03 la alimentación infantil y sus dificultades

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Niños que no comen Capítulo Introducción ¿Cuánto come? Antes de comer Durante la comida Después de comer 5

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Niños que no comen

Capítulo

Introducción¿Cuánto come?Antes de comer

Durante la comidaDespués de comer

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Introducción

Veamos estos casos:

Los padres de Guille de cinco años han ido al pediatra y le han expuesto su problema:

–Nuestro hijo no come nada

La madre de María, de cuatro años le comenta a su amiga:

–Estoy desesperada con mi hija, no come nada.

Estos ejemplos expresan una de las preocupaciones y dificultades habitua-les de los padres respecto a la alimentación de sus hijos y que suelen resu-mirse en expresiones como “mi hijo no come” o “mi hijo come muy poco”.

En este tema vamos a centrarnos en esta preocupación y en qué estrate-gias de tipo educativo deben seguir los padres.

Para ello, vamos a concretar el tema de la cantidad, si de verdad el niño come poco, vamos a exponer una serie de comportamientos a evitar y a concretar estrategias básicas para las comidas.

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¿Cuánto come?

En primer lugar, es imposible que el niño no coma, en todo caso, un niño puede comer poco, menos de lo que los padres esperan, pero lo que a los padres les gustaría que su hijo comiera no siempre es razonable ni adecua-do.

Piense lo que exige comer a un niño de 20 Kg. de peso. Si el padre pesa

80 Kg., ¿sería capaz de comerse 4 veces lo que come el niño?

En realidad, casi siempre se trata de un problema de expectativas. Los padres siempre esperan que su hijo coma mucho más de lo que en realidad el niño puede hacer o incluso le conviene hacer.

Para saber si el niño está comiendo adecuadamente tenemos varias refe-rencias. Una de las que pueden utilizar los padres es el Índice de Masa Cor-poral que explicamos en los ejercicios “cómo calcular”. También disponen como referencia de las curvas de crecimiento. Ambas medidas deben ser interpretadas siempre por un especialista.

Sin embargo, han de tener en cuenta varias cosas:

1º. El crecimiento de un niño, en peso y altura nunca es algo lineal y as-cendente. Es más bien una línea irregular, con altos y bajos.

2º. El apetito infantil es también irregular, los niños pasan por períodos en los que tienen más apetito que otros. Además, determinadas situaciones anímicas pueden modificar temporalmente el apetito del niño: el nacimien-to de un hermano, un problema familiar, el comienzo del curso, las vacacio-nes, etc, pero generalmente el niño se recupera más adelante.

Puede ser que efectivamente el niño no coma lo suficiente, por una enfer-medad u otro problema. Si creen que verdaderamente la comida que toma

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es insuficiente, anote todo lo que come durante una semana y coménten-selo al pediatra.

A continuación vamos a ofrecer unas estrategias, no para que el niño coma más, sino para que la creencia de que el niño no come o come poco, deje de ser un problema para los padres.

Antes de comer

En primer lugar vamos a ofrecer una serie de medidas encaminadas a evi-tar que el niño se sacie con otros alimentos diferentes a los que le ofrecemos durante la comida. Para ello proponemos:

1º. No picar antes de la comida.

La primera medida sería no dejar que el niño pique antes de la comida.

Josemi siempre hace una parada en el kiosco al salir del colegio. Le encanta tomar chucherías de camino a casa.

Este caso es frecuente en los niños que sus padres dicen que no comen. El niño toma chucherías antes del almuerzo. Por un lado tienen un sabor muy dulce, lo que provoca que no acepte tan fácilmente el sabor de la comida; por otro, son alimentos que sacian rápidamente, lo dejan por un tiempo sin apetito.

2º. Establecer un ritual antes de comer.

El ritual que se establece antes de las comidas predispone al niño para este

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momento. Debe ser un momento que ayude a pasar de una actividad a la comida propiamente dicha.

El ritual, como ya hemos indicado consiste simplemente en preparar la mesa y servir la comida.

En resumen, las primeras medidas, antes de la comida son:

- No comer antes de sentarse a la mesa.

- Preparar la comida estableciendo un pequeño ritual de preparación.

Durante la comida

Además de las medidas anteriores, aconsejamos aplicar las estrategias bá-sicas que hemos expuesto en el tema 4 y que en este caso se pueden con-cretar en las siguientes:

1º. Ofrecer pequeñas cantidades.

Si el niño es pequeño le serviremos en el plato cantidades pequeñas, si quiere más y es posible, le volveremos a servir más.

Pequeñas significa que solo serviremos dos o tres cucharadas soperas, o

un trocito pequeño de filete, por ejemplo.

Si el niño es mayor, lo mejor es que sea él mismo el que se sirva la canti-dad que quiera sin que los padres hagan ningún comentario.

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2º. No obligarle a comer.

No forzar al niño para que coma o para que coma más. Se le ofrece el alimento, pero si no quiere no se le obliga. Hacerlo no conduce a nada. Se le deja el plato hasta que la familia pase al siguiente. Si no quiere más se le retira el plato y no se hacen más comentarios.

3º. No amenazarle ni premiarle.

Tampoco es conveniente amenazarle si no come o prometerle un premio si lo hace.

–Si te lo comes todo, esta tarde iremos al parque.

4º. No beber refrescos durante la comida.

También es frecuente que muchos niños estén habituados a beber refrescos de cola, de naranja o limón durante las comidas. Estas bebidas, que además suelen contener gas, provocan también la sensación de estar llenos y por lo tanto se sacian antes. Igualmente son bebidas azucaradas que proporcionan gran cantidad de calorías innecesarias.

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Durante la comida, habituar a los niños a beber solo agua.

5º. Evitar distracciones.

Las distracciones durante la comida, por ejemplo ver la TV, al contrario de lo que piensan muchos padres, no favorecen que el niño coma más. Al distraerlo, el tiempo de la comida se prolonga y el apetito desaparece con facilidad.

Noelia llegó hambrienta. Su madre le pidió que esperara unos minutos, que la cena ya casi estaba. La niña se sentó a ver la tele.

Su madre la llamó, pero Noelia se enfrascó en el programa que veía. Cuando terminó acudió a cenar finalmente. Tomó un poco y dejó de comer.

–¿No comes más? –preguntó la madre. Vamos hija.

–No sé, se me ha quitado el hambre –respondió la niña.

6º. Limitar el tiempo.

El tiempo de desayuno, almuerzo o cena debe ser limitado. La estrategia de “hasta que no te lo termines no te vas” no es recomendable.

Si la comida se hace en familia, el límite puede estar en 30 minutos, aun-que los niños hasta los seis o siete años, quizás no aguanten tanto tiempo si han terminado. Si el niño no quiere más o no se lo ha comido en el tiempo se le retira el plato sin más comentarios.

Después de comer

Una vez finalizado el almuerzo o la cena, es adecuado adoptar otras medidas para establecer un buen hábito y evitar que el niño coma inade-cuadamente durante las mismas.

Para ello se aconseja adoptar las siguientes dos medidas:

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1º. No tomar nada hasta el próximo tentempié.

La madre de un niño de diez años comenta:

–Últimamente mi hijo siempre hace lo mismo: durante la comida no come nada y justo cuando ya tenemos la cocina recogida dice que tiene hambre.

No picar entre comidas es una medida básica que casi todos los especia-listas aconsejan.

Sin embargo, algunos niños necesitan comer pequeñas cantidades de ma-nera frecuente. Si este es su caso, estas ayudas deben ser alimentos saluda-bles que calmen el apetito, como un trozo de manzana o una zanahoria. Evitar dulces, zumos o batidos azucarados.

Es posible que el niño se haya distraído durante la comida, se haya sa-ciado picando chucherías antes de comer o bebiendo refrescos durante la misma. Al poco tiempo puede tener de nuevo hambre y pedirá comer.

Además de evitar esas conductas, deberíamos decirle que espere hasta el próximo tentempié o comida. Si le volvemos a dar de comer, iremos crean-do un mal hábito y posiblemente llegue a la próxima comida de nuevo sin apetito.

No picar entre comidas, es una medida básica para evitar la obesidad.

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2º. Falsa creencia de los padres.

La madre de Laura está preocupada porque su hija no come nada. En el súper la niña se fija en una bolsa de bollitos rellenos de cacao. La madre se la compra y la niña empieza a comer los bollitos allí mismo. Nuestra madre piensa:

–No me importa que se coma la bolsa, con tal de que tome algo de alimen-to.

Una falsa creencia de los padres de niños que creen que comen poco es pensar que más vale que el niño coma mal o alimentos inadecuados con tal de que tenga algo en el estómago.

Esa actitud no mejora las cosas. Abusar en este aspecto de bollería indus-trial o de alimentos azucarados es perjudicial para la salud del niño porque este tipo de productos no aporta los nutrientes que necesita. Generalmente solo aporta un exceso de kilocalorías y de grasas que el niño va a acumu-lar.

3º. Practicar ejercicio físico.

Que los niños practiquen ejercicio físico es saludable desde muchos pun-tos de vista. En este caso también servirá para consumir energía, y seguro que aumentará su apetito para reponer fuerzas.

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Resumiendo.

En este capítulo hemos tratado una de las principales preocupaciones de los padres: que su hijo come muy poco. Para ello hemos planteado la cues-tión de la cantidad y hemos ofrecido unas orientaciones para antes de las comidas, durante las mismas y después de ellas.