Post on 20-Jul-2022
RODRIGO FACIO : treinta años después. En el trigésimo aniversario de la muerte de uno de los hombres más preclaros de nuestra historia rec iente,
acaecida trágicamente en la plenitud de su vida, nos un imos a esta conmemoración presentando hoy y mañana el testimonio de ilustres costarricenses que estuvieron cerca de él.
Mariana Lev.
El gran rector Más vivo · Isaac Felipe Azofeifa
Profesor emérito de la UCR
Todo sistema nacional de educación pública culmina, tiene su remate en el sistema de universidades estatales. Cuando Luis Galdames .establece los fundamentos y fines de la universidad que está diseñando para Costa Rica, nos hace ver que todo sistema nacional de educ·ación lleve un único fin muy claro: forjar el espíritu de la nacionalidad; resguardar su herencia cultural, y ser garantía -en el caso concreto de la institución que planea para Costa Rica- de permanente fidelidad a la realización plena de nuestra identidad cultural costarricense. La universidad privada, agrega Galdames, tiene otros fines y distinto estatuto. Por esto digo que nos urge hoy un campeón de Ja cultura superior y del patriotismó con;io lo fue Rodrigo Facio. Es necesario hacer estas precisiones al ponemos de pie para honrar Ja memoria del creador insigne de nuestra Alma Mater en este aniversario de su muerte.
En cada una de sus comunicaciones -artículos de polémica y comunicaciones solemnes al despedir a los graduados de cada año- Rodrigo Facio fue creando la doctrina cultural, social y mora! que le iba dando vida al cuerpo y al espfr itu de la institución. Desde el primer día, al asumir Rectoría en ' 952, propone de una vez los que van a ser objetivos de St' ra bajo rectoral. Primero. logra que la Universidad deje de ser ·'la Universidad a medias' ' que se le entrega: profesores "por ratc ~ . mal pagados y sin que exista todavía un proceso de selecciór Je estímulos en busca de lograr calidad en los serv icios''. Y plan 1ea la urgencia de crear el escalafón universitario. Y luego propone el seg undo objetivo: la const."'llcción de la Ciudad Universitaria, ·'condición complememaria del mejoramiento económico e intelectual del personal''. Todo - agregaun poco al margen del bullicio y las congojas de la ciudad; las instalaciones (que enumera) constituirán "el ambiente im prescindi bl e para que la Universidad adquiera una más clara conciencia de sí misma, de su unidad, y de los papeles que está llamada a desempeñar y se proyecte de manera más amplia y definitiva sobre la comunidad a la que todo se lo debe' '. Y luego, el tercer objetivo: la reforma estructural de la Universidad sobre el fundamento de una Facultad de Humanidades . "Aquellos objetivos -primero y segundoserán a su vez la sustentación de este último, que es el fundamental, e implica una reorientación básica para suplirle al país los especialistas que necesita, pero sobre la base de una cultura humanística sólida y profunda, a la vez que para darle un decidido impulso a la investigación filosófica y científica pura, y para extender ampliamente la red de servicios sociales a la comunidad''.
La creación de la Facultad de Humanidades es el más firme sueño del joven rector Facio, que apenas está rodeando los treinta y cinco años. "Se trata -dice- de llegar a una universidad más completa, más influyente, más formadora, más orientadora, dentro de las limitaciones del medio y las urgencias de la realidad nacional". Y termina con esta esnecie de juramento: "Fuere cual fuere el puesto en que me corresponda actuar, yo estaré siempre al servicio de este programa con la devoción y el entusiasmo que irtspiran las grandes tareas nacionales".
Y se pone en marcha la reforma. El joven rector recorre escuelas y facultades exponiendo, discutiendo, convenciendo. Nunca alza su voz. Su todo es suave, pero firme y convincente. Y se sueltan las polémicas por la prensa. Como piensa ubicar la Ciudad Universitaria en la propiedad -ampliándola debidamente- que posee la Universidad de San Pedro de Montes de Oca, levantan sus voces solemnes conservadores, incluso profesores de aquella Universidad de Costa Rica, entonces desperdigada entre el viejo edificio de la Universidad de Santo Tomás, diagonal a la esquina suroeste del Teatro Nacional, brincando al barrio donde están hoy ubicados la Corte Suprema de Justicia y los Tribunales para alcanzar luego a la finca de la Escuela de Agronomía donde hoy se ubican los edificios de la Escuela de Arquitectura, en San Pedro. Y los conservadores acomodados en el centro de San José argumentaban ¿Tan lejos de la ciudad va a quedar la ciudad universitaria? Mientras tanto, comisiones de profesores viajan a Estados Unidos y a Europa en busca de información de primera mano sobre lo que se planea. El autor de estas líneas formó parte de una misión a Estados Unidos y luego fue a.Ja UNESCO y a Alemania.
Febril actividad que, muerto repentinamente el gran Rector, continuó con el mismo tesón y profundidad el rector Monge Alfaro.
Los discursos de clausura del rector Facio se convirtieron en piezas de amena exposición para la comunidad universitaria y para el país, --<Jue escuchaba atento- y los problemas de la región centroamericana y del mundo. Todo estaba por hacer. La opinión pública respondía llena de prejuicios contra aquella institución que apenas cumpliendo los quince años de edad exigía presupuestos sin mostrar resultados. Y venía ahora el joven Rector con estas proposiciones sobre aumentar sueldos y esa barbaridad de empeñarse en la obra ciclópea de levantar una ciudad universitaria, como los países ricos .Los liberales de entonces, como los neo-liberales de hoy, juraban por su fe que a la Universidad sólo debían llegar los que tenían dinero; ayer en las extranjeras y hoy en las privadas. El destino de los costarricenses pobres, que son los más, está sellado: además de pobres, deben ser ignorantes. El país se había acostumbrado a ver, creer y padecer esta situación como un hecho natural irremediable. Sobre esto, nos dejó Rodrigo Facio una página que es preciso meditar ahora que de nuevo empieza a cuestionarse la imiversidad estatal, y con ella, los fundamentos de las ciencias humanas de la cultura general en la formación de nuestros universitarios. Dijo Rodrigo Facio:
" .. . Pero tan convencidos estamos de la magnitud de la lucha como de que a la larga la victoria será nuestra, imponiéndose al conservalismo, al empirismo. a Ja chatura espiritual, los altos intereses culturales y nacionales que la universidad manúene y representa. Como en toda brega de ideas contra intereses, el tiempo y la historia hacen de aliados silenciosos pero efi caces de las pnmeras. Claro que cuando auguramos la conquista del país por el
hombre culto, no tenemos en la mente Ja idea de un a manera de ario intelec tual , ente superior con vocación de amo .. . El hombre culto por serlo debe ser un hombre al servicio de su país y de sus conciudadanos -y de la humanidad en general: un ser de amplio espíritu humano y soc ial. Cada vez va perdiéndose en un pasado la idea de la cultura como medio asociado a la situación de privilegios económicos y sociales"."Hay especialmente un problema que nos preocupa. Una falla con que la Universidad vino a la vida: la ausencia en la institución de un institu to forjador de cultura general, problema que generalmente reconocemos como la ausencia de una Facultad de Humanidades. En 1941 se restableció la Universidad como una simple concentración de escuelas profes ionales, incluso la Escuela de Ciencias y Letras que se le agregó como una escuela profesional más, pero dedicada exclusivamente a la preparación de ciertos ramos dd Magisterio, las Ciencias y las Letras. No se pensó en establecer el fundamento
académico de toda la enseñanza universitaria. Esa falta ha dado lugar a toda una serie de problemas; falta de integración de las Escuelas y Facultades; duplicación de cátedras y enseñanzas, fricciones entre las instituciones. Como producto de todo esto, nuestro egresado carece, en general, de un criterio integrador de su especialización dentro de la cultura general, con evidente perjuicio para él como hombre, para la comunidad e incluso para su profesión. Nuestro egresado está preparado en su respectiva rama, pero le falta la concepción unitaria e integrada que sólo le puede dar un programa de Humanidades, o como se le denomina modernamente, de Estudios Generales. Esta reforma involucra dentro de la Facultad de Humanidades la creación de los cursos de Estudios Generales".
No vamos a seguir el programa de innovaciones que desarrolla el Gran Rector reformador, tan diversas, tan llenas de voluntad total puestas al servicio de un gran proyecto. El desconocimiento que tiene el universitario común de estos días del significado de la estructura fundamental de nuestra institución y de la doctrina que la sostiene, es abismal. Es más, llevados de esa ignorancia por despreocupación o indiferencia o por esnobismo cultural, muchos universitarios se persignan en el altar de los que condenan al Estado Docente en nombre de un neoliberalismo salvaje y vuelven a presentar el cuadro de oposición -dentro de nuestros términosque enfrentó Rodrigo Facio durante sus años de rectorado. ¿Dónde está el campeón que venga a emular la voluntad patriótica y creadora del Gran Rector?
que nunca Eugenio Rodríguez
Ex Ministro de Educación Ex Rector UCR Abogado
Treinta años después de su muerte prematura, el pensamiento y la obra de Rodrigo Facio tienen una vigencia impresionante; están vivos, llenos de vitalidad y de frescura: por eso sus palabras conservan un extraordinario sabor de actualidad, y no llegan a nosotros con ese tono libresco de las cosas que ya pasaron de moda. Rodrigo Facio está más vivo que nunca.
En otros momentos y circunstancias he escrito y hablado sobre Rodrigo Facio: sus ideas, su personalidad, su natural sentido del liderazgo; he analizado sus aportes decisivos a la educación, la economía, la historia. la vida política. Hoy, treinta años después de su muerte. sólo quiero señalar la actualidad de sus ideas y de su ejemplo.
En una Costa Rica llena de incertidumbres y de confusiones, su pensamiento y su personalidad son guías muy fi rmes que señalan luminosamente hacia el futuro; entre las dudas y los desencantos, mirando el arribismo, la av aricia y Ja superficialidad de unos y de otros, es un buen ejercicio espiritual preguntarse ante uno de esos hechos sorprendentes que ya casi no sorprenden: ¿qué hubiera pensado Rodri go Facio de estas cosas?
¿Por qué tiene actualidad Rodrigo Facio?, ¿por qué no es una figura de la histori a sino un maes tro que nos habla de los problemas de hoy con voz segura y clara? Sus virtudes sobresalientes son la mejor lección para todos los costarricenses. especialmente para los jóvenes que deben recoger su mensaje para vivirlo y practicarlo. ¡,Cuáles son esas virtudes que nos conceden el privilegio de tenerlo como uno de nues rros contemporáneos? Ci taré algunas de ellas:
Disc iplina de estudio. Nada puede construirse sobre el desconoc imiento de los hechos: és tos só lo adqu ieren sentido y signi ficación en el es tudio arduo, prolongado y sistemático. En tiempos de improvisación y de pereza intelectual en todos los sectores y en todos los niveles. esta virtud adquiere cardinal importancia.
Tolerancia. Hay que respetar las ideas de los demás, y admitir con naturalidad los criterios opuestos a los nuestros. Esto no significa indefinición; podemos y debemos ser muy definidos en nuestras posiciones, luchando con fuerza por lo que considerarnos justo o conveniente, pero siempre dispuestos a reconocer la justa razón del adversario.
Desprecio de los dogmas políticos y sociales. No se deben aceptar nunca las consignas absolutistas, vengan de donde vinieren, ni admitir pasivamente que se intente acallar nuestra conciencia crítica.
Defensa de la democracia. Hay que defender y fortalecer la libertad política, y ese conjunto de principios que algunos
c a!íTlcan peyorativamente "democracia formal". Rodrigo Facio sabía, décadas antes de que en la Europa Oriental lo descubrieran, que sin la libertad no puede construirse nada duradero. A él debemos la idea perdurable de que la democracia costarricense debe fundamentarse en tres sólidos principios: libertad política, justicia social y desarrollo económico.
Cultura integral. Debemos atender cuidadosamente todos los aspectos de la vida nacional, sin olvidar ninguno: el derecho, la economía, la política, la filosofía, la literatura, el arte. Un país pobre tiene el derecho de aspirar a una cultura integral.
Probidad. La honradez no es un espectáculo para exhibirse en actos de propaganda, proponiéndonos a los demás como modelos incorruptibles; es un hecho natural de todos los días , que debe expresarse sencillamente y sin ostentaciones. La probidad de Rodrigo Facio, inmaculada, vivía a años luz de cualquier estrecho puritanismo.
Amor a Costa Rica. Era un hombre universal en sus ideas y en sus sentimientos, pero todo en él se orientaba a servir a su país. La democracia por la que luchó, la libertad a la que nunca quiso renunciar, la justicia social que está en el fondo de todo su pensamiento no eran ideas generales aprendidas en los libros, sino principios nacidos de nuestra historia, enraizados en un país con hombres y mujeres concretos que han luchado a través del tiempo en circunstancias determinadas.
Las ideas y la personalidad de Rodrigo Facio tienen mucho que hacer en los tiempos que vivimos; su lección es para los ciudadanos de todas las ideologías, pues no debemos empobrecerlo transformándolo en un profeta de pequeñas capillas; en él, en su mensaje y en su ejemplo, podemos encontrar el orgullo justificado de ser costarricense.