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Editorial Dogmáticos y herejes 5 Este número comienza con la publicación de un prólogo prohibi- do al libro de James Cannon Historia del trotskismo norteamericano, cuya editorial estadounidense Pathfinder Press, dueña de los derechos, impidió publicar a Ediciones ryr porque incluía una crítica a la acción política de Cannon. El planteo de la editorial, de forma exagerada, da cuenta de una forma de discutir dentro del marxismo: la negativa a abordar la crítica científica a los “próceres”. En este caso, al aplicar la censura lleva al extremo una práctica que se realiza en forma coti- diana sin necesidad de aplicar los derechos burgueses. La mayor parte de los partidos de izquierda se referencia en torno a la tradición de un dirigente incuestionable. Todos parten de Marx y por lo tanto se rei- vindican “marxistas”, aunque dado que Marx no hizo una revolución y además suponen que hubo cambios sustantivos en las leyes del capi- tal a partir del siglo XX, las divisiones pasan por referenciarse a través de otros. “Trotskistas”, “maoístas”, “guevaristas”, entre otros grupos, se autocensuran a partir del momento en que asumen su nucleamiento en torno a ideas incuestionables. De esta forma, el carácter científico del socialismo se transforma en la aplicación de las sagradas escrituras al análisis de la coyuntura. En el momento en que alguien critica algu- no de dichos principios, el debate se aleja de la argumentación racio- nal para, primero acusar de no conocer las escrituras, y luego aplicar el epíteto de hereje. De esta forma, en lugar de hacer avanzar el conoci- miento científico como forma de organizar la acción revolucionaria, la política se ordena a partir de axiomas incuestionables cuya capacidad reside en generar acuerdo en torno a ideas comunes sólidas pero no en la comprensión del mundo que se quiere transformar. El comité editorial de Razón y Revolución en sus páginas alienta la publicación de autores que desafíen este esquema de pensamiento dogmático. Apunta a lograr la unidad entre la producción científica y la acción política. A la vez que estimula la producción científica rigu- rosa, intenta que el debate abarque las consecuencias políticas de los

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  • Editorial

    Dogmticos y herejes

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    Este nmero comienza con la publicacin de un prlogo prohibi-do al libro de James Cannon Historia del trotskismo norteamericano, cuya editorial estadounidense Pathfinder Press, duea de los derechos, impidi publicar a Ediciones ryr porque inclua una crtica a la accin poltica de Cannon. El planteo de la editorial, de forma exagerada, da cuenta de una forma de discutir dentro del marxismo: la negativa a abordar la crtica cientfica a los prceres. En este caso, al aplicar la censura lleva al extremo una prctica que se realiza en forma coti-diana sin necesidad de aplicar los derechos burgueses. La mayor parte de los partidos de izquierda se referencia en torno a la tradicin de un dirigente incuestionable. Todos parten de Marx y por lo tanto se rei-vindican marxistas, aunque dado que Marx no hizo una revolucin y adems suponen que hubo cambios sustantivos en las leyes del capi-tal a partir del siglo XX, las divisiones pasan por referenciarse a travs de otros. Trotskistas, maostas, guevaristas, entre otros grupos, se autocensuran a partir del momento en que asumen su nucleamiento en torno a ideas incuestionables. De esta forma, el carcter cientfico del socialismo se transforma en la aplicacin de las sagradas escrituras al anlisis de la coyuntura. En el momento en que alguien critica algu-no de dichos principios, el debate se aleja de la argumentacin racio-nal para, primero acusar de no conocer las escrituras, y luego aplicar el epteto de hereje. De esta forma, en lugar de hacer avanzar el conoci-miento cientfico como forma de organizar la accin revolucionaria, la poltica se ordena a partir de axiomas incuestionables cuya capacidad reside en generar acuerdo en torno a ideas comunes slidas pero no en la comprensin del mundo que se quiere transformar.

    El comit editorial de Razn y Revolucin en sus pginas alienta la publicacin de autores que desafen este esquema de pensamiento dogmtico. Apunta a lograr la unidad entre la produccin cientfica y la accin poltica. A la vez que estimula la produccin cientfica rigu-rosa, intenta que el debate abarque las consecuencias polticas de los

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    planteos en disputa, algo de lo que la academia huye en sus revistas. Por eso, se trata de una revista hereje no solo dentro de la izquierda sino tambin dentro de las revistas marxistas acadmicas que gustan de un tono asctico. Este nmero, aunque sin un dossier, se caracteriza por continuar esta tradicin a partir de estimular debates y presentar investigaciones originales.

    Adems del prlogo censurado escrito por Daro Martini, en este nmero se publica una serie de debates sobre el rol de las mujeres en la lucha revolucionaria en los 70 (en una revisin bibliogrfica de Ana Costilla), se contina la discusin sobre el carcter de la superexplo-tacin que se dio en el nmero 25 (artculo de Facundo Lastra), se comienza uno sobre la renta diferencial de la tierra (trabajo de Gastn Caligaris) tanto sobre el origen de la misma como sobre el carcter de la renta tipo II que de seguro generar respuestas en prximos nme-ros. La seccin debates se cierra con una respuesta de Agustn Santella a una crtica a un trabajo suyo sobre los sindicatos en la industria auto-motriz argentina entre 1998 y 2002 editada en el nmero 23 por Ianina Harari y Julia Egan. Las autoras se comprometieron a responder en el prximo nmero.

    En la seccin investigaciones, publicamos una traduccin de un artculo sobre la tasa de ganancia en Brasil entre 1953-2003 (Marquetti et al.) para alentar los estudios sobre este indicador clave para entender la acumulacin de capital poco usado para Amrica Latina, un estu-dio histrico de Gonzalo Folco sobre la conformacin del proletaria-do agrcola en La Pampa entre 1914 y 1921, una de las fracciones de la clase obrera menos estudiadas por la izquierda y el marxismo en su bsqueda permanente por encontrar campesinos para forzar la reali-dad y adaptarla a la teora. Tambin ayuda a desmitificar el carcter de la produccin agrcola un trabajo sobre las caractersticas del proceso de concentracin y centralizacin en la rama lctea que, por su menor velocidad y la pervivencia de la pequea produccin, pareciera no estar supeditado a las leyes del capital. Algo que el artculo de Sebastin Cominiello y Emiliano Mussi se ocupa de refutar. Cierra este nmero un artculo de Viviana Rodrguez Cybulski sobre el carcter de la recu-peracin del empleo y el salario durante los 2000 en Argentina, Brasil y Venezuela que muestra que el crecimiento econmico se da sobre la base de consolidar el trabajo precario y mal pago en un ciclo acotado pronto a agotarse y que, adems, no es exclusivo de los gobiernos auto-proclamados populares sino que es compartido por otros pases de la regin como Chile o Per.