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TRANSFORMACIONES TERRITORIALES Y SEGREGACIÓN
DEMOGRÁFICA EN LAS REGIONES METROPOLITANAS DE
MADRID Y BARCELONA: LA CRECIENTE DICOTOMÍA ENTRE
CENTROS Y PERIFERIAS1
Cristina López Villanueva
Departament de Teoria Sociològica, Filosofia del Dret i Metodologia de les Ciències
Socials. clopez@ub.edu
Isabel Pujadas Rúbies
Departament de Geografia Humana. Universitat de Barcelona.
ipujadas@ub.edu
Jordi Bayona-i-Carrasco
Departament de Geografia Humana. Universitat de Barcelona. jordibayona@ub.edu
RESUMEN: Las dos mayores regiones metropolitanas españolas –la de Madrid y la de
Barcelona- se han caracterizado durante los últimos años por: a) una evolución
demográfica y territorial similar, con un fuerte incremento de su población debido a la
llegada de población con nacionalidad extranjera; b) por la continuidad e intensificación
del proceso de suburbanización, en especial por la incorporación de los residentes
extranjeros a la dinámica de descentralización; y c) por la creciente diferenciación en
los comportamientos demográficos internos, en particular entre centros y periferias. Este
tercer proceso, que da lugar a una creciente segregación en el territorio, es el que centra
la atención de nuestro trabajo.
Las transformaciones demográficas relacionadas con la Segunda Transición
Demográfica, pero sobre todo, la selectividad migratoria de la movilidad residencial y
1 Este trabajo se realiza en el marco de dos proyectos que se desarrollan por el grupo de investigación consolidado “Territorio, Población y Ciudadanía” (Ref. 2009SGR01086) de la Universidad de Barcelona. Los proyectos I+D+I: son: “Estrategias residenciales y modelos urbanos en la Región Metropolitana de Barcelona” (CSO2010-22117-C02-02), dirigido por la Dra. Cristina López y “Las nuevas ciudades españolas. El impacto espacial de las dinámicas demográficas recientes en las grandes áreas urbanas españolas en un contexto de crisis” (CSO2011-24680), dirigido per la Dra. Isabel Pujadas
del asentamiento de los inmigrantes extranjeros originan una creciente diferenciación
entre los comportamientos demográficos del centro y sus periferias metropolitanas,
visible, especialmente, en las mayores regiones metropolitanas. Como hipótesis de
partida se considera que esta diferenciación adquirirá mayor visibilización en un
momento, como el actual, de estabilización de los flujos migratorios internacionales.
Los resultados obtenidos confirman esta creciente diferenciación, que se produce en
primer lugar y con mayor intensidad en la Región Metropolitana de Barcelona. Los
centros metropolitanos son espacios menos fecundos, más envejecidos y menos
familiares. La periferia, en cambio, concentra una mayor fecundidad relacionada con
unos hogares más familiares, y al mismo tiempo una población más rejuvenecida. Como
resultado, observamos una creciente segregación demográfica de los espacios urbanos,
que se produce tanto en la estructura de la población como en su dinámica demográfica,
que habrá de tener en cuenta para el replanteamiento de la demanda potencial de
equipamientos y servicios básicos.
PALABRAS CLAVE: Procesos de suburbanización, transformaciones
sociodemográficas, movilidad residencial, segregación urbana, centro-periferia.
1. INTRODUCCIÓN: OBJETIVOS Y ANTECEDENTES
Las grandes áreas urbanas occidentales han venido experimentando una serie de
procesos cuyo impacto ha modelado sus rasgos sociodemográficos actuales. Si bien
estas transformaciones se fundamentan en aspectos económicos, sociales y culturales,
el papel de las variables demográficas ocupa un lugar primordial que debe ser
considerado.
Las investigaciones existentes sobre las dinámicas demográficas recientes y sus efectos
sobre la estructura socio-residencial de las ciudades y de sus respectivas áreas urbanas
son escasas (Reques, 2011). Esta carencia alcanza mayor relevancia en los trabajos que
buscan aportar una visión territorial de las relaciones entre factores demográficos y
transformaciones de las áreas urbanas. Sin duda, es en las grandes ciudades y en los
ámbitos urbanos circundantes donde se manifiestan, en primer lugar y con mayor
intensidad, los cambios en las dinámicas demográficas (Tabutin, 2000). Además, y es
parte de nuestra hipótesis, la selectividad migratoria de la movilidad residencial acentúa
las diferencias, siendo el “filtro urbano” el que selecciona segmentos de población más
proclives a las transformaciones y cambios.
Este trabajo pretende: 1) Poner de manifiesto los comportamientos sociodemográficos
diferenciales entre los centros y periferias de Barcelona y Madrid; 2) Explicar cómo los
procesos de suburbanización y el “filtro urbano” seleccionan los segmentos de
población que hacen las ciudades centrales más proclives y más precoces en las
transformaciones sociodemográficas; y finalmente, 3) Identificar la existencia de
similitudes y disimilaridades entre las dos áreas.
1.1. Los procesos de expansión urbana
Los espacios metropolitanos se encuentran en un proceso de transformación profunda.
La ciudad compacta tradicional se “disuelve” en una ciudad cada vez más dispersa,
fragmentada y discontinua con periferias más extensas y límites más difusos. Los
procesos de suburbanización generan nuevos espacios residenciales con morfologías
distintas, desde aglomeraciones suburbanas de alta densidad en los años setenta hasta la
actual dispersión urbana (sprawl) con predominio de bajas densidades, viviendas
unifamiliares, grandes superficies y buenas condiciones ambientales. Los movimientos
migratorios internos, con predominio de aquellos originados en el centro con destino a
las periferias, se encuentran detrás de estos cambios morfológicos Identificar la
existencia de similitudes y disimilaridades entre las dos áreas.
Existen diversas propuestas teóricas para explicar los procesos de transformación
metropolitana. Los planteamientos más clásicos (Hall, 1971) articulan los procesos
urbanos en función del crecimiento demográfico de los centros y las periferias,
estableciendo cuatro etapas: centralización, en la cual la población se concentra en el
centro en detrimento de la periferia; descentralización relativa en la cual el centro crece
de manera más lenta que su periferia; descentralización absoluta en la cual el centro
pierde población, y reurbanización con la pérdida de población de la periferia a favor
del centro. En la misma línea Klaassen et al (1981) apuestan por el comportamiento
cíclico del modelo con lo cual, tras la última etapa, se volvería a un proceso de
reconcentración. Van den Berg et al (1982) y Cheshire (1995) realizan nuevas
versiones de este modelo llegando a distinguir hasta ocho etapas. Champion (2001)
apunta que la suburbanización (pérdida de población de la ciudad central y crecimiento
de su área de influencia) actual presenta diferencias notables respecto a etapas
anteriores, puesto que no sólo es la población la que se desplaza sino que también lo es
la industria, las áreas comerciales de ocio y los centros de alta tecnología. De acuerdo
con estos cambios las diferencias entre lo urbano y lo suburbano se difuminan.
1.2. La movilidad residencial
El estudio de la movilidad residencial es fundamental para comprender los procesos de
expansión urbana, ya que han acompañado (y causado) los cambios experimentados. La
movilidad residencial consiste en un cambio de residencia con origen y destino dentro
de una misma área urbana, lo que no supone una modificación total de los espacios de
vida del individuo.
Los estudios clásicos sobre movilidad residencial (Rossi, 1955; Courgeau, 1984)
señalan la estrecha relación del desplazamiento con los acontecimientos del ciclo de
vida del individuo: la formación de la pareja, el nacimiento de un hijo, el divorcio o la
separación y la jubilación; pero también con la mejora en la calidad de vida. De esta
forma, la movilidad residencial se constituye como respuesta a nuevas necesidades de
vivienda relacionadas con cambios en la estructura familiar (Clark y Withers, 2007), ya
sea por un aumento (o descenso) del tamaño de la familia, pero también del nivel de
ingresos del hogar (Clark y Onaka, 1982; Bonvalet y Fribourg, 1990). Si los eventos del
ciclo de vida marcan el calendario de la movilidad residencial, otros aspectos como la
localización vienen dados por la demanda y la oferta de viviendas, y por los criterios de
demanda respecto a las características de ésta.
Es importante tener en cuenta su papel de filtro demográfico, ya que redistribuye la
población sobre el territorio metropolitano desde un punto de vista demográfico y
socioeconómico. La selectividad demográfica vendría determinada por las edades más
que por el sexo: población joven en edad de formar un hogar y de procrear o en período
de crianza; la ruptura de la pareja, la jubilación o la dependencia. La selectividad
socioeconómica viene dada por el nivel de instrucción, la categoría profesional y el
nivel de ingresos que determinan las actitudes ante la movilidad, la capacidad para
llevarla a cabo, y su localización en un punto u otro del territorio, con una creciente
segregación territorial (Rubiales et al. 2012).
Los procesos de movilidad residencial interfieren en el resto de fenómenos
demográficos: nupcialidad o formación de la pareja, natalidad o infecundidad e incluso
mortalidad. Todo ello conduce a una especialización de la población y los hogares en el
territorio metropolitano. Especialización que viene dada por la mayor presencia de
mayores en las ciudades y de jóvenes en las periferias, y que comporta al mismo tiempo
una clara distinción en las estructuras del hogar resultantes.
1.3. La interrelación entre transformaciones sociodemográficas, movilidad
residencial y procesos de suburbanización.
La consolidación de las nuevas dinámicas demográficas2 constituye una de las
transformaciones de gran calado y que a menudo han quedado al margen en el análisis
de los cambios urbanos. Aún así existen algunos trabajos que tienen en cuenta la
profunda relación entre cambio demográfico y transformaciones urbanas (Champion
,2001).
Buzar et al. (2005) afirman que las consecuencias demográficas, culturales y
económicas del cambio en las estructuras de la población, de hogares y familias
constituyen la fuerza más poderosa de transformación urbana, porque las ciudades dan
forma y son formadas gracias a las pautas de movilidad y las prácticas de consumo de
los nuevos hogares. La concentración de un conjunto homogéneo de población y de
estructuras de hogares en un territorio limitado es crucial para la aparición de
diferencias territoriales y la producción de espacio urbano.
Así pues, los cambios sociodemográficos protagonizados por la población y las familias
contribuyen a modelar la ciudad contemporánea al mismo tiempo que las
transformaciones de la ciudad dan forma al funcionamiento de las familias,
conduciendo a una segregación entre estructuras demográficas en centro y periferias.
Los procesos de suburbanización en Barcelona y Madrid datan del siglo pasado y son
permanentes en la evolución de ambas regiones metropolitanas. Durante los años 60 y
70 crece la periferia urbana, junto con el proceso de éxodo rural que acompaña el
crecimiento industrial y económico. Entre los años 80 y 90 la movilidad residencial
adquiere un gran protagonismo en la expansión de las periferias urbanas: nace y se
consolida un nuevo modelo de residencial en las urbanizaciones de baja densidad.
Centros y periferias muestran unas características sociodemográficas diferentes. Esta
2 Entendiendo por tales aquellos cambios vinculados a la fecundidad, nupcialidad y estructura familiar que suelen reunirse bajo la denominación de Segunda Transición Demográfica (Lesthaeghe y Van de Kaa, 1986)
evolución se ha dado con matices diferentes en la áreas de Madrid y Barcelona tal y
como a continuación se expone.
Hoy, la crisis reduce, aunque no tanto como lo esperado, la intensidad de la movilidad
interna; frena el flujo de población de nacionalidad extranjera y por tanto, las
diferencias sociodemográficas tendirán a disminuir aunque no a desaparecer (y ésta es
nuestra hipótesis). El filtro urbano que ejercen las grandes ciudades va a ser el elemento
diferenciador de los comportamientos sociodemográficos.
2.- FUENTES Y METODOLOGÍA
2.1. La delimitación territorial y la desagregación municipal utilizada
La primera cuestión a plantear es sobre las unidades territoriales y administrativas a
utilizar para comparar las áreas urbanas de Barcelona y Madrid. La delimitación de las
áreas urbanas es un tema de investigación por sí sólo que atañe, entre otros, a geógrafos
y urbanistas. Mientras que Barcelona tiene bien delimitada una Región Metropolitana,
definida por el Plan Territorial General de Catalunya y formada por 164 municipios, en
Madrid no existe una delimitación “oficial” de Región Metropolitana. Con el objetivo
de hacer comparables ambos espacios urbanos en número de municipios y población -
que no en extensión- se ha tomado el siguiente criterio: 1) Área urbana de Barcelona:
Región Metropolitana de Barcelona (164 municipios y 5.015.502 habitantes en 2012,
con una extensión de 3.236 km2); y 2) Área urbana de Madrid: Comunidad (provincia)
de Madrid (178 municipios y 6.498.560 habitantes en 2012 con una extensión de
8.021,80 km2).
Además, y con la finalidad de valorar el proceso de suburbanización y la expansión
urbana sobre el territorio se ha trabajado según tamaño (de población) del municipio a
partir de las categorías que siguen: capital, municipios de más de entre 100.000 y
300.000; entre 100.000 y 50.000; entre 50.000 y 10.000; entre 10.000 y 2.000 y
menores de 2.000.
2.2. Las fuentes estadísticas y su tratamiento
Para el estudio de la evolución de la población, de su estructura y de su distribución
territorial se han utilizado los datos de los Censos de Población de 1970, 1981 y 1991, y
del Padrón continuo de población desde 1998 hasta 2010. Para el análisis de los
movimientos residenciales internos se utiliza la Estadística de Variaciones
Residenciales (EVR) de las dos últimas décadas, fuente que recoge las altas y bajas
registradas en el padrón.
Para el estudio de los comportamientos demográficos se han empleado los datos del
Movimiento Natural de la Población, de donde se han contemplado los nacimientos y
los matrimonios; de esta manera se ha analizado: la natalidad, la fecundidad, la edad a la
maternidad, la proporción de hijos de madre casada y no casada, la nupcialidad, la edad
de los contrayentes y el tipo de celebración.
3. PRINCIPALES RESULTADOS
3.1. Sobre los procesos de expansión urbana y de suburbanización
3.1.1. Centro y periferia
Las ciudades de Barcelona y Madrid, en tanto que ciudades de naturaleza diferente,
presentan puntos de partida distintos. Han mantenido diferencias en cuanto a las etapas
del proceso de urbanización, sus causas y efectos pero, a pesar de las diferencias, los
procesos de desconcentración, dispersión y reurbanización han afectado a ambas áreas
urbanas.
Barcelona, como ciudad industrial, creció rápidamente ya desde el siglo XIX; una vez
derribadas las murallas se fue expandiendo hasta integrar municipios cercanos y
alcanzar los límites administrativos actuales. Fue la primera ciudad española en alcanzar
el millón de habitantes -en el año 1930- y ya en esa época empezaba a generar un
crecimiento suburbano importante. En 1960 el resto de la Región Metropolitana de
Barcelona (RMB) alcanzaba, también, el millón de habitantes y en 1970 la población de
la RMB superaba a la del municipio, hasta doblarla en 2010 (tabla 1).
Madrid, por su parte, alcanzaba el millón de habitantes en 1940; en 1960 superaba ya
los dos millones pero, en cambio, el resto de la provincia escasamente llegaba a los
300.000. No es hasta la década de los setenta que la región metropolitana de Madrid
(CAM) crece de manera explosiva, nunca supera la ciudad de Madrid en número de
habitantes pero desde 1960 hasta 2010 su población se multiplica por diez. Puntos de
partida distintos y procesos paralelos en lo que se refiere a la expansión urbana aunque
con matices: en ambas regiones existe diferencia entre el débil crecimiento del centro y
el gran incremento de la población de las periferias. La diferencia radica en que
mientras la población de la RMB superó la de la ciudad central ya en 1970, en Madrid
no se ha dado ese proceso; aunque recientemente hayan llegado prácticamente a un
equilibrio. La diferencia más destacable es el exponencial crecimiento de la periferia
madrileña (resto CAM) respecto a la periferia barcelonesa (resto RMB), lo que refleja
un gran dinamismo (figura 1 y figura 2) frente a una cierta “contención” de la RMB.
Tabla 1. Evolución y distribución de la población 1960-2012.
1960 2.177.123 333.094 2.510.217 86,73 13,271970 3.120.941 640.407 3.761.348 82,97 17,031975 3.228.057 1.091.847 4.319.904 74,73 25,271981 3.158.818 1.528.077 4.686.895 67,40 32,601986 3.058.182 1.722.390 4.780.572 63,97 36,031991 3.010.492 1.937.063 4.947.555 60,85 39,151996 2.866.850 2.151.439 5.018.289 57,13 42,872001 2.938.723 2.484.661 5.423.384 54,19 45,812006 3.128.600 2.879.583 6.008.183 52,07 47,932010 3.273.049 3.185.635 6.458.684 50,68 49,322011 3.265.038 3.224.642 6.489.680 50,31 49,692012 3.233.527 3.265.033 6.498.560 49,76 50,24
1960 1.526.550 1.000.697 2.527.247 60,40 39,601970 1.741.979 1.823.983 3.565.962 48,85 51,151975 1.751.136 2.268.577 4.019.713 43,56 56,441981 1.752.627 2.486.249 4.238.876 41,35 58,651986 1.701.812 2.527.715 4.229.527 40,24 59,761991 1.643.543 2.620.879 4.264.422 38,54 61,461996 1.508.805 2.719.243 4.228.048 35,69 64,312001 1.503.884 2.886.506 4.390.390 34,25 65,752006 1.605.602 3.235.763 4.841.365 33,16 66,842010 1.619.337 3.393.624 5.012.961 32,30 67,702011 1.605.602 3.423.579 5.029.181 31,93 68,072012 1.605.602 3.445.900 5.051.502 31,78 68,22
Distr . resto RMB/RMBBarcelona Resto RMB Total RMB
Distribucion Barcelona/RMB
Distribucion Madrid/CAM
Distr . resto CAM/CAMMadrid Resto CAM Total CAM
Fuente: Censos de población (1960, 1970, 1981, 1991 y 2001) y padrón continuo (2006 y 2010). INE e Idescat.
Figura 1. Evolución de la población. Índice de crecimiento base 100=1960. 1960-2010.
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1.000
1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
Madrid Resto CAM CAM Barcelona Resto RMB RMB
Fuente: Censos de población (1960-2001) y padrón continuo (2006 y 2010). INE e Idescat.
3.1.2. Los municipios según el tamaño de la población
La relación entre crecimiento y tamaño de población ha tenido un peso determinante en
el proceso de urbanización y, a la vez, ha constituido un elemento diferenciador de las
distintas etapas del desarrollo urbano, tal como aparece en los distintos modelos
teóricos, desde la concentración demográfica inicial en la ciudad central a la
suburbanización y desconcentración posterior (Chesire, 1995; Champion, 2001).
Hasta los años setenta del pasado siglo eran las ciudades de mayor tamaño las que
crecían con más intensidad, coincidiendo con el final de los fuertes procesos de
migración interna en España. Desde finales de los años setenta se modificó esta relación
y de manera progresiva fueron los municipios de menor tamaño los que crecieron a
mayor velocidad. Se invirtió, pues, la relación positiva entre crecimiento y tamaño de la
población. Esta nueva dinámica implica grandes repercusiones sobre la movilidad, la
diferenciación social de las periferias metropolitanas y una nueva reestructuración
territorial.
Cuando la evolución de la población se analiza por tamaño del municipio, en Barcelona
y Madrid se observan dos procesos similares pero con distintas intensidades y
velocidades; en general la CAM presenta unos valores de crecimiento superiores a la
RMB. En ambos casos las tasas de crecimiento anual son bajas o muy bajas hasta el año
2000 -inferiores al 0,9% en la CAM y al 0,3% en la RMB- aunque estos exiguos valores
no reflejan el intenso dinamismo interno. El crecimiento de la población en los espacios
urbanos de Barcelona y Madrid se concentra durante el período 2001-2008 -con valores
superiores al 2% de crecimiento anual en la CAM y al 1,6% en la RMB- y, pese a
reducir la intensidad, se mantiene durante el trienio 2007-2010. La bonanza económica,
trae pues pareja, un incremento de población y una mayor movilidad residencial.
Si el crecimiento se analiza según el tamaño de la población3 se constata que las dos
ciudades centrales pierden, entre 1981 y 2001, población, mientras que los municipios
de tamaño más pequeño experimentan un gran crecimiento; sobre todo los menores de
50.000 en la CAM, y los menores de 10.000 habitantes en la RMB (tabla 2).
3 El tamaño de municipio está fijado en base a 1996.
Tabla 2. Tasas de crecimiento anual acumulativo según tamaño del municipio, 1981-2012.
1981-1991 1991-2001 2001-2008 2008-2012Madrid -0,57 -0,18 1,19 0,16Más de 100.000 1,68 0,74 1,37 0,3350.001-100.000 2,45 1,54 2,81 1,7810.001-50.000 4,15 4,45 5,03 2,342001-10.000 2,77 5,73 6,86 3,21Menos de 2.000 0,69 2,91 7,02 2,71CAM 0,46 0,83 2,24 0,89
1981-1991 1991-2001 2001-2008 2008-2012Barcelona -0,65 -0,87 1,02 0,08Más de 100.000 -0,24 -0,37 1,09 0,6650.001-100.000 0,61 0,32 1,06 0,4510.001-50.000 0,98 1,86 2,40 1,002001-10.000 2,70 3,40 3,78 1,37Menos de 2.000 1,94 4,78 5,78 1,65RMB 0,07 0,29 1,67 0,62
Fuente: Censos de población (1981, 1991 y 2001); padrón de 1996 y padrón continuo (2007 y 2010). INE para Madrid e IDESCAT para Barcelona.
En el caso de la CAM las pérdidas de población solo afectan al municipio central. Entre
1975 y 2000 decrece en más de 340.000 efectivos; aunque más tarde vuleve a recuperar
e incluso superar la población máxima de 1975.
En la RMB, además de Barcelona los municipios de más de 100 mil residentes también
experimentan una dinámica negativa, revertida a partir de 2001 por efecto de la
inmigración internacional. A diferencia de Madrid, no alcanza a recuperar su máximo
de población de 1981.
Las diferentes dinámicas, intensidades y calendarios muestran una distribución de la
población por tamaño del municipio distinta en Madrid y Barcelona. Mientras que en la
ciudad condal pasa de representar el 60,4% de la población total en la RMB en 1960 al
32,3% en 2010; la ciudad de Madrid al principio de la década de los años sesenta
representaba el 86,7% del total de la CAM para pasar a representar el 49,7% en 2012.
Figura 2. Tasa de crecimiento anual acumulativo (r%), CAM y RMB, 1981-2010.
CAM RMB 1981-91
1991-2001
2001-2007
2008-2012
Fuente: Censos de población (1981, 1991, 2001) y Padrón Contínuo (2007 y 2010). INE.
Los municipios menores de 50.000 habitantes en la CAM representan el 22,5% del total
en 2010 cuando en 1981 eran escasamente un 8,9%; mientras que en la RMB
representan más de un tercio (el 36,5%) cuando en 1981 ya significaban el 24%. Esta
situación refleja dos puntos de partida y dos intensidades distintas en los procesos de
expansión urbana de ambos espacios.
3.2. La movilidad residencial
3.2.1. La movilidad y el territorio
Como consecuencia de los procesos de movilidad residencial se produce una
redistribución de la población sobre el territorio metropolitano, que nos explicará, en un
contexto de baja fecundidad y mortalidad, parte de los crecimientos experimentados por
los municipios de ambas metrópolis.
El periodo analizado en este caso es el 1988-2009, donde encontramos un crecimiento
continuo de las migraciones residenciales, que sólo la reciente crisis económica
consigue atenuar. En primer lugar, el total de movimientos observados en ambos casos
es de similares dimensiones, con una evolución prácticamente idéntica. Si a finales de
los ochenta las migraciones residenciales se situaban en torno a los 50 mil movimientos,
sus puntos álgidos se sitúan alrededor de los 160 mil. En 2006 (RMB) y 2007 (CAM) se
observan los picos máximos, a partir de aquí la crisis significa un leve descenso, menor
al que se podría esperar en relación al desplome del mercado inmobiliario, y un nuevo
repunte en 2009 que los datos de 2010 (aquí no incluidos) parecerían confirmar. Existe
un pequeño desfase entre ambas tendencias, lo que sitúa el número de migraciones de la
CAM por encima de las de la RMB a partir de 2006, cambiando la tendencia observada
desde inicios de los 90. Al calcular las tasas brutas, encontramos que la movilidad
residencial es ligeramente superior en el caso de la RMB durante todo el periodo, con
un máximo del 33,1‰ en 2005 en la RMB, y del 27,4‰ en 2006 para la CAM (figura
3). Estos valores indican la existencia de un descenso de la movilidad residencial
anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria, producto en parte del aumento del coste
de acceso a la vivienda.
Figura 3. Evolución de la tasa bruta de migración interna, 1988-2009.
0
5
10
15
20
25
30
35
‰
RMBCAM
Fuente: EVR (1988-2009), con datos del INE, Padrón continuo de población (INE) y Estimaciones
Intercensales de Población (INE e IDESCAT).
Figura 4. Tasas migración neta interna en la CAM y la RMB según el tamaño del municipio, 1988-2009.
-20,0
-10,0
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
Madrid Entre 100 y 300 mil
Entre 50 y 100 mil
Entre 10 y 50 mil
Entre 2 y 10 mil
Menos de 2mil
‰
1988-90 1991-95 1996-2000 2001-2005 2006-2009
-20,0
-10,0
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
Barcelona Entre 100 y 300 mil
Entre 50 y 100 mil
Entre 10 y 50 mil
Entre 2 y 10 mil
Menos de 2mil
‰
1988-90 1991-95 1996-2000 2001-2005 2006-2009 Fuente: EVR (1988-2009), con datos del INE, y el Padrón continuo de población (INE).
En cuanto a la inmigración en general se cumple la regla de que a menor tamaño de
municipio mayores tasas de inmigración. Existe alguna pequeña excepción: entre 1988
y 1990 esto no se cumple para los menores municipios de la RMB (menos de 2 mil
habitantes), tampoco en la CAM hasta el periodo 2001-2005. En cuanto a la evolución
temporal, en general las tasas también son crecientes (aunque no siempre entre 1991 y
1995), al mismo tiempo que en el último periodo 2006-2009 se registra un descenso de
las tasas en los municipios menores de 50 mil habitantes, descenso de mayor calado en
la RMB.
En cuanto a las tasas de emigración existen menores diferencias por tamaño de la
población. En general también se observan mayores tasas cuando más pequeño es el
municipio, pero no se cumple la correlación tan clara existente entre las tasas de
inmigración. Barcelona y Madrid presentarían siempre las tasas de emigración más
bajas. De la misma forma, las intensidades son crecientes en la evolución temporal, y no
se observa el descenso del último cuatrienio en la CAM, mientras que en la RMB este
descenso es menor y no para todas las categorías (en las ciudades mayores, o bien se
encuentra estancada como en Barcelona, o bien sigue aumentando).
El resultado de estas dinámicas se representa en la figura 4, con las tasas de migración
netas internas por tamaño de municipio. El centro y las ciudades mayores pierden
población por movilidad interna; mientras que los municipios más pequeños ganan
población por este flujo migratorio. Las intensidades son, a grandes rasgos, bastante
similares entre Barcelona y Madrid, aunque en la RMB encontramos las tres categorías
de municipios mayores en la dinámica negativa, mientras en la CAM tan sólo dos de
ellas. En la RMB la desconcentración residencial alcanzaría por lo tanto un número
mayor de ciudades, y se observaría de forma clara desde finales de los ochenta.
3.2.2. El perfil de la movilidad según la edad
Los perfiles por sexo y edad de la movilidad residencial son muy parecidos en las dos
regiones metropolitanas, aunque en la RMB éstos adquieren siempre una mayor
intensidad. La mayoría de los flujos se concentran entre los 25 y 34 años de edad, y se
relacionarían, en buena parte, con la formación de un nuevo hogar o con una mejora de
las características de la vivienda (de baja con la crisis). Son tasas con máximos que se
producen ligeramente más tempranos entre las mujeres, debido a las diferencias de
edades entre las parejas. Existe también una migración de arrastre importante en el
grupo 0-4 años y un ligero repunte en las edades mayores coincidiendo con la pérdida
de independencia.
Figura 5. Tasas de migración interna por sexo y edad quinquenal en la RMB y la CAM según periodos, 1991-2000 y 2001-2009.
RMB CAM
0
10
20
30
40
50
60
70‰ Hombres 2001-2009
Mujeres 2001-2009Hombres 1991-2000Mujeres 1991-2000
0
10
20
30
40
50
60
70‰ Hombres 1991-2000
Mujeres 1991-2000Hombres 2001-2009Mujeres 2001-2009
Fuente: EVR(1991-2009), con datos del INE, y el Padrón continuo de población (Idescat y
Instituto de Estadística de Madrid). Figura 6. Tasas de inmigración, emigración y migración neta para las ciudades de Madrid y Barcelona, 2001-2009.
Barcelona Madrid
-30
-20
-10
0
10
20
30
40
50
60‰
Hombres (Em) Mujeres (Em)Hombres (Im) Mujeres (IM)Hombres (SM) Mujeres (SM)
-30
-20
-10
0
10
20
30
40
50
60‰
Hombres (Em) Mujeres (Em)Hombres (Im) Mujeres (IM)Hombres (SM) Mujeres (SM)
Fuente: EVR, 2001-2009 (INE), y Padrón continuo (INE).
Entre ambos periodos se observa un crecimiento general de las tasas, que es muy
evidente en las edades mayores, a partir de los 85 años, donde las tasas incluso se
doblan. Esta última situación, que se observa tanto en la RMB como en la CAM,
significa un cambio substancial en relación a las pautas de movilidad pre-existentes. El
cambio de residencia a estas edades debe ser relacionado con los cambios residenciales
previos de los hijos, ya sea con una movilidad con destinación a un hogar de
descendientes, ya sea en una institución cercana a la vivienda de los hijos. Por otro lado,
también las diferencias entre hombres y mujeres son un poco más acusadas en los
grupos de mayor movilidad en los últimos años, aunque la existencia en las edades de
mayor movilidad de una alta proporción de extranjeros pueda explicar esta tendencia.
La tercera característica, que se repite en ambos periodos, es la menor movilidad en la
CAM en comparación con la RMB, aunque los perfiles por sexo y edad sean muy
similares. El tamaño de la ciudad central podría influir en las diferencias entre las tasas
de ambas metrópolis, no tanto por una razón de superficie (Madrid sextuplica a
Barcelona), ya que las tasas de Madrid son muy similares a las de Barcelona, sino
porqué la primera tiene, aún, un peso más importante en relación a la CAM que
Barcelona a la RMB.
Finalmente, en la figura 6 se muestra el efecto del saldo migratorio negativo en ambas
ciudades centrales, que pierden por migración interna una proporción importante de
jóvenes, y junto a ellos, de menores de edad, con unas tasas negativas en todos los
grupos de edades para ambos sexos. Suscita interés lo que sucede en las edades
mayores, donde el incremento de la movilidad antes contemplado significa también un
saldo neto negativo considerable para las ciudades centrales, que centrifugan también a
los más mayores, posiblemente siguiendo el recorrido territorial que hicieron con
anterioridad sus descendientes.
3.3. Las transformaciones sociodemográficas
En un primer momento se han descrito los procesos de suburbanización y expansión
territorial en las áreas urbanas de Madrid y Barcelona y la movilidad residencial
metropolitana, que redistribuye la población y los hogares en el territorio de manera no
homogénea.
Los mecanismos de la diferenciación territorial se basan en dos tipos de
comportamientos: los migratorios residenciales y los sociodemográficos (la reducción y
aplazamiento de la fecundidad; el declive de la nupcialidad y la diversificación de los
tipos de uniones; el aumento de las rupturas; el retraso de la emancipación y el
incremento de la supervivencia hasta edades muy avanzadas); ambos fenómenos
interactúan y acentúan las diferencias entre centros y periferias residenciales
(Champion, 2001).
Las grandes ciudades han actuado como punta de lanza en la génesis y difusión de
nuevos comportamientos demográficos y han sido unos de los motores de los cambios
sociales. Las ciudades favorecen la transformación de mentalidades y estilos de vida, a
la vez que reducen presión de las tradiciones más conservadoras.
Barcelona y Madrid en tanto que centros de metrópolis, ha desarrollado una serie de
comportamientos con mayor anticipación que el resto del territorio metropolitano. Las
oportunidades que ofrece una gran ciudad, el anonimato unido a las pautas de
neolocalidad de una inmigración que ha explicado, de manera permanente, la evolución
de la ciudad favorecen la génesis, desestigmatización y difusión de nuevos estilos de
vida. A continuación se describen los procesos diferenciales entre centro y periferia y
entre Madrid y Barcelona de las transformaciones sociodemográficas englobadas en la
denominada Segunda Transición Demográfica.
3.3.1. Una fecundidad en descenso y una maternidad tardía.
Barcelona y Madrid, en poco menos de diez años (1975-1985), pasan de mostrar tasas
de natalidad y de fecundidad notablemente elevadas a presentar unos de los valores más
bajos en el contexto europeo, en consonancia a la evolución de dichos indicadores en el
conjunto de España. Intensidad y rapidez han sido dos de las características más
relevantes de estas transformaciones, no sólo de la fecundidad, sino también en el resto
de comportamientos demográficos.
Tabla 3. Indicadores de fecundidad. 1986, 1991,2001, 2009 y 2011 1986 1991 2001 2009 2011 1986 1991 2001 2009 2011
Madrid 9,70 8,79 7,47 10,74 9,94 Barcelona 8,96 8,25 8,83 9,23 9,22Resto CAM 13,94 11,78 15,72 13,48 12,78 Resto RMB 10,79 9,72 11,20 12,22 11,36CAM 11,27 9,97 11,16 12,06 11,30 RMB 10,06 9,15 10,40 11,25 10,68Madrid 1,34 3 1,13 3 1,20 1,31 1,21 Barcelona 1,27 1,13 1,18 1,15 1,17Resto CAM 1,74 3 1,47 3 1,38 1,65 1,65 Resto RMB 1,25 1,31 1,53 1,49CAM 1,47 1 1,24 1,28 1,47 1,41 RMB 1,85 1,20 1,27 1,41 1,38Madrid 29,3 29,82 2 31,49 31,58 32,22 Barcelona 29,35 30,33 31,83 32,21 32,60Resto CAM 28,47 4 28,97 4 31,35 31,60 31,91 Resto RMB 29,05 30,88 30,92 31,24CAM 29,71 31,45 31,61 32,07 RMB 28,70 29,49 31,16 31,26 31,62Madrid 25,40 37,30 37,04 Barcelona 9,30 12,78 26,81 38,32 40,08Resto CAM 18,43 30,71 33,31 Resto RMB 6,12 10,38 20,54 34,73 37,72CAM 8,7 1 1,4 1 21,89 33,76 35,02 RMB 7,25 11,21 22,36 35,68 38,37
Tasa bruta natalidad‰
Indicador sintético
fecundidad
Edad media maternidad
Nacimientos madre no casada %
Tasa bruta natalidad‰
Indicador sintético
fecundidad
Edad media maternidad
Nacimientos madre no casada %
1. Indicadores demográficos INE; 2. Estadística Ayuntamiento de Madrid; 3. Proyecciones de población de la CAM 2002-2017; 4. Dep. de Estadística. Ayuntamiento de Barcelona.
Fuente: Movimiento Natural de la Población y Estimaciones postcensales e intercensales. INE e Idescat.
La natalidad se recupera levemente a partir del año 2000 gracias al aumento de la
población en edad fértil por dos motivos: primero, por la llegada de población de
nacionalidad extranjera, y segundo, por las baby-boomers que postergaron su
maternidad hasta más allá de la treintena. La crisis económica frena esta leve
recuperación y los índices vuelven a retroceder.
Las transformaciones en la fecundidad implican cambios importantes en la distribución
de los nacimientos por edades. Se reducen los nacimientos de las mujeres más jóvenes y
crecen entre los 30-34 años, donde hoy se concentran las máximas tasas de fecundidad,
seguidos de los nacimientos de mujeres entre 35-39 años. El gran aplazamiento de la
fecundidad es a la vez un factor determinante del aumento de la infecundidad (Devolder
y Cabré, 2009) con proporciones crecientes de mujeres que llegan al final de la vida
fértil sin hijos.
En este escenario de tendencias decrecientes y maternidades tardías cabe destacar otros
importantes cambios en el comportamiento de la fecundidad: en primer lugar, el
crecimiento de la fecundidad de madre no casada -que no ha cesado de aumentar- y, en
segundo lugar, una ralentización en el aumento de la edad media de la maternidad desde
el año 2000 debido a la llegada de población en edad fértil de nacionalidad extranjera,
con unas pautas de fecundidad con un calendario más rejuvenecido.
En la comparación entre metrópolis, la natalidad y la fecundidad tanto en Madrid como
en su área son ligeramente superiores a las de Barcelona, junto con una edad media a la
maternidad algo más temprana y un porcentaje de hijos de madre no casada inferior.
Tabla 4. Indicadores de Nupcialidad. 1986, 1991, 2001, 2009 y 2011
1986 1991 1996 2001 2009 2012 1986 1991 1996 2001 2009 2012
Madrid 5,35 1 5,73 5,10 5,29 3,98 3,75 Barcelona 4,67 5,06 4,53 4,03 3,50 3,22Resto CAM 5,86 1 6,33 5,07 6,08 3,82 3,89 Resto RMB 4,98 5,70 5,34 5,47 3,59 3,37CAM 5,40 2 5,96 5,09 5,64 3,90 3,81 RMB 4,86 5,45 5,05 4,98 3,56 3,32Madrid 0,62 0,60 0,47 0,46 Barcelona 0,63 0,67 0,61 0,52 0,44 0,69Resto CAM 0,57 0,66 0,49 0,52 Resto RMB 0,64 0,70 0,63 0,63 0,46 0,40CAM 0,68 2 0,72 2 0,60 0,63 0,48 0,49 RMB 0,63 0,69 0,63 0,60 0,45 0,44Madrid 29,88 30,58 32,82 34,16 Barcelona 26,81 28,70 29,79 31,28 34,20 33,49Resto CAM 28,14 29,09 31,84 33,53 Resto RMB 24,59 26,10 27,76 28,92 32,93 35,20CAM 26,57 227,74 2 29,12 29,85 32,29 32,88 RMB 25,45 27,06 28,44 29,58 33,34 34,70Madrid 29,72 28,34 54,62 59,93 Barcelona 32,74 39,49 39,90 45,34 75,94 78,09Resto CAM 23,22 27,41 56,21 62,42 Resto RMB 23,40 27,67 28,99 35,79 74,09 78,31CAM 26,91 27,89 55,40 61,15 RMB 27,00 31,87 32,51 38,42 75,90 78,42
Tasa bruta nupcialidad ‰
Tasa bruta nupcialidad ‰
I. sintético nupcialidad femenino
I. sintético nupcialidad femenino
Edad media esposa
matrimonio
Edad media esposa
matrimonio
Celebración exclusivamente
civil %
Celebración exclusivamente
civil % 1. Tasas correspondientes a 1987; 2. Indicadores demográficos básicos. INE
Fuente: Elaboración propia a partir del Movimiento Natural de la Población y Estimaciones postcensales e intercensales. INE e IDESCAT.
El verdadero interés radica en observar las diferencias de los valores que se desprenden
de los indicadores de fecundidad entre el centro urbano y las periferias residenciales.
Las regiones metropolitanas de Madrid y de Barcelona experimentan unos niveles de
fecundidad más intensos y tempranos que sus respectivas ciudades centrales.
Barcelona ciudad presenta en la actualidad una tasa bruta de natalidad dos puntos por
debajo de la de su área urbana; 0,32 hijos de media por mujer menos y una edad media a
la maternidad 1,36 años superior, además de un porcentaje de hijos de madre no casada
2,36 puntos más elevado. En Madrid las tasas de fecundidad son algo más intensas que
en Barcelona y las diferencias entre centro y periferia menos pronunciadas pero
igualmente evidentes. La fecundidad menor y más tardía del centro contribuye al
envejecimiento de la población, a la reducción del número medio de personas por hogar
y al decrecimiento del número de hogares de parejas con hijos.
La nupcialidad es un fenómeno muy sensible a la coyuntura económica y,
tradicionalmente, ha sido la principal forma de emancipación y, por tanto, uno de los
factores clave en la creación de nuevos hogares y en la migración residencial
intrametropolitana (Mulder y Wagner, 1993; Módenes, 2001). No obstante, la
nupcialidad, ha perdido exclusividad tanto en la formación de la pareja como en la
procreación. De la elevada coyuntura nupcial de finales de los años setenta con tasas en
torno a los 7 matrimonios por cada mil habitantes se pasa a tasas brutas que se sitúan en
por debajo del 4‰ en 2011. El matrimonio está en declive y la edad media de los
contrayentes en aumento. Si bien la fecundidad experimentó un ligero aumento en la
última década, no ha ocurrido lo mismo con la nupcialidad que sigue estancada a
niveles muy bajos. Otras formas de unión han adquirido mayor relieve, aunque las
estadísticas no recogen su amplitud y variedad.
Conviene resaltar otras transformaciones de gran calado social que tienen que ver con
las pautas de la nupcialidad. En primer lugar, la forma de celebración -el aumento de los
matrimonios exclusivamente civiles que representan en 2011 el 59,9% en Madrid y el
78,09% en Barcelona-; en segundo lugar, los matrimonios mixtos -el 25% de los
matrimonios celebrados en la provincia Madrid y 41,3% de los matrimonios celebrados
en la ciudad de Barcelona- que están formados por, al menos, un cónyuge extranjero; en
tercer lugar, la nupcialidad desligada de la maternidad, tal y como se ha comentado en
el apartado anterior más del 37% de los nacimientos en Madrid y del 40% son de madre
no casada.
Barcelona presenta, pues, una mayor “modernidad” que Madrid a juzgar por la
evolución de los valores de las medidas de ambos fenómenos; sobre todo en la
proporción de matrimonios exclusivamente civiles que, aunque en Madrid se duplican
respecto a 1996, en Barcelona representan en 2012 más de las tres cuartas partes del
total de los matrimonios celebrados, abandonando así el peso de la tradición católica
que exige también una celebración religiosa de las nupcias.
La incidencia de la nupcialidad es mayor en el resto de las metrópolis que en las
ciudades centrales, como así lo reflejan las tasas brutas de nupcialidad. La edad media al
matrimonio femenino es superior en ambas ciudades que en sus respectivas periferias.
Una estructura de población más joven instalada en la periferia tendrá mayor
probabilidad de formación de nuevas parejas.
La caída de la nupcialidad se hace visible en el aumento de la proporción de solteros y
solteras a todas las edades. La caída de la nupcialidad más acusada en la ciudad central
explicaría la soltería, real o ficticia por el incremento de las parejas de hecho.
3.4. Los efectos sobre la estructura de la población
La movilidad residencial y las transformaciones sociodemográficas recientes han
generado estructuras de población y de hogares diferenciadas en el territorio,
produciéndose de esta forma una especialización territorial: las estructuras más
envejecidas en los centros y las más jóvenes en las periferias. De esta forma los hogares
más pequeños, menos familiares y más diversos se generan en las ciudades centrales y
los más numerosos en cuanto a número de miembros, más nucleares y más jóvenes en
las áreas de expansión. Centro y periferia, en ambos casos, presentan estructuras
complementarias.
Las estructuras de población correspondientes al año 1991 (figura 7) reflejaban
composiciones muy jóvenes en las periferias y envejecidas en las ciudades centrales,
sobre todo en Barcelona, donde la población infantil superaba la de más de 65 años. En
el año 2001 se “toca fondo” en lo que a envejecimiento se refiere, los datos reflejaban
las estructuras más envejecidas de la historia: la ciudad de Madrid presenta un índice de
envejecimiento4 del 146,2% y Barcelona del 175,9%. Se observa un rejuvenecimiento
gracias a dos factores que inciden en una mayor proporción de menores: el boom
inmigratorio registrado desde el 2000 que lleva asociado un número mayor de
nacimientos (el 28% de los nacimientos en 2011 en Cataluña son de madre extranjera) y
una importante llegada de menores vía reagrupación familiar (Domingo et al. 2010); y
la recuperación de la natalidad de la población autóctona, por un ligero crecimiento de
la fecundidad y por la llegada a las edades medias a la maternidad de las generaciones
más numerosas. Cabe destacar la importancia de los jóvenes-adultos en las dos capitales
4 Relación entre mayores de 65 años y menores de 15.
que contrasta con una población infantil extremadamente reducida –aunque con cierto
aumento- a partir de 2001. La especialización en jóvenes de los centros metropolitanos,
por razón de estudios o producto de la inmigración internacional, es otra de las
características que intervienen en la creciente diferenciación entre centros y periferias.
Centro y periferia urbana presentan estructuras distintas. Mientras que las dos capitales
metropolitanas se muestran altamente envejecidas -Barcelona más que Madrid- sus
respectivas áreas de expansión tienen estructuras muy jóvenes (figura 7).
Centro y periferia muestran, pues, una cierta complementariedad que se manifiesta de
forma evidente cuando se comparan los valores del índice de envejecimiento o de las
tasas de dependencia: En 2012 Madrid muestra un índice de envejecimiento del 135,1%
frente al 61,6% del resto de la CAM; Barcelona 160,2% frente al 86,1% del resto de la
RMB; las tasas de dependencia seniles superan en ambas ciudades las de dependencia
infantiles, no es el caso de sus respectivas áreas de expansión.
En ambas ciudades, los datos del año 2012 muestran un cierto rejuvenecimiento
respecto a 2001, rejuvenecimiento que se ha producido gracias al aporte de la población
de nacionalidad extranjera y que se refleja tanto en el descenso de la proporción de la
población mayor de 65 años como en el aumento de la población infantil.
Las diferencias entre centro y periferia son más intensas en Madrid que Barcelona; la
mayor antigüedad en los procesos de desconcentración urbana refleja una estructura por
edades más madura.
El freno de la inmigración y de la movilidad residencial intrametropolitana producida
por el estallido de la crisis inmobiliaria y financiera ha incidido en un cierto
envejecimiento de la periferia.
Figura 7. Estructura de la población según sexo y edad. 1991 y 2010
Madrid 1991
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,500
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95
Barcelona 1991
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,500
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 8085
9095
Resto CAM
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,500
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95
Resto RMB
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,500
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 8085 9095
Madrid 2012
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,5005
101520253035404550556065707580859095
Barcelona 2012
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,5005
101520253035404550556065707580859095
Resto CAM
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,5005
101520253035404550556065707580859095
Resto RMB
1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,5005
101520253035404550556065707580859095
Fuente: Elaboración propia. Censo de 1991 y Padrón continuo de 2010. INE e IDESCAT
4. CONCLUSIONES
En ambas regiones urbanas se ha producido un fuerte proceso de expansión territorial
que ha redistribuido la población de manera desigual en el espacio urbano; en los
últimos años ha sido la movilidad residencial intrametropolitana el principal factor
redistribuidor y generador de la expansión urbana.
Los procesos migratorios, como se ha citado, explican este proceso de expansión
territorial y residencial; hasta 1975 jugaron un papel importante las migraciones
interiores, el éxodo rural hacia las grandes ciudades industrializadas. Hacia la segunda
mitad de los años ochenta y en un contexto de nulo o negativo crecimiento de la
población metropolitana es la movilidad residencial la gran protagonista en este
proceso, con un claro crecimiento de la periferias en detrimento de unos centros que
pierden población. A partir del año 2000 una nueva migración sobreviene, es la
inmigración extranjera responsable del crecimiento demográfico tanto de centros como
de periferias, mientras que los procesos de movilidad residencial siguen produciéndose
y se incorporan, poco a poco, los extranjeros a él. La movilidad residencial ha adquirido
mayor protagonismo en la RMB que en la provincia de Madrid, donde la inmigración
del resto del estado es mayor, y aquí reside una diferencia.
La redistribución de la población no se ha dado de manera homogénea en el territorio
metropolitano. La oferta de la vivienda ha marcado la localización y las diferentes
etapas del curso de vida han marcado las edades de la movilidad.
Se demuestra que existe una especialización territorial en lo que a comportamientos
sociodemográficos.La redistribución de la población en el territorio ha generado
estructuras de población y hogares y dinámicas demográficas diferenciadas entre el
centro urbano y las periferias residenciales. Las transformaciones demográficas
recientes se resumen con la disminución y el retraso de la fecundidad, con el descenso y
aplazamiento de la nupcialidad, con la pérdida de protagonismo del matrimonio en la
formación de la pareja, con el aumento de la ruptura de las uniones y con el incremento
de la esperanza de vida; estos cambios no evolucionan de la misma manera en las
capitales metropolitanas que en sus áreas de expansión residencial.
La evolución de los indicadores de fecundidad en las ciudades de Madrid y Barcelona
desde 1975 evidencian una reducción de la tasa de natalidad, una disminución del índice
sintético de fecundidad, excepto a partir del año 2000 en que el rejuvenecimiento de la
población -que ha aportado la inmigración extranjera- incide en un repunte del número
total de nacimientos y tímidamente sobre la fecundidad. La edad media a la maternidad
continúa en aumento igual que los hijos de madre no casada.
No ocurre lo mismo en los espacios metropolitanos respectivos donde las tasas brutas de
natalidad y los indicadores sintéticos de fecundidad se muestran substancialmente
superiores a los de las dos capitales y en crecimiento (fuera del baby bust generalizado
de la década de los noventa y la caída de nacimientos experimentada tras la crisis); las
edades a la maternidad se muestran más jóvenes y los nacimientos de madre no casada
inferiores. Comportamientos distintos, pues, entre centro y periferia, más acusados en la
RMB, donde la fecundidad de la ciudad central apenas se modifica en los últimos años,
mientras se observa un ligero crecimiento en Madrid.
Si los comportamientos demográficos son diferentes también lo son las estructuras por
edades de la población: la tendencia general de la población tanto de Barcelona como de
Madrid ha sido al envejecimiento - muy acusado en las grandes ciudades, sobre todo en
Barcelona- acompañado de una proporción considerable de adultos-jóvenes que no
contribuyen a afianzar una base amplia de la pirámide. Desde la llegada de la población
extranjera la población ha rejuvenecido pero sin dejar presentar mayor proporción de
mayores que de niños. El envejecimiento de las dos capitales contrasta con la juventud
del resto de la CAM y de la RMB que paulatinamente, también va envejeciendo.
Esta segregación demográfica especializaría las periferias residenciales en espacios
reservados para parejas, jóvenes o relativamente jóvenes con hijos –que son los
protagonistas de las migraciones residenciales- ,mientras que las ciudades se convierten
en espacios para mayores y singles.
Encarecimiento del precio de la vivienda en las ciudades, demanda de vivienda
potencial y boom inmobiliario ha sido el substrato sobre el cual se ha dado la expansión
territorial de los últimos años. ¿Cómo afecta la crisis?
La crisis parece haber frenado, más en Barcelona que en Madrid, la intensidad de
expansión y crecimiento y ha incidido en algunos fenómenos demográficos sensibles a
la coyuntura económica como la nupcialidad o la fecundidad. El freno en la movilidad
residencial y en el aporte de inmigración extranjera tendiría a homogeneizar las
estructuras de las poblaciones, esto reduciría las diferencias en las intensidades de los
fenómenos demográficos estudiados. En cambio el “filtro urbano” continuaría
ejerciendo un papel diferenciador en lo que a los comportamientos sodiodemográficos
se refiere.
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