1 - Jueves - Reflexión · – Los pies es la parte del cuerpo más desagradable y más sucia....
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Jueves Santo
Reflexión: #YoMeQuedoEnCasa
Sentido del día
El Jueves Santo recordamos la cena de despedida que Jesús hizo con sus amigos. En
esta cena recordamos el lavatorio de los pies y la invitación a vivir una vida desde el servicio y la
entrega al otro. Por otro lado, recordamos la institución de la eucaristía, es decir, el pan y el vino
que se convierten en el mismo Señor que ofrece su vida para el mundo. Es un día para vivir
desde la experiencia de un amor que se olvida de sí mismo y se entrega desde la mayor
gratuidad. Es un día para dar gracias por el amor que nos rodea y por el amor del Señor que
nos acompaña en cada momento.
A la escucha de la Palabra...
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le
había metido en la cabeza a Judas
Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y
Jesús, sabiendo que el Padre había
puesto todo en sus manos, que venía de
Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena,
se quita el manto y, tomando una toalla,
se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y
se pone a lavarles los pies a los
discípulos, secándoselos con la toalla que
se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
«Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús
le replicó: «Lo que yo hago tú no lo
entiendes ahora, pero lo comprenderás
más tarde.» Pedro le dijo: «No me lavarás
los pies jamás.» Jesús le contestó: «Si no
te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los
pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él
está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Porque sabía quién lo iba a
entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y
decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también
vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho
con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
Sentido en la cuarentena
– El pueblo de Israel celebró la cena de pascua a puertas cerradas en su casa. La
experiencia de confinamiento la experimentó en la esclavitud a manos del faraón, en la noche de
Pascua, en su travesía durante 40 años por el desierto. Tener las puertas cerrada no supone
que el Señor no pueda entrar en nuestra casa.
– Miles de sanitarios están entregando su vida para luchar contra el coronavirus, miles de
personas están teniendo gestos de generosidad con los que peor lo están pasando… La
experiencia del servicio no la da solo el lavar los pies sino el hacer llegar al otro la experiencia de
sentirse querido.
– Pedro se niega a ser lavado por Jesús y es que el miedo a ser servido es grande.
¡Cuántas personas viven ahora mismo encerradas por el miedo al contagio! ¿Qué miedos han
despertado en ti el confinamiento?
– Los pies es la parte del cuerpo más desagradable y más sucia. Lavar los pies supone
acercarse a la parte del otro que más te cuesta, a la que más resistencias despierta en ti. ¿A
quién puedes acercarte? ¿A qué pies puedes lavar desde tu casa? A veces la toalla puede ser
un teléfono que permita llamar a alguien.
Escucha...
«Sigue habiendo», de Ixcis.
Para reflexionar...
– Señor, ¿de qué quieres lavarme a mí?
– Señor, ¿a quién me pides que lave?
– ¿Cómo entender el servicio desde la experiencia de confinamiento?