10-Ensayo

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LANCHA, Laura 3° Filosofía 2012 Taller de Expresión Oral y Escrita II Consigna N°10 : Realizar un ensayo sobre El nombre de la rosa Un espacio ordenado La época medieval tiene como característica principal el hecho de estar signada por el dogma cristiano, siendo éste aquel que va a imprimirle un sentido particular. Cuando me refiero al sentido, estoy pensando en una determinada manera de concebir la vida y en una determinada manera de transitarla, ya que la vida en términos cristianos es tan sólo una preparación o un camino para luego llegar al más allá y encontrarse con Dios, que es la única verdad posible y aceptada en este pensamiento. En este contexto está pensando Umberto Eco cuando escribe El nombre de la rosa. Cada vez que indagamos sobre la Edad Media nos encontramos con una vasta cantidad de escritos, sin embargo, muchos de los estudiosos de este período tan fascinante a menudo nos ofrecen páginas y páginas repletas de un relato histórico, lineal, con sucesos que se nos presentan demasiado lejanos, y en ocasiones nada entretenidos al lector. Este aspecto puramente histórico, característico de muchos relatos es el que se empieza a resquebrajar en la obra de Eco. 1

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LANCHA, Laura3 Filosofa2012Taller de Expresin Oral y Escrita II

Consigna N10: Realizar un ensayo sobre El nombre de la rosa

Un espacio ordenadoLa poca medieval tiene como caracterstica principal el hecho de estar signada por el dogma cristiano, siendo ste aquel que va a imprimirle un sentido particular. Cuando me refiero al sentido, estoy pensando en una determinada manera de concebir la vida y en una determinada manera de transitarla, ya que la vida en trminos cristianos es tan slo una preparacin o un camino para luego llegar al ms all y encontrarse con Dios, que es la nica verdad posible y aceptada en este pensamiento. En este contexto est pensando Umberto Eco cuando escribe El nombre de la rosa. Cada vez que indagamos sobre la Edad Media nos encontramos con una vasta cantidad de escritos, sin embargo, muchos de los estudiosos de este perodo tan fascinante a menudo nos ofrecen pginas y pginas repletas de un relato histrico, lineal, con sucesos que se nos presentan demasiado lejanos, y en ocasiones nada entretenidos al lector. Este aspecto puramente histrico, caracterstico de muchos relatos es el que se empieza a resquebrajar en la obra de Eco. Una trama interesante, aventurera, atrapante que nos muestra el Medioevo desde un lugar nuevo, no porque Eco inaugure una nueva Edad Media, sino porque se atreve a contarnos un relato diferente acerca de ella. La vitalidad e intensidad de los personajes, las minuciosas descripciones de los lugares, la presencia de un romance, la violencia de la Inquisicin, las angustias y los pesares que a diario deban tolerar los monjes, el secreto de una Biblioteca oculta, de una verdad que nadie poda conocer Un espacio cercado por una muralla que lo separaba casi del resto del mundo, generando un aislamiento que responda a un determinado ideal. Son estos algunos de los tpicos que la novela atraviesa, ms no son definitivos, ya que tambin se desarrolla un entramado poltico-religioso relacionado con la posesin del poder sobre el mundo terrenal.En ninguna parte del libro Eco se expide respecto de la clase de lector al que aspira para su novela. Sin embargo, en ella encontramos algunos detalles que nos permitiran aventurar algunas hiptesis al respecto. En repetidas partes del relato el lector se encuentra con una cantidad importante de prrafos en latn que no fueron traducidos al espaol, quizs porque el autor est pensando en un pblico con determinados conocimientos previos. Otro aspecto que puede llamarnos la atencin es la constante alusin a hechos histricos relacionados con el poder y la historia de la Iglesia, que no fueron explicados con demasiada profundidad. De todos modos, el hecho de no tener un vasto conocimiento de historia medieval no impide en absoluto que cualquier persona pueda adentrarse en la lectura de tan maravillosa obra.De la gran cantidad de temas que la obra nos permite indagar me voy a concentrar en el anlisis de los espacios, entendido desde una cierta lgica disciplinar que responde a determinados principios y creencias. La Abada se encuentra ubicada en la cima de una montaa, aspecto por dems significativo si nos remitimos al lugar que la misma religin le asigna a Dios. Tal ubicacin representa una gran riqueza en trminos de cultivo, pero tambin expresa el lugar predomnate y autoritario, propio del poder eclesistico en aquellos tiempos.No nos equivocaramos en afirmar que la Abada es como una gran ciudad. Despus del portaln (que era el nico paso en toda la muralla) se abra una avenida arbolada que llevaba a la iglesia abacial. A la izquierda de la avenida se extenda una amplia zona de huertos y, como supe ms tarde, el jardn botnico, en torno a los dos edificios los baos, y el hospital y herboristera- dispuestos segn la curva de la muralla. En el fondo, a la izquierda de la iglesia, se ergua el Edificio, separado de la iglesia por una explanada llena de tumbas. () A la derecha de la iglesia se extendan algunas construcciones a las que sta serva de reparo; estaban dispuestas alrededor del claustro, y, sin duda, se trataba del dormitorio, la casa del Abad y la casa de los peregrinos, hacia la que nos habamos dirigido, y a la que llegamos despus de atravesar un bonito jardn. Por la derecha, al otro lado de una vasta explanada, a lo largo de la parte meridional de la muralla y continuando hacia oriente por detrs de la iglesia, haba una serie de viviendas para la servidumbre, establos, molinos, trapiches, graneros, bodegas y lo que me pareci que era la casa de los novicios.[footnoteRef:1] [1: Umberto Eco, El nombre de la rosa, Buenos Aires, Ed. DeBolsillo, 2010, 14 ed., trad. Ricardo Potchar, pp.29-30]

En la frase anterior se observa una clara disposicin espacial dentro del terreno que conforma la Abada. Cada espacio en particular tena asignada una tarea especfica. Sin embargo, hay una distincin importante entre los espacios que se ocupan de tareas manuales y artesanales, y aquellos que se dedican a las labores intelectuales. Estas ltimas se desarrollaban en dos lugares claves, a saber, el scriptorium y la biblioteca, lugares centrales a los que posteriormente me referir.La Abada tiene como caracterstica principal ser un espacio regulado bajo ciertas rdenes y reglas que organizaban la vida de los monjes. El azar y el libre albedro no formaban parte de esta organizacin, puesto que la ociosidad era considerada enemiga del alma. Los monjes guardaban una disciplina muy estricta respecto de cada accin que realizaban. La obediencia era la mxima principal en aquel recinto. Cada aspecto de su vida estaba contemplado en la Regla (San Benito) que esta Abada adoptaba. Los oficios, el silencio, los trabajos manuales, la comida, la bebida, la vestimenta, etc. Esta lgica extremadamente puntillosa que estructuraba la vida los monjes y determinaba su accionar se puede observar a travs del anlisis de los distintos espacios que conforman este verdadero microcosmos.La Abada est compuesta de muchos y diferentes espacios, cada uno de los cuales guarda caractersticas particulares. Los monjes no decidan por su propia voluntad de qu tareas ocuparse, por el contrario, era el Abad el encargado de administrar todas las labores. Cada espacio contaba con un grupo de personas determinado. Esas personas se mantenan estticas en su lugar de trabajo, no haba un sistema de rotacin o de cambio. Slo cuando algn monje falleca el Abad asignaba una nueva persona. La distribucin de tareas funcionaba como reguladora del espacio. Sin embargo, eran tareas especficas que deban desarrollar personas especficas, en otras palabras, no cualquiera haca cualquier cosa.De la misma forma que los monjes no se ocupaban de cualquier actividad, tampoco podan circular libremente por cualquier recinto de la Abada. Junto con la divisin de tareas se daba tambin una divisin en lo concerniente al acceso de los espacios. Es posible dar cuenta de una discriminacin entre los espacios de acceso comn o de libre trnsito y los espacios de acceso restringido o de trnsito reservado.La cocina estaba administrada en su mayora por servidores que atendan a la comunidad de los monjes. Ciento cincuenta servidores para setenta monjes.[footnoteRef:2] Quienes transitaban a diario por ella eran los encargados de preparar las comidas. Tambin era usual el ingreso de aquellos que traan las provisiones de los porquerizos, los graneros, etc. Durante su estada en la Abada, Guillermo y Adso circularon en varias oportunidades por la cocina con el fin de saciar su hambre. Incluso fue all donde ocurrieron sucesos inesperados y se descubrieron personas que faltando a las horas de sueo se escabullan en la cocina para cometer actos pecaminosos. [2: Ibd., pp.37]

El refectorio era el lugar destinado para realizar las comidas. Era un espacio amplio que albergaba a la toda la comunidad, donde en sexta y vsperas todos se reunan para comer. Grandes antorchas iluminaban el refectorio. Los monjes ocupaban una fila de mesas, dominada por la del Abad, que estaba dispuesta perpendicularmente sobre un amplio estrado. En el lado opuesto haba un plpito, donde ya estaba instalado el monje que hara la lectura durante la cena. () Ahora los monjes estaban de pie junto a las mesas, inmviles con la capucha sobre el rostro y las manos bajo el escapulario. El Abad se acerc a su mesa y pronunci el Benedicte. Desde el plpito el cantor enton el Edent Pauperes. El Abad dio su bendicin y todos tomaron asiento.[footnoteRef:3] [3: Ibd., pp.97]

La comida de los monjes se desarroll en silencio, como de costumbre, y cada uno se comunicaba con los otros mediante el habitual alfabeto de los dedos. Una vez que los platos destinados pasaban por la mesa del Abad, los primeros en ser servidos eran los novicios y los monjes ms jvenes.[footnoteRef:4] [4: Ibd., pp.98]

Este espacio que podra caracterizarse como neutro, se encuentra tambin regulado bajo normas bien especficas y que todos deban de cumplir. Adems, el silencio es otro aspecto caracterstico que los monjes deban acatar.La iglesia es un espacio vital dentro de la Abada, quizs porque es el que le da sentido a todo el entorno. Era una iglesia perteneciente al perodo romnico y el lugar donde toda la comunidad se reuna varias veces al da para los oficios. La iglesia no era majestuosa como otras que vi despus () Se pareca ms bien a las que ya haba visto en Italia, poco propensas a elevarse vertiginosamente hacia el cielo, slidas y bien plantadas en la tierra, a menudo ms anchas que altas () Robusta iglesia abacial como la que construan nuestros antiguos () ajena a las audacias y al exceso de filigranas del estilo moderno.[footnoteRef:5] [5: Ibd., pp.44]

Cuando por fin mis ojos se habituaron a la penumbra, el mudo discurso de la piedra historiada () me deslumbr de golpe sumergindome en una visin que an hoy mi lengua apenas logra expresar. Vi un trono colocado en medio del cielo, y sobre el trono uno Sentado. El rostro del Sentado era severo e impasible, los ojos, muy abiertos, lanzaban rayos sobre una humanidad cuya vida terrenal ya haba concluido ()[footnoteRef:6] [6: Ibd., pp.45]

Estas fueron las palabras de Adso al encontrarse frente a frente con la portada de la iglesia. Ese lugar destinado a la oracin y la fe contena en su entrada una amenaza inminente para todo aquel que se atreviera a pecar. Una enseanza moral muy fuerte grabada en la piedra garantizaba el orden y la sumisin ante Dios. La idea del demonio, muy presente en aquella poca funcionaba, a travs del miedo, como una seal de advertencia. Este espacio tan significativo dentro de la Abada es de circulacin comn, ya que todos los monjes tienen no slo el permiso, sino la obligacin de asistir regularmente a l. Si bien en su mayora todos concurren a diario para los oficios, algunos monjes pasaban all ms cantidad de tiempo orando o pidiendo el perdn de Dios.La herboristera y el hospital eran espacios muy importantes, donde se cuidaba la salud y se encargaba de las medicinas. En su primera caminata por la Abada, Guillermo y Adso se cruzan con el encargado de tales lugares. Dijo que era Severino da SantEmmerano, y que era el padre herbolario, que se cuidaba de los baos, del hospital y de los huertos, y que se pona a nuestra disposicin si desebamos que nos guiase por el recinto de la abada[footnoteRef:7] [7: Ibd., pp.69]

En el siguiente dilogo que mantienen Severino y Adso se pueden observar varias cuestiones. Por un lado, el gran conocimiento del padre herbolario respecto de su trabajo, as como la precaucin del mismo sobre ciertos conocimientos acerca de las hierbas. No cualquier persona estaba en condiciones de poseer algunos saberes, puesto que podra utilizarlos de forma irresponsable. _Pero tambin tenis plantas que slo sean buenas para comer?_pregunt._Has de saber, potrillo hambriento, que no hay plantas buenas para comer que no sean tambin buenas para curar, siempre y cuando se ingieran en la medida adecuada. Slo el exceso las convierte en causa de enfermedad. () puedes comer ajo. Clido y seco, es bueno contra los venenos. Pero no exageres, expulsa demasiados humores del cerebro. En cambio, las judas producen orina y engordan, ambas cosas muy buenas. Pero provocan malos sueos. Aunque no tanto como otras hierbas, porque las hay incluso que provocan malas visiones._Cules?_pregunt._Vamos, vamos, nuestro pequeo novicio quiere saber demasiado! Son cosas que slo el herbolario debe saber; si no, cualquier irresponsable podra ir por ah suministrando visiones, o sea mintiendo con las hierbas.[footnoteRef:8] [8: Ibd., pp.70-71]

Si bien el hospital y la herboristera son espacios de libre trnsito, haba una restriccin respecto de ciertos conocimientos relacionados con hierbas que provocaban visiones o alucinaciones. En este caso, slo Severino los posea y administraba.La herrera y la cripta son espacios que tambin forman parte de esta abada. Quizs no son lugares demasiado predominantes, pero, sin embargo, se rigen bajo ciertos cdigos. Guillermo mostr curiosidad por conocer una parte de los talleres, separada casi del resto, donde un monje estaba acomodando sus herramientas. En su mesa se vea una bellsima coleccin de vidrios multicolores. () As fue como conocimos a Nicola da Morimondo, el maestro vidriero de la abada. Nos explic que en la parte de atrs de la herrera tambin se soplaba el vidrio, mientras que en la parte de delante, donde estaban los herreros, se unan los vidrios con tiras de plomo para hacer vidrieras.[footnoteRef:9] [9: Ibd., pp.89]

La herrera estaba bajo la supervisin de Nicola, quien posea los conocimientos necesarios para desempear su tarea. Si bien podemos calificar este espacio como de circulacin comn, el mismo no estaba exento de una organizacin interna, propia de cada lugar dentro de la abada. Estbamos en la cripta donde se guardaban las riquezas de la abada; el Abad estaba muy orgulloso de ese tesoro, que slo se abra en circunstancias ocasionales y para huspedes muy importantes.[footnoteRef:10] [10: Ibd., pp.413]

En la cripta, la situacin es diferente, puesto que sus puertas no estaban abiertas a toda la comunidad. Era un espacio de circulacin restringida, ya que slo algunos invitados autorizados por el Abad, que era la mxima autoridad en este lugar, podan acceder a su interior para conocer los tesoros.Es el scriptorium, uno de los lugares ms relevantes en este escenario. En esta poca histrica en particular, cuando las ciudades caen y las escuelas cierran las puertas, la cultura encuentra refugio en los monasterios, donde los monjes dedican parte de su tiempo a las tareas intelectuales. Este aspecto puede observarse muy bien en esta novela.Al llegar a la cima de escalera entramos, por el torren oriental, en el scriptorium, ante cuyo espectculo no pude contener un grito de admiracin. () Las bvedas, curvas y no demasiado altas (), apoyadas en recias pilastras, encerraban un espacio baado por una luz bellsima (). Esa abundancia de ventanas permita que una luz continua y pareja alegrara la gran sala, incluso en una tarde de invierno como aquella. Las vidrieras no eran coloreadas como la de las iglesias, y las tiras de plomo sujetaban recuadros de vidrio incoloro para que la luz pudiese penetrar lo ms pura posible, no modulada por el arte humano, y desempeara as su funcin especfica, que era la de iluminar el trabajo de lectura y escritura.[footnoteRef:11] [11: Ibd., pp.75]

Los anticuarios, los copistas, los rubricantes y los estudiosos estaban sentados cada uno ante su propia mesa, y cada mesa estaba situada debajo de una ventana. () Severino nos explic que los monjes que trabajaban en el scriptorium estaban dispensados de los oficios de tercia, sexta y nona, para que no tuviesen que interrumpir su trabajo durante las horas de luz, y que slo suspendan sus actividades al anochecer, para el oficio de vsperas.[footnoteRef:12] [12: Ibd., pp.76]

El bibliotecario nos presento a muchos de los monjes que estaban trabajando en aquel momento. Malaquas nos fue diciendo tambin la tarea que cada uno tena entre manos, y admir la profunda devocin por el saber, y por el estudio de la palabra divina, que se perciba en todos ellos.[footnoteRef:13] [13: Ibd., pp.77]

Vemos como la funcin de la luz en este espacio organizaba y regulaba la disposicin de los monjes. Cada monje tena una tarea especfica asignada, que dependa de los conocimientos de cada uno, algunos se especializaban en griego, otros en retrica, etc. Era un lugar de trnsito restringido, puesto que slo los monjes estudiosos podan ingresar en l. Haba libros muy antiguos y materiales delicados que deban resguardarse de cualquier dao o peligro. Tambin se visualiza una relacin muy particular respecto del tiempo, ya que slo se poda trabajar en las horas de sol, que eran bastante pocas, sobre todo en poca invernal.Por ltimo, el gran enigma de esta trama lo constituye la biblioteca, ese lugar oculto dentro de la abada que Guillermo y Adso intentan develar, no sin enfrentarse a una verdadera e intensa aventura. La biblioteca se construy segn un plano que ha permanecido oculto durante siglos, y que ninguno de los monjes est llamado a conocer.[footnoteRef:14] [14: Ibd., pp.41]

_De modo que, salvo dos personas, nadie entra en el ltimo piso del EdificioEl Abad sonri:_Nadie debe hacerlo. Nadie puede hacerlo. Y, aunque alguien quisiera hacerlo, no lo conseguira. La biblioteca se defiende sola, insoldable como la verdad que en ella habita, engaosa como la mentira que custodia. Laberinto espiritual y tambin laberinto terrenal. Si lo lograseis entrar, podrais no hallar luego la salida.[footnoteRef:15] [15: Ibd., pp.42]

El protagonismo de la biblioteca est dado por su forma, ese laberinto que representa muchas cosas en el contexto de la abada. Ocultar el saber, retrasar la aparicin de la verdad, custodiar secretos, mantener los libros sepultados ante algn peligro inminente. Segn algunos de los monjes, el monasterio debe custodiar el saber, pero no buscarlo. No es de sorprenderse, por lo tanto, que este sea un espacio sumamente restringido, totalmente bloqueado para cualquier intruso. Solo podan acceder a l, el Abad, el bibliotecario y su ayudante. Esta limitacin tan excesiva responda a ciertos ideales relacionados con el saber. Es por eso, tambin, que para lograr penetrar en ella, Guillermo y Adso, se vieron en la difcil tarea de decodificar mensajes, smbolos y letras que contenan un mensaje oculto.Si bien qued claro que la biblioteca es un lugar de trnsito restringido, no se puede dejar de mencionar que opera en ella una lgica interna muy peculiar. Los pasajes del laberinto, los espejos, las alucinaciones y la oscuridad son algunas de sus caractersticas. Evidentemente, el hecho de ser un lugar prohibido no aseguraba de manera absoluta que personas extraas no ingresaran, por eso surga la necesidad de generar mecanismos de defensa, incluso a travs del miedo para evitar visitantes no deseados.Reflexionar acerca de esta novela no es una tarea nada sencilla. Afortunadamente nos ofrece muchos y muy variados puntos para indagar. El espacio result ser un aspecto por dems interesante. Un anlisis profundo de los diferentes lugares que conforman la abada nos permite comprender un poco ms de cerca la cosmovisin medieval que all opera. La adopcin de una Regla que guiara, organizara y regulara los monasterios era usual en aquella poca, es por esto que encontramos una disciplina interna en el interior de esta abada en particular.No todos los espacios que integran la abada nos igual de relevantes, por eso, me permit hacer especial hincapi tan slo en algunos de ellos. La distincin entre los de circulacin comn y los de circulacin restringida refuerza la hiptesis inicial sobre un orden o lgica disciplinar interna, en relacin a cada espacio. La distribucin de tareas, las tareas especficas asignadas, los encargados de cada lugar, incluso la relacin con los horarios y los oficios hacen de cada espacio un lugar particular con diferentes reglas, algunas implcitas, otras explcitas. Si bien el Abad era la mxima autoridad y el encargado de impartir las rdenes, tambin podemos observar en cada espacio haba alguien ms que tambin imparta rdenes, por ejemplo, el bibliotecario o el herbolario.Sin embargo, la reflexin no se agota en este punto. Cabra pensar en la relacin entre la abada y la ciudad, ese lugar imaginario que se contrapone sobremanera al mbito espiritual e intelectual de la orden. Tambin podra indagarse acerca de las visitas de Guillermo y Adso a la biblioteca, teniendo en cuenta todos los obstculos que debieron atravesar para poder ingresar. De todos modos, el espacio no transcurre aislado del tiempo, por el contrario, es su conjuncin y complementariedad la que le da sentido a la vida de los monjes, una vida en apariencia ordenada y placentera, que a su vez ocultaba un sinfn de tensiones y problemas.7