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Maronese, L.: “1810, viejas y nuevas tradiciones: expresiones culturales en transición y la ritualidad patriótica en proceso de construcción del nosotros. INTRODUCCION”. En Lo celebratorio y lo festivo: 1810/1910/2010. La construcción de la Nación a través de lo ritual. Buenos Aires: CPPHC, Ministerio de Cultura, CABA, 2009, pp: 61/65 LEER DE LA PÁGINA 1/7 DE ESTE IMPRESO (unidad 1, bibliog. obligatoria) 22.08.2009. “1810, VIEJAS Y NUEVAS TRADICIONES: EXPRESIONES CULTURALES EN TRANSICIÓN Y LA RITUALIDAD PATRIÓTICA EN EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL NOSOTROS” INTRODUCCIÓN En este artículo se retoman aspectos tratados en mi texto del Atlas de Patrimonio Inmaterial acerca del proceso de conformación histórica de las fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales, centrándolo en los comienzos del siglo XIX. 1 En ese contexto histórico, estos tipos de expresiones culturales 1 Para la conceptualización de los términos de las expresiones culturales englobadas en los conceptos de fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales, consultar la página web de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Cultural, en el sitio www.buenosaires.gov.ar ; del área cultura. Allí se encuentra un apéndice teórico – metodológico del Atlas de Patrimonio Inmaterial. 1

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Maronese, L.: “1810, viejas y nuevas tradiciones: expresiones culturales en transición y la ritualidad patriótica en proceso de construcción del nosotros. INTRODUCCION”. En Lo celebratorio y lo festivo: 1810/1910/2010. La construcción de la Nación a través de lo ritual. Buenos Aires: CPPHC, Ministerio de Cultura, CABA, 2009, pp: 61/65

LEER DE LA PÁGINA 1/7 DE ESTE IMPRESO (unidad 1, bibliog. obligatoria)

22.08.2009.

“1810, VIEJAS Y NUEVAS TRADICIONES: EXPRESIONES CULTURALES EN

TRANSICIÓN Y LA RITUALIDAD PATRIÓTICA EN EL PROCESO DE

CONSTRUCCIÓN DEL NOSOTROS”

INTRODUCCIÓN

En este artículo se retoman aspectos tratados en mi texto del Atlas de Patrimonio

Inmaterial acerca del proceso de conformación histórica de las fiestas, celebraciones,

conmemoraciones y rituales, centrándolo en los comienzos del siglo XIX. 1 En ese contexto

histórico, estos tipos de expresiones culturales conllevan una definición o expresan una

sociabilidad, que dista de ser la actual. Las funciones sociales que cumplían las tertulias o

el teatro en 1810 no son iguales a las actuales, del mismo modo que existen celebraciones

de la posmodernidad que eran inimaginables hace décadas, como performances de

maratones, festivales, etc. Esto también remite a los usos del tiempo libre, muy distintos en

una sociedad basada en el trabajo esclavo o en determinados espacios de socialización

marcados por el contexto físico y el desarrollo de las fuerzas productivas.

1 Para la conceptualización de los términos de las expresiones culturales englobadas en los conceptos de fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales, consultar la página web de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Cultural, en el sitio www.buenosaires.gov.ar; del área cultura. Allí se encuentra un apéndice teórico – metodológico del Atlas de Patrimonio Inmaterial.

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Por ello realizaré un paneo de las fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales

del Antiguo Régimen 2 y sus continuaciones o modificaciones en la etapa revolucionaria,

pero acentuaré el análisis en aquellas que conforman una nueva ritualidad de

características patriotas, o que prefiguran el lento parir de una nueva nacionalidad en

gestación que sólo clara bastante después de la segunda mitad del siglo XIX.

En este caso es de utilidad el marco teórico que proporciona el concepto de

tradición inventada, que popularizó Eric Hobsbawm (Hobsbawn y Ranger, 2002),

aplicable a procesos históricos inmersos en rápidos cambios socio políticos. Sus autores así

lo utilizan para analizar pueblos sin estado, países que buscan su legitimidad o en proceso

de descolonización.

El concepto de tradiciones inventadas es y ha sido muy usado para comprender

también las creencias, ritos, y prácticas que ayudaron a conformar los estados nacionales,

especialmente aquellos englobados en la definición de rituales patrióticos y fiestas cívicas 3.

Para los historiadores británicos mencionados "la ‘tradición inventada’ implica un

grupo de prácticas, normalmente gobernadas por reglas aceptadas abierta o tácitamente y

de naturaleza simbólica o ritual, que buscan inculcar determinados valores o normas de

comportamiento por medio de su repetición, lo cual implica automáticamente continuidad

con el pasado".

No todas las tradiciones inventadas tuvieron o tienen éxito. Obviamente, casi

siempre se analizan aquellas que lo han tenido y que han permitido un vínculo con el

pasado histórico que tiene la particularidad de ser en gran medida ficticio, estas tradiciones

son fuertemente ideológicas y poseen un fuerte poder simbólico.

2 Tradicionalmente se denomina de este modo a la modalidad de estado previa a la Revolución Francesa, en el cual la soberanía reside en el monarca que funda a su pueblo. Luego de la revolución, la soberanía emana del pueblo.3 Sitio de Internet citado (Atlas de Patrimonio Inmaterial)

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Estos autores han discriminados tres tipos de tradiciones inventadas

las que establecen o simbolizan cohesión social o pertenencia al grupo,

las que establecen o legitiman instituciones, estatus o relaciones de autoridad

las que tienen como principal objetivo la socialización, el inculcar creencias,

sistemas de valores o convenciones relacionadas con el comportamiento.

Rápidamente es posible advertir, y se analizará en este artículo, que en el proceso de

independencia de nuestros pueblos, es casi imposible discernir la influencia de cada uno de

estos tipos en forma específica, pues se presentan mezclados, tanto en el proceso

independentista, como en el de la formación del estado nacional o en la ardua tarea de

convertir a los millones de extranjeros de la época de la gran inmigración en ciudadanos

argentinos, proceso en el cual la escuela pública cumplió un papel fundamental.

Paralelo a este proceso, aparece una nueva disciplina histórica, oficial y

hegemónica, que se suma legitimándolo. La remisión a Bartolomé Mitre en nuestro país, es

un caso paradigmático. Las estrategias son variadas, pasan por la creación de escudos,

himnos, banderas, rituales establecidos con distintos niveles de rigidez, músicas, danzas,

leyendas, mitos que recrean un nuevo folclore, ceremonias públicas y días festivos,

estandarizaciones de textos y disposiciones legales, emplazamientos de monumentos

conmemorativos, creación de una galería autorizada de héroes patrios y situaciones

gloriosas, liturgias escolares, entre otros dispositivos simbólicos, y sin olvidar el papel que

tiene la conformación de una historia nacional naturalizando –al borrar su arbitrariedad-

ese devenir, como ya he mencionado.

Estas tradiciones cumplieron en nuestros países la tarea de reemplazar las que

provenían del viejo orden colonial hispano y del proceso de secularización de nuestras

sociedades marcado por la decadencia en el poder de la Iglesia colonial. Como todo

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proceso histórico, no es lineal, va mezclando lo viejo con lo nuevo, a la manera que lo

analiza Tulio Haperín Donghi (1976) con respecto al paseo del Pendón Real.

Sin embargo, y Hosbawm lo aclara, no se trata de una manipulación lisa y llana: la

nueva religión laica se establece cuando existen condiciones objetivas para ello y porque es

necesaria para la cohesión social de determinado colectivo social o, por lo menos, de

sectores hegemónicos que se legitiman en función de sus intereses, porque sino no tendría

éxito. De hecho se instalan de manera diferencial en zonas de una misma nación, como se

verá más adelante en algunas comparaciones entre Buenos Aires y el interior o,

específicamente, comparando a los porteños con los habitantes del noroeste de la actual

Argentina.

Juan Carlos Garavaglia analiza el papel de la fiesta en la creación de una nación

identitaria, y nos dice que “Una Nación identitaria que no podía estar basada sólo en la

lengua, ni en una fe religiosa compartida, ni en un pasado ibérico común, porque estos

atributos no eran (…) un patrimonio exclusivo rioplatense”. Toma a las fiestas mayas

como una creación colectiva de invención de una comunidad imaginada: “la nación

moderna como ‘comunidad imaginada’ es el fruto de un proceso colectivo de invención y

esto no tiene nada que ver con los conceptos de ‘verdad’ o ‘mentira’, inventar no es mentir

sino crear. Las naciones no son ‘mentiras’, como tampoco ‘verdades’, son creaciones

colectivas”4

El término nación como comunidad imaginada, remite necesariamente a Benedict

Anderson (Anderson, 1993), texto obligado para comprender el surgimiento de las naciones

hacia fines del siglo XVIII y, en nuestro caso, su lento proceso de conformación desde la

Revolución de Mayo. La mayoría de los historiadores actuales han recogido este marco

teórico en los últimos años y en los debates que introducen los bicentenarios de

independencia de los actuales países latinoamericanos, buscando una comprensión más fina

4 Garavaglia, Juan Carlos, “A la nación por la fiesta: las Fiestas Mayas en el origen de la nación en El Plata”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”. Tercera serie, núm. 22, 2do semestre de 2000.

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de lo que se tenía por patria, nación o argentina, en esa época y en contraposición a las

teorías de la existencia de una nación preexistente. 5 Es por ello que en el título de esta

nota preferí la alusión a un nosotros, por encima de los anteriores conceptos (o artefactos en

términos de Anderson) y sin definir quienes son nosotros, porque como señala Waldo

Ansaldi (1988) : “Hay conciencia estamental, hay conciencia comarcal, provincial, pero

cuesta encontrar una conciencia de nación que se extienda por el conjunto del espacio

geográfico-social que aspira a definirse en nuevos términos. No es posible encontrar

procedimientos creadores de una comunidad que identifique el territorio que ocupa con la

nación argentina”

José Carlos Chiaramonte –en varios textos y. especialmente en Ciudades,

provincias, estados: Orígenes de la Nación Argentina (2007)- previene que en 1810 y años

sucesivos no existían ni las naciones ni las nacionalidades actuales y que estas fueron

producto y no causa del proceso independentista. Existían ciudades con ayuntamientos, que

se constituyeron en provincias mucho más tarde. Pensar la realidad de ese momento en

términos actuales resulta, para este historiador, un anacronismo, los proyectos de

organización no se basaban en sentimientos de identidad sino en pautas contractuales

propias del racionalismo ilustrado, donde el fundamento de ideas y prácticas nacía del

derecho natural y de gentes 6. Por ello: “… las llamadas provincias argentinas no fueron ni

provincias - en el sentido actual del término- ni argentinas. Sino que eran o pretendieron

ser, estados independientes con voluntad, la mayoría de ellas, de unirse en forma de

confederación (…) por otra parte el vocablo ‘argentina’ era entonces sinónimo de Buenos

Aires y sólo muy tardíamente adquirió su actual significación” 7

5 Me refiero a los análisis sobre la obra de Bartolomé Mitre de historiadores como Romero, Palti o Chiaramonte. En realidad es mucho más evidente en Ricardo Levene la creencia firme en una nacionalidad argentina preexistente en épocas coloniales. También es Levene (que escribe en pleno auge del nacionalismo) el que más decididamente atribuye Mitre esta concepción. Para el que desea profundizar estos temas es interesante la obra de Pablo Chami (2008) en la cual se hace un análisis de los conceptos de nación, identidad e independencia en Mitre, Levene y Chiaramonte.6 Chiaramonte, J.C. “Fundamentos iusnaturalistas de los movimientos de independencia”. Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”. Tercera serie, núm. 22, 2do semestre de 20007 Chiaramonte, J.C. “Cuando la Nación no tenía mapa”. Revista Ñ, 21-05-2005.

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Jaime Peire, que analiza esta cuestión desde la poesía de los cielitos patrióticos,

introduciendo la variable de la emoción y los sentimientos en la comprensión de la realidad

socio histórica de esa época, transcribe un composición de 1816 de Bartolomé Hidalgo, en

el cual se define a los que son Los Hijos del Sur que deben combatir por la libertad y que

son:

“Cochabambinos fuertes, y Paceños,

Cordobeses, Salteños, Tucumanos,

Argentinos y hermanos los más tiernos

del resto de las provincias que hoy defienden

la Libertad del Meridiano suelo”

en donde resulta claro que los Argentinos son los rioplatenses 8

Sin duda la remisión a la identidad es también lo que genera la mayor imprecisión.

Identidad de quien?, ¿de quienes? Aún hoy no es posible hablar de una identidad (en

singular), menos aun en esa época. Resulta interesante rescatar una investigación realizada

por la Secretaría de Cultura de la Nación en 2007, en el marco de la conmemoración del

bicentenario. El objetivo fue indagar “aspectos de la identidad nacional así como de las

identidades regionales y locales” relevándose las ciudades de Córdoba, Rosario, Tucumán y

la Ciudad de Buenos Aires. Se encontró que los habitantes de estas ciudades sitúan el

nacimiento del país en momentos diferentes. Los cordobeses otorgan a la conquista

española la categoría de momento fundacional, los rosarinos al momento de llegada de los

inmigrantes europeos, los porteños sitúan a la reconquista de Buenos Aires durante las

invasiones inglesas y a la Revolución de Mayo como hitos fundadores y, finalmente, los

tucumanos señalan a los pueblos originarios en el inicio de la nacionalidad argentina 9

8 Peire, Jaime, “La circulación del sentido de pertenencia en los cielitos patrióticos durante el ciclo revolucionario (1810-1820)” en Peire, Jaime (comp.), Actores, representaciones e imaginarios, Buenos Aires, EDUNTREF, 2007.9 Laboratorio de Industrias Culturales, Bicentenario, identidad y país federal, Boletín Informático Nº 9, octubre 2007.

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Por último, cabe señalar que no toda tradición inventada tiene éxito o a veces lo

tiene por poco tiempo. Como se verá más adelante, hay tradiciones que se han perdido,

tradiciones antiquísimas que continúan (como el anacrónico Te Deum) y tradiciones

inventadas que conformaron el artefacto cultural de la nacionalidad. Se expondrá en este

artículo diversas manifestaciones en pos de reivindicar el pasado indígena, entre las que se

encuentra la celebración en las ruinas de Tiawuanacu de la Revolución de Mayo por parte

de Juan José Castelli. Las apelaciones a ese pasado previo a la conquista no durarán mucho

tiempo. Señalando esta circunstancia, Silvia Sigal nos dice que “No toda ‘invención de una

tradición’ es exitosa. En 1823 la Sociedad Literaria propondrá un concurso sobre los

pueblos indígenas, preguntándose: ‘¿se han de tratar como naciones separadas, o han de

ser reconocidos como enemigos a quienes es preciso destruir?’. El diseño de la filiación

autóctona era en todo tributario de la oposición a España y tenía, por eso, muy escasas

posibilidades de perdurar” 10

LA VIDA SOCIAL Y FESTIVA EN LA BUENOS AIRES COLONIAL

Existen descripciones de la vida a fines de la Colonia y en las primeras décadas del siglo XIX que brindan un panorama, con distintos niveles de profundidad, sobre el acontecer cotidiano, el uso del tiempo libre, la sociabilidad vecinal, etc., en Buenos Aires y alrededores. Se pueden consultar los textos de José Torre Revello; José Antonio Pillado; José Antonio Wilde; Vicente Rossi; Rómulo Zabala y Enrique de Gandía; José Luis

10 Sigal, Silvia, La Plaza de Mayo, una crónica, Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, S.A., 2006

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