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    "HGASE M I VOLUNTAD". LA MAGIA YLOS DIOSES DOMESTICADOSELENAMUIZ GRIJALVO

    Universidad de Huelva

    RESUMENEn el presente artculo se trata de identificar la actitud que est en la base de lasfrmulas mgicas que incluyen desafos a la divinidad, o que parecen reflejar la concep-cin del poder divino subordinado al hombre, tanto en el mbito religioso pagano comoen el cristiano.

    A B S T RA C T

    An attempt is made in this paper to ascertain the attitude that gives rise to magicrecipes in which divinity is defied, or that apparently include the concept of divine poweras submitted to man, both in pagan and in christian religious environments.

    En los textos que acostumbramos a llamar "mgicos" encontramosformas de dirigirse a la divinidad tan sorprendentes como sta: V en am, oh seor del cielo, que brillas sobre el mundo de los hombres; srvemede ministro, ante hombres o mujeres, grandes o pequeos, oblgales a quehagan todo lo que yo escriba(..)i me desobedeces, la rbita del sol sequemar y la oscuridad cubrir el mundo entero(..)asta que hagas param todo lo que y o escriba o diga, en obediencia estricta a m; ahora, ahora,rpido, rpido'. En esta frmula, redactada por un mago y que pas aformar parte de un manual de magia, brilla por su ausencia cualquieratisbo de respeto formal hacia el dios. Ms an, se le habla con dureza,se le amenaza seriamente para que cumpla la voluntad del que habla.Este tipo de comportamiento coercitivo ha sido identificado a me-nudo como uno de los rasgos que permiten hablar de "magia" como

    Este trabajo ha sido realizado en el seno de un proyecto de investigacin financiadopor la DGICYT titulado "Ideologa y cambio religioso en el mundo antiguo mediterrneo"(PB - 0437).' PGM XII.14-95, fechada en el siglo I d.C.

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    152ELENAMuM GRUALvofenmeno opuesto a "religin". En un intento de diferenciar ambasdesde otro punto de vista, el sociolgico, se han atribuido a la magiafines antisociales o ilegales' . Con estas dos posturas como base se sus-cit en el siglo XIX un debate en el que, hasta nuestros das, han inter-venido antroplogos, socilogos, historiadores de la religin e inclusotelogos, y que no tiene visos de llegar a una solucin complacientepara todos.

    Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el debate enlaactualidad es que los documentos que se han agrupado en los corporamgicos no responden formalmente a los criterios que deberan dife-renciar la "magia" de la "religin". En el corpus de papiros mgicos dePreisendanz, por ejemplo, encontramos himnos que, de haber sido ha-llados fuera de este contexto, jams habran sido definidos como "m-gicos"; otras veces, los conjuros no reclaman nada que pueda conside-rarse "antisocial" o "ilegal". El problema, en realidad, es inexistente, omejor dicho, ha nacido a raz del propio debate. En el intento de esta-blecer una definicin de la magia en la que cupieran todos los textosemanados del contexto mgico, se lleg a una postura en exceso teri-ca, poco fructfera a la hora de conocer el sentimiento que da lugar ados manifestaciones que formalmente, eso s, son distintas, la mgica yla religiosa. Ya sea para distanciarlas, ya para acercarlas hasta hacerlasparecer esencialmente idnticas, se han multiplicado los estudios queintentan encasillar los testimonios mgicos dentro de las frreas etique-tas "magia" o"religin"'. Por tanto, la postura ms prudente parece serla que adopta H. S. Versnel cuando, no exento de irona, proclama queno existen ni magia ni religin, sino slo nuestras definiciones de estosconceptos, y que, sin duda, los estudiosos de principios de siglo eran

    2 ste, de hecho, es el enfoque tradicional planteado por W. J. GOODE, "Magic andreligion: a continuum", Ethnos 14 (1949), 172-82, que ya se encontraba en autores ante-riores, cf. A. J. FESTUGIERE, "La valeur religieuse des papyrus magiques", en ID., L'idalreligieux des Grecs et 1 vangile, Pars, 1932, y que contina reproducindose, total o par-cialmente, cf. U. BIANCHI, The History of Religions, Leiden, 1975, o D. E. AuNE, "Magic inEarly Christianity", ANRW II.23.2, 1507-23.

    3 Es la perspectiva de M. MAuss, "Esquisse d'une thorie genrale de la magic", L 'Annesociologique 7 (1902-3).a De hecho, un famoso papiro mgico incluye un himno de accin de gracias quedeba tener existencia independiente, como demuestra su inclusin en el Asclepio y enuno de los tratados hermticos que se ha encontrado en Nag Hammadi (PGM III.591-610=Asclepio, 41=NH VI.7). Como demuestra H. S. VERSNEL, "Beyond cursing: the appealto justice in judicial prayers", en C. A. FARAONE-D.OBBINK, Magika Hiera. Ancient Greek

    magic and religion, Oxford, 1991, 60-106: no todas los textos que han sido consideradosdefixiones se adecuan a la definicin que se ha dado para ellas.5 W. M. BRASHEAR, "The Greek Magical Papyri", ANRW 1I.18.5, Berln, 1995, 3380-3684. En la n. 53 se ofrece una bibliografa exhaustiva sobre el debate.

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    HGASEM/ VOLUNTAD. L AMAGIA Y L O S DIOSES DOMESTICADOS53ms afortunados que los de hoy, sabiendo qu era la magia y cmodetectarla6 .A la luz de los resultados obtenidos, el planteamiento que separa losmbitos en los que debe estudiarse la magia y la religin parece fuerade lugar; y, en cualquier caso, no es mi intencin entrar en este debate.En esta ocasin, me limito a constatar la existencia de dos modos deexpresin formalmente diferentes, y a preguntarme acerca de la causaltima de tal diversidad.El objetivo de este estudio, por tanto, es determinar si el individuoque recurra a la magia lo haca convencido de que poda forzar a l dios

    en cuestin a actuar conforme a su voluntad. Dicho con otras palabras:cmo era posible que coexistieran en un mismo pensamiento la de-pendencia del Destino o, en su caso, de la voluntad divina, con la posibi-lidad de doblegar esas fuerzas impositivas? Aparentemente, tal conven-cimiento exista y puede verse reflejado en conjuros como el que vea-mos al principio. Pero la posibilidad de forzar a los dioses y a los esp-ritus, de doblegar al Destino, no es algo que sugieran slo unos pocostextos mgicos. Basta con mirar un poco en torno para encontrar otrotipo de testimonios que confirman que a l menos la posibilidad rondabapor la mente a ms de uno:

    Por qu se detienen los dioses a prestar atencin a estosencantamientos ya estas hierbas, y tienen miedo de despreciarlos?Qu tipo de pacto les obliga? Deben obedecer, o se complacen enhacerlo? Es esta subordinacin larecompensaa algn tipo depiedad que no conocemos, o se debe ms bien a amenazas que nose pronuncian? Tiene poder labrujera sobre todos los dioses, oestos hechizos tirnicos se dirigen a una divinidad especial, quepuede someter al mundo de la mismaformaque se le somete aella ?7L a pregunta vuelve a plantearse cuando se constata la existencia de

    textos mgicos utilizados por cristianos: cmo conviva el concepto deuna divinidad subordinable al individuo con la imagen del todopodero-so dios judeo-cristiano? Contestar a ambas cuestiones supone entrar enel terreno del sentimiento del individuo, una pretensin que, a pesar del

    6 H. S. VERSNEL, Some reflections on the relationship magic-religion", Numen 38(1991), 177.Lucano, Bell.civ. VI.492-96; cf. tambin Artemidoro, Oneir.IV .2, y Porfirio, ad A nebo,passim, por ejemplo: (II.8) Los egipcios - incluso Queremn- dicen que este modo de actuartiene un alto poder coercitivo sobre ladivinidad.

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    154LENA M uM z GRUALvoescepticismo que ha provocado" , puede aportar nueva luz a un debateya antiguo.A la primera de las dos cuestiones se ha contestado tanto afirmativacomo negativamente. Recientemente, sin embargo, se ha impuesto la

    opinin de que, a pesar de que el individuo se expresara de un modoirrespetuoso y diera rdenes a la divinidad, en ningn momento creaque este procedimiento fuera realmente ms eficaz, ni colocaba al diosen un plano inferior al que, tericamente, debera caracterizar al fiel deuna "religin" cualquiera9 .

    Para acceder al sentimiento de un individuo resulta convenientereflexionar sobre las manifestaciones a que da lugar este sentimiento.En este caso, debemos considerar el tipo de expresiones que aparecenen los textos mgicos, as como lo que implica la propia redaccin deeste tipo de texto. Comenzando por los testimonios explcitos, en bue-na parte de los papiros mgicos, tabellae defixionum, amuletos, gemas ystraca se encuentra el mismo tono perentorio, que va desde la ordendirecta hasta la amenaza. El modo verbal ms frecuentemente emplea-do es el imperativo: ven, vete, haz, escchame, dame, abre, garantzame.Las demandas van acompaadas de clasulas condicionantes del tipo:o si no..., si me desobedeces..., no me obligues a ser violento... Y, casiinvariablemente, la comunicacin se cierra con palabras apremiantes:vamos, vamos; rpido, rpido; ahora, ahora.

    Pero no slo en las palabras se reconoce esta insolencia. De ordina-rio se piden cosas que el individuo sabe que no estn en el orden naturalde las cosas, que van, en cierto modo, contra el Destino. Eso implica lasuposicin de que el dios va a actuar contra un orden que le supera, alque est sometido inexorablemente, slo porque el individuo as se lo

    8 Y que sigue provocando, cf. R. K. RrrNER, "The religious, social, and legal parametersof traditional Egyptian magic", en M. MEYER-P. MIRECKI (eds.), Ancient magic and ritualpo -ver, Leiden, 1995, 46: tratando acerca de los problemas de definir lamagia egipcia,concluye que son abundantes "not least because it requires the investigator to intuitsubjectively the attitude of the ancient practitioner. This is not often easy or even possible".

    9 Cf. C. BOLOGN A, "Natura, miracolo, magia nel pensiero cristiano dell'Alto Medioe-vo", en P. XELLA (ed.), Magia. Studi di Storia delle Religioni in memoria di R. Garosi, Roma,1976, 264: la magia no somete al dios; simplemente lo excluye. M. J . VERM ASEREN , "Lasotriologie dans les Papyri Graecae Magicae", en U. BLWCHI-M. J. VERMASEREN (eds.), Lasoteriologia dei culti orientali nell'Impero Romano, Leiden, 1982, 19, 23: a pesar de lasexpresiones que exaltan el poder del ser humano en cuestin, ya sea mago o cliente deste, se mantiene un sentimiento de inferioridad, que se demuestra en que se sigue invo-cando al dios como revestido de poder absoluto. Ms recientemente, F. GRAF, La magicdans 'Antiquit grco-romaine, Pars, 1994, 249-255, aun partiendo de la base de que, enefecto, se poda amenazar a la divinidad, lo toma como un procedimiento in extremis, y ,en cualquier caso, niega que se intentara forzar a un dios considerado supremo.

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    HGASE Mi VOLUNTAD. L AMAGIA Y L O S DIOSES DOMESTICADOS55pide 10 .Adems, los dioses, por lo general, aparecen retratados comocaprichosos y a veces peligrosos, en la lnea de las divinidades de losmitos populares y los cultos locales descritos por los mitgrafos o porPausanias" . Ms an: a menudo lo que se pide va contra las ms ele-mentales normas de la tica, pites se trata de daar a otros individuosque ni siquiera se han comportado mal previamente: su nica falta con-siste en ser adversarios en el terreno amoroso, deportivo o judicial. Undios que se presta a este tipo de artimaas se encuentra muy alejado delideal moral que encontramos en numerosas oraciones e himnos de po-ca imperial' 2 .Puede alegarse que el que se expresaba con una soberbia tal no erael que pronunciaba el conjuro, sino su redactor. Es decir, que el irrespe-tuoso sera el mago profesional, al que se supona dotado de poderesespeciales porque haba alcanzado un grado superior de conocimientode la divinidad: conoca su verdadero nombre y los poderes especficosde cada uno de los dioses. Eso equivala a poseer el primer eslabn dela cadena que une al hombre con el dios, y le permita incluso identifi-carse con ellos 13 . Puede tambin objetarse que se supona que, en lti-mo caso, es la divinidad la que concede este poder al mago, a modo derevelacin de su esencia' ' , yque es esto lo que le permite adoptar esta' o La posibilidad de traspasar las barreras que impona el Destino a hombres y dioseses algo propio de las divinidades orientales; de ah una de las razones de su xito. D ehecho, buena parte de las incomprensibles frmulas mgicas pronunciadas por los ma-gos se basaban en su relacin, al menos formal, con el Oriente; cf. R. GORDON, "Aelian'speony: the location of magic in Greco-Roman tradition", Comparative Criticism, E. S.

    SCHAFFER (ed.), Cambridge, 1987, 59-95, pp. 87-8." Como apunta H. D. BETZ en la introduccin general a la traduccin de los papirosgriegos, cf. ID. (ed.), The Greek Magical Papyri in translation including the Demotic spells,Chicago-Londres, 1992, x 1 v .12 Sirvan como ejemplo las virtudes que atribuye a Isis (diosa que aparece tambin en

    el contexto mgico) Apuleyo, Met.XI.6: (habla Isis dirigindose a Lucio) ...Y si tu escrupulosa obediencia, tus piadosos servicios y tu castidad inviolable te hacen digno de mi divinaproteccin... En el himno a Isis y Osiris ms conocido como "Aretaloga de la Kor Kosmou"(A.-J. FESTUGIERE-A. D. SOCK, Corpus Hermeticum, tomo IV, 23, 65-68): (67) Ellos son losprimeros que, habiendo dado a conocer los tribunales, han llenado el inundo de igualdad yjusticia. Ellos son quienes, primeros autores del contrato solemne de la buena fe, han in-troducido en la vida humana al gran dios Juramento tambin. En la novela tambin en-contramos indicios de que se atribua a Isis el cuidado de la castidad de las jvenes.Cmo se compaginaba esta faceta suya con el favorecimiento de comportamientos sexua-les exentos de todo pudor? Cf. Jenofonte de feso, Efesacas, V.4.6: Oh, seora de Egipto,slvame de nuevo, t que me has socorrido a menudo: no permitas que Polyidos me viole:gracias a ti me guardo pura para Habrocomes.

    13 Cf. J. ANNEQUIN, Recherches sur 1'action magique et ses rpresentations (ler et Ilmesicles aprs J.C.), Pars, 1973, 28, 136-7. P. BROWN, "Sorcery, demons and the rise ofChristianity", en M . D O U G L A S (ed.), Witchcraft: confession and accusations, Londres, 1970,34, dice que es lo que un psicoanalista llamara "introjective identification", es decir, quese convierte en un dios.

    ' 4 Cf. H. D. BETS, "The formation of authoritative tradition in the Greek Magycal Papyri", enB. F . MEY ER -E. P. SANDER S (eds.), S elf-definition in Greco-Rom an W orld, Filadelfia, 1982, 166.

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    156ELENAUIZ GRI JALVOactitud autosuficiente. Pero en ltima instacia, el individuo que recu-rre a un mago, que le expone sus cuitas y pide un remedio, repite cuan-tas imprecaciones le propone ste y demuestra, con ello, que no temeuna reaccin adversa de la divinidad'' .

    Pero, en mi opinin, el indicio ms claro de que realmente se creapoder manipular a la divinidad es la propia confianza depositada eneste medio de comunicacin con ella. El solo hecho de acudir a unmago, de pagarle sus servicios, de poner en prctica un procedimientoa todas luces distinto al "religioso", habla de una actitud de partida dis-tinta al de la praxis ritual controlada por el sacerdocio oficial. De lamisma manera que la acumulacin de eptetos o la cansina repeticinde las frmulas deben tener un efecto psicolgico sobre quien las pro-nuncia16 , el tomar una iniciativa de este tipo tambin debe producirlo.

    Como primera conclusin, pues, podemos afirmar que quien hacauso de la magia se crea en condiciones, al menos en ese momento, deinterpelar y plantear exigencias a la divinidad, a la que senta de mododistinto de quien haca uso de expresiones "religiosas". Esta conclusinno resulta muy novedosa. Es ms interesante, ciertamente, interrogar-se acerca de la causa ltima de esta seguridad.Para este propsito resulta til considerar el tipo de necesidadesque se planteaban a la divinidad" . Las ms abundantes son las relacio-nadas con el amor y el sexo. Como norma, el que habla parece no tenermuchas posibilidades de entablar relacin con la persona objeto de sudeseo, bien porque sta prefiere a una tercera persona, bien porque,sencillamente, no est interesada en quien la pretende. Por eso se re-

    quiere la intervencin de la divinidad, que debe conseguir que el serdeseado deje de amar a su pareja actual, o dotar al demandante de unatractivo sexual irresistible que provoque el mismo efecto.Noabundan, en efecto, los conjuros en los que se toman medidas contra divinidadesofendidas o encolerizadas contra el insolente.

    1 0 Como supuso A. D. NOCK, "Greek Magical Papyri", en ID., Essays in Religion and theAncient World I, Cambridge (Mass.), 1972, 180.Es lo que H. S. VERSNEL, "Beyond..." (cf. n.4), 90, define como "differences in mentality that form the background of the twocategories"." Los distintos corpora y recopilaciones permiten llegar a conclusiones bastante fir-mes a este respecto. Papiros: K. PREISENDANZ, Papyri Graecae Magicae, 2 vols., Stuttgart,1928 y 1931 (ed. rev., A. HENRICHS, Stuttgart, 1973); H. D. BETZ, (cf. n.l l), R. W. DANIEL-F.MA L T O MI N I (eds.), Supplernentum Magicum, 2 vols., Papyrologica Coloniensia 16, 1-2,Opladen, 1990 y 1992. Tabellae defixionurn: A . AUDOLLENT, Defixionum tabellae, Pars, 1904;D. R. JORDAN, "A survey of Greek Defixiones not included in the special corpora", GRBS 26(1985), 151-97; J. G. GAGER (ed.), Curse tablets and binding spells from the Ancient World,Oxford, 1992. Hay otras recopilaciones recientes que en general aportan pocos nuevostestimonios: G. LUCK, A rcana mundi: magic and occult in the Greek and Roman worlds,Baltimore, 1985 (trad. espaola, Madrid, Gredos, 1995); R. MERKELBACH, Abrasax.Ausgewahlte papyri religidsen and magischen Inhalts, 4 vols., Opladen, 1990-1996. Brashear,op. cit. (n. 5), facilita un catlogo completo de la documentacin que existe para estudiarla magia pagana y la cristiana, pp. 3476-84.

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    HGASE MI VOLUNTAD. LAMAGIA Y L O S DIOSES DOMESTICADOS57En el segundo grupo numricamente ms importante se piden co-nocimientos que no estn al alcance de los humanos. El que realiza elconjuro desea estar al tanto de qu le deparar el futuro, qu decisindebe tomar en tal o cual situacin, quines son sus enemigos potencia-les: en suma, desea saber cosas que, de ordinario, slo conocen los dio-ses. La forma en que desea que le sean comunicados estos conocimien-tos vara de una situacin a otra: puede pedir el asesoramiento conti-nuo de un daimon o de una divinidad, o puede interesarle ms que unproblema puntual se resuelva por medio de un sueo, una visin o unorculo.

    En tercer lugar, son muy numerosas las peticiones de curacin o deproteccin frente a la enfermedad. Llama la atencin poderosamentehasta qu punto se entra en detalle: lo ms normal no es que se pidainmunidad general o buena salud de por vida, sino que se recurra a loshechizos cuando hay un problema especfico y exclusivamente para salirde l. Los males ms corrientes parecan ser la migraa y la fiebre; perose recurra tambin a la magia para protegerse de las picaduras de es-corpin, para acabar con la tos, para frenar las inflamaciones, para des-cargar los ojos cansados, para conseguir que el tero volviera a su lugartras un parto difcil, o para aligerar la hinchazn de los testculos. Re-lacionados con la salud estn los conjuros con efectos contraceptivos, ocon fines ms estticos que mdicos, como los que solicitan pechos her-mosos y firmes.

    Entre las tabellae defixionum abundan los conjuros dirigidos contralos adversarios en los procesos legales. La tabella se elaboraba antes deljuicio, posiblemente porque el cliente no estaba seguro de la victoria.Como consecuencia, tomaba este tipo de medida, que haca entrar enjuego a los poderes sobrenaturales y garantizaba un resultado favorable. No quiero decir con ello que quien recurra a los hechizos dudarade la justicia de su causa. Pero parece claro que necesitaba de un re-fuerzo psicolgico ms poderoso que los abogados o las leyes. En cual-quier caso, lo que haca recurrir a estos procedimientos era esencial-mente distinto de lo que provocaba la redaccin de otro tipo de tabellae,que contienen peticiones en forma de plegaria que emanaron de clien-tes convencidos de que pedan algo justo' 8 .

    Un cuarto grupo lo componen las frmulas profilcticas. La protec-cin se pide genricamente, es decir, contra cualquier tipo de situacinadversa que pueda acontecer. Pero, en general, las situaciones desfavo-rables se asocian a la presencia de daimones contrarios o malignos. Por

    ' 8 Este otro tipo de tabella ha sido identificada por Versnel (cf. n. 4), que llama laatencin sobre el peligro de trabajar con trminos definidos de antemano. En este caso,se trata de tablillas que externamente cumplen todos los requisitos para ser clasificadascomo defixones, pero cuyo contenido las convierte en una categora aparte.

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    158ELENAuaz GRIJALVOello, entiendo que dentro de este grupo cabran tambin los procesos deexorcismo, cuyo fin ltimo es liberar al individuo de las desgracias quele est acarreando un espritu hostil. Es muy significativa la naturali-dad con la que se toma la accin de los espritus en la vida diaria, ycomprensible, por tanto, la necesidad de ayuda de poderes que contra-rresten sus efectos negativos.

    Como es natural, los deseos de xito dejaron tambin su improntaen el mundo de la magia. Un sinfn de tabellae defixionum tenan comoobjetivo la victoria en las carreras del circo y, lgicamente, pretendanocasionar algn tipo de desgracia al contrincante. En los papiros en-contramos, asimismo, aspiraciones al xito en los negocios y en los jue-gos de azar. Y, desde luego, no es infrecuente la frmula que expresa eldeseo de xito en su estado puro, la vida repleta de satisfacciones paraquien conozca el conjuro adecuado.

    Aparte de algunos otros deseos puntuales o que, al menos, no handejado tantos rastros -provocar insomnio a un enemigo, controlar lapropia sombra, hacer amigos o mantener la casa libre de locos o deinsectos-, el ltimo grupo que requiere nuestra atencin es el de losconjuros-comodn, es decir, aquellos en los que el cliente puede intro-ducir cualquier peticin que desee, con garantas de xito. Carece desentido pretender enumerar qu usos pudieron darse a este tipo de fr-mulas. Pero resulta legtimo presuponer que el gnero de demanda nodifera mucho del de las que hemos visto. Y es que, en mi opinin,todas ellas tienen un denominador comn: el carcter urgente de lanecesidad, el deseo apremiante de que se cumpla lo que se pide, el con-vencimiento de que hace falta la intervencin de un poder superior paraque la vida contine su curso. Es este afn el que hace que el individuovuelva la mirada hacia un procedimiento tan extraordinario como supropio deseo, hacia un mtodo que implica adoptar una actitud excep-cional hacia lo divino. Y del mismo afn se deriva una concepcin di-versa de la divinidad, claramente perceptible en lo que se espera deella 19 . La propia osada de plantear este tipo de demandas habla por ssola: se ha sacado de su sitio a la divinidad, se le ha despojado, al menosmomentneamente, de su aura de respetabilidad; consecuentemente,se le puede interpelar y se espera su complicidad20 . Una necesidad

    19 Cf. A. DEREMETZ, "La prire en reprsentation Rome. De Mauss la pragmatiquecontemporaine", RHR 211.2 (1994), 141-65, especialmente pp. 155-9: los dioses son loque se les pide, la oracin inventa un mundo compuesto de identidades complejas, a lasque se asocian papeles y competencias tan numerosas como las que las han hecho nacer.

    20 La conviccin que expresan los filsofos sobre la necesidad de rezar por T K a X cFT -roil yaeoic y que los dioses decidan de qu se trata (cf. H. SCHMIDT, Veteris philosophiquonzodo iudicaverint de precibus, Giessen, 1907) y de que cualquier otro tipo de peticindesmerece a la divinidad y erosiona la moralidad (cf. H. S. VERSNEL, "Religious mentalityin ancient prayer", en ID. (ed.), Faith, hope and worship, Leiden, 1981, 24-25), la compar-tan tambin los fieles que no especulaban tanto.

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    HGASE MI VOLUNTAD. LAMAGIA Y LOS DIOSES DOMESTICADOS59imperante, o sentida como tal, ha provocado una perspectiva distintade la divinidad, que autoriza a dirigirse de forma irrespetuosa haciaella21 . sta es, pues, la causa ltima de la seguridad y la insolencia queexhiben los magos y sus clientes.Pasamos ahora a la segunda cuestin planteada. Existi la magiaespecficamente cristiana? Desde luego que s: as lo demuestran multi-tud de documentos en los que aparecen invocaciones a Jess, solo o encompaa del Padre y el Espritu Santo, a la Virgen Mara, o a santosreconocidos por la institucin eclesistica. Nocaba esperar otra cosa.Durante varios siglos, el cristianismo estuvo "cristianizndose" a s mis-mo, si se me permite la expresin: la doctrina y el culto que hicieron suentrada triunfal en la Edad Media europea poco tenan que ver con lascreencias, esperanzas y actitudes de los fieles de los siglos II y III. Losesfuerzos de los tericos cristianos para que sus correligionarios aban-donaran cierto tipo de prcticas, de las que convena distanciarse loantes posible, se parecen ms a la actitud de algunos intelectuales paga-nos que a la de muchos fieles cristianos22 .

    Teniendo en cuenta la extraordinaria capacidad propagandstica dela doctrina cristiana, tal vez sea ms llamativa la consideracin de quela mayor parte de los conjuros cristianos que nos han llegado fueranredactados tras el triunfo definitivo del cristianismo en el siglo IV. Po-dra pensarse que los magos, a la vista del indiscutible poder que ha-ban demostrado los seres divinos del entorno cristiano, los haban in-cluido entre sus invocaciones preferidas, y que los usuarios de estosencantamientos no eran cristianos. Pero, como ya he dicho, creo queaqul que repite las frmulas compuestas por un mago debe compartir-las, en cierta manera. Por otro lado, es difcilmente imaginable que unpagano se expresara de forma tan caractersticamente cristiana comosta: (...) Soy una pobre viuda con hijos hurfanos... apelo al Padre y alHijo y al Espritu Santo y a la Trinidad consustancial, para que me escu-che y juzgue a mi favor, rpido, contra este hombre que est hacindome

    21 De hecho, sabemos que, ya desde poca clsica, la posibilidad de forzar a la divini-dad se contemplaba como mtodo para alcanzar cualquier fin, tanto si se considerabalegtimo como si no; Platn habla de la goeteacomo la intencin de forzar a los dioses y ,por tanto, como ilegtima, pero en ningn momento como irreal (Lg.X.909b). De hecho,era la nocin de que se estaba ejerciendo un cierto tipo de fuerza sobre la divinidad lo quepesaba a la hora de considerar legtima o ilegtima una determinada prctica ritual. Enconsecuencia, todos saban qu tipo de comportamiento deban evitar si no queran sertachados de magos. Rezar, orar, solicitar.., eran vocablos legtimos; atar, obligar.., deno-taban otro tipo de actitud que se miraba con recelo (cf. H. S. VERSNEL, Some reflections..."(cf. n.6), 188-91).11 Basta leer la Epstola a Anebo de Porfirio para percibir la repulsa que provocaba elcomportamiento extravagante de los magos en ciertos sectores filosficos.

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    160LENA MUIZ GRIJALVOmal (.)23. Existe, adems, un buen nmero de papiros mgicos coptos,y por tanto indiscutiblemente compuestos por o para cristianos.El hecho de que un cristiano recurriera a la magia, a pesar de serespecialmente advertido de sus nefastas consecuencias es, segn creo,una prueba ms de que era el carcter de la necesidad lo que determi-naba el tipo de comunicacin con la divinidad. Desde el principio, lascomunidades cristianas se haban preocupado por aclarar los trminosen que deba llevarse a cabo esta comunicacin. Los tratados de ora-cin informaban al catecmeno y recordaban al fiel qu actitud debaadoptar para hablar con Dios: la postura, la orientacin, el volumen de

    la voz, la frecuencia, el momento... Todo estaba sujeto a normas seve-ras24 , incluso el contenido de la plegaria: en su totalidad, los tratadistascoincidan en que debe pedirse que se haga la voluntad de Dios o, entodo caso, que la cercana entre el que reza y Dios sea tanta que ambasvoluntades no sean sino una.Aunque los miembros de las comunidades cristianas no alcanzaranen sus rezos la profundidad que proponan Orgenes o Tertuliano, en lamente de todos deba pesar lo que haban aprendido en las catequesisprebautismales: que la oracin era un canal de comunicacin abiertopor el Seor para que su pueblo solicitara bienes espirituales. No es deextraar que, enfrentado a necesidades ms inmediatas, el cristianorecurriese a frmulas que le permitiesen expresarse de otra manera y ,sobre todo, solicitar otro tipo de favores.En efecto, analizando la documentacin mgica cristiana no encon-tramos grandes sorpresas, respecto a las constantes manifestadas por

    la pagana25 . El argumento principal de los conjuros vuelven a ser lasenfermedades propias o de los seres queridos, el deseo sexual, el senti-miento de desamparo y la necesidad de proteccin frente a espritushostiles. Tampoco ha variado la tcnica de la repeticin o la pretensinde que Dios acte de manera poco tica:

    23 MEYER, Coptic texts, n 89.24Los distintos tratadistas (ss. II-V) coinciden en las lneas fundamentales que debaseguir la oracin personal y la comunitaria, cf. Ignacio de Antioqua, Ep. ad Polic. 2.2;Clemente de Alejandra, Strom. VII.6.38-44; Tertuliano, De oratione; Orgenes, De oratione;Cipriano de Cartago, De domenica oratione; Evagrio Pntico, De oratione; Pseudo-Macario,

    De oratione. Esto autoriza a suponer que las lecciones de oracin que se daban a loscatecmenos iran en la misma lnea.25 Cf. K. PREISENDANZ, PGM II, pp.209-236; R. GRArrtN (ed.), Patrologia Orientalis, XVI I I ;

    R. W. DANIEL-F. MALTOMINI (eds.), Suupplementtinmz Magicuin, I.22-36; II.59-61; M. MEYER-R. SMITH-N. KELSE' (eds.), Ancient Christian magic. Coptic texts of ritual power, San Fran-cisco, 1994; R. MERKELSACH, Abrasax IV.

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    H G A S E MI V O L U N T A D . L AM A G I A Y L O S D I O S E S D O M E S T I C A D O S6 1(...) T que coronaste a Esteban, el primer mrtir (...) Yo teconjuro a ti, que ests sentado sobre el carro del querubn, (...)con miles y miles de ngeles y arcngeles... santo, santo, santo,santo, santo, santo, santo, santo (...) Debes golpearlo como gol-peaste a los 185.000 del ejrcito asirio en una sola noche. Debesprovocarle fiebre, escalofros... 26

    Y , desde luego, no se ha dejado de lado el tono irreverente:Si no obedeces las cosas de mi boca y aceptas las de mi mano,bajar al mundo inferior y traer a Tartarouchos y dir: "Tam-bin t eres un dios. Acepta mi deseo y satisface mi peticinacerca de N hija de N". (...) Si ella no viene a m, detendr al solen su carro, la luna en su recorrido, la corona de estrellas en lacabeza de Jess, hasta que satisfagas mi peticin, enseguida .

    No slo los papiros o los amuletos demuestran que, efectivamente,haba cristianos que recurran a la magia. Las propias fuentes de infor-macin cristianas hablan de la prctica de exorcismos an en vida deJess, de la invocacin de su nombre como arma poderosa y de la utili-zacin del smbolo de la cruz para asegurarse la proteccin divina28 .Incluso a los sacramentos, especialmente al bautismo, se les suponaun cierto poder milagroso29 .

    No es necesario cuestionarse cmo pudo generarse el concepto deun dios manipulable a partir de la idea judeocristiana de la divinidad30 ,o hasta qu punto ambas creencias entraron en conflicto, porque talconflicto jams existi. La magia cristiana no fue un fenmeno nove-doso o "desarrollado en coherencia con la construccin de la realidad

    26 M E Y E R , Coptic texts, n 89.27 M E Y E R , Coptic texts, n 75.28 Cf. por ejemplo Mc.5:1-19; Justino, Dialog. (passim); Ireneo, Adv.haer.2.32.4-5;Hplito de Roma, De apost. trad. 37.1.29 Con respecto a las diferentes prcticas mgicas cristianas, c f . S . B E N K O , Pagan Rome

    and the early Christians, Londres, 1984, 103-39: "Magic and Early Christianity". Debodecir, no obstante, que no me parece adecuado poner a Tertuliano como ejemplo del fielque crea en la eficacia sobrenatural del bautismo (cf. Benko, 124). Esta conviccin debaser corriente, ms bien, entre quienes tenan arraigada la creencia en una afinidad entreel mundo material y el espiritual, yen la posibilidad de que se afectaran entre s de mane-ra mecnica (como apunta el propio Benko, ibid., 121-2).30 Definida a menudo como esencialmente opuesta a cualquier otra idea de divini-

    dad, cf. F. C U M O N T , Les religions orientales dans le paganisme ronzain, Pars, 1929, 119: "Onne trouve en Syrie rien d'analogue ce qui existait en gypte, o le prte croyait pouvoircontraindre ses dieux agir et osait mme les menacer. La distance qui spare 1'humainet le divin fut toujours beaucoup plus large chez les Smites".

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    1 6 2 LENA MUIZGRJJALVOpropia del cristianismo"31 . Los cristianos continuaron recurriendo sinvacilar a un procedimiento que exista ya en su entorno. Y , por ms quelos apologetas lo negaran, por ms que los Padres de la Iglesia pusierande manifiesto la evidente contradiccin entre la doctrina cristiana y laprctica mgica, los fieles siguieron acudiendo a ella largo tiempo des-pus de que desapareciera el esquema teolgico pagano que la habavisto nacer.

    En el estudio del cristianismo primitivo es necesario olvidar, de unavez por todas, la perspectiva, an presente en algunos estudios, de unascomunidades heterogneas en perfecta comunin espiritual con lo quepredicaban los tericos que "fabricaron" la ortodoxia cristiana. Paraello, los testimonios que nos acercan directamente a los fieles son msvaliosos que cualquier tratado. Es el caso de la magia cristiana. Situviramos que trazar el perfil de los fieles cristianos basndonos en losesfuerzos normalizadores de obispos y presbteros, llegaramos a afir-mat; como ya se ha hecho, que el cristianismo era "estructuralmenteservil" hacia la divinidad3 2 . Sin embargo, hemos visto que quienes ha-can uso de la magia queran creer que tenan la posibilidad de alterar elDestino. Este afn no era, desde luego, un "elemento extrao" dentrodel cristianismo3 3 . No era ms que el anhelo de lograr que "se haga mivoluntad". Cuando este deseo, comn a todos al fin y al cabo, se expre-saba de forma autoritaria e insolente, era identificado como "magia"3 4Exista, pues, la conciencia generalizada de que se poda recurrir a unprocedimiento excepcional.

    Como propone D. E. AUNE, "Magic in Early Christianity", ANRW 11.23.2, 1520, ha-cindose eco de A. A. BAxa, "The survival of magical arts", en A. MOMIGLIANO, The conflictbetween Paganism and Christianity in the fourth century, Oxford, 1963, 107.

    32 H. W. PLEKET, "Religious History as the History of Mentality: the 'believer' as servantof the deity in the Greek World", en H. S. VERSNEL, Faith, hope and worship, Leiden, 1981,192.

    3 3 P. CRASTA, "Graeco-Christian Magycal Papyri", Studia Papvrologica 18 (1979), 31.Es muy ilustrativa tambin la postura que adopta A. HAMMAN, "La prire chrtienne et laprire paienne, formes et diffrences", ANRW I1.23.2, 1244: segn l, el imperativo 'V e "era muy utilizado en los Himnos rficos y en los papiros mgicos en general; pero enstos se utiliza para presionar a Dios, adiferencia del cristianismo, que lo emplea parainsertar a Dios en la Historia.34 Cf. BRASHEAR, op. cit. (n. 5), 3447: "algunas prcticas que podran parecernos mgi-cas eran consideradas por los antiguos como procedimientos normales de la religin es-tablecida: la haruspicina, los augurios, la hepatoscopia, la ornitomancia, las preguntasoraculares". La razn es bien sencilla: en ningn momento faltaban al respeto debido alos dioses.