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ANUARIO DE mmSOFfA DELDERECHO XLI (1995) z17-238 ~~- u -~--- -- conciencia : Reflexión ^~~~- Por ANGEL CUENCA Murcia En este trabajo pretendo exponer unas líneas básicas acerca de la Objeción de Conciencia en su aspecto ético . Con ello, quiero contri- buir a una rJor comprensión del problema global de la Desobedien cia Civil y la Objeción de Conciencia, problema que en los últimos aflos viene siendo objeto de debate y reflexión . Entendemos por Objeción de Conciencia la actitud que adopta una persona cuando no está dispuesto a obedecer un mandato de la au- toridad, alegando que existen en el interior de su conciencia unas razo pes que le impiden realizar la conducta prescrita . Las razones que se invocan como causas para adoptar tal actitud son : a) La concepción fi- losófica o humanitaria del sujeto . b) Principios o convicciones mora- les . c) Convicciones políticar d) Motívos o creencias religiosas . Desde Conciencia, corno tal, Objeción de Conciencia : 1) Legal y no-legal . 2) Objeciones de con- ciencia profesionales o deontológicas. 3) Objeción de conciencia reli- La Objeción de noestá tipificada ooluDo- cluruoióoOuiversuldn!oaDcnecbosffomuaoomde la(JDJDcomo dere- cho fundamental, pero / está está implícitamente reconocida en su artículo 18 : «Todo individuo tiene derecho ululibertad de religión, de concien- cia ydcox expresión» . Partiendo de este artículo 18, quiero dar un rodeo responsabilidad, argumeritativo para tratar de analizar éticamente tanto la actitud como el fenómeno de la objeción de conciencia, Para ello, creo necesario ba- sarme en tres actitudes fundamentales de toda ética democrática: La lutolerancia y el diálogo .

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ANUARIO DE mmSOFfADELDERECHO XLI (1995) z17-238

~~-u-~--- -- conciencia: Reflexión̂ ~~~-

Por ANGEL CUENCAMurcia

En este trabajo pretendo exponer unas líneas básicas acerca de laObjeción de Conciencia en su aspecto ético. Con ello, quiero contri-buir a una rJor comprensión del problema global de la Desobediencia Civil y la Objeción de Conciencia, problema que en los últimosaflos viene siendo objeto de debate y reflexión.

Entendemos por Objeción de Conciencia la actitud que adoptaunapersona cuando no está dispuesto a obedecer un mandato de la au-toridad, alegando que existen en el interior de su conciencia unas razopes que le impiden realizar la conducta prescrita. Las razones que seinvocan como causas para adoptar tal actitud son: a) La concepción fi-losófica o humanitaria del sujeto . b) Principios o convicciones mora-les. c) Convicciones políticar d) Motívos o creencias religiosas .

Desde

Conciencia, corno tal,

Objeción de Conciencia : 1) Legal y no-legal . 2) Objeciones de con-ciencia profesionales o deontológicas. 3) Objeción de conciencia reli-

La Objeción de

noestá tipificada ooluDo-cluruoióoOuiversuldn!oaDcnecbosffomuaoomde la(JDJDcomo dere-cho fundamental, pero / estáestá implícitamente reconocida en su artículo18 : «Todo individuo tiene derecho ululibertad de religión, de concien-cia ydcoxexpresión» . Partiendo de este artículo 18, quiero dar un rodeo

responsabilidad,

argumeritativo para tratar de analizar éticamente tanto la actitud comoel fenómeno de la objeción de conciencia, Para ello, creo necesario ba-sarme en tres actitudes fundamentales de toda ética democrática: La

lutolerancia y el diálogo.

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1.

La Responsabilidad: Partimos de un hecho fundamental:Sólo el ser libre es responsable. Ser responsable es el que de formaautónoma elige aquello que seria y razonablemente cree que debe ele-gir. Siguiendo a Victoria Camps 1, se puede enumerar cuatro teoríasde la responsabilidad : a) Nietzsche afirma que individuo autónomo esaquel que tiene voluntad propia, se siente único y sólo da cuenta de síante sí mismo. b) Sartre piensa que el hombre es totalmente libre y sudecisión ha de ser inventada en cada caso, pero al elegir, elige a todoslos hombres. Lo cual quiere decir que nuestra elección ha de ser gene-ralizable. c) Max Weber distingue dos tipos de éticas : la ética de laresponsabilidad, o la disposición de asumir las consecuencias de laspropias decisiones y la ética de las intenciones que defiende la buenavoluntad independientemente de los resultados . El defiende que nobastan las buenas intenciones, además es necesario responsabilizarsede las consecuencias del propio comportamiento. d) Hanna Arendtafirma que debemos aprender a asumir la responsabilidad del mundo.La falta de esa responsabilidad conlleva resistirse a madurar ya ense-ñar los contenidos de la propia experiencia.

Con estas cuatro opiniones podemos llegar a la síntesis siguiente :Responsabilidad quiere decir libertad y autonomía del sujeto que escapaz de comprometerse consigo y con los otros para realizar un com-portamiento social y responder de las propias acciones ante los demás.Hoy ya no es posible hablar simplemente de responsabilidad indivi-dual a secas. Esta existe, pero, inserta en un todo social . Somos respon-sables individual y socialmente de la humanidad, del cosmos, de lapaz, de la honradez y de lajusticia.

La autonomía moral quedó ya definitivamente consagrada porKant 2 . Esta autonomía de la persona en el campo de la moral poseedos facetas que solidifican su significado, es autorreferente e inter-subjetiva. «O sea --dice Carlos S . Nino- que aquí tenemos dos sen-tidos de "autonomía" que son tales que uno está comprometido por elotro, cuyo dominio es más amplio que el primero: este último, que esel empleado por Kant, se refiere a la libre adopción, como guía de ac-ciones y actitudes, de cualquier principio moral; el primero, que es el queestá incorporado al principio universal de la autonomía de la persona, serefiere sólo a la libre elección de pautas y modelos correspondientes a la

1 .

CAMPS, V., Irtrtudes Públicas, Madrid, Espasa Calpe, 1990, pp. 57-67.2.

«Y no es de admirar, si consideramos todos los esfuerzos emprendidos hastaahora para descubrir el principio de la moralidad, que todos hayan fallado necesaria-mente. Veíase al hombre atado por su deber a las leyes : mas nadie cayó en pensar queestaba sujeto a su propia legislación, si bien ésta es universal, y que estaba obligadosolamente a obrar de conformidad con su propia voluntad legisladora, si bien ésta, se-gún el fin natural, legisla universalmente . . . Llamaré a este principio el de la AUTONO-MIAde la voluntad, en oposición a cualquier otro que, por lo mismo, calificaré deheteronomía^ KANT, L, Fundamentación de la Metafísica delas Costumbres, Madrid,Espasa Calpe, 1967 3, pp . 89-90.

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moral personal o autorreferente (que es la que determina los planes devida de los individuos)» 3 .

2.

LaTolerancia: Es una de las actitudes básicas de la democra-cia. No se trata de una postura pasiva, sino que implica en el sujeto laconvicción de que los demás son iguales a nosotros, son respetablessus opiniones y creencias y nadie posee la verdad al completo. Todasociedad democrática es necesariamente plural, con diferencia de cos-tumbres y formas de vida.

Los pioneros en la racionalización de la tolerancia fueron Lockecon su Epístola de Tolerantia y John Stuart Mill con su On Liberty.Tanto uno como otro defienden dos puntos : «l) La convicción de quela verdad total no la tiene nadie; 2) el deber del respeto mutuo deriva-do del reconocimiento de una igualdad fundamental de todos los hu-manas» 4.

Toda persona posee unacapacidad dejuicio yrazonamiento ycadauno actúa de acuerdo con lo que deduce que es bueno para él, en estose ha de basar nuestro respeto, en que cada uno es libre para autodeter-minarse. Pero, la tolerancia ¿es absoluta? Ya Stuart Mill le ponía uncoto : el daño quepodemos hacer a los demás. El hecho de vivir en so-ciedad conlleva, según Stuart Mill, un modo de conducta hacia los de-más. Esta conducta consiste, primero, en no hacer daño a los interesesde los demás; más aún, aquellos intereses que deben ser consideradoscomo derechos ; y, segundo, en que cada persona se responsabilice desu parcela de trabajos y sacrificios contraídos en la defensa de la socie-dad 5 . La tolerancia tendría su marco en la justicia y su límite en el re-chazode la injusticia, el dominio y la violencia.

En definitiva, en una sociedad democráticay en una ética pluralis-ta, la tolerancia debe ser un objetivo a lograr. El grado de tolerancia hade ser el máximo posible. El límite a la tolerancia ha de ser el mínimo.Ydebe estar en la línea del mal objetivo quehacemos a los otros, la in-justicia que destruye a los más desposeídos y a las minorías, la violen-cia que ejercemos en nombre de ideas de dudoso fundamento. Encualquier caso, la tolerancia es una cualidad individual y colectiva quehay que ir construyendo poco a poco y perfeccionándola a base deaciertos y errores.

3.

El Diálogo: La tercera actitud de una ética democrática es laactitud dialogante . Todos sabemos que una propiedad básica en el serhumano es el psiquismo pensante . Desde que Descartes dedujo que laesencia del hombre es el pensar, la historia del hombre ha ido parejade unos logros y éxitos sin cuento, a lo que modernamente hemos

3 .

NiNo, C.S ., Etica y Derechos Humanos, Barcelona, Ariel,1989, p. 230.4.

CAMFS, V., op. cit., p. 85 .5.

STUART MILL, J., On Liberty, Glasgow, Collins, 1962, p. 137. Vers . cast ., Es-pasa Calpe, Madrid, 1991, pp. 172-173 .

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denominado «progreso» . Efectivamente, el progreso de la humanidadha sido la consecuencia más evidente de perderle miedo al pensar.Pero, el pensamiento humano no habría sido tan eficaz de no habermediado la palabra, el discurso y el diálogo 6.

El diálogo constituye el entendimiento de los hombres, la interdis-ciplinariedad en el campo de la ciencia, la convención o el pacto en elcampo de la política y, sobre todo, el diálogo y la comunicabilidad sonvistos por muchos como unatarea ética. Esto es lo queHabermas quie-re decir, cuando afirma : «La idea teórica fundamental de una ética dela comunicación es la del discurso universal, el "ideal formal de unentendimiento lingüístico". Y como esta idea de un entendimiento ra-cionalmente motivado está ya contenida en la estructura misma dellenguaje, no se trata de una simple exigencia de la razón práctica, sinode algo ya inserto en la reproducción de la vida social» 7. Nunca loshombres se han entendido como personas sin la palabra. Allí donde eldiálogo ha estado ausente, ha aparecido la intransigencia, la violenciay la guerra .

Hoy día no podemos entender la vida interpersonal sin unético que consiste : 1 .0) En ser fiel a nuestros propios principios y, almismo tiempo, respetar los puntos de vista y las opciones de los de-más. 2.0) Búsqueda conjunta de lo verdadero, buenoy justo para los in-dividuos y grupos sociales . 3.0) Tratando de apoyarnos en todo aquelloque nos une y nos asemeja personal y culturalmente . 4.0) No pensarnuncaque tenemos el patrimonio de la verdad, del bien ode lajusticia.Antes bien, estar convencidos que la perspectiva de los otros puede ser,al menos, tan válida como la nuestra.

Acabado este rodeo metodológico que he considerado necesariopara adoptar la conveniente actitud ética, ahora me dispongo a estudiarel fenómeno de la «Objeción de Conciencia».

LA OBJECION DE CONCIENCIA COMOACTITUD DE

NO-VIOLENCIA

El problema de la violencia es a la vez un problema antiguo y mo-derno. Es antiguo por cuanto el hombre, según nos consta, ha utilizado

6.

«Roben Alexi, comentando a Habermas, sintetizalascuatro exigencias del diálo-go para este autor: 1) Igualdad de oportunidadespara todos los participantes en el discurso.2) La misma posibilidad de realizar interpretaciones, afirmacion°s yjustificaciones. 3)Existencia de hablantescon las mismas capacidades para utilizar actos de habla . 4) Existenciade hablantes con capacidad para usar actosde habla regulativos . Ymás adelante añade: Se-gún Habermas, las normas fundamentales del diálogo racional definidas por la situaciónideal de diálogo no se presuponen sóloen el discurso, sino que también están en labase delas pretensiones de validez planteadas en el actuar cotidiano». CUENCA,A. «Valor y Ley»,Revista de Estudios Políticos, (Nueva Epoca) N.O 80, abril-junio, 1993, p. 149.

7.

HABERMAs, J., Teoría de laAcción Comunicativa II, Madrid,Taurus,1987, p. 138.

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siempre la fuerza física para hacer valer su poderío, sus ansias de co-lonización, su deseo de tener más, sus creencias religiosas, su convic-ción de saber más que los otros, su saciedad de resentimiento yesclavitud, etc. Por estos y otros motivos los seres humanos se han sal-tado muchas veces las reglas de juego y han practicado la violencia.Pero, a la vez, es un problema nuevo, porque las. formas de violenciase han sofisticado y tecnologizado hasta extremos exagerados, lo queha permitido la destrucción masiva del contrario, la matanza de ino-centes como instrumento de coacción ola tortura refinada como mediode persuasión .

En todos estos casos el hombre sigue demostrando que la violen-cia forma parte de su naturaleza y de su vida . ¿Por qué el hombre esviolento? «Sería necesario buscar bien abajo y muy arriba las complicidades de una afectividad humana ligada a lo terrible en la historia . Lapsicología somera del empirismo que gravita en torno al placer y al do-lor, al bienestar yla felicidad, omite lo irascible, el gusto por el obstáculo,la voluntad de expansión, de combate y dominación, los instintos demuerte y sobre todo esa capacidad de destrucción, ese apetito de catás-trofe que constituye la contraparte de todas las disciplinas que hacendel edificio psíquico del hombre un equilibrio inestable y siempreamenazado»

Lo chocante y a la vez patético es que la violencia del vecino noprovoca en los demás amor y comprensión, sino más violencia . Estaviolencia en segundo grado quedajustificada y hasta consagrada por elderecho y la religión como el único modo de acallar al violento . A laviolencia de la sublevación le sustituye la violencia de la opresión, oviceversa. Es como si estuviésemos convencidos de que no es posiblela co-existencia de todos los hombres en el mundo. Alguien estorba,está demás, yestamos convencidos de que son los otros, creándose asíuna espiral de violencia de cuya realidad nos da testimonio la historia .

Ahora bien, si la violencia es lo normal en la historia, ¿cómo puedeentrar en ella la no-violencia? Si la violencia es lo «natural», entoncesla no-violencia ¿es «anti-natural»? Si la no-violencia quiere ser efectiva y no quedarse en algo puramente marginal y testimonial, tiene quetener un sentido y ha de entrar en la historia . «La fe del no-violentosignifica, en primer lugar, que sus negativas a la obediencia otorganuna presencia real a valores que los hombres de buena voluntad vis-lumbran tan sólo al térrnino de una larga historia. Su fe consiste en queese homenaje concreto y actual, tributado a la amistad posible entre loshombres, no encuentre reducida su eficacia a esos inevitables efectosen el balance de las violencias contrarias» 9.

$.

RICOEUR, P, «L'homme non violent et sa présence á I'histoire», Esprit, Fév-rier 1949 . Reproducido en RICOEUR, P, Política, Sociedad e Historicidad, B. Aires,Docencia, 1986, p. 47.

9.

RICOEUR, P, loc. cit., P. 50.

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Esos valores de la no-violencia podrán serconcretados en el diálo-go, la comprensión, la tolerancia y la Objeción de Conciencia comoforma de no-colaboración en unos objetivos no pacíficos . Vivimos enuna época en que ya es muy difícil hablar de guerra justa, por cuantotodas las guerras engendran más violencia que la queeliminan. Aesterespecto son significativas y ejemplares la palabras de Bemhard Há-ring : «Nosotras tenemos el coraje de contemplar cara a cara el mal,porque conocemosuna alternativa. En un momento histórico, en el queya ni siquiera es posible pensar y hablar de la guerra con sentido, no-sotros podemos y queremos abrirnos radicalmente al mensaje de lapaz, anunciar la paz y servirla a la vez que brindar incansablemente laclave del cambio . En este sentido nos sumamos a la llamada de GeorgeBemanos: "Al mundo de la bomba atómica ya no se le puede oponerotra cosa que la revolución de las conciencias, del mayor número po-sible de conciencias"» 10.

Tratar de definir la no-violencia es harto difícil por cuanto no to-dos los llamados noviolentos poseen unos mismos objetivos y pautasde conducta . Unos la adoptan como forma de vida y otros corno unmodo concreto de acción política. Pero lo que la mayoría de ellos pro-pugna es unano-cooperación odesobediencia para con los medios vio-lentos . Desde esta perspectiva, antimilitarismo y no-violencia sonconceptos diferentes, aunque muchos de los que adoptan la postura deObjeción de Conciencia participan de ambos ideales 11 .

Como hecho de relevancia en nuestra época cabe resaltar un surgi-miento en la década de los sesenta de un movimiento heterogéneo decarácter pacifista que adopta la Objeción de Conciencia al servicio militar por razones éticas y religiosas. «Cabe aludir ---dice Gerardo Lan-drove- sin afán de exhaustividad, al retroceso de la intolerancia yparalelo reconocimiento de las libertades individuales en los sistemasdemocráticos, el compromiso de algunas confesiones como los Testi-gos de Jehová, los planteamientos libertarios, ejemplos tan significati-vos como los de Ghandi, Martín Luther King o Einstein, la siniestraguerra del Vietnam, la carrera nuclear, el renovador Concilio Vaticano II,la aparición de grupos sociales y movimientos construidos sobre soli-daridades distintas de las de clase, etc.» 12.

Todos estos acontecimientos y personajes famosos han ejercido suinfluencia al modo de signos de los tiempos y han propulsado la acti-tud no-violenta como modo de vida y de actitud. Pero no se crea que lapostura de no-violencia es un modo de resistencia meramente pasivo 0ineficaz . Es patente quecuando unapersona notoria oun grupo de gen-tes bien organizado que adoptan, convencidos tal actitud pueden tener

10.

HARING, B., La No-Violencia, Barcelona, Herder, 1989, pp. 168-169.11 .

AA. VV, Con razón, insumisión, Madrid, Revolución, 1990, pp . 37-38.12.

LANDROVE,G., Objeciónde conciencia, insumisióny Derecho Penal, Valen-cia, Tirant lo blanch, 1992, p. 30 .

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tanto éxito o más alargo plazo que una acción violenta . Paul Ricoeur,al comentar las campañas de no-violencia activa ejecutadas por Gandhi,afirmó : «Se nota allí un agudo sentido de los efectos de masa, median-te la disciplina, la resolución y, sobre todo, la ausencia total de miedoante la prisión y la muerte . Es aquí donde el carácter activo de la no-violencia estalla : el verdadero dejar hacer, a los ojos de Gandhi, ésla violencia; por ella me entrego al cabecilla, al jefe ; la no-violencia espara él lafuerza» 13 .

Pero la no-violencia como forma de vida y de acción tiene sus lí-mites y es bueno contar con ellos. En primer lugar, tiene una connota-ción negativa . No colaborar en la violencia, no matar al enemigo, no alservicio militar, no obediencia al Estado.. . son formas de resistenciaque, en definitiva, no comportan una acción positiva de construcciónde la paz y la concordia. En segundo lugar, la no-violencia apareceen momentos puntuales y discontinuos . Sirve más bien para promo-ver campañas concretas antibelicistas, pero no posee una eficaciacontinuada dentro de una sociedad progresista. En tercer lugar, lanoviolencia surge como posicionamiento personal ante órdenes oleyes concretas que afectan circunstancialmente . En cuarto lugar,las campañas de no-violencia no tienen una fuerza efectiva en lamasa de los ciudadanos, son más bien posturas de élites pensan-tes.

Con todas estas limitaciones no quiero oponerme ni infravalorar laactitud de no-violencia. Es una praxis muyválida y respetable y funda-mento para la Objeción de Conciencia. Pero pienso que en una sociedad democrática como la nuestra las posiciones no-violentas deben iracompañadas con formas de participación democráticas y constructo-ras de pazmás activas y eficaces . Por eso, seríanecesario que todos co-laborásemos dialécticamente en un nuevo paradigma de sociedadplural, abierta, dialogante y pacífica sobre la base de la justicia . Dichoparadigma podrá concretarse, ajuicio de Hans Kung,en los siguientestérminos : «El nuevo paradigma incluirá una pluralidad heterogénea deproyectos vitales, comportamientos, lenguajes, formas de vida, com-portamientos científicos, sistemas económicos, modelos sociales ycomunidades creyentes, todo lo cual de ningún modo excluye unconsenso social básico .. .En una nueva constelación mundial, laposmodernidad exige un nuevo consensofundamental sobre convic-ciones humanas integradoras, a las que necesariamente deberáorientarse la sociedad pluralista democrática, si realmente quiere so-brevivir» 14.

13 .

RICOBUR, 1?, Loc. cit., p. 52.14 .

KüNG,H., Proyecto de una ética mundial, Madrid, Trotta, 1991, p. 39 .

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2. RASGOS DISTINTIVOS DE LA OBJECION DE CONCIENCIA

Para no engendrar confusión a la hora de hacer valoraciones éticas,vamos a hacer una distinción elemental entre conceptos que a veces seusan para designar actitudes parecidas . Son los conceptos de : Objeciónde Conciencia, Insumisión y Desobediencia Civil : 1) Objeción deConciencia es el rechazo de la norma que afecta personalmente en co-herencia con la propia actitud o con los valores morales o religiososque el sujeto ha asumida. 2) Insumisión es la postura que rechaza elcumplimiento del servicio militar obligatorio, así como la prestaciónsocial sustitutoria, corno formamás radical de oponerse a aquél, no en-trando en el juego de una ley que trata de perpetuar el estado de cosasexistente . 3) Desobediencia Civil: Consiste en el intento de modificartodo el sistema de normas porque no se está de acuerdo con la ideolo-gía o concepción que las ampara.

Estas tres actitudes, además de diferenciarse conceptualmente, sediferencian en cuanto a su fundamentación : La Objeción de Concien-cia se fundamenta en las convicciones morales o religiosas . Las motivaciones del insumiso son fundamentalmente político-filosóficas . LaDesobediencia Civil, por su parte, se fundamenta básicamente en unconflicto entre derecho y política .

Aquí nos centramos en la Objeción de Conciencia, por cuanto esuna actitud que se fundamenta principalmente en motivaciones éticas .Tales motivaciones consisten en que el sujeto considera que el cumplirtal norma produce en él una lesión grave que afecta a su conciencia . Esdecir, el mandato al que desobedece el objetor está en plena contradic-ción con sus convicciones éticas particulares y, por ello, constituye unaagresión asu conciencia . Como dice Peter Singer: «El rasgo distintivode la desobediencia de la persona aquien habitualmente se llama "ob-jetor de conciencia" sólo es su carácter de ser unadesobediencia con-cienzuda cuando se la compara con la de quienes, por egoísmo o porotros motivos menos dignos, se niega a hacer lo que legalmente estánobligados a hacer» 15 .

El objetor desobedece esta norma, aunque no entra en la discu-sión de, si tal norma es o no es injusta para los demás. Su postura (ladel objetor) no es una postura psicológica, sino axiológica, es decir,se siente con la necesidad imperiosa, con el deber personal de decir«no» de una manera explícita a la ley que le impele a hacer algoconcreto 16 . El objetor no es un revolucionario, ni un subversivo delorden constituido.

15 .

SINGER, P, Democracia y Desobediencia, Barcelona, Ariel, 1985, p. 107.16.

D'AGOSTINO, F, «lobiezione di coscienza nella prospettiva di una societádemocratica avanzata», Il Diritto Ecclesiastico, Anno C111, 111992, p. 66 .

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Objeción de conciencia: Reflexión Etica

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<« . . . no trata ni de un intento de obligar a la mayoría a modificar sudecisión, ni de un intento de obtener publicidad o de pedir a la mayoríaque reconsidere su decisión» 17 .

En la Objeción al servicio militar podemos distinguir varias acep-ciones : a) Objeción relativa que consiste en la negativa a prestar unservicio militar con armas. b) Objeción absoluta cuando la objeción esa cualquier tipo de servicio militar, sea armado o no . c) Objeción totalcuando, además de lo anterior, se rechaza la prestación de un serviciocivil sustitutorio .

3. LA OBJECION DE CONCIENCIA EN LA HISTORIA

Ya en el pensamiento griego se da importancia a la conciencia in-dividual y se manifiestan incipientes ideas pacifistas . Sócrates es con-siderado como el precursor de la Objeción de Conciencia. De hecho,cuando ya estaba para morir, condenado por seguir sus propias convic-ciones, dice a Critón, un amigodispuesto a salvarle de la muerte : «Por-que yo, no sólo ahora, sino siempre, he sido un hombre dispuesto aobedecer, entre todo lo que se me alcanza, a la razón queen mis medi-taciones se me muestracomo la mejor» 18. Esto lo afirma Sócrates enun contexto en donde resalta la importancia y trascendencia de la obe-diencia a las leyes.

Es el Cristianismo quien, de forma explícita, proclama la libera-ción del hombre y la autonomía de la conciencia respecto al poder po-lítico . El hombre, que está integrado de alma y cuerpo, pertenece a dosrealidades, la natural y la sobrenatural . Por eso, queda obligado a dosautoridades, la civil y la religiosa . Esta separación de poderes puedetraer conflictos y, de hecho, los trajo. En este sentido, los primeros ob-jetores de conciencia fueron los cristianos, porque se negaron a darculto a los dioses romanos, por cuanto iba en contra de su conciencia ysus principios religiosos cristianos . Nunca aceptaron ni dieron culto alemperador como ser divino .

Ya en la época de los Santos Padres, cuando el pensamiento filo-sófico cristiano iba tomando cuerpo, empezaron a levantarse voces au-torizadas en contra del militarismo y en defensa de la oposición deéste : «El servicio militar, decía Tertuliano, no es conciliable con la éti-ca cristiana . . .para el Cristianismo, la única guerra lícita es la luchacontra las alienaciones del mundo» 19 .

17 .

SINGER, P., Op. Cit., p. 107.18 .

PLATÓN, Critón. 45-b.19 .

MILLÁN GARRIDO, La Objeción de Conciencia, Madrid, Tecnos, 1990,p.28.

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Es a partir de una fecha concreta, el año 314 (Sínodo de Arlés),cuando, a instancias de Constantino, se establece que es lícita y obliga-toria la prestación del servicio militar en tiempo de paz. Poco después,San Ambrosio confirma esta praxis al exigir la defensa del imperio yde la cristiandad contra las invasiones bárbaras .

Tomás de Aquino, en pleno desarrollo del pensamiento cristianomedieval, elabora la teoría ético-cristiana de la «guerra justa» : La so-ciedad debe defenderse de los criminales interiores y de los criminalesexteriores . Esta defensa se basa en el ejército, que es el único medio,salvo abusos, para imponer respeto a los derechos humanos. Para quela guerra sea justa se requiere : autoridad del príncipe para declararla,causa justa y rectitud de intención en el guerrero 20.

Desde ese momento, la postura a favor del servicio militar se haceunánime en caso de guerra justa. Solamente surgen algunas voces dis-cordantes que, a su vez, inician una postura a favor de la Objeción deConciencia. Estas voces las integran : Francisco de Asís, Honorio III,Erasmo de Rotterdan y Tomás Moro.

Iniciada la Reforma Protestante, y no sólo como postura de oposi-ción a Roma, surgen algunos movimientos que defienden los princi-pios de no-violencia y rechazo de las armas. Son los anabaptistas, loscuáqueros y los testigos de Jehová . Pero, si hay una época clara endonde se desarrolla una explícita opción por la paz y la no-violencia,es nuestro siglo. En efecto, a partir de las dos guerras mundiales y deldescubrimiento de la bombaatómica proliferan los movimientos paci-fistas tanto de tipo religioso como de tipo ético y humanista. Estos mo-vimientos han sido capitaneados por figuras tan señeras como Gandhi,Luther King o Lanza del Vasto. Una de las exigencias y aspiracionesde estos movimientos es el reconocimiento legal de la Objeción deConciencia al servicio militar.

También en nuestra época, sobre todo, después de los devastadoresefectos de la bombaatómica y del moderno armamento nuclear y quí-mico, se ha empezado a pensar por parte del Cristianismo y del pensamiento político-social-moderno que, en la práctica, ningún tipo deguerra puede ser considerada como «guerra justa» . La propia Iglesiacambió de postura oficial a partir del Concilio Vaticano II . En su Cons-titución «Gaudium et Spes» se dice : «También parece razonable quelas leyes tengan en cuenta, con sentido humano, el caso de los que seniegan a tomar las armas por motivos de conciencia y aceptan, al mis-mo tiempo, servir a la comunidad humana de otra forma» 21 .

20.

S. Th. II-II, q. 40, a. 1. Toda la cuestión 40, titulada «De Bello» versa sobrela licitud de la guerra (artículo 1 ); si es lícito a los clérigos guerrear (artículo 2) ; si eslícito a los combatientes usar estratagemas (artículo 3) ; si es lícito combatir en días festivos (artículo 4) . Lo que a nosotros interesa está expresado en el artículo primero,donde Tomás de Aquinojustifica la guerra justa en las debidas condiciones .

21 .

Concilio Vaticano II, Madrid, BAC, p. 335.

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iciado nuestro siglo, cuando las legislaciones mo-dernas empiezan a reconocer la Objeción de Conciencia en sus ordena-mientos jurídicos. Aunque aquí no estamos tratando el tema desde elpunto de vista legal, sin embargo, corno constatación de un fenómenogeneralizado que dé base argumentativa a nuestro discurso ético, va-mos a citar algunos ejemplos significativos de este tratamiento jurídi-co : Australia (1903), Canadá (1917), Estados Unidos (1917), Holanda(1923), Suecia (1920) . Hoy, el reconocimiento de la Objeción de Con-ciencia aparece tipificado en los países democráticos 22 .

En el ámbito supranacional nos encontramos con la praxis si-guiente: 1) La Declaración Universal de los Derechos Humanos de laONU no contiene una referencia específica de la objeción de conciencia. Pero, sí existe una referencia implícita en el «derecho fundamen-tal» a la libertad ideológica o de conciencia y a la libertad religiosa . 2)De este terna sí se ha ocupado la Comisión de Derechos Humanos delConsejo Económico y Social de las Naciones Unidas con motivo delDebate sobre: «La Declaración de eliminación de todas las formas deintolerancia religiosa» . Allí se presentó unaComunicación el 26 de fe-brero de 1974. En ella, se urgía a las comunidades nacionales y a laComunidad Internacional a «respetar y reconocer» la conciencia dequienes presentan objeción al servicio militar y se pedía a la ONU quereconociera la Objeción de Conciencia como un derecho del hombre.3) Sí existe una Resolución 337 de la Asamblea Consultiva del Con-sejo de Europa en el año 1967, quedice:-

1. Las personas obligadas al servicio militar quepor motivosde conciencia, por razón de una convicción profunda de orden religio-so, ético, moral, humanitario, filosófico o de otro tipo de la mismanaturaleza, rehusen realizar el servicio armado, deben tener un derechopersonal a ser dispensados de tal servicio .-

2. En los Estados Democráticos, fundados sobre el principiode la preeminencia del Derecho, se debe considerar que el derecho ci-tado en el punto anterior deriva lógicamente de los derechos fundamentales del individuo garantizados por el artículo 9.0 del ConvenioEuropeo de Derechos Humanos.

4)

Por otro lado, el Consejo de Europa adoptó en abril de 1987unarecomendación referente a la Objeción de Conciencia y al serviciomilitar obligatorio que recoge la doctrina generalmente admitida en elámbito europeo.

Objeción de conciencia: Reflexión Etica

227

4. JUSTIFICACION ETICADE LA OBJECION DE CONCIENCIA

Hecho este recorrido histórico sobre el problema de la Objeción deConciencia, podemos constatar que es un problema social y personal

22.

Cfr. MILLÁN GARRIDO, op. cit., p. 37 .

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Angel Cuenca

existente en la realidad y no simplemente inventado por los filósofos yjuristas . Ahora conviene recurrir a la razón y tratar de indagar los so-portes éticos, si es que los tiene .

Para ello, nos vamosacentrar en el análisis de tres conceptos o ca-tegorías que se hallan en la base de la Objeción de Conciencia . Son laAutonomía, la Conciencia y la Justicia.

1 . Autonomía: En una investigación sobre los conceptos «autono-mía-heteronomía», Douglas N. Husak ha distinguido tres acepcionesbásicas de la expresión «autonomía» : La primera es como libertad deacción ; La segunda, como capacidad de elección ; y la tercera, comoadecuación de la conducta a la ley moral 23 . En definitiva, autonomíadel sujeto implica poder de autodecisión ante una circunstancia con-creta en la que se encuentra la persona. No es autoconfinamiento, sinosalida de sí y proyección hacia el exterior. Cuando el sujeto actúa au-tónomamente hace que su comportamiento exterior se adecue a suconvencimiento interior o, como decía Simone de Beauvoir, no se tratade una conformidad a un modelo exterior sino a una verdad interior.Por eso, la moral no es una serie de recetas externas sino una propuestade caminos para que el hombre pueda decidir por sí mismo.

Rousseau, un autor nada sospechoso de intimismo, defendía suconcepción de la ley como expresión de la voluntad general: Es un me-dio de garantizar la libertad, que consiste en «obedecer a la ley quecada uno se ha prescrito» 24. Sin decisiones autónomas el hombre noes propiamente ético. Cuando éste decide por sí solo hacer esto o evitaraquello es cuando realmente se comporta con un hondo sentido deresponsabilidad y autonomía y, en consecuencia, su actuación esmoral.

2. Conciencia: El hombre moral no sólo es autonomía, sino tambiénes autoconsciencia. Sabemos que el origen del término «consciencia» es«cum-scire» o «saber con». Esto es : Tener pleno conocimiento y razónde lo que hacemos, por qué lo hacemos y para qué lo hacemos. Tenerconciencia de algo es, en primer lugar, conocerlo, saber su origen, supor quéy su razón de ser. Pero, también es saborear ese algo, sentir queese algo me atañe, me preocupa y hasta me intranquiliza 25 . Un hom-bre con conciencia es alguien que nunca se traiciona a sí mismo, yaque siempre que actúa lo hace porque su acción le nace de dentro, encoherencia con su razón, sus valores y las normas que ha introyectadó .

23 .

Cfr. PÉREz LuÑO, A., «¿Qué Moral? Sobre la Justificación Moral de la Obe-diencia al Derecho», Sistema 102, (1991), p. 89 .

24.

PÉREZ LuÑo, A., op . cit., p. 93 .25 .

Para un desarrollo más amplio del concepto de conciencia moral, ver: RUBIOCARRACEDO, J ., El Hombre y la Etica, Barcelona, Anthropos, 1987, pp . 103-218. Tam-bién es interesante ver las aportaciones que el Psicoanálisis ha hecho al tema. En estesentido y, desde una perspectiva crítica, está la obra de RICOEUR, P, De l'interprétation- Essai sur Freud, París, Seuil, 1965 . Vers. Cast . Freud: una interpretación de la cul-tura, México, Siglo Veintiuno, 1970.

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Objeción de conciencia: Reflexión Etica

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Desde esta convicción, el objetor asume la convicción de que la observanciadeunanorma concreta va contra esos valores que él ha introyectado a lo largodesu vida. Por eso, solicitaunaexcepción de la observancia de la norma. Node la totalidad del ordenamiento, sino de una norma concretaque consideraincoherente con su conciencia. «Desde el punto de mira del origen o causaeficiente, la Objeción de Conciencia radicaliza la motivaciM ética; es unmotivo éticode conciencia el que lleva al objetor a desobedecerlos impera-tivos legales; este motivo podrá tener distinta naturaleza -de origen reli-gioso, humanitario, moral, filosófico, etc.-, pero siempre será un motivode conciencia» 26,

La persona convive con los otros, trabaja con los otros, se divierte conlos otros. Pero, cuando se decide a actuar, lo hace en solitario. No afirmocon esto el solipsismo o individualismo a ultranza de la persona. Por elcontrario, el hombre, cuando toma una decisión importante, se informa,dialoga, tiene en cuenta la repercusión de su acción en los demás, pero, enúltima instancia, sólo él elige lo que considera que es lo mejor. Y ese «lomejor» nadie se lo dicta. El lo elige y lo realiza . «Formalmente, la Obje-ción de Conciencia se caracteriza, más que cualquier otra forma de resis-tencia, por su privaticidad, ya que al objetor le interesa su problemaparticular, la solución a un conflicto personal, queprobablemente no vi-ven sus convecinos ; tampoco cuestiona si las normas son ono injustas ensí mismas . Por ello no le interesa llamar la atención de la opinión pública,sino la resolución privada y pacíficade su dilema personal» 27.Aunqueseequivoque, ha elegido lo que consideraba lo mejor, se ha elegido a sí mis-mo. Ha actuado en conciencia .Yesto es muy serio 28 .

Cuando alguien dice : «He actuado en conciencia», nos estádicien-do : «echad sobre mí y sólo sobre mí las culpas o los éxitos de mi con-ducta» . Lo que pasa es que hoy hay poca gente que diga esto . Hoy esmás frecuente oír: «no me he dado cuenta. . ., me habían dicho que... losdemás tampoco lo han hecho. . ., si lo hubiera sabido», etc . Con ello,nos estamos saliendo por la tangente, estamos echando balones fuera.Pero, no estamos actuando en conciencia y, a veces, ni siquiera con co-nocimiento. Un hombre ounamujer adulta se caracteriza por su obrar au-tónomo y en coherencia con sus principios, esto es, en conciencia.

3 . Justicia : Nos es del todo imposible hacer aquí un análisis ex-haustivo del término «justicia» . Hay muchas opiniones al respecto y

26.

SORIANO, R., La Desobediencia civil, Barcelona, PPU, 1991, pp . 95-96.27 .

SORIANO, R., op . cit., p. 46 .28 .

«Laconviccióncon laqueterminanuestro discurso ladenominamosconciencia,conciencia que no siempre posee la certeza de hacerobjetivamente lo mejor. El político, elmédico, el padre o la madre, no siempre saben con seguridad si lo que aconsejan o hacenes siempre lo mejor, atendiendo al conjunto de sus consecuencias. Lo que sí pueden saberes que ésa es la mejor solución posible en ese momento y de acuerdo con sus conocimien-tos ; esto basta para una conciencia cinta, pues ya vimos que lo que justificauna acción noestá de ninguna manera, ni puede estar, en el conjunto de sus consecuencias» SPAEMANN,R., Etica : Cuestiones Fundamentales, Pamplona, Eunsa,1988 2, p. 89.

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voces muy autorizadas que hanhecho un estudio en profundidad sobreel término. Siguiendo la teoría de uno de los filósofos políticos del mo-mento, John Rawls 29, diremos que la justicia es la primera virtud delas instituciones sociales que ha de prevalecer sobre otros criterioscomo son: la coordinación, la eficacia y la estabilidad social.

Lajusticia está incardinada en el concepto de persona. En efecto, todapersona es libre e igual y capaz de tomar parte en la cooperación social deunaforma racional y razonable . Lo racional es la búsqueda de la finalidadpropia del agente . Lo razonable es la contrastación de mis fines con los fi-nes de los demás, de donde surge un compromiso de actuación y razona-miento equitativos . Según esta teoría de Rawls, lo razonable o sentido delo justo subordina el elemento racional o la búsqueda personal del bien .Con ello se pretende un sentido de justicia equitativo e imparcial, deacuerdo con el siguiente principio: «Toda persona debe tener un igual de-recho al más extenso sistema total de libertades básicas iguales, compati-ble con un sistema similar de libertades para todos» 30 .

Can ello, queremos afirmar que la justicia o igualdad para todosdebe imperaren las relaciones de los miembros de unasociedad. Yestajusticia, junto con las anteriores autonomía y conciencia, a mi juicio,fundamentan la moralidad de la Objeción de Conciencia .

Partiendo de estas tres categorías, autonomía, conciencia yjusticia, po-demos pasar a fundamentar la Objeción de Conciencia como una actitudética del sujeto adulta, en cuanto que es persona. Su postura es ética encuanto que nace de lo hondo de sí, de la profundidad de su conciencia. Sufundamento es la convicción de la prevalencia de unos valores morales oéticos que para. él están porencima del ordenjurídico establecido 31 .

Se puede decir también que la Objeción de Conciencia se basa enun principio ético ya clásico que es el conflicto de deberes, según elcual, cuando el sujeto se encuentra ante dos imperativos, puede elegiraquél que le parece más urgente, más importante omás coherente con susprincipios 32 .

29 .

RAwLs, J., A Theory of Justice, Cambridge, Harvard University Press, 1971 .Vers . casi., Teoría de la Justicia, Madrid, FCE, 1979, p. 19 ss .

30.

Rawls, J., Op. cit., pp. 82, 286, 340. (En cada una de estas páginas euna formulación del mismo principio) .

31 .

«Uobjettore oppone alla norma giuridica riflutata un bene diverso perla so-cieta: lungi dall'essere asociales, egli é in atteggiamento di effettiva solidarietá con glialtriconsociati», BERTOLINO, R., «Uobiezione di coscienzanella evoluzione della giurisprudenza italiana», enLa Objeción de Conciencia en elDerecho Español eItaliano,Murcia, Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1990, p. 113.

32 .

«Laideaconsiste, asípues, en quela objeción de conciencia es fruto de un con-flicto entre la normajurídica y alguna normamoral, y cuya justificación resideprecisamen-te en la superioridad de ésta última: como dice SeARPELLI, en el caso del objetor deconciencia "la moral vence sobre el Derecho" (83) o, si se prefiere, en palabras de E. FER-NárDEz, la desobediencia representa una "apelaciónaprincipios éticos superiores queper-

el rechazo de lo desobedecido" (84)», GAscóN, M., Obediencia al Derecho yObjeción de Conciencia, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990, p. 204.

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Objeción de conciencia: Reflexión Efca

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Desde este punto de vista, el objetor no es un individualista quebusca sólo un interés privado o que está en contra de la mayoría. Esmásbien un hombre que pretende con su actitud afirmar unos valoresque él considera superiores a sus propios intereses y los de su comu-nidad. Son valores como: no-violencia, pacifismo, libertad, coherencia,etc. 33,

¿Por qué es Objeción de Conciencia? Porque el objetor actúa por se-guir un valor que le dicta su «recta razón» que es la regla próxima de lavoluntad . Yesta razón es recta cuando es fiel y coherente consigo misma.La persona del objetor tan sólo pretende «salvaguardar la propia integri-dadmoral frente aun imperativo heterónomo que sejuzga injusto, peroque en modo alguno supone un empeño de que los demás se adhieran alas creencias o practiquen las actuaciones del objetor» 34.

No todos los autores le conceden a la Objeción de Conciencia un va-lor ético, sino que existen algunos que le asignan un valor dianoético. Elloquiere decir que en nuestro tiempo la Objeción ha fundarse, no en una reivindicación de carácter ideológico, sino como defensa de la misma verdad.En este sentido argumenta Francesco D'Agostino, de la Universidad deRoma, quien hace una defensa de la verdad en sentido socrático y plató-nico, unaverdad como fundamento de toda empiria y logos. El habla dela Objeción de Conciencia de los médicosa practicarel aborto, fundandosu postura, no en un valor ético, sino en el principio dianoético de laverdad, lo que quiere decir: que la vidano sólo es un gran valor de exigen-cia ideológica y oportunista, sino una causa de la verdad 35 .

33 .

«Ahora bien, creo que tanto el planteamiento de DwoRKIN como, sobretodo, el de RAWLS parten de unalibertad de conciencia en relación con unos principiosdejusticiao con un sistema dederechos articulados en la Constitucióny que, por tanto,cuentan con el respaldo mayoritario . En otras palabras, la libertad de conciencia entraen juego -con las limitaciones que ya sabemos- a la hora de decidir si una determi-nada norma o decisión política resulta conflictiva con laconstelación de valores propiade un Estadojusto; como dijimos en el capítulo primero, se trata de una especie de re-belión a favor del Derechojusto . Pero, a mijuicio, aún es posible transformar más pro-fundamente una justificación basada en principios en otra basada en la libertad deconciencia, para lo cual el peso de la argumentación ha de centrarse en éste último.Ello significaría que no sólo es posible justificar aquellas desobediencias que invocanla violación de un principio de justicia comunitario -interpretado, eso sí, según laconciencia de cada uno- sino también aquéllas otras que invocan la infracción decualquier principio o dictamen de conciencia, aun cuando no se apoye en el sistema devalores asumidos por la organización política» GASCÓN, M., op. cit., pp. 211-212.

34.

GASCÓN, M., op. Cit., p. 217.35 .

«II 'valore' infatti éun principio etico, e in quanto tale secundario e subordinatoal principio dianoetico della veritá: e solo chi questa riesceveramente adifendere quello .11medico che objetti ad una lege abortista testimonia non solo che la vita é unvalore grandee al limite sommo (su questo peraltro sono perfettamente d'acordo moltissimi medid nonobiettori), mache la difesa della vita noné un'esigenza ideologica, un problema cioe di op-portunitá giuridico-sociale, mauna causadi veritá: della medicina (per la quale la missio-ne in difesa della vita é un apráori, pena la sua caduta nella barbarie), e piú in generale diveritá dell'uomo», D'AGos'rINo, E, «L'obiezione di coscienza nena prospettivadi unaso-cietádemocratica avanzata», II Diritto EccIesiastico, Anno CIII. 111992, pp. 84-85.

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Angel Cuenca

Más aún, hemos de reivindicar una cultura diferente a las culturaspasadas, muchas de ellas fundadas en el ejercicio del poder, de la pre-potencia y de la violencia del Príncipe o del Estado sobre el individuo .Se justificaba esta postura porque, de lo contrario, se caía en el indivi-dualismo, el caos y la barbarie . Hoy podemos reivindicar una culturade la autonomía de la persona, de la responsabilidad personal y de lalibertad de conciencia a la vez que optamos por una idea de comuni-dad, de democracia, de Estado social sin abdicar de unaconcepción dedignidad del individuo, de solidaridad y diálogo. Se trata de una cultu-ra de pacificación no-violenta, donde la Objeción de Conciencia serespete como un valor personal, ético y político 36 . También hay auto-res que incluyen la Objeción de Conciencia entre los derechos funda-mentales del hombre 37,

En esta línea se expresa el Parlamento Europeo en una resoluciónemitida el 13 de octubre de 1989, por la que se recomienda a la Comi-sión y a los diversos Estados miembros que se arbitren medidas paraque el derecho al servicio civil quede inserto, como derecho del hom-bre, en la Convención europea para la salvaguarda de los derechos delhombre y las libertades fundamentales . Con ello se pretende, a juiciode S. Lariccia, que la Objeción de Conciencia quede inserto como unmodo específico en el derecho más amplio de libertad de conciencia,que es un derecho inalienable del hombre. Ello tendría como conse-cuencia su configuración como derecho antecedente al Estado 38 .

En el caso de la Desobediencia Civil, el sujeto ya no pretende unaexención individual de la normapor motivos de conciencia. Lo que preten-de es que todos o la mayoría de los ciudadanos incumplan las nomlas con laúnicafinalidad de cambiarlas y sustituirlas por otras másjustas y, a sujuicio,mas humanas. Rawls la define como «un acto público, no violento, cons-ciente y político, contrario a la ley, cometido con el propósito de ocasionarun cambio en la ley o en los programas del gobierno» 39 .

36 .

«Tale cultura non esprime né utopia né profezia ma consapevolezza dei ris-chi e calcolo dei vantaggi e degli svantaggi : ed e impegnata per la garanzia dei dirittidella persona umana, della sua autonomía e della sua responsabilita personale, per1'afermazione di una cerca idea di comunita, di democrazia, di patria e di stato, per unacerca concezione di dignita dell'individuo, di solidarieta, di funzione del diritto nellasocieta», LARICCIA, S., «LObiezione di coscienza in Italia : Vent'anni di legislazione edi giurisprudenza», Il Diritto Ecclesiastico Anno CIII, 211992, pp. 290-291.

37 .

«Amayor abundamiento, autores de reconocido prestigio como Peces Bar-ba, Pérez Luño, Alzaga, Prieto Sanchís, Martín Retortillo, Serrano Alberca, entreotros, son unánimes en calificar a la objeción de conciencia como un derecho fundamental», CIAURRIZ, M J ., « La Objeción de Conciencia», Anuario de Derecho Ecle-siástico del Estado. Vol. 111 . 1987, p. 281 .

38 .

LARICCIA, S., op. cit., p. 288.39 .

«Public, non violent, conscientious yet political act contrary to law usuallydone with che aim of bringing about a change in che gobemment» RAwts, J., ATheoryofJustice, Cambridge, Harvard University Press, 1971 . Vers. casi . Teoría de la Justi-cia. Madrid . FCE. 1979, p. 405.

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Objeción de conciencia: Reflexión Enea

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Según el autor anteriormente citado, Rawls, en su Teoría de la Jus-ticia, las leyes de un Estado democrático están respaldadas por la ma-yoría. Cuando estas leyes violan los principios dejusticia, plantean enlos ciudadanos un conflicto entre el deber de obedecer a las leyes y elderecho a defender las libertades y oponerse a la injusticia . En estascircunstancias, la Desobediencia civil es la actitud máscoherente pararestaurar el sentido de justicia de la mayoría 40 .

El recurso a la Desobediencia civil, según este autor, estájustifica-do en los siguientes términos 41 : 1) Cuando están en juego violacionesclaras del principio de igual libertad o del principio de justa igualdadde oportunidades . 2) Cuando es necesaria como último recurso . 3) Cuan-do la Desobediencia civil es universalizable, es decir, si una minora enciertas circunstancias puede recurrir a la Desobediencia civil, en cir-cunstancias semejantes otra minoría podrá hacer lo mismo. Terminadiciendo este autor que si la Desobediencia civil se practica con pru-dencia, puede ser una contribución a la consolidación y mejora de lasociedad : «Por tanto, en una sociedad democrática, se reconoce quecada ciudadano es responsable de su interpretación acerca de los prin-cipios de la justicia, y de la conducta que lleva a cabo a la luz de esosprincipios .. .No hay peligro de anarquía en tanto haya cierto acuerdoentre las concepciones de justicia que detentan los ciudadanos, y serespeten las condiciones que se exigen para incurrir en una desobe-diencia civil. El que los hombres consigan un acuerdo de este tipo yrespeten esos límites, cuando se mantienen las libertades políticas fun-damentales, es algo implícito en un orden democrático» 42.

La desobediencia civil es considerada por algunos autores denuestro entorno como un elemento de construcción de una ética políti-ca, pieza clave para la renovación constante de las estructuras y de losproyectos de un Estado de Derecho, estructuras y proyectos que por fuer-za han de estar siempre abiertos a nuevos valores. Esta es la tesis delcatedrático de filosofía del derecho, Ramón Soriano, glosando a su vezla postura de Habermas al respecto : «Pero más importante que estajustificación en un clima intelectual bastante adverso es -nos pare-ce-el significado último que para él (Habermas) tiene la desobedien-cia civil como «elemento de la cultura política de un pueblo», y queconsiste en el vaticinio de unamoralidad de futuro y de un Estado y unDerecho que hay que construir. Hay unas palabras de Habermas, ha-ciéndose eco de la opinión de R. Dworkin, que sintetiza esta prospec-tiva de la superación de la moralidad y la juridicidad a través de ladesobediencia civil, con las quedeseo terminar este capítulo: «Dado queel derecho y la política se encuentran en unaadaptación y revisión per-

40.

RAWLS, J., op. cit., p. 405.41 .

HoRTAL, A., «Desobediencia Civilr>, en VIDAL, M., Conceptos Fundamenta-les de Etica Teológica, Madrid, Trotta,1992, p. 720.

42.

RAWLS, J., op. cit., p. 432.

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Angel Cuenca

manentes, lo que aparece como desobedienciaprimafacie puede resultardespués el preanuncio de correcciones e innovaciones de gran importancia.En estos casos, la violación civil de los preceptos son experimentos moral-mente justificados, sin los cuales una república viva no puede conser-var su capacidad de innovación ni la creencia de sus ciudadanos en sulegitimidad» 43 .

Voya aludir, para terminar, auna frase muy elocuente: «Cuando lajusticia es incapaz de poner freno a las arbitrariedades o actuacionesanticonstitucionales de los poderes públicos ; cuando el parlamento envez de controlar al ejecutivo es controlado por él o por los grupos depresión; cuando los derechos de la oposición parlamentaria están re-cortados hasta la inoperancia; cuando los partidos políticos tienen es-casa o nula democracia interna, y la financiación pública los hacebastante invulnerables a la falta de apoyo por parte de sus afiliados;cuando el sistema electoral bloquea la formación de nuevas mayorías ;parece que está más que justificado el recurso a la Desobediencia Ci-vil» 44 .

Cornoocurre con la Objeción de Conciencia, la desobediencia civiltambién tiene una justificación moral, por cuanto los que se deciden apracticarla en un momento determinado lo hacen con la convicción deque el Estado ha distorsionado algún derecho fundamental del ciuda-dano . Es entonces cuando el sujeto en cuestión se decide a desobede-cer. «La desobediencia civil -dice Habermas- es una protestamoralmentefundamentada en cuyo origen no tienen por qué encon-trarse tan sólo convicciones sobre creencias privadas o intereses pro-pios ; se trata de un actopúblico que, porregla general, es anunciado deantemano y cuya ejecución es conocida y calculada por la policía; in-cluye un propósito de violación de normas jurídicas concretas, sin po-ner en cuestión la obediencia frente al ordenamiento jurídico en suconjunto ; requiere la disposición de admitir las consecuencias queacarrea la violación de la norma jurídica» 45 . Según apunta Haber-mas, y esto es una señal inequívoca de una acción moral, el sujetodesobediente ha de aceptar las responsabilidades que se derivan desu actitud. Pero esto, no ha de preocupar al ciudadano consciente delo que hace, ya que su acción obedece a motivos teóricamente ele-vados.

Alguien podría objetar que la actitud del desobediente estaría jus-tificada en un Estado absolutista o dictatorial, pero no en un Estado de-mocrático y constitucional, donde se presume que el ciudadano ha deobedecer a la ley porque se asienta en unos principios fundamentalesdignos de reconocimiento y aprobados por todos. En este sentido, ar-

43 .

SORIANo, R., La Desobediencia civil, pp. 133-134.44.

HORTAL, A., op. cit., p.721 .45.

HABERMAS, J., «La desobediencia civil . Piedra de toque.del Estado demo-crático de Derecho», en Ensayos Políticos . Barcelona. Península. 1988, p. 56 .

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Objeción de conciencia: Reflexión Enea

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gumentaHabermas : «Sea cual sea nuestra actitud frente a estas teoríasmorales, el Estado democráticode derecho, al no fundamentar su legi-timidad sobre la pura legalidad, no puede exigir de sus ciudadanos unaobediencia jurídica incondicional, sino una cualificada» 46 . Por ello,pienso yo, no cualquier desobediencia, sino una desobediencia funda-da en motivos personales de carácter ético, con el convencimiento deasunción de responsabilidades por parte del sujeto queprotagoniza talactitud, no sólo es moral, sino que servirá de símbolo o aviso de unaposible injusticia . Es entonces cuando el comportamiento del desobe-diente civil se convierte en unaverdadera actitud ética que, según algunosautores, entronca con la más pura raíz kantiana. Es lo que Muguerzallama el imperativo de la disidencia: «Pues, en efecto, el imperativokantiano "de los fines" reviste --corno vimos- un carácter primor-dialmente "negativo" y, antes que fundamentar la obligación de obede-cer ninguna regla, su cometido es el de autorizar a desobedecercualquier regla que el individuo crea en conciencia que contradiceaquel principio. Esto es, lo que en definitiva fundamenta dicho impe-rativo es el derecho a decir "No", y de ahíque lo más apropiado sea lla-marle, como opino que merece ser llamado, el imperativo de ladisidencia» 47.

Porúltimo, conviene insistir en que el recurso a la Desobedien-cia civil no sólo esta justificado cuando exista una causa justa, sinoademás, cuando el problema planteado no sea posible solucionarlo porvías institucionales . O sea, antes de desobedecera un sistemajurídicodemocrático, habría que intentar ajustarlo a la justicia y al derecho y,en última instancia, a la moral, por los caminos de la víajudicial y lavía política .

5. PRESTACION SOCIAL SUSTITUTORIA

Con respecto a la prestación social sustitutoria, que suele venir im-puesta como consecuencia del acogimiento a la Objeción de Concien-cia, no parece que desde el punto de vista jurídico sea un elementoesencial de la misma 48 . Es sólo la Objeción al servicio militar la únicaque divide a los autores, ya que la obligatoriedad de dicho servicio pa-rece que deja en desventaja social a los que optan por cumplir la ley.

46.

HABERMAS, J., op. cit., p. 58.47.

MuGuERzA, J., «La obediencia al. Derecho y el imperativo de ta disidencia(Una intromisión en un debate)», Sistema n.a 70, (1986), p. 37.

48 .

«Nocreo que la prestación social sustitutoria represente un elemento esen-cial de la Objeción deconciencia; dicha prestación viene a salvaguardar el principio deigualdaden aquellas obligaciones jurídicas que resulten especialmentegravosas, comoel servicio militar, pero carece de sentido en otras muchas modalidades de objeción».GASCÓN,M., op. cit., p. 249.

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Angel Cuenca

De todos modos, hay autores que están abiertamente en contra de laPrestación Social Sustitutoria, porque, a su juicio, cualquier servicio ala comunidad, si se hace con honradez, ya es suficiente 49.

Mi opinión, desde el punto de vista ético, es que, mientras existauna obligación de cumplir con el servicio militar, será necesaria, porrazones de justicia, una prestación social sustitutoria . Tambiénconviene tener en cuenta, como se ha dicho anteriormente, que el objetor tie-ne el peligro de ser subjetivo, porque en su conciencia nadie se puedeintroducir para analizar la objetividad y coherencia que le sirven de ar-gumento. Por eso no viene mal presentar una prueba de su buena vo-luntad y rectitud de intención.Yaquí reside unamuestra de esa actitud.Esto es también lo que defiende R. Soriano: «Porque la Objeción deConciencia no entraña la negación de las normas por ser éstas injustas,como sucede en la Desobediencia civil, ni exige su sustitución porotras con carácter general -o no es éste su principal objetivo---; loque el objetor desea es que en su caso se excepcione la obligación dela obediencia a las normas por estimar queposee un motivo prevalentede conciencia que colisiona con el mandato jurídico contenido en lasnomas; y como prueba de la veracidad de su motivo y de la autentici-dad de su comportamiento se muestra dispuesto a cumplir otro deber ju-rídico alternativo y no colisionante con los dictados de su conciencia» 50 .A pesar de todo, creo que habrá que ir progresivamente hacia unavoluntaria y total profesionalización del ejército, sobre todo en fem-pos de paz.

49 .

«Volviendo a la consideración sobre la necesidad del servicio alternativo,hay que decir que si la objeción de conciencia se considera como algo absolutamentenormal, carece de sentido establecer un servicio alternativo, ya sea mayor, de igual ode menor duración que el servicio militar. ¿Acaso no se trata de unservicio para la paz,el desarrollo, el progreso, la solidaridad, los valores, etc., la competente y exacta reali-zación y el desempeño del propio trabajo, que conlleva el cumplimiento necesario detantos deberes personales, familiares, sociales, económicos, políticos, etc.? Más bien,parece que éste es el auténtico servicio que se ha de fomentaren lugar de aquél, un ser-vicio para la paz, que sirviera para dar un carácter profesional y civil a la defensa delas sociedades», Rojo SALAZ, J.M ., «Objeción de Conciencia y Guerra Justa», Personay DerechoN.O 11 (1984) pp. 141-142.

50.

SoRIANo, R., op. cit., pp. 44-45.

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