Una simple tejedora de seda - cvd.cl · Una simple tejedora de seda: ... muerte de su madre, la...

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Una simple tejedora de seda:

Hendrina Stenmanns

Hendrina nacióel 28 de mayo de 1852,

el mismo año que Helena Stollenwerk,fue bautizada al día

siguiente.

Su casa paterna se halla en Issum, en la baja Rhenania, en Alemania.

Sus padres eranWilhelm Franz Stenmannsy Anna Maria Wallboom.

Su padre era sastre en el pueblo de Issum, tres de sus hermanos se dedicaban a esta misma profesión.

El gozo más grande de Hendrina era ayudar a los demás, especialmente a

los enfermos…

Hendrina era amable y alegre; tenía un donespecial para llevar alegría a los demás.

A los 14 años dejó la

escuela para ayudar a

mantener a la familia,

tejiendo seda en casa.

Además de su trabajo diario en el telar y en la casa, Hendrina se

preocupaba por los necesitados del pueblo. Los más abandonados

y desamparados eran sus preferidos.

Era capaz de percibir los sufrimientos interiores y los dolores secretos de los demás.

La gente del pueblo le dieron su confianza.

¿De dónde sacaría las fuerzas para todo ello?

Cada año peregrinaba al santuario de Kevelaer.

El encuentro con nuestra Señora, Consoladora de los afligidos, le trajo alivio y

consuelo.

Invocaba a San José para que le ayudara y protegiera. Siempre

buscaba refugio junto a él en sus dificultades y preocupaciones

diarias.

Deseaba y anhelaba de todo corazón seguir al Señor, servirlo en los pobres,

enfermos y necesitados.

En 1871 Hendrina se hizo miembro de la Tercera Orden de San

Francisco. Después de un año de noviciado hizo la solemne promesa

como Terciaria Franciscana.

Observaba todas las cosas con una mente

sincera y abierta. Verdaderamente

asimilaba el espíritu de San Francisco,

llevando una intensa vida espiritual en medio de su vida

diaria.

…simplicidad, modestia, amabilidad, jovialidad, su amor para con los pobres y necesitados y especialmente su deseo de

permanecer escondida, todo eso se convirtió en ella en una segunda

naturaleza.

Hendrina no había llegado aún a su meta…

Cuanto más asimilaba las enseñanzas de S.

Francisco de Asís buscando la profunda unión con Dios, tanto más fuerte se hizo en

ella el deseo de entregarse totalmente a Dios en la vida religiosa.

Ella confiaba el deseo por la vida religiosa a su tía, religiosa

franciscana, pero al mismo tiempo temía no ser aceptada a causa de su

baja estatura.

Tuvo que hacer frente a muchos obstáculos: clausura del convento donde se encontraba su tía durante el Kulturkampf; muerte de su madre, la necesidad de hacerse cargo de sus familia.

Parecía que todas las puertas se habían cerrado…

Pasados los años Hendrina maduró en el nivel humano como también en el

espiritual.

Continuando con los trabajos de la casa y atendiendo a los pobres, los enfermos y los

moribundos, fue aprendiendo las lecciones de la vida junto a

ellos.

Finalmente se le abrió un camino…

Fue invitada por un aprendiz de su padre, Lambert Welbers, que había ingresado en la

casa misional de Steyl en 1877,para participar en la oración de las 40 horas en

la fiesta de Pentecostés, en la misma casa misional.

Hendrina viajó a Steyl, participó en los rezos y allí se encontró con una de las

empleadas, Theresia Sicke, que trabajaba en la casa misional.

Hendrina visitó Steyl más de una vez…

Un día vió también a Helena, junto con las demás jóvenes. Ahora sí que estaba claro que aquél era el sitio que buscaba…Pensaba “Si tuviera yo un puesto tan humilde, sería un honor para mí.”

Escribió a Arnoldo Janssen: “La idea de ingresar en la casa misional ya no me

abandona. Le ruego, Reverendo Padre,

quiera aceptarme en aquella su casa como

empleada.”

Dijo también: “No deseo otra cosa sino, con la gracia de Dios, ser la última y

entregarme a mí misma como ofrenda por la obra de la evangelización.”

El 12 de febrero de 1884 se agregó a las demás jóvenes como

empleada.

Hendrina ahora compartió todo con las demás empleadas:

…todo ello se hizo parte de su vida.

Su confianza fue puesta a prueba, ella

quedó esperando igual que las

demás…

Arnoldo Janssen no daba ninguna señal de que iba a fundar una congregación. Los comentarios de las hermanas de la

Divina Providencia resultaron desalentadores. Más tarde ella decía: “A

menudo perdimos la esperanza.”

Y sin embargo Hendrina resistió la prueba con una cierta tranquilidad y calma

interior.

“Debemos proceder despacio. Las obras de Dios no se hacen con

precipitación, se necesita tiempo para hacer algo bueno…todo comienzo es duro.”

“…y la obra de Dios tiene que ser purificada por el sufrimiento igual que el oro en el crisol.” Así

era su disposición interior.

Después que se trasladaron a la casita de los “tres tilos” tenían

más tiempo para orar.

Hendrina se destacó especialmente por su espíritu de oración. Las Hermanas de la

Divina providencia la llamaron en broma,

“la pequeña tía rezadora.”

Le gustaba la lectura espiritual.

Nutría su vida espiritual en la liturgia y por medio de sermones,

como también mediante los escritos de santos y maestros espirituales.

Se esforzaba día tras día por entrar en mayor profundidad y así

crecer en perfección.

En su cuaderno de anotaciones los temas preferidos eran:

amor al Sagrado Corazón de Jesús

amor a la cruz, reparación y la idea del sacrificio,

y su gran deseo de asemejarse cada vez más al Sagrado Corazón.

Había también otros temas que se convirtieron de a poco en temas de

importancia para ella, como por ejemplo:

paciencia en la prueba, interioridad y soledad con Dios, prontitud para el

sufrimiento y el deseo de complacer a Dios en todo, especialmente por medio de una

vida escondida en silencioso servicio.

En la toma de hábito en la nueva

congregación Hendrina recibió el nombre de

Josefa. Se sentía muy feliz de tener como su patrono a San José.

A la edad de 42 años emitió sus primeros votos como Hermana Misionera Sierva del Espíritu Santo. Pronto recibió también cargos de responsabilidad en la joven congregación.

Como asistente de la Madre María y más tarde como superiora, se preocupaba

mucho por el bienestar de cada Hermana y su trabajo.

Como formadora sabía combinar la capacidad de decisión con firmeza y bondad.

Poseía gran talento para organizar y habilidad para los trabajos de la casa.

No sólo enseñabaa las Hermanas

a trabajar en estas tareas, sino también procuraba que las

Hermanas estuvieran preparadas para hacer frente a toda clase de

situaciones en otros países.

La Madre Josefa se mantuvo fiel a

su ideal misionero;puso mucho cuidado en

preparar a las Hermanas para la misión y mostró su

solicitud mediante cartas.

1902, Brazil

1901, USA

M. Josefa se preocupaba mucho

por las buenas relaciones entre las

Hermanas, especialmente en

aquellas que tenían cargos de

responsabilidad.

Juntando a las Hermanas de este modo completó su

destreza como tejedora…

Escribió: “Me parece que lo más importante para el buen espíritu en la comunidad es que las Hermanas encargadas de tareas directivas se

lleven y trabajen bien juntas.”

Ella misma trabajó biencon Arnoldo Janssen y

M. María.

En cada oportunidad animaba a las Hermanas a mantener en sus relaciones un

sincero amor mutuo. “El Espíritu Santo es el Dios del amor”, decía,

“y nosotras llevamos su nombre.”

Una de las cosas más difíciles que tenía que afrontar como superiora eran las

enfermedades de varias Hermanas; tenía que acompañar a algunas de ellas en sus horas cruciales. En 1902 la misma Madre Josefa

padecía una enfermedad crónica.

Un rasgo que sobresalía en Madre Josefa era su sencillez que nada pretendía.

Solía decir: “El espíritu de nuestra

congregación es una serena sencillez. Cuiden

de mantenerla!”

Su estrecha unión con Dios y su profunda vida interior eran las

fuentes permanentes de su fortaleza.

1901: “Finalmente llegó el día en que las primeras nueve Hermanas, las que habían esperado mucho tiempo, se entregaron a sí mismas al Señor para

siempre. No soy capaz de describir nuestra felicidad.”

El espíritu de oración penetró todos los aspectos de su vida... para ella cada respiro de

su vida era una oración.

Muchas veces decía: “Cada respiro de una Sierva del

Espíritu Santo debe ser un

‘Veni Sancte Spiritus’ ”.

Para ella él era “el buen Dios”

Sencillez y confianza extraordinaria en Dios Padre son rasgos característicos de la espiritualidad de la Madre Josefa.

Su confianza en Dios era tan grande que dijo muchas veces: “Vivamos de hora en hora, de día en día, y dejemos el futuro en manos de

Dios.”

El 25 de enero de 1903, la

enfermedad de la M. Josefa

empeoró. Ella recibió los últimos

sacramentos.

Hasta en el lecho de muerte ella repitió a menudo: “Dios Espíritu Santo, te consagro toda mi vida!”

“Si cumplimos con nuestro deber en fe, podemos comparecer ante Dios cuando nos llame. Recemos todos los días: ¡Pronto está mi corazón, oh Dios,

pronto está mi corazón!”

El 20 de mayo de 1903 la Madre Josefa exhaló su último suspiro.

Arnoldo Janssen estaba muy afligido por esta noticia. Escribió: “Esta

muerte es otro duro golpe para mí. Me ha sido arrebatado otro gran

apoyo que el Señor había puesto a mi lado para edificar esta

fundación.”

“Es también un duro golpe para las Hermanas porque han perdido una

buena Madre, quien con todo derecho lleva el título de co-fundadora de la

Congregación de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo.”

“Cada respiro de una Sierva del Espíritu Santo

debería ser un: ‘Veni, Sancte Spiritus’. ”

Una sencilla tejedora de seda, Hendrina Stenmans,

nos ha legado una preciosa herencia.

El espíritu que ella respiró es nuestra fuente de vida, es el caudal que fluye hacia el mundo

entero a través de nuestras acciones, palabras y buenas obras.

Estamos llamadas a hacer cada vez más

espacio para el Espíritu dentro de

nosotras.