LEJOS DEL MUNDO - Transcripción

JOSÉ CABRALES: Hola, buenos días.

ROBERTO: Buenos días, bienvenido.

JOSÉ CABRALES: Gracias. Soy José Cabrales, de la agencia de investigaciones Riga, de Madrid. Quisiera hablar con el director del hotel, por favor.

ROBERTO: ¿Por qué asunto?

JOSÉ CABRALES Es por la desaparición de Maite Salgado.

ROBERTO: Ah. Pues el gerente estaba por ahí. Si quiere esperarle un minuto, bien por ahí se sienta.

JOSÉ CABRALES No. Vamos a hacer el check-in ahora, así vamos ganando tiempo. Y me vas a dar la habitación en la que estuvieron Maite Salgado y Sonia Torres, por favor.

LEJOS DEL MUNDO

UNOS DÍAS ANTES...

MAITE SALGADO: Vamos. ¡Te echo carrera!

SONIA TORRES: No. Venga.

JUAN: ¿Qué hay?

ROBERTO: ¿Qué hubo, Juancho?

JUAN: ¿Todo bien, o qué?

ROBERTO: ¡Bien! Tenemos que organizar su despedida. Estuvimos viendo un catálogo ¡uuh! Muy bueno. ¿eh?

JUAN: ¡Ah! No, yo pienso atacar ahí. Esa va a ser mi despedida de soltero.

ROBERTO: Ah, pero no le queda mucho tiempo. Las españolas se van mañana.

JUAN: Sí, yo sé, pero yo me tengo mi fe. ¿OK? Será que sí.

ROBERTO: Pues hay que ver si Claudia le da la noche libre.

JUAN: Ah.

EMPLEADO: Buenos días

CELIA FUENTES: Buenos días.

DIEGO GIRALDO: Buenos días.

CELIA FUENTES: Te la corto.

CLAUDIA: ¡Oye! ¡Espérate, espérate, espérate, hay gente en los cuartos!

JUAN: No pasa nada, no.

CLAUDIA: ¿Qué te pasa? ¿Estás loco, o qué?

JUAN: No, es que te tengo una sorpresa. Adivina qué.

CLAUDIA: Te dieron el aumento.

JUAN: No, no, no. Mira. ¿Qué? ¿No te gustan o qué?

ROBERTO: Bienvenido.

ROMÁN PEDRAZA: Vengo a verme con Enrique Zavaleta.

ROBERTO: ¿Por qué asunto?

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Quién?

JUAN: Soy yo, Juan.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Vienes solo?

JUAN: Sí, señor.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Qué quieres?

JUAN: Es que venía a decirle que si ha pensado lo que le dije del aumento de sueldo.

ENRIQUE ZAVALETA: No, ahora no. Después. Después hablamos, vete. Vete.

JUAN: Con permiso.

PANTALLA: Hola Maite. ¿Has triunfado?

MAITE SALGADO: De esta noche no pasa.

PANTALLA: Sube fotos.

MAITE SALGADO: ¡Perdona! Esto va como una carreta.

JUAN: Eh... Es que a veces falla el sistema, pero te entrás acá...

MAITE SALGADO: ¿Entro dónde?

JUAN: Aquí. Le das acá...

MAITE SALGADO: Mmm hm.

JUAN: Y... ya está.

MAITE SALGADO: Sí.

SONIA TORRES: ¿Puedes mirar aquí?

JUAN: Claro que sí.

ENRIQUE ZAVALETA: Te veo bien. Completo. Lo tuyo, flaco. Salud.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Qué pasa? Eran 300.000.

ENRIQUE ZAVALETA: Sí, 150 para cada uno. Bueno, menos los gastos de tu abogado, los gastos de representación, lo que gastaste al ir a la cárcel. 24.000. Lo redondeé a tu favor.

ROMÁN PEDRAZA: Yo esperaba un poco más.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Intereses? Yo no soy el banco. Flaco, yo sé que te ha tocado duro. Que te tragaste esos seis años en la cárcel, lo siento mucho. Pero, para mí acá las cosas también estuvieron difíciles. Me tienen bloqueado, me estaban vigilando. Me tocó ir tres veces a dar testimonio a la policía.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Tres veces?

ENRIQUE ZAVALETA: Te estoy dando lo que te corresponde, la mitad del botín. Suficiente para que comiences otra vez una vida.

ROMÁN PEDRAZA: Tengo esto. Y esto. Esta es mi vida. Vos tienes un hotel y quién sabe qué más. ¿Te parece bien?

ENRIQUE ZAVALETA: Haz lo mismo que yo. Invierte.

ROMÁN PEDRAZA: Enrique... Me llevas seis años de ventaja y arrancaste con el doble de lo que estoy recibiendo.

ENRIQUE ZAVALETA: Eso fue lo que arreglamos.

ROMÁN PEDRAZA: Pero no es lo justo.

ENRIQUE ZAVALETA: Flaco. Te doy 20.000 más de mi parte. Mientras tanto, vete, que no nos vean juntos. Cuando tenga la plata, te busco. Me encantó verte.

ROBERTO: ¿Me permite su tarjeta de crédito, por favor?

ROMÁN PEDRAZA: No tengo.

ROBERTO: Puede hacer el depósito en efectivo. Juancho.

JUAN: Buenos días. ¿Le puedo colaborar?

ROBERTO: No tiene tarjeta de crédito.

CELIA FUENTES: ¡Es divino! Sé que podría estar con una mujer más joven, pero me eligió a mí. Algo tendré, ¿no?

MERCEDES MIRANDA: Seguro.

CELIA FUENTES: Si usted no se broncea es por la mancha esta tan fea que tiene acá. Yo tenía una igualita, pero me la hice quitar. ¿Se lo muestro? Eso. Siga leyendo concentradita. Hablamos después.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Se puede saber qué coños estás haciendo acá?

ROMÁN PEDRAZA: Me gustó el hotel, me voy a quedar.

ENRIQUE ZAVALETA: Un cigarrillo.

EMPLEADO PISCINA: Señor, ¿usted no había dejado de fumar?

ENRIQUE ZAVALETA: No me jodas, un cigarrillo.

JUAN: Disculpe. Es que le quería preguntar sobre lo del aumento de sueldo.

ENRIQUE ZAVALETA: Todavía no he pensado nada.

JUAN: Mire, lo que pasa es que me yo voy a casar dentro de poco con Claudia y con lo que estamos ganado acá, nos queda como difícil.

ENRIQUE ZAVALETA: Bueno, si me toca contestarte ahora, la respuesta es no. ¿Mh?

JUAN: Ah, no, no, señor. Si quiere yo paso más tarde y, y...

ENRIQUE ZAVALETA: Además lo de Claudia ya me lo has contado, hombre, lo de que te ibas a casar. Me pediste la discoteca para eso, para hacer la despedida ¿o no?

JUAN: Sí, sí, señor. era para el sábado, pero...

ENRIQUE ZAVALETA: Pero nada, cuenta con eso. Es más que un aumento.

JUAN: Bueno, gracias.

ENRIQUE ZAVALETA: Tú eres como huevón, ¿no? Casarse a estas alturas de la vida.

JUAN: Bueno... Lo que pasa es que yo estoy a una altura distinta a la suya.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Ah, sí? Cuando te divorcies, me avisas y yo te organizo la fiesta.

JUAN: Bien. permiso. Dígame.

JUAN: ¿Dónde están?

ROBERTO: Las españolas cruzaron por allá. ¿Y a usted qué le pasa?

JUAN: NO, pues que mis posibilidades de tener un sueldo decente fueron pa la basura.

ROBERTO: Ah, no crea que nosotros ganamos mucho más, oiga. Suerte ahí.

ROMÁN PEDRAZA: Hola.

MAITE SALGADO: ¿Estás solo? Bueno...

CELIA FUENTES: Mira, ahí va la señora esta de la mancha. Es que no me mira ni pa escupirme. ¿Cómo es que se llama?

DIEGO GIRALDO: No me acuerdo.

CELIA FUENTES: Nunca habla con nadie, ni se mete a la piscina. Qué mujer tan rara, ¿cierto?

DIEGO GIRALDO: Sí, es bastante rara, ¿no?

CELIA FUENTES: Y hace unas dietas...

ROMÁN PEDRAZA: ¿Y qué me recomiendan?

MAITE SALGADO: Pues la verdad... nada. ¿Por qué no vamos al bar de la playa, que tiene mejor ambiente?

SONIA TORRES: Sí, esto está medio muerto.

ROMÁN PEDRAZA: Mh... Me suena. Vais sin billetera, ¿voy por ella?

MAITE SALGADO: Bueno, te esperamos.

ROMÁN PEDRAZA: Bien.

MERCEDES MIRANDA: ¡Ay, usted!

JUAN: ¿Qué?

MERCEDES MIRANDA: Lo estoy buscando hace rato. Venga, hágame el favor.

JUAN: Sí, señora. ¿Qué pasó?

JUAN: Era un cablecito que estaba suelto.

MERCEDES MIRANDA: ¿Usted está bien?

JUAN: Sí... Es que tengo calorcito. Con permiso.

MERCEDES MIRANDA: Gracias.

CELIA FUENTES: Creo que vamos a tener que pedir la otra botella.

DIEGO GIRALDO: Amor, con las pastillas para dormir creo que no es bueno que tomes tanto.

CELIA FUENTES: Todo lo contrario, voy a dormir delicioso. Dale, pídela, pídela.

DIEGO GIRALDO: Bueno. ¡Mesero!

MAITE SALGADO: ¡Ay! No, las primeras noches estuvo tonteando con un par, pero al final no hizo nada. Porque aquí a mi prima le gusta mucho tontear.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Ustedes son primas?

MAITE SALGADO: No,

ROMÁN PEDRAZA: Ah. ¿Y te gusta mucho eso de tontear y que después no pase nada.

MAITE SALGADO: Cómo se nota que no te conoce, ¿eh? ¿Le puedo contar cuando estuviste con dos chicos a la vez? ¿Puedo, o no puedo? Lo siento, no me deja. Tú, ¿has estado alguna vez con dos chicas?

ROMÁN PEDRAZA: Vamos.

MAITE SALGADO: Tengo la boca un poco seca. Por favor, que alguien me abra.

ROMÁN PEDRAZA: Ven.

MAITE SALGADO: ¡Iros a la mierda!

ROMÁN PEDRAZA: So huevón.

EMPLEADO: Buenos días. ¿Y el joven? ¿No bajó a entrenar?

CELIA FUENTES: Imposible despertarlo.

EMPLEADO: ¿Y eso? ¿Pasaron mala noche? Me imagino que no pudieron dormir por la bulla. Todos los vecinos se quejan siempre de lo mismo cuando hay parejas.

CELIA FUENTES: Yo dormí como un bebé.

EMPLEADO: ¡Ay, qué rico! Permiso. Buenos días.

SONIA TORRES: ¿Y tu maleta?

MAITE SALGADO: ¿Tú has cogido mis bragas rojas?

SONIA TORRES: ¿Las que llevabas anoche? ¿Cómo voy a coger unas bragas sucias? ¿Has hecho la maleta? Ya he llamado al taxi, va a llegar en cualquier momento.

MAITE SALGADO: Pues yo voy a ir al locutorio.

SONIA TORRES: ¿Tú te das cuenta de la hora que es? Todavía hay que hacer el check-out. Y tienes que hacerlo tú.

MAITE SALGADO: Pues haber pagado con tu tarjeta.

SONIA TORRES: Yo no voy a perder el autobús por tu culpa.

MAITE SALGADO: Pues vete y deja de fastidiarme.

SONIA TORRES: De verdad que me voy, Maite.

MAITE SALGADO: ¡Vete de una puta vez y deja de darme el coñazo, pesada!

ROMÁN PEDRAZA: ¿Tu amiga Sonia dónde está? ¿Lo planearon juntas? Maite... Maite. ¿Te suelto y no gritas? ¿Sí? ¿En dónde están mis billetes? Hey. Hey... ¡Hey! ¡Maite!

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Se fueron las chicas entonces?

ROBERTO: Una de las dos españolas se fue.

CLAUDIA: En el desayuno se pelearon. Cuando la morena cogió el taxi, la otra salió y se fue a pasear. Y después llegó y se encerró en la habitación. Yo creo que debe de estar durmiendo, porque como puso el letrero de "no molestar".

ENRIQUE ZAVALETA: Bien. ¿Alguna otra novedad?

ROBERTO: Sí. La mujer de las 805, la que tiene la mancha, vino a quejarse. Dice que esto parece un motel. Eso es que está rodeada de puras parejas que se la pasan de descuido.

ENRIQUE ZAVALETA: Pues si no le gustó, que se vaya para un convento.

ROBERTO: ¿Le digo eso?

ENRIQUE ZAVALETA: Le capo.

CLAUDIA: Señor...

ENRIQUE ZAVALETA: Permiso. Diga.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿La dejaste en su habitación?

ROMÁN PEDRAZA: Ajá. Te toca ayudarme a sacarla.

ENRIQUE ZAVALETA: Yo la puedo sacar de acá, la puedo desaparecer, eso no tiene ningún problema. Pero alguien va a denunciar ante la policía su desaparición. Me jodiste. ¿No era más fácil largarse con la plata y ya? Ahora no tienes nada, solo un problema. ¿Qué vas a hacer con la amiga? ¿La vasa buscar? ¿La vas a matar también?

ROMÁN PEDRAZA: Ya te dije que no fue mi intención matarla.

ENRIQUE ZAVALETA: Yo te voy a ayudar. esta noche las sacas de acá. Pero terminas y te largas. Y me dejas en paz.

ROMÁN PEDRAZA: Aquí el único que no tiene paz soy yo.

ROBERTO: El papá llamó varias veces pero en la habitación no contestó. Dijo que volvería a llamar porque quiere hablar con usted.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Y no ha salido en todo el día de su cuarto?

ROBERTO: Yo por lo menos no la vi.

ENRIQUE ZAVALETA: Pues pensamos que es una fuga porque nadie la vio salir y en la habitación de al lado falta algún dinero. Yo no estoy insinuando nada.

CLAUDIA: ¿Cómo es que falta plata de una habitación?

JUAN: Bueno, no sé. De pronto lo dijo para no preocuparles.

CLAUDIA: ¿Y para no preocuparla la va a decir que su hija es una ladrona?

JUAN: Bueno, no sé.

CLAUDIA: Vos te compraste una moto, ¿no?

JUAN: ¿Quién te dijo? Es que yo iba a darte la sorpresa. Imagínate que me dieron el aumento.

CLAUDIA: ¿Y por qué le dijiste a Roberto que no te lo dieron?

JUAN: Ah... Porque... Don enrique me dijo que no le dijera a nadie porque sino todo el mundo iba a pedirle el aumento y tú sabes cómo es la cosa. ¡Hey!

CLAUDIA: Después lo hablamos.

CELIA FUENTES: ¡Disculpe! ¿Leyó este libro?

MERCEDES MIRANDA: No, no.

CELIA FUENTES: A usted le gusta la lectura, ¿no?

MERCEDES MIRANDA: Mmh.

CELIA FUENTES: Cuando un libro es bueno, es bueno. Hasta he pensado recomendárselo a DIEGO GIRALDO, pero él no es un gran lector así como nosotras.

MERCEDES MIRANDA: Y no bajó a desayunar hoy, ¿no?

CELIA FUENTES: No. Justo bajó a correr.

MERCEDES MIRANDA: Disculpe, ¿podemos hablar un momento?

ENRIQUE ZAVALETA: Me permite y segundito y ya la atiendo. Gracias. Ven conmigo.

ENRIQUE ZAVALETA: Bueno, hermano ya comenzaron las llamadas. ¿Hablaste con la amiga?

ROMÁN PEDRAZA: En el hotel que había reservado, no se quedó. Y no contesta a las llamadas.

ENRIQUE ZAVALETA: Ah, ¿pero conocemos el hotel?

ROMÁN PEDRAZA: Pues sí, vi el plan de viaje en el teléfono de Maite.

ENRIQUE ZAVALETA: Ah, tenías el teléfono y no me dijiste nada. Buena, huevón. Entra al correo o lo que sea. Y escribe un mensaje como si fuera ella. Quiero quitarme a esa gente de encima ya.

ROMÁN PEDRAZA: Dejemos todo quieto, Enrique, no la caguemos.

ENRIQUE ZAVALETA: No, la cagamos donde se den cuenta de que jamás salió de este hotel. Cópiale el estilo, no puede ser Shakespeare, no es difícil. Di que... que pasó una noche con un tipo y que siguió su viaje, que la busquen en otra parte. Ya que vas para el pueblo, pues aprovecha, cámbiate. Te ves como un payaso vestido así.

ROMÁN PEDRAZA: ¿No supiste que me robaron?

MERCEDES MIRANDA: Disculpe...

ENRIQUE ZAVALETA: Ah, sí, perdóneme, que la olvidé. Cuénteme, ¿en qué la puedo ayudar?

MERCEDES MIRANDA: Es un asunto que me tiene inquieta.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿De verdad?

MERCEDES MIRANDA: Sí. Anoche, cuando se fue la luz...

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Se fue la luz? No sabía.

MERCEDES MIRANDA: Sí, como a las dos de la mañana serían.

ENRIQUE ZAVALETA: Pero qué raro, nadie me dijo nada.

MERCEDES MIRANDA: Ah. Bueno, el caso es que a esa hora yo me asomé a mi balcón y vi a un hombre que iba por la playa cargando a una mujer. La mujer podía estar desmayada, o muerta. No sé, habría que poner la denuncia, ¿no?

ENRIQUE ZAVALETA: No.

MERCEDES MIRANDA: ¿No?

ENRIQUE ZAVALETA: No. ¿Por qué? Pues aquí tenemos un bar en este hotel, la gente viene del pueblo, se toma unos tragos, se emborrachan y muchas veces salen así. A rastras. Pero con mucho gusto, yo averiguo por usted.

JOSÉ CABRALES Hola, buenos días.

ROBERTO: Buenos días, bienvenido.

JOSÉ CABRALES: Gracias. Soy José Cabrales, de la agencia de investigaciones Riga, de Madrid. Quisiera hablar con el director del hotel, por favor.

ROBERTO: ¿Por qué asunto?

JOSÉ CABRALES Es por la desaparición de Maite Salgado.

ROBERTO: Ah. Pues el gerente estaba por ahí. Si quiere esperarle un minuto, bien por ahí se sienta.

JOSÉ CABRALES No. Vamos a hacer el check-in ahora, así vamos ganando tiempo. Y me vas a dar la habitación en la que estuvieron Maite Salgado y Sonia Torres, por favor. ¿En qué habitación estuvieron?

ROBERTO: En la 204.

JOSÉ CABRALES ¿204? ¿Cuántas habitaciones tiene este hotel?

ENRIQUE ZAVALETA: Sí, dígame. ¿En qué le puedo ayudar?

JOSÉ CABRALES ¿Enrique? ¿Es usted Enrique Zavaleta?

ENRIQUE ZAVALETA: Sí.

JOSÉ CABRALES José Cabrales, de la agencia de investigaciones Riga, de Madrid. Creo que los padres de Maite Salgado hablaron con usted, ¿no es cierto?

ENRIQUE ZAVALETA: Sí. Sí, claro que sí. Estaban esperando a que se comunicara. ¿Ya lo hizo? ¿Tenemos noticias?

JOSÉ CABRALES No. Sigue desaparecida. Lleva tres días que se la ha tragado la tierra.

ENRIQUE ZAVALETA: Qué horror.

JOSÉ CABRALES Pues sí. ¿Usted está dispuesto a colaborar con la investigación?

ENRIQUE ZAVALETA: Claro, cómo no. Dígame qué tengo que hacer.

JOSÉ CABRALES Bueno, me gustaría hablar con los empleados y con los huéspedes del hotel.

ENRIQUE ZAVALETA: Hablar con todos los empleados del hotel, con muchísimo gusto. Con los huéspedes no se va a poder porque usted sabe que las investigaciones ponen nervioso a todo el mundo.

JOSÉ CABRALES Sí, lo comprendo. A unos más que a otros, claro.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Qué me quiere decir?

JOSÉ CABRALES Hubo un robo el otro día, ¿no? ¿En qué habitación fue?

ENRIQUE ZAVALETA: 206.

JOSÉ CABRALES ¿Se denunció el hecho a la policía?

ENRIQUE ZAVALETA: La víctima no lo quiso reportar y yo no puedo reportarlo por él.

JOSÉ CABRALES No, claro, además no le conviene. Tener aquí a la policía rondando todo el día. Vamos, una cosa que si se puede evitar... ¿Me comprende? es mucho mejor. Me gustaría también revisar todas las salidas y entradas de los empleados los últimos días. ¿Puedo?

ENRIQUE ZAVALETA: Puede.

JOSÉ CABRALES Pues por mi parte nada más. Voy a subir a mi habitación, a descansar.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Le acompaño?

JOSÉ CABRALES No, no. Prefiero ir solo si no le importa, gracias. Creo que estaba libre la 204, ¿no es cierto?

ROBERTO: Sí. Pero la están arreglando. Si quiere puede subir, pero en cinco minutos.

JOSÉ CABRALES No. Voy a subir ahora mismo, así voy echando un vistazo por el camino. ¿Me da la llave? Gracias.

ENRIQUE ZAVALETA: Está en su casa.

ENRIQUE ZAVALETA: Buenas.

MERCEDES MIRANDA: Buenas. ¡Ay, oiga! ¿Pudo averiguar algo de lo que le dije?

ENRIQUE ZAVALETA: Sí. Claro que sí. Lo que sospechaba. Hable con el bar y me dijeron que esa noche una de las chicas del pueblo vino, se emborrachó, y tal como usted lo narró, él la llevó hasta su casa. Solucionado el problema, ¿verdad? ¿Queda tranquila? Bien. Perfecto. Recuerde que estamos para servirle y disfrute su estancia acá.

MERCEDES MIRANDA: Gracias.

CLAUDIA: ¡Ay, un minuto y ya termino, señor!

JOSÉ CABRALES No se preocupe, hay tiempo. Hay todo el tiempo del mundo.

CLAUDIA: Sí, ¿pero me hace el favor y me espera fuera? Mientras termino.

JOSÉ CABRALES Es que tengo permiso del director del hotel para interrogar a los empleados.

CLAUDIA: ¿Por qué? ¿Cómo así?

JOSÉ CABRALES Por la desaparición de una turista española que estuvo hospedada en esta habitación hasta el... martes, ¿pudo ser?

CLAUDIA: Sí, acá habían dos muchachas.

JOSÉ CABRALES Dos, sí. Pues una desapareció. Justo después de que robaran aquí al lado, en la 206. ¿Sabes algo de eso?

CLAUDIA: No.

JOSÉ CABRALES ¿No?

CLAUDIA: Bueno, sí. Supe que faltó plata en una habitación.

JOSÉ CABRALES Pues cuando falta dinero en un hotel, el culpable suele ser un empleado. Porque tú por ejemplo con esa llave puedes abrir todas las puertas del hotel, ¿no?

CLAUDIA: Mire, señor, yo no tuve nada que ver con ningún robo.

JOSÉ CABRALES Tienes que contestar a mi pregunta. ¿Tú con esa llave puedes abrir todas las habitaciones?

CLAUDIA: Pues sí. Si no, ¿cómo voy a hacer para limpiar?

JOSÉ CABRALES ¡Claro! Es que si no, ¿cómo vas a limpiar? ¿Y no te parece extraño que se produzca un robo y que inmediatamente después también se produzca la desaparición de una persona? Porque supongamos que yo tengo una llave como esta tuya... Permíteme, permíteme... Tranquila. Permíteme. Yo tengo una llave como esta. Entro en una habitación, robo lo que me da la gana. Salgo y me encuentro con una vecina. Se da cuenta de que acabo de robar. Entonces intenta hablar o incluso habla, me

grita, dice que me va a denunciar. entonces yo intento calmarla, ella se resiste. La golpeo, la cosa se me a de las manos, entramos en un forcejeo y la mato. Por ejemplo.

CLAUDIA: Ay, señor, por Dios, ¿usted qué me está diciendo?

JOSÉ CABRALES A Maite Salgado nadie la vio salir del hotel. ¿Qué pasa, que se fugó? No lo creo. Me inclino a pensar que la mataron. ¿Quién? Alguien del hotel. Alguien con la posibilidad de robar impunemente y sacar un cadáver sin ser visto. ¿Cuántas llaves como esta circulan por el hotel?

CLAUDIA: Ninguna más.

JOSÉ CABRALES ¿Solo hay esta, trabajas tú sola?

CLAUDIA: Cuando yo no vengo, viene una muchacha que usa esta misma llave.

JOSÉ CABRALES Pero la noche del robo estabas tú.

CLAUDIA: No, porque yo no trabajo de noche.

JOSÉ CABRALES Acabo de darme cuenta de que todavía no tenemos determinada la hora del robo. Porque efectivamente pudo haber sido por la mañana. Maite vuelve a su habitación y se encuentra con el ladrón. Esta llave, ¿dónde la guardas?

CLAUDIA: En el cuarto de limpieza.

JOSÉ CABRALES ¿Y allí quién tiene acceso? Tú, ¿y quién más?

CLAUDIA: Nadie más.

JOSÉ CABRALES A mí esto me parece que está muy limpio. Te puedes ir cuando quieras.

JUAN: ¡Claudia! Hola. ¿Qué pasó?

CLAUDIA: ¿Qué es esto?

JUAN: ¿Me revisaste el bolso?

CLAUDIA: Sí. ¿De dónde sacaste esta navaja?

JUAN: No sé, me la encontré.

CLAUDIA: O te la robaste de la 206.

JUAN: Ay, ¿Claudia tú qué estás diciendo? Yo no soy ningún ladrón.

CLAUDIA: El otro día encontré mi llave en otro cajón. Después, lo de la moto. Y ahora hay un tipo haciendo preguntas por lo del robo. Yo no le dije que vos tenías la llave del

cuartito, así que haceme el favor y la botás. Lo digo por vos. No por mí, porque yo si no me voy a casar con un ladrón.

JUAN: ¿Pero qué estás diciendo? Yo no soy ningún ladrón.

CLAUDIA: Juan, ¿me crees pendeja?

JUAN: ¡Ay...!

CLAUDIA: Sí, mirame a los ojos. ¡Mirame, Juan! Y decime que no fuiste vos el que se robó eso.

JUAN: Pero es que... Pero es que yo lo hice por nosotros. Yo todo lo que hago, lo hago por nosotros dos. Claudia, no te pongas así, perdóname. Mira... ¿qué hago? Dime qué hago y...

CLAUDIA: Devolver lo que robaste.

JUAN: ¿Pero cómo lo voy a devolver?

CLAUDIA: Devolviéndolo. Si no, olvídate de mí porque no te voy a volver a hablar hasta que no lo devuelvas.

JUAN: Pero... ¿Y qué voy a hacer con la moto? ¿Qué hago, voy y la dejo en la recepción y ya, o qué? Ah, no me vas a hablar.

EMPLEADO: Permiso.

JOSÉ CABRALES Y entonces, ¿ahí perdiste la pista?

EMPLEADO: Ajá.

JOSÉ CABRALES O sea, bajó a desayunar y subió tranquilamente a su cuarto.

EMPLEADO: No, tranquilamente no. Porque subió corriendo.

JOSÉ CABRALES Ah, subió con prisa. Ya. ¿Y ya está? Se hizo humo, nadie más la vio. Es muy raro.

EMPLEADO: ¿Pero por qué es raro? Si ellas siempre bajaban era de noche.

JOSÉ CABRALES Ya, precisamente esa noche no salió. Que aquí hay cosas que no cuadran. Porque a mí eso de que ella se fugó con el dinero de otra habitación, etcétera, etcétera, a mí eso no me cuadra nada. Porque yo acabo de estar hablando ahora con la chica de la limpieza... Bueno, ella tuvo una oportunidad perfecta para robar.

EMPLEADO: ¿Quién, Claudia?

JOSÉ CABRALES Sí.

EMPLEADO: Eso es imposible.

JOSÉ CABRALES ¿Por qué?

EMPLEADO: Porque Claudia no es capaz de matar una mosca.

JOSÉ CABRALES Aquí no hay nada imposible. He notado que algunas preguntas la ponían bastante nerviosa. ¿Tú eres su novio?

EMPLEADO: ¿Yo?

JOSÉ CABRALES Sí.

EMPLEADO: Tch... Juan.

JOSÉ CABRALES ¿Juan?

EMPLEADO: Se van a casar.

JUAN: IP 798... y ya está.

JOSÉ CABRALES ¿Siempre son tan lentos los ordenadores?

JUAN: Bueno, eh... Lo que pasa es que la señal falla un poquito.

JOSÉ CABRALES ¿Y entonces la gente qué hace? ¿Se pega horas hasta que abre un correo?

JUAN: No. Se conectan por el 3G o van a un café de Internet por acá cerca. especialmente los extranjeros, ¿no?

JOSÉ CABRALES Ya, ya. ¿Por qué no me cuentas algo del robo del otro día?

JUAN: ¿Algo como qué?

JOSÉ CABRALES: No. Te voy a hacer una pregunta más sencilla. ¿Tú quién crees que fue? Porque por ahí se habla de las dos chicas españolas, pero hay indicios de que pudo haber sido otra persona.

JUAN: ¿Indicios?

JOSÉ CABRALES Sí. Rarezas. Cosas que pasan un día y otro día no pasan. Como por ejemplo tú, el lunes, saliste 35 minutos más tarde de tu hora. ¿Por qué?

JUAN: ¡Ah! No, lo que pasa es que el lunes una señora me pidió que le arreglara la lámpara del cuarto y por eso me demoré.

JOSÉ CABRALES ¿35 minutos para arreglar una lámpara?

JUAN: Ah, bueno, no sé cuánto me demoré. Pero era un cablecito y ya.

JOSÉ CABRALES ¿Tú estás de novio con la chica de la limpieza?

JUAN: ¿Quién se lo dijo?

JOSÉ CABRALES Nadie, no me lo dijo nadie. Te lo pregunto porque no lo sé.

JUAN: No: Alguien se lo tuvo que decir porque si no, no se le hubiera ocurrido decírmelo. ¿O no?

JOSÉ CABRALES Déjalo, anda.

JUAN: ¡Ah, ja, ja, ja!

JOSÉ CABRALES Déjalo.

ROBERTO: Don Enrique. ¿Usted sabe si tenemos unos planos con todas las instalaciones del hotel?

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Para qué los quieres?

ROBERTO: Es que el detective me los pidió. También me dijo que si podía entrar en un par de habitaciones para inspeccionar. Yo dije obviamente que tenía que preguntarle a usted.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Dónde está el tipo ese?

ROBERTO: Por ahí, husmeando.

CAMARERA: 15:30.

JOSÉ CABRALES Exacto, la última vez que entraron en esta cuenta de Facebook, lo hicieron desde aquí. ¿No? ¿Es usted buena fisonomista? A ver si conoce a esta persona.

CAMARERA: Ese muchacho está acá atrás.

JOSÉ CABRALES ¿Ah, sí?

CAMARERA: Sí.

JOSÉ CABRALES ¿Viene todos los días?

CAMARERA: Todas las mañanas. A veces vuelve a la tarde también.

JOSÉ CABRALES ¿No?

CAMARERA: No.

JOSÉ CABRALES ¿Este?

CAMARERA: Ah, sí, este sí lo he visto. Estuvo aquí.

JOSÉ CABRALES ¿Cuándo?

CAMARERA: El martes... o el miércoles.

JOSÉ CABRALES No, el miércoles, el miércoles

CAMARERA: No me acuerdo. Pero de que vino, vino, estoy segura.

JOSÉ CABRALES ¡Hola! Su cara me suena. ¿Usted no está en el hotel? Claro, estamos en el mismo hotel. Me gustaría hablar con usted. Me gustaría... ¡Oiga!

CAMARERA: Señor...

JOSÉ CABRALES Ah, perdón, sí. Quédese con la vuelta. ¡Oiga, oiga!

JOSÉ CABRALES No me hagas correr, que yo no tengo tu preparación física, hombre. Al final vamos a tener que hablar al trote.

DIEGO GIRALDO: ¿Hablar de qué?

JOSÉ CABRALES De Maite Salgado.

DIEGO GIRALDO: No sé quién es.

JOSÉ CABRALES Sí sabes quién es, lo que pasa es que no te acuerdas. Es la chica con la que pasaste la noche del lunes.

DIEGO GIRALDO: Usted me está confundiendo con otro. Yo no he estado con ninguna mujer, yo tengo pareja.

JOSÉ CABRALES Tranquilo que yo no quiero hablar de lo que hicisteis esa noche, eso ya lo sé. Lo que me interesa saber es lo que pasó al día siguiente.

DIEGO GIRALDO: ¿O es que usted no sabe nada? Yo el lunes dormí con Celia al igual que todas las noches.

JOSÉ CABRALES Ya, pero una escapadita ala habitación de al lado...

DIEGO GIRALDO: Pilas con lo que dice, o lo regreso a España sin dientes.

JOSÉ CABRALES Llegas tarde, porque los de arriba no son míos y los de abajo ya... Mira, este por ejemplo es un empaste y me han puesto una funda.

DIEGO GIRALDO: Usted está mal de la cabeza, ¿no?

JOSÉ CABRALES Eso también me lo habían dicho antes. Pero de verdad, ahora en serio. Hazme el favor de poner aquí tu dedo índice. No es nada personal, simplemente estoy recopilando información.

DIEGO GIRALDO: ¿Este?

JOSÉ CABRALES Por supuesto que te puedes negar, estás en tu derecho, claro que sí. Pero te apercibo...

CELIA FUENTES: ¡Diegui, quieto! Espera, ven acá. Sabes qué pienso. Es que esa mujer escogió ese lugar es para tenernos vigilados a todos.

DIEGO GIRALDO: ¿Tú crees?

CELIA FUENTES: ¡Uf! ¿Qué será eso tan interesante que nos tiene que contar que todo el tiempo está escribiendo?

JOSÉ CABRALES Y ya que tienes tan buena memoria... Tú me dijiste que habías visto a Maite el último día cuando se fue su amiga, ¿verdad? ¿Recuerdas si esa pareja de ahí ya habían bajado a desayunar?

EMPLEADO: Solo ella.

JOSÉ CABRALES ¡Ah, solo ella!

EMPLEADO: Y lo recuerdo muy bien porque le pregunté por el chico y me dijo que aún estaba en su cuarto.

JOSÉ CABRALES Ah. ¿Me consiguió los planos?

ENRIQUE ZAVALETA: Le pedí el favor de que no molestara a mis huéspedes. Y desde que llegó acá lo único que ha hecho es atormentarlos a todos.

JOSÉ CABRALES Le pido disculpas, Don Enrique, si he podido importunar a alguien, estoy llevando a cabo una investigación criminal.

ENRIQUE ZAVALETA: Una investigación de un crimen, sin crimen. Porque ese crimen solo ha sucedido en su imaginación. Atiéndame. Si sigue molestando a mi gente, me va tocar pedirle el favor de que se marche de aquí.

JOSÉ CABRALES: O sea, que no me va a conseguir los planos.

DIEGO GIRALDO: Uy, no puede ser.

CELIA FUENTES: ¿Qué pasó?

DIEGO GIRALDO: Ese tipo es un imbécil.

CELIA FUENTES: ¿Por qué? ¿Quién es?

DIEGO GIRALDO: Un loco de mierda, ahí. Amor. Si quiere hablar contigo, no le escuches, que solo dice estupideces, ¿sí?

JOSÉ CABRALES ¡Oiga! ¿Sabe si esta es zona de Wi-Fi?

ROMÁN PEDRAZA: Mmh.

JOSÉ CABRALES No consigo cobertura.

ROMÁN PEDRAZA: Pero puede navegar en los computadores del hotel.

JOSÉ CABRALES Soy José Cabrales, de la agencia de investigaciones Riga, de Madrid. ¿Puedo hablar con usted un minuto?

ROMÁN PEDRAZA: ¿De qué quiere hablar?

JOSÉ CABRALES Es sobre la desaparición de Maite Salgado. Voy a estar en el bar de la playa. Si es tan amable, me gustaría hablar con usted. Allí le espero, gracias.

ROMÁN PEDRAZA: Mmh.

CELIA FUENTES: ¿Y tú por qué te quieres ir, es por el tipo ese?

DIEGO GIRALDO: ¿Qué va a ser por ese tipo? ¡Claro que no!

CELIA FUENTES: Entonces, ¿te estás aburriendo?

DIEGO GIRALDO: ¡No!

CELIA FUENTES: Ah, ¿ves que si puedes cambiar la carita? Tú sabes que haría cualquier cosa por complacerte, pero es que esto ya está pagado. Mira, hagamos algo para divertirnos, vamos a bailar. Siempre estamos encerrados como si estuviésemos haciendo algo malo. Y no es así, porque tú y yo nos queremos.

DIEGO GIRALDO: Sí, peor me quiero ir.

CELIA FUENTES: No nos vamos a ir a ninguna parte, ¿entendiste?

JOSÉ CABRALES ¿Nunca la ha visto?

CAMARERO RASTA: Yo...

JOSÉ CABRALES ¿Y a este?

CAMARERO RASTA: A este...

JOSÉ CABRALES Ah, qué sorpresa. Que no le esperaba. Qué, qué... Siéntese, por favor. Muchas gracias por venir.

CAMARERO RASTA: ¿Va a tomar algo, señor?

ROMÁN PEDRAZA: No.

JOSÉ CABRALES Siéntese. ¿Quiere tomar algo?

ROMÁN PEDRAZA: No, no, gracias.

JOSÉ CABRALES Muy bien.

ROMÁN PEDRAZA: Usted me dirá.

JOSÉ CABRALES He oído que le han robado el lunes por la mañana.

ROMÁN PEDRAZA: Sí.

JOSÉ CABRALES ¿Algo de valor?

ROMÁN PEDRAZA: Billetes y mi navaja.

JOSÉ CABRALES Ya, ya. Y... ¿Y muchos billetes?

ROMÁN PEDRAZA: Es todo lo que tenía.

JOSÉ CABRALES Pues entonces, claro, es mucho, es mucho. Es que verá... He oído por ahí que Maite Salgado y Sonia Torres estuvieron esa noche en su habitación.

ROMÁN PEDRAZA: Sí.

JOSÉ CABRALES ¿Cuándo se enteró del robo?

ROMÁN PEDRAZA: Al día siguiente, cuando me desperté.

JOSÉ CABRALES Ya. ¿Y cuál de las dos cree que fue? ¿O cree que fueron las dos?

ROMÁN PEDRAZA: Sonia. Ella salió de la habitación cuando yo estaba dormido. Y la otra se había ido antes.

JOSÉ CABRALES Y supongo que al día siguiente iría a hablar con ella, claro.

ROMÁN PEDRAZA: Claro, pero ya se había ido del hotel.

JOSÉ CABRALES ¿A qué hora se levantó usted el martes por la mañana?

ROMÁN PEDRAZA: No sé. No pongo el despertador cuando estoy de vacaciones.

JOSÉ CABRALES No. Lógico... lógico. ¿Sabe que a Maite nadie la vio salir del hotel?

ROMÁN PEDRAZA: Eso es lo que dicen, parece que se fugó.

JOSÉ CABRALES Sí, eso dicen, que se fugó, sí. Pero yo no me lo creo, ¿por qué se iba a fugar, si había pasado la tarjeta? Claro. Ya puestos a fugarnos, nos vamos sin pagar, ¿no le parece?

ROMÁN PEDRAZA: No sé.

JOSÉ CABRALES Sí. Porque... Usted me dijo que Maite se fue antes que Sonia de su habitación, ¿no es cierto?

ROMÁN PEDRAZA: ¿Y a qué viene la pregunta?

JOSÉ CABRALES Déjame que le lea una cosa que escribió Maite a la mañana siguiente. Verá, dice... Ayer me lié con este. Pero resultó ser impotente. Impotente. La verdad, ¿qué pasó? Porque a mí impotente me parece un insulto, parece que se fue muy cabreada de su habitación.

ROMÁN PEDRAZA: Si ya lo sabe todo, ¿para qué pregunta?

JOSÉ CABRALES Yo pregunto porque estoy haciendo una investigación. Necesito saber qué pasó con Maite después de que escribió esto.

ROMÁN PEDRAZA: Pues no sé. Pero por lo que oigo parece que usted tiene más información que yo. ¿Ahí no dice nada de lo que hizo después?

JOSÉ CABRALES Claro que dice, pero no sé qué dice ni a quién se lo dice. Porque, por ejemplo, 24 horas después de haber sido vista por última vez, escribe que la noche anterior la pasó en el pueblo y que al día siguiente continuó viaje. Pero es raro. Porque esto está escrito en mayúsculas y en minúsculas, y ella escribía en minúsculas, todo seguido, como los adolescentes. Entonces es muy extraño. ¿A usted no le llama la atención?

ROMÁN PEDRAZA: No. ¿Debería llamarme la atención?

JOSÉ CABRALES Su falta de curiosidad es sorprendente.

ENRIQUE ZAVALETA: Seguramente llamaron al detective cuando llegó tu comunicación. Yo te pedí el favor que le copiaras el estilo perfectamente, pero parece que fuiste incapaz, ¿verdad? ¡Te vas! ¡Te largas de acá!

ROMÁN PEDRAZA: Me voy a ir cuando me respondas por lo que me robaron.

ENRIQUE ZAVALETA: Yo ya te pagué. ¡Te pagué a maricón! ¡No es culpa mía que te haya robado una niña!

ROMÁN PEDRAZA: ¡En tu hotel, así que me respondés!

ENRIQUE ZAVALETA: ¡Qué! ¡Créetelo!

CAMARERO RASTA: Sir. Usted me mandó llamar. ¿Quiere que le ayude con algo, o qué?

ENRIQUE ZAVALETA: No, él se ayuda solo. Vete.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Y te preguntó algo más?

CAMARERO RASTA: No, sir.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Le preguntó a la chica del martes?

CAMARERO RASTA: No, señor, no.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿La señora de la mancha en el cuello te preguntó algo?

CAMARERO RASTA: No, sir. Nobody me dijo nothing.

ENRIQUE ZAVALETA: Bien. Recuerda que el martes a la noche, después de cerrar el bar, llevaste una chica a rastras por la playa que estaba muy borracha y la dejaste en su casa en el pueblo. Que no se te olvide.

CAMARERO RASTA: ¿Sir?

ENRIQUE ZAVALETA: Sí. Dale.

CAMARERO RASTA: Supongo que usted no me va a decir por qué quiere que yo diga esas cosas, ¿cierto?

ENRIQUE ZAVALETA: Supones bien.

CAMARERO RASTA: ¿Martini?

ENRIQUE ZAVALETA: Por favor.

CAMARERO RASTA: Martini, sir. Que tú sabes que el martini quita la preocupación.

JOSÉ CABRALES Epa. Chaval.

JUAN: Mi señor. ¿Y a ese qué le pasa? ¿Adónde va?

ROBERTO: Si le digo, me va a salir otra vez con que se cancela la despedida

JUAN: Ay, ¿cómo que se cancela la despedida? ¿Lo de ese man ahí qué tiene que ver o qué?

ROBERTO: Es que una de las españolas volvió. Pero de verdad Juancho no me vas a venir ahora con que se cancela, porque ya pagamos todo. Le conseguimos una gringa que... no la va a creer.

JUAN: ¿Una gringa?

ROBERTO: Una gringa... Ni se la imagina.

JOSÉ CABRALES Ve chequeando tú, ahora vengo.

ROBERTO: ¿Me permite el pasaporte, por favor?

JOSÉ CABRALES ¿Esta navaja es suya?

ROMÁN PEDRAZA: Es un cortauñas.

JOSÉ CABRALES Pues entonces yo le diría que Sonia no es la persona que busca. Porque es lo único que he podido encontrar en su equipaje. Por lo tanto, piense quién ha podido ser, porque ella no fue. Oiga. Usted estuvo cenando en el bar de la playa. Durante horas, su habitación estuvo vacía. Alguien pudo entrar, ¿no? Alguien que sabía que usted tenía allí algo de valor. Y la navaja. Así que dele vueltas, porque a lo mejor se le ocurre algo.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Qué es la joda conmigo, hermano? No pedí sus servicios para que investigue nada de lo mío. Cualquier inquietud que tenga, llamo a la Policía Nacional.

JOSÉ CABRALES Ya. Sonia está bajo mi protección. Y no quiero que usted se le eche encima por algo que no hizo. No vayamos a tener aquí... Otra desgracia. Hágame el favor de poner aquí su dedo índice.

Coma mierda.

¿Qué?

No me da la gana.

Está en su derecho. ¿Usted quién es?

MERCEDES MIRANDA: Mercedes Miranda.

JOSÉ CABRALES José Cabrales, tengo que hablar con usted, venga inmediatamente. ¿Has hecho el check-in?

S: Sí.

JOSÉ CABRALES Vámonos. Vamos.

ROMÁN PEDRAZA: Estaba pensando que me equivoqué, que no fue ella la que me robó.

ENRIQUE ZAVALETA: No entiendo.

ROMÁN PEDRAZA: Fuiste tú quien me invitó a que me quedara en el hotel.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Y qué? ¿Qué pasa con eso?

ROMÁN PEDRAZA: Pues eras la única persona que sabía que yo tenía ese billete, Pudiste haber subido a mi habitación cuando yo bajé a comer. O mandar a alguien.

ENRIQUE ZAVALETA: Estás loco, cabrón. ¿Qué quieres?

ROMÁN PEDRAZA: ¿Qué me ofreces? ¿Nada?

ENRIQUE ZAVALETA: Lo que salga, va a salir de mi bolsillo.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Te parece bien la misma chichigua de la vez pasada?

ENRIQUE ZAVALETA: 130.000 dólares otra vez.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Te parece mucho?

ENRIQUE ZAVALETA: Bien. Está bien. Vete al hotel. Sube a tu habitación, haz la maleta, bajas y sales por la puerta. Yo voy a conseguir la plata. Esta noche nos vemos en el café de Internet. Te pago y esto se termina para siempre.

ROMÁN PEDRAZA: Si estás pensando en joderme, no lo hagas, porque vuelvo y no la sacas barata.

ENRIQUE ZAVALETA: No. Allí estaré.

JOSÉ CABRALES Sea quien sea, la mató durante el día y sacó el cadáver por la noche. Y probablemente con la ayuda de alguien del hotel.

MERCEDES MIRANDA: Sí.

JOSÉ CABRALES Hasta ahora tenemos dos sospechosos, que son los dos tipos que pasaron la noche con ella. Uno es Román.

MERCEDES MIRANDA: Román.

JOSÉ CABRALES Sí. Y el otro es este muchacho nadador que no me da mucha confianza, la verdad.

MERCEDES MIRANDA: Ella dijo que se había encontrado con un hombre de verdad.

JOSÉ CABRALES Sí. Eso fue lo que dijo. Pero usted tiene dudas de que este chico pueda ser calificado de esa manera, ¿no es cierto? Ayer estuve presionándole un poco, y la verdad es que no sé. Pudo haber sido él, peor no pondría la mano en el fuego, la verdad.

MERCEDES MIRANDA: No.

JOSÉ CABRALES Sonia... ¡Sonia! ¿Tú estás segura que Maite no te comentó con quién estuvo, lo que hizo? ¿No te comentó nada?

S: No. No, no. Nada. Pero tenía un olor muy particular.

JOSÉ CABRALES ¿Un olor?

S: Sí, lo noté nada más entrar en la habitación.

MERCEDES MIRANDA: ¿Qué olor?

S: No sé, fuerte como... a hombre.

JOSÉ CABRALES Pero...a hombre. ¿A colonia, a sudor, testosterona?

S: No lo sé, supongo que era una mezcla. Pero a perfume de hombre, sobre todo.

JOSÉ CABRALES ¡Oiga! ¿Tiene un minuto, por favor? Me gustaría hacerle una pregunta. ¿Este polo es de su novio?

CELIA FUENTES: ¿Eh?

JOSÉ CABRALES Es muy bonito este color. Es un color muy bonito. Ten un momento, por favor. La pregunta que le voy a hacer es muy delicada, así que yo le pido disculpas de antemano. Es muy importante que me responda. ¿Puedo hablar un momento a solas con la señora, por favor? Déjelo donde estaba.

CELIA FUENTES: Disculpe. ¿Usted quién es?

JOSÉ CABRALES Estoy llevando a cabo una investigación criminal.

CAMARERO RASTA: Señores, aquí está, su tequila Sunrise. Exquisito, señor. Por favor, disfrútenlo.

MERCEDES MIRANDA: Oiga, quiero preguntarle algo que pasó la otra noche.

CAMARERO RASTA: Señora, cuénteme.

JUAN: ¡Claudia! ¿A ti qué te pasa? Ayer te llamé como 20 veces y no me contestaste el teléfono. Nos vamos a casar dentro de dos semanas, ¿no? ¿O qué, es que no nos vamos a casar? Porque entonces si es así, entonces yo voy a hablar con los compañeros que me están organizando la despedida y la cosa y les digo que no voy a hacer nada. Mi amor. Yo, yo, yo voy a devolver esa plata, sí. Es solamente ir hasta la casa, echarla en un bolso y traerla y ya está

JOSÉ CABRALES ¿Habló con el camarero?

MERCEDES MIRANDA: Mh hm.

JOSÉ CABRALES ¿Y qué le dijo?

MERCEDES MIRANDA: Pues me confirmó que sí llevó a una niña borracha a su casa.

JOSÉ CABRALES ¿Ah, sí? ¿Y usted le cree?

MERCEDES MIRANDA: No sé. Puede ser, ¿no?

JOSÉ CABRALES O no.

MERCEDES MIRANDA: No. Sí puede ser. A lo mejor estamos exagerando con todo esto. de pronto sí era una borracha. Usted habla de un crimen delante de esta muchacha que es la amiga. ¿Ha visto cómo está la pobre? Realmente usted ni sabe qué pasó. Ni sabe. Y actúa como si ya hubiera encontrado un cadáver. No puede ser.

JOSÉ CABRALES La comprendo, la comprendo. No crea que no la entiendo. La entiendo perfectamente, no se preocupe.

MERCEDES MIRANDA: ¿Y? ¿Qué hacemos con eso?

JOSÉ CABRALES Mire, cuando una persona desaparece, la familia suele actuar como si estuviera perdida. Y ahí es donde se abortan la mayoría de las posibilidades de resolver un caso. ¿Por qué? Pues muy sencillo. Porque se está buscando un vivo donde se tendría que estar buscando un muerto. Créame. Sé de lo que hablo, llevo muchos años en esto. Y si resulta que me equivoco, mejor. Será tan buena noticia que no tendré inconveniente en tragarme mis palabras. Pero de momento todo apunta a un asesinato. Y usted lo sabe.

MERCEDES MIRANDA: Pero usted lo dice. Todo apunta. Uno no puede andar creando por ahí...

DIEGO GIRALDO: ¡Celia! ¡Celia!

MERCEDES MIRANDA: ¿Qué pasó? ¿Usted qué le dijo a esa mujer?

JOSÉ CABRALES Nada. ¿Qué le voy a decir? Simplemente le pregunté si estaba segura de que su novio no la abandonaba sin que se diera cuenta. Y me dijo que no, que dormían abrazados, que todo es mentira, es mentira...

MERCEDES MIRANDA: ¿Y?

JOSÉ CABRALES Pues no sé. Se puso muy nerviosa.

MERCEDES MIRANDA: ¿Cómo no se va a poner nerviosa? ¡Por Dios! ¿Usted se da cuenta de cómo aborda a la gente, señor?

JOSÉ CABRALES Oiga...

MERCEDES MIRANDA: No, no es, que...

JOSÉ CABRALES Oiga, un momento. No, que a usted la llamó zombie, ¿eh? Zombie, dijo, zombie. La verdad es que en este hotel no he encontrado lo que se dice una corriente de afecto.

DIEGO GIRALDO: ¡Ey! ¿Qué fue lo que le dijo? ¿Qué fue lo que le dijo?

[Forcejeo ininteligible entre el CAMARERO RASTA y DIEGO GIRALDO]

JOSÉ CABRALES: Estas cosas siempre pasan cuando uno se pone a hacer preguntas, caramba.

CAMARERO RASTA: Ay señor, las fotos están prohibidas, usted sabe, tema de seguridad.

JOSÉ CABRALES Gracias, chaval por salvarme. Muchas gracias. Pero si de verdad quieres hacer lago por ti, ya puedes ir pensando qué le vas a contar a la policía. ¿Le vas a contar también el cuento de la mujer borracha? ¿Eh? ¿También les vas a contar el cuento de la...? Porque a lo mejor van a querer hablar con la borracha en cuestión. Y tú vas a tener que salir a buscar una actriz para que represente el papel. No sé si te has dado cuenta, pero aquí estamos hablando de un asesinato. Y por falso testimonio te vas a la cárcel.

CAMARERO RASTA: What are you talking about, sir?

JOSÉ CABRALES ¿Tú no habías llevado a una mujer a rastras hasta el pueblo?

CAMARERO RASTA: ¿Yo le he dicho algo a usted señor?

JOSÉ CABRALES No, pero podrías decirlo. ¿Por qué no hablas abiertamente? "Yo llevé a una mujer a rastras hasta el pueblo". ¿A quién estás encubriendo? Te puedes ir.

CAMARERO RASTA: ¿Algo más, señorita?

DIEGO GIRALDO: ¡Celia!

JOSÉ CABRALES Recuérdame a qué hora fue el apagón.

MERCEDES MIRANDA: Dos de la mañana.

JOSÉ CABRALES Ah, muy bien. Don Enrique...

JUAN: La llave.

S: Oye... Tú, ¿Tú sabes algo de Maite?

JUAN: No.

S: ¿No... no la viste el último día?

JUAN: No, no, para nada.

S: ¿No has oído nada en el hotel?

JUAN: No, nada.

S: Es que... Lo que pasa es que... el detective, ¿sabes? Creo que está loco.

JUAN: Ah.

S: Y... Y a lo mejor por eso nadie quiere decir nada. Por los modales que tiene. ¿Me entiendes? Por eso te quería preguntar.

JUAN: Bueno, si yo sé algo, yo le aviso.

S: Vale.

JUAN: Bueno.

CLAUDIA: ¿Es verdad que vas a regresar la plata?

JUAN: Pensé que no me ibas a volver a hablar.

CLAUDIA: ¿La vas a regresar, sí o no?

JUAN: Sí.

CLAUDIA: ¿En serio? ¿Me lo juras?

JUAN: Sí, te lo juro. Yo... Yo a ti te amo y no me importa si somos pobres o no. Es solo voy a la casa y traigo la plata y ya está.

JOSÉ CABRALES Sí. Sí, por aquí. Bueno, cuando queráis.

BUCEADOR: Vamos al agua.

ROMÁN PEDRAZA: ¿Quién es?

SONIA: Soy Sonia.

ROMÁN PEDRAZA: Dale.

SONIA: Hola.

ROMÁN PEDRAZA: Entonces.

SONIA: ¿Puedo pasar? ¿Te vas?

ROMÁN PEDRAZA: Sí.

SONIA: Me han dicho que te robaron. Yo me fui porque perdía el autobús. Estabas dormido y no quise despertarte. Te juro que yo no toqué nada. Están investigando, a lo mejor descubren quién fue.

ROMÁN PEDRAZA: No sé. Además, ya me voy. Si descubren quién fue, pues no me van a venir a buscar.

SONIA: Bueno, yo me voy a quedar aquí unos días. Si quieres me das tu teléfono, y si me entero de algo, te aviso.

ROMÁN PEDRAZA:¿Por qué volviste?

SONIA: Me ha llamado el detective. Por lo de Maite. Yo estoy convencida de que lo ha hecho para fastidiar a su ex. Maite es muy de hacer ese tipo de cosas. Ya aparecerá.

ROMÁN PEDRAZA: Ojalá.

SONIA: Dicen que está muerta.

ENRIQUE ZAVALETA: Perfectamente doblado.

ROMÁN PEDRAZA: Perdón, la cuenta.

ROBERTO: ¿Todo bien?

JOSÉ CABRALES Los gritos empezaron alas tres.

PERIODISTA: ¿Y se saben hipótesis del crimen?

JOSÉ CABRALES Hipótesis, realmente no...

S: ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? ¡Déjame! ¡Déjame pasar! ¡Déjame!

PERIODISTA: Hay motivos suficientes para pensar que las dos muertes podrían estar relacionadas. El suicidio de DIEGO GIRALDO Giraldo se produjo justo en el instante en el que el equipo de recate es convocado para buscar el cuerpo de la chica en el mar. Según declaraciones de su pareja, Celia Fuentes, y otros testigos dicen que el comportamiento de este joven cambió notablemente luego de enterarse de la desaparición de la turista española en el...

JOSÉ CABRALES ¿Qué le parece todo lo que ha ocurrido?

ENRIQUE ZAVALETA: Nada, terrible.

JOSÉ CABRALES Sí.

ENRIQUE ZAVALETA: Hoy es un día horrible para todos nosotros.

JOSÉ CABRALES La verdad es que sí.

ENRIQUE ZAVALETA: Y lo peor es que usted tenía toda la razón. Aquí sí ha habido un crimen. Y yo no me di cuenta. En mis narices. Señor Cabrales, permítame ofrecerle mis disculpas.

JOSÉ CABRALES No. No, no, no. Usted no tiene que pedirme disculpas por nada. Hasta ahí podíamos llegar. Enrique, usted y yo sabemos que cada uno está actuando de acuerdo a su rol, ¿no es así? Pues ya está.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Sabe qué es lo paradójico de todo esto? Que a pesar del día horrible por lo menos sabemos quién la mató, ¿no?

JOSÉ CABRALES ¿Ah, sí?

EZ; Sí.

JOSÉ CABRALES ¿Quién fue?

ENRIQUE ZAVALETA: Bueno, todo el mundo dice que fue el muchacho.

JOSÉ CABRALES ¿Quién, el finado? Permítame que lo dude.

ENRIQUE ZAVALETA: Bueno, ¿entonces por qué se suicidó?

JOSÉ CABRALES Permítame que también dude eso, Don Enrique.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Otro crimen? Usted me quiere arruinar, ¿verdad? Esto es increíble, Cabrales.

JOSÉ CABRALES ¡Amigo! ¡Cuántas emociones! Le voy a pedir un favor. ¿Sería tan amable de poner aquí su dedo índice? No es nada personal. Simplemente estoy recopilando información.

ENRIQUE ZAVALETA: Con el mayor gusto.

JOSÉ CABRALES Suficiente, gracias. Muy bien. Pues, nos vemos en seguida.

ENRIQUE ZAVALETA: Si guste.

ROMÁN PEDRAZA: Te avisé. ¿Por qué lo hiciste?

ENRIQUE ZAVALETA: Porque pensé que... Si te llevabas la plata me ibas a extorsionar durante toda mi vida, que me ibas a tener de los huevos, por eso lo hice.

ROMÁN PEDRAZA: Nunca te he extorsionado, ¿o sí?

ENRIQUE ZAVALETA: Lo sé, perdón. ¡Perdón!

ROMÁN PEDRAZA: Voltéate. 3000.000 dólares. eso es lo que quiero.

ENRIQUE ZAVALETA: Necesito unos días.

ROMÁN PEDRAZA: Te doy uno.

ENRIQUE ZAVALETA: Voy a hacer todo lo que esté en mis manos, yo te doy mi palabra.

ROMÁN PEDRAZA: Tu palabra me vale mierda, conseguílos. Las llaves del carro. Yo te llamo y te digo dónde me los tienes que llevar.

ENRIQUE ZAVALETA: Bien.

ROMÁN PEDRAZA: Vas a ir solo.

ENRIQUE ZAVALETA: Bien.

ROMÁN PEDRAZA: Vas a hacer todo lo que te diga.

ENRIQUE ZAVALETA: Sí.

JUAN: ¿Cuándo se fue?

CLAUDIA: Ayer, como a las cuatro. ¿Pues a qué hora dejaste el sobre?

JUAN: A las seis.

CLAUDIA: Bueno, no pasa nada, mi amor. Yo no creo que nadie lo abra. Y además, si lo abre, ¿qué van a saber que fuiste vos?

JUAN: Sí, pero pueden saber. Este hotel está lleno de policías. Y el man ese que no para de hacernos preguntas y... que tal vez se den cuenta de que es mi letra. Me pueden meter en la cárcel, ¿no? Además, cuando abran el paquete y se den cuenta de que hay ahí como 100.000 dólares, 120.000.

CLAUDIA: ¿Cuánto?

JUAN: Como 120.000 dólares. Yo no sé... Yo conté ahí...

CLAUDIA: ¡Ya, mi amor, recupéralo! ¡Ve!

ROBERTO: Juancho, ¿me haces un favor? ¿Me puedes llevar esto a la bodega? Es que se lo dejaron al man de la 206 pero ya se había ido.

JUAN: Bueno.

ROBERTO: Gracias.

JUAN: Permiso.

ROBERTO: Y la cena sí es...

JUAN: Abrí la maleta de la muchacha esa a la que mataron.

JOSÉ CABRALES¿Abriste la maleta?

JUAN: Sí.

JOSÉ CABRALES¿Se lo has dicho alguien?

JUAN: No, no, a nadie.

JOSÉ CABRALES Muy bien. No tienes que decírselo a nadie, ¿me comprendes? Ha podido ser cualquiera. Cualquiera. Incluido tú. De hecho, eres el primer sospechoso.

JUAN:¿Yo?

JOSÉ CABRALES ¿Qué te crees, que no me conozco el truco? Me conozco el truco perfectamente. Primero limpias las huellas del crimen y luego colaboras con la investigación para exculparte. Como no haya huellas en esa maleta, tú y yo vamos a hablar muy seriamente. Espérate, vas a poner aquí... De momento, pon aquí tu dedo índice, por favor. No es nada personal, no te preocupes. Estoy recopilando información. Pon ahí el dedo.

JUAN:¿De verdad? Eso es una aplicación... Eso es para hacer bromas, ¿no?

JOSÉ CABRALES¿Ah, sí?

JUAN: Sí.

JOSÉ CABRALES Pues a mí hasta ahora me había dado muy buen resultado.

JUAN: ¡Ah, no!

JOSÉ CABRALES Contigo no he podido todavía, ¿eh? Tienes buena estrella. ¿Quieres colaborar con la investigación? Tengo un plan.

JUAN: ¿Plan?

JOSÉ CABRALES Sí, escúchame. He estado pensando que quizá sí sea mejor que lo sepa alguien. Vamos a soltar información así como quien no quiere la cosa para que lo oigan tus compañeros y tu jefe. Y vamos a ver quién es el que muerde el anzuelo.

JUAN: Ah...

JUAN: ¿Aquí?

JOSÉ CABRALES Espera. Un poco más a la derecha. Un poco más. Ahí, ahí, ahí. ¡Ahí! No lo muevas. Y recuerda, tú no has visto la maleta. ¿De acuerdo? Tú has visto una tela beige que te ha parecido que podía ser una maleta, pero no has visto nada. Hay que darle la oportunidad de que la retire y que diga que es otra cosa.

JUAN: Y... ¿Y usted cree que fue Don Enrique?

JOSÉ CABRALES No lo sé, pero ardo en deseos de saber cómo reacciona.

JUAN: Ah.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Sí?

ROMÁN PEDRAZA: ¿Conseguiste lo mío?

Sí, aquí lo tengo. Estoy en el hotel. ¿Dónde quieres que te lo lleve?

No te preocupes, estoy cerca. Aquí detrás del hotel hay un sitio abandonado. Tu camioneta está ahí. Quiero que vengas con mi billete y me esperes adentro. Enrique, no te olvides, trae mi navaja.

¡Yo no tengo tu puta navaja!

Flaco, ¿por qué no vienes para acá? Te sientas, hablamos un rato en mi oficina y solucionamos esto civilizadamente. ¿Eh? ¿O qué quieres? ¿Matarme, eso es lo que quieres?

Quiero mi billete que es lo que vengo diciendo desde el primer día.

¿Qué me garantiza que cuando te entregue la plata no me vas a pegar un tiro en la cabeza?

Mi palabra.

JUAN: Permiso.

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Tú qué haces acá?

JUAN: Es que venía a comentarle una cosa.

ENRIQUE ZAVALETA: No, estoy preguntando qué haces acá, a esta hora.

JUAN:¡Ah! Es que, bueno, no sé si se acuerda que hoy es mi despedida de soltero. Entonces estaba haciendo tiempo mientras se pone la cosa.

ENRIQUE ZAVALETA: Aprovechemos, y me haces un favor. quiero que vayas al edificio abandonado, el que está al frente, ahí tengo parqueado mi carro, la puerta está abierta. Lleva esto, lo metes ahí y no te distraigas en el camino.

JUAN: Eh, sí señor. Y... ¿Y por qué parqueó ahí?

EZ:¿Vas a hacerme preguntas, o lo vas a hacer? ¡Hombre, ve! Después te puedes ir.

JUAN: Señor, pero es que... yo le quería comentar una cosa. Es que vi la maleta de la muchacha esa que mataron.

EZ:¿Dónde?

JUAN: En la bodega. Bueno, yo no sé si... si era la maleta. Yo... pues me pareció que era. Pero yo no la toqué ni nada.

EZ:¿Se lo comentaste a alguien?

JUAN: No, señor. Pero yo creo que deberíamos decirle a la policía, ¿no?

ENRIQUE ZAVALETA: No. ¿Por qué? Lleva ese maletín, de la maleta me encargo yo. Rápido.

JUAN: Permiso.

ROBERTO: ¡Juancho! Nos vemos allá. No vayas a llegar tarde.

ENRIQUE ZAVALETA: El grande.

JUAN: ¿Qué pasó?

ROMÁN PEDRAZA: Te dije que vinieras vos.

ENRIQUE ZAVALETA: Ya te di la plata. ¿No es lo mismo? Quiero mi carro.

ROMÁN PEDRAZA: Todavía no he contado el billete.

ENRIQUE ZAVALETA: Lo estás alargando demasiado, hermano. ¿Por qué no vienes para acá y acabamos esto de una vez, ¿sí?

ROMÁN PEDRAZA: ¿Crees tú que nos vamos a volver a ver?

ROBERTO: Disculpe, ya me voy. Es que, quería hacerle una pregunta nada más. Al fin, ¿qué? ¿Se confirmó si el asesino fue el de la 203? Permiso.

CAJA: LA GRINGA

ROBERTO: ¡La gringa! ¡La Gringa! Tranquilo, que después viene la de verdad.

AMIGO: ¡Si quieres me pongo yo el biquini y salgo de la caja!

ROMÁN PEDRAZA: ??? Vos tenés algo mío, ¿no es cierto? Mi navaja. ¿Idea tuya o fue de Enrique? ¿Idea tuya o enrique? ¡Cantá!

JUAN: ¿Qué, qué?

ROMÁN PEDRAZA: ¿Fuiste vos o te mandó Enrique?

JUAN: No, no, yo le iba a devolver la plata.

B:¿Fuiste vos? ¿Fuiste vos o Enrique?

JUAN: No, no, yo le iba a devolver la plata. Fui a dejársela en recepción, pero usted ya se había ido.

ROMÁN PEDRAZA: Fuiste vos, entonces.

JUAN: No, usted ya... Yo tengo todo en la moto. Si quiero yo le doy las llaves de la moto. Y yo la tengo ahí al frente.

ROMÁN PEDRAZA: Shhh. ¿Fuiste vos o te mandó Enrique? Contesta.

JUAN: No, no, yo le iba a devolver la...

ROMÁN PEDRAZA: Ah...

MATÓN: ¡La puerta, la puerta, la puerta!

MATÓN: Toma. Busca ese carro y desaparécelo de aquí. ¡Vamos!

JOSÉ CABRALES Don Enrique, me gustaría enseñarle algo. ¿Tiene un minuto?

ENRIQUE ZAVALETA: ¿Justo ahora?

JOSÉ CABRALES Es que es muy importante, verá cómo le interesa. ¿Qué le parece?

ENRIQUE ZAVALETA: Me parece que si le cuento la verdad, usted no me va a creer.

JOSÉ CABRALES Inténtelo.

ENRIQUE ZAVALETA: Al botones lo quiero casi como a un hijo y me contó que había encontrado la maleta escondida. Yo pensé: La persona que la escondió seguramente borró sus propias huellas. ¿Qué huellas quedaban entonces? Las del botones. Yo, para ayudarlo, las borré.

JOSÉ CABRALES No está mal.

ENRIQUE ZAVALETA: No.

JOSÉ CABRALES Pero tiene razón en una cosa. No me lo creo. Y me temo que la policía tampoco se lo va a creer. A mí me interesa saber quién mató a Maite. Si usted me lo dice, yo borro todo esto y si le he visto, no me acuerdo.

ENRIQUE ZAVALETA: Eso no se va a poder.

JOSÉ CABRALES¿Ah, no? ¿Por qué?

JOSÉ CABRALES ENRIQUE ZAVALETA: Porque es una grabación ilegal. Me parece que se está arriesgando demasiado, señor Cabrales, puede terminar compartiendo la misma celda conmigo.

JOSÉ CABRALES Asumo el riesgo.

ENRIQUE ZAVALETA: Yo no. ¿Para qué arriesgarnos? Después me avisa cuánto costó.

MERCEDES MIRANDA: Cuídate. Buen viaje.

S: Gracias.

MERCEDES MIRANDA: ¿Y esto?

JOSÉ CABRALES Ha aparecido misteriosamente en la recepción del hotel. Desde el viernes. es para Román, ya no estaba aquí.

MERCEDES MIRANDA: Es para Román, pero usted lo abrió.

JOSÉ CABRALES Sí.

MERCEDES MIRANDA: Eso no es muy legal.

JOSÉ CABRALES Bueno, no es estrictamente legal, pero nosotros nos lo podemos permitir, ¿no?

MERCEDES MIRANDA: Oiga. este es el libro que me ofreció a mí Celia.

JOSÉ CABRALES ¿Cómo es posible que usted no se haya enterado de que había algo entre estos dos?

MERCEDES MIRANDA: No. Si ni siquiera hablaban.

JOSÉ CABRALES Lo cual quiere decir que aquí han estado pasado cosas que ni siquiera usted ha visto. Y yo que había pensado en contratarla. Mire... Hay pistas que nos acercan a la verdad y otras nos alejan. ¿A cuál cree que pertenece esta?

MERCEDES MIRANDA: ¿A las que nos alejan?

JOSÉ CABRALES Yo diría que sí. Tenemos que encontrar a Román.