Post on 10-Aug-2020
Una aldea llamada Clash
Érase una vez una aldea llamada Clash. Era una
aldea muy humilde. En ella vivían el alcalde,
tres o cuatro familias, un herrero, y los
constructores que se encargaban de realizar los
trabajos que les mandaba el alcalde.
La aldea estaba situada en un valle rodeado
por altas montañas. En su ladera había bosques
con pinos, robles, fresnos, etc., y usaban su
madera para construir las casas. También
crecían muchos árboles frutales que les
proporcionaban comida que
conservaban todo el año.
Pero lo más valioso eran
unas minas de las que
extraían oro y también un
líquido mágico llamado
“Elixirin”. Con el oro compraban las cosas que
necesitaban y el elixirin lo guardaban en
grandes almacenes, en el lugar más seguro de
la aldea.
Cerca de ella pasaba un caudaloso río, en él
que había muchos peces. En el verano la gente
se bañaba y disfrutaba mucho nadando. Los
inviernos eran fríos y con frecuencia se
formaba una capa de hielo grande sobre la que
se podía patinar, en zonas poco profundas. Los
habitantes habían construido un muro para
contener las riadas que se producían cuando se
deshelaba la nieve de las montañas.
Era un pueblo tranquilo pero había unos
duendes que querían apoderarse de su aldea y
de todo lo que había en el valle. Estos duendes
vivían en un bosque, con algunas casas, de
aspecto triste. Tenían un jefe malvado que le
gustaba mandar mucho, y no se conformaba
con nada.
Un día de verano, durante la noche, los
habitantes de la aldea
oyeron un gran ruido. Eran
los duendes que les
querían robar el elixirin y el
oro. Se armó un gran
revuelo, cuando llegaron a los almacenes les
había robado el oro pero no pudieron llevarse
el elixirin que era su elemento más valioso. Fue
una gran desilusión ya que su trabajo de
mucho tiempo se había perdido.
El alcalde de la aldea pensó qué podían hacer
para defenderse de nuevos ataques y se le
ocurrió:
- ¿Quizá podía mandar al herrero a la ciudad
más cercana para que comprara materiales
y así hacer armas para defendernos?
- ¿Sería bueno que mandara a los
constructores hacer una muralla que
rodeara la aldea?
Reunió a toda la aldea en la
gran sala del pueblo y les
propuso su idea. El herrero
aceptó el encargo y los
constructores dijeron que se
pondrían manos a la obra. Después de estar
hablando durante un largo rato el alcalde
exclamó:
¡Qué bien, todos estamos de acuerdo!
A la mañana siguiente, el herrero partió hacia
la ciudad y los constructores se pusieron
manos a la obra para construir la muralla.
Reunieron a los habitantes y subieron a la
montaña a talar árboles para tener madera
disponible. Todo el mundo colaboraba y los
trabajos avanzaban rápido. En una semana
habían construido una gran muralla que
rodeaba toda la aldea con varias torres de
arqueras.
Poco después el herrero vino con los
materiales y creó cañones, morteros, trampas
de salto, arcos, ballestas, etc. Era un artesano
muy hábil e imaginativo.
No recibieron ningún ataque durante meses, la
vida trascurría tranquila, y todo había vuelto a
la normalidad. Un día, de modo inesperado,
entre las montañas se empezó a oír un gran
ruido. Un gran ejército de soldados, arqueros,
gigantes, magos, dragones y sanadoras se
acercó a la aldea. Venían a ayudarles porque se
habían enterado que los duendes junto con
esbirros, brujas, montapuercos y golens,
preparaban un gran ataque para robarles su
elixirin.
Los habitantes al principio se extrañaron de ver
a ese ejército pero enseguida comprobaron
que sus intenciones eran buenas. Su jefe se
llamaba P.E.K.K.A., era un guerrero gigante con
una gran armadura y una espada mágica.
Se reunió con el alcalde y todo su pueblo para
contarles que los duendes se habían aliado con
otras criaturas oscuras y planeaban atacar su
ciudad para robarles el preciado elixir.
Un día al amanecer estaban las arqueras en lo
alto de las torres cuando vieron a un gran
ejército en el horizonte, que se acercaba hacia
la aldea. Eran los duendes con todas sus
criaturas malvadas que venía a atacarles.
Rápidamente P.E.K.K.A avisó a sus tropas para
que se prepararan para la batalla. Los
habitantes se reunieron todos en el
ayuntamiento para protegerse mientras
transcurriera la batalla. Primero los guerreros
se alinearon en filas y todo
comenzó. Los soldados
junto con los gigantes, las
sanadoras y los dragones se
encargaban de evitar que las tropas enemigas
siguieran avanzando. Las arqueras y los magos
con su gran puntería mantenían a raya a los
esbirros. Lucharon durante largas horas pero
con el gran poder de las brujas y los golens
consiguieron derrotarlos.
Ya se acercaban a la muralla, sólo quedaba el
gran jefe P.E.K.K.A. con un grupo de valientes
magos y arqueras. Se colocaron unos en lo alto
de la muralla y P.E.K.K.A. en la puerta de la
aldea. Éste, con su espada mágica, dio un
fuerte golpe al suelo que creó una honda que
se extendió a lo largo de las colinas que
rodeaban la aldea y trasformó al ejército de
tropas oscuras en soldados, gigantes,
sanadoras, etc.
En realidad lo que
había ocurrido es que
las tropas oscuras
estaban bajo un
hechizo provocado por
un potente elixir que las había trasformado en
un ejército destructor. A partir de ese
momento todo cambió, dejaron de combatir y
se reunieron todos en la aldea Clash. Se hizo
una gran fiesta para celebrar el fin de la batalla
y el comienzo de la paz para la aldea.
Acordaron vivir todos juntos, derribaron la
muralla y con la madera construyeron más
casas para los nuevos habitantes.
La aldea se convirtió en un sitio alegre. Los
niños jugaban a ser jinetes de dragones, de vez
en cuando celebraban competiciones de tiro
con arco, los magos se hicieron expertos
cocineros, los gigantes ayudaban en las minas
y en los trabajos de construcción.
Todos eran felices y nunca más se preocuparon
de batallas. La aldea Clash fue creciendo y todo
el mundo la conocía por ser el lugar con más
armonía de todo el país.