Post on 19-Jun-2015
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“ T r a n s e ú n t e s d e l o l v i d o ” , p o r J e n s P e t e r J e n s e n S i l v a ( V e l p i s t e r ) © 2 0 1 0 V e l p i s t e r P r ó l o g o p o r V i c e n t e M u ñ o z Á l v a r e z E p í l o g o p o r A l f o n s o X e n R a b a n a l T o d o s l o s d e r e c h o s r e s e r v a d o s . E d i t a d o d i g i t a l m e n t e p o r G r o e n l a n d i a c o n p e r m i s o d e l a u t o r . D i r e c t o r a : A n a P a t r i c i a M o y a R o d r í g u e z D i s e ñ o : L u i s a F e r n á n d e z ( P o r t a d a y C o n t r a p o r t a d a ) \ V e l p i s t e r ( i l u s t r a c i o n e s d e l i n t e r i o r ) \ A n a P a t r i c i a M o y a D e p ó s i t o l e g a l : C O 7 1 5 - 2 0 1 0 C ó r d o b a , 2 0 1 0
MMUUSSIICCOOPPLLAASSTTIIDDRRAAMMAA
Lo que nuestras creaciones y obras pueden dar de sí (el rumbo que puedan
tomar y el destino que puedan tener), es algo azaroso e imprevisible, que no
termina nunca de depararnos agradables sorpresas. Buen ejemplo de ello es
la historia de Cola para genocidio, el cuadro de VelpisterVelpister que adorna una de
las paredes del salón de mi casa. Todo comenzó hace algunos meses por
una generosa proposición de intercambio: un cuadro suyo a cambio de
algún libro mío. Inmediatamente dije que sí (conocía su obra a través de su
blog y me entusiasmó la propuesta) y le envié algunos de mis últimos títulos,
recibiendo pocos días después no uno, sino dos maravillosos cuadros
cuidadosamente embalados. De todo ello di cuenta entonces en una entrada
en mi blog: De cuadros intercambios y amigos o El fabuloso mundo de Peter.De cuadros intercambios y amigos o El fabuloso mundo de Peter.
Y a su vez él de la lectura de mis l ibros en otra del suyo: Pura Vida: Leyendo
a Vicente Muñoz Álvarez
Pura Vida: Leyendo
a Vicente Muñoz Álvarez .. Pero el asunto no terminó ahí. Sentado frente a
Cola para genocidio en el sofá, leyendo o ensoñando o videando viejas
películas al atardecer, mi cabeza no dejaba subconscientemente de
buscarle al cuadro palabras, como queriendo ponerle subtítulos, y casi
mecánicamente escribí para él un poema titulado del mismo modo: Cola
para genocidio
Cola
para genocidio .. Como nueva entidad, ya autónoma e independiente, cuadro
y poema comenzaron a rular por la red, generando a su vez otras entradas y
comentarios, hasta que algún tiempo después Velpister volvió a
sorprenderme con el siguiente correo:
Hola Vicente:
He montado un videopoema con tu poesía e imágenes del cuadro y una pieza que
compuse hace t iempo para la serie de Cola para genocidio. Al resultante me gusta
l lamarlo MUSICOPLASTIDRAMAMUSICOPLASTIDRAMA..
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Y así nació otra nueva criatura, ente o videocreación compartida, con una
banda sonora - Vals para muertos - que recuerda al mejor cine
expresionista alemán y unos primeros planos del cuadro subtitulados con
versos que se quedan grabados a fuego para siempre en la retina.
TTRRAANNSSEEÚÚNNTTEESS DDEELL OOLLVVIIDDOO
Aunque ése tampoco era el final de la historia. Más bien era sólo el
principio, y lo he util izado para introducir este poemario de Velpister,
Transeúntes del olvido, como carta de presentación y aval de su versatil idad
creativa: músico, pintor, narrador y poeta, además de videocreador,
blogger, escenógrafo y artista relacional. Siempre he admirado a este tipo
de creador total, capaz de cambiar a voluntad y según su estado de ánimo
de campo y estilo, competente en diversos terrenos y ámbitos. Y no tengo
ninguna duda de que Peter (Velpister) es uno de ellos. La literaria, sin
embargo, ha sido la última de las facetas suyas que he conocido,
básicamente por su blog y por las colaboraciones que en los últimos meses
me ha ido enviando para Hankover.Hankover. Y ahora, siguiendo la telaraña y el
juego, me veo escribiendo esta introducción a su primer poemario,
Transeúntes del olvido, un libro impactante y durísimo, tremendo y
demoledor, que no olvidaréis fácilmente. Poesía autobiográfica y narrativa,
o realista y crítica, son los primeros adjetivos que me vienen a la cabeza
tras su lectura. Pero también, inmediatamente después, traumática, visceral
y catártica, en cuanto que parte de un trauma o experiencia amarga
(escatológica incluso) y pretende, mediante su exteriorización, reconciliar al
poeta (y de rebote también al lector) con el entorno y el mundo. En el cine,
poema que abre el l ibro, ejemplifica a la perfección todo lo dicho: una
infancia traumática, un entorno hostil y una experiencia humillante, grabada
en la memoria del autor como una cicatriz, a modo de presentación del
poemario. Y Carcajadas enfermas a continuación... Y declaraciones de
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principios tan contundentes como Nada, Malo Blues, No vaya a ser, De lo
doméstico, Saga... verdaderos puñetazos al corazón del Sistema. Así se
suceden uno tras otro los poemas, noqueándonos, descolocándonos por
dentro y dejándonos un sabor amargo en la boca, pero también
deslumbrándonos por su intensidad y certeza y haciéndonos partícipes y
cómplices de su propuesta.
UUNNAA TTEEMMPPOORRAADDAA EENN EELL IINNFFIIEERRNNOO
Esa es la sensación que uno tiene al terminar de leer este libro: haber
viajado al infierno de la mano de Peter. El infierno de la incomunicación y
el odio, de la solead y el miedo, de la mentira y de la hipocresía, de la
frustración y el paro, del desamor y el tedio... El infierno, en suma, de la
sociedad (de bienestar, dicen algunos) en que vivimos. Aunque, no obstante
y pese a todo, pese a los malos tragos y los sueños rotos, y lejos de
victimismos o lamentaciones, ahí sigue el poeta: denunciando lo que ha
visto y sufrido y dejando rastros ( Cuando tu hijo te diga papá, papaíto, / ¿a
que los reyes sólo les traen regalos a los niños buenos? / No le mientas, /
no, / no lo hagas. / Dile la verdad: / no nene, / sólo les traen regalos a los
niños ricos ), previniendo y mostrando a los demás el camino, extrayendo
del trauma belleza y del dolor poesía, a mi juicio buena, muy buena poesía.
Os toca ahora a vosotros disfrutarla y sufrirla, como acabo de hacer yo,
para sacar después conclusiones
Será una estremecedora e inolvidable experiencia.
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A Susana, a quien odio y amo por igual.
A Vicente Muñoz por su confianza,
a Xen Rabanal por su vehemencia
y a mí mismo por no haber caído derrotado.
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PEOPLE
Hay ciertos detalles
De los cuerdos
Que me inspiran
Aversión:
Su mirada daltónica
Y oblicua
Sus parcos proyectos
Su transfiguración
Y conformismo.
Vicente Muñoz Álvarez
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EENN EELL CCIINNEE
Te levantas. Te miras en el espejo. Ves tu cara. Te acuerdas de una tarde de
verano. No recuerdas la película.
Los gritos e insultos hacían imposible escuchar los diálogos. Los ojos
clavados en la pantalla.
Risotadas.
La bizquera provocaba una imagen que exaltaba a los niños salvajes que se
encontraban a tu alrededor. Insultos bestiales. Carcajadas. Te acuerdas de
los escupitajos, de los objetos que volaban por los aires, latas de Fanta
vacías, cacahuetes…
¡Monstruo, feo, birollo hostia, me cago en la puta, qué feo es!
Risas, carcajadas enfermas.
Recuerdas el calor. El fr ío del sudor.
Procurabas de todos modos no perder detalle de la película. Pero no
consigues recordar el título.
Recuerdas aquella tarde.
La oscuridad de la sala hacía que la luz de la pantalla reflejase con mayor
crudeza la deformación y la fealdad. Poco a poco se iba calmando la
multitud exaltada.
Silencio.
Pero a veces alguien repetía:
¡Feo, hostia!, y todos de nuevo volvían durante otros interminables minutos
a gritar y a reírse.
Lo recuerdas, fue una tarde agobiante.
Recuerdas aquella tarde en concreto. No recuerdas la película.
Hoy, mirándote al espejo lo recuerdas con claridad. Ves tu cara, tu cara fea,
horrible, pero no deforme.
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Recuerdas las risotadas.
Tus risotadas. Insultabas y lanzabas latas vacías y escupitajos y te reías
salvajemente, con carcajadas enfermas.
No sabes por qué hoy te acordaste.
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CCAARRCCAAJJAADDAASS EENNFFEERRMMAASS
No sé si sabré manejar esta barca.
Me parece que siempre fui a la deriva.
Estoy tan solo.
Llevo tanto tiempo solo que
tus abrazos ya no me reconfortan.
Tengo tanta sed.
Llevo tanto tiempo sediento que
ya no puedo tragar.
Soy tan mayor.
Llevo tanto tiempo siendo mayor que
ya casi soy un viejo,
con la deriva a mis espaldas.
Un faro,
a lo lejos.
Siempre lo vi .
No sé.
No sé si alguna vez quise l legar hasta él.
Cerraré los ojos.
No.
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Aquí no hay paz ni alegría.
No hay calor ni una sonrisa.
Aquí sólo hay dolor y carcajadas enfermas.
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NNAADDAA
Estaba en la cola del supermercado. Llegó mi turno para pagar y me dí
cuenta de que no llevaba la cartera.
- ¡Ay!- le dije a la hermosa cajera. - Espera que me he olvidado la billetera
en el coche. Ve pasando las cosas que lo tengo ahí mismo.
Cuando salí fui a por el coche, pero cuando me iba acercando me dí cuenta
de que no tenía, me dí cuenta también de que tampoco tenía cartera, de
que no tenía con qué pagar, me dí cuenta entonces de que tampoco tenía
casa, de que no tenía nada, de que por vivir , no vivía ni en la calle. Y poco a
poco, casi sin asombro, me fui dando cuenta de que yo no era yo, ni tan
siquiera era y fui desapareciendo.
Hasta hoy.
No soy nada, no soy nadie, no tengo apellidos ni enemigos.
No se está mal así,
aunque echo de menos algunas cosas.
Dada mi situación lo que más añoro es un simple abrazo.
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FFAAMMIILLIIAA FFEELLIIZZ EENN 2255 PPAALLAABBRRAASS
No es tema de chismorreo pero,
de todos mis hermanos,
si a mi madre le dijeran
que un hijo ha muerto,
desearía que fuese yo.
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MMAALLOO BBLLUUEESS
He sido malo malo muy malo.
me han echado de la ciudad donde vivía
por ser malo malo muy malo malo
me han echado y ahora
no tengo a donde ir porque
he sido malo malo muy malo.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué?
Ah, sí ,
pues se l lamaba
la ciudad Hija Puta.
La más puta de todas las ciudades,
la madre más puta
de todas las ciudades putas.
La ciudad Hija Puta.
Ay, espera que no puedo hablar.
Ahora, ya tragué el whisky
de cuatro euros la botella
que me quemaba.
Cuidado,
aprovecha esa gota que queda,
de óleo,
y también la de whisky.
He sido malo malo muy malo.
(dedicado a mi antiguo tal ler del que fui echado)
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MMII MMEEMMBBRRAANNAA AADDOORRAADDAA
Estábamos en aquel bar mugriento.
A mí me gustaba, me gustaba el vino malo,
el mareo que me provocaba.
Pensaba que a ti también.
Estábamos all í .
Tú,
y después,
mucho después,
estaba yo.
Pequeño.
Nervioso.
Te contemplaba, te adoraba, te deseaba, te extrañaba.
Me sonreías, no sabías muy bien qué querías.
Yo te amaba.
Siempre habías sido virgen de membrana,
pero a mí ya no me importaba,
de verdad,
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ya no me importaba.
Si hubieses querido que sólo te metiese los dedos,
lo hubiese hecho hasta la muerte,
pero ya no querías ni siquiera eso.
Meses atrás te hacía reír a cada paso.
Me adorabas.
Virgen de membrana.
Teníamos que trabajarnos furtivamente en las esquinas,
a veces encontrábamos un lugar mejor,
algo más cómodo, pero igual de clandestino.
Me encantaba besarte las tetas,
tus pechos enormes y voluptuosos y turgentes y perfectos y suaves y míos,
míos, sólo míos,
virgen de membrana,
mi adorada.
No estaba ocurrente,
estabas tú,
y a un lado estaba yo,
aquel que en otras ocasiones te dominó casi por completo,
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excepto por lo de tu membranita de los cojones,
que ahora estaba dispuesto a proteger y a comprender.
Pero no,
sólo era un encuentro de amigos,
de putos amigos de los huevos,
y uno de ellos empalmado hasta el cuello.
Me levanté,
estaba haciendo todo lo posible por parecer duro e impertérrito,
fui al servicio.
Me metí dentro de ese lavabo infecto, pesti lente y oscuro,
había restos de caca en las paredes.
Alguien, después de l impiarse el culo con los dedos
se los restregó por la baldosa…
“Lola puta”
Rompí a llorar.
Sí ,
es cierto,
l loré de amor, de rabia, de celos, de impotencia, de amor.
De amor.
Intenté mear, me costó. Tenía una erección de caballo.
Mientras l loraba imploraba, deseaba, esperaba que volvieses conmigo.
Estaba dispuesto a lo que fuera,
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a dejarlo todo.
Dejaría,
sí ,
dejaría lo que más amaba,
dejaría el piano.
Era un pianista con futuro,
becas, altas calif icaciones, posibles premios, estudios en los EE.UU .
Renunciaría a todo por aquella virgen de membrana.
Me repuse.
Fue una ráfaga lacrimosa.
Respiré los vapores inmundos, tosí , hice muecas para relajar el gesto.
Salí del wáter,
seguía sentada,
era una diosa voluptuosa,
estaba hecha para ser amada,
en aquel instante,
en aquel tugurio repugnante,
l leno de moscas muertas,
con las paredes desconchadas y sucias,
con los lavabos inundados de mierda.
Me sonrió y se i luminó todo.
Yo seguía en sombra.
Caminé hacia ella,
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encogido,
pequeño,
con los ojos rojos,
compungido,
desvalido,
aburrido,
abandonado.
Dejé el piano.
Jamás volví a tocarla.
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FFAAMMIILLIIAA FFEELLIIZZ
Cuando me muera
hijo mío,
mi hijo querido,
quién,
¿eh?
¿quién te dará lo que yo te doy?
¿Eh, cariño?
¿Quién te dará,
por ejemplo,
estas pastil l itas de color azul
para que puedas dormir?
¿Eh, cabrón?
Cuando tú te mueras,
mamá,
mamaíta,
nunca,
nunca más necesitaré
pastil l itas
para dormir.
Por ejemplo.
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NNOO VVAAYYAA AA SSEERR
Cuidado.
Que no se te escape
como si fuera un arrebato
infantil .
No vaya a ser.
No pidas nada
a Dios.
No vaya a ser
que exista
el hijo puta.
y te lo quite todo.
Mira Haití ,
all í donde le rezan.
Le rezan tanto que
algunos obispos opinan
que aquí
estamos peor.
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LLOOSS CCEERRDDOOSS,, NNUUEESSTTRROOSS AAMMIIGGOOSS
Un olor nauseabundo.
Debe ser la desesperación,
la depresión,
la miseria.
Espero que no lo noten.
Es tan fuerte que me aturde.
Adelanto a un camión
que transporta cerdos.
Ah, bueno.
Pero nada cambia.
Ese se parece a un viejo amigo.
Se parece en todo.
Se los l levan apretados.
Nos los comeremos a todos.
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MMII MMIICCRROOOONNDDAASS
Tengo un microondas viejo y malo.
Calienta poco y por zonas.
Antes de entrar en su casa,
que ya no es la mía,
la de mis padres,
estoy como si hubiese estado cociéndome
en el microondas triste y viejo
de la pequeña cocina
de mi casa escasa.
All í l lego algo caliente,
depende de por qué parte.
Ellos tienen un gran microondas,
muy potente,
en su casa enorme y l lena
de cucarachas rubias.
Como sus hijos.
Rubios.
(Rubitos de pequeños).
Todo se puede quemar
en su interior.
Así me voy de all í ,
estropeado,
quemado.
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DDEE LLOO DDOOMMÉÉSSTTIICCOO
Hay mañanas especialmente frías,
demasiadas últimamente
piensas.
Procuráis permanecer si lenciosos
en diferentes puntos de vuestra casa escasa
para no encontraros.
Os cruzáis cuando no hay más remedio
en total si lencio,
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sin miraros a los ojos.
Ninguno sabe el motivo del enfado,
de vuestro enorme mal humor,
de vuestras miradas esquivas
repletas de odio, de hastío.
De silencio.
Después de realizar cada uno sus tareas domésticas
aparecéis en el salón,
os sentáis en el sofá viejo
y sucio
sin hablar.
Silencio.
Os reconcil iáis con un polvo,
como siempre.
Folláis sin miraros a la cara.
Ella se corre la primera,
casi en silencio.
Antes le pedías que gritase:
¡Grita zorra, grita más!
Y tú empujabas salvajemente su frágil cuerpo.
Ahora no.
Siempre sabes cuando se va a correr y apuras el paso.
Termináis con el trámite eyaculando en su barriga,
también en silencio,
cada vez más silencioso.
Os incorporáis inmediatamente,
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cada uno en una esquina del sofá.
Os miráis algo más a los ojos.
No te preocupes.
Dijo él .
En cuanto encuentre trabajo me voy.
De acuerdo.
Dijo ella.
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MMII VVIIDDAA EENN EELL IINNFFIIEERRNNOO
Uno confía siempre en que llegará el día.
Todo saldrá bien,
todo acaba saliendo
medianamente bien.
Aquí seguimos,
¿no?
No nos ha partido un rayo,
ni mi madre ha vuelto a casa
convertida en una puta
y cubierta de excrementos,
tampoco he resultado ser un perro.
Y todo
a pesar
de lo que yo pueda pensar.
Aquí abajo vivimos bien
dentro de lo que cabe.
Otros están peor.
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SSAAGGAA
Su padre sufrió
para alimentarlo.
Creció raquítico,
devorado por el hambre
y la enfermedad.
Se convirtió en un desconocido,
un don nadie,
padeció miserias,
no tuvo paz,
fue maltratado.
Tuvo un hijo,
sufrió para alimentarlo.
Creció raquítico
y devorado por el hambre,
padeció miserias.
No tuvo paz.
Tuvo un hijo.
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LLLLUUEEVVEE
No deja de llover. Odio la l luvia, siento que todo se pega. Se pegan los recuerdos,
el sudor, el dolor, el cansancio, el hastío.
No encuentro atractivo en un cielo gris, oscurece la existencia,
le da ese tono desagradable.
Mis zapatos ya no consiguen achicar más agua por sus agujeros,
y entonces, así , como suele ser todo, aparece una imagen,
no muy luminosa.
Hay un niño mirando por la ventana.
Es un día como el de hoy, de l luvia, triste.
O no,
no triste, es otra cosa. Desolador.
Abre la ventana, en su cara también hay aguaceros y nubarrones.
Pero, es que es tan pequeño.
Ha abierto la ventana y el aire choca contra su cara mojada.
Se encarama ágil sobre el alféizar, fue un movimiento felino.
Abre la puerta su madre.
No lo encontró en la habitación.
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SSIIMMPPLLIIFFIICCAACCIIÓÓNN DDEE VVEENNUUSS
Suave,
suave,
susurraba Olivia
mientras chasqueaba los dedos
mirando a la nada.
A un lado
se encontraba Popeye,
que se estaba metiendo
una lata
de hierba.
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ENTRE LA MIERDA UNA FLOR
Entre toda la mierda que me rodea,
la que tengo dentro,
la que se desarrolla y crece
y se alimenta y me devora,
la que será.
Entre todo el caos y la porquería,
las inmundicias,
la suciedad y la falta de expectativas.
Entre todo eso,
aún se me ocurren cosas hermosas.
Muchísimas.
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MI LADO TRISTE
Mi lado de la cama
está sucísimo,
apestoso y mohoso.
El tuyo,
sin embargo,
está l impio,
muy limpio
y seco
y frío
y vacío.
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FFEELLIICCEESS CCHHIISSMMAASS
Ahora que estamos en estas f iestas tan entrañables, tan riquiñas y adorables,
ahora que pasamos todos por aquí, aunque no queramos, aunque no podamos,
ahora vamos a dejar de contar mentiras.
No mientas, no te mientas. No lo hagas en esta ocasión.
Te mientes siempre:
las f iestas no te gustan,
no vas a dejar de fumar, como mucho cambiarás de marca,
no dejarás de beber whisky malo,
no serás mejor persona,
no serás feliz como no lo has sido nunca,
no te tocará, no te ha tocado, la lotería.
No te gustará jamás tu trabajo,
seguirás detestando a tus compañeros que no te entienden,
no dejarás de intentar explicarte, no podrás evitarlo,
no te gustan las reuniones familiares,
los chistes de siempre,
la pesadez de estómago,
la borrachera fuera de lugar,
los chismes, los malos recuerdos, las discusiones,
la falta de cariño,
la innecesaria pregunta de por qué todos los años lo mismo, para qué.
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Los reproches.
Cuando tu hijo te diga papá, papaíto,
¿a que los reyes sólo les traen regalos a los niños buenos?
No le mientas,
no,
no lo hagas.
Dile la verdad:
no, nene,
sólo les traen regalos a los niños ricos.
Que vaya aprendiendo,
de esta manera comprenderá porqué los reyes
pasan por el chino antes de dejar los regalos en su casa
y no por el Corte Inglés.
Todo esto lo pensarás,
seguramente,
mientras te tragas una botella de tinto venenoso
que venía en la cesta de navidad de tu empresa,
la única diferencia con el que bebes a diario
es que este viene en vidrio,
y lo bebes no con mayor placer,
pero con la misma avidez.
La cesta miserable
de tu miserable empresa
que no dudaría
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un segundo
en mandarte al paro,
que te recuerda,
sin embargo,
que es Navidad,
que te da un sueldo miserable y hace que tu vida,
un año más,
sea también un poquito
más miserable.
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MMOORRBBOO PPOOLLÍÍTTIICCAASS MMOORRBBOO YY OONNAANNOOSS
Morbo,
morbo y onanismo
es lo que me producen algunas mujeres de la derecha.
De la derecha española,
que es tan peculiar,
tan rancia,
tan de toda la vida de Dios.
Políticas y,
especialmente,
periodistas.
Tienen esa cara tan l impia,
tan dignas,
tan bien peinadas,
tan bien vestidas,
de punta en blanco,
tan aromáticas,
tan virginales,
sensuales,
tan bien conservadas,
conocedoras de cual es su sitio de mujer,
de su argumentario,
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tan reaccionarias,
su saber hacer,
su resignación ante la adversidad masculina.
Sí , es cierto,
es una de mis fantasías.
Una felación por una mujer de la derecha española.
La fantasía puede ser aún más atrevida:
me puedo imaginar una mamada en un trío con dos derechonas.
Mientras me la churrepetean cantaré en éxtasis:
¡¡¡Ah!!! ¡¡Qué rico!!
Chupad,
¡CHUPAD!
Chupad al obrero,
al artista,
al rojo,
¡¡AL POBRE!!
¡¡Ah!! ¡¡Qué rico!!
Y mientras me fumaré un canutil lo.
Estoy en éxtasis,
no veo,
mis ojos en blanco.
El resto del hachís se lo venderé,
a la salida del cole (del Opus),
a vuestros hijos.
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¡¡¡HORROR!!
¡Haré que se conviertan en artistas,
en intelectuales de izquierdas!
Gallinero (óleo sobre tabla)
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¿¿CCLLIICC?? ((aauuttoorrrreettrraattoo))
Estaba sentado en una sil la, al sol enfermo de un mediodía de finales de Febrero.
Tomaba un té con leche.
Desde que dejé de fumar tomo té con leche
y tengo los dientes mas sucios que cuando fumaba frenéticamente.
Tomo té al calor del mediodía,
tomo el aire y también tomo una pastil la para el dolor de cabeza.
(Tengo una ligera resaca).
Oí un clic , o más bien un clac , o quien sabe, creo que llevaba “r”.
Sería un clarc.
(Igualito que Brick en “La gata sobre el tejado de Zinc”).
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Escuché de nuevo ese clic que ya conocía y de nuevo comprendí.
Jamás, pedazo de mierda, nunca. No serás feliz.
(Quizás).
Quizás algún minuto,
un instante,
algún momento que me llene los ojos de lágrimas,
pero por lo demás,
la felicidad está destinada a los triunfadores,
los que tienen pelo,
ropa variada que además les sienta bien,
una bodeguita,
qué sé yo,
esas cosas que te hacen comprender lo feliz que eres
y te hacen hablar de manera paternalista,
mostrando la importancia de la propiedad,
de la familia, de la integración social, de las buenas costumbres
y todas esas cosas maravil losas y trascendentales
que están destinadas a unos cuantos elegidos.
Pero, esos momentos de alegría.
(Ah, síí í í í í í í í) .
Recuerdo algunos.
Recuerdo una tarde muy calurosa de verano,
el olor de un canuto,
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serían las nueve y media de la tarde,
una clara helada,
recuerdo el olor del costo,
era muy malo, petrolero,
tenía plástico mezclado.
Acabábamos acostumbrándonos y hoy lo echo de menos,
echo de menos aquel olor nauseabundo.
(Recuerdo cuando escuché por primera vez a los Dire Straits).
Recuerdo aquella vez que volví del conservatorio
con una obra nueva para estudiar.
Una obra nueva era para mí un deseo cumplido,
para mis compañeros era una nueva tortura.
Recuerdo que era un preludio de Bach,
me puse a l lorar de placer al segundo compás.
(Stendhal hubiese vomitado, pero yo lloré).
Recuerdo a alguna chica.
Sí .
A alguna sí .
A más de una.
A casi todas.
A todas.
(¡Oh! Qué desgraciado me siento).
De alguna de ellas me enamoré perdidamente.
Era tan torpe, tan estúpido, tan mudo, tan inútil .
A menudo recordándolo me masturbo con rabia.
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Podría correr como Edgar (Allan) hacia ellas de una en una,
l lorando pusilánime a pedirles que vuelvan conmigo,
por qué me abandonasteis,
me dejasteis y ahora estoy aquí, solo,
con las manos manchadas por mi imaginación solitaria. ¡SIJ!
(Recuerdo la furia de mi adolescencia).
Recuerdo una interpretación de Chopin,
un cuadro terminado,
una conversación,
un piti l lo,
un bocadillo de queso,
un paseo,
un polvo,
una canción,
una actuación,
una carcajada…
Tal vez la felicidad sea cuestión de los recuerdos.
De algunos.
De todos.
Yo escuché ese clic que me hizo comprender que jamás sería feliz
y aún así ,
no dejo de recordar.
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AAMMOORR SSOORRDDOO
Es evidente que no te oye.
¿Verdad? Preguntas.
Ella asiente.
Sí , sí , ya, ya,
seguís con vuestra charla inútil .
No oyes lo que te dice,
pero también confirmas.
Cuando estáis afuera
nunca os ponéis de acuerdo
en vuestras conversaciones.
Peleáis a menudo,
así que vais a otro sitio
para asentir a lo que os decís.
All í os sonreís con ternura,
os besáis de vez en cuando,
os reís de vuestras ocurrencias,
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bebéis y continuáis profundizando
en vuestra relación perfecta.
De nuevo en la calle
camináis agarrados,
en silencio,
hasta el siguiente tugurio.
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LLOOCCOO
Idiota,
palurdo.
Ese es imbécil .
Loco.
Mira que cerdo.
Hubo que sufrirlo de por vida.
No se sabe si lo escuchabas.
El si lencio,
cuando entrabas en algún lugar.
Tu presencia.
Dabas miedo.
Estúpido.
Feo.
Anormal.
Piltrafa.
Eras escoria.
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Un parásito de la sociedad.
Un artista.
Tu mal olor,
tu mirada franca.
El los eran muchos y tú
estabas solo.
Ellos,
gente anónima,
transeúntes del olvido.
Todos tenían la misma cara,
la del desconocido,
la del desdén.
Tú eras idiota Vincent,
pero ellos ya no existen.
Inexorablemente.
Todos muertos.
Muertos.
Ya no existen.
(para mi admirado e inefable Van Gogh)
49
RREECCUUEERRDDOO MMAADDRRIIDD
Durante los años que viví en Madrid,
esa ciudad que aún odio,
viví en una buhardil la diminuta
en la calle Antonio Grilo,
número 9, 5º interior derecha.
Durante unos meses ocupó mi casa
un artista tit ir itero.
Titir itero de verdad.
Su vida era desastrosa,
pero manejaba de manera magistral
los hilos de sus muñecos,
que cobraban vida de manera mágica.
Una vida mil veces mejor
que la suya,
y que la mía.
Se quedó en el salón
50
que era la mayor parte de la buhardil la.
Yo me reduje al dormitorio,
donde había que acceder a gatas
y a los espacios comunes
es decir ,
el pasil lo, donde estaba la cocina
y el baño sin puerta,
uno de los si l lones
y el breve espacio de mi piano.
Deshizo mi desorden,
se apoderó de mi soledad
de mi desesperación.
Hacía tanto frío,
tanta desolación,
tanto agotamiento que
cuando volvía apático
de la calle,
al entrar,
un golpe de desaliento
51
con tufo a comida escasa
y a caries
me empujaba hacia afuera.
52
HAY UN VIEJO SENTADO AL PIANO
Viejo, decrépito,
con el pelo grasiento y canoso mal recogido en una coleta.
Canta canciones horribles de manera espeluznante
y aporrea un piano eléctrico para acompañarse.
Su voz tiene un vibrato caprino propio de su edad,
y del alcohol y del tedio y del odio y del tiempo.
Grita con tanta soltura que pareciera que siempre cantó así.
Una cerveza a un lado, al otro un cenicero repleto de coli l las
apuradas hasta quemar la uña,
no hay glamour ni bohemia, ni siquiera sordidez,
sólo cutrez barata.
Le faltan muchos dientes de abajo,
se nota cuando acaba una frase con “a” o con “e”,
los que quedan son marrones, horribles, parecen colmillos,
bailan a cada alarido.
Los de arriba no se ven, los tapa el bigote.
Larga barba y bigotes blancos manchados de nicotina.
Fumador compulsivo, tiene artrosis en los dedos amaril los.
Viejo, decrépito,
pobre anciano sentado al piano que no me da pena.
Qué habrá sido de él todos estos años.
Joder, no me da pena.
Me lo pregunto cuando paso por la cristalera de la cafetería insulsa
donde trabaja.
Le veo desde la calle.
Tiene el volumen del piano y del micro demasiado alto,
53
parece que molesta a los clientes.
Jamás entraría.
Una pantalla de plasma al fondo, algunos están pendientes del
fúrbol,
otros se le acercan borrachos, babeando el título de alguna
canción.
No me gusta,
no me gusta nada.
Me molesta.
No le desprecio, pero me pregunto quién soy,
o digo,
quién es.
Una buena amiga un día dijo a alguien:
- Es un artista de verdad, de los que no pasan por el aro.
Iba pensando en esto cuando vi al anciano del piano.
Pues me cago mucho en la puta.
Decidme:
¿qué coño es eso del aro, y dónde está? ¿Dónde está el aro?
Pasaré, no tengo miedo, pasaré,
cada vez tengo más canas, aún no termino las frases cantadas
como una cabra vieja, pero algún diente ya se me mueve.
Por favor,
¿dónde está el aro?
A lo mejor no puedo más.
Hay un hombre sentado al piano,
y le da la espalda.
( . . . )
Fue un momento de pánico
54
((……))
Abro los ojos.
No reconozco.
No sé dónde.
No sé quién.
Me concentro.
Parpadeo con fuerza.
Me agito perplejo.
(…)
Ah,
ya.
55
YYOO NNOO EESSTTOOYY
Suena el teléfono.
Ya no me produce ninguna
reacción.
Vivo
sin expectativas.
Hace tiempo no era así .
Siempre descolgaba
ansioso.
Alguien lo coge.
No
es
para
mí.
56
LA BOCA SECA LA BOCA SECA
Muchas veces me despierto,
no importa la hora que sea,
con la boca seca,
pensando en un instante
de mi vida.
Entonces ya no puedo
seguir durmiendo.
A veces son recuerdos antiguos,
muy antiguos.
Otros son de ayer.
Ya no puedo dormir.
De todos modos
yo no sueño,
sólo tengo pesadillas.
57
NNEEWW YYOORRKK
Tengo una amiga.
Me dijo que se iba de viaje
a New York,
a pasar una semana.
Visitaría a sus viejos amigos,
volvería a pasear por Central Park
58
y recordaría los viejos tiempos.
Llenó sus días de una intensa vida social.
Quedó agotada,
me contó.
Si yo hubiese vuelto a New York,
a esa ciudad llena de oportunidades
perdidas,
a esa ciudad donde
nunca estuve,
seguiría igual
de solo.
59
UUNN AADDUULLTTOO
Me recuerdo imberbe
atravesando este pasil lo.
Caminaba ágil y en silencio
por la madera pulida.
Hoy mi caminar resuena
en el parqué cansado.
Mi respiración no es silenciosa.
Soy un adulto
y el suelo cruje.
60
EELL AALLBBAAÑÑIILL AABBSSUURRDDOO
Construyo mi vida a base de puertas ciegas,
muros inútiles, pasadizos absurdos,
escaleras cortadas,
ventanas que miran a los muros inútiles,
puertas que l levan a los pasadizos absurdos,
pasadizos absurdos que acaban en puertas ciegas y
sigo construyendo y construyendo.
Hasta el cemento lleva demasiada arena,
cuando haya acabado se desmoronará todo,
por culpa del mortero.
Así de frágil ,
así de expuesta
es mi vida.
61
AANNAACCOORREETTAA
No quiero encontrarme con nadie,
con ningún antiguo alumno que,
quizás,
en su momento sintió alguna admiración
por mí.
Yo era más joven,
estaba lleno de expectativas,
de sueños,
mi voz estaba viva.
No, no quiero que me vean,
después de tantos años,
con el mismo chubasquero,
los mismos zapatos,
los mismos pantalones agujereados
y sin botones.
Casi sin pelo,
ni esperanzas,
i lusiones,
casi sin sueños,
62
sólo pesadil las.
Y ellos parecen valer tanto.
Y se parecen tan poco a mí.
63
EELL MMEEDDIIDDOORR
Siempre midiendo las palabras,
aceptando lo inaceptable.
Callando.
Escuchando pequeñas mentiras
o enormes.
Sonriendo,
haciendo como que no escuchas,
tragando, callando, envenenándote,
recibiendo consejos.
Sonreír.
Hasta que un día estallas.
Entonces te quedas solo,
completamente solo
y comprendes
que nada ha cambiado.
64
MMUUEERRTTOO
Estaba sentado en un banco
en el parque
dejando pasar el tiempo
muerto
esperando
un viejo en otro banco
del parque
dejaba pasar el t iempo
muerto
esperando
pasó caminando una chica
guapa
muy guapa
con un cuerpazo
no soy tan diferente
pensé
de aquel viejo
asqueroso
decrépito
65
muerto.
También yo
miré babeante el culo
de aquella adolescente.
66
QQUUEE CCUUNNDDAA EELL EEJJEEMMPPLLOO** QQ
Mujer soltera madre trabajadora Mujer soltera madre trabajadora
da papil la a la niña como siempre da papil la a la niña como siempre
corriendo sin tiempo para carantoñas casi corriendo sin tiempo para carantoñas casi
los cariños y los mimos vienen comprimidos los cariños y los mimos vienen comprimidos
entre cucharada y cucharada entre cucharada y cucharada
distraída en la TV, una noticia sorprendente distraída en la TV, una noticia sorprendente
fotografían hombre de mediana edad corbata fotografían hombre de mediana edad corbata
calvo alto cargo gobernante con aspecto tranquilo feliz calvo alto cargo gobernante con aspecto tranquilo feliz
satisfecho con bebé en brazos concil iando trabajo y vida familiar satisfecho con bebé en brazos concil iando trabajo y vida familiar
( . . . ) ( . . . )
bebé en brazos una criadora detrás y f lashes dando fe bebé en brazos una criadora detrás y f lashes dando fe
del ejemplo para madres y padres del mundo del ejemplo para madres y padres del mundo
por eso l leva a su bebé al trabajo con la criadora por eso l leva a su bebé al trabajo con la criadora
dice que necesita pasar más tiempo con él dice que necesita pasar más tiempo con él
qué bonito qué bonito
qué bonito qué bonito
también tu madre quisiera pasar más tiempo contigo también tu madre quisiera pasar más tiempo contigo
niña l inda niña l inda
niña l inda niña l inda
pero mierda de trabajo y sueldo lo impiden pero mierda de trabajo y sueldo lo impiden
come niña l inda come come niña l inda come
UUEE CCUUNNDDAA EELL EEJJEEMMPPLLOO**
67 * (Leer muy rápido y s in respirar ; ( . . . ) indica respiración)
MMUUYY MMAACCHHOO
Es curioso.
Todos los machos machotes que he conocido
(no demasiados y siempre obligado por las circunstancias)
tarde o temprano,
han demostrado ser unos auténticos cobardes.
Lo que ellos l lamarían unas nenazas.
Yo no soy nada machote,
soy tan poco macho-man que a veces me han tomado por gay.
Pues aún así ,
han sido muchas las veces en que el macho en cuestión
se ha escondido tras de mí
con los inmensos cojones encogidos,
muerto de miedo y temblando
(las circunstancias pueden ser innumerables).
Eso sí ,
con el paso del tiempo la escena siempre cambia al recordarla,
y cuando escucho al hombrón contando su versión de los hechos,
all í vuelvo a estar yo para cubrirle.
68
69
UUNN CCUUAADDRROO QQUUEE IILLUUSSTTRRAA UUNNAA PPOOEESSÍÍAA QQUUEE EEXXPPLLIICCAA UUNN CCUUEENNTTOO QQUUEE QQUUIIEERROO CCOONNTTAARR SSOOBBRREE
AALLGGOO QQUUEE PPAASSÓÓ HHAACCEE TTIIEEMMPPOO
70
LLAA PPOOEESSÍÍAA
UUNN VVIIAAJJEE
Estaba solo en la sala de espera
de aquel lujoso hospital .
No me dejaron entrar.
No insistí.
La enfermera salió con una bolsa de plástico
negra.
Yo sé qué había en su interior.
La veía.
Veía a la enfermera con la bolsa negra
de basura.
Intentaba esconderla detrás de sus piernas
pero yo podía verla.
Días atrás el médico
inútil
negligente
cobarde
no se atrevió a decírnoslo
después de seis meses de consultas.
Nos mandó a urgencias y desde all í
emprendimos un largo viaje
71
en secreto.
Ahora estoy aquí
solo
lejos de todo.
Cuando entré en la habitación
Susana tenía la mirada perdida.
Parecía un cuadro de Munch.
Fue un parto
repetía
fue como un parto.
Nos abrazamos.
Lloramos.
72
EL CUENTO
UNA HISTORIA REAL
Aquella fue una mañana fría. Seguramente no más que otras, pero la
recuerdo especialmente fría. Susana me contó una pesadilla.
(Soñé que era un monstruo sin brazos y sin piernas. Qué horror).
Las cosas no nos iban bien. Nada bien. Pero estábamos felices ante el
acontecimiento. Mi carácter optimista siempre me inclinaba a mirar hacia
adelante. No teníamos casi alumnos, no vendía ningún cuadro, ni nos
salía ningún concierto, ni posibil idades de ganar algún dinero. Pero yo
trabajaba frenéticamente, no paraba de pintar, eso me sostenía.
Había olvidado pronto la pesadilla. Susana la desterró de su memoria.
Días después teníamos la revisión de las 24 semanas.
(Seis meses).
Aún no teníamos nombre porque no sabíamos si sería niño o niña.
El doctor Michelena se jubilaba al día siguiente. Esta vez estuvo mucho
tiempo con la ecografía.
(Demasiado tiempo).
Cuando terminó, como si no pasara nada, nos mandó a la residencia para
que hiciesen una más precisa. Escribió: “especial atención a miembros”.
(Él ya lo sabia)
- Id mañana y volvéis por aquí.
(También sabía que no volveríamos, lo sabía. Cobarde)
Susana quiso ir enseguida. No querían atendernos por considerar que no
era una urgencia. Tenían prisa por irse a sus casas, o por otra cosa
cualquiera.
Insistimos.
73
La ginecóloga también se l lamaba Susana, lo recuerdo perfectamente
porque después de hacerle una ecografía vaginal, ya sentados frente a
frente, en la mesa de la consulta le dijo:
- Bueno Susana. Yo también me llamo Susana. Efectivamente el bebé
viene sin brazos y sin piernas.
Entonces…
Entonces.. .
Recuerdo.. .
Un revolti jo. Recuerdo mi aliento. Un viaje a Madrid (desde Ourense). El
espanto. Como en una huida, como delincuentes, en secreto. (Si no había
suerte, Barcelona, París) . Mi aliento. Ella esperaba que fuese un error.
(Siempre lo esperó). Solos. Miedo, horror, espanto, (espanto). Recuerdo.
Lágrimas. Es lo mejor. Se acariciaba. (Silencio, no se lo digáis a nadie). Mi
aliento. Es lo mejor, repetía. Desidia. Lágrimas. Recuerdo mi aliento
pesti lente durante días. Es lo mejor, (repetía mientras acariciaba su
barriga). Espanto. Prisa. Silencio. Horror. (No era un error). Más lágrimas.
Secreto. Impotencia. I legal, (i legal). Ya sin lágrimas. Solos. Rotos.
Recordé. No podíamos. Recordé sus pataditas de las que nos reíamos.
Sólo podían ser cabezazos. Sus pataditas. Cabezazos.
74
SSÓÓLLOO TTEENNGGOO UUNNAA CCOOSSAA QQUUEE DDEECCIIRR
Aquella esquina absorta de mis pensamientos
de la que escribía cuando tenía veinte años
sigue intacta.
Me quedaba ensimismado en la esquina de una pared.
Cuando era un niño también me ocurría
y recuerdo
que me despertaba súbitamente el hijo de la gran puta
del profesor con una colleja y gritando:
¡ESTÁS EN BABIA!
75
LLAA VVIIDDAA BBOOHHEEMMIIAA
La vida bohemia es muy complicada.
Hay que realizar diferentes trabajos para subsistir .
Soy,
entre otras cosas,
repartidor.
Reparto l ibros de un conocido círculo l iterario.
Se gana poco
(casi nada),
pero cualquier cosa vale.
En una ocasión una clienta me trató como a un perro.
No entraré en detalles,
sólo añadiré que no tenía dinero
y le pareció mal que yo no le dejase la mercancía.
No tenía ganas de decirle que no la conocía de nada,
que sólo cobraba unos céntimos por cada l ibro repartido,
que era muy fácil que se olvidase de pagar
y que por lo tanto yo tendría que hacerme cargo del contante…
Da igual,
no me pareció que mereciese la pena discutir ,
pero lo que ocurrió me hizo pensar en una cosa.
Si yo no fuese un simple repartidor
(con este aspecto, además, que tengo),
si fuera alguien que iba,
por ejemplo,
76
a destrozarle la vida,
eso sí ,
bien trajeado,
qué sé yo,
un inspector de Hacienda a requisarle todos sus bienes,
un político mentiroso que la amenazase o la chantajease,
un alistador a l levarse a su hijo a la guerra,
un hombre rico que mirase con desprecio como se arruinaba,
un médico negligente.
Entonces,
seguramente,
me habría tratado
con respeto.
Con mucho respeto.
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PPUUTTAASS YY SSEECCRREETTOOSS No. Que no lo sepa nadie. Nadie. A lo hecho pecho. Sin excusas. Yo también estaba. All í . Así que no pondré excusas. Que no lo parezca si digo que fl ipé, que me asqueé, y no de las putas. Que no parezca una excusa, pero no sabía nada de las putas. Es cierto que soy muy observador, y aquella noche observé a las putas. Ofrecían simpatía, cariño y amor aparentemente, a aquellos hombres. A cambio de tan poca cosa como dinero. Quiero contarlo tal y como ocurrió. Nada grave pero, y que no parezca una excusa,
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yo no animaba, no me lo pasé bien, no disfruté. Ni siquiera me empalmé. Fue una juerga de pijos, una despedida de soltero. Se le pagaba una puta al novio si nos quedábamos todos mirando. Que nadie se entere decían algunos a la salida de la función en el Puticlub asqueroso de carretera. Que no parezca una excusa, pero nunca me importó que se supiera. A mí no, pero otros se preocuparon, no de que se enterase la novia, que lo supo enseguida. No. Sino de que se supiese que ellos estaban all í jaleando como animales, como bestias babeantes y, que no parezca una excusa, yo observaba y pensaba por ejemplo en un poema. También pinté un cuadro, por si sirve como excusa.
79
LLAA CCAASSIITTAA DDEE TTAAMMAALLLLAANNCCOOSS
La casita de Tamallancos estaba rodeada
de excrementos de vaca y asediada
por moscas y pulgosos gatos
asilvestrados.
Era una casita de piedra encajonada
en una esquina hedionda y escondida.
Y así y todo, era una casita de cuento.
No sé
qué me pasó
all í .
All í
abandoné toda razón,
habrá sido la piedra.
El Radón.
Avancé en mi intención de convertirme
en un artista, ya para siempre,
maldito.
Atravesé esa l ínea que no permite
dar vuelta.
Acepté todas las penurias que hubiesen
de venir.
Acepté también las breves intenciones
de claudicación.
80
All í .
Encerrado en mi estudio de piedra
de la casita de Tamallancos,
seguramente contaminado por las radiaciones
emitidas por el granito de sus paredes,
acepté la incertidumbre,
acepté mi obra.
Me acepté.
All í .
También recuerdo aquellos
tomates.
Teníamos una pequeña huerta de tierra durísima
que alguna vez saché a pleno sol.
All í .
Satisfecho.
Cerveza,
canutos,
óleo,
tablas,
mi piano de cola de antes de la transformación,
nada de paz,
las primeras poesías guarras.
Y tú,
mi dulce Susana.
81
LLAA MMAATTIILLDDAA
Así se l lamaba el personaje más peculiar
y pintoresco de Bemposta,
la Ciudad de los Muchachos.
Siempre estaba presente,
vigilante y expectante.
Su silueta típica del desierto,
ocre rojizo,
chocaba violentamente
contra el paisaje de Galicia
verde intenso.
Era un ser l ibre,
seguramente uno de los más l ibres
que habitaba aquel penoso lugar.
En realidad era un dromedario,
pero para nosotros era la Matilda,
la camella de Bemposta.
A veces se iba de paseo a la ciudad,
Ourense,
que estaba a unos diez Km.
Siempre que ocurría
82
me imaginaba la cara de los conductores
que se la encontraban por la carretera,
parsimoniosa y sin prisas.
¡Un camello por la carretera,
un camello en la ciudad!
Otra de las cosas que recuerdo
era su gusto por el papel,
si le dábamos un folio,
se lo comía lenta y placenteramente.
También recuerdo
que no se le podía tocar el cuello.
Si se le ponía una mano ahí,
atacaba.
Por lo demás no era peligrosa.
No sé qué fue de ella.
Yo me fui de aquel lugar,
afortunadamente,
un día.
Hasta años después,
unos cuantos más,
no volví a tener más contactos
con ningún otro camello.
83
RRAAZZOONNEESS DDEE MMÍÍ
Hace años acudí a un curso de grandes intérpretes de piano.
Sí , de grandes intérpretes se hacía l lamar y,
salvo excepciones, así era.
Los profesores eran importantes pianistas de la escena internacional.
Acudí a este curso con una carta de recomendación
de uno de los profesores del mismo.
Acudí porque en ese momento de mi vida
se ve que tenía tintes de futuro gran intérprete del piano.
Sí , así es.
Gran intérprete del piano.
Pero algo ocurrió.
No sé si quiero o puedo explicármelo pero,
seguramente,
por eso tengo diarrea crónica,
dermatitis seborreica que se acerca a la soriasis,
blefaritis,
es más,
blefaro-conjuntivitis,
alergia peri-anal que me obliga a ingerir pastillas cada dos o tres días
(depende del grado de tormento de la semana)
y también por eso,
supongo,
84
pinto lo que pinto,
toco lo que toco
y escribo lo que escribo.
Toda esta enumeración de calamidades
porque aquello no cuajó,
porque el fracaso forma parte de mi vida.
Ya no me pesa
(aunque sí me pica),
y, si no,
¿cómo te explicas que me acabe de desnudar ante ti
que seguramente no te conozco
ni te conoceré nunca de nada?
85
NNOO SSIINN DDOOLLOORR
Cada tropiezo,
cada caída,
cada golpe.
Todos y cada uno de ellos
tienen una traducción al idioma
mezquino.
Imbécil
idiota
jodido
mediocre
¡a dónde vas!
i luso
capullo
payaso
loco.
Y yo sigo encajando
cada uno
cada uno de ellos
no sin dolor
¿eh?.
86
MI TRAZO
Me preguntaban,
más bien me reprochaban, acerca de mi trazo.
Es cierto, yo no tengo trazo.
Del mismo modo en que nada tiene orden ni sentido
en mi vida
cuando, por ejemplo,
pinto una serie de líneas paralelas en un cuadro,
no guardan ningún sentido ni cumplen más función
que la de reafirmar el caos consiguiente.
Queda confirmado además
por la inutil idad de mi existencia.
87
MMIIEERRDDAA YY SSAARRDDIINNAASS
Se l lamaba Chucho.
No era su nombre definitivo porque todos morían tarde o temprano,
así que les poníamos a todos el mismo hasta que cumplían dos años.
Entonces tendría el que sería su nombre para siempre,
pero eso nunca ocurrió.
Estaba tan famélico que cuando encontraba mierda en el suelo
la comía con avidez.
En una ocasión vimos como comía una caca suelta, no descompuesta,
pero cremosa.
La lamía parsimoniosamente con la lengua que cuando sacaba
mostraba los restos y estaba impregnada de un color ocre rojizo
que me recuerda a mis mejores óleos.
Parecía contento.
Poníamos cara de asco, pero al mismo tiempo
daba la impresión de que el perro disfrutaba de un suculento aperitivo.
A continuación íbamos al comedor donde nos servían,
como todos los días,
empanada de sardinas caducadas.
Cuando teníamos hambre parecíamos aquel perro.
Sacábamos la lengua y estaba impregnada de sardinas en mal estado.
88
Poníamos cara de asco, pero al mismo tiempo, si nos viera Chucho
pensaría que estábamos disfrutando de un delicioso manjar.
De ahí las cagadas semi-descompuestas que hacíamos en el monte,
lugar mucho más limpio que los wáteres a nuestra disposición.
y éstas eran las que después los perros sin nombre fi jo se comían.
Y así pasaban algunos días en Bemposta.
Ciudad de los Muchachos.
89
TTEE LLLLAAMMOO
Aún es hoy el día en que me cuesta creerlo.
Me lo dij iste así , como si nada,
como si fuéramos amigas,
ni siquiera amigos,
ni siquiera ex-novios,
como si yo aún no te quisiera,
como si tú no lo supieras,
como si nada.
90
Que ibas a estar esa noche con otro.
Con el otro, toda la noche.
Así, como si nada.
Cuando me acosté
derrotado,
pensé que sería imposible dormir,
pero lo conseguí a fuerza de whiskys
y de hachís.
A las pocas horas me desperté
y supe lo que estabas haciendo
en ese mismo instante
con toda claridad.
Supe hasta donde llegaba tu lengua
hasta donde tu mano izquierda.
Lo supe con toda claridad
en carne del otro.
Desde entonces no puedo dormir.
y aún es hoy la noche
en que me despierto
con la boca seca
llamándote.
Te l lamo zorra.
91
MMAALLOO
Qué extraño todo
lo que me concierne.
Cuando tenía que haber sido
malo,
muy malo,
cuando tocaba,
era tan bueno,
tan buen
chico.
Tan guapo y
tranquilo,
agazapado
entre las sombras.
Estaba
en esa nube.
Nada mitigaba
mi desdén.
Era tan
responsable.
Parecía un adulto
con cargas.
Y ahora parezco
un niño.
Ahora que debería ser
bueno,
92
muy bueno,
que ya toca
que debería estar
integrado,
que debería ser más
ordenado,
vestir mejor.
Ahora que debería
l levar
a mis hijos
a los centros
comerciales
donde se guarecen
los progenitores
con sus crías
esperando a que pase
el día
donde se sienten
acogidos
arropados
por todas las cosas
que adoran,
todas juntas,
y que yo
detesto
porque soy
malo
ahora que debería
ser bueno.
93
Ahora que no debería,
ahora cada vez soy más rebelde
cada vez menos cuerdo,
cada vez veo más doble
y cada día más malo.
¡Malo!
¡Malo!
Como decía mi madre.
Cada día más cabrón.
94
FFIINN
Y ya está.
Ya se acabó la euforia.
Sólo quedan los rastros de mi baba
en la que ahora me ahogo y
nadie viene a salvarme.
95
Alguna vez lo vi, sí , Peter... Allá a lo lejos... Aunque más tarde supe que
estaba cerca, muy cerca... Era una luz que aparecía y desaparecía según las
olas te tragaran o te escupieran... Alguna vez, sí, un faro a lo lejos en la
deriva, perdido hasta de mí mismo... Aunque no sabía si quería llegar hasta
él... No creo en las casualidades, no existen las casualidades, y no es casual
que un titular en el que los de siempre nos insultan con prepotencia me haga
pensar en Velpister... Leo que los bancos han ganado quince mil millones en
el peor, eso dicen, año de la crisis... Y pienso en un artista que lucha, que
lleva luchando toda la vida como un auténtico luchador: primero contra uno
mismo en una sociedad que te castra y te arrastra en la miseria, y que ahora,
conociéndose, ya está preparado para arrostrar al contrario y tumbarlo, pues
ha salido victorioso de la lucha más importante, esa en la que pocos, muy
pocos, han tenido los arrestos suficientes para afrontar... Y pienso que este
primer poemario de Peter es eso: una crónica de una deriva en la que, aun
sin pretenderlo, y muchas veces alejándose de los vientos, la resaca le ha
llevado a él mismo, pese a esa prepotencia de los que dicen tener razón y sus
acólitos adocenados, los que trazan un estilo de vida que intenta capar al
que busca tener una voz propia,
lo que más añoro es un s imple abr azo
ser él mismo, luchando con t r a la sensac ión del f r acaso que r ecor r e la v ida
de un ar t is ta... La sensac ión de f r acaso que te inculcan pr imer o los que más
cer ca t ienes, los que sólo te queman y es t r opean... La sensación de f r acaso
que te ha de hacer r enegar de todo, tan sólo para in ten tar escuchar un
gr i to ahogado, ese que s iempr e ha s ido r epr imido, ese en el que in t uyes que
lo único que queda después de la demolic ión, y que sur ge de lo más
pr o f undo, en t r e e l pol vo y las lascas del der r umbe: er es t ú... Ése, e l gr i to...
96
* Ya que has l l egado has ta aqu í , c reo que no te pued o exp l i ca r l o que has l e ído s i no sa be s t ransc r ib i r l o d esd e tus ad en t ros . Cons id e ro , ya que he s id o am ab lem ente inv i tad o a e l l o , que es te es c r i to que v a a l f i na l , no pued e cum pl i r n i hace r las vece s de un p ró logo , pues és te ya es tá adm i ra b lem ente hecho por V icente Muñoz Á lva rez . Cua nd o c ie r ras un l i b ro , o aca ba s d e l ee r lo en un m ed io v i r tua l , l o que queda , e l ep í logo e t im o lóg ico , enc ima de esas pa la b ras que , s i n fa l ta r a la congrue nc ia , s e raz ona n d esde e l a lma , no es e l f ina l ; n i t an s iqu ie ra lo es es to que e s tás le ye nd o , no , tam poc o e s e l f i na l . Lo qu e qu eda son tus o jos m i rand o con ensoñac ión , pa ladeando men ta lmen te l o que a ca bas d e l ee r , e nga rz ánd o l o con t us e x pe r ie n c ias , c on tu s n o tas y tus s i l en c ios . Y s i cons igues l o que ha c ons e gu id o Pe t e r e n m í , es t o qu e lees , una f u ga i ns p i rad a e n s us v e r s os , cons t ru ida c on s us ve r s os , i n te g rá nd o los e n m í , t odo es to , a m i m od o de v e r , a dqu ie re s e nt id o . . . E l sen t id o que da e l pe ns a r que na da t i ene un f i n , tan só lo una t rans fo rmac ión . L o que has l e íd o .
el que ya se ale ja de las en t r añas que lo ampar aron pudr iéndose, que es
como una var iac ión, una f uga en es te caso a var ias voces pues var ias son
las facetas ar t í s t icas que t iene Velpis ter de expr esar lo, gr i to que el ar t is t a
in t uye en ot r as f ugas, en ot r as v idas, en un mov imien to de Bach,
met iéndose en la pie l de Van Gogh, en un B lues, donde todo son
var iac iones, donde se impr ov isa inven tando en esas notas que sur gen la
der i va, que desconocen hac ia dónde van, aunque no impor te, pues es ese e l
momento, quizá e l único momento en el que te s ien tes l ibr e, que er es
plenamente t ú, en e l que te desgajas de toda la mier da seca que impide t u
a vance, la que se despr ende jus to an tes de dar te la hos t ia al r egr esar al
pen tagr ama... E l que or dena las notas... Aunque en ese momento cr eas
saber que jamás ser ás fe liz... Pero esa sonr isa, ese br il lo espec ial en los
ojos es lo único que nos llevamos, los r ecuer dos... La liber tad del c r eador, la
t uya, Peter, la que nos r ecuer das... La der i va... De t ugur io en t ugur io, e l
pac to de dos manos sor das en t r e las luces, en las sombr as, las de de uno
mismo, e l s ilenc io en t r e las notas, la der i va de los locos en t r e sus luces
ar t i f ic iales y nues t r as sombr as ver dader as,
¿Dónde es tá la l ínea del hor izon te?
¿Somos bes t ias domeñables que han de pasar por e l ar o?
No, en pr inc ipio ya tenemos bas tan te con nues t r as luchas in ter nas, con
todos los mur os que nos ahogan en el úl t imo r educ to de nues t r a
conc ienc ia... Por eso, pese a las pesadillas que sabemos que no calma es ta
soc iedad, ex is te quien l ibr emente ha dec idido no seguir las l íneas
pun teadas, los t r azos pr ede f inidos, como en los in fan t iles cuader nos de
vacac iones, que te da es ta soc iedad... Y aunque te conv ier tas en un albañil
absur do, er es e l au tén t ico cr eador... En un mundo lineal en e l que los que
sueñan lo hacen admir ando a Van Gogh, a Gaud í, pr ec isamente por eso,
por que quizá f ueron albañiles absur dos que en t r aron en los laber in tos de s í
mismos, ajenos a las v idas de decor ado y veloc idad, par a engañar al engaño
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en el que ca yer on aquellos que ya es tán ine fablemente muer tos... y mir a
que par ec ían que val ían tan to, t ú... Mir a que hablaban... Nadie es tá exen to
de la culpa, ni tan s iquier a de esa culpa que te endilgan los que nunca
apos tar on por s í mismos, que en s í son los que e ter nizan un s is tema de
cas t r ados... Nadie es tá exento de los con t r apuntos dolor osos, aunque
necesar ios, que son las t r aic iones, los miedos que te hacen escor ar en la
der i va, a veces cons t r uyendo is las con ot r os c imien tos, quizá no los
pr opios, que son can tos de s ir ena que te embelesan, c r eyendo que apues tas
por t i a t r a vés de ot r os... Per o no ex is ten ot r os, pues sólo buscan hundir te
sal tando a ot r o barco cuando el vómi to te ahoga en una bar r a soli tar ia...
Nadie... Per o sólo unos pocos saben ver, aun dejándose la cabeza en muros
pr opios y ajenos, que de toda la mier da nace la f lor, la que es la única
ver dad, la desnuda... La iden t idad no ya per dida y s í encont r ada, por f in,
cuando se in tegr a el t r í t ono en la par t i t ur a, e l l ibr e, e l que llama a la car ne
a lo oscur o y par a los demás es disonan te, la Sombr a, y sur ge el ar t is ta s in
miedos, s iendo, por f in, é l mismo... En un poema desnudo...
Navega, Peter, pues hoy el océano lo construyes tú, tuyas son las sirenas y las
tormentas...
Ya sabes, lo sabes:
ningún Telémaco
al rescate...
Nadie...
Sólo tú en la deriva, tío grande...
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VELPISTER (Jens Peter Jensen Si lva , 1970) Gallego nacido en Barcelona, de padre danés.
Toda su vida la recuerda unido a la mister iosa inf luencia de la contemplación, la lectura, la
música, la pintura y todo t ipo de obsesiones art íst icas y sexuales. L legó tarde a todo. A los
15 años decide comenzar la carrera de piano, realiza casi todos los cursos en muy pocos
años y poco después se va a Madrid a continuar los estudios pianísticos y a estudiar
Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. La
carrera no le gustaba nada, en real idad había empezado Geograf ía e Historia en Ourense,
pero conoció a una chica que vivía en Madrid y decidió dejar lo todo por el la. Sólo volvió a
verla una vez, a part ir de ese momento se encerró y odió esa ciudad inmunda. Al l í conoce a
otra chica que, aunque casi lo mata, hizo que se quedara durante varios años en la capital ,
estudiando y perdiendo el t iempo y la salud. Más adelante se enamora de otra chica que
estuvo a punto de transformarlo en un ser abyecto; aquel la hizo que se volviera a Ourense.
Al l í fundó un conservatorio y l levó una vida anodina y burguesa durante seis larguísimos
años. L levó a cabo una intensa labor pedagógica mientras continuó sus estudios superiores
de piano en A Coruña. Durante este t iempo fue alumno de destacados pianistas de la
escena internacional como Luiz de Moura Castro, Badura-Skoda, Gª Abri l y otros. Entonces
a los 30 años conoció a otra mujer y s in saber cómo abandonó su cómoda y algo adinerada
vida y decidió dejar lo todo para dedicarse a la pintura de manera profesional . L legaron
años de penuria máxima y fel ic idad extrema. Ahora s igue con aquel la mujer y s in
abandonar la música y la pintura ha decidido añadir a sus frustraciones la l i teratura. Ha
real izado exposiciones por diferentes lugares de Europa, le ha ido mejor que a Van Gogh
en lo que a las ventas se ref iere. En las exposiciones s iempre incluye recitales de música y
poesía, juntos o por separado. En sus conciertos de piano mezcla repertorio clásico y sus
propias composiciones e improvisaciones, decorando el escenario con sus creaciones
pictóricas. Acompaña con el piano a poetas de muy diferentes t ipos y condiciones. Ha co-
dir igido y coordinado dos espectáculos mult idiscipl inares que mezclaban música, danza,
teatro y pintura, dir igiendo a un elenco de más de una docena de art istas. En estos
espectáculos, además, part ic ipó como pianista sol ista y de cámara, encargándose asimismo
de la escenograf ía. Actualmente trabaja en diferentes proyectos, destacando un
espectáculo que está montando y que mezclará poesía, pintura y videocreación, el
MUSICOPLASTIDRAMA (s i no hay trabajas administrat ivas, ni otras dif icultades, saldrá de
gira por la geografía gal lega durante 2010 y 2011) .
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Transeúntes del olvido o el universo oscuro de Peter (prólogo de Vicente Muñoz Álvarez) 3
CARCAJADAS ENFERMAS
En el cine 10
Carcajadas enfermas 12
Familia feliz en veinticinco palabras 15
Malo Blues 16
Mi membrana adorada 17
Familia feliz 22
No vaya a ser 23
Los cerdos, nuestros amigos 24
Mi microondas 25
De lo doméstico 26
Mi vida en el infierno 29
Saga 30
Llueve 31
Simplificación de Venus 32
Entre la mierda, una flor 33
Mi lado triste 34
Felices Chismas 35
Morbo políticas morbo onanos 38
TRANSEÚNTES DEL OLVIDO
¿Clic? (Autorretrato) 42
Amor sordo 46
Loco 48
Recuerdo Madrid 50
Hay un viejo sentado al piano 53
(…) 55
100
Yo no estoy 56
La boca seca 57
New York 58
Un adulto 60
El albañil absurdo 61
Anacoreta 62
El medidor 64
Muerto 65
Que cunda el ejemplo 67
Muy macho 68
RAZONES DE MÍ
Un cuadro que ilustra una poesía que explica un cuento que quiero contar… 70
La poesía, un viaje 71
El cuento, una historia real 73
Sólo tengo una cosa que decir 75
La vida bohemia 76
Putas y secretos 78
La casita de Tramallancos 80
La Matilda 82
Razones de mí 84
No sin dolor 86
Mi trazo 87
Mierda y sardinas 88
Te llamo 90
Malo 92
Fin 95
El pacto entre las luces (epílogo de Alfonso Xen Rabanal) 96
Sobre el autor 99
101
Figuras (óleo plastificado sobre tabla, 100x120) 2
Gallinero (óleo sobre tabla, 110x120) 11
La mala madre (óleo plastificado sobre tabla, 120x110) 15
Flores (óleo sobre tabla, 100x156) 21
Rojo y verde, mapa del infierno (óleo plastificado sobre tabla, 115x110) 26
Simplificación de Venus (óleo sobre tabla, 110x150) 32
Autorretrato (óleo plastificado sobre tabla, 60x50) 42
Vals Mephisto (óleo sobre tabla, 110x80) 52
La ciudad de Dite II (óleo plastificado sobre tabla, 120x110) 58
Maternidad (óleo sobre tabla, 120x110) 70
Los adúlteros (óleo sobre tabla, 100x80) 77
Mujer (óleo sobre tabla, 121x83) 90
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103
“Un l ibro impactante y durísimo, tremendo y
demoledor, que no olvidaréis fáci lmente. Poesía
autobiográfica y narrativa, o realista y crít ica, son
los primeros adjetivos que me vienen a la cabeza
tras su lectura. Pero también, inmediatamente
después, traumática, visceral y catártica, en cuanto
que parte de un trauma o experiencia amarga
(escatológica incluso) y pretende, mediante su
exteriorización, reconcil iar al poeta (y de rebote
también al lector) con el entorno y el mundo”
(Vicente Muñoz Álvarez)
“Este primer poemario de Peter es eso: una crónica
de una deriva en la que, aun sin pretenderlo, y
muchas veces alejándose de los vientos, la resaca le
ha l levado a él mismo, pese a esa prepotencia de
los que dicen tener razón y sus acólitos
adocenados, los que trazan un esti lo de vida que
intenta capar al que busca tener una voz propia, /
lo que más añoro es un simple abrazo / ser él
mismo, luchando contra la sensación del fracaso
que recorre la vida de un artista. . .” (Alfonso Xen
Rabanal)
VELPISTER (Jens Peter Jensen Si lva ) . Art ista
polifacético (músico, pintor, poeta, videocreador,
narrador y escenógrafo) . Ha expuesto sus pinturas
en diversos países europeos y ha organizado
espectáculos donde se mezclan la danza, la
música, el teatro y la pintura. “Transeúntes del
olvido” es su primer poemario.