Post on 02-Apr-2020
OURENSE
XII SEMANA DE LA
FAMILIA
INTERNET
UN NUEVO MIEMBRO EN CASA.
13 DE ABRIL AL 19 DE ABRIL DE 2015
Semana de la Familia 2015-Delegación de Pastoral Familiar-Diócesis de Ourense
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Semana de la Familia 2015-Delegación de Pastoral Familiar-Diócesis de Ourense
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XII SEMANA DE LA FAMILIA 2015
I PARTE: CONOCIENDO AL NUEVO MIEMBRO, PARA LLEVARNOS BIEN.
II PARTE: "INTERNET ES UN DON DE DIOS".
ORACIÓN
Invocación al Espíritu Santo
´Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo R. Desciende sobre nosotros
Espíritu Santo, don de Cristo R. Desciende sobre nosotros
Espíritu Santo, maestro interior R. Desciende sobre nosotros
Espíritu Santo, luz de la verdad R. Desciende sobre nosotros
Espíritu Santo, agua de la vida R. Desciende sobre nosotros
Espíritu Santo, fuego que enciendes los corazones R. Permanece en nosotros
Espíritu Santo, viento que nos alientas en la misión R. Permanece en nosotros
Espíritu Santo, vínculo de comunión R. Permanece en nosotros
Espíritu Santo, fuente de fidelidad R. Permanece en nosotros
Espíritu Santo, defensor de la unidad R. Permanece en nosotros
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Carta de san Pablo a los Filipenses 2, 2-4
Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No
obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás
superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el
interés de los demás.
Oración por las familias
Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean
manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes
el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la
serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de
oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una
ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia.
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DELEGACIÓN DE PASTORAL FAMILIAR
SEMANA DE LA FAMILIA
CONOCIENDO AL NUEVO MIEMBRO,
PARA LLEVARNOS BIEN
INTRODUCCIÓN
La aparición y difusión de las nuevas tecnologías de la comunicación, ha generado,
especialmente con la incorporación de las redes sociales, una nueva cultura. Esta
nueva realidad de las comunicaciones está transformando el modo de conocer, de
trabajar, de relacionarse, de vivir y de interactuar entre las personas y los pueblos.
La globalidad de las dimensiones que se ven afectadas, la velocidad en la difusión y
la extensión geográfica a todo el planeta, son tres rasgos que caracterizan esta
nueva cultura, al tiempo que muestran su importancia.
Conviene destacar, en primer lugar, la profundidad con la que afecta a la
globalidad de los fenómenos humanos. Toda la actividad humana está siendo
transformada por la aparición de estas nuevas tecnologías, no sólo en los medios o
en los procesos, sino también en los fines: el modo de conocer de las personas, el
modo de relacionarse, el modo de trabajar y el modo de divertirse. Además, las
perspectivas señalan que este cambio cultural no ha terminado y se siguen
produciendo descubrimientos y nuevas herramientas que van modificando y
reconfigurando, cada día, la manera de vivir de las personas. Se puede afirmar
que la nueva cultura va a estar caracterizada por un cambio permanente que
exigirá una adaptación constante.
Es también llamativa en segundo lugar la velocidad con la que se está imponiendo
esta nueva cultura. Si cada una de las culturas anteriores se creó, desarrolló y
mantuvo su vigencia durante dos o tres siglos (la Edad Media, el Renacimiento, el
Siglo de las Luces, la Revolución Industrial…) la cultura creada en torno a las
nuevas tecnologías de la comunicación ha supuesto un cambio social radical en
apenas dos décadas. La utilización del correo electrónico tiene apenas veinte años,
los blogs, algo más de diez, y las redes sociales se siguen creando a día de hoy.
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En tercer lugar, conviene señalar la extensión de estos cambios, que afectan ya a
miles de millones de personas en todo el mundo. La brecha digital que separaba a
sociedades digitales de las que no lo eran está menguando rápidamente. Intereses
comerciales, económicos y de servicio están impulsando la nueva cultura hasta
fronteras que anteriormente quedaban alejadas de cualquier progreso social y
material.
Esta nueva cultura tecnológica a la que no se puede renunciar, como toda novedad
social, presenta riesgos y oportunidades. Entre los riesgos está el aislamiento de
las personas, el individualismo, el ofuscamiento en el mundo digital y el
consiguiente desprecio del mundo real, el olvido de la caridad. En el ámbito
familiar (al cual nos vamos a referir en esta charla) se están viviendo algunos
desfases entre los hijos, nativos digitales, expertos conocedores de las nuevas
tecnologías, y los padres, inmigrantes digitales que viven en un continuo esfuerzo
de adaptación.
Al mismo tiempo, la nueva cultura genera nuevas oportunidades. La difusión
masiva del conocimiento permite el acercamiento a la verdad que está en la base
de la libertad. Sociedades que tenían dificultades para el acceso a la cultura
universal tienen ahora al alcance de sus pantallas los conocimientos que la
humanidad ha ido atesorando a lo largo de los siglos.
Con el tiempo, el aprendizaje y la experiencia, los riesgos se atenúan y las
oportunidades van creciendo. Y a esto están llamados todos los que trabajan o
utilizan el mundo de las nuevas tecnologías: a hacer crecer las oportunidades que
estas herramientas permiten para que cada persona se haga más humana y más
consciente de la responsabilidad que tiene sobre el desarrollo integral de los
demás. El objetivo último de esta revolución tiene que ser transformar esta
cultura digital en una cultura del encuentro.
A través de esta charla, buscamos, en primer lugar, identificar qué ventajas
nos ofrecen las pantallas y qué riesgos presentan (conocer); animar a padres
y madres a establecer normas que protejan a su familia de esos riesgos
generados por un uso inadecuado de este tipo de recursos (proteger); y,
finalmente, ayudar a crear hábitos que faciliten un uso responsable de los
medios audiovisuales y las nuevas tecnologías de la comunicación (educar).
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I PARTE: CONOCIENDO AL NUEVO MIEMBRO, PARA
LLEVARNOS BIEN.
EL NUEVO MIEMBRO DE LA FAMILIA INTERVIENE EN
EL PROCESO EDUCATIVO.
Uno de los cambios significativos y trascendentes se produce en el
cerebro.
Internet y las Tecnologías de la Información y la Comunicación –TIC– ya son para
muchos niños y adolescentes el mayor canal de información y, más aún, ellos se
están convirtiendo en los principales usuarios. Se inician a edades cada vez más
tempranas y están permanentemente conectados con sus amigos. Más del 94% de
los jóvenes en Europa de entre 14 y 17 años forma parte de, al menos, una red
social. Todo esto no parece ser una moda, es parte de su presente y lo será de su
futuro.
Internet y las TIC abren unas posibilidades enormes para la formación y educación
de los jóvenes, pero también genera una serie de problemas asociados de los que
las instituciones están tomando conciencia: dedicando fondos para procurar la
seguridad de los menores en Internet, reformando los sistemas educativos para
integrar las TIC en las aulas, creando líneas de ayuda y denuncias para dar
respuesta a problemas de ciberbullying, usurpaciones de identidad, acoso sexual a
menores (cibergrooming), organizando charlas de formación relacionadas con las
tecnoadicciones, determinando, incluso, nuevas patologías como la nomofobia o
miedo a perder el teléfono móvil y quedar desconectados de todo lo que sucede on
line, entre otras iniciativas. ¿Estamos los padres implicados e informados sobre
estas iniciativas? o ¿delegamos la educación digital a otras instituciones fuera
de la familia?
Pero, además, nos planteamos la siguiente interrogante: ¿Realmente la seguridad
y las tecnoadicciones son los problemas más importantes?
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Las estadísticas realizadas para la práctica totalidad de los estudios europeos
ponen de manifiesto que, si bien los problemas relacionados con la seguridad y el
uso inadecuado son evidentemente graves, y afectan a miles de menores en todos
los países, los porcentajes de afectados no son mayoritarios en la población juvenil.
Así que la respuesta a la pregunta anterior parece ser que no.
Entonces: ¿Existe algún problema que esté afectando a todos los niños y
adolescentes usuarios de Internet y las TIC?
La respuesta, desde el ámbito científico y académico, es que sí. Aunque las
diferentes instituciones y agentes sociales parecen ajenos a esta realidad, los
neurocientíficos nos están advirtiendo sobre la rápida transformación de los
cerebros que afecta a todos los niños y adolescentes que están utilizando
diariamente Internet, smartphones, tablets, videoconsolas y las TIC en general.
Nuestro cerebro es enormemente plástico, y modifica su estructura y los procesos
que lleva a cabo para adaptarse a cada nueva circunstancia o cambio en nuestro
sistema de vida. Numerosas situaciones han modificado la forma de trabajar de
nuestro cerebro a lo largo de la historia: desde la caza y el consumo de carne, hasta
el establecimiento de la vida sedentaria, pasando por uno de los más importantes:
el producido tras la generalización de la lectura y la escritura en nuestras
sociedades. El paso de la transmisión de información oral a la transmisión escrita
ha cambiado nuestra forma de pensar y de procesar la información.
Hasta ahora, los cambios en nuestra forma de vida se habían producido
normalmente de forma lenta y progresiva, pero esto ya no es así. Se están
generando muchos más cambios, muy rápidos y de mucha profundidad, y todo ello
en una sola generación. Los niños de 12 años de hoy, no son en absoluto como sus
padres o abuelos. Y sus cerebros tampoco son iguales.
Para adaptarse a los vertiginosos cambios que se están produciendo, nuestro
cerebro está desarrollando nuevas formas de procesar la ingente cantidad de
información que recibe. Está adaptándose y modificándose a sí mismo. Estos
cambios se producen a nivel celular, e implican a las neuronas, a las conexiones
que establecen y a las distintas zonas del cerebro (algunas de ellas muy concretas).
Mientras nos preocupamos por las cuestiones prácticas relacionadas con el uso de
Internet, las TIC están alterando y modificando nuestros procesos de pensamiento,
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las estructuras mentales que creamos, nuestra forma de memorizar y hasta
nuestra forma de relacionarnos y entender a los demás. Algunos cambios y
modificaciones importantes son positivos, pero otros no. Ahora mismo tenemos la
posibilidad y la obligación de comenzar a trabajar con los niños y adolescentes,
para no permitir que se consoliden determinadas modificaciones. Asimismo,
debemos potenciar los cambios positivos. Pero debemos actuar.
Creemos que es una buena idea comenzar por dos facetas muy importantes
que nos afecta en la vida diaria: la lectura y aprendizaje, y la sobrecarga
cognitiva.
• LECTURA Y APRENDIZAJE.
Durante miles de años, los seres humanos adquirimos la información necesaria
para relacionarnos con el entorno físico y con los demás, a través de la experiencia
directa. La mayor parte de la información llegaba, lentamente, después de observar
fenómenos y situaciones con nuestros propios ojos. El cerebro era alimentado
también por relatos e informaciones procedentes de las experiencias vividas por
otras personas, que trasladaban de forma verbal lo que habían visto con sus ojos, o
escuchado con sus oídos. La transmisión de la información se realizaba de forma
oral, con todas las ventajas e inconvenientes que esto supone, y de una forma
evidentemente muy limitada y condicionada, fácil de alterar y sometida a la
degeneración del mensaje propia del boca a boca.
Hace aproximadamente 5.000 años, con la creación de la escritura y la lectura, se
produce una auténtica revolución en nuestro cerebro. Para adaptarse a la lectura,
el cerebro tuvo que reorganizarse, permitiendo el desarrollo de largas y cada vez
más complejas argumentaciones, acompañadas de multitud de datos que no era
necesario memorizar en su totalidad, y dando lugar a pensamientos mucho más
reflexivos. La lectura puso en marcha todo un proceso de desarrollo creativo. La
imaginación y las investigaciones de unos, permitieron que otros continuaran
creando hasta convertir en realidad muchas de las cosas que hoy nos rodean.
Pero, incluso este fabuloso cambio tuvo sus detractores y enemigos. Nada menos
que Sócrates, consideraba que la escritura traería más problemas que beneficios.
Afirmaba que la dependencia de la letra escrita alteraría para peor la mente de las
personas. Defendía que la escritura amenazaba con convertirnos en pensadores
menos profundos intelectualmente, menos sabios y menos felices. Por suerte y con
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el paso del tiempo se fueron imponiendo los argumentos defendidos por Platón,
que veía en la escritura una oportunidad, aunque durante los primeros siglos
estuviera reservada sólo a una minoría privilegiada.
El segundo cambio importante se produciría con la adopción de la lectura
silenciosa. Así es, durante siglos la lectura fue algo practicado por unos pocos y
siempre en voz alta, con el objetivo de transmitir. En torno al año 380, San Agustín
se sorprende al ver a San Ambrosio leer sin abrir la boca ni emitir sonido alguno…
La lectura en silencio, para el propio lector, trajo consigo todo un mundo de
reflexiones, variedad y diversidad en las interpretaciones y autoconciencia.
Permitía pararse, debatir consigo mismo sobre lo leído, releer, etc.
El tercer cambio se produjo entre los siglos XII y XIII, con la aparición y
generalización en el uso de las palabras y los signos de puntuación. En efecto,
durante siglos y siglos los manuscritos estuvieron formados por tediosos
encadenamientos de letras, sin espacios que permitieran separar las palabras o
detenerse ante puntos o comas. El lector debía realizar ímprobos esfuerzos por
interpretar finalmente el contenido y sentido de las letras encadenadas que
acababa de leer.
El cuarto cambio supuso una verdadera revolución, así como la popularización de
la escritura, la lectura e incluso la cultura y el pensamiento en todas sus formas. A
mediados del siglo XV, el orfebre alemán Johannes Gutenberg inventa la imprenta.
Los escasos y artesanales libros dan paso a la edición y distribución de miles de
ejemplares por toda Europa. Obras antes apenas leídas comenzaron a estar al
alcance de los ciudadanos del momento. Los precios y los tiempos de edición se
redujeron enormemente, y la demanda de libros se disparó. Según los cálculos
realizados, en los cincuenta años posteriores a la invención de la imprenta, se
editaron tantos libros como los reproducidos por los escribas europeos a lo largo
de los mil años precedentes. Pero este maravilloso invento también tuvo sus
detractores… Muchos comenzaron a preguntarse si era bueno que todo el mundo
pudiera tener acceso a la información… Y no digamos ya si se trataba de
información, contenidos u opiniones que podían no ser compartidos por el poder
imperante en el momento. Según señala Joad Raymond en “The Invention of the
Newspaper: English Newbooks”, el primer censor oficial de libros que hubo en
Inglaterra planteó que la tipografía estaba trayendo más daño que beneficio a la
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cristiandad. Pero, como todos sabemos, la imprenta no sólo no cesó de imprimir
libros, sino que gracias a ella la Biblia es el libro más difundido del mundo.
Y, finalmente, el quinto cambio también debe ser considerado una revolución: la
escritura y lectura digitales a través de Internet. La web 2.0 ha convertido además
a las personas en productoras de información, y no sólo en meras consumidoras.
Blogs, redes sociales, webs temáticas, foros, etc, etc, están permitiendo que
cualquier ser humano con una conexión a Internet pueda comunicar algo al resto
del mundo con posibilidad de ser accesible para unos 2.500 millones de usuarios.
Según los datos publicados por Science en el año 2011, la humanidad ya generaba
cada 2 días la misma información generada por nuestra especie durante casi 5.000
años. Es decir, 5 Exabytes de información cada 48 horas.
El acceso a la información hoy en día es digital: menos del 0’1% de la información
generada en la actualidad está en papel. El 99,9% de la información se encuentra
disponible sólo en formato digital. Cada minuto que pasa se realizan 2 millones de
consultas en Google. Es decir, el buscador es el principal y omnipresente medio de
búsqueda de información para niños, adolescentes y adultos.
Y he aquí que, tal y como señalan investigadores y neurocientíficos de todo el
mundo, la forma en que adquirimos la información influye en nuestra forma de
percibirla y de transmitirla. El tipo de actividad mental que desarrollamos
configura nuestro cerebro y la distribución de las neuronas. Tenemos la suerte de
estar dotados de una herramienta extremadamente sensible, con una fabulosa
característica que conocemos como NEUROPLASTICIDAD. El cerebro se modifica a
sí mismo. No es estático ni rígido. Las neuronas establecen nuevos caminos, ponen
en marcha nuevos circuitos neuronales y abandonan otros que quedan obsoletos.
Algunas neuronas son descartadas, pero otras muchas pasan a engrosar y reforzar
los nuevos caminos. La economía del reciclaje manda en el cerebro.
Pues bien, la herramienta que utilizamos para leer y para escribir nos condiciona.
Sea la que sea… El propio Nietzsche afirmaba que desde que había comenzado a
escribir con una máquina de escribir, no sólo su prosa sino incluso sus
pensamientos se habían visto condicionados. El paso del papel a la máquina
supusieron pare él un cambio importante. No podía ni imaginar lo que supondría
más tarde el paso al cibertexto…
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¿ES DISTINTO LEER INFORMACIÓN EN LIBROS A LEERLA EN PÁGINAS WEB?
Pues sí. Los estudios que lo ponen de manifiesto son muchos y muy variados. Uno
de ellos es el elaborado por el Dr. Jakob Nielsen que tras la realización de un
estudio de seguimiento ocular, concluye que los usuarios de Internet no realizan
una lectura lineal, sino que “escanean” la pantalla. Los usuarios realizan una
“lectura en F”. Leen las dos primeras líneas, y bajando por la izquierda vuelven a
detenerse en el centro. Después abandonaban de nuevo la lectura lineal y bajan
hacia la parte inferior izquierda. Las mismas conclusiones han sido obtenidas por
otras entidades.
Según las investigaciones de Nielsen, las personas realmente leen menos del 20%
del contenido de una página web. Asimismo, concluye que muchos usuarios
dedican hasta un 69% de su atención al lado izquierdo de la pantalla, y sólo el 30%
a la parte derecha.
Un estudio realizado entre jóvenes de 12 a 18 años determinó que los adolescentes
necesitan mucho menos tiempo para encontrar una información en Internet que
los adultos. Son seis veces más rápidos que sus mayores. Pero, del mismo modo, el
estudio concluye que Internet disminuye la capacidad de concentración, así como
la capacidad de los jóvenes para leer y escribir textos largos.
La empresa israelí de software ClikTale, recogió durante dos meses datos del
comportamiento de un millón de visitantes de páginas web. Averiguó que en la
mayoría de los países los usuarios de Internet sólo pasan entre 19 y 27 segundos
en cada web que visitan. Casi nunca leen una página entera.
Los estudios realizados por Ziming Liu indican que está surgiendo un
comportamiento lector basado en la pantalla, en el que la lectura se realiza en
forma de exploración, de manera aleatoria, ni lineal ni fija y centrada en la
búsqueda de palabras clave.
La conclusión es la siguiente: el creciente uso de la Red está debilitando
nuestras capacidades para el “procesamiento profundo” que permite “la
adquisición consciente del conocimiento, el análisis inductivo, el
pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión”.
La verdad es que después de leer tantos artículos e investigaciones, no es difícil
quedarse con la idea de que la lectura en Internet está desestabilizando nuestros
cerebros, hasta el punto de que puede llegar a producirse una involución. No
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obstante, debemos ser mucho más objetivos, y situar cada cuestión en su contexto
antes de sacar una conclusión.
¿LA LECTURA EN INTERNET ES COMPATIBLE CON LA LECTURA LINEAL DE
LIBROS?
Ésta es la verdadera cuestión. Muchos de ustedes, adultos, ponen en práctica lo que
consideramos son dos formas de lectura muy distintas, utilizadas siempre en
función de las circunstancias. Leemos, o “escaneamos”, decenas de páginas web
todos los días. Pero lo hacemos para buscar e identificar informaciones concretas.
Sin esta forma de lectura, tan desarrollada por los adolescentes de hoy,
tardaríamos muchas horas en determinar si la información contenida en una web
responde a lo que estamos buscando o no. Es cierto que con la práctica se puede
descartar un contenido en pocos segundos. La lectura en “F” parece muy lógica.
Leemos los encabezados y las primeras líneas para determinar si nos interesa, y
después bajamos por la izquierda porque es donde empiezan los párrafos tras un
punto y aparte. ¡Pero no hacemos esto sólo en Internet! Lo hacemos también
cuando hojeamos un libro de una estantería para saber si puede interesarnos, o
cuando pasamos las páginas de una revista, o incluso cuando leemos algún
periódico en papel.
Y lo cierto es que no dejamos de leer libros. Y no los “escaneamos”, sino que
realizamos una lectura lineal, reflexiva y en profundidad, como hacemos todos
cuando leemos un libro o un artículo que nos interesa. Creemos que ambas formas
de lectura responden a necesidades distintas y son absolutamente compatibles y
necesarias.
EL HECHO DE QUE DOS FORMAS DE LECTURA PUEDAN CONVIVIR, NO QUIERE
DECIR QUE VAYAN A HACERLO…
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En efecto, esta es la siguiente cuestión que debemos plantearnos. La mayoría de los
adultos de hoy en día han pasado los primeros años de su vida leyendo libros, de
forma lineal y reflexiva. Durante todo ese tiempo se han asentado en nuestros
cerebros toda una serie de estructuras y circuitos neuronales, la mayoría de los
cuales permanecen. No se iniciaron con la lectura en Internet, ni han tenido que
compaginar la lectura “tradicional” con la lectura “digital” hasta hace pocos años.
La verdad es que no debemos asumir que los niños adoptarán ambas formas de
lectura sin problemas, y sabiendo diferenciar perfectamente entre una y otra. Y no
debemos asumirlo porque sabemos cómo funciona nuestro cerebro…:
1. Nuestro cerebro es un ahorrador nato. De hecho, siendo tan pequeño
consume el 20% de toda la energía que utiliza nuestro organismo. Parte de su
trabajo consiste en optimizar recursos y ser “sostenible”. Si puede hacer algo de
una forma más sencilla y que suponga menos esfuerzo LO HARÁ. Leer siempre de
la misma manera es más fácil que tener que cambiar de registro y hacerlo de dos
formas distintas en función de las circunstancias. Si una forma de lectura se realiza
mucho más que la otra, el cerebro reforzará los procesos asociados para que cada
vez nos resulte más fácil y sencillo leer así. En definitiva, la afianzará.
2. No nos engañemos, la lectura de una página web o un contenido on line bien
diseñado resulta mucho más atractiva, en especial para los más pequeños. La
mezcla de colores, fotografías, imágenes en movimiento, vídeos, banners, enlaces a
otros sitios, etc., satisfacen la constante e innata curiosidad de nuestro cerebro.
Muchos y muy diversos estímulos pueden tenerlo entretenido disfrutando con
cada nuevo impacto, con cada nuevo descubrimiento, pero sin permitirle
finalmente centrar su atención y profundizar dejando a un lado las distracciones.
Existe el riesgo de que en los más pequeños, que no tienen años de experiencia en
la lectura lineal y reflexiva, terminen adoptando y afianzando una forma de lectura
en “escaneo”, que no permite profundizar en los contenidos, con una necesidad
constante de cambiar de tarea para recibir nuevos estímulos, y muy dada a la
distracción. Y a tenor de los resultados señalados en el último informe PISA, lo
último que necesitamos es que la comprensión lectora de los niños y adolescentes
sea aún peor.
Pero NO podemos tampoco convertirnos en los Sócrates de nuestro tiempo, ni en
los censores que desconfiaban de los nuevos inventos. La lectura en “F” es
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necesaria y fundamental ante la cantidad ingente de información que circula por
Internet. Es una adaptación a un nuevo entorno que no podemos ni debemos
perder. Es más, debe entrenarse. Los niños y adolescentes están ya realizando ese
entrenamiento. Pero hoy, más que nunca, es necesario reforzar la lectura lineal y
reflexiva que permite PROFUNDIZAR, ASIMILAR y AFIANZAR información, datos y
conceptos. Esto también debe entrenarse. Más que antes, sin lugar a dudas.
Obliguemos a nuestro cerebro a esforzarse. Puede hacerlo (¡y en el fondo le gusta!).
Es vital que los niños y adolescentes de hoy lean libros enteros, profundicen y
reflexionen sin distracciones. Nos jugamos más de lo que pensamos. En este
momento, que los niños lean libros debe ser una prioridad para padres/madres y
educadores. Debe ser una prioridad para toda la sociedad.
• SOBRECARGA COGNITIVA.
Uno de los problemas que aparece muchas veces asociado a la falsa multitarea, o
alternancia continua de tareas, es la sobrecarga cognitiva. Cuando trabajamos a un
nivel superficial, sin profundizar o detenernos demasiado en lo que estamos
leyendo, entra en funcionamiento lo que denominamos memoria a corto plazo, o
memoria de trabajo. Es la que nos permite retener una información el tiempo
suficiente como para saber si nos interesa profundizar en algo, mientras buscamos
en otros sitios. También es la que nos permite retener un número de teléfono el
tiempo suficiente como para conseguir un bolígrafo y apuntarlo en un papel, o
incluirlo en la agenda de contactos de nuestro smartphone. El problema surge
cuando mantenemos una actividad continuada a ese nivel superficial, sin
profundizar en nada, picando o consumiendo información de aquí y allá. La
memoria a corto plazo opera sólo por un tiempo limitado y con una cantidad de
elementos también muy limitada. Llega un momento en que el volumen de
información que recibe el cerebro, en forma de textos, imágenes, vídeos, links,
banners, etc., es tal que dicha memoria de trabajo se satura. Podemos pasar horas
saltando de página en página, siguiendo multitud de enlaces que nos llevan a otros
enlaces, y accediendo a una gran cantidad de información. Pero en ningún
momento estamos permitiendo a nuestro cerebro activar la memoria a largo plazo.
No estamos memorizando, y dicha información no se está interiorizando,
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procesando, asociando con otras informaciones y convirtiéndose por tanto en lo
que denominamos “conocimiento”.
La información NO es conocimiento. La simple adquisición de información NO es
aprendizaje.
Como señalábamos anteriormente, para una persona resulta muy atractivo bucear
por páginas web, foros y perfiles de Internet. La mezcla de colores, fotografías,
imágenes en movimiento, vídeos, banners, enlaces a otros sitios, etc., satisfacen la
constante e innata curiosidad de nuestro cerebro. Muchos y muy diversos
estímulos pueden tenerlo entretenido disfrutando con cada nuevo impacto, con
cada nuevo descubrimiento, pero sin permitirle finalmente centrar su atención y
profundizar. Su tarea está entonces permanentemente centrada en la toma de
decisiones.
Diversos estudios ponen de manifiesto que los usuarios habituales de Internet
presentan una actividad mayor en las regiones prefrontales del cerebro, dedicadas
a la adopción de decisiones y a la resolución de problemas. Si esta actividad se
prolonga, que es lo habitual, el usuario pasa el tiempo evaluando enlaces y
haciendo elecciones, al mismo tiempo que tiene que procesar el impacto e
importancia de cada nueva imagen, vídeo o banner que aparece en la pantalla. En
consecuencia, la actividad cerebral se mantiene a un nivel tan superficial que
impide la retención de información. Al mantener constantemente activas las
funciones ejecutivas de la corteza cerebral aparece la sobrecarga cognitiva: la
información pasa por delante de nosotros, pero no es retenida.
Nuestra inteligencia, nuestra capacidad para comprender conceptos nuevos a
partir de otros que ya teníamos asimilados, nuestra capacidad para asociar unos
con otros o crear conceptos nuevos, depende de los esquemas conceptuales que
hayan quedado grabados en nuestra memoria a largo plazo.
Tal y como señala la psicólogo educativo John Sweller, las principales bases sobre
las que se desarrolla la sobrecarga cognitiva son: la solución de problemas
superfluos, la dispersión de la atención y la multitarea.
Las tres están íntimamente relacionadas, y en los tres casos juega un papel
importantísimo la presencia de enlaces, links o hipervínculos. Cualquier texto on
line, página web o incluso muchos libros digitales, están llenos de palabras o frases
subrayadas, destacadas en otro color, etc, que nos llevan a otras páginas. Estos
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enlaces o hipervínculos nos permiten profundizar en cuestiones concretas, ampliar
información, acceder a vídeos sobre el tema, o entrar directamente en otras webs,
enciclopedias o blogs temáticos. Es sumamente difícil sustraerse a los enlaces,
siempre pendientes de encontrar una información aún más detallada, precisa o
veraz. Estos hipervínculos nos obligan a tomar constantes decisiones, dispersar
nuestra atención profundizando en pequeñas parcelas del texto que estábamos
leyendo, y nos obligan a mantener finalmente abiertas varias pantallas entre las
que vamos saltando para no perder finalmente de vista la página inicial por la que
empezamos. Hay una relación estrecha entre el número de hipervínculos presentes
en un texto digital y la sobrecarga cognitiva.
La demanda de toma de decisiones y procesamiento visual que requieren los
hipertextos perjudican el rendimiento de la lectura. Las conclusiones que
podemos aplicar al entorno educativo son también muy claras: los alumnos/as
deben acceder a textos con el menor número posible de hipervínculos. En caso de
que estos existan debe entrenárseles para obviarlos, hasta al menos haber
realizado una primera lectura completa y sosegada del texto digitalizado.
Como sabemos, entre los nuevos métodos de enseñanza en los colegios están la
utilización de libros textos digitales, en consecuencia deberíamos tener presente
según lo mencionado anteriormente que en ocasiones puede ser necesario copiar
el texto y pegarlo en un documento Word desactivando los hipervínculos, y esta
acción supondrá realmente un ahorro de tiempo y esfuerzo. Los libros digitales
llenos de enlaces, con vínculos a otros contenidos y vídeos que amplían la
información, con imágenes en movimiento que aparecen y desaparecen son muy
atractivos y entretenidos, pero dificultan en muchas ocasiones la asimilación de los
contenidos, obligan al alumno/a a trabajar en un nivel superficial forzando la
memoria de trabajo, y generan finalmente sobrecarga cognitiva. En definitiva,
dificultan que mucha información se incorpore a los esquemas existentes en la
memoria a largo plazo y se convierta por tanto en conocimiento.
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EL NUEVO MIEMBRO EN EL DESARROLLO DE LA IDENTIDAD
DE LOS ADOLESCENTES
Las Redes Sociales en Internet están jugando un papel mucho más importante de lo
que normalmente se piensa en el desarrollo de la identidad de los propios
menores. Y no sólo en el desarrollo de su identidad grupal, sino especialmente en
el desarrollo de la identidad personal, aquélla que les diferencia del resto y les
permite mostrarse como seres únicos e irrepetibles.
Las Redes Sociales no son únicamente espacios en los que relacionarse, conocer
gente y subir fotos. Están desempeñando un papel tan significativo como el de la
propia escuela en cuanto al desarrollo de la identidad del menor. Esta se desarrolla
y define en relación a los demás. La comparación constante y el establecimiento de
semejanzas y diferencias con los otros, juega un papel fundamental. Un
adolescente ni tan siquiera sabría si es alto o bajo si no pudiera compararse con
sus semejantes. No puede llegar a considerarse gracioso o serio si no existe esa
relación. Y, por supuesto: su nivel de aceptación, integración y éxito en las
relaciones personales se determina dentro del grupo.
Hasta ahora, comenzado ya el siglo XXI, el menor definía su identidad
fundamentalmente en el entorno escolar. Es el lugar en el que los adolescentes se
relacionan, y donde interiorizan si son exitosos en las relaciones o no. Es donde un
menor descubre que es tímido. O donde descubre que es un líder, o que resulta
muy divertido, o que es un “pringao”. Esto ha hecho que las etiquetas y
clasificaciones en la escuela hayan tenido un efecto demoledor entre no pocos
niños y adolescentes. Algunos han tardado años en descubrir que no eran como
pensaban, o como les habían hecho sentir compañeros del colegio. Porque cuando
te dicen cientos de veces que eres de una manera determinada, puedes llegar a
creértelo. Algunos, cuando han llegado a la universidad, han descubierto que
muchas de sus buenas características habían sido ahogadas o tapadas por otros, o
no habían sido reconocidas. Cuando desde edad temprana una niña o un niño es
clasificado y etiquetado de una manera determinada, puede tardar toda una vida
en superarlo. Un cambio de colegio, el paso al instituto o la entrada en la
universidad, pueden suponer un auténtico cambio de vida para un adolescente.
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En la Línea de Ayuda sobre Acoso Escolar (www.acosoescolar.info), se recibe casi
todos los días correos de niños y adolescentes que viven un infierno en sus centros
educativos, muchas veces sin el conocimiento de sus padres y/o profesores. El caso
es que tras analizar tantas situaciones se llega siempre a una conclusión muy clara:
que el colegio sea el único sitio en el que un menor se relaciona, el único sitio en el
que puede desarrollar su identidad y saber quién o cómo es respecto al grupo, no
es conveniente. El menor debiera tener más de un círculo, más de un entorno, más
situaciones en las que pudiera mostrarse como es, sin ser clasificado o etiquetado
por cualquier cosa. Por supuesto, la mayoría de los menores terminan su etapa
escolar llenos de buenos recuerdos y habiendo desarrollado muchas de sus
potencialidades. Con buenos amigos y amigas, y con un número asumible de malas
experiencias, de las que también se aprende. Pero para otros niños y adolescentes,
más de los que pensamos, la etapa escolar supone un auténtico martirio. Es
necesario que los niños se relacionen en otros entornos, además del escolar.
Y he aquí que llega Internet. No es la solución a todos los males y problemas de la
sociedad, de la educación o de las relaciones humanas (y quien así lo crea se
estrellará en poco tiempo). Pero sí está contribuyendo de manera importante al
desarrollo de la identidad de los menores, y en no pocos casos de forma
determinante. Cuando se está cerca de grupos de adolescentes, escuchamos cosas
como: “en el tablón de mi perfil puedo escribir sobre lo que de verdad pienso y lo
que de verdad siento…”, “hablamos de cosas de las que no puedes hablar en el cole
porque se reirían de ti…”, “hay cosas que nunca diría cara a cara que me atrevo a
decir en Internet..”, “escribo en mi blog porque quiero que los demás sepan
realmente como soy…”, “cuando alguien le da a un “me gusta” por algo que he
escrito me siento increíblemente bien…”, y cientos de frases más que apuntan
todas en la misma dirección.
En Internet los adolescentes se muestran como son, encuentran un lugar donde
hablar de lo que piensan y sienten, muestran rasgos de su personalidad que
permanecen ocultos a los demás fuera de la red, y sobre todo experimentan con
distintas posibilidades, ensayan y prueban. Esto, sumado a las horas diarias que le
dedican a Internet, supone al final una influencia importante sobre la forma en que
construyen su identidad (por supuesto, se podría hablar también de los riesgos
que esto conlleva).
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¿Se muestran como son…? o ¿se muestran como les gustaría ser?
No es tan sencillo: en muchas ocasiones no se muestran como son o como les
gustaría ser, sino que buscan, experimentan y prueban incluso de forma
inconsciente. Hacen o dicen algo de una forma, y si no funciona o no se produce la
reacción que esperan modifican esa forma. Aprenden. Así aprendemos todos en
tantísimas ocasiones a lo largo de la vida: prueba, error y nueva prueba. La verdad
es que están equivocados quienes piensan que cada ser humano es de una manera
y punto. Cualquier libro publicado en estos últimos años, sea de autoayuda, de
psicología o de neurociencias aplicadas, dirá lo mismo: cambiamos física y
psicológicamente de forma constante a lo largo de nuestra vida. No hay en nuestro
hígado actual una sola de las células que teníamos al nacer, del mismo modo que ni
pensamos ni sentimos como cuando teníamos 13 años, o 25, o 35… Y ¡ay de aquél
que no cambie! Ay de aquél que siga actuando, pensando o valorando las cosas
como cuando tenía 13 años…
Para contestar a las preguntas anteriores, no queda más remedio que hacerlo con
otra pregunta: ¿y qué más da? Si algunos se muestran como no son aún, sino como
les gustaría ser, eso es estupendo. Para llegar a ser algo, lo mejor es quererlo,
desearlo y pretenderlo antes. No solamente los psicólogos, sino incluso los
entrenadores de los deportistas de élite dedican tiempo y esfuerzo a “visualizar”
con sus deportistas lo que quieren conseguir, antes incluso de intentarlo. Hemos de
creer las cosas que aún no son para que puedan llegar a ser. Si no creemos que
podemos llegar a saltar más alto, sencillamente no lo conseguiremos. Si queremos
ser médico pero no creemos que podamos aprobar medicina, nunca seremos
médico. Y aun así no siempre lo lograremos (la tolerancia a la frustración también
se entrena y se desarrolla con la práctica).
Es más, a aquéllos que se preguntan: ¿no estarán los adolescentes inventándose a
su propia personalidad? ¿No estarán creándose en Internet una imagen en función
de lo que les gusta a los demás?… Se les contestaría de nuevo con otra pregunta:
¿acaso no ha sido así siempre?… ¿realmente eso es nuevo… o negativo? Veamos
ejemplos cotidianos: ¿cómo reacciona un niño cuando tras hacer una monería ve
que sus padres se ríen? ¡La termina repitiendo una y otra vez! Antes habrá hecho
otras cosas sin gracia, pero si descubre que una les gusta la repetirá hasta la
extenuación. Si contamos un chiste en una reunión y los presentes apenas esbozan
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una sonrisa por educación… ¿volveremos a contar ese chiste en otra reunión con
otros amigos? Seguramente no.
Para tratar este tema en profundidad, es necesario que nos libremos primero de
algunos prejuicios. En ocasiones tendemos a criticar situaciones que se producen
en Internet, que funcionan exactamente de la misma manera fuera de la Red.
Tendemos a pensar que los adolescentes, por ejemplo, se inventan su identidad en
Internet. Y no es que se la inventen, es que la van creando. Y lo hacen exactamente
igual que antes de que existiera Internet. Aprovechan unas cualidades y otras no,
experimentan, prueban y van buscando como encontrarse a gusto consigo mismos,
al mismo tiempo que se integran en el grupo de iguales. Cambian, evolucionan,
maduran… Ese es el proceso normal, dentro y fuera de la red. Escuchamos, a veces,
decir que las redes sociales en Internet sólo servían para cotillear, para ver cosas
de los demás, exhibirse y hablar sobre unos y otros. Pues bien, en un estudio de la
Universidad de Oxford se señala que en nuestra vida cotidiana (aunque no
utilicemos Internet): “pasamos el 65% de nuestro tiempo hablando sobre las cosas
de los demás, y preferentemente sobre sus problemas o desgracias” (¡!). Es decir, la
tendencia al cotilleo, a la observación de los demás, a la valoración y crítica sobre
lo que hacen o lo que no hacen, no es algo propio de las redes sociales en Internet…
Es muy anterior. Es algo inherente al ser humano, y se reproducirá allí donde haya
seres humanos relacionándose. Fuera de Internet y dentro de Internet. Pero, al
margen de esto, debe quedar claro que observar a los demás y mostrarse en busca
de aceptación o validación no es cuestión de “cotilleo” entre los adolescentes. Es ni
más ni menos que una parte necesaria y muy importante del proceso de desarrollo
de su identidad individual y también grupal.
Los más jóvenes las utilizan para desarrollar características propias, para probar y
experimentar, para validarse ante el grupo, adquirir confianza, desarrollar
vínculos, interiorizar normas no escritas… y también para ver y observar a los
demás, aprender y contrastar... Entre los principales motivos que llevan a los
adolescentes a dedicar una buena parte de su tiempo a las relaciones que
establecen o MANTIENEN en las redes sociales on line cabrían destacar:
• Clarificar, aceptar y explicar lo que sienten y piensan.
• Recibir validación social. Autoestima. (“ME GUSTA”)
• Interiorizar normas sociales y de relación.
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• Adquirir control sobre sí mismos.
• Reforzar y crear vínculos.
El nuevo miembro llamado Smartphone o tablet: ¿Cuánto
más tarde mejor?
El fenómeno de la conectividad móvil, y la expansión de los teléfonos inteligentes y
tablets, está teniendo como protagonistas de primera línea a los niños y
adolescentes. No se trata sólo de los regalos más demandados en cumpleaños,
Primeras Comuniones o fiestas navideñas, sino que han pasado a protagonizar una
buena parte del tiempo de ocio entre los más pequeños. Son muchos los que
acceden desde los terminales de sus propios padres, que ya tienen instaladas
aplicaciones –Apps- de juegos, de programas de televisión o de dibujo y fotografía
para atender la demanda sus hijos.
Este fenómeno tiene también una especial incidencia en España, donde la
penetración de los teléfonos inteligentes, o smartphones, es la mayor de Europa.
Así, mientras la media en países europeos como Inglaterra, Italia, Francia o
Alemania es del 57%, en España alcanza ya el 66%. Las tablets están cogiendo
fuerza, con aproximadamente 7 millones de unidades vendidas en 2013 en España.
A estas circunstancias podríamos añadir que España también es uno de los
principales países en despliegue y utilización de las redes sociales, ya que se estima
que el 94% de los internautas españoles accede a las mismas. No obstante, este
fenómeno se encuentra en plena convulsión, ya que entre los niños y adolescentes
el uso de las redes sociales “clásicas” como TUENTI o FACEBOOK está en descenso
(muy acusado en el caso de la primera), mientras crecen rápidamente las redes
sociales móviles improvisadas a partir del uso de los sistemas de mensajería
instantánea tipo WhatsApp o Instagram.
La expansión de la conectividad móvil está teniendo dos consecuencias directas
que afectan a los niños, a sus padres, y por tanto a toda la sociedad en su conjunto:
• EL DESCENSO EN LA EDAD DE INICIO: El acceso a las Tecnologías
de la Información y la Comunicación –TIC- se está produciendo a edades cada vez
más tempranas. El 34% de los niños/as españoles de 10 años de edad tiene un
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teléfono móvil. A los 12 años, casi el 70% dispone ya de este tipo de tecnología, y a
los 14 nada menos que el 83%. Pero lo cierto es que la edad de inicio en su uso es
mucho más temprana. Los niños de 2 y 3 años de edad acceden de forma habitual a
los terminales de sus padres, manejando diversas aplicaciones, principalmente
juegos, aplicaciones para pintar o colorear y cadenas de televisión que ofrecen
series infantiles a través de estos dispositivos. Algunos de estos niños ya recorren
Youtube saltando de vídeo en vídeo, o repasan de una en una las fotografías que
sus padres tienen en sus galerías de fotos. Este hecho debe ser entendido como una
verdadera oportunidad para la educación de los más pequeños, aunque puede
tener serias consecuencias cuando se produce sin la supervisión o atención de los
padres y madres.
• LA CONECTIVIDAD PERMANENTE: Entre los niños y adolescentes
que manejan las TIC ha desaparecido la expresión “hasta mañana”. El contacto, los
comentarios y el flujo de información entre unos y otros no cesa en ningún
momento del día. Sólo durante el sueño se interrumpe la conexión, y esto entre
aquéllos que no optan por cambiar horas de sueño por más horas de Internet. La
conexión permanente parece satisfacer la enorme necesidad de contacto constante
con sus iguales, pero puede también acaparar la mayor parte de su tiempo en
detrimento de otras formas de relación o de ocio. Asimismo, fenómenos como el
ciberbullying, o acoso escolar en Internet, están viviendo un rebrote y una
redefinición. El acoso puede ahora producirse de forma ininterrumpida, ya que el
menor puede ser increpado, insultado o amenazado durante la mayor parte de las
horas del día, sin necesidad de estar cerca del ordenador de mesa que pudiera
tener en su casa.
Esta nueva situación plantea una verdadera oportunidad. El acceso de los menores
a Internet en edades cercanas a los 13-14 años, ha hecho muy difícil hasta ahora la
interacción entre padres e hijos en relación a las TIC. Los adolescentes de dichas
edades son muy reacios a permitir que sus padres accedan a sus perfiles en las
redes sociales, les aconsejen sobre sus conversaciones, o vean las fotos que van a
colgar antes de que lo hagan… Durante la adolescencia el peso del grupo de iguales
es cada vez mayor, y el distanciamiento de los padres se hace notable. La
conectividad móvil, al bajar tanto la edad de inicio, está permitiendo que accedan a
Internet y las TIC en general niños más pequeños. Los niños y niñas de estas
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edades, interactúan mucho con sus padres, y son especialmente receptivos a los
consejos y recomendaciones de sus mayores. Aprenden mucho mediante el juego,
y además les gusta jugar con sus mayores, mostrarles lo que saben hacer, lo que
han descubierto, el vídeo que han visto o el nivel que han alcanzado en
determinado juego. Así pues, los nuevos terminales móviles permiten a los padres
de los niños más pequeños realizar una verdadera labor educativa. Sentarse con
ellos, practicar e incluso aprender a su lado, permitirá iniciarles en el manejo de las
TIC como si de un juego se tratase, abordando cuestiones como el tipo de fotos, la
privacidad, el respeto a los demás y otras de forma natural y sin conflicto.
Así pues, cuando nos planteamos: ¿cuál es la edad de inicio para el uso de las TIC?
¿A qué edad debe un niño/a manejar una tablet o el smartphone de sus padres?, la
respuesta es muy clara: A UNA EDAD TEMPRANA, siempre y cuando esto suceda
con el ACOMPAÑAMIENTO de sus padres y éstos estén decididamente implicados
en su formación. Y no se trata sólo de estar delante, hay que interactuar y
compartir las primeras experiencias con ellos.
¿WhatsApp para niños y adolescentes? ¿Seguro?
En España el 82% de los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente WHATSAPP,
desde sus propios terminales o desde los de sus padres. Así se desprende del
estudio realizado por el Centro de Seguridad de PROTEGELES en 2014. ¿Algún
niño o sus padres saben lo que hace esta aplicación con su información personal?
España cuenta nada menos que con 21 millones de usuarios de WhatsApp. En el
mundo la cifra se eleva ya a más de 300 millones de clientes, enviando mensajes,
fotos, vídeos y grabaciones de voz varias veces al día. Según los datos que maneja
la propia plataforma, cada usuario comprueba o atiende su WhatsApp 150 veces al
día (¡!). Una de las principales razones por las que niños y adolescentes piden a sus
padres un teléfono móvil es precisamente para poder utilizar este sistema de
mensajería instantánea. “Whatsapear” se ha convertido en un sinónimo de hablar,
y no hay adolescente que se precie que no lo utilice.
Pero WhatsApp ya no es sólo un sistema de mensajería. Se ha convertido en una
verdadera red social, porque en eso lo han convertido sus millones de usuarios.
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Los adolescentes crean grupos, agregan a sus amigos e intercambian mensajes,
enlaces, fotos, vídeos y archivos de voz. Muchos no encuentran la hora de apagar el
terminal móvil por la noche, por si llega un último WhatsApp. Y del mismo modo,
por la mañana, el ritual de levantarse implica encender el Smartphone y
comprobar la llegada o no de nuevos mensajes. El 69% de los niños de 11 a 14
años participa en grupos de WhatsApp.
En un principio, el hecho de que los menores de edad utilicen una aplicación móvil
para mantener contacto con sus semejantes, para compartir mensajes o imágenes,
o incluso para divertirse, no tiene nada de malo en sí mismo. Es evidente que la
herramienta se puede utilizar también para acosar, amenazar, difundir calumnias,
fotografías sin autorización, etc, y es la herramienta más habitual en los casos de
sexting y difusión de fotografías que los menores no deberían hacerse nunca. Pero
esto no puede achacarse a la herramienta en sí, sino al uso que algunos llegan a
hacer de ella, tal y como sucede con Internet.
No obstante, hemos de hacernos la siguiente pregunta: ¿qué sucede con todos esos
mensajes, más privados y menos privados, que los niños se intercambian entre sí?
¿Qué sucede con las fotografías que se hacen y se envían unos a otros?
¿Alguien puede acceder a ellas? Pues lo cierto es que no lo sabemos… una de las
principales críticas sobre la seguridad de Whatsapp es precisamente el
desconocimiento que se tiene sobre si la compañía guarda copias de la información
enviada, dónde se alojan y qué nivel de seguridad se aplica a esa información.
¿Se han leído ustedes, o los niños, las últimas condiciones de uso que cualquier
usuario tiene que aceptar para seguir utilizando WhatsApp?
He aquí algunos de los permisos que otorgamos a WhatsApp:
1. Herramientas del sistema:
- Modificar los ajustes del sistema global: Permite a la aplicación modificar la
configuración del sistema.
- Recuperar aplicaciones en ejecución: Permite que las aplicaciones recuperen
información acerca de las tareas en ejecución.
2. Mensajes:
- Permite que la aplicación reciba y procese mensajes SMS.
3. Información personal:
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- Escribir datos de contacto: Permite que una aplicación modifique los datos de
contacto (dirección) almacenados en el dispositivo.
- Leer datos de contacto: Permite que una aplicación lea todos los datos de
contacto (dirección) almacenados en el dispositivo.
4. Almacenamiento memoria SD:
- Modificar o eliminar contenido de la tarjeta SD.
5. Controles de hardware:
- Grabar audio. Permite que la aplicación acceda a la ruta de grabación de audio.
6. Llamadas telefónicas:
- Permite a la aplicación acceder a las funciones telefónicas del dispositivo. Una
aplicación con estos permisos puede determinar el número de teléfono, si una
llamada está activa, el número al que está conectada la llamada y funciones
similares.
7. Servicios con coste:
- Permite que la aplicación envíe mensajes SMS.
- Llamar a números de teléfono directamente: Permite que la aplicación realice
llamadas a números de teléfono sin su intervención.
¿No son estas condiciones marcadamente abusivas? Pero además aquí debemos
plantearnos otra cuestión: según la legislación española un niño con menos de 14
años no puede autorizar a que alguien obtenga sus datos personales. Ni puede
autorizar a que se obtengan fotografías suyas. Esto sólo puede hacerse con la
previa autorización de los padres. Es decir, las autorizaciones que conceden los
niños menores de 14 años no son válidas…
La información facilitada por WhatsApp plantea algunos interrogantes. Si la
política de la empresa es no almacenar los mensajes que se intercambian los
usuarios, y eliminarlos de sus servidores una vez que son recibidos por cada
receptor, entonces ¿por qué razón WhatsApp sí almacena y conserva las
fotografías, vídeos y archivos que se adjuntan en los mensajes, aun después
de haber sido entregados? ¿Qué quiere decir que dichos archivos
permanecen en sus servidores un “corto periodo de tiempo”? ¿Para qué?
Las fotografías y archivos que se intercambian los usuarios en su conversaciones
privadas, contienen desde todo tipo de fotografías, hasta fotos de documentos,
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resultados de informes médicos, etc. ¿Cómo son almacenados y tratados todos esos
datos? ¿Cumplen con alguna ley de protección de datos? ¿Cuáles son esas “políticas
de retención general”?
Finalmente, tal y como recomienda WhatsApp: “Si usted no quiere que una imagen
o información suya no sea accesible para todo el mundo, entonces NO la coloque en
su perfil de WhatsApp”. No se puede decir más claro. Recuerde que cualquier
persona que utilice dicho servicio, puede acceder a esta información con el simple
hecho de añadir el número de teléfono que usted tenga en su agenda de contactos.
Usted no recibirá notificación o comunicación alguna. Si lo desea, podrá bloquear
“después” a dicho usuario.
Creemos que la conclusión práctica a la que todos debemos llegar es la
siguiente: si usted es usuario de WhatsApp, lo recomendable es que NO envíe
archivos que contengan información privada, documentos, datos médicos, etc.
Actué como si dicha información pudiera ser visionada por terceras personas a las
que usted no conoce.
Es muy importante EDUCAR a los niños y adolescentes que utilizan WhatsApp para
que no utilicen este servicio para enviar fotografías o archivos que contengan
información privada.
Es muy difícil que los menores que ya utilizan smartphones dejen de utilizar una
aplicación que les permite comunicarse de una forma tan sencilla, inmediata y
prácticamente gratuita. Por esta razón es necesario también educarles y
advertirles sobre la privacidad de sus conversaciones y de las imágenes que envían
por WhatsApp Realmente, tanto adultos como menores de edad, si van a utilizar
WhatsApp deberían actuar como si sus conversaciones fueran públicas. Deberían
actuar como si sus fotografías fueran a ser vistas por terceros a los que no conocen
de nada, y como si la información que allí vuelcan fuera a salir del entorno
meramente privado. Los menores deben cuidar lo que dicen cuando utilizan estos
sistemas de mensajería. Y deben evitar reproducir y enviar determinados datos.
Deben también cuidar las imágenes que envían. Es más: deberían, unos y otros,
recordar que en realidad están dando permiso a alguien que no conocen para que
acceda a su lista de contactos, a sus mensajes, a las fotos que envía, etc.
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Y por último, es interesante también que los menores borren con cierta
regularidad sus conversaciones y fotografías, ya que en caso de pérdida o robo del
terminal es impresionante la cantidad de información personal a la que otros
podrán tener acceso…
LOS PADRES Y EL NUEVO MIEMBRO
Ser padres es una tarea exigente, pero fascinante. A veces nos sentimos en
desventaja por esa brecha digital, que ha pasado a una brecha generacional y,
según la neurociencia, a una brecha evolutiva. La mayoría de los jóvenes de hoy
tienen su primer contacto con el ordenador a través del juego, de la participación
en redes sociales y de diferentes actividades educativas. Los adultos, en cambio,
suelen comenzar su aprendizaje al compás de las exigencias laborales, de la
necesidad de «estar al día» o de saber «en qué andan» los más jóvenes.
Hasta ahora la brecha digital se producía especialmente entre padres e hijos, entre
lo que denominamos “nativos digitales” y los “inmigrantes digitales”. No obstante,
esta circunstancia está cambiando rápidamente. Ahora son muchos los adultos,
padres y madres que manejan las TIC. La mayoría utilizan a diario el correo
electrónico, tienen grupos de WhatsApp con sus amigos, se descargan aplicaciones
en sus smartphones y tablets, suben fotos a Pinterest o Instagram, etc.
Por otro lado, estamos observando que muchos jóvenes y menores de edad no
están dando el paso necesario para convertirse en “usuarios 2.0”, y aprovechar
realmente las posibilidades que ofrecen las TIC. Es decir, muchos adolescentes y
también universitarios, están usando las TIC como meros consumidores. Dedican
horas a conversar por WhatsApp, mandan correos y consultan información para
hacer trabajos… suben fotos a su red social… y esto último cada vez con menos
asiduidad. Es decir, finalmente no están haciendo un uso muy diferente, ni tienen
muchos más conocimientos, que las generaciones de padres y madres de 30 a 40
años de edad. No están creando, no son en su mayor parte generadores de
contenidos que estén aportando valor a la red. Son muy pocos los que utilizan
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blogs, los que vuelcan trabajo o estudios, desarrollan espacios web, crean grupos
de discusión en foros o en redes sociales, etc.
La brecha digital “clásica”, la que aún separa a muchos adolescentes de sus
mayores sigue existiendo. También existe aún la brecha que separa a los que
tienen acceso a las TIC, de los que no lo tienen, aunque se reduce rápidamente.
Pero estas formas de brecha digital tienden a desaparecer… se están difuminando
a más velocidad de la que preveíamos. La verdadera brecha digital, la que se
impondrá cada día de forma más evidente, la que no cesa de crecer, es la que
separa a los “consumidores digitales”, de los “productores digitales”.
Independientemente de la edad, o de las posibilidades económicas dentro de un
mismo país, encontramos cada día a personas que manejan Internet de forma
productiva y creativa, generando contenidos, generando opinión, transmitiendo
ideas, creando nuevas propuestas y espacios, etc. Y vemos al mismo tiempo cómo
crece la enorme masa de personas que sólo “consumen Internet”. Chatean, leen el
periódico, miran sus movimientos bancarios, hacen compras y suben las fotos de
sus vacaciones, tienen correo electrónico y utilizan WhatsApp a diario, y algunos
comentan lo que hacen cada día en Twitter. Y que esto se esté consiguiendo puede
considerarse un gran avance. El problema es que para muchas personas, y para
muchos estamentos sociales y gubernamentales, ésta parece ser la meta, el
objetivo buscado. No debe ser así. Es necesario dar un paso más, y aprovechar
realmente las posibilidades de la Web 2.0.
La conectividad móvil, la bajada drástica en la edad de inicio, las tablets y los
smartphones, conforman el entorno que necesitábamos para formar y educar a
una generación de niños que pueden darle un vuelco real a la Red. Niños y niñas
que pueden ser educados en la “actividad”, en la “creatividad”, en la “generación”
de contenidos, ideas y movimientos que pueden llegar a transformar la educación
y la sociedad en la que se desenvuelven. La educación tradicional será un fracaso si
sólo utiliza las TIC para reproducir las mismas formas y contenidos simplemente
en un formato digital; si sólo convierte las páginas de los libros de texto en pdf, o si
sólo se utilizan para acompañar las clases con una presentación en PowerPoint. El
aprendizaje personalizado, el trabajo colaborativo, la investigación, la implicación
del alumno/a en la generación de los contenidos, pueden ser algo mucho más
cercano hoy gracias a las TIC. Pero depende de nosotros.
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Hasta el siglo XXI los niños sólo han podido aprender de su entorno inmediato, y
sólo han podido interactuar y enriquecer ese mismo entorno inmediato. Ahora
pueden aprender de todo el mundo al que ya tienen acceso. Lo que un niño/a diga
o haga en Internet, puede tener repercusión en otro niño/a de otro lugar del
mundo.
Como sociedad deberíamos formarles desde pequeños para que sean creadores y
generadores de todo. Pueden ser un elemento clave de transformación. Ahora es
más posible que nunca, y ellos quieren participar, no quieren ser tratados como
meros consumidores, pero necesitan de la implicación de sus mayores. La
conectividad móvil y permanente nos ofrece una verdadera oportunidad.
LOS ABUELOS Y EL NUEVO MIEMBRO
Las nuevas tecnologías no son exclusivas de los más jóvenes. Los adultos mayores
(personas mayores de 65 años) también pueden aprender y manejarse en ese
ámbito. Hacer trámites en línea, leer noticias, comunicarse con amigos y familiares
—en forma económica y desde cualquier parte del mundo— o mirar una película
son algunas de las tantas alternativas que ofrece la web.
Ya mencionamos que el inicio en el uso del ordenador e Internet obedece
diferentes motivaciones de los jóvenes y adultos. También puede suceder que
entre el público adulto existan quienes no tengan ninguna de estas motivaciones. Y
muchas veces los argumentos asociados se vinculan con «eso ya no se puede
aprender», que «no se entiende nada de nada» o que «eso es cosa de jóvenes».
Pero la realidad —o por lo menos el enfoque— puede ser diferente: los
ordenadores y los diferentes dispositivos tecnológicos, las redes sociales y la
navegación en Internet, entre otros, ofrecen nuevas posibilidades que ayudan a
agilizar la vida de las personas. Y, si consideramos a los adultos mayores, ese
potencial se expande en muchas direcciones.
Encender la chispa
Nadie nace sabiendo, ni puede aprender si no tiene una serie de conocimientos
previos que le permita asimilar nuevos conceptos. Pero, sobre todo, sin motivación
el aprendizaje difícilmente llegue a producirse.
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Un caso modelo: una señora de 65 años que no tiene interés en la tecnología. De
repente, su vida familiar cambia cuando una de sus hijas y sus nietas van a vivir al
exterior. Poco a poco, sus otros nietos le enseñan a utilizar el correo electrónico, a
mirar fotos en Internet y a conversar por videoconferencias.
¿Cómo puede ser? ¿Antes no podía y ahora aprende de todo? Nada nuevo bajo el
sol. Un ingrediente básico que fortalece la enseñanza y el aprendizaje es la
motivación; eso que nos empuja a realizar actividades que hasta ese momento no
nos llamaba la atención.
Las motivaciones pueden ser muchas: la necesidad de comunicarse con alguien
que está lejos, de realizar algunos trámites en línea, de buscar noticias, trabajo o
recetas de cocina, entre tantas otras cosas. Y a eso se suma otra variable
fundamental: el acompañamiento y la voluntad de enseñar de un tercero que sabe
«un poco más» sobre el tema en cuestión.
Aprender sin miedos
A los adultos mayores, en particular, deberemos señalarles con detenimiento cada
cosa, mostrar qué hacen nuestras manos, qué sucede en la pantalla. Pero no una
vez: serán necesarias muchas veces, mostrar el «paso a paso», invitar al aprendiz a
repetir lo que acabamos de hacer y, fundamentalmente, enseñar a equivocarse sin
miedos.
El «error» es parte fundamental de todo aprendizaje y lo bueno de las nuevas
tecnologías es que existen muchas maneras de volver atrás, de leer las opciones
que tenemos… y de poner Cancelar cuando no estamos del todo convencidos.
Por otra parte, es de suma utilidad observar dónde hacer clic e invitar al aprendiz a
sumar nuevas inquietudes. «La curiosidad es el verdadero motor del
conocimiento».
Usar la red
Algunas de las tantas cosas que pueden realizar los adultos mayores en la web
(solos o con ayuda):
Sección Trámites en línea
Permite obtener claves, seguir expedientes, sacar citas para realizar trámites
presenciales (sanitarios), realizar consultas relativas al cobro de pensiones, etc.
El banco en el hogar (home banking)
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En tres o cuatro pasos simples, podemos averiguar el saldo de la cuenta del banco,
pagar impuestos, etc.
Organizar las compras
Si bien es difícil comenzar a comprar en línea (sin ver exactamente qué estamos
comprando), por lo menos es posible —y sumamente útil—consultar precios y
direcciones útiles antes de salir de casa.
Leer el periódico o escuchar la radio
A medida que la vista se va perdiendo, se vuelve más interesante la posibilidad de
leer los diarios y revistas modificando el tamaño de la letra (se puede agrandar y
reducir). También muchas radios AM y FM se pueden escuchar a través de
Internet.
Ampliar el menú (cocina)
En plataformas de video como YouTube, podemos encontrar cómo realizar
diferentes tipos de comidas, sin contar que existen numerosas bibliotecas
multimedia y sitios web con recetas de todas partes del mundo.
La salud es lo primero
En el sitio web de la Consellería de Sanidad de la Xunta de Galicia, por ejemplo,
encontraremos información sobre programas y planes de salud, el calendario
nacional de vacunación, etc.
Derechos del ciudadano
En la misma sintonía, existen sitios oficiales del Estado donde podemos buscar
lugares para visitar, consultar padrones e informarnos sobre trámites como el DNI
o el pasaporte.
La lista de posibilidades, herramientas y aplicaciones son enormes. Pero, por sobre
todo, tenemos una nueva excusa para juntarnos y compartir el conocimiento entre
las distintas generaciones; aprendiendo unos de otros, acompañando un
crecimiento que nunca se detiene.
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II PARTE: "INTERNET ES UN DON DE DIOS"
"INTERNET ES UN DON DE DIOS"
Llamadas, mensajes, tweets, alertas... teléfonos y ordenadores han cambiado nuestro acceso a la realidad. ¿Cómo lograr que sean una ayuda para nuestra vida
ordinaria al servicio de Dios y de los demás?
Las redes sociales, como un espacio en el que la gente habita, es algo en lo que ha insistido últimamente la enseñanza de la Iglesia y el mensaje de este año sigue subrayando la importancia de este nuevo espacio, «una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad». En esta plaza pública tiene lugar el diálogo y el debate respetuoso que busca la verdad, refuerza la unidad y promueve «eficazmente la armonía de la familia humana».
La plaza pública, a la que alude Benedicto XVI, necesita tener unos portales a través de los que se puede acceder a la verdad y a la fe, de la misma forma que existen portales para acceder a cualquier otro ámbito del interés humano. Su ausencia pondría de manifiesto la incapacidad de los creyentes para estar presentes en esta plaza pública de igual a igual y limitaría el acceso a la verdad, y en el fondo a su realización, a una multitud creciente de personas que en ella viven, disfrutan, se
forman y se informan.
Para que esto no ocurra, por un lado «las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas». Al mismo tiempo, por otro lado, los cristianos deben trabajar para estar presentes en las redes sociales poniendo de manifiesto su autenticidad «cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico en misericordia».
Nuevos espacios para la nueva evangelización: cuando el beato Juan Pablo II
desarrollaba su idea sobre la necesidad de una nueva evangelización, señalaba que esta consistía en «hacer que la verdad sobre Cristo y la verdad sobre el hombre penetren aún más profundamente en todos los estratos de la sociedad y la
transformen».
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En aquel tiempo no habían surgido todavía dos nuevas realidades en las que hoy se mueve la vida de cientos de millones de personas: la de Internet y la de las redes sociales, que es ampliación de la primera pero con unas características propias y muy definidas. Son ciertamente ámbitos nuevos en la vida de las personas, pero son también lugares en los que se hace precisa una nueva evangelización, no ya porque los efectos de la primera hayan quedado diluidos por el paso del tiempo, sino porque ciertamente éste es hoy un nuevo escenario en el que se debe realizar una primera evangelización. En él se ha de hacer presente la verdad de Cristo y la verdad del hombre.
Esa primera evangelización del universo digital la llevan a cabo ya pioneros de la evangelización digital, cuyo espíritu es el mismo que animó la misión de los que anunciaron el Evangelio en todo el mundo durante siglos. Igual que ellos, los que anuncian el Evangelio en la red, auténticos misioneros, se sienten urgidos por las palabras del Señor, «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la
creación» (Mc 16, 15).
Es verdad que esta nueva evangelización, en su sentido más original, implica a toda la Iglesia, pero no es menor verdad que no implica de la misma manera a todos sus miembros. Son necesarias, al igual que en las evangelizaciones de los continentes, las capacidades y disposiciones que tuvieron aquellos misioneros y la vocación confirmada en la Iglesia, pero también se hace necesaria la capacidad técnica, tecnológica y de lenguaje para cumplir con éxito esa misión. En cualquier caso, hay que estar presentes en esos portales, en esas misiones, en la plaza pública creada por las redes sociales; cada uno en su lugar, algunos como misioneros, otros como
pastores, y todos con la oración, podemos colaborar en esa misión.
Del mundo digital al encuentro personal: la misión de la Iglesia, que prolonga la
misma misión de Cristo, es la de anunciar y celebrar la salvación del hombre por medio de Jesucristo. En las redes sociales esa misión tiene ya una presencia consolidada y creciente en el ámbito del anuncio del kerigma cristiano, de la predicación, de la catequesis y de la enseñanza de la doctrina. Numerosos laicos, religiosos, sacerdotes y obispos están presentes para anunciar el Evangelio por medio de blogs, podcasts o vídeos, a través de Facebook, Youtube, Twitter o cualquiera de las otras redes nacientes. Ahora bien, la misma estructura digital puede suponer una oportunidad y una limitación para la evangelización. Las ideas, los debates, las enseñanzas se suceden con velocidad en la red, mientras que la evangelización precisa de un encuentro personal con Cristo en la Iglesia que las redes no pueden suplir. Por eso, es necesario ser conscientes de que, tras el encuentro digital, es preciso el encuentro personal; y que el primero no encuentra
pleno sentido ni cumple su misión sin el segundo.
No es casualidad que aquellos pescadores dejaron las redes a la orilla del lago de Galilea para seguir a Jesús (Mt 4, 18-20). Dejar aquellas redes de peces para
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entregarse más de lleno a la pesca de personas. Ahora las redes tendrían otra función más humana y cercana al proyecto de Dios; los mares son otros, las personas son distintas. Hay otras escenas donde aparecen las redes pero para nuestro tema me quedo con la narración de "La pesca milagrosa" (Lc 5, 1-11). Las redes y las barcas son abandonadas después de una fructífera pesca. Dejaron las redes después de obtener muchísimo fruto del mar de la vida. Fue Jesús quien animó a aquellos desanimados pescadores a echar la red mar adentro. Hoy nos sucede algo parecido.
Después de dos mil años de cristianismo se nos anima de nuevo a trabajar con redes, esta vez no en el lago de Galilea sino en las orillas de la vida. Las redes son hoy electrónicas y con un alcance enorme.
La Red
Hay un parecido más que evidente en las palabras que nos ofrece la Escritura con las realidades de nuestro tiempo. Hoy también hablamos de la red y de las redes, pero los contenidos son bastante distintos.
El mar sigue siendo el mundo, pero en nuestro tiempo las redes marineras han venido a menos y la "Red" ha venido a más. Hablamos de Internet. Da la impresión que muchos miembros de la Iglesia no han captado todavía qué significa este
nuevo descubrimiento comunicativo a la hora de evangelizar.
Internet llega a donde nada ni nadie puede llegar: a la intimidad del hogar y de los corazones. Todavía hoy son muchos los sacerdotes y los agentes de pastoral que se preocupan mucho de que la gente vaya a la Iglesia, a los grupos, a las catequesis. Es probable que tengamos que ir cambiando de mentalidad. Ahora lo importante, en un primer momento, no es procurar que vengan sino buscar la manera de llegar hasta ellos, para que nos conozcan, para que sepan nuestra manera de pensar y de vivir, para que reciban un primer anuncio de Jesús.
Hay una humanidad a la deriva en los turbulentos mares de la vida y hay muchos cristianos que lo único que esperan es que lleguen a puerto. Proponemos otra aventura, que es la de ir a buscarles en las tormentas de la vida y encontrarles ahí, en su casa, en la soledad de la habitación y tener un trato humano y cristiano
donde no puedan sentirse nunca solos.
Interrogantes sobre Internet
Con respecto a Internet los interrogantes y las objeciones de muchos cristianos son
numerosos. Veamos algunos de ellos:
- "Internet es caro"
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Pues es justo lo contrario. Es el medio de comunicación más barato que existe. Muchas parroquias gastan más en su programa anual de fiestas parroquiales (flores, velas, programa impreso en papel, etc.) que lo que costaría una completa instalación para trabajar con Internet.
- "¿Y la pobreza?"
Al ser el medio más barato, Internet en lugar de producir gasto lo que produce es rentabilidad. En la Red puedes estudiar, realizar infinidad de cursos, leer libros, aprender idiomas, etc., de una manera totalmente gratuita.
- "Internet es muy difícil"
Cualquier invento que procure la receptividad de las masas necesariamente tiene que ser sencillo en su utilización. Es más fácil utilizar Internet que conducir un coche o hacer un buen plato de comida y dejarlo en su punto. Cualquier persona,
incluidos los niños, pueden acceder a la Red sin la menor dificultad.
- "Internet tiene muchos peligros"
Como cualquier medio de masas, en la Red hay variedad de contenidos, unos buenos y otros no tan recomendables, es la historia del trigo y la cizaña que crecen juntos. Con no entrar a las páginas que no queremos, tenemos más que suficiente. Si usted va por la calle y encuentra la portada de determinadas revistas, no podrá elegir el que aparezcan ante sus ojos; en Internet usted puede pasar de largo sin hacerle caso. Si quiere escándalos, encienda su aparato de televisión por la noche o de día.
- "Con Internet se pierde el contacto humano"
Uno dice estas cosas y parece que hasta queda bien ante el interlocutor, pero esto no es así. No existe medio de comunicación más cercano al contacto humano que Internet. Otros medios de comunicación no han gozado de tan mala publicidad como nuestra Red, pero ciertamente son más inhumanos. ¿Qué más inhumano que escuchar una voz a través de un aparato de teléfono y tener que estar adivinando el significado de los silencios, de los posibles gestos, del tono de la voz? En Internet puedes ver y hablar en directo con cualquier persona en cualquier lugar del mundo y además gratis.
¿Qué más inhumano que sentarnos delante de una pantalla de televisión que nos mantiene estáticos sin posibilidad de interactuar? En Internet se nos ofrecen múltiples posibilidades de una comunicación lo más cercana al trato humano. ¿Qué más inhumano que leer un frío periódico donde las noticias que traen ya son pasado? En Internet puedes ver la noticia en directo, incluso charlar al momento con sus protagonistas aunque se encuentren a decenas de miles de kilómetros de
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distancia. Ciertamente Internet no puede ofrecer por sí mismo un trato humano,
somos las personas que lo utilizamos quienes debemos hacerlo.
¿De qué Internet estamos hablando?
Llevados por el temor, puede ser que los cristianos no sepamos poner en su sitio el alcance de lo que es Internet y de lo que supone para la humanidad. Estamos a las puertas de un nuevo mundo, con nuevas claves, con nueva mentalidad, con nuevo rostro y corazón. ¿De qué Internet estamos hablando? No nos referimos al uso que hacen de la Red las grandes empresas o multinacionales, tampoco a la utilización delictiva o especulativa de la Red. Cuando hablamos de Internet tenemos en mente
estas otras realidades:
- Los enfermos y los impedidos
Para millones de personas se abre un mundo nuevo. Millones de seres humanos que viven presa de la enfermedad o de la soledad, personas imposibilitadas para asistir físicamente a centros de estudios, charlas, conciertos, avances médicos, etc. podrán desde sus propias casas establecer contactos más que profundos con otras personas de otras latitudes, y formarse y promocionarse y sentir cercanos a personas que le quieren.
- La promoción de los países en desarrollo
Para muchos niños y jóvenes del Tercer Mundo se les abre posibilidades inimaginables de promoción cultural y social a través de la Red. Donde llega un teléfono o un cable de la luz eléctrica llega también Internet; pero pronto, en muchos lugares donde llega una onda como la de un aparato de radio, también estará Internet. Hay países que son tan pobres que tardarán más en incorporarse a este desarrollo pero lo que sí es seguro es que tarde o temprano todos navegaremos en la misma Red. No digamos de las posibilidades sanitarias y técnicas que se ofrecen a esos países para aliviar el sufrimiento humano. Si se puede ya realizar una operación a distancia, también podemos llegar al corazón de un ser humano desde la misma distancia, lo único que tenemos que procurar es
conocer el método que nunca falla: comunicarnos de corazón a corazón.
- La voz de los más débiles
Mientras los cristianos estemos perdiendo tiempo, un valioso tiempo, entre miedos y desconfianza sobre Internet, no estaremos colaborando en la escucha de los más débiles. A través de la Red podemos conocer problemas y realidades humanas que no salen ni en los periódicos ni en la televisión. Unas veces porque no son noticiables, otras porque no interesan que salgan a la luz pública. Internet será cada vez más el más fiel aliado de los más débiles del mundo, tiempo al tiempo.
- Un espacio de intercambio de culturas, tolerancia y respeto
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La palabra "católico" tiene el significado, originario del griego, de “universal”. Tenemos que ser altavoces del amor que Dios nos tiene y pregonarlo desde todas
las azoteas posibles.
Vivimos en un mundo donde las realidades son cada vez más vecinales. Ya no podemos pasar indiferentes ante la cultura de los otros, ni los demás ante la nuestra. Todos seremos cómplices culturales de todos. Muchas ideologías que han hecho tanto daño a la humanidad no hubiesen tenido ningún eco si primero fueran pensadas y conocidas por la humanidad. El pensar y reflexionar juntos nos lleva a querernos más. Bien dice la Palabra que nadie quiere al que no conoce. Hoy
Internet es la mayor enciclopedia de la vida que existe.
Se hace necesario un esfuerzo de toda la Iglesia para ofrecer, a quienes se encontraron con ella mediante la Red, una comunidad en la que madurar, completar y celebrar lo que se ha conocido digitalmente. En el fondo se trata de crear una red de personas de Iglesia, de comunidades, de grupos, y de espacios físicos en los que acoger a quienes han conocido por la red el Amor de Dios y
quieren celebrarlo, dando el salto desde el mundo digital al encuentro personal.
No es esta misión para un solo día. Habrá que contemplarla con la serenidad y la profundidad que aporta la experiencia de la Iglesia. No se trata de grandes gestos, de solas palabras o desproporcionadas inversiones, sino del trabajo realista de cada uno, en su lugar, con sus capacidades y posibilidades. Los pequeños pasos de muchos, también en este ámbito, fructificarán en el futuro en una presencia de la Iglesia en la red para ayudar al hombre a hacerse más hombre, según el misterio
total de la persona de Jesucristo.
Francisco, Mensaje para la XLVIII Jornada mundial de las comunicaciones sociales, 24 de enero de 2014.
Benedicto XVI, Mensaje para Jornada mundial de las comunicaciones sociales, 24-
I-2012.
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XI SEMANA DE LA FAMILIA
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