyos, sintocarlos.Alexcerrólosojos;teníaunaspestañaslarguísimas.
LediunbesoenlamejillayAlexhizounamuecadedesaprobación.—Enloslabios—murmuró.—Esmivenganzaporsertanidiota,Alex.—Desdeahoraserétuidiota—mecorrigió.Reí.Alexesbozóunaligerasonrisayaprovechéparabesarleenlacomisuradeloslabios.Alentrarencontactoconsupiel,unescalofríorecorriótodosycadaunodeloscentímetrosdemi
cuerpo.Elcorazónmelatíafrenéticamente.Luego, le di un beso rápido en los labios.No le di tiempo a reaccionar porqueme separé de él
enseguidayechéacorrerhaciaelbaño.—¡Hannah!—gritóAlex.Intentóalcanzarme,perojustocuandoibaaagarrarmedelbrazo,logrécerrarlapuertaymeapoyéen
ella.Nopodíaevitarsonreír.OíqueAlextambiénseapoyabacontralapuertaalotrolado.Laúnicabarreraquenosseparabaera
unatablademaderapintadadeblancoconunpomodecristal.Entonces,meparecióoírunsuspirolejano.NosabíasihabíasidoyooAlex,aunquebienpodríamos
habersidolosdos.Cuandoterminédeducharme,mevestíconlaropaquehabíacogidoalazardelarmario.Luego,me
sequéelpeloymepeinéconlosdedos.Esperabaquemimadreestuvieralistaparacontarmetodoloqueteníaderechoasaber.Mehabíapreparadomentalmentepara loquefuera.Estabarelajadaymehabíarepetidounmillóndevecesque todosaldríabien.Noeraunapersonaquesederrumbase fácilmente,peroenelfondosabíaqueerahumanayque,comotal,podíadesmoronarmeenunsegundo.Yaunque
Alex dudaba que yo le hubiera puesto un dedo encima, yo no lo descartaba. Es decir, todo lo queteníamoshastaahoraapuntabaaello,ylaconversacióndeCaraylosdemásencasadeSethnodejabamucholugaralaimaginación.
Noobstante,siteníaamnesiapostraumática,¿quélahabíaprovocado?¿Oquién?Yenelcasodequehubierasidounmeroaccidente,¿porquénoteníaheridasomarcas?
Empecéadarlevueltasalasuntoymevinieronalamentemáspreguntas.¿SeríaesalaverdaddelaqueRosieymimadrehabíanhablado?¿Quepadecíaamnesia?Pero,dehabersabidoquehabíamatadoaAlex,Rosienohabríasidotanamableconmigo…¿no?Además,¿porquéRosieseempeñabatantoenquelosupiera?¿Habíaalgomás?
PorunmomentotoméenseriolateoríadeAlex.Hermanastros.No,nolocreía.Eraabsurdo.NopodíaserhijadeGeorge,ymuchomenosdeRosie,siesqueexistíaalgunaposibilidaddeque
fuera adoptada. Aunque tenía que admitirlo: ambos teníamos el mismo carácter, la misma nariz, unabarbilla idéntica y compartíamos otras similitudes de las que no me había percatado, pero eso nosignificabaquefuéramosparientes.Enelmundohaydepersonasmuyparecidas,yesonosignificaquetodosseanfamilia.
Además,Emmaeramimadre.Yaunquenoteníaunpadre,nolonecesitaba.Sinembargo,alcrecerúnicamente conmimadre tras lamuerte demi padre,me había aislado de algunas personas, ya queconsiderabaquetenerlaaellaerasuficiente.Habíapasadotantosañosjuntoaellaylaconocíatanbienqueestabaseguradequenomementiría.Noseríacapazdeocultarmequeteníaunafamilia.
Abrí lapuertadelbañoyviqueAlexyanoestaba.Peronomepreocupé.Cuandodormíaohacíaalgoquerequeríaciertaintimidad,Alexsolíapasareltiempodandovueltasdentroyfueradelacasaporsiveíaoescuchabaalgoextrañoosospechoso.
—¿Lista?—Suvozmetrajodevueltaalarealidad.—Esocreo.—Suspiréprofundamenteyliberétodalatensiónquesentíaenloshombros.Laducha
conaguacalientenohabíatenidoelefectoqueesperaba.—¿Quieresquemequede?—Sí,porfavor—supliqué.Alexsonrióconamabilidadyasintióconlacabeza.—Siquieresquemevaya,solotienesquedecírmelo—contestóenuntonofirmeygentil.Yonuncalepediríaquesefuera.Queríaqueestuvieracercademíentodomomento.—Lodudo,perolotendréencuenta.Empecéacaminarhastalapuertademihabitación,perolaspiernasmetemblaban.—¿Estásbien,Hannah?—Sí…—dijesindejardeavanzar.Toméairecomosifueraunadosisdevalentíayañadí—:Nunca
terminasdeconoceraalguien.Noimportacuántosignifiqueunapersonaparati.Alfinaltodoelmundoteacabadecepcionandoenalgúnmomento.
Abrílapuertayexhalétodoelairequehabíacontenido.Sentíundolorenlospulmones.—Perolasdecepcionesnosiempresonmalas—respondióAlex,detrásdemí—.Noshacenabrirlos
ojos.Cuandosalimosdelahabitación,micuerposepusorígidocomounapiedra.Sentíatodoelpesodel
mundosobreloshombrosy,eneseinstante,soloqueríadarmediavueltayecharacorrer.Measustabaenfrentarmealoquemimadreteníaquedecirme.Temíaquememintiera,pero,másqueeso,meaterrabaquemedijeralaverdad,quemecontaraloquehabíaescuchadoencasadeSethyqueconfirmaseloqueAlexhabíadeducidosobrenuestrosupuestoparentesco.
Mientrasbajabalasescaleras, rezabaporquetodoaquellonofuesemásqueunmalentendido.Concadaescalónquedejabaatrás,unnuevomiedosehacíapresente.Noqueríacontinuarbajando,peroahíestabamimadre,sentadaenunodelossillonesdandounsorboaunatazadecafé.
Parecíanerviosa.—Yaestoyaquí—dijeparallamarsuatención.Selevantódelsillónenseguida,sobresaltada.Susojosreflejabanpánico.—¿Vatodobien,mamá?—pregunté,conunamiradasevera.Llevabaunafaldagrisperfectamenteplanchada,sinningunaarruga,comosiempre.Sehabíaquitado
laamericanaysolovestíaunacamisaabotonadahastaelpecho.Elescudodelinstitutoapenasseveía,puessupelolotapabaligeramente.
Suspiró.—Tenemosquehablar.—Pero¿vatodobien,mamá?—pregunté,desesperada.Laconcisióndesuspalabrashizoqueseme
revolvieraelestómago.Afortunadamente,Alexestabaamilado,yesomedabafuerzayseguridad.—Sí,todovabien—contestó,alfin.Estabadespeinada,comosinosehubieracepilladoelpeloen
variosdías.Nohabíabrilloensusojos.Parecíaaterrada—.Perotengoalgoquecontarte—continuó.Laexpresióndemimadrehizoquetodosmissentidossepusieranalerta.Estonoacabaríabien.Me preparé mentalmente para lo que estaba por llegar. Sin pensarlo dos veces y sin que me lo
pidiera,caminéhastalasaladeestar.Lasangremecirculabaconfuerzaportodoelcuerpoymesentíapesadaytorpe.Antesdetomarasiento,ysindespegarlamiradadelrostrodemimadre,quitéelcojínquehabíaenunodelossillonesymesenté.
Ellaempezóamorderseunauña,algoqueyoteníalacostumbredehacerenmomentoscomoeste.—Mamá,meestásponiendonerviosa—dije.Verlaasíhacíaqueelmiedoquesentíaaumentara.—Losiento,Hanny—respondiódespuésdequitarselosdedosdelaboca.Abrílosojosdeparenpar.Mimadresolomellamaba«Hanny»cuandoalgomalohabíasucedido.
Laúltimavezquemehabíallamadoasífueparadarmeunamalanoticia.Miperritosehabíaescapadode casa y un coche lo había atropellado. Lloré durante una semana yme juré que jamás tendría otramascota.Nisiquieraungato,niunpez.
Quemellamara«Hanny»noeraunabuenaseñal.Alvermiexpresión,Alexsecolocódetrásdemíyseapoyóenelsillón.Estabaatentoacualquier
cosaquesucediera,yesomehacíasentirciertoalivio,aunquenodemasiado.—¡Ay,Hanny!—Mimadresemoviónerviosaenelsillón.Parecíanoencontrarunaposturacómoda.—Mamá,dejadellamarmeHanny.Nomegusta—contestéconfrustración.—Losiento.Estoyunpoconerviosa—sedisculpó.Sellevólatazadecaféaloslabiosconmanos
temblorosas.Desdemiasiento,olíaelaromaacafécargado.Despuésdedarleunsorbo,volvióadejarlatazaenlamesa,suspiródenuevoycerrólosojos.Exhalóeinhalólentayprofundamente.
Yonoapartélamiradadeella.Teníalosojoscerradosylaspestañascubiertasderímelsepegabanasupielblanca.Losrizosdesu
melenaestabantotalmentealborotadosyellabioinferiornodejabadetemblarle.Derepente,abriólos
ojos.Eraevidentequeestabamuynerviosa.Parpadeóunpardeveces.Relajó loshombrosysuspiró.Parecíamáscalmada,comosivolvieraaserlamismadesiempre.
—Teheocultadoalgo…—Sutonoapenaseraaudible—.Algomuyimportante.—Elecodesuvozresonóportodalasaladeestar.
Alexteníarazón.Ibaahablarmesobremiamnesia.Estabapreparadaparaello.—¿Qué?—pregunté,desconcertada.Fingífruncirelceño,aunquesabíadequéhablaba.—Mecuestamuchocontarteesto.—Losé.Séloquemehasocultado,mamá—dije,conlaintencióndeayudarla.Ellamemiró,expectante.—¿Qué?—inquirió,confundida.—Hannah,nocreoque…—dijoAlex,perosabíaloqueibaadecir,asíquelointerrumpí.—Séloquemehasocultado—repetí—.Sé«laverdad».—Doblélosdedosehiceelgestodelas
comillasalpronunciarlasdosúltimaspalabras—.OsescuchéhablaraRosieyati.Yalosé,mamá.Losétodo.Ynopuedocreerquenomelohayasdicho.Sololoscobardesocultanlaverdad—concluí.
—¡¿Rosietelohacontado?!¿Lahasvisto?—Teníalosojosabiertoscomoplatos.Elpánicohabíadadopasoalarabia,queeramuchopeor.
—Habléconellaporteléfono,peronohasidoellaquienmelohacontado.Yatehedichoqueosescuché.Yno,nohevistoaRosie—dijeparacontestartodassuspreguntas.
—Nodeberíasdecírselo—dijoAlex,peroyaeratarde.—¡Hannah!—Mimadreselevantódelsillóndeunbrinco.Asustada,diunboteyapoyélaespalda
contraelrespaldodelsillón—.¡TeprohibícualquiertipodecontactoconlosCrowell!¿Acasonomeescuchaste?¿Porquélohashecho?¿Porquénomehacescaso?¡Telohedichounmillóndeveces!
Entoncesempezóagritaralgunasgroseríasqueyonuncahabíaescuchado.Maldecíatodoloqueveíaasualrededoryyomeasustérealmente.Suvozresonabaportodalacasa.
Meencogíenelsillón.¡Oh,Dios!Estanoeramimadre.—¡Teloprohibí,Hannah!¡Teloprohibí!¡Diosmío!¡Yalosabes!¡Esahijadeputa…!¡Ledijeque
no tedijeranada! ¡Se lodije, se loadvertí!—Abrí losojosdeparenpar.Nodabacréditoa loqueescuchaba.Mimadrenuncautilizaríaesaspalabrasensusanojuicio.
Alexmemiródeformadespectiva.Mimadreestabaofendiendoalasuya.—Losiento—susurréaAlexsinquemimadresedieracuenta.—Noesculpatuya—contestó,ymeofrecióunasonrisatranquilizadora,aunqueestanollegóasus
ojos.Mimadresellevóunamanoalacinturayotraalafrente,yempezóamoversedeunladoaotro,
inquieta. Entonces, hizo una serie de aspavientos con la mano que tenía en la frente y continuómaldiciendo.Estabafuriosayteníaelrostroenrojecidoporlaira.
—¡Nopuedocreerlo!¿TelohadichoGeorge?¡Contéstame,Hannah!—gritó.Yoretrocedí,acorraladaenelsillón.¡Vaya!Realmenteestabamuymolesta.—Mamá…—¡¿HasidoRosie?!¡¿Sehaacercadoati?!¡¿Tehahechoalgo?!—preguntó,muyalterada.Cuando
gritaba, la vena que le recorría la frente se hacía visible.Daba la sensación de que iba a asesinar aalguien.Enunossegundos,sucarapasabadeestarrojaamorada,paradespuésvolverseprácticamente
amarilla.—¡Yabasta,mamá!—grité,sobresaltada—.¡Basta!¡Meheenteradoyosolita!—Mirespuestahizo
quesalieradesuensimismamiento.Me incomodababastantequemimadrecriticarayofendieraa lospadresdeAlexcuandoélestabaaquí,escuchándolotodo.
—¿Qué?—preguntó.Entonces,sequedóensilencioduranteunossegundos,observándome,yañadió—:¡¿Cómo?!
—¿Porquémelohasocultado?—Mepuseenpieymeacerquéaella.Estabaresentida—.¿Porquénomelohabíasdicho?¿Acasoeratandifícil?
Mimadremeobservabasindecirpalabraalguna.Parecíasorprendidaporeltonodevozquehabíausado.Inclusoyoloestaba.Nuncahabíahabladocontantacontundenciadelantedeella.
—¡Noloentenderías!—gritó.—¡Siempremehassubestimado,mamá!¡Lohabríaentendido!¡Einclusolohabríaevitado!—¿Evitar qué? —Me miró extrañada. Unas pequeñas arrugas se habían formado en su frente y
alrededordesusojos.—¡Nohagascomosinosupierasdequéhablo!—Mivozsevolvióaguda—.¡Mehasocultadoun
gransecreto! ¡Teníaderechoasaberlo!—Sacudí lacabezayelcabellomeazotó lasmejillaspor losmovimientosbruscosysalvajesquehacía.Mehervíalasangre.
—¡Sí!¡Teníastodoelderechodelmundoasaberlo!—dijo,ysuspiróprofundamenteantesdevolverahablar—.¡Perotodavíanoeraelmomento!
—¡Lopodríahaberevitado,mamá!—chillé,desconsolada—.¡Lopodríahaberevitado!—¿Evitarqué,Hannah?—preguntócon losbrazosen jarras.Se lehabíadesabrochadounode los
botonesdelacamisaacausadelaagitación.Toméunabocanadadeaireymepreparéparadecirlo.—¡MataraAlex!—Laspalabrassalierondemibocacasisinquerer.Larabiaseapoderódemíy
empecéa llorardesconsoladamente—. ¡Tendríasquehabermedichoque tengoamnesia!—gimoteé—.¡Tendríasquehabérmelodicho!¡Teodio!¡Teodio!¡Nodeberíashaberdejadoquequedaraconél!¡Lopodríahaberevitado!—Semehumedecieronlasmejillasacausadelaslágrimas.Laadrenalinamehizoentrarenunaespeciedebuclequenopodíadetener.Gritabacosasquenisiquierayomismaentendía.Balbucíduranteunossegundosmásymepuseallorardenuevo.
—Hannah.—Mimadreseacercóamí.Entonces,metomódeloshombrosymezarandeóconfuerza—.Hannah,tranquila.—Volvióasacudirmeconmásintensidad—.¡¿Amnesia?!¿Dedóndehassacadoeso?¿Quiéntelohadicho?
Millantoeraincontrolable.Nopodíadetenerlaslágrimas.Eravíctimadelpánico.Elcorazónsemeaceleraba cada vez que respiraba. Su incesantemartilleo enmi pecho hacía queme doliera todo elcuerpo.
—Lo escuché —murmuré con el rostro humedecido por las lágrimas. Mi respuesta no parecióconvencerla.
—¿Dónde?—inquirió.—Simplementeloescuché,mamá—mentí—.Dimequenoesverdad.Dímelo.Laconfusióninvadiósurostroy,alcabodeunosinstantes,memiróconcompasión,comosisintiera
lástimapormí.Entonces me soltó los hombros, se alejó con pasos dubitativos y se llevó una mano a la frente
mientrascaminabaporlasala.Parecíaestarpensandoenalgo.Teníalosojostanabiertoscomolosde
unáguilahambrienta.Encuantoseapartódemí,micuerposerelajó.Después,sentídolorjustodondehabíaposadosus
manos.Mehabíaapretadocontantafuerzaquemehabíaclavadolasuñas.—Yalosabes…—murmuró.Semedetuvoelcorazón.—Entonces,¿escierto?—preguntéconvoztemblorosa.—Yo…—Sequedópensandounosinstantes.Apartólamanodelafrenteynegóconlacabeza.Se
debatióunmomento.Luegolevantólamiradaysegiróhaciamí—.Sí,esverdad.Derepenteparecióqueelmundohabíadejadodegirar.Empecéatemblarytodocuantomerodeaba
sedetuvo.Alcé la vista y recorrí la sala. Tenía la sensación de que todo ocurría a cámara lenta y, cuando
encontrélosojosquebuscaba,todomimundosevinoabajo.Sinembargo,Alexmetranquilizóconlamirada.Parecíaunpocosorprendidoy,apesardequeno
demostrabaestartansorprendidocomoyoniparecíanervioso,susojosreflejabanmiedo.Empecéasentirmemareada.—Inspirayespira—merecordóAlex.Noestabamuylejosdemí,peromesentíasola.Parecíaque
ibaaderrumbarmeencualquiermomento.HiceloqueAlexdijo.Inhalé con suma dificultad y exhalé profundamente. Mis pulmones sufrían desde hacía rato mis
radicalescambiosemocionales.Merepetíamímismaquetodoibabien.—¿Maté aAlex?—preguntéde formacasi ininteligible.Las lágrimasnomedejabanhablary las
mejillasmeardíantantocomolalava.Sentíaquetodoelcalorseacumulabaenmirostro,mientrasqueelrestodemicuerpoestabagélidocomountémpano.Todoeratanconfuso…
—Hannah…—Noquieroquehayamássecretosentrenosotras,mamá.Tengoderechoasaberlaverdad—exigí.Mimadreme observaba con preocupación. Era evidente que teníamiedo de contarme la verdad.
Pero sabía que no podría ocultármelo durante muchomás tiempo, así que cerró los ojos, tomó aireprofundamenteyvolvióaabrirlosantesdedecir:
—Sí,fuistetú—contestó.Ensumiradahabíapenaydolor—.O,almenos,esoesloqueindicanlaspruebas.
Chilléenvozbaja,soloparamí.Nopodíaimaginarlo.Lequitélavidaaunapersona.¿Quéclasedesermonstruosoera?—¿Cómoocurrió?¿Porquénoestoyen lacárcel?¿YporquéRosienomeodia?¿Porquées tan
buenaconmigo?—Siéntate. Te lo contaré todo, pero primero debes tranquilizarte—dijomientras se arreglaba el
cabellorizadoconlosdedos,nerviosa.—De acuerdo—accedímientrasme enjugaba las lágrimas. Sin queAlexme lo pidiera, seguí su
consejo y respiré hondo.Cerré los ojos durante un par de segundos y solté aire cuando sentí quemicuerpoyanolonecesitaba.
Volvíasentarmeenelsillón.Lasmanosylaspiernasmetemblaban.
Eracierto.Nohabíaescuchadomal.TodaslaspistasapuntabanaquehabíamatadoaAlexynomehabíadado
cuenta.Nuncalohabríacreído.Loshechosestabanclaros:yohabíatenidounaccidenteelmismodíaqueAlexmurió.Elrecuerdo
que tenía de nosotros dos hablando sobre nuestra cita ya tenía una explicación lógica.No recordabaabsolutamentenadadeldíadelamuertedeAlexyahorasabíaporqué.Creíaquelaconexiónqueteníaconéleraporesarazón,poresacitaquenuncallegamosatener,ynoporqueyofueselapersonaquehabíaacabadoconsuvida.
Teníaamnesiapostraumática.—Sucedió hace dos semanas—dijo.Al principio parecía dubitativa.Miraba de un lado a otro y
haciaeltecho.Habíaleídoquecuandolaspersonasmirabanhacialosladoseraporquementíanyquecuandomiraban hacia arriba significaba que estaban pensando. También había leído que cuando unapersona se rascaba la nariz era señal de que ocultaba algo—.Me pediste permiso para salir con unchico,peronomedijistequiénera.Solo…estabasmuyfelizynoquisepreguntar—resopló.Buscómimiradaconlosojos,esperandounareacción.
—¿Lomaté?—Meaclarélagarganta.Cuandolohice,sentíundoloragudo.Eracomosimitráqueasehubieraencogidoynopudieratragarlasaliva—.Quierodecir…¿lomatéconmispropiasmanos?—pregunté.Mivozsonóagudaymehizosentirvulnerable.Creíaquealaclararmelagarganta,hablaríaconunavozmásclarayfuerte,perohabíaocurridojustolocontrario.
—No—contestóconfirmezamientrasmemirabafijamente.—¿Entoncesquépasó?—Coloquélasmanostemblorosasentrelaspiernas,paradarlesunpocode
calor.Lasteníafríascomoelhielo.—Nolomataste—replicó.Enmediodesuataquedecólera,sehabíahechounacoleta,queahora
amenazabacondeshacerseencuestióndesegundos—.Fueunaccidente.Todavíanosesabequépasórealmente, pero están investigándolo, y es probable que tengas que ir a testificar. Eras la única queestabaconAlexcuandosucedió—confesó,ydejócaerlasmanossobresuregazo.Luegolasdeslizóporsufaldagrisyvolvióacolocarlassobrelaspiernas.
«Unaccidente».Alescucharlaspalabrassalirdesuboca,sentíqueunacorrientemesacudióelcuerpo.Nosabíasi
debíasentirmemástranquilaocontinuarllorandoenvozbaja.—Cuéntamelo, por favor—supliqué condesesperación—.Necesito saberlo.—Laurgencia enmi
vozerainevitable.—Le he dicho a Rosie que suspenda la investigación por ahora. Primero tienes que recuperarte.
Puedequenotehayaquedadoningunasecuelafísica,perohassufridomentalmente,yesoesmuchopeor.Unaveztehayasrepuesto,podránhacertetodaslaspreguntasqueseannecesarias.Además,tútambiéneresunavíctima.Nopueden tratarte comounacriminalhastaque las cosasno sehayan resueltoy laverdadnohayasalidoalaluz.—Tragósalivaycontinuómoviendosuspálidoslabios—.RespectoalacitaquetuvisteconAlex…recuerdoquetefuisteyquealcabodedoshorasmellamaron…EraelpadredeSarah—dijo.Asentí. Intentabacomprender loquemecontabay tomármeloconcalma, taly comoharíaAlex—.Mecontóquehabíaistenidounaccidente.Losfrenosdelcochefallaron…
—¿Yesofueculpamía?—dijeconciertosarcasmo.Habíasidounaccidente.Yonohabía tenidonadaqueverconeso.Además,Alexteníarazón:noteníalesionesfísicasynorecordabahaberestadoenelhospital.Estahistorianoteníaningúnsentido.
—Losfrenosfallaron,aunquelograsteisdetenerelcoche.Elvehículonosufrióningúndaño,tansolounoscuantosarañazos,pero…—Entoncessedetuvo.Parecíadubitativa.
—¿Qué? ¿Hay algo más?—pregunté, con los ojos cerrados con fuerza. Estaba aterrorizada. Nisiquierapodíaimaginarmelaescena.
Respiródeformaagitadaysemordióellabioinferior.Entoncestensólamandíbula.—Sí.—Cuéntamelo,mamá—contesté.Micorazónnodejabadelatirconfuerza.Frunció los labios y cerró los ojos un momento. Cuando abrió los párpados, las lágrimas
aparecieron.—Teacusanatidecortarlosfrenos,cariño—dijosinmás,pronunciandolaspalabraslentamente—.
CuandoAlexdetuvoelvehículo,ocurrióalgo.Algomásgraveyquesolotúsabes.Unsucesotraumáticoquecausósumuerte.Peronadie sabequéocurrió.Solo tú tienes la respuesta,Hannah.Nadiemás—concluyó.
—Esoesunaestupidez—dijoAlex,quesoltóunbufidodefrustración—.Nolacreas,Hannah.Estámintiendo.
Lelancéunamiradadespectivaamododerespuestayluegomiréamimadre.Semovíainquietaensuasientomientraslosdedosletemblaban,inclusomásquelosmíos.Cerrabalosojosdevezencuando.
—¿Por qué no le pasó nada a Alex? No tenía golpes ni rasguños, ni nada de eso. Lo vi en elvelatorio.Noloentiendo,mamá.Notengoniideadeloqueocurrió—añadíenvozbaja.
Lahistoriaquemeestabacontandomimadrenoteníanipiesnicabeza.Enprimerlugar,yonosabíanadadecoches, asíque¿cómodemonios ibaa saberquécablecortarparaque los frenosdejarandefuncionar?Ysegundo,erademasiadoevidentequementía.Sumiradaladelataba.
—Hannah,yosolointercedíporti—respondió—,noporAlex.Túeresmiprioridadytodoloquemeimportaenestavida.Sabesquetequiero.
—Noloparece.—Meenjuguélaslágrimasquemecaíanporlashúmedasmejillas.—Noempecemos,Hannah.Solotedigolaverdad.Debesconfiarenmí.No era estúpida. Sabía que me estaba mintiendo. Su mirada perdida dejaba entrever miedo. Se
delataba inconscientemente.Además, el labio le temblaba en cuanto comenzaba a hablar, y eso no leocurríamuyamenudo.Mimadresabíacontrolarse,seledababastantebien.Peroahoraeraevidentequeestabatensa…eravulnerable.
Mentía.Soltéunsuspirodefrustración.—¿Cómopuedoconfiarenti?—pregunté,agobiada.—Debeshacerlo.Séquenohemostenidounavidaperfecta.Losé,Hannah.Yséquenecesitasteun
padre, pero creo que ambas hemos superado todas las adversidades con las que nos hemos topado.Dentro de un tiempo, todo esto no será más que algo que recordaremos y de lo que nos reiremos.Acuérdatedetodoslosbuenosmomentosquehemosvividojuntas…—dijoconsuavidad—.Confíaenmí,esloúnicoquetepido.
—¿YquépasaconAlex?—inquiríconfrialdad.—¿QuépasaconAlex?—repitiómimadre,confundida.Parecíanocomprendermipregunta.—Mamá, acabas de decir que lomaté.—Mi voz se entrecortó y sonómuy aguda. Sentí que las
lágrimasvolvíanaarremolinarseenmisojos.
Y, comoAlexme aconsejaría, respiré por la nariz y solté el aire por la boca, controlándomepordentroyporfuera,tomándomelotodoconcalma.Sinembargo,ellabiometemblabainvoluntariamente.
Nomelocreía.Unavozdentrodemímegritabaquenohabíasidoyo,quenadadeloqueacababadeoíreracierto.Eracasicomounsextosentido,parecíainstintivo.Yonoseríacapazdehacertalcosa.Noteníaningúnsentido.
—Yonohedichoeso—contestómimadrerápidamenteconvozsevera.Sepasóunodelosdedosporelcabelloysecolocóunmechóndetrásdelaoreja.Esomehizoverqueestabamásnerviosadelonormal.Losdedosletemblabanmientrasrecorríasusindomablesrizos—.Hedichoquesospechanquecortastelosfrenos—añadióconvozbaja.
—Pero¿porquénolorecuerdo?—pregunté.—Esculpadelaamnesia,Hannah.Estuveapuntodenegarconlacabezacasideinmediato.Misdedossesacudíansincontrol.Todavía
nomecreíaloqueescuchaba.—Pero no tenía ningúnmotivo para hacerlo,mamá.No tiene sentido.—Intenté hacerle perder la
pacienciaparaquemedijeralaverdad.Mimadrehizounamuecayunoshoyuelosaparecieronensusmejillas.Seremovióotravez.—No hagas más preguntas, por favor—rogó. Estaba encogida y casi parecía dolorida, como si
tuvieseelestómagorevuelto.—¿Deverdadcreesquevoyaquedarmetranquila?¿Acasoquieresquemecrucedebrazosyfinja
quenohaocurridonada,quenosoylaresponsabledelamuertedeunapersona?¡No,mamá!¡Tienesquecontármelotodo!
—Pero eres tú quien tiene las respuestas.No pierdas tiempo buscándolas donde no están.Debesesperaraquellegueelmomentoadecuado.
—¿Esperar?¿Ysilosrecuerdosnuncallegan?—Entoncesinvestigaremos.Todavíatenemostiempo.—Mamá…—dijeamododesúplica.Noparecíaentenderlo.—Sépaciente.Siloeres,descubriráslaverdad.Mepasélaspalmasdelasmanosporelrostroempapadodelágrimasymelasvolvíaenjugarpor
enésimavez.—Bien.Creoquedeberíairmeamihabitación—respondífinalmente.Parecíanoestardispuestaa
contarmenadamás,asíqueconcluíquelaúnicapersonaquepodríaconfirmarmelahistoriaqueacababadeescucharnoeramimadre,sinoRosie.
Ellaeranuestraúltimaesperanza.Me levanté del sillón sin mirarla. Posé la mirada en el fantasma de Alex. Parecía molesto. No
conmigo,sinoconmimadre.Yotambiénloestaba.Teníaclaroquenuncamáspodríaconfiarenella.Alexasintióconlacabeza.Elsillónrechinócuandomelevanté.Elcorazónsemeacelerabaacada
pasoquedaba;dealgunauotramanera,laconfesióndemimadremehabíaalterado.Mesentíapesadaycansada. Solo quería dormir y olvidarme de todo lo que ocurría. Había demasiada información quedebíaasimilary,antesdehacerlo,teníaquetranquilizarme.
Ahorateníamostodaslasversiones:ladeKate,ladeCara,ladeSethylademimadre,ytodasellascoincidían.O,almenos,esoeraloqueparecía.
—Hannah…—dijomimadrecuandomelevanté.Girélavistaymeencontréconsusojososcuros.
—¿Qué?—preguntésininterés.Rezabaporqueloqueestabaapuntodedecirmefueracierto.Mimadresequedópensativaduranteunmomentoyluegodudó.Yolaobservéconcautela.—Mmm…Necesitoquemeprometasalgo.—¿Qué?—Retrocedísobremispasosylamiré.¿Prometer?¿Prometerqué?—NoteacerquesaRosie—replicó.Abrílosojoscomoplatos.Noentendíanada.—¡¿Porqué?!—exclaméconvozroncaysonora.—Nodebesfiartedeella,Hannah.Estuveapuntodedecirlequeellaeralapersonamenosindicadaparahablar,perodecidíquedarme
callada.Unodemisproblemaseraquehablabasinpensar,asíqueahoratrataríadesermáscoherenteypaciente.
—Perodimeporquéno.—Nonecesitasquetelodiga.Yatedaráscuenta.—Pero…—Porfavor,Hannah.Tansolotepidoquenoteacerquesaella.Quenolecuentesnadadeesto,nile
cuentesnuestrosproblemas.Y,sobretodo,noquieroqueconfíesenella,jamás—contestóconfrialdad.Lamiréestupefacta.Todavíanocomprendíanadadeloqueestabapasando.—Mamá…—empecéadecir,tratandodehacerlaentrarenrazón.Estabamuynerviosa.—Prométemelo—meinterrumpióconvozcansada.Derepente,sentíunlatigazoenelestómago.—Está bien —accedí, solo para contentarla. Sin embargo, ella no pareció convencida con mi
respuesta.—Cumpletupromesa,Hannah.Recuerda…losReevenuncarompemosnuestraspromesas—añadió
mientrasmemirabafijamentealosojos.Eracierto,losReevenuncarompíamosnuestraspromesas.Nunca.Peroestavezseríalaexcepción.—Losé.Notepreocupes,lacumpliré—mentí.Sonémásconvincentedeloquecreíaqueeracapaz.
Mivozsonóroncaysegura,casitanfirmecomoladeGeorge.—Esoespero—contestó.Entoncesmemarché,ensilencio.
Capítulo21
SubílasescalerasconAlexdetrásdemí.Notabasupresenciaysuaromamuycerca,lobastantecercacomoparasentirmeacalorada.Entoncesempecéacaminarmásrápido,comosimividadependieradeello.Trascruzarelpasillo,llegamosamihabitación,perocuandonosdetuvimosfrentealapuerta,sentíqueunescalofríomerecorríalaespalda.DimediavueltaymeencontréconelpálidorostrodeAlex.Alcontemplarlaexpresióndemicara,fruncióelceño.
—¿Estásbien?—preguntó,preocupado.—Sí—respondí.Unasensaciónextrañaseapoderódemicuerpo.Algonoibabien.Llevé lamanoa lamanillade lapuerta.Alexme lanzóunamirada inquisitiva.Él tambiénestaba
inquieto;notabaalgoraro.Lapuertaseabrióynotardóenrechinar.Alhacerlo,unasensaciónterroríficayescalofrianteme
recorriódelospiesalacabeza.Alguienhabíaestadoenmicuarto.Losentía.—Revisatuscosas,Hannah.—Alexpercibióunadensabrumaquecubríalahabitación.Recorrí la habitación con lamirada, sin ni siquieramoverme.Todo estaba en perfecto orden: la
ropa entre la que había estado rebuscando hacía unas horas seguía en el suelo, tal y como la habíadejado;loslibrosquehabíaestadoleyendolanocheanteriorestabanaunladodelacamaoesparcidosporlahabitación,nosehabíanmovidoniuncentímetro;lacamaestabaperfectamentehecha,sinningunaarruga;desdeluego,noparecíaquenadiesehubiesesentadoencimaolahubieratocado.Losmuebles,mis cosas, la lámpara encendida… todoestabaen su lugar.Noechabaen faltanadanipercibíanadanuevo.Noparecíaquehubiesenentradoarobar.Y,deserasí,lomásprobableeraqueelculpableyaestuvieraporlaautopista.
Sinembargo,todavíasentíaquealgoibamal.Elvientosoplabaconfuerzayderepentelaventanaseabrióconunsonidoatronador.Laventanachocócontralaparedyelvidriovibró.Estuvoapuntodequebrarseyhacerseañicos.Laventanacolisionódenuevocontralaparedylascortinasseagitaronconlacorrientedeaire.Diunbrincocuandounaramacayóalsuelo.Elsonidofueestremecedor.
Entoncescaminéhacialaventanaparacerrarla.—Voyaecharunvistazodebajodelacama—dijoAlexenunsusurroquesolonosotrosdosoímos.Asentílentamenteconlacabeza.Teníalosojosbienabiertos.Estabaatentaacualquiersonidodel
exteriorodelinteriordelahabitación.Teníalasensacióndequeelcorazónmesaldríadisparadodelpechodeunmomentoaotro.
Alex comenzó a caminar muy despacio, se puso en cuclillas, agachó la cabeza con una odiosalentitudylevantólateladelacolcha.
Yoestabacompletamenteensilencio.Alex se quedó en silencio y revisó debajo del colchón.Volvió sumirada haciamí, negó con la
cabezaydijo:—Nada.Entonces escuchamosun ruido sordoqueprocedíadel armario.Rápidamente, dirigí lamirada en
esadirección.Estabaaterrada.Todomisistemanerviososealteróalentenderqueeseruidosolopodíasignificarunacosa:ahídentrohabíaalguien.
Alexdebíasermuycuidadoso.Encasodequehubieraalguienescondidoenelarmario,seríamuyraroquelaspuertasdelarmarioseabrieransinmás,puesAlexeraunfantasma,aunquemuchopeorseríadescubrirquealguienseocultabadentro.Lehiceseñasparaindicarlequeyameocupabayo,puestoqueestabamáscercadelarmario.En realidad, lohacíaporél,paraprotegerlo.Alexsehorrorizóante laideaynegóconlacabeza.
—No—dijo.Medispuseacaminarhaciaelarmario,peroAlexmedetuvo.Lomirédenuevo.—No—repitió.Yoloignoréymeacerquéamiobjetivoconpasolento.Micorazónbombeabasangreconrapidezy
todomicuerpocomenzóa temblar.Cuandolleguéa laspuertasdelarmario,medetuveysuspiréparaarmarmedevalor.
Abrílaspuertasrápidamente,sinvacilar.Nada.Dentrodelarmarionohabíanadie.Micuerposerelajó.—Quétercaeres—dijoAlex,detrásdemí.—Tenía que hacerlo—respondí con la vista puesta en las prendas de ropa que colgaban de las
perchas.—Revisaloscajones.Hice lo que me pidió y comencé a rebuscar entre toda mi ropa. Era muy probable que alguien
hubiesecolocadoalgodentroosehubiesellevadoalgo.Noestabasegura…perolatensiónhacíaquemesintierarealmenteincómoda.Noestabaseguranienmipropiahabitación.
Rebusqué y dejé todo lo que había en los cajones en una esquina: mi ropa, mis pulseras, miscalcetines,miropainterior…Peronoencontrénada.
Examinamos todos los rincones de la habitación, pero no dimos con nada.Notaba que la cabezaempezabaadarmevueltas.
—Merindo—dijoAlex,soltandounsuspirodecansancio.Medejécaerenlacama.—Estoyseguradequealguienhaestadoaquí.—Sí,yotambién.Alexsequedódepieaunladodelacama,yyocerrélosojosydije:
—Alex…¿Quéharemosahora?—Hablarconlaúltimapersonaquenosqueda.—Deinmediato,supeaquiénserefería.—¿Rosie?—Sí,ellaesnuestraúltimaopción.Eslaúnicapersonaquetodavíanonoshacontadosuversión—
contestó,yyoasentíconlacabeza.Comprendíaloquedecía.—¿Creesquenoscontarálaverdad?—preguntéconvozapagada.—Sí.—¿Ysiescierto,Alex?—Cerrélosojostodavíaconmásfuerzaysehizoelsilencio.Alcabodeunosinstantes,escuchésuvozronca.—Entoncestequerrémásquenunca—susurró,yyomeestremecíy,luego,sonreí.—Nomerecíasmorir—contesté,casisinaliento.Entoncestoméaireycomencéahablardenuevo
—:Eresbueno,gentil,amableycaballeroso…nomerecíasmorir,Alex.—Setehaolvidadodecirguapo—bromeó.—Muyguapo,dehecho—confeséconunaligerasonrisaenlacaraylosojoscerrados.«Amnesiapostraumática».Mepreguntabasitambiénolvidaríatodoloqueestabaviviendoeneste
momento.Sentíunretortijónenelestómago.Porunmomentopenséqueestabaenunsueñoprofundo,quetodoaquelloera…unapesadilla.PeroconAlexamilado,descartélaideadequeestopudieraserunmalsueño.
—¿Hannah?—dijounossegundosdespués.Abrílosojosdeparenpar—.Tequiero.Sentí la garganta seca, el corazón me dio un vuelco y algo más parecido a murciélagos que a
mariposascomenzóarevolotearenmiestómago.—Yotambiéntequiero,Alex.Noteimaginascuánto—respondícontotalsinceridad.Élsedejócaeramilado.Megiréymepusedelado.Nuestrosrostrosquedaronfrenteafrente.—Paseloquepase…siempreestaremosjuntos.—Posósusojosbrillanteseintensosenmirostro.—Seaverdadono,quieroquemeperdones,Alex.Yo…—No digas nada más.—Su aliento fresco me hacía cosquillas en los labios. Tenía unas ganas
tremendasdebesarlo.Nosquedamosensilencioydespuésmeembobémirandosusinquietantesojosmarrones.Teníanun
brilloespecial.Laspupilas,negrascomolanoche,contrastabanconelclarocolordesuirisylohacíanparecermásgrandeycolorido.Aesaperfectacombinaciónseleañadíansusmagnéticaspestañas,quesubíanybajabanalparpadearysedeteníancuandomemirabafijamente.
Juraría que cada vez queAlex pestañeaba, un ave abría las alas para echar a volar y alguien seenamoraba.Eranpreciosas.
Élsoltóunarisitaymesacódemiensoñación.—¿Porquémemirastanto?—preguntó,divertido.—Pornada…—contestéentrerisas.Elcorazónmelatíaamilporhora.Alexsuspiróyesbozóunamediasonrisa.—Vale.Y,entonces,mequedédormidabajolaluzvespertina.
***
Melevantédeunbrincoaloírunruidofuerte.Elairefríoquemerecorriólacolumnaylascortinasquese agitabande forma fantasmagóricamehicieron entender que había sido la ventana la quemehabíadespertado.Elvientosoplabaconfuerzaylashojasdelosárbolesibandeunladoparaotro.Unolorahumedadinvadiólaestancia.Eraprobablequehubiesellovido.
Encendílalámparadelamesitadenocheylahabitaciónseiluminó.NoviaAlexporningunaparte,asíquemepreguntéadóndepodríahaberido.Miréelreloj.Marcabalasdosenpuntodelamadrugada.Elsonidodelvientoeraloúnicoquese
oía.Lacorrientedeairefríoqueentrabadelacallehizoquelassábanasestuvieranheladas.Meapresuréacerrarlaventana.Yentonceslorecordé…¿NolahabíamoscerradoAlexyyohacíaunashoras?¿AcasolahabríaabiertoAlex?Respondírápidamentemipropiapregunta:no.Élsabíaqueerapeligrosodejar laventanaabierta
durantelanoche.Alexnuncalahabríaabierto.Pero,entonces,¿quiénlohabríahecho?Cuandomeacerquéalaventana,elairemeazotóenelrostroconfuerza.Mipielseerizóalinstante
y,antesdecerrar laventana,echéunvistazofuera.Nohabíanadie.Soloseveía la luzde la luna.Lacalleestabadesierta.Nohabíaniunalma.Nisiquieraseoíanperrosladrando.Elasfaltoestabamojadoyhabíacharcosenlosbachesdelacarretera.Parecíaquehabíaestadolloviendo,peroyonisiquieramehabíadadocuenta.Dormíatanprofundamentequenohabíaoídolalluvia.
Laslucesdelacallecomenzaronaparpadearcuandofijélavistaenlacasademivecina.Ocurríamuyamenudo.Mimadreyotrosvecinosyalohabíancomunicadoalayuntamiento,peroestehacíacasoomisodelapeticiónparaqueloarreglasen.Yyoyaestabaacostumbrada.
Cerrélaventana,estavezconelpestillo,ylaatranquéparaquenopudieraabrirsedesdefueranipudiesenmanipularla.
Teníalabocaseca…muyseca,dehecho.Caminéhastalapuertayllevéunamanoheladaalpicaporte.Sinembargo,antesdeabrirlapuerta,
notéunapresenciadetrásdemí.Estabaseguradequemeestabanobservando.Sentíunarespiraciónenel cuello, pero tenía miedo de girarme. A pesar de que estaba asustada y de que me temblaban laspiernas,mearmédevalorydimediavuelta.
Nada.Ahínohabíanadie.Eché un último vistazo a la habitación. Todo estaba en orden. Puede que estuviera alucinando.
Neguéconlacabezaysalídepuntillas,intentandohacerelmenorruidoposible.Bajélasescalerasrápidamente.Apesardelaescasezdeluzquehabíaenlaplantabaja,mispies
conocíantodosycadaunodeloscentímetrosdelasescaleras;sabíandóndepisar.Rodeélasalayfuicasicorriendohastalacocina.
Mirespiraciónsonabaagitadacuandollegué.Teníalagargantatodavíamásseca.Mepedíaagritosunbuenvasodeagua.
Lacocinase iluminócuandoaccionéel interruptor.Notardéensoltarunsuspirode tranquilidad.Dios,¿quéharíamossinlaluz?
Cogíunvasodelaalacena,evitandoverelreflejodeloscristales.Laúltimavezquevimireflejoenunodeellos,fuecuandovialfantasmadeAlex.Enestaocasión,teníalaesperanzadequenohubiera
nadiedetrásdemí.Agarréelvasoconfirmezaymeservíelagua;después,melobebídeunsolotrago.Lasensación
del aguadeslizándosepormigarganta seca era increíble.Beber cuandouno tenía sed eraunode losmayoresplaceresqueexistían.
Cuando terminédebeber, dejé el vaso en el fregaderoy empecé aprepararmementalmenteparavolvercorriendoamihabitaciónencuantoapagaralaluz.
Funcionó.Corrí como una loca por toda la casa, sin detenerme ni un solo segundo. Sentía que mi vida
dependíademispies.Laverdadesqueeraunamiedosaqueseasustabaconcualquiercosa.Mesentíaalgoinmadurapor
tener miedo a los dieciséis años de que un monstruo pudiese aparecer de la nada en medio de laoscuridad…Teníamiedodequealgollegara,mecogieradelospiesymearrastraradebajodelacama.Eraunaideaquemeaterrabay,claro,soloamísemeocurriríapensarenesojustomientrascorríapormi casa a oscuras. No sabía si estaba loca o si estaba alucinando otra vez, pero parecía que losescalonessehabíanmultiplicado.Concadapeldañoquedejabaatrás,parecíaqueladistanciahastaelpasillosevolvíamayoryquelaescaleranoteníafin.
Conelrostroempapadoensudor,lleguéalasegundaplantayentrécorriendoenmihabitación.Eracomounaguarida.Esteeramiterritorio;aquímesentíasegura.
Cuando entré, sentí una nueva ráfaga de aire frío. El viento hacía que las cortinas ondeasen. Lahabitaciónvolvíaaestarcongeladaylaventanaestabaabiertaotravez.
Nohabíaduda.Alguienhabíaestadoenmihabitación.Abrí los ojos de par en par. Estaba aterrorizaba. Entonces, mis piernas me traicionaron y
comenzaronatemblar,débiles.Notardéensentirqueelpánicomerecorríalasvenasyelcalorascendióamirostro.
Alguien.Había.Entrado.En.Mi.Habitación.En.Mitad.De.La.Noche.—¿Ho…hola?—tartamudeéalanada.Nohuborespuesta.Elsilencioinvadiólaestancia.—¿Hayalguienahí?—preguntécasisinpensarlo—.Voyallamaralapolicía.Giré la cabezayvi un termo sobremi escritorio.Lo toméentremisdedos sudadosy apreté con
fuerza.Nodudaríaengolpearaalguienconélsimehacíadaño.Avancéunpaso.Alexnoestabaenmihabitacióny,sinél,nomesentíasegura…Notabaquealguienmeobservaba.Echéunvistazorápidoalahabitaciónparacomprobarquenohabíanadiemásqueyo.Cuandolo
confirmé,meapresuréacerrar laventana;elairefríomehizoestremecermeytemblar.Estavez,paraasegurarme,cerrélaventanaconuncandado.
Después,comencéadivagar.Podíahabersidoserelaire,o talveznohabíacerradobien laventana.Quizáeraporqueestaba
viejayyanocerrabadeltodobien.Sí,debíadesereso.O…quizáalguienhabíaentradoenmicuartosinmi consentimiento. ¿Pero quién? ¿Y por qué?Descarté la idea de que hubiese sido un ladrón deinmediato.Deserasí,sehabríallevadoalgo,¿verdad?Sinembargo,noechabanadaenfalta.
Meacostéenlacama.Laspiernastodavíametemblabanconinsistenciaydeformadescontrolada.
Metapéconlassábanasporcompletoyelfríodesapareció.¿Quiénpodríahabersido?¿Oqué?¿Acasoestabaalucinando?Entoncesme invadió ladudayabrí losojosdenuevo.¿Ysimehabíaolvidadodecerrarla?No,
recordabaperfectamentehabercerradolaventana.Noestabaloca.Melevantéderepente.Nopodíaconciliarelsueño,asíquebusquéuncuadernoyunapluma.Sin
poderdetenerme,laspalabrascomenzaronaescribirseporsísolas.Mesentéenelescritorioydejélalibretaaunladodelteclado.ComencéaescribirtodoloquesabíasobreKate,Ryan,Seth,Cara,Sarah,TomyKaren,y,también,sobremimadre.
Redacté brevemente todo lo que había pasado en las últimas semanas. Anoté sus nombres, suscaracterísticas,describísupersonalidad,suactitud…absolutamentetodo,ytambiénescribícuálerasurelaciónconlamuertedeAlex.
Tambiéndediquéespacioaladesconfianzaquesentíahaciamimadreyporquédeunmomentoaotrosehabíaconvertidoenunasospechosamás.
Lacabezanodejabadedarmevueltas,peromimanonosoltaba laplumaymeobligabaaseguirescribiendo.Teníaquecontrolarme.
Incluíenmi listaa lospadresdeAlex.ARosie,conesecarácter tandulce, lamaneraenquemehablaba,sudeslumbrantebellezaysupreciosocabellorubio.YaGeorge,conesosojosdecolorazulprofundo,sumiradaterroríficaysuvozsiempreroncayfirme.
TambiénescribísobreAlex.Escribísobrecadapartedeél,cadacentímetrodesucuerpo:esosojosalmendradosquetantome
cautivaban,sumiradadura, laformaenquehabía llegadoderepenteamivida…Escribí todoloquesabíasobreél,intentandonodejarmenadaeneltintero.Cuandomedicuenta,habíaescritounascuatropáginas.
Porextrañoquesonara,queríarecordarloparasiempre.Queríarecordareldolorquemeinvadíaymeretorcíaelcorazón.
Alexloeratodoparamí.Teníamiedodeolvidarloqueestabapasando,dequelaamnesiaseagravaraynorecordaranada
más;poresonecesitabaescribirlotodo.Al terminardeescribir,y cuandomimanome liberó, cerré la libreta.Después, conpaso lentoy
cansada,caminéhastalacama.Levantéelcolchónyguardélalibretadebajo,entrelacajadecondonesquemehabíadadomimadreylafotografíadeEric,eltíodeAlex.
Sonreíalver lospreservativos.RecordéelrostropícarodeAlexcuandolosvio.Soltéunarisitacansadayvolvíacolocarelcolchónensusitio.Luego,medejécaersobreél.
Siloolvidaratodo,estecuadernopodríaayudarmearecordar.Eseerasuúnicoobjetivo.Acababadecerrarlosojoscuandolaalarmasonó.Losabríconmuchoesfuerzoymiréelrelojdelamesitadenoche…¡Lasseisdelamañana!—¡Debedeserunabroma!—exclamé.Misojoscasinosemanteníanabiertosporelcansancio.Meduché con agua fría, con la esperanza de que esome ayudase a despertarme, pero en cuanto
cayeronlasheladasgotassobremipiel,mearrepentídeinmediato.Gritéymeapartédelgélidochorrodeaguatodoloquepude,ygiré ligeramenteelgrifodelaguacaliente.Dejéqueelaguatempladamecayeraporelrostroymelorestreguéconlasmanos.Luegomelavéelpelo.Noeratarde,perosalídeladuchaymecambiélomásrápidoquepude.Queríaprepararmeuncaféparaterminardedespejarme,yaqueparecíaqueamicuerpo lecostabaespabilarse.Aunque,adecirverdad, tenía susmotivos:no le
habíadadolashorasdesueñoquenecesitaba.Cuandoterminédevestirme,arreglémihabitaciónlomejorquepude.—Buenosdías—dijoalguiendetrásdemí,yyopeguéunsalto,sorprendida.Dimediavuelta.—¡Alex!—Sonreídeinmediato.—¿Cómohasdormidoestanoche?—preguntó,mientrassemovíaporlahabitaciónsigilosamente,
conlasmanosenlosbolsillosdelanteros.—Bien—mentí—.Mmm…¿Alex?—dijemientrasmearreglabaelpelo,nerviosa.—¿Quépasa?—preguntóconevidentepreocupación.—No, nada…—Tragué un poco de saliva y aparté la mirada de él y la fijé en la ventana—.
Bueno…queríasabersitúhasentradoestanocheporlaventana.Esqueladejécerrada,ycuandobajéaporunpocodeaguayvolví,laencontréabierta.Penséquetalvezhabíassidotú.
Alexnotardóenresponder.—No, estuve en la habitación de al lado. Espera unmomento…Si dejaste la ventana cerrada y
luegolaencontrasteabierta…¿quiénpudohabersido?—Sumiradasevolvióoscuraypreocupada.Meencogídehombrose,involuntariamente,comencéamordermeunauña.—Quizáfueporculpadelviento—propuse.—¿Lacerrasteconpestillo?—Sí.—Entoncesnofueelviento,Hannah—contestóconvozahogada.Nervioso,sepasóunamanopor
sualborotadocabello.—Peronohabía nadie dentro…Fue igual que ayer por la tarde: no parecía que hubiese entrado
nadie,todoestabacomosiempre.—Perosíhabíaindiciosdeallanamientodemorada—dijofrustrado,oquizámolesto.—¿Tú crees? ¿Pero por qué lo harían?—pregunté, dubitativa. ¿Quién y para qué entraría enmi
habitación?Loúnicoqueteníadevaloreraelordenadorylatelevisión,nadademasiadojugosoparaunladrón.
—Paraobservarte.—Alexseacercóamí—.Tenemosqueasegurarnosdecerrarbienlaventanaapartirdeahora.
Entonces,abrílabocaalrecordarlo.—Ayeralfinalcerrélaventanaconuncandado—expliquébrevemente.Alexpalideció.Sihabíaquerecurrirauncandado…—No importa, de momento esto nos servirá —dijo mientras se dirigía a la ventana. Entonces
comprobóqueestuvierabiencerradaylaaseguróaconciencia—.Hoyiremosaveramimadre—merecordó.Luegomemiró.Parecíaqueesperabavermeentrarenpánico,peronoestaba tannerviosa…porahora.
Alex se acercó a la mesita de noche y, con firmeza y seguridad, tomó una fotografía que teníaencima.
Suspiréy,finalmente,contestéconvozahogada.—Losé,estoyalgonerviosa,Alex.Yametemolopeor.Alexvolvióadejarlafotografíaensusitioysediomediavueltaparamirarme.—Tengoelpresentimientodequemimadrenosdirálaverdad.Notepreocupes,todoirábien.
Asentí,aunqueenrealidadteníamisdudas.Alexsoloqueríatranquilizarme;sabíacómoera.Desdequetodoestohabíaempezado,sufríaataquesdepánicoconstantemente.Mehabíavueltomuyvulnerable.Ambosloéramos.
—¿Ysiellatambiénnosocultalaverdad?Teníalasensacióndequesemeacababaeloxígenoynopodíarespirar.—No lo hará, la conozco muy bien. Primero, es igual que tú, Hannah. No sabe mentir y es
demasiado sincera con todo el mundo. Y segundo, mi madre quería que te contaran la verdad.¿Recuerdasladiscusiónentretumadreylamía?Mimadredijoquesilatuyanotecontabalaverdad,entoncesellaloharía;asíque…¿porquételaocultaría?Sitantoansiabaquetedijeranlaverdad,estaessuoportunidad.Ellanosloexplicarátodo.Confíaenmí—dijocautelosamente.
Suspalabrasreflejabanunaseguridadincreíbleymicuerposerelajó.Teníarazón.NocreíaqueRosiefueraadesaprovecharunaoportunidadcomoestaparacontarmela
verdaddespuésdehaberescuchadolaconversaciónquehabíamantenidoconmimadre…La cabezame daba vueltas.No lograba llegar a una conclusión correcta, sino todo lo contrario:
cadavezestabamásconfundida.—Esoespero.LoquenosdigaRosiepuedeserclave—respondí.Cogílamochilaqueestabadebajodelacamaymelacolguédeloshombros.Latrampayaestabalista.Habíacolocadolasalmohadascomolaotravezparaquemimadrenose
dieracuentadequenoestaba,opeoraún…queestabaconRosie.Si se llegaba a enterar de que había roto mi promesa, me mataría, pero al menos conocería la
verdad.Lacuriosidadmatóalgato,peroelgatomuriósabiendo…—¿Estarásenlaentrada?—pregunté.—Sí,teesperaréfuera.—Vale.Teveoallí—respondí,yluegomedispuseasalirdelahabitación.—¿Hannah?—me llamó antes de que diese un pasomás.Me giré de nuevo. Sus ojos volvían a
emitiresebrilloespecialalqueestabaacostumbrada.—¿Sí?—¿Puedeshacermeunfavor?—¿Otro?—bromeé,yambossoltamosunarisasuaveysilenciosa.—TienequeverconKate—dijo.«Kate».Sunombreresonóenmicabeza.Miestómagoseretorcióyfingíunasonrisa.TodavíaodiabaaKate.Bueno,enrealidadnolaodiaba.SolomemolestabaqueKatenoutilizarael
cerebro siempre; era una chica muy inteligente cuando se lo proponía, pero a veces su belleza latraicionabayparecíatonta.Nosiemprehabíasidoasí.Tresañosatrás,habíaganadoelprimerpremioenlaferiadelaciencia,ynofueconel típicovolcán,sinoconalgomuchomásespectacular.Peropocodespués,elmaquillajeseconvirtióensuobsesión.Nomesorprenderíaqueesteañolanombraranreinadelbailedefindecurso.
LeagradecímentalmentehaberarruinadoestemomentotanmágicoqueestabaviviendoconAlex.—Claro.—Mesorprendíaloírlafacilidadconlaqueaccedí.—Dilequeeslibredeamaraquienquiera—dijosinexplicarmenadamás,yluegotragósalivacon
dificultadmientrassemovíanervioso.—Estábien,selodiré—respondíconnaturalidad.
Derepente,meinvadiólafelicidad.AlexqueríadespedirsedeKate,yesomehacíaquerersaltardealegría.
—¿Hannah?—¿Sí?—Dilequeheencontradoaunángelaquienamar.Mepusecelosa.Ahora entendíaporquéno siempreestabaconmigo.Seme formóunnudoen la
garganta.Estabamuydecepcionada.¿Enseriolegustabaotraymelodecíaalacara?Derepente,sentíunvacíoenelpecho,dolorido.—Yo…—empecéadecir—.Sí…selodiré—contestéconfrialdad.Mirostrosehabíaquedado
paralizadoynopodíamoverniunsolomúsculo.Alexhizounamuecaconelceño fruncido.Noparecíacomprendermi reacción,pero,alcabode
unossegundos,surostrosesuavizóycomenzóareírseconfuerza.Lofulminéconlamirada.¿Qué?¿Seburlabademí?¿Estabajugandoconmigo?
—Hannah…—dijoconunasonrisa—.Eseángelerestú.Micorazónsedetuvoysemecerrólagarganta.Nopodíatragarsaliva.Micuerposehabíaquedado
en shock. La sangre subió desde los pies hasta llegar a la cabeza y sentí que se me encendían lasmejillas.Todalasangresehabíaconcentradoenmirostro.Deseabahacerdesaparecerelrubor.
—Oh.—Esofuetodoloquelogrédecir.—¿Teveoluego?—preguntóparasacarmedemitrance.—S-sí—titubeé.Medilavuelta,ycuandocomencéacaminar,laspiernasmefallaron.Salídelahabitaciónconunasonrisadeorejaaoreja.
***
En el instituto todo iba bien. Almenos, eso parecía. No percibí nada extraño ni fuera de lo común.Cientos de estudiantes iban de un lado para otro. Con las palabras deAlex todavía rondando enmicabeza,meresultabadifícilconcentrarmeenlasclases.Lasoíaenmimenteunayotravez.Nisiquierahabía anotado la fecha en los apuntes; cualquier sonido o movimiento me distraía, las clases meresultabanaburridaseinútiles,aunquenoeraasí.Estábamosenépocadeexámenesfinales,ycualquiertemaquediéramosestosdíaseramuyimportante.
Lo único que me extrañó fue no ver a Cara en clase de Literatura, una de las asignaturas quecompartíamos.Nosolíafaltaralinstitutoycuandolohacía,eraporrazonesmuypersonalesyurgentes.Debía admitir que, a pesar de todo,me preocupaba. Pero luegomemolesté.Tal vezCarame estabaevitandoa todacosta,comohacíanSethyKate.Nolodudé.Lomásprobableeraqueasífuese.Carasiemprehuíadelosproblemas.Peroamírealmentemeurgíahablarconella;queríaaclarartodoesteasuntodeunavezportodas.
—¿Hannah?—preguntóalguiendetrásdemí,golpeándomeenelhombroconsuavidadparallamarmiatención.Megirécondisimulo—.¿Tienesunlápiz?
EraTom.De nuevo, llevaba la bufanda alrededor del cuello y tenía los ojos rojos e hinchados, como si
estuvieraenfermo.CuandoloviencasadeSethnoteníaeseaspecto.Algoibamal.Optéporexaminarlounpocomásconsumaindiferenciaysinquesedieracuenta.Teníamuchoslunaresenlacarayllevabaelcabellonegropeinadohaciaarriba,depunta.Entoncesmedicuentadequeteníaunafinacicatrizenel
ojoizquierdo,casiimperceptible.—¿Hannah?—insistió—.¿Tienesunlápiz?—Mmm,sí.—Mequedéembobadamirandosucicatrizyesoparecióincomodarlo.Tommemiró,evidentementemolesto.Megiréycogími lápiz.Noloestabausando,asíque¿por
quénodejárselo?—Toma.—Estiréelbrazoyélcogióellápizdesinteresadamente.—Gracias—murmuró,yacto seguidocomenzóaescribiren su libreta.Mequedésorprendidaal
verlo escribir. Tenía una letra demasiado formal y fina, como la de un empresario o un abogado.Loobservéescribir.
—¿Hannah?—preguntóunavoz—.¿Teocurrealgo?Megiréyvi que el profesormemiraba con cautela.Siempreparecía enfadado, así queno le di
muchaimportancia.—No—respondí.—¿Puedesdecirmequéacabodedecir?¡Mierda!¿Porquéteníaquepreguntarmeamí?Rápidamente,todosmiscompañerosfijaronlamiradaenmíyyomepusedelosnervios.Todoslosmúsculosdemicuerposetensaron.—Elejercicio—susurróunatenuevozdetrásdemí.Mearriesgué.—Estabahablandodelejercicio—respondí,tratandodeparecertranquila.—¿Yenquéconsisteelejercicio?Esperéaquelavozmedieralarespuestadenuevo,peronodijonada.—¿Hannah?¿Enquéconsisteelejercicio?—insistióelprofesor.—Unensayo—murmurólavoz.—Esunensayo.Elprofesorlevantólacabezaconaltivezeinspiró.—Comotengaquellamartelaatencióndenuevo,tepondréunahojadeamonestación—dijoconsu
gravevozdehombremayor.El profesor siguió escribiendo en la pizarra y los alumnos volvieron a bajar la mirada a sus
cuadernos.Megiréymurmuré:—Gracias,Tom.Élsonrió.—Tómalocomounamuestradeagradecimientoporellápiz—respondióconunavozdulce…ymuy
provocativaalmismotiempo.Sonreíinvoluntariamenteyasentíconlacabeza.Entoncesungolpefuerteysonoronossobresaltóatodos.Lapuertasehabíacerradodeunportazo.Nopodíahabersidoelvientoynohabíanadieaestahora
enlospasillos.Además,todosestábamossentadosyelprofesorestabaadosmetrosdedistanciadelapuerta;nadiehabríapodidocerrarlapuertayvolverasentarsetanrápido.
DebíadehabersidoAlex.
Capítulo22
Finalmente,eltimbresonóy,antesdequepudieratoparmeconalguien,salícorriendodeclase.Cuandolleguéalasalidadelinstituto,viaAlexapoyadoenunárbolconlosbrazoscruzados.Nopudeevitarsonreírencuantolovi.—¿Hannah?—preguntóalguien,yentoncesmetocóelhombro.Sorprendida,megiréconbrusquedad.EraKate.—Hola,Kate—contestéconfrialdad.SusojosazulesmemirabanconcautelayluegosedirigieronhaciadondeestabaAlex.—¿Quiénhabíaahí?—preguntó,dubitativa.Suscabellosrubioslecaíanporloshombrosyformaban
unasondasnaturales.Suslabiosbrillabanconnaturalidad.Parecíaquenoseloshabíapintado.Supreguntamepillóconlaguardiabaja.—¿Qué?—pregunté,haciéndomelatonta—.Nosédequéhablas.—Estabassonriendoaalguien,justoenesadirección.—SeñalóhaciadondeestabaapoyadoAlex.
Él,alverqueKateloapuntabaconeldedo,sesobresaltó—.¿Vatodobien?Asentí.—Sí.Estabasaludandoaalguien,peroyasehaido—contestéconevidentenerviosismo.Unmomento,¿porquéledabaexplicacionesaKate?—Ah, vale. Solo quería saber si estabas bien, eso es todo —contestó mientras me miraba con
preocupación.Entonces, dirigió la mirada de nuevo al árbol y frunció el ceño. Suspiré profundamente. Apenas
podíarespirar.—Estoybien.—Sonreíparatransmitirletranquilidad.Katememiródirectamentealosojosyluegoasintió.—Vale.Puesyanosveremos.Nomedespedíycomencéacaminarconpaso rápido,evitandoa todacostamirarhaciaelárbol.
TodavíasentíalamiradadeKatesobremí.MirécondisimuloaAlexyélcaptóelmensaje.Comenzóacaminarconinseguridad,hastaqueme
alcanzó.Entonces,melanzóunamiradavisiblementepreocupadoypreguntó:—¿Quépasa,Hannah?¿Porquémehaseñalado?¿Acasomehavisto?
—No—murmuré.Caminé sinmirarlo y sinmovermucho la boca al hablar.Yahabían salido varios estudiantes del
institutoynoqueríaquenadiemásmehicierauninterrogatorio.—Entonces,¿quéhapasado?—Espera un momento—contesté mientras me agachaba para fingir que me ataba un cordón del
zapato,tratandodeocultarmiboca,ycontestardisimuladamente.—No,Alex.Katenopuedeverte.Mehavistosonreíren tudirecciónymehapreguntadoaquién
estabasonriendo,yaqueallínohabíanadie—leexpliquérápidamente.—Lehasmentido,¿verdad?—Sí,claro—dije.—Bien.Caminamos hasta la inmensa casa de los padres de Alex. Estaba bastante cerca. Probablemente
llegaríamosenunosochoodiezminutos.Elcaminoera llanoy fácilde transitar:no teníapiedras,nitierra,ninadaquetuviésemosqueesquivar.Eraunaurbanizaciónylospocosvehículosquecirculabanporallílohacíanconprecaución,pornocontarquelaspersonasquevivíanenelbarriocasinosalíandesuscasas,especialmentelosadultos.
—¿Alex?—¿Sí?—¿Túsientesalgo?—preguntéderepente.—¿Aquéterefieres?—Noentendíaaquémerefería.Labrisagolpeabamirostrosuavemente.Meaclarélagarganta.—Mmm…Me refieroaque si sientes felicidad, tristeza, rabiaocelos…—Pronunciéestaúltima
palabraenunsusurro.—Esocreo,sí.¿Porquélopreguntas?Memiróconcuriosidad.—Entonces,¿tienessentimientos?¿Ysientestambién,porejemplo,ungolpe?—No, eso no. —Rio suavemente—. Soy un fantasma. Tengo sentimientos. Puedo desesperarme,
ponermenervioso,entrarenpánico…—Entiendo.—¿Porquélopreguntas?—quisosaber.—Por curiosidad—respondí rápidamente antes de queme interrogara yme obligase a decirle la
verdad.Entonces,Alexsehabíapuestoceloso.Poresohabíacerradolapuertadeunportazo.Seguroquenos
había visto a Tom y a mí hablar en clase, cuando me había pedido el lápiz y me había ayudado aresponderalprofesor.Aunque,enrealidad,nosabíasiestabacelosooenfadado…Esperabaquefuerancelos.
—Curiosidad…—repitió,conunasonrisaenlaboca.—Sí,curiosidad.—Hannah,¿deverdadnorecuerdaselnombredetupadre?—inquirióAlex,cambiandodetema.Intentéhacermemoria,buscarloenmimente,encontrarentremisrecuerdosalgúndatoquefueraútil,
peroeraimposible…norecordabanada.—No.Eramuypequeña,Alex—contesté,justificándome.Mi padre había fallecido cuando yo eramuy pequeña y los recuerdos que tenía del pasado eran
difusos: su rostro ahora no era más que una simple mancha oscura, o, como mucho, una siluetadesdibujada. No podía reconstruir su cara por más que lo intentara. A veces me venían a la mentepequeños recuerdos;oíavocesysonidosdelexteriorperonuncaveíasu rostroni recordabacómosellamaba.
—Loentiendo,pero¿porquénoselohaspreguntadoatumadre?—insistió.Volvióameterlosdedosensusbolsillosdelanteros.Losvaquerosajustadosquellevabalehacían
parecerunchicomaloydulcealmismotiempo.—Claroquelehepreguntado—respondí.—¿Y?¿Nuncatehadichonada?—No le gusta hablar del tema. Cada vez que menciono la palabra «padre», se echa a llorar y
empiezaamaldecir.Entonces,unvagorecuerdomevinoalamente.Laúltimavezquehabíapreguntadoamimadrepor
mipadre,ellacomenzóallorar, inclusomásqueotrasveces.Dijoqueélnohabíasidounmalpadre,pero que cuando murió tuvimos que mudarnos por una serie de problemas. Yo no quise hacer máspreguntas,porquenodejabade llorar,yyonoqueríaque llorara,ymenospormiculpa.Simipadreestabamuerto,yanohabíanadaquehacer.
—Bueno,perosupongoqueporlomenossabescuándofalleció,¿no?—Sí—contesté.—¿Cuándo?—preguntó,desesperado.Susojosdestellabanporelevidenteinterésquetenía.—En2003—susurré.Nuncaolvidaríaeseaño.Eraunadelasfechasmásimportantesparamíysiemprelateníagrabada
enlamemoria.Alexdiounbrinco,sobresaltado.—MitíoEricmurióen2003—respondiómientrasmeobservabaconinquietud—.¿Algunavezhas
visitadolatumbadetupadre?—preguntó,ansioso.—No.¿TúhasvisitadoladetutíoEric?—No.—Hizounapausayañadió—:¿Sabesquédíamurió?—El23demarzo.Alexsedetuvoapensar.—Vaya,creíaque…Daigual,erasolounateoría…Oh,no.Yaempezabaconsusteorías.—He llegado a pensar que podrías ser la hija de mi tío Eric, pero las fechas no coinciden. Y,
además, tú conociste a tu padre, y yo, a mi tío Eric. No podría haber sido la misma persona. Esfísicamenteimposiblequeestuvieraendossitiosalavez.
Reínerviosa.—Tusteoríasmedancadavezmásmiedo.—Lavozmetemblaba—.Teempeñasendemostrarque
somosfamiliaresynolosomos.Somosmuydistintos:tufamiliaesrica,tienesunpadremillonarioyunamadreencantadora;ymimadreyyo,noesqueestemosmal,perotampoconossobraeldinero.Aunquenome quejo—agregué rápidamente—. Lo que quiero decir es que ni en unmundo paralelo tú y yopodríamosserfamilia.Esabsurdo,Alex.Avecesdalasensacióndequelascoincidenciasteciegan—añadí.
—Losé,losé,perosilovierasdesdemiperspectiva,talvezpensaríaslomismoqueyo.—Puede—respondí.
—Soloadmitequeexisteunaposibilidad,¿vale?—Estábien.Misojosamenazabanconcerrarsepor la faltadesueño.Mepasé lamanopor lacara, intentando
despertarme.Seguimoscaminando,hastaqueporfinllegamosalamansióndeAlex.Toquéunbotónypocodespuésseescuchóunavozagudaatravésdeuninterfono.—¿Quiénes?—QuierohablarconlaseñoraRosie—dije.—¿Quiénlabusca?—HannahReeve—contesté.TeníalaesperanzadequeRosiemerecordara.—Unmomento.—Seoyeronunossonidosydespuéselinterfonoseapagó.—¿Esnecesariotodoesto?—Amínomelodigas.Escosademipadre.Queríaquelacasaestuvierabienprotegida.Elinterfonovolvióaconectarse.—Adelante,porfavor—dijounavozcortanteyfría.La puerta se abrió. Entonces recordé que el día del velatorio deAlex las puertas de lamansión
estabanabiertasyquenohabía sidonecesaria tantaparafernalia.Semedetuvoelcorazónduranteunmomento.
TalvezRosietuvieralarespuestaatodasnuestraspreguntas.Enaquellugartodoseguíaigual.Olíapordoquieralimón,igualquelaprimeravezquehabíaestado
enesacasa.—Por favor, señorita, venga por aquí—medijo unamujer corpulenta con unmoño en la cabeza.
Teníaelcabellomásrojoquehabíavistoentodamivida.EldeSaraheradecolorzanahoria,peroeste,definitivamente,erarojocarmesí.
Vestíaununiformedeservicioformadoporunvestidonegroyundelantalblancoatadoalacintura,dedondecolgabanunpardellavesqueparecíanmuypesadas.
—Eselamadellaves,Marina—dijoAlex,amilado.—LaseñoraRosiemehaordenadoquelaacompañealasalaprincipal—dijoconsuavidadmientras
laseguíaconpasorápido—.Poraquí,porfavor.Salimos por un salón y nos encontramos con un pasillo enorme. Al percibir mi confusión, Alex
comenzóahablar.—Primer salóna laderecha: cuartode juegosconpistolasdeagua,pistasdecarreras, cochesde
controlremoto…Cortesíademipadrepormiduodécimocumpleaños.Nuncaloutilicé—explicó—,erademasiado infantil. Creo que no se dio cuenta de que ya no tenía ocho años—dijo entre risas, y yointentémantenermecalladaparaqueMarinanoseenterara.
»Segundapuertaaladerecha:salóndelaburrimiento.Definitivamente,eseeramirincónfavoritodela casa.Memandabanahí cuandomeportabamal.Nadade televisión,nide radio,niningúnaparatoelectrónico.Loquenosabíaneraqueahímedivertía.Solíaaprovecharparaleeromeponíaaescribir.La última puerta de la derecha es el despacho de mi madre, donde guarda todos los documentosrelacionadoscon la familia.Avecessepasaba todoeldíaahímetida.Nuncasupequéhacía.Talvezescribiroleer.
Asentíconlacabeza.IntentabaretenertodalainformaciónqueAlexmeofrecía.—Primerapuertaalaizquierda.—Señalócuandopasamosporahí.Eraunsalóngrandeyespacioso
yteníaunasalaanexaantiguaybiencuidada.
Loprimeroque llamómiatenciónfue laalfombrablancaquehabíasobreelsuelodemármol,asícomolaenormelámparadecristalquecolgabadeltecho.Unoscuantoscuadrosdecorabanlasparedes.Algunos ilustrabanpaisajesyotrosnoeranmásque rostrosdesconocidosparamí.Al fondohabíaunpequeñomueblebarconbonitasdecoracionesybiensurtidodebebidasalcohólicas.
—Aquísuelentraeralasvisitasoalossociosdemipadre—añadióAlex.Caminamosunpocomáshastaquellegamosaunasalatodavíamásgrande.—Estaeslasalaprincipal.Soloparafamiliaresyesascosas—anuncióAlex,haciéndomedeguía.—Bonitasala—dije.Marinasonrióymehizopasar.—¿Leapetecebeberalgo?—No,gracias—respondíconnerviosismo.Denuevo,lasmanosmesudaban.Marinaasintió.—Estaréporaquícercasimenecesita.LaseñoraRosienotardaráenbajar.Después,diomediavueltaysemarchóconunaligerasonrisa.—¿Quéteparece?—preguntóAlex.Estababoquiabierta.—Mesientocomounahormigaenestacasa.Esenorme,Alex.—Bastante. De hecho, no he terminado de conocer todos sus rincones. Y ahora ya nunca podré
hacerlo.—¿Deverdad?—pregunté,sorprendida.El salón en el que nos encontrábamos era probablemente el doble de grande que el anterior: era
indiscutiblementeamplio,teníaeltelevisormásenormequehabíavistoenmividay,justodelante,unsofádecasicincometrosdeancho.Dabalasensacióndequemeencontrabaenunasaladecineprivada.Elsueloestabaperfectamentelimpioyresplandeciente,veíamipropioreflejoenél;parecíaquenadielohubierapisadonunca.
Porotrolado,comosideunmuseosetratase,loscuadrosquehabíaenestahabitacióneranmuchomás extravagantes. De hecho, tenían nada más y nada menos que una réplica del famoso fresco LacreacióndeAdán,deMiguelÁngel,dondeseveíaaDiostocandoaAdánconeldedo,dándolelavida.Tambiénhabíauncuadroquenoreconocíadeunasirenasemidesnudasentadaenunarocaaorillasdelmar.Teníaunoscoloresbrillantesyllamativos;erarealmenteincreíble.Yluego,habíaotrocuadroquemellamólaatención.
EnélaparecíalafamiliadeAlex.Elcuadroestabacolgadojustoenelcentrodeunadelasparedes.Elmarcoeraprácticamenteinexistente:estabahechoconelmismomaterialquelapared,incrustadoenella,ydabalasensacióndequelaimagenformabapartedeella.Elmarcosujetabaconsusmajestuosasformasellienzofamiliar,preservándoloparalaeternidad.
Rosieaparecía sentadaenun sillóndemaderaoscura, cual reina,mientrasGeorgeposabadetrás,conlasmanosapoyadasenloshombrosdesuesposaconsuavidad.Rosieteníaelcabellorubiopeinadohaciaatrás,recogidoenunacoleta,yllevabaunadiademadediamantes.Suvestidorojohacíaresaltarsusiluetaysubusto.Selaveíamuyguapayjoven.Parecíaunamodeloretirada.Alexestabadepieaunladodeella,muycercadeGeorge.Llevabauntrajenegroconunacorbataazulque,teníaqueadmitirlo,lequedababastantebien.Georgeaparecíasonriente,seleveíabastantefeliz,mientrasqueAlexparecíaposarporobligación.Eramuygraciosoverloasí,enfadado.
—Tequedabieneltraje—dijeconunasonrisa.
—¿Túcrees?—Sí.Después, disimulé y fui a contemplar los otros cuadros de la sala porque empezaba a sentirme
incómoda.Teníalasensacióndequemeentrometíademasiadoensuvida.Pasaronunosminutos,peroniRosieniMarinavinieron.Comencéadesesperarme,aunque intenté
tranquilizarme pensando que tal vez había llegado en un mal momento y que Rosie quizá estuvieraduchándoseohaciendoalgo.
Decidí sentarmeen el sofáy, al cabodeun rato,mehabíaquedadoembobadamirandoa lanadamientraslosminutospasaban.Derepente,elsonorotimbredelamansiónresonóportodalacasa.Alexyyonosmiramos,y,después,élseencogiódehombros.
—Talvezseaunvendedor.Nosuelellamaraltimbremuchagente—dijo.Asentí.Peroentoncesoíunospasosyunosmurmullosalotroladodelasala.Distinguívariasvoces.—Voyaverquiénesson—dijoAlex,poniéndoseenpie.—¡Alex!Noquieroquedarmesola.Déjameircontigo.Élselopensó.—Estábien,perointentanohacerruido.Asentíconlacabeza.Salimosdelasalaycaminamosdevueltaalsalóndevisitas.Losmurmullos
comenzaron a resonar cada vez conmás fuerza. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, Alex sedetuvo.
—Chsss—dijo,llevándoseundedoaloslabios.Laadrenalinacomenzóacorrerpormisvenas.Me asomé con cautela, intentando hacer el menor ruido posible. Había seis personas en la
habitación.Laprimeraalaquevieraunachicamásjovenqueyo,talvezdeunostreceocatorceaños,con el cabello rubio, ondulado y perfectamente peinado. Tenía la cara delgada y fina. Parecía unamuñeca.Asuladohabíaunamujertodavíamásrubia.Teníalapieldeporcelanaylosojosmásazulesquehabíavistoentodamivida.Habíaungranparecidoentreellas.Luego,habíaunamujerdecabellonegro.Llevabauna faldadelmismocolorycalzabaunasbotasnegrasmuyaltas.Debíade tenerunoscuarentaañose, igualque la rubiaanterior, tenía losojosazules.Deno serporel colordel cabello,podrían haber pasado fácilmente por gemelas. Junto a ella, había un hombre alto y moreno, muymusculoso. Tenía los ojos de color café y miraba inquieto de un lado a otro. Parecía nervioso, oincómodo.
Alfondo,reconocíaGeorge.Asuderecha,juntoalmueblebar,habíaunhombredeespaldas.Oíquevertía un poco de líquido en una copa y, entonces, se diomedia vuelta.Era alto y guapo. Puede quetuvieseunoscuarentaycincoaños,másomenos.Teníaelpelocasitannegrocomolamujerdelasbotasaltasyunanarizfinayrespingona.Suslabioserancarnososyrojoscomolascerezas.Llevabauntrajenegroqueparecíaestarhechoamedidayunacorbatadelmismotonoazulquesusojos.
Mesumíenmispensamientoscuandoterminédeexaminarlo.Meresultabavagamentefamiliar.Teníalasensacióndequelohabíavistoenalgúnlado.
Pero¿dónde?Esosojosazulesyese rostro…esa sonrisa inocente…Estaba seguradeque lohabíavistoantes.
Aunqueahoraestabaalgocambiado,unpocomásviejo.Elcorazónmepalpitabaconfuerza.Miré a Alex para averiguar si pensaba lo mismo que yo. Él me miró con la misma confusión
reflejadaensurostro.Entoncesmedicuentadequesumiradasevolviófríayoscuraderepente.Parecíainclusoaterrado.
Derepentelorecordé.Sabíadóndelohabíavisto…Eraelhombredelafotografía.—Eric—dijimosalunísonoconvoztemblorosa.Sentíqueunacorrientedeairefríomeatravesabatodoelcuerpoy,después,nosquedamosenshock.
ElfantasmadeEricestabaaquí.Peroalgoextrañopasaba:estabahablandoconGeorge.¿Acasoeratodoestounabroma?Unmomento…Ericestabamuerto,¿verdad?Volví amirar rápidamenteaAlex.Estabaquieto, con lamiradapetrificada; elbrilloespecialque
caracterizaba su mirada había desaparecido. Sus ojos habían adquirido un tono miel muy apagado.Miraba fijamente a Eric. Estaba totalmente desconcertado, como si no lo reconociera, como si nocomprendieraloqueveía.
Estabatriste.—¿Alex?—susurré.Peronoseinmutó.Sumiradainocentemehacíaimaginarlodepequeño.Susojosreflejabanangustia
y traición.Dios… lohabíanengañado.Su tíoEric estabavivo,por esono ledejaron ir a su funeral.Pero…¿porqué?¿PorquéledijeronquehabíafallecidosisabíanlomuchoqueAlexloquería?¿Porquéloengañaron?
Alexme había contado queEric era su tío favorito porque le ayudaba con los deberes y le traíamuchos juguetes, y también me contó que no lo había visto desde que tenía seis años, porque,supuestamente,habíafallecido.
Peroahora…Ahoraestabaallí.Eraél,encarneyhueso.Estabavivo.—Eh…—volvíallamarlo.Seguíasinmoverse—.Alex…respóndeme,porfavor.Escudriñóconnerviosismocadarincóndelasala;podríahaberjuradoqueestabaapuntodellorar.
Sumiradaadquirióunaspectovidriosoy,enseguida,brotaronlasprimeraslágrimas.Elcorazónmedioun vuelco terrible al ser testigo de su dolor. En aquel instante, sentí que un millón de murciélagosenfurecidos batían sus alas en mi estómago al mismo tiempo. Y en sus alas tenían espinas que seclavaban en las paredes de mis entrañas. No me imaginaba cómo debía de sentirse Alex en estosmomentos.
Peroentonces,tomóunabuenabocanadadeaireycomenzóamoverse.Volvióalarealidad,comosihubiera despertado de un sueño profundo.Tenía la espalda tensa ymovía los ojos de un lado a otromientrasintentabacontenerlaslágrimascomopodía.
—Dimequeestásviendolomismoqueyo—dijoenunagudosusurro.Alexparecíavulnerable.Enestemomento,loera.—Sí,yotambiénloveo.¿Estásbien?—meapresuréadecir.Lomirépreocupada.Queríasercautelosa. Intentéestablecercontactovisualconél,peroAlexme
evitabamirandohaciaotroslados.Elcorazónsemehizoañicos.—Eh…sí,estoybien—respondióenuntonodistante.Entoncessemovióunpocoysealejódemí.Supechosubíaybajabafrenéticamente.Mentía,porsupuesto.
Definitivamente,Alexestabamal.Yyonosabíaquéhacerniquédecir.Mehabríagustadoserélenesemomento.Alexsiempresabíaquédecirenocasionescomoesta.Noeracapazdedecir:«Miraelladobueno,estávivo»;nitampocopodíasoltarle:«Seguroqueteníanunmotivoparahacerlo»,cuandonisiquierayosabíaporquélehabíanmentido.
—Alex…—MitíoEricnoestámuerto…—sesusurróasímismo,dolido—.Memintieron.Pero…¿porqué?Concadasegundoquepasaba,Alexparecíaestarmássorprendido.Nomemolestéendisimularmi
preocupación.—Alex…—repetí,perolaspalabrasnosalíandemiboca.Nosabíaquédecir.—Estoestámal…Noentiendonada…—susurró.Estabafueradesí.Lomiré,peronolograbadecirlenada.«Dialgo,Hannah».—¿Quieresquenosvayamos?—preguntéconcuidado,tratandodenosonarsumamentepreocupada
porél.Noqueríaangustiarlotodavíamás.—No…—Alexsaliódesuensimismamientoysereincorporó.Susojosestabanapagados—.Ahora
másquenuncadebemosestaraquí.Hayalgoqueningunodelosdossabemos.Cuando estábamos a punto de descubrir algo, siempre llegaba otra cosa que lo complicaba todo
inclusomás.Parecíaquetodoestabaennuestracontra.Cadavezhabíamássecretos…máscosasqueparecíanfueradelonormal.
YEric…¡HabíanmentidoaAlexsobresumuerte!Aquellonoteníaexplicación.Asentí con la cabeza al comprender las palabras de Alex. Lo que ahorame preocupaba era que
alguiensediesecuentadequeestábamosespiando.OqueRosiellegaraynospillaraconlasmanosenlamasa. Bueno, queme pillase amí, claro, porqueAlex era un fantasma. Si eso llegara a ocurrir, memeteríaenproblemas,yamboslosabíamos.
Echéunvistazoalasaladevisitas.Ningunoparecíadarsecuentadequelosobservábamos,sobretodolaRicitosdeOro.
Entoncescaíenlacuenta.—¡EsAnna,laniñarobachuches!—murmuré.Alparecer,Alexnosehabíapercatadodetodaslaspersonasqueestabanenlasala.Soloteníaojos
parasutíoEric.—¿Qué?—preguntó,confundido.Meaclarélagarganta,intentandohacerelmenorruidoposible.—Sontusfamiliares.Mira:esasdebendeserRebeccayCaroline,tustías.Dijistequeunadeellas
tuvounahija.Ahíestá.Es laniñadepelorubiode laquemehablaste—dijemientrasseñalabaa lassusodichasunaporuna.Mesentíaorgullosaporrecordarsusnombres.
—Anna,laniñarobachuches…—repitió,incrédulo.Asentíconlacabeza.—Creíqueyanoseveían.Escudriñésusrostros.Y,derepente,micerebrocomenzóa trabajar.Loshabíavistohacíapoco…
Pero¿dónde?Mimenteempezóaenviarmeimágenesyarevivirmomentospasados.Entonceslorecordé…—Estuvieronen tuvelatorio—susurréenvozbaja.Mepasé lasmanosporelcabelloyapartéun
mechónrebeldequemecubríalacara.
Alexnegó.—Teequivocas.Loshabríavisto—respondió,dubitativo.No lo culpaba. Yo misma sufría amnesia y lo más probable era que mi mente rellenara algunos
vacíos demimemoria con recuerdos que yomismame inventaba. Pero ahora estabamás segura quenunca: loshabíavistoenelvelatorio.Enaquelmomentono lesprestédemasiadaatenciónporquenosabíaquiéneseran.
—Tejuroquelosvi—afirmécontotalseguridad.Estuveapuntodegritar.—Perosinohanvenidoavernosenaños,Hannah.Desaparecierondemivida.Novendríanami
funeral.—¿Yentoncesporquéestánaquí?—contraataqué—.Alex,deverdad.Losvi.Estuvieronaquí.Telo
juro.—Pero…—Entoncessedetuvo,dudóyluegonegóconlacabeza.Parecíadesconcertado.EricyGeorgecaminaronporlasala.EltíodeAlexteníalasmanosenlosbolsillosdelanterosdelos
pantalonesdeltrajeyandabadeunladoaotroconpasoscortosytorpes.Parecíanervioso.Encambio,George estaba de nuevo firme y parecía un tanto… aterrador. Se movía con lentitud y parecía, adiferenciadeEric,aliviadoyenpaz.
Ambosteníanunparecidoincreíble:losojosazules,laslargasynegraspestañas,lamismaposturayunas entradas casi idénticas… aunque George ya tenía algunas canas y Eric todavía conservaba unabrillanteyespectacularcabelleranegra.Porsupuesto,laedadtambiéninfluía.Georgeeramuchomayorquesuhermano.
Eric estabaprácticamente igual que en la fotografía, con la excepciónde supostura, que lehacíaparecernerviosoyvulnerable.Susmúsculosbienmarcadosseguíanahí,yapostabaloquefueraaquetodavía tenía esos dientes blancos que le daban una sonrisa perfecta. Pero, claramente, las personascambiaban, y Eric no se había librado del paso del tiempo. Llevaba el pelo algo más corto y muydiferente a como lo tenía en la fotografía; y su porte eramás riguroso,más pesado, como si algo ledoliera.Aunquenoparecíaserundolorfísico.
—Séquevaasonarestúpido,perocreoqueestoyapuntodeteneruninfarto—bromeó,intentandodeshacersedesupropionerviosismo.
Riounpoco,aunquelarisapareciómásbienunquejidoyesosolohizoquesetensaratodavíamás.Sonreíparaintentartranquilizarlo.—Tranquilo, no te pasará nada.No vas amorir.—Intenté seguirle la corriente.Alex rio y luego
esbozóunaligerasonrisa.—Graciasporestaraquí,conmigo.Telodebotodo.Estabaequivocado;erayoquienestabaendeudaconél.Yaunquetodoloquehabíaocurridohacía
que me sintiera totalmente desubicada, le estaría eternamente agradecida. Había cambiado mi vida,aunquetodavíanoestabaseguradesiparabienoparamal.
—Ereslomejorquemehapasado,Alex—respondícontotalsinceridad.Era cierto; él era eso ymuchomás.Y no sabía si estaría lista para despedirme de él cuando le
llegaralahorademarcharse.Derepenteunruidonossobresaltó.EraRicitosdeOro.Selehabíacaídounvasodecristalynosmiraba,aambos.—¡Anna!¡Tencuidado!¡Miraloquehashecho!—gritólamujerrubia,Rebecca.Laniñanosmiróasustada.SusojossemovíandeAlexamí.Meestremecí.
—Déjalo,Rebecca—dijoGeorgeconsuavidad—.Nohasidoculpasuya.—¡Siempreloestropeastodo,Anna!—gruñólamujer.Annanosmirabaconexpectación,casiaterrada,sobretodocuandosefijabaenAlex.—Esque…—comenzóadecir,perosedetuvocuandonotóquetodoslamiraban.—¿Otravez,Anna?—preguntóRebecca.Parecíaestarharta.Lamujer puso los ojos en blanco después de contemplar el desastre queAnna había provocado.
Carolinelamiróconlástimaynegóconlacabeza.—Annaya es lo suficientementemayor comoparaque le sigasgritandode esa forma—interfirió
Caroline,quedesaprobabalaconductadeRebecca.Annamirabaennuestradirección,aterrada.Supálidapielsevolvióblancacomolanieveyteníalos
ojoscompletamenteabiertos.Parecíamuysorprendida.—Túnoeresnadieparadecirmecómotengoquehablaramihija—contestóRebeccademalagana.EricobservabaaAnnasindecirpalabraalgunayGeorgesacudió lacabeza.El tipoquenosabía
quiéneracogióaRebeccadelamanoparatratardecalmarla.—No puedes seguir así, Rebecca. Anna ya ha ido al psicólogo. ¿Qué más quieres? Lo está
intentando.Nodebessertanduraconella,solotienecatorceaños.Loquedaríayoportenerunahija…ytú…
—¿Vasahacertedenuevolavíctima?Annanoesnormal.Nolaconoces.Estáloca,ynosabesloqueesvivir conalguienque tienealucinaciones.Avecesmeasustamuchísimo—respondióRebeccacomosiAnnanoestuvierapresente.
Alexyyonosmiramos,nerviosos.NadiesehabíadignadoamirarhaciadondeAnnadirigíalavista;todosestabanbastanteconcentradosenlapeleaentreRebeccayCaroline.Laniñaintentómoverse,peronopudo.Estabacompletamenteinmóvil.Intentétranquilizarlaconlamirada.Parecíapetrificadaporlasorpresa,aligualqueAlex.
—Meve,Hannah.RicitosdeOromeve—dijoasustado.SuterroreramayorqueelquemostrabanlosojosdeAnna.
—Losé—contestéenunsusurro.—Annaestábien,Rebecca—prosiguióCaroline,confrustraciónensuvoz—.Perotúeresunamala
madrequesiemprelahahumillado.Yanoesunaniñapequeña,necesitasalirynoestarencerradaenunmaldito cuarto con un médico al que pagas para nada y que no hace otra cosa que mandarlemedicamentos.
—¡Muybien!¡Yabasta!—gritóGeorgeparaponerorden.CarolineyRebeccasefulminaronconlamirada.EricmiródenuevoaAnnay,alverqueellamiraba
fijamenteennuestradirección,giróelrostroparaseguirsumirada.Alexyyonosocultamosdetrásdelaparedenunsegundo.
Elcorazónsemedetuvouninstante.—HaempezadoCaroline—respondióRebeccaconvozchillona,comosifueraunaniñapequeña.—¿Hayalguienmásaquí?—preguntóEric,queinterrumpióladiscusiónmientrasmirabaaGeorge.—No.Solonosotros,yelservicio,claro—respondióGeorge,confundido.—Allíhayunachica.Sehaescondidodetrásdelapared.Alex y yo lo escuchamos. Me quedé de piedra. Entonces salimos corriendo antes de que me
descubrieran.Alex corría delante demí para guiarme por lamansión.Yo lo seguía tan rápido comopodía.
Capítulo23
SubimosporlasescalerasqueCarayyodescubrimoscuandoquisimosiralbañoduranteelvelatoriodeAlex,dondemehabíatopadoporprimeravezconGeorge.Semehacíararoestaraquídenuevo.
NodejabadepreguntarmedóndeestabaRosie.—Poraquí—dijoAlex.Abrióunapuertayentoncesrecordéloquemehabíadichoantes:lapuertaaladerechaeraladel
despachodeGeorge.Encuantoentré,losrecuerdosmeinvadieron.HabíahabladoconelpadredeAlexenesahabitación.
Cerramoslapuertadegolpeymepeguéaellacomounchicle.Dejécaertodomipeso.Respirabacondificultad.Apretélosojosconfuerzaparaintentartranquilizarme.Buscabaalejarmeporuninstantedetodaaquellalocura.
—Haestadocerca—susurré.Peroentoncesescuchamosunospasosqueprocedíandelaescalera.—¡Echaelpestillo!—gritóAlex.Megiréyempecéamoverlasmanosnerviosa.Busquéelpuñeteropestilloportodalapuerta,sinni
siquierapensar,pero…¡noloencontraba!El pánico me invadió. No quería que George me pillara en su despacho. Sin duda, resultaría
sospechoso.¿Quépintabayoallí?Detodasformas,parecíaqueélnosehabíapercatadodemipresenciaenlacasa.
Alexseacercóamímientrasmovíalosdedossudorososporelpicaportedelapuerta.Losnerviosmeconsumían.
Lospasosalotroladodelapuertaresonabanenmisoídos.Cadavezestabanmáscerca…Estabadesesperada.—¡Notienepestillo,joder!—susurrélomásaltoquepude.Elcorazónmelatíacontantafuerzaque
sentíaunfuertedolorenelpecho.Continuébuscandoelpestilloconlosdedosyrespiréhondo.«Tranquilízate.Respiraycálmate»,me
dijeamímisma.«Todoirábien.Tienequehaberunpestilloenalgunaparte».Entonces,toméaireunavezmás.Laspiernasapenasmesostenían.
Debíandehaberllegadoalúltimopeldañodelasescaleras.Oíasuszapatosmoversesobreelsuelodemármol.
Gemíenvozbaja.Justocuandolospasosseaproximabanalaentradadeldespacho,encontréeldichosopestillo.Lo
echéconrapidezy,justodossegundosdespués,lamanillasemoviódearribaabajo.Alguienintentabaabrirlapuerta.—Estácerrada—dijounavoz.Silencio.Los latidos de mi corazón se estabilizaron ligeramente… pero la calma duró poco. Escuché un
chasquidoalotroladodelapuertaydespuéselsonidodeunasllaves.Abrílosojoscomoplatos.Ahorasíqueestabaperdida.Elsonidoeraagonizante,casidesesperante.Mesentíacomosiestuvieraenunadeesaspelículasdemiedoenlasqueelasesinoacorralaalaprotagonistaparajugarconellayasustarla…antesdematarla.Todomicuerpotemblaba,presodelpánico.Derepente,alguienmetióunallaveenlacerraduradelapuerta.
Alexyyonosmiramos,aterrados.Aélnoloverían,peroamísí.Eseeraelproblema.«¡Pillada!»,megritabaamímismamentalmenteamododeburla.Lallavegiródentrodelacerradura.Laadrenalinacorríadenuevopormisvenas.—Escóndete—murmuróAlex.Pero el maldito despacho no tenía ni un sitio en el que esconderse. Todo estaba a la vista.Me
descubriríandesdecualquierángulo.Elúnicoesconditeposibleeradetrásdelascortinas,peronoibaaocultarmeahí;eraridículo.Alfinyalcabo,hicieraloquehiciera,elresultadoseríaelmismo.¡Estabanapuntodedescubrirme!
—Debajo del escritorio —añadió Alex enseguida. Intenté protestar, pero no me dejó hablar—.Rápido,Hannah.
Eraunaestupidez.Elescritorioestabaenelcentrodeldespacho.Sería loprimeroqueverían.¿Aquiénseleocurriríaesconderseahídebajo?
¡Joder!Decidínopensármelodosveces.Corríhastaelescritorio.Elcorazóngalopabaenmipecho.Teníalasensacióndequeencualquier
momentosaldríadisparado.Eracomosialguienlopresionaradesdedentroconunafuerzabrutal.Medejécaerenelsueloymeescondídebajodelescritorio.Lapartedelanteraestabatapadapara
impedir que se vieran los pies de la persona sentada en la mesa. De ese modo, si solo entraban yechabanunvistazorápido,nomeverían.Sinembargo,sialguiendecidíaasomarsedebajodelamesa,estaríaacabada.
Mehiceunovilloy,comosiestuviesehechoamimedida,cupeperfectamenteenaquelespaciotanreducido.
Lapuertaseabrió.Justoatiempo.—Deverdad.Tejuroquehevistoaalguien—afirmóEriccontotalseguridad.Distinguísuvoz.Al
parecer,soloveníaacompañadodeGeorge.Lacabezanodejabadedarmevueltas.—EstarconAnnatehaafectado—bromeóGeorge.—¿Tútambiénpiensasqueestáloca?—preguntóEric,molesto.Eraobvioquenoestabadeacuerdo
conlaspalabrasdeGeorge.—Es solo una broma, Eric—respondió con tranquilidad—.Estásmuy tenso, hermano.Necesitas
despejarte.—LavozdeGeorgesonabacansada,perofirmeypotente.—Túsabesporqué—respondióEric.
Ambosparecíancomprenderdequéhablaban.Yosolointentabanohacerruido.Cuandoaguantabadurantemucho tiempoelaireen lospulmones, solíandarmeataques repentinosde tos,asíqueenesemomentointentérespirarconnormalidad.
—Losé…—comenzóadecirconcautela—.Peroahoraolvidaloquecreeshabervisto.Tengoalgoquecontarte.
Alex estaba de pie, y lo envidiaba por ello. Tenía una mirada tan triste que me partía el alma.Deseabapodersalirprontodemiesconditeparaabrazarloconfuerza.
—Tengolasensacióndequehayalguienaquí,deverdad—replicó,inquieto.—Siempretanperceptivo…Nadiehaentradoenestacasa,Eric.Ycreoquenomehasescuchado.
Tengoalgoimportantequecontarte—repitió.—Mehashechocruzarmediomundo,asíqueesperoqueseabueno.Sabesqueestoymuyocupadoy
quenopuedodejardeladomisplanes…—Lospasosresonabancadavezmáscercademí.—Es la noticia que siempre has esperado escuchar.—Ambos se acercaron al escritorio. Se me
detuvoelcorazón.—¿Dequéhablas?—LavozdeEricsonóronca.—Siéntate—dijoGeorge.Ericsedejócaerenunasillaysuspiróconalivio.George rodeó lamesa. Arrastró una de las sillas que había frente al escritorio sin apenas hacer
ruido.Ericsehabíasentado,peroestabafuerademicampodevisión.SoloveíaloszapatosnegrosdeGeorgeysusrodillas,aescasoscentímetrosdemicara.
Alex llamó mi atención, se llevó el dedo índice a los labios y yo asentí con la cabeza. Debíapermanecerensilencio.Elairesequedóatascadoenmispulmones,yAlexlonotó.
—Suéltalo—dijomoviendosuslabios,sinemitirsonidoalguno.Estabapreocupadopormí,yesoeraloúltimoquequeríaquehiciera.Soltéelairetanlentamentecomopude.
—George…¿quépasa?—preguntóEricarrastrandolaspalabras,comosiledolierahablar.Sonabacomosiloestuvierantorturando.
—Eric…intentasteencontrarlascontodastusfuerzas…—George…—respondióEric,desesperado.—Lashemosencontrado,Eric.Estánaquí.Ericsequedóensilencio.Todosedetuvoenaqueldespacho.Georgeselevantódeformaapresurada
delasilla,notablementesorprendido.—¿Quieresquetetraigaunpocodeagua?—preguntóGeorgealcabodeunossegundos.Mesentíaunaintrusa…nodeberíaescucharunaconversacióntanprivadacomoesta.—N-no—tartamudeó.Georgevolvióasentarse.ErictomóunabocanadadeaireyelpadredeAlexprosiguió.—Siemprehanestadoaquí.Margarethizounbuentrabajoparamantenersebienoculta.¿Margaret?Unmomento.GeorgehabíallamadoMargaretamimadrecuandohablaronporteléfono.
Yelmédicoquemeatendiótraselaccidentetambién.¿Quéestabapasando?Perono,miabsurdateoríanoteníaningúnsentido.
—¿Y mi hija? ¿También está aquí? ¿La has visto, George? ¿Está bien? —preguntó del tirón—.Dios… me estás gastando una broma, ¿verdad? —dijo de inmediato. No daba crédito a lo queescuchaba.
Ericsoltóunsuspiroentrecortado.Teníaelpresentimientodequetemblaba.
Alexmemiró.—Tranquilo,Eric.Tenemostodoeldía.—¿Sabescuántotiempoheesperadoesto?—Sí,losé.Ericgruñó.Yomesentíamásdesconcertadaquenunca.AlexvolvióamiraraGeorge.Teníalosbrazoscruzados.—Margaret…¿Porquétuvoquemarcharse?—sepreguntódeformaretórica.—Es muy guapa, Eric. Tiene tus ojos. Bueno, los nuestros. Es muy insistente, igual que tú —
respondióGeorgeconentusiasmo.—¿Hashabladoconella?—Sí.Esunachicamuyinquieta,separecemuchoati.Estuvo…estuvoenelfuneraldeAlex—soltó
derepente.—¿Y por qué no me lo dijiste entonces? —resopló frustrado—. Yo estuve aquí. Podría haber
habladoconella.—Porentoncestodavíateníamisdudas.Margarethacambiadomucho.Selasingeniómuybien.—¿Qué le diré, George? ¿Cómo voy a aparecer en su vida de repente? —Sonaba nervioso y
emocionadoalmismotiempo—.Mihijaestáviva…—Laexcitaciónensuvozeraevidente.—Venga,Eric.¡Nomedigasquenoteníasunmonólogopreparadoparacuandotereencontrasescon
ella!Hastenidodiezañosparaplanearestemomento—dijoGeorgeamododeburla.Estabafeliz.—Sé exactamente lo queme gustaría decirle. Pero…no sé si podría…—Suvoz se entrecortó y
escuchéquetragabasalivaparadeshacerelnudoqueselehabíaformadoenlagarganta—.Eslamejornoticiaqueherecibidoentodamivida.
—Tu hija está bien. Es inteligente y bastante responsable. Aprenderá a quererte. Eres un buenhombre,Eric.Todoslosabemos—respondióelpadredeAlexconfirmezayseguridad.
—Gracias,George.Eres elmejor hermanodelmundo, no sé cómo te pagaré esto.—Suspiró conagitación—.Mihija…—repitió,emocionado.
Yanohabíatensiónenelambiente.Todohabíaadquiridouncarizmáscálido…másemotivo.—Tengoalgoquemostrarte.Heestadoinvestigandounpocosobreellas.Georgeabrióuncajóndelescritorioysacóunacarpetagruesadecolorazul.Porelsonidoquehizo
aldejarlasobreelescritorio,teníapintadesermuypesada.—Nohasidonecesariopagaraundetective,yasabes.Alexescuchabayobservaba,mientrasyocomenzabaa sentirque semeadormecía el cuerpo.Sin
embargo,meobliguéaseguirescuchando.LaheridaquemehabíahechoencasadeSethnomehabíadadoproblemashastaahora,asíqueevitéprestarleatención.
—Vivenadiezminutosdeaquí.Comencéapensar.¿CuántaschicassinpadrevivíanadiezminutosdelacasadeAlex?Hiceunalistaenmicabeza.Habíacincocandidatas.PrimeroestabaChloe,lachicadel235.Teníadieciochoaños,eraguapa,conelcabellorubioyunos
rizosperfectos.Susojoserantanazulesquehipnotizabanacualquiera.LuegoestabaMaggie,ladel567.Sucabellodoradoerasuúnicacualidadfísica,yaque,segúnloschicosdelinstituto,noteníamuybuencuerpo, ni tampoco destacaba por sacar buenas notas. Sabía que tenía un padrastro, pero no padrebiológico. La lista seguía conRuth, una chica de veintidós años que vivía sola en los barrios bajos.Aunqueerahuérfana,siemprehabíavividosola.
DespuésestabaLucy,unachicadecabellonegrohastalacintura.Eraguapa,peroteníauncarácterdemildemonios.Siempreseestabapeleandoconsumadreysiempreeraporelmismomotivo:porquenoteníaunpadre.
Porúltimo,estabaJana,unamadreresponsablepeseasujuventud.Teníaelcabellorizadohastaloshombros,vivíaconsumadrey,apesardedejarse lapielparapoderpasar tiempoconsuhijoe iralinstituto,eraunachicafeliz.
—¿Adiezminutos?—preguntóEricconsorpresa.ViqueGeorgeasintióconlacabeza.—MargarettrabajaenelinstitutoalqueibaAlex—respondióGeorgemientrasbuscabaalgoentre
lospapeles.Vale.Enesecaso,RuthyMaggiequedabandescartadas.—CreíaqueMargaretnotrabajaba.—Sí,trabaja.Yasabescómoera…Siemprelegustóser«independiente»—dijoconretintín.—Sí,asíera—respondióEric,todavíasorprendido.Unossegundosdespués,elsilencioinvadióeldespacho.EraemocionantequeErictuvieraunahijayquealfinlahubieraencontrado.Mealegrabatantopor
él como por aquella chica que, después de tanto tiempo, tendría un padre. Dadas las circunstancias,suponíaqueesaeralarazónporlaquehabíadejadodevisitaraAlex,oalmenosesaeralaconclusiónala que había llegado. Pero todavía no entendía por qué fingieron sumuerte. Eso no tenía ni pies nicabeza. Si se lo hubieran explicado a Alex, él lo habría entendido. Era una persona inteligente,comprendía lascosascomosi fueraunadulto,yestabaseguradequesiemprehabíasidoasí, inclusocuandoerapequeño.
—George—susurróEric.Suhermanodejódehojearlospapelesylomiró.—¿Quéocurre,Eric?—preguntó,preocupado.—No,noesnada.Esunatontería.En cuanto las palabras salieronde su boca,mevi reflejada en él: eso era exactamente lo queyo
decíacuandoibaadeciralgoyluegomearrepentía.Porprimeravezenmivida,mesentíaidentificadaconalguien.
—Dímelo.Sabesquepuedesconfiarenmí.AunquenoveíaaEric,podríahaberjuradoquesonrióamododeagradecimiento.Laspiernashabíandejadodetemblarmey,comoestababastanteconcentradaenlaconversación,me
habíaolvidadoporcompletodelaheridadelapierna.—Me preguntaba si… —Se detuvo un instante, dubitativo—. ¿Margaret volvió a casarse? —
preguntóenunbalbuceo.—No,Eric,nolohizo.Todavíasoismaridoymujer.Elhombreresoplóaliviado.—Eric…¿Túlaperdonaríasapesardeloquehizo?—Sí.Todavíalaamo—respondiósinvacilar.—Bien. Pero… ten cuidado. Las esposas de losCrowell están un poco locas—bromeóGeorge.
Ambosrieronenvozbaja.No sabía por qué, pero Alex clavó sus ojos en mí de una forma totalmente nueva. Su mirada
penetrantemeasustó.Eraextraño,parecía…parecíaquequisieradecirmealgo.
Derepente,sentíundoloragudoenelpecho.—Rosieserecuperómuypronto.Tienesunaesposaincreíble.—Lo sé, las terapias ayudaronmucho. Ella es lo único queme queda—respondió con orgullo y
dolor.—¿CómosetomólodeAlex?—Mal,yalosabes.Estuvoapuntoderecaer.Unmomento,¿dequéhablaban?¿Rosieteníatrastornospsicológicos?LaslágrimasearremolinaronenlosojosdeAlex.Habíaalgoquenomehabíacontado.—Peronolohizo,yesoesloimportante—comentóEricconsuavidad.¿PorquénomelohabíacontadoAlex?¿Acasonolosabía?Sí,claroquelosabía.Pero¿porquéno
melohabíadicho?Sesuponíaquenohabríamássecretosentrenosotros.Conunamirada,expresélomuchoquesentíaqueestuvierapasandoportodoaquello.
—¿Cuándoveréamihija?—preguntóEricconurgencia.—Cuandoestéslisto.Ericresoplóconfuerza.—Quieroverla,George.Quieroconoceramiprincesa.«Miprincesa».Yluego,justocuandoseiban,Georgehizoalgotorpe.Cogióunahojaquehabíasacadodelacarpeta
ytiródeellacontantafuerzaqueunaplumacayóalsuelo…justodelantedemí.—Vaya—dijoGeorge.El sonido,quemehabíadejado sin respiración,mepareció lejano.Entonces elpadredeAlex se
movió.Viqueempezabaaagacharselentamentejustofrenteamí.Estabaacabada.Porenésimavez,micorazóndejódebombearsangre.Cerré los ojos.La silla rechinó y el eco resonó enmis oídos comounamosca que no dejaba de
molestar.Quisetaparmelasorejas,perounsolomovimientomíoloecharíatodoaperder.Parecíaquelaplumase reíademíy, ahora, la silla laacompañaba.Sinduda, era lapersonacon lapeor suertedelmundo.
Mequedépetrificada.Noeracapazdemoverniunsolomúsculo.Niunosolo.Eneseinstantecerrélosojosconmásfuerza.Yluego…oíunsonidoqueparecíamuylejano,ungolpesordoqueprocedíadeotrahabitación.—¿Quéhasidoeso?—preguntóGeorge,volviendoasuposturahabitual.Contuvelarespiraciónuna
vezmás.Ericselevantódeunsalto.—Creoqueveníadealgunadelashabitaciones—dijoEric,yrápidamenteseapresuróasalirdel
despacho.Suspasoseranveloces,ágiles.Todavíaestabaenforma.GeorgeignorólaplumaqueselehabíacaídoyechóacorrertrasEric.Deslicéelcuerpoporelsuelo.Mesentíadébil.Exhaléairey,extrañamente,empecéareír.Alexaparecióamiladoenmenosdeunsegundo.—¿Hannah?¿Estásbien?—Metomólacabezaconlasmanosylacolocósobresuregazo,comosi
fueraunaalmohada.Reítodavíaconmásfuerza.Laadrenalinayelmiedoeranunamalacombinación—.Esunataquederisa—dijoAlex,preocupado.Teníalosojosabiertosalmáximo.Yyo…yonodejaba
de reír, era inevitable. Me temblaba todo el cuerpo. El calor de la risa se apoderó de mi cuerpocongelado y empecé a sentir un fuerte dolor en el estómago y en las costillas—. Está bien,Hannah.Cálmate,yasehanido.Tranquilízate.Estoyaquí,contigo,¿deacuerdo?
Losnerviosmeestabantraicionando.Noeracapazdecontrolarme.Intenté calmarme. No sabía por qué me pasaba esto, tal vez el pánico y el terror al fin habían
decididohacerdelassuyas.Meodiabaporpermitirqueestopasara,porsertandébil.MicuerposerelajópocoapocomientrasAlexmesujetabalamano.Cerrélosojosunossegundos
despuésymirisadesapareció.—¿Estásbien?—preguntópreocupado.—Deberíaseryoquientepreguntaraeso—respondíconvozgrave.Alexsonrió.—Acabodeveraminoviasufrirunataquederisa—dijo,sorprendido.Nopudeevitarsonrojarme.Erasunovia.—¿Estásbien?—repetísupregunta.Quería que hablásemos de él. Me dolía muchísimo el estómago y una fuerte punzada me hizo
recordarlo,peronodijenada.Todomesalíamal…Quévergüenza.—Sí—respondió—.Estoybien.Melevantécomopude.Bueno,Alexmeayudóunpoco.Vale,sí,Alexmelevantó.Me arreglé un poco el pelo y di unos pasos, aunque todavíame temblaban las piernas. Alexme
sostuvoporsiacaso.—Annatehavisto—dije.—Annavefantasmas—confirmó.—¿Yahoraqué?—Simencionaalgo,fingequenoexisto.Hiceunamuecadedolor.—Noseráfácil.Alexsonrió,puescomprendíaquéqueríadecir.—¿QuiénesMargaret?—Memiróconfundidomientrasavanzábamosporelpasilloconcuidadoyen
silencio.GeorgeyEricdebíandehabervueltoaldespacho.—Margaret…Margaret…—comenzóarepetirparasímismo—.NoconozcoaningunaMargaret.—Alex,¿cómotesientes?—pregunté,interrumpiéndolo.Estabaconfundido.—¿Aquéterefieres?—AcabasdeveratutíoEric.Hizounamueca.—Enparte,entiendoporquésemarchó.Nosdejóparabuscarasuhija.Nopuedoculparloporello.—Entonces…¿loperdonas?—Sí,todavíalequiero.Teníasusrazonesparairse,¿verdad?—dijo.Yoasentíconlacabeza—.¿Y,
sabesqué?Yohabríahecholomismo.
Capítulo24
AntesdequellegáramosalasaladondeelamadellavesmehabíadichoqueesperaraaRosie,Alexme soltó. Por unmomento creí queme dejaría caer, pero ya había recuperado el equilibrio y podíamantenermeenpie.
Lomirédolida.¿Porquésealejabademí?¿Quépasaba?Nopudeevitarlo;mesentíarechazada.Élsediocuentademipreocupaciónyhablórápidamente.
—Mimadre acaba de llegar—explicó.Meofreció una sonrisa tranquilizadora y caminé hacia lasala—.¡Aporlasrespuestas,Hannah!
Ledevolvílasonrisayasentíconlacabeza.Toméunabuenabocanadadeaireymedispuseaentrar.—¡Hannah!—Rosieselevantódelsillónencuantomevio.—Losiento,estabaenelbaño—mentí.Aellanoparecióimportarle.Dehecho,dabalasensaciónde
quenollevabamuchotiempoesperando.—Notepreocupes,nopasanada.¿Cómoestás?—preguntóeducadamentemientrasmededicabauna
tiernasonrisa.—Bien—volvíamentir.ElcabellorubiolecaíaporloshombrosyseondulabajustocomoeldeRicitosdeOro.Vestíauna
falda de color azul claro. También llevaba algunas joyas: un collar de perlas resplandecientes quecolgabadesucuelloblancoyunaspulserasenlamuñecaajuego.
Rosieerabastanteformal,demasiadoguapay,sobretodo,joven.Parecíahaberestadollorando.Nolaculpaba.DebíadesentirsemuytristeporlamuertedeAlex.A
pesardeello,Rosiesecomportabadelamaneramásdulceyamablecontodos.Laadmiraba.—Siéntate, por favor. Estoymuy contenta de volver a verte.—Esbozó una sonrisa ymostró sus
dientesblancos.Reínerviosamenteymesenté.—Yotambién—contestéconamabilidad.Ellasonrió.—Estoesraro,¿verdad?—Soltóunarisita—.Apenasnosconocemos.Aunasíagradezcoquehayas
aceptadomiinvitación.Mealegrodequeestésaquí,denuevo.Intenténobuscarundoblesentidoalasúltimaspalabrasquehabíapronunciado.
«Denuevo».¿Quésignificabaeso?—Graciasporinvitarme.Esunhonorestaraquí.Rosierio.—Notienesqueagradecermenada.¿Sabes?Heestadococinando.Dameunmomento.—Selevantó
delsillónyllamóaMarinaconungritosuaveydelicado.Oíunospasosapresuradosenelpasilloyunsegundodespués,elamadellavesestabaconnosotras.Rosieledijounpardecosasyellaasintióysemarchó.
—Teofreceráalgunodesusdeliciososdulces—dijoAlexconunasonrisa.Parecíaorgullosodesumadre.
Unmomentodespués,Marinallegóconunabandejallenadedulces,talycomohabíapredichoAlex.Semehizolabocaagua.
Rosietomólabandejaconcuidadoyladejóenlamesitacentral.Elolorquedesprendíanaquellosdulces era exquisito. El dulce aroma era una mezcla de chocolate derretido, masa horneada ymantequilla.Elvaporquedesprendíanimpregnabaelsalóndeunaromarealmenteapetitoso.
—Loshehechopara ti.AAlex legustabanmucho.Esperoqueno temoleste,perono tengonadieparaquienpreparardulces.Georgeodiaelchocolate—dijosonriendomientrasmeextendíaunplatillo.MiréaAlexdisimuladamenteyélasintió,dandolarazónasumadre.
Mirólacomidaconinterésyluegoamí,incitándomeaprobarla.Entoncesmeacordé…—Muchasgraciasporlasrosquillas,estabanriquísimas—leagradecí.Elladiounsalto.Parecíasorprendida.—¡Lasprobaste!—exclamó,entusiasmada—.¡Creíaquenolohabíashecho!—¡Porsupuestoquelasprobé!Estabandemuerte.Elglaseadoestabariquísimo.Rosierio.—Elglaseadolesdasabor—explicócomotodaunaexperta.Dejóunparderosquillasensuplatoy
la imité sirviéndome las que tenían glaseado. Tenían un aspecto exquisito… me tentaban. No habíatenidotantahambreenmivida.
—¿Tecomistetúsolatodaslasrosquillas?—preguntósorprendida.—Sí,todas—confirmé.Rosie sonrió, satisfecha. Le dio un mordisco a la rosquilla que tenía en los dedos y masticó
delicadamente.Nosécómoocurrió,peroalcabodequinceminutos teníaelestómago lleno.Unarosquillamásy
habríaexplotado.Apartedelosdulces,Rosiehabíapreparadounchocolatecaliente.Aunqueestabaunpocoacaloradaporelexcesodecomida,melotomé.
Ojalámimadrecocinaraasí…RosiecomenzóacontarmehistoriasgraciosasdeAlex,einclusomemostróunálbumdefotosdonde
salíadepequeño.Hubounaimagenenespecialquemehizoreír.Alexenrojeció,muertodevergüenza.Enlafotografía,Alexestabadesnudo.Tendríaunosseisañosyestabaduchándose.Lacámarahabía
capturadojustoelmomentoenqueAlexsehabíagiradoparaevitarqueinmortalizasenuninstante taníntimo,asíquesoloseleveíaeltrasero.Sucabellocenizoestaballenodechampúyllevabaunhorribleydivertidopeinado.Lehabíansacadolafotodeformadesprevenida,claramente.NuncahabíavistoaAlexabrirlosojostantocomolohacíaenesafotografía.
Mientrasreía,Alexintentabaportodoslosmediosquenolaviera,perofueenvano.Nopuedonegarquepenséenrobarla.
Era muy guapo, incluso de pequeño. Nos reímos con las fotos y las anécdotas. Luego, Rosie selevantóyllamódenuevoaMarinaparaquerecogieralabandeja.
Nosquedamosensilencio.Habíallegadolahoradeobtenerrespuestas.—Rosie…—comencéahablar,temerosa.Ellamemiró.—¿Quéocurre,Hannah?Nopodíaocultarelnerviosismoenmivoz.—Eldíaquetrajistelasrosquillas…—dije,vacilando—…escuchélaconversaciónquemantuviste
conmimadre.Rosiediounsalto.—¿Nosescuchaste?—Abriólosojoscomoplatos.Susirisazulesmemirabanfijamente.Noqueríaquepensaraqueeraunafisgona,peronecesitabadecírseloparaquemecontaralaverdad.—Sí.Y,bueno,yo…mmm…queríasaberdequéverdadhablabais.—Fuidirectaalgrano.Bien, había resultado fácil, y esperaba que todo fuera así de sencillo. Rosieme comprendía,me
escuchaba,nocomomimadre.Memiróconrecelo.—Hannah,nosésidebería…creoqueestoesalgoquedeberíacontartetumadre—respondiósin
más.Entoncessehumedecióloslabiosconlalengua,confusa,talycomosolíahacerAlex—.¿Todavíanotelohadicho?
Neguéconlacabeza.—Porfavor,Rosie.Necesitosaberlo—supliquéconuntonodevozlastimero.—Hannah…nosé.Yono…—Porfavor—insistí.—¿Hasintentadohablarconella?—Sí.—¿Y no te ha contado nada?—Frunció el ceño y parpadeó un par de veces, desconcertada. Se
removióensuasiento,intranquila,exactamenteigualquemimadre.—Bueno,algosíquemehacomentado—respondí,entrelazandomisdedossudorosos.Rosieseinteresó.Prestabaatenciónatodasycadaunadelaspalabrasquedecía.—¿Qué te ha dicho?—preguntó en un susurro.Memiraba con unos ojos azules expectantes. Se
movíaenelsillón,tensa.—Ella…mehadichoque…—Nosabíacómocontarlo.Mecostabamuchísimopronunciaraquellas
palabras.Lasmanosmesudabandenuevo—…mehadichoqueyomatéaAlex,oquealmenosesoesloquelapolicíasospecha,porqueestuveconéljustoantesdequemuriera—murmuré.
Rosieabriólosojoscomoplatos.—¡¿Quetehadichoqué?!—gritó,exaltada.—QuesoylaculpabledelamuertedeAlex—repetíunpocomásfuerte.Memirabasorprendidamientrasparpadeaba.Nopodíacreerloqueacababadeescuchar.Atónita,se
pasólosdedosporlafrenteyrecogióunpequeñocabellorubioqueestabafueradesulugar.—¿Esunabroma?—preguntóconvozsuave.Rosiesoltóunsuspirodepreocupaciónymeretóconlamirada.Observómirostroconatenciónyyo
intenténopestañear.—Esoes loquemehadicho…¿Esesa laverdada laqueos referíais?Enesecaso,noentiendo
nada.SisoylaculpabledelamuertedeAlex…¿porquéerestanamableyteportastanbienconmigo?No…no lo entiendo, ¿nodeberías odiarme?—Sentía emociones totalmente contradictorias—.Rosie,porfavor,dimequeesanoeslaverdaddelaquehablabaismimadreytú—balbucí.
Elladudósidebíacontestar.Luego,tragóunpocodesalivaydijo:—TúnomatasteaAlexnieresculpabledenada.Fueunaccidente.—Suspalabrastuvieronunefecto
sedanteenmicuerpo:adormecieronmisnerviosyapaciguaronelsentimientodeculpaqueinvadíatodomiser.Mesentíamástranquilayenpaz.
Pestañeéunpardevecesymereincorporéenelsillón.—Vaya.—Fueloúnicoquesaliódemiboca.Semeerizólapiel.Alexsonrióaliviadoamilado.Éllosabía.Habíaconfiadoenmí,enmijuicio.—¿PorquéEmmatediríaalgoasí?—preguntóconvozahogada—.Túnoseríascapazdehaceralgo
así,eresunángel.—Hizoungestodivertido.Nopudeevitarsoltarunarisitadealivio.Sentíqueunadescargaeléctricamerecorríatodoelcuerpo.Vale,nohabíasidoyo.NohabíamatadoaAlex.Pero¿entoncesquiénlohabíahecho?—Notengoniidea…pero¿sabesquiénfue?¿SabesquiénmatóaAlex?—dijeprecipitadamente.Rosienegóconlacabeza.—No, todavía es un misterio. Tengo muchísimas ganas de que atrapen a ese ser sin corazón—
respondiócondesprecioylosojosvidriosos.Afortunadamente,Rosiesabíacontrolarse.—¿Ylaescenadelcrimen?—pregunté—.¿Cómomurió?—Laescenadelcrimenquedódestruida.Tútuvistealgoqueverconello.Sentíquelosmúsculossemetensaron.Lamirésinentenderadóndequeríairaparar.—¿Cómo?—Alexytúteníaisunacita—dijo—.Mecontóqueterecogeríaencoche,talycomohizo.Después,
fuisteis a un restaurante, por lo que sé era de comidamexicana.Al parecer, la carretera estaba casidesiertay,segúnlostestigosquepasaronporallí,elcocheestabaparadoenmitaddelcamino.Creyeronque Alex y tú…—Rosie se lo pensó antes de continuar—. Creían que Alex y tú estabais bastanteocupadosenvuestrosasuntosynadiesedetuvoapreguntaroaversinecesitabaisayuda.Después,nosesabequépasó.
—¿Yporquénomeinterrogaron?—Tienesamnesia.Georgeyyodecidimosnopresentarningunademanda.Túeresunavíctimamás.
Noqueríamosbuscarnosmásproblemasconlaprensa.Bienpensado.Detodasmaneras,simeinterrogaban,noserviríademucho,puestoquenorecordaba
nada.—¿Yporquétengoamnesiasinochocamosconnada?—Supongoque tegolpeasteconalgoaccidentalmente—añadió—.Puedequeelasesino tehiciese
algo, o puede que simplemente sufrieras un shock tremendo y que estés sufriendo las consecuencias.Puedehabersidocualquiercosa,Hannah.
AsentímientrasasimilabatodalainformaciónqueRosiemeofrecía.—¿YAlex?¿Quépasóconél?¿Noselerealizóunaautopsia?—inquirí.Rosieasintiódeinmediato.
—Claroquesí,peronohabíabalas,nimarcasdegolpesenelcráneo.Nohabíaningunapistaquedemostraraqueoshubiesenasaltado,nisiquierahabíaunarmacercadellugarquepudieraexplicarelsuceso. Yo creo que alguien lo tenía todo planeado. Tengo mis sospechas, pero George no quierecreerme.—La expresión de su rostro cambió drásticamente y una lágrima le recorrió la mejilla—.Parecíaqueestabadormido,Hannah—añadióconmelancolía.
—¿Loquería?Rosierio.—Eramimundo.Miúnicohijo.MirédereojoaAlex.Alhacerlo,élgirólacabezaymiróhaciaotraparte.Enseguidamepercatédel
porqué:teníalosojosalbordedelaslágrimas.—Rosie,sinoteníanadaqueverconlamuertedeAlex,entonces¿dequéhablabaismimadreytú?
—Memordíellabio.Suspiróydijo:—Creoqueesodebecontárteloella,Hannah.—Mimadrenomediránada,laconozco—presioné—.Rosie…Nodebíadistraerme.Delocontrario,todasmispreguntasacabaríansinrespuesta.—Rosie,dijistequesiellanomelodecía,loharíastú.Alexasintióconlacabeza.—Lo siento, Hannah, pero creo que es Margaret quien debe contártelo, no yo —respondió
suavemente.—Peroesbastante…Unmomento…¿qué?¿Margaret?¿HabíadichoMargaret?¿SereferíaalamismaMargaretdelaque
habíanhabladoeneldespachodeGeorge?¿Lamismaquemencionóeldoctor?—¿Qué?—pregunté.Mioídoseagudizó.MiréaAlex.Parecíatanaterradoyconfundidocomoyo,
inclusosehabíaacercadomásparaescucharmejor—.¿Margaret?—pregunté.Rosiediounbrincoyluegopestañeó.—¿CómoqueMargaret?HedichoEmma.MirédereojoaAlex.EstabaseguradequehabíapronunciadoelnombredeMargaret.Alexcaptóel
interrogantequereflejabamimiradayasintióconlacabeza.Sí,Rosieacababadedecir«Margaret».—No,no.HasdichoMargaret—insistí,ymepuserígida—.¿PorquéhasdichoMargaret?—Sonaba
asustada.Ahoralaspiezasdelrompecabezasempezabanaencajar.«Vivenadiezminutosdeaquí».«Tienetus
ojos». «Esmuy insistente». «Es una chicamuy inquieta». «Margaret trabaja en el instituto al que ibaAlex».
—HedichoEmma—repitió,angustiada.—¿Margaret esmimadre?—pregunté conunavoz entrecortaday aguda, casi chillona.Mequedé
paralizada.—¿Hannah?—preguntóunavozdetrásdemí.Girélacabeza;laslágrimasinundabanmisojos.—¿Quéhaces aquí?—preguntóGeorge, confundido.Eric estaba junto a él, aunque todavíanome
habíavisto.Alexmemirópreocupado.De repente, algo en Eric llamó mi atención, algo de lo que no me había percatado antes… Era
increíblelomuchoquenosparecíamos.Losojos,losgestos,lafirmeza,lanarizfinaypequeña,lascejas
gruesasypobladas…Éramoscasi idénticos.Solohabíaqueprestarunpocodeatencióna los rasgosparadarsecuentadelasimilitud.
Entonces,unbreverecuerdoseapoderódemí.Apretélosojos,intentandonollorar.Loslatidosdemicorazónsedetuvieron.De repente estaba jugando con unasmuñecas. Una tenía el pelo rubio y la otra tenía rojo, como
Marina.Después,alguienllamóalapuertayentrómimadre.Llevabaunamelenacorta,alaalturadeloshombros.Teníalosrizosmáspronunciadosqueahora,estabamásjoven,másguapayparecíamásfeliz.Megritóalgoconunasonrisa,emocionada.
Luegoalguienabrió lapuerta.Unhombremusculosoyconbuenapresenciaentróconunacajadecolorrosaenlasmanos.Teníaunagransonrisaenlacaraymeentregóelpaquetecoloridoquellevabaenlasmanos.Nopudeevitarsonreír.EraEric.Teníaelmismoaspectoqueenlafotografía:eraguapo,fuerte, cautivador e increíblemente feliz. Escuché una risa de fondo. Parecía lejana, pero, al mismotiempo,muypróximaamí,comosisalierademispropioslabios.Notardéendarmecuentadequeerayoquienreía.Miyodecuatroaños.
Ericmeabrazóyyolerodeéelcuelloconlasmanosymeaferréasucuerpomientrasreía.El recuerdo desapareció con lamisma velocidad con la que había aparecido. Cuando volví a la
realidad,apenashabíanpasadoquincesegundos.—Laheinvitadoyo—seadelantóadecirRosiemientrasseponíaenpie.Georgefruncióelceño—.
NosabíaqueEricestaríaaquí—murmuróaGeorge,peroyolooí.Semeaceleróelcorazón.MimiradasaltabadeAlexaEricunayotravez.Diosmío.¡Joder!Comencéaperderelcontroldemisemociones.Quería llorar y gritar almismo tiempo.Deseaba abrazar a Eric y llorar en su hombro. Le había
necesitadotantoyahoraqueloteníafrenteamínosabíaquéhacer.Teníamiedodequemerechazaraymeapartaradeél.
—Hola,Hannah—mesaludóGeorgeconungestoalegre.—Ho-hola—tartamudeé.ElpadredeAlexmiróaEricydespuésamí.Luego,sequedópensativoduranteunosinstantes,posó
lamiradaenRosieydespuésotravezensuhermano.Eric todavíanomehabíamirado,aunquesí sehabíapercatadodemipresencia.Parecíaestartanabsortoensuspensamientosquenoprestabaatenciónaloquehabíaasualrededor.
Rosieestabanerviosa.—Eric—lollamóGeorge,ylotomódelbrazo.Entonces,saliódesutranceyposólamiradaenmí.
Mepusetensa—.Quieropresentarteaalguien.Sinembargo,apenasmostrabainterésenmí.—EllaesHannah.HannahReeve—dijoGeorgelentamente.Queríatragarsaliva,peronopodía.Mimundosedetuvoenaquelinstante.Ericavanzóhaciamícontallentitudqueparecíaquetodoamialrededorfuesealamismavelocidad
quesuspasos.Cuandoestabaaescasoscentímetrosdemí,sumiradasetopóconlamía.Susojosazulesme observaron con curiosidad y, por un segundo, creí ver que se detenía y que me reconocía. Sinembargo,enseguidacomprendíquetodohabíasidounamerailusión.
Ericseacercóymeofreciólamanoconunevidentedesinterés.
—Unplacer,señorita.—Meestrechólamanoyluegosealejóconlamismapesadumbre.Mequedéenshock.Elairesevolviódenso…Nopodíarespirar.Mispulmonesseencogieronante
lafaltadeoxígenoycomenzaronadolerme.—Nosvemospronto,Hannah.Cuídate—sedespidióGeorgedeinmediato.Seguidamente, los hermanos salieron de la sala. Me quedé clavada en el suelo, con las piernas
temblorosas.Mipadrenoestabamuerto.Mimadremehabíamentido.Ericeramipadre.Deesohabíanhablado
Rosie ymimadre aquel día. George lo sabía y por eso la llamó por teléfono, para advertirle de lallegadadeEric.Mipadrenohabíafallecidoenningúnaccidente.Noshabíaestadobuscando.Mimadremeprivódeél.Esaeralamalditaverdad.Deahílafotografíaenellibro,sunerviosismo,lahistoriadequeyoteníaalgoqueverconlamuertedeAlex…Sehabía inventadotodoaquelloparadistraermeyocultarmeaEricylosCrowell.
¿Cómonomehabíadadocuenta?¡Alexteníarazón!Mi madre cambió nuestros nombres para que no nos descubrieran. Pero si ella era Margaret…
entonces¿quiénerayo?¿Cuáleramiverdaderonombre?ViqueGeorgesusurróalgoaEricaloído,yestesediolavuelta,conlosojosabiertoscomoplatos.
Estabadesconcertadoyfueradesí,justocomoyo.Micerebroymisrecuerdosahorasíparecíantrabajaralaperfección.Ericmemiró y, cuando se encontró conmis ojos, se quedó sorprendido durante unosmomentos.
Luego corrió hacia mí, con los ojos vidriosos. Su cabello negro se agitaba mientras aceleraba susmovimientos.Caminabaconpasofirmeyseguro.
Mequedéquietaymisojosvolvieronallenarsedelágrimas.Estodebedeserunabroma.Tienequeserunsueño.Noesreal.Estoysoñando,estonoesreal.—¡Joder,Eric!¡No!—maldijoGeorgealolejos.Sentíuncalorabrasadorcuandounosbrazosmeenvolvieroncondesesperación.Estoysoñando…,pensémientrasmeasfixiabapordentro.Peronoeracierto.Estoerareal.Estaba
totalmente despierta. Sus brazos me presionaron con fuerza. No me dejaba moverme. Su cuerpo meenvolvíacondureza,comosimefueraaescapardeél.
Erauncalor…extraño.Uncalorbastanteacogedor.Mis hombros se humedecieron y, a lo lejos, escuché unos gemidos. Eric estaba llorando, y yo,
extrañamente…también.Ericeramipadreyesosignificabaque…Alexyyoéramosprimos.Éramosfamilia.Mequedéparalizada.Decirqueestabaenestadodeshocknollegabaadefinirlasituación.Estaba
muchopeor.SentirqueEricmeaprisionabaentresusbrazosfuerteshacíaquetodomicuerpotemblara.Mirostrocomenzóacalentarseporelintensoabrazoycuandoquisemoverlacabeza,nopude.Ericmesosteníaconunafuerzaincreíble.
Derepente,Alexparecíaincómodo.RecostélacabezasobreelhombrodeEricy,desdeesaposición,observéaAlex.Estabadelantede
mí,conunrostroinexpresivoymáspálidodelohabitual.Susojostampocomedecíannada,ymesentímolestayconfundida.
¿Estabaenfadadoconmigo?¿OsealegrabadequeEricalfinhubieseencontradoasuhija?¿Porquénosonreía?¿Porquénohacíaunamuecadedisgusto?¿Quépensaba realmente?Queríauna respuestaparatodasestaspreguntas.
Ericredujolafuerzadesubruscoabrazo.Lasmanosletemblabanyteníalosojosrojosehinchados.Laslágrimasseguíanbrotandodesusojoscomosideunacascadasetratara,peroselasarreglóparacontrolarlasy,después,empezóahablardeformaentrecortada.
—Losiento…—murmurómientrasmetíaunamanoenelbolsillodelachaqueta—.Essoloque…mehas recordadomuchoaunapersona.—Entonces sacóunpañueloblancoy se enjugóel rostro.Elpañueloeliminócualquierrastrodelágrimas.
—Eric…—dijoGeorge,preocupado.RosiemirabaaEricconcompasión.Mepaséunamanoporlamejillaynotardéendarmecuentade
quetambiénlasteníahúmedasypegajosas.—Estoybien—respondióEric,comosisupieraloqueibaapreguntarle.Susojosazulesmemirabanconanhelo,comosifueraunserdeotromundo.—HannahReeve—susurróEric,comositodavíanolocomprendieradeltodo.Loobservéunavezmás.Unaráfagaderecuerdosdelpasadoquemimentehabíaolvidadoapareció
antemisojos.Porfinpodíaponerleunrostroatodasesassiluetasdesdibujadas.Porfinpodíaescucharsuvozycontemplarsudeslumbrantesonrisa.
—¿Eresmipadre?—preguntéderepente,sinpodercontenerme.Mispalabrasapenasseescucharon.Ericfruncióelceño,atónito.MiróaGeorgeyélledevolviólamirada.—¿Losabías,Hannah?—preguntóGeorgealverqueEricnocontestaba.—Sí. O sea, no… pero ahora… —Me detuve, no sabía qué decir. Los tres me miraban con
expectación.BusquéaAlexconlosojosparapedirleayuda,peroalhacerlo,sentíunterribledolorenelcorazón.
Alexnoestaba.Sehabíamarchado.—¿Margarettelohadicho?—preguntóEricconunavozprofunda.Susmúsculossetensarontodavía
más.—¿Margaret?¿Asísellamamimadrerealmente?—preguntéatodos.Rosie agachó la mirada y enlazó sus dedos, moviéndolos nerviosamente. Su rostro se había
enrojecido.Mientrastanto,GeorgesevioobligadoatranquilizarnosaEricyamí.Definitivamente,élconocíalasrespuestas.
—Sí,EmmaesMargaret.Sientoquetehayasenteradodeestamanera.Derepentecomencéasentirmedébil.—¿Emma?—preguntóEric,sorprendido.Parecíasentirseexcluidodenuestraconversación.—Emmaesmimadre—informéconvozentrecortada—.Secambióelnombre.Mehamentidosobre
ti.Dijoquehabíasmuertoenunaccidente—añadí,peromivoznoeramásqueuntenuesusurro.Georgeasintióantemibreveyacertadarespuesta.¿Yahoraqué?¿Debíallamarle«papá»?¿Deberíacorrerasusbrazosydecirlelomuchoquelohabía
necesitado?¿Decirlelomuchoqueloquería?—Losé.Teníasusmotivosparahacerlo,Hannah.¿Qué?¿Ericestabadeacuerdocontodaestamentiraabsurda,conquemimadremehubieseocultado
suexistenciaymehubieseprivadodeunpadre?¿Porqué?—¿Estabasdeacuerdoconestafarsa?—Lofulminéconlamirada.Ericsepasólasmanosporelcabelloynegóconlacabezalentamente.—No—respondió—.Peronodebes enfadarte con ella.Margaret hizo lomejor para ti.O lo que
creíaqueeramejorparati.
«Margaret».Sonabatanraro…eraunnombreajenoamimundo.Noeraelnombremimadre,sinoeldeotrapersona,unaalaquedefinitivamentenoconocía.
Sonreícínicamente.¿Sesuponíaentoncesquedebíadecir:«Oye,mamá,graciasporocultarmeamipadre»?
No.Noloharía.—No puedo creerlo. —Suspiré. Veía el rostro de mi madre en mi mente y se me revolvía el
estómago—.¿Vosotroslosabíais?—preguntédesesperadaconlosojosclavadosenRosieyGeorge.Ellossemiraronconinquietudmientraspensabancómoresponderamipregunta.—Mira,Hannah.Nopensábamosquellegaríasaenterartedeestamanera—respondióelpadrede
Alex,esquivandomipregunta—.EraMargaretquiendeberíahabértelocontado.Asíque,¿quéteparecesihacemosuntrato?
—¿Untrato?—Fruncíelceño.Noentendíaadóndequeríallegaraparar.—¿Porquénonoscalmamostodos?—Georgehablabaconfirmeza—.Sentémonosyoscontarétodo
loquequeráissaber—añadió.Noeraunasugerencia,sinoquesonabamásbiencomounaorden.Porsupuestoquequeríaescucharloquetuviesequedecir,asíquenoobjeténadaymesenté.Rosie
hizolomismoyEriclasiguió.—¿Quétrato,George?—preguntédenuevo.TodosmiramosaGeorge,alaesperadeunarespuesta.Tomóunabuenabocanadadeaireantesdehablar.—Te contaremos lo que pasó. Por qué tu madre se cambió el nombre, pero con una sencilla
condición.—¿Cuál?—respondídeinmediato.—NodebesdecirlenadadeestoaMargaret—susurró.Ericnoparecíaestar al tantodenada, asíque se limitabaaescuchar; sabíaqueGeorgeharía las
cosasbien.—¿Porqué?—pregunté,todavíaconelpulsoacelerado.—Porque se suponía que ella te lo contaría.Nosotros no debíamos interferir, pero las cosas han
salidoasí,y losCrowellyanoqueremostenermásproblemasconlosReeve.—Dejócaer lasmanossobre el regazo, con los dedos entrelazados, aunque de vez en cuando los sacudía en el aire paracolocarlosunavezmássobrelaspiernas.
—¿Másproblemas?—pregunté.Todavíanoentendíanada.Nocomprendíalosmotivosquehabíanllevadoamimadreacambiarseelnombreniporquémehabíamentidodeestaforma,ymuchomenosporquémehabíainvolucradofalsamenteenlamuertedeAlex.
¿Acasoel secretoqueestabaapuntodedescubrireramás fuerteque lamentira sobremiposibleimplicaciónenelasesinatodeunapersona?
—Sí,unaseriedeproblemasllevaronatumadreacambiarseelnombreylanacionalidad.Asíque,¿aceptaseltrato?
Nolopensédosveces.—Sí.GeorgelepidióamablementeaRosiequenosdejaraasolas.Ellanosemolestóniobjetónadayse
marchó.Después,elpadredeAlexmecontóbrevementeloquehabíaocurridoañosatrás.Resulta que cuandomimadreme tuvo amí, Rosie también acababa de dar a luz a un niño. Sin
embargo,elbebémuriópocodespuésdelparto.Traseso,Rosieempezóamostrarsignosdetrastornospsicológicos:comoyohabíanacidounosdíasantesquesubebé,Rosiecreyóqueyoerasuhijo.Según
George,lascosassepusieronmuyfeas.Su mujer sufría alucinaciones casi a diario. Veía a su bebé muerto. Pero no estaba loca; había
quedado traumatizaday ellamismaalimentabaesas fantasías,haciéndolas crecermásymás.Todo secalmóunpococuandoRosiecomenzóacontrolarsutrastorno—que,coneltiempo,superó—,peroañosdespués, las continuas peleas entre mi madre y Eric pusieron una barrera entre ambos, y mi madredecidióirsedelamansiónenlaquevivían.Antesdeeso,amenazóaEricconmarcharsesinocesabanlasdiscusionesyelcomportamientoagresivoqueteníaconella,yél,enlugardecambiardeactitud,loempeorótodocuandocomenzóabeber.EsaeralarazónporlaquemimadrehabíaabandonadoaEric.
—Perdóname, Hannah —suplicó Eric, con ojos llorosos. Parecía sumamente avergonzado yarrepentido.
—Siloquemehabéiscontadoescierto,esamimadreaquiendeberíaspedirledisculpas—contestéconvozentrecortada.
—Tambiéntúmerecesquetepidaperdón.Nosotrosteinvolucramosenesto.Túnoteníaslaculpadenada,yosperdíporcomportarmecomounestúpido—respondiódolido.
—Noesperesquetellamepapá—titubeé—.Esovendráconeltiempo.—Te recuperaré, ya lo verás.Os recuperaré a ambas—dijo con firmeza. Sonaba casi como una
promesa.Pero yo sabía que las promesas casi nunca se cumplían, aunque tenía la esperanza de que Eric
pudieraserfielasupalabra.Parecíaunbuentipo,apesardetodo.Y,además,lonecesitaba.Ahora entendía las razones por las quemimadreme alejó demi padre, pero seguía sin estar de
acuerdo con lo que había hecho. No aceptaba cómo había actuado. Sus problemas conyugales nodeberíanhabermeafectado.Teníaderechoaestarconmimadreyconmipadre,apasartiempoconlosdos.
Peroyaeratarde.Ellahabíadecididopormí.
Capítulo25
Tuvequeingeniármelasparaentrarsinquemimadremeviera.Sisedabacuenta,entoncessabríaquehabíaestadofueradecasadurantetodoestetiempo.
¿Cómodebíallamarlaahora?¿Emma?¿Margaret?LehabíajuradoquenoveríaaRosie,peromimadrehabíarotounadenuestrasreglasdeoro:decir
siemprelaverdad.Y,graciasaello,habíatenidolaoportunidadperfectaparasaltarmesusnormasymehabíandicholoquenecesitabayansiabaescuchar.
«TúnomatasteaAlex».Esaspalabrashacíanquetodomimundorecuperaraelbrillodesiempre.Volvíaasentirpazenmi
interior.Despuésdetantotiempo,teníalaconcienciatranquila.Enpocashorashabíadescubiertodoscosassumamenteimportantes.Laprimera:yonohabíamatado
aAlex,aunque,alparecer,sumuerteseguíasiendounmisterio.Ylasegunda:mipadrenoestabamuerto,yahoraloconocíaeinclusosabíalasrazonesporlasquemimadrehabíacambiadonuestrosnombres—porque,porsupuesto,dabaporhechoqueminombreoriginaltambiéneraotro—einventadounahistoriatotalmenteabsurda.
Entréencasaensilencioyconcuidado.Conocíatodoslosrinconesysabíaexactamentedóndepisarydóndeno.
Sonreívictoriosacuandolleguéamihabitación.Tenía lapequeñaesperanzadequeAlexestuvieraaquí.Peroalecharunvistazopormicuarto, la
ilusiónseesfumóenunsegundo.Debíaadmitirlo:elrechazodeAlexmedolíaenlomásprofundodemicorazón.
¿Cuáleraelproblema?¿Queéramosprimos?¿Nuestrarelación?¿Quetodavíanosupiésemosquiénerasuasesino?¿Quesumuertefueratodavíaunmisterio?¿QueEriclehubieramentidosobresumuerte?¿Estabatristeodecepcionado?
Realmentenoentendíaquélohabíamolestado.NopareciócióemocionarsealveraEricabalanzarsesobremíyabrazarme.Tampocosemostróinteresado,sinoindiferente.Suformadeactuarhizoquemesintieraterriblementeconfusa…Encualquiercaso,sialgolohabíamolestado,podríahabérmelodichoyyolohabríaentendidoperfectamente.Noeraunaniñapequeña.
Retiré las almohadas de la cama y ordené un poco la habitación para deshacerme de todas laspruebasquepudieranindicarquehabíaestadofuera.
Mequedépensando en todo lo quemehabía pasado esedía.Había algoquepodía admitir en la
intimidaddemihabitación:estabadolida.ElhechodeserlahijadeEricsuponíaungranobstáculoenlarelaciónqueteníamosAlexyyo…Queélfueraunfantasmayaponíalascosasbastantedifíciles.
Pero,dealgúnmodo,estabacontenta.Eracomosilapequeñachispadeesperanzaqueiluminabaelvacíodemiinterior,unvacíoquesehabíaformadodentrodemíporhabercrecidosinelamordeunpadre, se hubiese expandido y hubiera dado lugar a un gran y cálido fuego que hacía desaparecer laoscuridad.
Teníaunpadre.Ynounocualquiera:mipadreeraEricCrowell.Mipadreestabavivo.Cerré los ojos.Estabamuy cansada, pero, parami sorpresa, nome quedé dormida…Comencé a
fantasear.MedediquéaimaginarcómohabríasidomividasiErichubieraformadopartedeellacuandolohabíanecesitado…Noesqueyanolonecesitara,perolaadolescenciadeporsíeraalgodifícildesobrellevar,sobretodocuandosolotienesaunamadrepisándotelostalonesacadapasoquedas.
Necesitaba a un padre que me dijera que los quilos de más no importaban y que las mujeresestábamoshermosassinmaquillaje.Deseabahaberescuchadoquemequería,queharíacualquiercosapormíyquemataríaalchicoquemehicieradañooquemeentristeciera.
Abrílosojosymiréelrelojdelamesitadenoche.EranmásdelassietedelatardeyAlexnosehabíadignadoaaparecerentodoeldía.Nisiquierasehabíapresentadoparadecirmedóndeestaría.Noera una exagerada, en absoluto. Tan solome preocupaba por él. Tenía dos opciones enmente: omeevitabaoestabaenfadadoconmigo.Oquizáambas.
—¿Hannah?—preguntóunavozdesdeelotro ladode lapuerta.Porunmomentopenséqueera lavozdeunadesconocida,quecasiparecíalejana.Sonabacomounafarsante.Asíladescribiría.
—Estoyaquí—contestéconfrialdad.—¿Quierescenarya?—preguntó.—No,hemerendadomuchoenelinstituto—mentísinpestañear,comosimeviera.Noteníahambre
graciasalasincreíblesrosquillasqueRosiehabíapreparado.Inclusosehabíamolestadoenprepararmeuna bolsa de tela con algunas de fresa y chocolate con ese exquisito glaseado blanco que tanto megustaba.
—Tedejarécomidaenelhorno,¿vale?—respondiómimadreconcautela.Tenía laesperanzadequecambiaradeopinión.Aunqueyoteníaclaroqueesonopasaría.
Digamosqueamimadrenoseledabamuybiencocinar,o,almenos,esaeramiopinión.SucomidanoeratandeliciosacomolaquepreparabaRosie.
—Vale—contestéalfin.Vi que su sombra se detuvo junto a la puerta durante unos segundos. Deseé que se estuviera
preguntando si debía decirme la verdad, que su conciencia le recriminase haberme contado aquellahorriblementira.Peroentonces,lasombradesapareció.
Resopléenvozbaja.Estabamuycansada,perolaausenciadeAlexmemanteníaenvela.«¿Quépodríahaberlepasado,
Hannah? Era un fantasma. No deberías preocuparte por él, sino por los humanos con los que teencontrarás»,medecíaamímisma.Peroestabamuyintranquila.Aunquefueraunfantasma,yolequería.Ynopodíaevitarpreocuparmeporél.
Pormásquelointentara,pormásquecontaraovejasypormásquetrataradeimaginarqueteníaunavidatranquila,nopudeconciliarelsueño.Meresultabaimposible.
Mirédenuevoelrelojdelamesitadenoche.Sorprendentemente,yaeranlasdosdelamañana.Abrílosojoscomoplatos.
«Duerme,Hannah,duerme,porfavor»,meregañéamímisma.Debíadormir.Nohabíaotraopción.Nopodíapermitirmepasarotranochemásenvela.Siunanoche
de insomniomehabía dejado sin energía, dosnoches seguidas sin apenasdormirmedejarían sin lasfuerzasnecesariasparaponermedepie.
Lointentéunavezmás.Enestaocasióncerrélosojosconfuerzaymeobliguéadormir…envano.Micuerposedebilitabaamedidaquepasabanlosminutos.
Bueno.Talvezunarosquillaayudaría.Abrílabolsitadetelaysaquéunarosquillaconrellenodefresay fideosdecolores.Unolor amantequilla invadió lahabitación.Ycuandoacabédecomer,melamílosdedos.
No me comí una, ni dos.Me comí absolutamente todas las que había en la bolsa que me habíapreparadoRosie,únicamenteparamatareltiempo.
Echéotrovistazoalreloj:lastresdelamañana.Bostecéinvoluntariamenteyrompíelsilenciodemihabitación.Comerdebiódeayudar,porquemequedéprofundamentedormidaalcabodeunrato.
Percibíunruidosordo,peromesentíatanagotadaqueestabaconfundida.¿Estabasoñandoolohabíaoídodeverdad?
Entoncesmesacudíligeramente.Luego,elsonidosehizomásfuerte,másclaro.Medespertédegolpe.Laescasaluzquesecolabadesdeelexteriorapenasmepermitíavernada,tan
sololassombrasysiluetasdelosmuebles.¿Quéhabíasidoeseruido?—¿Alex? —pregunté en voz baja. Mi voz sonó ronca y adormecida. Me froté los ojos y me
reincorporéenlacama.Noseescuchabanada.Me levanté lentamente.Me dolíanmuchísimo la espalda y los pies, probablemente por el propio
cansancio.Eracomosimehubierandadoungolpeconunapelota.Oconunapiedra.Resoplé y el ruidovolvió a hacerse presente. Parecía lejanoy procedía del exterior. Parecía una
ramaapuntoderomperse.—¿Alex?—repetíconfirmeza.Meacerquéunpocoalaventana,sinapartarlascortinas.Nada.Regresé de nuevo a la cama, pero antes de dar un pasomás, oí un gemido.Era comounquejido
angustiante.Mepusealertaycogíloprimeroquevi:unzapato.Meagachéymelevantétanrápidocomopude.Alcéelzapatoconlasdosmanosdelantedemí,comosifueraunarma.
—Pssst.—Escuché. Estaba segura de que el sonido procedía de la ventana. Abrí los ojos ymeenderecé—.Pssst—oíunavezmás.
Mepreguntabasidebíaacercarme.Alguienseaclarólagargantaalotroladodelaventana.—¿Quiénhayahí?Llamaréalapolicíasinotevasahoramismo—exclaméconvozahogada.Meestabaquedandosinaireymicerebronoparecíacontrolarmismanos,queempezaronatemblar
deinmediato.—Hannah,soyCara.Ábreme—susurrarondesdeelexterior.Bajélaguardiayelcorazónvolvióa
latirmeconnormalidad.Encuantoescuchéaquello,corríhastalaventana,apartélacortinayviaCara;estabamuertadefrío.
Abrí laventana rápidamente.Unabrisaheladame recorrió el cuerpode lospies a la cabeza.Mirostrosellevóelmayorimpactodeaquellaráfagaynotéquesemecongelaba.Meestremecí.Teníael
velloerizadoentodoelcuerpo.Unossegundosdespués,Caraentróenlahabitaciónmaldiciendo.Noentendíaquéocurría.—¿Quéhacesaquíalas…?—Miréporterceravezelrelojdelamesitadenoche—.¡¿Tresycinco
de lamañana?!—añadí, sorprendida.Apenas había dormido cincominutos.La bolsita de tela de lasrosquillas seguía en la cama.Ni siquiera llevaba el pijama.Me había quedado dormida con la ropapuesta.
Caraparecíaasustada,ynoprecisamenteporelsaltoquehabíadadoparaentrarenlahabitación.—¿Estásbien?—susurré,ymeacerquéaellamientrasdejabaelzapatoensusitio.Teníalosojos
desorbitadosymovíalasmanosnerviosamente.—Quierohablarcontigo—respondiópreocupadamientrasmemirabaconarrepentimiento.Teníamiedo.—¿Alastresdelamañana?—preguntéboquiabiertamientrasmelimpiabalaslegañasdelosojos,
hinchadosporlafaltadesueño.Abrílabocaycontinué—:¿Sobrequé?—Esmuyimportanteynecesitoquemeescuches.—Suvozeraangustiante.Meponíadelosnervios
cadavezqueunsonidosalíadesus labios secosypálidos.No ibamaquillada,yesomesorprendió.Vestíaunchándalnegro,comosisumentehubieseestadodemasiadoocupadaconotracosacomoparadarsecuentadequeteníaquearreglarse.Llevabaelpeloalborotadoyrecogidodescuidadamenteconuncoleteroqueparecíaquefueraa rompersedeunmomentoaotro.Aunquenoera loúnicofrágil;Caraparecíaapuntodederrumbarseyromperseenmilpedazos.
Caminé hasta la mesita de noche y, antes de que encendiera la lámpara, tragué salivadisimuladamente.
—¿Yporquéalastresdelamadrugada?¿Nopodíasesperarhastamañana?—pregunté.—No.Tienequeserahora.Esmuyimportante—respondióconfirmeza.Habíaalgoenlaformade
pronunciaraquellaspalabrasquemehizoponerlapieldegallina.Megiréymetopéconunosojosrojosehinchados.
—¡Cara!¿Hasestadollorando?—pregunté,asustada.Estabademacrada.—Esonoimportaahora—dijoconvoztemblorosa—.Tengoqueconfesartealgo.¿Confesar?¿Dequéhablaba?—Siéntate—ordené.Caranopusopegaalgunaporqueletemblabanlaspiernas.Parecíadébilyenferma,comosituviese
fiebre.—¿Seguroqueestásbien?¿Quéocurre?—Escúchameconatención…—Ignorómipregunta—.Hannah,elasesinodeAlexquierematarte.Notéquelasangremesubíaalacabezaymemareaba.Sentíaqueseacumulabaenmirostromásque
encualquierotrapartedelcuerpo.Mesentíapesada.—¿Quéquieresdecir?—pregunté,conelceñofruncido.—ElasesinodeAlexquierematarte—repitióconvoztemblorosa.Yluego,medetuveapensar.Ellanosabíaqueyomehabíaenteradodequeyonoeralaasesinade
Alex.Entonces¿aquiénsereferíacuandodecía«elasesino»?—¿Loconoces?—No.Peromehaestadoenviandonotasconamenazas,Hannah.ElasesinodeAlextambiénquiere
matarmeamí.—¿Elasesino?—pregunté,conelcorazónenunpuño.
Caragimió.—Bueno,nosésiesunhombreounamujer,noestoysegura…—respondiópreocupada.—¿Nosesuponíaquelaasesinaerayo?—preguntéconciertosarcasmo.Caranegóconlacabeza.—Eramentira.TúnomatasteaAlex—dijo,visiblementedolida.Setorturabaasímismaporloque
habíahecho—.Eramentira—repitióentretitubeos.—¡¿Porqué?!¿Porquémementisteisdeesaforma?¡Notehacesunaideadetodoloquehellegado
apensar!¡Fuisteismuycruelesconmigo!—Losiento—susurró,apagada.—¿Lo siento?—Reí con cinismo y noté que la sangre hervía enmi interior—. ¡Un lo siento no
arreglatodoeldañoquemehabéishecho!Esincreíblecómoalguienpuededecir«losiento»ycreerqueloperdonaránsinmás.Lascosasnofuncionanasí.Eldañoyaestáhechoylassecuelassequedaránahíparasiempre.
—Hannah,vaamatarme.Seaquiensea,lohará—respondiómuypreocupada,comosimispalabrasnotuvieranimportancia.
Cara miraba hacia el suelo con una mirada profunda e inquietante. Las manos no dejaban detemblarle.
Intentécalmarme.—¿Lohasvisto?—No—tartamudeóenvozbaja.—¿Quétehadicho?—Queyoseríalapróxima—chillóenvozbaja.Laslágrimassearremolinabanensusojos.Entonceslevantólamiradayfijósusojosazulesenlosmíos.—Estoymuyasustada,Hannah.—Unalágrimasedeslizóporsumejilla—.Dijoquememataría—
repitió con la voz quebrada mientras un torrente de lágrimas comenzaba a humedecerle las pálidasmejillas.
—¿Selohascontadoatuspadres?Caranegóconlacabeza,perocontestóigualmenteconvozapagada,presadelpánico.—No.Ellosnosabennada.—¿Cómolohassabido,Cara?¿Cómorecibistelanota?Ignorémi enfado y traté de averiguar qué estaba pasando realmente, pero ya no confiaba en ella.
Despuésdetodoloquehabíapasado,noeraunapersonadignademiconfianza.Aunquesusojosazulesindicaban todo locontrario:Caradecía laverdad.Dedujequemehabíamentidoporqueelasesino lahabíaamenazadoyporquedeesaformahabríasidomásfácilquehubiesedejadodeinvestigarsobrelamuertedeAlex.
Loquenosabíaelasesinoeraqueyoeramuyterca.—Nosé, la recibíundía,sinmás.Laencontrédebajodemialmohada.—Semetió lamanoenel
bolsillodelpantalón,sacóunahojablancaymelaentregó.Lanotaestabadobladaenochopartes,asíqueprocedíaabrirla.Veía las letrasescritasamedida
queladesplegaba.—Eslasegundaquereciboestasemana.Laprimeradecíaquetuviesecuidadoconloquehacía,y
esta…enestasimplementehaescritomisentenciademuer…noessolounaamenaza.Mematará.—Comenzóallorardesconsoladamente.
¿DóndeestabaAlexcuandolonecesitaba?Observélahojaenbuscadepistas,perolapersonaquehabíaescritolanotaeramuylistayhabía
utilizadorecortesdeperiódicoparaescribirsumensaje.Lanotateníaescritaunapregunta:
«¿Estáslistaparamorir?».
Notéqueelcorazónqueríasalirsedemipechoysemevolvióaacelerarelpulso.Todoestoeraterrible.Erapeorqueunapesadilla.—Tranquila,notepasaránada.Seguroqueesunabroma.—Intentécalmarla.—Tomtambiénharecibidounanota,peroconunmensajediferente.Noestáenfermo,Hannah.Lo
agredióunapandilla.Lepegaron—confesóentrelágrimas—.Poresollevaesabufandayvatantapado.Todos estamosmuy asustados.De verdad, sientomucho lo que te dijimos sobreAlex. PeroHannah,debescreerme,estoesreal—sollozó.
—Nopuedoconfiarenti.Yano.Peroteayudaré.—¿Cómo,Hannah?—preguntóenvozbaja.—Quizápuedahaceralgoparaponerteasalvo—respondíconsinceridad.Aunque,enrealidad,no
sabíacómoayudarla.Hubounmomentodesilencio.—Solohayunaformadehacerlo.—¿Cuál?—pregunté.Caraseaclarólagarganta.—Dejadebuscaralasesino,Hannah.Esosololoprovoca,olvídatedeél.—¿Meestáspidiendoquedejedeinvestigar?—contesté,molesta.Deentretodaslascosas,loúltimoquequeríahacereradecepcionaraAlex.Lehabíaprometidoque
loayudaríaaencontrarasuasesinoyesoeraloqueharía.—Sí,porfavor,Hannah.¿Acasoquieresquehayamásmuertes?—Volvióagemir.Susojosazules
memirabanconcautela—.Noestuobligación,dejaquelapolicíahagasutrabajo.Reflexionéduranteunosinstantes.—¿Esotetranquilizaría?—pregunté.—Sí.—Entoncesloharé.DejaréenpazalasesinodeAlexsiesloquequieres—mentí—.Tienesrazón,
creo que esto solo lo está enfureciendomás y no quiero que nadiemuera pormi culpa—añadí conseguridad.
Habíasonadomuyconvincente.—Gracias,Hannah—respondió,dolida.—Nohaydequé—repuse.—Losientomucho—añadió,arrepentida.Susojosazulesmemirabanconatenciónytodomicuerpo
setensó—.Todoestoesporti,Hannah.Noloolvides.Haypersonasquetequeremosconvidayhayotras que no.Tal vez deberías confiarmás en timismay no en los demás.Nunca sabes quién puedetraicionarteyapuñalarteporlaespalda,¿verdad?
Asentí,aunquenocomprendíaquéqueríadecirme.—Tienesrazón—contesté.
—Hannah…—Volvióapronunciarminombreentre lágrimas—.Algúndía tedaráscuentadequeestaes lamejordecisiónquehas tomadoen tuvida.Tequiero,no te imaginascuánto.Eresmimejoramigaynoquieroquenadamalotepase.Estoesporti.Tequiero,noloolvides—repitió.
Suspalabrassolomeconfundieronmás.Estabatotalmentedesconcertada.—Cara,yo…—Tengoqueirme—meinterrumpióconsuavidad.—¿Aestashoras?—preguntéconlosojosabiertosdeparenpar—.Nopuedesirtedemadrugada,y
menosenestascondiciones.—Yo…tengoqueirme.Notepreocupes.Estarébien.—Cara…—Graciasporescucharmedetodosmodos.Teverémañana—dijoconunalánguidasonrisa.—Quédate—insistí,ymepusedepie.Caracaminóhacialaventana.—Yahehechotodoloqueteníaquehacer.Ahoratengoquevolveracasa.Y,Hannah…Deverdad,
losiento.Ojalápuedasperdonarmealgúndía—repitióconlosojoscansadosehinchados.Después,seabalanzósobremíymeabrazó.Medejóelhombrollenodemocosylágrimas.—Tequiero—memurmuróaloído.—Yo también te quiero. —Intenté sonreír, pero me costaba mucho. Después de lo que había
pasado…desconfiabadetodoelmundo.—Unacosamás—mepidióconvozaguda—.Noledigasanadiequeheestadoaquí.Yquemaesa
nota.—¿Porqué?—pregunté,confundida.—Túhazloynoselocuentesanadie.Tequiero,Hannah.Segundosdespués,Caradesapareciópor laventanamientrasmepedíaperdónde forma inaudible
unayotravez.Cerrélaventanaconelpestilloyvolvíamirarelreloj.Lastresymediadelamadrugada.NoentendíalaactituddeCara.Medolíaverlaeneseestadoy,sobretodo,medolíaquemehubiera
mentido.No obstante,me preocupaba que se hubiera ido. Supuse que había venido en coche, porquepocodespuésdecerrarlaventanaescuchéelrechinardeunosneumáticos.Caranoseatreveríaairsolaaestashoras,ymenosdespuésdehaberrecibidoaquellanota.
Sinpensarlodosveces,medejécaerenlacamay,denuevo,mequedédormida.Laoscuridadyelsilenciomeinvadieron.Paravariar,nosoñénada.Dormíhastaqueunosgritosmedespertarondenuevo.—¡Hannah!—Escuchéalolejos—.¡Hannah!—alguiengritabaconfuerzaminombre,peronosabía
dedóndeprovenía.Estabademasiadocansadaydesorientada.Entonces,empezóagritarconmásfuerza.—¡Hannah! ¡Ábreme! ¡Hannah, por Dios! ¡Dime que estás ahí dentro! —gritaba una voz con
desesperación.Después,oíunsonidomolesto:alguiengolpeabalapuertademihabitaciónconfuerza.Diunbrinco.—¡Hannah!—Lavozsonabaaterradamientrasaporreabalapuerta—.¡Hannah!¡Abre,porelamor
deDios!¡Abredeunavez,Hannah!—gritóconfrustración.Melevantésobresaltada.
«¿Quépasa..?»,mepreguntémentalmentemientrasmeponíadepie.—¿Hannah?—Lacamarechinócuandomelevanté.Alotroladodelapuerta,alguienseguíaaporreandolamaderaconfuerzaparaintentarabrirla.La
manillanodejabadesubirybajar.—¿Estásahí?—Reconocídeinmediatolavoz.¿Quéocurría?Abrílosojosdegolpeyagucéeloído.Escuchéunasirenamuycercadenuestracasa.Entoncesme
pusealerta.Algomalohabíapasado.—¡Hannah!—insistiólavoz,aterrorizada.Porenésimavez,miréelreloj.¡Nomelocreía!¡HabíanpasadosolodiezminutosdesdequeCarase
habíamarchado!¡Lascuatromenosveintedelamadrugada!—¡Estoyaquí!¡Estoyaquí!—gritéasustadamientrascorríahacialapuertadelahabitación.Abrídeinmediato.—¡Por el amor deDios! ¡Creí que…! ¡Oh,Diosmío! ¿Estás bien? ¿Por qué nome abrías?—Se
abalanzócontramíymeestrechóentresusbrazoscálidos—.¡Mehasdadounbuensusto,Hannah!¡Ay!¿Estás bien?—repitió, asustada—. Te quiero, hija. ¡Creí que habías salido de casa! ¡Dios mío!—exclamó.
Abrílosojosdenuevoymeestremecí.¿Quépasaba?¿Porquénomedecíaquéocurría?Seoíanmássirenasacercarseconrapidezydetenersecercadenuestracasa.—Mamá…—Comencéaliberarmedesuabrazo—.Mamá,¿quépasa?—preguntéalfin.Lamiréalosojosyviquedoslágrimaslerecorríanlasmejillassonrojadas.Alescucharlassirenas
yveramimadrellorandosentíunataquedepánico.Estabadesesperada.Memirócontristeza.Sesecólaslágrimasquelecaíandelosojosymemiróconinquietud.Llevaba
subatadesedaatadaalacintura.Latelablancanodejabamucholugaralaimaginación,perocubríalamayorpartedesucuerpo.
—EsCara—respondió.—¿Qué?¿Quéhapasado?—preguntérápidamente.Elcorazónmelatíaamilporhora.Mimadrenegóconlacabeza.«Lassirenas»,merecordéamímisma.Apartéamimadredemicaminoycorríescalerasabajo.—¡Hannah!¡No!—gritó.Corríacadavezmásrápido.Laadrenalinafluíapormisvenas.Teníaelpulsoaceleradoynotardé
ensentirmeagitada.Sinembargo,laspiernasmepedíanagritosquesiguieracorriendo.Yesofueloquehice.Corrísindetenermeparallegarallugardondeestabanlassirenas.Elcorazónbombeabasangrecontantafuerzaquemedolía.
Mimentemejugóunamalapasadaeimaginélopeor.«No.No.No».Alolejos,viunaambulancia.Suensordecedorasirenameestremeció.Corríaporlacalleconlos
piesdescalzos.Laspiedrassemeclavabanenlasplantasdelospies,peronomeimportaba.Semehumedecieron losojosy todocomenzóavolverseborrosoamedidaquemeacercaba.Las
lágrimasamenazabanconescaparsedenuevo.Escuchéaalguiengritarminombrealolejos.
Cuando estuve lo bastante cerca, vi con claridad lo que había ocurrido y empecé a llorardesconsolada.Habíanacordonado lazonaconunacintaamarillaqueprohibíaelpaso,yuncochedecolorazulmarinoestabaparadoenmediodelacalle.Elcorazóntodavíamelatíaconfuerza.Entoncesmemareéytodopareciómoverseacámaralenta.
Elvehículoteníaelparabrisasrotoylapuertadelpilotoestabaabierta.Noteníamatrícula.Notéunsaboramargoenlagarganta.
Chilléenvozbaja.Vialjefedepolicíatomandodatosaalgunaspersonasqueseencontrabanenlazona.Eraunviejo
regordete,conelcabellogrisyunbigoteblanco.Teníalaplacacolgadaconorgulloenlacamisadesuuniformeazul.
Meacerquéconpasosvacilantes.—¿Quéhapasado?—logrédecir.—Hanatropelladoaunachica.—Elpolicíanomemiróysiguióanotandocosasensulibreta.Sentí
uninmensodolorenelcorazón.«No.No.No».—Entonces,¿ustedhavistoquiénconducíaelautomóvil?—preguntóaunhombrecalvoqueestabaa
milado.—No,señor.Escuchéelchirridodelasruedas,ymiesposayyosalimosaverquépasaba.Perono
vimosalconductor—respondióelhombrecalvo.—¿Dóndeestálachica?—preguntéalpolicíaconvoztemblorosa.Ellabiometemblaba.—Nopuedodarteesainformación—selimitóadecir.—Pero¿estábien?—inquirímientraslaslágrimasmecaíanporlasmejillas.—Yatehedichoquenopuedodarteesainformación—mecontestódemalagana,ydespuéssiguió
anotandocosasensucuaderno.Lomaldijeenvozbaja.Volví a mirarlo de nuevo. Estaba distraído escribiendo en la libreta, y uno de los inspectores
fotografiabaellugarymarcabalaszonasenlasquehabíapruebas.Memordíellabioyatravesélacintaamarillaantesdequepudierandetenerme.—¡Eh!¡Nopuedespasar!—gritóelpolicía,peroloignoréycontinuécorriendo.Medetuveensecoencuantocrucé lacinta.Sentíunaráfagadeairefríoymequedéenshock.El
cuerpodeCaradescansabaaunoscuatrometrosdedistanciadelvehículoazul.Unenormeypegajosocharcodesangrelarodeaba.Teníalosojoscerrados.
Grité.—¡No! ¡No! ¡Cara, no!—Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos en cuanto me invadió un
sentimientodeculpa.—¡Hannah!—Escuchéquealguienmellamabaamiespalda.CorríhaciaelcuerpoflácidodeCaraymedejécaeraunlado.Teníaelrostromanchadodesangre
miraradondemirara.—¡Estáalterandolaescenadelcrimen!¡Sáquenladeaquí!—gritóunodelosinspectores.JustocuandoestabaapuntodetocarelrostrodeCara,sentíquealguientirabaconfuerzademí.—¡No!¡No!¡Esmiamiga!—grité.Unhombremeagarróconfuerzaparasepararmedeella.Pataleéconfuerzaeintentéliberarmedeaquellasmanosquemesujetaban,perofueenvano.—¡No!¡Cara!¡Esmiamiga,suéltame!—sollocémientraslaslágrimasseguíancayendo.—Cálmate—dijoelhombre,quemeagarró todavíaconmás fuerza—.¡Tengoauna jovenconun
ataquedepánicoaquí!¡Necesitoqueleinyectenuntranquilizante!—dijoporlaradio.Lediunapatadaenlarodillayélgimió.
—¡Déjame!¡Esmiamiga!—gruñí.Luego,doshombresmásaparecierondelanadaymesujetaronconfuerza.Entoncesmeinyectaron
algoenelbrazo.Tratédeevitarlo,peroerantres,asíquemeresultóimposible.Pocoapoco,micuerpoempezóadebilitarseyenseguidameabandonarontodaslasfuerzas.Enunsusurroquetansoloyooí,dijealespíritudeCara:—Teperdono.
CaraMarieCartermurióel8dediciembrede2014alas03.31.Unvehículosinmatrículalaatropellóyelconductorsedioalafuga.
Siquieressabercómocontinúa¿QuiénmatóaAlex?,teofrecemosenprimicialasprimeraspáginasdeElsecretodesvelado.
Capítulo1
Todopasómuyrápido.DespuésdeasistiralfuneraldeCara,mesentíadébilycansada,teníalosojostansecoscomoeldesierto.Nomequedabanmáslágrimasporderramar.Mesentíaasfixiada,comosiunasmanosmeapretaranelcuelloynopudierarespirar.
—Hannah,¿quéhapasado?—preguntóunavozalfondodelahabitación.Yoestabadescansandoenlacamaconlosojoscerrados.Todoloqueveíaeraoscuridad.Micuerpoestabatotalmenteinmóvil.
Alexporfinhabíaaparecido.Yanoparecíaenfadado.—Carahamuerto—susurréaduraspenas.Oímosunospasosqueseacercabanamihabitación.Medolíatodoelcuerpo.Yelalma.—¿Qué?—preguntólavozgravedeAlex.—Carahamuerto—repetíconvozapagada.Elcuerpometemblabaligeramente.—¿Cuándo? ¿Qué ha pasado?—quiso saber Alex. No quería mirarlo a los ojos y que viera la
situación lamentable en la que me encontraba. No respondí—. ¿Hannah? —insistió al ver que nocontestaba.
Noqueríahablardeello.CadavezquealguienmencionabaelnombredeCara,mimentereproducíaautomáticamenteyencámaralentaloquehabíapasadoaquellanoche:elagentetomandodeclaraciónalosposiblestestigos,elpolicíaacordonandolaescenadelcrimen,yocorriendohastaelcuerpodeCaray,finalmente,surostrocubiertodesangre.
Fuehorrible.Sobre todoporquepodríahaberloevitado.Nopodíadeshacermedel sentimientodeculpa.
Semeformóunnudoenlagarganta.—¿Hannah?—volvióapreguntar.Yonomemoví,nisiquieraabrí losojos;cualquiermovimiento
mecausabadolor—.¿Hannah?¿Puedesmirarme?—gruñódesesperado.Gemíyelnudodemigargantaempezóadeshacerse—.¿Porfavor?—suplicó.
Abrílosojosligeramenteymeardieron.Eracomosimehubierasumergidoenunapiscinadecloro.Losteníahinchadosyseguramenterojoscomountomate.
Sumiradadesprendíapreocupación.Fruncióelceño.—¿Estásbien?Nocontesté.Eraincapazdehablar.Alexseacercóconpasolento.Lomiréalosojosymeobservó
aterrado.
—Oye—dijomientrasseacostabaamilado—.Losientomucho.Elnudoenlagargantavolvióacrecer.Queríallorar.—Notienesquedisculparte.—Metemblólavoz.Élnegóconlacabeza.—Soyunidiota.Mefuisinavisarteymeenfadécuandonodeberíahaberlohecho.Unadisculpaes
lomínimoquetedebo—susurró.Luchaba por mantener a raya las lágrimas, pero que Alex me dijera aquellas cosas no ayudaba
mucho.—Carahamuerto—repetí,comosifueraunaespeciedemantra.—Losiento—dijodenuevo.Cerrélosojosunmomento.—Caravinoahablarconmigounosdiezminutosantes…—susurréymedetuveparatomaraire—.
Lahabíanamenazado.Tuasesinolemandóunanotayella…estabaasustada,Alex…yyo…yonosupeverelpeligroquecorría…—Mivozsequebró.
—Estábien,Hannah,hashechocuantopodías—dijoparatratardecalmarme.Neguéconlacabeza.—Hamuertopormiculpa.Nodeberíahaberpermitidoquesemarcharaaesashoras, tendríaque
habersequedadoaquí…Sihubierainsistidomás…Nolopudeevitarycomencéallorar.Alexpasóunbrazopordetrásdemishombrosparaabrazarme.
Entonces,meacomodéensupechoparallorartodavíamás.Alexestabafríoyolíaalimón.—Notepreocupes,Hannah,llorarteharásentirmejor.Lloratodoloquenecesites.—Suspalabras
hicieronquelosojosmedolierantodavíamásyquemisgemidosresonaranportodalahabitación.Laslágrimasnodejabandecaer.Eraincapazdecontrolarlas,fluíancomounacascada.Lacamiseta
deAlexnotardóenmojarse.—No te preocupes.—Alexme acariciaba el brazomientras intentaba consolarme—. Estoy aquí,
contigo.LlorétantoquealfinalmequedédormidaenelpechodeAlex.Mimejoramigahabíamuerto.Asesinada.Ytodoporculpamía,porseguirinvestigandolamuertede
Alex.Pero¿porqué?¿PorquéhabíanmatadoaCara?Recordé el día en que nos conocimos. Yo acababa de llegar a la ciudad y, enmi primer día de
instituto,medefendiódeunpardematones.Eraunachicapopularquenosedejabaintimidarpornadie.Caraseenterabadetodoloquepasabaenelinstitutoymemanteníainformadadeello.Yo,acambio,laayudaba con los deberes de Mates y Biología. No necesitamos mucho tiempo para convertirnos enmejoresamigas.Dehecho,Caraeramiúnicaamiga.Ynomerecíamorir.
Cuandodesperté,Alexseguíaacostadojuntoamí.Teníalagargantasecaylospárpadosmepesabanmásdelohabitual.Meaclarélavoz.
—Novuelvasairte—dije.Laspalabrassalieroncomounrayoeléctrico.Élnegórápidamente.—Nunca.Teloprometo.—Encuantovisusojos,lonoté:destilabanpánico.—¿Quéocurre?—preguntépreocupada.Meapoyéenelcolchónparaincorporarme.—Nada—respondió.—Alex.Pasaalgo—insistí.—Noesnada,Hannah—repitióconsuavidadpararestarleimportancia.
Meseparédeélparamirarloalosojos.—¿Quépasa,Alex?¿Vatodobien?—Sí—confirmóconvozaguda.Mentía.Lonotéensumirada.—Nomelocreo,meestásmintiendo—afirmé.Alextragósalivacondificultad.Semovióunpoco
enlacamayunsonidollamómiatención—.¿Quéhasidoeso?—pregunté.—¿Quéhasidoqué?—preguntóconelceñofruncido.Sucuerposetensódeinmediato.—¿Quétienesahídebajo?—¿Qué tengo aquí debajo? —respondió con una pregunta. Sus ojos almendrados me miraron
fijamente.Melevantédelacama.—Levántate,Alex—leordenéenunsusurro.—Hannah…—respondió.—Hazlo—insistí.Cadavezestabamáspreocupada.¿Quéescondíaahídebajo?¿Yporquéactuabaasí?—Novoyamoverme—meretó.Cerrélosojos,furiosa.—¿Meocultasalgo,Alex?—No te oculto nada —replicó. Un mechón de pelo le caía en el ojo, pero no se molestó en
apartarlo.—Muybien.Túlohasquerido—dije.Entonces,meabalancésobreél.Alexgimióporeldolor.—¡Hannah!—gritó.Metílasmanosdebajodesucuerpo.Leatrapélacinturaconlaspiernasy,comoyoestabaencima,
teníalasdeganar.Intentóforcejearconmigo,peromovílasmanosconrapidezpordebajodesucuerpo,yentonces…toquéalgosólido.
—¡Hannah!—gritó,molesto.Yluego,cuandointentésacarelobjetoencuestión,Alextomóimpulsoymeechóalotroladodelacama.Entonces,dejócaersucuerposobreelmío.
Uncalorsofocanteseapoderódemicuerpo.Alexmemiróvictorioso.Sonreía.—¡Suéltame!—gritéentrerisasmientrasintentabaliberarmedesuagarre.Nopeleabaconmigo,pero
tratabadedetenermisgolpesbruscos.—Eh,Hannah.Cálmate—dijo,tratandodesonarrelajado.—¡¿Quéteníasahídebajo?!¡¿Porquémeloocultas?!—preguntéenvozbaja.El calorqueme invadía sehizomásevidentecuandodejéde forcejear.Nuestroscuerposestaban
muyjuntos.—No teocultonada—susurró,acercándoseamis labios.La tentacióndebesarloera terrible.Su
alientosecolópormislabiossecos.—¡Aléjatedemí,traidor!—exclamé.MiréaunladoyAlexseapartóunpoco.—¡Nosoyuntraidor!—Abriólosojoscomoplatos.Meaprisionólasmanosconlassuyasytenía
laspiernasenmiscostados,loquereducíamucholasposibilidadesqueteníadedefenderme.—¡Suéltame!—Pataleéparaliberarmedesuagarre.—¡Nopiensosoltartehastaquetecalmes!
—¡Traidor!—gritémásfuerte.Ojaláaparecieramimadrejustoenesemomento.—¡Nosoyuntraidor!¡Nosabesloquedices!—Suéltame,Alex.¡Suéltame,malditasea!—exclamé.—Tranquilízate,Hannah—mesusurróaloído.—¡Nometoques!Definitivamente,habíaalgodebajodelcuerpodeAlex,lohabíatocado.Estabasegura,ymedolía
quelonegara.¿Dóndeestabamimadrecuandolanecesitaba?Alexapoyóloslabiosenmioreja.Sentíavibracionesportodoelcuerpo.—Bien…—suspiré,tratandodeparecertranquila.Elcorazónmelatíaconfuerza—.Estoytranquila,
ahorasuéltame.Teníaganasdegritar,perosilohacía,nomeliberaría.—Tesoltaréconunacondición.—¿Cuál?—preguntéconcuriosidad.Alexsuspiró.Respirabadeformaacelerada.—Confíaenmí.Nopodíahacerlo.Pero,detodosmodos,asentí.—Bien—respondí.Aflojóelagarredemismanos.Yluego,inesperadamente,volvióaapretarconfuerza.Entréencalor
cuandoAlexcomenzóaacercarseamílentamente.Nopodíaapartar lavistadesus labioscarnososyhúmedos.
—Voyabesarte—dijo.Suslabiosestabandemasiadocerca.Neguéconlacabeza.¿Acasonorecordabaqueéramosfamilia?—Nolohagas,mentiroso—susurré.—Hannah, he dicho que voy a besarte.—Alex ignorómis palabras y se acercó con una lentitud
agonizante.Mebesó en lamejilla, que todavía estabahúmedapor las lágrimas.Sentí un escalofrío ygemí involuntariamente—. No soy… —Se detuvo para acercarse a mis labios. Me temblaban laspiernas.Ansiabatenersuslabiossobrelosmíos,peromeestabatorturando.Sabíaquejugabaconmigo.Mebesó lascomisurasde los labiossuavemente.Sentíunavibración increíbleen laentrepierna.Unagota de sudor se deslizó pormi frente—.No soy unmentiroso—terminó de decir con voz grave.Y,luego,unoscálidosyhúmedoslabiosaterrizaronsobrelosmíos.
SiAlexqueríajugar,yotambiénloharía.Nosbesamosapasionadamenteyentoncesmeliberó.Paradisimular,coloquéunamanoensunucay
enterrélosdedosensucabello.Derepente,sucuerpocayósobreelmío.Llevélaotramanohastasubolsillotraseroy,efectivamente,loquehabíatocadoantesseguíaallí.
Losaquélentamenteparaquenosedieracuenta.Alexsemovióyyoloatrajeconfuerzahastamiboca.Enungestorápido,loescondídebajodemiblusa.Tratabadeconcentrarmeenelbeso,peroAlexnoeratontoynotóquealgonoibabien.Seseparódemislabiosymemiróconesosojostanprofundos.
—¿Pasaalgo?—preguntéconingenuidad.—No—dijo.Cerrólosojosyvolvióabesarme.Alprincipio, lohacíaconlentitud,peroluego…cadavezmás
rápidoymás fuerte.Con anhelo.Condesesperación.Me faltaba el aire, pero este podría ser nuestro
últimobeso,yqueríaaprovecharloalmáximo.Alexseseparódemíysellevólamanoalbolsillo.Abriólosojoscomoplatosymemirófijamente.
Sehabíadadocuentadequeloquehabíaescondidoyanoestaba.Sinpensarlodosveces,loapartéconfuerzaycayóalsueloconunruidosordo.Melevantédelacamaapresuradamenteysalícorriendocomopude.
—¡Hannah!—gritó Alex desde el suelo. No tardó en levantarse y echar a correr tras de mí—.¡Detente!
Entréalbañoycerrélapuertaconpestillo.Alexsedetuvoalotrolado.—Nolohagas.—Mentiroso—loacusé.—Puedoexplicártelo—dijo.Sonabadesesperado.Con la espalda pegada a la puerta, me dejé caer hasta el suelo. Alex movía el picaporte
frenéticamente.—¡Vete!—leordené.—¡Dejaqueteloexplique,porfavor!Saquéelfinoobjetodedebajodemiblusayentoncesviloqueera.Semepusolapieldegallina.
Eraunahojadepapeldoblada.Alexsoltóelpicaporteyguardósilencio.Metemblabanlasmanos.¿Quéeraesto?¿Yporquéqueríaocultármelo?Alexsedejócaeralotroladodelapuerta.Igualqueyo,teníalaespaldaapoyadacontraella.Desdoblélahojayviunaspalabrasescritasconrecortesdeperiódico.Oh,no.Eraunacartacomola
quehabíarecibidoCara.Unmensajeconamenazas.Peroelcontenidodeesteeradiferente.Inspiréprofundamenteyempecéaleer.
«HannahReeve,hasperdidoatumejoramiga,mimássinceropésame.Peroyateloadvertí.¿Quiéncreesqueeselsiguienteenmilista?Sitantotegustajugaradetectives,tedaréunapista:todavíanoha
llegadotuhora.Peroprontorecibirásunallamada».
Sobrelaautora
JanethG. S. es una autoramexicana que empezó a publicar en la red socialWattpad en 2014. Susseguidores aumentaron rápidamente y en 2015 ganó el premioWattys a mejor obra de misterio con¿QuiénmatóaAlex?
Segundasoportunidades(Unasemanacontigo2)Murphy,Monica9788416224364320Páginas
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Atréveteadarleunasegundaoportunidadalamor
DrewhaapartadoaFabledesuvidaporquecreequenolamerece,peronopuedeolvidarla.Fablehaintentadopasarpáginayseguirconsuvida.Sumadresiguesiendounproblemaconstanteyesella quien tiene que cuidar de su hermanoOwen. Para poder pagar las facturas, Fable encuentra otrotrabajoenTheDistrict,elnuevobardemodadelaciudad,quedirigeelmisteriosoColin.Perocuandoelequipode fútboldeDreweligecelebraruncumpleañosenTheDistrict,elcorazóndeFabledaunsaltoalpensarquevolveráaverlo…Segundasoportunidades vuelve amontar aDrewy aFable enunamontaña rusa de emociones.De laalegríamásdesbocadaalapenamásoscura,DrewyFablesondosalmasqueseenfrentanaldolordesuentornoconelpoderdelamorylapasiónquehayentreellos.
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HechizadaS.Amore,Elisa9788416224111432Páginas
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¿Qué estás dispuesta a sacrificar cuando la única persona que puede salvarte es la misma que debematarte?
EvanesunángeldelamuerteysumisiónesgarantizarqueeldestinodeloshabitantesdelaTierrasecumplatalycomoestáescrito.EltiempodeGemmaestáapuntodeacabarseyEvaneselelegidoparaasegurarquemuerayacompañarsualmaalotromundo.¿Peroquésucedecuandoentraen juegoelamor?¿Puedeunángelde lamuerte renegardesímismoydesafiaraldestino?Evantendráqueenfrentarsealasleyesdelcieloydelinframundosiquieresalvaralachicadelaquesehaenamoradoperdidamente.
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LaspiedrasélficasdeShannaraBrooks,Terry9788416224388576Páginas
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Ellcrys, el árbol mágico que mantiene a los demonios cautivos tras el muro de la Prohibición, estámuriendo.SinEllcrys, las hordasdedemonios camparán libres entre las razasquehabitan lasCuatroTierras.Allanon,ellegendariodruida,encargaaWilOhmsfordqueacompañeaAmberle,unajovenelfa,enunapeligrosamisión:llevarlasemilladeEllcryshastaelmisteriosoFuegodeSangreparaconseguirqueelárbolrenazcayrestaurelaProhibición.PeroelDagdaMor,eldemoniomáspoderoso,yaestá libreyhaenviadoa su secuazmás temible, laParca,aacabarconWilyAmberle.EldestinodelasCuatroTierrasestáenmanosdelosdosjóvenes,queseembarcanenlaaventuramásdifícildesuvida.¿ConseguiránqueEllcrysrenazcaantesdequeelDagdaMorysuejércitodedemoniosconsiganlavictoria?
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LahermandadHojanegraRamírez,JoseAntonio9788416224050288Páginas
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Todaunapoblaciónarrasadaenunsolodía.Másdediezciudadesenunasemana.NadiesabededóndevienelaPlagaymuchomenoscómodetenerla.SiloscuatroreinosdeVendavalnodejanatráslasguerrasysusconflictos,noquedaránadaporloqueluchar.¿Dóndeestás,NoahEvans?
LoscuatroreinosdeVendavalvivenenalertamáxima.LaPlagalodevastatodo,sembrandolamuerteasupaso.Noah,unadolescentedeManchester,descubrelaexistenciadeestemisteriosomundoatravésdesussueños.CuandolosdemoniosdelreinodelaDiscordiasecuestranasupadre,NoahviajahastaVendaval para rescatarlo. Con la ayuda de dos soldados de la legendaria Hermandad Hojanegra,emprendeunapeligrosabúsquedaenlaquedescubriráquesuvidaestá ligadaaVendavaldeunmodoquenuncahabríaimaginado.
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NacidaamedianocheHunter,C.C.9788416224012384Páginas
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EnShadowFallsnadaesloqueparece
KylievaapasarelveranoenelcampamentoShadowFallsparaadolescentesconproblemas.Allínotardaráendescubrirquetodossuscompañerosposeenpoderessobrenaturales:vampiros,hombreslobo,cambiaformas, brujas y hadas aprenden en el campamento a controlar sus habilidades para poderconvivirconloshumanos.PeroKylienotieneningúnpoder.¿Osí?EnShadowFallsconoceaDerek,unfaedispuestoatodocontaldeconquistarla,yaLucas,unfascinantehombreloboconquiencomparteunsecreto.DerekyLucassonmuydiferentes,peroambosluchanporsucorazón.CuandoKylieporfincomprendequeShadowFallsesellugaralquepertenece,elcampamentocorreelriesgodeserdestruidoporunaamenazamayor.
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