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    ANACREONTE Y LA TRADICIN ANACREONTEA

    ISBN: 978-84-9822-936-3

    RAFAEL J. GALL CEJUDO

    [email protected]

    Thesaurus: Anacreonte, Anacrenticas, lrica mondica mlica, poesa

    simposiaca o convival, tradicin jonia.

    Artculos relacionados en Liceus:Safo y Alceo, Arquloco, Alcmn y

    Estescoro, bico y Simnides, Semnides e Hiponacte,

    Mimnermo y Soln.

    ESQUEMA:

    1. Anacreonte: datos biogrficos y contexto histrico

    2. La poesa anacreontea y la tradicin jonia

    2.1. El contexto de ejecucin y los contenidos

    2.1.1. Anacreonte, poeta de corte

    2.1.2. El simposio

    2.1.3. La temtica

    2.1.3.a. Amor, vino y canciones

    2.1.3.b. La poltica y el tema blico

    2.1.3.c. Invectivas, himnos y otros temas

    2.2. Lengua y estilo

    2.3. La transmisin2.4. Influencia y pervivencia: las Anacrenticas

    3. Seleccin bibliogrfica (de autores preferentemente espaoles)

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    1. Anacreonte: datos biogrficos y contexto histrico

    Anacreonte es uno de los autores ms ledos en el mundo antiguo, uno de los

    ms recordados por lexicgrafos, gramticos, metriclogos y escritores de la

    antigedad clsica, uno de los ms imitados por la generacin inmediatamente

    posterior y uno de los autores cuya influencia se ha dejado sentir de forma ms

    decidida desde pocas ms tempranas. Por ello resulta un tanto desconcertante que

    tal cantidad de informacin no haya podido ser discernida con la suficiente objetividad,

    hasta el punto de que quiz tambin sea, como ocurre con otros eximios

    representantes de la lrica griega arcaica, uno de los autores ms deficientemente

    entendidos del gnero. La razn estriba en que, a pesar del ms de un centenar de

    fuentes antiguas de que se dispone, la inmensa mayora se limita a vagos o poco

    objetivos juicios de valor, sin fundamento alguno, e inducidos por una

    desproporcionada identificacin de los contenidos literarios con las vivencias y los

    datos de carcter biogrfico o histrico. As pues, salvo cuatro grandes hitos en la vida

    del autor, poco ms se podr afirmar en lo que respecta a su biografa, excluyendo de

    entrada -claro est- cualquier noticia de carcter privado. Y, en lo respecta a sus

    inclinaciones ticas o a su pensamiento en general, este aspecto debe ser

    considerado con una estricta cautela evitando caer en moralinas o enjuiciamientos

    motivados por la intoxicacin informativa o por una precipitada identificacin del yo

    potico y el autor.

    En el caso de Anacreonte ni el lxico Sudaarroja luz siquiera tenue sobre la

    figura del poeta:

    Anacreonte: de Teos, lrico, hijo de Escitino, aunque otros han sostenido que lo era de

    Eumelo, otros que de Partenio y otros que de Aristcrito. Escribi dsticos elegiacos y

    yambos, la totalidad en dialecto jonio. Fue contemporneo de Polcrates, el tirano de

    Samos en la 52 Olimpiada; otros, en cambio, lo sitan en la poca de Ciro y Cambises

    en la 55 Olimpiada. Huido de Teos por la sublevacin de Histieo, se estableci en

    Abdera, en Tracia. Su vida estaba dedicada a los amores de los jovencitos y de las

    mujeres, y a la cancin. Escribi canciones de banquete, yambos y las llamadas

    Anacrenticas.

    La utilizacin de ms de una fuente en la redaccin de esta vox del lxico

    estara en la base de las duplicaciones, divergencias y contradicciones de la

    informacin. En lo que respecta a la cronologa, la contemporaneidad de Polcrates y

    la 52 Olimpiada son datos que no casan bien, ya que la fecha del evento panhelnicosituara al poeta en el ao 570, fecha no coincidente con el gobierno de Polcrates,

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    para cuya datacin los especialistas barajan un arco que comprende del 544 al 533.

    Se barajan, pues, varias hiptesis para tratar de solucionar esta apora. Es posible que

    el texto del Suda sea errneo y la referencia exacta fuera a la 62 Olimpiada

    (coincidiendo con el fin del gobierno de Polcrates). Quiz el problema resida en la

    confusin de la fecha de la contemporaneidad de poeta y poltico con la fecha del

    nacimiento de aquel, esto es: Anacreonte coincidi, en efecto, con Polcrates (este

    dato no son pocas las fuentes que lo testimonian: Herdoto 3.39, Estrabn,

    Geogr.14.1.16, Himerio, Or. 28.2, 29.4, 39.1), pero no fue su floruit (que Eusebio ubica

    ca. 530), sino su nacimiento el que tuvo lugar en la 52 Olimpiada. Una tercera

    posibilidad -cada vez con menos adeptos- en defensa de la datacin alta pasara por

    admitir la existencia de dos tiranos, padre e hijo, con el mismo nombre, como podra

    deducirse del texto de Himerio (Or. 29.4) y del lxico Suda (s.v. bykos = 80): el

    primero, hijo de aces que gobern ca. 572-540; y el otro, hijo de este, que gobern

    entre 533 y 522, al que Anacreonte habra educado y con el que habra convivido.

    Ahora bien, esta noticia contradice claramente el citado texto herodoteo, segn el cual

    el advenimiento al poder de Polcrates (el hijo) fue de forma violenta, tras un

    levantamiento contra el poder oligrquico con el apoyo del partido popular, y no por lo

    que parece entenderse como una sucesin hereditaria. Y, por otra parte, estudios

    recientes han puesto de manifiesto que este baile de fechas podra estar propiciado

    por una lectura errnea del texto del Sudaen la vox de bico y, en el caso de la noticia

    de Himerio, por una glosa intrusiva.

    Como ya se ha sealado, hay cuatro grandes hitos documentados en la vida de

    Anacreonte. Los primeros aos de su vida estn marcados por el traspaso en toda la

    zona minorasitica del dominio lidio a la nueva hegemona persa. Tras la toma de

    Teos por Hrpago, uno de los generales de Ciro, la poblacin de Teos se traslad a

    Abdera, colonia de Clazomenas en Tracia. Este desplazamiento tuvo lugar ca. 543

    (cfr. Estrabn, Geogr.14.1.30). La estancia en Abdera no debi de ser prolongada,

    pues si Polcrates alcanz el poder en esa misma poca (o quiz unos aos despus)y desde que era un efebo su educacin potico-musical qued en manos de

    Anacreonte (Himerio, Or. 29.4) es de suponer que el traslado a Samos se produjera

    muy pronto. La escasa produccin potica conservada de la etapa tracia podra ser

    prueba de ello. No obstante, cuando tuvo lugar este segundo desplazamiento a

    Samos, a la corte de Polcrates, el poeta ya debera de haber alcanzado cierto

    prestigio, ya que fue llamado expresamente para que se encargara de su educacin

    musical (all coincide con bico). A esta poca debi de pertenecer gran parte de la

    produccin musical de Anacreonte, ya que como reconoce Estrabn (Geogr.14.1.16),toda su poesa estaba llena de referencias a aquel (sc. Polcrates). Tras la muerte

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    violenta del tirano (el gobernador de Sardes Oretes, aprovechando su ambicin y sus

    aspiraciones talasocrticas, lo hace ir con engaos a Magnesia y all lo mata a

    traicin), no hay informacin exacta sobre el tiempo que transcurre hasta su traslado a

    Atenas. Anacreonte haba sido contratado para educar al tirano y, tras la muerte de

    este, Samos qued bajo dominio persa, por lo que es probable que Anacreonte no

    permaneciera mucho tiempo ms en la isla. Es Hiparco, el hijo de Pisstrato encargado

    del despegue cultural de Atenas, el que lo hace llamar (Platn, Hiparco 228b) y el

    poeta se mantuvo ligado a la corte ateniense al menos hasta la muerte del tirano (514)

    o quiz hasta la expulsin de su hermano Hipias (510). A partir de esta poca las

    noticias son confusas. Se ha barajado la hiptesis de que el poeta pasara un tiempo

    en Tesalia, en Farsala, vinculado a la corte de los equecrtidas, y que posteriormente

    volviera a Atenas donde acab sus das. La noticia de la estancia en Tesalia est

    dbilmente fundamentada en una interpretacin ad hoc de los epigramas 136 y 142

    del libro VI de la Antologa Palatina (frgs. 198-199 G.) y en una no demostrable

    asimilacin biogrfica con Simnides, con quien coincidi en Atenas y del que se sabe

    que volvi a Tesalia tras la cada de los pisistrtidas. En cualquier caso todo parece

    indicar que la ltima parte de su vida la pas efectivamente en Atenas y que all cultiv

    la amistad de personalidades pertenecientes a influyentes familias de la urbe como,

    por ejemplo, Jantipo, padre de Pericles (Him., Or. 39.1), o Critias, abuelo del poeta y

    poltico contemporneo de Platn (Platn, Carmides 157e).

    Nada se sabe de las circunstancias (queda descartado el anecdtico

    fallecimiento por el atragantamiento con una uva referido por Valerio Mximo 9.12.8) ni

    de la fecha de la muerte de Anacreonte, pero las fuentes de forma unnime (aparte de

    la propia pose potica) apuntan a una longevidad proverbial. El usitatum humanae

    vitae modum supergressum (super bastante la media de edad de una persona)de

    Valerio Mximo (ibdem) o la imagen del viejo Anacreonte han quedado

    cristalizados en un sinfn de pasajes donde se repiten adjetivos como prsbys,

    gerais, grn o senex. En cuanto al epigrama simonideo (AP 7.25) que proclama sueterno descanso en su Teos natal hay que valorarlo en una dimensin exclusivamente

    literaria. As pues, una vez hecho este breve repaso por la vida del poeta, se puede

    concluir que no es Anacreonte un poeta viajero en el sentido de, por ejemplo, Pndaro,

    es decir, un poeta que ocasionalmente y por encargo se desplazaba a la corte de un

    tirano, prestaba un servicio efmero y volva a su lugar de residencia o se trasladaba

    para cumplir un nuevo encargo. Anacreonte es un poeta obligado por las

    circunstancias a cambiar de residencia y de mecenas; es ms bien un poeta con una

    truncada vocacin sedentaria.

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    Pues bien, siendo estos los pocos datos biogrficos de que de forma ms o

    menos objetiva y demostrable se puede disponer para establecer algunas cotas

    cronolgicas en la biografa de Anacreonte, lo cierto es que su caso es uno de los ms

    significativos en lo que se refiere a la casi absoluta identificacin entre vida y obra.

    Este hecho, sumado a la necesidad imperiosa de establecer relaciones de

    dependencia entre Anacreonte y otras figuras literarias del mundo antiguo, ha

    provocado una considerable confusin biogrfica y, como consecuencia de esta, la

    forja de una imagen ms convencional y ms expuesta al severo juicio de los autores

    antiguos. No se explica de otra forma que ya desde poca antigua se fuera acuando

    la imagen de viejo rijoso y borrachuzo (libidinosior an ebriosior vixerit [Sneca, Ep.

    88.37]; vinosi Teia Musa senis [Ov., Ars Am.3.30]; cum multo Venerem confundere

    vino [Ov., Trist.2.363]), de vida disoluta (AP 7.24, 25, 28, 32 y 33; nec rigidos mores

    Teia Musa dedit [Ov., Rem.762]) y dado solo a la msica y la bebida (Paus. 1.25.1, a

    propsito de la estatua de Anacreonte en la acrpolis de Atenas, sostiene que su

    figura es la de un hombre ebrio cantando), o la relacin ertica, a todas luces

    anacrnica y romntica, con la poetisa Safo, salvo que sea debido a una extrapolacin

    abusiva de los contenidos de su produccin potica a la realidad de su vida. El

    verdadero problema surge cuando esa trasposicin se convierte en informacin de ida

    y vuelta. En efecto, los datos que fueron interpretados a partir de sus poemas e

    incorporados sin pasar por un proceso de anlisis literario a la biografa del poeta han

    sido posteriormente retomados para reinterpretar su produccin potica, dndosele as

    sello de garanta. No faltarn, sin embargo, voces en el mundo antiguo que pongan

    sobre la pista de lo que no es ms que una pose literaria. As Ateneo (10.429B)

    adverta ya del caso inslito de Anacreonte:

    [] que hizo depender toda su poesa de la embriaguez. Se le censura, en verdad, que

    se haya entregado en sus poemas al afeminamiento y la molicie, pero la mayora no

    sabe que no beba cuando escriba y que era un hombre correcto que sin necesidad

    alguna finga estar borracho.

    As pues, aunque bien es cierto que la lectura atenta y discernidora de algunos

    fragmentos puede llevar a conclusiones indiscutiblemente programticas de un

    determinado posicionamiento literario y vital, no se puede caer en el error de traducir

    desde una perspectiva biogrfica cada uno de los fragmentos anacreonteos.

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    2. La poesa anacreontea y la tradicin jonia

    La obra conservada de Anacreonte es fiel reflejo de cmo lleg a la Grecia

    continental la tradicin musical y literaria asitica, una tradicin que haba tenido en la

    generacin inmediatamente anterior su culmen, por una parte, en la monodia lesbia y,

    por otra, en la elega y el yambo jonios. Anacreonte se convertir en el eslabn que

    une estos dos modos poticos, tomando el relevo de la lrica mondica eolia, ya en

    decadencia, y aportando a la tradicin jonia el melos que estaba peor representado.

    Es posible que Anacreonte no iniciara esta nueva tendencia musical, ya que la historia

    de la msica nos ha legado algn nombre anterior ligado a la zona lidia como, por

    ejemplo, Pitermo de Teos (Ath. 14.625C = PMG 910) o Polimnesto de Colofn (Plu.,

    Mus. 3, 5, 6, 10, 12 y 29), de quien curiosamente derivara un gnero de canciones

    -las polimnsteia- de tipo ertico lascivo, como de la cancin anacreontea derivarn

    las Anacrenticas. Pero s es probable que fuera el gran introductor de estos

    innovadores aires musicales, no ya en Samos que era una extensin jonia en territorio

    griego, sino en la Atenas pisistrtida tan vida de nuevas y exticas experiencias

    culturales. En efecto, gracias a su hegemona econmica y comercial, la Jonia

    minorasitica haba alcanzado ya y consolidado un estatus cultural bastante ms

    elevado que el de cualquier otra regin griega, pero es en esta poca tambin cuando

    empieza a producirse el despegue poltico y cultural de Atenas y cuando se empieza a

    desplazar tambin all el epicentro de la actividad potica helnica. Sin embargo,

    desde la Grecia continental an se sigue mirando con avidez a Jonia y a lo que sus

    creadores pueden aportar a esta nueva generacin cultural griega. Esto ocurre porque

    desde muy temprano los jonios supieron hacer suyos y fundir con los elementos

    protogriegos los envites del influjo oriental y propiciaron de esta forma la creacin de

    estructuras musicales inditas en el panorama potico helnico (aparte de dar lugar al

    nacimiento de la filosofa del ser, la etnografa, las ciencias mdicas, etc.). As pues,

    Jonia aportaba a la nueva cultura griega que est surgiendo en Atenas su experienciamusical, la madurez reposada del dominio de los nomoi musicales, el individualismo

    creativo y el colorido, el refinamiento y la modernidad de los que carecan las viejas

    estructuras aristocrticas de la Grecia continental. Todava Aristfanes (Tesmoforias

    160-163) se refera al estilo muelle y afeminado -propio de los jonios-del que hicieron

    gala bico, Alceo y Anacreonte, como el modo ejemplar de convertir la armona en

    delicatesen. Anacreonte adems sabe utilizar todo ese bagaje para traducirlo en

    imgenes poticas poco comunes sirvindose de un estilo que destaca por una

    sencillez muy elaborada -muy lejos de la simplicidad-, por estar dotado de un especialtoque de irona y ambigedad (no en vano ha sido considerado el precursor de este

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    rasgo especfico de la potica helenstica) y por haber fundido con magistral pericia la

    poesa tradicional y una actualizacin de los temas trascendentales de la elega de

    Mimnermo (la prdida de la juventud, la vejez o el miedo a la muerte), de la ertica

    musical eolia y de la feroz invectiva y la eficacia descriptiva del yambo arquiloqueo.

    2.1. El contexto de ejecucin y los contenidos

    Una de las referencias ms amables y, aunque apasionada, menos

    tendenciosas sobre la figura y obra de Anacreonte es la del poeta Critias recogida en

    los Deipnosofistas de Ateneo (13.600D):

    Al que una vez supo trenzar sus canciones con las melodas femeninas,

    al dulce Anacreonte, Teos a la Hlade lo trajo,

    chispa del banquete, seductor de mujeres,

    enemigo de la flauta y amante de la lira, dulce, quitapesares.

    Jams un amante tuyo envejecer o morir,

    no mientras entre las copas con el vino mezclado con agua

    un esclavito desfile, organizando los brindis de izquierda a derecha;

    no mientras coros de mujeres rindan culto a las vigilias

    y la arandela, hija del bronce, se asiente en los elevados

    y excelsos extremos del ctabo dispuesta a recibir las gotas de Bromio.

    El pasaje es ciertamente ilustrativo del contexto de ejecucin y de los

    contenidos de la cancin anacreontea. Siguiendo a grandes rasgos el orden de los

    versos de Critias, el fragmento comienza con un significativo homenaje a Jonia,

    haciendo de Teos el sujeto personificado de la frase. De la produccin y la

    composicin anacreontea se destaca el haber sabido elevar al rango de cancin

    profesional los cantos de mujeres, entendindose con ello los cantos tradicionales, los

    cantos de doncella, de los que tan grandes ejemplos se conservan y de los que se

    sabe que haba subgneros tan populares como la cancin locria. Anacreonte es el

    que en su da supo trenzar el melos femenino con sus dai,el que supo imprimir por

    tanto carcter mel-dico a composiciones de tipo popular y tradicional. La

    identificacin de Anacreonte con el simposio revela a este tipo de reunin como el

    contexto casi exclusivo de ejecucin de su obra. Anacreonte es la chispa, el acicate

    (erthisma)del banquete. Es el simposiarca que no admite el banquete sin normas de

    comportamiento, en el que el vino debe estar mezclado en su justa medida con agua

    de manera que se desinhiba el espritu creativo, pero no entorpezca ni impida eldisfrute de la Musa, de la sphrosneconvival, del consuelo intelectual, y en el que el

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    brindis, al contrario de los modos brbaros, debe seguir la regla, el nmosestablecido

    de izquierda a derecha. Ahora bien, esta normativa simposiaca no implica rigidez ni

    contencin. Anacreonte es elphilobrbiton,el amante de la lira y el enemigo del oboe

    con el que no se puede cantar mientras se ejecuta. Anacreonte es el amante de los

    jovencitos, por eso en su simposio no va a faltar un coperito procesionando

    (diapompei)entre los comensales. Anacreonte es tambin en el texto de Critias por

    dos veces dulce (con las connotaciones de complacencia y hedonismo que este

    trmino tiene) y su sola presencia es sanadora de aflicciones. Por eso sigue vivo (la

    alocucin directa al poeta actualiza su presencia) y por eso el que quede seducido por

    sus canciones no morir, no envejecer, porque la cancin y la obra potica es aere

    perennius. Y la forma de demostrar este axioma es que mientras se celebre un

    simposio, un partenio o cualquier coro de chicas o mientras se juegue al ctabo

    Anacreonte estar presente, no en vano es el poeta que est en boca de todos

    (psn esti di stmatos;Ath. 13.600D), presidiendo a la derecha del padre Bromio el

    simposio. Y en este simposio tienen cabida los cantos de mujeres, el vino, los

    jovencitos, los coros de chicas y los juegos simposiacos, pero curiosamente no se lee

    en el texto de Critias ninguna referencia a la poltica actual, a las guerras recin

    vividas o a las gloriosas gestas de los hroes pretritos de la insigne pica griega.

    2.1.1. Anacreonte, poeta de corte

    Las noticias biogrficas vinculan estrechamente a Anacreonte con dos casas

    gobernantes, la de Polcrates en Samos y la de los pisistrtidas en Atenas. Algunos

    autores defienden que tambin estuvo un tiempo al servicio de los equecrtidas en la

    tesalia Farsala, pero esta noticia responde ms a un intento de establecer paralelos

    biogrficos con Simnides que a informacin contrastada. Aunque el argumento ms

    slido que se ha esgrimido a favor de esta hiptesis lo constituye una generosa

    interpretacin del contenido de los epigramas 198 y 199, en los que se cita al tirano ysu esposa Dseris:

    Anacr. 198 G. (AP 6.142)

    En tu honor, Dioniso, y como esplndido ornamento para la ciudad

    me dedic el rey de Tesalia Equecrtides.

    Anacr. 199 G. (AP 6.136)

    Praxdica lo realiz, pero lo dise Dseris,

    este mantn; ambas unieron sus saberes.

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    La falta de informacin extraliteraria concluyente y los pocos datos que se

    pueden interpretar a partir de los fragmentos anacreonteos no permiten establecer con

    certeza qu grado de adhesin al gobernante o de propaganda poltica contena su

    obra. Tampoco quedan restos identificables de poesa de encargo en este sentido,

    pero en lo que parece haber consenso es en el grado de participacin directa en la

    formacin potica y musical y en los momentos de asueto de la vida en la corte. Por

    otra parte, aunque no hay constancia alguna de su abolengo familiar, el hecho de que

    Anacreonte (y quiz su familia) tuvieran que huir de Teos tras la nueva dominacin

    persa invita a postular que proceda de una posicin acomodada o de cierta relevancia

    poltica, ya que es este estrato social el que normalmente se ve obligado a

    desplazarse en este tipo de circunstancias conflictivas, mientras que los menos

    favorecidos no tiene ms remedio que soportar la situacin tirnica o de sometimiento.

    Esta hiptesis estara apoyada por el hecho de que las fuentes coinciden en que tanto

    en el caso de la corte de Samos (Him., Or. 29.24) como en el de la ateniense de

    Hiparco (Pl., Hipparch.228c), el poeta es mandado a llamar por los gobernantes: en el

    caso de Samos, como preceptor musical y potico de Polcrates, y en la de Atenas

    para propiciar el lanzamiento cultural de la nueva urbe. Por otra parte, tanto Himerio

    como Estrabn sostienen que Anacreonte cant la fortuna de Polcrates (Him., Or.

    28.2) o que la poesa de Anacreonte estaba llena de recuerdos de Polcrates (Str.

    14.1.16). Ahora bien, esta noticia admite varias interpretaciones: quiz esa actividad

    potica pueda equipararse a la de bico en el caso de la clebre Oda a Polcrates

    (Supplem. Lyr. 151) que, aunque contenga una decidida recusatioprogramtica, tiene

    tambin un claro sesgo encomistico; o quiz deba interpretarse en el sentido de que

    la poesa anacreontea comulgaba con los gustos y el ideario potico y tico de

    Polcrates. Otras dos noticias elevan an ms el grado de familiaridad del poeta con el

    tirano de Samos. La primera la debemos a Herdoto (3.121), cuando relata que el da

    que Polcrates hizo el desplante a la embajada persa (quiz la gota que colm el vaso

    de Oretes y precipit su plan para asesinarlo) en ese mismo banquete se encontrabaAnacreonte. La otra, de interpretacin ms compleja, es de Mximo de Tiro (37.5F)

    cuando, a propsito del poder sanador y relajante de la msica, sostiene que para bien

    de los samios Anacreonte logr amansar a Polcrates mezclando con la tirana el

    amor, los jovencitos ermenoi y el canto jonio. As pues, cabe preguntarse si pudo

    Anacreonte haber influido de una forma ms o menos directa en la poltica de los

    gobernantes samios o atenienses. La respuesta sera seguramente que no. Y adems

    lo cierto es que no ha sido legado fragmento alguno en ese sentido (semejante a la

    poesa soloniana), quiz porque su posicionamiento no fue muy decidido o estuvoradicalmente en contra de la poesa comprometida, o quiz porque no fue su mejor o

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    su ms apreciada produccin potica y, a juicio de los antiguos, no fueron dignas de

    pasar a la posteridad ms adulaciones encomisticas y adhesiones a los caudillos.

    2.1.2. El simposio

    El simposio es el marco de ejecucin por excelencia de la cancin

    anacreontea. En esto no se va a diferenciar esencialmente del resto de los lricos, ya

    que, junto con la fiesta pblica (generalmente de carcter religioso), el simposio, ya

    fuera privado, de hetera o palaciego, es el escenario habitual para la ejecucin de la

    lrica en la poca arcaica, unos tiempos en los que precisamente tan en boga estuvo

    esta prctica social en la corte de los tiranos y en los crculos aristocrticos eolios,

    jonios o stmicos. Los fragmentos conservados permiten dibujar un perfil bastante

    difano de la actitud y de las exigencias del poeta Anacreonte en el marco convival. El

    poeta adopta la pose literaria del simposiarca (recurdese que era, segn Critias, la

    chispa del banquete) y jams conculca los parmetros consuetudinarios de la

    verdadera simposiarqua.

    Anacr. 33 G.

    Venga, chaval, treme una jarra que me la quiero beber de un trago, pero mzclame

    diez cazos de agua por cinco de vino, para que una vez ms pueda rendir culto a

    Dioniso sin desmadrarme.

    ***

    Venga, no vayamos a celebrar el banquete de nuevo as, como pimplan los escitas,

    sino bebiendo con moderacin entre hermosos himnos.

    Lo que habitualmente ha sido considerado como refinamiento jonio, frente a los

    excesos de brbaros escitas y tracios, no es otra cosa que la aplicacin estricta de las

    reglas y consejos sobre el comportamiento de los participantes en el banquete. El

    simposio est llamado a ser un momento festivo presidido por la charis, el encanto,convival, o, lo que es lo mismo, por la mesura, la decencia y el noble arte de las

    Musas, de manera que se pueda alcanzar el objetivo primordial del simposio: la

    euphrosyn convival. No tiene, pues, cabida en el simposio anacreonteo el hybrists

    simposiaco, lo mismo que no se admite el vino sin mezcla, ni la temtica potica

    escabrosa, lacrimosa, violenta o desestabilizadora del deleite (la trpsis). Porque la

    charis convival se sustenta sobre dos pilares bsicos: el vino y la agradable

    conversacin. Es, por lo tanto, labor del simposiarca y de obligado cumplimiento para

    el simposiasta encontrar ese delicado equilibrio entre la indulgencia de la charla bienregada y el autocontrol que permita no caer en el exceso; que la lengua se desate y

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    que se diga aquello que se debe callar o bien, y esto sera an ms grave, que la

    Musa te castigue con el olvido (la lsmosyn potica), es la pena ms severa a la que

    puede ser condenado el autntico simposiasta. La participacin activa en el simposio

    debe estar en consonancia con la armona y el sosiego que deben presidir la reunin.

    Para ello hay que garantizar el rebaje adecuado del vino (la proporcin del doble de

    agua por cada parte de vino parece que atempera los efectos etlicos y garantiza la

    ingesta mesurada) y la presencia de la Musa. La Musa es ciertamente, como recuerda

    Mnesfilo en el plutarqueo Banquete de los siete sabios (13 = Mor. 156D) la que

    impone la contencin y la mesura en el banquete, suscitando la conversacin rica y

    deleitosa, propiciando la ejecucin del canto y la msica y logrando, en definitiva, que

    el cazo descanse por mucho rato en el borde de la cratera.

    2.1.3. La temtica

    El desarrollo de este apartado se har atendiendo a los fragmentos

    conservados y a las noticias transmitidas, evitando incurrir en las damnationesque los

    antiguos bigrafos y crticos hicieron de determinados aspectos de la obra

    anacreontea. As, por ejemplo, los estudiosos silenciaron la produccin hmnica del

    poeta influidos quiz por ancdotas como la recogida por el escolio a las stmicas de

    Pndaro (Schol. Pi. I. 2.1b8), segn el cual, preguntado el poeta por qu no compona

    himnos a los dioses sino a los jovencitos, contest: ellos son mis dioses; sin

    embargo, Hefestin nos ha legado un hermossimo himno a rtemis Leucofria (1 G.).

    Hay que tener presente, pues, que segn la informacin transmitida Anacreonte

    escribi cancin amatoria de temtica hetero- y homoertica, poesa con una fuerte

    componente sexual, cancin simposiaca, invectiva mordaz, cancin de temtica

    poltica y blica (en menor medida), poesa hmnica, partenios, as como otros

    fragmentos que por su reducido tamao son de tema difcilmente identificable. Por lo

    tanto, no es solo Anacreonte el cantor del amor a los jovencitos, del vino y de lapesarosa vejez. Como se podr comprobar, la temtica de la obra anacreontea es

    ciertamente variada, no en menor medida que la de cualquier otro lrico mondico,

    elegiaco o yambgrafo.

    2.1.3.a. Amor, vino y canciones

    Sobre esta trada temtica se ha forjado la imagen literaria e iconogrfica del

    poeta a lo largo de los siglos. Y no sin razn, ya que una gran parte de los fragmentosconservados podran adscribirse a alguna de estas tres parcelas de contenido.

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    La ertica anacreontea es de temtica heterosexual y homoertica, pero en ella

    difcilmente se encontrarn los amores descarnados, por ejemplo, de la monodia

    sfica. Se suele argumentar que en el mbito del simposio, entre heteras, flautistas y

    jovencitos ermenoi, no hay lugar para el erotismo ntimo y trascendental. Pero

    tampoco es la produccin amatoria de Anacreonte una sarta de poemas de verbo

    ertico fcil y vacuo. Las ms veces son composiciones dotadas de cierta dulzura y de

    no menor intensidad, pero sobre todo de imgenes de cierta altura potica. Sirvan de

    ejemplo los siguientes fragmentos: en el primero (25 G.) el poeta es templado en la

    fragua del amor (primero golpeado en candente y luego sumergido en agua helada),

    en el segundo ironiza con una imagen ertica tan comn y recurrente como la del salto

    desde la roca Lucade (94 G.) y en el tercero se debate en un furor amoris (46 G.)

    inspirador a buen seguro de los muchos Odi et amo de la posteridad:

    Anacr. 25 G.

    Otra vez Eros, como un herrero, me ha golpeado con una gran hacha, y me ha

    sumergido en un torrente invernal.

    Anacr. 94 G.

    Arrojndome otra vez desde la roca Lecade me zambullo en la mar plateada borracho

    de amor.

    Anacr. 46 G.

    Amo de nuevo y no amo, y estoy loco y no estoy loco.

    Entre los jovencitos (motivo que para algn autor no responde ms que a arquetipos)

    la tradicin nos ha legado los nombres de Cleobulo, Batilo o Esmerdis:

    Anacr. 5 G.

    A Cleobulo yo lo amo, por Cleobulo pierdo la cabeza, a Cleobulo busca mi mirada.

    Anacr. 15 G.

    Oh muchacho de mirada virginal, eres el objeto de mi deseo, pero no te das cuenta,

    porque no sabes que llevas las riendas de mi corazn.

    Entre las canciones dedicadas a las muchachas destaca sin duda la alegora de

    aquella que tiene como destinataria a la potranca tracia:

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    Anacr. 78 G.

    Potrilla tracia, por qu me lanzas esa mirada torva y sin piedad huyes de m? Acaso te

    parece que en nada soy experto? Pues, entrate que con esmero yo podra ponerte el

    bocado, llevara tus riendas y te hara girar en la meta. Ahora, en cambio, paces en los

    prados y saltas ligera y juguetona, porque no tienes un jinete que te cabalgue con destreza.

    Pero no todas las jovencitas son tan inexpertas en amores. Las heteras tienen tambin

    un lugar destacado en la poesa anacreontea:

    Anacr. 108 G.

    Cariosa eres con los huspedes: djame beber, que estoy sediento.

    Anacr. 60 G. (POxy. 2321; texto bastante fragmentario)

    [] y en otra cosa tienes la cabeza temerosa, t, la ms hermosa de las nias. Y se cree muy capaz de educarte en casa, pero t te apacientas en prados de

    jacintos, donde Cipris ha amarrado sus amorosas yeguas libres del yugo [] te plantas

    en medio del gento y provocas tal conmocin en la mayora de los ciudadanos. Ay!

    trajinada, trajinada Erotima.

    Como ya se ha mencionado, hay otros fragmentos en los que la sexualidad se

    muestra de manera bastante ms descarnada. Tambin en estos casos los

    protagonistas de los poemas son muchachos y jovencitas:

    Anacr. 3 G.

    Ea, t, Esmerdis, mil veces repasado.

    Anacr. 124 G.

    Habiendo trenzando las cachitas con las cachitas (segn Hesquio en contexto lsbico)

    Anacr. 43 G.

    Ea, ofrceme al brindar, querido, tus lindos muslitos.

    En otros casos el elemento sexual est envuelto en un halo de ambigedad tan

    exquisito que todava hoy, tantos siglos despus, permite seguir dudando sobre la

    verdadera imagen trazada en el poema. Por ejemplo, la celebrrima muchacha lesbia

    del frg. 13 rechaza al poeta por ser de distinto estatus social y est boquiabierta de

    atraccin por otro u otra ms joven o es -como todo parece apuntar- una fellatrix

    atrada por un vello pbico ms joven? Recurdese que el origen lesbio ms que

    implicar necesariamente una conducta homosexual de la chica, respondera a una

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    cierta predisposicin a la prctica sexual oral. Ntese tambin la impactante

    construccin literaria de la composicin, que se inicia con una imagen casi infantil y

    plena de color y concluye con un extraordinario aprosdkton en blanco y negro:

    Anacr. 13 G.

    Otra vez me tira la pelotita purprea Eros de cabellos de oro y con la muchacha de

    recamada sandalia me invita a juguetear. Pero ella, como viene de la bien urbanizada

    Lesbos, mi cabellera desprecia, porque ya est cana, y hacia otra dirige su boca abierta.

    Anacreonte se muestra como un experto en amores, un erotodidskalos (un

    magister amoris):

    Anacr. 22 G.Por mis palabras deberan amarme los chavales: canto con gracia y digo las cosas con

    gracia.

    As pues, no conviene magnificar ms de lo debido la imagen (que en gran

    medida coincide con una estudiada pose literaria) del amante despechado por haber

    llegado a anciano o por ser de distinta clase social que sus amados (legendaria es la

    disputa con Polcrates por el amor de Esmerdis; cfr. Max. Tyr. 20.1). Anacreonte

    disfruta del amor plenamente, quiz no de forma tan intensa como una Safo o un bico,

    pero lo hace sin remilgos, con divertida ambigedad sexual o bien directamente. Eros

    colma su poesa mostrndose como la divinidad del encanto juvenil, amoroso y hasta

    pueril, pero no se debe caer en el engao de la supuesta inocencia, porque las

    imgenes del Eros juguetn, con la pelotita, el auriga, el pgil, el que tira los dardos o

    el herrero, todas contienen un doble sentido ertico.

    Y en cuanto a la temtica del vino, ya se ha sealado la declaracin de

    principios y la actitud ante la bebida que, como simposiarca, adopta el poeta. Adems,

    el vino es el refugio cuando falla el amor:

    Anacr. 65 G. (POxy 2321, fr. 4 -texto muy fragmentario-)

    [] duramente a puetazos , pero ahora vuelvo a ver y me puedo

    incorporar [] tengo que dar muchas gracias por haber huido de Eros, Dioniso,

    absolutamente de las duras cadenas por culpa de Afrodita [] que alguien traiga vino,

    que traiga agua []

    Anacr. 38 G.

    Trae agua, trae vino, chaval, treme coronas de flores, vamos, que quiero liarme a

    puetazos con Eros.

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    Pero el grado mximo de devocin que puede alcanzar un servidor de Dioniso

    en su bassaren,en su rendicin de culto a la divinidad, es la epklesis,la invocacin a

    travs de un himno. El frg. 14 recoge parte de un hermoso himno a Dioniso, una

    llamada a la divinidad para que, al igual que Afrodita tiene que acudir a doblegar el

    desdn de la nueva amada de Safo (Sapph. frg. 1), acuda y aconseje al joven Cleobulo

    a rendirse a los requiebros de Anacreonte. As pues, Dioniso ya no es la divinidad

    mistrica y frentica, sino un dios amable al servicio de los escarceos amorosos.

    Anacr. 14 G.

    Mi seor, con el que el dominador Eros, las ninfas ojizarcas y la purprea Afrodita

    juegan, t que recorres las elevadas cumbres de los montes, me arrodillo ante ti: acude

    a m benvolo y hazme el favor de atender mi splica. S un buen consejero para

    Cleobulo: que mi amor, oh Dioniso, acepte.

    2.1.3.b. La poltica y el tema blico

    En el corpus lrico arcaico griego hay dos hechos que podran darse por

    constatados y admitidos por el comn de la crtica. El primero de ellos es que la mayor

    parte de los autores (salvo excepciones que se explican ms por la falta de material

    potico que por una certeza justificada) han manifestado un cierto inters -unos ms

    que otros- por los asuntos de la polis. La elega es, por ejemplo, el modo porexcelencia para proclamar este compromiso entre poesa y ciudadana. E igual funcin

    cumple el yambo, como instrumento de transmisin de ideas y de sentimientos de la

    comunidad, por su funcin defensiva y catrtica pblica y sobre todo como instrumento

    de acicate y estmulo para la rebelda social. Y, en cuanto a la poesa coral,

    generalmente cantaba las loas o losprgmata del gobernante o aristcrata que estaba

    dispuesto a pagarlo y que se ufanaba de ejecutarlo en pblico. El segundo hecho

    admitido, sobre el que ya se ha hecho referencia en estas lneas, es la estrecha

    vinculacin de Anacreonte con el simposio palaciego. Pues bien, sabido es tambinque gran parte de la reflexin poltica de la comunidad y de los gobernantes se haca

    en el mbito del banquete. Todos estos argumentos han llevado a una parte de la

    crtica a asumir que el poeta no poda haber quedado al margen de la cosa pblica y

    que el arte anacreonteo -que estaba al servicio del estado- tena que haber recogido

    esta temtica. Sin embargo, lo cierto es que la temtica poltica o blica est

    mnimamente representada en la obra de Anacreonte. Ciertamente no se puede saber

    si es que, como parece, aunque tuvo que componer este tipo de poesa

    comprometida, no fue el tema principal de su produccin potica y se ha perdido en la

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    misma proporcin que se ha perdido o conservado la poesa de temtica ertica, o

    bien, si por ser cancin de inferior calidad literaria, no ha merecido la dignidad de ser

    conservada por los antlogos o los transmisores de la antigedad.

    En los restos de la obra de Anacreonte que recogen esta temtica

    comprometida pueden leerse algunos epigramas escritos en el estilo sencillo y

    solemne del gnero y evocadores de algunas composiciones simonideas:

    Anacr. 191 G. (AP VII 226)

    Por defender a los de Abdera muerto, al valeroso Agatn

    la ciudad entera al pie de la pira lo llora.

    Ares, sediento de sangre, a ningn otro joven como l

    haba matado en el torbellino del funesto combate.

    Anacr. 192 G. (AP VII 160)

    Valeroso fue Timcrates en la guerra; esta es su tumba.

    Ares no escatima con los valientes, sino con los cobardes.

    Hay otros fragmentos muy castigados por la transmisin en los que se podra

    estar haciendo referencia a las escaramuzas blicas de la poca de Teos o de Abdera:

    Anacr. 100 G.

    [] ahora ha sido destruida la corona (sc. los muros) de la ciudad

    Anacr. 109 G.

    [] y am la lanza lacrimosa.

    Anacr. 97G.

    El batallador Ares ama al de la lanza firme.

    Anacr. 75 G.T, Aristocles, de mis valerosos amigos eres el que ms compadezco: arruinaste tu

    juventud defendiendo a la patria de la esclavitud.

    Anacr. 187 G.

    mi desdichada patria contemplar.

    Y otros que podran pertenecer a la poca de la corte de Samos y hacer

    referencia a los intentos de desestabilizar el gobierno por parte de la oposicin poltica:

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    Anacr. 21 G.

    [] los rebeldes en la isla, Megistes, se enseorean en la ciudad sagrada.

    Anacr. 114 G.

    [] soy arrastrado sobre escollos invisibles.

    Ahora bien, frente a esta poesa comprometida con el tema poltico e incluso

    blico hay otra poesa anacreontea en la que se preconiza justo lo contrario. El poeta

    -al igual que aquellos que antes arrojaron el escudo sin pudor ni remordimiento

    alguno- canta tambin al rpsaspis (el apcope de la forma verbal permite incluso

    postular una primera persona), reniega categricamente de la guerra y rechaza las

    rencillas polticas y las disputas lacrimosas:

    Anacr. 85 G.

    El escudo arroj (arroj?) al cauce de un ro de hermosa corriente.

    Anacr. 49 G.

    El que quiera hacer la guerra, puede hacerlo: que la haga.

    Pero, sin duda alguna, el texto ms representativo en este mismo sentido lo

    constituyen los versos elegiacos del fragmento 56, en lo que ha sido definido (cfr. Montes

    Cala) como un perfecto manifiesto programtico no exento de controversia potica:

    Anacr. 56 G.

    No me gusta aquel que bebiendo junto a la cratera colmada de vino se pone a cantar

    rencillas y guerras lacrimosas, sino todo aquel que atempera los esplndidos dones de

    las Musas y de Afrodita y canta el gozo amable.

    Anacreonte deja claro que el simposio se opone a la guerra y a todo aquello

    que la recuerde, pero como ya se ha sealado, este manifiesto adquiere tintes decontroversia literaria desde que el poeta deja claro que no solo va a mostrar su

    oposicin a la guerra, porque representa todo lo contrario a lo que representa el

    banquete civilizado, sino que adems se va a oponer a que la guerra o la poltica

    constituyan motivos o temtica de canto en el banquete. Ya ha sido demostrado que

    esta actitud, ms que una pose literaria, podra responder a una sugerente

    identificacin entre el programa potico y la verdadera opcin de vida del autor. Y en

    este sentido s que se va a producir una importante ruptura entre lo que representa

    Anacreonte y lo que postulan esos otros poetas que haban trasvasado en el marco

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    del simposio los compromisos con la polis. Desde el momento en que Anacreonte

    estipula que el nico motivo de canto que tiene cabida en el banquete es el amor y la

    Musa y proscribe la presencia del tema blico y poltico en la cancin simposiaca,

    quedan tambin vetadas en el simposio las res gestae o gerendae de la memoria

    colectiva, los prgmata que constituyen los cimientos de la dimensin localista

    (especialmente propia de la elega) que liga al poeta de modo indeleble con la patria,

    se rompe la tradicional relacin simposio-polis y se hacen definitivamente

    irreconciliables los lmites que separan el banquete de la actividad poltica.

    2.1.3.c. Invectivas, himnos y otros temas

    Como ya se ha indicado, en lo que respecta a los contenidos del corpus

    anacreonteo no hay que dejarse llevar por el sendero que antlogos y bigrafos han ido

    marcando con el paso de los siglos. Anacreonte cultiv la misma variedad temtica en

    su obra que los otros representantes de la lrica arcaica griega y buena prueba de ello

    son los testimonios que se nos han conservado. As, por ejemplo, en su cara ms

    oscura compuso cancin de escarnio. Y desde luego a nadie debe extraar que el

    poeta practique o, al menos, que no se muestre ajeno a la invectiva desde el momento

    en que la mayor parte de su obra se desarrolla en el mbito del simposio y en ambiente

    palaciego. Y, adems, si se tiene presente el valor catrtico y exhortativo de la poesa

    ymbica, cuyo destinatario final es ms la colectividad que el individuo (o al phrmakon)

    objeto de la pulla, menos extrao an debe resultar que un poeta vinculado a la clase

    dirigente cultive este tipo de cancin. En cuanto a la forma, el habitual tono pcaro e

    irnico del lenguaje de Anacreonte sube considerablemente de nivel, sin caer en lo

    tosco, pero contrastando con ese peculiar lenguaje alusivo tan moderno y tan precursor

    de la potica helenstica. Los fragmentos conservados no ofrecen novedad en cuanto a

    los tipos objeto de la invectiva: el nuevo rico, el afeminado, la prostituta, etc. Muy

    significativo es, sin duda, el frg. 82 contra el nuevo rico Artemn, que antes vestaharapos, se codeaba con prostitutos afeminados y llevaba una vida canallesca (lo que le

    cost probar no pocos tormentos y castigos) y en cambio ahora:

    Anacr. 82.10-13 G.

    [] va en palanqun y se adorna con pendientes de oro, el hijo de Cica, y adems lleva

    un parasol de marfil, como las mujeres.

    Anacr. 89 G.

    Al fabricante de perfumes, a Estratis, le voy a preguntar si se va a dejar el pelo largo.

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    Anacr. 164 G.

    Una chocholoco (manikpos;literalmente mujer de huerto enloquecido)

    Anacr. 54 G.

    Y el dormitorio en el que aquel no hizo el amor, sino que otro se lo hizo a l.

    A veces la chanza se muestra en la forma de un pathos irnico. En este

    sentido, celebrrima se hizo la ancdota, segn la cual Polcrates, celoso de que el

    joven Esmerdis prefiriera a Anacreonte, orden cortar la cabellera del joven (cfr. Ael.,

    VH 9.4, Ath. 12.540C, Philostr., Ep. 8). Anacreonte cre varias composiciones para

    honrar la muerte del cabello, dando origen con ello a un tipo de encomio invertido o

    paradjico que goz de gran fortuna en pocas posteriores (cfr. Philostr., Ep. 16):

    Anacr. 71 G.

    [] y de la melena que descenda por tu suave cuello dndole sombra. Pero ahora ya

    ests calvo, porque ella abundante ha cado en unas manos brutas y se ha

    desparramado por la negra tierra [] ha cado desdichada por el corte del hierro. Yo me

    lamento en mi dolor, pues qu puede lograr uno que no alcanz ni a defender Tracia?

    Muy poco o casi nada se conoce de su produccin hmnica. Las pocas noticias

    que se tienen responden a indicaciones muy indirectas (como la referencia del frg. 33

    arriba citado o la glosa del frg. 168) o a adaptaciones clticas como el citado himno a

    Dioniso del frg. 14. No ocurre as, sin embargo, en los versos conservados de lo que

    podra ser una composicin hmnica dedicada a rtemis Leucofria, cuyo santuario

    estaba en Magnesia del Meandro, en Asia Menor. Solo se conserva el inicio, la parte

    que corresponde a la invocacin, la epklesis,pero faltaran los prgmatao aretaloga

    de la divinidad y la splica:

    Anacr. 1 G.

    Arrodillado estoy ante ti, cazadora de ciervos, rubia hija de Zeus, rtemis, soberana de

    las fieras salvajes. T que ahora al pie de las corrientes del Leteo te complaces

    custodiando una ciudad de hombres de corazn valeroso, pues no eres pastora de

    rudos ciudadanos.

    Igualmente solemne se muestra el poeta cuando trata el tema de la muerte. Sin

    embargo, a pesar del tema y tono reverencial por ejemplo del frg. 36, Anacreonte deja

    entrever esa faceta de claroscuros, aadiendo un elemento glykpikron -dulciamargo-

    al final de la composicin. El fragmento da una vuelta de tuerca irnica a la mxima

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    que encabezaba el frg. 7 (G.-P.) de Mimnermo: Qu vida, qu placer me queda

    privado de la dorada Afrodita? Que me muera cuando ya no me importen experiencias

    como los amores furtivos o los melifluos dones del lecho, y se transforma aqu en una

    burlesca resignacin, porque cuando uno muere es cuando verdaderamente se queda

    sin poder gozar nunca ms del lecho:

    Anacr. 36 G.

    Canosas estn ya mis sienes y blanca mi cabellera, los encantos de la juventud ya no

    estn conmigo y mis dientes estn viejos. Ya no es mucho el tiempo de dulce vida que

    me queda. Por eso sollozo con frecuencia temeroso del Trtaro, pues terribles son los

    abismos del Hades y doloroso el descenso hasta l. Adems cosa resuelta es que el

    que baja ya no vuelve a montar.

    Por ltimo, hay otros muchos fragmentos -a veces meros trminos o glosas de

    difcil clasificacin-, cuya parquedad no permite un juicio justo. As, por ejemplo, el frg.

    190 podra haber pertenecido a un partenio (aunque no toda la crtica es unnime en

    este sentido). Pero para poder hacer una valoracin lo ms atinada posible, hay que

    tener presentes los dos principios generales sobre los que se ha insistido a lo largo de

    estas pginas: a) que a Anacreonte nada de lo lrico le era ajeno; y b) que su obra fue

    muy apreciada, valorada y utilizada en la antigedad y la prueba ms evidente de ello

    es precisamente la ingente cantidad de referencias que lexicgrafos, gramticos ymetriclogos antiguos hicieron de ella.

    2.2. Lengua y estilo

    No se equivoca el lxico Suda cuando sostiene que Anacreonte escribi

    dsticos elegiacos y yambos, la totalidad en dialecto jonio, porque es cierto que la

    base lingstica de la poesa anacreontea es el jonio de la lrica, esto es: una lengua

    franca de uso exclusivamente literario sustentada en el jonio del Este o de Asia Menor,pero nutrida de otros muchos elementos ajenos por completo a esa base

    dialectolgica y que proceden fundamentalmente de la pica homrica (otro tipo de

    jonismos, eolismos, arcasmos, etc.). Adems el poeta no duda en cambiar de registro,

    de coloratura dialectolgica e incluso de nivel diastrtico (generalmente aticismos o

    vulgarismos) cuando el tono o el contexto lo requiere. Pero en general desde el punto

    de vista lingstico y estilstico la poesa de Anacreonte se caracteriza por el equilibrio.

    En efecto, el uso del lenguaje da lugar a un estilo fluido, en el que la adjetivacin

    soberbia y luminosa va quedando atemperada por la sencillez. Ahora bien, tngase en

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    cuenta que sencillez (la aphleia) no es aqu sinnimo de llaneza ni de simpleza, ya

    que la eleccin del lxico -quiz, junto con las imgenes, uno de los grandes mritos

    formales del poeta- se hace con considerable buen gusto y con una marcada

    tendencia al epteto colorista y de uso poco hollado, de forma que, pese al exceso, el

    conjunto no resulta sobrecargado. Por el contrario, este ususva conduciendo hacia un

    estilo elegante (en algunos momentos incluso delicado), pero no montono ni

    mortecino, sino ciertamente ingenioso. Como ya se ha sealado, Anacreonte

    (adelantndose varios siglos a la potica helenstica) gusta de la irona, de la paradoja,

    del equvoco malicioso propiciado por el juego de palabras semntico o etimolgico.

    Esto permite al poeta mostrarse muy sutil, por ejemplo, en la obscenidad encubierta,

    en el vituperio velado (lo que no quita que pueda ser groseramente directo si se

    encarta) y, en definitiva, mantener impaciente la atencin del auditorio y cantar con la

    complicidad que le proporciona el guio continuo.

    En cuanto a la forma mtrico-prosdica, Anacreonte, fiel representante de la

    cancin jonia, cultiv una considerable variedad de metros: ritmos trocaicos, jnicos,

    ymbicos, corimbicos, elegiacos y otras formas de cancin lrica como, por ejemplo,

    los ritmos eolios (gliconios, ferecracios, etc.). Para los detalles puede consultarse el

    completo metrorum conspectus de la edicin de Gentili (pp. 109-111) que se edita

    seguido de unos no menos interesantes testimonia de metris (pp. 112-115) donde se

    recogen todos los pasajes de los gramticos y metriclogos antiguos referentes al uso

    que el poeta hizo de las distintas formas mtricas y licencias prosdicas.

    2.3. La transmisin

    El corpus anacreonteo transmitido hasta nuestros das consta de algo ms de

    doscientos fragmentos, muchos de los cuales no son ms que palabras o sintagmas

    constituidos por dos o tres palabras. Todo este material procede de transmisin

    indirecta a travs de gramticos, fillogos, antlogos, escoliastas, lexicgrafos ometriclogos de la antigedad. La nica excepcin la constituyen los fragmentos

    numerados del 60 al 73 en la edicin de Gentili que corresponden al escaso texto que

    han transmitido de forma directa los papiros de Oxirrinco 2321 y 2322. En cuanto a la

    primera fijacin de la edicin, mucho antes de los prearquetipos helensticos, el texto

    de Anacreonte debi de circular con cierta asiduidad en ambientes eruditos y en

    ediciones o florilegios temticos particulares. Hay noticias de que sus escolios

    convivales compartan antologa con los de Alceo (Ath. 15.693F citando unos versos

    de los Daitales-Los comensales- de Aristfanes) o, por ejemplo tambin, los cantosde doncellas citados por Critias (Ath. 13.600D). A partir de los datos que proporciona

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    Hefestin se puede deducir que ya el fillogo Aristfanes hizo un primer ensayo de

    compilacin de la obra anacreontea, pero seguramente la primera edicin corri a

    cargo de Aristarco. Nada se sabe de cuntos libros pudo haber constado dicha edicin

    y las afirmaciones en este sentido de los crticos y estudiosos anteriores a la edicin

    de Gentili, que daban por sentado una edicin de cinco libros, lo hacan influenciados

    ms por la referencia contenida en el epigrama de Cringoras (AP9.239) en el que se

    cita ese nmero que por el anlisis de las noticias y los textos conservados:

    AP 9.239 (Crin.)

    Los cinco libros de dulces canciones de este estuche portan la obra de la inimitable

    gracia de Anacreonte. Son los que el viejo teyo escribi al calor del vino y en compaa

    de los Deseos. Como regalo de cumpleaos de Antonia venimos, para ella que destaca

    en hermosura y saberes.

    Aun dando por vlida la mencin de Anacreonte (si es que los versos 3 y 4 no son

    una interpolacin en el epigrama), a tenor de la obra conservada y las noticias antiguas

    difcilmente se puede sostener hoy que la edicin de la obra anacreontea constara de

    cinco libros. Si, como parece deducirse de las noticias de Hefestin, el corpus potico de

    Anacreonte (siguiendo el modelo sfico) fue organizado atendiendo a criterios mtricos

    (cosa que parecen confirmar los restos papirceos de POxy. 2321 y 2322), se esperara

    que hubiera al menos libros independientes de trmetros y tetrmetros jnicos, trocaicosy ymbicos, al menos un libro de ritmos lricos eolios (gliconios y ferecracios sueltos y en

    combinacin), un libro de tipo mixto donde estuvieran recogidos otros ritmos ms

    musicales de tipo corimbico y corimbico-ymbico, un libro de elegas y quiz la

    edicin estuviera rematada por un libro de partenios, al igual que la de Safo lo estara

    por el de epitalamios. As pues, la edicin alejandrina de Anacreonte constara de seis o

    siete libros como mnimo, aunque, con una interpretacin ms generosa y acorde con la

    de los poetas lesbios, bien pudieran ser hasta diez.

    2.4. Influencia y pervivencia: las Anacrent icas

    Las llamadasAnacrenticas son una coleccin de sesenta poemillas que figuraban

    adosados al texto de la Antologa Palatina al final del cdice Palatinus 23 (hoy el

    Supplementum Graecum 384 de la BNF). Fueron editados por primera vez por

    Stephanus (H. tienne) en 1554 como obra autntica de Anacreonte, lo cual supuso

    una verdadera conmocin en el mundo filolgico y literario griego. Sin embargo, muy

    pronto se empez a dudar de la autenticidad, si no de toda la coleccin, s de partes

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    ms o menos extensas de la misma, hasta que en 1834 Bergk fue el primero que

    rechaz la autora anacreontea de coleccin completa (en sus Anacreontis carmina

    reliquiae de Leipzig), zanjando definitivamente la llamada cuestin anacrentica.

    Elementos mtrico-prosdicos y lingsticos tardos (hay ms coin que jonismos o

    formas de la lengua de lrica jonia) que no pueden ser imputables solo a la transmisin

    del texto, anacronismos materiales y lingsticos, usos poticos claramente

    helensticos e imperiales e incluso la mtrica, tan variada en el poeta arcaico y aqu

    limitada a los montonos y lineales dmetros ymbicos catalcticos (hemiyambos) o

    dmetros jnicos a minorecon anaclasis (quiz a esto se refera Horacio en el Epodo

    14.11-12 con su despectivo llor el amor de Batilo con poesa no elaborada), son

    todos ellos argumentos que demuestran con autoridad que las piezas ms antiguas de

    la coleccin solo pueden ser de finales del helenismo y las ms recientes del periodo

    protobizantino. Pero la confusin (involuntaria -o quiz no, dados sus antecedentes-

    de tienne) no es cosa exclusiva de la poca moderna. De hecho ya Aulo Gelio (29.9)

    confunde alguna oda anacrentica con la poesa original e incluso los primeros

    antlogos de los epigramas griegos incluyeron en la Anthologia Graeca alguna

    anacrentica como texto autntico del poeta. Como seala el profesor Galiano, quiz

    haya que buscar las razones de esta pronta identificacin de la autora en el horror

    vacui de los estudiosos antiguos y modernos que los lleva a etiquetar con mayor o

    menor fortuna cualquier escrito annimo, siendo decisivo, como es este caso, el

    parecido o la imitacin de un autor con nombre propio. Pero, tngase en cuenta que

    con Anacreonte acaba la monodia y que su enorme xito potico provoc que fuera

    imitado desde muy pronto, hasta el punto de que ya en poca antigua se debi

    constituir todo un gnero apcrifo de tipo anacrentico que adquiri tal vigor que

    paulatinamente fue eclipsando y devorando el original potico. Buena prueba de ello

    son los escassimos restos papirceos con textos del autntico Anacreonte que han

    aparecido. La realidad apunta, ms bien, a que en verdad Anacreonte dej de leerse y

    dej de escribirse desbancado por este nuevo tipo de poesa anacrentica que no esms que un mero juego erudito y superficial de dudosos mritos poticos. Los motivos

    de esta prctica temprana de la imitacin podran ser numerosos, pero habra que

    destacar tres: a) Anacreonte era un autor muy ledo y muy apreciado desde poca

    muy temprana; b) una errnea interpretacin de la aphleia,de la exquisita sencillez

    anacreontea, y de la pose potica adoptada por el de Teos hicieron parecer accesible

    lo que realmente distaba mucho de serlo e hizo parecer cmodo y fcil de adaptar un

    modus vivendique realmente no era cierto y que, al quedar imitado fuera del contexto

    que lo vio nacer y desarrollarse, el encanto potico devino simpleza y el esprituoriginal se volvi decorado de cartn piedra; y c) este tipo de composicin pronto se

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    convirti adems en un medio cmodo de imitacin de la poesa antigua para

    adaptarlo a las nuevas necesidades poticas (pinsese en las anacrenticas cristianas

    o en los himnos anacrenticos bizantinos).

    En cuanto a los contenidos, en las Anacrenticaspredomina muy por encima

    de cualquier otro tema el ertico y el simposiaco, pero no faltan algunas

    composiciones en las que se detecta la recusatiode la poesa seria y de tema blico

    (cfr. 2.1: Dame la lira de Homero, mas sin cuerdas sangrientas), el elogio retrico y la

    cfrasis de la belleza femenina, la vejez, el rechazo de la riqueza, la muerte, la

    interpretacin de los sueos, etc. Pero, como bien seala Surez de la Torre, en

    relacin con la fortuna del poeta y refirindose concretamente a lasAnacrenticas, la

    realidad es que semejante evolucin de la concepcin de lo anacrentico solo en

    cierta medida encuentra justificacin en la obra conservada de Anacreonte.

    Sin embargo, no sera justo privar a la coleccin anacrentica de los diferentes

    mritos intrnsecos y extrnsecos que atesora. En cuanto a los primeros, no son pocos

    los estudios que ponen de relieve el preciso arte de la imitatio en toda su dimensin

    literaria (a este aspecto responde que se haya recogido como referencia bibliogrfica el

    meritorio trabajo de Rosenmeyer); y, en cuanto a los segundos, hay que valorar la

    coleccin en su justa medida: la Anacrenticasconstituyen el nico testimonio (aparte

    de los epigramas) de poesa lrica de poca tardohelenstica e imperial y, por ese mismo

    motivo, es una fuente de documentacin excelente para el estudio de la evolucin y

    desarrollo de las reglas rtmico-prosdicas de estas pocas y tambin, aunque en menor

    medida, para los usos de la lengua en el gnero. Finalmente no se le puede negar su

    valor en la tradicin literaria. Desde que se publicaron en el siglo XVI hasta bien

    avanzado el Romanticismo todas las literaturas occidentales conocieron un verdadero

    afn traductor, adaptador y emulador de estos poemas. Por citar solo nombres de

    escritores seeros de literaturas europeas principales, valgan los de Leopardi,

    Metastasio, Ronsard, Belleau, La Fontaine, Voltaire, V. Hugo, Herrick, Byron, Goethe, H.

    Chr. Andersen o los griegos Athanasios Christpulos o Ioannis Vilars. Y, por la parteque nos toca, si nos circunscribimos a las letras hispanas, las Anacrenticas fueron

    imitadas o traducidas por Quevedo, Baltasar del Alczar, E. Manuel de Villegas (el

    padre del gnero en Espaa), Luzn, Jovellanos, Cadalso, Melndez Valds, el Conde

    Noroa, Arjona, Lista o Martnez de la Rosa entre otros muchos, una plyade de

    entusiastas admiradores, como se puede observar, nada desdeable.

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    3. Seleccin bibliogrfica (de autores preferentemente espaoles)

    La edicin ms completa y correcta de los fragmentos de Anacreonte es la de B. Gentili,

    Anacreon (Roma, Ed. dellAteneo, 1958) por la que aqu citamos. Puede consultarse tambin,con criterios mucho ms restrictivos, la de D. L. Page, en los Poetae Melici Graeci(Oxford 1962).

    La ms completa traduccin al castellano sigue siendo la de F. R. Adrados, Lrica griega arcaica

    (Madrid, Gredos, 1980); otras traducciones parciales pueden leerse en las antologas de J.

    Ferrat, (Barcelona, Sirmio, 1991, con texto griego), C. Garca Gual (Madrid, Alianza, 1980), J. L.

    Navarro-J. M Rodrguez (Madrid, Akal, 1990) o E. Surez de la Torre (Madrid, Ctedra, 2002).

    En cuanto a las Anacrenticas, la edicin de referencia debe ser la de M. Brioso Snchez,

    Anacrenticas(Madrid, Alma Mater, 1981) y su impecable traduccin. Mucho ms libre es la de

    Daz-Regan (Madrid, Ed. Clsicas, 1990). Para el texto puede consultarse tambin la edicin

    teubneriana de M. L. West, Carmina Anacreontea(Leipzig 1984).

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