01. Caminando en El Amor de Dios

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El amor a Dios que profesa todo cristiano, debe ser observado a través de su servicio a quienes enseñan la Verdad del Evangelio.

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Título: Caminando en el amor de Dios Lugar: IBPG Pasaje: 3 Juan 1:1-4 Fecha: 20 de Enero de 2005 Propósito: Animar y alentar a los hermanos a amar los unos por los otros. Idea Central: Un hijo de Dios se caracteriza porque ama a sus hermanos, y muestra ese amor a través de la oración y el ejemplo. Introducción

El autor de esta carta es el apóstol Juan. “Así como Pedro, Andrés y Jacobo era pescador. Un día cuando Jesús caminaba a la orilla del mar de Galilea, vio a Jacobo y Juan en una barca con su padre Zebedeo remendando sus redes. Jesús los llamó a seguirlo, y ellos inmediatamente salieron de la barca y fueron con Él.

Juan era un hombre apasionado y ambicioso —tanto que Jesús, junto con su hermano Jacobo, los apellidó “Boanerges” que significa “los Hijos del Trueno”—. En algunos momentos de gran celo la ambición llegó a ser su más prominente característica. Por ejemplo, después de que un pueblo de Samaria había rechazado a algunos de los discípulos, Jacobo y Juan le pidieron permiso a Jesús para ¡llevar fuego del cielo e incinerar al pueblo entero! (Lucas 9:54) En otra ocasión enviaron a su madre para que le pidiera a Jesús que les diera los lugares más prominentes en Su reino (Mateo 20:21-23). Ellos querían poder, prestigio y honra, pero Jesús les prometió sufrimiento y, en el caso de Jacobo, la muerte como mártir” (Hechos 12:1-2). (MacArthur).

El hecho de colocar su cabeza en el pecho de Jesús y de referirse constantemente a sí mismo en su evangelio como el “discípulo a quien Jesús amaba”, puede generar en nosotros una imagen negativa de él, así que podemos imaginar a Juan como demasiado sentimental o egoísta. “¡Pero esa no es una descripción exacta!” Él amó a Jesús profundamente y estaba asombrado de que Jesús lo amara —sobre todo después de que él quiso enviar fuego sobre los Samaritanos para asegurar un lugar prominente en el reino de Cristo—. Llamarse “... el discípulo a quien Jesús amaba...” simplemente era su manera de expresar la maravillosa gracia de Dios puesta en su vida.

Juan amo tanto a Jesús que nunca permitió que su amor se deteriorara en el sentimentalismo. De hecho, el equilibrio apropiado entre la verdad y el amor es el sello de su ministerio. En sus escritos encontramos la palabra amor más de ochenta veces y del testimonio de él casi setenta veces. Su profundo amor por Cristo lo llevó a convertirse en el maestro del amor y a ser un testigo de esta verdad. Para él, la obediencia a la verdad de Dios era la expresión más alta de amor. Como dice “... pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado...”. La más grande alegría de Juan era saber que sus hijos espirituales estaban caminando en la verdad. Él denunció firmemente a

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cualquiera que intentara desviarlos de esa meta, negando o torciendo la Palabra de Dios (MacArthur).

El amor descrito por Juan es un sentimiento sublime que está limitado por la verdad, purificado por el precepto, y elegido por el mandamiento. Si el amor está distanciado de la verdad, no es amor bíblico. El sentimentalismo superficial existe donde la verdad no es el fundamento de la unidad. Y ha pasado de ser un amor divino para convertirse en un amor humano contaminado o un amor diabólico y corrompido.

Fue durante la última etapa de su vida, cuando Juan escribió esta tercera carta, desde la región de Éfeso, aproximadamente en los años 90-95 d. C., y está dirigida a Gayo, un hombre cristiano que se convirtió durante el ministerio del apóstol.

Estudiaremos esta carta y titularemos a la serie de sermones

PERMANECIENDO EN LA VERDAD. Juan utiliza un tono tierno y afectuoso y aborda dos temas principales: andar en la verdad y no andar en el error. Para permanecer en la verdad de Dios es necesaria una conducta de amor hacia los hermanos y gozo por la conducta de los hermanos.

En 3 Juan 1:1-4, el apóstol nos hace evidentes 3 características de un discípulo de Cristo, que nos ayudan a evaluar nuestro caminar en la vida cristiana El título de esta predicación es: Caminando en la Verdad de Dios

• Vive amando a sus hermanos • Vive orando por sus hermanos

• Por prosperidad • Por salud física

• Vive ejemplificando la verdad Veamos la primera característica: I. Vive amando a sus hermanos. 1 El anciano. El apóstol Juan se presenta como el “anciano”, y esto significa una persona de mayor edad o más vieja. En la mayoría de las civilizaciones la autoridad la han desarrollado los que a causa de su edad o experiencia se tenían como los que estaban mejor capacitados para gobernar. Por lo tanto es natural que los dirigentes en muchas comunidades antiguas hayan ostentado un título derivado de una raíz que significa “edad madura” o “ancianidad. También significa alguien que tiene autoridad dentro del pueblo cristiano. Juan se presenta como alguien que está desempeñando la función que le indicó el Espíritu Santo.

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La palabra anciano se usó en el A.T, y algunas de las funciones que desempeñaban eran las siguientes:

• Ayudaba en el gobierno. Núm. 11:16-17 • Aconsejaban a los reyes. 1 R. 12:6-7 • Juzgaban al pueblo de Dios. Dt. 22:13-19 • Eran testigos en asuntos legales. Rut 4:2-11 • Cumplían ritos religiosos. Ex. 12:21 • Representaban a las tribus. 1 R. 8:1-3 • Ayudaban a la educación en el pueblo. Ex. 19:7

En el NT. • En la sociedad judía, se les ocupaba como líderes del pueblo. Mt.

27:12 • En la iglesia:

• Sinónimo de obispo. Tito 1:6 • Dirigían asuntos de la iglesia. 1 Tim. 5:17 • Predicaban y enseñaban la verdad. 1 Tim. 3:2 • Cuidaban contra la falsa enseñanza. 1 Tim. 3:2; 5:17 • Servían como pastores Hch. 20:28; Stg. 5:14 • Los miembros de la iglesia debían someterse a ellos. 1

Tim. 5:12; Heb. 13:7, 17. • En el cielo. Están sentados en tronos 24 ancianos. Ap. 4:4

• Adoran a Dios. Ap. 4:10 El apóstol estaba ejerciendo el ministerio de pastor. Este trabajo se lo dio el Espíritu Santo. Él le llamó a desempeñarlo. No como enseñoreándose, sino como un pastor cuida a su rebaño. A Gayo, Gayo era un nombre latino muy común y llevado por cuatro personajes del Nuevo Testamento.

1. Macedonio que acompañó a Pablo en sus viajes y cuya vida estuvo en peligro en Éfeso (Hch 19.29). 2. Cristiano de Derbe, uno de los que acompañaron a Pablo desde Corinto en su último viaje a Jerusalén (Hch 20.4). 3. Corintio bautizado por Pablo y conocido por su hospitalidad. Los cristianos acostumbraban reunirse en su casa (1 Co 1.14; Ro 16.23). 4. Destinatario de la tercera Epístola de Juan, reconocido por su rectitud y hospitalidad (3 Jn 5s). Fue un convertido de Juan, laico prudente y de buena reputación que vivía en alguna ciudad cerca de Éfeso.

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El amado, la palabra “amado” es un término de cariño se deriva del griego “agapeto” y se usa hacia personas que realmente eran estimadas por alguien más. Gayo era un hombre al que realmente Juan amaba, y este amor se lo demuestra a través de esta expresión amorosa la cual repite en 4 ocasiones en esta carta. A quien amo. El amor es un tema principal de las Escrituras y es característica básica de la naturaleza de Dios (1 Jn 4:8) y el requisito principal de la vida humana en relación con Dios y con el prójimo (Mt 22:37–40). Este es un amor divino. El amor perfecto e incondicional de Dios es manifestado de forma presente y continua a Gayo; tanto por el apóstol como por otras personas que le han conocido. Juan le asegura de forma directa: “a ti, amado Gayo, te amo”.

• Aquí utilizó la palabra ágape. Esto significa que es un amor espontáneo, desinteresado e inmerecido. Este sentido es evidente en la descripción que Juan hace del amor de Dios quien dio de sí mismo al entregar a su Hijo por el bien de los que eran completamente indignos (cp. 1 Jn 4:10).

• No es el resultado de algún favor que hayamos hecho, sino que esa es la naturaleza de Dios. 1: Jn. 4:7-8

• Este amor es incondicional, es fruto del Espíritu Santo. Gál. 5:22; Col. 1:8

• Juan ama a Dios y al Señor Jesucristo. Jn. 8:42 • Juan expresa el amor a través de la obediencia a los

mandamientos de Dios; negando su propia voluntad. 1 Jn. 5:2 • Sirviendo a sus semejantes. 1 Jn. 3:16 • El amor de Juan incluye a sus enemigos. Mt. 5:44

Este amor no es natural. Esta es una capacidad sobrenatural que únicamente Dios da y sustenta. Sólo Él pudo implantarlo en unos corazones que estaban llenos de enemistad y odio. El apóstol dirige este amor a Gayo. Así como Juan, cada creyente tiene el llamado de amar a la iglesia. Aunque la fuente original de amor es Dios, Cristo y el Espíritu Santo, la manifestación práctica es a través del líder espiritual y de otros creyentes. 1 Jn. 4:20. El amor abarca toda la persona, i.e., los pensamientos, sentimientos y acciones. En la verdad. Este amor no es solamente emotivo y sentimental, sino que está sostenido y cubierto por la enseñanza del Señor Jesús y su cumplimiento fiel. Todo sentimiento o emoción, acto o actitud que está separada de la enseñanza de Jesús, no es amor bíblico. Jesús dijo: yo soy... la verdad. Juan estaba

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comprometido con la verdad: era sincero e íntegro. No copiaba o imitaba conductas de otros, sino que vivía guiado por el Espíritu de Verdad, por la verdad que está en Cristo y que es Cristo, por nuestro Padre y Dios verdadero. El adverbio que uso Juan modifica al amor. Con ella no admite que se confunda al amor con sentimentalismo pusilánime y permisivo, no es amor alcahuete, no es sentimiento apapachador del pecado; ni se mezcla con la falsedad; ni con el engaño filosófico, sino que permanece fiel a las enseñanzas de Jesús. Juan le dice a Gayo que le ama y toma como fundamento para este amor la misma Palabra de Dios. Juan amaba a Gayo de una forma poco usual. Él era un líder que cuidaba a sus ovejas y se preocupaba por ellas. Juan mostraba el amor tan grande que sentía por ellos y se los demostraba: les hacía saber que ellos eran algo importante para él, y por esa razón él les mencionaba: “Yo los amo”. ¿Está usted actuando de forma similar a Juan? ¿Se está interesando por sus ovejas? Probablemente sea más difícil expresarse en la iglesia ¿Qué tal en la casa? En la última semana ¿Le ha dicho a su esposa que le ama? ¿O a sus hijos les ha demostrado su amor? ¿Se ha preocupado por ellos? ¿Les ha demostrado que realmente son importantes para usted? Si no es así, le invito a que lo haga. Entonces, un discípulo de Cristo vive amando a los hermanos, y también II Vive orando por los hermanos Amado, yo deseo... nuevamente Juan repite la palabra “amado”, evidenciando el gran amor que tenía por Gayo. Observemos también que utiliza la palabra “deseo”. En el AT “deseo” significa mucho más que la mera idea de “anhelar”, “pedir”, o “exigir”. En la psicología hebrea, toda la personalidad se ve envuelta en el “deseo”. Es decir, el alma misma de Juan estaba puesta en la oración que él hacía por Gayo. Y nuevamente muestra el gran amor que tenía por su hijo (v. 4).

En el Nuevo Testamento la oración se convierte, en forma más general, en una experiencia del espíritu. Disfrutar de la presencia de Dios y la unión con Cristo son los fines principales.

La oración ha involucrado generalmente: • Adoración, por la que expresamos nuestro sentimiento de la bondad

y grandeza de Dios (Dn 4.34, 35); • Confesión, por la que reconocemos nuestra iniquidad (1 Jn 1.9); • Súplica, por la que pedimos perdón, gracia o cualquier otra

bendición (Mt 7.7; Flp 4.6); • Intercesión, con la que rogamos por otros (Stg 5.16); • Acción de gracias, con la que expresamos nuestra gratitud a Dios (Flp

5.6).

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Es responsabilidad cristiana orar:

• por los enemigos (Mt 5.44), • por los gobernantes (1 Ti 2.1–3), • los unos por los otros (Stg 5.16), • la obra de Dios y para que esta se lleve a cabo (Mt 9.36–38) • Para que su reino se establezca (Mt 6.10). • En Jud 20 se ordena orar en el Espíritu Santo, y según Jesucristo, lo

mejor que Dios puede dar en respuesta a la oración es el Espíritu Santo (Lc 11.11–13).

Notemos que la oración de Juan incluye 2 peticiones: a) Prosperidad. Que tú seas prosperado en todas las cosas. La frase “que tú seas prosperado” literalmente quiere decir “ayudar en el camino de uno”. La prosperidad es el hecho de que una persona tenga éxito en lo que desea emprender, que le vaya bien, en palabras populares, que tenga buena suerte. Es lo mismo por lo que Juan está orando por Gayo. ¿Es que acaso Gayo no era próspero en su trabajo? No. Lo que Juan está resaltando es que esta orando para que, aun cuando Gayo tenga trabajo, en cualquier otra área de su vida tenga éxito. Recuerda cuando José fue vendido por sus hermanos a los ismaelitas y después fue comprado por Potifar en Gen. 39:1-5. José fue varón “próspero” y todo lo que estaba bajo sus manos prosperaba, es decir, servía para bien. Es lo mismo por lo que Juan está pidiendo, que todas las cosas que él haga sean para bien. ¿Está usted orando por su iglesia, por el trabajo de los congregantes, por la economía de las familias que están representadas en la iglesia? ¿Está orando por los grupos de estudio que en ella están organizados para que tengan un buen desarrollo? ¿Estamos poniendo nuestra propia prosperidad en las manos de Dios o en las nuestras? Si no es así, le invito a que tome una actitud de orador por sus ovejas. En segundo lugar Juan ora por salud b) Salud. Y que tengas salud, así como prospera tu alma. La segunda petición por la que Juan ora que Gayo este bien, es en su salud física. Primero ora que tenga prosperidad, que le vaya bien, y ahora está orando para que tenga buena salud. No es que Gayo estuviera enfermo o estuviera atravesando por algún tipo de crisis, sino que ora para que Dios lo mantenga en un buen estado de salud. Esto es una muestra más del amor que Juan tenía por su amado hijo Gayo. Pero hay algo interesante en esta porción. Juan dice: “así como prospera tu alma”. El pastor MacArthur dice lo siguiente: “La oración de Juan por Gayo es significativa. La condición espiritual de Gayo era de tal excelencia que Juan oró para que su salud física tuviera el mismo vigor de su vida espiritual. En las cartas antiguas se acostumbraba a preguntar por la salud del destinatario, pero Juan adaptó esta convención para resaltar la espiritualidad vibrante de Gayo”.

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Efesios 6:18 nos hace un llamado que no debemos desechar. “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ellos con toda perseverancia y súplica por todos los santos,...” ¿Estamos orando por la salud de nuestros enfermos? Estamos en temporada de frío y muchos somos débiles a él ¿Estamos orando para que Dios nos guarde en salud, así como tenemos salud en nuestra alma? ¿Ha visitado a los enfermos? ¿Les ha hablado por teléfono? O simplemente no nos interesamos en la salud de nuestros hermanos. Recuerde, esta es otra forma de demostrar que amamos a nuestros hermanos. La manera en que demostramos nuestro amor por nuestros hermanos es importante, y una de esas formas es preocupándonos por su salud física. Además, preocuparnos por nuestros hermanos, orar por ellos y demostrarles nuestro amor muestra si realmente estamos andando en la Verdad. Un discípulo de Cristo vive amando a los hermanos, vive orando por ellos, pero también III Vive siendo ejemplo de la verdad. Pues mucho me regocijé. Tanto en el AT como en el NT el gozo es la marca constante tanto del cristiano, individualmente, como de la iglesia en forma corporativa. Es una cualidad y no simplemente una emoción, basada en Dios mismo, y desde luego derivada de él (Sal. 16.11; Fil. 4.4; Ro. 15.13), que caracteriza la vida del cristiano en la tierra (1 P. 1.8), a la vez que anticipa escatológicamente el gozo de estar con Cristo para siempre en el reino de los cielos (cf. Ap. 19.7). La palabra “mucho”, significa que realmente a alegría que Juan sentía era abundante, su corazón rebosaba de alegría por el testimonio que le habían dado. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, El pastor MacArthur dice lo siguiente: “La frase indica que los cristianos elogiaban con frecuencia a Gayo por su obediencia ejemplar a las verdades fundamentales de la fe. Su reputación espiritual era bien conocida”. El gozo que Juan sentía por oír el testimonio de algunos hermanos, era muy grande. ¿A usted tenido un sentimiento de gran gozo cuando le dan una noticia? Pues esto es lo mismo que el apóstol Juan sentía. De cómo andas en la verdad. Las características del andar literal se aplican en sentido figurado a la conducta perfecta, pues el movimiento debe ser progresivo, hacia una meta. En el Antiguo Testamento el buen andar comúnmente se refiere a la sumisión a la voluntad de Dios, lo cual contrasta con el andar de los idólatras (cf. 1 R 8.61 con 16.31). En el Nuevo Testamento algunos hermanos «andan conforme a la carne» o «como hombres» (1 Co 3.3; Ro 8.4), porque su conducta no se diferencia tajantemente a la de los «gentiles» (Ef 4.17). Pierden así su testimonio y la capacidad de trabajar para el Señor.

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Los hijos de Dios deben andar • «por fe» (2 Co 5.7), • «en el Espíritu» (Gál 5.16), • «En buenas obras», como es «digno de su vocación», «en amor»,

«como hijos de luz», «aprovechando bien el tiempo» (Ef 2.10; 4.1; 5.2, 8, 15, 16).

Juan contrasta el andar «en tinieblas», con el andar «en luz» (1 Jn 1.6, 7; 2.11). El modelo es Cristo: «El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo» (1 Jn 2.6). Gayo comprendía estas palabras, ya que él vivía una vida que se caracterizaba por una sumisión a Dios, una obediencia a los mandamientos de Cristo, un amor por los hermanos, y una fe que permanecía fiel a la verdad de Dios. Gayo realmente estaba siendo congruente con lo que predicaba. Su manera de vivir correspondía a la perfección con su predicación. Un comentarista dice lo siguiente: “El elogio que Juan dedica a este hombre es uno de los más sobresalientes en todo el NT porque no solo se centra en el hecho de que él conocía la verdad, sino que la practicaba con suma fidelidad. Las acciones de Gayo establecían un contraste definitivo con la reputación negativa de Diótrefes”. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. La mayor fuente de alegría en la vida de Juan era precisamente escuchar el testimonio de las personas, por el cual escuchaba que sus hijos estaban caminando en la verdad de Dios. Juan ya había sentido gran alegría por el testimonio de los hermanos acerca de Gayo, pero ahora nos explica su mayor fuente de gozo: oír que sus hijos están en la verdad. ¿Puede imaginarse a Juan escribiendo esta carta con lágrimas de gozo en sus ojos por la conducta de sus hijos? Este es el apóstol Juan, el apóstol del amor. El amor produce gozo, un gozo que es incomparable, un gozo que solo proviene de Dios. Este era el mayor gozo de Juan, su mayor alegría: oír que sus hijos estaban caminando en la verdad. La palabra “mis” es enérgica en el original. El corazón de Juan se deleitaba en la conducta correcta de sus hijos espirituales en la fe. Aquellos que andan en la verdad tiene integridad y no hay diferencia entre lo que profesan y lo que viven. Gayo no simplemente predicaba la verdad, sino que la practicaba. En otras palabras, no había hipocresía en él. Era un hombre comprometido con la verdad de Dios, un hombre que permaneció fiel a pesar de que otros fueran infieles a Dios. Un hombre cuyo corazón estaba dominado por el Espíritu de Dios. Un hombre íntegro en un mundo lleno de concesiones. Nosotros no nos debemos de contentar con vivir en un nivel inferior a este.

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Timoteo era un hombre ejemplar de andar en la verdad. En 1 Tim. 4:12 leemos lo siguiente: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” Este es un llamado que todo creyente debe obedecer. ¿Estamos siendo ejemplos en la iglesia? ¿La gente se preocupa por ser más como Cristo porque ha visto nuestra vida transformada? Un creyente verdadero debe ser ejemplo de la verdad que predica, así como lo dice Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural... y luego se olvida como era. Más el que mira atentamente en la perfecta ley, de la libertad y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Un discípulo de Cristo vive predicando la verdad, pero también vive siendo ejemplo de la verdad. Debemos practicar lo que predicamos. Una vez alguien dijo: “La mejor forma de predicar, es con el ejemplo”. Esta es una verdad muy cierta. Sin decimos algo y no lo cumplimos, de nada sirven nuestras palabras, porque fueron muertas con nuestros hechos. Un discípulo de Cristo vive amando a sus hermanos, demostrándoles que les ama a través del servicio; orando por ellos, conviviendo con ellos, preocupándose por ellos. También vive predicando la Palabra del Dios vivo y vive siendo ejemplo de la verdad, practicando lo que predica.