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Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 01 junio 2011
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PUEBLA DE ZARAGOZA1, ANTIGUA CIUDAD DE LOS ÁNGELES2
PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD3
Dr. Francisco M. Vélez Pliego
PRESENTACIÓN.
En el sentido más amplio del término, las ciudades son la expresión cultural de la sociedad, es decir,
son la concepción de un mundo que se materializa en formas de organización social, en
instituciones y prácticas sociales, en valores y normas que rigen la vida urbana de la misma. Como
tales expresiones, las ciudades contienen formas sociales de producción y valorización del territorio,
de producción de sus edificios y calles, de sus fuentes y monumentos; en este sentido, las
representaciones contenidas en la materialidad de los objetos urbanos y las acciones que sobre
ellas se despliegan son testimonios de la historia económica y social de los pueblos, de sus valores
y creencias.
La morfología de una ciudad sintetiza entonces una información múltiple y variada con
respecto a la manera en que la sociedad concibió y resolvió físicamente aspectos relacionados con
el entorno geográfico, la forma en que organizó los recursos humanos y tecnológicos en procesos de
trabajo para una apropiación específica de los recursos naturales para producir su hábitat,
materializando así formas históricas de sobrevivencia de los grupos humanos, de su organización
social y estructura de poder. Los referentes simbólicos, materializados en la arquitectura, son
testimonios de los hechos históricos que marcan la memoria colectiva de los pueblos, de los
procesos de dominación, de sus conflictos individuales y sociales. El espacio, su organización
jerárquica, las instituciones económicas, políticas y sociales que están contenidas en las ciudades
1 La denominación de Zaragoza corresponde al decreto emitido por Benito Juárez el 11 de septiembre de 1862, publicado en el boletín Oficial el 25 de septiembre de 1862. 2 En la primera Cédula otorgada a la ciudad en 1532 se establece “…es nuestra merced e voluntad que de aquí en adelante se llame o intitule Ciudad de los Ángeles,…” 3 La ciudad de Puebla fue parte del primer grupo de sitios mexicanos inscritos en la lista del Patrimonio Mundial en el marco de la Convención Mundial de Protección de Sitios con valor Cultural o Natural aprobada por la UNESCO, suscrita en 1972 y ratificada por el Senado en 1984. El trabajo ha sido elaborado dentro de la carga de trabajo como Investigador Titular del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, integrante del Área de Estudios Regionales e integrante del cuerpo académico “Sociedad, Ciudad y Territorio en Puebla (XVI-XXI)”. El presente ensayo ha sido preparado para el primer número de la revista Sociedad, Ciudad y Territorio. El texto tiene como base resultados de la investigación que realiza el autor sobre el centro histórico de la ciudad de Puebla.
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son expresión material de estos procesos.
El breve ensayo que a continuación ponemos a consideración del lector busca trazar
algunos de estos rasgos y elementos significativos que nos introducen a la comprensión de la ciudad
de Puebla, de su rico patrimonio edificado, de sus monumentos conmemorativos, en general de sus
acervos culturales que la vuelven una de las urbes más significativas del virreinato y del México
contemporáneo.
EL VALLE DE COETALXCOAPAN4
La ciudad se encuentra localizada en un amplio valle perteneciente a los estados de Puebla y
Tlaxcala cuyas coordenadas geográficas son 19°02‟ de latitud norte y 98°15‟ de longitud oeste del
meridiano de Greenwich5. El medio físico natural está dominado al poniente por los edificios
volcánicos correspondientes a la Sierra Nevada, sus principales estructuras son el Popocatepetl con
5,452 m.s.n.m. y la Iztaccihuatl con 4,282 m.s.n.m; al noreste la Malinche o Matlalcueyatl, volcán
apagado que tiene una altitud de 4,461 m.s.n.m.
Destacan en este paisaje orográfico elevaciones de menor tamaño como son los casos de
las sierras del Tentzo al sur de la ciudad, o la de Amozoc al oriente, que junto con la anterior
delimitan el acceso al valle de Tepeaca. En las áreas próximas al asentamiento histórico destacan al
norte el cerro de Belem, y el de San Juan al oriente del mismo.
El valle cuenta con una hidrografía de superficie correspondiente a la cuenca del Alto
Balsas6 que pertenece a la región hidrológica natural número 18, cuya superficie total es de 3868
4 “El lugar que hoy ocupa la ciudad se conocía como Cuetlaxcoapan, que significa en náhuatl “lugar donde cambian de piel las víboras”; Cuetlax se interpreta como despellejarse, cambiar de piel; coa, serpiente o multitud, diversidad cuando se junta, como elemento específico a otros vocablos que tienen funciones genéricas, y pan, locativo.” (Enciclopedia Municipal, Edición electrónica 2005, Estado de Puebla, sección municipios, municipio de Puebla. En 1986 el Centro Nacional de Desarrollo Municipal (CEDEMUN), ahora INAFED, edita la primera publicación impresa de la Enciclopedia de los Municipios de México, esta obra ha sido ampliada y enriquecida en los últimos 20 años presentándose en la actualidad en versión electrónica para consulta en CD o Internet.)
5 Enciclopedia de México 1977; 493. 6 México cuenta con 314 cuencas hidrológicas agrupadas en 37 regiones y administrativamente en 13 definidas desde el Programa Hidráulico 1995-2000. Estas cuencas están conformadas por innumerables afluentes permanentes e intermitentes a lo largo y ancho del país. Entre los primeros, los más caudalosos son el Grijalva, el Usumacinta, el Papaloapan, el Pánuco y el Bravo que desembocan en el Golfo de México. De los que desaguan en el Océano Pacífico destacan el Santiago, el Fuerte, el Yaqui, el San Pedro, el Nazas y
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kilómetros cuadrados, el 49.8% de la cuenca es del estado de Tlaxcala, el 46.7% corresponde al
estado de Puebla y un 3.5% al estado de México. El área en la que se encuentra la ciudad de
Puebla pertenece a una sub-cuenca cuya superficie total es de 732 kilómetros cuadrados.
La llamada sub-cuenca del río Atoyac, que nace en las laderas de la Sierra Nevada en el
Estado de Puebla -con el río San Martín y sus afluentes atravesando y dividiendo el valle poblano-
tlaxcalteca de poniente a oriente, cambiando de dirección hacia el sur antes de volver a entrar a
territorio poblano a la altura del actual municipio de Puebla, donde se une con el Zahuapan- recorre
las inmediaciones de la ciudad de norte a sur bordeando los territorios pertenecientes a otras
poblaciones como Cuautlancingo, San Andrés Cholula o Santa Clara Ocoyucan, cambiando de
curso con dirección sureste hacia la depresión de Valsequillo.
Algunas de las corrientes intermitentes que bajan por la ladera sur de la Malinche forman
dos arroyos que en su recorrido atraviesan la ciudad: el Almoloya o San Francisco y el Alseseca. Los
afluentes citados junto con diversos manantiales, se constituyeron en la principal fuente de
abastecimiento y medio esencial para el desarrollo de las actividades productivas de la ciudad
fundada en 15317. El referente territorial contemporáneo de la ciudad histórica está delimitado
conforme al decreto que establece la Zona de Monumentos en la Ciudad de Puebla de 19778.
El entorno Prehispánico
Las evidencias más antiguas de la presencia humana en el actual Estado de Puebla y
particularmente en el valle se encuentran en el área en la que se localiza actualmente la presa de
Valsequillo al sur de la ciudad de Puebla, concretamente en la barranca de Caulapan, y
corresponden a una raedera fechada hacia el año 22,000 a. de C.9 Existen también, en los
alrededores de este sitio, vestigios de ocupación humana más recientes en la cueva de Texcal,
fechados hacia el año 5000 a. de C.10 Del Preclásico Medio destacan los vestigios localizados en el
el Balsas, este último en su trayectoria atraviesa la provincia ecológica número 57, correspondiente a los lagos y volcanes del Anahuac de la cual forma parte el valle poblano-tlaxcalteca. 7 Para mayores detalles ver Carabarín Gracia, 2000. 8 Periódico Oficial del Estado de Puebla del 17/octubre/1977. 9 Otros hallazgos con referencias a la misma época alrededor de la presa de Valsequillo, como son los casos de Hueyatlaxco, Arenillas y el Horno, como se consigna en la Enciclopedia de México aún no han sido validados, p.455 10 Enciclopedia de México, pp. 454-455.
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área de Momoxpan, en las inmediaciones de la actual ciudad de San Martín Texmelucan en el borde
poniente del valle de Puebla a las faldas del Popocatépetl.
Los asentamientos de mayor antigüedad en las inmediaciones de la ciudad novohispana
corresponden al Horizonte Preclásico Superior, se localizan uno al sur en Totimehuacan con ocho
montículos; y otro, al este de la ciudad en el área de Amalucan en la que se encuentran identificados
aproximadamente veinte montículos y algunas plataformas, así como canales de distribución de
agua fechados entre los años 500 a 200 a. de C. Más alejados, dentro del valle y de este mismo
periodo, se encuentran San Francisco Acatepec, Coronango, Ocoyucan, Tlalancaleca, todos ellos al
sur-poniente y poniente de la ciudad, el último colindante con San Martín Texmelucan con cerca de
cincuenta montículos y veinte plataformas; por último, Flor del Bosque, localizado en el corredor
oriente formado por las faldas de la Malinche y la serranía de Amozoc que une el valle de Puebla
con el de Tepeaca. Del Horizonte Clásico, dentro del Valle de Puebla destacan los sitios de
Manzanilla al nororiente; Cholula y Tonanzintla al poniente y sur-poniente de la ciudad; el cerro
Totolqueme localizado en el norte de la ciudad de San Martín Texmelucan en la frontera con
Tlaxcala11.
El Postclásico está marcado por la profunda transformación de las sociedades y los centros
urbanos del Horizonte Clásico. Influenciados por las crecientes migraciones de nuevos grupos
resultado de la destrucción o desaparición de los centros Teotihuacanos, los conflictos en Tula, la
llegada de los mexicas al valle de México. Lugares cercanos a la actual ciudad de Puebla fueron
ocupados dejando vestigios hallados en el cerro del Chichihuite y Tetela, cerca de Tepeaca, o en los
alrededores de las actuales poblaciones de Cuautinchan, Calpan o Domingo Arenas pertenecientes
al valle o a sus zonas aledañas, por mencionar algunas.
Desde el siglo X, la migración hacia el valle de grupos provenientes de la cultura Tolteca-
Chichimeca y el desplazamiento de la hegemonía Olmeca–Xicalanca, marcaron el proceso de
redefinición de la ocupación de los antiguos centros: Cholula, Totimehuacan, Cuautinchan,
Huejotzingo, Tepeaca, Huaquechula, por señalar algunos de los más próximos a la ciudad de Puebla
en donde se fundaron señoríos con hablantes nahuas. Las guerras de conquista y las alianzas
11 Enciclopedia de México, p. 456.
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emprendidas por los mexicas asentados en el valle de México, configuraron a lo largo del siglo XIV
el escenario al que llegaron los españoles al valle, caracterizado por un control político militar del
valle central de Puebla y una peculiar relación entre los señoríos de Huejotzingo, Cholula,
Cuautinchan, Totimehuacan y Tlaxcala “...con guerras periódicas de carácter ritual denominadas
„floridas‟, con objeto de proporcionar prisioneros para los sacrificios rituales de México-
Tenochtitlan”12. Sobre las guerras floridas, la Enciclopedia Municipal consigna lo siguiente:
“…en el siglo XV el valle era de „Yaotlalli‟, campo neutral de batalla, en las terribles
„Xochiyaóyotl‟, guerras floridas, que sostenían las poblaciones de Itzocan, Tepeaca,
Huejotzingo, Texmelucan y Tlaxcala. El propósito era dominar al adversario para llevarlo vivo
como ofrenda a los dioses donde era sentenciado a muerte, peleando en el „Sacrificio
gladiatorio‟ o en la „cuauxicalli‟ piedra de sacrificios.”
La propuesta morfológica de la ciudad se facilitó al implantarse en un valle circundado por
imponentes volcanes, el Popocatepetl, la Izaccihuatl y la Malintzi, proporcionando, además de una
belleza natural significativa al sitio, un conjunto de condicionantes fisiográficas para el
aprovechamiento del entorno natural de la ciudad. Como se observa en la figura 1, a diferencia de
otras urbes de la Nueva España, Puebla (1) se funda en medio de un área de importantes
asentamientos indígenas: Tlaxcala (4), Huejotzingo (3), Cholula (2), Amozoc (5), Cuautinchan (6) y
Teotimehuacan (7), entre otros.
12 Enciclopedia de México, p. 459.
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Fig.1.-Localización aproximada de los principales asentamientos circundantes a la ciudad de Puebla sobre un plano del Departamento del mismo nombre fechado en 1856, propiedad del museo de Alfeñique, Puebla.
“En el momento del contacto había aquí tres unidades políticas, todas más o menos bajo la
hegemonía de la Triple Alianza. Cholollan (cf. Cholula) era quizás la más independiente.
Totimehuacan era un estado bastante beligerante que había sido derrotado en una
desastrosa guerra con Tepeyacac (Tepeaca 8) en el siglo XV. Cuautinchan era una
comunidad autónoma que pagaba tributo a la guarnición mexica de Tepeyacac”13.
Al ocupar un área libre, ni el trazo del asentamiento español ni el posterior de los
asentamientos indígenas, fue afectado por la existencia de emplazamientos urbanos preexistentes.
La distribución de los elementos componentes de la ciudad no estuvo condicionada por la
organización física de funciones previas como por ejemplo fue el caso de la ciudad de México,
tampoco corresponde a la morfología de otros asentamientos virreinales14.
13 Gerhard 1986, p. 227. 14 Como señala Alberto González Pozo, “en todo caso, las trazas de esas tres ciudades no son tan semejantes como se pretende: en México-Tenochtitlan, García Bravo, partió de la organización ortogonal previa de los aztecas, superponiéndole una retícula de manzanas rectangulares, cada una dividida en diez lotes también rectangulares, … En Puebla, …: las manzanas eran rectangulares, mientras que los lotes eran cuadrados. Es muy posible que en Cholula haya ocurrido lo mismo que en la ciudad de México: se tuvo que partir de una organización ortogonal preexistente, pero superponiéndole una traza formada por manzanas cuadradas divididas en ocho lotes rectangulares.” (1992; 25) Monumentos Religiosos en el centro histórico de Puebla de Zaragoza, trabajo elaborado en 1992, por encargo de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, de la Secretaría de Desarrollo Social,
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La fundación de la ciudad de Puebla
La fundación de la ciudad de Puebla constituye un hito en la historia social y política de la Nueva
España, esta importancia sobrepasa la valoración que tengamos sobre las habilidades constructivas
y métricas del trazo de la ciudad y sus constructores, se refiere al experimento social que representó
este asentamiento15, no solo por su emplazamiento y eventual propósito de ciudad-refugio defensivo,
sino también porque con esta ciudad se instrumenta la disposición adoptada por el Consejo de
Indias en materia de encomienda de acuerdo con el decreto los métodos de control y gobierno de los
nuevos territorios debían realizarse por otros medios16.
La fecha oficialmente aceptada de la fundación de Puebla es el 16 de abril de 153117, y se
refiere al día en que, de acuerdo con Fray Toribio de Benavente –Motolinía- se celebró la misa de
fundación y se iniciaron las obras de su construcción18. Como se documenta en la Crónica de la
Ciudad19, la ciudad fue concebida como un asentamiento en el que pudieran vivir españoles que no
tenían residencia fija y vagaban por el país, para proveerse de un lugar en que pudieran satisfacer
sus necesidades económicas y sociales y, al mismo tiempo, construyeran un asentamiento que
pudiese servir eventualmente de abrigo a los demás españoles ante cualquier rebelión indígena.
Esta iniciativa fue rápidamente apoyada y alentada por la corona a través de diversas distinciones y
privilegios otorgados a la naciente ciudad20. De acuerdo con Fernández de Echeverría y Veytia la
solicitud del obispo Julián de Garcés ante la Real Audiencia recogiendo el sentido de la fundación es
referida de la siguiente manera:
fotocopia. 15 Sobre los nuevas investigaciones a respecto ver García Lastra y Castellano Gómez 2005; p.29 16 Para mayores detalles sobre el decreto ver León-Portilla 1974; vol. I, 135-136. 17 Con motivo de la celebración de los 400 años de la fundación de la ciudad, el Cabildo nombró una comisión de especialistas que determinara el sitio y la fecha de la primera fundación de la ciudad aprobando en su momento el dictamen presentado al mismo (Programa ARHIMP 1995; 8). 18 Sánchez Flores 1991, p. 19. 19 H. Ayuntamiento del Municipio de Puebla, Programa Archivo Histórico del Municipio de Puebla 1996, en adelante Programa ARHIMP. 20 Dentro de los documentos expedidos por la corona a favor de la ciudad se encuentran cinco cédulas reales siendo estos los siguientes: Cédula de la Reina, otorgada en Medina del Campo el 20 de marzo de 1532; Cédula Real con Escudo de Armas, firmada y expedida en Valladolid el 20 de julio de 1538; Cédula Real del Título NOBLE Y LEAL CIUDAD, dada en Valladolid, el 12 de julio de 1538; Cédula Real de MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD, otorgada en Toledo el 24 de febrero de 1561; Cédula Real de MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD, autorizada en Madrid el 6 de febrero de 1576.
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“...en las presentes circunstancias, el que se hiciese una población de españoles en esta
provincia de Tlaxcala, en tal situación que estuviese a proporcionadas distancias de las
demás provincias, hasta entonces conquistadas, para que avecindados y arraigados allí los
españoles, con las tierras que se repartiesen para hacer heredades y haciendas, se uniesen
en ella todos los que andaban descarriados y pudiesen mantenerse de su trabajo e industria,
sin pensionar a los naturales, viviendo en policía, sujetos a sus jueces, que cuidasen del
buen orden y concierto y de la observancia de las leyes, según las costumbres de los
lugares de España, con lo que se proveía de seguridad de los países conquistados, porque
sería esta población una fortaleza adonde podrían acudir todos los españoles en cualquier
caso de rebelión y unidos defenderse mejor, a más de que estando en el centro de las
provincias conquistadas, les servía de freno para que no se atreviesen a mover”21.
La respuesta positiva a esta solicitud está contenida en la Cédula Real del 18 de Enero de
1531, emitida desde Ocaña22, en la que se autoriza a los integrantes de la Segunda Audiencia
fundar un pueblo de cristianos españoles. Esta medida buscaba hacer frente, por un lado, al
creciente número de españoles ociosos, pero también a la amenaza de una rebelión latente entre la
población indígena.
El lugar preciso de la fundación, al igual que la fecha, ha sido objeto constante de
controversia entre los estudiosos de la historia de la ciudad23, las razones son básicamente dos: en
primer término, la pérdida de los dos primeros libros del cabildo24; y en segundo lugar, los cronistas
antiguos y contemporáneos han encontrado referencias contradictorias en documentos originales
cercanos a los eventos señalados sobre la fecha y el emplazamiento de la fundación, pudiéndose
formular diversas hipótesis al respecto25.
Morfológicamente, la ciudad fue diseñada con un trazado en damero, formada por
21 Fernández de Echeverría y Veytia 1982, p. 38. 22 López de Villaseñor 1781; primera edición 2001; 23 Al respecto, en la Crónica de la Ciudad se señala que “Numerosas explicaciones se han vertido en torno a al nacimiento y vida de la ciudad en sus primeros años de existencia, lógicamente, tales explicaciones han sido objeto de constantes revisiones, particularmente de los cronistas, antiguos y contemporáneos que se han dedicado a estudiar la historia de Puebla en el siglo XVI (Programa ARHIMP 1996; 1), también consultar García Lastra y Castellanos Gómez, 2005, obra citada. 24 López de Villaseñor 1781; primera edición 2001, p. 49 25 Carrasco 1902; 3 y 4; Hernández 2000; 5; Programa ARHIMP 1995; 8; Yanes y Salamanca 1995; 12, 13, 14.
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elementos rectangulares, uno de los cuales sirve de plaza mayor y en torno al cual se agruparon la
Catedral, el Ayuntamiento y las casas de los principales. La traza original de la Ciudad de Puebla, se
definió con 295 manzanas de forma rectangular de 100 x 200 varas (8 lotes de 25 x 50) para
edificios y 125 para huertos; orientadas a 23° latitud norte. La distribución de los predios se dio por
jerarquía social o religiosa, lo que con el tiempo derivó en las grandes casonas del centro de la
ciudad. Se construyen inicialmente 50 casas para españoles, la Iglesia y edificios Públicos, más
tarde conventos y hospitales y hacia 1560, aparecen nuevos barrios el de Xanenetla y Analco.
La Ciudad de Puebla, trazándose a partir de la Plaza Principal o Plaza Mayor, que al lado
sur disponía de la Catedral y al norte el ayuntamiento quedaba enmarcada en tres de sus lados por
portales. Y por dos ejes urbanos: calles principales, una de norte a sur y la otra de oriente a
poniente, ordenando el crecimiento de la ciudad. Delante de algunos de los templos se proveía de
una plaza o jardín, desde sus orígenes la ciudad contó con espacios abiertos como la plaza, el jardín
y la calle. Entre 1531 y 1810 se fundaron un total de 18 plazas. La plaza mayor o renacentista y las
plazas menores ubicadas en los barrios de indígenas así como algunas plazuelas de la ciudad
española26.
26 SIGLO XVI: Zócalo o Plaza de Armas, O Federico Escobedo, San Francisco, El Alto. SIGLO XVII: Santiago, El Carmen, San José, Santa Inés, Plaza del Teatro principal, Analco. SIGLO XVIII:Los Remedios, Plaza de Dolores, Plazuela de San Agustín, Plazuela de San Antonio, Plazuela de la Compañía, Plazuela de Almoloya, Plazuela del Boliche, Santo Domingo, Estanque de Pescaditos.
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Fig.2.- Plano de Cristóbal de Guadalajara de 1698; Vélez y Guzmán 1995, 1.
En la figura 2, se delimita sobre el plano de Cristóbal de Guadalajara de 1698, la ubicación de los
“barrios principales”, incluyendo los casos de Xanenetla (6) y Xonacatepec (8), que tardíamente se
incorporaron al conjunto urbano.
Al sur-poniente el barrio de Santiago (1) integrado por las parcialidades de Cholultecapan,
Huexotzincapan, Santiago Calpan y Santiago Tzocan o Ismesucan;
Al poniente San Sebastián (2) con sus arrabales San Martín y San Diego; al nor-poniente San
Miguel (3) también llamado San Miguelito, San Pablo de los Naturales (4) con sus
prolongaciones de San Pablo el Nuevo o de los Frailes, y San Ramón;
Al norte San Antonio (5) de los Coleros;
En las faldas del cerro de Belén el barrio de Xanenetla (6) y el pueblo de Xonaca (8);
Al oriente San Francisco (7) -Tlaxcaltecapan, según la antigüa denominación indígena- que
incluye a las parcialidades del Alto y de San Juan del Río;
Al sur-oriente el barrio de Analco (9) constituido por cuatro arrabales o tlaxilacallis: Huilocaltitlan,
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Xichititlan, Yancuitlalpan y Tepetlapan –actual barrio de la Luz.
También al sur-oriente, el pueblo de San Baltasar Campeche (B).
Fig. 3.- Detalle de la ubicación de Xonacatepec. Autor Pedro López de Alvillar.
Archivo de Notarías del Estado de Puebla Libro s/n 1º.de Julio de 1762-22 de octubre de 1780.
Fig. 4. Detalle de San Baltasar Campeche. Autor Anónimo. Archivo de Notarías del estado de Puebla, Libro
s/n 29 de noviembre de 1746.
La primera referencia que encontramos en las actas de Cabildo respecto de los
Xonacatepec Cerro de Belem
Arroyo de Xonaca
San Baltasar Campeche
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asentamientos indígenas localizados en las áreas aledañas a la ciudad data de 1538, en ella se
señala que se otorga “... merced de una huerta de tierra a Gonzalo Prieto, vecino de la ciudad, limita
con huerta de Francisco Muñoz, por la parte de abajo, camino en medio, donde están unas casillas
de indios de Tlaxcala”27. Por su parte, el primer reconocimiento de un indígena como vecino de la
ciudad lo encontramos en 1545 cuando el Cabildo otorga “... merced de titulo de vecindad a Pedro,
indio, natural de México, alguacil de los indios”28. En el mismo año, el 7 de agosto, se produce la
primera petición para poblar mediante “...merced de un sitio a Martín Sánchez y Francisco Pérez,
indios vecinos de la ciudad y a nombre de todos los indios mexicanos, para que puedan poblar“29.
Finalmente, en noviembre de 1546 el Cabildo de la ciudad establece una “...ordenanza para que los
indios de los pueblos comarcanos sean recibidos como vecinos de la ciudad y se les otorguen
solares”30.
Desde la fundación de la ciudad, ésta experimentó un rápido crecimiento demográfico y
exigió de las autoridades un cuidadoso y sistemático trabajo de organización de la distribución de
tierras (mercedes), documentado ampliamente en las actas de cabildo del siglo XVI.
Cuadro 1.Distribución de tierras por el Cabildo de la ciudad de Puebla durante el siglo XVI
AÑO SOLARES HUERTAS CABALLERÍAS SITIO
1533-1540 301 22
1541-1550 611 37 90 21
1551-1560 324 38 49 9
1561-1570 69 4 6 9
1571-1580 66 32 26 7
1581-1590 157 14 1 5
Fuente: Programa ARHIMP, Crónica de la Ciudad, p.11
La distribución de solares a los indios para que fijaran su residencia en la periferia del
asentamiento español, y que sirvió de base para la constitución de los diversos barrios, no fue
inmediata e incluso no fue prevista en el trazado inicial31. Como señala Fausto Marín “...la traza es el
total del espacio destinado a las actividades urbanas de la población colonizadora. Por consiguiente,
27 Programa ARHIMP 1995; vol. 0004 ficha 1218. En el mismo sentido localizamos referencias en los años 1540 (vol. 0004, ficha 1735), 1542 (vol. 0004, ficha1396), 1544 (vol. 0004, ficha 2366). 28 Programa ARHIMP; vol. 0005, ficha 1246. 29 Programa ARHIMP 1995; vol. 0005, ficha 2673. 30 Programa ARHIMP 1995; vol 0005, ficha 3066.
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de la traza se excluía a la población indígena no mezclada. En este caso, señala materialmente los
límites de la separación racial. Tiene como antecedente hispánico a la división impuesta sobre la
población cristiana, judía y mahometana (aljamas)”32.
De acuerdo con López de Villaseñor en su Extracto de lo más particular que contiene un
sumario de los primeros veinte libros de Cabildo, en el año de 1550 se estableció que “... los sitios
que se proveyeran a los indios estuvieran divididos de los españoles y fuera de la traza de la ciudad,
y que se hicieran los repartimientos para ellos hacia la parte de Cholula. A la traza de ella no se
pudiera dar para ellos ninguna parte de solar, so pena que el que se diera fuera nula”33
Esta previsión no es un hecho casual si aceptamos que uno de los objetivos de la creación
de la ciudad era ofrecer condiciones de seguridad a los españoles radicados en ella o que buscasen
eventual refugio de las rebeliones de los indígenas. A pesar de este objetivo defensivo, los edificios
militares son por el contrario poco numerosos. De hecho, los Baluartes de Loreto y Guadalupe y el
cuartel de San José fueron construcciones y adaptaciones realizadas durante el siglo XIX. A
diferencia de las murallas y baluartes de las ciudades costeras, las murallas y defensas construidas
en el caso de la ciudad de Puebla no se realizaron durante el periodo virreinal, fueron edificaciones
realizadas a raíz de las invasiones norteamericana y francesa durante el siglo XIX.
La separación de los lugares de residencia de ambas poblaciones –española e indígena-
permitió cumplir con este propósito de seguridad34. No obstante, la cercanía de las poblaciones
indígenas con respecto al asentamiento español fue motivo constante de negociación35. Por otro
lado, las características físicas de los solares destinados a los indios eran diferentes a los otorgados
a los españoles36, situación que modificó las características de la parcelación de las manzanas de
los barrios de los naturales, la “... extensión de tierras que se entregaba a los indios estaba aún más
31 Programa ARHIMP 1995; 11 32 Marín, 1989, p. 55. 33 López de Villaseñor 1781; primera edición 2001; 423) (Programa ARHIMP 1995; vol. 0006, ficha 3943.
34 De acuerdo con la Enciclopedia Municipal “La traza delimitaba, por el norte, con las actuales avenidas 18, 16 y 14 oriente-poniente; al oriente con las calles 9 y 5 sur; al sur con las avenidas 15 y 17 oriente-poniente; al poniente con las calles 6 y 8 Norte. Alrededor de la traza vivían los grupos aborígenes, mestizos, mulatos, negros y otras castas.”
35 Programa ARHIMP 1995; vol. 0006, ficha 4033. 36 Para una análisis más detallado de la morfología de las edificaciones y parcelación de los barrios ver Avendaño et al., Tesis de para la obtención del grado de Arquitecto, BUAP, 1996.
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limitada: un cuarto de solar. La entrega de tierras por barrios y con referencia de nombres y apellidos
se encuentra a lo largo de las actas de Cabildo de este siglo, sin duda el crecimiento exigió de una
permanente entrega de tierras”37. Sin embargo, como podemos observar en el plano de Cristóbal de
Guadalajara, esta circunstancia no modificó el criterio del trazado general, dándole continuidad a las
calles y avenidas, salvo por los accidentes topográficos del terreno en el caso de las inmediaciones
del cerro de Belem, o los relativos a las márgenes del río de San Francisco.
La estructura urbana resultante, además de incluir a los asentamientos de los naturales para
cuyo control el cabildo designó autoridades indígenas de barrio38, estuvo influida, en un inicio por la
estructura político religiosa del clero regular, y posteriormente por la del clero secular. Hasta la
fecha, los elementos de referencia simbólica más importantes de la ciudad y de la región continúan
siendo los conventos y templos organizados bajo la estructura parroquial (véase fig. 5).
Fig.-5 Estructura Parroquial sobre planimetría contemporánea. Vélez et alt. 2000; Plan para la Recuperación de la Zona de Monumentos en la Ciudad de Puebla.
El espacio urbano se organizó entonces de manera jerárquica partiendo de la plaza central
37 Programa ARHIMP 1995; Crónica de la Ciudad, 11
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de la manera siguiente:
1.- La Catedral y las cuatro parroquias del asentamiento español: el Sagrario, San Marcos,
San José y el Sagrado Corazón de Jesús.
2.- Las iglesias del los barrios indígenas y de mestizos: la Luz, Santiago, Santo Ángel
Custodio, la Cruz, San Sebastián, los Remedios, San Pablo de los Frailes, Santa Inés de Xanenetla,
el Refugio, San Antonio39.
Si bien inicialmente las autoridades españolas nombraron alguaciles indígenas y a través del
clero regular se buscaba controlar y regular la vida en los barrios indígenas, el rápido crecimiento de
estos se tradujo en mayores prerrogativas “…ya en 1561, los indios de Puebla tenían sus propios
alcaldes y, para fin de siglo, su propio gobernador” (Marín Bosch 1999; 20), lo que no impidió que
tanto indígenas como negros, mulatos y mestizos se alojaran desde un principio en el asentamiento
español, a pesar de las diversas medidas que tendían a prohibir su residencia en el mismo ( Marín
Tamayo 1989; Marín Bosch 1999)
Dentro de esta conformación de una ciudad generó una política de segregación racial-
espacial, el clero regular jugó un papel particular. Durante el siglo XVII, la controversia por el control
de las parroquias indígenas tendrá su punto culminante y tenderá a modificar en el mediano plazo
las condiciones en que se administra la ciudad, en 1641 el obispo Palafox y Mendoza “...quitó por la
fuerza a los religiosos (clero regular) un grupo de 36 parroquias de la diócesis de Puebla para
ponerlas en manos del clero diocesano...” (Israel 1980; 63). Este hecho es significativo para el
desarrollo de la ciudad en la medida en que las parroquias jugaban un papel preponderante en los
procesos de integración y control de la población indígena. Como apunta Israel, “Los religiosos
consideraban a los indios que vivían en la “república española” no solo fugitivos de su esfera
particular, donde reinaban la disciplina, las jerarquías y el orden espiritual, si no también almas
38 Programa ARHIMP 1995; vol 0006 Fichas: 4044, 4118, 4247, 4520, 4697, 4829, 4986; de los años 1550 a 1554.
39 Los Franciscanos, hacia 1535, continuaban construyendo su iglesia y convento que terminaron en 1585; en el año de 1534, los dominicos iniciaron la construcción de su convento e iglesia, prácticamente concluido hacia 1611; los agustinos principiaron su iglesia y convento en el año de 1550, consagrados en 1629; hacia 1586 los religiosos carmelitas iniciaron la edificación de su iglesia y convento, consagrados en el año de 1628; los franciscanos colocaron la primera piedra el convento de Santa Bárbara, conocido posteriormente como de San Antonio, en el año 1591, en 1593 se inició la construcción de la iglesia; la orden de los mercedarios concluyó su templo y convento San Cosme y San Damián en el año de 1598; el convento de la Purísima Concepción se fundó en el año de 1593, al igual que su iglesia; el convento de Santa Catalina de Sena, de monjas dominicas, y su iglesia, se concluyen en el año de 1594; de esa fecha también es el convento de monjas jerónimas (Enciclopedia Municipal). Los datos relacionados con las fechas de inicio de las construcciones a veces son contradictorios, para profundizar en el tema de las fechas de fundación, etapas de construcción y consagración de los templos ver a González Pozo 2001 y a Almendaro 1986.
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perdidas, infelices pervertidos y degradados...” (Israel 1980; 64). De acuerdo con Torquemada,
citado por este autor:
“En pueblos de españoles donde hay indios que llaman de barrios, y indios que llaman de
laboríos, los que son de barrio corren por cuenta de los religiosos, como son los de las
ciudades de México, Puebla y Atrisco (Atlixco), y los que son de laboríos por la de los padres
clérigos. Pues en estas dos diferencias de gentes, los de los barrios se recogen y cuentan
por los ministros religiosos todos los domingos por la mañana y fiestas que para ellos son
de guardar, y se les dice misa, y se les predica, y toma en cuenta de la doctrina; y a los
laboríos no se sabe que se tenga con ellos este cuidado...” (Israel 1980; 64).
La ubicación de los Barrios también correspondió a la construcción de un edificio religioso o
simbólico, es decir a las primeras iglesias de la ciudad40, que se ubicaron según se asentaron los
grupos indígenas que fueron llegando a la ciudad, éstas le dieron el nombre a los Barrios,
incorporándose más adelante hacia finales del siglo XVI, los Remedios y posteriormente el Carmen y
la Luz.
De esta manera la ciudad fue creciendo alrededor tanto del centro español como de los
Barrios indígenas periféricos, creando con el tiempo una conurbación de los mismos, quedando los
Barrios del Carmen y San José absorbidos por el desarrollo urbano de la ciudad de finales del Siglo
XVII. Es hasta principios del siglo XX cuando el total de Barrios quedan comprendidos dentro de la
estructura urbana de la ciudad.
Esta organización social y espacial será modificada hasta el siglo XVIIII en el que a pesar de
estas fluctuaciones demográficas de la ciudad su administración había adquirido una complejidad
creciente, como resultado del largo proceso de mestizaje y de la pérdida de las formas de gestión
sustentadas en la separación racial (República de Indios, República de Españoles) y su
debilitamiento a lo largo del siglo XVII, por lo que, al igual que en otras ciudades virreinales41 (Báez
40 Algunos de estos templos además de los ya citados son: Santiago, Guadalupe, San Miguel, Santa Anita, La Santísima, Santa Clara, San Cristóbal, La Compañía, La Luz, La Cruz, Capillas del Vía crucis, San Juan, La Concordia, Capilla de Dolores, La Merced 41 Entre otras ciudades en el mismo caso de Puebla estaban: México, San Luis Potosí, Valladolid, Oaxaca y Querétaro. Para mayor información sobre las dos primeras ciudades citadas ver Báez, Boletín del Archivo General de la Nación, 2ª. Serie, Tomo X, números 1-2, año de 1969. Para el resto de las ciudades en la obra citada en la bibliografía de la tesis.
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1971; 61) se promovió la modificación de las formas de gestión de la ciudad. En 1796, Don Manuel
Flon “Coronel de los Reales Ejércitos, Gobernador Político y Militar, e Intendente de esta ciudad y su
provincia”, da a conocer esta medida en los siguientes términos:
“Por cuanto el excelentísimo señor Virrey marqués de Branciforte, con fecha 18 de octubre
de mil setecientos noventa y cuatro, me dirigió la superior orden del tenor siguiente:
“La división de las ciudades populosas en cuarteles o barrios, es punto tan calificado en el
gobierno político, y en las leyes, como necesario al orden y buena administración de justicia”
(Báez 1971; 61).
Esta medida tiene como antecedentes su aplicación en la capital, adoptada por los Virreyes
Don Martín de Mayorga y Don Matías de Gálvez e instrumentada en aquella por cédula real del 22
de julio de 1772. Así mismo se informa de medidas similares en la ciudad de Querétaro a partir del
17 de junio de 1794, por lo que el Virrey le instruye a Flon para que:
“Al efecto hará Vuestra Señoría que inmediatamente se levante un plan de la ciudad,
inclusos sus barrios, y tomadas con igual prontitud las noticias e instrucciones necesarias de
sujetos prácticos y del ilustre ayuntamiento, atendiendo también a la formación de la ciudad,
repartimiento y circunstancias del vecindario, dispondrá Vuestra Señoría la cómoda división
de cuarteles mayores y menores, según corresponda a la extensión de las manzanas y a la
proporción de que queden en los segundos vecinos capaces de ejercer el empleo de
alcaldes, formando Vuestra Señoría con la misma brevedad la ordenanza que ha de servir
para el régimen de este importante y utilísimo establecimiento” (Báez 1971; 65)
Esta modificación de la administración urbana no rompe los principios rectores de la
organización espacial de la ciudad en cuanto a su jerarquización y diferenciación social, nacida
originalmente de una separación racial y prolongada a través del mantenimiento de una relación
centro periferia que materializa el poder y autoridad radicada en el centro urbano.
Infraestructura urbana
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La trayectoria de los principales afluentes que constituía una frontera natural entre el asentamiento
español y los asentamientos indígenas que se encontraban localizados al oriente y nor-oriente de la
ciudad no impedía la integración del territorio y la comunicación de las poblaciones. Los puentes a lo
largo de la trayectoria de los ríos más cercanos a la ciudad, el Almoloya o San Francisco y el
Xonaca, facilitaban la articulación entre los barrios y el área central de la ciudad42, y funcionaban
como mecanismos de integración socio-espacial de la ciudad histórica favoreciendo la continuidad
de la circulación de la población.
De acuerdo con su antigüedad los puentes construidos en Puebla a lo largo del periodo virreinal son:
1.- El de San Francisco, el más antiguo de todos y construido en 1555, frente al convento de las
Llagas de San Francisco, por orden del corregidor Don Luís de León Romano.
2.- El puente de Amalucan, de las Bubas o del Toro o de Motolinía construido en 1555 por el mismo
corregidor.
3.- El puente de Analco o de Torija que comunicaba al barrio de Analco con el resto de la población,
sustituido en 1775 por el puente de Ovando.
4.- El puente de Xanenetla, descrito por Veytia como un puente de un solo arco de bóveda y
construido hacia 1720.
5.- El puente de Ascue, se menciona por primera vez en 1749, ubicado en lo que actualmente es la
calle 14 norte sobre el arroyo Xonaca.
6.- El puente de Romero Vargas que unía al molino de Huexotitla con el pueblo de San Baltazar
Campeche, construido entre 1784 y 1875.
7.- El puente conocido hoy como puente de México construido en 1543, sufrió destrucciones en
42 Estos elementos, que formaban parte del patrimonio cultural urbano de la ciudad fueron destruidos en su mayoría con la construcción del actual boulevard 5 de mayo entre 1964 y 1967,
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1634, 1652 y 1707. Su forma actual se debe a la reconstrucción de 170843.
8.- El puente Real, conocido también como puente de Nochebuena, construido hacia 1608 para
atravesar el arroyo de Xonaca, comunicó a la ciudad con el antiguo camino a Amozoc.
Fig. 6. Fragmento del Plano Topográfico de la Ciudad de Puebla 1856, en él pueden distinguirse la mayor parte de los puentes a los que se hace referencia; Vélez y Guzmán 1995; 6.
El dotar de infraestructura hidráulica fue desde la fundación de la ciudad una preocupación
de las autoridades. Prueba de este interés es que el primer pozo público data de 1535. Por esta
misma razón, en 1545 Hernándo de Caballero promovió llevar agua a la plaza mayor, propósito que
43 Leicht 1980; 352.
Puente de Ascue
Puente de San Francisco
Puente de Amalucan, las Bubas o Motolinia
Puente de Analco o de Torija
Puente de Ovando
Puente de Xanenetla
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se concretó entre 1556 y 155744. En términos generales, los primeros manantiales utilizados para el
abastecimiento de agua, fueron el Almoloya y el Cieneguilla.
De acuerdo con Leicht las diferentes partes de la ciudad recibieron agua en el siguiente
orden45:
“…el Alto, en 1535 y 1591…; la Plaza (Zócalo) y el centro, en 1557; el Carmen en 1603…; S.
Sebastián, en 1586…; Santiago en 1733…; Analco 1759…en la segunda mitad del siglo XVIII
había pues, seis conductos: el principal, los del Alto, de Analco, de Santiago, del Carmen y del
Colegio del Espíritu Santo.”
Según esta cronología, durante el siglo XVII se consolidó el sistema de abastecimiento de
agua en la traza española a través de cajas de agua y fuentes. Mientras que en el siglo XVIII apenas
se dio inicio el abastecimiento de los barrios de indígenas y mestizos.
Fig. 7.- Pileta localizada en el barrio del Parián, 4 oriente y antigua calle 8 norte; foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005.
Dentro del sistema de abastecimiento de agua, la fuente más famosa es la de San Miguel
construida por Anselmo Martinez Carrera, que en el año de 1776 ostentaba el cargo de obrero
mayor. Dicha fuente fue entregada a la ciudad el 23 de junio de 177746. Otros elementos del sistema
44 Carabarín 2000; 59. 45 Leicht, 1987, 47. 46 Bühler 2001; p. 106.
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eran las cajas de agua, ya en 1626 se mencionaba la Caja Colorada, existieron también hasta los
años sesenta del siglo XX, la Caja Chica en la calle 5 norte núm. 1200 y otra en la 12 poniente núm.
50047.
Fig. 8.- Fuente de los Juanicos de Puebla, siglo XVII, actualmente localizada en la plazuela del Torno en el Barrio del Artista; foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005.
Una de las obras más espectaculares en el sistema hidráulico fue el acueducto del Carmen.
En 1586, la orden carmelita recibió una merced de agua; para su aprovechamiento construyeron un
acueducto que llegaba hasta el convento.
Fig. 9.- Fragmento del Plano de Medina de 1754, en la parte superior izquierda se observa el acueducto que va hacia el convento del Carmen el cual se encuentra en la imagen en la parte superior casi al centro; Vélez y Guzmán 1995; 3.
47 Bühler 2001; p. 107.
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El agua sobrante alimentaba la pila frente al convento, la cual data de 160648. Este sistema
de abastecimiento, a base de cañerías de barro, ampliadas y mejoradas periódicamente49, no sería
substituido sino hasta principios del siglo XX, cuando el alcalde Francisco de Velasco introdujo la
tubería de acero en el sistema de distribución de agua potable entre 1907 y 191050.
Fig. 10.- Proyecto de Mejoramiento del sistema de distribución de agua potable hacia 1890, Archivo del Ayuntamiento; foto Sergio González 1995
Arquitectura civil51
El término arquitectura civil52 suele referirse tanto a las edificaciones destinadas a la administración y
gobierno, como a las habitaciones, servicios y equipamientos urbanos, excluyendo a los inmuebles
religiosos destinados al culto y a los inmuebles y fortificaciones militares. La administración virreinal
construyó la infraestructura que acabamos de comentar con el concurso de los particulares y de los
propios religiosos, pero sobre todo explotando a los indígenas. Cabe señalar que los religiosos y
48 Bühler 2001; p. 107. 49 Mena (1890; pp. 13-14) consigna que hasta 1855 se perdía una buena porción de agua, hasta que en ese año por contrato del señor Ignacio Guerrero y Manzano introdujo un nuevo sistema de cañerías para recuperar las aguas sobrantes. Aún así, comenta que “disminuye el agua por la cantidad que se escapa de las cañerías de barro”, 50 De Velasco 1912, p.7 51 No pretendemos realizar un análisis pormenorizado de la arquitectura civil de lo cual se ocupa el propio catálogo, sino realizar un breve bosquejo de algunas de las funciones urbanas principales y sus inmuebles.
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religiosas también construyeron edificios destinados a servicios y funciones urbanas siendo los más
importantes los destinados a la salud53 o a la educación54.
El primer colegio fundado durante la colonia fue el de San Luis Rey de Francia,
posteriormente los colegios jesuitas: del Espíritu Santo, San Jerónimo (seminario), San Ignacio
(estudios de teología y filosofía), San Ildefonso (estudios mayores), San Javier (para indígenas),
siendo esta la ciudad de mayor número de establecimientos educativos en toda la Nueva España,
auspiciados por esta orden. Vinculada a esta función educativa se desarrollaron actividades y se
constituyeron acervos de enorme valor. En Puebla se instaló, en 1642, la segunda imprenta del
nuevo mundo.
Los acervos que formaron los colegios y conventos y que hoy constituyen repositorios
históricos de carácter documental y bibliográfico como los son la Biblioteca José María Lafragua y la
Biblioteca Palafoxiana. De acuerdo con el historiador Hugo Leight, el libro más antiguo que se
encuentra en ellas es La Ciudad de Dios, obra célebre de San Agustín, incunable europeo, edición
veneciana de 1475 en latín, editada por el maestro Nicolás Jensen, que forma parte del acervo de la
primera.
En general, los inmuebles relacionados con el gobierno y la administración ocuparon los
alrededores de la Plaza central, entre éstos destacan: la picota55, el obelisco dedicado a Carlos III,
los inmuebles del Ayuntamiento, la Audiencia y las casas Reales, la cárcel y la Alhóndiga.
52 Un estudio detallado de la arquitectura civil en el asentamiento español es el de Bülher 2001. Para una aproximación al análisis de la morfología en los asentamientos indígenas y sus habitaciones ver Hernández Sánchez 2000.
53 La iglesia del Hospital de San Pedro fue construida en el año de 1564; el hospital de San Juan de Letrán o de Nuestra Señora de la Limpia Concepción se establece desde el año de 1538 destinado a la atención de mujeres. Posteriormente fue el Colegio de San José de Gracia, para casadas; Para la atención de los indios, en 1563, se estableció el hospital de San Pablo de los Naturales.
54 El primer colegio de Educación Superior en la ciudad se denominó San Luís Rey de Francia, fundado en 1558 por el alcalde mayor Don Luís de León Romano, y administrado por dominicos en el año de 1585. El Colegio del Espíritu Santo, dirigido por sacerdotes jesuitas, inició sus labores en el año de 1578; su primer rector fue el S.J. Don Diego López de Meza; asistían a él estudiantes internos y seglares. La facultad de Bachiller en Artes -3 años de estudió- comprendía el tribium: gramática, retórica y dialéctica. La iglesia se inició de 1583 (intervino en ambas fundaciones Don Melchor de Covarrubias), se consagró en el año de 1600. El seminario de San Jerónimo se construyó en 1579. Se comenzó a construir el Colegio de San Juan Evangelista en el año de 1587, fue el primer seminario. Se agregaron los colegios de San Pedro y San Pablo por disposición del Obispo Juan de Palafox y Mendoza, en 1646. El Colegio de San Pantaleón se edificó en 1744, anexándose al Palafoxiano.
55 El Santo Oficio de la Inquisición se estableció en el año de 1576; Desapareció el Tribunal de la Inquisición hasta el año de 1820.
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Fig.-11 Esquema tomado de “La cuadrícula en la ciudad de Puebla”; Yanes y Salamanca 1995
Fig. 12.- Grabados con la imagen del Palacio Municipal, segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX
El conjunto que albergaba al Cabildo, la casa de la Audiencia Pública y la cárcel se comenzó
a construir en 1536, se concluyó a fines del siglo XVII56, y permaneció en pie hasta finales del siglo
XIX, cuando un incendio lo dañó gravemente. El conjunto actual fue construido, a principios del siglo
XX, por Carlos T.S. Hall, arquitecto de origen inglés.
A su vez, los lavaderos públicos, formaron también parte de las obras civiles que
contribuyeron a resolver las necesidades de la población en materia de higiene. Para su
funcionamiento se aprovecharon los manantiales de la zona, siendo el más socorrido el de Almoloya,
lugar en el que se edificaron los lavaderos que hoy conocemos y que datan de los siglos XVII-
56 Yanes y Salamanca 1995; p. 25.
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XVIII57.
Fig. 13.- Interior de los Lavaderos de Almoloya; foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005
En general, los inmuebles construidos en la época virreinal eran de una sola planta en los
barrios, y de dos plantas en el antiguo asentamiento español. A partir del siglo XVII se introdujo
como novedad un entresuelo entre la planta baja y el segundo piso, caracterizado por tener una
altura menor, a saber: entre el 50 y el 60% de la altura normal de las plantas.
Fig. 14.- Distribución de inmuebles con entresuelo según Bühler; imagen Bühler 2001; 127
57 Leich 1980; p. 12.
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En el siglo XVI las decoraciones predominantes tuvieron una marcada influencia ornamental
y constructiva renacentistas- los trabajos en piedra, metal, yesería y madera; los decorados
incorporaron los elementos clásicos del arte greco-romano y se encuentran en pilastras, columnas y
cornisas. (Colle Corcuera 1994; 137). Así mismo los inmuebles de la época se caracterizan por
contar con patios con áreas porticadas.
Fig. 15.- La Real Aduana de Azogues vista interior; izquierda imagen tomada de Montero 1998, Fotografía Everardo Rivera; derecha el inmueble ya restaurado actualmente una de las sedes del ICSYH-AVP de la BUAP, foto Francisco M. Vélez Pliego 2010.
Uno de los ejemplos más interesantes de inmuebles destinados a habitación del siglo XVI es
la casa del Dean, la cual perteneció a Don Tomás de la Plaza, decano del cabildo de la catedral. La
fachada fue construida en 1580, en ella se observan columnas dóricas a los costados de la puerta
principal, al interior de la casa destacan los frescos de influencia italiana58.
Otra casa representativa del siglo XVI es la denominada “Casa del que Mató al Animal”, su
nombre se debe a la escena de caza representada en las jambas del inmueble, inspirada según
Toussaint, en un tapiz flamenco de la época59.
58 Colle Corcuera 1994; p. 142
59 Colle Corcuera 1994; p. 139
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Generalmente se tiende a identificar a los inmuebles por las características de sus fachadas,
las cuales sin lugar a dudas contribuyen a ubicar la época de edificación, sin embargo las sucesivas
modificaciones a los inmuebles a lo largo del tiempo han impreso en las estructuras internas y en las
fachadas su propia huella. En el caso de los inmuebles del siglo XVII, uno de sus elementos
característicos son los amplios balcones en esquina introducidos por el arquitecto Pedro López
Florín60. La belleza y elegancia que estos balcones le proporcionan a los edificios es sin duda uno
de los atractivos de algunas de las casas poblanas.
Fig. 16.- Casa de la China Poblana localizada en la esquina nor-oriente de Juan de Palafox y Mendoza y 4 norte; foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005
La distribución al interior de un edificio (partido arquitectónico) es uno de los rasgos
distintivos que lo caracterizan, por ello las intervenciones que en distintas épocas se han realizado
sobre las inmuebles conducen a pérdidas significativas en el patrimonio arquitectónico, además de
que dificultan su lectura histórica. Las más comunes son las alteraciones a la distribución de las
habitaciones y al sistema de comunicación de las mismas.
Dicho sistema de comunicación consta de cuatro elementos:
1.- Pórtico de acceso
60 Bühler 2001; p. 137
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2.- Patios.
3.- Escaleras.
4.- Pasillos, corredores y áreas porticadas.
En el caso de las circulaciones verticales, la mayor parte de los inmuebles constan de
escaleras laterales a un lado u otro inmediatamente después del pórtico de acceso. De forma atípica
en el siglo XVII aparecen un grupo de construcciones en los que el cubo de la escalera aparece al
frente de la entrada principal. Tales son los casos de la “Casa de las Bóvedas” y la Aduana Vieja
entre otros. En la imagen de la figura 16 se observan dos ejemplos de accesos verticales, el primero
corresponde a un inmueble del siglo XVIII localizado en la esquina nor-poniente de las calles 4
oriente y 4 norte; el segundo corresponde a un inmueble del siglo XVII, perteneciente a la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla denominado “Casa de las Bóvedas”, en el que se aloja
la Pinacoteca José Antonio Jiménez de las Cuevas –Antigua Academia de Bellas Artes.
Fig. 17. Ejemplos de accesos verticales; foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005
La localización estratégica de la ciudad como lugar de paso entre el puerto de Veracruz y
la capital del virreinato hizo que el sitio fuese rápidamente un lugar privilegiado en el tránsito de
personas y mercancías. "A quince años de su fundación, en la Puebla existían tres mesones que se
ubicaban en una de las primeras calles que daban acceso a la ciudad..." 61, a lo largo de la época
colonial se fundaron por diversos rumbos de la ciudad este tipo de establecimientos.
61 Grajales, Agustín e Illades, Lilian, La Casa del Marqués o Casa de las Diligencias, p.148.
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El desarrollo de paraderos formales vinculados al transporte no se produjo sino hasta
finales de la colonia cuando el virrey José de Iturrigaray "...dispuso que se establecieran Casas de
Diligencias con el propósito de que los viajeros gozaran de comodidad y seguridad de alojarse en el
mismo lugar donde llegaba y partía el coche"62, de acuerdo con los mismos autores estas
disposiciones no se desarrollaron en Puebla sino hasta 1828.
El servicio de hospedaje evolucionó rápidamente hacia nuevos conceptos de alojamiento.
"Por el año de 1856, Ignacio Guerrero, propietario de la Casa de los Cañones (don Juan de Palafox
y Mendoza núm. 219) instaló el Hotel Universal. Éste fue el primer establecimiento que existió en
Puebla con el nombre de hotel,..."63
Arquitectura para la producción y el comercio
La localización de la ciudad de Puebla, entre el camino de acceso al valle de México desde
el puerto de Veracruz, facilitó su desarrollo económico. Desde los primeros años de su fundación, la
ciudad se convirtió en un importante centro artesanal y comercial. De hecho, en Puebla, las
actividades económicas se consolidaron y diversificaron particularmente durante el siglo XVII. Una
de las más significativas fue la textil, la cual ya para principios de este siglo era de las más
importantes. De acuerdo a Jonathan Israel “... hacia 1604 había unos 25 obrajes textiles en la ciudad
de México que producían telas burdas y de calidad y otros diez que hacían sombreros; en Puebla
existían 35 de los mayores obrajes del virreinato ...”64.
Con el tiempo junto con la producción de telas dentro de la rama textil cobraron relevancia
talleres para la confección y de indumentaria tales como sastrerías, fábricas de rebozos, tintorerías,
sombrererías entre otras actividades económicas asociadas. La bonanza económica de la ciudad
auspició el uso creciente de sillares en sus construcciones principales y una riqueza decorativa
propia de la región claramente desarrollada desde finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII,
mediante el uso intensivo de los azulejos como elementos dominantes del estilo “barroco poblano”,
62 ibidem. p. 120 63 ibidem. p.128. 64 Israel 1980 p. 30.
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alcanzando dentro del mismo una singularidad que distingue a la ciudad hasta nuestros días.
La técnica de “Talavera de la Reina”, consistente en el vidriado de estaño de piezas de
cerámica, fue introducida por algunos maestros procedentes de la región de Toledo65, para la
elaboración de lozas y mosaicos mediante la mezcla de barros de la región, los cuales son objeto de
un proceso de tamizado, decantación y amasado hasta la obtención de una pasta que se moldea o
tornea según la pieza que se produce. Esta pieza será sometida a sucesivos procesos de secado a
la sombra y al sol, sujetos a una “primera quema” antes de ser barnizadas y decoradas. El barnizado
de la pieza se obtiene mediante su inmersión en tinajas que contienen un compuesto denominado
“Alarca” hecho a base de una preparación de plomo y estaño que se funde y tritura, el cual se
mezcla con arena y agua. La decoración y su policromía tienen variaciones a lo largo del tiempo, sin
embargo la base de dichos colores se obtiene a través de la molienda de diferentes minerales para
la obtención de óxidos que combinados con otros materiales proporcionan los diferentes tonos y
colores que son aplicados en la decoración de las piezas. Barnizadas y decoradas las piezas son
sometidas a una “segunda quema” en hornos que alcanzan una temperatura de entre 1100 y 1150
grados para lograr la fundición y vidriado de los esmaltes.
El proceso de mestizaje de esta técnica pasó por las manos de los indios que construyeron
materialmente la ciudad, produjo una enorme variedad de mayólica66 presente tanto en elementos
utilitarios (platos, jarrones, vasijas, entre otros), como en las cubiertas de cúpulas y torres de
templos, fachadas de edificios civiles y religiosos, mezclándose con el tabique y provocando una
particular combinación de colores que ponen en valor los elementos decorativos de la arquitectura
poblana.
Dentro de las actividades económicas también destacan las relacionadas con el abasto y
comercialización de productos agropecuarios. Particularmente, la introducción de carne y la matanza
de ganado vacuno se desarrolló desde 1546 y hasta 1812 en el matadero municipal, el cual se
ubicó cerca del “ojo de Santiago” entre las avenidas 9 y 13 poniente, muy próximo al barrio de
65 Castro 1981: 22 66 Para una aproximación a la Talavera poblana y sus tipos ver Aguirre Anaya, Alberto et al; Catálogo de Mayólicas INAH, Proyectos Arqueológico, Arquitectónico e Histórico del “Estanque de los Pescaditos” y salvamento Arqueológico del Paseo del Río de San Francisco Ciudad de Puebla 1996-1997.
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Santiago.
Fig. 18.- Fragmento del Plano de Medina de 1754, en la parte superior derecha se observan manzanas del barrio de Santiago, la construcción marcada con la letra z corresponde al matadero; Vélez y Guzmán 1995; 3.
Hacia finales del siglo XIX, la matanza se trasladó al barrio de Analco donde permaneció
hasta la década de 1970. Sin embargo, como señala Rosalba Loreto, hasta mediados del siglo XIX
hubo otros lugares en donde se realizaba esta práctica:
“…fue común que los animales convivieran con los habitantes dentro de sus casas y esta
práctica continuó hasta mediados del siglo XIX. Matar puercos en los patios y corrales
domésticos fue un hecho cotidiano pues a diferencia del ganado vacuno y lanar no existían
rastros específicos para su sacrificio” (2001; 148)
La cría de ganado porcino fue otra de las actividades que se desarrolló rápidamente en la
ciudad67. Las famosas tocinerías poblanas, ubicadas en áreas cercanas al río de San Francisco,
formaban parte de una cadena de producción artesanal, a la que pertenecían también la talabartería
y el trabajo de marquetería con realización de incrustaciones en hueso.
El mercado público fue otro de los espacios fundamentales para el abasto de la ciudad.
67 Para profundizar en el tema de la importancia económica de las tocinerías y su influencia en la organización del espacio urbano ver Loreto 2001.
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Originalmente el mercado público se instaló en el zócalo y funcionó como tianguis, de este lugar
pasó a la plazuela de San Roque, conocida como el “Parián Viejo”, la plazuela fue construida entre
1801 y 1803 por el arquitecto Antonio Santa María Inchaustegui68. Posteriormente, en 1854, la
huerta de Santo Domingo funcionó como mercado de aves, y a partir de 1907 como mercado
público, habiéndose terminado su construcción en su apariencia exterior actual en 1913.
La fertilidad del valle poblano-tlaxcalteca y de los valles aledaños de Tepeaca y Atlixco
convirtieron rápidamente a la ciudad y a la región en uno de los principales centros de abasto de
cereales, al grado que:
“Para mediados del siglo XVII en todo el obispado de Puebla había 4,000 haciendas; de ellas
94 haciendas y 85 ranchos estaban en la provincia de Tlaxcala, justo al norte de la
Angelópolis. Al sur, en el valle de Atlixco, había 70 haciendas de riego y dos de temporal. Al
poniente, hacia el rumbo de Huejotzingo, 76 haciendas de riego, mientras que al oriente, en el
valle de Tepeaca, el mayor número de ellas: 360” (Alfaro Ramírez 2001; 91-92)
Esta fertilidad y la cerrada competencia que implicó la proliferación de unidades de
producción agrícola se tradujeron desde fechas muy tempranas en el establecimiento de
instituciones destinadas a regular el abasto y la comercialización de algunos productos, destacan
sobre todo las relacionadas con los granos. De acuerdo con Leicht, el regidor Juan de Narváez
solicitó la construcción de la primera Alhóndiga en el año de 162669, dicho inmueble estuvo
destinado a la regulación del maíz.
68 Leicht, 1980; pp. 291, 473. 69 Leicht, 1980; p. 291
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Fig. 19.- Edificio de la Alhóndiga, foto: Francisco M. Vélez Pliego 2005
Dentro de este tipo de inmuebles puede incluirse también el relacionado con la recolección
del diezmo, es decir, con el lugar donde se concentraban los diezmos70. La actual localización de la
Colecturía del Diezmo data de 171371.
Fig. 20.- Plano y portada de la Colecturía del Diezmo, Imagen Bülher 2001; 114.
Dada la productividad de la zona en materia de granos, rápidamente fue necesario incluir al
trigo y a la harina como productos sujetos a regulación ante la aparición de nuevas variedades del
70 Para la época el diezmo era la décima parte de los frutos de “la tierra”, los cuales se distribuían en nueve partes para el rey y una parte para el sostenimiento de las actividades del Cabildo eclesiástico y de las instituciones que dependían de él. 71 Leicht 1980; p. 77.
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producto. Los conflictos por el precio y la calidad de los cereales promovieron la ampliación de los
mecanismos de control sobre estos productos. Prueba de ello, es que dentro de esta confrontación
de intereses, “… el 21 de marzo de 1676 [19 labradores] solicitaron la fundación de la alhóndiga de
harinas”72, petición que les fue concedida el mismo día por el Cabildo, ocupando el mismo inmueble
destinado al maíz.
Durante el siglo XVIII las actividades económicas de la ciudad se habían diversificado: se
producía jabón, se curtía cuero y se producía loza. Particular relevancia tienen para la vida de la
ciudad los molinos, las canteras y fábricas de materiales para las edificaciones y las obras urbanas.
En el caso de los molinos, directamente vinculados a la agricultura, éstos se constituyeron
en complejos agroindustriales y tecnológicos73. Los primeros se instalaron en el curso del río de San
Francisco, destacándose de inmediato el de Huexotitla y el de San Francisco. Posteriormente
surgieron los molinos de “San Antonio” y “El Carmen” ubicados cerca del río Atoyac, así como los de
“La Noria”, “Amatlán y “Santo Domingo”, entre otros, los cuales aprovechando la fuerza motriz
proporcionada por los ríos favorecieron la el rápido fortalecimiento de estas actividades. La mayor
parte de las actividades económicas urbanas estaban constituidas por pequeñas unidades de
producción o comercio, talleres artesanales y estancos, que formaban parte de los propios
inmuebles utilizados como viviendas.
El nacimiento de la república 1810-1850
La ciudad y su arquitectura no se explican sino como cristalización de circunstancias sociales y
culturales que las hacen posible, en este orden de ideas el siglo XIX, siglo en el que se funda el
estado nación; en el que se conforman las primeras instituciones del México independiente, afectará
a Puebla de diversas maneras. La ciudad padecerá epidemias que minarán a su población y en las
que la “...gran epidemia de fiebres de 1812, y las epidemias de “cólera morbus” registradas en 1833
y 1850 fueron las más importantes” (Contreras 1986; 35).
72 Alfaro Ramírez 2001; p. 97 73 Sobre el tema consultar a Carabarín 2000; p. 79
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El estancamiento de diversas ramas de la producción en la ciudad; tocinerías, cerámica,
vidrio, tenerías, sombrererías, entre otras, que venían afectando la economía urbana desde finales
del siglo XVIII, aunado a las epidemias se tradujeron en “...un despoblamiento de las zonas
periféricas74 que en los padrones correspondientes se expresa en las frecuentes referencias a
edificaciones “sin población” o en “ruinas” (Contreras y Grosso 1983; 119). La liberación de las
actividades productivas y comerciales de las reglas a las que estuvieron sujetas durante los últimos
años del régimen colonial propició la expansión y transformación de las mismas.
“En efecto, los años que transcurren entre 1821 y 1853 fueron de constante lucha en la que
los productores locales levantaron la bandera de la prohibición para contrarrestar el impacto
de la introducción de mercaderías extranjeras. Posteriormente, la reorientación de la política
aduanera proteccionista, sobre todo en el ramo textil, permitió la reactivación de la economía
poblana y dio margen al establecimiento de las primeras unidades de producción fabril que
se instalaron en el municipio de Puebla” (Contreras 1986; 49).
Fig.-21 Croquis de la Ciudad de Puebla y sus alrededores descriptivo de las fortificaciones, iglesias y edificios principales, presumiblemente de 1862. Vélez y Guzmán 1995; 8
También el siglo XIX se caracteriza por agudos conflictos, revueltas e invasiones de
potencias extranjeras. Siendo paso obligado hacia la capital del país la ciudad es objeto de
74 Se refiere a los barrios, en particular a los de Santiago, Xonaca y La Luz (Contreras 1986; 31 y 32)
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numerosos hechos de guerra75. El primer evento militar con motivo del movimiento independentista
se produjo el 13 de febrero de 1815 cuando un grupo insurgente trató de atacar la ciudad (Gómez
Haro 1910; 95), más adelante, gracias a la firma expedita del armisticio el 17 de julio de 1821
(Gómez Haro 1910; 166), el sitio que el General Nicolás Bravo impuso a la ciudad no se tradujo en
una destrucción significativa de la misma. Proclamada la adhesión de Puebla a la causa de la
independencia el 5 de agosto de 1821, no evitó sucesivos hechos de armas hasta 1867. Como
acertadamente señala Gómez Haro “Después de tantos sacrificios y tan repetidas luchas, Puebla
semejaba un montón de ruinas...” (1910; 184).
La destrucción material de numerosos inmuebles e infraestructura; la transformación de las
propias bases económicas del sostenimiento de la ciudad, la recomposición del tejido social
configuran el entorno social del siglo XIX que auspició la transformación de la ciudad.
Puebla asiste a la transformación de los obrajes textiles, la actividad de la naciente industria
y su ulterior desarrollo va a dotar a la ciudad de una de sus singularidades económicas y sociales
hasta muy avanzado el siglo XX. Algunos de los molinos se transformaron en modernas fábricas
textiles durante el siglo XIX. El primero de estos fue el molino de Santo Domingo en 183576. Don
Esteban de Antuñano y su socio Gumersindo Saviñón obtienen un crédito de 600,000 pesos77 que
sumado a recursos propios por un monto de 200,000 pesos inician la construcción del conjunto fabril
y la adquisición de 3800 husos, convirtiendo al inmueble en el primer espacio industrial moderno en
América Latina en el siglo XIX.
75 En el Apéndice de su obra, Gómez Haro menciona los siguientes en 1824, entre el 3 y 10 de julio; en 1825, entre el primero de junio y el primero de agosto; en el año de 1845, entre el primero y el 11 de enero; 1856 dos sitios sucesivos e el mes de enero; en 1856, entre el 28 de octubre y el 6 de diciembre; la batalla del 5 de mayo de 1862 y el posterior sitio de la ciudad, entre el 16 de marzo y el 17 de mayo de 1863; en 1867, entre el 8 de marzo y el 2 de abril.
76 De acuerdo con la Enciclopedia Municipal “Don Esteban de Antuñano, en 1835, establece la fábrica textil „La Constancia Mexicana‟; interviene, en 1838, para la fundación de la Compañía Empresaria para fabricación de vidrio plano, para fabricación de loza fina y en la instalación de la fábrica de papel en San Miguel Apetlachica.”
77 A iniciativa de Lucas Alamán se funda el Banco de Avío en 1830 teniendo como propósito fundamental apoyar la industrialización del país.
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Fig.22.- La Constancia Mexicana
Para Puebla la industria Textil representó su inserción en la moderna economía del siglo
XIX, llegando a ser la entidad, en el país que más unidades económicas de este tipo tuvo. De 17
fábricas durante el siglo XIX pasó a tener 478 hacia principios del la década de los setenta del siglo
XX, convirtiendo a la ciudad en protagonista de la revolución industrial, pionera en América Latina y
México.
La independencia traerá también consigo nuevas influencias, la primera representación
diplomática de la naciente república en Roma78 recae en un sacerdote poblano Don Francisco Pablo
Vázquez, el cuál es acompañado en calidad de agregado y becario del gobierno del estado, por José
Manzo y Jaramillo79 quien aprovecha su estancia en Europa para perfeccionarse en pintura, grabado
y litografía. El financiamiento del gobierno a Manzo tenía también como propósito el que por su
conducto se adquirieran para la industria “…máquinas y otros objetos interesantes a las artes…” -
que representen- “…instrumentos útiles para los adelantos de la referida industria”80. Su posterior
regreso a Puebla y su actividad como ingeniero de la ciudad y director de la junta de ornato tendrá
una enorme influencia en la introducción del neoclásico y la destrucción de numerosos elementos
del barroco poblano.
78 Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de México ante el Vaticano 1825. Preconizado Obispo de Puebla el 28 de febrero de 1931 toma posesión de la diócesis por apoderado el 1° de julio de 1831 (Peral 1971; 358) 79 José Manzo Y Jaramillo (1789-1860); arquitecto, escultor, pintor, grabador, orfebre, litógrafo. 80 Del decreto citado en Arquitectos e Ingenieros poblanos del siglo XX (Montero y Mayer, 2006; 26)
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La desamortización de bienes de la iglesia 1850-1880.
Durante los tres siglos del periodo colonial el crecimiento demográfico prácticamente fue absorbido
mediante la ocupación de los solares previstos durante el siglo XVI. Esta ocupación que motivó
relativamente pocas modificaciones y ajustes a la extensión general de la ciudad, incrementándose
sí la densidad de la ocupación de la traza. La desamortización de bienes de la iglesia (recordemos
que la iglesia concentraba el 48% de las casas censadas en el Padrón de Casas de 1832 (Contreras
1986; 23) y la subdivisión de solares que dicha medida propició, permitió todavía que durante la
segunda mitad del siglo XIX la ciudad estuviera contenida en los límites de esta extensión, ya sea
mediante procesos de subdivisión (Yanes y Salamanca 1995; 33) o incrementando la intensidad de
la ocupación de los solares a través de la construcción de nuevos pisos añadidos a las
construcciones preexistentes. Los vestigios de estos procesos todavía los podemos leer con
bastante nitidez en los inmuebles de la Zona de Monumentos de la ciudad. Lo que es un hecho es
que las propiedades de la iglesia, incluyendo áreas de los conventos fueron modificadas y utilizadas,
permitiendo la construcción de nuevos servicios y equipamientos así como nuevas habitaciones. De
acuerdo con Mendizábal, refiriendo la situación de la ciudad en 1903 con respecto a la subdivisión
de los predios de conventos,
“...gran parte del convento de Santo domingo se convirtió en Plaza para Mercado, el de
Santa Rosa en Hospital para hombres dementes, el de San Antonio, parte se hizo panteón
y lo demás casi nada se ha construido; el de San Francisco, parte se convirtió en panteón,
parte en Hospital Militar, parte se construyó una gran parte queda sin edificar; el del Carmen,
parte lo volvieron cuartel y casi todo, exceptuando una pequeñísima faja de terreno se ha
quedado más bien arruinado; el de la Merced quedó dividido en escuela Normal para
profesores, Escuela Normal para Profesoras y Cuartel de Policía; el de San Pablo que sirvió
después para otros usos, se encuentra arruinado y deshabitado; el de San Juan de Dios es
ahora Palacio real y Cárcel; el de San Roque, Hospital de mujeres dementes.
De manera que no fueron tantos los conventos que se destruyeron para volverlos casas; de
ellos pueden enumerarse los de Santa Clara, la Santísima, la Concepción, Santa Teresa,
Santa Catarina, San Agustín, y parte de San Jerónimo, Santa Inés, Capuchina y la
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Soledad...” (Mendizábal 1903; 60).
El proyecto porfirista de modernización 1880-1910 y el desbordamiento de la ciudad histórica
en las primeras décadas del siglo XX.
Desde finales del siglo XIX se inició el proceso de expansión física de la ciudad que se incrementó
en intensidad a lo largo del siglo XX. La primera acción inmobiliaria que promueve una lotificación
urbana diferente, está directamente vinculada a un extenso proceso de modernización económica,
cultural, social y física de la ciudad iniciado desde la segunda mitad del siglo XIX y que abarca la
diversificación de las actividades económicas asentadas en ella, pasando por el mejoramiento de la
infraestructura de comunicaciones a través de la construcción de las estaciones de ferrocarril, el
Mexicano (1869) y el Interoceánico (1888), incluyendo obras de alcantarillado, agua potable,
mejoramiento de parques y jardines y construcción de edificios públicos (Contreras Contreras 2002).
La modernización incluyó el diseño de grandes jardines públicos o Paseos en la segunda
mitad del siglo XIX como el Paseo Viejo81, conocido posteriormente como Paseo Hidalgo y
actualmente como Paseo de San Francisco y el Paseo Nicolás Bravo. Generando un conjunto de
espacios abiertos o públicos, que adquirieron a través del tiempo, una función y uso social de
convivencia, recreación y descanso, además de ser elementos urbanos estructurantes de la misma,
al menos hasta la primera expansión moderna de la ciudad hacia 1950.
El siglo XIX también testimonia el nacimiento de instituciones públicas destinadas a la
instrucción como parte del proceso de secularización de la sociedad, en este orden de ideas
destacan la fundación de La Academia Médico-Quirúrgica, el Conservatorio, la Academia de Bellas
Artes, el Colegio del Estado, el Colegio Metodista y las Escuelas Normales para la formación del
magisterio.
La consolidación de la ciudad y su bonanza económica se tradujo en un rápido crecimiento
81 En este periodo se construyeron las siguientes plazas y paseos: Paseo de San Francisco, Paseo Nicolás Bravo, Plazuela de los Zapateros, Callejón de los Sapos, Plaza de la Concordia, Parían de los Tornos, Plaza La Victoria, Plaza Haro y Tamariz, Parque España, Jardín de la Constitución, Jardín de San Javier.
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demográfico tanto de población española como indígena. De acuerdo con Méndez (1987; 18) las
características demográficas de la ciudad, durante el periodo virreinal y hasta el siglo XIX. El
comportamiento demográfico de la ciudad fue inestable con caídas significativas con respecto a la
población registrada a finales del siglo XVII y un nuevo descenso a finales del siglo XVIII y primeras
décadas del siglo XX (Contreras y Grosso 1983; 117).
Esta recuperación demográfica significó nuevas condiciones para la ciudad, su
infraestructura, la distribución de la misma y la ocupación de sus inmuebles. Al respecto el propio
Contreras analiza la situación demográfica en los distintos cuarteles en los que estaba dividida la
ciudad constatando que en todos ellos se produjo un incremento sustancial de la población entre
1892 y 1910. (1986; 76). La recuperación de la población también significó hacinamiento y
problemas de salubridad “Para 1900 fueron registradas en el municipio 17,739 viviendas y 6539
cuartos de accesorias” (Contreras 1986; 86). Para comprender esta situación hay que tomar en
cuenta que si bien la extensión general de la ciudad no se había modificado los constantes conflictos
militares aunado a las crisis demográficas padecidas por la ciudad significaron destrucciones de
infraestructura e inmuebles de manera muy significativa. Al analizar el plano de Puebla de 1754
comparándolo con la situación que prevalecía en la ciudad en 1903, Mendizábal consignaba:
“...más bien entonces (la ciudad) era un poco mayor, lo que ha pasado es que varias
manzanas que estaban en su totalidad construidas ahora están convertidas en campo, y por
lo mismo el barrio de Santa Ana que estaba unido al centro de la ciudad porque no había
interrupción de manzanas sin construir, por largos años ha estado separado. Lo mismo
acontecía con los barrios de San Miguel, San Matías, y San Sebastián que estaban unidos
entre sí y con el centro de población. No sucedía lo mismo con los barrios de Santiago y del
Refugio, entonces estaba separados y recientemente se han unido al centro de Puebla”
(1903; 59).
El crecimiento físico de la ciudad está directamente vinculado a la permanencia de la
importancia económica de la capital del estado, a su crecimiento demográfico y a los sucesivos
proyectos de ampliación y modernización de su infraestructura urbana. Estos proyectos no siempre
se realizaron en los tiempos previstos e incluso fueron rebasados, sobre todo a partir de la década
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de los cincuentas, por las cada vez más dinámicas acciones de lotificación emprendidas por los
sectores privado y gubernamental. Uno de los componentes esenciales que explican la expansión
física de la ciudad lo constituye el crecimiento demográfico de la misma.
Durante el siglo XIX en diversas ciudades mexicanas se comienza a implantar un modelo de
expansión física de las ciudades en el que los “promotores” urbanos “...inician una nueva esfera de
inversión de capitales (que posteriormente tendrá muchos adictos); la compra de tierras y la
especulación inmobiliaria como forma de acumulación cómoda y sin riesgos que origina una fuga de
capitales en canales laterales no productivos.” (Morales 1981;188). En realidad este modelo deberá
ajustarse a lo largo del tiempo en cada ciudad tendiendo a dos procesos específicos, a saber: por un
lado a los instrumentos normativos (técnicos y jurídicos) que los gobiernos ponen en marcha para
regular esas acciones territoriales y, por otro lado, a las características de las formas de
financiamiento del proceso de producción y circulación mercantil de la lotificación urbana y de los
inmuebles, generalmente vivienda, que estas lotificaciones soportan.
Empíricamente este proceso es observable en Puebla por las variaciones en el tamaño de la
ciudad. A principios del siglo XX, la ciudad cuenta con una extensión cuyos límites siguen estando
confinados al perímetro del trazado virreinal. Durante las primeras décadas del siglo XX empiezan a
desarrollarse acciones de lotificación cada vez con mayor regularidad. Entre 1914 y 1937 el
crecimiento direccional hacia el oriente se desarrolla empezando con la colonia agrícola
Resurgimiento y la Colonia Humboldt sobre terrenos del antiguo rancho de la Rosa y los terrenos
que fueron propiedad de la iglesia de los Remedios, seguidas por la colonia Azcárate, Hogar del
Empleado, Motolinia, Vicente Guerrero, Francisco Villa y la segunda Central de San Francisco. (ver
fig 8 y 9). Para principios de la década de los veinte la ciudad tendría una extensión aproximada de 6
kilómetros cuadrados y hacia 1930 ocupaba ya una superficie de 10.6 kilómetros cuadrados.
Se empiezan a ocupar también las laderas del cerro de Belem, lugar en el que se
encuentran los baluartes de Loreto y Guadalupe. Las colonias Osorio y Buenos Aires en el camino
de acceso al cerro, seguidas posteriormente por la de Mártires del Trabajo, Morelos, Cinco de Mayo,
Azteca, Vista Hermosa, entre otras Al sur el crecimiento se expresa en la construcción de las
colonias Insurgentes, Obrera, De la Clase Media y La Moderna. Al nor-poniente destacan las nuevas
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colonias; Santa María, La José María Morelos, La Libertad, La Clotilde Torres, La Héroes de
Nacozari, La Guadalupe. Al poniente de la ciudad se construyeron la colonia Amor, la Aquiles
Serdán y la colonia Tierra y Libertad. En el sur-poniente se aprecian las lotificaciones de la Rivera de
Santiago, La Juárez, la Santa Cruz los Ángeles. En la misma época se elabora el proyecto de
prolongar la lotificación de la Colonia el Pensador Mexicano hasta las faldas del cerro de San Juan.82
Fig.23.- Plano de la Ciudad de Puebla de 1937; áreas de crecimiento en color; Vélez y Guzmán 1995, 19
Durante este proceso la ciudad va ha estar expuesta a dos tipos de influencia sucesivas, por
un lado en la visión modernizadora del porfiriato, en la cual se hará presente la francesa en el
trazado de su primer ensanche, la avenida Juárez, de clara inspiración hausmaniana; y en su
arquitectura a través de la construcción de inmuebles con clara influencia de los estilos art-nuveau y
provenzal y también del llamado estilo morisco.
82 La regulación de este proceso de expansión física se buscó a través de diversos instrumentos jurídicos. El primero de ellos se refiere al decreto expedido por el XXVI Congreso del Estado de fecha 13 de agosto de 1923 (POE 17/ 08/1923), siendo Gobernador Constitucional Interino del mismo Froylán C. Manjarrez, en cuyo artículo primero faculta al ejecutivo del Estado para establecer colonias en los alrededores de los centros de población. Destaca en este decreto que en el ejercicio de esta facultad el gobernador deba recurrir a la expropiación (artículo segundo), así mismo el que los colonos se obligan a iniciar la construcción de inmediato y a terminarlas en un plazo que no exceda los 5 años (artículo tercero). El incumplimiento de este precepto permite a los ayuntamientos a entrar en posesión de los lotes que se encuentren en ese supuesto (artículo quinto).
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Con el triunfo de la revolución mexicana, la arquitectura adoptará tonos cada vez más
eclécticos con acentos nacionalistas y mexicanistas; el art-decó tanto en su fase temprana en
edificaciones de la década de los veinte y treinta, como en su fase tardía estará presente tanto en
inmuebles al interior de la zona de monumentos como en los nuevos desarrollos urbanos.
A lo largo de estos 479 años la ciudad de Puebla ha sido un espacio social de mestizaje, de
integración multicultural que ha acogido a corrientes migratorias que han decidido asentarse en su
territorio, desde los primeros españoles y grupos indígenas que la fundaron y edificaron, hasta las
representadas por los descendientes de los que se han asentado en ella desde el siglo XIX:
alemanes, franceses, italianos, sirio-libaneses, chinos, japoneses, judíos, entre otras nacionalidades
han configurado un abigarrado mosaico de expresiones y prácticas culturales que enriquecen su
herencia. El estudio y preservación de sus bienes culturales de carácter histórico, junto con la puesta
en valor de los aportes contemporáneos de sus pobladores actuales refrendarán sin lugar a dudas el
sitio que la UNESCO le ha conferido como sitio de valor excepcional Patrimonio Cultural de la
Humanidad.
Puebla de Zaragoza
Aduana Vieja 2010
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