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REGIONES, DESARROLLO Y GLOBALIZACIÓN:
UNA REVISIÓN BREVE
Eliseo Linares Villanueva
DER-UNACH
2011
INTRODUCCIÓN
Actualmente muchas sociedades enfrentan a conjuntos de problemas complejos que
incluyen pobreza, marginación, analfabetismo, crecimiento urbano desorganizado,
contaminación y otros en asuntos concretos en economía, educación, salud y estructura
social provocados por las grandes diferencias y asimetrías en materia de desarrollo tanto en
el nivel regional como en el local. A todo ello se suman nuevas presiones debido a los
procesos de integración económica global, en especial aquellas derivadas de mayores
exigencias de competitividad que complejizan aún más el entorno y acentúan las
asimetrías (Urquidi 2001: 287; Martínez-Pellegrini, 2003: 133; Flecha, 1994: 57).
Tales conjuntos de problemas requieren nuevos tratamientos para abordar su
estudio y solución. En principio requieren, como bien los señalara Urquidi (2001:28) “ver
al mundo en su conjunto y todos sus elementos”. Esto significa que temas que antes podían
ser abordados desde un ámbito disciplinar por su grado de “sencillez”, ahora se presentan
de manera compleja y sólo se pueden analizar por aproximaciones, con un enfoque de
sistemas más integradores y desde una perspectiva regional. Por ejemplo tres fenómenos
regionales complejos de ahora como son la educación, la cultura o el desarrollo
económico, no se pueden ver de forma aislada pues tienen contextos sociales, étnicos,
financieros, mediáticos, ideológico, entre otros que no pueden ser ignorados y que tienen
incidencia en el sistema completo y deben ser abordados en conjunto (Moneta, 1999: 25;
Urquidi, op cit. Martínez-Pellegrini 2003: 134-136). De igual manera, para el estudio y
solución de esos problemas se requiere de investigadores que tengan la capacidad de
formar equipos de investigación multi, inter y transdisciplinarios, y que sean capaces de
dar soluciones efectivas y novedosas desde una perspectiva regional (Bonals, 2011: 6 ) .
Teniendo en cuenta la importancia que revisten los estudios regionales en la solución
de los problemas sociales complejos contemporáneos, nos proponemos brindar una síntesis
sobre lo regional dirigida a no especialistas, con la esperanza de que esta síntesis le sirva
de arranque para una mayor profundización en el tema. En las siguientes páginas se brinda
un panorama general sobre las regiones y los cambios que la globalización ha producido en
ellas, abordando algunos de los temas y problemas principales bajo el interés de los
investigadores en los ámbitos social, cultural, político, económico e informacional. Se
inicia con la definición de los conceptos centrales de región y desarrollo, siguiendo con la
constitución de regiones en las sociedades contemporáneas y algunas de las propuestas de
análisis y regionalización realizadas por los investigadores, finalizando con algunos
comentarios a manera de conclusiones.
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1. EL CONCEPTO DE DESARROLLO.
En los estudios regionales cuando se utiliza el concepto desarrollo generalmente se
hace referencia a él en su acepción económica; sin embargo, no sólo esa significancia
puede tener en la investigación regional pues también aparece como adjetivación de los
ámbitos políticos, sociales, culturales e históricos y muchas veces como una noción
compleja que abarca a varios o todos esos campos. De acuerdo con Hermansen (1977:15),
la noción compleja o global de desarrollo “abarca el complejo de cambios
interdependientes del conjunto de la sociedad que la llevan delante de acuerdo con los
juicios de valor prevalecientes.”
En lo social y cultural
En el sentido social, el desarrollo puede denotar el logro de un cierto nivel o
estadio alcanzado por los grupos sociales y una tendencia o aspiración de estos a ser
modernistas. Bajo este sentido el concepto de desarrollo es indisociable al de
modernización y evidencia modos y proyectos que existen en las regiones así como los
rasgos de participación o exclusión de los grupos, implicando también patrones
institucionalizados de pertenencia social o de identidad (Pacheco 1995: 14- 22).
Desarrollo también implica una nueva interacción social producto del incremento
significativo en la calidad de la educación y la distribución del conocimiento; asimismo, la
expansión de los sistemas de seguridad social, los programas de bienestar, y los cambios
en la estructura, la interacción y la movilidad social (Harmensen 1977: 21-23).
En lo político
En los estudios políticos y jurídicos, desarrollo significa principalmente la
distribución del poder entre una multiplicidad de centros, de tal manera que se generen
gobiernos locales fuertes y competentes para realizar sus funciones y un gobierno federal
eficaz que lleve a cabo labores subsidiarias y compensatorias (Carbonell 2002:24-25,
Harmensen, 1977: 21-23)
El desarrollo político permite la implementación de acciones con miras a enfrentar
y reducir la desigualdad regional o local y elevar los niveles de bienestar global de la
población (Pacheco,1995: 23; Ruiz Durán, 2009: 11).
En lo económico
En los espacios económicos, el término desarrollo generalmente significa
crecimiento eficaz y equitativo de la economía y la corrección de los desequilibrios entre
las regiones (Ruiz Durán, 2009:5).
Según Papandreou (citado en Harmansen, 1977:15-17) es el cambio estructural
planificado a escala nacional que trata de alcanzar una tasa sostenida de crecimiento
nacional social, económico y cultural que de otra manera no podría lograrse. Un desarrollo
económico eficaz conlleva el involucramiento de la sociedad en la dirección y velocidad
de los cambios estructurales, los cuales deben ser inducidos, enmarcados y generados por
políticas deliberadas y agentes de desarrollo.
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Algunos autores distinguen dos modelos contemporáneos de desarrollo económico:
uno, declinante, basado en la industrialización de regiones, el incentivo de asentamientos
urbanos, ampliación de mercados culturales y la incorporación de nuevas tecnologías
comunicacionales; otro, emergente producto de la globalización que implica una profunda
reestructuración no sólo en lo económico sino también en muchos otros espacios de la vida
social (Pacheco, 1995: 15)
Siguiendo el razonamiento de Ruiz Durán (2009: 8-9) las regiones que tendrán
mayor desarrollo en el modelo global serán aquellas con una filosofía de apertura, con
orientación de acceso al mercado externo, con una estructura política que favorezca el
ambiente de inversión, con una posición geográfica ventajosa, con una fuerte acumulación
de capacidades productivas anteriores, con ventajas competitivas, con cultura de
aglomeraciones.
En lo historiográfico y lo espacial-temporal
En los estudios históricos regionales se puede considerar como desarrollo el uso de
las lógicas local y nacional de la historia contemporánea, complementarias entre si y que
difícilmente pueden abstraerse una de la otra. Numerosos estudios constatan que la
historia regional no sólo contribuye a explicar fenómenos y condiciones locales, sino
también permite un conocimiento más amplio ( Martínez Assad, 1992: 124).
En lo espacial, bajo el impulso del uso de modelos “centro-periferia”, se analizan las
posibilidades de eliminar las desigualdades entre regiones en el nivel macro, pero también
para el análisis del desarrollo a nivel micro en la acción de los actores en sus distintas
localidades o escenarios de sedes. Parafraseando a Guidens (1984:162-163) se pueden
analizar las inversiones por escenario de sede, detectando si existe “desarrollo desigual”
debido a la diferente inversión e identificar las sedes “núcleos” o “centrales” y sedes
“periféricas”.
2. EL CONCEPTO DE REGIÓN
Región es un término complejo que recibe adjetivos según el campo de conocimiento
en el que se utilice como herramienta conceptual o de análisis. En la investigación
contemporánea se pueden encontrar estudios referidos a regiones culturales, económicas,
geográficas, históricas, simbólicas, físicas, naturales, polarizadas, funcionales, percibida-
vivida, plan, homogéneas, paisaje, geopolíticas, sociocultural (Díaz Ordaz 2011: 2;
Ginsburg y Uribe 1958: 781-2), entre muchas regiones más que pueden estar superpuestas
o no.
Región como unidad de análisis
El concepto región hace referencia a una unidad de análisis de tipo comprensivo
pues al definir región cada campo de estudio que hace uso de ella establece sus límites y
las características unificadoras o requisitos de semejanza u homogeneidad que deberán
presentar los elementos que la integran (Ginsburg y Uribe, 1958: 784; Palacios, 1983).
También es un concepto que funciona en diversos niveles o dimensiones de análisis que
algunos investigadores identifican como los ejes micro-macro y acción-estructura de la
investigación regional (Pons 2011). Dicho ejes, en el estudio de procesos sociales, se
cruzan para abordar el estudio de unidades “pequeñas” o microrregiones y las relaciones
cara a cara de los agentes sociales que se dan al interior de ellas, o bien, el estudio de
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unidades “mayores” o macrorregiones y las relaciones entre grupos y sociedades
contenidos en esa región (Pons 2011).
Región y territorio
Con frecuencia el concepto de región se asocia a las ideas de territorio o de espacio
geográfico, por ser región un derivado original y de larga data de los estudios geográficos
(García 2006: 25-32; Ixtacuy 2011: 1-2) y, fundamentalmente, porque muchos de los
fenómenos que son motivo de estudio regional suceden en un espacio físico determinado.
Por ejemplo los estudios económicos relacionados con la distribución de los mercados y
las ciudades en espacios geográficos específicos (Ixtacuy 2011: 4-5); los estudios jurídicos
referentes a lo regional que consideran a la región como el espacio de expresión del Estado
y a la división jurídica-política del mismo como su ordenamiento territorial (Paniagua
2011); así también, todas las disciplinas de la tierra o la biología abordan el estudio
regional desde una perspectiva territorial, pues se considera que las especies biológicas, la
fisiografía, los recursos edáficos, hídricos, geológicos o minerales en general conforman
distribuciones naturales o territorios.
Región y cultura
Por otro lado, las disciplinas que se encargan del estudio del hombre en sociedad
pueden abordar a la región desde otros puntos de vista distintos al territorial; por ejemplo,
desde el punto de vista cultural e identitario, lo cual no siempre implica la consideración de
un espacio físico, sobre todo cuando la pertenencia de un individuo a una región puede
estar determinada por las prácticas o intereses comunes que comparte con otros individuos
y con los cuales establece identidad. En este último sentido, las regiones no están dadas a
priori, sino que son el resultado de una construcción social y ésta, a su vez, producto de
una extensa red de relaciones sociales de tipo cultural y simbólico (Díaz Ordaz 2011: 2-3).
Región y procesos complejos
El estudio y crítica de procesos regionales complejos, así como la solución de su
problemática, tal como se mencionaba páginas antes, ha provocado, en principio, la
integración de equipos de especialistas de diversas disciplinas, y con ello la construcción
de conceptos de región que trasciende las fronteras disciplinarias, integrando cuerpos
unitarios de elementos metodológicos y teóricos, colocando a los estudios regionales en
campos de acción investigativa multi, inter y transdisciplinar (Pons 2011: 6-7, Boisier
1997: 11-12).
3. CONSTITUCIÓN DE REGIONES
En la actualidad la globalización es un factor relevante en la regionalización de las
sociedades y los territorios, pues ha significado la aparición de elementos novedosos que, a
juicio de Moneta (1999:21), se traducen, entre otros aspectos, en cambios profundos en
los estilos de vida, policentrismo en la política internacional y una profusa
transnacionalidad, dando como resultados panoramas complejos y generando regiones
diversas.
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En lo cultural
La globalización implica la existencia y propagación de patrones culturales que
tienden hacia la homogenización de las regiones, significando en algunos casos la
disociación de ciudadanía de la nacionalidad. Sin embargo, también está provocando la
revitalización, no pocas veces exacerbada, de entidades mínimas, territoriales, étnicas o
nacionales.
Desde el punto de vista cultural incentiva los encuentros, comparaciones y
reconstrucciones de culturas en una relación dialéctica local-global, pero de igual forma
organiza y genera regiones bajo la influencia de las transnacionales y los mercados,
estableciendo los elementos culturales que se integran en calidad de mercancías, bienes de
consumo u ofertas que constituyen industrias de la cultura. Una dinámica así perfila por
lo menos dos tipos de regiones: aquellas establecidas desde lo global o desde una
perspectiva multicultural y otras que se establecen desde una visión endógena y local
(Pujadas 2003: 455; Moneta, 1999: 25).
Pero no sólo el aspecto comercial de cultura regional favorece la globalización,
también aquellos elementos que definen valores universales como los derechos humanos y
la protección al medioambiente y que pueden visualizarse también a escala nacional o
subnacional (Garzón, 2004: 37).
En la educación
Al igual que en la cultura, la globalización tiene un papel relevante en el
establecimiento de regiones educativas pues hace que gran número de países tiendan a
orientar sus políticas y programas educativos conforme las exigencias del mercado con
fuertes complementos de capacitación para lograr una mejor integración en la economía
mundial e intentar vencer con ello las asimetrías económicas regionales. Es, al igual que en
otros campos, una tendencia a la homogenización y a la igualación de la educación a nivel
mundial o por lo menos en regiones amplias del planeta. Por lo pronto y desde la
perspectiva de la educación hoy se distinguen las regiones de países desarrollados, es decir,
de aquellas naciones que además de su desarrollo económico han alcanzado la educación
formal básica necesaria para todos los jóvenes en edad escolar; asimismo, las regiones que
integran los países en vías de desarrollo, donde la educación primaria, por razones de
índole fundamentalmente económica y social, sigue estando incompleta. (Urquidi, 2001:
288-293)
4. REGIONES DE INVESTIGACIÓN Y MODELOS DE ANALISIS
Desde el punto de vista económico
Siguiendo la distribución de los recursos y las gradientes de crecimiento y
desarrollo los investigadores han propuesto diversos tipos de regiones. Una primera
aproximación de esa naturaleza divide en regiones de convergencia y de divergencia
económica, teniendo como estrategias de estudio y acción aquellas destinadas a disminuir
las desigualdades y lograr el equilibrio. Con ese fin se ha propuesto el desarrollo de
ciudades intermedias en diferentes países y la creación en ellas de centros alternativos para
la ubicación de servicios y diferentes actividades de producción, permitiendo para sus
análisis los modelos de centro-periferia y la teoría de la división social del trabajo que
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analiza la formas de producción y los modos de organización social (Martinez-Pellerini
2003, 137-138)
Un factor para regionalizar a un nivel macro ha sido derivado del estudio de la
producción bajo la existencia de cadenas productiva, considerando como elemento central
el que la producción de una mercancía se extiende por varios países o regiones, Tales
cadenas conforman una amplia red mundial con sus nodos y uniones periféricas. (Geriffi y
Korzeniewickz, 1994), produciendo alta competencia entre regiones y una gran movilidad
de capitales y personas, las cuales se proponen como una manera de superar las
desigualdades de crecimiento y desarrollo regional (Stimson y Roberts 2006: 3).
Desde luego, dadas las desigualdades marcadas en materia de desarrollo, siguen
vigentes las teorías que buscan explicar esa diferencias a partir de modelos económicos del
subdesarrollo, la dependencia y del progreso técnico (Piñón, 2005: 23-37) y que dividen a
las regiones en bloques de países desarrrollados y subdesarrollados, de exportadores de
materias primas y exportadores de bienes manufacturados, o bien, industrializados y en
vías de desarrollo o avanzados y dependientes.
Sigue vigente también, como propuestas para abatir las desigualdades, el modelo
neoliberal en el que la apertura económica y los mercados externos son visualizados como
un motor que induce el crecimiento y el desarrollo. Dicha propuesta conforma regiones y
bloques de naciones en libre comercio. Debe mencionarse, que dicho modelo ha
aumentado la iniquidad económica en algunas regiones debido a su aplicación en naciones
que no cuentan con un marco institucional fuerte o adecuado (Piñón, 2005: 43).
Desde el punto de vista cultural y educativo
Como una manera de rebasar los modelos educativos y culturales que perpetúan el
privilegio de regiones dominantes, algunos investigadores proponen modelos igualadores
de corte accionalistas que magnifican la posibilidad de diálogo y la transformación, de
forma tal que las decisiones sobre los cambios que hay que realizar en los planes
educativos y las políticas culturales recaigan en los diferentes grupos y personas. La
posición accionalista, desde un enfoque comunicativo o dialógico, propugna por la relación
entre culturas y por el respeto a la diferencia considerando que “la simultaneidad de
interculturalismo y pluriculturalismo ofrece más pluralidad de opciones y por tanto más
libertad para muchas personas” (Flecha, 1994: 73). Se propone que el fortalecimiento de
la educación y las regiones interculturales y pluriculturales, aunado al dialogo entre
culturas, tenderá a eliminar o disminuir los efectos exclusores y aumentar los igualadores.
Otras formas de regionalización tienen que ver con el proceso de desaparición, cada
vez más acelerado, del bagaje cultural de las microrregiones campesinas, a costa de las
urbanas según el grado de alteración y conversión en regiones suburbanizadas,
periurbanizadas y rurbanizadas. Así también a partir de procesos de migración, los cuales
han prácticamente vaciado amplios territorios, en regiones desterritorializadas, es decir en
regiones donde los elementos culturales han sido alterados o desaparecidos por la
repercusión local de influencia lejanas (Giménez, 2007: 278-279).
En el estudio del fenómeno migratorio, los investigadores han utilizados modelos
denominados de transnacionalización de la cultura o modelos tipo “diáspora” (Giménez,
2007: 280), para aquellos grupos inmigrados que han mantenido su bagaje identitario de
origen y no tienden a integrarse a la sociedad receptora, como es el caso de muchos grupos
de origen mexicano residentes en territorio de los Estados Unidos de Norteamérica.
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Adicionalmente, tomando en cuenta los elementos culturales que forman parte de la
identidad colectiva, los estudiosos de las regiones subdividen o agrupan a éstas a partir de
las manifestaciones identitarias subnacionales, nacionales o supranacionales, muchas
veces, en nuestros días, a partir de movimientos comunitarios de resistencia a la
globalización o de articulación a ella (Pujadas, 2003: 455-56).
Desde los sistemas jurídico y las apropiaciones culturales territoriales
El estudio de los conjuntos de instituciones gubernamentales, normas jurídicas,
actitudes y creencias vigentes en cada país sobre lo que es el derecho, su función en la
sociedad y la manera en que se crea o debería crear, aplicar, perfeccionar y estudiar, todo
lo cual conforma los sistemas jurídicos actuales, permite regionalizar a los países con
respecto al derecho considerando semejanzas y características comunes. De acuerdo con
los criterios de homogeneización, entre los que se encuentran los antecedentes históricos,
el desarrollo del sistema legal, la jerarquía o predominio de alguna u otra fuentes del
derecho, entre otras, los investigadores distinguen regiones que pertenecen diferentes
familias o sistemas jurídicos. (Sirvente 2007: 5-6).
También, como resultados de exigencias históricas por el reconocimiento de
identidades étnicas y, en general, lingüística-culturales, aunado a procesos jurídicos y de
descentralización administrativa, se regionaliza con base a territorios autónomos o regiones
autónomas (Bernecker, 2004, 422), que en algunos países toman ya carta de naturalización.
Teniendo en cuenta los ordenamientos constitucionales y la existencia o no de
soberanía en los Estados los investigadores hablan de regiones con Estados sociales
(definidos por su Constitución abierta) o Estados soberanos, según su forma ya sean estos
monárquicos, aristocráticos o democráticos (Coello, 2005: 160-161; 189-92).
También, por causa de la implantación de políticas globales, se regionaliza a partir
de organizaciones supranacionales de cierta antigüedad como la ONU y la Unión Europea
(Giménez, 2007: 268) que presentan ordenamientos jurídicos internacionales.
Igualmente, desde una perspectiva ética, regionalizar a partir de la aceptación o no
de principios y reglas de validez universal, tales como los derechos humanos y la
satisfacción de las necesidades básicas humanas. La aplicación de tales principios y reglas
se proponen con una condición necesaria para la existencia de homogeneidad social y el
combate al relativismo moral y cultural al interior de las democracias representativas;
revistiendo esa condición una importancia significativa en la reducción de la
vulnerabilidad de las minorías étnicas nacionales en posición de desventaja (Garzón,
2004:37-51).
Desde las nuevas concepciones de la historiografía y la organización espacio-temporal
Por la importancia de las localidades en los procesos históricos nacionales, se
subdividen las regiones en espacios significativos de microhistoria. Se trata de lugares de
referencia imprescindibles para la nueva historia, una historia regional con ramificaciones
hacia los ámbitos de política, culturales, sociales o geográficos. Es la búsqueda de “nuevos
derroteros para averiguar no sólo las motivaciones de los actores sociales sino también
para analizar las ideas, la vida cotidiana, las mentalidades, la cultura en su acepción más
amplia” (Martínez Assad, 1992:123).
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Bajo el modelo de estructuración espacio-temporal de las conductas sociales, surge
también una manera de regionalizar las actividades de los actores desde su ubicación en
sedes y sendas particulares, hasta el total de sistemas sociales completos (Giddens, 1995:
124)
Desde los espacios virtuales y el ámbito de la información.
La regionalización también puede hacerse a partir de inmensas redes virtuales
conurbadas cuyos nodos o centros lo conforman las grandes metrópolis, o ciudades
mundiales donde se concentran las grandes empresas transnacionales y las corporaciones
mediáticas más poderosas e influyentes y que controlan la información. (Giménez 2007:
267).
De igual manera, las nuevas tecnologías de comunicación, en especial aquellas
basadas en el uso de computadoras personales y el internet, permiten regionalizar espacios
virtuales, cuya ubicación no es territorial, pues ha provocado el surgimiento de grandes
redes informáticas que conectan a miles de personas a la vez en el ciberespacio (Kollok y
Smith, 2003: 20). En estas redes se dan conversaciones e intercambios útiles entre
amplios grupos de gente a través del chat, el correo electrónico o los sistemas de
conferencias formando una enorme multiplicidad de regiones virtuales y sociedades
desterritorializadas.
El manejo de la información y el conocimiento, así como de las tecnologías para
producirla ha sido considerado un factor fundamental en el desarrollo de las sociedades.
Ahora se define a la sociedad desarrollada como una de tipo informacional, con base en la
invención del micropocesador y el desciframiento de código genético que son las nuevas
fronteras de la ciencia y constituyen una revolución tecnológica del siglo XXI. (Castells,
1994: 24-25). Tales desarrollos y su control son fuentes de poder en sí mismo y, de nuevo,
fuentes de desigualdades de diverso tipo entre poseedores y desposeídos. Según Castells
las tecnologías de la información y de comunicaciones, que por naturaleza tienen una
enorme flexibilidad, les permiten a las empresas realizar múltiples actividades simultaneas
con gran eficiencia y a las personas trabajar juntos en diferentes empresas o en diferentes
sectores de una actividad, formando redes de actividades y organizacionales por las cuales
fluyen los factores de la producción y las mercancías (Castells, 1994: 27-31).
Para Castells (op. Cit, pp. 31-37), las sociedades de la información, que son a fin
de cuentas sociedades desarrolladas, están cambiando el papel de la familia nuclear
patriarcal al integrar a la mujer al mercado de trabajo, particularmente integrándola a la
economía de la información. Los cambios tendrán que ver con el rol de las mujeres y los
hombres en el núcleo familiar, el cuidado y socialización de los niños, entre otras. Los
resultados a la larga será la formación de regiones con una sociología distinta en el ámbito
familiar (si es que esta institución en su forma patriarcal sobrevive) con respecto a la de
aquellas que no hayan desarrollado ni controlado tecnologías de información.
COMENTARIOS FINALES
Los estudios regionales muestran como la globalización trae aparejado, además de
la integración económica, cambios extensos en los procesos culturales, sociales y
educativos y que estos cambios generan mayores desbalances e iniquidades para las
regiones. El análisis y la crítica, así como la generación de propuestas para revertir o
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reducir esa situación, obligan a utilizar modelos integradores y la participación de varias
disciplinas en colaboración novedosa. En este nuevo contexto mundial los fenómenos
sociales no se pueden ver aisladamente pues se presentan fuertemente imbricados
constituyendo sistemas completos y de manifestación regional.
Igualmente se muestra que para los espacios regionales la globalización ha traído
la aparición de mutaciones en los estilos de vida, policentrismo en la política y
transnacionalidad en las decisiones económicas produciendo mayor desigualdad y una
situación de enorme complejidad.
Se observa como los fenómenos de integración global han producido sociedades
desterritorializadas o con intensificación de relaciones supraterritoriales que se aculturan
rápidamente, generando nuevas identidades, significados y símbolos culturales. Pero
igualmente, en un aspecto positivo, un vigoroso proceso de revitalización de identidades e
historias mínimas, territoriales, étnicas o nacionales y el impulso de la acción de los grupos
sociales en el diseño de las políticas públicas en casi todos los órdenes.
Sin embargo, también está impulsando las mutaciones geopolíticas de gran
trascendencia llevando las naciones a separarse de estados preexistentes y subrayando, tal
como lo señala Pujadas (Op. cit. 455), la definitiva disociación de ciudadanía de la
nacionalidad.
Finalmente, la globalización, en otra de sus vertientes positivas, está obligando a las
regiones a asumir cierta homogeneidad al adoptar una perspectiva ética con la aceptación
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