Teatro simbolista

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Teatro Simbolista

Período:1890 y desarrollo en etapas posteriores.

El simbolismo como movimiento

1886: Jean Moréas expone el manifiesto literario.

Poetas y plásticos paradigmáticos: S. Mallarmé, P. Verlaine, A. Rimbaud, G. Moreau, G. Klimt, entre otros.

El poema “Correspondencias” de Charles Baudelaire fue referente teórico y estético del movimiento por su visión “sinestésica”.

“Correspondencias” en: Las flores del mal (1857)

La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares, dejan a veces escapar confusas palabras. El hombre posa allí a través de bosques de símbolos, que lo observan con miradas familiares.

Como largos ecos que de lejos se confunden en una tenebrosa y profunda unidad —vasta como la noche y como la luz— los perfumes, los colores y los sonidos se responden.

Hay perfumes frescos como carne de niño, dulces como los oboes, verdes como las praderas. Y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes, que tienen la expansión de las cosas infinitas, como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso, que cantan los transportes del espíritu y los sentidos.

Moreau (1864)

Klimt (1907-1909)

El teatro simbolista (Dubatti): bases históricas y principios estéticos

1890/91: Paul Fort y Lugné-Poe dan inicio al Teatro de Arte en París.

Una historia de las reacciones: simbolismo versus realismo-naturalismo.

Concepción de mundo: “la realidad” no es una percepción inmediata de lo empírico, es un ámbito de revelaciones “suprasensibles”. El “mito de la caverna” de Platón como antecedente filosófico de dicha visión.

“Mito de la caverna” de Platón

Concepción de mundo simbolista

Se retoma la visión platónica del mundo, para liberarla del canon burgués, materialista y pragmático.

Se aproxima a la tradición filosófica y artística de Kant, del romanticismo, Wagner y Nietzsche.

Frente a la visión objetivista, racional y utilitaria del realismo y sus bases científico-sociales, el simbolismo propone un mundo inefable, invisible, misterioso. Un mundo de lo suprasensible, alejado de la realidad percibida y evidente.

Concepción de arte simbolista

Autonomía (arte por el arte): el arte no está al servicio de la religión, ni la ciencia, ni la política, ni la educación; por el contrario, vale para y por sí mismo. Así, construye sus propias reglas de juego.

Soberanía: implica la autoridad frente a otros saberes, la territorialidad singular del arte. En el arte, lo absoluto está vivo, es también accedo a lo sagrado y verdadero.

Procedimiento base: el símbolo

A partir de esta concepción de mundo: ¿cómo se vincula lo real con lo ficción?

El símbolo es el procedimiento base: punte entre lo sensible y lo suprasensible.

El símbolo es lacónico, infinito, opaco, denso y condensador de múltiples significaciones.

Según Wunenburger, el símbolo es el punto de partida y punto de llegada para acceder a lo numinoso (Otto) o lo hierofánico (Eliade).

El símbolo es una enunciación metafísica de lo invisible, de aquello que lo empírico no capta.

Reglas de juego simbolistas

El teatro es expresión del misterio y presencia de la alteridad, de lo sagrado.

Apela a lo extracotidiano, propone un mundo autónomo, sin lógica frente a lo conocido.

La escena entabla conexiones con lo inefable, lo ancestral, lo maravilloso.

Sinestésico: articulación de sensaciones y sentidos (perfumes, colores, sonidos…)

Obra de arte total según la premisa de Wagner. Opacidad: estimula la imaginación del espectador limitándole

información, pues incorpora el “no saber”. Lo oculto es sugerido, no enunciado.

Escenotecnia no ilusionista: telón pintado, gasas, sombras y claroscuros.

Cronotopo específico: sin lógica empírica, con primacía de las secuencias “pasajes” (sueños, fantasías, transformaciones).

Causalidad implícita, difícilmente inteligible por su conexión con lo desconocido.

Se valora lo “estático” y el “silencio”. Dice: “la palabra es del tiempo, el silencio es de la eternidad”

No hay gradación de conflictos en la trama: la escena propicia la “ceremonia”.

No hay tesis o premisas ideológico-sociales. La escena muestra sólo “el misterio de vivir”, sin predicaciones.

El actor/artista es un medium (chaman, sacerdote), no un intérprete.

Los lazos entre lo invisible y lo visible se construyen por medio de: a) el animismo, b) el personaje u objeto “jeroglífico”.

Se propone transformar el mundo ofreciéndole al espectador un contacto con lo “sagrado”.

Los ciegos de M. Maeterlinck (1890)

Nivel del contenido: trama, tema, premisas poéticas y alusiones culturales.

Nivel de la expresión: estructura del texto y la ficción, tiempo, espacio y personajes.

Nivel semántico: el caso “Teatro Matacandelas”, Medellín, año 2001.