1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por...

41

Transcript of 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por...

Page 1: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

1

www.avelamia.com

Page 2: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

2

www.avelamia.com

DIRECTORIO Octubre 2017

Año 5, número 60

Director José Luis Barrera Mora

Editor

Luciano Pérez

Coordinador Gráfico Juvenal García Flores

Asistente de editor

Norma Leticia Vázquez González

Web Master Gabriel Rojas Ruiz

Consejo Editorial Agustín Cadena

Alejandro Pérez Cruz Alejandra Silva

Fabián Guerrero Fernando Medina Hernández

Ave Lamia es un esfuerzo editorial de:

Director

Juvenal Delgado Ramírez

www.avelamia.com

Reserva de Derechos: 04 – 2013 – 030514223300 - 023

Síguenos en:

Ave Lamia

@ave_lamia

ÍNDICE

EDITORIAL 3

IMAGEN DEL MES “EL CARCAJ DEL AMOR” Ana Bick 5

MATA HARI José Luis Barrera 6

MEDIO MILENIO DE LA

REFORMA LUTERANA

Luciano Pérez 11

PERDER

Adán Echeverría 16

EL GNOMO MALO

Luciano Pérez 23

CINCO RECUERDOS GUARROS

Hosscox Huraño 29

ISMAEL RODRÍGUEZ Y SU

DISCURSO DE LA

RESIGNACIÓN

Tinta Rápida 32

CHARLAS SOBRE EL DIABLO

Martín Lutero

(De “Charlas de sobremesa”, del

doctor Martín Lutero, traducción

del alemán y selección por

Luciano Pérez) 35

SOBRE LOS AUTORES 39

Page 3: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

3

www.avelamia.com

No deberíamos ser tan obsesivos

con los ciclos, pero con los años

que cargamos a cuestas ya no es-

tamos tan seguros de la existencia

de un porvenir y contamos uno a u-

no los momentos que rememorar.

Cierto es que por más que se le

busque, tenemos más camino anda-

do que por andar, y que por más a-

contecimientos que queramos agre-

gar a nuestras alforjas, nunca lle-

garan a ser tantos como los que de-

jamos atrás. Una confesión tan pura

como la que hizo Neruda en su au-

tobiografía “Confieso que he vivido”.

Los que hacemos Ave Lamia, confesamos que hemos vivido intensamente durante estos

cinco años en que mes con mes hemos estado al tanto de las publicaciones que se incluirán en el

número por venir. Hemos vivido con gran emoción los acontecimientos culturales que vale la pena

rememorar: Nacimientos y muertes de artistas, estrenos de películas y lanzamientos de discos,

siempre buscando que el recuerdo salga desde el corazón, tanto en los recuerdos festivos o lo

que sin serlo forman parte de la memoria de la humanidad como las guerras y los asesinatos.

Hemos vuelto a vivir al recordar nuestra infancia en los muchos artículos que rememoran los

hechos antes relatados. Pero también sabemos que nuestros artistas han vivido con pasión cada

texto que nos han hecho llegar y que atesoramos con gran devoción. Es decir, llegamos al año

seis viviendo, y seguiremos viviendo en cada línea de nuestros artistas de la letra y en cada

imagen de nuestros artistas plásticos.

Pero por sobre todas las cosas hemos vivido para hacer vivir a nuestros lectores, a quienes

les debemos un agradecimiento por su lealtad y loca obsesión por la cultura. Y tanto artistas como

lectores tenemos que agradecer a nuestro web master que se embarcó en esta travesía junto con

nosotros y nos ha llevado a buen puerto, Porque seis años se dicen fácil, pero representan 60 edi-

Page 4: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

4

www.avelamia.com

ediciones más cuatro de terror y una más por venir; se trata de cerca de 2600 páginas escritas por

nuestros autores, que significan más de 450 colaboraciones, que dicho de manera más clara son

450 emociones acontecidas y plasmadas en papel (y en nuestro caso trasladadas al pixel).

Y ahora más que nunca hemos de ensalzar el cierre de otro ciclo, que tal como lo dictó en

su oráculo nuestra señora Lamia, se tiene que celebrar junto con las Posadas Malditas de octubre,

y con nuestro especial de terror, Amén.

Después de la celebración debemos de seguir trabajando en pos del año seis que a punto

está de llegar. Pero antes de comenzar el otro ciclo, cerraremos como se ha dicho con nuestro

Especial de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje.

Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con 450 emociones a cuestas, decimos a modo

de brindis: Confesamos que hemos sufrido.

José Luis Barrera

Page 5: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

5

www.avelamia.com

El carcaj del amor

Ana Bick

Acuarelas/mixta

9" x 12"

Page 6: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

6

www.avelamia.com

"Amo a los militares. Los he

amado siempre y prefiero ser la

amante de un oficial pobre que

de un banquero rico"

Margaretha Geertruida Zelle

a vida está llena de

personajes muy in-

teresantes, lo mismo

siendo héroes o antihéroes,

y es que el atractivo no ra-

dica en la validez moral del

fin con el que actúan, y de

acuerdo a la naturaleza hu-

mana, la gente con tenden-

cia hacia la maldad tiene

características intelectivas

que los hacen ser enigmáti-

cos y por supuesto suma-

mente llamativos, y curio-

samente cuando este per-

sonaje es del sexo feme-

nino, el atractivo es mucho

mayor.

Por esto hablaré de

una mujer que conquistó a

hombres poderosos, con

clara predilección por los

militares, como nadie lo ha

hecho, y cuyo nombre real

era Margaretha Geertruida

Zelle, quien adoptó el nom-

bre javanés de Mata Hari.

El otro seudónimo que uti-

lizó era el de Lady McLeod,

utilizando el apellido de su

marido Rudolph, del que se

separó cuando uno de sus

dos hijos, Norman John,

falleció a causa de compli-

caciones por la sífilis conta-

giada por su padres, aun-

que hubo alegatos de posi-

ble envenenamiento por

parte de un sirviente nativo

de la pareja al que el capi-

tán McLeod le dio malos

tratos, e inclusive acusacio-

nes de asesinato por parte

de Margaretha Zelle en

contra de su marido.

El matrimonio con

Rudolph McLeod era ya u-

na muestra de su predilec-

ción por hombres de la mi-

licia, ya que luego de que

ella respondiera a un anun-

cio de este capitán veinte

años mayor que ella solici-

tando esposa ("Oficial des-

tinado en las Indias Orien-

tales Holandesas desearía

encontrar señorita de buen

L

Mata Hari José Luis Barrera

Page 7: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

7

www.avelamia.com

carácter con fines matri-

moniales". Sólo se pedía u-

na carta con referencias,

pero Margaretha añadió u-

na fotografía, convencida

de impresionar al capitán, y

luego de mantener una bre-

ve correspondencia, se lle-

vó al cabo la boda el 11 de

julio de 1895 en Amster-

dam, cuando ella tenía 18

años. Una vez casados,

McLeod es nombrado co-

mandante del primer bata-

llón de infantería en Java,

y es ahí en donde acontece

la muerte del hijo, lo cual

es un duro golpe para un

matrimonio deteriorado de

tiempo atrás, y el capitán

se fuga de ese dolor por

medio de la bebida. Se dice

que es en este punto, y a

causa de la soledad, en

donde Mata Harí comienza

a apasionarse aún más del

baile y la cultura javanesa.

Lo cierto es que a la muerte

de la madre se andaba for-

jando un pasado en la India

en el seno de una familia

de brahamanes, dejando

de ser hija de su padre bio-

lógico Adam Zelle, el mo-

desto sombrerero holandés

al que sus vecinos apoda-

ban el Barón, por sus deli-

rios de grandeza y sus cos-

tumbres extravagantes. A

los seis años, Margaretha

fue matriculada en el cole-

gio más caro de la ciudad y

enviada a clase, el primer

día de curso, en una carre-

tela dorada tirada por dos

cabritas blancas enjaeza-

das como para unos espon-

sales principescos. Las bur-

las de sus compañeras no

hicieron mella en la futura

Mata Hari, que descubrió

pronto el placer de verse

convertida en el centro de

todas las miradas. Una de

sus compañeras diría años

más tarde que "era diferen-

te de las demás, y en su

naturaleza estaba el deseo

de brillar".

A su separación en

1902, pese a que ella tuvo

en principio la custodia del

hijo que les sobrevivió, el

marido la apartó del mismo

con el argumento de la vida

disoluta y viciosa que llevó

en la isla. Entonces tiene

algunos intentos fallidos pa-

ra ser modelo de artistas

parisinos con el seudónimo

que adopta a partir de su

nombre de casada, a ma-

nera de mancillar el apelli-

do; sin embargo por el poco

éxito de su incursión como

modelo el propósito no tuvo

el efecto deseado. Es así

que después de padecer u-

na seria crisis económica,

un poco más tarde decide

regresar a París, pero aho-

ra aprovechando los cono-

Page 8: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

8

www.avelamia.com

cimientos adquiridos de la

cultura javanesa, y gracias

al pelo negro que le heredó

su madre, se hace pasar

por una princesa de Java,

lo que le va ganando fama

en sus espectáculos de

strip- tease, que para 1905

le ganan un renombre y en

París ya se peleaban por

conseguir boletos en pri-

mera fila en los espectácu-

los de danza exótica y eró-

tica que representaba, y en

los cuales pese a que se

desnudaba casi completa-

mente, nunca mostró sus

pechos, a decir de muchos

por darle pena el pequeño

tamaño de ellos; aunque

de acuerdo a la versión de

ella, era porque en los ata-

ques sufridos por parte de

su ex marido, éste le había

mordido los pechos y le ha-

bía hecho perder el pezón

izquierdo.

Usaba un currículo

completamente amañado,

en donde decía: “Mi madre,

gloriosa bayadera del tem-

plo de Kanda Swany, murió

a los catorce años, el día

de mi nacimiento. Los sa-

cerdotes me adoptaron y

me pusieron Mata Hari, que

quiere decir `pupila de la

aurora'". Además decía que

en la pagoda de Siva a-

prendió los sagrados ritos

de la danza. Con esta fal-

sía, acompañada de unas

contorsiones sensuales y

misteriosas, que se adosa-

ban a un cuerpo hermoso

prácticamente desnudo (a

excepción, como ya se se-

ñaló, de los senos que eran

cubiertos de una cúpula de

bronce), se dispuso Mata

Hari a conquistar el mundo

desde el Museo de Arte

Oriental de París, en una

función promovida por el

coleccionista y fundador del

mismo Émile Étienne Gui-

met. Con tan solo leer la

crónica del 18 de marzo de

1905, de La Presse, se

puede dar cuenta de que

los parisinos quedaron fas-

cinados: "Mata Hari es Ab-

saras, hermana de las nin-

fas,de las Ondinas, de las

walkirias y de las náyades,

creadas por Indra para la

perdición de los hombres y

de los sabios".

Este éxito obtenido

le permite ser una cortesa-

na sumamente cotizada,

por lo que ella termina se-

leccionando a gente pode-

Page 9: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

9

www.avelamia.com

rosa tanto de la vida polí-

tica y por supuesto la mili-

tar. En tanto que se codea-

ba con amantes poderosos

y tenía protectores acauda-

lados, fomentaba su leyen-

da relatando su vida de mu-

chas maneras diferentes,

tanto que ya nadie sabía a

ciencia cierta quién era y

de dónde venía. Tuvo con-

tratos suculentos en teatros

de las grandes capitales

europeas, sin lograr nunca

actuar en el Teatro Odeón

de París, y tampoco logró

ser siquiera recibida por el

empresario ruso, fundador

de los Ballets Rusos, Ser-

guéi Diáguilev.

En tanto que Mata

Hari actuaba en Berlín, el

mundo se convulsionaba

con el inicio de la Primera

Guerra Mundial. Es en la é-

poca en que era la amante

del Jefe de la Policia de e-

sa ciudad, y más tarde se

enreda en un romance con

Eugen Kraemer, cónsul ale-

mán en Amsterdam y jefe

del espionaje de su país,

quien piensa en ella para

obtener información de los

militares tranceses. Es en-

tonces que a cambio de su-

mas considerables de dine-

ro, Mata Hari acepta con-

vertirse en la agente H 21,

Pero la bailarina era ambi-

ciosa, y tal como había he-

cho siempre con los amo-

res, decidió jugar a dos ba-

rajas y convertirse en agen-

te doble. Es así que se o-

frece en París al capitán

Georges Ladoux, quien se

encontraba al frente del

Servicio de Espionaje y

Contraespionaje francés. A

partir de ese momento, La-

doux se dedica a seguir

todos sus pasos y a vigilar-

la de cerca. Una mujer que

no puede pasar desaperci-

bida, resulta ser una pési-

ma espía. Si además es

propensa a la mentira, al

embrollo y a acostarse con

cualquier apuesto caballero

con tal de que tenga un par

de galones, las cosas por

supuesto tienen sus compli-

caciones.

Pero en realidad ella

estaba muy enamorada del

oficial ruso Vadim Masslov

(último amante de Mata Ha-

ri), varios años más joven

que ella. Es así que sus

complicados asuntos de al-

coba entre Madrid, Amster-

dam y París, acelerarán su

caída y su detención acu-

sada de espionaje. En el

interrogatorio se volverían

contra ella sus últimas an-

danzas con la milicia:

Page 10: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

10

www.avelamia.com

"Desde junio de 1916 ha-

béis entrado en relación

con los militares de todas

las nacionalidades que es-

taban de paso en París. Así

el 12 de julio habéis almor-

zado con el subteniente

Hallaure. Del 15 al 18 de ju-

lio habéis vivido con el co-

mandante belga De Beau-

fort. El 30 de julio salisteis

con el comandante de

Montenegro, Yovilchevich.

El 3 de agosto con el sub-

teniente Gasfield y el capi-

tán Masslov. El 4 de agosto

os citabais con el capitán i-

taliano Mariani. El 16 al-

morzábais con los oficiales

irlandeses Plankette y

O'Brien, y el 24, con el ge-

neral Baumgartem".

El listado continuaba

y aquí fue cuando Mata Ha-

ri aseguró que amaba a los

militares de todos los paí-

ses y que sólo se acostaba

con ellos por placer, no pa-

ra sacarles información. Es

probable que esa fuera la

única verdad que dijo en su

vida. El tribunal francés la

acusó de alta traición y la

condenó a muerte sin prue-

bas concluyentes. En parte,

para subir los ánimos de un

país en guerra, al que se le

ofrecía una sensacional e-

jecución con intenciones e-

dificantes. Murió con una

serenidad inusitada el 15

de octubre de 1917. Ves-

tida y maquillada como pa-

ra una gran ceremonia, no

permitió que le taparan los

ojos y miró sin rencor a los

oficiales del pelotón de fu-

silamiento. Nadie reclamó

su cadáver.

Mata Hari es sin duda uno

de esos personajes atracti-

vos y enigmáticos que ha

dado inspiración para infini-

dad de biografías, docu-

mentales y una serie en

programación por la panta-

lla chica de Telemundo. Y

por supuesto, el cine no po-

día dejar de lado a esta

misteriosa bailarina y espía,

en donde cabe mencionar

tal vez como la más icónica

la película de 1931, dirigida

por George Fitzmaurice, e

interpretada por la gran di-

va Greta Garbo, en una ac-

tuación memorable. Y hay

dos cintas más que tal vez

por el recuerdo de este

gran filme mencionado no

tuvieron el éxito que preten-

dían: una, de 1964, dirigida

por Jean-Louis Richard, y

actuada por la reciente-

mente fallecida Jeanne Mo-

reau, y la otra de 1981, de

Curtis Harrington, con el

sex symbol de los setentas

y los ochentas Sylvia Kristel

como protagonista.

Page 11: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

11

www.avelamia.com

uando el 31 de oc-

tubre de 1517, hace

quinientos años, el

fraile agustino y profesor y

doctor en teología Martín

Lutero clavó sus 95 Tesis

contra las indulgencias en

la puerta de la capilla del

palacio de Wittenberg, no

pensaba que revoluciona-

ría al mundo. Y sin embar-

go, sin saberlo, lo hizo. Él

sólo quería reformar a la I-

glesia Católica, para que

ésta se condujera de a-

cuerdo a la Escritura, y no

por lo que el Papa y los

Concilios dictaminasen, ya

que uno y otros podrían e-

quivocarse. Por lo tanto,

nunca fue su intención

acabar con el catolicismo,

sino hacerlo más cristiano.

Sin embargo, el Papa y

sus altos clérigos se dieron

cuenta perfectamente de lo

que significaría dicha refor-

ma de la Iglesia: el aniqui-

lamiento de ésta.

Lutero es una de las

grandes personalidades de

la historia alemana, quizá

entre las más característi-

cas y atractivas, junto con

Goethe y Nietzsche. Preci-

samente a partir de él es

que Alemania se coloca

por primera vez en el prin-

cipal plano de los aconteci-

mientos mundiales. Con su

traducción de la Biblia fun-

dó prácticamente la lengua

alemana, hasta entonces

desperdigada en multitud

de dialectos: a partir de Lu-

tero el alemán se unifica

para ser un idioma que se

habla y entiende entre to-

dos los alemanes, no im-

porta a qué región o reli-

gión pertenezcan. En ese

idioma se desarrollarían

prodigiosas literaturas y fi-

losofías que serían el a-

sombro del mundo.

Por supuesto que

Lutero nunca tuvo tampoco

la intención de crear un i-

dioma para una cultura,

aunque lo haya hecho. To-

do lo que a él le interesaba

concernía únicamente a lo

religioso, a lo cristiano. Na-

cido en Eisleben, un pue-

blo de Turingia, el 10 de

noviembre de 1483, en el

día de San Martín, fue hijo

de un minero con recursos,

de modo que el padre pu-

do enviar a Lutero a la es-

cuela, si bien no le gustó

nada el que luego éste se

hiciese monje agustino en

el claustro de Erfurt. A di-

ferencia de otros monjes,

Lutero tomó muy en serio

su condición, y se sometió

al severo régimen discipli-

nario del convento; él por

sí mismo, no porque se lo

impusieran, pues ya para

ese tiempo no se hacía

tanto énfasis en las reglas

monacales.

Además, el joven

Lutero también tomaba en

serio un libro que desde si-

C

Medio milenio de

la Reforma

luterana Luciano Pérez

Page 12: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

12

www.avelamia.com

glos atrás había perdido

importancia para la propia

Iglesia: la Biblia. Se empe-

ñó en aprender hebreo pa-

ra entender el Antiguo Tes-

tamento, algo que no era

común. Y su griego no era

el aristocrático de Homero

o Platón sino el plebeyo

del Nuevo Testamento

(más tarde Erasmo de Ro-

tterdam haría una edición

confiable de éste, que fray

Martín aprovecharía para

su traducción). Se dio

cuenta además de que la I-

glesia se regía más por la

teología intelectualista de

Tomás de Aquino (es de-

cir, de Aristóteles) que por

la Escritura. Por lo tanto,

Lutero se hizo ferviente an-

titomista, y para esto se a-

poyó fuertemente en el

santo de su orden, San A-

gustín, quien hablaba más

al corazón que al intelecto.

Sin embargo, seguía

obediente a los mandatos

católicos. Fue destinado a

la universidad de Witten-

berg, donde se hizo profe-

sor y doctor en teología. Y

ocurrió que en 1511 fue

enviado, para asuntos con-

cernientes a su orden mo-

nacal, a Roma, y quedó

horrorizado con lo que vio:

el Papa y los altos clérigos

se habían vuelto paganos.

Es que estaba ahí en ple-

nitud lo que hoy conoce-

mos como el Renacimien-

to. Aquí cabe recordar có-

mo se lamentaba Niet-

zsche, de que un humilde

agustino se escandalizara

al encontrarse en Roma

con que los placeres y las

alegrías de los viejos días

grecorromanos habían

vuelto, habían renacido (de

ahí Renacimiento), y se

prodigaban en las esferas

eclesiásticas. El Papa era

más entendido en la anti-

güedad grecolatina que en

la Biblia, y el clero vivía en

la riqueza y en la ostenta-

ción, dado a todo tipo de

pecados. ¿Por qué, se pre-

gunta Nietzsche, tuvo que

llegar este entrometido de

Lutero a estropearlo todo?

Porque entonces

fray Martín se decidió a

que eso tenía que cambiar,

aunque de momento no

sabía cómo. Y llegó la gota

que derramó el vaso. De a-

cuerdo a la doctrina cató-

lica, hay muchas almas en

el Purgatorio, que sufren y

necesitan salir de ahí; la

Iglesia ofreció que, me-

diante un pago, llamado in-

dulgencia, sería posible

hacer más leve el sufri-

miento del alma, e incluso

sacarla del Purgatorio, si

los pagos eran lo bastante

sustanciosos. En Witten-

berg se presentó un domi-

nico llamado Tetzel, el en-

cargado oficial de poner en

Alemania a la venta las in-

dulgencias, recabar el di-

Page 13: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

13

www.avelamia.com

nero y enviarlo al Papa. In-

dignado, Lutero escribió en

contra de las indulgencias

95 Tesis, que clavó en la

puerta del castillo de dicha

ciudad, como ya mencio-

namos el principio. Fue su

primer paso en la rebelión

contra Roma. Todavía no

rompió con ésta, sino que

sólo pedía que la iglesia se

ciñese a la Escritura, y era

obvio que en ésta no se

decía nada acerca de pa-

gar indulgencias por las al-

mas. Es más, la Biblia no

hablaba de que hubiese

Purgatorio, salvo un párra-

fo evidentemente apócrifo,

carente por completo de

inspiración divina.

Roma reaccionó, y

ordenó a Lutero que se re-

tractase de sus Tesis. El

monje fue a Leipzig a de-

fenderlas ante doctos en-

viados por el Papa, y la

discusión terminó en em-

pate. Lutero fue ahondan-

do más en sus ideas, de tal

modo que proclamó que la

Biblia estaba por encima

de lo que dispusiera el Pa-

pa; decir eso era imposible

en esa época, y no cayó

bien entre los clérigos, pe-

ro sí entre muchas perso-

nas, incluso príncipes. El

emperador Carlos V, que

no quería tolerar en sus te-

rritorios ninguna disidencia

contra la religión católica,

ordenó que se llamase al

monje ante su presencia,

en la ciudad de Worms,

donde tenía que renunciar

a todo cuanto había dicho,

o atenerse a las conse-

cuencias, que no podían

ser otras que la de ser con-

denado y quemado.

Lutero no era cobar-

de. Hablaba fuerte y con

sólidos argumentos, de

modo que surgieron nume-

rosos partidarios de él por

toda Alemania, que ya es-

taban hartos de los curas.

Entre ellos estaba su pro-

pio príncipe, Federico de

Sajonia, quien no quiso

que su súbdito fuese sin

protección ante el empera-

dor, y éste se vio obligado

a conceder un salvocon-

ducto, con el cual el agus-

tino no podía ser maltrata-

do y se le permitía volver a

su ciudad. Carlos V aceptó

a regañadientes, pues ne-

cesitaba a Federico para

futuras batallas. Así que en

1520 se vieron frente a

frente Lutero y el empera-

dor. Este último era muy

joven, y en ese momento

su capitán Cortés estaba

destruyendo a Tenochtitlan

(que se rindió en 1521).

Años después se arrepen-

tiría Carlos V de no haber

estrangulado a Lutero con

sus propias manos ahí

mismo, en Worms; pero no

podía hacerlo, pues la sala

estaba llena de alemanes

que gritaban loas y ánimos

al fraile rebelde.

Lutero fue muy firme

ante el emperador y los en-

viados papales: no se re-

tractaba de nada, a menos

que, mediante la Escritura

Page 14: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

14

www.avelamia.com

y la razón, se le demos-

trara que estaba equivoca-

do. Pero la disposición

pontificia era contundente:

no había nada que discutir,

sólo quedaba el someti-

miento incondicional. He a-

quí lo que pontífices de

nuestros días como Juan

XXIII y Juan Pablo II la-

mentaron como una insen-

sibilidad por parte de la I-

glesia de entonces: Lutero

debió ser escuchado y dar-

le cauce a sus inquietudes.

El que no se haya hecho

así trajo devastadoras con-

secuencias: la división del

mundo cristiano en católico

y protestante.

A Lutero lo tuvieron

en Worms de pie horas y

horas y estaba sediento, y

entonces un príncipe ale-

mán le ofreció al monje u-

na cerveza fría, que le

cayó de maravilla. El poeta

Heine ha recordado este

hecho como uno de las ac-

tos de piedad más grandes

que se han realizado. Sin

decidirse nada, Carlos V

acabó la reunión, y dejó ir

a Lutero, sólo con la orden

de no salir de los límites de

la región sajona. Era un

gran triunfo para el rebelde

haber salido con vida de

Worms. No obstante, Fe-

derico de Sajonia sabía del

peligro que aún corría su

súbdito, y le dio un lugar

seguro donde refugiarse

durante un tiempo, el cas-

tillo de Wartburg, donde se

dedicaría a su célebre tra-

ducción de la Biblia original

al alemán.

Por supuesto que el

Papa no podía ceder nada,

y proclamó primero la

excomunión y luego la

expulsión de Lutero de la

Iglesia. Dejaba éste de ser

fraile, y en adelante sólo

sería doctor. Escribió trata-

dos para defender sus i-

deas ante Alemania y ante

el mundo, y se le dio la ra-

zón en muchas partes.

Algo que en particular le

preocupaba era el porqué

la Iglesia se basaba más

en las buenas obras y los

méritos para la salvación, y

no en la fe en Cristo. Es

decir, que para el catolicis-

mo bastaba con hacer el

bien para que Dios lo re-

compensase a uno. Pero

ese hacer el bien consistía

en pagar diezmos y dar li-

mosnas, en obedecer al

clero, honrar a los santos y

sus respectivas reliquias, y

darle prioridad al Papa an-

tes que a la Biblia. Lutero

dijo que nada de esto tenía

valor ante Dios. Pero es

más, ni siquiera una con-

ducta irreprochable y un

corazón lleno de bondad

bastaban, porque lo pri-

mordial era tener fe en que

Dios nos concediese la

gracia de su perdón. Ser

bueno no garantizaba na-

da, sólo Dios sabe quién

era digno de Él y quién no,

al margen de cualquier o-

bra que se hiciera.

Page 15: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

15

www.avelamia.com

Eso fue el golpe

mortal a la Iglesia Católica,

y Lutero se hizo de mu-

chos amigos, pero también

de enemigos. Erasmo fue

muy amigo de Lutero, pero

a partir de que éste quedó

fuera del catolicismo, se

distanció de él. Ya sin la

posición eclesiástica, Lute-

ro se casó con una monja,

Catalina von Born, y tuvo

varios hijos. Él era de ca-

rácter alegre, tocaba el

laúd, cantaba, bebía y co-

mía bien; después de la

comida le gustaba hablar

de sus temas favoritos, co-

mo el del Diablo. Y hasta

su muerte en 1546 prodigó

su palabra, en medio de

los arduos problemas polí-

ticos y sociales de Ale-

mania, como la guerra

campesina, en la que des-

empeñó un polémico pa-

pel.

Surgieron nuevas

iglesias, llamadas protes-

tantes, en Alemania, Es-

candinavia, Países Bajos,

Suiza, que se basaban en

lo predicado por Lutero.

Hubo nuevos reformadores,

como Zwinglio y Calvino,

que si bien traían otras in-

terpretaciones de la Escri-

tura, no hubieran logrado

impulsar sus credos sin el

ejemplo del célebre ale-

mán. Y en eso consistió la

revolución realizada por és-

te: en haber demostrado

que era posible oponerse a

una institución poderosa

como la Iglesia Católica y

poder vivir sin ésta. El ca-

tolicismo no se acabó, pero

perdió todo el poderío que

tuvo durante la Edad Me-

dia. Cierto, Lutero colocó

en lugar del Papa como au-

toridad a la Biblia. Pero

también ésta, dos siglos

después del inicio de la Re-

forma, comenzó a ser cues-

tionada y llegó la se-

cularización. Y hoy, que es-

tamos libres de la Iglesia y

de la Biblia, no podemos

menos que recordar los

500 años de esa Reforma

que, sin pretenderlo, inició

el camino hacia nuestra li-

beración.

Page 16: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

16

www.avelamia.com

uando Roberto

Suárez atentó con-

tra su vida, bebién-

dose una botella de ácido

muriático, no pensaba más

que en los errores que ha-

bía cometido, que lo cerca-

ban a todas horas y pare-

cían observarlo por los rin-

cones con sus ojitos azu-

les. Dejó de disfrutar las

fiestas como estaba acos-

tumbrado. Los errores ale-

teaban en su mente. Inten-

taba resarcir uno y atrás

brincaba otro que le caía

encima, como un furioso

gato. Sus amigos cercanos

tuvieron que darse cuenta,

pero pensaron: Sabe lo que

hace, seguro sabe en qué

se está metiendo. El que se

atrevía con un discreto No

lo hagas, recibía un regaño:

No vengas a decirme qué

está o no está bien, eres el

primero en disfrutar lo que

te doy. ¿Cómo crees que

saco para pagarte la ropa

que traes puesta?

El truene con su no-

via, que dos meses des-

pués se casara con Martín

Guzmán, amigo de ambos,

tuvo que importarle a Ro-

berto aunque dijera lo con-

trario. Algo se quebró en su

interior, y no había forma

de repararlo, ni de sumirlo

en los desperdicios de su

alma. Azucena era lo único

incontaminable que le que-

daba. La única que podía

salvarlo de ese naufragio al

que estaba corriendo con

premura. ¿Para qué me en-

gaño?, se sinceró de pie

junto al estéreo de la sala

de su casa, sosteniendo

entre sus manos los pape-

les de la última auditoría.

Esa tarde los había sacado

de la oficina, a escondidas.

El lunes comenzarán a pre-

guntar por los resultados.

No me presentaré. Tengo

que buscar tiempo. ¿Dón-

de?

Acostumbrado a ves-

tir bien, a gastar dinero sin

medida, había tomando el

dinero de la empresa don-

de se desempeñaba como

administrador, pensando en

reponerlo luego, pero los

enredos de un alcohólico

no tienen salida. Más si se

ocasionan invitando y pa-

gándole la fiesta a todos e-

sos parásitos que siempre

rodean a un hombre nece-

sitado de amistades, y te-

meroso de la soledad.

Por el mismo proble-

ma de la bebida Roberto

Suárez perdió a la chica. A-

zucena lo amaba, o al me-

nos así lo creía; sin embar-

go, después de cada fiesta

Roberto prefería mandarla

a casa y seguir la juerga.

Martín Guzmán llegaba a

visitarla cuando Roberto se

regresaba a la fiesta. Las

pláticas se hicieron conti-

nuas, aprovechaban para

salir a caminar por las tar-

C

Perder

Adán Echeverría

Page 17: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

17

www.avelamia.com

des, cenar por las noches.

De muchas fiestas Azuce-

na, aburrida de verlo beber,

se quitaba con Martín Guz-

mán. Incluso Roberto ha-

blaba por teléfono a Martín

para ver si le hacía el favor

de pasar por su novia y así

zafarse de ella.

Fiestas intermina-

bles, donde Roberto asu-

mía los gastos. Le encanta-

ba ser el centro de atrac-

ción, esa capacidad sin

desenfado para soltar el di-

nero. Rodeado de amigos,

de compañeros que disfru-

taban con él. Necesitaba

complementar una vida de

miseria por la confusión de

no poder identificarse con

la doble moral de la socie-

dad a la que pertenecía, no

podía hablar de sus prefe-

rencias. Odiaba tener con-

ciencia y no era feliz con

los recuerdos de hombres

que lo poseían de la forma

que su cuerpo necesitaba.

Daba dinero para que lo

quisieran, para que no lo

abandonaran.

Y cuando estaba a

punto de decidir mostrarse

tal cual era, vino la audi-

toria. No tenía otra salida

más que huir o enfrentar la

cárcel. ¿Huir, adónde? “No

tengo un solo centavo”. Se

dio cuenta que la soledad

era un monstruo enorme

que se lo había tragado.

Sentía estar habitando el

estómago de algún dios e-

nano, un dios fallado que

no tenía más ganas que vo-

mitarlo. Un dios disoluto y

contrahecho que lo vomita-

ba para mirarlo y mofarse

de él; le apretaba las pier-

nas, le golpeaba la cabeza

con un mazo pénico, le

mordía la nuca: “Así te gus-

ta, perrita, ¿verdad?, así te

gusta que te tenga”. Un

dios deforme y contrahe-

cho, jorobado, giboso, de

piernas cortas y con el

miembro enorme, lo perse-

guía al cerrar los ojos, y ha-

bitaba la casa, paseándose

a gusto por las paredes.

Déjame en paz, decía Ro-

berto acostumbrado a su

presencia. Aventando los

papeles robados a la em-

presa, quemándolos en un

bol de porcelana donde

acostumbraba preparar las

ensaladas que tanto dis-

frutaban los amigos que ve-

nían a cenar. Déjame en

paz, gritaba, dejándose ca-

er en el sofá. El dios con-

trahecho se trepaba en el

brazo del mueble: “Me das

asco, niñita, todo lloroso y

ridículo, nadie me quiere,

nadie me quiere, me siento

solo, me siento solo bu bu

bu, me das asco”. Nunca

estás sólo, imbécil, me per-

teneces desde hace mu-

cho.

Cállate. Roberto iba

del sofá al mueble del esté-

reo, se asomaba por las

ventanas hacia la calle, co-

rría hacia la recámara y de

ahí a la cocina, para regre-

sar al sofá. Cállate, maldito,

cállate. En la mesa queda-

ban dos líneas de coca de

la fiesta. Se inclinó y aspiró

una. Echó para atrás la ca-

beza. El enano había desa-

Page 18: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

18

www.avelamia.com

parecido. Su voz aún flota-

ba sobre sus ojos. “Me per-

teneces, ja”, reía Roberto.

“Qué bien, ahora vendrán

las pesadillas a controlar-

me. Está en que lo per-

mita”.

Se levantó y hacer-

cándose al estéreo subió el

volumen. La voz de Ana

Torroja inundó el espacio

expulsando el residuo del

dios enano. Roberto levan-

tó el bol de porcelana y ver-

tió las cenizas en el lavade-

ro. Buscaba tiempo. El lu-

nes comenzarán a pregun-

tar por el resultado de la

auditoría. Llamarán de nue-

vo a los auditores. “Van a

buscarme. No tengo nada

en las tarjetas. Necesito un

préstamo. El banco no me

dará crédito”. “Eres mío”,

escuchó que cantaba una y

otra vez Ana Torroja desde

el estéreo. Y ahí estaba

sentado en el sofá, el mis-

mo Roberto frente a sí mis-

mo. Se miró y dudó. Miró

sus manos mientras enjua-

gaban el bol en el agua

corriente.

Tocaban a la puerta,

y el bol se cayó de sus ma-

nos rompiéndose al chocar

con el suelo. Roberto se

detuvo. “Siempre has sido

mío, me perteneces”, se

descubrió diciendo. El otro

Roberto estaba ahora mi-

rando por las cortinas hacia

la calle. “Hey, tú”, dijeron

los dos. Roberto caminó

hacia sí mismo y se miró

frente al espejo del baño.

Lloraba, y se mojaba el ros-

tro en el lavabo. La cruda y

la mala noche comenzaron

a reventarle las neuronas,

los ojos nublados de lágri-

mas, mirando el espejo y el

reflejo burlándose de su

condición: “maldito contra-

hecho, maldito miserable,

eres el que me está miran-

do, el que todo lo ve, eres

tú, ¿Qué miras?”, decía a

cada rato. Tocaban a la

puerta pero no sentía de-

seos de conectarse con la

realidad.

Era un pedazo hu-

mano. El timbre sonaba sin

detenerse. Un zumbido se

agigantaba, inundándolo to-

do. Irritado, el mecanismo

eléctrico del anuncio de al-

guien en la puerta, le grita-

ba que abriera: “Abre, hi-

jueputa”. Roberto imaginó

que era la policía, que

pronto lo tendrían en un

cuarto oscuro, con barrotes

de hierro y que la luz no lo

tocaría.

Se miró vilipendiado

por otros reos. Sabrían en-

seguida de su condición de

tipo frágil. Él, que tenía tan

buenas maneras, acostum-

brado a ropas de telas pre-

ciosas, a vestir siempre a la

moda, las mejores marcas,

a gastar dinero a mano

suelta, miraría los tatuajes

en el torso de hombres su-

dorosos, de aliento pesti-

lente que intentarían tocarlo

Page 19: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

19

www.avelamia.com

al considerarlo mariquita, al

mirarlo débil. Soy frágil, un

tipo frágil que no sabe cui-

darse. Se sentó de nuevo

junto al retrete y abrazó sus

rodillas. Se descubría junto

a su cama king size de

sábanas de seda, color vi-

no, en su habitación, con el

aire acondicionado a tope.

Lloraba irritado, enojado

con él mismo.

“Las cárceles no se

hicieron para mí”, se dijo.

Tantas equivocaciones.

Dónde están los amigos.

“Venderé la casa”. Qué

sentido tiene. Quién putas

toca a la puerta. ¿Será la

muerte? Pensar en las ho-

ras perdidas, en las mis-

mas torpezas, lo secuestra-

ba a la realidad. “Me van a

doblegar, no podré con la

cárcel, soy un tipo frágil,

me destruirán. ¿Soy un tipo

frágil?”

“La culpa es de mi

padre. Siempre exigiendo,

gritando; noches enteras

con la incertidumbre de si

llega o no, para burlarse de

mi, insultarme, para sacar-

me de la cama y subirme al

carro rumbo al burdel, pa-

garle a ese espanto de mu-

jer que se ríe de mi: no te

haré daño, vamos a sentar-

nos un rato acá en la cama,

llora si tienes ganas, le diré

a tu papi que fuiste un tigre.

¿Quién estará llamando a

la puerta? ¿Será la muer-

te?”

“¿Has venido por

mí? Te esperaba”. La

muerte pasó y se entretuvo

mirando las fotografías col-

gadas en las paredes. Ro-

berto repasaba los núme-

ros de la auditoría. La

muerte llevaba un sombre-

ro estilo panamá. Tenía los

ojos grises y la piel más

morena de lo que Roberto

podía aceptar. “¿Tienes pri-

sa? Está foto me encanta”,

dijo la muerte, en ella Ro-

berto estaba con sus pri-

mas en un bar en la playa.

“Te me escapaste. Pero to-

do tiene su momento. Aho-

ra es tiempo de pagar”, y la

muerte sacudía los brazos,

burlona, caminaba dando

aplausos y elevando las

piernas bailando amanera-

damente. “Me reiré de ti al

final”, dijo Roberto de nue-

vo en el sofá.

Apuró la última línea

de coca que le quedaba.

“Puedes llevarme cuando

quieras. Estoy tranquilo.

Soy feliz y eso no te lo es-

perabas, ¿verdad, maldita

puta?” La muerte caminó

hacia donde estaba Rober-

to. Sus pantalones de lino

blanco, y su filipina impeca-

ble brillaban con la luz que

filtraba desde la calle. “Esta

madre te matará, ja”, y reía

golpeándose las rodillas,

agitando los brazos y

aplaudiendo. “Qué cosa es

la muerte sino perderse en

sí mismo”, le dijo mientras

se revisaba las uñas de la

mano derecha. “Ven. Acá

está mi pecho”, jaló a Ro-

berto, quien pudo darse

cuenta que estaba hecho

un ovillo a un lado del sofá.

“Son estos mis labios, para

besarte, puta maldita. No le

diremos a tu padre, ja”, la

risa rebotaba en las pare-

des. ¿Alguien intentaba a-

brir el portón de su casa?

Ana Torroja había quedado

muda. Roberto se acercó

de nuevo al estéreo. Retro-

cedió algunas pistas. Los a-

cordes de Mecano le hi-

cieron despejarse un poco,

y de nuevo Ana Torroja dijo

las mismas palabras: “Eres

mío, siempre serás mío”.

“Qué tal estuvo la

noche”, decía su padre.

“Chingón, ¿verdad? Acá sí

saben atender a los clien-

tes. Bueno, dime, la mujer

me dijo que estuviste muy

bien para tu edad”. Roberto

no quería mirarlo. El sueño

y la vergüenza eran ma-

yores. “Nada de maricona-

das, por favor, no sopor-

taría tener un hijo puto”.

“Un padre endemo-

niado por el alcohol, que no

Page 20: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

20

www.avelamia.com

quiso brindarme amistad

más que desprecio, (no to-

dos los hombres pueden

ser padres, no todas las

mujeres deben ser ma-

dres). No quisiste prestar-

me el carro, y bien que la

hice cuando, después de

robarlo, quedó destruido en

aquel accidente ¿recuer-

das?, huí dejándolo con las

llantas para arriba. ¿No me

corriste de la casa? ¿No

tienes la culpa?, claro que

la tienes, eres culpable de

que fuera tan débil; tanto

cuerpo, para guardar tan

pequeño espíritu, todo me

fue robado desde niño. Me

robaron la inocencia en e-

sos burdeles a los que me

arrastrabas.

“Por eso caminé de-

cidido hasta la carne del

maldito vecino, ese mecáni-

co que me obligaba a ma-

mársela cuando jugábamos

busca─busca en la calle,

¿y quién me protegía? ¿tú,

padre?, que nunca estabas

porque tenías otra familia.

¿Quién me defendió cuan-

do a los siete años el me-

cánico me violaba a su an-

tojo? ¿O era yo entregan-

dome ante el primer amor?

¿Qué puede saber de amor

un niño?

“Al principio me re-

sistí, intenté decir no, lancé

golpes, pero al final dejó de

forzarme, yo iba feliz a visi-

tarlo. Aunque me golpeara

si se me escapaba un grito

de dolor, iba a visitarlo para

permitirle introducir su pene

en mi boca. Tenía siete y él

dieciséis. Se había dado

cuenta de que era un chico

frágil. Ahora es un estúpido

pobretón y yo con harta la-

na. He pasado a verlo e

invitarle alguna copa. Fin-

gía no recordar lo que me

hacía cuando niño, por eso

le hice recordarlo, le toqué

las nalgas, le toqué la polla

sobre el pantalón, lo llevé a

mi casa para mamársela, y

el pendejo creyó que todo

quedaría ahí, pero no. Él tal

vez no lo recordara, no im-

portó, yo si lo recuerdo, me

daban ganas de matarlo, a-

sí que hice que el marrano

me la mamara igual a mi,

me daban ganas de destri-

parlo, pero sería yo el que

caería a la cárcel. Me lo co-

gí al pendejo, pobre imbé-

cil, alguna vez fue un joven

atlético, ahora es un borra-

cho sin pena ni gloria. La

venganza es una zona re-

currente.

“Ahora voy a prisión

y cuántos estarán ahí des-

cubriendo mi fragilidad, a-

busarán de mí. No pueden

abusar de mí, nadie puede

abusar de mí. Como tú, pa-

dre, con tus regaños, tu

desamor. Padre es el que

educa... Me fui huyendo de

ti, del aprendiz de mecá-

nico, de mi destino. Huí de

tu malogrado cariño, del

querer matarte como tantas

veces soñé.

“Mis primas me die-

ron alojamiento, y Laura

comprendió de inmediato

Page 21: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

21

www.avelamia.com

quién era. Me mostró lo na-

tural de querer a los de mi

propio sexo. Ella es un

hombre dentro del cuerpo

de mujer; con ella y su

hermana intenté ser el que

siempre he querido. Del

brazo de Ilka que sabía de-

fenderme, de Laura, más

femenina pero con igual

capacidad de ligar chicas.

“Ellas lograron ser lo

que querían. Yo nunca.

Con ellas conocí a Enrique,

el único hombre que ha si-

do tierno conmigo. Me hizo

suyo, me acostumbró a su

suavidad. Lo desprecié por-

que no me gustaba que me

acariciara frente a nadie;

Enrique fue sincero en la

despedida: “No tienes el

valor de dejarte amar”. Le

grité que no quería ser un

maricón como él.

“Acá si eres puto te

crucifican, no puedes des-

cubrirte en cualquier reu-

nión social. Si eres mari-

cón, tienes que ser ateo.

Creo en Jesucristo, ¿y por

qué me abandonas? Oh

Dios, eres como todos, juz-

gas mis debilidades, mi fal-

ta de carácter. Sólo el al-

cohol me permite creer de

nuevo, ¿será acaso el ver-

dadero dios?, solo puedo

tener estos momentos, esta

alegría que me deforma el

rostro ante el espejo.

“Quise amarte, Azu-

cena. Pero cómo amar lo

que no se desea; me acos-

tumbré a la violencia de la

carne. Te sentías incómoda

cuando te llevaba al hotel,

tus diminutos llantos luego

de hacer el amor. Confesa-

bas con el estúpido curita

aquel que te pedía que nos

casáramos. ¿Cómo alguien

como yo va a casarse?,

¿qué sigue, tener un hijo al

que le digan ahí va el puto

de tu papá?, que le digan,

yo me lo cogí.

“Ahí va el Cristo tre-

pado en su escoba, juz-

gándome siempre, con su

carita de mártir crucificado.

Que fácil es dejarse matar

y decir: “morí por ustedes”;

¿donde esta ese estúpido

Dios del que hablan? Si

dios fuera puto otra vida

sería la nuestra. El cobarde

se esconde arrepentido de

la pendejada que hizo cre-

ando al ser humano. Mal-

dita virgen que dejaste mo-

rir a tu hijo. Cobarde puta,

cómo te atreviste; eres co-

mo mi madre, mientras a tu

hijo le daban latigazos, y lo

coronaban con espinas, a

mí me atrapaba el hirviente

desprecio de mi padre y me

investían la túnica del mari-

cón. Por eso me dejarán

morir en mis orines”.

Page 22: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

22

www.avelamia.com

El timbre de la puer-

ta volvió a escucharse, los

gritos sacudían los cimien-

tos. Martín Guzmán brincó

el muro y tumbó la puerta

de entrada con un mazo.

Vio a Roberto convulsionar

sobre un charco malva y el

negro de sus humores, con

los ojos desorbitados. Una

botella de ácido muriático

estaba derramada a un

costado. Arrastró a Roberto

como pudo hasta el carro.

Los vecinos salían a la ca-

lle por el ruido, y se mi-

raban unos a otros: “Aca-

baron las orgías”, dijo uno.

“Mira a los dos putos, así

tenían que terminar”, decía

otra mujer mientras movía

la escoba. “A ver si no se

mueren. Sería lo mejor. No

toques esa sangre podría

tener sida”.

(Del libro “Mover la sangre”,

2016)

Page 23: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

23

www.avelamia.com

oy el gnomo que ma -

tó al emperador. No

fue culpa mía, porque

¿a quién se le ocurre me-

terse a un bosque profun-

do, donde cualquier cosa

puede suceder? Y ahí esta-

ba yo, trabajando entre los

árboles, tallando hermosas

figuras de muchachas as-

máticas. Logro venderlas

en los mercados de Viena,

donde me las compran doc-

tores locos, que las utilizan

para ceremonias iniciáticas

que no viene al caso expli-

car, pues después de todo

no me conciernen. Me las

compran y no se diga más.

Estaba yo, entonces,

en el bosque, empecinado

en mi trabajo, cuando llega

un hombre ya no muy jo-

ven, lleno de soberbia, exi-

giendo mi pronta ayuda pa-

ra sacarlo de este lugar,

porque se había extraviado.

Claro está que me negué a

ayudarlo. ¿Por qué habría

de hacerlo? Le dije: “Así

fueses el emperador, no

estoy obligado a sacarte de

aquí”. Él, enojado, pues e-

fectivamente era el empe-

rador, sacó su espada y se

dispuso a atacarme. No lo

hizo, porque me eché a re-

ír, con esas carcajadas si-

niestras que tenemos los

gnomos y que meten pá-

nico en el corazón de quie-

nes las oyen. Al oírme, se

le cayó la espada. Le dije:

─ Aunque fueras el rey de

amarillo, no te sacaría sano

y salvo de aquí.

─ Pero no soy un rey, sino

de un rango más alto: ¡soy

emperador! ─, me respon-

dió, todavía sin reponerse

del susto.

─ Pues si viniste al bosque

a buscar a Blanca Nieves,

ella ya no está viva. Fue mi

esposa y murió de parto

hace años.

─ No, yo no vine por Blan-

ca Nieves.

─ O si es por la Bella Dur-

miente, te diré que ella fue

mi cuñada. Se casó con mi

hermano, un gnomo más

malo que yo. Y ella resultó

ser aún más mala que él,

así que lo abandonó y se

fue de puta a los cabarets

azules de Berlín.

─ No vine por ninguna de

ellas. Ni siquiera sé por qué

estoy aquí. Sucede que

perdimos el camino y de re-

pente mis cobardes guar-

dias huyeron.

─ Tal vez vieron a mi amigo

el Dragón Chiflado.

S

El gnomo malo

Luciano Pérez

Page 24: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

24

www.avelamia.com

─ El caso es que algo vie-

ron y me abandonaron en

este lugar, donde he cami-

nado mucho y no encuentro

la salida para volver a Vie-

na.

─ Ni la hallarás, nunca.

─ Eres mi súbdito, ¡y te or-

deno que me saques de

aquí!

─ No soy súbdito ni del rey

de amarillo, el único al que

más o menos respeto. ¿Por

qué lo he de ser tuyo?

─ El Imperio Sacro y Ro-

mano de los Germanos me

pertenece.

─ Pues a mí no, y no lo la-

mento.

─ ¡Te ordeno, maldita sea,

que me conduzcas fuera de

este bosque! Tengo que

volver a palacio, pues hay

guerras pendientes, mis hi-

jos están enfermos, y la

emperatriz me aguarda con

impaciencia.

─ Vamos, no seas loco. Tó-

mate conmigo una cerveza

marca León.

─ Oh, no, yo no bebo eso

de protestantes, de lutera-

nos malditos. Para mí sólo

existe el vino de Borgoña,

exclusivo para católicos de

la nobleza.

─ Oye, ¿eres o no un ale-

mán? La cerveza te hará

bailar, reír, fornicar, ¿en-

tiendes?

─ ¿Cómo te atreves a de-

cirle eso al emperador? ¡E-

nano, arrodíllate, pídeme

perdón, encomiéndate a

Cristo, y sácame del bos-

que!

─ ¡No soy enano, sino gno-

mo! El más pertinente de

los seres fantásticos. Y tú

no eres mi emperador, y

tampoco creo en Cristo.

─ ¡Un pagano, y en mi tie-

rra! ¡Ya es suficiente con

Lutero, como para que un

bochornoso duende le falte

al respeto no sólo a mí, si-

no a la religión!

─ ¡Basta ya de gritos, se-

ñor! Me estás haciendo e-

nojar y no tendré otra alter-

nativa que matarte.

Los periódicos de

Viena informaron con gran-

des titulares acerca de la

terrible muerte del empera-

dor, a manos del gnomo,

que soy yo:

“¡ADIÓS AL KAISER! LO

MATÓ UN DUENDE”, de-

cía La Gaceta Austriaca.

“UN CUENTO DE HO-

RROR EN LOS BOSQUES

DE VIENA”, señaló con iro-

nía La Antorcha Bienpar-

lante.

“DOLOR PARA LA EMPE-

RATRIZ POR CULPA DE

UN SER FANTÁSTICO”, in-

Page 25: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

25

www.avelamia.com

formaba hermosamente La

Jornada Vienesa.

Dicen que los robots

no matan, lo cual yo no

creo. Pero todos aceptan la

posibilidad de que un gno-

mo mate. Más tratándose

de un gnomo malo como

soy yo, malhumorado por

culpa de un imbécil aristó-

crata educado entre algo-

dones y pañales de oro.

¿Qué le costaba beberse

una cerveza conmigo? El

fanatismo religioso es paté-

tico, y de ahí proviene la

muerte de muchos. Tomé

la espada que el empera-

dor había dejado caer al

suelo, y con ella le atravesé

el corazón varias veces. La

sangre fluyó maravillosa-

mente, esa sangre azul de

los nobles austriacos que

alguna vez se derramará

también en México, cuando

el sobrino nieto de este

hombre al que maté sea el

emperador no querido de

los aztecas.

Poco después, vesti-

da de negro, vino a buscar-

me la emperatriz. ¡Ah, qué

hermosa mujer! Alta como

la torre de Babel, blonda

como las cigarras macha-

cadas, blanca como las pla-

yas lunáticas. Además, sa-

brosamente bañada y per-

fumada. No lloraba. Se veía

serena, aunque distante.

Fría, pero conciente. Sin

guardianes, quién sabe có-

mo logró internarse en el

bosque y encontrarme. Tal

vez le preguntó a mi amigo

el Dragón Chiflado, que es

un curioso y algo imperti-

nente poeta. Seguramente

él la guió, pues es muy ga-

lante con las damas. Algo

le habrá escrito ya, pues

pronto se impresiona, y en

este caso no es para me-

nos, para publicarlo en el

anuario de Los Dinosaurios

del Edén.

La joven señora se

puso anteojos, quizá “para

verme mejor”, y me dijo,

con voz un poco ronca:

─ No es mala persona tu a-

migo el dragón, si acaso

extravagante.

─ Adora a las damas, sobre

todo si son como usted —,

le respondí.

─ El bosque contiene se-

cretos profundos, y quise

conocer el sitio exacto don-

de murió asesinado mi ma-

rido.

─ ¿Para qué? ¿Para recor-

darlo siempre?

─ Necesitaba ver no sólo el

lugar, sino también al ase-

sino, y a éste ya lo estoy

viendo.

─ Lamento decirle que no

me apena lo que hice. No

tiene nada de malo tomarse

una cerveza.

─ Ah, él aborrecía la cer-

veza, y sin embargo a mí

me gusta.

Page 26: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

26

www.avelamia.com

─ Entonces, emperatriz,

¿acepta beberse una con-

migo?

─ Vamos, adelante.

Saqué de entre mis

cajas dos botellas negras,

cerveza marca León, traída

desde Baviera, que es tan

católica como Austria. No

hay borrachos luteranos o

papistas; lo que hay es,

simplemente, borrachos. Y

he aquí que la hermosa

emperatriz quiso beber

conmigo el néctar místico

de los germanos. Dijo ella:

─ Con la cerveza conviene

probar mariscos. Pulpo con

arroz, de preferencia.

─ A veces tengo en casa

peces del Danubio para co-

mer, pero hoy no —, le dije,

con algún pesar.

─ Sí, los mariscos van bien

con la cerveza. Pero mi

marido prefería asado de

cerdo con vino francés.

─ Su marido de usted era

de lo más desagradable,

por eso lo maté.

─ Te entiendo, gnomo. Pe-

ro no te justifico, puesto

que has dejado huérfanos a

mis hijos.

─ Cásese usted conmigo, y

tendrá otros, y además re-

gistraré a nombre mío a e-

sos hijos suyos que que-

daron sin padre. Yo mismo

perdí un hijo cuando se mu-

rió al nacer de mi esposa

Blanca Nieves, también

muerta.

─ ¡Imposible que me case

contigo! El arzobispo no lo

permitiría.

─ Matemos a ese señor. Lo

conozco, ha venido por a-

quí en persecución de cam-

pesinas robustas para con-

vertirlas en madres. Es fácil

conocer a los niños que

son hijos del arzobispo,

porque todos tienen cara

de diablos, y no sólo la ca-

ra.

─ El arzobispo sabe latín…

─ También yo, y además

sé otras lenguas que él no

conoce.

─ ¿Cómo cuáles?

─ La de los pájaros, que se

aprende cuando uno se ha

bañado en sangre de dra-

gón.

─ ¿Chiflado?

─ Oh no, yo no le haría eso

a mi mejor amigo. De otro

tipo de dragón, fuerte y vi-

llano, gigantesco y criminal,

con el estómago lleno de

lumbre.

─ Tu amigo me simpatiza.

Es tan educado, y habla

muy bien…

─ Así es él. Pero no le crea

mucho, no es más que una

pose suya. En el fondo es

muy desdichado.

─ ¿Sufre?

─ Por amor, ya sabe usted.

─ ¿A quién ama?

Page 27: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

27

www.avelamia.com

─ Yo digo que a nadie, pe-

ro él dice amar a una dama

en especial.

─ ¿Quién es?

─ No sé cómo se llama, pe-

ro tiene pelo negro y pa-

dece asma y diversas aler-

gias.

─ ¿Dónde vive ella?

─ En Mexicópolis.

─ ¿Dónde queda eso?

─ Es el reino azteca, el cual

será gobernado en el futuro

por unos primos de usted

que todavía no nacen, lla-

mados Max y su esposa

Carlota.

─ Sabrosa cerveza. Pero

insisto en que requiere

pulpo con arroz.

─ Pulpos hay en el Medi-

terráneo. No en el Danubio.

─ Bien, ya vi al asesino y

tendré que irme, gnomo.

─ Hey, ¿no quiere casarse

conmigo?

─ ¿Aceptarías a mis hijos?

─ Ya le dije que sí, y por

supuesto que le daré otros.

La emperatriz se

quedó pensando, como ha-

ciendo cuentas. Después

de todo, no tengo riquezas,

pero si trabajo un poco

más, en vez de hacer mu-

ñecas asmáticas y alérgi-

cas de madera, encontraría

oro en alguna mina todavía

no detectada. Pero ella me

dijo, incómoda:

─ Gnomo, apenas te co-

nozco. Y además, ¿qué di-

ría mi gente al ver que me

caso con el asesino de mi

esposo?

─ Dirían que no hay mejor

pareja que una bella empe-

ratriz y un gnomo malvado.

Yo la nombraría a usted en

adelante la emperatriz de

Chichén Itzá.

─ Estás loco, gnomo. Com-

pletamente loco. Tendré

que matarte.

Sacó una daga que

traía oculta en el pecho y

me la clavó en el corazón.

Desde entonces no sólo es-

toy enamorado de ella, sino

que ya no la volví a ver, y

mi corazón sangra copiosa-

mente cada vez que la re-

cuerdo. Me pongo a fanta-

sear acerca de cuántos

hijos habríamos tenido. Mi

amigo el Dragón Chiflado

vino a ayudarme. De hecho

él fue quien con sus pro-

pias manos se hizo cargo

de curar la herida, pues

también tiene conocimien-

tos médicos. Dijo él:

─ Vivirás, viejo gnomo, pe-

ro el corazón está dañado

para siempre.

─ Dragón, ya no tallaré

más asmáticas, sino empe-

ratrices ebrias de cerveza,

locas por los mariscos, y

embarazadas por gnomos

malos. Serán objeto de pro-

fanaciones.

Page 28: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

28

www.avelamia.com

─ Los doctores vieneses te

las comprarán con más

gusto.

─ Pero mientras tanto, mo-

riré de amor.

─ Haz lo que yo hago, es-

cribe poemas.

─ Escribir poesía no alivia

al corazón.

─ Entonces escribe histo-

rias de horror.

─ Son las únicas adecua-

das. Además, se supone

que soy un desalmado.

Cuando alguien como yo se

enamora, se le exige odio.

Pero yo no odio a la empe-

ratriz, sino que tan sólo

quiero saber cómo hubie-

ran sido nuestros hijos.

─ Igual dijiste cuando lo de

Blanca Nieves…

El dragón tomó su

laúd y cantó piezas beatles

de colección para mi delei-

te. Cuando maté al insolen-

te emperador, me sentí

bien; cuando la emperatriz

me quiso matar, me sentí

mejor. O peor. Si los gno-

mos malos amamos, todo

nos está permitido. Lástima

que no tuve ese día pulpo

con arroz a la mano. ¿Yo

qué iba a saber que a ella

le gustaba? La emperatriz

habría caído rendida ante

mis pequeños pies, con ser

tan grandes los de ella.

Cerveza habrá siempre de

inmediato, pero ¿cómo adi-

vina uno que se necesitaba

pulpo con arroz para cierta

decisiva ocasión? Los gno-

mos no podemos preverlo

todo, aunque se diga que

somos sabios.

Y si yo amo, ¿qué

importa que la mujer que yo

quiero me haya lastimado

el corazón? Pero no sé por

qué digo esto, que más pa-

rece propio de mi amigo el

poeta Dragón Chiflado,

quien por un beso de su a-

mada asmática es capaz

de cualquier cosa. Sólo que

ella no come pulpo con a-

rroz, sino comida cantone-

sa, que el dragón no sabe

qué diablos es, ni yo tam-

poco. Ay de mi amigo si

viene su musa, porque no

tendrá él tal comida para

complacerla. Vean lo que

me sucedió a mí, un gnomo

malo que ya no tiene posi-

bilidad de que le nazca al-

gún hijo. Y aún si naciera,

no podría yo reconocer a

ninguno que no hubiese

procreado yo mismo con la

emperatriz.

Estoy indagando

cuál es la comida cantone-

sa. Uno nunca sabe cuán-

do se podría necesitar, así

que debo estar, ahora sí,

preparado.

Page 29: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

29

www.avelamia.com

Nérida

n esta aridez no hay luna, sólo tú, que no eres luna, pero es-

tás.

El sol ha quemado la neblina de los huesos y pei-nas tu cabello con las men-tiras que te dije.

Me recuesto en la cama y me pregunto si aún estará húmedo tu coño, de cualquier manera ya no im-porta.

Raquel

Con tu voz amarilla decías que el amor sólo era el acuerdo tácito de dos mi-serables para lamerse las heridas. Yo lo creí siempre, y por eso nunca dejé de a-cariciarte el ano con la lengua.

No sé qué fue más hermoso, si tus huesos o tu pachequez desenfrenada. Recuerdo que brincábamos de azotea en azotea sólo para drogarnos sin fe y me-ternos los dedos por los o-jos.

En una casa azul, donde había una maleza de huele de noche, siempre terminábamos tirados, ab-sortos en el silencio y en la extrañeza del amanecer.

Alguna vez, cuando miraba fijamente la mugre de tus largas uñas, quizá se me ocurrió destazarte. Rebanar tus nalgas hasta que empezaran a chorrear grasa, sentir el ritmo vaci-lante de tu sangre inundan-do todo. Penetrarte mien-tras exhalaras lo que resta-ba de ti.

¿Sabes?, podría ha-ber sido peor. Quizá se me hubiera ocurrido casarme contigo.

E

Cinco recuerdos

guarros

Hosscox Huraño

Page 30: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

30

www.avelamia.com

Rosa Icela

Escucho el taconeo por la escalera, la pestilencia a-nuncia que otra vez vienes borracha. Es inútil buscar algo a las tres de la ma-ñana en tu arenosa mirada. Enciendes un cigarro y finges que lloras. Desnuda te recuestas en la cama, abres tus piernas como quien destapa un refresco. No te das cuenta pero aún escurre semen de tu vulva.

No tengo ánimo para arrancarte de cuajo la ca-beza y patearla hasta el fastidio. Me quedo inmóvil, alejado, observando cómo te quedas dormida mientras hablas. La única certeza que tengo es que tus men-tiras siempre son las mis-mas. En tus hombros se notan marcas de dientes que, sin duda, te dieron mientras te poseían. Tu respiración es torpe, frag-mentaria, es claro que es-tás agotada.

El silencio es un tiempo lento que sólo es perturbado por el ruido que hacen las ratas en el techo. Estoy confuso y no se có-mo desaparecerte. Ojalá te murieras sólo así, con pen-sarlo.

Sin embargo te miro como si hoy estuvieras es-pléndida. Estas tan intoxi-cada que no sientes cuan-do te meto la verga en el

culo, quizá gruñes un poco al principio, pero no te importa demasiado. Jamás pensé qué el deseo, some-tido por la humillación, po-dría llegar a ser un cíclope tocado por la melancolía.

Mona

No hay nada helicoidal que escape a la turbulencia que provoca tu aroma.

Tu sombra acurruca-da en lo alto de la cama me hace pensar en tu santidad, tan clara y frenética como las cucarachas que viven en el fondo de la estufa.

Me gusta arrastrar tus recuerdos. Morder imá-genes de cuartos de hotel donde nunca estuve conti-go. ¿Cuánto semen habrás

tragado ya? ¿Realmente fueron magníficos aquellos orgasmos etílicos, donde se confundía la espuma del espermaticida con la de la cerveza?

Creo que he contado quinientas veces los plie-gues de tu ano y sigo pre-guntándome cuál es el pun-to que me ha hecho un a-dicto a tu carne.

Aunque hemos cami-nado juntos por la calle y a veces arribes a mis sueños, siempre te miro como a una desconocida, me gusta oír-te hablar porque nunca en-tiendo nada, es mirar sig-nos criptográficos en un muro de adobe. Sólo el sa-bor de tus secreciones me hace conjurar esa cómoda amnesia.

Page 31: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

31

www.avelamia.com

Mirando el pelo que te crece en las axilas, re-cuerdo que estoy perdido. Pienso luego que quizá e-res tan agria como una a-buela que se murió porque no podía cagar.

Norma

Recuerdo que tus manos negras tocaron mi nuca, mordí tu cadera y len-tamente metí mi dedo entre tus nalgas. Ya me había venido en tu boca mientras reías.

De tu olor se des-prendía la tarde en que co-gimos por última vez y, a-divinándolo, me tragué tu mierda y lloré un poco.

Eras una enana per-fecta: tus ojos extraviados y tu cerebro convertido en un puro coño, eran el antídoto ideal contra ciertos amores desdichados.

Page 32: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

32

www.avelamia.com

o soy un admira-

dor de la obra del

director de cine

mexicano Ismael Rodrí-

guez, pero sin duda que

con tan vasta producción,

es imposible decir que no

me gusta una sola de sus

películas. Difiero del gusto

por los melodramas engola-

dos que dirigía, y de la ma-

niquea necesidad de pre-

sentar a la pobreza con to-

da la nobleza y abnegación

con que los pobres so-

portan los avatares de la vi-

da, que al fin de cuentas

los van a redimir. Por su-

puesto, yo no soy admira-

dor de la trilogía muy de

corte alemanista (quien

gustaba de impulsar a los

creadores a presentar el

folclore de la pobreza) de

Nosotros los pobres, Uste-

des los ricos y Pepe el

Toro, ya que lleva esas

consignas tan parecidas a

las de la iglesia para dome-

ñar a los jodidos.

Como todo director

prolífico, su obra necesaria-

mente tiene altibajos muy

notorios; sin embargo cabe

destacar que fue uno de los

más importantes y sobre to-

do de los más rentables pa-

ra la industria fílmica nacio-

nal en su famosa Época de

Oro. Fue un director que

tuvo el tino comercial y por

eso se encargó de dirigir a

los actores más representa-

tivos de la época como Pe-

dro Infante, María Félix,

Dolores del Río y Jorge Ne-

grete, por ejemplo.

Las actuaciones re-

quieren del ojo experto del

director, que exige en de-

masía y corrige cuantas ve-

ces tiene que hacerlo para

lograr una actuación per-

fectamente acabada. Es

por eso que los actores de

renombre buscan a direc-

tores experimentados para

que saquen lo mejor de sus

actuaciones. Y en el caso

de Rodríguez no logra sa-

car siempre lo mejor de sus

actores, y para ejemplificar

usaré tan sólo dos botones

de muestra: la muy famosa

escena de Pedro Infante

llorando la muerte de “el

Torito”, en Nosotros los po-

bres, la cual es realmente

una actuación demasiado

artificial y forzada; la otra

es cuando Pedro Infante,

interpretando a Juventino

Rosas, dirige a una orques-

N

Ismael Rodríguez y su

discurso de la

resignación (1917 ─ 2017)

Tinta Rápida

Page 33: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

33

www.avelamia.com

ta para demostrar que la o-

bra que le da nombre a la

película (“Sobre las olas”)

es de su autoría, que

muestra una menos convin-

cente actuación de Infante,

quien en ningún momento

parece director de orques-

ta.

Sin embargo, a fin

de cuentas, bajo su direc-

ción, el mismo Pedro Infan-

te gana un Oso de Plata en

el Festival de Cine de

Berlín, por su actuación en

Tizoc, de 1956. Y para re-

saltar más su importancia y

buen oficio como director,

su película Ánimas Trujano,

de 1961, fue nominada al

Oscar por mejor película

extranjera (en la cual sólo

reprocho su terquedad de

dirigir al afamado actor ja-

ponés Toshiro Mifune, in-

terpretando a un indígena

mexicano, que a mi gusto

resulta en desacertado ex-

perimento).

Así y todo, no dejé

de divertirme con películas

que para mi gusto cumplen

con el objetivo de divertir

como Los tres García, de

1946, Los tres huastecos,

de 1948, y Dos tipos de cui-

dado, de 1952. En la pri-

mera haciendo mancuerna

con Abel Salazar y Victor

Manuel Mendoza, quienes

logran de verdad entretener

y hacer divertir a la au-

diencia, sin dejar de lado la

memorable actuación de

Sara García, que nos lleva

de la risa al llanto. La se-

gunda, en donde Pedro In-

fante interpreta a unos tria-

tes de carácter muy disím-

bolo, pero físicamente idén-

ticos (Lorenzo, el tamauli-

peco, que es bronco y ateo;

Juan de Dios, el potosino,

el cual es cura de una

parroquia; mientras que

Víctor, el veracruzano, es

capitán del ejército), y por

supuesto que nadie puede

olvidar la maravillosa y

siempre recordada apari-

ción de la niña María Euge-

nia Llamas Muñoz, la sim-

pática “Tucita”. Y la tercera

en la que se disfruta mucho

las rivalidad entre Jorge

Bueno (Jorge Negrete) y

Pedro Malo (Pedro Infante),

hasta llegar a la muy efusi-

va y celebrada discusión

muy musical al puro estilo

de una “topada” huapan-

guera, en donde ninguno

gana porque por poco ter-

minan en trompadas.

Pero de todas, las

que más disfruté desde ni-

ño fue A.T.M. A toda má-

quina, de 1951, otra vez

con Infante, pero esta vez

acompañado de Luis Agui-

lar, quien interpretando a

Luis Macías, al quererle

echar la mano al vagabun-

do Pedro Chávez (Pedro

Infante), se encuentra con

un tipo marrullero y ladino

Page 34: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

34

www.avelamia.com

que se muestra ventajoso

hasta que todo desemboca

en una casi sempiterna e-

nemistad que los lleva al

hospital después de una

querella sobre las motoci-

cletas del escuadrón de po-

licía al cual pertenecen. Pa-

ra culminar en un apretón

de manos que sella, al me-

nos eso parece, una amis-

tad permanente. Y aunque

no era la intención primaria

del argumento, me gusta

porque deja al descubierto

la abyección humana, re-

presentada por la ingratitud

del vagabundo, que lejos

de agradecer el gesto hu-

manitario, abusa de la bon-

dad de Macías.

Sin embargo, pese a

haberme divertido con algu-

nas de las películas de Is-

mael Rodríguez (incluida su

incursión en la época de la

encueractrices, con Blanca

Nieves y … sus siete a-

mantes, en 1980), ninguna

podría incluirlas entre una

lista de mis favoritas, y mu-

cho menos trascender co-

mo algo fundamental en mi

memoteca fílmica.

En este 2017, justo

el 19 de octubre se cum-

plen 100 años del naci-

miento de este director de

cine mexicano que pese a

todo, no puede omitirse

dentro de la historia del Ci-

ne Mexicano y sobre todo

de su Época de Oro. Es por

ello que no se podía dejar

de lado esta celebración.

Page 35: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

35

www.avelamia.com

l más grande casti-

go con el que Dios

puede afligir a los

malos, es cuando los en-

trega a Satán, quien, con el

permiso de Dios, los mata,

o los hace sufrir grandes

calamidades. Muchos dia-

blos hay en los bosques, en

las aguas, en el desierto, y

en lugares oscuros y cena-

gosos, listos para lastimar y

perjudicar a la gente; algu-

nos están también en las

gruesas nubes negras, así

que causan truenos, relám-

pagos y tormentas, y enve-

nenan el aire, las pasturas

y los suelos. Cuando estas

cosas pasan, entonces los

filósofos y los físicos dicen

que ello es natural, y se lo

adjudican a los planetas, y

muestran no sé qué razo-

nes para que haya tales

infortunios y plagas...

El Diablo veja y mal-

trata a los que trabajan en

las minas. Les hace creer a

éstos que han encontrado

buenas vetas de plata, y,

cuando más trabajan y tra-

bajan, resulta que no son

más que ilusiones. Aun en

pleno día, en la superficie

de la tierra, el Diablo causa

que la gente crea que han

visto un tesoro, el cual se

desvanece en cuanto lo

tienen a la mano. A veces

el tesoro es realmente en-

contrado, pero ello es por

la gracia especial de Dios.

Yo nunca tuve éxito en las

minas, pero tal fue la volun-

tad de Dios, y estoy confor-

me...

El emperador Federi-

co, padre de Maximiliano,

invitó a un necromántico a

comer con él, y por su co-

nocimiento de la magia, el

emperador convirtió las ma-

nos de su invitado en ga-

rras de grifo. El necromán-

tico ya no pudo comer,

pues avergonzado ocultó

las garras bajo la mesa. Sin

embargo, logró vengarse

de la broma hecha sobre él.

Al parecer ocurría un fuerte

altercado en el patio, y

cuando el emperador fue a

asomarse a la ventana para

ver qué pasaba, el necro-

mántico, por medio de su

arte, colocó grandes cuer-

E

Charlas sobre

el Diablo Martín Lutero

Page 36: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

36

www.avelamia.com

nos de venado en la cabe-

za del emperador, el cual

se quedó atorado en la

ventana y ya no podía re-

gresar al comedor, por lo

que para salir de este pro-

blema, tuvo que quitarle pri-

mero las garras de grifo al

invitado. Me deleita el que

un diablo moleste a otro

diablo. Sin embargo, no to-

dos tienen igual poder...

El Diablo me molesta

y atormenta, pero le resisto

con las armas de la fe. Sé

de una persona en Magde-

burgo, que se deshizo del

Diablo escupiéndole, pero

este ejemplo no puede fun-

cionar siempre, porque el

Diablo es un espíritu pre-

suntuoso y no está dis-

puesto a rendirse. Corre-

mos un gran riesgo cuando,

al enfrentarnos a él, hace-

mos más de lo que pode-

mos. Un hombre, bien apo-

yado en su bautismo, cuan-

do el Diablo se le presentó

con todo y cuernos, le a-

rrancó uno de éstos; pero

otro hombre, de menos fe,

cuando quiso hacer lo

mismo, el Diablo lo mató...

No debe sorprender-

nos el que el Diablo le ten-

ga un odio tan furioso a la

humanidad. Véase por e-

jemplo qué odio me tiene el

príncipe Jorge, quien día y

noche anda pensando de

qué manera perjudicarme.

Nada lo deleitaría más, que

el verme sufrir mil torturas.

Si tal es el odio de un hom-

bre, ¿cuánto más será el

del Diablo?...

Satán molesta y a-

tormenta a la gente en to-

das las maneras posibles.

A algunos los aflige cuando

están dormidos, con pesa-

dos sueños y visiones, así

que el cuerpo entero suda,

con gran angustia en el co-

razón. A otros él los saca,

dormidos, de sus camas y

recámaras y los conduce a

peligrosos lugares, así que

si no fuera por los amoro-

sos ángeles que los cuidan,

se caerían y morirían. Los

supersticiosos católicos pa-

pistas dicen que estos so-

námbulos son personas

que nunca han sido bauti-

zadas, o que si lo han sido,

el sacramento del bautismo

les fue provisto por un sa-

cerdote borracho...

La gente que entre

los papistas católicos es

poseída por el Diablo, no

puede deshacerse de éste

por más artes, palabras o

gestos que los exorcistas

usen; al Diablo no se le in-

timida con meras frases co-

mo “¡Sal de ahí, espíritu

impuro!”, porque estos

exorcistas no están condu-

ciéndose correctamente,

dado que sólo el poder de

Dios puede tener efecto. El

Diablo puede ser sacado, o

por las oraciones de toda la

Iglesia en conjunto, cuando

Page 37: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

37

www.avelamia.com

los cristianos unen sus sú-

plicas en oración, o por una

persona que podría hacerlo

y que debe ser de ánimo

fuerte y de gran valor, muy

seguro de su causa, como

lo fueron Elías, Eliseo, Pe-

dro, Pablo, etcétera...

La causa por la que

mucha pobre gente en el

tiempo de Cristo fuera po-

seída por el Diablo, fue que

la verdadera doctrina esta-

ba hundida y apagada en-

tre el pueblo de Israel, sal-

vo por unos pocos como

Zacarías, Isabel, Simón, A-

na, etcétera. Y yo creo que

si los fariseos hubieran se-

guido gobernando, y si

Cristo no hubiera llegado,

el judaísmo se habría con-

vertido en paganismo. Igual

como, en donde hoy predo-

mina el Papa, la gente en-

tiende poco de Cristo y su

palabra como si fueran

turcos y paganos...

En los casos de me-

lancolía y enfermedad, yo

concluyo que son obra del

Diablo. Porque Dios no nos

hace melancólicos, ni nos

aflige ni nos mata, porque

Él es Dios de los vivos. De

ahí que la Escritura diga:

“Regocíjate y ponte de

buen humor”. La palabra de

Dios y la oración son reme-

dio contra las tribulaciones

espirituales...

Yo prefiero que me

mate el Diablo, a que me

mate el Emperador o el Pa-

pa. Porque así me mataría

un verdadero y poderoso

príncipe del mundo...

Soy un doctor en la

Sagrada Escritura, y por

muchos años he predicado

a Cristo; sin embargo, has-

ta este día, yo no he sido

capaz de echar fuera al

Diablo, o de sacarlo de mí

como quisiera. Ni soy ca-

paz de abarcar a Cristo y

tomarlo conmigo, como lo

hago con el texto de la Sa-

grada Escritura que tengo

ante mí, sino que el Diablo

procura ponerme a otro

Cristo en mi mente...

El poder que el Dia-

blo ejerce no es mandado

por Dios, pero Dios no le

hace resistencia, y lo deja

que haga estropicios, pero

no más allá de lo que Dios

mismo quiera, pues ha

puesto un límite que el Dia-

blo no puede traspasar.

Cuando Dios le dijo a Sa-

tán, en referencia a Job,

“Mira, lo dejo en tus manos,

pero no lo mates”, el poder

del Diablo es permitido por

Dios, como si Éste dijera:

“te dejo que hagas lo que

quieras con él, sólo no le

quites la vida”...

El Diablo tiene dos

maneras de disfrazarse: o

se aparece en forma de

serpiente, para afligir y ma-

tar, o lo hace como tonto

cordero, para engañar y

mentir...

Page 38: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

38

www.avelamia.com

No podemos expul-

sar demonios con ciertas

ceremonias y palabras, co-

mo Cristo, los profetas y los

apóstoles lo hicieron. Todo

lo que podemos hacer, en

el nombre de Cristo, es orar

a Dios, a su infinita mi-

sericordia, para que alivie a

las personas poseídas. Y si

nuestra oración es ofrecida

con mucha fe, estamos se-

guros por Cristo de que se-

rá eficaz, y se superará la

resistencia del Diablo. Pero

nosotros, por nosotros mis-

mos, no podemos expulsar

a los malos espíritus, ni de-

bemos intentarlo siquiera...

Las tribulaciones me

son más necesarias que

comer y beber, y todas e-

llas caen sobre de mí para

que me acostumbre a ellas

y aprenda a soportarlas. Si

Satanás no me hubiera a-

tormentado, no me habría

convertido en gran enemigo

suyo, ni habría sido yo ca-

paz de combatirlo. Las tri-

bulaciones nos abaten el

orgullo, e incrementan

nuestro conocimiento de

los beneficios de Dios. Por-

que, desde el tiempo en

que me vi en gran tribula-

ción, Dios me dio la victoria

para superar la vida confu-

sa, maldita y blasfema que

viví cuando estuve someti-

do al Papado. Dios dispuso

las cosas de tal manera,

que ni el Emperador ni el

Papa fueron capaces de a-

cabar conmigo, y sin em-

bargo, el Diablo sigue vi-

niendo hacia mí, para que

pueda yo conocer la fuerza

de Dios en mi debilidad...

(De “Charlas de

sobremesa”, del doctor

Martín Lutero, traducción

del alemán y selección por

Luciano Pérez).

Page 39: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

39

www.avelamia.com

Page 40: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

40

www.avelamia.com

Page 41: 1 - Ave Lamia - Revista Cultural - … de Terror número cinco, que ya está listo e inquieto por salir a espantar a quien se deje. Juntos, todos quienes hacemos la revista, y con

41

www.avelamia.com

Cerrando un ciclo, qué mejor manera que como

lo dicta nuestra Lamia: el Especial de Terror, que

llega a su quinta edición, para así celebrar las

pascuas malditas