Una tarde fría de otoño paseábamos mi esposo y yo por el centro de Madrid, estaba todo iluminado...

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Una tarde fría de otoño paseábamos mi esposo y yo por el centro de Madrid, estaba todo iluminado por la cercanía de la navidad, había mucha gente andando, se veía todo muy animado, pero en medio de tanta gente que iba y venía me llamó poderosamente la atención

un hombre de origen africano, que hacía de vendedor informal, tirado en el suelo con las esposas puestas y rodeado de policías que cumplían con su deber. Aquel hombre, con huellas visibles de pasar mucha hambre, lloraba desconsoladamente, los policías trataban de levantarlo, siempre de buenas maneras, pero ese humilde hombre se desvanecía de tristeza, era como si el mundo se le hubiera caído encima.

Definitivamente, era conmovedor ver a este ser humano en la mayor de las miserias rodeado de luces, tiendas lujosas y gente abrigada que pasaban sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Entonces... ¿Cómo se mueve este mundo?

Los productores cinematográficos, conociendo que a la basta mayoría de la gente le gusta refugiarse en meras ilusiones, no escatiman en invertir sumas astronómicas de dinero para la producción de una película, llena de efectos especiales que no deja ningún mensaje constructivo, pues saben que este tipo de negocio es rentable.

Nos entretenemos en las cosas que se ven bonitas ante nuestros ojos, y no nos paramos a pensar que existen realidades, tales como que si abrimos el grifo en nuestra casa y sale agua, en otras partes del mundo hay gente que tiene que caminar kilómetros para obtener tan preciado líquido para la vida,

ó que si tenemos una cama donde dormir y no pasar frío existe personas que no tienen un techo.

Solamente pensando en esto, tendríamos que estar más que contentos y satisfechos con todo lo que tenemos, pero mas que nada agradecidos con nuestro Dios por tantas cosas buenas que recibimos de Él sin darnos cuenta.

Al mismo tiempo tendríamos que ser solícitos ante nuestros semejantes cuando requieren de nuestra ayuda, ¡siempre se presentan oportunidades para demostrarlo!

A pesar de todo el desorden político y social que se vive hoy día en este mundo, existe una esperanza que nos consuela, y nos hace saber que ante nuestro Dios Todopoderoso somos exactamente iguales, ante Él no importa si somos estudiados ó ricos ó pobres.

En esta vida todos somos vulnerables, se nos podría presentar alguna situación que nos hiciera sentir la misma profunda tristeza que sintió el hombre africano en Madrid.

Pero afortunadamente existe una salida favorable, si buscamos la ayuda de Dios.Salmo capitulo 94 versículo 9 : “ El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?”