Post on 19-Jun-2015
SembradorasAnuario del Grupo de Mujeres
de la Iglesia Evangélica
[Paseo de la Estación, 32]
COORDINADORA: Jacqueline Alencar Polanco
CONSEJO DE REDACCIÓN: Lidia González, Elena Gil, Dori Alonso, Carmen Criado, Élide Tapia y Matilde Rolhaiser
DIBUJOS DE CUBIERTA: Miguel Elías
DISEÑO: Javier Torre
MAQUETA: Noelia Rodríguez
EDICIÓN: Betesda Ediciones
ASESOR EDITORIAL: A. P. Alencart
IMPRESIÓN: Kadmos
CONTACTOC/ Abastos, 7 portal 6 1º B37008 Salamanca (España)Telf. 923 192349
Depósito Legal: S. 889-2007
Editorial
JACQUELINE ALENCAR
Empezamos este editorial diciendo: ¡Hastaaquí nos ha ayudado, Dios! Queremosexpresarle nuestra gratitud por estos yacuatro años de siembra anual que vemos vagerminando poco a poco, de acuerdo a Sustiempos; pero vamos con el arado bien seguroentre las manos y el paso firme, esquivandolas piedras que puedan aminorar la marcha. En esta tarea de diseminar la palabra nodebemos olvidar que unos escriben, otrosreciben y otros tienen la visión y la llevan a cabo, perseverando siempre. Tres objetivosrefundados en uno, queriendo emular a esaotra Tríada para alcanzar los corazones a través de torrentes de palabras vivas.
Palabras que necesitan de voces proféticas que den voz a los que no la tienen (Isaías 58).Y esas voces se pueden oír en este númerode Sembradoras, donde obreros incansables y comprometidos con la salud integral del hombre, y que no acostumbran a pasar delargo ante el clamor de los sufrientes del mundo, nos dan su visión acerca de lo que representa la Acción Social para el mundo evangélico, donde fe y acción se aúnan a través del amor para irradiarse sobre losmenos privilegiados. Es el evangelio unido a su demostración.
En esto mucho ha tenido que ver aquel Pacto firmado en Lausana en el año 1974, donde se redescubrió que la misión de Jesús, la de la Iglesia, era integral. Había que repartir peces pero también Pan de vida. Ésas son las pautas que nos dejó hace dos mil años y que deberían seguir vigentes, ya que no noshabla de abrogación sino de continuación.Como saborearemos en las próximas páginas, algunos se han decantado por Su programa dedesarrollo integral, como se diría hoy, el hoyde los marginados y hambrientos: mil millonesdestacan las estadísticas.
El apartado sobre Acción Social se complementa con una gama de artículos sobretemas varios como la financiación de la Iglesia, el perdón y las relaciones interpersonales, el gozo en medio de la prueba, la importancia de la Enseñanza Religiosa Evangélica, la Obra Pionera, para concluir con un testimonioconmovedor de una madre, entrevistas y unatractivo rincón de libros.
Expresamos nuestra gratitud a los que continúan acompañándonos en esta labor.
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dito
rial
(Información más amplia sobre nuestros objeti-
vos y actividades, pueden verse en:
http://www.lapalabraenel surco.blogspot.com)
COLABORACIÓN: 5 € (más gastos de envío)
Mendigo
MARÍA GLORIA SÁNCHEZ
Mendigando comprensión
Y encontrando sinsabores,
Llegué a tus plantas, mi Dios,
Luz que mi noche alumbró
Disipando mis temores.
Océanos tormentosos y profundos
Que arrebatan traicioneros, mi sosiego
Me persiguen sinuosos por el mundo
Y camino en tinieblas, cual un ciego,
Hasta hallar tu resplandor, mi Dios del cielo.
Sentimientos y emociones no descritas,
De un otoño que tatuado en mi mente
Arremete contra mí, muy lentamente
Descubriendo las palabras aún no escritas
Busco amparo a tus pies, calladamente.
Mi buen Dios, que me escuchas cuando te hablo
Si es mi lucha batallar contra gigantes,
Si el cristiano ha de luchar, aunque sea salvo,
Contra huestes celestiales de maldad,
Vísteme con tu coraza diariamente,
Y en la guerra que me afrenta, dame paz.
2
Las iglesiasevangélicas y la
obra social.Unos apuntes
históricos
TIMOTEOTT GO LASSCOCK
Es un hecho lamen-
table que con cierta
frecuencia se ha esta-
blecido una falsa dicoto-
mía entre la misión de
la iglesia de proclamar
el evangelio de Jesu-
cristo por una parte, y
la responsabilidad de
la iglesia de mostrar de
forma práctica el amor
de Dios hacia los marginados y los necesitados
por otra. Escribiendo en 1992, John Stott ha
afirmado: “Durante por lo menos los últimos
treinta años, comenzando en la comunidad ecu-
ménica, pero más recientemente en el sector
evangélico también, ha habido un desacuerdo
considerable acerca de estas dos responsabili-
dades. Se ha formulado de distintas maneras:
como la tensión ‘entre la acción de Dios en y por
medio de la iglesia y todo lo que Dios hace en el
mundo aparentemente de forma independiente
de la comunidad cristiana’; ‘entre la interpreta-
ción vertical del evangelio como esencialmente
centrada en la acción salvadora de Dios en la
vida de individuos, y su interpretación horizontal
como básicamente orientada hacia las relacio-
nes humanas en el mundo’; ‘entre Dios bus-
cando la justificación de pecadores y Dios bus-
cando la justicia en y entre las naciones’; ‘entre
redención y providencia, la salvación del alma y
la mejora de la sociedad” (The Contemporary
Christian, 1992, p. 337).
Esta tensión no está reflejada en las páginas
de la Biblia. Cuando Jesucristo describe la misión
de sus discípulos en términos de ser sal de
la tierra y luz del mundo (Mt. 5:13-15), añade,
“Así brille vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas acciones y glo-
rifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
(Mt. 5:16). El que “vino a Galilea proclamando
el evangelio de Dios, y diciendo: El tiempo se
ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado:
arrepentíos y creed en el evangelio” (Mr. 1:14-
15), es el mismo que enfatizó que el segundo
mandamiento en una escala de importancia,
después de amar a Dios con todo el corazón,
el alma, la mente y la fuerza, “es éste: Ama-
rás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento mayor que éstos” (Mr. 12:29-31).
El apóstol Pablo nos recuerda que “por gracia
habéis sido salvados por medio de la fe, y esto
no de vosotros, sino que es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe”, pero añade a
renglón seguido, “Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para hacer buenas
obras” (Ef. 2:8-10).
En la historia de las iglesias protestantes
desde la Reforma hasta el momento actual, se
observa que las épocas de más vitalidad espiri-
tual en las comunidades evangélicas (los tiem-
pos de avivamiento o de despertar espiritual,
para utilizar dos de las metáforas que aparecen
en la Biblia) han coincidido con los momentos
de mayor involucración en la sociedad con el
anhelo de demostrar de forma práctica el amor
de Cristo y su preocupación por los más desva-
lidos y desamparados.
Un ejemplo de esta realidad en la Inglate-
rra del siglo diecisiete, desde el sector más
radical de la reforma protestante, fue la labor
de George Fox (1624-1691), fundador de la
Sociedad de Amigos, más conocido como los
Cuaqueros. Su profunda conversión personal a
Cristo dio lugar a un empeño, no sólo en conducir
a otros de una religión falsa y meramente formal
a una experiencia nueva y vital del Salvador, sino
también en abogar por los pobres y pedir una dis-
tribución más justa de la riqueza. Esto le condujo
con frecuencia a conflictos con las autoridades,
y fue detenido y encarcelado en varias ocasio-
nes. Insistió en la necesidad de la intervención
del gobierno en el cuidado sistematizado de los
pobres, en lugar de dejar este cuidado a la inicia-
tiva privada, y fue una de las primeras voces que
denunciaba los grandes males del sistema de
esclavitud en las colonias británicas.
En el mismo siglo en Alemania el pietismo,
un movimiento religioso protestante enfatizando
“la práctica de la piedad”, ganaba fuerza dentro
de círculos luteranos, debido principalmente a la
influencia de Philipp Jakob Spener (1635-1705) y
la publicación de su libro Pia Desideria en 1675, a
en el que expresaba sus anhelos de reforma
espiritual dentro del luteranismo y su programa
para el movimiento pietista. Su discípulo August
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Hermann Francke (1663-1727), profesor de len-
guas orientales en la Universidad de Halle, fun-
dada por Spener en 1692, dio un nuevo impulso
al movimiento, difundiendo su influencia no sólo
en Alemania sino en Inglaterra, Escandinavia,
Rusia y Norte América. La labor de Francke al
crear una serie de instituciones que incluían un
orfanato, un hospital, una biblioteca y un centro
misionero, transformó la ciudad de Halle en
un modelo de reformas sociales y culturales,
combinando la renovación de una verdadera
espiritualidad con una preocupación práctica por
buscar soluciones a la ignorancia, la pobreza y la
injusticia social.
Una de las personas más impactadas por
las iniciativas de Francke fue Cotton Mather
(1663-1728), ministro muy influyente de una
iglesia evangélica en Boston, en la entonces
colonia británica de Nueva Inglaterra (América
del Norte). Viendo la expansión en Alemania de
aquel movimiento de renovación tanto espiritual
como social, elaboró desde una perspectiva
más calvinista una estrategia para impulsar la
transformación de la sociedad no a través de
la coerción estatal, como había sido el patrón
desde tiempos de Constantino, sino mediante
las iniciativas libres de individuos y grupos de
creyentes. Por una parte, insistía en el esfuerzo
máximo de cada cristiano para cumplir la voca-
ción que había recibido de Dios por medio de
actos benevolentes, y, por otra, la agrupación
de creyentes en sociedades para impulsar la
reforma social y cultural. Mather mismo dio
ejemplo de este enfoque fundando una escuela
para niños pobres y otra para la educación de
negros, y organizando su parroquia en células
que tenían la misión de suplir no sólo las necesi-
dades espirituales, sino también de las materia-
les, de los asistentes, a la vez que difundía sus
ideas mediante la publicación de casi 450 obras
escritas.
Un año antes de la muerte de Mather, Jona-
than Edwards (1703-1758), la figura más desta-
cada del Gran Despertar en su faceta norteame-
ricana, comenzó su ministerio en la iglesia de
Northampton, no muy lejos de Boston. Su serie
de sermones sobre “La Justificación por la Fe
Sola”, predicada en 1734, dio lugar a un gran
avivamiento en su iglesia, y preparó el terreno
para el avivamiento evangélico que sacudió pro-
fundamente las colonias británicas de América
del Norte en 1740-41, y en el que otros grandes
predicadores como George Whitefield y Gilbert
Tennant tuvieron también un papel principal. La
convicción de Edwards de que el avivamiento
espiritual debía ir siempre acompañado por
la acción social se refleja en la siguiente cita:
“Algunos hombres muestran un amor hacia
otros en cuanto a su hombre externo, son gene-
rosos en compartir sus bienes materiales y
con frecuencia dan a los pobres; pero no tie-
nen amor o preocupación por las almas de los
hombres. Otros alegan un gran amor hacia las
almas de los hombres, pero no demuestran
compasión y caridad hacia sus cuerpos. El hacer
un gran espectáculo de amor, misericordia y
angustia por las almas no les cuesta nada; pero
para demostrar compasión a los cuerpos, tienen
que sacar el dinero de sus bolsillos. Pero un ver-rr
dadero amor cristiano hacia nuestros hermanos
se extiende tanto a sus cuerpos como a sus
almas” (2).
Paralelamente con los inicios del ministerio
de Edwards en Northampton, un graduado de
la Universidad de Halle, el Conde Nikolaus Lud-
wig von Zinzendorf (1700-1760), creó en tierras
de su propiedad “Herrnhut”, una comunidad
para refugiados moravos que habían abando-
nado su país en busca de la libertad de culto.
Frente a tensiones surgidas en el seno de la
comunidad, Zinzendorf comenzó una vigilia de
oración continua para la comunidad que llegó a
durar más de cien años y condujo en 1727 a un
gran avivamiento espiritual que sacudió no sola-4
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mente a los estados alemanes, sino también a
Inglaterra, mediante la influencia de los mora-
vos en la conversión de John Wesley (1703-
1791), uno de los predicadores más conocidos
y bendecidos del Gran Despertar en su dimen-
sión británica. La importancia de Zinzendorf
en el mundo evangélico radicó no sólo en su
contribución al nacimiento y extensión del Gran
Despertar en Europa, sino en su interés por
cuestiones sociales, su creación de Herrnhut y
otras comunidades semejantes, y su propaga-
ción de una teoría de educación muy avanzada
para sus tiempos, y que puso en práctica en la
escuela y el orfanato que fundó en la comuni-
dad. En Herrnhut todos los miembros asumían
la responsabilidad de contribuir al bienestar
económico de la comunidad, poniendo a la dis-
posición de otros sus posesiones en momen-
tos de especial necesidad. Este modelo se
extendía a las comunidades formadas en otros
países como resultado de las actividades misio-
neras de los moravos, y en las cuales se practi-
caban los mismos principios de cuidado de los
enfermos, educación de los niños y atención a
las viudas, los ancianos y los huérfanos. Este
énfasis ha dado como resultado la práctica
de la obra social en distintos aspectos que ha
caracterizado las misiones evangélicas hasta el
tiempo presente, siguiendo la pauta marcada
por Halle y por Herrnhut, siendo notables en
España las escuelas fundadas por los primeros
misioneros protestantes en varios pueblos y
ciudades donde comenzaron su labor.
Otra faceta muy llamativa de la preocupa-
ción social de los líderes evangélicos fue la
oposición frontal a la práctica de la esclavitud.
Influenciado por los escritos de los cuaqueros,
Wesley publicó en 1774 su “Thoughts upon
Slavery” (“Pensamientos sobre la Esclavitud”),
que estableció la preocupación por la abolición
del comercio de esclavos como uno de los prin-
cipales temas de la agenda evangélica durante
las primeras décadas del siglo diecinueve.
Otros abusos sociales que atacó fueron el
alcoholismo y las condiciones en las cárceles.
El impacto de sus predicaciones en las clases
trabajadoras de Gran Bretaña fue muy conside-
rable, y condujo a la presencia de destacados
líderes evangélicos en los inicios del movi-
miento laborista.
Otro de los líderes del Avivamiento Evan-
gélico y contemporáneo de Wesley fue John
Newton (1725-1807), amigo también del poeta
William Cowper. Newton había llegado a ser
capitán de un barco negrero, pero experimentó
una conversión genuina a Cristo en una tem-
pestad en el mar en 1748. Se retiró del mar,
tomó contacto con Whitefield y Wesley, y llegó
a ser pastor de la iglesia anglicana en Olney,
donde escribió muchos himnos muy conoci-
dos, entre ellos “Sublime Gracia”. Más tarde
se trasladó a una iglesia en Londres, donde
sus predicaciones ejercieron una influencia
muy potente sobre William Wilberforce (1759-
1833), el político y filántropo más influyente en
la lucha de conseguir la abolición del tráfico de
esclavos, sobre todo a partir de su conversión
a Cristo en 1785. Como miembro del parla-
mento británico, Wilberforce aprovechó todas
las oportunidades para denunciar los horrores
de este tráfico, y fue debido a los esfuerzos
constantes suyos y de un nutrido grupo de
otros parlamentarios evangélicos que en 1807
se aprobó la ley que terminó con el tráfico de
esclavos en el imperio británico. Veintiséis
años más tarde, un mes después de la muerte
de Wilberforce, otra ley dictó la emancipación
de todos los esclavos.
La labor de Wilberforce fue continuada por
Anthony Ashley Cooper (1801-1885), un aristó-
crata evangélico inglés quien dedicó su vida y
sus medios económicos a la continuación de la
campaña política a favor de las mejoras sociales
en el Reino Unido. Sus convicciones evangé-
licas influyeron fuertemente en su comporta-
miento en el parlamento británico. Comentó a
su biógrafo que la fe cristiana que profesaba, “si
vale para algo, debe entrar en cada esfera de la
vida, y gobernar la conducta en cada relación”.
Para él su fe era mucho más importante que
sus ambiciones, y le condujo a consagrar su vida
parlamentaria a la causa de la reforma social.
Sus esfuerzos se concentraban en cinco objeti-
vos principales: la mejora de las condiciones en
los manicomios, en las fábricas, en las minas de
carbón, y en el área de la salud pública, sobre
todo en lo relativo a la provisión de viviendas
adecuadas y agua corriente a las familias más
pobres, y la provisión de una educación para los
niños más desaventajados. Sus discursos en el
parlamento denunciando los abusos terribles en
estas áreas eran tan conmovedoras que en una
ocasión un oponente tenaz a sus campañas le
saludó al final de la sesión parlamentaria, dicién-
dole: “Nunca en el transcurso entero de mi vida
ha sido tan fuertemente impactado mi estado
anímico como ha ocurrido por medio de su dis-
curso”. Otras figuras públicas como el novelista
Charles Dickens, muy crítico con las condicio-
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nes sociales de la Inglaterra de su época, reco-
nocieron las reformas de Cooper como de las
más altruistas de aquel tiempo.
Otra iniciativa en la que se interesó fue la
fundación de la Asociación Cristiana de Hom-
bres Jóvenes (Y.M.C.A.), un movimiento inter-rr
nacional en el cual colaboró también el suizo
Jean Henri Dunant (1828-1910). La familia de
éste fue muy influyente en la ciudad de Gine-
bra, combinando su calvinismo devoto con un
trabajo social infatigable entre huérfanos, pre-
sos, enfermos y pobres. El joven Dunante cre-
ció en medio del despertar religioso conocido
como “le Revéil” (el avivamiento). En 1859 pre-
senció la batalla de Solferino, en la que 38.000
soldados heridos, agonizantes o muertos que-
daban en el campo de batalla. La casi total falta
de medios para aliviar los sufrimientos de los
heridos causó tal impacto en el joven suizo que
publicó un libro, “Una Memoria de Solferino”.
El amplio interés generado por este libro le llevó
en 1863 a crear un comité para ayudar a los
heridos en tiempos de guerra, que más tarde
se transformó en el Comité Internacional de la
Cruz Roja.
El interés evangélico en los huérfanos tuvo
su fruto en el siglo XIX en la labor de una serie
de personas que crearon orfanatos siguiendo
una línea marcadamente humanitaria. Entre
éstas destacaron George Müller, Thomas
Barnardo y el gran predicador inglés Charles
Haddon Spurgeon. Otro nombre digno de des-
tacar es el de William Booth (1829-1912), el
fundador del Ejército de Salvación. De joven
fue aprendiz de un prestamista, y el contacto
que este trabajo le proporcionó con la pobreza
y la miseria provocó una indignación fuertísima
frente al estado de degradación en la que
vivían tantos seres humanos en la Inglaterra
de aquella época, y una pasión por la justicia
social. En 1844 se convirtió a Cristo, y llegó a
ser un evangelista itinerante muy respetado.
Su deseo era alcanzar con el evangelio a las
clases más empobrecidas de la población, y
centró sus esfuerzos en uno de los barrios
más pobres de Londres. Pero no se limitó a
predicar, sino creó una misión cristiana (“El
Ejército de Salvación”) que se dedicaba a aliviar
la pobreza, proporcionar ayuda para alcohólicos
y abrir residencias para los que no tenían hogar,
centros para la formación de emigrantes des-
tinados a otros países, casas de acogida para
mujeres y muchachas en peligro moral y para
presos excarcelados.
Todos estos esfuerzos evangélicos para
lograr la reforma social en el siglo XIX recibie-
ron un impulso fuerte del avivamiento conocido
como el Segundo Gran Despertar que tuvo lugar
a partir de las primeras décadas de aquel siglo,
y cuyos efectos perduraron muchos años. En
el siglo XX el Congreso de Lausana celebrado
en 1974, y específicamente las aportaciones
de destacados líderes evangélicos de América
Latina como Samuel Escobar y René Padilla,
condujo a la reafirmación de la relación estrecha
que debe existir entre el evangelismo y la activi-
dad socio-política. Es de esperar que un nuevo
congreso evangélico a celebrarse en Cuidad del
Cabo este próximo octubre siga recalcando que
la predicación del evangelio y la preocupación
por la justicia social continúen siendo aspectos
fundamentales y estrechamente unidos del tes-
timonio evangélico.
(*) Licenciado en Derecho por la Oxford Univer-rr
sity. Nacido en Inglaterra (1947) y con más de treinta
años de ministerio pastoral en España, primero en
Marín (Pontevedra) y ahora en Salamanca como
Anciano de la Iglesia Cristiana Evangélica (Paseo de
la Estación, 32). En nuestro país son conocidas sus
reflexiones publicadas en “Edificación cristiana”,
“Andamio” y “Notas diarias”.
Alianza Solidaria:“juntos podemos”
FRANCISCAFF CACC PAPP E IE RENE DE E FE EFF DERICO
En América Latina el
60% de los niños entre
0 y 12 años y el 50%
de los adolescentes de
13 a 19 años, es decir,
118 millones de niños,
viven en condiciones de
pobreza. Esto equivale,
aproximadamente, a la
suma de las poblacio-
nes de España, Francia
y Suiza juntas. ¿Realmente habría tanta indife-
rencia en el mundo si toda la población de estos
países fueran niños desnutridos, sin acceso a una
educación y atención sanitaria dignas? Examine-
mos primero en qué consiste el desarrollo normal
de un niño.
Con frecuencia olvidamos que Jesús fue
también un niño y que Lucas nos describe cómo
fue su infancia. Al hacerlo, y de forma muy con-
densada, el evangelista nos dice cuáles son los
componentes del desarrollo de una infancia salu-
dable. Después de relatar cómo el niño Jesús
enseñó en el templo, Lucas resume su infancia
de esta manera: “Y Jesús crecía en sabiduría y
en estatura, y en gracia para con Dios y con los
hombres”. (Lc. 2: 52).
Lucas nos dice que el niño crecía en sabi-ii
duría, es decir, en conocimiento, o lo que es lo
mismo en su faceta intelectual. También nos dice
que crecía en estatura, es decir, tenía un buen
desarrollo físico. Muchos hubieran parado aquí,
pero Lucas introduce dos componentes más que
son esenciales para el desarrollo íntegro y com-
pleto de una persona: Jesús crecía en gracia para
con Dios y con los hombres, es decir, tuvo un
adecuado desarrollo espiritual, se cuidó su relall -
ción con Dios, y emocional, desarrolló relaciones l
saludables con las personas de su entorno.
Siendo muy conscientes de que el déficit en
alguna o varias de estas áreas suponen un obs-
táculo evidente en el desarrollo integral de los
niños es que desde la Comisión de Obra Social
de la Alianza Evangélica Española (ahora Alianza
Solidaria) pusimos en marcha Moisés, nuestro
programa de apadrinamiento, que contempla
todos los aspectos que hemos mencionado.
Pero al mismo tiempo somos también muy cons-
cientes de que la diferencia entre Alianza Solida-
ria y cualquier otra ONG no cristiana viene dada
por nuestra cosmovisión, que es lo que en último
término define qué hacemos y por qué hacemos
nuestro trabajo.
Nosotros sabemos que “del Señor es la tierra
y todo cuanto hay en ella, el mundo y los que en
él habitan” (Sal. 24:1). Es decir, que este mundo
no nos pertenece, no somos sus dueños, sólo
somos sus mayordomos, meros administrado-
res. Sabemos que las personas son valiosas, no
por lo que tienen, no por lo que aparentemente
son, sino porque han sido hechas a imagen y
semejanza de Dios.
También sabemos que vivimos en un mundo
caído, dominado por el pecado. ¿O no están la
soberbia, la envidia, la codicia, el egoísmo, el
engaño, etc. en la base de las estructuras de
injusticia que dominan nuestro mundo? ¿Y no
son estas actitudes las que están detrás de tanta
pobreza, marginalidad, sufrimiento y, muchas
veces, desesperación? Pero también sabemos
que Cristo Jesús ha venido a instaurar un Reino
de Justicia, el Reino de Dios, que ya se ha acer-rr
cado, que ya está entre nosotros. Y que un día se
manifestará en toda su gloria cuando Cristo vuelva
a por los suyos: “Él enjugará toda lágrima de sus
ojos, y no habrá ya muerte, ni lamento, ni llanto, ni
dolor, porque las primeras cosas (el mundo en que
vivimos) habrán dejado de existir” (Ap. 21: 4).
Somos llamados a compartir esta esperanza,
y mientras Cristo vuelve, a trabajar para ser bue-
nos administradores de los recursos que Él ha
puesto en nuestras manos para hacer que su
reino se extienda.
Es por todo esto que como organización cris-
tiana evangélica que somos, comprometida con
los principios bíblicos de justicia, solidaridad y amor
al prójimo, luchamos para combatir la pobreza y
sus causas a través del desarrollo integral de la
infancia y la promoción del desarrollo autososte-
nible de colectivos en situación de alto riesgo de
exclusión social, sin ninguna discriminación por
raza, género, religión o ideología política.
Áreas de actuación y ubicación de los progra-
mas
Actualmente, los programas y proyectos que
llevamos a cabo a favor de la infancia y los colec-
tivos en situación de alto riesgo social se ubican
en Latinoamérica, concretamente en Colombia,
Perú, Honduras y Bolivia.
Con el fin de cumplir nuestra misión centra-
mos nuestro trabajo especialmente en las áreas
de Educación, Desarrollo de capacidades pro-
ductivas, Salud y como eje transversal en todo
programa la Educación en valores cristianos y
Evangelización.
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¿Cómo trabajamos?
Desde Alianza Solidaria trabajamos a través
de y junto con contrapartes locales cristianas, es
decir, de entidades locales (organizaciones, igle-
sias o misiones) con las cuales compartimos una
misma misión y visión.
Nuestro papel en relación a las diferentes
entidades locales con las que trabajamos en el
Sur consiste fundamentalmente en apoyo ecor -
nómico para el sostenimiento y funcionamiento
de los programas y proyectos; así como el de
realizar un seguimiento de los mismos (comuni-
cación constante con los responsables y visitas
periódicas al terreno).
Programas
Programa Moisés: Moisés es un programa s
de apadrinamiento que surge con el objetivo
de proveer una educación integral a los niños
más desfavorecidos de Latinoamérica, dado el
enorme déficit educacional que existe en esa
región. Es por ello, y con el propósito de brin-
dar una educación de calidad que permita a los
niños romper el círculo vicioso de la pobreza en
el que han nacido, se trabaja con proyectos edu-
cativos ubicados en zonas de extrema pobreza
y entre población con Necesidades Básicas
Insatisfechas en los países de Colombia, Perú,
Honduras y Bolivia.
En los centros que apoyamos no solamente
se brinda una educación formal, sino una edu-
cación basada en principios y valores cristianos,
por lo que en estos momentos y a través de este
programa más de 2.000 niños están teniendo una
nueva oportunidad de tener una educación y de
conocer del amor de Dios.
En este programa, además de los niños,
hay dos agentes que consideramos clave en el
entorno. En primer lugar, los docentes y en genes -
ral el personal que atiende de una u otra forma a
los niños. Es en este colectivo en el cual también
invertimos a través de capacitaciones poniendo
especial énfasis en la capacitación pedagógica
docente con el fin de garantizar que los niños
reciban una educación de calidad en todos los
sentidos. Esto lo hacemos a través de jornadas
pedagógicas así como de la certificación docente
en colaboración con organizaciones cristianas
reconocidas en el ámbito de la educación como
son JuCum (Juventud con una Misión), APEEN
(Alianza Pro-Educación Espiritual del Niño) y ACSI
(siglas en inglés de Asociación Internacional de
Escuelas Cristianas).
Y en segundo lugar, los padres. El entorno
familiar es un pilar fundamental para la transfor-rr
mación integral de los niños, dado el entorno de
violencia y desestructuración familiar en el que
viven y trabajamos. Para ello se ha puesto en
marcha el Programa de Escuela de Padres que,
en estos momentos, está en funcionamiento en
algunos proyectos.
A través de Moisés:
En Colombia apoyamos a 12 Escuelas cristia-
nas en áreas marginales que brindan educación
en Pre-escolar y Primaria.
En Perú apoyamos: 2 centros de Pre-escolar,
que también ofrecen refuerzo escolar para los
niños que cursan Primaria en un centro estatal;
1 comedor infantil, donde además de brindar
una ración nutritiva diaria a niños que provienen
de familias con escasos recursos, se brinda
refuerzo escolar, atención sanitaria y apoyo a
las madres de estos a través de capacitaciones
en artesanía textil para que puedan tener una
fuente de ingresos; 1 Centro de Día para niños
del Ejército de Salvación.
En Honduras un Centro Educativo y de For-
mación Profesional.
En Bolivia una Casa-Hogar (orfanato) también
en colaboración con el Ejército de Salvación.
Programa Turmanyé
Turmanyé (arco iris en quechua) es un proé -
grama que se inició en la ciudad de Huaraz, en el
departamento de Ancash, Perú, en el año 1.999.
En este programa, la Comisión de Obra Social,
ahora Alianza Solidaria, además de prestar apoyo
económico, es uno de los socios de la Asociación
Arco Iris – Turmanyé (nombre con el cual está
registrado en Perú) junto con la Asociación Nueva
Vida de Santander, que ha financiado proyectos
puntuales a través de subvenciones presentadas
a organismos locales y regionales de Cantabria;
Latin Link (Reino Unido) y la iglesia local de Huaraz.
Todos los que estamos implicados en Tur-rr
manyé buscamos la transformación integral de
la población en alto riesgo de exclusión social
facilitando procesos de cambio espiritual y
material orientados a un desarrollo equitativo8
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y autosostenido. Para ello desde Turmanyé setrabaja en cinco programas que se han puestoen marcha progresivamente desde que se inició el ministerio, dentro de los cuales se trabaja lassiguientes áreas: i) Salud; ii) Educación; iii) Desa-rrollo de Capacidades Productivas; iv) Defenso-ría; v) Evangelismo y Discipulado.
1) Casa Hogar I y II (orfanatos) donde seatiende de forma integral a una media de 30 niñosen situación de abandono o cuyos padres han perdido la tutela. Mientras los niños permanecenen el hogar, además de todo el cariño y amor delpersonal, se les brinda alimentos, ropa, educación,atención médica y guía espiritual. El objetivo es proteger la integridad física y emocional de formaque los niños puedan crecer sanos hasta que unafamilia les adopte o se reinserten en la suya y pue-dan ser restauradas las múltiples heridas físicas yemocionales con las que llegan.
2) Comedor Infantil (vinculado al Programa de Apadrinamiento Moisés), a través del cual se pretende contrarrestar la desnutrición infantil complementando la alimentación de alrededor de50 niños y adolescentes con signos de desnutri-ción, ofreciéndoles una comida diaria equilibradaevitando así que su salud y crecimiento se veanafectados. Junto al apoyo en alimentos, se ofrecea los pequeños apoyo escolar diario, reforzando lo que están aprendiendo en el colegio así comoatención sanitaria y consejería familiar (tanto a ellos como a sus familias).
3) Centro de Formación Ocupacional con el objetivo de capacitar a mujeres y a adolescentesy jóvenes trabajadores de la calle. Actualmentehay en marcha 3 Talleres:
• Taller de Artesanía Textil donde varias l
madres de los niños que asisten al Come-
dor Infantil han recibido formación acerca
de cómo elaborar distintas piezas de ropa
(tejidas a mano y a máquina) confecciona-
das con lana de alpaca y otros materiales.
Con este taller y las diferentes capacita-
ciones que se hagan a un mayor número
de madres se pretende que ellas, una vez
capacitadas, puedan crear una microem-
presa y así poder autosostenerse (a ellas y
a sus familias). Actualmente se ha empe-
zado a comercializar los productos en Hua-
raz, algunas tiendas de Lima y se han aten-
dido algunos pedidos internacionales.
• Taller de panadería y pastelería a través del a
cual se capacitaron varios adolescentes
y jóvenes para que, aprendiendo un ofi-
cio, puedan optar a un mejor trabajo que
les permita salir de la pobreza. Posterior-rr
mente se ha puesto en marcha “Café Tur-rr
manyé”, una pequeña cafetería en la ciu-
dad que, junto con el Taller que es donde
se produce lo que se vende en la cafetería,
pretende formar a los jóvenes, por un lado
poniendo en práctica todo lo aprendido
en el taller y, por otro, en la gestión de un
negocio propio. De hecho, la Cafetería ha
propiciado la creación de algunos puestos
de trabajo y, además, es un canal de venta
de los productos que elaboran algunas
mujeres en el Taller de Artesanía Textil.
Cabe mencionar que los beneficios gene-
rados en Café Turmanyé se reinvierten
en los demás programas sociales que se
llevan a cabo en la ciudad (casa-hogar,
comedor infantil, talleres de formación a
adolescentes, etc.).
• Taller de informática donde periódica-
mente se imparten clases a jóvenes y
adultos para que puedan adquirir los cono-
cimientos informáticos básicos que les
facilite una posterior inserción laboral.
4) Niños de la Calle. Desde el 2004 se viene
trabajando con niños, adolescentes y jóvenes de
la calle que deambulan largas horas por las calles
de la ciudad de Huaraz mendigando o trabajando
como limpiabotas o vendedores ambulantes.
Desde el principio y semanalmente se hacen sali-
das para conocer a estos menores, cultivar rela-
ciones de amistad y confianza con ellos, así como
predicarles la Palabra. En los últimos años, además
de la oferta formativa del Centro de Formación
Ocupacional, se han realizado diversas actividades
con este colectivo enfocadas a mejorar y estimular
su educación y capacidades como talleres de for-rr
mación, charlas de orientación vocacional, promo-
ción de salud como campañas médicas (revisiones
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generales, dentales, oftalmológicas) y de higiene,
así como actividades lúdico-culturales y evangelís-ticas como campamentos, excursiones, torneosde fútbol, concursos de dibujo y pintura, etc.
Una novedad importante es que desde fina-les del 2009, gracias a Dios, se cuenta con un local en alquiler, cuya financiación por el primer año está cubierta, donde poder desarrollar las actividades de una manera más estructurada y ordenada que en las calles, siendo además unlugar que los niños y adolescentes de la calle puedan sentir como suyo y se sientan con liber-rrtad y confianza para acudir.
5) Programa Comunitario Rural. A 30 Km deHuaraz, en la comunidad quechua “24 de Junio”siguen en marcha el Centro Rural de Salud y los centros de Pre-Escolar en Canchakuta y Chincay y refuerzo escolar en Primaria. Actualmente, otros proyectos están en marcha en la comuni-dad con el objetivo de mejorar los ingresos y la alimentación de la población, como por ejemplo,un proyecto de cultivo y comercialización de cereales, con el apoyo de Antamina, la mayorcompañía minera del país.
Retos a corto y medio plazo
Estamos profundamente agradecidos por todo lo que Dios ha hecho a través de cada una de las personas involucradas en este ministerio, tanto en los países en los que trabajamos en terreno como en España; agradecidos por el inte-rés y compromiso que Él ha puesto en el corazón de muchas personas que nos apoyan, tanto eco-nómicamente como en oración y sin el cual todo lo mencionado no hubiera sido posible. Pero los retos aún son más grandes.
En el marco del Programa Moisés tenemos spor delante la construcción de un nuevo colegio en Riohacha, en la Invasión de La Lucha (Colombia) enel que, si logramos los recursos para construirlo,podrían estudiar y almorzar más de 200 niños. También varios de los colegios que apoyamosnecesitan mejorar y ampliar sus infraestructurascon el fin de atender a un mayor número de niños y hacerlo en mejores condiciones, así como poder implementar la Escuela de Padres y un servicio de atención psicológica (para niños y padres) en los colegios en los que todavía, por falta de recursos,no se puede ofrecer este servicio tan necesario.
En el marco del Programa Turmanyé, se requieren apoyos estables que permitan soste-ner a todos los niños de la segunda Casa-Hogar que, a mediados del 2009, se tuvo que habilitar debido al aumento de niños en situación de abandono que tuvimos que acoger, así como poder implementar y darle continuidad al Centro
Recreativo para los niños de la calle.
¿Qué puedes hacer como creyente?
No elegimos dónde nacemos, ni quiénesserán nuestros padres, ni cuáles las circunstan-cias de nuestra vida. Pero sí qué haremos con ella. Todos poseemos tiempo, habilidades, recur-rrsos, etc. ¿Qué estamos haciendo con este capi-tal que Dios ha depositado en nuestras manos? Cuando pensemos en los más desfavorecidos pensemos en la Regla de Oro que nos dejó Jesús en el Sermón de la Montaña: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros haced vosotros con ellos” (Mt. 7: 12).
Empecemos a mirar a los demás como nos gustaría que nos miraran a nosotros. Cambiar estas circunstancias es posible, sólo requiere queestemos dispuestos a poner nuestro granito dearena y dejar que el Señor haga el resto. Anímatey únete a apoyar algún proyecto porque Juntos Podemos…
Visita nuestra web en:
www.alianzasolidaria.orgContacta con nosotros: c/ Santa Otilia 27-29, Esc. A, Local08032 Barcelona93.420.80.72 soy@alianzasolidaria.org
(*) Francisca Capa, nacida en Barcelona y resi-iidente en Valladolid. Es miembro del Comité Ejecutivo de GBU desde 1984. Actualmente es Presidenta de la Comisión de Obra Social, ahora denominada Alianza Solidaria desde 1991. Irene de Federico, nacida en Barcelona, es licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración (Universidad Pompeu Fabra).Post-ttgrado en Dirección y Gestión de Entidades No Lucra-tivas y de Economía Social (Universidad Ramón Lull). Máster en Globalización, Cooperación y Desarrollo (Universidad de Barcelona).
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lAbrirás tu mano
a tu hermano, al pobre
y al menesteroso en tu tierra
MAMM BEL MORALES
El porqué de la obra
social en la iglesia
La obra social es un
ministerio especializado
de la iglesia que tiene
como finalidad obe-
decer el mandato de
Cristo de llegar a toda
criatura, en este caso,
a quienes viven preca-
riamente. Es una forma
práctica y efectiva de evangelizar. Con este minis-
terio tenemos la oportunidad de reflejar activa-
mente la misericordia de Dios y ser un testimonio
de esperanza sembrando el amor de Dios entre
los más débiles. Hoy asistimos a un desarrollo
de dicha obra entre la generalidad de las iglesias
evangélicas. Pero ¿por qué el ministerio de obra
social en la iglesia? Por varias razones:
1. Porque son muchas las personas de nues-
tro entorno más próximo que viven precaria-
mente: jubilados sin ingresos y pensionistas con
ingresos mínimos; enfermos incapacitados labo-
ralmente y disminuidos físicos cuyos salarios son
insuficientes para cubrir las necesidades básicas;
viudas o mujeres solas, con cargas familiares,
muy vulnerables social y económicamente; inmi-
grantes; ex-drogadictos en procesos de rehabi-
litación y otros colectivos en riesgo de exclusión.
Como cristianos somos responsables de satisfa-
cer sus necesidades materiales, con los medios
a nuestro alcance y en la medida de nuestras
posibilidades, y de facilitar su integración social,
en reconocimiento de su dignidad humana y en
obediencia a la Palabra de Dios: “Sin falta le darás
(…) abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al
menesteroso en tu tierra” (Dt 15:10-11; ver tam” -
bién Dt 10:17-19; 24:19-21).
2. Porque, con un profundo respeto por valo-
res como la justicia, la solidaridad, la libertad y la
igualdad, y convencidos de que la situación de las
personas necesitadas puede mejorar, estamos
comprometidos en lograrlo. La Palabra de Dios
nos enseña los valores del Reino y nos demanda
compromiso para cambiar la sociedad. Tanto en
el Antiguo como en el Nuevo Testamento Dios
exhorta a su pueblo a atender las necesidades de
los débiles (huérfanos, viudas, pobres y meneste-
rosos, los que sufren…): “dejad de hacer lo malo,
aprended a hacer el bien, buscad el derecho,
socorred al agraviado, haced justicia al huérfano,
amparad a la viuda” (Is 1:16b, 17). “” Abre tu boca,
juzga con justicia, y defiende la causa del pobre
y del menesteroso” (Pr 31:9). “Hombre, él te ha
declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de
ti: solamente hacer justicia, amar, misericordia y
humillarte ante tu Dios” (Miq 6:8).”
3. Porque nuestro deseo es ser instrumen-
tos en las manos de Dios para llevar fe donde
hay duda; esperanza, donde hay desesperación;
luz, donde hay oscuridad; alegría, donde hay
tristeza y amor, donde hay soledad. Dios quiere
usarnos y debemos poner nuestras vidas a su
servicio: “Como el Padre me envió, así yo os
envío” (Jn 20:21).”
4. Porque es un privilegio. Quienes colabora-
mos en este ministerio tenemos, de una parte, la
oportunidad de compartir generosamente lo que
nos ha sido dado previamente por la gracia de
Dios: tiempo, conocimiento y capacidades. “Todo
es tuyo y, de lo recibido de tu mano, te damos”
(1ª Crónicas 29:14). De otra parte, vivir tan de
cerca la necesidad y la pobreza, y el sufrimiento
que se deriva de ellas, nos recuerda la responsa-
bilidad que tenemos ante Dios de administrar con
sabiduría los bienes materiales que recibimos y
nos lleva a reconsiderar nuestra forma de pensar
y de vivir: “No os afanéis diciendo: ¿qué come-
remos o qué beberemos, o qué vestiremos?
Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesi-ii
dad de todas estas cosas. Mas buscad primera-
mente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33).
5. Porque lo hacemos como para el Señor:
“De cierto os digo, en cuanto lo hicisteis a uno
de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis” (Mateo 25:40).
Departamento de Obra Social de la Iglesia
Evangélica Cristo Vive
En los estatutos de la iglesia consta como un
fin, entre otros: “Ayudar a cualquier ser humano
que lo desee, en respuesta al compromiso cris-
tiano, procurando el íntegro desarrollo de su per-rr
sonalidad, subviniendo a sus necesidades físicas,
materiales y espirituales, en la medida de las posi-ii
bilidades y medios de los que la iglesia disponga”.
La iglesia Cristo Vive tiene dos locales: uno en
el barrio de Canillejas, en la zona metropolitana
de Madrid, y otro en San Fernando de Henares, a
unos 20 km del centro de la ciudad. En ambos se
desarrolla este ministerio.
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Qué hacemos y cómo trabajamos
Damos ropa y comida, pero no sólo esto. Nose trata sólo de caridad. Perseguimos la promo-ción de valores, la proposición de un estilo de vida diferente basado en los principios éticos del Reino de Dios, que transforman el corazón humano y despiertan la esperanza y la justicia.
Todas las actividades se llevan a cabo conpersonas que prestan su tiempo, conocimiento, capacidades y, en ocasiones, sus medios mate-riales de forma voluntaria, sin cobrar retribuciónalguna.
Provisión de alimentos, ropa y otros pro, p y p -ductos.- Como centro asistencial asociado alBanco de Alimentos de Madrid, nos proveemosde los alimentos procedentes del Fondo Social de la Comunidad Europea y de excedentes deempresas alimentarias. Además, contactamoscon empresas que puedan proveernos, gratuita-mente o a menor coste, de alimentos, produc-tos de higiene, limpieza y alimentación infantil,juguetes, material educativo, etc. Aceptamos donativos y donaciones de particulares. Progra-mamos campañas que nos permitan recogeralimentos de forma gratuita.
Distribución de alimentos y productos higiéy p g -nicos.- Cada viernes, de 17:00 a 19:30 h., repar-rrtimos los productos disponibles a 70 familias carentes de recursos económicos. Repartimos alimentos envasados y, en general, no perecede-ros. Los alimentos se almacenan por corto espa-cio de tiempo con el fin de que puedan ser distri-buidos dentro del plazo de consumo preferente. Según el número de integrantes de cada familia, su cultura, religión y condiciones de salud, se personalizan los lotes de comida. También repar-rrtimos, según disponibilidad, productos de aseo personal y limpieza, productos infantiles, libros, material escolar y juguetes.
Distribución de ropa, calzado y complemenp , y p -tos.- Conscientes del impacto que un vestua-rio adecuado y limpio tiene en la autoestima personal, la aceptación social y la opción a un puesto de trabajo, aceptamos donaciones de
ropa procedentes de particulares o excedentes de empresas. Las prendas de ropa se entregan limpias y en buen estado y se aconseja a los perceptores que tomen conciencia de la necesi-dad de mantenerla limpia y cuidada.
Asistencia psicológicap g .- El año pasado una psicóloga llevó a cabo un programa de atención a mujeres y menores y se pudieron hacer algu-nas actuaciones con mujeres maltratadas. Este año, la psicóloga tiene un programa más amplio. Se habilita un aula de la escuela dominical como despacho para atender de forma personal y reservada a quienes demandan sus servicios.
Asistencia social.- Con el apoyo de una asistente social, podemos derivar a quienes lo necesiten a los organismos públicos o asocia-ciones privadas que dan soporte en asuntos relacionados con alojamiento, comedores colec-tivos, trámites de extranjería, empadronamiento, asesoría jurídica gratuita, centros de serviciossociales, homologación de títulos académicos, prestaciones sanitarias, solicitud de la tarjeta sanitaria y atención a mujeres maltratadas. A este fin, se habilita la biblioteca de la iglesia, con orde-nador y conexión a Internet y, por tanto, acceso ala documentación e información necesaria.
Orientación laboral.- Éste es un servicio que hemos empezado este año y supone todo un reto dada la situación actual de crisis y la consiguiente destrucción de empleo. Damos apoyo y asesora-miento a los demandantes de empleo con el fin de definir su perfil y delimitar las ofertas de trabajo alas que pueden optar y les sean favorables.
Bolsa de trabajoj .- Es también un proyecto de reciente implantación. Es gestionado por las orien-tadoras laborales, quienes estudian y valoran el perfil personal y profesional del demandante de empleo. Introducen su currículum en una base de datos creada al efecto. Esos datos los cruzan con los que disponen en otra base de datos de empre-sas con las que están en contacto y que ofertan empleo.
Equipo y organización
La coordinación de la asistencia psicosocial prestada y los procesos de recogida de alimentos, ropa, y otros productos de primera necesidad, almacenaje, distribución y seguimiento de los mis-mos, requiere que la organización de las diferentes actividades se centre en la correspondiente ges-tión económica y logística de los recursos huma-nos, materiales y financieros disponibles.
La persona responsable del Departamento de la Obra Social gestiona la actividad en el local de calle Talía y se coordina con la persona que está al frente de la actividad en el local de San Fernando de Henares.
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lLas actividades se llevan a cabo de forma coor-rr
dinada, planificada y comprometida por volunta-
rios, en su mayoría miembros de la iglesia.
El equipo se compone de cincuenta y cinco
voluntarios. En campañas puntuales se suman
otros veinte colaboradores.
Los servicios profesionales prestados por la
psicóloga (2 h/semana) y la asistente social (4
h/semana) son financiados conjuntamente por
organismos públicos y por la iglesia.
Recursos materiales.- Contamos con las ins-
talaciones y locales de la propia iglesia. En ellas
disponemos de almacén, cocina con cámara fri-
gorífica y congelador; teléfono, fax, fotocopiadora
y ordenador con conexión a Internet; espacios
para la atención personalizada prestada por los
profesionales (psicólogo, asistente social, asesor
laboral, etc.); salón para la recepción y atención a
las personas necesitadas que acuden semanal-
mente y una sala dotada con armarios y mesas
para clasificar, acondicionar y entregar la ropa.
También disponemos de bienes y servicios
cedidos puntualmente, según necesidad, por
miembros de la iglesia, particulares y empresas:
un ordenador con impresora/escáner (adicionales
a los existentes en la iglesia), un camión, un con-
ductor de camión, dos furgonetas y tres coches.
Recursos financieros.- Disponemos de la
partida presupuestaria de la propia iglesia y
otros donativos de particulares y empresas.
Solicitud de colaboración con el ministerio
Buscamos y contactamos personas y/o
empresas que se sientan identificados con
nuestro espíritu de servicio y compromiso, y les
proponemos diferentes formas de colaboración
porque necesitamos:
Iniciativas: queremos que nos hagan partíci-
pes de ellas.
Tiempo: aun no teniendo un tiempo fijo, con
periodicidad concreta, todo el que quiera puede
colaborar en actividades puntuales.
Donación de alimentos, productos dehigiene, juguetes, etc., no sólo a título indivi-dual, también sugerimos organizar, por ejemplo,colectas de productos y “operaciones kilo” enentornos familiares, profesionales, vecinales…
Bienes y servicios: Muchas PYMEs y em-presas familiares tienen asumida una respon-sabilidad social corporativa y la desarrollanmediante donación de activos usados, donaciónde excedentes de productos, venta de produc-tos a precios especiales, cesión temporal de ins-talaciones, bienes y/o servicios, aportación dedonativos puntuales para objetivos concretos,cesión de espacios publicitarios, etc.
Aportaciones económicas, de suma impor-rrtancia para financiar los proyectos.
***
Tras lo expuesto, es obvio que para llevara cabo nuestro ministerio se necesita tiempo,dinero, dones y oración, mucha oración. Somosconscientes de lo mucho que recibimos, perotambién somos conscientes de lo mucho quequeda por hacer.
Damos gracias al Señor porque, por su graciay poder, está edificando una obra preciosa; por sufidelidad en la provisión de recursos materiales;por la disposición de cuantos trabajan con ilusión,responsabilidad, entrega y compromiso; y por lasmuchas bendiciones derramadas en el ejercicio deese ministerio. Nuestro profundo agradecimientoa todos los que, con su ayuda y donativos, hancontribuido de una forma u otra al desarrollo de laobra social. No podemos dejar de expresar nues-tro reconocimiento a todos los miembros de laiglesia Cristo Vive, por sus constantes oracionesy sus expresiones de cariño y apoyo, que son deestímulo y aliento para todo el equipo.
No cesamos de orar para que, como iglesia,nos mantengamos fieles, leales y constantes eneste ministerio.
(*) Mª Isabel Morales Díaz es miembro de la Iglesia
Cristo Vive y responsable de su Departamento de Obra
Social.
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Obra social evangélica.
Misión Urbana de Madrid
JUAN SN IMARRO FO ERNÁNFF DEZ
1.- La O- bra Social Evangélica no es una simple opción. La obra social evangé-lica no es una opción
a la que se pueden
acoger o no las igle-
sias o los creyentes.
Es algo más. Está en
el centro de la viven-
cia de la espiritualidad
cristiana. La práctica de la misericordia y de
la projimidad, el amor al prójimo, no es una
opción que podemos tomar o no. Es una nece-
sidad. Está en el centro del mensaje y de la
vida de Jesús. Nace de la vivencia de una fe
viva que tiene que actuar por el amor. La fe
necesita de la acción social, de misericordia y
de amor al prójimo para no morirse y dejar de
ser. Por tanto, la acción social de las iglesias no
es sólo una cuestión social, una actividad social
a la que me puedo acoger para reforzar el tes-
timonio de la Iglesia, sino que es, en el fondo,
una cuestión espiritual, una cuestión teológica.
Nace de la vivencia de la fe. La fe viva nece-
sita del amor en acción para poder respirar. Se
puede hablar, así, de la Teología de la Acción
Social.
2.- Hay que tener en cuenta todo el texto -
bíblico. Para orientar y planificar la obra social
de la Iglesia, se debe tener en cuenta la Biblia.
En el Antiguo Testamento hay alusiones con-
tinuas acerca de la responsabilidad que se
debe tener para con los colectivos marginados
representados por los huérfanos, las viudas
y los extranjeros, también excluidos de todo
bien social, oprimidos y despojados. En nues-
tra sociedad, en nuestro momento histórico
en donde las viudas y huérfanos pueden tener
coberturas sociales, habría que ampliar y diver-
sificar estos colectivos, habría que hablar de
los extranjeros, especialmente los inmigrantes,
de los “sin techo”, de las mujeres de la calle,
de los niños en focos de pobreza, de los des-
empleados de larga duración, de los enfermos
mentales que deambulan en marginación por
los centros urbanos, de los solitarios, de los
ancianos abandonados y los jóvenes que, sin
posibilidad de empleo, deambulan marginados
y, en un gran porcentaje, atrapados por las dro-
gas y presa de las toxicomanías.
3.- Asumir la denuncia profética es parte de -
la obra social evangélica. También, para orientar
el trabajo social evangélico hay que tener en
cuenta el uso de la voz en la denuncia, la bús-
queda de la justicia y la concienciación y sensi-
bilización de los creyentes y de la sociedad en
su conjunto. En general, en las Escrituras, se
está gritando contra la opresión, la injusticia, la
acumulación y el no compartir. Aquí se situaría
toda la denuncia profética, siendo todos estos
conceptos vigentes en la sociedad de hoy, y
los que dan lugar a todos los colectivos margi-
nados que hemos nombrado. Pero se habla de
algo más: Los creyentes no pueden pasar de
largo, ni priorizar el ritual frente a la ayuda mise-
ricordiosa al prójimo tirado al lado del camino.
Recordad la Parábola del Hijo Pródigo.
4.- La obra social se desprende de la viven- -
cia de una fe viva. La obra social se tiene que
ver como una necesidad del cristiano, de la
vivencia de la fe. La Iglesia tiene, necesaria-
mente, que entrar por líneas de servicio, por
líneas diacónicas como parte imprescindible
de su misión. La misión de la iglesia no es sólo
litúrgica, sino de servicio. Es la misión diacó-
nica de la Iglesia. La conclusión de los profetas
es que es imposible que nuestras alabanzas
lleguen a Dios, si nos estamos olvidando de
los necesitados. Es incompatible dirigirse a
Dios en oración o alabanza y ser indiferente
al clamor del pobre. Todo servicio de culto o
todo rito religioso es vano si no estamos cum-
pliendo con el precepto de ayuda, solidaridad y
justicia con el pobre. Dios cierra sus oídos y no
nos oye. Es imposible acercarse o permanecer
cerca de Dios, si no estamos cerca del prójimo
necesitado. Si no estamos partiendo el pan con
el hambriento, liberando a los quebrantados y
soltando las cargas de opresión, no podemos
acercarnos a Dios. (Ver, por ejemplo, Isaías 1
e Isaías 58). Así, a Dios, según los profetas, le
molesta que nos dirijamos a Él, si no estamos
reconciliados con el prójimo en necesidad.
5.- La obra social puede ser un condicio- -
namiento previo para el culto. De la misma
manera es importante ver que bíblicamente
se nos da a entender que la obra social de la
Iglesia, el hacer y buscar justicia, es como un
condicionamiento para el culto, para el autén-
tico ritual. En Isaías capítulo 1, el Señor rechaza
todo tipo de ofrenda, todo tipo de asamblea,
de día de reposo o de fiesta solemne, cerrando
los oídos a toda oración o clamor, si no se hace
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lel bien, se busca el juicio, se restituye al agra-
viado, se hace justicia al huérfano y se ampara
a la viuda. Es como si en el incumplimiento de
estos requisitos levantara un muro entre Dios
y el hombre, impidiendo toda posibilidad de
comunicación. “Venid luego” -cuando hayáis
hecho justicia y ayudado a los huérfanos y a
las viudas-, dice el Señor. No antes, o mientras
sois indiferentes y oprimís. Si la Iglesia no se
involucra a tope en la acción social es porque
no ha recogido de forma clara y contundente
estas doctrinas. Es todavía un capítulo olvidado
o una asignatura pendiente para el pueblo
evangélico español. En el discurso de la Iglesia
han entrado más las realidades del más allá, lo
espiritual, lo metafísico y lo escatológico.
6.- Acción asistencial, proceso de integra- -
ción social y denuncia. La obra social de la igle-
sia va más allá de lo que sería una simple acción
asistencial, que hay que tenerla. No todo acaba
con el dar alimentos, tener un ropero y ayudar
con otras asistencias económicas, médicas o
informativas. Hay que pasar por las líneas de la
integración social de las personas, integrarlas
en la vida de la iglesia, del trabajo, de la familia,
de las redes de trabajo social si es necesario...
por restaurar a la persona y volver a darle su
autoestima. Pero hay algo más: La iglesia tiene
que ser una voz de denuncia, al igual que los
creyentes, una voz profética que clama por jus-
ticia, que denuncia toda estructura de pecado
que margina y excluye a tantas personas de los
bienes de la tierra a los que tienen derecho.
Tenemos que acostumbrarnos que también
el uso de la voz es parte de la obra social, y de
la búsqueda de justicia porque la Biblia anima
a los creyentes a que sean una voz profética
en busca de justicia, a que denuncien los gran-
des desequilibrios que hay en el mundo en el
reparto de los bienes del planeta tierra, a que
se unan al grito del Señor que dice a través
de sus profetas: “¡Ay de los que juntan casa a
casa, y añaden heredad a heredad hasta ocu-
parlo todo! ¿Habitaréis solos en medio de la
tierra?” Is. 5:8. ”
7.- El ejemplo y compromiso de la Misión -
Evangélica Urbana de Madrid. Los textos bíbli-
cos que se podrían enumerar para fundamentar
la necesidad de una obra social estructurada
en las iglesias son innumerables. No podemos
entrar en ello en este pequeño espacio. Desde
Misión Urbana de Madrid han salido cantidad
de textos y artículos que analizan muchos de
estos textos orientando, concienciando y sen-
sibilizando a los creyentes para que sigan las
pisadas del Maestro, los estilos de vida y las
prioridades de Jesús. Misión Urbana también
es una voz de denuncia.
Misión Evangélica Urbana de Madrid es una
Entidad Evangélica, una Federación de Iglesias
en el ámbito interdenominacional que quiere
ser un ejemplo de obra social que, depen-
diendo de las iglesias, actúa en estas áreas de
pobreza y de marginación en la Comunidad de
Madrid. Intentamos cubrir las áreas menciona-
das, o sea, la ayuda asistencial, los programas
de integración social de las personas y toda
una faceta de concienciación, sensibilización y
denuncia de las situaciones de injusticia. Que-
remos abarcar estas tres áreas con la misma
intensidad. La Misión Evangélica Urbana de
Madrid no es la única Misión que, con estas
características, está actuando en España. De
su promoción de la obra social han surgido
otras Misiones en España: la de Zaragoza,
Valencia, Sevilla, Málaga y Vigo. Todas ellas
están actuando con unas metas y fines simila-
res.
Me han pedido que hable un poco en este
artículo sobre las actividades de Misión Evan-
gélica Urbana de Madrid. La Misión de Madrid
ha ayudado a muchos miles de familias en los
veinticinco años que lleva de funcionamiento,
familias con las que trabaja cada año con unas
mil trescientas familias con las que va cum-
pliendo con una intervención social que va
desde lo más asistencial, como el uso de nues-
tros roperos y la distribución de alimentos, al
hecho de tener programas de Búsqueda Activa
de Empleo tendentes a la integración social,
Campamentos para mujeres y para niños, inter-
vención con inmigrantes de muy diferentes
y variados países del mundo, pasando por un
Taller Interactivo de Integración Social. Todas
estas actividades se están llevando a cabo en
dos Centros que dispone la Misión en Madrid:
uno para personas adultas y niños mayores de
tres años y otro para la mujer y la infancia, para
niños de 0 a 2 años. Este último es un pro-
grama Pro-vida, pero que, además, está atento
a toda una ayuda asistencial y de integración
social de las madres de estos niños. El cen-
tro que atiende a la mujer y a la infancia lleva
todo un programa que llamamos “DA VIDA”
en donde se están atendiendo, actualmente, a
unos cuatrocientos niños de 0 a 2 años y a sus
madres. Muchos miles de bebés han nacido
y se han atendido desde su nacimiento en la
Misión. Cada año nacen en contacto con nues-
tro Programa Da Vida unos cien niños a los que
se les atiende desde su primera canastilla.
Además, y entre otras actividades en la
línea de integración social que se desarrollan
en estos centros, en donde se conocen todos
los servicios sociales, tanto públicos como pri-
vados de la Comunidad de Madrid, destacan
las siguientes:
1.- Detectar y/o prevenir situaciones de
exclusión social.
2.- Favorecer el proceso de integración
socio-cultural.
3.- Realizar intervenciones socioeducativas
con menores.
4.- Favorecer la integración laboral.
5.- Informar, orientar y asesorar de forma
especializada.
6.- Proveer de las ayudas asistenciales bási-
cas y urgentes.
A todo esto habría que agregar todo nues-
tro trabajo de concienciación y sensibiliza-
ción social usando siempre que podemos los
modernos medios de comunicación. Aparte de
nuestras publicaciones y documentación social
en formato de libro, tenemos nuestra colabora-
ción semanal en protestante Digital y estamos
siempre abiertos a participar en radio o en
televisión, a dar conferencias, participar desde
los púlpitos de las iglesias... para crear un
ambiente solidario a favor de los más pobres
de la tierra.
Trabajamos también en la concienciación e
involucración de voluntarios en todos nuestros
programas y actividades, siendo un canal soli-
dario en donde se pueden involucrar miembros
de las iglesias en el ámbito interdenominacio-
nal.
Juan Simarro Fernández es Licenciado en Filoso-
fía, escritor y director de Misión Evangélica Urbana
de Madrid. Nació en Villacañas (Ciudad Real), en
1945. Su conversión tuvo lugar de muy joven en
la Iglesia Evangélica de Valdepeñas (Ciudad Real).
Estudió en el Colegio Evangélico El Porvenir y se
licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de
Madrid. Posteriormente se dedicó a un activo y múl-ll
tiple ministerio cristiano. Es miembro de la Iglesia
de la FIEIDE en Móstoles (Madrid) en la C/ Avda. de
la ONU, 22. Entre sus libros publicados están: Dia-
conía o las Obras de la Fe; Jesús, Evangelio de Dios
a los pobres; Desde el corazón de la ciudad (CLIE);
Cristianos ante la pobreza (CLIE); Inmigrantes. El
multiforme rostro de Dios (Consejo Evangélico de
Madrid).
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lMil millones
de estómagos piden comida
JUAN AN NTONIO MO ONROY
La d i rectora de
esta revista, Jacque-
line Alencar, señora
a la que en otra oca-
sión dije que tiene la
exquisita sensibilidad
de Gabriela Mistral, la
imaginación desbor-
dante de Aurora Dupin
(George Sand) y la
espiritualidad profunda
y clara de una Teresa de Ávila, me ha pedido
un artículo sobre la obra social. Además, dice
que dedique “una parte del artículo donde nos
hable del trabajo que en este sentido usted
viene realizando”. Cuestión delicada. Tendré
que escribir en primera persona del singular, yo,
y este género literario suele rozar el ego. El ego
de los periodistas tiende a la autovaloración. La
humildad es el antídoto, pero esta medicina no
se vende en farmacias, es cosa del alma.
El hambre en el mundo
Retenga, si puede y quiere, estas cifras. Son
cifras duras, amargas, negras. Estadísticas de
infarto. Pero absolutamente reales.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA),
agencia especializada de Naciones Unidas, acaba
de decir que el número de personas que pasan
hambre en el mundo ha superado este año, por
primera vez en la historia, los mil millones.
Alrededor de 24.000 mueren cada día de
hambre o de causas relacionadas con el hambre.
Un diez por ciento de los niños en países
pobres mueren antes de cumplir cinco años.
Significa esto que cada seis segundos mueren
de hambre 4.400 niños.
Para el año 2015 el África subsahariana aco-
gerá alrededor del treinta por ciento de pobla-
ción desnutrida.
Peter Power, ministro de Cooperación irlan-
dés, dio este aviso a los asistentes a una reunión
en Roma para tratar del problema: “El hambre
es un tsunami silencioso mucho más grave que
el de 2004 y ello requiere una respuesta global;
hoy tenemos grandes avances tecnológicos,
pero no damos de comer a todos”.
La iglesia y la obra social
Por muchas vueltas que demos a los textos,
en el Nuevo Testamento sólo se señalan tres
misiones específicas de la Iglesia en la tierra.
Anunciar el Evangelio de salvación en Cristo:
“Id y haced discípulos a todas las naciones, bau-
tizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo” (Mateo 28:19).
Estimular el crecimiento espiritual de los ya
convertidos: “Creced en la gracia y el conoci-
miento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”
(2ª de Pedro 3:18).
Atender a las necesidades materiales de
los pobres y hambrientos: “Dadles vosotros de
comer” (Lucas 9:13).
He citado esos versículos sólo como referen-
cia. Pero, fuera de dudas, hay otros muchos en
el Nuevo Testamento que apoyan las tres misio-
nes citadas.
Lo que hoy llamamos conservadurismo pro-
testante surgió hace un par de siglos en Estados
Unidos y de aquí se extendió por todo el globo.
En su forma de entender el Nuevo Testamento,
esta corriente evangélica, que sigue fuerte en
nuestros días, da prioridad al alma sobre el
cuerpo. Afirma que los cristianos estamos aquí
para salvar vidas con destino al cielo, no para
asegurar su alimento en la tierra.
Sin embargo, la obligación social de la Igle-
sia tiene un valor incalculable en la doctrina
cristiana. El hilo conductor de esta doctrina se
encuentra en Mateo capítulo 25. En el cuadro
del juicio final que Jesús presenta en este dis-
curso escatológico el Maestro destaca la impor-rr
tancia de la obra social: “El rey dirá a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la funda-
ción del mundo. Porque tuve hambre, y me dis-
teis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo,
y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:34-36).
Se llama “Padres de la Iglesia” a hombres
que escribieron sobre el cristianismo entre los
siglos primero y séptimo. Eran grandes teólo-
gos, de vida santa, con profundos conocimien-
tos de toda la Biblia. Un autor católico, Restituto
Sierra Bravo, que fue doctor en Derecho y soció-
logo, publicó en 1967 un libro de 1050 páginas
titulado Doctrina social y económica de los
padres de la iglesia, en el que explica la impor-rr
tancia que aquellas eminentes figuras de los
primeros siglos del cristianismo concedieron a la
tarea social encomendada por Cristo a la Iglesia.
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El protestantismo español
El protestantismo español de nuestros días
mantiene un activo programa de ayuda a los
necesitados.
Todas las grandes denominaciones tienen
secciones especiales dedicadas a esta tarea.
Las Iglesias locales, en su mayoría también
están involucradas. Dedican parte de la ofrenda
dominical a remediar la pobreza de miembros y
no miembros. Desarrollan un programa de distri-
bución de alimentos. Estos les llegan principal-
mente a través de la Cruz Roja y del Banco de
Alimentos. Cuando faltan, el fondo económico
de la congregación suple la carencia.
Más de 30 ONGs evangélicas permanecen
activas en la obra social. Entre ellas, Misión
Urbana, Diaconía Evangélica, Fundación Médica
Buen Samaritano, Puertas Abiertas, Centro de
Ayuda Social Nisi, Centro Inmigrantes La Puerta,
Centro Cristiano de Ayuda Social, Compromiso
y Misión, Fundación Cristiana Visión, Asociación
Evangélica Manos Extendidas, Asociación Evan-
gélica Benéfico-Asistencial, Ayuda Humanitaria
Cívica y Social, La Semilla de Trigo, Entidad de
Obra Social, Asociación Evangélica Darse, Arco
Iris de Esperanza, Hogar el Buen Samaritano,
Ríos de Agua Viva, Ayuda Evangélica, Asocia-
ción Social Maná, Asociación Betania, Comedo-
res Sociales, Asociación Sordos Comunicación y
otras más.
Contamos con importantes organismos que
ejercen una extraordinaria labor atendiendo y
curando a personas afectadas de distintas toxi-
comanías, principalmente drogadictos y alcohó-
licos. Entre ellas figuran Remar, Betel, Ebenezer,
Centro de Rehabilitación, Centro Desintoxica-
ción Ejército de Salvación, El Faro, Filadelfia,
Cristo Alfarero, Centro de Rehabilitación Peniel,
Centro de Rehabilitación Toxicómanos y otras
más.
Existen unas 20 residencias para Ancianos
en Cataluña, Andalucía, Islas Canarias, Madrid,
Comunidad Valenciana, Extremadura, etc. En
estas residencias se cuidan y hasta miman a
hombres y mujeres que no encuentran cobijo
entre sus familiares.
Sólo he dado una visión muy somera de la
acción social que lleva a cabo el protestantismo
español de nuestros días. Podría haber docu-
mentado otras muchas actividades. Pero esto
no es un libro, sólo un artículo escrito con la
intención de constatar que el espíritu social está
muy presente en las iglesias y organismos evan-
gélicos de España.
Una nota personal
Es aquí donde entra el testimonio personal
que me ha pedido la directora de SEMBRADORAS.
Hasta donde alcanza mi memoria, la ayuda a
otras personas la he practicado desde niño. Nací
así. Con esa inclinación. Después de convertido,
y tras leer el Nuevo Testamento, mi compro-
miso social formó parte oficial de las nuevas
creencias.
Refiero este episodio. Yo tenía entonces 28
años. Era pastor de la Iglesia Bíblica en Tánger,
Marruecos. Un día recibimos la visita de un líder
de las Asambleas de Hermanos en Málaga.
No recuerdo qué catástrofe había ocurrido en
su ciudad, pero había afectado a miembros de
la Iglesia. Pedía dinero y ropa. Le dimos una
cantidad que para aquellos tiempos era consi-
derable. Una vez en el púlpito dije que nuestros
hermanos en Málaga también necesitaban ropa.
Uní la acción a la palabra. Me quité la chaqueta
que llevaba puesta, una de esas americanas de
cuadritos, muy bonita, y la entregué. A mi gesto
siguió el de un joven llamado Luis. También
entregó su chaqueta. Luego otro, y otro. Aquella
tarde salimos todos en camisa de la Iglesia.
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A la primera Iglesia que fundé en Madrid le
inculqué el mismo espíritu. Hemos traído a fami-
lias y a niños de El Salvador y Perú, con todos
los gastos a nuestro cargo. Hemos ayudado a
hermanos nuestros en Isla Mauricio. Y cada vez
que se ha producido una catástrofe natural en
cualquier lugar del mundo, nuestra Iglesia se ha
volcado en ayudar. Hoy día la Iglesia tiene dos
departamentos bien definidos. Un fondo social,
presidido por un Anciano de la congregación, y
un centro de distribución de alimentos a cargo
de las mujeres. Reciben grandes cantidades
de comida del Banco de Alimentos, preparan
bolsas y las distribuyen a personas de todas las
nacionalidades, principalmente inmigrantes de
diferentes credos o de no credos. A la hora de
dar comida no se le pregunta a la persona en
qué cree.
También me he involucrado, hasta donde he
podido, en países fuera de España.
Cuando he tenido noticia de catástrofes
naturales en alguna zona del planeta he acudido
para ayudar en lo posible. Desde el terremoto en
Managua, Nicaragua, en diciembre de 1972, que
dejó 18.000 muertos y 50.000 heridos, hasta el
día de hoy, he estado en otros países damnifi-
cados por terremotos, huracanes, maremotos,
lluvias torrenciales y mares embravecidos: dos
veces en El Salvador. De nuevo en Nicaragua,
en Honduras, en Guatemala, en Venezuela,
en México, en Sri Lanka y en otros países que
tengo arrinconados en la memoria. Mi forma
de trabajar es siempre la misma: acudo con el
dinero que puedo reunir, con gastos de viaje y
de hoteles pagados con fondos propios, entro
directamente en contacto con los damnificados
o con responsables designados, llevo consuelo
espiritual y la Palabra de Dios, organizo reunio-
nes de evangelización donde me es posible y
entrego la cantidad que me ha sido confiada. En
ocasiones, como hice en Venezuela, en Chiapas
y en Sri Lanka, con ayuda de voluntarios preparo
bolsas de alimentos, las cargo en camiones y
las distribuyo por lugares donde se hacinan los
damnificados.
En el día del juicio Cristo no me dirá a mí,
refiriéndose al compromiso cristiano con el
prójimo necesitado: “En cuanto no lo hicisteis
a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo
hicisteis”.
¿Qué te dirá a ti?
J. A. Monroy es escritor y conferenciante inter-rr
nacional. Nació en Rabat (1929). Fue convertido en
Tánger en octubre de 1951, donde fundó la revista
“Luz y Verdad”, que dirigió hasta 1959, y el programa
semanal de radio “La Estrella Matutina”. Desde
entonces gestó la aparición de buen número de
publicaciones. En Madrid fundó la Iglesia de Cristo.
Ocupó cargos destacados del protestantismo espa-
ñol, entre ellos presidente de la Federación de Enti-ii
dades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE).
Ha escrito 25 libros y publicado más de tres mil artí-íí
culos, que están siendo recogidos en distintos volú-
menes.La Asociación Cultural “Jorge Borrow” de la
Iglesia de Paseo de la Estación, acaba de concederle
el I Premio de Divulgación Bíblica “Jorge Borrow, en
un acto celebrado el 19 de mayo en el Aula Miguel
de Unamuno de la Universidad de Salamanca, y den-
tro del I Encuentro Cristiano de Literatura “Vivencia
de lo Sagrado”.
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Es Cuestión de Amor…
EVAVV MÁRQUEZMM GZ ARCÍAGG
En los últimos años
tenemos una palabra
que ronda nuestras
mentes, oídos, bocas
e incluso corazones,
la palabra CRISIS. Esa
palabra que no dejan
de recordarnos cada
día en todos los tele-
diarios, periódicos, y
medios varios.
Estamos asistiendo a una crisis de valores, a
una crisis familiar, crisis económica, crisis labo-
ral, etc. Y parece que nos hemos parapetado
detrás de una sola palabra para agazaparnos y
no dejarnos ver demasiado, por si acaso nos
alcanza de una manera o de otra. La palabra cri-
sis no pasa de largo de la iglesia, porque somos
personas, porque estamos en este mundo, y
aún gozando de la misericordia y gracia de nues-
tro Señor, en este mundo tenemos aflicción.
Hacer el bien es cuestión de AMOR, no es
para ganar puntos, ni para pretender conseguir
la salvación por méritos, de hecho, hacer el bien
a tu prójimo no es susceptible de ser instrumen-
talizado, como herramienta para conseguir algo
que anhelo. Es única y exclusivamente cuestión
de AMOR. “Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas, y al prójimo como a ti mismo”, dice el
Señor Jesús en su Palabra. Ayudar y hacer el
bien conlleva interesarse, no sólo por la nece-
sidad, sino por la persona que la sufre. No se
trata de limpiar conciencias respondiendo exclu-
sivamente a necesidades, se trata de amar a la
persona que está pasando por esas crisis, sea
ésta quien sea, la conozcamos o no, asista a
nuestra congregación o no. Como aquel sama-
ritano que ayudó al judío, pueblo que les tenía
discriminados. Consiste en ayudar a la persona
a salir de su situación dándole las herramientas
adecuadas o procurando que algo o alguien se
las dé. Como decía una famosa precursora del
Trabajo Social, “no hay que darles el pescado,
sino enseñarles a pescar”.
La Iglesia Evangélica, celosa por intentar
cumplir este mandamiento, históricamente ha
iniciado proyectos grandes y pequeños de ayuda
a los más necesitados. Todos conocemos gran-
des obras centenarias como el Ejército de Sal-
vación, o la Fundación Federico Fliedner. Otras
más recientes pero no menos importantes en
nuestro país, como las Misiones Urbanas, Betel,
etc.
En el año 1997, por iniciativa de la FEREDE
(Federación de Entidades Religiosas Evangé-
licas de España), nace Diaconía con el fin de
dotar a la obra social de las iglesias y entidades
evangélicas en España de las herramientas
adecuadas para el desempeño de su trabajo, así
como coordinar proyectos y obras sociales con
el fin de ser más efectivas y de mayor impacto
en el ámbito en el que actúan. El trabajo desde
esta entidad es intenso a la vez que gratificante,
aunque eso muchas veces signifique ir contra
corriente. Desde aquí hemos podido conocer
historias asombrosas y trabajar con gente que
ha entregado completamente su vida a servir a
Dios y al prójimo, todo POR AMOR. Yo, como
persona joven aún, me admiro al ver cómo
gente de mi edad, hijos de grandes emprende-
dores, han vivido su vida de manera peculiar,
compartiendo su pan, su casa, su cama con per-rr
sonas desechadas por la sociedad. Me cuentan
cómo sus padres tenían ese amor tan escaso en
estos tiempos por el que eran capaces de traer
a su hogar y familia a drogadictos, presos recién
salidos de la cárcel o en libertad condicional,
prostitutas a las que evangelizaban por la calle
y decidían aceptar al Señor y no tenían donde
acudir.
Siendo pleno SXXI yo me pregunto: ¿sería
yo capaz de hacer algo similar? Es cierto que
los tiempos han cambiado, que ahora hay más
peligros que entonces, que actualmente hay
más recursos dedicados a ayudar a este tipo de
personas, pero ¿realmente sería capaz de impli-
carme hasta ese punto? Me analizo y veo cómo
cada día, al dar gracias a Dios por la comida,
repito una y otra vez: “Señor, dales a los que no
tienen”, y me doy cuenta que, en ocasiones, al
dejarle esa carga al Señor, yo me despreocupo
demasiado. Está bien que soñemos con un
mundo más justo y que deseemos de todo cora-
zón acabar con la pobreza, con el sufrimiento,
con el dolor, etc., pero no debemos olvidar a
lo que hemos sido llamados. Tenemos que
movilizarnos, tenemos que mojarnos por hacer
el bien al prójimo, no sólo desearlo. Y todo por
amor… porque alguien nos amó primero. Se
trata de pararnos en nuestro camino y reparar
en aquel judío que está tirado en la cuneta, aun-
que nosotros seamos samaritanos… se trata de
querer mejorar nuestras habilidades y forma-
ción para poder dar una ayuda más adecuada a
las necesidades de las personas que tenemos
a nuestro alrededor, se trata de dar parte de
nuestro tiempo para dedicarlo a detectar nuevas
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lnecesidades, a escuchar, a abrazar, en definitiva,
necesitamos invertir más en AMAR.
Cualquier tipo de ayuda e implicación al nivel
que sea es importante para el Reino de Dios,
sin olvidar que nosotros tenemos algo más
que ofrecer aparte de pan. Como nos recuerda
el Evangelio, las palabras del profeta Isaías en
boca de Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre
mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a
los quebrantados de corazón; a pregonar liber-rr
tad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner
en libertad a los oprimidos; a predicar el año
agradable del Señor”. Éste es también nuestro
llamado.
Dicho todo esto, y como persona que tra-
baja en Diaconía, quiero compartiros algunas
de las opciones de implicación en la extensión
del Reino de Dios. No son ni las mejores ni
las únicas, son simplemente recursos que el
Pueblo de Dios de España pone al servicio de
la sociedad y, a su vez, oportunidades que tene-
mos los cristianos de ejercer nuestro amor por
el prójimo, insisto, no es ni la única, ni la mejor
manera, sólo son opciones muy válidas.
PROGRAMA APADRINA: Una vez oí a un
pastor decir desde el púlpito: “No entiendo
por qué dedicamos tanto tiempo en orar por la
pobreza del mundo, por los niños que pasan
hambre y somos incapaces de, por ejemplo,
apadrinar a uno de esos niños”. Entendí que
nuestro amor al prójimo no puede ir separado
de un compromiso real. Este compromiso no
radica únicamente en el hecho de soltar dinero,
pues cierto es que algunos no podrían hacerlo,
sino de hacer lo que se pueda, en la medida que
se pueda. Este programa se puso en marcha
a finales de 2008, y consiste en apoyar desde
Diaconía a proyectos de entidades evangélicas
españolas que trabajan con la infancia desfa-
vorecida en países en vías de desarrollo, a tra-
vés del apadrinamiento. Si algo consideramos
esencial en este punto es la atención integral
que nos consta que estas entidades prestan a
los menores y sus familias, incluyendo la ense-
ñanza bíblica y educación en valores cristianos
aparte de educación, alimentación, ropa, etc.
Existen muchos programas de apadrina-
miento y todos son buenos, pero desde Dia-
conía sí queremos potenciar los esfuerzos de
las entidades evangélicas de nuestro país, que
están sacando a mucha gente adelante con el
doble de esfuerzo y la mitad de recursos.
Y el “quid” de la cuestión radica en menos
de 67 céntimos de euro diarios. ¿Seríamos capa-
ces de renunciar a la caña de media mañana,
o a la barra de pan diaria, o a uno de los cafés
que me tomo al día por poder dar un futuro a
estos niños y niñas? La otra vertiente del pro-
grama APADRINA consiste en apadrinar progra-
mas sociales evangélicos, comprometiéndonos
con una cantidad mensual (desde 10 €) para
apoyar el trabajo de hermanas y hermanos en
respuesta de las necesidades sociales que les
rodean. Toda la info en www.diaconia.es. Si
quien lea esto estuviera interesada/o en pro-
mocionar este programa en su ciudad, que se
ponga en contacto con Diaconía.
PROGRAMA SOLIDARIDAD EN RED: Otra
manera de expresar nuestro amor, si tenemos
dificultad en dar apoyo económico, es invertir
nuestro tiempo en beneficio de los demás. El
capital humano es igual o más importante que el
capital económico a la hora de desarrollar y man-
tener programas de ayuda a las personas vulne-
rables, y es un gesto sencillo que cambia vidas.
En este programa lo que os proponemos es el
perfeccionamiento de nuestra acción voluntaria
dotándoos de las herramientas adecuadas para
ayudar a diferentes problemáticas. Esto lo lleva-
mos a cabo concretamente desde la Escuela de
Diaconía España (EDE) poniendo al servicio de la
Iglesia y la sociedad una cartera de cursos, bási-
cos y especializados, para ayudar a las personas
en su necesidad de una manera correcta. Más
info en www.diaconia.es/ede.
PROGRAMA CRISOL DE CONVIVENCIAINTERCULTURAL: La realidad de nuestras igle-
sias hoy en día es una realidad intercultural.
Tenemos el gran privilegio de disponer de espa-
cios comunes donde poder desarrollar relacio-
nes a diferentes niveles con personas de dife-
rentes nacionalidades, culturas, comportamien-
tos, etc. En nuestro deseo de integrar a estas
personas a veces no caemos en determinadas
cuestiones en las que tenemos que reflexionar
puesto que no siempre ponemos en marcha
procesos de integración de manera correcta, ni
en nuestras iglesias, ni en nuestra obra social,
ni siquiera en nuestro barrio o vecindario. Por
eso hemos creado este programa que promo-
ciona la convivencia intercultural como seña de
identidad del pueblo evangélico, y que además,
desarrolla un curso para todas las personas que
lo deseen acerca del Voluntariado Intercultural y
la Gestión de la Diversidad. Si estás interesado
en cursarlo tú o un grupo de tu iglesia puedes
pedir información en 917643269.
PESE (Plataforma Evangélica para Situa-ciones de Emergencia): Éste es un gran
esfuerzo unido de intervención en situaciones
de crisis o catástrofes humanitarias. Es cierto
que cuando se produce un terremoto, huracán,
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o cualquier otro desastre, suelen proliferar multi-
tud de campañas en apoyo a esos lugares. Esto
está muy bien, porque toda ayuda es poca, y
teniendo en cuenta la rapidez con la que hay que
actuar, todo lo que se haga siempre resultará
poco.
El pueblo evangélico y las grandes obras
sociales del mismo tienen presencia en prácti-
camente todos los países del mundo, y es por
eso que desde el 2003 se decidió crear esta
plataforma que tiene como objetivo principal
el de intervenir unidos ante la crisis, ya que la
proliferación de campañas en nuestro ámbito
evangélico en algunas ocasiones provoca
muchos esfuerzos dispersos y de poco impacto,
mientras que actuando todos unidos podemos
impactar mucho más y nuestra ayuda será más
efectiva. Muestra de esto es la campaña de
Haití, donde a través de la PESE se han recau-
dado casi 300.000 €, cantidad sin precedente
y fruto del esfuerzo de las iglesias y personas
particulares. Sin la unidad, esto nunca hubiera
sido posible. De todo lo recaudado, un 10% se
destina a material bíblico en el idioma local. Las
entidades que están empleando este dinero
en la reconstrucción de Haití son el Ejército de
Salvación, Caravanas de Esperanza (ministerio
de las Asambleas de Dios) y la Sociedad Bíblica,
quien ha distribuido miles de Biblias en Creolé.
Más info en www.diaconia.es/pese.
Podría seguir dándoos ejemplos de cómo
ejercer nuestro amor de una manera práctica,
esto tan sólo es una pincelada, pero algo tene-
mos que tener claro, todo conlleva un sacrificio.
Intentar involucrarnos en la vida de nuestro
prójimo para atenderle en sus tribulaciones no
puede dejarnos indiferentes. Si estamos espe-
rando a estar muy desahogados económica-
mente para colaborar con algún proyecto, nunca
lo haremos, porque siempre nos surgen nece-
sidades nuevas. Si estamos esperando a tener
mucho más tiempo para poder invertir alguna
hora a la semana para colaborar con algún pro-
yecto, nunca lo haremos, porque siempre habrá
algo que nos robe minutos. ES CUESTIÓN DE
AMOR, y el amor, como decía Pablo, ya sabe-
mos cómo es: sufrido, benigno…
El momento es AHORA…
Licenciada en Antropología Social y de la Cul-ll
tura por la Universidad Complutense de Madrid.
Además es Diplomada en Trabajo Social (UCM)
y cuenta con el título de “Experto en Gestión
Directiva de Organizaciones No Lucrativas”
(UNED). Ha cursado los tres años de formación
bíblico-teológica del Proyecto Éfeso y lleva tra-
bajando en Diaconía, plataforma de acción social
de las iglesias y entidades evangélicas, desde
agosto de 2005.
Un proyectoen África
JORDI SI ALSS VAVV DOR
“Para que el mundo crea que tú me enviaste”
Jn.17:21b
Quizás ésta no sea una forma muy utilizada de empezar un artículo sobre lo que es o debe ser para nosotros, los hijos de Dios, la obra social. Textos como “Más bienaventurado es dar que recibir” Hch. 20:35 o “Amarása tu prójimo como a ti
mismo” Mt. 22:30 pudieran ser más propicios,sin olvidar las extensas referencias en la Biblia al cuidado de las viudas, huérfanos o extranjeros.
No podemos olvidar tampoco el tiempo queel mismo Jesús dedicó a los más desfavoreci-dos, a aquellos que por su deficiencia o enfer-medad la sociedad discriminaba. Gran canti-dad de ciegos fueron sanados, cojos curados y leprosos limpiados, entre otros…
Pero lejos de pensar que esto es algo pasado, hoy la sociedad actúa de la mismamanera e incluso a los pobres se les llama“excluidos sociales”, qué casualidad, ¿verdad?
Como bien dijo Jesús, “a los pobres les ten-dríamos siempre”, pero ¿cuál es nuestra actitud ante esta realidad?
En la palabra de Dios desde el principio hasta el final se habla de cuidar de los más necesita-dos. Ya en el libro de Levítico, Dios nos exhorta en el capítulo 19, por medio de leyes de santidady justicia, a ocuparnos de los pobres y extranje-ros como, de igual manera, a no maldecir alsordo ni poner tropiezo al ciego (Lv. 19:1-15). Los mismos apóstoles designaron a un grupode hermanos que se encargaran de servir las mesas ocupándose de las viudas (Hechos 6:1-7), no como una carga, como algo que hay quehacer, sino por amor, por misericordia, por com-pasión. Observamos así mismo cómo el pueblode Dios en Macedonia y Acaya se movilizó paralevantar una ofrenda para los pobres que había en Jerusalén (Rom. 15:26), ofrenda que era elfruto de vidas que ante todo se habían dado al Señor primero y luego a los hermanos por la voluntad de Dios (2ª Cor. 8:5), vidas que sufren y
piden por darse a otros (2ª Cor. 8:3).
En los primeros tiempos de la iglesia, el
cristianismo se caracterizó por su trabajo social
y otorgó al ser humano la dignidad que su sexo,
posición social o sus carencias le habían quitado
y eso es justamente una de las razones por la
que debemos movernos, darle a la persona la
dignidad, el trato y el respeto que merece aquel
que es creado a imagen de Dios.
La obra social siempre ha acompañado al
evangelio desde los albores del cristianismo,
históricamente la iglesia evangélica ha respon-
dido a las necesidades más apremiantes que
encontraba a su alrededor. Así nacieron institu-
ciones como Cruz Roja o Amnistía Internacional,
promovidas e impulsadas por creyentes que
querían vivir su fe siendo parte de este mundo
que sufre, pero viéndolo desde una óptica dife-
rente, con los ojos de Jesús.
Hoy, debido a los grandes medios de comu-
nicación, internet y otros, tenemos la oportuni-
dad de ver la realidad que se vive en muchos
lugares, desconocidos quizás para muchos de
nosotros, con lo cual la ayuda a nivel internacio-
nal está avanzando a gran velocidad, grandes
ONG’s actúan de forma encomiable en muchos
lugares del mundo cubriendo todo tipo de nece-
sidades, pero ¿qué de nosotros?
En muchas ocasiones nos escudamos en
que carecemos de los recursos que estas mul-
tinacionales de la ayuda humanitaria disponen,
olvidando que disponemos de algo mucho
mayor, el poder de Dios.
Hay algo de vital importancia que nos dife-
rencia de todos los demás, el propósito por el
cual actuamos. Dios ha depositado en nuestras
manos un mensaje de vida, transformador, la
verdadera esperanza para el hombre; y es ahí
donde conectar con el texto que encabezaba
este artículo: “Para que el mundo crea que tú
me enviaste” Jn.17:21b. Es de vital importancia
alimentar al hambriento, vestir al desnudo, dar
asistencia médica a los enfermos, formar a las
personas para que puedan aspirar a un futuro
digno… pero todo ello con un propósito: que
conozcan a Jesús o por lo menos que sepan que
tienen que decidir a quién entregar sus vidas. En
nuestra labor social, habla más quiénes somos
y lo que hacemos, que lo que decimos, pero
eso no hace nada más que dar solidez a lo que
predicamos.
Nuestro trabajo en medio de una sociedad
sufriente debe ir más allá de suplir las primeras
necesidades, debe ir enfocado a dar herramien-
tas para que las personas puedan salir de su
situación y puedan enfrentar su futuro de una
manera más digna.
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Es algo precioso ayudar y ver a gente levan-
tarse, pero es una alegría mayor aún ver cómo la
gente pasa de muerte a vida.
La obra social es una gran herramienta para
compartir el amor de Dios, no lo desaprove-
chemos, y tengamos cuidado en no perder el
propósito, ya que si perdemos de vista nuestra
gran comisión nos convertiremos en personas
simplemente buenas.
Debemos aprender a ver los tiempos como
oportunidades, sin duda nuestro país está
pasando por una difícil crisis, pero lejos de que-
jarnos o de ver sólo los problemas que esto
conlleva, actuemos y veamos las oportunidades
de servicio que Dios pone delante de nosotros.
Para finalizar quería dejaros con tres textos
que nos animen a entregarnos a otros por amor, a
atrevernos a compartir nuestra vida con otros, con
aquellos que aunque no tendrán nada con qué
pagarnos (situación que nunca debemos buscar),
ganaremos su corazón agradecido para siempre.
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero y
me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis
a mí… Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos, o sediento y te dimos de beber?,
¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos,
o desnudo y te cubrimos?, ¿O cuándo te vimos
enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os
digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicis-
teis” Mt. 25:35-55 40.
“La religión pura y sin mácula delante de
Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y
a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin
mancha del mundo” Stg. 1.27.
CercÁfrica
CercÁfrica es una asociación cristiana de
cooperación al desarrollo que centra su ministe-
rio entre los más desfavorecidos de la región de
Man (Costa de Marfil).
Costa de Marfil es un país situado en la parte
oeste de África, limita al norte con Burkina Faso
y Mali; al este con Ghana; al oeste con Liberia y
Guinea Conakry; y al sur con el océano Atlántico.
Datos del país:
Capital Yamussukro
Superficie 322.462 Km2
Población 18.914.000 Hab.
Moneda Franco CFA 1 =655,957
Idioma Francés + 78 lenguas activas
Densidad (Hab/Km2) 58,7 hab/Km2
Crecimiento anual (2005-2010) 1,8%
Mortalidad infantil (2005-2010) 116,9 por 1000
Esperanza de vida (2005-2010) 48,3 años
Población urbana 45%
Analfabetismo 39,2% en hombres y 61,4% en mujeres
Escolarización de tercer grado 6,5%
Internet 11 por cada 1000 hab.
(Datos procedentes de “El estado del mundo 2008”, Ediciones Akal)
Costa de Marfil es principalmente un país
agrícola y ganadero, teniendo como principal
fuente de ingresos el cacao y el café. La gran
cantidad de lenguas existente hace muy difícil
un trabajo global en el país ya que, aunque el
francés es la lengua oficial, cada provincia tiene
sus propios idiomas, siendo estos últimos los
más utilizados en los pueblos y pequeñas aldeas
que encontramos en la selva.
La región de Man, donde CercÁfrica centra
todos sus esfuerzos, cuenta con una población
de 1.236.510 habitantes, y se encuentra ubicada
en un paraje precioso lleno de montañas y selva.
Man fue la provincia que más sufrió los devasta-
dores efectos de la reciente guerra civil (2000-
2005). Su posición fronteriza con Liberia hizo que
fuera un lugar idóneo para la entrada constante
de mercenarios. El conflicto dejó en Man unas
cifras desgarradoras, más de 40.000 huérfanos,
15.000 niños soldado y un número sin determinar
de niñas y adolescentes violadas.
El conflicto armado estuvo precedido por
5 años de una profunda crisis, en la que ya las
escuelas en la región cerraron sus puertas. Los24
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niños en Man empezaron a combatir a una edad
muy temprana, con tan sólo 8 años. Es nuestra
oración que Dios toque y transforme las vidas
de todos estos jóvenes, que, sin buscarlo, fue-
ron protagonistas en algunos casos y en otros
espectadores de primera línea de todo tipo de
brutalidades.
Desde el año 2007, y en un principio con
la cobertura de dos asociaciones cristianas de
Burgos, invitados por las iglesias evangélicas de
la región de Man, empezamos a trabajar en la
voluntad del Señor en la preparación del primer
campamento realizado después de la guerra,
evento que tuvo lugar en el verano de 2008 con
una asistencia de 800 participantes entre 6 y 18
años, de los que muchos de ellos tuvieron que
andar hasta 70 Km para poder asistir al campa-
mento. Como dijo una de las coordinadoras del
proyecto: “Fue una fiesta de siete días”. Todo
ello junto a una visita a un orfanato, evange-
lismo en la selva y reuniones con pastores de la
región.
Durante este primer campamento las pala-
bras del representante de los niños de la región
se nos clavaron en el alma: “Quisiera deciros
que la guerra ha dejado entre nosotros huér-
fanos, analfabetos y maltratados. Os pido en
nombre de todos los niños de la región que nos
ayudéis a formarnos en diferentes profesiones y
aspectos de la vida profesional, para poder tener
la oportunidad de un futuro mejor y digno”.
En el verano de 2009, acudimos a tres cam-
pamentos repartidos por la región con una asis-
tencia total de 1500 participantes, combinado
con visitas a hospitales y pequeños ambulato-
rios en pueblos de la selva. De forma paralela a
la preparación de estos campamentos, durante
los años 2008-09 realizamos:
- Campañas de escolarización, con un
resultado de más de 100 niños escolari-
zados.
- Recogida y entrega de gran cantidad de
medicamentos y material sanitario donado
por la multinacional farmacéutica Wyeth.
- La compra de una moto a Jean (obrero
encargado del trabajo con los niños en la
región de Man).
- Ayuda económica para que Esther, una
pequeña de 6 años enferma de tifus, fuera
hospitalizada y curada de su enfermedad.
Nuestra experiencia en Man en estos dos
años nos ayudó a realizar un exhaustivo estudio
de la situación de la infancia y la juventud en la
región, mientras poníamos en oración el hecho
de que el Señor nos estuviera mostrando un
trabajo permanente allí.
Dios está abriendo puertas de forma sorpren-
dente, contactándonos con personas clave para
el desarrollo del proyecto. En este momento
estamos trabajando en el Proyecto Man, éste se
divide en 4 partes o áreas:
- Centro de formación profesional (albañi-
lería, pintura, electricidad, costura, pelu-
quería…). Formación que dé esperanza
de futuro a los jóvenes.
- Formación y cuidado de huérfanos.
- Trabajo con viudas y madres solteras
(a través de micro-créditos, darles una
ayuda para que puedan abrir un pequeño
negocio que les permita trabajar y ganar
su sustento por sí mismas).
- Formación de monitores (ámbito de
tiempo libre).
Todo ello combinado con asistencia espiritual;
queremos fomar a estos jóvenes, pero ante todo
queremos que oigan hablar de Jesús, que ten-
gan la oportunidad de escuchar el mensaje del
evangelio. Nos gustaría ver cómo estos jóvenes
se convierten en grandes profesionales, pero aún
más convertirse en hijos de Dios. A día de hoy
estamos en conversaciones con la alcaldía de
Man para la donación de un terreno que albergue
el proyecto, terreno que nos permitirá, poco a
poco, y fase a fase ir desarrollando las diferentes
áreas. Necesitamos de vuestras oraciones, inter-
cediendo por nosotros ante el trono de la gracia
para que nuestro Dios nos dirija y supla para
todas las necesidades del proyecto.
Para cualquier consulta podéis contactar
con nosotros en los teléfonos: 654.535.651/
610.406.336; o por mail a: cercafrica@gmail.com
* Secretario General de la Asociación CercÁfrica.
Coordinador General del Proyecto Man. Miembro de la
Iglesia Evangélica de Burgos que se reúne en C/ Caja
de Ahorros Municipal 9-99 11. Actualmente trabaja como
monitor en un centro de menores africanos en Burgos.
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Manos Extendidasdesde la iglesia
JUAN JN OSÉ SÁNCHEZSS FZ ERNÁNFF DEZ
Viv imos en una
época de profundas
desigualdades. La tie-
rra, convertida cada
vez más en una aldea
global, es un lugar de
pobreza para unos
mientras que otros
amasan grandes rique-
zas.
Esta desigualdad no sólo se ve a nivel indivi-
dual, se ve también entre las naciones. Mientras
medio mundo muere de hambre el otro medio
tira comida a la basura. Aunque las escrituras
nos alientan a no acumular riquezas y a ser
compasivos y generosos, el ser humano con su
egoísmo ha formado una sociedad consumista y
competitiva, que ha terminado por arrastrarle y
absorberle a él mismo.
Con este panorama de desigualdad, no es
de extrañar que miles de personas emigren
lejos de su hogar en busca de un futuro mejor,
de su tierra prometida. Hombres, mujeres,
familias… Personas que son acuciadas por
la miseria y parten hacia una nueva tierra, sin
saber dónde se encuentra ésta, ni el precio que
deberán pagar para poder llegar a ella. Perso-
nas que tienen que desprenderse de lo único
que poseen: el amor y la calidez de los brazos
de sus seres queridos.
Nadie puede quedar indiferente ante las con-
diciones tan terribles que experimentan estas
personas, no debemos olvidar que es nuestra
obligación como Iglesia promover su bienestar
y continuar la misión encomendada por Dios a
favor de los inmigrantes. Y esto debemos hacerlo
no sólo de palabra sino con hechos.
No se exime a los Gobiernos de su respon-
sabilidad respecto a la inmigración, ya que es su
cometido distribuir y gestionar con sabiduría y
equidad los impuestos y tributos que se le con-
fían. Pero no sólo es labor del Gobierno o las ins-
tituciones hacerse cargo de los inmigrantes, sino
que cada cristiano debe ser solidario con ellos. El
Señor está hablando a su pueblo, a su iglesia. Es
a ella a quien confía que corrija las desigualdades
sociales existentes, no se lo demanda a las auto-
ridades locales, al gobierno, sino que lo encarga a
su pueblo (Deu. 15:7-11).
Tengamos presente que en el momento en
que no somos solidarios con el sufrimiento de
los necesitados, en el momento en el que nos
aprovechamos de su precaria situación, nos
convertimos en abusadores a los ojos de Dios
(Exo. 22:21; Zac. 7:10).
No puede el hijo de Dios cerrar sus ojos a la
realidad que le está rodeando, ya que ha sido
llamado a ser la luz del mundo, la sal de la tierra,
la mano extendida que es usada como canal de
bendición a los más desfavorecidos.
Tanto para la iglesia como para la sociedad,
acoger a estos nuevos vecinos es un reto, pero
es importante esforzarse por dar lugar a una
convivencia de las diferencias, centrándonos en
los valores comunes a toda cultura, los valores
propios del ser humano, que son los valores que
Dios ha puesto en nosotros, los que unen en
vez de dividir. No debemos olvidar que todo ser
humano es creación del único Padre Celestial, ni
tampoco que Dios ama y protege a los foraste-
ros (Deu. 10:18; Sal. 146:9).
Cuando nos abrimos a las personas nece-
sitadas, cuando los tratamos con el debido
respeto y dignidad, cuando vemos a nuestro
prójimo como a nosotros mismos, se favorece
la cultura de paz. Juntos podemos construir
esta cultura de paz, para ello debemos dejar de
lado nuestro egoísmo y nuestros prejuicios y
seguir la enseñanza de Dios. Tengamos siempre
presente, que es deseo de Dios que su pueblo
ame a los forasteros (Deu. 10:19; Lev. 19:34 “Al
forastero que reside junto a vosotros le miraréis
como uno de vuestro pueblo, y lo amarás como
a ti mismo pues forasteros fuisteis vosotros en
la tierra de Egipto”).
Siguiendo este llamado de Dios, la Asocia-
ción Evangélica Manos Extendidas lleva más de
25 años ayudando a los más desfavorecidos.
Todo comenzó cuando resonaron en el cora-
zón del fundador de la Asociación las palabras
dichas por Jesús en Mateo 5:42 “Al que te
pida, dale”. Desde entonces la Asociación ha
ido creciendo. En la actualidad contamos con
3 casas de acogida, 2 para varones y una para
mujeres.
Sabemos del amor de Dios, que conocedor
de cada necesidad y de cada injusticia proveyó
para ellos un lugar de cobijo, aún antes de que
tuvieran que salir de sus países de origen.26
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En estas casas no buscamos sólo cubrir las
necesidades básicas de los inmigrantes que lle-
gan hasta nosotros, como son el tener un lugar
donde dormir, comida, o vestido, también bus-
camos que se sientan acogidos, que se sientan
en su hogar. Éste es sin duda el pilar básico de
la labor de Manos Extendidas (Mat. 25:35 “Por-rr
que tuve hambre y me disteis de comer, tuve
sed y me disteis de beber, era forastero y me
acogisteis”).
No obstante, la labor de Manos Extendidas
no se limita a la simple acogida. Queremos que
los inmigrantes se integren en nuestra sociedad
y lleguen a ser miembros valiosos de ella. Para
ello contamos con un Centro de Integración
donde impartimos clases de español e informá-
tica, y donde les ayudamos y orientamos en la
búsqueda de empleo.
También realizamos charlas, coloquios, cír-
culos de lectura, talleres ocupacionales y de
tiempo libre, actividades lúdico-recreativas…
No debemos olvidar que Dios quiere que el
inmigrante sea incluido en la vida en comunidad
(Deu. 16:14).
Manos Extendidas es un proyecto que
requiere mucho esfuerzo y que sólo es posible
gracias a todas las personas que cada día extien-
den sus manos con nosotros, ayudándonos a
continuar con la labor que Dios ha puesto en
nuestros corazones.
Desde esta Asociación cada día buscamos
reflejar el amor que Dios siente hacia cada uno
de nosotros y desde estas páginas queremos
animaros a que cada uno de vosotros busque
en su corazón la forma de reflejar el amor y la
misericordia de Dios en los demás. Bienaventu-
rados los misericordiosos porque ellos alcanza-
rán la misericordia (Mat. 5:7).
Juan José Sánchez Fernández, fundador y respon-
sable de la Asociación Evangélica Manos Extendidas,
responsable y promotor del proyecto Cuba de ayuda
a iglesias en la isla, pastor en la Iglesia Evangélica de
Mieres, ministro de culto en el Centro Penitenciario de
Villabona por FEREDE durante más de 14 años.
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El Ejércitode Salvación
AMBROSIO AYO CYY ÓN
El Ejército de Sal-vación es una Organi-
zación Internacional
Cristiana. Nace en Ingla-
terra y es fundada por
William Booth en el año
1865, en respuesta a
la situación de pobreza
extrema en la que vivían
cientos de personas en
la ciudad de Londres.
Rápidamente empieza a extenderse, llegando a
actuar, un siglo después, en más de 90 países.
Actualmente, el Ejército de Salvación trabaja en
120 países de los cinco continentes, realizando
esta labor de forma incondicional, sin que afecte
para ello el pasado de cada individuo. “Cuando un
caballo cae en la calle, solía decir Booth, todo el
mundo va a ayudar a levantarlo sin preguntar quién
fue el culpable de la caída. Cuánto más nuestro
Ejército ayudará a levantar a la gente sin preguntar
cuál es su religión o color de su piel”.
Los miembros del Ejército de Salvación pro-
ceden de muchas razas y culturas distintas,
que forman una comunidad internacional en la
cual la palabra “extranjero” no existe. Todos los
miembros son considerados como hermanos y
hermanas, unidos en la fe en Dios y su lealtad al
Ejército de Salvación.
Actividades de evangelismo, educación y
una multitud de servicios de Acción Social son
mantenidas por oficiales y empleados a tiempo
completo, así como por soldados (Miembros) y
voluntarios que dan parte de su tiempo; más de
100 personas voluntarias que ayudan en la rea-
lización de las actividades en nuestros centros,
todos ellos miembros de nuestras iglesias, com-
prometidos con esta visión de hacer realidad el
acercamiento del Reino de Dios.
El Ejército de Salvación depende del apoyo
que recibe de sus miembros y muchos amigos
que colaboran con sus contribuciones financie-
ras y apoyo práctico. Como entidad mantiene
una posición completamente apolítica. Esta
posición, combinada con su membresía indí-
gena y multicultural, le permite colaborar con
agencias de ayuda social internacionales y con
los gobiernos en muchos países a través del
mundo entero.
A España llega en el año 1971 y además de
ser Iglesia Evangélica, así inscrita en el Ministe-
rio de Justicia, también está reconocida como
entidad religiosa sin ánimo de lucro, inscrita en
los Registros de Entidades de acción social y
servicios sociales de la Comunidad de Madrid,
del Gobierno de Canarias y de la Xunta de Gali-
cia.
Misión del ejército de salvación
El Ejército de Salvación es un movimiento
internacional, una parte evangélica de la Iglesia
Cristiana Universal. Su mensaje está basado en
la Biblia. Su ministerio es motivado por amor
a Dios. Su misión es predicar el Evangelio de
Cristo Jesús y tratar de cubrir las necesidades
humanas en Su nombre, sin discriminación
alguna.
Iglesias y centros:
Los lugares donde nos encontramos son:
Madrid, Arganda del Rey (Madrid), Valdemoro
(Madrid), La Coruña, Barcelona, Alicante, Denia
(Alicante), Palma de Mallorca, Palma Nova
(Palma de Mallorca), Santa Cruz de Tenerife y
Las Palmas de Gran Canaria.
En respuesta a la misión de predicar el Evan-
gelio de Jesús y a la vez atender las necesida-
des de todo tipo de las personas, en cada ciudad
donde estamos presentes tenemos iglesia, 12
en total, con una asistencia aproximada de unas
700 personas. Desde ellas realizamos gran parte
de la labor social, con la que atendemos a unas
3.000 personas al año.
No obstante, tenemos centros especiali-
zados dedicados exclusivamente a la atención
social como son:
1 Centro de Día y Comedor Social para Per-rr
sonas sin Hogar (A Coruña).
2 Pisos de Emergencia Social (A Coruña).
1 Centro de Retiros y Conferencias (Denia –
Alicante).
1 Residencia de Ancianos (Arganda del Rey
– Madrid).
1 Taller de capacitación laboral para mujeres
inmigrantes (Las Palmas de Gran Canaria).
3 Tiendas benéficas de ropa y enseres de
segunda mano.
Como objetivos sociales pretende:
- Ofrecer una atención integral (biopsicoso-
cial) a personas en situación de riesgo y/o
exclusión social.
-Potenciar su reinserción social.
-Potenciar su implicación en la resolución de
las situaciones que les afecta.
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lColectivos de atención y actividades
- Personas sin hogar.
- Familia y menores.
- Mujeres.
- Población drogodependiente y alcohólica.
- Población reclusa.
- Tercera Edad.
- Inmigrantes.
- Programa de apadrinamiento de niños en
Bolivia, Ecuador, Perú, Chile y Sri Lanka.
- Tiendas benéficas de ropa y enseres usa-
dos.
- Intervención en situación de emergen-
cias y desastres.
Las actividades que realizamos con cada uno
de ellos varía en función de sus necesidades:
repartimos alimentos y ropa a familias, perso-
nas mayores que viven solas y con problemas
de movilidad, y personas sin hogar. Para este
último colectivo también damos desayunos y
disponen de un lugar donde asearse y lavar su
ropa. También ofrecemos orientación laboral
y ayuda en la búsqueda de empleo, clases de
español para mujeres marroquíes, etc. Con los
niños realizamos talleres con actividades lúdi-
cas que aprovechamos para educar en valores.
Además, como apoyo a sus padres en su trabajo
y labor educativa, les damos clases de refuerzo
escolar, clases de informática, música e inglés.
En nuestro deseo de que cambie la situación
de exclusión social o el riesgo de caer en ella en
la que muchos se encuentran, procuramos ofre-
cerles recursos que les ayuden a mejorar esa
situación o derivarles a otras entidades cuando
nosotros no disponemos de ellos.
Es cierto que muchas personas que acuden
a nuestras iglesias y son extranjeras, ya habían
oído hablar del Ejército de Salvación en sus
países de origen, pero también, en una gran pro-
porción, son personas que han sido atendidas
en necesidades básicas como las que hemos
mencionado y que han sido impactadas por el
amor de Dios a través de esa atención.
Como hemos explicado, tenemos la clara
convicción de que para cumplir íntegramente
con el mensaje de Jesús en los evangelios
debemos hablar a la gente de su amor, pero
también hacer explícito ese amor a través de
acciones encaminadas a satisfacer el resto de
necesidades que muchas de ellas tienen.
Nació el 8 de Agosto de 1956 en Fresia (Chile).
Tras cursar sus estudios en el Seminario del Ejército
de Salvación en Santiago, fue ordenado como Minis-
tro de Culto en 1978. Vino a España como misionero
en el año 1991, y trabajó cinco años en Madrid, como
pastor de la iglesia principal del Ejército de Salva-
ción. Tras este período, fue transferido para ejercer
las mismas funciones en La Coruña. En enero de
2002 fue trasladado nuevamente a Madrid. En la
actualidad es uno de los Representantes Legales
de la Entidad y su nombramiento es como Oficial de
Administración y Negocios. También es Secretario de
Diaconía-Madrid y Secretario de actas del Consejo
Evangélico de Madrid.
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Algo del trabajo deDecisión:
La Operación Niño de la Navidad
en el Sahara
EQUIPO DECISIÓN
Misión cumplida. La primera edición de la
Operación Niño de la Navidad (ONN)p ( ) “versión
española” ha dado por concluida su última etapa, ”
con el reparto de las 5.033 cajas con regalos
recogidos en Madrid, Barcelona y algunos otros
lugares, durante el mes de Diciembre 2009.
Coordinadas por Decisión, en colaboración
con Samaritan´s Purse, más de 100 iglesias
locales participaron en la promoción, recogida
y envío a los dos puntos de recogida en Madrid
y Barcelona, donde equipos de voluntarios se
encargaron de revisar las cajas y prepararlas
para que cumplieran con las normas y objetivos
del proyecto. En total, fueron 5.033 las cajas
de zapatos con material escolar, artículos de
higiene y juguetes, recogidas y enviadas a los
campos de refugiados en el Sahara occidental.
El envío de las cajas se realizó, en realidad,
a finales de Diciembre, nada más concluir la
campaña de recogida en Navidad. Las cajas se
trasladaron primeramente de Madrid a Valencia,
y de ahí fueron por transporte marítimo a
Orán, Argelia. Desde Orán, fue la Media Luna
Roja la encargada de transportar la mercancía
por camión, primero a Tindouf y Raboni, y
posteriormente al campamento de refugiados
de El Aaiún, donde se realizó el reparto.
De Raboni a El Aaiún, por las wilayas y dairas saharauis
Quince cooperantes se desplazaron desde
España a los campamentos de refugiados
saharahuis, del 10 al 17 de abril, para repartir
personalmente las cajas. Sabían que no iba a
ser tarea fácil. A las carencias y limitaciones
logísticas propias de la región, y la dureza del
clima del desierto, se añadiría el lastre de las
imprevisibles cuestiones burocráticas, que en
algún momento pudieron haber afectado al
normal desarrollo de la misión. Finalmente,
gracias a Dios, todas esas cuestiones pudieron
solventarse, y el reparto se llevó a cabo de
acuerdo con lo previsto.
El trabajo efectivo comenzó en Raboni, la
wilaya (campamento) donde está la sede del
Gobierno del Frente Polisario. Toda la ayuda
humanitaria para los campamentos se distribuye
desde allí. En total hay seis wilayas, subdivididas
en dairas (distritos). En cada daira hay un colegio s
para niños de 6 a 12 años (algún colegio también
tiene niños mayores), y una guardería para niños
de 3 a 6 años.
Uno de los colegios más grandes de El
Aaiún está en la daira de Angala. Ésa fue la
primera parada para el camión, lleno de cajas
con regalos, desde donde se empezaría el
“navideño” recorrido. Angala fue el banco de
pruebas para el equipo de voluntarios, quienes s
tuvieron que emplearse a fondo para mantener
el orden y realizar un reparto equitativo.
Payasos, títeres y canciones, para mostrar el amor de Dios
Los niños disfrutaban extasiados de los
payasos, del espectáculo de títeres (en lengua
Hassani que previamente se había grabado i
en España), de las canciones y la música
interpretada por los músicos que integraban
el grupo, entre ellos David Tapiap , un músico
evangélico comprometido con distintos
proyectos de cooperación a favor de África.
Cada acto con el que se introducía el reparto de
las cajas, en las distintas dairas, repetía más o
menos el mismo programa, que era introducido
por unas palabras del director del proyecto, José
Pablo Sánchez, explicando el origen de las cajas
y su propósito como señal del amor de Dios –y
de los españoles– por el pueblo saharaui.
Siguiendo las costumbres locales, los
integrantes del equipo de voluntarios se
separaban para la comida. Los hombres con
los hombres y las mujeres con las mujeres.
El respeto por las costumbres locales fue un
comportamiento que el equipo mantuvo todo el
tiempo y en cada actividad.
En El Aaiún funciona el Centro ADAS (Ayuda
Dominica al Sahara); una entidad que ofrece a los
niños, jóvenes y mujeres del campamento clases
de castellano, de béisbol, de arte dramático y
pintura. El reparto de cajas de Operación Niño de
la Navidad se hizo en colaboración con ellos. Las
cooperantes de dicha organización invitaron a las
mujeres de España a hospedarse en su centro,
invitación que éstas aceptaron gustosamente,
aunque comían con una familia saharaui todos los
días para estar cerca de las personas que viven
en los campamentos.
El recorrido por los colegios, centros sociales
y hospitalarios de las distintas dairas (Agunia,
Bucra, Gilda, etc.), ocupó el resto del itinerario
hasta acabar el reparto.
Recepción al más alto nivel
En Raboni , sede del Gobierno del
POLISARIO, el equipo de Operación Niño
de la Navidad fue recibido por la Ministra de
Cultura Khadija Hamdi, esposa del presidente
Mohamed Abdelaziz, a quien entregaron una
caja de zapatos con regalos, de las que se
habían repartido en la wilaya de El Aaiún. La
recepción fue posible gracias a la gestión de
Gabriel Flores, un cooperante mejicano que
trabaja en los campos y que es amigo personal
de Hamdi.
La Ministra recibió la caja con gran
entusiasmo y pidió a los visitantes que, en otra
ocasión, le avisen de su visita con anticipación,
“para poder recibirles como se merecen”, dijo.
Con esta entrevista institucional concluyó el
viaje, aunque para despedirse, David Tapia dio
un concierto en el Centro de Protocolo de El
Aaiún, con la asistencia de unas 200 personas.
De regreso a casa, los voluntarios de
ONN volvieron con la satisfacción del deber
cumplido, con un montón de anécdotas y
exóticas experiencias para contar a sus amigos,
conmovidos por la hospitalidad y cariño de
los saharauis, y –sobre todo– emocionados
y agradecidos a Dios por el recuerdo de una
imagen que tardarán mucho tiempo en olvidar:
la de miles de pequeños, aferrados a sus cajas,
con una amplia sonrisa y un brillo de emoción y
gratitud en sus inocentes ojos de niños.
Su esperanza y oración es que Operación
Niño de la Navidad haya servido para sembrar
en el corazón del sufriente pueblo saharaui un
puñado de semillas del amor eterno de Dios,
que puedan con el tiempo florecer y fructificar,
para la Gloria de Dios y para bendición de ese
pueblo.
«Yo volvería otra vez»
Uno de los integrantes más veteranos del
equipo –que realizaba su segundo viaje a los
campos saharahuis–, aún cansado físicamente
y afectado por las incomodidades del viaje,
confesaba sin dudar: “Yo volvería otra vez”. Podrá
hacerlo –Dios mediante– porque Operación Niño
de la Navidad ha llegado a España para quedarse,
y el año que viene volverá a llevar sus cajas a
cualquier rincón del mundo donde haya niños a
los que aún no les haya llegado la Navidad, con
su mensaje de amor, de esperanza y de alegría.
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Geoff Tunnicliffe:“Hay que involucrarse más en la
acción social, con voces proféticas que
clamen contra las injusticias”
JACQUELINEJJ AE LENCAR
No sabíamos demasiado de Geoff Tunni-
cliffe antes de su visita, más que su posición
como secretario general de la Alianza Evangé-
lica Mundial, y unas pocas referencias persona-
les con las que contábamos. Su visita nos pro-
porciona el perfil de una persona afable, con un
discurso sólido y una sincera preocupación por
escuchar antes de responder. En esta charla
nos acercamos a las inquietudes principales de
la AEM, y descubrimos los planes de la orga-
nización a la que representa para los próximos
años.
1.- ¿Cuál cree que es el reto de los evangéli- -ii
cos en los próximos años?
Uno de los desafíos es que al crecer la comu-
nidad evangélica, puede que tengamos que vol-
ver a evangelizar a la misma iglesia evangélica.
Muchas veces los evangélicos han estado al
margen de la sociedad, pero al crecer llegan
más al centro, a los pasillos del poder, a tener
influencia. Ése es el peligro de convertirse en
cristianos culturales en lugar de convertirse en
verdaderos seguidores de Cristo.
Otro gran desafío es la falta de unidad cris-
tiana. Muchas veces nos dividimos; creo que es
otro reto.
El tercer reto es que al involucrarnos más en
cuestiones de acción social, pues necesitamos
voces proféticas que clamen contra las injusti-
cias, que es algo necesario y correcto; es impor-rr
tante que construyamos una base teológica
firme para esta acción social. Nuestra acción
social debe salir de una convicción bíblica.
2.- ¿Qué papel realiza la Alianza Evangélica -
Mundial con el fin de lograr una mayor apertura
para la causa evangélica por parte de institucio-
nes políticas y sociales a nivel internacional?
¿Podría ser impulsando la aprobación de leyes
sobre libertad religiosa donde no las hay?
Creo que la gente se está dando cuenta del
papel que tiene la AEM. Como dije en mi charla
de esta mañana, hay tres grandes cuerpos en el
mundo cristiano: el Vaticano, el Consejo Mundial
de Iglesias y la AEM. A nivel internacional la
gente está descubriendo la AEM, y a nivel glo-
bal hay muchas puertas abiertas para nosotros.
Donde nos tratan al mismo nivel que a los otros
cuerpos.
Hay una relación directa entre libertad reli-
giosa, Derechos Humanos y democracia. Por lo
tanto, creemos que se ayuda a la sociedad si se
promueve la libertad religiosa. Porque desarro-
lla una comprensión más sana de lo que es la
sociedad.
En un mundo donde la religión es una herra-
mienta para el conflicto, creo que hay un reco-
nocimiento mayor de que a veces la fe es una
herramienta efectiva para resolver conflictos.
Por ejemplo, hemos tenido representantes
nuestros en el diálogo con los musulmanes.
Hay otros temas, como el tráfico de personas, la
pobreza global. El desafío Miqueas, que enfoca
en los objetivos del Milenio, es ahora la cam-
paña más grande del mundo en cuanto a esos
objetivos, eso dice la ONU. Esto nos abre puer-rr
tas al nivel más alto de gobiernos, o en institu-
ciones como el Banco Mundial.
Una de las cosas que buscamos siempre
es la reciprocidad. En Europa cualquier religión
puede construir sus templos, sus iglesias o
sus mezquitas. Quisiéramos pedir lo mismo a
los países de origen de esas personas de otras
comunidades de fe, para que se puedan cons-
truir iglesias en sus países y la posibilidad de
compartir nuestra fe.
3.- En el plano personal, ¿qué teólogos le -
han influenciado cimentándole las razones de
su fe?
Leslie Newbiggin, C.S. Lewis o Cristopher
Wright son algunos de los teólogos que más me
han marcado.
4.- A pesar de que la A.E.E. no es una alianza -
grande y fuerte, ¿se podría decir que dentro de la
Alianza Evangélica Europea y Mundial puede ser
considerada como una alianza saludable, por su
buen hacer en cuanto a una buena administración
de recursos, impacto en los medios y en las agen-
cias públicas, lucha contra la pobreza, etc.?
No vemos si una alianza es saludable o no de
acuerdo al tamaño, hay otras formas de medirlo.
Una pregunta es si su cobertura alcanza a toda
la familia evangélica del país. O si administra
bien los recursos al servir a las iglesias y al tener 32
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impacto en la sociedad. Y mi balance es que la
Alianza Evangélica Española es una alianza salu-
dable. “Aunque sea pequeña, da golpes como si
fuera más fuerte”.
5.- Cree que después de Cape Town 2010 -
(Movimiento de Lausana) habrá un mayor com-
promiso con el cumplimiento de la Gran Comi-ii
sión?
Una pasión para la evangelización mundial
tiene que ser obra del Espíritu Santo. Por un
lado trabajamos a nivel técnico, para facilitar
la evangelización mundial. Pero si sólo trabaja-
mos en ese aspecto técnico, y no intentamos
tocar el corazón de las personas, no haremos
mucho. Tenemos que impactar sus mentes
y sus corazones. Hay que juntar corazón y
mente, y eso es obra del Espíritu. Nuestra ora-
ción es que el Espíritu de Dios esté presente
en Cape Town, al igual que estuvo en Lausana
y tuvo un gran impacto. Volviendo al tema de
los teólogos, algunos son de allí: Samuel Esco-
bar, René Padilla, John Stott. Me han influen-
ciado en cuanto a la Misión integral. Son todos
de este movimiento. Formaron el pensamiento
de toda una generación de líderes. Nuestra
esperanza es que esta conferencia haga lo
mismo con la nueva generación de líderes, y el
Espíritu les transforme.
6.- ¿Qué expectativas tiene del encuentro -
con el gobierno español?
Igual que con cualquier gobierno, quiero
transmitirles que como evangélicos queremos
ser buenos ciudadanos, queremos formar fami-
lias fuertes, ser buenos trabajadores, y que
estamos dispuestos a trabajar juntos con el
gobierno para afrontar sus necesidades. Quere-
mos animar al gobierno español a que siga apo-
yando el pluralismo religioso y la convivencia,
porque creemos que es bueno para la sociedad
y para los individuos. Queremos también traer
saludos de la comunidad evangélica mundial.
Sabemos que los evangélicos son una minoría
en España, pero queremos ayudarle al gobierno
español a ver que el movimiento evangélico en
el mundo es muy grande. Y como organización
queremos utilizar nuestros recursos para alcan-
zar las necesidades mundiales. Con la base de
una ética fuerte, basada en nuestra fe.
7.- ¿Cree usted que el Bienestar europeo -
ha conllevado una suerte de inercia a la hora de
difundir el Evangelio?
Es difícil que hable sobre Europa donde los
evangélicos son una minoría. Sí existe el peligro
de que seamos demasiado cómodos y que en
nuestra prosperidad perdamos de vista el origen
de ella. Y la usemos para nosotros mismos y
no para las necesidades de otros. Se nos llama
a un discipulado integral, es decir, conectar el
domingo y el lunes. Vivir nuestra fe el lunes por
la mañana, puede que les ganemos. Éste es el
desafío.
Entrevista publicada inicialmente en Protestante
Digital (Núm. 323, del 26 de febrero de 2010). Tra-
ducción de Jonathan Dawson. Edición de Daniel
Hofkamp.
Lindsay Brown:“Debemos combinar reflexión
teológica y praxis evangélica”
JACQUELINEJJ AE LENCAR
Así opina el director internacional de Lausana
2010, el mayor evento que celebrará el mundo
evangélico en esta década. El encuentro, cuyo
lema es El evangelio, el mundo y la Iglesia, no
puede dejar de interesar al evangelismo espa-
ñol. Hemos hablado con él, aprovechando su
presencia como expositor del II Fórum Apo-
logética, organizado por la Alianza Evangélica
Española y GBU, y celebrado en El Escorial del
7 al 9 de este mes de mayo. Lindsay Brow es
Licenciado en Historia por la Universidad de
Oxford y realizó estudios de Teología en París.
Por largos años fue secretario general del IFES
a nivel mundial.
¿Qué significa ser el encargado de comuni-ii
car la visión internacional del Congreso de Lau-
sana III, a celebrarse el mes de octubre venidero
en Ciudad del Cabo, Sudáfrica?
Bueno, no estoy sólo, somos un equipo
integrado por unas quince personas de todo el
mundo. Nuestro objetivo es reunir a un grupo
de líderes evangélicos de aproximadamente
doscientos países para que hablen de los temas
más relevantes a nivel mundial, en lo que atañe
a la comunicación del Evangelio. Los desafíos
son, entre otros, cómo comunicamos el Evan-
gelio a los musulmanes o a personas influen-
ciadas por el nuevo ateísmo; cómo trabajamos
en comunión con la Iglesia del sur, una Iglesia
que crece tan rápidamente o, también, cómo
trasmitimos un Evangelio basado en la Palabra
en un mundo donde la comunicación suele ser
visual.
En este congreso de Lausana III queremos
lograr varias cosas: 1) Tener un espacio donde los
líderes evangélicos puedan debatir estas inquie-
tudes sobre el evangelio en el mundo. 2) Saber
que de allí saldrán amistades y posibilidades de
trabajar juntos. 3) Encontrar nuevas formas de
presentar el Evangelio, donde un español pueda
comunicarse con alguien de Francia o de México
con las mismas inquietudes.
Yo sólo soy un facilitadorff entre este grupo der
personas. La agenda de las reuniones no la ha
organizado este pequeño grupo, sino que viene
de todos los continentes y es el resultado de
unas veinte reuniones que se han mantenido en
distintos lugares. Sale de abajo hacia arriba, en
lugar de arriba hacia abajo. Habrá expositores y
ponentes de todas partes del mundo.
¿Dónde radica la importancia de lo que lla-
mamos el Movimiento de Lausana?
Lausana es un movimiento de pensadores
prácticos, personas comprometidas con dos
cosas: Reflexionar acerca de los desafíos que la
iglesia de esta generación tiene y, también, estar
implicados de manera práctica en la resolución de
lo planteado en la reflexión. Es teología y praxis.
Muchos evangélicos tienen excesiva energía y
poca reflexión, o viceversa. Lausana es una red
de personas que tienen comunicación y compro-
misos comunes a la hora de evangelizar. Quieren
aprender los unos de los otros. Y, luego, es un
movimiento catalizador; por ello esperamos que
salgan iniciativas nuevas del comité de las redes.
Quede claro que no es una organización de mem-
bresía, como la Alianza Evangélica Mundial. No
queremos formar alianzas nacionales en diferen-
tes países; ése es el rol de la Alianza Evangélica.
¿Participarán mujeres? ¿Cuál es el porcen-
taje de su participación?
Sí, bastantes. Entre ellas, Rut Padilla, Becky
Piper, varias de África, otra de China… Una de
las sesiones plenarias tratará del trabajo que
pueden hacer hombres y mujeres juntos. Quere-
mos crear espacios para que mujeres que llevan
ministerios puedan desarrollar amistad con her-rr
manas de otros países. Por ejemplo, uno de ellos
tratará sobre el desarrollo de pequeños proyectos
que ayuden a las mujeres a autosostenerse,
especialmente para países pobres. Otro grupo
de mujeres abordará el trabajo con prostitutas;
otro sobre la evangelización pública; y por último
habrá una reunión que tratará sobre cómo traba-
jar con los discapacitados. Un 30 % de los partici-
pantes serán mujeres, unas mil. Es el porcentaje
más alto de mujeres en una reunión internacional
evangélica. Nunca ha habido más de 20%. En
el de Lausana 1974 hubo cerca de 20%. Se ha
dicho a todos los países que sus comisiones
deben tener por lo menos 30 % de mujeres. Y
un 60% del total debe tener menos de cincuenta
años, pues en caso contrario se rechaza su lista.
Y tratándose de países, ¿cómo están repre-
sentados?
El crecimiento evangélico más rápido está
fuera de Europa. El número de personas que irá
al encuentro está en proporción al número de
evangélicos en su respectivo país. Por orden,
serían China, India, Nigeria, Estados Unidos, 34
en
tre
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as
Brasil y Corea del Sur. Son más grandes que la
iglesia europea. Aquí el crecimiento es más lento.
Hay países donde, proporcionalmente, la iglesia
está creciendo muchísimo, como es el caso
Argelia…
¿Puede haber evangelización sin una
reflexión teológica anterior? ¿Cuál el panorama
teológico del que parte el próximo encuentro de
Cape Town?
Estamos pidiendo a los países que, quienes
estén en las listas de las comisiones, sean pen-
sadores prácticos que combinen reflexión teo-
lógica y praxis evangélica. En África se ofrecen
pocos recursos escritos y más dinamismo. En
Europa hay más reflexión y menos dinamismo.
En términos generales, el mundo es muy grande
y no se puede generalizar, porque si lo aplicas a
España sería muy injusto, pues hay de todo. Y
es que en todo lugar existen pensadores prác-
ticos y muy reflexivos al mismo tiempo. Sin
embargo, éste es un problema mundial: se ha
dado un crecimiento rápido sin la profundidad
suficiente. En los últimos veinte años la Iglesia
global ha aumentado mucho, pero suele haber
bastante superficialidad. Por ejemplo, en Amé-
rica Latina prolifera el Evangelio de la Prosperi-
dad y eso propicia que mucha gente entre por la
puerta de adelante y salga por la de atrás, insa-
tisfecha, pues no les han enseñado una teología
del sufrimiento o de la adversidad. Les han dado
la impresión de que si crees en Jesús se resol-
verán todos los problemas, cuando Él en reali-
dad promete gracia en medio de los problemas.
En la Comisión Mundial de la Misión, que
forma parte de la AEM, es una de las preocu-
paciones más importantes. Se está llamando la
Necesidad de discipulado a un nivel profundo, y
eso se logra al desarrollar una mente cristiana
aplicando la verdad bíblica a cada área de la
sociedad. Desde 1989 ha habido un crecimiento
espectacular a nivel global; es probable que
nunca haya habido un crecimiento tan rápido
como lo ha habido en los últimos veinte años
en la historia de la iglesia, pues el Evangelio ha
entrado en países donde nunca hubo testimo-
nio, como Albania, Mauritania, Mongolia, Uzbe-
kistán. Pero también nos enfrentamos a nuevos
desafíos, como pueden ser el fundamentalismo
islámico, el nuevo ateísmo y la nueva era tec-
nológica. Hace veinte años no había teléfonos
móviles, lo que implica retos pero también nue-
vas oportunidades para comunicar el Evangelio.
¿Estamos en condiciones de llevar a cabo
cambios profundos en una sociedad tan alejada
de los valores del Reino de Dios?
Varios de los problemas son muy antiguos,
como la pobreza, el tráfico de personas, la corrup-
ción pública o la injusticia. No sé si son peores
ahora o si tienen un perfil más destacado por los
medios de comunicación. Debemos preocupar-rr
nos, pero teniendo en mente que no podemos
terminar con todo esto; tampoco tirar la toalla.
Jesús dijo: “Los pobres siempre los tendremos
con nosotros”. Nuestro llamamiento es a ser fie-
les, en la medida de lo posible, dentro de nuestra
generación. El llamamiento es a todos los creyen-
tes de todas las generaciones, para que combi-
nen proclamación con compasión.
Algunos evangélicos son pocos realistas en
cuanto a los problemas del mundo que pode-
mos erradicar. Hay una razón sencilla y la Biblia
lo llama La caída. Muchos creyentes tienen una
perspectiva poco realista en cuanto al impacto
de la caída y se desaniman cuando no se resuel-
ven los problemas en veinte años. Por ejemplo,
Jesús dijo que todos esos problemas estarían
cuando él vuelva. Algunos dicen: “Da igual no
hacer”. El modelo es Jesús y los cinco mil: pre-
dicó el Evangelio y, al terminar, los discípulos
le dijeron: “Ya que has predicado, despídelos”.
Jesús en cambio dijo: “Aliméntalos”.
Hay dos peligros entre los evangélicos: pre-
dicar sin compasión o tener compasión y no
proclamar la Palabra. Como he dicho a ciertos
amigos latinoamericanos: vosotros nos desafiáis
a los europeos a ensuciarnos las manos con
los problemas del mundo, pero os olvidáis de
aplicaros mi desafío para vosotros, que es tener
cuidado porque vais a demostrar compasión a
muchos pobres que podrían ir al infierno porque
nunca les habéis compartido el Evangelio. No
debemos tirar la toalla aunque el crecimiento sea
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muy lento. Samuel Escobar dijo: “La única cosa
que el hombre del siglo XX ha descubierto es la
velocidad; queremos todo y ya. Pero eso no es el
panorama que tenemos en la Biblia; la Biblia nos
dice que el discipulado cristiano es un camino
largo hacia una dirección, con perseverancia”.
Si realizamos un balance de estos 35 años
que han pasado desde aquel encuentro de 1974
donde se firmó y redactó el Pacto de Lausana,
¿cuáles serían las conclusiones?
Pienso que las tres conclusiones más
importantes del 74 son: 1) Claridad sobre la
Misión integral, es decir combinación de la
evangelización y la acción social. 2) La gesta-
ción de proyectos de trabajo en conjunto entre
líderes de diferentes países. 3) El ‘redescubri-
miento’ que el NT dice que hay que llevar el
Evangelio no a cada país sino a cada etnia. Y
es que se usaba el término nación para ejem-
plificar esto, pero tras el 74 el enfoque es más
fuerte: llevar el Evangelio a gente que nunca lo
había oído. Esto se trató porque en el Concilio
Mundial de Iglesias de 1973 se había acordado
que si había una iglesia en cada país ya no
debíamos implicarnos en la misión. Dicho de
otra manera: ya podíamos cerrar y apagar la luz.
En el 74 se concluyó que en realidad la Biblia
no habla de Iglesia en cada Nación-Estado, sino
en cada pueblo o etnia. Y hay más de mil pue-
blos que no tienen un versículo en su idioma,
ni nunca han oído el nombre de Jesús ni han
visto a un misionero, pues no tienen iglesia.
Para dar datos más precisos al respecto: en el
mundo hay unos 330 grupos étnicos sin iglesia
y que cada uno está integrado por más de cien
mil personas. Se ha avanzado pero falta, pues
queda mucho trabajo por hacer.
En cuanto a la evangelización y a la acción
social ha habido bastantes avances, pero hoy los
problemas son peores. En el 74 no había SIDA.
Hoy es probable que haya más tráfico de perso-
nas y más esclavitud que cuando se abolió. No
es para desanimar pero debemos ser realistas:
aunque lleguemos a resolver estos problemas,
otros aparecerán en el mundo caído. Yo enfati-
zaría en que nuestro llamamiento es a ser fieles
en nuestra generación en la medida de nuestras
posibilidades. Pero nunca debemos decir: Ya se
acabó nuestra misión.
En aquel primer gran congreso se constató
que la misión de la iglesia era integral. Al día de
hoy, ¿podemos decir que el mundo evangélico
ha comprendido que la Gran Comisión tiene
como componente esencial la vertiente social?;
sustentada bíblicamente, claro.
Cada nueva generación tiene que reafir-
mar esto, porque hay una nueva generación de
creyentes que se está levantando. Por eso el
papel de los líderes es ayudar a otros creyentes
a mantenerse enfocados en la comunicación
verbal del Evangelio, a vivir en santidad e impli-
cados en la compasión. Estos son principios
bíblicos que no son temporales. Nunca debe-
mos decir que los hemos aprendido y que ahora
podemos empezar con otra cosa. Son centrales
al llamamiento a que hemos sido convocados.
Algunas generaciones pasadas pensaron
que habían llegado al equilibrio, y no fue así.
La Iglesia suele ir de un extremo a otro, y el
papel de los líderes es mantener el equilibrio. Yo
tengo amigos que tienen un compromiso con el
Evangelio integral, pero no comparten el Evan-
gelio. Dicen que sólo debemos enfocarnos en
alimentar a los pobres, que debemos escuchar a
los musulmanes sobre cómo perdieron las Cru-
zadas. Han perdido la dimensión de proclamar
el Evangelio. Pero otros muchos, la inmensa
mayoría, dan énfasis a la proclamación y se olvi-
dan de la compasión. El modelo de Jesús com-
bina ambas cosas.
¿Deben aunarse los potenciales del Norte
y del Sur para llevar con éxito el Evangelio por
todo el mundo? ¿Europa debe estar abierta a
otras maneras de alcanzar a otros para Cristo?
En primer lugar, tenemos que dialogar, escu-
charnos los unos a los otros y preguntarnos:
“¿Qué estamos aprendiendo acerca de compar-rr
tir con las personas de tu país o sociedad?”. La
Iglesia en cada lugar tiene fortalezas y debilida-
des. Debemos compartir las fortalezas y reco-
nocer las debilidades, regocijarnos los unos con
los otros y preguntarnos qué podemos aprender
de ellos. Las iglesias del Norte y del Sur debe-
mos considerarnos como hermanos honrables,
valorándonos iguales delante del Señor, afir-
mándonos, escuchándonos, amándonos, com-
partiendo recursos, literatura, dinero, ideas, etc.
Y buscando maneras prácticas de trabajar en
conjunto.
Hablando de globalización, habría que glo-
balizar también la justicia social, el reparto equi-ii
tativo de la riqueza, la denuncia profética? ¿Se
hablará de esto en Cape Town?
Ruth Padilla hablará de eso. Habrá dos ple-
narias sobre el tema, tituladas “Globalización y
las ideas” y “Globalización e impacto sobre la
riqueza y la pobreza”. Una tercera plenaria tra-
tará sobre “Globalización, los medios de comu-
nicación y la tecnología”, y una cuarta abordará
el tema “Globalización y el reparto de los recur-rr
sos entre el Norte y el Sur”. Este asunto estará
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presente durante todo el congreso, además de
otras problemáticas, como el tráfico de seres
humanos.
¿Estamos dispuestos, los cristianos de hoy,
al sacrificio y compromiso, como el de aquellos
hermanos de la iglesia primitiva, que lo dieron
todo, incluso la vida, para cumplir con el man-
dato de Cristo? Lo digo porque sólo hablamos
de números rojos cuando se habla de evan-
gelización, obra social, plantar iglesias, enviar
misioneros a distintos puntos de la geografía
mundial…
Debemos tener en cuenta que la iglesia pri-
mitiva tenía problemas. Mira Corintios. No era
perfecta, era una iglesia viva en un contexto
caído. Lo que ves es una mezcla de cosas: ves
sacrificio, ves compromiso, pero también hay
personas cayendo en el ámbito de la sexualidad.
Vemos a Ananías y Safira robando dinero del
Señor. No tenemos que ser idealistas en cuanto
a la iglesia primitiva. Aun así vemos modelos ahí.
Hay el mismo llamado en cada generación, pues
debe haber sacrificio, pasión y, a la vez, sabiduría.
Debemos tener equilibrio entre preocuparnos por
la propia cultura y la comisión de llevar el Evan-
gelio a los confines del mundo. El papel de los
líderes es estar en evaluación continua.
Con respecto al dinero, digo dos cosas: en
primer lugar, hacernos la pregunta correcta,
que no es ¿cuánto de mi dinero debo dar a
Dios?, sino ¿cuánto del dinero de Dios me
puedo quedar? Es una pregunta mucho más
radical. En segundo lugar, quizás podríamos
seguir el modelo de Wesley, quien calculaba
cuánto dinero necesitaba para sobrevivir al año.
Su límite se basaba no en su sueldo y sí en sus
necesidades; puso el techo y lo demás lo daba.
Para alguno esto sería un 70% de su salario y
para otros el 90%, dependiendo de sus ingre-
sos y necesidades familiares. En segundo lugar,
tener un equilibrio apropiado.
No debemos estar en un plan excesivo en
cuanto a cómo nos vestimos o el perfume que
nos echamos. Debemos tener preocupación
equilibrada, pero también vidas de gozo y grati-
tud de poder vivir en el mundo de Dios. Debe-
mos desafiarnos los unos a los otros, vivir vidas
sacrificadas, sí, pero por otro lado vivir también
vidas de gozo en el mundo de Dios. No se debe
caer en los dos extremos: o el legalismo, donde
las iglesias dicen: “Tu falda debe llegar hasta
aquí”, lo cual no es relevante porque se juzga
por lo exterior. Y por otro lado, el liberalismo
con todas las licencias, donde no hay diferencia
entre los de dentro y los de fuera. En México,
hace tres semanas, unas chicas me preguntaron
si podían llevar vaqueros o hasta donde debía
llegar su falda. Inquiriendo en el por qué de esa
pregunta, me contestaron que el pastor opinaba
sobre esto.
La belleza interna es más importante que
la belleza externa. Cuida tu apariencia de una
manera apropiada. La modestia es importante,
pero la Biblia no explica lo que significa esto en
cada cultura. No hagas nada para hacer caer a
tu hermano. Usa lo que tengas de manera apro-
piada y vive una vida de gozo. Muchas iglesias
están paralizadas y no tienen gozo.
En pleno siglo XXI, ¿deberíamos hablar de
una re-visión de nuestro modelo a seguir por
excelencia: el que nos dejó Jesús, no sea que
con el paso del tiempo se haya arrugado, des-
gastado… impidiéndonos ver con exactitud su
diseño? ¿No habremos distorsionado su misión?
Algunos tienen conciencias muy blandas y
enseguida se sienten culpables; otros tienen
conciencias muy duras y no se sienten culpa-
bles por nada; entonces debemos ser sensibles
los unos con los otros. Algunos ven a Dios como
Padre amoroso; otros no son capaces de verlo
así, quizás porque tal vez tuvieron un padre
malo y por eso ven a Dios como un juez severo.
Hay que desarrollar una visión de Dios que sea
bíblica.
Yo nunca he escuchado un sermón sobre el
versículo que dice que Dios es el dador de toda
buena dádiva para disfrutarla de manera abun-
dante. He escuchado miles acerca del sacrificio:
Debe haber equilibrio entre los dos. Debemos
procurar ser atractivos para los otros, ver inte-
reses en muchas cosas, llenos de gozo, impli-
cándonos en variedad de ministerios. Si somos
obsesivos en cuanto a cosas pequeñas, como
las apariencias, no somos felices y nos senti-
mos culpables.
Usted ha realizado viajes por numerosos
países. ¿Cuál es su balance personal en relación
a la implicación evangélica en la sociedad en la
que se inserta?
He conocido a muchos creyentes maravi-
llosos alrededor del mundo, implicados en la
sociedad; pero suelen ser minoría. Es un desa-
fío que enfrentamos, pues aunque tenemos la
visión de ser sal y luz en la sociedad, lo cierto es
que contamos con un número pequeño, todavía
desproporcionado, de creyentes implicados en
la sociedad donde viven y trabajan.
(Entrevista publicada inicialmente en Protestante
Digital). Traducción de Jo Wilson (Asesora de
los Grupos Bíblicos Universitarios en Castilla y
Léon).
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Miguel Díez:
“En los hogares de REMAR se
atiende a los más pobres y marginados”
EQUIPO REMARO
Entrevista realizada a Miguel Díez, casado,
con 7 hijos, presidente de Remar Internacional
y Pastor de la iglesia evangélica Cuerpo de
Cristo, sirve al Señor los últimos 20 años
de su vida, desde su conversión, trabajando
especialmente en favor de los marginados y
más desfavorecidos de la tierra, y predicando el
evangelio a toda criatura, siguiendo el mandato
de Jesús para hacer discípulos a todas las
naciones.
¿Cómo fue su conversión?
Nací en una familia abocada al desastre, mi
padre con la mentalidad de militar de la época
de Franco, y después funcionario de prisiones,
era lo más opuesto a mi madre quien, culta y
muy avanzada para su época, no se sometió al
sistema matrimonial que se le imponía, por lo
que después de años de problemas y cuatro
hijos, mis padres se separaron para siempre,
dejándonos a los cuatro marcados en diferentes
áreas de nuestra vida, con huellas que
después reflejaríamos cada uno según nuestra
personalidad. En mí, prendió la pasión por el
juego del póquer ya que desde niño veía jugar
a mi padre, y colocado detrás de él participaba
de sus partidas, aprendiendo de los errores que
él cometía; esa vida emocionante del jugador
me atrapó y fue una constante en mi vida hasta
que Cristo me libertó. Abandoné la facultad de
medicina y marché a París donde empapado de
la filosofía existencialista, especialmente de las
ideas de Sartre, ideas que empujaron a tantos
jóvenes al suicidio, escribí una obra de teatro en
la que se hacía un canto a la muerte, tratando
de demostrar lo absurdo de la existencia del
hombre, y con la firme idea de suicidarme yo
mismo en su representación. Volví a Madrid con
la intención de estrenar dicha obra y comencé
la formación del grupo de actores. En aquel
tiempo la escuela de danza y teatro estaban
juntas en el edificio que hoy es el Palacio de la
Ópera y el personaje de la amante, la mujer que
a través del amor intenta evitar el suicidio del
protagonista, encajaba en una de las alumnas
de dicha escuela de danza, Mari Carmen. Le
propuse el papel y aceptó, enamorándonos en
la realidad y haciéndome olvidar mi cita con la
muerte.
Nos casamos y entramos en la vida de trabajo
y formación de un hogar, pero la adicción antigua
del juego brotó en mí con tremenda fuerza, en la
rutina de la vida cotidiana, y nuestro matrimonio
también con cuatro hijos, seguía el mismo
camino directo hacia el desastre que había
seguido el de mis padres. En los primeros años
de matrimonio, Mari Carmen tuvo su encuentro
personal con Jesús y gracias al cambio que
Dios obró en su vida pudo recibir la gracia para
amarme y sujetarse, siendo un canal del amor de
Dios hacia mí, que dio su fruto después de ocho
años de oración y espera. Durante este tiempo
el Espíritu Santo me reargüía de pecado y me
mostraba vez tras vez mi incapacidad para dejar
el juego por mí mismo, ya que ni el amor por mi
mujer y mis hijos me daba la fuerza para dejarlo,
hasta que un día y después de muchos toques
quebrantadores del Señor, le rendí mi vida y fui
libre en un instante del juego, del tabaco, alcohol
y de todo lo que conlleva ese tipo de vida. Así,
en 1981 comenzó una luna de miel para mí y mi
familia con el Señor, en la que comía con avidez
la palabra de Dios y buscaba cómo agradarle y
serle útil, agradecido por sacarme de aquel pozo
tan hondo y darme su libertad y amor.
Coméntenos sobre los inicios de REMAR
Consciente de que Dios no me había
rescatado de aquella vida para quedarme sentado
en un banco del local de culto, visitaba en los
hospitales a drogadictos que se desintoxicaban
y los podía comprender porque yo también
había sido uno como ellos, así que con mis
cuñados, que como jóvenes habían ya tanteado
las drogas, y también convertidos es ese tiempo
al Señor, compramos una granja en la que hacer
práctico el evangelio de Jesús, llamados a ser
como buenos samaritanos para atender al
necesitado, al malherido, al desechado, y sanar
sus heridas con el amor de Cristo, ofreciéndoles
nuestra ayuda material y espiritual, acogiéndoles
en nuestro hogar, compartiendo con ellos lo que
teníamos y predicándoles el evangelio de Jesús
del perdón de los pecados. Así comenzaron a
llegar los primeros drogadictos, en octubre de
1982, y hemos tenido el privilegio de haber
atendido en estos años alrededor de cien mil
sólo en España.
El comienzo del ministerio fue marcado
por el libro de los Hechos, sus capítulos 2
y 4 sobresalieron de una manera especial,
llevándonos como los primeros cristianos a
compartir lo que teníamos con los necesitados y
a no considerar nada como propio, y se cumplió
y se cumple, lo mismo que en aquellos primeros
39e
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tiempos, que no había ningún necesitado entre
ellos. Hoy, años después, la familia de REMAR
alcanza a más de 35.000 personas que viven
en comunidad, sin contar los miles que desde
sus casas reciben del ministerio ayuda de todo
tipo. Es importante tener en cuenta que en los
hogares de REMAR se atiende a los más pobres
y marginados, y todos tienen cubiertas sus
necesidades, viviendo de una forma real, hoy
día, el milagro de la multiplicación de los panes
y los peces.
¿Cuáles son los fines de REMAR?
REMAR es la abreviatura de Rehabilitación
de Marginados y es un ministerio que está
edificado sobre la roca que es Cristo, y sobre
este cimiento sólido cuatro columnas para
facilitar la extensión del Reino de Dios: 1)
Evangelismo, 2) Discipulado, 3) Trabajo Social y
4) Economía del Reino.
EVANGELISMO. Éste es el primer pilar que
da significado a los otros tres. Jesús dio la Gran
Comisión de “Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura” (Marcos 16.15).
Así, desde sus comienzos, este ministerio
ha estado predicando en las calles, cárceles,
prisiones, hospitales, haciendo sólo en España
campañas evangelísticas en las calles de casi
todas las capitales de provincias, alrededor de
50 campañas al año, en los últimos 18 años,
así como en todo Sudamérica, Centroamérica
y, recientemente, en tres países de África.
Asimismo las puertas de las cárceles de
diferentes países africanos se nos abren, ya que
alimentamos a sus presos. Esto nos permite
predicar el evangelio a cientos de musulmanes
y animistas que agradecidos por quitarles el
hambre escuchan con respeto y muchos se
convierten. Hoy, Dios nos ha dado un medio
muy importante y eficaz a través de la radio y
la TV, teniendo canales de televisión locales así
como emisoras de radio, siendo estos medios
de una gran bendición para llegar a todos los
estamentos de la sociedad, ya que esperamos
un tiempo de bendición para España como
nunca antes ha habido.
DISCIPULADO. Es la segunda columna en
este ministerio. Jesús en Mateo 28.19 y 20
dice: “Por tanto id y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándoles en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo”. Jesús no mandó hacer
creyentes, porque los demonios también creen
y tiemblan. Un discípulo está dispuesto a seguir
a Cristo hasta las últimas consecuencias, y
en el evangelio de Lucas 14, desde el verso
25-33, explica lo que cuesta seguir a Cristo,
y concluye el verso 33 diciendo: “Cualquiera
que no renuncia a todo lo que posee, no puede
ser mi discípulo”. Éste es el lema de nuestra
escuela de discipulado, de la que al salir para
servir en cualquiera de las columnas de REMAR,
se recibe el título de siervo inútil, Lucas 17.7.
TRABAJO SOCIAL. Es la columna en la que
queremos cumplir el mandato de Jesús escrito
en Mateo 25 de dar de comer al hambriento,
vestir al desnudo, visitar al preso en las
cárceles, alojar a los forasteros, dar de beber
a los sedientos, visitar a los enfermos, etc.;
practicar la verdadera religión como está escrito
en Santiago 1.27: “La religión pura y sin mácula
delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y
guardarse sin mancha del mundo”. Así, REMAR
atiende a necesitados de todo tipo en los 51
países en los que desarrolla su ministerio; es
hogar para drogadictos, alcohólicos, jóvenes de
las calles, niños huérfanos, mujeres maltratadas
o abandonadas, enfermos de SIDA y un largo
etcétera. Abriendo también comedores en las
calles de las ciudades más pobres de la tierra, y
en sus cárceles, así como colegios gratuitos en
África, Centro y Sudamérica adonde acuden los
niños pobres que no tendrían ni la más mínima
oportunidad para acceder a la educación.
ECONOMÍA DEL REINO. Es la columna que
sostiene económicamente todas las demás,
sabiendo que es tan importante el trabajo que
un obrero de REMAR realiza en una empresa
en la que todos los beneficios los destina al
desarrollo de las columnas del ministerio, como
el del misionero que trabaja en un hogar de
niños, o el del pastor que predica el evangelio
a través de la radio y la televisión, ya que a
los ojos de Dios el mayor valor viene dado
por la verdadera y única motivación de buscar
primeramente su reino y su justicia. En el
desarrollo de esta columna, con la creación de
empresas surgen los talleres ocupacionales
en los que multitud de jóvenes, que antes no
tenían otra alternativa que la delincuencia y la
cárcel, ahora aprenden oficios para restaurar sus
vidas y ser útiles para los demás.
¿Cómo surgió Cuerpo de Cristo como
entidad Evangélica?
En estos años, mult itud de amigos
y familiares de jóvenes rehabilitados se
han convertido por el testimonio de ellos,
integrándose en las iglesias evangélicas de
toda la geografía española, y muchos también
han venido a congregarse con nosotros sin
integrarse por ello en la vida de comunidad
que es escogida voluntariamente. Así surgió
40
en
tre
vist
as
la necesidad de legalizar ante el gobierno las
reuniones de culto y alabanza al Señor, en locales
destinados para ello, por lo que adoptamos el
nombre que consideramos apropiado, “Cuerpo
de Cristo”, no “ El cuerpo...”, ya que no somos
los únicos sino solamente una parte de Él. Es
por ello que estamos abiertos a servir a todos
los ministerios ofreciéndonos a ellos en la
recogida de necesitados, y a compartir los
medios que Dios nos ha dado, radio, televisión
etc, a fin de extender el Reino de los cielos
de una forma más eficaz y poderosa en esta
tierra. Participamos en reuniones de pastores
de multitud de países colaborando y sirviendo
a la Iglesia de Jesús en la medida de nuestras
fuerzas.
¿Qué recepción o trato recibe REMAR de las
instituciones gubernamentales en el mundo?
Por la gracia de Dios tenemos el respeto
de los gobiernos en los países en donde
estamos, de tal manera que en algunos como
en Guatemala, es el mismo gobierno que
nos ha pedido que dirijamos las cárceles de
menores, con los delincuentes más conflictivos,
adolescentes de las calles que son asesinos,
ladrones, violadores, etc. En estas prisiones
no se utilizan armas y Dios hace milagros cada
día cambiando las vidas más destruidas, hasta
el punto que muchos jóvenes sacados de
estas cárceles son hoy misioneros enviados a
servir al Señor en otros países. En otros como
en Angola somos la mayor ONG del país y
muy considerados, cediéndonos el gobierno
propiedades donde alojar a los necesitados.
¿Cuál cree REMAR que es la situación actual
de la pobreza en el mundo?
La pobreza está en crecimiento constante
e incontrolable, debido a la corrupción de
los gobiernos, al insaciable capitalismo que
cada vez hace más ricos a los muy ricos, a
costa del empobrecimiento de los más
pobres; por el aumento de los cataclismos y
desastres naturales, por las guerras, por las
plagas y la aparición de cepas virulentas, por la
desertización y degradación del planeta como
fruto de la avaricia, etc. Todo esto hace que
más de las tres cuartas partes de la humanidad
pasen hambre, por lo que si hemos de predicar
el evangelio a todas las naciones y la mayoría de
ellas tienen necesidad de cubrir sus necesidades
más básicas, hemos de llevarles el evangelio
acompañado de pan para sus estómagos, ropa
para sus cuerpos, etc. Por eso las palabras de
Jesús al joven rico cobran hoy la misma fuerza
que entonces: “Ve, vende lo que tienes, dáselo
a los pobres y sígueme” (Lucas 18.22); y el
consejo a la manada pequeña en Lucas 12.33:
“Vended lo que poseéis y dad limosna (hacer
justicia), y haceos tesoros en el cielo donde el
ladrón no puede llegar”.
¿Qué pensamiento escatológico tiene
REMAR sobre la miseria y la marginación social
en el mundo en un futuro próximo?
Considerando que estamos en cumplimien-
tos proféticos apocalípticos, podemos prever
que el quebrantamiento mundial va a ir en pro-
gresión “geométrica” con el propósito de que
los seres humanos se vuelvan a Dios y se des-
prendan del amor a las cosas del mundo, y
sean salvados. También para que los creyentes
suelten el lastre que les ata a este mundo y
dediquen sus vidas a extender el reino de Dios
y su justicia, y a predicar el evangelio a todas las
naciones antes que venga el fin. Debemos apro-
vechar este tiempo, con todas sus posibilida-
des, con un llamado de urgencia a la Iglesia de
Cristo a que cumpla su propósito en esta tierra
de preparar calzada al Rey, que está por venir.
41e
ntre
vistas
Annette Zingbé: “Siempre he tenido el deseo
de trabajar con niños”
ELIZABETH CH LARK WICWW KHAMKK
Proyecto Man (CercÁfrica) es una iniciativa
que se lleva a cabo desde España para ayudar
a la juventud de Man, Costa de Marfil, desde
el 2008. Esta ciudad de más de un millón de
habitantes ha sido azotada severamente por la
guerra civil que comenzó oficialmente en 2002
y duró hasta 2007, pero los marfileños cuentan
diez años de conflicto. Quince mil niños fueron
obligados a ser soldados en las fuerzas rebel-
des. Cuarenta mil perdieron a sus padres.
Hoy hablamos con Annette Zingbé, mar-
fileña residente en España, que, junto con su
marido español, Paco Castillo, es el corazón que
late detrás del Proyecto Man, apoyado princi-
palmente por iglesias protestantes en Madrid,
Segovia, León y Burgos.
Annette, eres de Man, Costa de Marfil. ¿Qué
nos puedes contar sobre la devastación que ha
sufrido esta región?
Durante la guerra civil que asoló mi país, la
región de Man fue secuestrada por los rebeldes, y
la ciudad de Man fue la capital rebelde durante el
conflicto. Los niños han estado directamente invo-
lucrados en la guerra como reclutas del ejército
rebelde, muchos con la condición de que así no
verían la muerte de sus familiares o amigos. Otros
han pasado meses de su vida escondidos en el
bosque. La guerra duró diez años, cinco de los
cuales fueron una locura absoluta. Esta generación
se ha criado sin ir al colegio, y ahora los jóvenes
de entre 14 y 26 años, que han participado en
el conflicto, sólo se interesan por las drogas y la
delincuencia, sin haber disfrutado de su infancia.
Muchas niñas fueron violadas durante el conflicto;
ahora son madres solteras con bebés, y no tienen
salida. ¿Qué van a hacer dentro de 25 años?
Mencionáis seis países africanos en los que
se reclutan niños soldados. ¿Qué es lo que típi-ii
camente sufren estos niños y niñas, y por qué?
Normalmente son niños de la calle y los
reclutan en pueblos por un poco de arroz o 150
dólares, aunque algunos son reclutados a la
fuerza en sus aldeas para luchar en un clan de
cualquier señor de la guerra. Son niños desubi-
cados y analfabetos.
Por poner un ejemplo, después de vivir en
otros países, volví a Man para asistir al entierro
de uno de mis tíos. En un control rebelde, se me
acercó un niño soldado de 14 años, y me pre-
guntó por qué estaba llorando. “Se ha muerto
su tío”, le explicó la mujer que me acompañaba.
Él niño soldado me miró fijamente y me dijo,
“La muerte es mi tío”.
Todos podemos hundirnos ante el sufrimiento
humano, pero tiene que pasar algo para que
uno dedique sus recursos y su vida a paliarlo.
¿Qué es lo que ocurrió en tu caso y cuándo?
Siempre he tenido el deseo de trabajar con
niños. Durante mi infancia he visto sufrir mucho
a los niños y siempre pedía a Dios que me diese
la oportunidad de poder ayudarlos. De hecho,
cuando viajaba a Man, ya llevaba 10 años traba-
jando como educadora con este tipo de niños.
¿Con qué paso concreto empezasteis a ayu-
dar a los niños y jóvenes de Man?
Después de mis estudios, estuve trabajando
con los niños de la calle de mi ciudad. Luego
viajé a Burkina Faso a trabajar en un centro
con niños de la calle. Posteriormente, con mi
marido, estuvimos trabajando en Benín con
niños sin hogar a través de la ONG Casa Grande
de Burgos. Más adelante, ocurrió la guerra en
mi país, que siempre ha estado en mi corazón.
Estuvimos pidiendo a Dios por la región durante
cinco o seis años, pero sin la oportunidad de
hacer nada hasta que el año pasado se abrieron
las puertas para hacer un campamento de niños.
¿Qué es lo que habéis contribuido hasta la
fecha a través de Proyecto Man?
El Proyecto Man tiene casi tres años. El 2008
celebramos un campamento de reencuentro para
más de 800 niños, el primero de la post-guerra,
en el que disfrutaron de juegos, enseñanza y
esperanza toda la semana. Fue muy grato para
nosotros y ocurrieron muchas anécdotas. Un niño
me dijo que lo que más le gustó del campamento
fue ver a muchos niños juntos riéndose.
Muchos habían asistido a campamentos de
verano antes del con-
flicto; al volver a encon-
trarse años después,
quizás sin haberse
visto desde la guerra
civil, se fundían en
abrazos llorando y bai-
lando. Durante todos
estos años no han
tenido la oportunidad
de asistir a nada pare-
cido. También logra-
mos escolarizar durante un año a 70 niños y algu-
nos a formarse en diversas profesiones como
carpintería y electricidad. Nos damos cuenta de la
gran necesidad de invertir a largo plazo en la vida
de estos niños y jóvenes. También ayudamos en
la compra de una motocicleta para el coordinador
que trabaja con los niños en la zona de Man.
En vuestro blog escribís que no os consi-
deráis profesionales y que no pretendéis hacer
un trabajo psicológico con niños para el cual no
estáis preparados. Pero decís que entendéis
que “el amor de Dios es la base de toda sani-ii
dad”. ¿Podrías ampliar este concepto?
Hay grupos involucrados en atender a esta
juventud, como Save the Children, la ONU,
Unicef, que proveen ayudas muy buenas pero a
través del gobierno o coordinado por éste. Como
cristianos, entendemos que el amor de Dios sana
muchas heridas. El mostrarte cercano y com-
prensivo hacia niños que han sufrido tanto es una
gran oportunidad de reconstruir una vida. Sólo
Dios puede sanar estas heridas tan profundas.
Hablamos de un trato personal, un trato de valor,
de autoestima. Digamos que preparamos el cora-
zón para que la psicología haga su trabajo.
Estos niños tienen una gran necesidad de
hablar, aunque son temas que por lo reciente,
nadie comenta por miedo a represalias, y
muchos no están listos para hablar todavía. Os
podría contar historia tras historia; por ejemplo la
de Julien, que vio cómo mataban a su hermano
delante de sus propios ojos. Los rebeldes que-
rían violar a su madre, su hermano gritó, y por
eso lo mataron.
¿Cuáles son algunas de las aspiraciones de
Proyecto Man a corto plazo?
Nuestro plan es continuar realizando cam-
pamentos. En éstos, se ríen, juegan, aprenden
sobre el amor de Dios, y también tienen la
oportunidad de desahogarse, recibir abrazos y
consolación. Queremos visitar suburbios donde
se esconden los que han combatido, además de
cárceles y hospitales.
También queremos establecer un centro de
formación profesional que dé una alternativa a
la vida en la calle. Queremos hacer durante un
viaje un estudio económico de lo que costaría
la formación profesional y por cuánto tiempo.
Qué supondría económicamente que una familia
pudiera coordinar todo esto desde la zona, para
establecer las bases del posible centro, contac-
tos, permisos, etc.
Entendemos que inculcar valores a estos
niños es fundamental para poderse respetar y
convivir con las otras etnias. El cristianismo es
la base de esta educación. La dura realidad es
que la mayoría de estos niños y jóvenes tienen
una gran falta de esperanza hacia el futuro que
les espera. Muchos son analfabetos sin ninguna
formación profesional. Queremos apoyarles e
introducirles en talleres donde puedan aprender
oficios. Un sueldo ganado honradamente evita
el ocio excesivo y dignifica a la persona.
¿Cómo se pueden involucrar los lectores?
Con tan sólo 20 euros, pueden hacer que
un niño asista a uno de nuestros campamen-
tos. Pueden ayudarnos ingresando esta suma
o lo que deseen en la cuenta 2100 5984 41
0200020569. Estamos dispuestos para dar
cualquier respuesta a quien nos pregunte
(www.proyectoman.org), y a la vez darles la
oportunidad de colaborar en lo que realmente
se sientan útiles o bien con su tiempo o con
los medios que puedan poner al alcance del
proyecto.
Además con 50 € se puede escolarizar
durante un año a un niño. Esto supone matrí-
cula, material didáctico y hasta el uniforme
escolar. Tres años de formación profesional en
diferentes oficios viene a costar 500 €, el precio
varía dependiendo del oficio. Como veis, hay
mucho que hacer, pero de momento los recur-rr
sos son pocos.
Gracias por tu tiempo, Annette, y por acer-rr
carnos a los niños de Costa de Marfil y sus
necesidades a través de este proyecto.
(Entrevista publicada inicialmente en MujerDeHoy.
org).
(*) Elizabeth Clark Wickham nació en Zaragoza de
padres estadounidenses. Licenciada en Periodismo
(John Brown University, USA), es coordinadora de
las revistas en Internet MujerDeHoy.org y Cristiana-
DeHoy.com. Está casada y tiene dos hijos pequeños.42
en
tre
vist
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43e
nsa
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s y a
rtícu
los
La solidaridad en la Iglesia
POR JR EAN-PIERRE BORY Y FRANFF ÇOIS-JEAN MN ARTINMM 1
SOLIDARIO viene
del latín solidus que
significa: todo de una
pieza, entero; firme,
digno de confianza. La
SOLIDARIDAD es una
dependencia mutua
de los hombres entre
el los; es un senti -
miento que les empuja
a concederse una
ayuda mutua, porque han tomado conciencia de
que lo que le pasa al vecino, les afecta también
a ellos mismos.
La solidaridad está en boca de todos, en
todos los periódicos, y en el programa de todos
los partidos y sindicatos. Estos últimos tiem-
pos España y Francia, así como otros muchos
países, hicieron esfuerzos para ser solidarios
con el pueblo de Haití alcanzado por un terrible
terremoto. La Unión Europea es solidaria con el
Estado griego en bancarrota. Se hacen todos los
esfuerzos para llevar a cabo una manifestación
solidaria de los sindicatos y estos últimos se feli-
citan por haberla logrado, esto prueba que no es
fácil ser solidario, hace falta renunciar a algunos
puntos, encontrar compromisos (y no dije esta
última palabra en su sentido de traición de princi-
pios, sino en su sentido de terreno de encuentro
aceptado por todas las partes). En la ley francesa
los hijos son solidarios con los padres cuando
estos últimos llegan a cierta edad avanzada y no
pueden cubrir sus necesidades; pero fue necesa-
ria una ley para obligar a algunos a que lo sean.
Ahora bien, los hombres no son los primeros que
se preocuparon por este problema.
A. Ejemplo elocuentes
1. En el Antiguo Testamento. Os propongo
algunos ejemplos pero hay otros.
a) Las tribus de Rubén y Gad) y : La solidaridad
no siempre caracterizó a Israel: los Rubenitas y
los Gaditas tuvieron que aprenderla, ellos que
1 Este estudio fue preparado en 1989 con mi cole-
ga y amigo Jean-Pierre Bory que había sido el confe-
renciante de esta parte, de modo que he seguido con
bastante fidelidad su presentación, pero he hecho su-
presiones y transformaciones. Asumo, claro está, toda
la responsabilidad de dichos cambios.
pensaban ahorrarse la travesía del Jordán y dejar
a las demás tribus hacer la guerra en Canaán.
Habían tenido el proyecto de instalarse en las
riberas orientales del Jordán; ¡pero entendieron
rápido su deber al escuchar a Moisés! He aquí
lo que declararon: «… dijeron: Edificaremos aquí
majadas para nuestro ganado… y nosotros nos
armaremos, e iremos con diligencia delante de
los hijos de Israel, hasta que los metamos en su
lugar… hasta que posean cada uno su heredad».
Moisés les confirmó que sólo a esta condi-
ción serían «libres de culpa delante de Jehová y
para con Israel» (Núm 32.16ss). El Señor mismo
velaba para que todo Israel permanezca solidario
hasta el final de la conquista de Canaán. Y fue
conquistado Canaán.
b) El pueblo de Lais) p : En cambio, la falta de
solidaridad fue la perdición de los habitantes de
Lais (Jueces 18). Eran buena gente, apacibles
agricultores que vivían «tranquilos y despreo-
cupados», aislados en sus colinas: «No tenían
relaciones con nadie», «vivían alejados de los
Sidonios» y, sin embargo, tenían actividades y
un modo de vida comunes a las asambleas de
hermanos, perdón, quería decir a los Sidonios.
De tal modo que fueron presa fácil para unos
cuantos Danitas necesitados de tierras. No eran
solidarios con nadie, nadie se preocupaba o se
interesaban por ellos y sus intereses. Y nadie
les socorrió, todos fueron exterminados y su
pueblo fue quemado.
c) Los extranjeros en nuestro país (y los) j p (y
pobres, las viudas y los huérfanos).p , y ) Al elegir
este grupo, destacamos un aspecto importante
de la solidaridad en Israel dado que se trata de
inmigrantes, esto es, de personas que en princi-
pio no proceden de Israel.
Hubiéramos podido también desarrollar este
tema partiendo del hecho que todos los hom-
bres, sin excepción, han sido creados a imagen
de Dios y por lo tanto gozan de la plena dignidad
como persona. Pero sabemos que la caída intro-
dujo las consecuencias del pecado, esto es el
abuso, la violencia, el autoritarismo, la dictadura,
la esclavitud, los asesinatos… De modo que
Dios presenta un marco legal para proteger a los
más débiles, y un marco moral que asentaba en
el principio de todo, la situación de los Hebreos
sobre la tierra, como huéspedes de paso. Es
también el caso para nosotros, pues somos
“inmigrantes y huéspedes” sobre esta tierra.
Así que Dios presenta una ética que vamos a
ver a continuación.
«Amarás al extranjero (o inmigrante) como a
ti mismo»
44
en
say
os
y a
rtíc
ulo
sSer inmigrante es a menudo estar en posi-
ción de debilidad, objeto de la injusticia de los
hombres (Sal. 94:6; Eze. 22:7, 29; Zac. 7:10).
Lo que supone que tenemos deberes para con
ellos, como para con los pobres, las viudas y
los huérfanos. Es la razón por la que la Torá les
protege. Dios siempre se preocupa de los que
tienen que soportar en mayor medida el peso de
las consecuencias del pecado. Y Dios recuerda
constantemente a los Israelitas, por interés
pedagógico y moral, que se pueden adherir
plenamente a estas leyes porque ellos mismos
fueron inmigrantes. Pueden entonces entender
y «experimentar lo que los extranjeros experi-
mentan» (Ex. 23:9).
Los profetas recordaron estas leyes al
pueblo denunciando la opresión que padecían
los residentes (Ez. 22:7.29; Zac. 7:10), anun-
ciando incluso la venida del Señor en persona
para castigar a los que pisotean el derecho
del inmigrante (Mal. 3:5). En la ley, estas
diferentes categorías son concebidas como
representando «los olvidados» de la sociedad,
de manera que Dios, conociendo el corazón
humano, les protegerá constantemente en su
ley. Incluso los inmigrantes, que eran general-
mente pobres, estaban asimilados a los indi-
gentes, a las viudas y a los huérfanos; por lo
tanto, a todos los «económicamente débiles»
para quienes se recomendaba a los Israelitas
la caridad.
De allí que era necesario dejarles recoger
las frutas caídas, coger las olivas olvidadas en
los árboles, rebuscar en las viñas y después de
la cosecha (Lev. 19:10; 23:22; Deut. 24:19-21;
Jer. 7:6; 22:3; Ez. 22:7; Zac. 7:10). Tomaban
parte en el diezmo trienal (Deut. 14:29), y en los
productos del año sabático (Lev. 25:6). En los
juicios debían ser tratados con la misma justicia
que cualquier Israelita (Deut. 1:16) pero estaban
sometidos también a las mismas penas que
ellos (Lev. 20:2; 24:16, 22).
En la vida cotidiana no había barreras entre
extranjeros residentes e Israelitas. Era también
el caso para las fiestas nacionales. De manera
que todos los inmigrantes que tenían su suerte
unida a la de Israel, al circuncidarse, podían
participar de la Pascua. Estaban asociados a la
alianza (Deut. 29:10; Jos. 8:33) y se comprome-
tían a respetar las leyes (Deut. 31:12; Jos. 8:35).
De hecho, nuestras leyes republicanas fran-
cesas (y con toda probabilidad las leyes españo-
las), sobre la situación del extranjero residente
legal, son parecidas, si bien, desgraciadamente,
no siempre localmente aplicadas.
2. Jesucristo y la solidaridad
Jesús la enseñó: El Samaritano de la pará-
bola practicó la solidaridad de manera ejemplar
(Luc. 10). En beneficio del viajero desplumado
en la carretera, se despojó a sí mismo de parte
de sus provisiones de viaje, le cedió su asno
para el trayecto hasta la posada y pagó con su
dinero los gastos de pensión del herido. Hasta
se comprometió a pagar los posibles gastos
suplementarios a su vuelta.
Jesús se consideraba solidario de los des-
afortunados (Mt. 25.35-46). Recordemos sus
propias palabras: cuando habréis recogido a un
niño desamparado, habréis visitado a un prisio-
nero, acogido a un inmigrante, todo aquello «a
mí lo habéis hecho».
Jesús vivió la solidaridad de la manera más
absoluta: depositó sus prerrogativas divinas para
tomar la condición de un humilde pueblerino
sometido a las vicisitudes de la vida, la «condi-
ción de esclavo, una situación de hombre» (Fil.
2.7-8). Su meta era de llegar a ser, «en todo
semejante» a los que consideraba como sus
hermanos, y esto hasta la muerte, para salvarles
(Heb. 2.17-18). La solidaridad de Jesucristo con
la humanidad es la fuente de nuestra salvación.
B. La solidaridad en la Iglesia. El apóstol
Pablo emplea la imagen del cuerpo
para hablar de la solidaridad que debe
vivirse en la Iglesia:
1. La imagen del cuerpo
a) Cada miembro tiene su especificidad:
Sería estúpido pensar que todos los miembros
son polivalentes e intercambiables; ¿acaso se
puede ver con las orejas u oír con el ojo? (1 Cor.
12.16-17). ¡Claro que no! Lo cual implica los
puntos siguientes:
b) Cada miembro es indispensable: El ojo no
puede prescindir por mucho tiempo de la mano,
ni la cabeza de los pies (v. 21). Basta hacer un par
de experimentos para darse cuenta de la utilidad
de tener dos manos: con una sola mano, intenta
descorchar una botella de vino (vengo de Alsacia,
una región de viticultura), o cortar una rebanada
de pan, o untar mantequilla sobre ella. Hasta los
miembros más débiles son necesarios (v. 22).
c) Cada miembro es solidario con los demás:
Los miembros del cuerpo deben preocuparse
por los demás y manifestarles igual solicitud (v.
25); los pies transportarán la cabeza (v. 21); los
ojos y las orejas informarán a las demás partes
del cuerpo (v. 17-20); el sufrimiento de una parte
afecta a las demás, el bienestar de una parte
alegra a las demás (v. 26). Esta pluralidad y esta
45e
nsa
yo
s y a
rtícu
los
complementariedad deseada por Dios son una
de las características de un cuerpo (v. 20).
La «división» en el cuerpo es fuente de sufri-
miento.
d) Es necesaria la coherencia entre los
miembros: Sus ligazones deben ser sólidas, y
sus gestos bien coordinados, armoniosos, desa-
rrollados lógicamente. No hay nada más conmo-
vedor que los movimientos espasmódicos de
un niño discapacitado, sus manos que no obe-
decen a su voluntad, y que se agitan sin nunca
asirse del juguete deseado. La «división» (v. 25)
en el cuerpo es fuente de sufrimiento porque
priva a una parte de los órganos del servicio
indispensable de las demás.
¿De qué sirve la mano que no quiere trans-
cribir el pensamiento mediante la escritura, o
que no quiere llevar el alimento a la boca? Los
demás miembros sufren porque no desempeña
su papel; sufren por sus movimientos autóno-
mos, desordenados y no funcionales. No sólo
es totalmente inútil para el cuerpo, sino que es
gravoso soportarla.
2. La solidaridad en la Iglesia local
La conclusión que saca Pablo es sencilla: la
Iglesia vive y funciona como un cuerpo humano
(1ª Cor. 12.25); cada uno de sus miembros es
útil, necesario, específico (v. 29): ¡pensar que
cualquier creyente, con tal que tenga una buena
disposición, puede desempeñar cualquier fun-
ción, o que la calificación viene con el uso es un
error! No es monitor de escuela dominical quien
quiere, como tampoco anciano, evangelista,
tesorero o… pianista.
Los miembros son complementarios; cada
creyente debe desempeñar sus funciones en
armonía, preocupándose de los demás (Ef. 6.22;
Fil. 2.25-28), coordinando su acción con la de los
demás, considerando el buen desarrollo, la edifi-
cación (Rom. 15.1-2; 1ª Cor. 10.24) y el bienestar
del conjunto de la Iglesia (1ª Cor. 14.12, 31).
No se trata, como en Corinto, de buscar ser
jefes de fila en la Iglesia y de arrastrar un grupo
detrás de sí (1ª Cor. 3.3; 4.8); ni de organizar ága-
pes costosos, sin preocuparse por los creyentes
humildes que no pueden pagar su parte (1ª Cor.
11.21-22). Estas actitudes son contrarias a la
solidaridad. En cuanto al ejercicio de los dones
de palabra, para los Corintios fueron necesarios
nada menos que tres capítulos para volver a
poner las cosas en su sitio.
La iglesia puede, desgraciadamente, muti-
larse a sí misma: un don sólo es útil al conjunto
de la Iglesia... si se ejercita (Ved el ejemplo de
Priscila y Aquila: Rom. 16.3-4). Ahora bien, ¿se
busca, se animan las habilidades de los jóvenes
creyentes, o la de los creyentes en plena madu-
rez que a veces se quedan inactivos en nuestras
asambleas? La iglesia sufre de esta privación,
tanto como un hombre a quien se le vendarían
los ojos. Pero ¿estamos convencidos de esto?
3. Una solidaridad más extendida
a) Cuando Pablo habla de solidaridad en la
Iglesia, ¿sólo contempla la iglesia local?
- Ef. 4.4-5: Hay un solo cuerpo, un solo
Espíritu... En este texto, ¿no subraya que
la iglesia de la que habla es ÚNICA, como
lo es el Espíritu Santo, o el único Dios y
Padre? Lo que Pablo dice del funciona-
miento de los miembros, de su necesi-
dad, de su solidaridad concierne a toda
la iglesia-Cuerpo de Cristo.
- Ef. 4.11: ¿Había apóstoles en cada iglesia
local? ¿Y en Éfeso en particular? (Hechos
20 en todo caso no menciona nada sobre
el particular). ¿No contempla otra vez el
versículo 11 el conjunto de las iglesias
locales: el cuerpo de Cristo?
- 1ª Cor. 12.13: «Judíos, Griegos, esclavos,
libres... TODOS hemos sido bautizados
en un solo Espíritu para formar un solo
cuerpo»: aquí se trata de una alusión
clara a la Iglesia universal, que hizo acto
de presencia en la tierra desde Pentecos-
tés en las diversas iglesias locales.
Todas las iglesias del mundo entero for-rr
man en su conjunto el Cuerpo de Cristo.
- Rom. 12.5: «Somos un (solo) cuerpo en
Cristo». Aquí, otra vez, la expresión sugiere
más de un grupo local de creyentes.
Pablo habla, pues, del tipo de relaciones que
deben existir a la vez entre los miembros de
una iglesia local, y también de la solidaridad que
debe ser la impronta del conjunto del cuerpo
de la Iglesia sobre la tierra, en un país, una
región específica, sea en el imperio romano del
1er. siglo, en Francia (NdT: o España) hoy, o de
manera más extendida, en todo el mundo.
b) ¿Reino o república? No encontramos en
el Nuevo Testamento rasgo de una federación
de iglesias, de una asociación o de una alianza
de las primeras comunidades. (Sí que se habla
de organización, pero a nivel local: nominación
de ancianos, de diáconos, de su sustento, de
los deberes mutuos de los miembros y de sus
privilegios: 1ª Tim. 3; 5.7; Tit. 1; etc.).
Por tanto, se habla a veces de la «INDE-
PENDENCIA» de la iglesia local. ¿Puede apli-
carse legítimamente este término a una iglesia?
46
en
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rtíc
ulo
sSegún el diccionario, independencia significa
«situación de una persona o de una colectividad
que no está sometida a ninguna autoridad».
Pero ¿no es Cristo jefe de la Iglesia ? (Ef. 1.22).
Decir: «¡Jesús es el Señor!» es reconocer
que tiene derecho de dar órdenes, ministerios
y que coordina las actividades del pueblo sobre
el que reina; y es lo que hace (ver Ef. 4.11-13; 1ª
Cor. 12.11). La Iglesia ni es una república, ni una
democracia, ¡es un REINO (Ap. 1.6)!
Se habla también de «AUTONOMÍA» de la
iglesia local. Se la pide para su iglesia; y esto jus-
tifica a veces el hecho de ir por su propio camino
sin preocuparse mucho por los problemas de
los demás, y menos aún por los consejos de
los demás. Ahora bien, el diccionario define la
AUTONOMÍA como la libertad para gobernarse
por sus propias leyes. Pablo contempló lo que
resultaría en un cuerpo humano si los miembros
decidiesen ser autónomos, actuar según sus
propios deseos: este hombre sería un mons-
truo moviéndose de forma incontrolable (1ª Cor.
12.14-21). Pero el conjunto de las iglesias loca-
les forma un cuerpo (Rom. 12.5).
c) Un solo Señor y una ley común
Los creyentes están sometidos a una ley
común, la que propone el Señor, y no la de
Pablo, de Apolos, de Pedro entonces (1ª Cor. 2),
o del hermano Martín hoy (si no fuera el caso,
¡vaya… cuántas discusiones!). Esta ley de liber-rr
tad, vivida en el amor, conduce a convertirnos
en siervos los unos de los otros (Gál. 5.13). Esta
ley se aplica a toda la Iglesia.
¿No debemos entonces plantearnos ciertas
preguntas?
1. ¿Soy consciente, aquí, en mi comunidad,
de ser miembro de un cuerpo local?
2. ¿Soy consciente que mi comunidad local
forma parte de un Cuerpo mucho más grande
que incluye numerosas otras comunidades-
hermanas?
3. ¿Se siente implicada mi comunidad por
la existencia, el desarrollo y las dificultades de
otras asambleas en España? ¿O de otras igle-
sias evangélicas en el mundo?
4. ¿Lleva a una verdadera solidaridad esta
toma de conciencia?
C. La solidaridad y la interdependencia de
las primeras comunidades cristianas
- La iglesia de Jerusalén da el primer ejem-
plo en este particular (Hech. 11.22); se
entera que un grupo de jóvenes conver-rr
tidos se reúne en Antioquía; enseguida
delega a dos ancianos para ir y enseñar-rr
les: se siente responsable de esta joven
comunidad, cuyos progresos sigue con
interés (Hech. 21.17ss).
- Los detalles del contenido de la ense-
ñanza que Pablo y Bernabé imparten a
la Iglesia de Antioquía no son menciona-
dos. Pero el primer fruto conocido será
la preocupación de esta joven Iglesia por
otras Iglesias: una colecta «para los her-
manos de Judea» (1ª Tim. 5.8 y Ef. 2.19).
La iglesia de Antioquía de Siria se siente
implicada por las necesidades de la de
Jerusalén; como lo fueron más tarde las
de Macedonia, de Corinto y seguramente
de Galacia (1ª Cor. 16.1ss) para con los
hermanos de Judea (2ª Cor. 8-9).
- La iglesia de Antioquía se sentirá también
implicada por las necesidades espiritua-
les del mundo: enviará a Bernabé y a
Pablo en misión (Hech. 13.2-3).
- Al regreso de su primer viaje, Pablo y
Bernabé organizan una reunión misionera
para dar cuentas y dar noticias de su tra-
bajo y de las nuevas iglesias: la suerte de
las nuevas iglesias interesan a la iglesia
de Antioquía (Hech. 14.27) tanto como
las comunidades de Fenicia y Samaria
(Hech. 15.3).
- Se organiza un segundo viaje misionero,
luego un tercero, y en cada caso, la moti-
vación es la preocupación de saber cómo
van las jóvenes iglesias (Hech. 15.36) y el
deseo de confirmarlas (Hech. 18.23).
- La famosa conferencia de Jerusalén (Hech.
15) tuvo lugar en razón de un desacuerdo
teológico que dividía la iglesia de Antio-
quía. Se da un estancamiento total porque
cada uno campa en sus posiciones. ¿Se va
a pudrir así la situación? No. Sabemos que
la iglesia no está sola, que tiene numero-
sas iglesias-hermanas, y en particular, la de
Jerusalén, que de una forma es su «madre
espiritual». Se forma una delegación para
buscar en ella ayuda y consejos espiritua-
les, y más aún: ¡preguntarles qué decisión
los hermanos de Jerusalén piensan que
debería tomarse en Antioquía!
Los ancianos de Antioquía eran lo suficiente-
mente humildes para ello (y, sin embargo, ¡con-
taban con personas tan cualificadas, conocidas
y experimentadas como lo podían ser Pablo y
Bernabé!). Vuelven de allí con una carta; y van
acompañados por hermanos con autoridad para
implementar en las Iglesias de Antioquía, Siria
y Silicia las decisiones tomadas en Jerusalén.
47e
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los
En Antioquía, lejos de sentirse humillados por
estos hermanos venidos de fuera para restable-
cer el orden, ¡«se alegran por este ánimo»! ¡Y
los hermanos que no pertenecen a la iglesia de
Antioquía (Silas y Judas) toman aún la libertad
de pronunciar «numerosos discursos» en una
iglesia que no es la suya! Las iglesias del primer
siglo eran solidarias unas con otras. ¡Cuán lejos
estamos de una actitud de independencia o de
autonomía locales! Desde el principio del libro
de Hechos, el conjunto de las iglesias formaba
un cuerpo cuyos miembros cooperaban y se
sentían solidarios unos con los otros. Y hay más:
- A lo largo de Hechos y de las Epístolas
comprobamos la preocupación de Pablo
por las iglesias: se siente responsa-
ble de ellas como si fueran sus hijas.
Llora por causa de ellas, se alegra, envía
mensajes: desde Éfeso a Macedonia,
desde Corinto a Tesalónica, desde Éfeso
a Corinto, envía formadores a Creta, a
Éfeso... Algunas cartas debían ser leídas
por varias iglesias (establecimiento de
una conducta común), y Pablo da órde-
nes precisas para ello (Col. 4.16; Gál.
1.2).
- La actitud de una iglesia puede causar la
caída de otras iglesias locales, miembros
del Cuerpo universal de Cristo (1ª Cor.
10.32). A la inversa, puede ser de ánimo
para otras comunidades (1ª Tes. 1.7;
2Tes. 1.4), e, incluso, «para el mundo
entero» (Rom. 1.8).
Las iglesias, en su conjunto, no constituían
por cierto ni una federación ni una asociación
(esta forma legal no existía en este tiempo),
pero los lazos que les unían eran probablemente
más fuertes todavía que un reglamento aso-
ciativo. Eran vínculos vivos: los que unen los
miembros para dar un CUERPO que vive y crece
saludablemente. Une solidaridad espontánea,
voluntaria, que se desarrollaba en el gozo. Hoy
día, vivimos en países democráticos cuyas leyes
en general nos protegen y nos permiten gozar
de la libertad de culto y de pensamiento. En el
marco de estas leyes somos llamados a asociar-rr
nos o a federarnos. Es también un testimonio
ante nuestros conciudadanos. El espíritu que
nos anima es un espíritu de orden.
¿Qué se sabe hoy de las demás asambleas
que se reúnen en la misma aglomeración que
la nuestra? ¿Experimentamos el gozo de vol-
ver a encontrarnos con los miembros de las
comunidades vecinas en un encuentro regional?
¿Acaso participamos en dichos encuentros?
¿Nos preocupa tal asamblea que tiene proble-
mas para comprar un local indispensable para
su desarrollo? ¿Por esta otra que busca desde
hace mucho tiempo un obrero a pleno tiempo,
y que no se atreve a contratar por no tener los
recursos suficientes en la actualidad? ¿Sabemos
si necesitan de nuestras oraciones? ¿Cómo va la
librería de fulano? ¿Necesita un cocinero el cam-
pamento de jóvenes de julio? ¿Y las asambleas
del Chad, de Madagascar...?
¡Que nuestras asambleas sean un cuerpo
bien ordenado y coherente que saque su creci-
miento de Cristo, y se edifique en amor!
François-Jean Martin- es doctor en Biogeografía,
consejero del rector de l’Academie de Strasbourg
y responsable de Misiones de la Coordinadora de
Asambleas de Hermanos de Francia, de cuya Comi-ii
sión de Servicio y Referencia forma parte.
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ulo
s¿Exclusión o abrazo?
SAMUELSS ESCOBARBB
Uno de los teólo-
gos más leídos en el
mundo evangélico de
habla inglesa actual es
el croata Miroslav Volf,
profesor en la Facultad
de Teología de la Uni-
versidad de Yale, en Estados Unidos. Cuando lo
conocí en 1991, Volf era profesor del Instituto
Bíblico de Osijek, un hermoso pueblo en lo que
era entonces Yugoslavia. Unos meses después
me sorprendió ver en la televisión cómo ese
pueblo había estallado, destrozado por la tra-
gedia de la división de ese país entre croatas,
serbios y bosnios. Siguió una cruel guerra fra-
tricida en la cual se dieron extremos increíbles
de genocidio y destructividad. El odio racial y
la exclusión llevaron a estos europeos del Este
a cometer las mismas barbaridades que luego
vimos repetirse entre los grupos étnicos de
Rwanda, en el este de África.
El libro más conocido de Miroslav Volf es un
tratado teológico que lleva por título Exclusión
y abrazo, en el cual el autor nos propone una
exploración teológica de los temas de la identidad
propia, la de “los otros”, y la reconciliación. Volf
propone que la comprensión del mensaje cris-
tiano y la misión de la Iglesia hoy tiene que tomar
en cuenta estos temas porque alrededor de ellos
están algunos de los más serios desafíos a la fe
que enfrentaremos en las próximas décadas.
Volf examina el papel que cumple nuestra
manera de referirnos a los demás seres huma-
nos en el proceso de afirmación de nuestra pro-
pia identidad. Como seres humanos formamos
parte de familias, pueblos, razas, naciones, rea-
lidades de las cuales se nutre nuestra identidad.
Y también como humanos tomamos conciencia
de que hay otros seres humanos que pertene-
cen a otras familias, pueblos, razas y naciones.
Hay un momento inicial de exclusión que pasa
por descubrir, afirmar y disfrutar aquello que es
exclusivamente nuestro y que nos diferencia de
“los otros”. Cuando ese proceso de exclusión
se intensifica y exagera llegamos a concebir
como único modo de vida posible el separarnos
de los demás afirmando nuestra propia iden-
tidad y excluyendo a los otros. Sin embargo,
las realidades sociales como la migración o la
formación de naciones nos imponen la convi-
vencia con otros que son diferentes a nosotros.
Entonces la actitud excluyente termina por
hacer imposible esa convivencia y se manifiesta
en formas de exclusión como fueron la segrega-
ción racial en los Estados Unidos o el apartheid
en Sudáfrica. En estos sistemas quienes tienen
el poder organizan la sociedad en forma que
excluye a los que son diferentes. La exclusión
lleva consigo el desprecio, el reducir a los otros
a una vida inferior, el cortarles oportunidades de
avanzar en la vida, el multiplicar los privilegios
para “los nuestros” a costa de sacrificios y des-
ventajas para “los otros”.
Volf cree que en el centro mismo del men-
saje del Evangelio de Jesucristo hay una crítica
a la exclusión y una invitación a abandonar esa
actitud. La cruz de Cristo que es central en su
obra y su mensaje, es una invitación a reconsi-
derar nuestra actitud sustituyendo la exclusión
por el abrazo fraternal, la receptividad al otro a la
luz de una nueva identidad que ahora proviene
de nuestra relación con Cristo.
Exclusión y abrazo en el Nuevo Testamento
En realidad, si leemos con cuidado el Nuevo
Testamento, notamos que Jesús y los apóstoles
confrontan la tensión propia de la sociedad de
su tiempo entre exclusión y abrazo. Así resulta
evidente que por detrás de los hechos que
narran los Evangelios y el libro de Hechos, y
de las enseñanzas de las epístolas, hay una
invitación a cambiar de actitud. La exclusión
se veía en esa forma de conducta tan humana
que caracterizaba, por ejemplo, a los judíos
frente a los samaritanos y los gentiles. Y parece
que los evangelistas se empeñan en contarnos
que Jesús superó esa exclusión y abrazó a los
samaritanos. Ese abrazo era, por así decirlo, una
evidencia de que la realidad del Reino de Dios
se había manifestado en la vida y ministerio de
Jesús entre los seres humanos. Jesús elogió
la fe y la gratitud del leproso samaritano (Lucas
17:11-19), atravesó barreras de raza y género
para conversar con la samaritana (Juan 4:4-39),
y cuando contó una parábola para enseñar lo
que era el verdadero amor al prójimo puso a
un samaritano como modelo de buen prójimo,
digno de imitarse (Lucas 10:33).
La actitud exclusivista iba a ser una tentación
constante para la Iglesia naciente. Lo vemos en
el libro de Hechos donde primero surgen ten-
siones en la Iglesia de Jerusalén, entre judíos
de Jerusalén y judíos de la dispersión (Hechos
6). Luego nos damos con la realidad de que
la conversión de los gentiles al Evangelio no
parece entusiasmar mucho a los más celosos
cumplidores de la Ley (Hechos 11:1-3). Contra
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los
ese trasfondo se entiende la radicalidad de
la enseñanza de Pablo acerca del significado
de la cruz de Cristo para las relaciones huma-
nas entre aquellos que eran antes dos pueblos
mutuamente excluyentes y han pasado a formar
parte de un nuevo pueblo, sin exclusiones. Éste
era un aspecto central de la novedad de vida
que trae el Evangelio y Pablo va al meollo de la
experiencia cristiana cuando afirma que por su
muerte en la cruz Cristo ha roto la pared que
antes dividía a unos de otros (Efesios 2:11-16).
La reconciliación de los seres humanos con
Dios se manifiesta en la existencia de un pueblo
nuevo de seres reconciliados en Cristo.
Los brotes de racismo y los sistemas de
exclusión se advierten en las nuevas socieda-
des europeas pese a sus ideales democráticos
e igualitarios. Algunas formas de tribalismo se
manifiestan frente a la presencia indispensa-
ble pero no siempre bien recibida de una masa
de trabajadores inmigrantes. Dentro de este
ambiente las iglesias del Señor hoy en día tie-
nen un constante y singular desafío a poner en
práctica el abrazo en lugar de la exclusión. Pero al
igual que las iglesias del Nuevo Testamento, par-rr
tiendo de su teología, de la verdad de su mensaje
expresada en su forma de vivir, las iglesias de
hoy tienen que responder con una actitud dife-
rente a la de la sociedad ambiente. En el camino
de la nueva convivencia surge una miríada de pro-
blemas pastorales a los cuales hay que abocarse
de manera creativa y valiente. El hecho de que
Cristo nos llama a una vida de comunidad recon-
ciliada, superando las exclusiones, practicando
el abrazo, trae aparejados en la práctica muchos
interrogantes y desafíos nuevos.
La recepción al “otro” como centro de la misión
Varias veces en el texto de Romanos nos
encontramos con la palabra recibir como desr -
cripción de una actitud que está en la raíz de la
vida cristiana. El contexto, recordemos, es el
del encuentro entre personas de razas, nacio-
nalidades y culturas diferentes. En el capítulo
15 está la exhortación “Recibíos los unos a los
otros, como también Cristo nos recibió, para
gloria de Dios” (Ro. 15:7). El contexto inmediato
anterior es el de las relaciones entre personas
espiritualmente fuertes y personas débiles, y lo
que tenemos es el consejo pastoral del apóstol
respecto a la aceptación de quienes son dife-
rentes a nosotros, en el seno de la iglesia de
Cristo. El tono general del capítulo 14 es lo que
podríamos llamar una pastoral de la receptividad
o de la aceptación mutua, y lo que encontramos
en las líneas citadas del capítulo 15 es el fun-
damento teológico en que se basa el consejo
pastoral. Que Cristo nos haya recibido a todos,
judíos y gentiles por igual, ha sido dicho de
muchas otras maneras en la epístola. Dios nos
ha hecho hijos, nos ha justificado, nos ha adop-
tado, nos ha dado la seguridad de la relación con
él y hemos recibido como anticipo de la plenitud
de sus dones la presencia del Espíritu Santo en
nuestras vidas. Así que la práctica de recibir al
otro y aceptarlo se fundamenta en verdades
centrales del Evangelio.
Este recibir al otro no se queda en lo que
podríamos llamar un lirismo teológico idealista.
La pastoral de Pablo en su carta aparece como
consejo concreto y práctico con toda claridad en
el comienzo del capítulo 16: “Os recomiendo
además a nuestra hermana Febe, diaconisa de la
iglesia en Cencrea. Recibidla en el Señor, como
es digno de los santos, y ayudadla en cualquier
cosa en que necesite de vosotros, porque ella ha
ayudado a muchos y a mí mismo” (Ro. 16: 1-2).
Así pues, esta epístola que siempre ha sido
considerada la explicación más clara y detenida
de la buena noticia del Evangelio, tiene como
trasfondo una situación pastoral determinada
por los movimientos migratorios que han lle-
vado a judíos y gentiles, creyentes en Cristo,
desde diferentes rincones del imperio hasta la
capital. Dios en su misericordia y su designio
salvador ha querido usar esas corrientes migra-
torias de personas y de pueblos para darles el
encuentro a personas de trasfondos muy varia-
dos y la tarea apostólica es explicar lo que es
el núcleo central de la fe evangélica y al mismo
tiempo responder a las situaciones pastorales
que crea la convivencia de personas muy dife-
rentes entre sí.
Creo que es importante destacar que esta
manera de comprender la iglesia y su misión
en Pablo, como en el resto del Nuevo Testa-
mento, muestra que los apóstoles no adoptaron
el recurso de resolver la crisis de la migración
y el multiculturalismo aconsejando la creación
de lo que algunos misionólogos llaman “unida-
des homogéneas”1. De ser así el consejo del
apóstol habría sido, “separaos para que no os
enfrentéis y formad iglesias diferentes, una para
migrantes judíos y otra para gentiles”. De una
1 El término proviene de la llamada “escuela de
Iglecrecimiento”, cuyos promotores más insistentes
fueron Donald McGavran y Peter Wagner. Sostiene
esta escuela que dado que a las personas no les gusta
atravesar barreras culturales y raciales, si se busca el
crecimiento numérico hay que tener iglesias que sean
homogéneas en lo social, racial y cultural. René Padilla
ofrece una discusión cuidadosa del tema en su libro Mi-ii
sión integral (l Buenos Aires, Nueva Creación, 1985).
u otra manera en la variedad y el encuentro de
personas muy diferentes dentro de su experien-
cia común de haber sido aceptadas por Cristo,
en la convivencia mutua y la receptividad recí-
proca, hay un testimonio del poder de Dios para
crear una nueva humanidad.
Samuel Escobar es catedrático emérito
de Misionología en el Seminario Teológico
Palmer de Pennsylvania, EEUU; y profesor del
Seminario Teológico de la UEBE en Madrid.
Nació en Arequipa (Perú). Estudió en las
Facultades de Letras y Educación de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
de Lima, obteniendo el título de Profesor de
Educación Secundaria en 1966. Doctorado
en filosofía y ciencias de la educación por la
Universidad Complutense de Madrid. En 1997 la
Universidad MacMaster de Canadá le concedió
un doctorado honorario en Teología. También
formó parte de la Comisión de Programa del
Congreso de Evangelización de Lausana (1974).
Entre 1983 y 1984 fue profesor multicultural en
el Calvin College de Grand Rapids (Michigan,
EE.UU.). En 1985 asumió la cátedra Thornley B.
Wood de Misionología, que ocupo hasta junio
de 2005.Fue miembro de la junta de gobierno
de varias entidades misioneras y Presidente
de las Sociedades Bíblicas Unidas de 1986 a
2004. También fue Presidente de la Comunidad
Internacional de Estudiantes Evangélicos
(IFES) entre 1985 y 2003. Es miembro de la
American Society of Missiology, que presidió
en 2002. Colabora regularmente en revistas en
castellano como El Eco Bautista, Andamio y
Boletín Teológico; y revistas especializadas en
inglés. Entre sus libros podemos citar: Diálogo
entre Cristo y Marx (1967); Decadencia de la
religión (1973); Irrupción juvenil (1978); Evangelio
y realidad social (1988); La fe evangélica y las
teologías de la liberación (1987); Paulo Freire:
una pedagogía latinoamericana (1993); Tiempo
de misión (1999); Changing Tides: Latin America
and Christian Mission (2002); The New Global
Mission (2003); La Palabra: vida de la iglesia
(2006). Está casado desde 1958 con Lilly Artola
Díaz.
50
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los
La madera del reyy el pan
del gobernador
Reflexiones personales en torno al
aprovechamiento de los recursos del
Estado en la edificación del reino de Dios
RUBÉN LUGILDE YEYY PESPP
En los días que
estoy redactando este
artículo aparece una
noticia en Protestante-
Digital.com, según la
cual en el marco del
proceso de elabora-
ción de la nueva Ley
de Libertad Religiosa,
“el Gobierno planea
negociar asignación tri-ii
butaria a las confesiones de notorio arraigo”.
Durante los últimos años uno de los temas
candentes en nuestros ámbitos evangélicos
es el de la recepción por parte de las iglesias y
organismos evangélicos de ayudas del Estado.
En la actualidad existen diferentes procedimien-
tos por los cuales como evangélicos podemos
percibir ayudas públicas e incluso fondos a tra-
vés de la Fundación Pluralismo y Convivencia. Y
es probable que en un futuro no muy lejano las
iglesias evangélicas podamos ser perceptoras
también de un porcentaje de los impuestos de
los ciudadanos que así lo deseen a través de la
“casilla” en la declaración de la Renta. ¡Estu-
pendo!, dicen algunos. ¡Espantoso!, expresan
otros. Como muestra de esa diversidad de opi-
niones, en una encuesta abierta por el mismo
medio digital evangélico sobre la posibilidad de
que las confesiones no católicas reciban dinero
a través del IRPF, el porcentaje de defensores
y detractores de la idea es muy similar. Sin
embargo, hace algunos años, cuando la Iglesia
Católica era la única confesión que recibía ayu-
das públicas, recuerdo que en nuestro entorno
se asumía como un principio fundamental que
la separación Iglesia-Estado implicaba que las
iglesias, ninguna confesión, fuesen financiadas
por el Estado. De hecho para muchos era parte
de nuestras señas de identidad frente a los pri-
vilegios y la tradicional vinculación de la Iglesia
Católica con el Estado español durante siglos.
Hoy parece que ese “Dad a César lo que es
de César y a Dios lo que
es de Dios” no tiene una
aplicación tan unánime.
Acabo de referirme
al que probablemente
sea el texto central en
el debate sobre las rela-
ciones entre la Iglesia y
el poder temporal. No
obstante, dicha frase de
Jesús, aunque aporta
importantes principios,
no constituye un tratado
completo sobre cómo
armonizar la convivencia
entre el reino de Dios y los reinos de los hom-
bres a lo largo de la Historia. En otros lugares
del Nuevo Testamento encontramos también
alusiones a las relaciones con el poder civil,
pero las circunstancias de las iglesias del cristia-
nismo inicial en este tema se alejan bastante de
nuestro contexto sociopolítico actual. ¿Estamos
entonces sin orientación bíblica? Seguro que no,
pero probablemente este tema exija de noso-
tros una reflexión más intensa para identificar
cuál sea la mejor aplicación de los principios
bíblicos en nuestra situación contemporánea. Y
por no existir una enseñanza explícita sobre ello,
los creyentes deberíamos reconocer que nues-
tras conclusiones tienen un grado de certidum-
bre menor que en temas doctrinales claramente
revelados, y por lo tanto respetar aún más si
cabe las conclusiones legítimas que con limpia
conciencia y coherencia alcancen otros herma-
nos. Claro que el problema se agudiza cuando
las decisiones de unos pueden condicionar a
todos.
Desde esta convicción de fidelidad a la Pala-
bra y humildad en las conclusiones, hay un
relato de la historia de Israel que nos puede ayu-
dar para identificar algunos principios valiosos,
aunque sin duda comprometedores.
En tiempos de Nehemías “los que se libra-
ron del destierro y se quedaron en la provincia
están enfrentando una gran calamidad y humi-ii
llación. La muralla de Jerusalén sigue derribada,
con sus puertas consumidas por el fuego” (Neh. ”
1.3). Fueron sin duda tiempos críticos en la
historia del pueblo de Dios. A lo largo de su
historia, Israel primero y la Iglesia después han
sufrido a manos de los gobiernos humanos. A
veces como resultado de un juicio anunciado
por Dios y otras como parte de la guerra que el
“dragón” desarrolla a lo largo de los siglos con-
tra los que guardan los mandamientos de Dios
y son fieles al testimonio de Jesús (Ap. 12.17),
los creyentes han sufrido a un Estado opresor y
52
en
say
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ulo
sperseguidor, con niveles de intensidad muy dife-
rentes. En nuestra historia los evangélicos espa-
ñoles tenemos sobrados ejemplos de persecu-
ción, humillación, expolio y opresión. Ha habido
tiempos en los cuales el Señor ha permitido que
nuestra nación nos viera como enemigos y en
los cuales el Estado en lugar de castigar al malo
perseguía al justo. Sin duda ha habido épocas,
no muy lejanas, en las cuales nuestras murallas
han estado derribadas y nuestras puertas que-
madas.
En medio del exilio de Israel, Aquel que pone
reyes y quita reyes, hizo llegar un nuevo impe-
rio en oriente. A los babilonios les sucedieron
los medo-persas, y a la política de dispersión e
intransigencia le siguió una nueva estrategia de
tolerancia religiosa y restitución. Y en esa corte
el Señor había puesto a sus hijos.
Si durante años en nuestra España fue nece-
sario denunciar los abusos del régimen dictato-
rial-nacionalcatólico, y el Señor levantó a líderes
capaces de crear una “Comisión de Defensa”,
con el acceso de España a una Monarquía Cons-
titucional y un régimen de libertades equiparable
al resto de los países occidentales (que en buena
medida habían alcanzado como resultado de la
influencia de la Reforma protestante, dicho sea
de paso), los evangélicos obtuvimos no sólo
derechos y libertades, sino que en 1992 se firma-
ron acuerdos de cooperación con el Estado como
confesión de “notorio arraigo”, y eso a pesar de
siglos de esfuerzos por lograr nuestro desarraigo.
Regresemos a Nehemías. Si antes el “Estado”
había oprimido y expoliado, ahora se presentaba la
oportunidad de revertir la situación. El rey le ofrece
la ocasión, y Nehemías la aprovecha. Sin duda
su testimonio personal de servidor íntegro, leal y
capaz allanó el camino. Con una total dependencia
de Dios Nehemías hizo su petición: “Si le place al
rey, que se me den cartas para los gobernadores
al otro lado del río, para que me franqueen el paso
hasta que llegue a Judá; y carta para Asaf guarda
del bosque del rey, para que me dé madera para
enmaderar las puertas del palacio de la casa, y
para el muro de la ciudad, y la casa en que yo
estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica
mano de mi Dios sobre mí. (Neh. 2.7-8). íí
¿Qué pide Nehemías? Fundamentalmente
protección legal y recursos materiales. Este pre-
cedente junto con el de Pablo en Filipos o ante
el gobernador Félix, nos muestra que puede
ser legítimo hacer uso de la legalidad vigente
en materia de derechos y libertades, para que
los creyentes demandemos que se nos abran
puertas que, por reminiscencias del pasado o
intransigencias del presente, todavía algunos
mantienen cerradas. Pienso en permisos muni-
cipales y otras trabas con las que iglesias en
España todavía se enfrentan. Pero Nehemías
pide también la madera del bosque del rey, es
decir, que pueda utilizar recursos materiales del
“Estado” para reconstruir Jerusalén e incluso
su propia vivienda oficial. Su esfuerzo fue una
inversión productiva que fortaleció al pueblo de
Dios y permaneció por varias generaciones.
¿Podemos aplicar esto también? Creo que si
el Señor permite épocas de expolio también per-rr
mite momentos de restitución. Y quizás seríamos
poco sabios si no sabemos reconocer los recursos
que Dios pone a nuestro alcance para la edifica-
ción de su Reino aquí y ahora. Sin duda vendrán
tiempos en los cuales de nuevo sufriremos la per-rr
secución, pero ahora tenemos una puerta abierta
que debemos aprovechar. Ahora bien, Nehemías
empleó esos recursos con lealtad al rey, indepen-
dencia y responsabilidad. Y en eso también debe
ser un ejemplo para nosotros. Si ahora tenemos
exenciones fiscales, acceso a instalaciones públi-
cas, cesiones de suelo público e incluso subven-
ciones para proyectos, debemos estar seguros de
que su aplicación sea la más eficaz para la edifica-
ción de la Iglesia, que su uso sea siempre el que
la ley señala y que su gestión sea absolutamente
fiel. Pero además nuestra lealtad principal es con
el Reino de Dios, por ello tendremos que ser muy
prudentes para que nuestra misión no se vea com-
prometida o “descafeinada” por no perder esa
madera del rey.
Pero hay algo más en la historia de Nehe-
mías que me sugiere la importancia de mar-
car ciertos límites. Si bien estuvo dispuesto a
emplear los recursos disponibles, se negó a
hacerlo para su beneficio personal. Aprovechó la
madera del rey, pero “nunca reclamó el pan del
gobernador” (Neh. 5.18). Aunque por su cargo
tenía ciertos derechos, por consideración hacia
las necesidades de su pueblo se negó a ejercer-rr
los. En su servicio ejemplar no hubo ningún tipo
de ambición personal, favoritismos ni privilegios.
Ostentar un cargo y disponer de fondos no fue
nunca una excusa para crear una estructura de
poder a su alrededor. Y creo que de nuevo su
ejemplo presenta un gran desafío para nosotros.
Uno de los grandes peligros de las interac-
ciones estrechas entre las iglesias y el Estado
es que, imperceptiblemente, las primeras aca-
ben asumiendo las formas y estructuras que el
poder político diseña para su propio funciona-
miento. Intentaré explicarme con un ejemplo
aparentemente inocuo. Un Estado se organiza
territorialmente para administrar con mayor efi-
cacia; en España tenemos Comunidades Autó-
nomas, Provincias y Municipios. Ahora bien,
¿esa estructura territorial legítima y necesaria
debe condicionar las relaciones y comunión
del pueblo de Dios? Y sin embargo, podemos
observar que a menudo las iglesias tienden a
reproducir en sus pautas de relación y organiza-
ción dicho modelo, de manera que se pueden
dar situaciones tan curiosas como que una
congregación estreche lazos con iglesias distan-
tes cientos de kilómetros, por ser de la misma
Comunidad, que con otras más próximas pero
de diferente autonomía.
Pero más preocupante puede ser la sutil
atadura que los fondos públicos pueden crear
en nuestras iglesias. La multiplicación de orga-
nismos, comités, cargos y trabajadores evangé-
licos que dependen de la financiación del Estado
puede llevarnos a un progresivo distanciamiento
entre “el pueblo” evangélico y las estructuras
representativas y denominacionales. El incre-
mento de presupuestos puede crear una red
burocrática de dependencias en la cual los repar-rr
tos dependan de complejas operaciones de
recuento de personas, lugares y votos, o más
sencillamente de afinidades de diverso tipo. Y
esperemos que en la España evangélica sepa-
mos desarrollar una ética genuinamente “pro-
testante”, contraria a la picaresca tradicional his-
pana, en la gestión de las “cosas públicas”. Por
otro lado, si nuestros ministerios, organismos
y estructuras denominacionales dependen más
de la financiación pública que del sostenimiento
espiritual, ¿cómo podremos cumplir fielmente
con nuestra labor profética en un mundo alejado
de Dios? Quizás mis temores sean infundados,
pero sinceramente creo que hacer uso del “pan
del gobernador” es hoy una tentación a la que
debemos hacer frente. Nehemías supo discernir
entre lo que era lícito y lo que era conveniente, y
hoy el desafío se repite para nuestra generación.
Por eso, el tema va más allá de “casilla sí
o casilla no”. ¿Realmente hemos reflexionado
sobre las implicaciones espirituales en el uso de
los recursos públicos disponibles antes de soli-
citarlos? ¿Sabemos cuáles son los límites que
debemos aplicar para no perder ni un ápice de
nuestra independencia frente al Estado y man-
tener nuestras prioridades como ciudadanos del
Reino? ¿Quién está marcando el camino a seguir:
las decisiones y conveniencias del Estado o nues-
tras convicciones bíblicas? Y finalmente, ¿hemos
valorado las repercusiones que todo esto tiene
en nuestro testimonio ante la sociedad?
Que el Señor levante nuevos Nehemías que
sepan aprovechar la madera del rey sin reclamar
el pan del gobernador.
Nacido en Vigo (1967). Licenciado en His-
toria por la Universidad de Salamanca, profe-
sor de Instituto y director del Proyecto Éfeso
de Formación Bíblica. Es Anciano de la Iglesia
Cristiana Evangélica (Paseo de la Estación 32)
y presidente de la Asociación Cultural “George
Borrow”.
53e
nsa
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s y a
rtícu
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en
say
os
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rtíc
ulo
sLas relaciones
interpersonales yel perdón
S. STUART PARK
La Directora de la
Revista me solicita un
artículo sobre las rela-
ciones interpersonales
y el perdón, y acepto
su invitación gusto-
samente, pero no sin
cierta reserva, por los
motivos que adelanto a
continuación. Primero,
porque el tema cae
fuera de los habituales límites de mi «habita-
ción» teológica, ya que suelo ocuparme en
cuestiones de hermenéutica bíblica; y segundo,
porque temo no decir todo lo que posiblemente
se espera de mí. Las relaciones interpersona-
les son fluctuantes por naturaleza, intensas o
relajadas, distantes o íntimas, según el caso u
ocasión. No entraré aquí en el aspecto humano
o psicológico de esta cuestión; otros hay más
cualificados que yo. Lo que haré es abordar
el asunto en el ámbito de la iglesia, donde la
complejidad de las relaciones interpersonales
desemboca, a veces, en conflicto, y por lo que
surge, en consecuencia, la necesidad imperiosa
del perdón. Hablaré desde mi experiencia como
Anciano, en el marco de la Palabra, «lámpara
a mis pies, / Y lumbrera a mi camino» (Salmo
119:105).
El asunto, en el fondo, es claro y sencillo. Si
yo tengo la culpa de la ruptura de las relaciones
interpersonales, y mi falta es moral, o se debe
incluso a un malentendido, debo pedir perdón.
Si he sido agraviado, y el otro reconoce su falta,
y pide perdón, debo perdonar. Si no, el «perdón»
es una quimera, una hipocresía, y una falsifica-
ción. El creyente perdona por naturaleza, y no
estar dispuesto a perdonar indica una grave con-
tradicción. Pero perdonar por perdonar no tiene
sentido, y es perjudicial.
Desavenencias entre las personas
El sufrimiento producido por las desave-
nencias entre las personas es uno de los
más intensos y dolorosos que el hombre
pueda padecer. La complejidad de los
problemas, su difícil y a veces imposi-
ble solución, exponen al hombre a una
experiencia de desgaste y preocupación.
La pérdida de confianza y comunión, la
acumulación interminable de acusación y
exculpación, el cuestionamiento de acti-
tudes y motivaciones, la multiplicación
de palabras que oscurecen y entorpecen
más que aclarar o resolver; todo ello per-rr
tenece a uno de los aspectos más tristes
de la relación entre las personas.
Cuando es viable la reconciliación, es
preciso llevarla a cabo. Cuando es posible
perdonar, es nuestro deber hacerlo. Pero
cuando en uno o en otro no hay arrepen-
timiento y no es posible la reconciliación,
el creyente se suma a la experiencia de
Job, se une al dolor de Cristo, y cumple
en su carne «lo que falta de las afliccio-
nes de Cristo por su cuerpo, que es la
iglesia» (Colosenses 1:24).
Escribí estas palabras hace más de 20 años
en Desde el torbellino, una reflexión sobre el
libro de Job, y las suscribo y ratifico, si cabe
con mayor convicción aún. La historia de Job es
ilustrativa: un hombre justo y recto, falsamente
acusado por sus «amigos», que ni entienden
ni simpatizan con su situación, mantiene firme
hasta el final su integridad, hasta recibir la vin-
dicación de Dios. Debería haber pedido per-
dón —según sus amigos—, y debería haberse
derrumbado, arrepentido, ante Dios. Pero si Job
lo hubiese hecho, habría traicionado las propias
bases de su integridad, las mismas que le gran-
jearon el odio del Acusador. Afortunadamente
para nosotros, Job no sucumbió a la satánica
tentación (sí, la tentación de pedir perdón), y en
esto se convirtió para siempre en un ejemplo
para el creyente, y en un precursor ilustre de
Jesús.
Las relaciones interpersonales proporcio-
nan el tejido fino de nuestras vidas, y aportan
confianza y respeto, felicidad y gracia, riqueza
y comunión, pero cuando se tuercen y se rom-
pen, producen dolor y confusión. En mi propia
experiencia, la ruptura de las relaciones inter-
personales en el ámbito de la iglesia resulta más
dolorosa que cualquiera que se pueda dar en
el mundo, y su solución, a veces, resulta más
complicada aún.
La razón no es difícil de encontrar. La iglesia
—en su manifestación más miserable— puede
ser un lugar de rivalidad y envidia, de ansia de
poder, de oscuras motivaciones disfrazadas de
«amor», de «diálogo», o de «verdad», donde
personas ignorantes y frustradas en su vida
personal se crecen, rechazan la autoridad ajena,
y no aceptan la corrección. El apóstol Pablo des-
cribió su relación con ellos así: «Porque no nos
55e
nsa
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los
atrevemos a contarnos ni a compararnos con
algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos,
midiéndose a sí mismos por sí mismos, y com-
parándose consigo mismos, no son juiciosos» (2
Corintios 10:12). ¿Qué debería haber hecho el
apóstol? ¿Pedirles perdón?
Conozco algunos foros evangélicos donde la
conducta reprobable de algún creyente encuen-
tra esta precisa reacción: «Deberíamos apro-
vechar la circunstancia para preguntarnos qué
hemos hecho mal nosotros». Me imagino esta
misma pregunta planteada en el aposento alto
cuando salió Judas, ya entrada la noche, para
traicionar a Jesús.
Principios bíblicos
Parte de nuestro problema consiste en la
nula comprensión de los principios bíblicos,
la aplicación de una ética floja que consiste
en darse palmaditas en la espalda los unos a
los otros, por personas que sólo aspiran a ser
«majas» y «encantadoras», y que a toda costa
quieren llevarse bien. Pero la realidad bíblica es
más recia, ajena a la superficialidad evangélica
actual.
Una de las experiencias más hermosas que
he conocido en la iglesia es el abrazo sincero
de reconciliación entre hermanos. En la iglesia
valoro mucho más que el oro, el cariño de quie-
nes aman de verdad, que respetan sin doblez,
cuyo amor es sin fingimiento, y cuyo compro-
miso espiritual es auténtico y vital. Ellos son
roca y pilar, cimiento estable y fortaleza, y en
ellos uno puede confiar. Los otros son como
arenas movedizas que socavan y desestabili-
zan. Son desleales: tiran la piedra y esconden la
mano, acusan y exigen que se les pida perdón.
El autor bíblico retrató a uno de ellos así:
Aconteció después de esto, que Absalón
se hizo de carros y caballos, y cincuenta
hombres que corriesen delante de él.
Y se levantaba Absalón de mañana, y
se ponía a un lado del camino junto a la
puerta; y a cualquiera que tenía pleito y
venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y
le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él res-
pondía: Tu siervo es de una de las tribus
de Israel. Entonces Absalón le decía:
Mira, tus palabras son buenas y justas;
mas no tienes quién te oiga de parte del
rey. Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera
por juez en la tierra, para que viniesen a
mí todos los que tienen pleito o nego-
cio, y yo les haría justicia! Y acontecía
que cuando alguno se acercaba para
inclinarse a él, les extendía la mano y
lo tomaba, y lo besaba. De esta manera
hacía con todos los israelitas que venían
al rey a juicio; y así robaba Absalón el
corazón de los de Israel (2 Samuel 15:1-
6).
La escena duele a cualquiera que ama a la
iglesia, o ha sufrido en su propia carne los enga-
ños del usurpador. La culpa la tienen los ancia-
nos, claro está, que no escuchan, no dialogan,
no pastorean, y estorban en la iglesia. El propio
rey David, por motivos que no vienen aquí a
cuento, transigió con Absalón, «perdonó» su
falta, y sufrió las consecuencias de su error. Él
mismo, sin embargo, valoró como nadie la dicha
del perdón.
La dicha del perdón
El perdón nace del corazón de Cristo y cons-
tituye el centro absoluto del Evangelio. La base
del perdón es la justicia —no hay otra posi-
ble— y su condición indispensable, el arrepenti-
miento. David lo expresó así:
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu
misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones,
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu
palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
(Salmo 51:1-5).
El apóstol Pablo vio en la experiencia de
David el fundamento mismo de la salvación:
Como también David habla de la bienaventu-
ranza del hombre a quien Dios atribuye justicia
sin obras, diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades
son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
Bienaventurado el varón a quien el Señor no
inculpa de pecado.
(Romanos 4:6-8).
El perdón es un valor sagrado, y cualquier
simulacro de perdón, o el perdón por convenien-
cia, o para mantener las apariencias, es falso. El
perdón que tenemos en Cristo satisface plena-
mente la justicia de Dios, ya que Él murió para
pagar nuestra culpa en la Cruz, y Dios ofrece su
perdón a todo aquel que acude a Cristo en arre-
pentimiento y con fe. Escribió el apóstol:
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifes-
tado la justicia de Dios, testificada por la ley
y por los profetas; la justicia de Dios por
medio de la fe en Jesucristo, para todos
los que creen en él. Porque no hay dife-
rencia, por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo
Jesús, a quien Dios puso como propicia-
ción por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber
pasado por alto, en su paciencia, los peca-
dos pasados, con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin de que él sea
el justo, y el que justifica al que es de la fe
de Jesús (Romanos 3:19-26).
En el ámbito evan-
gélico, a veces, se es -
grime el perdón como
arma arrojadiza contra
el que es agraviado,
con o sin razón: «Her-rr
mano, hay que per-
donar». Se exonera,
así, el culpable de
cualquier fechoría, y
se le disculpa de cual-
quier responsabilidad.
Pero quienes hacen
alarde de este tipo de espiritualidad no sienten
ninguna necesidad de perdonar, ni entienden,
en el fondo, lo que la palabra quiere decir. Si
hemos hecho mal, pidamos perdón al her-
mano. Si nos piden perdón, perdonemos de
corazón. Todo lo demás es vano, e indigno de
la iglesia de Dios.
(*) Nacido en Inglaterra (1946). Es licenciado en
Filología Románica por la Universidad de Cambridge
y doctor en Literatura Española en la Temple Univer-rr
sity (EE.UU.). Vino a España por vez primera en 1967.
Bajo los auspicios de Operación Movilización y con
la ayuda de David F. Burt, participó en los inicios de
los Grupos Bíblicos Universitarios (GBU). Es Anciano
de la Asamblea de Hermanos de Valladolid –donde
vive desde 1976- y profesor del Instituto Bíblico y -
Seminario Teológico de España (Barcelona). Entre
sus muchos libros están: Desde el torbellino (1991),
¿Cómo interpretar la Biblia? (1993), ¿Resucitó Jesús?
(1993), En el valle de la Sombra (2010) y Las hijas del
canto (2010).
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ulo
s
ERE: una gran oportunidad de
presentar el Evangelio
ELENA GIL
La ERE comienza su andadura de modo muyirregular, según comuni-dades y dependiendo de muchos factores. En algu-nos casos no se entiendesu razón de ser, ni porparte de las autoridades,ni por parte de los padres.
Pero ¿qué es la EREy por qué le tenemos tan
poco apego a ejercer nuestro derecho a unaeducación más completa e integral?
Las siglas nos dan una sencilla y clara defini-ción: Educación, Religiosa, Evangélica, que a travésde algunos acuerdos con el Estado, se ha podidoimplantar en los Colegios Públicos según demanda.
Por otro lado, algunos esgrimen que es úni-camente competencia de la Iglesia el ofrecer ydar ese tipo de formación. Ciertamente la iglesiatiene responsabilidad en ello, sobre todo dada ladiversidad que ha ido desarrollándose en nuestro país a lo largo de los últimos años. No obstante,no se le escapa a nadie que la responsabilidad primera corresponde a la familia, y es ésta quepor múltiples razones y especialmente por estarinmersa en una sociedad tan compleja y deman-dante no alcanza a llevar a cabo su tarea total, entonces la desplaza al Estado, la Escuela y laIglesia en todas las disciplinas.
Hoy más que nunca, por los cambios tangrandes habidos en la filosofía de la familia, porsu desestructuración: rupturas, mezclas, exigen-cias económicas demasiado fuertes, los niñosson los grandes desasistidos y el Estado tienealgunos medios que no debemos rechazar.
La educación integral del individuo es un dere-cho humano que los evangélicos españoles esta-mos dejando escapar. Además, hoy hay otros grupos incluidos en nuestra sociedad como losinmigrantes, que no encuentran fácilmente la for-rrmación que quisieran para sus hijos, tomando loque hay porque no están en condiciones de exigir.
Mención aparte merece el pueblo gitano, por elque se está haciendo un gran esfuerzo de integra-ción social por parte del Estado y muchos de ellospertenecen a la Iglesia Evangélica de Filadelfia.Estos últimos sí se están beneficiando de lo toda-vía poco que hay, y puesto que viven más aglutina-
dos a efectos prácticos es más fácil poner en mar-rrcha las aulas de Enseñanza Religiosa Evangélica.Lo que es realmente una pena es que los demásno valoremos esta posibilidad luchando por ella almenos en los colegios de nuestros hijos.
La ERE vino a representar para mí un sueño,que mi padre alimentó sin hostigar, con un... “tenpaciencia”... Él había vivido más de un espectropolítico y sabía cuándo se podía avanzar y cuándono. La Ley de Libertad Religiosa estaba a laspuertas de ponerse en marcha y yo comencé aprepararme para ese día. Cuando llegó, las cosasno fueron tan rápidas como mi edad me lo exigía;para aquel entonces no podía comprender cómouna ley ya aprobada no se ponía en marcha deun modo natural. Había que pelear cada centí-metro de un derecho y, a pesar de ser ciudadanaespañola por todos los costados, había un fuerterechazo a una doctrina, que aunque cristiana seconsideraba herética y extranjera.
Al día de hoy, teniendo esta oportunidad,me gustaría poner ante vosotros visión a favorde la ERE. Es éste un buen momento que hay que aprovechar porque ¿quién sabe lo que serámañana?
En primer lugar, se necesitan maestros tantospara primaria como para secundaria, por lo quequisiera animar a los jóvenes a capacitarse paraesta labor, sobre todo aquellos que tienen en sucorazón el servicio a los demás. Éste no es untrabajo cualquiera, es un ministerio fructífero, quevale la pena y aunque es trabajoso los resultadosson visibles y compensatorios.
En segundo lugar, me gustaría pediros ora-ción para que la implantación sea factible en todonel territorio español donde haya necesidad.
Y finalmente me gustaría decir a cada padre, acada madre, el bien que he visto florecer con mispropios ojos, en los centros donde se implantóla Enseñanza Evangélica. No sólo los niños pro-gresan en seguridad y estabilidad, ya que se dancuenta de que están acompañados y que no estánsolos a pesar de ser una minoría, sino que apren-den así el valor de las diferencias. Además, hay allí una presencia testimonial desconocida en mediode los compañeros de trabajo, un modo formida-ble de echar luz sobre quiénes somos los cristia-nos evangélicos. Por lo tanto, mi última peticiónsería que los padres no quedemos indiferentes ante las posibilidades que tenemos a mano.
“Enseña al niño el camino en que debe andar,y aun cuando sea viejo, no se apartará de él”.
Proverbios 22:6
Nacida en Galicia. Es Profesora. Ofrece charlas a
grupos de mujeres en distintas iglesias evangélicas,
sobre todo de Castilla y León. Junto con su esposo,
Timoteo Glasscock, realizan labores de pastorado en la
Iglesia de Paseo de la Estación en Salamanca.
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los
Flores en invierno
LOIDADD PAZ
Hace unos meses
recibí una carta de
una amiga que com-
partía conmigo algo
muy especial: tras un
largo tiempo de difi-
cultades al fin parecía
sentirse bien. Durante
esa época dura un her-rr
mano había predicado
en su iglesia acerca de
un texto del libro de Cantares que hablaba del
fin del invierno y la llegada de la primavera. Así
se sentía ella, llegando al fin de sus dificultades
y viendo florecer las alegrías. “Todo es tempo-
ral” me decía. Yo me alegré por ella, pero a la
vez no podía dejar de pensar en lo poco que
dura una primavera.
La Biblia esta llena de ejemplos de perso-
nas cuyas pruebas se alargaron en el tiempo.
Abraham esperó veinticinco años la promesa de
su hijo; Rebeca, Raquel y Ana esperaron varios
años para ser madres; Lea esperó ser amada
por su esposo… quizá toda la vida. Lo cierto
es que como creyentes somos probados y aún
no he encontrado a nadie a quien le gusten las
dificultades, especialmente cuando se trata de
aquellas que más tememos y que Dios nos per-rr
mite pasar.
Algunas pruebas son de duración corta.
Pueden ser muy intensas pero Dios envía una
solución rápidamente, en respuesta a nuestras
oraciones, a veces incluso podemos ver una
intervención sobrenatural. También las llama-
mos milagros. Dentro de lo que cabe es el tipo
de prueba que no nos molesta tanto pasar. Sin
duda en ellas se puede ver el poder de Dios
y renuevan nuestra fe en lo extraordinario de
nuestro Señor. Son las que mejor encajan en el
tipo de vida que llevamos: me duele la cabeza,
me tomo una aspirina; quiero una bebida, aprieto
un botón y la consigo; con un mando a distancia
pongo música, escojo entre varios programas
de televisión o me descargo vídeos de youtube,
todo sin moverme del sofá. Algunas personas
incluso convierten este tipo de pruebas en toda
su experiencia con Dios y no aceptan que las
cosas no salgan como esperaban. Llevándolo a
un extremo podríamos convertirnos en cristia-
nos inmaduros que buscan en Dios soluciones
para tener una vida cómoda y sin complicacio-
nes. En este caso el gozo es intenso pero casi
siempre pasajero.
Hay otras pruebas que no pasan tan rápido.
Pueden durar incluso años aunque finalmente
terminan. Muchos de los ejemplos de la Biblia
son así. Sirvieron para moldear el carácter y llegar
a un fin a veces aún mejor del que la persona
pudiera haber soñado. Es el caso de José. Bueno
él sí que lo soñó, pero su prueba fue tan dura
que puede que en algún momento sus sueños le
parecieran una broma de pésimo gusto. Vendido
por sus propios hermanos acabó en la cárcel por
obedecer a Dios. Claro que el José que salió de
la cárcel, tras trece años de esclavitud, para ser el
segundo después de faraón era un hombre reno-
vado, moldeado conforme al carácter de Dios.
Estas pruebas no suelen gustarnos mucho pero
todos podemos reconocer su beneficio en nues-
tras vidas en cuanto a cómo fortalecen nuestra
fe y confianza en Dios y cómo nos van haciendo
más parecidos a Jesús. Es decir, nos acercan al
proceso de la santificación que Dios quiere para
nosotros. Cuando llega su fin podemos ver el
resultado y gozarnos en ver cómo nuestro Padre
Celestial nos cuida a cada uno en particular y nos
ama en especial.
Con todo creo que aún hay otro tipo de prue-
bas más duras. No diré que duran para siempre
porque gracias a Dios mi amiga tiene razón y
no hay mal que cien años dure. Pero este tipo58
en
say
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s
de prueba solo se acaba con la muerte o con la
llegada de la nueva vida en la eternidad. Nadie
quiere estas pruebas porque no nos sentimos
capaces de sobrellevarlas. Enfermedades incu-
rables que nos limitan, incapacidades físicas
causadas por un accidente o tener un hijo con
una discapacidad que le va a acompañar toda
la vida. Hay que aprender a vivir con ellas día
a día y siempre surgen nuevas situaciones que
afrontar en las que aparecen los puntos vulne-
rables de cada uno. Existe la certeza de que no
se puede hacer nada para cambiar la situación.
No cabe esperar que llegue la primavera. En un
sentido siempre será invierno.
¿Qué pues? ¿Resignación? Algo mucho
mejor: abrir bien los ojos para poder ver aque-
llas flores que florecen en invierno. Algunas
plantas tienen su mejor momento en la peor
época. Desafían al viento y al frío y nos mues-
tran su belleza contra todo pronóstico. Pensa-
mientos, brezos, tulipanes, acebo… Ahí están
para mostrarnos que es posible ser hermosos
en medio de las condiciones menos favorables.
Para poder tener gozo en medio de situaciones
tan difíciles hace falta cambiar algunas cosas
y poner otras en su sitio. De hecho uno de los
efectos de las pruebas es que todo se tambalea
y queda patas arriba. Así empezamos a recono-
cer qué cosas estaban bien puestas y cuáles
no. Cuando afirmamos que Jesús es nuestro
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los
Señor no siempre pensamos hasta dónde esta-
mos dispuestos a admitir su dominio. Si Él es
el Señor, tiene el control. Sabe lo que hace y
nuestra experiencia con Él debe llevarnos a
concluir que todo lo hace bien. Podemos rebe-
larnos, quejarnos y protestar como lo hace un
hijo al que no le gusta lo que su padre le acaba
de ordenar, pero finalmente siempre llegaremos
al punto de tener que aceptar que lo que Él
permite bueno me es. No hay que verlo como
un castigo merecido por nuestra forma de ser
o comportarnos, pues si Dios nos diera todo lo
que nos merecemos no quedaríamos ninguno
en pie (especialmente en este punto hemos
de cuidarnos mucho de juzgar la prueba por la
que está pasando mi hermano dándola por bien
merecida). Se trata más bien de dejarse de rei-
vindicaciones y autocompasión delante de Dios
y bajar la cabeza en señal de humildad. Mientras
el suelo aún se mueve bajo nuestros pies hay
una roca que siempre permanece: nadie puede
arrebatarme mi posición como hija de Dios.
Cuando todo pierde su sentido en el dolor de
la prueba siempre puedo agarrarme al amor de
Dios que nunca cambia.
Y desde aquí bien arraigados se produce el
milagro. El invierno sigue pero se alza la vista y
se ven las flores: experimentamos una mayor
cercanía de Dios, ya que al sentirnos incapaces
para sobrellevar lo que nos está pasando apren-
demos a depender más de Él, comprobamos
que la fe aunque atacada no se apaga, descubri-
mos a los verdaderos amigos que de veras nos
aman y permanecen a nuestro lado (a veces en
silencio, otras veces actuando), los valores se
renuevan y lo verdaderamente importante pasa
a ocupar el lugar que le corresponde, se agu-
diza la sensibilidad, se acercan los corazones.
Incluso podríamos decir que algunas flores sola-
mente florecen en invierno.
Al principio de este año escuché una frase
para animarnos en nuestro día a día: “la vida
no consiste en esperar a que pase la tormenta
sino en aprender a bailar bajo la lluvia”. Sin duda
todavía hemos de aprender a vivir con lo que
Dios permite. Con gozo. No es un camino fácil,
pero es la senda por la que hemos de seguir
hasta el momento en que ya no haya más tor-rr
mentas porque brillará el verdadero sol de justi-
cia. Mientras tanto disfrutemos de las hermosas
flores del invierno. Santiago 1:2-3
(*) Nacida en Galicia. Es licenciada en Filolo-
gía Hispánica y diplomada en Filología inglesa y
profesora de la ERE (Enseñanza Religiosa Evan-
gélica). Es miembro de la Iglesia de Paseo de la
Estación y esposa de Anciano.
Guadix: Luz en medio de
una ciudad llena decontrastes
ANTONIO GO ONZÁLEZ Y AZ NA JIMÉNEZ
Tras un buen paseo y una empinada subida
se llega al mirador del Cerro de la Bala, desde
donde se contempla como en un cuadro de
Monet un deleite de impresiones para nuestros
sentidos: a nuestra espalda Sierra Nevada, con
sus frías y altas cumbres cubiertas de un manto
blanco como el armillo dibujadas sobre el fondo
azul intenso de un cielo despejado; al frente los
bad-lands, con sus cárcavas ocres y marrones
resquebrajadas, dejando ver las entrañas de
una tierra rojiza que parece agonizar de sequía;
en primer plano las chimeneas encaladas de las
cuevas, que se levantan al cielo como fantas-
mas que la tierra exhala; y allá en lo profundo de
la hoya, la abigarrada y caótica ciudad de Guadix,
con sus tejados de teja árabe y fachadas de un
blanco impoluto, edificios mezcolanza del paso
del tiempo, siglos de historia que nos sugieren
los restos de la antigua ciudad íbera de Acci, o
las ruinas de la colonia romana de Iulia Gemella,
o la alcazaba como símbolo del poderío árabe, o
la sinagoga que nos habla de la presencia judía,
o la Catedral como alarde del todopoderoso
señorío católico... y allí más adelante, allí, en
medio de aquella larga avenida se encuentra,
“como una pequeña llama” el local de la Iglesia
Evangélica de Guadix. Un hito en medio de la
ciudad llena de contrastes.
Sí, después de siglos sin tener una presencia
bíblica, gracias a nuestro Dios, ahora hay una luz
en medio de tanta tiniebla espiritual. Nos han
pedido que escribamos una breve reseña de lo
que ha sido la historia de la Iglesia en Guadix y
nos pareció una buena idea pararse y reflexionar
y compartir con vosotros las maravillas que Dios
ha hecho con unos instrumentos tan débiles.
Mucho ha llovido, y también nevado desde que
el Señor nos trajo a Guadix, una pequeña ciudad
al noroeste de Granada, a los pies de Sierra
Nevada, con unos 20.000 habitantes. Al llegar,
una fría tarde de febrero, sábado 28, para más
señas, con las calles vacías por ser la fiesta de
la Comunidad, a un piso más frío y vacío aún
si cabe que la ciudad, no pudimos por menos
de contrastar lo que habíamos dejado atrás:
una casa hecha por nosotros, una ciudad como
Salamanca, grande y cosmopolita, una iglesia
llena de hermanos y ... buenos amigos... no
sé si podéis imaginar nuestro sentimiento en
aquel día al exclamar: ¡¿A dónde nos has traído,
Señor?! (versión suavizada). Y siguiendo con los
contrastes, no sé si podréis haceros una idea del
sentimiento que hoy nos embarga al exclamar:
¡¡Gloria a Dios por su gran obra!! Entre estas
dos expresiones hay 12 largos años de avatares.
Permitidme compartir con vosotros algunos, a
modo de ejemplo, de entre los muchos por los
que el Señor nos ha permitido pasar.
Sinceramente, Guadix sigue siendo el mismo
pueblo frío y vacío espiritualmente que encontra-
mos al llegar, pero lo primero que hizo el Señor
fue cambiar nuestro corazón. Vinimos aquí por
amor a Dios, en respuesta de obediencia a una
llamada de evangelizar en un lugar árido y seco,
sin ninguna otra motivación. Pero pronto el
Señor nos tuvo que recordar Juan 3:16. ¡Vaya
incongruencia, después de tres años en el semi-
nario teníamos que aprender el primer versículo
que nuestros niños aprenden de memoria en la
escuela dominical! ¡Si ya lo sabemos, Señor! Y
el Señor respondía - Sí, pero vuestro corazón no
late como el mío por los accitanos, la Sangre de
mi Hijo fue derramada también por ellos!
Tuvimos que aprender que los accitanos no
son estadísticas frías, números sin más. Son
personas con nombre propio a quienes Dios
ama y le duele que cada día mueran sin espe-
ranza de vida. Hoy podemos decir, que estamos
aquí, sí, en la voluntad de Dios, pero también
porque nos importan los accitanos y nuestro
corazón está lleno de pasión por arrebatarles de
las garras de la muerte segunda.
Entender esto y poner nuestro corazón en
sintonía con el de Dios no hizo el camino más
fácil, sí más firme, pero no más fácil. Tener el
objetivo claro y la motivación centrada es un
buen principio, pero cuando trabajas, evangeli-
zas, haces campañas, conciertos, exposiciones,
etc. y no tienes el resultado esperado, las expec-
tativas no son cumplidas... viene el derrumbe.
Seguíamos siendo solo una familia ante “un
gran ejército”. Jeremías 1:18-19 * “He aquí, yo
te he puesto hoy como ciudad fortificada, como
columna de hierro y como muro de bronce con-
tra toda esta tierra... Pelearán contra ti, pero no
te vencerán, porque yo estoy contigo –declara el
SEÑOR– para librarte”. Sí, la Palabra de Dios es
nuestra guía y consuelo, pero eso no cambiaba
nuestra frustración cuando veíamos que los
años pasaban y las metas y objetivos no se cum-
plían. Es fácil decir que “somos una columna de
hierro o un muro de bronce”, lo difícil es vivirlo
cuando estás en la brecha, y la presión del día a
día es tan fuerte que pareces retroceder...60
la i
gle
sia
en
el
mu
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o
61la
igle
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n e
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nd
oComo en una escuela, nuestra vida parecía
ir de lección en lección, unas veces con apro-
bado, otras repitiendo curso. Llegó uno de esos
ataques especialmente duros a los cinco años
de estar en Guadix donde el Señor nos tenía
preparada otra lección de vital importancia para
un nuevo cambio en nuestra actitud: Ezequiel
2:5 * “Y ellos, escuchen o dejen de escuchar,
porque son una casa rebelde, sabrán que un
profeta ha estado entre ellos”. “Obedece”,
nos decía el Señor. El verdadero fruto es estar
donde el Señor quiere que estés y hacer lo que
Dios quiere que hagas. Aquello que tan bien
sabíamos en teoría, el Señor nos lo tuvo que
mostrar en la práctica para nuestra vergüenza:
“Tu trabajo es obedecerme a mí, no convertir a
la gente, eso sólo lo hago Yo -YHWH- que Soy el -
que Soy”.
En seis meses, después de mucho trabajo
y oración, se levantó un grupo de 17 creyentes
que nos reuníamos para adorarle. “Bien, Señor”
-ahora nos sentíamos orgullosos de tener una
incipiente iglesia, era el premio a nuestra obra.
Todo ilusión y falacia. En menos de tres meses
el grupo desapareció, por motivos de cambio
de trabajo, de jubilación, de casamiento..., en
fin, esas cosas normales de la vida, y volvimos
a quedarnos solos, como decían nuestros hijos:
“Papá, hoy volvemos a tener culto familiar, no
va a venir nadie”. Fue entonces cuando deja-
mos de pensar en la conversión como el único
fin de nuestro trabajo, sino más bien como el
fruto que Dios nos daría en su Voluntad. El
nos demostró que en unos meses podía levan-
tar una iglesia y en el mismo tiempo hacerla
desaparecer. La obra no era nuestra, sino del
Señor Jesucristo. Nosotros únicamente debía-
mos hacer lo que Dios nos pedía. Entender su
Voluntad y sus Tiempos era nuestro problema y
a la vez el reto más grande que desde entonces
tenemos. Cuando ya pensábamos que está-
bamos en el curso de nuestra graduación en
lecciones aprendidas aún había una cosa más
que el Señor quería mostrarnos antes de ver las
maravillas de su poder: el precio que toda obra
tiene. Dios es el que pone el precio. Y el precio
para Guadix fueron 10 años de perseverancia sin
ver fruto de convertidos. Lucas 8:15 * Pero la
semilla en la tierra buena, éstos son los que han
oído la palabra con corazón recto y bueno, y la
retienen, y dan fruto con su perseverancia.
¿Quién somos nosotros para poner precio
a la salvación de los accitanos? ¿Quién murió
por ellos? Nosotros no. ¿De quién fue la sangre
derramada en rescate por sus vidas? Nuestra
no. Entonces ¿cómo nos atrevíamos a exigir
a Dios que se cumpliese su voluntad?, ¿no
era más bien la nuestra? Entendimos que la
perseverancia era entonces el precio que Dios
había puesto para los accitanos. Perseverancia
fue entonces nuestra lucha, y la perseverancia
resulta fácil sólo cuando entendemos Su volun-
tad.
Desde ese momento nuestro ministerio
cambió. Entendimos que el único objetivo de
estar nosotros en Guadix éramos nosotros mis-
mos. ¡Menuda Paradoja! Dios puede levantar
iglesias con nosotros, sin nosotros y aún... a
pesar de nosotros. Pero su principal objetivo
en todo el proceso de levantar una iglesia en
Guadix ha sido y sigue siendo moldear nuestras
vidas, hacernos más a la imagen de su Hijo, en
esta lucha que es la vida del creyente. Hemos
sido humillados hasta el límite por el enemigo,
pero entonces el poder de Dios lo ha superado
y hemos visto victorias increíbles para nuestros
ojos y nuestra razón. Las lágrimas han llegado a
ser tan amargas que hemos estado a punto de
tirar la toalla en muchas ocasiones donde nos
hemos sentido abandonados, pero entonces
nuestro Dios ha recogido los pedazos de nues-
tra muralla derribada y la ha vuelto a reconstruir
de forma milagrosa.
Las circunstancias no han cambiado, segui-
mos teniendo problemas y la lucha a veces se
vuelve cruenta, Guadix y los accitanos tampoco
han cambiado, siguen siendo fríos y vacíos espi-
ritualmente, pero nosotros sí. Nuestro corazón
cambió en un momento y fue entonces cuando
comenzamos a ver cómo el Señor tocaba los
corazones de las personas. Empezamos con una
célula, la cual tuvimos por tres años en nuestra
casa, y de ahí el Señor nos dio el privilegio de
inaugurar el local de la iglesia el 10 de mayo
del 2008, donde ahora nos reunimos un grupito
de unas 40 a 50 personas. El 16 de septiembre
del 2007 tuvimos los primeros bautismos, y el
Señor cada día va añadiendo aquellos que han
de ser salvos y Su Iglesia va creciendo poco a
poco.
Sólo doce años después de aquel 28 de
febrero, podemos decir que aquellas columnas
de hierro no han sido quebradas y aquellos
muros de bronce han resistido los ataques del
enemigo, aunque no sin dejar huella los dardos
incendiarios. En nuestra perseverancia hemos
sido grandemente recompensados al ver las
maravillas del Señor actuando. Y todo ello única
y exclusivamente por la Misericordia de nues-
tro Dios que está más interesado en su Obra
que nosotros mismos, y que aún siendo tan
imperfectos nos ha permitido ser parte de este
trabajo. ¡¡A Él y sólo a Él sea la Gloria de la obra
en Guadix!! (Antonio González y Ana Jiménez;
Zara, Izhar y Asiel).
62
test
imo
nio
Un ángel de 18 meses, sin
alas para volarCarolina Wickham
Delgado
Me llamo Carolina y tengo 29 años. Mi
historia es la de una mujer joven, felizmente
casada, y contenta con su profesión. Sin
embargo, desde hace 18 meses soy madre
de un bebé muy especial. Su nombre es
Samuel (cuyo significado es “Dios escuchó
mi oración”) nombre por el que nos decidi-
mos -teníamos varios- el día antes de cono-
cer que nos íbamos a enfrentar a una prueba
que a día de hoy nos acompaña.
Al estudiar me preparé para trabajar con
niños con dificultades de aprendizaje, o difi-
cultades en su desarrollo, por lo que siempre
fui muy consciente de todo lo que podía ir
mal durante el embarazo, en el mismo parto,
y después. Por esta razón, mi esposo Rubén
y yo le pedíamos a Dios por un niño sano. No
teníamos predilección por el sexo del bebé,
simplemente le pedíamos que todo fuera
bien. Al quedarme embarazada pensamos
que era una respuesta muy clara del Señor a
nuestra petición de poder tener hijos.
Sin embargo, esta oración vio un claro
NO como respuesta. En el control rutinario
que se realiza en el segundo trimestre del
embarazo -Doppler de 2º trimestre-, diag-
nosticaron una hidrocefalia severa. Es decir,
una grave afectación cerebral que según
los médicos podía impedir que el embarazo
llegara a término o que el bebé pudiera vivir
por sí mismo. En este último caso, la pers-
pectiva sería la de ser “un vegetal, como una
plantita” -tal como nos dijeron-, y de morir
pronto.
Ante esto, lo primero que sentimos
Rubén y yo fue una enorme desolación.
No entendíamos nada. No comprendíamos
qué había pasado. Habíamos seguido todas
las recomendaciones, no habíamos hecho
“nada malo”, habíamos orado por este
niño… No comprendíamos cómo el Señor
podía permitir que nos ocurriera esto.
Comenzamos con un periplo médico que
nos llevó en las primeras semanas de hos-
pital en hospital, de prueba en prueba, y el
diagnóstico era cada vez más contundente.
“Incompatible con la vida. En estos casos lo
normal es interrumpir el embarazo. Abortar”.
Sin embargo, Rubén y yo tuvimos claro
desde un primer momento que Samuel era
nuestro pequeño y que el Señor tendría sus
planes y Su propósito con esta situación.
Nos consolaba saber que Él tenía el control
sobre nuestras vidas, y que sólo Él podía dar-rr
nos las fuerzas para el momento que estába-
mos viviendo. En contra de lo que esperaban
los médicos, no quisimos abortar y segui-
mos con el embarazo, cosa que muchos no
entendían.
Llegó un momento en que estando en
casa un día, orando y llorando, comencé
a pensar que en vez de “¿Por qué a mí,
Señor?”, tenía que preguntarme “¿Por qué
no a mí?” ¿Qué tenía yo de especial que
no tuviesen otras personas? ¿Que era cre-
yente? Eso no me garantizaba el no pasar
por dificultades, sufrimiento o tentaciones.
Sin embargo, me reconfortaba tener al Señor
en mi vida, tener una esperanza real, y saber
que todo lo que estábamos viviendo era
temporal y que en un futuro, cuando estuvié-
semos con Dios, no habría sufrimiento, no
habría lágrimas. Empecé a aceptar más esa
situación, con ese pequeño que llevaba den-
tro y que el Señor nos había dado a Rubén y
a mí.
No voy a entrar en cómo vivimos las
semanas hasta que nació Samuel. Sólo diré
que aunque fue un embarazo triste, en el
que realmente no podía estar feliz o disfrutar
como otras embarazadas pues no sabíamos
qué iba a ocurrir cuando naciese Samuel,
Dios me dio muchísimas fuerzas para no
hundirme. Y todo el mundo alrededor nues-
tro también nos ayudó.
Samuel nació el 12 de noviembre de
2008 a las 22.47h, por cesárea. A los dos
días de nacer le hicieron una Resonancia
Magnética que nos dio un nuevo y más con-
tundente diagnóstico: hidranencefalia. Era
un caso excepcional, no tenía corteza cere-
bral, sólo tronco del encéfalo y un pequeño
cerebelo. La expectativa de vida empeoraba
con este diagnóstico, pero nuestro pequeño
ángel fue superando cada día, y al mes de
haber nacido nos lo llevamos a casa sin
necesidad de estar conectado o depender
de ninguna máquina.
A los dos meses de edad le operaron
para implantarle una válvula de derivación.
63te
stimo
nio
Esto evitaba que le fuera creciendo la cabeza
de manera desproporcionada, y como dijo
el neurocirujano, le daba “calidad de vida”.
De ahí en adelante ha sido otro ir y venir de
médicos, rehabilitación, ingresos...
Desde un primer momento comenzamos
a recibir muestras de apoyo de muchísima
gente. Nos mandaban mensajes diciendo
que estaban orando por nosotros, y desde
que ha nacido Samuel, no han cesado estos
mensajes. Al Señor no lo podemos ver físi-
camente, pero sí vemos a toda la gente que
está a nuestro lado, orando por nosotros. Él
nos cuida por medio de nuestros familiares,
amigos y hermanos en la fe.
Al carecer de corteza cerebral, Samuel
no puede interpretar los estímulos que le
llegan. No ve, no oye, no nos reconoce, y no
realiza movimientos voluntarios. Es como un
pequeño ángel, sin alas para volar, que de
vez en cuando siente algo -sobre todo por el
tacto (reflejo)- y te retira la mano, se despe-
reza o llora si tiene dolor o molestias. Tiene
otros problemas -respiratorios, de termorre-
gulación, y derivados de su hipotonía-, con
los que intentamos vivir cada día, pero aún
con todo es un bebé precioso.
He sentido cómo el Señor me ha dado
fuerzas cada día. Tengo mis momentos
malos, y si por mí fuera, habría días en que
me quedaría en la cama o sin salir de casa,
pero de alguna manera, consigo levantarme
y ponerle una sonrisa al día. Sigo sin enten-
der esta situación, y creo que jamás podré
comprender qué necesidad había de tener
que pasar por esto. Pero Rubén y yo sabe-
mos que el Señor está removiendo corazo-
nes con este caso. Como familia estamos
aprendiendo a vivir el día a día, intentando no
pensar demasiado en el mañana, confiando
que el Señor sabe todas las cosas, y que
en cualquier situación que se presente Él va
a estar a nuestro lado para ayudarnos a no
caer en el hoyo (Sal. 103:4).
Desde este testimonio, quisiera animar
a quienes están pasando por situaciones
difíciles a dejar sus cargas en el Señor, a no
dejarse desfallecer, a luchar, sabiendo que
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones…” Sal.
46:1.
Mayo 2010
Atravesando el Jordán
(Antología de Frank Estévez Guerra)
ASUN QUINTANA
Ha sido un verdadero
goce y disfrute tener que
adentrarme y bucear en la
poesía de Frank Estévez
Guerra. Y lo ha sido porque
una de mis grandes voca-
ciones es la Filología, así es que como la misma
palabra expresa en su etimología, amo la lengua
española, amo la literatura, especialmente la
poesía, y me gustan la lingüística y la gramática,
que son las matemáticas de las lenguas.
Pertenezco pues, al reducido grupo de lec-
tores y aficionados a la poesía. Ahora bien, ha
sido un gran reto, apasionante, pero al fin reto,
desafío. Primero porque es poesía a lo que
me enfrento y segundo porque a Frank Esté-
vez, poeta conocido y reconocido, apenas yo lo
conocía. Lo cual me libera de compromisos y
me hace ser más objetiva en la valoración. Me
he asomado a su poesía sin prejuicios, limpia-
mente, sin conocer mucho de su vida, lo cual te
hace absorber, bucear en sus versos sin dejar ni
un rincón sin escudriñar. Me he asomado al bal-
cón de su alma El resultado es que ya conozco
bastante más a Frank, porque como sabemos,
la poesía nos muestra el mundo del autor desde
su intimidad. La poesía muestra “las vísceras
del alma”, como expresa nuestro autor en su
obra En el espejo de la memoria (Madrid, 2000). a
La poesía en definitiva, como decía Cervantes
“es la herramienta por donde se escapa el
alma”. A posteriori he conocido datos impor-
tantes de su vida, de su carácter, lo cual ha enri-
quecido y ampliado el significado de su poesía.
Por eso les invito a que conozcan más a Frank
Estévez Guerra a través de sus libros.
Enfrentarnos a la poesía no es fácil, por lo
que es la poesía. Muchos se han aventurado a
definirla, desde los estudiosos hasta los mismos
poetas. Según los griegos, la poesía era el men-
saje de los dioses, inspiración divina plasmada
en el poema. Poema, en griego, es literalmente
creación estética, arte. Expone el apóstol Pablo,
en su misiva a los efesios, que somos “hechura
suya, creación suya, poema suyo”, la palabra
en griego es la misma, refiriéndose a la nueva
creación que somos cuando Dios nos regenera
a través de su Espíritu. En este sentido nuestro
poeta, el que ha escrito esta antología, es nueva
creación de Dios, ya que es una persona que ha
experimentado una auténtica conversión y cuya
Fuente de Vida, Manantial y Provisión es Dios.
Sus poemas por eso tienen “el toque de Dios”.
Ahora bien, si hay algo que impacta al penetrar
en su poesía y que la define es el trabajo: cada
poema ha sido creado con imaginación pero con
trabajo, mucho trabajo, horas de dar vueltas al
lenguaje, a las palabras, a las estructuras.
Para Frank, como verdadero poeta, la poesía
es una necesidad. Allí donde no llega el lenguaje
cotidiano, donde las palabras o los gestos son
insuficientes, allí él construye un poema, hace
un verso con los materiales que la vida le va
dando y “golpeando en el yunque al son tenaz
de la palabra escrita”, “golpeando con la letra
que acaricia, derramando sutiles transparencias
que descubran el tácito versículo, escondido
en las vísceras del alma”. (En el espejo de la
memoria). La comunicación que se establece
entre el poeta y el lector es íntima, peculiar.
Parte del oficio del poeta es una exploración de
lo insondable, “se adentra en la espesura, del
bosque blanquecino que sortea, se torna explo-
rador de los espacios y excava monumentos del
pasado” (En el espejo de la memoria). Quien,
como lector, tiene cierta afición a la poesía
guarda en su interior pensamientos o sensacio-
nes oscuras, insondables para él mismo, que
encuentra iluminadas, sacadas a la luz desde
el arcano personal, por la escritura del poeta,
mago del lenguaje que sabe decir lo que otros
sienten. La emoción compartida, el sentimiento
cómplice entre autor y lector, la identificación
íntima que se establece, ese invisible cordel,
permítanme la expresión, es magia. Esto se da
en la poesía de Frank Estévez Guerra.
La presente Antología, Atravesando el Jor-rr
dán, nos habla de la última etapa de su vida, pero
sabemos que su andadura poética comenzó a
los veintitrés años, obteniendo un premio en el
IV Certamen de Poesía Canaria en 1985 (Centro
de la Cultura Popular Canaria, Tenerife). Desde
entonces, hasta ahora, su vida ha sido un no
parar, de calmas y tempestades, lo que se refleja
en sus libros. Los primeros libros Como del mar
las olas (Tenerife, 1992) os Del barco del recuerdo
(Las Palmas, 1998) evocan nuestras queridas
y entrañables tierras canarias: volcanes, acanti-
lados, arenas negras y cómo no, nuestro mar.
Un canario nunca puede deshacerse del mar, lo
llevamos dentro. Otros títulos como Alas para
no volar (Las Palmas, 1997), Ayer que fuimos 64
rese
ña
s
65re
señ
as
(Madrid, 1999) y En el espejo de la memoria
(Madrid, 2000), aluden al tema del tiempo, siem-
pre presente en su poesía. Y algunos responden
a premios literarios obtenidos.
El libro Atravesando el Jordán (Noufront,
Valls -Tarragona-, 2009) incluye tanto poemas
publicados como otros de una nueva etapa del
autor. En total contiene seis poemarios: Con-
vidado a vivir (Barcelona, 1998),r Vino nuevo
en odres tiernos (Barcelona, 1999) y Décimas
teocéntricas (Barcelona, 2000) por una parte
-contenidos en Peregrino hacia el Jordán (Las
Palmas, 2001), así como Confesiones para el
retorno, Pastor, Plagiarios y otros poemas inédi-
tos. Son estos últimos los que forman parte de
la travesía del Jordán, como muy bien expresa
el título de la Antología. Reflejan una nueva
etapa vital en la que, después de encuentros y
desencuentros, el centro vuelve a ser Dios.
En Convidado a vivir nos transmite las exper -
riencias de su personal encuentro con Dios,
de la felicidad y plenitud del nuevo estado,
frente a la sequedad y miserias hasta “el día
que Dios le dio su mano”. Frank se muestra
aquí un buscador de lo profundo, y como todo
hombre: “He buscado caminos en el mundo/
persiguiendo veredas superiores/ y ocultando
lo vano y sus temores/ he intentado llegar a lo
profundo.// He querido la gloria de lo humano/
y el humano quería aquella gloria/ por lo tanto
encontré no sólo escoria/ sino sangre y dolor en
lo mundano.// Herido, desnutrido y desangrado/
vi mi cuerpo alejarse de lo sano/ y volverse
lamento provocado.// Como espiga de trigo sin
su grano/ coseché soledad en este prado/ hasta
el día que Dios me dio su mano”. El Jordán
es la Vida: “He llegado al Jordán arrepentido,/
polvoriento, sudando y maloliente,/ procedente
del mundo y consumido/ y arrastrando un vivir
indiferente…// Hoy, que llego a la orilla de este
río,/ sumergirme quisiera en su agua pura/ des-
echando lo inerte y lo baldío”.
Después de experiencias agradables o duras,
de dar algunas vueltas por el desierto, el Jordán
es la plenitud de Cristo mismo, la conquista, la
siega y la realidad de las promesas de Dios en
su vida. Por eso quiere sumergirse y atrave-
sarlo. En Vino Nuevo en odres tiernos el poeta s
introduce las relaciones personales nuevas en
Cristo, y más concretamente las relaciones de
pareja, de matrimonio: “Lo que fui ya no seré/
aunque olvide los recuerdos./ Si con Cristo
somos nuevos/ al ayer no he de volver”.
Especialmente bella es la composición que
tiene como fondo el Cantar de los Cantares, en
forma de romance popular (páginas 33 y 34): “Si
tú fueras de repente/ la morena del Cantar…”,
así como aquél en el que describe el momento
del casamiento, al que dedica un romancillo o
endecha de versos asonantes y heptasílabos
(páginas 37 y 38).
Las Décimas teocéntricas (Barcelona, 2000), s
como su título indica, se centran y se recrean
en Dios mismo. Son veinte décimas, pequeñas
reflexiones sobre su existencia y sus huellas
en la vida. Nos quiere hacer pensar, reflexionar,
partiendo él mismo de la duda (porque el cris-
tiano también duda) para mostrar finalmente y
con rotundidad su existencia y sus beneficios.
Por eso en estas décimas utiliza la interroga-
ción retórica al principio, para dar respuesta a
continuación: “¿Es Dios acaso una idea/ o una
sonora campana/ que prorrumpe en la mañana/
y nuestro oído recrea?/ ¿No será lucha o pelea/
esta erosión de la roca (…)?/ ¿Es Dios historia
pasada/ que habló a profetas y al mundo/ o
acaso un sol iracundo/ que deniega su mirada?/
¿No será razón burlada (…)?/ ¿Quién habló de
Dios sin duda? ¿Quién no dudó por un día?”.
Las Confesiones para el retorno son bellísio -
mos poemas de reconocimiento y expresión del
dolor por el alejamiento de Dios cuando ya se le
ha conocido. Empieza este poemario con uno
introductorio dedicado al pueblo cristiano, en
el que expresa su vergüenza: “Querido pueblo
cristiano: / vergüenza traje a tu seno…”. Son
versos que expresan la tristeza y el arrepenti-
miento de haber abandonado a Dios, y el estado
de esclavitud y sinsentido en el que se cae, cre-
yéndonos más libres (II, III, VIII, IX y X). Termina
Estévez este libro con el poema Pastor,rr versos
del poemario Plagiarios y tres poemas inéditos.
Pastor es un poema extenso que nos dueler
e incomoda, aunque no por eso dejan de ser
ciertas muchas de sus afirmaciones, cruda
realidad y confrontación para todos aquellos y
aquellas que estamos al frente de una grey. La
crítica es buena si nos sirve para escudriñar-
nos, reconocer y cambiar. Utiliza una estructura
recurrente, paralelística, con anáfora al princi-
pio y al final de la estrofa, una rima asonante
y endecasílabos, de ritmo lento, expresión de
pensamiento denso, con lo que consigue el mar-rr
tilleo sobre nuestra conciencia: “Quiero ser el
pastor/ (………………………)/ el dolor criminal
de mis pecados”. Con estos versos, de encabe-
zamiento y final de cada estrofa, se repiten en
veinte estrofas seguidas.
Plagiarios, como el mismo autor comenta,
es un homenaje a la literatura española, y los
tres últimos poemas son el broche perfecto para
concluir el libro: expresión sincera y profunda del
infinito amor y perdón de Dios, reconocimiento
de su soberanía: “Señor, si abres la puerta que
yo cierro,/ será porque es mejor dejarla abierta,/
porque tienes un plan sin que lo advierta/ la
propia sinrazón a que me aferro”; de su perfec-
ción y nuestro error: “No fallaste, Señor, tú no
fallaste,/ nuestro libre albedrío nos traiciona”.
Y del valor del sacrificio de Cristo en la cruz,
extensible a todo aquel que lo tome para sí: “En
la sangre de Jesús/ hay poder y autoridad/ y un
amor de eternidad/ que revela con su luz/ que
sufrir en una cruz/ no es una muerte cualquiera,/
sino la acción más sincera/ de quien desdeña su
herida/ por ofrecer nueva vida/ para que el vivo
no muera”.
Dejo para el final este comentario sobre el
lenguaje poético de Frank Estévez, acerca de
los recursos que utiliza. Tengo que confesar mi
perplejidad cuando empecé a leer sus poemas.
Mi impresión fue evocar la poesía de nuestros
clásicos, de nuestros poetas del siglo de oro. El
dominio del soneto es impresionante. La mayo-
ría de sus composiciones son sonetos llenos de
armonía, sobre todo en Convidado a vivir. En rr Vino
nuevo en odres tiernos introduce otros temas
aparte de la experiencia espiritual, vemos redon-
dillas y estrofas que se aproximan a los roman-
cillos o a las endechas, muy apropiados para
los temas amorosos en tono popular que toca.
Décimas perfectas y algunas estrofas libres.
Domina la rima consonante y la asonante, pero lo
mejor es descubrir la rima interna que utiliza en
algunos poemas; es decir, la rima final que enlaza
con la rima a principio del verso siguiente y, a su
vez, la rima final que no falta, ABAB: “Queda el
desierto atrás, llego a la orilla// y brilla con desa -
tello el agua clara// que separap esta muerte de a
la Vida// por la herida que ayer aún sangraba…”
(de Convidado a vivir, página 23). rr Obcecado de
afanes que alimento// ya no intento afanar la algag -
rabía// pues se enfría, al buscar algún sustento,/,/ el
momento de alzar la voz que hervía…” (de ” Vino
nuevo en odres tiernos, página 35).
Este es un recurso apenas utilizado en la
literatura española (Garcilaso, Fray Luis de León
y Rubén Darío). Los recursos literarios son con-
tinuos, siendo las figuras de repetición y de pensamiento las más frecuentes: paralelismos
estructurales (en Pastor es perfecto) y anáforas r
(páginas 28, 31, 67, 71, 72) al comienzo de los
versos, con insistencia, lo cual contribuye a resal-
tar lo que quiere que impresione nuestra mente.
Prefiere el abuso de conjunciones –polisíndeton–
(p. 73) que la omisión de ellas –asíndeton–.
No hay mucho colorido, utiliza poca adjeti-
vación, muchos sustantivos y los verbos nece-
sarios. Es decir, una poesía muy conceptual,
ya que la mayoría de los temas que presenta
en esta antología son experiencias espiritua-
les. Maneja el quiasmo (p. 21), la paranoma-
sia, cuando juega con palabras fonéticamente
parecidas, pero diferente significado (p. 68), la
paradoja (muerte vital), la redundancia (callado
silencio), la interrogación retórica (Décimas
teocéntricas). No podemos dejar de evocar el
conceptismo del siglo XVII, abanderado por Gra-
cián y Quevedo.
(*) Nacida en Tenerife, 1961, es Licenciada en
Filología por la Universidad Autónoma de Madrid y
Diplomada en Teología por el Instituto Bíblico Euro-
peo. Ha ejercido la enseñanza y ha sido profesora
de griego en un Instituto bíblico, así como directora
de la revista “Ventana Abierta”. Actualmente es
miembro del Consejo editorial y colaboradora de la
revista Protestante Digital y de la Agencia de prensa
ACPress. Formó parte del Comité de trabajo del VII
Congreso Evangélico Español e impartió el seminario
“Ministerio de la Mujer: pasado, presente y futuro”.
Imparte conferencias en diferentes retiros de ámbito
nacional, aulas de cultura y colabora en colegios con
Escuelas de padres. Es pastora de una iglesia evan-
gélica de Vallecas (Madrid). El presente texto sirvió
de presentación oficial del libro en la Casa de Cana-
rias en Madrid, el 15 de mayo del año 2009.
Misión y diálogo teológico global
(Un libro de Samuel Escobar)
JACQUELINE ALENCAR
¿Cómo diseminar la fe
cristiana hasta lo último de
la tierra? Ésta es la pregunta
que sin lugar a dudas se han
hecho miles de cristianos a lo
largo de la historia del cristia-
nismo desde que Jesús soltó aquel contundente:
Id y predicad… En su libro Cómo comprender la
misión (Certeza Unida, Buenos Aires, 2007, pp.
254), el teólogo peruano Samuel Escobar nos va
a ir dando, a lo largo de 11 capítulos, respuesta
a tal interrogante, desvelándonos aspectos rele-
vantes en esta tarea de invitar a otros al gran
banquete de Jesús, ya que la iglesia existe para
la misión; y si se limita a mirar hacia adentro no
es verdaderamente la iglesia. Escobar no sólo es 66
rese
ña
s
un teórico en el tema que aborda, pues es amplio
su curriculum en el campo misionero ya desde
1959, cuando, junto a su esposa Lilly, se dedicó a
formar a estudiantes universitarios en varios paí-íí
ses latinoamericanos, España y Canadá.
Me remito a sus palabras cuando dice que
su libro es como una brevísima introducción al
estudio de la misión cristiana; pretende ofrecer
una panorámica de los desafíos que se plantean
y de algunos de los recursos disponibles para
tal cometido. Esta disciplina es muy compleja y
dinámica, viva. Aun así, el autor proporciona a los
interesados ciertas pautas pero con un calado
profundo, que permiten atisbar la punta del ice-
berg, el mismo que luego debemos desentrañar
por nuestra cuenta. Y ya es bastante.
En primer término, define la Misionología
como un enfoque interdisciplinario para com-
prender la acción misionera. Ella examina los
hechos misioneros desde la perspectiva de
las ciencias bíblicas, la teología, la historia y
las ciencias sociales… Es una reflexión crítica
de los cristianos comprometidos en la práctica
misionera, a la luz de la Palabra de Dios. Y es lo
que él se propone con su libro, argumentando,
además, que gran parte de los escritos del após-
tol Pablo van en esta línea.
Nos refresca la memoria contándonos, desde
su perspectiva, en cuanto a enfoques y autores
citados, haciéndonos un repaso de veinte siglos
de historia misionera, presentándonos una iglesia
enmarcada dentro de las tradiciones judías, con
ese mensaje aún del Antiguo Testamento, pero
que atrajo a personajes como Cornelio y Lidia.
Luego pasa a una segunda etapa, marcada por
el paso de una cultura a otra: de la judía a la gre-
corromana. La persecución imperial, la llegada
de Constantino y los cambios producidos. El
establecimiento del cristianismo como religión de
Estado. Algo que será el preámbulo de la imposi-
ción forzada del Evangelio en América por parte
de los españoles en el siglo dieciséis. Surgen las
sombras. Conversión colectiva de los bárbaros al
cristianismo, luego de una etapa de decadencia y
modelos obsoletos. Fusión constantiniana entre
iglesia y Estado, con el consecuente uso de la
fuerza militar obedeciendo a estrategias políticas
del emperador. Las cruzadas, que pretendían
recuperar la Tierra Santa de manos de la domina-
ción musulmana, aunque detrás conllevaban sen-
dos intereses políticos y económicos. Factores
contrarios al modelo de misión de Jesús, que, sin
embargo, no impiden el crecimiento del cristia-
nismo coadyubado por un factor relevante, como
fueron las grandes órdenes misioneras que sur-rr
gieron en Europa. Asociación entre la misión y la
empresa imperial de las naciones europeas: Por-rr
tugal y España protagonizan el descubrimiento y
la conquista del Nuevo Mundo allende los mares.
La religión se torna un instrumento para justificar
los métodos utilizados por el Estado para la con-
quista y explotación forzosa de los nuevos terri-
torios. Sometimiento de los nativos para sobre-
vivir. Surgen los dominicos con una propuesta de
evangelización pacífica que no prospera, abriendo
el camino a una cristiandad colonial.
El siglo diecinueve se convierte en el siglo
de las misiones protestantes. El imperio britá-
nico es el telón de fondo de la empresa misio-
nera. Sin embargo, la alianza entre imperio y
misión ya no es tan sólida. Esto, gracias a la
influencia modernizante, como dice Escobar, del
protestantismo, y a la pérdida de poder social y
político de la iglesia. En Europa también pode-
mos hablar de expansión misionera y colonial,
además de movimientos independentistas cla-
ramente propiciados por una amplia cooperación
entre estas fuerzas. Como se dio en África, Asia
y América Latina.
La obra misionera desde los Estados Unidos
ha sido predominante durante buena parte del
siglo veinte. Con sus luces y sus sombras. Entre
las luces nos quedamos con las metodologías
y estrategias eficaces para difundir el Evangelio
que lograron que muchos aceptáramos a Cristo
en nuestras vidas, aunque hayamos de replan-
tearnos más tarde ciertas premisas. Por último,
llegamos a la etapa de finales del siglo veinte y
principios del veintiuno donde el autor apuesta,
sustentado por su propia experiencia, por las
iglesias locales y los movimientos juveniles como
fuente de vocación misionera. Sus vivencias
dentro de la Comunidad Internacional de Estu-
diantes Evangélicos lo confirman como testigo
del surgimiento de una generación de misioneros
transculturales. Estudiantes que sintieron el lla-
mamiento mientras estaban en la universidad…
en Argentina, Brasil, Perú, India… Gente que
luego se desplazará a lugares remotos de sus
propios países o atravesará sus fronteras.
Hoy, la misión cristiana es una empresa en
la que están embarcadas millones de personas,
donde se expresa la tensión y la paradoja entre
lo humano y lo divino como ya lo expresa el
apóstol Pablo, el fundador de la misión cristiana
transcultural y la persona que ha tenido más
influencia sobre su desarrollo posterior. Escobar
recalca que no nos olvidemos del sentido pau-
lino de la misión que la considera en sus dos
dimensiones: la divina y la humana, algo que sin
querer muchas veces olvidan los misioneros y
promotores de misioneros.
Y en el camino cronológico misionero nos
encontramos con que los medios de una nueva
67re
señ
as
era nos intercomunican de tal manera que acer-rr
can puntos tan distantes como Filipinas y Perú.
Los intercambios de información, relaciones eco-
nómicas, políticas, religiosas, etc., se acentúan y
nos encontramos con la era de la globalización,
que tiene como promotores esenciales la econo-
mía y el mercado. ¿Podemos considerarla como
un factor positivo? Sí, mientras mantengamos
una actitud crítica. Si bien la globalización aporta
modernidad, progreso, también genera, según
Escobar, confrontación entre lo global y lo local,
y también pobreza... Los misioneros deben tener
presente que a veces son portadores de herra-
mientas materiales o vehículos intelectuales del
proceso de globalización. El respeto por lo local
y lo autóctono es indispensable y los misioneros
pueden ser capacitados para mostrar sensibi-
lidad ante otras culturas, siguiendo el modelo
del mismísimo Jesús, el misionero de Dios por
excelencia y que incorpora a sus seguidores en
Su misión. Me admira la valentía del autor cuando
dice que la misión incluye compasión, el alimen-
tar a la multitud con peces para la vida además de
compartir el Pan de vida. Y más: se deben utilizar
los recursos del sistema pero sin caer presos del
espíritu de éste. Y esto va tanto para los que pro-
vienen de países ricos como para aquellos que
provienen de países pobres.
Dios está formando un nuevo pueblo global
compuesto por personas de distintas razas,
costumbres, culturas, colores… que conforman
el multiforme rostro Suyo. La perspectiva bíblica
de la misión tiene un componente global que
viene de la fe en el Dios creador y su deseo de
bendecir a toda la humanidad a través de los
instrumentos que Él escoge; entonces a este
pueblo no le queda más opción que tener una
visión global, pero sin perder la visión local del
lugar donde Dios les ha puesto.
Saltos de un lugar a otro, con todo un bagaje
de costumbres, experiencias, estrategias que
incidirán en cómo transmitir el evangelio. ¿El
que va debe imponer su impronta? A esto res-
ponde Escobar cuando nos habla de contextua-
lización; en este caso se puede entender, dice,
como un movimiento que busca afirmar las
culturas locales, en su búsqueda de autonomía
y plena expresión como una reacción frente a la
globalización.
La misión ha acompañado a la globalización
en su desarrollo. Lo mismo que ha hecho con la
contextualización; de hecho, lo podemos cons-
tatar a través de los efectos altamente “renta-
bles” en términos de preservación y afirmación
de las culturas. Aunque conviene recordar que
no se debe caer en la trampa de sacralizar nues-
tra propia cultura y lengua hasta convertirlas en
ídolos en pro de una lucha frente a la globaliza-
ción y escudándonos en una crisis económica
y social que, a pesar de ser real, no justifica los
extremos.
Escobar también menciona que la nueva
actitud frente a la religión y la proliferación de
prácticas religiosas son parte de una revuelta
contra la modernidad. Las ideologías modernas
de progreso indefinido y utopía social que movi-
lizaban a las masas han fracasado y caído, tra-
yendo con ello una toma de conciencia respecto
a la capacidad de la razón humana para darle
sentido a la vida y proveer respuestas… Esto ha
generado la búsqueda de alternativas.
El estudio y análisis de Escobar en su libro
se extiende a lo largo de sus doscientas cin-
cuenta páginas, pero nosotros nos detendremos
para pasar a señalar que si bien se detectan
imperfecciones en el modelo de misión a lo
largo de veinte siglos, también se habla de un
nuevo modelo, utilizando el ya existente como
base. Hay que reconstruir, quitando y poniendo
según se necesite, con miras a volver al modelo
misionológico por excelencia, como mencio-
nábamos al principio, que no es más que ése
que nos dejó Jesús. Un modelo que no podría
entenderse si no consideramos intrínseco en él
la compasión de Dios y su cuidado por toda la
humanidad, tanto en juicio como en gracia, algo
clave en la existencia de Israel y en la misión de
Jesucristo. Hay un lado humano en la misión,
pero no debemos olvidarnos que la Misión es de
Dios, empieza en su corazón y es su iniciativa.
Nosotros sólo somos instrumentos que Él utiliza
para realizar Su misión. Por lo tanto, debemos
tener una actitud de dependencia y humildad.
Destaca la continuidad en la fidelidad a la
Palabra, pero también una continuidad de una
vida que fluye del Espíritu. La comunidad de
Jesús vive bajo su inspiración. Esto se nota en
la vida y la misión diarias de la iglesia. El Espí-
ritu sigue llenando como antaño a personas
sencillas y por medio de ellas bendice a toda la
humanidad.
Olvidaba comentar que en el capítulo once
aconseja hacer un repaso al Pacto de Lausana.
Y es que gracias a este movimiento, cuyo ger-rr
men fue el Congreso de Evangelización Mundial
realizado en Lausana (Suiza) en el año 1974, se
cambió la forma de ver la evangelización; se
llegó a entender que la misión era integral, no
implicaba sólo la salvación de las almas; la sal-
vación tenía que ver con el Reino de Dios. Su
influencia ha sido positiva en cuanto a llevar a
evaluar y reflexionar acerca de cómo se estaba
llevando la actividad misionera en occidente
y en Europa, y mirar hacia otros lugares del 68
rese
ña
s
mundo, donde se observan nuevas formas de
evangelizar: hablamos de Asia, África y Amé-
rica Latina. Desde estas latitudes se exportan
misioneros que nos traen nuevos aires de reno-
vación; ¿podríamos llamarlo la nueva Reforma?
Afirma que los cristianos del Tercer Mundo leen
actualmente la Escritura con ojos nuevos. Se
está dando un novedoso redescubrimiento de la
verdad bíblica característica de la Reforma. Y yo
pregunto: ¿Tenemos que volver a los orígenes,
digo, a los albores del Nuevo Testamento para
que pueda darse un avivamiento? ¿Debemos
estar dispuestos a revisar antiguas formas de
realizar la misión y a desarrollar nuevas estruc-
turas, acordes con los nuevos tiempos? Algu-
nos ya lo han hecho. Ha terminado la época del
monopolio europeo y occidental. En este nuevo
siglo, dice, la participación global de las iglesias
será indispensable para la misión.
Y vamos más allá todavía. Debemos redes-
cubrir que la misión de Jesucristo era una misión
integral. Nos interpela el autor recordándonos
que éste alimentaba a las multitudes, sanaba a
los enfermos y hacía amistad con los marginados;
pero también predicaba y enseñaba. Estamos en
un mundo donde la riqueza está en manos de un
20 % de la humanidad; un mundo con cerca de
mil millones de hambrientos. Por tanto, la misión,
desde la perspectiva cristológica, debe consistir
en servicio, servicio tanto a lo espiritual mediante
la proclamación de la palabra, como a lo físico
mediante la solución de las necesidades huma-
nas. El reto está servido. Confiamos que desde
Cape Town recibamos buenas noticias de reno-
vación y, consecuentemente, de “movimiento
lausaniano”. Que así sea.
El aguijón en la carne
EVA LVV ÓPEZ CAÑASPP
El título del libro El agui-ii
jón en la carne. Encontrando
fuerza y esperanza en medio
del sufrimiento (Andamio,
Barcelona, pp. 255), de
Pablo Martínez Vila, ya nos
arroja suficiente luz sobre
cuál va a ser el contenido: un estudio del sufri-
miento desde un punto de vista bíblico a lo que
se añade la perspectiva psicológica. Para desa-
rrollar este tema el autor parte de las palabras
del apóstol Pablo en 2º Cor 12:7-10, donde usa
la palabra “aguijón” para describir su propia
situación de sufrimiento. Pablo Martínez es claro
en su exposición, profundo en sus contenidos,
lo avala su propio “aguijón en la carne” después
de haber sufrido más de 14 operaciones en su
vista y su trabajo como psiquiatra que le hace
cada día estar cerca de personas que sufren.
La definición que el autor usa para la pala-
bra “aguijón” es la siguiente: “una situación
de sufrimiento crónico en la que encontramos
cinco rasgos distintivos”:
1.- Es dolorosa: te hace sentir roto por den-
tro.
2.- Es limitativa: te hace sentir inútil.
3.- Es humillante: te hace sentir débil y
pequeño.
4.- Es prolongada: la situación dolorosa no
mejora con el tiempo, suele durar años, a veces
toda la vida...
5.- Implica lucha: es una lucha contigo
mismo, con las circunstancias y con Dios.
En total son seis capítulos de los cuales me
gustaría destacar el dedicado a la “aceptación”
del sufrimiento, donde tras explicar qué no es,
el autor nos dice: “Aceptar es llegar a tener la
serena convicción de que Dios puede usar mi
vida no sólo a pesar de mi aguijón, sino precisa-
mente a través de él”.
El libro se completa con dos apéndices, uno
dedicado a testimonios personales de personas
que están atravesando por situaciones de sufri-
miento, y el segundo dedicado a ampliar la lista
de posibles “aguijones” relacionados con enfer-rr
medades.
Un libro MUY necesario para cualquier per-rr
sona que esté experimentando el sufrimiento
en su vida. (¿Hay alguien que se libra...? No te
preocupes, léelo también... todo llega).
Termino con una imagen gráfica que el autor
menciona: “En la oscuridad de la noche del
sufrimiento hemos de aprender a descubrir la
luz de las estrellas”.
(*) Nacida en Linares (Jaén). Vive en Azuqueca de Henares (Guadalajara).Actualmente realiza un programa de radio semanal llamado “Destellos del Gospel” y escribe en la revista femenina Mujer de Hoy, un blog dedicado a la música gospel. Tiene un blog personal: http://elimp // -eloasisdeeva.blogspot.g pcom// donde comparte muchas de sus experiencias /como ama de casa y como cristiana. Casada con Víc-tor Casero, dos hijos: Josué (9) y Nora (6).
69re
señ
as
70
otr
as
ac
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de
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Charla
de Josefina Martín
I Encuentro Cristiano
de Literatura
Desayunos y estudios bíblicos
Conferencia de Margarita Burt
en la Universidad
71o
tras a
ctivid
ad
es
Mercadillo solidario 2009
Retiro de Iglesia 2009,
en Toral
Retiro de matrimonios 2009,
en Villaescusa
Villancicos
en Residencia de Ancianos
Oración de Lidia
ParaPP Antonio Romero
Entre la vida y el cielo
va la voz de Lidia
como un pétalo no extraviado
o noticia del amor
que se siente
desde el concierto de la fe
sacudiendo su corazón
a Jesús siempre entregado.
Así le sobra oxígeno
para silabear algún milagro;
así alcanza el nivel
donde pernocta lo divino;
así resiste, asombrada
tras la gracia.
Ella aguarda la señal
y ora
-desde lo profundo-
los frutos de su Relación
en alma viva.
Digo su nombre sólo una vez,
como quien saluda
al reino entero del amado
Galileo.
A. P. Alencart
72
po
esí
a