Post on 16-Apr-2017
UNIDAD 5
CASOS DE LA HISTORIA RECIENTE
En la historia reciente de la auditoria han ocurrido casos emblemáticos
en grandes y reconocidas compañías internacionales asi como en el
ámbito nacional, la quiebra de la empresa generadora de energía mas
importante de los estados unidos , la quiebra y descapitalización de la
compañía corredora de bolsa e inversiones con una participación del
30% de la operación bursátil - Interbolsa en Bogotá, el icónico caso del
Grupo Nule en el sonado caso de corrupción más escandaloso en los
últimos tiempos son apenas los casos más publicitados , pero, día a día
se sabe de nuevos acontecimientos que nos llevan a pensar sobre la
ética de los nuevos profesionales y sobre el nivel de conocimiento
adquirido en sus procesos de formación universitaria, por lo que se hace
indispensable que los nuevos profesionales repasen la historia para
conocer las conductas que como auditores deben examinar, por aquel
adagio popular que quien no conoce la historia está condenado a
repetirla, de cara al desarrollo de las transacciones de los clientes , del
giro ordinario de la actividad desarrollada en las empresas auditadas,
adicionalmente se debe realizar un procesos de análisis autocritico que
permita determinar el papel que deben asumir los profesionales que
ejercen cargos encaminados a certificar y dictaminar sobre la
razonabilidad de los estados financieros y la asegurabilidad de la
información. En los enlaces encontrara los videos explicativos de los
casos mencionados en el párrafo anterior.
Interbolsa, la historia de un desplome
Los días posteriores a la liquidación de la principal comisionista de bolsa
del país van dejando incertidumbre en el mercado y lecciones de cómo las practicas riesgosas pueden llevar a la caída de un grande de la bolsa.
A agosto pasado, Interbolsa tenía activos valorados en $1,5 billones. Su
participación en el mercado bursátil era de 34%. / Archivo
Un abrir y cerrar de ojos. Eso fue lo que le tomó a Interbolsa, la principal corredora de bolsa del mercado bursátil colombiano, pasar de
ser una compañía ejemplo a un descalabro de grandes proporciones. La
flamante firma, que a agosto pasado tenía $1,5 billones de activos y era el principal jugador del mercado de valores colombiano esta hoy en el
ojo del huracán y es mirada con recelo por sus antiguos colegas,
muchos a quienes hoy los puede haber dejado en problemas.
La historia de la firma es muy parecida a la de muchos grandes
jugadores del mercado, a quienes el exceso de confianza, el exceso de riesgo o simplemente los malos cálculos y los giros inesperados a los
que están acostumbrados los comisionistas de bola les jugó una mala pasada.
Creada en 1990, Interbolsa fue el vehículo por el cual el ingeniero
químico Rodrigo Jaramillo entró al mundo bursátil en la ya desaparecida Bolsa de Valores de Medellín. Sus primeros años fueron los típicos de
una firma de su talante: hacer estudios sobre el rumbo del mercado, conseguir clientes que quieran invertir en instrumentos, cobrar una
comisión, crear productos propios para volver a invertir. Hasta que a mediados de los años 90 apareció un personaje que terminaría siendo
clave en toda su historia: Juan Carlos Ortiz, un comisionista de bolsa
expulsado en 1997 de la Bolsa de Valores de Bogotá por prácticas que, entonces, se consideraron poco transparentes.
Su amistad con Tomás Jaramillo, hijo del fundador de Interbolsa, lo llevó a invertir una fuerte suma de dinero en la firma comisionista, a
instalarse en Medellín e implantar como sello corporativo la llamada posición propia: con los recursos de caja, se invierte en el mercado
accionario aprovechando los momentos de baja cotización, en los que el precio baja, y se vende en el pico, cuando sube. Es una estrategia de
último minuto, en donde se aprovecha cada instante y se reacciona ante
cualquier variación. Una ruleta rusa que deja enormes ganancias, pero que también puede cosechar pérdidas profundas.
Con ella, la comisionista se convirtió en un jugador de peso gracias a la gran posición que tomó en el mercado de TES. Su gran influencia hizo
que, con el cambio de siglo, llegara un inversionista de peso: Víctor Maldonado, presidente de Foto Japón, quien se convirtió en el principal
socio de la sociedad con una participación de 30%. Su llegada les
permitió a los demás socios explorar nuevos negocios. Fue así como Ortiz y su amigo Jaramillo terminaron constituyendo en Curaçao el
fondo Premium Capital, con el cual, a través de un contrato de corresponsalía con Interbolsa, buscaban clientes colombianos con capital
fresco para invertir en diversas empresas e instrumentos financieros.
Para entonces, la firma comisionista se había convertido en un jugador
de peso en la naciente Bolsa de Valores de Colombia (BVC), el mercado
surgido de la unión de los parqués de Bogotá, Medellín y Occidente
(Cali). Su poder llegó a tal punto que en 2007 adquirió a la su competidor Inversionistas de Colombia, se convirtió en el principal actor
del mercado y se estructuró como un conglomerado de servicios
financieros, con ocho empresas bajo su manto (en sectores como el de los seguros, el inmobiliario, la responsabilidad social empresarial y la
interacción en los mercados bursátiles de Panamá, Brasil y EE.UU.) y una acción en la bolsa local.
Hoy corre todo tipo de rumores sobre la causa del desplome, pero todos apuntan a que el detonante pudo ser el deterioro de la otra fructífera
relación de negocios entre las familias Jaramillo y Ortiz. Una fuente
consultada señala que el Grupo Nule prendió la mecha. A comienzos de la década pasada, este era uno de los principales conglomerados
económicos de Colombia y un jugador clave en el sector de la infraestructura, que escogió a la comisionista Proyectar Valores (donde
Ortiz tenía una participación aproximada del 6%) como su vehículo de inversión.
Pero los grandes problemas vinieron cuando los Nule se quebraron. Un
informe del CTI estableció que el conglomerado utilizó a Proyectar para hacerse un autogiro de $10.000 millones para financiar a Gas Kpital, en
Cúcuta, fondos que habrían sido aportados para la construcción de la fase III de Transmilenio, en Bogotá. Esta situación, que desencadenó la
desaparición de la comisionista, habría sido un motivo crucial para que la relación entre los Jaramillo y Ortiz se deteriorara.
Otra versión señala que el descontento giró en torno a la compra de un avión privado por parte de Interbolsa, hecho que no le gustó a Ortiz. Lo
cierto fue que se desencadenó una pelea entre los accionistas, que
terminó con Tomás Jaramillo pidiéndole a su amigo que le entregara la oficina desde la que despachaba en el edificio de la comisionista. Esta
mañana, en entrevista con La W Radio, Ortiz matizó esta versión: “Con Tomás tuvimos una relación de amistad de 15 años, en la que era lógico
que se presentara un desgaste”.
Según su versión, aunque tenía el 2,8% de la firma (en su mejor
momento, esa participación llegó a vale alrededor de US$10 millones),
se marginó de sus operaciones para centrarse en sus propios negocios, como la constitución de Millonarios FC, la empresa que compró y
recapitalizó al club bogotano de fútbol. Sólo volvió a enterarse de la comisionista la semana pasada, cuando sus antiguos socios reconocieron
estar enfrentando por un problema de iliquidez. Esto llevó no solo a que la firma se liquidara, sino a que la participación de Ortiz quedara
reducida a poco más de US$100.000.
Esta desvalorización deja al descubierto fallas al interior de la
comisionista Interbolsa. El viernes pasado en la noche, tal vez previendo lo que se venía, la junta directiva del conglomerado presentó su carta de
renuncia irrevocable citando que “la administración actuó a espaldas de
la junta y con ello comprometió la viabilidad de la sociedad”. Se trata, en esencia, de operaciones realizadas en el mercado a espaldas y con
muy poco conocimiento del ente directivo.
La firma - previendo que el TLC con EE.UU. convertiría a Fabricato en
una empresa apetecida por los inversionistas internacionales- y aprovechando una participación accionaria de 3,79% que tenían en la
textilera trazó una estrategia basada en una práctica común en los
mercados financieros: la especulación. Es aquí donde entran complejas operaciones financieras que apuestan a la valorización futura de
cualquier tipo de papel. En este caso, según sus cálculos, y los de las firmas Merryl Lynch y Metropolitan Capital Markets, la acción de
Fabricato podría pasar en un par de años de $30 a $120 dependiendo los movimientos que se pudieran hacer en el mercado a través de ésta.
De lo que se trataba en términos generales es de que la firma moviera
esas acciones en el mercado a través de las llamadas operaciones Repo ( Adquisición de un crédito a corto plazo con acciones como respaldo ).
Los repos le iban a permitir hacer girar las acciones de Fabricato por diversas manos (entre más personas tengan en su poder una acción y
más se negocie ésta, el valor tiende a subir) lo que garantizaría su valorización. Entre más repos hicieran con esos papeles, más lograrían
liquidez (Es decir que se pueden negociar muy fácilmente) y más tenderían a subir de precio. Todo un círculo virtuoso.
Pero en el camino al parecer se cometieron excesos. La Junta Directiva
del conglomerado autorizó la estrategia con un tope de $100.000 millones que tendrían que captarse en el mercado de valores. El plan se
puso en marcha a comienzos de 2011 y fue tan exitoso que, a la vuelta de un año, la acción de Fabricato se convirtió en la más transada del
mercado, con una valorización de 214,1%.
Con ese precedente, y sin que el conglomerado lo supiera (versión que
sostiene la junta en el documento de su renuncia), la comisionista siguió
adelante con este plan en 2012, justo cuando los inversionistas comenzaron a perder la fe en su producto, porque veían que el valor de
la acción estaba más ‘inflado’ por la estrategia de negocio de los papeles, que por el resultado mismo de la estrategia de Fabricato como
empresa.
Para agosto pasado, los repos con acciones de Fabricato habían
inundado el mercado: componían el 20% de las operaciones diarias de
este producto y tenían en circulación, según datos de la BVC, $322.726
millones. El cupo que la Junta había autorizado fue sobrepasado con creces. Un rumor apunta a que Alessandro Corridori, familiar político de
los Jaramillo, se valió de este instrumento para convertirse en el
máximo accionista de la corredora.
Otra fuente, en cambio, argumenta que todo está en los excesos. “Sus
corredores perdieron el norte. ¿Y cómo no, si por cada cliente que conseguían para invertir en los repos de Fabricato recibían una comisión
de más o menos el 40%? Ahí se le desdibuja a cualquiera el horizonte de riesgo”, dice una persona conocedora del mercado bursátil que
prefirió la reserva de su nombre. Lo cierto es que estas versiones
deberán ser probadas por la Superintendencia Financiera, órgano de control que anunció que evaluará cada aspecto del proceder de
Interbolsa.
El futuro para los accionistas de la firma es muy claro: “Vamos a ver
comprometidos nuestros activos”, reconoció Ortiz al aire. No lo es tanto para los clientes, pues quienes invirtieron en las carteras colectivas de
Interbolsa tendrán que esperar su traslado a otro administrador.
Por lo pronto, la junta directiva del Banco de la República se ha comprometido, a través del cupo de crédito de hasta por $300.000
millones a 14 días, a financiar a las comisionistas que puedan atravesar problemas de iliquidez. Esta medida resulta audaz por decirlo menos
para tratar de anticiparse a lo que podría ser un efecto dominó que se expanda de las acciones de Fabricato a otros papeles y comience a
afectar a otros jugadores mucho más pequeños y pueda crear un descalabro mayor en el mercado.
Los siguientes días serán cruciales para establecer qué otros daños
pueda causar el caso de Interbolsa en el hasta ahora blindado mercado de valores colombiano1.
InterBolsa: qué hay detrás
SEMANA revela las ramificaciones del mayor descalabro financiero de los
últimos años en Colombia.
Rodrigo Jaramillo creó hace dos décadas a InterBolsa en la ciudad de
Medellín. En sus primeros anõs, la comisionista no pasaba de ser una
1 http://www.elespectador.com/noticias/economia/interbolsa-historia-de-un-desplome-articulo-385920
firma al final de la tabla en la entonces bolsa paisa. Pero la empresa dio
un gran salto y se expandió a otros sectores y países.
En el mundo del capitalismo financiero ha quedado demostrado que
cualquier cosa puede pasar. Hace cuatro años, Wall Street se estremeció
con la bancarrota de uno de sus gigantes más emblemáticos: Lehman
Brothers, el más antiguo banco de inversión de Estados Unidos con 158
años de historia. Hoy Colombia se sorprende con la caída de InterBolsa,
la firma comisionista más importante del mercado de valores, que hasta
hace pocas semanas era la envidia del mundo financiero nacional.
Los últimos días del colapso del gigante colombiano fueron angustiosos
y tensos para todo el mundo. Los dueños de la firma bursátil buscaban
infructuosamente quién salvara la compañía del descalabro, el gobierno
sudaba la gota fría temiendo por el coletazo que podría significar la
caída del Goliat en el mercado local y el temor crecía como espuma
entre los clientes e inversionistas.
Para enviar un mensaje de tranquilidad y evitar que el pánico se
extendiera, el superintendente financiero, Gerardo Hernández, intervino
rápidamente la compañía y en un último esfuerzo, convocó a los
grandes bancos del país para buscar alternativas con el ánimo de
proteger a los inversionistas.
El lunes festivo, 5 de noviembre, las oficinas de la Superintendencia
Financiera eran un hervidero de gente buscando soluciones. Mientras los
funcionarios del gobierno les pedían explicaciones a los máximos
accionistas de InterBolsa, los directivos y abogados de dos de los más
grandes bancos del país -Bancolombia y Davivienda- analizaban la
posibilidad de quedarse con algunos de los negocios de la firma bursátil.
Pero era tal la complejidad financiera de la compañía de bolsa y las
dudas sobre eventuales contingencias que se podrían presentar a futuro,
que los dos bancos llegaron a la misma conclusión: la firma ya no era la
niña más bonita del baile como se pensaba.
El ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, por su parte, preocupado
por lo que pudiera pasar con los 1,6 billones de pesos en títulos de
deuda pública que manejaba InterBolsa, respiró tranquilo cuando
Bancolombia decidió quedarse con este negocio, pues se evitó que los
títulos (TES) del Estado se quedaran sin liquidez, dándole un duro golpe
a las finanzas públicas.
Fue ese un día largo y dramático y tuvo su clímax cuando se tocó el
espinoso tema de cómo los mayores accionistas de InterBolsa
responderían a los inversionistas afectados. Después de unos tires y
aflojes, llegaron a un acuerdo con el superintendente Hernández para
firmar un pagaré por 80.000 millones de pesos como respaldo ante
cualquier eventualidad en la liquidación de la firma.
Pero en las últimas semanas, no solo el gobierno y los accionistas de
InterBolsa andaban con los nervios de punta. Algunas de las otras 28
firmas comisionistas que operan en el mercado temían que el gigante
bursátil les cayera encima y las llevara a una crisis de liquidez; los
bancos, a su vez, evaluaban la situación día a día y los inversionistas,
grandes y pequeños analizaban si el desarrollo de la crisis de InterBolsa
podía llegar a afectarlos a ellos.
La situación fue tan grave que el Banco de la República, en junta
extraordinaria, decidió abrirles una ventanilla de liquidez a las demás
firmas comisionistas para evitar un efecto dominó que se llevara por
delante el mercado de valores.
Lo que en el fondo estaba quedando en evidencia era que los problemas
de liquidez que InterBolsa venía enfrentando desde hace varios meses,
y que se había agudizado en las últimas semanas, eran tan solo la fiebre
del paciente, pues el cuadro clínico era mucho más complejo.
Nadie entendía cómo la firma comisionista más importante del país, pilar
esencial de un creciente grupo financiero y empresarial con
ramificaciones en todo tipo de negocios dentro y fuera de Colombia,
había llegado a la liquidación. A las autoridades que intervinieron las
oficinas principales les bastó pocas horas para darse cuenta de que la
caída de la firma podría ser solo la punta del iceberg. Como le dijo uno
de los investigadores a SEMANA: "Esta historia es una caja llena de
sorpresas".
Después del terremoto que sacudió a la comisionista, los ojos de los
medios y las autoridades están ahora puestos en las entrañas del grupo
empresarial: la relación con fondos en el exterior, los vínculos entre las
sociedades, las filiales en Panamá y Brasil, los vehículos de inversión
que se usaban en Colombia y hasta las peleas y fricciones entre los
dueños y ejecutivos que se están empezando a ventilar públicamente.
La increíble historia del auge de InterBolsa es tan fascinante en su
conquista del mercado como compleja en su derrumbe, debido a que a
su alrededor hay una estructura financiera difícil de entender y un
andamiaje jurídico kafkiano, donde los mismos socios tienen
participaciones en varias sociedades en Colombia y en el exterior, lo que
dificulta desenredar sus operaciones.
En aras de la claridad, el capítulo InterBolsa se podría sintetizar en tres
grandes temas y una conclusión: el primero, las millonarias operaciones
con acciones de Fabricato que llevaron a la firma al descalabro; el
segundo, las operaciones que los propios accionistas hicieron con
acciones de InterBolsa, y el tercero, las relaciones de la holding con el
Fondo Premium Capital Appreciation Fund constituido en Curazao. La
conclusión es que esta historia podría poner en tela de juicio el papel de
los reguladores y supervisores del mercado de capitales.
Sobre el primer punto, el de Fabricato, hay que decir que las llamadas
operaciones 'repo' son legítimas y usuales en los mercados. Se trata de
mecanismos de venta con pacto de recompra de títulos para conseguir
liquidez. Lo que dio pie a la desbocada de InterBolsa fue el monto y la
sobrevaloración del precio de la acción de Fabricato. La firma tenía
operaciones por 300.000 millones de pesos en 'repos' de la textilera,
cuyo precio de la acción estaba generando desconfianza en el mercado.
Muchos inversionistas no querían negociar con ese título pues temían
que el precio cercano a los 90 pesos estuviera inflado. Hasta hace poco
más de un año se cotizaba a 30 pesos, y un crecimiento de esa
magnitud no reflejaba la realidad de la empresa que estaba en
dificultades.
El hecho de que el mercado le quitara la confianza a la acción de
Fabricato fue fatal para InterBolsa, pues se quedó sin la manera de
fondearse con estos mismos títulos y, en consecuencia, sin liquidez para
responderles a sus clientes que querían su dinero. La firma comisionista
comenzó a sufrir las consecuencias del riesgo que implicaba haber hecho
una apuesta de esa magnitud en un solo título y con el cierre del crédito
en los bancos la tormenta se volvió perfecta.
En el segundo punto, hay que mencionar que la comisionista era el
jugador más activo en el sofisticado mundo de los 'repos'. Manejaba en
este tipo de operaciones alrededor de 600.000 millones de pesos.
Incluso, hacía 'repos' con las mismas acciones del Grupo InterBolsa,
algo que para muchos era un mecanismo poco ortodoxo de buscar
liquidez. "Es como transferirles el riesgo de la compañía a los
inversionistas y a sus propios clientes", dijo un corredor de bolsa.
Porque si ocurre un desastre con la comisionista, los inversionistas
pueden pagar los platos rotos. Ahora que la firma entró en liquidación,
estos inversionistas que se quedaron con las acciones de InterBolsa en
sus manos se preguntan si les van a honrar la deuda. Ellos entregaron
dinero a cambio de las acciones de InterBolsa que hoy han perdido casi
la totalidad de su valor. Habrá que ver si con el pagaré de los 80.000
millones de pesos que firmaron los accionistas mayoritarios de
InterBolsa se cubren estas obligaciones.
El presidente del Grupo, Rodrigo Jaramillo, le dijo a SEMANA que estos
'repos' son operaciones legales que se han hecho con toda la
transparencia del caso y reconoce que en el tema de Fabricato asumió
un excesivo riesgo por la alta concentración.
Aunque en estricto sentido, todas las inversiones que se hacen en el
mercado bursátil conllevan riesgo, en el caso de los 'repos', este crece
cuando se hacen con acciones ilíquidas, es decir que no se transan
fácilmente en el mercado o cuyo precio puede caer abruptamente. En el
mercado este tipo de 'repos' son denominados como 'tóxicos'. La acción
de Fabricato tenía bursatilidad pero algunos se preguntan si esta
liquidez era creada artificialmente por los mismos comisionistas.
Ahora bien, el tercer gran tema de esta historia es aún más complejo.
Se trata de las relaciones que el Grupo InterBolsa ha tenido con el
Fondo Premium Capital Appreciation Fund constituido en la isla de
Curazao. Este es el nombre más mencionado en los últimos días
alrededor de este escándalo bursátil.
Inversionistas consultados por SEMANA señalaron que a través de este
fondo se captaban ahorros de personas en Colombia que después eran
canalizados hacia la compra de acciones y compañías vinculadas con los
accionistas de InterBolsa. Estas mismas acciones serían la base de los
'repos' que hoy están en entredicho.
Las autoridades están investigando hasta dónde van las relaciones entre
la firma InterBolsa y el Fondo y si sus accionistas son los mismos -o
están relacionados- para ver si se habría configurado algún tipo de
conflicto de interés. En otras palabras, si cuando los dueños de
InterBolsa les recomendaban a sus clientes comprar acciones de
Fabricato estaban pensando en sus propios intereses o en los de los
clientes. En los informes de inversión de la firma comisionista en el
último año y medio siempre se recomendaba comprar la acción de la
textilera a pesar de que sus resultados eran muy malos. Esas
recomendaciones contribuyeron a que el precio de la acción aumentara
casi un 300 por ciento en poco más de un año. Solo al final, cuando el
Titanic ya se había estrellado contra el iceberg, InterBolsa recomendó
mantener o vender la acción. Si se llega a establecer que hubo conflicto
de interés sería muy delicado ya que en el mercado financiero esta es
una conducta ilícita que tiene implicaciones de responsabilidad civil.
Frente a esta posibilidad, Rodrigo Jaramillo es tajante: "No hay el más
mínimo riesgo que eso sucediera. Todos los negocios han sido
absolutamente independientes y no los mezclamos".
En medio de la incertidumbre que ha provocado esta historia, hay un
interrogante que muchos se están haciendo. ¿Era este un caso de una
crisis anunciada y que pudo evitarse si las autoridades de supervisión y
vigilancia hubieran actuado a tiempo? La verdad es que quedan muchas
dudas al respecto y lecciones hacia futuro.
Por otro lado, lo que parece inevitable es que aquí van a perder plata
varios. Para comenzar los accionistas de InterBolsa, quienes dejaron de
vender una compañía que, según ellos, costaba más de 400 millones de
dólares, y que hoy tiene un valor incierto, que sin duda alguna, será -si
acaso- una fracción de esa suma. A eso habría que agregar los 80.000
millones de pesos sobre los cuales se comprometieron a responder por
encima del valor de sus acciones.
Los segundos perdedores serán los accionistas de Fabricato, cuya acción
en el momento del descalabro estaba en cerca de 90 pesos y que
seguramente se desvalorizó sustancialmente. Los terceros podrían ser
algunos acreedores y contrapartes de InterBolsa. Esto podría incluir
bancos, comisionistas de bolsa, y otros inversionistas a quienes la firma
o les debe plata o tenía un contrato cuyo cumplimiento es posible que
no logre honrar. También podrían perder los clientes que tienen 'repos' a
través de ellos no solo de Fabricato, sino de otros emisores.
En resumen, la primera conclusión de este descalabro es que llegó la
hora de poner en cintura a las llamadas operaciones 'repos' y vigilar los
excesivos riesgos que asumen las firmas con este negocio. Queda claro
que ninguna autoridad se preocupó por la excesiva concentración que
tenía InterBolsa en estas operaciones a pesar de que era fácilmente
detectable. "El caso de los 'repos' de Fabricato que tenía la firma debió
prender las alarmas en la Bolsa de Valores o en el Autorregulador del
Mercado de Valores", señaló un analista del mercado.
El espejo de lo que sucedió en Wall Street en 2008, con muchos de los
bancos, no es muy lejano. La tormenta se fue alimentando de varios
factores: excesos en el mercado de valores, falta de regulación,
ambición, autoridades miopes, y riesgo excesivo. Todo terminó
golpeando como un tsunami las tranquilas orillas donde se encontraban
los clientes e inversionistas, que hoy se preguntan qué va a pasar con
su dinero.
Ahora bien, una cosa es un error de cálculo, asumir demasiados riesgos
o excederse en sus operaciones como ya quedó demostrado con el caso
InterBolsa, y otra, muy diferente, mezclar los intereses del dueño con
los de los clientes como está por investigarse. Ojalá que la caída del
pequeño Lehman Brothers colombiano deje grandes lecciones para las
firmas, el gobierno y los inversionistas colombianos.
¿El eslabón perdido?
Interbolsa era corresponsal del fondo Premium y muchos creen que esta
relación tuvo que ver con el crecimiento del grupo financiero y
empresarial.
En medio de la crisis de InterBolsa, un nombre ha salido a la palestra y
muchos no entienden qué tiene que ver con la caída del mayor
comisionista de bolsa del mercado.
Se trata del Fondo Premium constituido en Curazao y que se cree ha
tenido que ver en todo el crecimiento del Grupo InterBolsa.
A través de dicho Fondo se captaban ahorros de personas en Colombia,
que después eran canalizados hacia la compra de acciones y otras
propiedades que aparentemente tenían vinculación con accionistas de
InterBolsa. Los recursos entraban al país a través de dos empresas:
Valores Incorporados S.A. y Rentafolio Bursátil y Financiero S.A.S.
Ambas sociedades son actualmente accionistas de Fabricato y de otras
sociedades del Grupo InterBolsa y sus dueños.
La gran pregunta que muchos sospechan es si se cruzaron los intereses
de los clientes con los de los dueños de InterBolsa. “Valores
Incorporados es una compañía del Fondo Premium, que a su vez es
gestionado por accionistas de InterBolsa. Acá hay implícito un conflicto
de interés, porque la comisionista, cuando conseguían clientes, estaba
pensando simultáneamente en sus propios intereses y en los de sus
clientes los cuales no siempre coinciden”, dijo una persona que conoce
ambos negocios. Serán las autoridades, sin embargo, las que deben
determinar si se configuró o no el conflicto de interés.
Ahora bien, hay un tema muy espinoso con la rentabilidad del Fondo
Premium. Algunos se preguntan si por esta vía se llegó a afectar a los
inversionistas que pusieron su plata en lo que consideraban la seguridad
de Curazao. El asunto es el siguiente: los dos canales a través de los
cuales invertían en Colombia tenían acuerdos de participaciones con
compañías pertenecientes a accionistas de InterBolsa. Queda por
establecer si a través de esta figura los recursos de los clientes se
direccionarían con base en las prioridades de los accionistas de la
comisionista por encima de las de los depositantes.
Rodrigo Jaramillo, presidente del Grupo InterBolsa, sostiene que la
relación de la firma comisionista con el Fondo se limitó exclusivamente a
la corresponsalía en Colombia. Pero, la verdad es que cuando se llega
hasta el gestor del Fondo, esto es Premium Capital Investment Advisors
Ltd. aparecen, según informaron fuentes a SEMANA, nombres como
Juan Carlos Ortiz y Tomás Jaramillo.
El viernes pasado, el gestor emitió un comunicado a sus inversionistas,
a raíz de los líos que afectan a InterBolsa. La información señala que el
valor estimado del portafolio, incluyendo dinero en efectivo, al 31 de
octubre de 2012, era de aproximadamente 174 millones de dólares.
Agrega que después de las circunstancias de InterBolsa, Fondo Premium
cree que perderá mínimo 60 millones de dólares. Pero los inversionistas
colombianos que pusieron la plata no solo perderán este dinero, sino
que se podrían ver expuestos a una sanción por parte de la Dian que
está detrás de lo que sucedía con este fondo. Juan Ricardo Ortega
afirma que la entidad investigará si las personas escondieron sus
patrimonios y evadieron impuestos. La Dian solicitará a las autoridades
de Curazao información sobre los inversionistas para indagar si
efectivamente hubo evasión de impuestos.
¿Qué pasa con la vigilancia?
Muchos se preguntan dónde estaban los organismos de control. Hoy,
extrañamente, nadie supervisa los grupos financieros en Colombia.
Con la caída de InterBolsa, surge la pregunta sobre si falló la regulación
y la supervisión que se ejerce sobre las firmas comisionistas. Algunos
analistas del mercado creen que sí, pues piensan que las autoridades
han debido parar a tiempo el excesivo riesgo que concentró InterBolsa
con las llamadas ‘operaciones repo’. En el mercado se hablaba de este
riesgo que estaba asumiendo la firma, pues manejaba un volumen muy
alto de ‘repos’ de una sola especie (Fabricato) y eso fue, a la postre, la
gota que rebosó la copa. Aunque se trata de mecanismos legales para
manejar la liquidez en el mercado y todas las comisionistas las utilizan,
ha quedado comprobado que el exceso en su manipulación por parte de
las firmas puede traer graves problemas al mercado.
Pero también este caso ha dejado al descubierto que existe un vacío en
la legislación colombiana en lo relacionado con la vigilancia de los
grupos financieros, como el caso del Grupo InterBolsa. Si bien la
Superintendencia Financiera actuó rápidamente sobre la firma
comisionista de bolsa, y tienen todos los reflectores puestos sobre la
sociedad, no ocurre lo mismo sobre el grupo. Aunque se trata de un
emisor del mercado, por ley la Superintendencia no ejerce vigilancia
plena. Esto significa que no va más allá de solicitarles sus estados
financieros y no llega al mínimo detalle de sus operaciones. Lo crítico es
que tampoco la Superintendencia de Sociedades tiene competencia para
vigilarla. El propio gobierno cree que es urgente, corregir este vacío.
Algunos se preguntan si la Super-intendencia Financiera no esperó
mucho tiempo para intervenir a InterBolsa. La verdad es que por ley la
toma de posesión solo se puede hacer cuando una firma incumple con
un pago a un acreedor. Hay que decir que la Superintendencia actuó
rápidamente, una vez tomó posesión de la entidad, para evitar que el
riesgo de InterBolsa se convirtiera en un riesgo sistémico en todo el
mercado.
Lo cierto es que las crisis dejan lecciones. Y en este caso les dejaron
varias a las autoridades. También hay lecciones para las propias firmas
de corredores sobre el modus operandi, el profesionalismo, la
transparencia y la responsabilidad que tienen a la hora de manejar
dinero del público.
Fabricato: el talón de Aquiles
InterBolsa inundó el mercado con ‘repos’ de la textilera que la
llevaron al descalabro.
La historia de InterBolsa en los dos últimos años, pasa por Fabricato,
una de las compañías insignes de Antioquia que, como todas las viejas
textileras, hoy no es ni sombra de lo que fue en el pasado.
Fue el empresario italiano Alessandro Corridori quien hace tres años
puso sus ojos en la textilera paisa, pues no tenía dueño controlante, lo
que posibilitaba tomar posiciones y hacerse a un paquete importante de
acciones. Corridori fue precisamente quien llevó el negocio de Fabricato
a InterBolsa, y con plata de los clientes de la comisionista fue
comprando cada vez más a la textilera. Llegó incluso a convertirse en su
mayor accionista.
Aparentemente, las acciones se compraban a título de otras personas
naturales o de diferentes inversionistas, lo que ha llamado la atención
de observadores y de las propias autoridades que están mirando cómo
la propiedad de la textilera fue cambiando de manos. Hay quienes creen
que si se escudriña bien, se podrían encontrar conexiones entre las
personas que compraron poco a poco acciones de Fabricato y se hicieron
a su control. Y de ser así, se preguntan por qué no se hizo una oferta
pública (OPA) para hacerse a la compañía.
Entre los compradores estaban la Sociedad Valores Incorporados S.A. y
Rentafolio Bursátil y Financiero S.A.S, empresas que invierten recursos
del famoso Fondo Premium.
Rodrigo Jaramillo, su familia y directivos del Grupo InterBolsa le
apostaron a la textilera.
Hace un par de años, la comisionista comenzó con los ‘repos’ de
Fabricato. “En el transcurso del tiempo, y con los accionistas de
Fabricato, vimos que había una oportunidad importante de negocio,
porque la acción de la compañía se estaba transando como al 20 por
ciento de su valor intrínseco en ese momento”, le dijo Rodrigo Jaramillo
a la revista DINERO.
Una de las personas que impulsó el negocio de los repos de Fabricato
fue Jorge Arabia, miembro de la junta directiva de la comisionista, y
considerado uno de los cerebros de muchas de las operaciones
financieras de InterBolsa.
Pero finalmente todo el andamiaje se rompió, no sin antes haber hecho
ganar mucho dinero a quienes incursionaron con las acciones de
Fabricato en un principio, como Corredori. Compraron acciones de la
textilera a menos de 30 pesos, y el título en cuestión de 18 meses se
disparó a cerca de 90 pesos.
En el mercado comenzó la desconfianza por la textilera porque sus
resultados cada vez eran peores. El año pasado las importaciones de
textiles aumentaron 42 por ciento y las de confecciones 65 por ciento, lo
que representó un duro golpe para la industria. Este comportamiento se
reflejó en los balances de las dos principales compañías. Coltejer, que
fue adquirida por la mexicana Kaltes, perdió el año pasado 3.205
millones de pesos y a septiembre de este su saldo en rojo ascendió a
32.623 millones de pesos. Fabricato, por su parte, perdió el año pasado
5.636 millones de pesos mientras que a septiembre de este año las
pérdidas se elevaron a 41.463 millones.
Algunos no entienden por qué le seguían apostando a la compañía
cuando la familia Jaramillo conocía muy bien el sector, toda vez que
Rodrigo es miembro de la junta directiva de Coltejer y su hermano Juan
Guillermo de Fabricato. Finalmente, el mercado castigó el exceso de
confianza de InterBolsa en la textilera2
La caída del Grupo Nule
Más de 500.000 millones de pesos se pueden llegar a perder en ese 'Titanic' financiero.
El 15 de diciembre del año pasado, a los hermanos Manuel y Miguel Nule
y a su primo Guido el mundo se les vino encima. A la medianoche de
ese martes, los tres empresarios costeños, integrantes del llamado
Grupo Nule, perdieron la última tabla de salvación que los podría
sostener a flote en medio del tsunami que los arrastraba: se quedaron
por fuera de la adjudicación de la renombrada Ruta del Sol (iban con la
compañía China Railway Shisiju), el mayor proyecto vial del país, que
exigirá inversiones superiores a los 2.600 millones de dólares en los
próximos seis años.
Para este joven grupo que desde hacía varios meses navegaba hacia el
abismo por problemas de liquidez, cesación de pagos, elevado
endeudamiento y malos manejos, quedarse con algún tramo de esta
obra era cuestión de vida o muerte. Parece increíble que un grupo con
problemas de liquidez y con todas las puertas cerradas para conseguir
recursos quisiera medírsele a tamaña obra, pero lo intentaron. La
explicación es que el anticipo monetario para cualquiera de los tres
tramos de la Ruta del Sol que habían licitado se podría convertir en el
oxígeno que los Nule necesitaban para sobrevivir. Solo en el Tramo III
2 http://www.semana.com/nacion/articulo/interbolsa-que-detras/267678-3
de la obra el anticipo para el año 2011 ascendía a 236.595 millones de
pesos.
Esto tal vez explica los rostros de los Nule esa noche fatídica, cuando el
comité evaluador de los proponentes para la Ruta del Sol leyó su fallo
en el que los descartó, entre otras razones, por no cumplir con los
requisitos de patrimonio, flujo de caja ni capacidad financiera.
Guido, el menor del grupo (36 años), un administrador de empresas de
la Universidad Javeriana y quien ha puesto el pecho ante los medios en
esta difícil coyuntura, palideció, según testigos. Manuel y Miguel,
ingenieros civiles de la Universidad de los Andes (de 38 y 41 años,
respectivamente), pasaron de la indignación al desconcierto. Los tres
abandonaron el auditorio Modesto Garcés del Ministerio de Transporte,
con una derrota a cuestas que significaba el puntillazo final del grupo
económico que hasta hace pocos años estuvo en la cúspide empresarial
y que, incluso, algunos medios de comunicación llegaron a calificar
como los 'nuevos cacaos' del país.
A decir verdad, esta apreciación no parecía ser del todo exagerada. Tras
15 años de trayectoria, los dueños del denominado Grupo Nule
conformaron un emporio como para dejar con la boca abierta a
cualquiera: más de 35 empresas en los sectores de energía, agua y
construcción; llegaron a participar en más de 86 consorcios para las
diferentes licitaciones públicas; sus inversiones traspasaron las
fronteras, además de varios países de América Latina desarrollaron
proyectos en España, y en busca de recursos llegaron a China y Dubái.
En su mejor momento facturaron más de 200 millones de dólares al
año, y emplearon, directa e indirectamente a través de sus empresas, a
unas 15.000 personas. Se convirtieron en las estrellas nacientes de la
contratación pública del país.
Su prestigio dio un triple salto mortal en 2004, cuando ganaron la
concesión de la doble calzada Bogotá-Girardot, donde entraron a las
grandes ligas de la infraestructura vial. En toda su trayectoria, los Nule
han construido más de 2.000 obras de infraestructura. Parecía que nada
les quedaba chico. Soñaron con meterse en el Canal de Panamá e
incursionar en proyectos en África y Europa del Este. Aunque sin éxito,
también aspiraron a la construcción del nuevo aeropuerto de Bogotá.
Querían incluso incursionar en otras ramas: hasta consideraron la
posibilidad de participar en el tercer canal de televisión y fueron
accionistas de la revista Cambio, antes de que perteneciera a la Casa
Editorial El Tiempo.
Con los negocios marchando viento en popa, los jóvenes Nule gastaban
a igual ritmo. Tenían su propio jet en el que viajaban con sus amigos
por Colombia y fuera del país. Hacían gala de gran generosidad con sus
invitados costeando de su bolsillo todos los gastos sin escatimar peso
alguno.
Pero, como dice el adagio popular, lo que sube como palma cae como
coco. Así de rápido como ascendió el Grupo Nule comenzó su vertiginoso
descenso. En los dos últimos años todo ha ido de mal en peor. Algunos
ejemplos dan cuenta de ese declive: incumplieron en el pago de una
deuda pendiente por 13.500 millones de pesos con la Dirección Nacional
de Estupefacientes (DNE). Este controvertido crédito para el proyecto
Bogotá-Fusagasugá provocó la apertura de un proceso de
responsabilidad fiscal por parte de la Contraloría y la petición a la
Fiscalía de inspeccionar el caso, pues no tiene antecedentes que la DNE
preste para obras públicas.
A este hecho siguieron los escándalos por retraso en la construcción de
la Troncal de TransMilenio en la calle 26, donde eran responsables del
70 por ciento de la obra. Ante este escándalo, el IDU ordenó que
devolvieran 69.000 millones de pesos, pagados como adelanto por estas
obras, y se les ordenó ceder el contrato. La Secretaría de Hacienda del
Distrito les embargó algunas de sus cuentas por deudas de impuestos.
El contralor distrital, Miguel Ángel Moralesrrusi, los acusó de captación
masiva de dinero y describió su esquema financiero como una pirámide.
Por su parte, el contralor general, Julio César Turbay, afirmó que ese
grupo era un castillo de naipes.
Con los problemas hasta el cuello, los Nule intentaron en mayo de este
año una salida. Le solicitaron a la Superintendencia de Sociedades la
admisión a un proceso de reorganización empresarial contemplado en la
ley, algo así como lo que en el pasado se llamó concordato, para parar
el desangre en que estaban con embargos y demandas de docenas de
acreedores histéricos.
Sin embargo, la petición no solo fue negada, sino que la
Superintendencia les cayó con todo el peso de la ley, pues encontró que
las dos principales sociedades, MNV S.A. y Gas Kpital, tenían serias
fallas. Para empezar, se detectó que actuaban como un grupo
empresarial sin declararse como tal y, como si fuera poco, estaban en
cesación de pagos desde hacía varios meses. Estas fueron razones
suficientes para que la Superintendencia resolviera el lunes pasado
ordenar la liquidación de esas dos firmas, las mismas que le dieron vida
a este otrora próspero conglomerado. Al final de la semana pasada, el
superintendente Luis Guillermo Vélez ordenó liquidar otras dos firmas:
Bitácora y Ponce de León. Con esto, el Grupo Nule llegó a su fin.
¿Cómo llegaron a esta situación? Guido, el hombre que siempre ha dado
la cara, ha dicho en varias ocasiones en entrevistas que en su primera
década de actividades incursionaron en muchos negocios, crecieron a
buen ritmo, fueron exitosos, pero que los cogió la reciente crisis mundial
cuando estaban en pleno auge. Por eso, dice que cuando tuvieron que
responder por varias obligaciones, se encontraron con que los bancos
demoraron los desembolsos o sencillamente cerraron la llave del crédito.
Esto, que puede ser cierto, pues les pasó a muchas industrias, no
explica en su totalidad el colapso de este Grupo. Algunos analistas que
han visto de cerca la operación de este conglomerado dicen que hay
mucho más de ineficiencia en el manejo que hacían en su operación,
unida a un gasto excesivo y a un desorden administrativo enorme. En
privado, algunos competidores que perdieron licitaciones frente a ellos
se atreven a decir que como los sobornos fueron parte integral de la
fórmula del triunfo, implicaban un sobrecosto adicional que agravaba los
problemas de liquidez. Qué tanto hay de cierto, es difícil saberlo, y tal
vez la historia lo cuente con más detalles.
¿Y la plata, qué?
Como todo gran escándalo corporativo, todos quieren saber cuánta plata
se perdió. Pues bien, lo primero que hay que decir en este caso es que
la lista de damnificados es amplia: trabajadores, proveedores, bancos,
mesas de dinero, fondos de inversión, la Dian, y hasta los ciudadanos de
a pie de Bogotá resultaron afectados con los retrasos en las obras de la
calle 26 que tenía este Grupo.
Se sabe que entre los mayores acreedores hay fondos de capital privado
del extranjero. Entre abril y agosto de 2007, los inversionistas Arco
Capital Corporation y Quantek Asset Management prestaron a MNV y
Gas Kpital y al Consorcio Bogotá-Fusa 35 millones de dólares destinados
a la construcción de la doble calzada Bogotá-Fusagasugá. Algo así como
70.000 millones de pesos.
Llaman la atención, dentro de las deudas pendientes del Grupo, las
obligaciones con el fisco. En sus pesquisas, la Supersociedades encontró
que el Grupo tenía deudas de impuestos por 28.000 millones de pesos,
de los cuales 12.000 corresponden a retención en la fuente. Esto es
gravísimo y podría tener implicaciones penales, señaló un tributarista,
puesto que indica que el Grupo se quedaba con dineros que le
pertenecían al fisco. Hoy todos se preguntan cómo hacía para contratar
con el Estado si era deudor moroso del mismo.
En plata contante y sonante, según cálculos de analistas, las pérdidas
totales se pueden mover en un rango entre los 500.00 y los 800.000
millones de pesos. La verdad es que no es fácil saber con precisión
cuánto se perderá en esta liquidación. El Grupo Nule dice que tienen una
proporción de 60 por ciento en activos y 40 por ciento en pasivos. Sin
embargo, desde marzo del presente año no había una contabilidad
regular en las diferentes sociedades.
La Superintendencia, en las pesquisas que realizó a las sociedades del
Grupo que entraron en liquidación -MNV, Gas Kpital, Bitácora y Ponce de
León-, encontró inconsistencias, faltas de registros y un caos contable.
A manera de ejemplo, en la resolución de liquidación de Gas Kpital se
indica que los estados financieros a diciembre 31 de 2009 registran en
la cuenta de caja 167 millones de pesos, y bancos, 46.519 millones de
pesos. Sin embargo, el revisor fiscal manifiesta que, luego de examinar
todo, el saldo de bancos es de solo 3.000 pesos y la caja se encuentra
en ceros. Según el funcionario, algo similar sucede en gran parte de la
contabilidad.
La jugada maestra
Al mejor estilo de los grandes escándalos corporativos, los capítulos
más jugosos son los últimos. La última perla de esta quiebra es para no
creer. Los Nule ya no son los dueños del Grupo porque el pasado 19 de
junio vendieron sus acciones en las sociedades MNV S.A. y Gas Kpital a
dos fondos de capital privado extranjeros con los cuales tenían deudas
enormes: Invertotal y Hansa Holding Ltda., esta última subsidiaria de
Arco Capital Corporation.
En un comunicado, estos dos fondos informaron que tomaron el control
administrativo de la organización Nule para buscar soluciones a la crítica
situación que atravesaba. Esto fue ratificado el pasado viernes por los
Nule en un comunicado público, el primero desde que la
Superintendencia de Sociedades ordenó la liquidación de sus principales
empresas.
En él manifiestan que, desde el pasado mes de junio, sus acciones
fueron vendidas a Solutions and Infrastructure Technologies (SIT)
Colombia-Hansa Holding, constituida por los citados fondos
internacionales.
Los Nule señalaron que la operación se llevó a cabo ante las múltiples
dificultades por las que atraviesan algunas de las sociedades que
conformaban al Grupo y con el único propósito de facilitar un acuerdo
con los acreedores de las mismas y así procurar el pago de los pasivos a
su cargo.
Para muchos esto despierta enormes dudas, pues consideran que SIT es
una empresa de papel que solo tiene un millón de pesos de capital.
Como quien dice, Miguel, Manuel y Guido Nule se quisieron salir del
problema traspasando la propiedad a un grupo de acreedores. O por lo
menos lo intentaron, porque aún está por saberse si esta operación es
válida a la luz de la normatividad colombiana. El superintendente de
Sociedades, Luis Guillermo Vélez, ya afirmó que esta venta deja la
impresión de que un grupo de acreedores quiere cobrarse por la
derecha, sin respetar al resto de los damnificados. "Un acreedor, como
eran los fondos, no se puede tomar la empresa para pagarse primero y
saltarse al resto que estaba en fila", señala Vélez.
La verdad es que los fondos de inversión Quantek Asset Management y
Arco Capital Management, liderados ahora por Invertotal y Hansa
Holding, tenían 35 millones de dólares invertidos en las compañías de
los Nule y, por lo tanto, estaban en la cola de los acreedores y debían
someterse a la prelación de pagos que estipula la ley.
Ahora bien, hay controversia entre juristas en el sentido de si la
operación que realizaron en junio los Nule con estos fondos en la que
vendieron sus acciones debe reversarse o no. Algunos creen que desde
mayo, cuando los Nule acudieron a solicitar la reorganización
empresarial por parte de la Supersociedades, no podían llevar a cabo
transacciones sin el conocimiento de esa entidad. Otros, sin embargo,
señalan que como se trata del traspaso de acciones podían hacerlo.
Para el Superintendente, lo más claro de todo es que en cualquier caso
los Nule tendrán que responder hasta con su patrimonio por todo lo que
dejaron pendiente hasta el 19 de junio, fecha en la cual ellos mismos
señalan que hicieron la transacción con los fondos.
¿Qué pasará con las obras en las que el Grupo Nule estaba involucrado?
El ministro de Transporte, Germán Cardona, aclaró que en lo que
respecta a la doble calzada Bogotá-Girardot, uno de los proyectos más
importantes, no habrá traumatismo, puesto que el Grupo solo tiene el
7,5 por ciento y el resto de consorcios se han comprometido a continuar
y sacar adelante la obra.
Con la liquidación de las empresas Bitácora y Ponce de León sí se
afectará la concesión del corredor Paletará, entre los departamentos de
Huila y Cauca. Esta concesión actualmente está en ejecución. También
quedarán perjudicadas ocho interventorías, dos de Invías y seis del
Inco. Aunque en el caso de la Troncal de TransMilenio en la calle 26 ya
se había cedido el contrato al consorcio Conalvías, queda la duda de si
esta operación debe reversarse, porque es mucho más reciente.
Lo cierto de todo es que esta historia del Grupo Nule desnuda grandes
fallas del Estado en la contratación pública, y especialmente en el sector
de las concesiones viales. Quedan abiertos muchos interrogantes sobre
cómo un grupo con todos los líos encima, financieros y de liquidez, pudo
seguir contratando con el Estado y ganarse, una tras otra, las
adjudicaciones. "Aquí solo pudo haber malos manejos y favoritismo del
Estado en el tema de las concesiones viales", dijo un observador de este
caso. Por otro lado, esto también revela la inoperancia del Estado para
cortar a tiempo situaciones que pueden agravarse como bola de nieve.
El Grupo Nule era una telaraña de más de 80 consorcios entrelazados,
sin mayor respaldo real, que deberían haberles despertado sospechas a
los adjudicadores de esas concesiones y a las autoridades de vigilancia.
Ahora, lo importante es que este caso no termine en una historia más
de quiebra empresarial, en la que mientras unos cuentan cuánto
perdieron, otros no cuentan con cuánto se quedaron.3
Descripción del caso ENRON
Historia de ENRON
ENRON fue una empresa americana de energía con sede en Houston,
Texas, fue creada en 1985 como resultado de la fusión de las empresas
Houston Natural Gas e InterNorth, una compañía de tuberías para gas
natural.
En 1986, Kenneth Lay, presidente de la ex Houston Natural, fue
nombrado director de la nueva compañía, llegando a convertir a la
nueva empresa en el mayor intermediario de gas natural de Estados
Unidos. La política empresarial de Lay no siempre fue la más correcta y
limpia, ya se había visto un caso de fraude en 1987, en donde
misteriosamente ENRON nunca obtenía pérdidas, a pesar de la crisis
energética que se vivía en EE.UU en esa fecha, debido a la falsificación
de documentos financieros presentados por sus entonces asesores de
inversiones “Borget y Mastroemi”. Sin embargo, en ese mismo año, el
fraude fue descubierto y Lay, desligándose de toda responsabilidad,
expulsó a estos asesores de su compañía y negó todo vínculo entre las
malas prácticas y su empresa, a pesar de que Lay siempre estuvo al
tanto de lo que hacían Borget y Mastroemi. 3 http://www.semana.com/nacion/articulo/la-caida-del-grupo-nule/121790-3
Al culminar este proceso, Lay y ENRON quedaron libres de toda culpa,
sin embargo, Lay ya se había quedado sin “magos financieros” para
crear más dinero. Es allí donde aparece Jeffrey Skilling.
Jeff encontró una nueva fórmula de sacar provecho a la energía, en ese
momento creó “el mercado de valores energético”, una idea que
encanto a Lay. Esto significaba transformar la energía en un activo
financiero que se pueda transar como una acción ordinaria.
Para 1992, esta idea fue todo un éxito, sin embargo existía una
clausula, Jeff pidió que se le permitiera utilizar un método de
valorización a precio de mercado para los instrumentos de energía, el
cual fue aprobado y certificado por Arthur Andersen, una de las más
antiguas y prestigiosas empresas de Estados Unidos, por lo que la
confianza en ENRON era muy grande.
¿En qué consistía el Sistema de valorización de acciones a precio de
mercado?
Esta metodología permitía a ENRON obtener hoy los beneficios futuros
potenciales de la compañía y poder transarlos a un precio al día. Por
muy pocos que sean los ingresos hoy en día, ENRON podía venderlos al
precio que quiera con la garantía de sus beneficios futuros. Era un
método subjetivo y presto a la manipulación. Por ejemplo, ellos decían
“dentro de 10 años, venderemos energía a $X dol/Kw, pero en verdad
no sabían que podía pasar en el futuro y si es que en verdad iba a
suceder lo que esperaban”.
Conjuntamente con este sistema, apareció el CFH (Contabilidad de valor
futuro hipotético), un método muy interesante para maquillar y
manipular los estados financieros.
Estas nuevas ideologías impuestas por Skilling, comenzaron a volverse
una religión económica en la empresa, y Lay apoyaba y respaldaba esta
idea. Jeff Skilling comenzó a tomar demasiado poder en la empresa, al
borde de que él mismo se proclamaba ser ENRON.
En la década de los 90s el índice Dow Jones comenzaba a incrementarse
significativamente y ENRON contribuía a ese crecimiento, el cuento solo
era hinchar y retirar. Los trabajadores de la empresa recibían parte de
su salario en acciones.
ENRON se vendía a todos los inversionistas asumiendo un enorme
riesgo, pero no era tomado en cuenta. ENRON crecía y crecía a un ritmo
vertiginoso, a pesar de que sus ingresos no aumentaban ni existía
rendimiento en sus flujos.
Pero, ENRON necesitaba justificar tanto crecimiento, y a Jeff se le
ocurrió invertir en la India, lo cual fue de mucha expectativa para los
inversionistas. La planta en Dabhol era impresionante, todos sabían que
invertir en la India era altamente riesgoso, pero ENRON, lo podía hacer.
Sin embargo, había algo que no habían calculado, era que la India no
podía pagar el alto costo de energía que vendía ENRON. De esta forma,
la empresa perdió más de mil millones de dólares en esta inversión, y
cubrió estas pérdidas con primas y opciones financieras, que eran
ajustadas por el CFH una vez más.
(Dayana Coronado Fuentes)
¿Nadie se dio cuenta?
Los analistas de valores de Wall street también incentivaron a comprar
las acciones de ENRON, era el mejor negocio de sus vidas, iban a cobrar
primas extraordinarias por los montos negociados. En su defensa la gran
parte de ellos, argumentan que se guiaban por los estados financieros
de la empresa, que era más una cuestión de fé. Sin embargo, se
descubrió más adelante que Andy Fastow (el nuevo CFO de ENRON)
incentivaba a los corredores y analistas para invertir en ENRON. Un
ejemplo muy claro fue el del banco de inversiones Merrill Lynch, que fue
“recompensado” por ENRON por su excelente cooperación para la venta
de sus acciones.
Las acciones de ENRON subían por encima del 35% en dos días, aunque
la empresa iba en perdida. El nuevo proyecto de Jeff, la “estrategia de
banda ancha” infló temporalmente las acciones de ENRON. Sin embargo
no dio resultado y la empresa comenzó a generar perdidas, pero gracias
al nuevo sistema de Jeff, las pérdidas fueron compensadas por flujos
futuros, y nunca fueron registradas.
Sin embargo, una reportera de la revista “FORTUNE”, Bethany Mclean
publico un artículo que despertó y confirmó todas las sospechas que
tenía el mercado con respecto a ENRON. En su artículo ¿Está
sobrevaluada ENRON?, ella se preguntaba, de dónde viene el dinero de
la empresa, cuál es su liquidez, que las finanzas de ENRON no
cuadraban. Esto fue al instante respondido por Fastow, quien acabo
amenazando a la analista reportera.
Andy Fastow
Era el CFO de ENRON, su trabajo era proteger y evitar que el mercado
se dé cuenta que ENRON era un mundo de sueños (esconder deudas y
pérdidas).
No era una persona de convicciones morales fuertes. Creo una empresa
que se iba a dedicar absorber las pérdidas de ENRON y negociarlas, la
LMS, el cual era el inversionista mayoritario, es decir era juez y parte en
este caso. No se sabía por quién realmente velaba sus intereses, si por
ENRON o por su empresa LMS, y sin embargo usaba las acciones de
ENRON como garantía para sus negociaciones con LMS. Entre los
principales bancos que negociaba LMS estaban (Merril Lynch, J.P
Morgan, AON, Morgan Stanly, City bank, y más). Todos formaron parte
de este fraude, Fastow aprovechaba la avaricia de wall street.
En el 2001, a la auditora Arthur Andersen, cobró 60 mil millones de
dólares para garantizar los estados financieros de ENRON.
Con todo esto ENRON había recuperado posición en el mercado, no
había nadie quien pudiera hacerle frente, y con toda esa fuerza,
decidieron entrar al mercado energético de California, su mayor
ambición, pero también el inicio de su declive.
En 1996, ENRON ingresa al estado de California para experimentar la
liberación del precio de la energía. Sin embargo, comenzaron a hacer
arbitraje con la energía de dicho estado, con el fin de obtener mayores
ganancias. Sin embargo, esto generaba apagones rutinarios en el estado
y el incremento drástico en el precio de la energía. Prácticamente,
robaban a California y vendían esa energía a otros estados. Aun así, Jeff
utilizaba estas estrategias para sacar provecho a la energía, la llamo
“estrategia rebote”. Buscaban bases legales para sacar más dinero de
ese mercado. Sin emabrgo, el gobernador de California, Peter Barton,
declaró en estado de emergencia al estado por los constantes apagones
y tomo control nuevamente de la energía eléctrica. Estas medidas
fueron tomadas como desesperadas y tontas por Jeff, ya que mencionó
“Saben qué diferencia hay entre el estado de California y el Titanic? Que
el Titanic se hundió con las luces encendidas”
Sin embargo, Ken Lay, sabía que esto traería graves consecuencias para
ENRON. Pero tenía su ayuda, Bush, el cual ayudo a ENRON para que la
FREC (Federal Energy Regulatory Commission), no tome cartas en el
asunto, es decir, para que el estado “no se dé cuenta” de lo que pasaba.
El declive
Luego de los problemas en California, las acciones de ENRON
comenzaron a caer, y Jeff decidió renunciar de un momento a otro (14
de agosto del 2001), generando pánico e incertidumbre en los
mercados. Mucho más cuando decidieron bajar la calificación crediticia a
la división de energía de ENRON. Las cosas comenzaron a salir a la luz,
las perdidas, las deudas, y Ken Lay vuelve a tomar control de la
compañía, pero para ese instante la Comisión de Investigación de
Valores, venia investigando los movimientos de ENRON desde hace buen
tiempo. Paradójicamente, mientras que Lay anunciaba que ENRON
estaba bien y se iba a recuperar a unas cuadras más adelante de la
empresa, la compañía Andersen destruía más de una tonelada de
información que tenían de ENRON.
En plena crisis, Lay intenta nuevamente lavarse las manos y despide a
Andy Fastow, con el fin que caiga en él todas las acusaciones. Pero
ENRON ya estaba sentenciado, ya no podían esconder más sus pérdidas,
y cuando el mercado se da cuenta de que ENRON estaba siendo
investigada, el valor de sus acciones comienza a caer dramáticamente.
El 02 de diciembre del 2001, Enton se declara en quiebra despidiendo a
todos sus trabajadores.
Skilling y otros funcionarios vendieron todas sus acciones haciendo uso
de información privilegiada. Antes de su renuncia, Skilling incentivaba a
sus empleados a invertir en la compañia. ENRON congeló las cuentas de
jubilación de sus empleados, generándoles cuantiosas pérdidas.
El 25 de enero del 2002, Clifford Baxter, inversionista principal de
ENRON, se suicida de un tiro en la cabeza por la culpabilidad y acoso
policial y de la prensa.
Andy Fastow se declaró culpable y entrego más de 100 millones de
activos y redujeron su pena a 10 años de cárcel, con tal que testifique
en contra de los otros funcionarios de ENRON.
En el 2004, Skilling fue acusado de conspiración y uso de información
privilegiada, aun así, se declaró inocente.
La consultora ANDERSEN fue acusada de culpabilidad por obstrucción a
la justicia, y la compañía auditora más antigua de EE.UU, cayó
juntamente con ENRON, dejando a 29 mil empleados fuera.
Los empleados siguen demandando a los accionistas y principales
bancos. Ken Lay fue acusado por conspiración y malversación de uso de
fondos públicos.
Todo esto empezó con un puñado de gente que pensó que podía
cambiar el mundo, pero se dejaron llevar por su orgullo, ambición y
codicia, la cual no pudieron soportar.
(Samuel Chamorro Fernandez)
SE REQUIERE SUBIR VIDEOS AL MODULO
CASO ENROM
https://www.youtube.com/watch?v=aAMJ-ZNuVUQ
https://www.youtube.com/watch?v=5wqqSt0aeK4
CASO INTERBOLSA
https://www.youtube.com/watch?v=LoJVMgNIEVg
https://www.youtube.com/watch?v=lHjDzfA4iVA
CASO GRUPO NULE
https://www.youtube.com/watch?v=GOvryuqPpOM
https://www.youtube.com/watch?v=HlnTvXOVAqU