0-EL_LIBRO

41
Una Vía espiritual se presenta como un camino de retorno al centro de nuestro ser y tiene por finalidad la realización y superación del conjunto de las posibilidades inherentes al estado humano para el restablecimiento de nuestra percepción de la Divinidad. Una Vía viva es una Vía donde el Guía espiritual es un ser realizado que representa para nosotros un istmo o puente entre la realidad divina y nuestra propia realidad. Tradición espiritual del mundo musulmán, el sufismo es su núcleo más íntimo e iniciatico: el corazón del Islam. No es una filosofía, menos aun un sistema: se trata sobretodo de una manera de ser en el mundo porque tal y como dice un poema sufí “ Oh amigo, cesa de buscar el cómo y el porqué . Deja de dar vueltas a la rueda de tu alma. Ahí mismo donde te encuentras, en ese instante todo te es dado, en la más grande perfección. Acepta éste don, exprime el zumo del instante que pasa” El sufismo nos permite elevar nuestro corazón, no el corazón psíquico sino la sutil presencia del ser que constituye el medio de percepción espiritual. El sufismo es practicado bajo la dirección de un Sheykh (literalmente “ el Anciano o el Guía”) cuya función es la orien tación espiritual del discípulo y tiene como objetivo hacernos descubrir en nosotros mismos la realidad divina; El Guía es aquel que ya ha recorrido el camino hacia la Divinidad, independientemente de toda elección y toda voluntad personal. Según los paises y las épocas, el sufismo siempre se ha adaptado a los hombres que lo han seguido con el fin de tocar lo mas profundo de su ser mas allá de las formas culturales en las que viven. Aunque la Verdad es una, las expresiones son múltiples y es en este sentido que se dice que los sufíes son “ Hijos del Instante “. Hoy en España, en una época y en un medio donde el hecho de reencontrar el sentido de nuestra existencia se convierte en una necesidad imperiosa, nos parece importante presentar la Vía Qadiriyya Bouchichiyya tal y como es vivida por discípulos de origen español o extranjeros. Este pequeño libro de presentación tiene por objetivo explicar algunas partes fundamentales de la misma

description

el libro

Transcript of 0-EL_LIBRO

Una Va espiritual se presenta como un camino de retorno al centro de nuestro ser y tiene por finalidad la realizacin y superacin del conjunto de las posibilidades inherentes al estado humano para el restablecimiento de nuestra percepcin de la Divinid

Una Va espiritual se presenta como un camino de retorno al centro de nuestro ser y tiene por finalidad la realizacin y superacin del conjunto de las posibilidades inherentes al estado humano para el restablecimiento de nuestra percepcin de la Divinidad. Una Va viva es una Va donde el Gua espiritual es un ser realizado que representa para nosotros un istmo o puente entre la realidad divina y nuestra propia realidad.

Tradicin espiritual del mundo musulmn, el sufismo es su ncleo ms ntimo e iniciatico: el corazn del Islam. No es una filosofa, menos aun un sistema: se trata sobretodo de una manera de ser en el mundo porque tal y como dice un poema suf Oh amigo, cesa de buscar el cmo y el porqu . Deja de dar vueltas a la rueda de tu alma. Ah mismo donde te encuentras, en ese instante todo te es dado, en la ms grande perfeccin. Acepta ste don, exprime el zumo del instante que pasa El sufismo nos permite elevar nuestro corazn, no el corazn psquico sino la sutil presencia del ser que constituye el medio de percepcin espiritual. El sufismo es practicado bajo la direccin de un Sheykh (literalmente el Anciano o el Gua) cuya funcin es la orien tacin espiritual del discpulo y tiene como objetivo hacernos descubrir en nosotros mismos la realidad divina; El Gua es aquel que ya ha recorrido el camino hacia la Divinidad, independientemente de toda eleccin y toda voluntad personal.

Segn los paises y las pocas, el sufismo siempre se ha adaptado a los hombres que lo han seguido con el fin de tocar lo mas profundo de su ser mas all de las formas culturales en las que viven. Aunque la Verdad es una, las expresiones son mltiples y es en este sentido que se dice que los sufes son Hijos del Instante . Hoy en Espaa, en una poca y en un medio donde el hecho de reencontrar el sentido de nuestra existencia se convierte en una necesidad imperiosa, nos parece importante presentar la Va Qadiriyya Bouchichiyya tal y como es vivida por discpulos de origen espaol o extranjeros. Este pequeo libro de presentacin tiene por objetivo explicar algunas partes fundamentales de la misma que permitirn a cada uno caminar y descubrir por l mismo, y travs de su propia prctica, los aspectos mas interiores y sutiles de esta Va suf viva y autentica, el testimonio de un camino espiritual.

1 ) El Gua 2 ) La Va 3 ) La Invocacin 4 ) La Fraternidad 5 ) La Ley 6 ) El Estado del Discpulo 7 ) El Trabajo espiritual

Notas : Las palabras transliteradas a partir de la lengua rabe se muestran de forma itlica

Para designar al Sheykh preferimos el termino de Gua ms que el de Maestro para evitar confusiones. La relacin entre el Sheykh y el discpulo es de respeto y fraternidad no de dueo y esclavo.

La mencin del Profeta Muhammad siempre va seguida de la frmula ( Salla Llahu alayhi wa salam ), la Bendicin y la Paz sean sobre l. En ste texto queda mencionada una vez para todo el conjunto.

1) El Gua En el sufismo se proclama que la Va es el Sheykh . Una va espiritual no tiene sentido sino es por la relacin con un gua espiritual, el cual es como una fuente de agua viva que irriga y nutre a la Va toda. Igual que el agua hace crecer a flores diferentes segn la tierra que la recibe, los discpulos de una Va ( foqqara , plural de faqir literalmente los pobres en el sentido de la pobreza de espritu de la que hablan los Evangelios) pueden parecer diferentes segn el pas, los medios socioprofesionales, las edades o dems criterios exteriores, pero todos ellos beben de la misma fuente y recorren el mismo camino, cada uno a su manera. Esto es lo que hace de ellos hermanos espirituales mas all de las diferencias exteriores. Esta relacin de fraternidad deviene cada vez mas y ms concreta por las experiencias interiores que cada uno vive en el curso de este camino. En efecto, si las palabras no pueden llegar a describir los estados a aquellos que no los han vivido, independientemente de toda voluntad personal, ellas permiten evocarlos con aquellos que los han degustado.

Es sorprendente comprobar que podemos compartir experiencias profundas y sutiles con alguien que, a priori, parece muy diferente a nosotros, mientras que las personas que nos son cercanas en los diferentes mbitos de nuestra vida (afectivo, social, intelectual o cultural) de pronto parece que ya no nos comprenden desde el momento en el que uno aborda los aspectos de este camino interior. Esto es de hecho un reflejo de aquello que recibe el nombre de secreto espiritual, el sirr , depositado por el permiso divino en el corazn del Sheykh ; es este secreto el que confiere a la Va su operatividad inicitica y permite as la transformacin progresiva del discpulo.

La relacin con el Gua no ser, pues, una relacin de amistad ni de conversacin corts entre personas educadas. No se trata tampoco de una relacin en la que el Gua dicta a sus discpulos la manera de hacer sus actos o gestos, o de dirigir su vida cotidiana. Un verdadero Gua espiritual nunca es un maestro de pensar, ya que, en realidad, no es por el pensamiento ni por el razonamiento discursivo que uno puede conocer a Dios: Dios no es una formula matemtica, por sofisticada que sea, ni un concepto salido de nuestra reflexin, por muy agudo que resulte. De hecho, la enseanza espiritual no tiene nada que ver con la enseanza de lo profano.

El suf Ibn Ata Allah ha descrito la funcin del Gua espiritual de la siguiente manera:

Tu Gua no es aquel que te llena de discursos, sino aque l cuya sola pre sencia te transforma. No es aque l que te gua por la expresin sino el que penetra por l a alusin espiritual; no es aque l que te invita a su puerta sino el que te levanta el velo que te separa de l; no es el que dirige por las palabras sino el que transforma p or su estado espiritual; es aque l que te libera de las pasiones para introducirte en la casa de l Maestro de los Mundos; es aque l que no deja de pulir el espejo de tu corazn hasta que en el se i rradian las luces de tu Seor; l te eleva hasta Allah y cuando tu te elevas, l te transporta hacia l, no cesa de vigilarte y guardarte hasta que te pone en Sus manos; l te introduce en la luz de la Presencia Divina y te dice: He aqu a tu Seor La sutilidad de la relacin que une al Gua con su discpulo tiene un carcter extremadamente delicado. El Gua es un santo que ha sido escogido para llamar y guiar a los hombres sobre un camino de retorno hacia nuestro Creador, es decir, de retorno hacia nuestra naturaleza ms profunda. Para que una persona pueda cumplir esta funcin se hace necesaria u na doble condicin: que haya recibido de otro Gua el secreto espiritual y, al mismo tiempo, que haya recibido la confirmacin divina de la autorizacin para ensear. Una cadena espiritual ininterrumpida llamada silsil liga a todos los Gua autnticos, desde el Profeta hasta nuestros das. Hombre anulado a s mismo pero subsistente por Dios, el Gua es, ante todo, un educador espiritual: es el mediador perfecto que nos pone en contacto con esa realidad divina de donde somos originari os pero de la que hemos olvidado la percepcin.

Hombre realizado, nos transmite los medios de despertar nuestro corazn, este corazn que para los sufes es el instrumento de la percepcin espiritual. Renovando esta percepcin del corazn, reencontramos el verdadero sentido de nuestra existencia. Mediante la entrega confiada a Dios aprendemos desde entonces a descifrar y seguir los signos que l nos enva para guiarnos hacia l. Reencontramos esa gran paz interior ( salam al-akbar ) que mencionan los libros sagrados, y el alegre reconocimiento de aquel que sabe que todo lo que le llega es una muestra de Su Misericordia. Reencontramos el amor de la Creacin toda entera a travs de sus mltiples caras que hablan de una sola y misma Realidad. Lo que nos imp ide hoy en da sentir la verdadera Paz y reconocer la Misericordia es la tirana de nuestro ego , ya que l mismo se ha autoproclamado nuestro actual maestro. Es l el que dicta nuestra conducta, el qu e nos lleva a actuar o no . Es l el que tiende a juzgar cada cosa, no en funcin de lo que ella es verdaderamente sino de lo que le puede aportar en vistas a su inters propio. Es l el que , por miedo, rechaza y desecha lo que no est acorde con su visin, todo lo que no conoce o no domina. Es l el que desea y codicia y toma por la fuerza aquello que no le pertenece; nada nos gobierna y nos esclaviza tanto como la ilusin producida por el ego. Entre las cosas que mantienen al hombre alejado de Dios esta, sobretodo, el miedo de perder aquello que tiene y el deseo de obtener lo que no tiene. La Va espiritual tiene s u eje en la lucha contra el ego en su aspecto inferior y pasional; la nica y verdadera y ihad. La adhesin a la Va se realiza a travs del pacto iniciatico ( musafaha ). Por este pacto el discpu lo se conforma a las directrices del Gua, y ste se compromete a llevarlo hasta la Presencia Divina. Se dice que aqul que recibe el pacto inicitico recibe, en germen, la santidad. En el aspecto prctico, el pacto puede ser hecho directamente con el Gua o por un intermediario expresamente autorizado para realizar esta transmisin. A partir de este pacto el corazn del Gua y el de su dis cpulo estn ligados por un vnculo invisible que permite al primero transmitir al segundo el secreto del cual es depositario. La ciencia que emana de este ntimo contacto se desvelar progresivamente, no como un saber terico, sino, sobretodo, bajo la forma de una degustacin ntima que cada vez es ms profunda e intensa. Tal y como indica nuestro Gua Sidi Hamza, que Dios est satisfecho de l, el sufismo no es una ciencia de papeles, es una ciencia de sabores . Es frecuente, por otra parte, que esta apertura , fath, se opere sin que el discpulo se a plenamente consciente de que la misma proviene de su Gua, puesto que es de lo ms profundo de su ser de donde surgir el despertar a una nueva conciencia. No se trata de ideas o sentimientos, sino verdaderamente de percepciones interiores.

La experiencia de la Va se compara a una progresiva coloracin que llena poco a poco todos los compartimentos de nuestra vida y que conlleva cambiar profundamente nuestra mirada sobre los sucesos que vivimos y sobre la existencia misma. Transformando la visin que tenemos de las cosas tambin transformamos nuestras reacciones en aquellas situaciones en las que nos encontramos. Y es as como nos conduce, da a da, a una modificacin de nuestro comportamiento que nos hace servidores de la voluntad divina, y conformes por aquella al modelo de excelencia proftica de Muhammad (s.a.s.).

Dios afirma en el Corn Yo no cre a los Hombres y los jins sino para que me adorasen . Los sufes ven en la servitud bis a bis con Dios como el grado ms elevado de la realizacin espiritual. Reencontrando nuestra naturaleza original encontramos el sentido de la aceptacin activa de la voluntad divina. La afirmacin de la superioridad de Su voluntad sobre la nuestra nos permite encontrar la paz interior. Liberados, pues, de nuestras pasiones y de la tirana de nuestro ego, nos reencontramos poco a poco con esa capacidad de amor desinteresado por el conjunto de la creacin, que es, por otra parte, el estado natural de todo nio.

Dios sabe lo que ha y dentro de vuestros corazones nos dice el Corn. Frente a la mirada divina, a la cual nada se puede ocultar, cada uno de nosotros debe de interrogarse sobre sus verdaderas motivaciones con el nico criterio de su propia sinceridad. A un hombre que vino a preguntar al Profeta sobre la rectitud ste le contest nicamente Interroga a tu propio corazn . En la Va, es la orientacin interior hacia el Gua lo que, poco a poco, le permite al discpulo escuchar su propio corazn, no un sentimiento o idea difusa segn el estado psicolgico del momento sino el estado de sinceridad que p reside sus actos. Igual que aque l que mira la luna puede ver la luz del sol por reflejo, el discpulo puede recibir la luz divina orientando su corazn hacia aqul que lo gua. Las invocaciones y las prcticas lo conducen a degustar la especial cualidad de sta luz, la cual el discpulo aprende a reconocer en l mismo por medio de las mltiples percepciones interiores. Sbitamente es la luz la que se convierte en gua y nos lleva a lo largo del camino, de ah la importancia dada a la orientacin con el objetivo de colmarse lo ms posible de la luz que emana del corazn del Sheykh. Esta orientacin es una nocin esencial y al mismo tiempo extremadamente sutil. Para explicarla Sidi Hamza utiliza una imagen muy precisa: Cuando uno posee un espejo sucio y oxidado y desea que refleje perfectamente la luz del sol se deben hacer dos cosas 1) pulir el espejo: el pulido del corazn se realiza con la invocacin del dhikr 2) orientarlo hacia el sol a fin de que ste se refleje perfectamente. Es por esta razn q ue os debis orientar hacia aquel que os Gua. Uno puede pasarse horas invocando, pero si no est orientado, todo el trabajo es intil, tiempo perdido. Es lo mismo que poner un cubo al revs y esperar que la lluvia lo llene; podr llover mucho pero el cubo no recoger ni una sola gota. En cambio, si el cubo est bien colocado hacia arriba, por poco que llueva, recoger el agua.

2 ) La Va Esta Va se llama la Tariqa Qadiriyya Buchichiyya , y su Gua actual es Sidi Hamza al Qadiri al Bouchichi . Anteriormente ya hemos hablado de la cadena inicitica ininterrumpida que liga necesariamente a todo Gua suf autntico con el Profeta del Islam, Seyduna Muhammad. Sidi Hamza es a la vez un descendiente en lnea directa y un heredero espiritual de Moulay Abd al Qadir al Jilani , maestro suf que vivi en Bagdad en el sigloXII. Sin querernos extendernos en detalle sobre esta cadena inicitica, es importante indicar que ell a est claramente establecida y por eso presentamos aqu a los dos ms inmediatos precedentes de esta Va; Sidi Abu Madian y Sidi Hajj Abbas. Hemos visto que la esencia de una va iniciatica reside en el secreto espiritual depositado por Dios en el corazn del Sheyk. Es este secreto (sirr) el que marca la diferencia entre una va tabarruk , bendecida, de una va con el secreto espiritual. Aunque el hecho de invocar a Dios y multiplicar las buenas acciones siempre es beneficioso, slo el secreto espiritual de un Gua vivo puede transformar nuestro ser interno y despertar la facultad de percepcin espiritual que existe en cada uno de nosotros. Podemos prohibirnos cometer ciertas acciones, pero la verdadera curacin proviene de tener cada vez menos deseos y apegos, lo cual no es una sustitucin de la voluntad individual sino por una verdadera transformacin interior. El secreto, que se mantiene en esta Va plenamente vivo y operativo para todo discpulo que deposita su confianza en la gua del maestro, no siempre ha estado presente en la familia de Sidi Hamza . En efecto, en el curso de los siglos, la va de los ancestros ha sido, como tantas otras, una va de Baraka (bendiciones).

Sidi Hamza explica como su propio Gua, Sidi Abu Madian , fue conducid o a buscar el secreto divino: Sidi Abu Madyan se haba contentado y dedicado durante muchos aos a una prctica del culto muy intensa, pero que siempre se quedaba en lo exterior. l perteneca a una prestigiosa dinasta de santos y fundadores de zaouias (lugares de reunin de los sufes). Adems era Sherif i ( descendiente del Profeta ). l pensaba que no tena porqu cont inuar esta va de sus ancestros y que no haba porqu buscar m s en otro sitio. Tena la costumbre de visitar peridicamente a los foqqara Darqawi de la regin de la zaouia de Sidi al-Habri y no pensaba encontrar alguna enseanza en ellos, pero estaba realmente impresionado por su acogida, hospitalidad y generosidad. Los frecuent durante muchos aos. La mayor parte de ellos eran personas iletradas, pero cada vez escuchaba mas atentamente sus sutiles conversaciones sobre la Realidad del Ser. Un da, sbitamente, tom conciencia del sue o en el que haba estado envuelto: Estas gentes, deca, han llegado a altos grados de espiritualidad mientras que nosotros estamos sumidos en una completa inconsciencia. A partir de este momento tuvo la impresin que un fuego se haba alumbrado en l y no ces de buscar un Maestro de la Va que lo pudiera instruir en este conocimiento e introducirlo en el pas donde se revela la Realidad , la Verdad del Ser. Busc mucho y, durante todo este tiempo, pensaba que si encontraba un hombre con tal sabidura, se pondra inmediatamente a su servicio sin prestar atencin al prestigio social o espiritual del que disfrutara, sino solamente por l mismo y por su familia. Una sola cosa era imp ortante: acercarse a la Verdad .

En la bsqueda del secreto espiritual, Sidi Abu Madyan encontrar numerosos maestros, y cada uno de ellos le transmite aquello para lo que l ha sido destinado. En el curso de los encuentros y las diversas experiencias espirituales su bsqueda fue coronada por la adquisicin del pleno acceso al secreto espiritual, Sirr , y por la autorizacin, idhn , de transmitir la iniciacin recibida de Sidi Al Mahdi Bel'Arian , vecino suyo durante 18 aos y que nunca dio la menor muestra de ser un santo realizado, bien al contrario, se comportaba de forma cmica. A partir de este encuentro Sidi Abu Madian realiz la sntesis de estas enseanzas y pudo revivificar la Va Qadiriyya Boutchichiyya de sus ancestros para convertirla de nuevo en una va activada por el Sirr. Sidi Abu Madian no era una persona amiga de las multitudes, por eso, si ciertas personas se agrupaban a su alrededor pidiendo el beneficio espiritual que se daba por descontado que obtendran con mantenerse cerca del Sheykh, l tena la costumbre de decir que vale mas un puado de abejas que un enjambre de moscas y lo explicaba de la siguiente manera: me he esforzado en este preciado secreto para ellos, pero slo lo dar a aquellos que lo merezcan verdaderamente . Por su parte Sidi Hajj Abbas, el padre de Sidi Hamza , empieza su bsqueda a partir de un encuentro con un majdhub (literalmente un loco de Dios) de Oujda, ciudad marroqu cercana a la frontera argelina. Este tipo de personajes son conocidos como seres raptados por Dios, sin que el conjunto de su ser sea consciente de su realizacin: su corazn est inmerso e n la presencia divina pero son incapaces de establecer un contacto coherente entre esta percepcin y la vida en el mundo. Completamente inadaptados a la vida en sociedad, estn considerados comnmente como los locos pero, al mismo tiempo, respetados y temidos p or las verdades que pueden expresar libremente en cualquier momento . El majdhub del que hablamos aqu no diriga la palabra a nadie. La gente, convencida de que se trataba de un mendigo, le daba limosna s que l rechazaba. Sidi Hajj Abbas , consumido por una sed espiritual intensa, y no sabiendo a quien dirigirse para calmarla se aproxim a ste personaje sin saber exactamente como abordarlo hasta el momento en que el majdhub le pregunt:

- Qu es lo que quieres de m? - Me gustara recibir un dhikr , le dijo Sidi Hajj Abbas - Por qu?, quieres acabar loco!, le interpel el majdhub con aire provocador

- Es que no est loco aquel que est dominado por s mismo? le respondi Sidi Hajj Abbas El majdhub se puso a rer y le dio un consejo Escucha! Vuelve de dnde has venido, entra en tu casa, no te ocupes de nada, no busques a nadie. En el momento oportuno, aqul que te debe guiar vendr y llamar a tu puerta.. Y as se produjo efectivamente treinta y cinco aos mas tarde, cuando Sidi Abu Madyan se present en su casa en compaa de otros discpulos. Durante todo este tiempo, Sidi Hajj Abbas haba mantenido su confianza; lejos de resultar perdidos, estos aos haban sido para l un tiempo de purificacin y desapego que le permitieron saborear plenamente el secreto espiritual cuando Sidi Abu Madyan se lo transmiti. Respecto de la relacin entre Sidi Hajj Abbas y su Gua, Sidi Hamza explica : Mi padre estaba enteramente al servicio de Sidi Abu Madyan . Ciertas personas llevan mal ponerse al servicio de otras, incluso entre los foqqara, lo encuentran duro de soportar. Pero si ellos realizan el esfuerzo y hacen todo lo posible pueden liberarse de los cabos que atan sus almas. Mi padre estaba considerado en la regin donde vivamos como un gran notable. Aquellos que lo conocan no podan imaginarse que un hombre como l se pusiera a servir a los dems. Cuando se convirti en discpulo de Sidi Abu Madyan este le peda que se levantara y sirviera el t a los dems foqqaras e inmediatamente Sidi Hajj Abbas se precipitaba para cumplirlo. Muchos de los presentes decan: Qu es esto sino esclavitud? Mirad lo que le hacen hacer!!. En el momento en que mi padre haba tomado las bandejas con los vasos, Sidi Abu Madyan se diriga a los que pensaban o expresaban esto y les deca: sabis porqu hago esto? Es para educarlo y liberarlo de su ego. No hay nada que pueda liberar los vicios y las faltas del ego mas que la educacin espiritual. Cada uno se agarra a los atributos que le son ms propios: el sabio se cree superior a todo el mundo por su saber, el hombre rico calcula la gloria de su riqueza, y as permanecen en sus enfermedades. Solo la educacin espiritual les puede ayudar a l iberarse . En el tiempo de Sidi Abu Madyan haba cierto nmero de foqqara que se entregaban a la prctica del dhikr y mi padre a veces tambin invocaba mucho, pero l se caracterizaba, sobretodo, por su gran generosidad; satisfaca el menor de los deseos del Maestro y de sus discpulos, esforzndose tambin por anticiparse a sus necesidades. Precisamente fue esta gran generosidad la que lo hizo heredero del sirr

Sidi Hamza naci en 1922 en Madagh , pequea villa del Este marroqu. Conforme al sistema educativo tradicional en vigor su escolaridad islmica dur entre 16 y 17 aos, duracin necesaria para adquirir todo el conjunto de las ciencias librescas. Muy pronto ya comenz a mostrar signos de la santidad. l explica Sidi Abu Madyan tena un verdadero afecto por m. A veces llamaba a mi puerta solo para verme unos instantes y luego marchar. De cuando en cuando haca alusin a lo que sera mi poca y sobre el rol espiritual que debera asumir. Estos anuncios de la funcin espiritual que sera la ma venan de muchas personas, de las gentes de Dios que conocimos en aquella poca . En 1942, Sidi Hamza , precedido por su padre tan slo en un mes, tom el pacto de Sidi Abu Madyan. Tena 19 aos. 1942, dice Sidi Hamza , es el ao en el cual mi padre y yo tomamos a Sidi Abu Madyan como Maestro espiritual. Mi padre me adelant un mes en la prctica de la educacin espiritual. Durante los catorce aos que permanecimos al lado de nuestro Maestro, nos consagramos a los actos de devocin, principalmente a la lectura del Corn y la invocacin. De esta manera atravesamos las diferentes etapas de la Va espiritual y, a veces, nos hablaba de los sucesos venideros que se le desvelaban. A la muerte de Sidi Abu Madyan en 1955, no se conoca a nadie que le pudiera suceder. En realidad l haba designado expresamente a Sidi Hajj Abbas como el heredero del secreto espiritual, pero nunca lo haba comunicado a nadie y, por su propia inclinacin natural, se contentaba con proseguir su trabajo espiritual en silencio. Igualmente deseaba tomar el tiempo necesario para asumir esta responsabilidad pues albergaba el temor de no estar a la altura de la funcin. As es como lo explica: Rest silencioso de esta manera hasta cinco aos despus de su muerte, y no vea en mi ninguna ap titud para educar. No vea aquella confianza que l haba visto en mi. Ms bien al contrario; me consideraba como el ms dbil de los discpulos y el ms necesitado de la misericordia y la gracia. Pero es Dios el que ha querido las cosas as. El servidor de Dios debe saber que la voluntad divina es ms fuerte que su propia voluntad, y que ninguna otra fuerza mas que la Suya le gua. Una de las razones que me obligaron a actuar y tomar mis responsabilidades en 1960 fue que, a raz de una sesin de dhikr, fui testimonio de ciertas cosas que no habran sucedido si Sidi Abu Madyan hubiera estado vivo. En ese momento sent plenamente la responsabilidad que deba asumir y comprend que iba a ser juzgado por Dios por todo lo concerniente a la educacin espiritual, aunque estando all toler ciertas cosas sin intentar corregirlas. Desde entonces acept dar a conocer el testamento espiritual de Sidi Abu Madyan y tutelar la prctica del dhikr Ms tarde, Sidi Hajj Abbas , confirmar igualmente la transmisin del secreto espiritual a Sidi Hamza , y, sobretodo, la forma particular que tomar la Va Boutchichiyya: ser, segn sus propios trminos, una va de estados espirituales, de ciencia y de renovacin . Con Sidi Hajj Abbas , se oper un cambio de mtodo en la educacin espiritual, que, posteriormente, ser confirmado por Sidi Hamza cuando este tome la direccin de la cofrada en 1972: se pasa de una Va en la que dominan los aspectos de rigor y majestad, Jalal, a una Va en la que prevalecen los aspectos de Belleza y Misericordia, Jamal . El porqu de este cambio lo explica Sidi Hamza cuando dice: Dios tiene piedad de vosotros y de nosotros, y nosotros no estamos obligados a hacer lo mismo que hacan los antiguos discpulos pues su voluntad era fuer te y sus esfuerzos agotadores tenan como objetivo la victoria sobre el propio ego. Dios conoce nuestras debilidades y la multitud de preocupaciones de nuestra poca. Nos ha dado la gracia de resumirlo todo en el dhikr y ser excelentes en las oraciones, pues el hecho de practicar mucho dhikr, cumplir todos los deberes religiosos y mantenerse en los lmites prescritos por la Ley religiosa ayudan a purificar el corazn, vencer el despotismo del ego y a levantar sus velos. Es lo que Sidi Abu Madyan nos haba aconsejado (que la gracia de Dios sea sobre l). Una vez me vio dispuesto a hacer mas de lo que yo poda . l me lo prohibi diciendo: Nosotros hemos entrado por la puerta de la Majestad y estamos cansados, tu has entrado por la puerta de la Gracia y la Belleza, no te detengas. As estaban las cosas. Hemos dejado de lado el camino de la fuerza y el retiro y lo hemos reemplazado por el camino del dhikr y la reunin. Todo ha ido bien, gracias a Dios. En muy poco tiempo, esta Va de Dios ha iluminado el corazn de los discpulos que tienen una intencin recta y objetivos nobles: ellos no se mueven por intereses personales ni por intereses mundanos. De hecho, las tres fases del recorrido espiritual, descritas por los maestros sufes, son las mismas en todos los casos: purificarse, embellecerse con las luces y desvelar los misterios. La renovacin que plantea Sidi Hamza consiste en el orden de las etapas. En esta Va el embellecimiento sobreviene al principio y es aquello que incita al discpulo a despojarse de las ataduras de su alma; antes de exigir un cierto nivel de purificacin previo para aceptar a los discpulos, el Gua los toma tal como son y les da a degustar el intenso sabor del secreto espiritual. A partir de aqu se inicia un camino interior que lleva al discpulo a despojarse poco a poco de los velos que cubren el corazn con el fin de experimentar cada vez ms ese sabor. El corazn del discpulo puede ser comparado a una habitacin a oscuras y en desorden: la primera cosa a hacer antes de ponerla en orden es iluminarla. La toma de conciencia espiritual que se deriva de este primer acto predispone al discpulo a un trabajo de purificacin que el mismo comenzar y mantendr segn su propio ritmo.

Este cambio de mtodo se inscribe evidentemente en la continuidad del secreto espiritual. Sidi Hamza toma frecuentemente el ejemplo del tiempo de Sidi Abu Madyan para hablar de la educacin espiritual: En su tiempo, Sidi Abu Madyan prohiba toda lectura sobre sufismo a sus discpulos, salvo los Hikam de Ibn Ata Allah. Era preferible vivir de manera directa la experiencia ms que tener una idea preconcebida que podra constituir ella misma un velo. El verdadero conocimiento no se obtiene ms que cuando uno lo pide sinceramente, con humildad. La manera de dirigirse hacia l es parecida a la de una persona que quiere beber agua de un arroyo: deber inclinarse para beber. El agua est siempre situada en el lugar ms bajo y nos es necesario ser como el agua. Aquel que nicamente se basa en los escritos de los maestros sufes no hace otra cosa que seguir sus chilabas. Los mtodos apropiados a la enseanza varan en funcin de las condiciones de la poca y slo un maestro vivo detenta las llaves de la progresin inicitica. La verdadera ciencia os vendr del inte rior, de vuestro corazn. Una ciencia de nuestra casa , tal y como indica Dios en el Corn, una ciencia divina .

Volver al men.

3 ) La Invocacin : el Dhikr La invocacin es el medio p or el cual se establece el vnculo espiritual entre el Maestro y el discpulo nos dice Sidi Hamza . Ya hemos hablado de la orientacin que permite al discpulo de recibir la luz divina a travs del corazn de su Gua. Para retomar la imagen del espejo citada con anterioridad, habamos visto que conviene no solo orientarse hacia el sol sino tambin pulir las impurezas mediante una limpieza efectiva y regular. El dhikr es el medio privilegiado de esta limpieza que representa la purificacin del corazn.

El trmino de dhikr , que es el ms empleado para designar la invocacin de Dios, proviene de la raz rabe dhakara , que significa acordarse de algo, hacer memoria, llamar con frecuencia. El contrario de dhikr es el olvido, uno rememora una cosa despus de haberla olvidado y hace memoria con la lengua y el corazn. Nuestro ego, por su tendencia a afirmarse como una entidad autnoma, se inclina a olvidar , y a veces incluso a negar , la existencia de su Creador. Como si de un antdoto a esta negligencia del alma se tratara, el dhikr es la mencin de Dios, regalo de Dios y toma de conciencia, cada vez mas profunda, de Su Presencia. Enfrente de la negligencia y la distraccin que dominan nuestra cotidianidad, y si cabe todava, alentadas con entusiasmo por la sociedad en la que vivimos, la invocacin se presenta como una concentracin y un remedio, un retorno al centro de nuestro ser. Ella es como un manantial de contemplacin que permite educar nuestros actos y, a la vez, no quedarnos atrapados por ellos. Ella es una permanencia que poco a poco se instala en nuestra vida, ms all de todos los cambios exteriores inherentes a nuestra condicin humana y que permite encontrarles su sentido mas profundo. Ella es el conductor que hilvana todos los diferentes instantes cargndolos de una intensidad particular. Un dicho suf recomienda ser exteriormente con los hombres pero interiormente con Dios. El dhikr puede ser practicado en todo momento: l es la alimentacin de nuestro corazn y por esta razn puede ser considerado como el carburante del discpulo en el camino espiritual, tal y como la sed de Dios es su motor .

Revivificando nuestro corazn, el dhikr nos permite liberarnos de nuestras pasiones. Sidi Hamza al respecto dice Todo hombre es esclavo de alguna cosa, salvo los hombres libres interiormente. Invocad a Dios para ser libres . E l dhikr es el mtodo privilegiado de la enseanza del Gua, el punto de contacto entre nosotros y l, el vnculo por el cual l nos gua. Es como una goma que borra las enfermedades del corazn; conviene practicarlo lo ms frecuentemente posible, y, sobretodo, de manera regular. Poco a poco, el dhikr deviene omnipresente e indispensable en la vida del discpulo, como Aquel al que recordamos.

El Wird , que significa La Llave, es el primer tipo de dhikr que recibe el discpulo cuando entra a formar parte de la Va y est constituido por un conjunto de invocaciones que el Gua le comunica. Se trata generalmente de versculos cornicos, de demandas de perdn, de Nombres divinos, de ciertas oraciones sobre el Profeta, con un nmero de recitaciones para cada tipo de invocacin y un orden dado. Sabiendo que existe un secreto particular en el contar exacto de cada invocacin se utiliza un rosario llamado subha . Es el mismo Gua el que decide la composicin del Wird de la Tariqa.

Sabiendo que existen miles de discpulos por todo el mundo que siguen las enseanzas de Sidi Hamza , es evidente que, en el plano material, no puede ocuparse personalmente de cada uno de ellos. Es entonces cuando inviste a ciertas personas de cada grupo de una transmisin particular afn de que puedan ser representantes que le relevan en su accin al frente de la tariqa. Estos moqaddems, moqadema en femenino, literalmente el que est delante , estn autorizados a transmitir el pacto inicitico en nombre del Sheykh , y son los encargados de velar para que el trabajo individual y colectivo est conforme a las indicaciones de aquel. Como indica su etimologa, ellos estn delante, es decir, en primera lnea y no por encima de los dems discpulos. Ellos son simplemente los encargados de una funcin suplementaria; ellos aseguran tambin la buena marcha de las reuniones y el seguimiento personal de cada discpulo que forma parte del grupo. Sidi Hamza dice al respecto: Debis respetar a vuestro moqaddem, porque detrs del moqaddem est el Maestro. Cuidad a vuestro moqadd em y l os cuidar a vosotros. Es en virtud del idhn , la autorizacin espiritual que le ha sido conferida por el Sheykh , que ellos pueden comunicar a cada discpulo los consejos y las invocaciones que le convienen en funcin de su evolucin espiritual y de sus particularidades.

Los moqaddems pueden igualmente delegar ciertas de sus funciones organizativas por un cierto tiempo o para un lugar concreto.

El discpulo est llamado a la prctica regular de su Wird, por la maana y por la noche, siguiendo los consejos que le han sido dados al respecto. Es uno de los medios de la educacin espiritual. Los primeros frutos obtenidos gracias a esta disciplina y a esta perseverancia son, normalmente, un sentimiento de paz y serenidad, as como una conviccin interna de la autenticidad de la Va. El Sheykh insiste sobre el hecho de no interrumpir por nada el wird, pues es verdaderamente el vnculo espiritual que lo liga a su discpulo.

El wird es un dhikr individual. Ms all de las invocaciones que lo componen, el dhikr individual consiste tambin en la recitacin de la frmula La ilaha illa Llah unas determinadas miles de veces cada da, siempre teniendo en cuenta la disponibilidad de tiempo, de lugar o la sed de dhikr que puede sentir el corazn. Esta frmula, que supone la invocacin central d el Islam, consiste en afirmar la Unicidad Divina y significa literalmente no hay mas dios que Dios . No hay otro dios, la ilaha : todas aquellas cosas que conforman el ser y la existencia de las ilusiones, sino Dios illa Llah : La nica Realidad es Dios. Esta es la esencia misma del monotesmo. De la misma manera que el Profeta Abraham destruy los dolos q ue ocupaban el templo de la Kaaba en La Meca para restablecer el culto al Dios nico, se trata, igualmente, de destruir todos los dolos interiores que ocupan nuestro ser y que mueven nuestras acciones (el dinero, la vanidad, el poder , el orgullo ...) con el nico fin de afirmar la P resencia Divina en su Absoluto T rascendente. El discpulo se esfuerza por hacer callar su ego, por actuar no en funcin de sus pasiones o del juicio de los dems, sino en funcin de la mirada que Dios tiene puesta sobre l. En lugar de correr de un deseo a otro, o de una criatura a otra, se aferra a reconocer la P resencia del Creador en todo y d irigir toda su energa hacia l.

La experiencia muestra que al principio del camino espiritual el alma huye del dhikr porque ve amenazado su reino, y particularmente de la recitacin del dhikr por excelencia La ilaha illa Llah. Tal y como reza el dicho popular Aquel que quiere la miel se debe preparar para la picadura de las abejas . El ego se rebela contra todo lo que cuestiona sus pasiones y la autoridad que tiene sobre nosotros. Hace falta que el discpulo no desespere; si este persevera e ignora las resistencias de su alma al final esta acabara por doblegarse ante nuestra voluntad. Para explicarlo con palabras de Sidi Hamza , el dhikr hace desaparecer progresivamente los deseos y los pensamientos impuros; de la misma manera que los cazadores se presentan cada maana en el bosque y empiezan a disparar. Al principio, todos los animales huyen atemorizados al or los disparos, ms tarde acuden de nuevo. Y los animales, cuando constatan que los cazadores vienen cada da, acaban por mar charse y cambiar de lugar. Conviene, pues, ser regular y perseverar en el dhikr , suceda lo que suceda. Tal y c omo lo indica Ibn Ata Allah :

No abandones nunca el dhikr porque en l no te halles en presencia de Allah. Pues es peor descuidar el recuerdo que tener un descuido en el recuerdo. Puede que Allah te eleve de un Recuerdo hecho con descuido a otro efectuado atentamente, y de este a un Recuerdo en el que llegues a estar presente ante l, y de este a otro en que llegues a estar ausente a todo lo que no se a objeto del Recuerdo: Y esto para Allah no es difcil. Es posible que en el curso de la prctica el dhikr provoque en el discpulo cie rtos estados espirituales. No debe inquietar se pero no lo debe dejar de comentar a su Sheykh o a su moqqadem . Estos estados son el resultado del hecho de que nuestro corazn ha perdido el hbito de la luz divina; es lo mismo que una cmara oscura rodeada de un lecho de herrumbre que la asla de la luz. Es suficiente que la herrumbre se separe en otro lugar, gracias al paciente trabajo de limpieza realizado por el dhikr , para que la luz divina entre en el corazn, sumergindolo todo a su paso. Cuando repentinamente llega la luz se ilumina por entero la cmara del corazn y el discpulo siente un intenso sabor que, a veces, puede provocar en l reacciones corporales como gritos, lloros, jadeos, risas o movimientos bruscos de sus miembros. El origen de estos fenmenos llamados hal o estados es realmente divino, luminoso por tanto y est recomendado conservarlos con esmero. A menudo tambin permiten al discpulo verificar de forma concreta el carcter vivo y operativo de esta Va, a imagen y semejanza de la reaccin que muestra un nio al que se le ofrecen dulces. Ahora bien, hay que matizar que estos fenmenos son secundarios respecto a la fuente esencial de donde provienen y no conviene tam poco quedarse atrapado en ellos porque no constituyen nuestro objetivo, son, solamente, una parte del camino.

Junto al dhikr individual coexisten las invocaciones colectivas recitadas por los discpulos en las reuniones que se desarrollan, por regla general, una vez por semana. Esta forma de dhikr presenta un gran inters para el discpulo por la ayuda que representa en su progresin espiritual. Sidi Hamza nos dice a propsito: sed regulares con vuestro dhikr y con las reuniones. Aquel que hace su dhikr en solitario sin participar de las reuniones, o a la inversa, es como un cojo: le falta alguna cosa . Estas reuniones son la ocasin para conocer mejor a sus hermanos o hermanas, de aprovechar las enseanzas que le son ofrecidas. Las prcticas rituales son las mismas para hombres que para mujeres, solo que se realizan de manera separada para evitar toda posibilidad de distraccin de orden mundano. Hay que aclarar al respecto que si bien la principio las posibilidades son las mismas para todos, las energas masculinas y femeninas son de diferente naturaleza, y la prctica del dhikr colectivo despierta las energas que revelan aspectos muy ntimos de nosotros mismos. La separacin permite a cada uno degustar los beneficios espirituales dentro de la energa espiritual que le es ms cercana sin ningn tipo de interferencias. Al finalizar los tiempos consagrados al ritual, los discpulos, tanto hombres como mujeres, se reencuentran con toda normalidad.

En tanto que medio de acceso a la Presencia Divina, la prctica del dhikr es pues el tronco principal de la Va. A una pregunta de un faqir, Sidi Hamza respondi mostrando su rosario los hay que buscan los misterios, pe ro en realidad, todo est aqu y a continuacin indic no busquis la verdad, buscad primero purificaros . Se trata de un medio privilegiado que nos ha sido ofrecido para purificar nuestro corazn y liberarnos de nuestras pasiones, reencontrando poco a poco la percepcin de la actividad permanente de Dios en nosotros. Es e n este sentido que algunos hablan del dhikr como una miel deliciosa.

Dice el Corn: El hombre dichoso en ste mundo es aquel que est orientado hacia Dios y lo invoca. El que invoca es dichoso porque todo lo que le llega est dictado por Dios. Todo lo que l hace, lo hace en nombre de Dios. Y Dios slo hace el bien. Volver al men.

4 ) La Fraternidad Dios dice en el Corn: Mantnte unido con quienes invocan a su Seor maana y tarde por deseo de agradarle . No quites los ojos de ellos por el dese o de las cosas de este mundo! No obedezcas a aque l cuyo corazn hemos hecho que se despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasin y se conduce insolentemente!. El primero de los compa eros del discpulo ser su Sheykh y su visita es de un enorme inters porque l es a la vez un remedio y un espejo puro que refleja la luz de Dios. En presencia del Sheykh la purificacin del corazn evoluciona a un ritmo rpido, porque l mismo es un modelo de valores de santidad, ms si el discpulo se encuentra en su compaa, es incitado a impregnarse de ese estado y a integrar esos valores. Porque le ha sido dado de purificar su corazn y dominar su ego el Gua est enteramente investido por la Presencia de Dios. Muerto a s mismo en tanto que individuo, l es pura transparencia de la Realidad Divina; cada uno de sus gestos y de sus palabras refleja la calidad particular de esa Presencia y por la funcin que le ha sido conferida tiene una virtud educativa para el discpulo, sin que ello sea el resultado de una voluntad particular. Como un espejo ntido y puro, el Sheykh nos reenva tambin la imagen exacta de nuestro corazn, con todas sus asperezas. Debido a esto, en presencia del Gua se trata de no estar distraido en ningn momento, hay que estar atento y despierto y parar atencin en todos los signos, verbales o no-verbales, que pueden tener alusiones para el discpulo. Incluso en algunas conversaciones de supuesto carcter anodino pueden esconderse indicaciones muy valiosas incluso cuando os hablo de vuestro jardn os hablo de la Unidad dice Sidi Hamza. La visita al Gua constituye igualmente una ayuda directa muy importante: su forma fsica es el soporte de su realidad espiritual, el hecho de reencontrarlo fsicamente permite una mejor aprehensin de la presencia que lo habita y, como consecuencia, orientarse correctamente hacia esa Realidad.

Un dicho suf habla de que aque l que camina solo, camina con Satn . En efecto, un camino en solitario deja siempre abierta la puerta a las sugestiones del ego sin que uno mismo lo perciba. El ego posee una inmensa capacidad de dar buenas razones, loables intenciones y buenas excusas para justificar las peores de nuestras pasiones. El trato con los otros discpulos ayuda a clarificarnos por e l efecto del trabajo resultante de la fraternidad espiritual, en la cual no deben haber intereses ni expectativas personales que enturbien los corazones. Es fcil pretender ser tolerante cuando uno est slo en casa pero es mucho ms d ifcil serlo realmente cuando nos cruzamos con alguien con quien no estamos de acuerdo sobre algo que nos es prximo. El ego nos puede hacer creer que somos muy serviciales y descubrir que, de hecho, nos sentimos superiores; exactamente igual puede suceder con la humildad. O creernos generosos y descubrir lo mal que le sienta a uno dar ciertas cosas en ciertos momentos.

La fraternidad no consiste en estar siempre juntos sino en comunicar juntos. En virtud de aquellas palabras que dicen que el creyente es el espejo para el creyente , la reunin con los otros discpulos nos ayuda a limpiarnos. Las conversaciones con ellos son siempre de una riqueza inestimable porque ah est la educacin del Gua y su obra. Todos estamos alimentados por l, l desvela a travs de cada uno una modalidad de la presencia particular que es la suya, como un recuerdo. Por otra parte, el trmino rabe que designa las conversaciones ( muddhakara) proviene de la misma raz que la palabra dhikr. Cada discpulo representa una faceta del Sheykh. Aprendiendo a conocerse, a cambiar juntos, como los compaeros de camino que de manera desinteresada se dirigen en la misma direccin, los discpulos aprenden a conocer la forma de su propio ego y a reforzarse mutuamente en la Va de Dios. Cuando uno se enfrenta a dificultades, los otros le sostienen. Ciertas nociones como la fraternidad, la solidaridad, la ayuda, toman rpidamente forma en el seno de la comunidad: por el hecho de que cada uno est aqu por Dios, el Socorro divino llega para facilitar las cosas, tal y como lo indican las palabras de Dios en boca del Profeta ( hadith qudsi ) Mi Amor ayuda a ponerse derechos a todos aquellos que me aman . No se trata de una cuestin moral o de un esfuerzo, sino realmente de un compartir que se opera de manera natural, de un sentimiento que engrandece el corazn del discpulo en la medida en que la toma conciencia que la educacin del Gua est en los actos de cada instante. Esta unin de corazones es tan extremadamente poderosa que torna las relaciones ms fciles, independientemente de nuestra propia voluntad. Es una joya inexplicable y espontanea que brilla en las asambleas de los foqqaras sin que nadie pueda atribuirle una causa concreta. Incluso las fricciones que pueden siempre aparecer entre los discpulos participan tambin de la limpieza del corazn. Como los dedos de una mano, los discpulos se rozan pero siempre estn unidos porque pertenecen a la misma mano.

En la lucha contra nuestro ego, el individualismo es una cuestin que debe ser sobrepasada. El hecho de ir mas all de uno mismo para ponerse al servicio de una realidad que siempre nos supera, de aprender a dar preferencia a los dems antes que a uno mismo, es una parte importante de la educacin espiritual. Una Va es una comunidad espiritual donde a veces recibimos y a veces damos; y cuanto ms damos ms recibimos. Como dice el proverbio suf Da lo que tienes en el bolsillo y Dios te da r lo que est en el misterio : al inicio siempr e hay el acto de dar y a continuacin , como consecuencia, recibir para poder dar de nuevo. Pero cuando damos conviene recordar las palabras del Evangelio que indican que tu mano derecha ignore lo que hace la izquierda a fn de evitar que nuestro ego no se apodere de nuestro don para inscribirlo en su provecho y atribuirse as el mrito.

Una de las formas del ofrecimiento es tambin la actividad que uno desarrolla en la comunidad. La razn misma de la existencia de esta comunidad, y de todas l as relaciones que se establecen en su s eno, es la presencia del Gua y la autorizacin recibida para comunicar la Va. Las relaciones en el seno de la comunidad se tejen alrededor de la existencia de ste secreto y de sta autorizacin. El sirr es como la fuente que est en medio del jardn e irriga todo sus alrededores, es decir, nuestros corazones, nuestras relaciones, comportamientos, actitudes, todo... Sidi Hamza dice a menudo que El Sheykh hace nacer y los foqqara educan .

Est claro que el Sheykh educa pero el significado es que el sirr hace nacer las cosas: es como el agua que se derrama y los discpulos los jardineros que la canalizan y la hacen llegar hasta el punto donde debe llegar con el objetivo de transmitir su poder y fuerza de transformacin. La comunidad pues tiene un rol y est ah para cumplir una funcin.

Alrededor de esta fuente central y principal del sirr se establecen muchos canales posibles con el fin de facilitar la circulacin del sirr. El discpulo, que representa ste canal, sta correa de transmisi n, se convierte a la vez en aquel que recibe y aque l que da. A partir del momento en el cual est ligado a la Va y al trabajo que se realiza, cada uno recibe y transmite el secreto, tenga o no conciencia de ello. Por esto nunca se debe pensar que hay personas o cosas ms importantes que otras: cada uno es importante porque cada uno lleva y trasmite este sirr , lo cual constituye una gracia y una responsabilidad. Por esto mismo se utilizan los trminos Sidi y Lala (Seor y Seora) para designar respectivamente a mujeres y hombres de la Va pues ellos son un recuerdo constante de este respeto y sta importancia que conviene dispensar a cada persona. Cada uno, all donde est, tiene que tratar de ser mejor para ser lo m s transparente posible, para no convertirse en un punto de retencin y obstculo para el sirr .

Al mismo tiempo, al igual que en todo jardn, hay unas reglas y funciones a tener en cuenta y respetar para que el secreto se comunique en los lugares ms recnditos, que toque e irrigue a todo el mundo. Es esta intencin la que debe animar las relaciones entre los discpulos. Cada uno es un mediador vivo para el otro, cada uno, por su actitud y comportamiento, facilita esta corriente; el sirr pasa de uno a otro. Y conviene estar atento al menor detalle que podra crear un obstculo, porque nosotros estamos al servicio de algo que nos sobrepasa infinitamente.

La fraternidad es tambin un medio de caminar hacia Dios, de ir hacia la fuente original. Las transparencias sucesivas de unos y otros hacen que los discpulos estn ms y ms unidos. La transparencia perfecta es el corazn del Gua puesto que es un corazn que ha destruido todos los dolos y reposa en el estado de servitud absoluta, el estado donde uno es verdaderamente servidor de Dios. Orientarse hacia el Sheykh es orientarse hacia esa transparencia, absorverla y comunicarla a los dems. Si nos abandonamos a ella estamos fortaleciendo nuestro ego y entorpeciendo su influencia. Si, al contrario, abandonamos nuestros prejuicios, nos rebajamos y nos ponemos a su servicio podemos contribuir a transmitir alguna cosa. Debemos esforzarnos por ser lazos vivos que fructifican los unos en los otros, y fructificando los otros uno se fructifica a s mismo; dando uno recibe para s. Es este el verdadero sentido de la fraternidad, mas all de los aspectos puramente psicolgicos y exteriores que son inherentes al funcionamiento de todo grupo humano.

Volver al men.

5 ) La Ley Un da que el Profeta Muhammad estaba con sus compaeros, stos vieron llegar a un hombre vestido de blanco que no mostraba ningn signo de viaje y nadie de ellos lo conoca. El hombre se sent delante del Profeta y coloc sus piernas enfrente de las suyas, puso las manos sobre los muslos del Profeta y le dijo Oh Muhammad, infrmame sobre el Islam (literalmente la sumisin ). El Profeta resp ondi: El Islam es la sumisin a Dios basada en la prctica de los cinco pilares: dar testimonio de que no hay otro dios mas que Dios y Muhammad es Su Enviado (shahad) ; realizar la oracin (salat), pagar el impuesto legal (zakat), ayunar durante el mes de Ramadn (fitr) y hacer la peregrinacin a la Meca (hajj), si ello es posible. El hombre contest Has dicho la verdad . Los Compaeros se quedaron asombrados de ver que confirmaba la respuesta del Profeta . A continuacin le pregunt : Qu es el imn (la fe)? Y el Profeta respondi Es creer en Allah, en Sus Angeles, en Sus Libros, en Sus Enviados y en el Ultimo Da. Es creer en la Pr edestinacin del bien y el mal . Una vez ms el hombre contest Has dicho la verdad . Luego pregunt Qu es el ihsan? ( La excelencia de comportamiento ). El Profeta respondi : Es adorar a Dios como si le vieras, ya que si no le ves, El te ve. Despus de volver a confirmar estas palabras con otro Tu has dicho la verdad volvi a preguntar Qu sabes de la Ultima Hora? Y el Profeta respondi El interrogado no sabe sobre esto ma s que el que le ha interrogado . Luego de hablar sobre algunas cuestiones mas el hombre parti. El Profeta pregunt a sus Compaeros si saban quien era aqul hombre y, ante su ignorancia, les revel que se trataba del Arcngel Gabriel, venido a vosotros p ara ensearos vuestra religin . A travs de este clebre hadith aparecen los tres niveles de experiencia y comprensin de la Realidad divina: Islam , la sumisin a la Ley, o el respeto de la corteza o forma exterior de las cosas; Imn , la Fe, o la comprensin de la carne o c ontenido propio de la religin e Ihsan , la Excelencia o el ncleo central que constituye la toma de conciencia de la presencia divina. Para llegar al ncleo hay que atravesar la corteza deca el Maestro Eckart , gran metafsico cristiano de la Edad Media, ya que para alcanzar el ncleo, el cual contiene la semilla de un nuevo fruto, es necesario pasar por la corteza.

La relacin entre exoterismo y esoterismo puede ser comparada a aquella que existe entre el cuerpo y el espritu. Sin espritu el cuerpo est vaco de sentido, de la fuente que lo anima; sin cuerpo el espritu es inasequible y deviene una pura abstraccin. Y nosotros no somos puro espritu. Enraizados en un espacio y un tiempo, poseemos un cuerpo y un alma que estn en perpetua interaccin. Slo hay que ver hasta que punto puede alterar nuestra paciencia o buen humor el hecho de estar cansado o hambriento para entender la influencia de lo corporal en lo anmico. Esta interaccin est siempre en la base de la nocin de ritual, de una prctica que moviliza en su conjunto todos los elementos constitutivos de nuestro ser. Si la filosofa, anclada en el nivel de lo mental, puede ser practicada sin tener relacin con nuestro modo de vida, el trabajo espiritual necesita, en tanto que tal, un marco exterior para poder ser eficiente.

Para el discpulo de la Va Qadiriyya Boutchichiyya las prcticas del Islam conforman la prolongacin de los actos de su camino espiritual. Sidi Hamza lo explica de la siguiente manera: El respeto de las prescripciones de la shari'a (la ley exterior) juega el mismo rol que la cera que se lla el tapn de la botella y que impide al lquido derramarse fuera. Un recipiente puede ser llenado con agua pero si el fondo est agujereado, se escapa todo el lquido. Uno tendr que volverlo a llenar pero se le volver a vaciar. Es la imagen del discpulo que no aplica la shari'a. El secreto espiritual es esta agua pues la prctica del dhikr permite de llenar el corazn del discpulo. Si su corazn no posee un tapn y un fondo bien slido, no podr conservar el agua durante mucho tiempo. Sea cual sea la intensidad del sabor espiritual probado, deber separarse de l.

En el aspecto prctico la shari'a se fundamenta en los cinco pilares del Islam. El primero, la shahada , constituye el doble testimonio de la Unicidad divina y, a la vez, la revelacin muhammadiana. Se trata de afirmar que no hay dios sino Dios y que Muhammad es su Enviado, es decir, que Dios es nico y que existe un camino de retorno hacia l a travs del ejemplo del Profeta Muhammad. El segundo pilar consiste en el cumplimiento de las cinco plegarias cotidianas , salats, que se reparten a lo largo del da en funcin del movimiento solar y que deben estar precedidas por las abluciones rituales. El tercero es la limosna legal , zakat, que tiene por objetivo purificar los bienes que nos han sido concedidos destinando una parte de los mismos a los necesitados o a obras relacionadas con la religin. Incluso en un hadith del Profeta se indica hay una limosna referente a cada articulacin del hombre para cada da que se levanta el sol (ya que el hombre ha sido creado con tantas articulaciones como das tiene el ao, 360). Si repartes algo equitativamente entre dos hombre, eso es limosna. Si ayudas a un hombre a subir a su montura o a depositar en ella su cargamento eso es limosna. Una buena palabra es una limosna y cuando apartas un obstculo del camino, das una limosna. El cuarto pilar es el ayuno en el mes de Ramadn, fitr, que se realiza desde el alba a la puesta del sol durante un ciclo lunar de 29 30 das. Finalmente el quinto es la peregrinacin a la Meca, hajj, al menos una vez en la vida si uno tiene la posibilidad fsica y material. Ademas de estos cinco pilares se expresan tcitamente las prohibiciones referidas al consumo de alcohol y cerdo, as como el hecho de practicar el sexo fuera del matrimonio o, lo que sera tambin en nuestros das, una relacin estable. Existen numerosos documentos relacionados con estos diversos aspectos y la mejor manera de cumplirlos.

El discpulo deber preservarse de aquello que est prohibido, segn su capacidad, y todo lo ilcito, segn sus posibilidades. Respetad la shari'a aunque no la podis aplicar perfectamente, haced lo posible. En sta cuestin, un mnimo es indispensable. La shari'a es fundamental porque ella evita resbalar. explica Sidi Hamza . l insiste en el hecho de que no se trata de imponer constricciones sino de tomar conciencia desde el interior de la necesidad de situarse progresivamente, y segn el ritmo personal de cada uno, en las reglas que nos permitirn conservar lo que uno ha recibido y los beneficios espirituales obtenidos. Como est dicho en el Corn: Dios quiere lo fci l para vosotros, no lo difcil (II, 185). Todo depende tambin del lugar en el que cada uno hace su bsqueda: si una persona de origen musulmn se liga a la Va le parecer fcil y natural la aplicacin de los preceptos. En cambio, un occidental que a priori ignora todo lo referente a la shari'a, debe r aplicarla e integrarla en su vida de manera progresiva. Al respecto Sidi Hamza aconseja que Cuando personas no musulmanas hacen al pacto, dejarlas degustar el sabor de la Va por el dhikr y la reunin, sin imponerles las prescripciones de la sharia. La Ley exterior no debe ser vista como una constriccin sino como una necesidad interna: en un momento dado el discpulo se da cuenta que si quiere conservar lo adquirido por el dhikr debe de tener una referencia; en se momento la shari'a constituye una base, un fundamento indispensable para su progresin. Slo entonces est preparado para ponerla en prctica . El Sheykh insiste en la necesidad de llevar a cabo una prctica respetuosa con las obligaciones y prohibiciones de la religin, siempre teniendo en cuenta la preeminencia del espritu sobre la letra en lo concerniente a la aplicacin de las prescripciones. Para ilustrar este propsito se puede mencionar la historia de aqul hombre que fue a rezar a la mezquita donde se encontraba el Profeta. Cuando el hombre termino de la plegaria uno de los Compaeros del Profeta, viendo que uno de los gestos del salat no lo ejecut correctamente, se le acerc y le exhort a que repitiera la oracin segn estaba prescrito. As lo hizo pero nada ms acabar se dirigi al Compaero y le pregunt. Segn tu opinin cual de las dos plegarias ha sido del agrado de Dios?, La segunda , evidentemente , contes t el Compaero puesto que ha sido hecha segn la regla . Pues yo creo que la primera dijo el hombre , porque la primera la hice para Dio s y la segunda para ti. El Profeta, que asisti a la escena, confirm la opinin del hombre. La intencin es lo primordial, y as lo expresa el suf Ibn Ata Allah en uno de sus clebres Hikam Las obras son formas fijadas; en ellas penetra la vida por el secreto de la intencin pura . Es el estado interior del espritu, la realidad de la conciencia ntima lo que acompaa a la accin, que la anima verdaderamente y le confiere su sentido mas profundo.

Es interesante constatar que el trmino rabe shari'a , designado para utilizar la Ley religiosa, posee igualmente el sentido de camino. El espritu de la shari'a consiste, en realidad, en acercarse lo ms posible al estado que era el nuestro propio desde la creacin del hombre; reencontrar poco a poco la conformidad con nuestro modelo admico. En ese estado el hombre reencuentra la comunicacin natural con Dios que era la suya antes de la cada. Se trata pues de un camino, de una puesta a punto progresiva que nos va a permitir, con tiempo y mesura, la purificacin del corazn. Se dice a menudo que la shari'a es a la vez, el principio y el fin del camino. En este sentido ella representa el aspecto ms exterior de la pertenencia a la Va; en su espritu ella constituye la realidad profunda de la espiritualidad por la conformidad que implica con la perfeccin del modelo de humanidad.

Para acabar hay que sealar que, en el curso de la progresin espiritual va cambiando la percepcin del discpulo sobre la shari. Como dice Sidi Hamza la aplicacin de la shari'a es constrictora y difcil, pero el dhikr la hace gozosa. El dhakir (invocador) no la siente como una compresin. Cuando el amor de Dios ilumina el corazn del discpulo, este prueba el ardiente deseo de acercarse ms a l, como una necesidad vital. Parecida a la que sienten los enamorados; no cesa de buscar los medios de obtener Su agradecimiento y Su satisfaccin. Y los medios han sido indicados claramente por este dicho divino (hadith qudsi) expresado por boca del Profeta:

Mi servidor no deja de acercarse a M por la prctica de las obras suplementarias hasta que Yo lo amo; y cuando yo le amo Yo soy la oreja con la que oye, el ojo con el que ve, la lengua con la que habla, la mano con la que coge, el pie con el que camina. Es el objeto mismo de la Va que esta transformacin del ser tome la forma de un recubrimiento de las cualidades humanas por las cualidades divinas.

Volver al men.

6 ) El estado del discpulo Ms que actuar se trata, antes que nada, de ponerse en disposicin de recibir. Para que esto ocurra es necesario desarrollar en nosotros el verdadero estado de discpulo, la actitud just a de aquel que desea recibir: tal y como l os pobres reciben las limosnas como indica un versculo del Corn. Si utilizamos el trmino foqqara para designar los discpulos de una va espi ritual, termino que significa los pobres , es para mostrar la absoluta necesidad de este estado de pobreza. El versculo del Corn Oh Hombres, vosotros sois los pobres con relacin a Dios, y Dios l es el Rico, el Glorioso se hace eco de la frase del Evangelio Bienaventurados los pobres de espritu porque de ell os ser el Reino de los Cielos . Para realizar este estado de pobreza espiritual hace falta, sobretodo, renunciar a nuestro estado de maestro. Nuestro maestro actual es el ego, nuestro s desptico. Volverse pobre quiere decir deshacerse de nuestro yo ilusorio. A menudo el hombre no tiene la conciencia clara de sus tendencias egticas y las suele atribuir a toda suerte de circunstancias exteriores. Ser un discpulo es empezar este gran combate contra el conjunto de tendencias negativas del alma. Se trata de unificar las diferentes tendencias que nos gobiernan, de simplificar nuestro ser concentrndolo, es decir, redescubrir lo que siempre ha estado presente en nuestro interior. No se trata de construir un nuevo ser, sino de ser nosotros mismos en lo esencial. Por esto mismo hace falta tomar verdadera conciencia de nuestros lmites y de la necesidad de un trabajo interior para libe rarse de este sentimiento del s mismo que ocupa nuestro espritu, que usurpa nuestra verdadera identidad y abandonar esta autosuficiencia para tomar el camino del conocimiento interior que despierta la intuicin y el desvelamiento sin prejuicios. Porque como dice Sidi Hamza no s e acerca a Dios aque l que no se olvida de s mismo . A medida que desaparece la huella del ego, aparece la realidad divina.

El primer discpulo es el Sheykh. Aqul que gua a los otros es el que ha realizado plenamente en l la condicin de discpulo. El Gua no hace lo que l quiere; es un instrumento de la realidad universal. Totalmente inmerso en ella no puede hacer ms que lo que debe ser hecho en el momento en que debe ser hecho. Es por sta extincin en la realidad divina en la que habita que su enseanza puede ser realmente operativa y, consecuentemente, transformadora. Se dice que el suf es aqul que no posee nada y que no es posedo por nada. El secreto espiritual no es propiedad exclusiva del Gua para distribuirlo segn su parecer: es su depositario. Si en el momento en que el Sheykh es llamado a reunirse con su Seor ninguna persona de su entorno muestra el estado de desapego necesario para recibir este secreto, no puede ser transmitido y la cadena inicitica, silsila, queda interrumpida. La Va se convierte as en una va tabarruk, de bendiciones. Es por esta razn que un Sheykh, en los ltim os momentos de su vida, dijo a los discpulos que esperaban conocer a su sucesor: yo remito las llaves a su propietario . El secreto slo pertenece a Dios, el Gua es , por su particular transparencia y desapego interior, la llamada a entrar y la puerta que nos permite traspasar el umbral.

De la misma manera se trata de comprender que uno no posee nada y que uno no da nada: slo lo deja pasar. Ciertas cosas pueden pasar por nosotros, si Dios quiere, pero ellas en si mismas no nos pertenecen. El Profeta deca si no hubiera el pecado, yo te mera lo peor para los hombres . Este peor es el orgullo, el sentimiento de suficiencia que constituye uno de los principales obstculos para el progreso espiritual. La humildad es la nica condicin absolutamente necesaria para el que pretende iniciar y seguir una Va. : ponerse en condicin de recibir es aceptar la idea que nada nos pertenece pero que todo puede sernos dado. Es aprender a escuchar y recibir, antes que dar y actuar; no es buscar como hacer o coger sino, sobretodo, a leer los signos que se nos envan; aceptar lo que llega tal como llega. Lo enviado es siempre ms importante que lo que uno desea hacer . Sidi Hamza nos dice no hace falta preguntar el porqu o comentar sino dejarse guiar . Frecuentemente uno pierde mucho tiempo en preguntar el porqu de las cosas o cuestionarlas sin la intencin de dejarse llevar para poder comprender e l significado que llevan inscrito en su interior.

Convertirse en un discpulo es tambin hacer aquello que nos parece mas justo, aceptando previamente el resultado de nuestras acciones, a pesar de que pueda ser diferente a lo esperado. Este desapego de los frutos de nuestras acciones tiene por efecto pacificar nuestro ser interior y aprender poco a poco a poner toda la confianza en Dios para dejarle guiar nuestras vidas. Es posible que aquello que se desea ardientemente se convierta en un perjuicio o, inversamente, aquello que a priori se rechaza puede resultar un beneficio. El hecho de actuar a partir del desapego de los resultados nos permite estar disponibles a cada instante. Atrapados por la tensin que implica lo decidido uno pierde de vista todo el resto de posibilidades que podran sobrevenir. Es en ste sentido que dentro de la Va se habla de la importancia de soltar el lastre, lo cual no tiene absolutamente nada que ver con dejar hacer.

En la perspectiva suf la calidad de los actos trasciende el individuo que los cumple y repercute directamente en el plan del Ser: Sidi Hamza proclama : El sufismo es enteramente la excelencia de comportamiento (ihsan ). Aqul que sobrepasa en excelencia de compo rtamiento sobrepasa en sufismo . Y el Profeta dijo Yo no he sido enviado sino para procurar la nobleza de los comportamientos. De esta manera se resume el conocimiento de Dios: la excelencia de comportamiento es la bsqueda de la actitud que conviene a cada momento, a cada persona y a cada situacin. Situndonos en la ptica de una transformacin interior la Va espiritual no se puede dejar encerrar en los lmites de la moralidad. Ella trasciende la moral sin negar en ningn momento las virtudes sociales. La excelencia de comportamiento no es una norma social sino un medio de educacin espiritual que se conforma al mundo que nos circunda: es por esta caracterstica que ella es, a la vez, un germen y un fruto de la Va. Lo importante no es lo que uno sabe sino lo que pone en prctica. Dentro de esta ptica la comunidad constituye una especie de laboratorio donde el discpulo podr ejercitarse en buscar la actitud justa, el buen comportamiento con el objetivo de aplicarlos al conjunto de su vida social. En esta bsqueda su sinceridad ser su mejor carta de presentacin y su corazn la brjula que le permitir medir el grado justo de sus acciones.

De esta manera podemos llegar a definir el sufismo como el hecho de mantenerse recto sin atender a lo que los dems hacen alrededor . El ego siempre tiende a exigir a los dems lo que l mismo no consigue hacer y acepta de mal grado que todo el mundo no haga como l, atribuyendo esto tanto a la mala voluntad como a la incapacidad. Tal es el resultado de ponerse l mismo como su propia norma y pretender juzgarlo todo y a todos segn sus propios criterios. En la Va espiritual no se trata de dejarse turbar por lo que se observa alrededor sino de convertirse simplemente en un Hombre. Lo esencial es la relacin que nos une a Dios: cada cosa tiene su razn de ser y el lugar que le corresponde. La propensin a juzgar es uno de los mayores signos de identidad del ego. Sidi Hamza nos dice al respecto: El defecto y la fealdad no estn en las cosas y los seres, sino en la impureza de nuestra mirada hacia ellos. Cuanto ms est el alma apaciguada, perfecta y pura, ms estar dispuesta a ver en todo ser una manifestacin de la Luz de Allah: todo es bello, slo el corazn sin limpiar del di scpulo vuelve las cosas feas. . Y adems nos exhorta a romper la balanza Mientras uno continua juzgando a los hombres o las situaciones uno se encuentra en la limitada esfera del ego. Aqul que proyecta sobre cada cosa su experiencia y sus valores sin darse la oportunidad de descubrir esa realidad que es la suya se empobrece y queda encerrado en la que ya conoce. El no-juzgar no tiene nada de moral; se trata de abrirse a otra forma de conocimiento.

Dentro de la misma ptica Sidi Hamza nos anima a magnificar a todos los seres Mirad a vuestros hermanos como seres perfectos por el simple hecho de estar dentro de la Va. Poco a poco os daris cuenta de que la Creacin entera es perfecta, y esta magnificacin se extender a todas las cosas. Magnificar no significa perder la capacidad de apreciar la rectitud de un comportamiento, un propsito o una situacin; la magnificacin no consiste en idealizar a los dems o en ver la grandeza en aquello que no la tiene sino percibir que cada cosa y cada uno de los seres creados es una manifestacin de la Realidad divina. Se trata de convertirse en testimonio de lo que los seres son verdaderamente, es decir, de las maneras con las que se nos manifiesta Dios.

La excelencia de comportamiento consiste en ponerse siempre al servicio de los dems y practicar la generosidad con el prjimo . La ms alta estacin espiritual es la de la servidumbre nos dice Sidi Hamza. Si uno desea una rpida progresin es importante el dar sin contar, sin calcular (ni el tiempo, ni el dinero ni la hospitalidad). El discpulo recibe en la medida que ofrece sin esperar nada a cambio. Por consiguiente no hace falta mirar atrs y anotar todo aquello que uno ha dado, sino dar por Dios, dar como si uno tirara algo al mar y sin pensar en los derechos sobre cualquier cosa .

Todas estas virtudes espirituales no son innatas: provienen de las predisposiciones espirituales de cada uno y son el objeto de un profundo trabajo personal. Por esto, Sidi Hamza nos dirige unas indicaciones muy concretas al respecto:

Cada uno debe vigilar su corazn. Toda sugestin deber ser rechazada. Es preciso rechazar lo que es en s malsano y procurar abrirse a todas las Gracias Divinas, a lo que es positivo y favorece el camino y el desarrollo. Pero, Cmo rechazar las sugestiones negativas? . Cuando se las sienta llegar, es preciso decir a su ego que est equivocado y que es l quien tiene todos los defectos y no los otros. Soy yo el que est equivocado. Si veo el defecto en el otro es porque est en mi, sino no lo habra visto!. No dejad entrar en vuestro corazn las sugestiones negativas porque sino se convertir en una cuadra llena de desechos. Intentad guardar vuestro interior limpio y puro; el dhikr os ayudar a sacar lo que hay de impuro. La llave de la respuesta est en el dhikr. Gracias al dhikr tendris la intuicin de lo que conviene hacer en cada situacin y la respuesta a todas aquellas cuestiones que se os presenten. Volver al men. 7 ) El Trabajo espiritual En el sufismo siempre se recomienda a los discpulos estar en el mundo sin ser del mundo . A diferencia de los monjes cristianos, el discpulo suf es un hombre o una mujer que vive plenamente en este mundo: trabaja, se casa, tiene hijos, amigos, cuida a sus familiares etc. Y lleva una vida que, a simple vi sta, podra calificarse de normal , al menos en el plano exterior. En esta poca donde la originalidad es un valor positivo, donde cada uno busca marcar la diferencia con los dems ya sea por el lenguaje, el vestido, la alimentacin o las actividades realizadas, una indicacin de ste tipo resulta particularmente til para luchar contra nuestro ego. Si seguimos una va asctica llena de ejercicios complicados y difciles pruebas, la mirada de los dems sobre nosotros llevar implcito el grave riesgo de alimentar nuestro orgullo. Buscar y aceptar hoy en da una va normal es lo ms pesado para el ego. El discpulo de la Va Qadiriyya Butchichiyya es pues una persona ordinaria con alguna cosa de ms. Viviendo en el mundo pero esforzndose por no dejarse llevar por l, el discpulo se mantiene en cada instante, en su interior, firmemente enraizado en la Presencia Divina. Cuando hablamos de pobreza espiritual, lo que cuenta no es lo que uno posee sino la huella que dejan las cosas sobre nosotros. Cuando hablamos de actividad es ms importante la intencin de los actos y el espritu con que han sido realizados que ellos por s mismos. Y cuando hablamos de contemplacin se sale de ste mundo material para acceder a otra dimensin, la del mundo del misterio y el espritu.

Es desde esta ptica desde la cual el discpulo podr realizar un verdadero trabajo espiritual. Como ya hemos visto anteriormente aquello que va a hacer cambiar nuestra relacin con el mundo no van a ser los intentos de modificarlo sino, ms bien, la percepcin del mismo. Para realizar este trabajo necesitamos exponer nuestro corazn a los efluvios espirituales que vienen a nutrirlo y purificarlo. La concentracin progresiva del conjunto de nuestro ser sobre la percepcin del corazn nos ofrecer las oberturas y los estados que nos llevaran a seguir el camino.

Ya hemos hablado de la disciplina que implica el respeto de la shari'a ; con ella le recordamos al ego que no es nuestro nico maestro sino que, contrariamente a lo que piensa, es Dios el que tiene las riendas de nuestra existencia. El ritual de las cinco plegarias diarias nos permite adquirir una conciencia cada vez ms profunda del tiempo csmico en el cual vivimos y, paralelamente, nos ofrece la posibilidad de suspender el curso del tiempo para detenernos y reencontrarnos. El ayuno de Ramadn nos recuerda la total dependencia corporal respecto a nuestro Creador. La limosna nos ensea a desapegarnos de los bienes materiales y a valorar la gracia que supone poder disponer de algo para of recer. Y el peregrinaje, alegora de la muerte iniciatica, es un smbolo de este cami no de vuelta hacia Aque l con el que estamos ligados desde siempre.

Hemos visto tambin que el dhikr, ya sea individual o colectivo, es el alimento del corazn, es decir, el que nos va a permitir hacerlo crecer y desarrollarse. Verdadera contemplacin, es el lazo de unin con nuestro Gua y el canal que l utiliza para transmitirnos su educacin. l es la fuente del conocimiento y de los estados espirituales. La fraternidad, entendida como la prctica de compartir, es parte fundamental de esta educacin y es por esto precisamente que las reuniones regulares con los hermanos es una de las actividades fundamentales de la tariqa. La asistencia de personas interesadas en conocer sinceramente la tariqa se convierte en la posibilidad de enriquecerse mutuamente mediante la circulacin entre los foqaras del secreto, de se tesoro que uno no puede guardar para s. No se trata de convencer sino de mostrar aquello que uno ha encontrado; esa fuente de agua viva a disposicin de los que necesitan beber. Igualmente, cuando se da la oportunidad, es muy recomendable viajar hasta Madagh para visitar a nuestro Sheykh. El hecho de llegar all posibilita beber directamente de la fuente y encontrar el sentido y el sabor de lo esencial. Y cuando el Amor de Dios invade nuestro corazn nos ponemos en marcha en bsqueda de la ciencia divina aprendiendo los medios para servirLe mejor.

El trabajo espiritual es una obra a largo plazo que exige paciencia y perseverancia. No se debe esperar que las cosas vayan a cambiar en un abrir y cerrar de ojos por el simple hecho de entrar en contacto con un Gua vivo. Si el secreto divino est efectivamente contenido en el pacto inicitico nos pertoca a nosotros descubrirlo y hacerlo fructificar.

La sabidura est en el corazn: el que quiere tener agua en su pozo debe cavar: cuanto ms cava ms agua encuentra; si deja de cavar, el agua no sobrepasa nunca el nivel inicial. El que cava este pozo no debe creer que el agua ha alcanzado el nivel mximo, debe continuar cavando pues el pozo no tiene lmites, e xplica Sidi Hamza . l nos hace purificar nuestro corazn y eso exige mucho trabajo. Lo que permite cumplir con ste trabajo es nuestra aspiracin espiritual. Los hay que vienen a m con una demanda comparable a la de llenar un vaso, y lo lleno. Otros vienen con una demanda comparable a un ocano, y yo lleno se ocano: a cada uno segn su peticin. nos dice Sidi Hamza. As pues el Sheykh es el escanciador que derrama el vino espiritual en la copa de nuestro corazn segn la capacidad de recibir y la intensidad de nuestra sed de Dios. Esta sed aumenta a medida que vamos probando el vino:

En un cierto grado , la necesidad de Dios es comparable a la necesidad de asistencia de alguien que se est ahogando y clama socorro desesperadamente. Esta necesidad destruye todo deseo que no sea Dios. Es pues esta necesidad y esta energa las que nos mueven a caminar. Porque Dios responde a la llamada de su servidor y el socorro divino deviene cada vez ms y ms tangible, ms y ms concreto para aqul que tiene los ojos bien abiertos. Ciertas cosas que pareceran imposibles de resolver, se solucionan por ellas mismas sin que uno tenga la sensacin de haber hecho un esfuerzo, y cuando uno mira hacia atrs se sorprende de constatar el camino recorrido.

No se trata de imponerse metas muy difciles sino dejarse guiar y vigilar muy de cerca las astucias de nuestro ego. Como se dice en la Va se trata de hacer lo que uno pueda y un poco ms . Para evitar la fijacin sobre tal o cual punto es mejor dejar los sucesos en manos de Dios quedando, eso s, firmemente anclados en las prcticas rituales. Para aqul que quiere domar su alma no se trata de forzarla bruscamente, con el evidente riesgo de romperla, sino solamente de velar por mantener la suficiente cierta tensin espiritual para empujarla a abandonar sus pasiones. El resultado de todas maneras, siempre est en manos de Dios. Y si es que uno puede hablar de combate cuando se habla del alma pasional, tan solo se puede hablar de amor cuando uno observa la relacin con la gracia divina.

Decimos que el amor es la corona de las obras , es decir, todas las prcticas nos evocan y concluyen en una sola cosa; alumbrar y reforzar en el corazn del discpulo la llama del amor divino. Una vez que esta llama se ha alumbrado se quema toda entera, y los conceptos mismos de esfuerzo o trabajo pierden su sentido. No significa que las prcticas sean abandonadas sino que ellas se convierten en lo que realmente son: puros actos de adoracin. Citando de nuevo a nuestro Sheykh, El mar se forma y la lluvia que cae sobre l crea tal oleaje que ste desborda la costa, la arena y se lleva con l todo lo que encuentra a su paso. Al final slo queda el mar. Sucede lo mismo el da en que Dios quiere beneficiar a Su servidor con Su Gracia; insufla e n su corazn un soplo de amor . Es el amor el que pone los corazones en movi miento, el que los hace actuar. El amor es la montura del espritu y es a travs de l que lo conocemos todo. Cuando el amor habita en el corazn uno prueba el sabor de todo lo que realiza. Nada parece difcil y se saca provecho de lo que nos llega. Por la gracia del amor el velo que nos separa de la realidad cada vez es ms tenue. Uno experimenta el gozo profundo de esta proximidad, y es entonces cuando es invadido por la percepcin de la Belleza. Porque, verdaderamente, no hay nada ms que la unidad divina. Los velos enturbian la percepcin y el mundo es como una sombra efmera; la sombra no dura nada. Cuando el sol se eleva sobre un objeto crea, durante un momento, una sombra que luego desaparece. Lo mismo sucede con el mundo con relacin a la Realidad. Quiero al amor mas que a cualquier otra cosa. Recemos para que Dios no nos lo retire. Volver al men.

INCLUDEPICTURE "http://www.tariqa-es.com/mandala4.gif" \* MERGEFORMATINET Para terminar este pequeo libro de presentacin de la Va Qadiriya Botchichiyya hace falta insistir en que sta es una Va del justo medio. Si las actuaciones de ciertos discpulos pueden parecer a veces extraas, o incluso incongruentes, para aquellos que no comparten su experiencia interior, debemos esforzarnos en respetar lo que no conocemos. Si alguien realiza un trayecto de catorce horas de viaje para pasar solamente una hora con su amado/a se le puede tratar de loco, pero tambin se puede pensar que lo hace porque ah encuentra algo que no lo ha podido encontrar en ningn otro lado.

No es una cuestin de querer cambiar a los dems sino de trabajar sobre uno mismo. No se trata de imponer algo a alguien sino de darse a uno mismo una regla de vida que nos ayude a liberarnos de nuestro ego. Amad a todas las criaturas cualquiera que sea su religin, raza u opinin. Cada uno est en el lugar donde Dios lo ha puesto y a nosotros no nos toca juzgarlo. Evitad todo odio y toda forma de disensin: Dios no visita un corazn que odia nos aconseja Sidi Hamza. La progresin espiritual del discpulo se traduce por un embellecimiento de su comportamiento sobre el conjunto de las cosas y los seres creados mediante la prctica del amor, el respeto, la tolerancia, el altruis mo y la humildad. Jess deca juzg aremos al rbol por sus frutos . Si ste embellecimiento no se produce es que el discpulo tiene un problema de orientacin y que su intencin no es justa. No se trata de adoptar una mscara suplementaria, otra etiqueta ms a las ya adquiridas o de adherirse a un comportamiento o a unas tcnicas: se trata de transformar. Es el camino de toda una vida y este camino es ilimitado. Pero slo una Va viva puede ofrecernos los medios para esta transformacin aunque stos parezcan, a primera vista, irracionales; aqu no estamos hablando de la razn.

En este sentido Sidi Hamza dice: No nos podemos fiar de la sola comprensin mental. Existe un mental sensible y un mental luminoso. El mental sensible tiene un lmite y para traspasarlo hay que trabajar sobre uno y frecuentar a los hombres de Dios. Slo Dios puede transformar el mental sensible en el mental luminoso, un mental iluminado por la luz del corazn. La comprensin no se adquiere con los libros, sera muy fcil de reunir todos los tratados de sufismo para adquirirla. La verdadera ciencia os vendr del interior, de vuestro corazn. Slo el corazn comprende que nada esta fuera de Dios. La Va entera es pura experiencia espiritual y ella se inscribe en lo ms ntimo y profundo de todo el que la sigue. La Va no es conjetura y menos an erudicin. Ella es aprehensin directa de la luz divina por el corazn; es posible ver a Dios en todas partes, no os pensis que es imposible para vosotros .