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CONCILIO VATICANO II Documentos completos Cuatro Constituciones Nueve Decretos Tres Declaraciones Siete Mensajes a la Humanidad DOCUMENTOS DEL CONCILIO VATICANO II http://www.archivalencia.org/document/vaticanoII/ indocvatII.htm#Constituciones 1.- Constitución Dogmática Lumen Gentium LG (sobre la Iglesia) 2.- Constitución Dogmática Dei Verbum DV (sobre la divina revelación) 3.- Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium SC (sobre la Sagrada Liturgia) 4.- Constitución Dogmática Gaudium et Spes GS (Pastoral sobre la Igesia en el mundo actual) 1.- Decreto Christus Dominus CD (sobre el ministerio pastoral de los Obispos) 2.- Decreto Presbyterorum Ordinis PO (sobre el ministerio y la vida de los presbíteros) 3.- Decreto Optatam Totius OT (sobre la formación sacerdotal) 4.- Decreto Prefectae Caritatis C (sobre la adecuada renovación de la vida religiosa) 5.- Decreto Apostolicam Actuositatem AA (sobre el apostolado de los laicos) 6.- Decreto Orientalium Ecclesiarum OE (sobre las Iglesias orientales católicas) 7.- Decreto Ad Gentes Divinitus AG (sobre la actividad misionera de la Iglesia) 8.- Decreto Unitatis Redintegratio UR (sobre el ecumenismo)

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CONCILIO VATICANO IIDocumentos completos

Cuatro ConstitucionesNueve Decretos

Tres DeclaracionesSiete Mensajes a la Humanidad

DOCUMENTOS DEL CONCILIO VATICANO II

http://www.archivalencia.org/document/vaticanoII/indocvatII.htm#Constituciones

1.- Constitución Dogmática Lumen Gentium LG(sobre la Iglesia)

2.- Constitución Dogmática Dei Verbum DV(sobre la divina revelación)

3.- Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium SC(sobre la Sagrada Liturgia)

4.- Constitución Dogmática Gaudium et Spes GS(Pastoral sobre la Igesia en el mundo actual)

1.- Decreto Christus Dominus CD(sobre el ministerio pastoral de los Obispos)

2.- Decreto Presbyterorum Ordinis PO(sobre el ministerio y la vida de los presbíteros)

3.- Decreto Optatam Totius OT(sobre la formación sacerdotal)

4.- Decreto Prefectae Caritatis C(sobre la adecuada renovación de la vida religiosa)

5.- Decreto Apostolicam Actuositatem AA(sobre el apostolado de los laicos)

6.- Decreto Orientalium Ecclesiarum OE(sobre las Iglesias orientales católicas)

7.- Decreto Ad Gentes Divinitus AG(sobre la actividad misionera de la Iglesia)

8.- Decreto Unitatis Redintegratio UR(sobre el ecumenismo)

9.- Decreto Inter Mirifica IM(sobre los medios de comunicación social)

1.- Declaración Dignitatis Humanae DH(sobre la libertad religiosa)

2.- Declaración Gravissimum Educationis Momentum GE(sobre la Educación Cristiana)

3.- Declaración Nostra Aetate NA(sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas)

Mensajes del Concilio a la Humanidad

Clausura de Concilio

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PABLO OBISPOSIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS

JUNTAMENTE CON LOS PADRES DEL SACROSANTO CONCILIOPARA PERPETUA MEMORIA

INTRODUCCIÓN

1. El Magisterio de la IglesiaLa Iglesia, sociedad humana y divina, establecida por Jesucristo para realizara través de ella la obra de salvación de los hombres hasta la consumación de los tiempos, tiene como primera función en la ejecución de esta obra salvífica la de enseñar: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva (Mc 16,1-15) “Id, pues y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado (Mt 28, 19-20).

Esta misión de enseñar todo lo que había recibido de Cristo la puso en practica la Iglesia desde el primer día de su existencia publica, que fue el de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo confirmó a los Apóstoles en la fe, les comunicó el don de lenguas e inmediatamente empezaron a anunciar intrépidamente a Jesucristo (Cfr. Hch 2, 14 ss.) y prosiguieron esta obra de transmisión del mensaje reivindicando desde un principio su derecho a la libertad de expresar al pueblo lo que habían recibido del Señor (Cf. Hch 4).

Una vez que la comunidad eclesial fue creciendo y por consiguiente trayendo consigo la diversidad de problemas que trascendían el simple anuncio kerigmático del mensaje, tuvo que empezar bien pronto a reunirse para deliberar sobre el mudo de transmitir la doctrina y defenderla de las disensiones internas y de las insidias externas. Asi nacía el que pudiéramos llamar primer Concilio , el de Jerusalen, en el que los Apóstoles, luego de las primeras experiencias misionales, enviaron una carta apostólica que dirimía la controversia suscitada sobre las obligaciones de los neo-conversos con respecto al judaismo, del que esta augusta asamblea les eximio (Cfr. Hch 13, 22 ss.).

La base de la doctrina de la Iglesia tenia que ser, evidentemente, la Palabra de Dios contenida en el Antiguo y Nuevo Testamento. Mas, como quiera que tanto en el uno como en el otro se encuentran pasajes de difícil comprensión, de lo cual se hace eco el mismísimo san Pedro cuando hace referencia por una parte a los falsos doctores que distorsionan la doctrina (Cfr. 1Pe 3, 3 ss.) y por otra de la dificultad que puede hallarse en la comprensión de las carias de San Pablo (Cfr. 2Pe 3, 14 ss.), era preciso que se fuera estructurando poco a poco un "sistema", por decirlo asi, de magisterio.

2. Dos clases de interpretación de la PalabraLa primitiva catequesis apostólica, romo es bien sabido, se limitaba a anunciar con sencillez la vida, muerte, resurrección y doctrina de Jesucristo, haciendo hincapié en que en el se hablan cumplido las Escrituras de la Antigua Alianza Esta catequesis, que se inició, como hemos visto, el mismo día de Pentecostés, se fue plasmando en los escritos del Nuevo Testamento De esta suerte, tanto la Ley antigua como la nueva, asi como las tradiciones no escritas, constituyeron —y siguen constituyendo— el deposito de la Palabra de Dios revelada, confiada a la custodia de la Iglesia con la garantía de la asistencia perenne del Espíritu Santo prometido por Jesús a los Apóstoles para que les enseñara todas las cosas y fortaleciera su testimonio (Cfr. Jn 15 y 16). Una vez crecido el numero de seguidores de Cristo y puesta la Iglesia en contacto con el pensar de los pueblos conquistados para el Evangelio, se fue haciendo cada vez más urgente la interpretación de la Palabra en múltiples aspectos, y asi fue fraguándose una doble pero complementaria vía de magisterio la doctrinal y la auténtica.

El magisterio doctrinales aquel que la comunidad eclesial recibió desde antiguo de los Santos Padres, Doctores y escritores insignes eclesiásticos, y aún hoy se sigue obteniendo por vía de los

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teólogos. Este magisterio, por excelente y claro que sea, no pasa de ser una exposición doctrinal y un testimonio ilustrado de la manera como la Iglesia ha creído y confesado en cada tiempo su doctrina El magisterio auténtica oficial, autorizado, es el que la Iglesia misma, usando del carisma prometido e infundido a sus pastores, pone en ejecución para declarar con su autoridad los puntos debatidos del mensaje divino. Este magisterio de la verdad se realiza, bien sea demanera "ordinaria' cuando el Sumo Pastor y los obispos difundidos por todo el orbe y en comunión con el mismo Romano Pontífice, enseñan concordemente la doctrina. O de manera 'extraordinaria" y solemne, cuando, bien el Romano Pontífice solo se expresa "ex cathedra" o seacon intención de obligara todos los cristianos en materia de fe y buenas costumbres, o bien el Concilio Ecuménico, debidamente convocado por el Pontífice presidido y aceptado por él, se expresa asimismo con intención de obligar a todos los cristianos.

3. Los ConciliosConcilio es la asamblea de obispos convocada para debatir asuntos importantes referentes a la doctrina y disciplina de toda la Iglesia o de parte de ella. En el primer caso, el Concilio será universal o ecuménico (del griego ' oicomenicós " que significa universal). Para que tenga valor de tal, tiene que ser convocado por el Papa, presidido por él o sus legítimos delegados, y aceptado en todas y cada una de sus decisiones por el mismo. En cuanto al número de participantes, es obvio que tienen que ser la mayoría, con verdadera representatividad de todo el mundo cristiano. En el segundo caso, el concilio es particular, que podrá ser de una nación, un grupo de naciones, una determinada región o provincia eclesiástica. Tenemos un ejemplo muy típico de esta segunda clase de concilios: el llamado "Concilio Plenario Latinoamericano" reunido a fines del siglo pasado. Hoy, más que concilios particulares, suelen convocarse los llamados 'sínodos" diocesanos o provinciales, según convoquen a los obispos y sacerdotes de una diócesis ouna provincia eclesiástica.

4. Los Concilios EcuménicosDurante todo el transcurso de la historia de la Iglesia se cuentan hasta el momento 21 Concilios Ecuménicos sin contar el de los Apóstoles en Jerusalén del que hicimos mención arriba. Todos ellos han marcado verdaderos hitos en la historia de la Iglesia y respondido a urgentes necesidades de orden dogmático, moral o pastoral de la cristiandad. He aquí su enumeración.

1°. Concilio de Nicea (año 325). Convocado por autoridad del Papa San Silvestre I y bajo la ejecutoria del mismo emperador Constantino Este Concilio condenó la herejía de Arrio que negaba la divinidad de Jesucristo y su consustancialidad con el Padre. De él deriva el símboloniceno" o Credo.

2a. Concilio Primero de Constantinopla (año 381). En tiempo del Papa San Dámaso, se ocupo de las herejías de los macedonianos, eunomianos o anomeos. Se perfeccionó el símbolo niceno, que por eso lo llamamos “niceno-constantinopolitano”.

3°. Concilio de Efeso (año 431). Convocado por el Papa San Celestino I y presidido por el patriarca Cirilo de Alejandría, ese Concilio condenó la herejía cristológica y mariológica de Nestorio y proclamó la maternidad divina de Mana.

4°. Concilio de Calcedonia (año 451) Bajo la autoridad del Papa San León I el Magno, este Concilio trató de las herejías de quienes negaban a Jesucristo la naturaleza divina o la humana o las confundían.

5°. Concilio Segundo de Constantinopla. Convocado en el año 553 por la autoridad del Papa Vigilio, condenó la herejía de "los tres capítulos', confirmando la doctrina de los concilios anteriores sobre la Trinidad, la divinidad de Jesucristo y maternidad divina de Maria.

6°. Concilio Tercero de Constantinopla. Del año 680-681, con el Papa San Agatón, condenó solemnemente la herejía de quienes admitían en Cristo una sola voluntad (monotelitas).

7°. Concilio Segundo de Nicea (año 787). Este Concilio, convocado por la autoridad del Papa Adriano I, afrontó la doctrina de los iconoclastas y definió la legitimidad del culto de las imágenes sagradas.

8°. Concilio Cuarto de Constantinopla. Convocado por el Papa Adriano II en el año 869 duró hasta el siguiente y tuvo como principal tema la condenación del Patriarca Focio, autor del cisma oriental.

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9°. Concilio Primero de Letrán. Del año 1123, convocado por el Papa Calixto II, fue muy accidentado y duró hasta el 1124. Celebrado en tiempo de la lucha de las investiduras, se ocupo de ellas, lo mismo que de la simonía, el celibato y el incesto.

10°. Concilio Segundo de Letrán (1139). Este Concilio, convocado por el Papa Inocencio II, afrontó el delicado asunto de los falsos pontífices, de la simonía, la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos.

11°. Concilio Tercero de Letrán. Del año 1179, bajo el Sumo Pontífice Alejandro III, se ocupó nuevamente de condenar la simonía.

12°. Concilio Cuarto de Letrán. Bajo la autoridad del Papa Inocencio III, este Concilio, en el año 1215, condenó las herejías de los albigenses, del Abad Joaquín de Fiori, los Valdenses, etc.

13°. Concilio Primero de Lyon (año 1245). Este Concilio en realidad no abordó asuntos dogmáticos, sino problemas morales y disciplínales de la Iglesia.

14°. Concilio Segundo de Lyon. Convocado por el Papa Gregorio X en 1274, trató de unificar la Iglesia griega, separada de Roma desde el cisma oriental.

15°. Concilio de Vienne (1311-1312). Este Concilio, convocado por Clemente V, se ocupó de los errores de los beguardos y beguins, de Pedro Juan Olivi y abolió la orden de los Templarios.

16°. Concilio de Costanza. En el año 1417 fue convocado por el Papa Martín V. sólo se clausuró cuatro años después. Condenó los errores de Wicleff, Juan Hus, etc. y se ocupó también de los asuntos provocados por el cisma de Occidente.

17°. Concilio de Florencia. Convocado por Eugenio IV en 1431, duró hasta el 1445. Impuso la unión de los ármenos y jacobitas con la Iglesia de Roma.

18°. Concilio Quinto de Letrán. Convocado por León X, en 1512, tuvo como tema central la reformación de la Iglesia.

19°. Concilio de Trento (1545-1563). Este Concilio fue inicialmente convocado por Pablo III para tratar el problema de la escisión de la Iglesia por la reforma protestante. Se ocupó de innumerables temas doctrinales, morales y disciplínales, de acuerdo con la problemática presentada por el protestantismo. El Decreto sobre la justificación, el de los Sacramentos, el de la Eucaristía, el Canon de las Sagradas Escrituras, etc., son entre otros, los más sobresalientes, amén de infinidad de disposiciones disciplínales.

20°. Concilio Vaticano Primero. Convocado por el Papa Pío IX en 1869, sesionó hasta septiembre de 1870, cuando hubo de interrumpirse por la toma de Roma por las tropas de Garibaldi, el famoso 20 de septiembre. Este Concilio afrontó los temas fundamentales de la fe y constitución de la Iglesia. Como definiciones más famosas, se cuentan las de la potestad del Romano Pontífice y su infalibilidad cuando habla "ex cathedra".

21°. Concilio Vaticano Segundo (1962-1965). Convocado por Juan XXIII, quien lo anunció desde enero de 1959, tuvo cuatro sesiones, la primera de las cuales presidió, en el otoño de 1962, el mismo Juan XXIII, quien falleció el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Pontífice Pablo VI.

5. El Concilio Vaticano IISi de todo Concilio Ecuménico puede afirmarse que ha sido una respuesta de la Iglesia a las urgencias de la humanidad de su tiempo, con mayor razón aun hay que decirlo del Vaticano II. Aunque el autor de este Concilio, Juan XXIII, afirmara más de una vez que "de improviso brotó en su corazón y en sus labios la simple palabra Concilio Ecuménico" (Cfr. discurso de inauguración) y en esto tiene mucho de profetice y carismático, sin embargo, analizado el contenido y puestas de presente las innumerables cuestiones que se plantearon en sus etapas antepreparatorias (1959-60) y preparatorias (1960-62) así como en el transcurso mismo de sus deliberaciones, el Vaticano II es en realidad de verdad la caja de resonancia de los grandes problemas e inquietudes del hombre actual. Como "el gozo y la esperanza, la angustia y la tristeza de los hombres de nuestros días... son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo" (Gaudium et Spes, 1) era indispensable que, en un ingente esfuerzo de visión sintética,

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el Vaticano II asumiera como objetivo todas las inquietudes de la humanidad actual, que son inquietudes de la Iglesia.

Así, la naturaleza misma y vida de la Iglesia con sus multiformes implicaciones internas y externas; la manera de juzgar y actuar del cristiano actual frente a las fuentes de su fe: las nuevas tácelas de una liturgia quizás envejecida que pedía remozamiento en todos sus campos; las innumerables vivencias del hombre actual que tienen su eco en la vida de la Iglesia (problemas de la actividad humana, trabajo, comunidad, solidaridad, ateísmo, etc.); los diversos estamentos de la Iglesia, tales como su jerarquía, sus sacerdotes, sus religiosos, sus laicos; las nuevas exigencias de la actividad proselitista de la Iglesia, las relaciones necesarias con los no-católicos en un ecumenismo creciente, con los no-cristianos v aun con los que no admiten a Dios; en fin, los derechos humanos, eran motivaciones suficientes para poner a deliberar a la Iglesia entera. Y así fue como cada uno de estos problemas cuajó en un magnifico documento conciliar.

6. El Vaticano II y los dogmas. Un Concilio PastoralIndudablemente una de las características más notorias de los veinte Concilios Ecuménicos anteriores, así como de otros muchos particulares, ha sido la de afrontar los errores en dogma" y moral, elaborar las profesiones de te católica y fulminar las herejías con el clasico "anathema sit. El Vaticano II fue distinto. Fue un Concilio netamente pastora/que se esforzó desde un principio por presentar al hombre de hoy una faz nueva, renovada, de la Iglesia. Así lo quisieron Juan XXIII y Pablo VI, y así fue la realidad en las deliberaciones y decisiones conciliares. De esta manera, aunque del Concilio Vaticano II emanaron constituciones dogmáticas tan estructuradas como la "Lumen Gentium" sobre la Iglesia y la "Dei Verbum ' sobre la revelación, sin embargo toda su documentación —incluidas sus intervenciones dogmáticas— llevan implícita o explícitamente la impronta pastoral. Es éste un indicador sin igual de las características del mundo moderno, netamente crítico y reacio a los dictámenes dogmáticos. Por eso el Vaticano II no tiene ninguna definición dogmática y ningún canon anatematizador.

El Vaticano II es también renovador, más bien que reformador. Son dos términos muy distintos. El Concilio de Trento fue esencialmente reformador y por eso se ocupó tanto de las estructuras caídas para restaurarlas en lo teórico y en lo práctico. En el Vaticano II, contemporáneo de una generación que también tiene como característica el "antireformismo". prefiere el perfeccionamiento a base de una revisión total de las bases, para mejorar, más que restaurar, se propuso dar esa "nueva faz" a la Iglesia, que la haga más atractiva a los hombres de hoy. Por eso la reforma litúrgica, que aunque es el documento que más veces repite el término "reforma", sin embargo tiene un profundo sentido de renovación, instauración, perfeccionamiento. Por eso la orden de renovación en su espíritu y estructuras impartida a los institutos religiosos; por eso también la orden de elaborar un nuevo Código de Derecho Canónico más teológico y pastoral que jurídico; por eso, en fin, el cambio de estructuras en la misma curia romana que a más de uno puede producir nostalgia por hacer desaparecer cosas que otros más bien hubieran querido "reformarlas". Por todo esto el Vaticano II ha señalado como ningún otro Concilio, la vitalidad de la Iglesia y su deseo de encarnarse cada vez más en el hombre de cada tiempo.

7. Documentos del Vaticano IIEl Concilio Vaticano II elaboró y promulgó (res clases de documentos:

1. Constituciones. Son éstas unos documentos sistemáticos que exponen de manera orgánica la doctrina de la Iglesia sobre determinado tema. El Vaticano II promulgó cuatro Constituciones, dos de ellas dogmáticas, es a saber la "Lumen Gentium" sobre la Iglesia y la "Dei Verbum" sobre la revelación divina. Una de carácter dogmático disciplinar, que es la "Sacrosanctum Concilium" sobre la Sagrada Liturgia, en la que hay parte teórica y parte de ordenanza. Y una cuarta, de carácter netamente pastoral, quizás el documento más novedoso del Concilio: la Constitución "Gaudium et Spes" sobre la Iglesia en el mundo actual.

2. Decretos. Son documentos menos orgánicos que las Constituciones, que tienen como finalidad motivar y ordenar el comportamiento de la Iglesia en determinada área. Por eso el Decreto también tiene su parte doctrinal, aunque no tan sistemática como la Constitución. El Concilio Vaticano II elaboró nueve decretos, asi: Christus Dominus, sobre el oficio pastoral de los obispos; Presbiterorum Ordinis, sobre el ministerio y vida de los sacerdotes; Optatam totius, sobre la formación sacerdotal; Perfectae caritatis, sobre la renovación adecuada de la vida religiosa; Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los laicos; Orientalium Ecctesiarum, sobre las Iglesias Orientales católicas; Ad Gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia; Unitatis

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redintegrafío, sobre el ecumenismo, y finalmente ínter mirifica, sobre los medios de comunicación social.

3. Declaraciones. Constituyen la tercera categoría de documentos. Como su nombre lo indica, son afirmaciones en las que el Concilio, en nombre de toda la Iglesia Católica, toma posición frente a determinados problemas de la vida actual y recomienda la actitud correspondiente a los católicos. Son tres las Declaraciones del Vaticano II: Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa; Gravissimum educationis sobre la educación cristiana de la juventud, y Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas.

Fuera de estos documentos, el Concilio, al clausurarse, envió un "Mensaje" a la humanidad, particularmente a los gobernantes, a los hombres de ciencia, a los artistas, a las mujeres, a los trabajadores, a los pobres y a los jóvenes. Este mensaje, aunque doctrinalmente tan hermoso y de una redacción admirable, no se cuenta entre los documentos oficiales del Concilio.

8. El Concilio en LatinoaméricaLatinoamérica vibró con e) Concilio Vaticano II desde su iniciación y a través de todas sus sesiones. Además era la primera vez en la historia de la Iglesia en que este continente tomaba parte masiva con sus pastores en esta clase de acontecimientos, ya que para el Vaticano I enmuchas partes ni siquiera estaba constituida la Jerarquía, si bien hubo prelados latinoamericanos en la augusta asamblea.

Pero el impacto del Concilio en la vida misma de la América Latina, como bien lo afirma J. Comblin, "tuvo el efecto de un violento terremoto". Era que Latinoamérica no estaba aún acostumbrada a cuestionar dogmas y estructuras, y todo ello le vino de repente. El impacto fue tanto más fuerte cuanto más joven e inexperta era nuestra cristiandad, que, sinceramente hablando, no estaba en las condiciones de la vieja Europa para sentir un cansancio secular y un deseo desesperado de cambio. Además, como lo afirma el autor antes citado, "las iglesias latinoamericanas —sus obispos y teólogos— tomaron una parte modesta en los trabajos conciliares: tuvieron que aceptar pasivamente el impacto y sufrir sus efectos... Por otro lado, la realidad latinoamericana era casi totalmente ignorada por los obispos y teólogos europeos quehicieron el Concilio" (J. Comblin, Diez años que hacen historia. Revista SIC N° 389, nov. 1976, p. 425).

Lo anterior es causa de que en la América Latina haya tenido que hacerse un esfuerzo ingente de adaptación del Concilio a una realidad que no era precisamente la dibujada en las aulas conciliares. Un congreso mariológico internacional celebrado en Santo Domingo pocos mesesdespués de clausurado el Concilio; la visita de Pablo VI a Bogotá a los tres años escasos, con toda la densidad de vivencias que esto trajo consigo, y sobre todo la gran asamblea episcopal de Medellín, indican los pasos de ejecución del Concilio en Latinoamérica, o mejor, la comprensión y traducción, ya que la verdadera ejecución queda por hacerse, al menos en muchos campos, sin que tengamos que ser pesimistas por los logros alcanzados hasta ahora.

Latinoamérica no puede vivir el Concilio a secas, sino después de la "Populorum Progressio", después del Congreso Eucarístico bogotano con Pablo VI en contacto directo con los pobres, y después —y a la luz— de Medellín. Y tiene que ser en un impulso decisivo de avanzada, sin vueltas atrás a lo Lefebvre, pues las realidades y exigencias de esta porción del Nuevo Mundo son acuciantes.

9. El Concilio para la juventudEsta nueva edición de los documentos conciliares que presentan ahora, las EDICIONES PAULINAS, está dedicada sobre todo a la juventud estudiosa. Por eso, sin quitar nada de lo esencial a la documentación, hemos prescindido de las formas iniciales y finales que son comunes a todos y cada uno de los documentos, y, a decir verdad, son mero protocolo. En cuanto a la traducción, se ha hecho un esfuerzo por revisarla fundamentalmente y hacerla más limada según la manera propia nuestra, latinoamericana, de expresar la lengua española. Así, pensamos, se hace un buen servicio a quienes necesitan consultar casi a diario !a palabra conciliar en edición asequible desde todo punto de vista, incluso e! económico. La Iglesia, que "durante cuatro años ha trabajado para rejuvenecer su rostro" como leemos en el mensaje del Concilio a la juventud, tiene que poner continuamente su pensamiento al alcance de los jóvenes. Para ello hemos tratado de colaborar presentando este instrumento de estudio.

GUSTAVO VALLEJO TOBÓN, OCD