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Taller del Fondo para el logro de los-ODM en las regiones de África, los Estados árabes,
Asia y Europa oriental
Casablanca, Marruecos
20-22 de junio de 2011
INFORME FINAL
Imagen ganadora del Programa conjunto de gobernabilidad económica en Filipinas
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Tabla de Contenidos
1 ANTECEDENTES Y OBJETIVOS DEL TALLER
2 ORGANIZACIÓN DEL TALLER
3 RESUMEN DE LAS SESIONES DE TRABAJO
a) Coordinadores Residentes de Naciones Unidas
b) Oficiales de Coordinación de Naciones Unidas
c) Coordinadores de programas conjuntos
d) Representantes de gobiernos anfitriones
e) Comunicaciones y Promoción
f) Supervisión y Evaluación
g) Gestión de conocimientos
Anexos:
I. Matriz de discusión para Oficiales de Coordinación, Coordinadores de programas conjuntos y representantes de gobiernos anfitriones II. Agenda comentada III. Encuesta de satisfacción con el taller IV. Encuesta de percepción del F-‐ODM
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1. ANTECEDENTES Y OBJETIVOS
Tras casi cinco años de trabajo, el Fondo PNUD-‐España para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-‐ODM) continúa esforzándose para maximizar el impacto y la sostenibilidad de los resultados de desarrollo, al tiempo que mantiene su compromiso con la supervisión y evaluación sistemática de las experiencias y conocimientos generados por los países participantes, los programas conjuntos y del Fondo mismo. La ejecución de programas conjuntos ha facilitado la creación de valiosas asociaciones para abordar asuntos multidimensionales, las que han generado un amplio bagaje de experiencias y lecciones que hoy sirven de referencia en la evaluación de los avances, oportunidades, fortalezas y desafíos que encara el sistema de las Naciones Unidas en relación con el proceso de reforma y la programación conjunta y en comparación con otros mecanismos. Reflexionar sobre estas experiencias también fortalecerá nuestra contribución al debate sobre la eficacia de la ayuda (Busan 2011), Una ONU (Montevideo 2011) y el avance hacia la consecución de los ODM. En este contexto, la Secretaría del F-‐ODM organizó el “Taller regional para África, los Estados Árabes y Europa oriental”, que reunió a más de 200 participantes entre representantes del sistema de las Naciones Unidas y asociados nacionales. Esta actividad siguió a otro taller regional celebrado en Cartagena, Colombia, del 7 al 9 de junio de 2011, orientado a los países de América Latina y el Caribe. Los objetivos generales del taller fueron los siguientes:
• Facilitar el intercambio de conocimientos y la formación de redes de trabajo entre los participantes del F-‐ODM; forjar la colaboración permanente y el trabajo en equipo entre los niveles nacionales, regionales y mundiales; compartir el conocimiento que emana de la ejecución de los programas conjuntos (PC); documentar experiencias prácticas y dar a conocer iniciativas que han permitido conseguir buenos resultados de desarrollo.
• Consolidar las experiencias aprendidas en las áreas de Comunicaciones y Promoción y Supervisión y Evaluación, además de respaldar y fortalecer los conocimientos y habilidades de los participantes sobre los conceptos, las metodologías y las herramientas provechosas para el trabajo en dichas áreas. Esta actividad también permitirá fortalecer la capacidad de los países participantes en las áreas relacionadas con la supervisión y comunicación de los avances hacia la consecución de los resultados.
• La consulta con los diversos actores implicados en el Fondo facilita la elaboración de un documento de debate sobre aspectos concretos relacionados con el protagonismo nacional, la reforma de la ONU y los aportes al logro de los ODM y el programa de desarrollo.
2. ORGANIZACIÓN DEL TALLER El taller ha convocado a los Coordinadores Residentes de la ONU, sus contrapartes nacionales en programas conjuntos, Coordinadores de programas conjuntos, Oficiales de Coordinación y especialistas invitados que apoyan programas conjuntos en materia de Supervisión y Evaluación y Comunicaciones y Promoción. El evento se organizó en torno a sesiones plenarias y grupos de trabajo, donde los participantes intercambiaron ideas y experiencias sobre diversos asuntos relacionados con los marcos generales del
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programa de actividades de los ODM, la Reforma de la ONU y los principios de la Declaración de París. Además, se celebraron dos sesiones de trabajo específico en Supervisión y Evaluación y en Comunicaciones y Promoción.
3. RESUMEN DE LAS SESIONES DE TRABAJO En esta sección del informe se presenta un resumen de las seis sesiones de trabajo en las que se estructuró el taller. Este texto contiene solo las conclusiones de los participantes y no incluye un análisis crítico de ellas. La Secretaría del F-‐ODM trabaja actualmente en dicho análisis. Los Coordinadores Residentes de la ONU abordaron cuatro temas de especial relevancia: La reforma de la ONU, la implicación nacional, la consecución de resultados y la clasificación de los países.
Las sesiones en las que participaron los Oficiales de Coordinación, los Coordinadores de programas conjuntos y los Representantes de Gobiernos anfitriones supusieron una oportunidad única para la discusión de tres temas importantes: i) la consecución de resultados; ii) la implicación nacional, y iii) la reforma de la ONU. En estas sesiones, los participantes contestaron preguntas específicas sobre cada uno de estos temas. Las preguntas están detalladas en el Anexo I. Por último, las sesiones sobre Supervisión y Evaluación y Comunicaciones y Promoción se centraron principalmente en la identificación de buenas prácticas y criterios comunes, así como en proporcionar orientación técnica a los
programas conjuntos. A continuación se presentan los principales temas y conclusiones de cada una de las sesiones de trabajo. A) SESIÓN DE TRABAJO DE LOS COORDINADORES RESIDENTES DE LA ONU
i) Protagonismo nacional En esta sección, los participantes debatieron sobre el protagonismo en los programas conjuntos del F-‐ODM, tanto de los países como del sistema de las Naciones Unidas, en la medida que dicha participación puede ser una modalidad de cooperación para el desarrollo. Del debate se extraen las conclusiones que se indican a continuación. En lo relativo al protagonismo de los países, los participantes reconocieron que los mecanismos de gobernabilidad del F-‐ODM contemplan un foro en el cual los gobiernos pueden adoptar un rol de liderazgo en la gestión y la supervisión de programas conjuntos y, por ende, de mayor protagonismo. Por otro lado, los arreglos de gestión propuestos por el F-‐ODM se solapan con otros órganos existentes, como los del MANUD y los programas de organizaciones individuales de la ONU en los países. En algunos casos, esto ha creado la duplicación de tareas que incide en la participación de las contrapartes
Programa de Cultura y Desarrollo en Mozambique
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nacionales. En ese sentido, puede suponer un desafío intentar tener a autoridades superiores de los gobiernos en todos y cada uno de los órganos rectores. De tal manera, los participantes sugirieron, como posible solución, unir esos tres niveles en un Comité Directivo Nacional (CDN). Además, señalaron que es importante contar con la presencia formal de un Ministro en el CDN, pero esto sería solo un aspecto del problema y en sí no define la calidad del protagonismo. El objetivo principal es conseguir que el programa conjunto esté integrado en las políticas nacionales y eso puede suponer un desafío mucho mayor para algunos países en el caso de programas que cumplen el mandato de la ONU sobre temas sensibles, como los derechos humanos. Comprender y promover el protagonismo de los distintos niveles de gobierno, nacional y local, así como de la sociedad civil fue identificado como otro aspecto importante. Dicha participación también depende de que el programa conjunto ejecute sus actividades con un enfoque inclusivo, horizontal y respetuoso de las dinámicas sociales, políticas e institucionales, de manera que garantice la legitimidad de sus iniciativas ante los distintos actores involucrados. Los Organismos de las Naciones Unidas deben evitar el protagonismo excesivo y convertirse en sustitutos de sus contrapartes nacionales o locales, ni siquiera en el nombre de la eficiencia y la consecución de las metas de ejecución. La forma de medir el protagonismo es otro tema relacionado. El grupo coincidió en que un indicador válido sería el financiamiento aportado por los asociados nacionales o locales. En general, estuvieron de acuerdo en que el protagonismo ha sido mayor cuando el F-‐ODM ha trabajado en reforzar una política vigente. También se concluyó que otro indicador significativo del protagonismo nacional es la replicación o expansión de iniciativas de los programas conjuntos con la dirección de sus contrapartes nacionales. El protagonismo de los equipos de la ONU en los países en el F-‐ODM, en tanto modalidad de cooperación para el desarrollo y plataforma de coordinación entre organismos es diverso. Los participantes señalaron que los Coordinadores Residentes y sus oficinas están implicados en el F-‐ODM, pero no de igual manera en los distintos organismos, fondos y programas. Existe la percepción de que el F-‐ODM podría ser otro requisito burocrático de las sedes centrales u otro donante bilateral que interviene por intermedio del sistema de las Naciones Unidas. Por consiguiente, el F-‐ODM podría beneficiarse de una integración más orgánica en la identidad colectiva de la ONU en lugar de presentarse como una entidad separada. ii) Reforma de las Naciones Unidas Los Coordinadores Residentes abordaron los siguientes temas relacionados con la reforma de las Naciones Unidas. Hubo un consenso entre los participante en torno a que el F-‐ODM fue el primer incentivo financiero significativo para el trabajo colaborativo a nivel de país hacia el logro de los ODM y que, por ende, supone una base empírica para el avance de la reforma de las Naciones Unidas. El F-‐ODM no impulsa la reforma de la ONU por sí solo, pero representa un mecanismo fiable que demuestra su factibilidad. Además, el F-‐ODM proporciona apoyo a la oficina del Coordinador Residente y contribuye de esa manera a su autonomía y refuerza sus funciones de representación y supervisión. Este es el caso en particular de los países focales, donde la oficina del Coordinador Residente recibe fondos adicionales para actividades de supervisión, evaluación, comunicaciones y promoción. Sin embargo, como se mencionó en el apartado sobre protagonismo nacional, las modalidades de gestión del F-‐ODM, incluyendo las de Supervisión y Evaluación y Comunicaciones y Promoción, podrían
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haber estado mejor integradas con las herramientas y procedimientos de las Naciones Unidas, de manera que optimizaran su institucionalización al interiore del sistema de las Naciones Unidas y su continuidad, una vez que el Fondo concluya sus operaciones. La importancia del liderazgo de los gobiernos en la promoción de la reforma de las Naciones Unidas es un factor crucial para obtener los resultados esperados. En ese sentido, son los gobiernos nacionales los que mejor pueden dotar al Coordinador Residente con la autonomía necesaria para coordinar y armonizar el trabajo al interior del Equipo de coordinación (UNCT). En este respecto, los programas conjuntos son un buen punto de partida, pero sin el apoyo político explícito del gobierno no se conseguirán logros reales en el avance de la reforma de las Naciones Unidas. En esa misma línea, se puso énfasis en la importancia de recibir el apoyo de la comunidad de donantes. Sin embargo, algunos ministros se sienten más cómodos, y hacen mayores inversiones, si se forja una asociación con los organismos de la ONU que tengan un mandato sectorial similar, lo que es menos favorable para la coordinación y armonización interna de las Naciones Unidas. Si bien existe la necesidad de dotar al Coordinador Residente de mayor autonomía y participación, este debería dar preferencia a su papel como representante político y no involucrarse directamente en la gestión de programas, ya que estas funciones deberían recaer en los Directores y Representantes de los organismos de la ONU en cada país. El liderazgo del Coordinador Residente se ve obstaculizado por los distintos mandatos y líneas de mando de cada organización, los que, en la práctica, solo permiten que éste tenga autoridad moral. En ese sentido, se hizo hincapié en que los Fondos de Coherencia, que pasan por la oficina del Coordinador Residente, constituyen la plataforma idónea en la cual potenciar su función de coordinación, debido a la autoridad delegada para asignar los fondos1. Esto llevó la discusión al tema de la rendición de cuentas, ya que la función del Coordinador Residente debería ser la de dar cuenta del organismo principal de las Naciones Unidas, y no la de rendir cuenta por las actividades del programa conjunto. Sin embargo, se reconoce que los programas conjuntos adoptan distintas modalidades de gestión y algunos ponen más énfasis en la función del organismo principal de la ONU y otros, en la del Coordinador Residente. De manera que sería provechoso evaluar los puntos a favor y en contra de estas distintas alternativas para ver cuáles funcionan mejor y por qué. En relación con la eficacia del modelo de gestión que se basa en la función del organismo principal de la ONU, este debería limitar su participación a la prestación de orientación técnica y supervisión, sin coincidir con las funciones administrativas del Coordinador del programa conjunto, para evitar así la confusión de roles y responsabilidades que redunda en una pérdida de eficacia en la coordinación en el terreno. En un principio, los organismos de la ONU veían en los programas conjuntos principalmente una oportunidad de financiamiento y cuando la identificación y el diseño de estos dejó de coincidir con el MANUD, entonces los programas conjuntos ya dependieron de la necesidad de los organismos de la ONU de financiar la continuación de sus propias actividades, cuando lo ideal habría sido exactamente lo contrario. Se cree que esta dinámica es uno de los factores que puede explicar, en algunos casos, la poca disposición de los organismos de la ONU para dar preferencia a la identidad colectiva por sobre su nombre y visibilidad individual.
1Nota de la Secretaría del F-‐ODM: si bien el Coordinador Residente interviene en el proceso de toma de decisiones relativas a los fondos de coherencia de las Naciones Unidas, estos siguen el mismo proceso que los del Fondo para el logro de los ODM, a saber, por intermedio de la Oficina de fondos fiduciarios de donantes múltiples y, de ahí, a la sede central del organismo de la ONU en cuestión.
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La reflexión colectiva sobre cómo trabajar realmente en conjunto, conforme a un marco programático coherente, se convirtió en una realidad (y un desafío) durante la fase de ejecución. En algunos casos, se creó una tensión entre las expectativas y la capacidad operacional real de las organizaciones participantes. Algunos se unieron a los programas conjuntos para conseguir fondos sin tener capacidad suficiente para la ejecución y supervisión eficaces de los avances hacia los resultados esperados o para participar activamente en los órganos directivos y mecanismos de coordinación. Uno de estos desafíos estuvo en las diferencias en la interpretación de los principios de gestión basada en resultados y las distintas capacidades para llevarlos a la práctica en todo el ciclo de programa. iii) Consecución de los resultados A continuación, los participantes pasaron a debatir el tema de la consecución de los resultados de desarrollo. Se reconoció que los programas conjuntos han trabajado como catalizadores en la introducción de ideas nuevas y en el desarrollo de habilidades técnicas. Por ejemplo, a pesar de su peso financiero relativamente pequeño, el trabajo del Fondo para el logro de los ODM ha conseguido agregar valor a la transferencia de metodologías a los países, lo que permite a los asociados nacionales dialogar mejor con otros actores, como la Unión Europea y el Banco Mundial, sus principales socios financieros. Esto es especialmente cierto en el caso de los países de ingreso mediano y los países candidatos a la Unión Europea. Los programas conjuntos del F-‐ODM han conseguido demostrar que es posible lograr mejor coordinación institucional al interior del sistema de las Naciones Unidas y de los gobiernos nacionales. De manera similar, el F-‐ODM ha cumplido satisfactoriamente su rol como herramienta de promoción y ha contribuido a ampliar el programa de trabajo de los ODM al introducir una perspectiva de desarrollo humano y un enfoque basado en los derechos humanos. Estos efectos indirectos de los programas conjuntos deben ser capturados y difundidos de manera adecuada y complementaria a su impacto directo e indirecto en los indicadores de desarrollo del milenio. Una mayor convergencia geográfica, en lugar de la dispersión territorial en un país determinado, podría traducirse en la maximización de los impactos de los programas conjuntos del F-‐ODM. Al mismo tiempo, los participantes lamentaron que la breve duración de los programas conjuntos no permitía consolidar los procesos y alcanzar logros significativos en los plazos establecidos. En algunos casos, el diseño de los programas conjuntos es demasiado ambicioso y poco realista, toda vez que no considera las limitaciones de tiempo y recursos. Por último, todavía permanecen muchos desafíos significativos en el diseño y la aplicación de una planificación orientada a los resultados, en los sistemas de supervisión y evaluación y en la demostración de vínculos verosímiles entre las actividades de los programas conjuntos y los productos y tendencias en las estadísticas nacionales. Esto podría ser más factible en el nivel local, donde el impacto del programa conjunto es más visible, pero sigue siendo un desafío. iv) Clasificación de los países El objetivo de este debate era el de analizar el papel del F-‐ODM en países de distinto tipo, como países menos adelantados, países de ingreso mediano y países en crisis. En este sentido, los participantes cuestionaron la clasificación de los países según sus indicadores macroeconómicos que se utiliza habitualmente en la asignación de fondos de asistencia para el desarrollo. En su opinión, esta clasificación no tiene en cuenta el carácter multidimensional del desarrollo humano y las diferencias
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entre regiones y grupos de población de un mismo país. Si bien el trabajo hacia el logro de los ODM no es siempre prioridad nacional en los países clasificados como “de ingreso mediano”, la persistencia de las desigualdades internas confirma la atingencia de dicha labor en estas naciones. Si bien el Fondo para el logro de los ODM puede tener la misma pertinencia en países con ingresos distintos, el peso relativo de sus programas conjuntos, en relación con la asistencia oficial para el desarrollo y el PIB nacional, consigue una diferencia significativa en la posibilidad del Fondo de ejercer un impacto en su calidad de mecanismo para la cooperación en el desarrollo a nivel nacional. Algunos Coordinadores Residentes manifestaron que la duración relativamente breve de dichos programas era en sí un desafío para el trabajo eficaz en países en crisis y en situación posterior a una crisis. Hacia el final del día, los Coordinadores Residentes debatieron sobre el apoyo de la ONU a la Oficina de Coordinación. Señalaron que el respaldo aportado por el Fondo para el logro de los ODM era importante, pero que no se podía contar con él a largo plazo. Los Coordinadores Residentes expresaron que las Oficinas de coordinación necesitan una capacidad mínima y que esta se veía debilitada por la merma en el financiamiento recibido de parte de UNDOCO.
Programa conjunto con el sector privado en Egipto
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B) SESIÓN DE TRABAJO DE LOS OFICIALES DE COORDINACIÓN DE LA ONU i) Implicación nacional Los participantes coincidieron en que el entendimiento del concepto de protagonismo nacional y su aplicación efectiva ha variado considerablemente en cada país y en cada programa. Algunas autoridades han demostrado liderazgo y capacidad efectivos en la conducción de los programas, mientras que en otros casos el protagonismo ha sido más limitado. En estos casos, los gobiernos principalmente acompañan la ejecución del programa, pero la dirección y liderazgo de este sigue recayendo en los organismos de la ONU. A fin de incrementar el protagonismo nacional, los gobiernos deberían participar en todas las fases del programa conjunto, desde su conceptualización hasta la ejecución, y jugar un papel más prominente en la administración de los fondos. Esto requeriría la capacidad de la ONU de mantener un diálogo constante con sus contrapartes en el país, así como la capacidad institucional adecuada de estos. Los participantes también destacaron la idea de que el protagonismo nacional debería ser más que la mera participación del gobierno y que debería incluir a la sociedad civil, los gobiernos locales y organizaciones comunitarias. La participación de la sociedad civil en las distintas fases del programa conjunto ha sido más bien limitada, especialmente en la fase de identificación y en los órganos directivos de los programas, como el Comité de Gestión de Programa (PMC). Sin embargo, los participantes también recordaron algunos casos notables de participación de la sociedad civil y las comunidades locales. En particular, cuando los PMC se han descentralizado a nivel provincial y local se han convertido en una herramienta eficaz para promover la participación de los actores locales en la adopción de decisiones. El protagonismo nacional puede ser un verdadero desafío en los contextos en crisis, donde la oposición política suele cuestionar la legitimidad del gobierno nacional y es difícil alcanzar acuerdos entre los distintos actores. Sin embargo, más allá de estas circunstancias específicas, se destacó que en ocasiones los organismos de la ONU tienden a controlar la ejecución del programa sin dejar espacio a los asociados locales en la gestión, la supervisión o la presentación de los resultados. Este es el caso particular de los programas conjuntos ejecutados directamente por un organismo de la ONU. ii) Reforma de las Naciones Unidas
Los Oficiales de Coordinación concordaron en que el F-‐ODM ha fortalecido las funciones de los Coordinadores Residentes y de los RCO al proporcionar los medios y herramientas para avanzar en la coherencia del sistema a nivel nacional. Señalaron que los planes de gestión propuestos por el F-‐ODM también han destacado la importancia del trabajo conjunto al interior del sistema de las Naciones Unidas y constituyen en sí mismos una plataforma de experimentación. Los esfuerzos de coordinación al interior del sistema de las Naciones Unidas ha contribuido a que, en el marco de los programas conjuntos, las contrapartes nacionales optimicen sus Voluntarios de YEM trabajan con jóvenes
para que no abandonen la escuela en pos de un trabajo en otras zonas de China.
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comunicaciones internas y mejore el trabajo entre los distintos sectores. Sin embargo, perduran los desafíos a los que responder. Si bien el Fondo confiere autonomía formal al Coordinador Residente y a su oficina, la autoridad real de este por sobre otros organismos y su capacidad de coordinación efectiva al interior del sistema de las Naciones Unidas se ve obstaculizada por la amplia diversidad de procedimientos administrativos y líneas de mando. La ausencia de procedimientos administrativos armonizados afecta directamente la eficacia de la ejecución. Además, los distintos mandatos de la ONU y las distintas identidades y planes de trabajo de los organismos de la ONU transmiten un sentido de confusión y frustración en las contrapartes nacionales. En ocasiones, las complejas estructuras de gestión terminan por agobiar a los funcionarios de gobierno. También se expresó inquietud sobre la sostenibilidad de los mecanismos de gobierno que promueve el F-‐ODM, especialmente en lo relativo al liderazgo de las contrapartes nacionales y la participación de los actores locales en la dirección estratégica y la gestión de los programas. No hay garantía de que dichos mecanismos seguirán siendo adoptados como modus operandi después del cierre de los programas conjuntos del F-‐ODM. iii) Consecución de los resultados En relación con la contribución al programa de acción para el logro de los ODM, los participantes de esta sesión perciben que los programas conjuntos del F-‐ODM son pertinentes de varias maneras. También señalaron que es difícil establecer una línea directa de atribución entre las actividades de los programas y los avances en los indicadores nacionales relativos al cumplimiento de los ODM. Esto se debe al gran número de variables que influyen en las estadísticas nacionales, especialmente en el los países de ingreso mediano, donde el aporte financiero de la ONU es mínimo en relación a la economía nacional. Por lo tanto, es menos probable que los programas conjuntos del Fondo se conviertan en un factor de cambio determinante a corto plazo. A pesar de las dificultades involucradas en la medición de los impactos directos a nivel nacional, existen varias áreas en las que es posible utilizar indicadores indirectos para valorar el aporte del F-‐ODM, como las siguientes:
-‐ Despertar conciencia sobre los ODM y proporcionar una plataforma para el debate local y
nacional;
-‐ Influir en la formulación de políticas y en la incorporación del trabajo para el logro de los ODM
en los planes nacionales de desarrollo;
-‐ Poner en práctica iniciativas innovadoras que pueden ser replicadas o ampliadas;
-‐ Contribuir al fortalecimiento de las capacidades nacionales de estadística y supervisión, por
medio de la preparación de los informes sobre el avance hacia el logro de los ODM, la cual
permite identificar brechas y necesidades; y
-‐ Abordar las desigualdades en los países por medio de dar a conocer las visiones e inquietudes
de la mayoría de los grupos vulnerables, como las mujeres y las minorías étnicas, y de promover
el acceso equitativo a los servicios sociales básicos.
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Si bien reconocen estas importantes contribuciones, los participantes también identificaron diversos factores internos y variables contextuales que limitan el impacto de los programas conjuntos. En particular, la operacionalización de la gestión basada en resultados es uno de los principales desafíos identificados. En ese sentido, la capacidad de las organizaciones de la ONU para analizar e informar sobre los avances del proyecto, más allá del solo cumplimiento de los planes de trabajo y objetivos de ejecución es todavía bastante limitada. Esto ha perjudicado la gestión estratégica y la ejecución eficaz de los programas conjuntos en circunstancias que debería servir para optimizar las oportunidades y reducir los riesgos. Los desafíos en la coordinación entre los organismos, a los que se refirieron en el debate sobre la reforma de las Naciones Unidas, también han afectado la sinergia y eficacia en el terreno. Existe una dependencia excesiva en los compromisos personales en lugar de en incentivos y planes institucionales y esto influye en la memoria institucional con consecuencias negativas para la continuidad y coherencia en el tiempo. El breve plazo de ejecución de los programas conjuntos, de tres años, impide la consolidación de los procesos, especialmente considerando la complejidad de la arquitectura institucional del programa conjunto que en muchos casos tarda más de un año en alcanzar plena operación. Además, los frecuentes cambios políticos en el contexto nacional agregan una carga pesada a las contrapartes del gobierno. En este momento también se identificó la necesidad de tener una estrategia de salida claramente definida como un desafío crucial. La mayoría de los programas conjuntos están en su segundo año o en la última fase de ejecución de manera que es importante velar por una transición fluida de las responsabilidades hacia las contrapartes nacionales y locales, a fin de evitar una interrupción abrupta de las iniciativas que apoyan los programas. En ese sentido, el protagonismo nacional, del gobierno nacional, los gobiernos locales y las comunidades es un factor clave para la continuidad y la sostenibilidad. Los programas más eficaces en términos de sostenibilidad son aquellos que han conseguido incluir algunos temas sobre el plan nacional de desarrollo y del debate sobre políticas, con miras a ampliar las iniciativas experimentales ensayadas en el programa. C) SESIÓN DE TRABAJO DE LOS COORDINADORES DE PROGRAMAS CONJUNTOS
i) Consecución de los resultados Los participantes reconocieron que como los programas conjuntos todavía están en ejecución, es difícil medir su impacto directo en los ODM en el país. Además, es preciso reconocer que los aportes de los programas conjuntos son solo una variable de un gran número de factores que pueden influir en el cambio y en eso radica la dificultad de establecer una línea de atribución directa entre las actividades de los programas y las variaciones en los indicadores estadísticos nacionales relacionados con los ODM. A pesar de estos desafíos, se puso énfasis en que existen varios resultados indirectos en los cuales el aporte de los programas conjuntos es más visible y tangible.
Programa conjunto de cultura y desarrollo en Namibia
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Las áreas clave a las que han contribuido los programas conjuntos con las siguientes: -‐ Incrementar la conciencia sobre asuntos relacionados con los ODM en los niveles nacional y
local; -‐ Posicionar el plan de trabajo para el logro de los ODM en el debate político nacional e
incorporarlas en los planes de desarrollo locales y nacionales; -‐ Influir en la formulación de políticos por medio de la ampliación de iniciativas piloto exitosas,
desde el nivel local hacia programas y políticas nacionales; -‐ Contribuir a mejorar la coordinación horizontal en las instituciones de gobierno gracias a la
naturaleza intersectorial de muchos programas conjuntos y de los mecanismos de gobernabilidad propuestos por el F-‐OMD para proporcionar una plataforma de diálogo entre instituciones; y
-‐ Mejorar el acceso a servicios públicos en el nivel local. Otros factores cruciales son la consonancia con las prioridades nacionales y la participación de todos los actores, desde la fase de identificación hasta la de ejecución de los programas conjuntos. Estos factores pueden contribuir a optimizar la eficacia de los programas y la sostenibilidad de sus resultados en el tiempo. Otro tema importante que abordaron los participantes fue el de las estrategias de salida, que deben garantizar una transición fluida al culminar el ciclo del programa conjunto. Uno de los elementos clave para preparar la salida de estos programas y para velar por la continuidad de la iniciativa es la de incorporarlos en los sistemas del Gobierno y utilizar o mejorar sus herramientas. Los programas deberían estar insertos en la institucionalidad orgánica nacional y local, y no solo coincidir con el discurso político nacional y local. Se destacó el trabajo para fortalecer las capacidades institucionales nacionales y locales, con una visión que va más allá de la realización de las actividades del programa, como un elemento crucial para alcanzar resultados sostenibles. En la misma línea, los participantes pusieron énfasis en la importancia de sistematizar la experiencia programática de manera de legar un conjunto de informaciones, metodologías y buenas prácticas, a modo de referencia para futuras acciones que se realicen después del cierre del programa. Para asegurar la continuidad, es importante que las iniciativas que respalda el programa conjunto sean incorporadas en el nuevo MANUD y que se busquen otras alternativas de financiamiento que complementen al F-‐ODM. Por último, los participantes acordaron que todos los programas conjuntos, de una u otra manera, aborden los asuntos relativos a la desigualdad por medio de focalizar a las áreas y grupos donde no se ha avanzando hacia el logro de los ODM todavía. Esto significa llegar a los grupos y regiones más vulnerables y excluidas de cada país, como son las minorías étnicas, jóvenes, migrantes, la población rural y las zonas urbanas marginales.
ii) Protagonismo nacional
Los participantes compartieron sus percepciones sobre el protagonismo del gobierno en sus respectivos programas conjuntos. Este ejercicio reveló distintos entendimientos y escenarios. Algunos de los participantes pensaban que el protagonismo se da a nivel de ministerios, mientras que otros afirmaron que es crucial adoptar una conceptualización más inclusiva, en la cual el protagonismo incluya a los actores locales y a las organizaciones de la sociedad civil. Si bien el gobierno nacional puede implicarse
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en el programa conjunto, en algunos casos esto era menos evidente a nivel local, donde el programa es percibido como una iniciativa de las Naciones Unidas. La medida en la cual se implican los distintos actores en el programa puede variar, pero se concluyó que los Comités de Gestión de Programa (PMC) deben convertirse en una plataforma sólida donde los gobiernos pueden demostrar iniciativa en la planificación y ejecución. También hubo consenso en torno al vínculo directo que se observa entre la congruencia con las prioridades nacionales y el protagonismo nacional y se destacó que un buen indicador de protagonismo es el porcentaje de financiamiento que aportan las contrapartes nacionales, sea este en efectivo o en especies. Otro indicador fiable es el hecho de que el gobierno tome la iniciativa para replicar o ampliar las experiencias ensayadas en el programa. La conversación reveló que la experiencia sobre el protagonismo de niveles distintos al nacional es diversa. En algunos casos, ha habido participación de actores locales y de la sociedad civil desde la fase de identificación y diseño hasta la de ejecución, pero en otros, los actores locales y la sociedad civil han participado poco en los procesos de toma de decisiones. Sí hubo consenso entre los participantes en que, en lo relativo a la sociedad civil, el concepto de protagonismo en la práctica se traduce en la participación en la fase de ejecución, donde la toma de decisiones se limita a asunto operacionales, mientras que la dirección política del programa conjunto viene normalmente del ámbito nacional. Los participantes mencionaron que el liderazgo en la gestión de los fondos es un factor clave que puede impulsar u obstaculizar el protagonismo del gobierno. Algunos señalaron que cuando el gobierno no tiene responsabilidad en la gestión de los fondos, su protagonismo es en realidad limitado. Otro factor que puede limitar la participación en general es el idioma. En los países donde la lengua nacional no es uno de los idiomas oficiales de la ONU y el idioma de trabajo del programa conjunto es el inglés, el protagonismo de los actores nacionales puede disminuir. Por último, la capacidad operacional de las instituciones nacionales también puede incidir, especialmente cuando no están bien dotadas en cuanto a personal y recursos para llevar adelante las labores de gestión y ejecución. La mayoría de los participantes afirmaron que sí hay sinergias claras entre el mandato de la ONU, el plan de trabajo del F-‐ODM y las prioridades nacionales. En algunos casos, puede haber una percepción diferente de las prioridades. Por ejemplo, en los países candidatos a la Unión Europea, la estabilización macroeconómica es en ocasiones una prioridad mayor que el logro de los ODM, pero esto nunca se ha traducido en tensión política real entre la ONU y los gobiernos nacionales. En ocasiones, dada la naturaleza de los programas conjuntos y los contextos en los que operan, la dificultad para identificar a la contraparte más adecuada puede influir en el protagonismo nacional. Esto es aún más importante cuando los programas conjuntos no coinciden plenamente con las políticas y programas nacionales, ya que conduce a una falta de interés de parte del gobierno.
iii) Reforma de las Naciones Unidas
Los participantes coincidieron en la percepción de que el F-‐ODM ha allanado el camino para una mayor coherencia a nivel nacional y que ha conseguido convertirse en un incentivo institucional para mejorar la coordinación y la sinergia en el seno del equipo de la ONU en el país y entre los distintos sectores de intervención. Sin embargo, también acordaron en que todavía queda mucho por hacer para convertir el discurso de Una ONU en una práctica consolidada. En
Programa conjunto de Cultura y desarrollo en Marruecos
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ese sentido, identificaron a la falta de armonización administrativa como un factor crucial. Además, cuestiones como la cultura institucional, los objetivos individuales y la visibilidad todavía obstaculizan, en algunos casos, una mayor coherencia al interior del sistema de las Naciones Unidas. Si bien existe mayor consenso en el ámbito de las políticas, la ejecución de las actividades y la consecución de productos en ocasiones responden más bien a mandatos individuales que a una estrategia de acción conjunta. Los participantes también acordaron que los programas conjuntos han conseguido demostrar los beneficios del trabajo coordinado y han contribuido a facilitar la comunicación y coordinación con entidades gubernamentales, tanto a nivel horizontal como vertical. Por otro lado, también reconocieron que el hecho de que la coordinación y las comunicaciones se basan en programas y no en un modo consolidado de operación, hace surgir el desafío de velar porque dichos beneficios permanezcan después del cierre de los programas conjuntos. También hubo un consenso entre los participantes sobre que el sistema de presidencia conjunta del Gobierno y la ONU en los órganos directivos de los programas conjuntos (NSC y PMC) de alguna manera garantiza la rendición mutua de cuentas, pero que en la práctica es la ONU la que debe tomar la iniciativa para facilitar el funcionamiento de dichos órganos. En ese sentido, la rendición mutua de cuentas se ve obstaculizada por el hecho de que las organizaciones de la ONU están bajo la línea de mando directa de sus respectivas sedes centrales y al F-‐ODM y que, en ocasiones, no es fácil para las contrapartes nacionales, ni para los coordinadores de programa conjunto, acceder a su información financiera. Este es el caso en particular de los organismos no residentes. A fin de impulsar la rendición mutua de cuentas, se debería incluir las reglas de intercambio de información financiera con las contrapartes del gobierno en el documento de programa conjunto desde el principio. D) SESIÓN DE TRABAJO DE LOS REPRESENTANTES DE GOBIERNO
i) Protagonismo nacional
Este segmento del debate se destacó por diferencias en la interpretación de los participantes sobre lo que es el protagonismo nacional. Sin embargo, un denominador común fue el respaldo a la definición de protagonismo que da la Declaración de París, especialmente en lo relacionado con la importancia de utilizar las estructuras y procedimientos del gobierno. En ese sentido, los participantes plantearon las siguientes recomendaciones:
• Poner más énfasis en fortalecer las capacidades de supervisión y evaluación de los gobiernos.
• La coordinación con el gobierno es tan importante como la coordinación interna de la ONU y se
debería establecer una estructura dedicada de coordinación con las contrapartes del gobierno.
• La sociedad civil debería participar desde el inicio del diseño del proyecto y actuar como supervisor
externo.
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• Los representantes de los gobiernos deberían tener un lugar en los comités directivos y en otras
estructuras, como los comités de gestión de programas. Los organismos de la ONU deberían ser solo
observadores y cumplir una función de asesoría.
• Las autoridades locales deberían ser socios activos en la planificación y ejecución ya que esto velaría
por la sostenibilidad, el protagonismo y el fortalecimiento de las capacidades, así como de la
replicación de buenas prácticas.
ii) Reforma de las Naciones Unidas
Los participantes coincidieron en que el F-‐ODM constituye el trabajo preliminar que permitirá impulsar la labor conjunta entre las organizaciones de la PONU, pero que su impacto en la coherencia del sistema de las Naciones Unidas a nivel de país no se ha consolidado todavía. Aún quedan aspectos por mejorar, especialmente en términos de simplificación y armonización de los procedimientos internos de la ONU, en particular, en los procesos de aprobación, ejecución y presentación de informes. De manera similar, se cree que una mejora en la racionalización de la división de funciones entre las organizaciones de la ONU contribuiría a mejorar la coordinación.
La ONU debería evaluar minuciosamente la preparación de los países
para ejecutar programas y, si corresponde, considerar la transferencia
de los fondos de programas conjuntos directamente al presupuesto del
gobierno. Por último, se destacó que la plena transparencia en la
programación y rendición de cuentas sobre el presupuesto y la confianza recíproca entre el gobierno y
los organismos de la ONU -‐y al interior de ellos-‐ contribuirían a maximizar los beneficios de las
actividades de los programas. iii) Consecución de los resultados
Los participantes de esta sesión coincidieron en que los programas conjuntos del F-‐ODM sí contribuyen a la reducción de la pobreza, gracias a sus actividades orientadas a la generación de ingresos y especialmente en las intervenciones lideradas por mujeres. En estas actividades se cuentan iniciativas destinadas a preservar y agregar valor al patrimonio cultural, con lo que contribuyen indirectamente a mejorar las perspectivas económicas de los beneficiarios por medio de la promoción del turismo cultural. Los programas conjuntos también contribuyen a rearticular el tejido social por medio de intervenciones socioeconómicas y al desarrollo de las capacidades de las instituciones nacionales para alcanzar mayor coordinación y cooperación internas. De forma paralela a estos positivos aportes, los participantes también recalcaron que sí es posible mejorar el diseño de los programas conjuntos, en particular, definir más claramente los indicadores que guían la ejecución y permitir que estos capturen de mejor manera el avance hacia los resultados esperados. En otros casos, se podría además, mejorar la congruencia con las prioridades nacionales e
Programa conjunto de cultura y desarrollo en Camboya
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incorporar los asuntos relativos a la igualdad de género en los distintos componentes de los programas conjuntos. E) SESIÓN DE TRABAJO SOBRE COMUNICACIONES Y PROMOCIÓN En esta sesión se reunieron representantes de 12 países con el objetivo de compartir y consolidar experiencias sobre promoción, comunicación y participación de la ciudadanía a fin de usarlas como referencia en futuras acciones en esta área de trabajo. Se establecieron los siguientes productos para esta sesión interactiva:
1. Acordar políticas que generen acciones en las siguientes áreas: a) Organización y participación ciudadana en los programas y políticas conducentes al logro
de los ODM; y
b) Producción de piezas de comunicación y promoción que reflejen el trabajo y ayuden a
promover los planes en pos del logro de los ODM en el plano nacional y mundial.
2. Incrementar el compromiso por medio de la comunicación estratégica, la promoción del trabajo
y el impulso a la participación ciudadana durante los siguientes 18 meses hasta 2013.
Se utilizó una metodología de presentaciones, trabajo en grupo y debate abierto con el objetivo de que los productos del taller fueran generados de manera participativa sobre la base de las experiencias y perspectivas de los profesionales que están ejecutando este trabajo a nivel nacional. Los insumos y productos derivados del taller en Marruecos serán integrados a los que emanaron del taller que recientemente se realizó en Cartagena, Colombia (donde se reunieron 18 países de la región de América Latina), de manera que los productos finales reflejen el trabajo del Fondo a nivel mundial. La actividad fue además una buena oportunidad para revisar los fundamentos y los principales componentes de la estrategia de Comunicaciones y Promoción del Fondo para el logro de los ODM y para reflexionar sobre los avances y desafíos que se han enfrentado en los dos años de ejecución. Se destacó que ahora hay mayor disposición para asumir una definición más amplia de lo que son las
comunicaciones y la promoción y para integrar las acciones en estas áreas a la ejecución del programa. También ha habido un aumento significativo de las estrategias de comunicaciones y promoción en los programas conjuntos, así como de países que, por iniciativa propia, han comenzado a pensar sobre cómo los programas conjuntos del F-‐ODM pueden unir esfuerzos para expresar con voz unánime los asuntos relacionados con los ODM en sus respectivos países. En el ámbito de las comunicaciones, se puso énfasis en el aumento de la documentación de casos ya sea en formato físico o electrónico. Sin embargo, el desafío radica ahora en mantener el uso de herramientas eficaces en el trabajo
Programa conjunto sobre empleo juvenil y migración en Serbia
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comunicacional estratégico a fin de conseguir instancias de promoción sólidas que apunten al cambio en las políticas y a una ciudadanía fortalecida. Si bien el número de programas conjuntos que cuentan con estrategias de este tipo ha aumentado, muchos tienden a planificar listas de actividades en lugar de formular estrategias. También, el problema recurrente de la asignación de recursos humanos a esta área, en los que no hay personal suficiente en los puestos adecuados, dificulta el avance hacia los objetivos de promoción. Las presentaciones y debates del taller giraron en torno a los siguientes temas:
• ¿De qué tipo de comunicaciones estamos hablando?
• Participación ciudadana y promoción de políticas: Elementos y experiencias clave (Casos:
Filipinas, Promover el plan de trabajo sobre igualdad; y Etiopía, Participación ciudadana en los
planes nacionales de desarrollo). • Apropiación nacional del plan de trabajo para el logro de los ODM (Caso: Timor-‐Leste, Comité
Directivo Nacional para el logro de los ODM). • Difundir las experiencias: Redactar buenos artículos y dar a conocer las experiencias
• Pautas para la redacción de piezas comunicacionales: Punto de vista de la Secretaría del F-‐ODM
y revisión de las pautas • Comunicación y promoción conjuntas sobre el logro de los ODM (Caso: La Gran Carrera de
Etiopía y la Comunicación de Una ONU sobre el logro de los ODM).
En lo relativo al tipo de comunicación se destacó que la Secretaría del Fondo respalda el uso integrado comunicaciones sobre el desarrollo (que consiste en captar experiencias sobre el cambio positivo que ocurre en las iniciativas focalizadas), así como comunicaciones para el desarrollo, el cual es un proceso más participativo y transformacional que vincula a los ciudadanos con los procesos de reformas de políticas. La comunicación ocurre por varias razones, por ejemplo, para informar, difundir información, modificar conductas, mejorar la visibilidad, la movilización social, etc. Ningún tipo de comunicación es buena o mala en sí misma, sino que pueden ser más o menos eficaces dependiendo del objetivo que intentan alcanzar: De manera que saber por qué queremos comunicar, aunque parezca un requisito básico, es fundamental. En materia de participación ciudadana, la promoción del cambio de políticas y la implicación nacional, se plantearon varios puntos, como la necesidad de trabajar directamente con la sociedad civil o con grupos de ciudadanos que estén legitimados en la comunidad; el uso de movilización ciudadana y de medios de comunicación para presionar a los gobiernos para que cumplan los ODM; la necesidad de trabajar con los gobiernos locales para abrir espacios de diálogo entre ciudadanos y gobiernos; y la importancia de contar con una estrategia bien pensada para influir en el cambio, basada en los aspectos que generan buenos resultados en un contexto dado, entre otros. Se convino que los programas conjuntos deberían actuar como plataformas que impulsan mayor participación ciudadana en la formulación de políticas. Se observan distintas prácticas y conclusiones en esta área y un documento que capture estas experiencias será distribuido próximamente (vea más abajo, Acciones futuras). Las pautas para los productos de comunicación fueron validadas durante el taller y se detallan en un documento separado que ha comenzado a circular entre todos los países participantes. Al concluir el taller, se pidió a todos los participantes que reflexionaran y documentaran qué acciones concretas pensaban tomar en los próximos seis meses para avanzar en las comunicaciones y la
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promoción del logro de los ODM en sus respectivos países o programas. La Secretaría hará seguimiento a estos planes. CONCURSO DE FOTOGRAFÍA Y VIDEO Como parte de las gestiones de las Secretarías para incentivar la producción y difusión de buenas piezas comunicacionales que reflejen la labor de los programas conjuntos a nivel local y nacional, se realizó un concurso de fotografía y video en el marco de este Taller regional. La respuesta de los programas conjuntos fue sorprendente: se recibieron aproximadamente 200 fotografías y 20 videos. Un panel interno valoró las imágenes y videos conforme a su calidad técnica, capacidad narrativa y grado de demostración del impacto del programa conjunto, así como la inclusión de componentes de promoción y de llamados a la acción. Se otorgaron cuatro premios a la categoría de fotografía y de video con premios en efectivo que serán destinados a fomentar las comunicaciones y la promoción en los programas conjuntos ganadores. Los siguientes son los galardonados: Categoría: Fotografía
• Primer premio: Gobernabilidad económica democrática, Filipinas • Segundo premio: Cultura y desarrollo, Mozambique • Tercer premio: Sector privado y desarrollo, Egipto • Cuarto premio: Cultura y desarrollo, Namibia
Categoría: Video
• Primer premio: Cambio climático, Turquía • Segundo premio: Empleo juvenil y migración, Serbia • Tercer premio: Cultura y desarrollo, Camboya • Cuarto premio: Promoción de la autonomía de la mujer, Bangladesh
MEDIDAS DE SEGUIMIENTO A LAS CONCLUSIONES DEL TALLER
• Sobre la base de los resultados de las sesiones sobre Comunicaciones y Promoción realizadas en
Colombia y Marruecos, donde participaron 30 países en total, la Secretaría del F-‐ODM compilará
los acuerdos alcanzados en materia de promoción, comunicaciones y participación ciudadana,
con el objetivo de utilizarlos para fortalecer nuestra labor y servir de referencia en futuras
acciones.
• La Secretaría creará una red entre los participantes de los talleres, a fin de que éstos compartan
sus experiencias y visiones y de dar a los profesionales un recurso adicional de referencia. • Los participantes también tomaron conocimiento de que la Secretaría está a disposición de los
países para ayudarles a documentar y difundir buenas experiencias del trabajo que se está
realizando para promover la agenda de desarrollo. Estas experiencias serán publicadas en el
sitio web mundial del F-‐ODM y serán compartidas con la administración superior de la ONU en
España y en el mundo. • Los premios del concurso de fotografía y video serán transferidos a las oficinas en los países
para el uso de los programas conjuntos.
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E) SESIÓN DE TRABAJO SOBRE SUPERVISIÓN Y EVALUACIÓN El objetivo de esta sesión consistió en identificar experiencias positivas, prácticas recomendadas y
herramientas de supervisión y evaluación útiles para compartir con los programas y para servir de guía
en las evaluaciones finales, así como para centrarse en las evaluaciones de los estudios de caso de cada
país. Con este fin, el taller reunió a coordinadores de supervisión y evaluación de 15 países,
provenientes de las cuatro regiones del mundo, entre los que se contaban especialistas en supervisión y
evaluación, coordinadores de programas conjuntos, oficiales de coordinación y consultores de
supervisión y evaluación. En esta sesión se debatió sobre cuatro temas: a)
La supervisión y evaluación como herramienta
para medir los resultados de desarrollo; b) el
diseño de sistemas de supervisión y evaluación en
el contexto institucional; c) medición del aporte
del programa conjunto al logro de los ODM; y d)
diseño de indicadores, y recogida y análisis de
datos. La metodología contempló las
presentaciones de algunos países sobre las
estrategias y herramientas que ellos han
desarrollado, seguidas de un debate entre los
miembros del grupo. También se realizaron
diversas actividades grupales a fin de analizar los
temas más a fondo. A continuación se resumen las principales conclusiones y acuerdos de seguimiento. De los debates de este taller se extrajeron cinco conclusiones:
1. Diseño de sistemas de supervisión y evaluación: a. Los participantes destacaron la importancia de “hacer las cosas bien” desde el principio,
pero varios países también dieron ejemplos de programas que consiguieron adaptar un
sistema de supervisión y evaluación débil después del comienzo de la ejecución del
programa, con lo que mejoró su puesta en marcha.
b. La simplicidad es un punto a favor en el diseño de estos sistemas, ya que un diseño
demasiado complejo o sofisticado puede dificultar la ejecución. Es importante
establecer objetivos realistas y reconocer las limitaciones en las fuentes de datos
disponibles, etc.
Programa conjunto sobre medioambiente y cambio climático en Turquía
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c. Un buen diseño es una condición necesaria para alcanzar buenos resultados.
2. Instituciones:
a. El diseño y la ejecución del sistema de supervisión y evaluación debe reconocer las
necesidades y prioridades de los distintos actores (ONU, contrapartes nacionales,
sociedad civil, etc.).
b. Es importante asignar roles y responsabilidades a cada actor para mejorar la
coordinación y la ejecución.
c. Los equipos del programa deben permitir la participación de todos los actores durante
el ciclo completo de supervisión y evaluación (diseño, ejecución y extensión), por medio
de un proceso participativo, no solo para incluir sus aportes sino también para validar
las conclusiones.
3. Instrumentos:
a. La clave para desarrollar herramientas útiles de supervisión y evaluación está en lograr
un equilibrio entre la necesidad de aplicar métodos estandarizados y los requisitos
específicos del contexto. b. Para adaptar las herramientas de supervisión y evaluación a un contexto específico, los
equipos de programa deben tener siempre en cuenta los factores temáticos, políticos,
geográficos y socioeconómicos.
c. Las herramientas más útiles son aquellas que han emanado de métodos creativos e
innovadores.
4. Medición del logro de los ODM y de otras variables intangibles:
a. Algunos de los resultados más significativos de los programas conjuntos son indirectos y
éstos necesitan adoptar un enfoque más flexible para capturarlos.
b. Los indicadores cualitativos son especialmente importantes, como las mediciones del
cambio conductual, entre otras.
5. Redefinir el propósito y la utilidad de la supervisión y la evaluación:
a. La supervisión y la evaluación no es la mera notificación de las obligaciones ni una
medida ni un mecanismo de evaluación.
b. Por el contrario, se entiende como una herramienta que se utiliza para mejorar la
calidad de los programas y para extraer conocimientos y experiencias que trasciendan
el ciclo de vida del F-‐ODM.
c. Por tanto, es necesario incorporar medidas de comunicación y promoción en los
sistemas de supervisión y evaluación a fin de poder comunicar los resultados y
conclusiones de un programa a todos los actores, beneficiarios y al público en general.
Medidas de seguimiento a las conclusiones del taller:
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• Sobre la base de las conclusiones de las sesiones sobre supervisión y evaluación realizadas en
Colombia y Marruecos, la Secretaría del F-‐ODM elaborará un documento sobre prácticas
recomendadas en la materia. • La Secretaría sintetizará los desafíos más frecuentes y propondrá soluciones. En este proceso, el
elemento más importante es el de identificar instrumentos estandarizados y no estandarizados,
para saber qué herramientas se puede aplicar y en qué contextos. • La Secretaría espera mantener la red que se creó en estas sesiones por medio de visitas, correos
electrónicos, trabajo en equipo, etc. y extender esta red entre las regiones.
Presentaciones: A continuación se ofrece un resumen de los casos presentados en la sesión:
• Territorios Palestinos Ocupados: desarrolló un sistema holístico de supervisión y evaluación
aplicado a la investigación, formulación de políticas, fortalecimiento de la capacidad y
promoción. El sistema ya se puso en marcha y se está ejecutando por medio de un proceso en el
que participan asociados de la ONU, instituciones nacionales y la sociedad civil. • Filipinas: Social Watch de Filipinas, socio en los programas conjuntos del F-‐ODM en el país,
presentó su trabajo en la elaboración de informes sobre el logro de los ODM y sobre el
desarrollo de una herramienta de supervisión presupuestaria. Esta herramienta permite a los
ciudadanos controlar el desembolso presupuestario e identificar brechas en la prestación de
servicios sociales y económicos. Esta iniciativa ha dado voz a los sin voz, ya que ha facilitado que
grupos tradicionalmente marginados exijan a los gobiernos que rindan cuentas sobre sus
acciones. • Líbano: tras la reformulación del Programa Conjunto sobre Prevención de Conflictos, el equipo
revisó su marco de supervisión y evaluación para hacerlo compatible con los nuevos resultados
esperados. El marco fue simplificado, se eliminaron los indicadores irrelevantes y se
establecieron objetivos más realistas y fáciles de conseguir. Además, el uso de herramientas
sencillas, como plantillas para la recopilación de datos, además de la asignación clara de roles y
responsabilidades para la recogida y análisis de los datos ha ayudado a mejorar la coordinación
y ejecución de su estrategia de supervisión y evaluación. • Mauritania: El Programa Conjunto de Medioambiente estableció vínculos clave entre los
objetivos del programa y los objetivos y subobjetivos de los ODM, con lo que pudieron hacer
coincidir de manera más directa sus actividades con las conducentes al logro de los ODM. Sobre
esta base, el equipo formuló indicadores de cada una de las áreas de resultados que coinciden
con los indicadores de los subobjetivos de los ODM, de manera que pueden medir de manera
más fácil los aportes del programa al logro de los ODM.