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Noche del 24 de octubre de 2027
Hora: 01:47 a.m
Lugar: Playa de Vera, Almería
—Vamos, aún nos quedan botellas —dijo Dauw alzando su vaso de plástico y entrecerrando
los ojos al contacto con la bebida.
Mica soltó un pequeño eructo y se rió al instante mientras pedia perdón a carcajadas y el resto
le acompañaba.
—Creo que mañana voy a tener tal dolor de cabeza que no podré ir a trabajar —dijo Annie,
cuyas mejillas y nariz estaban enrojecidas y le daba cierto toque encantador.
—Mañana es domingo, gatita —le corrigió Sony. La cumpleañera.
—Nenas, nenas —habló Nico—, solo disfruten la noche, hoy somos un magia por una noche.
Crazy brindó por ello—. Por esta noche mágica en que celebramos la existencia de nuestra
Sony.
—¡Por Sonia! —gritamos todo al unísoono.
Y mientras tragábamos sólo mirábamos al cielo, a las estrellas. Buscando un sol que se había
escondido para dejarnos una perfecta hoguera crepitante en la que todos formábamos parte.
—Puto frío —masculló Crazy echándose la sudadera por encima.
—Yo te caliento, limón —se ofreció Sony a frotar sus hombros.
—Tía, tía… —murmuró a la altura de su hombro en un tono tan bajo que solo Sony pudo oír.
—Sobrina, sobrina —respondió.
Crazy la miró fijamente, como si madurase sus palabras en la lengua antes de soltarla. Se le
ocurrió pedirla matrimonio, como siempre hacía. Pero Sonia estaba resplandeciente con los
reflejos del fuego en su pelo suelto, y pensó que no era momento para esas bromas.
—Te quiero —soltó sin medir el tono de su voz, por lo que el resto, que estaba hablando, de
pronto se calló.
—Y yo boba —sonrió ella.
—No, no me has entendido —replicó—. Te llevo queriendo casi desde que te conozco, desde
que nos encontramos aquel día por el foro y te asocié con mi cámara de fotos. Te he querido
aunque no hayamos hablamos, y en cada mensaje privado, en cada pedida de matrimonio, y
en cada aviso de “son las tres de la mañana” te he querido aún más.
2
Su mirada empezaba a tornarse ebria, y su lengua torpe, hasta llegar casi a un balbuceo
incomprensible que más bien parecía romper a llorar.
—Estás pedo, tía —rió Sonia—. Pero gracias, sabes que también te quiero, Crazy.
—Oh —dijo Nico—, yo también recuerdo cuando la conocí, y lo primero que pensé de ti es
que eras una persona alegre, luego me di cuenta que Sonia es mucho más que eso, ella es
como la luz. —Se detuvo mirando la hoguera, y todos dirigimos la vista a ella, comprendiendo
el paralelismo—. Una que pone a la gente feliz y le da color a las cosas con solo aparecer.
Así como lo hace el sol. —Alzó la vista al infinito—. Es algo instantáneo. —Chasqueó los
dedos—, ¿sabes? Ella llega y todo el mundo se está riendo —dijo mirándonos a todos con una
sonrisa propia en la cara—, o están comentando algo bueno que le ha pasado en el día, por
eso no es un simple sol: Es mi sol.
Sonia estaba con la emoción a flor de piel, y todos vieron cómo su vello se erizó, pero no nos
confundamos, no era la noche; fueron las palabras de Nico, y él sonrió ampliamente al ver su
reacción.
—No sé si los demás lo han notado, pero yo espero que eso jamás cambie, aunque eso no
signifique que ella siempre tiene que estar feliz —dijo cediendo la voz—, los soles también se
debilitan y necesitan apoyo, para eso estamos nosotros y no hay que dudar en tomar la
mano que siempre está extendida.
Tendió la suya en la distancia que lo separaba de ella.
—Te agradezco por ser esa luz y hacerme pensar que aunque todo es terrible, siempre hay
una cosita chiquita que no es tan mala, y al final hará que todo valga la pena.
Para ese entonces, Sonia ya había alcanzado su mano y con los ojos increíblemente expresivos
intentó mediar palabra, pero le salió un balbuceo extraño entre una risa nerviosa—, gracias
tigre, siempre hallarás mi mano junto a la tuya. Siempre. —Fue lo único que se le entendió.
—Chicos, la verdad es que cuando llegó Sony, fue un poco extraño para mí —dijo Dauw
mirando a la hoguera fijamente y con la voz perdida, como si hablase consigo misma pero en
alto—. Ciertamente aún estaba un poco desconfiada después de lo que habíamos pasado con
Alex y Jul, y yo seguía en ese momento de estar cerrada a todo, más que todo por proteger
a los demás—. Se detuvo tomando aire mientras el resto se recogía alrededor de la hoguera y
de sus palabras—. Me fue un poco difícil, pero el encanto de Sony lo hacía cada vez más
sencillo, era una chica que se daba a querer por sí sola y además era bastante parlanchina y
con ganas de brindarnos su amistad —sonrió como si recordase un momento de felicidad—.
Me cautivó poco a poco con sus chistes y su sentido del humor, pero, aún así seguía un poco
apartada de ella, por miedo. —Descendió el tono casi a un susurro.
Y no me daba miedo que me lastimaran a mí, me daba miedo volver a ver a Anita así de
triste —Dirigió su mirada a Annie—, o volver a ver a Andre de esa manera. Había que ser
fuertes de alguna manera. —Apretó las manos—. Y para mí era apartar a todos los que no
fueran del grupo.
3
Pero —Ahora cambió su ángulo de visión hacia Sonia—, llegó un momento en el que no pude
más, simplemente la dejé entrar y fue algo lindo y fresco. Era literalmente como un solecito,
una chica que emanaba calor y que te tocaba de una forma especial —sonrió de nuevo—.
Fue muy especial en verdad. Y es ahora una de las pocas que quedan, por lo que me
enorgullece haberla dejado entrar. —Se tocó el pecho, o lo que para ella era la teta
izquierda—. Es una chica especial que merece todo lo que busca.
—Qué bonito chicas —dijo Mica con el vaso en la mano, lo que era entre exraño y tierno. Y
todos la miramos, menos Sony, que aún seguía con la mirada fija en Dauw y le dedicó un
pequeño sorbo a su vaso en modo de agradecimiento.
Mi primera impresión de Sony... mi memoria nunca fue la mejor. —Continuaba Mica
poniendo los ojos en blanco intentando remitirse al pasado—, pero mi cerebro empieza a
recordar. —Subió la voz emocionada—. Se presentó un día, de la nada y muy amistosa, como
pancho por su casa como dice el dicho. —Todos soltamos una risa, incluso Sony, de la que
había conseguido su atención.
—Yo soy alguien que no necesita mucho para que otra persoma me caiga bien, pero no
pasa de ahí, mo me encariño facilmente aunque puedas ser la persona más simpática del
mundo; con Sony pasó algo raro, como una especia de afinidad. —Frunció el ceño como
quieriendo buscarle una explicación lógico a aquello.
—Pronto hubo más charlas. Resultaba simple hablar con ella, y más encontrando tantas
cosas en común: como que nuestro color preferido es el azul, o que soltamos babas por
Norman Reedus; o que, simplemente, estamos algo locas —sonrió—. El buen rollo, los
chistes y apodos, todo eso se volvió muy cotidiano, y pronto empezó el cariño.
—Ahora me cuesta no ver a mi querida Primi, mi adorado sol, mi gran amiga, en mi vida. —
La miró con ojos cariñosos—. Nos compartimos alegrías, preocupaciones, consejos,
anécdotas. Con ella tengo una gran afinidad, una que es muy particular y, honestamente, no
me encontré en tal grado con otras personas. Solo basta un saludo para hablar y reír por
horas, y eso es muy valioso —sonrió de nuevo con la alegría desbordada—. Hoy es el
cumpleaños de tan brillante Sol, que espero siga iluminando mis días con la calidez de
siempre
—¡Primi! —gritó ella—, claro que sí, brillaré siempre para ti, no lo dudes —le respondió en un
abrazo.
—Ya paren —gruñó Annie—, van a hacer que llore —sonrió en una mueca de puchero infantil.
—No, gatita. Vais a hacerme llorar a mí, que ya tengo las ganas en el cuerpo —se mordió el
labio queriendo contener más palabras—. Os quiero mucho.
Annie la cogió en un abrazo y mientras frotaba su espalda le dio un cálido beso en la mejilla—.
Si alguien me hubiera dicho que al conocerte iba a conocer a mi mejor amiga, seguramente
me hubiera reído en aquel momento, yo jamás me imaginé que te convertirías en esa
persona que siempre está ahí para ti, en tus mejores o peores momentos, aquella de la que
jamás dudas ni desconfías.
4
Sony se contuvo las ganas de volver a abrazarla y prefirió escucharla un rato más, como todos.
—Cuando conocí a Sonia yo pensé que ella sería una buena amiga, me pareció una chica
divertida desde el primer momento en el que hablé con ella y me agradó bastante. No sé en
que momento empezamos a hacernos tan cercanas, simplemente pasó, se metió en mi
corazón hasta el punto en el que descubrí que ella se había convertido en la persona con la
que hablo de todo y me río un montón —Contuvo el aliento como si fuera a decir algo
importante—. Realmente eres mi mejor amiga y me siento feliz cada vez que recuerdo que
pase lo que pase nunca te irás, así que supongo que comparto con Gaizka el hecho de que
ambos sabemos que en Sunny tenemos un tesoro invaluable.
—Mi malote… —murmulló Sony con tristeza.
—Ya sabes que por el trabajo no ha podido venir, pero le hubiera encantado, amor. Para tu
próximo seguro que está con nosotros —sonrió dulcemente.
—Gracias, gatita. También sabes que te quiero muchísimo, que eres mi mejor amiga y que
siempre, siempre, siempre estaré contigo.
Y ahora sí, volvió a abrazarla como si nunca lo hubiese hecho antes.
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Felicidades
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