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1. Tema 1: Los problemas ambientales
1.1. Causas de los problemas ambientales
Hay una tendencia generalizada a considerar que los problemas ambientales tienen un
origen reciente y son exclusivamente humanos. Sin embargo, desde la aparición de las
primeras formas de vida, los problemas ambientales han estado presentes y han
marcado enormemente la evolución de la vida en el planeta. Por ejemplo, podríamos
considerar la aparición del oxígeno en la atmósfera, subproducto de la actividad
fotosintética o quimiosintética, como un proceso de contaminación atmosférica, puesto
que para los organismos anaerobios que poblaban el planeta en dicho periodo, la
presencia de este compuesto supuso un verdadero problema ya que nunca antes habían
tenido contacto con un gas tan reactivo como el oxígeno. Sin embargo, para la historia
de la vida en el planeta este hecho, lejos de constituir un problema, fue un elemento
clave en la evolución de los organismos vivos tal y como los conocemos actualmente
y, por tanto, un elemento dinamizador de la vida y la geomorfología en el planeta.
Ejemplos similares se encuentran por doquier a lo largo de la evolución de la vida en
La Tierra, desde los primeros organismos unicelulares hasta los más complejos
mamíferos que habitan actualmente el planeta. Tengamos en cuenta que seis grandes
extinciones se han producido en el planeta en periodo prehistórico. Tan sólo un 5% de
las especies ha sobrevivido a estos procesos naturales de extinción.
El ‘homo sapiens’ también ha producido importante alteraciones sobre el medio, sobre
todo desde su aparición como especie dominante en el planeta. A diferencia de los
ejemplos anteriores, dicha modificación se ha producido en un espacio de tiempo muy
breve y con una intensidad sin parangón. En poco tiempo, al contrario de lo que ocurre
con cualquier otra especie, el ser humano ha establecido una relación desequilibrada
con el medio al obtener de éste grandes beneficios sin contrapartida alguna.
Es sabido que no todo fue así desde un principio. Los primeros homínidos eran
cazadores-recolectores nómadas capaces de vivir en equilibrio con su entorno puesto
su número no era elevado (tasas de mortalidad elevadas regulaban su población) y tan
pronto como el medio en el que habitaban dejaba de proporcionarles alimento se
movían a otro dando tiempo al primero a recuperarse. Sin embargo, debido a las
mejoras tecnológicas y organizativas, así como al incremento en el número de
individuos, hace 50.000 años la caza intensiva produjo que se extinguieron en América
y Australia las dos terceras partes de los animales con un peso superior a los 45 kilos
(megafauna). Entre estos animales podemos destacar el mamut o el tigre de dientes de
sable. Nuestra capacidad para actuar en grupo y nuestro amplio arsenal de armas nos
convirtió en los cazadores más eficientes de la historia y constituyo un desequilibrio en
el medio nunca antes conocido.
A pesar de este episodio de extinción de especies, el impacto de las sociedades
cazadoras-recolectoras fue limitado, dado el bajo número de integrantes y su limitada
distribución. No fue hasta el neolítico, hace unos 10.000 años, que la especie humana
efectuó un cambio fundamental en sus formas de subsistencia, pasando de ser cazador-
recolector a realizar actividades agrícolas y ganaderas de manera sedentaria. Ello
representó un cambio tecnológico clave en la evolución de los humanos, pues facilitó
un aumento de la cantidad de alimento, lo que provocó un crecimiento de la población,
transformando una sociedad nómada en sedentaria. Todo ello dio lugar a asentamientos
más importantes en torno a núcleos urbanos, así como a la aparición de la propiedad
privada y a la acumulación de bienes. Los recursos necesarios aumentaron así como el
impacto que sobre el medio ejercían las actividades desarrolladas (roturación de
terrenos para agricultura, la extensión de la ganadería, etc.). Se estima, que hace 12.000
años, la población de cazadores-recolectores era de 6 millones de habitantes; el paso a
la agricultura y ganadería hizo aumentar la población humana a unos 250 millones de
habitantes al comienzo de la era cristiana, y a 750 millones al comienzo de la era
industrial (hacia el año 1750).
Hacia el año 4.500 antes de Cristo comienza la era metalúrgica, aparece la escritura y
con ella el comercio. En esta época se construyen las primeras poblaciones urbanas. La
aglomeración de la población en torno estas áreas supuso un cambio muy importante
en la dependencia del hombre de su entorno. Las necesidades de alimentación, ropa o
energía no eran suplidas por el entorno más cercano sino que dichas necesidades eran
satisfechas a través del comercio con otras ciudades o regiones. Los hombres empiezan
a considerar la naturaleza como un bien a conquistar, dominar y explotar sin límites.
Malas prácticas agrícolas en la historia
La transformación en desiertos de los otrora ricos valles de Mesopotamia está asociada a la
erosión y acumulación de sales provocada por una irrigación irracional. Así mismo, se
considera que el cultivo intensivo sobre los suelos frágiles del bosque tropical como causa de la
desaparición de la civilización Maya en América Central.
Así, el hombre comienza a abandonar el medio natural para refugiarse en ciudades y
núcleos urbanos con una fuerte dependencia del comercio (Hoy en día, dicha
dependencia es crucial, hasta el extremo de que las grandes aglomeraciones urbanas
dan cobijo al 80% de la población, mientras que los bienes necesarios para la
subsistencia de la misma se encuentra fuera de dichas ciudades). Allí acceden a
mejores productos y servicios, es decir, a una mejor calidad de vida.
El crecimiento de la población y la intensidad de las actividades humanas se aceleraron
con la llamada revolución industrial, que se considera empezó en Inglaterra en torno a
1760. El desarrollo tecnológico permite al hombre obtener grandes cantidades de
energía mecánica de las máquinas. Su obtención se produce a partir de la
transformación de la energía calorífica. Al principio, ésta es obtenida de la quema de
madera de los bosques y después de la combustión de las reservas de carbón y petróleo
(combustibles fósiles). Este desarrollo económico, se ve acompañado de un desarrollo
científico, lo que favorece una mejora importante en las condiciones de vida y salud
humana, lo que conlleva a un crecimiento exponencial de la población mundial así
como un aumento espectacular de los recursos materiales necesarios para mantener a
esta población, proceso que se intensificó extraordinariamente durante el siglo XX al
evolucionar la sociedad hacia el uso de los combustibles fósiles como fuente
generalizada de energía. Hoy en día somos más de 6.000 millones de habitantes (1.000
veces más que en el comienzo de las primeras civilizaciones, hace 10.000 años), con
unas previsiones de 8.000 millones para el año 2025. Podemos afirmar que la crisis
ecológica es, fundamentalmente, una crisis demográfica.
La explosión demográfica ha implicado que actualmente la población humana se
duplique cada 45 años. Esta tasa de crecimiento no está igualmente repartida en todo el
planeta. Así, en los países en vías de desarrollo es muy superior a la que se presente en
los países desarrollados.
El crecimiento de la población ha ido seguido necesariamente de un crecimiento de la
actividad agrícola y ganadera bajo la dirección de políticas poco sostenibles desde el
punto de vista ambiental, políticas que han considerado al medio como una fuente
inagotable de recursos. Esto ha conllevado al empobrecimiento de suelos, al estrés
hídrico y a una urbanización acelerada. Las grandes urbes masificadas presentan en
muchos casos condiciones de vida desfavorables provocadas por la contaminación
atmosférica o la existencia de un microclima térmico que incrementa la temperatura
media en varios grados con respecto a su entorno.
Figura 1-1
El desarrollo de la actividad industrial, agrícola y ganadera necesaria para abastecer de
artículos, servicios y alimentos a la sociedad industrial ha provocado en los últimos
250 años la aparición de problemas ambientales de origen antropogénico a una escala
hasta ahora desconocida. Estos problemas revisten una enorme complejidad y debido a
su importancia, extensión, intensidad y a la velocidad a la que se desarrollan: antes de
la revolución industrial, los problemas estaban más localizados, y se desarrollaban en
períodos de tiempo más largos; hoy en día dichos problemas son globales, muy
complejos y evolucionan a gran velocidad.
Las transformaciones del medio debidas a la actividad humana son muchas y variadas.
Por ejemplo:
- La utilización de las tierras para obtener bienes, servicios y un acelerado
proceso de urbanización ha transformado cerca de la mitad de las tierras del
planeta.
- La transformación de los usos del suelo para ubicar o alimentar a la
población (procesos de urbanización, quema y tala de bosques y selvas para
su transformación en pastizales, y tierras de cultivo, etc.) provoca la
alteración o desaparición de los hábitats de otras especies.
- La intensificación de la actividad agrícola y ganadera ha provocado el
aumento en el uso de productos fertilizantes, pesticidas o herbicidas, así
como el incremento en el uso de agua, lo que ha ocasionado en muchas
zonas del planeta graves problemas de contaminación y de escasez en dicho
recurso.
El incremento de población así como el elevado desarrollo tecnológico experimentado
en los últimos 200 años ha propiciado el desarrollo de un modelo energético basado en
el uso de combustibles fósiles que ha producido un elevado impacto ambiental en la
atmósfera (incremento del efecto invernadero, lluvia ácida o contaminación
fotoquímica, etc.). El uso de este tipo de recursos provoca la emisión de contaminantes
a la atmósfera, como el dióxido de carbono (CO2). El aumento de la concentración de
CO2 y otros gases con efecto invernadero en la atmósfera terrestre es uno de los
factores más importantes que contribuye al denominado cambio climático o incremento
en el efecto invernadero. Para el caso del CO2, se estima que desde mediados del siglo
XVIII hasta finales del siglo XX ha aumentado su concentración en la atmósfera un
30%, contribuyendo en un 69% al incremento en el efecto invernadero detectado hasta
la fecha. En el caso del metano (CH4), otro gas con importante efecto invernadero, su
concentración se ha incrementado en un 149%, con una contribución al incremento de
temperatura del 19%. El aumento de la temperatura superficial de la tierra durante los
últimos 100 años ha sido de aproximadamente 0.7 ºC, y las previsiones indican que
durante el siglo XXI el aumento sea superior a los 2.5 ºC.
1.2. Inventario de problemas ambientales
En el apartado anterior se han analizado las principales causas de los problemas
ambientales que la actividad humana está causando. Estas se pueden resumir en dos:
incremento desproporcionado de la población acompañado de una creciente e
insostenible actividad económica.
Veamos a continuación con algo más de detalles cuales son los principales
problemas ambientales que se derivan de las causas anteriormente expuestas.
1.2.1. Cambio climático y efecto invernadero
De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Cambio
Climático es considerado el mayor problema ambiental que amenaza al planeta. Se
cierne sobre el mismo cambiando los comportamientos del tiempo atmosférico,
amenazando la producción de alimentos, incrementando el nivel del mar que
salinizará las reservas de agua potable cercanas a la costa, incrementando el riesgo de
inundaciones catastróficas o favoreciendo la difusión de enfermedades tropicales a
latitudes superiores.
El efecto invernadero es un efecto natural y necesario para el mantenimiento de la
temperatura en el planeta Tierra (Figura 1-2). Se basa en que determinados gases
presentes en la atmósfera (principalmente el CO2, y accesoriamente CH4, vapor de
agua y otros gases) dejan pasar las radiaciones solares que impactan sobre la
superficie del planeta, calentándola, pero impiden que la radiación infrarroja emitida
por dicha superficie escape libremente al espacio exterior, lo que provoca un aumento
en la temperatura. Así, el CO2 es el responsable del 56% de la retención de dicha
radiación, mientras que el metano lo es del 12%. Si no existiese este efecto, se calcula
que la temperatura media de la Tierra sería de -18ºC en vez de los 15ºC actuales,
temperatura compatible con la vida.
Figura 1-2
A lo largo de la historia del planeta se han producido alteraciones importantes en el
clima y en la temperatura media del planeta. Variaciones de 2 y 4 º, así como cambios
en el régimen de lluvias, han sido habituales a lo largo del Cuaternario en las regiones
templadas e incluso en los bosques tropicales. Estos cambios se han seguido
produciendo en los últimos 12000 años.
A las alteraciones del clima de origen natural se suman las que tienen su origen en la
actividad humana, por lo que la amplitud del cambio se hace considerable. Como
resultado del uso de combustibles fósiles, como el carbón, petróleo o gas natural, para
la obtención de energía, se produce un incremento del efecto invernadero debido a las
emisiones a la atmósfera del CO2, principal responsable del efecto invernadero. El
metano, el segundo gas en importancia en cuanto a su protagonismo en el efecto
invernadero, es vertido a la atmósfera como resultado de la actividad del ganado así
como por la inundación de terrenos para arrozales o al uso de combustibles. El
resultado global es un incremento en la temperatura media del planeta así como
cambios en su comportamiento climático.
Aunque bien es cierto que a lo largo de la historia del planeta se han producido
variaciones en las concentraciones de estos gases en la atmósfera, estos cambios se
han llevado a cabo de una forma mucho más lenta y progresiva que lo ocurrido en los
últimos 200 años de intensa actividad industrial[A1].
Figura 1-3 (Fuente: Signes Vitals 2001)
Los modelos matemáticos predicen para los próximos decenios un incremento en la
temperatura media entre 3 y 5.5 ºC (muy parecido al experimentado desde la última
glaciación, hace 18.000 años) incremento que puede tener consecuencias
impredecibles en la climatología del planeta, nivel del mar o crecimiento de las
plantas.
Los principales gases con efecto invernadero son CO2, H2O, CH4, CFCs y N2O. Los
análisis realizados a nuestras de aire retenidas en el hielo fósil de la Antártida
demuestra que la concentración de CO2 y CH4 en la época preindustrial era de 260
ppm y 0.7 ppm respectivamente. En los últimos 300 años (en especial en los últimos
100) se ha incrementado a 360 ppm y 1.8 ppm respectivamente la concentración de
dichos gases en la atmósfera.
El CO2 de origen antropogénico se produce principalmente por la quema de
combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y la deforestación acompañada de
quema de biomasa. Se considera que un habitante de los países desarrollados genera
100 veces más cantidad de CO2, que un habitante del tercer mundo.
El CO2 es un gas muy poco reactivo con otros compuestos presentes en la atmósfera y
no se descompone por acción de la radiación solar, por ello tiene una elevada vida
media en la atmósfera (aproximadamente 5 años), tiempo en el cual será absorbido
por el mar o fijado por una planta para la producción de biomasa. Buena parte del
dióxido de carbono fijado por las plantas o absorbido por los océanos vuelve al medio
atmosférico, por lo que no se puede considerar éste un CO2 procedente de un aporte
nuevo. El único medio de eliminar CO2 de una forma definitiva del medio atmosférico
consiste en su precipitación en forma de carbonato en el fondo de los océanos, proceso
que, debido al bajo intercambio entre las aguas superficiales y profundas, suele tardar
decenios. Es por ello más apropiado fijar una permanencia del CO2 en el medio
atmosférico de varias decena de años en vez de 5años[A2] .
Casi la mitad del incremento de los niveles de CO2 está relacionado con la
desaparición de masa forestal. La cantidad de CO2 se incrementa en 1 ppm. por año.
Este incremento debería conllevar un aumento en la masa forestal debido a la
capacidad que tiene ésta de retener CO2 para convertirlo en biomasa mediante la
fotosíntesis. Es por ello que a los bosques se le suele llamar “sumideros de CO2”. No
obstante, la capacidad de respuesta de los bosques a este incremento es más lenta que
el régimen de incremento de CO2 en el medio.
Las medidas para reducir la producción de CO2 pasan por reducir las emisiones,
utilizando fuentes de energía más limpias (gas natural frente a petróleo o carbón, uso
de energía renovables) o mediante la eliminación del CO2 producido en los gases de
salida de las centrales térmicas (absorción química, condensación del gas en el aire,
secuestración, etc.) aunque los costes en este último caso, hoy por hoy, resultan muy
elevados. El mantenimiento de la superficie y calidad de los bosques y selvas
tropicales, así como la repoblación, son medidas que pueden contribuir a reducir la
concentración de CO2 en la atmósfera.
Como ya se ha indicado anteriormente, los océanos también juegan un importante
papel en la remoción de CO2 de la atmósfera mediante la absorción de este gas. No
obstante, como en el caso de los bosques, este proceso es lento, del orden de años o
décadas. Se estima que el ligero incremento en el pH que se podría producir podría un
fuerte impacto en las formas de vida que habitan los océanos.
Las fuentes de emisión de metano ya se han identificado anteriormente. El metano
incrementa su concentración en la atmósfera en torno al 0.02 ppm. al año; es unas 25
veces más efectivo en retener radiación que el CO2 debido a su capacidad de
absorción en un amplio espectro de radiaciones IR. Su incremento en la atmósfera en
los últimos 50 años ha sido notable. El incremento en la temperatura media del planeta
podría conllevar emisiones adicionales de CH4 debido a la mayor actividad de la
degradación microbiológica de materia orgánica. Este sería un proceso de
realimentación positiva.
Cabe señalar que compuesto tales como el N2O (de origen natural) así como CFCs,
halones HFCs y HCFCs contribuyen al efecto invernadero de una forma notable,
siendo entre 1.000 y 15.000 veces más efectivos por molécula que el CO2, aunque en
el ámbito global su contribución sea menor debido a su menor concentración en el
medio. Los HFCs y los HCFCs, que han venido sustituyendo a los CFCs, son menos
eficaces en la absorción de radiación IR que los CFCs, teniendo un tiempo de vida
media muy inferior, por lo que se consideran menos problemáticos que éstos. Sin
embargo, la proliferación en el uso de estos compuestos en los últimos años, debido al
incremento en la actividad industrial, podría contribuir de forma significativa al
calentamiento global del planeta.
Los efectos sobre el clima del aumento en la temperatura media del planeta son, por el
momento, impredecibles. Se estima que se producirá un incremento en la evaporación
de agua de los océanos y del suelo, una mayor presencia de nubes así como un
régimen de lluvias distinto (se estima que menor) y más destructor, lo que conllevará a
una menor oferta de agua así como una mayor destrucción de bienes.
Hasta el momento, las primeras evidencias se han observado en la especial incidencia
del efecto del Niño observada en los últimos años, y que se asocia directamente al
cambio climático así como en el incremento del poder de devastación de tormentas y
huracanes. De hecho, las compañías de seguros están mostrando una gran
preocupación por los efectos que sobre el clima puede tener la emisión de gases
invernadero, en especial en lo referente a destrucción de bienes y cosechas que dichas
emisiones parecen generar.
El aumento en la temperatura global del planeta puede producir la fusión parcial de
los casquetes polares. Si esta fusión afectara a las masas de hielo continental de
Groenlandia y el Ártico, se produciría un incremento en el nivel de los océanos
todavía por cuantificar.
El incremento de temperatura también puede afectar al desarrollo de plantas así como
de insectos, microorganismos patógenos, etc. con la consiguiente proliferación de
enfermedades y la extensión de estas a latitudes más templadas. También se esperan
otros problemas derivados del calentamiento y por ahora desconocidos, que hacen de
este efecto una mayor amenaza.
En definitiva, el calentamiento de la atmósfera y el cambio climático se ha convertido
en un fenómeno controvertido y de difícil solución ante los numerosos obstáculos
técnicos, científicos, sociales, políticos y económicos que hay que vencer para darle
solución.
Las consecuencias más desfavorables de un calentamiento global son las relacionadas
con la fusión de los casquetes y regiones polares así como de los glaciares, en
conjunción con la expansión térmica, con el aumento del nivel del mar (entre 0.5 y 3.5
m), destrucción del permafrost en regiones subárticas y antárticas, cambios en los
regímenes de lluvia y clima en general (sequías importantes en zonas de una elevada
productividad agrícola del hemisferio norte) además de provocar importantes
problemas para la salud y seguridad de los seres vivos. Así mismo, se sabe que el
incremento de temperatura ya ha producido cambios irreversibles en los ecosistemas
naturales.
Figura 1-4: Fuente UNEP y GEO3
Para frenar esta tendencia al calentamiento es necesario disminuir la emisión de estos
gases, mediante la mejora de la eficiencia energética de los procesos o la sustitución
de los combustibles fósiles como fuente de energía por otras fuentes no basadas en el
carbono e intentar al mismo tiempo incrementar aquellas actividades naturales
que fijan estos gases, como es el aumento de la superficie de bosques.
Efectos del cambio en el clima sobre los seres vivos
Los efectos del clima sobre los seres vivos no son nuevos. Por ejemplo, los grandes fríos de
febrero de 1956 casi aniquilaron a los flamencos rosados de la Camarga y redujeron en más de
la mitad la población de paros de Costa de oro; la sequía en el Sahel en 1970 redujo las
especies de avifauna de 105 a 75.
Un aumento de la temperatura puede provocar el movimiento en latitud de enfermedades
propias de zonas tropicales, como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla o el cólera. Así
mismo, la malaria se podrían extender hacia zonas de mayor altitud, actualmente libres de los
mosquitos que transmiten al enfermedad, pero que al ser más calidad quedarían bajo su
influencia. Es el caso de Nairobi, en Kenia..
El aumento de la temperatura media del agua del mar está afectando muy negativamente a los
arrecifes de coral. Estos ecosistemas son los más productivos del planeta (100 más que el mar
abierto) además de contener una enorme riqueza en biodiversidad. Su pérdida es un daño
irreparable para el planeta.
1.2.2. Contaminación transfronteriza o lluvia ácida
La quema de combustibles para la obtención de energía provoca la emisión a la
atmósfera de óxidos de azufre y óxidos de nitrógeno. Desde el siglo XIX se sabe
que estos gases en contacto con el agua en la atmósfera se transforman en ácido
sulfúrico y nítrico respectivamente, los cuales acaban depositándose en la
superficie en forma de lluvia o deposición seca a pH inferiores a 5.6. Este proceso
de deposición es lo que se denomina lluvia ácida.
La lluvia ácida se puede producir a cientos de kilómetros de distancia de donde se
producen las emisiones de los óxidos de nitrógeno y azufre, afectando a países y
regiones muy alejadas del foco emisor, de ahí el nombre de contaminación
transfronteriza. Provoca la acidificación de las aguas naturales, con los problemas
derivados sobre flora y fauna acuática; empobrecimiento y pérdida de equilibrio
de los suelos; daños en materiales de construcción, etc.
Figura 1-5
Grandes zonas del planeta se han visto afectadas por episodios de lluvia ácida que
han destruido grandes extensiones de bosque y aguas dulces. Es el caso de los
lagos de Escandinavia, afectados por las emisiones en fábricas situadas en
Alemania y Gran Bretaña, o el deterioro de los bosques del sur de Quebec, que
tiene su origen en el norte de Estados Unidos.
Lluvia ácida en el norte de Europa
El 1992 se estimaba que 520.000 hectáreas de bosque de Alemania estaban afectadas
por la lluvia ácida en mayor o menor medida. En Suecia, en 1986, 20.000 lagos fueron
tratados con caliza para reducir su acidez como consecuencia de la lluvia ácida.
1.2.3. El adelgazamiento de la capa de ozono
La mayor concentración de ozono (O3) en la atmósfera se encuentra en la estratosfera,
entre 17 y 26 km de altura sobre el nivel del mar. Esta capa de ozono tiene la propiedad
de filtrar el 99% de la radiación ultravioleta que, proveniente del Sol, incide sobre el
planeta (UV-B y UV-C), de forma que este tipo de radiación no alcanza la superficie
terrestre. Las radiaciones UV-B y C dificultan la fotosíntesis de las plantas
disminuyendo su crecimiento y debilitan el sistema inmune de los animales,
favoreciendo a su vez la aparición de cánceres.
Algunos compuestos industriales, como los cloro-fluorocarbonados (CFCs) o el
bromuro de metilo liberan en las capas altas de la atmósfera compuestos de cloro (Cl) o
bromo (Br). Una vez allí, cada molécula de cloro o bromo puede destruir miles de
moléculas de ozono, durante los aproximadamente 20 años que puede persistir en esta
capa. Esto ha producido reducciones importantes en la densidad de la capa de
ozono estratosférica, especialmente en la zona Ártica y Antártica, zonas de por sí
afectadas por importantes variaciones naturales anuales de la concentración de ozono.
A partir de convenios internacionales se ha prohibido la fabricación y comercialización
de estos compuesto (cloro-fluorocarbonados o CFCs, bromuro de metilo...), que han
sido sustituidos por otros productos menos dañinos para la capa de ozono.
Hasta el momento, la reducción en el uso de este tipo de contaminantes ha favorecido la
reducción en la concentración de estos en las capas altas de la atmósfera y el incremento
en los niveles de la capa de ozono. Probablemente se puede considerar el mayor éxito en
la actualidad en política ambiental internacional, aunque habrá que esperar muchos años
para que efecto sobre la capa de ozono se deje sentir, ya que el cloro y bromo emitido
años atrás es el que está actuando ahora.
Cuando el ozono no nos protege
Un estudio de la agencia de protección del medio ambiente de los Estados Unidos
estima que si se produce una disminución del 5% en el contenido de ozono en la
atmósfera que cubre Estados unidos provocaría un total de 300.000 muertes anuales por
canceres de piel, así como un notable incremento en de los casos de cataratas,
quemaduras por el sol, reducción de las defensas en el ser humano, incremento del
“smog” fotoquímico, así como una disminución en el rendimiento de cultivos como el
trigo, el maíz o el arroz.
1.2.4. Contaminación atmosférica
Además de los problemas globales de contaminación atmosférica tratados
anteriormente, existen otros de carácter más local pero igualmente importantes, que
tienen importantes repercusiones sobre la salud humana y de los seres vivos en
general.
Tabla 1-1
En la Tabla 1-1 y Tabla 1-2 se presenta, respectivamente, una relación de sustancias
emitidas por fuentes naturales y asociadas a diversos tipos de industria que pueden
causar problemas ambientales. Se puede observar como el CO2, SO2, partículas,
amoniaco o NOx son emitidas tanto por fuentes naturales como producto de la
actividad industrial. Las actividades humanas han incrementado la presencia de
dichas sustancias en la atmósfera y, en muchos casos, las han producido justo en
aquellos lugares con mayores densidades de población. Por ejemplo, la emisión en
núcleos urbanos e industriales de hidrocarburos insaturados, óxido de nitrógeno
combinado con radiación solar ultravioleta provoca el denominado “smog
fotoquímico”. Las reacciones fotoquímicas resultantes originan en las capas bajas
de la atmósfera compuestos altamente oxidantes: ozono, ácido fórmico, etc.
produciendo una neblina denominada en inglés “smog”. Se trata de un tipo de
contaminación característica de las áreas metropolitanas de los países
industrializados, con gran actividad industrial o tráfico rodado. Provoca efectos
negativos para la salud de los seres vivos. Ciertas condiciones meteorológicas,
como la inversión térmica o efecto tapadera, contribuyen a su formación y
permanencia en el ambiente.
Otros contaminantes emitidos a la atmosfera, como partículas, hollines, monóxido
de carbono, óxidos de azufre y nitrógeno, óxidos de plomo, etc. reducen
enormemente la calidad del aire en zonas superpobladas, en especial en ciudades
populosas de países en vías de desarrollo. Esto provoca graves problemas de salud y
un número muy elevado de muertes relacionadas, directa o indirectamente, con este
tipo de contaminantes.
En los países desarrollados, las políticas medioambientales han conseguido reducir
los niveles de estos contaminantes de una manera notable. Sin embargo, en los
países en vías de desarrollo este efecto no se ha producido sino que más bien se
viene incrementando.
1.2.5. La alteración del ciclo del nitrógeno
Vídeo sobre el ciclo del Nitrógeno
El ciclo natural del nitrógeno se ve alterado por el uso abusivo de fertilizantes en la
agricultura, que está provocando que se depositen cantidades excesivas de nitrógeno en
los ecosistemas terrestres y marinos, así como por la liberación a la atmósfera del
nitrógeno contenido en los combustibles fósiles. Esto provoca:
- Procesos de eutroficación en las aguas dulces y costeras, con importantes
consecuencias negativas sobre la pesca y la biodiversidad.
- Disminución de la potabilidad del agua por contaminación de compuestos
nitrogenados y un incremento en el coste del tratamiento de potabilización.
- Incremento de los fenómenos de lluvia ácida por la liberación de óxidos de
nitrógeno a la atmósfera.
- Incremento de la acidez de suelos, lo que conlleva a la movilización de los iones
de aluminio que pueden dañar gravemente las raíces de los árboles y de los peces
cuando el aluminio llega a las vías acuáticas.
La solución a este problema pasa por una menor dependencia de los fertilizantes en la
agricultura así como reducir la dependencia energética de los combustibles fósiles.
1.2.6. La contaminación hídrica y el acceso al agua potable
El agua es el principal componente de la materia viva y se constituye en factor
decisivo para el crecimiento humano. Aunque presente en gran parte de la
superficie del planeta, únicamente una pequeña parte (< 1 %) es utilizable por el
hombre en forma de agua dulce. Esta se encuentra presente principalmente en los
continentes (Figura 1-6).
Figura 1-6: Recursos de agua dulce
El agua dulce es fundamental para la vida. El planeta dispone de 9000 km3 anuales
de este recurso. Sin embargo, el agua dulce se reparte de manera distinta por todo el
planeta, siendo actualmente muy escasa en 44 países.
1.2.6.1. Ciclo hidrológico
Puede definirse al ciclo hidrológico (Figura 1-7) como el movimiento del agua y sus
interrelaciones tanto en la atmósfera, superficie y subsuelo. En el ciclo hidrológico,
bajo el efecto del sol, hay agua que se evapora constantemente en la atmósfera. Una
parte de ella se transforma en lluvia y en nieve precipitándose pero no toda el agua que
precipita llega al suelo ya que una parte es interceptada por los edificios, árboles, etc.
El agua que llega al suelo escurre, desaguando en lagos y ríos a fin de emprender el
regreso al mar. Otra parte se infiltra en la tierra para convertirse en humedad o en agua
subterránea que, en condiciones naturales, recorre su camino regresando a las aguas
superficiales. Los vegetales absorben parte de esa humedad del suelo y del agua
subterránea y liberan una parte en la atmósfera por el proceso de evapotranspiración.
Este fenómeno se repite a lo largo del tiempo en una cuenca hidrográfica.
Vídeo sobre el ciclo del agua
El ciclo hidrológico moviliza enormes cantidades de agua alrededor del mundo.
Parte de este movimiento es rápido: una gota de agua permanece un tiempo
promedio de 16 días en un río y de unos 8 días en la atmósfera pero ese tiempo
puede convertirse en siglos para un glaciar y en decenas de miles de años para el
agua que atraviesa lentamente un acuífero profundo.
1.2.6.2. Usos del agua
La Tabla 1-3 muestra que el consumo agrícola de agua es mayor, como
proporción de la utilización total, en los países de bajos ingresos (91 %) que en
el grupo de altos ingresos (39 %). Sin embargo, si se calcula por habitante, los
países de altos ingresos utilizan más agua para fines agrícolas que los de
ingresos bajos.
Tabla 1-3
Grupo de
ingresos
Utilización anual
por persona (m3)
Utilización por sectores (%)
Agric. Ind. Dom.
Bajos ingresos 386 91 5 4
Ingresos
medianos 453 69 18 13
Altos ingresos 1 167 39 47 14
(Fuente: Banco Mundial. 1992. Informe sobre el desarrollo mundial
1992, basado en datos del Instituto Mundial sobre Recursos)
Las actividades humanas generan escasez de agua de tres maneras: por el
crecimiento de la población, por la utilización errónea del agua y por la falta de
equidad en el acceso a ella. El crecimiento de la población contribuye a la
escasez de agua simplemente porque el suministro de agua disponible debe
repartirse entre un número cada vez mayor de personas. Cada país tiene una
cantidad más o menos fija de recursos hídricos internos, que se definen como el
caudal medio anual de los ríos y acuíferos generado por la precipitación. Con el
tiempo, esta reserva interna renovable va dividiéndose entre un número cada
vez mayor de personas, hasta que sobreviene la escasez de agua.
Los requisitos de cantidad y calidad del agua también difieren mucho según el
tipo de uso. Las necesidades netas de la agricultura son especialmente grandes
en relación con las de otros sectores. Por ejemplo, 15.000 m3 de agua bastan
normalmente para regar 1 hectárea de arroz. Esta misma cantidad permite cubrir
las necesidades de 100 nómadas y 450 cabezas de ganado durante tres años; o
de 100 hogares rurales conectados a un sistema de distribución durante cuatro
años; o de 100 familias urbanas durante dos años; o de 100 huéspedes de un
hotel de lujo por 55 días.
La industria requiere grandes volúmenes de agua, pero la mayor parte de ella se
recicla, volviendo al sistema de distribución. El principal problema es que gran
parte de esta agua vuelve contaminada con residuos, productos químicos y
metales pesados.
La demanda de agua para fines domésticos es moderada en comparación con la
de la agricultura y la industria, pero sus requisitos de calidad son altos. Los usos
domésticos y municipales incluyen el agua potable, el lavado, la preparación de
alimentos y el saneamiento.
1.2. Inventario de problemas ambientales
1.2.6. La contaminación hídrica y el acceso al agua potable
1.2.6.3. El agua y la salud
Cerca de 1.000 millones de personas carecen de agua potable. La facilitación
del acceso al agua salubre mejora considerablemente la situación sanitaria. La
higiene personal aumenta cuando la disponibilidad de agua supera los 50 litros
diarios. Asimismo, se estima que 1.700 millones de personas no cuentan con
servicios de saneamiento adecuados. La falta de recogida y tratamiento de las
aguas residuales es una importante fuente de contaminación de las aguas
superficiales y subterráneas, lo que provoca una serie de enfermedades que
viene a unirse a las generadas por el consumo de agua en pobres condiciones de
salubridad y que en conjunto causan las denominadas enfermedades de origen
hídrico.
La sobreexplotación de los recursos hídricos afecta a amplias regiones del
planeta. A pesar de que el agua es un recurso renovable, su tasa de
renovabilidad es superada en muchas zonas del planeta, lo que provoca la
disminución de sus reservas y la aparición del estrés hídrico, es decir, la
incapacidad del medio para suministrar agua dulce en la cantidad que se
demanda. Zonas del planeta tan importantes como el delta del Nilo, Pekín, Los
Ángeles, Nueva Dehli, el río Jordán en la frontera entre Siria, Israel y Jordania,
así como muchas regiones del sur de Europa, son solo algunos ejemplos de
cómo la sobrexplotación de los acuíferos para uso agrícola y para abastecer a la
población creciente está provocando carestía y, en muchos casos, graves
conflictos políticos y sociales.
Algunos (malos) ejemplos de planificación hidrológica
El cultivo del algodón en los alrededores del Mar de Aral fue proyectada como una
forma de aportar riqueza a la región. Para ello los ingenieros canalizaron los ríos que
aportaban agua al mar de Aral y la desviaron a las zonas de cultivo con objeto de
abastecerlos del agua necesaria. En 1985 el aporte de estos ríos al Mar de Aral se había
reducido de 50 km3 anuales a 0. Así mismo, la acción de pesticidas y defoliantes
contaminaron el suelo y las aguas. El resultado ha sido la práctica desecación del Mar
de Aral, la desaparición de las 24 especies de peces que allí se albergaban y la pérdida
de la economía tradicional que ara la base de la riqueza de los 60.000 habitantes que en
sus orillas habitan. El clima en la zona ha cambiado, pasando de una variación en la
temperatura de verano a invierno de 60 ºC a unos 100 ºC en la actualidad. Ahora, el
lecho del lago es azotado por los vientos provocando tormentas de arena así como
contaminación por los pesticidas y las sales transportadas por la acción eólica.
La construcción de la presa de Assouan en Egipto en 1964 tenía como objetivo
proporcionar agua para regadío en el interior del desierto. Sin embargo, el resultado ha
sido distinto al previsto: la acumulación de limo en la presa ha reducido la fertilidad de
la tierra aguas abajo, por lo que se tiene que recurrir a abonos artificiales; el
rendimiento pesquero de la presa aguas abajo se ha reducido a un 15% debido a la falta
de aporte de nutrientes; el Delta del Nilo ya no recibe más aluviones y está
desapareciendo por la erosión del mar; las aguas más claras río abajo están
favoreciendo la proliferación de algas que obstruyen los canales de riego y
microorganismos que las infectan; la propia infraestructura de la presa corre peligro
debido a la colmatación por sedimentos y a la enorme presión del agua que en ella se
alberga, y que ya ha producido un movimiento sísmico.
Además de los problemas de escasez, hay que añadir aquellos derivados de la
pérdida de calidad por la contaminación. Esta contaminación viene dada por:
- Presencia de compuestos nitrogenados provenientes de la
agricultura y la lluvia ácida.
- Presencia de metales pesados y compuestos orgánicos
persistentes provenientes de los vertidos de industrias.
- Vertidos de aguas residuales urbanas con altas cargas de
sustancias orgánicas.
- Contaminación por sedimentos y materia en suspensión.
- Descargas de aguas a elevada temperatura, principalmente de
centrales nucleares.
- Salinización de acuíferos por intrusión de aguas marinas al
disminuir el nivel freático de los acuíferos en las regiones costeras.
Las consecuencias más importantes implican una reducción en la calidad de las
aguas de abastecimiento, hasta niveles insalubres, que se suma a los problemas
de falta de dicho recurso en muchas partes del planeta. Así mismo, provocan
importantes desequilibrios en los ecosistemas afectados (ríos, lagos, aguas
subterráneas, franjas costeras) y en la biodiversidad de los mismos.
La evolución de la presión sobre los recursos hídricos pasa por una disminución
en la demanda, la ampliación de la oferta, la redistribución del recurso y una
mejora en la calidad del agua. Teniendo en cuenta que, a escala mundial, la
agricultura demanda el 70% del agua y la industria el 23%, las medidas a
adoptar en la reducción de dichas demandas debe tener un impacto positivo para
la solución de este problema ambiental.
1.2. Inventario de problemas ambientales
1.2.7. La contaminación y pérdida del suelo: erosión, deforestación,
desertificación
El 80% de los bosques que cubrían el planeta ha sido degradado de una manera
u otra. La destrucción de los bosques, para su uso como madera o para su
conversión en terrenos agrícolas y pastizales afecta a todo el planeta. Esto unido
a las malas prácticas agrícolas, el sobrepastoreo y la urbanización provoca la
pérdida de suelos fértiles, por erosión, así como la desertificación. Las zonas
amenazadas son muchas y diversas y afectan en una u otra medida a 110 países:
la sabana africana, las llanuras y pampas de Sudamérica, las estepas de Europa
sudoriental y Asia, el interior de Australia, la regiones costeras mediterráneas de
Europa. Se estima que 30 millones de km2 se ven afectados por estos procesos
en todo el planeta.
1.2.8. La generación de residuos
La gestión de los residuos es compleja. Dependiendo de su naturaleza
(peligroso o no peligroso) dicha gestión puede ser distinta, aunque finalmente,
ambos tipos de residuos suelen acabar depositados en vertederos o son
incinerados. El vertido de residuos provoca importantes problemas ambientales.
Afectan a la calidad de los suelos donde son depositados, a los acuíferos,
contaminados por los lixiviados que producen, así como a la atmósfera,
producto de la descomposición de los mismos o a su incineración.
La correcta gestión de los residuos así como minimizar su producción y su
aprovechamiento posterior mediante el reciclado o la reutilización, son políticas
adecuadas para reducir el impacto ambiental de estos contaminantes.
1.2.9. La contaminación de los mares y la sobreexplotación de los
recursos pesqueros
Los mares y océanos constituyen los mayores ecosistemas del planeta. La
degradación de los mismos, producto de la actividad humana, se debe a diversas
causas, todas ellas relacionadas con la enorme carga poblacional de las zonas
costeras. Así, la descarga de residuos y vertidos por parte de las poblaciones
ribereñas y de las explotaciones agrícolas y ganaderas, juntamente con las
aportaciones de contaminantes de los ríos, se traduce en un aporte anual de
20.000 millones de toneladas anuales de residuos. Los vertidos accidentales o
deliberados de petróleo o la contaminación atmosférica acaban afectando
también enormemente a las regiones costeras. Además, las presas y embalsen
aguas arriba de los ríos han cortado de raíz el aporte de nutrientes y sedimentos
naturales lo que está provocado la paulatina desaparición de los deltas
(ecosistemas de una elevada riqueza en biodiversidad) así como la reducción en
el número de especies de interés pequero, como la anchoa en el mediterráneo.
La sobreexplotación pesquera ha esquilmado gran cantidad de especies de peces
y mamíferos de tal manera, que el mar es incapaz en muchos caladeros de
mantener un rendimiento creciente en la producción de alimentos. Esto ha
conllevado a tomar medidas proteccionista, como la implantación de periodos
más o menos prolongados de veda a las flotas pesqueras, lo que produce
importantes consecuencias económicas para dicho sector económico.
Arrecifes de coral, mares interiores, manglares, estuarios y tierras pantanosas,
ecosistemas muy ricos y, en muchos casos, protectores de la costa, están
desapareciendo en todo el planeta. Esto provoca la pérdida de biodiversidad y
riqueza pesquera así como la desprotección frente a los agentes meteorológicos
y de erosión marina de importantes zonas costeras.
A todo esto hay que añadir la importante amenaza de que el cambio climático
acabe elevando el nivel del mar, lo que afectaría a los ecosistemas costeros
además de a las poblaciones asentadas en la línea de costa.
1.3. La Biodiversidad amenazada
Aunque la pérdida de biodiversidad se suele incluir en los catálogos como un
problema más a los estudiados en el punto anterior, en este capítulo se ha decido
tratarlo de una manera separada. Esto atiende al hecho de que, en muchos casos,
la pérdida de biodiversidad no solo es una consecuencia más (a veces la única)
de los problemas ambientales, sino que también guarda una relación de causa-
efecto con muchas otras actividades humanas. Podemos asegurar que la pérdida
de biodiversidad es la consecuencia final de los procesos de contaminación
producto de la actividad humana y que preservación implica, necesariamente,
resolver todos los problemas ambientales que el hombre viene causando en el
planeta.
La biodiversidad, a una escala global, se considera como la suma de todas las
especies existentes en el planeta (animales, vegetales, hongos, protozoos y
bacterias), su riqueza genética y la interrelación entre las mismas. Todas las
especies tienen un papel dentro de su ecosistema, de forma que su pérdida
produce una inestabilidad en la función de los mismos.
La biodiversidad en el planeta presenta un gradiente de diversidad creciente
hacia las bajas latitudes. Es escasa en latitudes polares y desérticas, moderada
en las regiones templadas y máxima en las regiones tropicales, en especial en
bosques húmedos y manglares. Así, aunque los bosques tropicales cubren el 7%
del conjunto de los continentes aunque, sin embargo, albergan a más de la mitad
de la especies.
Los ecosistemas cumplen muchas funciones vitales, entre otras: el
mantenimiento de la calidad de la atmósfera; la regulación del clima mediante
la fijación del CO2 en la biomasa vegetal; la regulación de la calidad del agua y
su ciclo, la regulación de los ciclo biogeoquímicos; etc. Desde un punto de vista
económico, la biodiversidad aporta valor a la agricultura y la industria.
Es evidente que la riqueza en biodiversidad es importante para el ser humano
como fuente de alimentos. Sin embargo, el 80% de la alimentación del hombre
proviene de tan solo 19 especies vegetales cultivadas. Las más importantes son:
el trigo, el arroz y el maíz. Tan sólo 40 especies animales se crían para consumo
humano. La falta de variedad de las especies vegetales cultivadas provoca su
vulnerabilidad ante el ataque de enfermedades o depredadores, que son capaces
de devastar los cultivos monovarietales. Para evitar esto, se está incrementando
el cultivo de diversas especies vegetales especialmente resistentes a parásitos o
cuyo crecimiento es mayor que el de especies o variedades tradicionales.
La lista de productos naturales con aprovechamiento industrial es larga: madera,
caucho, resina, aceites para la industria de la cosmética (jojoba), perfumes,
antibióticos, enzimas, etc. También es muy importante la contribución de la
biodiversidad a la mejora de la salud humana. Son numerosos los ejemplos de
especies de animales que presentan tolerancia a determinadas enfermedades y
que son objeto de estudio para entender mejor como luchar contra la acción de
dichas enfermedades en el ser humano. Otras especies animales y vegetales
metabolizan sustancias químicas de uso terapéutico y de gran interés en el
sector farmacéutico.
Así mismo, la biodiversidad tiene un valor incalculable desde el punto de vista
cultural, ético y social.
1.3.1. Causas de la destrucción de la biodiversidad
A lo largo de la historia del planeta la biodiversidad ha variado
considerablemente. Es sabido que ha habido varias extinciones masivas
acaecidas por motivos naturales en periodos de tiempo muy delimitados.
Producto de estas se estima que más del 95% de especies que han existido han
desaparecido y no se encuentran actualmente en el planeta. La extinción es un
proceso irreversible de pérdida de recursos genéticos y de información. En
general se estima que, tras una extinción, el tiempo de reconstrucción de la
fauna con una biodiversidad normal es elevado, en torno a varios millones de
años.
Plasticidad Ecológica: no sobrepasarla
Todos los seres vivos necesitan un ambiente adecuado para su correcto desarrollo, que
se puede definir como un rango determinado de valores para cada uno de los factores
ambientales que afectan a cada individuo, especie o comunidad. La plasticidad ecológica
determina la capacidad de acomodarse a las variaciones que se producen en el
ambiente. El punto a partir del cual, para un determinado factor ambiental, la vida o la
reproducción ya no es posible, es lo que se denomina un índice de tolerancia. Entre el
límite de tolerancia superior e inferior para cada especie y cada factor ambiental es
donde se encuentran los valores óptimos para el desarrollo de ésta.
De esta forma se puede definir el nicho ecológico como la combinación de los rangos de
valores de todos los factores ambientales entre los cuales es capaz de vivir y reproducirse
una especie determinada, incluida la disponibilidad de los recursos que necesita. Todos
los seres vivos son capaces de cambiar su comportamiento o su metabolismo en mayor o
menor medida, para adaptarse a las variaciones de los factores ambientales, pero
normalmente necesitan un tiempo de aclimatación. Si las condiciones cambian
demasiado rápido, el organismo puede morir aunque no se hayan sobrepasado sus
límites de tolerancia.
Debido a la ocupación y explotación por el hombre de los ecosistemas naturales
ricos en biodiversidad para diferentes usos y la falta de una gestión adecuada, se
está produciendo la pérdida de especies a una velocidad muy superior a la
natural, lo que se considera un proceso de extinción masiva como el producido
al final del Cretácico, cuando se extinguieron todos los dinosaurios y muchas
otras especies. La pérdida de biodiversidad se puede considerar como una
pérdida de patrimonio para las generaciones futuras pues éstas no disfrutarán
del beneficio de su presencia ni de las posibilidades que la tecnología futura
pueda obtener de recursos hoy perididos por carecer de valor.
Actualmente se considera que producto de la acción humana se extinguen entre
100 y 1.000 especies al año. Muchas de ellas desaparecen antes de llegar a
conocerlas y saber qué función cumplen en la naturaleza. La necesidad de
alimentación, así como la competencia del ser humano con otros depredadores
en lo alto de la pirámide ha provocado, desde el Pleistoceno, la desaparición de
167 géneros de mamíferos de más de 44 kg. Multitud de especies han
desaparecido de continentes enteros y otras muchas están amenazadas con
desaparecer. Desde principios del siglo XVII el hombre ha exterminado a un
total de 151 especies de mamíferos y aves. Se estima que el 10% de las especies
de árboles se encuentran amenazadas por la destrucción de sus hábitats, al igual
que 10.000 especies de invertebrados en Europa. Las especies de anfibios están
desapareciendo en todo el planeta debido a la pérdida de la calidad de las aguas
y a la transmisión de enfermedades patógenas, a través de la acción humana,
entre los diversos hábitats en los que se encuentran.
Las causas de la pérdida de biodiversidad por la acción antropogénica son bien
conocidas. Todas ellas están ligadas a la demografía galopante de la especie
humana, que necesita de recursos crecientes lo que conlleva la destrucción de
ecosistemas y la desaparición de especies. Este crecimiento demográfico es
incompatible con la conservación de la biodiversidad, de igual manera que lo es
el crecimiento económico que no tiene en cuenta al medio ambiente y al
desarrollo social.
Los mares y océanos han sido para el ser humano reserva de alimentos y desde
antiguo este medio ha sido explotado como fuente de proteínas para alimentar a
la población humana. Su sobreexplotación ha producido graves problemas al
esquilmar dicho medio de una manera masiva. Se estima que de los 4.4 millones
de ballenas que frecuentaban los océanos en 1900, en 1991 no quedaban más de
1 millón. Aún prohibiendo su pesca, las poblaciones de ballenas son muy
difíciles de recuperar debido a su baja fecundidad. De la ballena azul
únicamente quedan 1.000 ejemplares en todo el mundo. La sobreexplotación de
los océanos también se manifiesta en una disminución del rendimiento de la
pesca. En 1997 se pescaron 86 millones de toneladas de pescado, menos que en
los años anteriores. La pesca con técnicas inadecuadas produce heridas o muerte
a 500.000 delfines.
En el proceso de colonización de casi todos los rincones del planeta el ser
humano se ha acompañado de aquellas especies vegetales y animales que le
permitieran desarrollar una agricultura y ganadería propicia para su desarrollo.
Esto ha provocado la introducción de animales (cabras, roedores, serpientes,
hormigas, avispas, …) y plantas invasoras en las zonas colonizadas que han
acabado por mermar la flora y fauna autóctona, especialmente en zonas
insulares donde los endemismos se muestran frágiles frente a estas amenazas.
Ejemplos de ello se pueden encontrar en Australia, Madagascar, Nueva
Zelanda, Islas Hawai, Isla de Juan Fernández, Santa Elena, Córcega, Reunión o
las Islas Canarias.
Así mismo, amplias zonas marítimas se ven amenazadas por especies exóticas,
como el alga de origen tropical Caulerpa Taxifolia, que afecta a la costa
mediterránea y que se introdujo en la misma al escapar del acuario de agua
marina de Marsella. Esta alga está sustituyendo a las praderas autóctonas
de Poseidonia Oceánica. La proliferación de laCaulerpa Taxifolia implica una
disminución de la biodiversidad de otras algas así como en la biomasa de los
peces.
Los bosques han sido utilizados desde antaño para obtener madera para la
fabricación de muebles, enseres o viviendas y como fuente de energía, mediante
la quema de la madera o biomasa. La necesidad de ganar espacio para terrenos
de cultivo y pastos con los que alimentar la población creciente, se han roturado
grandes extensiones de áreas boscosas para su conversión de en terreno agrícola
y pastos. En 1990 se estimó que 200.000 m2 de bosque son destruidos al año en
todo el planeta. En Europa las especies autóctonas han sido sustituidas por
especies de eucaliptos o resineras provocando una importante reducción en la
calidad y diversidad de dichos ecosistemas. La deforestación amenaza
especialmente a Asia, América de Central y del Sur y África. Hay que tener en
cuenta que el bosque es refugio y hábitat de muchas especies y que su
desaparición supone una merma importante de la diversidad de especies del
planeta. Sus funciones como moderador del clima y en la retención de los
suelos los hacen fundamentales a la hora de conservar la calidad del ecosistema
terrestre. La desaparición o reducción de calidad de los bosques por la
intervención del hombre limita enormemente la capacidad de los mismos en
cumplir estas funciones.
Las actividades militares, industriales, agrícolas o ganaderas, así como el
comercio, producen desechos, es decir, sustancias que carentes de valor son
depositadas en los suelos, emitidas a la atmósfera o vertidas a las aguas. Gran
parte de esta contaminación tiene efectos irreversibles en los ecosistemas.
Pesticidas, metales pesados, lluvias ácidas, radiaciones ionizantes, fuego,
exceso de nutrientes o la elevación anormal de la temperatura son algunos
ejemplos de contaminantes que perturban el normal funcionamiento de los
ecosistemas y provocan efectos desfavorables sobre las diversas especies que lo
componen.
La contaminación radioactiva es fundamentalmente debida al uso de armas
nucleares y a los vertidos accidentales provenientes de centrales nucleares o de
vertederos de residuos radioactivos. La bioacumulación de los elementos
radiactivos acaba afectando a la cadena alimenticia, llegando en muchos casos
hasta los seres humanos.
La bioacumulación consiste en la acumulación en los organismos vivos de
contaminantes que se trasmiten de un organismo a otro sin metabolizar a través
de la cadena trófica, de forma que se acumula en cada paso llegando a tener
concentraciones muy nocivas en los eslabones superiores, incluido el ser
humano. Estos contaminantes bioacumulativos son muchos metales pesados
(cadmio, plomo, mercurio...), insecticidas como el DDT, dioxinas, etc. La
bioacumulación es causa de desaparición de gran cantidad de especies en los
ecosistemas afectados.
Otros contaminantes tienen como efecto principal la pérdida de recursos
necesarios para los seres humanos, al no poderse utilizar el suelo o el agua
contaminados. También pueden afectar a los seres vivos en general, que pueden
ver alteradas sus poblaciones debido al uso indiscriminado de sustancias tóxicas
como el DDT.
Daños colaterales
El DDT es responsable directo de la disminución de halcones y gaviotas en EEUU.
Así mismo ha sido causa de muerte de grandes cantidades de aves. Junto con los
policlorobifenilos son causantes de la disminución de la productividad de algas
unicelulares y del fitoplactón, lo que conlleva graves alteraciones en la cadena
alimentaria y, como consecuencia, en la productividad de los ecosistemas.
Los suelos es el lugar donde se unen e interconexionan la atmósfera, la litosfera
y la hidrosfera. La materia orgánica elaborada por los seres vivos pasa
necesariamente por el suelo, donde una enorme cantidad de organismos se
encargan de su descomposición y su imprescindible conversión en materia
inorgánica. Se han identificado hasta 170.000 especies distintas en los
organismos del suelo, aunque su número real será mayor. La contaminación de
los suelos implica la destrucción de su capacidad para realizar esta labor lo que
conlleva importantes consecuencias para el equilibrio de los ecosistemas.
La contaminación térmica de las aguas continentales, la contaminación por
materia orgánica de los cursos de agua dulce y la contaminación por escorrentía
(arrastre de los nitratos y otros productos agrícolas a las aguas dulces), son
causa de deterioro de los ecosistemas acuáticos.
En el caso de la contaminación térmica, esta proviene de las emisiones de agua
caliente por centrales nucleares que provocan elevaciones anómalas de
temperatura y, con ello, tanto la desaparición de determinados organismos así
como la proliferación desmesurada de otros.
Cuando los vertidos de contaminantes a un río o un lago son poco importantes,
el medio es capaz de autodepurarse, eliminando los microbios y oxidando la
materia orgánica. Sin embargo, cuando el aporte de contaminantes supera la
tasa de autodepuración del medio aparecen los problemas de contaminación,
como por ejemplo la eutrofización. Dicho fenómeno está asociado al vertido de
aguas ricas en nutrientes y materia orgánica (aguas fecales provenientes de los
núcleos urbanos, por ejemplo) lo que implica la reducción en la concentración
de oxígeno en el agua, el incremento de sustancias tóxicas producto de la acción
microbiana y la pérdida final de una buena parte de la fauna.
El transporte de petróleo mediante grandes buques cisterna conlleva riesgos
importantes para los ecosistemas marinos. La contaminación por petróleo
procedente de mareas negras empobrecen notablemente las biocenosis litorales
marinas.
El uso de pesticidas en la agricultura asegura la producción agrícola necesaria
para alimentar a la población mundial. Sin embargo, el uso abusivo de estos
productos tiene grandes efectos sobre el medio ambiente. Así, los insecticidas
afectan a especies distintas a las que van destinados, como las abejas y otros
polinizadores y parasitoides que controlan las poblaciones de especies dañinas.
La desaparición de los insectos por el uso de herbicidas que acaban con sus
hábitats afecta a las aves que se alimentan de estos, reduciendo su número. En
los años noventa del siglo pasado se estima que en los alrededores del Parque
Nacional de Doñana, en Huelva, más de 300.000 aves desparecieron por el uso
de pesticidas.
Las lluvias ácidas, provenientes de la quema de combustibles fósiles en zonas
industriales, tienen un efecto nocivo sobre las aves, especies forestales y la vida
acuática en general. Grandes extensiones de bosques y lagos de Europa, Así y
América se han visto afectadas por este fenómeno.
La biodiversidad de las zonas húmedas es muy elevada. Se constituyen en las
zonas de contacto entre el medio terrestre y el acuático. Entre otros, son parte de
las zonas húmedas los lagos y lagunas, los deltas, las lagunas costeras,
marismas o los manglares. Gran variedad de aves y fauna acuática viven en
estos ecosistemas de gran riqueza. En los últimos 50 años se ha producido una
desaparición masiva de las zonas húmedas que afecta a todo el planeta. Las
causas hay que buscarlas en la desecación, la extracción de sus aguas para uso
agrícola, el pastoreo y la contaminación de sus aguas.
Aproximadamente 6 millones de hectáreas se desertifican anualmente en el
planeta por la acción del agua y el viento, especialmente en regiones áridas o
semiáridas, incluidas ciertas partes de Europa. Esta erosión no es debido al
cambio en el clima pues se considera que este ha sido estable en los últimos
2000 años. Es producto de pasadas prácticas agrícolas y forestales inadecuadas,
así como al estrés hídrico a que se someten ciertas regiones del mundo. En
España, por ejemplo, la erosión afecta a casi la mitad del país (223.000 km2). A
modo de ejemplo, otras zonas afectadas son ciertas regiones del sur de Europa,
el norte de África, el Sahel o las grandes praderas de Estados Unidos.
1.3.2. Consecuencias de la destrucción de la biodiversidad
La pérdida de biodiversidad altera la función de los ecosistemas. Son muchos
los ejemplos de las consecuencias negativas que sobre el medio tiene esta
pérdida de biodiversidad:
La quema de bosques provoca la emisión a la atmósfera del
CO2 almacenado con el consiguiente incremento en el efecto
invernadero.
La destrucción de la vegetación por deforestación o
sobrepastoreo conduce a la erosión de los suelos y a la
degradación de los hábitats acuáticos que reciben demasiados
sedimentos. Así mismo aumenta la salinización de los suelos
así como el lavado de los elementos nutritivos, entre otros
efectos adversos.
La pérdida de bosque influye negativamente en el
microclima de la zona al reducir la pluviosidad en su entorno.
La tala de bosques reduce de manera importante la fertilidad
de los suelos lo que provoca su empobrecimiento.
La fragmentación de los grandes ecosistemas, tal como las
masas forestales en elementos cada vez más pequeños y
aislados unos de otros, ha conllevado en muchos casos a la
pérdida de diversidad genética en las especies aisladas y a
una reducción en el tamaño de las poblaciones por debajo de
la viable. Así mismo, en los ecosistemas manejados la
supresión de las consecuencias de las perturbaciones
naturales y el mantenimiento artificial de una estructura
uniforme y constante empobrece la biodiversidad
del ecosistema.
Infraestructuras y fragmentación: un equilibrio necesario
El concepto de población mínima viable: es la población aislada más pequeña que tiene
un porcentaje de oportunidades para sobrevivir a lo largo de un siglo o un milenio a
pesar de las variaciones de medio y de la deriva genética. Este parámetro va asociado al
área mínima necesaria para albergar estas poblaciones. En el caso de los mamíferos, la
población mínima oscila entre 50 y 500, dependiendo de la especie.
Ejemplo del efecto sobre el medio ambiente de la pérdida de biodiversidad: en un
bosque, la velocidad del viento es casi constante, mientras puede multiplicarse por 3 en
zona abierta o por encima de la capa de los árboles. Así mismo, el viento aumenta la
evaporación y la sequedad del suelo. Es por ello que la pérdida de masas forestales
puede acarrear un incremento en la velocidad del viento en la zona afectada, lo que
favorece los fenómenos de erosión eólica del suelo así como incrementa la sequedad del
mismo, lo que en último caso conlleva a su desertización paulatina.
Ejemplo del efecto de las carreteras: Por cada kilómetro de carretera se modifica una
hectárea. Generan seguías y aumento del viento, contaminación del suelo por uso de la
sal en invierno y problemas de contaminación atmosférica por los gases de los coches.
En Dinamarca, se ha contabilizado que en sus 1.000 km de carreteras mueren al año en
torno a: 3.000 liebres, 5.400 erizos, 40.000 pequeños mamíferos, 3.500 anfibios y
122.000 aves.
1.3.3. La conservación de la Biodiversidad
A pesar del panorama desalentador mostrado con anterioridad, existen medidas
eficaces para luchar por la protección y mejora de la biodiversidad.
La creación de espacios protegidos (Parques Nacionales, Reservas Naturales y
Reservas de la Biosfera) son figuras de protección internacionales destinadas a
conservar la biodiversidad de aquellos ecosistemas que por sus características
sean de especial relevancia para la conservación de la biodiversidad del planeta.
Además, se debe proceder a conservar aquellas especies especialmente
amenazadas. Esta protección se puede hacer en el medio natural en entorno
protegidos (in situ) o en un medio ajeno (ex situ), como jardines botánicos o
parques zoológicos. Existen programas para la conservación de especies
amenazas en muchos países (Lince y Lobo Ibérico en España, Bisonte Europeo
en Polonia, etc).
Los ecosistemas degradados deben ser restaurados y vueltos a un estado
próximo a su estado primitivo. La restauración es una empresa muy costosa y
difícil, cuando no imposible. Parece, pues, mucho más lógica la aplicación de
medidas preventivas que correctoras.
Entre los hábitats a conservar, se deben incluir de forma prioritaria los bosques.
Por ejemplo, en Europa están casi en su totalidad manejados por el hombre, lo
que ha conllevado a una pérdida de diversidad biológica de los mismos muy
elevada.
1.4. Los problemas ambientales en Europa y España
Desde un punto de vista europeo, los problemas ambientales más relevantes
coinciden con los problemas ambientales a escala global que se han descrito con
anterioridad, aunque la importancia relativa de cada uno cambia.
Europa
Europa es un continente densamente poblado donde la actividad agrícola,
ganadera y, más recientemente, industrial se ha desarrollado con mucha
intensidad a lo largo de la historia. En Europa apenas si quedan zonas
inhabitadas. Los bosques vírgenes son tremendamente escasos. La población se
hacina en grandes núcleos urbanos así como en las regiones costeras. Los ríos,
lagos y aguas subterráneas han sido históricamente utilizados como fuente de
recursos así como depósito de residuos.
Así, Europa contribuye significativamente al incremento del efecto invernadero;
las regiones de centro y norte de Europa sufren los efectos de la lluvia ácida; la
contaminación atmosférica en las grandes aéreas industriales provoca episodios
de contaminación fotoquímica con importantes efectos sobre la salud de las
personas y el deterioro de las construcciones. En Europa la perspectiva es algo
diferente a la que se da en otras regiones del planeta debido a un mayor grado
de concienciación de la población hacia los problemas ambientales, lo que
obliga y facilita la implantación de medidas ambientales en todos los ámbitos.
Otra fuente importante de contaminación en Europa son las actividades
agrícolas y ganaderas que con el objetivo de asegurar la seguridad alimentaria a
corto plazo ha descuidado otros aspectos. Los fertilizantes, pesticidas y purines
contaminan las aguas naturales. Además los fertilizantes contribuyen a la
alteración del ciclo biogeoquímico del nitrógeno así como a la emisión a la
atmósfera de compuestos nitrogenados. El aparato digestivo de los rumiantes
produce metano que es emitido a la atmósfera, contribuyendo al incremento del
efecto invernadero.
La dependencia energética ha llevado en muchas zonas a una proliferación de
centrales nucleares, lo que produce una contaminación en forma de residuos
nucleares, residuos que en el mejor de los casos deberán ser controlados durante
miles de años. También hay que tener en cuenta los riesgos para el medio
ambiente y la salud de las personas derivados de la peligrosidad intrínseca de
estas instalaciones frente a accidentes o sabotajes.
El estrés hídrico, resultado de la sobreexplotación de acuíferos, ha provocado la
disminución de las reservas de agua en muchas partes de Europa. Para paliar el
problema de suministro se ha apostado por los trasvases de agua entre cuencas
excedentarias y deficitarias así como por la construcción de instalaciones de
desalado de agua de mar, lo que ha acarreado otro tipo de problemas
ambientales.
España
En lo que respecta a España, muchos de los problemas ambientales están
relacionados con el incremento en los últimos 50 años de la actividad industrial,
la despoblación de las zonas rurales y la masificación en las grandes ciudades y
zonas costeras.
El patrimonio natural español es uno de los más diversos y con un mayor
número de endemismos debido a su orografía y riqueza en microclimas y suelos
y a su localización intermedia entre Europa y África. Este patrimonio se
encuentra en muchos casos amenazado debido a la proliferación de actividades
urbanísticas, industriales, ganaderas y agrícolas con importantes repercusiones
sobre el medio.
La utilización de técnicas no adecuadas y la contaminación han provocado una
reducción de la actividad pesquera en las aguas territoriales españolas. En la
agricultura, la sobreexplotación del suelo y de los recursos hídricos, ha llevado
a una situación en la que la mayor parte de los suelos agrícolas están muy
empobrecidos (erosión química) y gran parte de las aguas superficiales y
subterráneas tengan problemas de salinidad y contaminación por nitratos y
pesticidas.
La contaminación producida por las ciudades y por el tejido industrial es muy
importante debido a la falta de renovación de muchas instalaciones y de
medidas adecuadas de depuración. Esto produce que el agua, tanto superficial
como subterránea, presente problemas graves de contaminación. Esta
contaminación encarece su transformación para poder utilizarla como agua de
riego o para otros usos.
La contaminación atmosférica es un problema grave en algunas ciudades,
produciéndose con frecuencia fenómenos de “smog fotoquímico”.
La agricultura es en general intensiva y muy contaminante (contaminación por
uso de fertilizantes y pesticidas), con un problema muy generalizado de exceso
de dosificación y de falta de precauciones a la hora de utilizar estos productos
(fumigaciones indiscriminadas, falta de información, etc). La ganadería
intensiva también produce problemas graves de contaminación por purines en
muchas zonas, que en el caso del cerdo san preocupantes debido a las altas
concentraciones de metales pesados que contienen.
Los incendios son posiblemente uno de los problemas ambientales más
importantes en España, desde un punto de vista de emisiones de CO2, de la
erosión y de la pérdida de hábitat naturales. En muchos casos estos incendios
son la consecuencia de una política forestal inadecuada que ha replantado gran
parte de la superficie forestal con especies muy susceptibles a los incendios
forestales, como pinos y eucaliptos, y que eliminan otras formas de
aprovechamiento tradicional del monte, por lo que fomentan el abandono de las
zonas rurales. En muchos casos los incendios producen daños irrecuperables por
la pérdida del suelo.
España es el país con la mayor tasa de erosión de toda Europa. La pérdida del
suelo, que en muchos casos ha tardado miles de años en formarse, se puede
considerar como la pérdida de un recurso renovable. Esta erosión, además de
por los incendios, se produce por el abandono de la agricultura en zonas de
terrazas, que se caen por falta de mantenimiento, por las plantaciones en zonas
con alta pendiente (muchas veces fomentadas por las subvenciones), y por
malas prácticas agrícolas (dejando el suelo desnudo antes de las lluvias fuertes).
Esta erosión produce además problemas de turbidez en los ríos y de
colmatación de los embalses.
1.5. Conclusiones
El cambio de actitud del hombre frente a la naturaleza comienza a finales del
siglo XIX y viene dado cuando el hacinamiento en las ciudades se hace evidente
y los hombres que ellas habitan empiezan a sentir nostalgia de la naturaleza y a
preocuparse por su conservación. Si bien los errores ecológicos han sido una
constante a lo largo de la historia del hombre, las consecuencias de éstos
estaban restringidas por la baja densidad de población. Sin embargo, hoy en día
ya se superan los seis mil millones de seres humanos en el planeta, y la
población humana sigue creciendo de forma exponencial, con lo que las
necesidades de recursos naturales son crecientes y el impacto de la actividad
humana se convierte en insostenible. Se puede decir que la crisis ecológica es
una crisis demográfica.
La explosión demográfica conlleva necesariamente que los recursos no
renovables (metales, combustibles fósiles,…) tiendan a agotarse, mientras que
muchos recursos renovables (agua dulce, madera, suelo agrícola, pesca...)
escaseen debido a que son sobreexplotados hasta su extenuación por exigencias
del mercado. Con los recursos energéticos pasa algo parecido: una vez agotados
por la enorme demanda a la que se han visto sometidos, los yacimientos de
petróleo barato escasean por lo que la extracción se hace más cara aumentando
su coste final en el consumidor e incrementando el impacto ambiental fruto de
una extracción más compleja y, en muchos casos, en zonas de alto valor
ecológico.
Así mismo, la elevada densidad de de población en determinadas zonas del
planeta está provocando que, en pleno siglo XXI, más de 1000 millones de seres
humanos padezcan desnutrición debido a los graves problemas de escasez de
alimentos y agua potable, así como apenas tengan acceso a servicios básicos,
como la educación o la sanidad. En muchas zonas del planeta el progreso
económico y ambiental pasa por disminuir el crecimiento de la población
mundial mediante el control de la natalidad, adecuando la misma a una tasa que
asegure un desarrollo sostenible con el medio y que procure a la población unas
condiciones de vida mínima aceptables de acuerdo a los cánones del siglo XXI.
En cualquier caso, para resolver el problema ambiental, adicionalmente a las
medidas de control de natalidad, son necesarias otras complementarias
encaminadas a disminuir:
- La demanda de recursos energéticos y materiales en los países
desarrollados.
- El uso de recursos no renovables y sustituir estos por recursos
renovables.
- La cantidad de residuos, emisiones y vertidos generados por las
actividades humanas, disminuyendo a su vez la peligrosidad de los
mismos y aumentando su reciclabilidad y capacidad de reutilización.
Como vemos, en algunos casos la solución reside en buscar nuevos recursos que
sustituyan a los que se agotan (especialmente los recursos energéticos) y
preservar los recursos renovables, utilizándolos de forma sostenible, es decir, de
manera que su demanda no supere su tasa de renovación. Por otro lado, son
necesarias medidas tales como la desmaterialización de la economía, o lo que
viene a ser lo mismo, producir más y mejor con menos, así como minimizar la
cantidad y peligrosidad de los residuos generados en las actividades humanas,
favoreciendo, cuando su producción no sea evitable, la reutilización y reciclado
total de los mismos.
Para poder llevar a buen término las medidas anteriores el tejido productivo
debe adoptar soluciones orientadas, por una parte, a mejorar los procesos
mediante la sustitución de tecnologías contaminantes por otras consideradas
limpias, así como incorporar tecnologías que eviten el vertido o emisión de
contaminantes al medio.
Por otro lado, las administraciones públicas deben reglamentar el uso que se
hace del medio ambiente, favoreciendo políticas que eviten su deterioro,
aseguren la sostenibilidad de sus recursos y la reparación de los daños causados
al mismo. También es su papel favorecer la sustitución de energías no
sostenibles y materiales contaminantes por fuentes de energía y productos
sostenibles. Así mismo, debe establecer políticas destinadas a la concienciación
ambiental de la sociedad así como a formar e informar adecuadamente a la
población sobre aquellos aspectos ambientales que más les atañen.
Finalmente, las organizaciones y empresas deben definir políticas ambientales
que marquen objetivos acordes con la realidad ambiental y social en la que se
encuentran. Para ello tienen a su disposición un panoplia de herramientas
ambientales que les permiten llevar a cabo una mejor gestión de su
comportamiento ambiental, lo que será de utilidad para detectar cuales son los
principales aspectos ambientales de sus organizaciones, anticipar los mismos y
tomar medidas para tenerlos bajo control y minimizarlos.
1.6. Resumen
El desarrollo de la actividad industrial, agrícola y ganadera necesaria para abastecer de artículos, servicios y alimentos a la
sociedad industrial ha provocado en los últimos 250 años la aparición de problemas ambientales de origen antropogénico a
una escala hasta ahora desconocida. Estos problemas revisten una
enorme complejidad y debido a su importancia, extensión, intensidad y a la velocidad a la que se desarrollan: antes de la
revolución industrial, los problemas estaban más localizados, y se desarrollaban en períodos de tiempo más largos; hoy en día
dichos problemas son globales, muy complejos y evolucionan a gran velocidad.
El incremento de la población y su tecnificación ha conllevado la transformación de los suelos en áreas industriales y urbanas. Las
necesidades de alimentación han multiplicado la roturación de tierras para uso agrícola y ganadero. Las crecientes necesidades
energéticas han sido suplidas mediante el uso masivo de una fuente barata y accesible: los combustibles fósiles.
Todo ello ha llevado consigo graves consecuencias sobre la calidad del medio ambiente y sobre la disponibilidad de recursos. Efectos
tales como la pérdida de biodiversidad por la destrucción y
fraccionamiento de hábitats, la contaminación atmosférica por la emisiones de gases subproductos de la transformación de los
combustibles fósiles en energía o de la propia actividad industrial, la contaminación de las aguas naturales por vertidos de aguas
residuales o la sobreexplotación y contaminación de mares y océanos son algunas de las consecuencias del fuerte incremento
de población y actividad experimentado por la humanidad en los últimos 250 años.
La preservación de los ecosistemas existentes, el control de la población, la reducción de las necesidades energéticas y
materiales, el uso adecuado del suelo y la sustitución de los recursos no renovables por otros renovables, en especial aquellos
que tienen que ver con la energía, son medidas necesarias para detener el deterioro ambiental del planeta. Para ello, estrategias
tales como la ecoeficiencia y el desarrollo sostenible son
imprescindibles para cambiar el modelo clásico de desarrollo. Estas estrategias junto con instrumentos concretos para llevarlas
a cabo se verán en los próximos capítulos.
1.7. Resumen realizado por los alumnos
Esther Berenguer Sempere
El crecimiento de la población y las necesidades que ésta se ha creado ha
provocado una crisis ecológica. Se ha sobreexplotado los recursos naturales y se
están agotando las fuentes de energía no renovables. Además, la creciente
actividad económica y un desarrollo industrial sin control han provocado:
·La aparición en la atmósfera de gases nocivos que pueden producir graves
problemas de salud.
·La pérdida de biodiversidad, provocada por causas antropogénicas.
·La contaminación hídrica. Gran parte de la superficie del planeta es agua pero
menos de un uno por cien se puede utilizar en forma de agua dulce.
·Agotamiento de las fuentes de energía no renovables.
·Gran contaminación ambiental.
Todo ello está provocando el cambio climático, que es la mayor amenaza a la que
se enfrenta el planeta.
Para intentar resolver este problema sería conveniente ir sustituyendo las
energías no renovables por energías renovables y que exista una disminución de
la demanda de recursos energéticos y materiales en los países desarrollados.
Juan Del Sol Canto
El hombre ha considerado siempre la Naturaleza como un bien a explotar sin
límites ni consecuencias. Su evolución se ha caracterizado por la expansión
demográfica que unida a una explotación agrícola y ganadera desmesurada y; a
una rápida evolución industrial, ha provocado numerosos impactos
medioambientales de origen antropogénico en el medio ambiente y en la
biodiversidad de todo el planeta.
La actividad agrícola y ganadera ha provocado el empobrecimiento de los suelos,
el estrés hídrico y una urbanización elevada. El uso de fertilizantes, así como el
incremento del uso del agua ha ocasionado en zonas del planeta graves
problemas de contaminación y escasez en dicho recurso.
Por su parte la actividad industrial, basada en un modelo energético a través del
uso de combustibles fósiles, provoca la emisión a la atmósfera de contaminantes
como el CO2, metano, CFCs y óxidos de azufre y nitrógeno, ocasionando
problemas graves ambientales como el cambio climático, lluvia ácida y
adelgazamiento de la capa de ozono, entre otros.
A pesar del panorama desalentador, es posible una mejora de la biodiversidad,
todo ello pasa por la utilización adecuada de fuentes de energía limpias y recursos
renovables, la conservación de bosques y suelos; y la protección de la flora y la
fauna.
José Lorenzo Martínez Pérez
Cuando nos referimos al problema ambiental nos referimos a un problema
generado por la humanidad, que afecta a nuestro planeta y con ello, a nosotros
mismos. Los problemas ambientales resulta la suma de los distintos problemas
que forman el problema ambiental. La preocupación principal ha sido la velocidad
con la que se han desencadenado estos últimos años, en comparación con
períodos precedentes a la Revolución Industrial.
La mala relación que ha tenido la humanidad con la naturaleza desde la
industrialización ha conllevado a una situación actual de crisis, donde existe un
arduo problema en la calidad del medio ambiente y una preocupante escasez de
recursos energéticos. Conllevando con ello el adelgazamiento de la capa de
ozono, la pérdida de la biodiversidad o la contaminación de aguas a causa de los
vertidos residuales.
Como solución, se han empezado a desarrollar medidas tales como la disminución
del consumo de recursos energéticos y materiales, la sustitución de recursos no
renovables por renovables o normativas que exigen la disminución de la cantidad
de residuos, emisiones y vertidos generados por las actividades humanas. Así
pues, se ha apostado por la Ecoeficiencia que tiene como objetivo generar los
menores impactos ambientales utilizando los mínimos recursos disponibles.
Francesc Navarro Mari
El incremento de la población y el desarrollo industrial, agrícola y ganadero
necesario para abastecer de artículos, servicios y alimentos a la sociedad
industrial han provocado en los últimos 250 años la aparición de problemas
ambientales. Las necesidades de alimentación han multiplicado la roturación de
tierras para uso agrícola y ganadero. Las crecientes necesidades energéticas han
sido suplidas mediante el uso masivo de una fuente barata y accesible: los
combustibles fósiles.
Todo ello ha llevado consigo graves consecuencias sobre la calidad del medio
ambiente y sobre la disponibilidad de recursos. Efectos tales como la pérdida de
biodiversidad por la destrucción y fraccionamiento de hábitats, la contaminación
atmosférica por la emisiones de gases subproductos de los combustibles fósiles
en energía, la contaminación de las aguas naturales por vertidos de aguas
residuales o la sobrexplotación y contaminación de mares y océanos son algunas
de las consecuencias del fuerte incremento de población y su actividad a
generado.
La preservación de los ecosistemas existentes, el control de la población, la
reducción de las necesidades energéticas y materiales, el uso adecuado del suelo
y la sustitución de los recursos no renovables por otros renovables, son
estrategias imprescindibles para cambiar el modelo clásico de desarrollo.
Yessenia Neró Martich
Los problemas ambientales tienen su origen desde la aparición de las primeras
formas de vida y no son éstos exclusivamente humanos. El crecimiento de la
población ha ido seguido necesariamente de un crecimiento de la actividad
agrícola y ganadera bajo la dirección de políticas poco sostenibles desde el punto
de vista ambiental, políticas que han considerado al medio como una fuente
inagotable de recursos. En los últimos 200 años ha propiciado el desarrollo de un
modelo energético basado en el uso de combustibles fósiles que ha producido un
elevado impacto ambiental.
Antes de la revolución industrial, los problemas estaban más localizados, y se
desarrollaban en períodos de tiempo más largos; hoy en día dichos problemas son
globales, muy complejos y evolucionan a gran velocidad.
El crecimiento de población y las actividades económicas traen como
consecuencia el cambio climático, el llamado efecto invernadero, la contaminación
atmosférica por las emisiones de gases, la contaminación de las aguas naturales
por vertidos de aguas residuales, degradación de los bosques, la contaminación
de mares y océanos.
Para detener el deterioro ambiental del planeta, tenemos que reducir las
necesidades energéticas y materiales, hacer un uso adecuado del suelo, preserva
los ecosistemas y controlar la población.
Laura Parra Pastor
Dos factores principales a lo largo de la historia han marcado un antes y un
después en el desarrollo medioambiental, en calidad y recursos. Se trata del
crecimiento masivo de la población y del cambio al capitalismo, con la
industrialización. Estos dos hechos, han supuesto consecuencias de tal
envergadura y velocidad, que difícilmente el ser humano las puede obviar, y
actuar tranquilo, pensando que solo la naturaleza será quien los resuelva.
Estos problemas además de estar relacionados entre sí y hacer que unos agraven
otros son muy perjudiciales para la naturaleza en su totalidad, pues revierten en
especies, la atmósfera, aguas, suelos, etc. (disminución de la biodiversidad,
efecto invernadero, lluvia ácida, contaminación de suelos y mares, etc).
Obstáculos que surgen principalmente por la falta de responsabilidad humana.
Es necesario a raíz de este hecho, tomar fuertes medidas de responsabilidad,
como: la disminución de ciertos gases nocivos generados principalmente por el
uso industrial y la quema de combustibles fósiles, el uso responsable de recursos,
incremento de actividades naturales beneficiosas, etc. En resumen, llevar a cabo
una buena política de internalización, supondría una solución eficiente que
mejoraría estos problemas ambientales y muchos otros como los económicos.
Mejor prevenir que curar.
Darío Soler Ibañez
En la actualidad existen una gran variedad de problemas ambientales frutos de la
actividad humana, que en la mayoría de los casos externaliza su coste.
Estos problemas son: El cambio climático y la lluvia ácida, producto de la quema
de combustibles fósiles; el deterioro de la capa de ozono, por el uso de gases
refrigerantes; la contaminación atmosférica, tanto por fuentes naturales como
industriales; la alteración del ciclo del nitrógeno; producto de la eutrofización de
los campos; la contaminación hídrica, la perdida del suelo y la perdida de los
mares debido a la sobrexplotación y el aumento de residuos.
Debido a estos problemas se esta produciendo una gran perdida de Biodiversidad,
que es la cantidad, diversidad y relación de especies en una zona.
Es una obligación de los humanos conservar y proteger el medio ambiente y la
biodiversidad que lo compone. Intentando mitigar la actividad humana en el
medio, internalizando costes y produciendo productos ecoeficientes.